sobre alfarería, cementerios, fases y procesos durante la

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7 RESUMEN En este artículo se somete a revisión la problemática cul- tural y temporal de la prehistoria tardía del desierto de Atacama de acuerdo a un estudio sistemático y compara- tivo de la alfarería funeraria de las dos cuencas, San Pedro y el Loa, que componen este territorio de la vertiente oc- cidental circumpuneña de los Andes Centro-Sur. En parti- cular, a partir de una evaluación tipológica y cronológica de los sitios-tipo y secuencia maestra de San Pedro –fa- ses Yaye, Solor y Catarpe–, y su consiguiente confronta- ción con la cerámica funeraria e información de sitios habitacionales del Loa, ofrecemos un marco temporal de cinco momentos ubicados entre fines del Período Medio y comienzos del Período Colonial, durante los cuales se habría configurado la cultura atacameña que conocieron incas y españoles. Palabras claves: Atacama – cerámica – Período Interme- dio Tardío y Tardío. ABSTRACT This paper undergoes a revision of the cultural and tem- poral problematics of the Atacama Desert’s late prehistory, according to a systematic and comparative study of mortuary pottery from San Pedro and Loa river basins, both located in the Circumpunean western slope of South Central Andes. Particularly, a typological and chronological evaluation of the type-sites and the ceramic master secuence of San Pedro –Phases Yaye, Solor and Catarpe–, are correlated with Loa river’s funerary ceramic and settlement sites’ information. Finally, a temporal framework of five moments, from Late Middle to Early Hispanic Colonial Periods, is proposed. During that time, the Atacama Culture/s was/were shaped, and its result met by Incas and Spaniards. Key words: Atacama – pottery – Late Intermediate Period – Late Period. Sobre alfarería, cementerios, fases y procesos durante la prehistoria tardía del desierto de Atacama (800-1600 DC) 1 MAURICIO URIBE R. 2 Introducción Debido a que la cerámica fue uno de los objetos privilegiados al construir las ofrendas funerarias de los cementerios de San Pedro de Atacama (Fi- gura 1), distintos investigadores la consideraron como un indicador clave a partir del cual recons- truir la secuencia histórica-cultural de este oasis en el desierto (Le Paige 1963; Núñez 1965; Orellana 1963 y 1964). Una línea similar fue se- guida por Tarragó (1976 y 1989) al considerar la alfarería como un material sensible a los cambios culturales, efectuando una clasificación cerámica y una seriación de las tumbas y sus ajuares, para reformular y caracterizar más detalladamente la cronología y periodificación del Salar; aunque esta vez no sólo en base a la alfarería, sino también en relación al resto del contexto mortuorio. De este modo, planteó ocho fases de desarrollo, de las cuales en este trabajo interesan aquellas correspondientes a los Períodos Intermedio Tar- dío y Tardío. La primera es la Fase Yaye (950- 1200 DC), caracterizada por ser una etapa de tran- sición desde finales del Período Medio en la que culminaron las relaciones con el altiplano circumlacustre y Tiwanaku. En estos momentos, los contextos funerarios incluirían ofrendas de platos o “pucos” Dupont, a veces reemplazadas por calabazas. La Fase Solor (1200-1470 DC) correspondería a momentos de consolidación de los desarrollos locales, en cuyos contextos fune- rarios abundaría la alfarería Concho de Vino o Roja Violácea, así como la realización de entie- rros en urnas Solcor-Solor, además de encontrar- se como ofrenda vasijas del tipo Tilcara-Yavi, Yura-Huruquilla y Hedionda, delatando las nue- vas relaciones extrarregionales. Finalmente, en la Fase Catarpe (1470-1535 DC) se integran los apor- tes incaicos hasta la llegada de los españoles, des- tacando la presencia de cerámica bien diagnóstica en la que se combinan rasgos aribaloides y cánta- ros Inca Provincial, junto a Inca-Paya, Yavi Poli- cromo y Concho de Vino. 1 Resultado Proyecto FONDECYT 1000148: “Historia cul- tural y materialidad de los períodos Intermedio Tardío y Tardío de San Pedro de Atacama y su relación con la cuen- ca del río Loa”. 2 Departamento de Antropología, Universidad de Chile. Ig- nacio Carrera Pinto 1045, Ñuñoa, Santiago. Email: [email protected] Estudios Atacameños N° 22 - 2002 01-M. Uribe 07/07/2003, 12:13 7

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Page 1: Sobre alfarería, cementerios, fases y procesos durante la

SOBRE ALFARERIA, CEMENTERIOS, FASES Y PROCESOS…

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RESUMEN

En este artículo se somete a revisión la problemática cul-tural y temporal de la prehistoria tardía del desierto deAtacama de acuerdo a un estudio sistemático y compara-tivo de la alfarería funeraria de las dos cuencas, San Pedroy el Loa, que componen este territorio de la vertiente oc-cidental circumpuneña de los Andes Centro-Sur. En parti-cular, a partir de una evaluación tipológica y cronológicade los sitios-tipo y secuencia maestra de San Pedro –fa-ses Yaye, Solor y Catarpe–, y su consiguiente confronta-ción con la cerámica funeraria e información de sitioshabitacionales del Loa, ofrecemos un marco temporal decinco momentos ubicados entre fines del Período Medio ycomienzos del Período Colonial, durante los cuales sehabría configurado la cultura atacameña que conocieronincas y españoles.

Palabras claves: Atacama – cerámica – Período Interme-dio Tardío y Tardío.

ABSTRACT

This paper undergoes a revision of the cultural and tem-poral problematics of the Atacama Desert’s late prehistory,according to a systematic and comparative study ofmortuary pottery from San Pedro and Loa river basins,both located in the Circumpunean western slope of SouthCentral Andes. Particularly, a typological andchronological evaluation of the type-sites and the ceramicmaster secuence of San Pedro –Phases Yaye, Solor andCatarpe–, are correlated with Loa river’s funerary ceramicand settlement sites’ information. Finally, a temporalframework of five moments, from Late Middle to EarlyHispanic Colonial Periods, is proposed. During that time,the Atacama Culture/s was/were shaped, and its result metby Incas and Spaniards.

Key words: Atacama – pottery – Late Intermediate Period– Late Period.

Sobre alfarería, cementerios, fases y procesos durantela prehistoria tardía del desierto de Atacama (800-1600 DC)1

MAURICIO URIBE R.2

Introducción

Debido a que la cerámica fue uno de los objetosprivilegiados al construir las ofrendas funerariasde los cementerios de San Pedro de Atacama (Fi-gura 1), distintos investigadores la consideraroncomo un indicador clave a partir del cual recons-truir la secuencia histórica-cultural de este oasisen el desierto (Le Paige 1963; Núñez 1965;Orellana 1963 y 1964). Una línea similar fue se-guida por Tarragó (1976 y 1989) al considerar laalfarería como un material sensible a los cambiosculturales, efectuando una clasificación cerámicay una seriación de las tumbas y sus ajuares, parareformular y caracterizar más detalladamente lacronología y periodificación del Salar; aunque estavez no sólo en base a la alfarería, sino también enrelación al resto del contexto mortuorio.

De este modo, planteó ocho fases de desarrollo,de las cuales en este trabajo interesan aquellascorrespondientes a los Períodos Intermedio Tar-dío y Tardío. La primera es la Fase Yaye (950-1200 DC), caracterizada por ser una etapa de tran-sición desde finales del Período Medio en la queculminaron las relaciones con el altiplanocircumlacustre y Tiwanaku. En estos momentos,los contextos funerarios incluirían ofrendas deplatos o “pucos” Dupont, a veces reemplazadaspor calabazas. La Fase Solor (1200-1470 DC)correspondería a momentos de consolidación delos desarrollos locales, en cuyos contextos fune-rarios abundaría la alfarería Concho de Vino oRoja Violácea, así como la realización de entie-rros en urnas Solcor-Solor, además de encontrar-se como ofrenda vasijas del tipo Tilcara-Yavi,Yura-Huruquilla y Hedionda, delatando las nue-vas relaciones extrarregionales. Finalmente, en laFase Catarpe (1470-1535 DC) se integran los apor-tes incaicos hasta la llegada de los españoles, des-tacando la presencia de cerámica bien diagnósticaen la que se combinan rasgos aribaloides y cánta-ros Inca Provincial, junto a Inca-Paya, Yavi Poli-cromo y Concho de Vino.

1 Resultado Proyecto FONDECYT 1000148: “Historia cul-tural y materialidad de los períodos Intermedio Tardío yTardío de San Pedro de Atacama y su relación con la cuen-ca del río Loa”.

2 Departamento de Antropología, Universidad de Chile. Ig-nacio Carrera Pinto 1045, Ñuñoa, Santiago. Email:[email protected]

Estudios Atacameños N° 22 - 2002

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Figura 1. Provincia del Loa (II Región de Antofagasta, Chile) yprincipales localidades mencionadas en el texto (gentileza deVictoria Castro).

Algunos años más tarde, en el Pucara de Turi enla región del Loa Superior, se distinguieron dosfases de ocupación homologables en términoscronológicos y alfareros a lo descrito para el Sa-lar, en cuya definición la alfarería jugó un rol pre-ponderante. Sin embargo también se consideróotro tipo de indicadores como la arquitectura y elmaterial lítico (Adán 1995 y 1996; Aldunate 1993;Castro et al. 1993; Vásquez 1995), así como lasparticularidades culturales del Loa (Aldunate yCastro 1981; Castro et al. 1979 y 1984; Pollard1970, entre otros). Sin duda, una de las diferen-cias más claras en relación al estudio de la cerá-mica san pedrina y que a su vez constituye unode los mayores aportes de esta investigación, esla generación de una tipología basada enfragmentería cerámica de contextos habitacionales(Varela 1992; Varela et al. 1993), distinta a la rea-lizada a partir de piezas enteras de contextos fu-nerarios del oasis (Serracino 1974). De este modo,la Fase Turi 1 (900-1350 DC) correspondería a la

etapa de ocupación inicial de dicho asentamiento,caracterizándose por la utilización casi exclusivade escudillas del tipo Dupont y Ayquina, ademásde vasijas restringidas del tipo Turi Rojo Alisadoy el Gris Alisado, dentro de un desarrollo análo-go al de San Pedro y en el cual se configuraríauna Tradición del Desierto (Fase Yaye). La se-gunda, Turi 2 (1350-1560 DC), daría cuenta delperíodo de mayor intensidad en la ocupación delpucara tal cual lo demuestra su complejidad ar-quitectónica, y a diferencia de la anterior, se ca-racterizaría en el Loa por la coexistencia de laTradición del Desierto con otra Altiplánica (sensuAldunate y Castro 1981; Schiappacasse et al.1989). En estos momentos, la alfarería utilizadaen el pucara es diversa y heterogénea, ya que alos tipos antes descritos se agregan otros com-puestos por una gran variedad de cántaros alisados,estucados blancos, revestidos rojos y violáceos,además de platos igualmente rojos, cerámicaaltiplánica de Bolivia, inca provincial y expresio-nes incaicas locales.

