rhe144_es - rae163_201507

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  • 7/24/2019 RHE144_ES - RAE163_201507

    1/52Salvadme Reina

    Nmero 144

    Julio 2015

    Mensajeros de Dios

    http://-/?-http://-/?-http://-/?-http://-/?-
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    2/52

    Los padresde Mara

    E

    F r a n c i s c

    o L e c a r o s

    s una mxima incuestionable, de

    la que todos los telogos estn de

    acuerdo con el Doctor Anglico, que

    Dios nos da sus gracias de una mane-

    ra proporcionada y conforme a la ca-

    lidad y a la dignidad del estado y de

    la condicin a la que nos llama. Por

    eso al haber elegido su divina bondada San Joaqun y a Santa Ana para ser

    los padres de la que sera la Reina de

    todos los santos, la Madre del Santo

    de los santos, la Esposa del Espritu

    Santo, debemos estar persuadidos de

    que los llen de todos los dones y gra-

    cias del mismo Espritu Santo, y de

    una santidad extraordinaria.

    Queriendo el Padre de las misericor-

    dias y Dios de toda consolacin darnos

    a travs de ellos a la que, despus de su

    Hijo, es el ms excelente modelo de toda

    perfeccin, el trono ms elevado de todas

    las virtudes y el ms rico tesoro de toda

    santidad, quin puede dudar que nohaya adornado a los que deban ser el ma-

    nantial de este mar inmenso de gracias,

    de todas las virtudes y perfecciones ima-

    ginables, y en un elevadsimo nivel? [...]

    Sobresalieron en toda clase de virtu-

    des: es lo que indican sus propios nom-

    bres. El de Joaqun quiere decir: La

    preparacin del Seor, y el de Ana signi-

    fca Gracia. Pues era conveniente, dice

    San Pedro Crislogo, que la morada del

    Santo de los santos y la misma santidad,

    fuese preparada mucho tiempo antes en

    la persona misma del padre y de la madre

    de la que le deba concebir y dar a luz.

    San Juan Eudes,

    La infancia admirable de la

    Santsima Madre de Dios

    Abrazo ante la Puerta Dorada, por Alejo de VahaMuseo parroquial de Paredes de Nava (Espaa)

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    3/52

    El monte del prncipe

    de los profetas

    . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .50

    Los santos de

    cada da

    . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .48

    Historia para nios...

    Dios puede ser

    engaado?

    . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .46

    Sucedi en la Iglesia

    y en el mundo

    . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .40

    La palabra de los Pastores

    El pecado vuelve infeliz

    nuestro corazn

    . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .38

    El Reconciliador

    de la humanidad

    . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .35

    San Enrique II -

    El emperador quera

    ser monje

    . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .31

    Heraldos en el mundo

    . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .26

    Los ngeles en la vida

    de los santos

    . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .22

    Los ngeles existen?

    Cmo son?

    . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 16

    Comentario al Evangelio

    Los Doce Apstoles

    Apstoles de todos los tiempos

    . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 8

    La voz del Papa

    Reforzados

    por el Espritu Santo

    . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 6

    Hechos para una felicidad

    duradera (Editorial) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .5

    Escriben los lectores . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .4

    Ao XIII, nmero 144, Julio 2015

    Peridico de la Asociacin Cultural

    Salvadme Reina de Ftima

    SumariO

    Salvadme Reina

    Director Responsable:D. Eduardo Caballero Baza, EP

    Consejo de Redaccin:Hno. Guy de Ridder, EP, Hna. Juliane

    Campos, EP, Dic. Luis Alberto Blanco, EP,Hna. Mariana Morazzani, EP, Severiano

    Antonio de Oliveira

    Administracin:C/ Cinca, 17

    28002 MadridR.N.A., N 164.671

    Dep. Legal: M-40.836- 1999Tel. sede operativa 902 199 044

    Fax: 902 199 046

    [email protected]

    Con la Colaboracin de laAsociacin Internacional Privadade Fieles de Derecho Pontificio

    HERALDOSDELEVANGELIO

    www.heraldos.org

    Montaje:Equipo de artes grficas

    de los Heraldos del Evangelio

    Imprime:Biblos Impresores, S.L. - Madrid

    Los artculos de esta revista podrnser reproducidos, indicando su fuente y

    enviando una copia a la redaccin.El contenido de los artculos es responsabilidad

    de los respectivos autores.

    http://-/?-http://-/?-
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    4 Heraldos del EvangelioJulio 2015

    ESCRIBENLOSLECTORES

    SANTAMARAEUGENIADEJESS

    Como Religiosas de la Asun-cin, estamos agradablemente sor-prendidas de la publicacin que hi-cieron en la edicin de marzo pasa-do, acerca de la vida y obra de SantaMara Eugenia de Jess, fundadorade nuestra congregacin. Nos sen-timos muy agradecidas con la Hna.Mara Teresa Ribeiro Matos, autoradel artculo, por la investigacin ex-haustiva que realiz para dar a co-nocer a tan extraordinaria religiosade alma firme y embebida de fe,como ella la llama, que debi en-frentarse a numerosas dificultadespara cumplir definitivamente la vo-luntad del Padre, al fundar la Asun-cin con vistas a la implantacindel Reino de Cristo y la formacinde mujeres de temple capaces de

    transformar su sociedad.Esta es una oportunidad para fe-licitarles por el trabajo que llevan acabo a travs de la revista, que per-mite reconocer la obra de tantaspersonas que a lo largo de los si-glos han dado su vida al servicio deNuestro Seor y su Iglesia, manifes-tando, adems, el gran amor y res-peto que debemos a la SantsimaVirgen en todas sus advocaciones.Al agradecerles nuevamente por

    esas pginas que nos ha llenado dealegra y profunda emocin, les sa-ludamos desendoles muchas ben-diciones y xitos en todas sus activi-dades.

    M. Odessa Herrera Antil ln, RASuperiora Provincial de las

    Religiosas de la Asuncinde Centroamrica y CubaGuatemala Guatemala

    LAVIRTUDDELAASTUCIA

    Siempre leo detenidamente larevista y quera comentar el nme-

    ro de enero de este ao. Qu es-pectacular! Me gust de la portadaa la contraportada. Muy interesan-te el artculoLa virtud de la astucia,del P. Francisco Teixeira de Ara-jo, EP. Enhorabuena a todos losredactores!

    Romeu MerhejSan Carlos Brasil

    FORTALECEMIFE

    La revista Heraldos del Evange-

    lioes mi mejor regalo de cada mes.Todo lo que viene de su comuni-dad es tan hermoso! Fortalece mife cada vez que la leo. Que Dios lesbendiga.

    Margaret S. ChaoMontreal Canad

    FEENDIOS, DIVINACERTEZA

    Les pedira que fueran tan ama-bles de enviar este mensaje al res-ponsable de la redaccin del Edito-rialde la edicin del pasado mes demayo:Fe en Dios, divina certeza.

    Las revistasHeraldos del Evange-lio son muy ricas en contenidos in-formativos y doctrinarios. Sin em-bargo, me ha sorprendido el cita-doEditorialal sacar a colacin unacontroversia ya definida en el si-glo IV, en los concilios de Nicea yde Constantinopla, sobre la segun-da Persona de la Santsima Trini-

    dad, a saber:Credo niceno constantinopoli-tano: Creo en un solo Seor, Jesu-cristo, Hijo nico de Dios, nacidodel Padre antes de todos los siglos:Dios de Dios, Luz de Luz. Dios ver-dadero de Dios verdadero, engen-drado,no creado, de la misma natu-raleza del Padre.

    Por ese motivo, Jesucristo no fuecreado, como consta en elEditorial.

    Jesucristo es Dios de Dios, Luz deLuz, Dios verdadero de Dios verda-dero.

    Francisco de Assis AbroBrasilia, DF Brasil

    Nota de la Redaccin: Agradece-mos la observacin de nuestro ama-ble lector, quien demuestra apreciarla pureza de la doctrina, adems dehacer una lectura atenta y cuidado-sa de nuestros artculos. No obstan-te, parece habrsele escapado queen ningn momento el mencionadoEditorialafirma que laPersona divi-nade Jesucristo fue creada, sino su

    alma humana.Que la segunda Persona de la

    Santsima Trinidad fue engendraday no creada es una de las verdadesteolgicas bsicas que todo catlicodebe conocer, y es as como lo for-mula el Credo. Pero negar la exis-tencia de un alma humana y, porconsiguiente, creada en NuestroSeor Jesucristo significara negarla Redencin, por falta de expiacinvicaria.

    En este sentido, cabe recordarque, de acuerdo con el Concilio defeso (431), el Verbo de Dios al unirconsigo, segn hipstasis o perso-na, la carne animada de alma racio-nal, se hizo hombre de modo inefa-ble e incomprensible (Dz 250). les el mismo perfecto en la divini-dad y el mismo perfecto en la hu-manidad, Dios verdaderamente,y el mismo verdaderamente hom-

    bre de alma racional y de cuerpo(Dz 301), esclarece el Concilio deCalcedonia (451). Ahora bien, yaque toda relacin entre Dios y lacriatura es real en la criatura (Su-ma Teolgica. III, q. 2, a. 7), comoensea Santo Toms de Aquino, sesigue que la humanidad de Cris-to tiene naturaleza creada (SumaTeolgica. III, q. 2, a. 7, ad 2), paraque sea verdadero hombre.

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    SalvadmeReina

    Nmero144

    Julio2015

    Mensajerosde

    Dios

    U

    HECHOSPARAUNA

    FELICIDADDURADERA

    Julio 2015Heraldos del Evangelio 5

    Editorial

    Un ngel delPortal de SanFermn, catedralde Notre Dame,

    Amiens (Francia)

    Foto: Sergio Hollmann

    n hombre se despierta de buen humor y encima recibe muy buenasnoticias: se ha curado un ser querido, le van a dar su coche nuevo y,al llegar al trabajo, le avisan que le suben el sueldo. No obstante, po-cos das despus las cosas cambian: se levanta con jaqueca tras una

    noche de insomnio, la tarde anterior haba estrellado su nuevo vehculo dejn-dolo destrozado y no tena cobertura total de siniestros, y el aumento sala-rial fue una broma de mal gusto de sus compaeros porque, en realidad, lo ha-

    ban despedido...Si siguiramos el da a da de cada persona observaramos cmo por ella

    pasan, al mismo comps que las circunstancias favorables o desfavorables, su-cesivos estados de alegra y de tristeza. sta es la regla de vida de todo hom-bre, de toda mujer, en este valle de lgrimas: desde el momento en que Adnfue condenado por Dios, como consecuencia del pecado original, a comer elpan con el sudor de su frente (cf. Gn 3, 19), no es acaso milicia la vida delhombre sobre la tierra? (Jb 7, 1).

    Por supuesto, tristezas las hay muy grandes y muy profundas, y otras sernms pequeas y superficiales. Pero aunque experimentemos algunas alegras,incluso pasajeras, la tristeza es una parte integrante de nuestra vida, y recha-zar dicha verdad es negar la realidad del mundo en que vivimos, donde todosestamos sujetos a la alternancia entre alegras y tristezas.

    En el Cielo, sin embargo, no existe afliccin: la posesin de Dios, fuente ab-soluta de toda felicidad posible, slo permite la alegra plena, intenssima y de-finitiva... Tras haber alcanzado la meta de las metas (cf. 2 Tm 4, 7), despus deuna vida de semi-luces y semi-sombras, cmo se puede estar triste? Por eso,tambin es una caracterstica de los santos ngeles el estar siempre repletos deuna alegra sincera, profunda y comunicativa. Un ngel triste? Eso no existe!

    Infelizmente, es hacia otro tipo de ngeles donde muy a menudo el hom-bre se dirige en busca de placeres terrenos; y pactar con el demonio es bastantecomn cuando se trata de saciar la propia sed de dinero, poder o sensualidad...Ahora bien, homicida desde el principio y padre de la mentira (Jn 8, 44), Sa-

    tans no es slo enemigo jurado de Dios y de los buenos, sino tambin el paradig-ma de la infelicidad total (cf. Mt 25, 41; 8, 12). Cmo va a proporcionar felicidada los dems el que no logra ser mnimamente feliz l mismo? Por consiguiente,quien a l recurre se enreda, a cambio de algn beneficio temporal, en una espi-ral de fracasos y aflicciones que duran, con frecuencia, hasta el final de la vida.

