sevilla flamenca nº113

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SEVILLA FLAMENCA | etapa V | número 113| pág. 1

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Sevilla Flamenca nº 113

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Sevilla Flamenca | etapa V | número 113| pág. 1

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El NO de la Bienal a las Peñas Flamencas En el año 1980 se celebró la primera Bienal de Flamenco Ciudad de Sevilla. La Fede-ración Provincial de Sevilla de Entidades Flamencas fue parte esencial en la idea, en la creación, en la organización y en soportar los gastos. Treinta años más tarde la dirección de la Bienal ha dado un paso atrás y ha querido dejar en fuera de juego a la Federación.

Incluso a su órgano difusor, nuestra Sevilla Flamenca, la Bienal le ha denegado casi todo lo que le hemos solicitado, para cubrir el acontecimiento flamenco más importante del mundo, con el pretexto de haber cursado la solicitud tarde, cuando teníamos deman-dada una reunión desde muy principios del pasado mes de julio. Tal falta de tacto nos ha decepcionado, pero no nos ha quitado las ganas de seguir informándote, querido lector. Cuando la Bienal nos ha dado un sí por respuesta nos hemos aferrado a él como a un clavo ardiendo para tenerte informado de todo lo que ocurra en Sevilla durante los meses de septiembre y octubre. Así están las cosas. Nos hemos encontrado con un sí y con demasiados noes.

Con tanto NO en la boca de la Bienal nos entristecemos, porque aquel evento flamenco que con tanto esfuerzo ayudamos a crear se nos ha hecho mayor y nos niega. Sentimos pena, cierta nostalgia y frustración porque se nos dificulta incomprensiblemente una noble pretensión, como es la de informar a la afición flamenca mundial de lo que se cuece en la Bienal sevillana durante un mes.

Pero en fin, habrá que dejarlo ahí, porque nuestra relación con la Bienal es buena y queremos que lo siga siendo, y además nos quedamos sin espacio para esta editorial de la Sevilla Flamenca que continuará, con la ilusión por bandera, dando cuenta a los aficionados cabales de la actualidad flamenca, aunque para ello tengamos que sortear mil y una trabas. Que las estamos sorteando.

113editorialPresidenteJosé María Segovia Salvador

Vice-presidente primeroJerónimo Roldán Pardo

Vice-presidente segundoJuan Antonio Aguilar Gómez

SecretarioPablo José Parrilla González

TesoreroJosé María Rodríguez Fatou

DirectorEduardo Javier Pastor Rodríguez

Director adjuntoPablo José Parrilla González

ColaboradoresAgenda AtalayaAgustín I. Barrera GarcíaPaco BechJosé Cenizo JiménezManuel Fernández FuentesJosé González ReinaManuel Herrera RodasJosé Manuel López GutiérrezLuis Navarro GarcíaJosé Luis Ortiz NuevoRicardo Rodríguez CosanoJerónimo Roldán PardoJuan Vergillos

FotografíasCarlos ArbelosJavier ArceneguiArchivo Agenda AtalayaArchivo de la Bienal de FlamencoBeniToni BlancoLuis CastillaCharo CorralesJuan FloresManuel Martín MartínRubén MartínLuis Navarro GarcíaPaco SánchezGómez TeruelJosé Ángel Vidal

EditaFederación Provincial de Sevilla de Entidades FlamencasDante 1, Sala 26 :: 41006 :: Sevillawww.sevillafederacionflamenca.es

Diseño y maquetaciónAlmenara Emergente955 853 014 :: 645 254 261www.almenaraemergente.com

ImprimeDimograf, S.L.P.E. Alcalá X. c/ Tres, Nave 1641500 :: Alcalá de Guadaíra :: Sevilla 954 251 000

DistribuyeMailing Andalucía, S.A.www.mailingandalucia.es

Depósito Legal SE-200-1980

Revista de la Fed. Provincial de Sevilla de Entidades Flamencasetapa V | número 113 | septiembre 2010

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sumarioopinión [p. 04]

Añoranza de otros tiempos. Pepín Carrillo El año de las medallas.Antonio OrtegaDe prohibiciones y políticos toreados.Eduardo J. Pastor

entrevista [p. 08]

Antonio Gámez. Luis Navarro

actualidad [p. 10]

Paco. Eduardo J. Pastor

entrevista [p. 12]

Fernando González-Caballos. Eduardo J. Pastor y Agenda Atalaya

clásicos del siglo XXI [p. 15]

Un cantaor de lujo. José Cenizo

publicaciones [p. 18]

La llave de la música flamenca, de Antonio y David Hurtado Torres.

monográfico [p. 19]

Un poco de historia de la Bienal. Jerónimo Roldán

Clasicismo e innovación en la Bienal. Juan Vergillos

La Bienal que he vivido. Manuel Herrera

Ecos de la I Bienal en nuestra revista. Ricardo Rodríguez Cosano

Más allá de las sombras permitidas. J. L. Ortiz Nuevo

Entrevista a Domingo González. José Manuel López

Arte flamenco. La Bienal de Flamenco de Sevilla y su cartel publicitario. Agustín I. Barrera

El Giraldillo a su paso por la Bienal. Pablo Parrilla

flamenco al compás de 35mm. [p. 48]

Flamenco y cine II. Paco Bech

relatos flamencos [p. 50]

Por ahí se va a Triana II.Manuel Fernández Fuentes

crónicas [p. 52]

en el recuerdo [p. 60]

A tu obra, eternamente recordada. José González Reina

agenda [p. 62]

crónicas pág. 52

opinión pág. 04 monográfico pág. 19

actualidad pág. 10

entrevista pág. 12

clásicos del s. XXI pág. 15

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opinión

El pasado día 13 de junio la Tertulia Cul-tural Flamenca El Gallo de Morón de la Frontera homenajeó al gran aficionado Antonio Cabrera con una fiesta que se desarrolló en la caseta de verano del Cír-culo Mercantil, el mismo lugar donde se celebraron los primeros Gazpachos, y me vinieron a la memoria unos recuerdos en-trañables.

En ese histórico espacio de la Alameda se desarrollaron los primeros festivales, desde el 31 de agosto de 1963 en que se celebró la primera edición hasta la treceava del 23 de julio de 1975, con la excepción del quinto, que tuvo lugar en las Piscinas Municipales el 16 de sep-tiembre de 1967 y se hizo coincidir con el llamado «Día de la Provincia». La décimo primera edición, también prevista en la caseta del Círculo Mercantil, fue suspen-dida por el repentino fallecimiento de Diego Amaya Flores, Diego del Gastor.

Junto a aficionados de la talla de Fran-cisco Ayala, Bernabé Coronado, Indalecio Alemán, Manuel Villalba, José Higuero, Luis Camacho y Andrés Cabrera, perte-necí a la comisión organizadora desde el segundo Gazpacho Andaluz al sexto,

Entre los primeros había un respeto ma-ravilloso, se escuchaban unos a otros y procuraban no repetir los palos, salvo soleá y seguiriyas, lo que Antonio Mai-rena llamó el manojo. El público, aparte de ir bien vestido, o sea, con el traje de los domingos y, sobre todo las mujeres elegantísimas, ponía mucha atención a cada artista, y a la semana siguiente era el tema de conversación: «pues a mí me gustó mucho fulano en las malagueñas, y anda que el mirabrás que hizo zuta-no…». Y es que, en aquellos años, había más afición.

Cuando nace el primer Gazpacho en Mo-rón, ya Utrera llevaba siete ediciones de su Potaje, el pionero entre los festivales, y después fueron saliendo infinidad de ellos: Mairena del Alcor, Lebrija, Puebla de Cazalla y una larga lista. Cada pueblo tenía o tiene su festival flamenco, atre-viéndome hoy a decir que hay que darles otro formato.

En cuanto a los artistas, en estos primeros festivales salieron muchos y muy buenos pero ocurre que actualmente, cualquiera que sepa hacer algo es artista, tanto en el cante, en el toque o en el baile. Hasta los palmeros se han convertido en profe-sionales, sin que yo tenga nada en contra pues son muy necesarios en el compás.

Afortunadamente para el flamenco han salido magníficos intérpretes, de eso no cabe la menor duda, pero ocurre que al haber más cantidad hay menos cali-dad. En una entrevista que le hicieron al maestro José Menese, decía: «con la evo-lución del cante se pierden purezas».

y ello fue debido a que en el fin de fiesta del primero tuve el atrevimiento de subir al escenario para hacer compás, cosa que no sabía, ni entonces, ni ahora. Después, con el tiempo, pensé que no me echaron de allí porque casi todos los artistas me conocían.

Al lunes siguiente Paco Ayala, que fue padre del Gazpacho, seguramente pensó: «a este le gusta esto», y para que no hi-ciera el ridículo o metiera la pata, me dijo que contaba conmigo para la comisión organizadora del segundo Gazpacho. Ni que decir tiene lo orgulloso y contento que me puse.

Recuerdo que en el primer Gazpacho de 1963 estaba anunciada la gran recitado-ra Gabriela Ortega; yo había comprado un ramo de flores para entregárselo, pero ocurrió que no vino y me vi con el pro-blema de qué hacer con el ramo. Pronto decidí dárselo a las niñas de Utrera, con las que después tuve una buena amistad, sobre todo con Fernanda.

Los Gazpachos iniciales estuvieron en-vueltos en un ambiente extraordinario por parte de los artistas y del público.

Flamenco en su raízAñoranza de otros tiempos Por Pepín Carrillo / Fotos_ Gómez Teruel

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opinión

Al mundo del flamenco le sobra volun-tad, pero le falta organización. La agen-da de festivales de verano es siempre motivo de crítica por el despropósito del calendario que las fija, tan descontrolado a veces por los organizadores y por los patrocinadores institucionales que inter-vienen en su puesta en marcha. La coin-cidencia de algunas de las citas más se-ñeras es quizá la rémora más rechazable de cuantas arrastra este arte y, lo verda-deramente denunciable, es que no existe ningún festival que no se lleve a cabo con dinero público. La Diputación Provin-cial de Sevilla, por ejemplo, es uno de los organismos más comprometidos con este arte: publica libros, organiza conciertos, produce espectáculos y subvenciona la práctica totalidad de los festivales que se desarrollan en todos los municipios de su competencia; pero la buena voluntad de sus dirigentes actuales, que es indiscuti-ble, se ve a veces eclipsada por el resulta-do final: interviene en el aspecto econó-mico, incluso en el de contenido, cuando es de menester, pero no en la fecha de la celebración; ayudan en la actividad, pero no deciden sobre ella. Hay que de-cir, para no faltar al rigor, que ese lastre organizativo viene también motivado por la desunión y la evidente competencia que reverbera en el mundo de lo jondo con los infructíferos localismos, que ha-cen primar el interés propio por encima del interés común. Los colectivos se que-jan de estas circunstancias, porque pues-to a quejarnos, a los flamencos nos sobra gallardía. No se entiende que festivales del trapío de El Potaje Gitano de Utrera, coincida cada año (este verano ha sido una excepción) con el festival de Joaquín el de la Paula de Alcalá, o como ha ocu-

la oferta veraniega? ¿Para qué se destina entonces tanto dinero público si al final nunca la gestión es impecable?

La queja, por tanto, de las asociaciones flamencas, se produce en realidad por puro vicio, porque luego devuelven las ayudas colocando insignias en las sola-pas de quienes tienen la obligación de mantener y fomentar nuestro arte. Éste está siendo el año de las medallas. Lo dejo claro en lo que respecta a los peñis-tas: se están cargando la estética y el rit-mo de los festivales utilizando sus tablas como escaparate del agradecimiento público. El escenario es el lugar natural del artista, el del político es el despacho. El pasado día 24 de junio, la Federación de Peñas, que tan buena labor realiza, le impuso a Domingo González, director de la Bienal, la insignia de la entidad por su ayuda al colectivo. Lo hizo durante el desarrollo del VI Festival Flamenco de Se-villa. En otras ocasiones los benefactores han sido dirigentes de la Diputación, de la Junta de Andalucía o políticos de tem-poradas. ¿Por qué? ¿Qué hacen estos se-ñores en pro de las peñas o del flamenco que no sea con dinero público, es decir, que no sea ejerciendo su obligación? En el Festival de Tomares ocurrió algo pa-recido: la peña flamenca de la localidad homenajeó a su alcalde, a su concejal de Cultura y a Diputación por el apoyo que le prestan a la entidad y al festival, y por estas circunstancias la cita comenzó con media hora de retraso. El público, incluso manifestó su queja. El espectador paga su entrada para ver flamenco, no para aguantar discursos que no se anuncian en el cartel publicitario. En el primer en-cuentro de Peñas Flamencas de Andalu-cía se ha hecho lo propio con Paco Pe-rujo, ex director de la Agencia Andaluza del Flamenco. Éste 2010 es el año de las quejas y del medalleo, es año de Bienal y de campañas de adhesión para que el flamenco sea declarado Patrimonio Cul-tural Inmaterial de la Humanidad y, con todo, da la sensación de ser como decía Eliot: «una raza de cangrejos que camina orgullosa hacia atrás».

rrido en este 2010 con el Festival de la Yerbabuena de Las Cabezas, dos citas que el pasado día tres de julio además tuvieron que competir con un concierto de Arcángel en el patio de Diputación. Es decir: tres carteles de sumo atractivo celebrados a menos de treinta kilómetros de distancia. Esto afecta por un lado a la difusión, porque obliga a los periodistas a seleccionar su destino; por otro al orga-nizador, que no llena el aforo; y por otro a los aficionados que, de no coincidir las fechas, seguramente sacarían sus entra-das para los tres eventos. Y así podríamos seguir enumerando ejemplos. ¿Por qué la Diputación de Sevilla y la Federación de Peñas no intervienen para que esto no ocurra? ¿Por qué la Agencia del Flamen-co, creada para administrar las políticas relacionadas con este arte, no exige el diseño de un calendario que enriquezca

El ZoqueEl año de las medallasPor Antonio Ortega

Miguel Poveda, piedra angular de muchos festivales de veranoFoto_ Archivo Bienal. Charo Corrales

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Pansequito [Cantaor]

«La prohibición ha sido una auténtica aberración. Una pena muy grande para los amantes del arte. A partir de esto, todo es posible».

Cancanilla de Marbella [Cantaor]

«El flamenco y los toros son artes del pue-blo. Y nadie debe frenar que el pueblo se exprese».

Antonio Moya [Tocaor]

«El que no dejen torear en Cataluña es un auténtico bochorno».

Maestranza de Sevilla. Francisco Moreno Galván

José María Segovia Salvador [Presidente de la Federación y la Confederación de Peñas]

«Ni entiendo, ni quiero entender, de prohibiciones. No concibo que, después de lo que se ha luchado, se pueda vetar una forma de expresarse artísticamente».

Carlos Herrera [Periodista]

«La prohibición ha sido una infamia como toda prohibición de una expresión artística, de un derecho elemental. Ha sido una decisión perversa».

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opinión

El pasado 28 de julio fue un día som-brío y triste para la libertad en España. De ahora en adelante, en los calendarios que cuelgan de alcayatas gitanas, el 28J debería aparecer en color negro zahíno en honor al toro bravo, al animal más bello que Dios creó y dejó campar a sus anchas en nuestras dehesas. Día de luto porque el toro recibió en el Parlamento de Cataluña la peor faena que le po-díamos hacer la casta humana: prohibir su lidia en plazas de toros del territorio nacional. Porque no nos engañemos. La prohibición no afecta a Cataluña. Afecta a España pues, hasta que no se demues-tre lo contrario, Barcelona, Gerona, Léri-da y Tarragona son tierras tan españolas como lo son Albacete o Barbate.

Cuando creíamos que el verbo prohibir no se iba a conjugar jamás en contra de las cosas de todos, hemos abierto el capote de la información diaria y nos he-mos encontrado la noticia canalla de que los aficionados catalanes tendrán que emigrar de su comunidad para ver una corrida de toros. Estos parlamentarios censores y dictadores —catetos y estúpi-dos— han recuperado, sin saberlo, el con-cepto amargo y antiguo del charnego. Pero ahora será un charnego taurino, un emigrante de toros, pues han echado a miles de catalanes a la carretera del toro para poder asistir a la fiesta más nuestra, ya que en su tierra no los dejan, se lo han prohibido por la cara (dura de cuatro políticos mediocres).

El fondo del asunto no debe centrarse, como ellos quieren hacer, en la polémi-ca sobre si el toro bravo es maltratado o no en el albero. Ese no es el problema.

char flamenco y el derecho al descanso. Quizás sea excesivo extrapolar el enfren-tamiento de derechos en el mundo tauri-no y lo que aconteció no hace mucho en la Peña Flamenca Torres Macarena, y que Jerónimo Roldán nos relató en el pasado número de nuestra revista. Posiblemente sea excesivo comparar un asunto y otro, pero el imaginar no cuesta dinero —aun-que algunos no se hayan enterado aún— y dicen que cuando las barbas de tu ve-cino veas afeitar pon las tuyas a remojar.

Por todo esto —y porque la prohibición es a todas luces injusta y cruel— los flamen-cos debíamos echarle un capote a los taurinos, hacerle un quite por soleá. Por-que compartimos el título de aficionados a dos artes tan iguales que a veces inclu-so asusta. Porque los toros y el cante han ido, desde siempre, tan de la mano que sus concepciones artísticas se confunden y enredan. Los Ortega y los crespones negros en las columnas de la Alameda, Turronero y los derechazos mandones, Maleni Loreto y a su hijo Julio saliéndo-sele la vida por la boca, Pastora y Rafael, Fernando Villalón y el imposible de los toros con ojos verdes, El Flecha de Cádiz, Curro y los fandangos valientes, Antonio Murciano, Camarón y sus comienzos, Ig-nacio Sánchez Mejías, Luis de la Pica y El Paula sin caérsele de la boca, Moreno Galván y las monteras negras.

Tenemos, pues, que estar alerta y no vol-ver la cara al problema del aficionado taurino que vive en Cataluña. Debemos izar la bandera de la libertad y proclamar nuestra razón a los cuatro vientos. Tene-mos la obligación histórica de defender lo nuestro antes de que sea demasiado tarde, antes de que prohíban expresar el arte con un capote entre las manos en más tierras de España y antes de que in-tenten silenciar más peñas con la escusa de que hacemos ruido. Que no le pase a nuestro arte lo que al de Cúchares, que ha sido miserablemente negado por cua-tro gatos que nos han prohibido poner un par de banderillas a un toro bravo de lidia y nos permiten matar niños en la más absoluta impunidad.

La clave es si un puñado de firmas pue-den prohibir costumbres —la costumbre es también una fuente del derecho, cui-dado. La porfía es si se puede aniquilar la creación artística, la exaltación de la lucha de poder a poder, el elogio al que no todos somos iguales con las mismas armas. La negación, por los que de nada entienden porque sus helados corazones no les permite emocionarse con nada, de la interpretación, entre el sol y la arena, de la vida misma.

Es cierto que el problema de la prohibi-ción de la fiesta de los toros en las tierras catalanas de España puede ser el enfren-tamiento de derechos. Por un lado, el de-recho a trabajar y a expresarse del torero y por otro el derecho del toro bravo a morir en un matadero de una cuchillada trapera en el gañote. Pero la colisión de derechos no se debe dirimir —al menos, no en un estado social y democrático de derecho — contra la costumbre y asentado únicamente en el prohibir por prohibir.

Seguramente sea demasiado osado que-rer ver similitudes entre la prohibición de lidiar toros y el derecho a hacer y escu-

“Los toros y el flamenco han ido, desde siempre, tan de la mano que sus concepciones artísticas se confunden y enredan”

Por derechoDe prohibiciones ypolíticos toreados Por Eduardo J. Pastor

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entrevista

A principios de verano me entrevisté con el artista flamenco Antonio Gámez, a quien la Peña Flamenca La Fragua de Bellavista dedicó la XXXV edición de su Festival. Aunque él es formalmente gui-tarrista, lo podemos apellidar de artista flamenco integral, por su amplio cono-cimiento de todas las especialidades flamencas. Se muestra locuaz, espontá-neo, fluido, sincero y transparente en sus opiniones de la situación del flamenco. Abrazado a una Reyes (guitarra que usamos para darle expresividad a sus palabras) lo vemos afinar la tensión de sus cuerdas hasta la perfección, de oído, por todas las inimaginables posturas que para ello él suele emplear.

Aunque su familia es oriunda de la bella ciudad jienense de Baeza, se afinca pron-to en Sevilla, en el barrio de Bellavista, donde nace Antonio, el menor de cuatro hermanos, en la calle Caldereros.

Me comentó que sus comienzos en este arte se inician en el momento en que su

Antonio GámezLa sensibilidad y el pellizco del toqueTexto y fotografías_Luis Navarro García

hermano Paco compra una guitarra, ya que tenía un grupo flamenco. Ya muy pe-queño, con apenas doce años, merodea-ba en los ensayos de su hermano Paco para interesarse por todo lo que pudiese captar de este arte. Era el niño de los re-cados, de hecho lo apodaron el vino tinto porque les llevaba vino con casera a los componentes de aquel pretérito grupo. Su hermano Paco, su revulsivo, referen-te flamenco y hermano del alma fallece pronto en accidente mientras realizaba el servicio militar y él hereda la guitarra, recibiendo lecciones de Manuel Loza-no, tocaor de Montellano que también impartió clases en Bellavista a artistas como Niño de Pura y a otros aficionados de este barrio que no se dedicaron a esta faceta artística.

