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  • 7/25/2019 SLYL-2007-36

    1/19

    Signos Literarios y Lingsticos II.1 (junio 2000), 27-45

    SIMILITUDES Y DIFERENCIAS EL DESARROLLO

    DE L

    ACCIN

    ENNO

    H

    Y

    M L QUE POR

    IEN NO

    VENG

    Serafn Gonzlez

    Universidad Autnoma Metropolitana-Iztapalapa

    orno comnmente ocurre en la comedia barroca.No hay mal que por bien no

    venga,

    de Ruiz de Alarcn, se estructura fundamentalmente en torno de un

    contraste central. A partir del m ism o, se marcan las correspon dencias y dife

    rencias que dan p aso tanto aunjue go ingenioso y brillante de situaciones sorprenden

    tes como a la profunda expresin de algunos de los grandes temas que preocuparon

    especialmente en aquella poca. Desde el principio hasta el fin de los acontecimientos

    planteados y desarrollados en la comedia, el dramaturg o recrea detalladamente, com o

    sabem os, las trayectorias seguidas tanto por don Dom ingo de Don Blas com o por don

    Juan de B ermdez y establece entre ambas una bien graduada modulacin de similitu

    des y diferencias. En determinados mo men tos, se plantean las situaciones que perm i

    ten captar la existencia de rasgos comunes entre los dos personajes; en otras ocasiones

    se insiste sobre todo en las diferencias y contrastes que se dan entre ellos. La forma en

    que estas cuestiones aparecen en la obra no slo apunta a la recreacin de los dos per

    sonajes, sino tambin a la representacin de do s mb itos distintos y an titticos dentro

    del mundo de la comedia. La lgica que rige esta relacin dual es la del juego entre

    apariencia y realidad, que la comedia siempre intenta trascender.

    Segn Warddropper.laaccindeloda comedia consiste generalmenteen unmovimientoque va delo

    ilusorio a loreal:se intenta

    dejar

    atrs las

    apariencias

    que

    nos

    ocultan el

    entendimiento del

    mundo que nos

    rodea.

    El

    crtico

    considera,

    sin embargo,

    que tal hecho slo ocurre en la comediaseria;

    en

    la comedia de

    capa yespada,la dinmica que seestablece,segn

    l.

    es a lainversa.Nuestra comediasesujetaalprimer

    esquema.

    ("Comic lllusion" 101-1II).

    7

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    28 Signos Literarios y Lingsticos

    Es importante destacar la manera en que los dos aspectos sealados se imbrican y

    organizan en el transcursode lacomedia. Si bien en el actoIse ponen de relieve, sobre

    todo,las

    diferencias existentes entre los dos protagonistas, y se

    les

    empieza a confron

    tar

    a

    travs de la forma en que uno de ellos engaa al otro, se introducen tambin algu

    nos datos importantes que hacen referencia a un mismo origen y sealan una

    trayectoria comn recorrida por ambos caballeros.

    En el acto II. en cambio, parecen dominar sin competencia aquellos aspectos que

    manifiestan las diferencias entre

    los

    dos jvenes, tanto

    en lo que

    se refiere a la posicin

    econmica en la que se encuentran como en los distintos mviles que estn en la base

    de sus respectivas lneas de conducta. Las formas de vida de estos personajes se pre

    sentan como diametralmente opuestas.

    Finalmente, en el acto III, se establece de manera ntida, las actitudes contrarias

    que siguen los dos protagonistas, que, despus, en un vuelco sorprendente de los he

    chos,

    terminan no slo identificndose y avanzando en la misma direccin sino ade

    ms solidarizndose en torno a una misma accin y luchando por la misma causa.

    Rescatan con esto las caractersticas de un pasado comn que los identifica, pero diri

    gindolas ahora a la situacin que se encuentran viviendo y proyectndolas hacia el

    futuro, dando as un sentido inesperado a los hechosycon ello a lo ilusorio delasdife

    rencias que parecan oponerlos.

    La forma en que entran en relacin los dos personajes centrales de la comedia es a

    travs de una accin emprendida por uno de ellos, don Juan, para engaaralotro (don

    Dom ingo). La primera imagen que la comedia nos ofrece de don Juan de Bermdez es

    la de un hombre arruinado econmicamente que trama cmo obtener dinero

    y

    hacerlo

    de una forma deshonesta. Con el hecho de que este joven caballero sea presentado pre

    ferentemente como un timador, se est poniendo nfasis evidentemente en aquella

    parte negativa de su personalidad que lo lleva a realizar hechos infames para poder so

    brevivir; es, por decirlo as, un personaje que ha cado en las ganas de la necesidad.

    Est, por otra parte, don Dom ingo, el personaje engaado, que se caracteriza en la co

    media como un hombre rico, entregado a una vida totalmente convencional y frivola.

    ste ocupa su atencin exclusivamente en todo aquello que le procura comodidades;

    en este sentido, aparece como un excntrico que goza de ponerle reparos a todo, que

    hacia todo siente escrpulos. Este hombre excntrico que pretende que todo est en su

    punto

    v

    que manifiesta

    incluso

    ciertos visos de pedantera

    es

    el que va

    a

    ser engaado

    y

    timado por don Juan al finalizar el primer acto de la comedia.

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    Similitudes y diferencias. El desarro llo... Serafn Go nzlez 29

    Estas son las dos lneas que ms notoriamente se dibujan en el planteamiento de la

    comedia; a travs de ellas, se ponen de manifiesto las diferencias diametralmente

    opuestas que contrastan entre s a

    los dos

    protagonistas. Sin embargo,

    no

    dejan

    de

    estar

    presentes, en estos momentos, otras cuestiones que tambin tienen que tomarse en

    cuenta, ya que van ms all de los datos que nos proporcionan los simples aconteci

    mientos que ambos personajes se encuentran viviendo en el presente.

