sobre la paz perpetua: ciudadano cosmopolita

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Sobre la paz perpetua: ciudadano cosmopolita. SILVA ALONSO ISABEL

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El propósito de las siguientes páginas es únicamente el hacer explícito el tema de la paz como un asunto de interés mundial en términos de humanidad o lo que Immanuel Kant llamaría derecho cosmopolita. Hasta este presente año, pronto a concluir la primera década del siglo XXI es preciso identificar y por qué no, reconocer los avances que hay en materia de derechos humanos, libertades y sobre la paz. Empero apenas son diez años y poco a cambiado en lo referente a la guerra, es decir siempre hay un motivo o pretexto que detonan en un enfrentamiento. Hace pocos años aún el mundo estaba dividido en dos bloques que muchos vestigios han dejado y que hoy se erige como la principal herencia del presente siglo. De ahí que el recuperar la obra de Kant tenga la finalidad de acompañar la descripción de una humanidad deteriorada, dañada y que no parece estar en recuperación. El eje nodal del desarrollo de este trabajo es en primer lugar; entender el papel de la libertad como un derecho fundamental de los hombres, seguido de una breve explicación sobre el tema de la moralidad y de las aparentes contradicciones con la política y la negociación. En segundo termino se encuentra el desarrollo de los imperativos, principalmente el categórico que explica y permite dilucidar el por qué los individuos deben obedecer. Hasta llegar a la idea de la paz perpetua comprendida no sólo como un ideal teórico ni como ensoñaciones sino con un convencimiento de que esta representa una meta a la que nos hemos conducido pero no acabamos de llegar.Otro de los elementos que se habrá de considerar más importante es la creencia de que no creo en los Estados compuesto por hombres santos ni nobles totalmente. Si no que el recordar los elementos de la teoría kantiana como: la moralidad, la autonomía y los imperativos son con la intención de dejar ver que el deber no es sólo actuar conforme a este, ni tampoco se trata de un proceso mecánico mediante el cual la razón indica qué es correcto y que no lo es.Pues hay que decir que el hombre también es un ser sensible que puede compartir con el resto de los hombres elementos en común que los vinculan y que los hacen reprobar todos los valores o prácticas que atenten contra su cosmovisión a partir de una incompatibilidad con sus valores. Así que el reconocer esta parte sentimental de los hombres es imperante. Tal vez no puede erigir una ley moral universal pero sí puede facilitarla obediencia a las normas sin el uso de la coacción, pues así como Kant entendió al hombre como un fin en sí mismo éste debe comprender que el respeto a las instituciones es como trabajar para sí mismo y así realizar su fin.

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Sobre la paz perpetua: ciudadano cosmopolita.SILVA ALONSO ISABEL

I. Introduccin.

El propsito de las siguientes pginas es nicamente el hacer explcito el tema de la paz como un asunto de inters mundial en trminos de humanidad o lo que Immanuel Kant llamara derecho cosmopolita. Hasta este presente ao, pronto a concluir la primera dcada del siglo XXI es preciso identificar y por qu no, reconocer los avances que hay en materia de derechos humanos, libertades y sobre la paz.

Empero apenas son diez aos y poco a cambiado en lo referente a la guerra, es decir siempre hay un motivo o pretexto que detonan en un enfrentamiento. Hace pocos aos an el mundo estaba dividido en dos bloques que muchos vestigios han dejado y que hoy se erige como la principal herencia del presente siglo.

De ah que el recuperar la obra de Kant tenga la finalidad de acompaar la descripcin de una humanidad deteriorada, daada y que no parece estar en recuperacin. El eje nodal del desarrollo de este trabajo es en primer lugar; entender el papel de la libertad como un derecho fundamental de los hombres, seguido de una breve explicacin sobre el tema de la moralidad y de las aparentes contradicciones con la poltica y la negociacin.

En segundo termino se encuentra el desarrollo de los imperativos, principalmente el categrico que explica y permite dilucidar el por qu los individuos deben obedecer. Hasta llegar a la idea de la paz perpetua comprendida no slo como un ideal terico ni como ensoaciones sino con un convencimiento de que esta representa una meta a la que nos hemos conducido pero no acabamos de llegar.

Otro de los elementos que se habr de considerar ms importante es la creencia de que no creo en los Estados compuesto por hombres santos ni nobles totalmente. Si no que el recordar los elementos de la teora kantiana como: la moralidad, la autonoma y los imperativos son con la intencin de dejar ver que el deber no es slo actuar conforme a este, ni tampoco se trata de un proceso mecnico mediante el cual la razn indica qu es correcto y que no lo es.

Pues hay que decir que el hombre tambin es un ser sensible que puede compartir con el resto de los hombres elementos en comn que los vinculan y que los hacen reprobar todos los valores o prcticas que atenten contra su cosmovisin a partir de una incompatibilidad con sus valores. As que el reconocer esta parte sentimental de los hombres es imperante. Tal vez no puede erigir una ley moral universal pero s puede facilitarla obediencia a las normas sin el uso de la coaccin, pues as como Kant entendi al hombre como un fin en s mismo ste debe comprender que el respeto a las instituciones es como trabajar para s mismo y as realizar su fin.

II. La importancia de la libertad para Kant.

La frecuencia con la que son tratados lo temas de la libertad y la obediencia en la historia de la filosofa poltica consta de bibliografa muy extensa lo mismo si nos referimos a las propuestas tericas que construirn la armona en un Estado, es decir cul es la mejor forma de gobierno. En este caso Immanuel Kant no fue la excepcin y tambin tom parte en el debate de la libertad humana para dar cuenta de la importancia de sta como un valor imprescindible para la constitucin progresiva de la comunidad poltica.

Para ello explic la libertad en dos mbitos, esto es: la libertad trascendental y prctica. Conceptos que a su vez se relacionan con los de autonoma y heteronoma que pueden ser comprendidos como dos modos de vida es decir un individuo habr de vivir de una determinada forma siendo autnomo o subordinado a otro actor que decida por l. Sin embargo lo cierto es que no hallamos a la primera forma (autnoma) en trminos puros esto significa que un individuo puede ser autnomo pero no plenamente, pues habr circunstancias que exijan de l, el sacrificio de su libertad, empero ste puede ser un acuerdo consensuado, aceptado por cada individuo.

Volviendo a los conceptos de libertad interna y externa habr que sealar que por mucho la libertad para Kant es el bien ms preciado del hombre en tanto que le permite realizarse y evolucionar como individuo. Es decir el ser libre consiente que los hombres se construyan as mismos, el forjarse un carcter y por supuesto le ensea el dominio sobre s mismo. De ah que la trascendencia de la libertad dentro de la teora kantiana estribe en que el individuo es poseedor de la capacidad de erigir un pensamiento propio, un razonamiento interno que le sirve de gua y a su vez le dicta leyes morales; en otras palabras posibilita la conduccin de su vida.