Posteriores investigaciones continuaron aplican-do dicha tipología y su método de análisis no sóloen otros sitios habitacionales de la cuenca del ríoLoa (p.e., Alto Loa, Caspana, Lasana, entre otros),sino también a sitios funerarios de los cursos supe-rior y bajo de la hoya (p.e., Caspana y Quillagua),determinándose en la mayoría de los casos unaocupación temprana y débil asimilada a las fasesYaye y Turi 1, y otra tardía más intensa equivalen-te a una combinación de las fases Solor y Turi 2(Ayala 1995; Ayala y Uribe 1995 y 1996; Adán yUribe 1995; Berenguer 1994; Uribe 1994 y 1996).

En los cementerios de Quillagua, en el Loa Infe-rior, esta situación adquirió matices distintivos, yaque tanto la alfarería como la textilería tambiénpermitieron definir un primer momento asignablea Yaye-Turi 1 (900-1100 DC), representado porla asociación de tejidos de estilo San Pedro y ce-rámica Dupont. Una segunda etapa, luego, estaríavinculada a Solor (1100-1300 DC), durante la cualse habría depositado gran diversidad de vasijas,entre las que destacan aquellas Rojo Violáceas yTuri Rojo Burdo o urnas Solcor-Solor, en coexis-tencia con ejemplares de Tarapacá (tipos Pica-Charcollo y Pica-Chiza), además de textiles igual-mente tarapaqueños (Agüero 1998; Agüero et al.1997 y 1999). Finalmente, se percibe un tercermomento en parte cercano a la fase Turi 2 delpucara homónimo, y por otra parte, a Catarpe en

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San Pedro (1390-1450 DC), en el que se observaun predominio total de cerámica regional, delDesierto o “atacameña”, en conjunto con alfare-ría altiplánica de Lípez, del Noroeste Argentinoy, por último, incaica.

Este cúmulo de investigaciones permitió postularque, durante el Período Intermedio Tardío, se utili-zó una misma industria alfarera desde la cuencadel Loa hasta el Salar de Atacama, por cuanto seaprecia gran homogeneidad en las característicasde esta clase de materiales. Esta homogeneidadtambién parece desarrollarse en la textilería, porlo que se plantea que este espacio fue un territo-rio culturalmente compartido, retomando la ideade una unidad cultural de Atacama, sin perjuiciode evidentes particularidades regionales y loca-les, relativas, por ejemplo, al tipo de vínculos es-tablecidos con sus zonas de frontera (Agüero etal. 1997 y 1999; Agüero 2000; Ayala 2000; Uribey Adán 1995).

Dentro de este marco, el actual trabajo pretenderetomar todo lo anterior y revisar las fases vigen-tes para entender la prehistoria tardía de Atacama–fases Yaye, Solor y Catarpe (Berenguer et al.1986; Tarragó 1989)–, a la luz de estos nuevosdatos para San Pedro, y al progreso en la arqueo-logía de la cuenca del Loa, producido gracias ainvestigaciones en sitios habitacionales y funera-rios, que han combinado el estudio de diversasmaterialidades. No obstante, en nuestro caso noscentramos en la alfarería, por haber sido usadacomo el principal referente de la secuencia y guíadel proceso inferido; intentando salvar problemasde muestra y tipología, ya que la colección de losmomentos que nos interesan en San Pedro sonbastante más reducidas que las de períodos ante-riores, debido a énfasis diferenciales de la inves-tigación misma. Por otro lado, no existen mayo-res estudios que comparen el material funerariocon el habitacional o doméstico en el Salar(Serracino 1974); así también faltan análisis másespecíficos como los funcionales que permitanestablecer el comportamiento de la cerámica enlos diversos contextos registrados (cotidiano, fu-nerario, etc.), entre varios otros problemas másespecíficos, como los cronológicos.

De este modo, realizamos un análisis comparati-vo de las colecciones cerámicas funerarias posi-bles de acceder para ambas cuencas, del Salar deAtacama y el río Loa, usando criterios análogos

de clasificación y parámetros interpretativos queintegran a toda la región. De hecho, comenzamospor una revisión del material mortuorio de SanPedro, puesto que el conocimiento de la alfareríatardía de Atacama se ha centrado en los estudiosdel Loa, evidenciándose un gran desequilibrio ensu tratamiento; pero contradictoriamente, mante-niendo como referente interpretativo la secuenciadel Salar, a pesar de la ausencia de estudios espe-cíficos sobre su desarrollo alfarero. Así, intenta-mos contribuir con un acercamiento de primeramano a los materiales que ayude a comprendermejor y de manera más íntegra la historia de laspoblaciones de Atacama a la llegada de los espa-ñoles, considerando que quienes se enterraron conuna determinada vasija establecieron un vínculocultural y territorial con esa materialidad.

Cerámica y sitios funerarios de los PeríodosIntermedio Tardío y Tardío de San Pedro deAtacama

La muestra de cerámica funeraria del Salar deAtacama está compuesta por 133 piezas (comple-tas, incompletas y/o fragmentarias), provenientesde los sitios Catarpe (Catarpe s/n° y Catarpe-2),Hostería de San Pedro, Solor (Solor s/n°, Solor-3 ySolor-4), y Yaye (Yaye s/n°, Yaye-1 y Yaye-3), to-dos ellos ubicados en los actuales ayllushomónimos de San Pedro; incluyendo el sitio Hos-tería que se emplazaría en el ayllu de Condeduque.

De acuerdo a lo anterior, cabe destacar la ausen-cia de piezas provenientes de otros sectores delSalar, particularmente del centro-este y sureste,correspondiente a las localidades quebradeñas deZapar, Toconao, Soncor, Camar, Socaire, Talabrey Peine. En consecuencia, contamos con unamuestra restringida y acotada al sector norte de lacuenca, específicamente al conjunto de ayllus quecomponen el actual San Pedro. Esta distorsión esaún mayor, debido a que el sector intermedio dequebradas que separa esta cuenca con la del ríoLoa tampoco se halla representada, y donde seencuentran las comunidades de Machuca, San Juande Peñalire y Río Grande por el occidente, yGuatin por el este.

En cualquier caso, con esta muestra se pudo iden-tificar con seguridad la presencia de 21 tiposcerámicos (Tabla 1), todos ellos conocidos y de-finidos para la región de estudio (Sinclaire et al.1998; Tarragó 1976; Uribe 1997 y 1999b; Varela

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COMPONENTE

Loa-San Pedro

Loa-San Pedro

Loa-San Pedro

Loa-San Pedro

Loa-San Pedro

Loa-San Pedro

Loa-San Pedro

Loa-San Pedro

Altiplánico

Altiplánico

Inca

Inca

Inca

Inca

Inca

Inca

Etnográfico

TIPO

Aiquina Café Rojizo y GrisCafé Pulido Interior-Rojo Ali-sado Exterior (Figura 3a)

Dupont Negro Revestido Puli-do Interior-Rojo Alisado Exte-rior (Figura 2a)

San Pedro Rojo Violáceo (Fi-gura 2b)

Turi Gris Alisado Ambas Ca-ras (Figuras 2d y 3c)

Turi Rojo Alisado Ambas Ca-ras (Figura 3d)

Turi Rojo Burdo Exterior-RojoAlisado Interior (Figura 2c)

Turi Rojo Revestido Pulido In-terior-Rojo Alisado Exterior

Turi Rojo Revestido AlisadoExterior-Rojo Alisado Interior(Figura 3b)

Hedionda Negro Sobre Ante(Figuras 4a y 4b)

Yura-Uruquilla o Huruquilla-Yura y Yavi-Chicha (Figuras4c y 4d)

Inca Genérico

Lasana Café-Rojizo RevestidoPulido Ambas Caras (Figura6a)

Lasana Café-Rojizo RevestidoPulido Exterior

Turi Rojo Revestido PulidoAmbas Caras (Figura 6c)

Turi Rojo Revestido AlisadoExterior-Negro Alisado Inte-rior (Figura 6b)

Yavi-La Paya Negro sobreRojo (Figuras 6d y 6e)

Turi Café Alisado Ambas Ca-ras

ABREVIATURA

AIQ (Grupos 9A y 9B de Turi, sensuVarela et al. 1991)

DUP (Grupo 32 de Turi, sensu Varela etal. 1991)

SRV (Grupo 38 de Turi y 38B deQuillagua, sensu Varela et al. 1991 yAgüero et al. 1997 y 1999)

TGA (Grupo 30 de Turi, sensu Varelaet al. 1991)

TRA (Grupo 1 de Turi, sensu Varela etal. 1991)

TRB (Grupo 2 de Turi, sensu Varela etal. 1991; urnas Solcor-Solor sensuTarragó 1989.)

TRP (Grupo 37 de Turi, sensu Varela etal. 1991)

TRR (Grupo 38 de Turi, sensu Varelaet al. 1991)

HED (Grupo 31A de Turi, sensu Varelaet al. 1991)

YUR-URU y YAV-CHC (se integran sindiferenciación dentro del Grupo 31 deTuri, sensu Varela et al. 1991)

INK (Grupo 52 de Turi, sensu Varela etal. 1991)

LCE (Grupo 53 de Lasana, sensu Ayalay Uribe 1995)

LCP (Grupo 54 de Lasana, sensu Ayalay Uribe 1995)

TPA (Grupo 36 de Turi, sensu Varela etal. 1991)

TRN (Grupo 51 de Turi, sensu Varelaet al. 1991)

YAV (Grupo 31B, sensu Varela et al.1991)

TCA (Grupo 3 de Turi, sensu Varela etal. 1991)

FORMA

Vasijas No-Restringidas(escudillas, platos opucos)

Vasijas No-Restringidas,(escudillas, platos opucos)

Vasijas Restringidas(cántaros y cuencos)

Vasijas Restringidas(ollas)

Vasijas Restringidas(cántaros, cuencos, fuen-tes, miniaturas)

Vasijas Restringidas(cántaros, cuencos, fuen-tes, miniaturas)

Vasijas No-Restringidas(escudillas, platos opucos)

Vasijas Restringidas(cántaros, cuencos, fuen-tes, miniaturas)

Vasijas No-Restringidasy Restringidas (escudi-llas y miniaturas)

Vasijas No-Restringidas yRestringidas (vasos, ja-rros, cántaros, miniaturas)

Vasijas Restringidas(aríbalos y ollas con pie)

Vasijas Restringidas(aríbalos y jarros)

Vasijas No-Restringidas(escudillas)

Vasijas No-Restringidas(escudillas ornitomorfas)

Vasijas Restringidas (ja-rros)

Vasijas No-Restringidasy Restringidas (aríbalos,escudillas y jarros)

Vasijas No-Restringidasy Restringidas (escudi-llas y jarros)

Tabla 1. Nomenclatura de los principales tipos cerámicos tardíos definidos para las tierras altas del desierto de Atacama.

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Figura 2. a) Tipo Dupont (DUP), escudilla; b) Tipo San Pedro Rojo Violáceo (SRV), cántaro doble cuerpo; c) Tipo Turi Rojo Burdo ournas Solcor-Solor (TRB); d) Tipo Turi Gris Alisado (TGA), olla con mamelones o protúberos.

