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ÍndiceSinopsisDedicatoria

PRIMERAPARTECapítuloICapítuloIICapítuloIIICapítuloIVCapítuloVCapítuloVICapítuloVIICapítuloVIIICapítuloIXCapítuloXCapítuloXICapítuloXII

SEGUNDAPARTECapítuloXIIICapítuloXIVCapítuloXVCapítuloXVICapítuloXVIICapítuloXVIIICapítuloXIXCapítuloXXCapítuloXXICapítuloXXIICapítuloXXIIINotasCréditos

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SINOPSISEl 8 de mayo de 1955 la escritora Emily J. Parker desaparece en Londresmientras la ciudad celebra el décimo aniversario del final de la II GuerraMundial.Nuncamásvuelveasabersenadadeella.

Años más tarde, Rebeca, una estudiante española de filología, decidetrasladarseaLondresparaprepararsutesisdoctoralsobrelamisteriosaescritora.Durante la investigación, la infancia y la vida familiar de Rebeca se vantrenzandoconelpasadodeEmilyenelLondresdelBlitzydelaposguerraenunentramadodeespionajeyrelacionessentimentalesqueformanunextrañopuzletansugerentecomodifícildeinterpretar.

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ANina,LolayLaura,lascapitanas

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PRIMERAPARTE

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CAPÍTULOI

Hay dos lugares en el mundo en los que una persona puede desaparecer porcompleto:LondresylosmaresdelSur.LafraseesdeHermanMelville,untipodefiar teniendoencuenta loquehayporahí.Entre losdosdestinosnohaylamenor duda. La capital del Támesis es una ciudad contaminada, indiferente,narcisistayconunclimademildemonios.LosmaresdelSur,porelcontrario,sonunauténticoparaíso.YoelegíLondres,naturalmente.

Atrás dejaba las clases particulares de inglés a treinta euros la hora y losintricados misterios del genitivo sajón, un apartamento de estudiante en uncuartopiso sin ascensor en el ensanchedeSantiagodeCompostela, un futuroprometedorcomo funcionaria si algúndíavolvíanaconvocaroposicionesa laenseñanzapública,yunnovio,Álex,alqueleencantabanlospájaros.Lasavessongentedepaso,decíaconunasonrisitamisteriosa,igualquevienen,sevan.Probablemente no lo decía con segundas. Era sólo su manera de reflexionarsobreelcursodelavida.

Cuandoyoeraniña,elcursodelavidaseguíaunasecuencialógica,másomenos.Aparecíaporelextremodelacalleunhombreenbicicletaquearreglabalas varillas rotas de los paraguas y, acto seguido, llegaba el invierno, como sihubieravenidopedaleandoporlacarreteravieja;veíasasomarporencimadelostejadosunanubepequeñadecolorverdeazufreconpintadenohaber rotounplatoensuvida,contabashastaveinte,yempezabaeldiluvio.MihermanaBeasalíacorriendodelcolegiocomolaatletadeunreinoolímpicoperdidoyledabaeltiempojustoparallegaracasayrecogerlassábanastendidasenlaterraza,deuna manera perfectamente cronometrada. Cuando se vive en el país de lastormentas,hayqueaprenderamirarel cielo.Habíaotraépocadelañoenquenosmetíanenelcocheenpijama,todavíadenoche,conelmaleterocargadodebultos, y si al amanecer estábamos rodeados de caballos salvajes, quería decirquehabíanempezadolasvacacionesdeverano.

En la escuela también regían los mismos principios universales: si doñaLaura,lamaestradeprimaria,enlugardedirigirseatiportunombre,lohacíallamándote señorita y con los brazos en jarras, como si te fuera a cantar unaranchera,malasunto.Oíasalosmayoreshablarentreellosenvozbajaysoltarla famosa sentencia «ley de vida» y sabías que alguien acababa de moririrremisiblemente. Y así todo. Los acontecimientos seguían un orden, por asídecirlo.Unapauta.Luegotodosefuehaciendomáscomplicado,perodealgunamanerayoseguípensandoqueenlavidadebehabersiempreunasecuenciaqueresponde a alguna clase de lógica, aunque no siempre sea fácil descifrar el

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códigodeseñales.Nada sucede así porque así. No me refiero a los grandes enigmas de la

naturalezaquenadiehaconseguidodesentrañarhastaeldíadehoy, sinoa losasuntos de andar por casa, como enamorarse, tener miedo a la oscuridad oescribirunanovela.Esascosas respondenaalgo, tienenunporqué.Lomismopuede decirse de otros hechos aparentemente inexplicables. Nadie puededesaparecerdelafazdelatierraenplenodíasindejarrastro,porejemplo.

Ese era elmisterio que yo tenía en la cabeza.Unmisterio connombre yapellidos. Se llamaba Emily J. Parker. Una escritora inglesa de posguerra,desconocidapara elgranpúblicoperoconsideradacomounade lasnovelistasmásenigmáticasyprometedorasdesuépoca,queseperdióenlaprimaverade1955enplenocentrodeLondres,enlaesquinadeCharingCrossconTrafalgarSquare,sinquenadievolvieraasabernadadeella.Esonopodíaserleydevida.Teníaquetratarsedeotracosamáscomplicadasicabe.

Unamujernoseevaporaasícomoasí,enmediodeunafiestanacional,sinquenadieasualrededorsedécuenta.Nisusparientes,nisumarido,nisumejoramiga, ni una ancianita de abrigo negro que pasaba por allí, ni la chica deuniformeblancoquevendíacaramelosenlapuertadeSt.Martin-in-the-Fields,niunsoldadoconlasmanosembadurnadasqueintentabaponerenmarchaunaviejamotoTriumph,nielpanaderoasomadoalapuertadesuestablecimiento,nilaadolescenterubiaqueagitabaalegrementeunabengalaenlasescalinatasdelaNationalGallery.Nisiquieralosbobbiesconsilbatoycapelinaquepatrullabanlascallesporparejas.Era imposible.Nadiepodíahacermutisporel foroa lasdoceymediadelamañanaenundíatanseñalado.

Desdequemehabíamatriculadoenel cursodedoctorado, llevabamesesintentandoconvenceraalgunodelosprofesoresdelDepartamentodeFilologíaInglesa para que me dirigieran la tesis sobre la autora desaparecida, peroningunoparecíadispuestoaarriesgarseconunaescritoradelaquesesabíatanpocoyqueapenashabíatenidotiempodeescribirunpardenovelasyalgunosrelatos. Probablemente pensaban que mi empecinamiento en el tema era máspropiodeunadetectiveaficionadaquedeunaespecialistaen literatura inglesacontemporánea.Loscatedráticosdeuniversidadnosonpersonasquecreanenelsentidodelasecuencianinadaparecido.

El único que había mostrado cierto interés en el asunto era un profesorbritánico ya jubilado llamado Robert Whelan, que muy amablemente habíacontestado a mi petición ofreciéndose a ayudarme si finalmente decidía ir aLondres.

¡Londres!Comoquiendicealavueltadelaesquina.PorentonceslaciudaddelTámesisestabatanlejosdemipresupuestocomo

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lasislasMarquesas,porponerunejemplo.Ciertoqueenestavidanosiemprehetomado decisiones sensatas, pero cuando una ha traspasado la barrera de lostreinta,vaaprendiendoquenosepuedevivirdelaire.Poreso,cuandollamóelcartero a la puerta demi apartamento yme entregó el sobre de la FundaciónBarrié para proyectos culturales conmi nombre y apellido, RebecaAldán, enletras impresas, lo primeroquehice fue asomarme a la ventana a ver si habíapájarosvolando.

Nomevanacreer,peroloshabía.Cientosdepájaros.Cadacualtienesustratosconlasuerte.Yotengolosmíos.

Enaquelmomentosupequeaquellorespondíaaalgunaclasedeseñal,peroestabademasiadoocupadaconlos trámitesdelviajeparaponermeapensarenelloafondo.

Durantelosdíassiguientes,ordenémislibros,empaquetélosbártulos,tiréala basura unmontón de cajas llenas de apuntes, calcetines viejos y periódicosatrasados,hablémuchoratoporteléfono,leprometíamihermanaBeaunateacupconelperfildelTowerBridgeparasucolección,tuveunacenadedespedidacon Álex en un restaurante italiano del casco histórico con velas y pocaspalabras. Él esperaba que yo me quedara y yo esperaba que él estuvieradispuestoadejarlotodoporseguirmealfindelmundo,asíquenospasamoslaveladamirándonosahurtadillascomodospasajerosquesecruzanenlapuertadeuntren,unoentrandoyotrosaliendo.Alfinal,comonoteníamuchosentidobrindar por nosotros, conseguí reunir el valor suficiente para alzar la copa yrescatarelviejolemadelassufragistas.

—¡Porlaslibertades!—dijehaciéndomelamujerdemundo.Él sonrió demedio lado con un codo apoyado en lamesa y un ojo casi

cerrado, a lo Matthew McConaughey. Tenía cierto parecido con el actoramericano,enmásbajitoyconacentodeLugo,peroporlodemásdababastanteelpego.Parco,taciturno,jerseymarineroybotasdecordones,encantadoramenteegoísta,conelrostroafilado.Delosquelasmatacallando,vaya.Regresamosacasa caminandopordetrás de la catedral, cadaunopensando en sus cosas.Sedespidióasí, enmitadde la calle, conelparaguasenunamanoyel cigarrillomojadoenlaotra.

Alamañanasiguiente,cerréelapartamentodelacalleRosalíadeCastrodeun portazo con la determinación de quien da por terminado un capítulo de suvida y se larga a la tierra prometida. A veces me gusta tomar decisionesdefinitivas—aunquesetratedecosasdelasquenoestoyseguraenabsoluto—,comosimicomportamientorespondieraaalgunacausadefuerzamayor.

NevabacuandolleguéaLondres.Erafebrero.Elmíofueunodelospocosvuelosquenoresultócanceladoporeltemporal.Elcaosaéreoprovocadoporla

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oladefríosiberianoqueafectabaatodaEuropaocupabagranpartedelaportadadelDaily News junto a una fotografía pequeña de Barak Obama durante suprimerdiscursoanteelplenodelcongresoestadounidense.Entrelameteorologíao la política, la prioridad informativa estaba clara. Carreteras colapsadas,kilómetrosdeatascos,cientosdecamionesatrapadosenlanieve,líneasdemetrosuspendidasyeltráficoferroviariofuncionandocongrandesretrasos.Elprimerministro,GordonBrown, aseguraba que se estaba trabajando contrarreloj pararestablecerelservicioloantesposible.Decidítomármeloconcalma.EstabaenLondres, una ciudad lacónica de cielos grises, donde lo único que puedeprovocar alguna exaltación son las carreras de caballos, como todo elmundosabe.

AmediamañanaconseguítomaruntrendesdeelaeropuertodeHeathrowaPaddington.Eltrayecto,quenormalmenteduraveinticincominutos,sedemorócasi dos horas con paradas interminables en todas las estaciones y apagonesconstantes. Osterley, Manor, Northfields, South Ealing, Hammersmith… Connombres así, una puede llegar a pensar que el paraíso está a la vuelta de laesquina. Eso pasa mucho en Londres. Durante el recorrido fui releyendo laprimeranoveladeEmilyJ.Parker,unahistoriacontintesgóticostituladaQuiteatHomeintheNight.

Ver nevar desde la ventanilla de un tren es un espectáculo fascinante yaltamente literario.MeacordédeAnnaKareninaatravesando lanoche rusaenunvagóndetrenyleyendounanovelitainglesaalaluzdeunapequeñalinternaengarzadaalbrazodesubutacamientrasfueranevaba.Meencantaesaescena.En un vagón contiguo viajaba también el conde Vronsky, pero ella no podíasaberlotodavía,porquelanovelaacababaapenasdeempezar.Yonoteníaniideadequiénpodíaviajarenelcompartimentodealladoenmitrennimeimportaba.Mihistoriatambiénacababadecomenzar.

ParamíLondreseraelhogardelaliteratura.TeníaunabecadepostgradodelaFundaciónBarriédelaMazayseismesespordelanteparadesarrollarunainvestigación, que sería el preludio perfecto para mi tesis doctoral. Unamonografía sobre una escritora prácticamente desconocida, una mujer guapa,pelirroja y de naturaleza dubitativa que un día escribió: «He visto mi cabezaservidaenbandejaalahoradelté…»;unadelasnovelistasmásindividualesysutilesdesugeneración,quedesapareciósindejarrastroel8demayode1955,cuandocontabaapenas treintaydosaños, enmediodeuna inmensamareadeconfeti, banderines y exhibiciones aéreas cuando Londres, al igual que otrascapitales europeas, celebraba el décimo aniversario del final de la SegundaGuerraMundial.

Unafechahistórica.

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CAPÍTULOII

Buscarapartamentoenunaciudadextranjerarequiereconocimiento,pacienciaeideasclaras.Yonoteníaningunadelastrescosas.MenosmalquecontabaconlaayudainestimabledemihermanaBea,quesiemprehasabidoacienciaciertaquéeslomásconvenienteencualquiercircunstanciadelavida.Fueellaquienseencargódealquilarporinternetunahabitaciónconbañopropioyderechoacocina en pleno corazón de Notting Hill por doscientas cuarenta libras a lasemana. Un dineral para mi economía de guerra, pero una auténtica gangatratándosedeLondres.Sóloporesodeberíanconcederleuntítulohonoriscausaencienciasinmobiliarias.

El ojo clínico deBea no sólo se limita al sector de la vivienda, tambiéndomina los transportes, el álgebra, la meteorología, la lógica aplicada y, porsupuesto, el instinto de supervivencia. De niña pensaba que su superioridadintelectual sedebíaa los tresaños largosqueme lleva.Peroconel tiempohellegado a la conclusión de que nuestras diferencias se deben a razones másprofundas.Ellaes rubiayyomorena.Ella tiene losojosazulesyyocastaños,comocasitodoelmundo.Ellasabecomportarseyyo,segúnlaopinióngeneral,estoyporcivilizar.Ella,porsupuesto,esmuchomáslistaqueyoy,porsifuerapoco,comosentenciamimadrecuandodesciendealasaguasturbulentasdelascomparacionesfamiliares,ellasiemprehahecho locorrectoyyo,bueno…,demínosepuededecirlomismo.

Pero aquella mañana era la primera mañana del resto de mi vida. TodoLondres estaba cubierto por un manto de nieve y no había lugar para lossentimientosdeagravio.Elmundoyyoestábamosenpaz.

SalíalaestacióndePaddingtonarrastrandomimaletabajoelbailedeloscoposenunestadocercanoalembeleso.Aquel imponenteedificio ferroviario,viejo,consusmarquesinasdecristalfiltrandounaluzagrisadacomoelhumodelostiempos,parecíaagazapadotodavíabajounbombardeodelaLuftwaffe.

Dadas las circunstancias, decidí tomar un taxi hacia el nuevo domiciliosituadoenlaparteoestedelacolina.

NottingHill,másqueunbarriodeLondres, es ununiverso en símismo.Tiene un mercadillo famoso que sale en una película de Hugh Grant y JuliaRoberts,innumerablesacademiasdeidiomasparaextranjeros,casasdeempeñodedudosareputación,unpalacioreal,libreríasdeviajes,callesenterasconoloracurry,mendigosmuyaltos,dandisvestidosaloSherlockHolmesconbotasdemedia caña, abrigo de cuadros y gorra de doble visera, dentistas australianoscarísimosconunacentodelinfierno,restaurantestrendyycuchitrilespeligrosos

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donde uno puede encontrar desde azafrán puro iraní hasta la partida denacimientodeWinstonChurchill.

Mifuturohogarestabaenunaespeciedecallejóntraserodeunarecónditatransversal del laberinto de calles que circundan Portobello Road. Había unpequeñojardincitoconuncocheachatarradoalaentrada.NoparecíalamansiónsureñadeTaraconavenidaderoblesqueunapodíaimaginarporladescripcióndelapáginaweb,peroyotampocoeraEscarlataO’Hara,paraquénosvamosaengañar. El edificio tenía dos plantas y una especie de buhardilla a la que seascendíadesdeelinterioratravésdeunaestrechaescaleradecaracolporlaquetuve que hacer auténticosmalabarismos para subir el equipaje. En la parte deabajovivíanlaseñoraBartholomew,micasera,ysugato.Mireinoestabaenlostejados;constabadeuncuartohabilitadocomoestudioconconexiónainternet,una ventanita que daba a las chimeneas de enfrente y un bañominúsculo conmoquetaylasparedesempapeladasdecolorrosafresa,seguramentedelaépocadelosBeatles.

Enconjunto,unadelicia.Treintametroscuadradosdondecabíantodosmissueñosapretándolosunpoco.Enunlugarasícualquierapodríaescribirsusobrascompletas.ElnovelistaMartinAmis,sinirmáslejos,empezósucarreraliterariaen un cuchitril del barrio y desde entonces su prestigio literario ha ido increscendo hasta el punto de que en la actualidad el escritor ocupa la mejormansióndeNottingHill.¿Quiénpodríaasegurarqueamínofueraaocurrirmelomismo?Ysino,almenospodíapresumirdecodearmeconlaalta literaturainglesacontemporánea,locualsiempreesunalicienteenestavida.

Asíquenadamásdeshacerelequipaje,mepusemanosa laobra.Ordenémimaterialde trabajo,colguéelcorchoconfotografíasyrecortesen lapared,pusemis libros en las estanterías, habilité la red de conexión al portátil ymeplantédelantedelapantallaconlaactituddecididadequientieneunamisiónenlavida.

Antes de mi partida había grabado en un pendrive todos los archivosrecopiladosdurantemeses sobreEmily J.Parker.Leí todocuantocayóenmismanos sobre la batalla de Inglaterra; rastreé información sobre sus influenciasliterarias;repasélaobradesuscontemporáneos,especialmenteladelpoetaT.S.Eliot—hacia quien la escritora parecía sentir una admiración especial, comoprueba el hechodequehubiera tomadounode susversospara el títulode suprimera novela—. Pero en cuanto a ella particularmente, no contaba con grancosa:unacrítica literariapublicadaenelTimesLiterarySupplement y firmadapor Leonard Woolf. Imagino que la reseña debió de llenar de orgullo a laescritora, que siempre habíamanifestado su reconocimiento hacia el históricogrupodeBloomsburydelqueseconsiderabaenciertamaneracontinuadora.El

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influyentecríticoyeditorseñalabaaEmilyJ.Parkercomounafirmepromesadelas letras inglesasdestacandosu«originalidadpoéticayescabrosaprofundidadpsicológica» (me llamó la atención lapalabra«escabrosa»,que resaltabaeneltexto como una amapola solitaria en medio del asfalto). Había recopiladotambiénunos cuantos recortesdeprensade la época, unperfil biográficomásbien parco en detalles y algunas fotografías y viñetas propagandísticaspublicadasporlaOficinadeGuerraduranteelinviernode1940,cuandollovíametrallasobrelostejadosdelaCity.

Enresumidascuentas,EmilyJaneParkerhabíanacidoenBrightonen1923enelsenodeunafamiliaacomodada.Supadre,médicomilitarynaturalista,fueunhéroede labatalladelSommeymurióa resultasdeunaantiguaheridadeguerracuandoellacontabaapenascuatroaños.Laniñaquedóbajolatuteladesumadreyde tres tíasescocesasy luteranasque laenseñarona interpretar losevangelios a su manera, a jugar al críquet y a cocinar el budín de Yorkshiretostado, crujiente y hueco por dentro comoDiosmanda. A los dieciséis añosobtuvounabecaparaingresarenelQueen’sCollegedeOxford.Allíconocióenuna conferencia a su futuro marido, Alan Pearson, un eminente profesor dematemáticas, discípulo deBertrandRussell y quince añosmayor que ella queresultóserunauténticocerebroenelcálculodeprobabilidades.Elestallidodelaguerra la obligó a interrumpir sus estudios, aunque continuó su formación demanera autodidacta compaginando la escritura con su servicio en la base decomunicaciones deBletchley Park.Allí trabajabanmásmujeres que hombres,realizandotodotipodelaboresdetaquigrafíaytranscripción.Meimaginabaalaescritora como una de aquellas secretarias tenaces y diligentes con los dedosmedioentumecidosquesecalentabanlasmanosconsupropioaliento.En1939,Emilyganósuprimerconcursodepoesía.UncertamenconvocadoporlaBBCenelqueobtuvoelprimerpremioconunpoematituladoSaturdayEvening.Apartir de ahí fue construyéndose una cierta reputación literaria publicandocuentosenrevistasovendiéndolosparalaradio.PosteriormentealgunosdeestosrelatosfueronrecopiladosenunlibrotituladoHistoriasdelBlitz,queañosmástardefuetraducidoavariosidiomasypublicadoenEspañaporlaeditorialSeixBarral.

Despuésdelaguerra,enlaprimaverade1947,publicósuprimeranovela,Quite at Home in the Night, que se convirtió en un libro de culto entre losadmiradoresdelgrupodeBloomsburygraciasalaelogiosacríticaquelededicóLeonard Woolf, a pesar de la cual sólo se vendieron 332 ejemplares. Otramuestramás del signo de los tiempos.El libro, editado por el sello Secker&Warburg, estaba dedicado a alguien cuya identidad, por alguna razón, ella noquisorevelar,limitándoseanombrarloconunasimpleyescuetainicial:B.«For

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B.,wheneverhemayfindme».*Y,porúltimo,en1950,TheGuardianpublicóunreportajesobrelaautora

enelqueseanunciabaqueestabatrabajandoenunanuevanovelatituladaTheBridge,quelamentablementenosehaconservado.

Desdeentoncesnovolvióaescribirnada.Dejódefrecuentarlosambientesliterariosysenegóaconcederentrevistascomounaactrizquehubieradecididoabandonarelescenario.

Finalmente,surastroseperdíaenmediodelamultitudundíaenquetodoLondres se vistió de fiesta, con las calles tomadas por bandas demúsica quedesfilabanalsondeRule,Britannia!:acerasatestadasdegente,familiasenterassentadas en el pedestal delmonumento aNelson, críosmontados a horcajadassobre los leones, y miles de hombres y mujeres llenando Trafalgar Square ylevantando losbrazosal cieloconel signode lavictoriabajoel rugidode losavionesdelaRAF.Unadespedidaportodoloalto,comoquiendice.

Hasta aquí los datos biográficos o empíricos, que diríami hermana Bea.Todo lo demás era naufragio. O sea, puras incógnitas, elucubraciones,interrogantessinrespuesta.

¿Quémotivospodía tenerunaescritoraparaquererdesaparecerdelmapade una forma tan repentina?En caso, claro, de que hubiera sido una decisiónvoluntaria.

Lotruculentodesuprosaestabafueradetodaduda,pero¿erasóloficciónohabíaqueleerlaenclaveautobiográficacomootrospasajesdesuobra?

¿Qué demonios quería decir que alguien había servido su cabeza enbandeja?

Y finalmente, ¿por qué abandonó la escritura cuando era sabido que yaestaba trabajando en una nueva novela sobre la que se habían creado ciertasexpectativas?

Estas y otras preguntas las tenía yo apuntadas en una libretita de bolsilloque llevaba siempre conmigo como quien lleva unmapa de carreteras.Nuncaentenderé a la gente que viaja sin saber adónde va. El destino no es nadacomparadoconlasimadeoscuridadquenosacechaeneldíaadía.Tenerunacarreterapordelanteestenermuchoenlavida,uncaminoconcretodelqueunasepuedefiar,almenoshastadondealcanzalavista.

Deniñatambiénacostumbrabaairatodaspartesconunblocdegusanilloenelqueescribíamiscosas.Cadanocheloocultabaenunescondrijodistinto:elhuecodelaescalera,elcajóndelasherramientas,debajodelacómoda…,hastaqueundíamearmédevalorysalídelarmario.

—De mayor voy a ser escritora—dije, y tras un momento de reflexiónañadí—:comoTarzán.

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Miabuelasesantiguótresvecesyexclamó:—Diosnoloquiera.Mi carrera nuncaha estado libre de obstáculos ni de descalificaciones de

todo tipo, pero no por ello cejé yo en mi empeño. Claro que yo esto no lorecuerdo,peroasíconstaenelanecdotarioinfantildegrabacionesquemifamiliasacaarelucirenlasgrandesocasiones.Deloquesímeacuerdoesdequeibaatodas partes con mi cuaderno y que escribía en él las grandes preguntas sinrespuestaqueatormentanelalmadelasniñasdetectives:¿Porquéloshombrescuando iban a la iglesia se arrodillaban sólo con una rodilla y lasmujeres lohacíanconlasdos?¿Porquéunosniñossepodíanbañarenlaplayadespuésdecomeryotros,comonosotras, teníamosqueesperarahacer ladigestión?¿Porquésiemprehabíaqueperseverar?¿CómoconseguíaBeaacabarsetodoloqueteníaenelplato,hacerdivisionesporcuatrocifras,nodecirpalabrotasyllegaralfinaldeldíasinunrasguño?Mepreocupabanesosmisterios.Mepreocupabaelfuturo. Yo era alguien que estaba en la cuerda floja, una niña arisca, de pelocorto,conshortsycamisetadetirantesmanchadadeheladodechocolate.Unaniña arbitraria, confiada, ilusa, insoportable, que subrayaba como loca en loslibrospalabrascomo«cosaco»,«jinete»o«lóbrego».Mivocacióndeescritora,supongo, estaba clara, por lo menos hasta los quince años, que es la edadperfectaparafracasar.Despuésllegaelfuturoconsussegundasoportunidadesyalfinal,conunpocodesuerte,unaacabapresentandounatesisdoctoralenlugardeescribirlanoveladesuvida.

Fuera seguía nevando, y la ventana enmarcada de blanco creaba unambiente interior iluminado y vagamente navideño como la ilustración delcuentodelacerilleradeAndersen,quefuemiprimeraguíaespiritual.

Elsilenciopermiteoírdelejostodoslosruidosdelacocina:elsonidodeuna cuchara al caer, el tintineo de la porcelana, el silbido de una tetera alfuego…CuandolaseñoraBartholomewllamóconlosnudillosalapuertademihabitación,meencontrósumidaenestascavilacionespoéticas.

Eraunamujerregordetademejillascoloradasconunachaquetadelanayelmismopeinadodelareinamadre,conlaqueguardabauncuriosoparecido.Unapersona amable, pensé, de las que no deja llegar a nadie en medio de unatormentadenievesinofrecerleunatazahumeantedeté,segúnlasviejasleyesdehospitalidadvigentesenlaisla.

Bueno, hay que decir que la señoraBartholomew tenía sus propias ideasrespectoalahospitalidadyamuchasotrascosas.SepresentóantemíarmadadepacienciayconunmaletíndeherramientascomoparaatracarelCitibank.Antesde que yo pudiera decir nada, se arrellanó debajo del lavabo del baño conpalancas y destornilladores y empezó a cambiar caños y a encajar piezas a

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martillazo limpio. Yo estaba completamente fascinada ante aquella bravurametalúrgica.Porunmomentolleguéapensarqueíbamosasaltarporlosaires.Aquellamujereraunafuerzadelanaturaleza,unavirtuosadelBlack&Decker,una artificiera furtiva capaz de hacer volar su propia casa por los aires cualcomando terrorista.De vez en cuando se tomaba un respiro, sacaba la cabezasudorosahaciaunladodelapilaysoltabatresblasfemiasseguidasque,segúnpude entender, incluían no sólo a laHoly Trinity, sino a toda la familia realbritánica hasta la última generación, como corresponde a la fe anglicana.Después volvía a la carga con un entusiasmo fanático. Comprendí que mipresencia en la buhardilla era puramente testimonial, el resto del mundo nocontaba.LoqueseestabalibrandoallíeraunasuntoestrictamentepersonalentreaquellatuberíaylaseñoraBartholomew.

Ganó ella, por descontado, a pesar de los daños colaterales.Y lo celebróinvitándomeaunchupitodeginebraGordon’s,quepor lovistoera tambiénlamarcafavoritadelaQueenMother.Seloagradecídecorazón,porquedespuésdeaquellaexperienciadeguerranecesitabauntragourgentemente.

Mientras mi casera se sacudía el polvo de la batalla, mantuvimos unainteresanteconversaciónacercadejuntas,filtros,bombasdeaguaytodotipodedesatascadores. Por la puerta asomó la cabeza un gato negro de considerablesdimensionesyandaresaristocráticos,alquemepresentócomoTimothyGordon.Esaesotradelascosasquemesubyugandelosbritánicos.Losanimalestienennombre y apellido, pertenecen a un estatus privilegiado y son un elementofundamental en las relaciones vecinales. Si no fuera por sus mascotas, losinglesespasaríanañossindirigirselapalabra.

AThimothyGordonleencantómiedredóndeplumasdepatoyseaposentóa los pies demi cama con la naturalidad de un rey que tomaposesión de susdominios.Hede reconocer que al principionomehizomuchagracia, aunquepor supuesto me abstuve de manifestarlo. En Londres hubiera resultado pocoapropiado. A mí siempre me han gustado los perros, no los gatos, pero encuestión de amores casi nunca se puede elegir.Al final, como el roce hace elcariño,acabamosporllegaraunaententecordialyterminóconvirtiéndoseenmicompañero inseparable de fatigas durante las confusas y acechantes tardes deinviernoquemeesperaban.

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CAPÍTULOIII

Lachica,segúndetallabaladescripción, llevabaunvestidodeveranodecolorcremaconlunaresazulmarinoyunsombreritodelmismocolorprendidoconunalfiler. Pelirroja, de un metro setenta aproximadamente. Estaba de pie en lasescalerasdelaentradadeunedificiodeladrilloquepodríaserunhotelotalvezunaconsultamédica,noseespecificaba.Suactituderaladealguienqueespera.Lacabezaaltaylospiescalzadosconunosfinoszapatosdepunteraabiertaalaúltimamoda.Miraba de vez en cuandohacia el extremo izquierdo de la calleescrutandosiasomabaalguienpor laesquinadeFieldgateStreet:alerta,dueñadesímisma,loshombroserguidos,losbrazosflexionados,sujetandoelbolsoylosguantes.Un taxi sedetuvoante lapuertaa las12.45.Sesubióaélymiróhaciaatrásporelcristalsincambiardeexpresiónhastaqueelautomóvilhubodobladolaesquina.

Elinformeestabaescritoamano,perollevabaunsellooficialdelSecurityService y tenía fecha de abril de 1950, el mismo año en que se publicó elreportajedeTheGuardian.Perohabíaotrosanterioresfechadosen1940y1941,cuandotrabajabaenlaCentraldeComunicaciones,ytambiénenel43yel45.Yunpardeellosposteriores,aunqueincompletos.EsoqueríadecirqueporalgúnmotivoalguienhabíaestadovigilandodecercaaEmilyJ.Parkerdurantemásdediez años, prácticamente desde que era una cría hasta el momento de sudesapariciónodesumuerte.Mequedédeunapieza.

Cuando una persona desaparece sin dejar rastro, sólo caben tresposibilidades:una,quelohayahechovoluntariamenteypermanezcaescondidaenalgúnlugar,hipótesispocoprobableyaquetardeotempranohabríaacabadoporaparecer;dos,quehayasidovíctimadeunsecuestro,loquetampocoparecíademasiadoplausibleporlasmismasrazones;ytres,quelahayanasesinado.

La caligrafía era siempre la misma: rápida, picuda, inclinada. Mepreguntabaparaquédemoniospodríaalguienhaberseguidodeunamaneratancontinuada a una escritora prácticamente desconocida que trabajaba comosimplesecretariayquenopertenecíaalasaltasesferas,quenoeranadie.

Losdocumentosescaneadoshabían llegadoamismanosporgentilezadeRobertWhelan, lo que tampocodejaba de sorprenderme.Digamosqueno eraprecisamente la clase de información que una podría esperar de un entornoacadémico tan poco dado a los sobresaltos en general.Desde que supo demiviaje,elprofesorWhelannohabíadejadodeenviarmecorreoscon informeseindicacionesbibliográficas,pornohablardesuinvitaciónavisitarloensucasadeLondres,unamolestiaqueningúndirectordetesisespañolsehubieratomado

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jamásdelosjamases,estadísticamentehablando.La visita tuvo que esperar porque mi llegada coincidió con un viaje del

profesor a unCongresode historiadores que se celebraba enEdimburgo.Peroentretantoconaquellostextosmefuihaciendoyounaideabastanteaproximadadelmundoenelqueestabaapuntodeingresar.

Nuncameresultódifícilcambiardeescenarioniviajareneltiempo,nolodigocomoméritopropio.Esunahabilidadquemevinodadaporherencia.

MibisabuelopaternoerajefedeestaciónenÓrdenesyconocíaagentedeotrasparteslejanasdelmundocomoAFonsagrada,VianadoCastelooZamora.Segúnmis fuentes, era un hombre apuesto con tendencia a la ensoñación quesabíaescribirypescartruchasconlamano.Además,enelinteriorleardíaalgo,nadie supo explicarme muy bien qué. Creo que tenía un don para latransmigración,queeslomismoquetenervocacióndeemigrante,peroporotrosmotivos.Le gustaba cambiar de aires.No era un hombre de domicilio fijo, almenosesoesloquecontabanlasmalaslenguas.UndíaselargóaPortugalenelexpreso de Lisboa —al que todo el mundo llamaba irónicamente «el trenfoguete» por la velocidad a la que cruzaba la frontera—y nuncamás volvió.Desde entonces sus descendientes fuimos bautizados con el nombre deFogueteirosenhonoraesaquerenciadelejanías.Gentedepaso,comomuybienhabía sentenciadominovioÁlex.Conunpieaquíyotroallá.Amantesde laslargasdistancias.Lanuestraeraunaimaginacióntrazadaaraílcomolasvíasdeltren.

La familia demimadre, sin embargo, era todo lo contrario. Campesinostenacesyobsesivos anclados como las raíces a laprofundidadde la tierra.EnGalicia, la tierra siempre fue un campo abonado al matriarcado. Mujerestrabajadoras,constantes,ahorradoras,conlospiesbienplantadossobreelsuelo,como mi hermana Bea. Gente de fiar. Yo me imaginaba a aquellas mujeresprimeras de la familia, que respondían al apodo de las Capitanas, rubias,espigadas,tirandosiempredelcarrocomolaspionerasdelaspelículasdelOeste,empuñandoelrifleporlaventanaparaahuyentaralosladronesdeganado.

Loquesiguesiendounmisteriohastahoyescómodoslinajestanopuestospudieroncoincidirgenéticamenteenuncrucedevías.PerolasleyesdeMendelsoninescrutables.

—¿Túcreeseneldestino?—lepreguntabayoamihermanaBeacuandohacíamoslosdeberesescolaresenlamesadelacocina,sentadasunaenfrentedela otra apenas a unos centímetros de distancia, pero separadas por el abismoinfranqueabledelagenética.

—Puesclaroqueno,Rebeca—mereplicabaellaconelpeloperfectamenterecogidoenunacintadecolorcereza—,perohayqueaprenderaaceptarlo.No

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puedespasartelavidatratandodedetenerelcursodelascosas.Peroyoenmifuerointernoseguíacreyendoquesípodía.Amí,deniña,lo

que más me gustaba al salir del colegio era subir en bicicleta al Alto de losPostes con una rebanada de pan con Nocilla y saludar con la mano al trenexpreso que salía a esa hora camino de Lisboa. La llamada de la sangre,supongo. En ese sentido, no cabía la menor duda, yo había salido fogueteiratotal.Nohabíanadaquehacerle.

Losdeesaramade la familianossugestionamosconfacilidady tenemosrecursos suficientes para transformar la realidad a nuestro antojo cuando nosconviene.Pordescontado,aquelinviernolondinenseamímeconvenía.Asíque,despuésdeprepararmeunsuculentoenglishbreakfastenelhornillodelacocina,subíaconunatazadecaféamibuhardilladeloscielosysindarmecuenta,encuestióndesegundos,irrumpíaelpasadoyseabríaantemíelpalpitanteLondresdelaSegundaGuerraMundial.

UnacapitalamenazadaqueresistíaensolitariomientrastodaEuropahabíacaídobajo el poder de los nazis y de cuyas tiendasdestruidas por las bombascolgaban letreros que decían «Business as usual», «Seguimos abiertos». ¡Quéciudad!

Comopasaportedeentradamebastabaunasimpledireccióndecorreo,uninformeescaneadodemidirectorde tesisoel titulardelTimes.Loquequierodecir es que no me costaba ningún esfuerzo deslizarme por el cable delordenador hasta la boca demetromás cercana y salir al exterior en una calleenvueltaenllamas.

Bomberos con sus cascos de acero conectando las bocas de riego a unamanguerayrociandolosedificiosenllamas,humoportodaspartes;unaancianacon la cabeza entre lasmanos sentada a la puerta de unamansión victoriana;colasdehombresymujeresconcríosdelamanoentrandoenlosrefugiosconmantasymáscarasantigás;losarcosdeltúneldeOxfordCircusadornadosconramitasdemuérdago;unancianoempujandouncarrito llenodeenseres;genteescuchando la radio entre los escombros de un edificio en ruinas; enfermerasjóvenesconsuscapasazulestrasladandocamillasdesdeuncráterenormeenelcentrodeFieldgateStreet;unahileradecasasderruidassobre lasqueondeabaorgullosamentelabanderadelReinoUnido;unniñocongorraypantalóncortocorriendoconungansobajoelbrazocomounfantasmahuidodelaNavidadde1940.Yenmediodetodoesounamujermuyjoven,casiunaniña,conloslabiospintadosdeunrougedemasiadointensoparasuedad,mirandoaunladoyaotrocomosibuscaraaalguien,caminandoconbastantedificultadentreloscascotesconunospreciososzapatitosdetacóndepunteraabierta.¡PorelamordeDios!¿Aquiénselehabríaocurridosemejantemodadecalzadoparaelpeorinvierno

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delaguerra?Eseeraelmundoporelqueyotransitabacuandomesentabaatrabajaren

mibuhardillavigíapertrechadaconunoscalcetinesgruesosdeandarporcasayun forro polar con capucha porque la señora Bartholomew les tenía la guerradeclaradaalascompañíaseléctricas.Ahorrarencalefacciónnoeraparaellaunacuestióneconómica,sinodeprincipios.Enesomerecordabaalascapitanasdemifamilia,quesiempremantuvieronunacruzadacontralaslucesencendidasenmitaddelanochedebidoaunviejolitigiocampesinoconlacondesadeFenosa,queeralaprincipalpropietariadelasFuerzasEléctricasdelNoroeste,SociedadAnónima.

—¡Esa luz!—rezongabami abuela cuando emprendía su ronda nocturnacontraelGranCapital.Beayyonosacostumbramosaleeragazapadasconunalinternitaescondidabajolassábanascomoagentesinfiltradas.

NoesquelaseñoraBartholomewapagaralacalefacciónportacañería,perola batalla era la batalla, había que entenderlo.Quejarse de la temperatura anteuna venerable anciana antisistema carecía totalmente de sentido. Más valíaacostumbrarseaaquellaLaponiaenversióndoméstica,loquenodejabadetenersupuntoépico.

Laatmósferavibrabalevementeenloscristalescomounpentagramasobrela noche. Tic-tic-tic… La vibración formaba parte del misterio. Yo intentabaconcentrarme.Adiestrareloído.Solfear.NosabíaaúnloquebuscabaenlavidadeEmilyJ.Parker,perosabíaqueeraalgofundamental.Algoquemeimportabapersonalmente.Queteníaqueverconmipropiaexistencia,conlascosaslevesqueocurrenentumismoradiodeacción,comoelfrío,lasgalletasdenataolaslecturasqueseconviertenenpartedetuvida.

Supongoqueveíaenlaescritoraunejemplodemujercomprometidaconsutiempo,capazdesacrificarseporlosdemás,alguienquenoseescaqueabaalasprimeras de cambio como cualquier ave de paso.Desde pequeña he intentadomodelar mi carácter —inútilmente— poniendo el listón demasiado alto, metemo.

Pero,porencimadetodo,creoquehabíaalgodentrodemíqueseresistíaaque la vida y la obra de Emily J. Parker fuera pasto del olvido. Siempre hesentido una profunda melancolía por las cosas que desaparecen sin más, debuenasaprimeras:unplumierazulconsuescuadraycartabónquedejéolvidadoenclasedeDibujoynuncamásvolvíaver;ellibroconelqueaprendíaleeryquesequedóbajolalluviaenunbancodelparque;laarmónicaquemeregalómiabueloyqueseguroteníaqueestarenlaguanteradelcoche,peronoestaba;unaescritoraempujadafueradelahistoriaenuncrucedecalles,ysitehevistonomeacuerdo…

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En el fondo, las motivaciones más profundas son inexplicables. Aquellabuhardilla iluminada a altas horas de la madrugada tenía algo de oficina deobjetosperdidos,de fisuraconelmundo.Allíme lasapañabayocomopodía,preguntándome la diferencia entre personajes de carácter y personajes dedestino,estilodirectoeindirecto,realidadoficción.Vidayliteratura.

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CAPÍTULOIV

Hay escritores de nacimiento y escritores por necesidad. Marcel Proust, porejemplo, era de los primeros: un tipo que empieza a tejer una crisálida en sucabezaporquesumadrenolehadadounbesodebuenasnoches,yamedirán.EmilyJ.Parker,encambio,erade lossegundos.Paraellaviviryescribirerandoscarasde lamismamoneda.Sólodependíadeenqué ladode labarrera sesituara.Larealidaderainexplicable,imperfecta,peligrosaeinmanejable,yellatratabadeorganizarlaparadarleunorden.Osea,unsentidodelasecuencia.Esolatranquilizaba.

Tampocodisponíadeunahabitaciónpropia,queeraelrequisitoqueponíaVirginiaWoolfparaqueunamujerpudieradesempeñareloficioconunmínimodecondiciones.Emilyescribíaenlamesadelacocina,comocuentaenunadelaspáginasmásautobiográficasdeQuitealHomeintheNight,ycuandoalguienentrabaconunajarradelecheouncestodelegumbresellaseapartabaaunladoy escondía su cuaderno debajo del mantel como si estuviera haciendo algocensurable.Lasuyaeraunaescriturasilenciosa,desupervivencia.

Probablementelevinieradefamilia.Supadremientrasestuvoenelfrentellevabaundiarioque lepermitió soportar lasdurascondicionesdevidaen lastrincheras.Luego,cuandoacabólaguerra,serefugióenlanaturaleza.Elúnicorecuerdo que la escritora conservaba de su progenitor, según sus propiaspalabras,eraeldeunseñoraltoconuncazamariposasqueundíalallevóaverlaguarida del zorro. Seguramente se trataba de un recuerdo falso, ya que erademasiado pequeña para acordarse. Lo más probable es que la escena fueraincorporadaasumemoriaposteriormente,apartirdelasnumerosasocasionesenque oyó contarla comoparte de lamitología doméstica.Cada familia tiene supropia manera de hacer historia. En cualquier caso, el asunto le pareció losuficientementeimportantecomoparamencionarloensunovela.

ElmayorParker conocía el nombre de todos los arbustos y plantas de lacampiñainglesa—delmismomodoqueUlisesrecordaba,unoporuno,todoslosárbolesquesupadrelehabíanombradoensuinfanciaenlahuertadeÍtaca—yporalgunarazónconsiderabaqueaquelconocimientoformabaparteindisolubledel patrimonio familiar.Desde el nacimiento deEmily, se habían instalado enBrightonporsuclimamásbenigno.Undía,previendoquizáquenolequedabamucho tiempo, se llevó a la niña de excursión más lejos que de costumbre.Caminaronunbuentrechoporunaladerafrondosa.Eraunterrenoirregularconagujerosprofundoseimprevistos,porloquetuvoquecargaralacríaenbrazos.Enciertomomentovolvió adepositarla en el sueloy se entretuvoobservando

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unamariposacebra,queesunade lasespeciesde lepidópteromásdifícilesdeencontrarenGranBretaña.Paracuandoquisodarsecuentalahabíaperdidodevista.A la niña, no a lamariposa.Debió de llevarse un susto de campeonatoporque losbosquesde losDownssonauténticos laberintosde ramas llenosdepeligros.Nolaencontróhastaunbuenratodespués.Estabadormidaentreunosarbustos,completamenteagotada.Sindudalachiquillahabíaelegidoaquellugarporque lo encontró confortable con la hierba apelmazada formando un lechosuavey todavíacaliente.Entonces levantó lacabezaydescubrióalanimal,unmajestuoso zorro rojo que los observaba impasible. Debió de sentirseemparentada con él por el color del pelaje, si bien mostraba una actitudextrañamente estática, allí plantado, solitario entre los arbustos como uncentinela.

Cuandollegaronacasa, loprimeroquepreguntaronsustíasfuesi laniñahabíavistoalzorro.

—Lovio—respondióelmayor—.Yalocreoquelovio.—¡AlabadoseaDios!—fuetodoloqueaquellasmujeresfueroncapacesde

decir.Enalgunospaíses,elzorroesunanimalquenotienemuybuenafama,que

digamos.Seleconsiderasinónimodetraiciónoengañoeinclusoseñaldemalagüero.EnGalicia,porejemplo,nisiquierasementasunombreporsiacaso,ylos campesinos que sonmuy supersticiosos se refieren a él como aqueloutro.Peroyasabemosqueesascosasnovanconlosingleses.Ellosconducenporelotrolado.

Ignoro el significado que Emily J. Parker le daba a esa historia, ni sé sisintióenalgúnmomentoelmiedode losniñosperdidos,pero laanécdotaestánarrada en el mismo capítulo en que la escritora cuenta su experiencia en laestación de metro de Picadilly el 25 de diciembre de 1940, lo cual permitepensarqueparaellaambasescenasestabancortadasporelmismopatrón.

Aquel día, el altomandobritánico se temía el peor ataquede la aviaciónalemana como regalo sorpresa de Navidad. El riesgo era máximo y toda lapoblaciónhabía sidoalertada.Losandenesdel suburbanoestabanatestadosdefamilias enteras con cestas de picnic y gorros de Papá Noel que se habíandispuestoentornoaunlargomantelderayas.EllallevabaunabolsadeHarrodsconlosregalosquelehabíanhecholaschicasdelaoficina:unapastilladejabóndelavandadentrodeunsaquitocosidoamano,unaprimeraediciónenrústica,bastantemanoseada,dellibrodepoemasTheWasteLand,laobracumbredeT.S.Eliot,yunpequeñoredfoxdepeluche.Encontradecualquiersuperstición,lamascotalesirviódeamuletodelasuerte.Porfortuna,aquellanochenosonaronlasalarmas.

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Esunademisescenasfavoritasporqueyotambiénhabíatenidomiinfanciacampestreconcaballos salvajesyesascosasycreíacomprenderelalmade laautora.DurantelasvacacionesdeveranomispadresnosdejabanamihermanaBeayamíenmediodelmonteal cuidadodemiabuelaLola,queejercía susfunciones de mando con una zapatilla. Esa era nuestra frontera, un mundoprimigenio,salvaje.Tierra incógnita.Allímecreíayounpersonajedecaráctermatandobúfalosenpijamadesdeprimerahoradelamañanapocomásomenos.Laaldeaparalasniñasqueveníamosdelaciudaderaunaaventura,sobretodosipasaba algo anormal como que te picara una gallina con el consiguientetremendismo.AhísevioclaramentequeyonoibaaserJuanadeArco.

EnaquellaépocaBeaeramuyaficionadaaleerlibrosdelestilodeCuandolas grandes heroínas eran niñas y así. Yo preferíaPeter Pan, pero no estabadispuestaaquedarcomounacobardepornadadelmundo.En lavida, tardeotemprano,todoelmundotienequeplantarlecaraallobo.YolohicealossieteañosacompañadaporunpastordeAguasSantasllamadoBalbinodeJosefaquenoestabamuybiendelacabeza.

Seponíaacorreryadaralaridosporelcamposinelmenormotivo.Undíase paró ante unos arbustos como si lo hubiera detenido un rayo divino, searrodillóyempezóapalparfrenéticamentelatierraconsusmanos.

—Aquíes,aquíes.Yo asomé la nariz bastante aterrorizada, aunque tratando de mantener la

compostura,yderepentecontempléconmispropiosojosunodeesosmisteriosdelanaturalezaquetedejanconlabocaabierta:cuatrolobeznosreciénnacidos,apenasunosbebésqueaúnnosesosteníansobresuspatastraseras,comenzandoadarlosprimerospasosenlahierba.

Fue mi bautismo de fuego, igual que debió de ser para Emily Parkerdormirse en lamadrigueradel zorro.Recuerdoquemequedémuyquieta.Mevinoalacabezaunpensamientoextrañodetemporalidadqueseguramenteaúnnoteníaedadparacomprender.Elsueloestabaunpocoinclinadoyformabaunángulo raro con el verde de los prados. Sentí un poco de vértigo, como siestuvieraasomadaalprecipiciodelmundo.Nisiquierasemeocurrióqueellobopodíaandarrondandoporallícerca.Notuvesensacióndepeligro,sinotodolocontrario.Medioporpensarqueyoformabapartedetodoaquello—elsendero,elrío,lasnubes,loscachorros…—yqueyaloentenderíacuandofueramayor.Eraunasensaciónnuevaparamí,quenuncafuidadaalossentimientosmísticos.También pensé que debía escribirlo a toda velocidad en mi libretita de lossecretos para que no seme olvidara llegado elmomento tan esperado en quealcanzaraelusoderazón.Enelcaminodevuelta,oímoslaspisadascercanasdeunanimalentrelamaleza.Apretamostantoelpasomonteabajoquepenséque

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deprontoteníaruedasenvezdepies,comosucedeenlosdibujosanimados.AlllegaralafuentedeAntasvimosunpardeojoscomoascuasbrillandoapocosmetros.EntoncesBalbinodeJosefa,sinsoltarmedelamanoycomosiecharaelalma fueradel cuerpo, emitióunaturuxo guturalqueyocreoquedebierondeoírlohastaenPontevedra.Esamaneradegritaraloscuatrovientosesunaformaque tienen los pastores de comunicarse a larga distancia con el Séptimo deCaballeríaencasodepeligrodemuerteosisehadecomulgar.Nosrescató inextremisunjeepdelaGuardiaCivilenelcaminodelCoto.Despuésdeaquello,Balbino tardó varias semanas en recuperar su voz normal, pero mi madreasegura que yo llegué a casa tan contenta, silbando, como si viniera de unaromería.

