texto psicologia patologizacion

21
Beatriz Janin: Directora de las Carreras de Especialización en Psicoanálisis con niños y en Psicoanálisis con Adolescentes en Universidad de Ciencias Empresariales y Sociales (UCES) Ha estudiado Psicología en Universidad de Buenos Aires, Facultad de Filosofia y Letras La patologización y medicalización de la infancia. El lugar de la escuela: Hay malestar en las escuelas. Los docentes sienten que no están preparados para los niños de hoy y los padres suponen que la escuela no tiene en cuenta a su hijo. Los niños de hoy son diferentes a los de otras épocas. Ni mejores ni peores, son distintos. Suelen tener una atención dispersa, son inquietos y tiene dificultad para respetar la autoridad de los adultos. Una queja habitual en los informes desde el nivel inicial es: “no cumple las consignas”. Son niños que nos convocan, que nos demandan atención permanente, que no se sujetan fácilmente a las reglas de la convivencia escolar y que suelen parecer desinteresados por los contenidos escolares. Esto lleva muchas veces a que se busque un culpable: a veces la escuela, otras la familia. Con frecuencia, se determina que es el niño el que tiene un “trastorno” que lo lleva a actuar de ese modo. Una problemática con ribetes sociales y psíquicos queda reducida a un “cuadro neurológico”. Desatención, hiperactividad, desafío, ¿son evidencias de una epidemia neurológica o son más bien un “signo de una época”? ¿Será que los niños nacen con problemas orgánicos o estamos formando niños a los que después no toleramos y que manifiestan de ese modo sus pesares? ¿Quieren desafiarnos, imponer sus propias reglas, no toleran estar quietos, no se interesan por nada, o nos están pidiendo del modo que pueden que los ayudemos?

Upload: nskla

Post on 18-Dec-2015

212 views

Category:

Documents


0 download

DESCRIPTION

jlhbhjfvgdtsa4ws6edfghijpigbihcft

TRANSCRIPT

Beatriz Janin: Directora de las Carreras de Especializacin en Psicoanlisis con nios y en Psicoanlisis con Adolescentes en Universidad de Ciencias Empresariales y Sociales (UCES)Ha estudiado Psicologa en Universidad de Buenos Aires, Facultad de Filosofia y Letras

La patologizacin y medicalizacin de la infancia. El lugar de la escuela:Hay malestar en las escuelas. Los docentes sienten que no estn preparados para los nios de hoy y los padres suponen que la escuela no tiene en cuenta a su hijo. Los nios de hoy son diferentes a los de otras pocas. Ni mejores ni peores, son distintos. Suelen tener una atencin dispersa, son inquietos y tiene dificultad para respetar la autoridad de los adultos. Una queja habitual en los informes desde el nivel inicial es: no cumple las consignas. Son nios que nos convocan, que nos demandan atencin permanente, que no se sujetan fcilmente a las reglas de la convivencia escolar y que suelen parecer desinteresados por los contenidos escolares.Esto lleva muchas veces a que se busque un culpable: a veces la escuela, otras la familia. Con frecuencia, se determina que es el nio el que tiene un trastorno que lo lleva a actuar de ese modo. Una problemtica con ribetes sociales y psquicos queda reducida a un cuadro neurolgico.Desatencin, hiperactividad, desafo, son evidencias de una epidemia neurolgica o son ms bien un signo de una poca? Ser que los nios nacen con problemas orgnicos o estamos formando nios a los que despus no toleramos y que manifiestan de ese modo sus pesares?Quieren desafiarnos, imponer sus propias reglas, no toleran estar quietos, no se interesan por nada, o nos estn pidiendo del modo que pueden que los ayudemos?El aprendizaje escolar no es un acto individual, es un proceso en el que se ponen en juego varios protagonistas: la escuela, la familia, la sociedad en su conjunto y, por supuesto, el nio mismo. Y tiene una historia que muchas veces excede al nio mismo.La necesidad cotidiana de comprender qu nos estn diciendo los nios de hoy y cmo sostener la actividad escolar en estos tiempos nos lleva a pensar algunas cuestiones. El ser humano se constituye en relacin a otros, otros que lo acunan, lo nombran, le dan de comer y lo cuidan. Son ellos con los que todo nio realiza los primeros aprendizajes. Esos adultos tienen una historia que se remonta a varias generaciones pero que a la vez estn marcados con la sociedad en la que viven. Es por eso que nuestra historia refleja siempre la poca que nos toca vivir pero tambin la de nuestros padres y abuelos.En esta poca, que no es peor ni mejor que otras, los adultos solemos estar demasiado ocupados y muchas veces desbordados con nuestras propias cuestiones y se nos hace complicado dedicarle a un nio toda la atencin que requiere; las familias han dejado de ser una ayuda segura en tanto es frecuente que todos los adultos trabajen. Esto tambin lleva a que los nios sean ubicados en situaciones escolares a edades muy tempranas y que cuando estn en la casa estn mucho tiempo frente a mquinas (televisor, computadoras).Y cuando un nio no tiene con quin intercambiar sus dolores, sus angustias y preocupaciones queda lanzado a la accin, sin poder poner en palabras lo que le pasa y muchas veces furioso con el mundo.As, un nio que est enojado todo el tiempo y contesta de manera desafiante a los adultos puede estar dicindonos muchas cosas diferentes. Pero lo que es seguro es que nos quiere transmitir algo que l mismo desconoce, que ha quedado desbordado por su propio malestar y por los malestares de los adultos y que en tanto no tiene interlocutores para tramitar ese sufrimiento, slo puede actuarlo.Un chiste de Daniel Paz refleja en pocas palabras parte de la situacin actual: est una pareja con un nio de la mano, ambos adultos conectados al celular y el nio piensa: Quiero ser grande y tener celular para conectarme con gente que est lejos y desconectarme de los que estn a mi lado. (Radar, 13/10/13)