Otro de los temas que ocup a Kant fue el de la moralidad que a diferencia de otros tericos como Epicuro cuya moral hedonista nos dir que la condicin sensible del hombre lo ha de llevar a buscar los placeres, y por su parte Platn asever que la moral deba estar regida conforme a la razn. Kant dijo que ambas propuestas eran morales heternomas, es aqu donde hallamos una crtica al respecto pues al ser una moral heternoma los preceptos morales que se ordenan no emergen del individuo ya que la forma en la que los dos primeros conceban a la moral era mediante el supuesto de que sta se construa a partir del ser esto significa que las leyes morales surgan como una respuesta a las conductas, actos, o actitudes que cualquier individuo realizara. Pero la moral para Kant se basa nicamente en los principios morales de la voluntad y el deber. Sus principios nunca sern de la forma: haces esto debes aquello, sino simplemente, debes porque debes.

De este modo la construccin de los deberes proviene de un pleno convencimiento de que actuar de una determinada manera no slo es correcto si no que sera inaceptable no actuar de ese modo, pues para Kant el deber emerge de los juicios morales elaborados por los individuos cuya fuente proviene del interior de cada uno, juzgando de este modo como valioso el actuar justamente, es decir se debe ser justo por el simple hecho de que la justicia es valiosa en s misma y no por las consecuencias que de ella pueden derivar pero los hombres nicamente conseguirn llegar a estas conclusiones slo s son libres.

a) Libertad externa e interna.

Como se dijo antes Kant describe la existencia de una libertad trascendental y otra prctica, de esta ltima se deriva la libertad interna y externa, en este caso las que nos interesan son estas dos, pues el equilibrio entre ambas se har manifiesto en la conducta o postura de los individuos frente a otros hombres o ante alguna circunstancia. As que entenderemos que el terreno de la libertad externa es la legalidad, a l compete el derecho, corresponde la nocin de justicia y la heteronoma de la voluntad; por su parte, el mbito de la libertad interna es la moralidad, a l compete la moral, corresponde la nocin de virtud y la autonoma de la voluntad.

El asunto en este caso es definir cul es el punto de equilibrio de ambas libertades, es decir parece que se contradicen, sin embargo podemos identificar que un hombre puede hacer uso de su libertad al interior sin por ello desobedecer o faltar a la libertad externa. Se trata pues de hallar los elementos comunes entre una libertad y otra, es decir todo hombre racional estar dispuesto a obedecer todas aquellas normas que sean compatibles con sus fines y sus mximas.

Por ejemplo cuando un individuo se halla ante una situacin en la cual debe decidir si castigar a otro hombre que ha infringido una ley, en este caso el hombre al que se la ha encomendado la aplicacin del castigo lo har si sus ordenamientos morales son compatibles con las leyes, pues de este modo el individuo estar actuando conforme al deber y por deber. No obstante el sujeto tambin puede tomar la decisin de matar o cumplir lo que se le ha ordenado, pero lo har motivado por el temor a una represalia ms que por el querer actuar por deber y s conforme a este.

En tanto se busque dicho equilibrio en el que el contenido de las normas est argumentadas en conductas, valores y mximas morales ser fcil hallar la armona entre estos, pero cuando las leyes son incompatibles y se enfrentan con los valores de cada individuo se cae en una desobediencia no slo porque los individuos lo entendern como algo extrao a su racionalidad pues juzgaran las leyes como inmorales por no ser parte de su escala de valores. Del mismo modo que los individuos podrn desconocer las leyes por ser opuestas, la ley no deber presentarse como imposicin ni su contenido deber menospreciar las mximas de los hombres para los que estn hechas.

b) Autonoma y heteronoma.

La importancia de la libertad se comprende mejor cuando hablamos de autonoma y heteronoma, es decir decimos que un hombre es libre porque se conduce de manera autnoma sin depender de otros y creemos lo contrario cuando un hombre no obedece ms que los mandatos de alguien ms. Adems se puede obedecer de manera distinta, es decir respondiendo a las normas de una determinada autoridad, pues yo puedo obedecer, no porque la ley lo exige sino que la obediencia proviene de cadenas de nuestra propia creacin, si las cadenas son simplemente las reglas que nosotros forjamos con nuestra propia razn interna.

En este caso la autonoma de un individuo permite que este sea dueo de s, que se conduzcan con libertad y responsabilidad, siendo as un elemento fundamental para que el hombre se conciba a s como un fin pues difcil le ser reconocer a los otros como igualmente dignos si l no se reconoce de tal forma.

Adems para Kant el ideal autntico no puede basarse en algo que depende de circunstancias externas, debe depender de un ideal interno y de vivir a la altura de este mismo ideal; de cumplir con algo que mi verdadero yo me ordena hacer. El ideal autntico consiste en obedecer las leyes de la moral. Es decir l hombre cualquiera que este sea podr actuar de manera autnoma pues ello implica que construye un proyecto de vida, es decir su autonoma le posibilita el llevar a acabo acciones que le reportan satisfaccin.

Sin embargo, como se mencion anteriormente la libertad interna obedecer a moral y estar vinculada con la autonoma, por otro lado la libertad externa obedecer al derecho y se vincula con la heteronoma en tanto que el cumplimiento de las leyes es exigido por una autoridad externa al individuo. De este modo tambin se hizo referencia a la necesidad de hacer compatibles el contenido del derecho y las mximas morales; las primeras son universales y las otras particulares.

Finalmente el gran propsito es hacer que todos los individuos hallen en las leyes una parte de s mismos, algo que los motive a reconocerlas como aprobatorias de acuerdo a sus mximas morales. Pues las percepciones de los individuos hacia una ley vara ya que mientras unos dirn que se trata de una ley justa otros pensaran lo contrario y ello depender del contenido de sta, por ejemplo: si una ley ordenar matar a toda persona que ha matado, estaramos exhortando a un debate entre los que lo aprueban y los que estn en contra, pues es evidente que las respuestas serian mltiples de acuerdo al juicio de cada individuo.

Quienes lo piensen se hallarn en un conflicto interno pues los que digan que es injusto lo reprobarn sostenidos a partir de un juicio surgido de su yo interno que le dicta que el privar de la vida a alguien es un acto reprobable, pero en todo caso si el sujeto que realizar tal juicio est obligado por la ley a ejecutar la sentencia su juicio moral podr decirle que no es correcto, pero s este individuo comprende que sus mximas morales no son universales cumplir con la ejecucin adems de que en la ley reconocer un bien para s mismo por asegurar nadie podr atentar contra su vida sin ser castigado luego.

Se trata pues de exigir respeto a la voluntad de todos los hombres como si la suma de voluntades fuese la nica que conduzca a una comunidad poltica hacia la paz perpeta. Pues si se entiende que la voluntad no es la eliminacin del deseo, sino un deseo consiente, los motivos no eliminan el deseo, sino los administran racionalmente. Y por motivos se entiende que dentro de la comunidad poltica todos los individuos vern en la ley y las instituciones los medios para realizar cada uno de sus fines de tal forma que el inters de cada uno de los miembros de la comunidad obedecer a la ley universal sin perder su autonoma, pues todo individuo debe querer una ley universal a todo querer, el deber afecta a un determinado querer. Se supone entonces que el ser humano tiene a su disposicin formar su querer, su voluntad.

