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Revista
Zapatoca
ÍNDICE
Pag. 3 Nota Editorial: Cien años del Colegio Santo
Tomás
Pag. 6 Historia planta física Colegio
Santo Tomás Antonio M. Rueda P
Pag. 9 Cronología Académica del
Colegio Santo Tomás Gerardo Díaz A.
Pag. 14 Libricidio. Carmen R. Pinilla D
Pag. 17 Hechos
Pag. 22 Zapatoca mirando al 2020 Gilberto Cáceres.
Pag. 24 Reflexiones Reinaldo Serrano O.
Pag. 25 Un Nobel en ciernes. Pedro J. García O .
Pag. 32 Zapatoca de otros tiempos.. Libardo León G.
Pag. 37 Trinita Arenas Serrano. Italo Barragán A.
Portada
Sede del colegio Santo Tomas de Aquino que funcionó
como tal hasta pasada la primera mitad del siglo pasado.
Foto cortesía de Marquetería Una Hora.
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Revista
ZAPATOCA Órgano de la Fundación Pro-Zapatoca
Director Impreso por
Presidente de la Fundación LITOGRAFÍA CORONA
SAULO TOLEDO PLATA Bucaramanga
EDITORIAL
CIEN AÑOS DEL COLEGIO SANTO TOMÁS
Zapatoca tiene el privilegio de tener muchas de sus gentes en
todo el país, que la quieren, que la sirven y que velan por su
progreso. Porque ha tenido colegios y estos producen
egresados. Tal el Colegio Santo Tomás, que completa un siglo
de su funcionamiento. Muertos y vivos, sus egresados son una
fuerza desplegada en los diferentes ámbitos de la faz del país.
No hay egresado que no guarde un buen recuerdo de su Colegio,
porque en su juventud fue acogido en sus aulas, y el Colegio
propició sus mejores sueños, sus más ambiciosos proyectos:
Corrección ortográfica: Adriana Toledo Arenas
Corrector de prueba: Libardo León Guarín
Tercera Época Enero de 2013 Nº 89
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fueron los días amables de niñez y juventud, que el Colegio
nutrió y forjó.
La realidad de hoy, de un Colegio mixto, abierto a hombres y
mujeres no guarda semejanza con el de ayer. En aquel tiempo
los sexos estaban separados y descansaba sobre los planteles de
hombres la carga de las familias para su sostenimiento y confort.
Las mujeres pertenecían a otro género, como si la vida ordinaria
no reuniese a unos y otras para siempre. Los cambios
necesarios obraron el milagro de la igualdad, de las
remuneraciones paralelas, y así unos planteles primero y otros
después, realizaron el prodigio de la formación de todos para la
vida y para la sociedad.
Mi padre tuvo la fortuna de ser alumno del Colegio, cuando lo
dirigía el señor Escobar, un antioqueño recibido en Zapatoca
para su labor abnegada y útil. De ahí han pasado cien años, y el
mismo Colegio sigue albergando a la gente joven, para
desasnarla y capacitarla en los diversos quehaceres y
disciplinas. Los párrocos velaron siempre por el plantel, por su
semillero de gentes, encaminadas al servicio, al mejoramiento
social, a las profesiones que han surgido, que en esa época
había que buscarlas lejos, recorriendo difíciles caminos y
posadas que dejaban mucho que desear. Vinieron los padres
dominicos que contrataron la dirección del Colegio,
alumbraron muchas mentes para que fuesen mejores en sus
vidas, y luego de conquistar algunas vocaciones se fueron. Con
intervalos que utilizaron diversos pedagogos; vinieron los
hermanos cristianos y después de satisfechos sus encargos
principales dieron estadía a los padres claretianos, y estos a los
salesianos, quienes dirigieron con acierto el plantel pero no
perseveraron en su continuidad. Hoy sirve el Colegio con el
mismo nombre y recibe el apoyo oficial, aunque siempre el
mismo, dando buenas alternativas a la sociedad. Hoy existen
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plateles educativos en diversos lugares, principalmente en las
cabeceras municipales, y esta es la causa de que haya menos
concurrencia a sus aulas. Pero continúa el Colegio Santo Tomás
sirviendo a las promociones juveniles con el mismo celo de
siempre, al influjo de planes que cambian según los gobiernos
de turno, pero que sostienen el plantel para beneficio social.
Yo fui beneficiario de sus aulas. El año 1935 vine con mi padre,
nos recibió el hermano Honorio Lucas, quien luego de
examinarme en castellano me dió ingreso. Venía al primer año
de bachillerato, de la escuela pública de mi pueblo. Pocos
sobrevivimos del grupo que formamos, en las competencias
estudiantiles, en las clases reglamentarias, en los actos solemnes
que convocaban a grupos sociales diversos. Funcionaba el
Colegio en la vieja casa que construyó y habitó Geo Von
Lengerke, que infortunadamente fue demolida para dar paso a la
edificación actual realizada con auxilios conseguidos por el
zapatoca ilustre y orador insigne Manuel Serrano Blanco.
Es la oportunidad para desearle al Colegio, como entidad
educativa, cabal prosperidad en sus aulas y vida larga para
beneficio de la juventud que quiera estudiar.
Esta nota editorial fue escrita por el Doctor ALFONSO GÓMEZ GÓMEZ
El próximo 13 de febrero se cumplen 100 años de la
creación del Colegio Santo Tomás.
A la Junta directiva, al Señor Rector, al cuerpo docente y
administrativo y a los alumnos les presentamos nuestro
saludo de felicitación y les deseamos muchos éxitos.
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HISTORIA PLANTA FISICA DEL COLEGIO SANTO
TOMAS DE AQUINO
ANTONIO MARIA RUEDA PRADA
PREÁMBULO.
Como lo reseña el presbítero Isaías Ardila Díaz en su libro
zapatoca, el 28 de Diciembre de 1.912 se firmó un contrato entre
el Provincial de los Padres Dominicos en Colombia y el Cura
Párroco de Zapatoca, quien a su vez era el Representante Legal
de la Junta organizada con la finalidad de crear en nuestra
Ciudad un Colegio para varones, que por petición de los padres
Dominicos llevaría el nombre de “Colegio Santo Tomás de
Aquino”. Según el relato el colegio inicia labores el 13 de
Febrero de 1.913, habiendo sido el primer alumno matriculado
según el archivo, el niño Benjamín Ardila Díaz- El colegio
obtuvo su Personería Jurídica el 16 de Diciembre del mismo
año.
PLANTA FISICA
El 1º de Febrero de 1.914, se protocoliza la Primera Escritura de
las tantas y variadas que se han sucedido a través de los 100
años de existencia del colegio.
Los padres dominicos regentan el Colegio hasta diciembre de
1.930, retirándose por desacuerdo con el párroco de ese
momento presbítero Guillermo Gómez Ortíz, lo que llevó
también por parte del párroco a la Destitución del Síndico de la
Junta Sr. Leonidas Ardila R.
Con los ahorros de estos 17 años la Junta compró en 1.936 unas
fincas en la naciente municipalidad de Barrancabermeja,
algunas de las cuales fueron vendidas 20 años más tarde para
adquirir predios donde se construyó la actual planta física.
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De 1931 a 1.934 el colegio siguió funcionando bajo la dirección
de sacerdotes diocesanos.
En los años 1.935 y 1.936 lo regentan los Hermanos de las
Escuelas Cristianas (Lasallistas).
En 1937 y 1.938 nuevamente es dirigido por presbíteros
diocesanos.
De 1.939 a 1.942 tomaron la dirección del colegio los Padres
Claretianos, congregación fundada por San Antonio María
Claret (de ahí el nombre del suscrito).
Durante los años 43-44 el colegio permaneció cerrado.
El colegio reabre sus aulas de clase el 8 de Febrero de 1.945
bajo la dirección de la Pía Comunidad Salesiana, hasta finales
del año 1.973.