    En esta tierra, el camino de la verdadera felicidad se encuentra, por tanto, envivir en funcin de Dios. En efecto, la fe en l y la esperanza en la vida eterna sonlas virtudes que nos animan a enfrentar las penalidades inherentes a la condicinde viajeros. De ah que la alegra participativa de la felicidad celestial, vivida enesta tierra por la fe, sea un rasgo caracterstico de los santos; por eso San Pabloexclamaba: Alegraos siempre en el Seor; os lo repito, alegraos (Flp 4, 4).

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    Reforzados

    por el Espritu Santo

    C

    6 Heraldos del EvangelioJulio 2015

    LAVOZDELPAPA

    El mundo tiene necesidad del valor, de la esperanza, de la fe

    y de la perseverancia de los discpulos de Cristo. El mundo

    necesita los frutos, los dones del Espritu Santo.

    omo el Padre me ha envia-do, as tambin os envo yo

    [...] recibid el Espritu San-to (Jn 20, 21.22), as dice

    Jess. La efusin que se dio en la tardede la Resurreccin se repite en el dade Pentecosts, reforzada por extraor-dinarias manifestaciones exteriores.

    La tarde de Pascua Jess se apa-rece a sus discpulos y sopla sobreellos su Espritu (cf. Jn 20, 22); en lamaana de Pentecosts la efusin seproduce de manera fragorosa, comoun viento que se abate impetuoso so-bre la casa e irrumpe en las mentesy en los corazones de los Apstoles.En consecuencia reciben una ener-ga tal que los empuja a anunciar endiversos idiomas el evento de la resu-rreccin de Cristo: Se llenaron to-dos de Espritu Santo y empezaron ahablar en otras lenguas (Hch 2, 4).

    Junto a ellos estaba Mara, la Ma-dre de Jess, la primera discpula,y all Madre de la Iglesia naciente.

    Con su paz, con su sonrisa, con sumaternidad, acompaaba el gozo dela joven Esposa, la Iglesia de Jess.

    La Palabra de Dios, hoy de modoespecial, nos dice que el Espritu ac-ta, en las personas y en las comuni-dades que estn colmadas de l, lashace capaces de recibir a Dios, Ca-pax Dei, dicen los Santos Padres.Y qu es lo que hace el EsprituSanto mediante esta nueva capaci-

    dad que nos da? Gua hasta la ver-dad plena (cf. Jn 16, 13), renueva la

    tierra (cf. Sal 103/104) y da sus fru-tos (cf. Ga 5, 22-23). Gua, renueva yfructifica.

    La expresin extremadel amor de Dios

    En el Evangelio, Jess promete asus discpulos que, cuando l hayaregresado al Padre, vendr el Espri-tu Santo que los guiar hasta la ver-dad plena (Jn 16, 13). Lo llama preci-samente Espritu de la verdad y lesexplica que su accin ser la de intro-ducirles cada vez ms en la compren-sin de aquello que l, el Mesas, hadicho y hecho, de modo particular desu muerte y de su Resurreccin.

    A los Apstoles, incapaces de so-portar el escndalo de la Pasin desu Maestro, el Espritu les dar unanueva clave de lectura para intro-ducirles en la verdad y en la belle-za del evento de la salvacin. Estos

    hombres, antes asustados y paraliza-dos, encerrados en el cenculo pa-ra evitar las consecuencias del vier-nes santo, ya no se avergonzarn deser discpulos de Cristo, ya no tem-blarn ante los tribunales humanos.

    Gracias al Espritu Santo del cualestn llenos, ellos comprenden to-da la verdad, esto es: que la Muertede Jess no es su derrota, sino la ex-presin extrema del amor de Dios.

    Amor que en la Resurreccin vence ala muerte y exalta a Jess como el Vi-

    viente, el Seor, el Redentor del hom-bre, el Seor de la Historia y del mun-do. Y esta realidad, de la cual ellosson testigos, se convierte en BuenaNoticia que se debe anunciar a todos.

    Vivir la libertad de los hijosen armona con toda la Creacin

    El Espritu Santo renueva gua yrenueva renueva la tierra. El Salmodice: Envas tu espritu [...] y repue-blas la faz tierra (Sal 103/104, 30). Elrelato de los Hechos de los Apstolessobre el nacimiento de la Iglesia en-cuentra una correspondencia signifi-cativa en este salmo, que es una granalabanza a Dios Creador.

    El Espritu Santo que Cristo hamandado de junto al Padre, y el Es-pritu Creador que ha dado vida acada cosa, son uno y el mismo. Poreso, el respeto de la Creacin es unaexigencia de nuestra fe: el jardn

    en el cual vivimos no se nos ha con-fiado para que abusemos de l, sinopara que lo cultivemos y lo custodie-mos con respeto (cf. Gn 2, 15).

    Pero esto es posible solamente siAdn el hombre formado con tie-rra se deja a su vez renovar porel Espritu Santo, si se deja refor-mar por el Padre segn el modelo deCristo, nuevo Adn. Entonces s, re-novados por el Espritu, podemos vi-

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    Julio 2015Heraldos del Evangelio 7

    Todos los derechos sobre los documentos pontificios quedan reservados a la Librera Editrice Vaticana.

    La versin original de los documentos reproducidos en esta seccin se puede consultar en www.vatican.va

    vir la libertad de los hijos en armo-na con toda la Creacin y en cadacriatura podemos reconocer un re-flejo de la gloria del Creador, co-mo afirma otro salmo: Seor, Diosnuestro, que admirable es tu nom-

    bre en toda la tierra! (Sal 8, 2.10).Gua, renueva y da, da fruto.

    El mundo necesita los donesdel Espritu Santo

    En la Carta a los Glatas, San Pa-blo quiere mostrar cual es el fruto

    que se manifiesta en la vida de aque-llos que caminan segn el Espritu(cf. 5, 22).

    Por un lado est la carne, acom-paada por sus vicios que el Apstolnombra, y que son las obras del hom-

    bre egosta, cerrado a la accin de lagracia de Dios. En cambio, en el hom-bre que con fe deja que el Espritu deDios irrumpa en l, florecen los donesdivinos, resumidos en las nueve virtu-des gozosas que Pablo llama frutodel Espritu. De aqu la llamada, re-

    petida al inicio y en la conclusin, co-mo un programa de vida: Caminadsegn el Espritu (Ga 5, 16.25).

    El mundo tiene necesidad de hom-bres y mujeres no cerrados, sino llenosde Espritu Santo. El estar cerrados al

    Espritu Santo no es solamente faltade libertad, sino tambin pecado.Existen muchos modos de cerrar-

    se al Espritu Santo: en el egosmodel propio inters, en el legalismo r-gido como la actitud de los docto-res de la ley que Jess llama hipcri-tas, en la falta de memoria de todoaquello que Jess ha enseado, en elvivir la vida cristiana no como servi-cio sino como inters personal, entreotras cosas.

    En cambio, el mundo tiene nece-sidad del valor, de la esperanza, dela fe y de la perseverancia de los dis-cpulos de Cristo. El mundo necesitalos frutos, los dones del Espritu San-to, como enumera San Pablo: amor,alegra, paz, paciencia, afabilidad,bondad, lealtad, modestia, dominiode s (Ga 5, 22).

    El don del Espritu Santo ha sidodado en abundancia a la Iglesia y a ca-da uno de nosotros, para que podamosvivir con fe genuina y caridad operan-te, para que podamos difundir la semi-lla de la reconciliacin y de la paz.

    Reforzados por el Espritu Santoque gua, nos gua a la verdad, quenos renueva a nosotros y a toda la tie-rra, y que nos da los frutos reforza-dos en el espritu y por estos mltiplesdones, llegamos a ser capaces de lu-char, sin concesin alguna, contra elpecado, de luchar, sin concesin algu-

    na, contra la corrupcin que, da trasda, se extiende cada vez ms en elmundo, y de dedicarnos con pacienteperseverancia a las obras de la justiciay de la paz.

    Homila en la Solemnidad dePentecosts, 24/5/2015

    Misa de la Solemnidad de Pentecosts en la Baslica de San Pedro, 24/5/2015

    El mundo tiene necesidad de hombres y mujeres no cerrados,sino llenos de Espritu Santo

    GustavoKralj

  • 7/24/2019 RHE144_ES - RAE163_201507

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    8 Heraldos del EvangelioJulio 2015

    En aquel tiempo, Jess 7 lla-

    m a los Doce y los fue en-viando de dos en dos, dn-doles autoridad sobre losespritus inmundos. 8 Lesencarg que llevaran parael camino un bastn y na-da ms, pero ni pan, ni al-

    forja, ni dinero suelto en la

    faja;

    9

    que llevasen sanda-lias, pero no una tnica derepuesto. 10Y deca: Que-daos en la casa donde en-tris, hasta que os vayisde aquel sitio. 11Y si un lu-gar no os recibe ni os escu-

    cha, al marcharos sacudos

    el polvo de los pies, en tes-timonio contra ellos.12 Ellos salieron a predicar laconversin, 13 echaban mu-chos demonios, ungan conaceite a muchos enfermos ylos curaban (Mc 6, 7-13).

    Los apstoles Simn, Felipe, Mateo, Toms, Santiago el menor y PabloPrtico del Salvador, catedral de Notre Dame, Amiens (Francia)

    a EVANGELIOA

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    Julio 2015Heraldos del Evangelio 9

    Preguntarsecul hubiera

    sido la ocasiideal paraque el Seor

    obrara laRedencin,significarapurodiletantismo

    Los Doce Apstoles

    Apstoles de todos los tiempos

    COMENTARIOALEVANGELIO XV DOMINGODELTIEMPOORDINARIO

    La ms alta vocacin que los siglos han conocido fue laconcedida por el Seor a los Doce Apstoles: llevar las

    primeras semillas del Evangelio hasta los confines de la

    tierra. La Santa Iglesia contina esa noble misin y una

    parte de sta le corresponde a todos los bautizados.

    I LOSAPSTOLESYLADIFUSINDELABONDADCRISTIANA

    Un criterio infalible de anlisis teolgicoes este: lo que Dios hace, es lo mejor que po-da haber sido hecho. Preguntarse, por ejem-plo, cul hubiera sido la ocasin ideal para queNuestro Seor Jesucristo obrara la Redencin,significara puro diletantismo de espritu. Enrealidad, sabemos,a priori,quesi Dios promo-vi la Encarnacin del Verbo en determinada

    poca histrica lo hizo as porque se era el mo-mento cspide y no haba otro mejor.1A partirde aqu, el estudioso buscar las altsimas razo-nes del proceder divino, como medio de profun-dizar en el conocimiento y en el amor al Crea-dor. Meditemos sobre algunos de esos motivos.

    Antes de la Redencin la humanidadviva en las tinieblas

    Por las narraciones histricas queda claroque antes de que Dios se encarnara, en la ple-

    nitud de los tiempos (Ga 4, 4), la humanidadtodava no tena nocin de la verdadera bondady se encontraba en el auge de la degradacin.Los hombres se trataban con una ferocidad su-perior a la de las mismas fieras: sus relacionesse constituan de una catarata de desprecios, deultrajes y de violencias que asombran. Los sier-vos, considerados una cosa, eran sometidos atanta brutalidad por sus dueos que stos inclu-so llegaban a obligarlos a experimentar ciertos

    venenos para comprobar sus efectos mortales.Pero no slo los esclavos, sino tambin los hijoseran objeto de un trato inhumano. En el Impe-rio Romano, si un nio naca con algn defec-to, su padre tena el derecho de abandonarlo enmitad del bosque para que los animales salvajeslo devoraran. Hasta la mujer era, en todas las ci-vilizaciones antiguas, cruelmente relegada.

