sophie scholl y el rescate de polinices

22
1 Sophie Scholl y el rescate de Polinices Manuel González Riquelme FICHA TÉCNICA Año: 2005. Director: Marc Rothemund. Guion: Fred Breinersdorfer. Productores: Christoph Mueller, Sven Burgermeister, Fred Breinersdorfer, Marc Rothemund. Coproducción: Bettina Reitz. Asesores: Hubert Von Spreti, Ulrich Herrman, Andreas Schreitmüler, Jochen Kölsh. Música: Reinhold Heil, Johnny Klimek. Fotografía: Martin Langer. Montaje: Hans Funck Casting: Nessie Nesslauer. Reparto: Sophie Scholl (Julia Jentsch), Robert Mohr (Alexander Held), Hans Scholl (Fabian Hinrichs), Else Gebel (Johanna Gastdorf), Roland Freisler (André Hennicke), Traute Lafrenz (Anne Clausen), Christoph Probst (Florian Setter), Willi Graf (Maximilian Brückner), Alexander Schmorell (Johannes Suhn), Gisela Schertling (Lilli Jung), Magdalena Scholl (Petra Kelling), Robert Scholl (Jörg Hube), Werner Scholl (Franz Staber), Jacob Schmid (Wolfgang Pregler), Pastor Dr. Alt (Walter Hess), Annaliese Graf (Frederike Schinzler). Premios: Nominada al Óscar a la Mejor Película de Habla no Inglesa; En el Festival de Berlín: Oso de Plata a la Mejor Actriz (Julia Jentsch); Oso de Plata al Mejor Director (Marc Rothemund); Premio Ecuménico del Jurado. Premios de la Academia de Cine Europeo: Mejor Actriz; Premio del Público a la Mejor Actriz; Premio del Público al Mejor Director. Alarico Las noticias del saqueo de Alarico sobre Roma el 24 de agosto del 410 llegan a Cartago a inicios de septiembre en los mismos barcos que traen a África una población exiliada de la urbe, patricios, plebeyos, cristianos y paganos. Tras

Upload: filomatic

Post on 23-Jun-2015

548 views

Category:

Education


0 download

DESCRIPTION

Cine

TRANSCRIPT

Page 1: Sophie Scholl y el Rescate de Polinices

1

Sophie Scholl y el rescate de Polinices

Manuel González Riquelme

FICHA TÉCNICA

Año: 2005.Director: Marc Rothemund.Guion: Fred Breinersdorfer.Productores: Christoph Mueller, Sven Burgermeister, Fred Breinersdorfer, Marc Rothemund.Coproducción: Bettina Reitz.Asesores: Hubert Von Spreti, Ulrich Herrman, Andreas Schreitmüler, Jochen Kölsh.Música: Reinhold Heil, Johnny Klimek.Fotografía: Martin Langer.Montaje: Hans FunckCasting: Nessie Nesslauer.Reparto: Sophie Scholl (Julia Jentsch), Robert Mohr (Alexander Held), Hans Scholl (Fabian Hinrichs), Else Gebel (Johanna Gastdorf), Roland Freisler (André Hennicke), Traute Lafrenz (Anne Clausen), Christoph Probst (Florian Setter), Willi Graf (Maximilian Brückner), Alexander Schmorell (Johannes Suhn), Gisela Schertling (Lilli Jung), Magdalena Scholl (Petra Kelling), Robert Scholl (Jörg Hube), Werner Scholl (Franz Staber), Jacob Schmid (Wolfgang Pregler), Pastor Dr. Alt (Walter Hess), Annaliese Graf (Frederike Schinzler).Premios: Nominada al Óscar a la Mejor Película de Habla no Inglesa; En el Festival de Berlín: Oso de Plata a la Mejor Actriz (Julia Jentsch); Oso de Plata al Mejor Director (Marc Rothemund); Premio Ecuménico del Jurado. Premios de la Academia de Cine Europeo: Mejor Actriz; Premio del Público a la Mejor Actriz; Premio del Público al Mejor Director.

Alarico

Las noticias del saqueo de Alarico sobre Roma el 24 de agosto del 410 llegan a Cartago a inicios de septiembre en los mismos barcos que traen a África una población exiliada de la urbe, patricios, plebeyos, cristianos y paganos. Tras más de mil cien años de vida, Roma mostraba claros síntomas de agotamiento. La ciudad de Dios de Agustín de Hipona es la respuesta a esta crisis. Empieza a trabajar en ella en el 413 y la termina en el 426. Debe su origen a una pretensión pagana de establecer una relación entre la caída de Roma y la expansión del cristianismo. Se trata de una apología general del cristianismo. Está dedicada a Flavio Marcelino, amigo de Agustín ocupado en la política de Cartago, muerto en las revueltas de los donatistas en el 413. Su tesis fundamental es la conocida formulación que da al final del Libro XIV: “Dos amores han dado origen a dos ciudades: el amor de sí mismo hasta el desprecio de Dios, la terrena; el amor a Dios hasta el desprecio de sí, la celestial”. La pertenencia a estas dos ciudades es siempre oculta, invisible, inconstatable. Las dos ciudades son en el mundo pero la trascienden hacia un ultramundo. Son realidades ideales e ideadas que engloban y sobrevuelan por encima de toda clase de nacionalismos, de instituciones terrenales, de poderes factuales que actúan en el tiempo. Son dos ciudades que en el transcurso del tiempo están mezcladas permixtae sunt ambae civitates. Son dos estados espirituales en el individuo: el celestial y el terrenal. Sophie Scholl, de firmes creencias cristianas, lee ávidamente a San Agustín, La ciudad de Dios, Confesiones y encuentra en el pensador africano una fuente de inspiración. Las dos ciudades están en ella: la celestial y la terrenal, es decir, la espiritual y la ética y política. En la tercera octavilla hay una alusión a la Ciudad de Dios. La Hoja comienza con una cita en latín: “Salus publica suprema lex”, o sea, el bienestar público es la suprema ley. Partiendo de la familia como forma primigenia de organización, “el hombre racional ha creado un Estado cuyo fundamento es la justicia y cuya ley suprema es el bienestar de todos. El Estado ha de representar una analogía del orden divino; la mayor de todas las utopías, la civitas Dei, es el modelo al que en último término ha de acercarse”. El mensaje de la Rosa Blanca es, al mismo

Page 2: Sophie Scholl y el Rescate de Polinices

2

tiempo, ético, religioso y político. Ético porque los estudiantes de la Rosa Blanca consideraban un deber luchar contra el poder despótico de Hitler y su camarilla; religioso por sus hondas creencias cristianas que les empujaban a dar sus vidas por aquello en lo que creían y, finalmente, político, porque creían que otra Alemania era posible basada en el federalismo y se posicionaban frente al militarismo prusiano.

