suplemento cultural contenido 12-01-13

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Maracay, Sábado 12 de enero de 2013 Crónicas del Olvido El Mago o “la tercera realidad” ALBERTO HERNÁNDEZ 1.- R yunosuke Akutagawa nada muy bien en las aguas del cuento. Maes- tro del género, lo sabemos cer- cano a nosotros gracias al cine. Hace ya algunas décadas, leí- mos Rashomon, cuento que conjugado con las imágenes del relato En el bosque dio origen a la película Rashomon, dirigi- da por Akira Kurosawa, donde destaca el alejamiento de los ja- poneses de ciertas tradiciones. En este filme los personajes re- velan muchos de los problemas que, por occidentales, afecta- ban al pueblo nipón. Akutagawa regresa a nues- tra memoria gracias a la tra- ducción de trece de sus cuen- tos realizada por el recono- cido Ryukichi Terao, quien contó con la colaboración del escritor venezolano Ed- nodio Quintero, quien tam- bién escribió el prólogo para la publicación del libro de relatos El mago (Barcelona, España, 2012), en la editorial Candaya. El mago es un milagro lite- rario que nos aproxima a lo mejor de la literatura de ese muy lejano país. Pero también es una polémica silenciosa. Podría pensarse que lo afirma- do por Daisuki Ikeda -en el prólogo del libro La noche anuncia la aurora (Emecé edi- tores, Buenos Aires 1985), diá- logo en el que participan René Huyghe y el mismo Ikeda- se debate la relación de ambos hemisferios culturales "Ahora bien, diría yo que la morada en que vivimos no se ve ame- nazada por una tromba que aparece en el horizonte, sino que está amenazada por sus propios ocupantes -los hom- bres, rivales en la carrera del lucro- que se disputan los muebles, que arrancan los cie- los rasos, las tablas de los pi- sos, que socavan los pilares y tienden así a derrumbarla". La imagen podría resultar exage- rada, pero no quedan dudas de que ocurre algo en el ambien- te que flota aún en las líneas narrativas de Akutagawa. Al- gunos cuentos de este libro que Candaya lanza al mundo deli- nean eso que muchos han dado en llamar la "decadencia" del Japón y que nuestro autor nos hace ver a través de la película de Kurosawa. 2.- El primer cuento, el que le da nombre al libro, es uno de los más japoneses. Es, a juicio de este lector, el más cercano al espíritu nipón junto a "Blan- co" y "Crónica de una deuda li- quidada". Todos los relatos fueron escritos con elegancia y delicadeza, próximas a las de Kawabata en las novelas País de nieve y Kioto. Estas carac- terísticas se notan en el uso de las imágenes, en el ritmo de las acciones. Por supuesto, el paisaje del también autor de Diario de un muchacho atien- de más a la mirada inmediata. Akutagawa se detiene con más paciencia y atención en los personajes, a quienes ro- dea de problemas, los que alarga hasta convertirlos en una atmósfera con cierta ten- sión psicológica. Este maestro japonés del cuento cabe perfectamente en la expresión "La armonía es la piedra angular del equilibrio", que Huyghe usara para hablar de la clave acerca de los dos blo- ques culturales. Cada relato de nuestro autor desvela la mira- da inasible del budismo, donde el mundo objetivo y el mundo subjetivo se debaten para dar paso al yo y al no yo. Estas dos instancias aparecen como una "tercera realidad", que es el arte. Es decir, Akutagawa roza la teoría de Huyghe y participa en el diálogo desde los perso- najes, como queda visto en el cuento "El baile de Akiko", tan francés, tan Maupassant, para decirlo con la perspectiva de Ednodio Quintero. Se trata del relato menos nipón, el más oc- cidental, el más diplomática- mente occidental. En "El Cristo de Nanking" el autor revela la tensión que Oriente y Occidente siempre han tratado de