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Los 80 años de Elena Poniatowska LITERARIOS descubriendo los secretos de frida kahlo pág. 5 una ausencia entrañable: Octavio Paz pág. 12 Premio Miguel de Cervantes pág. 14 Año: 24 Mayo 2015 primera edición. México Tijuana B. C.

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Los 80 años de Elena Poniatowska

LITERARIOS

descubriendo los secretos de frida kahlo

pág. 5

una ausencia entrañable: Octavio Paz

pág. 12

Premio Miguel de Cervantes

pág. 14

Año

: 24

May

o 2

015

prim

era e

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ión. M

éxic

o T

ijuana B

. C.

Editor: José ángel Núñez soto

Diseño VI: Diseño editorial

Fuenteshttp://mexicanadecomunicacion.com.mx/rmc/2012/05/14/los-80-anos-de-elena-poniatowska/

http://www.jornada.unam.mx/2012/07/01/sem-ponia.html

http://www.floresdenieve.cepe.unam.mx/veinte/cepegustavo2prima08.php

http://i-d.vice.com/es_mx/article/descubriendo-los-secretos-de-la-habitacin-sellada-en-la-caza-azul-de-frida-kahlo?utm_source=idfbmx

http://es.wikipedia.org/wiki/Premio_Miguel_de_Cervantes

http://www.epdlp.com/premios.php?premio=Cervantes

Este es un ejercicio hecho en clase

CREDITOS

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Historia de la Literatura

Los 80 años de Elena Poniatowska

Premio miguel de cervantes

una ausencia entrañable: Octavio Paz

descubriendo los secretos de frida kahlo

CONTENIDO

La literatura en su sentido más amplio, es cua lqu ie r trabajo escrito; aunque algunas defini- ciones incluyen textos hablados o cantados. En un sentido más restringido y tradicio- nal, es la escritura que posee mérito li- terario y que privilegia la literariedad, en oposición al lenguaje ordina-rio. El término literatura designa también al conjunto de produccio-nes literarias de una nación, de una época o incluso de un género (la literatura griega, la literatura del siglo XVIII, la literatu-ra fantástica, etc.) y al con-junto de obras que versan sobre un arte o una ciencia (literatura médica, jurídica, etc.). Es es- tudiada por la teoría literaria. En el siglo XVII, lo que actualmente denominamos «literatura» se designaba como poesía o elocuencia. Durante el Siglo de Oro español, por poesía se entendía cualquier invención literaria, perteneciente a cualquier género y no necesariamente en verso. A comienzos del siglo XVIII se comenzó a emplear la palabra «literatura» para referirse a un conjunto de actividades que utilizaban la escritura como medio de expresión. A mediados de la misma centuria Les-sing, publica Briefe die neueste Literatur betreffend, donde se utiliza «literatura» para referirse a un conjunto de obras literarias. A finales del siglo XVIII, el significado del térmi-no literatura se especializa, restringiéndose a las obras lite-rarias de reconocida calidad estética. Este concepto se puede encontrar en la obra de Marmontel, Eléments de littérature (1787), y en la obra de Madame de Staël, De la littérature considéré dans se rapports avec les institutions sociales.En Inglaterra, en el siglo XVIII, la palabra «literatura» no se refería solamente a los escritos de carácter creativo e imaginativo, sino que abarcaba el conjunto de escritos

producidos por las clases instruidas: cabían en ella desde la filosofía a los ensayos, pasando por las cartas y la poesía. Se trataba de una sociedad en la que la novela tenía mala reputación, y se cuestionaba si debía pertenecer a la litera-tura. Por eso Eagleton sugiere que los criterios para definir el corpus literario en la In- glaterra del siglo XVIII eran i d e o l ó g i - cos, circunscritos a los va- lores y a los gustos de

una clase instruida. No se admitían las baladas

callejeras ni los romances, ni las obras dramáticas. En las úl-

timas décadas del siglo XVIII apareció una nueva demarcación del discurso de la so-

ciedad inglesa. Eagleton nos cuenta que surge la pala-bra «poesía» como un producto de la creatividad huma-

