selecciÓn de fÁbulas

23

Upload: cprcalat-cprcalat

Post on 11-Mar-2016

243 views

Category:

Documents


4 download

DESCRIPTION

DISTINTAS FÁBULAS DE VARIOS AUTORES.

TRANSCRIPT

Page 1: SELECCIÓN DE FÁBULAS
Page 2: SELECCIÓN DE FÁBULAS

LA ZORRA QUE NÚNCA HABÍA VISTO UN LEÓN

Había una zorra que nunca había visto un león. La puso el destino un día delante de la real fiera. Y como era la primera vez que le veía, sintió un

miedo espantoso y se alejó tan rápído como pudo.

Al encontrar al león por segunda vez, aún sintió miedo, pero menos que antes, y lo observó con calma por un rato.

En fin, al verlo por tercera vez, se envalentonó lo suficiente hasta llegar a acercarse a él para entablar conversación.

En la medida que vayas conociendo algo, así le irás perdiendo el temor. Pero mantén siempre la distancia y prudencia adecuada.

EL ÁGUILA Y LOS GALLOS

Dos gallos reñían por la preferencia de las gallinas; y al fin uno puso en fuga al otro. Resignadamente se retiró el vencido a un matorral, ocultándose allí. En cambio el vencedor orgulloso se subió a una tapia alta dándose a cantar

con gran estruendo.

Mas no tardó un águila en caerle encima y raptarlo. Desde entonces el gallo que había perdido la riña se quedo con todo el gallinero

A quien hace alarde de sus propios éxitos, no tarda en aparecerle quien se los arrebate.

Page 3: SELECCIÓN DE FÁBULAS

EL LEÓN, LA ZORRA Y EL ASNO

El león, la zorra y el asno se asociaron para ir de caza.Cuando ya tuvieron bastante, dijo el león al asno que repartiera entre los tres el botín. Hizo el asno tres partes iguales y le pidió al león que escogiera la suya. Indignado

por haber hecho las tres partes iguales, saltó sobre él y lo devoró.

Entonces pidió a la zorra que fuera ella quien repartiera.

La zorra hizo un montón de casi todo, dejando en el otro grupo sólo unas piltrafas. Llamó al león para que escogiera de nuevo.

Al ver aquello, le preguntó el león que quien le había enseñado a repartir tan bien.

¡Pues el asno, señor!

EL LEÓN Y EL RATÓN

Dormía tranquilamente un león, cuando un ratón empezó a juguetear encima de su cuerpo. Despertó el león y rápidamente atrapó al ratón; y a punto de

ser devorado, le pidió éste que le perdonara, prometiéndole pagarle cumplidamente llegado el momento oportuno. El león echó a reir y lo dejó

marchar.

Pocos días después unos cazadores apresaron al rey de la selva y le ataron con una cuerda a un frondoso árbol. Pasó por ahí el ratoncillo, quien al oir los

lamentos del león, corrió al lugar y royó la cuerda, dejándolo libre.

Días atrás le dijo, te burlaste de mí pensando que nada podría hacer por tí en agradecimiento. Ahora es bueno que sepas que los pequeños ratones

somos agradecidos y cumplidos.

Nunca desprecies las promesas de los pequeños honestos. Cuando llegue el momento las cumplirán.

Page 4: SELECCIÓN DE FÁBULAS

EL LEÓN Y LOS TRES BUEYES

Pastaban juntos siempre tres bueyes.

Un león quería devorarlos, pero el estar juntos los tres bueyes, le impedía hacerlo, pues el luchar contra los tres a la vez lo ponía en desventaja.

Entonces con astucia recurrió a enojarlos entre sí con pérfidas patrañas, separándolos a unos de los otros.

Y así, al no estar ya unidos, los devoró tranquilamente, uno a uno

Si permites que deshagan tu unidad con los tuyos, más fácil será que te dañen.

LA PALOMA Y LA HORMIGA

Obligada por la sed, una hormiga bajó a un manatial, y arrastrada por la corriente, estaba a punto de ahogarse.