A la vez, un nio nace y muy rpidamente est sometido a ruidos, colores, brillosJuguetes que se mueven solos, que lanzan luces de colores y sonidos.... Muy tempranamente los nios son puestos frente al televisor, que habitualmente los hipnotiza y despus comienzan con los video-juegos, que implican estmulos rpidos y cambiantes. Es decir, estn sujetos desde muy pequeos a estmulos muy fuertes. Cuando comienzan su escolaridad, generalmente en pocas muy tempranas de la vida, se encuentran con que se les pide que dirijan su atencin, que tiene que ser sostenida y selectiva, a otro tipo de estmulos; sobre todo, a palabras. En una poca en la que prima la imagen, la transmisin del conocimiento suele ser a predominio verbal. Y est bien que sea as, porque la palabra permite otro tipo de pensamiento, pero quizs debamos repensar cmo valorizar la palabra socialmente para que sea ms fcil para los nios de hoy atender a lo que se les dice.Los malestares psquicos son un resultado complejo de mltiples factores, entre los cuales las condiciones socio-culturales, la historia de cada sujeto, las vicisitudes de cada familia y los avatares del momento actual se combinan dando lugar a un resultado particular.En los nios y adolescentes es central tener en cuenta las vicisitudes de la constitucin subjetiva y el trnsito complicado que supone siempre la infancia y la adolescencia as como la incidencia del contexto. Hay as estructuraciones y reestructuraciones sucesivas que van determinando un recorrido en el que se suceden cambios, progresiones y retrocesos. Las adquisiciones se van dando en un tiempo que no es estrictamente cronolgico ni es el mismo para todos.Hoy, los nios que no responden a las exigencias del momento son diagnosticados como deficitarios, medicados, expulsados de las escuelas. Ya no se portan mal sino que tienen un dficit, no es que son inquietos, sino que sufren de un trastorno, no se distraen, sino que tienen una enfermedadEl nio queda atrapado en un decir sobre l que lo desconoce como sujeto complejo y contradictorio y, lo que es ms grave, que lo desconoce como nio, por ende, como un sujeto en crecimiento y cambio.El lugar de la escuela: La escuela es el primer lugar de insercin social y tiene una importancia fundamental en el desarrollo de todo nio. Pero as como el que los nios entren tempranamente a la situacin escolar los puede ayudar en el intercambio con otros y en el establecimiento de nuevos vnculos, tambin puede llevar a que los nios sean comparados entre s desde pocas muy tempranas de la vida, suponiendo que todos los logros son simultneos y uniformes y que todos tienen que tener los mismos ritmos, fijando muchas veces funcionamientos que podran ser transitorios. As, cuando se supone que un nio tiene una dificultad grave porque no aprende rpidamente a hablar, o tiene dificultades en su motricidad, esto puede motorizar preguntas, lo que es importante, o desencadenar una serie de respuestas, de ideas de que ya se sabe lo que le pasa porque esa conducta tiene una causa ya fijada, y esto puede ser paralizante.Adems, como se supone frecuentemente que los primeros aos de la escolaridad pueden determinar la insercin en el mundo, la presin que el nio recibe para desempearse bien siendo muy pequeo es muy alta. La escuela suele ser detectora de dificultades, en tanto es el lugar donde el nio se ve obligado a interactuar por fuera del crculo familiar, pero esa deteccin tendra que llevar a preguntarse sobre lo que le pasa al nio y, fundamentalmente, a pensar en qu puede colaborar la escuela misma para que esa dificultad no entorpezca el aprendizaje escolar.Cuando la escuela comienza a ser el lugar de los diagnsticos pierde su funcin. As, cuando un maestro se siente en la obligacin de discernir la patologa de un nio, o cuando se ve obligado a contestar cuestionarios de los que depende un supuesto diagnstico, queda prisionero de una exigencia extrema y desplazado de lo que debera ser su tarea fundamental: la de transmitir conocimientos y, sobre todo, la de transmitir el placer en el descubrimiento y construccin de nuevos saberes.La infancia ha dejado de ser un perodo de crecimiento para pasar a ser un tiempo de demostracin de habilidades y conocimientos. Esto lleva a que padres y escuelas exigen logros rpidos, casi inmediatos. Es frecuente entonces que esto nos lleve a apurarnos, a forzarnos a todos a dar rpidamente alguna explicacin a lo que le sucede al nio, o a pensar salidas simples para una situacin compleja.Y es muy difcil sostener la prevalencia de lo pedaggico cuando el discurso medicalizante toma todo el lugar. La escuela tiene muchas funciones, pero quizs la ms importante sea la de promover el aprendizaje como una aventura, algo a descubrir y a construir. Mucho ms que la cantidad de conocimientos que un nio adquiere, lo que puede modificar su relacin con el mundo es el placer en la adquisicin de conocimientos, en investigar, en