    Lo

    que mencio

    namos respecto a la oposicin que se da entre ambos personajes, vale decirlo, se

    refiere slo a aquella parte de la personalidad de cada uno de ellos que se manifiesta

    exclusivamente

    en

    la actualidad del mundo recreado

    en

    la comedia. Por darse

    todo

    ello

    a travs de la representacin

    y

    de situaciones dramticas que se desenvuelven en esce

    na frente a los ojos del espectador tiene un peso ms fuerte que lo que slo nos llega a

    travs de lo que nos cuentan los personajes. No obstante, tanto el uno como el otro

    vienen, por otra parte, de un pasado que termina de caracterizarlos

    y

    que explica la pe

    culiar manera

    en

    que cada uno de ellos ha llegado

    al

    presente que se encuentra vivien

    do.

    De esta manera, la personalidad de

    ambos

    jvenes nos ofrece dos facetas, ya que

    conocemos tanto su pasado como su presente. En este caso, adems, nos encontramos

    con

    elhechode que

    entre

    el

    pasado

    y

    el presente

    no

    hay una continuidad, sino una rup

    tura; vertientes facetas de la vida de los dos personajes se relacionan de una manera

    antittica.

    Veamos, por ejemplo, el caso de don Dom ingo. Muy pronto aparece m arcado en la

    obra

    el

    contraste que se da entre la vida pasada

    y

    la vida presente de este joven. De he

    cho,

    el personaje ni siquiera ha aparecido en escena cuando ya se habla

    de eso.

    Recor

    demos

    las

    escenas iniciales de la comedia en las que don Juan dialoga con uo, Es el

    momento en que el joven noble se hace pasar por propietario

    de la

    casa que est junto a

    la de

    Leonor

    con

    la intencin de quedarse con el alquiler

    de

    la misma.

    A

    peticin de l,

    uo hace una breve semblanza de don Domingo en la que habla de diversos asuntos

    referentes a su seor. Al final del parlam ento, el criado pone en evidencia el contraste

    existente entre

    el

    don Domingo heroico del pasado, vencedor

    de

    importantes batallas,

    y el don Domingo aburguesado del presente, que es un hombre ocioso:

    _

    Me refiero aquia lacuesiin de llugar precisoen elque sedesenvuelve laaccin, que puede ser el

    espacio mimtico o el espacio diegtico. Refirindose a esto Issacharoff comenta lo siguiente: "There are

    twomajor formsofdramatic space: mimetic and diegeticf...| in the theater. mimetic space is that which is

    made visible to an audience and represented on stage. Diegetic space. on the other hand, isdescribed.that

    is.

    referred to by thecharacters. in other words. mimetic space is transmitted directly. while diegetic

    space

    is

    mediated through

    the

    discourse

    of

    the characters,

    and

    thus communicated verbally

    and not

    visually"("Spaceand Relerence" 211-224).

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    30

    Signos Literarios y Lingsticos

    Enlaguerra,cuando pobre,

    nadie mejor satisfizo

    la obligacin de su sangre;

    nadie fue con los moriscos

    ms audaz, ninguno fue

    al trabajo ms sufrido,

    o al peligro ms valiente;

    mas despus que se vio rico,

    slo a la comodidad,

    al gusto del apetito,

    al descanso y al regalo

    se encaminan sus desinios,

    tanto,que "el acomodado"

    se suele llamar el mismo

    3

    (Alarcn,

    Obras

    III vv. 163-176).

    En el pasado, como vem os, el jove n caballero fue un hombre pobre y esforzado, un

    valeroso guerrero que cumpli valientemente con las obligaciones d e su sangre noble;

    esto es importante si tenem os presente que el estamen to de la nobleza tiene su origen y

    apoyo precisamente en el desem peo de la funcin guerrera. Si en el teatro espaol de

    gaipoca existe un inters constante en la presentacin de los valores de la nobleza

    como ideales que dan sentido a la realidad, aqu los tenemos encarnados en don Do

    m ingo; slo que con la salvedad de que esta cuestin se presenta com o algo pretrito.

    4

    Frente a esto, en la actualidad del m undo de la com edia, don Dom ingo es descrito, en

    cam bio, como un hom bre rico, entregado al ocio y al disfrute de una vida regalada y

    llena de comodidades.

    Tambin en el caso de don Ajgn se va a poner en evidencia la distancia que separa

    de m anera profunda su vida pa sada y su vida presente; con

    esto,

    como hem os dicho, se

    Todas

    las citas de la obra se

    basan en esta edicin.

    Diez. Borque.

    por

    ejemplo,

    nos

    recuerda

    que la

    comedia espaola

    del siglo XVII se

    ocupa

    de

    las ideas

    que buscan apoyarlaestructurade lasociedad monrquico-seorial. Con frecuencia,

    dice,

    dichas ideas

    se inscriben dentro de una visin idealizadora de la realidad. Estas son las palabras del crtico;; "La

    comedia emprender abiertamente, los caminos de mitificacin de la Patria, convinindola en valor

    supremoporabstraccin idealizadorade larealidady,por otraparte,sesumara ladefensadesdelas

    tablas

    de

    una poltica belicista que se traducir

    en

    ensalzar los valores

    de

    la guerra, del soldado, del

    herosmocomo virtudsuprema".

    (Sociologa de la comedia

    17-18).

    Mis adelante veremoscmo esto que

    sostiene Diez Borque constituye slouno delosaspectos sibien es cierto que es de primer ordetfc

    abordados en

    nuestra comedia.

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    Sim ili tudes y diferencias. El des arrollo . . . Seraf n G on z lez 31

    abren dos facetas en la caracterizacin del personaje q ue se oponen entre s. El jove n

    ha tenido un cam bio de vida radical; ha pasado de la riqueza a la po breza.