Nomeasustabanloslobos,peromedabanmiedolasgallinas.Asísepodríadefinirmipersonalidad.

Todo esto viene a cuento de la fascinación que generaba en mí aquellaescritora inglesa a la que empezaba a considerar como a un alma gemela,guardandolasdebidasdistancias.

EntrarenelmundodeEmilyJ.Parkereraparamícomollamaralapuertadelacasadondenací.Supongoqueleerlasignificabaeso:regresaraalgúnlugar.Las palabras hacían saltar chispas al rozarlas, tenían esa electricidad de laszarzas, de los postes de la luz y de algunos animales nocturnos. No sóloencendíanmi imaginación,sinoque tambiéndespertabanenmíunmecanismoobsesivodebúsquedadeindicios,lanecesidadimperiosadeencontrarelrastrodemiguitasdepanqueibadejandolaautoraensustextoscomolashuellasquedeja el amor verdadero o cualquier otra catástrofe por el estilo. A veces, nomuchas,conlalecturasedaesaclasedereconocimiento.Escasisiemprealgociego, irracional, instintivo.Unflechazodelquenosepuedeescaparasícomoasí.

Conaquellaactituddeentregameponíayodelantedelosfoliosconvencidadequeestabarecopilandomaterialparaunatesisqueibaacambiarlahistoriadelaliteratura.Nadiemehapodidoacusarnuncadefaltadeoptimismonisiquieraenlascircunstanciasmásadversas.Yaquellasloeran.

El termómetro no subía de cuatro grados bajo cero. Según la señoraBartholomew,eraelinviernomásfríoqueserecordabaenLondresdesdeelaño1956, dato que por supuesto yo no pensaba poner en cuestión.Me dolían lasarticulaciones, no sentía los dedos de los pies. A Timothy Gordon estaban apunto de salirle carámbanos en los bigotes, pero su dueña continuabainconmovible, encendiendo la calefacción sólo de seis y media a ocho de latarde. Bajo aquellas condiciones extremas hice yo mis primeros paseos dereconocimientoporelbarrio.

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NottingHillesunodeesos lugaresen losquebastamediahoraparaqueunapuedaverpasarlavidapordelantecomosihubieradadodosveceslavueltaalmundo.

Cualquierapuedecruzarsedebuenamañanaconuncabecilladelaguerrillachechena, comprarle el pan a un príncipe del desierto, cederle el paso a unrastafaridelasWestIndiesbritánicasconauriculares,tropezarseconunpuñadodeadolescentesmagrebíesconganasdebronca,admirareltocadodeunamujeroriundadeYibuti,darlosbuenosdíasaunabellezacaribeña,comentareltiempocon dos simpáticas mamás bengalíes e incluso toparse de vez en cuando conalgúnlondinenseblancuzcoydespistadodetodalavida.Eldíamenospensadohasta podía una encontrarse cara a cara con el mismísimo Martin Amis, yentoncesyaveríamos.

Elaspectode lascallesy losmontonesdenieveacumuladaen losbordesponíandemanifiestoquelasmáquinasquitanievesdebíandellevaralgúntiempotrabajandoadestajo.Decidíquesiqueríasobreviviralaglaciacióntendríaqueequiparmedebidamente.AsíquemecompréenlosalmacenesWhiteleysvariosjuegosdecalcetinesdelana,unasbotasdeaguaHunterhastalarodilla,unpardeleggingsgruesosparallevardebajodelospantalones,uncárdiganpreciosodepuntoinglésazuldePrusiacongrandesbolsillos,quetodavíaechodemenos,yun buen anorak forrado. De esa guisa, con las katiuskas y un gorro de nieveribeteado con motivos navideños a juego con las manoplas y la bufanda, meatrevíahacerunaincursiónenelsupermercadoASDA,quequedabasóloaunostrescientos metros de casa. Llené dos bolsas hasta arriba con los productosbásicos:espaguetis,beiconahumado,huevos,paté,leche,cereales,caféypandemolde.

Yadevueltaenlacocinaechéenfaltaelgeldebañoyelquesodeuntar.Fueraestabaoscureciendoyelfríoempezabaaformarcristalitosdehieloporlaparteexteriordelaventana.Eralunes.

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CAPÍTULOV

En ocasiones me invadía el desánimo. Echaba de menos a Álex, que en dossemanasnosehabíadignadoadarseñalesdevida.YahedichoqueeradeLugo,y por esas tierras altas no sonmuy dados a cambiar de opinión. Tampoco leculpabaporello.YomismanoentendíamuybienquéhacíaenLondresconungatocomoúnicacompañía intentandoaveriguarquéhabíasidodeunaantiguapromesa de la literatura de la que ya nadie se acordaba, en lugar de estarpreparandocomoDiosmandaunasoposicionesafuncionariadelEstado.Todoslos propósitos que una semarca tienen susmomentos de botellamedio vacía.ProbablementeBeateníarazón,eraunaabsolutapérdidadetiempo.

Además,Londresnoeradel todo realyesoaumentabamiconfusión.Nohabíamerceríasdondevendierancintaelástica,agujasdeganchilloobaberosdeniño, por ejemplo. Es el problema que tiene irse de los sitios, supongo. Unaacaba echando de menos las cosas que antes odiaba: las campanas, el aireprovinciano, las fiestas patronales y así.Me acordabamucho de la bibliotecaÁnxelCasal,dondeunavezcontempléunaborrascaatlánticatantruculentaqueparecíamanipuladaporordenador,conrayosverdesmuybrillantes,limadurasdeplata y nubes concéntricas de betún. Luego había escuchado una voz a miespaldaconacentodeRadioLugo,comosiconlatormentasehubierasoltadouncabledealtatensión.Vocalescerradas.

—Noestámal—dijolavoz.Meparecióunasentenciafirme,aunquedemasiadotibiaparaelfenómeno

meteorológico y crepuscular único al que estábamos asistiendo. Me gustarecordar ese momento. El universo detenido y nosotros dos allí, junto a losventanalesdelasegundaplantadelabiblioteca,subyugadosporlaelectricidad,fingiendoquelacosanoeraparatanto.

Engeneralesaclasedeestadosmelancólicosremitíandespuésdelsegundocafé.Serespirahondo,seaguantamechayyaestá.

Habíapasadoalimpiotodoelmaterialdetrabajoyloteníaperfectamenteorganizadoenfoliosdedistintoscoloresquehabíacompradoenmiincursiónenlos almacenes Whiteleys. El color rojo estaba destinado a los aspectosbiográficosdelaescritora,elamarilloalascuestionespuramenteliterariasyelazul al contexto histórico. Para hacerme una idea clara de los pasos a seguir,colguéenelcorchounesquemaconestructuradeárbolgenealógico,comolosque utilizan los equipos de investigación de la policía, en el que iba abriendocírculosconrotuladorentornoalaspreguntasclave.

Como complemento a todo este dispositivo detectivesco estaban las dos

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carpetas con fotocopias de informes y apuntes dispuestos cronológicamente.Había llevado a imprimir todos los archivos del pendrive, incluido el últimocorreoquemehabíamandadoWhelan,auncibercafépaquistaníen laesquinadeTalbotRoad.Nodejabadesorprendermelainformaciónquemeenviabamitutor. El contenido del e-mail correspondía al formulario que Emily J. ParkerhabíacumplimentadoamanoelmismodíaenqueempezóatrabajarenlabasedecomunicacionesdeBletchleyPark,el16deseptiembrede1940.Nisiquierahabíacumplidolosdieciochoaños.

Todo elmundo sabía que laOficina deGuerra era la tapadera oficial deltrabajode inteligencia.Enmicondiciónde investigadorahistóricaempezabaafantasear con la posibilidad de que el verdadero móvil de la desaparición deEmilyJ.Parkertuvieraqueverconsutrabajoenlabase.

La idea era un poco disparatada e inconsistente, pero encajabaperfectamente en mi visión romántica del mundo de los espías. Hay queconsiderarquemepasé laadolescenciasoñando—inútilmente—conserMataHari.LaposibilidaddequelaautoradeQuiteatHomeintheNight,ademásdeuna digna candidata a PremioNobel, hubiera sido también una agente secretabritánicamecautivaba.

Recopilé toda la información que pude sobre Bletchley Park, recurrí anumerosos libros, artículosypublicaciones sobreel temaycompletéeldosiercon el interesante testimonio que Robert Whelan me envió en dos archivosadjuntosrelativosalaclasedetrabajoquesedesempeñabaeneselugar.

BletchleyParknofuesóloelcuartelgeneraldelainteligenciaaliada,sinoelsecretodeguerramejorguardadoporelGobiernobritánico.

Paraempezar,nadiesereferíaaeselugarporsunombre,todosdecíanBPo,sencillamente,elParque.Setratabadeunamansiónvictorianasituadaenplenacampiña a unos noventa kilómetros al norte de Londres. Allí se alojaban unpuñado de criptógrafos especialistas reclutados entre los mejores cerebros deCambridge.Suobjetivoeradescifrarelinextricablesistemadecódigossecretosque Alemania utilizaba para sus comunicaciones militares, especialmente losmensajesdelossubmarinosqueoperabanenelAtlánticoNorte.

Trabajaban por turnos, contra reloj, eran muy jóvenes y un pocoexcéntricos, vestían con gorras de cheviot, chaquetas con coderas y calcetinesagujereados,dormíanpoco, fumabanmucho,comíanmalporel racionamientode los tiempos de guerra, bebían cerveza en el pub del pueblo, se gastabanbromas entre ellos y, los días que libraban, se iban de excursión en bicicletaatropellando al primero que se les cruzara por medio, pero eran la únicaesperanza.

Elrestodelpersonal,ensumayoríamujeres,sededicabaalatranscripción

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delosmensajesinterceptadosysealojabaenlospueblosdelosalrededores.Sushabitantes estaban acogidos a la Ley de SecretosOficiales y tenían prohibidobajopenademuertehablardelasuntoconnadie.En1945habíaunasdiezmilpersonastrabajandoallí.

EmilyJaneParkereraunamásdeesasjóvenesconfaldadetweedquesepasabanjornadasenterasbuscandopautasyanomalíasentremillonesde líneasdecódigo.Unaabejalaboriosaeinsignificantedentrodelenjambre.

LosalemanesteníanunamáquinaendiabladadeencriptarmensajesllamadaEnigma,quepesabaapenasdocekilosysepodíallevaratodaspartescomounamáquinade escribir.Lahabía fabricadoTelefunkenpara el servicio secretodeHitler.Constabadetresrodillosyunmontóndeclavijas.Apretabasunaletrayse iluminaba otra distinta que era la correcta. Por este sistema enviaban unmensajede textoabsolutamente incomprensible, transmitíanesegalimatíaspormorseyelreceptorpodíaleerelmensajeoriginal.

Para la inteligenciabritánicadescifrarel sistemadeclaveseramásdifícilque encontrar una aguja en un pajar. Había ciento cincuenta trillones decombinacionesdistintas.Laencontraron,naturalmente.

A Hitler le habría dado un pasmo de haber sabido que un tipo flaco,tartamudo,homosexualyautistadeapenasveintiséisañosllamadoAlanTuringibaadestriparsusecretomáspreciado.

Silosalemaneshubieransospechadoniporasomoqueelaltomandoaliadohabía conseguido descifrar su códigoEnigma enBletchley Park y que, por lotanto, tenía acceso a sus comunicaciones ultrasecretas, Gran Bretaña habríaperdidosuventaja,yenesecasonoestáclaroquiénhubieraganadolaguerra.Esaeslaclasedecosasquemefascinandelahistoria.

Haygentequenotieneelmenorinterésenelpasado.Nuncaselesocurrerelacionarloshechoshistóricosconpersonasdecarneyhuesoqueseenamoran,cogen el autobús y van al dentista. Qué aburridas tienen que ser las vidas deaquellosquesólotienenpresente.

Amísiempremehaencantadoindagarenloshechosdelpasado,aunquealaspersonasmayoresaveceshayquesacarleslascosasconsacacorchos.EnmifamiliarespectoadeterminadosasuntosregíanlasmismasleyesdelsilencioqueenBletchleyPark.

Porejemplo,estabaelcasodemitíoabueloJosédeAmada,queseechóalmonteparalucharporlaRepública.Esolosabíatodoelmundoyseteníamuyagalaenlafamilia.Loquenadiecontabaesquehabíaabandonadoasumujeryasuhijoporunaguerrilleradeojosnegros llamadaMaríaReinante.Deesometuvequeenteraryoporlosvecinos.

Pero la historia que más me gustaba escuchar en los largos veranos de

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caballossalvajeseralademiabueloFrancisco,alquetodosllamabanelInglés.Yoloconocísiendounhombrecalladoqueleíaelperiódicoyarreglabarelojes.Pero mi abuelo había sido un niño de la guerra. Tenía cuatro años cuando aFrancoledioporsembrarelpaísdecrucesyceniza.UnamujerdePontevedraque tenía un hermano trabajando en los Altos Hornos le colgó al cuello uncartoncitoconsusdatospersonalesyselollevóenelcochedelíneaaBilbao.Allí había otros niños que también lloraban. El comité republicano deevacuación tenía enlaces en todas partes y funcionaba como un servicio decorreosespecial,mudo,humanitario,transoceánico.Enlastierrasdeemigraciónla gente está acostumbrada a salir pitando por unas razones o por otras. Seaprende a estar lejos genéticamente como a subir a los árboles. Pero dejarmarcharalosniñosdeaquellamaneradebiódeserunhuesoduroderoer.LossubieronatodosenunbarcoytresdíasdespuésmiabuelodesembarcóenGranBretaña como un almirante, con unamaletita de cartón en la que llevaba dosmudaslimpiasyuntrompodemaderadeboj.

EnInglaterraleenseñaronaleeryaescribir,peroeninglés.LollevaronauncaseróndelSalvationArmycontechosaltosycamasalineadasyqueolíaalejía.Nolegustabamuchohablardeesoporqueallípasómuchasoledad,aunquecantaban villancicos. Los ingleses no lo trataron ni bien ni mal, comocorrespondeasucarácter.PerounanocheenLondresfueavisitarlounhada.

Esa historia no me la he inventado yo, existen pruebas. El hada teníauniformedevoluntaria,seacercóasucunayledejódebajodelaalmohadaunavioncito de latón, que todavía se conserva como una reliquia de familia. Dehecho,ocupaunlugardehonorenmiestanteríaconsusalasrojasyladianadelaRAF.Mi abuelono recuerda laspalabrasmágicasque el hada le susurró aloído; de lo que sí se acuerda es de que ella eramuy joven y de que llevabaprendidaaunacadenitadeplataquelecolgabadelcuellounaflorquesemovíade un lado a otro comoun péndulo.Antes de irse por donde había venido, elhada le dio un beso en la frente y le dejó una pequeñamarca de carmín.Miabuelonoeraningúnsentimentalninadaporel estilo.Teníaunamaneramuysuyadenoapearsedelcaballo,peroesebesonoseleolvidómás.

Al abuelo Francisco yo lo recuerdo fumando tabaco de liar con una cejaenarcada, sin disparar una. Cosa bastante comprensible, por otra parte, sitenemosencuentaquesecasóconmiabuelaLola.Encasalaquedisparabaeraella.Miabuelallegóaloscientodosañosydesdelosnoventa,enqueserompiólacadera,siguiógobernandoelmundodesdelacamadandoórdenestajantesyprecisas paramallar el trigo, llevar la contabilidad y cambiarles el agua a losgarbanzos,queparaesoeracapitana.¡Quémujer!

La vida de cualquier familia encierra ciento cincuenta trillones de

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probabilidades distintas, un auténtico galimatías como el que Emily J. Parkerintentabadescifrarenellibrodebigramascuandoseabrióanteellaunagujeroenlainvestigación.Unmisteriomásgrandequecualquierecuaciónmatemática.Amínuncasemedieronbien lasmatemáticas.ElprofesordeoctavodeEGBdijounavezavozengritodelantedetodalaclase:

—RebecaAldán,esmásdifícilqueustedapruebelasmatemáticasqueuncamelloentreporelojodeunaaguja.

Mehumillótantoaquellasentenciademuertequealfinalsaquématrículadehonorenlaasignatura.Peroencasanadie ledioningunaimportanciaaesehecho porque, según ellos, lo hice sólo por puro orgullo, no como Bea, quesacabasobresalientesentodosinelmenormotivo.Esoteníamuchomásmérito,claro.

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CAPÍTULOVI

BloomsburyeselcorazóndeLondres,nolodigoenelsentidosentimental,sinoenelliterario,queespeor.Siemprehepensadoqueparalosinglesesnohaynisentimentalismoquevalgani verdades conmayúscula, salvo aquellas quehansidoescritasporsuspoetas.AlgotieneesebarriosituadoenelcentrodeLondresparahaberatraídoatantagenteraradurantesiglos.ElnovelistaCharlesDickensvivióenunacasita adosadadeDoughtyStreetdondeescribióOliverTwist.Ellugar también fueelegidoporVirginiaWoolfy suexquisitocírculodeartistaspara reinventar la novela del sigloXX, como figura en todos losmanuales deliteratura.Porsifuerapoco,elpoetaDylanThomasfrecuentabaciertatabernitadelosalrededores.AllíseencuentratambiénlaUniversityofLondon.Además,la zona es sede de la Biblioteca Británica y del British Museum, por lo quetambiénfuetestigodelaformulacióndelateoríadelaevolucióndelasespeciesde Charles Darwin. Uno empieza a deslizarse hacia abajo por la cadenaevolutivayyanosabedóndepodrádetenerse.

Noeradeextrañarqueyomepasearaporeseterritorioconpiesdeplomo.Tanto genio por metro cuadrado infunde respeto. Pero no me podía quejar,despuésdetodohabíaidoaLondresporqueeralapatriadelaliteratura.

Por finhabía llegadoelmomentodeconocerenpersonaamidirectordetesis.Yallíestabayo,unavezmás,apostandotodasmiscartasauntipoalquenohabíavistoenmividayenelque,sinembargo,habíadepositadotodasmisesperanzas.Esaeraexactamentelaclasedecosasquesemedababienhacerenla vida, según mi hermana. Bajé en la parada de metro de Russell Square.Después de varios días, la nieve se había vuelto gris y resbaladiza. La gentecaminabaconprisa, todosparecíandirigirsehaciacitas importantes,comounareunión en el ForeignOffice, una subasta de bonos delTesoro y cosas así.Elmío,encambio,eraunmundolejanoeinciertodevidasbarridasporelvientodelahistoria.Anduveunpocodesorientada,dandovueltasbajolalluviaembutidaenmianorak,conlacapuchacaladaylasmanosenlosbolsillos.Miestadodeánimo podría calificarse de oscilante, a medio camino entre la euforia y ladesesperación. Me ocurre siempre que acudo a una cita, aunque sea con eldentista.Peroenaquellaocasiónhabíamuchomásenjuego.

PasépordelantedelRussellHotel,elmejorhotelvictorianoquequedaenLondres, unmaravilloso edificio rojo de terracota. T. S. Eliot trabajómuchosañosen la esquinaoestede laplaza,dondeestaban lasoficinasde la editorialFaber&Faber.EnfiléporlacallequerodeaelMuseoBritánicoconsustiendasdeantigüedadesiluminadasenplenodíacomofarosenlatormenta.Dejéatrásla

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iglesia de Saint George, donde se celebró el funeral por Emily Davison, lafamosa sufragista que murió cuando fue atropellada por el caballo del reyduranteelDerbyde1913.Atraveséelparqueconsusárbolesnevados.Con lanievepasalomismoqueconlossueños,blanquísimacuandocae,grisencuantotocaelsuelo.Continuéuntrechoydobléalaizquierda.EsoeraBedfordPlace.RobertWhelanvivíaenelnúmero15,una típicacasageorgianacon lapuertapintadaderojo,dintelenarcoyescaleraalaentrada.

Élmismosalióaabrirme.Eratalycomomelohabíaimaginado,uninglésde huesos largos con abundante pelo blanco ligeramente ondulado como uncapiteljónico.Seleveíasorprendentementevigorosoyágilparasuedad.Vestíapantalonesoscuros,camisablancaimpecableyunaholgadachaquetadelanadecolorverdemusgoconcoderas.Unejemplarclásicodeesaespeciedistinguidayexclusivamentebritánicadeerudito.

Habíatenidosuertedecontarconél.Apesardequenopodíadirigirmelatesis oficialmente por no encontrarse en activo, se ocupó amablemente deagilizar todos los trámites para encargarse de hacerlo a efectos prácticos.Unaprerrogativaexclusivadelosprofesoreseméritos.

—Bienvenida, señorita Aldán —saludó—. Es un verdadero placerconocerlaenpersonaalfin.Esperoquehayarecibidotodaladocumentaciónqueleenviépore-mail.

—Sí,muchísimasgracias—contestéestrechandoefusivamentesumano.—Pero no se quede ahí en la puerta. Pase, hace un frío de todos los

demonios.LepresentoalaseñoraGriffin,lamujerqueseocupademantenerelordenabordo.

—Encantadadeconocerla—dije.Ellasonrióafablemente.Eraunamujerdebajaestatura,firmeysaludable,

deunossesentaaños.Recogiómianorakcondiligenciaylocolgóenelpercherodelaentrada.

—Heservidoel téarribaensudespacho—dijodirigiéndoseaWhelan—.Esperoqueleparezcabien,professor.

—Gracias,Rose.Allíestaremosmáscómodos.Me dio la impresión de que entre ambos existía una tácita y discreta

relacióndecomplicidadfundamentadaennomolestarsedemasiadomutuamente,lo que explica que en Gran Bretaña el servicio doméstico haya funcionadosiempremuchomejorquecualquiermatrimonio.

Seguíamidirectordetesisporlasescalerashastauncuartoespaciosoconlas paredes cubiertas de estanterías repletas de libros de arriba abajo. Eldespacho estaba presidido por unamesa de roble de color oscuro y un sillóngiratorio de cuero dispuesto de tal modo que desde él se dominaba toda la

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habitación.Juntoalventanalquedabaaljardíntraserohabíauntresilloconunamesita cubierta por un mantel blanco de lino donde la señora Griffin habíadispuesto una bandeja con el servicio de té. No pude evitar acordarme de lamisteriosafrasedeEmilyJ.Parkerquealudíaasucabezaservidaenbandeja.

Antes de acudir a la cita había dado por sentado que nuestra primeraconversación sobre la escritora versaría en torno a cuestiones literarias: lopsicológicosubyacente,laintroduccióndeimágenespropiasdelapoesíaensusnarraciones,laconstruccióndelospersonajesyesetipodecosas.Perodealgunamaneranuestracharlaacabóderivandoporotrosderroteros.

—Por favor, siéntese por donde pueda, desde quemuriómi esposa pasoaquí lamayor parte del tiempo—explicómientras hacía un gesto amodo deinvitaciónparaquetomaraunasilla.Yañadió—:Vaya,nopenséquefueraustedtanjoven.

—Nosoytanjoven—protesté.—Ya…,perdone.AmiedadtodoloquenosealasruinasdelaAcrópolis

resulta de una juventud abrumadora —bromeó—. Y ¿qué? ¿cómo van suspesquisas?

—Hastaahorasólohetenidotiempodeordenarunpocoelmaterial,aunqueleconfiesoquenosédóndeencajanlosdocumentosquemeenvió—respondí.

—No es fácil ordenar el material de toda una vida. Incluso de una vidatan…breveoprecipitada—matizómirandomecánicamenteporlaventanahaciala copa de un árbol que rozaba los cristales—. A veces, cuantas más cosassabemosdealguien,menos loentendemos,perdemos laobjetividad.Almenosesoesloquemeocurreamícadavezconmayorfrecuencia.—Teníaunamiradacálidayacogedora,deesasquehacensentirsedignasdeinterésalaspersonasaquienesvadirigida—.Unonuncasabeaquéatenerseconlavidadelosotros,nisiquieraconlapropia.Demasiadosacontecimientosydemasiadodispersos,sinunhilológicoquelosengarce.Esdifícilhacerseunacomposicióndelugar.—Hablaba con un tono de voz rememorativo y envolvente, como dando vueltasalrededordeuncírculo.Derepentesequedócalladoybajólamiradaduranteunbrevemomento,ensimismadoensuspensamientos—.Pornohablardelascosasquenoconocemosypermanecenocultasparalosdemásenelángulociegodelretrovisor—remarcóintencionadamente—.Sisepiensabien,cualquiervida,porinsignificantequeparezca,estárepletadeesaszonasdesombra.—Whelantomóun sorbode té y volvió a depositar la taza sobre el platillo conparsimonia—.Resulta conmovedor el esfuerzo humano a lo largo de los siglos por darle unsentidonarrativoaalgoquenolotiene.Esunaempresacondenadamenteinútil,peroquizáporesotambiénextraordinaria.¿Noleparece?

No sé cómo lomiré, tal vez con connivenciao incertidumbreyprofunda

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curiosidad. Sólo sé que mi mirada debió de gustarle. Sonrió con repentinafamiliaridad,comolehubierasonreídoaunahijaoaunanietaencasodequelatuviera,ycontinuóconsucircunloquio.

—Muy pocos escritores han puesto tanto empeño comoEmily Parker enencontrarleelsentidoalaépocaquelestocóvivir.—Alpronunciarsunombre,Whelansequedóotravezpensativo,comosiseausentara.Elsuyoeraunrostroque se iba desvelando en múltiples matices a cada cambio de expresión—.Apuesto a que todavía no ha visto ninguna foto suya—dijo al cabo de unossegundosconunadeterminaciónnuevaenlavoz.

Selevantódelabutacaapoyándoseenelreposabrazosyseencaminóconpasos largos hacia su escritorio. Regresó al cabo de un instante con unafotografíaenmarcadaenlamano.

—Ahílatiene.Realmente,másqueunaescritora,parecíaunaactrizdecine,GretaGarboo

IngridBergman.Me refiero a esa clase de belleza. Pómulos altos, nariz recta,pelodecolorcaoba.Lo llevaba recogidoen lanuca, loque ledabaciertoairemisterioso y sofisticado. Sus cejas eran como dos acentos circunflejos finos ydistantes.Nollevabaadornosaexcepcióndeuncolganteenelcuellorematadoenuncamafeotalladoenmarfil.Unacamelia,quizá,ounarosa.

—¿Entonces,laconocióusted?—preguntésinsalirdemiasombro.CuandopenséenRobertWhelancomodirectordetesis,enningúnmomentosemehabíacruzado por la cabeza la idea de que pudiera haber conocido personalmente aEmilyJ.Parkereinclusohabercompartidoconellaacontecimientoshistóricos,ni siquiera pensé que algunode sus protagonistas pudiera seguir vivo todavía,como si diera por hecho que cualquier pasado tuviera que ser en sí mismoremoto,aunqueestuvierareferidoaunoshechosocurridoshacíaapenassesentaaños.Yaexpliquéantesquemisideassobreeltiemposonamenudoconfusas.

Whelansoltóunacarcajadaantemiperplejidad.—Ya lo creoque la conocí.—Se le notaba cómodoy deseosode hablar,

con una media sonrisa disimulada de deleite, como suele ocurrirle a la gentemayorcuandorecuerdaepisodiosdesujuventud—.Laconocíenseptiembrede1940,entoncesellasóloteníadiecisieteaños.Eraunacríapelirrojaconlacaralavadayelpelodemasiadoencrespado.Sepresentóalaspruebasdetaquigrafíaen las oficinas de comunicación con una falda tableada de colegiala, jersey yzapatosplanosconsueladegoma.HablabaconunacentoinconfundibledelsurdeInglaterra.Teníalasmejillassonrosadasytodoelaspectodeunachicasanacriadaenelcampo.Estuvimosapuntoderechazarsusolicitudporsuminoríadeedad. Pero demostró ser realmente buena con los crucigramas. Supongo queestaráustedaltantodeltrabajoquehacíamosallí,creoqueleheenviadounpar

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dearchivossobreeltema.—Desde luego, profesor—asentí, y repasé mentalmente los documentos

quemehabíaleídoaconciencia.Enefecto,segúnaquellosinformes,alprincipiode la guerra no había suficientes científicos enCambridge para las labores deencriptadoydescodificacióndemensajes,por loqueelEjércitosehabíavistoobligadoareclutaregiptólogos,profesoresdelatín,especialistasennumismáticayacualquieraquetuvieradotesparaelajedrezoloscrucigramas.

—Laspruebasnoeransencillas—continuóWhelan—,peroellalassuperósindificultades.

—¡Chicalista!—exclamé.—Mucho—admitió él—.Volví a verla unosmeses después y casi no la

reconocí.Entoncesyaeraunamujerquequitabaelaliento.Hastasuvozhabíacambiado, sin rastro de acento rural. En una ciudad las jóvenes aprendenenseguidaasacarsepartido—Whelansehabíapuestolasgafasycontemplabaensimismadolaimagen.

Enlafotografíaaparecíantambiéndoshombresflanqueándola,unoacadalado.

—¿Quiénesson?—preguntéintrigada.—EsteesAlanPearson—dijoseñalandoauntipodeunostreintaañoscon

una gabardina al brazo, chaqueta oscura y corbata de pajarita ligeramenteladeada—.Yeldelaizquierdasoyyo.

—¿Usted?—Sí, séqueparece increíblequealgunavezhayasido joven,peropuedo

asegurarlequelofui.Me fijé en la imagen con atención y eché cuentas mentalmente. Robert

Whelan aparentaba pocomás de veinte años en la foto. Era un joven rubio ysonrienteconchalecodelanaypantalonesdepinzas.Untipobastanteapuesto,penséparamisadentros.Todavíacontinuabasiendounhombreeleganteparasuedad.

—Enaquellaépocanosveíamosconfrecuencia.—¿Trabajabanlostresenelmismodepartamento?—No—respondió Whelan—. Emily empezó trabajando en los archivos

como la mayoría de las chicas, pero ascendió rápido. Tenía una memoria deelefante.Jamásseleolvidabanniunnombreniunacara.Asíqueprontopasóaloctavo pabellón a las órdenes de Dilly Knox, que dirigía el equipo deinvestigación.Yoeraanalistayestabaenelpabellón14.

Lomiréatónita.AsíqueEmilyJ.Parkerhabía trabajadodeverdadcomoespíaparalosserviciosdeinteligencia.Ahoranomepareceunarevelacióntansorprendente, pero en aquel momento fue como si me hubiera caído de un

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guindo.Apesardequehabíafantaseadoconlaideadequelaescritorapudierahabersidounaespía,enelfondonuncalleguéatomarmerealmenteenserioesaselucubraciones mías. Supongo que me parecía una hipótesis demasiadonovelescaparasercierta.

—¿YPearson?—preguntétratandoderefrenarmientusiasmo.—Pearson formaba parte del grupo de los elegidos. Trabajaba en la

mansiónconAlanTuringyAlanRoss.LosTresAlan,lesllamábamos.Acadacualmásexcéntrico.Pearsoneraelmássensatoapesardesusmanías.Andabasiempreconunlápizenlaorejacomoloscarpinteros.Legustabadesmontarlaspiezasdelmotordesuautomóvilyvolverlasamontarunaauna,perfectamenteencajadas. Se pasaba horas en el garaje entre destornilladores, bielas ycigüeñales.Eraungeniodelasmatemáticasy…untipoconsuerte.Alfinalsequedóconlachica—sonrióhaciendoungestoderesignaciónconlaspalmasdelasmanosvueltashaciaarriba.

Nosólohabíadeportividadensucomentario,sinociertaironíaquenosupemuybiencómointerpretar.

Segúnmisdatos,EmilyParkerhabíapublicadoprácticamentetodoloqueescribió antes de sumatrimonio, a excepción de su último libro. Hasta aquelmomentoeldatonomehabíallamadolaatención,perodeprontosemeocurrióque quizá en determinados ambientes no estuviera bien visto que una mujerfelizmentecasadasededicaraaescribir.Mientrasledabavueltasaesaidea,mepuseamordisquearinconscientementeunadelasgalletitasdenataquelaseñoraGriffinhabíacolocadoen labandejadel té.Esaesunacosaqueacostumbroahacermucho,comergalletitascuandonoséquépensar.

Pero mi cabeza hervía y todo empezaba a burbujear en una mismadirección:laclasedetrabajoquerealizabalaescritoraeneloctavopabellón;lavigilancia exhaustiva a la que había sido sometida, como probaban todosaquellos informes escritos a mano con tinta azul y caligrafía picuda; y, porencimadetodo,sumisteriosadesaparición.

—¿Ysiguieronviéndosedespuésdelaboda?—pregunté.—Oh,muydetardeentarde.Yasabecómosonestascosas—dijoWhelan

con un leve encogimiento de hombros—. Uno empieza por traicionar a losamigos,deahípasaamentiralosdesconocidosyfaltaralosbuenosmodales,despuésdejaunoderespetareldescansodominicalylasfiestasdeguardary,enfin…,seacabandejandolascosasparaeldíasiguiente.

Sonreíconaceptacióncomosimehubierahechopartícipedeunatravesurasinimportancia.

Siempre he pensado que el talento para el humor es una de las grandesventajasdelosinglesesconrespectoalviejocontinente.Elmar,loscielosgrises

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ycontarconlademocraciamásantiguadelplanetatambiénayuda,vale,perosinese tanto a favor de la ironía no hubieran llegado tan lejos. Whelan habíautilizado a su manera la famosa sentencia de Thomas de Quincey en suDelasesinatocomounadelasbellasartesparadisfrazarsudesazón.Yyonopudemenosquerendirmeantesuingenioparasalirseporlatangente.

Pero tambiénpenséquemidirectorde tesisnoerasólounviejoprofesorsimpático, sino un curtido analista que había trabajado en inteligenciamilitar,ducho en filtrar información con cuentagotas y que contaba con una dilatadaexperienciaenasuntostanpeliagudoscomounaguerra.Porlotanto,ademásdecatedráticojubiladodeLiteraturaInglesa,debíadesertambiénuntipodurodepelar.

No sabía cómo ni cuándo podrían haber llegado amanos deWhelan losinformesdetalladossobreelseguimientoalquehabíasidosometidalaescritora.Pero no me habría sorprendido que los hubiera robado de los archivos alabandonarelserviciodespuésde laguerra.Noveíaelmomentodeplantear lacuestión.

Poruninstantemeasaltóladudadesinohabríasidodeltodocasualcuantohabía ocurrido desde que estableciera contacto con él. Tal vez estuvieseempezandoasugestionarmeconel trabajo,pero lociertoesquealgopasópormimenteatodavelocidadcomounanimalcruzandounacarreteranocturnabajolaluzdelosfarossindarmetiempoaidentificarlo.Unpensamientoalafuga.

De haber sido pormí, le hubiera preguntado al profesor un par de cosasconcretas. Pero los ingleses consideran de pésima educación las preguntaspersonalesodemasiadodirectasynomeparecíaapropiadosometerdeentradaamianfitriónauninterrogatorio,asíquedejéqueélllevaralasriendas.Además,meapetecíaoírlehablarde suscosas.A lagentedeciertaedadhayquesaberescucharla. Aunque en realidad la postura de Whelan no parecía la de unapersonamayor,sinomásbienladeunjovendeotraépoca.Talvezeraasícómose sentía, pensé mientras lo observaba sentado ante mí con aparentedespreocupación,laspiernascruzadasendiagonal,loscalcetinesderombos,loszapatosrelucientes.Duranteunbuenratoestuvohablandoanimadamentedelosviejos tiempos, de la literatura de posguerra y del desastre sin paliativos quehabía supuesto el thatcherismo para el orgullo nacional británico. Se le veíacómodo, como si no le importara lo másmínimo alejarse de la conversaciónproyectadaocomosisupieraqueenelfondotodoslosríosvanadaralmismomar.Apesar de los achaquesde la edad, pude comprobarqueRobertWhelanteníalacabezaperfectamentelúcidayelcorazónsituadomásbienalaizquierdaconnatural tendenciaalescepticismo.Mientrasloescuchaba,meacordédemiabuelo Francisco y se me ocurrió pensar que estaba ante un hombre que

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pertenecía a otromundo.Unmundode batallas, demiserias, de canallas y dedioses que estaba a punto de desaparecer por el desagüe de la historia. MeacordétambiéndelaescenadeBladeRunnerenlaqueRutgerHauerdejavolaralapalomadesdeloaltodeunedificiomientrassienteresbalarlalluviasobresurostro,comolágrimasdemercurio,porlavidaquetienequedejaratrás.Aquelcielolaminado,aquelloscarrosdefuego,aquellosojos…Algunasdelascosasmásimportantesqueaprendíacercadeloqueperdemosmelasenseñóelcine.

—Aquíllegalacomandanteenjefe—dijoWhelandeprontosinperderlasonrisa. La señora Griffin se había acercado a la puerta para anunciar elalmuerzo.

Miréelrelojinstintivamente.Semehabíanpasadodoshorasvolando.—No erami intención robarle tanto tiempo—me excusé poniéndome en

piedeformaapresurada.—No te preocupes, Rebeca —dijo rompiendo por primera vez el trato

formal—.¿Porquéno tequedasacomer?Teaseguroque laseñoraGriffinesunaexcelentecocinera.

—No, gracias —rehusé—. No quiero cansarlo más. Prefiero continuarnuestracharlaenotraocasiónsinotieneinconveniente,claro.

—Cuando tú quieras… —Whelan encogió los hombros con las palmaslevantadashaciaarribaenungestoquealparecereramuysuyo.

Pero antes de irme, ya en el recibidor con el anorak puesto, todavía tuvetiempodehacerleunaúltimapregunta.

—Profesor,hayalgoquenoentiendomuybien—dijesinpoderreprimirme—,¿creequelaordendeseguiralaescritorapudopartirdedentrodeBletchleyPark?

—No.Bueno,nolosé.Nolocreo…Noeraelprocedimientohabitual.—Ya…,¿peroentoncescómollegaronesosdocumentosasusmanos,sino

esindiscreción?—meatrevíaindagar.Whelanseencogiódehombroscondesenfado.—Por pura casualidad—respondió sin ambages—, como se producen la

mayorpartedelosdescubrimientosqueunohaceenlavida.Estababuscandoenlos archivos el historial clínico de Emily y me encontré de bruces con ellos—«bychance»,fuelaexpresiónexactaqueempleó.

—¿Historial clínico? —pregunté extrañada—. ¿Para qué quería ver suhistorialclínico?

—Paranada,enrealidad—sonriócomosijugaraaintrigarme—.Supongoque por aprensión. En los últimos tiempos Emily estuvo aquejada de algunosproblemas de salud. Llegó a estar ingresada en observación en el hospital deWestminster.Pearsonestababastantepreocupado,noseseparabadesuladonia

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sol ni a sombra. Quise comprobar si en la ficha de reclutamiento de Emilyconstabaquepadeciesealgunaenfermedadprevia.Enaquellaépocanoshacíanunreconocimientomédicoexhaustivoantesdeentrarenelservicio.Perono—dijoWhelanconunasonrisa,elevandolascejas—.Eraunamujerfuerteysanaycomo un árbol joven. Los hombres solemos alarmarnos sin necesidad antecualquier indisposición pasajera —sonrió—. Pero ya tendremos ocasión dehablardeellomásadelantesiteinteresaeseaspecto.

—Sí, claro, faltaríamás, cuando usted quiera, profesor—dije. No era elmomentodeinsistir.Aunasí,apuntodecruzarelumbraldelapuertayconunpieyaenlacallequedabaalasquare,todavíasemeocurriólanzarunguantealazar—:¿YentodoestetiemponohavueltoatenernoticiasdePearson?

Whelanserascóelpeloalaalturadelanuca.Derepentelovifatigado,unpoco encogidopese a su estatura.Para unhombrede su edad tenía quehabersidounajornadaagotadoracontantasidasyvueltasalpasado.

—Metemoqueno—dijomoviendo lacabezahacia los lados—.Aunqueenel65mellególanoticiadesumuerte.Despuésdelaguerraleperdíelrastro.—A continuación sonrió alzando las cejas—. Entonces todo el mundo teníasuficienteconpreocuparsedeunomismo.Tiemposdifíciles.

—Sí,tiemposdifíciles—repetí.

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CAPÍTULOVII

Hayunviejodichoinglésdelaescueladeguerraquedicemásomenosasí:«DelosaliadoslíbremeDiosquedelosenemigosyamelibroyo».

En cierta manera se podría considerar que la antítesis es una de lascaracterísticasdepensamientomás interesantesde losbritánicoscomoespeciehumanadignadeestudioyadmiración.Habíaunaseriede interrogantes sobreEmily J. Parker queme resultaban cada vezmás llamativos amedida que ibaprofundizando en su obra literaria. No se trataba de grandes descubrimientossobresuestilonarrativo,quepodríaencuadrarsedentrodelhermetismopoético(insinuar sin hacer nada explícito), sino sobre su manera de hacer avanzar latrama.Laacciónnuncatranscurríadeunaformalinealnicircular,sinosesgada,almodo delmovimiento del caballo en un tablero de ajedrez, lo que venía aresultarun factorconsiderablede incertidumbreo sorpresa.Podríadecirsequesupropiadesapariciónhabíasidotambién,enesesentido,unsaltodecaballo.

No me extrañaba que su estilo fuera sinuoso, teniendo en cuenta losavataresalosquetuvoqueenfrentarse.Enlamayoríadelosautoresexisteunacorrespondencia entre su obra y su biografía.Digamos que las evasivas y lossecretossonarmasdesupervivencia imprescindiblesparacualquieraque tengaalgomínimamente interesantequeocultar.Esoesunacosaque todoelmundoaprende desde la infancia. Pero Emily J. Parker ya era una veterana antes dellegar a la adolescencia. Frecuentaba los refugios antiaéreos con la mismaasiduidad quemi generación frecuentaba las discotecas. Se casó con un genioque pensaba en ondas trigonométricas. Tenía estilo propio, talento y ciertosentidodelasecuencia,y,porsifuerapoco,alguienlaseguíadecercapisándolelostalonesporunmotivoqueyonisiquierapodíaimaginar.Digamosqueparatenerunasolavidanosepodíapedirmuchomás.

Dejé la taza de café sobre la mesa y me acerqué a la ventana paradesentumecerlosmúsculos.Eranlasseisyveintedelatardey,salvodosbrevesincursiones a la cocina a comer galletitas, había estado allí sentada desde lasochodelamañana.Másdediezhorasdereloj.Lanievecasihabíadesaparecidoa causa de las lluvias de los últimos días. Sólo quedaba algún resto en lostejados.Megustabaesavistadelpatiotraseroconlaschimeneashumeandoylasfachadas cubiertas de hiedra. Antiguamente estos callejones adoquinados sinsalida,llamados«mews»,estabandestinadosalascaballerizasococheras.Enlaactualidadsecotizabanmuyaltoenelmercadoinmobiliario,aunquedevezencuandopodíaencontrarsealgunagangaconunpocodesuerte.Supongoqueyolatuve.

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Losinglesesposeenunaconcepciónmuypeculiardelurbanismo,contrariaa cualquier ordenación normal del territorio. En general, el plano de Londresparece una conspiración tramada para desorientar a los extranjeros incautos.Pruebadeelloesqueexistenmuchasavenidasdistintasendistritosmuyalejadoscuyonombreesidénticoy,porelcontrario,unamismacallepuederecibirvariosnombres diferentes sin venir a cuento, según se tercie. Por si esto no fuerabastante motivo de confusión, en inglés se puede llamar a las calles de másmanerasqueenningúnotroidiomadelmundo:street,road,way,place,avenue,gate,walk, alley, path, etc.…En esamaraña de direcciones en la que no haymanera humana de aclararse, los mews aportaban su granito de arena a laconfusión urbanística general sin dejar de ser encantadores culs-de-sac dondeunareciénllegadasingrandesaspiracionescosmopolitaspodíallegaraencontrarsulugarenelmundo.

Avecescreoquelasnovelas,enciertosentido,soncomolasciudades.Lashayqueseexplicanporsímismas,comoParís.Ylashayquesecomplicanporsí solas, como Londres. Supongo que tiene que ver con el carácter de sushabitantes.Amíme interesabaunahabitante en particular. Siguiendo conmiscábalas entre literatura y urbanismo, se me ocurrió pensar que la maneracomplejadetejerlastramasdesusnovelasquehabíadesarrolladoEmilyParkerpodíaquizátenerqueverconsutrabajoenBletchleyPark.

Durantelaguerra,todoLondreseraunavastaconspiraciónparaconfundiral enemigo. Los periódicos difundían noticias falsas, la BBC emitía confrecuencia mensajes contradictorios, incluso se construían decorados coninstalacionesmilitaresdecartónpiedraparadesorientaralosavionesalemanesde reconocimiento sobre lugares estratégicos. En el escenario de la guerra deinteligencia,elsistemadeclaveseratanalambicadoquenoerararoquealgunoscayeranensupropiatrampa,comolehabíaocurridoaMataHarienlaguerradel14.

Alparecer,durante laGranGuerra,el imperioalemándecidióquitarsedeencima a aquella belleza que iba por libre y empezaba a crearle demasiadosquebraderosdecabeza.Paraelloletendieronunatrampa:enviaronunmensajecomprometidoenclaveasabiendasdequelosfrancesesconocíansumétododedescifrado,peroignorabanquelosalemanesestabanaltantodesuhallazgo.ElmensajefuecaptadoporlaantenaderadiodelatorreEiffel.Paríscreyóapiesjuntillas la veracidadde la información sin sospechar que el enemigo la habíaenviado con toda la intención. Como resultado, Mata Hari fue fusilada alamanecer.

Escuché a mis pies un claro maullido sostenido. Timothy Gordon saltócomounrayoamiregazoenbuscadecalorhumano.Empezabaaoscurecercon

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unalluviamansaenloscristales,yteníapuestodemúsicadefondoaLeonardCohen, que suena como un ronroneo muy lento, y su Your Famous BlueRaincoat,lacanciónfavoritadeÁlex.Escuriosocómoalcabodelosañosunacontinúacreyendoapiesjuntillasenciertascosasintangibles,comolamúsicadeeseviejopoetaneoyorquinodeadopciónconjerseydecuellovueltoyunavozquesuenaatropezarsiempreenlamismapiedra.Continuéconmisreflexionesmientrasacariciabaellomodelgato.

Tal vez Emily J. Parker pudiera haber sido víctima de una trampa comoMataHari.Alfinyalcabo,ellatrabajabaenelmismocorazóndondesetejíalatela de araña. Tenía acceso a información privilegiada, podía saber cosas quesupusieranunriesgoparaelgrupo,eraposiblequesehubieraconvertidoenunaamenaza concreta para alguien. «Fuego amigo», así lo llaman en el lenguajegeopolíticoactual,segúncreo.

La hipótesis tenía lógica, pero había algo que no encajaba, ya que, en elcasodequelaescritorahubierasupuestoalgúnproblema,selahabríanquitadodeencimaenelmomentoynohabríanesperadodiezañosparahacerlounavezfinalizada la guerra cuando ya estaba fuera del servicio. Probablemente todoaquello no fueran más que especulaciones sin fundamento. A no ser queestuviéramos hablando de un ajuste de cuentas a largo plazo. El motivo másviejodelmundo.Lavenganza.Unplatoque,segúndicenlosentendidos,debeservirsefrío.

EnlasNavidadesde1993,aBeayamínosregalaronporReyesunjuegodemesaquese llamabaSpyGame.Consistíaenuntablerocondadosycartascomo el Trivial referido a distintos períodos históricos: la guerra deIndependencia americana, la tomade laBastilla, laRevolución rusa, la guerracivil española, el desembarco de Normandía o la Guerra Fría. Cada jugadorrepresentaba un personaje según la carta que le tocaba: George Washington,Robespierre, la Pimpinela Escarlata, Rasputín, el general Eisenhower, etc., yteníaquellevaracabosumisiónyllegaralametaevitandocaerenlascasillastrampaysorteandolosobstáculosinterpuestosporelrestodelosjugadores.

Solíamos jugar con mi primo Darío y con Olivia Suances, que era unaamigademihermanaqueteníasumismaedaddelpavoreal.Daríoyyoéramoslospequeñosoficialmente,deahíqueOlivianosmiraraporencimadelhombrocomosiestuvierahaciéndonosungranfavorpordejarnosjugar.Solíamosecharunapartidalosdomingosdelluviaquenopodíamossaliralacalleconlasbicis.ABeaseledabamuybienllegaralametaantesquenadie.Dehecho,siemprehallegadoatodaslasmetasquesehapropuestoenlavida.Peroparamíeljuegoera un auténtico embrollo, al no tener asentadas todavía algunas nocioneshistóricasquesóloseestudiabanenbachillerato.AvecesconfundíaelPalaciode

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InviernoconVersallesyelKremlincon laCasaBlanca, loqueconllevabasereliminadaautomáticamentemientrasOlivia,cómono,me llamabazopenca.Esmuyfácilnoserunazopencacuandosellevaunaventajadecuatrocursos.Peroelfairplaynoeraunconceptomuydesarrolladoenaquellaspartidasenlasquenosmedíamoscaraacaraconlaadversidad.

Nosésifuepormisconstantesmetedurasdepataoporelsimpledevenirdelríodelavidaqueeljuegofuecayendoenelolvidohastaqueundía,enelque mi hermana se estaba alisando el pelo con el secador, mi primo Daríopronuncióunafrasehistórica.

—Beapareceunamujer.Yeraverdad.Suaspectocambiómisteriosamente.Yanoleinteresabahacer

de laPimpinelaEscarlata,ni siquieradeMaríaAntonieta.Seconvirtió enunaespeciedesirenamásalládelbienydelmal.

—Quéniñatanguapa—decíantodaslasvisitasqueveníanacasa.Esta transformación a mi hermana no la cogió por sorpresa, sino que la

asumió como algo de lo que era merecedora. Olivia decía que se le habíansubido los humos a la cabeza, pero ella respondía echándose lamelena rubiahaciaatrásconunesguincedemenosprecioyseibacaminandoporlaaceraalinstitutoconundominiodelasituaciónqueyaquisieranparasímuchosjefesdeEstado.