disimular. O al menos de maquillar a través de los negocios. Esta vez a través de la religión. Un problema de fe. Se trata de una historia en la que una joven prostituta es contagiada de sífilis. La mujer tiene que abandonar el oficio del cual viven ella y su padre enfermo. La mujer se dedica a rechazar a todos los clientes hasta que aparece un extran- jero (mitad japonés, mitad norteamericano) quien la "ena- mora" a través del ofrecimien- to de muchos dólares y por su parecido con un Cristo que ella tenía puesto en la pared. Años después, un japonés que hace de narrador silencioso entera al lector de que el tal extranje- ro no es ningún santo sino un aventurero llamado George Murry, quien se ufanaba de ha- ber tenido relaciones con una muchacha china porque lo creía un enviado de Dios. Mu- rry -dice la voz del japonés- enloqueció al enterrase de que tenía sífilis, mientras la joven, gracias a la fe en el personaje a quien creía su salvador, se cura. El relator japonés, per- sonaje circunstancial, decide no revelarle nada a la mucha- cha, quien siguió su vida "con la cara resplandeciente mien- tras masticaba las semillas de sandía". En este relato se puede asi- milar esa tensión entre ambos bloques culturales. Oriente se venga de Occidente. Oriente derrota a Occidente. Occidente enloquece. Oriente sigue vivo. No obstante, existe un elemen- to catalizador: quien provoca la crisis es un mestizo. Un hom- bre que tiene sangre oriental y sangre occidental. La paradoja da paso a la moraleja. 3.- Los ojos rasgados del Buda, los que ambulan por el archi- piélago, por las tierras de la antigua China, por la curva si- lenciosa de unos labios que pronuncian el universo con tanta lentitud, están presentes en estos relatos. Pero también los ojos reconocidamente abiertos en el autorretrato de Van Gogh, que son los mismos de Chejov, Borges o Edgar Allan Poe. O del Cristo. Es de- cir, el rostro de dos mundos que expresa igual número de miradas. Si bien Akutagawa recibió la sospechosa influen- cia de los prenombrados, también es cierto que su obra se sostiene en el "dolor" per- manente de la crisis del espí- ritu japonés. De allí que haya sido considerado el más im- portante de los cuentistas de esa lejana nación, por su ape- go a sus tradiciones genéticas que convirtió en expresión universal. La publicación de estos tre- ce cuentos nos acerca a un es- critor que, pese a haber sido traducido a varios idiomas, es prácticamente un desconoci- do. He allí la importancia de su salida al campo de los lec- tores. Hay otros sabores cer- canos a este hoy convulsiona- do, como los de Haruki Mu- rakami o Banana Yoshimoto, quienes seguramente tuvie- ron que aprender mucho de quien hoy nos ocupa. Japón es todos ellos, pero queda en El mago la ilusión de haber leído lo que aún nos queda por leer de ese extraor- dinario país, tan misterioso como la mirada oblicua del Buda en medio de la noche. Dejemos, para completar, las palabras de Quintero al ar- bitrio de nuestros curiosos lectores "Para una mejor com- prensión de la obra de Akuta- gawa, aun cuando demos por sentado su originalidad y la impronta de su genio, no deja de ser útil recurrir a los auto- res que están en la génesis de su creación. La relación de Akutagawa con sus maestros, Natsume Soseki y Mori Ogay, al igual que con sus contem- poráneos Shiga Naoya, Nagai Kafu y Tanizaki es muy impor- tante de dilucidar aun cuando no sería pertinente en estos casos hablar de influencias". La "tercera realidad" recu- rre sin dilación a las páginas de este tomo que Candaya ha sabido escoger para lanzarlo al mundo, tanto al occidental como al oriental donde el es- pañol es idioma de muchas bocas con variados sabores y acentos.

