titulado: el amor constante
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N ú ni . /s .
DRAM A EN UN ACTO,
TITULADO:
EL AMOR CONSTANTE.s u A U T O R
DON GASPAR ZAFALA Y ZAMORA.
R E P R E S E N T A D O P O R LA COMPAÑÍA
D E L SEÑ O R FRANCISCO RAMOS.
CON LICENCIA:
VALENCIA : EN LA IMPRENTA DE ILDEFONSO MOMPIÉ.Á ño 1 8 1 6 .
Se h a lla rá en la librería de M iguel Domingo^ calle de Caballeros^ número asimismo otras de diferentes títu los , y un surtido de j S S Saynetes fo r ma-“ f o r y 4 la menuda.
: L i i / J ü T . t
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DRAMA EN UN ACTO,
EL AMOR CONSTANTE.
EuríM ce.Orfeo.A risteo.
A C T O R E S .
Cèfalo.Cupido.Cfiron.
Phtton.A lectoVenus.
A C T O U N I C O .
E l T ea tro representa u n trozo de ¡ardin,
A l levantar el telón se descubre K uridice sentada en un poyo de p ie d r a , reclinado el rostro sobre su mano , y como dorm ida , y algunas D am as algo
apartadas de ella cantando el quarto siguiente.
M úsica . z e f i r o s blandos, las fuentes risueña*?, arrullen á un t iem po • ;i á E u rid ice bella.
A l concluir el quarto sale Orfeo con la lira en la mano\ ve dorm ida á E u r id i
ce , se suspende , y las hace señas que callen.
Orf. D orm ida eftá j callad , jr no su dulce reposo interrumpáis con vuestros ecos, y a que la ha permitido su tristeza reconciliar a lgún instante el sueño: d e s p e ja d , q u e mi amor en este sitio q ueda á guardársele.
Todas. Y a o b edecem osP arten por la izqu ierda .
O rf. Q u é hermosa está ! sus ojos aun dorm i- dos
q u é hechizo tienen! ¡ q u é suave imperio sobre quien la a m a , com o y o ! La risa del alba me parece que es toy viendo en la boca de Huridice. Sus labios e n c e n d id o s , ¡ q u é hermoso y grato juego
forman con la blancura d e su rostro!..Sn trage a y r o s o , ai paso que modesto, ¡q u án to realza su hermosura, y ¡quánto el desorden que no to en su cabello, me agrada mas, que el arte y com postura con que le lleva su engreido sexo! N a d a h ay en e l la , n a d a , que no adule mi g u s to , mi elección y mis deseos. T o d o es encanto, iodo es gracia, y to d a influye en m í venturas y contentos: mas ¿qué mucho que hermosa me parezca, si la amo mas que al resplandor de Febo? L a continua tristeza con que cubro la tez hermosa de su rostro bello, aquella agitación con q u e respira, aquel do lo r que de continuo veo en sns divinos y hechiceros ojos, sin qu e alcance el o r ig en , la rindieron sin d u d a al b lando 'ueño; oh! jquién pu»
dierasumergirla h o y en é l , para que menos sintiera! V e n , sonora y dulce lira, que pulsada p o r esta m a»o un tiem po, del Cáucaso las rocas animabas,
4 D ra m alas rieras am an?abns , 'y los v len to í • suspendías; ven b o y , y por un rato einb.írgala á mi bien el dulce ali^’nto.
Toc.j cerca de E urid ice lo que se crea mas oportuno \ y quando parezca conve- niente y despierta como asombrada en ade-
vían de huir por la izquierda . Orfeo d exa de tocar , y ia detiene.
Miir. T r a y d o r , ag u a rd a , no me sigas,Qrf. ¿ D ónde,
d o n d e , E u ríd ícc , vas?J t í / r . Dioses, Orfeo. Como turbada. O r / . De quien huyes? ¿O qué t ra y d o r es ese
que á in terrum pir se atreve tu sosiego?- E u r. Q u é le diré! aparte.O rf. N o me lo o cu l tes , düo , ^
dilo , que y o te juro por el ciego (Je;*.- y iionesto ardor que en nuestros pechos ar*
T o d o fue una ilusión,todo fue un sueño. Orf. Reliara bien que tu reserva:;- E ur. Apenas
acierto á resolver. aparte»Orf. E s un veneno
m o r r a l , que mis delicias acibara.E sa melancolía que es toy viendo días ha en tu sem blan te , esa continua agitación , esos suspiros, esps m al encubiertos a y e s , dicen mucho para que y o me desentienda ^e eilos.Y a*í búscame am an te , y no dudoso, E u i íd ic e : descúbreme tu pecho, p a n e conmigo tu d o lo r , y espera d e una alma que te adora a lgún consuelo. D im e , que' tienes? dud'as por ventura de mi amor y fineza?