    En contraste con semejante horror, nace Je-ss la Bondad en esencia y empiezan a pro-ducirse maravillas, hasta el punto de que, des-

    Mons. Joo Scognamiglio Cl Dias, EP

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    10 Heraldos del EvangelioJulio 2015

    Antes deque Dios seencarnara loshombres setrataban conuna ferocidad

    superior a lade las mismasfieras

    de entonces, surge una nueva humanidad. Serealiza, por fin, lo que pide el Salmo de este de-cimoquinto domingo del Tiempo Ordinario:Mustranos, Seor, tu misericordia y danos tusalvacin (Sal 84, 8).

    La liturgia de hoy recuerda la bondad que

    Cristo trajo, porque en funcin de ella son en-viados en misin los Apstoles, quienes debe-ran comenzar a transformar aquella barbariedel mundo antiguo, inmerso en las tinieblas, enuna civilizacin fundada en los principios evan-glicos. Y saliendo a hacer el bien sin exigir re-tribucin algo completamente indito hastaentonces, llevaran a los pueblos a entenderqu es la verdadera bondad.

    Las recomendaciones que el divino Maes-tro hace a los Apstoles se aplican a los discpu-los de todos los tiempos y en ellas encontrare-

    mos importantes enseanzas para nuestra tareaevangelizadora en el siglo XXI.

    Una eleccin gratuita

    En aquel tiempo, Jess 7allam a los Doce...Los Apstoles vendrn a constituir la poste-

    ridad de Nuestro Seor Jesucristo y darn con-tinuidad a su obra en la tierra al ascender l alCielo. Ahora bien, para una misin de tal enver-gadura, el Seor podra haber convocado a qui-nientos o a mil hombres, pues tiene la capaci-dad de reclutar a cuantos quisiera. Sin embargo,hizo hincapi en elegir solamente a doce. Y en-tre stos, quin era doctor de la Ley? Quinera un importante rabino o un estudioso de lasEscrituras, conocedor de la historia de los gran-des hroes del Antiguo Testamento? Ninguno!Jess prefiri a pecadores y cobradores de im-puestos. En cierto aspecto, lo que haba de ms

    humilde en aquella sociedad. Qu distintos sonlos criterios de Dios y los de los hombres!

    A lo largo de la Historia de la salvacin el Se-or fue escogiendo a sus profetas de cualquierclase social y ambiente; les transmita un mensa-je que no haba de interpretarse como algo per-

    sonal, privado o de cuenta propia (cf. 2 P 1, 20),sino procedente del l mismo, Dios. Es lo quenos narra la primera lectura (Am 7, 12-15) de es-te domingo acerca del profeta Ams. Oriundode Tcoa, localidad de Jud, en el reino del Sur,fue llamado por Dios cuando estaba en el cam-po, pastoreando, y enviado a profetizar las cats-trofes que se iban amontonando sobre el reinode Israel, el del Norte, a causa de los numerosospecados cometidos en l. Ahora bien, Amasas,sacerdote de Betel, principal santuario idoltri-co de aquel reino, incmodo con las palabras de

    Ams y temeroso de que su presencia llegara acomprometer los abundantes ingresos que logra-ba con su oficio de falso sacerdote, le intim aque regresara a Jud, donde podra predicar losvaticinios de los horribles acontecimientos futu-ros y ganarse la vida engaando a los crdulos.

    Al verse tratado como fingido vidente, Amsle respondi con valor: Yo no soy profeta ni hi-jo de profeta. Yo era un pastor y cultivador desicomoros. Pero el Seor me arranc de mi re-bao y me dijo: Ve, profetiza a mi pueblo Is-rael (Am 7, 14-15). Es decir, no era un profetade profesin, al servicio de regias veleidades, niformaba parte de ninguna escuela proftica, si-no que realmente haba sido suscitado por Diospara una determinada misin.

    De hecho, el nacimiento de las asociacio-nes de los llamados hijos o comunidad delos profetas se remontaba a la poca de Elas

    Apolo y Artemisa dan muerte a 14 hijos de Nobe (detalle de un sarcfago del siglo II)Gliptoteca de Mnich (Alemania)

    BibiSaint-Pol(PD)

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    Julio 2015Heraldos del Evangelio 11

    A lo largo dela Historia dela salvacinel Seor fueescogiendo a

    sus profetas

    de cualquierclase socialy ambiente

    y Eliseo (cf. 2 R 2, 3). Ini-cialmente su objetivo era vi-vir segn las enseanzas dedichos varones de Dios, pe-ro con el tiempo se desvia-ron del camino y muchos

    ambiciosos se alistaban enellas con el mero propsitode garantizarse su sustento.Por otra parte, al igual queJerobon, el primero quegobern el reino del Nor-te, que contrat a hombresque no pertenecan a la tri-bu de Lev para que ejercie-ran el sacerdocio junto a losdioses que l mismo habafabricado (cf. 1 R 12, 31-32;

    2 Cro 11, 15; 13, 9), tampo-co faltaron reyes que dieranodo a falsos profetas, cuyosaugurios satisfacan sus ca-prichos, como nos lo mues-tran numerosos pasajes dela Sagrada Escritura.2

    Jess, no obstante, sin to-mar en cuenta criterios hu-manos, eligi a sus profetas con el ttulo deApstoles y los llam a predicar el Evangelio.

    Ahora bien, hemos de compenetrarnos de quetambin nosotros somos apstoles. S, porque laobligacin de evangelizar no se aplica nicamentea los sacerdotes y religiosos, sino a todos los bau-tizados, incluso a los que constituyen una familia,cada uno en su ambiente. Debemos llevar hastalas ltimas consecuencias ese sacramento por elcual hemos sido indeleblemente marcados e in-cluidos en la Iglesia. Pertenecemos a Cristo y ne-cesitamos empearnos en hacer discpulos suyosa los que se relacionan con nosotros. Que nuestravida cristiana, nuestro comportamiento basado

    en la prctica de la virtud y en la piedad, sirvan demodelo y estmulo para los dems, de modo queno perdamos una sola oportunidad de transmitira diario la Buena Nueva.

    La gran importancia del apoyo colateral7b... y los fue enviando de dos en dos,...

    Resulta muy interesante ver cmo la Iglesia,ya desde el comienzo de su actividad evangeliza-dora, ha enviado siempre de dos en dos, nun-ca uno solo. Este principio se repite varias veces

    en las Escrituras. CuandoDios cre a Adn, dijo: Noes bueno que el hombre es-t solo; voy a hacerle a al-guien como l, que le ayude(Gn 2, 18), pues era conve-

    niente que Adn tuviera otracriatura que lo completara.Cuando la Santsima Vir-

    gen y Santa Isabel fueron de-signadas por la Providenciapara ser protagonistas de unacontecimiento extraordina-rio una sera la madre delMesas y la otra la madre delPrecursor, la comunica-cin entre ellas poda habersucedido de varias maneras.

    Mara podra haber enviadoun mensaje a su prima o bus-car a alguien que la ayudase.No, Ella misma quiso estarcon Isabel y servirla duran-te el perodo ms crtico dela gestacin, porque las dosnecesitaban encontrarse pa-ra apoyarse mutuamente

    (cf. Lc 1, 39-56). Tambin el Espritu Santo porla voz del Eclesiasts nos lo recuerda: Vae so-li, ay del que est solo! (cf. Ecl 4, 10); y en unpasaje del Evangelio el Seor dice: donde doso tres estn reunidos en mi nombre, all estoy yoen medio de ellos (Mt 18, 20).

    Tal norma, cuyo origen se remonta a los ini-cios de la Iglesia, ha guiado al apostolado a lolargo de los tiempos y hoy da todava se apli-ca. Por qu? La criatura humana lleva dentrode s el instinto de sociabilidad, el ms perfec-to de todos los instintos. Necesita relacionarsey el salir en parejas proporciona un apoyo psi-colgico y una proteccin recproca indispensa-

    ble, ya que no siempre los dos tendrn igual dis-posicin ante las dificultades o las tentaciones.Cuando uno se halle en la consolacin susten-tar al otro y viceversa, puesto que es difcil quelos dos se encuentren en la aridez, y aun ocu-rriendo esto, ambos se auxiliarn.

    San Agustn,3en el siglo V cuando hombresy mujeres vestan tnicas hasta los pies, esta-bleci en las reglas de su Orden que un sacerdo-te nunca deba salir solo, sino que tena que irsiempre acompaado. Al regreso, el superior de

    El profeta Ams, por AleijadinhoSantuario del Buen Jess de Matosinhos,

    Congonhas do Campo (Brasil)

    VictorToniolo

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    12 Heraldos del EvangelioJulio 2015

    Maraquiso estarcon Isabely servirladurante elperodo ms

    crtico de lagestacin.Por qu?

    la casa oa individualmente a ambos parasaber cmo haba sido el comportamientode cada uno durante el camino, incluso enmateria de moralidad. Y si despus era ne-cesario, seran amonestados. sa era la ri-gidez del santo obispo de Hipona, porque

    l mismo haba pasado por debilidades an-tes de su conversin y conoca muy bien elcuidado que haba que tomar.

    En la actualidad, en un mundo cada vezms alejado de los dictmenes de la mo-ral cristiana, es de primordial importanciaque los apstoles acten al menos en pare-ja. Por eso en los Heraldos del Evangeliohay una regla en su Ordo de Costumbresaprobado por la Santa Sede que nin-guno de sus miembros puede salir solo. Esuna norma evanglica.

    El poder de la Iglesia sobre los demonios7c... dndoles autoridad sobre los es-pritus inmundos.

    Uno de los ms terribles ataques experimen-tados por los que van a ejercer el apostolado esprecisamente la accin del demonio, por la cualsin el poder del Seor seran tragados. Poder s-te que l confiere a los Apstoles en primer lu-gar, dado que expulsar a los espritus inmundoses de capital importancia para que el Evangeliopueda ser asimilado con ms facilidad.

    El dominio sobre los espritus impuros no seejerce a ttulo personal, en nombre propio, por-que a la fuerza humana ellos le responden concarcajadas. La nica cosa que saca a esos entesinmundos del refugio que encuentran en unapersona es un nombre ms fuerte an: Jesucris-to. Es l quien da a los Doce el poder sobre losdemonios, infligindoles una tremenda humilla-cin al ser expulsados por una criatura inferiora ellos en naturaleza. Como legtimos sucesores

    de los Apstoles, los obispos, as como los exor-cistas oficiales nombrados por ellos el prela-do tiene obligacin de designar al menos unopara su dicesis, gozan de ese mismo poderexorcista.

    Todo ello apunta tambin hacia una de las ca-ractersticas de los apstoles de nuestros das:evangelizar y tener autoridad contra las fuerzasdel mal, en el fondo, proviene de nuestra unincon Jess, en cuyo nombre actuamos. Es lo quenos dice San Beda al comentar este pasaje: El

    Seor obra con su propio poder en todo lo que ha-ce, en tanto que sus discpulos, si hacen algo, esconfesando su debilidad y el poder del Seor.4Dicha capacidad slo se logra vigilando y orando,en la constante prctica de los Mandamientos, esdecir, buscando recorrer las vas de la santidad.

    El peligro de confundir los medios con el fin8 Les encarg que llevaran para el cami-no un bastn y nada ms, pero ni pan,ni alforja, ni dinero suelto en la faja;9 que llevasen sandalias, pero no una t-nica de repuesto.

    El Seor les dijo a los Apstoles que fue-ran a predicar sin llevar nada, salvo un bastn,pues haba que andar por caminos difciles y aveces surga la necesidad de luchar contra al-gn animal, como hizo David mientras pasto-

    reaba y tuvo que enfrentar a un len y a un oso(cf. 1 S 17, 34-36). En cuanto a lo dems, slo loque tenan en el cuerpo, ni segunda tnica nicosa alguna como provisin... ni siquiera pan!Por qu?

    Si portaran algo ms consigo podra nacer enellos un apego por ese objeto y transformarse, enpoco tiempo, en un deseo de atesorar bienes te-rrenos. El no llevar nada consigo significaba po-nerse enteramente en las manos de la Providen-cia Divina, en quien deban confiar sin reservas.