Stalingrado

Fritz Hartnagel, novio de Sophie Scholl pudo abandonar Stalingrado en uno de los últimos Junkers 52 que lograron despegar el 22 de enero del 43. El 2 de febrero todavía están encerrados en el cerco al que fueron sometidos en la Operación Uranus entre 90.000 y 110.000 alemanes. De éstos tan sólo 6.000 volverían a Alemania. En la tarde del 3 de febrero la radio reconocía la derrota: “La lucha por Stalingrado ha terminado. Fieles a su juramento a la bandera hasta el último respiro, el VI Ejército, a las modélicas órdenes del mariscal general Paulus, ha sucumbido a la superioridad del enemigo y a la inclemencia del este” (José M. García Pelegrín, La Rosa Blanca, los estudiantes que se alzaron contra Hitler, LibrosLibres, Madrid, Junio 2006, p. 91). La VI y última octavilla de la Rosa Blanca comenzaba: “¡Compañeras!, ¡Compañeros! Nuestro pueblo se encuentra conmocionado por el hundimiento de los hombres en Stalingrado. Trescientos treinta mil hombres alemanes han sido abocados a la muerte, sin sentido e irresponsablemente, por la genial estrategia del cabo de la Guerra Mundial. Führer, ¡muchas gracias! El pueblo alemán está en efervescencia. ¿Vamos a seguir confiando el destino de nuestros ejércitos a un aficionado? ¿Vamos a sacrificar el resto de nuestra juventud alemana a los más bajos instintos de poder de una camarilla del partido? ¡Nunca jamás! El día del ajuste de cuentas ha llegado, el ajuste de cuentas de la juventud alemana con la tiranía más execrable que haya soportado jamás nuestro pueblo. En nombre de todo el pueblo alemán exigimos del Estado de Adolf Hitler que nos devuelva la libertad personal, el bien más preciado de los alemanes, que nos ha quitado del modo más infame”.

La catástrofe de Stalingrado apareció en grandes titulares en todos los periódicos y el régimen organizó ceremonias teatrales de duelo. La población alemana se llenó de estupor y de temor. Para contrarrestar el estado de ánimo, el Ministro de Propaganda, Joseph Goebbels, convocó para el jueves 18 de febrero de 1943 a 15.000 personas seleccionadas en el Sportpalast de Berlín. Sobre su cabeza una bandera con la inscripción “Guerra total: la guerra más breve”. El discurso se transmitiría por toda Alemania y los territorios ocupados. Se trataba invertir el estado emocional, del mayor desastre que había sufrido el ejército alemán a la férrea voluntad de continuar la guerra hasta la victoria final. Su discurso contaba de diez preguntas: “Os pregunto: ¿creéis, con el Führer y sus seguidores, en la victoria total del pueblo alemán? ¿Estáis decididos a seguir al Führer incondicionalmente en la lucha por la victoria y tomar personalmente las cargas más duras?” El público al unísono: “Sí”, mezclado con Sieg-Heil y “Führer ordena: te seguimos”. La última pregunta: “¿Queréis la guerra total, si es necesario, más total y radical de lo que nos podemos imaginar hoy?” El público enfervorizado de pie con el brazo en alto respondió: “Sí”. Y Goebbels finalizó: “Os he preguntado y vosotros habéis respondido. Sois una parte del pueblo alemán y por vuestra boca se ha manifestado la voluntad del pueblo alemán. Ahora, pueblo, levántate; y vendaval, desátate” (José M. García Pelegrín, La Rosa Blanca, op. cit., pp. 93-94).

En su diario Wilm Hosenfeld, capitán de la Wehrmacht, famoso por haber cuidado durante un mes del pianista polaco Wladyslaw Szpilman, a quien el film El pianista de Polanski dio a conocer, escribe: “Me pareció estar como un teatro de guiñol, cuando se pregunta a los niños: ‘¿Estáis todos aquí?’. Los que nos están no pueden responder. (…) Si nuestro pueblo tuviera la conciencia limpia, si esta guerra fuera una guerra de defensa contra ataques enemigos, y si hubiéramos dirigido la guerra de un modo humano, si sobre todo no se hubiesen producido las horribles carnicerías de la Gestapo en las tierras ocupadas –el asesinato en masa de judíos. (…) Y lo que paraliza la resistencia es que el partido, aún durante la guerra, intenta actuar contras las

Page 3: Sophie Scholl y el Rescate de Polinices

3

instituciones de la religión, sofocar toda expresión de la vida cristiana. Esto ha hecho perder la confianza. Todos los grandes sacrificios los soporta bien el pueblo cuando sabe que se respetan los más sencillos mandamientos de la libertad de conciencia; el terror, la coacción y el temor no son capaces de sostener una masa en tiempos difíciles” (Wilm Hosenfeld “Ich versuche jeden zu retten”: Das Leben eines deutschen Offiziers in Briefen und Tagebüchern, München, 2004, citado por José M. García Pelegrín, La Rosa Blanca op. cit., p. 95).

En el momento en el que Goebbels anuncia la “Guerra Total” Sophie y Hans Scholl ya han sido detenidos.

El jueves 18 de febrero del 43

Ese día, Hans y Sophie Scholl salieron de su domicilio que compartían en la Franz Josefstrasse 13, a las diez de la mañana con una maleta que contenía más de mil ejemplares de la Sexta Hoja. En la entrada de la Universidad, sobre las once, se cruzaron con Traute Lafrenz y Willi Graf que habían salido de la clase del profesor Huber unos 10 minutos antes de la hora, para llegar a tiempo a un curso de neurología, situado en otro barrio de la ciudad. En el testimonio recogido en el libro de Inge Scholl Die Weiβe Rose, Frankfurt/Main, 1993, Traute Lafrenz escribe: “En la puerta de cristal nos encontramos con Hans y Sophie, que llevaban una maleta. Como teníamos prisa, no hablamos mucho; quedamos en vernos por la tarde. En el tranvía me pregunto: ¿qué harán los dos allí, cinco minutos antes de terminar las clases? Willi se encoge de hombros, pero le noto intranquilo. Durante semanas, en la clase Willi se solía dormir. Hoy, sin embargo, se mueve de un lado para otro, nervioso” (José M. Pelegrín, op cit., p. 116). Hans y Sophie Scholl no perdieron el tiempo, depositaron varias pilas de octavillas en las puertas de las clases. Casi habían llegado a la salida que daba a la Amalienstrasse, cuando por razones inexplicables volvieron sobre sus pasos y se trasladaron al primer piso donde dejaron otras pilas más. Sophie corrió al segundo piso y en un gesto impulsivo lanzó el resto de panfletos, de 80 a 100 ejemplares, por encima de la balaustrada en el patio central. De repente, apareció el vigilante Jacob Schmied, al mismo tiempo, se abrieron las puertas de las aulas y cientos de estudiantes invadieron los pasillos, el patio, las escaleras. Los Scholl intentaron mezclarse entre los estudiantes pero Schmied los alcanzó y gritó: “¡Están detenidos!” Acto seguido, los entregó a la Gestapo. Este imprudente lanzamiento de octavillas fue causado por una gran tensión física y psicológica que pudo hacer ignorar los riesgos. La tensión había aumentado desde que el grupo se sentía vigilado.