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Maracay, Sábado 12de enero de 2013

Crónicas del OlvidoEl Mago o “la tercera realidad”

ALBERTO HERNÁNDEZ

1.-

Ryunosuke Akutagawanada muy bien en las aguas del cuento. Maes-

tro del género, lo sabemos cer-cano a nosotros gracias al cine.Hace ya algunas décadas, leí-mos Rashomon, cuento queconjugado con las imágenes delrelato En el bosque dio origena la película Rashomon, dirigi-da por Akira Kurosawa, dondedestaca el alejamiento de los ja-poneses de ciertas tradiciones.En este filme los personajes re-velan muchos de los problemasque, por occidentales, afecta-ban al pueblo nipón.

Akutagawa regresa a nues-tra memoria gracias a la tra-ducción de trece de sus cuen-tos realizada por el recono-cido Ryukichi Terao, quiencontó con la colaboracióndel escritor venezolano Ed-nodio Quintero, quien tam-bién escribió el prólogo parala publicación del libro derelatos El mago (Barcelona,España, 2012), en la editorialCandaya.

El mago es un milagro lite-rario que nos aproxima a lomejor de la literatura de esemuy lejano país. Pero tambiénes una polémica silenciosa.Podría pensarse que lo afirma-do por Daisuki Ikeda -en elprólogo del libro La nocheanuncia la aurora (Emecé edi-tores, Buenos Aires 1985), diá-logo en el que participan RenéHuyghe y el mismo Ikeda- sedebate la relación de amboshemisferios culturales "Ahorabien, diría yo que la moradaen que vivimos no se ve ame-nazada por una tromba queaparece en el horizonte, sinoque está amenazada por suspropios ocupantes -los hom-bres, rivales en la carrera dellucro- que se disputan losmuebles, que arrancan los cie-los rasos, las tablas de los pi-sos, que socavan los pilares ytienden así a derrumbarla". Laimagen podría resultar exage-rada, pero no quedan dudas deque ocurre algo en el ambien-te que flota aún en las líneasnarrativas de Akutagawa. Al-

gunos cuentos de este libro queCandaya lanza al mundo deli-nean eso que muchos han dadoen llamar la "decadencia" delJapón y que nuestro autor noshace ver a través de la películade Kurosawa.

2.-El primer cuento, el que le

da nombre al libro, es uno delos más japoneses. Es, a juiciode este lector, el más cercanoal espíritu nipón junto a "Blan-co" y "Crónica de una deuda li-quidada". Todos los relatosfueron escritos con eleganciay delicadeza, próximas a las deKawabata en las novelas Paísde nieve y Kioto. Estas carac-terísticas se notan en el uso delas imágenes, en el ritmo delas acciones. Por supuesto, elpaisaje del también autor deDiario de un muchacho atien-de más a la mirada inmediata.Akutagawa se detiene conmás paciencia y atención enlos personajes, a quienes ro-dea de problemas, los quealarga hasta convertirlos enuna atmósfera con cierta ten-sión psicológica.

Este maestro japonés delcuento cabe perfectamente enla expresión "La armonía es lapiedra angular del equilibrio",que Huyghe usara para hablarde la clave acerca de los dos blo-ques culturales. Cada relato denuestro autor desvela la mira-

da inasible del budismo, dondeel mundo objetivo y el mundosubjetivo se debaten para darpaso al yo y al no yo. Estas dosinstancias aparecen como una"tercera realidad", que es elarte. Es decir, Akutagawa rozala teoría de Huyghe y participaen el diálogo desde los perso-najes, como queda visto en elcuento "El baile de Akiko", tanfrancés, tan Maupassant, paradecirlo con la perspectiva deEdnodio Quintero. Se trata delrelato menos nipón, el más oc-cidental, el más diplomática-mente occidental.

En "El Cristo de Nanking" elautor revela la tensión queOriente y Occidente siemprehan tratado de disimular. O almenos de maquillar a través delos negocios. Esta vez a travésde la religión. Un problema defe. Se trata de una historia enla que una joven prostituta escontagiada de sífilis. La mujertiene que abandonar el oficiodel cual viven ella y su padreenfermo. La mujer se dedica arechazar a todos los clienteshasta que aparece un extran-jero (mitad japonés, mitadnorteamericano) quien la "ena-mora" a través del ofrecimien-to de muchos dólares y por suparecido con un Cristo que ellatenía puesto en la pared. Añosdespués, un japonés que hacede narrador silencioso enteraal lector de que el tal extranje-

ro no es ningún santo sino unaventurero llamado GeorgeMurry, quien se ufanaba de ha-ber tenido relaciones con unamuchacha china porque locreía un enviado de Dios. Mu-rry -dice la voz del japonés-enloqueció al enterrase de quetenía sífilis, mientras la joven,gracias a la fe en el personaje aquien creía su salvador, secura. El relator japonés, per-sonaje circunstancial, decideno revelarle nada a la mucha-cha, quien siguió su vida "conla cara resplandeciente mien-tras masticaba las semillas desandía".

En este relato se puede asi-milar esa tensión entre ambosbloques culturales. Oriente sevenga de Occidente. Orientederrota a Occidente. Occidenteenloquece. Oriente sigue vivo.No obstante, existe un elemen-to catalizador: quien provocala crisis es un mestizo. Un hom-bre que tiene sangre oriental ysangre occidental. La paradojada paso a la moraleja.

