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S SOBRE L L A F FORMACIÓN D DEL Z ZOCO: LA E EXCAVACIÓN D DEL S SOLAR D DE C CALLE SAN P PEDRO D DE M MURCIA PEDRO JIMÉNEZ CASTILLO* JULIO NAVARRO PALAZÓN* MARÍA JESÚS SÁNCHEZ GONZÁLEZ *CSIC, Granada ENTREGADO: 2006 MEMORIAS DE ARQUEOLOGÍA 14 • 1999 • PÁGS. 421-458 P Pa al la ab br ra as s c cl la av ve e: : Al-Ándalus, Arqueología, casas islámicas, Edad Media, tiendas, urbanis- mo islámico. R Re es su um me en n: : En este artículo se exponen los resultados de la excavación de un solar situado junto a la arteria principal de la Murcia islámica. En el sector occidental se hallaron dos viviendas anda- lusíes, situadas al fondo del solar, mientras que a la calle pública se abrían dos tiendas, configurando así la típica disposición urbana de los zocos. De ambas casas se documentaron dife- rentes fases constructivas que ilustran la evolución de este tipo de arquitectura desde época califal hasta después de la conquista cristiana. K Ke ey yw wo or rd ds s: Al-Andalus, Archaeology, islamic houses, Mediaeval Age, shops, islamic urba- nism. S Su um mm ma ar r y y: This article contains the results of the archaeological excavation of a site near the main street of islamic Murcia. In the rear sector of the site’s western area two andalusian houses were found and two shops that face to the public street, following the typical urban organization of the islamic markets. It was possible to record several constructive stages of the houses, that show the evolution of this architectural type from the caliphal period up to some centuries after the christian conquest.

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Page 1: SOBRE LLA FFORMACIÓN DDEL ZZOCO: LA ...digital.csic.es/bitstream/10261/3656/1/memo14-22.pdfcalle Desamparados, que presenta un curioso trazado en U (Fig. 2). Tal disposición del

SSOBRE LLA FFORMACIÓN DDEL ZZOCO: LA EEXCAVACIÓN DDEL SSOLAR DDE CCALLE

SAN PPEDRO DDE MMURCIA

PEDRO JIMÉNEZ CASTILLO*JULIO NAVARRO PALAZÓN*

MARÍA JESÚS SÁNCHEZ GONZÁLEZ

*CSIC, Granada

ENTREGADO: 2006 MEMORIAS DE ARQUEOLOGÍA 14 •1999 • PÁGS. 421-458

PPaallaabbrraass ccllaavvee:: Al-Ándalus, Arqueología, casas islámicas, Edad Media, tiendas, urbanis-mo islámico.

RReessuummeenn:: En este artículo se exponen los resultados de la excavación de un solar situado juntoa la arteria principal de la Murcia islámica. En el sector occidental se hallaron dos viviendas anda-lusíes, situadas al fondo del solar, mientras que a la calle pública se abrían dos tiendas,configurando así la típica disposición urbana de los zocos. De ambas casas se documentaron dife-rentes fases constructivas que ilustran la evolución de este tipo de arquitectura desde época califalhasta después de la conquista cristiana.

KKeeyywwoorrddss: Al-Andalus, Archaeology, islamic houses, Mediaeval Age, shops, islamic urba-nism.

SSuummmmaarryy: This article contains the results of the archaeological excavation of a site nearthe main street of islamic Murcia. In the rear sector of the site’s western area two andalusianhouses were found and two shops that face to the public street, following the typical urbanorganization of the islamic markets. It was possible to record several constructive stages ofthe houses, that show the evolution of this architectural type from the caliphal period up tosome centuries after the christian conquest.

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El solar ocupa la mayor parte de una manzana deplanta trapecial, casi rectangular, delimitada al nortepor la calle San Pedro 7-9 y a los otros tres lados por lacalle Desamparados, que presenta un curioso trazadoen U (Fig. 2). Tal disposición del callejero parece estaren función de la proximidad de la muralla, que corríaal sur de la calle Desamparados y se repite en otrospuntos del frente meridional de la medina andalusí,como es el caso de la antigua calle de la Faz, al oeste denuestro solar, y el de las calles Almudí, Manresa-Rocamora, Marengo y Herradura, al este.

El solar está ubicado en el frente sur de la calle SanPedro, a unos 30 m al oeste de la iglesia parroquial queda nombre a la calle y a la colación y altura del iniciode la calle San Nicolás (Figs. 1 y 2). Las dos calles men-cionadas formaron parte del viario principal de laMurcia islámica.

La calle San Pedro es un tramo de una gran arteriaque atravesaba la ciudad de este a oeste, enlazando lapuerta de Orihuela, en el extremo oriental, con la deVidrieros en el occidental (Fig. 1). Pasaba frente a lapuerta del Alcázar y junto al muro de la qibla de lamezquita aljama, y estaba constituida por las actualescalles Mariano Vergara, San Antonio, Frenería y SanPedro. Se prolongaba por la calle del Pilar y atravesabala puerta de Vidrieros, para continuar por el arrabaldel Arrixaca, en dirección sudoeste, siguiendo la callede San Antolín y dejando dicho arrabal a través de laBâb al-Yadid o puerta de Belchit en los documentoscristianos1.

A la altura de la iglesia parroquial de San Pedro,justo en el tramo donde se sitúa nuestro solar, partía unramal orientado hacia el noroeste. Estaba conformadopor la calle San Nicolás, al final de la cual abandonabala medina a través de la puerta del Zoco y recorría elarrabal por Mariano Girada, antigua calle Cadenas,hasta desembocar en la llamada Puerta de Molina,desde la que arrancaba la ruta hacia Toledo, pasandopor Molina, Cieza, Minateda, Tobarra y Chinchilla,según el itinerario de al-‘Udrî (m. 1085)2.

Los trabajos arqueológicos permitieron diferenciartres sectores. En el occidental, que se extiende de callea calle, se halló una serie de edificios cuya disposiciónera la de esperar, por la presencia de la arteria principaldel zoco: dos tiendas de planta oblonga yuxtapuestas yabiertas a la calle de San Pedro, mientras que detrás sesituaban dos viviendas; la más meridional tenía facha-da a la calle Desamparados y, la segunda, quedaba en elinterior de la manzana (Fig. 2). En el central localiza-mos un singular edificio compuesto por dos largascrujías perpendiculares a la línea de fachada, que pre-senta serios problemas de interpretación (Lám. 27). Enel sector oriental identificamos dos edificios de patiocentral que, al parecer, correspondían a sendas instala-ciones artesanales (Lám. 27).

Entre los numerosos datos obtenidos durante estaexcavación destacan, por su novedad, los relativos a laconfiguración urbana de este sector. Debido a que esta-ba situado junto a la calle principal de la Murciamedieval, a una distancia relativamente escasa de la

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Figura 11. SSituación ddel ssolar ssobre ccroquis dde MMurcia een eel ssiglo XXIII.

Figura 22. EEl ssolar een eel eentorno uurbano.

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mezquita principal, era lógico que formara parte delzoco, que en el urbanismo islámico tradicional siempreocupa esta situación. Lo relevante es que fue posibleprobar que las instalaciones de tipo artesanal y comer-cial vinieron a sustituir, en algún momento tempranoque podríamos situar en el siglo X, a las viviendas pre-existentes (Lám. 28). Esto significa que estamosasistiendo a la formación y consolidación del zocomurciano, lo que debe interpretarse como un valiosotestimonio del crecimiento y configuración de Murciacomo una pujante medina. Como demuestran abun-dantemente las fuentes escritas, una condiciónimprescindible para que un asentamiento medievalalcanzara la condición de medina era su importanciacomercial y su función de mercado central de unaamplia zona; no en vano se ha definido a ese modelosocial como tributario-mercantil. Hasta ahora, sinembargo, no se habían documentado los efectos de lapresión del zoco en el paisaje urbano en formación,desplazando incluso a edificios tan propios de la medi-na como son los de carácter residencial. Lo que aquíhemos comprobado no debe entenderse como un casoaislado sino como una de las pautas morfogenéticas

que actuaban en el proceso de formación urbana, eneste caso, con carácter cualitativo, al mismo tiempo queotros fenómenos relativos al crecimiento y la densifica-ción del espacio urbano. De hecho, en otra excavaciónllevada a cabo en Murcia, también junto a la arteriaprincipal y aún más próxima a la mezquita aljama, sepudo comprobar cómo en una fecha tan tardía comoprincipios del siglo XII una antigua vivienda es susti-tuida por un taller de vidrio, en un momento en que yael espacio en la medina estaba en proceso de saturación.

En el presente trabajo daremos a conocer solamen-te los resultados obtenidos en el sector occidental,dejando para un próximo número la memoria de losotros dos sectores.

CCAASSAA 11

Estaba emplazada en el ángulo sudoeste del solar ylindaba con la actual calle Desamparados por el sur y conla vivienda 2 por el norte (Fig. 2). Su modelo organiza-tivo es el de patio central con cuatro crujías, modelo quese mantendrá a lo largo del tiempo, incluso tras demoli-ciones y reconstrucciones de tal envergadura que se

Figura 33. CCasa 11. PPlano aarqueológico yy ccroquis iinterpretativo dde lla ffase ffundacional. EEn ggris cclaro llos mmuros oo ttramos dde mmuro hhipotéticos.

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podría hablar de nuevos edificios. De las cuatro crujíasexcavamos la norte y la oeste casi por completo y sólo demanera parcial la oriental y la meridional, invadida laprimera por la finca colindante y por el ensanche de calleDesamparados la segunda (Lám. 1).