El 13 de enero del 43 con motivo de la conmemoración de los cuatrocientos setenta años de la Universidad Ludwig Maximilian de Múnich, el discurso del Gauleiter Paul Geisler en la sala de congresos del Museo Alemán, provocó tumultos y protestas entre los estudiantes. Los componentes de la Rosa Blanca fieles al boicot de las actividades nacionalsocialistas no acudieron pero allí estaban, además de Kurt Huber, Gisela Schertling y la hermana de Willi, Annaliese Graf. El Gauleiter comenzó el discurso refiriéndose a que la universidad no debía ser un enclave de pensamiento intelectual pues cerraba la visión del régimen de vida nacionalsocialista: “La auténtica vida nos la da exclusivamente Adolf Hitler con su doctrina clara y afirmativa de la vida”. Se hizo el silencio. Después derivó su palabrería haciendo una acusación que levantó la pólvora: “El puesto natural de la mujer no es la Universidad, sino la familia, al lado de su marido”. El público no daba crédito a tanta osadía. “Las muchachas, mejor que estudiar, deberían regalarle cada año un niño al Führer… A las estudiantes que no sean lo suficientemente guapas para pensar en marido, les pongo a disposición a uno de mis ayudantes. Y os prometo, que será muy divertido” (José M. Pelegrín, op. cit., p. 97). La agitación se transformó en tumulto. Algunas estudiantes fueron detenidas y se entabló una lucha entre quienes intentaban liberarlas y la SS que cubría el evento. Los estudiantes se dirigieron en manifestación hacia la Universidad pero la Policía los dispersó.

Page 4: Sophie Scholl y el Rescate de Polinices

4

Poco después comenzaron a aparecer octavillas llamando al derrocamiento del régimen. La V Hoja no recoge los sucesos de la Universidad ya que fue redactada a principios de Enero por Kurt Huber. Su mensaje era contundente: “Hoja del movimiento de resistencia en Alemania: La guerra se acerca a su fin seguro. Hitler lleva al pueblo alemán al abismo. Hitler no puede ganar la guerra sino sólo prolongarla. La guerra ya está perdida. Comienza ahora una nueva guerra de liberación. No creáis que la salvación de Alemania está unida para bien o para mal con la victoria del nacionalsocialismo. Unos criminales no pueden conseguir la victoria alemana. ¿Qué nos enseña el desenlace de esta guerra? Que nunca fue una guerra nacional. Nunca más debe llegar al poder un militarismo prusiano. La futura Alemania sólo pude ser federalista. Un sano orden federalista”. Además las “pintadas”. Para llegar a un público más numeroso, escribieron eslóganes antihitlerianos en edificios públicos, y especialmente en la entrada de la Universidad, durante tres noches, es decir, del 3 al 4, del 8 al 9 y del 15 al 16 de febrero. Se podía leer “Abajo Hitler”, “Libertad” y “Massenmörder” (“Hitler asesino en serie”). El cerco de la Gestapo se cerraba.

El 17 de febrero, la Gestapo interrogó en Ulm a Hans Hirzel a quien Sophie Scholl entregó un buen número de Hojas que envió por correo. La Gestapo lo puso en libertad. Hirzel, se dirigió a continuación a casa de la familia Scholl donde informó sobre el interrogatorio a Inge Scholl. Probablemente Inge llamó a Otl Aicher quien se encontraba en casa de Carl Muth. No sabemos si Muth hizo alguna advertencia por teléfono a Hans Scholl. Quedaron para la mañana siguiente. La mañana del 18. Cuando Otl llegó a casa de Hans, ya le estaba esperando la Gestapo: Hans Scholl había sido detenido. La cuestión es “Por qué Hans y Sophie Scholl, en la mañana del jueves 18 de febrero de 1943, entraron en la Universidad con una maleta llena de Hojas que repartieron a plena luz del día, poco antes de terminar las clases a las 11, por pasillos, delante de aulas, por alféizares de ventanas y descansillos de la escalera, nunca llegará a esclarecerse por completo. Una extraña mezcla de sangre fría y temeridad, euforia y depresión tuvo que determinar esa acción, pues durante tres semanas, y a pesar de haber aumentado notablemente su acción no habían sido descubiertos” (Fred Breinersdorfer (ed.) Sophie Scholl. Die Letzten Tage, Frankfurt/Main, 2005. Citado por José M. Pelegrín, op. cit., p. 113).

La Rosa Blanca

El nombre fue elegido al azar, no obstante, la rosa es el símbolo del amor universal y el color blanco representa la igualdad. En la trilogía de Krzysztof Kieslowski Tres colores: Azul, Blanco, Rojo, cada uno de los colores significa uno de los valores de la Revolución Francesa: Fraternidad, Igualdad, Libertad, respectivamente. El blanco es también el símbolo de la pureza y de la luz. La luz en el cristianismo representa la divinidad y en Platón, la idea de Bien. Sophie lee a Platón, la idea de Bien es la primera idea en Platón, en La República VI, 506e, afirma que: “Lo que la luz es a lo que se ve y puede ser visto es la idea de Bien a la inteligencia y lo que intelige”. La idea de Bien es la fuente del conocimiento y la causa de todo lo recto y lo bello. Para Plotino, fundador del Neoplatonismo, la idea de Bien se identifica con Lo Uno y para Agustín de Hipona, Dios. Sophie Scholl lee al pensador griego y a San Agustín, su humanismo cristiano se enriquece cada vez más con estas lecturas. En la cinta Sophie Scholl, Los últimos días, la luz, el sol, el azul del cielo y las nubes, adquieren un trasunto de libertad. En el despacho de Robert Mohr, en la celda con Else Gebel, mientras es trasladada a la guillotina, Sophie mira por la ventana o siente la luz del sol en su cara. El 20 de febrero, Hans Scholl afirma que el nombre fue elegido al azar al leer el romancero español del poeta romántico Clemens Brentano que tiene por título La Rosa Blanca: “Y la piadosa Rosa Blanca, con su cascada de rizos dorados, quiere pagar toda la culpa. Lo que te queda, Rosa Blanca, dalo a los pobres o sacrifícalo, ¡Ve en nombre de Dios!”. El simbolismo de Brentano encaja bien con Sophie Scholl: la Rosa Blanca.

