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  • 8/7/2019 SermonessobreSanJose

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    SERMONES SOBRESAN JOS

    Jacobo Benigno Bossuet

    DEPOSITUM CUSTODI

    GUARDA EL DEPSITO

    (I Timoteo, 6, 20)

    P. Pablo Arce Gargollo1

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    De los tres depsitos

    confiados a San Jos:primero, la santa

    virginidad de Mara;

    segundo, la persona de

    Jesucristo; tercero, elsecreto del misterio de

    la Encarnacin.

    (Sermn predicado primeramente el

    19 de marzo de 1657en losFeuillants de la rue Saint-Honor y,por segunda vez, el 19 de marzo de

    1659 en las Carmelitas de la rueSaint-Jacques).

    Es una antigua opinin y un sentimientocomn entre todos los hombres, que el depsitotiene algo de santo y que lo debemos conservar

    para quien nos lo ha confiado, no solamente porfidelidad, sino tambin por una especie dereligin. As, por el gran San Ambrosio, en elsegundo libro de sus "Oficios", nos enteramos

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    que era una piadosa costumbre establecida

    entre los fieles el llevar a los obispos y a suclero aquello que ms cuidadosamente queranpreservar, para depositarlo junto a los altares,santamente persuadidos de no poder colocarmejor sus tesoros que all, donde Dios mismoconfa los suyos, es decir sus sagradosmisterios. Esta costumbre se haba introducido

    en la Iglesia segn ejemplo de la viejaSinagoga. Leemos en la historia sagrada que eltemplo augusto de Jerusaln era el lugar deldepsito de los judos; y nos enteramos por losautores profanos que los paganos honraban asus falsas divinidades poniendo sus depsitos

    en sus templos y confindolos a sus sacerdotes:como si la naturaleza nos quisiera ensear que,teniendo la obligacin del depsito algo desentido religioso, no poda estar mejor colocadoque en los lugares donde se honra a laDivinidad y entre las manos de aqullos que lareligin consagra.

    Pero si hubo jams un depsito que merecierallamarse santo y ser luego guardadosantamente, es ste, del cual debo hablar y elcual la providencia del Padre eterno confa a lafe del justo Jos: tanto que su casa me parece

    un templo, porque un Dios se digna habitar enella, instalndose l mismo all en depsito, yJos debi ser consagrado para guardar ese

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    sagrado tesoro. En efecto, l lo fue, cristianos:

    su cuerpo lo fue por la continencia y su almapor todos los dones de la gracia.

    Me dirijo a vos, divina Mara, para que Diosme conceda esta gracia: espero todo de vuestraayuda, cuando debo celebrar la gloria devuestro Esposo. Oh, Mara, vos habis visto los

    efectos de la gracia que lo llen, y necesito devuestra ayuda para hacerlos conocer a estepueblo. Cundo se puede esperar vuestra mspoderosa intercesin, sino cuando se trata delcasto Esposo, que el Padre os ha elegido paraconservar esta pureza tan querida y preciosa

    para Vos? Recurrimos a Vos, Mara,saludndoos con las palabras del ngel,diciendo: Ave Mara.

    En este intento que me propongo de apoyarlas alabanzas a San Jos, no sobre dudosasconjeturas, sino en una slida doctrina

    extractada de las divinas Escrituras y los SantosPadres, sus fieles intrpretes, no puedo hacernada ms apropiado a este da tan solemnc, quepresentarles a este gran santo como un hombre,al que Dios ha elegido entre todos los otros,para poner en sus manos su tesoro y hacerlo

    aqu en la tierra su depositario. Quiero hacerosver hoy que como nada le conviene mejor, nohay nada tampoco que sea ms ilustre; y que

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    este hermoso ttulo de depositario, al descubrir

    los propsitos de Dios sobre estebienaventurado patriarca nos muestra la fuentede todas sus gracias y el fundamento seguro detodos sus elogios.

    Primeramente, cristianos, me es fcil hacerosver cunto esta cualidad le es honorable. Pues si

    el nombre de depositario lleva una seal dehonor y expresa el testimonio o la rectitud; sipara confiar un depsito elegimos a aqullos denuestros amigos cuya virtud es ms conocida,cuya fidelidad es ms probada; en suma, losms ntimos, los ms fieles: cul es la gloria de

    San Jos, a quien Dios hace depositario nosolamente de la bienaventurada Mara, cuyaangelical pureza la hace tan agradable a susojos, sino tambin de su propio Hijo, que es elnico objeto de sus complacencias y la nicaesperanza de nuestra salvacin: enconsecuencia, en la persona de Jesucristo SanJos es establecido el depositario del tesorocomn de Dios y de los hombres. Quelocuencia puede expresar la grandeza y lamajestad de este ttulo?

    Fieles, si este ttulo es tan glorioso y tan

    ventajoso a aqul cuyo panegrico debo hacerhoy, es necesario que yo penetre tan granmisterio con la ayuda de la gracia; y que

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    buscando en nuestras Escrituras lo que se lee

    all de Jos, haga ver que todo se relaciona conesta hermosa cualidad de depositario. Enefecto, encuentro en los Evangelios tresdepsitos confiados al justo Jos por la divinaProvidencia y al mismo tiempo tambin tresvirtudes que sobresalen entre las dems y queresponden a estos tres depsitos; es lo que

    tenemos que explicar por orden; acompaadme,por favor, atentamente.

    El primero de todos los depsitos que ha sidoconfiado a su fe (entiendo el primero en elorden del tiempo) es la santa virginidad de

    Mara, que l debe conservar intacta bajo elvelo sagrado de su matrimonio, y que lsiempre cuid santamente como un depsitosagrado que no le estaba permitido tocar. stees el primer depsito. El segundo es el msaugusto, es la persona de Jesucristo, al cual elPadre celestial deja en sus manos, para quesirva de padre a este Santo Nio que no puedetener uno en la tierra. Cristianos, ya veis dosgrandes y dos ilustres depsitos confiados alcuidado de Jos Pero yo sealo todava untercero, que encontraris admirable, si puedoexplicroslo claramente. Para entenderlo, es

    necesario sealar que el secreto es como undepsito. Traicionar el secreto de un amigo esviolar la santidad del depsito; y las leyes nos

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    ensean, que si divulgis el secreto del

    testamento que os confo, puedo luego obrarcontra vosotros, como por haber faltado aldepsito: Depositi actione tecum ag posse,como hablan los jurisconsultos. La razn esevidente, porque el secreto es como undepsito. Por donde podis comprenderfcilmente que Jos es depositario del Padre

    eterno, porque l le ha dicho su secreto. Qusecreto? El secreto admirable es la encarnacinde su Hijo. Porque, fieles, no ignoris, que saera la voluntad de Dios, no manifestar aJesucristo al mundo antes de que llegase lahora; y San Jos fue escogido no solamente

    para conservarlo, sino tambin para ocultarlo.Por eso, leemos en el Evangelista(1) que ladmiraba con Mara todo lo que se deca delSalvador: pero no leemos que l hablara,porque el Padre Eterno, descubrindole elmisterio, le descubre todo en secreto, y bajo laobligacin del silencio; y este secreto es untercer depsito, que el Padre agrega a los otrosdos; segn lo que dice el gran San Bernardo,que Dios quiso encomendar a su fe el secretoms sagrado de su corazn: "Cui tutocommitteret secretissimum atque

    sacratissmum sui codis arcanum"(2). Oh,

    incomparable Jos cuan querido sois por Dios,

    (1) Luc., 2, 33.(2) SuperMissus est, hom. 2, n. 16.

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    porque os confa estos tres grandes depsitos, la

    virginidad de Mara, la persona de su Hijonico y el secreto de todos sus misterios!

    Pero no creis, cristianos, que l desconocaestas gracias. Si Dios lo honra con estos tresdepsitos, l de su parte presenta a Dios elsacrificio de tres virtudes que yo encuentro en

    el Evangelio. Yo no dudo de que su vida nohaya estado adornada con todas las otras; pero,he aqu las tres principales, que Dios quiereveamos en sus Escrituras. La primera, es supureza, que aparece por su continencia en sumatrimonio; la segunda, su fidelidad; la tercera,

    su humildad y el amor a la vida escondida.Quin no ve la pureza de Jos en esta SantaSociedad de pdicos deseos y esta admirablecorrespondencia con la virginidad de Mara ensus bodas espirituales. La segunda, su fidelidaden los infatigables cuidados que tiene por Jess,en medio de tantas adversidades que desde elcomienzo de su vida acompaan por todaspartes a este divino Nio. La tercera, suhumildad, al poseer un tan gran tesoro por unagracia extraordinaria del Padre eterno, muylejos de vanagloriarse de esos dones o de hacerconocer esas ventajas, se oculta cuanto puede a

    los ojos de los mortales, gozandoapaciblemente con Dios del misterio que lerevela y de las riquezas infinitas que l pone a

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    su cuidado. Ah! qu de grandezas descubro

    aqu, y qu importantes instrucciones descubroen ella! Qu de grandezas veo en esosdepsitos, qu de ejemplos en esas virtudes! Yla explicacin de un tema tan bello cuangloriosa ser para Jos y fructuosa para todoslos fieles! Pero, para no omitir nada en un tematan importante, entremos ms adelante hasta el

    fondo del misterio, terminemos de admirar losdesignios de Dios para con el incomparableJos. Despus de haber visto los depsitos,despus de haber visto las virtudes,consideremos la relacin de unos con otros yhagamos la particin de todo este discurso.

    Qu virtud necesita Jos para conservar lavirginidad de Mara, bajo el velo delmatrimonio? Una pureza anglica, que puedacorresponder de alguna manera a la pureza desu casta esposa. Para proteger al Salvador Jessde tantas persecuciones que lo acosan desde suinfancia, qu virtud pediremos? Una fidelidadinviolable, inquebrantable por ningn peligro.Finalmente, para guardar el secreto que le fueconfiado, qu virtud emplear, sino estaadmirable humildad, que fascina los ojos de loshombres, que no quiere mostrarse al mundo,

    sino que gusta ocultarse con Jesucristo?Depositum custodi: Oh, Jos, guardad eldepsito; guardad la virginidad de Mara; y

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    para guardarla en el matrimonio, unidle vuestra

    pureza. Cuidad esta vida preciosa, de la quedepende la salvacin de los hombres; yemplead en conservarla entre tantas dificultadesla fidelidad de vuestros cuidados. Guardad elsecreto del Padre eterno: l quiere que su Hijoest oculto al mundo; por amor a la vida oculta,servidle un velo sagrado y envolveos con l en

    la oscuridad que lo rodea. Me propongoexplicaros esto con la ayuda de la gracia.

    PRIMER PUNTO

    Para comprender con solidez cunto Dios

    honra al gran San Jos, cuando Su providenciadeposita en sus manos la virginidad de Mara,debemos saber ante todo, cuan cara es al Cieloesta virginidad, cuan til es a la tierra; y as porla calidad del depsito juzgaremos fcilmentede la dignidad del depositario. Pongamos puesesta verdad en su luz y hagamos ver por las

    Santas Escrituras, cuan necesaria era lavirginidad para traer a Jesucristo al mundo. Noignoris, cristianos, que era disposicin de laProvidencia, que como Dios produce a su Hijoen la eternidad por una generacin virginal,igualmente cuando naciera en el tiempo saliera

    de una madre virgen. Por anunciaron losprofetas que una virgen concebira un hijo(3):

    (3) Isaas, 7, 14.