Hemos documentado diferentes fases constructivasque se prolongan desde su fundación, que situamos enel siglo X, hasta época moderna (siglos XVII ó XVIII).Conviene indicar que, a pesar de que a todas ellas lasdenominamos de forma convencional “fase”, con elobjetivo de simplificar la exposición, no se puedenvalorar de igual manera ni por su naturaleza ni por suentidad. La fase 1 corresponde al momento fundacio-nal; la 2 consistió en la sobreelevación de suelos yreconstrucción del algún muro; la 3 se puede conside-rar una nueva casa, pues la mayor parte del edificioantiguo fue derribado y reconstruido usando técnicas ymateriales diferentes; la 4 está condicionada por el cre-cimiento de la vivienda en altura con la consiguienteintroducción de pórticos-galería; finalmente, las fasessiguientes, posteriores a la conquista cristiana, consis-tieron, básicamente, en repavimentaciones y reformasparciales en alguna de las crujías. Desgraciadamente,

las últimas fases islámicas y, sobre todo, las de épocacristiana, están muy alteradas y fragmentadas lo quedificulta seriamente su identificación y estudio.

La desigual información obtenida en cada una de las“fases” nos debe hacer precavidos a la hora de valorar elalcance e identidad de las obras realizadas; prudencia quehay que extremar mucho más cuando intentamos diferen-ciarlas, calificándolas unas veces de reforma y otras de nuevacasa. Tanto en unos casos como en otros hay que partir delhecho comprobado de que una vez que los muros perime-trales de un inmueble son transformados en paredescompartidas, es decir, se convierten en medianerías, es muydifícil modificar su trazado como rehacerlas de nuevo; asíconstituidas pueden ser reparadas, pero sólo excepcional-mente fueron demolidas íntegramente para serposteriormente rehechas. Con estas limitaciones, unavivienda que se quiere levantar de nuevo tras derribar elviejo inmueble tiene, necesariamente, que reutilizar susmedianerías. Si una nueva casa está condicionada por la par-cela heredada y por las medianerías preexistentes, tambiénlo está en su organización interna, pues el modelo de patiocentral e, incluso, el ancho de crujía suelen ser constantesque pasan de un edificio a otro obligando en muchos casos

Figura 44. CCasa 11, ffase 22.

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a edificar los nuevos muros sobre las cimentaciones de losanteriores. Hechas estas aclaraciones comenzaremos la des-cripción por el momento más antiguo.

FFaassee 11

El patio es de planta casi rectangular, con el ejemayor en dirección N-S (Lám. 2; Fig. 3). La anchurade las crujías es desigual, según la naturaleza de lasdependencias que acogían. La norte, ocupada íntegra-mente por el salón principal, era la de mayoresdimensiones, pues se extendía abarcando todo el anchode la parcela; la oriental y la occidental se desarrollabanhasta el muro de la fachada meridional, por lo que lacrujía sur era la más reducida.

El patio

Se trata de un espacio de planta trapecial, cuya super-ficie alcanza 20,5 m2. El eje N-S, que mide 5,40 m,aparece claramente más desarrollado que los transversa-les E-W: el más meridional mide 4,08 m y elseptentrional 3,62 m (Lám. 3). Está circundado por un

banco de 45-47 cm de ancho que delimitaba una zonacentral más deprimida que, con frecuencia, en ciertascasas andalusíes estaba ocupada por un jardín en hondopor el que normalmente no se transitaba, quedandoreservados para esta función los andenes o paseadoresperimetrales. Éste no parece ser el caso de la vivienda quenos ocupa pues, además de la angostura del supuestoandén, la prueba que demuestra que la circulación seefectuaba habitualmente atravesando el área deprimidadel patio es la discontinuidad o la menor altura del bancoperimetral en ciertos tramos, que vienen a coincidir conlas puertas de algunas de las dependencias (Lám. 8); estaevidente relación permite que sospechemos que estabandestinadas a facilitar el acceso a las habitaciones desde elpatio. Discontinuidades de este tipo había frente a laspuertas de las crujías N y E; tenían una profundidad conrespecto a la cota del banco de entre 10 y 15 cm y coin-cidían en anchura exactamente con los vanos a los queprecedían. Estos enfondamientos tienen su máximaexpresión en el ángulo SO, pues allí se encuentran laspuertas de las dos piezas más transitadas, el zaguán y lacocina, en donde el banco desaparece completamente(Láms. 5-7). Aquí es evidente que la función principal

Figura 55. CCasa 11, ffase 33.

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de la plataforma perimetral no fue la de andén; sólo encaso de lluvia, la protección ofrecida por los aleros pudohacer preferible el uso del banco como paseador.Creemos, en consecuencia, que la plataforma perimetral,cuya altura sobre el nivel del suelo en los tramos no reba-jados sería de unos 20 cm, se emplearía principalmentecomo banco o poyo para sentarse.

No tenemos datos concluyentes acerca del tipo desuelo que tenía la parte central del patio; no obstante,a la cota en que arranca el alzado del banco, documen-tamos capas de mortero de cal, pero la ausencia desuperficie alisada nos hace dudar que fuera el pavimen-to empleado. Creemos, más bien, que el mortero debeidentificarse como la base o el preparado sobre el quese asentó la solería que, tal vez, fuera un pavimento delajas de arenisca verdosa, tal y como es frecuente en losespacios al aire libre. De hecho, cerca del ángulo SOhallamos algunos fragmentos que parecían estar in situ(Láms. 2, 7 y 16); la desaparición casi total de la sole-ría pudo deberse a los habituales expolios que se hacíanpara reutilizar las lajas en la fase siguiente.

La evacuación de aguas de lluvia se efectuaba a tra-vés de una atarjea cuyo imbornal estaría situado en el

ángulo SE del patio, pues allí encontramos el inicio delcanalillo que corría por debajo del banco para a conti-nuación doblar en dirección este.

El salón principal

La crujía norte presentaba la orientación que seconsideraba más favorable, la de mediodía, por lo quese emplazaba en ella el salón principal, que era la piezade mayores dimensiones.

Del muro que lo separaba del patio sólo se conserva-ron los extremos, por lo que sabemos que era una obrade mampostería en espiga tomada con argamasa y alza-do de adobes (Láms. 17 y 18); su parte centraldesapareció por la presencia de una fosa séptica moder-na, que destruyó toda evidencia del vano de ingreso. Noobstante, en el tramo de banco situado frente al salón seconserva uno de los límites laterales del enfondamientoque precedía a la puerta, lo que nos indica la situación deuna de las jambas (Lám. 11). Conocido, por tanto, elemplazamiento de la más oriental es fácil deducir, porsimetría, la posición de la jamba opuesta; de esta mane-ra, podemos establecer que la luz del vano era de 1,24 m

Figura 66. CCasa 11, ffase 44.

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Figura 77. CCasa 11, ffase 55.

Figura 88. CCasa 11. SSección nnorte-sur ddel pperfil ooriental.

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Figura 99. CCasa 11. SSección aaxial eeste-oeste.

Figura 110. CCasa 11. SSección eeste-oeste ddel pperfil ssur.

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si, como es habitual, estaba situado en el centro de lafachada. Con dicha luz cabe suponer que se trataba deun vano único, lo que debe de excluir la opción, tambiénfrecuente, del acceso geminado, pues si descontamos a laanchura citada la del pilar central, las puertas resultantes,como mucho de 50 cm, serían demasiado angostas.

El salón tiene una profundidad de 2,65 m y un anchoconservado de 6,70 m; suponiendo que su extremo orien-tal, que no pudimos documentar, fuera simétrico conrespecto al eje reconstruido de la puerta debió de alcanzarlos 8,80 m. No se localizó resto alguno del suelo salvo unafina lechada de mortero de cal, que pudo corresponder a labase de un pavimento totalmente desaparecido. Por deba-jo apareció un estrato de fina arena limosa, de la que

habitualmente se ha venido utilizando en la arquitecturamurciana hasta el siglo XIX, como relleno bajo los pavi-mentos. No hallamos ningún testimonio de las alhanías: laoriental, de haber existido, quedaba bajo el inmueble veci-no y de la occidental nada quedó al haber desaparecido porcompleto el pavimento (Lám. 11).

La crujía occidental

Tenía un ancho de 2,05 m y estaba compuesta pordos dependencias separadas por un muro de 50 cm deespesor (Lám. 5).

La más meridional era seguramente la mayor, puesdebió de extenderse hasta el límite antiguo de la calle

Figura 111. CCasa 22, ffases 11 ((A) yy 22 ((B).

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Figura 112. CCasa 22, ffase 33. PPlanta aarqueológica.

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Figura 113. LLos rrestos cconservados ddel eedificio qque pprecedió aa lla cconstrucción dde lla ccasa2, qque pparecen ddemostrar qque een oorigen lla pparcela ttenía uun aancho ssimilar aal dde lla ccasa 11.Se hha ssuperpuesto een ggris lla pplanta dde lla ccasa 22 ppara ffacilitar lla llocalización dde llos mmen-cionados rrestos.

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Desamparados aunque, como ya dijimos, no pudimosexcavarla completamente; a ella se accedía desde elpatio a través de un vano de 80 cm de luz, flanqueadopor las características jambas de sillares de piedra en lasque no se aprecian mochetas, lo que pudo deberse a unsimple desgaste (Láms. 4 y 6). La existencia de diferen-tes niveles de suelo compuestos por finas capas demortero de cal en los que se distinguían abundantesniveles de ceniza e, incluso, fondos de hogar, así comola presencia de un poyo en el ángulo NE, nos hacenpensar que era la cocina. También conviene a esta hipó-tesis la ausencia del banco del patio frente a la puerta,lo que parece indicar que se trataría de una de las habi-taciones más frecuentadas de la casa, lo que encajaperfectamente con la función propuesta.