Cuando Bea salía de casa, yo iba enseguida a mirarme en el espejo delcuartodebaño.

—¿Quéhaces,Rebeca?—mepreguntóenunaocasiónmimadre.—Nada,meestabapreguntandosisoytanguapacomoBea.—Tú tienes una cara con mucha personalidad —respondió mi madre

diplomáticamente—yunosojosmuyrisueños.Osea,queno.Estabaclarísimo.Si esque saltabaa lavista.Mihermana

teníauna tezblancaydelicada conun tono rosa en lasmejillas, yyo tenía elpuentedelanarizcubiertodepecas.Ellateníaunascejasfinasmuyclaras,ymiscejas eran dos trazos negros e indomables, y paramás inri mi ceja izquierdaestaba partida por una cicatriz en forma demedia luna de cuandome caí delcolumpio.LabocadeBeaerapequeñaybienperfiladaynoteníalosdosdientesdelanterosseparadosporunaranurita,decontar tantasmentiras,comoyo.Ellase lo tomaba todo con verdadera serenidad y, por si fuera poco, la habíanescogidoparainterpretaraJulietaenlafuncióndefindecurso,mientrasqueyosólohabíaconseguidounpapeldepastorcillaenelbeléndeNavidad.Pormásquelointentara,nopodíaaspirarasercomoBea.Asíeranlascosas.

No puede decirse que aquel descubrimiento me arruinara la vida porcompleto, pero digamos que empecé a plantearme las cosas desde otra óptica

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másposibilista.Sinopodíaserguapa,niunabuenaespía,porlomenosibaaserescritora.Entoncescogíamilibretadegusanillo,merefugiabademorrosenmicuartoymeponíaaescribirhistoriasheroicassobrelosindiosyvaquerosdelaspraderas, las hechiceras celtas o los cazadores de ballenas, mientras Bea ibaalejándosecadavezmásdemí,juntoconOlivia,JuliánBarbero,GuillermodelaDevesa,QuiqueSantalicesyotroschicosmayoresdelinstituto.Lashermanassealejan, los ríos de Heráclito cambian su curso, los aliados se convierten enenemigos.Estallanlasguerras.

DurantelabatalladeInglaterra,elsuelobritánicoestabaplagadodeagentesnazis.TodoLondresestabaempapeladoconcartelesqueadvertíandelpeligrodedarinformaciónalenemigo.

Se alertaba a la gente para que estuviera atenta ante cualquiera que secomportara de un modo sospechoso haciendo demasiadas preguntas. Laneighbourhoodwatch,ovigilanciavecinal,seconvirtióenunapiedraangulardeladefensaquealgunaspersonascomolaseñoraBartholomewllevabanhastasusúltimas consecuencias incluso en tiempos de paz. Su curiosidad obsesiva laimpulsabaconfrecuenciaaapostarse tras losvisillosde laplantabajaaver loquesecocíaalotroladodelpatio.Unacostumbredeguerra.

Hay que entenderlo. Toda aquella propaganda sobre el peligro de darinformación al enemigo acaba haciendo mella en el carácter de cualquierancianitainsomne.Enunodeloscartelesqueteníasobremimesadetrabajoseveíaunaviñetacondosmujeresdeciertaedadconversandoinocentementesobresusachaquesenelautobús.

«Desdehaceunosdíastengoundolorenlarodillaquemeestámatando»,decíauna.

«DeberíasvisitaraldoctorEvans—contestabalaotra—.MiamigaNancytrabajaconélcomoenfermeraenSt.John’sWoodydicequeesunaeminencia.Note lohabíadicho,perollamaronafilasasuhijolasemanapasada.Pobres,estánmuypreocupadosporquelohandestinadoalabasedeDover,enlacosta».

Con eso era suficiente para poner en peligro una operación militar conmiles de vidas en juego. En Dover se había emplazado una línea de bateríasantiaéreas, y a esa localidad se habían trasladado los globos de barrera desdeLondres.«Cierraelpico—rezabanloscarteles—.Cuidadoconloquedices.Elenemigoacecha.Keepmum!BewareofSpies!».

EnBletchley Park nadie tenía permitido hablar de lo que hacía. Los quetrabajabanenunpabellónnosabíanloquesehacíaenotro.Perolaspalabrassevandeslizandosinqueapenasunosedécuenta,ymásaúnentremaridoymujer.EmilyJaneParkerteníaunavozgrave,segúnhabíadichoWhelan,sinrastrodesuantiguoacentorural.Unadeesasvocesmoduladasyseductorasdelocutora

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deradio.Echéunvistazoalapiladefoliosrojosqueteníasobrelamesa.Luegobajé

delcorchoelesquemaquemehabíahechoconformadeárbolgenealógico.EnlasegundaramaalaizquierdaestabaescritoelnombredeAlanPearson,conlosdatospersonalesquefigurabanenlaWikipedia:matemáticoinglés,especialistaen lógica aplicada, que ideó elmétodode la tablaomatrizparadeterminar laautenticidaddelosaciertosdeprobabilidad.Cogíunrotuladorytracéuncírculoasualrededor.

—Alan Pearson—dije en voz alta—, creo queme gustaría conocerte unpocomejor.

Aalgunoslespareceráraroquemantuvieraestediálogodeultratumbaconun tipo que, además de estar enterrado en el cementerio de ingleses ilustres,tendíaaexpresarseconlogaritmos.Amiprofesordematemáticasseguramentese le habrían abierto los ojos como platos.Amíme asombraba ver amanecercadadía;hablarconlosmuertosmeparecíalacosamásnormaldelmundo.

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CAPÍTULOVIII

Enunode losrelatosqueEmilyParkerescribiópara laBBC,recopiladosmástardeenHistoriasdelBlitz, cuenta lahistoriadeuna jovenenfermeraqueunanocheenelhospitaldeSaintStephensecalzólasbotasdeunsoldadoalqueunaexplosión le había segado las piernas de cuajo. Eran unas botasmilitares queestabansuciasdebarroyleveníangrandes,perosesentíabiendentrodeellas.Eninglésexistelaexpresión«ponerseenloszapatosdealguien»,toputoneselfinsomeone’sshoes,paradecirquetecolocasensulugar.Nohabíanadamásquesepudierahacerporelmuchacho,asíque laenfermeraempezóacaminarconsusbotasporelpasillolarguísimoevitandopisarlasjuntasdelasbaldosas,comoen el juego de la rayuela. Par. Impar. Los destellos de una luz intermitentereptandofueraenlaoscuridad.Cadacualandacomopuede.

Durante la guerra funcionaban varios hospitales de campaña en Londresparalossoldadosqueregresabanheridosdelfrente.AdemásdelSaintStephen,estabaeldeSt.Mark,eldeCroydon,elSaintBartholomew,eldePadgettyelviejo hospital de Westminster. También se habilitaron camas en algunasmansionescomoMoffordHouse.LareinaconsortecortabaunacintaazulcadavezqueseinaugurabaunasalanuevaysefotografiabaconlosheridosparalaportadadelTimes.CuandoelGobiernoaconsejóalosreyesabandonarlacapitalasediadaporlasbombaseinstalarseacubiertoenunlugarmásseguro,lareinaIsabel pronunció la famosa frase que resultó ser la cumbre más alta deelocuenciaalaquellegómonarquíaalgunaenlaHistoria,quesesepa:

«Mishijasnoseiránsinmí,yonomeirésinmimarido,ymimarido,porsupuesto,sequedaráenLondres».

Algunos no se explican la popularidad inquebrantable de laQueenMumentre los londinenses, incluidos algunos republicanos.Ahí tienen la respuesta.Hayfrasesquevalenuntrono.

Me preguntaba si existiría algún archivo en el que se conservaran loshistorialesclínicosdelaépocadelBlitz.ElfinaldelaconversaciónconWhelanseguía palpitando enmi cabeza. Los problemas de salud que al parecer habíasufrido la escritora en los últimos años, aquella alusión al hospital deWestminsterdondeestuvoingresada,medabanquepensar.Eraunelementoraroy discordante dentro del rompecabezas. Sobre todo, tratándose de una mujerjovenysaludable, segúnhabíaconfirmadoelmismoprofesor,conunhistorialmédico intachable, sinpatologíaspreviasni enfermedadeshereditarias, aunqueyasesabequelatensióndeunaguerrapuededesbaratarlaresistenciafísicadecualquiera.

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Hice algunas indagaciones sobre el asunto por internet sin muchasesperanzas.Dabaporhechoquegranpartedeladocumentaciónhabíasidopastodelasllamasdurantelosbombardeos,pero,segúnpudeaveriguar,enelHospitalReal deBethlem enSouthwark se había reconstruido un pequeño archivo conrestos de documentos, informes e historias clínicas que más tarde pasaron aformarpartedelosfondosdelaBritishMedicalAssociation.

Efectivamente, lamayorpartede la documentaciónde esa etapa sehabíaperdido y casi todo el material clasificado pertenecía a los años siguientes,cuando Londres tuvo que enfrentarse al paisaje después de la batalla. Unaperspectivadecalleslargasconmujeressolitariasmirandoporlaventanaylasllamitasazulesdeloscalentadoresdegastitilandoenlascorrientesdeaire,talycomolodescribíaEmilyJ.ParkerenQuiteatHomeintheNight.Esaépocaerajustamentelaqueamímeinteresaba.Sutiempodedescuento.

El local de la Asociación era un edificio moderno de ladrillo y cristalesoscuros.Contabaconvariasoficinas,unaampliasaladeconferenciasdondeserealizaban congresos y charlas orientadas a los alumnos de Medicina, unabiblioteca,unasaladeexposicionesconmaterialfotográfico,yunacoleccióndeinstrumentalmédicoantiguocompuestaporsierrasquirúrgicas,fonendoscopios,martillos,bisturísyotrasuertedeartefactosbastanteinquietantes,laverdad.Elarchivo se hallaba en la tercera planta. Había varios pasillos de estanteríasmetálicas separados de la zona de estudio por un mostrador donde unfuncionario tecleaba en su ordenador. Era un tipo de mediana edad, perodesgarbado como un adolescente, con los hombros estrechos y las orejasgrandes.Saludéconmimejorsonrisadeganarmealosdesconocidos.

—QueríaconsultarlosfondosprocedentesdelHospitaldeWestminster—dijemientrasmostrabamiflamantecarnéuniversitariodeinvestigadora.

Lociertoesqueelhombrenolesprestómuchaatenciónamiscredenciales.Losinglesesnosonmuyexigentesconlaburocracia,alcontrarioqueenotrospaísescontinentalescomoelnuestro,dondeporunapólizademenostepuedenfusilar.Losbritánicossonmásdefacilitar lascosas.Porno tener,no tienennicarnédeidentidad.

—¿Yquébuscaenconcreto?—Me interesan los historiales clínicos de los años 40 y 50—dije como

quienpidetulipanesenunjardínbotánico.Eltiposelevantó,fuehastaunanaquelyvolviócondoscarpetasdeanillas,

unafinacorrespondientealosaños40yotrabastantemásgruesadelos50.—Mire—dijoabriendolaprimeradelantedemí—,aquítieneellistadode

pacientes por orden alfabético. Al lado de cada nombre figura el número deexpediente.Siquiereconsultaralguno,notienemásquepedírmelo.

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Esassonlascosasquemegustandelaisla.Estoyconvencidadequesiestepaísfunciona,peseasupeligrosacostumbredeconducirporelladocontrario,esgraciasasuscivilservants,unejércitodeprofesionalescabalesyescépticosquesabenquelomásimportanteenestavidanoessalvaralmundo,sinosolucionarsus problemas concretos. Me senté en una de las mesas, acomodé el flexo yempecé a buscar en la primera carpeta alguna Emily J. Parker que hubieraingresado en elHospital deWestminster entre 1945 y 1949.Repasé el listadoalfabético siguiendo los nombres, uno a uno, con el dedo para no saltarmeningún renglón. Había varios ingresos con el apellido Parker, que es bastantecomún. La mayoría eran hombres; sólo figuraban cuatro mujeres, pero susinicialesnosecorrespondíanconlasdeEmilyJ.Parker,nitampocolaedad,niellugardenacimiento.Probésuerteenlacarpetadelosaños50,yelresultadofue igualmentedesalentador.MásdeveinteParker,peroningunaera laqueyobuscaba.Suspiréalzandolavistadelacarpeta.Elfuncionarioseguíatecleandoen el ordenador; tenía un aire eficiente de estudiante aplicado, con la espaldademasiadoerguida.MásalládelosventanalesseadivinabaelskylinedelaCityen lamañana invernal.No soplaban buenos vientos para la capital financiera.DesdelacaídadeLehmanBrothers,muchosimperiosestabanensuspensióndepagos.Lacrisismundialhabíaempezadoaapretarsusfauceseibaescupiendoloshuesecitosportodaspartes.Milesdefamiliashabíanperdidosucasapornopoderpagarlahipoteca,ylagenteempezabaamirarhacialasalturasconcaradequemarcatedrales.Peromientraselmundoamialrededoreraunabombaderelojeríaapuntodeestallar,yoseguíaempeñadaenperseguirmipropiaquimera.Unaformacomootracualquieradeircapeandoeltemporal.Permanecíunratoembobada mirando en la distancia aquella geometría afilada de hormigón ycristalenlaquesepodíandistinguirlaTorre42,elLloyd’sbuilding—lamayorcatedraldelascompañíasaseguradorasdelmundo—,elrascacielosdeoficinasdeCanaryWharf y el inconfundible edificio deNorman Foster con forma depepinillo. Pensé que esa parte de la ciudad no existía al final de la guerra.Tampoco existían los MacDonald’s ni el Eurostar. Y, como asaltada por unrepentino desánimo, sentí que andaba perdida en un mundo del que ya noquedabaningúnrastro.

En ese momento entró una mujer de veintipocos años ataviada con unvistoso sari hindú de color rosa fucsia, una estudiante de medicinaprobablemente.Sedirigióalmostradorypidióinformaciónsobreunfármacodenombre impronunciable.El tipode lasorejasgrandes leentregóundosiery lasaludóconfamiliaridaddirigiéndoseaellaporsuapellido,missJalali,comosiyalaconocieradeotrasocasiones.Entoncesellabajólacabezaylocorrigió:

—It’snotJalalianymore.It’sThomsonnow—dijosonriendocontimidezy

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mostrándoleelanillodereciéncasadaquelucíaeneldedo.Un rayo fulminó mi mente a toda velocidad. Y volví a abrir la primera

carpeta.Pero,porDios,cómonohabíacaídoenlacuenta.EmilyJ.Parkerhabíaescritoprácticamentetodasuobraantesdecasarse,consuapellidopaterno.Peroapartirdelaboda,enlaprimaveradel46,pasóaadoptaroficialmenteeldesumarido. No era Parker sino Pearson el nombre que debía buscar en losexpedientes.Apuntoestuvededarunapalmadaenlamesacomoreprochepormidespiste.Pero¿quéclasedeinvestigadoraestabahecha?

Efectivamente, allí estaba. Emily Pearson. Nacida en Brighton el 15 deenerode1923.Estadocivil:Casada.N.ºdeexpediente:797.Primera fechadeingreso:22defebrerode1948,esdecir,apenasdosañosdespuésdelaboda.Sinembargo, lapeorépocaparasusaludfueelaño1950.Tresingresosenapenasdosmeses.Estabaclaroqueelesfuerzodesuúltimanovela,TheBridge,lehabíapasado factura.Tuvoque ser ingresadadenuevoen1952yporúltimavezen1954,unañoantesdesumisteriosadesaparición.

Me acerqué al mostrador con una sonrisa triunfal y pedí su expediente,agradeciendoquelaleydeconfidencialidaddelashistoriasclínicasnoafectaraalaspersonasfallecidas.Enestaocasión,elfuncionariotuvoqueadentrarseenunpasillo interior y se demoró un buen rato, pero regresó con un cartapacio decolorsepia,atadoconcordoncillo,quemehizotemblardeemoción.PorfinibaallegaralamédulaóseadeEmilyJ.Parker.

El primer informe de 1948 era escueto. En él figuraba su ingreso en elhospitaleldomingo22de febreroa lasdocedelmediodíaacompañadaporsuesposo y aquejada de náuseas, vómitos y dificultad para deglutir. Después dedescartar un embarazo, el diagnóstico apuntaba a una posible intoxicaciónalimentariacomocausade lossíntomas.Lapaciente respondióadecuadamentealtratamientoyfuedadadealtaaldíasiguiente.Lostresinformesde1950—dos correspondientes al mes de septiembre y otro de mediados de octubre—resultabanmásdifícilesdeinterpretar.Enellosserepetíaelcuadrodenáuseasyvómitos,peroacompañadosdedolorintensoenelcuadranteinferiorderechoydefiebrealtadeorigendesconocido.Enlahistoriaclínicasehacíaalusiónaunasobrecarga de esfuerzo y exceso de trabajo como posible causa del malestar,aunquenosemencionabasuactividadni,muchomenos,quefueraescritora.Entotal, permaneció hospitalizada siete días, en el transcurso de los cuales —siempre según el informe— no recibió visitas y estuvo en todo momentoacompañadapor su esposo.Dos añosdespuésvolvió a ser ingresada, esta vezconsíntomasmáspreocupantes,comoparálisismuscular,pérdidadeequilibrioyalteracióndelacoordinaciónpsicomotora.En1954,porúltimo,elcuadroclínicosehabíacomplicadobastantecondesvanecimientosydificultadesrespiratorias,

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llegando a tener episodios puntuales de pérdida de consciencia, por lo que serecomendaba su derivación al hospital Real de Bethlem, más conocido comoBedlam,queeningléssignifica«casadelocos».

Cuandoacabédeleer,sentíunapunzadadealacránalaalturadeldiafragmacomosimicuerpohubiesereaccionadoantealgoquemicerebronoalcanzabaaentendermuybien.Lossíntomaspodíanencajarperfectamenteconloquehoyllamaríamosunacrisisdepánico.Meparecíaqueallíhabíaalgunaclasededañoprofundo.Undañodifícildeevaluar.Estamoshablandodeunamujeralaquesele torcían las piernas al bajar las escaleras como si faltara un peldaño, queescribía a escondidas, que se lastimaba al respirar como otros se lastiman alcortarseconuncuchillo,alaqueseletrababalalengua.EmilyJ.Parkernolohabíadichodeesemodo,claro.Noconesaspalabras.Laspalabraslaspongoyoahora.Ella era una poeta simbolista a la que había que leer entre líneas. Peroescribió algo parecido. Sus palabras iban mucho más allá de lo que decían,teníanunacrispaciónintimidante.Oíamartillazosdebajodesupropiacasa,porelamordeDios.¿Eraeseelrastroquedejabaunaguerra?¿Osetratabadeotracosa?Lasideassemeagolpabanenlacabeza.

Alotroladodeloscristales,elTámesisdibujabaunalíneadeplomobajounbancodeniebla.

¿Cómo era posible que la mujer pelirroja de belleza deslumbrante cuyafotografíahabíavistoencasadelprofesorWhelan,consushermosascejasaltas,erguidaydueñadesímisma,sehubieravenidoabajocomouncastillodearenaen tan poco tiempo? Una mujer que había paseado entre los escombros deedificios en ruinas, que había descifrado secretos deEstado, que había escritonovelasypoemasenmediodeterriblesbombardeosquecostaronlavidaamásdetreintamilciviles,quehabíasobrevividoa lospeoresataquesalemanesconbombasV1yV2.Unamujeradiestradaparalaguerra,fuerte,delasquecuandoatacan los indios sacan el rifle y se apostan en la ventana.Una capitana. Esaclase de mujer no se rinde así como así. Algo muy grave tenía que haberlepasadoparavencersuresistenciafísicaopsicológica.

Desdeluegoqueunaguerraeraalgoterriblecapazdedemolerlasfortalezasmás altas.Sin embargo, en su caso, los estragos sehabíanproducidono en elmomentodelacontienda,sinoañosdespués.Yeseeraunfactorimportanteparatener en cuenta. Como si le hubiera estallado debajo de los pies un misil deefectosretardados.

Tampocoeraalgo tan insólito,pensándolobien.Haygenteen lasguerrascapaz de aguantar los dolores más extremos en las peores condiciones, sinapenasmorfinaycon losmedicamentos racionados,ydespués,cuandopor finllegalapaz,sevienenabajoanteunsimpleresfriado.Lanaturalezahumanaes

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muycomplicada.MeacordédelahistoriadeShackleton,eltipoquedirigiólaexpediciónal

Polo Sur en 1914.Hay que decir que, junto a los espías y a los indios de laspraderas,enelolimpoparticulardemiestanteríainfantilfigurabantambiénlosrelatos de exploradores.Gente bregada en las grandes distancias y esas cosas.Como recordarán, el barco de Shackleton, el Endurance, que significaprecisamente«resistencia»,quedóaplastadocomounanuezentredosinmensosbloquesdehielo.Suhistoriaesmuyconocida,unadelasmayoreshazañasdelahistoriade lanavegación.Los treinta tripulantesde laexpedición tuvieronquesobrevivirdurantecasidosañosencondicionesextremas,saltandodeicebergeniceberg, soportando temperaturas inferiores a cuarenta grados bajo cero, sinprovisiones, sin abrigo, sin agua potable enmuchas ocasiones, en la situaciónmás dura que una pueda imaginar, sufriendo enfermedades espantosas,escorbuto, congelaciones, amputaciones terribles, anemia polar conalucinacionesmonstruosasbajolasnocheseternasdelinviernoantártico.Peroloconsiguieron.Lograronsobrevivir.Laexpediciónvolvióacasasinhaberperdidoniunsolohombre.

Sinembargo,loquemuchagentenosabe—yaquíradicaprecisamenteelmisterioalquemerefería—esquelamayoríadeestoshéroes,unavezpasadoelpeligro, cuando fueron puestos a salvo en la otra orilla de la civilización, sevinieronabajo.Trasmantenerseenterosen lascircunstanciasmásadversas,nofueron capaces de soportar el regreso a casa.A los pocosmeses empezaron aenfermar, a darse a la bebida, se metieron en peleas de taberna, cedieron aldesaliento,perdieron labrújula, tiraron la toalla,ymuchosacabaronmuriendocomomendigosenlascallesdeLondres.

¿LehabríapasadoalgoparecidoaEmilyJaneParkeralfinaldelaguerra?¿HabríasufridoelsíndromedeShackleton?

Fuera, un solmuy débil empezaba a arrancar relumbres de color naranjasobrelasaristasdeacerodelaMillaCuadrada.

Elcerebrohumanoes,enefecto,unapequeñanuezaplastadaporlapresióndeunastenazasgigantescas.Y,enesaguerra,elcuerpoacabasiendolazonamásvulnerable a los miedos y a las batallas interiores. En realidad, el cuerpo separece a un gran cuadrilátero de boxeo en el que recibimos los golpes que lamentenopuedeonosabeencajar.¿Entrequéclasedehieloshabía tenidoquedebatirselaescritoracuandoalfinllególapaz?Esoaúnnolosabía.

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CAPÍTULOIX

Yo de cría no eramuy consciente de las batallas interiores en las que andabametida,peroalosdoceañostuvequeafrontarmiprimercombateserioenelringcontraunapleuresíadepronósticoreservado.Meduróseismesesdecalendarioy dos más de convalecencia. No es que no estuviera acostumbrada. Siempredestaquéportenerunamalasaluddehierro.Debebésuperéconéxitoelasmainfantil,luegounaepidemiadesarampión,mástardeelfalsocrup—queesunaespecie de garrote vil que oprime la laringe de algunos críos de entre uno ycuatro años—, y, por último, una cruenta operación en la que nos pasaron acuchilloatodoslosniñosdelafamiliaparaextirparnoslasamígdalasmenosami hermana Bea, que se salvó porque estaba de excursión en Cabeza deManzaneda.

Algunas enfermedades te dejan dentro un foso oscuro sin agua, como siestuvieras deshidratada. Una escritora deshidratada se puede desvanecer en elairesinotienenadaaloqueaferrarse.EmilyJ.Parkernodebíadetenerlo.Sinembargo, había que verla caminando entre edificios en ruinas con el mismoaplomoconelqueotrassemuevenporlacocinadesucasa.Quizáloúnicoqueyo debería hacer para comprenderla era ponerme en sus zapatos, igual que laenfermeradelSaintStephan.

Lasenfermerassabenmásdelavidaquemuchosfilósofosquevanporahídandoconferencias.Saben,porejemplo,quecuandonoteencuentrasdemasiadobien,hayqueagarrarseaunclavoardiendo.Tambiénsabenquemuchasveceslagentesaledelaenfermedadconvertidaenotrapersona.

Yo eso sí que podía atestiguarlo a pies juntillas, aunque mis primerosrecuerdosseremontanalaépocaenlaqueaúnandabaagatas.Nadiesecreequelorecuerde,perovayasimeacuerdo.Elfalsocrupnoseolvidaasícomoasí.Meenvolvíanlacabezaenunatoallaymeponíanarespirarelvapordeunaolladeagua hirviendo con hojas de eucalipto hasta que poco a poco recuperaba elaliento.Sino lo recuperaba,entoncesempezabaunauténticorallycontra relojen plena noche en el que mi padre conducía como un loco y mi madre ibasacando un pañuelo blanco por la ventanilla, y así entrábamos en el HospitalProvincial pidiendo auxilio a gritos.Cuando aprendí a atarme los cordones delos zapatos, desaparecieron los ataques de falso crup. No creo que exista unarazón científica que relacione los dos hechos, pero nunca se sabe.Además devestirme sola, en aquella época comenzaba también a interesarme por lostiranosaurios y los cefalópodos, criaturas desesperadas y melancólicas quepueblanelmundodelosniñoscuandoempiezanacrecer.

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La naturaleza humana tiene esa manera de manifestarse por su cuenta,aunquenoseasescritoraninadaporelestilo.

Claro que no todas las enfermedades son iguales. Del sarampión apenasrecuerdo nadamás que la bombilla roja demi cuarto recubierta con papel decelofán como el farolillo de un sampán chino. Sin embargo, la operación deamigdalitis fue mucho más divertida. Nos montaron en el piso de abajo unahabitaciónconcuatrocamitasquecompartíaconmisprimosDarío,FranciscoyVictoria.Porlasnochesnoscontábamoshistoriasdemiedoenvozbajadeunacama a otra como soldados convalecientes de una guerra perdida. Además,podíamostomarhelados,jugaralascartasylibrarbatallasdealmohadas.Fuerondossemanasde«anchaesCastilla»,comodecíamiabuelaLola.

Perolapleuresíamecogióatraicióncuandoestabaapuntoderemontarelvuelo, en unmomento en el que creí queyamehabía libradode losmédicosparasiempreyempezabaahacermispropiosplanes.Recuerdoquelaintensidadde la fiebre me subía hasta la estratosfera. Volaba alto. De aquellos deliriosregresabaavecesenbicicletacomolosniñosdeE.T.,pedaleandopordelantedelalunaconunchándalconcapucha.SevequelapelículadeSpielbergmellegóhastalomáshondodelospulmones.NosésiEmilyJaneParkersufriríatambiénalucinacionesdeesetipodurantesusaccesosdefiebre,peroajuzgarporalgunosdesuspoemas,sediríaquesí.

Oía ruidos:martillazosmetálicos debajo de su cama, el chasquido de lasllaves en la cerradura, pisadas fuertes subiendo por la escalera, los cristalestemblando cuandopasaba el camión escandalosodel carbónpor la calle haciaVictoriaStation,despuésnada.Sólosurespiración.¿Dedóndeprocedíaaquellaamenaza?¿Quiéneraellaporaquelentonces?

Había un libro que podía aportar alguna pista sobre la percepción que laescritora teníadesímismaensusúltimos tiempos,peronosehabía llegadoapublicar. Si tuviera que trazar el perfil de Emily J. Parker en esa época, mequedaría con la imagen de otro de sus relatos que siempre se me antojóautobiográfico:unamujerasustadadepieenlacocinadesucasaconelboldelamasapararebozarenlasmanosymirandohacialapuerta.

Talvezseleestuvierandesgastandopocoapocoloshuesos.Quizáhubieraperdidounaparteesencialdelaguadesucuerpoodelazúcardesusangreynotuviera energía para continuar, igual que los tubos fluorescentes de las casascuandoempiezanaparpadear.Noesdescartablequehubieracometidounerrorimperdonable.Puedequetuvieraunmiedomayordelquesetienealamuerte.Segúnlasestadísticasmédicas,elmiedoalamuertesóloocupaelquintoosextolugarentrelasmujeresdespuésdelalepra,quedarseembarazada,seracuchilladaoquesetederramelasal.

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Mi profesor de matemáticas solía decir que la verdad no está en laspalabras,sinoenlosnúmeros.Nuncaentendímuybienquéqueríadecirconeso,pero quizá tenía razón. Que se te derrame un poco de sal, según la creenciapopular, puede traermeses interminables demala suerte.No digamos si se tevuelcatodoelsalero.

No sabemos si Emily Jane Parker era supersticiosa, pero es bastanteprobablequeaqueldíadepieenlacocinadesucasacreyeraquealgomuymaloibaasucederle.Estabaenlacuerdafloja.

Vivirenviloavecespuede tenerun ladobueno.Paramí,porejemplo, lapleuresíatuvosusventajas:casiuncursoenterosiniralinstitutoysinveradonMarcial(eldelcamelloylaaguja,paraquesesitúen).Peroalsegundomesyaestaba tan aburrida que echaba demenos los triángulos equiláteros, las raícescuadradasyhastalasmismísimashipotenusas.Elaburrimientodesgastamucholoshuesos.Todoelmundolosabe.

Recuerdoperfectamenteesasensacióndehastíodelaenfermedad,comodehabercaídoenunhoyo.Estabaenotrolado.Esapercepciónlatuveclaramenteunatardedeprimaveraenlaqueempezabanallegaramiventanalosprimerosmirlos.Yooíaperfectamenteamisprimosyamihermanajugandoalesconditeen la calle, abriendo y cerrando la puerta del garaje, timbrando con las bicis,persiguiéndosepor laaceradeaquíparaallá,ysupedeprontoque lavidaeraesoyqueyoestaba fueradeella, enotro lado.Quizáesamisma impresión latuvo la escritora mientras permanecía de pie en la cocina de su casa.Aparentementenolaacechabaningúnpeligro.Laatmósferaeraplácidaydebíadetenerunolordulceacanelayralladuradelimón,nohabíacuchillossobrelamesa,lapuertaestababiencerrada.Ysinembargo…

Elhorrortienequeverconlasproposicionesadversativas.Sobretodo,sinoconocemoselmotivo.¿Cuálfueelmomentoprecisoenelqueparaellayanadavolvióasercomoantes?

Yo durante la convalecencia notaba esa aspereza del aire al pasar conmuchadificultadentrelabocaymigarganta.Dejédecomer,dejédehablar,dejédeprotestar.Todoelmundosealarmó,perocreoqueaquellossíntomaseranmáspsicológicosquefísicos.AlmenosmiabueloFrancisco,quedesilenciossabíaun rato, debióde entenderlo así y undía llegó a casa conungranpaquete delibrosy,sinmediarpalabra,comoerasucostumbre,melossoltóencimadelacama.AllíestabanVeintemilleguasdeviajesubmarino,Mujercitas,LacabañadeltíoTom,Capitanesintrépidos,Aliciaenelpaísdelasmaravillas,Elsabuesode Baskerville, La isla del tesoro…A partir de aquelmomento todo cambió.Hice nuevos amigos, más íntimos y leales que algunos de carne y hueso.Duendes de andar por casa que llenaron mi cabeza de historias: Josephine

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March, Tom Sawyer, el perro Buck, Wendy, Edmundo Dantés, Jane Eyre, elindioJoe,HolmesyWatson,MiladydeWinter…TodosellosseinstalaronenlahabitaciónencendidahastaaltashorasdelamadrugadasinquenadieapagaralaluznisacaraarelucirelviejopleitofamiliarconlacondesadeFenosa.Esaeraotradelasventajasdeestarenferma.Silacosaerasuficientementegrave,teníasbulaparasaltartelasleyesalatorera.Asífuecomoelpaisajedelaenfermedadseconvirtiódeprontoparamíenunpaisajedenoveladeaventuras.

TalvezEmilyJ.Parkerhubieratenidotambiénamigosinvisiblesdelosqueteayudanacruzar fronterasy todoeso.Al finyal cabo, eraescritora.Estabacualificada,nocomoyo.

Cuandoenjunioacabédeleertodosaquelloslibros,elmédicodijoqueyaestaba curada y podía hacer vida normal. Me levanté de la cama un SábadoSantoconveintecentímetrosmás,pesandotreintaycuatrokilos,conojerasdemapache y el pelo corto como una niña de reformatorio. Los pantalones delpijamamellegabanporlapantorrilla.

—¡Dios mío, esta niña sólo tiene piernas!—fue lo primero que dijo miabuelaalvermedarlosprimerospasosinsegurosporelpasillo.

Mientras tanto,Bea no había tenido ni un simple resfriado, crecía sana yfuerte,conlascaderascontorneadasylamelenaporlacinturacomounareinadecorazones,perosindejardeser lamejorhermanadelmundo.Laprimaveradefuerameparecióhostilyáspera,conunvientoazulcelestecuyosimplerocemeponíalapieldegallina.Teníamiedodeecharmeavolarenelmomentomenospensado,igualqueMaryPoppins.Lasrodillasmedolíandelestirón,ybajarunpeldañodelaescalerameproducíaelmismovértigoqueasomarmealprecipiciodelfuturo.

El futuro teníamuchaprisaenaquellasnochesatlánticasdeprincipiosdelosnoventayeraunmundoextrañollenodepiercings,ángelesexterminadorescon cazadora de cuero y roqueros de instituto al que no sabía si llegaría apertenecer algún día. Entonces las cosas pasaban ami alrededor y yo apenasmirabadesdelapuerta.Peroconlaenfermedadhabíaaprendidoalgoquenadieibaapoderquitarmenunca.Unodeesossecretosqueunaguardaparasídentrodelacajatorácicacomoelcofredeuntesoro.Acababadecumplirdoceañosyestabadepieenelring.

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CAPÍTULOX

Avecesnollegaunavidaenteraparadescifrarlosmensajesquenosalcanzandeniñosoenestadosdemáximadebilidadyquetienenqueverconelpeligrodeestar vivos. Premoniciones. Enigmas que se encuentran fuera del alcance denuestra razón, como nuestras vértebras o nuestros dientes o los huesecitos deloídomedio,porejemplo,cuyaformaosignificadonadiecomprendemuybienporsísolosyquenecesitansercolocadoscadaunoensulugarparaobtenerunavisióndeconjunto.EmilyJaneParkereraunadelasmejoresexpertasenordenarseriesydesentrañarmensajescifrados.

AntesdeabandonareledificiodelaBritishMedicalAssociation,measaltóuna especie de iluminación. Una idea punzante, invasiva, empezaba a abrirsecamino enmi cabeza comopor ciencia infusa.Claro que demomento carecíaporcompletodebaseempírica,perodenadasirvelalógicacuandoenelcorazónhaanidadounmensajesagrado.

Cuandolleguéacasa,laseñoraBartholomewestabatomándosesuhabitualchupito de ginebra y viendo en la tele un capítulo de Downton Abbey. Meofreció un pedazo del pastel demanzana que había guardado en el horno sinapartarlavistadelaapasionanteintrigaeduardianaquesecocíaenlapantalla.Perolaqueamímeardíaenlacabezatampocosequedabaatrás.

Me encaminé hacia la escalera de caracol conTimothyGordon pegado amis talones.Al llegar ami cuarto,me faltó tiempopara encender elportátil yteclearenelprogramadecorreoelectrónicoladireccióndemidirectordetesis,[email protected]íunapregunta simpleyconcisa:«¿PodríamoshablarsobrelaenfermedadquepadecíaEmilyParker?».

Yaséqueelasuntonoteníademasiadoqueverconlasaportacionesdelaescritora a la literatura inglesa contemporánea, pero en aquel momento susproblemasdesaludmeparecíanmuchomásimportantesquesudominiodelasmetáforas.

Luegocolguéelanorakenelperchero,dejélasbotasenelbaño,mepuselos calcetinesdeandarpor casay tratéde sosegarmeunpoco.La ideaque sehabíainstaladoenmicerebrotampocoeratandescabellada.Afindecuentas,elenvenenamiento no era una práctica inusual en los servicios de espionajeeuropeos, especialmente durante la Guerra Fría. Los rusos lo utilizaron confrecuenciahastafechasmuyrecientes,ylomismopodíadecirsedelosserviciossecretosde lospaísesdelEste;esmás,estabaconstatadoqueelMI5yelMI6británicostambiénhabíanrecurridoaesemétodoenalgunaocasión.Existíaunasección dentro del MI6, la Special Operations Executive (SOE), que se

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encargaba de esos pormenores, por decirlo de algún modo. Es verdad quedespuésdelaguerraelorganismofuedesmantelado,peroJohnleCarrédicequenadadeloquehaexistidolleganuncaaeliminarsedeltodo.Supongoquelodiráporalgo.Enelaño42,laSOEhabíaperpetradoelatentadocontraellídernaziRichard Heydrich, el hombre del Tercer Reich en Checoslovaquia y al quemuchosconsiderabanelposiblesucesordeHitler.Laoperaciónfuecoordinadaconjuntamenteporlosserviciossecretosbritánicosylaresistenciacheca,peroapesar de ello el operativo resultó un poco chapuza. Heydrich fue tiroteadocuandosalíasinescoltadelcastillodePragaensuMercedesdescapotable,peronofuealcanzadoenningúnpuntovital.Uncasoflagrantedemalapuntería.Dehecho, se daba por seguro que sobreviviría, sin embargo, no fue así. Murió.Aunquetardóenhacerlounasemanalargaenlaquetuvotiemposuficienteparatomarsesuvenganza.Lamuertelesobrevinoconefectoretardadoporelvenenoque llevaban las balas.Al parecer estaban impregnadas con toxina botulínica.Todoslosserviciossecretosdelmundoutilizaronestasustanciauotrassimilaresenalgúnmomento.

El caso más legendario es el del escritor y disidente búlgaro GeorgiMarkov. Curiosamente, escritores y científicos siempre fueron los blancospreferidosporlosserviciossecretos,nohaymásqueverlaspelículasdeespías.Markov se exilió en Londres para salvar el pellejo, y allí trabajó comoperiodista. Las cosas parecían pintar bien para él hasta el 7 de septiembre de1978.Esedía,mientrascaminabahaciasu trabajoen laBBCporelpuentedeWaterloo, un hombre de aspecto despistado que caminaba en sentido opuestoconunparaguascerradoen lamano tropezóychocóconél, rozándoleapenasconlapuntadelparaguasenunapierna.Eltiposedisculpóapresuradamente,yMarkov siguió su camino sin darle mayor importancia. Un traspiés lo tienecualquiera en una calle resbaladiza. Al día siguiente, sin embargo, tuvo queingresardeurgenciaenelHospitaldeSaint Jamesconvómitos, fiebrealtadeorigendesconocido,pulsoaceleradoydescoordinaciónmuscular,unossíntomasbastante parecidos a los que presentaba Emily J. Parker. Cuatro días despuésestabamuerto.Losmédicosencontraronensupantorrilladerechalamarcaquele había dejado el paraguas y que era idéntica al pinchazo de una agujahipodérmica.Laautopsiademostróquehabía sidoenvenenadocon ricina,unapotentetoxinaparalaqueentoncesnoexistíaantídoto.Hastaeldíadehoy,nadieha sido acusado oficialmente por aquel asesinato todavía, aunque me parecehaberleídohacepocoenlaprensaqueScotlandYardhareabiertoelcaso.

Existenotrosvenenostodavíamásdemoledoresydifícilesdedetectarquelaricina,entreelloselpolonio210utilizadoporlaKGBenelcasodelexespíasoviéticoAlexanderLitvinenko.Apartedeotrascosas,Litvinenkoescribiódos

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libros,BlowingUpRussia:TerrorfromWithin(Terrordesdedentro)yLubyankaCriminalGroup,quealpresidentePutinnodebierondegustarledemasiado.Lanoticia es lo bastante reciente para que nadie la haya olvidado. Su imagen deenfermo terminal, con pijama verde, rodeado de monitores dio la vuelta almundoenlostelediarios.Fueennoviembrede2006.Meacuerdoporqueesedíateníaque leermiproyectode finaldemáster.LitvinenkomurióveintidósdíasdespuésdehaberingeridountéradioactivoenlacafeteríadelHotelMilennium,enplenocentrodeLondres.Otrocuyacabezahabíasidoservidaenbandeja.Elcaso aún permanece bajo secreto de sumario, como casi todas las cosas queocurren en la trastienda de la geopolítica. Si a Emily J. Parker la habíanenvenenado,poralgúnmotivodebierondehacerloconunasustanciadeefectomuylentoyalolargodevariosaños,ajuzgarporsuhistorialclínico.

Fuera,enlatarde,seadensabanelhumoylaescarchajuntoaunsolitariocontenedordebasura.Laluzdelavandaqueenvolvíalaschimeneasseexpandíaenrachasdifusashaciaeloestecontonalidadesdeverdelimaynaranjatropicalen los bordes, como en una fotografía sobreexpuesta. A veces encuentro unabellezaferozenlascosasquesucedenenlospatiostraseros.

Echéunvistazoalastrespilasdefoliosdecoloresalineadassobremimesadetrabajo.Elmontónmásvoluminosoeraeldecolorrojo,dondehabíatratadoderecopilartodalainformaciónbiográficasobrelaescritora.Cuandolleguéalaficha deAlan Pearson, sentí una repentina emoción.Cogí los folios, entre losque había numerosos textos bajados de internet, y comencé a revisarlospacientemente.

Aquelhombrehabíaestadoalcargodemisionesdeseguridadnacionalenelveranode1940,cuandolosejércitosdeHitlerarrasabanEuropaylossoldadosbritánicos huían de Dunkerque como de una ratonera. Había compartido conEmily JaneParker secretos y riesgos profesionales y había convivido con elladurantecasidiezañosbajoelmismotecho.Eracontodaprobabilidadlapersonaquemejorconocíaa laescritora.Juntoshabíansalvadolasvidasdecientosdemilesdepersonasseguramenteyquizáhabíancondenadodeformainevitableladeotros.

Tardé algún tiempo en hacerme una composición de lugar. Algunosartículos me parecieron demasiado herméticos dadas mis limitaciones con ellenguajede los logaritmos.Demásutilidadmeresultaron lasnotaspublicadassobre Pearson por otros profesores eruditos, amigos o enemigos. Intentérecomponerlainformacióncontradictoriaaportadaporsuscontemporáneosdelmismomodoqueunaantropólogaforensetrataríadeordenarloshuesecillosdeloídomedioparaobtenerlaseriecompleta.Martillo,yunque,lenticularyestribo.

Según los testimonios, aquelmatemático cuyo cerebro albergaba infinitos

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cálculosdeprobabilidades,discípuloaventajadodeBertrandRussell,exponentemáximo del atomismo lógico, ajedrecista imbatible, miembro de la RoyalScientific Society y caballero de la orden del Imperio británico, habíaabandonadosusprincipiosmatemáticosdespuésdelaguerraysehabíaretiradoalpatiotraserodesuvidafamiliarcomounsoldadofueradecombate.

Esomesorprendióunpoco.Segúnconstabaensuhojadeservicios,desde1945Alan Pearson cobraba una pensión de laOficina deGuerra. Tal vezmemovieranlosprejuiciosalconsiderarqueuncientíficoderazanopodíajubilarsecomo otro profesional cualquiera. Un dentista o un sastre, por ejemplo.Probablemente teníasobrevaloradosa loshombresdeciencia,sobre todoa losmatemáticos. Desde octavo de EGB sentía hacia ellos un respeto enorme ydirectamente proporcional a mis problemas con las ecuaciones. Dentro de mivisión románticanoencajabaqueungeniode laaritmética regresaraa lavidacivil y sededicase a cultivarguisantes en el jardínde su casa comocualquierhijodevecino.

Sin embargo, eso fue exactamente lo que hizo Alan Pearson a partir delarmisticio.Variasversionesconfirmabanqueenesaetapahabíarechazadounascuantas invitaciones de universidades nacionales y extranjeras para darconferenciasconelargumentoincuestionabledecuidardesuesposa.Apesardetodo,parecequesiguióconservandoalgunasdesusviejascostumbres:continuójugando al ajedrez, largas partidas contra símismo, colaboró esporádicamenteconelTimesenlaseccióndecrucigramas,nuncaseapeóellápizdelaoreja,nocesó de buscar distracciones de profundidad en fórmulas interminables quellevabacosidasalinteriordelforrodelagabardina.Yviodestruirsealamujerqueamaba.

Yo sabíaque la clavede la semiótica estaba en lospequeñosdetalles.Laforma en que la gente lee el periódico, atiende el teléfono o elige suspasatiempos dice mucho más de una persona de lo que cualquiera estaríadispuesto a admitir. Lo pequeño le gana la batalla a lo grande en cualquierbiografía.Asíqueloúnicoqueteníaquehacereraseguirelreguerodelasmigasde pan del desayuno desde la cocina hasta el interior del bosque, comoPulgarcito.

CuandoPearsonmurióen1965,fueenterradoconhonoresacadémicosenel cementerio de Highgate, al norte de Londres. En su epitafio quiso quefiguraranlosversosqueundíahabíaescritosuesposa:

DownthepathwhichwedidnottakeTowardsthedoorweneveropenedBehindthequestionthatwedidnotaskFaraway,intotherosegarden…**

TimothyGordon soltó unmaullido entrecortado.Yo también empezaba a

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sentirhambre.Bajéalacocinaaporunsándwich.Lepusealgatounpocodelecheensuplatoylatragóentreslengüetazos.Luegodiounsaltohastalospiesdelacamayseenroscóeneledredónsinlamenorintencióndemoversedeallí.

Leer algunos poemas ayuda a reflexionar. Fue un momento apenas. Mesentía como un cruce entre Anna Karenina y Suzanne Vega, la cantautoraamericana. La ventana salpicada de gotas de lluvia, los tejados negros yrelucientes, y aquella pequeña luz abierta al ocaso me hicieron pensar en eldispersarsedelospájarosantesdelanoche.¡Quécosas!Unanuncasabeporquése le ocurren algunas ideas al atardecer como una última luz inesperada.Supongoque lamelancolía es comounapizarraquehayque llenar comosea.PenséenllamaraÁlex,claroquelopensé.Peroluegolleguéalaconclusióndequetalvezfueramejornohacerlo.

Cuandovolví lavista a lapantalladelordenador,medio la impresióndeque había transcurrido una eternidad. Sin embargo, allí estaba la respuesta deWhelanamipreguntaenformademensajemarcadoconprioridadalta:«Nosoyun experto en cuestiones de salud, pero por supuesto que estaré encantado detratarcualquierasuntoquepuedaayudarteentuinvestigación.¿Teparecebienelsábadoporlatarde?».

Perfecto,pensé,saturdayevening.

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CAPÍTULOXI

DownthepathwhichwedidnottakeTowardsthedoorweneveropenedBehindthequestionthatwedidnotaskFaraway,intotherosegarden…

Así, como una adivinanza, empezaba el poema Saturday Evening con el queEmilyJ.Parkerhabíaganadoen1939elconcursoconvocadopor laBBC.Uncomienzocrípticooromántico,segúnsemire.Amíelpoemamehacíapensarmás bien en esa escena deAlicia en el país de las maravillas cuando Aliciaempiezaaseguiralconejoblancoquesiemprellegatarde.Lasilustracionesdeloslibrosinfantilesnoseolvidanasícomoasí.Todovienedealgúnsitio,aunquenosepamosacienciaciertadedónde.

Tratabadeensamblaresoscuatroversosconlosdatosqueteníaymesalíaunaecuaciónextraña.Confiabaenquemidirectordetesispudieraayudarmeadespejar algunos interrogantes. Pero abordar a las bravas el tema de laenfermedaddelaescritorameproducíaciertaaprensión,comomentarlasogaencasadelahorcado.

—Yocreoquelatendenciaalosecretoerasumaneradeentendereloficio—dijo Whelan dando un rodeo, como si adivinara mi azoramiento, mientrasinclinabaligeramentelateterasobremitaza.

—¿Quéoficio?—preguntéinocentementesinpretenderresultarirónica—.Quierodecir,¿cuáldelosdos?

Whelansonrió.Lucíapajaritayunjerseydepicosinmangasqueacentuabasu aire profesoral. Aunque no estábamos en el College, sino en su casa. Elestudiomepareciómásamplioyacogedorquelaprimeravez,quizáporefectodelrayodeámbarqueenvolvíalaatmósferaconelprimersolinvernal.

—Elliterario,porsupuesto—respondió—.Creíqueeseeraelobjetodetutrabajo—memiródesoslayoconunaleveexpresiónburlona—,aunqueyaveoque no. O no sólo —matizó como queriendo rebajar el tono de fingidareconvención.Ytraselincisovolvióaretomarelhilopordondelohabíadejado—:Losecreto…Claroqueleinteresabalosecreto.Noolvides,Rebeca,queunbuenescritorsesalvaantesporloquecallaqueporloqueescribe.Loscríticosliterarios con su pedantería habitual empezaron a denominar esa característicasuyacomo«lopsicológicosubyacente»—continuó,ehizoungestoconlascejasquedejabaentreverquelaopiniónqueteníasobresuscolegasdelgremionoeramuyentusiasta,quedigamos—.Enrealidad,loquecreoesqueellanuncallegóa asumir de verdad su condición de escritora. Escribía a escondidas.Como sillevara una doble vida. No era nada extraño en aquella época, por otra parte.

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Tener una habitación propia para escribir, como defendía VirginiaWoolf, eraprivilegio demuy pocas escritoras en los años cincuenta. Recuerda que hastahace nada la mujer no tenía siquiera potestad jurídica para realizar el menortrámiteporsucuenta.Paratododependíadelmarido.

Cogí al vuelo laúltima fraseparadarle a la conversación el giroquemeinteresaba.