    5

    Tambin de

    ocupar una situacin de prestigio social a ubicarse en una vida de infamia. El amor de

    don Juan hacia Leonor es el motivo que est en la base de su dramtico cam bio de

    for-

    tuna. La falta d e continuidad entre presente y pasado como una peculiaridad importan

    te en la caracterizacin de este personaje ocupa un mayor espacio dram tico en el acto

    I que el que se dedica a don Domingo; se insiste pues con una gran fuerza en el gran

    contraste que se da en tre lo que fue y lo que es.Esta cues tin, por ejemp lo, est im pl

    cita cuando se hace referencia a la noble sangre del jove n que es negada por sus acc io

    nes reprobables. Esto ocurre cuando el Prncipe le pide a don Ramiro, padre de

    Leonor, la m ano de su hija para casarla con el jove n noble. Com o ellos ni siquiera to

    man en cuenta que el cambio de don Juan haya podido producirse por el amor que

    siente hacia Leonor, cargan fuertemente

    las

    tintas y sus com entarios adquieren un tono

    de total reprobacin hacia el proceder del jov en. Don R amiro muestra muy contund en

    tem ente al rey su desac uerdo con la propuesta de m atrimonio que l le hace para casar

    a su hija. En la explicacin que da se seala claramente al contraste entre la nobleza de

    don Juan y las bajas acciones que lleva a cabo; se insiste tambin en que ha dilapidado

    irresponsablemente su fortuna. Dice don Ramiro al rey:

    Sepa, seor, vuestra Alteza

    que,

    de quien es obligado

    don Juan, ha degenerado

    de suerte de su nobleza,

    que por su engaoso trato

    y costumbres es agora

    la fbula de Zamora,

    y atiende tan sin recato

    slo a hacer trampas y enredos,

    que ya faltan en sus menguas,

    para murmuralie lenguas,

    y para apuntalle dedos.

    Desde

    el

    punto

    de

    vista social,

    a don Juan le sucede lo

    contraro que a

    don

    Domingo, pues

    l ha pasado

    de la riqueza a lapobreza,

    segn

    l

    mismo

    lo

    refiere

    a su criado casi al empezar la

    accin

    y lo

    corroboran

    despus otrospersonajes.Locurioso es quelastrayectorias opuestasquesiguen ambos jveneseneste

    caso resultan poco relevantes, ya que, como veremos ms adelante, ambas implican en realidad una

    direccin equivalente y descendente de cada uno de los protagonistas desde el mundo de los valores

    heroicos hastael delos intereses pragmticosyel dinero.

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    Signos Literarios y Lingsticos

    Prdigamente gast

    innumerable inters

    suyo

    enfiestas,y

    despus

    que su hacienda consumi

    ftie en la ajena ejecutando

    lances de poca importancia,

    (vv. 449-466).

    La imagen que se nos ofrece en este dilogo es la de un hombre irresponsable y

    tramposo que se ha dedicadoauna vida de juergayquehaderrochado su hacienda sin

    repararennada. Este hecho resulta tanto ms lamentable en cuanto queleocurre a un

    hombre de origen noble y de reconocido valor. Comenta el Prncipe:

    Yo he

    perdido

    un

    gran soldado

    en don Juan. Quin entendiera

    que

    tan ciegamente hubiera

    su noble sangre infamado

    un hombre

    de

    tal valor?

    En abriendo el pecho al vicio,

    el ms pequeo resquicio

    dapuerta francaalerror

    (vv. 517-524).

    Sabemos posteriormente, por boca del mismo don Juan, que han sido sus finezas

    amorosas hacia Leonor

    las que lo

    tienen en parte en el estado

    de

    postracin en

    el

    que se

    encuentra. Aqu se nos ofrece una imagen ms matizada de l que la que nos dej el

    parlamento anterior. Esto se nos transmite en la plticaque tieneel joven caballero con

    su criado Beltrn, despus de que le ha sido negada la mano de la mujerala que ama.

    Don Juan se queja lleno de am argurayBeltrn le dice entonces unas palabras que son

    quizs las que mejor sintetizan la trayectoria que ha seguido

    el

    joven enamorado, que

    va desde la riqueza y el herosmo hasta la pobreza y la infamia:

    Sospecho

    que tuyalaculpa ha sido;

    quesi luego que llegaste

    a Zamora la pidieras.

    cuandodetantas banderas

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    Sim ili tudes y diferencias. El desarro llo . . . Seraf n G on z lez 33

    vitorioso en ella entraste,

    y cuando a su calidad

    igualaba tu riqueza,

    sin que hubiese a tu nobleza

    hecho la necesidad

    olvidar su obligacin,

    y dar, en tales abismos,

    a tus enemigos mismos

    lstima y a tu opinin

    (vv. 571-584).

    Com o vemo s, Beltrn considera que su seor no supo aprovechar la ocasin propi

    cia que tuvo para obtenerala mujer a la que am a. Don Juan recono ce que su criado en

    parte tiene razn, pero le explica que quiso alcanzar a Leonor por amor y no a travs de

    una negociacin con su padre. Con esto se pone especial nfasis en el carcter esen

    cialmente am oroso de la conducta seguida por don Juan con respecto a Leonor. El ga

    ln quiere obtener a la dama, pero sin forzarla y tratando de tomar en cuenta sus

    sentimientos. Comenta don Juan a Beltrn:

    Que lo err Beltrn, es cierto;

    mas.

    por

    fineza

    mayor,

    quise alcanzar por amor

    loque pude por concierto.

    Mostrse al principio dura

    Leonor, y quedar corrido

    tem si no era admetido;

    y as quise mi ventura

    asegurar, y en su pecho

    vencer la dificultad

    antes que la voluntad

    de su padre...

    (vv. 593-604).

    Don Juan ha dicho, y lo repetir despus,

    que

    la situacin que se encuentra vivien

    do procede de su amor a Leonor. En una ptica especial, la del amor corts, el hombre

    que realmente am a, el verdadero am ante, est dispu esto a entregarse a toda clase de sa-

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    34 Signos Literarios y Lingsticos

    crificios con tal de hacerse merecedor del amor de su dama.

    6

    La constancia de sus sen

    timientos sobrevive a toda clase de obstculos e intenta vencer toda clase de

    dificultades. En este sentido, la conducta de don Juan nos recuerda la del amante cor

    ts y se ubica con ello, en cierta forma, en una atmsfera ideal que lo aleja de su cir

    cunstancia inmediata. Slo que en nuestra comedia la experiencia que vive el joven

    caballero le sucede en el mu ndo real, donde hay que resolver necesariamen te las nece

    sidades de la cotidiana existencia y enfrentarse al p roblema de que para ello se requie

    re tomar en cuenta una serie de satisfactores materiales que la hacen posible, entre los

    cuales el dinero ocupa un lugar centra l.