3.-Los ojos rasgados del Buda,

los que ambulan por el archi-piélago, por las tierras de laantigua China, por la curva si-lenciosa de unos labios quepronuncian el universo contanta lentitud, están presentesen estos relatos. Pero tambiénlos ojos reconocidamenteabiertos en el autorretrato deVan Gogh, que son los mismos

de Chejov, Borges o EdgarAllan Poe. O del Cristo. Es de-cir, el rostro de dos mundosque expresa igual número demiradas. Si bien Akutagawarecibió la sospechosa influen-cia de los prenombrados,también es cierto que su obrase sostiene en el "dolor" per-manente de la crisis del espí-ritu japonés. De allí que hayasido considerado el más im-portante de los cuentistas deesa lejana nación, por su ape-go a sus tradiciones genéticasque convirtió en expresiónuniversal.

La publicación de estos tre-ce cuentos nos acerca a un es-critor que, pese a haber sidotraducido a varios idiomas, esprácticamente un desconoci-do. He allí la importancia desu salida al campo de los lec-tores. Hay otros sabores cer-canos a este hoy convulsiona-do, como los de Haruki Mu-rakami o Banana Yoshimoto,quienes seguramente tuvie-ron que aprender mucho dequien hoy nos ocupa.

Japón es todos ellos, peroqueda en El mago la ilusión dehaber leído lo que aún nosqueda por leer de ese extraor-dinario país, tan misteriosocomo la mirada oblicua delBuda en medio de la noche.

Dejemos, para completar,las palabras de Quintero al ar-bitrio de nuestros curiososlectores "Para una mejor com-prensión de la obra de Akuta-gawa, aun cuando demos porsentado su originalidad y laimpronta de su genio, no dejade ser útil recurrir a los auto-res que están en la génesis desu creación. La relación deAkutagawa con sus maestros,Natsume Soseki y Mori Ogay,al igual que con sus contem-poráneos Shiga Naoya, NagaiKafu y Tanizaki es muy impor-tante de dilucidar aun cuandono sería pertinente en estoscasos hablar de influencias".

La "tercera realidad" recu-rre sin dilación a las páginasde este tomo que Candaya hasabido escoger para lanzarloal mundo, tanto al occidentalcomo al oriental donde el es-pañol es idioma de muchasbocas con variados sabores yacentos.

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Pronto volverán los buenos tiemposContenido Maracay, Sábado 12 de enero de 201310

JOSÉ YGNACIO OCHOA

“Pronto volverán los bue-nos tiempos" dirigida porSergio D' Angelo con un

guión construido por el pro-pio D' Angelo y el actor JorgeRodríguez. Esta propuestaevidencia una inexorable bús-queda hacia la identificacióndel hombre con su imaginario,con aquel otro mundo inte-rior, acá importa poco lo quepueda suceder en el "afuera",es más importante lo que su-cede en el mundo del perso-naje y su relación volátil queestablece con sus sueños o susfantasmas pero que se rego-dea en esa cápsula creada porsu condición de hombre quese ve solo ante la despedidafísica de su esposa, amartela oamada. Es una realidad que sesuperpone a las temáticas dela cotidianidad para abrirlepaso a una condición cercanaal universo poético. Es unametáfora que cobra vida conel pensamiento puesto en elpasado por un hombre que sesabe solitario, es una especiede soledad ritualizada desde laausencia de ese ser querido.La propuesta no es fácil de di-gerir por el tratamiento o porla forma de concebirla. Escomo un poema materializa-do en escena, por eso insisti-mos que no es nada fácil, peroel atrevimiento de D’ Angelolo lleva a desentrañar caminosdesde las imágenes poéticaspara llegar a lo que se preten-de: la imagen única de cadafunción. Es un desconsuelopor esa partida de su amarte-lada, es una presencia agóni-ca del sentimiento. Esa ima-gen de la mujer está represen-tada en escena por Paula Fon-tán, quien no tiene texto algu-no pero se justifica sus apari-ciones y digo aparicionespues ella, esa imagen que va yviene conduce al personaje adarle continuidad a la histo-ria como si ella fuese eso, unaimagen etérea recordada con-tantemente por el personajesolitario.