—PeroenestecasoelmaridodeEmilyJ.Parkereraunhombrede ideasavanzadas,segúntengoentendido,uncientífico,unlibrepensador,¿no?

—Desde luego —concedió Whelan mientras removía el azúcar con unacucharilla.Secallóunmomentoyladeólacabezahaciamí,entoncesmemiróconunamezcladecuriosidadyduda,comosimetantearaoestuvieracalibrandoel alcance de mi comentario—. Eres demasiado joven —dijo con ciertainfelicidad,oesomepareció,porquesequedóotravezmudomirandoelvientoen las ramas de los árboles del jardín trasero de forma ensimismada, comotambiénsolíahaceravecesmiabueloFrancisco.Luego,volviendoaretomarelhilo, añadió—: Pero no olvides, Rebeca, que ni siquiera los hombres másinteligentesdejannuncadeserhombres.

Unafraserotunda,solemne,paragrabarenmármol.Peropococoncluyente,comotodaslastautologías.

Fruncí el ceñoe intentéescudriñar su rostroa fondo,deunmodo talvezdemasiadointrusivo.Transcurrieronunossegundosde tirantez.Creoquedebiódesentirseunpocoincómodo.Peroyosólointentabasaberquédemonioshabíaqueridodecirconaquello.Esaeraexactamentelapreguntaquesubyacíaenmimirada.

—Bah, no me hagas caso —respondió él inmediatamente quitándolessolemnidad a sus palabras, e hizo un gesto con lamano como si apartara unamosca—. A mi edad uno tiene demasiado tiempo para pensar. Demasiadosrecuerdos…—sonrió, y se reacomodó cuidadosamente el cojín en la espalda,dandoporzanjadoelcomentario.

Perolamoscacontinuabaahí,revoloteandoenlaluzdelatardecer.Enalgúnpunto de la conversación se había producido una pequeña grieta, un silencioquizásinimportancia,comocuandorecogesunamonedadelsuelo.

Mearmédevalorylecontéloquehabíadescubiertoenelarchivomédico,haciendo una descripción bastante pormenorizada de los síntomas másalarmantesquepresentabaEmilyJ.Parkerenlosúltimosaños.

Whelan hizo un gesto leve con la cabeza en señal de asentimiento oresignación.Deprontomepareciómuyfatigado,sellevóunamanoalafrenteysepresionóligeramentelassienesconlosdedoscomosiledoliera.

—Noimaginéniporasomoquellegaraaestartangrave—dijo.

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Seguíaen lamismapostura, inmóvil,comodesfallecido, la tezapagadaomatederepente,losrasgosdesdibujados.Penséqueseríamejorcambiardetemaporelmomentoparadisiparlanieblaqueselehabíaagolpadoenelsemblante.

—Profesor,hayunacosaquenoacabodeentenderpormásvueltasqueledoy…—dijemidiendobiencadapalabra—.Quizáustedpuedaayudarme,alfinyalcabo,trabajóenBletchleyParkyestabaaltantodetodoloquesehacíaallídentro…

—Bueno, no de todo, ni mucho menos, no me sobrevalores —dijodestapándose el rostro con gesto lento—. Nadie estaba en todo, ni siquieraChurchill.Perosíconocíaalgunosdetalles,siesaesoaloqueterefieres.

—¿SabesiEmilyParker llegóasuponerenalgúnmomentounaamenazaparaalguiendedentro?Nosé…,alguienquelepudieratenerinquinaporalgúnmotivo, esas cosas pasan tanto en lo personal como en lo político y más,supongo,enunaguerra.ContodaInglaterraplagadadeespíasnazis,muchosdeellosbritánicos,nacidosyeducadosenGranBretañayfanatizadosocompradosporelenemigo.Segúntengoentendido,enlasguerraslastraicionesmásdañinasyvilesseproducenentregentedelmismobando.

—Nohabíatantosespíascomosedecía—dijorecobrandopocoapocoeltono—. Pero sí que es verdad que existía cierta psicosis. Se recelaba decualquiera.Tenencuentaqueéramosunpaísqueestabaperdiendounaguerra.Se inculcó a la población la ley del silencio, el miedo al vecino. Llegaron afuncionar listas negras. Pero Emily nunca figuró ni por asomo en ninguna deellas.Québarbaridad.¿Quétehallevadoapensarsemejantecosa?

—Nosé…Elmisteriodesudesaparición,lossíntomasdesuenfermedad,elaislamientodeellaysumaridodespuésdelaguerracomositemieranalgunarepresalia…

WhelansellevólamanoalabarbillacomoelpensadordeRodinymusitóalgo. No pronunció ninguna frase inteligible, sólo una especie de ronroneo:«Mmmm».Eseeselsonidoamortiguadodelpensamientonoverbalenalgunasespecies superiores y británicas de doctores honoris causa. Luego,afortunadamente,tuvoeldetalledetraduciraquelsonidoapalabras.

—Sí, laverdadesqueyo tambiénmehepreguntadolomismocientosdeveces—dijo—.Ahoraquelomencionas,creorecordarqueenunaocasiónhubounpequeñomalentendido.Nadaimportante.Aunquequizáparaellasíquetuvoimportancia.AlgunosenelParquecreyeronqueEmilyhabíatenidoalgoquevercon una filtración relacionada con unos formularios. Un completo disparate,conociéndola.Porsupuestosedemostróqueerafalso.NiPearsonniyodudamosdeellaniporunsegundo.Peroalgunoslaseñalaronconeldedo,yatepuedesimaginarcómoeraaquelmundo.Losrumoreseranmonedacorrienteysiempre

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ibanacompañadosdel correspondientevacío social.EsposiblequeaEmily leafectaramásdeloquepretendíadaraentender,ahoraquelodices.Ellasiempresemostrabaporencimadeesaclasedecosas,perosupongoquelaprocesiónibapor dentro—dijomientras semasajeaba el lóbulo de la oreja en un gesto dereflexión—.ElaislamientodePearsonnomeextrañótanto.Cuandolamentedeunhombrealcanzaciertoniveldeabstracción,puedellegarasufriralgúntipodedescompensaciones, por así decirlo. Les pasa a todos los grandes genios.Supongoqueeselpreciodeenfrentarsecaraacaracondeterminadosenigmas…

—¿Aquéserefiere?—Se volvió un poco maniático —dijo mientras tomaba la taza con sus

dedoslargosymirabaelfondo,comosibuscasealgúnindicioenlospososdelté—. Bueno—sonrió—, supongo que lo raro es que no nos volviéramos todoslocos.Pearsonempezóadesconfiardetodoelmundo.Estabaobsesionadoconencriptarloscódigos,demodoquesóloéltuvieraaccesoalasclaves.Comosisenegaraaentrarenunjuegodondetodoestabaamañadodesdeelprincipio.Esloqueconllevaestaclasedetrabajos—sentencióWhelanconlaconviccióndequiensabebiendeloquehabla—.Unavezquedescubreselentramadodelosandamios que sostienen el edificio, ya no puedes vivir dentro de él. Es comoperderlafe.Algoparecido.Otrodíasiquiereshablamosdeél,decómobuscabaloscálculosprecisos,decómodespejaba las incógnitasque losdemásdejabanpor imposibles, sin equivocarsenunca, o equivocándose lomenosposible, pormilésimas.Ahíestánsuslibros.Serefugióenelloscomoenunlaberintodondenadie,omuypocos,podíaseguirlo.

LaideadellaberintovolvióarecordarmelosversosdeSaturdayEveningylas ilustraciones del libro del Lewis Carroll, pero no quería interrumpir alprofesor,dadoelrumboquehabíatomadolaconversación,asíqueesperéaquecontinuara.

—Pearson siempre andaba detrás de algo —dijo haciendo un gestoenvolvente con el índice—. A veces pienso que lo que buscaba sólo estabadentro de su cabeza. Aunque, claro, ahora es muy fácil decir eso. Otro díahablaremosdeélsiteparece.PeroEmilynoeraasí.Eraunamuchachasociable,divertida y, almismo tiempo,muy perceptiva, sutil, con un sexto sentido, unpocomitómanatambién.Unavez,melaencontrésentadaconunlibrocomounacolegiala en las escaleras de la catedral de San Pablo, donde predicó JohnDonne, el gran poeta metafísico del siglo XVII —aclaró convenientemente elprofesorporsiyonoestabamuypuestaen lamateria—.Legustabahaceresaclasedehomenajesasusautoresfavoritos.Cuandomevioacercarme,pusocarade pocos amigos. «BobWhelan, ¡nome digas que has estado siguiéndome!»,dijo enarcando una ceja y apuntándome directamente con el dedo, como si se

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burlara.Seburlaba.—Elrostrodelprofesorresplandeciófugazmentealrecordar—.No legustabaquedescubrieransuspequeñoshábitos secretos—añadió—.Peronovayasapensarqueeraunamuchachaquevivíasóloparaloslibros,todolocontrario.LeencantabaelajetreodeLondres.Aunqueteparezcaextraño,laciudadsemanteníavivaapesardelascircunstancias.Lossoldadosdepermisoflirteaban en las calles, las revistas de moda seguían vendiéndose en losquioscos. Emily tenía buen gusto, «tener clase», se decía entonces. Suenaanticuado ahora, ya lo sé. Pero antes sonaba de otra manera. Podías verlaadmirandounosguantesenunescaparatedeBondStreet,haciendocálculosconel dinero, como cualquier chica de su edad, o subida al autobús de la líneaPicadilly mirando por la ventanilla y hablando animadamente con el primerdesconocidoque se sentara a su lado.Legustabaobservar lo quepasaba a sualrededor. No era propio de ella encerrarse en casa a cal y canto. Pero quiénsabe… Es complicado saber por qué la gente toma determinadas decisiones,quizáaquelincidentedelParqueleafectómásdelacuentaysefueencerrandoen su círculo. Cuando uno es joven, no sabe cómo enfrentarse a lasmurmuraciones. Ella admiraba muchísimo a Pearson. Estaba enamorada. Laspersonas cambian cuando se enamoran, renuncian a cosas. No sé… El amorverdaderoesunenigmaquenohaymaneradedescifrar—dijosinénfasis,comoquien repite un lugar común—.Dejó de relacionarse con la gente del Parque.Bueno, menos con su amiga Brenda Mulligan. A ella sí que siguió viéndolaalguna que otra vez, según creo. PeroEmily se borró delmapa.No sé…, susrazonestendría.Enunaocasiónmelaencontréporcasualidadenlaseccióndelibrería de los almacenes Towsend Brothers. Fue algún tiempo después de laguerra,unañoomásquizá.Estabadesmejorada.Lepreguntésiestabaenferma.—Whelan hizo un silencio, parecía experimentar una pausa cada vez quetocábamosese tema,unaespeciedeobstruccióno tropiezomental—.Yasé…,yaséqueteinteresamuchoelasuntodesusalud,Rebeca,perometemoquenovoyapoderayudartegrancosa.Nosoymédico,yaunquelofuesemetemoquetampoco hubiera servido demucho.—Whelan resopló vagamente, como a supesar—. Emily tenía la piel muy tirante en los pómulos y un cerco violetaalrededordelosojos.Aunqueseguíasiendomuyhermosa.Llevabaunaboinadelanadecolorbeisconunribetedetelaescocesa,meacuerdoperfectamente.Dijoquenoseencontrabamuybien.Lodijomirándoselapuntadeloszapatos,comosi se avergonzara de ello o pidiera disculpas.Luego supe por unos amigos encomún que la habían tenido que ingresar en el hospital deWestminster y quePearson había abandonado su trabajo para cuidarla —dijo con una miradaausente,ysedetuvootravez.Porunmomento temíquefueraaponerfina laconversación, pero continuó—:Fue entonces cuandome decidí a consultar su

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historialmédico,comoteconté.Nocreasquefuefácil,elParqueyanoestabaenfuncionamientoenaquellaépocaytuvequerecurriraunamigodeentoncesqueaúnconservabasusinfluencias.Perocomoyatedije,alnoencontrarnadaenlosarchivos deBletchley, concluí que se trataba de una indisposición pasajera.Yesofuetodo.Yanovolvíaverla.

—¿Ynoseinteresómásporella?Whelanseencogiódehombroscomoquiensepregunta:¿paraqué?—Eranamigos,habíantrabajadojuntos.Nosé…¿Nopensóeniravisitarla

al hospital? —De pronto decidí dejarme de contemplaciones, mi tono erainquisitivo.Habíapasadoalcontraataque.

—Estabacasada—contestóbajandounpocolavoz.—Perounosepreocupaporlaspersonasindependientementedesuestado

civil—dijeconaspereza.Queríaprovocarlodeliberadamente.Sabíaqueaquellaeramiúnicabazasideverdadqueríasacaralgoenclaro.

—Ellamepidióporfavorquenolohiciese—dijoelprofesor,ydejócaerlamano a plomo sobre el brazo de la butaca en un gesto que me pareció deautojustificación.

—¿Y usted le hizo caso así sin más? —mi tono continuaba siendoacechante, de leve incredulidad, de censura implícita—. ¿La abandonó a susuertesinningúnmotivo?

—¡No! —soltó Whelan reaccionando ahora enérgicamente, como si lehubieradadounpisotón.Crispólasmanosnudosascontraelbrazodelsofá.Levitensarlasmandíbulas,encajarlosdientes—.Sinningúnmotivo,no—dijoconuntonodevozfuerteyseco—.Habíaunmotivo.

Enesemomentoseprodujounpuntodefracturaenlaconversación.Mediperfecta cuenta de que estábamos a punto de entrar en terreno sensible. Mequedéquietayagucéeloídocomounperroperdigueroqueolfateauna liebre.Nodijenada,seguíquietaesperandoqueelprofesorañadiesealgomás.

EntoncesWhelanlevantólavistaylafijóbienenmí.—¿Porquépiensasqueestásaquí,Rebeca?Noirásadecirmequecreesen

lascasualidades,¿verdad?—¿Perdón?—fue todo loquealcancéabalbucear.Estabacompletamente

descolocada.Tragué saliva. ¿Qué demonios estaba pasando allí? ¿Me había perdido

algo?Eraevidentequesí.Intentérebobinaratodavelocidadyrecordarlaprimeravezquemehabía

puesto en contacto con el profesor Whelan: mi proyecto para la beca de laFundaciónBarrié;aquelempeñoquea todoelmundoleparecíaunalocura;elinformefavorable,noobstante,deRamónVillares,elrectordelaUniversidadde

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Santiago; la conversación con él en su despacho; su mirada de satisfaccióncuandoleentreguéelborradordelproyecto.HabíasidoélquienmehabíapuestoencontactodirectoconWhelan…Y,entonces,enalgúnlugardemicabezaalgohizo clic. Aquella sensación de pensamiento fugaz que llevaba acechándomedesdenuestroprimerencuentrosedesvelódeprontoantemícomosilosfarosdeun coche iluminaran la carrerita de una liebre en medio de una carreteranocturna.Deprontotuveelpresentimientodequetalvezelprofesortuvieraalgoqueverconlaaprobacióndemiproyecto.Esascosasocurren.Lascoincidenciasno existen, siempre responden a alguna causa, aunque una no tenga lamenorideadelosmimbresqueempleaelazarparatejersusredes.

Notabaunaespeciedeaturdimiento.Recuerdoqueunavezmeocurrióalgoparecidoenelpatiodelrecreoduranteunpartidodevoleibolcontralosde3.ºA.Deprontoalgomedeslumbróynovivenirlapelota.Haymomentosasí,enlosqueel tiempo transitapor tusvenasacámara lentacomosialguien lehubieradadoalbotónderalentizaryunasequedaconunpalmodenarices.

—Tengo ochenta ymuchos años,mi querida niña—continuóWhelan—,todavía estoy en buena forma y no me preocupa la muerte. Tampoco sufrodemenciasenil.Peroséquenomesobraeltiempo.Estoyenesaedadenlaqueunodebehacerbalance,concluirlascosasquehadejadoamediasyrepararenlamedida de lo posible las que haya podido hacermal.—Su voz sonó firme yclara, pero sus ojos a través de los cristales de las gafas tenían una expresiónopacayvelada…

—Pero…¿cómo?¿Acasosugierequeestohasido ideasuya?—conseguífarfullarincrédulacuandoalfinpudesalirdemimutismo.

—¡Porel amordeDios,Rebeca! ¿Porquiénmehas tomado?Nosoy tanmaquiavélico —dijo—. Hace mucho tiempo que conozco a Ramón Villares.Cuandome comentó que había una estudiante que quería hacer su tesis sobreEmily J. Parker, me di cuenta de que era exactamente lo que había estadoesperandodesdesiempreaunsinsaberlo.Y,comoesnatural,hiceloqueestuvoenmimanoparaagilizarlostrámites.Nadamás.—Secallóunmomentocomopara dejar que se aplacaran mis recelos y luegomemiró con una mezcla decomplacencia y consideración—. Tiene gracia que ninguno de nuestrosestudiantessehayainteresadonuncaporunaautoracomoellayquetengaquevenirunabecariaextranjeraadesenterrarnuestrostesoros.

—Tampocoestanraro—respondí—.LosmejoresensayossobreFedericoGarcía Lorca, nuestro poeta nacional, los han llevado a cabo investigadoresextranjeros, anglosajones concretamente —dije pensando en la excelentebiografíadelautordeRomancerogitanoescritaporIanGibson.

—Sí… Supongo que tienes razón. Se necesita cierta distancia para tener

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una perspectiva. Por eso supe que tenías que ser tú. He pedido informesacadémicos,heleídotuproyecto.Esoriginalyrigurosoalmismotiempo,audaz.Distinto. No, no creas que estoy dándote coba. Soy un perro viejo. No sueloequivocarmeenmisapuestas.

Me sentía como un insecto raro observado a través de la lupa de unmicroscopio.Asíquehabíasidoinvestigada.LaUniversidadhabíafiltradodatossobre mi expediente y perfil de estudiante. Una parte de mí estaba furiosa ypugnabaporlevantarseysalirairadamentedeallí,perolaotrasesentíahalagadayme obligaba a permanecer atornillada al sofá. No sabíamuy bien si seguirenfadada o darle las gracias. Es una cosa que me pasa a menudo con loshombres.

—¿Y por qué nome contó todo esto antes? ¿Por qué ha esperado hastaahora?—preguntétratandodemantenermeenmistrece.

—Necesitabaestarsegurodequeibasacontinuartutrabajo,quenoibasaabandonarlainvestigación.

—¿Quélehacepensarquenovoyahacerlo?Whelanserioconligeracondescendencia.—Recuerda, Rebeca, que durante muchos años mi trabajo consistió en

reclutaralaspersonasadecuadasparacadamisión.Sin duda RobertWhelan era un contrincante hábil conmuchas horas de

vuelo,yyosólounaaprendizreciénsalidadelcascarónquemelasdabadelistaynisiquieraparecíadueñademispropiasdecisiones.

—Vamos, no te enfades, Rebeca. Ahora que ya están las cartas sobre lamesa,voyaenseñartealgoquetegustará.

Seacercóa la libreríaysacóunacarpetadelestante inferior.No lecostóagacharse,peroalincorporarsedenuevotuvoqueapoyarseenunadelasbaldasylohizoconbastantedificultad.

—Mira—dijosacandounestuchedeunsobreprecintadoconellogotipodela BBC—. Hace tiempo que estaba esperándolo. Me ha llegado esta mismamañana a través de un viejo amigo periodista, pero he preferido esperar paraverlocontigo.—Era increíbledequémanerase le reavivaba laexpresiónantecualquier expectativa—. Son las primeras imágenes en color del Blitz deLondres.Inéditas.Unaprimicia.Noteloesperabas,¿eh?

—¿Yde dónde ha salido semejante reliquia?—pregunté con retintín.Nomeibaaengatusartanfácilmente.Todavíaseguíaaladefensiva.

—Al parecer la película fue descubierta en un ático que perteneció a unmiembrodeladivisiónantiaéreabritánicamuertoen1957.UntalPeterAbott.Susdescendientesvendieronelinmueble,yentresusefectospersonalesaparecióesta grabación. Pero lo extraordinario es que, además de las tomas de los

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bombardeos,estántambiénlosdesfilesdelaVictoriacelebradosposteriormenteentodoslosaniversarios.Porlovisto,altipoleencantabanlasparadasmilitares.Se dedicó a grabarlos puntualmente comootros filman los cumpleaños de susnietos.EllaboratoriodelaBBChadigitalizadolasimágenesyestápreparandounmontajeparaemitirloenunprogramaespecialesteveranocoincidiendoconel 70 aniversario del inicio de la Segunda Guerra Mundial. La grabacióncompletaduraunas cuatrohoras, perohanconseguido reducirlas aveinticincominutospara suemisión—dijo sacandocuidadosamenteeldiscocompactodesufundadeplástico—.Estacopiacontienecomovalorañadidoelanexodelosdesfiles,que,porsupuesto,noapareceráen laversióndefinitiva,sinoqueserácatalogado comomaterial de archivo. Lo equivalente a tres o cuatro rollos depelícula,paraque tehagasuna idea—remarcócon tonodeadmiración—.Undocumentohistóricodeinestimablevalor.

Por un momento olvidé mis resquemores. Mi cabeza ya estabacompletamente bajo el influjo de la secuencia. A veces tiendo a creer que larealidadesunjuegodesmontabledepiezasquenosofrecelavidayquenuestrocometidoesintentarordenarlo.

—Sidicequeelbrigadistamurióen1957—penséechandomiscálculosenvozalta—,esposiblequehayaimágenesdeTrafalgarSquaredel8demayode1955. Ningún apasionado de los desfiles se hubiera perdido el décimoaniversariodelaVictoria.

Whelan sonrió con indisimulado deleite. Una sonrisa que en algúnmomentodebiódeserpeligrosayqueapesardelosañosnohabíaperdidounápice de su carga irónica y de su punto de malicia, atenuado apenas por esaconmiseracióncariñosaquesuelendedicarlosmaestrosasusdiscípulos

—Muybien,Rebeca,veoquevasatandocabos.

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CAPÍTULOXII

SeguramenteEmilyJaneParkernoeraunamujerfelizel8demayode1955.Esposiblequealgolamordierapordentro,nosabemosmuybienqué.Quizánolosepamosnunca.Muchospensamientoscrudosunamujerselosllevaalatumba.

EsoalmenosesloquedecíasiempremiabuelaLola.Supongoquelodiríaporalgo.Algunasveces,mientrasmihermanayyohacíamoslosdeberesenlamesadelacocina,ellaseponíaamirarporlaventanadeencimadelfregadero,yentoncescasipodíamosoírelsonidodesumenterenqueandocomoelmotordeuncocheundíadeinvierno.

¿Quién puede conocer a fondo el corazón de nadie?Nome refiero a lossentimientos,queafloransuperficialmente,aunquenosparezcanmuyprofundos.Merefieroaloquehayenelfondodelacueva.

Niunamismasabeaveceslaverdad.Setomandecisiones,sehacenplanes,peromuchas cosas suceden sin que nos demos cuenta. Como si una parte denuestrocerebronoquisieraenterarse,prefirieranosaber.

A lo mejor Emily J. Parker era también una de esas mujeres que dejancorrer el agua del grifo mientras miran por la ventana. De una en una vancayendolastardesenlaciudadmientraslosautobusespasanhaciendoeseruidotancaracterísticoalcircularporencimadeloscharcos,lascalleshormiguean,lastiendas abren sin grandes dispendios, modestamente, sin alharacas, comocorrespondeaunambientedeposguerra.Yenlacueva,¿quéocurreenlacuevamientrastanto?

Esapreguntameobsesionaba.Conformemeacercabamásalpersonaje,losmotivos de mi interés habían ido cambiando. Ya no se trataba sólo de unacuestiónde fascinación literaria.Suobrahabíapasadoaunsegundoplano.Setrataba de algo mucho más imperioso. Necesitaba entender. Era una cuestiónpersonal,porquenadie,salvoyo,puedesaciarelmonstruodemicuriosidadunavezqueesemonstruosedespierta.Teníaquesaberquélehabíasucedido.Aella.AEmilyJ.Parker.Fueracomofuese.

Por supuesto que era perfectamente consciente de que después de tantosañoslacosanoibaaresultarfácil.

Preguntarmeporsufelicidaderaunamaneradeatravesar ladistanciaquemeseparabadeella.Deabordarelmisteriodesudesaparición.

¿Quéideadelafelicidadpodíatenerunamujerdelsiglopasado?Quizáserfeliz entonces era sólo un conceptomatrimonial, un poco vulgar y exagerado,comoesossombrerosgrandesconplumasdepavorealquellevanlasseñorasenlascarrerasdeAscott.¿Paraquéibaaquererunaescritoraserfelizpudiendoser

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cualquierotracosa?Pensabamuchoeneso.Pensabaquehaydíasenlosqueaunamujertodole

lastima: el aire azul de una mañana de primavera con algunas nubes, latranquilidad mullida de una casa acomodada, la inocencia de las cosas, lapromiscuidad de esas mismas cosas. Los cajones llenos de camisas biendobladas,el librodeJohnDonnesobre lamesitadenoche, losmartillazosconlosquealguiengolpeaconinsistenciaunmotorenelgaraje,lasgalletitasdenatade sumarca favorita servidas como si nada en la bandeja del té, un seto conhortensias azules en el jardín, la botella de leche en la puerta igual que cadamañana.Anteeltelóndefondodeesoselementoscotidianos,inocentes,undíaunamujertiradelmanteldeldesayunoytodosaltaporlosaires.QuizáfueraesoloquelehabíasucedidoaEmilyJ.Parker.Ellalosabía.Enelfondoteníaquesaberlo.Todoestabaconstruidosobreelabismo.

Las galletas eran escocesas de la marcaWalkers y venían en una cajitaforrada con tela de cuadros rojos; JohnDonne escribióun soneto tituladoTheGood-Morrow (Los buenos días), en el sigloXVII y también fuepárrocode lacatedraldeSanPablo,comomuybienseencargódeexplicarmeelprofesor;ellechero se llamaba Teddy, repartía las botellas en un carrito que llevabaenganchado a la bicicleta y era tartamudo. Esas cosas las había ido yoaveriguandopormicuentaylasteníaapuntadasenmilibretitadebolsilloporsialgúndíapodíanservirmedealgo.Justincase.

Dicenquelaúnicaverdaddeunescritorestáensuslibros.¿QuiéneraenrealidadEmilyJ.Parker?

Sabemosquedepequeñalegustabasubirsealosárboles,noeraunaniñaasustadiza.Sabemosqueestabaorgullosadesupadre,excombatientedelaGranGuerra.Peroquémujernoestáorgullosadesupadreymásenunafamiliacontantasmujeresdearmastomar.Sabemosqueteníatrestíasluteranas,lectorasdelaBiblia,quellamabanalaropainterior«esascosas»yqueentreellashablabanen verso.Yo sobre eso también podía decir algo.No porque tuviera unas tíasluteranas,líbremeDios,peroyaleshehabladodelascapitanasdemifamilia.

Enlacasadelaaldeateníamosunacocinaquenoeraunacocinanormaldevitrocerámicani nadapor el estilo, sinounaplanchadehierro alimentada confuego de verdad, como los altos hornos siderúrgicos. La llamábamos «labilbaína».LafrasedemiabuelaLolacuandotrajinabaentreloshornillosyselecaía un cucharón al suelo era: «Detente, Abraham». Así, por las buenas. Sivolvía a tener otro tropiezo doméstico, porque con la edad y el vapor de lospucheroslascosastendíanaresbalárseledelasmanos,lajaculatoriacontinuaba:«Saulo,Saulo,¿porquémepersigues?».MihermanaBeayyoconvivíamosconaquellosdos señores sinmayoresproblemas.Yocreíaqueel talSauloyel tal

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Abraham eran hombres de la familia, tíos carnales o lejanos que habíanemigradoaBrasilenlostiemposdelhambrecomoelrestodelaparroquia.Peroundía,Bea,quesiempreestabaaltantodelavidadetodoelmundo,mecontóenvozbaja,comosilosupieradebuenatinta,lodelsacrificio.Noeslaclasedeconfidencias que suelen compartir las niñas pequeñas en su cuarto con la luzapagada.Peronosotrasnoéramoscomolasdemás.AmíaquellahistoriadeunpadredispuestoaclavarleuncuchilloporlaespaldaasuhijoparaofrecérseloaunDiosdesconocidomepusolospelosdepunta.Desdeentoncesmirabahaciala cocina con aprensión, por si en elmomentomenospensado se producía unresplandoryaparecíaaquelpadrecuchilleroalquesiempreimaginéconlacaradeJackNicholson.Vivíaconeltemorconstanteaunacarnicería.SupongoqueEmily J. Parker también habría tenido que lidiar lo suyo con personajes de lamismacalañayencimaluteranos.¡PorDios!

Pero cada cual se las tiene que apañar con la influenciamoral que le hatocadoensuerte.Porlodemás,lainfanciadelaautorainglesafuemásomenoscomoladecualquiera.Sabíalosnombresdemuchasplantas.Seconstruyóunacabaña en un árbol donde guardaba sus cuadernos. Tenía una colección demineralesyotrade insectos rarosquehabíaheredadodesupadre,elhéroedeguerra;undía secayóal ríoyestuvoapuntodemorirdehipotermia,perosesalvó.Eraunaniñafuerte;sudespertarsexualcomenzóalosdiecisieteañosenunnidodeespíascomoBletchleyPark,llenodetiposqueseentendíandetúatúconelnúmeroPi.LaSegundaGuerraMundiallacogióporsorpresa.Sobrevivióatodoslosbombardeos.Peropocodespuésempezaronlosproblemas.Síntomasraros. Trastornosmédicos que no respondían al tratamiento y que seguían uncurso inusual. Persistente. Desconcertante. Analíticas que no acababan deencajarconlahistoriaclínica.Unasituacióndedebilidadquelaabocabaaunavigilanciapermanente.

Me preguntaba a quién pertenecía la voluntad de una enferma. ¿A ellamisma? ¿A los médicos? ¿A sus familiares? Un día esa mujer que no seencontrababienhizomutisporelforoynuncamásvolvióadarnoticiasdesuexistencia. Y ese, así, fue su final. Sin explicaciones, sin conclusión, sindespedidas.Sinmás.

Con la cargadevanidadque suele caracterizar lahistoriade la literatura,queunaescritora fueracapazdepasaralanonimatodeunamanera tanradicalresultabacuandomenosdesconcertante.

Unamujerdesaparecedelmapa,sequitadeenmediooesasesinada.Nadiehabla del asunto. Como una nube que tapa el sol, así cae el silencio sobreLondres.Nosabeuna,enfin,quépensar.

Tal vez el sentido de la vida de Emily J. Parker quedaría oculto para

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siemprecomoeloriginalperdidodesuúltimanovela.«Elcaminoquenotomamos,lapuertaquenuncaabrimos,lapreguntaque

nohicimos…».Aquelloempezabaaparecersecadavezmásadarsedebrucescontrauna

pareddecementoenlaoscuridad.PoresoseguramenteestábamosallíelprofesorWhelanyyo,enuncuarto

oscurocomounacueva.Lahabitaciónsehallabaenlaplantabajadelavivienda.Las casas antiguas de Bloomsbury suelen tener trasteros interiores bastanteampliosconpanelesdemaderaalosqueselespuededarmúltiplesusos,segúnlapreferenciadesusdueños.Esteenconcretoparecíaacondicionadocomosalade proyecciones. Al fondo había desplegada una pantalla enrollable de dosmetros por dos frente a un potente cañón de luz colgado del techo ypresumiblemente conectado al ordenador portátil que estaba sobre lamesa decuerpopresente.Whelanserefiriódespectivamenteaélcomo«elcacharro»:unAppleG4deúltimageneración,porloquepudecomprobar,protegidoporunacarcasa de color granate, con procesador de alta velocidad, provisto deBluetooth, y con grabador de cedés y deuvedés incorporado. No soy ningunaentendidaencochesdecarreras,peromeparecióqueaquel«cacharro»podíaseralainformáticaloqueunFerrariauncircuitodeFórmula1.

—Rose, ¿le importaría traernos unos vasos de whisky? —pidióamablemente—. Sin ningún puñetero cubito de hielo —añadió con un tonoligeramenteimpostadocomosiimitaraaunviejoactordecine:RichardBurtonoJosephCotten.

LaseñoraGriffincumplióelencargoalpiedelaletra.Habíacolocadounoscojines de punto sobre los dos butacones orejeros. Se me ocurrió pensar quequizá había tejido ellamisma las fundas a ganchillo y que probablemente loshabríautilizadoalgunavezcomorespaldomientrasacompañabaalprofesorenotras sesionesdeproyección, sentadocadaunoenunsillón,durante las largastardesdelosinviernoslondinenses.Noséporquépenséeso,laverdad.Talvezfuera por el gesto cotidianode ahuecar los almohadones conunaspalmadasoporlaformadedetenerseunmomentoenelumbraldelapuerta,antesdesalir,conacostumbradafamiliaridad,comosifueraadeciralgoqueporalgunarazónprefirió callarse. Debía de llevarmuchos años al servicio del profesor. Quiénsabeloquerigeenlasvidasajenas.

Whelanintrodujoelcedéenelportadiscosyaccionóelmandoadistancia.Alinstantelapantallasellenódehumo.

Alprincipionosedistinguíabienelfondo,peropocoapocolaimagenfuedefiniéndose hastamostrar un autobús de dos pisos circulando entre edificiosderruidosycasasenllamas.Lanitidezeramenorenlosrostros,peroenunade

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las secuencias se podía identificar perfectamente al mismísimo WinstonChurchillconunabrigogrisduranteunaevacuacióndeheridos.HabíauncráterenormejuntoalBancodeInglaterra.Dabalaimpresióndequeelproyectilhabíareventado dentro de la pantalla y las llamas provocaban una especie deespejismo como en la escena del tren ardiendo en el desierto de la películaLawrencedeArabia,quetantomehabíafascinadocuandovilareposiciónunavísperadeNavidadenelcineCapitol.

Losveinticincominutosdemetrajesemepasaronenunsuspiro.Ignorabaquématerialhabíandesechadoparamontarlo,losfotogramasdescartados,peroel resultado final me pareció magnífico. Allí estaba en toda su crudeza eintensidadlacampañaaéreaemprendidaporHitlercontraLondresentreel7deoctubre de 1940y el 6 de junio de 1941.Setenta y seis días lloviendohierro.Cuarentamilmuertos.Unmillóndeviviendasdestruidas.

—Pareceincreíble,¿verdad?—Whelansequedócalladouninstantecomoquienmedita—.Talvez losviejosdeberíamosaprenderaaceptarelpasado—dijoconciertamelancolía.

Me pareció que hablaba consigo mismo, como hacen con frecuencia laspersonasmayorescuandotransitanporsusrecuerdos.Asentísinsabermuybienqué decir. De repente lo vi cansado, con su whisky en la mano, absorto, lamiradaselehabíaensombrecido.Debíandeseryacercadelasocho,unahoramás que tardía para una visita si tenemos en cuenta los usos y costumbresbritánicos.

Mehabíapuestoyadepieparadespedirme,peroelprofesormedetuvoconungestodelamano.

—Permítemeque te retengaunpocomás,Rebeca.Todavíanos faltaalgo—dijorecuperandosutonojovialsinrastrodefatiga—.¿NopensarásperderteeldécimoaniversariodelaVictoria?

Resultaba admirable la capacidad que teníaWhelan para recomponerse apesardesuedad.

—Porsupuestoqueno,profesor—dijearrellanándomedenuevoenelsofásinhacermederogar.Sabíaqueeldesfilenoibaaaportarnosnadanuevo,perosentíaverdaderacuriosidadporpalparelambientedeaquel8demayode1955enelquelaescritorahabíasidovistaporúltimavez.Undomingodesterradodelinfinito,quediríaBaudelaire.

Según me había comentado Whelan, la persona responsable delDepartamento de Archivo Documental en la BBC era David Bloomberg, unfamosoperiodistaparlamentarioquecuandosejubilópasóarealizartareasenelArchivodelacadenadetelevisiónbritánica.Elprofesoryélseconocíandelosviejostiemposysedebíansuficientesfavorescomoparajustificaraquellacopia

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privada.Desde luego que el tipo de la división antiaérea que había grabado las

imágenesnoeraningúnaficionado,parecíatenersentidodelasecuenciayciertoolfatoperiodísticoparacaptarlaatmósfera.

Focos barriendo el cielo nublado a las doce del mediodía. Pequeñasbombillas encendidas en los monumentos principales. En la escalinata de laNationalGallery se veía unamultitud agitando banderines con la cruz deSanAndrés.Lastomaspanorámicasdeldesfilesemezclabanconalgunosprimerosplanosdelamuchedumbrequeobservabalasacrobaciasaéreasylasmaniobrasmilitares.Unaancianadeabrigonegroconunaescarapelablanca,rojayazulenlasolapa.Unachicadeuniformeblancoconunabandejadecarameloscolgadaalcuello,unsoldadointentandoponerenmarchaunaviejamotoTriumph,unaadolescente rubia agitando una bengala, los bobbies con silbato y capelinatratando de contener a la gente tras la barrera de las aceras, un panadero conmandilasomadoalaentradadesuestablecimiento…

De prontoWhelan detuvo ahí la imagen, se puso de pie ymiró hacia lapuertaporlaquehabíasalidolaseñoraGriffin.Penséquetalvezqueríapedirlealgo,lasgafasounachaqueta…Laplantabajanoestabatancaldeadacomosudespachoenelpisosuperiorysenotabaladiferenciadetemperatura.

—¿Necesitaalgunacosa,profesor?—preguntésolícita.EnlapantallacongeladasepodíaverlaesquinadeCharingCrossllenade

gente y el nombre en letras rojas de la pasteleríaMulberry fundada en 1925,segúnrezabaelletrerodelamarquesina.

Whelannorespondió.Yfueentoncescuandodeprontomedicuentadequealgo no iba bien. El profesor estaba visiblemente pálido, encogido sobre elcostadoizquierdoenunviolentoescorzo,agarrándoseelbrazo,comosiungolperepentinodevientolohubierazarandeadoenmediodelacallehaciéndoleperderelequilibrio.

—¡¡¡SeñoraGriffin!!!—llaméangustiadamientrasintentabasocorrerlo.No recuerdo con exactitud lo que pasó a continuación. Debieron de

transcurrir apenas unos minutos hasta que llegó la ambulancia, pero meparecieronhoras.Recuerdoelsonidodelasirena,laspotentesrampasdeaccesoal vehículo por las que el personal sanitario empujó la camilla en la quetransportaban a un RobertWhelan sin ningún signo aparente demantener lasconstantesvitales.

Lanocheapartirdeesemomentofuetranscurriendoatodavelocidadenunplano inclinadocontrael filode laventanilla,como lasuperficienegradeunapizarra,mientras la ambulancia se abría paso entre el tráfico. Fuera, la ciudadbrillaba salpicada por estallidos intermitentes de color azul cobalto, breves y

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enigmáticos, igual que esas cosas que se recuerdan repentinamente y luego sedejancaerdenuevoenelolvido.Sentíqueelmundoanuestroalrededoreraundelicadomecanismode relojería.Hasta entoncesyonuncahabíavistomorir anadie.

Noséporquémeacordédelhombrequearreglabalasvarillasrotasdelosparaguas cuandoyo eraniñayque aparecía enbicicletaporun extremode lacallejustoantesdequearreciaraelinvierno,yrecordétambiénlossilenciosdemi abuelo Francisco y los pájaros deÁlex aterrizando cada uno en un tejadodistinto.

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SEGUNDAPARTE

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CAPÍTULOXIII

No es queRobertWhelan hubiera sidomuymetódico como director de tesis,perome había acostumbrado a él. A pesar de nuestros escasos encuentros, lacomunicación por correo electrónico había funcionado desde el primermomento. Su manera un poco hitchcockiana de soltar la información,guardándose siempre una carta en la manga, estimulaba mi imaginación. Lehabía cogido el tranquillo, por así decirlo.A veces sentía como si el profesorhubieraestadoeducándomeasumaneraopreparándomeparaalgo.Talvezparaafrontar las cosas sola. Aunque una nunca acaba de estar preparada para eso,claro.

Nisiquierahabíapodidoiravisitarlo.SólolaseñoraGriffinteníapermitidala entrada en la uvimedia hora por lasmañanas.Me sentía perdida sin él, unpocoestafadaencuantoalasexpectativas,comounamisionerasinfe.

Enmesymediosólohabíalogradoreunirunmontóndeinterrogantessobrela vida de Emily J. Parker que no iban a ninguna parte. No tenía nadaconcluyente, ninguna tesis novedosa que pudiera apoyarse en hechos odocumentos.Miapuestahabíasidodesdeelprincipioencontrarenlabiografíade laescritoraunapiezaquepermitierauna interpretacióndelpersonajey,porextensión,detodasuobra.Unaespeciedellavemaestraqueloexplicaratodo.Pordescontado,yosuponíaqueesapiezateníaqueverconsudesaparición.Yeseeraprecisamenteelpuntoenelquemitrabajohabíaembarrancado.Estabaen un maldito callejón sin salida. Me pasaba las horas encerrada en aquellabuhardilla en la que había llegado a un punto muerto como investigadora,sentada delante del ordenador, obsesionada con preguntas para las que jamásencontraría respuesta y sin tiempo para salir a correr, que es la únicamaneraefectivadellegaraalgunaparte,comotodoelmundosabe.

De niña yo era bastante buena corriendo. El entrenador del equipo deatletismo del colegio decía que me faltaba estilo, pero que tenía zancada.Supongoqueeraunelogio.Miformadellegaralametaeraunpocopeculiar,trotando,medioescoradahaciaunlado,atrompicones.Bueno,enrealidadesaesmimanera de hacerlo todo en la vida.Bea, en cambio, tenía losmovimientosarmoniososdeunagarzareal,peroeramáslenta.Puestosacorrer,mejorcorrerrápido, creía yo. Pero a veces la meta no es la línea recta perfectamentedelimitada de los campeonatos escolares, sino un territorio abrupto, lleno dependientesencurvayprofundosdesnivelescomofosososcurosdeaniquilación.Asíestabanlascosas.

Oseaquemepuseelchándal,laszapatillasdeportivasylosauricularesdel

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MP3.Elejercicioduroeintensivosiemprecontribuyeamejorarmisfacultades,me ayuda a pensarmejor y demaneramás profunda.Marzo había traído unafalsa primavera, y lucía un sol pálido y helado que hacía todo lo posible pordespuntar sin grandes resultados. En la calle tuve que esquivar unos cuantospuestosdeflores,carritosdebebés,estudiantesenbicicletayparejasconperrohastaqueporfinlleguéalaverjadehierroquerodeaKensingtonGardens.LosparquessonlamejorbazadeLondres.

Sentíaelmordienteairefríoenlospulmones.Hacíamuchotiempoquenoentrenaba. Antes, Álex y yo salíamos a correr todos los sábados por elcementeriodeSantoDomingodeBonaval,conlahierbamojadahumeandoconelvapor.Avecesyomeadelantabaunpardemetros,mevolvíaretadorahaciaél,quecontinuabasinvariarelritmoconsuchubasqueroamarillofosforescente,ymereíade lejoscomounamedallistaolímpica;entoncesélmealcanzabaendoszancadasymedabaunapatadaenelculo.Elesfuerzofísicocompartidodamucha energía. Una energía salvaje llena de voluntad y radicalismo como elsexo.

DesdemillegadaaLondresnohabíatenidonoticiassuyas.Niuncorreo,niunallamada.Debíadeestarmuycabreado.DuranteuntiempoelcuerpodeÁlexhabía sido para mí un refugio de la biosfera. El único lugar seguro, por asídecirlo.NoesqueÁlexfueramuydadoalasmanifestacionesverbalesdeafecto,pero creo que su manera de no-decir-las-grandes-frases-de-amor-que-una-siempre-espera-oíreraunaformadeponerasalvoelsentimiento.Deprotegerlo,porasídecirlo,comosifueraunalbatrosocualquierotraespecieenextinción.Los ornitólogos ven las cosas a sumanera.Amí los pájaros siempreme hanparecidounaespecieinsondable,igualquelosniñospequeños.CreoquesialgúndíallegaraatenerunhijoconÁlexestaríatodoelratotemiendoquesefueraacaerdelnido.MiabuelaLoladecíaquecriarunhijoeracomotenerunasarténsiemprealfuego,supongoquelodiríaconconocimientodecausa.Otrasmujerestienen un reloj biológico para resolver estas cuestiones, pero el mío debía deestaraveriado.Nomeveíacapazdeperpetuarlaespecieasícomoasí.Esahabíasidounadenuestrasdiscusiones recurrentesdurante losúltimos tiempos.Álexpensaba que yo me fabricaba coartadas para no tomar ninguna decisión alrespecto,yyomeconsiderabaunacompletaamateurentodoslossentidosquepodríamos llamar definitivos de la vida más o menos. Nunca me ha gustadohacer planes a largo plazo. Puede que no esté cualificada. Así pasábamos lossábadostumbadossobrelahierbadeaquelprincipio.Teníamosunarelacióndetirayafloja.Éldecíaunacosa,yyolellevabalacontrariatodoeltiempo.Eradivertidoaveces.Creoquehacíamosbuenapareja.

En ocasiones echar una carrera ayuda a no discutir. Por los senderos de

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tierra del parque te encuentras a parejas haciendo deporte a cualquier hora.Correr adiestra el instinto, desarrolla el sentido del ritmo, fortalece lamusculatura,ensanchalospulmones,eliminatoxinas.Daciertaesperanza.

A veces también sirve para no pensar en otras cosas.Desde queWhelanhabíasufridoelinfarto,mesentíafueradelugarenLondres.Estabaconfundidayconlasmanosvacías.MiOystercard,únicosalvoconductoparamovermeporLondresen transportepúblico,estabaapuntodeagotarsey sólomequedabandoscientascincuenta librasparaacabarelmes, loquesignificabaacortoplazotener que plantearme alguna fuente de ingresos alternativa si quería seguiradelante.

Dudaba entre un contrato por horas en una academia de idiomas o untrabajode finde semanaenun restaurantegriegodePortobelloqueestabaunpocomejorpagado.Cualquieradelasdosalternativaserabastanteincompatibleconintentarescribirunatesisdoctoralconunmínimodeposibilidades.Peroquémásdaba,noeramomentoparaponermeaescucharcasetesdeautoestima.Elprofesor seguía ingresado en The Heart Hospital en estado grave. Según losmédicos,habíasobrevividodemilagro.

Supronóstico, sinembargo,noeradel todomalo.Habíasuperado la fasecrítica y eso siempre significaba una buena señal. Demomento no se habíanproducido complicaciones serias, aunque en un hombre de su edad cualquierprecauciónerapoca.

—Hay que esperar a ver qué pasa —me había dicho con prudencia laseñoraGriffin cuandopasé averlapocosdíasdespuéspara interesarmepor elestadodelprofesor.Enelhospitalnadiemedecíanada.La leal amade llavesestabavisiblementeafectada.Sentíelimpulsodeabrazarlaenlapuerta,perounsexto sentidome hizo pensar que tal vez no resultara apropiado hacerlo. Nosquedamoslasdoscalladasunratoenelporche,sinsaberquédecir,hastaquealfinfueellalaquemetomódeunbrazoymehizopasaralacocina.

—Una taza de chocolate caliente nos vendrá bien a las dos —dijo concamaradería,comosilasituaciónhubieradisueltodegolpelasbarrerasformalesdeltrato.

Nossentamosconlastazasenlamanoenelbancodemaderadelacocina,bajolaluzdelalámpara,pendientesdelsusurrodelalluviaenlaventana,comosihubiéramosnaufragadoenelmismobarco.

—Nadiepuedecargarsolocontodoelpeso—dijodepronto.PenséquesereferíaalaconvalecenciadeWhelan.Sabíaqueelprofesornoteníafamilia.Nodebíade resultar fácilparaellaocuparsede lacasay lasvisitasalhospital sinpoderdelegarennadie. Ibaaofrecermepara loquenecesitara,peroenseguidamedicuentadequelaseñoraGriffinestabahablandodeotracosa—.Lamuerte

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siempre está llena de silencios—continuó—.Ha pasadomucho tiempo desdeentonces.Aveceslamuerterompenosólolavidadeunapersona,sinotambiénla de todos los que la rodean.Yo no sé nada de lo que pasó en la guerra.Loúnicoqueséesqueladesaparicióndeesamujerleshundiólavidaatodos:asumarido, al profesor y a los demás…, los convirtió en culpables de algo. Loscondenócomoproscritos.Ynoesjusto,no,señor.Noloes.Nadiedebecargarconsemejantefardoasusespaldas.Alprincipio,cuandoelprofesormedijoqueuna estudiante española estaba escribiendo sobreElla—empleó el pronombrepersonalevitandodeliberadamentepronunciarelnombredeEmilyJ.Parker—,pensé que sería bueno que una persona joven y extranjera abordara el asuntodesdefuera,perolasemanapasada,cuandoosencerrasteisaveresedocumentalde la guerra, tuve unmal presentimiento—dijomoviendo la cabeza hacia loslados—y,yaves,acerté.

Mequedéobservándola fijamente.Tenía la expresión reconcentraday lasmanos cruzadas en el regazo, muy rojas, como si las hubiera tenido muchotiempometidasenaguafría.