Viéndola en esta emergencia una paloma, desprendió de un árbol una ramita y la arrojó a la corriente, montó encima a la hormiga salvándola.

Mientras tanto un cazador de pájaros se adelantó con su arma preparada para cazar a la paloma. Le vió la hormiga y le picó en el talón, haciendo soltar al cazador su arma. Aprovechó el momento la paloma para alzar el vuelo

Siempre corresponde en la mejor forma a los favores que recibas. Debemos ser siempre agradecidos

EL ÁGUILA Y EL ESCARABAJO

Estaba una liebre siendo perseguida por un águila, y viéndose perdida pidió ayuda a un escarabajo, suplicándole que le salvara.

Le pidió el escarabajo al águila que perdonara a su amiga. Pero el águila, despreciando la insignificancia del escarabajo, devoró a la liebre en su

presencia.

Page 5: SELECCIÓN DE FÁBULAS

Desde entonces, buscando vengarse, el escarabajo observaba los lugares donde el águila ponía sus huevos, y haciéndolos rodar, los tiraba a tierra. Viéndose el águila echada del lugar a donde quiera que fuera, recurrió a Zeus pidiéndole un lugar seguro para depositar sus futuros pequeñuelos.

Le ofreció Zeus colocarlos en su regazo, pero el escarabajo, viendo la táctica escapatoria, hizo una bolita de barro, voló y la dejó caer sobre el regazo de Zeus. Se levantó entonces Zeus para sacudirse aquella suciedad, y tiró por tierra los huevos sin darse cuenta. Por eso desde entonces, las águilas no ponen huevos en la época en que salen a volar los escarabajos.

Nunca desprecies lo que parece insignificante, pues no hay ser tan débil que no pueda alcanzarte.

LA CIGARRA Y LA HORMIGA.

Cantando la Cigarra pasó el verano entero, sin hacer provisiones allá para el invierno; los fríos la obligaron a guardar el silencio y a acogerse al abrigo

de su estrecho aposento. Viose desproveída

del precioso sustento: sin mosca, sin gusano, sin trigo, sin centeno.

Habitaba la Hormiga allí tabique en medio, y con mil expresiones de atención y respeto la dijo: «Doña Hormiga,

pues que en vuestro granero sobran las provisiones para vuestro alimento, prestad alguna cosa

con que viva este invierno esta triste cigarra,

Page 6: SELECCIÓN DE FÁBULAS

que alegre en otro tiempo, nunca conoció el daño, nunca supo temerlo.

No dudéis en prestarme; que fielmente prometo pagaros con ganancias,

por el nombre que tengo.»

La codiciosa hormiga respondió con denuedo, ocultando a la espalda las llaves del granero: «¡Yo prestar lo que gano con un trabajo inmenso! Dime, pues, holgazana,

¿qué has hecho en el buen tiempo?» «Yo, dijo la Cigarra, a todo pasajero

cantaba alegremente, sin cesar ni un momento.» «¡Hola! ¿conque cantabas cuando yo andaba al remo? Pues ahora, que yo como, baila, pese a tu cuerpo.»

Félix María Samaniegohttp://www.encuentos.com/fabulas/la-cigarra-y-la-hormiga-fabulas-infantiles-de-felix-maria-samaniego-literatura-infantil-y-juvenil/

Page 7: SELECCIÓN DE FÁBULAS

EL OSO.

Cuando yo era niño–dijo el abuelo, mientras se

acomodaba en la vieja butaca.

Al oír sus primeras palabras, sabíamos ya que nos iba a contar una historieta. Corrimos a donde él estaba,

le rodeamos como de costumbre, y él continuó:

–Cuando yo era niño vivía en una casita cerca de un monte. Cogía yo las últimas frutas del otoño y las primeras flores de la primavera. Sabía en donde tenían su nido los pájaros y su cueva los conejos de la

vecindad; pero había en el monte un animal que me daba miedo. Este animal era un oso. Temiendo

encontrarme con él, no me atrevía a andar por el monte.

Page 8: SELECCIÓN DE FÁBULAS

Los osos son grandes, de color obscuro, están cubiertos de pelo largo, y tienen muy afilados los dientes.