Componentes de La Rosa Blanca

Page 5: Sophie Scholl y el Rescate de Polinices

5

Se componía de estudiantes entre los que destacaban Sophie Scholl (veintiún años), Hans Scholl (veinticuatro años), Alexander Schmorell (veinticinco años), Christoph Probst (veintitrés años), Willi Graf (Veinticinco años); y el profesor Kurt Huber (cuarenta y nueve años). Su objetivo era escribir octavillas, seis, entre junio de 1942 y febrero de 1943 (apenas ocho meses) y escribir eslóganes hostiles al régimen en las fachadas de los edificios de Múnich. El grupo se había formado en el verano de 1942. Todos provenían de un entorno burgués. El padre de los Scholl era de tendencia liberal, la familia Schmorell tenía una orientación nacionalista y el profesor Huber pertenecía a la corriente de los Jóvenes Conservadores que se inscribía en el movimiento de la revolución conservadora. Les unía una profunda fe cristiana, pero las diferentes familias no eran de la misma confesión. Los Scholl eran protestantes, Willi Graf y Kurt Huber eran católicos. Christoph Probst era creyente sin pertenecer a ninguna iglesia y Alexander Schmorell practicaba la confesión rusa ortodoxa.

Al ser estudiantes de medicina, los jóvenes estaban exentos del servicio militar. Tras cumplir los dos años de trabajo obligatorio y de asistencia médica en el frente Este en los hospitales militares, se habían liberado de las obligaciones establecidas por el aparato nazi. Iban al teatro, a conciertos, leían autores prohibidos. A partir del verano del 42 se distanciaron del régimen. Agrupados en torno al profesor Huber, formaron el círculo más importante de la resistencia de los jóvenes alemanes contra Hitler. Alrededor de cien estudiantes, alumnos, educadores, profesores de medicina, libreros, escritores y artistas formaron parte del grupo de la Rosa Blanca.

Tres primeras octavillas

Del 27 de junio al 12 de julio, en quince días aparecen las tres primeras Hojas redactadas por Alex Schmorell y Hans Scholl. La primera hoja comienza afirmando tajantemente: “Nada es más indigno para un pueblo civilizado que dejarse ‘gobernar’, sin oponer resistencia por una camarilla irresponsable que se deja llevar por sus bajos instintos”. Más adelante: “Goethe denomina a los alemanes un pueblo trágico similar al judío y al griego pero hoy parece que se ha convertido en un rebaño de secuaces, superficial y sin voluntad, a quienes les han quitado hasta los tuétanos”. Para continuar afirmando: “Cada uno ha de ser consciente de su responsabilidad como miembro de la cultura cristiana y occidental y como tal ha de luchar, cada uno, tanto como pueda contra ese azote de la Humanidad que es el fascismo y todo sistema de Estado absoluto similar. Oponed resistencia pasiva –resistencia- allí donde estéis”. Los dos amigos llamaban a la movilización.

La segunda octavilla incidía en la misma línea. El nacionalsocialismo es antiintelectual, un fraude. “El mismo Hitler en una edición temprana de su libro (un libro escrito en el peor alemán que jamás he leído; y sin embargo ha sido elévalo al carácter de Biblia por el pueblo de los escritores y pensadores): ‘Es increíble cómo hay que engañar a un pueblo para gobernarlo’”. A continuación sorprende el conocimiento que tenían sobre la cuestión judía, recordemos, verano del 42: “Desde la conquista de Polonia han sido asesinados bestialmente trescientos mil judíos en ese país. En esto comprobamos el horrible crimen contra la dignidad de la persona humana, que no tiene parangón en la historia de la Humanidad. Quizá alguien diga que los judíos se merecían ese destino; esa afirmación sería una arrogancia inaudita; pero suponiendo que alguien lo dijera ¿qué opinaría sobre el hecho de que toda la juventud noble polaca hubiese sido aniquilada (¡Dios quiera que todavía no lo haya sido!)? ¿De qué modo, preguntarán, se ha hecho? ¡Todos los descendientes masculinos de familias nobles de entre 15 y 20 años han sido deportados a campos de concentración de Alemania para hacer trabajos forzados y todas las chicas de la misma edad a Noruega a burdeles de la SS! (…) Prácticamente, nadie reflexiona sobre esto, se acepta como un hecho y se olvida. De nuevo, el pueblo alemán duerme un sueño estúpido y sordo, y anima y da ocasión a los criminales fascistas a seguir actuando y lo siguen haciendo. (...) Pero no puede absolverse, ¡cada uno es culpable, culpable, culpable!”. Durante el verano del 42 empezaron las deportaciones en el gueto de Varsovia. Desde el 6 de julio al 22 de

Page 6: Sophie Scholl y el Rescate de Polinices

6

septiembre 263.000 personas fueron trasladadas a Treblinka y en menor medida a Majdanek. La Rosa Blanca conocía estos acontecimientos. El novio de Sophie Scholl, Fritz Hartnagel estaba en el este. Sin duda, era una fuente de primera mano.