La Peña La Fragua de Bellavista fue su ágora y escuela, donde tocaba como podía y a quien podía. Vivió con respe-to y admiración sus tertulias flamencas llegándosele a grabar en su mente con fuerza la idea de la importancia de las

Antonio Gámez siempre ha apoyado el mundo peñístico

peñas flamencas en el mantenimiento del espíritu flamenco y de su pureza. Lamentablemente, en esta situación de crisis casi generalizada por la que pasan muchas peñas sevillanas, reconoce el alejamiento de muchos artistas de lo que fueron sus escuelas en sus inicios artísti-cos. Recuerda que en la Peña La Fragua le tocaba a José Cabello, José Cantudo, que cantaba unos fandangos muy boni-tos del Carbonero, a Pepín de Bellavista y un largo etcétera de artistas aficionados, y artistas consagrados como el trianero Manuel Oliver, siendo por así decirlo el guitarrista de turno.

Isidoro Carmona fue otro de sus referen-tes artísticos en sus inicios. Gran guita-rrista, concertista, que había estado de acompañante de Manolo Sanlúcar in-cluso antes que Isidro Muñoz, hermano del artista de Sanlúcar. Isidoro le aportó ideas guitarrísticas de mucho interés, por su conocimiento de la guitarra clásica, llegando a ser íntimos amigos y el trans-misor de una energía flamenca, en la que él cree mucho, que representa la base de su fuerza creativa. Su respeto y admira-ción a maestros como José Cala el Poeta, Manolo Brenes, Pedro Peña, Manuel de Palma, de los que bebía como podía de su arte, fueron la base de su técnica y musicalidad, ante la corta disponibilidad de profesores con la que Antonio contó. La amplitud de sus referencias musicales hace que su toque se caracterice por las pautas que le aconseja su instinto, den-tro del molde ceperista que reconoce tener, y con muchísimo compás, por su gusto por guitarristas como Diego Ca-rrasco, maestro del contrapunto, dejan-do frecuentemente improntas de mucho regusto en sus interpretaciones. Como él las titula, de puñalaítas.

A partir de estos comienzos donde el aprendizaje fue su objetivo más claro, da un paso cualitativo de mucha importan-cia, al firmar contratos para trabajar en Europa y América, cuando contaba sólo diecisiete años. Recuerda que cumplió dieciocho trabajando en Argentina. Estos contratos le sirvieron de catapulta para

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trabajar en países como Noruega, Fin-landia o Dinamarca donde, entre otras actividades, imparte cursos de flamenco. Otros países del centro y norte de Europa que disfrutaron de su presencia fueron Suecia, Austria, Holanda. En Japón tra-bajó en la prestigiosa empresa de Yoko Komatsubara.

Su toque como acompañante del cante fue pasando a serlo también del baile. A la vuelta de estas giras retoma la rela-ción con Isidoro Carmona, con un grupo que se llamaba Nueva Fuente, y con la fuerza de su juventud se refugió en el to-que para el baile, alternando con artistas como José Ríos Amaya, sobrino carnal de

Diego del Gastor, y otros locales como Pepe Moreno. Destaca en su trayectoria el haber trabajado para artistas como Mario Maya en su obra Tiempo, Amor y Muerte, o Juan Peña El Lebrijano con el que actuó en el espectáculo Tierra en la Expo del 92, junto con Paco Jarana.

Sevilla lo conoce en todos los mentideros flamencos: ha frecuentado locales como El Patio Sevillano, con La Debla (Tere Vázquez, su mujer), Paco Taranto, María de la Colina, María del Monte; o La Tro-cha, donde alternó con Los Romeros de la Puebla, Chiquetete, Isabel Pantoja o María Jiménez.

Sus objetivos presentes, después de co-nocer el mundo con su guitarra, son vol-ver a sus orígenes, a las peñas; apoyar a los artistas jóvenes que comienzan, como la Junco, Irene la Sentío, El Melón, Ma-nuel Bellido, Araceli Alcalá, Ana Pérez...; aportar su maestría en actividades de di-fusión del flamenco como Peñas de Guar-

dia; desplegar siempre, en suma, grandes dosis de fuerza y riesgo para encontrar el duende, que como él dice también da sus cornaítas y deja cicatrices en forma de tendinitis y otras lesiones musculares.

En la actualidad se encuentra muy ligado artísticamente con Ana Reverte, maes-tra de los cantes de ida y vuelta, con la que desarrolla su faceta de compositor y acompañante. Aparte de ello, en su grupo flamenco Con Denominación de Origen, lleva a David el Galli y a Moi, am-bos de Morón, geniales conocedores del pellizco flamenco.

Hablamos de casi todo lo relacionado con el mundo flamenco, de guitarras, de cantaores y cantaoras, de bailaores y bai-laoras, de la situación actual del flamen-co; del excesivo materialismo de algunos artistas, que les aleja del disfrute del propio arte flamenco; del concepto social del arte que adorna la personalidad de Antonio.

También hablamos y probamos vinos generosos montillanos, que asociamos con los cantes: el fino, la perfección de la soleá; el amontillado, la profundidad de la siguirilla; o el Pedro Ximénez y su pa-ralelismo con el más dulce de los cantes: la granaína. Antonio reconoce que tiene muy buenos recuerdos de sus recorridos por los paisajes flamencos de Córdoba y sintoniza bien con todo lo que con ella tiene relación. Tiene todo el arte del mundo comentando multitud de anéc-dotas de sus vivencias flamencas. No te deja hablar por su generosa entrega de aportar todo lo que tiene a esta entre-vista de arte.

En resumen, este buen artista y mejor persona nos dejó todo su buen gusto y sensibilidad en la mágica noche sevilla-na, que con tanta solera se celebra cada año en el patio del Cortijo del Cuarto de Bellavista.

“La Peña Flamenca de la Fragua fue su ágora y su escuela, donde tocaba como y a quien podía”

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actualidadMás de media hora antes de comenzar el espectáculo, casi cinco mil personas abarrotan las gradas del teatro cordobés de la Axerquía. La trigésima edición del festival de la guitarra toca a su fin y en los carteles está anunciado el nombre del más grande tocaor de guitarra de la historia –lo de flamenco lo dejo aparte a sabiendas, pues son más las veces en las que el flamenco se le antoja estrecho y tiene que echar mano de otros sonidos.

Fuera luces en el escenario y aparece él. A partir de ahora, toda la velada será él. Pantalón y chalequillo negros. Camisa de mangas anchas blanca. El pelo despeina-do. Barba de dos días. Los ojos inquietos y el andar pausado, que las prisas son para los toreros malos. De fondo, gritos de Paco… de monstruo… de ole… Todo es emoción. La turbación propia del que se siente en un lugar y un momento únicos. Acaba de comenzar una ceremonia ini-ciática, un rito, un uso atávico, una litur-gia que trasciende lo flamenco.

Paco y el flamenco mismo. No hay divi-sión entre un concepto y el otro. Son uno

solo, la verdad más rotunda de nuestro arte. ¿El mejor? Dejemos las competicio-nes para otros. ¿Único? Sí. ¿Excelente? Por supuesto. Siempre perfecto. Insultan-temente perfecto. Paco y toda su vida a cuestas. Paco y nuestra más sincera y hu-milde admiración. La pesadez del saberse insustituible. Indiscutible.

Algunos agoreros se empeñan en reci-tarnos un día si y otro también que el flamenco se está perdiendo, que ya no hay figuras como las hubo antaño. Y a fuerza de repetírnoslo llegamos casi a creérnoslo. Y en Córdoba la llana nos en-contramos de sopetón con la figura más importante de la historia del flamenco, con el dueño de las entrañas de lo hon-do. Irrepetible. El flamenco elevado a música culta y popular a un tiempo. Todo lo que hubo y la mayor parte de lo que aún está por venir. Pieza fundamental de lo que entendemos por flamenco. Un to-caor que trasciende las seis cuerdas para convertirse en el mariscal de campo de lo que tenemos entre las manos.

Avanza la noche y las canas le van ma-durando al compás de rondeña. Prosigue la deidad haciéndonos tocar el cielo. El creador sobrevive a los sonidos que em-brujan al auditorio. Más oles, más Paco… La locura llega con las bulerías y la ale-gría. Parece imposible que una guitarra vulgar –salida de las manos del hombre imperfecto- desprenda esos sonidos pro-pios del mismo cielo. Jugársela a carta cabal. Aplausos de los entendidos en esto del toque y el flamenco. El resto de los espectadores, simples mortales que no entendemos, nos frotamos los ojos ante lo que se nos presenta delante. Des-dén absoluto al qué dirán. Y poco a poco, Paco se va calentando a medida que se suman los minutos y las falsetas. Parece imposible. Ahí radica la esencia de la ma-gia. Llegamos a la conclusión de que sí… Es imposible.

Paco se reinventa en cada actuación. Lo que hemos escuchado de él se queda antiguo cada vez que lo vuelve a inter-pretar. La genialidad de aparecer ante el público siempre fresco y joven.

El de Algeciras es la prueba latente de que la heterodoxia bien engrasada y puesta al día es la mejor manera de lle-gar inédito y actual a la ortodoxia.

Más de dos horas de espectáculo y pare-ce que hace sólo diez minutos que esta-mos sentados en las butacas. El tiempo vuela como sus vertiginosos picados por el mástil de la guitarra. Nadie quiere irse. Todos queremos, necesitamos, que-darnos cerca de Paco, al calor de su pre-sencia. Y llega el bis. Entre dos Aguas. Nueva, flamante, vigorosa… Entre dos Aguas para terminar con un embrujo de Camarón que ha estado toda la noche revoloteando sobre nuestras cabezas, por entre nuestras almas.

Y al final, cuando los focos se fundieron y nuestra vida volvía a la monotonía y a la vulgaridad de costumbre, ya no aplaudían sólo los entendidos. También aplaudíamos los que lo sentíamos sin entender.

Paco Eduardo J. Pastor

Fotografía_ Toni Blanco

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Fuente_ Blanco y Negro, mayo de 1975

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entrevista

Fernando es joven y listo y no por ello un enterao. Es inteligente sin ser pedante. Fernando González-Caballos es un fla-menco del siglo XXI, el tiempo que por suerte o por desgracia le ha tocado vivir. Te cae bien porque es libre en todo lo que expresa.

Su conversación es fluida sin llegar a ser anárquica. Una mezcolanza de sonidos, de ideas, de pareceres… Un hombre libre por encima de todo. Y por lo que parece, libre cueste lo que le cueste. Su rincón elegido para perderse es el Cabo de San Vicente, el lugar del que Estrabón dijo que «no era el punto más occidental de Europa, sino de todo el mundo habita-do». Es sincero cuando nos suelta a que-marropa que su mayor defecto es la falta de diplomacia, y auténtico cuando al ele-gir una canción escoge La Negra Flor de Radio Futura. Fernando es un hijo de su tiempo y del lugar en el que le ha tocado vivir cuando recuerda la persona de Sil-verio Franconetti, pues lo hace sin citas graves ni conocimientos rancios, sino con la importancia del que se siente rodea-do de los mismos sonidos que aquel que

Fernando González-CaballosEl artífice de Gerundino. Textos de Eduardo J. Pastor y Agenda Atalaya / Fotografías_ Rubén Martín

impulsó nuestro arte. Y comenzamos a charlar sin una copa de vino en la mano, su caldo preferido, pero con la verdad y el vocabulario de los flamencos de nues-tro tiempo...

Periquitos, dibujos animados, manga andaluza… ¿qué es Gerundino?

Gerundino es un proyecto que trata de mezclar el flamenco y las nuevas tecno-logías con la didáctica y la pedagogía. Tiene vocación de serie de animación, aunque las circunstancias económicas han hecho que empiece siendo una co-lección de libros-cómic.

Recuerdo haber hablado contigo en La Goleta de esta idea hace varios años, aún no tenía nombre.

El proyecto se me ocurrió al finalizar el documental de la Paquera hace ahora seis años. Lo mejor que uno puede hacer cuando termina un proyecto artístico es ponerse a trabajar en el siguiente.

Fernando González-Caballos, un flamenco de su tiempo

¿Gerundino es un duende? Para Lor-ca, el duende es «un poder y no un obrar, un luchar y no un pensar», ¿qué es para ti ese lugar común tan soco-rrido?

Es difícil responderte sin incurrir en una contradicción. Wittgenstein decía que los límites de la razón están en los propios límites del lenguaje. Así que para mí, dependiendo de las circunstancias, el duende podría ser una prosopopeya —en términos literarios— o exceso de alcohol y sustancias psicotrópicas en la mayor parte de las circunstancias. Incluida la «razón incorpórea» de Antonio Mairena.

¿Es importante que el proyecto sea cien por cien andaluz?

Lo verdaderamente importante es mate-rializarlo. El hecho de que pretendamos que sea cien por cien andaluz no es más que un reto empresarial. Un modo de rei-vindicar la autogestión del talento y el trabajo desde Andalucía.

Tu formación como antropólogo an-daluz te vincula de alguna manera al flamenco, pero ¿cuáles fueron tus primeros vínculos con este arte?

Mis primeros contactos con el flamen-co se los debo a mis padres y a Morón, por ese orden. Cuando busco mi primer recuerdo siempre aparece Bambino de Utrera en la feria de Morón y Gregorio Valle gritando un oleeeeeeeee como sólo lo saben gritar aficionados sinceros como él. Yo estaba allí porque iba con mis pa-dres. La voluntad propia llegaría unos años después.

¿Qué dibujos animados y cómics te gustaban más de pequeño?

Uno de los primeros regalos literarios que me hicieron mis padres fue la colec-ción completa de Asterix. Antes de aque-

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es más echado para delante. Manuela es una chica con una fuerte personalidad. Lagartijo es inquieto y muy travieso. Y Metepatas es el típico personaje que hay en cualquier reunión flamenca y que acapara el protagonismo y la notoriedad por cosas que nada tienen que ver con el arte. En cuanto a sus valores estamos tratando de seguir, dentro de lo posible, las pautas de aquellas series y programas infantiles con las que nos criamos los de nuestra generación. Al fin y al cabo no son más que jóvenes abiertos de par en par a un mundo por descubrir. Gerundino es el medium. Un referente y un guía con el que poder aprender y asimilar toda esa información de una manera ordenada y divertida. Obviamente, todos están inspi-rados de una u otra forma en personajes reales.

¿En qué espacios geográficos y tem-porales se desarrollan las acciones?

Nuestra idea sería conseguir realizar una suerte de Episodios Nacionales del fla-menco. Pero obviamente ninguno de los miembros del equipo nos llamamos Beni-

llo ya devoraba aquellos Superhumor de Ibáñez —Mortadelo y Filemón, Pepe Goteras y Otilio, Rue del Percebe— En cuanto a las series de dibujos animados no me perdía un capítulo de Érase una vez el hombre. Pero también, Heidi, Don Quijote, Marco, Comando G, La abeja Maya, Vicky el Vikingo, El osito Misha, Naranjito, La Vuelta al Mundo de Willie Fog, Tom y Jerry, Los Picapiedras, Los Pi-tufos, etc. Indudablemente he sido un gran consumidor de series de animación, no porque fuese distinto al resto de los niños de mi generación, sino porque la dirección de programación infantil de la televisión española de los primeros años de la transición ha sido la mejor que ha tenido la televisión en este país.

¿Qué personalidad tienen los perso-najes de Gerundino, cuáles son sus valores fundamentales?

Los protagonistas de la serie son cinco jóvenes andaluces concebidos estética-mente a imagen y semejanza de los ado-lescentes de hoy en día. Hay un poco de todo. Dani es más introvertido, Periquín

to Pérez Galdós así que estamos tratando de trufar los personajes y hechos histó-ricos —científicamente constatados— con la ficción y las tramas de estos personajes que hemos concebido. Partiendo de esa premisa la historia transcurre, fundamen-talmente, por Andalucía. Aunque ade-más de viajar en el tiempo, nuestros jóve-nes protagonistas viajarán en el espacio a ciudades como Montevideo o Nueva York. Todo ello para demostrar que el fla-menco ya era universal a mediados del XIX mal que desgraciadamente ahora se haya convertido en una meta política.

En el equipo de profesionales que di-riges hay gente de Jerez y de Morón.

En total están trabajando unas 30 per-sonas. Felipe Torrent es el jerezano que firma la dirección de arte. Su hermano Rafa se encarga del color y los fondos. En los argumentos y guiones me están ayudando Ana Núñez y José del Sol. La documentación ha sido cosa mía has-ta que se han sumado Ana Mª Tenorio y José Luis Ortiz Nuevo. La dirección de animación es asunto de Curro Peinado.

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Todo eso sin hablar de su obra literaria y de sus investigaciones. Para mí el Poe-ta es un ejemplo a seguir hasta en sus errores.

Y en la versión televisiva de Gerundi-no, ¿qué expectativas de emisión te-néis hoy por hoy?

En expectativas, ilusión y moral no nos gana ni el Alcoyano. Sin embargo, aun-que contamos con el compromiso de Canal Sur Televisión estamos muy pen-dientes de la resolución de las ayudas al audiovisual de la Junta de Andalucía. Cuando Perujo era Director de la Agen-cia se comprometió hasta por dos veces con el proyecto, pero se marchó sin ma-terializarlo. Después de dos años de tra-bajo nos remitió a estas ayudas porque la Agencia no contemplaba en sus convoca-torias el apoyo a proyectos audiovisuales. Así que ahora esperamos que se impon-ga la coherencia administrativa. Mientras tanto seguiremos a lo nuestro, por si en algún momento aparece el duende que nos coja trabajando.

En cuanto a la dirección musical, nueva-mente estará en las manos y la cabeza de Dani de Morón. Con él hay una amistad, una complicidad y una trayectoria de años. De cualquier manera poder contar con Dani en el equipo es un lujo que no se puede pagar con dinero. Afortunada-mente, en este mundo en el que vivimos aún quedan cosas que no las compra el dinero y gente que lleva por bandera eso de «en mi hambre mando yo».

Supongo que será toda una garantía para vosotros que Ortiz Nuevo respal-de documentalmente el asunto.

Lo de Ortiz Nuevo es un regalo. En cier-to modo él es el culpable de que en el flamenco estén pasando muchas de las cosas que están pasando. Hoy todo el mundo quiere ser flamenco. Incluso está bien visto y es un signo de prestigio. Hace unas décadas era justo al contra-rio. Lo verdaderamente difícil era hacer lo que él hizo en la época en la que lo hizo. Inventar la Bienal y revolucionar el concepto de festival flamenco. Sacar el flamenco de la marginalidad y colocarlo en los circuitos mundiales de la música.

Un lugar. El Cabo de San Vicente.

Un libro. Viaje al fin de la noche, de Louis-Ferdi-nand Céline.

Un plato. Guiso de tagarninas y un plato de jamón cortado por Cuchillo de Oro.

Un defecto. La falta de diplomacia.

Una película. Cinema Paradiso, de Giuseppe Tornatore.

Una afición. La música.

Una canción. La negra flor, de Radio Futura.

Una bebida. El vino.

Un recuerdo. El viaje a Japón con la Paquera.

Una cita. Un sabio me dijo a mí / que los tiempos los tomara / según los viera venir.

Un/a personaje. Silverio Franconetti.

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numerosos cantaores, maduros o en cier-nes, como Pericón, Juan Varea, Morente, Miguel Vargas, etc.

Participa en la banda sonora de alguna película emblemática y pasa sus últimos años, como suele ocurrir, en un semiolvi-do injusto, a pesar de algunos homena-jes, hasta morir el 3 de enero de 1991.

Su vida y su obra han quedado bien rese-ñadas e inmortalizadas en el libro que le dedicó Manuel Sánchez Bracho en 1998, publicado por la Diputación de Jaén. Ahí encontrará el lector y aficionado abun-

Estamos celebrando el centenario del nacimiento de un cantaor de lujo, Rafael Romero. Nació en Andújar (Jaén) el 9 de octubre de 1910 (según el Registro Civil, el día 10 según el cantaor) en el seno de una familia gitana humilde. Con diez años decide dedicarse al cante y no le fue mal, pues llegó a cobrar diez duros —de los de entonces— por una actuación en una fiesta. Tampoco lo hacía mal como bailaor. Antes de la Guerra Civil —inci-vil— acompañó en una gira a artistas de la talla, como se suele decir, de Manuel Vallejo y Pepe Marchena, divos de la épo-ca. Llegó a brigada, pero dejó pronto la milicia para dedicarse al cante, su medio de vida y su vocación.

