revista urbano n° 30

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Doctor en Geografía, Catedrático de Análisis Geográfico Regional.Departamento de Geografía, Universidad Autónoma de Madrid, campus de Cantoblanco, UAM, 28049, España. [email protected]

PAISAJES PARA UN DESARROLLO SUSTENTABLE Y PARTICIPATIVOLANSCAPES FOR SUSTAINABLE AND PARTICIPATORY DEVELOPMENT

RAFAEL MATA OLMO 1

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El texto se ocupa del renovado sentido del paisaje que, a partir de diversas tradiciones disciplinares contemporáneas, ha adoptado el Convenio del Paisaje, un tratado internacional promulgado por el Consejo de Europa en el año 2000. La primera parte trata del concepto adoptado por el citado Convenio, que entiende el paisaje como el carácter de cada territorio, percibido socialmente y resultado de la interacción de hechos y procesos naturales y/o humanos. La segunda aborda las bases metodológicas de la caracterización y valoración del paisaje, destacando los planteamientos del método británico de Landscape Character Assessment y algunos resultados empíricos de esta metodología. La tercera parte trata de las políticas de paisaje, incidiendo en las potencialidades de los instrumentos de planificación territorial y urbanística para incorporar objetivos, directrices y acciones dirigidos a la salvaguarda, gestión, recualificación y acceso público al paisaje. Para terminar, el texto recoge una experiencia de proyecto territorial de paisaje, la del Plan Insular de Menorca (Islas Baleares, España), aprobado en 2003. Se sintetizan sus determinaciones sobre la protección de determinados terrenos por sus altos valores paisajísticos, sus directrices para que las políticas sectoriales (turismo, agricultura, infraestructuras, etc.) incorporen criterios paisajísticos, y sus iniciativas para la gestión y mejora del paisaje y para el fomento del acceso público a su contemplación y disfrute.

Palabras clave: paisaje, paisajismo, planificación territorial, política cultural, política ambiental.

This text addresses the renewed sense of landscape based on various contemporary disciplinary traditions that was adopted by the Landscape Convention, an international treaty enacted by the Council of Europe in 2000. The first part deals with the concept adopted by said Convention, which understands landscape to be: the character of each territory, socially perceived, and the result of the interaction of events and natural and/or human processes. The second part addresses the methodological basis of the characterization and assessment of landscape and highlights the approach of the British Landscape Character Assessment method and some empirical results of this methodology. The third part deals with landscape policies and focuses on the potential of urban and territorial planning instruments to incorporate objectives, guidelines and actions aimed at the protection, management, and requalification of, and public access to the landscape. Finally, the text describes an experience with a territorial landscape project, the Plan Insular de Menorca or Insular Plan of Menorca (Balearic Islands, Spain), which was passed in 2003. The text synthesizes the plan´s decisions on the protection of certain lands due to their high landscape value, its guidelines for the incorporation of landscape criteria in sectorial policies (tourism, agriculture, infrastructure, etc.), and its initiatives for landscape management and improvement and the promotion of public access for contemplation and enjoyment of the landscape.

Keywords: landscape, landscaping, territorial planning, cultural policy, environmental policy.

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POR UN ENTENDIMIENTO RENOVADO DE PAISAJE COMO CARÁCTER, VIVENCIA Y REPRESENTACIÓN DEL TERRITORIO

Estas páginas sintetizan ideas y experiencias ya publicadas por mí en los últimos años en torno al renovado sentido del paisaje que, enraizado en distintas tradiciones disciplinares contemporáneas, y concretamente en la geográfica, ha adoptado el Convenio del Paisaje, un tratado internacional promulgado por el Consejo de Europa en la ciudad de Florencia, en el año 2000, el cual ha sido ratificado ya casi por una veintena de estados, entre ellos, España, en 2007. El texto tiene, inevitablemente, un sesgo europeo, aunque estimo, por opiniones y trabajos compartidos con colegas de distintas profesiones y países latinoamericanos, que muchas de las cuestiones que suscita el Convenio del Paisaje del Consejo de Europa son de interés general. De hecho, dicho Convenio ha sido el catalizador en la IFLA (International Federation of Landscape Architects), para promover una Convención Internacional del Paisaje (International Landscape Convention). La Iniciativa Latinoamericana del Paisaje (LALI, por sus siglas en inglés) constituye una declaración de principios éticos fundamentales para promover el reconocimiento, la valoración, la protección, la gestión y la planificación sostenible del paisaje latinoamericano (Fajardo, 2011).

Integración de naturaleza y cultura, mirada narrativa y disfrute con lo observado a partir de su interpretación están presentes ya en los Cuadros de la Naturaleza de Alejandro de Humboldt, “espléndida presentación de las configuraciones concretas de la superficie terrestre, a las que llamó precisamente paisajes” (Gómez Mendoza, 2008: 11). Sirva de ejemplo la cita siguiente sobre la visión del Valle de la Orotava (Tenerife) desde el Teide, que contiene buena parte de los ingredientes del entendimiento moderno del paisaje (Ortega Cantero, 2004), a saber: la mirada panorámica que se mueve de las cumbres solitarias a las costas humanizadas; el disfrute que suscita la visión del contraste entre las alturas y el océano; y el detalle de los elementos que caracterizan las formas contempladas y contribuyen a una experiencia gozosa.