La iluminación merece uncomentario pues marca engran medida los cambios emo-cionales del personaje encar-nado en Jorge Rodríguezquien le da vida a un persona-je contradictorio pero subli-me en su pensamiento haciala mujer amada, decíamos dela iluminación creada y ejecu-tada por el director, pues cree-

mos que solo él conoce el rit-mo, los tiempos de las accio-nes, es la indudable complici-dad creadora <de la cual he-mos hablado en otras oportu-nidades> debe existir entredirector y actor para poderacercarse a las imágenes so-ñadas por el personaje. El re-curso utilizado en donde laimagen se superpone es un re-curso cinematográfico peroutilizado en este caso conecuanimidad y logra las imá-genes deseadas. Son como se-ñales que se van vislumbran-do en la medida que se ejecu-tan las acciones y se clarifica,si es que existe alguna posibi-lidad de esta, cuando se da lafunción. Esto demuestra queel ejercicio escritural y sobretodo el que está cercano a lacondición poética puede sersusceptible al juego y crea-ción de imágenes desde el es-

pacio escénico. Entendemosque para llegar a esas imáge-nes y mantenerlas debe exis-tir un criterio de creatividadcorrespondido con el senti-miento de poeta. Es como crearun poema en cada función, soloque éste es imagen ante el pú-blico. Destacamos la presenciadel títere ejecutado por Clau-dio Casal quien con su partici-pación conforma otra imagendentro de escena para delinearel estado sublime del persona-je ente la historia de él. Es el tí-tere quien de alguna manera ledice en qué plano está el perso-naje o bien en el mundo terre-nal o en otro mundo que perte-nece solo a su mujer deseada.La puesta denota un trabajo la-borioso que permite destacarel goce estético que tiene elartista por la propuesta. Elteatro es eso encanta desde lamirada del público. Encanta

Ficha artística:Actores: Jorge Rodríguez Paula FontánTitiritero: Claudio CasalGuión: Jorge Rodríguez Sergio D' AngeloAsistentes: Roberto Di Nicola Patricia OssorioPreparación vocal: María ChemesFotografías: Carolina FeityCoordinación y realización de títere: Javier SwedzkyMúsica: The Beatles Dead Can Dance Harald Weiss

porque permite ver otrosmundos ficcionados. Encantaporque le arranca emocionesa quien lo siente desde la cer-canía de su respiración en tan-to el actor lo transmite con sutalento. Otro aspecto impor-tante a destacar es el trata-miento que se le da al espectá-culo o las artes desde la inter-

vención de la casa (Palpa 3742)común para luego ser transfor-mada en un recinto para lasartes escénicas. Es un dignoesfuerzo que bien podría emu-larse. El caso de la CompañíaFantasma dirigida por SergioD' Angelo y su bella gente au-gura éxitos en lo sucesivo.

Buenos Aires, agosto 2012

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Maracay, Sábado 12 de enero de 2013 Contenido 31

Poemas que matanROBERT SALADRIGAS

Se sabe que Ovidio, el granpoeta latino, fue condenado aldestierro en la más remotaprovincia romana del MarNegro, Torni, en la actual Ru-mania. Sus culpas, dice él, fue-ron "un error y un poema". Alparecer al emperador Augus-to, restaurador de la moral delimperio, no le gustaban susobras libertinas y menos aúnsus actitudes vitales del mis-mo tipo. Y durante los últimosdiez años de su vida, Ovidio sela pasó escribiendo versostristes e inútiles epístolas re-petitivas en las que rogabaque intercedieran por él anteel emperador para que lo de-jara volver a Roma, o siquieraa una provincia más cercanade la capital. Desterrado, solo,sin amigos ni familia, murió enel año 18 de nuestra era.

Que un solo poema puedaprovocar semejante castigoparece un asunto del mundoantiguo. Pero no. Acantilado,la exquisita editorial catala-na dirigida por Jaume Vall-corba, acaba de reeditar unode los libros de memoriasmás importantes del sigloXX, y en este se demuestraque esto no es así. Se trata delúnico libro escrito por unamujer extraña, diminuta, al-tiva y de gran inteligencia:Nadiezhda Mandelstam. Na-diezhda, en ruso, quiere de-cir Esperanza, y el título desus memorias es ya un juegode palabras: Contra toda es-peranza. Estas no son, sinembargo, memorias paracombatirse a sí misma, sinoun grito herido y una denun-cia feroz contra los horroresdel estalinismo, pero sobretodo una evocación minucio-sa de la obra, la prisión, eldestierro, la locura y la muer-te de su marido, el gran poe-ta ruso Ósip Mandelstam.