Foto tomada durante la construcción del colegio. Al fondo, la casa de Lengerke,
absurdamente destruída. (suministrada por don Enrique Cancelado
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La comunidad salesiana exigió se le otorgaran escrituras en
comodato, con el fin de buscar mediante diversas acciones
construir un plantel de acuerdo a las necesidades de la época.
La Junta Santo Tomás, otorgó el comodato solicitado, mediante
escritura 52 de 1.945 con dos condiciones muy importantes.
1ª) Obligación de la Pía Comunidad Salesiana de mantener en
funcionamiento el Colegio Santo Tomás de Aquino.
2ª) Si la comunidad Salesiana por algún motivo dejaba la
dirección, administración y el funcionamiento del Colegio, los
bienes retornarían a la Junta del Santo Tomás. Esta a su vez
daría un reconocimiento económico del 20 % del valor de los
mismos. Este último compromiso se establece en la Escritura
299 de Agosto de 1.949.
Pasaron 30 años (de 1.973 a 2003) durante los cuales se
presentaron diversos enfrentamientos entre, obispos, párrocos,
alcaldes y Pueblo de Zapatoca por un lado y la PíaSociedad
Salesiana por otro, sin que fuese posible una solución al
conflicto generado por el famoso 20%.
Aunque los Alcaldes no tenían injerencia directa en la solución
del problema, pues esta debía darse entre la Parroquia San
Joaquín de Zapatoca y los Salesianos, sí fue por medio de una
“alcaldada” (manifestación repetida por el Asesor Jurídico de
los Salesianos en varias ocasiones durante el proceso), que con
el apoyo del Honorable Concejo Municipal, logra poner fin al
conflicto de intereses económicos que parecía no tener
solución.
Todo se dio por el hecho de poner a los Salesianos a pagar
tributos fiscales, si no volvían a regentar el Colegio. Para
solucionar el problema de la propiedad del edificio, los
salesianos optaron por pagar los impuestos y dejar
definitivamente el Colegio
El acuerdo se resume en los siguientes puntos:
1) Que gracias a este acuerdo y la normatividad de la Ley 715-
71 (pago de arrendamientos por parte del ente
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departamental), la Junta hoy Fundación Santo Tomas, a
partir del año 2004, obtuviese recursos para efectuar el
mantenimiento de la planta física, la cual en ese momento
estaba muy deteriorada.
2) En septiembre de 2003 la Alcaldía Municipal extiende el
paz y salvo a la Sociedad Salesiana por pago del Impuesto
Predial Unificado.
Con fecha 16 de Diciembre de 2003, se firmó, entre la Parroquia
San Joaquín de Zapatoca y la Pía Sociedad Salesiana, la
Escritura Nº 364 , retomando la Fundación Santo Tomas, la
propiedad, el dominio y la posesión del inmueble, elementos que
deben darse para el ejercicio pleno de una propiedad
.
* * *
Cronología Académica del Colegio
Gerardo Díaz Ardila
La promesa de fundación del Colegio "Santo Tomás de Aquino"
fue el 28 de Diciembre de 1912 - fueron los fundadores: Srs.
Obispos Francisco Cristobal Toro y Antonio Vicente Arenas, el
Cura párroco Dr. Claudio Acevedo y los Padres Dominicos Fr.
Tomás María Posada, provincial de la orden y el Padre
Ambrosio Díaz.- El colegio se llamó "COLEGIO SANTO
TOMAS DE AQUINO" e inició actividades académicas el 13 de
Febrero de 1913.
- VIDA DEL COLEGIO-
Primera Época (1.913-1.930). Fue regentado por la Comunidad
Dominica y el primer Rector fue el Padre Jesús Fernández –
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Español. También fueron iniciadores del colegio el Padre Luis
A. Fajardo y el Hermano Vicente Gutiérrez.
Segunda Época (1.931-1934).- La salida de los padres
Dominicos de la dirección del colegio fue 1929. En esta época
fue dirigido el colegio por el Clero Diocesano y fue rector el
Pbro. Josué Gómez Parra.
Tercera Epoca (1.935-1.936).- En esta época el colegio fue
regentado por los Hermanos de las escuelas Cristianas, el Rector
fue el hermano Honorio Lucas y vicerector el hermano Eduardo,
profesores los hermanos Antonio, Cristóbal y Santiago. También
fueron rectores los Hermanos Carlos y el hermano Honorio
María. Lamentablemente la comunidad Lasallista dejo la
dirección del colegio al terminar el año de 1936.
Cuarta Epoca (1937-1938).- El año 1937 el colegio fue cerrado
y allí funcionó un liceo de primaria dirigido por el profesor
Angel Miguel Toledo. El año de 1938 el Colegio volvió a abrir
sus puertas, bajo la Rectoría del Pbro. Dr. Sanabria. El año
siguiente fue entregado a la comunidad Claretiana.
Quinta Epoca(1939-1942).-En el año de 1939 los Padres
Claretianos o Misioneros del Inmaculado Corazón de María
asumieron la dirección del colegio por 4 años.- El Rector en este
período fue el padre Silvestre Apodaca. En 1942 los padres
Claretianos entregaron el colegio y el plantel educativo
permaneció cerrado por 2 años.
Sexta Epoca (1945- 1973).- El 31 de Octubre de 1944 llegó a
Zapatoca el Padre José María Bertola acompañado por el señor
obispo, Angel María Ocampo obispo auxiliar de la Diócesis del
Socorro, a quienes toda la ciudadanía recibió triunfalmente.
Ante esta manifestación tumultuosa de simpatía el padre
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superior de los Salesianos dio el anhelado "si" para la
refundación, con aplauso interminable de todo el pueblo.
El 21 de Noviembre llegó a la ciudad el Padre José Cancino,
santandereano nombrado primer Rector Salesiano del colegio,
con el señor Andrés Ramírez de la misma comunidad.
El 8 de Febrero de 1.945 la campana del colegio, muda hacía 2
años, volvió a resonar alegremente para recibir a los primeros
ochenta alumnos, de los cuales doce internos. (ese año, yo
Gerardo Diaz Ardila, fui el primer matriculado). El Padre
Cancino sembró la semilla y vio cómo durante sus 5 años de
Rectoría, llegó abundante cosecha La Providencia dio al colegio
como nuevo Rector al Padre Leonardo Mascagni, italiano que se
hizo colombiano y zapatoca con inmenso cariño.
La proyección luminosa de su mente lo llevó a planear la
construcción de un edificio gigantesco que ocuparía 2 manzanas
como un gran palacio del saber, con capacidad para miles de
alumnos. Su extraordinaria habilidad y simpatía le facilitó la
obtención de auxilios oficiales: con la ayuda eficaz del Dr.
Pedro Nel Rueda Uribe gobernador de Santander y el patriótico
entusiasmo de Benjamín Ardila Díaz, organizó el Gran
Banquete del Temel, en Bogotá, celebrado el 21 de Agosto de
1952, con los Srs. Ministros de Gobierno, Educación, Hacienda
y Trabajo rodeados de un centenar de ilustres paisanos, y con
palabras del Dr. Manuel Serrano Blanco, que lo llevó a firmar
con el Presidente de la República el Decreto Ley No. 2425 del 6
de Octubre del mismo año, por el cual se auxilió al colegio
Santo Tomás de Zapatoca, con una suma ($1.500.000)
importante para la construcción del edificio.
Así el Padre Mascagní en los tres años de su Rectoría, logró
dejar casi totalmente perfilada su obra, que continuó el nuevo
Rector Padre Ildefonso Gil, es su período rectoral de 1954 a
1962.
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En 1953 la Señora Ana Dolores Rueda vda. de Serrano obsequió
al colegio todos los instrumentos para la banda de guerra, que el
Padre Juan Martín Sierra dirigió por muchos años. Al Padre
Juan Martín siempre se le llamó familiarmente el Padre Juanito.