internarse en nuevos mundos. Edgar Morin, en Los siete saberes bsicos para la educacin del futuro, dice que la escuela debera transmitir la complejidad del ser humano y una tica de la comprensin. Esto, que parece tan difcil, se transmite cuando se siguen ritmos diferentes de acuerdo a las posibilidades de cada uno, sin estigmatizarlo por eso, cuando se le pregunta qu le pasa en lugar de apelar a sanciones antes de escucharlo y cuando se lo contiene frente al desborde.Nios desatentos, hiperactivos y desafiantes:Se suele confundir atencin y aprendizaje. Para que un nio aprenda, deber atender en clase, pero eso no es suficiente. Es fundamental que comprenda. J es una nia de nueve aos cuando llega a la consulta psicolgica. Medicada con metilfenidato desde los seis aos, la nia repite tercer grado porque no llega a cumplir con los objetivos de ese curso, sobre todo en matemticas. Los padres deciden modificar el enfoque teraputico. Me encuentro con una nia callada, obediente, con serias dificultades en su comprensin de la idea de nmero, que intenta agradar a los dems y que no pregunta. Cuando yo le pregunto si ella sabe por qu viene, me dice: Yo soy desatenta. Despus de varias entrevistas con ella y con los padres, puedo llegar a una primer conclusin: J est ms preocupada por ser aceptada y querida que por aprender y vive el preguntar como un acto hostil. Tambin, arrastra dificultades desde primer grado en la conceptualizacin de los elementos ms bsicos de las matemticas y frente a eso deja de atender cada vez que no entiende un concepto o un procedimiento. Me parece que esto es central: el aprendizaje implica atender, pero tambin metabolizar lo recibido, apropindoselo. Y hay situaciones muy diversas: F no realiza las tareas escolares, molesta en clase, se mueve sin rumbo y no escribe en su cuaderno. A pesar de esto, le va bien en los exmenes. Tiene siete aos y est medicado desde los seis. Cuando entrevisto a la familia hay una historia de violencias que nadie ha tenido en cuenta. El nio est en estado de alerta frente a violencias posibles y atiende a todo, sin centrar la atencin en nada, a la vez que desafa a los adultos a los que vive como posibles atacantes. Si pensamos que un nio puede no atender en clase por mltiples cuestiones, y que seguramente no atender a las palabras del docente pero s a otras cosas, esa conducta no implica que tiene tal patologa, sino por el contrario nos convoca a observar qu es lo que efectivamente le interesa, cules son las estrategias posibles para partir de lo que lo convoca y, tambin, si pensamos que el nio est sufriendo por algo que desconocemos, alertar a la familia sobre lo que ocurre, como para que ellos sean los que vayan tomando los caminos que consideren necesarios. Pero cuando es la escuela la que dice a qu profesional deben ir, o diagnostica lo que al nio le pasa, la institucin escolar queda atrapada en un discurso medicalizante, que supone que todo lo que le ocurre a un sujeto por fuera de lo esperable tiene que ver con un problema cerebral, reduciendo a una causalidad orgnica todas las conductas del ser humano y tomando un rol que la excede.Hay nios que atienden al tono de voz con el que el docente habla pero no a lo que dice, otros atienden a lo que estn haciendo sus compaeros y otros estn atentos al menor ruido, al menor movimiento. Estn los que se retraen a sus fantasas y juegan en clase, as como los que pareceran estar en blanco ajenos a todos, metidos para adentro. Son diferentes modos de desatencin y cada uno de ellos puede responder a determinaciones muy dismiles.Entonces, quizs el papel de la escuela en esos casos sea intentar captar la atencin de ese nio, buscando lo que le interesa, aquello en lo que l detiene su mirada y su escucha. Pero tambin tener en cuenta nadie atiende a aquello que no entiende y entonces diferenciar estas dos cuestiones.Pero no slo los nios de hoy no atienden sino que se mueven en clase mucho ms de lo esperable. Y este movimiento muchas veces perturba el normal desenvolvimiento de las clases. Cuando yo era chica, en segundo grado (el tercero de hoy) la maestra tena un mtodo: cuando comenzbamos a movernos y a molestar, sacaba a todo el grado al recreo, nos haca correr o hacer gimnasia un rato y volvamos todos muy tranquilos y contentos. Seguramente no es una solucin generalizable, pero implica una idea de que los nios que se mueven necesitan hacerlo y no que tengan una patologa. Bernard Golse plantea, tomando las enseanzas de G. Canguilhem, que lo que aparece como patolgico en un nio en una poca sera quizs considerado como normal en otra y no solamente porque la normalidad no puede ser ms que estadstica sino, fundamentalmente, porque la tolerancia de una sociedad al funcionamiento de los nios se funda sobre criterios educativos variables y sobre una representacin de la infancia que depende de ese momento histrico. Es decir, cada sociedad espera funcionamientos