En Madrid estaba el pan de cada día de muchos flamencos en los años cincuenta y sesenta. Rafael Romero acude a la ca-pital en 1940. Allí canta con Lola Flores y entabla amistad con figuras como Sa-bicas o Perico el del Lunar (padre), entre otros notables del flamenco. Actuó en los tablaos Villa Rosa, Los Gabrieles y estuvo dieciocho años —toda una vida— en Zam-bra, donde compartió noches y días con

clásicos del XXI

Rafael Romero. Un cantaor de lujoJosé Cenizo Jiménez / Fotografía_ Paco Sánchez

dante información sobre la trayectoria del cantaor, además de una relación de sus cantes, comentados con profundi-dad, y una serie de fotografías y opinio-nes sobre el mismo.

Rafael Romero (lo de El Gallina es un apodo circunstancial y prescindible) es un cantaor elegante, tanto como era su forma de vestir y presentarse. Un gitano con una voz y una forma de hacer el can-te muy personal, como pocos. Dueño de un conocimiento amplio del cante, desde los estilos más austeros como la soleá o la seguiriya hasta los llamados aflamen-cados, como la rondeña, los villancicos o la petenera.

Es imprescindible su presencia en cual-quier antología de cantes como la caña, la serrana o los citados anteriormente. Su labor de difusión y de reanimación de la caña es patente; los tientos y los cantes mineros le deben mucho —los cantes de madrugá—. En la rondeña es norte y guía de las versiones de Miguel Vargas, José de la Tomasa, José Menese o Morente, entre otros. De la petenera es un intérprete de lujo, certero, enérgico, en quien se han fijado tantos artistas. Su versión del garrotín es otro hallazgo. Y a la alboreá, ese enigma tan bello, es el primero que dio alas, atreviéndose con el tabú de su propia raza: la grabación de este estilo de boda gitana le produjo más de un sobresalto, pero nos legó unas composiciones antológicas y bien cons-truidas, sentando las bases para su pos-terior difusión y desarrollo más allá del absurdo tabú (hemos dedicado muchas horas al estudio de este estilo, junto a la petenera, dos candentes ¿misterios? del Flamenco, y próximamente publicaremos las conclusiones).

Así pues, nos encontramos en el centena-rio del nacimiento de un cantaor de lujo, con un toque personal intransferible, atento a la tradición, de variado campo de estilos, maestro de muchos maestros del cante actual, un cantaor firme, entre-gado. De lujo. Vivirá eternamente.

“Rafael Romero es un cantaor elegante. Un gitano con una voz y una forma de hacer el cante muy personal”

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El estudio musical del flamenco siempre fue una de las cenicientas de la investigación de nuestro arte. Entre los músicos flamencos no ha existido mucho interés en las formas y las estructuras armónicas. Quizá la pala-bra desidia entre los propios intérpretes del género sea la palabra más acertada para definir la situación de la música flamenca con respecto a la investigación.

Antaño hubo un grupo, más o menos amplio, de investigadores que no podemos condenar al olvido. Ellos desarrollaron una labor de análisis durante los años 1950-70. Procedían del campo de estudio de las mú-sicas populares y realizaron una serie de trabajos de campo y transcrip-ción. Ellos eran —porque ya no viven— Hipólito Rossy, Manuel García Matos, Arcadio Larrea y Manuel Cano, entre otros. Ellos realizaron una serie de estudios que pueden ser reconocidos como la antesala al movi-miento actual que encabezan los hermanos Hurtado Torres. Actualmen-te contamos con investigadores de la talla del japonés Akio Ino, que profundizó en los cantes de Levante, Philip Donnier, Faustino Núñez, Norberto Torres y Eusebio Rioja, en torno a la guitarra y en un sentido más amplio a Antonio y David Hurtado Torres, profesores, compositores y musicólogos. Ellos nos avisaron de su capacidad investigadora cuando la X Bienal de Flamenco de Sevilla publicó su primera obra, El Arte de la Escritura Musical Flamenca, obra en la que se transcribían a pentagrama y analizaban algunos de los cantes flamencos más importantes. Después llegó el sensacional trabajo discográfico Pentagrama Flamenco (2000), demostrando su genialidad a través del piano flamenco.

En el prefacio a la obra, Antonio Hurtado Torres nos indica la pretensión de esta obra: aunar enseñanza útil y deleite, rigor y amenidad y conju-gar lo serio con lo meramente anecdótico. Y lo han conseguido. El libro presenta formas muy atractivas para el público en general y al mismo tiempo, el músico encontrará y se identificará con el lenguaje científico propuesto por los autores, que le será de gran provecho. Muy bien estruc-turado está La llave de la música flamenca. Parte de una breve introduc-ción histórica en el que los autores descartan posibles orígenes de este sumamente refinado arte como ellos acertadamente lo califican. Sitúan a las ciudades de Sevilla y Cádiz como foco inicial donde cristalizaron las primeras manifestaciones flamencas en su sentido más moderno. Y

publicaciones

La llave de la música flamencaAutor_ Antonio y David Hurtado TorresEdita_ Signatura Ediciones, 2009

culminando con la publicación en Sevilla en el año 1881 de la Colección de Cantes Flamencos de Demófilo, fecha simbólica para un punto de partida de la palabra Flamenco en cuanto a su nombre y a su música. Con la muerte del gran Silverio en 1889, D. Antonio Chacón (1869-1929) será el encargado de culminar el proceso de creación y definición del Flamenco. Le ayudarán figuras de la talla de Manuel Torre, Ramón Montoya, Manuel Escacena, La Niña de los Peines o Manuel Vallejo, to-das ellas nacidas entre 1878 y 1891. Las etapas de la música flamenca quedan definidas de la siguiente forma: Etapa Primigenia o Ante Preflamenca a) Temprana (1450-1539) b) Florecimiento inicial (1540-1600)

Etapa Preflamenca a) Etapa Barroca. Desarrollo, consolidación y auge del estilo Pre flamenco (1600-1740) b) Períodos Galante y Clásico (aprox. 1740-1805)

Etapa Protoflamenca (1805-1881). a) Fase Protoflamenca inicial (1803-1847) b) Fase Protoflamenca final (1847-1881)

Etapa flamenca (1881- )

En los capítulos posteriores que van desde el II al VIII, desgranan con toda inteligencia y amplitud consideraciones particulares sobre la lite-ratura flamenca –qué buena la aclaración sobre el conocido capítulo del Planeta y del Fillo—, la música preflamenca, sus antecedentes y los aspectos musicales: ritmo, melodía y armonía. Concluye con el capítulo dedicado a los estilos flamencos -fundamental en este libro- y en el que los autores comienzan dicho capítulo afirmando que “no existen Cantes Grandes ni chicos”. Hay un repertorio interminable de fechas, expresio-nes y datos que que los autores repiten hasta la saciedad para conseguir un efecto didáctico en el lector no introducido en la terminología. Todo es posible… pero hay que demostrarlo. Finalmente, una antología de partituras, su orden general y sus correspondientes explicaciones.

En este nuevo trabajo los hermanos «han buceado con inteligencia en los ancestros sonoros de nuestros primitivos cantes» como apunta An-tonio Fernández Díaz Fosforito en uno de sus prólogos. Y es cierto. Este trabajo no puede ser más completo. No contentos con la dura tarea de investigación, el libro viene acompañado de un CD en el que los autores, junto con otros músicos, interpretan algunas de las innumerables parti-turas de la obra, muchas de ellas pertenecientes a manuscritos inéditos. El contenido del CD está estructurado cronológicamente, comenzando con la música preflamenca más antigua que se conoce y terminando con seis piezas de flamenco clásico: Chacón , Niña de los Peines, Vallejo, etc.La llave de la música flamenca no sólo aborda la música preflamenca; acomete con rigor y lujo de detalles el estudio de todos los parámetros en los que se basa el cante flamenco y dedica una gran parte del libro a la descripción de los cantes flamencos.

Este trabajo viene a desmantelar una serie de ilustres tópicos del mun-do del flamenco en el que los hermanos no dejan indiferente a nadie y demuestran la verdad de muchas concepciones erróneas y absurdas tomadas como dogma de fe. P.P.G.

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monográfico

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Sevilla Flamenca | Desandar la senda. ienal de Flamenco | IIB

La Bienal cumple su XXX Aniversario y como saben este año del 2010 se ce-lebra el evento número XVI. Se puede afirmar que ya se nos ha hecho mayor. Para los que vivimos su echar a rodar es como un hijo que, después de la espera que se hace interminable, crece y crece y sigue creciendo, y un día ya lo tene-mos que mirar con la vista hacia arriba. Su recorrido como actividad lúdica ha sido brillantísimo. Algo que nació para erigirse como una actividad flamenca importante para la ciudad más flamenca de la historia de este arte, sobrepasó en mucho los mejores augurios que se le su-ponían y se convirtió sin duda, al menos para mí, en el mayor evento flamenco del mundo. Ha alcanzado su plena madurez, está totalmente consolidada y mantiene en muchas partes del mundo una aureo-la un tanto mítica, propiciada por miles y miles de aficionados de todo el orbe que ven en ella el paradigma de todo lo referente al flamenco. Desde muchísimos países del mundo se contempla la Bienal de Flamenco de Sevilla como el punto más álgido de este arte.

¿Pero cómo, por qué y para qué se creó la Bienal de Flamenco? Siempre se ha dicho que la historia la escriben los vencedores. En este caso hay un vencedor claro, que como he ponderado anteriormente ha alcanzado un éxito arrollador. Por tanto ella, la Bienal, puede escribir su propia historia. De hecho, en muchos casos y por contadas personas lo ha hecho. Pero también existe la historia de la memo-ria personal, al menos mientras vivan algunos de sus participantes, y con la historia de la Bienal es así. Afortunada-mente quedan algunas de las personas que participaron en su creación como idea y también quedamos algunos que, sin participar, asistimos como meros es-pectadores.

Por aquel entonces, finales de los años setenta, teníamos en la Peña Flamenca

Rodas, Cabrera de la Aurora, Jaime del Pozo, Antonio Asencio y algunos más. La idea se le propuso a la Delegación de Cultura del Ayuntamiento de Sevilla. La comisión se reunió con el Delegado y de allí salió la Bienal. Evidentemente no con la estructura de hoy día. Lo que pretendía la comisión era instaurar el Concurso. El Ayuntamiento aceptó la idea y dio participación a las peñas con la creación de un Patronato con igualdad de miembros del ayuntamiento sevillano y de la Federación Provincial de Sevilla de Entidades Flamencas. La importancia de la Federación en el nacimiento de la Bienal alcanza tal dimensión, que la pri-mera Bienal fue costeada casi al cien por cien por los miembros de dicha Federa-ción. ¡Las vueltas que da el mundo!

Es cierto que en el propio nacimiento de este concurso varios miembros de la comisión estaban de acuerdo en la nece-sidad de que éste fuera algo más, en con-traposición de otros que defendían que fuera un gran concurso. Pero como casi siempre que se trabaja con las adminis-traciones, la idea que parte clara se nos va convirtiendo poco a poco en algo con lo que en principio no se contaba. Tal vez los intereses, tal vez la necesidad. En mu-chos casos es el darle un giro importante para alcanzar el éxito. Lo cierto es que son pocas las ideas que se le exponen que terminan ejecutándose tal y como nacen. En este caso lo que se ideó como un concurso puro, en el primer año ya, se le añadió una serie de actos jondos, con la pretensión de vincularlo con el mundo de las artes plásticas, del teatro, del cine, de la música, de la poesía... El concurso se acordó hacerlo cada dos años y cada vez de una disciplina diferente: cante, toque y baile. Se diseñó así para dar tiempo a que salieran, en ese periodo de seis años, nuevos artistas. Esto motivó el nombre con el cual quedó bautizado este evento: Bienal.

El Delegado de Cultura y Fiestas Mayores del Ayuntamiento de Sevilla, el andalu-cista José Luis Ortiz Nuevo, fue su primer Director y fue el que leyó el Manifiesto

Torres Macarena un presidente que a su vez era presidente de la Federación Pro-vincial de Sevilla de Entidades Flamen-cas: Don Manuel Centeno Fernández. Un gran flamenco al que nunca se le agrade-cerá bastante la labor encomiable en pro del flamenco que realizó durante su vida. La Sevilla flamenca no le ha ofrecido ni siquiera un pequeño homenaje de reco-nocimiento. Con otros ilustres hombres flamencos creó la Federación de Peñas, que fue la primera de Andalucía, y pos-teriormente participó en el nacimiento

de la Confederación Andaluza de Peñas Flamencas. Pero si de alguna actividad participó Centeno que alcanzara la más alta gloria terrenal, fue del nacimiento de la Bienal.

En mayo de 1979 se había organizado en Sevilla un Congreso Nacional de Ac-tividades Flamencas. En su organización participó la Federación. De este Congre-so, y propiciado por Centeno, surgió la idea de organizar un gran Concurso Fla-menco. Un concurso del cual carecía Se-villa, que en ese momento necesitaba de un acto de gran magnitud para obtener el cetro del flamenco. Algo que durante algunos años nos lo estaban disputando ciudades como Córdoba, con sus Premios Nacionales, o La Unión (Murcia), con su Lámpara Minera. Dicho Congreso acor-dó, entre otras muchas ideas, hacer un gran concurso flamenco con premios importantes y se diseñó el Giraldillo Fla-menco. Se creó una comisión compuesta por Manuel Centeno, Manuel Herrera

Un poco de historia de la BienalJerónimo Roldán Pardo

“La primera Bienal fue costeada casi al cien por cien por los miembros de la Federación”

B ienal de Flamenco

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de la Bienal en el Salón del Almirante de los Reales Alcázares. Era el primer acto público de la Bienal, que tuvo lugar el 27 de marzo de 1980. Seguidamente, en el mismo acto, ejecutó un recital de piano el maestro Pepe Romero, en aquel enton-ces socio de Torres Macarena.

La primera Bienal se celebró entre los días 6 y 21 de abril de 1980. De ella cabe destacar las actuaciones de Enrique el Cojo, Chano Lobato, El Nano o Tía Juana la del Pipa, entre otros, y una mítica ac-tuación de Rafael Romero El Gallina, que este año de 2010 cumple el centenario de su nacimiento. También, con la com-pañía de Rosita Durán, actuó un gran cantaor de Paradas que descubrió todo su arte, Miguel Vargas. Estos fueron los actos que se añadieron al I Giraldillo del Cante. El Concurso tuvo lugar entre los días 15, 16 y 17 de abril, en el Lope de Vega y con lleno absoluto los tres días. Los concursantes fueron seleccionados por 63 peñas, 51 andaluzas y 12 del res-to de España.

Para participar en el Concurso se eligie-ron a Fosforito, Menese, Lebrijano, Luis de Córdoba, Curro Malena y José de la Tomasa. La presentación se celebró en la Peña Torres Macarena, como puede ver-se en las imágenes que acompañan este

texto. A los concursantes se les exigió que hicieran doce cantes diferentes. Por motivos que no vienen al caso, Lebrijano renunció y en su lugar participó Calixto Sánchez, que estaba el primero de la lista de reserva. Él fue el ganador y en su po-der quedó el I Giraldillo del Cante, obra del gran orfebre sevillano Fernando Mar-molejo. Sólo me cabe reseñar, como una opinión susceptible de estar equivocada, que para este concurso salió un grupo numerosísimo de socios de la Peña To-rres Macarena para asistir a su desarrollo. Yo desgraciadamente no pude asistir. A partir de ahí, durante las siguientes edi-ciones del Concurso, fue decayendo ese interés, a medida que éste tenía menos importancia en la programación. Des-

pués, en muchas posteriores bienales, jamás he visto grupos de peñistas acudir a ningún acto. Mi opinión es que el afi-cionado peñista de Sevilla dio la espalda a la Bienal.

El Patronato existió durante las tres pri-meras bienales, donde se celebraron los tres Giraldillos del Concurso, que gana-ron, como hemos dicho, Calixto Sánchez el del cante; el segundo, de baile, Mario Maya, y el tercero, que fue de guitarra, lo ganó Manolo Franco.

La IV Bienal cambia de director y es nom-brado José María Pérez Orozco. También cambia de signo el partido político que gobierna el Ayuntamiento, y todo se aca-ba. El Patronato se diluye y el rumbo de la Bienal toma un giro con respecto a las peñas de 180 grados. De casi pagar los peñistas la primera Bienal, pasamos de la noche a la mañana a no contar abso-lutamente nada para ella. Pérez Orozco sólo estuvo en el cargo esa Bienal. Volvió a ser nombrado director José Luis Ortiz Nuevo que abundó más si cabe en el tema, olvidando totalmente a las peñas y a su Federación y, a mi juicio, apartando bastante a la Bienal del flamenco clási-co. Nos convirtió la Bienal en una Mostra del flamenco. La llenó de producciones flamencas caras —que como a los artis-tas que fracasaban en el San Fernando,

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se les daba homenaje y despedida en la misma función— que sólo se ponían en escena en la Bienal, y después no se re-ponían en ningún otro lado.

Posteriormente fue nombrado director Manuel Herrera Rodas, que aunque no restituyó el Patronato ni nada parecido, creó el Consejo Asesor de la Bienal, al que pertenecía el presidente de la Federación de Peñas. Consejo que aún persiste, pero desgraciadamente ¡de qué forma! He-rrera dio cabida a las Peñas Flamencas de Sevilla, donde se ofrecían hasta tres

recitales en cada una. Retomó el Concur-so del Giraldillo de Jóvenes que se había creado una bienal antes de entrar él y le dio extensión con la filosofía actual de la Federación. Dicha filosofía se basa en no dar grandes premios en metálico y sí pagar con actuaciones. Las peñas duran-te este tiempo tuvieron su hueco en la programación de la Bienal con bastantes recitales, y gran éxito de público. Todo ello hizo Manuel por las peñas, como no podía ser menos, pues es un hombre del flamenco y peñista de toda la vida.

Manuel se fue y nos vino el amigo Ma-nuel Copete. Siguió la línea marcada por anteriores directores y quiso olvidarse de las Peñas, cuando él era muy querido por éstas. La Federación le plantó cara y, con la presión de los medios, hizo que des-pués de unas duras negociaciones nos concediera treinta recitales a las peñas

de Sevilla y un espectáculo en la Bienal desarrollado en el Hotel Triana.

Con el último y actual director de la Bie-nal, Domingo González, la verdad es que las cosas no son lo que quisiéramos. En las dos primeras bienales nos concedió un espectáculo en el Hotel Triana. La Fe-deración programa las noches de Peñas de Guardia por las peñas de Sevilla coin-cidiendo con la Bienal, con la intención de que los visitantes que vienen a vivir el flamenco, se enteren que en la ciudad más flamenca del mundo existe algo más que el Lope de Vega, el Maestranza, el Hotel Triana, etc. Que existe algo que pocas músicas tienen. Una organización privada con 320 espacios dedicados al flamenco que reúnen a más de 50.000 socios. A ellas pertenecen una gran can-tidad de hombres que trabajamos de forma altruista, en bien de lo que cree-mos una cultura del pueblo andaluz. Y que contamos con muchos lugares con una estética particularmente andaluza donde se puede disfrutar de un flamenco clásico y con un ambiente flamenco de verdad. Creemos, y seguiremos creyendo, que muchos de nuestros visitantes des-cubren al flamenco que vienen buscan-do justamente en las peñas, y no en los grandes escenarios con deslumbrantes producciones.

Desgraciadamente las peñas flamencas, y su representante la Federación Provin-cial de Sevilla de Entidades Flamencas, en la actualidad estamos con respecto a la Bienal muy alejados de como estába-mos al comienzo de ella. Se podría decir que la letra de una soleá resume nuestra situación, y es aquella que dice: Desgra-ciaíto de aquel / que come pan en mano ajena. / Siempre mirando a la cara / si la pone mala o buena.

“... con respecto a la Bienal, las peñas flamencas y su Federación, estamos en la actualidad muy alejados de como estábamos al comienzo de ella”

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Hay dos espectáculos que tengo muchas ganas de ver: el de Rocío Molina y el de Pastora Galván. Se trata de dos intér-pretes que se encuentran en ese punto mágico en el que la fuerza y el arrojo de la juventud se combinan con una ma-durez técnica y escénica asombrosa. Ver a Eva Yerbabuena o a Isabel Bayón es siempre un placer, desde luego, aunque hace muchos años que no nos han dado un espectáculo redondo. También tengo ganas de ver a Farruquito, claro. Y a Los Chichos y a Peret, que son debilidades personales y en los que coincido con el criterio del programador en que el impul-so del flamenco no se agota en soleares, malagueñas y fandangos.

Dice la publicidad que esta edición de la Bienal está dedicada al cante. Y tenemos a lo mejor de los mayores, Agujetas, Me-nese, aunque echo de menos a uno que nunca ha estado en la Bienal, El Cabrero. Y también a los mejores jóvenes, Poveda,

Clasicismo e innovación en la BienalJuan Vergillos

Arcángel, Estrella Morente. Aunque echo de menos ha nuevas voces como Rocío Márquez o María Mezcle. Al fin y al cabo esta es una de las funciones de un fes-tival tan amplio como éste, el darnos a conocer a nuevas voces, nuevos nombres. Y, claro, tratándose de una edición de-dicada al cante, es extraño que no esté el creador e intérprete que más a hecho avanzar, a nivel conceptual, el cante de los últimos cuarenta años: Enrique Mo-rente.

