suplemento cultural contenido 25-08-12

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Maracay, Sábado 25 de agosto de 2012 -ALBERTO HERNÁNDEZ- Crónicas del Olvido La rueda del silencio 1.- R ueda el mundo, desme dido, por un pedregal. Rueda sin tiempo, amargado, rotundo y seco. Los relojes se detienen en la hora exacta. La tragedia emer- ge de la pantalla y se instala en los ojos de quien se dirá testigo del futuro. El pesi- mismo, el Apocalipsis atado a los brazos de un Juan Lis- cano silencioso. En medio del polvo un libro nos enseña sus páginas. Giran, pasan violentamente por la fuerza del viento. Alguien a lo lejos, lo que queda de él, suer- te de fantasma ciego, empuja la niebla de sus ojos. El calen- tamiento del espíritu no es una noticia sin fuente. Un poema revisa las inundaciones, el desierto universal, la muerte aún tibia a la orilla del desas- tre. Catástrofes interiores. El pesimismo nos hace ver sin mirada: carbonizados por el miedo, la herida de un cuchi- llo traza marcas sobre el ar- dor de la piel. Quién nos con- tará con detalles lo que pasó. Qué notario, qué cronista, qué contralor señalará los sig- nos de la derrota. Los datos del tiempo. La quebradura de la geografía. Un hueco pro- fundo espera el eco de los pé- talos de Ezra Pound. Por allá lo dice de otra forma José Emilio Pacheco: No el fin del mundo, sí de este mundo, el trueno que en la sombra se escucha hondo. Ahora estamos a la intemperie. Somos los dueños del vacío. 2.- Quien pretenda engañarse, se topará con la desolación. Rueda bajo el influjo de la luna. El silencio arbitra el desalojo. Alguien que se creía ciudada- no, es sólo perfil, osamenta, relación de cuenta. Nada es permanente: "Sólo es eterno el fuego que nos mira vivir. / Sólo perdura la ceniza. / Fun- da y fecunda la transforma- ción, / el incesante cambio que manda en todo.// Sólo el cam- bio no cambia y su permanen- cia/ es nuestra finitud.// Hay que aceptarla y asumirla: ser/ del instante,/ material dis- puesto/ a seguir en la rueda del hoy aquí// y mañana en ninguna parte". El poeta mexi- cano se acoge al eco de Erich Freíd: "De quien te dice: ten- go miedo, / no dudes./ De quien te dice que no duda,/ ten miedo". Vuelve el hombre a su es- quina preferida. Vuelve a la calle, mira el universo a tra- vés de las hojas de un inmen- so árbol seco. Las frutillas muertas cubren el suelo. Una hojarasca imprecisa remeda la estación del fin. ¿O es el co- mienzo del siglo, de este siglo que algún día terminará con nosotros? La plazoleta, aten- dida por la miseria, se mueve frente a los ojos del hombre. Se mueve de lugar, se aleja. El mareo metafísico, la re- dondez de la maldición. La tierra, la rueda del silencio. De noche, la luna lima sus puntas. Quien se sienta en la acera, solo, extraña el bulli- cio de las prostitutas. La osa- día de los carteristas. La gra- titud de los asaltantes. Un veterano homicida, frecuen- tador de cárceles, añora su visibilidad. La poesía, la rue- ca de quien llora el calambre de esta transición. Un "nuevo orden" atestigua frente a un juez denigrante: Lo acumulado se rebela en caos, secuestro bajo la muchedumbre ingobernable de papeles y objetos. No hay que rendirse al pasado sino echar por la borda el lastre. Lo que fue hecho para frenar el instante se transforma en cadáver de aquel instante. Vivir ligeros, sin souvenirs, sin archivos. Lo que ha sido se ha ido. Ya se fue. El mañana vendrá como quiera y sin miramientos. Sobre todo sin miramientos. 3.- En el desierto cósmico, "en la ignorancia a medias de un idioma", la aventura de vivir es un diagnóstico. Alguien pronuncia una palabra, el viento la borra. No hay oído que pueda oírla, que pueda sacudirla por el pecho y ha- cerla entender que no hay quien la oiga. Que no hay destino, que la rueda del si- lencio se ha apoderado del mareo de los que una vez pa- seaban por el parque o in- ventaban otro mundo. Aquí la poesía vuelve a su sitio: contempla, ríe, llora, se bus- ca en algún rincón de un sí- mil. Así, entre los espasmos propios de quienes agonizan, escuchamos a José Emilio Pacheco en un salón atesta- do de duendes: "Nuestro mundo se ha vuelto desecha- ble", dijo con amargura. "Así, lo más notable/ en el planeta entero/ es que los hacedores de basura/ somos pasto sin fin del basurero". Al final de la pasadilla, al terminar el vacío e iniciarse la conciencia, la palabra se de- tiene en un lugar a beber agua, la poca que encuentra anida los parásitos dejados por la huida. Respirar debilita, anu- da al tronco muerto de lo que fuera un árbol orgulloso. El aire está en tiempo presente. La luna por definición en pasado. Tenues conjugaciones de la noche. El porvenir ya se urde en los fuegos que hacen el alba. Invisible para nosotros, porvenir nuestro, como otro sol en la maleza del día. Recreación de la palabra. El mundo no merece un aná- lisis. El poema se pasea orondo. Rubrica su soledad bajo una luna rota a pedra- das por el fanatismo. Las consignas de la muerte re- gresan de la muerte. Un ojo gigante desmesurado, mio- pe y sucio, intenta lamer el alma de los desasistidos de la ley. El presente festeja en el barro pegado a los cascos de las bestias que regresan del pasado. La rueda del silencio, la ubi- cuidad de la palabra. El silen- cio. El poema.