En el año 1957 llegó el Padre Fernando Ortega de Las Heras,
español, que venía de su heroico apostolado como párroco de
Agua de Dios, para entregarse con vivo entusiasmo al Colegio
de Zapatoca, ciudad a la que él amó intensamente y que lo
reconoció como "Hijo Adoptivo". Con su fervor y la tenacidad
de la sangre de los nacidos en Castilla la Vieja, se encargó,
además de todo su trabajo como profesor, ecónomo del colegio,
consejero y auxiliar de los alumnos, de la dirección de la obra
del edificio en forma personal y sacrificada.
El Señor quiso que el Padre Ortega consumara su total entrega a
Zapatoca: un infarto cardiaco lo hizo rendir su apostólica tarea
el 9 de Febrero de 1972, cuando solo contaba 54 años y después
de 15 años de ininterrumpido trabajo por la prosperidad y la
santificación de las almas.- Zapatoca lo reconoce como a uno de
sus mayores bienhechores.
Al Padre Gil lo sucedió en 1963 el Padre Pablo Medellín, a
quien los alumnos lo llamaban cariñosamente "Pablito". Fue uno
de los mejores tiempos del colegio, que llegó a contar 400
alumnos de secundaria, de los cuales 250 eran internos. En 1967
lo sucedió el Padre Luis Emiro Sánchez y en 1970 el Padre Juan
B. Becerra; y fue el último en esta etapa del colegio dirigida por
los hijos de Don Bosco. En 1971 el colegio fue integrado con el
colegio de la Presentación.
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Es justo recordar también a los hermanos el polaco Miguel
Sabloski y el arquitecto Constantino Ochoa que tanto ayudaron
en la construcción del edificio y nos edificaron con sus ejemplos
de virtud y sencillez. En el colegió de Zapatoca existe una placa
de reconocimiento, colocada en 1970 al cumplir la comunidad
Salesiana 25 años al frente del Colegio.
Séptima Epoca: 1974-1987 La Cooperativa de Ahorro y Crédito
de Zapatoca tomo la dirección del colegio bajo la Rectoría del
Dr. Alfonso Hernández B..
De 1975 a1977 fue Rector el Señor Edgar González Andrade y
en 1978 el Licenciado Dioanny Correa Murillo.De 1978 hasta
1986 funciono el Colegio bajo la dirección de la Dra. Vilma
Barandica de Garavito.
El 30 de Noviembre de 1979 se fundó la Cooperativa
Especializada de Educación del Colegio Santo Tomás que
obtuvo Personería Jurídica no. 0100 del 25 de Enero de 1981 y
tomó en arriendo el Colegio a la Comunidad Salesiana.
Siguieron en la rectoría los siguientes académicos: Eduardo
Castro Acevedo (1986 a 1991), Amantina Vargas González
(1992), Rafael Cubillos Pinzón (1994), Mario Linares Corzo
(1995), Gustavo A. Durán Herrera (1996), Luis Evencio
Moreno Jerez (2002), Rosa Mercedes Peralta Chacón (200-3).
Gerardo Vesga Rueda (2003-4), Rosa Mercedes Peralta (2004-
5), Aldemar Aguilar Rueda (2005 Hasta la fecha.
** *
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LA HISTORIA SOBREVIVE A PESAR DEL
“LIBRICIDIO”.
Carmen Rosa Pinilla Díaz
En el periódico “El Vigía”, editado en Zapatoca en 1923,
encontramos el siguiente comunicado, de gran interés para el
legado de la historia de la ciudad del Clima de Seda.
“Proposición del H. Concejal Dr. Clímaco Gómez Plata: “El
Concejo agradece altamente al vocal Sr. Pedro Pablo Gómez, el
valioso obsequio del documento auténtico por el cual se otorga a
esta población el titulo de Villa; consigna su voz de aplauso al
Honorable edil por el importante acto de altruismo con que
viene a enriquecer el archivo de la Corporación, de lo cual se
dejará constancia expresa en el acta de esta sesión”.
“En cuanto al documento en referencia, consérvesele con el
respeto y veneración a que es acreedor por su autenticidad y
valor histórico, empastándolo cuidadosamente para evitar su
deterioro. Tómese una copia de él, debidamente autenticada por
el señor Secretario de la Corporación, para hacerlo conocer del
público por medio de la prensa”. (Hasta aquí la transcripción del
periódico)
Este valioso documento, que hace honor a la tierra que vio nacer
a una pléyade de hombres ilustres en las distintas ramas del
saber humano, y que hoy brillan en los diferentes escenarios del
mundo, se perdió en el primer “libricidio” perpetuado en
Zapatoca, en las primeras décadas de la segunda mitad del siglo
XX, por la ignorancia histórica del burgomaestre de turno, a
quien apodaban el Alcalde “ Fachada” quien, en
su irresponsabilidad como mandatario, pensó que esos
documentos empolvados que se encontraban en los archivos de
la Administración Municipal, y que, según él no tenían
fundamento alguno, podrían ser alimento para el fuego; y así
procedió, destruyendo parte de la valiosa historia de Zapatoca en
los anales de su vida colonial y republicana.
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Por esa época se encontraba de párroco en la ciudad el Pbro.
Isaías Ardila Díaz, quien al darse cuenta de semejante
descalabro, pudo rescatar parte de esos valiosos documentos;
entre otros, copia de la escritura de protocolización de la
fundación, cuyo original debe reposar en los archivos históricos
de Guane o Barichara; el testamento de Francisco Basilio de
Benavides, cofundador de Zapatoca, como igual el documento
de reparto de los diferentes lotes a los primeros propietarios en
la época de la fundación de la ciudad. Esos documentos, que
junto con otros de igual importancia para los anales de la
historia de la ciudad, que lograron salvarse de este primer
“libricidio” (porque no fue el único), reposan ahora en los
archivos del Centro de Historia de Zapatoca.
Ahora bien; en pleno siglo XXI, cuando se suponía que la
memoria histórica de los pueblos estaba salvaguardada por
los mismos responsables de su custodia, sucedió el segundo
“libricidio” en este maremágnum de ignorancia ministerial: en
abril de 2009, cuando terminaba la Semana Mayor, el Centro de
Historia fue informado de un misterioso camión que se
encontraba parqueado frente a la Casa de la Cultura,
mientras un funcionario de la alcaldía municipal sacaba
algunos bultos, de extraño contenido; y como ese “extraño
contenido” de una Casa de Cultura no podría ser otra cosa que
LIBROS, un miembro del Centro se apersonó de la situación y
comprobó, estupefacto, que lo que los bultos contenían, “eran
libros totalmente destruidos”, y que iban hacia la capital de
Santander a un “centro de reciclaje”.
La conmoción de lo sucedido, hizo recordar el “primer
libricidio” cometido en Zapatoca por la ignorancia de algunos
mandatarios, que desconocen que el vino, “entre más añejo, es
más saludable al paladar”; y que la historia encierra,
precisamente el recuerdo de un pasado feliz, cuyo sabor “añejo”
es lo que atrae la memoria de los pueblos en la conciencia de sus
hijos.
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Cuando el alcalde de turno fue
informado de la
situación, manifestó que “nada
sabía”, cuando precisamente fue
el mismo funcionario que estaba
llenando el camión del “extraño
contenido” quien nos comentó
que habían sido “órdenes del
burgomaestre”, que los había
destinado para que pudieran ser
pasto “de un nuevo incendio”,
esta vez en un laboratorio de
reciclaje.
Como todo esto sucedía en el domingo de Pascua, la gente que
pasaba por el lugar, junto con los miembros del Centro de
Historia, se apersonaron de la situación y cuando pudimos
ingresar a la Casa de la Cultura, con el estupor y la angustia
pintada en el rostro, encontramos el mayor descalabro que se
pueda sentir cuando de libros se trata, la gran mayoría
históricos y otros de igual importancia, tirados por el suelo,
como si un huracán impetuoso hubiera barrido todos los
anaqueles de la biblioteca de esa Casa de Cultura.