diferentes de sus nios, cada grupo social plantea un contrato diferente, exigencias distintas para pertenecer a ella y tolera de forma variable las desviaciones. Por ejemplo, en la actualidad, en un mundo cada vez ms acelerado, se tolera poco el movimiento de los nios. Golse se pregunta si los nios a los que "diagnosticamos" como "Hiperquinticos" no sern los hombres que puedan adaptarse a la sociedad del futuro (con conexiones mltiples y variables).Dijimos que muchos nios son desafiantes, no acatan las normas escolares. Pero en tanto esto es considerado un cuadro psicopatolgico o una respuesta a una educacin permisiva, las conductas de los nios que se oponen a las reglas escolares y familiares se piensan como algo a silenciar ms que como un llamado a escuchar. Y, ya sea como Trastorno por dficit de atencin con hiperactividad o como Trastorno oposicionista-desafiante, se los cataloga y medica. Pero la transmisin de normas y prohibiciones se logra por identificacin con otro que sostiene normas y prohibiciones. Los nios pueden hacerlas suyas en la medida en que sienten que los otros que las transmiten las tienen internalizadas. Y una norma fundamental es reconocer el derecho a ser escuchado. Ese es el modo de no sentirse a merced de un tirano arbitrario.Lo fundamental es devolverle a estas conductas su carcter de incgnita, de aquello que nos hace preguntarnos qu nos estn diciendo. Y tomar en cuenta el sufrimiento del nio, que seguramente no elige callarse, ni transgredir, ni tener dificultades para aprender.Y esto en un mundo en el que lo que importa es el rendimiento, la eficiencia, en el que el tiempo ha tomado un cariz vertiginoso y los nios estn sujetos a la cultura del zapping.La infancia ha dejado de ser el tiempo de cuentos y juegos para convertirse en una preparacin para el xito. Y el juego simblico, aqul que permite la tramitacin de lo vivido y abre las puertas a la creatividad, no es valorado en tanto no supone ningn aprendizaje.Los diagnsticos como rtulos:Cules son los efectos psquicos en un nio cuando es ubicado como trastorno? Hay nios que dicen: Soy ADD, perdiendo el nombre propio y adquiriendo una identidad prefigurada, que lo unifica en la invalidez y en la dependencia a un frmaco.Todos construimos una imagen de nosotros mismos a partir de la mirada de los otros, de lo que los otros nos devuelven. Entonces, cuando lo que recibimos es una imagen devaluada, una idea de que hemos nacido con una discapacidad y que seremos as siempre, cmo construir una representacin valiosa de nosotros mismos? A la vez, es fundamental que los padres apuesten al futuro de ese nio, que sostengan esperanzas y proyectos en relacin a l. Y que lo piensen como producto de una historia. Y cuando se pone el eje en las deficiencias esto se dificulta seriamente. Si alguien fue as desde siempre (es decir, sus padeceres no se constituyeron en una historia) y va a ser as toda la vida... slo queda paliar un dficit.Para poder constituirse como sujeto autnomo, un nio necesita ser ubicado en una historia y que se tejan con l sueos y esperanzas, es decir, que no se lo vea como alguien que tiene un destino marcado.Un problema muy serio con los nios es que no slo quedan en un lugar en el que pasan a ser esa sigla que se les endilga, sino que son prisioneros de ella. No pueden cuestionarla, ni ponerla en duda.Las palabras, los silencios, las miradas que le son dirigidas van todas en un mismo sentido: ya no se le habla a un nio sino a un nio que es un trastorno, un nio deficitario. Y se borran ah sus mltiples posibilidades de cambio.En la escuela se supone que necesitar un trato especial, por lo que cuando reacciona como cualquier nio, se le dan respuestas especiales. Se supone que hay que tener un cuidado especial, que no se lo puede retar porque es un nio especial, que hay que hablarle de un modo particular porque si no, no entiende. Funcionamientos enloquecedores, que en lugar de construir psiquismo destruyen las posibilidades de subjetividad.Entonces, todo nio es un sujeto en constitucin, alguien que va cambiando y creciendo y es fundamental no colgarle carteles invalidantes ni encerrarlo en un diagnstico.Pensarlos en su complejidad, como multideterminados y en relacin a un contexto, como sujetos sufrientes y no como mquinas tipo computadoras, es un modo de oponerse a la patologizacin de la infancia y al borramiento de la subjetividad. Y el papel de la escuela, como lugar del nio, sigue siendo la transmisin de conocimientos pero sobre todo de deseos de aprender y de valoracin del esfuerzo, del trabajo y del pensamiento.La escuela tiene que poder recuperar el valor del juego y el respeto de la diversidad, pero esto no es una tarea aislada de un docente sino del conjunto de la institucin escolar y posiblemente de la sociedad en su conjunto. Entre todos tendremos que apelar a la creatividad para ir forjando nuevos modos de intercambio con los nios de hoy.