1992; Varela et al. 1991). Estos corresponden enprimer lugar, a las escudillas cafés, negras y rojasAIQ, DUP y TRP; los cuencos y cántaros rojos y/orevestidos TRA, SRV y TRR; los cántaros espe-ciales para líquidos o tinajas TRB, también cono-cidas como urnas Solcor-Solor; y las ollas TGA,tanto grandes con protúberos como las pequeñascon asa labio-adherida. Estos tipos, a los cualesse podrían agregar incluso ocasionales figurillaszoomorfas revestidas rojas (tipo MOD), represen-tan la industria cerámica más característica deldesierto de Atacama durante el Período Interme-dio Tardío y la mayoría prolongaría su produc-ción hasta la llegada del Inca a la zona (Uribe1996).

De este modo, es posible decir que se trata de laalfarería local por excelencia, no obstante, en lamuestra también se identificó cerámica negra pu-lida del Período Medio propia de la región, co-rrespondiente a las escudillas y cuencos que re-cientemente hemos definido como NP en sus va-

riantes 2 y 4 (Uribe 2002 Ms).3 Los que tambiénserían de producción local, caracterizando espe-cialmente la segunda etapa de dicho período co-nocida como Fase Coyo (Berenguer y Dauelsberg1989; Berenguer et al. 1986; Tarragó 1989). A loanterior se agrega la presencia de la misma cerá-mica negra pulida, pero incisa, que denominamosNPI (en su variante 2)4 , la cual indiscutiblementeda cuenta de la existencia de manifestaciones pre-vias al Intermedio Tardío en la colección.

Fuera de esta producción local aparecen expre-siones foráneas que igualmente abarcan desde elIntermedio Tardío hasta la llegada de los incas.Se trata de alfarería del Altiplano Meridional deBolivia y de la vertiente oriental circumpuneña,

3 Equivalentes a los tipos NPIV (escudillas) y NPXIII-NPVI(cuencos) de Tarragó (1989), y NB9 y NB7-NCP1, respec-tivamente, de Thomas y colaboradores (1984).

4 NGRIII o RGRIII de Tarragó (1989), y RG3 y/o NG2 deThomas y colaboradores (1984).

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Figura 3. a) Tipo Aiquina (AIQ), escudilla; b) Tipo Turi Rojo Revestido Alisado (TRR), cántaro; c) Tipo Turi Gris Alisado (TGA), ollacon asa labio adherida; d) Tipo Turi Rojo Alisado (TRA), cántaro.

correspondiente a los tipos Yura-Uruquilla (YUR-URU) de la región de Potosí, Hedionda (HED) deLípez y Yavi-Chicha (YAV-CHC) de la fronteraargentino-boliviana como propiamente del Noroes-te Argentino. Por su parte, además existirían ver-siones Yavi (YAV) vinculadas a la alfarería incaicaconocida como Casa Morada Policroma e inclu-sive La Paya de los valles Calchaquíes o SubáreaValliserrana (Tarragó 1984 y 1989).

Esta última cerámica permite establecer vínculoscon el Período Tardío, en particular con la pro-ducción inca-local, lo cual también se aprecia através de los tipos que denominamos TRN, LCE,LCP e INK. En su mayoría se distingue una pro-ducción local, aunque especialmente de tierras

altas, dirigida a la manufactura de tiestos con mor-fología incaica, como jarros, escudillas, aríbalos eincluso ollas de pie o pedestal, en los que se apre-cia un constante aumento de pastas abundantes enmica (Uribe 1999b; Uribe y Carrasco 1999). Dehecho, esta cerámica tendría continuidad hasta laconquista hispana de la región, situación que iden-tificamos a través del tipo TCA, apreciándose laconformación de la tradición alfarera etnográficaa partir de éste, y concentrada, como ya mencio-nábamos, en las tierras altas de ambas cuencas(Varela 1992), combinando finalmente elementosindígenas y europeos.

Sin duda, todo lo anterior corresponde a una per-cepción elaborada a partir de los estudios realiza-

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Figura 4. a) Tipo Hedionda Negro sobre Ante (HED), escudilla; b) Tipo Hedionda Negro sobre Ante (HED), cántaro (minia-tura); c) Tipo Yavi Policromo o Chichas (YAV-CHC), cántaro; d) Tipo Yavi Policromo o Chichas (YAV-CHC), balde.

dos, en general, fuera del Salar de Atacama, cuyoénfasis ha sido cualitativo y luego cuantitativo, almismo tiempo que referido a una asignacióncronológica más bien relativa que absoluta, basadaen pocos fechados directos por termoluminiscencia(Berenguer et al. 1986). Con todo, los orígenesespaciales y culturales de esta alfarería parecie-ran estar bastante claros, aunque es sumamentenecesaria la evaluación al interior del Salar mis-mo, así como la recopilación de la informaciónsobre fechados absolutos, a lo que nos abocamosa continuación. De hecho, el gran parecido tecno-lógico y estilístico de cada una de las variedadestipológicas locales definidas en su mayoría parael Loa y también identificadas en San Pedro, hacepensar en la existencia de centros de producciónal interior de toda la región, tal como ha sido su-puesto por la misma investigación (p.e., Pollard1970). De igual modo, la información etnográficapareciera confirmar hasta hoy dicha posibilidad,

por ejemplo, en Toconce y Río Grande en las tie-rras altas del Loa y de San Pedro de Atacama,respectivamente (Varela 1992).

Sobre cantidades y porcentajes

La ordenación cuantitativa de la colección de SanPedro ofrece los siguientes resultados y sugeren-cias en términos interpretativos (Tabla 2).

La muestra se divide en un 67.3% de piezas pro-venientes de Solor, constituyéndose en la mayorcantidad de material registrado, mientras que tansólo el 15.8% y 14.9% proviene de Hostería yCatarpe, respectivamente. En tanto la muestra deYaye a la que se pudo acceder, representa única-mente el 2%. En consecuencia, Solor se encuen-tra sobrerrepresentado (al contrario de Yaye), fren-te a Catarpe y Hostería que mantienen proporcio-nes menores, pero bastante equivalentes entre

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TIPO YAYE CATARPE HOSTERIA SOLOR Total general %

HED 1 1 1.0INDET 1 1 1.0NP2 1 1 1.0NPI2 1 1 1.0TCA 1 1 1.0YUR-URU 1 1 1.0NP4 2 2 2.0TRA 2 2 2.0TRB 2 2 2.0TRN 1 1 1 3 3.0TRP 3 3 3.0YAV 3 3 3.0YAV-CHC 3 3 3.0LCP 4 4 4.0INK 1 3 2 6 5.9LCE 6 6 5.9SRV 1 6 1 8 7.9TGA 1 9 10 9.9DUP 11 11 10.9AIQ 4 11 15 14.9TRR 1 3 13 17 16.8

Total general 2 15 16 68 101 100%(2.0) (14.9) (15.8) (67.3) (100%)

Tabla 2. Cantidad de tipos cerámicos identificados en los principales sitios funerarios tardíos de San Pedro de Atacama.

ellos. Más aún, esta muestra es menor al totaloriginal, dado que consideramos sólo los ejem-plares clasificados como seguros, y dejamos fue-ra los dudosos, lo que hace descender la muestraen 32 ejemplares.

De acuerdo a esta lógica, tomando la totalidad dela colección se observa que ninguno de los tiposcerámicos por sí solos es absolutamente predomi-nante, pues ninguno alcanza un porcentaje sobre-saliente, por lo que no existe un estilo tan homo-géneo que rija la producción de alfarería funera-ria. Al contrario, pareciera predominar una diver-sidad, relacionada con la forma y funcionalidadde las vasijas como veremos más adelante.5 Enconsecuencia, no existiría una cerámica negrapulida tan estandarizada como la del PeríodoMedio, indicando un cambio radical en la indus-tria alfarera de la región durante los períodos tar-díos.

De este modo, separando el tipo negro pulido delmaterial local del Intermedio Tardío –que sólocomprende el 4%–, los cuencos y cántaros rojosrevestidos TRR implican el 16.8% de la muestra,convirtiéndose en el tipo más popular de los ce-menterios de San Pedro (Gráfico 1). Luego apa-recen las escudillas café rojizas y grises del tipoAIQ, así como las propiamente negras DUP, perocon el 14.9% y 10.9%, respectivamente. En lapráctica, por lo tanto, los tipos TRR y AIQ tienenvalores muy cercanos por lo cual ambas expre-siones pueden considerarse como las más popula-res de la cerámica funeraria, correspondientes acántaros y escudillas, lo que a su vez indica quese asocian a funciones básicas de almacenamien-to y consumo y/o servicio de alimentos. Si consi-deramos lo anterior se pueden sumar las escudi-llas DUP a las AIQ, puesto que tendrían el mis-mo carácter funcional, constituyendo el 25.8% dela colección y, consecuentemente, los platos se-rían la cerámica más popular. En este mismo sen-tido se podría agregar el 3% de escudillas rojasTRP. Lo anterior, es lógico si se piensa que lafunción de servicio requiere dentro de una econo-mía doméstica más ejemplares que el almacena-miento. Con todo, no se puede olvidar tampocoque se trata de un contexto distinto al cotidiano,

5 Es muy probable que esto se deba a los criterios clasifica-torios de carácter más bien politéticos que se han utilizado,y que no sólo se centran en las características de superficie,como ocurre en relación con la alfarería negra pulida pre-via al Intermedio Tardío.

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SOBRE ALFARERIA, CEMENTERIOS, FASES Y PROCESOS…

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lo cual se hace evidente en que muchos de lostiestos mencionados son miniaturas.

Por otra parte, se une a lo anterior la presencia deollas grandes y pequeñas con un 9.9% (TGA),completando los tiestos que simbólicamente re-presentan lo doméstico. Del mismo modo, la apa-rición de los cuencos y cántaros rojos revestidos,pulidos, con labios engrosados, cuello abultadoy/o doble cuerpo que designamos como propia-mente SRV, completan el registro de estas formas,sumando con el TRR el 29.7%, y manteniendo elpredominio de las vasijas restringidas junto conlas escudillas (gracias al 7.9% de SRV). Lo que,incluso, puede elevarse aún más si se considera el2% de cántaros TRB, pero que por su directa re-lación con el almacenamiento de líquidos los de-jamos aparte de aquellos. Algo semejante ocurri-ría con el tipo TRA que en este contexto aparece-ría directamente relacionado con miniaturas decuencos, cántaros y jarros alisados, pero enbajísimo porcentaje, quedando en una categoríaseparada. En este sentido, no se puede olvidar quetodas estas vasijas restringidas también apareceny fueron usadas en sus tamaños grandes comorepositorios funerarios o urnas, y como ofrendasen cuanto miniaturas, distinguiéndose un 4% devasijas exclusivamente al servicio de la actividadfuneraria.