    La visita de la Virgen Mara a Santa Isabel, por DomenicoGhirlandaio - Museo del Louvre, Pars

    SergioHollmann

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    Julio 2015Heraldos del Evangelio 13

    El dominio

    sobre losespritusimpuros no seejerce a ttulo

    personal,en nombre

    propio, porqu

    a la fuerzahumana ellosle respondencon carcajada

    Cumpliendo la orden del Maestro no habran detemer nada: l, por la gracia, incentivara a lagente a recibirlos bien y a ayudarlos. Hasta esollegaba el cuidado de Jess por los Doce!

    As quiso Dios comenzar su Iglesia, sin usarningn medio fabuloso, a fin de evitar que los

    Apstoles se apegasen al dinero, al poder o a lainfluencia, basando en stos su fuerza. Porque,como hemos dicho, la esencia del apostolado noest en poseer medios materiales, sino en tenerel encargo para ejercerlo. La autoridad sobrelos espritus inmundos sera su gran riqueza, yesto slo es posible con el desprendimiento detodo lo que existe de concreto y palpable.

    Se debe aplicar esta enseanza del Seortambin en los das actuales? Qu significadotiene para nosotros? En primer lugar, es una exi-gencia que hace a respecto de la conduccin que

    ha de llevar el apostolado: tener una confianzaplena con relacin a la gracia y a la asistencia delEspritu Santo. Si Dios cuida de los pjaros delcielo y de los lirios del campo (cf. Mt 6, 25-30),cmo no iba a amparar a quien est predican-do en su nombre? El apstol no ser abandona-do jams.

    Al mismo tiempo, Jess nos est diciendoque en nuestras labores evangelizadoras es in-dispensable precaverse para no confundir losmedios materiales con los sobrenaturales. Sin

    despreciar aquellos, debemos tener cuidado deno transformarlos en fin. La salud, por ejem-plo, es un gran medio para poder evangelizar,no obstante, es fcil hacer de ella el centro denuestros intereses.

    Tenemos que estar libres de todo y cualquier

    apego, freno o preocupacin que nos impidahacer apostolado con eficacia y de dar a la pala-bra que va a ser predicada la merecida atencin.Acordmonos de este precepto cuando sinta-mos pesada la vida espiritual, porque la causapuede radicar en que nos veamos propensos aalguna cosa del mundo.

    Todo apstol es un representante del Seor10Y deca: Quedaos en la casa dondeentris, hasta que os vayis de aquel si-tio. 11Y si un lugar no os recibe ni os es-cucha, al marcharos sacudos el polvo delos pies, en testimonio contra ellos.

    Cul es el motivo de que el Seor les orde-ne a los Apstoles que no cambien de residen-cia durante sus misiones? En el transcurso destas pasaran por las ms variadas situaciones.Quiz encontrndose hospedados en una casapobre, lograsen un xito tal que un vecino mu-cho ms rico los invitara a alojarse en su confor-table hogar. Si aceptaban, se estaran guiando

    Jess expulsa al demonio del mudo - Biblioteca del Monasterio de Yuso, San Milln de la Cogolla (Espaa)San Benito exorciza a uno de sus monjes - Baslica de San Miniato al Monte, Florencia (Italia)

    HugoGrados

    FranciscoLecaros

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    14 Heraldos del EvangelioJulio 2015

    Si Dios cuidade los pjarosdel cielo yde los liriosdel campo,cmo no ibaa amparar

    a quien estpredicando ensu nombre?

    por criterios humanosy, como dice San JuanCrisstomo, podra re-caer sobre ellos la famade glotones y amigos depasarlo bien.5 No! Por

    expreso deseo del divinoMaestro, el apstol ten-dra que quedarse don-de fuera recibido hastaconcluir su misin en laciudad, por tratarse dela casa que la Providen-cia le haba dado. De es-ta forma, dejaban claroa quienes los albergabaque slo por su salva-cin haban venido. [...] Es que no quera el Se-

    or que sus apstoles brillaran slo por sus mi-lagros, no; antes que por stos haban de brillarpor su virtud.6

    De la misma manera, cuando tuvieran la ne-cesidad de hospedarse en algn sitio y no losacogieran ni quisieran escucharlos, Jess no lesrecomienda que insistan, sino que hagan un ac-to de confianza en la Providencia y se sacudanel polvo de los pies. Era una aptitud que los via-jeros de los antiguos tiempos tomaban, en sealde reprobacin, cuando los maltrataban en unapoblacin. Para los Apstoles se tratara de unacto simblico con un sentido de maldicin, enrepuesta a quien rechazara la Buena Nueva.

    No sin razn en las narraciones de San Ma-teo y de San Lucas, relativas a ese mismo epi-sodio, Jess promete que, el da del Juicio, losque recusaran la predicacin apostlica sernjuzgados con ms rigor que las ciudades peca-doras de Sodoma y Gomorra (cf. Mt 10, 15;Lc 10, 12). Esto nos muestra claramente la se-riedad del oficio de evangelizar en cualquierpoca histrica, porque el apstol es un heraldo

    de Cristo y acta en su nombre, como l mis-mo lo afirma tajantemente en el Evangelio deSan Lucas: Quien a vosotros escucha, a m meescucha; quien a vosotros rechaza, a m me re-chaza; y quien me rechaza a m, rechaza al queme ha enviado (10, 16). Qu responsabilidadtan grande!

    La terrible enfermedad del pecado12 Ellos salieron a predicar la conversin,13 echaban muchos demonios, ungan

    con aceite a muchos enfermos y los cu-

    raban.

    Habiendo salido los Apstoles en misin,el Evangelio nos refiere con pocas palabras lasprincipales acciones que realizaban al invitar ala conversin, que constituyen para cada uno denosotros una obligacin.

    Ellos echaban muchos demonios. Noso-tros, aun cuando no somos exorcistas, somosimpelidos a echar demonios por nuestra simplepresencia, siempre que tengamos vida de ora-cin y santidad, proveniente del cumplimientode los Mandamientos y de la frecuencia a los sa-cramentos.

    Finalmente, los Apstoles ungan con acei-te a muchos enfermos y los curaban. Es unaprimera referencia al sacramento de la Uncinde los Enfermos.7 Ahora bien, nosotros tam-bin podemos curar a los dolientes? Por todoeste mundo nuestro existe una enfermedad te-rrible, una autntica epidemia, mucho peor queel cncer o la lepra, llamada pecado. Cuandoexhortamos exitosamente a la gente a que se

    enmiende, que cambie de vida y abrace la re-ligin, ocurre un milagro ms extraordinarioque el de curar una dolencia fsica. S, cuandoalguien por el Bautismo o por la Confesin saledel estado de odio a Dios y de rechazo a l enel que se encontraba, y es introducido en la ma-ravillosa vida sobrenatural, se opera un cambiosuperior al ocurrido en la curacin de cualquierenfermedad, porque muy por encima de nues-tra miserable naturaleza humana est la altsi-ma vida divina.

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    Julio 2015Heraldos del Evangelio 15

    Fundadala IglesiaCatlica

    ApostlicaRomana, lecorresponde aella inculcar

    y difundir

    la verdaderabondad enmedio de la

    humanidadpagana

    II LAFUERZADELAPSTOLVIENESLODELSEOR

    Fundada la Iglesia Catlica Apostlica Ro-mana, Esposa mstica de Cristo, le correspondea ella inculcar y difundir la verdadera bondaden medio de la humanidad pagana, haciendosurgir de su seno a incontables almas santas querelucieron en los primeros tiempos del cristia-nismo y hasta hoy iluminan nuestro camino enla misin de evangelizadores.

    Entre ellas sobresale la figura impar deSan Pablo, Apstol de Cristo por excelencia,que en la segunda lectura (Ef 1, 3-14) de es-te domingo, como en todos sus escritos, nostransmite con fogosidad una extraordinariavisin a respecto del divino Maestro: [Dios]nos ha destinado por medio de Jesucristo, se-gn el beneplcito de su voluntad, a ser sus hi-jos, para alabanza de la gloria de su gracia,que tan generosamente nos ha concedido enel Amado. En l, por su sangre, tenemos laredencin, el perdn de los pecados, confor-me a la riqueza de la gracia que en su sabidu-

    ra y prudencia ha derrochado sobre nosotros(Ef 1, 5-8).

    En su infinita sabidura, Dios quiso darnosla gracia a travs de Jess. Nos convertimos enhijos de Dios, pues lo somos! (1 Jn 3, 1), por-que la segunda Persona de la Santsima Trini-dad se encarn por amor a nosotros y por susangre hemos sido liberados de la esclavituddel pecado. Como cristianos hemos sido elegi-dos por el Padre en funcin del divino Reden-tor. Todo en nosotros depende de Jess, por-que sin l estaramos no slo con las puertasdel Cielo cerradas, sino sin posibilidad algunade adquirir cualquier mrito a los ojos de Dios.Ni siquiera somos capaces de hacer la seal dela cruz con mrito sobrenatural sin estar uni-dos a l y es en l donde encontramos toda lafortaleza.

    Por consiguiente, debemos serle muy agra-decidos, ponindolo constantemente en elcentro de nuestras atenciones, cuando somosllamados al apostolado en las mil y una cir-cunstancias de la vida, convencidos de que to-da autoridad y capacidad de hacer el bien pro-viene de Cristo. Vivamos de esa fe y no nos

    faltar nada para continuar la obra de los Do-ce Apstoles.

    1Cf. SANTO TOMS DE AQUI-NO. Suma Teolgica. III, q. 35,a. 8.

    2Vase, por ejemplo: 1 R 18, 19;22, 6-27; 2 R 3, 13; Jr 20, 6;23, 9-40; 29, 8-9.21-23; Mi 3, 5-12.

    3Cf. SAN AGUSTN. Prceptum,IV, 2. In: Obras. Madrid: BAC,1995, v. XL, p. 570.

    4SAN BEDA.In Marci EvangeliumExpositio. L. II, c. 6: ML 92, 186.

    5SAN JUAN CRISSTOMO. Ho-mila XXXII, n. 5. In: Obras.

    Homilas sobre el Evangelio deSan Mateo (1-45). 2. ed. Madrid:BAC, 2007, v. I, p. 646.

    6dem, p. 648.7Cf. TUYA, OP, Manuel de.Biblia

    Comentada. Evangelios. Madrid:BAC, 1964, v. V, pp. 672-673.

    Jess con los Doce Apstoles - Iglesia de San Agustn, Pars

    Jebulon(CC-0)

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    L

    Los n

    16 Heraldos del EvangelioJulio 2015

    Un reciente libro didctico

    publicado por los Heraldos

    del Evangelio nos introduce

    en el conocimiento de

    una de las ms hermosas

    obras de Dios: el mundo

    anglico.

    a creencia en la existen-cia de los ngeles se fun-damenta en la SagradaEscritura. En efecto, es

    frecuente encontrar pasajes de laBiblia que mencionan a los nge-les. Nos gustara recordar algunosde esos versculos ms significativospara ilustrar la veracidad de la exis-tencia del mundo anglico.

    Uno de los primeros es la narra-cin de la expulsin de Adn y Evadel Paraso, donde Dios puso que-

    Fotos:SergioHollman

    n/FranciscoLecaros

    ngel turiferario - Catedral de Amiens (Francia); Sacrificio de Isaac, porIgnacio de Iriarte - Museo San Telmo, San Sebastin (Espaa); Aparicin delngel a Geden, por Francesco Fontebasso - Museo Diocesano Tridentino,Trento (Italia); y El sueo de Jacob, Cartuja de San Martn, Npoles (Italia)

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    eles existen? Cmo son?

    Julio 2015Heraldos del Evangelio 17

    guerrero. Cuando Geden recono-ci que se trataba del ngel del Se-or, dijo: Ay, Seor mo, Seor,que he visto cara a cara al ngel delSeor (Jz 6, 12.22). Esta lamenta-cin se debe al hecho de que existala creencia de que la visin de un n-gel significaba la muerte de la perso-na que la tena.