Quizá sea consecuencia de la actual si-tuación económica, pero me alegro de que la sección off y de actividades para-lelas haya crecido en esta nueva edición de la Bienal. El futuro, el presente, de todo festival son las actividades parale-las: el público no se conforma sólo con ver, quiere conocer. Y vivir. Cualquiera puede programar una serie de conciertos pero lo que marca la diferencia, hoy por hoy, son las actividades paralelas.

Bienal de Flamenco

Rocío Molina / Fotografía_Julio Calvo

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Todo empezó hace ya un tercio de siglo. Corría el otoño de 1979 cuando un grupo de personas enamoradas de lo jondo y cono-cedoras de su valor como elemento fundamental de la cultura andaluza, afronta el proyecto de crear la Bienal conscientes de la importancia de ofertar desde Sevilla una muestra del máximo interés para el mundo del flamenco aunque, lógicamente, sin aventurar la trascendencia que, andando el tiempo, habría de alcanzar en el concierto mundial de la música y la danza. Com-ponían la célula matriz de la Bienal un José Luis Ortiz Nuevo que acababa de tomar posesión como Delegado de Cultura del primer ayuntamiento hispalense nacido de la democracia; Joana María Palau, directora del Museo de Bellas Artes y del Museo de Arte Contemporáneo; Emilio Sáez, prestigioso fotógrafo se-villano; Manolo Centeno y Leopoldo Iglesias, presidentes de las peñas flamencas sevillanas de Torres Macarena y El Cerro respec-

tivamente; Paco Cabrera, presidente de la Federación Provincial de Peñas y quien esto firma, como secretario. Este equipo acaba-ba de celebrar en la primavera del 79 un Congreso de Flamenco y empezó a promover la celebración de la primera Bienal para la primavera siguiente justo entre Semana Santa y Feria, cuando Sevilla se viste de azahar y nardos y cuando ese milagro de ciu-dad bajo lonas y farolillos ofrece al mundo una muestra única de proporción y de medida, con una estética basada en elementos humildes y vistosos pero llenos de luz y de color.

Ese cargo de secretario del Congreso lo heredé en el Patronato de la primera Bienal y se fue manteniendo durante las nueves ediciones siguientes (a excepción de la 4ª) por lo que nuestra relación con el Festival viene de antiguo. Después, y cuando cesó tras la IX edición de 1996 el hermano Ortiz Nuevo, nos fue propuesta su dirección que asumimos, durante el periodo 1997-2003, con el compromiso de empeñarnos tanto en su continui-dad como en su expansión dentro y fuera de la ciudad.

Partíamos del convencimiento de considerar el Flamenco como la manifestación cultural de mayor proyección internacional que puede ofrecer al mundo la sociedad andaluza, como un produc-to de la actividad artística a la vez marcada por su profundo enraizamiento y la excelencia contemporánea. Y consideramos hoy que la Bienal de Flamenco se ha convertido en la muestra de referencia de cuanto ocurre en el mundo jondo. De ahí su trascendencia internacional. Cada dos años, aficionados de todo el mundo miran a la Bienal como el marco global donde apreciar el momento actual del arte flamenco.

Pero no es sólo en el ámbito flamenco donde la Bienal debe liderar con conciencia los mejores productos de nuestra cultura. Hoy vendemos internacionalmente el flamenco mejor que cual-quier otra actividad de creación. Por lo tanto, la Bienal debe ser

La Bienal que he vividoManuel Herrera Rodas

Bienal de Flamenco

Fotografía_ Paco Sánchez

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considerada como una plataforma de oportunida-des para mostrar los más diversificados aspectos de nuestra actividad cultural. La Bienal, entendida así, escapa de los estrechos límites de una progra-mación más o menos extensa a las puertas del otoño, para convertirse cada dos años en el gran acontecimiento musical de Andalucía, que desde el ámbito flamenco presenta la pujanza y la pro-yección del pueblo andaluz como sociedad y como cultura, fijando de este modo una capacidad ver-tebradora de primer orden. La Bienal es un marco de referencia para toda Andalucía que contribuye a vertebrar nuestra tierra no sólo por su actividad cultural y su riqueza turística sino por la necesidad de ofrecer paquetes cuyos contenidos, por la espe-cificidad del propio arte flamenco, son asumidos y compartidos por todo el pueblo andaluz en donde el Flamenco nace y se desarrolla.

Entendida con esta filosofía lo que debe ser la Bie-nal, en los seis años que la dirigimos nos impusi-mos estos objetivos:

◘ Consideración de la Bienal como el escaparate donde se muestra el flamenco sin limitación de es-téticas ni de colores. En la Bienal pretendimos que estuviese desde lo más ortodoxo hasta lo más van-guardista. El flamenco sin adjetivos y el flamenco del siglo XXI.

◘ Una apuesta por la juventud, tanto a nivel de los Concursos de Jóvenes Intérpretes (con sus fases se-lectivas y la Gira de Ganadores por las ocho pro-vincias) como apoyando a nuevas compañías que inician su andadura empresarial en la Bienal. En la consecución de este objetivo destacamos también el Programa de Ayudas a Jóvenes Investigadores que como novedad aportó la Bienal y cuyos resul-tados fueron unas muy interesantes publicaciones.

◘ Un acercamiento a otras artes, con programas como Semana de Cine, en colaboración con la Fundación El Monte (hoy Cajasol) o el programa Inflamable, ciclo de cine entre flamenco y van-guardia en colaboración con el Centro Andaluz de Arte Contemporáneo y la Fundación Tapiès. O una colaboración con el CAAC a la hora de seleccionar autores para los carteles oficiales…

◘ Establecer estrategias de relación, difusión in-ternacional y popularización de la Bienal en co-laboración con instituciones públicas y entidades privadas creando la Feria Mundial del Flamenco, asociándose al Worldwide Music Expo, Womex (la

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mayor feria mundial de la música), pro-moción de la Bienal en la Red Nacional de Teatros de España, integración en el Foro Europeo de la Música, Bolsa de Contratación de Paquetes Turísticos de contenido flamenco con la Consejería de Turismo creando campañas internaciona-les y publicando la Guía Telemática del Flamenco…

◘ Y un objetivo largamente acariciado es el que Sevilla viva la Bienal como algo suyo, y que la interiorice como ha hecho con otros acontecimientos que el sevillano ha hecho suyos dotándolos de personalidad propia (Feria, Semana San-ta, toros, etc.). Para conseguir este obje-tivo programamos actuaciones concretas como la presentación de la Bienal en los distintos barrios de la ciudad, Bienal va por Barrios (10 espectáculos en espacios monumentales de la ciudad); A palo seco (Flamenco a capella en patios y espacios recoletos de la ciudad); Sabor a peñas y un proyecto que presentamos a la asocia-ción de comerciantes de embellecimien-to y exorno de escaparates con motivos flamencos y de la Bienal durante los días del Festival. Y para que Sevilla se vista de Bienal es necesario que sus espacios más nobles —empezando por el Real Al-cázar— sus rincones más hermosos, los patios y rincones más emblemáticos de sus barrios, todos los teatros de la ciudad estén al servicio de la Bienal.

◘ Por último aspirábamos a que Sevilla fuera considerada Ciudad del Flamenco, convirtiendo el edificio completo de la

Casa de la Moneda en el Centro Flamen-co de Sevilla, manteniendo la sede de la Bienal de Flamenco y creando programas abiertos a estudiosos, investigadores y público, tales como Centro de Documen-tación Flamenca: Biblioteca, Videoteca (digitalizamos los fondos audiovisuales de que disponíamos, y creamos unos puntos de visionado en la Casa de la Mo-neda, para estudiosos e investigadores, que no llegó a inaugurarse y que, al pa-recer, aún permanecen empaquetados en algún archivo municipal), Fonoteca, Ar-chivos y Hemeroteca flamencas. Centro de Investigación y Nuevas Tecnologías. Sala Permanente de Exposiciones. Sala de ensayo y promoción de jóvenes valo-res. Cursos permanentes de flamenco. Se-minarios y foros. Programación diaria de conciertos y recitales flamencos porque una ciudad que aspira a ser Ciudad del Flamenco debe ofrecer al visitante al me-nos una muestra diaria de lo que es este arte único en el mundo. Ello, además de un gran valor cultural de la ciudad, es un aliciente turístico de primer orden.

◘ Aspirábamos a recuperar para el fla-menco un espacio adjunto que fue en el siglo XVII Corral de las Herrerías. Creación de un teatro estable en Triana, atendiendo a su tradición y mitología flamenca…

Muchas de estas aspiraciones necesi-taban de una complicidad institucional que no siempre fue posible, y de una fe en la potencialidad del flamenco que si bien es exigible a todo responsable de

la cultura, no todos la tienen. Nosotros, impertérritos, seguimos creyendo, ahora como ayer, que en esta Andalucía de la crisis permanente, la cultura en general y el flamenco muy en particular, es un recurso económico de primer orden que Andalucía no debe despreciar. El fla-menco vende en todo el mundo y a su alrededor giran una serie de servicios y de empresas que potenciando aquél con-tribuimos al desarrollo de éstas: técni-cas, audiovisuales, lutherías, zapaterías, vestuarios, moda —no olvidemos que el flamenco es una de las escasas artes que genera moda en el vestir: ahí está, por ejemplo, la feria anual de Moda Flamen-ca— y un largo etcétera. Y ya dijimos que con el flamenco contribuimos a vertebrar Andalucía si prescindimos de localismos catetos y miopes horizontes. La Bienal de Flamenco de Sevilla, con el Festival de Música y Danza de Granada, el Fes-tival de la Guitarra de Córdoba, Málaga en Flamenco (sin necesidad de duplicar nombres ni confundir al mundo con la misma denominación aunque sea bienal y en años impares su celebración), el Fes-tival Villamarta de Jerez, los Jueves Fla-mencos de Cajasol en Sevilla o los que se celebran durante el verano en el Baluarte de la Candelaria de Cádiz y ese sinfín de festivales que se celebran a lo largo y a lo ancho de nuestra geografía flamenca, constituyen un extraordinario paquete que cualquier turoperador del mundo ex-plotaría si en otras latitudes se diera este fenómeno cultural.

Fotografía_ Archivo Bienal

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En el número 1 de nuestra revista Sevilla Flamenca, de mayo de 1980, órgano in-formativo de la Federación Provincial de Sevilla de Entidades Flamencas, se dieron noticias de la I Bienal de Arte Flamenco Ciudad de Sevilla. Por aquella época la Federación fue presidida por Francisco Cabrera de la Aurora, comunicador de lujo, y la dirección de la revista corría a cargo de Emilio Jiménez Díaz, mientras que la coordinación de la Federación fue seguida por Manuel Herrera Rodas.

Sin embargo, más tarde, salió un número especial dedicado a la I Bienal de Arte Flamenco Ciudad de Sevilla, donde se desarrollaron todos los pormenores del amplio programa de tal evento flamenco.

Antes de nada, hemos de decir que la I Bienal estuvo organizada por un Patro-nato, «tras una primaria y bella idea de Manuel Centeno. La constitución del Pa-tronato fue una iniciativa del Delegado de Cultura del Ayuntamiento de Sevi-lla, José Luis Ortiz Nuevo...». Pero cabe preguntarse: ¿cómo estaba constituido dicho Patronato? La Federación fue com-ponente en igual número de miembros que los de la Delegación del mencionado Ayuntamiento.

«Su Majestad el Rey don Juan Carlos aceptó la presidencia de honor de la I Bienal de Flamenco Ciudad de Sevilla, que fue ofrecida por el ayuntamiento de la ciudad...».

Con motivo de la Bienal tuvieron lugar una serie de actos, con arreglo al siguien-te programa: «En el Salón del Almiran-te de los Reales Alcázares, Lectura del Manifiesto de la I Bienal por José Luis Ortiz Nuevo, y magnífico concierto de piano flamenco a cargo de José Rome-ro. Colaboración con el espectáculo de Manuela Vargas en el Teatro Nacional Lope de Vega. Pregón de la Bienal por el poeta granadino y académico Luis

de Sevilla, 15 de Córdoba, 1 de Málaga, 1 de Jaén, 7 de Huelva, 2 de Almería, 3 de Granada y 4 de Cádiz. En total 51 pe-ñas. Y además 12 más del resto de Espa-ña, situadas en Madrid, Badajoz, Cáceres, Zamora, Murcia y Cataluña.

Curro Malena, Fosforito, José de la To-masa, José Menese, Juan Peña Lebrijano y Luis de Córdoba fueron los cantaores elegidos por las peñas flamencas para participar en el concurso Giraldillo del Cante. «Juan Peña El Lebrijano declinó la invitación del Patronato organizador, y, en su lugar, participó Calixto Sánchez, “por ser el próximo inmediato de la lista notarial levantada en su día”. El Giraldi-llo del Cante, que fue convocado por el Patronato de la I Bienal para premiar la valoración del enciclopedismo del artis-ta, destacando su capacidad de magiste-rio, lo logró, por mayoría de votos y total acuerdo del jurado, Calixto Sánchez». El jurado estuvo compuesto por Manuel Ro-dríguez Granados, Luis Caballero, Fran-cisco Vallecillo y Agustín Gómez, que estuvieron puntuando las actuaciones de dichos cantaores durante tres días, en el Teatro Lope de Vega.

En el capítulo de publicaciones se pre-sentaron los siguientes libros: Pueblo y política del Cante Jondo (Premio de Ensayo de la Bienal), del poeta Manuel Urbano Pérez; Origen, evolución y morfo-logía del baile por sevillanas (accésit en el mismo apartado), de Concepción Ca-rretero Munita; Coplas y Fotografías de Flamenco (colectivo de los premiados en estas dos ramas); y Antología de Sevilla-nas, de Aurelio Verde, estando pendiente de publicación para el próximo septiem-bre el Libro-Recuerdo de la Bienal y el que recogerá las conferencias que se pronunciaron con motivo de la concesión del título de Hijo Adoptivo de la Ciudad de Sevilla al cantaor Antonio Mairena.

Hasta aquí los ecos más interesantes de la I Bienal de Arte Flamenco Ciudad de Sevilla, recogidos del número especial de nuestra revista, que sirvieron de base para posteriores ediciones.

Rosales. Concierto de la Orquesta Bética Filarmónica, dirigida por Luis Izquierdo, con obras de Falla, Turina y Mariani. Mu-sical Jondo de Mario Maya, en el Salón Municipal de Cultura San Hermenegildo. Exposición de Artes Plásticas, en el Mu-seo Provincial de Bellas Artes». También hubo conferencias a cargo de Manuel Barrios, Félix Grande, José Monleón, An-tonio García Barbeito y Alberto García Ulecia, entre otros.

En cuanto al Giraldillo del Cante, incom-prendido por determinados sectores de la crítica flamenca de aquel momento, debiera celebrarse, según el cante, toque y baile, cada seis años; que el Jurado es-taría elegido entre una amplia lista por los propios artistas participantes y que la selección de artistas fuera elección por parte de los aficionados de las peñas fla-mencas. También se les exigía a los can-taores, que interpretaran doce cantes. En tal sentido, las peñas, que respondieron a la convocatoria, fueron las siguientes: 18

Ecos de la I Bienal de Arte Flamenco en nuestra revista Ricardo Rodríguez Cosano

Portada del número cero de la revista Sevilla Flamenca, abril 1980

Bienal de Flamenco

“La I Bienal estuvo organizada por un Patronato tras una idea de Manuel Centeno”

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Más allá de las sombras permitidasJosé Luis Ortiz Nuevo / Foto_ Archivo Bienal

Bienal de Flamenco

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Se dice corriendo y da miedo pensar que casi más rápido aún han pasado treinta años desde que principió válgame undi-vé y todavía estamos en briega la Bienal y el prenda que se la inventó en Los Pa-lacios fue ya lo he dicho cien veces en la Peña el Pozo de las Penas me vino el pen-samiento por los últimos días del 1979 y ha llovido hubo sequías cosechas buenas y cosechas malas de un siglo pal otro y aquí estamos recordando aquellos mo-mentos iniciáticos cuando éramos más jóvenes y a la vez más viejos mucho más gozosamente sometidos a los pronuncia-mientos de Don Antonio Mairena que era bandera y a ella pertenecíamos lo mismo que a la causa de la recuperación y a la querencia de otras situaciones de lo culto las artes plásticas el cine la poesía el tea-tro todo lo pretendíamos entreverar con el flamenco y esa fue una idea de fun-damento si así se puede decir no como el concurso célebre del giraldillo que a lo primero fue capital y luego se desva-neció mientras ella siguió creciendo y a la tercera cartel de Manuel Ángeles Ortiz para mí que dio el estirón y ya empezó a ser lo que ahora es al cabo del tiem-po después de tantos ajetreos que tuvo pero se mantiene firme cada vez más seguida por públicos extranjeros quienes la hicieron sólida en los titubeantes co-mienzos suyos cuando aún no era moda ni bien visto en Serva la Bari acudir a sus conciertos eso ocurrió de manera brutal mismamente en 1990 que la dejaron sola muchas de sus noches de orquestas sinfónicas y guitarras magníficas y otras cuerdas que vinieron del mundo y queda-ron huérfanas de calor en los patios del Alcázar y como eso mil asuntos más de su memoria puedo acarrear con dolor o

con gozo según sea la huella que descu-bra o el estado de ánimo que la requiera en su horizonte íntimo está entre tanto y todo perfil escueto la plaza del Lucero y la sombra plácida de mirada atenta la de Borges oyendo a Cádiz y un olor divino a aguardiente de Alosno que desparra-maba el aire y también están los ojos del Beni en el Hotel Triana y aquel cuadro imponente de Rafael el Negro y Farru-co y Enrique el Cojo y Matilde Coral en el Lope de Vega que a ella la seguimos teniendo como a la Bienal y al prenda supervivientes de un sitio pa otro por sus cuentas me entretengo en pensar que ha sido hermoso y ha valido la pena darle lo que se ha podío y alcanzar a verla mayor desde las afueras y estar en ella con ella después de media vida todavía para el amor y los sueños eso es lo simpático que no sólo me alcanza lo pasado por más fecundo que haya sido pues el rumor de lo fresco y de lo novedoso me da ánimos aliento y ganas de seguir indagando en el tintero de los cuentos del cante ya que según dejó dicho mi maestro Pepe el de la Matrona mientras haya tristezas y haya alegrías existirá o podrá existir una copla flamenca que las diga y un espacio en la Bienal que las acoja debe haber para que se renueve el repertorio de los gozos y las penas que el mundo contempla con tan-tas fatigas y tanto derroche así no se fue-ran ni los grandes lamentos ni las fiestas espejos cóncavos las noches se iluminan de gritos sobrecogen pasos seguiriyas del sentimiento tangos de la fuente del pla-cer y árboles del paraíso venir a verme y festejad conmigo cómo la Bienal que nació pendiente del pasado al ir crecien-do no sólo se entregó a la complacencia de recordar sino al estimulante sentido de instruir algún camino nuevo aunque fuera a riesgo de equivocarse y ello es la mar de grato para que los joven lo pue-dan recorrer a su albedrío con las reglas que saben sus conocimientos su afición y su talento agitado por la curiosidad o el desafío una ventana abierta al mar de la creación donde se pueda exponer arries-gar buscar bailar cantar y tocar más allá de las sombras permitidas.

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B

Se han cumplido cinco años desde que está al frente de la dirección de la Bienal. Esta será su tercera progra-mación. ¿Qué cree haber aportado al ciclo de flamenco más importante del mundo?

Sería muy presuntuoso hablar en primera persona de los logros. Tendrán que verse con el tiempo y lo dirán otros. Yo he in-tentado poner mi trabajo, mucho trabajo, y mucho rigor. He intentado no dejarme llevar por criterios personales o persona-lizados, sino tratar de tener siempre la cabeza muy abierta y entender lo que confluye en el hecho flamenco, porque es muy rico. Estamos tratando con un fenómeno artístico y cultural que tiene mucha complejidad; posiblemente por su juventud, porque no ha tenido -desde las instituciones, a lo largo de su historia- un tratamiento ordenado, porque a nivel de

tratar de hacer partícipe al sector profe-sional en que pueden tener que ver con la Bienal y pueden sacarle provecho. La Bienal es un instrumento para el mundo flamenco y no lo contrario.

Pienso que no se le va a recordar a usted por lo artístico. Pero sí por ha-ber solidificado las infraestructuras de la Bienal, equiparándolas con las de otros festivales internacionales de disciplinas distintas e igual entidad.