En ese largo canto de amora su marido (más de 600 pá-ginas de prosa limpia y dura,que no cede ni una sola vezal sentimentalismo ni al fácilefectismo de la conmisera-ción), la señora Mandelstamempieza por transcribir elpoema que llevaría a su ma-rido a la desgracia. Se tratade unas cuantas estrofascompuestas a finales de1933, que nunca fueron si-

quiera publicadas en vida delautor, pero que ya a princi-pios de 1934 lo llevaron a lacárcel. El poema habla deldictador y dice cosas senci-llas como que cuando ellos seatreven a hablar, mencionansiempre a Stalin en voz baja.O que "sus dedos gordos pa-recen grasientos gusanos / yde su boca caen como pesaslas palabras".

Habla también de "la chus-ma de jefes flacos que lo ro-dea / infrahombres con quie-nes él se divierte y juega", ytermina declarando de quémodo "las ejecuciones son undon bendito que regocija su

ancho pecho". El poema seatrevía a decir, con elegancia,cuáles eran los crímenes deStalin y empezó a circular deboca en boca, entre unos po-cos amigos, hasta que algunode ellos -quizá más por mie-do que por deseo de traicio-nar- denuncia a Mandelstamante los comisarios. Ahí em-pieza la persecución: prime-ro el aislamiento en la cárcel,las torturas leves, los interro-gatorios, el proceso, el confi-namiento en un pueblo remo-to, el perdón aparente, y lasolución final. Como en elcaso de Ovidio (también Man-delstam, tomándolo como

modelo, escribirá sus versostristes desde el destierro), lamuerte le l legará tras pa-sar unos años en los camposde S t a l i n . A l l a d o d e U nm u n d o a p a r t e d e G u s t a vHerl ing -otro testimonio du-rísimo sobre los Gulag- estasmemorias de NadiezhdaMandelstam -minuciosas,obsesivas, precisas- nos ha-blan de ese otro horror delsiglo XX, la dictadura de Sta-lin en la Unión Soviética, unpoco opacado por el Holo-causto y las grandes obrasque se escribieron sobre elmismo (Levi, Améry, Ker-tesz), y también por el disi-

mulo de muchos intelectua-les de izquierda de Occiden-te que no quisieron ver loevidente.

Incapaz siquiera de sopor-tar un poema crítico, en todofanatismo se incuba el campode concentración. Cuando unove lo que dicen fascistas y co-munistas en las redes sociales(que quienes escriben ciertotipo de críticas deberíamosestar presos, exiliados omuertos), se da cuenta de queel huevo de la serpiente, la se-milla del mal, está siempreviva en la mente de los fanáti-cos, y por eso debemos vivircon los ojos muy abiertos.

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Maracay, Sábado 12 de enero de 201332 Contenido

Poemas de Ricardo Mejías

Visito el caserío donde te conocíalguna vez

busco una casa de zaguán grandedonde el sol entraba de rodillas

y la luna extenuadaarrastraba sus sábanas.

Recuerdo que por el patio pasaba un ríodespertando al sándalo y al romero

para perfumar el día

y nos hundíamos en élcomo parte de la espuma

y al salir ya no éramos el mismo fuegoni la misma sed.

Vuelvo hoy con la libertad descalzade puntillas como el silencio

y encuentro que las casasya no tienen zaguán.

Mi cuerpo es desiertonavegado por balandras

que no llegan

los peces se amanen el fondo de la arcilla

tan solo queda un sorbopara un colibrí en mis venas

cada grietacada rincón

cada hendija

es sequía en esperade tu lluvia

por todos mis adentros.

Libreslas estrellas desfilan

sacudiendo sus espigas

voy siguiendo sus rastros.

El tiempo hace ruidoen los zapatos

y recuerda lo que dejéatrás.

Debo encontrar el sitio exactodonde sembréla primera luz.

Estamos desnudos

somos dos palabrassobre la nieve

con acentos diferentesen idiomas diferentes

sin sentidosin querer decirse

sin querer llamarse

solo dos sonidosque se aferran

LAS CASAS YA NO TIENEN ZAGUÁN

solo dos instantesde aliento

solo un intentode poema.

Hay que irse poco a pococomo las hojas

siempre hay lugar en el vientopara ello

irse y dejar la casa desvestidasin los abrigos de la memoria

con las ventanas abiertasal asomo

y los rincones pobladosde ausencias.