Algunos de esos libros, cuyas
pastas se encontraban tiradas
prácticamente en la física
basura, habían sido llevados y,
obsequiados y con
dedicatoria, por el Maestro
Gustavo Gómez Ardila.
Ni siquiera él se salvó del
“incendio” de sus obras.
Mientras todo esto sucedía dentro de las instalaciones del Centro
cultural, el Personero ordenaba al conductor del camión, que
estaba listo a partir con el valioso cargamento, bajara los bultos e
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ingresarlos de nuevo a la Casa. Cuando el “estupor” (llamémoslo
“angustia”) se dibujó en el rostro del señor alcalde, éste nos
manifestó; que “los libros serían de nuevo empastados y que él,
junto con la encargada de la biblioteca” Pedro Alejandro Gómez
Naranjo, se responsabilizaba de la situación”. Y para emular a
Nerón, ingresó a una de las habitaciones y se dedicó a tocar
guitarra.
La pregunta que el Centro de Historia y todos los interesados en
la materia nos hicimos, y aún nos hacemos, es: ¿cómo los libros
podrán volver a su estado original, cuando la gran mayoría
fueron destruidos totalmente?, pregunta que todavía no tiene
respuesta.
Afortunadamente, el señor Enrique Cancelado, funcionario de la
Casa de Cultura de Bucaramanga, que se encontraba en la
Levítica en esos momentos, pudo tomar algunas fotografías, que
con gusto queremos compartir con los amables lectores de esta
prestigiosa revista “Zapatoca”.
* * *
HECHOS
Sept. 22 En esta ciudad se reunieron los miembros del G8
con el fin de firmar un convenio de cooperación.
Sept. 24 Inesperadamente falleció en esta ciudad la Señora
Marta Serrano de García, Registradora de Instrumentos
Públicos. Fue sustituida por el Doctor Gonzalo Arbelaez
González quien desempeñaba el mismo cargo en San Vicente.
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Sept. 25 Se llevó a cabo
en las instalaciones del
Colegio Santo Tomás una
conferencia sobre turismo,
dictada por el doctor José
Guillermo Rodríguez de la
Cámara de Comercio de
Bucaramanga, dirigida a los
microempresarios y también a
comerciantes.
Sept. 24 Se presentó en la ladera occidental del
Camposanto un incendio forestal que puso en peligro los
tanques de gas instalados en la zona. Dos motivos nos han
impulsado a registrar esta noticia: la urgente necesidad de la
adquisición de un carro de bomberos y la excelente colaboración
de la ciudadanía que acudió sin distingos con baldes,
transportando canecas en los vehículos y tratando de apagar con
las escasas ramas que allí se consiguen.
Oct. 4 Los alumnos
del Instituto técnico
Santo Tomás de la
especialidad de
electricidad, contando
con asistencia de los
profesores y padres de
familia, visitaron la
represa en construcción
de HidroSogamoso.
19
Oct. 5 Hicieron escala en
esta ciudad Sara y James,
ciudadanos ingleses, en su
recorrido en Bicicleta desde
Alaska hasta la Patagonia. En la
fotografía aparecen con el
reportero de AUVPAZA,
Eduardo Alirio Rueda.
Oct.8 La colonia de Zapatoca
residente en Bogotá y la
alcaldía del municipio,
llevaron a Bogotá a un grupo
de alumnos que obtuvieron las
mejores calificaciones con el
fin de conocer la ciudad y
asistir a algunos espectáculos.
En uno de ellos se presentó el comunero cantor Víctor Hugo
Suárez, conocido autor de música colombiana. Es el autor de la
composicion musical “Zapatoca de mis amores”
Oct. 13 Durante los días
13, 14 y 15 se efectuó el Sexto
Festival Internacional de Danzas
folclóricas y Quinto Festival
Regional de Bandas Musicales,
organizado por el Señor Rector
del Colegio Santo Tomás
Aldemar Aguilar.
20
Oct. 27 Durante los
días 27 y 28 se celebró en
Anapoima, Cundinamarca, el
vigésimo Noveno Festival
Musical de Bandas Musicales
“Pedro Perilla”, al cual fue
invitada la Banda de Zapatoca.
La Banda de vientos obtuvo el
cuarto lugar en la categoría mayores y el quinto lugar en general
a nivel nacional.
Nov. 6 Visitó la ciudad el señor Omar Lengerke,
secretario de la oficina de la Tecnología de la Informática y la
Comunicación. Se reunió con los alumnos del Colegio para
explicarles lo relativo a la técnica de la fibra óptica. Días
después se iniciaron los trabajos de tendido de la red de la fibra.
Nov. 11 Por iniciativa del señor Profesor Cesar Pardo, el
señor Rector del Colegio convocó a los exalumnos y
empresarios. Se constituyó una mesa técnica con participación
del SENA, con el objetivo de mejorar la capacitación técnica en
todo el Departamento..
Nov. 17 se terminó en
Popayán la Décima novena versión
de los juegos Deportivos
Nacionales. Ana Cristina Sanabria
Sánchez , de la vereda Santa Rita,
ciclista, obtuvo medalla de bronce
en ruta de 19 kilómetros, y
Hernando Olave Acevedo, pesista,
obtuvo una medalla de oro y una de
bronce.
21
Nov. 26 Por Gestión de la Fundación Pro-Zapatoca se
efectuó en las instalaciones del Colegio Santo Tomás la
conferencia “Derecho a la Vida” por parte del Magistrado de la
Corte Constitucional Doctor Nilson Pinilla Pinilla. Expresamos
nuestra gratitud al Señor Rector del Colegio por su colaoración.
Dic. 6 En esta fecha se llevó a cabo el acto de clausura y
premiación “reconocimiento a la Mejor Fachada y Cuadra Jardín
2012”, contando con la participación de más de 250 personas
habitantes de este bello pueblo. Se destacó la participación del
Alcalde, Secretarios de Despacho, Concejales, autoridades de
policía, empresarios de turismo, artesanos, medios de
comunicación y comunidad en general
22
Uno de los objetivos que busca esta convocatoria de predios
urbanos, es poder apreciar la importancia que tiene para el
Municipio comprender la cultura urbana en sus condiciones de
planta física con sabor ancestral en las comunidades base, para
así fomentar la pertenencia y arraigo a través de la comprensión
del bien material inmueble, como los son sus lugares de
vivienda.
El evento fue coordinado por el Arquitecto Gilberto Camargo
Amorocho y se desempeñaron como jurados: Pedro Elías Pinilla
e Ismael Umaña
Se otorgó el reconocimiento de la mejor fachada a la ubicada en
la dirección Calle 23 No. 7-63 a nombre de la señora Esperanza
Serrano De Márquez, destacándose el inmueble por su estado de
conservación y composición de elementos que proyecta la casa
pueblerina de estilo tradicional. Expresión externa reflejo de una
interioridad, adornada por el jardín colgante muy propio de las
ciudades coloniales y con especies propias.
El evento generó un alto impacto en el municipio; es la primer
vez que se organiza este programa y se ilumina una cuadra en
Zapatoca; con gran entusiasmo y alegría aplaudieron la labor y
dieron las gracias a la Cámara de Comercio por tan excelente
idea.
* * *
Zapatoca mirando al 2020
Plan Básico Integral. La construcción de un centro
polifuncional para la educación, donde converjan la ciudadanía
y especialmente la juventud. No seria práctico; o se pudiera
rehabilitar o reacondicionar las instalaciones del Colegio
Salesiano, Institución que evoca la grandeza de su pueblo.
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Objetivos. Capacitación en: Idiomas, finanzas, agroindustrias,
carreras técnicas e intermedias, arte y cultura en general,
comunicaciones e internet (en este campo Bucaramanga es la
ciudad más preparada de Colombia)
Se lograría iniciar un “Semillero de Talentos”; muchos de ellos
podrían ser los profesores para la siguiente generación.