—¿Deverdadcreequelasimágenespuedenhabercontribuidoalinfarto?—Puesclaroque locreo.Losrecuerdosretenidosacabanestallandoen la

cabezaoenelcorazón—laseñoraGriffinsedetuvoybajólavista.Medabalaimpresión de que no sabíamuy bien cómo continuar—. Con todo lo que hastrabajado, seguroque acabarás conociendo laverdad—sonrió con resignación—,ladeaqueldomingoyladeantesdeaqueldomingoytambiénloquevinodespués.Yo,engeneral,nosoypartidariadesabertanto,sihededecirteloquepienso. De todos modos, tarde o temprano, siempre acaba una sabiendo máscosasdelasquequerríasaberenlavida.Peronosetratadeloqueyopiense…—LaseñoraGriffindejólavozensuspenso,comosiquisieraguardarseparaellasuspropiasreflexiones,peronolohizo—.Supongoqueunavezqueseempiezaa tirar del ovillo no quedamás remedio que llegar hasta el final…Aunque elnudoteahorque—concluyóconciertacrudeza.Yolevantélosojos,ynuestrasmiradas se cruzaron como pájaros antagónicos—. Oh, vamos, vamos, no memires así —me reconvino sonriente—. Con los años, una se vuelve algosupersticiosa.Peronoteinquietes.Unacosaesqueyonoentiendamuybienquéinteréspuedeteneraestasalturasloqueocurrióhacetantotiempo,yotramuydistinta es que no sepa cumplir con mis obligaciones. —Echó un vistazoalrededor.Todoestabaimpoluto:elfregaderojuntoalaventana,losarmarios,laneveraconsurespiraciónsilenciosayunalistadelacomprapegadaconunimánverde con forma de ranita de cuento, un detalle simpático y un pocoincongruenteenaquellacasasinniños—.Mepasoeldíatrajinandoporlacocinay las habitaciones, haciendo lo que puedo, que no es mucho, porque a estas

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edades ya es bien poco lo que se puede hacer. Sin embargo, algo es.A vecespienso que tal vez podría hacer un poco más… —Volvió a callarse comobarruntando para sus adentros—. Claro que para eso necesitaría tu ayuda—concluyómisteriosamente.

—¿…?—Lamiréenascuas.Noteníaniideadepordóndeiba.LaseñoraGriffincarraspeóunpoco.Cuandovolvióahablar,suvozerafirmeyclara.

—Nosésihagobienencontarteesto—dijo—.Alomejoresmetermeendondenomellamanytútendrásquetomartupropiadecisión,peroquieroquesepasqueelprofesorquerríaquesiguierasadelantecontutesis.Esunviejomuycabezota,yaloconoces.Esteasuntosignificamuchoparaél.Másdeloqueteimaginas.

—¿Cómo lo sabe? ¿Acaso se lo ha dicho él alguna vez? —preguntéesperanzada.

LaseñoraGriffinladeólacabezayalzólascejas.—Llevomuchosañosasuservicio,desdequesequedóviudo,imagínate…

—concedióportodarespuestasincontestaramipregunta—.Noeslaclasedehombrequedeja las cosas en el aire.Lo tiene todo apuntado enunpapel queguardadebajodelacarpetadesumesadetrabajo,juntoconlacombinacióndelordenador—dijo«combinación»,comosisetrataradeunacajafuerte.

—¿Guardasucontraseñaporescritoensudespacho?—preguntéextrañadadequeunexpertoenespionajecomoWhelancontravinieralamáselementaldelas normas de seguridad. Era como llevar el pin de la tarjeta de crédito en labilletera.

—Bueno,enrealidadsólosetratadeunnúmero.Unreciboatrasadodelalavanderíadelquenadiesospecharíaniporasomo—confesó laseñoraGriffinbajandolavoz,conunamiradacómplicecomosiestuvierahaciéndomepartícipedeunatravesurainfantil,divertidossusojoscastañosyvivaces—.Aciertaedadnosepuedefiarlotodoalamemoria—añadió—.Haycosasqueyanopasanporelembudo—dijodándoseunparde toquesen la sienconel índice,y suspiróresignadamente—. No sé si me estoy explicando muy bien, a veces no meentiendo ni yo —prosiguió, aunque cambiando de tono y adoptando unarepentina seriedad, meditando ahora cada palabra—. Pero por si no me hasentendido,voyasermuyclara,Rebeca.—Alzóentonceslavistaysefijóbienenmí, con insistencia y asentada penetración, como si esperase una reaccióninequívoca—. Estoy pidiéndote que no abandones el barco—dijo. Su voz nosonó solemne, sino franca y ligeramente conmovida—. Puedes quedarte atrabajar en casa si lo deseas. Disponemos de una habitación para invitados.Puedes revisar los archivos las veces que lo necesites.—Se quedó callada uninstante. No era una pausa de vacilación, sino de énfasis, como si con ella

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intentara subrayar algo—.No podemos defraudarle—añadió al cabo de unossegundos mirándome directamente a los ojos. Utilizó la primera persona delplural,«we»,comosiefectivamentelasdosestuviéramosenelmismobarco.Lalluvia seguía susurrando levemente contra los cristales. Entonces enderezó laespalday sealisóunpoco la ropacon lamano.Enapenasunmomentohabíadejadodeserelamadellavesparaconvertirseenlacomandanteenjefe,comosolíallamarlaWhelan.Estabaalmando.

Me quedé con la duda de si actuaba por iniciativa propia o seguíainstruccionesdelprofesor,perodabaigual.

—Pierda cuidado, señoraGriffin—respondí casi adoptando laposturadefirmes, y acto seguido apuré rápidamente el último sorbo de chocolate quequedabaenlatazacondeterminaciónyespírituaventurero.

Claro está que una cosa era decirlo y otra muy distinta hacerlo. Laconversaciónhabíatenidolugarhacíayavariosdíasyyoaúnnohabíareunidoelvalorsuficienteparavolveraldesvándelasproyecciones.Noséporqué,perolaideaderegresaraaquellasalameproducíaunsentimientoabsurdodeaprensiónoprofanación.

Cuando murió mi abuelo Francisco, también tardé algún tiempo en sercapazdeentrarensucuarto.Eraunahabitaciónpequeñaconunarmariodondeguardaba la caja de herramientasmelancólica con la que ajustaba sus cuentascon el tiempo.Dentro olía a tostado, amadera y a tabaco de pipa.Mi abuelofumaba una marca especial que no era fácil de encontrar en cualquier sitio.Dunhill. Solía ir andando a comprarlo al estanco del pueblo vecino, que eracabeceracomarcalyestabaatreskilómetros.Legustabacaminar.Avecesyoloacompañabadelamanomientrasmeibacontandohistorias,porquemiabuelolaexpresiónverbalsólolaejercíacampoatravéspordecisiónpropia.Cadacurvateníasupropioecodondedabalavueltaelviento.

Aun lado del camino estaba la cuesta delÁngel, donde tenía su casa enruinasunamujeralaquellamabanlaJabalina,quecriabacerdossalvajesyquenoteníamuybuenaprensa,quedigamos,entrelosniños.Aunquenuncaestanfiero el león como lo pintan, como solía decir mi abuelo. Una vez, nos lacruzamosamitaddecamino,yéllasaludóquitándoselagorracomosisetrataradelareinadeInglaterra.Lamonstruosidaddeaquellamujerconbarba,zuecosdemaderaycubiertaconuncapuchóndepajaresaltabaaúnmáslosmodalesdemiabuelo,queparecíaunpríncipedelasHighlands.Yoadorabaaquellamanerasuyadenonegarleelsaludoanadie,aunquefueraunaasesinadeniños.Enesoseveíaclaramentesueducaciónbritánica.

Aaquellamujerquecriabajabalíesledeboyomiaficiónacorrer,porquemiprimeramaratóntuvolugarprecisamenteenlafamosacuestadelÁngel,que

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poralgosellamabaasí.Cuandomiabueloempezóamanifestarproblemasparacaminar y tuvo que ayudarse de un bastón, era yo la que iba a comprarle eltabaco.De niñame gustaba hacer recados según para quien, pero estabamuysensibilizada contra los peligros del bosque por los cuentos de los hermanosGrimm,especialmenteeldeHanselyGretel.Asíquepasabapor lacuestadelÁngelalavelocidaddelaluz,decimalesarriba,decimalesabajo.Cadadíabatíamispropiasmarcas,muyatentaaloslatidosdemicorazón.Treskilómetrosdeida y tres de vuelta. Hubiera llegado a ser plusmarquista mundial en esacategoríasilapleuresíanohubiesetruncadomiprometedoracarreraolímpica.

HayquedecirquepormiabueloFranciscoyohabríaidoenperegrinaciónhasta el legendario pico Sacro, con sus oscuras cuevas de dragones, por dosrazonesprincipales.Una,porquesabíahacerpajaritasdepapelconlashojasdelosperiódicosatrasados,ydos,porquedeniñohabíarecibidoelbesoespecialdeunhada,queeselbautismodefuegodetodoslosbardosydealgunosrelojeros.Paramíeraunsermitológicoysilencioso,contodoelpeloblanco,queavecestocabalaarmónicaymirabalejos.¡Oh,capitán!¡Micapitán!…

Se trataba de una devoción correspondida. También él tenía predilecciónpormíylaejercíaconmandoenplazacadavezquemeencontrabaenpeligrodeextincióndespuésdehaberhechoalgunadelasmías.

—Á pequena non se lle berra***—soltaba en gallego con un trueno devoz.Erataninsólitooírlehablarquenadieosabacontrariarlo.

Losafectosincondicionalesydesproporcionadossonlosúnicosquevalenla pena, aunque no losmerezcamos. Te encarrilan cuando pierdes el rumbo oestás desorientada.Yo lo estabadesde luego en aquelmomento.No sabía quéhacerconmitesisnipordóndeencauzarlossiguientespasosdelainvestigación.Cada nuevo descubrimiento sobre Emily J. Parker me generaba el doble dedudas, y cada duda resuelta abría el triple de incógnitas… Por eso me habíapuestolaszapatillasdeportivasyhabíaechadoacorrer,literalmente,comosilavidafueraunacarreradeobstáculos.Loes,dehecho,casisiempre.Peroestánlosrecuerdos.Ylosrecuerdosnossalvan.Algunosdíasaúnsientosusoploenlanucacomounvientolimpio,unafuerzaorgullosaquemeempujahaciadelante.Lo sentí aquellamañanamientras corría por un parque de hierbamojada conoloresqueerandeverdad,nomuy lejosdel lugardondeél sehabíacriadodeniño.

Yalodijoalguien:elfuturoesalainfancialoqueunaromaesaloslabios,oalgoasí.

Nosésiheconseguidoconvertirmeenadultaconunmínimodegarantías.Creoqueno.Segúnmihermana,aúnestoyenlaadolestreinta.Ytienerazón.Nomegustapensarenelfuturo.Enelfondosigoviendoelmundocomoloveíacon

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seis años, en pijama, desde el asiento trasero del coche, cuando la felicidadempezaba almismo tiempo que las vacaciones de verano, con un trasiego deequipajeybicicletasplegadasenelmaleteromientrasfueradelaventanillaibanpasandolosarroyosyloseucaliptos,lasmontañas,elsolyloscaballossalvajes.

KensingtonGardens, de alguna forma, era parte también de ese territorioporque fue ahí precisamente donde empezaron las aventuras de Peter Pan, elniñoquenuncaquisocrecer.

Suautor,JamesMatthewBarrie,eraunseñorbajitoyescocésqueposeíainformación de primeramano sobre las hadas y los duendes que vivían en elparque.TeníaunSanBernardoenormellamadoPorthosalquesacabaapasearporlosjardines.FueasícomoconocióalafamiliaDavies.Élpaseabaasuperro,y los Davies paseaban a sus niños. Una de lasmanerasmás sólidas de haceramigosdetodalavida.Aloscríoslescayómuysimpáticoaquelseñortanraroquesabíamoverlasorejaseimitarvocesextrañas.Elmáspequeño,Peter,quetodavíaibaencarrito,seconvirtióenelhéroedelahistoriadeBarrie.Segúnsuteoría —una teoría que comparten algunas personas de la zona de Lugo,concretamente—, los niños antes de nacer sonpájaros y durante algún tiempoconservanlacapacidaddevolarantesdehacerseadultos.LaobrateatralPeterPan se estrenó en 1904 y desde entonces se representa en Londres cadaNochebuenasinfaltarunasolavez,nisiquieraduranteelBlitz.LosbeneficiosvandestinadosalHospitalInfantildeGreatOrmondStreetporexpresodeseodesuautor.

CuandolosDaviesmurieron,elescritorsehizocargodelosniños,queconel tiempo fueron abandonando el nido de uno en uno a medida que ibancreciendo.No puede decirse que tuvieran demasiada suerte en su vida adulta.Peterquedóinválidoporunaheridadeguerrayacabódemalamanera,MichaelperecióahogadoyGeorgemurióenunatrincheradelaPrimeraGuerraMundialantesdecumplirveintidósaños.EnelbolsillodesuabrigoencontraronunacartadeBarrie connoticiasdePeterPan.Más tarde tambiénmurió JamesMatthewBarrie, en el verano de 1937. Al menos se libró de los bombardeos de laLuftwaffe.

NosquedalaestatuadePeterPan,juntoalríoSerpentine,cercadelapuertadeLancaster.Lagentetienelacostumbredepedirundeseoyarrojarunchelínalagua.Hayalgofluorescenteenlasuerte.Ymelancólico.Hastaallíexactamentemehabíanguiadomispasos.Asíquetambiényotirémimoneda.

Notabaunpolvillodehadasrevoloteandoporencimademicabeza.Talvezfuera efecto del cansancio. Tomé aliento. Sentía los músculos elásticos, elcorazónbombeandofuerte.Unsol imposibleseastillabaenmilesdearcos irisdiminutossobrelahierbamojadadeaquelrincóndelparque.

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Supongoqueeraelfinaldemirecorrido.

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CAPÍTULOXIV

Dormídeun tirónhastabienentrada lamañana.Medespertaron losmaullidosdeTimothyGordonenlapuertadelahabitación.Melevantéparadejarleentrary se aposentó en el edredón a sus anchas con los ojos entornados como unfilósofoexistencial.Yotambiénmequedéunratomásenlacama.Nosabíamuybien qué hacer con mi vida. La gran cuestión era por qué motivo era tanimportanteparamíacabareltrabajoquehabíaempezado.Nolosabía.

Haygentequepuedepermitirsedejar lascosasamedias, renunciaraunabecadelaFundaciónBarriéydefraudarsuspropiasexpectativas,aunquesieresmujer resultaunpocoarriesgadohacerlo.Elmundoacadémicoesun territoriocasiexclusivamentemasculino.Tenerundoctoradoylatesispublicadasuponela única garantía de ganarse cierto respeto en un mundo de hombres. Sinembargo,noeraesalaverdaderarazónnimuchomenos.Metraíasincuidadoelmundoacadémicogobernadoporseresenfáticosydepresivosdealmafosilizaday con una insana propensión al sedentarismo. Tampoco creía que fuera unacuestióndecabezonería,comosindudapensabamihermanaBea.Eraotracosa.Una cosa mucho más liviana e inconsistente que probablemente carecía desentido,peroqueamímedecíaalgo, comounacanciónque suenaa tropezarsiempreenlamismapiedra,unavioncitodejuguete,unamujersentadaconunlibroenlasescalerasdeSaintPaul,esaclasedecosas…

A las doce ya estaba duchada y había desayunado un café y mediosándwich. Me senté delante del portátil y abrí el correo. Tenía diecisietemensajesnuevos.Lamayoríaeranenvíospublicitarios.Habíadossolicitudesdefirmasdechange.orgparaprotestarcontralosrecortesensanidad.Tambiénteníaunavisode laacademiade idiomasdesestimandomisolicituddeempleoyuncorreodemihermanaBeapreguntándomecon retintín si yahabía conocido aMartin Amis. Iba a contestarle de malos modos. Pero dudé. Miré hacia laventana. El cielo estaba despejado y sin relieve, con el rastro blanco de unreactordibujandounrabodenube.Finalmentehicealgototalmentecontrarioamisprincipios:tecleéeneldestinatarioladireccióndecorreodeÁlexyescribíunbrevetextocontándolecómoestabanrealmentelascosas.Alfinalañadíunaposdata: «P.D.: Por cierto, no sé si sabes que aquí enLondres está una de lasmayorescatedralesdelaornitologíadelmundo,elMuseodeHistoriaNaturaldeTring.Unlugarbastanteinteresantequemerecelapenavisitar.R.».

Nunca imaginé quepudiera caer tan bajo, pero la carrera porKensingtonGardens había tenido un extraño efecto sobre mi orgullo. No lo digo comoexcusa,sinocomosimpleobservación.

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«Tuproblemaconloshombresesquenosabesguardarlasdistancias»,dicesiempremi hermana, y tiene toda la razón. Claro que es muy fácil decir esocuandoseesrubianaturalyseharepresentadoelpapeldeJulietaenlaobradefinaldecurso.

Odioelromanticismorastrero,perolavidatienesusmomentos.Losdientesde leche vienen, los dientes de leche se van, está el aparato de ortodoncia, elcorte de pelo con flequillo, el estirón de los quince, los primeros vaquerosajustados. Además, siempre llega el momento en que el patito feo pasa atransformarse,sinoexactamenteencisne,síenunararaavis,comodiríaÁlex.También suceden cosas que nos cambian por dentro, por supuesto, pero todosacabamosaprendiendo,yyotambiénaprendíacapeareltemporal,naturalmente,yconeltiempomeacostumbréarecorrerelcaminoconlosidealesjustosparairtirando.Perdí la inocencia de los primeros tiempos, por descontado, aprendí apelearyadefendermeendiferentesterrenoscomohacemostodosmásomenosenlavida,yentoncesllegóelprimerañodefacultad.YallíestabaélenprimerafilaconsubolsaKodakalhombro.Yonuncahabíaconocidoanadiequepudierahablarcontantoconocimientodecausasobrelaságuilasreales,elbuitrenegroolaspalomasfaisán.Normalquemequedaraenbancarrotaemocionalnadamásverlo. Además, ya he explicado que él tenía una voz ronca, ligeramenteradiofónica, donde las vocales eran un universo singular y grave que vibrabadebajodecadapalabracomolastraviesasdelferrocarril.ElchicomásguapodelaUniversidad.

Una al principio siempre intenta actuar por instinto como los animalessalvajes.AlpocodeconocernosyahacíamoskilómetrosporlasierradelCourelconsucámaraKodakyeltrípodeenelasientotrasero.Élconducíacongafasdesol,fumabaconlaventanillaabiertayapagabalacolillaenlatapanegradeunrolloantiguodenegativos.Recuerdoelsolsalpicandodepinturaelparabrisasyeloloragrestedelmusgo.Álexeracapazdetirarsedelcocheenmarchasioíaunmartínpescador,queeraunpájarorarísimodever.Losdosteníamosesegende tirarnos del coche en marcha a la primera de cambio. Era una manera demantener el instinto. El amor debería ser siempre eso. Pero tarde o tempranollegaeltemidomomentodelasconversacionesseriasylosplanesalargoplazoque siempre acaban fastidiándolo todo. A veces no puedo resistirme a latentaciónde reconstruir el pasado ami gusto haciendo trampas, ignorando losfosososcurosderecriminaciónylosratosdespuésdeunadiscusiónenquenosquedábamosmirando en silencio la larga lista de títulos de crédito en la tele,cadaunorumiandosusofensas.Cuandoerapequeñayjugabaamontarpuzles,solíahacerlomismo.Escondíalaspiezasquenoeracapazdeencajardebajodelaalfombra.Cadacualintentaarreglarlascosascomopuede.

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Todoestovieneacuentodehastadóndesoycapazdellegarcuandomeveoatrapadaentremispropiascontradicciones.Lapantalladelordenadoremitíaunaluzagrisaday leve.Total,que lediaenviary tra-ca-trá.Allámarchóaquele-mail volandohacia su destino como los ríos quevan a dar a lamar que es elmorir.Unacatástrofecomootracualquiera.

Fuesólounmomentodedebilidaddelquemerepuseencuantopude.Alossieteaños,loprimeroqueaprendíenelcursillodenataciónquenos

dieron en el polideportivo fue que, cuando una toca fondo con el pie, con elmismoimpulsodebeapañárselasysacarenergíaparasalira floteyempezaranadardenuevo.Esunprincipiouniversalquehetratadodeaplicarmuchasvecesen lavida, aunqueno siempre condemasiadoéxito, laverdad.Pero cumplí lapromesaquelehabíahechoalaseñoraGriffin.VolvíaBedfordPlace.Nounavez, sino varias. Durante la semana siguiente acudí casi todas las tardes aldesvándeproyección.Ellasepasaba lamayorpartedel tiempoenelhospital,asíquemediounjuegodellaves.Poralgoeralacomandanteenjefe.

TardéunpocoenfamiliarizarmeconelsistemaoperativodelportátilMacque teníaWhelan, pero al final conseguímanejarmemás omenos. Repasé lagrabacióndelaBBCconeldesfiledeldécimoaniversariodelaVictoriaminutoaminuto,sinencontrarnadaquedesentonaraollamaramiatención.LacámaradescribíaunbarridocirculardesdelasescalinatasdelaNationalGallery,dondeno cabía un alfiler, hastaTrafalgar Square, punto este en el que se detenía enunosniñossentadosahorcajadassobre los leonesen labasedelmonumentoaNelson;luegocontinuabaenelsentidodeldesfilehaciaCharingCross.Lagentese comportaba como suele comportarse en esa clase de exhibiciones:aplaudiendo, agitando banderines y otras expresiones de orgullo patriótico.Lamayoríaprestabamásatenciónalasacrobaciasaéreasquealdesfiledelastropasdetierra.LaRAFeralaRAF.Muchosseñalabanalcieloponiéndoselamanoenlafrentecomovisera.Lacámaraenfocóvariosprimerosplanos:allíestabanlaancianitadeabrigonegroconlaescarapelatricolorqueeraelvivoretratodelatíaJuliaenlapelículaDublinesesdeJohnHuston,eigualdesordaseguramente;laadolescenterubiadeflequilloyrayaalmedioconunvestidoblancodevuelocomounanubedeazúcar;elsoldadodelamotoaveriadaclavadoaMontgomeryClift; el panaderohindú condelantal; el crío con cara de cangrejo saboreandofelizunaensaimadadenataenbrazosdesupadre,bajoeltoldodelapasteleríaMulberry…Algunossonreían.Todosparecíandivertirse.Nadadeparticular.

Mepreguntabaporquéalagentelegustantantolosdesfiles.Yosiemprehepensadoqueelverdaderoespectáculoestáenelpúblicoqueasisteaellos,cadacualconsuhistoriaacuestas.¿CuálseríalahistoriadelatíaJulia,porejemplo,consuabrigoysusombreritonegrodemediovelo?Podíahabersidomecánica

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durante la guerra o comadrona, tal vez. ¿O la de la pareja que se besabaapasionadamenteensegundafilaajenaatodoeljolgorio?¿Yladelhombredechaquetagrisconelcríodelpastelenbrazos?Quizáfueraanalistadesistemasoviudoocatólicopracticante,ymientraslopensabaderepentenotéunapequeñasacudida dentro de mi cabeza. Fue un destello fugaz como el reflejo de unapulsera dorada cuando atrapa un rayo de sol.Me quedé un poco perpleja, sindarme cuenta de qué era exactamente lo queme había sorprendido.Rebobinéinmediatamenteyentonceslodescubrí.Setratabadeunamujeraltaqueestabasituada apenas unos pasos detrás del niño de la ensaimada. Era la únicaespectadoraquemirabaensentidocontrarioalosdemás,surostroestabagiradounosveintegradosa laderechacomosiesperaseverapareceraalguienporelotro lado de la calle. A juzgar por su expresión, no se diría que estabadisfrutando con el desfile. Allí había una nota discordante. Paré la imagen yactivéelzoom.Surostroreflejabaunsemblantedemudadooquizádespavorido,la clásicaexpresióndeheroínadepelículaapuntode serdescubierta, conesegestode llevarse lamanoalcuellocomocuandoaalguien le faltaelaire.Losrasgos no se apreciaban con suficiente nitidez porque al ampliar el tamaño laimagenaparecíagranuladayconmenoscontrastecromático.Peroeraella.Teníaque ser ella. Corrí al piso de arriba a observar la fotografía enmarcada queadornaba el despacho del profesor para comprobarlo. El cabello rojizo, lospómulosaltos,lascejascomodosacentoscircunflejos.Allíestaba:unaamapolaenmediodelasfalto.

Sin duda aquella era la imagen que había golpeado el corazón deRobertWhelan.¿PeroquéhacíaallíEmilyJ.Parker?¿Aquiénesperabaveralotroladodelacalle?

Ledidenuevoalplayyseguíeltravellingdeldesfileconlaesperanzadequeenalgúnmomentolapelículamostraraunenfoquepanorámicoqueabarcaratambién los edificios de ladrillo del margen derecho de Charing Cross, y mepermitiera encuadrar el ángulo de visión desde la acera de enfrente.Efectivamente,alcabodeunosminutosallíestabaelotroextremode lacalle,unaesquinanormalycorrientetambiénabarrotada.Sinnadadeespecial.Casasde ladrillo con las ventanas engalanadas, librerías, carteles de teatro medioocultosporlamultitud.Hastaque,depronto,entreaquelmardecabezascomoun océano ondulante, emergió inesperadamente un brazo en alto justo en laprimera fila del público, detrás de los bobbies que trataban de mantener elcordóndeseguridad.

Eso era exactamente lo que mi inconsciente había estado buscando sinsaberlo.MeparecióqueentreeltoldogranatedelapasteleríaMulberryyaquelbrazo levantado había una conexión directa, como si los dos lados de la calle

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estuvieran unidos por un cable de alta tensión.No era el brazo en alto de unnáufrago,desdeluego,sinodeunamujerjovenymásbiencorpulentacongafas,las típicas lentesde losañoscincuentaconmonturadeojosdegato.Vestíauntrajeconhombrerasyllevabaunapañoletaamarillaatadaalcuello.

De repente me sentí ligeramente conmovida. Me hubiera gustado podercompartiraquelhallazgoconalguien.Noestabaseguradequefueraunhallazgoimportante, tal vez se tratara de una simple coincidencia. Sin embargo, elcorazónmelatíacomounaranitaenjaulada.

Durante el camino de vuelta en el río humeante delmetro,mimente ibaproyectandodistintosfotogramascomoposibleshipótesisenelcristalnegrodelaventanillaalavelocidadenlaqueseibansucediendolasdistintasestaciones.Siestabaenlocierto,acababadedescubrirlaúltimaimagendeEmilyJ.Parkerviva.Esonoeraalgototalmentenovedoso,puestoquehabíavariostestimoniosquelasituabanaqueldomingoenCharingCrossduranteeldesfile.Peroeraunaevidencia.Ylasevidenciasesloúnicodeloqueunapuedefiarsehoyendía.

Mepreguntabaquépodíahabersucedidoentrelasdosacerasdelacalleconmás librerías por metro cuadrado de todo Londres. ¿Quién era la mujer delpañuelo amarillo que agitaba la mano insistentemente y qué papel jugaba enaquellahistoria,encasodequejugasealguno?Sugestoaprimeravistapodríainterpretarsecomounsaludoefusivosemejantealquehacenlospasajerosdeungran transatlántico al despedirse desde la cubierta, pero había algo en suexpresión…Algograveyapremiantequehacíapensarmásbienenotracosa.

El primer nombre que me vino a la cabeza fue el de Brenda Mulligan.Whelan la había mencionado en alguna ocasión como la mejor amiga de laescritora.Lacuestiónerasabercómotirardeaquelhilo.

La vida está unida por extraños lazos de causalidad absurdos perointeresantes.

Cuando lleguéacasacon lacabeza llenadehipótesis indemostrables,meencontré a la señoraBartholomew haciendo lasmaletas. Entre los rasgosmáscaracterísticosdemicasera,ademásdesuaficiónalaginebrayalafontanería,estabasuoptimismoemprendedor.

—MevoydevacacionesaBenidorm—meespetóconlacabezacubiertaderulossujetosconunaredecillarosa.

Lamiréconcaradeasombro.—Sexo, drogas y rock & roll—se limitó a añadir por toda explicación,

guiñándomeunojocomounaniñadequinceaños.Noesmuyfrecuenteentrelagentedesugeneracióntomardecisionesdeun

día para otro. Pero la señora Bartholomew era todo un ejemplo de cordura ysentidocomún.

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Habíasidoel inviernomás fríoenelReinoUnidodesde1956,comoellasiempreseencargabaderecordar.Nolereprochabaquequisieracalentarse loshuesosalsol.Perosuviajeconelclubde jubiladosTheOldParrotmeestabasiendo comunicado con menos de veinticuatro horas de antelación, lo quevulnerabaclaramentenuestrocontratodearrendamiento.Quedarmedepatitasenlacalleera loúltimoquemefaltabaprecisamenteenelmomentoenquecreíaqueporfinhabíaencontradounrumbooalgoparecido.

Toméairebuscandoelmomentodeintercalarunaprotestaformalmientrasellacanturreabaeibaempaquetandopiezasderopainverosímiles:unpareoazulturquesa, una camisa hawaiana, un kimono estampado con cigüeñas… Peroantes de que me diera tiempo a manifestar la más mínima objeción, aquellacabezacoronadaderulossevolvióhaciamícontodalamajestaddeunareinaparaofrecermeen contrapartida ahorrarmeel alquiler a cambiode cuidar a sumascotaduranteeltiempoquedurasensusvacaciones.

Mequedéparalizadaporlaoferta,lamirésinsaberquédecir,comosinoestuvieraantelaseñoraBartholomewdetodoslosdías,sinoanteunaespeciedehadamadrinaquemehubieratocadoconsuvaritamágicayhubieraresueltodeun plumazo mis problemas económicos. No podía creer que tanta suerte mecayera del cielo el mismo día. Tal vez fuera el efecto del chelín que tiré alSerpentine.¡Adorabaelcarácterbritánico!

Lavida tieneestascosas.Lomismo teechaencimaun jarrodeagua fríaqueteregalaunbilletedeloteríapremiado.

Así fue comoTimothyGordonyyonosquedamos solos enLondres connuestroedredóndeplumasdepatoyunamesadecaballete llenadefoliosporescribir.Allírecibimoslosprimerosrayosdesolconlasventanasabiertasalostejados y a los olores recientes de la primavera. La hermosa primavera deNottingHill.

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CAPÍTULOXV

No me resultó difícil comprobar que efectivamente se trataba de BrendaMulligan.Whelaneraunprofesionaldelaviejaescuela,perosehabíaadaptadosorprendentemente bien a los avances informáticos. Suordenador contaba conun moderno programa de base de datos MySQL, que es el que utilizan lasgrandesempresasdecomunicaciónyalgunasadministracionespúblicas.Porloquepudecomprobar, suarchivoconteníaun registrobastantecompletode suscolegas deBletchleyPark, almenos de aquellos con los que habíamantenidouna relación directa o le habían interesado por cualquier otro motivo. Mediocentenardepersonasapenas.UnaespeciedeWho’sWhoparticular.

Cada ficha incluía una fotografía de carné y distintos apartados comoestudios, año de reclutamiento, misiones especiales, méritos, publicaciones,empleosdesempeñados,etc.Tambiénhabíaotro tipodeanotacionesalmargentranscritas con siglas y abreviaturas totalmente incomprensibles para mí.Supongo que el profesor se las había ingeniado para escanear aquellainformaciónde losArchivosdelMI5antesde retirarse.Nodebióde resultarlemuydifícil,teniendoencuentasushabilidades.

Seguí el listado con el puntero por orden alfabético:Aldrich,Barrymore,Bellamy,Carrington,Gibbs,D’Uberville,Farrell,Jenkins,McGraw…Mulliganaparecíaen lapágina27deldocumento.Sufichaeraunade lasmásescuetas,pero la foto identificativanodejaba lugaradudas.Pelo rizado, rostroanchoypecoso,gafasdeojodegatoconmonturadepasta.Enelapartado«Education»nosemencionabaningunaUniversidadinglesa,sino laSaintPatrick’sNursingSchool, lo que permitía deducir, además de su formación como enfermera, suprocedencia irlandesa y su origen familiar probablementemodesto, ya que lashijasdelasclasesacomodadasnonecesitabanaprenderningúnoficioylaspocasque recibían formación lo hacían en los prestigiosos colleges femeninos deOxfordyCambridge,comoelQueen’sCollege,dondehabíaestudiadodosañosEmilyJ.Parker,oelStJohn’s.Silasdosmujeresnoseconocíandesuépocadeestudiantes,larelaciónentreellasdebíahabersefraguadosindudaenBletchleyPark.Segúnelinforme,BrendaMulliganhabíasidoreclutadatambiénenelaño40; «Commisioned Intelligence Corps, November 1940», rezaba la ficha. Sinembargo, ella no pertenecía al grupo de élite. Trabajaba como secretaria enlaboresdetaquigrafíaytranscripción,igualquelamayoríadelasmujeresenlasoficinas del pueblo. Al parecer también había desempeñado funciones comoconductoradeambulanciasduranteelBlitz.Unachicaresueltadeextremidadesfuertes.Había unas anotaciones de letras y números almargen que debían de

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responder a alguna clase de código interno. AI 553. La casilla de méritos ypublicacionesestabaenblanco,sinembargo,síconstabasuestadocivil:viudadel sargento Lionel Mulligan, fallecido en Dunquerque. También figuraba suempleocomoenfermeradespuésdelaguerraenvarioshospitalespúblicosqueaparecíanmencionados por orden cronológico. Cuando reconocí, en la últimalínea,lasinicialesdelviejoHospitaldeWestminster,micuerporeaccionócomosihubierarecibidounlatigazoconuncabledealtovoltajesueltoenmediodelvendaval.Sinembargo,nohacíanipizcadeviento.

Meacerquéa laventana.Lamañanaera apacible, tirandoadulzona, conesa tonalidad gris luminosa que tienen algunos cuadros de los paisajistasholandeses. Todo parecía tocado por una melancolía incomprensible. LaausenciadeWhelan,supongo.Elprofesorserecuperabalentamente.Suelevadoniveldeglucosaensangresuponíaunriesgoañadidoa laedad,y losmédicoshabíanoptadopormantenerlomonitorizado.

Noséporquécuandolascosassecomplicansiempreacabodirigiéndomeala ventana más próxima en busca de una salida. Es una vieja costumbre defogueteira. A veces funciona. De pequeña, ante cualquier asunto privado eirresolubledelosquesuelenatormentaralasniñasapartirdelosdoceañosmásomenos,meplantabaanteelcristaldemicuartoyfruncíaelceñocomosienelexteriorestuviera sucediendoalgodegran trascendenciaquesóloyoatinabaaver.Noocurríanada,claro.

Elcieloserecortabaenunplanorectangularporelfilodelmurodehiedraque limitaba el jardín. Pese a las horas que pasaba en el hospital, la señoraGriffinselashabíaapañadoparapodarlasplantasycortarelcésped.Cadacualejerce la lealtad a su manera. Todo estaba preparado y en perfecto estado derevistapara lavueltadeWhelan:unmacizodemargaritas, el setodeboj, dosarbustospequeñoscondiminutasfloresblancasyunbanquitodemaderacondoscojinesde loneta.Megustan losbancos en los exteriores, siemprehepensadoque,sialgúndía tengosuficientedinero,megustaríavivirenunacasaconunpequeño huerto trasero y un banco donde poder leer con luz natural y comergalletitassinquenadiemeincordie.

Tomélafotografíaconmarcodecareyquepresidíalamesadelprofesoryla observé a la claridad de la ventana.Allí estabanPearson,Emily yWhelan,jóvenes y sonrientes, agarrados del brazo bajo el resplandor del sol en unamañanadeprimavera.Laguerradebíadeestarapuntode terminar.Senotabaunaespeciedevibraciónoeuforiaenelaire:lahierba,laluz,losárbolesaltos.MefijéenelsemblantedeEmily.Nohabíanadaenélquepermitierapresagiaruna catástrofe. Su cuerpo parecía tomar impulso, un poco escorado hacia laderecha como si fuera a echarse a patinar, las aletas de la nariz rosadas y

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traslúcidas, el brillode losdientes, el cuello esbelto adornadoporunpequeñoabaloriodemarfil.Unajovenpromesaqueyahabíaganadounpremionacionaldepoesíayescribía relatospara la radio.Teníaunasclavículasbonitasyunasmuñecas realmenteminúsculas, como las de una niña de cuatro años. NomehabíafijadoenesedetallelaprimeravezqueWhelanmemostrólafoto.Esaeslaclasedecosasquehacediferenteaunapersona.Loshuesos.Algotanfrágil,tanfino,tanaparentementefácilderomperquecualquierapodríadestrozarleunbrazoconsóloretorcérselounpocoalaespalda.¡Crac!Unsonidosecocomodeleñapartida.

Allíestabanlostrescaminandoalpaso:Pearsonconunagabardinabeisalbrazo como las que llevan todos los hombres que salen de casa cerrando degolpelapuertadelacalleyluegoregresancuandomenosteloesperas;WhelanconpintadejugadordecríquetdelosquesalenenlaspelículasconchalecodecuellodepicobordeadoporunacenefaderayasyelescudodelTrinityCollege;yEmily,lachicadelaradio.Mepreguntéenquéestaríapensandocadaunoenel precisomomento enque les tomaron la fotografía.Lagente se las prometemuyfelicesmientrasposaparaunretrato.Tambiénmepreguntéquiénestaríadelotroladodelacámara.

SegúnlosdatosdelarchivodeWhelan,BrendaMulliganpodríaestarvivatodavía,yaqueensufichanoaparecíalaabreviaturaRIP(RestinPeace)quesífigurabaen lasbiografíasdeEmily J.Parker,dePearsonyde tantosotros.Elproblema era que, según la fecha de revisión del documento, la últimaactualización del archivo se había realizado hacía cuatro años. O sea, unaeternidad.Además,noteníalamenorideadepordóndeempezarabuscarla.Y,enelmejordeloscasos,nisiquierasabíasiestaríaencondicionesdemanteneruna conversación. Sería una mujer muy mayor. Quizá estuviera muerta. Enrealidad,esaeralahipótesismásprobable.

Mispensamientoseranunremolinosinsentido.Nisiquierapuededecirsequefueranpensamientospropiamentedichos,sinomásbienimágenesinducidaspor la mezcla de emoción y desánimo que me embargaba. Por una parte, lapresenciadeBrendaMulliganyEmilyJ.Parkerenelmismoradiodeacciónelmismodíadeladesaparicióndelaescritoraeraunaevidenciaquepermitíaabrirnuevos caminos en la investigación. Pero, por otro lado, la imposibilidadmaterialdeseguiresehiloconvertíaaquelhallazgoenunavíamuerta.Aefectosprácticosestabacomoalprincipio.

Quizádeberíaasumirdeunavezportodasquemehallabaanteunatramademasiado compleja, con muchos hilos rotos o a punto de romperse. Nadaencajaba en su sitio, igual que cuando de niñame ponía un zapato en el pieequivocado. Esa era la sensación que tenía todo el tiempo, la de llevar los

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zapatos del revés.Recuerdo que en la primera comunión deBea estrené unaspreciosasbailarinasrojasdecharolymepasé toda laceremoniaandandoraro,sinquenadiesedieracuentadequellevabaladelpiederechoenelizquierdoyladelizquierdoenelderecho.Asínohabíamaneradeavanzar.

Abandonélacasadelprofesorconlacabezabajaylasmanosvacíascomouna lanzadora de dardos que no da una en el blanco.Me gustara o no, podíadecirsequeestabaapuntodetirarlatoalla,dejarlatesisenelaireydefraudarmis propias expectativas. El mundo académico masculino podía apuntarse untantoasufavor.

Sinembargo,deregresoacasaenmediodelajetreode la jornada laborallondinense, con autobuses rojos y cielos grises llenos de grietas, algo ibaganandofuerzadentrodemíconunzumbidonuevo.Durantetodoeldíaestuvedándole vueltas al asunto. Mientras compraba beicon y queso Cheddar en elsúperdeal ladodecasa;mientras lehacíaunascarantoñasaTimothyGordon,queenausenciade laseñoraBartholomewsehabía instaladoenelsofácon lacola enroscada;mientras preparaba un plato de pasta en la cocina con la teleencendida;mientras veía el telediario de laBBC sin atender en absoluto a lasnoticias;mientraslavabaloscacharrosenpijama,quetambiéneramiuniformedecazarbúfalosenlosbuenostiempos;mientrasbebíaunvasodelecheantesdeacostarme;mientraspermanecíatumbadaenlacamadesveladayaoscurasconla cabeza ardiendo igual que en las noches lejanasde la pleuresía, cuandomesubíalafiebreyrespirabaagitadamentecomoalfinaldeunacarreracontrareloj.

Entodoesetiemponohiceotracosaqueimaginarunposiblehilonarrativoquefueracosiendopuntadaapuntadalatramaquehastaelmomentosóloteníaprendidadealfileres.PenséenelarqueólogoSchliemann,quealaedaddesieteañosdecidióqueibaadescubrirlasruinasdeTroyaporlealtadaunlibroquelehabía fascinado y que dedicó su vida a hacer realidad aquel sueño. Recordétambién unas palabras que le oí ami abuelo Francisco en una de las escasasocasionesen lasquesentabacátedra:«Quiennosabe loquebusca,nosabe loqueencuentra».Y,entonces,con laaplastante lucidezdel insomniodecidíqueBrendaMulliganteníaqueestarvivayqueyoibaaencontrarla.

Concebí mentalmente toda la historia de principio a fin, sin tener claroninguno de los episodios del medio. Me planteé distintas hipótesis, algunasbastante disparatadas, elaboré diversas teorías sobre los puntos más oscuros,organicé los episodios por orden cronológico e imaginé escenas y escenas yescenas,unadetrásdeotra,tumbadaenlaoscuridadsinpoderrefrenarmeporqueelentusiasmosiempremehace irmilpasospordelantede la realidad,aunquelleveloszapatosenelpieequivocado.Cadaunoselasapañacomopuedeconlasilusiones.Empezabaaamanecercuandoconseguídormirme.

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Medespertépasadaslasdiez.Saltédelacamadescalzayantesdeponerlacafeteramarqué en elmóvil el número de teléfono de la casa deWhelan contantaimpacienciaquemebailabanlosdígitos.Nadierespondió.ImaginéquelaseñoraGriffinhabría idoalhospital.Volví a llamara lasdiezymediaya lasonceyalasonceymedia.Noconseguíhablarconellahastapasadoelmediodía.Casi a bocajarro le pregunté si conocía aBrendaMulligan, o si alguna vez lehabíaoídoaWhelanmencionarsunombre.

—BrendaMulligan…—repitióelladespaciocomosiestuvieraintentandorecordar—.Me temoqueno,Rebeca.Desde luegono la conozco.Y tepuedoasegurarquenuncaestuvodevisitaencasadelprofesor.¿Porquélopreguntas?¿Hasencontradoalgo?

Leexpliquébrevementeloquehabíadescubierto,procurandoquemirelatonoresultarademasiadodescabellado.Lehabléde la imagendelvideoydelosdatosquefigurabanenelficherodeWhelan.Recreélomejorquepudelaescenade Charing Cross, sin olvidar ningún detalle del aspecto físico de BrendaMulligan,sucondicióndeviudadeguerra,lostrabajosquehabíadesempeñadoconposterioridady,sobretodo,lasincógnitasdesurelaciónconEmilyJ.Parker.

—¡Ufff!—oí resoplar a la señora Griffin con desánimo al otro lado delteléfono—. Hace más de veinte años que el profesor no mantiene ningunarelaciónconlagentedelParque.

—Ya…—contestédesangeladamientrassentíaenlospieseltactofríodelsuelodelacocina—.Esloquemeimaginaba.PeroBrendaMulliganesnuestraúnicabaza.Necesitamosdarconellasiqueremosllevarelbarcoapuerto—dijeutilizandoa conciencia lamismametáforaqueellahabía empleadoennuestraprimeraconversacióncuandomeanimóaseguiradelante—.Tengoquedarconella.

LaseñoraGriffinmehizorepetirleelnombredenuevo.—¿Ydicesquefueenfermeradespuésdelaguerra?—Sí —respondí vagamente esperanzada—. Trabajó varios años en el

HospitaldeWestminster.—Elcasoesqueelnombrenomeresultadel tododesconocido.Quizáel

profesor lohayamencionadoenalgunaocasión.Peroasaberdóndeycuándo.—Por su respiración me di cuenta de que estaba esforzándose por recordar.Finalmente laoíemitirunchasquidodedesaliento—.No, laverdadesquenotengolamenorideadequiénpuedeser,Rebeca.Nosécómopodríaayudartealocalizarla.Todasesaspersonasestánfueradecirculación—dijoutilizandounaexpresiónquemechocó—.Losañosvanborrandoalagentedelmapa.Sandinthe wind —añadió echando mano del viejo proverbio inglés—. Creo que elprofesornoguardamuybuenrecuerdo,quedigamos,deesaépoca.Supongoque

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poresonoconservaningunaamistaddeentonces,queyosepa.Asaberdóndeestaráesamujer.¿Hasbuscadoenloshogaresparaancianos?

—No—respondí—,peroloharé,descuide.Colguéel teléfonodescorazonadaypensandoparamisadentrosquevivir

enunaresidenciadeancianoseracomonovivirenningúnsitio.Londresesunade las capitales europeas con la población más envejecida. La lista de asilosdebíaderondarelcentenar,pensé.

Fui a consultar el listado en internet y me había quedado corta. Habíaexactamente357residenciasdeancianossóloeneláreametropolitana.Peromeacordé de Schliemann y no dejé que me venciera el desánimo. El ímpetuarqueológicomedurótodalatarde.Elmétodoerasencillo,llamabaalteléfonodecontactoquefigurabaenlapáginaweb,preguntabaalaoperadoraporBrendaMulligan,mecontestabanqueallínoteníanningunaresidenteconesenombreypasabaalsiguientenúmero.Despuésdelosveinteprimerosintentosfallidos,medicuentadequeasíno llegaríaaningunaparte.Eraabsolutamente imposible.No podía abordar una búsqueda tan indiscriminada sin un filtro. Necesitabaacotarelcampo.

Fue entonces cuando se me ocurrió la posibilidad de que el Gobiernobritánico tuvieraalgúntipodecentrodeacogidapara losexcombatienteso lasviudas de guerra. Todos los países cuentan con instituciones de ese tipo, y elReinoUnidosiemprehahechogaladereconocimientoasushéroesdeguerra.

Tecleé en el buscador de Google «excombatientes de la SegundaGuerraMundialuk»yvolvíalacarga.Despuésdeunahoralargaderastreo, loúnicoqueencontré fueunaAsociacióndeveteranosdelDesembarco enNormandía,todos hombres, claro, y dos enlaces de páginasweb de servicios sociales coninformación sobre ayudas económicas y sanitarias.Empezaba a sospechar quemiempecinamientoeramásfrutodeladesesperaciónquedeningunalógica.Mequedé trabajandohasta tarde, intentandoponerunpocodeordenenmis ideas.Sentíaunligerodolordecabeza,unpequeñoyconstanterepiqueteoenlasien.Cuando ya estaba a punto de darme por vencida, me llamó la atención unanoticia de varios meses atrás sobre el funeral de un veterano de guerraorganizado por una fundación sin ánimo de lucro llamada The Royal BritishLegion, cuya finalidad, al parecer, era asistir, ofrecer acogida y despedirdignamente a los británicos que habían prestado servicio activo en las fuerzasarmadas. Pensé que haber trabajado en las oficinas de inteligencia podíaconsiderarseservicioactivocontodaslasdelaley.

Al día siguiente, después de ducharme y sin rastros de jaqueca, volví amarcarelnúmerodelaseñoraGriffinalgomásesperanzada.

—¿Lahasencontrado?—preguntóellanadamásoírmivoz.

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—Está resultandomás complicado de lo que pensaba—me excusé, y lehiceunbreveresumendemiperiploporlared—.Queríapedirlequevolvieraahacermemoria.¿Seguroquenolesuenaalgunaasociación,cluboentidadsocialalaquepudieranpertenecerlosmiembrosdelParque?Nosé…,unaespeciedemutualidad o compañía de seguros que se ocupara de las últimas voluntades,pompasfúnebresyesascosas.

—Que yo sepa, el único club al que perteneció el profesor fue al de suequipodecríquet,perodeesohacemuchosaños—dijodubitativa—.De todohaceyademasiado tiempo,enrealidad.Ayerdespuésde tu llamadamepusearebuscarenloscajonesporsiencontrabaalgoquenosdieraunapistasobreesamujer,BrendaMulligan, una carta, un carné…, pero nada. Papeles viejos queseguramentetúyahabrásvisto.

—Aveceshaycosasqueestántanalavistaquenospasandesapercibidas—dijepensandoenlafamosacartadelrelatodeEdgarAllanPoe.Noséporquélodije,laverdad.Perofuedecirloysentirunrunrúndentrodemicabeza.

—Tienes razón,Rebeca,perono recuerdoningunaasociaciónde ese tipo—concluyólaseñoraGriffin—.Losiento,deverdad…

—Nosepreocupe—ledijeresignadaantesdecolgar.Después puse la cafetera en el hornillo,metí dos rebanadas de pan en la

tostadora, saqué lamantequilla y lamermelada de la despensa.Hice todo esomecánicamente.Metoméelcaféasorboscortostamborileandoconlosdedosenel bancode la cocina, como sime faltara un teclado.Y, de pronto, impulsadaquizáporelefectoenergéticodelacafeína,semeocurrióquequizáhabíatenidolapiezaquebuscabadelantedelasnaricesynomehabíadadocuenta.Detreszancadassubílasescalerasyvolvíalanoticiadelfuneralporelhéroedeguerraqueocupabalapantallademiordenador.SellamabaRonnieOwenyhabíasidosargento de tropa. Pocos datos más había sobre él. Escribí su nombre en elbuscadordeGoogleyenlasegundaentradamesalióunaresidenciamilitarparaexcombatientesyviudasdeguerradondeel sargentohabíapasado losúltimosañosdesuvida.«¡Great!»,meoímurmurarenelsilenciode labuhardilla.Enaquelmomento, conel engañosopero incontestableoptimismoqueme invadealgunasmañanas raras, tuve lasensacióndehaberdadoconelgolpedesuertequenecesitaba.PenséquesiBrendaMulliganseguíaviva,podíaencontrarseenesa residencia, no sería nada descabellado, a no ser que se alojara en casa dealgúnfamiliar,claro.

Por unmomento, presa del síndrome de Schliemann, lo vi todo hecho yanotéladirecciónatodavelocidadenmilibretitadebolsillo:IvyManor(SunsetNursingHome).FrognalAve.,SidcupDA146LF.BexleyCouncil.

