timothy anna - caida del gobierno español

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    LA CADA DEL GOBIERNO ESPAOL EN EL PER

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    LA CADA DEL GOBIERNOESPAOL EN EL PER

    El dilema de la independencia

    TIMOTHY E. ANNA

    Traduccin de

    Gabriela Ramos

    IEPInstituto de Estudios Peruanos

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    TIMOTHY E. ANNA

    La cada del gobierno espaol en el Per: el dilema de la independencia.-Lima: IEP, 2003.-- (Estudios Histricos, 35)

    HISTORIA/INDEPENDENCIA/HISTORIOGRAFA/SIGLO XIX/GOBIER-NO/ ESTADO/FUERZASARMADAS/PER

    W/05.01.01/E/35

    Serie: Estudios Histricos, 35

    La edicin original en ingls de este libro, The Fall of the Royal Governmentin Peru, fue publicada en 1979por la editorial de la Universidad de Nebraska,Estados Unidos.

    La publicacin de la versin en castellano ha sido posible gracias al genero-so apoyo de la Vicepresidenta (Investigacin) y el Decano de Artes de laUniversidad de Manitoba, Canad

    IEP EDICIONESHoracio Urteaga 694, Lima 11Telf. (511)332-6194Fax (511) 332-6173E-mail: [email protected]

    ISBN: 9972-51-091-3ISSN: 1019-4533

    Impreso en el PerPrimera edicin, octubre del 20031,000 ejemplares

    Hecho el depsito legalen la Biblioteca Nacional del Per: 1501052003-5140

    Prohibida la reproduccin total o parcial de las caractersticasgrficas de este libro por cualquier medio sin permisodel Instituto de Estudios Peruanos.

    mi hijo

    aron Bolvar

    mailto:[email protected]:[email protected]
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    AGRADECIMIENTOS

    Es un placer para m agradecer a varias instituciones y amigos quehicieron posible este libro. La investigacin y la redaccin fueronhechas con el apoyo de becas de investigacin y un Leave Fellowshipdel Canada Council. Recib innumerables favores y consejos de losdirectores y personal de los principales archivos consultados: el

    Archivo General de Indias en Sevilla, el Archivo Nacional del Per,y la Biblioteca Municipal de Lima. Varias personas en la bibliotecaElizabeth Dafoe de la Universidad de Manitoba me ayudaron conla rpida adquisicin y catalogacin del material de investigacin.John J. TePaske y Mark A. Burkholder leyeron el manuscrito yofrecieron valiosos comentarios. Mi gratitud especial es para miesposa, Mary, por todo lo que hizo para ayudarme a completareste proyecto.

    CONTENIDO

    PREFACIO A LA EDICIN EN CASTELLANO 11

    PREFACIO 17

    1. LA REALIDAD DEL PER 23

    2. LA PRIMERA ETAPA DE LA LUCHA 53

    3. EL TRIBUTO Y LA PRENSA EN LA POCADE LAS CORTES 85

    4. LA CONMOCIN POLTICA EN EL GOBIERNODE LAS CORTES Y LA CONSTITUCIN 111

    5. SEALES DEL COLAPSO ECONMICO 150

    6. LA DESINTEGRACIN EN EL GOBIERNO DE PEZUELA 179

    7. 1821 217

    8. ELIMPASSE 253

    9. EL CAOS Y LA SOLUCIN MILITAR 281

    BIBLIOGRAFA 313

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    PREFACIO A LA EDICIN EN CASTELLANO

    l presente libro fue publicado en ingls en 1979 por la editorialde la Universidad de Nebraska, y una editorial peruana pro-gram una edicin que deba aparecer alrededor de 1982. Sin

    embargo, el estallido de la guerra de Sendero Luminoso y los consi-guientes "tiempos difciles" para el Per trajeron como consecuenciaque la oportunidad para que apareciera una traduccin espaola de es-

    te libro se desvaneciera. Por lo tanto, fue con sorpresa y gratitud querecib la propuesta de la doctora Gabriela Ramos para traducir estelibro, veinticuatro aos despus de su primera edicin. Ramos, histo-riadora, inici el proyecto y llev la propuesta al profesor Carlos Con-treras en el Instituto de Estudios Peruanos para su publicacin. Me com-

    place mucho tener la oportunidad de establecer contacto con los lectoresperuanos, en la esperanza de que este libro pueda contribuir al anlisisy debate sobre el significado de la independencia y de la nacionalidad

    peruana.La cultura y la historia peruanas tienen muchos amigos en el mun-

    do, y tengo la alegra de reconocer la colaboracin de otras personas einstituciones que hicieron posible este proyecto. La editorial de la Uni-versidad de Nebraska otorg generosamente su permiso para la traduc-cin y publicacin de este volumen. Adems, la Universidad de Mani-toba, mi universidad, contribuy con su apoyo financiero a la publica-cin mediante una donacin conjunta de Robert O'Kell, decano de la Fa-cultad de Artes, y de Joanne Keselman, vice presidenta (Investigacin).

    Me gustara decir que durante el cuarto de siglo posterior a la pu-blicacin de este libro los estudios sobre la independencia peruana ylos primeros aos del perodo nacional han sido revisados de manera

    INDICE DE CUADROS

    1. Productos naturales y artificiales del Per ycmputo de su valor comercial cada ao, ca. 1807-1809 40

    2. Censo de Lima de 1790 48

    3. La elite masculina de Lima por ocupacin 50

    4. Poblacin de Lima por categora constitucional, 1813 121

    5. Propiedades urbanas de Lima, 1815 155

    6. Contribucin sobre capitales impuestosa mutuo y censos, 1815 156

    7. Impuestos "extraordinarios" sobre productosde importacin y exportacin seleccionadosen Lima, 1815 158

    8. Gremios de Lima e impuesto anual, 1815 160

    9. Naves que arribaron al Callao en 1819 192

    10. Ttulos de Castilla en Lima en 1821 248

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    fundamental, pero no es posible. No obstante, hay una serie de pu-blicaciones significativas sobre la independencia peruana aparecidasdurante estos aos y sobre las que se debe llamar la atencin del lector.El importante libro de Brian Hamnett, Revolucin y contrarrevolucin en Mxico y el Per, fue publicado cuando la edicin original de estelibro iba a la imprenta y sin duda debe mencionarse. Adems, Hamnett es

    autor de un interesante documento de trabajo sobre el virrey Abascal,de reciente aparicin. 1 Otros trabajos de historia poltica son la revolu-te recopilacin de artculos previamente publicados por Heraclio Bo-nilla, varios de los cuales son muy importantes, y la igualmente provoca-tiva serie de meditados ensayos de Gustavo Montoya sobre la realidadsocial del Per en 1821 y el temor de las elites al fantasma de la revolu-cin social.2 Ninguno de estos libros aade mucha nueva informacin anuestra comprensin, pero vale la pena leerlos por sus perspectivas in-cisivas y crticas. En un nivel ms general, la revisin que John Lynch hahecho de su clsico estudio sobre los orgenes intelectuales de la inde-

    pendencia de Amrica Latina en general, es una gua segura para ayu-dar a los lectores a comprender la era revolucionaria que acab con lamayor parte del imperio espaol, y particularmente para situar a Hispa-noamrica en su contexto ms amplio.3 De manera similar, los estudio-sos deben consultar el ahora clsico trabajo del desaparecido Franois-Xavier Guerra, que creo es uno de los libros modernos ms importantessobre la independencia en Amrica Latina en general.4 John Fisher, quiende manera consistente ha hecho contribuciones muy notables a la his-toriografa peruana durante muchos aos, ha aportado ms an con susustancial estudio sobre el rgimen borbnico a fines del perodo colo-

    ______________

    l. Brian Hamnett, Revolucin y contrarrevolucin en Mxico y el Per. Mxico:Fondo de Cultura Econmica, 1978. Brian Hamnett La poltica contrarrevo-lucionaria del virrey Abascal: 1806-1816. Documento de Trabajo N. 112,Lima: Instituto de Estudios Peruanos, 2000.

    2. Heraclio Bonilla. Metfora y realidad de la independencia en el Per. Lima:Instituto de Estudios Peruanos, 2001; Gustavo Montoya, La independencia del

    Per y el fantasma de la revolucin. Lima: Instituto de Estudios Peruanos, 2002.

    3. John Lynch, Latin American Revolutions, 1808-1826: Old and New WorldOrigins.Norman: University of Oklahoma Press, 1994.

    4. Franois-Xavier Guerra, Modernidad e independencias: Ensayos sobre las re-voluciones hispnicas. Mxico: Fondo de Cultura Econmica, 1992.

    PREFACIO A LA EDICION EN CASTELLANO 13

    ni al en el Per.5 Algunos de los trabajos recientes ms importantes so-bre la minera peruana durante el perodo de la independencia son loslibros de Jos Deustua y de Carlos Contreras.6 El estudio de Paul Rizo-Patrn sobre la nobleza de Lima es un aporte a nuestro conocimientosobre la elite limea.7 Una recopilacin de ensayos editada por Car-men McEvoy sobre el perodo republicano temprano contiene valiosas

    contribuciones.8Tal vez la prdida que los historiadores peruanos sintieron ms pro-

    fundamente fue la prematura muerte de Alberto Flores-Galindo, quepriv a la historiografa peruana de su voz ms prolfica e innovadora.Afortunadamente, sin embargo, todava podemos utilizar con frecuencialas numerosas publicaciones de Flores-Galindo, y sobre el tema de la in-dependencia mencionara especficamente su coleccin de varios artcu-los y ensayos, Independencia y revolucin, especialmente el artculo deScarlett O'Phelan, y su innovadora historia social,Aristocracia yplebe.9

    Entre los libros que contienen colaboraciones de diferentes autores,

    posiblemente el que ilustra mejor el estado actual de los estudios sobrela independencia peruana es La independencia del Per. Delos Borbo-nes a Bolvar, compilado por Scarlett O'Phelan.10 Los artculos tratan

    ______________

    5. John Fisher, El Per borbnico 1750-1824. Lima: Instituto de Estudios Perua-nos, 2000.

    6. Jos Deustua, La minera peruana y la iniciacin de la repblica: 1820-1840.Lima: Instituto de Estudios Peruanos, 1986; y Carlos Contreras, Mineros ycampesinos en los Andes: mercado laboral y economa campesina en la sierracentral: siglo XIX. Lima: Instituto de Estudios Peruanos, 1988.

    7. Paul Rizo- Patrn Boylan, Linaje, dote y poder. La nobleza de Lima de 1700 a

    1850. Lima: Pontificia Universidad Catlica del Per, 2000.8. Carmen McEvoy, Forjando la nacin. Ensayos de historia republicana. Lima:

    Instituto Riva Agero y University of the South-Sewanee, 1999.9. Alberto Flores-Galindo, ed., Independencia y revolucin, 1780-1840. Lima:

    Instituto Nacional de Cultura, 1987, 2 vols. Ver especialmente Scarlett O'Phe-lan, "El mito de la independencia concedida. Los programas polticos del sigloXVIII y del temprano XIX en el Per y Alto Per (1730-1814)", vol. 2: 145-199. Alberto Flores-Galindo, Aristocracia y plebe. Lima 1760-1830. Lima:Mosca Azul Editores, 1984.

    10. Scarlett O'Phelan Godoy, compiladora. La independencia del Per, de losBorbones a Bolvar. Lima: Instituto Riva Agero, Pontificia Universidad Cat-lica del Per, 2001.