Algunas consideraciones cronológicas

Ahora bien, si consideramos la variablecronológica, los fechados absolutos indican queel tipo DUP comenzaría su aparición más seguracerca del 800 DC, mostrando una presencia máscontinua entre el 1000 y 1200 DC, empezando adiluirse hacia el 1300 DC (Tabla 3). Por su parte,el AIQ mostraría un comportamiento semejantepero con una clara concentración de fechas haciael 1300 DC y cierta permanencia durante el 1400DC. Al contrario, el TRP que continúa durantetodo el 1400 DC, habiendo iniciado sus fechasdesde el 1300 DC en adelante.

Con relación al tipo TRR, y las formas restringi-das en general, las primeras fechas datan del 900DC, pero se concentran durante el 1400 DC, man-teniéndose hasta el 1500 DC. Opuesto a lo ante-rior el SRV aparece exclusivamente entre el 900al 1200 DC. Las ollas se datan desde esta últimafecha hasta el 1500 DC (incluso cerca del 1600DC), pero se distingue que los ejemplares con asalabio-adherida se concentran hacia el 1400 DC,mientras las con protúberos lo hacen entre el 1200y 1300 DC (Uribe 1997). Una parte del tipo TRAparece ubicarse en el 1300 DC, en tanto otra pa-rece propia del 1400 DC, pero en este caso no sehan podido establecer variedades temporales alrespecto como en las ollas. Algo muy semejanteocurre con el tipo TRB, existiendo fechas muy

CERAMICA FUNERARIA DE SAN PEDRO DE ATACAMA

1.0 1.0 1.0 1.0 1.0 1.02.0 2.0 2.0

3.0 3.0 3.0 3.04.0

5.9 5.9

7.9

9.910.9

14.9

16.8

0.0

2.0

4.0

6.0

8.0

10.0

12.0

14.0

16.0

18.0

HE

D

IND

ET

NP2

NPI

2

TC

A

YU

R-U

RU

NP4

TR

A

TR

B

TR

N

TR

P

YA

V

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V-C

HC

LC

P

INK

LC

E

SRV

TG

A

DU

P

AIQ

TR

R

TIPOS

POR

CE

NTA

JE

Gráfico 1. Representación porcentual de la cerámica funeraria de San Pedro de Atacama.

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TIPO FECHA DC FECHA AP MUESTRA SITIO LOCALIDAD FUENTE6

DUP 660 1335 ± 100 UCTL 142 Confluencia Salado Sinclaire 2001 Ms820 1660 ± 120 UCTL 62 Alero Toconce Toconce Aldunate et al. 1986850 1130 ± 110 UCTL 50 Solcor-3 San Pedro Berenguer et al. 1986940 1040 ± 130 UCTL 18 Quitor-6 San Pedro Berenguer et al. 1986

1070 925 ± 100 UCTL 817 Cementerio Poniente Quillagua Agüero et al. 1997 y 19991080 915 ± 90 UCTL 144 Confluencia Salado Sinclaire 2001 Ms

1077, 1210 903 y 770 UCTL 0 y 5 Aldea Likan Toconce Aldunate et al. 19861140 840 ± 70 UCTL 17 Quitor-6 San Pedro Berenguer et al. 19861185 795 ± 70 UCTL 42 Catarpe San Pedro Berenguer et al. 19861220 775 ± 50 UCTL 1184 Vega Salada Caspana Adán 1999; Uribe et al. 19981220 ± 90 UCTL 415 SBa-103 Alto Loa Berenguer 19941260 ± 70 UCTL 416 SBa-103 Alto Loa Berenguer 19941300 695 ± 100 UCTL 146 Confluencia Salado Sinclaire 2001 Ms1300 695 ± 70 UCTL 723 Aldea Talikuna Caspana Adán 1999; Uribe et al. 19981430 560 ± 60 UCTL 284 Pucara Turi Turi Aldunate 1991; Cornejo 1999

AIQ 800 1180 ± 120 UCTL 61 Alero Toconce Toconce Aldunate et al. 1986825 1170 ± 120 UCTL 814 Chacance-1 Quillagua Agüero et al. 1997 y 1999980 1015 ± 110 UCTL 818 Cementerio Poniente Quillagua Agüero et al. 1997 y 1999

1160 835 ± 70 UCTL 145 Confluencia Salado Sinclaire 2001 Ms1320 ± 70 UCTL 591 SBa-125 Alto Loa Berenguer 19941360 620 UCTL 176 Pucara Turi Turi Aldunate 1991; Cornejo 19991355 ± 70 UCTL 417 SBa-103 Alto Loa Berenguer 19941410 ± 60 UCTL 418 SBA-103 Alto Loa Berenguer 19941470 520 ± 70 UCTL 283 Pucara Turi Turi Aldunate 1991; Cornejo 1999

SRV 625 1370 ± 80 UCTL 816 Chacance-1 Quillagua Agüero et al. 1997 y 1999920 1060 ± 90 UCTL 43 Solor-4 San Pedro Berenguer et al. 1986

1005 UCTL 734 Cementerio Oriente Quillagua Agüero et al. 1997 y 19991220 760 ± 70 UCTL 44 Solor-4 San Pedro Berenguer et al. 1986

TGA 1240 755 ± 80 UCTL 725 Mulorojte Caspana Adán 1999; Uribe et al. 19981310 ± 70 UCTL 419 SBa-119 Alto Loa Berenguer 19941435 555 ± 50 UCTL 285 Pucara Turi Turi Aldunate 1991; Cornejo 19991480 515 ± 40 UCTL 819 Cementerio Poniente Quillagua Agüero et al. 1997 y 19991590 405 ± 30 UCTL 720 Vega Salada Caspana Adán 1999; Uribe et al. 1998

TRA 1340 ± 70 UCTL 423 SBa-119 Alto Loa Berenguer 19941375 620 ± 70 UCTL 147 Confluencia Salado Sinclaire 20001 Ms1430 ± 50 UCTL 422 SBa-119 Alto Loa Berenguer 19941445 550 ± 50 UCTL 718 Incahuasi Inca Caspana Adán 1999; Uribe et al. 19981480 ± 50 UCTL 420 SBa-119 Alto Loa Berenguer 19941490 490 UCTL 175 Pucara Turi Turi Aldunate 1991; Cornejo 1999

TRB 980 UCTL 733 Cementerio Oriente Quillagua Agüero et al. 1997 y 19991450 520 UCTL 179 Pucara Turi Turi Aldunate 1991; Cornejo 19991560 450 ± 60 UCTL 280 Pucara Turi Turi Aldunate 1991; Cornejo 1999

TRR 950 1045 ± 125 UCTL 143 Confluencia Salado Sinclaire 2001 Ms1395 600 ± 60 UCTL 820 Cementerio Poniente Quillagua Agüero et al. 1997 y 19991400 580 UCTL 217 Pucara Turi Turi Aldunate 1991; Cornejo 19991420 575 ± 60 UCTL 1187 Incahuasi Inca Caspana Adán 1999; Uribe et al. 19981430 ± 60 UCTL 421 SBa-119 Alto Loa Berenguer 19941500 480 UCTL 216 Pucara Turi Turi Aldunate 1991; Cornejo 19991540 450 ± 40 UCTL 281 Pucara Turi Turi Aldunate 1991; Cornejo 1999

SRV o TRR 930 1050 ± 70 UCTL 45 Solor-4 San Pedro Berenguer et al. 1986

6 Muchas veces los datos no se encuentran explícitos en las publicaciones señaladas, razón por la cual acudimos directamente a losautores mencionados para obtener la información específica.

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SOBRE ALFARERIA, CEMENTERIOS, FASES Y PROCESOS…

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TIPO FECHA DC FECHA AP MUESTRA SITIO LOCALIDAD FUENTE6

TRP 1480 515 ± 50 UCTL 719 Incahuasi Inca Caspana Adán 1999; Uribe et al. 19981480 510 ± 70 UCTL 282 Pucara Turi Turi Aldunate 1991; Cornejo 1999

TPA o TRP 1360 620 UCTL 215 Pucara Turi Turi Aldunate 1991; Cornejo 1999

HED 910,950, 1000,1030, UCTL 1, 2, 4 Aldea Likan Toconce Aldunate et al. 1986980 1070

1370 610 UCTL 215 Pucara Turi Turi Aldunate 1991; Cornejo 19991395 600 ± 60 UCTL 821 Cementerio Poniente Quillagua Agüero et al. 1997 y 19991420 560 UCTL 218 Pucara Turi Turi Aldunate 1991; Cornejo 1999

TRN 1260 ± 80 UCTL 425 SBa-103 Alto Loa Berenguer 1994

LCP 1465 530 ± 70 UCTL 724 Aldea Talikuna Caspana Adán 1999; Uribe et al. 1998

INK 1530 450 UCTL 177 Pucara Turi Turi Aldunate 1991; Cornejo 1999

YAV 1525 470 ± 50 UCTL 1185 C. Los Abuelos Caspana Adán 1999; Uribe et al. 1998

TCA 1160 835 ± 90 UCTL 722 Aldea Talikuna Caspana Adán 1999; Uribe et al. 19981435 560 ± 60 UCTL 1186 Incahuasi Inca Caspana Adán 1999; Uribe et al. 19981610 385 ± 45 UCTL 726 Chita Caspana Adán 1999; Uribe et al. 19981640 340 UCTL 178 Pucara Turi Turi Aldunate 1991; Cornejo 19991665 330 ± 40 UCTL 721 Vega Salada Caspana Adán 1999; Uribe et al. 1998

Tabla 3. Fechados por termolumiscencia de los principales tipos cerámicos tardíos de las tierras altas del desierto de Atacama.7

7 Esta información fue reunida y sistematizada por LorenaSanhueza para el Proyecto FONDECYT 1000148.

tempranas alrededor del 900 DC y otras más tar-días entre el 1400 al 1500 DC; pero en este casola diferencia radica en que las fechas tempranas,al contrario de las tardías, invariablemente se aso-cian a urnas.

En definitiva, lo más diagnóstico es que los tiposDUP y SRV aparecerían entre el 800 y 900 DC, ytendrían su apogeo hasta el 1300 DC. En este pro-ceso, los tipos AIQ y TRR también apareceríanen fechas similares, pero serían populares desdeel 1300 hasta el 1400 DC, adquiriendo importan-cia con ellos los tipos TGA, TRA y TRB. En di-cho momento, además, pareciera que las escudi-llas TRP toman protagonismo, aunque conside-rando la poca cantidad de estos especímenes –almenos los fechados–, las escudillas de cerámicaparecieran reducir su producción hacia el 1400DC. En conclusión, el carácter funcional de lacerámica se mantendría durante todo el PeríodoIntermedio Tardío, pero variaría en la frecuenciade tipos de escudillas y vasijas restringidas rojas,siempre acompañadas por ollas y tinajas –las queirían en aumento–, sobre todo en la medida quelas escudillas cambian a rojas y disminuyen lostipos AIQ y DUP. Por lo mismo, se podría sepa-rar un momento de predominio de la asociación

cerámica DUP-SRV que se confirmaría como tem-prano, seguida por un momento donde dominanAIQ y TRR, a su vez separado por otro dondedestaca el TRP con las vasijas restringidas TRA yTRB, mientras que disminuye la presencia AIQ yclaramente baja el DUP.