As que s todo hombre procura el cumplimiento de la ley al mismo tiempo estar contribuyendo a s mismo. Pues deber obedecer a la misma dinmica del Estado pues mientras a este le corresponde contribuir y brindar los medios para que sus miembros puedan disfrutar de un desarrollo integro que les facilite el llevar a cabo su proyecto de vida. Por tanto as como todos los hombres son libres y dignos, del mismo modo se puede entender que sus fines son igualmente dignos de ser ejecutados.

III. El hombre como fin

Cuando nos referimos que el hombre es un fin en s mismo estamos afirmando que ste tiene un valor intrnseco que lo hace valer lo que cualquier otro hombre. Aunque esto perece que no es necesario decirlo, pero lo cierto es que el comportamiento de los hombres hacia los otros no siempre es de cordialidad, reconocimiento y aceptacin. Pues la dignidad de toda persona deber ser respetada y defendida sin cuestionarlo siquiera, ello no implica que cada individuo defender su dignidad frente a los otros por considerar que ste vale ms que el resto, pues si se tratase de trminos numricos todos valen uno.

Empero la trascendencia de entender al hombre como un fin y no como medio revela que no slo los hombres deben relacionarse en trminos de igualdad si no que cada uno tendr que despojarse de prejuicios al intercambiar puntos de vista o ideas, dialogar, etc., en funcin de que la identificacin de un individuo con otro favorece la armona entre estos y por consecuencia propicia un trato respetuoso.

As s pensamos en el hombre que viviendo dentro de un Estado no le sea permitido realizar ninguna actividad sin el consentimiento de otro sera someter su espritu a los caprichos de otro y de ah que Kant piense que el objeto ms sagrado del universo, lo nico que es enteramente bueno es la buen voluntad, es decir, l yo libre, moral y espiritual que hay dentro del cuerpo. Es lo nico sagrado, pues qu otra cosa podra ser sagrada, que otra cosa podra ser valiosa? Yo hago lo que hago para cumplir con la ley que me impongo a m mismo.

De este modo cuando identificamos que los hombres deben tener la oportunidad de vivir sus vidas de manera digna, con libertades, y derechos lo que estamos haciendo es reconocer que todos son dignos en tanto que cada uno posee un proyecto, un fin que debe ser llevado a cabo. De ah que la figura del Estado como la ms consolidada ofrecer a todos los individuos la oportunidad de alcanzar sus fines, aunado a ello recordemos que la libertad interna del individuo deber ser condicin para que este pueda obedecer o actuar con libertad externa es decir slo respetar las leyes si en l abriga un respeto por s mismo y por las mximas morales que de l emanan.

Ahora la necesidad de educar y proteger el espritu cobra ms significado del que tuvo dentro de la explicacin platnica, es decir la educacin resulta ser una parte sustantiva para el ptimo desarrollo de la Repblica pues slo los espritus sanos y libres seran aquellos capaces de deliberar y de conducirse correctamente. Por eso en cualquier comunidad poltica la enseanza resulta imprescindible para la salud del conjunto en general pues de este modo cada individuo slo es la unidad ms pequea del Estado y si sus miembros son libres habrn de comprender las instituciones derechos y obligaciones que les otorga el Estado son slo los medios para alcanzar un fin.

No obstante y pese a que Kant consider que la educacin es uno de los fundamentos empricos de los cuales slo podemos obtener mximas morales que valen para uno; es plausible decir que la educacin fomentar valores que sern no slo tiles si no que son necesarios para la convivencia de una sociedad. Pues en definitiva las acciones virtuosas que pueden tener los individuos en tanto que son ciudadanos de un Estado permitirn que circulen con una orientacin clara y pactada entre s.

Por lo tanto el inters de Kant por dignificar la conexin entre individuo-persona moral y ciudadano-sujeto a las leyes, posibilitando que la obediencia al Derecho se convierta en un acto moral, lejana a una actuacin exclusivamente motivada en el miedo a la sancin jurdica. Esto significa que para Kant todo hombre actuara de acuerdo a lo que llam el imperativo categrico, que sigue a esta explicacin, pero lo trascendente es que Kant pens que los hombres obedeceran a su razn antes que a otros estmulos como su egosmo, pues para l el hombre es tan digno que incluso se evitar la deshonra de obedecer motivado por una sancin al incumplimiento de la norma sino que haciendo uso de su libertad ste orientar su vida hacia un camino justo slo partir de convencimiento de que actuar de otro modo sera suicida.

Aunque no se niega que el actuar de los hombres debe ser por deber y no por una sancin, es preciso decir que difcilmente hallaremos alguien que slo actu por convencimiento, pues de ningn modo la razn podr dominar totalmente los impulsos o deseos de los hombres, lo nico que hace es conducir y orientar a los hombres hacia la mejor decisin. En este caso podramos pensar que la supervivencia del egosmo de los hombres que dentro de la comunidad poltica se traduce en supervivencia y de este modo en obediencia.

IV. Moralidad y los imperativos.

Cada vez que se aborda el tema de la moral y este se entremezcla con la actividad poltica surgen contradicciones por entendrseles como dos mbitos contrarios. Sin embargo no se trata de describir las diferencias o contradicciones entre un tema y otro si no que el hallar similitudes entre los dos mbitos es el propsito inicial de estas pginas. Pues aunque se aluda a que la moral obedece a un deber ser que la poltica no respeta, esto no significa que esta ltima no requiera en alguna medida de la moral, pues las mximas morales nos ordenan actuar correctamente y la importancia de actuar correctamente se traduce en resultados positivos que contribuyan a la felicidad de los miembros de una comunidad poltica.

De ah que Scrates dijera que si imaginamos un Estado, o un ejrcito, o una banda de ladrones, o cualquier otro grupo de asociados para perpetrar alguna injusticia, crees t que seran capaces de tener el menor xito si no observaran la justicia entre ellos? Por su puesto que la justicia se entiende al menos para Scrates como una de las virtudes ms bellas que deben existir en la Repblica y es una virtud que es amada por s misma, es decir los individuos la practican por el hecho de ser valiosa.

Por otro lado y para fines de este ensayo se entender, que la moralidad es una cualidad que es propia de los hombres, la moral se manifiesta en la accin de los sujetos mediante la voluntad de cada uno de ellos, es decir la voluntad es la razn prctica que construye mximas morales que se convierten en una gua para conducir su vida.

Por lo tanto la moralidad es la relacin de las acciones con la autonoma de la voluntad, es decir, con una posible legislacin universal por medio de sus mximas. Aquella accin que pueda resultar compatible con la autonoma de la voluntad es una accin permitida, mientras que la que no es compatible es una accin prohibida. La voluntad cuyas mximas concuerdan necesariamente con las leyes de la autonoma es una voluntad santa absolutamente buena.