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    temas tales como el levantamiento de 1814 en el Cuzco, los cambios enel comercio, la economa y la minera durante el perodo de laindependencia, y la transicin a una definicin constitucional peruanaautosuficiente. Tal vez los artculos ms notables, que discuten temas queno han sido investigados anteriormente, son los de Scarlett O'Phelansobre las relaciones de Sucre con Riva Agero y Torre Tagle; el de Juan

    Fonseca sobre el sistema lancasteriano de educacin primaria adoptadoen 1822; el de Mnica Ricketts sobre el teatro en Lima como tribuna

    poltica; y ms directamente relacionado con lo que se narra en este libro,el trabajo de Susy Snchez sobre los efectos del hambre, el clima y laenfermedad en Lima despus de 1819.

    El rea dentro de la historia peruana del siglo XIX que ha atradomayor atencin en aos recientes es la que se refiere a las regiones y a lascomunidades indgenas, o a los asuntos sociales y de las provincias, unrea que no haba recibido suficiente atencin en la historiografatradicional. Visiones genuinamente interesantes han aparecido en las

    publicaciones de Steve J. Stern, Charles F. Walker, y Cristbal Aljovnde Losada.11 Los estudios regionales requieren de un cierto grado deconcentracin en la cultura indgena y campesina, y a este respecto men-cionara especialmente la lcida investigacin de Cecilia Mndez sobreAyacucho y los iquichanos.12 Ella nos abre a un mundo que exista fuera

    _____________

    11. Steve J. Stern, ed.,Resistance, Rebellion, and Consciousness in the Andean PeasantWor1d, 18th to 20th Centuries. Madison: University of Wisconsin Press, 1987(traduccin en espaol: Resistencia, rebelin y conciencia campesina en los Andes:

    siglos XVIII al XX. Lima: IEP, 1990); Charles F. Walker, De Tpac Amaru aGamarra; Cuzco y la formacin del Per republicano, 17801840. Cuzco: CentroBartolom de las Casas, 1999; y Cristbal Aljovn de Losada, Caudillos yconstituciones: Per 1821-1845. Lima: Instituto Riva Agero y Fondo de CulturaEconmica, 2000.

    12. Cecilia Mndez G., "Incas s, indios no: Notes on Peruvian Creole Nationalismand its Contemporary Crisis", Journal of American Studies, vol. 28, N.1(febrero 1996): 197-225; en espaolIncas s, indios no: apuntes para elestudio delnacionalismo criollo en el Per, Documento de Trabajo N. 56. Lima: Instituto deEstudios Peruanos, 1993; "Los campesinos, la independencia y la iniciacin de larepblica; el caso de los iquichanos realistas", en Henrique Urbano, comp. Tradiciny modernidad en los Andes. Cuzco: Centro de Estudios Regionales AndinosBartolom de las Casas, 1992; "La tentacin del olvido: guerra, nacionalismo ehistoriadores en el Per",Dilogos (Universidad Nacional

    PREFACIO A LA EDICION EN CASTELLANO 15

    del gobierno del "estado" y "nacional", un Per autntico que las elitesen Lima no podan entender. Y aunque se trata de un Per autntico, est

    basado en el imaginario, como lo estn todas las identidades.El Per contemporneo sufri aos de turbulencia poltica, econ-

    mica y social. En un mundo vuelto al revs, como Mndez se refiere alPer de los aos ochenta y noventa, "la aplastante densidad de la realidad

    cuestiona las ms firmes convicciones tericas, sacudiendo los cimientosde nuestro aparato conceptual. Frente a tales circunstancias hay dos

    posibilidades: buscamos transformamos y emprender creativamente labsqueda en la realidad misma de los elementos que nutran y renuevennuestro pensamiento; o [...] sucumbimos al pesimismo".13 Puede haberuna motivacin ms relevante o urgente para la investigacin histrica?En el Per, la crisis nacional ha tenido como consecuencia una

    profundizacin del nivel de sofisticacin y complejidad de las aproxima-ciones histricas a los asuntos nacionales y mundiales. La nueva his-toriografa est en el proceso de rechazar las definiciones normativas

    heredadas de la oligarqua sobre lo que es el Per y los elementos queconstituyen su identidad. Es parte de una nueva configuracin de lasdefiniciones sociales, luego del colapso del mito criollo sobre el indio ydel "nacionalismo criollo". Esta forma de identidad fue, a su vez, formu-lada y manifiesta en los aos de la lucha por la independencia y en los

    primeros aos de la repblica. Cualquier historiador del Per que hoy enda trate de aferrarse a los viejos mitos y romanticismos, a las verdades yla nostalgia nacionalistas, no ser ledo.

    TIMOTHY E. ANNAWinnipeg, Manitoba, Canad

    julio del 2003

    ______________

    de San Marcos, Lima), N. 2 (2000): 231-248; "The Power of Naming, or theConstruction of Ethnic and National Identities in Peru: Myth, History and theIquichanos," Past and Present 171 (mayo 2001): 127-160; "Pactos sin tributo:caudillos y campesinos en el Per postindependiente: el caso de Ayacucho", enLeticia Reina, comp., La reindianizacin de Amrica, siglo XIX. Mxico: SigloVeintiuno, 1997: 164-185.

    13. Mndez, "Incas s, indios no".

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    PREFACIO

    ste libro, como mi obra anterior sobre la guerra mexicana de in-dependencia, 1 es un intento por recordar a los lectores que no se

    puede llegar a una explicacin realmente satisfactoria del pro-ceso o significado de la independencia hispanoamericana hasta quetengamos una comprensin ms completa de cmo fue derrotado el r-gimen imperial espaol. Tanto para el Per, como para Mxico, la biblio-grafa sobre los rebeldes que terminaron con los tres siglos de dominioespaol es vasta. La historiografa peruana est caracterizada por unaeterna fascinacin con los patriotas. Y si una persona vive lo suficientetendr el privilegio de experimentar el extraordinario torrente de

    publicaciones ocasionado por algn aniversario significativo, como dis-frutamos todava de los productos de 1971, el sesquicentenario de laDeclaracin de Independencia, y la enorme Coleccin documental dela independencia del Per.2

    ______________

    1. Thimothy E. Anna, The Fall of the Royal Government in Mexico City (Lincoln:University of Nebraska Press, 1978). Traduccin al espaol: La cada del go-bierno espaol en la ciudad de Mxico, por Carlos Valds (Mxico: Fondo deCultura Econmica, 1981).

    2. Coleccin documental de la independencia del Per (en adelante CDIP). Pu-blicada por la Comisin Nacional del Sesquicentenario de la Independencia delPer, fechada en Lima, 1971 (con excepcin de unos pocos volmenes fechadosen 1974) Y editada por varios especialistas, esta coleccin fue originalmente

    planeada para consistir en 82 volmenes en 30 tomos. La mayor parte de sucontenido se encuentra en ediciones anteriores o en archivos. Los materiales

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    La pregunta que domina la historiografa de la independencia pe-ruana ha sido por qu el Per fue tan lento en conseguir su separacin deEspaa. El Per y el Alto Per (Bolivia) fueron los ltimos reinos delimperio espaol en el continente sudamericano en ganar su independen-cia. La fase militar de la guerra de independencia del Per no empezhasta 1820, diez aos despus del estallido de la insurreccin armada en

    la mayor parte de Amrica, y el Per no consigui la independencia totalhasta 1824, tres aos despus del resto de Amrica. Concediendo que elrgimen virreinal de Lima era ms poderoso y enraizado que los de Bo-got y Buenos Aires, la pregunta subsiste, fue realmente mucho msfuerte que el de Mxico? O eran los rebeldes del Per sencillamentemucho ms dbiles?

    Al intentar responder a este problema fundamental, los historiado-res, en tanto se concentran en los patriotas, han tendido a inclinarsehacia el punto de vista nacionalista, o al intervencionista, sobre si los

    peruanos queran ser independientes. Es una vieja disputa que tal vez

    nunca ser resuelta satisfactoriamente. Algunos historiadores, especial-mente los no peruanos en una poca ms temprana, insistieron en quefue slo la intervencin, primero de Jos de San Martn y la repblica deChile, con el apoyo argentino, luego de Simn Bolvar y la repblicade la Gran Colombia, lo que hizo posible la independencia peruana.3

    ____________

    de la CDIP sern citados aqu por los ttulos utilizados en la coleccin en vezde sus ttulos originales.

    3. Los estudios ms antiguos en ingls tienden a subrayar la intervencin extran-jera, como Clements R. Markham, A History of Peru, y William Spence Ro-bertson, Rise of the Spanish America Republics as Told in the Lives of TheirLiberators. Obviamente, tambin lo hacen los estudios colombianos, chilenos yargentinos sobre la independencia peruana. Por ejemplo, el clsico historiadorde San Martn, Bartolom Mitre, Historia de San Martn y de la emancipacinSud-Americana, 3. ed., 6 vols. (Buenos Aires: La Nacin, 1903-1907), subrayael aspecto intervencionista de la liberacin peruana, aunque Mitre fue ununiversalista dedicado a la idea de que la lucha por la independencia transcen-di las fronteras nacionales. La obra del chileno Gonzalo Bulnes, Historia de laexpedicin libertadora del Per (817-1822), 2 vols. en 1 (Santiago: R. Jover,1887-1888), y Bolvar en el Per: ltimas campaas de la independencia del

    Per (Madrid: Ed. Amrica, 1919), es calificada por Ral Porras Barrenecheacomo "antiperuana". Los trabajos ms importantes sobre Bolvar estaran eneste grupo tambin, como por ejemplo, Gerhard Masur, Simn Bolvar; Daniel

    PREFACIO 19

    Otros, particularmente los peruanos en los tiempos modernos, hansostenido que los mismos peruanos participaron espontnea y fervien-temente en su propia independencia.4 Algunos fueron bastante lejos

    ____________

    Florence O'Leary, Bolvar y la emancipacin de Sud-Amrica: Memorias delGeneral O'Leary, trad. Simn B. O'Leary, 2 vols. (Madrid: Sociedad Espaolade Librera, 1915); o Vicente Lecuna, Crnica razonada de las guerras de

    Bolvar, 3 vols. (Nueva York: Colonial Press, 1950); vase tambin la defensaque Lecuna hace de Bolvar, Catlogo de errores ycalumnias en la historia de

    Bolvar, 3 vols. (Nueva York: Colonial Press, 1956). Ral Porras Barrenechea,en sus Fuentes histricas peruanas: Apuntes de un curso universitario (Lima:Instituto Ral Porras Barrenechea, 1963), p. 288, incluso critica fuertementela Historia del Per independiente de Mariano Paz Soldn argumentando queno valora lo suficiente las contribuciones peruanas a la independencia, a la vezque admite que Paz Soldn es el "historiador clsico de la independencia". Paraun resumen excelente de las fallas de la historiografa existente y sus solucionestentativas, vase Heraclio Bonilla y Karen Spalding, "La independencia en el

    Per: Las palabras y los hechos", en Bonilla et al., La independencia en el Per,pp. 15-63.4. Especialmente notables a este respecto es la seleccin en La causa de la eman-

    cipacin del Per. Los escritos individuales en ese volumen, sin embargo,contienen una multitud de errores. Ciertamente el trabajo ms influyente enesta tradicin no es el de un peruano, sino de un chileno que vivi en el Perdurante algn tiempo, Benjamn Vicua Mackenna, La independencia en el

    Per,publicado por primera vez en 1864. Cercano a Vicua Mackenna est eltemprano trabajo de Jorge Basadre, La iniciacin de la repblica. Por fecha deaparicin una de las ltimas adiciones a este grupo aunque escrita en losaos 1910 y 1920 ha sido publicada slo recientemente de manera completaes la obra de Germn Legua y Martnez, Historia de la emancipacin del

    Per: El Protectorado. Gustavo Vergara Arias ha hecho tambin una contri-

    bucin en su Montoneras y guerrillas en la etapa de la emancipacin del Per(1820-1825), un estudio de las guerrillas campesinas rurales y serranas. Talvez el ms detallado de este grupo nacionalista es la coleccin documental deJos Manuel Valega, ed.La gesta emancipadora del Per, 12 vols. (Lima, 1940-1944). Otros trabajos que apoyan el punto de vista nacionalista son los deJorge Cornejo Bouroncle, Pumacahua: La revolucin del Cuzco de 1814 (Cuz-co: Editorial H.G. Rozas, 1956), y Javier Ortiz de Zevallos, ed., Corresponden-cia de San Martn y Torre Tagle. Pero el trabajo monumental de Manuel deMendiburu, Diccionario histrico-biogrfico del Per, contina siendo el ar-gumento bsico y original para que se reconozcan las contribuciones de losperuanos. Vicua Mackenna ha dependido mucho del trabajo de Mendiburupara recopilar documentos y testimonios personales. Otro antiguo trabajo na-

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    como para insistir en que apenas un peruano apoy el sistema imperial.5Otros han seguido la tesis de que el Per fue de alguna forma diferentedel resto del imperio y terminaron escribiendo lo que es esencialmentefolklore.6 Las alegaciones de "antiperuanismo" y "excesivo nacionalismo"se han mezclado con la crtica histrica.