Apoyo. Los zapatocas que puedan, Colciencias, Sena, UIS,
internet Bucaramanga, ONG, entre otros.
Énfasis. Desarrollar el sentido de pertenencia fomentando una
especie de orgullo colectivo generando ideas, sentimientos,
pasiones. Para ello posee herramientas suficientes: valores,
historia de sus hombres, una gran cultura y una gente echada
para adelante, que conforman una región reconocida por ser
trabajadora, recursiva, suspicaz, y muy adelantada en lo que se
refiere al ahorro y economía.
Consecuencia de todo lo anterior: que indudablemente requiere
un gran esfuerzo, es la promoción de una nueva generación con
un nuevo tejido social con excelentes valores productivos y
eficaces proporcionando desde hoy, o sea desde este presente,
un mejor futuro para sus nuevos hijos.
Turismo. Zapatoca hace parte de ese nuevo corredor turístico
de Santander. No es más que idear valores agregados.
Un museo de historia y cultura, crear nuevas oportunidades en
la Cueva del Nitro, parque ecológico; gran centro de producción
de frutales, hortalizas, jardines, etc., con paisajes, olores y
sabores.
Conclusión. Con tanta gente capaz y más fuente de recursos
lograran comenzar con entusiasmo una nueva integración de
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sinergias a nivel regional, para así lograr un poder de maniobra
en tan diferentes, agradables y productivas actividades.
Reinaldo: se que de todo lo anterior tú tienes una idea mas
pragmática. Lo único que trato es cumplir con lo conversado,
recordándote algunas cosas para el éxito en esta obra
filantrópica.
Un abrazo.
Gilberto Cáceres.
(Carta enviada a Reynaldo Serrano Orejarena)
REFLEXIONES
Reinaldo Serrano Orejarena
El futuro no nos llega dijo William Oushi; el futuro se
construye.
Pregunta: ¿Qué vocación tiene el pueblo de Zapatoca?,
¿Avícola, pisícola, caprícola, curícola, minera, agrícola,
frutícola o cual es?, turismo, educación, medicina, la respuesta
nos debe llevar a la reflexión sobre hacia donde debemos
trabajar.
Los zapatocas pregonamos sobre el buen clima y lo barato de los
servicios públicos, mercado y colegios; y de alguna manera lo
hemos convertido en un centro geriátrico.
Con el respeto que me merecen los mayores cuando se jubilan,
normalmente han acabado su verdadera etapa productiva; el
desarrollo se hace con las nuevas generaciones, educándolas
acorde con la vocación de la región y con misión y visión a
largo plazo. La pregunta es ¿Cómo?. Tal vez modificando la
educación de los colegios con el SENA y otros institutos.
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Haciendo otra reflexión; las tierras de Zapatoca son muy áridas,
lo que hace indispensable construir un buen distrito de riego; no
olvidemos “el agua es principio y fin de la vida”. Sobre este
tema ofrezco mi concurso para hacer una alianza, gobierno
municipal, universidades y empresa privada ofreciendo un
premio jugoso al mejor proyecto de riego y buscar cómo
lograrlo.
Nota: el parque central del municipio perdió su encanto de
palmas reales, araucarias, árboles pata de cabra y otros que con
el verde del prado tenían un aspecto bello; hoy está convertido
en un corredor de ladrillo sin las bancas de recuerdo histórico de
empresas de la época.
Recomendación: hay que pensar en campos recreativos, lagos,
cable vuelos, piscinas, canchas, senderos, parques, teatros, etc.,
a más de la Cueva del Nitro y otras existentes pues la juventud
no es sedentaria y exige más atractivos.
* * *
¿UN NOBEL EN CIERNES?
Pedro Joaquín García Ordóñez
Nuestro único y admirado Nobel de literatura, Gabriel García
Márquez, reveló los primeros indicios de su laureada labor a los
16 años de edad, cuando su familia se radicó en Zipaquirá. Su
profesor de historia intuyó su enorme potencial como escritor y
le sugirió suspender las coplas para dedicar todo su esfuerzo a la
prosa.
Hoy es muy difícil encontrar un joven a quien guste la lectura,
pues todos llenan sus mentes con los medios televisivos y
radiales, con juegos de video, con el “chat” de sus teléfonos y
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otras banalidades. Es aún más escaso, por no decir imposible,
hallar un joven a quien le guste escribir.
Jorge Andrés Cabarique Plata es un muchacho Zapatoca de 16
años de edad. Su pasión por la lectura es intensa, absorbente e
insaciable. Su léxico es enorme e inigualable por ninguno de sus
contemporáneos. En el disco duro de su computador reposan
más de 30 proyectos de historias, cuentos y bosquejos
novelescos, listos para ser ofrecidos al público. Casi todos son
basados en fundamentos históricos, épicos y legendarios.
Gracias al espíritu generoso de esta revista, podremos disfrutar
este breve cuento de su fértil magín y, tal vez, algún lector se
atreva a impulsar las genialidades de este brillante y estudioso
paisano.
Título: IRREAL
Autor: Jorge Andrés Cabarique Plata
Las tejas rojas, que reflejaban de manera opaca el sol de plata,
mientras el disco de oro iniciaba su ascenso por el solsticio de
las nubes andantes. Los muros blancos ennegrecían las calles
grises. Los perros sin un amo caminaban como sombras ocultas.
Las luces de los faroles que iluminaban tenuemente las calles de
naranja pálido con puntos oscuros como plomo oxidado. Así es
y así será el amanecer del más bello de los pueblos donde un
alemán construyó sus famosos caminos.
Me desperté temprano levantado por el canto de un gallo que
parecía provenir de mis propios sueños, retumbando como un
tambor de guerra. El sonido suave de la nada que vibraba con
fuerza me llamaba a eso, nada, llamado que no quería obedecer
y no obedecí. Me levanté, mi cuarto con una temperatura tan
agradable, que relajaba los músculos hasta el punto de
dormirlos, me pedía, o más bien yo lo hacía, nada más que cinco
minutos. Tranquilo, puse mis ropas en mi piel, zapatos, tenis
27
gastados de manera necesaria, calzaban en mis pies de manera
perfecta. Y me dispuse a salir.
Eran las cinco y media de la mañana y yo salí, no sin antes
ojear de manera fugaz algunos libros, crónicas, escritos, hambre
y colores que expresaban multitud de sentimientos en cada
página. Al salir la plata pálida de las nubes me saludó con
reverencia mientras el sol enrojecía el cielo como una pintura en
un papel banco. Caminé hacia el cementerio donde estaban
enterrados dos de los abuelos, que jamás visito. La calle era fría
pero hermosa. Los dos astros permitían una visualización cálida
con colores fríos. El recorrido hacia el cementerio era más un
extraño andar inocuo en todo sentido, tanto así que, a mitad de
camino, me detuve como frente a un muro y regresé mis pasos.
Volví a caminar, pasé frente a mi casa y no me detuve frente a
ella, muy al contrario, seguí caminando. Fui hacia el otro
cementerio donde ya no se entierra a nadie. Hay que admitir
que, caminar, permite que la mente disfrute de una paz y una
tranquilidad la cual provoca que los pensamientos fluyan de
manera más clara y natural en nuestras mentes. En esto,
mientras divagaba en mil formas, muchas difíciles de explicar,
por el rabillo del ojo pegado a un camino de piedras divisé algo;
giré hacia la iglesia y vi una sombra flotando con algo rojo en lo
que parecía su mano, parpadeé y el objeto había desaparecido.
Como es natural suponer lo atribuí a la locura de mis
pensamientos, que fluían demasiado rápido en aquel instante.
Pero sí hay que decir una cosa: Ese extraño hecho favoreció que
me dirigiera a la iglesia como si quisiera asegurarme que
estuviera intacta.
Recorrí el camino, aún empedrado. Bajaba por las múltiples
lomas hacia la iglesia, sus bloques de piedras naranjas unidos
por un cemento blanquecino y desgastado por el tiempo, la
magnífica simplicidad de su estructura, su tamaño imponente y
sus dos torres generaban las formas del centro de un pueblo
católico.