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Suplemento Cultural Contenido 25-08-12

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Maracay, Sábado 25de agosto de 2012

-ALBERTO HERNÁNDEZ-

Crónicas del OlvidoLa rueda del silencio

1.-

Rueda el mundo, desmedido, por un pedregal. Rueda sin tiempo,

amargado, rotundo y seco.Los relojes se detienen en lahora exacta. La tragedia emer-ge de la pantalla y se instalaen los ojos de quien se dirátestigo del futuro. El pesi-mismo, el Apocalipsis atadoa los brazos de un Juan Lis-cano silencioso.

En medio del polvo un libronos enseña sus páginas. Giran,pasan violentamente por lafuerza del viento. Alguien a lolejos, lo que queda de él, suer-te de fantasma ciego, empujala niebla de sus ojos. El calen-tamiento del espíritu no es unanoticia sin fuente. Un poemarevisa las inundaciones, eldesierto universal, la muerteaún tibia a la orilla del desas-tre. Catástrofes interiores. Elpesimismo nos hace ver sinmirada: carbonizados por elmiedo, la herida de un cuchi-llo traza marcas sobre el ar-dor de la piel. Quién nos con-tará con detalles lo que pasó.Qué notario, qué cronista,qué contralor señalará los sig-nos de la derrota. Los datosdel tiempo. La quebradura dela geografía. Un hueco pro-fundo espera el eco de los pé-talos de Ezra Pound. Por allálo dice de otra forma JoséEmilio Pacheco:

No el fin del mundo,sí de este mundo,el trueno que en la sombra seescucha hondo.

Ahora estamos a la intemperie.Somos los dueños del vacío.

2.-Quien pretenda engañarse,

se topará con la desolación.Rueda bajo el influjo de la luna.El silencio arbitra el desalojo.Alguien que se creía ciudada-no, es sólo perfil, osamenta,relación de cuenta. Nada espermanente: "Sólo es eterno el

fuego que nos mira vivir. /Sólo perdura la ceniza. / Fun-da y fecunda la transforma-ción, / el incesante cambio quemanda en todo.// Sólo el cam-bio no cambia y su permanen-cia/ es nuestra finitud.// Hayque aceptarla y asumirla: ser/del instante,/ material dis-puesto/ a seguir en la ruedadel hoy aquí// y mañana enninguna parte". El poeta mexi-cano se acoge al eco de ErichFreíd: "De quien te dice: ten-go miedo, / no dudes./ Dequien te dice que no duda,/ten miedo".

