secularismo y catolicismo

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Una perspectiva desde la teología política sobre las relaciones entre

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SECULARISMO Y CATOLICISMO

Para la mentalidad poltica y filosfica de la modernidad(y post-modernidad) todas las cuestiones religiosas son en el mejor de los casos intrascendentes e irrelevantes para el orden poltico, cuando no perniciosas. Pensar o hablar de una poltica vinculada a un orden trascendente al hombre, a un orden divino resulta para la burla, rdiculo y asegurados descalificativos para el que lo intenta. Fanatismo, oscurantismo, inquisicin, cruzadas, etc. Por que? Muchas veces solo repiten una historiografa fraudulenta que a su vez repiten los grandes medios de comunicacin, sin saber que gran parte de lo que signific la Iglesia, la Edad Media y la Cristiandad estn totalmente tergiversados por una hbil propaganda, promovida por pases anglosajones y protestantes , en los siglos XVII-XVIII como arma de guerra contra Espaa y las potencias catlicas. Esa es exactametne la misma propaganda que se puede encontrar en cualquier panfleto masnico y anticlerical del siglo XIX. Los que han sido refutados por insignes historiadores e investigadores, algunos ni siquirea catlicos, tales como...Christopher Wood...(FUENTE). Probablemente para muchos lectores esta columna es una estupidez,perdida de tiempo;utopaque retrgrado, etc. Pero por que seguir acobrdandonos ante la opinin pblica?Es acasao la regla y medida de todas las cosas la opinin pblica? No fue la opinin pblica la que lleg a condenar a Jesucristo mismo, la que ha avala hoy el aborto y maana quizs hasta la pedofilia?(FUENTE CITAR). Para la sociedad postmoderna pareciera que s. Pero para quienes intentamos permanecer catlicos en el siglo XXI(Lo siento Hegel), se nos abre una cuestin fundamental. Es posible, normal, deseable un orden poltico en el cual la Fe catlica, el valor ms alto y supremo no solo a nivel personal, sino a nivel social, a nivel de pueblos y naciones, sea relegada y marginada, tratada de forma indiferentista, pisoteda desde todas partes, desde el gobierno, desde agencias internacionales, se mantenga una guerra ms o menos abierta, ms o menos fra contra la vigencia social del catolicismo, se imponga el laicismo como principio, se busque como principio la irreligin en la sociedad? .... La enseanza moral catlica siempre ha enseado y sostenido, que en pueblos de mayora catlica, es necesaria, saludable y aun imperativa la confesionalidad catlica de los estados. Doctores de la Iglesia, Padres y eminentes teolgos, a lo largo de los siglos, desde San Agustn, San Gregorio hasta Santo Toms de Aquino, pasando por la Escuela de Salamanca, el renacimiento tomista del siglo XIX, innumerables Papas, etc. La Iglesia es sabia y siempre ha tenido conciencia de como la configuracin y los principios que rigen el orden poltico son una influencia decisiva para asegurar la salvacin de las almas, el imperio de la virtud, la primaca efectiva(aunque imperfecta) de la moralidad cristiana y sus principios en la legislacin, y proteger a los pueblos de los poderes de este siglo, de este mundo que luchan contra la Iglesia y su obra civilizadora. Y tambin, sabe de cuan nefastospueden ser(y lo son) los regmenes polticos inspirados en el laicismo, naturalismo y agnosticismo, cuan ruinosos para las almas, para el imperio de la virtud y el bien... Han habido reyes y jefes de estado catlicos canonizados como San Luis IX o el Beato Carlos I de Austria, y muchos ms.

Si, la sociedad de hoy es post-cristiana, es anticristiana incluso. Lo encubren los propagandistas de la deconstruccin, del progresismo y las ideas de la Revolucin Francesa, con palabras ms sutiles como sociedad plural o la famosa open society de un George Soros y Karl Popper. Pero es una completa anomala histrica, es anti-natural que una sociedad renigue de un orden superior, de una conexin divina, de sus fundamentos religiosos.

Se ignora la giganesca campaa promovida por oscuros intereses y grupos mundialistas, dirigida a la promocin de los ideales secularistas, inmoralistas y de supuesta liberacin de tabes como la revolucin sexual. Pocos cuestionan en por que de los fundamentos de la open society y menos an cuestionan la moralidad y legitimidad de dichas pretensiones.

En el fondo de todo esto yace el aforismo que resume muchos principios de la llamada teologa poltica catlica, que expreso de una manera magna y solemne, San Agustn en Ciudad de Dios, retomado por innumerables telogos y pensadores cristianos a lo largo de los siglos. De ese modo, Donoso Corts en su libro Ensayo sobre el Catolicismo, el Liberalismo y el Socialismo, afirma citando a nada menos que un pensador completamente anticristiano y revolucoinario, el anarquista Proudhon, quin escribi en sus Confesiones de un revolucionario, estas reveladoras palabras... Es cosa que admira el ver de qu manera en todas nuestras cuestiones polticas tropezamos siempre con la teologa. Y luego contina Donoso Corts Nada hay aqu que pueda causar sorpresa, sino la sorpresa de M. Proudhon. La teologa, por lo mismo que es la ciencia de Dios, es el ocano que Contiene y abarca todas las ciencias, as como Dios es el ocano que abarca y contiene todas las cosas" .Proudhon luego aclar que el est totalmente en contra de una cosmovisin trascendente y cristiana del mundo, afirmando la quintaesencia de lo que es la teologa poltica de la modernidad. Notablemente han sido pensadores anticristianos los que afirman y confirman la doctrina de los pensadores catlicos pero al revs. Las ideas de la modernidad buscan una teologa poltica sostenida en el inmanentismo filosfico de orientacin naturalista, negacin de la existencia o necesidad de un orden sobrenatural y divino; racionalista; la razn humana es ama y seora de todo lo creado, una verdadera divinizacin del hombre, una autodivinizacin de la sociedad humana y la vida terrenal. Se habla incluso de trasladar el paraso a la tierra. Este es el corazn del Iluminismo, la pretensin prometeica de trasladar el fuego divino a la tierra misma, para de ese modo crear un orden de cosas que no refleje la existencia divina, de una ley natural y sobrenatural, sino que renegando de esta, proclame la soberana absoluta del hombre como centro y medida de todas las cosas, tal como afirmaba Protagors, como afirmarn la Ilustracin, Kant, Feuerbach, Marx, Hegel, Nietzsche y tantos otros filsofos e ideolgos de la modernidad.