Tomando en cuenta este marco cronológico, nosreferiremos a los casos foráneos del período comoa aquellos claramente relacionados con el Inca(Grafico 1). El tipo HED aparece sólo con el 1%dentro de la muestra total, al igual que la cerámi-ca YUR-URU; sugiriendo que la presenciaaltiplánica no supera el 2% (Uribe 1996). No obs-tante, a ello se agrega alfarería YAV-CHC queaparece con un 3%, sumando la cerámica foráneapreincaica un total del 5%, involucrando un im-portante nexo con la vertiente oriental andina y elAltiplano Meridional. No se cuenta con fechaspara YUR-URU ni YAV-CHC, pero las datacionesde HED hacen aparecer esta alfarería desde el 900,en el 1000 y 1300 DC por un lado, y a comienzosdel 1400 DC por otro. Sin duda, destacan las

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dataciones entre el 900 y el 1000 DC. Su apari-ción temprana es en Toconce, mientras que haciael 1300 DC aparece en Turi y Quillagua,infiriéndose en estas fechas un importante des-plazamiento de la cerámica altiplánica hacia loscursos más bajos del Loa, justo cuando comenza-ría a predominar la asociación AIQ-TRR. Lo an-terior sugiere, por lo tanto, un mayor vínculo conel Altiplano Meridional previo al 1400 DC, perocuya dispersión desde las cabeceras del Loa nosería anterior al 1300 DC. En cualquier caso, lamagnitud de esta presencia no opaca a la indus-tria local, eso es claro, pero pareciera estar parti-cipando del cambio estilístico al interior de la tra-dición alfarera de Atacama, mostrando la cuencade Loa un fuerte vínculo con el altiplano de Lípez(Nielsen 2002; Nielsen et al. 2000). De hecho,hay cerámica AIQ y TRP con decoración de esti-lo altiplánico (Uribe 1996).

Por su parte, la cerámica de carácter incaico re-fiere a los tipos locales o al menos de tierras al-tas, INK y LCE, cada uno de los cuales aparececon un 5.9%; le sigue el LCP con un 4% y elTRN con un 3%, sumando dicho componente untotal del 12.9%, lo que significa una representa-ción mayor a la altiplánica y bastante cercana aalgunos de los tipos predominantes del Interme-dio Tardío, aunque sin opacarlos. En este contex-to, destacan jarros y aríbalos (TRN e INK), asícomo escudillas de aspecto altiplánico pero aso-ciadas al Inca (LCP), de los cuales todavía exis-ten pocos fechados. A ello habría que incluir lacerámica YAV de características incaicas o de LaPaya. Considerando, principalmente, sus asocia-ciones, los fechados más seguros indican que estapresencia se daría dentro del 1400 DC como ocu-rre con el tipo LCP, pero tendría su apogeo du-rante el 1500 DC de acuerdo a las fechas de INKy YAV, aparte de existir fechas que adelantan lallegada del Inca a momentos más tempranos (p.e.,sería el caso del tipo TRN, si es que no se tratade un problema de clasificación).

Finalmente, la cerámica “pasta con mica” sin atri-butos incaicos y llamada TCA se sitúa coherente-mente y en su mayor parte dentro del 1600 DC,aun cuando creemos que aparece antes con lostipos inca-locales LCE y LCP. En consecuencia,la llegada del Inca se encuentra asociada al cam-bio dentro de la industria local relacionado con elincremento de escudillas rojas, decaimiento de laproducción de AIQ, clara desaparición del DUP y

SRV, y el surgimiento de toda una industria localde pastas con mica asociadas al Tawantinsuyo, ytal vez circunscrita a las tierras altas, probable-mente a la par de un cambio de conexiones desdeel Altiplano Meridional hacia el Noroeste Argen-tino, cuya alfarería se convierte en su principalmanifestación.

Ahora bien, cabe destacar que fechados de los ti-pos AIQ, TGA, TRA, TRB, TRP, TPA, TCA,HED, YAV e INK no cuentan con contrapartes enel Salar de Atacama, por lo cual la interpretacióndespués del apogeo DUP-SRV se distorsiona.Pues, toma como referente único al Loa, en con-secuencia, no sabemos si esta situación es equi-valente para ambas cuencas. Por lo tanto, estaevaluación debe ser tomada con precaución almomento de examinar la presencia cerámica y susasociaciones contextuales en el Salar con el mar-co cronológico aquí reseñado. Con todo, se dis-tinguen dos situaciones, una temprana represen-tada por el Salar y otra más tardía y propia delLoa, a través de la cual se introduce lo altiplánicoprimero y luego lo inca, dentro de un cuadro don-de la cerámica Roja Violácea no caracteriza deningún modo todo el período (Bittman et al. 1978;Orellana 1964; Tarragó 1989). A lo largo de él,por el contrario, se desenvuelve una variedad deestilos donde las escudillas y los cántaros rojosvan de la mano de acuerdo a una versión tempra-na y otra tardía, siendo lo altiplánico lo que mar-caría la diferencia entre ambas expresiones inme-diatamente antes del Inca.

La cerámica de los cementerios del Salar deAtacama

En Solor se distingue la cerámica de todo el pe-ríodo (Tabla 2), comenzando por notorias mani-festaciones de la Fase Coyo del Período Medio,delatando una importante continuidad cultural, almenos alfarera, a través de la presencia de los ti-pos NP2, NP4 y NPI2. Luego destacan los tiposDUP y SRV como parte de lo que consideramoslos inicios del Intermedio Tardío, seguidos por lostipos AIQ y TRR indicando una prolongación desu ocupación en el tiempo hasta momentos inme-diatamente preincaicos; como lo sugiere la pre-sencia del tipo TRP y también los tipos TRA, TRBy TGA.

Pero, además, se nota cierta recurrencia de cerá-micas foráneas propias del período, provenientes

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del Altiplano Meridional y frontera argentino-bo-liviana como YAV-CHC, HED y YUR-URU, queprobablemente están ingresando hacia el segundomomento del Intermedio Tardío, el cual hemosubicado hacia el 1300 DC.

Posteriormente, una leve presencia incaica se ob-serva a través de la cerámica local TRN e INK, alas que se suma la alfarería foránea YAVincanizada, apareciendo, por último, las manifes-taciones propiamente indígenas coloniales a tra-vés del tipo TCA.

Por su parte, en Yaye sólo se identificó cerámicaSRV y TRR, sugiriendo un momento más bientemprano de ocupación del cementerio, al mismotiempo que terminal para su época, ya que nohabría evidencias altiplánicas del Intermedio Tar-dío y menos aún incaicas. Sin embargo, la mues-tra es demasiado escasa para que estas aprecia-ciones sean absolutas, aunque los diarios de cam-po de Le Paige apoyan nuestras afirmaciones almencionar la existencia de platos (posiblementeDUP y AIQ), además de la cerámica revestida roja,dentro de la cual destaca la “concho de vino” oviolácea. Ahora, lo distintivo de este sitio es queno se registran evidencias de alfarería del PeríodoMedio.

Catarpe, en cambio, presenta los mismos tiposcerámicos, pero se une con claridad el AIQ, sugi-riendo un momento más clásico de ocupación delcementerio, aunque también uno terminal de losinicios del Intermedio Tardío y otro con presen-cia incaica, leve como en Solor, debido a la apa-rición de los tipos INK y TRN. En definitiva, estesitio sería bastante semejante a Solor en cuanto asu desarrollo alfarero local, pero como en Yayeestá ausente el nexo con el Período Medio, la ce-rámica foránea no es tan llamativa y no tendríauna continuidad etnográfica como la apreciada enaquél. No obstante, revisando la información deLe Paige y aquella sistematizada por Tarragó(1989), observamos que, si bien es correcta nues-tra apreciación sobre la existencia de un momen-to temprano y otro clásico en Catarpe como loca-lidad, se distinguen diferencias entre los sitiosespecíficos que la componen.

En Catarpe-1 de Le Paige, la situación es prácti-camente idéntica a la vista en Solor, debido a laaparición de materiales tempranos (DUP-SRV) yclásicos del Intermedio Tardío local (AIQ-TRR),

junto a una notoria presencia altiplánica ycircumpuneña oriental preinca (HED y YAV-CHC), y al fortalecimiento del componente incaico(INK, TRN, TPA y YAV). Por otro lado, Catarpe-2 permite distinguir los dos mismos primerosmomentos, incluso con la presencia de tinajas-urnas que confirman la ocupación temprana (po-sible TRB), así como la continuidad desde el Pe-ríodo Medio por la aparición, aunque mínima, decerámica negra pulida. No obstante, aquí no seaprecia la alfarería altiplánica, pero se mantienela incaica. Finalmente, Catarpe-5 se restringe almomento temprano y a la transición desde el Pe-ríodo Medio, ya que junto a escudillas y cerámi-ca Roja Violácea es clara la presencia de negrapulida, se registran urnas, no están las evidenciasaltiplánicas y tampoco las del Inca (según los dia-rios de campo de Le Paige).8

En definitiva, Catarpe sería idéntico a Solor entérminos del proceso de ocupación inferido a par-tir de su alfarería, quedando claro que aquí la ac-tividad se concentró a lo largo del tiempo en unsolo lugar, correspondiente en este caso a Catarpe-1. Lo anterior, incluso, podría ser una prácticapropia de las poblaciones del período, ya que enel caso anterior la mayor parte de la muestra pro-viene de Solor-49 , sugiriendo la existencia decementerios diferenciales por micro-cuenca y nú-cleos poblacionales, destacando para esta épocauno en el río San Pedro como Catarpe-1, y otroen el delta del río Vilama correspondiente a Solor-4. En ambos casos, además, cerca o incluidos al-gunos de los muertos en sus respectivosasentamientos habitacionales (Adán 2002 Ms;Montt 2002 Ms).

De este modo, podríamos pensar que situacionescomo la de Yaye son un relicto de las antiguasprácticas funerarias y de ocupación del espacio,derivadas del período anterior pero en una épocanueva (Costa y Llagostera 1994). Al contrario,Solor y Catarpe, ambos vinculados a los finalesdel Período Medio –y casi sin duda mostrandocontinuidad cultural y poblacional–, pero aleja-dos de los núcleos de aquella época que se con-

8 Accesibles en la Biblioteca del Instituto de InvestigacionesArqueológicas y Museo R. P. Gustavo Le Paige s. j., de laUniversidad Católica del Norte en San Pedro de Atacama.

9 De las 92 piezas provenientes de Solor, sólo siete pertene-cen a Solor-3 y otras siete no tienen registro de proceden-cia, mientras que el resto pertenece a Solor-4.

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centraban en torno al actual San Pedro deAtacama, exhibirían una manera paralela de ente-rrarse y, con ello, demostrarían su pertenencia ala nueva época. Sobre este momento se impon-dría el Inca, pero tanto integrándose como aislán-dose del resto, tal cual se evidencia en Hostería omás sutilmente en otros sitios del Loa Superior(Ayala et al. 1999).