De ah que al descartar a los principios empricos como fuentes de luna ley moral pues esta debe ser producto del entendimiento resuelto por la razn de cada individuo, es decir la ley moral no slo permite elaborar juicios sobre un determinado fenmeno si no que establece modos de conduccin. As que Kant no halla otra fuente que legitime y construya una ley moral universal sino el gobierno de nuestra voluntad mediante reglas, gracias a las cuales todas las acciones de mi libre arbitrio cobran una validez universal. Y tal regla, que es el principio de posibilidad de la compatibilidad de todo libre arbitrio, es la regla moral.

Adems la explicacin acerca de cmo el hombre se conduce con moralidad o no se explica al mostrar la diferencia entre los imperativos hipotticos y categricos que se tratarn enseguida. Mientras, cabe sealar que para Kant, el hombre al gozar de su libertad y al ser autnomo poda decidir cmo actuar, para l las acciones de un individuo se dividen, desde el punto de vista de sus relaciones con la ley moral en: 1) acciones conforme al deber, pero que no han sido ejecutadas por deber, 2) acciones realizadas por deber, y 3) acciones contrarias al deber.

Para cada una de estas categoras se puede ofrecer una explicacin, es decir cuando se refiere que los hombres se conducen por deber se refiere en pocas palabras a la obediencia del imperativo categrico, por el contrario cuando se anuncia que se acta de acuerdo al deber y por deber se trata de un imperativo hipottico y por ltimo aquel que no acta por deber ni de acuerdo al deber, significa que es un hombre que est condenado a vivir una vida perecedera y opaca pues quienes actan por deber experimentan una sensacin de satisfaccin interna de la que no puede presumir el que acta contrario al deber.

En estricto podramos decir que el proceder de los hombres no es del segundo tipo, es decir difcilmente hallaremos a alguien que acte no slo conforme al deber sino por deber, en otras palabras es un ideal. Y precisamente por ser un ideal es algo que se persigue por medio de conductas que rayan en el obrar inspirado en valores supremos. Evidentemente hay ejemplos de individuos que prefieren padecer algn castigo antes que traicionar sus principios y estos son los hombres que no huyen, sino que se mantienen a pie firme y luchan, no lo hacen en funcin de necesidades que les afecten en particular, sino que se comportan de ese modo libremente, como resultado de una eleccin propia. Persiguen la excitacin de la batalla, quiz porque la disfrutan, y su ulterior destino, incluso en el caso de que sea muy doloroso, no puede considerarse injusto.

Ahora slo para puntualizar haremos la diferencia entre los imperativos categricos y los hipotticos, as como las mximas morales y la ley moral, como puntos nodales de la explicacin de un comportamiento correcto de un individuo para con s mismo y el resto de las personas con las que convive. Con esto se intenta describir que toda accin o decisin contiene en s misma un poco de moralidad, el asunto no es si la poltica es inmoral o no. La idea es que la moral debe comprenderse como una conducta correcta y la poltica simplemente obedecen a otra moralidad o a una doble moral que como se dijo antes no depende de la moral en s misma si no de quin la convierte en accin. Pues el deber no es sino un querer que puede ser querido por todos los seres racionales. Sin embargo la libertad de la que gozan les permite elegir entre obedecer la ley moral o actuar de acuerdo a sus mximas.

a) Mximas morales y la ley moral.Antes de pasar a hablar sobre los imperativos, es preciso aclarar la diferencia entre las mximas morales y la ley moral, en estricto las mximas morales son particulares y no podemos hacerlas universales ya que obedecen ms a la lgica de los imperativos hipotticos. Por su parte la ley moral es el argumento del porque se debe actuar correctamente y slo de esa forma, es decir estas a su vez es compaera del imperativo categrico que de igual formas exigen la universalidad de su contenido.

Para Kant primero nos formamos un criterio moral, en virtud del cual podamos juzgar unnimemente sobre lo que es o no bueno, proporcionando un principio del que dimane un fundamento para nuestra voluntad pero la construccin o la formulacin de estos fundamentos deben erigirse apriorsticamente, es decir los juicios a priori son aquellos que por su universalidad y por no depender experiencia alguna son lo que dan origen a la construccin de un criterio moral.

La moralidad se basa en fundamentos empricos o intelectuales, de los que ese deducen, respectivamente, principios empricos o intelectuales. Fundamentos empricos son los derivados de los sentidos, en tanto que complacen a stos. Fundamentos intelectuales son aquellos en los que la moralidad es derivada del acuerdo de nuestra accin con las leyes de la razn.

En este caso Kant defiende la idea de que los fundamentos intelectuales son los que deben establecer una ley moral, pues de lo contrario se cae en la naturaleza contingente de lo emprico. Es decir cuando Kant habla acerca de los fundamentos empricos, asevera que estos no bastan para establecer universalidades. Y lo explica diciendo que los fundamentos empricos pueden ser de dos tipos: internos (son las emociones o sentimientos) y externos (educacin y el gobierno).

Luego arguye que si la ley moral estuviera argumentada en un fundamento emprico los hombres juzgaran a partir de un sentimiento moral, en virtud del cual la accin se juzga por el placer o displacer, por la sensacin que produce o, en otras palabras, segn el sentimiento del gusto, entonces descansa tambin en un fundamento harto contingente. Pues lo que a algunos les sienta bien puede resultar aborrecible para otros. Tal contingencia producira grandes desacuerdos y en estricto necesitamos que la ley moral sea universal a causa de una necesidad explcita de que as sea pues no se trata slo de un juicio limitado pues entonces estaramos hablando de una mxima moral.

La diferencia entre la ley moral y una mxima moral es que estas surgen de una conviccin o persuasin pues para Kant la conviccin y la persuasin tienen validez privada. Ya que la suficiencia subjetiva se denomina conviccin vale para m misma, en cambio, la suficiencia objetiva se denomina certeza y vale para todos En todo caso la ley moral se construye con certezas, esto significa que una mxima moral pasa a ser ley moral cuando el contenido de los ordenamientos morales trasciende la efectividad para la persona que las dicta y cuyo carcter de universalidad se hace incuestionable por apreciarse necesaria.

Es decir un individuo puede tener la conviccin de que mentir es correcto en determinados casos en los que decir la verdad sea peligroso para su vida, en este caso no se trata de juzgar si es bueno o malo lo nico que interesa es que la conviccin de este hombre lo llevar a mentir siempre que considere que la mentira lo salvar de un apuro, pero de ningn modo podr pensar que su mxima debe ser adoptada como universal, pus slo vale para la persona que est convencida que mentir es vlido siempre que con ello salga beneficiado.