La tercera octavilla comienza con una cita en latín: “Salus publica, suprema lex”. Nada más lejos de la realidad nacionalsocialista. Y añadía: “Todas las formas ideales del Estado son utopías. Un Estado no puede construirse de un modo puramente teórico sino que ha de crecer y madurar como cada persona individual. Pero no debe olvidarse que al comienzo de cada cultura había una forma previa de Estado. La familia es tan antigua como el hombre”. Como indicábamos más arriba, el modelo es la civitas Dei. No pretenden criticar las diferentes formas de Estado posible: democracia, monarquía constitucional, la monarquía pero exigen un Estado operativo. Siguiendo a Aristóteles pero en la línea de un pensamiento cristiano observan que: “según la voluntad de Dios, el hombre debe buscar libre e independientemente en la convivencia y en la cooperación de la comunidad estatal, su fin natural, su felicidad”. Su fin natural es su telos, su finalidad, también su perfección. Y esta finalidad es por naturaleza, en conclusión, el estado natural del hombre, su perfección, es la eudaimonia, o sea, la felicidad. Spinoza hablaba en su Ética de una ética de la felicidad. Tras el punto y aparte afirman contundentemente: “Nuestro ‘Estado’ actual es la dictadura del mal” para preguntarse “¿por qué no reaccionáis? ¿Por qué permitís que los que detentan el poder se adueñen paso a paso, abiertamente o de modo oculto, de un dominio de vuestro derecho tras otro, hasta que un día no quede nada más que un engranaje mecanizado del Estado, mandado por criminales y borrachos?”. Después de un llamamiento a la resistencia pasiva, muestran cuál es el objetivo: “El sentido y el objetivo de esta resistencia es conseguir que caiga el nacionalsocialismo. Hay que conseguir terminar cuanto antes con este Estado ilegítimo: una victoria de la Alemania fascista en esta guerra tendría consecuencias incalculables y terribles. La preocupación de cada alemán, ha de ser no la victoria militar sobre el bolchevismo, sino la derrota del nacionalsocialismo. El camino concreto a la realización lo tiene que encontrar cada uno”. El sentido de la guerra, advierten, es salvar y mantener el partido nacionalsocialista y su dictadura. Para ellos la continuidad de la guerra es identificada con la esclavitud intelectual y económica, la destrucción de todos los valores éticos y religiosos. Su llamada es clara: la resistencia pasiva.

El arquitecto Manfred Eickemeyer estaba destinado desde 1940 al Gobierno Central que los nazis habían creado en Polonia. Su taller de escultura en la Leopoldstrasse de Múnich estaba a disposición de Hans Scholl y Alex Schmorell. Allí escribieron, reprodujeron y almacenaron las Hojas. Eickemeyer sería juzgado en el tercer proceso contra la Rosa Blanca el 13 de julio de 1943 pero fue absuelto por falta de pruebas.

Las octavillas pedían a la intelligentsia alemana, representante de la cultura cristiana occidental, que asumiera su responsabilidad política. Alex Schmorell ante sus jueces afirmaría: “Es absolutamente necesario que está intelligentsia esté estrechamente ligada al pueblo, tiene que pensar y sentir lo mismo que éste, si no, no lo comprenderá y llevará a cabo su propia política sin prestar atención al pueblo, sin defender sus intereses” (Barbara Koehn, La resistencia alemana contra Hitler, 1933-1945, “La resistencia de la juventud”, Madrid, 2005, p. 84). El inspirador de estas ideas fue Kurt Huber en el curso que dio en el verano del 42 sobre Leibniz en la Universidad de Múnich.

Hans Scholl estaba también influido por las ideas de su mentor Carl Muth. Joven Conservador y fundador de la revista católica Hochland en 1902, que pertenecía a la corriente católica. Los Jóvenes Conservadores (Jungkonservative) formaban parte del movimiento intelectual de la “revolución conservadora”. Para Muth, el ascenso del nacionalsocialismo se debía a la crisis del liberalismo que había distanciado a la burguesía de la fe y había desarrollado el liberalismo económico sin escrúpulos.

Cuarta octavilla

Page 7: Sophie Scholl y el Rescate de Polinices

7

Todavía en el verano del 42 aparece la cuarta Hoja. Obra de Hans Scholl. Aparece por primera vez el nombre del grupo: “La Rosa Blanca”. Se desarrolla en estos términos: “¿Quién ha contado los muertos, Hitler o Goebbels? Ninguno de ellos. Todos los días caen miles de soldados en Rusia. (…) Cualquier palabra que procede de la boca de Hitler es mentira. Cuando dice paz está pensando en la guerra, y cuando de modo blasfemo menta el nombre del Todopoderoso, está pensando en el poder del maligno, el ángel caído, Satanás. Su boca son las fauces malolientes del infierno. Su boca son las nauseabundas fauces del infierno y su poder está condenado. Sin embargo, aún hay que combatir con medios racionales el estado terrorista nacionalsocialista”. Con un profundo pensamiento cristiano afirma: “El hombre es libre, pero no tiene defensas contra el mal sin el verdadero Dios”. Cita el Eclesiastés, cita a Novalis: “Sólo la religión puede despertar otra vez a Europa y dar a los pueblos seguridad, e instalar con nuevo esplendor la Cristiandad visible sobre la tierra en su antigua y pacificadora función”. Como señalamos, su base es el humanismo cristiano de Erasmo de Rotterdam y las ideas de Carl Muth. “Queremos advertir expresamente que La Rosa Blanca no se encuentra a sueldo de ningún poder extranjero”. Aparece el nombre “La Rosa Blanca” y señala su autonomía. “Para Hitler y sus seguidores no hay en la Tierra ningún castigo adecuado a sus hechos. ¡No olvidéis tampoco a los pequeños canallas de este sistema!”. Un llamamiento a los que no están en la primera línea de poder pero que con su complicidad encubierta mantienen al régimen. Finalmente, la Hoja termina con una observación para los remitentes, las direcciones de los lectores de la Rosa Blanca han sido extraídas arbitrariamente de guías telefónicas”.

Es en este momento, cuando Sophie descubre una octavilla en un pupitre de la Universidad. La guarda con sus apuntes. Al llegar a su domicilio en Franz Josefstrasse 13, Hans niega saber algo. Pero cuando llegan Alex y Christl Probst, lo confiesan todo. Sin vacilación, a pesar del miedo, Sophie se une a la Rosa Blanca.

A mediados de julio del 42, se interrumpe la actividad. Tan pronto como habían aparecido las Hojas, dejaron de distribuirse. La causa: los componentes de la Rosa Blanca tomaban el tren que les llevaba al frente este, Rusia.