    No es mi intencin resolver un dilema esencialmente irresoluble.

    Slo puedo alegar que un historiador sirve mejor a la nacin que es suobjeto de estudio ayudando de alguna forma a aclarar su memoria hist-rica. Y una manera de hacerlo es estudiar el largo y nada inevitable decli-ve y cada de su rgimen espaol. Una parte inseparable de la historia dela casi exitosa resistencia del rgimen espaol es, por supuesto, el fraca-

    _____________

    cionalista es el de Francisco Javier Maritegui, Anotaciones a la Historia delPer independiente de don Mariano Felipe Paz Soldn (Lima: Imprenta "ElNacional", 1869), que critica fuertemente a Paz Soldn, porque p resuntamenteno consider a los secretos conspiradores en los colegios de Lima y la parti-cipacin de peruanos en el rgimen de San Martn. Esta lista podra expandirse

    indefinidamente para incluir las biografas de participantes peruanos y los estu-dios sobre los levantamientos indgenas. La masiva Coleccin documental de laindependencia del Per obviamente favorece una interpretacin nacionalistasiempre que se le presente la ocasin.

    5. Felipe Barreda Laos, Vida intelectual del virreinato del Per; Fernando GamioPalacio, ed.,La municipalidad de Lima y la emancipacin, 1821 (Lima: Sanmarti,1944), y la segunda edicin del libro, mucho ms aumentada (Lima: ConcejoProvincial de Lima, 1971); todas las citas aqu son de la edicin de 1971. Eduar-do Mendoza Silva,Historia de la masonera en el Per: Masonera pre-republi-cana (Lima, 1966); Jos Ignacio Lpez-Soria,Descomposicin de ladominacinhispnica en el Per (Lima: Editorial Arica, 1973).

    6. La mayora de autores de este tipo siguen el pensamiento de Ricardo Palma ode Hiplito Unanue. Vase Palma, Tradiciones Peruanas, 9. edicin, 6 vols.(Madrid: Espasa-Calpe, 1958-1963), y Unanue, Observaciones sobre el clima de

    Lima, introduccin y comentario de Carlos Enrique Paz Soldn (Lima: Imp."Lux", 1940). Un ejemplo importante es Jean Descola, Dai1y Life in Colonial

    Peru, 1710-1820, trad. Michael Heron (Londres: George Allen y Unwin,1968); o Juan Manuel Ugarte Elspuru, Lima y 10 limeo (Lima: EditorialUniversitaria, 1967). Para crticas de Palma y Unanue vase Rubn VargasUgarte, "Don Ricardo Palma y la historia"; John E. Woodham, "The Influenceof Hiplito Unanue on Peruvian Medical Science, 1789-1820: A Reappraisal";John E. Woodham, "Hiplito Unanue and the Enlightenment in Peru", Tesisdoctoral, Duke University, 1965.

    PREFACIO 21

    so de los regmenes de San Martn, Riva Agero y Torre Tagle desde1821 a 1824 en completar el proceso de independencia. Por lo tanto, alestudiar el rgimen realista uno debe tambin concentrarse en esosmiembros de la elite peruana que se haban decidido a favor o en contrade la independencia. Dado que la elite peruana viva y funcionaba predo-minantemente en la ciudad capital de Lima, y que por lo tanto ejerca la

    hegemona sobre el resto del pas, es hacia Lima que debemos dirigir lamayor parte de nuestra atencin. Las grandes figuras del movimiento dela independencia, sean peruanos como Riva Agero, Torre Tagle, y Sn-chez Carrin, o extranjeros como San Martn, Lord Cochrane, y Bolvar,sern estudiadas slo en la medida en que fracasaron o tuvieron xitoen derrumbar el rgimen virreinal. Es importante echar nueva luz sobreel proceso de independencia, no para rendir homenaje a los oponentesindividuales de Espaa, sean estos grandes o pequeos, peruanos o ex-tranjeros. Su historia, en cualquier caso, ha sido contada antes y sercontada nuevamente.7 Por lo tanto no sostengo ni la tesis nacionalista

    ni la intervencionista sobre la independencia peruana, aunque quierotratar de explicar por qu tanto la batalla de Ayacucho como el sitio finaldel Callao fueron necesarios y lo que significaron.

    Vale la pena, sin embargo, referir al lector a un artculo de JohnFisher (publicado cuando este libro estaba en prensa), un historiadorque ha hecho mucho en los ltimos aos por clarificar el conocimientohistrico sobre el Per colonial tardo. Fisher puede haber provisto la

    primera discusin satisfactoria sobre la funcin relativa de nacionalistas eintervencionistas en la independencia peruana, al sealar que entre1808 y 1815 la participacin peruana en las revueltas antiespaolas fueregional teniendo lugar fuera de Lima, centradas en Cuzco, Arequipa,

    Hunuco y Tacna y que estas revueltas no exitosas constituyeron engran medida desafos regionales al papel de Lima como capital del vi-rreinato. Fracasaron porque Lima, sede de la elite pro espaola, era "su-

    _______________

    7. Vase E. Bradford Burns, "Ideology in Nineteenth-century Latin AmericanHistoriography", Hispanic American Historical Review (en adelante HAHR).58, N. 3 (agosto 1978): 409-431, para una discusin sobre los efectos durade-ros del nfasis en el gran hombre y otras preocupaciones de la historiografadel siglo diecinueve.

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    ficientemente poderosa como para determinar el futuro del Per". 8Con la derrota de la rebelin de Pumacahua en 1815, la rebelin regio-nal peruana fue suprimida, aunque el intento del Cuzco realista en1824 de proclamarse capital del tambaleante virreinato confirma lacontinuidad de las ambiciones regionales del interior. La iniciativa, ocentro, permaneci en Lima, y es desde ese punto que seguiremos la

    historia.Dado que este libro considera la independencia peruana desde el

    ngulo de la cada del rgimen establecido, est basado no solamente entrabajos publicados sino tambin en muchos documentos de archivos.Esto, espero, explicar por qu no pude evitar comentar algo sobre lahistoriografa existente, a la vez que reconozco mi deuda con los aportesde esa historiografa.

    Permtaseme decir algo sobre cmo este libro se relaciona con milibro sobre la independencia mexicana. Me pareci que los procesos deindependencia en las dos ms grandes colonias americanas fueron tan

    diferentes que requeran ser tratados en dos relatos separados. Mientrasque en el libro sobre Mxico sostengo que el declive y cada del rgimenespaol en Nueva Espaa fue esencialmente el producto de una prdi-da gradual de autoridad para gobernar, en el Per parece que el proble-ma de la autoridad, aunque todava muy importante, estuvo subordina-do a factores ms prcticos. Por lo tanto he optado en la mayora decasos por no hacer comparaciones directas entre los dos pases, porquecreo que es importante para la memoria histrica del Per que ella seesclarezca y se sostenga por s misma.

    _____________

    8. J.R. Fisher, "Royalism, Regionalism, and Rebellion in Colonial Peru, 1808-1815".

    I

    LA REALIDAD DEL PER

    LA CARACTERSTICA FUNDAMENTAL del rgimen espaol en Per el ras-go que se encuentra a lo largo de la historia de resistencia espaola a larebelin y la cada gradual del rgimen- es la pobreza. sta es tanto unacausa como una explicacin para la independencia. Paradjicamente, estambin una causa y una explicacin para la larga resistencia del Per a

    la independencia. De la misma manera como la pobreza del Per derrota los realistas, tambin derrot a su sucesor, San Martn. Varios estu-dios recientes han demostrado que la economa peruana estaba en gran-des problemas en las ltimas dcadas de la era imperial.1 En consecuen-cia, ya no es posible aceptar las historias sobre la increble riqueza delPer que fueron un tema constante en la vieja historiografa. Tmese,

    por ejemplo, la descripcin que Jean Descola hace de Lima: "En los dasde la Perricholi, [Lima] haba alcanzado su apogeo y encarnaba la glo-ria y opulencia del Imperio Espaol en Amrica". Benjamn Vicua Mac-kenna describi Lima como "una ninfa del ocio, dormida a las orillasdel floreciente Rmac [] rodeada de verdes campos, coronada de rsti-cas diademas, que levanta su voluptuosa frente a las caricias de un lim-

    ______________

    1. J. R. Fisher, Government and Society in Colonial Peru: The Intendant System,1784-1814. Vase tambin Guillermo Cspedes del Castillo. Lima yBuenos

    Aires: Repercusiones econmicas ypolticas de la creacin del Virreinato delPlata; Sergio Villalobos,El comercio y la crisis colonial; scar Febres Villarroel,"La crisis agrcola en el Per en el ltimo tercio del siglo XVIII"; HeraclioBonilla, "La coyuntura comercial del siglo XIX en el Per"; Carlos CamprubAlczar,El Banco de la Emancipacin; Camprub Alczar, "El Banco de la Eman-cipacin"; Timothy E. Anna, "Economic Causes of San Martin's Failure in Lima";y Bonilla y Spalding, "La independencia en el Per".

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    pio cielo".2 Descripciones como stas dejan una falsa impresin quedebe ser borrada para comprender la agona de Lima en la poca de laindependencia.