Suben a los árboles, valiéndose de sus garras corvas y fuertes. Suelen matar a otros animales, sólo con

apretarlos entre las patas.

Un día salieron mis padres y me dejaron cuidando a mi hermanito. Me recomendaron que le tuviera siempre a la vista, y pusiese a calentar el agua

para la cena.

Jugué con el chiquitín hasta cerca de anochecer. Puse entonces la caldera con agua al fuego, le arrimé bastante leña y me puse a cantar al lado de niñito,

que se durmió al poco tiempo.

Le acosté en su cama pequeña, cogí el libro nuevo que me había regalado mi padre, y me puse a leer a la luz de fuego. Sentí al poco rato unas pisadas, miré hacia la puerta, y ví en el umbral un oso que entraba.

¿Qué podría yo hacer en tal apuro? No tenía escopeta ni palo de que valerme; no había personas

cerca a quienes pedir socorro. Pensé de pronto en mi hermanito, al ver al oso que se dirigía hacia la

cama. Cogí en un momento la caldera de agua hirviendo y entré resueltamente en el cuarto. Volvió

la cabeza hacia mí y entonces le arrojé en la frente toda el agua de la caldera.

Oí un quejido, un grito de rabia, y ví salir en seguida el oso de entre la humareda, dando tumbos a

un lado y a otro. El agua hirviendo le había cegado y andaba a tientas. Por último encontró la salida y

desapareció. Busqué entonces una gran tranca, aseguré con ella la puerta, y caí al suelo sin sentido.

Cuando llegó mi padre me abrazó y me dijo:

–¡Eres un valiente! Salvaste la vida a tu hermano y defendiste la tuya. Te portaste como un héroe, y

nos has librado de una gran desgracia.

Page 9: SELECCIÓN DE FÁBULAS

A pesar del miedo que me inspiraba aquel feroz animal, hubiera querido entonces encontrarme con una docena de osos, por el gusto de oír a mi padre llamarme

«mi valiente hijo.»

http://www.encuentos.com/cuentos-cortos/el-oso-cuentos-cortos-fabulas/

EL ÁGUILA Y EL ESCARABAJO

Esopo

Estaba una liebre siendo perseguida por un águila, y viéndose perdida pidió ayuda a un escarabajo, suplicándole le salvara. Le pidió el escarabajo al

águila que perdonara a su amiga. Pero el águila, despreciando la insignificancia del escarabajo, devoró a la liebre en su presencia.

Desde entonces, buscando vengarse, el escarabajo observaba los lugares donde el águila ponía sus huevos, y haciéndolos rodar, los tiraba a tierra. Viéndose el águila echada del lugar a donde fuera, recurrió a Zeus pidiéndole un lugar seguro para depositar sus futuros pequeñuelos.

Le ofreció Zeus colocarlos en su regazo, pero el escarabajo, viendo la

táctica escapatoria, hizo una bolita de barro, voló y la dejó caer sobre el regazo de Zeus. Se levantó entonces Zeus para sacudirse aquella suciedad, tirando por tierra los huevos sin darse cuenta. Por eso desde entonces, las

águilas no ponen huevos en la época en que salen los escarabajos.

Nunca desprecies lo que parece insignificante, pues no hay ser tan débil que no pueda alcanzarte.

Page 10: SELECCIÓN DE FÁBULAS

EL ÁGUILA Y LA FLECHA

Esopo

Estaba un águila en el pico de un peñasco esperando por las liebres.

Mas un cazador le lanzó una flecha que atravezó sus carnes.

Viendo el águila entonces que la flecha estaba construída con sus propias plumas exclamó:

- ¡Qué tristeza tener que morir por causa de mis propias plumas!

Más profundo es nuestro dolor cuando nos vencen con nuestras propias

armas.

EL ÁGUILA Y LOS GALLOS

Esopo

Dos gallos reñían por causa de las gallinas; y al fin uno puso al otro en fuga.

Se retiró el vencido a un matorral, ocultándose allí. En cambio el vencedor se subió a una tapia alta dándose a cantar con gran sonoridad.