Pero la euforia por el hallazgo no me duró demasiado. Conforme iba

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dándolevueltasalasunto,meparecióquenopodíaserquelarealidadencajaratan fácilmenteenmisesquemas.Laeuforiacomométodode trabajo sueledarpésimos resultados. Y como inevitablemente los batacazos acaban haciendomellainclusoenlosespíritusmásosados,decidíquelomejorseríanoecharlascampanasalvuelo.

Fuera, un sol indeciso iluminaba el patio adornado conmacetas de floresrecientes.TimothyGordonsehabíasubidoalalféizardelaventanaymirabalacalle moviendo la cola, probablemente había atisbado la presencia en elvecindario de alguna gatita parda. Era un animal joven y con inquietudes. Loacariciéentrelasorejassolidariamente.

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CAPÍTULOXVI

Yotambiéneraunanimaljoven,másomenos.Yconinquietudes.Loprimeroquehicealabrirelportátilyencontrarmerepentinamentecon

un e-mail de Álex anunciando su visita después de tres meses de silenciosepulcralfueiracomprarmeunmaquillajeaHarrods.

Sabíaquedebíallamaralaresidencialoantesposible,perotemíaquemisesperanzas se vieran defraudadas y decidí posponerlo un poco. No estaba encondicionesemocionalesdesufrirunrevésjustoenaquelmomento.

Amíhistóricamentesiempresemehandadofatal lasreconciliaciones.Sino tengo un mínimo de garantías, me angustio. La cosmética no es ningunagarantía, ya lo sabemos, pero ayuda en las plazas difíciles. Te hace sentir unpoco como Natalie Portman enMy Blueberry Nights saboreando ese últimotrozodepasteldearándanosquenadiehapedido.LasextaplantadeHarrodsesunaespeciedecatedraldelosproductosdebelleza,haytalsurtidodegamasyfirmas que resulta difícil saber a qué atenerse. Dudaba entre el tono beisporcelana,unvalorseguro,yelluzdeluna,quesuenaanombredeindiaapache.

Ladependientadelmostradorestabaempeñadaenqueamímeibamuchomáselcolorbeis.Asíque,porsupuesto,meaferréalluzdeluna.MásquenadapordarlelarazónamiabuelaLola,quesiempredecíaqueyohabíanacidoconelEspíritudelaContradicción.Mefastidiamucholagentequetieneideasmuyclarassobreloqueaunalequedabienolequedamal,comomihermanaBea,que domina la combinación de colores, accesorios y complementos como unamodelodepasarela.Unodesusgrandesfracasoscomohermanamayorhasidoprecisamente el no haber conseguido queme apeara demi atuendo habitual abasedevaquerosdesgastados, camisetasoversize y libros viejos en el bolsillodel abrigo. Creo que es la ropa que mejor va con mi estilo indirecto ycircunstancial.Para compensarprocuromantener cierto fulgor enel semblantecomocuandoeraunaadolescentedifícilyorgullosaqueaúncreíaqueelamorpodíaganartodaslasbatallas.Tambiéncompréunblushrosapálidoyunbrillodelabiosconsaboravainilla,porsiacaso.FaltabatodavíaunasemanaparalallegadadeÁlex.Peronosoydelasqueesperanalúltimomomentoparaarmarseanteeladversario.

DobléenlaesquinadeBromptonRoadyfuipaseandohaciaelrío.Marzollega siempre a Londres con mucha actividad alrededor del Támesis por lafamosaregataOxford-Cambridge.Labrisatraeunlejanoaromaamarquesevamezclandoconeloloracurrydelospuestoscallejeros,elmonóxidodecarbonodelosautobusesylasavianueva.Unacombinaciónrealmenteembriagadora.La

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gente suele celebrar los primeros rayos de sol desabrochándose los abrigos,tomandolosparquesycomprandofloresenelmercadodeNottingHillcomoenesa película en la que Hugh Grant atraviesa los puestos ambulantes en untravelling trucadomientrasvanpasandolasestaciones,comosilavidapudieracambiarderumbosiunolacruzasilbandoconlasmanosenlosbolsillosyunachaquetaalhombro.Alomejorsí.Quiénsabe.Duranteaquellosdíasmegustabasaliradarlargospaseosapie.Supongoqueestabatratandodeaprenderasalvarlasdistancias.

DesdequehabíarecibidoelcorreoelectrónicodeÁlexmesentíacomosiestuvieraabordodeunbarcoquesehubieraescoradorepentinamentehaciaunlado.Peronovayanacreerquelallegadadelaprimaveraconsustorbellinosdevientoysusvuelcossentimentalesmehizoolvidarmisobligaciones.

Laautodisciplinaesparamíunaespeciedesustitutodelareligión.Habíaapostadotodamife,quenoeramucha,aBrendaMulligannoporquefuesemimejorbaza,sinoporqueeralaúnica.

Pensé que estaba al final de mi camino. Las probabilidades de que laantiguaenfermeraestuvieravivaeranmásbienescasas,laprevisióndeque,encaso de estarlo, se encontrara en la residencia Ivy Manor era todavía másreducida y, de confirmarse esa hipotética conjetura, la alternativa de queaccedieraaconcedermeunaentrevistaasícomoasíeraprácticamenteimposible.Cuandocuentasconunpóquerdeasesesmuyfácilganar.Cuandotodoestáencontraysólotequedaunamano,tienesqueiraportodas.

Lohice.Respiréhondo,crucélosdedos,marquéenelmóvilelprefijodeBexleyya

continuaciónelnúmerode la residencia.La recepcionista teníaunavozagudaque me dio mala espina, pero pregunté por Brenda Mulligan con tantanaturalidadcomosisetrataradeunatía-abuela.

—¿Esustedunfamiliar?—quisosaber.Casime caigo del susto. Aquella pregunta era una confirmación en toda

regla.Estuveapuntodecontestarlequesí,peropenséqueconlomalquesemedabamentirmedescubriríaantesdequecantaraelgallo,comosueledecirse.Asíquefuiconlaverdadpordelante.

—No. Verá…, llamo de parte de una antigua amiga ya fallecida —leexpliquéconunligerotemblorenlavoz.Eraunaverdadrelativa,claro.Comotodas.Lagentesueleserconcesivaconlavoluntaddelosmuertos.

—Lo siento —respondió la operadora—. Me temo que no va a poderponerse.

—Ya…—respondínotandoun latidodemenosen lagarganta.Nosemeocurría nada qué alegar, siempreme pasa en losmomentos decisivos.Al otro

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lado de la línea se oía un sonido arenoso y remoto de interferencias, comocuandohaypolvoenlaagujadeunviejotocadiscos.

—¿Sigueustedahí?—Sí,sí,sigoaquí—meapresuréacontestar.—LaseñoraMulliganseencuentraenterapiaderehabilitación,pero,silo

desea, puede venir a verla elmiércoles de cinco a siete de la tarde durante elhorariodevisita.

Ahoramepareceincreíble,peroquizánolofuera.Elsecretodecualquierpequeño triunfoamenudoestáendesear lascosasconelcorazónyutilizar lacabezaparatodolodemás.Encualquiercaso,notienemuchosentidotratardeexplicarlasuerte.Elartedeacertarnotienelógica.

ElmiércolesalmediodíatoméeltrendelalíneaSoutheasternenlaestaciónde Charing Cross. Un sol indeciso iluminaba los extrarradios de Londres. Através de la ventanilla lamida por la velocidad se iban sucediendo pueblospequeños de iglesias de ladrillo con torres picudas, gasolineras y granjas deanimales.DurantetodoeltrayectofuitratandodeplanificarloqueibaadecirleaBrendaMulligan.Pensaba en ella y enEmily J. Parker, claro.Pensaba en susvidasunidasporepisodiosindudablementeviolentosyoscuros.Pensabaendosmuchachas bajando a toda velocidad por las apretadas escaleras delmetro dePicadilly un día de Navidad de 1940; pensaba en el hospital deWestminsterrespirandocomounviejodinosauriobajolaoscuridadrojizadeunbombardeode laLuftwaffe;pensaba tambiénenelmismoedificioya remozadoenelqueingresó la escritora con náuseas y vómitos un domingo después de la guerra.Pensabaendosmujeresvestidasconsusmejoresgalas,situadascadaunaenunextremo opuesto de la calle, dirigiéndose en secreto hacia algún propósitoinescrutable que quizá muy pronto iba a conocer. Pensaba en todos lossignificadosposiblesdelaamistadylatraición.Ypensabatambiénquedeentretodoslossecretosquealbergaelalmahumanasiemprehayunoquenosayudaaentenderalgoesencialsobrenosotrosmismos.

ToméuncaférápidoquemedespellejólalenguaenunamáquinadelandéndelaestacióndeSidcup.ElmismoandéndondeMickJaggeryKeithRichardssepusierondeacuerdoparaformarunabandaqueconeltiemposeconvertiríaenlosRollingStones.Megustanlascoincidenciasinesperadas.Oh,startmeup,pensé. Luego me fui dando un pequeño paseo a pie, con las manos en losbolsillos,silbandoelviejocantodeguerradelosRollingparadarmevalor.

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CAPÍTULOXVII

El complejo residencial Ivy Manor estaba formado por un pequeño hospitalmunicipal,uncentrocomercialconunStarbucks,unaoficinadecorreos,algunastiendas y una magnífica residencia rodeada de jardines. Se trataba de unaconstrucciónneogóticacubiertadehiedraen toda laparteoestede la fachada.Supongo que a eso debía precisamente su nombre: lamansión de las hiedras.Segúnmisaveriguaciones,eledificiohabíasidoconstruidoenelsigloXVIIIporsirThomasTownsend,vizcondedeKentyantiguolorddelalmirantazgo,queasumuertesindescendenciadecidiódonarloconfinesbenéficos.Probablementedebiódeserunodeaquellosnoblesinglesespionerosdelabotánicaquecultivanpersonalmentesupropiohuerto.Laresidenciaestabarodeadadevariosacresdejardinesyunbosquequealparecerconstituíaunaimportantereservadepájaroscarpinteros,tendríaqueacordarmededecírseloaÁlex.

Senotabaqueeradíadevisitaporquealgunos residentescompartíanconsus familiares un té al aire libre en unasmesas demadera diseminadas por elcéspedmuy del estilo de las que suele haber en las áreas de descanso de lasautopistas.Losdemáspaseabanotomabanelsolenlashamacasdelporche.Elaire era tibio, pero con suficientes residuos del invierno para que todavíaresultarafresco.

Me dirigí a la entrada principal por el camino de gravilla. Había unmostrador en el vestíbulo atendido por una mujer alta de cara estrecha yganchudaquevestíaunchándaldeportivo.Llevabaunaplacaidentificativaconel nombre de Mrs. Matthews. Me miró con curiosidad cuando pregunté porBrenda Mulligan, como si la anciana no acostumbrara a recibir demasiadasvisitas.

—Habitacióndieciséis—dijoseñalandolaescaleraconunelevadorlateralpara sillas de ruedas—, pero no creo que se encuentre en su cuarto ahora—aclaró—.Seguramenteestaráeneljardín.Silodesea,puedeesperarenlasalitamientrasLucylalocaliza.

A pesar de la chimenea del fondo, el interior del vestíbulo no era tanseñorialcomolafachada.Elambienteresultabaligeramentelúgubre,comosilehubieran aplicado demasiadas capas de barniz a lo largo del tiempo. Ladecoraciónmockvictorian incluíaunamoquetaoscura,un tresillodecretonayunaspesadascortinasdecolorgranatequeledabanunairedeslucidoyunpocoasfixiante.Elkitschingléseselresultadodelapérdidadesuantiguagrandeza,supongo,poresoresultatanmelancólico.Enlaparedizquierdahabíaunapecerarectangular con falsos corales y fondosmarinos iluminados por un focoverde

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chillón,deungustorealmenteaterrador.Mesentéenelsofáunpocomareada,tratando de encontrar las palabras adecuadas para abordar aBrendaMulligan.Quelaancianahubieraaccedidoarecibirmedebuenasaprimerasmediociertatranquilidad.Peronolasteníatodasconmigo.

A los pocos minutos, una chica con un piercing en la ceja que lucía elmismouniformedeportivoquelamujerderecepciónseacercóamísonriente.

—Si es tan amable de acompañarme, la señoraMulligan la espera en eljardín. Parece contenta de recibirla, aquí cualquier visita es una ocasión pararomperlarutina.

Laseguíatravésdelcaminodegravillahaciaunadelasmesasjuntoalosárbolesdelfondo.NopodíacreerquefueraaencontrarmeconlaúltimapersonaquehabíahabladoconEmilyJ.Parker.

—Asíquequeríaustedverme—dijolaancianaconuntononodemasiadocordial.Teníaunaspectodistinguidoydistanteallísentadaensusilladeruedas,bienpeinada,conelcabelloplateadoyunchalde lanaazulmedianochesobrelasrodillas.

—Ustednomeconoce,perohacetiempoqueintentoencontrarla—dije—.Estoy haciendo un estudio sobre la obra de Emily J. Parker. Me gustaríarecuperar su memoria y su legado literario, creo que fueron ustedes buenasamigas.ElprofesorWhelan,midirectordetesis,mehahabladomuchodeusted.—Laúltimafrasefueuncomentariopremeditadoparaallanarelcamino—.Mellamo Rebeca Aldán —añadí sonriente tendiéndole la mano. Sentí su tactohuesudoyfrágilcomounaalitadepolloenvueltaenpapeldepergamino.

Lachicadelpiercingseofrecióatraernosunpocodeté.Teníaunamaneracuriosadecaminardandosaltitosysinapenastocarelsuelo.Megustalagentequetransmiteligereza.

—Así que quiere usted reivindicar el recuerdo de Emily. Vaya, vaya…,quién lo ibaadeciraestasalturas.Esustedespañola,¿verdad?—dijoBrendaMulliganvolviéndosehaciamí.Parecíamásunaafirmaciónqueunapregunta.

—Sí—asentí.—¡Quécasualidad!—comentómisteriosamente.Lamiré sincomprender.Nosabíaporqué tendríaque serunacasualidad

queyofueraespañolaynofinlandesa,porponerelejemplodeotranacionalidadque no me hubiera importado tener. Observé su expresión detenidamentepensandoenlamujercorpulentadeextremidadesfuertesquedebíadehabersidoensustiemposdelfularamarillo.Mefijéenlamejillaqueteníaapoyadaenunamanoconesapalidezfantasmaldelaspersonasdepielmuyclaraqueleshaceaflorarvenasverdesenlafrenteyenelinteriordelasmuñecas.Susgestoseranlentosydisminuidos.Únicamentelosojosconservabanunrestodeloquedebió

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desersufulgorjuvenil,vivacesyalegrementemalignos.Lamuchacha regresó canturreando y depositó la bandeja con un termoy

dostazassobrelamesa.—Gracias,Lucy—dijoBrendaMulliganconunaampliasonrisa.Mediola

impresióndequetambiénaelladebíadecaerlebienlachica.Acontinuación,lehizounaseñalconlacabezaparaquenosdejaraasolas.

—Comoledecía,estoypreparandounatesissobrelaescritora—retomélainiciativamientrasservíaelaguahumeanteenlastazas—.Séqueseconocierondejóvenes—dijeaguardandoalgunareacciónporsuparte.Sólohubosilencio.Comprendíqueporaquelcaminonoibaallegarmuylejos.Hundílabolsitadeltévariasvecesen la tazayarmándomedevalor fuidirectaalgrano—:Tengoentendidoquesiguieronviéndosedevezencuandodespuésdelaguerrayquemantuvieroncontactohastaelmismodíadesudesaparición.¿Noesasí?

BrendaMulliganvacióunsobredeazúcarensutéyempezóaremoverloconmanotemblorosagolpeandorítmicamenteelcostadodelaporcelanaconlacucharilla en cadavuelta.Lavibraciónmediouna sensación trémula como sialgoestuvieraapuntoderomperse.Acontinuación,sellevólatazaaloslabiosytomóunsorbo.Estabamuycaliente.Despuéssonriódébilmente.

—¿Así que eso es lo que va contando por ahí Bob Whelan? —dijomeneandolacabeza—.Siemprefueunpocoentrometido.

Estuveapuntodecontarlequeelprofesorsehallabaconvalecientedeuninfarto,peropreferícallarme.Entoncesmemiróconunpuntodecuriosidad.

—¿Cuántosañostiene?—mepreguntóabocajarro.—Cumplirétreintayunoenmayo—dije.Hizoungestovagoquepodíainterpretarsecomorecuerdooensoñación.—Enmistiempos,alostreintaañosunamujeryahabíavividotodasuvida.

—Hizounapausaysequedóabstraídamirandosuszapatosortopédicos,comosienellosresidieralaclavedetodo—.Ahora,noesasí—soltóunpequeñosuspiroycontinuó—:Lagenteahoraesjovenhastaquesemuere.—Volvióatomarotrosorbodeté.Despuésdejólatazasobreelplatillo,sepusolasgafasymeobservóde nuevo conminuciosa curiosidad de entomóloga, como si yo perteneciera aunaespecierarapendientedecatalogación,unAndroctonusaustralisoalgopeor—.Mehadichoqueeraustedescritora,¿verdad?

—No, en realidad no —contesté—. No he escrito ningún libro todavía,aunquemegustaría.

—Entoncesyaloes,créame.Senaceconeso.Amíloslibrosnuncamehaninteresadomucho.Loquesiempremegustódesdepequeñafuebailar.Oíaunacanción en la radio y seme iban los pies detrás de lamúsica. Aún ahora, sipudiera…—dejó la frase en el aire—. Pero cada uno tiene lo que tiene —

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continuó—. Emily era escritora mucho antes de publicar su primera novela.Supongoquelahabráleídousted.

—Porsupuesto—contesté—,heleídotodasuobra.Menoselúltimolibro,claro.

—Ah…,The Bridge. Es una pena que no se llegara a publicar. A vecesocurrenestas cosas, aunque si ledigo laverdad,nocreoquea ella lehubieseimportadodemasiado.

—¿Porquélodice?—Bueno—concediómoviendolamanoenelairedespreocupadamente—,

todoesoesyaaguapasada.Mi intención no era mantener una conversación literaria ni por asomo.

Sobre la calidad narrativa de Emily J. Parker ya había llegado a mis propiasconclusiones.Loquequeríasaberteníaqueverconelmisteriodesuvidaomásconcretamentedesumuerte.

SinoqueríaqueBrendaMulligansecerraseenbanda,debíaprocederconcautela.Nopodíaserdemasiadobruscaconmispreguntas.Peromepreocupabaqueelhorariodevisitaacabarasindarmetiempoaaveriguarnada.Unaráfagadevientoremoviólosárbolesytrajoelolorinconfundibledelbosque.Esunolorqueaprendíadetectardeniña.ElbosquedeHanselyGretel.Elbosquedelosniñosperdidos.Elbosquenoesunametáforaliteraria,sinoqueexiste.Siempreestáahí.

—Esbonitoestelugar—dijemirandoalrededorconactitudcontemplativa.—Noestámal—rezongóellasinmuchoentusiasmo—.Unpocohúmedo

en invierno. Pero supongo que usted no ha venido hasta aquí para hablar delpaisaje.—Memiródesoslayoconunamagodesonrisa—.¿Osí?

—No, claro que no—reconocí un poco azorada—.Es que…No sémuybienpordóndeempezar.

—Pruebeporelprincipio.Avecesdaresultado—dijoconsorna.Creoquemeruboricéunpoco,comosi fueraapresentarmeaunexamen

para el que no me había preparado en condiciones. Durante unos segundospermanecí en silencio con las manos en los bolsillos, consciente de lasdificultades.

—¿EsciertoqueestuvoustedenCharingCrossel8demayode1955?—soltéabotepronto.

—Caramba,estoempiezaaparecerseauninterrogatoriopolicial.Noiráaacusarme de asesinato —sonrió—. Pues claro que estuve allí. Todo Londresestabaallípresenciandoeldesfile.Además,esoyadebeustedsaberlo,sino,nosehabríatomadolamolestiadeveniravisitarme,¿verdad?—dijoapuntándoseuntantosindespeinarsesiquiera.

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—Losiento,nopretendía…—Nosedisculpe,joven—meinterrumpió—.Ustedtienemuchasganasde

saber, y yo tengo algunas cosas que contar. Creo que podemos llegar a unacuerdo.Perometemoqueempiezaahacerunpocoderelenteeneljardínparamis huesos. Si tiene la amabilidad de empujar la silla, podemos continuar laconversaciónenelinterior.

Fuecomoempujaruncarritodebebé.Nopesabanada.Enlasala,ungrupodeancianasjugabaalbridgeenunamesamientrasotrasmirabanenlateleunode esos concursos que le encantaban a la señora Bartholomew en los que ellocutor preguntaba si el tomate era fruta u hortaliza, o cuántos componentesteníanlosequiposderemoenOxfordyesaclasedecosas.Nossentamosenunrincónretiradojuntoalaventana.

—Bueno—dijo—, ya puede usted empezar. ¿Qué es lo que quiere saberexactamente?

—Laverdad—contestéingenuamente.—Laverdad,laverdad…—rezongó—.¿Quéeslaverdad?—Merefieroaloqueocurrióaqueldía,loqueleocurrióalaescritora.—Loque leocurrióaEmilyes lomismoque lehaocurridoencualquier

partedelmundoacualquiermujerquesehayavistoentrelaespadaylapared—dijo,ysumiradasedesplazóhacialaventana.Superfilmepareciómásafiladoacontraluz,ladeabalacabezaigualqueunbúhoysusojosdespedíandeprontounbrillo raro—. Eramuy orgullosa, ¿sabe usted? Se bandeaba por elmundo sinruidoperohaciéndosenotar.Loshombressevolvíansiempreamirarla.Avecespodíallegaraserodiosa,créame,realmenteinsoportable.

—Esalgoquesueleocurrirlesalasmujeresguapas—dijepensandoenmihermanaBeacuandoibaconsusamigasporlacalleRealcomoporunapasarela,conunasgafasRayBanysuchalequitoplumífero—.Selessubealacabeza.

—Nosetratadeeso.NisiquieracreoqueEmilyfueraconsciente.Éramosdemasiadojóvenes.Elmundopasabaaullandopordelante.Nolovimos.¿Cómoíbamosaverlo?Estábamosdemasiadoocupadaslibrandounaguerra.

BrendaMulligansuspiróymemiróconinfinitacondescendencia,comosiconsideraraquehabíaalgunascosasqueunapersonademiedad jamáspodríaentender.Probablementeteníarazón.Peseaello,sinembargo,poralgunarazóndecidióconcedermeunaoportunidadyretomóelhiloconvozpausada.

—Emilyeradivertida,vehemente,tercayunamentirosaredomada.Nuncasabíascuándohablabaenserioycuándoestababromeando.Mentía sobrecasitodaslascosas,simplementecomomedidadeprecaución.Unaverdaderaactriz,supongoqueporesoeratanbuenaensutrabajo.Esposiblequeavecesllegaraacreerse sus propias mentiras. Puede parecer extraño que una mujer de su

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inteligenciapudieraseraniquilada tan fácilmenteensupropio terreno.Pero lofue.Yalocreoquelofue.Hayquetenerencuentaquevivíaconunhombrequecasi le doblaba la edad y que había desarrollado una teoría matemática deenormeéxitoysolidez,quehabíasuperadosuconfrontaciónconelmundorealconunmontóndedecimales.—Laancianaelevómucho las cejas en señaldeadmiración y al hacerlo sus ojos brillaron de nuevo con un destello que mepareció ligeramente sarcástico—. ¿Sabe usted cuál es la diferencia entre lasmatemáticasylapoesía?

Nisiquieramediotiempoacontestar.—Que lasmatemáticas funcionan—dijo llevándoseundedoa la frentey

dándoseunosgolpecitosenlasien.Laverdadesquelaancianateníaunamanerapeculiardeexpresarse,como

si siguiese algún tipo de razonamiento de grado superior. Quizá por eso medespertaba cierta desconfianza de un modo que no sabría precisar. A vecesparecíaperderseensuspropiascábalas.Sinembargo,no lecostaba retomarelhilo.

—Los hombres, por muy inteligentes que se crean, pueden resultar muyabsorbentes, muy posesivos —continuó—. Pearson lo era, desde luego. Y,además, estabaWhelan. Bob y Emily siempre habíanmantenido una relaciónespecial. Tenían la complicidad de los libros. Siempre estaban hablando delibros,deedicionesespeciales,loslibrerosdeCharingCrosslosconocíanbien,eranasiduos.Sobretodo,frecuentabanelcuchitrilqueteníaFrancisEdwardseneln.º72.—BrendaMulligansequedópensativaunmomentoconlamiradafijaenlascortinasdeterciopelocuyocolorgranateoscuroeraeldeunaheridasincicatrizar—.Dicenqueelhombreeslaúnicaespecieanimalcapazdematarloquemás ama.No lo sé…Lo único que sé es que elmatrimonio nunca es lahistoriaqueunaimagina.

—¿EstáinsinuandoqueEmilynoerafelizconPearson?Brenda Mulligan me miró de nuevo con santa paciencia, como si le

pareciera una pregunta obvia o fuera de lugar. Se limitó a aletear con lospárpadosportodarespuesta.

—Sinoloera—continuéyoconlamismalógicaqueutilizaríamihermanaBeaparaabrirunbotedelechecondensada—,¿porquénoseseparódeél?

—No lo hizo porque el mundo no está hecho para que uno haga lo quedesea, jovencita, sino para que aparente lo que debe. Ya se irá dando ustedcuenta—dijodándomeunaspalmaditascariñosasenelbrazo.Porunmomentopensé en la complejamaraña de lealtades y obligaciones que debía de ser unmatrimoniodeespías—.PeroyalehedichoqueEmilynoeraunamujerqueseconformaseconcualquiercosa.Asíqueempezóafantasear.Empezóafabricarse

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ununiversoparalelo.Esalgoqueacostumbranahacerlosescritores,¿no?—Supongo—respondídándomeporaludidasinsaberporqué.—Almenoslohizoalprincipio.Perollegóunmomentoenqueesonofue

suficiente.Se hizo un silencio de nuevo. Miré a la señora Mulligan buscando una

aclaración.—¿Quésucedió?—Elproblemaeraqueirseresultabamuydifícil.Deprontosevioatrapada

enunagujeronegrodelquenopodíaescapar…—¿Unagujeronegro?Me miró fugazmente a los ojos y se encogió de hombros, como si no

existieraningunarespuestaempíricaparaesapregunta.—Unanuncatieneadóndeir—continuó—porquelosespaciosnosoncajas

desmontables que quepan una dentro de otra, ni que se puedan guardar en untrasterocomoelqueteníaFrancisEdwardsenlatrastiendadesulibrería.Peroesoellanoloentendióhastamuchotiempodespués.Eramuycabezota.Seguíapensando que escapar era posible. Y lo intentó.—BrendaMulligan miraba atravésdeloscristales,quenoestabandemasiadolimpios,comosicontemplaraunrecuerdoborrosoyrepetitivoqueprefirieseolvidar—.Laprimeravezacabóen urgencias —continuó diciendo—, pero no se dio por vencida. Volvió aintentarlo añosmás tarde. Cuando llegó al hospital deWestminster, donde yotrabajaba comoenfermera, era unamujer desahuciada, prácticamente terminal,que acababa de sufrir un aborto. Más que un aborto, en realidad, fue unacarnicería.Teníaelúterocompletamentedestrozado.

—Esonoes loquefiguraensupartede ingreso—saltéautomáticamentecomosimehubierantocadounresorte.

—Puesclaroqueno,¿quéesperaba?Pearsoneraunapersonareconocidaytenía su estatus. Se le consideraba un héroe de guerra. Nadie quería unescándalo.Yabastanteteníaélconloquetenía.Estabacompletamentedesolado.Nuncahevistoaunhombre tanhundido.SudedicaciónaEmilyeraabsoluta.No se separaba de su lado en ningún momento. Cualquier mujer se hubierasentidoreconfortadaconunmaridotanabnegado.PeroEmilynoeracualquiermujer.

—¿Porquélodice?—Yaleheexplicadoqueeramuyorgullosa,conunaseguridadensímisma

queavecesconseguíasacardequicioacualquiera.Unaprofesionalexcelenteenloquesereferíaalosserviciosdeinformación,segúndecían.Créame,novalíalapenadiscutir conellaporque siempre tenía razón.Cuandoestaba seguradealgo, estaba segura. La mujer que ingresó en el hospital deWestminster, sin

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embargo,dudabahastadesusombra,comosilehubieranrotounaaunatodassusfibrasinternas.Enrealidad,esofueexactamenteloquelehicieron,aunqueentoncesyotodavíanolosabía,claro.Nopodíasaberlo.

BrendaMulligan hizo una pausa. Cuando volvió a hablar su voz se hizomáshonda,comosisalieradelfondodeunpozo.

—Tenía miedo. De eso no cabía ninguna duda. Lo que entonces no fuicapaz de discernir era si sentía pánico de algo externo o de símisma.Quierodecir que no parecía una mujer en sus cabales. Sus respuestas erancontradictorias. Se despertaba sobresaltada ymiraba alrededor con espanto, setapaba el rostro con la almohada como si quisiera ocultarse o desaparecer.Enrealidad, se comportaba como si todo el personal del hospital fuera el ejércitoenemigo. Lo último que pensé fue que pudiera volver a encontrármela ensemejantescircunstanciasaquelinviernode1954.Lasvueltasquedalavida…Deprontonosconvertimosenotrosdiferentesalosquefuimos,aunquesigamossiendo los mismos —dijo como si hablara sola o, más bien, con alguienconocido que estuviera escuchándola desde alguna parte. Al otro lado de loscristaleslaluzdeponientehabíacambiadoyseveíanunasnubesligerasdecolortabaco—. Tenía los ojos vidriosos —continuó—. A veces ni siquiera mereconocía cuando entraba de uniforme a darle la medicación. «Soy yo, soyBrenda», le decía para intentar calmarla, y entonces ella se echaba a llorar.Lloraba incluso cuando dormía. Yo sabía que algunas mujeres sufren crisisnerviosas cuando pierden un bebé. Pero aquello era otra cosa. Una angustiaextrema. Jamás en mi vida había visto a nadie tan asustado, los médicos nocoincidíanenundiagnósticoclaro.Yotampocosabíaquépensar,habíamossidoamigas,perohacíabastante tiempoquenonosveíamos,apenas tuvimosdosotresencuentrosesporádicosdespuésdelarmisticio, lagentecambiadespuésdeunaguerra,yellaparecíavolcadaensumatrimonio.Perounavezescuchéalgoquenodebía…

BrendaMulliganhizootrapausaymeparecióquesesonrojabaunpoco.—¿Algoquenodebía?—Esoesexactamente loquehedicho.Pero,mire,porahívieneLucy—

dijolaancianacambiandodeterciocomosilamuchachaacudierajustoatiempopararescatarla.

Todavíanoeranlassiete,peroenelcomedoryaseoíaeltintineodeplatosy cubiertos. Seme había olvidado que en las residencias demayores se cenamuytemprano.LasúltimaspalabrasdeBrendaMulliganmetaladrabanlamentecomoelchasquidonocturnoen lacerraduradeunapuerta.Esperaralpróximomiércolespara continuar la conversaciónmeparecía comoaguardar al día deljuiciofinal.Penséqueteníaqueganartiempo.

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—Mi tren no sale hasta las nueve —dije como quien hace una últimaplegariaanteelaltar—.Megustaríaacompañarlaunratodespuésdelacenasifueraposible.Sólounosminutos—añadíhundiendolasmanosenlosbolsillosconcaradenáufraga,queesunacaraquesemedabastantebien.

BrendaMulliganmiróaLucyconcomplicidad.—Noeslohabitual—dijolachica—,perocreoqueporestavezpodemos

hacerunaexcepción,siempreycuandonoseentereMrs.Matthews,claro.

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CAPÍTULOXVIII

Mrs.Matthewsnoseenteró.Subía lahabitaciónporelascensordelserviciomientras todoelpersonal

estaba ocupado con la cena. Era un cuarto exterior con un baño amplio conaccesoparalasillayunacamametálicaconmanivelacomolasdehospital,peroapesardeellonoresultabaunespacioimpersonal.Habíaunamesitademaderacon flores frescas y algunos objetos que le daban un aire casi hogareño: unacestadelaborconagujasgruesasdecalcetayvariosovillosdelanadecolores,unpequeñohornilloeléctricoconunakettleparacalentarelaguadelté,untarrogrande de crema hidratante y un transistor. Encima de la cama había unaacuarelaconunpaisajemarinoenelqueseveíaunfaro.Laventanadabaalapartetraseradelamansiónyjuntoaellahabíaunmuebleesquineroconalgunoslibrosquemeentretuveenhojearmientrasesperaba:unabibliaprotestante,unaedicióndeRicardoIIIencuadernadaenrústica,algunosfolletos turísticosyunejemplar deTheWaste Land, de T. S. Eliot, que llamómi atención. Lo teníaprecisamente en la mano cuando oí que Lucy empujaba la puerta de lahabitaciónymaniobrabaparaintroducirlasilla.

—¿Legustalapoesía?—mepreguntóBrendaMulligan.—Sí—contesté,yvolvíadejarellibroensusitio—,aunqueúltimamente

notengomuchotiempoparaleer.—Amí en cambionomegusta, suele generar falsas expectativas.Pero a

veceslepidoaLucyquemeleaalgoantesdeacostarme.¿Verdad,Lucy?Conalgohayqueentretenerse.Aquílashorassehacenmuylargas.

—Ande,nosequeje—intervino lachicaconsorna—,queno la tratamostanmal.—Antesdesalirdelahabitación,lamuchachasevolvióhaciamídesdeelumbraldelapuertay,sindejardesonreír,añadióamododerecordatorio—:Sólounosminutos.

—Bueno,serámejorquevayaalgrano.YahaoídoaLucy—dijoBrendaMulligan—.¿Pordóndenoshabíamosquedado?

—Estabaustedhablándomede la enfermedaddeEmilyydelHospitaldeWestminster.Decíaqueenunaocasiónhabíaescuchadoalgoquenodebía.

—Ah,sí…,tantasvecesescuchaunaloquenodebe—encendiólalámparade la mesita de noche y me miró con cansancio—. Las mujeres somosdemasiado curiosas. Tenemos tendencia a querer comprenderlo todo, como siesofueraposible.Elproblemaesqueunavezquesehaoídoloquesehaoído,una debe atenerse a las consecuencias.—Memiró con vacilación como si noestuviera convencida de querer continuar, tal vez dudaba que yo pudiera

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atenermea lasconsecuencias.Peroprosiguió—:Parecequehubierapasadounsiglo,perolorecuerdocomosifuerahoy.Eraviernes.Yoteníaturnodetarde.Medisponíaaentraren lahabitaciónparaadministrarleun sedanteyalgomehizodetenermeenlapuerta.Unsextosentidotalvez.Emilyestabahablandoconsumarido.Dijoalgoquenopudeentender,aunqueel tonoeradesúplica,unaespeciedemurmullodébilyavergonzadocomoeldeunaniñaquesehaportadomal. La respuesta de Pearson, sin embargo, fue clara y contundente. Dijo:«Desdeluegoqueno»,ysuvozsonótajantecomounhombrequecortaelpanconunasierra.

»Alprincipioyonosabíadequéestabanhablando,noteníalamenoridea.Pero puse atención. “De todos modos, no tienes por qué preocuparte de eso,querida—continuóPearsonvolviendoauntonobajoycasipaternal—.Yanoesdenadie,nipodráserlonunca.Eslomejorparati.Noestásencondicionesdesermadre”.

BrendaMulliganhizounapausapararespirarhondo.—Fueenesemomentocuandomedicuentaporprimeravezdequequizá

lascosasnofueranexactamente loqueparecían.Acontinuación,Pearsonbajótodavía más el tono como si tuviera los dientes apretados y con una vozextrañamentedulceañadió:«No tepreocupes, littledarling,yocuidaréde ti».Fueronprecisamente esas dospalabras, «little darling», la forma en la que laspronunció…Habíaalgoensuvoz—BrendaMulligansecruzóelchalsobreelpechocomosirealmentetuvierafrío—,unaespeciede…Nosé.Enfin,algoquenomepareció…Bueno,quenomepareciódeltodonatural.

BrendaMulliganhizootrosilencioysesacudióde laropaunasmotasdepolvo.Talvezfueranimaginacionesmías,peromediolaimpresióndequealaancianaletemblabaelpárpadoderecho.

—¿Yfueentoncescuandodecidióayudarla?—Bueno,esovendríaunpocomástarde.Digamosquefueentoncescuando

decidí creerla. Intenté buscarles un sentido a las cosas que contaba.Lo de losruidosytodolodemás…LoqueEmilydecíaensueños:losgolpesenelgaraje,unavecinachismosaconlaquecompartíaelmismotendederoyqueconfundíalas prendas de su colada, una sucesión de pequeños incidentes insignificantes,cotidianos,comentariosligeramentehirientesquePearsondejabacaer,comounavezqueellalesugirióquetomaraunaaspirinaparaeldolordecabezayPearsonle dijo con retintín: «No sabía que ahora fueras una eminencia enmedicina».Cosasasí,depocamonta.Imágenesfragmentadas,incomprensibles…Ahoralopiensoycreoqueellasedabacuentadetodoloqueestabapasandoytambiéndeloqueibaapasar.Avecesselecaíalacasaencimayseibaacalcetardentrodelcoche. Esas cosas no se inventan. Cuando unamujer se pone a hacer calceta

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dentrodeuncochecerradoesquealgopasa.Supongoquelarelaciónentredospersonas no es asunto de nadie. Pero de pronto todas las piezas sueltasempezaronaencajar.Nofue fácilcreerla.Eracontravenir laopiniónde todos.Yo era una simple enfermera. El diagnóstico del equipo médico daba paraencerrarla en un psiquiátrico el resto de su vida. —A Brenda Mulligan letemblabanunpocolasmejillasalhablar—.Lospsiquiatrassonpersonasquelescuenteunaloquelescuentejamásseinteresanporlaverdad.Sólolespreocupadequésíntomasetrata.Emilyteníatodoslossíntomas.

—Sinembargo,ustedlacreyó.—Sí.Yolacreí.Soymujer,ylasmujeresvemosotrascosas.—¿Quécosas?—Nosé,yaselohedicho…Loqueyovifueunesposoatento,quenose

quitaba su gabardina beis ni para sentarse en una silla de hospital. Habíacambiado desde los tiempos de Bletchley Park. Estaba distinto, no es quehubiera envejecido, era otra cosa. Tenía unamirada distinta que podía ser dedureza, pero también de compasión. Ahora pienso que igual eran una mismacosa para él. No sé… No hacía ruido al andar, por ejemplo, pese a sucorpulencia, y luego estaba el tono que usaba para dirigirse a ella con unaespecie de ultrasonido especial como el que utilizan los jockeys paracomunicarseconsuscaballos.Lavozdeunamo,sisepuededecirasí.—BrendaMulligan se quedó callada mirando lejos. Parecía estar esperando que yo lehiciesealgunapregunta,peronosemeocurriónadaquedecir—.Eraungenioque sufría depresiones de varios días cuando perdía una partida de ajedrez—continuó—.¿Sabequeensólocuatromovimientoshaydelordendetrescientosmil millones de posibilidades distintas? Imagínese, más que estrellas en unagalaxia —dijo con un tono que me pareció de admiración—. Demasiadasopciones para una mente humana. No debió de ser fácil para él dejar de serimprescindiblecuandoacabólaguerra.Encasasiemprenecesitabatenerrazón,salirse con la suya. Se obsesionaba con todo; Emily me lo contó después.Tambiénmedijootrascosasdeél.Medijoqueavecesregistrabaloscajonesdesutocadoreinspeccionabasuropainterior.Habíadejadodeusarcarmínporquea él le parecía provocativo. Ella no les dabamucha importancia a esas cosas,pensaba que eranmanías que tenían que ver con su forma de ser y creía quepodíamanejarlasituación.Creoqueledabavergüenzahablardeeso.MecontóqueenunaocasiónsefuecaminandosolaporlacarreteradeFolkestone,peroéllaencontróylallevóderegresoacasaconduciendoduranteelcaminodevueltaconloslabiosapretados.Todoempeorópocoapoco.Empezóatratarlacomosiella no supiera hacer nada o se le olvidaran las cosas. Y lo cierto es queempezaron a olvidársele las cosas, tal y como él decía. Un día se le pasaba

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recogerlacolada,otroperdíalacarteraonoseacordabadedóndehabíadejadouna prenda de ropa. Empezó a tartamudear. Sentía náuseas constantemente.Pensabaqueelproblemaestabaenlabocadesuestómago.—Deprontotuvelaimpresión de que la voz de BrendaMulligan era como esos torrentes de altamontañaquedurante todoel inviernohan tenidosucaudalcongeladoyconeldeshielo discurren veloces por la vertiente. Apenas necesitaba tirarle de lalengua.Elcursodesusrecuerdosfluíasolo—.ÉlletraíagalletasWalkerscomoaunaniñaenferma—prosiguiósinperderelhilo—.Secomportabadeunmodosolícitoyencantador,pero,cuandoellavolvíaarecuperarseyosaballevarlelacontrariaencualquiercosasinimportancia,reaccionabadirigiéndoleunamiradadurayprietacomounzapato,cargadacontantodesprecioqueEmilyacabóporcreerquerealmenteeraellaquienestabaperdiendolacabeza.Soñabaqueéllaquería matar, que tenía hachas y cuchillos en el garaje. Y cuando intentabaquitarseesasideasdelacabezayhacerlaspacesconélponiéndoleunamanoenelhombroconciliadoramente,élselaquitabadeencimadeunmanotazo.Emilymelocontóantesdemorir.Apartólavistaaunlado,ymelocontó.

EralaprimeravezqueBrendaMulligansereferíadirectamentealamuertede Emily. La sensación que me produjo fue punzante como si me hubierapinchadoeneldedoconunaagujadecoser.Mequedéparalizada.Laanciananosólohabíaconfirmado lamuertede laescritora, sinoquehabía sido testigodeella. En mi cabeza se arremolinaban las preguntas, pero me resultaba difícilplantearlas. Por respeto, supongo. Nosmiramos en silencio, un segundo, dos,tres…

—Nuncaha querido contar nada sobre eso, ¿verdad?Sobre sumuerte—dijeconlamayordelicadezadequefuicapaz.

—No,laverdadesqueno.—¿Porqué?¿Teníanunpactodesilenciooalgoasí?—No,no,quécosasdice…,ningúnpactodesilencio.—Entonces,sinoesningúnsecreto,dígame,¿dequémurióEmily?Quiero

decir,sinolemolestahablardeelloahora,claro—pronunciécadapalabramuydespacio,contiento,comosipisaraunaplacadehielomuyfinayquebradiza.

Memiró dubitativa, con un punto de aprensión, aunque no creo que micuriosidadlahubieraofendido.Simplementeparecíaunpococansada.

—Fueunaccidente,perodejemosesoparamásadelantesileparece—dijoconamabilidad, tratandodesonreír,perosin llegarahacerlo—.Enrealidad,amiedadyadeberíaunairaprendiendoadejaralosmuertosenpaz—añadió,ysellevólamanoalafrentecomosiquisieraalejarsuspropiosfantasmas.

Durante la pausa que siguió a continuación, pude oír la respiracióntrabajosadeBrendaMulligan.Yonosabíaexactamentedequéclasedeinfierno

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doméstico estábamos hablando. No tenía mucha idea de patologías afectivas,perome di perfecta cuenta de que había algomuy retorcido en todo aquello.Algo oscuro y familiar como en los crímenes delAntiguoTestamento.AhoraentiendoporquédecíamiabuelaLolaquenosedebíadejarlabibliaalalcancedelasniñas.UnavezqueBeayyodescubrimoslodelossacrificioshumanosyelasuntodeAbraham,aquelpadrecuchillero,yanohuboquiennoscontentaraconBlancanievesylossieteenanitos.

Deprontomedio reparo estar interrogando a una señoramayor sobre suamigamuerta y sobre cosas íntimas que habían ocurrido hacíamás demediosiglo, abusandode suespacioyde su tiempo,aprovechándomede su soledad.Quizá hacía años que BrendaMulligan no recibía ninguna visita. Así y todo,continuéimplacable.

Me vino a la cabeza algo fugaz que la anciana había dicho antes, en eljardín, sobre espacios y cajas desmontables.Algo que no entendí en absoluto,pero que seme quedó en la cabeza como un zumbido sordo queme hubieraentradoporunoídoynohubieravueltoasalirporelotro.Avecesmepasanesascosas.Escomocuandotarareasunabandasonoraypormuchoquelo intentasno te puedes acordar de a qué película pertenece. Al menos sabía que elargumentoteníaqueverconunahuida.

—¿Así que planearon una escapada?—dije intentando seguir lamelodíaextraviadaquesonabaenmicabeza.

—Bueno,algoasí—asintiólaancianapacientemente—.Emilytardóalgúntiempo en recuperarse, en estar preparada para entrar en la jurisdicción de lateoríadelcálculodeprobabilidades,comoelladecía.Erasumaneradeexplicarlas cosas, supongo que la vida con Pearson la había hecho acostumbrarse allenguajedelateoríacuántica.Comolecontabaantes,decíaqueestabaatrapadaenelagujeronegrodelarealidadbidimensionaldelaquenopodíaescapar.Perolegustabajugarconlaideadequepodíareaparecerenununiversoparalelo.Yaseimaginaráquealprincipioyotambiénpenséqueestabaloca.Peroellasabíamuybien loquedecía.Sereferíaaun lugarfuerade la influenciadePearson.Lejosdetodoloquelehabíaestropeadolavida.Todostenemosunlugarseguro.Odeberíamostenerlo.Unrefugioparadesaparecerdelmapa.Elsuyoeralaislade Skye en el noroeste de Escocia, de donde eran sus tías; allí su familiaconservabaunaespeciedecottageenKirklochewe,pocomásqueunacabaña.Nadiesabíadesuexistencia.Jamáshabíahabladodeelloconnadie.Eseerasuuniversoparalelo.

Enlosminutossiguientes,BrendaMulliganmepusoalcorrientedetodoslospasosquesiguieronambasmujeresparadesaparecersindejarrastro,desdelashorasquepermanecieronocultasentrecajasenlalibreríadeFrancisEdwards

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hasta el camino que siguieron a Aberdeen en tren disfrazadas de monjaspresbiterianas.Y luego todo el trayecto en zigzag por lasHighlands, campo através,hastallegaralacabaña.

—Durantevariosdíasnovimosmásqueovejasyconejos—contóBrenda—.Niunalma.Recuerdoqueparamosadormirenunapensiónqueanteshabíasidopabellóndecaza.Nosdieronunasopadeagualavadaconpuerrosypandesoda.EnInverness,ungranjeroseapiadódenosotrasynosdejóhaceruntrechodelcaminosubidasauncarrodesacosdeharinatiradoporuncaballoviejoconuna campana colgada al cuello. Nos daba la risa. Dos monjas ojo avizor.Llevábamos una petaca con whisky escondida bajo la ropa. A los lados sóloveíamosmontañasescarpadasllenasdecostrasgrisescomolacornamentadeunciervo. Creí que no llegaríamos nunca. Cuando cruzamos un puente colgante,Emilysepusoacantaresacanciónescocesade lascampanillasazules.Pocoapoco fue levantando la voz. No sé de dónde sacaba la energía. Del paisaje,supongo. El paisaje es algo que se lleva dentro. Si algún día viaja por esastierras, sabrá de lo que hablo. —Los ojos de Brenda Mulligan volvieron aausentarse, peronoparecía abatidani confusa—.LasHighlands—repitió conveneración,envozmuybaja,comosihablaraparaelcuellodesucamisa.

Mesentíasatisfechayalmismotiempodecepcionada.Noséporquéhabíaimaginadounahistoriadeespionajeyloqueteníadelanteeraunaroadmovie.Ladiferencia,pensé, radicabaenqueenestaocasión loshéroeseranmujeres.Fueprecisamentemientraspensabaesocuandonotéunlatidoenlafrentecomoun pequeño repiqueteo, y, de pronto, la melodía de Hans Zimmer que memartilleabaen lacabezadesdehacíaun ratome iluminóelpensamientocomouna pantalla gigante con la escena de dosmujeres en un coche descapotable,rebelándose contra los hombres, ante un precipicio sin salida. ¿Cómo podíahaberlaolvidado?Thelma&Louise.HabíavistolapelículaenlateleconÁlexundomingodelluviatiradosenelsofá,ycuandoacabóseguimoshablandodeelladuranteunbuenrato.

—Haymujeresque,entrelaespadaylapared,eligenlaespada—recuerdoque dijo Álex, y yo me quedé rumiando la frasecita como si fuera unadeclaracióndeamormisteriosaoalgoporelestilo.

LaimagendeSusanSarandonconsufularalcuelloysusgafasdeojodegatomeremitióautomáticamenteaBrendaMulligan.YGeenaDavisguardabaunparecidoinnegableconEmilyJ.Parkerensusbuenostiempos.Todoparecíalógico.

Sin embargo, había algo que no terminaba de encajar, una cosa muypequeñaperomolestacomounapiedraenelzapato.Denoserporlahoraqueera, le hubiera pedido a Brenda queme contaramás detalles sobre el tiempo

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transcurridoenlaislaentrelafugayelmomentodelamuertedeEmilytraselaccidentequehabíamencionado.Noteníaniideadelintervaloquepodíahaberpasadoentrelosdosacontecimientos:¿meses?¿años?¿todaunavida?Confiabaentenerocasióndepreguntárselomásadelante.

Fuera, en la tardeyaoscurecida, se adensabaunaneblinade colormalvaqueveníadirectamentedelbosque.CuandoLucyllamóalapuerta,yamehabíapuesto de pie para despedirme. BrendaMulligan continuaba sentada, inmóvil,conlamejillaapoyadaenunamanoquebradizasurcadadevenasverdes.Porunmomento llegué a creer que se había dormido. Pero, de pronto, levantó lacabeza.