“[…] Cuando estuvimos sentados en el borde exterior del cráter dirigimos nuestra mirada hacia el noroeste, donde las costas están adornadas de villas y aldeas. […] De lo alto de estas regiones solitarias se hundían nuestras miradas en un mundo habitado; gozábamos del contraste significativo que presentan los costados escuetos del Pico, sus laderas escarpadas cubiertas de escorias, sus altiplanicies desprovistas de vegetación, con el aspecto risueño de los terrenos cultivados.”

(Humboldt, 1995: 120. Cit. Gómez Mendoza, 2008: 18-19).

Contrapongamos ese texto de Humboldt a uno de Mario Benedetti, en el que un exiliado que pasaba sus días añorando los paisajes de su patria recibe la visita de un compatriota que le dice: “Si vuelves, ya no encontrarás lo que guardas vivo en tu memoria. Esos paisajes ya no existen: todo es ahora andamios y escombros. Los paisajes no te han esperado, no han aguardado tu retorno. Ya no hay donde volver” (Martínez de Pisón, 2010).La suplantación de la memoria por “andamios y escombros” y la melancolía de la pérdida podrían responder a la experiencia paisajística que suscitan hoy extensas áreas del Mediterráneo ibérico, de tantos otros litorales intensamente edificados o de regiones urbanas difusas de cualquier parte del mundo. En el año 2005, en el ápice de la burbuja inmobiliaria española, de tan perniciosos efectos económicos, sociales y ambientales, el artista gráfico Máximo publicaba en el diario El País un viñeta en la que, ante un mar de edificios y una grúa central, uno de sus personajes le decía a otro: “Lo de menos es que nos roben el dinero. Lo de más es que nos roban el paisaje”.

Esa afirmación encierra algunas de las claves que permiten comprender el sentido del retorno reciente y renovado al paisaje (Mata Olmo, 2012), su alcance público y político, y la necesidad de un conocimiento paisajístico capaz de responder con rigor a las solicitudes del momento. Efectivamente, más allá de la materialidad del espacio, de los derechos de propiedad de terrenos, campos y edificios, de procesos insostenibles de consumo de recursos, el paisaje, expresión y vivencia del lugar, construido y modelado con el trabajo y la sabiduría de la domesticación de la naturaleza, se perfila como un patrimonio colectivo, como un “bien común por excelencia”, que puede situarse –lo dice el arquitecto italiano Alberto Magnaghi (2012)- en el centro de la experimentación de modelos socioeconómicos alternativos. Porque, como afirmaba hace casi dos siglos Víctor Hugo, uno de los primeros críticos de las demoliciones indiscriminadas de los cascos históricos en la Francia del XIX, “el uso pertenece al propietario, pero la belleza a todo el mundo” (Choay, 2009: 114).

Ciertamente el aumento del interés ciudadano por el paisaje hay que incardinarlo en el avance general de la conciencia ambiental; pero el eco que la cuestión paisajística está alcanzando en los últimos tiempos tiene mucho que ver con la creciente importancia de los problemas territoriales, no sólo porque el deterioro del paisaje va estrechamente unido al consumo abusivo e imprudente de territorio, sino porque –en palabras de Roberto Gabino- “no se salva el paisaje si no se salva el ‘país’” (2002: 56).

Que estemos tratando hoy de salvaguarda y, sobre todo, de gestión y cualificación del paisaje como un asunto de política, de método y técnica de actuación pública, responde a su consideración como una cuestión de interés general. Así lo recoge el citado Convenio de Florencia, que señala como fundamentos de la política de paisaje contemporánea los tres siguientes:

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2 El subrayado es nuestro.

Calidad de vida. El Convenio aborda el paisaje destacando, en primer término, su utilidad social: “El paisaje es, ante todo, un elemento importante de la calidad de vida de las personas en todas partes: en los medios urbanos y rurales, en las zonas degradadas y en las de grande calidad, en los espacios de reconocida belleza excepcional y en los más cotidianos”.

Identidad. El paisaje está implicado en “la formación de las culturas locales y es un componente fundamental del patrimonio natural y cultural”, contribuyendo “al bienestar de los seres humanos y a la consolidación de la identidad”.

Recurso económico de interés general. El paisaje desempeña un papel destacado de “interés general en los campos cultural, ecológico, medioambiental y social”, constituyendo “un recurso favorable para la actividad económica, y cuya protección, gestión y ordenación pueden contribuir a la creación de empleo”.

