rincón del auto r urresti en el 2016 - ipsos · el futuro del actual ministro del interior ......

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MIéRCOLES 10 DE DICIEMBRE DEL 2014 OPINIóN El Comercio abre sus páginas al intercambio de ideas y reflexiones. En este marco plural, el Diario no necesariamente coincide con las opiniones de los articulistas que las firman, aunque siempre las respeta. Urresti en el 2016 EL FUTURO DEL ACTUAL MINISTRO DEL INTERIOR - ALFREDO TORRES - Presidente ejecutivo de Ipsos Perú A un año de las inscripcio- nes para las elecciones del 2016, la encuesta de intención de voto que publicará El Co- mercio el domingo es aguardada con especial expectativa. Ipsos solo ha hecho una encuesta similar en el ámbito urbano-rural, en julio de es- te año, y sus resultados mantenían la tendencia de mediciones previas: lideraba Keiko Fujimori, seguida de Pedro Pablo Kuczynski, Alan Gar- cía, Alejandro Toledo y César Acuña. Esa encuesta incluyó como posible candidata oficialista a Ana Jara y la jefa del Gabinete recibió el respal- do de apenas el 2% de los electores. Acababa de ser nombrado Daniel Urresti como ministro del Interior y su energía y locuacidad ya habían tenido un impacto favorable en la imagen gubernamental, pero toda- vía era prematuro especular sobre su posible candidatura presidencial. El Perú, sin embargo, es el país de los ‘outsiders’ y, como su nombre ya cir- cula en la calle, toca medirlo en las encuestas. La expectativa despertada por Urresti no debería llamar la aten- ción. Gran parte del voto por el co- mandante Ollanta Humala en el 2016 fue por la esperanza de recu- perar el orden público que alentaba su trayectoria militar. La expectati- va resultó pronto frustrada ante el incremento de la delincuencia y el crimen organizado. Ahora, que la calle vocifera asustada y tiene mie- do, como dice Aldo Miyashiro, la in- surgencia de un hiperactivo y efec- tista general con vocación de sheriff lleva a la calle a sentir que, por fin, alguien hace algo para combatir la inseguridad. Si el general Urresti supera la va- lla del 5% en la encuesta de inten- ción de voto, no cabe duda de que despertará resquemores en todo el espectro político. El mediático mi- nistro del Interior tendrá que eva- luar entonces, con frialdad, tres alternativas. La primera es obvia: aspirar a ser el can- didato del oficialismo en el 2016. La segunda no ha si- do mencionada hasta aho- ra, pero es una opción real: aceptar la probable invita- ción de alguno de los 20 partidos ins- critos y convertirse en el candidato de una nueva coalición de indepen- dientes, para usar la certera expre- sión del politólogo Mauricio Zava- leta. La tercera, la más responsable: dedicarse a su cartera ministerial hasta el final de su gestión. La primera alternativa su- pone lidiar con los celos de la pareja presidencial que, como ya ha sido observado, pueden ser muy profundos. Como candidato oficialista, Urresti podría ser una buena locomotora para llevar nacionalis- tas al próximo Parlamento, pero si su resultado electoral fuese muy bueno –digamos, mayor al 15%–, habría nacido una estrella y eso es algo que a los fundadores de ese partido les costaría muchísimo tragar. La segunda alternativa –la can- didatura independiente– conlleva otros riesgos para Urresti. Pronto se haría evidente la improvisación de su lanzamiento y la falta de planes y cuadros técnicos. Sin embargo, para un sector del electorado cansado de las opciones tradicionales y angus- tiado por la inseguridad podría re- sultarle una apuesta atractiva. Ten- dría que prepararse para una guerra sin cuartel. Las sospechas sobre su participación en el asesinato del pe- riodista Hugo Bustíos en Ayacucho le saltarían a la yugular. La tercera opción luce menos seductora, pero es la que le daría mayor reconocimiento en el largo plazo: dedicarse a fondo a su res- ponsabilidad como ministro del In- terior y procurar pasar del efectismo a la efectividad en la lucha contra el crimen organizado y la delincuen- cia. Su elevada popularidad inquie- ta a políticos del gobierno y la opo- sición, pero si se decanta hacia el profesionalismo, al estilo del respe- tado ministro de Educación, Jaime Saavedra, podría impulsar una au- téntica renovación y modernización de la Policía Nacional; con lo que realmente pasaría a la historia. Todavía hay mucho pan por reba- nar y la eventual captura de Martín Belaunde Lossio, el amigo de la pa- reja presidencial, podría ser un hito en este proceso. Al mismo tiempo, no se puede descartar que el estalli- do de una mina política interrum- pa el vehemente trajinar de Urresti y lo deje fuera de la carrera electo- ral. No obstante, si el general decide entrar en política y logra sobrevi- vir en el intento, la ciudadanía y sus eventuales aliados deberían poner especial atención en sus conviccio- nes democráticas y su compromiso con las instituciones. La historia de América Latina está llena de líderes populistas y autoritarios que han llegado al poder para enquis- tarse en él. ¿CANDIDATO? Si Urresti supera el 5% en la encuesta, no cabe duda de que despertará resquemores en todo el espectro político. ILUSTRACIóN: VíCTOR AGUILAR