    7

    Evidentem ente, en el curso de la comedia, no

    va a prevalecer la mirada ideal que ve con buenos ojos la constancia del sentimiento

    amoroso del joven, sino el enfoque realista y prctico que pone de relieve el carcter

    irresponsable de su m anera de actuar, provenga sta de donde provenga.

    Com o h emos visto, queda patente desde el primer acto el inters del dram aturgo de

    establecer una relacin compleja entre los dos protagonistas; al mismo tiempo, se nos

    transmite gradualmente la constitutiva ambigedad del carcter de ambos, as como

    de la circunstanc ia enlaque se desenvuelven . El contraste de las diferencias existentes

    entre los dos jve nes parece ocu par el primer plano en el planteamiento de la accin.

    Se destaca de m anera importante que don Juan de Berm dez ha dilapidado su hacien

    da y se ha dedicado a sablear

    a

    todos cuan tos ha podido para poder sobrevivir. Su ruina

    econmica se presenta relacionada con el amor qu e siente hacia L eonor y su deseo de

    conquistarla. Es empujado, sin embargo, tanto por el amor como por un apremiante

    afn de sobrevivencia que lo ubica crud am ente al ras de la realidad. El otro personaje,

    Aqu solamente intentamos apuntar un aspecto del personaje que da evidentemente para mayores

    retlexiones. Consideramos que aparecen algunos elementos del amor corts que ayudan muy

    significativamentea lacaracterizacinde unabuenaparte de laactitudde donJuan.Resulta claro que en

    la comedia

    se

    intenta

    tomar

    distancia

    con una

    concepcin amorosa idealizada.

    Damos slo un

    ejemplo;

    don Juan lo ha sacrificado todo por el amor que tiene a Leonor. Lafitte-Houssat explica: "El amante

    espera, asimismo, que la recompensa ser ms segura, ms agradable, cuantos ms tormentos haya

    sufridoy ms tiempo haya

    esperado'".

    Ycomenta despus, acerca del

    enamorado:

    "La concienciade un

    mejoramientomoral gracias al amor de la dama da al amante ese estado de alma que se llamaalegra de

    amar

    sin el cual ningn bien es posible"(Trovadores 113). En nuestra comedia, lo que don Juan

    experimentacomoconsecuenciadelamores unextravio moral.

    Una de las peculiaridades que hacen del amor corts un fenmeno aristocrtico es el ocio.

    Laffjte-Houssat seala a esterespecto: "Para ocuparseen amor de manera conveniente senecesitaocio;

    si

    se

    est asediado por

    los

    trabajos

    y

    preocupaciones diarias, impuestos por la vida material,

    no

    puede

    llegarse a ese estado de alma indispensable para el goza de amor. Muy por el contrario, los cuidados

    materiales y lanecesidaddetrabajar para ganarselavidamatanel amor (108).

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    Sim ilitudes y diferencias. El des arro llo... Serafn G onz lez 35

    don Dom ingo, ha heredado una cuantiosa fortuna

    y se

    encuentra

    en

    pleno disfrute de la

    misma, lo que le permite vivir cmodamente, a sus anchas. As pues, don Juan vive

    una vida apasionada

    y

    llena de sobresaltos, de sufrimiento, de am argura, m ientras don

    Domingo lleva una vida de seguridad, apaciguada, en la que disfruta de las pequeas

    voluptuosidades de quien tiene todo al alcance de la mano. Don Juan advierte con cla

    ridad las diferencias existentes entre ellos dos, cuando despus de or la historia de la

    buena fortunadedon Dom ingo, que uolecuenta,sequeja amargamente de su mala

    suerte:

    *'Ah,

    vil fortuna Con otro s/tan liberal

    y

    conmigo/tan

    avara"

    (vv, 195-197).

    Ya desde el acto 1, la comedia subraya en el caso de ambos jvenes la trayectoria

    seguida por cada uno de ellos desde, el pasado hasta el tiempo presente que se encuen

    tran viviendo en la comedia. El camino recorrido por los protagonistas es en aparien

    cia diametralmente opuesto, pero an as se nos muestra que los dos jvenes tienen

    algoencomn; tanto el uno como el otro provienen de una situacin que los iguala, ya

    Q

    que vienen de un pasado de herosmo. En los dos casos el herosmo ha quedado atrs

    y tambin en los dos casos la circunstancia que los rodea nada tiene que ver con los

    grandes valores caballerescos ni con acontecimientos gloriosos. Ambos son nobles y

    la suerte conlaque cada uno de ellos ha corrido, si vemos ms all de las simples apa

    riencias, es muy similar. Don Juan de Bermdezydon Domingo de Don Blas, que han

    realizado importantes hazaas en la guerra

    y

    que han alcanzado con ello la estatura de

    hroes, se encuentran ahora viviendo la gris cotidianeidad que les ofrece el ambiente

    urbano. Se mueven ahora en una circunstancia que deja atrs el herosmo y en la que

    parece manifestarse la parte ms mezquina y convencional de la personalidad de estos

    Aqu es muy importante poner de relieve que la cuidadosa articulacin de los elementos que

    diferencian a los personajes frente a los que los identifican tiene que ver con la confrontacin de lo

    aparente y real, como veremos ms adelante.

    9

    Evidentemente que esta peculiaridad que jalona la trayectoria vital de los dos jvenes protagonistas

    evoca la coyuntura histrica en la que se transita del mundo caballeresco al mundo moderno. Maravall

    explica este cambio recordndonos que el estado moderno se apoy fundamentalmente en tres

    instituciones: la burocracia, la econom a din erariay el ejrcito. En el funcionamiento de estos tres pilares

    va a mostrarse muy claramente el espritu de la nueva pocaUtopia

    ycontrautopaen el Quijote ).

    De

    las tres instituciones mencionadas por M aravall. la que aparece con mayor peso en nuestra comedia es la

    que tienequever con la cuestin del dinero; el tema de las armas de fuegoyel ejrcito moderno, si bien no

    se aborda directamente, se encuentra implcito. Veamos cmo J. Lafaye relaciona estos temas: "El

    caballero esforzado [...] habituado a luchar en combate singular, con lanza en ristre o espada en la diestra,

    tena un apego a su honoryuna dignidad relacionada con las victorias de su valeroso b razo. Las armas de

    fuego matan en una batalla, ciegamente y a larga distancia; el combatiente ya est convertido en annima

    carne de can, su vida depende del azar o del D estino..."(Sa ngrientas fiestas34).