E u r. N o , mi Orfeo.O r f ;Aca<;o desconten ta con la suerte
qu e te ha ca b ido , envidias lucimiento, ostentación, riquezas? d i lo , dilo,Tcrás que no hay en los profundos senos de mar y tierra p ie d ra , p o r preciosa, metal por rico , ó p e r la , que en tu o b
sequiomi am or no busque, y mi valor no trayga, por ver tu rostro plácido y sereno.
E ur. Si poseí tu corazon amante, q u é ttíngo y a que desear? C on ten to el mío con su »uerie , no envidiara .
en tin acto.d e l alto ' Solio el c n g a íío so in c ie n so ,
■ si aprobaran los dibses esta dulce u n ió n , este feÜz enlac^i nuestro, (ban?
O r/ .P u es qué::-d i;;- por desgracia le roprue E u r. Q uaiido no !e r e p ru c b e n , á lo menos
aspiran á rom perle .Qrf. C óm o;:- acaba A bitado .
d e darm e de una vez todo el veneno. E u r. k y Orfeo! Contristada.Orf. Q u é lienc-'?E u r. Este infausto,
este infeliz y repetido agüero;:- Orf. Que' a g ü e r o , d i , q u é vaticina ? acaba. i s « r . Q u e he d e perderte .Orf. Dioses! ¿qué siniestro Con la mayor
oráculo lo afirma? {vehemencia.E u r. Y a no debe Recobrándose.
ocultarte mi am or el mal que temo.H a dias que saliendo con mi*, damas en tu busca á ese va l le , baile á Ari-teo, R e y de esos cam pos , orgulloso y vano, com o insolente, intrépido y g if íc rc : llegóse á sa ludarm e, y afectando n o conocerme en tonces , con extremos, con lisonjas, en f in ,-con anificio?, bastardos hijos d e su vi! p royec to , triunfar de mí solicitó: no qui«^e contestar á su loco atreviniiento, por no alargar la p lá tica, y volvíle ia espalda con enojo. Este desprecio avivó su deseo abominable, y q u iso : : -a l l í 'n a d a quiso, pues pidiendo Jas alas á mi a m o r , burlé su idea y h u y e n d o triunfé de él y de su intento. D esde aquel triste d ia , no d o y paso, que ia sombra del pérfido Aristco no roe s ig a : no miro á parte alguna que no le v e a , y vea en «u despecho mi infausto f in ; y si me dexa acaso entregar un instante al b lando sueño la inquie tud con que v iv o , un eco hor- m e vaticina el mismo fin funesto, (ribl« sin que penetre q u é deidad es esta p ro tec tora del crimen mas horrendo , que po rque y o le h u y o , así convierte en amargos mis días placenteros.
Orf. ¿Y ese es todo el o rácu lo q u e anuncia el mal que temes?
E ur. Sí.Qrf. Desecha el miedo;
d e x a , mi b ie n , ese te m o r , j calmü la inquietud conque vives. T e ama Oifeo, está seguro de tu fe , y su brazo solo contra lo audacia de ese fiero perturbador de toda mi ventura, se arma desde hoy . S í: mcrirá Aristeo á mis m anos; y aquella vengadora deidad que guarda los nupciales lechos, será en mi ay u d a , contra el que ha inten
tadomanchar el mió con su torpe exceso.T ú res t i tuye , Eurídice querida, la qu ie tud á tu espíritu , á tu aspecto la alegría, á tus ojos la viveza, y al corazon de tu amoroso dueño la delicia , que ha dias le robaste con ese am argo inútil desconsuelo.
E u r. A y l que mi corazon me prooostica que he de perderte.
Orf. E s infundado el miedo, pues q u h an d o el orígen::-
E u r. Y si arriesgas t a v ida?
Orf. N o haré r a l , me sobra esfuerzo para el triunfo á que aspiro.
E ur. Pues bien mió,si quieres evitar este funesto g o lp e , que el corazon me vaticina, co r re , traspasa el alevoso pecho d e ese vil seducto r : mancha tu diestra con su bárbara sangre, y lava á un tiem po con ella el mió, y aun tu oprobio mismo. E n él te ceba qual león hambriento d e la abrazada Libia: despedaza rabioso, s í , sus desangrados miembros; y arrancando despues su fementido co ra zo n , á mis o jo s , á mis mesmos ojos , le traerás aun palphando, para que el mió se deley te en verlo. Pague así su d e l i to , y los pesares qu e me cuesta su torpe atrevimiento; mas todo sea sin que tú peligres: guarda tu v id a , que es la m ia , Orfeo.
Or¡. Si tú me alientas, quién ha de ofenderme?
D e x a , E u r íd ic e , á «argo de mu esfuerzo
E l Am or constante. Stu qu ie tad y venganza; y entre tan to que satisfechos tus rencores dexo, por dulce premio de su digno tr iunfo preven los brazos á tu amante y du eñ o .