Sí, bueno. Era relativamente fácil. Este es un proyecto de un nivel altísimo, pero no ahora. Lo ha sido a través de treinta años. Esto no es un mérito del que lle-ga, lo que pasa es que los objetivos se van cumpliendo, y el de la dignificación del artista flamenco ya se consiguió. El de trabajar en pos de que las produccio-nes de espectáculos flamencos tuvieran la misma calidad de cualquier disciplina escénica, está superado. Entonces, de los retos que quedaban, uno era ese: el po-sicionamiento internacional. Mire usted, somos el festival de contenido flamenco más importante del mundo. Eso no lo cuestiona nadie.

Pero hay otros festivales que vienen apretando.

Que en una ciudad tan grande como Se-villa todos sus escenarios programen lo mismo durante un mes… eso, en ninguna otra gran ciudad es posible. Si uno ana-liza el número de espectáculos, artistas, estrenos, programadores que asisten, prensa que se acredita… Son valores que nos hacen posicionarnos. Después, a cada cual le gustará más una cosa u otra. A mí de La Unión me gusta el concurso, el festival no. Sin embargo, de Jerez me encanta el concepto de festival porque es una ciudad pequeña donde te encuen-tras con todo el mundo. Mont de Marsan genera un ambiente de cordialidad entre los profesionales, una sensación de her-mandad y compañerismo, que no puede generarla una programación estable en el Teatro Real. Ningún festival se parece a otro. Entonces, todos son iguales de im-portantes y necesarios. No se trata tan-

tejido profesional no ha sido muy homo-géneo... Y después también, fundamen-talmente, por su riqueza. Desde el artista que tiene una visión de su trabajo muy determinada, a lo opuesto, todo es vá-lido. Y hay que darles la misma impor-tancia a todos. Es el criterio con el que hemos trabajado: el ser respetuosos y no tomar partido por ninguno, sino tratar de equilibrar.

Una seña de identidad de nuestro traba-jo es, por una parte, la promoción inter-nacional, que entendíamos que era ne-cesaria. El hacer ver como valoran desde fuera la Bienal; que es algo que muchas veces se nos escapa. Y está mejor consi-derada fuera que ha estado en algunos momentos dentro. No ahora, pero ha es-tado cuestionada cuando es una marca potentísima tanto a nivel nacional como a nivel internacional. Y por otra parte, el

Entrevista a Domingo GonzálezTextos_José Manuel López Gutiérrez / Fotografías_ Juan Flores

…Hay mucho de mito en todos esos comentarios, José Manuel. La Bienal ha cumplido tanto con la labor de innovar como con la de preservar. Si miras el programa de esta edi-ción, hay artistas que vienen de la tradición o de la estética más de raíz y, sin embargo, tienen sitio en la Bienal. Curiosamente, a lo único que se le da relevancia es al que no está; o al que está y no es tradicional. No se analiza la nómina de artistas que tienen más de cincuenta años y que están en la Bienal. Otra cosa es que no estén los que tú quieres y entonces no te parezca bien. Cada uno tilda lo que falta desde su perspectiva. Hay mucho de espacios comunes y de críticas estereotipadas: como en algún momento la Bienal abanderó la vanguardia, la crítica que se generó es que faltaba lo tradicional. Y eso se ha ido quedando. Pero yo recuerdo haber visto actuar a muchos artistas por última vez, precisamente, en la Bienal.

Bienal de Flamenco

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to de competir, como de competer: qué tenemos que hacer cada uno para hacer más grande el flamenco. En ese sentido, desde la Bienal hemos avanzado mucho porque no hemos entrado al trapo cuan-do nos han pretendido comparar. La Bie-nal ha demostrado el peso de la realidad del flamenco que ha vivido. Por eso la frase de nuestro eslogan, «La historia del flamenco sucede en la Bienal», es real. La historia de los últimos treinta años, al menos —si te paras a ver los estrenos de Sanlúcar, Mario Maya, los espectáculos de Beni de Cádiz en su momento, por po-nerte ejemplos de carreras artísticas muy diferentes — , o ha pasado en la Bienal, o la Bienal ha tenido que ver para que pase, o ha pasado en otros sitios gracias a ella. Son cosas hay que valorarlas. Por eso no se puede entrar en competición con la Suma, La Unión, Nueva York, Jerez o la propia Caracolá.

Usted tenía experiencia en gestión teatral y cultural, había sido mano derecha de Marset en el Ayuntamien-to, controló la gestión de Copete en la Bienal de 2004… Pero todo el mundo se ha preguntado qué sabe Domingo González de flamenco para progra-mar la Bienal.

¡Pero bueno! ¿Esto qué es? Yo no voy a hacer un examen, ni voy a permitir que nadie me lo haga. Sobre todo porque mucha de la gente que dice esto tiene bastante poco conocimiento.

Pero, a nivel doméstico, el aficionado se lo pregunta.

Llevo escuchando flamenco desde pe-queño. En principio fandangos, porque mi pueblo es muy aficionado al fandan-go y lo escuchaba en bares, fiestas… In-cluso me atreví a cantar alguna vez. Po-quito, porque si no queda uno nada más que regular. Y después, desde que tengo uso de razón, he sido aficionado. Como toda esa gente que hace 35 años tenía 15 años, escuchaba a Camarón porque era lo que estaba de moda y me llegaba más directamente. Después, empecé con el turismo de festivales durante muchos

veranos. Además, como tenía que tra-bajar de camarero en las casetas de las ferias para pagarme la carrera, coincidía de madrugada con los flamencos que ha-bían trabajado esa noche. Una vez pasó la fiebre de los 18 años, en la que te lo tragas todo y te impresiona El Cabrero y te lo crees, sigues a Camarón, a Panse-quito, a la gente de Jerez, a Lebrijano… pues pasas a otros artistas. Como todo el mundo. Mi conocimiento no era ni poco, ni mucho: el de cualquiera.

Entienda que, cuando entró a dirigir la Bienal, no era tan conocido entre los aficionados como otros que le pre-cedieron.

Ni falta que hacía. Cuando llega Ortiz Nuevo para dirigir la Bienal, era un visio-nario. En el año 80 tenía treinta y pocos años, y venía de ser un estudiante en Ma-

drid que había conocido el mundillo del flamenco. Era un magnífico aficionado, estudioso y artista, pero no era un fla-menco. Manuel Herrera era un peñista y un magnífico aficionado, que ha estudia-do y ha hecho mucho por el flamenco, pero… Vale el perfil de joven aventurero, vale el perfil de peñista, vale el perfil de periodista interesado —en el sentido de conocedor y estudioso— de Pérez Oroz-co… ¿y el mío no? En mi caso, la propues-ta llegó por un perfil de gestión. No por un perfil artístico. Pero, ¡cuidado!: como profesional. Porque yo llevaba trabajan-do en producción de espectáculos fla-mencos desde el 94.

A la hora de preparar un ciclo de esta envergadura ¿prefiere un eje temáti-co y vertebrador que sea leitmotiv de la muestra; o un sistema que diversi-

fique y proponga distintas variantes al público?

Creo que no es contradictorio, pero uno no programa rellenando cuadritos. Eso es muy fácil. Ves ochenta ofertas y tienes cincuenta días, eliges las más baratas, las más populares, las que más te gustan… y vas rellenado. No tendría mucho traba-jo, pero para eso no hace uno la Bienal. Tiene que haber un discurso y, en esta edición es el leitmotiv «Flamenco de viva voz», que tiene que ver con dos cosas: la importancia de la voz en la música fla-menca; y la trasmisión de emociones y sentimientos del artista al espectador y viceversa. La importancia de la vivencia, sin entrar en conceptos más ambiguos como el duende o la magia. Pero la pro-gramación de Bienal debe ser represen-tativa. No puede excluir tendencias ni es-tilos porque estaríamos haciendo un pan con unas tortas. También debe responder a todos los públicos del flamenco, por-que no tenemos sólo un público. Están los muy jóvenes y curiosos, los aficiona-dos con mucho conocimiento, el friki que ahorra 5.000 euros para poder ver de cerca a Fulanito Pérez en la Bienal, el que llega al flamenco a través de la danza, el de la música clásica, el de las cosas de raíz, el de vanguardia…

¿No cree que sería más interesante —por ser siempre auténticamente no-vedoso para el público— retomar en mejores condiciones la vieja fórmula por la que la propia Bienal era ideó-loga y productora de los espectáculos que programaba?

Eso no es viable ni responde a la realidad de la producción flamenca de hoy. Hace 24 años, se encargaban los espectáculos porque, quitando las grandes compañías de baile herederas de la época de Pilar López o Antonio Gades —que eran dos o tres—, no había producción de espectá-culos. Tampoco había mercado, ni distri-bución. No había festivales que duraran más de un día y los flamencos no entra-ban en las programaciones estables, con lo cual una compañía no era rentable. Entonces se generó esa tendencia por-

“La Bienal ha cumplido tanto con la labor de innovar como con la de preservar”

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que era una demanda. Y se hizo estu-pendamente. Hoy día no tendría sentido porque hay un mercado de espectáculos flamencos que no necesita de ese motor obligatoriamente. Hasta que, hace cator-ce años, nace el festival de Jerez con un criterio similar al de Bienal, estábamos solos a la hora de programar ese tipo de espectáculos o propiciarlos para el sec-tor. Quince años después, Isabel Bayón, Javier Barón o Manuel de Paula no nece-sitan que nadie les haga un encargo para hacer su espectáculo, porque saben que tienen mercado y trabajo.

Entonces, ¿construye la programa-ción de la Bienal con los espectáculos que llegan a su oficina?

Hay de todo. Cosas que te llegan y te in-teresan, y cosas que tú provocas o encar-gas. Ese otro mito que se generó, desde la época de Manuel Herrera, por el que se decía que esto era una oficina burocráti-ca de distribución de los paquetes que iban llegando, sirvió a quienes quisieron criticar a quien dirigía la Bienal entonces. Nació desde un sector de la crítica muy concreto, con nombre y apellidos que no vamos a decir hoy. Esa crítica se le hizo a Manuel Herrera, cuando en realidad lo que él quiso es hacer trasparentes los cri-terios de selección. Quería que hubiese arbitrariedad, pero también sistematizar el trabajo de los artistas con los interme-diarios, en definitiva, porque hoy ya no se puede programar como antes. Tendrías que hacerlo con dos años de antelación. Y esa crítica se ha mantenido.

Debe costar mucho dejar en las ma-nos de algunas mentes excéntricas las producciones que se darán cita en la Bienal. ¿Llevan algún tipo de super-visión para evitar que, como en más de una ocasión ha sucedido, se cuele en la muestra algún que otro bodrio?

El mundo de flamenco es muy amplio, y hay de todo. Vamos a los ensayos, nos mandan videos de lo que van a hacer y hay otra gente con la que, de alguna manera, participamos en el diseño de los contenidos. Otras veces, aunque no

decides, sí estas en la cocina de la ficha técnica y artística. Sabes quienes son ilu-minadores, modistos, coreógrafos, direc-tores de escena… sabes si son conocidos o desconocidos… Claro que hay un segui-miento, aunque no como nos gustaría.

Hablando de supervisar y, teniendo en cuenta el importantísimo papel que desempeña la crítica especializa-da ¿cómo ve el nivel de los analistas de lo jondo?

Hombre, hay críticos que tienen un estilo muy informativo, muy narrativo… Y, des-pués, hay críticos que están en el otro ex-tremo y lo que más valoran es la opinión, es el criterio particular. De un extremo al otro hay de todo.

¿No encuentra una falta de prepara-ción importante con respecto a los críticos de otras artes?

No. Lo que veo es que la información de flamenco tiene poca presencia en la prensa en general. Claro, eso genera que no haya el número de periodistas especializados o el número de artículos y trabajos que te permitan afinar más. Pero yo no me atrevería a hacer un co-mentario contrario. Creo que los críticos son necesarios y, aunque no se comparta la opinión, es bueno saber siempre por dónde va su criterio. Porque en muchas ocasiones también aciertan.

Independientemente de la falta de conocimientos que denoto, encuentro una preocupante falta de honestidad en cierta crítica, más influida por la política que por el arte en sí mismo.

Eso, afortunadamente, no lo estamos sufriendo. Hay un consenso por parte de todo el mundo de que la Bienal es im-portante. Después, la visión crítica parti-cular de cada uno, es la de cada uno. Los jefes de redacción sabrán porque publi-can unos artículos o no, sabrán porque trabajan con unos especialistas o con otros... Pero esa no es mi pelea. A mí me critican muchísimo, pero entiendo que es su trabajo. Nunca he cuestionado una

crítica, ni en público ni en privado, siem-pre que ha sido con respecto a mi trabajo o a los resultados. Ahora bien, cuando se meten en cosas que no tienen que ver con el trabajo, o lo vinculan a cuestiones políticas o a intereses de artistas… Pero como programador tengo la obligación de aceptarlas.

La Bienal viene a potenciar sensa-cionalmente la ciudad de cara al turismo, que es el sector de público que se hace con la mayor parte de las entradas a través de las tour-operadoras…

Eso no es así. Te digo los datos reales: el 40% del público que está en Bienal es de Sevilla. ¡El 40% de 58.000 entradas! Se-guramente haya pocas programaciones culturales a las que vaya tanto la gen-te de Sevilla como a la Bienal. Del 60% restante, que son gente que no es de Sevilla, el 60% -curiosamente se repiten los porcentajes- es extranjero. Y el 40% que resta es público nacional: de Cádiz, Madrid, Badajoz o Cuenca, normalmente aficionados que tienen un conocimiento previo y han estado antes en Bienal. Son estadísticas externas que elaboran otros.

Mi pregunta estaba enfocada a los peligros que trae el turista que lo aplaude todo porque desconoce, lógi-camente, los pormenores de la perfec-ta factura de un cante, un baile o un toque determinados, dejándose llevar por lo exótico. Pienso que esto termi-nará por banalizar del todo un género tan formalmente delimitado como el flamenco.

¡Qué va! Ese es otro mito que yo he aprendido que era erróneo. Hay un por-centaje altísimo de extranjeros que tie-nen muy claro a lo que vienen, que son aficionados en su lugar de origen, que conocen a los artistas… Una persona que viaja de Connecticut, se gasta 4.000 euros en avión, 500 en hotel y 100 en entradas… es súper exigente. No se le da ojana tan fácilmente. Ese mito nace del aficionado que ha visto poco flamenco fuera de su entrono y no tiene conciencia

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Fotografía_ Juan Flores

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porque, a partir de los años 30, el régi-men franquista establece que la cultura popular es diferente de la cultura oficial.

Y establece las diferencias: lo popular sólo es del pueblo; los buenos teatros, para quienes van a la ópera. El flamenco, por tanto, en Andalucía para, a ser posi-ble, justificar intelectualmente la explo-tación de los señoritos. Eso, durante cua-renta años, genera un estereotipo que tiene mucho que ver en esa visión del sufrimiento y del hambre. ¿Qué flamenco pasa hambre hoy en día? Ninguno, afor-tunadamente. Y es algo de lo que nos tenemos que alegrar. Por lo tanto, esa

justificación de que hay que pasar ham-bre para cantar bien… mire usted, no. Yo prefiero que el chavalito que va tocando las palmas en una boda, tenga su IRPF y declare a Hacienda a que dependa de que un señorito haga una fiesta de tres días.

El flamenco de cuerpo a cuerpo, me-nos artificial y más directo, el que se hacía en la intimidad de las casas o en la libertad de la calle y los bares, sí se ha dejado claramente al margen.

Es que la sociedad, las personas y las expresiones, cambian. Hoy, un chaval de diecisiete años, de una familia gitana de Sevilla, ni pisa Triana, ni va a una taber-na. Vive en las Tres Mil y sólo ha visto una guitarra en el bautizo de su prima. No puedes pretender que tenga el mis-mo conocimiento y maneje el mismo lenguaje artístico. Las letras de Tomasito responden a la realidad de la juventud de ahora, igual que a las de los años 30 ó 40 respondían a las inquietudes y po-sibilidades de los jóvenes de entonces. Es decir, no se puede arqueologizar la

“Ante la crisis, tendrán que cambiarse algunos modelos y, en eso, las peñas tienen un papel fundamental”

de que hay otro a 6.000 km. que tiene el mismo nivel de exigencia. Y las mismas experiencias —las que sean—, tan válidas como las suyas. Te encuentras con gen-te de Estados Unidos, por ejemplo, que sabe más de los artistas que el setenta por ciento del público nacional.

No obstante, muchos sevillanos afi-cionados al flamenco no asisten a la Bienal. En ciertos casos, ni conocen la programación.

No podemos pretender convocar al to-tal de la población cada vez que orga-nizamos algo. Necesitaríamos el Estadio Olímpico cada noche. Pero bueno, hay quien no concibe el flamenco en un esce-nario; lo que no deja de ser una experien-cia personal totalmente respetable, pero no deja de significar un desconocimiento absoluto de la historia del flamenco que, si se caracteriza por algo hasta los años 20 es porque ser un arte escénico. Si el momento culmen del discurso estético del flamenco es la Ópera Flamenca, es porque se desarrolla como arte escénico. Ahí habría mucho que hablar y debatir

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cultura. Ahora no se aprende a cantar en casa de un maestro. Hoy cualquier cha-val de veinte años, tiene una capacidad de escuchar increíble. Los que se preocu-pan en formarse, claro. Tú escuchas a Sebastián Cruz, a Jeromo, Rocío Bazán, Laura Vital… Esa generación de los vein-te a los treinta y pocos años —que están en segunda división porque todavía no han dado el gran salto—, tiene un cono-cimiento de los cantes que no lo tuvo casi ningún flamenco de los años 30 ó 40. Hoy se estudia escuchando de qui-nientos discos distintos. ¿Te imaginas a un chaval encerrado tres años en casa de José de la Tomasa o de Agujetas? Lo vol-veríamos loco y no conseguiríamos nada. Porque además pueden aprender en la Fundación Cristina Heeren.

Manolo Sanlúcar lo sigue haciendo, y ahí están los resultados…

Pero Manolo es un gran maestro que no permite que lo imiten; que cuando ve que un discípulo ha aprendido lo que él quiere, le dice: «¡Ahora vete a aprender por ahí!». ¡Que ese es el buen maestro!

El que hace que su alumno se desarro-lle como músico, no como imitador. Pero eso ya no es necesario, porque hay discos y radios. Y porque hoy tienen que apren-der de mucha gente.

Cuando los artistas fueron elevando escandalosamente sus cachés —sobre todo a partir del 92 —, el flamenco co-menzó a depender sin más remedio de las instituciones, que eran quienes podían costear tales cantidades. Así, todo tipo de actos flamencos dejaron de ser autosuficientes y se entró en la era de la subvención pública. Con la situación económica actual, en la que ese sistema no es sostenible y parece que no va a volver a serlo… ¿cuál es el futuro que vislumbra para la pobla-ción flamenca?

La situación, a nivel de profesionales, es buena. Con los problemas económicos que tiene todo el mundo, ¡no iban a ser los flamencos los únicos que no sufrie-ran la crisis!. Con esos vaivenes típicos, el sector profesional creo que está bien posicionado. Y el sector no profesional,

tiene un campo magnifico por delante. Lo que sí es cierto es que tendrán que cambiarse algunos modelos y, en eso, las peñas tienen un papel fundamental. Tie-nen que seguir de otra manera, dándoles sitio a los jóvenes artistas, pero también a los jóvenes aficionados. Deben hacer un esfuerzo para que estos dejen de se-guir por internet lo que pasa en el fla-menco, porque es imposible que la peña sea un promotor privado. Como tampoco lo son las asociaciones de ópera o los clu-bes de veinte mil cosas que existen.

Esa actualización ya se está dando en muchos festivales veraniegos —tan cercanos, genuinos y sabrosos, aun-que también tan tercermundistas en más casos de los deseados—, convir-tiéndose en ciclos teatrales.

Hay festivales de una noche que me en-cantan y funcionan muy bien. Entiendo que han pasado a ser ciclos teatrales los que no tenían más remedio: porque hay dinero del ayuntamiento y éste exige una actividad más prolongada, porque hay artistas que ya no aceptan lo de los

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45 minutos a las tres de la madrugada, o porque a la organización le interesa tener tres veces las quinientas entradas vendidas durante tres días. También hay pueblos que han crecido mucho: donde antes vivían 5.000, ahora viven 20.000 y los festivales de un día que se quedan cortos. También los precios han cambia-do y es muy difícil poder satisfacer los cachés de ocho artistas de una tacada. Pero independientemente de eso, supon-go que habrá festivales de un día que se mantengan —que no serán muchos—; que otros festivales se convertirán en ci-clos, y ciclos que desaparecerán.

Desde varios sectores, se acusa a los programadores públicos de mantener ciertos privilegios con determinados artistas por cercanía política. Se dice que siempre se programa a los mis-mos, conocidos —entre artistas, críti-ca, público y promotores privados— como artistas del pesebre, artistas en nómina de la Junta, etc. En la parte que le toca ¿qué tiene que decir, como programador público, en su defensa?

Yo estoy muy tranquilito. De todos mo-dos, esa crítica se lleva escuchando des-de hace cien años. Cuando Manuel Torre y la Niña de los Peines, ya se hablaba de esas cosas…

Pero entonces la Administración pú-blica no se encargaba del flamenco.