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    nuestros padres han vivido en esta esperanza y

    el Evangelio nos hace ver su felizcumplimiento. Pero si es lcito a los hombres elbuscar las causas de tan gran misterio, meparece que descubro una muy importante; yexaminando la naturaleza de la santa virginidadsegn la doctrina de los Padres, encuentro ahuna secreta virtud que de alguna manera obliga

    al Hijo de Dios a venir al mundo por sumediacin.

    En efecto, preguntemos a los ancianosdoctores cmo ellos nos definen la virginidadcristiana. Nos respondern de comn acuerdo

    que es una imitacin de la vida de los ngeles;que coloca a los hombres por encima delcuerpo por el desprecio de todos sus placeres; yque eleva de tal modo la carne hasta igualarlaen cierta manera, si osamos decirlo, a la purezade los espritus. Explicdnoslo, oh gran Agustny hacednos comprender en una palabra vuestraestima de las vrgenes.

    He aqu una hermosa palabra: "Habentaliquid jam non carnis in carne(4).Tienen dice l en la carne algo, que ya no es de lacarne y que es ms del ngel que del hombre:

    "Habent aliquid jam non carnis in carne". Veispues que, segn este Padre, la virginidad es

    (4)De Sancta Virginit, n. 12.

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    intermedia entre los espritus y los cuerpos y

    nos hace acercar a las naturalezas espirituales; yde ah es fcil comprender cunto esta virtuddeba anticipar el misterio de la encarnacin.Pues qu es el misterio de la encarnacin? Esla unin muy estrecha de Dios y del hombre, dela divinidad con la carne. "El Verbo se hizocarne"(5), dice el Evangelista; he aqu la unin,

    he aqu el misterio.

    Pero, fieles, no parece que hay demasiadadesproporcin entre la corrupcin de nuestroscuerpos y la belleza inmortal de este espritupuro y en consecuencia que no es posible unir

    naturalezas tan distintas? Tambin por estarazn, la santa virginidad se pone entre dos,para acercarlos por su mediacin. Y en efecto,observamos que la luz si cae sobre cuerposopacos, nunca los puede penetrar, porque suobscuridad la rechaza, parece, al contrario, quese retira, reflejando sus rayos; pero al encontrarun cuerpo transparente, lo penetra, se le une,porque encuentra all el esplendor y latransparencia que se acerca a su naturaleza ytiene algo de la luz. De esta manera, creyentes,podemos decir que la divinidad del Verboeterno queriendo unirse a un cuerpo mortal,

    peda la bienaventurada mediacin de la santavirginidad, la cual teniendo algo de espiritual,

    (5) Juan, 1, 14.

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    ha podido de cierta manera preparar la unin de

    la carne con este espritu puro.Pero por temor de que creis que hablo as

    por m mismo, debis aprender esta verdad deun famoso obispo de Oriente: el gran SanGregorio Niceno, cuyas palabras os citotomadas fielmente de su texto. La virginidad

    dice hace que Dios no se niegue a venir avivir con los hombres: ella da a los hombresalas para volar al lado del cielo; y siendo elcaso sagrado de la familiaridad del hombre conDios, concuerda por su mediacin cosas tanseparadas por naturaleza: "Quae adeo natura

    distant, ipsa intercedens sua virtute conclatadducitque in concordiam(6).

    Se puede confirmar la verdad que predicocon trminos ms claros? Y no veis por esto,la dignidad de Mara y la de Jos, su fielesposo? Veis la dignidad de Mara, en cuanto

    su bienaventurada virginidad fue escogidadesde la eternidad para dar a Jesucristo almundo; y veis la dignidad de Jos, en cuantoesta pureza de Mara, que fue tan til a nuestranaturaleza, ha sido confiada a sus cuidados y esl quien conserva al mundo una cosa tan

    necesaria. Oh, Jos, guardad este depsito:Depositum custodi. Guardad amorosamente

    (6)De Virginit, cap 2.

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    este sagrado depsito de la pureza de Mara.

    Puesto que place al Padre eterno guardar lavirginidad de Mara bajo el velo delmatrimonio, ella no puede conservarse ya sinvos; y de este modo vuestra pureza se hizo encierta medida necesaria al mundo, por lagloriosa carga que le ha sido dado guardar: lade Mara.

    Aqu debis representaros un espectculo queasombra a toda la naturaleza; quiero decir, estematrimonio celestial destinado por laProvidencia para proteger la virginidad y darpor este medio a Jesucristo al mundo. Pero a

    quin tomar como conductor mo en estaempresa tan difcil, sino al incomparableAgustn, quien trata tan divinamente estemisterio? Escuchad a este sabio obispo(7) yseguid exactamente su pensamiento. l seala,ante todo, que en el matrimonio hay tresvnculos. Primeramente el sagrado contrato porel cual los contrayentes se dan enteramente eluno al otro, despus, el amor conyugal por elcual se entregan recprocamente un corazn,que ya no es capaz de dividirse ms y que nopuede arder con otras llamas; y, finalmente,estn los hijos, que son el tercer vnculo,

    porque viniendo a encontrarse el amor de lospadres, por as decir, en esos frutos comunes de

    (7) De Genes. ad lit., Lib. 9, cap.7, n. 12.

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    su matrimonio, el amor se une con un lazo ms

    firme.San Agustn encuentra esas tres cosas en el

    matrimonio de San Jos y nos muestra que en ltodo concurre a preservar la virginidad(8).Descubre primero el contrato sagrado, por elcual se dan uno al otro y aqu tenemos que

    admirar el triunfo de la pureza en la verdad deeste matrimonio. Pues Mara pertenece a Jos yJos a la divina Mara; tanto que su matrimonioes muy verdadero, porque ellos se dieron el unoal otro. Pero de qu manera se dieron? Pureza,he aqu tu triunfo. Ellos se dan recprocamente

    su virginidad, y sobre esta virginidad se cedenun mutuo derecho. Qu derecho? Cuidar cadauno la del otro. S, Mara tiene derecho a cuidarla virginidad de Jos y Jos tiene derecho acuidar la virginidad de Mara. Ni el uno ni elotro pueden disponer de ella y toda la fidelidadde este matrimonio consiste en preservar lavirginidad. He aqu las promesas que losrenen, he aqu el tratado que los ata. Son dosvirginidades que se unen para conservarseeternamente una a la otra por una castacorrespondencia de pdicos deseos; y meparece ver dos astros, que no se juntan en

    conjuncin sino porque sus luces se unen. Tales el vnculo de este matrimonio, tanto ms

    (8) Contra Julian, lib. 5, cap. 12, n. 46.

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    firme, dice San Agustn(9), que las promesas que

    se dieron deben ser ms inviolables por esomismo que son ms santas.

    Quin podra deciros ahora cmo deba serel amor conyugal de estos bienaventuradosesposos? Pues, oh santa virginidad, tu ardor estanto ms fuerte, cuanto es ms puro y ms

    libre; y el fuego del deseo, encendido ennuestros cuerpos no puede nunca igualar elardor de los castos calentamientos de losespritus, enlazados por el amor a la pureza. Nobuscar razonamientos para probar esta verdad,pero la establecer por un gran milagro, que he

    ledo en el primer libro de la Historia de SanGregorio de Tours(10). El relato os seragradable y por lo menos descansar vuestraatencin. Cuenta que dos personas de altaposicin y de la primera nobleza de Auvergnehabiendo vivido en matrimonio con perfectacontinencia, pasaron a mejor vida y sus cuerposfueron inhumados en dos lugares bastantealejados. Pero pas algo extrao: no pudieronpermanecer mucho tiempo en esta cruelseparacin y todo el mundo se sorprendicuando de repente encontraron sus tumbasunidas, sin que nadie las hubiese tocado.

    Cristianos, qu significa este milagro? No os

    (9)De Nupt. et concup., lib. I, n. 12.(10)Histor. Franc., lib. I, n. 42.

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    parece que estos castos muertos se quejan al

    verse as separados? No os parece que nosdicen (pues permitidme animarlos y prestarlesuna voz, ya que Dios les da el movimiento); noos parece que nos dicen: Por qu han queridosepararnos? Tanto tiempo hemos estado juntosy siempre estbamos como muertos, porquehemos apagado en nosotros todo el sentimiento

    de los placeres mortales: y estandoacostumbrados desde hace tantos aos a estarjuntos como muertos, la muerte no nos debedesunir. Por eso, Dios permiti su reencuentropara mostrarnos con esta maravilla que no es elfuego ms hermoso aqul en el que se mezcla el

    deseo, sino que dos virginidades bien unidaspor un matrimonio espiritual producen unomucho ms fuerte y que puede, parece,conservarse hasta bajo las cenizas mismas de lamuerte. A consecuencia de eso, Gregorio deTours, que nos describi esta historia, agregaque la gente de esta regin llamabaordinariamente a esas tumbas las tumbas de losamantes, como si esta gente hubiera queridodecir, que eran verdaderos amantes, porque seamaban con el espritu.

    Pero dnde este amor tan espiritual se ha

    encontrado nunca tan perfecto sino en elmatrimonio de San Jos? Es all que el amor eraenteramente celestial, porque todos sus ardores

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    y todos sus deseos no tendan sino a preservar

    la virginidad y es fcil comprenderlo. Porquedecidnos, oh divino Jos, qu amis en Mara?Oh!, seguro que no era la hermosura mortal,sino esa hermosura encendida e interior, cuyoprincipal adorno era la santa virginidad. Erapues la pureza de Mara el casto objeto de suspasiones; y cuanto ms amaba esta pureza,

    tanto ms la quera conservar, primero en susanta esposa y en segundo lugar en s mismocon una total unidad de corazn: tanto que suamor conyugal separndose del caminocorriente se daba y se aplicaba por entero acustodiar la virginidad de Mara. Oh, amor

    divino y espiritual! Cristianos, admirad cmotodo en este matrimonio concurre a conservareste sagrado depsito! Sus promesas son todaspuras, su amor es todo virginal: nos quedaahora por considerar lo que es ms admirable;es el fruto sagrado de este matrimonio, quierodecir el Salvador Jess.

    Pero me parece veros asombrados orme decircon tanta seguridad que Jess es el fruto de estematrimonio. Comprendemos, diris, que elincomparable Jos, por sus cuidados es el padrede Jesucristo, pero sabemos, que l no tiene

    ninguna participacin en su bienaventuradonacimiento. Cmo, pues, nos aseguris queJess es el fruto de este matrimonio? Eso

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    quizs parece imposible. Sin embargo, s

    recordis en vuestra memoria tantas verdadesimportantes que tenemos, me parece, bienestablecidas, espero que me concederisfcilmente que Jess, este bendito nio, nacien cierta manera de la unin virginal de estosdos esposos. Porque, feles, no hemos dichoque la virginidad de Mara atrajo a Jesucristo

    del cielo? No es Jess esa flor sagrada que lavirginidad nos dio? No es el frutobienaventurado que la virginidad haengendrado? S, ciertamente, nos dice SanFulgencio, "es el fruto, es el adorno, es elprecio y la recompensa de la santa virginidad":

    "Sanctae virginitatis fructus, decus etmunus(11). Por su pureza, Mara agrad alPadre eterno; por su pureza, el Espritu Santo sederrama sobre ella y busca su abrazo paradepositar en ella un germen celeste. Porconsiguiente, no se puede decir que su pureza lahace fecunda? Por eso si su pureza la hacefecunda, ya no temer afirmar que Jos espartcipe en este gran milagro. Porque si estapureza angelical es el patrimonio de la divinaMara, ella es el depsito del justo Jos.