—Meparecequenolaheayudadomucho.—Sí, claro que lo ha hecho —contesté más por no desairarla que por

convencimiento.Enrealidad,mehabíadescubiertounmundonuevoenrelacióncon la vida de Emily, pero aún quedaba una gran cantidad de preguntas sinrespuesta.

—Entoncesledeseoquetengasuerteconsutesis.—Muchasgracias—dije,ymequedéparadadelantedesusilladeruedas

sin saber cómo despedirme. Pensé que así, tan encogida y pequeña, con lacabezanevadaparecíaunhadadeArthurRackham.Mehubieragustadohaberlellevadounasfloresoalgo.Metílamanoenelbolsillodelachaquetayloúnicoque encontré fue un pequeño caracol marino del tamaño de un botón,«caramuxo»,lellamamosenGalicia.Tengolacostumbrederecogerconchasporlas playas y las voy dejando olvidadas por todos los bolsillos. Era bonito ypulido,convetasrosadas.Lodejéencimadelamesitacomoquiennoquierelacosa.Ellalotomóenlapalmadelamanoyloobservócomosifueraunajoyamuydelicada.Despuéssonrióydijo:

—Ande,ande…Deseprisa,novayaaperdereltren.

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CAPÍTULOXIX

El avión de Álex tenía prevista su llegada a las doce y cuarto de lamañana.Calculéaproximadamenteveinteminutosmás,queeraloquedurabaeltrayectodel tren expreso desde el aeropuerto de Heathrow. Pero a veces el tiempotranscurre muy despacio. Aunque todos mis pensamientos fluían en una soladirección,queeraladelospájarosdeplataquecruzanelcielocomoflechas,locierto es que en alguna recámara oculta de mi cerebro una especie de pilotoautomático seguía funcionando por libre procesando y clasificando lainformaciónquemehabíaproporcionadoBrendaMulligan.MiabueloFranciscolellamabaaeso«lacentrifugadora».Cuandoibaalinstitutoynoentendíaalgoalaprimera,cosaquesucedíabastanteamenudo,mepasabalomismo.Unaparteindependiente y autónoma demimente se las apañaba por su cuenta y riesgotrabajando en silencio, y, a lamañana siguiente, todo adquiría sentido y cadacosa aparecía de repente en su sitio como unos zapatitos arreglados por unduende.Lacentrifugadora.

PasabadelaunaymediacuandoporfinviapareceraÁlexbajolashebrasdeluzgrisáceaquesefiltrabanentrelosandenesdelaestacióndePaddington.Llevaba una bolsa de cuero al hombro, sus botas de explorador y una parkacaqui que habíamos comprado juntos por Navidad en el Zara de la plaza deGalicia.Loobservédirigirsealhallconlasmanosenlosbolsillosantesdequeélme descubriera. La cara de lobo, los hombros anchos, el aire tosco, ningunaseñalexternadefiliasofobias:nibanderines,nichapasenlasolapa,nitatuajes.Nadaquedeclarar.Siempremegustósumaneradecaminarunpocoinclinadohacia delante, como si ofreciera resistencia a un viento imaginario que debíasoplar sólo en su interior. Cuando lo vi avanzar hacia mí con determinación,sorteandoalosviajerosquellenabanelandénconsusonrisadeperdonavidas,semeaceleróelpulsoigualquelaprimeravez.Soyunacardiópatairreductible.Enesonotengoremedio.

Mesentíaunpocodifusaentrelamultitud,casiinvisible,conmisvaquerosdescoloridosyunaviejacamisetagrisconlaserigrafíadeJamesDeanfumandoporunacalledeNuevaYork.Teníaunamanchadelejíaenlamanga.Pudehaberescogido algomás sexy para la ocasión, pero la prenda tenía su historia y yocreía firmemente en el valor de los amuletos contra los nudos gordianos queasolabanfrecuentementenuestrarelación.Creoquenoheidomásdesastradaenmivida,perolaindiasiouxquehabíaenmíconfiabaeneltoquemágico«luz-de-luna».Memiré de refilón en la cristalera y traté de adoptar un cierto airecasuala loNataliePortman.Nolodigoporhacercomparaciones,quesiempre

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son odiosas, pero el cine a veces te enseña a ponerte en tu lugar, a alzarte depuntillas y encoger los hombros. Me quedé allí quieta, sintiendo pánico yfelicidad; pánico y triunfo; pánico y vacío. O sea, pánico, básicamente, paraentendernos.

Permanecimos callados unos segundos que me parecieron eternos, unodelantedelotro,mirándonos.

—Tequedacortoelflequilloasítancorto—dijo.—Atitambién—contesté.—¿¿¿A mí??? —protestó cándidamente pasándose los dedos entre los

trasquilones del pelo de apenas dos centímetros—. Si yo nunca he llevadoflequillo.

—Puesporeso.—Vale.Seechóareír.Dejólabolsaenelsueloymetomódelacinturaconambas

manoscerrandouncírculohastacasi tocar lapuntade losdedosdeunamanoconlosdelaotra,comosehaceparalevantarporelaireaunabailarina.

—¿Cómoesposiblequeestéstanflaca?¿Notedandecomerenestepaís?—No—respondí—.Aquí lagentesealimentadelaire—dijeconretintín

recordandonuestroantiguocasusbelli—.Losabetodoelmundo—añadí.«Alimentarsedelaire»eralafrasefavoritademihermanaBea,quesiempre

creyó que vivir de una beca tenía demasiados puntos oscuros, en el aspectoeconómicomayormente.NoesqueÁlexsehubieraalineadoconellaenelfrentea favor de preparar oposiciones a profesora de inglés de instituto. Pero los deLugonosonnadapartidariosdequelasnoviasselarguenenbuscadeescritorasdesaparecidasaunaislaque,pormuyGranBretañaquesea,nodejadeestarenmediodelocéano.Ellossondetierrafirmedetodalavida.

Enarcó una ceja y me echó una mirada de reprimenda con sus ojos deMatthewMcConaughey.

—Anda,vamosacomeralgo,gamberra—dijopasándomeunbrazoporelhombro,yechamosaandarentrelamareahumeantedegentehacialapuertadelaestacióncomodossoldadosqueregresanvivosdeunaguerra.

—Teheechadounpocodemenos—lesusurréaloídoensondepaz.Lo llevé a unpubdeNottingHill para que fuera familiarizándose con el

barrio. Pedimos unas pintas y, a pesar de que ya tenían cerrada la cocina,conseguimos que nos pusieran un plato de hamburguesas con patatas fritasrecalentadoenelmicroondasqueestabainfame,peroquenospareciósuculento.La cerveza, en cambio, era excelente. Existen más de quinientas variedadesdistintasenLondres:ale,bitter,strong,rubia,negra, tostada…Yomepedíunalagercontinental.Álex,sinembargo,esdelosquepiensanquelaGuinnessesde

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laspocascosassolventesquequedanenestemundo.La penumbra del pub y los efluvios alcohólicos allanaron un poco el

camino.Noerafácilretomarunaconversacióninterrumpidadrásticamentehacíacasitresmeses.Ellenguajecorporalsiempreayuda.Senosnotabanlasganasdeestar juntos, lasmanosbuscándose imperceptiblementepordebajode labarra.Me rozó la cintura, le toqué elmeñique, se inclinó un poco para besarme laspuntasdelpelo.Megustóesedetalledelicadoyevanescente.Besarelpeloestábien,noesalgoqueseleocurraatodoelmundo.

Álex intentó sacar el tema de mi tesis, pero preferí reservar ese asuntoespinosoparamástarde.Asíqueduranteunahoraestuvimosconversandosobrecosas triviales que habían pasado en mi ausencia. Mi hermana Bea se habíacompradountodoterrenoenelquecabíantodoslostrastosdelosgemelosylaproducciónanualdegrelos,habasy lacónde toda laparroquia.Semehizo laboca agua al pensar en la gastronomía local.Llevaba tresmeses sin probar eljamón serrano y anhelaba las tascas del casco viejo, las tapas de tortilla depatatasdelMarte,elvermutdelossábadosylaciudadviejaconsusrecónditosgaritos.Hablamostambiéndealgunosamigoscomunes,delaBibliotecaÁnxelCasal, donde nos conocimos, y de su doctorado, claro. En ese sentido mequedaron las cosas más o menos claras sobre los cambios de plumaje en laperdizroja.

—Nohayunduroparainvestigación—murmurócondesánimo—,asíqueigualtengoquevenirmeaquícontigoavivirdelaire.

—Vaya—contesté—,eso síque seríaunaverdadera tragedia.—YsonreíconelcolmilloretorcidocomoharíaCruelladeVil.

NoestoyseguradequeaÁlexlegustasequebromearaconciertascosas.Pero no lo hacía por mal. Soy un poco tiquismiquis, forma parte de misencantos. Como en casa la mejor hija siempre fue Bea por encima de todadiscusión, amí nome quedómás remedio que intentar hacerme la simpática,aunque sin demasiado éxito.Un truco infantil, sentimental y algodesesperadoparaquemequisieranunpocomás.MiabueloFranciscosiempredecíaquelarisaeslamonedadelospobres.Noséaquésereferíaexactamente.Peroaéllegustabanmisbromas.

Cuandollegamosacasa,TimothyGordonsoltódeentradaunbufidodelossuyos,supongoqueparamarcarelterrenorespectoalintruso.Aunquedepocole sirvió.Uno de los rasgosmás característicos deÁlex es su capacidad paraentablar amistad con todo tipode animalesvertebradoso invertebrados.Yo lohabíavisto lidiarconcaballossalvajesquealpoco tiempoacababancomiendodesumanocomocorderitosdeNorit.Losgatosnegros,pormuyferozquefuerasuaspecto,noparecíanconstituirunaexcepción.Alosdiezminutosyahabían

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hechobuenasmigasyparecíanenviarseseñalesfelinasporradarquequedabantotalmente fuera de mi alcance. Tanta familiaridad me fastidió un poco, laverdad.

AÁlexmibuhardillademaderaconolorapapel impresoyagalletasdevainillalepareció,enpalabrastextuales,«unacabañacolgadadeunárbol».Esoquería decir que le había gustado bastante. Mientras yo preparaba unos gin-tonicsyponíamúsica,élestuvofisgoneandoentrelosfoliosdecoloresdondeyoteníaclasificadoslosdatossobreEmilyJ.Parkerysedetuvoestupefactoanteelcorchoquecolgabadelaparedrepletoderecortes,fotografíasantiguasypost-itamarillosconfrasesextrañasyunpocodevastadoras.

—¡Hostias,Rebeca!—exclamóalarmadovolviéndosehaciamídegolpe—.¿Quédemoniosesesto?Parecequeandesbuscandoaunasesino.

Traté de ponerlo al día brevemente sobre mis pesquisas. Le expliqué lacadenadeeslabonesquehabíaestadosiguiendounpocoasaltodematadesdeRobertWhelan hastaBrendaMulligan y quemehabían llevadomás omenoshastaelpuntomuertoenelquemeencontraba.LemencionésuhuidaaEscociaytodoloquehabía llenadomicabezaenel trendevueltadesdeIvyManor lanocheanterior.LehablédeEmilyJ.Parkercomounaescritoraalaquetodavíameparecíaestarempezandoaconocer:unamujerqueleíaaJohnDonneenlacama antes del desayuno, y leer a un poeta metafísico del siglo XVII con elestómagovacíonoesningunabicoca.UnamujerqueleíaaEliotenelautobúsdelalíneadePicadilly.QueleíaaShelleyatodashoras.AShelley,noaByron.Unaescritorapelirrojaconunovillodelanaenlasmanosdándolevueltasaalgocomplicadomientras calcetabaunasprendasde ropamuypequeñas, patucosyjubonesdiminutoscomoparavestiraunmuñeco,segúncontabaensunovela.Unaesposamodélicaqueundíaempiezaatartamudearsinmotivo,queotrodíase le tuercen los tobillos, que tropieza con todo…, que cree en los universosparalelos,quetienequetirarellasoladeloshiloshastadesenredarlamadeja.

—¡Ufff!Ahítienesunanovelacojonuda.—No es una novela —protesté—. Es una historia real basada en datos

biográficosydemostrables.—Vale.Puestienesunahistoriarealcojonuda.—Podríaserlo—admitídesangelada—sinofueraporquenoheconseguido

encontrarnada.Nirastro.Ningunapruebafehaciente.—¿¿¿Fehaciente???—sonrió—.PorDios,Rebeca,hablascomounafiscal

generaldelEstado.Deprontosucaraseiluminó.Mirésusonrisaabierta,susdientesunpoco

separados,elcuerpofibrosoycompacto, lasmanosrudasdecampesino,penséque quizá estaba enamorándome de él otra vez.Hay personas para las que el

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amoresunametaquesealcanza,comoquienllegaalEverestyyaestá.Paramíno.Paramí el amor es siempreuna estacióndepaso.Debede ser quenomefuncionabienlabrújuladelossentimientospermanentes.Yomeenamoroymedesenamoro cientos de veces a lo largo del día, aunque últimamente veníahaciéndolocasi siemprede lamismapersona,deunmodoalgopreocupanteyreincidente.

—¿Sabes lo que te digo? —añadió Álex como si me hubiera leído elpensamiento.

—¿Qué?—preguntésintenerlastodasconmigo.—Quevamosaencontraresaspruebas«fehacientes»porcojones.—Vale—respondí.Hicimoschocarlosvasosconespíritudetectivescoydespuésnosfuimosa

comprobar si la cama era lo suficientemente mullida para resistir una siestadespuésdetresmeseslargosdeausencia.

A Timothy Gordon lo expulsamos temporalmente del paraíso porque elamor,aunquenoseaparatodalavida,requiereausenciadetestigos.Meacerquéalaventanaacorrerlosvisillos.Elatardecerteníaunanegritudlluviosacomoeldispersarse de los pájaros antes de la tormenta. Sentí un nuevo tipo de deseodistinto, inseparable de la ciudad, inseparable de Londres en 1955. El deseoexperimentado en otro país, en calles desconocidas, quizá también el propiocuerpo desconocido. Álex se acercó por detrás, me tomó por los hombros yacarició el hueso saliente de mi clavícula, que entre todas las aristas eimperfeccionesdemicuerpoessulugarfavorito,oesodice.

Y luego… Luego ocurrió eso tan famoso que dijo una vez el conde deLampedusahablandodeLaCartujadeParma.SiStendhalhabíasidocapazderesumirunanocheenteradeamorconunpuntoycoma,nosotrosnoíbamosasermenos.

Unadelascosasmásenigmáticasdelamorfísicoessuasombrosafacilidadparadespejartodotipodedudashabidasyporhaberdeunmodoabsolutamenteirrebatible, aunque luego la vida se empeñe en rebatirlas de forma tambiénincontestable, claro está. No estoy del todo segura, pero amíme parece queciertas evidencias de la naturaleza, como la atracción animal, quizá deberíantener un rango un poquito superior en nuestra escala de valores sobre otrosasuntos menores, más de andar por casa, que están muy sobredimensionadossocialmente, como la felicidad conyugal, por ejemplo, que en símisma suenacomounpunto en el ordendel día enunplenomunicipal.Entiendoquehayagentequetengaesaambiciónconcretaenlavidacomootroshacencomillasenel aire con dos dedos y se quedan tan anchos. Yo, sin embargo, prefieromodestamente el radicalismo alejandrino de otras palabras como «forajido»,

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«oasis»o«sexy»,aunqueavecesmevengantangrandescomounacamisadeoncevaras.QuizáseadebidoalainfluenciadelwesternyalascancionesdeJoyDivision.Nosé.

Medespertólavibracióndelmóvilenlamesitadenoche.Noteníaniideadecuántotiempopodíahabertranscurrido.Másdedoshoras,seguro.Amilado,Álexdormíaapiernasueltayroncabasuavementecomoelmássigilosodelosradiadores.El relojmarcaba lasseismenoscuarto.Vique la llamadaerade laseñoraGriffin.Meincorporédeunsalto.Suvozdecomandanteenjefesonabatemblorosaconunpuntointernodevibración,comounjuegodeporcelanaenunvagóndetren.

—¿Whelan?—preguntépresintiendolopeor.Yalhacerlomedicuentadequemimentenoestabaenabsolutopreparadaparaprocesarlanoticia.

—Sí—respondió ella. La oí emitir un suspiro largo y sonarse la nariz.Luego,másdueñadesí,conunavozdistintayvoladoracomounaniñaquecogeimpulso en un columpio añadió—: Acaban de subirlo a planta. Está muchomejor.Yhapreguntadoporti.

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CAPÍTULOXX

Laplantadecardiologíaolíacomotodosloshospitalesaunamezcladequietud,cloroformoyaerosoldelimón.

La señora Griffin me estaba esperando en el pasillo con una fiambreracubiertaporunmanteldecuadroscomosiplanearairsedepícnic.

—Diceelprofesorque,antesdetomarelpurédeguisantesdelacantinadelhospital,prefiere largarseal infierno—sonriócondescendiente—.Lehe traídodecasaunaslonchasdepavoconsalsadearándanos.

QueWhelan hubiera recuperado el apetito y el mal humor a la vez meparecióunaseñalexcelente.Perocuandoentréenlahabitaciónylovirodeadodecablesymonitoresyconuntubodeoxígenometidoporlanariz,laverdadesqueme impresionó.Había adelgazadomuchoy losojos se lehabíanhundido.Mesentéasuladoyleapretésuavementelamano.

—Anynews?—preguntó.Levantélascejaseinclinéunpocolacabezaenseñaldequequizápodría

haberalgunanovedad,peroencualquiercasonadaconcluyente.HabíadecididoocultarlelamuertedeEmilyporelmomento.

—Algoheencontrado—dijesinperderdevistaelmonitordesuslatidos—,peroyalecontaréconmásdetallecuandoserestablezcadeltodo.

No quería arriesgarme a ningún sobresalto emocional. Con aquel pijamahospitalario,loshuesosaflordepielyelcabelloblancoalborotadomeparecióqueelprofesorguardabauncuriosoparecidocondonQuijote luchandocontramolinos de viento. Tal vez lo estaba haciendo. La vida a cierta edad es uncombatedesigual.

—Estoybien—protestófrunciendoelceñoyconuntonobastanteenérgico—.Estoybien,malditasea.—Sinembargo,notardóenrecapacitarymoviólospárpadosenseñaldeasentimiento—.Deacuerdo,sólotepidoquenotedemoresdemasiado—añadióconunavozdébilycansada—.Notengotodoeltiempodelmundo.

—Descuide, profesor. Pero serámejor que se recupere pronto.Va a tenerqueecharmeunamanoeneltrabajo.Conloquemehacostadollegarhastaaquí,seríaunabellaqueríaimperdonablequemedejaseenlaestacada.¿Noleparece?

Sonrióymediounaspalmaditaseneldorsodelamano.—Confíoenti,Rebeca.LaseñoraGriffinsedisponíaamontarsupícnicdepavoconvencidacomo

cualquier persona sensata de que una comida comoDiosmanda era lamejormanera de recuperar la salud. Le conté que había conseguido dar conBrenda

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Mulliganylehiceuninformebastantedetalladodenuestroencuentroporsienalgún momento consideraba oportuno poner a Whelan al corriente. Dado elestadodesaluddelprofesor,ellaeralapersonamásindicadaparahacerloconladebida cautela. Como ya he dicho, era una mujer empírica y pertinaz, de laescueladeAnthonyHopkins enLoquequedadel día.No sé cómo demoniospudoadivinarquemyboyfriendestabadevisitaenLondres,peroloadivinóynoparecióhacerledemasiadagracia,quedigamos.

—Nosepreocupe—latranquilicé—.Nopiensoabandonarelbarco.Estoy convencida de que, sin la perspicacia y el talento de su servicio

doméstico,elImperiobritánicosehabríaidoalgareteporcompleto.Bueno,sehaidoalgareteencualquiercaso,esaeslaverdad.

Unaenfermeraabrióenesemomento lapuertade lahabitaciónehizoungestoinequívocoseñalandoelreloj.

—Time to go—dijo refiriéndose exclusivamente amí.La señoraGriffin,como es lógico, tenía bula para saltarse el régimen de visitas de la unidadcoronaria delNationalHealth Service y delmismísimoBuckinghamPalace sifuerapreciso.

—Vendré a verlo el viernes, profesor—prometí con lamano derecha enalto—.Pórtesebien.

Empezaba a oscurecer cuando salí de nuevo a la calle. El cielo de laprimavera sehabíavaciadodeunamaneraextraña.Había sidoundía intenso.Penséquemehubieragustadopreguntarlealprofesorunascuantascosassobresus encuentros con Emily J. Parker en la trastienda de la librería de FrancisEdwards,peromealegrédenohaberlohecho.Cadacosaasudebidotiempo.

Noteníani ideadecuál ibaaserelsiguientepaso.Noteníaningúnplan.Pero la centrifugadora seguía trabajando por su cuenta y riesgo mientras yoregresabaacasarespirandoelolordelossetosentrecallesadoquinadasbajouncrepúsculo pálido, con esa brisa agreste que trae periódicamente a Londresnoticiasdeloscamposlejanos.Y,depronto,¡quécosas!,enmitaddelaaceramepareció ver un zorro parado tranquilamente delante de mí con absolutodesparpajo,silenciosoconsupelajerojoymagnífico.Penséqueestabateniendounaalucinación, claro.Luegodescubríque supresencianoesnada inusualenLondres.Alfinyalcabo,laciudadlesrobósuantiguohábitatyelanimalacabóacostumbrándose al asfalto, aunque entonces yo no lo sabía. Supongo quedebería haberme asustado al verlo, perono lo hice.Mequedé allí hipnotizadahastaqueelsueloempezóaestremecerseconelestruendodeuncamiónde labasuraquedoblóhaciaChurchStreet.

Unzorrorojo.ElrelatodeBrendaMulligandejabaalgunosaspectosensombra,ángulos

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opacosdifícilesdevislumbrar.UnadelaspreguntasqueyomehacíaeracuándohabíamuertoenrealidadEmilyJ.Parkersi,comotodoparecíaindicar, lasdosmujeres habían conseguido escapar vivas aquel lejano 8 de mayo de 1955.BrendaMulligan se había referido claramente a un accidente al hablar de sufallecimientoymencionaralgunasconfesionesíntimasquelaescritoralehabíahechoantesdemorir.

Porotraparte,sabíaquePearsonhabíasidoenterradoenelcementeriodeinglesesilustresyqueensulápidapalpitabaunmisteriosopoemadesuesposa,alaquesindudadebióamarconlocura.Tambiénmeintrigabaespecialmentelanaturalezadeesalocura.

Después de mi visita a Ivy Manor había estado indagando en laenciclopediamédica.LaexplicacióndelsíndromedeMünchhausenporpoderesencajabaaldedilloconelperfilqueBrendaMulliganhabíatrazadodePearson,aunquetambiénesverdadquelamayoríadelosestudioscoincidíanenresaltarladificultadqueentrañabaestablecerese tipodediagnósticoylanecesidaddecautela.

El cuadro clínico se manifiesta con la inducción deliberada de una enfermedad física olesionesenunpacienteporpartedeunapersonapróximaasuentornofamiliar.Hayunaseriede características que en principio deben alertar y poner en guardia a cualquier profesionalsanitariosobreeste trastorno,especialmentecuandosetratadeuntutorofamiliarenprimergradodeunenfermoquehayatenidoqueseringresadodeurgenciaenuncentromédicoyquepresenteuncursodesíntomasinusual,inexplicableodesconcertante.Lavíctimapuedeserunniñoounadultovulnerable.Lapersonaafectadaporelsíndromesueleseralguienengeneralcon abundantes conocimientos médicos, que tiende a mostrarse fascinado con los detallesfarmacológicos y a menudo parece disfrutar del ambiente hospitalario. Normalmenteacostumbraamostrarsemuyatentoconelfamiliarquesehallaingresadoyalqueseresisteadejarsolo,yasetratedesuparejaounhijodelcualnoquierealejarseniporperíodoscortosdetiempoalegandoquerequiereatenciónconstante.Unfactordeterminanteparadictaminareldiagnósticoescomprobarsilossíntomasdelfamiliarenfermoremitenclaramenteenausenciade lapersonasospechosadepadecerel síndrome(por loquedurante lahospitalizaciónseránecesario un seguimiento cuidadoso para establecer dicha relación de causalidad). Enocasiones puede haber antecedentes con una historia familiar similar o con enfermedadesinexplicableseinclusoconlamuertedeunhijooparientepróximo.Hayquetenerencuentaquelapersonaencuestiónnoactúaparalograrunbeneficiomaterialoeconómico,sinoquesetratadeunapsicopatología.Cuandoeste trastornoafectaalcabezade familiaoalcónyuge,puedemanifestarseavecesconunapersonalidadegocéntricaovictimistacaracterizadaporlainsaciable necesidad de llamar la atención y hacerse imprescindible, así como por lainsistencia en buscar el reconocimiento de su sacrificio y abnegación. Hay numerososprofesionales de la medicina, sin embargo, que no reconocen este síndrome como unapatologíapropiamentedichayloconsiderandirectamenteundelitodemaltratoquedebeserderivadodeinmediatohacialosServiciosSociales.

Pearson, debido a sus conocimientos, podía hablar de tú a tú con losmédicos,disfrutabaevidentementeenelambientehospitalario,conocíaaldetallelossíntomasdenumerosaspatologíashastaelpuntodesercapazdedescribirlascontotalexactitud.Eraunesposoatentoqueseresistíaadejarsolaniduranteun

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segundoasumujer.Segúnelhistorialclínico,elcuadrofísicoypsíquicodeellahabía ido in crescendo durante el tratamiento, y los análisis de laboratoriomostraban resultadosdiscrepantes.Porotro lado,Brendamehabíahabladodeuna serie de situaciones cotidianas de baja intensidad pero continuadas en eltiempo, pequeños accidentes domésticos como el incendio casual de unatostadora eléctrica por aparente descuido, el robo o desaparición de reducidascantidadesdedinero,lapérdidaconstantedeobjetossinimportancia:unasgafas,unaprendaderopaouncostureroquemás tardeaparecíanen los lugaresmásinsospechados.Osea,laclasedeincidentesquepuedenacabarconvenciendoala persona más cuerda de que en realidad está perdiendo el juicio. Quizá laescritora se refería a eso cuandoescribióquehabíavisto su cabeza servida enbandeja a la hora del té. Unametáfora simbolista. Enmimente iba tomandocuerpo poco a poco la personalidad obsesiva de Pearson, concentrada en laimagen de un hombre midiéndose retadoramente consigo mismo eninterminablespartidasdeajedrez.Ycomotelóndefondodetodoeso,eldetallelevedelbebéquenollegóanacer,quizáporcausanaturaloaccidental.Otalvezpremeditada.

Mientras caminaba intentaba recomponer las lagunas que faltaban en elrelatoabasedelógicayunpocodeimaginación,peroresultabaimposible.

El aire húmedo y fresco de la noche me entumecía los huesos. Mepreguntabaquéclasederecovecosyfragilidadespodíaalbergarelalmahumana.TeníarazónVirginiaWoolfcuandoescribióensusdiariosquepocascosaspuedehaberenelmundomáspeligrosasquetupropiacasa.Unhogarapuertacerrada.

PercibírepentinamentelaoscuridadquemerodeabainmensaysilenciosayrecordéundíaenquemihermanaBeameenseñóacogerrenacuajosenelrío.Ellahundía lapalaen laorillapocoprofunda,yyoconunamallaverde teníaque coger a las crías quehuían enloquecidasnadando en círculo.Era rarovercómoelbarrodelfondosubíaentorbellinoscomounaturbaespesadehojasymateriaorgánicaendescomposiciónqueenturbiabalasuperficieydesprendíaunolordensoadetritusyaguaestancada.MesubílacapuchadelchándalydobléalaizquierdaporunaperpendicularaPortobelloRoadapurandoelpaso.Lalunapasabadelargoporelhorizontecomounaparientelejana.

Cuando llegué a casa, me encontré a Álex preparando espaguetis contomate en el hornillo de la cocina. Llevaba puesto un mandil de la señoraBartholomewconlunaresrojosyvolantes.

Toda la casa olía a albahaca, a orégano y a olivas arbequinas.Un aromatranquilizador sobre todo en comparación con los suburbios por los que habíatransitadomiimaginación.

—Caramba,¡quéguapo!—dijeconuntonodeniña traviesaqueutilizoa

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veces en las distancias cortas, y él se dio la vuelta imitando con garbo uncaracoleadoflamenco.Fuesuficienteparaquelanieblasedisiparadegolpe.

Lagraciaesundonnaturalydificilísimodeconseguirquesiempreresucitaenmí el fulgor de lo imposible.No pude resistirme a hacerle una foto con elmóvil.

—Comonotecomportes,piensomandarlaaElProgreso****deLugo—loamenacéburlona.

Reaccionóconairedefingidaindignación.Estuvounratopersiguiéndomealrededordelamesahastadarmealcanceymearreóunapatadaenelculo,queessutécnicaparaafrontarcualquiersituacióncomprometidaenlavida.

En la salita había unmantel blanco con velas y una botella de vino quetodavía llevaba colgada la etiqueta negra de Harvey Nichols, una exclusivaboutiquedeKnightsbridgeprohibitivaparabecariosqueaspiranavivirdelaire,pero en la que se pueden encontrar productos con denominación de origen decualquierremotolugardelmundo,incluidaLaRioja.

YahedichoqueÁlexnuncafuedemasiadodadoalasmanifestacionesdeafecto.Esornitólogo,ecologistaytercocomounamula,ademásdebastantemalhablado. Su grito de guerra es «Manda carallo na Habana». Una divisadifícilmente traducible a ningún idioma sensato. También es la persona másconsiderada que conozco, a pesar de su capacidad para sacarme de quicioalgunasveces,yuntipoconrecursos:tocalaarmónicaylagaitacuandoledalagana,imitamuybieneltrinodealgunospájaros,leencantaconduciryescapazdetomardecisionesmuyrápidas,entreotrasvirtudeslevesytemerarias.Porsieso fuera poco, en ocasiones y con los ingredientes apropiados, puedeconvertirseenuncocinillasdemuchocuidado.

Fue una cena romántica en la que yo estuve poco habladora y algoensimismada. Álex me dejó saborear el menú sin demasiadas preguntas, seencargó de amenizar la velada según la tradicional fórmula inglesa: At herMajesty’sPleasure.LaMajesty en este casoerayo, claro está.Lodijo conunpoco de retintín, pero esperó pacientemente al postre como un caballero paraponersuscartassobrelamesa.

Retiró los platos y después, como un mago que saca un conejo de lachistera,desplegóantemíunmapadeEscocia.

—Tenemos un tren aAberdeen a las siete de lamañana—dijo por todaexplicaciónconsuvozgraveyconfidencial.

Sindudaenmiausenciahabíaestadoatandocabosporsucuentayhabíallegadoalaconclusióndequealosuniversosparaleloshayquellegartempranoyconlarutamuyclara.

QueÁlexhubieratomadopartidopormitesisconsemejanteentusiasmoy

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determinación era una prueba de fe irrefutable del tamaño aproximado de lacatedral de Santiago.A veces conviene tener al lado a alguien que crea en ti.Tampoco es necesario que hagan discursos.Basta, simplemente, un gesto.Mequedétandesarmadaantelainiciativaquetardéenreaccionarcomoeradebido.Dehecho,nolohicehastapasadosvariosminutos,perocreoquenuncaloquisemásqueenaquelmomentoconelmapasobrelamesaytodalavidapordelante.

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CAPÍTULOXXI

Viajamos primero hacia el norte en uno de los trazados de ferrocarril másantiguos delmundo y después continuamos hacia el oeste por las tierras altascomo bandoleros. La idea era seguir la misma ruta señalada por BrendaMulligan.ATimothyGordon ledejamosprovisionessuficientesparadosdías.Dudamosenllevarloconnosotros,peroÁlexconbuencriteriodecidióquelasHighlandseranterritoriosalvajenoaptoparamascotasdomésticas.

CruzamosalaisladeSkyeporelpuentenuevoqueuneKyleakinyelKyleofLochalsh.Antes, la únicaposibilidadde llegar a la isla era enbote o en eltransbordador,perosólofuncionabadurantelosmesesdeverano.Continuamoscaminoporunarutaagrestedecarreterasdeunsolocarrilentrepraderasyruinasdegranjasabandonadas.Viajarjuntosesparacualquierparejaunretopeliagudo.ComodoblarelcabodeHornosparalosmarinosoalgoasí.Unapruebaextremaydefinitiva.DuranteuntiempoviajarconÁlexfuemimanerapreferidadeestaren elmundo.Esa sensacióndemirar lejos y sentirse a gusto sin necesidaddenadamás.Creoquerecordarviajesestambiénunadelasformasenlasquemegustaríaenvejecer llegadoelmomento.Laideamedioquepensarydeprontomeechéareír.

—¿Quépasa?—Nada—respondí.Perosíquepasaba.Acababadeacordarmedeunviajequehabíamoshecho

alprincipiodeconocernos. Íbamosdiscutiendo,no tengolamenor ideadeporqué.ÁlexseenfadótantoquemehizobajardelcocheenplenaestepadelaTerraCháymedejótiradaenmediodelacarretera.«EstetíoescomoJohnWayne—recuerdoquepensé—.Cuidadoconél».Tardécasitrescuartosdehoraenllegarandandoalagasolinera,yallíestuvoesperándomesentadoenelmuro,fumandoun cigarrillo con el ceño fruncido y los pies colgando hasta que se le pasó elcabreo.

Hubo viajes de todo tipo, claro está. Sin embargo, con Álex siempre hetenido la certezaabsolutadeestar a salvo.No séporqué.Creoque la tendríainclusoaunquecruzásemoslafronteradeunpaísenguerra.Noesalgoracional,por supuesto, tampoco loson losciclosde la luna.Una intentasiempreen losviajesguiarseporelinstinto.

EnPortreetomamoselautobúsdelíneahastaDunveganyallíalquilamosdosbicicletasparallegaraNeistPoint.Elvientosoplabaarachasyduranteeltrayectoconfirmémiteoríadequeelejerciciofísicopuedesermalísimoparalasalud.Alcancélametasinresuelloyconvértigospesealoscontinuosdescansos

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que le pedía a Álex con la excusa de contemplar las vistas. Realmente eranespectaculares. Al final del último repecho ya se divisaba el faro dominandomajestuosamenteelacantilado,yalmomentoreconocíelpaisajedelaacuarelamarinaqueBrendaMulliganteníaenmarcadaensuhabitación.Unapanorámicaimpresionanteconunastenueshilachaspálidasflotandoenelhorizontequeeranlas Hébridas Exteriores. En verdad aquello era el Finisterre. Emily J. Parkerhabíasituadosuuniversoparaleloenelfindelmundo.

Noseveíaporallímásrastrohumanoquealgunaruinajacobita,unantiguomolino y un par de granjas abandonadas. El resto eran matorrales de brezosalvaje,peñascosdebasaltoypequeñosarbustosretorcidosquecrecíanconloslomos encorvados por el viento en las laderas entre los pastos de ovejas.Conrazón el último de los príncipes Estuardo, cuando tuvo que huir y echarse almonte por aquellas tierras, exclamó: «Ni el mismísimo diablo se atrevería aseguirmehastaaquí».Nosabíaque losdemoniosaveces los llevaunodentroadondequieraquevaya.

Elcieloestabamuylejosenaquellugarapartadodelmundoytomadoporlos pájaros. Habíamiles: cornejas, gaviotas y alondras de patas largas que alremontar el vuelo emitían un sonido tan ensordecedor que llegaba a oírse porencimadelestruendodeloleaje,pipp-pipp-pipp…

Sólodeimaginarcómopodíaserlaislaeninviernoconlanieveyelvientoheladoprocedentedelosicebergssemeponíancarámbanosenlaspestañas.

Depequeñaunodemissueñoseravivirenunfaroamilesdekilómetrosdelacivilización.Hoysiguepareciéndomeunaidearománticaymaravillosa,perometafísicamentepocoaconsejable.Soydelasquesintenerunsúpercerca,unabuenaconexiónwi-fiymidosisdiariademonóxidodecarbonomevengoabajo.

NofuefácilencontrarlalocalidaddeKirklochewe.Tuvimosqueconsultarvariasveceselmapa.Alfindimosconellugarenunaladeraprotegidaporunpromontorio.Habíaapenasunascuantascasasdesperdigadasyconpintadeestardeshabitadas,salvounaqueparecíaunidaalcieloporuncordóndehumogris.

Conforme nos acercamos, el aire se fue llenando de un olor tostado amazorcasdemaíz,comounalientolejanollegadodirectamentedemisveranosinfantilesllenosdemisteriosydenovelitasdeEnidBlyton.Vimosaunamujermayorconunmoñoblancoyelbolsillodeldelantalllenodepinzasdetenderlaropa, pero no supo darnos ninguna información. La verdad es que no parecíagustarlehablarconextraños.Tenía todalapintadeserde lasqueguardanunaescopetadecazaenladespensa.

Unbuentrechomásalláhabíaunhombrearrancandounamatadedientesdeleónjuntoalcamino.Seincorporócuandollegamosasualturaynossaludócontotalnaturalidad,comosinofuésemoslosprimerossereshumanosqueveía

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probablementeenmeses.Era un tipo grande y fornido, de unos setenta años más o menos, con

barriga, nariz colorada y barba pelirrojamoteada de canas.Llevaba puesto unpantalónde faena,botasdelejércitoyun jerseyescocésdecolorverdeconeltípicorenodoradoenlapartedelantera.

Álex,apesardesusdificultadesconelidioma,selanzóaconversarconélanimadamentehaciendogalade esanaturalidad campechanaque tienen losdeLugopara tirarse a cualquierpiscina.Fueun flechazo inmediato, comoelqueacostumbraaestablecerélconloscaballos,losgatosylaspersonasquevivenalbordedeunabismo.Siemprehepensadoqueloquesediceconpalabrasnoestanimportantecomoloquesediceconlosojos.Lamiradaeselradardelalmaytodasesascosasenlasquetantoinsistenlospoetasvirgilianos.

A lospocosminutosya sabíamosque se llamabaTomMcCullin,queeraesquiladorypastoryquellevabatodasuvidaenlaisla.Además,legustabanlospájaros.Bueno,exceptuandolaságuilasreales,queporlovistolehabíanmatadoamásdeuncordero.

Tardé un buen rato en podermeter baza en aquella conversación rural ymasculina.Lohicedeunaformatímidaperodirecta.

—Verá…, estamos intentando localizar las tierras del mayor Parker, unmilitarqueluchóenlagranguerra.Tenemosentendidoqueeradeporaquí.Nosé si usted por casualidad podría orientarnos—pregunté esperanzada y dandopor supuesto que en un lugar como aquel todo el mundo sabría a quiénpertenecíacadapalmodeterreno.

—Sure—respondió,ysurostroseiluminócomounpancandeal.Teníaunacento gaélico cerrado donde las vocales constituían un universo propio. Perochapurreabainglésconbastanteclaridad.

Al parecer su abuelo había cuidado los rebaños del mayor y su padrecontinuótrabajandoparalafamiliahastaquemurióalserviciodelashermanas:Josephine,DorothyyMaryJane.Pronunciólostresnombresdecarrerillacomoquienrecitaunaletaníasagrada.

—Whatwomen,myGod!—exclamóconun silbidoadmirativoquepodíaadmitirvariasinterpretaciones.

Yo deduje que las tres mujeres debían de ser de armas tomar, como miabuelaLola.Yencima,pelirrojas.

Alparecer,Tomhabíacontinuadolasagafamiliardesdequeeraapenasuncrío y siguió haciéndose cargo de las ovejas. Según nos dijo, se ocupaba detrasquilarlalana,cuidarlosrebaños,ayudarenlospartos,vacunaralascríasynegociar los precios con los comerciantes de Portree. Hablaba un poco sinsintaxis y había en sus gestos una lentitud esencial, una especie de

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adormecimientoqueledabaunaspectoingenuoyalgopeculiar.—Noesuntrabajoquepuedahacercualquiera,¿saben?—recalcóconun

tono de orgullo que me pareció un rasgo conmovedoramente infantil en unhombredesuenvergadura—.Laseñoramedioplenospoderesenloreferenteala granja—añadió ufano, y su enormenariz surcada de capilares se puso aúnmáscolorada.

—¿Qué señora? —pregunté pensando que tal vez la propiedad habíacambiadodedueños.

—Lahijadelmayor—respondióélparamisorpresa.—¿Emily?—continué a ciegas guiándome por la experiencia acumulada

durantemisaventurasdeniñadetective—,¿laescritora?—¡Demonios!—exclamóTomasombradodequelaconociera—.Nosabía

quelaseñoritaParkerfueratanfamosa.FueÁlexquienleexplicóqueyoestabahaciendounestudioliterariosobre

su obra. Si le hubiera dicho que éramos parientes directos de WilliamShakespeare, no habría tenido más atenciones con nosotros. Recogió deinmediatosusherramientasenuncapazo,secalóen lacabezaunadescoloridagorradecuadrosyechóaandardelantedenosotrosmostrándonoselcaminoalacasa.

Salióarecibirnosunperrolanudo,vagamenteparecidoauncollie,blancoynegroconunfuegoentrelasorejas.Tomacallósusladridospasándolelamanoporellomo.

—¿Cómosellama?—Buck.IgualqueelperrodeLallamadadelaselva,pensécomosi fuera lacosa

más natural del mundo. Me agaché y le cogí la cabeza entre las manos.Cualquieraquehayatenidoperrossabequeponerlosojosalamismaalturaquelosdelanimalesungestodereconocimientoindiscutibleenellenguajecanino.

Dejamoslasbicisarrimadasjuntoalmurodeacceso.Enrealidad,másqueuna casa era una cabaña —tal como había dicho Brenda Mulligan—, conventanaspequeñasreforzadasdemadera,paredesgrisesdepizarraresguardadasdelvientoyuntejadodepajaquerecordabalosflecosdeunaescoba.Aunladodelaentradacrecíaunpequeñojardínderosassilvestres.

Faraway/Intotherosegarden,recitémelancólicamenteparamisadentros.Tomteníamontadaunadestileríaclandestinadewhiskydemaltaenlaparte

traseradelavivienda.Fueloprimeroquenosenseñó,comosisetrataradesucofredeltesoro.

El interior de la casa conservaba su estilo originario. Tenía dos plantasunidas por unas escaleras demadera: abajo estaba la cocina con chimenea de

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piedrayunadespensacomunicadaconladestileríayunpequeñogranero.Juntoal hogar había un catre cubierto con una piel de borrego, donde supuse quedormiríaTom.Lashabitacionesestabanenelpisodearriba.Dosorientadasaloesteylaotra,máspequeña,alsur.

—EsteeraelcuartodelaseñoritaEmily—dijoTomabriendolapuertaparamostrarnos laestancia—.Aquí solía trabajar antesdel accidente.Todoestá talcomoellalodejó.

—¿Delaccidente?—preguntéfrenandoensecoenelumbral.—¡Ufff!Selibróporlospelosdemorirahogada—dijoTom—.Legustaba

muchocaminarporlosacantilados,igualqueasupadre,likefatherlikeson.Detalpalotalastilla,tradujeyomentalmenteconelinstintoalerta.Aquello

nocoincidíaexactamenteconlaversióndeBrendaMulligan.—Pero¿cómo?¿Estásegurodequenomurióenelaccidente?—¡Ytanseguro!Comoqueyomismolarescatéylatrajeenbrazoshasta

aquí.A continuación, el hombre farfulló algo que no entendí bien.Deduje que

debía de haber otramujer que también vivía en la casa y que había sido ellaquien había dado la voz de alarma. No acababa de cogerle el tranquillo a suendiablado acento escocés. Luego se perdió en una disertación sobre lanaturalezageológicadel terrenoyloresbaladizasqueeranlaspendientesenlaisla.

—Hay que tener mucho cuidado dónde se ponen los pies —concluyódiciendoamododeavisoanavegantes.

Intenté averiguar algomás, pero lo único que saqué en claro fue que laescritora había conseguido salir viva, con alguna secuela, de un paseo por elsenderoembarradoquellevabaalaplaya,undíadetemporalenelquesaliósolaconunabrigopesadoybotasdeagua,comosi se lehubieraperdidoalgoalláabajo.

LahabitacióndeEmilyestabaenpenumbrayolíaacerrado,perocuandoTomdesenganchó lapresillade lascontraventanas,elcuartose inundóde luz.Había una cama alta cubierta por una colcha rosa, un pequeño escritorio concajones junto a la ventana y varios centenares de libros dentro de una vitrinavictorianacerradaconllave.

DebídeponerlamismacaraquesolíaponerdeniñalamañanadeReyesdelantedemiregalofavorito.

—¿Podría…?—balbuceésinatrevermeacontinuar.Álexmeayudóaacabarlafrase:—Esunaadictaalalectura—dijoseñalándomeconeldedocomosifuera

uncasoperdidodealcoholismo—.Creoquelegustaríaecharlesunvistazoalos

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librossifueraposible.—Nofaltaríamás—respondióTomhalagadoporelinterésquedespertaba

ennosotrossuhumildecabaña—.Haceañosquenadievieneporaquí.Puedenmirarloquequieran,peroyodeboausentarmeunpardehoras—seexcusó—.Tengo que poner unas cercas de alambre junto al acantilado para que no sedespeñenlasovejas.

Álexseofrecióaacompañarlo.ÉltambiénteníasuladoganaderoysalvajedelFarWest.

Bucksaliócorreteandotrasellos,yyomequedésolayamisanchasenelsanctasanctorum.Sabíaperfectamenteloquebuscabaynotardéenencontrarlo.El manuscrito estaba en el primer estante de la vitrina, pero se distinguíaperfectamente de los demás porque tenía las guardas chamuscadas como sialguien lo hubiera salvado de la quema en el último momento. No obstante,estabacompletocontodaslaspáginasyeltítuloseleíaconclaridad:TheBridge.

Sumergirme en él fue, como suponía, una experiencia radical, aunqueincompleta. En algunas partes había pequeños pozos oscuros que había queatravesaraciegascomolagaleríadeunamina.ProbablementeEmilyJ.Parkersabía que para seguir adelante necesitaba resolución, debía tragarse elmiedo,olvidarse de la sentimentalidad de sus primeros poemas. Por eso construyó elpuente. The Bridge. Lo escribió en roca pura, como una fortaleza medievalinexpugnable.ComoelcastillodeDunveganqueguardabadentroelpedazodesedamágicaqueprotegíaalclandelosMacLeod.Fueunamanerainextremisdedecir:«Ahíosquedáis.Nuncameatraparéis».

Nopodíadecirseque fueraunahistoriaúnicay excepcional.Podía ser lahistoria de cualquier mujer que se enfrenta a algo o a alguien mucho máspoderosoqueellayquehaceloquepuede,quealgunasveces,pocas,haceloquetiene que hacer. Era, en definitiva, el relato autobiográfico de una mujer queganóunaguerraperoqueperdió la paz, que sedoblegómás allá de todos loslímites,queserompiólacrismamilvecescontralamismapiedra,queamóasuverdugo, que dudó de sí misma, que negó sus sentimientos y cultivó elcatastrofismo a conciencia, como cualquiera. Pero con el tiempo lo vivido lepasóunafacturademasiadoalta,muyporencimadesusposibilidades,comounasuite de lujo en un hotel de cinco estrellas. Y pagó el precio. Tartamudeaba.Entrabaenloshospitalestarareandotonadillasinfantiles,depuroterroranosalirvivadeallí.JamásoyóhablardelsíndromedeMünchhausenporpoderes,perocuandomirabaasumaridoconunabandejadetéveíaauncazadorconsurifle.Sabía perfectamente a qué se enfrentaba.Vivía atrapada en ese suburbiode lavidaqueesunmatrimoniofeliz.

Imaginoqueenocasioneslamanoconlaqueescribíaletemblabatantoque

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teníaquesujetarselamuñecaconlaotrayniellamismaentenderíaavecesloquehabíagarabateadoenelpapel.Una lunáticademanicomio, segúnalgunosinformesmédicos.Enmiopinión,lamejorescritoradesutiempo.

Es verdad que en su prosa había desniveles y barrancos y largoscircunloquios pesados como grilletes, pero una sabía que si lograba cruzar elpuente encontraría el pedazo de seda mágico que en contadísimas ocasionespuedellegaraserlaescritura.

Miréatravésdeloscristaleslatierrapeladayelcieloabierto.Ellaeradeallí. Del lugar inhóspito y radiante que son las islas Hébridas. Pensé que erabuenoserdeunlugarsalvaje.

Lo que vino después no es fácil de explicar. Tom yÁlex regresaron conBuck de los acantilados. Bebieron whisky, rieron y se despidieron como sedespiden los vaqueros del Oeste en las películas de John Ford. Yo robé elmanuscritoyloescondíenlamochilaenplanMarnielaladrona.SabíaqueelviejoTomnoloecharíademenos.Séquenoestuvobien.PeronosoycomomihermanaBea,nosiemprehagoloquesedebehacer.Aveceshagosóloloquepuedo.

TomnosindicóunBed&BreakfastllamadoDory’sInn,justoenlacurvadel promontorio. Después nosmostró el camino al cementerio familiar por siqueríamos visitarlo antes de irnos, y yo corté con sumo cuidado una rosa deljardínpara rendirmipequeño tributoa lapoesía.Hubierapreferidoun funeralvikingo,peronosiempresepuedeelegir.

La pensión no resultó demasiado confortable, que digamos. La cama eraestrechaylasparedesolíanapintura.Dormimosaratosconelsonidodelmardefondo y la rosa silvestre ahogándose en un vaso de agua sobre la mesilla denoche. A la mañana siguiente lloviznaba un poco, desayunamos losreglamentarioshuevosconbeiconsinrechistar,comobuenoshuéspedes.Porlaventanaseveíanunasnubesdeshiladas.