Te digo que eso ya pasaba hace setenta y ochenta años, que tampoco es una cosa nueva. Yo estoy muy tranquilito. Ojalá fuese verdad que en nomina de la Ad-ministración hubiese más de quinientos artistas como vienen a la Bienal. ¿Tú en-tiendes que eso pueda ser posible?

Es que siempre se ve a los mismos ar-tistas en los mismos sitios…

¡Pero eso ha pasado toda la vida! Cuan-do hay artistas que, bien son más in-quietos a la hora de crear espectáculos nuevos, bien trabajan la distribución y la intermediación con una oficina más profesional, bien trabajan con un elenco

muy potente…; hay otros que quieren ve-nir con su cuñado de acompañamiento. Son muchos factores lo que confluyen. En el caso de la Bienal, hay muy pocos artistas que repitan de una edición a otra. Si analizas la programación y miras el ciclo El Flamenco que viene, son nue-ve artistas que, o es su primera Bienal, o presentan su primer disco, o encabezan por primera vez un espectáculo… Si miras Clásicos del siglo XXI te vas a encontrar con gente que monta un espectáculo por primera vez. En fin, yo en ese sentido es-toy tranquilísimo porque, si no hay quin-ce o veinte empresas de contratación artística con las que trabajamos… Dudo mucho que haya quince o veinte empre-sas favorecidas. Ojalá, ya digo, todo el mundo pudiera comer de que los polí-ticos se dieran cuenta de lo importante que es el flamenco, y las instituciones pú-blicas le dieran el tratamiento de sector estratégico que tiene en Andalucía.

También es cierto que hay artistas de moda, pero eso lo ha habido siempre. Mira los carteles de los años 40, 50, 60, 70… Y los festivales de un día, ni te cuen-to. Había artistas que se hacían el 60% de los festivales. ¿Y tú ibas a acusar a las peñas de favorecer a unos artistas fren-te a otros? No quiero citar a nadie pero Aurora Vargas y Pansequito -que para mi debieran estar en todos los festivales del mundo-, algunos años han hecho más de diez. ¡Merecidos, ojo!. ¿Alguien va a acu-sarlos por eso? ¡Y no te hablo de la época de Turronero! ¡O de Mairena!.

Como musicólogo, me parece incon-gruente catalogar el flamenco como Patrimonio Inmaterial de la Humani-dad, porque todos sabemos que el fla-menco no es inmaterial: es muy tan-gible. Sucede que no se ha estudiado convenientemente desde un punto de vista científico y ordenado.

Los reconocimientos institucionales y las palmaditas en la espalda sean siempre bienvenidos. En este caso, el reconoci-miento desde un punto cultural, antro-pológico, social e historiográfico, nos va a venir muy bien. Pero eso nos debe

servir de acicate para emprender el es-tudio exhaustivo, riguroso, científico del flamenco como lo que es: una disciplina musical. En la Bienal habrá un salto muy potente en cuanto a eso, porque habrá un Congreso del INFLA, la Asociación de Historiadores de la Danza va a tra-tar por primera vez el flamenco dentro de las danzas, va a haber una mesa de trabajo donde una serie de expertos van a tratar de proponer los criterios de las bases académicas para un currículum académico… Ya tuvimos un intento, que al final no funcionó, con un seminario sobre las bases teóricas que deben ma-nejarse para estudiar, escribir o ser espe-cialista en flamenco, pero la gente se lo tomó a mal. Venían un crítico de ópera, un compositor, un historiador musical y un etnomusicólogo, precisamente para plantear esas bases en torno a la música flamenca; no de si el cantaor tal llevaba la chaqueta verde o roja.

Lo cierto es que, a estas alturas, al margen del tema UNESCO, no tene-mos delimitado el repertorio del fla-menco.

Es la investigación que menos se ha dado a conocer, pero existe. Desde hace seis o siete años está dando sus frutos y de aquí a muy poquito, toda esa perversión funcional que ha existido en el estudio del flamenco -posiblemente de manera interesada en su día-, se extinguirá. El anecdotario al que nos han acostum-brado los flamencólogos va camino de desaparecer. Por eso muchos se resisten y siempre están cabreados. Se está lle-vando a cabo un estudio con un software que permite el análisis matemático del flamenco por partituras, para establecer cánones que facilitarán su comparación con los lenguajes musicales más actua-les. Hay tres universidades del mundo es-tudiando eso. Cuando pongan encima de una mesa sus resultados… ¿de qué va a servir si Juan Talega dijo tal o cual cosa? De nada, más allá del puro anecdotario. Por eso, cuando leo sobre flamenco in-tento esquivar ese tipo de libros que sé que no tienen ningún rigor. La mitad te los sabes y la otra mitad sabes que son

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mentira. O el autor lo focaliza todo en que ha descubierto un dato sin ninguna relevancia científica: la partida de bautis-mo de un tal Leiton, que era el padre de tal, y que no era español. Era guiri. Eso va caminito de desaparecer.

De todos modos, ha habido una perver-sión funcional ahí. Es como si un colec-cionista de sellos decide que es exper-to en artes graficas. No. Mire, usted es coleccionista de sellos, su padre le dejó dos cuadernos y ha puesto muy buena voluntad en seguir la colección e inver-tir parte de sus ahorros, pero eso no le convierte en experto en artes gráficas. El experto en artes graficas, es un señor que ha estudiado Bellas Artes, maneja la técnica del grabado y además se ha llevado años estudiando filosofía del arte y estética. Usted, coleccionista de sellos. Aunque tenga el sello más valioso del mundo. Y aquí ha pasado eso, que el coleccionista de sellos automáticamente se convertía en experto en artes graficas. Pero además, eso le convertía en escritor o en periodista.

Entre esta Bienal y la de 2012 habrá elecciones municipales. Puede suce-der que Domingo González deje su puesto antes de dichos comicios y que esta sea su última Bienal; que en caso de volver a ganar las elecciones el PSOE, usted continúe o deje paso a otra persona; o que, aun ganando otro partido político, a usted se le ofrezca continuar en este cargo, algo que ya sucedió con Ortiz Nuevo en 1983. ¿Qué ve más factible?

Ni idea. No me lo planteo. En esto soy como los entrenadores de futbol, que siempre dicen lo mismo: “a mí lo que me importa es el partido del domingo que viene”. Pues a mí sólo me preocupa se-guir trabajando para que el día quince comience la Bienal. Mi profesión es esta: la gestión cultural. Y cuando no esté aquí, estaré en otro proyecto. O volveré a la Universidad y seré más feliz que una lombriz. En ese sentido, ni soy ambicioso, ni tengo más pretensiones que la del tra-bajito y hacer las cosas bien.

Fotografía_ Juan Flores

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I Concurso del Giraldillo Flamenco. José de la Tomasa y Pedro Bacán. 1980.

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Fotografía_ Paco Sánchez

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¿Creación? ¿o comunicación?, ¿creación y comunicación? Si el arte no es principal-mente comunicación, sino creación, los carteles con su función prescrita de pu-blicidad y propaganda serían una forma secundaria de arte pero, sin embargo, los carteles han mantenido una estrecha re-lación con la pintura desde sus primeros años de existencia hasta la actualidad, siendo los propios creadores plásticos del panorama artístico los encargados de la creación cartelística.

Podríamos hablar pues, de tendencia artística en la cartelería y de corrientes estéticas, mayoritariamente entre los creadores plásticos, ya que serán éstos los encargados de ilustrar los soportes publicitarios.

Comunicación y creación se aúnan en la cartelería equiparándose en importan-cia, a sabidas cuentas de que los carteles serán obras plásticas y a su vez tendrán una función publicitaria o comunicativa, en este concreto caso que nos atañe, la promoción de la Bienal de Flamenco de Sevilla.

Dieciséis obras a día de hoy componen esta rica y variopinta colección publici-tario-artística cuya autoría corresponde a quince artistas de distintos ámbitos, pero de intachable prestigio nacional e inter-nacional. Dieciséis piezas únicas para anunciar sendas ediciones de la Bienal de Flamenco de Sevilla.

Arte FlamencoLa Bienal de Flamenco de Sevilla y su cartel publicitarioAgustín I. Barrera García

En abril de 1980 nace la primera de las ediciones de la Bienal, de mano de la Federación de Peñas flamencas y la Delegación de Cultura del ayuntamien-to de Sevilla. Se encarga el primer cartel al más que consagrado autor hispalense Joaquín Sáenz, que aborda escenarios pictóricos preferentemente de escenas urbanas y marítimas englobándolas en una sutil simbiosis en las escenas pano-rámicas fluviales del Guadalquivir.

Precisamente es el caso de esta primera imagen cartelística, donde la escenogra-

fía representada se corresponde con una imagen aérea a la vez que etérea de Sevi-lla con el Guadalquivir como presentador de la escena, la Torre del Oro y el puente de Triana, recorriendo la cuenca fluvial que enmarca el centro de la ciudad, coro-nado por la Catedral y la Giralda. Sobre la imagen aérea, con flecos fundidos con el cielo, aparece un mantoncillo a modo de cortinaje de pintura barroca que nos desvela esa visión pseudo-sagrada de la capital Hispalense. El resultado final es una solución poco gráfica desde la óptica del diseño del cartel pero de una gran sutilidad y calidad artística y expresiva, que hacen que esta obra pictórica esté dotada de una belleza y funcionalidad muy del gusto de la Sevilla de 1980 y el público de la Bienal.

Bienal de Flamenco

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Para la segunda edición de la Bienal de Sevilla se selecciona al artista de La Puebla de Cazalla Francisco More-no Galván, de vasta experiencia car-telística y en el mundo del flamenco, que con su estética expresionista encarna a una bailaora sobre fondo amarillo albero para la primera de las ediciones que se dedica al baile flamenco. Sobre el tablao de baile de color negro aparece la leyenda del cartel informalista muy limpia y destacada por el contraste de colo-res. En definitiva un excelente cartel desde el punto de vista del diseño pero también una obra artística fi-gurativa, a la vez que expresionista, de la inigualable expresividad y sen-sibilidad que caracteriza a este autor tan conocedor del mundo flamenco y que tantas veces dio forma a las letras que cantara Menese.

Manuel Ángeles Ortiz, pintor jien-nense de corriente surrealista cer-cana a la generación del 27, será el encargado de realizar el cartel para la tercera edición de la Bienal, pero la muerte lo sorprendió cuando se encontraba trabajando en él. Dado que la obra no pudo ser concluida, la organización de la Bienal y los fa-miliares del pintor afincado en París, decidieron publicar como cartel uno de los bocetos previos que el artista realizara antes de morir, se trataba de una composición centrada de una guitarra sobre cuyo mástil se posa una paloma, que vierte una cas-cada de estrellas, al fondo la luna. Una cuadricula y la leyenda abajo, concluyen la composición de fuerte simplicidad y trazo espontáneo, pro-pio de su naturaleza de esbozo, muy cercana al tema de esta edición de 1984 dedicada al toque.

En 1986, se da un paso en el avance de la historia del cartel de la Bienal de Sevilla. Por primera vez, y de la mano de Emilio Sáenz, hermano de Joaquín, fotógrafo de la Sevilla más castiza y festiva. La imagen de la Bie-nal en la edición dedicada al cante será una fotografía, concretamen-te una fotografía en movimiento de una bailaora que se antecede a una silla vacía donde esperamos al cantaor, sobre fondo oscuro, con ti-pografía inferior blanca que produce un alto contraste.

Rafael Alberti, el gran poeta y crea-dor plástico de la generación del 27, será el encargado de anunciar la edi-ción número cinco de la Bienal de Sevilla en 1988, con un dibujo de carácter informalista y pseudo-abs-tracta que representa a una pareja goyesca en pleno baile, sobre fondo blanco, muy afín a su estética plásti-ca y sus visiones del baile. Este car-tel es un claro ejemplo de la pintura albertiana.

Sin bajar ni un ápice el listón se deci-de encargar el cartel para la edición de 1990 a Antonio Saura el renom-brado artista español, creador del grupo El Paso y uno de los mayores nombres que emergen en España en la posguerra. Pintor autodidacta que destaca por su abstracción mo-nocroma y su expresividad en el pin-cel, su obra gráfica no queda exenta de estas características, como es el caso de este cartel de fondo rojo con una forma geométrica amarilla que se centra bajo un trazo negro expre-sionista creando una guitarra, muy acorde para esta edición dedicada al toque y muy funcional por su mini-malismo formal y contraste de color.

1992 se convierte en una edición disruptiva en todos los ámbitos, a la sombra del gran evento que se cele-bra en Sevilla. La Expo 92 impregna todo lo organizado en la ciudad, y la Bienal y su imagen no iban a ser menos; el cartel que firma Carlos Ortega, sobre fondo azul ultramar oscuro, representa los tensores del recién estrenado Puente del Alami-llo y sobre él una especie de bola de fuego que hace imaginar una bai-laora a vista de pájaro, pero no deja de ser una clara alusión a la famosa bola, logo de la Expo 92. El cartel, de un potente diseño, rompe con todo lo anterior pero va muy en la li-nea de lo marcado por la exposición universal. Esta edición además es la primera que no se dedica ni al cante ni al baile ni al toque.

1982

1984 1988

1986

1992

1990

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Tato Olivas será el autor del cartel de nuevo fotográfico de la edición de 1996, una fotografía en blanco y ne-gro de los pies de una bailaora con sus volantes inferiores levantados. El autor, salmantino de nacimiento y sevillano de adopción, es conocido como el fotógrafo de los flamencos por su vasta producción sobre este tema.

Para el décimo aniversario de la Bie-nal se recurre de nuevo a Joaquín Sáenz, autor del primer cartel, que muy en su línea pictórica vuelve a realizar un retrato de Sevilla enmar-cado, en este caso, con cuatro cama-feos que retratan a cuatro figuras del cante sevillano: Pastora Pavón, Niña de los Peines, Tomás Pavón, Mano-lo Caracol y Antonio Mairena. En el centro a modo de arco de triunfo aparecen las columnas de Hércules con toda la Alameda abierta hacia ellas. Este cartel está dedicado a la memoria de su buen amigo Francis-co Moreno Galván que fallece ese mismo año.

Tras esta efeméride se recurre a un personaje de primera línea artística para la realización del cartel de la Bienal de 2000 que se convertirá, a manos del sevillano universal Luis Gordillo, en uno de los carteles más polémicos de cuantos se han realiza-do. La imagen de un cantaor infor-malista a la vez que expresionista en tan sólo dos colores, rojo y negro so-bre fondo blanco, no deja impasible a nadie. Con ciertos resquicios de Munch y una clara alusión divinizan-te, por el triangulo y las cruces que sellan su cante haciéndolo digno de adoración, «el flamenco como dios» parece ser la idea principal de una obra de indiscutible calidad plástica y publicitaria.

Tras el polémico cartel de Gordillo, el encargo de la Bienal de 2002 recae en el pintor y diseñador del Puerto de Santa María Juan Suárez, que realiza el primer cartel estricta-mente publicitario de la Bienal con una primacía clara de la tipografía, tan sólo interrumpida por un puñal blanco que hace las veces de letra «b», y una potencia de forma y color que hacen indudable su efectividad como anuncio.

El afamado pintor onubense Juan Romero será el encargado de ilustrar el cartel para la edición de 1994. Un cartel de un marcado carácter infor-malista, expresionista, primitivista, ingenuo a primera vista y de un clarísimo horror-vacui y un vitalista decorativismo propio de todas sus composiciones. El cartel de potentes valores cromáticos representa una guitarra flamenca enmarcada con un también profusamente decorado marco azul.

1994

1996

1998

2000 2002

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Antoni Tapies, otro de los grandes de la pintura con-temporánea española, ilustrará la Bienal de 2004, con un cartel muy en su línea de trabajo, matérico, de un fuerte color rojo con rasgados y pinceladas ne-gras, destacando una bota de baile y elementos recu-rrentes y simbólicos en su obra como la cruz. De una simplicidad pasmosa, este cartel funcionó muy bien desde el punto de vista publicitario, aunque los más ortodoxos no se sintieran identificados con esta tan moderna imagen del flamenco en Sevilla.

El director de cine Carlos Saura dará imagen al cartel de la edición de 2006, con un fotograma de su film Flamenco, donde la bailaora Belén Maya es silueteada por unas pan-tallas lumínicas que aparecen en su fondo escénico. Para la composición del cartel se tintaron las pantallas de la escenografía con colores bri-llantes haciendo una clara alusión al constructivismo de Piet Mondrian, que hace aun más latente el carácter escénico de esta composición carte-lística.

En 2008 todos somos sorprendidos con la imponente composición fo-tográfica de Ruvén Afanador donde Yolanda Heredia, en una actitud to-témica coronada con una inmensa peineta y totalmente pintada de negro, en su desnudez se presenta sobre un fondo blanco de cal. «La desnudez de la mujer flamenca ante su público» como define el propio autor. Esta imagen perteneció a una muestra de enorme éxito sobre las mujeres flamencas del sur de España denominada Mil Besos, que fue ex-puesta durante la Bienal en la ave-nida de la Constitución y que, como el cartel, no dejó impasible a nadie.

Por último, y como absoluta nove-dad, se encarga el cartel para esta Bienal de 2010 a un colectivo, cua-tro autores grafiteros que se reúnen en un estudio de Sevilla para realizar una composición atrevida y poco entendida por el público en general, pero muy agradable a la vista y re-sultante como imagen publicitaria, por lo que volvemos a encontrarnos ante un acierto absoluto de la carte-lística de la Bienal, donde la compo-sición de Sen, Suso33, Seleka y Sex, El Niño de las pinturas, de forma circular con ánimos de generalidad y globalidad da cabida a todos los pa-los y cualidades del arte flamenco, con un cromatismo de primarios y una muy elaborada tipografía sobre el fondo blanco inmaculado. Este cartel genera una enorme atracción visual sobre las calles de la ciudad, convirtiéndose en una más que dig-na imagen de la cita flamenca de 2010.

En definitiva dieciséis propuestas con dieciséis estéticas diferentes, dieciséis visiones del flamenco, que sugieren las múltiples posibilidades que este arte universal, tan propio de nuestra tierra, posee en todas sus vertientes. Un mundo de posibilida-des abiertas a la plástica y el diseño en el caso del cartel. Dieciséis car-teles, dieciséis obras artísticas que tenemos la suerte de no poder des-deñar desde el momento de su pu-blicación, porque se han hecho habi-tantes de nuestra memoria, dieciséis joyas de la publicidad y el arte con-temporáneo dedicado al Flamenco.

2006

2008

2004

2010

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La historia del Giraldillo es paralela a la historia de la Bienal. Nace como una de las grandes aportaciones de este magno acontecimiento. En un principio, como certamen, levantó grandes expectativas. Centro de atención por el planteamiento inicial y por lo novedoso del mismo. Las peñas flamencas, como baluarte invencible, y la afición, pre-sentes en un mismo evento. Fueron los ya conocidos Luis de Córdoba, Fosforito, Curro Malena, José Menese, Calixto Sánchez y José de la Tomasa quienes abrieron la lata. Se batieron el cobre literalmente durante tres noches consecutivas correspondientes a los días 15, 16 y 17 de abril de 1980 en el Teatro Lope de Vega de Sevilla y en las que cada participante desgranó 12 cantes: bulerías, cantiñas, fandangos, granaínas, malagueñas, mineras, peteneras, polo, seguiriyas, soleares, tientos y tonás.

Bienal de FlamencoEl Giraldillo a su paso por la BienalPablo Parrilla / Fotografías_ Paco Sánchez y Carlos Arbelos

I Bienal Flamenco Ciudad de Sevilla. Rosita Durán, Miguel Vargas, Rafael Romero, Perico el del Lunar, Nano de Jerez y Chano Lobato. 1980. Foto_Paco Sánchez.

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que va a parar a las manos de Chocolate en competencia con Chano Lobato, José Mercé, Luis de Córdoba, Curro Malena y José de la Tomasa.

En 1988 la Bienal vuelve a ser dirigida por Ortiz Nuevo y el II Giraldillo del baile se lo disputan Loli Flores, La Toná, Isabel Bayón, El Mimbre, El Mistela y Javier Ba-rón que a la postre es el ganador. Com-pleta la segunda trilogía del Giraldillo el guitarrista sevillano Daniel Navarro, Niño de Pura, quien lo cosecha en 1990.

Y un primer ganador: Calixto Sánchez. Otro ganador: el flamenco. Quizá se sen-tó un precedente sobre cuál debía ser la dimensión del cantaor, pero el público, la afición y el jurado entendió que Calixto Sánchez era el abanderado de una nueva época cantaora.

También bajo la dirección de Ortiz Nuevo se celebró la II Bienal y se convocó el I Giraldillo del Baile, que recayó en el gran bailaor Mario Maya. Fueron nominados seis artistas por el patronato de la Bienal, que no por las peñas, y finalmente sólo participaron tres: Pepa Montes, Angelita Vargas y Mario Maya, que resultó ven-cedor. Completa la primera trilogía del Giraldillo el guitarrista sevillano Manolo Franco, que lo obtiene en dura compe-tencia con Pedro Bacán, Tomatito, Rafael Riqueni, J. A. Rodríguez y Paco del Gastor ante un jurado en el que estaba presente el mismísimo Paco de Lucía.