    Pero, cristianos, voy a ir todava ms lejos;

    permitidme interrumpir mi interpretacin yvolver a mis primeros pensamientos, para

    (11)Ad. Prob. , Epis. III, n.6.

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    deciros que la pureza de Mara no es solamente

    el depsito, sino ms bien el patrimonio de sucasto esposo. Ella le perteneca por sumatrimonio, le perteneca por los castoscuidados, con los cuales la conservaba. Oh,fecunda virginidad! Si sois el patrimonio deMara, sois tambin el patrimonio de Jos.Mara la consagr, Jos la conserva y los dos la

    ofrecen al Padre eterno como un bien guardadopor sus cuidados comunes. As pues, como ltiene tanta parte en la santa virginidad deMara, la tiene tambin en el fruto que ellalleva: por eso Jess es su Hijo, no en verdad desu carne, sino es su Hijo por el espritu a causa

    de la alianza virginal, que lo une con su madre.San Agustn lo dijo en una frase: "Propter quodfidele conjugium parentes Christi vocari ambo

    meruerunt"(12). Oh, misterio de pureza! Oh,bienaventurada paternidad! Oh, lucesincorruptibles que brillan de todas partes eneste matrimonio!

    Cristianos, meditemos estas cosas,apliqumonoslas a nosotros mismos: todo aqupasa por amor a nosotros, saquemos entoncesnuestra instruccin de lo que se opera pornuestra salvacin. Ved cuan casta, qu inocente

    es la doctrina del cristianismo.(12)De Nupt. et Concup., lib. I, ubi supra. ("Por ese fielmatrimonio ambos merecieron ser llamados padres de Cristo".N. del E.)

    P. Pablo Arce Gargollo20

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    Comprenderemos un da qu somos? Qu

    vergenza, que nosotros que hemos sidoeducados entre tan castos misterios nosmanchemos diariamente por toda clase deimpurezas! Cundo comprenderemos cul esla dignidad de nuestros cuerpos, desde que elHijo de Dios tom uno semejante? Tertulianodice: "Que la carne se haya divertido o ms

    bien que se haya corrompido antes de habersido buscada por su seor; no era digna del donde la salvacin, ni apta para la jerarqua de lasantidad. Estaba an en Adn, tiranizada porsus deseos, buscando las bellezas engaosas, yfijando siempre sus ojos a la tierra. Era impura

    y manchada, al no estar todava lavada por elbautismo. Pero desde que un Dios al hacersehombre no quiso venir a este mundo si la santavirginidad no lo atraa; desde que encontrandobajo s mismo la santidad nupcial, quiso teneruna Madre virgen, y no crey que Jos fuesedigno de velar por su vida, si no se preparabapara eso por la continencia; desde que paralavar nuestra carne, su sangre ha santificado unagua saludable, en la cual puede dejar toda lainmundicia de su primer nacimiento: fieles,debemos entender, que desde ese tiempo lacarne es distinta. Ya no es ms esta carne hecha

    del barro y concebida por las pasiones; es unacarne rehecha y renovada por un agua pursima

    P. Pablo Arce Gargollo21

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    y por el Espritu Santo"(13). En consecuencia,

    hermanos mos, respetemos nuestros cuerpos,que son los miembros de Jesucristo,cuidmonos de prostituir con la impureza estacarne, que el bautismo hizo virgen. "Tengamosnuestros instrumentos [el vaso de nuestroscuerpos] en honor y no en esas pasionesignominiosas que nos inspira nuestra

    brutalidad, como los paganos, que no conocana Dios. Porque Dios no nos llama a laimpureza, sino a la santificacin"(14) en NuestroSeor Jesucristo. Honremos con continenciaesta santa virginidad que nos ha dado elSalvador; que hizo a su Madre fecunda, que

    hizo participar a Jos de esta bienaventuradafecundidad y me atrevo a decir, que lo elevhasta ser el padre del mismo Jesucristo. Fieles,despus de haber visto que Jos tena parte dealguna manera en el nacimiento de Jesucristo,conservando la pureza de su santa Madre,veamos ahora sus cuidados paternales yadmiremos la fidelidad con la cual conserva aeste divino Nio, que el Padre celestial le haconfiado; es mi segunda parte.

    SEGUNDO PUNTO

    (13) De Pudicit., n. 6.(14) 1 Tes. 4, 4; 5; 7.

    P. Pablo Arce Gargollo22

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    El Padre eterno no se conforma con haber

    confiado a Jos la virginidad de Mara: l leprepara algo ms elevado y despus de haberconfiado a su fe esta santa virginidad, que debedar a Jesucristo al mundo, como queriendoagotar su infinita liberalidad en favor de estepatriarca, va a poner en sus manos al mismoJesucristo, y quiere conservarlo por sus

    cuidados. Pero si penetramos el secreto, sientramos en el fondo del misterio, vamos aencontrar aqu, fieles, algo tan glorioso para eljusto Jos, que no podremos nuncacomprenderlo bastante. Porque Jess, estedivino Nio, en el cual Jos tiene siempre sus

    ojos y el cual es el admirable objeto de sussantas ansiedades, naci en la tierra como unhurfano, l no tiene padre en este mundo. Poreso dice San Pablo que es sin padre: "Sinepatre"(15). Es verdad que tiene uno en el cielo;pero al ver cmo lo abandona, parece que estePadre no lo conoce ms. l se lamentar un dade eso en la cruz, cuando, llamndolo su Dios yno su Padre, dir: "Por qu me hasabandonado?"(16). Pero lo que dijo al morir,poda decirlo desde su nacimiento, porquedesde ese primer momento su Padre lo exponea las persecuciones y comienza a abandonarlo a

    las injurias. Todo lo que hace en favor de este

    (15)Hebr. 7,3.(16)Mat, 27,46.

    P. Pablo Arce Gargollo23

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    nico Hijo, para mostrar que no lo olvida, por

    lo menos lo que aparece a nuestros ojos, esponerlo al cuidado de un hombre mortal, queguiar su penosa infancia; y Jos es elegidopara este cargo. Qu har aqu este santohombre? Quin podra decir con qu alegraacoge a este abandonado y cmo se ofrece detodo corazn para ser el padre de este

    hurfano? Desde ese tiempo, cristianos, no vivesino para Jesucristo, no se preocupa sino de l,por este Dios, l mismo toma un corazn yentraas de padre, y lo que no es l pornaturaleza, se torna por cario.

    Pero para que estis convencidos de la verdadde tan grande misterio y tan glorioso para Jos,es necesario mostrroslo por las Escrituras, ypara ello exponeros una hermosa reflexin deSan Crisstomo. l subraya en el Evangelioque Jos aparece all en todas partes comopadre. l le da el nombre a Jess, como lohacan entonces los padres; a l solo el ngel leadvierte todos los peligros del Nio; a l leanuncia el tiempo del retorno. Jess lo respeta yobedece: l dirige toda su conducta como sifuera suyo el principal cuidado, y por todaspartes nos lo muestran como padre. De dnde

    proviene esto?, dice San Crisstomo. He aqu laverdadera razn. Dice: era una disposicin deDios conceder al gran San Jos todo lo que

    P. Pablo Arce Gargollo24

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    puede pertenecer a un padre, sin herir la

    virginidad: Te doy todo cuanto es propio delpadre, sin violar la dignidad de lavirginidad(17).

    Yo no s si comprendo bien toda la fuerza deeste pensamiento, pero si no me equivoco, heaqu lo que quiere decir este gran obispo.

    Primeramente tomemos por cierto que la santavirginidad es lo que impidi que el Hijo deDios, hacindose hombre, eligiera un padremortal. En efecto, Jesucristo al venir a la tierrapara hacerse semejante a los hombres, comoquera s tener una madre, parece que no deba

    rehusar tener un padre tal como nosotros yunirse tambin a nuestra naturaleza por elvnculo de esta alianza. Pero a ello se opuso lasanta virginidad porque los profetas le habanprometido que un da el Salvador la harafecunda; y puesto que deba nacer de madrevirgen, no poda tener por padre sino a Dios. Enconsecuencia, la virginidad es la que impide lapaternidad de Jos. Pero puede impedirla hastael punto de que Jos ya no participe de ella y notenga ningn atributo de padre? De ningunamanera, dice San Crisstomo, porque la santavirginidad se opone solamente a las cualidades

    que la daan; y quin no sabe que en elnombre de padre hay muchas, que no ofenden

    (17)In Mat., hom. 4, n. 6.

    P. Pablo Arce Gargollo25

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    el pudor, a las que puede invocar por suyas?

    Esos cuidados, esa ternura, ese cario, daan ala virginidad? Ved, pues, el secreto de Dios y elarreglo que inventa en este diferendomemorable entre la paternidad de Jos y lapureza virginal. Participa de la paternidad yquiere que la virginidad participe. l le dice:Santa pureza, vuestros derechos os sern

    conservados. En el nombre de padre hay algoque contradice a la virginidad: Vos no lotendris, oh Jos. Pero todo lo que pertenece aun padre sin que la virginidad sufra: he aqu dice, lo que te doy: Hoc tib do, quod salvavirginitate paternum esse potest. En

    consecuencia, cristianos, Mara no concebir deJos, porque daara a la virginidad; pero Joscondividir con Mara esas preocupaciones,esas vigilias, esas inquietudes, con las queeducar a este divino Nio; y experimentar porJess esa inclinacin natural, todas esas dulcesemociones, todas esas tiernas solicitudes de uncorazn paterno.

    Pero quizs preguntaris: dnde adquirireste corazn paterno, si la naturaleza no se loda? Pueden adquirirse estas inclinacionesnaturales por eleccin y el arte puede imitar lo

    que la naturaleza escribe en los corazones? Sipues San Jos no es padre, cmo tendr unamor de padre? Es aqu donde debemos

    P. Pablo Arce Gargollo26

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    comprender que el poder divino acta en esta

    obra. Es por un efecto de este poder que SanJos tiene un corazn de padre; y si lanaturaleza no se lo da, Dios le hace uno con supropia mano. Porque de l est escrito, quedirige las inclinaciones a donde le place. Paracomprenderlo, es necesario subrayar unahermosa teologa que el Salmista nos ense,

    cuando dice que Dios forma en particular todoslos corazones de los hombres: "Qui finxitsngillatim corda eorum"(18). No os persuadis,cristianos, que David trata el corazn como unsimple rgano del cuerpo, que Dios forma porsu poder como todas las otras partes que

    componen al hombre. l quiere decir algoespecial: considera al corazn en este lugarcomo principio de la inclinacin; y lo mira enlas manos de Dios como una tierra blanda yhmeda, que cede y obedece a las manos delalfarero y recibe de l su figura. Es as, nos diceel Salmista, que Dios forma en particular todoslos corazones de los hombres.

    Qu quiere decir en particular?l hace uncorazn de carne en unos, cuando los ablandapor la caridad; un corazn endurecido en otros,cuando retirando sus luces por un justo castigo

    de sus crmenes, los abandona a la reprobacin.