Quien dice que la modernidad es un intento de evitar el dominio de posiciones omnicomprehensivas o totalizantes pues no entiende el verdadero corazn y alma de la modernidad. Esta es en si misma una gigantesca y prometeica cosmovisin que se encarna en distintas ideologas a veces contrapuestas como el liberalismo, el socialismo, el progresismo, radicalismo, socialdemocracia, comunismo, incluso la democracia cristiana, adaptando la cosmovisin de la modernidad de modo cristiano.Es lo que ha sido llamado por agudos estudiosos como Rafael Gambra la ortodoxia pblica, la existencia de principios contra los que el atentar sera hertico, y digno de sancionarse por la inquisicin de turno. Toda sociedad los mantiene, de lo contrario, no podra existir. Una sociedad cristiana sanciona la hereja propiamente tal, una sociedad secularizada sanciona el clericalismo, la expresin pblica y efectiva de los principios cristianos... Cuando el intelecto humano producto de la razn moderna, desviada de su objeto propio, la realidad trascendente y las esencias, no deja de adherir a la realidad sino que lo llamar de otro modo; la mente moderna crea otros dolos, solo que pensar que no son entidades extramentales, engaandose a si mismo. Estos conceptos como tica de mnimos, overlapping consensus, etc., se transforman en espejismos de la utopa de una libertad sin norma ni principio, pura libertad informe que en teora, permite la espontnea deliberacin democrtica.

Como se puede explicar que pases durante siglos catlicos, pases antao de mayora catlica, como Espaa, Italia, Austria, Chile, Argentina, Canada entre otros, hayan sufrido en las ltimas dcadas una tal corrupcin moral y promocin de leyes contrarias al orden natural, como se explica una descristianizacin tan rpida? Sin duda, los gobiernos tienen una tremenda responsabilidad. Han promovido en nombre de la separacin Iglesia-Estado, progreso, consenso, soberana popular, de la ley, libertad, etc., muchsimas polticas criminales, incluyendo el neomalthusianismo, una guerra cultural contra la familia, vida, moralidad tradicional, valores religiosos, soberana de las patrias, sumisin a los grandes poderes anticristianos de la Babilonia moderna....

Por que los catlicos debemos adherir a un dogma moderno, considerado heterodoxo por la Iglesia , inventado por la Masonera y promocionado por el Gran Poder Mundial, de tendencia secularista y anticristiano, como el de la llamada separacin de Iglesia y Estado?. Es falso que la sociedad sea realmente atea, neutral, secular. En realidad sostiene la religin inmanentista del hombre, el humanismo como fin ltimo, la exaltacin del Hombre, promovido como seor y amo del universo, que libre y autnomamente se da su propia ley para s, negando la sujecin a un orden trascendente. Toda sociedad tiene una teologa y principios religiosos implcitos. En el caso del Occidente moderno, se da el nomalo caso de una religiosidad invertida e inmanente, anti-trascendente. La Humanidad reemplaza a la Cristiandad. En los pases comunistas se poda hablar de una Sovietidad. La Ilustracin ha cortado los vnculos que elevaban al hombre en un orden teonmico como dice Ruben Caldern Bouchet, dejandolo arrinconado a las cosas del siglo, destruyendo la posibilidad de una perfeccin superior y su efectivo reconocimiento jurdico en la organizacin poltica. Imposible no vislumbrar la confrontacin agustiniana de la Ciudad de Dios y la Ciudad del Hombre... Ms an. La fuerza espiritual que representaba la Iglesia Catlica ha sido tomada no solo por hombres irreligiosos sino por otra fuerza religiosa propiamente tal, la Masonera, como ellos mismos lo han reconocido!.

Actualmente se me replicar puede que tengas razn en parte de lo que digas, quizs vas muy lejos, pero es imposible, mira, la sociedad es tan pluralista, como podras imponer la religin. Respondo. En efecto, es imposible al menos de modo inmediato, que se aplique de modo cabal y pleno el principio de la confesionalidad catlica del estado. Pero no debe ser descartado como principio. Ni sostener lo contrario, una suerte de laicidad aconfesional y secularista. En el peor de los casos simplemente servir para abrir los ojos y no ser devorado por el Leviathn moderno que se sostiene en base a la mentira, el sofisma y la propaganda...Lo que en el siglo XXI, que ha institucionalizado la propaganda y la mentira de un modo jams visto en la historia, no es nada menor. En el mejor de los casos, servir para mantener viva la integridad de principios, y futuras generaciones ms cristianas, re-evangelizadas, agradecern estos esfuerzos.

La mayor desgracia para un siglo, es el abandono o la disminucin de la verdad. Podemos recuperarnos de todo el resto; pero jams del sacrificio de los principio El ms grande servicio que un hombre puede dar a sus semejantes en las pocas de desfallecimiento y de oscurecimiento, es el de afirmar la verdad sin miedo, aunque no se le escuche. MONSEOR FREPPEL 1873