Vuelve el hombre a su es-quina preferida. Vuelve a lacalle, mira el universo a tra-vés de las hojas de un inmen-so árbol seco. Las frutillasmuertas cubren el suelo. Unahojarasca imprecisa remedala estación del fin. ¿O es el co-mienzo del siglo, de este siglo

que algún día terminará connosotros? La plazoleta, aten-dida por la miseria, se muevefrente a los ojos del hombre.Se mueve de lugar, se aleja.El mareo metafísico, la re-dondez de la maldición. Latierra, la rueda del silencio.De noche, la luna lima suspuntas. Quien se sienta en laacera, solo, extraña el bulli-cio de las prostitutas. La osa-día de los carteristas. La gra-titud de los asaltantes. Unveterano homicida, frecuen-tador de cárceles, añora suvisibilidad. La poesía, la rue-ca de quien llora el calambrede esta transición. Un "nuevoorden" atestigua frente a unjuez denigrante:

Lo acumulado se rebela encaos,secuestro bajo la muchedumbreingobernable

de papeles y objetos.No hay que rendirse al pasadosino echar por la borda el lastre.

Lo que fue hecho para frenar elinstantese transforma en cadáver deaquel instante.

Vivir ligeros, sin souvenirs, sinarchivos.Lo que ha sido se ha ido.Ya se fue.

El mañanavendrá como quiera y sinmiramientos.

Sobre todo sin miramientos.

3.-En el desierto cósmico, "en

la ignorancia a medias de unidioma", la aventura de vivires un diagnóstico. Alguienpronuncia una palabra, el

viento la borra. No hay oídoque pueda oírla, que puedasacudirla por el pecho y ha-cerla entender que no hayquien la oiga. Que no haydestino, que la rueda del si-lencio se ha apoderado delmareo de los que una vez pa-seaban por el parque o in-ventaban otro mundo. Aquíla poesía vuelve a su sitio:contempla, ríe, llora, se bus-ca en algún rincón de un sí-mil. Así, entre los espasmospropios de quienes agonizan,escuchamos a José EmilioPacheco en un salón atesta-do de duendes: "Nuestromundo se ha vuelto desecha-ble", dijo con amargura. "Así,lo más notable/ en el planetaentero/ es que los hacedoresde basura/ somos pasto sinfin del basurero".

Al final de la pasadilla, alterminar el vacío e iniciarse laconciencia, la palabra se de-tiene en un lugar a beber agua,la poca que encuentra anidalos parásitos dejados por lahuida. Respirar debilita, anu-da al tronco muerto de lo quefuera un árbol orgulloso.

El aire está en tiempo presente.La luna por definición enpasado.Tenues conjugaciones de lanoche.El porvenir ya se urdeen los fuegos que hacen el alba.Invisible para nosotros, porvenirnuestro,como otro sol en la maleza del día.

Recreación de la palabra.El mundo no merece un aná-lisis. El poema se paseaorondo. Rubrica su soledadbajo una luna rota a pedra-das por el fanatismo. Lasconsignas de la muerte re-gresan de la muerte. Un ojogigante desmesurado, mio-pe y sucio, intenta lamer elalma de los desasistidos dela ley. El presente festeja enel barro pegado a los cascosde las bestias que regresandel pasado.

La rueda del silencio, la ubi-cuidad de la palabra. El silen-cio. El poema.

Contenido Maracay, Sábado 25 de agosto de 201210

Pisando la tierra de Adolfo Bioy CasaresJESÚS MORÍN PEREIRA

!

Una mañana de estas enque mayo es un solocrepúsculo y las lluvias

en el monte crucifican las ven-tanas con sus garuas puntua-les por las tardes, me llegó unainvitación de un grupo de jó-venes con el que mantengofrecuentemente un intercam-bio de letras .vía internet. Jó-venes de todo el mundo. DELETRA VIVA. Que hacenpoesía, día sobre día, barridospor la emoción y la prolijaamistad del tributo verdade-ro a la palabra. No lo pensé dosveces y allá fui a dar. Entreellos. Jóvenes de Chile, Méxi-co, Uruguay, Brasil y Argenti-na. Otro tanto, no tan jóvenesdel Paraguay y Colombia, mú-sicos, poetas, artesanos, can-tantes y juglares que me hicie-ron pasar unos días maravi-llosos, (antes mi esposa y yo,experimentamos algo similaren La Habana) de cuyos mo-mentos dan fe estos compro-misos sociales con el mundo.