    (18) Sal. 32,15. ("Quien plasm separadamente sus corazones" N,delE.),

    P. Pablo Arce Gargollo27

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    No hace l en todos los fieles no un corazn

    de esclavo sino un corazn de nio cuando lesenva el espritu de su Hijo? Los apstolestemblaban ante el menor peligro; pero Dios leshace un corazn del todo nuevo y su valor sevuelve invencible. Cules eran lossentimientos de Sal, cuando apacentaba susrebaos! Eran sin duda rastreros y populares.

    Pero al colocarlo Dios en el trono, por suuncin le cambia el corazn: "ImmutavitDominus cor Saul(19) y reconoce de inmediatoque l es rey. Por otra parte, los israelitasconsideraban a este nuevo monarca como unhombre de la escoria del pueblo; pero cuando la

    mano de Dios les toc el corazn: "QuorumDeus tetigit corda"(20), enseguida lo ven msgrande y se sintieron conmovidos al mirarlo,con esa ternura respetuosa que se tiene por sussoberanos: es que Dios haca en ellos sucorazn de sbditos.

    Es pues, fieles, esta misma mano la que formaen particular todos los corazones de loshombres, que hace un corazn de padre en Josy un corazn de hijo en Jess. Por eso Jessobedece y Jos no teme mandarle. Pero dednde le viene este atrevimiento de mandar a su

    Creador? Es que el verdadero Padre de

    (19) 1 Reg. 10, 9.(20) Ibd., 26.

    P. Pablo Arce Gargollo28

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    Jesucristo, este Dios que lo engendr en la

    eternidad, habiendo elegido al divino Jos paraservir de padre en medio de los tiempos a suHijo nico, dej en cierta manera caer en suseno algn rayo o alguna chispa de ese amorinfinito que tiene a su Hijo: eso es lo que lecambia el corazn, es eso, lo que le da un amorde padre; de tal modo que el justo Jos, que

    siente en s mismo un corazn paternal formadode repente por la mano de Dios, siente tambinque Dios le ordena usar una autoridad paterna;y se atreve s a mandar a quien reconoce comosu Seor.

    Y despus de todo esto, cristianos, esnecesario que os explique la fidelidad de Josen guardar ese sagrado depsito? Puedefaltarle fidelidad hacia Aqul a quien reconocepor su Hijo nico? De modo que no seranecesario que yo os hablase de esta virtud, siello no fuera importante para vuestrainstruccin que no perdieseis tan hermosoejemplo? Pues aqu tenemos que aprender porlas continuas contrariedades que moldearon aSan Jos desde que Jesucristo fue entregado asu cuidado, que no se puede conservar estedepsito sin pena y que para ser fiel a su gracia,

    hay que prepararse a sufrir. S, por cierto,donde sea que entre Jess, l entra all con sucruz, lleva con l todas sus espinas y hace

    P. Pablo Arce Gargollo29

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    partcipes de ellas a todos los que ama. Jos y

    Mara eran pobres, pero an no haban estadosin casa, tenan un lugar donde alojarse. Tanpronto este nio viene al mundo, no seencuentra casa para ellos y su morada es en unestablo. Quin les procura esta desgracia, sinoaqul de quien est escrito que "vino a supropio mundo, pero los suyos no lo

    recibieron"(21) y que no tiene morada seguradonde recostar su cabeza(22)? Pero no basta consu pobreza? Por qu les atrae persecuciones?Ellos vivan juntos en su hogar modestamente,pero con dulzura, venciendo su pobreza con supaciencia y su trabajo asiduo. Pero Jess no les

    permite ese reposo: l no vino al mundo sinopara incomodarlos y atrae consigo todas lasdesgracias. Herodes no puede tolerar que estenio viva: la bajeza de su nacimiento no escapaz de esconderlo a la envidia de este tirano.El mismo Cielo traiciona el secreto: una estrelladenuncia a Jesucristo; y parece que no le trae aadoradores de lejos sino para provocarle en supropia tierra un despiadado perseguidor.

    Qu har aqu San Jos? Imaginaos,cristianos, lo que es un pobre artesano, que notiene ms herencia que sus manos, ni otros

    bienes que su taller, ni otros recursos que su

    (21) Juan, 1, 11.(22) Mat., 8, 20.

    P. Pablo Arce Gargollo30

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    trabajo. Se ve obligado a ir a Egipto y padecer

    un fastidioso destierro, y esto por qu razn?Porque tiene consigo a Jesucristo. Sin embargo,fieles, creis que l se queja de este Nioincmodo, que lo saca de su patria y que le estdado para atormentarlo? Al contrario, no veisque l se siente feliz, sufriendo en su compaay que la causa de su desagrado es el peligro del

    divino Nio, al cual quiere ms que a smismo? Pero acaso tiene razn de esperarterminen pronto sus desgracias? No, fieles, lno lo espera; por todas partes le predicendesgracias. Simen le ha hablado de lasinslitas contradicciones que deba sufrir este

    querido Hijo: l ya ve su comienzo y pasa suvida en continuas aprensiones de los males quele estn preparados.

    Es bastante para probar su fidelidad?Cristianos, no lo creis: he aqu an una extraaprueba. Si son pocos los hombres paraatormentarlo, Jess mismo se vuelve superseguidor: se escapa hbilmente de susmanos, se sustrae a su vigilancia y se queda tresdas perdido. Qu habis hecho, fiel Jos?Qu pas con el sagrado depsito que os haconfiado el Padre celestial? Ah! quin podra

    contar aqu sus quejas? Si an no habiscomprendido la paternidad de Jos, ved suslgrimas, ved sus dolores, y reconoced que es

    P. Pablo Arce Gargollo31

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    padre. Sus lamentos lo dan bien a conocer y

    Mara con razn le dice en este encuentro:"Pater tuus et ego dolentes quaerebamuste"23(23): "Tu padre y yo te buscbamos conmucho dolor". Oh, hijo mo, le dice al Salvador,no temo llamarlo aqu tu padre, ni pretendoperjudicar la pureza de tu nacimiento. Se tratade cuidados e inquietudes, por esta causa puedo

    decir que l es tu padre, ya que tieneinquietudes verdaderamente paternales: Ego etpater tuus. Yo lo uno conmigo por la compaaen los sufrimientos.

    Ved, fieles, por qu sufrimientos Jess prueba

    la fidelidad y cmo slo quiere estar con losque sufren. Almas blandas y voluptuosas, esteNio no quiere estar con vosotras; su pobrezatiene vergenza de vuestro lujo; y su carnedestinada a tantos dolores, no puede soportarvuestra extremada delicadeza. l busca a esosfuertes y a esos valientes que no se niegan allevar su cruz, que no se avergenzan de sercompaeros de su indigencia y de su miseria.Os dejo meditar estas santas verdades; yo porm no os puedo decir todo lo que pienso sobreeste hermoso tema. Yo me siento llamado paraotra parte y es necesario considere el secreto

    del Padre eterno, confiado a la humildad deJos. Debemos ver a Jesucristo oculto, y a Jos

    (23) Luc., 2, 48.

    P. Pablo Arce Gargollo32

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    oculto con l para que nos sintamos movidos

    por este hermoso ejemplo al amor de la vidaoculta.

    TERCER PUNTO

    Qu dir aqu, cristianos, de este hombreoculto con Jesucristo? Dnde encontrar luces

    bastante penetrantes para horadar la oscuridadque envuelve la vida de Jos? Qu proyectomo es ste, querer exponer a la luz lo que laEscritura ha cubierto con un misteriososilencio? Si es una disposicin del Padre eternoque su Hijo est oculto al mundo y que Jos lo

    est con l, adoremos los secretos de suProvidencia sin pretender investigarlos; y quela vida oculta de Jos sea el objeto de nuestraveneracin y no el tema de nuestras plticas.Sin embargo, es necesario hablar de ello,porque yo s bien que lo he prometido ymeditar sobre tan hermoso tema ser til para la

    salvacin de las almas; puesto que si no tengootra cosa que decir, dir al menos, cristianos,que Jos tuvo este honor de estar diariamentecon Jesucristo, y que con Mara tuvo la partems grande de sus gracias; y que, sin embargo,Jos estaba oculto, que su vida, sus obras, sus

    virtudes eran desconocidas. Quizsaprenderemos de tan hermoso ejemplo que sepuede ser grande sin estrpito, que se puede ser

    P. Pablo Arce Gargollo33

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    bienaventurado sin ruido y que se puede tener

    la verdadera gloria sin ayuda de la fama, por elsolo testimonio de su conciencia: Gloria nostrahaec est, testimonium conscientiae nostrae(24); yeste pensamiento nos incitar a despreciar lagloria del mundo: ste es el fin que mepropongo.

    Pero para entender slidamente la grandeza ydignidad de la vida oculta de Jos, volvamos alprincipio; y admiremos ante todo la infinitavariedad de disposiciones de la Providencia enlas distintas vocaciones. Entre todas lasvocaciones, sealo dos en las Escrituras que

    parecen directamente opuestas. La primera, lade los apstoles; la segunda, la de Jos. Jess serevela a los apstoles, Jess se revela a Jos,pero en condiciones bien opuestas. Se revela alos apstoles para proclamarlo por todo eluniverso; se revela a Jos, para callarlo y paraesconderlo. Los apstoles son luces para hacerver a Jesucristo al mundo; Jos es un velo paracubrirlo y bajo este velo misterioso nos ocultala virginidad de Mara y la grandeza delSalvador de las almas, Por eso leemos en lasEscrituras, que cuando lo queran despreciar,decan: "No es este el hijode Jos?"(25). Tanto

    que Jess en manos de los apstoles, es una

    (24) 2 Cor., 1,12.(25) Juan, 6,42.

    P. Pablo Arce Gargollo34

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    palabra que es necesario anunciar: Praedicate

    verbum Evangelio hujus, "Predicad la palabrade este Evangelio"(26); Jess en manos de Joses una palabra oculta, Verbum absconditum''(27),y no est permitido el descubrirla. En efecto,contemplad su continuacin. Los divinosapstoles predican tan alto el Evangelio queelruido de su predicacin retumba hasta en los

    cielos, y San Pablo se atrevi por cierto a decirque las disposiciones de la sabidura divina hanllegado al conocimiento de las potenciascelestiales por la Iglesia dice este apstol, y porel ministerio de los predicadores, perEcclesiam(28); y Jos, a] contrario, oyendo

    hablar de las maravillan de Jesucristo, escucha,admira y calla.

    Qu significa esta diferencia? Dios secontradice a s mismo en estas vocacionesopuestas? No, fieles, no lo creis: toda estadiversidad tiende a ensear a los hijos de Diosesta verdad importante, que toda la perfeccincristiana no consiste sino en someterse. Quienglorifica a los apstoles por el honor de lapredicacin, glorifica tambin a San Jos por la

    (26) Act., 5,20. (En realidad, el texto aducido, Arf.. 5,20 dice "Ite,

    et stantes loquimini in templo plebi omnia verba vitae huius":"Id, y puestos de pie predicad al pueblo en el templo todas laspalabras do esta vida". N. del E.).(27)Luc., 18, 34.(28) Ef., 3,10.