De este modo las mximas privadas deben someterse a un examen gracias al cual descubro si puedo hacerlas pblicas. La moralidad es aqu la coincidencia de lo privado con lo pblico. Insistir en el carcter privado de las mximas es ser malvado; por lo tanto, la retirada del mbito pblico es una caracterstica del mal. Moralidad significa que es digno de ser visto, y no slo por los hombres sino tambin, en ltimo trmino Dios, el omnipresente conocedor del corazn. Por lo tanto la coincidencia entre las mximas morales de cada individuo ser las que legitimen la ley universal que deber reinar al interior de un Estado, y sas slo sern admitidas para hacerse pblicas (es decir para todos) slo cuando sean estrictamente necesarias.

Por otro lado los imperativos son comprendidos como ordenamientos a los que pueden someterse los hombres. Pues bien, todos los imperativos mandan, o bien hipotticamente, o bien categricamente. Aquellos representan la necesidad prctica de una accin posible como medio de conseguir otra cosa que se quiere (o que es posible que se quiera). El imperativo categrico sera aquel que representa una accin por s misma como objetivamente necesaria, sin referencia a ningn otro fin.

b) Imperativos hipotticos e imperativos categricos.

Por imperativo hipotticos entendemos aquellas ordenaciones que tienen como objetivo la definicin de los medios ms apropiados para alcanzar un fin determinado, en este caso el fin que se persigue no es valioso por s mismo sino que se busca alcanzarlo en funcin de los beneficios que de l se derivan. De ah que los medios pueden ser cualesquiera pues en estricto no interesa si los medios son buenos o malos lo nico que interesa es la satisfaccin.

Es plausible decir que los imperativos hipotticos orientan a los hombres a comportarse de tal forma que lo nico que los motive a realiza una obra o actuar de un determinado slo sea la espera de un bien que compense el esfuerzo que implica actuar de una forma y no de otra. En otras palabras podramos decir que el imperativo hipottico contiene los mandamientos para aquellos que quieren tener algn tipo de bienestar en sus vidas y que por lo tanto slo actan de acuerdo al deber y no por deber.

Pues al no juzgar lo bueno o malo, lo correcto o incorrecto de la accin lo que el imperativo hipottico sostiene es que la habilidad al elegir los medios para conseguir la mayor cantidad posible de bienestar propio podemos llamarla sagacidad en sentido estricto. As pues, el imperativo que se refiere a la eleccin de dichos medios, esto es, el precepto de la sagacidad, es hipottico: la accin no es mandada absolutamente, sino como simple medio para otro propsito.

Por otro lado los imperativos categricos son igualmente, mandatos u ordenamientos pero son ms estrictos en su ejecucin. Es decir anteriormente se haba dicho que las leyes morales eran aquellas que por su universalidad podan ser exigidas a todos los hombres a diferencia de las mximas morales. De la misma manera que en la ley moral y las mximas morales, la diferencia entre el imperativo hipottico y el categrico estriba en la universalidad del imperativo categrico.

Para Kant el imperativo categrico es el nico que se expresa en una ley prctica, y que los dems imperativos pueden llamarse principios de la voluntad pero no leyes de la voluntad, porque lo que slo es necesario hacer como medio para conseguir un propsito cualquiera puede considerarse contingente en s mismo, y en todo momento podemos quedar libres del precepto al renunciar al propsito, mientras que el mandato incondicionado no deja a la voluntad ninguna libertad con respecto al objeto y, por tanto, lleva en s mismo aquella necesidad que exigimos siempre de la ley.

La obediencia a la ley moral se da partir de que los hombres obedecen no slo a las mximas morales pues como se dijo antes, las mximas carecen de universalidad. Pues los imperativos categricos deben cumpla algunas condiciones bsicas para que puedan ser demandadas como leyes morales que es necesario cumplir; estas son: la autonoma y la universalidad, la primera pertenece al individuo y la otra es una cualidad propia de las normas.

El sujeto experimenta como moralmente necesaria la obediencia a los preceptos ticos, y el reconocimiento de tal sumisin se manifiesta en la forma del respeto. Este es, por ende, la conciencia de la subordinacin de la voluntad a una ley, independientemente de otras consideraciones cualquiera. Los hombres tendrn que comprenden que las mximas erigidas por su voluntad slo tendrn validez para s mismos, adems si estos individuos desean que la comunidad poltica a la pertenecen; viva de manera progresiva, entonces tendrn que respetar las normas que le aseguren la conservacin de s mismos y su bienestar.

En resumen lo que el imperativo categrico reclama, precisamente de nosotros es que la mxima o principio subjetivo sea de tal naturaleza que pueda ser elevada a la categora de ley de universal observancia. O en otras palabras obra de tal modo que te relaciones con la Humanidad, tanto en tu persona como en la de cualquier otro, siempre como un fin, y nunca slo como un medio. Lo difcil de ello es cmo llevarlo a la prctica, es decir cmo hacer que los hombres obtengan dominio sobre si mismos al punto de que sin renunciar a su bienestar colaborarn en un proyecto excelso que es el de paz y la concordia. Quiz esa sea la crtica y que se ha hecho acerca del imperativo categrico puesto que as como no hallamos autonoma ni libertad absoluta tampoco encontramos obediencia absoluta, ni dominio de la razn sobre la emocin y el egosmo.

Lo cierto es que, y el mismo Kant lo reconoci, el sometimiento a la ley de la razn no es cosa fcil y por tanto el camino hacia la paz perpetua se vuelve complicado, empero no deja de ser un tema de la agenda internacional por lo menos en discurso- del Siglo XXI as como lo fue en otros siglos e igualmente es tema de inters en las pginas siguientes.

Para Kant el asunto de la libertad, la autonoma y el imperativo categrico slo se trataba no crear santos ni fundar un Estado de este tipo si no que el verdadero problema consiste en el cmo ordenar a una muchedumbre de seres racionales que, para su conservacin, exigen conjuntamente leyes universales, aun cuando cada uno tienda en su interior a eludir la ley, y establecer su constitucin de modo tal que, aunque sus sentimientos particulares sean opuestos, los contengan mutuamente de manera que el resultado de su conducta sea el mismo que si no tuvieran tan malas inclinaciones.

V. Hacia la paz perpetua

El comprender la conformacin de los Estados como un proceso evolutivo ascendente en Kant percibimos que se pasa de un estado de naturaleza a un estado civil que luego ser un Estado de derecho. Esto es que existe un sentido progresivo, pues, de los hombres que componen los pueblos y que se convierten en estados civiles y estados de derecho, a estos, que se convertirn en unin. Pero el problema del carcter progresivo de las sociedades es que los intereses cambian, los factores que influyen en ella modifican los esquemas y modos de vida, el intercambio entre culturas hace ms laborioso el establecer una Unin de pueblos o Estados como Kant lo lleg a pensar, y sin embargo quiz el ejemplo ms evidente de este siglo sea la Unin Europea.

Lo cierto es que aunque la Unin Europea pueda ser un ejemplo de Unin, ello no significa que los Estados miembros comprendan la idea de unin de la misma forma que lo hizo Kant. Cuando este habla sobre el derecho cosmopolita lo hace de modo que identifica a un tipo de sujeto, esto quiere decir que el mismo sujeto-ciudadano que es poseedor de derechos y responsabilidades al interior de su Estado; deba tener asignadas otras facultades en otros niveles que trascendieran su esfera ms prxima.

