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7. LA FORESTA Peregrinación a Santuarios de Umbría y Alto Lacio Séptimo día – Viernes 6 de mayo (y V) 7. LA FORESTA L legamos al último santuario del valle, en una tarde lluviosa (no como aparece en la foto primera) y con niebla, que impedía ver la bella vista del valle. No teníamos previsto venir hasta aquí, pero pudimos orga- nizarnos de tal modo que quedara tiempo, y valió la pena. Historia del Santuario No se sabe con exactitud cuándo ni cómo fueron los orígenes de la Foresta como lugar de culto cristia- no. A juzgar por los restos arqueológicos encontrados en el lugar, allí debió de existir un templo dedicado a alguna divinidad de los pueblos primitivos. Lo cierto es que en este lugar ya existía a comienzos del siglo XIII una iglesita dedicada al papa san Fabián, edificada en el siglo XI. A su lado había una habitación y un viñedo al servicio del capellán. Muy cerca había una casa, la cual sirvió como hospedería a Francisco y a sus compañeros durante varias semanas de la segun- da mitad de 1225. Hay quienes aseguran que después de la muerte de Francisco, los hermanos menores se establecieron aquí y que en el año 1231 la iglesia fue consagrada por el papa Gregorio IX. Si esto es cierto, no debieron per- manecer por largo tiempo (¿o degeneraron en un grupo de «Fraticelli»?) A fines del siglo XIII o comienzos del XIV, el lugar estaba habitado por un grupo de eremitas (¿Fraticelli o en conexión con ellos?). En un acta del 7 de septiem- bre de 1319 se atestigua la donación que hizo la seño- ra Felipa, viuda de Lucarelli, de unos terrenos cercanos a La Foresta a los eremitas Nicolás de san Gemini y Juan Cordischi de Rieti. Durante ese tiempo se hicieron ampliaciones del eremitorio y fue también por ese entonces cuando la antigua casa cural fue transforma- Santuario de La Foresta.

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7. LA FORESTAPeregrinación a Santuarios de Umbría y Alto Lacio

Séptimo día – Viernes 6 de mayo (y V)

7. LA FORESTA

Llegamos al último santuario del valle, en una tardelluviosa (no como aparece en la foto primera) y

con niebla, que impedía ver la bella vista del valle. Noteníamos previsto venir hasta aquí, pero pudimos orga-nizarnos de tal modo que quedara tiempo, y valió lapena.

Historia del Santuario

No se sabe con exactitud cuándo ni cómo fueronlos orígenes de la Foresta como lugar de culto cristia-no. A juzgar por los restos arqueológicos encontradosen el lugar, allí debió de existir un templo dedicado aalguna divinidad de los pueblos primitivos.

Lo cierto es que en este lugar ya existía a comienzosdel siglo XIII una iglesita dedicada al papa san Fabián,edificada en el siglo XI. A su lado había una habitacióny un viñedo al servicio del capellán. Muy cerca había

una casa, la cual sirvió como hospedería a Francisco ya sus compañeros durante varias semanas de la segun-da mitad de 1225.

Hay quienes aseguran que después de la muerte deFrancisco, los hermanos menores se establecieronaquí y que en el año 1231 la iglesia fue consagrada porel papa Gregorio IX. Si esto es cierto, no debieron per-manecer por largo tiempo (¿o degeneraron en ungrupo de «Fraticelli»?)

A fines del siglo XIII o comienzos del XIV, el lugarestaba habitado por un grupo de eremitas (¿Fraticelli oen conexión con ellos?). En un acta del 7 de septiem-bre de 1319 se atestigua la donación que hizo la seño-ra Felipa, viuda de Lucarelli, de unos terrenos cercanosa La Foresta a los eremitas Nicolás de san Gemini yJuan Cordischi de Rieti. Durante ese tiempo se hicieronampliaciones del eremitorio y fue también por eseentonces cuando la antigua casa cural fue transforma-

Santuario de La Foresta.

da en iglesia dedicada a santa María. Los eremitas dura-ron allí hasta el año 1346, en que debieron salir, pro-bablemente implicados en problemas de herejías. Enese año tanto el terreno como la iglesia y el conventopasaron a manos del obispo.