    P. Pablo Arce Gargollo35

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    humildad del silencio; y de esto debemos

    aprender que la gloria de los cristianos no esten las ocupaciones brillantes sino en hacer loque Dios quiere. Si todos no pueden tener elhonor de predicar a Jesucristo, todos puedentener el honor de obedecerle; y esto es la gloriade San Jos, esto es el slido honor delcristianismo. No me preguntis, pues,

    cristianos, qu haca San Jos en su vida oculta;es imposible que os lo ensee, y no puedoresponder otra cosa sino lo que dice el divinoSalmista: "El justo dice qu ha hecho?"Justus autem quid fecit?(29). Ordinariamente lavida de los pecadores hace ms ruido que la de

    los justos, porque el inters y las pasiones es loque mueve todo en el mundo. Los pecadores,dice David, han tendido su arco, lo soltaroncontra los justos, destruyeron, derribaron, en elmundo no se habla sino de ellos: Quoniamquae perfecisti, destruxe-runt3(30). Pero el justoagrega qu ha hecho? Justus autem quidfecit? Quiere decir que no hizo nada. En efecto,no ha hecho nada para los ojos de los hombres,porque ha hecho todo para los ojos de Dios. Ases como viva el justo Jos. Vea a Jesucristo yse callaba; lo saboreaba, pero no hablaba deello; se complaca slo en Dios, sin repartir su

    gloria con los hombres. Cumpla su vocacin,

    (29)Sal., 10,4(30)Sal, 10,4.

    P. Pablo Arce Gargollo36

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    porque, como los apstoles son los ministros de

    Jesucristo anunciado, Jos era el ministro ycompaero de su vida oculta.

    Pero, cristianos, podremos explicar bien, porqu es necesario que Jess se oculte, por queste eterno esplendor de la faz del Padrecelestial se cubre con una oscuridad voluntaria

    durante el espacio de treinta aos? Ah,soberbio, lo ignoras? Hombre mundano, nolo sabes? Tu orgullo es su causa, es tu vanidosodeseo de aparecer, es tu infinita ambicin y estacomplacencia criminal que te hace desviarvergonzosamente hacia una perniciosa

    diligencia por agradar a los hombres cuandodebe emplearse para agradar a tu Dios. Es poreso que Jess se esconde, l ve el desorden queproduce este vicio; l ve el dao, que estapasin hace en las almas, las races que echaah y cunto corrompe toda nuestra vida desdela infancia hasta la muerte: l ve las virtudesahogadas por este cobarde y vergonzoso temorpor parecer prudente y devoto: l ve loscrmenes cometidos, o para acomodarse a lasociedad por una condenable complacencia, opara satisfacer la ambicin, a la cual se sacrificatodo en el mundo. Pero, fieles, eso no es todo:

    l ve que este deseo de parecer destruye lasvirtudes ms eminentes, hacindolas equivocar,substituyendo la gloria del mundo en lugar de

    P. Pablo Arce Gargollo37

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    la del cielo, hacindonos hacer por el amor de

    los hombres lo que se debe hacer por el amorde Dios. Jesucristo ve todos estos malescausados por el deseo de aparentar y se escondepara ensearnos a despreciar el ruido y el brillodel mundo. l no cree que su cruz baste paradomar esta furiosa pasin; l elige, si esposible, una condicin ms baja y donde, de

    alguna manera, est ms anonadado.

    Porque, finalmente, no temer decirlo: MiSalvador, os conozco mejor en la cruz y en lavergenza de vuestro suplicio, que no en estabajeza y en esta vida desconocida. Aunque

    vuestro cuerpo est todo desgarrado, vuestracara est ensangrentada y que muy lejos deparecer Dios, no tengis ni siquiera rostro dehombre, sin embargo no me estis tan oculto yveo, a travs de tantas nubes, algn rayo devuestra grandeza en esta firme resolucin, conla cual superis los ms grandes tormentos.Vuestro dolor tiene dignidad, puesto que oshace encontrar un adorador en uno de loscompaeros de vuestro suplicio. Pero aqu noveo sino lo bajo: y en este estado deanonadamiento un antiguo tiene razn de decirque sois injurioso a vos mismo: Adultus non

    gestit agnosci, sed contumeliosus insuper sibiest(31). Es injurioso a s mismo, porque parece(31)TERTULIANO: de Patientia, n. 3. ("Crecido, no desea que lo reconozcan, sinoque es adems injurioso a s mismo". N. del E.).

    P. Pablo Arce Gargollo38

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    que no hace nada y que es intil al mundo. Pero

    l no rehsa esta ignominia; quiere s que estainjuria sea agregada a todas las otras que hasufrido, con tal do que ocultndose con Jos ycon la bienaventurada Mara nos ensee poreste gran ejemplo, que si un da se exhibe almundo, ser por el deseo de sernos til y porobedecer a su Padre; que, en efecto, toda la

    grandeza consiste en conformarse a las rdenesde Dios, de cualquier manera que le plazcadisponer de nosotros: y, finalmente, que esaoscuridad a la cual tanto tememos, es tan ilustrey tan gloriosa, que puede ser elegida inclusopor un Dios. He aqu lo que nos ensea

    Jesucristo oculto con toda su humilde familia,con Mara y Jos, a quienes asocia a laoscuridad de su vida, porque lo son muyqueridos. Participemos pues con ellos, yocultmonos con Jesucristo.

    Cristianos, no sabis que Jesucristo est anoculto? Sufre que se blasfeme diariamente sunombre y que se burlen de su Evangelio,porque no ha llegado la hora de su gran gloria.Est oculto con su Padre, y nosotros estamosescondidos con l en Dios, como dice el divinoApstol. Puesto que estamos escondidos con

    l, no debemos buscar la gloria en este lugar dedestierro, sino cuando Jess se mostrar en sumajestad, se ser entonces el tiempo de

    P. Pablo Arce Gargollo39

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    aparecer: cum Christus apparuerit, tune et

    simul apparebimus cum illo in gloria

    (32)

    . Oh,Dios, qu hermoso ser aparecer en ese da,cuando Jess nos alabar delante de sus santosngeles, ante todo el universo y ante su Padrecelestial! Qu noche, qu oscuridad bastantelarga podr merecernos esta gloria? Que loshombres se callen de nosotros eternamente, con

    tal de que Jesucristo hable de nosotros en eseda. Sin embargo, cristianos, tenemos esaterrible palabra que pronuncia en su Evangelio:"Habis recibido vuestra recompensa" (33).Querais la gloria de los hombres: la habistenido; estis pagados; no hay ms nada que

    esperar. Oh, envidia ingeniosa de nuestroenemigo, que nos da los ojos de los hombres,para quitarnos los de Dios; que con una justiciamaliciosa se ofrece a recompensar nuestrasvirtudes, de miedo, que las recompense Dios!Desgraciado, yo no quiero tu gloria: ni tu brillo,ni tu vana pompa no pueden pagar mis trabajos.Espero mi corona de una mano ms querida ymi recompensa de un brazo ms potente.Cuando Jess aparecer en su majestad,entonces, es entonces que quiero aparecer.

    All, fieles, veris lo que yo no os puedo decir

    hoy: descubriris las maravillas de la vida

    (32)Col., 3, 4.(33) Mt., 6, 2.

    P. Pablo Arce Gargollo40

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    oculta de Jos; sabris lo que hizo durante

    tantos aos y qu glorioso es ocultarse conJesucristo. Ah! sin duda no es de aqullos quehan recibido su recompensa en este mundo: espor eso, que l aparecer entonces, porque noha aparecido; se manifestar, porque no se hamanifestado. Dios preparar la oscuridad de suvida; y su gloria ser tanto ms grande, cuanto

    que est reservada para la vida futura.

    Amemos pues esta vida oculta en la cualJess se envolvi con Jos. Qu importa quelos hombres nos vean? Es locamenteambicioso aqul a quien no le bastan los ojos

    de Dios y es injuriarlo demasiado el nocontentarse con tenerlo por espectador. Si esque tenis grandes cargos y empleosimportantes, si es necesario que vuestra vidasea toda pblica, meditad al menosseriamente que al final haris una muerte

    privada, puesto que todos esos honores no osseguirn. Que el ruido que los hombres hacena vuestro alrededor no os impida escuchar laspalabras del Hijo de Dios. l no dice: Felicesaqullos a los que se elogia, sino dice en suEvangelio: "Felices aqullos a los que se

    maldice por mi amor"

    (34)

    . Temblad, pues, enesta gloria, que os rodea, porque no sois

    (34) Mt., 5, 11.

    P. Pablo Arce Gargollo41

  • 8/7/2019 SermonessobreSanJose

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    juzgados dignos de los oprobios del

    Evangelio. Pero si el mundo nos los niega,cristianos, hagmonoslos a nosotros mismos;reprchemonos ante Dios nuestra ingratitud ynuestras ridculas vanidades; pongmonosante nosotros mismos, ante nuestra faz, todala vergenza de nuestra vida; seamos almenos oscuros ante nuestros ojos por unahumilde confesin de nuestros crmenes; yparticipemos como podemos en el retiro deJess, para participar en su gloria. Amn.

    P. Pablo Arce Gargollo42

  • 8/7/2019 SermonessobreSanJose

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    SERMONES SOBRESAN JOS

    Jacobo Benigno Bossuet

    QUAESIVIT SIBI DEUS VIRUMJUXTA COR SUUM

    EL SEOR SE BUSC UNHOMBRE

    SEGN SU CORAZN

    (I Timoteo, 6, 20)

    P. Pablo Arce Gargollo43

  • 8/7/2019 SermonessobreSanJose

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    De las tres virtudes de San

    Jos: por la primera, lasencillez, busc a Dios; por la

    segunda, el desapego,

    encontra Dios; por la tercera,

    el amor de lavida oculta, gozde Dios.

    (Sermn predicado primeramente el19 de marzo de en las Grandes

    Carmelitas, despus de la aparicinde San Jos en el monte Bessillon).

    P. Pablo Arce Gargollo44

  • 8/7/2019 SermonessobreSanJose

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    Este hombre segn el corazn de Dios no semuestra para afuera y Dios no lo escogesegn las apariencias, ni por el testimonio dela voz pblica. Cuando envi a Samuel a lacasa de Jes para encontrar all a David, elprimero de todos que mereci esta alabanza,ese gran hombre, al cual Dios destinaba parala ms augusta corona del mundo, no eraconocido ni siquiera en su familia. Lepresentan al profeta todos sus mayores, sinpensar en l; pero Dios, que no juzga al modode los hombres, le adverta en secreto no

    mirar a su rica estatura, ni a su atrevido porte;de tal modo que, rechazando a aqullosintroducidos en el mundo, hizo acercarse aaqul, al cual mandaban a apacentar losrebaos: y derramando sobre su cabeza launcin real, dej a sus padres asombrados,

    por haber hasta ese momento conocido tanpoco a ese hijo, al cual Dios elega con tanextraordinaria supremaca.