    A veces, el pueblo elegido carecano de proteccin, sino de punicinpor sus vicios. Y eran los ngeleslos encargados por Dios de castigaral pueblo. Cuando el rey David, porvanagloria, orden hacer un cen-so, atrajo sobre el pueblo el castigodel Seor: Dios lo desaprob y cas-tig a Israel. Dios envi despus unngel a Jerusaln para asolarla; pe-ro, cuando estaba asolndola, el Se-or lo vio, se arrepinti del castigoy dijo al ngel exterminador: Bas-ta ya! Retira tu mano!. El ngel es-taba junto a la era de Ornn, el jebu-seo. David alz los ojos y vio al ngel

    plaba, y el fuego no les toc en ab-soluto, ni les hizo dao ni les causmolestias (Dn 3, 49-50). E igual-mente un ngel protege a Daniel:Mi Dios envi a su ngel a cerrarlas fauces de los leones, y no me hanhecho ningn dao, porque ante lsoy inocente (Dn 6, 23).

    Pero la accin anglica no se res-

    tringe nicamente a beneficiar a in-dividuos. Tambin el pueblo elegi-do fue favorecido, como se puedever en este pasaje del xodo, cuan-do los hijos de Israel huan de Egip-to: Se puso en marcha el ngel delSeor, que iba al frente del ejrcitode Israel, y pas a retaguardia. Tam-bin la columna de nube, que iba de-lante de ellos, se desplaz y se co-loc detrs (Ex 14, 19). Asimismopor medio de un ngel Geden fueincumbido de librar al pueblo de laopresin de los madianitas: Se leapareci el ngel del Seor y le di-jo: El Seor est contigo, valiente

    La creencia enla existencia delos ngeles se

    fundamenta en laSagrada Escritura:es frecuenteencontrar pasajesde la Biblia quelos mencionan

    rubines para custodiar la entrada:Ech al hombre, y a oriente del jar-dn de Edn coloc a los querubinesy una espada llameante que brilla-ba, para cerrar el camino del rbolde la vida (Gn 3, 24). Otro pasajebastante conocido es el de Abrahncuando se preparaba para sacrifi-car a su hijo: Pero el ngel del Se-

    or le grit desde el Cielo: Abra-hn, Abrahn!. l contest: Aquestoy. El ngel le orden: No alar-gues la mano contra el muchacho nile hagas nada. Ahora he compro-bado que temes a Dios, porque note has reservado a tu hijo, a tu ni-co hijo (Gn 22, 11). Tambin hayotro episodio en el que son salvadostres jvenes arrojados al fuego de unhorno por Nabucodonosor: Pero elngel del Seor descendi al hornocon Azaras y sus compaeros y sa-c la llama de fuego fuera del horno;form en el centro del horno una es-pecie de viento como roco que so-

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    18 Heraldos del EvangelioJulio 2015

    del Seor erguido entre la tierra y elcielo, con la espada desenvainada en

    la mano, apuntando hacia Jerusa-ln. David y los ancianos, cubiertosde sayal, cayeron rostro en tierra(1 Cro 21, 7.15-16).

    Importantsimo papelen la obra de la Redencin

    En el Nuevo Testamento la ac-cin anglica se manifiesta todavams intensa. San Juan, en el Apo-calipsis (visin simblica y resumidade la Historia, en la cual es guiadopor ngeles) los cita 72 veces.

    Los ngeles tienen un importan-tsimo papel en la obra de la Reden-cin. Es a un ngel al que Dios confael encargo de anunciar la Encarna-cin del Verbo a la Santsima Virgen:En el mes sexto, el ngel Gabriel fueenviado por Dios a una ciudad de Ga-lilea llamada Nazaret, a una virgendesposada con un hombre llamadoJos, de la casa de David; el nombre

    de la virgen era Mara. El ngel, en-trando en su presencia, dijo: Algra-te, llena de gracia, el Seor est con-tigo. Ella se turb grandemente anteestas palabras y se preguntaba qu sa-ludo era aquel.

    El ngel le dijo: No temas, Ma-ra, porque has encontrado graciaante Dios. Concebirs en tu vientrey dars a luz un hijo, y le pondrs pornombre Jess. Ser grande, se llama-

    r Hijo del Altsimo, el Seor Diosle dar el trono de David, su padre;

    reinar sobre la casa de Jacob parasiempre, y su reino no tendr fin.

    Y Mara dijo al ngel: Cmoser eso, pues no conozco varn?.El ngel le contest: El EsprituSanto vendr sobre ti, y la fuerza delAltsimo te cubrir con su sombra;por eso el Santo que va a nacer se-r llamado Hijo de Dios. Tambin tupariente Isabel ha concebido un hi-jo en su vejez, y ya est de seis mesesla que llamaban estril, porque pa-ra Dios nada hay imposible. Maracontest: He aqu la esclava del Se-or; hgase en m segn tu palabra.Y el ngel se retir (Lc 1, 26-38).

    La proteccin del Nio Jess fueconfiada a un ngel: El ngel delSeor se apareci en sueos a Jo-s y le dijo: Levntate, toma al nioy a su madre y huye a Egipto; qu-date all hasta que yo te avise, por-que Herodes va a buscar al nio pa-

    ra matarlo

    (Mt 2, 13). Los ngelesfueron los primeros heraldos de laResurreccin de Nuestro Seor Je-sucristo, al anunciarla a las SantasMujeres: Entraron en el sepulcro yvieron a un joven sentado a la dere-cha, vestido de blanco. Y quedaronaterradas. l les dijo: No tengismiedo. Buscis a Jess el Nazare-no, el crucificado? Ha resucitado.No est aqu. Mirad el sitio donde lo

    pusieron. Pero id a decir a sus disc-pulos y a Pedro: l va por delante de

    vosotros a Galilea. All lo veris, co-mo os dijo (Mc 16, 5-7).

    Al principio de la Iglesia el auxiliovisible de los ngeles fue indispensa-ble para que los Apstoles pudieranejercer su ministerio, a pesar de laspersecuciones: De repente, se pre-sent el ngel del Seor, y se iluminla celda. Tocando a Pedro en el costa-do, lo despert y le dijo: Date prisa,levntate. Las cadenas se le cayeronde las manos, y el ngel aadi: Pon-te el cinturn y las sandalias. As lohizo, y el ngel le dijo: Envulvete enel manto y sgueme. Sali y lo segua,sin acabar de creerse que era realidadlo que haca el ngel, pues se figurabaque estaba viviendo una visin. Des-pus de atravesar la primera y la se-gunda guardia, llegaron al portn dehierro que daba a la ciudad, que seabri solo ante ellos. Salieron y andu-vieron una calle y de pronto se mar-

    ch el ngel. Pedro volvi en s y di-jo: Ahora s realmente que el Seorha enviado a su ngel para librarmede las manos de Herodes y de toda laexpectacin del pueblo de los judos(Hch 12, 7-11).

    Los ngeles existen? Fueroncreados por Dios?

    No es difcil de constatar por lanarracin de las Escrituras el poder

    En el NuevoTestamento los nge-les anuncian a Mara

    la Encarnacin,avisan a Jos delas intenciones de

    Herodes y protegen ala Iglesia naciente

    La Anunciacin y El sueo de San Jos - Catedral de San Julin, Le Mans (Francia)

    Fran

    cisc

    oLe

    caros

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    Julio 2015Heraldos del Evangelio 19

    que los ngeles tienen sobre la natu-raleza material.

    Por su parte, el sagrado Magisteriode la Iglesia siempre ha sustentado laexistencia de los santos ngeles. Basa-do en la Revelacin y en la Tradicin,

    la afirm como verdad de fe, como loatestigua actualmente el Catecismo:La existencia de seres espirituales,no corporales, que la Sagrada Escri-tura llama habitualmente ngeles, esuna verdad de fe. El testimonio de laEscritura es tan claro como la unani-midad de la Tradicin.1

    El IV Concilio de Letrn procla-maba esta misma verdad hace mu-chos siglos: Dios [...] por su om-nipotente virtud a la vez desde el

    principio del tiempo cre de la nadaa una y otra criatura, la espiritual yla corporal, es decir, la anglica y lamundana, y despus la humana, co-mo comn, compuesta de espritu yde cuerpo.2

    Sin embargo, no han faltado losque negaran dicha enseanza ennuestros das, ignorando veinte si-glos de existencia de la Iglesia. Poreso, Pablo VI lo reafirm en el Cre-do del Pueblo de Dios: Creemos enun solo Dios, Padre, Hijo y EsprituSanto, Creador de las cosas visiblescomo es este mundo en que pa-samos nuestra breve vida y de lascosas invisibles como son los esp-ritus puros, que llamamos tambinngeles.3

    Pero alguien podra preguntar:si los ngeles existen y fueron real-mente creados por Dios, por qusu creacin no se menciona en el

    Gnesis? Aunque contiene una des-cripcin bastante pormenorizada dela Creacin, al parecer los omite.

    Esto que se presenta como un ar-gumento convincente, San Agustn4lo refuta con su caracterstica simpli-cidad, al afirmar que los ngeles nofueron omitidos en la narracin dela obra de los seis das, sino que fue-ron designados con la palabra luz.En efecto, si lo analizamos deteni-

    damente, constatamos la referenciaa la creacin de la luz en el prime-ro y en el cuarto da (cf. Gn 1, 2-19).San Agustn interpreta la creacinde la luz en el primer da como sien-do la de los ngeles.

    As pues, queda clara e irrefuta-ble la existencia de los santos nge-les. Pero quines son? Cmo son?Dnde estn? Qu hacen? Cuntaspreguntas deben estar surgiendo en lamente de nuestro querido lector... De-jemos a un lado, por unos momentos,nuestros quehaceres cotidianos y en-tremos en este mundo maravilloso afin de conocerlo algo ms.

    Qu son los ngeles?

    Se engaara el que pensara queel vocablo ngel define la naturale-za de esos seres espirituales. Si nosremontamos a la etimologa de lapalabra, primero encontraremos elnombre latino angelus, que a su vezproviene del vocablo hebreo ,que los Setenta tradujeron como.

    Tanto el trmino hebreo como elgriego significan mensajeroo envia-do. Por eso, dice San Agustn: Enrealidad ngel es el nombre de unoficio, no de una naturaleza. Si pre-guntas por el nombre de su natura-leza, es espritu; y si preguntas porsu oficio, es ngel.5

    Luego, quiere decir que los n-geles no tienen cuerpo? Exactamen-te, el ngel no tiene materia, es pu-ro espritu.

    Esto que para nosotros hoy nosparece tan natural antao consti-

    tuy una grave cuestin teolgica,en razn de la cual Santo Toms deAquino estuvo a punto de ser exco-mulgado por el obispo de Pars.6Noobstante, resolvi el problema y semereci, de esta manera, el ttulo deDoctor Anglico.

    No vamos a tratar aqu toda lateora metafsica y filosfica que en-volvi la cuestin, sino que expon-dremos slo de modo resumido lo

    necesario para entender la naturale-za espiritual de los ngeles.Hasta Santo Toms de Aquino,

    los telogos se hallaban en un apa-rente callejn sin salida. Por un lado,la existencia de los ngeles estaba de-mostrada en la Sagrada Escritura, yno se poda negar. Por otro, pensa-ban que la materia era el nico ele-mento capaz de delimitar a un ser.As que los ngeles no podan ser in-

    Entonces, cmoexplicar y sustentar

    la inmaterialidad delos ngeles? SantoToms resolvi el

    problema de unaforma sencillay precisa

    Santo Toms de Aquino - Baslica deSanta Mara Novella, Florencia (Italia)

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    20 Heraldos del EvangelioJulio 2015

    materiales, porque seran infinitos.Crean, pues, que los ngeles tenancierta materia muy sutil y que, com-parada con la materia del cuerpo hu-mano, era espiritualizada.7

    Entonces, cmo sustentar y ex-

    plicar la inmaterialidad de los nge-les? Santo Toms lo solucion de unaforma sencilla y precisa. Los nge-les son puros espritus, como Dios.Pero hay dos prerrogativas que per-manecen reservadas al Creador: esinfinito y eterno. De hecho, la in-teligencia anglica es limitada, y suvoluntad no es capaz de un acto devalor infinito. En cambio, el acto dela inteligencia divina y de su volun-tad es infinito. El Padre conocin-

    dose a s mismo engendra al Hijoy del amor entre los dos procede elEspritu Santo.