EL PSICOANALITICO: PUBLICACION DE PSICOANALISIS, SOCIEDAD, SUBJETIVIDAD Y ARTEA qu estarn atentos los que no atienden?Por Luciana [email protected]

Sobre las blandas fibras del cerebro se asientala base inquebrantable de los ms firmes imperios

Joseph Michel Antoine Servan (1737-1807) [1]

Hace un tiempo, en un peridico reconocido de nuestro pas, encontr un artculo [2] que se propona informar, definir y aconsejar acerca de una problemtica que atae actualmente a los nios de nuestra sociedad: la falta de atencin, la hiperactividad y las dificultades escolares que ellas conllevaran. Podra decir que intentaba de manera prctica, sin perder por supuesto el aire cientificista que lo hara portador de una verdad poco discutible, ayudar a padres, docentes y otros a detectar, tratar y no desesperar ante el tan mentado ADD o ADHD ( trastorno por dficit de atencin con o sin hiperactividad). El artculo comentaba con claridad las posible causas de dicho trastorno, al que define como el conjunto de signos y sntomas que dan cuenta de una alteracin funcional en tres reas especficas: tiempo de atencin, control de impulsos e hiperactividad (ocasionalmente). Ahora bien, A qu se refieren cuando hablan de alteracin funcional? Se tratara de neurotransmisores (mediadores de la sinapsis neuronal) afectados cuando algn gen provoca el mal funcionamiento de determinadas reas cerebrales. El mismo artculo sentencia Y no es un dogma; es evidencia cientfica. Este trastorno neurobiolgico conllevara diversas dificultades denominadas dis (dislalia, discalculia, dislexia) y tambin el ADD o ADHD. En los nios estas patologas se detectaran prevalentemente en la escuela, produciendo dificultades en el aprendizaje.El programa teraputico segn dicho artculo, tome la forma que tome, apuntara a reeducar, manejar y contener, ya que al tratarse de cuadros crnicos no habra manera de curarlos. Por lo tanto con medicacin y psicoterapia, la cosa marchara bien.Los profesionales psiquiatras consultados al respecto son sumamente categricos en el asunto:"() En primero y segundo grado contina la doctora Abadi, los chicos con estos trastornos ponen en expresin lo que traen biolgicamente. En tercer grado, cuando comienza el proceso de abstraccin y pasan de la lectura por barrido a la lectura comprensiva, aparecen los grandes problemas. Un chico con ADD llega hasta ah. Despus si no fue tratado se pierde y empieza a sufrir, se ve diferente, tiene dolor de estmago porque se atrasa, y su autoestima empieza a disminuir. Los ADD necesitan mucha contencin, que se les ensee cmo deben hacer para aprender con su problema a cuestas. Adems de sufrir una escolaridad dolorosa, que muchas veces abandonan un alto porcentaje de ellos puebla las estadsticas delictivas, es obvio que esto evoluciona en trastornos de conducta. Un 50% de ellos va a consumir drogas: entre los adictos se ha encontrado un alto nmero de ADD. Algunos han llegado a decir que si fumaban un cigarrillo de marihuana se concentraban mejor, pero, claro, eso es slo al principio. Las conductas crean la adiccin y luego necesitan ms y ms para concentrarse, y ya sabemos cmo terminan."En fintodava me lo pregunto, cmo terminan doctora?Alguna esperanza dan cuando apuestan al diagnstico temprano y a la plasticidad neuronal, concepto acuado por las neurociencias para dar cuenta de la capacidad de maleabilidad, de cambio que tienen las neuronas, sus conexiones, para adaptarse a las exigencias de un contexto condicionante. Con lo cual, si se condiciona la conducta todo puede marchar un poco mejor.En el pasado estos nios eran nombrados como "hiperactivos", "hiperkinticos" o "nios con DCM (Disfuncin Cerebral Mnima)". Rtulos para jovencitos inquietos que con su conducta resultaban molestos a los padres y a los maestros, y que no respondan al modelo de nio obediente y manso.Actualmente cada vez son ms los nios etiquetados y medicados, desde edades muy tempranas, por presentar dificultades en la escuela o en el hogar. Mi prctica como psicloga en un hospital peditrico, me ofrece el testimonio de centenares de padres que llegan con sus hijos a la consulta, ya sea derivados por la escuela, o por motu proprio expresando: no para de moverse, no presta atencin o es demasiado inquieto, es decir que presentan conductas no esperadas, no calculadas, ms bien inadecuadas para la armona pretendida por un adulto.La inquietud propia de la exploracin de un nio, los movimientos desordenados que hacen a la incorporacin del cuerpo por la psique misma, los juegos alborotados, la atencin que va de un lado al otro descubriendo su mundo, los berrinches propios de un nio que no admite el no, la resistencia a permanecer sentado varias horas en la escuela, todas conductas que quiz en otros tiempos eran ledas como caractersticas sustantivas de la infancia, actualmente son patologizadas y medicalizadas, a partir de un nombre, de una nominacin que etiqueta al nio y justifica desde sus ms tempranos aos el tratamiento psiquitrico.Asistimos en nuestra poca a un amplio abanico de diagnsticos psicopatolgicos y teraputicas de fuerte tendencia simplificadora, reduccionista y determinista. De la mano del DSM, las neurociencias y un biologicismo extremo, se deja de lado la subjetividad y los procesos que la hacen ser, procesos que implican cierta complejidad suprimida en dichas tendencias.Como vemos en el artculo antes citado, aferrndose a cierto rigor cientfico, se realizan diagnsticos y se crean nuevas nomenclaturas, nuevos nombres para hechos de la mera observacin, que sin embrago cobran gran envergadura como etiquetamientos sociales. Tal es el caso del ADD o ADHD.Tanto instituciones de la salud, como la escuela e incluso la familia, pueden asumir hoy la tarea del diagnstico. Es decir se generaliza y banaliza un acto mdico que conlleva grandes implicancias. A partir de cuestionarios (el de Conners [3], es un ejemplo) administrados por los padres o docentes, se determina qu trastorno presenta un nio y cul ser su tratamiento. En el caso que nos atae, encontramos que la medicacin y el encauzamiento conductual son las intervenciones prevalentemente indicadas.Si pretendemos realizar una lectura lcida, y como tal tica, no podemos dejar de sealar, cmo ambas intervenciones apuntan a acallar el sntoma, sin habilitar pregunta alguna acerca del contexto, las condiciones, la conflictiva, la angustia o miedos puestas en juego en la manifestacin aparente del nio. Por qu no preguntarse a qu estar atento un nio con dficit de atencin? Ser que la escuela ya no porta los sentidos para que un nio de nuestra poca pueda permanecer sentado en el aula? Ser que los padres no le prestan demasiada atencin al nio y por ello a ste le falta? Cules son los objetos que brinda la cultura actual para la sublimacin de estos nios? Quiz la medicacin y la domesticacin de la conducta sean caminos viables para obturar las preguntas que los adultos no estn en condiciones de formularse o sencillamente preguntas que resultan menos eficaces, en funcin de un