A partir de 1346 habitaron en ese lugar los Clare-nos, grupo religioso fundado por Ángel Clareno (Pedrode Fossombrone), dependientes del obispo, de quienrecibieron el lugar. Allí permanecieron hasta el año1568, cuando fueron incorporados a la Provinciaromana de los Hermanos Menores. Durante este perí-odo fue ampliado el lugar y construido el conventocomo tal, con el claustro de arcos.

Los Hermanos Menores recibieron este lugar demanos de Costanzo Bargellini, obispo de Rieti, en elaño 1584. Con ellos el lugar sufrió grandes ampliacio-nes y transformaciones al estilo de la época.

Después de la segunda guerra mundial se hanhecho diversos trabajos de restauración, de manteni-miento y de embellecimiento. Ha habido un particularinterés por devolver a ciertas partes del edificio su

carácter primitivo, en la medida de lo posible, particu-larmente en las dos capillas.

Desde el año 1972 este santuario está habitado porlas Hermanas franciscanas misioneras del CorazónInmaculado de María, quienes tienen aquí una casa deoración y atienden a los visitantes.

Descripción del Santuario

El santuario de La Foresta se encuentra sobre unacolina ondulada, a una altura de 526 m. y a una distan-cia aproximada de 5 km. al norte de la ciudad de Rieti.

A la izquierda, entrando, se halla un viñedo que nosrecuerda el viñedo del capellán de San Fabián. A laderecha se puede observar un grupo escultórico querepresenta a Francisco con varios de sus compañeros,obra de L. Ferri.

A la izquierda del camino de entrada, las 14 estacio-nes del Vía crucis en cerámica napolitana del sigloXVIII. Este Vía crucis fue inaugurado en 1735 por sanLeonardo de Puerto Mauricio y pertenecía al convento

Cantando en el fondo sur del autocar. El Santuario de La Foresta.

En el claustro de La Foresta. Interior de la iglesia de San Fabián en La Foresta.

de san Buenaventura de Frascati, de donde hubo deser quitado en el año 1917. Está aquí desde 1950.

En la plazoleta de entrada se observa el nicho denuestra Señora de la uva, pintura en cerámica (1950).Representa a la Virgen con el Niño, quien le ofrece aFrancisco un ramo de uvas.

El portal de entrada, del siglo XVII, fue ampliado enel siglo XIX. La ventana que se halla a la derecha es lapuerta original de la iglesita de San Fabián. El fresco dela derecha, del siglo XVI, pero retocado en el siglo XIX,representa el milagro de la multiplicación del vino. Haytres ventanas adornadas con vitrales modernos, obra

En el patio de La Foresta.

El claustro de La Foresta.

Fernando y Raquel.

de María Letizia Giuliani. Representan, de izquierda aderecha: el hermano fuego, Francisco y las creaturas,la hermana agua.

El sugestivo claustro interior (s. XV), con sus arcossostenidos por columnas octogonales, encierra unpequeño jardín y enmarca los distintos sitios de inte-rés, en especial el antiguo pozo.

La iglesita de San Fabián está dominada por elábside semicircular, en el cual se puede observar unfresco del siglo XV que representa la figura de CristoMaestro, rodeado de santos: de izquierda a derecha,san Sebastián, san Fabián (siempre iban juntos en lasletanías), san Juan Bautista y una mártir (quizá santaBárbara, patrona de Rieti). En el arco aparecen repre-sentados san Luis de Tolosa, san Pablo y san Pedro; ala derecha, la Virgen. En la pared de la derecha hay unafigura de santa Catalina y restos de los misterios gozo-sos del rosario. La piedra del altar, sostenida por doscolumnas modernas, es la original.

La iglesia de Santa María: sobre el altar se venerauna imagen en cerámica, llamada por los fieles «la Vir-gen del pesebre». En las ventanas se pueden observardos vitrales modernos, hechos por Letizia Giuliani, querepresentan dos escenas de la historia del lugar: losClarenos construyendo el claustro y los eremitas, laseñora Felipa con su hijo Jacobito y al fondo la fachadade esta iglesia.