na en oposición a la ideología utilitaria del inicio de la era industrial. Tal definición la encontramos en la obra Defensa of poetry (1821) de Shelley. En la Inglaterra del Romanti-cismo, el término «literato» era sinónimo de «visionario» o «creativo». Pero no dejaba de tener tintes ideológicos, como en el caso de Blake y Shelley, para quienes se transformó en ideario político, cuya misión era transformar la sociedad mediante los valores que encarnaban en el arte. En cuanto a los escritos en prosa, no tenían la fuerza o el arraigo de la poesía; la sociedad los consideraba como una producción vulgar carente de inspiración. En la búsqueda de la defini-ción de literatura es precisa de los conceptos «literatura» y «literario», surgió la disciplina de la Teoría de la Literatura, que empieza por delimitar su objeto de estudio: la literatura. A comienzos del siglo XX, el Formalismo ruso se interesa por el fenómeno literario, e indaga sobre los rasgos que de-finen y caracterizan dichos textos literarios, es decir, sobre la literaturidad de la obra. Roman Jakobson plantea que la literatura, entendida como mensaje literario, tiene particula-ridades de tal forma que la hacen diferente a otros discursos; ese interés especial por la forma es lo que Jakobson llama Funciones del lenguaje/función poética, por la que la aten-

ción del emisor recae sobre la forma del mensaje. 4

Histor ia

descubriendo los secretos de frida kahlo

Diego Rivera pidió que el mundo esperara 15 años después de su muerte antes de revisar los almacenes con sus pertenencias y las de Frida Kahlo. No obstante, fue hasta ahora, 47 años después, que se abrieron estas habitaciones. Junto con documentos comuni-stas, cartas y fotografías de la pareja, encontraron la vestimenta con la que Frida Kahlo aparece en las fotografías y las pinturas. El archivo incluye una gran variedad de vestidos de Te-huana, que fueron apropia-dos y reinventados como un testamento del matriarcado, el poder, y el profundo or-gullo nacional.

También hay señales de la incapacidad que sufrió, tras

sobrevivir un accidente de autobús en los años veinte, que requirió que se recuper-ara de 35 operaciones y de tres meses de usar yeso en todo el cuerpo; hay soportes corporales y una prótesis de pierna con una bota roja elaborada. Hay accesorios modernos, como barnices para uñas, corsés y lentes para sol que nos muestran a una mujer flamante incluso en el apogeo de su enferme-dad. Todo esto se encuentra en Las Apariencias Enga-ñan: Los Vestidos de Frida Kahlo en el Museo Frida Kahlo, también conocido como la Caza Azul en la Ciudad de México.

No obstante la rica selección de prendas, Circe Henestro-sa, curadora de Las Aparien-

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cias Engañan, no sintió que la exhibición haya tenido gran alcance. Henestrosa decidió contactar a Ishiu-chi Miyako, quien es reconocida por hacer las fa-

mosas fotografías de la ropa de las víctimas del ataque atómico en Hiroshima en su serie Here and Now: Atomic Bomb Artifacts. Henestrosa fue a Japón y convenció

Ishiuchi Miyako. Cortesía Mi-chael Hoppen Gallery

los árboles del exterior de la casa. El resultado es natural y nada artificial. Conforme pasaba el tiempo en la Casa Azul, Miyako explica: “Sentí que en ese lugar donde nació, donde vivió, y donde después murió, rodeada por sus perte-nencias, en realidad conocí a Frida.”Con su kimono de col-or pastel, notamos que Mi-yako tiene un estilo

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personalmente a Miyako de venir a hacer las fotografías de la ropa de Frida. Viajaron juntas a México y Miyako pasó tres semanas en la Casa Azul, sumergida en todas las cosas de Frida

Debido a que usa el método de cámara en mano, todo se fotografía con luz natural para darle claridad. Incluso se puede ver la luz mote-ada en algunas fotografías provocada por los árboles del exterior de la casa. El resultado es natural y nada artificial. Conforme pasaba el tiempo en la Casa Azul, Miyako explica: “Sentí que en ese lugar donde nació, donde vivió, y donde después murió, rodeada por sus pertenencias, en realidad conocí a Frida.”