ideal social de inmediatez y resultados rpidos, para todo aquello que se presente como anormal, fuera de la norma.Actualmente es altsimo y alarmante el nmero de nios en edad escolar medicados por ADD con metilfenidato. En las instituciones de salud pblica las estadsticas hablan por s solas, decenas de nios en tratamiento psiquitrico y medicamentoso por trastornos de conducta, dficit de atencin e impulsividad. Se habla por all de la mercantilizacin de los estados de nimo, ya que la industria farmacutica presiona desde los aos cincuenta para medicalizar situaciones de la vida cotidiana. El poder produce, no slo reprime dir Foucault. Vemos claramente cmo la industria medicamentosa no slo alimenta los trastornos ya diagnosticados, sino que crea nuevos, en funcin de una pldora que le dara su complemento (esto ocurri con la oleada de diagnstico bipolar que arras la subjetividad de muchos nios).Qu se espera de un nio en nuestra sociedad? Es una pregunta que retorna al analizar este tema. Si compartimos con Castoriadis que la psique y la sociedad mantienen una relacin de indisociabilidad y trasformacin mutua, no podemos soslayar la elucidacin acerca de las instituciones, de las significaciones imaginarias sociales por las que un sujeto de nuestra sociedad transita y en las que crea su subjetividad. Actualmente nos encontramos con instituciones en crisis, caracterizadas por lo fugaz, lo efmeroinstitucin de un tiempo de la urgencia, de la brevedad y la eficacia. poca del consumismo generalizado que consume la dimensin subjetiva en un instante. poca de la imagen, de estmulos permanentes. Subjetividades construidas en una sociedad que no tolera la demora, caracterizada por la aceleracin, por la descomposicin de valores que la hacan sery en esto sus sntomas, sus malestares, sus puntos de fuga. Surgen as nuevas maneras de presentar el padecer, que no son ya las de antao, pero que producen el mismo desorden en una sociedad que apunta a la armona. Y as sus nioslos nios que produce y los cuales presentifican con sus conductas y sus sufrimientos el reverso de la moneda.Producto tambin de esta sociedad y en respuesta a una urgencia histrica: clasificar para intervenir, en 1952 hace su primera aparicin el DSM. Se define como un manual diagnstico y estadstico de los trastornos mentales. Su creacin se da en el marco de la APA (Asociacin Psiquitrica de los Estados Unidos) y se propone la descripcin clara y discreta de diferentes categoras diagnsticas con el fin de aunar criterios clnicos y apostar a la investigacin, estudio e intercambio entre diferentes ramas de la salud mental. Dicho manual fue desarrollndose a lo largo de los aos, realizndose mltiples revisiones. Actualmente nos encontramos frente al armado de un nuevo proyecto, concertado para el ao 2012, en el que se producirn algunos cambios. Aqu se enmarca el diagnstico de ADD, que por otra parte, no ser modificado en esta nueva versin.Considero que el diagnstico es un tema de gran relevancia clnica en el campo de la salud mental. Es un tema controvertido que ha generado y genera grandes querellas, una batalla que hasta la actualidad parece darle la victoria a la psiquiatra. Esta disciplina ha generado un vasto sistema de clasificacin, un modelo nosolgico que ha adquirido legitimidad hasta nuestros das y donde el psicoanlisis parece haber dado ventaja. Nos encontramos con una descripcin fuertemente fenomenolgica, basada en signos externalizados que nada saben del corazn del ser.La cuestin del sntoma como enigma, la transferencia como tablero de juego, y una reflexin crtica sobre la causa del padecer, han quedado elididos de esta perspectiva.Me interesara, en este punto, y no de manera exhaustiva, tomar algunas referencias de Foucault, ya que considero central para realizar una lectura crtica dar cuenta de las condiciones de produccin de un discurso, de las urgencias sociales en que se inscribe el mismo, de sus dispositivos tcnicos y tericos.Dicho autor, en su anlisis pormenorizado de la genealoga de la locura y de lo anormal en nuestra sociedad, nos abre visibilidad para pensar acerca de los apriori lgicos que dan lugar al surgimiento del DSM.Partamos de la premisa de que la hegemona mdica, a lo largo de la historia, se ha desplazado y ha ganado terreno tanto en el campo jurdico como, actualmente, en el mbito pedaggico. Cuntas docentes, frente a un nio que por desatento no aprende, ante el obstculo de su prctica educativa, derivan al nio al psiquiatra para que este arregle lo que no funciona.La psiquiatra, como poder productor de subjetividad y a travs de toda una maquinaria disciplinar, ha construido al loco en su positividad, ya no como error, sino como fuerza insurrecta que transforma la conducta de un sujeto. Ante esto, a partir del siglo XIX, tiene una respuesta: medicamentos y tratamiento moral, tratamiento que apunta al encauzamiento de la conducta, al dominio de esa fuerza insurrecta que es potencial amenaza del orden social. Al igual que en la actualidad donde con una pastillita y un buen tratamiento conductista se busca acallar el sntoma y adaptar las conductas a lo instituido socialmente.Foucault llama parapatolgico a aquello que se tratara de un defecto moral. Ya no hablamos de la enfermedad en sentido estricto, sino de un conjunto de comportamientos que si bien no presentan causa orgnica constatable, son patolgicas para una sociedad, son lo anormal. Anormales para la sociedad los hubo desde antao, cada poca a su manera ha delimitado sus restos, sus desvos. Foucault define al anormal como ese personaje incapaz de asimilarse, que ama el desorden y comente actos que pueden llegar hasta el crimen (no puedo dejar de recordar aqu las sentencias prodigadas por los psiquiatras del artculo periodstico). A su vez ubica a la psiquiatra, como aquella disciplina mdica que toma el relevo del control de dicha amenaza, procurando reinstalar la norma en todo aquello que la desoiga. Segn Foucault la norma, por consiguiente, es portadora de una pretensin de poder. [4] No es simplemente, y ni siquiera, un principio de inteligibilidad; es un elemento a partir del cual puede fundarse y legitimarse cierto ejercicio del poder. La norma en este sentido, legitimada y sostenida por la psiquiatra, implica principios de clasificacin y correccin. No se apunta al rechazo de lo que se escapa de sus marcos, sino a la intervencin totalizante con el fin de restablecer un orden anterior.El DSM como producto y marioneta del hacer clnico de los profesionales de la salud mental, es en la actualidad el dispositivo que permite poner en juego una especie de proyecto normativo. Lgicamente apoyado en otros instituidos, en otras significaciones imaginarias sociales, que demarcan otros restos, otros desviados. En esta categora entran muchos nios diagnosticados con ADD. Lectura realizada desde lo Uno, desde la norma; lectura totalizante que no tiene en cuenta lo singular; lectura de lo deficitario, de lo en menos que no atiende la subjetividad, paradjicamente