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Page 1: Rincón del auto R Urresti en el 2016 - Ipsos · el futuro del actual ministro del interior ... locución, pero sí el adjetivo bananero, -a como sinónimo de tercermundista. Véase

miércoles 10 de diciembre del 2014 el comercio .A25

Opinión

El Comercio abre sus páginas al intercambio de ideas y reflexiones. En este marco plural, el Diario no necesariamente coincide con las opiniones de los articulistas que las firman, aunque siempre las respeta.

Urresti en el 2016 ¡Qué miedo los taxis!

el futuro del actual ministro del interior

- ALFREDO TORRES -Presidente ejecutivo de Ipsos Perú

a un año de las inscripcio-nes para las elecciones del 2016, la encuesta de intención de voto que publicará El Co-

mercio el domingo es aguardada con especial expectativa. Ipsos solo ha hecho una encuesta similar en el ámbito urbano-rural, en julio de es-te año, y sus resultados mantenían la tendencia de mediciones previas: lideraba Keiko Fujimori, seguida de Pedro Pablo Kuczynski, Alan Gar-cía, Alejandro Toledo y César Acuña. Esa encuesta incluyó como posible candidata oficialista a Ana Jara y la jefa del Gabinete recibió el respal-do de apenas el 2% de los electores. Acababa de ser nombrado Daniel Urresti como ministro del Interior y su energía y locuacidad ya habían tenido un impacto favorable en la imagen gubernamental, pero toda-vía era prematuro especular sobre su posible candidatura presidencial. El Perú, sin embargo, es el país de los ‘outsiders’ y, como su nombre ya cir-cula en la calle, toca medirlo en las encuestas.

La expectativa despertada por Urresti no debería llamar la aten-ción. Gran parte del voto por el co-mandante Ollanta Humala en el 2016 fue por la esperanza de recu-perar el orden público que alentaba su trayectoria militar. La expectati-va resultó pronto frustrada ante el incremento de la delincuencia y el crimen organizado. Ahora, que la calle vocifera asustada y tiene mie-do, como dice Aldo Miyashiro, la in-surgencia de un hiperactivo y efec-tista general con vocación de sheriff lleva a la calle a sentir que, por fin, alguien hace algo para combatir la inseguridad.

Si el general Urresti supera la va-lla del 5% en la encuesta de inten-ción de voto, no cabe duda de que despertará resquemores en todo el espectro político. El mediático mi-nistro del Interior tendrá que eva-luar entonces, con frialdad, tres

¿ Recuerdan los años 80, en que el fantasma de la burundanga (cuyo nombre científico es escopolami-na) nos tenía al vilo cuando nos acercábamos a un taxi, pues ese

producto anula la voluntad del agraviado a tal punto que se le puede violar, robar, pedir claves de tarjetas bancarias o firmar cualquier documento, sin la mínima posi-bilidad de oponerse? Algunos la llamaban la “hierba loca”. No sé si ha pasado de moda o ha sido controlado su uso o, peor aun, los delincuentes sienten que ya no necesitan controlar a su víctima convirtiéndola en una marioneta sin voluntad, sino haciendo uso del poder delincuencial a punta de li-suras, armas y violencia física. Es probable que ello sea así, pues los mismos abusado-res son consumidores de diversas drogas que los envalentonan.

Los medios de comunicación nos mues-tran permanentemente casos de mujeres –y a veces hombres– que denuncian haber sido violados, robados, secuestrados e in-cluso –ya de modo macabro–, víctimas de la extracción de órganos que circulan en el mercado negro. Es muy posible que los ca-sos denunciados sean la punta del iceberg de la violencia que se vive en el ámbito de los taxis informales.

Prefiero enfrentarme a un ratón, rata o arañas gigantescas que subir a un taxi por-que, a pesar de la publicidad y los nombres que tienen las compañías que los regentan, no los siento seguros. Confieso que perdí a un enamorado porque la cara del taxista no me daba confianza (como si eso fuera eficaz) y no me atrevía a subir con él. Pues el resultado fue una discusión sobre la con-fianza que no me daba el enamorado. Los taxis fueron responsables de uno más de los rompimientos amorosos juveniles.