La IV Bienal estrenó nueva dirección bajo los conocimientos de José Mª Pérez Oroz-co. Se convoca el II Giraldillo del cante

Herrera Rodas y las estatuillas de Jesús Gavira, los galardones fueron a parar a manos de Chocolate, Lebrijano, Gerardo Núñez, Dorantes, Javier Barón y Eva La Yerbabuena, entre otros. El concurso que-da, por tanto, eliminado. El Giraldillo pre-miará en ediciones posteriores el trabajo, la creatividad, mejor espectáculo, mejor música e incluso los momentos mágicos. En la Bienal de 2004, tenemos como ganadores a María Pagés, que recibió cuatro estatuillas, y a Manuela Carrasco, Serranito, Fosforito y Manolo Sanlúcar en reconocimiento a sus trayectorias.

En la Bienal de 2006 y teniendo como director a Domingo González, los Giral-dillos recaen principalmente en la juven-tud: Miguel Poveda, Pedro Sierra, Eva la Yerbabuena, Isabel Bayón, Pastora Gal-ván o Luisa Palicio, como Giraldillo reve-lación, Finalizamos la andadura de este reconocido premio con los Giraldillos de la Bienal 2008. Son premiados Esperan-za Fernández, Israel Galván, Juan Carlos Romero, Pepa Montes, Sara Baras, entre otros. Momento mágico para Poveda y Matilde Coral. Y colorín, colorado, hemos terminado.

En 1992 Ortiz nuevo decide suprimir y dejar fuera de la programación el Giral-dillo porque «le restaba protagonismo a la Bienal». Tendríamos que situarnos, de nuevo, en el año 2002 para la recupera-ción de este preciado galardón. Quince Giraldillos para los mejores. Nuevo en-foque y nueva propuesta. La vuelta tuvo nombre propio: Antonio Gades, bailaor y coreógrafo. Giraldillo Extraordinario de la Bienal. Bajo la dirección de Manuel

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Antonio Núñez, Chocolate. II Giraldillo del Cante. 1986. Fotografía_ Paco Sánchez

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En nuestra anterior entrega estuvimos recorriendo la relación entre el cine y el flamenco desde su primer encuentro en 1909 con un cortometraje que retrataba la figura de el cantaor El Mochuelo, has-ta llegar a los diversos trabajos realizados en la década de los cincuenta. Fueron tiempos donde la exaltación del tipismo español y culto a los diferentes artistas de moda predominaron sobre los argu-mentos puramente cinematográficos en películas que tuvieron como gran valor la oportunidad de que las intervencio-nes de artistas legendarios del flamenco como Manolo Caracol, Carmen Amaya o Pastora Imperio quedaran recogidas para siempre.

La década de los sesenta aporta un giro esencial con la obra de Francisco Rovira Beleta por sus contenidos y formas para una película con contenido flamenco. Los Tarantos (1963) estaba basada en la obra teatral de Alfredo Mañas del mismo título, la cual es una versión libre de Ro-meo y Julieta. Esta película es un musical flamenco en donde se mezcla el realismo social y el retrato de una Barcelona ya extinguida, de noches de lumpen, zonas marginales y calles del centro hoy to-talmente transformadas. Pero también

al compás de 35mmCine y Flamenco IIPaco Bech

resulta imprescindible por la presencia de una gran Carmen Amaya en su última película, de Antonio Gades y las voces del Chocolate o Peret entre otros. Fran-cisco Rovira Beleta obtuvo la nominación al Oscar a la mejor película extranjera, una nominación que repetiría cuatro años más tarde con una adaptación al cine de El Amor Brujo en donde utilizaba elementos fantásticos. Antonio Gades es de nuevo el protagonista esta vez junto a Cristina Hoyos, El Amor Brujo cuenta también con la aportación de Rafael de Córdoba y con la gran e indiscutible anécdota de Camarón de la Isla con die-cisiete años tocando la guitarra en uno de los números de baile.

Sin embargo no se limita la representa-ción del flamenco en el cine durante esta década a la producción de Rovira Beleta. Se siguen realizando películas dirigidas a un público más amplio, para promoción de los artistas y placenteras proyecciones en los diferentes cines de verano, barrios y pequeñas y medianas localidades de esta gran España. Destacan especial-mente las interpretadas por Antonio Molina y Rafael Farina como Puente de Coplas en 1961, aunque también pode-mos disfrutar en otras producciones de artistas legendarios como Fosforito, La Niña de los Peines o El Güito.

En los años setenta una buena parte del flamenco se une a la canción protesta como síntoma de la resistencia moral y artística frente a la dictadura y éste desaparece casi por completo del cine, imaginamos que esto no es una mera coincidencia. De los pocos títulos en esa década se pueden destacar La Carmen (1976), en donde podemos encontrar las actuaciones de Enrique Morente, El Agujetas y Pepe de Lucía, Ley de Raza (1970), de José Luis Gonzalvo con Anto-nio el Bailarín y La Chunga y Casa Flora (1973) con Camarón como protagonista.

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decorados con elementos propios de la ambientación teatral. El Amor Brujo es también una película obligada para los aficionados en donde una vez más en-contramos grandes interpretaciones de Antonio Gades y Cristina Hoyos.

Así nos dirigimos hacia los años noventa en donde la oferta y estilos en cuanto a cine y flamenco se amplían. De esos años y todo lo acontecido hasta nuestros días hablaremos en el próximo numero, de-seando desde aquí una Bienal 2010 pla-gada de éxito y grandes momentos artís-ticos como viene siendo habitual desde la creación de la que es la mejor y mayor muestra de flamenco de la actualidad.

La siguiente década significa la irrupción de las películas de Carlos Saura. La fa-mosa trilogía compuesta por Bodas de Sangre (1981), Carmen (1983) y El Amor Brujo (1986), siendo todas protagoniza-das por Antonio Gades y Cristina Hoyos. Saura nos trae una visión personal y un tratamiento diferente al de las pandere-tas y tablaos que tanto abundaban en la filmografía flamenca. Nos ofrece primero una poética y evocadora adaptación ci-nematográfica del ballet Crónica del Su-ceso de Bodas de Sangre (1974) de Anto-nio Gades que está a su vez basada en la tragedia homónima de Lorca. La obra se interpreta íntegramente por la compañía de Antonio Gades en el marco de lo que pudiera ser un espacio de ensayo. Bodas de Sangre es una película bella, con una gran fuerza visual y enorme carga de des-treza técnica. Antonio Gades está en uno de sus mejores momentos y podemos

ver la gran figura en que Cristina Hoyos está empezando a convertirse. Es quizás esta la mejor de las tres películas desde el punto de vista cinematográfico, una película que no puede dejar indiferente y que encanta o hace que se abandone pronto su visión dependiendo del grado de interés real por el cine y el baile de cada espectador.

Carmen sería la segunda entrega y es una adaptación de la novela de Mé-rimée en el Madrid de los años ochen-ta. Es también una buena película que cuenta además con la participación de Paco de Lucía como actor en un papel secundario. La trilogía se cierra con una nueva adaptación de El Amor Brujo en donde Carlos Saura empieza ya a desa-rrollar algunas de las técnicas utilizadas en Flamenco y Sevillanas. Toda la acción se rueda en interiores a modo de plató y

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relatosPor ahí se va a Triana. II parte Manuel Fernández Fuentes

El Diamante Negro, paisano de Manuel Torre, había pasado por todos los filos. Tenía tantas puñalaítas pegadas, que viendo venir el disgusto, espetó a Perico: —¡Boticario, te veo mu embelesao con mi prima. ¡Deja de camelarla que la ruina va a se grande y el costao nos va a rebosá en sangre! Su pare la tié prometía al Nicanó, un tratante de Utrera. Las palabras del jerezano sonaron profundas e hirientes en el corazón embriagado de Perico. Notó el miedo tan cerca que el sudor anegó su rostro y enmudeció. El terror que comenzó a sentir, nada tenía que ver con la cobardía hacia la fuerza o la destreza de su rival, sino ese recelo profundo a un mal de desconocidas proporciones. De nuevo el sabio calé, terció: —¡Más vale que nos najemos, primo. Ponla al cuatro que voy a cantá la alboreá para cerrá el festejo! El Diamante, coreado por los asistentes, hizo ese cante que los gitanos reservan para las bodas o fiestas íntimas y que ensalza la virginidad de la mujer y los peligros de perder el himen antes de contraer nupcias. Tras la última caña de manzanilla, las gitanas, cachazudas, fueron retirando las sillas del patio empedrado, los platos, repletos de las espinas de sardinas y pellejos de morcilla, compusieron las mesas manchadas de vino derramado. Las familias se retiraron a dormir a sus cuartos. A Carlota con el corazón desbocado, como un caballo sin freno, le herían sus propias palpitaciones como alfileres claveteados. Conservaba en su retina la mirada triste del rubio tocaor, que con leves y furtivas sonrisas le había estado prendando toda la noche. Sin cruzar palabra se habían declarado su mutuo amor durante aquella noche en Triana. No obstante, a la menor de los Perlos, le tamborileaba en sus sienes doradas, un monocorde temblor, conocía el precipicio donde despeñaban a los osados. Le asustaba el ostracismo, temía dejar para siempre el blancor argenteante de los paredones de aquel arrabal, sucio y bullanguero.

No había llegado el alba, cuando el Nicanó y dos de sus primos utreranos, se personaron en un cuarto de alquiler de la Macarena en el que vivía el Diamante, amancebado con una furcia de la Alameda, a la que llamaban La Tati. El Nicanó traía en la cara la expresión más terrible y helada que nunca había visto el cantaor jerezano en todos los días de su miserable vida.

—¡Hasta Utrera ha llegao, primo de mi arma, que la Carlota y el Boticario ese, se hacen tilín! ¡Que como no ande listo, dicen las malas lenguas que hasta la Luna me va a llegá la cornamenta! El Diamante sacó de su raída experiencia el arte muleteril de su toreo de salón e intentó templar a la fiera: —Tú sabe Nicanó, que ese gachó es un chalao, un guiri inocentón y simplonato que no sabe estinguí. Hombre, deja que yo le hable pa que se naje y nos dejemos de discordia— Los ojos del tratante de Utrera brillaban glaucos, desafiantes y añadió: —¡Mañana tié que está ese Perico y su bajañí, más allá del río y como pise Triana, rebotaito en sangre va a aparecé en una casapuerta, el mu perro!—

La voz impostada de la empleada era expelida sin compasión por los altavoces instalados en el Aeropuerto de San Pablo. El próximo vuelo a Londres partía en pocos minutos. El único equipaje de Peter Robins era su guitarra enfundada, que sonaba a gloria. Cuando la hacía sonar, aunque fuera torpemente, creía oír el cercano rumor del Guadalquivir, sereno, a tiro de piedra, el murmullo de las viejas gitanas, orondas, desma-yadas en sus amplios zaguanes o en los patios de vecinos en las noches de verano asfixiantes, en los días señalaítos de la velá de Santiago y la Señá Santana. Había decidido poner tierra por medio, era hora de olvidar ese sueño efímero de aquella noche que a ningún sitio conducía, que era repelido por la parte de cordura que aún conservaba el profesor universitario. Enamorarse de una gitana del arrabal trianero, con la que no había intercambiado palabra alguna, adentrarse en el mundo siniestro, romo y asilvestrado de gentes iletradas, que rayaban las lindes de la cordura, la legalidad y todo lo que suponía el mundo del que procedía, eran motivos suficientes y básicos para huir de esta tierra, a la que además se obstinaban siempre en manchar de sangre y en este caso de la suya, de su sangre.

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Llovía sañudamente en Londres. El sol escaseaba. Desde hacía semanas una lluvia constante y fría cubría la capital inglesa. Peter Robins permanecía durante casi todo el día enfrascado en sus clases de historia como profesor en la Universidad y redactando sus artículos científicos y periodísticos. Recordaba, a veces, las ma-drugadas, cuando se colaba de rondón en reuniones de cabales, cuyos cantes le estremecían. Le llegaba la odorífera señal a orines de las esquinas muertas del viejo barrio, cuando el cantinero les echaba a la calle, todos borrachos, rayando el alba; cuando aterido de frío y sin un real, buscaba por compasión el pellizco hiriente del martinete. Alfileres puntiagudos se clavaban en su alma, mientras despacio olvidaba a Triana, y a Carlota Soto, derrochando la negrura capilar bajo la noche estrellada. De vez en cuando, mientras to-maba el autobús que le conducía a su apartamento, ubicado en pleno centro de la capital londinense, con su cartera en mano, hubiera cambiado su vida anodina y gris por un solo quejido, lacerante y profundo o por un tercio por soleares. Le martirizaba aquel grito pelado y seco, primario. Frente a los anaqueles de su biblioteca repleta de tomos moribundos, se apiñaban en su cerebro las risas valientes de aquellas mujeres iletradas y romas, tan lejanas ya. Al cabo de un año Robins redactó y envió a su amigo Diamante una carta en respuesta a la que aquél recibiera días antes:

PETER ALLISON ROBINS. Universidad de Londres.

Londres, julio 2003.

A/A José Soto Monge, Diamante Negro.

Mi querido Diamante:

No sabes la alegría que he experimentado leyendo tu carta. Ante todo me alegro que tu y La Tati hayáis sellado vuestra unión con boda incluida y además, celebro que hayáis dejado aquel cuartucho alquilado de la Macarena, por esa espacio-sa casa adosada de Montequinto. Igualmente me congratulo que puedas vivir del cante. Ya te dije que con un poco de sacrificio y disciplina podrías conseguirlo. ¡Que alegría que el próximo día 20, cantes en el Teatro Reina Sofía de Madrid, con la compañía de Joaquín Cortés!

Te ruego que no insistas en que vuelva. Ya sabes que no puedo entrar en Triana por mucho que hayan cambiado las cosas.

¡Ah, que maravilla el CD que me has enviado¡ Sobre todo cuando he comprobado que quién canta por soleá es Carlota Soto, La Perla de Triana. ¡Qué maravilla oírla bajito aquí en Londres, envuelto en la fría bruma de la noche. ¡Oye, qué sorpresa saber que quién produce y financia el CD es el Nicanor de Utrera y que además, es el marido de Carlota¡ Como verás son razones suficientes para que-darme aquí y no volver a Triana. Un abrazo. Perico el Boticario.”

Una pasmosa quietud reinaba en el barrio residencial de Hill Road, donde se ubicaba la morada de Mr. Ro-bins. Las casas con tejados de pizarra subrayaban un cielo gris lleno de nubes tristonas. Las lluvias sañudas habían mojado los amplios jardines delanteros que jalonaban la avenida. Había total ausencia de gente en las calles. En efecto, el poso que quedaba en el corazón del profesor británico, era un cúmulo de imposibles, pero a pesar de ello, era el verdadero resorte de su vida: imposibles, como la virginidad de la Soto, como los toques de su guitarra, hechos sin lucimiento, sólo prestos para acompañar a un cantaor cualquiera. El imposible y lejano calor de un patio de vecinos, rodeado por gitanas viejas que alzan con gracia sus manos achorizadas bailando al son flamenco.

Fin.

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crónic@sLa sevillana Plaza de la Contratación fue, el pasado 21 de junio, testigo de que la sangre joven corre vigorosa por las venas de nuestro flamenco. El IV Festival de Jóvenes Flamencos ha estado organizado por la Federación Provincial de Sevilla de Entidades Flamencas, la Bienal de Flamenco y el Instituto de la Cultura del Ayuntamiento de Sevilla.

Antonio del Gastor. La ilusión que suena a falseta de Morón.

La verdad del cante nuevo en la voz de Tamara Aguilera.

Ramón Amador. Pata negra del toque joven.

Los sonidos de Iván Carpio son un túnel que nos traen a la memoria el flamenco que se nos fue de las manos.

Fotografías_ Archivo Bienal

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Saray de los Reyes y la fibra del baile gitano.

El lío. El alboroto. El jaleo. El taco... Jesús Fernández El Barullo.

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Durante los meses de abril, mayo y ju-nio del presente la Federación Provin-cial de Sevilla de Entidades Flamencas ha rendido honores a la figura artística de Manuel Jiménez Martínez de Pinillo, Manuel Vallejo, (1891-1960) en el cin-cuentenario de su fallecimiento. No han sido mucho los reconocimientos que este grandísimo cantaor ha recibido después de su muerte si nos atenemos a la valía del gran cantaor del sevillano barrio de San Marcos. Cabe recordar, con motivo del centenario de su nacimiento (1891-1991), las jornadas que se le dedicaron a iniciativa de la Peña Torres Macarena y de su recordado presidente Manuel Cen-teno. En estas jornadas se reivindicó a este genial cantaor a través de una serie de ponencias, mesas redondas y actua-ciones en su memoria. Y poco más en los últimos tiempos. Sin embargo, cabe decir que junto a la labor investigadora de Manuel Cerrejón, contamos con una serie de artistas en la actualidad que de una manera u otra están reivindicando su nombre constantemente desde hace algunos años. Gracias a su esfuerzo la figura artística de Vallejo ha resucitado

crónic@sVI Circuito Entre Naranjos y Olivos. Homenaje a Manuel Vallejo

Ha fallecido Manuel Álvarez Fijo, artista plástico y colaborador de Sevilla Flamenca

notablemente a tenor de otras épocas donde estuvo en el más puro de los os-tracismos.

Este VI Circuito, camino de convertirse en un clásico, no ha querido faltar a la cita del cincuentenario y se ha apuntado el tanto de la organización de treinta y nueve recitales ilustrados entre las dis-tintas peñas de la provincia de Sevilla. Han participado una serie de artistas aportando su granito de arena en recuer-do a la II Llave de Oro del cante: Julián Estrada, Miguel de Tena, Canito de Al-calá, Nazareth Cala, Gema Jiménez, Ana Reverte, Lolita Valderrama, José Galán, Rocío Segura, David Pérez y su grupo y Eli Parrilla y su cuadro flamenco.

En la palabra, personalidades de la talla de Manuel Martín Martín, Manolo Curao, Manuel Cerrejón, Manolo Bohórquez, Antonio Ortega, Rosalía Gómez, Juan Vergillos, Jerónimo Roldán, José Manuel López Mohíño, Antonio Zamudio y Ma-nuel Zamora han disertado ampliamente sobre la época y la personalidad artística de Manuel Vallejo.

Clausura. Asómate al patio.

Una vez finalizado este recorrido por la capital y la provincia, el sábado 12 de Junio se celebró en la patio de la Dipu-tación de Sevilla la clausura del circuito con la presencia del amigo y compañero Antonio Ortega (Giralda TV) como pre-sentador del acto y en la que D. José María Segovia le impuso la insignia de oro de la Federación sevillana al actual presidente de la Excma. Diputación Pro-vincial de Sevilla, D. Fernando Rodríguez Villalobos en reconocimiento a la labor que este organismo desarrolla en pro de nuestro arte.

El acto contó con la presencia de Canito de Alcalá, Miguel de Tena, Lolita Val-derrama, Ana Reverte, José Galán y las guitarras de Niño Elías, Patrocinio Hijo, Antonio Gómez y Antonio Gámez. Cerró el espectáculo Eli Parrilla y su cuadro fla-menco. Organización perfecta y excelen-te afluencia de público en el patio de la Diputación en un acto que casi rayó la perfección.

Manuel Álvarez Fijo, profesor emérito de la Facultad de Bellas Artes de Sevilla, murió el pasado mes de julio. En 2009 el insigne pintor ilustró dos portadas de nuestra Sevilla Flamenca: los monográfi-cos dedicados a Manolo Caracol, con la obra titulada El grito ancestral del Fla-menco, y el de Manuel Torre, Un genio en sepia, pintura expresionista que se asemeja a la de su maestro Pérez Agui-lera. Queremos dedicar unas palabras sentidas al recuerdo de un gran figura de la plástica andaluza que enseñó la luz, la mancha y la forma a infinidad de estu-diantes, y siempre quedarán en nuestra memoria sus expresivas creaciones.

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I Certamen de Jóvenes Flamencos

El Teatro Villamarta de Jerez de la Fron-tera acogió el pasado 5 de junio, ante una masiva afluencia de público que representaba a las distintas provincias andaluzas, la gran gala final del I Certa-men Andaluz de Jóvenes Flamencos or-ganizado por el Instituto Andaluz de la Juventud (IAJ), la Agencia Andaluza Para el Desarrollo del Flamenco y la Confede-ración Andaluza de Peñas Flamencas.

La ganadora absoluta en la modalidad de cante fue Tamara Aguilera, de la Pue-bla del Río.

En el toque, se alzó con el primer pre-mio el tocaor del Puerto de Santa María Francisco León Gallardo, mientras que en la modalidad de baile el ganador fue el malagueño Moisés Navarro.