Ms que concluir, me gustara dejar slo un nuevo punto en este tejido; slo esoun nuevo puntal para seguir tejiendo esta problemtica que no puede dejar de implicarnos, no slo como profesionales de la salud mental, sino como sujetos de nuestra sociedad.No podemos confundir, o peor an reducir el inconciente, el sujeto histrico social a un neurotransmisor, una reaccin qumica o una funcionamiento neuronal. Y esta quiz sea una apuesta fuerte del psicoanlisis de nuestra poca, a la que no debemos renunciar. Somos contemporneos de una sociedad descreda de aquel saber no sabido, constituida por sujetos que reniegan vorazmente de toda interrogacin, que intentan obstruir la aparicin de un mnimo atisbo de deseo, sosteniendo la ilusin de que hay un objeto que lo colma. Si bien Freud ya menciona a la droga como un quita pena que neutraliza el malestar cultural, en la actualidad el uso generalizado de psicofrmacos denuncia, a su vez, la fantasa de que sern ellos quienes borren el dolor de existir.Tomar posicin frente a una clnica de la globalizacin, clnica que masifica y disuelve el uno por uno, la particularidad del sujeto, su historia y su deseo, implica responsabilizarse no slo de los efectos de una cura, acompaando al sujeto en un proceso de reflexin y autoconocimiento, sino darnos un debate acerca de los diagnsticos y sus implicancias en el campo de la salud mental.El psicoanlisis hoy, como en sus orgenes, es una praxis subversiva del orden existente. Un peligro, si se quiere, en una sociedad que no parece dispuesta a pensarse, a decidir qu quiere para s, para sus nios, para su hbitat, para su educacin, para su saludsociedad encarnada en millones de fragmentos ambulantes con botones en los ojos, que muy disipadamente apuestan por un proyecto de libertad y autonoma. Castoriadis nos dir "Toda sociedad es un sistema de interpretacin del mundo (...) Su propia identidad no es otra cosa que ese "sistema de interpretacin", ese mundo que ella crea. Y esa es la razn por la cual la sociedad percibe como un peligro mortal todo ataque contra ese sistema de interpretacin; lo persigue como un ataque contra su identidad, contra s misma". [5] Notas