    Adems, los ngeles tienen uncomienzo, fueron creados en un mo-mento determinado. Dios es eterno,sin principio, ni origen en otro ser.Conclusin: por mucho que el ngelno tenga una materia que delimitesu espritu, no es eterno ni ilimitadocomo Dios. sa es la mayor diferen-cia entre el Creador y cualquier cria-tura.

    Otras grandes figuras de la pa-trstica ya haban defendido la inma-terialidad de los ngeles.8Pero nin-guno solvent el enigma metafsicocomo Santo Toms.

    El Aquinate va ms lejos en suexplicitacin y afirma que no slo esposible, sino que es necesario ad-mitir la existencia de algunas cria-turas incorpreas,9en el magnfico

    mosaico de la Creacin. Qu expli-cacin da para ello?

    La armona del orden deluniverso exige la proporciny la gradualidad

    Dice el Doctor Anglico que elorden natural de las cosas nos mues-tra la existencia de un principio degradualidad en el universo. Dichoprincipio tiene unas caractersticas

    que merecen nuestra atencin. Unade ellas es la proporcionalidad. Qufeo sera, por ejemplo, que un ani-mal tuviera una cabeza tan grandeque fuera incapaz de soportar su pe-so... En contraste, qu belleza tiene

    el len. Su abundante melena no lle-ga a cubrirle toda la cabeza, lo quele impedira ver, sino que le sirve deimponente moldura. Y as podra-mos ilustrarlo ampliamente.

    Otra caracterstica muy impor-tante es la de la continuidad. Garan-tiza la jerarqua de los seres creados,segn Santo Toms.10 Como sabe-mos, la Creacin est dividida ensiete grandes reinos: mineral, vege-tal, animal, humano, anglico, el de

    la gracia y el de la unin hipostti-ca. Existen enormes diferencias en-tre cada uno de ellos. Por ejemplo,

    tre esos dos mundos. Esta continui-dad entre los seres existe en todoslos niveles, y crece en perfeccin enla proporcin en que aumenta la ri-queza de cada reino.

    Por consiguiente, entre Dios (pu-

    ro espritu increado) y el hombre(espritu creado, unido a la materia)era necesaria la existencia de purosespritus creados. Estos seres inma-teriales son los ngeles.

    Cuntas especies dengeles existen?

    Queda por resolver, no obstan-te, una dificultad. Como hemos di-cho antes, los ngeles se diferenciande Dios por no ser eternos, ni infi-

    nitos, incluso siendo puros espritus.Pero cmo se diferencian ellos en-tre s? Todos son inmateriales, fini-tos y creados...

    Si nos fijamos en el reino animalvemos que se divide en variadsimasespecies. Las podemos agrupar, has-ta cierto punto, por familias; peroincluso en esas familias, por ejemplola de los felinos, cunta diferencia!Qu decir de la diferencia entre untigre y un gato?... Y encima cuntostipos de gatos existen...

    Con los ngeles ocurre algo simi-lar, pero mucho ms rico. Como notienen cuerpo, o materia que los de-limite, cada uno de los espritus an-glicos compone una especie. De locontrario sera como si uno invadie-ra el territorio del otro.11

    Usando una analoga, aunque in-adecuada, podramos decir que enel reino anglico slo existe un n-

    gel-len, un ngel-delfn, un ngel-guila, y as sucesivamente. Esto de-bera, con ms motivo, llenarnos deadmiracin ante la deslumbrante va-riedad y multiplicidad de las bellezasdel mundo anglico, tan diversifica-do en sus seres que cada ngel difieredel otro ms que, entre los animales,el guila se distingue de la hormiga.

    Nunca podremos, en esta vida,hacernos una idea exacta de la ver-

    Los ngeles sediferencian deDios por no sereternos, ni infinitos,incluso siendo

    puros espritus.Pero cmo sediferencian entre s?

    los minerales no tienen vida, perolos vegetales s. Sin embargo, stos

    no tienen la sensibilidad presente enlos animales. Con todo, en cada unode los reinos hay seres cuya perfec-cin los aproxima al reino superior.

    En el reino vegetal, verbigracia,existen algunas plantas que las lla-mamos carnvoras, porque se ali-mentan de pequeos insectos. Co-mer es propio del reino animal. Esasplantas sirven como eslabn entredos reinos, casi intermediarias en-

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    Julio 2015Heraldos del Evangelio 21

    tiginosa pluralidad y hermosura delmaravilloso mundo anglico. Esaalegra nos ha sido reservada para lavida en el Cielo.

    Todava queda un ltimo corola-rio, derivado de la inmaterialidad delos ngeles.

    Los ngeles son inmortalesSabemos, por la experiencia y por

    la evidencia de los hechos, que elhombre es mortal. Y es lo que tam-bin constatamos en los reinos vege-tal y animal. No obstante, creemosen la inmortalidad del alma, comoensea la doctrina catlica. Esa in-

    Nunca podremos, enesta vida, hacernosuna idea exactade la vertiginosa

    pluralidad yhermosura delmaravillosomundo anglico

    ngeles msicos, por Lorenzo Veneziano - Museo de Bellas Artes, Tours (Francia)

    FranciscoLecaros

    mortalidad se debe a la propia natu-raleza del alma, que es espiritual y,por eso, incorruptible.12

    Del mismo modo, y con ms ra-zn, los ngeles tambin son in-mortales, porque su naturalezano es susceptible de corrupcin.13El mismo Salvador nos lo afirmacuando dice: [los resucitados] yano pueden morir, ya que son co-mo ngeles; y son hijos de Dios(Lc 20, 36).

    Captulo extrado del libroA Criao e os Anjos,

    Coleccin Conhea a sua F, vol. III

    1CCE 328.2Dz 428.3PABLO VI. Credo del Pueblo

    de Dios, n. 8.4Cf. SAN AGUSTN, apud

    CATCHISME DESSAINTS ANGES, 55.

    5SAN AGUSTN.Enarratio inpsalmum CIII. Sermo I, n. 15.

    6Cf. MARTNEZ, OP, Aurelia-no. Introduccin a la cues-

    tin 50. In: SANTO TO-

    MS DE AQUINO. Su-ma Teolgica. Madrid: BAC,1950, v. III, p. 60.

    7Cf. BANDERA GONZ-LEZ, OP, Armando. Tra-tado de los ngeles. Intro-duccin a las cuestiones 50a 64. In: SANTO TOMSDE AQUINO. Suma Teo-lgica. Madrid: BAC, 2001,v. I, p. 496.

    8El ngel solamente es esp-

    ritu, y en cambio el hom-bre es espritu y carne(SAN GREGORIO MAG-NO.Moralia,IV, 3, 8).

    9SANTO TOMS DE AQUI-NO, op. cit., I, q. 50, a. 1.

    10Cf. GILSON, tienne.El To-mismo. 4. ed. Pamplona:EUNSA, 2002, p. 217.

    11Cf. GARRIGOU-LAGRANGE, OP,

    Rginald. The Trinity and

    God Creator.St. Louis:Herder, 1952, p. 337.

    12Cf. SANTO TOMS DEAQUINO, op. cit., a. 5. Lacorrupcin ha de enten-derse aqu en su sentido me-tafsico: la disolucin del en-te, que deja de existir por-que los elementos que locomponen se separan.

    13Cf. dem, ibdem.

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    Los ngeles

    en la vida de los santos

    N

    No te da vergenza pecar en mi presencia?

    S

    22 Heraldos del EvangelioJulio 2015

    uestros ngeles custodios es-tn al lado de cada uno denosotros, incansables, solci-

    tos, bondadosos, listos para ayudarnos

    en todo lo que necesitemos, ya sean

    El ngel de la guarda nos acompaa siempre a cada uno de nosotros.

    Pocas personas, sin embargo, reciben la gracia de poder sentir fsicamente

    la presencia de este protector.

    necesidades materiales o espirituales.Veamos algunos ejemplos de personasfavorecidas con la gracia de ver a sungel de la guarda y que conversaron

    con l varias veces a lo largo de su vida.

    Ciertamente, en nuestros contur-bados das, esto contribuir a aumen-tar en nosotros la devocin a nuestromejor amigo, y nos animar a recu-

    rrir con ms empeo a su auxilio.

    cruz en la frente. Cuando se desper-taba, por la maana, tena la inmen-sa alegra de verlo a su lado, comoella misma le cont a su confesor:Esta maana, cuando medespert, ah lo tena jun-to a m.2

    Cuando iba a confesarsey necesitaba de auxilio, sintardanza su ngel le ayuda-ba, segn cuenta: [l] metrae al espritu las ideas, in-cluso me dicta algunas pa-labras, de forma que nosiento dificultad en escri-bir.3Adems, su ngel de

    la guarda era un sublimemaestro de vida espiritual,y le enseaba cmo proce-der rectamente: Recuer-da, hija ma, que el almaque ama a Jess habla po-co y se abniega mucho. Teordeno, de parte de Jess,que nunca des tu parecersi no te lo piden, y que nodefiendas tu opinin, sino

    que cedas enseguida. Y an aa-da: Cuando cometas alguna fal-ta, acsate enseguida de ella sin es-perar a que te interroguen. En fin,

    SANTAGEMAGALGANI

    anta Gema Galgani (1878-1903)tuvo la constante compaa de

    su ngel protector, con quien man-tena un trato familiar. Lo vea, re-zaban juntos, y hasta le dejaba a ellaque lo tocase. En fin, Santa Gematena a su ngel de la guarda en lacondicin de un amigo siempre pre-sente. Le prestaba toda clase de ayu-da, incluso llevando mensajes a suconfesor, en Roma.

    Este sacerdote, el padre Germa-no di San Stanislao, de la Orden delos Pasionistas, fundada por San Pa-blo de la Cruz, dej escrito la con-vivencia de Santa Gema con su ce-

    lestial protector: En frecuentesocasiones al preguntarle si su ngelde la guarda permaneca siempre ensu puesto, al lado de ella, Gema sevolva hacia l con una buena ganaencantadora y enseguida se queda-ba en un xtasis de admiracin todoel tiempo que lo miraba.1 Lo veadurante todo el da. Al acostarse lepeda que velara a la cabecera de lacama y que le hiciera una seal de la

    Santa Gema Galgani con su ngel de la guardaIglesia de Santa Gema, Madrid

    VctorToniolo

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    Treinta aos de convivencia con su ngel de la guarda

    L

    Julio 2015Heraldos del Evangelio 23

    no te olvides de preservar la mirada,porque los ojos mortificados vernlas bellezas del Cielo.4

    A pesar de no ser religiosa, lle-vando una vida corriente, San-ta Gema Galgani deseaba, no obs-

    tante, consagrarse de manera msperfecta al servicio de Nuestro Se-or Jesucristo. Sin embargo, comosuele suceder a veces, el simple an-helo de santidad no basta; es nece-saria la sabia instruccin de quiennos gua, aplicada con firmeza. Y

    era lo que le pasaba a Santa Gema.Su suavsimo y celestial compae-ro, que estaba en todo momentobajo su mirada, no pona de lado laseveridad cuando, por algn des-liz, su protegida dejaba de seguir el

    camino de la perfeccin. Cuando,por ejemplo, decidi usar unas jo-yas de oro, con cierta complacen-cia, para visitar a un pariente dequien las haba recibido de regalo,oy una edificante amonestacinde su ngel, al regresar a su casa:

    Recuerda que los collares pre-ciosos, para adorno de la esposade un rey crucificado, slo puedenser sus espinas y su cruz.5 Fue-ra cual fuera la ocasin en la queSanta Gema se desviaba de la san-

    tidad, enseguida una anglica cen-sura se oa: No te da vergenzapecar en mi presencia?.6Ademsde custodio, vemos que el ngel dela guarda desempea el excelenteoficio de maestro de perfeccin ymodelo de santidad.

    os ojos recorran detenidamen-te las lneas del texto y, de vez

    en cuando, otra pgina era pasada.Alrededor reinaba el silencio, en-trecortado en ocasiones por algnruido tpico de una ciudad del inte-rior, a principios del siglo pasado.Estamos en 1917. Una joven de 17aos, tranquila, estudia en una ha-bitacin cercana a la entrada de lacasa. Era otra caliente noche de ve-rano en el municipio de Yaguarn,Brasil, junto a la frontera con Uru-guay.