    La Lima verdadera era mucho menos gloriosa, aunque sin duda erala ciudad ms importante de la costa espaola del Pacfico. En 1790 tenauna poblacin de 52,547 personas, mientras que la ciudad de Mxico

    tena 103,189. Hacia 1813 la poblacin de Lima haba crecido en sloun 6 por ciento, a 56,284 habitantes, mientras que la ciudad de Mxicoen ese mismo ao se haba incrementado en un 16 por ciento, con123,907 habitantes. Lima era la capital del virreinato del Per, el cual en1795 tena una poblacin total de l'115,207, mientras que el virreinatode Nueva Espaa en 1803, segn Humboldt, tena una poblacin de5'837,100. Hacia 1813, tanto el Per como Nueva Espaa haban creci-do del 4 al 5 por ciento. La poblacin del Per era de 1'180,669, mientrasque la de Nueva Espaa era de 6'122,000.3 Tanto Lima como el Percomo totalidad estaba muy lejos de ser la encarnacin de la "gloria y

    opulencia" del imperio espaol en Amrica; esa distincin perteneca a laciudad de Mxico y al reino de Nueva Espaa.Una descripcin mucho ms realista de la verdadera Lima proviene

    de una fuente inesperada. En febrero de 1818 el barco de la armada rusaKamchatka, en medio de un viaje alrededor del mundo, hizo una escalaen Lima. Su comandante, Vasilii M. Golovnin, dej un relato sin paralelode Lima a fines de la colonia, un relato que no est teido de etno-centrismo al menos no de etnocentrismo espaol. Su evaluacin

    _____________

    2. Ambos citados en Descola, Daily Life, pp. 74-75.3.

    "Plan demostrativo de la poblacin comprendida en el recinto de la Ciudadde Lima", Lima, 5 de diciembre de 1790, publicado por la Sociedad Acadmi-ca de Amantes del Pas, Archivo General de Indias, Sevilla (en adelante AGI),Indiferente 1527; Abascal al secretario de Ultramar, Lima, 21 de julio de 1814,AG I, Lima 747; "Memoria sobre la poblacin del reino de Nueva Espaa, escri-ta por D. Fernando Navarro y Noriega", Archivo General de la Nacin, Mxico,Impresos oficiales, vol. 60, N. 48; Fisher, Government and Society, pp. 251-253; "Estado de la poblacin del virreynato de Lima, 1813", AGI, Indiferente1524. Aunque la intendencia de Puna fue aadida al virreinato del Per en1795 y las provincias de Mainas y Guayaquil fueron anexadas en 1802 y 1803,ni el censo de 1795 ni el de 1813 incluyeron a estos tres territorios. HiplitoUnanue calcul que Puna, Mainas y Guayaquil aadieron unas 200,000 personasa la poblacin; Fisher, Government and Society, p. 6.

    I / LA REALIDAD DEL PER 25

    de la ciudad es directa y algo inquietante: "Pensaba yo hallar en Limauna ciudad hermosa, pero grande fue mi desengao al ver que no hayen todo el mundo una gran ciudad que tenga tan pobre apariencia". Conuna prosa aguda y cortante Golovnin destruy las pretensiones de susanfitriones. "Los habitantes del Per alaban su pas, y tambin lo hacenlos espaoles que viven all. Dicen que los nicos inconvenientes son

    los frecuentes temblores y la poltica colonial del gobierno espaol; yestn de acuerdo en que el segundo inconveniente es mucho ms gran-de que el primero". Sobre los tan elogiados coches y carrozas, seal:"En toda mi vida no he visto coches ms cmicos, ms sucios y ms po-

    bres que los de aqu". Sobre el cementerio y panten municipal unade las glorias de la administracin del virrey Jos de Abascaldijo:"De por s el edificio y el sitio no valen nada desde cualquier puntode vista, pero los espaoles lo encuentran una maravilla y lo enseana los extranjeros como algo raro y fuera de lo comn". Sobre el arse-nal militar y la Casa de la Moneda: "Los dos merecen muy poca aten-

    cin si se los compara con los de Europa".Con respecto al puente de piedra que cruzaba el Rmac detrs delpalacio virreinal, anot: "La gente de ac que nunca ha estado en Eu-ropa lo ensea como una maravilla de arquitectura, pero en realidadno merece que se le mencione". Aunque Golovnin admir los ricos mue-

    bles y la extravagante decoracin de las casas privadas que visit, lepareci que arquitectnicamente las casas no eran notables y se encon-traban en mal estado. Las calles, dijo, "son largas y rectas, pero estre-chsimas y sucias". Llam "cmicos" a los famosos balcones cerradosde Lima. Las iglesias y conventos le parecieron grandes, esplndidos,

    pero decorados "con una multitud de columnas y de relieves distribui-

    dos sin ningn gusto". Al llegar a una plaza de mercado grande y sucia,reaccion con decepcin: "Pero quin pudiera imaginar que este sitiotan desaseado fuera la plaza principal de la ciudad!" Cenando con elvirrey Joaqun de la Pezuela, not que el servicio de mesa "no era co-mo de Virrey [...]", y que la comida era muy simple. El palacio virreinaltena numerosas y magnficas habitaciones, pero muchas de ellas esta-

    ban virtualmente sin amoblar. Entre todos los muebles del palacio, elartculo que encontr ms adecuado fue un cuadro tamao natural de ladiosa de la justicia que estaba colgado cerca de la puerta de la oficina delvirrey. Coment con sorna que "no siempre le ayude la diosa con sus

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    consejos". En resumen, Golovnin no estuvo impresionado con Lima yle pareci que sus edificios eran todos "pobrsimos" y que "ninguno deellos merecera llamar la atencin en una gran ciudad europea". 4

    La opinin de Golovnin sobre la apariencia de Lima es confirma-da por la ms detallada descripcin contempornea que existe, escri-ta por William Bennet Stevenson, un ingls que vivi en Per, Chile,

    Colombia y Quito desde 1804 a 1827, que eventualmente trabajcomo secretario de Lord Cochrane. En suHistorical and Descriptive Na-rrative of Twenty Years in South America describi Lima y el Per engeneral, con gran detalle. Aunque con una disposicin mucho ms favo-rable hacia el Per que Golovnin, describi Lima como una ciudad decasas bajas hechas en su mayora de adobe con techos de caa, mu-chas iglesias hechas de adobe, estuco y madera, y pocas obras arquitec-tnicas de importancia. Dijo por ejemplo que el palacio virreinal estaba

    pobremente amoblado y no era adecuado para el rango virreinal. Opinque el palacio arzobispal era el edificio ms notable de la ciudad, pero

    era pequeo. Verific que "las iglesias de Lima no tienen nada que lla-me la atencin, particularmente la de un extranjero", aunque los con-ventos de las rdenes ms importantes eran muy ricos. 5 Para Stevenson,como para la mayora de otros visitantes, la caracterstica ms positivadel Per era la extraordinaria vivacidad y encanto de su gente, descritacon clido e incluso carioso detalle por este ingls transplantado.

    Per era rico en slo un producto, la plata. Mientras que un cui-dadoso trabajo de J. R. Fisher ha demostrado que el sector minero delPer continuaba siendo fuerte, y, en realidad, inclusive incrementsu produccin en los ltimos aos antes de la lucha por la independen-cia, los otros sectores econmicos de la colonia manufacturas, agri-

    cultura y comercio presentaron un cuadro de declive gradual duranteel siglo dieciocho. En el plano comercial, el declive del Per comenza inicios del siglo dieciocho cuando el viejo sistema de flotas fue abolidoy reemplazado por los navos de registro, que llevaban bienes europeos

    _____________

    4. Vasilii M. Golovnin, "Lima y Callao en 1818", en Estuardo Nez, ed., Relacio-nes de Viajeros, CDIP, tomo 27, 1: 147-173.

    5. William Bennet Stevenson, "Memorias sobre las campaas de San Martn yCochrane en el Per", en Nez, ed., Relaciones de Viajeros, CDIP, tomo 27,1: 147-173.

    I / LA REALIDAD DEL PER 27

    desde Lima a travs del Cabo de Hornos y exportaban metales precio-sos a Espaa. La sangre vital de Lima comenz entonces a fluir desde elsur en vez de Panam en el norte como lo haba hecho anteriormente.Los navos de registro, que ya no se encontraban bajo el control delsistema de flotas, tenan que pasar por Buenos Aires el puerto msnuevo, vibrante y competitivo- antes de llegar a Lima. Buenos Aires,

    con la innegable ventaja de ser un puerto Atlntico, comenz su auge amedida que Lima declinaba. Lima continu, en teora, manteniendo elmonopolio durante la mayor parte del siglo dieciocho, pero, de hecho,Buenos Aires y los puertos chilenos comenzaron a tomar algo de sucomercio. Simultneamente, la agricultura peruana decay en produc-tividad y eficiencia, debido principalmente a problemas en el abaste-cimiento de mano de obra, capital y transporte. Hacia 1776 el Per ya nose abasteca de bienes agrcolas esenciales y cada vez ms dependade mercancas importadas.6

    En 1776 cay el golpe ms desastroso para la prosperidad peruana

    cuando, como parte de su continuo programa de racionalizacin a tra-vs de amplias reformas econmicas y administrativas, la monarquaborbnica cre el nuevo virreinato del Ro de la Plata, con su capital enBuenos Aires. Esta medida arrebat a Lima el control de vastos territo-rios en el sur. Fue ms desastroso an que la regin del Alto Per (Bo-livia), centro de las ricas minas de plata, fuese separada del virreinato delPer y entregada al nuevo virreinato del Ro de la Plata. Desde esemomento hasta hoy, se ha atribuido la culpa de los problemas econ-micos del Per en el ltimo medio siglo de dominio espaol a su prdidadel control sobre el Alto Per. Cada virrey y portavoz importante delgobierno virreinal del Per repeta esto. En fecha tan tarda como 1811 el

    arzobispo de Lima, Bartolom de Las Heras, dio como explicacin de suincapacidad de conseguir contribuciones ms importantes para los es-fuerzos de guerra espaoles el hecho que "este reino es hoy un plidosimulacro de lo que fue antes de desmembrarle las opulentas provinciasque siguen hasta el Potos".7

    _____________

    6. J. R. Fisher, Silver Mines and Silver Miners in Colonial Peru, 1776-1824 ;Fisher, Government andSociety,p. 130.

    7. Las Heras a Nicols Mara de Sierra, Lima, 10 de agosto de 1811, AGI, Lima1568.

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    La explicacin del arzobispo, aunque tcnicamente correcta, re-quiere ser desarrollada. No fue la prdida del control territorial sobre elAlto Per lo que caus el declive econmico en el Bajo Per. En reali-dad, la prdida del simple control territorial sobre la vasta regin se hi-zo con la idea de que Lima ahorrase dinero. Adems, en 1810, luegodel levantamiento en Buenos Aires, el virrey Abascal reanex el Alto

    Per, y durante la Guerra de Independencia los dos territorios funcio-naron virtualmente como uno solo.8 Lo que fue importante sobre la

    prdida del Alto Per fue que despoj al Per de su propia colonia vir-tual, que fue entregada a Buenos Aires, dndole a ese puerto un impulsomayor en su objetivo de reemplazar a Lima como el ms importantecentro comercial de Amrica del Sur. La simple geografa determin en-tonces al ganador. Buenos Aires, fcilmente accesible desde todos los

    puntos del Atlntico, se convirti ahora en el canal por el cual pasaba lagran produccin de metales preciosos del Alto Per, as como los bie-nes europeos necesarios para abastecer al Alto Per. En 1776 y 1778

    el monopolio formal que ejerca Lima sobre el comercio ultramarinodel continente fue revocado. Separada por un continente de un fcilacceso a Europa y ahora separada de mercados internos seguros en elAlto Per, Lima no poda competir. Per continu dominando el co-mercio de la costa del Pacfico, aunque los puertos en Chile robaron al-go de sus actividades. Los puertos menores del Per ta mbin comen-zaron a desafiar a Lima, y con la concesin del libre comercio en 1778por el que otros puertos recibieron el derecho de comerciar directa -mente con Espaa Lima comenz a sentir an ms competencia. Se

    permiti que las fuerzas naturales del mercado determinasen el flujode bienes en un grado mayor, en detrimento de Lima. El principal com-

    petidor en el Pacfico era Guayaquil, aunque nunca igual a Lima. Gua-yaquil fue transferido al control del virreinato del Per en 1803, peroregres a la jurisdiccin del virreinato de Nueva Granada en 1809.