P a r te , llevándose la lira.E ur. T u s pasos gu ien , y tu brazo rijaa
los altos dioses del O lim po excelso: y t ú , m alvado jo v e n , inmediata causa de la amargura en que me anego, no esperes y a vivir tranqu i lo , el cor to té rmino que te resta. E l alimento te sea amargo ; y si la sed te ostiga, h u y q el agua de un labio lisonjero. Lúgubre canto de nocturnas aves regalen tus oidos: solo espectros horribles se presenten á tus ojos, a l terando tus gustos y sosiego.Y si al sueño te entregas un instante, ni aun un instante goces ese sueño con gusto ni descanso, porque vivas com o y o v iv o , y mueras com o muero. O la .
Salen las damas. Q u é mandas?E u r. T o d a s , los venablos
to m a d , y d ad m e el ballestón qoe suelo P arten las damas.
llevar á caza : á socorrer partamos á mi esposo, no sea que el perverso, contra una v id a , que es mi propia vida, arme su gente toda. N o , volemos
Vuelven á salir con venablo^ y un ballestón y aljaba^que dan áE uríd ice ..
en su auxilio : seguidme presurosas.A las damas.
Y t ú , temido J o v e , juez supremo d e los m orta les ,s i ese qne en tu m ano se descubre, es el rayo justiciero, baxe á abrasar al corazon impío, y alumbre y vengue al ingcente y boeno.
P a rte fo r la derecha con sus damas. To * ca la orquesta alsunos compases de música estrepitosa has % levantar el telon^ que p a sa rá á patética. Bosque 6 selvdt corta con una boca de cueva en uno de los bastidores de la- izq u ie rd a : por otro sale A risteo examinando la escena^ agitado de una pasión v k l ín ta . H abla en
6 D r a m asecreto 4 uno de los de su séqiiit') 'que f . i r te por la derecha,y termin.ia.t là mu
sica i dice con languidez. y4r/V/.Tampoco está, ni menos se descubre
en esa vega , d o n d e en mas sereno, en mas felice dia llegué á verla.L a llamo en v a n o , porque solo el eco d e ini v o z , me devuelven esas peñas. L a busco en vano, porque solo encuentro en mi memoria la hechieera imagen del bien que he visto, y que idolatro ciego, l iu r íd lce c r u e l , si te ha ofendido el saber que tus ojos me rindieron,¿p o r q u é empleas en mi tus dulces iras, si solo son los delinqüentes elio^?I P o r ventura es á a lguno concedido m ira r te , y no rendirse á tu embeleso?¿ pues por q u é en mí es delito castigado, lo que es en o tro com pensado obsequio? ¿Será mi corazon menos sensible á tus gracias? ¿ tendrá menos derecho á am ar lo q u e e s amable? N o : pues dioses, p o r qué desaprobáis mis sentimientos? p o r q u é , dec id m e , no templáis sus iras? y por qué no ablandais 5U duro pecho?
Por la derecha Cèfalo^ Señor,aquí se acerca con sus damas Euridice.
A r is t. Q u é dices? puedo creerlo?Céf. Yo la he visto, mas bella que la Aurora
precursora del dia.A ris t. D im e ( a y Cielos!)
tfln bella viene?Céf. P o r Diana ó F lora
ia tuve ai descubrirla en ese cerro. Simple guirnalda d e purpureas rosas orla su blanca frente y su cabello, á discreción del céñro apacible, en una parte vago , en otra preso, po rque el scü, si la v e , no se la robe, recata al sol la nieve de su pecho.L leva del hom bro un ballestón pendient« de bien tem plado y reluciente acero, en la siniestra m«..io cl veloz dardo, dulce al m a ta r , quan to al herir severo: y con !a diestra su purpureo m an to ' ayrosamente viene recogiendo.
A ris t. C a lla , no me la pintes tan hermoss, que harto la adora mi rendido pecho.
en un acto.Céf. Ya llega.A ris i. Retiraos pues conmigo
hácia esta parte t o d o s , y dexemos que pase. Ah! quan to ,E u rid ice , me debes, si h o y mi pasión y sus influxos venzo.
R e tir anse á la derecha , y salen por Is. izq u ie rd a Euridice y sus damas.
jFwr. V e n id , y pues no se halla en esa vega, divididas el bosque exAminemos. E n ac
to de partir.Sale con los suyos Aristeo.
A r is t. O y e , Euridice, {¿iieriendo detenerla.
E ur. Quién::- Pero qu é miro? A rm a n -A r is t. Detente. {do el ballestón.E ur. N o otro paso d e s , grosero,
ó este veloz y penetrante dardo::- A m e- Q u é haces? A guarda, {nazándole.