Depequeñamegustabamirarlasnubesporelhuecoqueseabríaentrelosárboles mientras permanecía tumbada boca arriba en la hierba con un petovaqueroylosbrazoscruzadosbajolacabezacomoTomSawyer.Todosucedíademasiadodeprisa:elcielorosaporencimadelmanzano,lacorrientedelrío,elverano, los últimos días de vacaciones… Sentir la velocidad del mundo meproducíauna sensacióndevértigo inmensa.Esoesporque la tierranoparadedarvueltassobresuejederotación,pensabaenplansabelotodo.Supongoquemepreocupaballegartardeamipropiavida.Fueunaetapaenlaquemepuseunpoco pesada haciéndole a todo el mundo preguntas trascendentales sobre elmedioambienteysobrelosríosquevanadaralocéanosinquenadalosdetenga,ysobrelosseresvivosquenacen,sereproducenymueren,yseacabó.

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Esaangustiaexistencialquemeentrabaamíalmirarelcielolaresolviómiabuelo Francisco de un plumazo una tarde de verano con sólo tres palabras:«Septiembrepuedeesperar».

Lo dijo como quien no quiere la cosa mientras arreglaba un capazo demimbreconunanavajaartesana.Yocacélaoraciónalvuelocomosifueraunalibélula futurista.Estaba convencida de quemi abuelo tenía sus propios tratoscon el tiempo, que por algo era relojero. Supongo que era su manera deinfundirme aliento y paciencia. La frase pasó a mi cuadernito de hojascuadriculadasjuntoaotraspalabrasmisteriosasquetambiénsedecíanencasa,como «ancha es Castilla», o «por haches o por bes», o «tabla rasa», cuyosignificadotampocoestabamuyclaro,quedigamos.Todaslasfamiliastienenunidioma propio para entenderse entre líneas. Cuando una se hace mayor, eselenguajesimbólicoesloúnicoquevaquedandodeaquelmundoperdido.Peroloque dijomi abuelo aquella tarde se convirtió paramí en una especie de guíaespiritual,comosi lohubieradichoSócrates.Aveceshacefalta lamitadde lavidaparacomprenderlosmensajesquenossonconfiadosdeniñossincomerlonibeberlo.NoséporquétendríaqueacordarmedeesoenEscocia,amilesdekilómetrosdecasa.Peroelcasoesquemeacordé.

Pagamos la cuenta de la pensión en cash y emprendimos el regreso connuestrasmochilasacuestas.

Mientrascaminábamos,notabalasgotasfinísimasdehumedadmojándomeloshombros,peronoseoíaelmáslevesusurro.

Al final del camino de tierra vimos el pequeñomuro de pizarra que noshabía indicadoTom.Meencantan loscementerios inglesescon lluvia.Lápidassalpicadas de musgo, diseminadas en el césped entre hierba muy verde. Allíestaban enterrados el mayor Parker y sus tres hermanas luteranas. Un lugarplácidoyresguardadodondenoazotabaelviento.Álexdecidióesperarmefueradelrecinto.EnGalicianoescostumbrequeloshombresasistanalosfunerales,lonormalesquesequedenfuera,enelatrio,sinqueanadieleparezcanibiennimal.Comosifuerandeotrareligión.Nosé…,testigosdeJehováosintoístas.Yoestuveunratoleyendolasinscripcionesdelaspiedras,pensandoqueloslímitesqueseparanlavidadelamuertesonvagosynebulosos.Depronto,cuandomedisponía a dejar la rosa silvestre sobre la tumba demi escritora preferida,mequedé fulminada como si hubiera recibido una patada en la nuca. Ahí sedetuvieronensecomispensamientosyempezótodolodemás.

—¡No puede ser! —exclamé en voz alta sin dar crédito. Tragué saliva.Volvíaleerlainscripcióndelalápidacondetenimiento,yalhacerlosentíquetodomiuniverso con sus altas torres demarfil y sus verdades incuestionablessaltaba por los aires. Tuve que agarrarme a los pocos principios que me

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quedabanparanoperderelequilibrio.Lavidadebedeserunintensoprepararseparaloextraño,paralopeor,para

loimposible.Perolascircunstanciassiempremepillanporsorpresa.

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CAPÍTULOXXII

La indignación que sentía no iba tanto contra Emily J. Parker por habernosengañadoatodosvilmentecomocontramímismapornohaberlovistovenir.

Debí suponerlo: aquella forma de ladear la cabeza y arquear un poco lascejas como si supiera algo que nadiemás sabía, algo profundo y ligeramentemalévolo, los silencios en la conversación, susmodales distinguidos, un pocoaristocráticos,lasmuñecastanfinas,ellibrodeT.S.Eliot,sumanerainteligentedeexpresarsecomoenlíneastangentes.¿Quiénpuedeconocerelcorazóndeunamujer?Atoropasado,todoeranpistas,perolociertoesquehastaquenovielnombredeBrendaMulligangrabadoenlalápidaconlafechadesunacimientoydesumuerte(1922-1963)noentendíloquehabíaocurrido.

Recordé lasensaciónque tuvealsalirdeIvyManor,comounapiedrecitamolestándomeenelzapato.

Ahorame explicabaque la anciana se refiriera aEmily J.Parker comoaunaverdaderaembustera.Enelmomentomeparecióunpocoirreverentehablarasí de una amigamuerta, pero ¿quién iba a pensar que estaba hablando de símisma?

Probablemente ella quería queyo supiera la verdad. ¿Por qué si no iba amencionarlaisladeSkye?Talvezquisoponermeaprueba.Noestabaseguradequeyotuvieraelcorajesuficientedeseguirhastaelfinalyquisoasegurarse.Noseloreprocho.Estoyacostumbradaasuscitarciertoescepticismoentornoamipersona.DoñaLaura,mimaestradeprimaria,dudabadequeyopudierahaberhecho sola mis redacciones escolares; mi primo Darío siempre cuestionó quefuera capaz de subirme a un árbol hasta que me vio trepar temblando a uncastañodeseismetrosparadarleenlasnarices.PornohablardedonMarcialysu famosa sentencia del camello y la aguja, que dio rienda a su ira bíblicamientrasyo tragabasalivayaguantabamechaapie firme.Pero ladudademiadmiradaescritoraanglosajona,másomenosmuerta,eraalgoquefrancamentenoestabapreparadaparaafrontar.

Estoy segura de queEmily J. Parker se divirtió un rato ami costa.Vivirbajounnombre falsodebede tener susventajas,asistira lapropiavidadesdefueraaciertadistancia.Escomoasistiratupropiofuneraloespiaratravésdeunacortinaloquedicendeti.Amímeencantabahacerlodeniña,aunqueloqueoíacasisiempredejababastantequedesear.Másdifícildebedeserguardarlasdistanciasconlosmuertos.BrendaMulliganllevabaenterradamásdecuarentaaños enNeist Point.Creo que sime dieran a elegir yo preferiríamorir en ununiversoparaleloqueenunaresidenciaparalaterceraedad.

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Imaginé la existencia en el faro del fin delmundo, entre pastoresmediosalvajes, perros lanudos, nutrias e icebergs, y tampoco me pareció tan maloteniendoencuentaloquehayporahí.

ElcaminodevueltaaLondresfueraro.PesealosintentosdeÁlex,nomeapetecíamuchohablar.Preferíamirarelpaisajeatravésdelaventanilladeltrenconlalunadelatardemediocalcificadaaunladodelcielo.Mesentíaunpocoestafada en términos generales, como cuando descubrí que losReyes eran lospadresyelmundosevaciódeunamanerarepentina.MelocontóBeaennuestrahabitacióndelascamasgemelasblancasdesdelasquenoshablábamosenbajitoporlasnoches.Despuésdeeseprimerdesengaño,nomedioporponermeacreeren los ovnis, para compensar, como a otros niños, aunque desarrollé ciertapropensiónalasensoñacionesrománticasysinmuchofundamento.Siempreleguardéunpocoderencoramihermanaporaquello,peroellateníarazón.Nosepuededetenerelcursodelascosas.

ElvientohúmedodelasHighlandsmecalóhondoenloshuesosylanieblamarinanohizomásqueempeorarlascosas.Lleguéacasatiritandoyconfiebre.Esloquesueleocurrircuandounavaporlavidadesabrigada,sinmuchodineroy soñandoconescribirun libroquevayaacambiar lahistoriade la literatura.Estuvetentadadecogertodoslosfoliosyrecortesdemiestudioytirarlosalapapelera.Séreconocerunaderrota.Álextratódecapeareltemporalasumanera.

—¿Sabesqueavecestevuelvesrealmenteincomprensibleaúltimahoradelanoche?—selimitóadecirconbastanteresignación.

Desdesupuntodevista,nohabíamotivoparaquemepusieraasí.Nosólohabíadescubiertoquelaescritoraalaquetantoadmirabaestabaviva,sinoqueademás había recuperado elmanuscrito de su última novela. Todo un triunfo,académicamentehablando.Peroyoalbergabamispropiasideassobreloséxitosy los fracasos. En el fondo lo único que tenía era una historia que no mepertenecía.Últimamentemeasaltabalasensacióndequenadaeramío.

—Mesientocomounaintrusa—dije—.¿Túnotieneslaimpresióndequesomosintrusos?Quierodecir,cuandomirasatualrededor,¿nuncahaspensadoquetodoelmundofinge?

Me dijo que sí, claro. ¿Qué me iba a decir? Tenía fiebre. Dejarme porimposibleesdelascosasqueÁlexsabehacerconverdaderamaestría.Sequedacalladoconlasmanosenlosbolsilloscomounpescadorsincaña.Lociertoesque,parasaberimitareltrinodelospájaros,avecestieneunaformamuysuyade no decir ni pío. Después de trastear un rato en la cocina, apareció con unponcheexplosivoyoriginariodeLugoabasedecoñac,miely limón,quemequitó los estornudosdegolpe, peromedejóunpoco afectado el sentidode laorientación. Cuandome levantaba de la cama para ir al baño, el suelo seme

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movía como la pasarela deLaBounty en plena estación de los tifones. Tardévariosdíasenrecuperarme.

VolvíaIvyManor,claroquevolví.Unsábadoderesurrección,entérminosmetafóricos, respirando aplenopulmón.Toda lamansiónolía a césped reciéncortado y el aire desprendía una calidad de seda comouna delicada túnica deArmani.

CuandopreguntéporBrendaMulliganenlarecepción,Mrs.Matthewsmerespondiócomosiempezaraaconsiderarmedelafamilia.YenseguidamandóaLucyabuscarla.

La encontré distinta, más alegre. Llevaba un vestido primaveral conbolsillos y el mismo chal azul medianoche caído delicadamente sobre loshombros.Sehabíapuestounmínimo toquedecoloren lasmejillas.Fijándosebienensusfacciones,cualquierapodíareconocerenellaalajovenorgullosadepómulos altos y cejas circunflejas de la fotografía. ¿Cómo nome había dadocuentaantes?Unabellezafalsa,comoladecualquiermujerinteligente.

Conelpasodelosaños,eselconocimientoloquehaceinteresantesa laspersonas,loquelesdavalorylashaceatractivasmásalládelaedad.EmilyJ.Parkerteníaesaclasedeconocimiento.Sabíacosasquenadiemásqueellapodíasaber.Eraunamujermayor sinduda,peronohabíaperdidoniunápicede supoderdeseducción.

—Yaveoquelohadescubierto—dijonadamásvermeconunasonrisitadecircunstancias—.Chicalista.

—¿Porquémemintió?—preguntéariscasinandarmeconmiramientos.Avecespuedoserbastantebordecuandoestoydolida.

—Yaleadvertíquesuescritoraeraunamentirosaredomada—contestóentonodechanza—,ynisiquieraesunodemispeoresdefectos—rio.

No le costó demasiado volver a conquistarme. Sucumbo fácilmente a lasimpatía y al encanto de las historias. Ella tenía el don de la conversación.Conocía bien el significado de vivir a pleno pulmón, como todos los queesquían,vuelanoconducenambulancias.Volvimosaocupar lamismaesquinadelsalóndondehabíamosestadolaprimeravez,juntoalaventana.

—CuandoBrendamurió,penséque talveznoseríadifícilhacermepasarporella—continuócomosinada—.Alfinyalcabo,lasdoshabíamostrabajadoparalosserviciossecretos.Sabíamosalgodeesascuestiones.Lociertoesquenonosparecíamosdemasiado,ellaeramuchomáscorpulentaqueyo.Peroconeltiempoelcuerpocambia,yasesabe…AellalegustóKirklochewe.Yaconoceellugar. Fue una manera como otra cualquiera de dejar el pasado atrás. Nadiepensó que pudiera existir un refugio así. Ni siquiera mi marido lo habríaimaginado. Jamás se lomencioné a nadie.Pensabaquemantener ese lugar en

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secreto erami salvoconducto. Nadie hubiera osado seguirnos hasta allí. Ni elMI5, ni el Foreign Office, ni Scotland Yard. Desaparecimos sin más. Se nostragó la tierra.Y fuimos felices a nuestramanera, lejos delmundo.Elmar lolimpia todo —dijo evocadoramente. Durante unos segundos pareció estarreflexionando, se la notaba meditabunda—. El amor está demasiadosobrevalorado—dijo—.Creo que es por culpa de las novelas románticas. Talvezelsentimientomáselevadoquesepuedasentirporotrapersonaseaeldelaamistad.Almenosesocreoyo.—Hizootrapausaquizáporsiyoqueríamostrarmiconformidadodiscrepancia,perocomonodijenada,retomóelhilo—:Luegovinieronlosachaquesdelaedad.Esleydevida.Brendaenfermódeneumonía,elclimade la islanoesaptoparaningúnbichovivienteyyoarrastrabaseriosproblemasdecaderadesdeeldíaqueresbaléenlosacantilados.

—¿Cómoocurrió?—pregunté.—Locierto esqueno lo sémuybien.Durante el tiempoquevivimosen

Kirklochewe salía a pasear con frecuenciapor los acantilados con algún libro.Me gustaba oír el rugido del mar desde lejos, sintiéndome a salvo cerca delabismo. Ver la espuma del oleaje subiendo en grandes sábanas por las rocashasta convertirse en vapor es todo un espectáculo. —Había un brillorememorativoensusojos—.Unodeaquellosdíasdetemporalmientrasvolvíaacasa—continuó—viaalguienqueavanzabahaciamíporelcaminoconpasodecidido y un impermeable verde de pescador. Apenas una sombra dandograndes zancadas. Pensé que era él. Supe que era él. ¿Quién podía ser si no?Conocíabiensuformadecaminar.Soncosasqueaunaesposanoseleescapan.Sentísucercaníaenelsudorheladoquemecorríaporlaespalda.Echéacorrercon todasmis fuerzas, los piesme resbalaban continuamente por la pendientesobreelterrenomojado.Oíaelmarenfurecidocincuentametrosmásabajo,peroen lo único que podía pensar era en correr más rápido; miré hacia atrás unmomentoyresbalé.Medespeñédesdemitaddelapendiente.Fuidandotumbospor lasrocas.Nosécuántotiempoestuvetiradaalpiedelacantilado.Perdíayrecuperabalaconciencia.Medesvanecívariasveces,perocadavezqueelmarseretiraba intentaba levantar lacabezapara tomaraire.Lasolasgolpeaban lasrocas conmucha fuerza. Si no es por Tom hubieramuerto ahogada. El dolorsigueahí—dijoseñalándoseelcostadoizquierdo—.Yseacabóelbaile.Tardeotempranosiempreseacaba.Perolopeornofueeldolor,sinoelmiedo—sonriócon resignación ymemiró como semiran las cosas que pasaron hacemuchotiempo.

—¿EstáseguradequeeraPearson?¿Llegóahablarconél?—No.Nosupenadamásdeél.Quizáfuerasólomiimaginación.Acierta

edad haymuy pocas cosas de las que una pueda estar completamente segura.

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Pero se aprende a presentir. Lamente puede confundirnos, pero el cuerpo noengaña. Tiene su propio código cifrado de señales y es infalible. Lo reconocíporqueelcorazónsemevaciódegolpecomounaruedapinchada.—Meparecióque en su voz quedaba todavía un rastro de zozobra contenida—. Pensar queAllanhabíadadoconmigoypodíavolveraaparecerencualquiermomentomeerizóel instinto.Comprendíque laúnicamanerade librarmedeéleraquemedierapormuerta.Sólolosmuertosestánasalvo—dijoconafectación,citandoaShakespeare o aMarlowe quizá, y bajó la vista como si pidiera disculpas—.Brendayyolohabíamoshabladodesdequesuenfermedadseagravó.Murióalospocosmeses.Peronadanospillóporsorpresa.Estábamosacostumbradasallevaracabonuestrospropiosplanes.Entrelasdosacordamosloquehabíaquehacer y amañamos los papeles. Viví bajo la identidad de Brenda en varioslugaresdeEscocia,primeroenKirkpatrickydespuésenStirling.Desdequeellamurióyanomesentíaseguraenlaisla.Lleguéinclusoatrabajarunatemporadacomoayudanteen labibliotecadeFortWilliam.Meacostumbréavivir enunmundoaparte,rodeadadelibrosyderecuerdos;noquisevolverasabernadadepolíticanidelfuturo,penséquelavidamehabíaempujadoalosmárgenes,peromehabíaobsequiadoacambioconeldondelasoledad,yacabéporcogerleeltranquillo—sonrió—.Conelpasodelosañosfuiperdiendomovilidad.Cuandollegóelmomentopresentélospapelesparasolicitarplazaenlaresidenciaasunombre.Yyaestá.Nohaymásmisterio.

—¿Ynuncaechónadademenos?—preguntéyo.Ellasequedóabstraídaunratomirandoconunamagodesonrisahacialos

árbolesdefuera,comosiporahíselehubieraextraviadoalgo.—Loúnicoquealgunavezechéenfaltafuetenerunhijo—dijodepronto,

y se produjo otro silencio. Pensé que haber perdido un bebé le había dejadoaquellacalmaradicalenelrostro.Cuandovolvióahablarsuvozsonómáslenta,como ensoñada—:Huboun niño una vez, unmuchachito flaco.Lo conocí enunadelascoloniasqueteníaelEjércitodeSalvaciónpararefugiados.Llegaronunmontóndecríos enbarcohuyendode losbombardeosalemanesenvuestraguerra civil, The Spanish War —dijo, como se la conoce coloquialmente eninglés—.Debíadeserelaño37o38.Yoeramuyjoven.Casiunaniña.EntoncesmuchaschicascolaborábamosconlaIglesiapresbiteriana.Noshicimosamigos.Ibaaverloavecesylellevabajuguetes.Unavezleregaléunavioncitorojodelatón,unSpitfireconlainsigniadelaRAF.Unadeesasmaquetasenminiaturaquehacíannuestrospilotos.Legustótantoquedormíaconélbajolaalmohada.Era un muchachito muy listo, español, como tú —dijo con repentinafamiliaridad, poniendo su mano suavemente sobre mi antebrazo, como sihubiésemossuperadounabarreraformal—.Creíaqueyoeraunhada,figúrate,

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unhada…—seechóareír.Pero yo nome reí.Me pareció que la luz primaveral que entraba por la

ventana ya no encontraba ningún obstáculo para derramarse por todas partescomountarrodemiel.CuandomuriómiabueloFranciscoocurrióalgoparecido,undestellode sol rebotóenalgúnobjetometálicoquehabíaen sucuartoyelreflejoinundódeorotodalahabitaciónantesdeapagarse,comosisualmaoloque fuese tuviera prisa por salir pitando hacia otras latitudes galácticas. Éltambién era fogueteiro. Quise creer que desde algún lugar de las nubes meguiñabaunojoantesderemontarelvuelodenuevohacialasalturas.

Durantebastanteratolaescritorayyoestuvimoshablandodetodocomosinosconociéramosdesiempre.HablamosdesustíasJosephine,DorothyyMaryJane,grandeslectorasdelaBiblia;delarecetadelpudindeYorkshiretostado,crujienteyhuecopordentro;desusprimerospoemas;delostiemposdelBlitz…También se refirió al incidente mencionado por Whelan. «Un pequeñomalentendido»,habíadichoelprofesor.Yasabemoslosefectosquepuedetener,según los meteorólogos, el simple aleteo de una mariposa en la circulacióngeneralatmosféricaytambiénenotrosfenómenosquerigenlasvidashumanas.

—Túnoteimaginascómofueaquello—explicó—.Durantelaguerratodoteníaunsentido.Estábamosmuyunidos,formábamosunequipo.Peroluegoelambientesefueenrareciendo.Empezaronlasintrigas…Nadacomparadoconloquevendríadespués,peroparamífuesuficiente.Bastaqueunacalumniaprendapara que se extienda como la pólvora—reflexionó durante unos segundos ensilencio.Penséquenoibaaañadirnadamás,perocontinuó—:DijeronqueyolehabíapasadouninformecodificadoaPinker.Pinkereraelnombreenclavedelprofesor Laurence Godwin, el mayor experto en filología eslava del ReinoUnido.Unauténticosabio,cultoyminuciosocomounmonjemedieval,gruesoycargadodehombros,unpocoatildadoydemejillassonrosadas,supongoquedeahíveníasuapodo.Probablementeerahomosexual,comodecían.NoesqueelMI5fueraespecialmenteescrupulosoconlavidaprivadadesusfuncionarios,nomás al menos que cualquier otro servicio secreto, pero en la práctica loshomosexualesseconvirtieronensospechosos.Selesconsiderabaespecialmentevulnerables al chantaje. ¡Como si los demás no lo fueran!—exclamó. En susojospálidoshabíaunaexpresiónclaramenteinsinuante—.Nohacefaltamásquevercómoacabaronalgunosdelosjefesqueteníamosentoncesparahacerseunaidea. —Supuse que se refería al caso del famoso agente Kim Philby, jefemáximodecontraespionajedelMI6,que,segúnsefuedescubriendoluego,eraademásunhábileinexorableespíadelKGBalqueinmortalizóJohnLeCarréenEl topo—. En el mundo del espionaje —continuó ella—, cuanto más altoasciendesenelescalafón,másdifusassonlasfronterasentrelosdosbandos.Esa

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esunalecciónqueyoheaprendidomuybien.Unacosallevaalaotra,porasídecirlo. —Se calló un momento, como si necesitara tiempo para exponer unpuntodevista complejo—.La lealtad, la traición sonpalabrasquenosvienentan grandes como aPulgarcito las botas de las siete leguas.Todo el que hayaestadodentrodelosserviciossecretos tienequehabituarseapensarcontantosrecovecosqueavecesesmuydifícildistinguirlalínearecta.Nolodigocomojustificación,simplementeesasí.Quizátodobuenespíaesenelfondounespíadoble.Nolosé.Prefieronosaberlo.—Suvozsonabacansada.Penséquealfinalde cualquier vida más o menos larga hay siempre demasiada informaciónclasificada. No debía de ser fácil para ella ordenar todo ese material: losrecuerdos,lasdecepciones,lasdudas,lascertezas,loscambios,lasomisiones…Peromesorprendió la facilidadquemostrabaparaseguirelhiloasusaños—.Pinker tenía un auténtico don para el alfabeto cirílico—continuó—.Como tepuedesimaginar,alfinaldelaguerracualquieradmiraciónhacialaculturarusaempezaba a considerarse sospechosa demarxismo, sobre todo después de queKonstantinVolkov revelara el nombre de variosmiembros del ForeignOfficeque trabajaban para la Unión Soviética. Empezó la cacería. Pagaron algunosjustosporpecadores,comosueledecirse.Pasaentodaslasguerras.Seformulancargoscontrapersonasdecentessinningúnfundamentoporsimplesenvidiasorivalidades académicasmientras los verdaderos acróbatas que van y vienen alotroladodelespejoestánenlacúpula.Siemprehasidoasí.Elpoder.¿Sabesloque es eso? —me miró muy fijamente con una mezcla de curiosidad ypreocupación, como si me estuviera comparando con alguien, quizá con ellamismacuandoteníamiedad—.No,claroquenolosabes,¿cómovasasaberlo?

»En 1945, antes del final de la guerra, el profesorGodwin no hacía otracosa que lo que llevaba haciendo toda su vida, quemarse las pestañas comofilólogo y traductor en su cátedra de Cambridge y asistir como intérprete aalgunas recepcionesdiplomáticasapeticiónde laembajada.Vistodesdeahoraparece una cosa insignificante. For God’s sake! —exclamó con verdaderaindignación.Era la primera vez que la veía perder la compostura—.LoúnicoquehicefuecharlarconélenuncóctelsobreuncuentodeChejovqueélmismohabíatraducidoalinglésparalaeditorialPenguin.Elespejocurvo,¿loconoces?Es un cuento de Navidad. Ya ves tú qué gran delito… La gente cree lo quequiere creer. Supongo que yo era demasiado joven, demasiado orgullosa,demasiadoingenua.Peronuncafuitonta.Mediperfectacuentadecómoapartirde entonces algunos intentaban evitarme. No todos, por fortuna. Al principioopté por no hacer caso, hasta que oí a una de las chicas en los lavaboscuchicheandosobremíenvozbajaysemecayóelalmaalospies.Dejovenunateme esas cosas, ser señalada con el dedo, convertirse en objeto de

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murmuraciones o de lástima.Paramí esa clase de humillaciónno era fácil desoportar. Fue entonces cuando decidí irme. Dar un portazo y salir de todoaquello. Cambiar de vida… Y Pearson estaba allí oportunamente —dijorecalcandoeladverbio—,conunlápizenlaoreja,comosiempre,ofreciéndomesubrazo.—Mepareciódetectaruna leve insinuaciónen suspalabras—.Rightplace, right time. El hombre adecuado en el momento preciso —sonrió concierto sarcasmo—. Creo que uno de los grandes fracasos del siglo XX fueprecisamenteese:nohaberpodido librara lamujerde lanecesidaddecasarseparahuirdesudestino.Podríadecirsequeyomismaelegímipropia jaula.—FueentoncescuandomencionódepasadaelseguimientoalquePearsonlahabíasometidoprimeroenBletchleyyluegoenelSecurityService,yporlaformaenquelohizomediolaimpresióndequequizáellalohabíasabidosiempre—.Enel fondonadiepuedehacernosdañosalvocuandonosdejamos lastimar—dijo—,¿noteparece?

Nosupequécontestar.Nosupequédecir.Elolorahierbaflotabaenelairecomounanticipodelveranoinglés.Siempremeparecióquelomejordelveranoes esa sensación vaporosa y cálida de que todo lo malo queda atrás, comocuando mis padres nos metían a Bea y a mí dormidas en el coche lleno detrastos, con las bicis y los cazamariposas en el maletero, y al amanecer nosdespertábamosenotromundocomoalegresforajidas.

Se nos fue la tarde desempolvando recuerdos entre largos paseos por eljardínensusilladeruedasyalgunossilencios.Enalgúnmomentomeparecióqueselequebrabaunpocolavoz.Nodemasiado.Tragabasalivaycontinuaba.Eraunamujerquesabíaapañárselasconeldolor.

Cuando llegó el momento de irme, saqué el manuscrito robado de lamochilayselodevolví.

—Debesdeserlaúnicapersonaenelmundoquelohaleído—dijo.Parecíahalagada. Después, puso su mano sobre la mía y añadió—: Quédatelo. Es tubotíndeguerra.

Nopensabarechazarloniporasomo.—¿Quéquierequehagaconél?—pregunté.—Nolosé,Rebeca.Decídelotúpormí,siquiereshacermeesefavor,sino

tienesinconveniente.—Derepentelanotécansada,comosiestuvierahaciendoacopiodefuerzas—.Loqueatiteparezcaestarábien.

—Deacuerdo—asentí.Siempre agradezco que no me pongan difícil las despedidas, que no se

alarguenmásdelodebido.Ellasequedósentadaenelporcheymoviólamanolevementeconesegestoquehacenlosniñoscuandopasauntren.Lalevedadesunaformadeelegancia.

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Lucyinsistióenacompañarmehastalaverjadelaentrada.—Cuídemela—ledije.—Nosepreocupe,sabecuidarsesola—sonrió,ysevolviópordondehabía

venidoconsupiercingysuandardenube.ElbuentiempoenLondreshacevolarlashojasdelcalendario.Elúltimofin

desemanademayomuchosbarrioscelebranlafiestadelasflores.NottingHillsellenademercaditosambulantes.Lagentefestejalaprimaveraportodoloalto.Saleadesayunaralacalle,leeelperiódicoenlasterrazas,sacasuscometasdecolores…Lacolinaempiezaaadquirirelcolordelascosasqueestánvivas.Seconvierte en un universo burbujeante donde confluyen muchas energías quegeneran bullicio, creatividad, belleza y, de tanto en tanto, alguna casualidadsorprendente.

Una de aquellas mañanas de árboles vestidos de sol, me pareció ver aMartin Amis caminando por la acera. Traté de moderar mis impulsos y noponermeenevidencia,comodiríamihermanaBea,aunquemicorazónerauncaballo desbocado. Pero al instante me acordé de la anécdota que nos habíacontadoenclaseelprofesordeCríticaLiterariasobrealgoquelehabíasucedidoaJamesJoyceenParísenunafiestaenlosañosveinte.Alparecer,unamujersehabíaacercadoalescritorparapreguntarlesipodíatenerelgrandísimohonordeestrechar la mano que había escrito el Ulises. Joyce, en vez de acatar elhomenajeextendiendolasplumascomounpavoreal,mantuvolamanoderechaenelaireunossegundosydijo:«Permítamerecordarle,señora,queestamanotambiénhahechootrasmuchascosas».Dejólospormenoresalaimaginacióndelamujer.Sisepiensabien,esincreíblelacantidaddecosasquesepuedenhacerconunamanoapartedetocarelpianoopasarlaspáginasdeunlibro.Noquieroni pensar el tipo de manualidades que pasaron por la mente irónica yprofundamente morbosa del escritor en aquel momento. Cualquiera que hayaleído el Ulises puede hacerse una idea. Joyce fue un verdadero destroyercotidiano que llegó a la cima de la literatura universal escalando por la paredmásdifícilycenagosadelinconsciente,queesexactamentelamismaqueladecualquier ciudadano vulgar y corriente. Un maestro imponderable paramitómanosdescarriados.

Porsupuesto,preferínoestrecharlelamanoaMartinAmis.Ledejépasarde largo por PortobelloRoad, con una bonita chaqueta de ante y el periódicobajoelbrazo,haciasuspropios laberintos.Unrasgodemadurezpormiparte,supongo.Sinduda,laadolestreintaempezabaaquedaratrás.

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CAPÍTULOXXIII

LaseñoraBartholomewvolviómuybronceadadesusvacacionesyconmuchaspulseritasdecoloresenlasmuñecas,ÁlexregresóaSantiagoyyocontinuéconmi tesis.Me dolió tener que separarme de él, aunque fuera por poco tiempo.Teníaunaformaúnicadeprepararlapastaaldenteydenotomarsemisneurasdemasiadoenserio.Aveces,meponíaparadormirsucamisetadecolorgrafitodesvaídoyviejísima,quemeveníaenorme,ymeladejabapuestaporlamañanaparairacomprarelperiódicoyloscruasanes.Cuandometíalanarizdentrodelcuello,todavíapercibíasuolorabosque.Fuelaúnicaprendademimaletaqueno pasó por la atronadora lavadora de la señora Bartholomew. No sé si elsentimientomásaltoquesepuedesentirporunapersonaeselamorolaamistad,peroséquecuandoÁlexnoandacerca,elmundoesunlugarmásvacíoymenosemocionante. Decidí que no sería tan difícil sobrevivir una temporada sin él.Tengo una fe ciega en las comunicaciones vía satélite y en el progresoinformáticoengeneral.Además,porotraparte,necesitabadecirleadiósasolasaLondres.

Lasciudadesdelasqueunaestáenamoradamerecencomoelmejoramanteuna estricta intimidad en el ritual de ladespedida.Yocumplí todos los ritos arajatabla.MesentéconunlibroenlasescalerasdeSaintPaulconsandaliasylacamisaremangadacomounaturistaamericanadevacaciones;preparélarecetadel pudin de Yorkshire, que, por cierto, me salió fatal, apelmazado y mediocrudo.PrometíalaseñoraBartholomewmejorarmisdotesculinariasyvolveravisitarla;meofrecí,porsupuesto,ahacermecargodeTimothyGordonentodoslosviajesdelclubdejubiladoshabidosyporhaber.Ahíquedóconsolidado,creoyo,unfirmecompromisofelinodeporvida;corríporHydeParkhastasentirmeligeracomounaplumadegarza;habléconlaseñoraGriffinlargoytendidoenvariasocasiones,ellamedabaelpartemédicoyyoprocurabaponerlaaldíasindejarme nada en el tintero; escuché a Leonard Cohen cada noche, otro quetambiénronroneaba;miréporlaventanadelabuhardillacientosdeveces;leíaEliot en la línea de autobuses de Picadilly; compré tarjetas postales y la tazasouvenir que le había prometido ami hermana Bea con la Torre de Londres;husmeéen las libreríasdeviejodeCharingCross comocualquier aprendizdeescritoradetresalcuarto;apostéaloscaballos…Yundía,armándomedevalor,conelmanuscritobajoelbrazo,fuialaeditorialHarperCollinsensuflamantenuevoedificiodeLondonBridgeStreet,llenodearistascortantes,mamparasdecristal y oficinas asépticas. Creo que hice lo que tenía que hacer. Me iba deLondres.

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ARobertWhelanledieronelaltael26demayo.Unosdíasdespuéstuvelaoportunidad de charlar con él por teléfono y contarle todo lo que habíadescubierto.Cuandofuiavisitarle,yonoalbergabaningunadudadequiéneraelmisterioso «B»que figuraba en la dedicatoria deQuite atHome in theNight:«ParaB.,cuandoquieraquemeencuentre».

TeníaunaideaaproximadadecuáleralaimplicacióndeBobWhelanenlavida de Emily J. Parker, pero por alguna razón prefería no confirmar missospechas.Probarlainocencianoesposibleporquenadieesinocentedeltodo.Ydeserlo,además,lainocenciacarecedetodalógica.

Teníabuenaspecto.Meparecióquehabíaperdidoalgodepeso,peroniunapizcadesuespírituirónico.

—Hashechounbuen trabajo,Rebeca—dijo—.Siempre supequenomeequivocabacontigo.Supongoquedeberíapedirtedisculpas.

—¿Disculpas?—preguntéintrigada—.¿Porqué?—Talveznosiemprehesidodemasiadoexplícitoenmisintenciones.—Ah,bueno—sonreí.Sequedóunratopensativo,comorumiandoalgo.—TodavíanopuedocreerqueEmilyestéviva…Hacetantosaños,cuando

éramos muy jóvenes, me miraba con tanta franqueza, con tanto descaro quesiempre me ponía nervioso… —sonrió para sí—. Quizá sea eso lo únicoimportante,afindecuentas:encontrarenunapersonaesacualidadesencialquenosdesarmapordentro.Setardamuchoavecesenaprenderlo,perodealgunamaneraunosiempreacabasabiendoquées lomásvaliosoqueha tenidoen lavida.Esalgoquesereconocesinelmenorasomodeduda.Yesoexactamenteeslo que tuve con Emily. Esa es la verdad… —dijo. Creí notar un poco deaprensiónensuvoz,comosibarruntaraalgo.Y,enefecto,alcabodeunbrevesilencioprosiguió—:Verás,Rebeca,hayalgomásquenecesitocontarteparasercompletamentesincero.Noes fácil…—secallócomosidudarapor timidezotemieraextralimitarsey,envezdecontinuar,intentóqueyolecontestaraaotrapregunta—. ¿Qué te contó Emily?, si no es indiscreción —dijo como si meestuvierapidiendounfavor.

—Bueno,hablamosdetodounpoco—dijepornodesairarlo—.Meexplicóqueasumanerahabíatenidounavidaplena.

—Una vida plena…—murmuróWhelan—.Eso te dijo…Puede que seaverdad, una verdad escurridiza, ciertamente, como esas aves acuáticas que sesumergenenunaorilladellagoyemergenenlaotra.Vasaagarrarlaverdadconlasdosmanosyaparecedetrásdeti.Peroasífueronlascosassiempreconella.—Hizounapausacomosinecesitarahaceracopiodefuerzas—.¿Ynotecontónadamás?—preguntó—.¿Notedijoentoncesdequiéneraelhijoqueesperaba?

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—Alzólavistaylafijóbienenmí.Ahísíquedebídeponercaradetotalyabsolutaestupefacción.—¿Suyo?—preguntéatónita—.¿ElniñoqueesperabaEmilyerasuyo?—

acertéarepetir.—Oh,vamos,Rebeca,novasadecirmeahoraquenolosospechabas.Eres

demasiado intuitiva, no hacía falta dar muchas vueltas para llegar a esaconclusión.

—Noteníaniidea,profesor—contestécontotalsinceridad.—Bueno,bueno,ahorayalosabes…Volvimosamirarnos sinhablar.Nomesentíaautorizadaparapreguntarle

más acerca de su relación con Emily, era demasiado privado, pero comprendímejoralviejoprofesorquesehabíaentusiasmadoantelaideadequeunajovenextranjeraestudiaralaobradelqueprobablementehabíasidoelgranamordesuvida.EntoncesWhelanseacercóunospasosymediounabrazodeesosqueteestrujanloshuesosytehacenrespirarunpocoentrecortadamente.Lasensaciónsólo duró unos segundos, pero la reconocí. Era algo que me sucedía algunasveces, en realidad pocas, una especie de irritación repentina en los ojos, unespasmo lento ascendente que subía por mi interior como una orfandadanticipada.

—Gracias—dijoélenvozmuybaja,comosi tuvieraen lagargantaalgoqueleobligaraacarraspear.

DespuéssupequehabíaempezadoairtodoslosmiércolesaIvyManor.LoqueélyEmily tuvieranquedecirsealcabode tantosañoseraasuntosuyo.Elpasadonoseborraasícomoasí.Hayrecuerdosquehacendañoyotrosquenohacendaño.Esolosabecualquiera.Aveces,conunpocodesuerte,unopuedeelegirconquépartedesupasadoquedarse.

Esa misma tarde, o quizá la siguiente, no recuerdo bien, me acerqué alTámesis y paseé por los muelles en un atardecer brumoso y rojizo como uncuadrodeWilliamTurner,conelruidodelaguachapoteandosuavementecontraelcascodelasembarcaciones.ToméunapintaodosenunpubribereñomirandoelincendiodelcrepúsculosobrelosrascacielosdeCanaryWharf,pensandoenHeráclitoyesascosas.

Hice todo eso después de cumplir mi cometido. Acabé la tesis, porsupuesto.EmpecéaredactarlaelmismodíaenqueÁlexsefue,unsábadoalastresycuartodelatarde,ypermanecísentadadelantedelordenadorhastamedianocheconlaluzencendidayunabotelladeaguamineral.Cuandoestoyenplenafaena,llegoaperderporcompletolanocióndeltiempo.Cadadíamelevantabatemprano, desayunaba y escribía durante horas conTimothyGordonpegado amistalones,luchandocontraeltexto,sinsaliralexterior,dejándomelosojosen

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la pantalla con la única distracción de algún viaje a la cocina. Tomarte unsándwich enmitad de la nochemientras los demás duermen ayuda a escribir,agudizaelinstinto,desarrollaelsentidodelasecuencia.Sentirseunpocoinfeliz,aveces,también.

Elprocesodeordenartodoslosdatosyacabarderedactarlamemoriamellevódosmeses,unasemanaycincodías,eltiempojustoquefaltabaparaquevenciera mi fecha límite de entrega, eso que los ingleses llaman tanapropiadamente «deadline». Sentía que los dedos se me entumecían sobre elteclado.

Apartedelafánexperimentalydelatendenciaausarimágenessimbolistaspropiasde lapoesía en susnarraciones, lagranaportacióndeTheBridge a laobra de Emily J. Parker era la técnica del monólogo interior introducida porJoyce, que también adoptarían otros escritores del modernismo anglosajón.Supongoqueesaeralaclasededetallesquevalorauntribunalacadémico,juntocon las correspondientes metáforas, sinécdoques y metonimias. Un punto afavor.

Para mí, sin embargo, lo más extraordinario de su estilo literario era lamaneraúnicaypersonalqueteníadeponerretazospalpitantesdesupropiavidaenelpapelcomoquienenvuelvelasvíscerasdeunanimalcazado:elhígado,elcorazón, lospulmones.Y,sobretodo,sumaneradeconcebir laescrituracomoúnicaformadesupervivencia,másalládecualquier finalidadmoral.Unpuntoencontra,sinduda,paralosparámetrosacadémicos.

Noeraunatesisquefueraacambiarlahistoriadelaliteratura,desdeluegoqueno.Teníademasiadaslagunas.Demasiadospuntossuspensivos.Loshechosestabanalavista,lodifícileraentenderelcaminoparallegarhastaellos.

Nunca sabría, por ejemplo, cómo pasaba los días Emily J. Parker en lacuerdafloja,dóndepermanecióescondidalasprimerashorasdespuésdelafuga,cuálfueelinstanteexactodepavorenelqueyanadavolvióasercomoantes.Quépensócuandosupoqueestabaembarazada,ymástarde,despuésdetomaraqueltédesaboramargo,cuandotuvoqueircorriendoalbañoyserompiósolasobre el inodoro, desgarrándose comoun animal, un dolor que jamás imaginóquepudieraexistirdurantetodoaqueltiempoqueestuvomuriendo.

Eseerasusecreto,elhijoqueperdió.Unmodestoypreciososecretoque,como ella misma había dicho, ni el servicio de inteligencia, ni el MI5, niScotlandYard,nitodoslosmédicosdeWestminsterpudieronrobarle.Entoncescomprendí que no estaba escribiendo esta historia para traicionar su secreto.¿Cómo iba a hacer yo algo así?Una nunca escribe para desvelar unmisterio,sinoparaprotegerlo.

Llegar al final me dejó una vaga sensación de cansancio y unas ganas

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irresistiblesdesaliracomprarpan.Paravolveralavidanecesitabasentirenlasmanos el calor de una barra recién salida del horno como otros necesitan unwhiskydoble.

UnodeaquellosdíasfinalespaséanteunquioscodeprensaenelcrucedeOldBromptonRoady leí en laportadadeTheGuardian la noticia dequeunavióndeAirFrancesehabíaestrelladoenelAtlánticocondoscientosveintiochopasajeros a bordo. Las catástrofes aéreas siempre generan enmí un estado deánimoconfusoy existencial, especialmente cuando tengoque tomarunvuelo.Compré el periódico y fui pasando las páginasmientras tomaba un café en laterraza de la Pattiserie Valérie con todas las incertidumbres en el aire. En laseccióndeculturaencontréunareseñaacuatrocolumnasqueacentuómiestadode pánico.En el destacado en negrita se anunciaba la próxima publicación deuna novela inédita de una de las grandes promesas de la generación deentreguerras,desaparecidaen1955enextrañascircunstancias.

Londres1dejuniode2009UnanieblamuyespesarodealavidadeEmilyJ.Parker.Nadiesabeacienciaciertaquépasódurantelosúltimosañosdesuvidaenlosquedejóradicalmentedeescribir.Ensumomento,elmundoliterariollegóaespecularconunretirovoluntario,unaenfermedadmentaleinclusoconunposiblesecuestro.TodoentornoalaautoradeHistoriasdelBlitzcontinúasiendounmisterio. La aparición de un manuscrito descubierto recientemente por una estudiante deFilologíadesatóelinteréseditorialporsuúltimanovelainédita,TheBridge.

EmilyJ.ParkerperteneceaunaespecieparticulardeartistascomoSalingeroHarperLee,deobra escasapero impactante,queenunmomentodeterminadodeciden retirarsedelescenarioycallarparasiempre.

TheBridge es una historia de tintes autobiográficos sobre unamujer sometida a unapresiónferozdeterrorcotidiano.Ensuprotagonista,BrendaMulligan—alteregodelaautora—,secombinanlamiradacautivaycontradictoriadeunamujermaltratadayelbisturíafiladode una escritora de raza para diseccionar el pecado original de la civilización patriarcal: eldaño que el abuso de poder dentro del ámbito familiar puede causar en la psique de unapersona,ysumanifestaciónmásextrema,unalacraquesóloenloquevadeañohadestruidolavidadedecenasdemujeresenelReinoUnido.EmilyJ.Parker,queenlaactualidadtendríaochentayseisaños,desapareciócomovivió:lejosdelmundanalruidoysigilosamente,comosinoquisierallamarlaatención.

La editorial HarperCollins anuncia ahora la publicación para el próximo mes deseptiembredelanovelaTheBridge,conunatiradainicialdedosmillonesdeejemplares.

MiabueloFranciscosolíadecirque,siunosemantienefirmeensusurcoyresiste,acabaencontrandoloquebusca.Nosoyunapersonaautocomplaciente,peroalgunavez,sóloalgunavez,mesientounpocoorgullosadelascosasquehago.Nosiempre,claro.Encontadasocasiones.

Abreunlibroyserásunperegrinoalaspuertasdeunaciudaddesconocida,diceunantiguorefránoriental.Asíhasidosiempre.Pasanlaspáginascomolashojasdelcalendario.Losdíasfinalesde juliodisfrutédelcaracterísticofrescorestivaldelveranoinglés.Caíaunalluviamansaqueseajustababastantebiena

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miestadodeánimo.ElúltimosábadoporlatardepreparéelequipajeytoméuntaxialaeropuertodeHeathrow.

Era uno de esos majestuosos taxis ingleses de los años cincuenta. En lapartedeatrás alguien sehabíaolvidadounobjeto sobreel asientoauxiliar.Alprincipio pensé que se trataba de una estilográfica, pero no. Era un diente decachalote. ¡Unauténticocolmillodecachalotedecasiveintecentímetros!Unodeesosartefactosatávicosy trágicosque loscazadoresdeballenassolíanusarcomotalismán.AHermanMelvillelegustabacoleccionarlosporsilasmoscas.

Lagentesepasalavidaextraviandocosas.Lasoficinasdeobjetosperdidosestán llenas de pitilleras, calcetines, paraguas, documentos secretos, teléfonosmóviles,pastillasparalatensión,mascotas…Recuerdoqueenunprogramadela BBC un taxista hindú contó que una vez se encontró en los jardines deKensington una niña recién nacida envuelta en un saquito de arroz. No mepareció extraño. Londres es una ciudad en la que uno se puede encontrarprácticamentecualquiercosaconunpocodesuerte.

Mientrasavanzabahacialapuertadeembarqueconmimochilaalhombro,la terminal del aeropuerto emitía desde todos los monitores las primerasimágenes en color del Blitz como reclamo de una exposición fotográfica queexhibíalaTateGallerydel1deagostoal15deseptiembre,conmotivodel70aniversariodelaSegundaGuerraMundial.

Nadieparecíaprestardemasiadaatención.Todoelmundoestabahablandoporelmóvilypendientedesusasuntos.

Fue mi última visión de Londres. La capital diluida en una inmensahumareda por la que deambulaban como fantasmas bomberos, enfermeras,hombres con niños en brazos, ciudadanos anónimos cubiertos de ceniza,polvorientos, infinitamente minúsculos. Y, en medio de todo aquel caos, unamujermuyjoven,casiunaniña,mirandoaunladoyaotrocomosibuscaseaalguien,caminandoconbastantedificultadentreloscascotesconunospreciososzapatitosdetacón.Devezencuandoelestallidodeunresplandorpermitíaleerentrelosescombroselletrero«Businessasusual».

Permanecí un rato absorta, mirando el monitor, inmóvil, sin pestañear.Recordando.Quéraroeratodo.Despuésdetantasnochesenvelasentíacomosiesemundoquedara lejos,a laderiva,diluidoenmediode lahumareda.Nosépor qué demonios tendría un nudo en la garganta.Al fin y al cabo, todas lasnovelasseacabantardeotemprano.Hayqueserbobaparaemocionarseporunacosa así. Crecer es desprenderse de etapas de tu vida, dejarlas atrás, soltaramarrasymirarhaciaadelante.EsoesalmenosloquedicesiempremihermanaBea.Supongoquenosemedandemasiadobienlasdespedidas.Seguíallíapiefirme, mirando la pantalla hipnotizada, hasta que una azafata me pidió con

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repetidainsistencialatarjetadeembarqueyentonceselhechizosedesvaneció.

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Notas*ParaB,cuandoquieraquemeencuentre.

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**Porelcaminoquenotomamos/Atravésdelapuertaquenuncaabrimos/Detrásdelapreguntaquenohicimos/Lejos,eneljardíndelasrosas…

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***Alapequeñanoselaregaña.

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****Periódicolocaldelacomarcalucense.

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SeptiembrepuedeesperarSusanaFortesNosepermitelareproduccióntotaloparcialdeestelibro,nisuincorporaciónaunsistemainformático,nisutransmisiónencualquierformaoporcualquiermedio,seaesteelectrónico,mecánico,porfotocopia,porgrabaciónuotrosmétodos,sinelpermisoprevioyporescritodeleditor.Lainfraccióndelosderechosmencionadospuedeserconstitutivadedelitocontralapropiedadintelectual(art.270ysiguientesdelCódigoPenal)DiríjaseaCedro(CentroEspañoldeDerechosReprográficos)sinecesitareproduciralgúnfragmentodeestaobra.PuedecontactarconCedroatravésdelawebwww.conlicencia.comoporteléfonoenel917021970/932720447©deldiseñodelaportada,LeeAvison/Trevillion©delasimágenesdelaportada,AP-Gtress©SusanaFortes,2017PublicadodeacuerdoconPontasLiterary&FilmAgency©EditorialPlaneta,S.A.,2016Av.Diagonal,662-664,08034Barcelonawww.editorial.planeta.eswww.planetadelibros.comPrimeraediciónenlibroelectrónico(epub):septiembrede2017ISBN:978-84-08-17701-2(epub)Conversiónalibroelectrónico:J.A.DiseñoEditorial,S.L.

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TableofContentsSinopsisDedicatoriaPRIMERAPARTE

CapítuloICapítuloIICapítuloIIICapítuloIVCapítuloVCapítuloVICapítuloVIICapítuloVIIICapítuloIXCapítuloXCapítuloXICapítuloXII

SEGUNDAPARTECapítuloXIIICapítuloXIVCapítuloXVCapítuloXVICapítuloXVIICapítuloXVIIICapítuloXIXCapítuloXXCapítuloXXICapítuloXXIICapítuloXXIII

NotasCréditos¡Encuentraaquítupróximalectura!