El frente ruso

Los estudios de Medicina preveían unas prácticas de tres meses y en tiempos de guerra se requería la presencia de efectivos médicos en el Cuerpo de Sanidad. Los miembros de la Rosa Blanca se encontraban sometidos a la disciplina militar en la Segunda Compañía de Estudiantes de Múnich. Son testigos de la evacuación del gueto de Varsovia. Son testigos de las matanzas de judíos en Kovno en el Noveno Fuerte el 29 de julio, en Vilna conocen las matanzas en el bosque de Ponary, después de pasar por Smolensk llegaron por fin, el 1 de agosto a Wiasma, el punto de reunión para la 252ª división del IX Ejército del Grupo Centro al que fueron destinados. Al día siguiente se les envió a Gschatsk a diez kilómetros del frente, el punto más oriental al que había llegado el ejército alemán. Hans Scholl, Alex Schmorell, Willi Graf y Hubert Furtwängler formaban un grupo compacto. Jürgen Wittenstein, por el contrario, continuaría la marcha hasta el frente. En las anotaciones de los diarios de Hans Scholl y de Willi Graf, se recogen numerosos encuentros con la población rusa. Alex Schmorell facilitó el contacto. En una carta de Hans Scholl a Kurt Huber el 17 de agosto escribe: “Me resulta especialmente valioso mi amigo ruso. Yo también me esfuerzo por aprender la lengua rusa. Al atardecer vamos a casa de los rusos, bebemos con ellos y cantamos” (citado por José M. Pelegrín, op. cit. p. 72).

Entretanto, el padre de Hans, Robert Scholl es condenado a cuatro meses de cárcel, como anota en su diario: “Ayer me escribió madre. Padre ha sido detenido por decir esa expresión famosa de que Hitler es un azote de Dios para toda Europa. Tendrá que pasar cuatro meses en la cárcel. Madre envía en su carta una petición de gracia, y me ruega a mí y a Werner que enviemos también peticiones, pues espera que viniendo del frente causarán más efecto que la suya. No lo

Page 8: Sophie Scholl y el Rescate de Polinices

8

haré de ninguna manera. No pediré gracia. Conozco el falso, pero también el verdadero orgullo. Hoy mismo hablaré con Werner” (Hans Scholl y Sophie Scholl Briefe und Aufzeichnungen, Frankfurt/Main, 1988, citado por José M. Pelegrín, op. cit. p 73).

En esos meses de otoño del 42, tuvieron tiempo para reflexionar y leer a Tolstoi, Gogol, Dostoievski.

Quinta Octavilla

El 1 de noviembre de 1942, los cuatro amigos: Hans Scholl, Alex Schmorell, Willi Graf y Hubert Furtwängler regresan a Alemania. El 6 de noviembre llegan a Berlín y a las 22:30, el tren hace su entrada en Múnich. Sin el apoyo financiero de Eugen Grimminger, la célula de resistencia no hubiera podido continuar. Amigo de Robert Scholl, los sucesos de la Kristallnacht del 9 de noviembre de 1938, le conmocionaron. Hans Scholl y Alex Schmorell viajan a Stuttgart para entrevistarse con él. Les da dinero, papel, sobres, una máquina de reproducción. Sin su apoyo las dos últimas Hojas no se publicarían.

Durante el invierno de 1942, Hans Scholl y Alexander Schmorell visitaron a Falk Harnack, el hermano pequeño de Arvid Harnack, fundador junto con Harro Schulze-Boysen, de otro grupo importante de resistencia alemana al que la Gestapo había llamado la “Orquesta Roja”. Falk Harnack habló a sus amigos de Múnich sobre el arresto de la mayoría de los miembros de la Orquesta Roja. Unas 120 personas se encontraban en ese momento en los calabozos de la Gestapo a la espera de juicio y condena. Es probable que Hans Scholl frenara entonces su ímpetu como medida de precaución.

En diciembre de 1942, Willi Graf decidió participar activamente en el trabajo del grupo. Su decisión estuvo motivada por la experiencia en el Este. Christoph Probst, destinado en Innsbruck, participaba en las actividades cuando podía desplazarse a Múnich.

La quinta octavilla, apareció entre el 27 y el 29 de enero de 1943, no recoge los sucesos en el Museo Alemán del 13 de enero cuando el Gauleiter Paul Geisler participa en la conmemoración del cuatrocientos setenta aniversario de la Universidad de Múnich. Su autor fue Kurt Huber. La Hoja va dirigida a todos los alemanes y se distribuyó en Augsburgo, Stuttgart, Frankfurt del Main, Salzburgo, Linz y Viena. Los chicos de la Rosa Blanca consiguieron las direcciones de los ficheros del Deutsches Museum. La distribución se limitaba a la Alemania católica del sur, menos contaminada, según Huber, por las ideas nazis que la Alemania protestante. En el plano político, como dijimos arriba, recomendaba el federalismo y se posicionaba frente al militarismo prusiano. Huber era partidario de un socialismo no doctrinario en la línea del socialismo humanista o “socialismo con rostro humano” que Alexander Ducek quiso establecer en Checoslovaquia en el 68 conocido como la “primavera de Praga”. Se imprimieron de 6.000 a 9.000 octavillas. Pretendían dar la impresión de una organización fuerte y muy ramificada. Para reducir gastos de envío, Sophie Scholl y Alexander Schmorell transportaban el correo por sí mismos. O lo esparcían por la estación central de Múnich: de 2.000 a 5.000 Hojas se distribuyeron de este modo. A principios de febrero, Sophie empezó a ser más temeraria. Colocaba panfletos en pleno día, en pequeños paquetes en las cabinas telefónicas o en los coches aparcados.

Sexta octavilla

Bajo el impacto de Stalingrado, fue escrita por Kurt Huber antes del 12 de febrero. Como indicamos arriba, se dirigía exclusivamente a los estudiantes de la Universidad de Múnich, considerada por los miembros de la Rosa Blanca, como el medio contestatario por excelencia: “Hemos crecido en un estado de despiadado sometimiento de la libre expresión. HJ [juventudes hitlerianas], SA y SS han intentado uniformarnos, revolucionarnos y narcotizarnos en los años más fértiles de nuestras vidas. ‘Formación ideológica’ se llamaba el deplorable método para

Page 9: Sophie Scholl y el Rescate de Polinices

9

sofocar el pensamiento autónomo”. Seguía la octavilla: una selección de caudillos, formada en castillos para hacer de ellos “explotadores sin Dios, sin vergüenza y sin conciencia, asesinos, secuaces estúpidos del Führer”. El manifiesto seguía con la alusión a las palabras de Gauleiter Paul Geisler: “Los Gauleiter atacan con burlas lascivas el honor de las estudiantes”. Sólo hay un lema: “¡La lucha contra el partido! ¡Fuera de las formaciones del partido! ¡Fuera de las aulas de los jefecillos de la SS y de los aduladores del partido! (…) Ninguna amenaza nos puede atemorizar, ni tampoco que nos cierren nuestras universidades. Se trata de la lucha de cada uno de nosotros por nuestro futuro, nuestra libertad y nuestro honor en un Estado consciente de su responsabilidad moral. ¡Libertad y Honor! (…) Lo que para ellos es la libertad y el honor lo han demostrado en diez años de destrucción de toda libertad material y espiritual, de toda sustancia moral del pueblo. (...) El nombre alemán permanecerá para siempre mancillado si la juventud alemana no se alza para vengar y expiar, al mismo tiempo; para aniquilar a sus opresores y construir una nueva Europa espiritual. Estudiantes: ¡Nos mira el pueblo alemán! De nosotros espera como en 1813 cuando arrojó de sí el terror napoleónico, que del mismo modo arrojemos el terror nacionalsocialista en 1943. Beresina y Stalingrado se alzan en llamas en el Este; ¡Los muertos de Stalingrado nos conjuran!” Finalmente, el himno de Theodor Körner, poeta de la guerra de liberación contra la ocupación francesa: “Levántate, pueblo mío, los fuegos de la unión se han encendido”.