La dependencia más septentrional era una pieza deplanta rectangular, que lindaba con el salón por el nortey con la cocina por el sur (Lám. 3). Presentaba la parti-cularidad de abrirse al patio a través de un gran vano de1,73 m de luz, flanqueado por dos pilares cuadrados desillares que, en la fase posterior, fueron arrancados yreconstruidos desplazándolos de su posición, sobre todoel más septentrional. Bajo el umbral se extendía, de pilara pilar, una correa fabricada con mampostería y morte-

ro de cal con un ancho de sólo 27 cm que, seguramen-te, son los restos de un escalón que permitía elevar elsuelo. Ignoramos la función de esta dependencia, aun-que su carácter semiabierto, que recuerda los iwanes dela arquitectura oriental, nos hace pensar que fue unespacio de uso estacional. Función similar debierontener ciertos salones de las casas 4 y 6 de Siyâsa, aunqueen estos casos la morfología varía debido a la presenciade amplios miradores en el muro frontero al de la puer-ta3. También en la casa F del Casón de Puxmarinaexistió una dependencia rectangular abierta y en alto, enla crujía sur, que hemos interpretado como una sala deverano4. Finalmente, en una casa también califal exca-vada por nosotros en un solar de calle Zarandona,detectamos en la crujía oeste una pieza muy parecida,flanqueada igualmente por pilares de piedra y soladacon losas cerámicas que, si bien parece el cuerpo centralde un pórtico tripartito, podría estar reservada al mismouso que la que venimos estudiando5. Estos espaciosabiertos al patio son frecuentes en la arquitectura resi-dencial morisca de Granada y se les llamaba cenadores; apesar de la distancia temporal, es muy posible que deba-mos identificar los ejemplos murcianos comoantecedentes de los granadinos, lo que no parece impro-

Lámina 11. LLa ccasa 11, een ssu ffase ffundacional, ddesde lla ccalle DDesamparados. AApréciese aa lla dderecha eel aantiguo aalineamien-to dde lla ccalle, qque ccoincidiría, aaproximadamente, ccon eel dde éépoca mmedieval.

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bable teniendo en cuenta que estamos ante un mismomodelo residencial que, según los datos que poco apoco vamos reuniendo, apenas experimentó cambiossustanciales a los largo de esos cinco siglos.

La crujía oriental

Es muy poca la información que de ella tenemos,pues se encuentra casi totalmente bajo la finca colin-dante; sólo el muro que la separaba del patio pudo serestudiado (Lám. 17). Lo conservado fue suficiente paraafirmar que contaba con dos habitaciones.

A la dependencia principal se accedía por un vanosituado, aproximadamente, en medio del muro defachada al patio (Lám. 8). La puerta estaba flanqueadapor sendas jambas de sillares en las que estaban talladaslas características mochetas, con una luz de 93 cm;también hallamos las dos quicialeras correspondienteslabradas en piedra, lo que indica que hubo una puertade dos hojas que se abrían hacia adentro. Debió contarcon un arco enmarcado por un alfiz de yeso, del que se

conservaba parte del tramo inferior constituido por unretalle vertical. Frente al vano y coincidiendo exacta-mente con el límite de sus jambas aparece en el bancodel patio la habitual solución de paso que obliga a dis-minuir su altura a la mitad (Lám. 8).

La habitación contaba en su extremo meridional conun estrado de obra de 30 cm de altura y 90 de profundi-dad (Fig. 8 y Lám. 19); su anchura la desconocemos perodebió ser la misma de la sala. En esta obra se distinguenclaramente dos momentos: el primero estaba conforma-do por una base de cuatro hiladas de mamposteríapequeña con abundante cal sobre la que se disponíansillares de arenisca y, sobre éstos, un estuco pintado derojo que cubría tanto la superficie horizontal como sufrente; el segundo es una ampliación de 30 cm, conse-guida mediante un muro de adobes adosado al frente yreforzado en su parte superior con nuevos sillares de are-nisca; a la plataforma resultante se le aplicó el mismoacabado de estuco rojo situado ahora a tan sólo 3 cm porencima del anterior. En el resto de la sala apareció unsuelo de cal, localizado a 34 cm por debajo de la superfi-cie del estrado que, difícilmente, podemos identificar conel pavimento de esta fase por las siguientes razones: 1)está sólo a 10 cm por encima de la cota más baja decimientos y 2) está a unos 30 cm por debajo del umbralde la puerta. Ante estas evidencias sólo se nos ocurren dosposibilidades: que aceptemos que el suelo de esta pieza sehallaba a una cota tan baja, aunque sea una soluciónexcepcional, o que admitamos la posibilidad de que elestrado pertenece a una casa anterior de la que nada másnos ha llegado. En un caso o en otro es de suponer que elestrado debió tener en la parte central de su frente una odos cavidades, utilizadas como alacena y como soluciónaislante para el lecho6. Es posible que el frente del estradocoincidiera con el arco geminado que, muy probable-mente, tuvo la alhanía.

A la habitación más meridional se accedía a través deun vano situado en el ángulo sudeste del que apenas hanllegado restos. La jamba norte, que estaba formadacomo todas por sillares de calcarenita, desapareció porcompleto, con la excepción de dos fragmentos (Láms. 2y 17); de la meridional, sin embargo, no se ha conser-vado nada. Por debajo del antiguo umbral pasaba laatarjea que evacuaba las aguas del patio y que, tras pene-trar unos 20 cm en el interior de la crujía, doblaba haciael sur. No pudimos documentar su recorrido pues seintroducía en la finca colindante pero, a juzgar por lasolución más habitual en este tipo de arquitectura en la

Lámina 22. CCasa 11. VVista ccenital.

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Lámina 33. CCasa 11. VVista ccenital ddel ccenador. OObsérvese eel ddesplazamiento dde llos ppilares dde aarenisca een lla ffase 22.

Lámina 44. CCasa 11. VVista dde lla ccocina ddesde eel ccenador. OObsérvese, een pprimer ttérmino, eel zzócalo ddel mmuroque ssepara llas ddos eestancias, ssobre ccuya ssuperficie dde mmortero sse aaprecian llas hhuellas dde llos aadobes qqueconformaban eel aalzado. EEn lla ccocina sse ddistinguen llos bbancos dde llas ffases 11 yy 22.

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ciudad de Murcia, creemos que se introduciría en unapequeña habitación con función de letrina. En efecto,gracias a otros ejemplos hemos comprobado que, siem-pre que era posible, la atarjea era conducida hacia laletrina para arrastrar los residuos fecales con el aguarecogida en el patio. Su emplazamiento en el ángulosuroriental de la casa, dispuesta de manera acodada conrespecto al patio7, la dotaba de la intimidad necesaria.Un muro de mampostería y hormigón que hay en lacrujía meridional podría ser su cierre oeste (Lám. 19).

La crujía sur

Aunque de ella sólo documentamos en su totalidad lapared que la separa del patio, conocemos también el arran-que de los muros que la delimitan por el este y el oeste. Alsur lindaría con la calle que hoy llamamos Desamparadospero no a la altura en que actualmente lo hace, pues la víamedieval era aproximadamente 1,5 m más estrecha, comose puede comprobar en las casas inmediatas cuya línea defachada no fue rectificada (Lám. 1).

El único ingreso desde el patio está descentradohacia el extremo oeste y es un amplio vano, con sendas

jambas de piedra y quicialeras talladas en los sillares,cuyas mochetas se sitúan hacia el interior de la crujía yno hacia el patio, como es habitual en el resto dedependencias (Lám. 7). Tal disposición se ha detectadoen alguna otra ocasión en vanos que daban hacia elzaguán8, debido a que cuando se cierra la casa por lanoche, la puerta que comunica el zaguán con el patiose clausura desde este último espacio.

Los zaguanes andalusíes presentan, siempre que esposible, un trazado acodado, por lo que no parecearriesgado suponer que la puerta principal que se abríaa la calle se situara en el muro frontero al del patio y enel extremo opuesto, es decir, en el oriental.

En el interior del zaguán, entestando con el muroque lo separa del patio, aparecieron los restos de unaestructura de ladrillo (Fig. 10). Dado el conocimientotan parcial que tenemos de este espacio resulta aventu-rado proponer una explicación, aunque debemosrecordar que en Siyâsa se ha documentado en numero-sas ocasiones la existencia de pequeñas piezasdirectamente abiertas al zaguán que, normalmente, ser-vían de establo9. Es más probable, sin embargo, queestemos ante un banco, elemento característico de los

Lámina 55. CCasa 11, ffase 11. VVista ggeneral dde lla ccrujía ooeste.

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zaguanes en esta arquitectura, y que también es muyhabitual en las casas de Siyâsa.

Técnica constructiva

La casa se fundó en un momento impreciso, peroque podemos situar en época califal, durante el siglo Xo, a lo sumo, a comienzos del XI, según parecen indi-car los materiales cerámicos asociados a loscorrespondientes niveles estratigráficos y los paralelosen lo que a técnica constructiva se refiere.

En esta fase fundacional, tanto los muros de cargacomo los que compartimentan las crujías se funda-mentan sobre un sólido basamento de mampostería enespiga alternando con tongadas de mortero de cal10.Tienen una altura total de 66-68 cm de los que cincosextas partes serían cimiento, pues sólo emergen unos10-15 cm (Lám. 11). Su alzado es de adobes (Lám. 6),salvo el arranque, conformado por la parte superior delmencionado basamento, que sobresale a modo de zóca-lo; con esta solución quedaba protegido el alzado detierra de la acción del agua de lluvia y/o de la humedad.El ancho de los muros de carga era de 48-50 cm. Las

jambas de los vanos se hallaban reforzadas con sillaresde calcarenita blanca, dispuestos a soga y tizón, en losque se tallan las mochetas. Este mismo tipo de piedrase emplea para solar los umbrales y tallar las quicialeras(Láms. 6 y 7).