Por tanto ser un ciudadano quiere decir, entre otras cosas, tener responsabilidades, obligaciones y derechos, algo que slo se entiende si hay un lmite territorial. El ciudadano cosmopolita kantiano era de hecho, un espectador del mundo. Kant saba bien que un gobierno mundial sera la peor de las tiranas inimaginables.

a) Derechos polticos, derechos de gentes y derechos cosmopolita.

Para dar continuidad y respetar el orden de la exposicin de Kant iniciar con los derechos pblicos que son aquellos que se refieren a la satisfaccin de necesidades bsicas necesarias para la sana convivencia de una comunidad poltica. La vigencia de estos derechos es necesaria con el fin de que el individuo no se asle de los otros en el sentido que no halle en otro lugar la satisfaccin de sus necesidades primarias y se sienta obligado a permanecer bajo el dominio de las leyes que reinan en un determinado Estado.

De este modo aunque hubiese hombres que movidos por el afn de dominio sobre los otros; no podran hacer mucho antes de encontrarse con que su inters se encuentran satisfechos a partir de la relacin que tiene con el resto de la comunidad as la intencin de dominio sobre el otro llevar a los hombres a dominarse a s mismos. Como se dijo anteriormente en este caso no interesa hacer de los hombres seres que acten siempre correctamente, la idea es que todo lo hagan procure no slo satisfacer su bienestar.

Ya que para considerarnos moralizados queda todava mucho. Pues si bien la idea de moralidad forma parte de la cultura, sin embargo, la aplicacin de tal idea, al referirse a las costumbres de la honestidad y de los buenos modales externos [...] requiere de una vasta transformacin interna de cada comunidad en orden a la formacin de sus ciudadanos.

Quizs la transformacin no involucra el obligar a los individuos a pensar y actuar de una forma determinada si no que aprovechando su dependencia hacia la comunidad poltica, se debe fomentar y reproducir continuamente valores como la tolerancia, el respeto, igualdad, libertad, etc., que sern los pilares de un orden donde la ley no es cuestionada pues si los hombres se saben protegidos por las leyes por razones obvias no atentaran contra ese orden. Sin embargo lo que se haga por evitar la desobediencia a las normas es tarea imprescindible y de ah que sea importante la necesidad de transformacin de la autoridad, de revisin, de control, pues, si lo ms importante es el individuo, todo el sistema debe descansar sobre la proteccin de su integridad, de sus necesidades, de sus derechos morales, de sus planes de vida y opciones personales compatibles con la libertad de los otros individuos y con un orden regulador de los conflictos sociales.

Adems de los valores mencionados lo ms importante es que despus de reconocer a cada hombre como digno de disfrutar de stos, habra que identificar algunas virtudes cvicas que promuevan el respeto a la ley, pues la asimilacin de estos valores y conductas se traducen no slo en estabilidad para un Estado sino que se convierte en un modo de vida y asimilacin del mundo. Esto significa que aquel hombre que toda su vida se ha desarrollado en un espacio en donde la tolerancia, el respeto, la responsabilidad, la libertad, etc., han estado presentes, notar inmediatamente la ausencia de estos y juzgar de inapropiadas todos los comportamientos que no se ajusten a estos valores que son tomados como dignos de ser disfrutados por todos los hombres.

Sin embargo hay que decir que ni el desarrollo de la autonoma ni el de la libertad puedan ser reales si no existen una suficiente igualdad de oportunidades sociales y econmicas y un marco mnimamente igualitario. Es decir los derechos no slo deben ser algo abstractos para el individuo pues para que los ejerza deben estar materializados, de tal forma que ambos elementos van de la mano, esto es que no basta el asegurar los derechos y libertades si no existen ni los medios ni la capacidad para ejercerlos.

Por lo tanto el ideal de marchar hacia un paz perpetua no es un absurdo que deba ser abandonado completamente pues en trminos generales la humanidad comprende que los derechos individuales (a la vida y a la libertad) son el fundamento de los juicios ms importantes que hacemos sobre la guerra. Baste decir que de algn modo son una consecuencia de nuestro de nuestro sentido de lo que significa un ser humano. Si no son derechos naturales, entonces es que los hemos inventado, pero ya sean naturales o inventados, son una de las caractersticas palpables de nuestra esfera moral.

Por otra parte al hablar acerca del derecho de gentes Kant propone que se cree una federacin que vigile y procure el cumplimiento de los derechos universales que contribuyen al mantenimiento de las relaciones de armona entre los Estados. Esta federacin no se propone recabar ningn poder del Estado sino mantener y garantizar solamente la libertad de un Estado para s mismos y, simultneamente, la de los otros Estados federados. Reconociendo que Kant escribi este libro en el siglo XVIII y fue hasta el siglo XX cuando la teora un tanto idealista tuvo presencia pues podemos afirmar que la fundacin de la Organizacin de Naciones Unidas adquiri el rol de observador en temas de inters internacional preconizando la paz y el respeto por los derechos humanos entre Estados.

Cabe decir que el comenzar hablando de los tipos de derecho que deben existir en las relaciones humanas, Kant inicia con el derecho poltico, seguido del derecho de gentes y finalmente concluye con el derecho cosmopolita. Lo interesante es que el orden en el que son explicados no resulta algo azaroso si no que la forma en la que Kant entiende la conformacin de una sociedad poltica es de manera ascendente. Esto quiere decir que cree en la evolucin progresiva de los hombres pues comprende que slo dentro de la sociedad poltica se puede explotar sus cualidades y exigir los medios por los cuales habr de realizarse como fin.

De ah que su idea de un derecho cosmopolita no resulta una representacin fantstica ni extravagante, sino que completa el cdigo no escrito del derecho poltico y el derecho de gentes en un derecho pblico de la humanidad, siendo un complemento de la paz perpetua, al constituirse en condicin para una continua aproximacin a ella. Lo difcil estriba es obtener la plena observancia y respeto por los dos primeros (derechos pblicos y derechos de gentes) antes de poder hablar de un derecho cosmopolita, ya que del mismo modo que entre los individuos, los Estados tampoco pueden someter la soberana (autonoma) de otro para que sirva como medio para sus fines.

Slo podemos y debemos pensar, para formarnos un concepto de su posibilidad, por analoga con el arte humano (como en toda relacin de la forma de las cosas con sus fines); la relacin y concordancia de esta causa con el fin que la razn nos prescribe inmediatamente (el fin moral) es una idea que, si bien es exagerada en sentido terico, est, por el contrario, bien fundada, y segn su realidad, en sentido prctico (por ejemplo, utilizar el mecanismo de la naturaleza en relacin con el concepto del deber de la paz perpetua).