    La prdida del Alto Per puso en movimiento dos desafortunadosprocesos. Al haber perdido su tradicional mercado para bienes manufac-turados, el Per ya no era ms competitivo comercialmente. Aunque semantuvo como el principal abastecedor de productos agrcolas al AltoPer principalmente vino, aguardiente, aceite, azcar, pimientos y

    ____________

    8. Fisher, Government and Society,p. 205.

    I / LA REALIDAD DEL PER 29

    granos dej de abastecerlo de las baratas telas peruanas que habansido el rubro ms importante del comercio. El mercado para este produc-to fue ahora tomado por Buenos Aires, que importaba telas europeas demayor calidad y menor precio. Ms an, a medida que Buenos Aires yChile comenzaron a exportar bienes a Per, las manufacturas textiles

    peruanas perdieron la mayor parte de su mercado domstico. A la vez, el

    Per perdi el control de la exportacin de las mayores cantidades demetales preciosos de las minas del Alto Per. Tradicionalmente, los bie-nes importados del Bajo Per se haban pagado con los metales precio-sos que eran llevados luego a Lima para ser acuados. Despus de 1777Lima recibi del Alto Per solamente monedas acuadas que haban sido

    producidas en la Casa de Moneda de Potos. Esto paraliz el comer-cio entre el Alto y el Bajo Per.9

    Lima se enfrent con una competencia imbatible de bienes euro-peos. Tcnicamente se supona que estos productos vendran solamentedesde Espaa, pero de hecho, debido al amplio contrabando en Guaya-

    quil, en pequeos pueblos costeros peruanos y especialmente en BuenosAires, considerables cantidades de bienes ingleses e incluso asiticosestaban a disposicin del consumidor. Ya que las manufacturas impor-tadas eran infinitamente preferibles a los productos locales, los merca-dos peruanos pronto se vieron completamente saturados con ellas.Como la agricultura tambin estaba en declive, el Per se acostumbra importar incluso trigo chileno, que lleg a ser preferido en Lima altrigo domstico. Aunque Per exportaba algunas materias primasprincipalmente cascarilla, cacao, cobre de Chile y alguna lana devicua el nico producto que poda exportar en grandes cantida -des para pagar por sus grandes importaciones eran los metales pre-

    ciosos, que todava se producan en grandes cantidades en Cerro dePasco y en otras regiones mineras del pas. El efecto neto de esto fueque la plata serva para pagar prcticamente todo. Entre 1785 y 1789,

    por ejemplo, la plata conformaba el 88 por ciento de las exportacio-nes totales del Per (27861,700 pesos en plata frente a solamente3624,657 pesos en todos los otros productos juntos), y entre 1790 y1794 los metales preciosos comprendieron el 85 por ciento de todas

    ____________

    9. Ibd., p. 130.

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    las exportaciones (23780,977 pesos en metales preciosos frente a los4127,250 pesos en otros bienes).10

    De esta manera el Per lleg a importar demasiados bienes manu-facturados e incluso alimentos o que naturalmente retard el desarro-llo de la industria y la agricultura domsticas mientras que exportabademasiado oro y plata. La excesiva dependencia de los metales preciosos

    era peligrosa porque la produccin anual de metales preciosos poda fluc-tuar tan violentamente como para volver la existencia misma del Per enun gigantesco juego de azar. Por ejemplo, en 1792 las exportacionesde metales preciosos alcanzaron ms de 8 millones de pesos, pero en1793 totalizaron apenas un milln y medio, mientras que en 1794 seaproximaron a los 4 millones. 11

    Fisher muestra que las exportaciones peruanas a inicios de los aos1790 valan un promedio de unos 5 millones de pesos al ao. Sin embar-go en el trienio de 1785 a 1787, Per import 24 millones de pesos en

    bienes, una balanza comercial desfavorable de 3 millones de pesos al

    ao. Adems, hacia 1790 el comercio del Per con la costa del Pacficode Amrica del Sur misma con Chile, Chilo, Santa Fe y Guatema-la produjo un dficit anual de unos 445,000 pesos. Esto se aadi auna balanza comercial total costera y ultramarina desfavorable de unos3.5 millones de pesos al ao. La nica porcin del comercio peruanonacional que produca una balanza favorable era su venta de produc-tos agrcolas al Alto Per, por la cual reciba pagos en plata y en otrasmercancas, produciendo en 1790 un balance de l170, 190 pesos a favordel Per.12 Pero ni esta balanza favorable sirvi para estimular el de-sarrollo interno. Qu hace un pas que produce metales preciosos conms plata? sta simplemente pasaba por el Per.

    La respuesta del Consulado de Lima (el gremio de comerciantes)al acelerado declive de las manufacturas peruanas y la prdida del mer-cado interno en beneficio de los bienes importados fue predecible y serepiti con tal consistencia hasta convertirse en una de las expresio-nes constantes en los documentos peruanos desde los aos 1790 hasta1821. El Consulado exigi un programa de dos partes para restablecer

    ______________

    10. Ibd., p. 136.

    11. Ibd., p.135.

    12. Ibd., pp. 131-134.

    I / LA REALIDAD DEL PER 31

    la salud de la economa peruana: una moratoria sobre las importacionesque se hacan directamente desde Europa y Asia a Lima y que se prohi-

    biera totalmente la importacin al Per de bienes que haban pasado porBuenos Aires. La primera eliminara o restringira la competencia por

    bienes espaoles llevados directamente al Per. La segunda se aplica-ra principalmente a bienes ingleses, que es lo que las palabras va Bue-

    nos Aires significaban para el Consulado. Ambos objetivos, sostena,detendran el flujo de moneda fuera del Per, puesto que esto se habaconvertido en un verdadero problema hacia los aos de 1790. En reali-dad, tal vez la paradoja ltima en los asuntos econmicos peruanos fueque hasta el momento en que San Martn lleg a Lima en 1821, el pasque era famoso mundialmente como productor de plata sufra crni-camente de escasez de moneda para el uso en el mercado interno. 13 Encualquier caso, el Consulado nunca consigui lo que quera, aunque des-

    pus de 1806 cont con el franco apoyo del mismo virrey Abascal. Estose debi en parte a que los mercaderes del Consulado estaban tratan-

    do muy claramente de recobrar antiguos privilegios monoplicos quetenan la apariencia de un siglo anterior.Sin embargo, hubo un considerable grupo de hombres de negocios

    en Lima, incluyendo a muchos empresarios mercantiles, que estabaninfluenciados por la economa liberal de la Ilustracin y que crean queel libre comercio era deseable. Los escritores del Mercurio Peruano, porejemplo, explicaron la doctrina que el libre comercio difunda la prosperi-dad a una mayor parte de la poblacin. Sea cual fuere la razn, el Consu-lado, aunque hasta 1821 fue la voz ms importante en asuntos comercia-les y econmicos, haba claramente dejado de ser el rbitro exclusivodel comercio. Y queda todava el hecho de que Per, cualesquiera fuesen

    sus pretensiones de opulencia, simplemente careca de la mano de obradomstica y del capital para volverse sobre sus propios recursos y fun-cionar aisladamente en una poca de crecientes expectativas de consu-mo. Lima, el emporio que alguna vez haba dominado todo el comerciodel continente, hall que era cada vez ms imposible vender incluso aotros centros peruanos como Cuzco o Arequipa, mucho menos a cen-tros fuera de su territorio. La lucha entre los partidarios del libre comer-cio y los partidarios del monopolio se hizo muy aguda durante la admi-

    _____________

    13. Anna, Economic Causes, pp. 657-681.

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    nistracin del virrey Joaqun de la Pezuela cuando, como veremos, elvirrey mismo defendi el libre comercio total incluso con naciones nohispanas como la nica forma de recatar al rgimen espaol.

    La minera continu siendo por lo tanto la principal actividad econ-mica del Per. A pesar de una idea ampliamente difundida de que laminera haba sido seriamente daada por la prdida del Alto Per en

    1776, Fisher ha demostrado que, en marcada diferencia con el comercioy la agricultura, la minera en Per creci de manera impresionante du-rante el ltimo cuarto del siglo dieciocho. La produccin se incrementnotablemente debido a la creacin en 1786 de un tribunal de minera enLima, formado segn el modelo del tribunal de la ciudad de Mxico, yal descubrimiento y explotacin de nuevos depsitos en las intendenciasde Arequipa y, ms importante, Tarma. Las fluctuaciones en la produc-cin total de plata fueron el resultado de deficiencias en la mano deobra, de las interrupciones en el aprovisionamiento de mercurio debidoa las guerras en Europa y a la casi total paralizacin de la produccin demercurio en Huancavelica (la nica fuente domstica del Per) hacia1808, de debilidades fundamentales en el financiamiento de las minas,y del retraso tecnolgico.14 Desde 1790 a 1810 la famosa misin mineradel barn alemn Thaddeus von Nordenflicht trabaj en el Per tratan-do sin xito como sucedi modernizar la minera y las tcnicasde extraccin.15 A pesar del fracaso de Nordenflicht, la produccin de

    plata alcanz su nivel ms alto en 1799, y aunque declin un poco enlos siguientes aos, se mantuvo alta hasta 1812. Despus de 1812 la

    produccin de plata del Per colaps finalmente, como resultado de lainundacin de las minas de Cerro de Pasco (que haban producido has-ta el 40 por ciento de la plata peruana) y de las conmociones causadas

    por la guerra de independencia. La minera, en cualquier caso, haba si -do el nico punto positivo en la situacin econmica del Per durantela larga poca de declive comercial y agrcola. Fisher concluye que la

    ______________

    14. Fisher, Silver Mines,pp. 120-122.

    15. Sobre la expedicin Nordenflicht vase Rose Marie Buechler, "Technical Aidto Upper Peru: The Nordenflicht Expedition"; y John Lynch, Spanish Colonial

    Administration, 1782-1810: The Intendant System in the Viceroyalty of Ro dela Plata, p. 145. Ambos se refieren al trabajo de Nordenilicht en el Alto Per.Para el Alto Per vase Fisher, Silver Mines,pp. 54-73.

    I / LA REALIDAD DEL PER 33

    condicin relativamente saludable de la minera "no debe ser vista comoun reflejo fiel de la situacin a fines del perodo colonial".16

    Otros tres elementos jugaron un papel importante en el decliveeconmico del Per: la escasez (o mala distribucin) de la mano de obra,la ausencia de buenos caminos y comunicaciones, y lo limitado del capi-tal invertido. Con una poblacin en 1795 de 1 '115,207, Per careca de

    suficiente mano de obra barata para llevar a cabo sus actividades agr-colas. La abolicin del sistema de repartimiento en 1780, la inmensa con-mocin causada por el levantamiento de Tpac Amaru, y el hecho de quelos indios vivan en la sierra mientras que las haciendas estaban en losvalles y las manufacturas en las ciudades, haca difcil que el Per explo-tase a su poblacin india de la manera que la mayora de propietariosdeseaba. Ms an, el aislamiento geogrfico del Per hizo difcil y carala adquisicin de esclavos africanos para que trabajasen en sus haciendascosteas. En 1795 haba 40,385 esclavos en todo el Per, y de esenmero 29,781 estaban en la provincia de Lima.