    La puerta de la calle se encontra-ba abierta, quiz con el objetivo deventilar un poco el ambiente, casti-gado por el sofoco caracterstico deesa poca del ao. Los criados es-taban ocupados en sus quehaceresdomsticos, lejos de esa parte de la

    casa. Concentrada en la lectura, nisiquiera se dio cuenta de que habaentrado en la sala un extrao, quese puso al otro extremo de la mesadonde ella estaba. La sorpresa quese llev fue enorme cuando al levan-tar los ojos del libro vio a un hom-bre, con signos de embriaguez, queagarraba el borde de la mesa con susmanos. Era fuerte y alto, malcaradoy de mirada ruin. En su cinturn lle-

    vaba sujeto un cuchillo, comoera costumbre usarlo en esaregin.

    El forastero se qued untiempo observando a la joven,algo aturdida ante tal visin, ydespus fue rodeando la mesaen direccin a ella, sin dejar deapoyarse. Rompiendo el silen-cio reinante le dijo en espaol:Si hablas, te estrangulo.

    El terror se apoder de lajoven, que no poda decir na-da, salvo unas pocas palabrasen voz baja: Mi nuevo ami-go!. En ese instante sintique sobre su hombro se posa-ba una mano, la misma que,a menudo, haba sentido enotras ocasiones de desaliento.Era su fiel ngel de la guarda que,

    al tocarle el hombro, le restitua co-mo por encanto la tranquilidad, disi-pando con increble rapidez el mie-do que senta. Tuvo, as, fuerzas paralevantarse y correr al encuentro deAcacia, una de las empleadas de lacasa, mientras el temido hombre es-capaba, derribando en su huda unasilla con gran estruendo.7

    Hechos como el que acaba de serdescrito sucedieron en la vida de

    Cecy Cony, una brasilea nacida en

    1900, en la ciudad de Santa Vitoriado Palmar, al extremo sur de Brasil,que ms tarde se hara religiosa enla Congregacin de las HermanasFranciscanas de la Penitencia y dela Caridad Cristiana, donde ingre-s con el nombre de Mara Antonia.Fue dotada de gran cantidad de do-nes, entre los que prim la gracia dever a su ngel de la guarda desde los5 aos de edad.8

    CECYCONY

    Cecy Cony a los 13 aos de edad

    Reproduccin

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    Familiaridad con los ngeles

    A

    24 Heraldos del EvangelioJulio 2015

    n ms cercano a nosotros, en-contramos a San Po de Pie-

    trelcina (1887-1968), dotado de mu-chos dones msticos, incluso el delos estigmas, es decir, las llagas dela crucifixin de Nuestro Seor Je-sucristo, y gran impulsor de la devo-cin a los ngeles de la guarda. Envarias ocasiones recibi recados delos ngeles de la guarda de personasque, en la distancia, necesitaban desu ayuda.

    Un hombre llamado Franco Ris-sone, conocedor del constante em-

    peo de San Po para que hubieramayor devocin a los celestiales cus-todios, todas las noches, del hoteldonde estaba hospedado, enviaba asu ngel de la guarda al padre Popara que le transmitiera los mensa-jes deseados. Rissone dudaba queel santo oyera sus recados. Un da,mientras se confesaba con San Po lepregunt: Reverendo, usted escu-cha realmente lo que le digo a travsde mi ngel de la guarda?. Y el re-ligioso le responde: Crees tal vezque estoy sordo?.9

    Las incertidumbres de muchosen relacin con la convivencia deSan Po de Pietrelcina con los santos

    ngeles, a pesar de que no indicabanconfianza, servan, no obstante, pa-ra destacar an ms esa familiaridadsuya con los ngeles.

    Una mujer, de nombre Fran-ca Dolce, decidi preguntarle lo si-guiente: Padre, una de estas no-ches mand a mi ngel de la guardaque tratara con usted unos asuntosdelicados. Le lleg o no le lleg?.El confesor le contest: Acasopiensas que tu ngel de la guardaes tan desobediente como t?. La

    mujer, queriendo saber ms, aa-di: Bien, le ha llegado; y qu le

    dijo?. San Po le argument: An-da!, me dijo lo que t le dijiste queme dijera. No contenta con la res-puesta, la mujer volvi a preguntar-le: Pero qu era?. Y l le respon-di: Me dijo..., y entonces repitiexactamente palabra por palabra loque la mujer le haba dicho al santongel, para sorpresa de ella misma.10

    Todava ms elocuente es el epi-sodio que le pas a una mujer, lla-mada Banetti, campesina residente

    a unos kilmetros de Turn, en Ita-lia. El 20 de septiembre, fecha enque se conmemoraba la recepcinde los estigmas del padre Po, eracostumbre que las personas msdevotas del santo confesor le en-viaran cartas de las ms variadaspartes de Italia e incluso de otrospases.

    Banetti no encontr a nadie quefuera a la ciudad para poner sucarta en el correo. Se encontrabaafligida por no poder enviar sussaludos a San Po. Pero se acordde la recomendacin que le habahecho el santo la ltima vez quehaba estado con l: Cuando sea

    SANPODEPIETRELCINA

    San Po de Pietrelcinatres aos antes de su muerte

    R

    eproduccin

    Smese a Mara, Reina de los Corazones, para que su hogar

    participe en este apostolado junto con ms de 30.000 familiasque en Espaa reciben un oratorio una vez al mes en sus casas!

    Usted tambin puede ser coordinador(a) de un oratoriodel Inmaculado Corazn de Mara.

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    MARAREINADELOSCORAZONES

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    Presencia visible da y noche

    S

    Julio 2015Heraldos del Evangelio 25

    anta Francisca Romana, nacidaen 1384 en el seno de una distin-

    guida familia, era un alma especial-mente favorecida por Dios desde sujuventud. Este obsequio de la DivinaProvidencia se volvi ms notable an

    cuando, despus de la muerte de unode sus hijos, llamado Evangelista, em-pieza a tener una convivencia diariacon su celoso guardin.

    Cierta noche se encontraba dur-miendo y, casi al amanecer, su cuartofue inundado con una gran claridad,en medio de la cual apareci su hijoEvangelista, fallecido haca casi unao, con una hermosura incompara-blemente mayor que la que manifes-taba en esta tierra. A su lado estabatambin otro joven an ms hermo-so: era el ngel de la guarda de aquel.

    Transcurridos unos instantes enlos que haba permanecido atni-ta con la visin, llena de alegra, lepregunta a Evangelista dnde esta-ba, qu haca y si todava se acorda-ba de su madre. Mirando al Cielo, leresponde: Nuestra ocupacin es con-templar el abismo eterno de la bon-dad divina, alabar y bendecir su ma-

    jestad con transportes de alegra yamor. Completamente absortos enDios en esa celestial beatitud, no sola-mente no sufrimos dolor, pues no po-demos tenerlo y gozamos de una pazque durar siempre. No queremos, ni

    podemos querer sino aquello que sa-bemos que es agradable a Dios, quees nuestra entera y nica beatitud. Sa-be que los coros que estn por encimade nosotros nos manifiestan los secre-tos divinos.14Entonces fue cuando ledijo a su madre el sitio donde se en-contraba en el Cielo: el segundo corode la primera jerarqua, es decir, en-tre los arcngeles. Tambin aadique el otro joven, ms hermoso, es-taba en un grado ms elevado en elCielo, razn de su mayor esplendor,y que haba sido designado por Diospara consolarla en su peregrinacinterrena. Permanecera con ella per-petuamente y, en adelante, tendra laconsolacin de verlo da y noche, sincesar.

    Fragmentos del libroA Criao e os Anjos,

    Coleccin Conhea a sua F, vol. III

    1GERMANO DI SAN STA-NISLAO, CP. Santa GemmaGalgani, Vergine Lucchese.Roma: Postulazione dei Pa-dri Passionisti, 1907, p. 134.

    2dem, p. 215.3SANTA GEMA GALGA-

    NI.Lettere di Santa GemmaGalgani. Lettere 46.Roma:

    Postulazione dei Padri Pas-sionisti, 1941, p. 146.

    4GERMANO DI SAN STA-NISLAO, op. cit., p. 215.

    5dem, ibdem.6dem, ibdem.7Cf. MARA ANTONIA

    CONY.Bajo las alas de un

    ngel. Madrid: Gaudete,2009, pp. 108-110.

    8Cf. dem, p. 108.9Cf. SIENA, Giovanni P.Pa-

    dre Pio e os Anjos. Porto:Educao Nacional, 1959,p. 159.

    10Cf. dem, ibdem.

    11dem, p. 161.12dem, ibdem.13dem, ibdem.14ROHRBACHER, Ren

    Franois. Vidas dos San-tos. So Paulo: Editoradas Amricas, 1959, v. IV,pp. 279-280.

    SANTAFRANCISCAROMANA

    necesario, mndame a tu ngel dela guarda.11En ese mismo instan-te dirigi una oracin a su celes-tial guardin: Oh mi buen ngel,lleva t mismo mis saludos al sa-

    cerdote, porque no tengo otra for-ma de mandarlos.12 Unos dasdespus, Banetti recibe una cartaque vena de San Giovanni Roton-do, lugar donde viva San Po, en-

    viada por Rosine Placentino, conlas siguientes palabras: El padreme pide que le agradezca en sunombre los votos espirituales quele enviaste.13

    Santa Francisca Romana con sungel de la guarda - Baslica-catedral

    de San Jorge, Ferrara (Italia)

    RicardoCasteloBranco

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    Momento ideal para

    unirse ms a EllaC

    26 Heraldos del EvangelioJulio 2015

    on motivo del 98 aniversario de lasapariciones de la Virgen en Ftima,

    Portugal, los Heraldos del Evangelio lle-varon a cabo diversas ceremonias en ho-nor de la Madre de Dios en todos los pa-ses donde ejercen su apostolado.

    La fecha dio ocasin a que muchaspersonas se unieran ms a Nuestra Seo-

    ra, ya fuera consagrndose a Ella segn elmtodo de San Luis Mara Grignion deMontfort o bien hacindose cooperadoresde los Heraldos del Evangelio, a fin de se-guir a la Madre de Dios de acuerdo con elcarisma y la espiritualidad de dicha aso-ciacin pontificia.

    En Houston, Estados Unidos, 158personas hicieron su solemne consagra-cin a la Virgen y fueron admitidos ochonuevos cooperadores de los Heraldos.En Lima, Per, 1.200 personas partici-paron en la Santa Misa en la parroquiade Santa Mara Reina, durante la cualsiete nuevos cooperadores fueron admi-

    tidos. En la catedral castrense de Para-guay, 30 personas hicieron su consagra-cin a la Virgen Santsima, uniendo sualegra a la del sacerdote heraldo para-guayo recin ordenado, el P. Hugo Vi-cente Ochipinti Gonzlez, EP, que presi-di la ceremonia.

    98 ANIVERSARIODELASAPARICIONESENFTIMA

    Asuncin Lima

    Houston Houston

    AndresPalacios

    AlainPatrick

    Hay diversidad de

    carismas, pero un

    mismo Espritu

    (1 Co 12, 4). Hubo

    muchas maneras

    de alabar a la

    Santsima Virgen,

    pero un nico amor.