Mas no tardó un águila en caerle y raptarlo. Desde entonces el gallo que

había perdido la riña se quedo con todo el gallinero.

A quien hace alarde de sus propios éxitos, no tarda en aparecerle quien se los arrebate.

Page 11: SELECCIÓN DE FÁBULAS

EL CUERVO Y LA ZORRA

Erase en cierta ocasión un cuervo, el de más negro plumaje, que habitaba en el bosque y que tenía cierta fama de vanidoso.

Ante su vista se extendían campos, sembrados y jardines llenos de florecillas... Y una preciosa casita blanca, a través de cuyas abiertas ventanas se veía al ama de la casa preparando la comida del dia.

-Un queso!- murmuró el cuervo, y sintió que el pico se le hacía agua.

El ama de la casa, pensando que así el queso se mantendría más fresco,

colocó el plato con su contenido cerca de la abierta ventana.

-que queso tan sabroso!- volvió a suspirar el cuervo, imaginando que se lo apropiaba.

Voló el ladronzuelo hasta la ventana, y tomando el queso en el pico, se fue

muy contento a saborearlo sobre las ramas de un arbol.

Todo esto que acabamos de referir había sido visto también por una astuta zorra, que llevaba bastante tiempo sin comer. En estas circunstancias vio la

zorra llegar ufano al cuervo a la más alta rama del arbol.

-Ay, si yo pudiera a mi vez robar a ese ladrón!

-Buenos días, señor cuervo.

El cuervo callaba. Miró hacia abajo y contempló a la zorra, amable y sonriente.

-Tenga usted buenos días -repitió aquella, comenzando a adurarle de esta

manera.

-Vaya, que está usted bien elegante con tan bello plumaje!

El cuervo, que, como ya sabemos era vanidoso, siguió callado, pero contento al escuchar tales elogios.

-Sí, sí prosiguió la zorra. Es lo que siempre digo. No hay entre todas las aves

quien tenga la gallardía y belleza del señor cuervo.

Page 12: SELECCIÓN DE FÁBULAS

El ave, sobre su rama, se esponjaba lleno de satisfacción. Y en su fuero interno estaba convencido de que todo cuanto decía el animal que estaba a sus pies era verdad. Pues, ¿acaso había otro plumaje más lindo que el suyo?

Desde abajo volvió a sonar, con acento muy suave y engañoso, la voz de

aquella astuta:

-Bello es usted, a fe mía, y de porte majestuoso. Como que si su voz es tan hermosa como deslumbrante es su cuerpo, creo que no habrá entre todas las

aves del mundo quien se le pueda igualar en perfección.

Al oir aquel discurso tan dulce y halagueño, quiso demostrar el cuervo a la zorra su armonía de voz y la calidad de su canto, para que se convenciera de

que el gorjeo no le iba en zaga a su plumaje.

Llevado de su vanidad, quiso cantar.

Abrió su negro pico y comenzó a graznar, sin acordarse de que así dejaba caer el queso.

Que más deseaba la astuta zorra!

Se apresuró a coger entre sus dientes el suculento bocado. Y entre bocado

y bocado dijo burlonamente a la engañada ave:

-Señor bobo, ya que sin otro alimento que las adulaciones y lisonjas os habeis quedado tan hinchado y repleto, podeis ahora hacer la digestión de

tanta adulación, en tanto que yo me encargo de digerir este queso.

Nuestro cuervo hubo de comprender, aunque tarde, que nunca debió admitir aquellas falsas alabanzas.

Desde entonces apreció en el justo punto su valía, y ya nunca más se dejó

seducir por elogios inmerecidos.

Y cuando, en alguna ocasión, escuchaba a algún adulador, huía de él, porque, acordándose de la zorra, sabía que todos los que halagan a quien no tiene

meritos, lo hacen esperando lucrarse a costa del que linsonjean.

Y el cuervo escarmentó de esta forma para siempre.