Los escasos paralelos arquitectónicos bien fechadoscon que contamos en la actualidad para datar la técnicaconstructiva descrita indican, en términos generales,una cronología de época califal. Así, en la rábita califalde Guardamar, que se fundó a comienzos del siglo X yestuvo en uso durante esa centuria, cuatro de los orato-rios muestran un panorama muy similar. Se trata demuros de mampostería en espiga tomada con morterode cal que sus excavadores atribuyen a la etapa institu-cional de la rábita y que fechan a mediados del siglo X11.Los mismos autores citan varios ejemplos de edificioscalifales así fabricados: el castillo próximo a Callosa deSegura, documentado en el año 924; el castillo deSalvatierra (Villena), también del siglo X; el interior dela muralla de Gormaz; Vascos, etc. No descartamos, sinembargo, que esta manera de construir llegara hasta elsiglo XI, pues en el actual estado de la investigación noes posible establecer distinciones tan precisas, lo que sí

Lámina 66. CCasa 11, ffase 11. PPuerta dde iingreso aa lla ccocina. AApréciese lla ddiscontinuidad ddel aandén aal lllegar aal vvano.

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se puede afirmar es que estamos ante una vivienda querefleja unos modelos arquitectónicos e, incluso, unas téc-nicas constructivas bien situadas en lo califal. Sólo en unade las jambas, la más septentrional de las que conformanel ingreso a la cocina, los sillares no se disponen a soga ytizón sino que están colocados en vertical (Lám. 6). Estacaracterística es propia de la fase más antigua de la Rábitade Guardamar, fechada entre comienzos del siglo X y elaño 944 y, según Azuar, constituye un rasgo de arcaismoque desaparecerá en las obras posteriores y que está pre-sente en las de época tardorromana y visigoda, comosucede en las casas del Tolmo de Minateda (Hellín,Albacete)12.

El ladrillo no parece haberse empleado en esta fase,salvo en el muro de la crujía sur del que sólo conoce-mos un pequeño tramo. Está formado por piezasgrandes y relativamente aplastadas: 30,5 x 16 x 4,2 cm(Fig. 10).

Los alzados de tierra fueron rehechos en toda suextensión mediante bataches de mampostería o sillaresreutilizados, normalmente tomados con barro. Sólo seconserva el adobe original en algunos puntos muy con-

cretos, como aquél de la medianera oeste en dondeentesta el muro que divide las dos habitaciones de la cru-jía occidental; en este caso ha llegado hasta nosotros porno poderlo reparar, precisamente por la presencia delmuro divisor (Lám. 6). También hemos localizado algu-nos restos en muros del salón principal (Láms. 17 y 18).

FFaassee 22

La importancia de las obras que se realizan en estesegundo momento queda evidenciada por los 60 cm quese eleva el suelo y por la reconstrucción completa devarios muros (Fig. 9 y Lám. 9). En principio, una eleva-ción tan considerable suele ser un buen indicador de quese emprendieron reformas de envergadura generadorasde un volumen de escombros que hizo posible tal col-matación. Además de las obras descritas, se handocumentado diversos trabajos de reparación de los anti-guos muros de adobe, pues es una constante en todas lasarquitecturas de tierra que, pasado cierto tiempo, sufranun deterioro importante, sobre todo, en las zonas bajasde sus muros, que hace necesario su reparación; al no

Lámina 77. CCasa 11, ffase 11. VVano eentre eel zzaguán yy eel ppatio vvisto ddesde eeste úúltimo eespacio.

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poderse realizar los arreglos con el mismo material sue-len sanearse las paredes con forros o bataches de ladrillo,sillería reutilizada o mampostería (Lám. 6).

La elevación de los suelos de todas las dependenciasobligó a construir en el patio un nuevo banco perime-tral con idéntica fábrica que el anterior, con la salvedadde que el nuevo estaba solado con lajas irregulares dearenisca verdosa (Lám. 9).

La crujía occidental mantiene las dos dependenciastal y como se hallaban en la fase anterior, aunque la sóli-da pared que las separaba es ahora sustituida por untabique de ladrillo (Fig. 4). Su muro oriental fue recons-truido íntegramente y desplazado ligeramente hacia elinterior de la crujía, lo que permitió reutilizar la parteinferior del antiguo como cimiento del nuevo muro yapoyo del andén (Lám. 9). El vano de ingreso a lasupuesta cocina fue trasladado hacia el norte, mientrasque los pilares del cenador fueron reconstruidos con losmismos sillares, pero sensiblemente desplazados hacia eloeste, especialmente, el más septentrional (Lám. 3). Lareforma del cenador debió realizarse con el fin de rectifi-car su planta ligeramente trapecial y conseguir un

espacio más regular. El traslado del vano de la cocinaamortizó el antiguo banco, por lo que fue necesarioconstruir uno nuevo que se dispuso adosado al murooeste; estaba fabricado con mampostería careada sólo alexterior y relleno de tierra, no se conservó su solería(Lám. 4).

El vano que suponemos daba acceso a la letrina enel ángulo SE del patio se rehizo de nuevo en estemomento a una cota más elevada, reutilizando las anti-guas jambas de sillares de las que sólo se ha conservadola parte inferior de la meridional (Fig. 4).

No tenemos datos para establecer si en esta fasecontinuaba practicándose la circulación interior a tra-vés del espacio deprimido del patio o si éste se habíatransformado en un verdadero patio con jardín depri-mido y paseador perimetral. Existen razones a favor yen contra de ambas opciones, una vez que adelantamosque nada se halló del posible pavimento salvo algunalaja, ladrillos y manchones de mortero que no parecenpruebas definitivas:

1. A favor de la existencia de un jardín en bajoapuntaría la desaparición de los enfondamientos o

Lámina 88. CCasa 11, ffase 11. JJamba ssur ddel vvano dde aacceso aa lla ccrujía ooriental. AApréciese eel eenfondamiento ddel aandén jjusto aa llaaltura dde lla mmocheta.

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escalones en el andén frente a los vanos para facilitar elacceso desde las dependencias hasta el centro del patio.

2. En contra está el hecho innegable de que el bancosigue siendo muy angosto como para permitir una circula-ción cómoda: no hay prácticamente espacio para que secrucen dos personas. La altura máxima de la plataforma erade 25 cm, que podían ser menos en caso de que hubieraexistido un pavimento en la zona deprimida; de cualquiermodo, la altura comentada no es un obstáculo suficientepara pensar que no se circulaba por la zona central.

También se rehizo la atarjea del patio en la mismaposición en que se hallaba la antigua (Lám. 12).

FFaassee 33

En esta fase se produce las transformación másimportante sufrida por el edificio, pues la mayoría delos muros, incluso parte de las medianerías, son obranueva construida con materiales y técnica diferentes:cimiento y zócalo de tapial de hormigón y alzado detierra (Fig. 5).

La reforma supuso que, aproximadamente dos ter-cios de la antigua vivienda fueran demolidos

totalmente, por lo que en rigor no sería inapropiadohablar de un nuevo inmueble. Las estructuras ahoraconstruidas no coinciden con el trazado de las antiguasen las crujías norte y sur.

Los muros de la crujía occidental fueron los únicosque no se rehicieron, seguramente porque, como vimos,fueron renovados por completo en la fase anterior. Aquíse llevó a cabo una reforma notable, pues tanto el espa-cio ocupado por el antiguo cenador como el de la cocinacambian ahora de uso y de dimensiones. El primero seconvierte en salón ampliándolo hacia el sur y ocupandoparte de la antigua cocina, para lo que se construye unnuevo tabique de separación entre las dos habitaciones yse le dota de un ingreso geminado con pilar central,cuyos umbrales son ahora dos lajas de arenisca rectangu-lares (Lám. 10). De esta manera, el salón adquiere unaplanta marcadamente rectangular. El muro que lo sepa-ra del patio presenta una grosera fábrica en la que sólo lasjambas de ladrillo muestran una factura algo más esme-rada. El pilar central tiene cimentación de piedra yalzado de ladrillo. La dependencia meridional se vio asísensiblemente reducida y, muy probablemente, cambióde uso, transformándose ahora en el zaguán.

Lámina 99. CCasa 11. SSuperposición dde aandenes dde llas ffases 11 yy 22 aa lla aaltura ddel vvano ddel ccenador. OObsérvese eel ddesplaza-miento hhacia eel ooeste qque een lla ffase 22 sse lllevó aa ccabo een eel mmuro qque ddelimitaba lla ccrujía ooccidental.

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El muro que separaba la crujía oriental del patio fuetambién reconstruido, en este caso, aprovechando comocimentación parte del alzado de la obra previa, puestoque se levantó exactamente en la misma posición, a juz-gar por el único lienzo de hormigón conservado,situado entre las dos puertas (Lám. 12). Aún recono-ciendo que los datos que tenemos son muy escasos,podemos afirmar que se mantiene la organización vistaen fases anteriores: una habitación amplia al norte y otramás reducida al sur destinada a letrina (Fig. 5). A pesarde los importantes cambios sufridos por las crujías nortey sur, la longitud de la oriental no se vio muy alterada,pues los 46 cm que pierde ahora por el sur los recuperaen su mayor parte al desplazarse el salón principal 32cm hacia el norte (Fig. 8).

Ya dijimos que las medianerías difícilmente sereconstruyen totalmente, puesto que ello supone afec-tar a los inmuebles vecinos, sin embargo, nuestra crujíaseptentrional ofrece una excepción. De los cuatromuros que la formaban sólo el oriental no se pudoexhumar, no obstante, sabemos que los otros tres fue-ron rehechos completamente permitiendo desplazar lasala hacia el norte cerca de 30 cm. Esta reforma supu-

so la ampliación del patio en su frente septentrional ylo que es más inusual, la invasión de la parcela vecina.