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La calle vieja y empedrada, el muro blanco a mi derecha y de
colores como el azul y el verde a mi izquierda. Con el frio que
engendraba dolor en mi piel y el sereno que atravesaba mis
poros, como agujas finísimas de hielo. Caminaba. De repente,
percibí un halo mortal y helado en mi alma. Y en mi piel, como
si algo pasara a mi lado con una bola de plomo derretido.
Paralizándome y antes de darme cuenta qué pasaba, estaba
tirado en el suelo. El ente que me dejó en esa penosa condición,
¿qué era? En realidad no era nadie, o al menos nadie que
conozca; aunque sin lugar a dudas todos hemos escuchado
hablar de él. Levanté la cara y me limpié la tierra, observé… la
sombra que había visto antes, pero más clara, más nítida de lo
que jamás se ha visto. La capucha negra, la mano de hueso
desenterrado, el graznido de un cuervo a lo lejos, el cráneo en su
rostro y la hoz en llamas. Estaba frente al rostro mismo de la
muerte. Giró su cuerpo hacia mí, sus cuencas sin ojos me obser-
varon con fiereza y luego se fue; me miró una última vez y
frente, a la iglesia, hizo la señal de la cruz, una reverencia y
desapareció.
No sé si fue premonitorio o una locura de mi imaginación; no sé
si murió alguien ó si ver la muerte inhibe a alguien de ella, solo
sé que sus ojos tenían un mirada de dureza pero no de crueldad.
Como luce alguien atormentado por el peor castigo.
Tenía la sangre helada, las venas entumecidas y estaba asustado.
Caminaba hacia y por el parque, recorría la sonrisa, hasta cierto
punto maquiavélica, de las baldosas rojas, azules y amarillas. El
rostro que estas conformaban crujía bajo mis pasos como
burlándose de mí. Mientras en la calle, frente a la alcaldía, un
pequeño mercado se organizaba. El frío que se sentía era casi
invernal aunque no desagradable. Lo que sí era desagradable o,
al menos para mí lo era, el rústico “amor” por el mal gusto que
allí se fomentaba. La música era tan horrible que me obligó a
irme del parque.
29
Me fui, no diré corriendo, porque no fue así. Solo caminé y me
dirigí en dirección del hospital; pasé al lado de un banco cuyo
nombre se me escapa en estos momentos. Esa música que
retumbaba en mi cabeza, a fuerza de ser molesta, con su ritmo
demasiado repetitivo y su letra que, ni se entendía, ni decía
nada… Una vez logré caminar lo suficiente como para alejarme
de aquel ruido infernal, giré hacia mi izquierda y seguí derecho
sin saber porqué lo hice, aunque sí se puede decir que no fui
quien tomó esa decisión. Como sea, fui orientado hasta la
entrada de un viejo camino.
Antiquísima era esa herrumbre de rocas y hojas podridas;
viéndolo me pregunté <<¿por qué está tan descuidado, un
camino que si bien no tiene valor comercial en este momento, sí
representa el orgullo que deberíamos tener por el trabajo de
nuestros antepasados?>> En todo caso recorrí el dicho camino.
Las rocas, lisas debido al moho verdusco que las cubría; pisaban
un tapiz de diferentes tonos de verdes, en un paisaje donde
árboles del mismo color, formaban un túnel con hojas
crepitantes, de tinte marrón, como un leve polvo, en una
pequeña cuesta que terminaba con una enorme roca cubierta de
musgo, antes de girar al siguiente recodo. Fui hacia la gran roca,
que ya he mencionado, y me recosté en ella.
Cuando el tiempo pasa y estás tranquilo sientes que este ni
existe y, esta sensación, puede durar horas. A menos que algo te
saque de ese trance de manera inoportuna, lo cual suele
producirse por medio de algún susto.
Así estaba yo, observando el mundo que me rodeaba y
respirando el aroma primaveral que los frutos de árboles
diversos y hojas de café producían. Oí el crepitar de una hoja,
mi mirada se dirigió hacia el sonido y vi lo que parecía ser una
oruga blanca dividida en tres partes y que se adelgazaba hacia su
parte más corta. Se movía como cuando se escarba hacia algo.
Quedé anonadado al ver esa oruga o lo que equivale,
perfectamente en este caso, a un dedo, el dedo de un cadáver,
30
abandonado hace siglos, seguramente aplastado por la roca en la
cual estaba recostado. Al ver eso se me paralizó hasta el tuétano
y, al contrario de lo que acabo de decir, salí corriendo.
No corrí mucho, solo lo suficiente para alejarme de aquella…
cosa. Llegué hasta el puente, puente en el cual, según he oído,
habita el diablo. Lo crucé sin ningún problema; el que creyera
que allí habita un demonio, está loco.
Caminaba, mientras suponía que estaba bendecido por la
tranquilidad. De nuevo las hojas verdes y el suelo de rocas y de
tierra negra. Ya no había sitio para recostarse y vi, de repente, en
aquello que debería ser un área protegida por alambrado, lo que
parecía una puerta abierta para que yo la cruzara. Detrás, en
contra de toda lógica, había una planicie. Tan bello era aquel
paisaje que hice exactamente lo que todo el mundo haría.
Sentí, frio. Sentí de nuevo el mismo escalofrío febril que sentí
cuando estaba cerca de la iglesia frente a la Muerte, solo que
esta vez no se dirigía hacia mí, sino más bien me guiaba como a
un esclavo mental; yo tenía control sobre mis actos pero no los
quería obedecer. Caminé de nuevo hacia la lo que parecía nada,
cuando encontré, si es que se puede decir encontrar cuando eres
guiado por una magia extraña; una pala, la tomé y entonces, la
fuerza que se cernía sobre mí, desapareció.
Con pala en mano, busqué algo, que no sabía ni que era, pero
aun así lo buscaba. Además tenía un método curioso inspirado
por esa misma magia extraña, en la que me sentía un tanto
distinto cuando me alejaba de lo que parecía ser la ruta; me
sentía… frío, si, así es, me sentía frío y al volver a la “ruta”
recuperaba calor mi cuerpo.
Entre frío y caliente llegué al punto donde todo parecía calmo, el
punto donde el mundo quería que hiciera lo que tenía que hacer.
Cavar.
Cavé y cavé con fuerza; rápidamente abrí un agujero lo
suficientemente profundo como para enterrar a una persona de
pie y en ese punto la pala chocó contra algo. Emocionado, dejé
31
la pala en el suelo y cavé con las manos; desenterré, entonces,
un cofre.
El cofre no tenía cerradura, originalmente era de color piel pero,
ahora, era marrón debido a las incontables generaciones durante
las cuales había estado enterrado. Lo abrí y mi alegría casi llega
a límites extremos: estaba lleno de collares, pulseras, anillos y
otros adornos de oro, diamantes, perlas; de plata, algunas. Como
el cofre estaba lleno a fuerza de poder bruto, había más dinero
allí del que se obtiene al ganar la lotería. Joyas robadas de
quienes, con ingenuidad, las donaron para una guerra absurda
que nadie quiere recordar, todavía. Sin disimular emoción
alguna, alcé el cofre, lo cargué, lo cerré con una liana y me lo
llevé a casa.
Salí de la mágica pradera y volví al camino antiquísimo que
estaba recorriendo antes. Sin dudar un momento, regresé por el
camino y no hubo absolutamente ningún problema, hasta que
llegué al puente. Lo cruzaba y en la mitad de este, se oyó el
sonido del agua al caer, lo cual era obvio por estar encima de
una quebrada, pero, a diferencia de un tranquilo cauce este
sonido tenía violencia, desesperación, odio. Entonces vi, una
pared de agua que me arrastró con todo y joyas.