Jíwr. V u é lv e te al m om entocon ios t u y o s , ó viven mis enojos, qu e á tu pesar conozcas mi despecho.
A r is t. M as que el rigor del dardo , bella ingrata,
mis pasos tiene tu terrible ceño, pues mal puede buscar en qué ofenderte qa ien á obligarte aspira. Ya me quedó , pues es tu gusto; pero en justo cambio de mi d u r a obediencia y cruel respeto, dexa que al menos mi do lor te diga, y y a que m uera , sabe de q u é m uero .
E ur. H o m b re a trev ido , temerario y loco, hom bre falaz, astuto y lisonjero, hom bre m a lv a d o , seductor é injusto, hom bre todo to rpeza , y to d o exceso; ¿sabes que tengo esposo, á quien adoro con tan amante y con tan fiel extrem o, que por él despreciara noblemente del mismo Jo v e el fino rendimiento? ¿Sabes que bax® de estos delicados femeniles adornos que aborrezco, late y respira un corazon altivo, intratable y fe roz , 4 qu ien los ecos del tierno amor o fen d e n , y aun irritaa otras caricias que las de su dueño? ¿Sabes en f in , que te aborrezco tan to desde aquel dia tr is te , y el primero que á mi oido llegó tu to rpe idea, envuelta e a la lisonja y el obsequio,
E l Am or t]ue si supiera que á tu falso halago, podía dar lugar en algún tiempo mi c o r a z o n , y o propia le arrancara porque no cometiera tal excesc ?Pues q u é pretendes? D i, ¿para quéquíeres que escuche tus delirios, si el desprecio ha de ser quien los premie?
A ris t. Porque aspiro á hacerte ver mís nobles sentimientos, y qu e conozcas tu fiereza.
E ur. E n vanopretendes que re escuche ,pues h u y en d o y o de tí::- E n acto de huir por la i z
quierda.A ris t. Seguiréte. Queriendo seguirla.E u r. Pero a y triste!
Como sintiendo un vehemente dolor en un pie.
U n áspid es, que la ha picado fiero. M irando a l suelo y retirándose ame~
drentada.E ur. Dioses, ¿qué os hice y o que así irritados
me castigais?A rist. Eurídice.E ur. Yo muero:
el veneno mortal á toda priesa se va y a derram ando por mis miembros. Yo me abraso::- deidades::- caro esposo::- ven y recoge este postrer aliento de tu E u ríd iee ; co r re , co r re , y cierra sus moribundos ojos.
Céf. ¡Qué funesto accidente!
Dam. I . Q u é lástima! Señora:;-Eur. Corred , buscad á mi querido Orfeoj
Con expresión. decidle ::- q u e : : - la vista se entorpece;
Con languidez. frío sudor mi cuerpo va cubriend<^;- los pies flaquean::-
Cayendo en los brazos de Aristeo y sus damas.
A ris t. Ah infeliz bcltezalE ur. Las crudas parcas con adusto aspecto
Asombrada. á mí fe acercan: déxam e, malvado,
Queriendo desprenderse de Aristeo. no eznpanes.hoy con tu infestado aliento
constante. . yla t'e jurada á mi adorado esposo.N o viene; dioses, dioses::- \ lo meno'::-
mirando la escena. dadm e el placer::- de que en sus brazos;:-
niuera.Sale Orfeo con el estoque desnudox ve á E uríd ice en los brazos de A ris teo , y se dirige á él precipitadamente. Cèfalo y los suyos corren d impedir la acción, y
á un tiempo Aristeo los detiene á ellos^ y E uríd ice y sus dam as á Orfeo.
O r f Q u é miro! Injusto.Céf. Muera.A ris t. Deteneos.Orf, Eurídice en tus brazos?A r is t. La ira calma,
que mas que amor es de piedad efecto: herida por un ásp id , en mis brazos c a y ó mortal esta hermosura.
Orf. Cíelo! Cae traspasado de dolor. E ur. O rfeo , am ado Orfeo.Orf. E-posa.Recobrada y con entereza\pero volviendo á su pasada situación y con abati~
miento.E u r. Dexa
que despida el suspiro postrimero en tus brazos::-
A partándose de A r is teo , y dejándose caer en los brazos de Orfeo.