El desplazamiento de la crujía anterior hacia elnorte parece que forma parte de un movimiento gene-ral de la casa, pues similar tendencia observamos en lacrujía meridional; aquí sólo hemos documentado cómoel nuevo muro de tapial de hormigón que daba al patiose construye ahora a 40 cm más al norte a costa de redu-cir la superficie del patio; desgraciadamente,desconocemos si la pared opuesta que daba a la calletambién se desplazó, debido a un posible ensanche de lacalle islámica a costa de la crujía que nos ocupa, o si, porel contrario, permaneció en el mismo lugar que en fasesanteriores, por lo que entonces estaríamos ante unareforma interior que nada tendría que ver con unamodificación del viario. El conocimiento de la organi-zación interna de esta crujía se hace más difícil porhaber sido arrasado completamente el alzado del muroque daba al patio; lo conservado no ofrece pista algunasobre los vanos que sostuvo pues se trata de una cimen-tación corrida en la que no se reflejaron las habitualesdiscontinuidades que las puertas suelen dejar en otrasinfraestructuras (Láms. 13 y 14). El muro que separaba

Lámina 110. CCasa 11, ffase 33. IIngreso ggeminado aa lla ssala ooeste.

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Lámina 111. CCasa 11, vvista ggeneral ddesde eel ssur. EEn eel ssalón sse aaprecia lla ssucesión dde ppavimentos, aasí ccomo lla rreconstrucción ccon ttapial ddehormigón dde lla mmedianera ooriginal.

Lámina 112. CCasa 11, ffase 33. EEsquina ssudoriental ddel ppatio ccon lla ssuperposición dde aatarjeas dde ddesagüe.

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la crujía que nos ocupa de la occidental no se desplazó,aunque pudimos comprobar que fue completamenterehecho con tapial de hormigón. A pesar de las dificul-tades que existen para conocer cómo se organizabainternamente la crujía meridional, en este momento,nos atrevemos a plantear las siguientes hipótesis:

a) En su extremo oriental estuvo la letrina, repro-duciendo un acceso acodado muy parecido a lo ya vistoen fases anteriores, aunque el desplazamiento de la cru-jía meridional hacia el norte obligó a trasladar supasillo de entrada en la misma dirección. Con los cam-bios producidos fue imprescindible construir unanueva atarjea que ahora se encuentra 70 cm más altaque la primera (Lám. 12). En el perfil oriental se puedecomprobar que la nueva canalización está flanqueadapor los dos muros de tapial de hormigón que formaronel nuevo pasillo de 1 m de ancho (Lám. 19).

b) La parte central acogió a una sala, cuyo vano deingreso ocuparía una posición central en el frente quese abre al patio. Esta propuesta la hacemos con menosinformación que la anterior.

c) El zaguán en recodo estaría situado en el extremooccidental, ocupando el extremo sur de la crujía oeste,donde antes se había situado la cocina.

En este momento, sí parece que existe un patio deandenes con jardín deprimido pues a los paseadores,que se sobreelevan ahora 20 cm con respecto a los de lafase previa, se les da una anchura de unos 90 cm, segúnse ha podido comprobar en la única esquina conserva-da, la sudoeste (Fig. 5). En un primer momentoparecen haber presentado un suelo de mortero de cal,posteriormente rehecho con lajas de arenisca verde.

FFaassee 44

En esta fase, los pavimentos de toda la casa se sobre-elevan 15 ó 20 cm y tiene lugar una transformaciónsignificativa de algunas dependencias (Fig. 6).

En la crujía oriental es donde se producen losmayores cambios. El muro que la separaba del patio esahora demolido completamente y sustituido por dospilares de ladrillo pertenecientes a lo que hemos iden-tificado como un pórtico tripartito, que estádesplazado hacia el interior de la habitación 50 cm(Lám. 17 y Fig. 8). Los vanos laterales medían, aproxi-madamente, 1 m de luz; el septentrional parece haberacogido una escalera (Lám. 18), mientras que el meri-dional da acceso a la letrina. El central, de 2,20 m de

Lámina 113. CCasa 11, ffase 44. VVista ggeneral ddesde eel áángulo ssudoccidental.

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luz, era un espacio abierto al patio que, presumible-mente, asumió las funciones del cenador desaparecidoen la crujía occidental. Los umbrales de todos ellosestaban conformados por bandas de ladrillos a sardinel(Lám. 20). Pudimos documentar parte de los pavi-mentos con que estaban solados: el espacio central conladrillos a sardinel en espiga y el de acceso a la letrinapresentaba una solución mixta a base de lajas de are-nisca verdosa flanqueadas por bandas de ladrillos.

La reforma de esta crujía hay que valorarla como uncambio cualitativo relacionado con el crecimiento de lacasa en altura, para lo que fue necesario construir unpórtico destinado a sostener una galería que permitieraacceder a la algorfa que, presumiblemente, se levantabaen el frente meridional. También supuso una claraampliación del patio en dirección este que creemos hayque relacionar con su reducción en el frente norte, debi-do a la construcción en este momento del pórtico queprecedió al salón principal. Lo prueba un umbral deladrillos a sardinel perfectamente alineado que separa loque sería el pavimento de la parte central del patio, delque hubo en el interior del pórtico, también de ladrillosa sardinel, pero dispuesto en espiga (Láms. 13-15). Lo

conservado del pavimento del pórtico es suficiente paraexcluir la presencia de pilares que permitan defender laexistencia de un pórtico tripartito; es decir, sólo pode-mos proponer la hipótesis de un pórtico de vano único.En un momento posterior fue reconstruido, ampliándo-lo unos 20 cm hacia el sur, para lo que se rehicieron laspilastras extremas sobre las que se apoyaba; de su pavi-mento sólo hemos localizado dos pares de ladrillosdispuestos a sardinel adosados a las pilastras. No conoce-mos paralelos contemporáneos que respalden nuestrahipótesis del pórtico de vano único, por lo que tendre-mos que mirar a la última manifestación de laarquitectura islámica peninsular para descubrir buenosejemplos: nos referimos al interesante conjunto de casasmoriscas granadinas; en ellas sí encontramos ejemplos deun solo arco (Lám. 21) o, lo que era más habitual, solu-ciones adinteladas mediante una gran viga de maderacon ménsulas.

En la parte central del patio había un alcorque cuyolado conservado mide 1,20 cm (Láms. 13-15). El espaciosituado entre este espacio ajardinado y los umbrales a sar-dinel estaría solado, probablemente, con ladrillodispuesto de la misma manera, aunque nada se ha con-

Lámina 114. CCasa 11, ffase 44. VVista ddel ppatio ddesde eel áángulo ssudoriental. OObsérvense llos rrestos ddel ppavimento dde llajas dde lla ffase 33, ssobreel qque sse ssuperpone eel dde lladrillo dde lla ffase 44, ddel qque ssólo sse cconserva lla bbanda pperimetral aa ssardinel.

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Lámina 115. CCasa 11, ffase 44. VVista ccenital.

Lámina 116. CCasa 11. VVista ggeneral ddel pperfil ssur, een eel qque sse aaprecian llos ppavimentos yy ttabique dde lla ccrujía ssur een lla ffase 55.

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servado debido, probablemente, a que fue totalmenteexpoliado. Sólo ha llegado la banda decorativa de ladrillosque corría adyacente al muro de la crujía oeste (Lám. 14).Seguramente a esta fase corresponde el pozo de anilloscerámicos situado en el cuadrante suroccidental del patio,puesto que en su fosa de excavación, a una profundidadconsiderable, hallamos cerámicas que claramente se pue-den fechar en el segundo tercio del siglo XIII, entre la quedestacan varios fragmentos de cocina a torno vidriada yde esgrafiado sobre manganeso.

En la crujía oeste también se produjo un cambiosignificativo, al segregarse el extremo norte del salón dela fase previa para generar un pequeño espacio que cre-emos acogió la escalera para subir a la algorfa situadasobre esta crujía (Lám. 15). Esta solución, consistenteen incluir en una misma vivienda dos escaleras para darservicio a dependencias en altura situadas en diferentesalas, no es infrecuente en la arquitectura doméstica deeste momento tal y como lo demuestran los ejemplosde Siyâsa (nº 1, 4, 8, 9 y 15)13.

El abundante empleo del ladrillo en esta fase sepone de manifiesto en el salón norte, que ahora es sola-do con este material dispuesto a rafe en falsa espiga,

con una banda perimetral y otra, localizada en el extre-mo oriental, que parece estar definiendo elemplazamiento de una alhanía (Láms. 13 y 15).

Esta fase se caracteriza por la reducción de superficiehabitable en planta baja, al desaparecer la habitación dela crujía oriental y ser sustituida por un pórtico y, por eldesarrollo de la vivienda en altura, al dotarse de algorfasen las crujías oeste y sur. Es poco probable, sin embargo,que sobre el salón septentrional existiera otra planta,pues estos espacios principales suelen ser el doble de altosque cualquier otro. Por razones arqueológicas y paralelosconstructivos, nos inclinamos por fechar este momentoen la primera mitad del siglo XIII.

FFaassee 55

Esta fase se puede datar inmediatamente después dela conquista cristiana, pues reutiliza los suelos andalu-síes y los nuevos se sitúan a la misma cota que aquéllos;mientras que su abandono debió de producirse enépoca bajomedieval, a juzgar por algunos fragmentosde cerámica en “verde y morado” de Paterna halladossobre los pavimentos (Fig. 7).

Lámina 117. CCasa 11. VVista pparcial ddel pperfil eeste.