  • 7/25/2019 SLYL-2007-36

    10/19

    36

    Signos Literarios y Ling sticos

    caballeros. La moral heroica y noble de la guerra se ve desplazada por la moral prag

    mtica y acomodaticia de una sociedad en la que el dinero y la ambicin es lo que

    cuentan.

    Desde el primeracto,donde se da el planteamiento de la accin, podemos percibir

    que las situaciones recreadas implican una mirada nostlgica hacialosvalores del pa

    sado. El presente se recrea como el lugarenel que hay una ausencia de acciones vale

    rosas, comoelmbito en el que los ideales han quedado atrs; los hombres ofrecen lo

    peor de s mismosysi no quedan relegados de sus responsabilidades morales y de su

    libre albedro, al menos una circunstancia que se muestra adversa justifica en parte las

    actitudes que adoptan as como los mviles de su conducta. Sobre las implicaciones de

    todo esto tendremos que volver ms adelante.

    Resumiendo, podemos advertir

    que

    desde

    el

    primer acto

    de

    No hay

    mal que por

    bien

    no

    venga

    se hace patenteelinters del dramaturgo de transmitirnos la ambigedad fun

    damental que caracteriza tanto a los protagonistas como a la realidad en la que se mue

    ven. Ciertamente, en este planteamiento, se busca que las diferencias entre los dos

    personajes tengan un mayor peso dramtico que los elementos que puedan tener en co

    mn.

    stos,

    sin embargo, aunque se dibujen en un segundo plano, nos permiten realizar

    una mirada ms all de las apariencias que nos presenta la circunstancia inmediata que

    rodea a los personajes; es decir, ms all de las diferencias existentes entre ellos.

    Muy significativamente, en el acto II, se profundiza la brecha que separa las accio

    nes que

    llevan

    a

    cabo don Juan

    y

    don Dom ingo.

    La

    diferencia existente entre

    los

    carac

    teres de ambos llegaatal punto que cada uno de ellos sigue una direccin opuesta a la

    del otro. Mientras don Juan desciende cada vez m s en una vida de infamia, don Do

    mingo, en cambio, empiezaapresentar ciertos rasgos positivos detrsdela fachada de

    frivolidad con la que se nos present en el acto I.

    En el

    acto

    II,

    notamos

    que la

    excentricidad

    de

    don Domingo

    no tiene ya

    slo

    un

    sus

    tento superficial; va ms all de los simples escrpulos y la inmediata comodidad.

    Advertimos en el personaje un evidente desapego de las convenciones y frmulas so

    ciales que le permite poner a salvo su ntima libertad personal. El personaje nos hace

    saber incluso que procura vivir llevado porsupropio ritmo interiory deacuerdo consi

    go mismo, no acicateado por exigencias extemas. T al es el caso, por ejemplo, cuando

    Mauricio, uno de sus criados, le recuerda a su seor que ya

    es

    hora

    de

    cenar

    y

    don Do

    mingo le responde;

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    11/19

    Sim ilitudes y diferencias. El desa rrollo... Serafn G onz lez 37

    Majadero,

    hora es cuandoyoquiero:

    el tiempo hadesealar

    el

    reloj,

    quenodar leyes;

    que

    en

    esta puntualidad

    contra la comodidad

    tengo lstima a los reyes

    (vv. 1653-1659).

    Insiste tambin en que l no tiene que hacer las cosas slo porque los dems las han he

    cho:y no tengo decomer/ porquecomenlosdems" (w . 1662-1663).Elpersonajesepro

    clama dueo de s mismo y no un juguete en manos de todo lo que es ajeno a su fuero

    interno. Podemos considerarque lo que eldramaturgo intentacontodo estoessubrayarque

    el personaje manifiesta una actitud estoica en la que el entendimiento desempea un papel

    fundamental para alcanzareldominio de s mismo y con ello la propia libertad personal.

    Lo anterior explica el trasfondo de las diversas reacciones y actitudes que va te

    niendo

    el

    joven caballero ante la serie de situaciones que se le van presentando en el

    transcurso de este actoycuya respuesta, ante las mismas, parece absurda y sin sentido

    si no se toma esto en cuenta. Pensemos, por ejemplo, en la peculiar forma en que res

    ponde el caballero a los argumentos de Leonor, cuando ella plantea que quien la ame

    tiene que cumplir con ciertos requisitos para que ella le corresponda. Con estas pro

    puestas de la dama, se introduce nuevamente la cuestin del amor corts, modelo al

    que como hemos visto se sujeta en parte la actuacin de don Juan.

    10

    Las respuestas del

    joven caballero en este dilogo evidencian su desacuerdo con las exigencias de

    la

    jo

    ven y, con ello, la toma de distancia con una forma de entender la relacin amorosa en

    la que se privilegia el hecho de renunciar a la libertad personal y en consecuencia al

    dominio sobre s mismo. Esto se ve reforzado adems cuando el joven se muestra im

    presionado tambin con Constanza, ante el asombro de ella misma, pues con ello se

    sugiere que el amor no se da en don Domingo como una fuerza que avasalla la volun-

    Fs Leonor quien entiende el amor dentro de tal concepcin. Don D omingo lo que hace desde su punto

    de vista, es expresar lo absurdo de tal manera de proceder que va contra una actitud prctica que es la que

    para l resulta ms convincente. No tiene caso aqu hacer la referencia puntual de todo lo que dice la

    dama. Podemos recordar, slo a modo de ejemplo, cuando ella le dice a Domingo: "Quien no quiere

    padecer / no merecer jams" (vv, 1173-1174). Frase que nos remite al concepto tradicional del amor

    corts, con la cual don Domingo no est de acuerdo, pues piensa que hay modos m s prcticos

    y

    gustosos

    dealcanzarelamor. Laffite-Houssat explica; "Dada la superioridad social de la mujer amada respecto del

    amador, ste vive temblando por la sola idea de desagradarla o no ser digno de ellayde su amor" (11 0).