Con su kimono de color pastel, notamos que Miyako tiene un estilo fantástico, y sus fotografías muestran ese ojo amante de la moda a de-talle. Esta perspectiva fue la que desde el principio le re-sultó atractiva a Henestrosa del trabajo de Miyako: “La manera en la que Ishiuchi-

san ve las cosas es muy delicada. Me resultó intere-sante notar que se fijó en las costuras de la ropa porque se asemejan a las cicatrices que fotografió anteriormente. -Es una fotógrafa femeni-na mirando a una artista femenina- porque es mujer entiende estas prendas y la manera en la que se usan.”

A diferencia de la profunda tristeza de Here and Now, esta colección de imágenes acepta la realidad de la muerte pero también celebra la vida. Éstas son las prendas de un icono que amaba el tequila, era coqueta, era de-terminada pero también era vulnerable. La exhibición abraza las discapacidades y

fantástico, y sus fotografías muestran ese ojo amante de la moda a detalle. Esta per-spectiva fue la que desde el principio le resultó atractiva a Henestrosa del trabajo de Mi-yako: “La manera en la que Ishiuchi-san ve las cosas es muy delicada. Me resultó in-teresante notar que se fijó en las costuras de la ropa porque se asemejan a las cicatrices que fotografió anteriormente. -Es una fotógrafa femenina mirando a una artista femeni-na- porque es mujer entiende estas prendas y la manera en la que se usan.”

A diferencia de la profunda tristeza de Here and Now, esta colección de imágenes acepta la realidad de la muerte pero también celebra la vida. Éstas son las pren-das de un icono que amaba el tequila, era coqueta, era determinada pero también era vulnerable. La exhibición abraza las discapacidades y el dolor que sintió esa mujer, lo que la hace ver tan magnífica como siempre, pero más aún más humana.

“Soy como el burro que tocó la flauta”, dijo Elena Ponia-towska con coqueta modestia al dar las gracias durante la inauguración del Coloquio Internacional dedicado a ella y organizado en el Colegio de México por Elena Urrutia del Programa Interdisciplinario de Estudios sobre la Mujer. Esta frase pintoresca y completamente inexacta transparenta la el-egancia y simpatía de la escritora que aspiraría a soslayar así la riqueza y diversidad de una sólida obra literaria que abarca la novela, el cuento, la crónica, el ensayo y, por supuesto, el periodismo, la entrevista, el reportaje. La ironía de Elena Poniatowska es un rasgo principesco, un gesto de larguèsse ante la susceptibilidad envidiosa de una comunidad literaria snob y displicente que hasta hace muy poco tendía a descar-tar a la vocación creadora de la escritora para subrayar su profesión periodística y así, por virtud de una manipulación ideológica, contaminar con la sombra de la superficialidad y el sentimentalismo (atributos del periodismo) la gravedad de los enunciados y denuncias que trabajan sus crónicas, en-sayos y reportajes, para no hablar de la audacia creadora de su quehacer artístico en la novela, el cuento y el ensayo.

Distingo tres elementos en la prosa, en la obra de Elena: el plano autobiográfico, el plano periodístico y propiamente de investigación social sistemática en sus diversas figuras en Todo México, el plano histórico y cultural: Elena como una gran devoradora de su propio tiempo. Una geografía

Los 80 años de Elena Poniatowska

humana de México animada por un soplo libertario no sólo en los temas sino en la forma. Poniatowska como una gran experimentadora en su propia escritura. Encarna el reto de ir en busca de nuevas textualidades renovando a cada paso la

memoria de lo literario.

Elena Poniatowska sostiene el premio otorgado por la Fundación Internacional

de Medios de Comunicación Mujer en la rama de periodismo, octubre de 2006,

en Nueva York.