Page 13: SELECCIÓN DE FÁBULAS

LA LIEBRE Y LA TORTUGA

En el mundo de los animales vivía una liebre muy orgullosa, porque ante todos decía que era la más veloz. Por eso, constantemente se reía de la

lenta tortuga.

- ¡Mirad la tortuga! ¡Eh, tortuga, no corras tanto que te vas a cansar de ir tan de prisa! - decía la liebre riéndose de la tortuga.

Un día decidieron hacer una carrera entre ambas. Todos los animales se

reunieron para verlo. Se señaló cuál iba a ser el camino y la llegada. Una vez estuvo listo, comenzó la carrera entre grandes aplausos.

La liebre corría veloz como el viento mientras la tortuga iba despacio, pero, eso sí, sin parar. Enseguida, la liebre se adelantó muchísimo.

Se detuvo al lado del camino y se sentó a descansar.

Cuando la tortuga pasó por su lado, la liebre aprovechó para burlarse de ella una vez más. Le dejó ventaja y nuevamente emprendió su veloz marcha.

Varias veces repitió lo mismo, pero, a pesar de sus risas, la tortuga siguió

caminando sin detenerse. Confiada en su velocidad, la liebre se tumbó a dormir bajo un árbol. Pero,

pasito a pasito, la tortuga avanzó hasta llegar a la meta.

Cuando la liebre se despertó, corrió con todas sus fuerzas pero llegó tarde. La tortuga había ganado la carrera.

Aquel día fue muy triste para la liebre y aprendió una lección que no

olvidaría jamás: No hay que burlarse nunca de los demás.

Page 14: SELECCIÓN DE FÁBULAS

LA RANA GRITONA Y EL LEÓN

Esopo

Oyó un león el croar de una rana, y se volvió hacia donde venía el sonido, pensando que era de algún animal muy importante.

Esperó un tiempo, y cuando vio a la rana que salía del pantano, se acercó y la

aplastó diciendo: -- ¡Tú tan pequeña y lanzando esos tremendos gritos!

LA MONA.

Subió una mona a un nogal, Y cogiendo una nuez verde, En la cáscara la muerde, Con que le supo muy mal.

Arrojóla el animal Y se quedó sin comer.

_Así suele suceder Al que su empresa abandona, Porque halla, como la mona, Al principio que vencer._

Samaniego

http://www.encuentos.com/2008/04/24/la-mona-fabulas-para-chicos/

Page 15: SELECCIÓN DE FÁBULAS

LA AMARGURA DEL TOMATE.

Érase una vez un pobre tomate que se sentía con ganas de llorar, pero no podía, pues sus padres le decían que por mujeres no se llora.

Él como siempre buscaba la manera de desahogarse de tal modo que no dejaba de buscar soluciones.

Buscó ayuda con todas las verduras y hortalizas. Una de sus opciones fue la cebolla cabezona quien le dijo que con un poco de su ácido lo haría lloriquear como un niño al cual no se le compra un dulce, pero por injusticia de las vida él era inmune a aquel fastidioso ácido. Fue a donde el señor limón quien era tan amargado que lo sacó a gritos de su casa, sin darle chance de pedirle su ayuda. De camino a casa se encontró a la culpable de su pena, si Ella, con el plátano muy agarraditos de la mano y comiendo helado de tierra negra, el pobre no lo soportó y salió como pepa de guama. Pero como raro no se le desgajóni una sola lagrima. Sin darse cuenta corrió tanto que salió de la nevera y fue a dar directo a los pies de la doña, quien sin pensarlo lo colocó en la tabla de picar, allí sintiendo que su vida no valía nada dejó que el cuchillo hiciera su trabajo, en el mismo instante escuchó una voz que le decía -nos vemos en la ensalada-, que increíble coincidencia era tomatita la amiga que siempre estaba en esos malos momentos y además siempre había mostrado interés por el tomate. Sin pensar mucho él se dio cuenta que el amor estaba en el lugar y en el momento que él menos esperaba.

Page 16: SELECCIÓN DE FÁBULAS

Así que el cuchillo al cortarlo por la mitad hizo lo que nadie había podido hacer, que el tomate derramara una lágrima, pero no de tristeza sino de felicidad.