Cerámica y cementerios de la cuenca del ríoLoa

La muestra de cerámica funeraria del río Loa re-gistrada por nosotros está compuesta por 209 pie-zas, provenientes de las localidades de Caspana,Lasana, Chiu-Chiu, Calama, Chacance y CaletaHuelén o Puerto Loa en su desembocadura (Ta-bla 4). Todas ellas se encuentran en ancestralesterritorios indígenas, aunque las únicas ocupadashasta la actualidad por éstos son los pueblos del

curso superior y sus afluentes, ya que desdeCalama hacia la desembocadura la población in-dígena prácticamente fue desplazada y/o extermi-nada en su totalidad.

En cualquier caso, y a diferencia del Salar deAtacama, se encuentra representada toda la hoyaen términos de cerámica, salvo por la falta demuestras provenientes de los sectores más altos,como Toconce. Al mismo tiempo, existen gravesproblemas muestrales originados por las condi-ciones de bodegaje, conservación y acceso a lascolecciones recuperadas en muchos de los cemen-terios del Loa. Así, las muestras de Lasana yCalama se encuentran subrepresentadas como ve-remos más adelante.10

Se pudo identificar con seguridad la presencia de25 tipos cerámicos, todos ellos conocidos y defi-nidos para la región de estudio, incluso con más

10 Cabe mencionar que aún quedan por revisar aquellas co-lecciones que se hallan en el Museo de Historia Natural deSantiago, especialmente las relacionadas con Toconce y

TIPO CALAMA LASANA CHACANCE CHIU-CHIU CASPANA C.HUELÉN Total general %

ALT 1 1 0.6NP3 1 1 0.6QTC 1 1 0.6SMB4 1 1 0.6TPA 1 1 0.6INDET 2 2 1.1SMB5 2 2 1.1YAV 2 2 1.1YUR-URU 2 2 1.1LCE 3 3 1.7INK 3 1 4 2.3LCP 4 4 2.3TRR 2 2 4 2.3HED 5 5 2.8SRV 3 1 1 5 2.8PCZ 6 6 3.4SMB2 6 6 3.4TRN 3 3 6 3.4TRP 1 5 6 3.4PCH 1 3 6 10 5.6NO DEC 11 11 6.2TRA 2 2 8 12 6.8DUP 4 1 4 17 26 14.7AIQ 2 1 5 20 28 15.8TGA 2 1 5 20 28 15.8

Total general 3 4 12 13 34 111 177 100%(1.7) (2.3) (6.8) (7.3) (19.2) (62.7) (100%)

Tabla 4. Cantidad de tipos cerámicos identificados en los principales sitios funerarios tardíos del río Loa.

Calama, así como terminar de agregar las de Caspana yQuillagua, lo cual permitirá reducir esta distorsión.

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propiedad que en el Salar y en un número mayor(lo cual también puede estar vinculado con lamagnitud de la cuenca). Estos corresponden a lostipos AIQ, DUP, SRV, TGA, TRA, TRP y TRR,además de figurillas, pertenecientes todos a laindustria y tradición alfarera más característica delIntermedio Tardío de Atacama. A éstos se agre-gan los tipos incaicos, en su mayoría de manu-factura local como INK, LCE, LCP, TPA y TRN,así como los especímenes incaicos YAV del No-roeste Argentino. También foráneos serían los ti-pos altiplánicos HED, YUR-URU y otros más in-determinados, desapareciendo muchas evidenciasYAV-CHC, aunque sabemos que existen en lascolecciones que nos falta por estudiar. Asimismo,aparecen ejemplares negros pulidos del PeríodoMedio de San Pedro, pero claramente en propor-ción y variedad bastante menores como se veráluego.

En definitiva, se distingue una situación casi equi-valente a la del Salar. Sin embargo, una diferen-cia radical se encuentra representada porque aquíaparecen ejemplares de alfarería de Valles Occi-dentales de Arica y Tarapacá. Al respecto, desta-ca la alfarería policroma del valle de Azapa, co-rrespondiente a la cerámica característica del In-termedio Tardío de Arica y conocida como SanMiguel (SM); representada acá por sus varieda-des SMB2 (Figura 5c), SMB4 y SMB5 que sedesarrollan principalmente entre el 1100 y 1350DC (Espoueys et al. 1995b; Uribe 1995, 1998 y1999a). Tales expresiones definen una de las fa-ses más importantes del Intermedio Tardío delextremo norte, correspondiente a la Fase San Mi-guel o Arica I (Bird 1943; Dauelsberg 1959 y1972), intentando dar cuenta de la consolidaciónde las poblaciones locales del valle de Azapa oCultura Arica en su propio espacio, frente a otrasidentidades culturales previas y contemporáneas,como Cabuza, Maytas y Tiwanaku (Espoueys etal. 1995a; Muñoz 1986). Por otra parte, a esterepertorio cerámico se agregan ejemplares no de-corados (NO DEC), también asociados a la Cultu-ra Arica, pero que comienzan en estos momentos apopularizarse en los sectores propiamente costerosde tales valles, para más tarde, en la Fase Gentilaro Arica II, volverse predominantes junto con la al-farería Pocoma-Gentilar (Espoueys et al. 1995a;Uribe 1998 y 1999a). Con todo, la ausencia prácti-camente total de esta última, obliga a ubicarcronológicamente a los ejemplares reconocidos enel Loa no más allá del rango 1100-1350 DC.

Por otro lado, la cerámica de Tarapacá sería ca-racterística de los desarrollos de los oasis de laPampa del Tamarugal y costa desértica arreica,asignados al Complejo Cultural Pica-Tarapacá.Con ello, nos referimos a los tipos Pica-Charcolloy Pica-Chiza (PCH y PCZ) (Figuras 5a y 5b) quese desarrollarían entre fines del Período Medio einicios del Intermedio Tardío, tomándose comofecha promedio alrededor del 1000 DC (Ayala yUribe 1996; Espoueys 1993; Núñez 1976).

En conclusión, a través de la alfarería en el Loase observa una interacción con otras poblaciones,que aquí es aún más evidente, puesto que no sóloes con el altiplano y la vertiente occidentalcircumpuneña como en San Pedro de Atacama, sinotambién con los valles ariqueños y tarapaqueños,los cuales parecieran estar vinculándose a travésde la costa y Pampa del Tamarugal.

Sobre cantidades y porcentajes

El ordenamiento cuantitativo de la colección delLoa (Tabla 4), ofrece los siguientes resultados. Lamuestra se divide en un 62.7% de piezas prove-nientes de Caleta Huelén, constituyéndose en lamayor cantidad de material registrado, mientrasque el 19.2% pertenece a Caspana; en tanto, el7.3% y 6.8% corresponde a Chiu-Chiu yChacance, pudiéndose acceder sólo al 2.3% y1.7% de tiestos procedentes de Lasana y Calama.Con todo, está claro que Caleta Huelén se en-cuentra sobrerrepresentado en relación al restode los sitios. Aparte de esto, la muestra total tien-de a disminuir cuando consideramos únicamentelos ejemplares clasificados como seguros y de-jamos fuera los dudosos, haciendo descender lacolección en 37 ejemplares. En este sentido, lasvasijas descartadas del análisis son equivalentesa la proporción no considerada en el caso delSalar.

De acuerdo a lo anterior, ninguna de las cerámi-cas es absolutamente predominante, ya que nin-guna obtiene un porcentaje sobresaliente, por loque aquí tampoco existe un estilo homogéneo querija la producción o circulación cerámica a lo lar-go de la cuenca. Al contrario, de la misma mane-ra que en el Salar, pareciera predominar la diver-sidad relacionada con la forma y la funcionalidad,pero donde esta vez sería relevante el origen cul-tural, junto con la ubicación temporal del mate-rial. De este modo, la colección se puede dividir

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Figura 5. a) Tipo Pica-Charcollo (PCH), botella; b) Tipo Pica-Chiza Modelado (PCZ), botella; c) Tipo San Miguel Tricolor o B (SMB),jarro grupo decorativo 2 (SMB2).

en los componentes Loa-San Pedro, Valles Occi-dentales o Arica y Tarapacá, aparte del Altiplánicoy/o Circumpuneño Oriental e Inca. Todo lo ante-rior, por otra parte, da cuenta de un panoramamucho más multicultural que el de San Pedro,carácter tradicionalmente reconocido para el Loa(Agüero et al. 1997 y 1999; Aldunate y Castro1981; Cervellino y Téllez 1980; Núñez 1971).

Cuantitativamente, no obstante, el componenteLoa-San Pedro es preponderante al constituirse enla cerámica más característica del Intermedio Tar-dío con el 62.6%. Por su lado, el componenteArica del mismo período obtiene un considerable11.3%, en tanto el de Tarapacá alcanza el 9%,mientras que el Inca es el más popular de estesegundo grupo con un 12% muy parecido al ob-tenido en el Salar. Pero, de éste sólo un 1.7% ten-

dría un origen foráneo, ya que la mayoría proven-dría de las tierras altas de Atacama, confirmandotambién el predominio del componente Loa-SanPedro durante el Período Tardío. Por otra parte,se separa un componente temprano con cerámicaformativa y/o del Período Medio del Salar quedemuestra vínculos con Tarapacá y San Pedro,respectivamente, aunque constituyendo sólo el1.2%. Esto, sin embargo, sería mucho menor a lapresencia que los materiales previos al Interme-dio Tardío alcanzan en los oasis. Finalmente, elcomponente Altiplánico supera a este último conun 3.9%, pero también adquiriendo una represen-tación menor a la que tiene en San Pedro, al mis-mo tiempo que restringida al Altiplano Meridio-nal, debido a que los exponentes del Noroeste Ar-gentino en esta muestra sólo se integran con elInca, como veremos más adelante.

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De este modo, centrándonos en el componenteLoa-San Pedro propio del desarrollo regional tar-dío (Gráfico 2), aparecen las ollas TGA, especial-mente aquellas con asa labio-adherida, como lasmás populares en conjunto con las escudillas AIQ,cada una con el 15.8%, seguidas luego muy decerca por el tipo DUP con el 14.7%. En suma, lasvasijas restringidas comprenden una importanteproporción de la colección, pero son totalmentesuperadas por las piezas no-restringidas, que jun-tas constituyen el 30.5%. Sin embargo, aunqueen porcentajes menores (casi dos tercios de losanteriores), también se encuentran los tipos res-tringidos TRA con el 6.8%, más abajo los reves-tidos rojo TRR y SRV con un 2.8% y 2.3%, res-pectivamente, además de las escudillas rojas TRPcon el 3.4%. Por consiguiente, los platos tienenun 33.9% de presencia, convirtiéndose en losespecímenes más importantes, y las ollas mantie-nen su 15.8%, apareciendo después los cántaros,cuencos y jarros (varios miniaturas) con un 11.9%de representatividad, de los cuales los revestidosrojos son menos de la mitad, es decir, el 5.1%.Por otro lado, prácticamente no se registraron loscántaros TRB.