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    3 8

    Signos Literarios y Lingsticos

    tad del sujeto, sino que ste conducido por la razn es capaz de elegir a la mujer ms

    conveniente para que sea objeto de su amor. '-

    En esta misma lnea se da

    la

    escena en la que don D om ingo declina la invitacin del

    Prncipe ante la cual, en vez de sentirse especialmente honrado, se siente incmodo;

    com o sab em os, para tratar de resarcir su ausencia a las fiestas a las que es invitado d e

    cide mandar dineroaljoven prncipe. El contraste entre el carcter p uramente ceremo

    nial y formal, que revisten los actos organizados por el Prncipe para los festejos de

    Zamora y la propuesta pragmtica con la que don Domingo intenta librarse de la asis

    tencia a los mism os, nos habla, como despus lo seala don Ram iro, de un hom bre de

    sengaado, desinteresado de las brillantes apariencias sociales, que se presentan para

    l com o formas huecas.

    1

    " Frente a este llamado al que evita acudir, est el llamado con

    el que se cierra el acto II, ante el cual

    el

    joven caballero no duda y rpidamente se dis

    pone para saliralencuen tro de su prncipe. Finalm ente, dentro de esta vertiente que es

    tamos tratando de destacar, se dan las diferentes situaciones en las que don Domingo

    se encuentra con don J uan. Recordem os cuan do en una de ellas ste le pide a aqul que

    se aleje de L eonor y l acepta sin intentar llevar a cabo ni siquiera la ms m nima acla

    racin y sin opo ner ninguna resistencia. Esta actitud no deja, por supu esto, de sorpren

    der al mismo don Juan. En la otra situacin, que es por cierto la escena con la que se

    cierra el acto II, la actitud estoica de don D om ingo se ve enrique cida cuan do v em os la

    fuerza que ejerce en su nimoelllamado de su prncipe. Ante las mirad as s orprend idas

    de sus criados se arma e insiste que en lo referente a la cuestin del pundonor no hay

    l viene dicindole a uo que piensa poner su esperanza tanto en Leonor como enConstanza.

    Dice:

    No me

    pareci Constanza

    menos quesu prima bella:

    en

    Leonor

    pondr y

    en ella

    igualmente

    mi

    esperanza.

    La que mequierahe deamar;

    ia queno.

    no

    he de

    querer;

    que enesto, corresponder

    quiero

    ms que

    conquistar

    (vv. 1428-1435).

    uo

    comenta

    que todo eso

    est

    muy

    bien

    si es que el

    amor le permite esa

    eleccin;el joven

    contesta

    con seguridad: Nopermitoala pasin /yo que jamsmela quite" (vv. 1438-1439).

    Ruiz Ramn comenta: "Con su actitud don Domingo muestra su independencia frente a las

    convenciones sociales y la primaca de la moral personal, estribada en principios firmes y racionales,

    frentea la convencinmoral,estribada enapariencias,del mundosocial,cuyo modelo o eje es el respeto a

    la opinin pblica, verdadero motor

    de

    las conductas individuales"(Historia delteatro).

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    Sim ilitud es y diferencias. El de sarro llo... Serafn G onz lez 39

    nada que pueda desviarlo en su cum plimiento. No slo realizaconinmediatez los pre

    parativos necesarios para acudir puntual alacita, sino queelencuentro mismo que tie

    ne con don Juan, en el que ste insiste en batirse en duelo con l, no logra desviarlo de

    su camino ni borrar de su mente el objetivo principal que debe conducirlo.

    En estos acontecimientos que venimos comentando, no es ya slo el excntrico, el

    acomodado, quien habla, tambin se manifiesta cada vez ms un hombre que, por una

    parte, trata de conducirseentodo mom ento siguiendolosdictados de la razn y, por la

    otra, que no se deja llevar ciegamente por las inercias sociales ante las que repetida

    mente toma distancia.

    Frenteadon Dom ingo, pues, y siguiendo una direccin contraria,comoya lo sea

    lamos, se recrea detalladamente la figura de don Juan de Bermdez. Es un hombre lle

    vado tanto por sus pasiones como por los embates de la dura necesidad; un hombre

    impulsado por un corazn ardiente que se entrega con todo lo que tiene para alcanzar

    la realizacin del sentimiento am oroso que lo posee. Es en este sentido, sin embargo,

    un hombre privado de la libertad, perdido en el maremagnum de fuerzas que lo domi

    nan. En el acto

    II,

    adems,lovemos duramente rechazado porladamaaquien le ha sa

    crificado todo. Ellalerecriminaalcaballero la falta de honorque lmuestraentodo lo

    que hace as como la bajeza de las acciones que lleva a cabo. Con esto el galanteo del

    amor corts es visiblemente hecho de lado.

    El personaje es tambin un hombre hundido en una fuerte crisis moral que le

    impide escuchar la voz de su conciencia y hacerse cargo de sus propios errores

    para tratar de corregirlos. No puede relacionarse objetivamente con lo que ocurre

    alrededor de l. Est convencido inclusive de que son la mala fe y la ambicin del

    padre de Leonor, los que se oponen al cumplimiento de su boda con la mujerala que

    ama. Piensa que Ramiro lo desprecia por su pobrezayno se le ocurre discernir que es

    l mismo el arquitecto de todas sus desventuras. Esta actitud se manifiesta tambin en

    otros momentos. Cuando se entera de que don Domingo se refiri a l llamndolo

    "Caco sutil", se indigna m ucho, como si lo escuchado fuera un insulto y no la cruda y

    terrible verdad que

    se

    desprende de sus acciones infames. Como sabemos, esto lo lleva

    a buscaradon Domingo para tratar de batirse en duelo con

    l.

    No deja lugaradudas la

    insistencia del dramaturgo en las peculiares caractersticas de este personaje en el

    transcurso del acto

    II,

    que se muestra imposibilitado para reconocer sus bajas acciones

    y las terribles consecuencias con que las mismas lo llevan por una lnea descendente.