Orf. Q u é dices? Traspasado de dolor, E ur. P or instantes
se va á cumplir el mísero decreto Espirando.
d e los hados. Ya el alma rom per quiere la dura cárcel de mi triste cuerpo; se cierra el pecho ; se entorpece el labi«; la voz se anuda::- Orfeo;:* am ado Orfe©::-
M uere,Orf. Eurídice.A r is t. Belleza desgraciada,
víctima del impío y duro ceño de algún genio m a lig n o ,p u es tú fuiste d e mi cariño primer objeto,¡el ijltimo serás á quien ofrezca su corazon el mísero Aristeo!S í , Eurídice c rue l , pues has ro b M » coQ tu trágico f ín , to d c consuvio -
D ra m a en un acto.á mi d o lo r , las luces á mis ojos, al alma mia su único contento, y á mi amor !a esperanza; desde ahora renuncio los placeres y recreos; renuncia para siempre el atractivo de Cortes y Ciudades, el comercio d e los h o m b re s , y en fin, hasta la vida penosa qu e me aguarda. Solo quiero, q u e en recompensa de mi fiel cariño, no invoques contra mí del negro Averno ó el O rco adusto las deidades fieras, si tuve parte en tu fatal suceso.Y t ú , esposo infeliz, su tnuerte llora; y si la amabas con tan fino extremo com o y o , im ítam e, vistiendo amante tu tierno corazon de luto eterno.
P arte traspasado de dolor con Cèfalo y los suyos.
Orf. Dices bien: lutos vista para siempre, pues murió mi generoso dueño ; m urió la que causaba mi alegría; m urió la que animaba mis deseos; murió la que era mi delicia toda, mi solo b ie n , y mi único consuelo. R e tirad la de a q u í , pues he bañado y a con mi llanto su cadáver yerto .
V arten por la derecha las damas lle - 'üdndose á E urídice. Mt'isica triste en cuyo inier'salo queda Orfeo como embar- g a d o de la misma pen a , y con los ú lti- ínos. compases como dirigiendo á los
Dioses sus ¿juejas , dice Idngui- damente.
M e quitasteis á E uríd ice , y quitasteis . la lu í al sol, y á mí el con ten tam iento .
Sois fieros, sois t tnpíos, sois crueles Como arrebatado de fu r o r , siguiendo los
compases de música fuerte . opresores del justo t s í : ofenderos no p u d o ; mas ¿ á q u ié n , á quién dirijo
Itías moderado y y concluyendo a q u í la música.
mi sacrilega <jueja? el do lor fiero trastornó mi razón estos instantes: mi pena habló por m í : s í , s í , supremos Dioses del alto O lim p o , vuestros juicios venera siempre el desgraciado Orfeo. Peco si el descender de vuestra estirpe,
si el ser hijo de A p o lo , conmoveros p u e d e , «ompadeced mi trist® estado, y volvedme á mi Euríd ice : doleos d e la am argura en que quedé abismado, y si os es cara a u n , ó de algún precio para vosotros, esta triste vida, conservadla propicios, devolviendo viva mi esposa á mis amantes brazos. E s to anegado en mi dolor os ruego.P ero si sois tan inflexibles todos, qu e á mi pena negáis este consuelo, y o cumpliré el deber que amor me im
pone.S í , E uríd ice q u e r id a ; pues el ceño
Con entereza. d e los dioses se muestra hoy implacable con tra nosotros, al destino cedo.E n busca tu y a v o y : y a no me rsusta de la pálida muerte el triste aspecto;P o r ti v iv ia , s í ; tú me devane , en busca tu y a volará tu Orfeo.
E n acto de arrojarse sobre su estoque^ e l qual suspende a l oir la voz de Cupido^
que dice dentro de la cueva. D entro Cupido. Detente.Orf. Dioses, quién mi ser defiende?
¿quién de vosotros con tan grande imcalma el impulso, y me desarma (perio el brazo?
Cup. T u mi*mo anror.Orf. Y d im e , con qué intento?
Cup. C o n el de hacerte venturoso.O rf. ¿ C ó m o
faltándom e mi esposa, puedo serlo?Cup. Preven todo el valor, y ven conmigo. Orf. G uiám e, que tus huellas voy siguiendo.
E n tra n en la cueva. Levántase el telon^ y aparece el f o r o todo ocupado por un horroroso caoSy cercado de peñascos, que se elevan hasta las mismas bambalinas. E n su cima se dexa ver una boca , por donde se comunica á la escena la esca~ sa y única lu z que debe tener el teatro. D e derechad izquierda corre el rioAque- fonte. A su margen en la derecha un pe-- fiasco : en el rio d la izqu ierda se d es-
E l Am orctiL're C.iron con su barca', en el vüsmo lado sobre un peñasco , del qual figura nacer el rioi se d exa ver elC'an-Cervero, guardando la entrada a l infierno, que será horrorosa, y por la qual deberán sa lir a lsunas llam as sucesivamente. Sobre e lla , dando la perspectiva el punto de lontananza conveniente , otra porta d a espaciosa, por donde se descubren á lo lejos los campos Elíseos. A l a lza r el te ló n , em pieza una m úsica , á veces estrep itosa , y á veces b la n d a , im itando las olas a lteradas de Aqueronte, y el
horroroso ladrido del Can Cervero.Car. Las ík*ras parcas duerm en, y la adusta
m uerte descansa, pues á nadie veo en las riberas de A queronte hundoso.