Entonces, se observa que a diferencia del Salar,donde las cerámicas TRR y AIQ son las más po-pulares durante el Intermedio Tardío, en el Loa elprimero de los tipos es reemplazado por el TGA;distinguiéndose a la par un notable cambio fun-

cional –aunque simbólico–, relacionado con undesplazamiento del almacenamiento por la prepa-ración de alimentos, frente a una significativa re-presentación del consumo y/o servicio de los mis-mos en ambas cuencas. Lo anterior nos sugiereque quizás la conservación no es tan necesaria enel Loa –al menos simbólicamente–, a diferenciadel Salar, como si en la cuenca loína se vivierauna época de ostentación y derroche alimentariomanifiesto de manera metafórica en sus contex-tos funerarios. Al contrario, en San Pedro pare-ciera ser más prioritario usar la cerámica paraguardar y precaver, más que para consumir, dela-tando una percepción más crítica sobre sus ali-mentos. De hecho, esto es aún más sugerente sise considera la gran ausencia en el Loa de cánta-ros especiales para líquidos o tinajas TRB, comosi aquí hubiera alimentos y líquidos para cocinary servirse que no es tan necesario guardarlos, almenos en cerámica, y cuidarlos tanto como a losmuertos del Salar.

Cementerios, territorios y fechas

En particular, se observa que en Caleta Huelén sedistingue la máxima diversidad cerámica, espe-cialmente en términos de pertenencia cultural (Ta-bla 4). En cualquier caso, aquí destacan los tiposLoa-San Pedro correspondientes a TGA, AIQ yDUP, seguidos por TRA, TRP y TRR. Consecuen-temente, con el marco cronológico definido para

Gráfico 2. Representación porcentual de la cerámica funeraria del río Loa.

CERAMICA FUNERARIA DEL RÍO LOA

0.6 0.6 0.6 0.6 0.61.1 1.1 1.1 1.1

1.72.3 2.3 2.3

2.8 2.8 3.4 3.4 3.4 3.4

5.66.2

6.8

14.715.8 15.8

0.0

2.0

4.0

6.0

8.0

10.0

12.0

14.0

16.0

18.0

AL

T

NP3

QT

C

SMB

4

TPA

IND

ET

SMB

5

YA

V

YU

R-U

RU

LC

E

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LC

P

TR

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HE

D

SRV

PCZ

SMB

2

TR

N

TR

P

PCH

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C

TR

A

DU

P

AIQ

TG

A

TIPOS

POR

CE

NTA

JE

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San Pedro, la principal ocupación atacameña dela desembocadura del Loa parece suceder más biendentro de un segundo momento del IntermedioTardío, posterior al 1300 DC, consolidándose supresencia de aquí en adelante hasta el Inca. Para-lelamente, aparecen los tipos Arica, NO DEC,SMB2, SMB5 y SMB4, que al contrario de loanterior, representarían un momento más tempra-no de ocupación del cementerio (Caleta Huelén-12), por parte de población de Valles Occidenta-les o dentro de una fuerte interacción Atacama-Arica. Lo mismo ocurriría con Tarapacá, cuyostipos PCH y PCZ confirman la existencia de estemomento temprano en un marco multicultural eincluso multiétnico. Lo mismo, incluso, podría seraplicado a la presencia altiplánica a través de lacerámica YUR-URU y altiplánica genérica –posi-blemente HED11 –, sugiriendo que en dicha épo-ca no existió una entidad predominante en formaabsoluta. Con todo, es probable que la supuestapoblación atacameña que se enterró en la desem-bocadura del Loa se consolide después del 1300DC, como lo sugiere la continuidad y abundanciade su materialidad, a la par de una tendencia a ladisolución de la presencia cerámica de Arica yTarapacá en la zona, situación que contactaría conel Inca después del 1400 DC.

En el lado opuesto del Loa, en cambio, se apreciaque en Caspana la cerámica Loa-San Pedro estotalmente dominante en la práctica, sobre todoen su expresión más clásica, manifiesta por lostipos AIQ-TRR, a lo que podemos agregar un cier-to carácter particular por el énfasis que tendríanaquí las ollas TGA. En cualquier caso, es posibleestablecer una ocupación temprana del Cemente-rio de los Abuelos, donde se concentraría la acti-vidad funeraria, asociado a la aparición de los ti-pos SRV y DUP.12 Lo mismo podríamos decir dela presencia altiplánica y del Noroeste Argenti-no, configurándose así el momento tempranoatacameño, al mismo tiempo que el transicionalvinculado a la presencia altiplánica, sucedido porel momento clásico que se topa con el Inca. Alrespecto, aquí dicha alfarería es del todo rele-vante, disputando el predominio con la cerámica

local a través de la presencia de los tipos LCP,LCE, TRN, INK y TPA, casi todos de manufac-tura local y donde se nota el cambio de las pas-tas tradicionales por aquellas con mica, caracte-rísticas de las tierras altas de toda la región (Uribe1999b; Varela 1992). A ellos, confirmando estasituación, se une la cerámica YAV que, volvien-do a la desembocadura, no se registró en CaletaHuelén.

En conclusión, en Caspana estarían representadoslos momentos más clásicos de los períodos encuestión, equivalentes a los del Salar, incluso conrelación al Inca, puesto que la cerámica del sitioHostería de San Pedro es idéntica a la que apare-ce en Caspana. Consecuentemente, la ocupaciónatacameña más temprana aparece muy leve frentea las posteriores, por lo que la consolidación deAtacama en las tierras altas pudo suceder hacia el1300 DC, quizás asociado, motivado e inclusopresionado por la presencia altiplánica adyacenteen Toconce (Castro et al. 1979 y 1984), pero enespecial por la atracción que pudo ejercer el po-tencial de recursos agrícolas y ganaderos de estazona, y que son intensamente explotados en estosmomentos (Adán y Uribe 1995).

Por su parte, en Chiu-Chiu se observa lo contra-rio. Es decir, el predominio de los tipos DUP-SRV, aunque junto a TRA y AIQ, indican unaclara ocupación en momentos tempranos del pe-ríodo por parte de poblaciones atacameñas quese entierran en su principal cementerio, casi sindejar evidencias posteriores. Esto no extraña sise considera que aquí incluso se ha hallado alfa-rería Tiwanaku, como en el Salar (Ryden 1944).Asimismo, destaca en la muestra estudiada la ce-rámica HED, confirmando una clara presencia ofuerte conexión con el Altiplano Meridionalcomo con el curso superior del Loa, lo cual pue-de vincularse con un desplazamiento o crecimien-to de dicha situación hacia el 1300 DC. Proba-blemente, asociado a lo anterior, el tipo DUP quefue el único identificado para Lasana apoya oenfatiza una época atacameña temprana en el LoaMedio, vinculándose con el altiplano a fines deese momento a través de Chiu-Chiu. De hecho,aquí llega a ser clara una interacción de pobla-ciones más que el desplazamiento de las mis-mas, puesto que la abundancia de artefactos parael caravaneo es elocuente de acuerdo a la colec-ción conservada en el Museo Arqueológico SanMiguel de Azapa.

11 En este caso, por el momento, sólo se identificaron ejem-plares dudosos.

12 En esta muestra no es clara la presencia DUP, sin embargo,es evidente en otras colecciones revisadas por nosotros(Uribe 1997).

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Figura 6. a) Tipo Lasana Café Rojizo Revestido Pulido (LCE), aríbalo; b) Tipo Turi Rojo Revestido Alisado Exterior-Negro AlisadoInterior (TRN), jarro; c) Tipo Turi Rojo Revestido Pulido Ambas Caras (TPA), escudilla ornitomorfa; d y e) Tipo Yavi Policromo, CasaMorada y/o La Paya (YAV), aríbalos.

Al contrario, pero complementariamente, la esca-sa muestra de Calama sugiere la convivencia ovinculación con representantes de la mitad bajadel Loa, ya que se detectó un ejemplar deTarapacá, además de material atacameño. En estasituación también se encuentra el cementerio deChacance, cerca de María Elena, aunque lo mis-mo se podría plantear para Lasana y Chiu-Chiu,pues Ryden (1944) muestra vasijas de los VallesOccidentales y Tarapacá recuperadas en sus ce-

menterios (Pollard 1970). Con todo, el caráctermulticultural o cosmopolita del Loa se concentra-ría con mayor claridad hasta la mitad inferior dela cuenca.

De este modo, Chacance al igual que Chiu-Chiupresenta los tipos DUP y SRV, además de AIQ yTGA en su versión con protúberos, todo lo cualconfigura una manifestación de ocupación tem-prana del Intermedio Tardío, que, por otra parte,

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se hace evidente a través de la presencia del tipoPCH de Tarapacá. Por lo mismo, también se con-solida en tales momentos la presencia tarapaqueñaen el Loa Medio, pero paralelo al predominioatacameño. Esto último se refiere a que aquí aúnno predomina el material de Tarapacá, ni opaca lapresencia de Atacama como sí pareciera sucederen la costa. En este sentido, las expresionestarapaqueñas y de Arica son temporalmente equi-valentes a la cuña de elementos altiplánicos queaparecen en la mitad superior del Loa y del Salartambién, después de lo cual se consolidaría yexpandería la alfarería más clásica de las pobla-ciones atacameñas del desarrollo regional, aun-que transformando la representación estilística ycuantitativa de la cerámica, dentro de lo cual sedistingue la génesis de un carácter más particularde los habitantes loínos. De hecho, porque éstosse vinculan no sólo con el altiplano y la vertienteoriental, sino además con las gentes de VallesOccidentales, la Pampa del Tamarugal y la costa.

En cualquier caso, existe una continuidad en laocupación de este espacio por parte de la pobla-ción de Atacama desde los inicios del período encuestión, e incluso de antes, como lo delata lapresencia de alfarería negra pulida NP3 enChacance, sugiriendo que estos territorios eranconocidos por los grupos humanos vinculados alos desarrollos del Salar y San Pedro durante elPeríodo Medio. Asimismo, se habrían instaladoluego en el Loa Medio (Calama, Chiu-Chiu yLasana), como obviamente también en su cursosuperior (Caspana) y bajo (Quillagua). No obs-tante, pronto se observa la fuerte conexión con elaltiplano hacia el Loa Superior, y con Tarapacá yArica en su curso medio, bajo y desembocadura,como si todo este espacio se convirtiera en unafrontera en la cual se debate el predominio, con-trol e identidad atacameña. Esto no es de extra-ñar, si consideramos que el Loa es el único corre-dor que posibilita la circulación a larga distanciapor ambas vertientes de los Andes dentro del grandesierto enmarcado entre la quebrada de Tilivichey el río Salado (Copiapó).