Buenos Aires es en realidadla pequeña París, sus grandesavenidas y su arquitectura,junto a sus habitantes le danesa majestuosidad impresio-nante, tan verdadera, que has-ta verlos caminar es un tribu-to a la elegancia de pura con-templación y estética.

Yo me llevé algunos librosde mis amigos, los que pude ytenía a la mano (en verdad, encada lectura ellos fueron loscelebrados).Esa fue mi inten-ción. Así, conocieron a Alber-to , Efrén, Rosana, Néstor.Bauticé con ellos folletos y re-vistas sin que para nada im-portara la hipocresía literariacon que somos tratados algu-nos de nosotros en nuestrapropia guarida.. A esos jóve-nes no les interesa la consa-gración de la primavera ni losque a punta de meros capri-chos dicen llamarse literatos.

Esta dimensión de relatoresdel futuro que andan en la red,de esa cultura juvenil que de-fiendo desde hace mucho, sur-gen los investigadores del artey la locura de la que formo par-te con orgullo a mis 58 años.

Esa de la que LETRALIA ennuestro país es el mejor ejem-plo, al igual que TIERRA LLA-NA en Guárico. Una especie deArturo en los Naranjos.

Buenos Aires es esa varia-ción de taberna en taberna,de escribir fuera de casa en-tre el tango y el secreto desus calles: incluso, del polvoque no existe cuando el hom-bre común adjunta las ma-drugadas. Desde La bocahasta Florida no hay límitepara sacrificarlas noches yemborracharse de vinos ycanciones.

En esos papeles recogidosen el Centro Cultural Borges yel Gran Café del Florida conJohnny Allan, Eduardo Her-nández Calderón, JosephMartin de Letra Viva leímospoesía hasta el amanecer a 4grados de solemnidad. Luego

de Voz al Margen, Luís Zala-mea, Peter Horvilloguer (poe-ta gaucho alemán) en un ho-menaje al silencio de las pam-pas, distante de la sensiblería,reflexivo y emocionado nosllevó como un pálpito a losecos de Martin Fierro.

Esta ciudad abierta se nosquedó inconclusa, parte deesa cultura activa, humana.Tanto en los programas de ra-dio como en los especiales delas noches con Jorge y Silvia,en LA BOTA del CentroCANGAS DEL NARCEA.Nos dicen que estar fuera decasa es andar de la mano conOlga Orozco, Pizarni, Girondo,en la voz de Nancy Luque,Sandra Mihanovih ,RicardoRefendofer, Ariel, entre tantosque nos ofrecían su manopara no irnos nunca.

De ese tamaño es Argenti-

na, dice Verónica Rubita.Argentina es una mujer exa-geradamente bella, corrien-do a los brazos del que ven-ga. Buenos Aires es inmen-samente tibia y del que fuitestigo desde el hermosoHotel Olmo Dorado en la ca-lle Venezuela. Lo hice mío yahí voy a estar cuando quie-ra estar. Entretanto, un poe-ma raja las calles donde pa-sas vibrante con el sol bru-moso de los mediodías de ju-lio, mientras los signos iní-ciales, la frescura de sus poe-tas se posan en las alas delmundo.

Buenos Aires es estética-mente un continente del arte,solo la lluvia es silencio y Ar-gentina es una fiesta de arma-dores y milongas.

Nunca oí cantar con el vinoen la garganta y desde el Can-

gas del Narcea la bota rebo-sada fluye en el cuerpo de lataberna, al tiempo de tango yel puchero que Jorge y susamigos hacen rememorando aVíctor Lavallén, Pablo Mai-netti, Juanjo Domínguez, As-tor Piazzola.