    El territorio extraordinariamente difcil del Per, combinado con lafalta de vas adecuadas en el interior, era una debilidad limitante para laagricultura y el comercio. Costaba tanto dinero llevar azcar o tabaco

    peruano algunas pocas leguas hacia un puerto costeo que casi todo elresto del imperio poda producir bienes agrcolas con menos costos. Perera, en realidad, rico en metales preciosos y pobre en alimentos. Hacia lapoca de la independencia la mayor parte de la agricultura peruana

    provea solamente a un mercado interno, e incluso as, no comple-tamente. Los impuestos se aadan a la parlisis. Era ms barato paraArequipa, por ejemplo, comprar productos importados, fueran estosalimentos o bienes manufacturados, de Chile o Buenos Aires que de Li-

    ma. Un cargamento de lino llegado a Buenos Aires y enviado por tierra aArequipa, una distancia de 800 leguas, era ms barato que el mismo car-gamento llevado desde Europa alrededor del Cabo a Lima y luego re-embarcado a Arequipa, una distancia de 200 leguas. Hacia 1810, Limamisma dependa tan completamente del trigo chileno que casi langui-deci cuando el abastecimiento fue cortado en 1818; sin embargo losvalles en los alrededores de la capital Chancay, Huaura, Pativilca, Ca-

    ______________

    16. Fisher, Silver Mines,p.120.

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    ete y Chincha tambin producan trigo. Incluso entre Lima y su cer-cano puerto del Callao el transporte era difcil, caro y constantementeinterrumpido por los malos caminos o los bandidos. En 1798 se inau-gur un nuevo camino entre Lima y Callao, construido a un costo de343,000 pesos. Sin embargo en 1816 el virrey Pezuela envi al consejolimeo una larga carta criticndolo duramente por dejar que el cami-

    no al Callao se deteriorase. Precisamente porque el Callao estaba muycerca de Lima no quera decir que era barato enviar mercaderas all.En realidad, en 1823, luego que varios aos de confiscacin militar demulas haban dejado negativas consecuencias, un mercader ingls con-t que costaba ms llevar mercaderas del Callao a Lima que embarcar-las a Inglaterra.17

    El efecto neto del declive econmico del Per, naturalmente, fuelimitar an ms el capital disponible para las inversiones. Tanto los in-dividuos como las instituciones en el Per eran mucho menos prspe-ros, incluso relativamente, que sus contrapartes mexicanos. Mientrasque Doris M. Ladd encontr que Nueva Espaa en 1810 tena diecisie-te familias que eran millonarias y nueve otras con fortunas de 500,000a 900,000 pesos, en Per donde el mismo tipo de investigacin anno se ha realizado slo dos o tres familias (entre ellos los Baqujanosy probablemente los Lavalles) parecen haber sido reputados millona-rios. El hombre ms rico del Per parece haber sido el mercader JosArizmendi, quien, cuando huy al exilio luego de la independencia, de-

    j atrs bienes avaluados en 2'172,000 pesos, muchos de ellos en for-ma de crditos que se le adeudaban.18 Tampoco haba en Lima casas

    privadas como las que haba en la ciudad de Mxico construidas a costospor encima de los 300,000 pesos. Tampoco hubo familias de la elite de

    Lima con comitivas de ms de treinta sirvientes en sus casas de la ciu-

    _____________

    17. "Noticias curiosas en punto a derechos y otros particulares", s.f., AGI, Indife-rente 1709; Biblioteca Municipal de Lima (en adelante BML), Actas de Cabil-do, libro 44, 26 de mayo de 1815 y 18 de diciembre de 1816; Fisher, Governmentand Society, p. 147; Robert Proctor, "El Per entre 1823 y 1824", en Nez,ed.Relaciones de Viajeros, CDIP, tomo 27, 2: 251.

    18. Doris M. Ladd, The Mexican Nobility at Independence, 1780-1826, (Austin:Institute of Latin American Studies, 1976), pp. 25, 184-186; Expediente sobreJos Arizmendi, Madrid, 1825, AGI, Lima 602.

    I / LA REALIDAD DEL PER 35

    dad como las hubo en Mxico. No hubo un Jos de la Borda o unafamilia Fagoaga o Sardaneta peruanos como los que D. A. Brading hadescrito invirtiendo millones de pesos en la minera mexicana.19 Per te-na una aristocracia, por supuesto, y una nobleza en realidad, el totalde ttulos de Castilla era mayor en Per que en Nueva Espaa . Perostentaba nada menos que 105 ttulos nobiliarios, que incluan a un

    duque, 58 marqueses, 45 condes y un vizconde, mientras que NuevaEspaa tena solamente 63 ttulos, de los cuales 32 eran condes, 30marqueses, y un mariscal de Castilla.20 La diferencia puede explicarse, talvez, por la precedencia histrica que Per haba tomado sobre NuevaEspaa durante los dos primeros siglos de la poca colonial, puesto quela mayora de ttulos peruanos databa de antes de 1772. En cualquiercaso, las condiciones se revirtieron claramente hacia el siglo diecinueve,como puede verse de los frecuentes pedidos del cabildo de la ciudad deLima, o del cabildo eclesistico de la catedral de Lima, o del rgimen dela Concordia, o del Consulado para que la corona les diese las mismas

    preeminencias y ttulos "como los tienen en Nueva Espaa".Y es palpablemente claro que los ingresos de la elite del Per eran

    muchsimo menores que los de los plutcratas de Mxico. Durante laguerra espaola contra Napolen, las contribuciones peruanas y lasdonaciones privadas para ayuda a los esfuerzos de la guerra, sea en la

    pennsula o en el Per, no se igualaban a las de los mexicanos. Hay re -petidas instancias en Nueva Espaa de donantes individuales que da-ban 50,000 a 300,000 pesos para una sola colecta o fondo para ayudar aEspaa.21 En Per el mismo tipo de contribuciones fue solicitado a ini-cios de la guerra de Espaa con Napolen, pero las sumas recolectadasfueron penosamente pequeas. Fortunas de tal tamao simplemente

    no existan en Per. En 1809 el Per envi a Espaa, a bordo del SanFulgencio, una contribucin de 1 '356,187 pesos para ayudar a los_____________

    19. Ladd, The Mexcan Nobility, pp. 32-35; David A. Brading,Miners and Merchantsin Bourbon Mexco, 1780-1810 (Cambridge: Cambridge University Press, 1971),

    pp. 169-207; D .A. Brading y Harry E. Cross, "Colonial Silver Mining: Mexicoand Peru".

    20. Basadre, Iniciacin de la repblica, 1: 2; Ladd, The Mexican Nobility, pp. 173-174.

    21. Ladd, The Mexcan Nobility,pp.113-114.

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    esfuerzos de la guerra. Aunque esa parece una gran cantidad de dinero,muy poco provena de donativos voluntarios. En realidad, 1'211,187

    pesos del total procedan de las recaudaciones de la Consolidacin de losaos 1804 y 1808. La Consolidacin fue la amortizacin de todas las hi-

    potecas puestas en manos de los fondos pos de la iglesia, ordenada en1804 por el rgimen peninsular de Manuel Godoy para ayudar a Espaa a

    pagar masivos gastos de guerra. Encontr tal resistencia en Amrica yfue tan destructiva ya que los fondos pos eran los ms importantesdueos de hipotecas en todo el imperio que fue abolida en 1808. (De-safortunadamente, no se ha hecho ninguna investigacin para evaluar losefectos de la consolidacin sobre la elite peruana). La mayor parte delresto de la contribucin de 1809 vino del montepo militar (el fondo de

    pensiones para viudas y hurfanos de los oficiales militares) y de la me-dia anata (la contribucin pagada por los servidores del estado por susnombramientos). El ao siguiente, 1810, Per envi a Espaa una con-tribucin de 2'771,504 pesos a bordo del San Pedro Alcntara. Esta pa-rece en principio igualar el tipo de donaciones voluntarias que los mexi-canos estaban haciendo; pero, una vez ms, la mayor parte del total noera voluntaria. Solamente 633,784 pesos venan de donaciones volunta-rias, mientras que 231,025 venan de prstamos voluntarios al gobierno.Todo el resto consista en do naciones de fondos gubernamentales, mo-nopolios o del Consulado, es decir, de impuestos. Unos 185,951 pesosvinieron de Temporalidades (el fondo que administraba las propieda-des de la suprimida orden jesuita); 240,000 venan de los correos;200,000 del monopolio del tabaco; 712,487 venan de la Casa de Mone-da en barras de plata; y 333,000 eran una subvencin del Consulado.22

    Donde hay datos disponibles para indicar las donaciones o contri-

    buciones individuales a la guerra de Espaa en 1808-1810, stos dan laimpresin general de que los limeos, incluso los peninsulares que vi-van en Lima, dieron sumas que eran mucho ms modestas que las con-tribuciones de los ricos peninsulares mexicanos. En este perodo, porejemplo, Joaqun Mansilla, un abogado, dio una donacin voluntaria de10,000 pesos; Martn de Osambela, un importante mercader, dio 5,000;

    _____________

    22. "Testimonio del estado en que se halla la Tesorera general", Lima, 7 de setiem-bre de 1812, AGI, Lima 1442.

    I / LA REALIDAD DEL PER 37

    y el marqus de Fuentehermosa dio 4,000. 23 stas son aproximadamentelas donaciones privadas individuales que pueden encontrarse en losdocumentos. No se comparan en generosidad a la sola contribucin de355,000 pesos dada por el hacendado mexicano Gabriel de Yermo en1810, que fue a su vez slo uno de los grandes regalos o prstamos de ly otros peninsulares. Cuando el virrey Abascal contribuy con 41,581

    pesos en 1809, admiti que eran todos sus ahorros de su ejercicio du-rante trece aos en Amrica como intendente de Nueva Galicia y virreydel Per, y que los haba reunido para que fueran la herencia de su hijanica, Ramona.24

    En 1808, el cabildo de Lima dio una contribucin fija de 100,000pesos para la causa de la guerra. Esto ocurri, sin embargo, junto consu pedido en noviembre de 1808 a la Junta Central para la abolicin dela Consolidacin, un objetivo de cada miembro del cabildo. El daino

    programa de amortizacin haba, en efecto, sido cancelado, pero el Perno se dio cuenta de esto hasta junio de 1809.25

    Una breve enumeracin de las contribuciones especiales del Con-sulado, que fue la institucin en Lima que contaba con considerablescapitales a su disposicin, sugiere la medida en que Lima era pobre encapitales a inicios de la poca de la independencia. Las contribucionesdel Consulado fueron muy grandes tanto que en 1815 el virrey Abascal

    pidi al prior (el conde de Villar de Fuente) y a los cnsules (JuanFrancisco Xavier de Izcue y Faustino del Campo) que se les recompen-sara con la cruz de la orden de Isabel la Catlica, como lo haban sidoel prior y los cnsules de la ciudad de Mxico. 26 Sin embargo el conjun-to de contribuciones del Consulado muestra dos caractersticas: des-

    pus de 1810, sus contribuciones fueron dirigidas en su totalidad a la

    defensa peruana antes que peninsular, y la mayora de las contribucionesrepresentaba transferencias de fondos del Consulado las cuales eran

    ____________

    23. Antonio Cano al secretario de Hacienda, Cdiz, cartas fechadas respectiva-mente el 15 de noviembre, e121 de julio de 1812 y el 14 de agosto de 1813, AGI,Indiferente 1577.