Fue, quizás, el medio minuto más agonizante que haya vivido y,
como la fuerza del agua me hizo soltar el cofre, alcancé, por
ventura, a sujetarme de algo y la pared de agua con toda su
fuerza endemoniada me cruzó. Alcancé a ver el cofre, con más
dinero del que obtendría en mi vida, flotar dentro una cueva
volcánica y dirigirse junto con las aguas endemoniadas hacia los
antípodas. Empapado y con mucho frío, me dirigí a casa.
Y ahora espero, con paciencia, una nota confirmándome la
devolución de mis joyas. ¡Ojalá no esté escrita en chino!
* * *
32
ZAPATOCA DE OTROS TIEMPOS
Libardo León Guarín
.
Estar pensando en las del gallo era lo mismo que andar despalomado,
en las nubes, distraído, elevado sin habérsela fumado verde, porque
la maracachafa entonces no se conocía en Zapatoca de no ser por
oídas, aludiendo al estilo que entonces iniciaba el jibarito Daniel
Santos; uno se podía despalomar oyendo las palabras hechas sonidos
monocordes de la maestra, el sermón del cura, la vaciada paterna o
la cantaleta materna: ¿Me está poniendo cuidado, zoquete? Un traje
femenino era un camisón y al estómago se le decía buche hasta
cuando reprendían al malcriado por mal hablado; un plano muy
inclinado era un reventón o despeñadero y al cajira le iba mal en la
escuela porque la maestra le tenía tirria; al asilo, para ancianos
pobres hombres solamente, lo llamaban “La sopa” por razones
evidentes. Pero no podemos continuar ilimitadamente con
expresiones del lenguaje hablado no solo local sino de alcance
regional, porque expresiones idénticas, más las puramente locales, se
podían encontrar en la parla de betulianos, galaneros, pagüeños,
chucureños y hasta baricharas, socorranos y sangileños por motivos
explicables. Hay más rasgos culturales que, igual que en otras
latitudes sociales y geográficas, identificaban a los zapatocas de otros
tiempos.
Acudo a la sociología jurídica para ambientar los párrafos siguientes.
En las sociedades prejurídicas, donde el papel orientador del derecho
es desconocido por ignorancia o falta de información acerca de la
33
normatividad jurídica, los patrones que dirigen en buena parte las
conductas socialmente aceptados –usos, costumbres y hábitos- hay
que buscarlos en otros sistemas no formales y/o religiosos que no
suelen chocar con la normatividad jurídica, si se tiene en cuenta que
esta debe tener sus raíces en la cultura normativa vigente. Esto que
pareciera complicado de entender, se vuelve sencillo cuando decimos
que para nuestro caso los refranes, más que el conocimiento de la ley
escrita, eran entonces elementos efectivamente formadores en la
Zapatoca de los años cincuenta, así como medios para el control
social, todo lo contrario de lo que en poco tiempo fue cambiando, al
pasar a ser la norma escrita la predominante en las sociedades
urbanas, en lo cual estamos. No se trata de expresiones de origen
local sino seguramente de herencia española, pues en su literatura
clásica se encuentran muchos de ellos, como sucede con El Quijote
de Cervantes Saavedra. El uso de estos refranes sobre todo en
sociedades agrarias, ágrafas en muchos casos, explica la poca
vigencia de un refranero urbano, pues aquí ya no es de tanta utilidad
dado que en este medio se acude ante todo a uso de la ley escrita.
Había refranes para todo; en boca de los abuelos adquirían el valor
de sentencias condensadas de filosofía de vida expresadas en
metáforas, que con solo citarlas se podía entender a qué atinaban en
la orientación esperada del comportamiento. Así, para aceptar la
suerte hecha condiciones de vida o una situación considerada
irremediable invitando a la conformidad, se acudía al “Mugre que no
mata engorda”, “El que ha de morir a oscuras mas que (sic) ande
vendiendo velas”, “No hay mal que por bien no venga”, “No hay mal
34
que dure 100 años ni cuerpo que lo resista” o “Después del ojo
afuera no hay Santa Lucía que valga” refiriéndose a la abogada de los
ciegos, con santuario en Guane a donde todavía acudían peregrinos a
curarse de cataratas, lo cual habla de la poca vigencia aún de la
medicina académica. Para estimular al decaído y fomentar la
perseverancia “Al que madruga Dios le ayuda”, “Poco a poco se anda
lejos”, “El que boca tiene a Roma va” o “A Dios rogando y con el
mazo dando”; para orientar conductas morales sobre la honradez, la
sinceridad y contra la avaricia acumuladora de riquezas, ya desde
entonces presente, se amonestaba con “Lo mal habido se lo lleva el
río”, “El que mucho abarca poco aprieta”, “Lo que por agua viene por
agua se va” o “Cae más rápido un mentiroso que un cojo”; si se
trataba de llamar a la sencillez, al trabajo tan abnegado en mis
paisanos, a la modestia y a la prudencia, al rechazo del oropel en una
sociedad bien austera y precavida como la de Zapatoca, caía bien
recordar que ”Lo poquito es voluntad y lo mucho vanidad”, “Lo viejo
guarda lo nuevo”, “La pereza es la madre de todos los vicios”, que “El
hábito no hace al monje”, “El que va a fiestas chupa d’estas” y “No
hay que subir como palma y caer como coco”, así palmas y cocos no
fueran precisamente de la flora lugareña; porque, como se puede ver
en los ejemplos citados, en la construcción del refrán se solían incluir
elementos propios del medio físico –el cojo, el río, las velas- y valores
o antivalores de la cultura religiosa, más que predominante, única:
Dios, la vanidad, la mentira, la pereza, Roma-.
Se trataba de insistir en principios sobre valores inmersos en el
adagio, unas veces como advertencia y otras como conclusión, más
35
allá de su lectura literal que poco tenía que ver con el alcance moral
buscado de dirigir comportamientos sociales. “No se hizo la miel para
la boca del asno”, “Mas necio que mula vieja”, “El que tiene cuidados
no duerme” o “O más vale un mal arreglo que un buen pleito”
evidencian estos alcances. “El mico sabe a qué palo trepa”, “Perro
que ladra no muerde” y “Chiquito pero cumplidor” eran dichos de
arrechos o berracos que no son los mismos valientes; y “La chicha, la
fe y la novia consuelan pero embrutecen” encierra algo de miedo a la
ignorancia y de apertura al libre pensamiento. “Loro viejo no aprende
a hablar” se aplicaba al reincidente; “No hay muerto malo ni novia
fea” aludía a las opiniones infundadas y a la murmuración sin bases;
“La ley es para los de ruana” era una verdad que sigue siendo cierta,
así las ruanas también se hayan ido; y “El sol sale para todos” un
principio consolador que aún está por cumplirse.
A tanto aforismo con moraleja, en los cuales se formaron
generaciones enteras, hay que añadir los chaascarrillos de doble
sentido, para mayores -¡Mijito váyase a dormir!-, las alusiones
veladas al sexo narrando cuentos “verdes” sobre las travesuras
amorosas de un tal Pedro Rimalas –Arrimalas también oí llamarlo-, un
personaje pìcaro del “Diálogo entre Pedro de Urdemalas y el gitano
Maldonado” comedia del mismo Cervantes, cuyo apelativo se fue
desgastando con el uso; sea lo que fuere también a Zapatoca
llegaron sus episodios aventureros y de malandrín osado,
seguramente muchos atribuídos y magnificados en las noches sin luz
eléctrica, entre vecinos y mientras llegaba el sueño para que la
población, a eso de las 9 p.m., quedara en la penumbra y sus calles
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completamente desiertas, a tal punto que una linterna o un farol que
se desplazara ya era motivo de espanto posible a la vista; la noches
de luna nueva y llena, sobre todo en nochebuena ahora navidad y
semana santa, eran esperadas y apreciadas porque facilitaban el
desplazamiento a las ceremonias religiosas como la misa de gallo o
de medianoche.