El jurado estuvo compuesto por Antonio Fernández Díaz, Fosforito, José María Segovia Salvador como presidente de la Confederación Andaluza de Peñas Fla-mencas y Pedro Sierra, guitarrista y pro-fesor de la Fundación Cristina Heeren.

La Peña Cultural Flamenca Miguel Var-gas ha organizado, como cada año, su memorial en recuerdo a su titular y gran cantaor Miguel Vargas. Dichas jornadas han tenido lugar los días 11, 12 y 13 de junio —adelantándose en su tiempo con respecto a ediciones anteriores— y han contado con una serie de recitales en su memoria. Primeramente la actuación del cantaor mairenero Manuel Domínguez Castulo (viernes), debutando en esta peña flamenca, y siendo acompañado excelentemente por el maestro Eduardo Rebollar.

Durante la jornada del sábado, como es preceptivo en el desarrollo de las mis-mas, tuvo lugar una ofrenda floral en el cementerio municipal donde acudió una representación de la peña flamenca, cor-poración municipal, familiares y amigos del cantaor. La ofrenda tuvo lugar en el mausoleo que el cantaor tiene en el cam-posanto paradeño y que fue realizado por el escultor cabeceño Juan Bernabé Britto.

crónic@sMiguel Vargas en el recuerdo. XIII MemorialFotografía_Beni

En el mediodía flamenco del domingo, debutó en la peña la joven cantaora al-meriense Toñi Fernández que desgranó una serie de cantes muy bien acompaña-da por Manolo Herrera. Habrá que pres-tar atención a esta joven promesa que apunta buenas maneras.

Tras el descanso, se le entregó de forma sorpresiva un regalo en forma de recono-cimiento al presidente de la peña, Ma-nolo Martín, que deja el cargo después de dieciséis años de ardua labor. Enhora-buena, Manolo. Cerró el acto el cantaor local Joaquín Ramírez el Bicho que dejó buen sabor de boca a los asistentes con sus cantes. Estuvo acompañado por Niño Elías.

Miguel Vargas falleció el 26 de junio de 1997. Ha dejado una huella imborrable en el más amplio sentido de la palabra. Su personalidad, su mesura, su honradez y su exquisita profesionalidad se echan de menos en el panorama actual. Can-taores como él no debieran morir nunca.

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VI Festival Flamenco de Sevilla Fotografías_Javier Arcenegui

Jerónimo Roldan entregó a Domingo González, director de la Bienal de Sevi-lla, la insignia de oro de la Federación Provincial de Sevilla de Peñas.

La elegancia. Zapateo de soníos negros. Nuestra esperanza. La cintura al viento. El garbo. El baile gitano de ayer y de siempre. ¡Manuela Carrasco!

El Pele es uno de esos cantaores que te sor-prenden en cada actuación, en cada tercio. El cordobés estuvo acompañado de la gui-tarra de Patrocinio Hijo.

Julio Cuesta, presidente de la Fundación Cruzcampo, recibió de manos de José María Segovia la Musa Flamenca. La Fundación Cruzcampo instituyó allá por los años 80 el galardón Compás del Cante.

crónic@sEl pasado 24 de junio se celebró, en el Patio del Monasterio de Santa María de las Cuevas, el VI Festival Flamenco de Sevilla. Festival que, tras infinidad de vicisitudes, ha recuperado definitivamente la Federación Provincial de Sevilla de Entidades Flamencas para la ciudad de Sevilla y para el flamenco.

Las Habaneras de Cádiz, de Antonio Burgos, repicaron rotundas en la voz del maestro Calixto Sánchez entre las palmeras de aires indianos del Patio del Monasterio, llevadas en volandas por los toques de Manolo Franco.

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Homenaje a Antonio Cabrera Fotografías_José Ángel Vidal

El pasado 13 de junio, la Tertulia Flamenca El Gallo, de Morón de la Frontera, rindió un merecido homenaje al gran aficionado moronés Antonio Cabrera López, al que se le impuso la Insignia de Oro de la entidad en el transcurso de un acto celebrado en la caseta del Casino Mercantil.

Lidia Valle baila hasta con la mirada.

Participaron Manuela Cordero, que estuvo acompañada por el genial tocaor Antonio Carrión, Moi de Morón, El Galli y Rafael Rodríguez, tres escuderos de auténtico lujo para el baile de Lidia Valle. También cantaron para Antonio sus amigos Juan Luis Cabrera y Antonio Ruiz El Carpintero, y la gaditana Mariana Cornejo, con las sonantas de Paco Delgado El Leri y Manuel de Palma.

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Dos sevillanos han sido los triunfadores en las bodas de oro del Festival Internan-cional del Cante de las Minas de este año 2010. La provincia de Sevilla ha sonado con fuerza en uno de los festivales más importanes del mundo flamenco. Los Pa-lacios y Morón de la Frontera han vuel-to por sus fueros flamencos auspiciados por los cantes recios de Miguel Ortega, ganador de la Lámpara Minera, y por el toque de casta de Gastor de Paco, Bor-dón Minero.

El pasado 9 de septiembre fallecía en Sevi-lla uno de los grandes aficionados cabales: Francisco Celaya Tébar. Fue honesto, educa-do y discreto en su caminar. En la Federación y en Sevilla Flamenca, hombre importante.

Durante muchos años fue Jefe de Publicidad y Administración general de nuestra revista. También era la persona encargada de recep-cionar las noticias en nuestra cabecera.

La noticia de su muerte nos ha dejado huér-fanos de su exquisita presencia.

Descanse en paz.

Desde La Puebla de Cazalla a Arahal. De Dos Hermanas a Sevilla. Una provincia surcada por olivos y tierra de calma y por los Premios Nacionales de la Cáte-dra de Flamencología de Jerez, que han llegado como agua del mes de mayo al consejo de redacción de la revista Sevi-lla Flamenca, pues dos de los premiados, Paco Sánchez y Manuel Bohórquez, nos brindan su ayuda y apoyo cada vez que se lo requerimos su ayuda y su apoyo. Felicidades.

Premio de honor a la maestría. Al cantaor Diego Clavel, de La Puebla de Cazalla.

Enseñanza. Al maestro de baile flamen-co, Manolo Marín, de Sevilla.

Investigación y critica. A Manuel Bo-hórquez, de Arahal, por la totalidad de su obra literaria de investigación, su blog La Gazapera y sus trabajos de crítico en el diario El Correo de Andalucía.

Artes plásticas. Al artista de la fotogra-fía, Paco Sánchez, de Dos Hermanas.

Medios de comunicación. Al programa FlamencoRadio.com, de Canal Sur Radio Andalucía.

crónic@sLa Lámpara Minera y el Bordón Minero del Festival Internacional del Cante de Las Minas se vinieron para la provincia de sevilla

Sevillanos en los XXIV Premios Nacionales de la Cátedra de Flamencología de Jerez

Sentido adiós a Paco Celaya

Foto_Fidel Meneses

Foto_Carlos Arbelos

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Fotografía_ Fidel Meneses

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rencia-concierto sobre la guitarra a cargo de su gran amigo Manuel Cano Tamayo al que nos presentó. Una vez finalizada la conferencia, con toda la elegancia y cortesía que le caracterizaba, nos acompa-ñó durante el recorrido de la ex-posición como guía de excepción, ilustrándonos ampliamente con su sabiduría, conocimientos y expe-riencia e incluso contándonos una anécdota-incidente entre Arthur Rubinstein y Andrés Segovia, suce-dida en Sevilla y a propósito de la guitarra flamenca.

Retrocediendo al año 1971, lo más cercano que conocía de él había sido su elección como «Famoso de Sevilla» en 1968. Conocía algunos retazos de su biografía como su nacimiento en Aznalcóllar (Sevi-lla) en 1919. Su infancia transcu-rrió en un cortijo localizado cerca de Paterna del Campo (Huelva). Se había aficionado al flamenco escuchando aquellos fandangos y tarantas del Cojo de Málaga que hacía su padre, pero sobre todo aquellos fandangos camperos, como el de Pérez de Guzmán, que cantaban las cuadrillas de trabaja-dores. Padece en su juventud una durísima condena de ocho años y la muerte de su padre como conse-cuencia de la Guerra Civil aunque, paradójicamente, nunca militó en ningún partido político.

En 1949 llega a Sevilla y vive con su hermana mayor en la trianera calle Pureza para trasladarse más tarde a la de San Basilio, próxima a la Alameda de Hércules, viviendo en esta ocasión con otra hermana, casada con el cantaor también de su pueblo, Pepe Aznalcóllar.

En 1950, gracias al cante y a un amigo, comienza a trabajar en el

Hotel Alfonso XIII, formando parte de su nómina hasta su jubilación. En la famosa Tertulia Flamenca de Radio Sevilla comienza a entablar una gran amistad con Antonio Mai-rena. A mediados de los 60, Anto-nio entraría a formar parte de di-cha tertulia a instancias de Luis. La amistad que cultivaron fue muy importante para sus vidas persona-les, profesionales y para el flamen-co en general. Antonio Mairena, por otra parte, encontró en Luis el colaborador ideal para llevar a cabo su tarea de dignificación del cante. Contar con un amigo inte-lectual, escritor y además cantaor para abordar esta ardua tarea, era todo un lujo. Si añadimos a esto la condición de no profesional, es el sumun.

Luis Caballero nos dejó una dis-cografía desgraciadamente corta pero con una base sólida y funda-mentada en los mejores principios del cante. En la parcela literaria, Luis brilla con esplendor igual o mayor que su cante y sobre todo, como conferenciante. Su presencia tanto en prensa como en revistas especializadas como Sevilla Flamen-ca —donde fue muy importante—, El Olivo o Candil, se nos antoja como imprescindible. Mi acerca-miento a Luis como aficionado se debió en buena medida a la apa-rición en 1973 de su primer libro: Somos o no Somos Andaluces. En 1992, año de nuestra exposición universal y a instancias de su ami-go Emilio Jiménez Díaz, deja es-critos grandes retazos de su vida a modo de autobiografía en Luis Caballero visto por Luis Caballero.

Quedaban atrás aquellos años de miseria, dolor y privación de liber-tad que le tocaron vivir; bien po-dría haberse echado al campo con

en el recuerdoRecibí la noticia de su fallecimien-to el mismo día 24 de junio duran-te el desarrollo del VI Festival Fla-menco de Sevilla celebrado en el Monasterio de la Cartuja. Además de la tristeza que supuso para mí el anuncio de su pérdida, sin bus-car en mi memoria ni pretenderlo, fui transportado a los comienzos de mi afición al flamenco en el inicio de los años setenta. De esta forma veo a Luis, elegantemente vestido, paseando por las calles de Sevilla. La primera sensación era la de estar ante una persona ilus-tre, que lo era, o un aristócrata, que también lo era, sin necesidad de haber heredado ningún título.

Conocí a Luis con motivo de la ce-lebración de la Misa Flamenca en Sevilla, llevada a cabo en la Iglesia del Divino Salvador en septiembre del año 1971. ¡Cómo me gustó su Padre Nuestro por tonás! Esta misa fue celebrada por primera vez en la parroquia del Polígono de San Pablo de Sevilla compartiendo cartel con los cantaores Antonio Mairena, Naranjito de Triana y el guitarrista José Cala El Poeta, tres artistas amigos y compañeros de tertulia en el programa Los Jueves Flamencos de Radio Sevilla, tertu-lia en la cual se gestó dicha Misa y de la cual había sido fundador junto a otros cinco grandes ami-gos: Manuel Alonso Vicedo, José Núñez de Castro, Manuel Barrios Gutiérrez, Manuel Palomino Vacas y Rafael Belmonte García.

Guardo especial recuerdo de un encuentro casual con motivo de la celebración en Sevilla del VII Congreso Nacional de Actividades Flamencas. El programa de ese miércoles 16 de mayo de 1979 consistía en una exposición de guitarras y carteles y una confe-

A tu obra, eternamente recordada. José González Reina.

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caballo, manta y trabuco emulan-do a su tío-abuelo Juan Caballero, El Lero. Motivos no le faltaron. Sin embargo, sus armas fueron la pluma y los micrófonos para con-seguir su libertad. Pasó por esta vida sin que nadie notara esas ci-catrices del alma en su semblante, en sus palabras y sobre todo, en su mirada. En su mente no había lugar para la mezquindad, resen-timiento, odio o venganza. Sólo hubo firmeza y tenacidad en sus convicciones y un amor desmedi-do sin límites para Andalucía. Luis Caballero representaba el hombre hecho a sí mismo, una especie de self-made man que aprendió a leer a la luz del carburo de un cortijo.

Luis Caballero sólo es reconocido por aficionados muy selectos, ca-paces de apreciar la calidad de su cante y su contribución a lo que él gustaba llamar la «redención del flamenco». Esta es la auténtica base para que este arte pudiera ser presentado en nuestros días como candidato a ser declarado Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO, can-didatura que este año cuenta con el apoyo total de las instituciones públicas y a la cabeza de ellas, la Casa Real. Así pues, no seamos los aficionados, junto a las institucio-nes y Administraciones públicas en la medida que les toque, quienes lo sometamos a la más terrible de las condenas: el olvido. Si tú, Luis, quisiste titular tu disco Al Cante: Infinitamente Agradecido, tam-bién yo desde este modesto artí-culo quiero mostrarte mi infinita gratitud titulándolo: «A tu Obra, Eternamente Recordada».

Luis Caballero. Foto_Paco Sánchez.

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agenda

I ENCUENTRO DE PEÑAS FLAMENCAS DE ANDALUCÍA

XI CICLO FLAMENCO DE OSUNA

PRESENTACIÓN DE LA REVIS-TA SEVILLA FLAMENCA 113

EXPOSICIÓN

Viernes 24 y sábado 25 de sep.Organiza Confederación Andaluza

de Peñas Flamencas

6, 13, 20 y 27 de noviembre – 21 h. Dedicado a Calixto Sánchez

Del 16 de sep. al 15 de octubreMuseo del Baile Flamenco

Manuel Rojas Marcos, 3 - 954340311 Visitas de 10 a 19h.

Lunes 20 - 22 h. 6 €€ Tertulia Flamenca Cantes al Aire Al cante Mara Rey y Farina. Al toque Antonio Rey. Al baile El Jari.

Martes 21 - 22 h. 6 € €Peña Flamenca Jumoza-3 Al cante Rosario Amador y Fabiola. Guitarra de Antonio Gámez. Al baile José Núñez.

Miércoles 22 - 21 h. 6 €€Peña Flamenca Torres Macarena Al cante El Pola y Manuel Sordera. Guitarra de Antonio Gámez. Al baile Soraya Clavijo.

Jueves 23 - 23 h. 6 €Asociación Cultural Flamenca El Turruñuelo Al cante Juan Reina. Al toque Pedro Sánchez. Al baile Luisa Palicio.

Martes 28 - 23 h. 6 €€Peña Flamenca Pies Plomo Al cante Antonio Villar y Rubio de Pruna. Al toque José Acedo. Al baile Polito.

Miércoles 29 - 21 h. 6 €Peña Flamenca Torres Macarena Al cante El Mati y El Trini de la Isla. Al toque Rubén Romero. Al baile Hugo Sánchez.

Viernes 01 - 23 h. 6 €Peña Flamenca Calixto Sánchez Al cante Juan Reina y Manuel Parrilla. Al toque Carmelo Picón. Al baile Eli Parrilla.

Sábado 02 - 23 h. 6 €Peña Flamenca Amigos de Manuel Mairena. Al cante Manuel Tañé. Al toque Manolo Brenes (Hijo). Al baile y cante Luis Peña & Javier Heredia.Lunes 04 - 23 h. 6 €Tertulia Flamenca Cantes al Aire Al cante David El Galli y Moi de Morón. Al toque Javier Leal. Al baile Sandra Guerrero.

Martes 05 - 23 h. 6 €Peña Flamenca El Chozas Al cante El Pola y Manuel Sordera. Al toque Antonio Gámez. Al baile Soraya Clavijo.

Miércoles 06 - 22 h. 6 €Peña Flamenca Torres Macarena Al cante Juan Murube y Trini de

PEÑAS DE GUARDIA

SEPTIEMBRE

OCTUBRE

Sábado 6Peña Flamenca La SiguiriyaAl cante Antonio Reyes.Sábado 13 Casa de la CulturaActuación de la Peña Flamenca La Siguiriya.

Sábado 20Casa de la Cultura. Al cante Rocío Luna (12 años). Ganadora del concurso Lo Ferro 2010. Al toque Fernando Rodríguez.Sábado 27Paraninfo de la Universidad de Osuna. Imposición de la Insignia de Oro de la Peña a Calixto Sánchez. Al cante Calixto Sánchez.

24 de septiembre Casino de la Exposición. 11 h.Presentación oficial. Proyección del audiovisual Al compás del Tiempo (Dir. Artístico Agustín I. Barrera)

24 de septiembre Sala El Cachorro [Triana]. 22 h.Presentación. Proyección del audiovisual Al compás del Tiempo

la Isla. Al toque J. Luis Medina. Al baile Laura Santamaría.

Jueves 07 - 23 h. 6 €Peña Flamenca Sentir Flamenco Pablo Olavide Al cante Juan Reina y Manuel Parrilla. Al toque Carmelo Picón. Al baile Eli Parrilla.

Viernes 08 - 23 h. 6 €Peña Flamenca Niño Ricardo Al cante Juan Murube y Trini de la Isla. Al toque J. Luis Medina. Al baile Laura Santamaria.

Lunes 11 - 22 h. 6 €Tertulia Flamenca Cantes al Aire Al cante El Pola y Manuel Sordera. Al toque Antonio Gámez. Al baile Soraya Clavijo.

Miércoles 13 - 22 h. 6 €Peña Flamenca Torres Macarena Al cante Manuel Tañé. Al toque Manolo Brenes (Hijo). Al baile y cante Luis Peña & Javier Heredia.

Jueves 14 - 23 h. 6 €Peña Flamenca Jumoza-3 Al cante Mara Rey y Farina. Al toque Antonio Rey. Al baile El Jari.

Lunes 18 - 22 h. 6 €Tertulia Flamenca Cantes al Aire Al cante El Mati y El Trini de la Isla. Al toque Ruben Romero. Al baile Hugo Sánchez.

Miércoles 20 - 21 h. 6 €Peña Flamenca Torres Macarena Al cante David El Galli y El Oruco. Al toque Paco Iglesias. Al baile Carolina La Negra.

Jueves 21 - 22 h. 6 €Peña Flamenca Cerro del Aguila Al cante Antonio Villar y Rubio de Pruna. Al toque José Acedo. Al baile Polito.

24 de septiembreCasino de la Exposición

19 h. Entrega de la acreditación a los Peñistas

19.30 h. Apertura del I Encuentro de Peñas por las autoridades

20.15 h. Recogida en el Casino. Visita guiada al Parque María Luisa

22 h. Desplazamiento a Triana para tapear (fuera de programa)

23.15 h. Hotel Triana (puerta trasera). Recogida de entradas para el recital 4 Ases del Flamenco 4. Bonela Hijo, Joselete de Linares, Carmen Ledesma, Paco Moya y El Polaco. Ganadores del Concurso de la Confederación. Actividad dentro de la programación de la XVI Bienal de Flamenco de Sevilla. 25 de SeptiembreCortijo del Parque del Alamillo

11 h. Nuevas acreditaciones.

11.30 h. Recibimiento por las autoridades. Flamenco. Al cante Calixto Sánchez y José de la Tomasa. Al toque Manolo Franco.

12.30 h. Imposición de insignia de Oro a Francisco Perujo. Flamenco. Al cante Julián Estrada, José Galán y Diego Clavel. Al toque Manolo Herrera y Antonio Carrión.

13.30 h. Palabras del Presidente de la Confederación y su Junta Directiva. Flamenco. Al cante Aurora Vargas y Pansequito. Al toque Niño de Pura. Al baile Saray

El Flamenco entre lo figurativo y lo abstracto. Pintura y escultura.Obras de Patricio Hidalgo (La Puebla de Cazalla), Agustín I. Barrera (Morón), Antonia Jaén, Veredas López, Rafa Álvarez (Sevilla) entre otros artistas.

de los Reyes y su grupo.

14.30 h. Almuerzo

16.30 h. Desplazamiento en barco hasta la Torre del Oro

17.15 h. Visita guiada al centro de Sevilla. (Catedral, barrio de Santa Cruz, etc.)

19.30 h. Torre del Oro. Desplazamiento en barco hasta Parque del Alamillo. Fin del Encuentro

Lunes 25 - 22 h. 6 €Tertulia Flamenca Cantes al Aire Al cante Antonio Villar y Rubio de Pruna. Al toque José Acedo. Al baile Polito.

Miércoles 27 - 22 h. 6 €Peña Flamenca Torres Macarena Al cante Rosario Amador y Fabiola. Guitarra de Antonio Gámez. Al baile José Núñez.

Jueves 28 - 22 h. 6 €Peña Flamenca Pies Plomo Al cante El Mati y El Trini de la Isla. Al toque Ruben Romero. Al baile Hugo Sánchez.

David El Galli

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