Foto: IWMF/ Stan HONDA

80 años de sensibilidad e in-teligencia Adolfo Castañón

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Infatigable trabajadora, tenaz enamorada de su trabajo crea-dor, Elena Poniatowska no es en modo alguno una escrito-ra ocasional. Todo lo contrario. Elena se ha pasado la vida, como sugería Alfonso Reyes, con la pluma en la mano, los ojos y los oídos abiertos, con la grabadora siempre encen-dida y haciendo de este instrumento una caja de resonancia polifónica de la página que ella ha sabido transfigurar en una caja de música escrita como, por ejemplo, en la novela-reportaje Hasta no verte Jesús mío. O en una caja de estre-mecedora música marcial como en La noche de Tlatelolco, ese oratorio coral donde campean la muerte y la resistencia. O en una caja de música de elegiacas notas como en Las siete cabritas. O en una caja polifónica y abigarrada, como en la finísima maraña cosmopolita de Tinísima, o en los cuentos, excepcionales como diamantes, de su reciente colección: Tlapalería. La música de Elena Poniatowska no es por su-puesto convencional ni estática. Prosa en movimiento, la de Elena Poniatowska es un instrumento plural: una orquesta –y no una flauta– donde la inteligencia sensitiva reconstruye las muy diversas voces de la ciudad literaria y política y de la humanidad sin ciudad, de las humanidades emergentes en el margen.

Entre las voces que se dan cita en la obra literalmente mul-tánime de Elena Poniatowska, sobresale en la percepción de nuestro oído la voz de la voz, la voz maestra, una voz híbri-da, a veces muda, donde el arte del decir se alimenta del arte de callar y desaparecer a tiempo. Una voz a veces también prístina y limpia. Pero ¿cual sería en Elena Poniatowska la voz de la voz? ¿Qué timbre tiene? Tiene, a riesgo de sim-plificación, un timbre profético: Elena Poniatowska, como algunos profetas de la Biblia, se limita a decir lo que ve, a transcribir lo que oye y escucha, a decir y a decirse a través de los otros, de las otras, como en el libro de semblanzas, en parte ficticias, en parte históricas, reunidas en el volumen Las siete cabritas, obra donde se decanta la variedad estilística y musical de Elena Poniatowska. Esa voz profética se alimenta de una experiencia de la otredad: Elena Poniatowska puede ser considerada una escritora extraterritorial, para evocar la

expresión de George Steiner. George Steiner en sus ensayos de Extraterritorial habla de la conciencia cultural bilingüe de aquellos que se expresan en una lengua segunda, de Kafka, Nabokov, Borges, Samuel Beckett, y podríamos añadir Gil Vicente, Elías Canetti, Joseph Conrad, Kozinsky. Elena Po-niatowska, una autora cuya experiencia del idioma es una experiencia crítica, segunda, ya que su lengua materna fue el francés, y su idioma literario parecería iluminado y sostenido por la libertad de un bilingüismo radical. Elena Poniatowska aprendió como segunda lengua el castellano, brindándose así la oportunidad de ver y oír el mundo ambiente a través de la retícula mágica de la traducción invisible que ella ha sabido llevar a extremos crecientemente originarios. Es en Elena Poniatowska notable la avidez de crearse un orden universal a partir del oído. La avidez con que Elena Poniatowska ab-sorbe y se forma una lengua sólo es comparable al sentido de apropiación del país y de su cultura por medio de la escritura. Todo México es un título en la mejor tradición de guía de fo-rasteros, título de guía de turistas, de geógrafo, de historiador natural. Todo México: historia natural de México, historia de México al natural, enciclopedia de México y de su sociedad a través de sus voces.

Foto: Sergio Hernández Vega/ archivo La Jornada

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Entrevista con Elena Poniatowska

¿Qué opinas de la transformación de escritores y artistas en bienes nacionales?

¡Ay, qué pregunta! No me habías dicho antes que me ibas a preguntar eso. —¿Se refiere a la actitud que el gobierno asu-me con un escritor que apenas destaca?— Cuando tú me ha-blas de eso, yo pienso inmediatamente en Rosario Castella-nos, a quien el gobierno primeramente la hizo embajadora en Israel, la hizo obviamente embajadora por sus méritos como

escritora. Al morir la asumió porque la hizo parque público. El gobierno se la tragó, como se traga a la gente que en cierta manera destaca. Esto se vio sobre todo en tiempos de Eche-verría. Este presidente llamó a raíz del 68, cuando él estaba en el poder, a todos los disidentes o posibles disidentes a Los Pinos, y allí tenían su equipal y su agua de chía. Yo recuerdo haber visto allí a Heberto Castillo. Yo sólo fui a Los Pinos una sola vez, a ver una película de Rulfo que se llamaba No oyes ladrar a los perros del francés François Ranchsembach. Sí hubo una captación de parte del gobierno de los escritores o los intelectuales, un poco para neutralizarlos o para limar-les las uñas: como están más cerca, les pueden limar sus ga-rras para que los ataquen menos. No creo que los escritores se conviertan en bienes nacionales. Hay escritores que como José Vasconcelos, Daniel Cosío Villegas, pidieron especí-ficamente no estar en la Rotonda de los Hombres Ilustres.