De esta sexta Hoja se tiraron entre 2.000 y 3.000 ejemplares de los cuales, Hans, Sophie, Alex y Willi prepararon unos 1.200 para el correo el 15 de febrero. Después de enviarlas les quedaban un buen número, más de mil, por repartir. El destino de estas últimas copias, sabemos cuál fue… la Universidad de Múnich.

Una séptima hoja obra de Christoph Probst

El boceto de esta hoja lo llevaba Hans Scholl en el bolsillo cuando fue detenido. Posiblemente fue escrita antes que la sexta Hoja de Huber entre el 28 y el 29 de enero dos días antes de la rendición de von Paulus en Stalingrado. “¡Stalingrado! 200.000 hermanos alemanes han sido sacrificados en aras del prestigio de un impostor militar. Las condiciones humanas de la capitulación que han impuesto los rusos se han ocultado a los soldados sacrificados. El general Paulus ha recibido, por ese asesinato en masa, el distintivo de mariscal. Altos mandos se han salvado de la batalla de Stalingrado saliendo en avión. Hitler prohibió a los cercados que se retiraran las tropas hacia la retaguardia. Ahora, la sangre de los 200.000 soldados sacrificados clama acusando al asesino Hitler”. Probst alude ahora a la caída de Trípoli cuando se entregó sin condiciones al VIII Ejército británico. Los ingleses permitieron que la vida siguiera su ritmo. Incluso dejaron a la Policía y a los funcionarios en sus cargos “sólo una cosa hicieron a fondo: limpiaron la mayor ciudad colonial italiana de todos los falsos cabecilla e infrahombres. El 26 de enero Roosevelt dijo en Casablanca: “nuestra lucha de aniquilamiento no se dirige contra los pueblos, sino contra los sistemas políticos. Sólo luchamos hasta la capitulación sin condiciones”. Probst incide: “¿Se precisa reflexionar para tomar una decisión?”. Finalmente concluye: “Toda Alemania está cercada como lo estuvo Stalingrado. Todos los alemanes serán sacrificados al mensajero del odio y de la voluntad de destrucción. A él, que ha torturado a los judíos hasta la muerte, que ha aniquilado a media Polonia, que quiso destruir Rusia, a quien os robó la libertad, la paz, la felicidad de las familias y la alegría y les dio en contra la inflación. ¡No puede ser! Hitler y su régimen deben caer para que Alemania siga viviendo. Decidíos: Stalingrado y el hundimiento o Trípoli y un futuro esperanzador. Y cuando os hayáis decidido, actuad”.

El hombre rebelde

Los hermanos Scholl son conducidos al Palacio de Wittelbach, donde tiene su central la Gestapo. Hans lleva consigo el boceto de la séptima octavilla de Christl Probst. Al día siguiente, Probst será detenido en su unidad de Innsbruck y trasladado a Múnich. Alex Schmorell al conocer los hechos pone en práctica un plan de fuga: se reuniría al día siguiente con Willi Graf

Page 10: Sophie Scholl y el Rescate de Polinices

10

en la estación de Starnberg, una pequeña estación desde donde partían los trenes hacia los Alpes. Graf no se presenta. El plan fracasa. Schmorell es detenido la noche del 24 de febrero en Múnich. Para entonces ya han sido ejecutados Hans, Sophie y Christl Probst.

Todo se sucede muy rápido. Diecisiete horas de interrogatorio entre el resto del jueves y la madrugada al viernes. Los métodos de la Gestapo para obtener información son despiadados. Robert Mohr y Anton Mahler investigan a Sophie y Hans Scholl, respectivamente. Los hermanos se mantienen firmes en sus principios: “Sigo siendo de la opinión de que he hecho lo mejor que podía para mi pueblo. Por tanto, no me arrepiento de mi actuación y estoy dispuesta a asumir las consecuencias que se deriven de ella”, recogen las actas del interrogatorio. Los Scholl fueron torturados, golpeados, denigrados… las palizas le fracturaron una pierna a Sophie Scholl. Los detenidos asumen toda la responsabilidad sin dudarlo. No delatan a sus compañeros. En la sociedad de la delación, ellos son inocentes. Albert Camus en El hombre rebelde afirma que: “Hay crímenes de pasión y crímenes de lógica. El código penal los distingue bastante cómodamente, por la premeditación. Estamos en la época de la premeditación y del crimen perfecto”. La vida se convierte en una apuesta. Hans y Sophie Scholl apostaron fuerte la mañana del 18 de febrero. Camus, sigue: “Hacia cualquier lado que uno se vuelva, en el centro de la negación y del nihilismo [la Gestapo] el asesinato tiene un lugar privilegiado” (Albert Camus, El hombre rebelde, Obras 3. Edición de José María Guelbenzu, Madrid, 1996, p. 20).

¿Cuál es el contenido del no? ¿Cuál es el contenido de la resistencia contra Hitler? “¿Qué es un hombre rebelde? Un hombre que dice ‘no’. Pero negar no es renunciar: es también un hombre que dice ‘sí’ desde su primer movimiento. Un esclavo, que ha recibido órdenes durante toda su vida, juzga de pronto inaceptable una nueva orden. ¿Cuál es el contenido de ese ‘no’?” (Albert Camus, El hombre rebelde, op. cit., p. 29). Los componentes de la Rosa Blanca dijeron “no” e invitaron a otros a decir “no”. Diez años de Hitlerismo bastaron. Todo movimiento de rebelión acaba en un valor ¿Cuáles eran los valores de la Rosa Blanca? El federalismo, la democracia, una nueva Europa espiritual, la libertad de conciencia. La rebelión es, según Camus, “una de las dimensiones esenciales del hombre. Es nuestra realidad histórica” (Albert Camus, op. cit., p. 38).