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SOBRE LA FORMACIÓN DEL ZOCO: LA EXCAVACIÓN DEL SOLAR DE CALLE SAN PEDRO DE MURCIA

Lo que mejor se ha documentado es el derribo de lacrujía meridional de época andalusí y su reconstrucción,desplazándola 60 cm hacia el sur, lo que supuso unaampliación del patio por ese lado. La nueva obra, ado-sada al muro de hormigón demolido, fue dotada de unacimentación en fosa de 60 cm de ancho por 70 de pro-fundidad compuesta por hiladas alternantes de ladrillosy mampuestos sin aglutinante (Fig. 8 y Lám. 16); sualzado fue rehecho en fases posteriores, aunque sabe-mos, por los escasos restos conservados, que su parteinferior medía 45 cm de espesor y era de ladrillo. Encuanto al interior de la crujía meridional, creemos quecontaba, de este a oeste, con las siguientes dependen-cias: en el extremo oriental seguiría situándose la letrina;en el centro, una dependencia con un suelo de ladrillosa la que se accedería mediante un vano desaparecido alreconstruirse el muro, pero que ocuparía aproximada-mente la misma posición que el de la siguiente fase;finalmente, un tabique también de ladrillo separaba elespacio anterior de lo que parece un paso (86 cm deanchura), solado con ladrillos a sardinel en espiga ylimitado en el lado opuesto por el muro de la crujía

occidental, que creemos hay que identificar con elzaguán, seguramente acodado, que ahora se extendíatambién por el extremo meridional de la crujía oeste.

El desplazamiento del muro antes mencionado tam-bién afectó al pórtico oriental, pues su vano meridionalgana ahora los 60 cm de la ampliación del patio, alcan-zando así una luz de 1,74 m (Fig. 8 y Láms. 19 y 20). Elnuevo vano continuó apoyando, por el norte, en el anti-guo pilar andalusí del pórtico y, por el sur, en una pilastrade ladrillo adosada a la obra cristiana; a pesar de la nuevaconfiguración debió mantener su función de acceso a laletrina que, como en fases anteriores, siguió estando en elextremo oriental de la crujía sur. Aunque desconocemossus limites exactos, excepto el septentrional, es seguro queseguimos estando ante un espacio relativamente estrechodel que sólo pudimos documentar parte de una banda deladrillos a sardinel perteneciente a su pavimento.

En la crujía occidental desaparece ahora la constan-te presencia de dos habitaciones para transformase enun solo espacio pavimentado con ladrillos de 32 x 15,5x 4,5 cm. Otra novedad es que su extremo meridionalpasa a formar parte de la crujía sur.

Lámina 118. CCasa 11. DDetalle ddel pperfil eeste een eel qque sse aaprecia lla ccimentación ddel ppilar nnorte ddel ppórtico dde lla ffase 44. OObsérvese ttam-bién eel mmuro dde lla ffase 11, ccon eel zzócalo dde mmampostería yy aargamasa yy aalzado dde aadobes.

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Lámina 119. CCasa 11. DDetalle ddel eextremo ssur ddel pperfil eeste. EEl mmuro qque ddelimita-ba lla ccrujía eeste een lla ffase 11 hha ssido ddesmontando, qquedando een eel pperfil eel eestradode mmampostería dde lla ssala ooriental. OObsérvese lla ssuperposición dde ffases cconstructi-vas ccon lla cconsiguiente aamortización dde aatarjeas, ppavimentos yy mmuros.

Lámina 220. CCasa 11. VVano mmeridional ddel ppórtico dde lla ffase 44, uuna vvez aampliado een lla ffase 55.

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SOBRE LA FORMACIÓN DEL ZOCO: LA EXCAVACIÓN DEL SOLAR DE CALLE SAN PEDRO DE MURCIA

Aún pudimos detectar dos momentos constructivosposteriores asociados a la crujía sur y al muro que lasepara del patio:

a) El primero consiste en la reconstrucción de lamayor parte del alzado del muro meridional en cuyocentro se abre un vano con mochetas y umbral de ladri-llos a sardinel (Lám. 15). En este momento, seconstruye un muro de ladrillos del que nada nos ha lle-gado, seguramente, sustituyendo a uno anterior,destinado a separar la habitación del extremo orientalde la crujía de la parte central; dicho muro asientadirectamente sobre el pavimento de ladrillos de la faseanterior, lo que significa que la supuesta letrina seamplía a costa de la pieza central (Fig. 10).

b) El segundo, que llega ya al siglo XIX, está iden-tificado por el cegamiento de la puerta abierta en la faseprevia y por un pavimento de ladrillo situado a tan sólo50 cm por debajo de la cota actual de la calle.

CCAASSAA 22

El modelo de casa es el mismo que vimos en lavivienda nº 1 y, en líneas generales, podemos aplicarlelo ya dicho en la anterior.

Linda con la nº 1 por el sur, extendiéndose desde lamisma hasta las tiendas que se abrían a la calle que en laactualidad denominamos San Pedro (Fig. 2). Presentauna planta rectangular que se ve acentuada por la ausen-cia de la crujía oriental (Fig. 11 A, Lám. 22). Estáarticulada en torno a un patio trapecial en el que, clara-mente, se marca más desarrollado el eje norte-sur, quemide 6,42 m, mientras que el este-oeste sólo alcanza los5,20 m. Consta de un amplio jardín central rodeado porun angosto paseador compuesto por muretes de conten-ción de hormigón encofrado y solado con mortero de cal.

Para acceder a la casa era necesario recorrer un adar-ve abierto a la calle San Pedro cuyo inicio se situaba enel ángulo noroccidental del solar. Estaba recorrido poruna atarjea que evacuaba en la alcantarilla pública de lacalle San Pedro. El adarve tenía la función de comuni-car la calle pública, en este caso la de San Pedro, con lasfincas que había tras la alineación de tiendas (Lám. 23).

Entre el adarve y el patio de la casa nº 2 encontra-mos un zaguán rectangular que dota a la vivienda delhabitual acceso acodado. Abierta al zaguán hubo unadependencia que, al estar bajo el edificio colindante, nopudimos exhumar; no obstante, sí excavamos su puer-ta e identificamos el umbral y la atarjea que salía de su

interior. Con estos datos nos decidimos a proponer lahipótesis de que allí estuvo la letrina.

A pesar del mal estado de conservación del vano dela puerta principal de la casa hemos localizado restossuficientes para conocer el lugar exacto en donde estu-vo. Es fácilmente reconocible cómo la fábrica dehormigón encofrado de la atarjea, al llegar a su extremomeridional, se transforma en una obra de ladrillo queviene a coincidir con el espacio ensanchado que hayprecediendo al patio y que identificamos como zaguán;el punto de discontinuidad de la infraestructura vienea coincidir con los restos fragmentados de una losa depiedra que creemos es el umbral.

Junto a la anterior puerta hay una segunda queparece ser la entrada a otra finca, posiblemente, unavivienda que, precedida también por tiendas, estaría enel interior de la manzana. Al quedar bajo la medianeríadel edificio colindante sólo pudimos documentar elumbral, dotado de quicialeras talladas en ladrillos, y losrestos de una atarjea cubierta con lajas que conectabacon la que recorría el adarve.

El vano que comunicaba el patio con el zaguán con-taba con una jamba de piedra con su correspondientemocheta dispuesta en el extremo norte del muro de lacrujía occidental. La jamba opuesta estaría destruidapor una fosa que afecta esta zona, aunque es probableque, en realidad, estuviera conformada por la propiapared de la crujía norte sin ningún tipo de refuerzo,hecho ya documentado en otras puertas análogas encasas andalusíes murcianas como las excavadas en calleZarandona14, la casa F del Casón de Puxmarina15 o lacasa A de Platería 1416.

Al patio se abría el salón principal de 6,03 x 3,20 mque ocupa la totalidad de la crujía norte. Su acceso esgeminado con vanos que miden 0,80 m de luz, separa-dos por un pilar central compuesto por sillares dearenisca dispuestos a soga y tizón. No se han halladorestos de atajos o algún otro elemento que permitaindividualizar las alhanías.

La crujía oeste estaba ocupada por una habitaciónrectangular (2,08 x 3,82 m) abierta al patio medianteun vano sencillo de 0,90 m de luz; es posible que setrate de la cocina, pues, además de ciertas capas deceniza aquí documentadas, se halló un pequeño hornocircular de una sola cámara que parece haber servidopara la preparación de alimentos, en especial de pan.

En la crujía sur se alzaba otra habitación rectangu-lar (2,30 x 5,30 m), a la que se accedía a través de un

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vano sencillo del que se conserva una mocheta y quetenía una luz de 0,90 m. Posiblemente, esta pieza sirviócomo salón secundario.

En el ángulo suroccidental aparece una pequeñadependencia (1,74 x 3,68 m) a la que se accedemediante un pasillo acodado que se abre al patio porun vano de 0,80 m de luz. Sus dimensiones y disposi-ción nos hubieran inducido a pensar que estábamosante la letrina, a no ser por la ausencia completa deinfraestructuras y por su alejamiento de la puerta prin-cipal. Finalmente, nos inclinamos por identificarlacomo el lugar donde estuvo la escalera de acceso a lasalgorfas que debieron existir sobre la crujía meridionaly occidental.