Sale por ¡a boca de la cima Orfeo, conducido por Cupido,
Orf. Fuerte Dios, horroroso sitio es este á que me has co i iducido ,en que un deste- de clara luz ‘Iquiera se distingue? (lio ¿es por ven tu ia el pavoroso rey n o dcl espanto?
Clip. S í : sigue aquesta sendasin temor, pues y o soy quien te defiendo: con cl favor de tu acordada lira, dos imposibles vencerás, primero q u e veas a P lu ton ; ruégale humilde que á E u r íd ic e re v u e lv a ,y su sp re c e p to s no quebran tes , si acaso te lo otorga, pues pende en ello tu ven tura , Ürfeo.
í>arte.Orf. E sp e ra , espera, y guia t6 mis pasos;
mas ay de mí! y a t ra s fo m ia d o e n viento, de mi <e aleja : y o ni dar un paso p u e d o , por mas qu e á mi valor apelo. T o d o es l ó b r tg o , todo es espantoso. Peñasco« solo piso; llamas veo, B a xa n - ú c u y a lu z , un caudaloso rio {dode negras aguas, á este lado advierto. jQ u é espantosos ladridos! dioses, dioses, dadm e vuestro favor; todo el cabello se me er iza , y en cada planta mia me parece que todo un m onte llevo. Allí, si no me engano, un hombre he visto con una lancha; ; ' i será el primero d e los dos imposibles, qu« mi lira
censtante. yha de vencer? A sQ armonía apelo.
Se sienta en el peñASCo de La ribera : t em pieza A tocar !n lira y Carón suspín. ciido, viene poco á poco hácia él en la
lancha', llega a l concluir ¿a música, y dice.
C í?r .H om bre , ó d e id a d , pues que si fueras hombre,
no tuvieras el loco atrevimiento de llegar á este sit io , d i , ¿quién ere«, qu e al suave pulfar de ese instrumento, las aguas d e A queronte has suspendido, y á mi me atraes con tan dulce imperio á sus hórridas márgenes?
Orf. Del sacroA p o lo , un hijo soy.
Car. ¿Y con que intentollegar osaste al O rco pavoroso, si de la vida gozas?
O 'f. h. \ severoPluton j deseo hablar.
Car. I unccebiblj Ci> á todo mc-rtal de aquestos reynos la en t rada , mas desu e r te han ablandado mi iiifiexíble caractcr esos ecos, que á la otra Uiárgen de este rio huudoso quiero llevarte.
Orf. Yo cl favor acepto.Car. E n tra en mi b i r c a , y á pulsar em piíza
esa lira otra vez. “Orf. Servirte quiero.Salta en la barca, em pieza á tocar la l ira , y con la música camina hácia la izquierda ', a l llegar á la m argen, hace que a ta Carón la lancha, sa lta a l peñasen
en que e s tá el Can-Cervero, y dando la. mano á Orfeo, sa lta también.
Car. Esa es la puerta de la triste estancia d e P lu to n : guárdala ese C a n -C ervero , m onstruo de tres cabezas, que es quien de* impedirte la en t ra d a ; y o no puedo (bc hacer y a mas por t i , q u e lo que hice.
Orf. Sí de esta lira los sonoros ecos no le vencen , despues cl valor mió paso abrirá para el funesto Averno.
Vuelve á tocar , y el Can - Certero adormece.
Car, Calla que ya se mira adonnecido¿
se
i O D ra m a en un act9.la ocasion ap ro v e ch a , tus deseos se cum plan hoy .
O rf Si haré.A l ir á entrar por la boca inferior , sepresenta P luton, con el posible séquito
de fu r ia s .P /u t. ¿Pues quién altera
la habitación del llanto y desconsiielo, el r eyno del do lor y la tristezt, con dulces y acordados instrumentos? ¿Quién es quien in terrum pe los sollozos, los ayes y gemidos lastimeros, q u e adulan mis o ídos , con alegres, y en este sitio desusados ecos?
Orf. O r f e o , hijo d e Apolo .P lu t. Y qué pretendes?O r / .Q u e atiendas mi d o lo r ,y oygas tnl ruego.
A rt ro p o s , inflexible executora de los tristes y míseros decretos de los h a d o s , á Eurídice mi“ esposa, l ioy me robó con inhumano cefio.Su guadaña fetoz en sus verdores de su vida cor tó el p impollo tierno, dexando al dia sin su luz herinosa, y á mí sin a lm a, d ícha , ni contento .Sí en tus reynos es tá , sí deidad eres, en tn piedad lo muestra ; de mi acerbo do lor te duele, y vuélveme á mi esposa.
P lu t. La vez primera es esta, que los ruegos de un mortal m ehan vencido. Alecto,par- á Orfeo guía á los Elí'^eos luego; (te, saca d e ellos á E u r íd ice , y unidos, vuelvan á ver la clara luz d e Febo¿Sola una condición he de imponerte.