Me rebelo, luego somos

El cogito en la filosofía de Descartes constituye el descubrimiento de la conciencia y el punto de partida de su filosofía: Cogito, ergo sum, “pienso, luego soy”. Para Camus: “El primer progreso de un espíritu embargado de extrañeza consiste, por lo tanto, en reconocer que comparte esa extrañeza con todos los hombres y que la realidad humana en su totalidad, sufre de esa distancia en relación consigo misma y con el mundo”. Hans y Sophie Scholl sentían esa extrañeza. La extrañeza que provocaba el nacionalsocialismo: el odio a los demás, la persecución, el exterminio, el crimen, la guerra. “El mal que experimentaba un solo hombre se convierte en una peste colectiva. En nuestra prueba cotidiana la rebelión desempeña el mismo papel que el cogito en el orden del pensamiento; es la primera evidencia. Pero esta evidencia saca al individuo de su soledad. Es un lugar común que funda en todos los hombres el primer valor. Yo me rebelo, luego somos” (Albert Camus, op. cit., p. 39). Este llamamiento a la rebeldía de Camus es el mismo llamamiento que hacen los jóvenes universitarios de la Rosa Blanca. “Actuad” escribía Christl Probst.

Final

Los cargos son: “premeditación de crimen de alta traición”, “complicidad con el enemigo” y “desmoralización de las fuerzas militares”. La pena máxima que se impone a estos cargos es la pena de muerte. Los resultados de los últimos interrogatorios realizados el sábado 20, se comunican inmediatamente a Berlín. El domingo 21, el Fiscal Jefe Lautz elabora el escrito de acusación. Los jóvenes habían inquietado al régimen. Seguro que Hitler pudo leer las octavillas. ¿Qué sentiría al leer esas verdades a la cara? ¡Qué sacudido de su conciencia! El mismo Führer

Page 11: Sophie Scholl y el Rescate de Polinices

11

decide personalmente que la causa se vea ante el Tribunal del Pueblo (Volksgerichtshof), por lo que Roland Freisler, su Presidente, se dirige a Múnich.

La vista queda fijada para el lunes 22 de febrero a las 10 de la mañana. El juicio es una farsa. Roland Freisler hace gala de su mejor histrionismo. Hace de juez, jurado y fiscal al mismo tiempo. Sádico, cruel, canalla, ridiculiza a los acusados. No obstante, éstos se muestran imperturbables. Hans, Sophie y Christl Probst no tienen ninguna posibilidad. Inge Scholl escribe en su libro Die Weiβe Rose, Frankfurt/Main, 1993, que, en una sala llena de uniformados, Leo Samberger, estudiante en prácticas de judicatura, describe el momento de suma tensión por el temor que inspiraba el propio Presidente del Tribunal. Sophie prefirió no decir nada.

A las 12,45 Freisler pronuncia la sentencia de muerte. Hans Scholl en un acto de valentía exclama: “Hoy nos colgáis a nosotros pero mañana vosotros ocuparéis nuestro lugar”. Inmediatamente, los estudiantes son conducidos a la prisión de Stadelheim, donde Hans y Sophie consiguen ver a sus padres. La justicia nazi es rápida. Tan sólo cuatro horas después se abren, por última vez, las puertas de sus celdas. A las cinco de la tarde se cumple la sentencia. Los tres estudiantes son guillotinados.

Se la vio caminar erguida, apoyada en sus muletas, vacilante quizás por la pierna rota. Posiblemente, la luz escarlata del sol de invierno del Múnich de las cinco de la tarde acariciara sus mejillas, sus ojos, su nariz. Fue la primera en ser ejecutada. Se mostró digna ante la guillotina. Hans Scholl puedo gritar con toda su fuerza: “¡Viva la libertad!” antes de que el resorte de la guillotina le arrebatara la vida.

El 19 de abril de 1943, el psicópata juez Roland Freisler vuelve a Berlín en el segundo juicio contra la Rosa Blanca. En el banquillo de los acusados se encuentran Alex Schmorell, Kurt Huber y Willi Graf. También se encuentra Falk Harnack que fue extrañamente absuelto por falta de pruebas, los otros tres fueron condenados a muerte.

En la última carta a su familia Kurt Huber escribe: “No lloréis por mí; yo estoy feliz, tranquilo. Alegraos conmigo, que puedo morir por mi patria, por una patria más bella y más justa que saldrá de esta guerra”. De igual modo se pronuncia Alex a sus padres: “Para vosotros, este golpe es más fuerte que para mí, pues me voy siendo consciente de que he servido a mis firmes convicciones y a la verdad. Todo esto me hace esperar con la conciencia tranquila la cercana hora de la muerte. Pensad en los millones de jóvenes que dejan su vida en el campo de batalla: su destino es también el mío” (Citado por José M. Pelegrín, op. cit. p. 126). Kurt Huber y Alexander Schmorell fueron guillotinados el 17 de julio del 43, Willi Graf el 12 de octubre de ese mismo año.

Antígona

La rebelión es la negativa a ser tratado como una cosa. Según Camus, es la afirmación de una naturaleza común a todos los seres humanos que escapa al poder. “Me rebelo, luego existimos”, decía el esclavo. La rebelión metafísica añadió entonces el “existimos solos”. Pero si estamos solos, “¿Cómo podemos existir realmente?” En la Alemania del Tercer Reich, no éramos, pero para los miembros de la Rosa Blanca debíamos de ser por todos los medios. Las dos soledades de Eteocles y Polinices se encontraron como dos bocas en un beso. Pero sólo una de estas dos soledades sería pasto de los buitres. La túnica ensangrentada de Antígona sería su bandera. El mensaje de esos jóvenes cuerpos decapitados sería otra. Las leyes cambian, la conciencia no. En el diálogo De Magistro, Agustín de Hipona recoge una conversación tenida con su hijo Adeodato acerca la iluminación interior. Hay algo así como una visión sinóptica del mundo. Esa visión tiene que ver con la idea de Bien. El bien otorga el ser y la esencia al mundo sin ser él mismo ser. Participamos, por tanto, de esa iluminación que causa la Inteligencia, la Verdad y la

Page 12: Sophie Scholl y el Rescate de Polinices

12

Belleza. Sophie Scholl recordaría esta conversación y sin duda, reiría ante la cuchilla mientras sus verdugos se preguntarían el porqué.