¿Qué es para ti la literatura? ¿Es una friega?

Efectivamente yo te dije que la literatura es una friega en cierta ocasión que hablamos por teléfono. Sí, hay un gran trabajo detrás del acto de escribir, pero no sabría hacerte una gran disertación sobre la friega que es la literatura

Entrevista realizada en el Centro de Enseñanza de Lenguas Extranjeras de la Universidad Nacional Autónoma de México (Agradezco a María Romana Herrera su

ayuda en la revisión el texto de la entrevista y a Jesús García Flores, a Estela Salero y Ángeles Mondragón, por su paciencia en la transcripción de la misma.)

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¿Desde cuándo te pasaste al lado de los jodidos?

No me gusta esa palabra, ni la palabra “humillados”, o el término “la clase humilde”, porque siento que es la clase que los demás humillan. Por eso la rechazo. Yo no me he pasado a ninguna clase. Soy una señora privilegiada; en mi bolso tengo billetes de a mil pesos. Traigo un abrigo que atrás la etiqueta dice Jaeger, que me lo compró mi mamá en un viaje que hizo a Londres. Soy una señora que todo traigo; es muy feo que yo estuviera diciendo que algo me hace falta cuando todo traigo en su lugar. Es muy grave fingir una cosa que uno no es. Mi interés al escribir está simplemente en darles voz a los que no la tienen. ¿Por qué esto? Por un sentimiento quizá de culpabilidad que es muy femenino. Este sentimiento sí existe, es parte de la mujer, creo que lo tenía Rosario Caste-llanos. Ella se sentía blanca en medio de chamulas, se sentía hacendada en medio de gente que iba descalza por la calle, en medio de gente que no comía. Yo también fui una niña que llegué a México después de la Segunda Guerra Mundial, no de la primera. Llegué hija de una mexicana hacendada que se apellida Amor. Soy hija de todos estos hacendados a quienes les quitaron sus tierras en la Revolución: Amor, Escandón, Iturbe. Hija de un señor francés de origen polaco. Por ello, sentí que yo tenía una serie de cosas que otros no tenían, pero eso no es traicionar una clase social.

¿Cómo escribes tus magníficos cuentos?

Vi una vez a una amiga mía, peinar a su hija. Vi que estaba muy nerviosa, muy cansada. Le cepillaba el pelo con saña, hasta con furia. Me dolió mucho que la peinara en esa forma. De ahí nació el cuento que es la historia de una mujer que justamente al terminar de cepillar su pelo, de medio levantar su casa —porque vivía en una casa toda tirada; cada vez que abre un clóset se le caen en la ca-beza los tenis de todos los niños— sale corriendo destapada de su casa, como queriendo escapar hacia otra vida. Camina a otro barrio que es más rico, encuentra a una amiga de la infancia, se mete a esa

casa y se abre ante ella la posibilidad de una vida distinta para ella, incluso de volver a encontrarse a un novio que no la mire con tanta indiferencia o con esa mirada bovina y agresiva con la que la mira su marido. Decide que va a ir a un salón de belleza porque va a ir a una cena invitada por esa amiga. Finalmente regresa a su rutina, a su marido, a recoger los calcetines, a limpiar el aro negro que se hace en la tina, a juntar zapatos. Ese cuento sí nació exactamente de la imagen que tuve de esa mujer que peinaba a su hija con rabia. Otros cuentos a veces nacen de alguna realidad dolorosa o de algu-na cosa que se me ocurre o sucede.

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una ausencia entrañable:Octavio PazOctavio Paz no sólo fue me-recedor del Premio Nóbel de Literatura de 1990; también representó al intelectual mexi-cano del siglo XX. Sin su obra y sus aportaciones teóricas no comprenderíamos la vida cul-tural de Hispanoamérica. Al igual que Juan Ramón Jimé-nez, Vicente Huidobro, César Vallejo o Pablo Neruda, Paz abrió caminos para las nuevas generaciones del siglo XXI.