    Parecido proceder de la Providencia diviname hace aplicar hoy a Jos, el hijo de David,

    lo que se dijo del mismo David. Haballegado el tiempo de que Dios buscase unhombre segn su corazn, para depositar en

    P. Pablo Arce Gargollo45

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    sus manos lo que le era ms caro; quiero decir

    la persona de su Hijo nico, la integridad desu santa Madre, la salvacin del gnerohumano, el secreto ms sagrado de sudisposicin, el tesoro del cielo y de la tierra.Deja a Jerusaln y las otras famosas ciudades;se detiene en Nazaret; y en esta aldeadesconocida elegir tambin a un hombredesconocido, un pobre artesano, en unapalabra a Jos, para confiarle un cargo, con elcual los ngeles del primer orden se hubieransentido honrados, para que, seores,entendamos que el hombre segn el coraznde Dios debe ser buscado l mismo en elcorazn y que son las virtudes ocultas las quelo hacen digno de esta alabanza. Como mepropongo hoy tratar estas virtudes ocultas, esdecir, descubriros el corazn del justo Jos,necesito ms que nunca, cristianos, que aqulque se llama el Dios de nuestros corazones(1),

    me ilumine con su Espritu Santo. Pero queinjuria haramos a la divina Mara, si estandoacostumbrados a pedirle su ayuda en otrostemas ahora cuando se trata de su santoesposo, no nos esforzramos a decirle conparticular devocin: Ave.

    (1) S., 72, 26.

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    el respeto y hacer nuestras costumbres

    agradables, en fin, nos podrn formar a gustoy segn el corazn de los hombres; pero nohay sino las virtudes particulares, que tenganeste admirable derecho de formarnos al gustoy segn el corazn de Dios.

    Estas virtudes particulares, este hombre debien, este hombre a gusto de Dios y segn sucorazn, es lo que quiero mostraros hoy en lapersona del justo Jos. Quito los dones y losmisterios que podran elevar su panegrico.No os digo ms, cristianos, que l es eldepositario de los tesoros celestiales, el padre

    de Jesucristo, el conductor de su infancia, elprotector de su vida, el esposo y guardin desu santa Madre. Quiero callar todo cuantoreluce, para hacer el elogio de un Santo, cuyaprincipal grandeza es haber sido de Dios sinostentacin. Las virtudes mismas, de las

    cuales os hablar, no son ni de la sociedad, nidel trato: todo est encerrado en el secreto desu conciencia. La simplicidad, el desapego, elamor a la vida oculta son pues las tresvirtudes del justo Jos, que intentoproponeros. Me parecis sorprendidos al ver

    el elogio de un santo tan grande, cuyavocacin es tan alta, reducido a tres virtudestan comunes: pero sabed que en estas tres

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    virtudes consiste el carcter de este hombre

    de bien del que estamos hablando; y me esfcil haceros ver que tambin en estas tresvirtudes consiste el carcter de San Jos.Pues, Hermanas, a este hombre de bien, alcual contemplamos, para ser segn el coraznde Dios, le es necesario primeramente que lobusque; en segundo lugar, que lo encuentre yen tercer lugar, que se complazca en l.Quienquiera busca a Dios, que busque consimplicidad a aqul que no puede soportar loscaminos desviados. Quienquiera quiereencontrar a Dios, que se desapegue de todaslas cosas para encontrar a aqul que quiere serl solo todo nuestro bien. Quienquiera quieregozar de Dios, que se esconda y se retire paragozar en el reposo, en la soledad, de aqul,que no se comunica entre la turbacin y laagitacin del mundo. Es lo que ha hechonuestro patriarca. Jos, hombre simple, busc

    a Dios; Jos, hombre desapegado, encontr aDios; Jos, hombre retirado, goz de Dios: tales la divisin de este sermn.

    PRIMER PUNTO

    El camino de la virtud no es de esas grandesrutas, en las cuales uno puede extenderselibremente: al contrario, aprendemos por las

    P. Pablo Arce Gargollo49

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    Sagradas Escrituras, que no es sino un

    pequeo sendero, y un camino estrecho yapretado y al mismo tiempo extremadamenterecto: Semita justi recta est, rectus callis justiad ambulandu (2). De esto debemos aprenderque es necesario caminar por l consimplicidad y gran rectitud. Por poco no sloque uno se desve, sino incluso que vacile enesta va, se cae en los escollos con los que sehalla rodeada por todas partes. Por eso elEspritu Santo, viendo este peligro, nosadvierte tan a menudo de caminar por la rutaque nos ha marcado, sin desviarnos nunca ni ala derecha ni a la izquierda: Non declinabitisneque ad dexteram neque ad sinistram(3);

    ensendonos con estas palabras que paramantener este camino, hay que rectificar detal modo su intencin, que no se le permitanunca aflojar ni hacer el ms mnimo paso aun lado o al otro.

    Esto se denomina en las Escrituras tener elcorazn recto con Dios y caminar en sencillezante su rostro. Es el nico medio de buscarloy el nico camino para ir a l, porque, comodice el Sabio: "Dios conduce al justo por los

    rectos caminos": Justum deduxit Dominus per(2) Is., 26,7. ("La senda del justo es recta; recta la vereda pordonde camina el justo". N. del E.).(3) Deut, 5,32; 17,11; Prov., 4,27; Is., 30,21.

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    vas rectas(4). Pues l quiere que se lo busque

    con mucho ardor, y as que se tomen loscaminos ms cortos, que son siempre los msrectos: de suerte que l no cree que se lobusca, cuando no se va en camino recto hacial. Por eso no quiere a los que se detienen, noquiere a los que se apartan, no quiere a losque se dividen. Quienquiera pretende repartirsu corazn entre la tierra y el cielo, no danada al cielo y todo a la tierra, porque la tierraretiene lo que l le empea y el cielo noacepta lo que l le ofrece.

    Debis entender por este sermn que esta

    bienaventurada sencillez tan alabada en lasSagradas Letras es cierta rectitud del corazny pureza de intencin; y el acto principal deesta virtud es ir a Dios de buena fe y sinproponrselo a s mismo. Acto necesario eimportante, que es necesario explicaros. No

    os persuadis, cristianos, que yo hablo as sinrazn. Porque si en el camino de la virtud hayquienes engaan a los otros, muchos tambinse engaan a s mismos. Los que se repartenentre los dos caminos, que quieren tener unpie en uno y en otro, que se dan a Dios de tal

    manera que tienen siempre una mirada en elmundo; stos no caminan en simplicidad ni

    (4) Sapient, 10, 10.

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    delante de Dios, ni delante de los hombres y,

    por consiguiente, no tienen una virtud firme.No son rectos con los hombres, porqueimpresionan su vista con la imagen de unapiedad, que no puede ser sino falsificada,estando alterada por la mezcla: no son rectosante Dios, porque para agradar a sus ojos, noes suficiente, cristianos, presentar con estudioy artificio actos de virtud prestados y forzadasdirecciones de la intencin.

    Un hombre empeado en el amor al mundoviola diariamente las leyes ms santas de labuena fe, o de la amistad, o de la equidad

    natural que debemos a los ms extraos; parasatisfacer su avaricia. Sin embargo, por unacierta inclinacin vaga y general que le quedapara la virtud, se imagina ser hombre de bieny quiere exhibir actos tales: pero, qu actos,oh Dios todopoderoso? Ha odo decir a sus

    directores lo que es un acto dedesprendimiento o un acto de contricin y dearrepentimiento: saca de su memoria laspalabras que lo componen, o la imagen de lossentimientos que lo forman. Los aplica comopuede sobre su voluntad, pues no puedo decir

    otra cosa, puesto que su intencin le esopuesta y se imagina ser virtuoso; pero seengaa, se equivoca, se burla a s mismo.

    P. Pablo Arce Gargollo52

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    Para hacerse agradable a Dios, cristianos,

    no basta sacar por artificio actos forzados devirtud y direcciones de intencinpremeditadas. Los actos de piedad debennacer del fondo del corazn y no ser prestadosdel espritu o de la memoria. Pero los quesalen del corazn, no se pueden dividir:"Nadie puede servir a dos seores"(5). Dios nopuede soportar esta intencin bizca, si puedohablar de esta manera, que mira a dos lados almismo tiempo. Las miradas as repartidasvuelven chocante y deforme el trato de unhombre; y el alma se desfigura ella misma,cuando dirige sus intenciones hacia doslugares, "Vuestro ojo, dice el Hijo de Dios,debe ser simple"(6), es decir, que vuestramirada sea nica; y para hablar an entrminos ms claros, aplicndose la intencinpura y desprendida por completo al mismofin, que el corazn tome sinceramente y de

    buena fe los sentimientos que Dios quiere.Pero lo que he dicho en general sobre esto, seconocer mejor en el ejemplo.

    Dios orden al justo Jos recibir a la divinaVirgen como a su Esposa fiel, mientras su

    embarazo parece acusarla; considerar como a(5) Mt., 6, 24.(6) Lc., 11, 34.

    P. Pablo Arce Gargollo53

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    su Hijo propio un nio que no es suyo sino

    porque est en su casa; reverenciar como a suDios a aqul al cual est obligado a servircomo protector y guardin. En estas trescosas, hermanos, en las que se deben tenersentimientos delicados y que la naturaleza nopuede dar, slo una extrema simplicidadpuede hacer al corazn dcil y disponible.Veamos lo que har el justo Jos.Sealaremos aqu, que con respecto a su santaEsposa, nunca fue ms modesta la sospecha,ni la duda ms respetuosa: pero en fin era tanjusto, que no poda desengaarse sin laintromisin del cielo. Por eso, un ngel, departe de Dios, le anuncia que ella haconcebido por el Espritu Santo(7). Si suintencin hubiera sido menos recta, si nohubiera pertenecido a Dios sino a medias, nose hubiera rendido del todo; le hubieraquedado en el fondo de su alma algn resto de

    sospecha mal curada y su cario por la Virgensanta hubiera sido siempre incierto ytembloroso. Pero su corazn que busca a Dioscon simplicidad, no sabe dividirse de Dios: notiene dificultad en reconocer que laincorruptible virtud de su santa Esposa

    mereca el testimonio del Cielo. Supera la fede Abrahn, aunque ste nos es presentado en

    (7) Mt., 1, 20.

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    las Escrituras(8), como el modelo de la fe

    perfecta. Abrahn es alabado en las santasEscrituras, por haber credo en elalumbramiento de una estril(9): Jos crey enel de una virgen, y reconoci con sencillezese grande e impenetrable misterio de lavirginidad fecunda.

    Pero he aqu algo ms admirable. Diosquiere que recibis a este Nio de la purezade Mara como a vuestro Hijo. Nocompartiris con esta Virgen el honor de sercausa de su nacimiento, porque eso daara lavirginidad; pero compartiris con ella esas

    preocupaciones, esas vigilias, esasinquietudes, con las cuales educar a esequerido Hijo: ocuparis el lugar del padre deeste santo Nio, que no lo tiene en la tierra; yaunque no lo seis por la naturaleza, esnecesario que os volvis tal por cario. Pero

    cmo se efectuar tan grande obra? Dndetomar ese corazn paterno, si la naturalezano se lo da? Esas inclinaciones se puedenadquirir por eleccin; y no temeremos aquesos movimientos prestados y esos afectosartificiales, que acabamos de mencionar? No,

    hermanos; no lo temamos: un corazn que(8) Rom., 4, 11 ss.(9) Gen., 15, 6.

    P. Pablo Arce Gargollo55

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    busca a Dios con sencillez es una tierra

    hmeda y blanda, que recibe la forma que lle quiere dar; le sucede naturalmente lo queDios quiere. Si pues es la voluntad del Padrecelestial que Jos ocupe su lugar en estemundo y que sirva de padre a su Hijo, lsentir por este santo y divino Nio, no loduden, esa inclinacin natural, todas esasdulces emociones, todos esos tiernos anhelosde un corazn paterno.