Cuando llegué a visitar a un amigo a México D.F., altoparlantes informaban a los pasajeros recién llegados que los taxis que parecían formales no lo eran y que ha-bía que llamar a compañías autorizadas. Pues bien, uno veía carros Volkswagen pintados de verde y blanco, con la tarjeta de identidad y los documentos del taxis-ta, pero esos eran los taxis piratas. Prefería caminar kilómetros donde no había “taxis formales” que subir a carros que no podía distinguir como confiables.

Ha habido en América Latina –como en Bogotá– que desarrollar alternativas para crear una red de taxis seguros. Pero la pre-gunta del millón es cómo sentirse seguros en ciudades que no lo son y donde más bien la desconfianza organiza nuestras relacio-nes sociales.

Varias compañías han visto en el caos e inseguridad de nuestras ciudades una posibilidad de desarrollar nuevas empre-sas 2.0. Es decir, uno puede llamar al taxi por su teléfono inteligente, que lo recoge-rá, mostrará el camino del auto vía GPS e incluso el pago puede realizarse por tarje-ta de crédito. Para algunos menos miedo-sos que yo, parece una alternativa segura, aunque por allí aparecen noticias de viola-ciones en los “taxis seguros”.

Para los limeños, en general, estos taxis 2.0 parecen responder a una demanda de seguridad, rapidez y confianza.

Sin embargo, en países europeos donde existen fuertes sindicatos de taxistas, las aplicaciones 2.0 de los teléfonos son con-sideradas competencia desleal. Holanda ya dictaminó la prohibición de su uso bajo multas exorbitantes. Como limeña, no sé si me subiría a un taxi europeo. No conozco las formas de violencia masculina contra las mujeres.

alternativas. La primera es obvia: aspirar a ser el can-didato del oficialismo en el 2016. La segunda no ha si-do mencionada hasta aho-ra, pero es una opción real: aceptar la probable invita-ción de alguno de los 20 partidos ins-critos y convertirse en el candidato de una nueva coalición de indepen-dientes, para usar la certera expre-sión del politólogo Mauricio Zava-leta. La tercera, la más responsable: dedicarse a su cartera ministerial hasta el final de su gestión.

La primera alternativa su-pone lidiar con los celos de la pareja presidencial que, como ya ha sido observado, pueden ser muy profundos. Como candidato oficialista, Urresti podría ser una buena

locomotora para llevar nacionalis-tas al próximo Parlamento, pero si su resultado electoral fuese muy bueno –digamos, mayor al 15%–, habría nacido una estrella y eso es algo que a los fundadores de ese partido les costaría muchísimo tragar.

La segunda alternativa –la can-didatura independiente– conlleva otros riesgos para Urresti. Pronto se haría evidente la improvisación de su lanzamiento y la falta de planes y cuadros técnicos. Sin embargo, para un sector del electorado cansado de

las opciones tradicionales y angus-tiado por la inseguridad podría re-sultarle una apuesta atractiva. Ten-dría que prepararse para una guerra sin cuartel. Las sospechas sobre su participación en el asesinato del pe-riodista Hugo Bustíos en Ayacucho le saltarían a la yugular.

La tercera opción luce menos seductora, pero es la que le daría mayor reconocimiento en el largo plazo: dedicarse a fondo a su res-ponsabilidad como ministro del In-terior y procurar pasar del efectismo a la efectividad en la lucha contra el crimen organizado y la delincuen-cia. Su elevada popularidad inquie-ta a políticos del gobierno y la opo-sición, pero si se decanta hacia el profesionalismo, al estilo del respe-tado ministro de Educación, Jaime Saavedra, podría impulsar una au-téntica renovación y modernización de la Policía Nacional; con lo que realmente pasaría a la historia.

Todavía hay mucho pan por reba-nar y la eventual captura de Martín Belaunde Lossio, el amigo de la pa-reja presidencial, podría ser un hito en este proceso. Al mismo tiempo, no se puede descartar que el estalli-do de una mina política interrum-pa el vehemente trajinar de Urresti y lo deje fuera de la carrera electo-ral. No obstante, si el general decide entrar en política y logra sobrevi-vir en el intento, la ciudadanía y sus eventuales aliados deberían poner especial atención en sus conviccio-nes democráticas y su compromiso con las instituciones. La historia de América Latina está llena de líderes

populistas y autoritarios que han llegado al poder para enquis-

tarse en él.

¿Candidato? Si Urresti supera el 5% en la

encuesta, no cabe duda de que despertará resquemores en

todo el espectro político.

Rincón del autoR

Liuba Kogan Profesora principalde la Universidad del Pacífico

Establo céntrico en Lima

el habla culta un día como hoy de...

- mARThA hiLDEbRAnDT - 1914República bananera. Banana, fruto que en el Perú llamamos plátano, dio origen a una frase despectiva (acuñada por O. Henry) muy usada durante décadas para referirse a las naciones hispanoamericanas: república bananera. Pero ni lo son ni lo eran todas. El DRAE no registra la locución, pero sí el adjetivo bananero, -a como sinónimo de tercermundista. Véase esta cita peruana de A. Bustamante en Del diablo su país (Lima 2003): “… en las repúblicas bananeras perdemos la perspectiva histórica…” (p. 201).