Moraleja: No busques el amor, el solo vendrá a ti en el momento y lugar mas inesperado…

Autora: Zulay Milena Nempeque Castro.

http://www.encuentos.com/fabulas/la-amargura-del-tomate-fabulas-fabulas-infantiles-fabulas-para-ninos-fabulas-cortas-cuentos-con-moraleja/

LA LECHERA.

Félix María Samaniego.

Llevaba en la cabeza Una Lechera el cántaro al mercado Con aquella presteza, Aquel aire sencillo, aquel agrado, Que va diciendo a todo el que lo advierte «¡Yo sí que estoy contenta con mi suerte!» Porque no apetecía Más compañía que su pensamiento, Que alegre la ofrecía Inocentes ideas de contento, Marchaba sola la feliz Lechera, Y decía entre sí de esta manera: «Esta leche vendida, En limpio me dará tanto dinero, Y con esta partida Un canasto de huevos comprar quiero, Para sacar cien pollos, que al estío Me rodeen cantando el pío, pío. Del importe logrado De tanto pollo mercaré un cochino; Con bellota, salvado, Berza, castaña engordará sin tino, Tanto, que puede ser que yo consiga

Page 17: SELECCIÓN DE FÁBULAS

Ver cómo se le arrastra la barriga. Llevarélo al mercado, Sacaré de él sin duda buen dinero; Compraré de contado Una robusta vaca y un ternero, Que salte y corra toda la campaña, Hasta el monte cercano a la cabaña.» Con este pensamiento Enajenada, brinca de manera, Que a su salto violento El cántaro cayó. ¡Pobre Lechera! ¡Qué compasión! Adiós leche, dinero, Huevos, pollos, lechón, vaca y ternero. ¡Oh loca fantasía! ¡Qué palacios fabricas en el viento! Modera tu alegría No sea que saltando de contento, Al contemplar dichosa tu mudanza, Quiebre su cantando la esperanza. No seas ambiciosa De mejor o más próspera fortuna, Que vivirás ansiosa Sin que pueda saciarte cosa alguna. No anheles impaciente el bien futuro; Mira que ni el presente está seguro.

http://www.encuentos.com/fabulas/la-lechera-fabulas-infantiles-de-felix-maria-samaniego-fabulas-cortas/

Page 18: SELECCIÓN DE FÁBULAS

LA ZORRA Y LA SERPIENTE

Se encontraba una higuera a la orilla de un camino, y una zorra vio junto a ella una serpiente dormida.

Envidiando aquel cuerpo tan largo, y pensando en que podría igualarlo, se echó la zorra a tierra al lado de la serpiente e intentó estirarse cuanto pudo. Tanto esfuerzo hizo, hasta que al fin, por vanidosa, se reventó.

No imites a los más grandes, si aún no tienes las condiciones para hacerlo.

ESOPO

LA ZORRA Y EL PERRO Penetró una zorra en un rebaño de corderos, y arrimando a su pecho a un pequeño corderillo, fingió acariciarle.

Llegó un perro de los que cuidaban el rebaño y le preguntó:

-- ¿Qué estás haciendo?

-- Le acaricio y juego con él -- contestó con cara de inocencia.

-- ¡Pues suéltalo enseguida, si no quieres conocer mis mejores caricias !

Al impreparado lo delatan sus actos. Estudia y aprende con gusto y tendrás éxito en tu vida.

ESOPO

Page 19: SELECCIÓN DE FÁBULAS

EL LEÓN, LA ZORRA Y EL RATÓN

Dormía tranquilamente un león, cuando un ratoncillo se puso a correr sobre su cuerpo.

Se despertó el león, y se movió en todas direcciones buscando a ver quien era el intruso que le molestaba.

Lo observaba una zorra, y le criticó por creer que tenía miedo de un simple ratoncillo, siendo él todo un señor león.

-- No es miedo del ratoncillo -- dijo el león--, sino que me sorprendió que hubiera un animal que tuviera el valor de pisotear el cuerpo de un león dormido.