    Efectivamente, durante esos tres dascuando el Hijo de Dios se evadi parapermanecer con los doctores en el templo, l

    est tan perturbado como la misma Madre, yella bien que lo reconoce: Pater tuus et egodolentes quaerebamus te(10). Tu padre y yoestbamos muy afligidos. Ved, que ella lo uneconsigo en la sociedad de los dolores. Notemo llamarlo aqu tu padre, ni pretendo daar

    la pureza de tu nacimiento: se trata decuidados y ansiedades; y por eso yo puedodecir que es tu padre, porque tieneverdaderamente inquietudes paternales. Ved,seores, cmo este hombre santo aceptasimplemente y de buena fe los sentimientos

    que Dios le ordena. Pero, amando a Jesucristocomo a su Hijo, podr ser, hermanos, que lo

    (10) Lc., 2, 48.

    P. Pablo Arce Gargollo56

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    reverencie como a su Dios? Sin duda, y no

    habra nada ms difcil, si la santa sencillezno hubiera hecho su alma dcil parasometerse sin dificultad a las rdenes divinas.

    He aqu, cristianos, el ltimo esfuerzo de lasencillez del justo Jos en la pureza de su fe.El gran misterio de nuestra fe es creer en unDios en la debilidad. Pero, para comprenderbien, hermanas, cuan perfecta es la fe de Jos,es necesario, por favor, sealar que ladebilidad de Jesucristo puede considerarse endos situaciones: o como estando sostenida poralgn efecto del poder, o como estando

    abandonada y dejada a s misma. En losltimos aos de la vida de nuestro Salvador,aunque fuese visible la fragilidad de su carnepor sus padecimientos, su omnipotenciadivina no lo era menos por sus milagros. Esverdad que pareca hombre; pero este hombre

    deca cosas que ningn hombre haba dichonunca; pero este hombre haca cosas queningn hombre haba hecho jams. Estandoentonces sostenida la debilidad, no measombro que en ese estado Jess haya atradoadoradores, las seales de su poder pudiendo

    permitir juzgar que la fragilidad eravoluntaria; y la fe no era de tan gran mrito.Pero en el estado en que lo vio Jos, me

    P. Pablo Arce Gargollo57

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    cuesta comprender cmo crey tan fielmente,

    porque nunca la debilidad pareci msabandonada, ni siquiera, lo digo sin temor, enla ignominia de la cruz. Pues era esta horaimportante para la cual haba venido: su Padrelo haba abandonado; l estaba de acuerdocon l, que lo abandonara ese da; l mismose abandonaba voluntariamente para serentregado a manos de los verdugos. Sidurante esos das de abandono el poder de susenemigos ha sido muy grande, ellos no debenvanagloriarse de eso, porque habindolosderribado primero con una sola de suspalabras, les dio bien a entender, que no se lessometa sino por una voluntaria debilidad:Non haberes potestatem adversum me ullam

    nisi tib datum esset desuper(11); no tendrasningn poder sobre m, si no te hubiera sidodado de lo alto. Pero en el estado del cualhablo y en el cual lo ve San Jos, la debilidad

    es tanto mayor, en cuanto parece de algunamanera forzada.

    Pues, al fin, mi divino Salvador cul es eneste encuentro la conducta de vuestro Padrecelestial? l quiere salvar a los Magos que

    vinieron a adoraros y los hace escapar porotro camino. No lo invento, cristianos, no

    (11) Jo., 19, 11.

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    hago ms que seguir la historia santa. Quiere

    salvaros a vos mismo y parece que tienedificultad en hacerlo. Un ngel viene delcielo, a despertar, por as decirlo, a Jossobresaltado, y decirle como acosado por unpeligro imprevisto: "Huid rpido, partid estanoche con la Madre y el Nio, id a Egipto"(12).Huid: oh, qu palabra! Todava si hubieradicho: Retrate. Pero: Huid durante la noche:oh, precaucin de debilidad! Pero qu? ElDios de Israel no se salva sino al amparo delas tinieblas! Y quin lo dice? Es un ngelque viene sbitamente a Jos como unmensajero espantado: "De manera, dice unautor antiguo, que parece que todo el cielo sealarm, y que el terror se esparci ah antes depasar a la tierra";(13)ut videatur caelum timorante tenuisse quam terram. Pero veamos lacontinuacin de esta aventura. Jos se salvaen Egipto y el mismo ngel vuelve a l:

    "Volved, dice, a Judea, porque quienesqueran la muerte del Nio estn muertos"(14).Pero cmo! Si sos vivieran, Dios no estaraen seguridad! Oh, debilidad abandonada ydescuidada! He aqu el estado del divinoJess; y en este estado San Jos lo adora con

    la misma sumisin, como si hubiera visto sus(12) Mt., 2, 13.(13) San Pedro Crislogo: Sermn 151.(14) Mt., 2, 20.

    P. Pablo Arce Gargollo59

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    ms grandes milagros. Reconoce el misterio

    de este milagroso abandono; sabe que lavirtud de la fe es tener la esperanza sin ningntipo de esperanza: In spem contra spem(15). Seabandona a Dios con sencillez y ejecuta sininvestigar todo lo que l manda. En efecto, esdemasiado curiosa la obediencia que examinalas causas de la orden: ella no debe tener ojossino para considerar su deber y debe querer suceguera que la hace caminar con seguridad.Pero San Jos tena esta obediencia, porquecrea con sencillez; y porque su espritu, sinvacilar entre la razn y la fe, segua con rectaintencin las luces que venan de arriba. Oh,fe viva, oh fe simple y recta, cunta razntiene el Salvador de decir, que ya no teencontrar sobre la tierra!(16). Porque,hermanos mos, cmo creemos nosotros?Quin nos dar hoy penetrar hasta el fondode nosotros mismos para ver si estos actos de

    fe que hacemos a veces, estnverdaderamente en el corazn, o si no es lacostumbre que los lleva ah desde afuera?

    Y si no podemos leer en nuestros corazones,examinemos nuestras obras y conozcamos

    nuestra poca fe. Un signo de su debilidad es(15) Rom., 4, 18.(16) Lc., 18, 8.

    P. Pablo Arce Gargollo60

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    que no nos atrevemos a construir sobre ella;

    no nos atrevemos a confiarnos en ella, ni aestablecer sobre ese fundamento la esperanzade nuestra felicidad. Desmentidme, seores, sino digo la verdad. Cuando flotamos insegurosentre la vida cristiana y la vida mundana, noes una duda secreta la que nos dice en elfondo del corazn: Pero esta inmortalidad quenos prometen, es una cosa asegurada; y no esdemasiado arriesgar su tranquilidad, sufelicidad, el abandonar lo que se ve paraseguir lo que no se ve? No creemos pues consencillez, no somos cristianos de buena fe.

    Pero yo creera, diris, si viera a un ngelcomo San Jos. Oh, hombres desengaos.Jons discuti contra Dios, aunque estabaadvertido de su voluntad por una clara visin;y Job fue fiel, aunque no hubiera an sidoconfirmado por apariciones extraordinarias.

    No son los caminos extraordinarios los quedoblegan nuestro corazn, sino la santasencillez y la pureza de intencin que producela verdadera caridad, que ata gustosamentenuestro espritu a Dios, apartndolo de lascreaturas. Este abandono, Hermanas,

    constituir nuestra segunda parte.

    SEGUNDO PUNTO

    P. Pablo Arce Gargollo61

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    Dios, que ha instituido su Evangelio sobre

    contrariedades misteriosas, se da solamente aquienes se conforman con l y se desprendende los otros bienes. Era necesario queAbrahn abandone su casa y todos los apegosde la tierra antes de que Dios le dijera: Yo soytu Dios. Hay que abandonar todo lo que se ve,para merecer lo que no se ve y nadie puedeposeer ese gran todo si no est en el mundo,como si no tuviera nada. Tamquam nihilhabentes"(17). Si alguna vez hubo un hombre aquien Dios se haya dado de buena gana, es sinduda el justo Jos, quien lo tiene en su casa yentre sus manos y ante quien l est presentea toda hora mucho ms en el corazn, quedelante de los ojos. He aqu un hombre que haencontrado a Dios de una manera muyparticular: as se hizo digno de tan grandetesoro, por un desprendimiento sin reservas,pues se despeg de sus pasiones, se despeg

    de su inters y de su propio reposo.

    Dos clases de pasiones acostumbranconmovernos, quiero decir, las pasionessuaves y las pasiones violentas. Cul de lasdos, Hermanas, es la ms difcil de dominar?

    No es fcil decidirlo. He aprendido del granSanto Toms, que aqullas son temibles por la

    (17) 2, Cor., 6, 10.

    P. Pablo Arce Gargollo62

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    duracin, stas por la rapidez y la

    impetuosidad de sus movimientos; aqullasnos halagan, stas nos empujan por la fuerza;aqullas nos conquistan, stas nos arrastran.Pero, aunque por vas diferentes, unas y otrastrastornan los sentidos, unas y otras empeanel corazn. Oh, pobre corazn humano, decuntos enemigos eres la presa? De cuntastempestades eres el juguete? De cuntasilusiones eres el teatro?

    Mas aprendamos, cristianos, del ejemplo deSan Jos a vencer esas suavidades que nosencantan, esas violencias que nos arrebatan.

    Ved cmo est desapegado de sus pasiones,pues ha podido vencer sin esfuerzo entre lassuaves a la ms halagadora, entre lasviolentas, a la ms feroz, quiero decir, al amory los celos. Su Esposa es su hermana. Seconmueve, si puedo decir as, solamente por

    la virginidad de Mara; pero la ama paraconservarla en su casta Esposa; y despuspara grabarla en s mismo, por una completaunin del corazn. La fidelidad de estematrimonio consiste en guardarse uno al otrola perfecta integridad que se han prometido.

    Tales son las promesas que los juntan, tal esel pacto que los ata. Son dos virginidades quese unen para conservarse una a la otra

    P. Pablo Arce Gargollo63

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    eternamente por una casta correspondencia de

    pdicos deseos; y me parece ver dos astrosque no se juntan en conjuncin sino porquesus luces se unen. Tal es el vnculo de estematrimonio, tanto ms firme, dice SanAgustn(18), que las promesas que se dierondeben ser ms inviolables por eso mismo queson ms santas.

    Pero los celos, cristianos, pensaron rompersagrado vnculo de esta amistad conyugal,desconociendo an los misterios de los cualesera hecha digna su amada Esposa, no sabequ pensar de su embarazo. Los poetas y

    pintores presenten a vuestros ojos los horroresde los celos, el veneno de esta serpiente y loscien ojos de este monstruo: me basta decirosque es una especie de complicacin de laspasiones ms furiosas. Aqu, un amorultrajado impulsa el dolor hasta la

    desesperacin y el odio hasta la furia; y esquizs por esta razn que el Espritu Santonos ha dicho: Dura sicut infernusaemulatio(19); los celos son duros como elinfierno, porque renen en efecto las doscosas ms crueles que tiene el infierno la

    rabia y la desesperacin.(18)De nupt. et concup., lib. I, n. 12.(19) Cant., 8, 6.