[1] Sobre la administracin de la justicia criminal. Ginebra 1767[2] Revista La Nacin. Domingo 10 de septiembre 2006. Artculo: Mi hijo tiene ADD?[3] Cuestionario de Conners, un polmico test que, desde hace varios aos, se difunde en aulas y hogares para que padres y docentes detecten, de un modo casero, el Dficit de Atencin en sus hijos. Segn el test, los nios con TDAH cumplen, a grandes rasgos, con las siguientes condiciones: tienen dificultades para permanecer sentados, sus perodos de atencin son cortos, tienen dificultad en esperar su turno y completar la tarea, no parecen escuchar, hablan en exceso y se frustran fcilmente ante el esfuerzo.[4] Foucault Michel. Los anormales. Clase del 15 de enero de 1975. PP 57. Ed. Fondo de cultura Econmica.[5] Castoriadis Cornelius. Los dominios del hombre. Barcelona. Gedisa, 1988.

Bibliografa Foucault Michel. Los anormales. Clase del 15 de enero de 1975. Ed. Fondo de cultura Econmica. Bs. As, 2006Foucault Michel. El poder psiquitrico. Clases del 7 de noviembre y del 5 de diciembre de 1973. Ed. Fondo de cultura Econmica. Bs. As, 2005Castoriadis Cornelius. El avance de la insignificancia. Eudeba. Bs. As, 1997Castoriadis Cornelius. Los dominios del hombre. Gedisa, Barcelona. 1988.Revista La Nacin. Domingo 10 de septiembre 2006. Artculo: Mi hijo tiene ADD?www.dsm5.org/Foucault Michel "La vida de los hombres infames". Ed. Altamira 1993, Montevideo, UruguayJasiner Graciela "DSMIV psicoanlisis y psiquiatra" www.alefpsi.com/dsm_graciela.htmJasiner Graciela-L. Lamovsky Desafos del Psicoanlisis en tiempos del DSM IV 16-10-2000 www.elsigma.com/site/detalle.asp?IdContenido=17Manual diagnstico y estadstico de los trastornos mentales www.wikipedia.org/.../Manual_diagnstico_y_estadstico_de_los_trastornos_mentales - firgoa.usc.es/drupal/node/19942Cuestionario de conducta de Conners para Profesores (C.C.E.; Teacher`s Questionnaire, C. Keith Conners). Forma abreviadahttp://centros.educacion.navarra.es/creena/002conductuales/PDFs/conners.pdf