En otras palabras a lo que Kant se refiere es que los hombres tienen no slo la capacidad racional para llevar a cabo o siquiera perseguir la paz perpetua, esto en funcin de que la naturaleza los ha dotado de caractersticas que slo estos tienen; en comparacin con otras especies. Siguiendo con esta argumentacin dir que la naturaleza tiene implcito un fin en cada caracterstica, es decir dot a los hombres de la palabra por algn motivo y por lo tanto el hombre debe explotar sus habilidades naturales de manera plena.

En otras lneas lo expresa de manera ms clara al decir que lo que la naturaleza hace en relacin con el fin que la razn humana impone como deber, esto es, lo que impone para favorecer su finalidad moral, y cmo la naturaleza suministra la garanta de que aquello que el hombre debera hacer segn las leyes de la libertad, pero no hace, queda asegurado de que lo har sin que la ocasin de la naturaleza dae esta libertad; esto se garantiza precisamente con las tres relaciones del derecho poltico, el derecho de gentes y el derecho cosmopolita.

La aportacin ms importante no tiene que ver si es posible o no alcanzar la paz perpetua, si no que lo trascendente es que el considerar y dignificar el papel del individuo en la construccin de un Estado que mediante su estabilidad conceda a cada individuo la libertad de servirse a s mismo. Adems la vigencia que tiene el tema actualmente es importante, decir los enfrenamientos han sido constantes y agudos, apenas el siglo pasado la humanidad fue testigo de dos Guerras Mundiales, guerras civiles, totalitarismos, etc.

No obstante en el presente siglo XXI ya no nos referimos a declaraciones de guerra sino ms bien son intervenciones militares que sin declarar explcitamente una guerra entre Estados, se ejecutan como tal. Pues para provocar una guerra no se requiere de formalismos ya que el enfrentamiento siempre est patente. Ahora la intervencin habr de entenderse de modo distinto pues esta palabra no se define como una actividad criminal y, aunque la prctica de la intervencin a menudo suponga una amenaza para la integridad territorial y la independencia poltica de los Estado invadidos, a veces puede justificarse

Un ejemplo puede ser la intervencin militar de los Estados Unidos de Amrica al territorio soberano de Irak el pasado 2003, y precisamente no se declar una guerra con el Estado iraqu si no que ahora fue una declaracin de guerra para el terrorismo por lo menos de esa forma fueran explicitas las declaraciones del gobierno de Estados Unidos. Empero otra de las banderas que justificaban la intervencin fue la crtica al rgimen poltico antidemocrtico que de acuerdo con los Estados Unidos no respetaba los derechos mnimos de los ciudadanos iraques. Pero lo paradjico y totalmente criticable es que existan potencias que quieren hacer muchas cosas desde su piedad y pretenden considerarse como elegidas dentro de la ortodoxia, mientras beben la injusticia como agua.

Por lo tanto as como entendimos a los individuos como iguales entre s; lo mismo habr de exigir a los Estados aunque en trminos generales se sabe que no hay igualdad entre estos, pero por lo menos debe procurarse como la mxima expresin del derecho cosmopolita. Y as entender que el reconocimiento de la soberana es el nico modo que tenemos de establecer un terreno de juego en el que poder luchar por la libertad y (a veces) obtenerla. Este terreno de juego y las actividades que se desarrollan en su interior es lo que queremos proteger y las protegemos de forma muy parecida a como protegemos la integridad individual, procediendo a marcar las fronteras que no pueden cruzarse, los derechos que no pueden violarse.

b) Construccin de ciudadanos.

La intencin de reunir parte de la teora kantiana estriba en que nos permite formularnos preguntas acerca del cmo llegar a ese estado. Es decir el cumplimiento de los derechos polticos ser la pieza fundamental antes de poder referirnos al derecho cosmopolita o del derecho de gentes pues a lo largo de este ensayo se ha pretendido sealar que el individuo resulta ser la pieza ms importante por su valor intrnseco y al pertenecer a una sociedad y por ende a un Estado los individuos sern los que le den soporte a las instituciones, a las prcticas valores, principios, etc., y lo harn porque en el respeto a la norma hallan su sobrevivencia.

Empero el construir una Estado mundial o erigir siquiera un orden de esas magnitudes exige algunas caractersticas previas como: el respeto entre los Estados, la autodeterminacin de estos, presencia de instituciones fuertes al interior de los Estados, reconocimiento de derechos entre Estados y dentro de los mismos. El asunto aqu es que pese a que Kant se halla excusado al decir que quiz su pensamiento sobre la paz perpetua slo se trataba de un ideal, lo cierto es que en estricto ha sido el ideal ms perseguido durante aos, pues no hay hombre que no prefiera la paz a la guerra, la concordia a la aspereza o simplemente no hay hombre racional que desee ser acosado por todo tipo de violencia.

Este sentimiento o deseo se hizo an ms explcito al termino de la Segunda Guerra Mundial, y aunque ello no significa que slo partir de este hito histrico se llam a los Estados a la paz, si no que despus de concluida la Segunda Guerra el hombre ya no poda sorprenderse de nada. De una Primera Guerra a la Segunda se cambiaron las balas por las bombas, la guerra ya no fue entre militares si no que se atac a civiles, las formas haban cambiado y con ello se desat una carrera armamentista que no dejo de atormentar a los pases ante un riesgo latente.

Incentivado por la Primera y Segunda Guerra Mundial aunado a los totalitarismos en Europa y las dictaduras en Amrica Latina, hubo quienes se dedicaron a conciliar los intereses daados. Pero el miedo no se fue despus de la Segunda Gran Guerra si no que la Guerra Fra slo constituy la prolongacin del temor y a violencia en donde el ambiente era la incertidumbre y el miedo.

No obstante para regresar al punto inicial de este apartado que se refiere a los ciudadanos y ms precisamente a la necesidad de construir ciudadanos. Pues as como Kant afirmaba que el hombre es un fin en s mismo pero este no puede actuar slo en funcin de sus intereses o su fin. Pues los hombres saben cuales son las ventajas de una vida colectiva en donde todos sirven a todos; mediante el respeto a las normas que componen los medios tiles para todos los individuos.

De ah que la preocupacin por educar al hombre sea prioritaria. En otras palabras ese hombre racional debe ser pulido y educado pues no lo hallamos caminando por las calles sino que estos hombres sern los ciudadanos del Siglo XXI que modificaran las estructuras mentales, las prcticas, valores y principios que han estado arraigados durante aos de este modo estos hombres son los que han de conducir a la paz perpetua.

Para ello los Estados habrn de cumplir la condicin de favorecer la iniciativa individual, tanto en el trabajo como en el ocio, y la mxima difusin del poder compatible con el mantenimiento del marco poltico y econmico necesario. Y tambin los miembros de una comunidad poltica deben buscar su propia libertad, como el individuo debe cultivar su propia su propia virtud. No pueden obtener la libertad, como no pueden volverse virtuosos, merced a la accin de ninguna fuerza externa. De hecho, la libertad poltica depende de la existencia de virtud (o no) y donde se gana la libertad (o no).VI. Aproximaciones finales.

