s las dos paradojaseterno, separado de nuestros sen tidos, de nuestros deseos, de nuestras más...
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Por Ramón XIRAU
PARADOJAS20
SI el poema ha de concebirsecomo un mundo aparte,.irreal, alejado de lo inme-'diato, la facultad fabula
dora,' en su forma metafórica,adquiere una importancia predominante.
La metáfora quiere sobrepasarla abstracción del lenguaje y asíllegar a la realidad hurtándolesa las palabras todo lo que nodicen si se usan en sentido estrictamente lógico. La metáforasurge, precisamente, de la ambigüedad, de la variabilidad desentido que cada palabra acarrea. En la comparación, en elintento por identificar dos hechos concretos de distinta cualidad y diverso tono se halla yaun mundo poético en el cual e!significado exacto de las palabras se pierde para dar paso aun nuevo matiz, nuevo no sóloen sentido objetivo, sino interpretable por cada hombre, en sunovedad, a su manera. Este azulimagen del cielo que es como
'este azul imagen de! mar ya noes ni el azul del mar ni e! delciclo, sino un color intermedio,con cualidades propias. Azul ambiguo puesto que no es ni ésteni aquél azul en particular sinoeste nuevo color, origen de unmundo nuevo.
La paradoja, en cambio, noes centralmente desrealizanteni constructiva. Si la ·metáfora huye de la realidad, laparadoja se aproxima a ella, sila metáfora rodea las palabraspara contemplarlas por sus múltiples facetas, la paradoja lasafronta, las corroe y crea unaruptura en su mismo centro. Sila metáfora falla en su intentode identificación, la paradojapone de manifiesto esta fallamisma, ahonda en ella y enella hiere hasta dislocar laspalabras y hacer que se expresen~ través de su propia destrucción. La paradoja es la aplicaciónc1irecta y sin rodeos de un principio de contradicción activa. Enello pone de manifiesto unaconstante de la existencia: el ser
. y e! no ser, el devenir, la alteración que es toda vida. No estamos ya aquí frente a un mundoeterno, separado de nuestros sentidos, de nuestros deseos, denuestras más inmediatas voliciones. La paradoja es la expresiónde una vida en ciernes ya apagada, de una presencia en el mundo que, por su origen y su fin,se reduce a contradicción. Es laexperiencia poética de la temporalidad.
Paradójicas son las afirmaciones de Heráclito (En los mismosríos nos bailamos y no nos bañamos; y jJarecidamente somos yno somos), las de Pascal (Elhombre es naturalmente crédulo,incrédulo, tímido, temerario),las de Quevedo ("Morirás". Fuera verdad entera si dijera: has1niterto y mueres), las de Kier-
LAS DOS
kegaard (La vmida de Cristo esy sigue siendo una paradoja).y si en la paradoja se fundannegaciones de tipo poético también en el arraigo y la contradicción arraigan los sistemasmetafísicos de Grecia y, másaún, la filosofía moderna desdela Fen01nenología del espírit11hasta El Ser y el tiempo.
"En los sonetos de Quevedo, enlos Sufiios, en De los remediosde cualquier fortuna, a la ruptura del lenguaje responde laruptura de la realidad que nosabre e! mundo de la contingenciay de la agonía. "Falta la vida,asiste lo vivido", dice Quevedo.y es que la experiencia humanaes experiencia de! tiempo y ésta,espera de la muerte ya presenteen una imponderable reducciónde los instantes. La paradoja surge, resquebraja e! lenguaje, nosentrega la realidad desnuda:Cn el Hoy y Mañana y Ayer juntopañales y mortaja, y he quedadopresentes sucesiones de di funto.
Sintetizados en un momento,vivir y morir, e! espíritu delhombre queda dividido por dosfuerzas contrarias que expresan, en el 'presente, su. tensión.La ley de la contradicción persigue al hombre, lo afirma y lo'niega, lo yergue en un ahora fugaz que es ya antes y después aun tiempo:y así es verdad, Inarda, cuandoescriboque yo soy y no soy, y muero yvivo.