La Domus: se llega a ella saliendo de la iglesia yatravesando un espacio abierto, por donde pasaba elcamino público antes de los eremitas. Era la casa del s.

XIII donde vivieron Francisco y sus compañeros duran-te varias semanas. Donde está la baranda de maderahabía una pared que dividía el interior en dos cuartos.Aún se puede observar en una de las paredes los res-tos del hollín en el sitio donde funcionaba la cocina y,en el techo, el hueco por donde salía el humo. Obsér-vese también el lagar reconstruido.

La gruta de san Francisco: se encuentra debajo delhospicio y se llega a ella por las escalas que pasandebajo de un arco del siglo XVII. Es una cavidad naturalde la roca, suficientemente espaciosa como para refu-giarse allí a hacer oración, según solía hacer san Fran-cisco. Sólo el techo de entrada es construcción poste-rior; el resto está formado por paredes de roca viva.

Acontecimiento franciscano

l Durante la estadía de Francisco en la casa que estabacerca de la iglesia de San Fabián, tuvo lugar el episo-dio de las uvas, minuciosamente contado por lasfuentes: “A causa de la enfermedad de los ojos, Fran-cisco vivió junto a la iglesia de San Fabián, situada enlas cercanías de Rieti y servida por un sacerdote secu-lar pobre. El Papa Honorio con otros cardenales resi-día entonces en la ciudad. Eran muchos los que ibancasi todos los días a visitar al Santo. La iglesia teníauna pequeña viña junto a la casa donde descansabael siervo de Dios, y fue casi del todo saqueada por losvisitantes. El sacerdote estaba turbado y se lamenta-ba. Enterado de esto Francisco, le hizo llamar para

Gruta de San Francisco. Monumento a San Francisco.

decirle que pusiera su confianza en el Señor, quien ledaría una cosecha no menor que la de otros años,como así fue”. Esto ocurrió seguramente entre elverano y el otoño de 1225. Se sabe que la Curia pon-tificia residió en Rieti del 23 de junio de 1225 al 31 deenero de 1226 (LP 67; EP 104; Flor 19).

Actualización

El episodio de la viña de San Fabián nos presentael contraste entre la gran preocupación del capellánpor el riesgo en que se ponía su subsistencia a causade la ruina de la cosecha y la gran confianza de Fran-

Ana, Esperanza, María José, José María, Esperanza, María, José Manuel, Fernando, Lourdes, Antonio, Jesús, Charo, Flor y Raquel.

Catalina, Conchita, Ángela, Mercedes y María Elena.

cisco en la Providencia divina. Sin caer en falsos pro-videncialismos, este acontecimiento nos brinda laocasión de revisar nuestro sentido de la pobreza, aveces tan claro a nivel de ideas, pero tan opaco cuan-do llegamos a situaciones concretas de escasez o delimitación.

Y regresamos a San Martino. Era nuestra últimanoche en Italia. Al día siguiente viajaríamos a Roma,para regresar a España a última hora de la tarde. Perotendríamos bastantes horas para recorrer algunos luga-res históricos, en primer lugar San Pedro, y ganar unavez más la indulgencia plenaria del Año Jubilar de la

En la segunda mesa de la izquierda, Benigno, Paquita (de espaldas), Margarita, Esther, Pilarín y Begoña (de espaldas).

Mari Carmen, Guadalupe, Florencio, María Teresa y Pilar.

Misericordia, que estos días habíamos ya lucrado encasi todos los lugares que visitamos. Recogemos aquíunas fotografías de esa última cena, en el acogedor res-taurante del hotel de San Martino, hotel Balleti Park,donde, por cierto, tuvimos unas agradables sesionesdespués de cenar, en un salón de actos. Vimos, inclu-so, una parte de una película antigua —“Los mejoresaños de nuestra vida”—, que luego terminamos en elautobús, y gustó mucho. Algunos no habían visto la pri-mera parte, pero con un breve resumen se hicieroncargo perfectamente del argumento. l

Mari Cruz, Mari Luz, Carlota, Ángela, Lelo, Mari Paz, Marga y Blanquita.

Zulema, María, Milagros, Mari Carmen, Sofía y Luis.

Giovanni y D. Juan.