Quiz se caiga en el error de esperar que Kant nos d una respuesta acerca de lo qu se debe hacer o procurar para alcanzarla paz perpetua. Sin embargo no hay receta ni gua que sirva en este siglo como la panacea contra la guerra y el enfrentamiento permanente. Lo cierto es que la solucin a los problemas del mundo no se encuentra en la guerra, se debe encontrar en la conciliacin y en una disminucin gradual de odio y el temor. La dificultad de inaugurar una poltica conciliatoria surge por la creencia en ambas partes de la que seguridad slo se encuentra en el armamento.

Pero el tema de la paz no se trata nicamente de buenos deseos sino el inters intrnseco que posee sta es fundamental para entender el porque la perseguimos. Adems habr que sumarle que dentro de un modelo econmico como el que nos encontramos la guerra representa un motor de la economa mundial que hace an ms difcil la negociacin de la paz, ejemplo de ello es que todos los Estados y los grupos terroristas invierte en armamento.

La idea general de estas pginas slo fue la intencin de describir la vigencia de la paz perpetua, que slo puede existir en discursos y en apariencias mientras no se d un derrumbe de las formas en las que se nos han enseado a comprender el mundo. Anteriormente cuando se hablaba de la guerra el referente inmediato era Europa y ms recientemente los pases asiticos de Oriente Medio, sin embargo la guerra no necesita de declaraciones ni tampoco toca la puerta o quiz siempre anuncia su llegada pero estamos acostumbrados a ser slo observadores o a ver mirar las cosas como si estuviesen muy distantes.

As cuando Kant nos habl sobre el carcter de observadores del ciudadano cosmopolita dej corta la lista de atribuciones a este, y es que durante el siglo XX slo se le identific como eso; un observador, que desde su casa puede emitir una opinin acerca de cualquier tema. No importa si se trata de la guerra, de mltiples muertes, de injusticias, etc., lo nico que ocurre es que todos los que critican o reprueban esas prcticas lo hacen en funcin de que sus valores o la razn misma les indica que lo contrario es incorrecto o malo.

Y aunque el emitir un juicio de este tipo slo queda en palabras es una accin mnima pero que debe ser emitida por los hombres, es decir nada de cuando sucede en el mundo debe sernos ajeno, debemos formarnos una opinin sobre todos y cada uno de los acontecimientos, y mostrarnos particularmente sutiles a la hora de enjuiciar rigurosamente sus propias acciones [...] todos nuestros juicios han de ser dispuesto de tal modo que hallemos a la humanidad digna de ser amada, de suerte que nunca pronunciemos una sentencia firme de condena o absolucin, particularmente por lo que atae al mal.

Y si no podemos contribuir a eliminar la guerra, los enfrentamientos, la injusticia, y todos los males que saturan el planeta lo que s podemos hacer es negarnos a aceptarlo como parte de la vida. Quizs las palabras o las posturas con respecto a un hecho cualquiera no sean trascendentes pero sera peor que no tuvisemos nada que decir. De esta manera seramos cmplices.

Un ejemplo de lo que se puede hacer fueron los juicios de Nuremberg hechos despus de la Segunda Guerra Mundial y me parecen a la vez justificables y necesarios; pues el derecho tiene que proporcionar algn recurso cuando nuestros ms profundos valores morales se ven atacados de manera salvaje. Sin embargo, esos juicios no agotan, bajo ningn concepto, el campo jurdico.

Y aunque las resoluciones, las criticas y las posturas hallan sido diversas son evidentes que no equivalen ni disminuyeron el dolor de la perdida ni los daos provocados por la guerra, pero por lo menos signific un grito ahogado por la desesperacin, donde el coraje exige recuperar la idea de que an sobrevive la dignidad humana.

VII. Bibliografa.

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Ibd., Pg. 84

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Ibd., Pg. 337

Berlin. Isaiah. Op. cit., Pg. 85

Cfr.: Platn. La Repblica Libro IV cuando refiera las virtudes que deben promoverse en los nios por medio de la educacin. Edicin de la Bibliotheca Scriptorvm Graecorvm Et Romanorvm Mexicana. (Versin de Antonio Gmez Robledo), UNAM, Mxico, 2007.

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Platn, Op. cit., Pg. 35

Kant, Immanuel. Fundamentacin de la metafsica de las costumbres. Pg. 22 Disponible en: www.philosophia.cl / Escuela de Filosofa Universidad ARCIS.

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Walzer, Michael. Guerras justas e injustas, Paids, Espaa, 2001.Pg. 57

Villacaas, Jos Luis. Op. cit., Pg. 338

Kant, Immanuel. Lecciones de tica, Pg. 49

Kant, Immanuel. Lecciones de tica, Pg. 49

Ibd., Pg. 49

Kant, Immanuel. Granja, Castro, Dulce Mara. (Estudio introductorio) Idea para una historia universal en clave cosmopolita. , Pg. 16

Arendt, Hannah. Conferencias sobre la filosofa poltica de Kant, Paids, Espaa, 2003. Pg. 95

Kant, Immanuel. Fundamentacin de la metafsica de las costumbres. Pg. 6

Ibd., Pg. 7

Ibd., Pg. 9

Garca, Maynez, Op. cit., Pg. 170.

Ibd., Pg. 177.

Kant, Immanuel. Fundamentacin de la metafsica de las costumbres. Pg. 15

No se trata del perfeccionamiento moral del hombre sino del mecanismo de la naturaleza; el problema consiste en saber cmo puede utilizarse este mecanismo en el hombre para ordenar la oposicin de sus instintos no pacficos dentro de un pueblo de tal manera que se obliguen mutuamente a someterse a leyes coactivas, generando as la situacin de paz en la que las leyes tienen vigor. En Sobre la paz perpetua.

Kant, Immanuel. Sobre la paz perpetua, Alianza, Espaa, 2009. Pg. 74

Hernndez, Vega, Ral. Anlisis de dos discursos de Kant sobre la sociedad civil, IIJ-UNAM, Mxico, 1991. Pg. 26

Arendt, Hannah. Op. cit., Pg. 87

Kant, Immanuel. Idea para una historia universal en clave cosmopolita, Pg. 55

Fernndez, Garca, Eusebio. Op. cit., Pg. 654

Ibd., Pg. 656

Walzer, Michael. Op. cit., Pg. 92

Kant, Immanuel. Sobre la paz perpetua, Pg. 61.

Ibd., Pg. 67

Ibd., Pg. 68

Ibd., Pg. 73

Walzer, Michael. Op. cit., Pg. 131

Kant, Immanuel. Sobre la paz perpetua, Pg. 66

Walzer, Michael. Op. cit., Pg. 134

Russell, Bertrand. Sociedad humana: tica y poltica, Ctedra coleccin teorema, Madrid, 1987. Pg. 239

Walzer, Michael. Op. cit., Pg. 132

Russell, Bertrand. Op. cit., Pg, 241

Kant, Immanuel. Lecciones de tica, Pg. 277

Walzer, Michael. Op. cit., Pg. 382