Su obra abarca la filosofía, la poesía, el ensayo, la historia, el arte, las relaciones interna-cionales, la música, etc. A se-mejanza de los sabios griegos, trató de llegar a la totalidad del conocimiento. Y al igual que aquellos maestros, se enfren-tó a la ignorancia, la envidia, y la difamación. A diez años de su muerte, aún perduran los comentarios sobre su indefini-ción ideológica, sin entender cuán complejo fue para un intelectual como él allegarse a una, ya que conoció bien el

mundo de la bipolaridad po-lítica y sus manifestaciones. Incomprendido por la izquier-da y rechazado por la derecha, supo mantener sus ideas y continuar su obra.

La historia mexicana está acostumbrada a identificar con un grupo o mafia a sus intelectuales, políticos, ar-tistas, filósofos, etcétera. Es grave para cualquier pensante no pertenecer a alguno. Sin embargo, Paz se atrevió a de-safiar esa regla no escrita. En 1968, después de los sucesos de Tlatelolco, renunció a su cargo como Embajador de México ante la India, acto sui-cida de acuerdo con las reglas de la política mexicana. Los intelectuales oficialistas lo acusaron de comunista cuan-do denunció los campos de concentración estalinistas; la izquierda mexicana lo acusó de saboteador. Pese a todo, él mantuvo sus afirmaciones y enfrentó los ataques.

Después de algunos años fue-ra del país, regresó a fundar la revista Plural, cuyo objetivo fue dar a conocer las diversas ideas y opiniones sobre los problemas de México y del mundo; “Plural en oposición a monolítico, monopolio, mo-nocorde, monotonía y otras palabras que comienzan con el prefijo mono, que denota úni-co o uno solo”, afirmó. Ataca-do por la izquierda, tuvo sin embargo el apoyo de muchos amigos que lograron mantener la revista en circulación.

Conocedor profundo de la his-toria mexicana, estudió el por qué del absolutismo político en México, así como el por

qué de la “corte” que rodea

a un presidente y de la necesi-dad en cierto momento de un partido oficial. Analizó el sis-tema político desde una pers-pectiva científica, no ideológi-ca, a través de la crítica, no del ataque ni del enfrentamiento.

Homero, Platón, Virgilio y Dante son los autores que a Paz le hubiera gustado que leyera el pueblo, y estudió las aportaciones de estos autores a la política y la economía, lo que le lleva a asegurar: “El libre mercado probó ser más eficaz que la economía estatal, pero el mercado no es una res-puesta a las necesidades más profundas del hombre. En nuestros espíritus y en nues-tros corazones hay un hueco,

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una sed, que no pueden satis-facer las democracias capita-listas, ni la técnica”.

Recurre además a Rousseau, Montesquieu, y Hobbes para reflexionar sobre la virtud de los ciudadanos y la ética a seguir, respecto a lo cual afirma que no es sólo en la vida privada ni la conciencia individual en lo que se debe enfocar la conducta, pues la conducta de cada ciudadano tiene una dimensión pública: “La reflexión ética abarca mu-chos aspectos de la vida eco-nómica y social: la crítica de la economía de consumo y de los medios de comunicación, la búsqueda de la fraternidad, la libertad erótica, la vida in-terior, la defensa del medio natural”. Temas ahora de gran actualidad.

Sobre la política, no la disocia de la ética: “Ética y política forman un sistema de vasos comunicantes. Es claro que la esfera de la política se distin-gue en muchos aspectos de la ética. La política es el dominio de la acción pública; su célula es el ciudadano y sus elemen-tos primordiales los grupos y las clases. La política, ade-más, es una práctica; no sé si sea realmente una ciencia y

tampoco estoy muy seguro de que sea un arte”. En este cues-tionamiento muchos estarán en desacuerdo, sin embargo, dudar es hacer ciencia, y es lo que hizo Paz.