Parece, pues, que la paradojahaya de reducirse a esta acotación del instante en e! cual' se
funden los momentos del tiempo. Pero, ¿será ésta 'su única función? Sin duda la paradoja nosabre e! mundo de la contingencia, a él nos liga y a él nos refiere. Sin duda es la paradoja unaforma de la trascendencia quenos lleva a considerar con zozobra y angustia la variable urdimbre de las cosas y del hombre. Pero esta paradoja que esnegación acarrea, en muchos casos, la noción de una trascendencia que el filósofo o el poetahabrán de explicar mediante mitos, símbolos o nuevas paradojasexpresivas' de una realidad inefable. En el extremo del racionalismo, Descartes. construye susistema de duda radical -Diosimpotente o Genio malignthen que la realidad se deshace ·enpolvo de contradicciones. Sinembargo en e! "si dudo existo",ya agustiniano, se basa la totalidad ·de su metafísica sustancial, eterna. No es menos clarala actitud de un Pascal, ya máscerca de la poesía. A la miseriadel hombre, viene a sustituirse sugrandeza. Y no tan sólo por añadidura, como algo exterior a lamiseria, sino como centro de esta miseria que es grande por miserable. Y es que "pensamientohace la grandeza del hombre".Más allá de la experiencia humana se abre el mundo inteligible..
Nadie como San Juan de laCruz ha sabido usar la paradojaen esta su segunda función. Yaen los versículos que titula Mo-.do de tener al todo es manifiestala intención trascendente de SanJuan:
UNIVERSIDAD DE MEXICO
Para venir a saberlo todo:No quieras saber algo en nada.Para venir a gustarlo todo,No quieras gustar algo en nada.Para venir a poseerlo todo,No quieras poseer algo en nada.Para venir a serlo todo,No quieras ser algo en nada.
A la contemplación místicaconviene la renuncia .que es afir..mación:Cuanto más alto llegabaDe este lance tan subido,Tanto más bajo y rendidoy abatido me hallaba;vije: No habrá quien alcancey abatíme tanto, tanto,Que fuí tan alto, tan alto,l,.2ue le dí a la caza alcance.
Así la paradoja, desniveladorade realidades y fuente de pesimismo se hace ahora instrumentode inefables afirmaciones. Y sisu negación abría antes un mundo pasajero, mudable y fugaz,esta negación misma sirve ahorapara afirmar todo aquello queno cabe en palabras definidas.La unión mística, reino del silencio, no puede expresarse sinopor negación de las palabras yde sus signiHcaciones. En suno-ser está su ser, en su callarsu hablar, en su evanescencia, suesencia. Puede decir San Juan:Entréme donde no. supe,y quedéme no sabiendo,'foda ciencia trascendiendo.
En esta doble función residela esencia de la paradoja. Expresión del no-ser, puede encauzarla e! poeta hacia la expresión ddser, de la última realidad intangible, y es ella puente entre ladifusión de! tiempo y la firmezade la eternidad. Tal es, en efecto, la paradoja de la paradoja.Pues, ¿no es paradójico y contradictorio que aquello que utilizamos para la destrucción sea elarmazón mismo de un mundo estructurado, noche oscura del sentido y, a la vez, "noche amablemás que la alborada"?
LA BIBLIOTECANACIONAL
(Viene de la pág. 19)podrá rehabilitar la BibliotecaNacional, el Estado puede hacerlo alguna. vez.
Hay, me parece, una soluciónjusta, equitativa y llevadera aeste grave problema. El Estadocompra la Biblioteca Nacional ala Universidad por una sumaconvencional, (:ligamos, de veintemillones de pesos, a pagar, pongopor caso, en diez anualidades.Con ella, la Universidad. puedeadquirir una biblioteca moderna, adecuada a sus exigencias ysin el enorme peso muerto detodas las cosas viejas; y el Estado rescata para. la Nación unbien nacional, y, Claro, se dedicaa rectificar tanto abandono ytanto latrocinio de que ha sidovíctima una institución que hadebido ser considerada por elpueblo y por el gobierno comoun tesoro.