De la serie interminable “Allá arriba en aquel alto…” con coplas cojas,
surrealistas dirían algunos y humor simplón otros, también dieron
cuenta esas noches penumbrosas: “Allá arriba en aquel alto, tengo
una mata de café; cada vez que subo y bajo me tomo un trago de
aguardiente”. “Benito Cámelas con un palito” puede ser ejemplo de
humor de doble sentido entonces, amén de algunas revistas
mexicanas que comenzaban a llegar a la par con las rancheras y los
corridos, con cuentos de “Chema y Juan”; más tarde vendrían las tiras
cómicas o “aventuras”, así se las llamaba, en cuadernillos sobre “El
llanero solitario”, “Tarzán”, “Hopalon Casidy”, “El fantasma”, “Dick
Tracy” “Supermán” y otras más inocentes: “La pequeña Lulú”, “El
pájaro loco”, “El pato Donald”, “Porky y sus amigos”; Y la revista
“Luz” de circulación un poco secreta, que algo decía alrededor del
sexo, tan tabú en Zapatoca.
Sobre los alcances formadores o deformadores de los contenidos de
esta información venida de otros medios culturales y sobre sus
objetivos políticos acerca de la construcción de una nueva sociedad
globalizada y menos local, al mismo tiempo que hegemónica, se han
hecho diferentes análisis psicológicos y sociológicos. Nos hallamos de
37
niños a la introducción de la radio en aparatos de madera o baquelita
y a base de tubos; oír la Voz del Espinal o la Nueva Granada era como
tener contactos con mundos tan lejanos como extraños, así se oyeran
más los ruidos por interferencias que sonidos agradables; y luego la
televisión, aunque debo decir que crecí sin su influencia, porque
también nos llegó tarde, por los años sesenta, unos 10 años después
de inaugurada durante el gobierno del General Rojas Pinilla (1.953-
1957). Pero en ese medio nos formaron, entre refranes, cuentos,
chistes, sermones y sermoneadas, incipientes influencias venidas de
lejos y gracejos sobre personas y personajes, muchos con humor e
ironía dignos de alguien que los recoja para tener una imagen más
completa de la Zapatoca de otros tiempos. Fue la vida posterior la
encargada de certificar en cada quien el acierto o desacierto de los
principios filosóficos entregados por estos medios como
herramientas de vida.
* * *
TRINITA ARENAS SERRANO
Italo Barragán Arenas
En una fecha inolvidable, un 31 de octubre de 1912, nació en en
la ciudad levítica Trinita Arenas Serrano, en el hogar formado
por Luis Fernando Arenas Rueda y María Luisa Serrano
Arenas, pertenecientes a una notable familia de Zapatoca,
privilegiada, honesta y laboriosa que le ha dado prestigio a esa
tierra promisoria y grata.
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Trinita es sobrina de Monseñor Antonio Vicente Arenas
Rueda, santo varón, mártir del deber, quien fuera obispo del
Socorro y San Gil, y quien en cumplimiento de su deber
pastoral, murió insolado a la vera de un camino vecinal. Su
primo Domingo Arenas Serrano llegó a ser la máxima
autoridad del derecho sucesorial. Entre sus hermanos nacidos
todos en Zapatoca, recordamos a Antonio Vicente , un jurista
eminente quien legó para las futuras generaciones una completa
obra de Derecho Penal.Desde su juventud demostró su vocación
de escritor y publicó en 1935 sus célebres “ Cartas Ejemplares”,
dirigidas a la mujer en un lenguaje sobrio, sencillo y encantador;
fue corresponsal y columnista de la revista “ Paréntesis” de
Juan Cristobal Martínez ; entre sus múltiples
manifestaciones periodísticas formó parte del selecto cuerpo de
colaboradores de la revista gráfica “ Tierra Nativa” editada en
1927 por J.M. Salazar ; de la revista “Santander” que dirigía en
1937 Nicolás Gutiérrez y del semanario de literatura, ciencia y
arte “Intenciones” bajo la dirección de Jaime Ardila
Casamitjana.
Helena, alma bondadosa dulce y cariñosa fue una brillante
educadora de las juventudes santandereanas, nos dejó profunda
huella como defensora de la educación pública en Santander.
Casada en 1930 con el educador José Narciso Barragán .
Luis Felipe e Ismael Enrique, ilustres y consagrados
periodistas estuvieron vinculados durante muchos años a la
nómina de escritores de El Tiempo y Vanguardia Liberal; las
crónicas humorísticas de Luis Felipe bajo el seudónimo de
“Rantán” fueron publicadas en el semanario liberal “El
Duende”. fundado en 1931 por Eduardo Arenas y en la revista “
Bucaramanga Cómico” que editaba Carlos Mazo. Las crónicas
judiciales de Ismael Enrique, fueron publicadas en El Tiempo,
en Vanguardia Liberal y en la revista “Sucesos” dirigida en
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1936 por Luis Arenas Serrano. Todas estas expresiones
literarias fueron muy apetecidas por los lectores de su época.
Teresa, servicial, cortés, afable y bondadosa, demostró su gran
amor a toda prueba por su paciencia y perseverancia ante las
horas difíciles de la enfermedad de su esposo, el linotipista, José
Pieschacón.
MARGARITA, funcionaria de la Registraduría Nacional
durante vario años, se caracterizó por su palabra grave,
sentenciosa e imperativa, con su don de mando trataba de
conducirnos por los caminos de la virtud y del deber. Luisita a
quien recordamos por su dulzura, su gran ternura y su cariñosa
forma de ser y actuar, fue desde muy niña flechada por Rafael
Gomezese, joven empresario farmacéutico, inteligente, alegre y
jovial que la conquistó bajo el embrujo de las pastillas de “
Eureka” y de los tiernos sobijos del “Curatolín”.
Julieta, casada con el educador Marcos Arenas Buenahora; fue
una deportista consumada en sus años mozos, formó parte del
equipo de tennis junto con sus hermanas Trinita, Luisa y
Margarita, conjunto que representó a Bucaramanga en varios
certámenes nacionales. Por su inteligencia y simpatía, viveza de
ingenio y familiaridad , ha estado al servicio del bienestar de
toda la familia. Arturo y Hernando, lo mellizos un tanto
pícaros en su juventud, se convirtieron en padres ejemplares y
responsables en la nitidez de su edad madura. Roberto, el
“Benjamín” de la familia desde muy niño quizo demostrar su
independencia, su amor por la libertad, deseó ser un trotamundo
desde su niñez y lo cumplió, iniciando su travesía por las calles
de Bucaramanga y que terminó recientemente en los suburbios
de New York. Está convertido hoy, en un gringo feliz y un
abnegado esposo. Chavita nos dejó a muy temprana edad,
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cuando la vida apenas empezaba a sonreírle.
Trinita pasó su niñez, en tiempos de gran precariedad , en el
“Pueblito de las casitas blancas”; allí recibió las aguas
baustismales, aprendió sus primeras letras y recibió su primera
comunión, pasó su infancia en una gran casona situada en la
esquina norte del parque Romero de Bucaramanga, que aún se
yergue altiva y desafiante al paso de los años.
Su actividad ha estado consagrada al servicio de los más
necesitados, la alegría ha sido el estímulo permanente de un
alma honesta y generosa, acrecentada por sus grandes virtudes:
humildad, dulzura, abnegación y amor familiar.
Ha dedicado gran parte de su tiempo, a fortalecer la Sociedad
de San Vicente de Paúl y a la pujanza del barrio San Vicentico
de Zapatoca ; con un grupo de amigas organizó un “ costurero”
para sostener una de las mas meritorias obras sociales,
trabajando por seres menospreciados y enfermos contagiados
por el bacilo de Hansen. En Bogotá contribuyó con su esfuerzo
en el sostenimiento del asilo de ancianos.
Trinita, no obstante cumplir sus cien años de vida tendrá
siempre un corazón sin edad, porque un corazón que sirve a los
demás y ama de verdad siempre será joven.
Que Dios la conserve muchos años más y la bendiga siempre.
* * *