Así las noches, Teresa, Sil-via, nosotros y los azahares,cuando empieza la madruga-da en la calma del cielo. Mien-tras termino de recorrer laciudad en medio de la audaciatransitable y verbal.

(A los poetas de Aragua,Venezuela)

Cómo entran a esta ciudad. Si de llaves se

trata. …Es verdad, los poetas no

necesitan candados. Alejandro

Silmonech. (Letra Viva,Mexico.D.F.)

Maracay, Sábado 25 de agosto de 2012 Contenido 31

Batman, El Caballero de la Noche AsciendeMAIKEL RAMÍREZ

"there goes my heroWatch him as he goes"

(Foo Fighters: Hero)

Juzgo conveniente infor-marle al lector que estanota no tiene como pro-

pósito reseñar Batman, el ca-ballero de la noche asciende,sino hacer una lectura de al-gunos elementos del conteni-do y de la textura del filme. Demodo que aquí prescindiré deun resumen del mismo, todavez que propongo este textopara un lector que esté fami-liarizado con la nueva entre-ga del Batman del cineasta in-glés Christopher Nolan.

La primera observaciónque se nos impone se puedeformular como una interro-gante: ¿por qué todos los ha-bitantes de Ciudad Gótica danpor cierta la carta que Bane(Tom Hardy) lee, en cuyo con-tenido el comisario Gordon(Gary Oldman) explicaría loocurrido con la muerte deHarvey Kent? (recordemosque éste se convirtió en el vi-llano dos caras en el filme an-terior) Es decir, ¿Cómo puedela gente de Ciudad Gótica con-fiar en lo que afirme un delin-cuente que acaba de asesinara una persona frente a todos ylos amenaza con hacer esta-llar una bomba nuclear? Sien-do la carta el elemento medu-lar para echar por tierra elmito que sostiene el aparatopolítico de Ciudad Gótica, pa-rece insostenible que sea Banequien dé a conocer su conte-nido, o por decirlo de otromodo, que comunique el con-tenido de la carta sin que na-die verifique la autenticidadde la misma. La solución a esteatolladero me parece que sepuede conseguir si pensamosen Ciudad Gótica como en unasociedad posmoderna. En unapalabra, si pensamos que asícomo la posmodernidad re-chaza los relatos emancipado-res o utópicos, la gente de estaciudad se inclina por las expli-caciones que ofrecen las teo-rías de la conspiración. Los re-latos alternos al registro his-tórico oficial tienen cabida enla forma como los posmoder-nos interpretan el mundo.Siempre hay una teoría que

parece encajar más en la reali-dad que la historia oficial: Je-sucristo tuvo descendenciacon María Magdalena; LyndonJohnson mandó a asesinar aJohn Kennedy, todos somosalienígenas; el hombre nuncallegó a la luna en 1969, todofue un montaje hecho en Ho-llywood, entre otras que pre-dominan en nuestro tiempo.

En esta misma línea se ins-criben las palabras con las queSelina Kyle, o Gatúbela, (AnneHathaway) le advierte a Bru-no Díaz la crisis que se acerca,ya que hay un malestar social,debido a la fisura que se haabierto entre la clase alta y laclase pobre de la ciudad, locual además es reforzado cuan-do encontramos el cese dedonaciones caritativas de lasempresas de Bruno Díaz. Deallí se sigue que la actitud dela gente de la ciudad sea decompleta parálisis. Salvo lapandilla de Bane, nadie en laciudad se une a la libertad queéste le ofrece, como tampocooponen resistencia. Los po-bladores de Ciudad Gótica nosrecuerdan en su pasividad alos habitantes del pueblo en lanovela de Oswaldo Soriano,Cuarteles de invierno. En re-sumen, si algo es patente en-tre la gente de Ciudad Gótica ylos posmodernos, es una apa-tía paralizante.