A Orfeo.Orf. Q u á l es?p lu t . Q u e hasta salir de estos funestos
dom inios, no has de ver su hermoso rostro.O rf Está bien.P lu t. Partid pues.Orf. Guía y a . Alecto.
E n tra n por la boca superior.P lu t. Q u é haces? j or qu é tu puesto abando
naste? A Carón.Car, A tra ído por esos dulces ecos;:-*
Con sumisión.p lu t . T e disculpo, q u e á mí desde m í trono
u m b te a á esta ribera me traxeron,
con gustosa violencia. Sin embargo, q u e no quebrantes otra ve« , te advierto , las justas leyes q u e te tengo impuestas, si deseas mi gracia.
Car. Así lo ofrezco.P lu t. N o es á mortal a lguno concedido
p en e tra r la ' mansiones del Averno, sin orden m ia j y quien profane osavío estos umbrales que guardó el Cerveroj será rígidamente castigado, y de C‘.te c a rg o , t ú , C a ró n , depuesto.
Caminando d la puerta inferior. A q u í esperad , y hasta que Orfeo saiga de esta tnans ion , que los signís ordeno.A las F u ria s que quieren seguirle.
E n tra por ella , y por la superior salen Orfeo, y E uríd ice con una túnica blan~
ca , y conducida por Alecto. Carón desata la barca.
A lec t. E u r íd ic e , esta grac ia , no o torgada -á o tro m o r ta l , al tierno amor de O ifeo la d ebes , y al encanto de su lira. V u e lv e á la tierra pues. Ahí te la entre
g o , A Orfeo. (do , cum pliendo el « rden que P lu ton me ha da. pues y a ha bebido el agua del Letéo.
Car. La barca está y a prontaj entrad en ella, y vosotras también.
Van saltando en ¡a barca E u rid ice , Orfe o y las Furias.
Orf. Dioses supremos,¿quién mas que y o dichoso, pues consigo volver á ver entre mis brazos tiernos á mi Euríd ice amada? Caminando la
JFy/r. Ah Orfeo! ¡quanto {barca.á tu lealtad y tu fineza debo!
Orf. Q u á n hermosa saldrá de los Elíseos! ¡y quán d u r o á mí am or se hace el precepto de no verla!
Car. A la márgen arribamos: salta tú .
O rf. Ya mi bien llegó al extremo.S a lta d la ribera^ alarga la mano d E u ríd ice, y a l ir ésta d sa lir, Orfeo se vueU ve d m irarla casualm ente, la arrebatan
las F urias^y vuelve dcam inar la barca con ellas hasta Ia otra orilla,
E u r. A y d e m i l
E l A m orOrf. Q u é haces?A lec t. C u m p lo el inviolable
precepto de P iu r o n ; tú le quebrantas, y tu ventura has m alogrado , Orfeo.
Orf. O h , pese á mi descuido!E ht. a D ios , esposo.Orf. C a r ó n , Carón.Car. Servirte y a no puedo.Orf. Desventurado!Cayendo trastornado sobre e l fenasco por un instante', la barca arriba d ht otra o r illa , y cam ina E uríd ice condu
cida fo r ¡as F urias hasta la boca superior.
E ur. E sp o so , para siempreme perd is te , y tu amor causó tu y®cro.
Orf. E u r íd ic e ! A mi vista h u y ó , dexando sin alma y a mi miserable cue/po.O h t ú , piadoso protector de ui> tristjs amor p o t ín t e , dónde estás?
E n la cima de las peñas Cupido.Cup. Orfeo.Orf. Su voz o í : tu am paro solicito.Cup. Ya mi poder es de ningún provecho:
de P luion el precepto has quebran tado , sus iras excitastes, y es severo.
Orf. Infelice de mi! y a ni aun me resta una corta esperanza por consuelo?
Cup. S íguem e, y el favor de Citeréa, mi m a d re , invocarás , que es el postrero asilo que te queda.
Asiéndole de la m ano,y subiendo d la cima. Orf, ¿ P odrá acaso
ablandar de P lu ton el justo ceno?Cup. S í , ven coHinlgo.Orf. Ya sigo tus pasos.Cup. Su nom bre invoca pue«.Qrf. H o n o r , com ento ,
y gloria de ese celestial alcázar, delicia de los dioses sempiterno'^; m adre de a m o r , de las espumas hija::-
A una seña de Cupido desaparece todo, se ilum ina de improviso el T ea tro , y le ocupa un espacioso ja rd ín lo mas magní- fieo que se p u ed a , ocupando su centro una primorosa fu en te ctn la esta tua de Pluton, D éxase ver Venus acompañada
F I
constante. 11de sus g ra c ia s , en acto de ir cogiendo Jiores : Orfeo 4 sus p ie s , y Cu pido d
su lado.y > « .X 3 0Í tu v o z : ¿quéquieres, fieJ Orfeo? Orf. Q u é asom bro , dioses!Ven. Ya te escucha V e n u f :
q u é es lo qu e quieres? habla.Orf. Q u e el impetro
q u e tu hermosura goza sobre todos los dioses del O lim po y «1 Averno, emplees en hacerme venturoso.