Con el avance de la construcción en nues-tra capital que empieza a extenderse principalmente hacia el sur, muchos es-tablecimientos que antaño estaban loca-lizados en el centro de la ciudad ahora se han retirado hacia la periferia. Allí quedan, por ejemplo, tambos, corrales para mulas

y caballos, talleres para herrar a los equi-nos, fábricas de coches o talleres para re-pararlos, etc. Por eso, nos llama la aten-ción la permanencia del establo de la calle Sandia 183. Allí se vende la leche al pie de la vaca o se conserva caliente hasta que llega al domicilio del comprador.

El año que querrían que olvidemos- CARLOS ADRiAnzén CAbRERA-

Decano de la Facultad de Economía de la UPC

e l 2014 es un año especial. Pudimos consolidar la fi-gura de una sociedad es-table y pujante. Una capaz de resistir empujones de

la economía global. Que a la prime-ra de bastos no dejaría de exportar y captar inversiones privadas. Que –aun bajo la gestión de un candidato percibido como afín al chavismo– no desaprovechaba oportunidades, ordenaba su servicio público, sus tri-butos, no manipulaba el dólar local, respetaba institucionalidades y no trababa inversiones. Pudimos haber sido esa sociedad, pero no sucedió así porque elegimos o toleramos li-derazgos descompuestos, con pro-puestas poco sólidas.

El 2014 se presenta como un tro-piezo. Un año al que se quiere borrar antes de que acabe. De hecho, no

hay interrogante periodísti-ca sobre cómo vendrían las cifras del último trimestre que no reciba como respues-ta oficial alguna visión rosa del 2015 (tal como a fines del 2013 se proyectaba el primer semestre de este año).

¿Qué pasó realmente? ¿Qué quiere el gobierno que no enfoque-mos? Tratar de responder estas in-terrogantes puede arrojar lecciones dulces y amargas. Dulces, porque nos ubicarán respecto a lo que hoy podemos hacer para mejorar. Y amargas, porque descubrirán los errores que sellan el manejo econó-mico reciente.

Hay que reconocer que el 2014 no comenzó el 1 de enero. Este año se comprende mejor en una carrera de equivocaciones iniciada a partir

del 28 de julio del 2011. Los elegidos en el 2011 no en-tendieron lo básico. Ni que el dogma de crecimiento con equidad solo significa-ba menos crecimiento y más pobres (de los que pudimos

haber tenido). Ni que casi todo de-pendía de expandir el círculo virtuo-so entre exportaciones e inversión privada. Y que para ello había que implementar con fuerza reformas institucionales de libre mercado, pero sus funcionarios repetían que todo estaba bajo control. Que solo había que flotar (los precios de ex-portación nunca irían a caer) y que frente a cualquier eventualidad (co-mo la del 2008) bastaría con com-pensar la caída de las exportaciones con gasto fiscal o créditos. Lamenta-blemente, desde que llegaron, solo

les fue bien recaudando impuestos; mientras la inversión privada y las exportaciones se comprimían si-multáneamente.

Pese a que los precios de expor-tación promedio se ubicaron por encima de los promedios recibidos, los siete puntos de menor crecimien-to con los que cerraríamos el año reflejan las innumerables trabas, la corrupción, el dólar administrado, la rigidez laboral y la deprimente ca-lidad de nuestros servicios públicos. Esto –que grafica su incapacidad de no hacer nada relevante en estos pla-nos– es lo que el gobierno no desea que enfoquemos. Y es justo el núcleo de esta conversación.

Enfrentar esto, y sobre todo no tolerarlo, puede ser el gran primer paso hacia un Perú muy, pero muy, diferente.

miRada de fondo

ilustración: víctor aguilar

Director General: FRANCISCO MIRÓ QUESADA C.

Director Periodístico: FERNANDO BERCKEMEYER OLAECHEA

Directores fundadores: Manuel Amunátegui [1839-1875] y Alejandro Villota [1839-1861]

Directores: Luis Carranza [1875-1898] -José Antonio Miró Quesada [1875-1905]

-Antonio Miró Quesada de la Guerra [1905-1935] -Aurelio Miró Quesada de la Guerra [1935-1950]

-Luis Miró Quesada de la Guerra [1935-1974] -Óscar Miró Quesada de la Guerra [1980-1981]

-Aurelio Miró Quesada Sosa [1980-1998] -Alejandro Miró Quesada Garland [1980-2011] -Alejandro Miró Quesada Cisneros [1999-2008]

-Francisco Miró Quesada Rada [2008-2013]-Fritz Du Bois Freund [2013-2014]