    Podemos afirmar, en pocas palabras, que don Juan no se asume como responsable de

    sus propios actos

    y

    trata

    de

    explicarse su desgracia como algo proveniente de situacio-

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    40 Signos Literarios y Lingsticos

    nes extemasyde culpas ajenas. En este sentido el contraste que presenta con don D o

    mingo es muy fuerte.

    La escena final del acto II es muy interesante, pues el contraste entre don Domingo

    y don Juan llega al espectador

    con

    gran intensidad. Don Juan, empujado por la pasin,

    es iracundoyse deja llevar por la fuerza de sus emociones y sentimientos: manifiesta

    impaciencia. Don Domingo es un personaje ms mesurado; se conduce con firmeza,

    guiado por la razn, el deber, la lealtad a su prncipe. El pundonor, como l mismo ob

    serva, est en la base de su conducta

    y

    no la pasin. Este personaje, por decirlo as, se

    muestra dueo de s mismo,loque no ocurre con don Juan. No es casua l, pues, que el

    segundo acto concluya con

    la

    confrontacin de los dos jvenes caballeros. Parecera, a

    estas alturasde latrama,quelasdiferencias entre ambos son realmente insalvables. En

    esteacto,

    la

    ambigedad que caracterizaba la personalidad de cada uno de los protago

    nistas al principio parece quedar atrs. Tanto el uno como el otro se van delineando

    claramente en una direccin muy precisa.

    La paradoja que hace que una situacin de signo negativo se transforme en una si

    tuacin de signo positivo marca

    el

    sentido de los hechos que se dan en el acto

    III.

    Es la

    paradoja misma la que da ttulo a la comedia: "No hay mal que por bien no ven ga".

    Don Juan, hombre desesperado, impulsado sobre todo por

    el

    deseo de venganza

    y

    cada

    vez ms desorientado,sedisponeacometer, acompaado de Beltrn, el robo del teso

    ro que se encuentra en la casa de don R amiro. Esta situacin, en la que

    el

    joven est a

    puntodeavanzar un paso ms porelcamino de su propia infamia, merced al inespera

    do encuentro con don Dom ingo, da un giro totalmente inesperado a los hechos y hace

    que la accin d un vuelco sorprendente. Como sabemos, don Domingo le cuenta a

    don Juan acerca de los preparativos que el prncipe don Garca lleva a cabo para derro

    carasu propio padre, el rey Alfonso III de

    Len.

    El Prncipeysu cmplice don Rami

    ro le propusieron que se uniera a ellos y como l se rehus a unirse a los traidores lo

    dejaron preso en el lugar en el que

    lo

    encuentra donJuan.Don Dom ingo se muestra or

    gulloso por la forma

    en

    que ha actuado ante los sediciosos

    y

    por la fuerza con que supo

    responder a la lealtad que debe a su rey. Le comenta por ello a don Juan:

    Nunca, don Juan, pensara

    que la lealtad dormida

    en ocios de la vida

    con tan ardiente furia despertara

    a una voz halagea

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    Similitudes y diferencias. El desarrollo... Serafn Gonzlez 41

    que el dao esconde cuando el premio ensea

    (vv. 2117-2222).

    Se hace aqu referencia de nuevo a los ocios de la vida en medio de los cuales se

    adormecen los ideales, pero el cambio abrupto e impen sado de las circunstancias que

    reclaman de ciertas prendas personales para poder complirse despierta en los nobles

    pechos el em peo de defender los grandes valores com o la lealtad al rey. Precisam ente

    en esto va a insistir don Dom ingo al hacer un llam ado a la conciencia de don Juan para

    que abandone los mviles deshonestos que lo infaman. Primero le aconseja dejar atrs

    una vida engaosa para poder retornar a su nobleza:

    volved, don Juan, volved a la memoria

    los timbres heredados

    de vuestros altos, nclitos pasados,

    despierte en el leal heroico pecho

    el valor,adespecho

    de los divertimentos que dormido

    con engaoso halago le han tenido

    (vv. 2175-2181).

    Despus le hace ver que tiene ante s la oportunidad de conquistar la nobleza perdi

    da si sigue el camino de la lealtad a su rey. Dice don Domingo:

    No la naturaleza

    en quien principio hall vuestra nobleza,

    se rinda a la costumbre advenediza;

    mostrad, librando al Rey, que los errores

    que han desmentido en vos vuestros mayores,

    no

    de la inclinacin fueron defetos,

    sino del ocio vil propios efetos,

    y que, de la ocasin solicitado,

    sois el m ismo que fuistis

    vv. 2201-2209).

    Estas palabras despiertan finalmente la conciencia de don Juan, quien ahora se

    aduea de s mismo en la medida en que se hace responsable de los errores com etidos

    no viendo ya en la gente que lo rodea el origen de sus culpas. En esta lnea se da por

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    42

    Signos Literarios y Lingsticos

    parte de don Juan el pleno reconocimiento de don Domingo, merced a las sabias pala

    bras que le ha dicho:

    Ah, ilustre caballero

    Oh, en el valor

    y

    la lealtad primero

    Qu espritu divino,

    qu aliento celestial, a vuestros labios

    consejos dictaenmi favortansabios,

    que,

    no slo

    a mi

    ciego desatino

    dan arrepentimiento,

    pero sin el castigo el escarmiento?

    Por

    vos

    gan

    lo

    que por

    mi

    he perdido:

    ser muriendo el que naciendohesido.

    en la misma nobleza que he heredado.

    otra

    vez vuestra

    lengua

    me

    ha engendrado

    (vv.

    2230-2241).

    Despus de este acto de verdadera iluminacin que vive don Juan, en el que reco

    noce su inmensa deuda con don Domingo, se prepara con entusiasmo para com batir la

    conjura que pretende derrocar al rey. Antes de concluir este intenso encuentro entre

    los dos caballeros, el dramaturgo no deja pasar la ocasin de sealar las contradiccio

    nes e incongruencias de la vida humana. As pues, don Domingo le pregunta a don

    Juan cmo es que fue

    a

    dar hasta

    el

    lugar donde

    se

    encuentra preso. En la respuesta que

    don Juan le ofrece, se marca la fuerte paradoja que sirve como trasfondo a la peculiar

    situacin que protagonizan losdosjvenes nobles; dice don Juan: "Pasos errados / a

    fines me trujeron acertados" (vv. 2264-2265).