    P. Pablo Arce Gargollo64

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    Pero este monstruo tan furioso no puede

    nada contra el justo Jos. Admirad, pues, sumoderacin hacia su santa y divina Esposa.Comprende el mal de modo que no puededefenderla; y no quiere condenarla del todo.Toma un parecer atemperado. Obligado por laautoridad de la ley a alejarla de su compaa,evita por lo menos difamarla, se queda en ellmite de la justicia y bien lejos de requerir elcastigo, le ahorra incluso la deshonra. He aquuna resolucin bien moderada: pero tampocoapura su ejecucin. Quiere esperar la noche,esta sabia consejera de nuestros fastidios, denuestras ligerezas, de nuestras peligrosasprecipitaciones. Y en efecto esa noche ledescubrir el misterio; un ngel vendr aaclarar sus dudas; y me atrevo a decir,seores, que Dios le deba al justo Jos estesocorro. Porque, puesto que la razn humanasostenida por la gracia se haba elevado a su

    punto ms alto, era necesario que el Cieloconcluyera el resto; y aqul era digno deconocer la verdad quien, sin haberlareconocido, no haba dejado sin embargo depracticar la justicia: Mrito responsumsubvenit mox divinum, cui humano deficiente

    consilio justitia non defecit(20).

    (20) San Pedro Crislogo: Sermn 175.

    P. Pablo Arce Gargollo65

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    Por cierto, San Juan Crisstomo tiene razn

    de admirar aqu la filosofa de Jos

    (21)

    . Era,dice, un gran filsofo, completamentedesapegado de sus pasiones, puesto que lovemos vencer la ms tirnica de todas. Cuandueo de sus movimientos es un hombre, queen esta situacin es capaz de tomar unaresolucin y una resolucin moderada y quehabindola tomado tan sabiamente, puedetodava suspender su ejecucin y con esospensamientos dormir un sueo tranquilo? Ssu alma no hubiese estado tranquila, estadseguros que las luces de arriba no hubierandescendido tan pronto a ella. Es puesindudable, hermanos, que l estaba biendesapegado sus pasiones, tanto de las queencantan por su suavidad como de las quearrastran por su violencia.

    Muchos pensarn, quizs, que siendo tan

    desapegado de sus pasiones, es superfluodeciros, que tambin lo es de sus intereses.Pero no s, cristianos, si esta consecuencia esbien segura. Porque este apego a nuestrointers es ms bien un vicio que una pasin,porque las pasiones tienen su rumbo y

    consisten en cierto ardor que los oficioscambian, que el alma modera, que el tiempo

    (21) In Mat., hom. IV, n. 4.

    P. Pablo Arce Gargollo66

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    se lleva, que se consume al final a s mismo;

    mientras que el apego al inters se arraigacada vez ms con el tiempo, como dice SantoToms(22), procediendo de la debilidad, sefortifica todos los das a medida que todo elresto se debilita y se agota. Pero sea comosea, cristianos, no hay nada ms desasido deeste inters que el alma del justo Jos.Representaos un pobre artesano, que no tieneotra herencia que sus manos, otro bien que sutaller, otros recursos que su trabajo; que dacon una mano lo que acaba de recibir con laotra, y se ve todos los das con sus recursosagotados; obligado sin embargo a hacergrandes viajes, que le impiden todas susprcticas; porque hay que hablar de este mododel padre de Jesucristo, sin que el ngelenviado le diga nunca una palabra de susubsistencia. l no tuvo vergenza de sufrir loque nosotros tenemos vergenza de decir:

    Humillaos, oh grandezas humanas! Sinembargo, l sigue sin inquietarse, siempreerrante, siempre vagabundo, solamenteporque est con Jesucristo; demasiado feliz deposeerlo a ese precio. Se considera todavademasiado rico, y todos los das hace nuevos

    esfuerzos para vaciar su corazn, para queDios extienda all sus posesiones y dilate en l

    (22) 2-2, 118, 1, 3m.

    P. Pablo Arce Gargollo67

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    su reino; abundante, porque no tiene nada;

    teniendo todo, porque todo le falta; feliz,tranquilo, asegurado porque no encuentra nireposo, ni morada, ni estabilidad.

    ste es el ltimo efecto del desapego deJos, y el que debemos sealar, reflexionandoms seriamente. Porque nuestro vicio mscomn y ms opuesto al cristianismo es unadesgraciada inclinacin a establecernos sobrela tierra, cuando debemos avanzar siempre yno detenernos nunca en ninguna parte. SanPablo nos ensea, en la divina Epstola a losHebreos, que Dios nos ha construido una

    ciudad: y es por eso, dice, que no seavergenza de llamarse nuestro Dios; ideonon confunditur Deus vocari Deus eorum:

    paravit enim illis civitatem(23). Y en efecto,cristianos, como el nombre de Dios es unnombre de padre, con razn se avergonzara

    de llamarse nuestro Dios, si no proveyese anuestras necesidades. Este buen Padre ha puespensado en proveer cuidadosamente a sushijos: les ha preparado una ciudad que tienefundamentos, dice San Pablo, fundamentahabentem civitatem(24), es decir, que es slida

    e inconmovible. Si l tiene vergenza de no(23) Hebr., 11, 16.(24) Ibd.., 10.

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    socorrer, qu vergenza el no aceptarla!

    Qu injuria hacis a nuestra patria, si osencontris bien en el exilio! Qu despreciohacis a Sin, si estis a gusto en Babilonia!Id y caminad siempre y no tengis nuncamorada fija. As vivi el justo Jos. Disfrutalguna vez de un momento de alegra, desdeque tena a Jesucristo a su cuidado? Este Niono deja a los suyos en reposo: los inquietasiempre en lo que poseen y siempre lesocasiona algn nuevo trastorno.

    l quiere ensearnos, Hermanas, que es unadisposicin de la misericordia el mezclar la

    amargura en todas nuestras alegras. Puessomos viajeros, expuestos durante el viaje a laintemperie del aire y a la irregularidad de lasestaciones. Durante las fatigas de tan largoviaje el alma agotada por el trabajo buscaalgn lugar donde descansar. Uno se divierte

    en un empleo, otro se consuela en su mujer,en su marido, en su familia; otro tiene suesperanza en su hijo. De este modo cada unose divide y busca algn apoyo en la tierra. ElEvangelio no censura estos afectos: perocomo el corazn humano es atropellado en

    sus movimientos y le es difcil moderar susdeseos, lo que le era dado para relajarse, pocoa poco descansa en eso y al final se le apega.

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    No era sino un bastn para sostenerlo durante

    la fatiga del viaje y se hace de l una cama,para dormir ah; y se queda, se para, sinacordarse ms de Sin. Universum stratumejus versasti in infintate ejus(25). Dios le davuelta esta cama donde se adormeca enmedio de las felicidades temporales y por unazote saludable le hace sentir a este corazncuan peligroso era ese reposo. Vivamos puesen este mundo como desasidos de l. Siestamos en l como no teniendo nada,seremos en efecto como poseedores de todo;si nos desasimos de las creaturas ganaremosal Creador; y no nos quedar otra cosa msque ocultarnos con Jos, para gozar de l enel recogimiento y la soledad: esto es nuestraltima parte.

    TERCER PUNTO

    La justicia cristiana es un asunto particularde Dios con el hombre, y del hombre conDios; es un misterio entre ellos dos, que seprofana cuando se lo divulga y que no puedeestar oculto con demasiada fidelidad antequienes no estn en el secreto. Por eso, el

    Hijo de Dios nos ordena, cuando nosproponemos rezar, y lo mismo debe(25) Sal., 40, 4. ("Diste vuelta toda su cama en su enfermedad". N.del E.).

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    entenderse de todas las virtudes cristianas;

    nos ordena, digo, retirarnos privadamente ycerrar la puerta detrs nuestro(26). Cierra, dice,la puerta detrs tuyo y celebra tus misterioscon Dios solo, sin admitir ah a nadie, exceptoa quienes le placer llamar; solo pectoriscontentus arcano orationem tuam esse

    mysterium(27). As, la vida cristiana debe seruna vida oculta y el verdadero cristiano debedesear ardientemente permanecer cubiertobajo el ala de Dios, sin tener otro espectador.

    Pero aqu toda la naturaleza protesta y nopuede soportar esta oscuridad y si no me

    equivoco, es esta la razn: es que a lanaturaleza le repugna la muerte; y vivir ocultoy desconocido, es como estar muerto en elespritu de los hombres. Pues como la vidaest en la accin, el que deja de obrar parecehaber dejado de vivir. Ahora bien, Hermanas,

    los hombres mundanos, acostumbrados altumulto y a los apresuramientos, no saben loque es una accin apacible e interior; y creenque no obran si no se agitan y que no semueven si no hacen ruido; de manera queconsideran el retiro y la oscuridad como una

    (26) Mt., 6, 6.(27)San Juan Crisstomo: in Mat., homila 19, n. 3. ("Ocupado con el soloarcano de tu pecho haz que tu oracin sea el misterio". N. del E.).

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    extincin de la vida: al contrario, ponen tanto

    la vida en este esplendor del mundo y en esteruido tumultuoso, que osan persuadirse queno estarn del todo muertos mientras sunombre haga ruido sobre la tierra. Es por esoque consideran la reputacin como unasegunda vida: les interesa mucho sobreviviren la memoria de los hombres; y poco falta,para que crean que saldrn secretamente desus tumbas, para or lo que se dir de ellos;tan persuadidos estn de que vivir es hacerruido y remover todava las cosas humanas,porque para ellos la vida es ruido. sta es laeternidad que promete el siglo: eternidad porlos ttulos, inmortalidad por la fama: Qualempotest praestare saeculum de titulis

    deternitatem, de fama immortalitatem(28).Vana y frgil inmortalidad, pero la cual tantoimportaba a los viejos conquistadores. Estafalsa imaginacin, hace que la oscuridad

    parezca una muerte a los amadores del mundoe incluso, si oso decirlo, algo ms duro que lamuerte, puesto que, segn su opinin, viviroculto y desconocido, es sepultarse en vida yenterrarse, por decirlo as, en medie delmundo.

    (28) Tertuliano: Scorp., n. 6. ("Qu eternidad puede dar el siglo alos ttulos, e inmortalidad a la fama", N del E.).

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    Nuestro Seor Jesucristo, habiendo venido

    para morir e inmolarse, quiso morir einmolarse por nosotros de todas las maneras:de modo que no se content, Hermanas conmorir la muerte natural, ni la muerte mscruel y ms violenta; sino quiso an agregarlela muerte civil y poltica. Y como esta muertecivil viene por dos medios, o por la infamia, opor el olvido, quiso sufrir una y otra. Vctimadel orgullo humano, quiso sacrificarse portoda clase de humillaciones; y dio a estamuerte de olvido los primeros treinta aos desu vida. Para morir con Jesucristo debemosmorir con esta muerte, para poder decir conSan Pablo: Mihi mundus crucifixus est et egomundo(29); el mundo est crucificado para m yyo estoy crucificado para el mundo.

    El gran Papa San Gregorio da a este prrafodel Apstol una hermosa interpretacin: el

    mundo, dice(30), est muerto para nosotroscuando lo abandonamos; pero, agrega, eso nobasta: para llegar a la perfeccin es necesarioque nosotros estemos muertos para l y que lnos abandone; es decir, que debemosponernos en tal estado que no agrademos al

    mundo, que nos considere muertos,