    24. Abascal a la Real Hacienda, Lima, 11 de enero de 1810, AGI, Lima 1442.

    25. BML, Actas del Cabildo, libro 41, 27 de enero de 1809, 11 de noviembre de1808, y 20 de junio de 1809.

    26. Abascal al secretario de Indias, Lima, 29 de diciembre de 1815, AGI, Lima 752.

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    en s mismas derivadas de derechos de aduanas y otras donaciones es-tatales en vez de provenir del capital privado. Casi cada colecta parareunir dinero o compromisos de donacin de los ciudadanos privadosfracas. En 1810, por ejemplo, el Consulado reuni un milln de pesosen una campaa, la mitad de los cuales fue enviada a Espaa mientrasque la otra mitad fue reabsorbida en el tesoro virreinal. Sin embargo, el

    arzobispo Las Heras testific que los ciudadanos no haban contribuidotanto como se esperaba. Desde 1811 hasta mitad de 1813, miembros dela comunidad mercantil sostuvieron a mil hombres en el ejrcito delAlto Per, al costo de 480,000 pesos. sa fue una colecta directa. Desde1813 a 1815, los miembros del Consulado prometieron pagar 35,600

    pesos para apoyar al Regimiento Concordia. Pero el Regimiento Con-cordia era una milicia compuesta de mercaderes y caballeros, de maneraque es probable que el Consulado simplemente tabulase contribucio-nes hechas a los oficiales mercaderes hacia sus propios nombramien-tos o a sus propias tropas. En junio de 1812 el Consulado dio 100,000

    pesos para recuperar Quito. En agosto de 1812 dio un milln de pesos algobierno. Sin embargo, toda esa suma con excepcin de 50,000 pesosera prestada. En abril de 1814 dio 104,500 pesos a Cdiz para pagar porel transporte del Regimiento de Talavera a Lima, pero esto fue en formade pagars contra la cuenta del Consulado en Cdiz. En julio de 1814dio 110,000 pesos en efectivo para la expedicin hacia Chile; en agos-to de 1814, 50,000 pesos para socorrer al Cuzco; y en setiembre de1814, 50,000 pesos para rearmar tropas en la provincia de Arequipa.Una ltima donacin que totalizaba 102,000 pesos vino de los propios

    bolsillos de los miembros del Consulado para Buenos Aires y el susten-to de las tropas en Alto Per.27

    sta parece ser una considerable contribucin del Consulado. Elpunto, sin embargo, es que del total de casi 3 millones de pesos en con-tribuciones al estado, menos de un milln de pesos era en donaciones enefectivo de los bolsillos de sus miembros y otros mercaderes, mientrasque ms de 2 millones venan como pagars, prstamos directos, o pro-mesas de donacin. Por ejemplo, de la primera colecta en 1810 de unmilln de pesos, la mitad haba quedado en el Per, el Consulado infor-m, que "se han entregado en estas caxas matrices por disposicin de

    ____________

    27. Informe del Consulado de Lima, Lima, 26 de junio de 1815, AGI, Indiferente 313.

    I / LA REALIDAD DEL PER 39

    este virreynato, con calidad de reintegro". En otras palabras, el Consula-do simplemente devolva al gobierno dinero recolectado bajo los privile-gios que le haba otorgado el gobierno. Es tambin impresionante que,entre los hombres que prometieron hacer do naciones en 1811para elapoyo de las tropas en el Alto Per, casi la mitad ofrecieron menos delo que era la paga mensual de un soldado, esto es, diecisis pesos.28

    Pero la evidencia ms slida de la debilidad de la economa perua-na antes de la independencia proviene de una "lista de productos natura-les y artificiales del Per en el virreynato de Lima", la cual, aunque noest fechada, pertenece al perodo de aproximadamente 1807 a 1809. 29Este ilustra (vase cuadro 1) que las nicas manufacturas significativasdel Per eran los textiles y la ropa. Las intendencias de Lima y Arequipaeran las ms productivas, seguidas por el Cuzco. Esto no correspondecon la poblacin, ya que la intendencia ms poblada era Trujillo, segui-da de Cuzco, Tarma, Lima y Arequipa. No se comput ningn valor

    para la intendencia de Puna, la cual fue aadida al virreinato del Per s-lo en 1795; tampoco se mencion siquiera a las provincias de Maynas yGuayaquil, que fueron aadidas al Per en 1802 y 1803. Sin embargo, elvalor comercial total de la produccin anual del Per, menos la dePuno, vala solamente 8'745,815 pesos. Esto no incluye, por supuesto,el valor de las importaciones; tampoco, presumiblemente, incluye nin-gn intento por computar el valor de los alimentos y otros bienes que no

    participaban en el comercio. Adems, se asume que todo el mundo ec o-nmico interno del trueque y comercio indgena con el que la mayorade la numerosa poblacin indgena del Per se sustentaba, no estabadisponible para ser tasado. Lo que esta cifra representa es la "riqueza"del Per. 8.7 millones de pesos de productividad es una cifra increble-

    mente pequea. Es ciertamente una base muy limitada para sostenera una nacin que gastaba aproximadamente cinco millones de pesos al

    _____________

    28. El Consulado a la Regencia, Lima, 7 de setiembre de 1811, AGI, Lima 1539;"Razn de los individuos del Comercio de Lima que se han subscripto paramantener soldados en el Ejrcito del Desaguadero", Lima, 6 de diciembrede 1811, AGI, Lima 1551.

    29. "Estado de los productos naturales y artificiales del Per en el virreinato deLima, y computo de su valor comercial cada ao," s.f., AGI, Indiferente 1525.Este documento se encuentra con un grupo de estados del perodo general1807-1809.

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    CUADRO 1PRODUCTOS NATURALES Y ARTIFICIALES DEL PER Y CMPUTO

    DE SU VALOR COMERCIAL CADA AO, CA. 1807-1809

    PRODUCTO VALOR(en pesos)

    I ntendencia de LimaFrutas, pastos, azcar, miel, pescado, vegetales, salitre,aguardiente, aceite, dtiles, jabn, cobre, burros, granos,ovejas, reses, maz, papas 2190,349

    I ntendencia del Cuzco

    Granos y tubrculos, minera, textiles, azcar, cochinilla,algodn, papas, maz, ganado, ropa, coca, madera 1643,688

    I ntendencia de Huamanga

    Dulces, azcar, coca, textiles, granos, semillas, ganado 266,505

    I ntendencia de Huancaveli caAzcar, granos, ganado, vegetales, tubrculos 207.826

    I ntendencia de Tarma

    Cascarilla, granos, ganado, textiles, vegetales, azcar, ropa 1396.519

    I ntendencia de Tr ujil lo

    Granos, azafrn, azcar, tabaco, algodn, ail, mulas,jabn, semillas, ganado, papas, plata y oro, cacao 886,928

    I ntendencia de Ar equipa

    Granos, vid, aguardientes, textiles, azcar, aceite, algodn,

    minera, papas, ganado, pescado 2154,000I ntendencia de Puno

    Cerdos, textiles, alfombras, plata labrada, madera, oro, resinas,coca, vegetales, vicuas, guanacos, ganado, queso, mercurio,plata, quinina, papas, melazas, pescado n.d.

    Total de la produccin comercial anual 8'745,815_________________

    FUENTE: "Estado de los productos naturales y artificiales del Per en el virreinato deLima, y cmputo de su valor comercial cada ao", AGI, Indiferente 1525.

    I / LA REALIDAD DEL PER 41

    ao en importaciones y unos 4 a 5 millones ms al ao en gobierno. Perno slo gastaba ms de lo que tena, sosteniendo un estndar de vidaexcesivo, gastaba desastrosamente ms all de sus recursos.

    Sin embargo la situacin econmica real del Per de fines de la colo-nia era an ms sombra de lo que estas cifras sugieren. Debemos recor-dar que el Per exportaba la mayor parte de su oro y plata y algo de sus

    productos agrcolas. Si las exportaciones anuales del pas se sustraende la produccin anual de 8.7 millones de pesos sabremos cunto de la

    produccin total del Per permaneca en el pas para el consumo internoy el desarrollo. La produccin promedio de oro y plata en los aos 1807a 1809 era de 4.3 millones de pesos.

    Extrapolando a partir de las cifras de Fisher, parece vlido concluirque toda la moneda era exportada. En el perodo 1785-1794, por ejem-

    plo, el Per export un promedio de 5.3 millones de pesos al ao en oroy plata, pero la Casa de Moneda de Lima produjo un promedio de slo4.8 millones de pesos al ao. Esto significa no solamente que toda la

    produccin de plata era exportada cada ao, sino que medio milln depesos adicionales de reserva o metales preciosos procedentes del AltoPer tambin era enviado fuera del pas. Adems, Per exportaba un

    promedio anual de 859,000 pesos de bienes agrcolas en estos aos.30 Entotal, por lo tanto, el Per exportaba un promedio de 5.2 millones de

    pesos de su produccin anual total de 8.7 millones de pesos, quedandoslo un 40 por ciento o 3.5 millones de pesos para el consumo interno.

    A pesar de la extraordinaria precariedad de la economa peruana, elrgimen virreinal fue capaz de recolectar ingresos anuales que prome-diaban los 4.6 millones de pesos en los aos de 1790, alcanzando los 5.2millones de pesos en 1812. En los aos de 1790, el tesoro real haba

    funcionado con un excedente anual de ms de un milln de pesos, perohacia 1812 cuando sus gastos fueron de 5.3 millones de pesos habaadquirido el hbito de gastar produciendo un dficit.31 Per ingres a la

    _____________

    30. Este es un promedio sacado de las cifras de exportacin agrcola que Fisher dapara los aos de 1780 y 1790, Government andSociety,pp.134-l36.

    31. Ibd., pp. 120-122; "Estado general de valores gastos y sobrantes..." para 1812,presentada a la Secretara de Indias por Abascal, 20 de marzo de 1815, AGI,Lima 750, tambin en AGI. Indiferente 1708; "Expediente formado sobre eldficit", Lima, 1 de febrero de 1813, AGI, Lima 1443.

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    guerra de independencia con una deuda de 8'088,212 pesos. Luego delrestablecimiento del tributo en 1815, las condiciones mejoraron un

    poco, de modo que hacia 1816 1a deuda virreinal haba subido a slo 11millones. Pero hacia 1819 el Ministerio de Finanzas en Espaa estimque la deuda peruana era al menos de 16 a 20 millones de pesos, y pro-

    bablemente mucho ms. Nadie llevaba ms las cuentas. El resultado, se-

    gn un memorando del ministro, fue que "su crdito [del Per] hayadesmerecido ms; que los billetes vencidos y libranzas executivas no sesatisfagan, y que los prstamos y depsitos ms sagrados no puedanreintegrarse".32 Dado que el Per inici la lucha con una economa tandesequilibrada, no debe sorprender que un ao antes que la expedicinde San Martn hubiera siquiera desembarcado en sus costas, el esfuerzode la resistencia haba sido ya demasiado y el pas estaba en bancarrota.