Para Octavio Paz nuestro tiempo requería de una nueva filosofía que respondiera a los grandes problemas de nuestro tiempo, “considerando la do-ble herencia del pensamiento moderno de Occidente: el li-beralismo y el socialismo, la libertad y la justicia. En segui-da, deberá tener presente las visiones del hombre y de la mujer que nos han dejando los grandes poetas, los trágicos griegos, Dante, Shakespea-re, y Cervantes a los poetas y novelistas modernos”. Sobre México y América Latina, supo discernir sus peculiari-dades; conocedor de su histo-ria, denotó las diferencias de desarrollo político y social de los dos principales virreinatos españoles, la Nueva España y el Virreinato del Perú: “Por su historia, por su cultura e inclu-so por su situación geográfica, México presenta indudables diferencias con el resto de las repúblicas de América Latina. El país que podría parecerse más al nuestro es Perú: dos altas civilizaciones pre-

hispánicas y, sobre todo sus restos, dos ricos virreinatos. No obstante, hay diferencias muy profundas entre las dos civilizaciones indígenas”. Completó este planteamiento con un profundo estudio so-bre estas diferencias y simi-litudes.

De la Revolución Mexicana de 1910 realizó un análisis de los proyectos que conllevó este movimiento social: “Fue un proyecto de modernización política (Madero); y econó-mica (Calles); sin embargo, el zapatismo fue una vuelta a los orígenes: una revuelta mas que una revolución. Desde la fundación del PNR, en 1929, el país comenzó de nuevo a modernizarse, no sin tropiezos y estancamientos. Subrayo: en lo económico y lo social, no en lo político”. En franca refe-rencia al estancamiento políti-co de la sociedad mexicana en los años noventa.

Respecto a la mala distribu-ción de la riqueza en México, Paz hizo pertinentes obser-vaciones, que no fueron con-sideradas por el oficialismo político: “La distribución de los beneficios es un proble-ma social y económico; los

medios para lograrla son,

ante todo, políticos; la demo-cracia y el sindicalismo libre. La lucha por la distribución más justa de los bienes eco-nómicos es una tarea que corresponde, esencialmente, a los trabajadores y a los con-sumidores, y que sólo puede llevarse a cabo en un régimen plenamente democrático. Así pues, las reformas económi-cas nos conducen a la reforma política”.

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El Premio de Literatura en Lengua Castellana Miguel de Cervantes,1 conocido también como Premio Cervantes o Premio Miguel de Cervantes, es un premio de literatura en lengua española concedido anualmente por el Ministerio de Cultura de España a pro-puesta de las Academias de la Lengua de los países de habla hispana. Los últimos galardonados con el Premio de Literatura en Lengua Castellana Miguel de Cervantes son Elena Poniatowska en (2013) y Juan Goytisolo en (2014).

Fue instituido en 1976 y está considerado como el galardón literario más importante en len-gua castellana pese a no ser el de mayor monto. Está destinado a dis-tinguir la obra global de un autor en lengua castellana cuya contribución al patrimonio cultural hispánico haya sido decisiva.

Está dotado con 125 000 eu-ros y toma su nombre de Miguel de Cervantes Saavedra, autor de la que se considera la máxima obra de la literatura castellana, Don Quijote de la Mancha.Su primera edición tuvo lugar en el año 1976. El Premio Cervantes no puede ser dividido, declarado desierto o ser concedido a título póstumo, según las normas que se esta-blecieron después de que en la edición de 1979 el jurado

decidiera conceder el premio «ex aequo» al español Gerardo Diego y al argentino Jorge Luis Borges.

Los candidatos al Premio Miguel de Cervantes son propues-tos por el pleno de la Real Academia Española, por las Aca-demias de la Lengua de los países de habla hispana y por los ganadores en pasadas ediciones.

El jurado estuvo integrado por el director de la Real Academia Española, el director

de una Academia de la Lengua de Hispanoamérica, que va cam-

biando cada año, el premiado en la edición anterior y seis

personalidades del mundo académico, literario o universitario, hispanoa-mericanos, «de recono-cido prestigio».

Desde la edición del año 2008, la composi-ción del jurado sigue un nuevo modelo que supone una mayor proporción de miembros designados por entidades de carácter electi-

vo: los dos últimos galardo-nados con el propio Premio Cervantes; un miembro de la Real Academia Española; un

miembro de una de las Acade-mias Iberoamericanas de la lengua española; cuatro perso-nalidades del mundo académico, universitario y literario, de reconocido prestigio, propuestos, respectivamente, por la Conferencia de Rectores de las Universidades Españolas, la Unión de Universidades de América Latina, el director del Instituto Cervantes y el ministro de Cultura de España;

Premio Miguel de Cervantes

dos miembros elegidos entre representantes de suplementos culturales de diarios, propuestos, respectivamente, por la Federación de Asociaciones de Periodistas de España y la Sociedad Interamericana de Prensa; y uno a propuesta de la Asociación Internacional de Hispanistas, de nacionalidad no española ni iberoamericana.