Nunca dejes de cuidarte ni aún de las más pequeñas cosas, por ínfimas que sean.

ESOPO

LA MOSCA

Cayó una mosca en una olla llena de carne. A punto de ahogarse en la salsa, exclamó para sí misma:

-- Comí, bebí y me bañé; puede venir la muerte, no me importa ahora.

Al irresponsable no le importa el fracaso si su llegada a él le depara buenos momentos.

ESOPO

Page 20: SELECCIÓN DE FÁBULAS

LA GALLINA DE LOS HUEVOS DE ORO

Érase una gallina que ponía un huevo de oro al dueño cada día.

Aún con tanta ganancia, mal contento, quiso el rico avariento

descubrir de una vez la mina de oro, y hallar en menos tiempo más tesoro. La mató; abrió el vientre de contado; pero después de haberla registrado ¿qué sucedió?. Que, muerta la gallina, perdió su huevo de oro, y no halló mina. ¡Cuántos hay que teniendo lo bastante, enriquecerse quieren al instante,

abrazando proyectos a veces de tan rápidos efectos,

que sólo en pocos meses, cuando se contemplaban ya marqueses,

contando sus millones, se vieron en la calle sin calzones!

Félix María de Samaniego

EL GUSANO DE SEDA Y LA ARAÑA

Trabajando un gusano su capullo, la araña, que tejía a toda prisa,

de esta suerte le habló con falsa risa, muy propia de su orgullo:

«¿Qué dice de mi tela el señor gusano? Esta mañana la empecé temprano, y ya estará acabada a mediodía.

¡Mire qué sutil es, mire qué bella!...»

El gusano, con sorna, respondía: «¡Usted tiene razón; así sale ella!»

Page 21: SELECCIÓN DE FÁBULAS

Se ha de considerar la calidad de la obra, y no el tiempo que se ha tardado en hacerla.

Tomás de Iriarte

LOS DOS CONEJOS

Por entre unas matas, seguido de perros, —no diré corría—, volaba un conejo. De su madriguera salió un compañero y le dijo: «Tente, amigo, ¿qué es esto?» «¿Qué ha de ser? —responde—; sin aliento llego... Dos pícaros galgos me vienen siguiendo». «Sí —replica el otro—, por allí los veo...; pero no son galgos». «¿Pues qué son?» «Podencos». «¿Qué? ¿Podencos dices? Sí, como mi abuelo. Galgos y muy galgos; bien visto lo tengo». «Son podencos, vaya, que no entiendes de eso». «Son galgos, te digo». «Digo que podencos». En esta disputa llegando los perros, pillan descuidados a mis dos conejos.

Page 22: SELECCIÓN DE FÁBULAS

Los que por cuestiones de poco momento dejan lo que importa, llévense este ejemplo. No debemos detenernos en cuestiones frívolas, olvidando el asunto principal

Tomás Iriarte

EL SOL Y LAS RANAS

(Fábula de La Fontaine)

Muy asustadas, las ranas de una pequeña laguna se reunieron en consejo.

Les habían informado que, desde ese día en adelante, el Sol calentaría a la Tierra sólo durante seis meses en el año. El resto de los meses serían de oscuridad y frío.

– ¿Qué podremos hacer? –se quejaban amargamente. Se secarán las lagunas, los charcos y los ríos. No podremos disfrutar de nuestra actual y placentera vida; desaparecerán los insectos que nos alimentan. No es justo; debemos protestar.

En eso estaban, cuando desde lo alto, una voz les preguntó:

– ¿Están protestando porque su propio bienestar terminará?

–Sí –respondieron a coro todas las ranas.

– ¿Sólo por ustedes protestan..., para su bienestar desean que el Sol siga alumbrando y calentando la Tierra durante todo el año?

– ¿Y tendríamos que desearlo por alguien más? –preguntaron, a su vez, sorprendidas, las ranas.

Page 23: SELECCIÓN DE FÁBULAS

Moraleja: Cuando estamos en problemas, somos tan egoístas que sólo pensamos en nosotros mismos y nos olvidamos del prójimo.