    Hay dos explicaciones sobre cmo un sistema econmico tan de-sequilibrado pudo haber sobrevivido durante tanto tiempo. Una es que elPer produca y exportaba oro y plata, mercancas que todo el mundoquera y cuyo valor (si no el precio) estaba asegurado. La otra descansaen la desigualdad del sistema social del Per colonial. De una poblacintotal de 1'115,207 personas en 1795,674.615 (60 por ciento) eran ind-genas; 244,313 (22 por ciento) eran mestizos; 41,004 eran pardos libres(en Per, negros mixtos), 40,385 eran esclavos, y 140,890 (12 por cien-to) eran blancos. Sin embargo el 12 por ciento de la poblacin blancacontrolaba la vida econmica, poltica y social de la nacin. Ms an, lamayora de las decisiones polticas de la poca se hacan en Lima, don-de la poblacin blanca representaba el porcentaje ms grande del totaly ciertamente era muchsimo ms poderosa en cuanto a su poder paratomar decisiones. El partido de Lima en 1813 tena una poblacin total

    de 63,809, consistente en 20,175 blancos (32 por ciento), 10,643 indios(slo 16.5 por ciento), 4,879 mestizos (slo un 7.5 por ciento), 10,231

    pardos (16 por ciento) y 17,881 esclavos (28 por ciento).33 Por lo de-ms, no es posible estimar con precisin la proporcin de blancos queeran peninsulares o criollos, ya que el censo de 1795 agrupaba a todos

    _____________

    32. Memorando del Ministerio de Hacienda, Madrid, 1819, AGI, Lima 1471.

    33. Fisher, Government and Society, pp. 251-253; Abascal al secretario de Ultramar,Lima, 31 de julio de 1814, adjuntando el censo de 1813, AGI, Lima 747 (tambinAGI, Indiferente 1524).

    I / LA REALIDAD DEL PER 43

    los blancos como espaoles, mientras que el censo de 1813 diseadopara repartir las lista constitucionales de votantes llamaba a todos losblancos, indios y mestizos espaoles. Dada esta imprecisin en los do -cumentos, los estimados de algunos autores sobre el nmero de penin-sulares versus criollos deberan ser cuestionados.

    El Per real, en cualquier caso, era una sociedad en donde el 12

    por ciento de la poblacin en trminos gruesos (y mucho menos entrminos reales, dado que muchos blancos tambin eran pobres), dis-frutaba de los beneficios de la productividad del resto de la poblaciny tomaba las decisiones polticas. La vasta mayora de la poblacin delPer los indiosno estaba simplemente deprimida; ni siquiera te-na una participacin en el sistema econmico, poltico o social existen-te. Su papel en el proceso de independencia fue mnimo porque las regio-nes predominantemente indgenas del pas haban sido controladasmilitarmente por destacamentos regulares del ejrcito desde la supre-sin de la gran rebelin de Tpac Amaru de 1780. 34 El papel jugado porlos mestizos, pardos y esclavos en las ciudades as como en el cam-

    po era considerablemente ms importante. Conformaron la mayorade fuerzas en los levantamientos, de los ejrcitos rebeldes y realistas, yde las bandas guerrilleras. Algunos mestizos y pardos peruanos inclusocompartieron las recompensas de la independencia; pero estos indivi-duos eran muy pocos, y slo los blancos ejercieron el control poltico.

    El proceso de independencia, entonces, es la historia de una mino-ra sobreprivilegiada (incluso con nmeros considerables de criollos po-

    bres entre ellos, los blancos eran todava relativamente sobreprivi-legiados) que trat de seleccionar entre distintos sistemas de gobierno elque le permitira la mayor cuota de riqueza, prestigio, poder, autorrea-

    lizacin o cualesquier otra cosa que buscaban. El genuino patriotismo dealgunos participantes no puede ser cuestionado. Sin embargo muchosotros innegablemente actuaron de acuerdo al ms puro oportunismo.

    La minora que realmente tomaba decisiones en el Per era natural-mente mucho ms pequea de lo que sugiere la gruesa cifra racial de 12

    por ciento. En Lima es posible delinear en trminos amplios quinescomponan la elite colonial. Utilizando el censo de 1813, vemos que

    _____________

    34. Lean G. Campbell, "The Army of Peru and the Tupac Amaru Revolt, 1780-1783".

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    mientras que la poblacin blanca de Lima fue estimada en 20,175, slo5,243 varones tenan el derecho a votar. Otros 6,670 varones blancosestaban excluidos de la elite votante, probablemente debido a su ingreso,nivel de alfabetismo, edad o profesin, y 11,460 mujeres blancas esta-

    ban excluidas. Pero aun eso es slo parte de la historia, porque la nu-meracin de 1813 era seriamente inexacta porque deba adherirse a las

    categoras sociales establecidas en la Constitucin (para no mencionarel hecho de que sus sumas no estn hechas correctamente). La Constitu-cin declaraba especficamente que todos los indios y castas se llamaranen adelante espaoles un trmino anteriormente reservado en Am-rica a los blancos. Lo que necesitamos, por lo tanto, es un cuadro dehabitantes por profesin. El censo de 1795 aceptado usualmente comola numeracin colonial ms precisa no sirve porque enumera solamen-te categoras raciales.

    La variable de ocupacin existe solamente en una numeracin elcenso de Lima de 1790 publicado por la liberal Sociedad Acadmica deAmantes del Pas.35 Este censo (vase el cuadro 2) no slo mostrabalos rasgos ms generales de la poblacin limea sino que tambin incluauna lista de habitantes varones de Lima por "destino y categora". Esto

    _____________

    35. "Plan demostrativo de la poblacin comprendida en el recinto de la ciudad deLima", Lima, 5 de diciembre de 1790, AGI, Indiferente 1527. La discusin quesigue mostrar que he tomado en cuenta la crtica de Mark Burkholder sobre minumeracin anterior de la elite de Lima en "Titled Nobles, Elites and Indepen-dence: Some Comments", Latn American Research Review 13, N. 2 (1978):290-295. Creo, sin embargo, que el trmino "elite ocupacional" es vlido comoun ndice de estatus (especialmente en ausencia de informacin secundaria), yque la numeracin de tan solo la "elite dirigente" sera menos ilustrativa de la

    sociedad en general, ya que la estructura colonial predeterminaba efectivamen-te la pertenencia a la elite dirigente. Dado que Lima era la capital del virreinatoy el centro del comercio internacional, las elites "ocupacional", la que "elaboraba

    polticas" y la "dirigente" eran todas desproporcionadamente ms grandes de loque hubieran sido en un centro secundario o en el Per en general. Desafortu-nadamente, todava carecemos de datos verdaderamente detallados sobre edu-cacin, posicin, ingresos Y otros ndices de estatus como los utilizados por LindaArnold, quien comparti conmigo un manuscrito titulado "Social, Economic,and Political Status in the Mxico City Central Bureaucracy: 1808-1822", queser publicado en Memorias, V Reunin de Historiadores Mexicanos y Norte-americanos, Ptzcuaro, 1977. Su trabajo es un modelo para los casos donde lainformacin est disponible.

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    es invalorable, porque la ocupacin nos dice tanto sobre la posicinsocial de una persona y sus percepciones como cualquier criterio y almismo tiempo sugiere su clase. El censo de 1790 es todava til paraLima a inicios del siglo diecinueve porque la poblacin de la ciudadcambi muy poco de 52,547 en 1790 a 56,284 en 1813.

    Por el simple expediente de retirar de la lista de 1790 de varones

    por ocupacin aquellos cuyo estatus, ocupacin o ingreso los hubierahecho formar parte del grupo que no era de la elite (un acto que reconoz-co es subjetivo) es posible llegar a una cifra que representa a la elite y aaquellos que se crea pertenecan a ella o que se vean a s mismos comoasociados a la elite (vase el cuadro 3). Por ejemplo, los cirujanos pue-den ser sacados de la elite pero no los mdicos, debido al estatus muyinferior de los cirujanos. Los pulperos pueden ser borrados, pero no losabastecedores, porque los pulperos eran tenderos de esquina y vendedo-res al pormenor mientras que los abastecedores eran mayoristas y apro-visionadores por contrato. Los artesanos, los trabajadores y los jornale-ros se pueden eliminar fcilmente, pero los fabricantes se mantienen enla elite porque el trmino probablemente se refiera a los propietarios demanufacturas. Los estudiantes y los novicios seran menores de edad, oal menos estaran considerados como an no lo suficientemente maduroscomo para haber ingresado al ejercicio de sus profesiones. Los deman-dantes son probablemente los miembros de la elite cuya ocupacin noera clara al momento del censo porque estaban en el proceso de solicitarel nombramiento real, litigaban por herencias o estaban a la espera deuna respuesta a alguna solicitud para tomar posesin de algn puesto.Una vez que se han eliminado a los varones que no pertenecen a la elite,la elite ocupacional hace un total de solamente 2,489 personas. Pero

    incluso esta cifra est probablemente inflada. Por ejemplo, en la mayorade casos los 711 miembros de las rdenes regulares (menos cualesquier

    prelados) tambin hubieran estado excluidos de la participacin activaen la toma de decisiones polticas, como ciertamente lo estaran muchosempleados de menor importancia, escribanos y empleados de cofradas,quedando el total de la poblacin que tomaba decisiones polticas comoun grupo mucho ms reducido unos 1,500 hombres. Incluso estacifra, aunque tentativa y que expresa la pertenencia a las clases media yalta, no deba ser considerada como si fuese lo mismo que la "elite domi-nante". Slo los varones que eran activos en alguna corporacin, gremio

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    o asociacin, junto con los oficiales reales, autoridades y prelados, cons-tituiran la clase dominante para las decisiones gubernamentales dia-rias. Dado que el censo de 1813 listaba a 5,243 ciudadanos votantesun nmero dos veces mayor incluso que la elite ocupacional es claro

    por qu el virrey Abascal y otros absolutistas pensaron que la Consti-tucin y las Cortes haban causado una liberalizacin radical en la clasi-

    ficacin social de la poca.El hecho ms significativo que surge de estas cifras tiene que ver noslo con el pequeo nmero de la elite, sino con sus ocupaciones. Nte-se cmo la posicin social de cuntos de ellos no dependa de la industriani de la agricultura, o incluso del comercio. La gran mayora dependa denombramientos eclesisticos y de la corona. La vasta mayora de la elitelimea no eran productores de real riqueza sino slo consumidores. Es-trictamente hablando, slo un 26.3 por ciento de la elite puede ser clasi-ficada como productores. Pero un sorprendente 41.7 por ciento eranreligiosos regulares o seculares, un hecho que seguramente debe darleun significado fresco al viejo clich de la sociedad colonial "llena de sa-cerdotes". Otro 18.2 por ciento estaba en el servicio de la corona o eranresidentes permanentes que gozaban del fuero militar (y esto no incluyeal personal del ejrcito realista de la pennsula, porque no eran vecinos yno eran censados). Incluso en el caso de los nobles que posean ttulos,

    puede considerarse que deban sus posiciones al nombramiento real,aunque se supone que cada uno de ellos ya era rico por cuenta propiaantes de recibir un ttulo. Los escribanos, los sndicos de religin y losempleados de las cofradas tambin dependan de nombramientos rea-les o eclesisticos y los demandantes estaban en el proceso de adquirirsus nombramientos. Sin embargo, si uno quiere continuar con este pun-

    to e incluir a nobles, abogados y doctores como parte del sector produc-tivo de la economa, todava resulta que el 67.2 por ciento de la eliteocupacional no eran productores de riqueza sino que dependan de losnombramientos de la corona o eclesisticos. No sorprende entonces queLima estuviese rebasada de pretendientes y aspirantes a cargos; tampo-co sorprende que el tesoro real estuviera presionado hasta sus lmites.

    La elite ocupacional masculina de Lima era considerada como muyprspera segn criterios de la poca. Sin embargo, muy pocos de ellosdeban sus ingresos a otra cosa que no fuese un nombramiento. Una lis-ta de propietarios de bienes inmuebles fechada en 1820 elaborada pa-

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    ra evaluar un impuesto especial de guerra mu