    A partir de este m omento, ambos caballeros marchan en la misma direccin y que

    da atrselplanteamiento antittico que los presentaba com o polos opuestos en cuanto

    asuscaracteresyen cuantoa lasaccionesquellevabana

    cabo.

    Si ambos, comosehace

    ver

    en

    el acto I, se identificaban por tener un pasado en comn en el que resplandecie

    ron sus virtudes caballerescas a travs de los hechos heroicos que haban realizado en

    la guerra, validando con ello su estirpe noble, ahora los dos caballeros encuentran el

    punto de confluencia que los identifica de nuevo en la firme decisin de cada uno de

    ellosdedefenderconsu propia vida al rey en contra de los conspiradores que intentan

    arrebatarle el poder. El herosmo desciende ahora a la actualidad del mundo represen-

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    Sim ilitude s y diferencias. El des arrollo ... Serafn G on zlez 43

    tado en la comediayal encarnarse losdosjvenes caballeros les permite recuperar lo

    mejor de s mismos.

    La comedia nos confronta evidentemente con la compleja problemtica de una

    poca que se debate entre la nostalgia de ciertos valores del pasado y el rechazo de lo

    que

    le

    ofrece

    el

    presente. Se nos presenta el declinar

    de

    los valores heroicos

    y

    con ellos

    la amenaza de la posible subsistencia de la clase de la nobleza. Interviene en estos he

    chos,

    el surgimiento de una circunstancia en la que adquiere una gran fuerza

    el

    dinero

    y una serie de valores prcticos. Ciertamente, tal clase de am biente no logra extinguir

    la nobleza que est latente en el corazn de los dos jven es pro tagonistas,

    l3

    pero slos

    disminuye en cuanto individuos al poner ante ellos los limitados horizontes de un

    mundo en el que no pueden realizarse plenamenteyen el que sus virtudes no pueden

    brillar

    y

    carecen de sentido.

    La prueba, sin embargo, de que no hay circunstancia, por negativa que sea. que logre

    anular la libertaddel individuo y conellolaresponsabilidadque tienede responderporsus

    propios actos, es suministrada en la obra cuando la conjuracin que se gesta contraelrey

    ofrece a los dos jvenes la oportunidad de recuperar lo mejordes mismos, su nobleza.

    1

    "

    1

    Esta circunstancia propicia hace muy fuerte el contraste entre el decaimiento

    en

    el que vi

    van los jvenes

    en

    un mundo sin

    ideales y el

    sentido que vuelven

    a

    tener

    sus

    vidas cuando

    la realidad reclama sus nimos valerosos. Sin la circunstancia propicia, no parece posible

    que puedan manifestarselosnimos esforzados. El signo de los tiempos parece amenazar

    la existencia de las virtudes tradicionales.

    Efectivamente, como seala Castro Leal, no hay detrs de todo esto un trasfondo

    de valoracin moral.

    1?

    Nosotros aadiramos que tampoco el inters primordial reside

    Dice Castro L eal: "...si el ocio y la cidez de los aos no han quebrantado la nobleza del alma de Don

    Domingo de Don Blas, la corriente de degradacin en que vive no ha ahogado la hidalgua de Don Juan

    [...] ambos vienen a ser dos ejemplos elocuentes de que ni el tiempo ni el vicio pueden vencer el corazn

    virtuoso" (190).

    Aqu contaramos con una explicacin ms amplia del ttulo de la comedia que la que explcitamente

    propone don Juan cuando dice: "Pasos errados / a fines me trujeron acertados". En sta la contradiccin

    explica nicamente el viraje de la trayectoria de don Juan: en aqulla. la paradoja se refiere al carcter

    negativo de la conjura contra el rey. hecho que permite que los dos protagonistas muestren nuevamente

    sus acciones nobles.

    Castro Leal opina lo siguiente:

    Nohay m al que por bien novenga

    seala ya un franco divorcio entre la

    pintura de caracteres y las preocupaciones ticas [...], Ln D on Dom ingo de Don Blas, una de las figuras

    alarconianas ms vivas y originales, el poeta ha logrado alejar aquellas perspectivas concentrando el

    inters en los rasgos psicolgicos del personaje mism o" (188).

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    44 Signos Literarios y Lingsticos

    en enfocar de forma preponderante los rasgos psicolgicos de don Domingo. Estos

    importan como elementos que dan expresin a una muy especfica coyuntura histri

    ca-Hayentonces un intento por tratar de recrearyentender cules son las exactas pers

    pectivas que se ofrecen al ser humano en el preciso momento histrico en que la

    comedia se produce. Inevitablemente, la interaccin del individuo con el mundo que

    lo rodea crea la situacin peculiar que encuadra la vida humana. No puede negarse,

    parece sugerirnos el dram aturg o, la libertad del individuo ni la responsabilidad que

    tiene sobre su existencia, pero tampoco podemos negar que todo ello se ejercita

    dentro de los especficos lmites que una particular situacin histrica crea en tor

    no del ser hum ano.

    Lacomedia recrea evidentemente dos posibles horizontes, dos mundos que se con

    traponen entre

    s;

    se inscribe, de esta manera, dentro de una interesante reflexin acer

    ca del problema de la temporalidad, del trnsito de una gloriosa edad pretrita a un

    presente que se percibe como carente de ideales. Marc Vitse y Frdric Serralta han

    puesto de relieve que la comedia espaola del primer cuarto del siglo

    XVI

    intenta una

    consideracin "sobre las perspectivas ofrecidas a una generacin noble condenada al

    ocio de una edad pacfica"("EI teatro"

    532).

    La evidente preocupacin por la contra

    dictoria coyuntura histrica que se manifiesta en nuestra comedia apunta al problema

    de "la adaptacin de la amplitud de los valores antiguos a la estrechez del horizonte

    moderno" (Vitse 534).

    Obras citadas

    Wardropper, Bruce W. "Comic lllusion: Lope de Vega's El perro del hortelano .

    Kentucky Romance Quarterly14(1967).

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