Sin embargo, con su bús-queda de efecto sorpresa, No-lan arriesga la profundidad delfilme al revelar a Miranda(Marion Cotillard) como la vi-

llana que ha operado en lasombra. La repentina autoríaintelectual de Miranda rese-mantiza las acciones y los per-sonajes de forma retroactiva,es decir, reviste con un nue-vo significado todo lo que yahabíamos visto hasta ese mo-mento. Digamos que con estegesto el director inglés tras-pone la dimensión política delfilme a un simple esquema delucha contra unos villanos quefraguan una venganza. La re-semantización se plantea de lasiguiente manera: a) Bane esdespojado de su dimensiónpolítica (un líder que intentaacabar con el status quo y ofre-ce sumir a Ciudad Gótica enuna anarquía) para convertir-se sólo en un criminal quecumple con el plan de acabarcon la ciudad; b) Bane ya noserá la figura mística, sublime,que está por encima de lo hu-mano, el único que pudo es-capar del pozo de Ra´s al Ghul,sino un simple terrorista condotes de fisicoculturista; c) amedio camino entre los dosaspectos anteriores se en-cuentra el hecho de que Banees un enamorado que compla-ce los intenciones criminalesy autómatas de Miranda.

Por cierto, la Profesora AnaMaría Ramírez me adviertesobre la posible atracción pe-dófila de Bane hacia la infanteMiranda. Nolan deja en la am-bigüedad esta relación del pa-sado. Sugiero que este aspec-to pasa desapercibido por elgenial montaje paralelo de los

filmes de Nolan, en los cuales,por lo general, no sólo haymúltiples acciones en desa-rrollo, sino que los personajesconfrontan dilemas: salvar aalguien implica que otro mue-ra (Rachel en El caballero dela noche); los tripulantes de unbarco deben decidir si apretarun botón para que los tripu-lantes de otro barco mueranen lugar de ellos, segmento enel que un plano de detalle deun reloj nos recuerda a Sabo-taje, de Alfred Hitchcock (Elcaballero de la noche); un sol-dado debe dispararle a Blake,o Robin, (Joseph Gordon-Le-vitt) si éste trata de cruzar elpuente para salvar a un grupode niños de la inminente ex-plosión de la bomba nuclear.

Igualmente, la psicología dela femme fatale en el cine ne-gro y en el llamado neo noirha sido analizada rigorosa-mente por el filósofo SlavojZizek. En Lacrimae rerum, Zi-zek arguye que la diferenciaentre el detective clásico y elhéroe del cine negro es quemientras aquel permanecíaajeno a las relaciones inter-subjetivas de los personajes,éste se compromete con todolo que concierne a los involu-crados en la investigación. Lafemme fatale es precisamenteel elemento que atrapa al hé-roe en la red de relaciones in-tersubjetivas y lo empuja ha-cia su perdición. Para Zizek,la femme fatale escenifica latesis lacaniana de "la mujer noexiste", esto es, representa unapantalla en la que el héroe pro-yecta sus fantasías. Lo que su-cede al final del filme es que lafemme fatale se desvanececuando el héroe la rechaza yrecobra para sí su masculini-dad. Bástenos recordar, porcitar un par de ejemplos, Ladama de Shanghai, de OrsonWelles, y Perdición, de BillyWilder. Pues bien, nada de loanterior parece encajar en larelación Wane-Miranda. Dehecho, el encuentro sexualentre ambos parece ser el casode un evento ocasional, lo quellamarían en inglés 'a one-nig-ht stand', y cuando Mirandarevela su participación en losactos terroristas, nunca sedesploma histéricamente nicontinua como la proyecciónfantasmática explícita deWane, como es el rasgo de lafemme fatale del neo noir, se-gún el filósofo esloveno. En

cuanto a la imagen, MarionCotillard nunca despunta porser una figura seductora, unabelleza fatal a la par de RitaHayworth, en La dama deShanghai; Faye Dunaway, enChinatown, de Roman Polans-ki; o Kim Novak, en Vértigo,de Alfred Hitchcock. Esto noquiere decir que sea la bellezaper se, más bien propongoque pensemos en la construc-ción de la figura a partir dellenguaje cinematográfico. Re-cordemos los planos subjeti-vos Walter (Fred McMurray)cuando ve las piernas de Phy-llis (Barbara Stanwyck) enPerdición. En cualquier caso,si un personaje femenino delfilme es candidato para lasfantasías de Wane, es, con so-brada evidencia, Gatúbela.