Los muros, tanto los perimetrales como los interiores,tienen un grosor de 0,45-0,48 m y están fabricados conbasamentos y cimientos de argamasa encofrada y alzadosde tierra. Las jambas de los vanos suelen estar reforzadascon sillares de arenisca blanca. Sólo los muros correspon-dientes a las medianerías occidental y oriental sondiferentes y no presentan la obra de hormigón descrita. Es

evidente que cuando se construyó la casa en el siglo XIIexistían unas medianerías que no pudieron derribar y queen unos casos las reutilizaban, opción habitual y en otro,decidían hacer pared nueva y adosarla a la preexistente.Éste es el caso del frente sur de la casa en donde se obser-va que el muro es adyacente al equivalente de la casa 1 ensu fase 3; es decir, no existe una medianería sino que esta-mos ante dos muros adosados de idéntica fábrica: base detapial de hormigón y alzado de tierra. Esta solución se hadocumentado pocas veces en Murcia. Lo más habitual fueque el muro entre dos fincas estuviera compartido, pueslo que la jurisprudencia islámica establecía es que, si nohabía problemas de estabilidad, el propietario de una casapreexistente debía permitir a su vecino que apoyara lasvigas de sus forjados. En los dos casos en los que se cons-tituyen medianerías reutilizando muros antiguosobservamos la ausencia de estructuras construidas conzócalos de hormigón encofrado: en la medianería occi-dental, en su extremo sur, descubrimos un tramo de murode abobes que, lamentablemente, no pudimos saber si eratodo de tierra o si, por el contrario, dispuso de un zócalo

Lámina 221. EEl ffrente nnorte dde lla ccasa 11 een lla ffase 44 ccontaba, aal pparecer, ccon uun ppórtico ccompuesto ppor uun ssólo vvano. EEstasolución nno pparece hhaber ssido ffrecuente yy nno cconocemos pparalelos dde éépoca aandalusí, ppero ssí ddel pperiodo mmorisco, ccomoesta ccasa een lla ccalle ddel AAgua, ddel AAlbayzín ggranadino.

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de mampostería, tal y como se vio en la casa nº 1 (Lám.24); en la oriental debió de haber un muro de tierra que,tras sucesivas reparaciones, desapareció sustituido por unaobra heterogénea de ladrillos y mampostería (Lám. 25).

La ausencia de crujía oriental debe interpretarsecomo una “anomalía” que casi siempre indica que laconfiguración de ese edificio no está cercana en el tiem-po al momento constitucional de la parcela; con otraspalabras, podemos decir que la parcela tiene una histo-ria más larga que el edificio. Es evidente que lacronología tardía de la casa, siglo XII, nada tiene quever con la fecha de formación de la parcela. Si compa-ramos las dos fincas vecinas observaremos que el límiteoccidental corresponde a una misma alineación, por loque no parece arriesgado proponer la hipótesis de queen el inicio también coincidía el oriental y que lamenor anchura de la vivienda nº 2 se debe a una muti-lación sufrida después del siglo X y antes del XII.

Parece evidente que la respuesta a estas cuestionespendientes hay que buscarla en los niveles anteriores ala casa del siglo XII. Lamentablemente, apenas se hanconservado restos significativos, aunque lo halladoparece confirmar lo expuesto. Coincidiendo, aproxi-madamente, con la medianería oriental de la viviendanº 2 localizamos un fragmento de muro de 5 m de lon-

gitud conservados por 50 cm de ancho, con basamen-to de mampostería en seco y alzado de adobes, queconservaba parte del desarrollo de una atarjea que atra-vesaba su cimentación (Lám. 25). La ampliación de laexcavación al otro lado de la medianería orientaldemostró la existencia de una habitación, delimitadapor muros de fábrica similar, recorrida por la atarjeaanterior que terminaba, saliendo al exterior por unvano abierto en el muro opuesto (Fig. 13 y Lám. 28).Esta pieza debió de formar parte de la crujía oriental deun edificio que se extendería bajo la casa 2 y que, pro-bablemente, desapareció por el saqueo de sus zócalos ycimientos de piedra. Es cierto que no llegamos a iden-tificar el vano que comunicaría esta pieza con elhipotético edificio situado bajo la casa 2, aunquepodría estar situado en el tramo de muro destruido porun pozo moderno; en cualquier caso y aun suponiendoque dicho vano no existiera, ello significaría solamenteque en la fase descrita la crujía ya había sido segregada,pero la existencia de la servidumbre de evacuación deagua seguiría demostrando que en origen formabaparte de un edificio situado al oeste.

Analizados todos estos datos podemos concluir quedebajo de la vivienda nº 2 existió una más antiguacuyas medianerías oriental y occidental estaban prácti-

Lámina 222. CCasa 22. VVista ccenital.

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Lámina 223. TTiendas yy ssector nnorte dde lla ccasa 22.

Lámina 224. CCasa 22. MMuro dde aadobes ccorrespondiente aa lla mmedianera ooeste; oobsérvese een lla pparte ssuperior pparte ddel bbatache dde mmamposte-ría ccon qque ffue rrehecho.

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camente alineadas con las de la nº 1. En un momentodeterminado su crujía oriental fue segregada, instalán-dose en ella un establecimiento artesanal que utilizabaunas piletas de función desconocida construidas conmortero de cal, en cuyo interior unas marmitas apare-cen encastradas en su base (Lám. 29). Tras lasegregación, la parcela resultante redujo su anchura, loque obligó a la nueva vivienda construida con muros detapial de hormigón a prescindir de una de las crujías, ala vez que expolió y reaprovechó los materiales de lacasa anterior hasta hacerla casi desaparecer.

La vivienda más reciente, aunque muy mutilada, es laúnica que ha permitido un mínimo estudio de su plan-ta, a la vez que aporta algunos datos para conocer suevolución durante los siglos XII y XIII. Se han podidodistinguir algunos cambios aunque, en realidad, no sonimportantes excepto en la fisonomía del patio, cuyo jar-dín se va reduciendo progresivamente hasta desaparecer.

El primer cambio detectado consistió en la reduc-ción de la superficie ajardinada del patio a favor de unamayor amplitud de tres de los lados del andén perime-tral, aquéllos que anteceden a las crujías, puesto que eloriental continúa siendo un estrecho paso debido,indudablemente, a que en este lado no existe habita-ción alguna (Fig. 11 B). Su anchura es ahora de 2,25 men los lados sur, norte y oeste y tan sólo 1 m en el este.El nuevo paseador está compuesto por un murete decontención de ladrillo y solado con mortero de cal. Lasobreelevación del patio supuso, lógicamente, la repa-vimentación del resto de las dependencias.

Posteriormente, se repavimentó el patio mediantemortero de cal, de tal manera que, al parecer, desapare-ce el jardín central (Fig. 12). El vano doble de ingresoa la sala norte es ahora transformado en un ingreso sen-cillo de 0,90 m de luz. Las salas sur, norte y oestereciben nuevos pavimentos de argamasa que los sobre-elevan 30 cm. A este momento deben de correspondertambién buena parte de las reparaciones de los alzadosde tierra originales mediante mampostería y ladrillo. Elabandono debió producirse a mediados del siglo XIII,según demuestra la cerámica asociada y una moneda deJaime I hallada sobre el pavimento del salón.

LLAASS TTIIEENNDDAASS

Se trata de dos tiendas rectangulares incomunicadasentre sí. Una rápida observación de la planta permitedescubrir que fueron adosadas a la casa nº 2 convir-

tiendo la pared norte de su salón en medianería (Fig. 2y Lám. 23).

El muro que separa la tienda occidental del adarveparece ser una reforma que amplió la superficie de lainstalación comercial a costa de reducir la anchura delcallejón. La tienda opuesta tiene en su límite occiden-tal pared propia, a la que se le adosó la de la fincacolindante sin que se generara allí la habitual mediane-ría; en este caso, creemos que el edificio de la doblecrujía que hay al oeste de la tienda necesitó dotarse deuna potente pared en la que apoyar el doble arco quehubo al inicio de ambas naves.

Debieron estar abiertas a la calle San Pedro (Fig. 10,Lám. 23), pero no se pudo confirmar este extremo por-que los cimientos de los edificios demolidos eranprofundos y rebasaban la cota a la que se encontrabanlos muros de las tiendas; tampoco podemos asegurarque no se introducían en la actual calle, rebasando laactual línea de fachada. Es evidente que no podremossaber su profundidad con exactitud, aunque hay datosindirectos que permiten defender que la alineaciónmedieval es prácticamente la misma que nos ha llegado.

Cada tienda contaba con un pozo de agua construi-do con anillos cerámicos y un horno. El horno mejorconservado pertenece a la occidental, pues el de laoriental estaba casi totalmente destruido por unacimentación reciente que cercenó la parte central de latienda. Se trata de una estructura de planta circular, deuna sola cámara fabricada con ladrillo y con su bocaabierta al lado norte (Lám. 26). No tenemos evidenciasdirectas acerca de la función a la que se dedicaba, aun-que podría estar destinado a la preparación dealimentos17.

La técnica y los materiales constructivos empleadosen las tiendas son idénticos a los de la casa vecina,dando la impresión de que son obras tardías, no muydistantes en el tiempo. Su análisis impide que podamosfecharlas antes del siglo XII, por lo que supusimos quedebajo debían existir otras más antiguas. El procesológico de excavación deparó las pruebas que confirma-ban la sospecha inicial, pues por debajo de los muros detapial de hormigón de la tienda occidental aparecieronotros de mampostería cuyas hiladas de piedra estabantomadas con mortero de cal; los escasos restos conserva-dos permiten afirmar que estamos ante una tienda másantigua organizada de manera muy similar (Fig. 13); noobstante, hay un muro dispuesto en dirección este-oesteque indica que estuvo compartimentada en dos espa-

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cios, tal y como se pudo ver en otra excavada en el solarde plaza de Belluga18. La subdivisión nos hace pensarque esta tienda, al tener dos compartimentos bien dife-renciados, debió ser más profunda, por lo que es muyprobable que se introdujera en el espacio que despuésocupará el salón principal de la casa nº 2. Es posible quelas tiendas más antiguas estuvieran destinadas a la fabri-cación de objetos metálicos pues, bajo el nivel del hornodescrito, hallamos un depósito que contenía abundan-tes cenizas, fragmentos de un horno que había cocido aalta temperatura y abundantes nódulos férricos deforma aproximadamente semiesférica.