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    Julio 2015Heraldos del Evangelio 27

    Tuxpan

    Montevideo Madrid

    Roma San Jos

    Managua

    Apostolado del Oratorio En Tuxpan, archidicesis de Morelia, Mxico, la ceremonia del 13 de mayo fuecelebrada en la parroquia de Santiago Apstol, con la participacin de los miembros del Apostolado del Oratorio.

    En Nicaragua, el Apostolado del Oratorio tambin solemniz la fecha con una Misa en la catedral de Managua.

    Misas con los Pastores En Roma, el cardenal Robert Sarah, prefecto de la Congregacin para el Culto Divino y laDisciplina de los Sacramentos, presidi el homenaje a Mara realizado en la iglesia de Santa Teresa del Nio Jess enPnfilo. Monseor Jos Manuel Garita, obispo de Quesada, celebr en la Iglesia de San Vicente Ferrer, en San Jos deCosta Rica. En Montevideo, el cardenal Daniel Sturla presidi la Misa en la parroquia de Nuestra Seora del Carmen. Yen la iglesia de Nuestra Seora del Buen Suceso, en Madrid, el cardenal Carlos Amigo Vallejo fue el celebrante principal.

    Montevideo

    DaroIallorenzi

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    Celebraciones en Brasil

    E

    28 Heraldos del EvangelioJulio 2015

    El Salvador En la parroquia Corazn de Mara, de los Padres Claretianos, la Santa Misa fue presidida porMons. Lon Kalenga Badikebele, Nuncio Apostlico en El Salvador. La imagen peregrina fue solemnementecoronada por l al toque de trompetas y aclamada por todos los fieles en la iglesia con canciones marianas.

    JooCesarMercon

    DanielGomes

    RobertoSalasVargas

    Embu das ArtesJuiz de Fora

    Juiz de Fora

    n muchas ciudades brasileas, el homenaje a NuestraSeora de Ftima fue abrillantada de forma especial.

    Situada entre los municipios de Cotia y Embu das

    Artes, en la Gran So Paulo, la baslica de Nuestra Se-ora de Ftima, de los Heraldos del Evangelio, estuvoabarrotada de fieles que acudieron a las festividades. Lomismo sucedi en la baslica de Nuestra Seora del Ro-sario, en Caieiras.

    En Juiz de Fora, el P. Sebastin Alves dos Santos,EP, recientemente ordenado por el Nuncio Apostlicoen Brasil, celebr su primera Misa en la catedral, conla presencia del arzobispo, Mons. Gil Antonio Moreira,que hizo la homila.

    Un gran nmero de fieles particip en la celebracin

    en la baslica del Sagrado Corazn de Jess, en Recife,

    que estuvo presidida por Mons. Antonio Tourinho Ne-to, obispo auxiliar de Olinda y Recife.

    En la catedral de Santa Ana, en Ponta Grossa, 150

    personas se consagraron a la Virgen durante la Misa ce-lebrada por Mons. Sergio Arthur Braschi, obispo dio-cesano.

    Las catedrales de Cuiab y de Campos tambin sellenaron para las conmemoraciones, durante las cualesla imagen de Mara fue coronada solemnemente.

    En Curitiba fue el arzobispo, Mons. Jos AntonioPeruzzo, el que presidi la procesin y la Santa Misaen el santuario de Nuestra Seora de Ftima. En cadasitio el 13 de mayo se celebr con sus propias caracte-rsticas, pero todos convergieron hacia un nico acto

    de amor a la Madre de Dios.

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    Julio 2015Heraldos del Evangelio 29

    Ecuador Con el rezo del Santo Rosario, procesin y Celebracin Eucarstica, Nuestra Seora de Ftima fuehonrada en Quito en la iglesia de Nuestra Seora de la Paz. La Madre de Dios tambin fue homenajeada en la

    catedral de Guayaquil y, con Misa y procesin, en la iglesia del Sagrado Corazn de Jess en Cuenca.

    CristobalMedina

    GuayaquilQuito

    Campos

    Ponta Grossa

    Recife

    Curitiba

    Cuiab

    Caieiras

    Cuenca

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    Misiones Marianasen Extremadura y en Madrid

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    30 Heraldos del EvangelioJulio 2015

    n mayo, cerca de 400 familias recibieron en la lo-calidad extremea de Alcuscar, Cceres, la visi-

    ta de la imagen peregrina de la Virgen, llevada por losHeraldos. La procesin del rezo del Rosario fue con-currida (foto 1). En la Misa de clausura de la misin, elprroco de Nuestra Seora de la Asuncin, el P. Fer-nando Alczar Martnez, EdMP, consagr su feligresa

    al Inmaculado Corazn de Mara (foto 2). E igualmen-te en Madrid, ese mismo mes, la misin mariana reali-zada en la parroquia del Bautismo del Seor concluacon una solemne Eucarista (foto 3) donde su prroco,D. Mario Fernndez Torres, tambin consagr a la Vir-gen, que haba sido recibida con mucho entusiasmo, to-das las familias (foto 4).

    Nicaragua Por invitacin del vicario episcopal de la dicesis de Len y Chinandega, Mons. Jaime Ramos,la imagen peregrina de la Virgen, con el apoyo de la Polica, visit la crcel de Chinandega, donde se rez

    el Rosario con los reclusos. Al final, cada uno recibi una estampa de Mara.

    Fotos:CsarReis

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    El emperadorquera ser monje

    S

    Julio 2015Heraldos del Evangelio 31

    SANENRIQUEII

    Un rey que hace voto de virginidad, desea

    ser religioso, y es un valiente guerrero en

    defensa de la justicia, es un personajeinverosmil para el mundo moderno. Sin

    embargo, existi y la Iglesia lo ha incluido en

    la lista de los santos.

    Con tan slo 22 aos, cuando supadre muri, lo sucedi al frentedel Ducado de Baviera. Por esas fe-chas falleca tambin San Wolfgang,a quien Enrique le deba su slidaeducacin cristiana y lo considerabacomo modelo y gua.

    Deseoso de gobernar a su pueblocon firmeza, benevolencia y sabidu-ra, el joven duque iba a rezar a me-nudo a la tumba de su antiguo pre-

    ceptor, y le peda ayuda para ejercersu cargo con perfeccin. Una noche,mientras estaba all orando, el santoobispo se le apareci y le dijo: Leeatentamente lo que est escrito en lapared junto a mi tumba.2Pero En-rique slo pudo leer estas palabras:Despus de seis.3Antes de que lediera tiempo de preguntarle el signi-ficado de aquello, el bienaventuradodesapareci.

    Hna. Adriana Mara Snchez Garca, EP

    lo alcanza la santidad elque practica las virtudes engrado heroico. Y las vir-tudes son todas hermanas.

    No se puede, en un crculo de her-manas, vivir mimando a una y abo-rreciendo a las dems... Hay que te-ner buenas relaciones con todas. Nose puede vivir en un trmino medioque consistira en tener buenas rela-ciones con unas y no con otras.1

    Un admirable ejemplo de estaverdad lo vemos brillar en un mo-narca de finales del siglo X y prin-cipios del XI: el emperador Enri-que II. Si, por un lado practic lavirtud de la fortaleza, tan necesa-ria para un gobernante de su po-ca, por otro, no dej de manifestarbondad para con sus sbditos, pie-dad en la oracin y numerosas otrasvirtudes.

    Luch contra su propia concupis-cencia, guardando la castidad has-ta la muerte, y las guerras por l li-bradas no buscaban sino la paz, enel orden espiritual y temporal. Ob-tuvo, as, admirables victorias, tantoen las luchas de la vida interior co-mo en las batallas contra los enemi-gos del Estado y de la fe.

    Al cuidado de San Wolfgang

    En la primavera del 973 na-ca Enrique, primer hijo del du-que de Baviera y de la princesa Gi-sela de Borgoa. Fue bautizado porSan Wolfgang, obispo de Ratisbonay religioso benedictino, ya desde en-tonces con fama de santidad. El pre-lado hizo hincapi en ser l mismoel padrino del nio y lo tom a sucuidado, quiz al discernir el papelque desempeara en el futuro.

    SanEnriqueII-iglesiadeSantaMara

    ,Austin(EstadosUnidos)/Foto:AngelisFerreira

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    32 Heraldos del EvangelioJulio 2015

    AngelisFerreira

    Seis das, seis meses, seis aos...Enrique dedujo que en seis das

    ira a morir y empez a prepararsepara dejar esta vida, dedicndose ca-si exclusivamente a la oracin y a lapenitencia. Al concluir el plazo y go-

    zar de perfecta salud, entonces pen-s que se haba equivocado, que noeran seis das, sino seis meses...

    de virtudes cristianas, reales y mili-tares, una prueba de que un buen reyes un verdadero don del Cielo.4

    Dios no me coron paraviolar las iglesias

    Las circunstancias de aquellaetapa histrica y la forma como sueleccin haba sucedido le obliga-ron, no obstante, a emprender con-tinuas luchas para mantener la esta-bilidad del trono que legtimamentehaba obtenido.

    El duque de Suabia, Herman II,que pretenda tener ms derecho altrono que Enrique, saque la ciudady la iglesia de Estrasburgo. Los conse-jeros reales incitaron al santo monar-

    ca que hiciera lo mismo con la iglesiade Constanza, en los dominios de surival, a lo que l retruc: No permitaDios que, para castigar el arrebato deHerman, le ataque a l que me ha da-do la corona real. Saqueando Cons-tanza por Estrasburgo no disminui-ra mi prdida, la duplicara. Adems,est mal conquistar un reino y porello arriesgar el alma. Dios me coro-n no para violar las iglesias, sino pa-ra castigar a los que las violan.5

    Antes de que acabara aquel mis-mo ao, Herman se present des-calzo ante el rey y, de rodillas, le pi-di perdn, comprometindose aceder una abada a la iglesia perju-dicada, a fin de reparar su delito.

    Emperador del Sacro ImperioRomano Germnico

    Unos aos antes de su eleccincomo rey de los alemanes, se haba

    casado con Cunegunda, hija del con-de de Luxemburgo, noble dama tam-bin canonizada por la Iglesia, con la

    que observ perfecta continen-cia durante todo el tiempo de suunin, y se dieron mutuamente

    Busc ms asiduamente los sacra-mentos y redobl sus obras de cari-dad, llegando a llevar un estilo de vi-da casi monacal. No obstante, los seismeses llegaron a su fin y no haba pa-sado nada. No seran seis aos?

    Se cumpli el tiempo y la muerteno se llev al duque de Baviera, peros al joven emperador del Sacro Im-perio Romano Germnico, Otn III,que falleca en Italia sin descendien-tes. Cuando se enter de la noticia,Enrique se acord de las enigmticaspalabras de San Wolfgang des-pus de seis, reveladas precisa-mente haca seis aos, y compren-di su significado: por ser el parientems cercano del soberano fallecido

    era el principal candidato a suceder-lo en el trono imperial.

    A principios del 1002, Enrique re-ciba de San Heriberto, arzobispo deColonia, los smbolos del imperio; enjunio de ese mismo ao, San Willi-giso, arzobispo de Maguncia, lo co-ronaba rey de los alemanes, en pre-sencia de un gran nmero de obisposy nobles. En aquella poca no se re-ciba el ttulo de emperador del Sa-cro Imperio que le competa al reyde los alemanes mientras no fueraconsagrado como tal por el Papa, co-sa que ocurri unos aos ms tarde.

    Al asumir el trono, Enrique sepreocup por conocer la situacindel reino y las necesidades de sussbditos, extremosa y constantemen-te. La sabidura de su gobierno justi-ficaba la fama que se haba concebi-do sobre l, porque era un conjunto

    Santa Cunegunda rein realmente con su

    esposo, porque le ayudaba a resolver losasuntos complicados

    Arriba, Santa Cunegunda - Iglesia de SantaMara, Austin (Estados Unidos); abajo,panormica de la plaza de la catredal,

    Bamberg (Alemania)

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    Julio 2015Heraldos del Evangelio 33

    ReinhardKirchner(CC3.0B

    Y-SA)

    los ms bellos ejemplos de las virtu-des cristianas.6 Se puede decir queesta rei