Ven, Como?Orf. Sacando del Elífeo rey n o
á mi esposa, y volviéndola á mis brazos, q u e es la sola ventura que apetezco.
Ven. T u constancia me obliga á protegerte. Esa es la es tatua de P lu ton severo; llfga en mi n o m b re , nada te aco()arde su a d u s to , tr iste , y aun sañudo aspetto.
O r f C<>mo, si:;~Ven. Yo lo m a n d o , no repliques.Orf. Inflexible P lu to n , el mas supremo
d e los dioses del O r c o , O rfeo implora tu piedad otra vez. O tra vez vuelvo en nom bre de Ertcina á suplicarte, (to? que á Euríd ice me vuelvas. Mas q u é es es-
L a fu e n te se transform a en un dosel de m u r ta s , baxo el que se ve sen tada E u r í
dice'. Orfeo la da la m ano , y ambos vie~ nen d postrarse d los p ies de Venus.
E s delir io , deidades sempittrnas?A m ada esposa!
E u r, O r fe o , am ado Orfeo!O r/. V e n á las plantas de esta excelsa diosa,
y á su piedad las gracias tributemos, yif«. A lza d , fieles amantes, y pues to d o
lo debíis al amor constante y tierno, á compás de tu lira armoniosa digan en su loor los ecos nues tros :;-
£ líos y música. V e n i d , tiernos amante», venid á Idalia, vereis cóm o am or premia la fe y constancia.
Cantándola unos, y otros representán~ dola i se da son esta seguidilla fin a l
drama.N .
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Y A LA MENUDA.
I M in a s de P o lò n ia .3 L I A y o de su H ijo .3 buefios h a y q u e le c c io n e s son y e fe c to s de
un 'lesen g a fio .4 L a T u in a de ^aii F e lip e p o r la s arm as E sp a
ñ o las.5 .A m o r d estron a M o n a r c a s , y e l R e y m u erto
p o r niijor.6 t ] T r iu n fo d e l a m o r , y la A m ista d J e n w a I
y F au stin a.7 L o s h ijc s de E d ip o , traged ia y en 5 a c to s . ^ P atu ie y Seiíina , M e lo -d ra m a T r á g ic o en
d o s a c to s .p O té lo ó e l M o ro d eV en € C )*,tra ged ia ,en 5 a c to s JO L a s C á rce les de L a m b e rg .] i £ 1 M é d ic o á p a lo s .j a L o c ie r to p o r lo d u d o so , y la m u g e r firm e .13 E l I 'in to r fin g id o .1 4 E l D e lin q u en te H on rad o.1 5 L a Z o ra y d a , tra^jedi# en tr e s acto s.JÓ L a CondesK de C a s t illa , trd g ed is , en s a c t o s , 1 7 E l l ’lom eoiio , t r a g e d ia , en tres a c to s .
P IE Z A S E N U N A C T O .K 1 E s p lín .M a r c o A n to n io y C le o p a t r i ,D o fia Intrs de C a stro .K 1 N e ; r o Sen»lble.L a A n d ró m a c a .I ’ o l lg fn a .I/^-rcules y N e so C en ta u ro .
L a Raqn<fl.L a s H erm anas gen ero sas.A rm ld a y R e y n a liío , dos p artes*L a S¡:'riorita D isp lice n te .L a s Tram a» de G a ru lla .L a F a m ilia In d ig en te .A re o R e y de A v m e n la , ó la E líz e n e .E l A m o r co n sta n te.H é rc u le s y D e y a o ira .
U N IP E R S O N A L E S .D id o abandonüda.D o n A n tó n e l lio lg a z a n .D o n L íq u id o , ó e l c u rru ta c o v is tié n d o se . D o ñ a Isab el de S eg u ra , 6 la ca sta am ante do
T e r u e í.E l A rn e sto .E l C ò m ico de la le g u a .E l C u rio so im p e rtin e n te .E l D o n )i|igo , ó e l C o ch e ro .£1 e n tre te n id o ,<i la b reved ad sin üuhslaneiS*E l F am oso R o m p fg a la s , ó e l tifio so .K 1 J ó v e n P ed ro G u zm a a .E l L o c o .£1 M e rc a d e r íib u rrid o .E l P o eta escr ib ie n d o un Mon<5lo g o . F lo r in d a .G nzm ftn el b u e n o .H a n ib a l.Id o m en éo .P ig m a lio fl.