De vuelta al universo polí-tico del filme, Batman, el Ca-ballero de la Noche Asciendenos recuerda la lectura mar-xiana de que los eventos his-tóricos se repiten primerocomo tragedia y luego comofarsa (clara alusión a Hegel):con la supuesta muerte deBatman, Ciudad Gótica retor-na al mito. El sacrificio del su-perhéroe cumple con rigor laproeza del héroe clásico en sufunción social, en la medidaque representa los ideales detodo un colectivo, rasgo queno comparte con Don Quijo-te, quien, como lo han señala-do desde Michel Foucault has-ta María del Carmen BobesNaves, se echa a enderezarentuertos en una sociedad yadividida en clases y, por tan-to, en intereses. El hecho deque Bruno Díaz deje una parteimportante de su fortuna a losinstitutos para niños huérfa-nos no es garantía de la des-aparición de la injusticia so-cial que inmoviliza a los habi-tantes de la ciudad. Se haceevidente entonces que lamuerte de Batman es necesa-ria en tanto trata de cohesio-nar un conjunto de individuosseparados por relaciones an-tagónicas. ¿Acaso no cabríauna lectura freudiana sobre elsentimiento de culpa por lamuerte del padre primordial,aquel que desde la muerte dic-tará la autoridad? Quizá Freudtenía razón cuando afirmabaque buscamos a la figura delpadre cuando nos sentimosdesamparados, cuando el sen-tido de la muerte y del mundose nos ha escapado.

Contenido Maracay, Sábado 25 de agosto de 201232

Poemas de Jhon RiveraStredel La Pasión Disimulada

CARMEN RODRÍGUEZ

Madre de los arroyos¡Cae!

¡Ahógame!Confúndelos con tu presencia

¡Cae!Que después de ti

Nadie sabrá el porqué te llamé.

Hoy me untaste mermelada en el corazónY la tarde se me tornó feliz

Pero al llegar a casaLas hormigas me atacaron

Y me arrancaron tu voz

El silencio te trae y me acobijasCierro los ojos y sigo viéndote

Esta confusión mental se me torna perpetuaUna condena que me hace desear la muerte

Te gritoTe echo fuera

Te lanzo el libro que me impides leerY al rato vuelves

Entras sin permiso, sin tocar puertasSólo para que sepa que estás

Y retorne mi tormento

Yo quiero leerte siempreDe corrido, sin parar,

Como si fueras un libro eternoComo mi lectura preferida y recurrente

Yo quiero leerte SIEMPRE

Pero sales en fascículos quincenales,Bajan el tiraje,

Retrasan tu entregaTe regresan al depósito

Te cancelan...Te cambian de nombre y también de editor…

Y yo que anhelo tu llegadasiempre recibo excusas:

Falta tinta para imprimirte,Falta papel para darte cuerpo...

1.-El Corazón es un limónque lo aprietan carnosidades.

A cada latidose expande su concha.

El amor vive en él.

Luego se asoleaentre las ramasdiseminándoseen el corazón de los otros.

2.-Una manzana se abrea cada mordidaante la humedad de la boca.

Después que ha perdidosu delicada piellas semillas de su parte blandason más sensibles a la lengua.En el centro de la frutaa pesar de las mordidasse encuentra un capullo amargoque no para de florecer blancuradentro de ella misma.

3.-El agua del cielohumedece la tierray moja los labios de la flor.

Se forman gotas que recorrenel cuerpo de la hojareanimando su danza en elviento.

Bajanabren la tierray crean pozospara mojar las raíces.

Es lo divino que ha bajadoa probar las cosas en su plenitud.

Nota biográfica.Jhon Rivera Stredel (Caracas, 1992) Es estudiante del 5to semestre de TerapiaPsicosocial en la Universidad de Carabobo. Ha realizado diversos talleres litera-rios con Edda Armas en la Filuc, también ha hecho Taller en el Departamentode Literatura de la UC, además de ser miembro del Taller Literario Hojas Suel-tas en Mariara, pertenece al Comité de Redacción de la Revista de CulturaTuna de Oro de la UC. Ha participado en algunos festivales dentro del país.