Se falla a finales de año y se entrega el 23 de abril, coin-cidiendo con la fecha en que se conmemora la muerte de Miguel de Cervantes,y es en la universidad de alcala de he-nares. El rey de España, Felipe VI, preside la entrega de este galardón en el Paraninfo de la Universidad de Alcalá. En este acto solemne, el rey, el ministro de Cultura español y el autor galardonado pronuncian un discurso en el que se glosa la vida y producción literaria del premiado, la obra de Cervantes y los autores clásicos de nuestra lengua, así como sobre el estado del idioma.El Premio Cervantes es el Premio Nobel de las letras his-pánicas. Fue instituido en 1974 con el propósito de honrar una obra literaria completa, aunque su primera edición tuvo lugar de modo efectivo al año siguiente. Los candidatos son presentados por el pleno de la Real Academia Española y por las Academias de los países hispanos y los premiados en años anteriores. El jurado se halla presidido por el ministro de Cultura y Educación de España y desde 1980, en evita-ción de coincidencias, esta dignidad sólo puede concederse a uno de los candidatos. La ceremonia de entrega del galardón se celebra el 23 de Abril de cada año.

1976 Jorge Guillén (España, 1893-1984) poeta 1977 Alejo Carpentier (Cuba, 1904-1980) novelista 1978 Dámaso Alonso (España, 1898-1990) poeta 1979 Jorge Luis Borges (Argentina, 1899-1986) poeta Gerardo Diego (España, 1896-1987) poeta 1980 Juan Carlos Onetti (Uruguay, 1909-1994) novelista 1981 Octavio Paz (México, 1914-1998) poeta 1982 Luis Rosales (España, 1910-1992) poeta 1983 Rafael Alberti (España, 1902-1999) poeta

1984 Ernesto Sábato (Argentina, 1911-2011) novelista 1985 Gonzalo Torrente Ballester (España, 1910-1999) novelista. 1986 Antonio Buero Vallejo (España, 1916-2000) dramatugo. 1987 Carlos Fuentes (México, 1928-2012) novelista 1988 María Zambrano (España, 1904-1991) filósofa 1989 Augusto Roa Bastos (Paraguay, 1917-2005) novelista 1990 Adolfo Bioy Casares (Argentina, 1914-1999) novelista 1991 Francisco Ayala (España, 1906-2009) novelista 1992 Dulce María Loynaz (Cuba, 1903-1997) poeta 1993 Miguel Delibes (España, 1920-2010) novelista 1994 Mario Vargas Llosa (Perú, 1936) novelista 1995 Camilo José Cela (España, 1916-2002) novelista 1996 José García Nieto (España, 1914-2001) poeta 1997 Guillermo Cabrera Infante (Cuba, 1929-2005) novelista 1998 José Hierro (España, 1922-2002) poeta 1999 Jorge Edwards (Chile, 1931) novelista2000 Francisco Umbral (España, 1935-2007) novelista 2001 Alvaro Mutis (Colombia, 1923-2013) poeta y novelista 2002 José Jiménez Lozano (España, 1930) novelista 2003 Gonzalo Rojas (Chile, 1917-2011) poeta 2004 Rafael Sánchez Ferlosio (España, 1927) novelista2005 Sergio Pitol (México, 1933) novelista2006 Antonio Gamoneda (España, 1931) poeta2007 Juan Gelman (Argentina, 1930-2014) poeta2008 Juan Marsé (España, 1933) novelista2009 José Emilio Pacheco (México, 1939-2014) poeta2010 Ana María Matute (España, 1925-2014) novelista2011 Nicanor Parra (Chile, 1914) poeta2012 José Manuel Caballero Bonald (España, 1926) poeta y novelista2013 Elena Poniatowska (México, 1932) novelista2014 Juan Goytisolo (España, 1931) novelista