La presencia de tiendas flanqueando la arteria prin-cipal de la antigua medina de Murcia está probada porotros hallazgos arqueológicos. Éste es el caso de lasexcavadas en el mismo eje vial que nos ocupa, uno enplaza Belluga19 y otro en calle San Antonio20, así comoprobablemente un tercero en calle Frenería21. Alejadasun poco de la arteria principal hay que señalar las exhu-madas en el arrabal, concretamente en la calle de LaManga22. Las fuentes escritas bajomedievales son tam-bién una importante fuente de información apenasexplotada23.

La disposición de las tiendas murcianas respecto aleje viario y a su organización dentro de la manzana esla habitual en el urbanismo islámico tradicional. Son yamuchos los estudios realizados de ciudades norteafrica-nas y de Oriente Próximo que han analizado cómo entorno a los ejes mayores se concentraban, además de loslocales comerciales, los edificios públicos como mez-quitas, baños y los destinados al almacenamiento demercancías y hospedaje (alhóndigas).

Las tiendas suelen ser de planta rectangular, estrecha yprofunda, con un gran vano a la calle que servía de puerta ymostrador. En las planimetrías de ciudades islámicas tradicio-nales observamos que en los barrios comerciales las tiendas sesitúan en el perímetro de las manzanas, cuyas plantas presen-tan unos contornos dentados en cuyo interior se concentranlos núcleos domésticos con patio central servidos por una redarborescente de adarves. Las calles comerciales solían presen-tar a ambos lados hileras de tiendas yuxtapuestas

Tal y como sucede en la manzana objeto del pre-sente estudio, lo habitual fue que detrás de un frente detiendas encontremos casas o ciertas instalaciones arte-sanales que comercializaban sus productos en el zococolindante. Este último caso lo documentamos en las

Lámina 225. MMuro ddel eedificio aanterior aa lla ccasa 22 vvisto ddesde eel ooeste. OObsérvese eel zzócalo dde mmampostería yy eel aalzado ddeadobe een eel pperfil, aasí ccomo llos rrestos dde lla aatarjea qque llo aatravesaba een ccimentación.

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inmediaciones de la calle Frenería que, como ya se hadicho, formaba parte de la principal arteria comercialde la Murcia andalusí; allí excavamos dos talleres devidrio muy cercanos entre sí, a la altura de las actualescalles Puxmarina y Polo de Medina, por tanto, a escasadistancia de la mezquita aljama24. En otros dos solaresmurcianos, situados más hacia el oeste y muy próximosal de calle San Pedro, se han hallado evidencias de ins-talaciones destinadas a la manufactura del hierro25.También en el área oriental del solar que ahora estu-diamos se encontraron instalaciones artesanales, segúnveremos a continuación.

EELL ÁÁRREEAA OORRIIEENNTTAALL DDEELL SSOOLLAARR

Toda esta zona, la última en ser excavada, se hallaactualmente en proceso de estudio, por lo que serápublicada más adelante. No obstante, podemos adelan-tar la existencia de las siguientes fases de ocupación:

1ª Es la más antigua y se caracteriza por la presen-cia de muros con basamento de mampostería en crudoy alzado de tierra. Se trata, seguramente, de estructuras

domésticas, aunque su estado fragmentario hace muydifícil identificar su organización precisa.

2ª Se singulariza por la presencia de una serie demuros de tierra sin cimiento de ningún tipo.

3ª El área aparece ocupada, casi totalmente, pormanifestaciones de una actividad artesanal caracteriza-da por la presencia de numerosas piletas excavadas enla tierra, enlucidas con mortero de cal y pintadas a laalmagra (Lám. 29). En el fondo de las piletas aparecenembutidas marmitas cerámicas, sin duda, destinadas arecoger el líquido residual. Sólo el ángulo SE de estesector aparece desprovisto de estas estructuras y está, alparecer, ocupado por vertederos al aire libre.

En relación con estos hallazgos, conviene mencionarlos resultados de la excavación de un pequeño solarcolindante por el oeste, en el que se encontró un con-junto de restos muy fragmentarios correspondientes aedificios indeterminados de los siglos XI al XIII26. Pordebajo de éstos, a una cota de –2 m en relación con elnivel actual de la calle, se documentaron varios estratoscon momentos sucesivos de ocupación del siglo X,según evidenciaba el material aparecido. Las estructurasasociadas a esta fase consistían en una serie de muros detierra de 0,50 m de ancho, que delimitaban un espaciocuadrangular, seguramente un patio, en cuyo centroaparecía una capa de mortero de cal en la que estabaembutida una marmita completa, similar a lo halladoen nuestro solar en los niveles análogos. Las autorasplantearon la posibilidad de que se pudiera tratar dealfares, hipótesis inducida por la proximidad del tallercontemporáneo de San Nicolás27 y por el hallazgo dedesechos y útiles de alfar. Estos últimos nunca aparecie-ron en nuestro solar, en un área mucho más extensa.

4ª Continúa la actividad artesanal aunque ahoraaparece compartimentada la zona en tres espacios cla-ramente definidos: un edificio de dos crujías paralelasen el tercio occidental y dos propiedades de patio cen-tral, una lindando con la calle San Pedro y la otra, al surde la primera, en los dos tercios restantes (Lám. 27). Enesta fase los muros están construidos mediante enco-frado de hormigón, por lo que creemos se puede fecharen torno al siglo XII.

BBIIBBLLIIOOGGRRAAFFÍÍAA

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Lámina 226. VVista ddel hhorno yy llas ttiendas ddesde eel ooeste.

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Lámina 227. VVista ddel ssector ooriental ddesde eel ssur. LLa mmitad ooriental eestá oocupada ppor llas ddos ppropiedades, pprobablementetalleres, dde ppatio ccentral, mmientras qque een lla ooccidental sse eencuentra eel eedificio dde llas ddos ccrujías pparalelas, uuna dde eellasrecorrida ppor uuna aatarjea. BBajo eel ssubsuelo dde eeste úúltimo sse aaprecian ((A) llos rrestos dde lla ccrujía ooriental ddel eedificio qqueprecedió aa lla ccasa 22 yy qque ffue, pposteriormente, ssegregada dde lla ppropiedad.

Lámina 228. VVista ddesde eel nnorte dde lla ccrujía ooriental ddel eedificio qque pprecedió aa lla ccasa AA. OObsérvese lla pprolongaciónde lla aatarjea qque aatravesaba eel mmuro dde lla LLám. 225 yy qque vvertía aal eexterior ttras aatravesar uun vvano. VVéanse ttambién llossuelos een llos qque sse iincrustan mmarmitas, dde lla ffase aartesanal qque aamortizó lla ccrujía uuna vvez ssegregada ddel eedificio ssobreel qque ddespués sse llevantó lla ccasa 22. EEn eel pperfil ddel ffondo sse ddistingue eel aalzado dde aadobes ddel mmuro, ccuya ccimentacióny zzócalo eestaban ccompuestos ppor mmampostería een sseco.

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Lámina 229. SSector ooriental. CCubetas eenlucidas ccon aarenisca yy ppintadas aa lla aalmagra, een ccuyo ffondo sse iincrustan mmarmitas ccerámicas.

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TORRES FONTES, J. (1989): “El recinto urbanode Murcia musulmana”, Murcia Musulmana. Murcia,pp. 151-197.

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1 POCKLINGTON, 1989.2 AL-‘UDRÎ, 1965, pp. 3-4.3 NAVARRO y JIMÉNEZ, 2005.4 JIMÉNEZ, NAVARRO y THIRIOT, 2005.5 JIMÉNEZ y NAVARRO, 2002b.6 NAVARRO y JIMÉNEZ, 2005, pp. 240-249.7 NAVARRO y JIMÉNEZ, 1995.8 Concretamente, en una vivienda de época califal exhumada enMurcia, en un solar de la calle Zarandona (JIMÉNEZ y NAVA-RRO, 2002b).9 NAVARRO y JIMÉNEZ, 2005, pp. 217-220.10 El basamento del muro medianero occidental cuenta con cincohiladas de piedra, siendo las 3ª y 4ª (empezando por abajo) las com-puestas por piedras de mayor tamaño, mientras que las máspequeñas aparecen en la quinta hilada. También el muro que partela crujía occidental cuenta con el mismo número de hiladas, aun-que de disposición más irregular.11 AZUAR, et al., 1988-90; id. 2004, pp. 53-57.12 AZUAR, BEVIA, BORREGO y SARANOVA, 1988/1990.13 NAVARRO y JIMÉNEZ, 2005, p. 264.14 JIMÉNEZ y NAVARRO, 2002b.15 JIMÉNEZ, NAVARRO y THIRIOT, 2005.16 JIMÉNEZ y NAVARRO, 1997.17 Agradecemos a nuestro colega y amigo Jacques Thiriot(C.N.R.S.), destacado especialista en hornos cerámicos, la propues-ta de identificación de los hornos.18 JIMÉNEZ y NAVARRO, 2002a, pp. 519-520. 19 JIMÉNEZ y NAVARRO, 2002a.20 Excavación llevada a cabo en 1999 y dirigida por don FranciscoMuñoz López, a quien agradecemos la información. En este caso,las tiendas no lindaban por el interior con casas, sino con la sala dereposo de un baño público.21 Véase FERNÁNDEZ y LÓPEZ, 1989. Así es como creemos quedeben interpretarse los muros que entestan por el norte con el que cie-rra el salón de la casa, de los que sólo se documentó el arranque. 22 GUILLERMO, 1998.23 Véanse, por ejemplo, las abundantes referencias contenidas en elLibro de censos de la dote (NAVARRO PEDREÑO, 2003).24 JIMÉNEZ, MUÑOZ y THIRIOT, 2000; JIMÉNEZ, NAVA-RRO y THIRIOT, en prensa.25 GALLEGO, 1993. La excavación del segundo, situado frente alanterior, fue dirigida por J. A. Martínez López y en la actualidadpermanece inédita.26 GALLEGO y RAMÍREZ, 1993.27 NAVARRO, 1990.