Pero, reiteramos, la única que demuestra una cla-ra continuidad posterior a todo lo anterior, es laalfarería atacameña que a través de los tipos TGA,AIQ, TRA y TRR constituye la cerámica más clá-sica y distintiva de la ocupación del Loa, dandocuenta de una verdadera consolidación que des-pués pareciera ser reforzada por el Inca, sobre todo

en las tierras altas (p.e., Caspana). De hecho, nohay mayores evidencias incaicas que las locales,siguiendo en las quebradas la producción cerámi-ca inca de pastas con mica, también vinculada ala presencia de alfarería YAV, por lo cual parecie-ra que las poblaciones de las tierras altas fueronlas encargadas de la inserción al Tawantinsuyo.Todo ello puede, por otro lado, relacionarse a laalta producción excedentaria de la formación eco-nómico-social lograda en este espacio (Adán yUribe 1995 y 1999).

Tiempo y procesos en Atacama, unapropuesta desde la alfarería

Ahora bien, considerando la variable cronológicade la cerámica, se puede apreciar que el momen-to temprano representado por la presencia y aso-ciación de los tipos DUP-SRV no tiene la mismaexpresión en el Loa que en el Salar, pues es evi-dente que la alfarería Roja Violácea es aún menorque en San Pedro de Atacama. Y, prácticamente,lo mismo se puede aplicar al momento supuesta-mente más tardío vinculado a la asociación AIQ-TRR, por lo cual, a pesar de compartir una mis-ma tradición alfarera, no hay una equivalencia totalentre las cuencas y la secuencia relativa que se haestablecido para San Pedro. Sin duda, esto puederelacionarse con las particularidades locales anun-ciadas para el Loa y que profundizamos luego,vinculadas con una mayor diversidad cultural exis-tente en esta cuenca.

En cualquier caso, suponemos una ocupación tar-día de estos territorios desde mediados del 800hasta el 1300 DC, correspondiente a un momentotemprano asociado a DUP. Luego, una época mástardía cubriría hasta el 1400 DC, indicada por laimportante presencia del AIQ que traspasaría hastael 1500 DC como parte del Período Tardío, deacuerdo a la alta representación de TGA. En defi-nitiva, la principal ocupación se desarrollaría yextendería como predominante por la cuenca delLoa entre el 1300 hasta el 1500 DC, tal cual loconfirma también una constante presencia del tipoTRA. Así, desde el 1300 DC las poblaciones delLoa, vinculadas al Salar, estarían repartidas o almenos circulando por toda la cuenca (pues aquíse entierran sus habitantes), demostrando un sig-nificativo control sobre ella. Ello habría sido apo-yado y enfatizado por el Inca, asociado a la cali-dad productiva más exitosa en cuanto alimentos ylíquidos que tendría el Loa frente a San Pedro.

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Por lo mismo, no deja de destacar la posibilidadde un considerable aumento y desplazamientopoblacional interno por esta región, el que ya seha previsto desde sus localidades particularescomo Caspana y Quillagua (Adán y Uribe 1995;Agüero et al. 1997 y 1999).

Todo lo anterior, como vemos, es bastante cohe-rente con la presencia del resto de los componen-tes cerámicos identificados en el Loa. De estamanera, la presencia de Arica y Tarapacá en ladesembocadura indica una notoria vinculación dela cuenca con los territorios de origen de dichaalfarería, bastante claro entre el 1100 y 1350 DC(Espoueys et al. 1995b). Asimismo, se aprecia undesplazamiento o esfera de interacción con el al-tiplano concentrada hacia el 1300 DC. Vale decir,el momento temprano difusamente percibido enel Loa, podría deberse a una situación donde elespacio se halla compartido o, por lo menos, existeuna gran circulación o contactos entre poblacio-nes diferentes y distantes (Núñez y Dillehay 1995[1978]). En este sentido, el predominio dentro delLoa siempre habría pertenecido a poblaciones deAtacama, aunque no desconectado del AltiplanoMeridional, Tarapacá y/o los Valles Occidentalesen su curso superior, la pampa y la costa respec-tivamente, definiendo una zona de borde o fron-tera (Agüero et al. 1997 y 1999). Como bien sepuede concluir, toda la cuenca constituye esta fron-tera para sus habitantes originales, lo cual no per-mite establecer un proceso ni identidad (material)exactos al del Salar, específicamente San Pedro,siendo en momentos más tardíos cuando se pro-duce una equivalencia y fortalecimiento deAtacama en el Loa. Esto porque quizás generarecursos que ahora se hacen necesarios y obligana apropiarse de ellos, impidiendo o negociando elacceso a estas tierras por parte de otras poblacio-nes y entidades culturales. En definitiva, el Loadeja de ser un territorio tan “libre” y cosmopoli-ta, volviéndose claramente “atacameño”, aunqueobligando a una transformación de su propia iden-tidad. Sin duda, esto es una confirmación a unasituación ya anunciada desde el Loa Inferior(Agüero et al. 1997 y 1999).

De este modo, las asociaciones DUP-SRV y AIQ-TRR no sólo aparecen intermediadas por las ce-rámicas HED y YUR-URU, sino además por SMBy NO DEC, PCH y CHZ durante el 1300 DC, ydespués por el Inca. Lo anterior significa y mani-fiesta una época temprana de asentamiento de

población atacameña en el Loa durante el Inter-medio Tardío en la medida que San Pedro se des-liga del Período Medio, como ocurre en Solor yCatarpe (previo a las conocidas fases tempranasde Yaye, Turi y Quillagua); inmediatamente se-guida por otro momento de intensa interaccióncultural –con seguridad también económica y so-cial–, y fortalecimiento en el río Loa (durante lasfases clásicas de Solor, Catarpe, Turi, Caspana yQuillagua); para continuar con un claro desplaza-miento y consolidación de Atacama (durante laocupación de Chiu-Chiu, Chacance, Quillagua yCaleta Huelén), alcanzando su clímax con el Inca(siendo claro en las fases tardías de Caspana y enSan Pedro), lográndose una gran amalgama conel Tawantinsuyo durante el 1500 DC en las tierrasaltas.

Entonces, la consolidación atacameña puede es-tar no sólo vinculada a una reacción frente a supropia situación interna de supuesta “pobreza” alfinalizar el Período Medio (sensu Costa 1988; LePaige 1964; Tarragó 1989), sino también por eldesplazamiento de las poblaciones del resto de losterritorios involucrados, sin necesidad de violen-cia (Nielsen 2002). Porque, complementariamente,tendría relación con la necesidad de controlar es-tas tierras e introducir a dichas entidades dentrode un sistema simbiótico o de intercambio cen-tro-sur andino usando el potencial productivo yexcedentario del Loa, aumentando el conocimientoe intervención tecnológica de sus quebradas –in-cluidas las del Salar–, dentro de una situaciónambiental y económica que aparece bastante másdeprimida en San Pedro de Atacama. Casi sinduda, como tradicionalmente se ha afirmado, estotendría su explicación en la pérdida del vínculode San Pedro con Tiwanaku e, hipotéticamente asu vez, con crisis ambientales (Nielsen 2001 y2002; Schiappacasse et al. 1989).

Completando este panorama, el componente Incatiene un comportamiento tipológico y cronológicocasi idéntico al del Salar, por lo cual la expansióndel imperio seguiría vinculada con las poblacio-nes de Atacama, al mismo tiempo que en conexióncon el Noroeste Argentino. Por ello creemos queesta presencia estaría concentrada en o controla-da desde las tierras altas de la región del Loa,como de San Pedro o la puna argentina, tal comolo evidencia el asentamiento del Tawantinsuyo enestas zonas, fusionándose con el sistema propiode los desarrollos regionales hacia el 1450 y des-

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pués del 1500 DC (Albeck 2001; Nielsen 2001;Uribe y Adán 2000 Ms; Uribe et al. 2002 Ms).De hecho, en la práctica no existen mayores ex-presiones incaicas de los Valles Occidentales nise conocen evidencias tarapaqueñas durante estaépoca.

Por otro lado, se observa una gran ausencia decerámica etnográfica TCA, lo cual puede relacio-narse con una grave pérdida de población indíge-na durante el contacto con los hispanos haciamediados de 1500 y 1600 DC, al menos desde ladesembocadura del Loa hasta Calama, aunquetambién puede ser posible por una circunscrip-ción de éstos al Loa Superior y quebradas delSalar. En cualquier caso, esto último parecieraocurrir de todas maneras, pues es allí donde sigueproduciéndose alfarería, pero también donde lasprácticas funerarias cambiaron, dejándose de in-cluir progresivamente las vasijas en las tumbasdebido a la profunda intervención llevada a caboen el ámbito de las creencias por los europeos(Castro 1997).

De este modo, creemos aportar desde la cerámicaun cuadro histórico-cultural, cualitativa, cuantita-tiva y cronológicamente mucho más fino e inte-gral, con el cual sumergirse más adelante en labúsqueda de las explicaciones de los procesos quedieron origen a la Atacama que conocieron losespañoles, constituida por ambas cuencas y la queno puede ser entendida como el simple resultado

de un “empobrecimiento cultural” o como un“collage” de historias paralelas. Concretando nues-tro aporte, proponemos preliminarmente cincomomentos que dieron origen a esta entidad cultu-ral al mismo tiempo única y diversa, que sinteti-zamos en el siguiente esquema de periodificación:

Agradecimientos Es muy importante reconocerque este trabajo se inspira en la participación quetuvo la colega Patricia Ayala en el proyectoFONDECYT 1000148, a quien agradecemos porello y lamentamos que no continuara formandoparte del equipo que desarrolla esta investigación,después de varios años de experiencias conjuntas.Por otro lado, es imperioso recordar el aporte delIIAM de San Pedro de Atacama en cuanto al apo-yo brindado al proyecto en toda su ejecución,permitiendo el acceso a las colecciones aquí ana-lizadas como a la documentación que posee res-pecto a las mismas. Lo anterior se hace extensivoal Museo Arqueológico San Miguel de Azapa deArica, el Museo Regional de Iquique, el MuseoMunicipal de María Elena, el Instituto de Investi-gaciones Antropológicas de la Universidad deAntofagasta y la Corporación Cultural Parque ElLoa de la Municipalidad de Calama, por permi-tirnos acceder a sus propias colecciones. Final-mente, quisiera agradecer por toda la ayuda con-creta y apoyo que dieron a este trabajo los siguien-tes colegas y amigos: Leonor Adán, CarolinaAgüero, Carlos Carrasco, Bárbara Cases, ClaudioCastellón, Lorena Sanhueza y Lautaro Núñez.

FASES CRONOLOGIA CARACTERISTICA COLECCIONES/SITIOS

Fase 1 800-1100 DC Transición Período Medio-Intermedio Solor-CatarpeTardío

Fase 2 1100-1300 DC Diversificación en San Pedro, Yaye-Turi-Caspana-Chiu Chiu-intensificación ocupación río Loa e Chacance-Quillagua-Caleta Hueléninteracción areal

Fase 3 1300-1450 DC Consolidación Loa-San Pedro Solor-Catarpe-Turi-Caspana-Quillagua-Caleta Huelén

Fase 4 1450-1500 DC Avanzada Inca Solor-Catarpe-Turi-Caspana

Fase 5 1500-1600 DC Consolidación Inca-local e invasión Caspana-HosteríaHispana

Tabla 5. Secuencia propuesta para la prehistoria tardía de Atacama.

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