El Convenio comienza por definir su objeto, el paisaje. Se carecía, hasta entonces, de una definición explícita y normativa, al menos en un tratado internacional. A partir de aquí, “paisaje” será “cualquier parte del territorio, tal y como la percibe la población, cuyo carácter es resultado de la acción y la interacción de factores naturales y humanos”. La definición del CEP se refiere en primer lugar al territorio, a “cualquier parte del territorio” 2, lo cual es muy importante por dos razones. En primer lugar, porque, sin perjuicio de otros enfoques o aproximaciones, el Convenio se interesa por el paisaje desde la perspectiva territorial, como una cualidad específica del territorio. Y en segundo término, porque el concepto no se restringe a los territorios paisajísticamente valiosos, sino que concierne “a todo el territorio […] y abarcará las áreas naturales, rurales, urbanas y periurbanas”. Cualquier territorio, cada parte del mismo, se manifiesta en un paisaje y se percibe y se vive paisajísticamente. Todos los paisajes importan. Este es el mensaje más renovador del CEP y su compromiso mayor. Por eso la política que preconiza no es meramente reactiva o protectora de lo notable, es sobre todo proactiva, dirigida a todos los paisajes, a los sobresalientes y a los “ordinarios” (Dewarrat y otros, 2003), a los cotidianos y a los visitados, a la calidad del entorno vital de las personas. En esa misma línea se mueve la Iniciativa Latinoamericana del Paisaje antes mencionado.

Pero además –y es el segundo componente básico de la definición- el paisaje no consiste sólo en la fisonomía del territorio. El paisaje surge de la relación sensible, de la

percepción sensorial (principalmente visual, aunque no sólo) del territorio observado y vivido por el ser humano (González Bernáldez, 1981). Esa noción de paisaje como territorio percibido supone la convergencia conceptual y metodológica de diferentes enfoques disciplinares e implica, además, compromisos muy importantes para la política paisajística. El paisaje como territorio percibido constituye un punto fundamental de encuentro entre objeto y sujeto, entre el ser y su visibilidad. Frente a una posición subjetivista y estetizante, que pone el acento en el papel constituyente de la mirada, y otra realista, que destaca la existencia de algo más allá de la representación, cabe –como dice el filósofo Jean-Marc Besse- un concepto de `paisaje que sintetiza la tensión entre, “por una parte, la actividad del espectador y, por otra, el hecho de que hay algo que ver, algo que se ofrece a la vista” (Besse, 2000:100; traducción al castellano de 2010).

Por otra parte, como he destacado en otras ocasiones, desde la perspectiva de un concepto de paisaje implicado en la gestión sustentable del territorio, las diferentes percepciones y representaciones de personas y actores sociales interesan, sobre todo, como expresión de distintas maneras de ver y valorar el paisaje, como “herramienta de negociación en las acciones de planificación territorial” (Luginbühl, 1998:4). Percepción en el concepto de paisaje remite a la participación social como vía para conocer –dice el Convenio- “las aspiraciones de las poblaciones” en materia de paisaje y la formulación de los denominados “objetivos de calidad paisajística”. No se trata con ello de una frívola propuesta de elaboración de paisajes a la carta o, como han escrito Prieur y Dorousseau, de “ceder a la moda […]. Si el Convenio de Florencia incide en la participación –señalan- es para traducir jurídicamente la especificidad del ‘paisaje’ del mejor modo posible. El paisaje no existe más que a través de lo que se ve […]. La democratización del paisaje […] se expresa a través de esta apropiación colectiva e individual de todos los paisajes, que necesitan para su transformación, para el seguimiento de su evolución y para la prevención de su destrucción desconsiderada, una participación directa de todos en todas las fases de decisión” (2004: 12). La apertura del horizonte y de los compromisos de la política de paisaje es, pues, al mismo tiempo, territorial –concierne a todos los lugares- y social pues, incluye a las personas, a todos los grupos sociales, sean cuales sean sus visiones e intereses.

La última parte de la definición señala que el carácter de cada paisaje es resultado de la acción de factores naturales y humanos y de sus interrelaciones. “Carácter” es, según el

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Diccionario de la Lengua Española, el “conjunto de cualidades o circunstancias propias de una cosa, de una persona o de una colectividad, que las distingue por su modo de ser u obrar, de las demás” 3 , y también , en su primera acepción, “señal o marca que se imprime, pinta o esculpe en algo” (Diccionario de la lengua española, 22ª edición, 2001). El sentido de carácter como seña o marca impresa, en este caso en el territorio, incorpora el tiempo histórico y está muy próximo a la idea de “huella” que el propio Jean-Marc Besse ha destacado en su ensayo sobre la aportación geográfica al entendimiento del paisaje como fisonomía del territorio (2000: 104-106). El paisaje es, en su configuración formal, la huella de la sociedad sobre la naturaleza y sobre paisajes anteriores, la marca o señal que imprime “carácter” a cada territorio. De aquí arranca justamente el entendimiento del paisaje como patrimonio, un hecho que hoy aproxima muchísimo a las políticas paisajísticas con las de patrimonio cultural.

El contenido histórico del paisaje, es decir, el hecho de que cada paisaje es “lugar de lectura del mundo en su complejidad, (…) el espacio donde contemplar nuestra historia” (Scazzosi, 2002: 218), tiene además implicaciones estéticas relevantes. Como ha señalado Venturi Ferriolo y recuerda Lionella Scasozzi, los valores estéticos que reconocemos hoy en cada territorio están estrechamente ligados a la posibilidad de contemplar y leer en sus paisajes la complejidad de la historia del mundo que se expresa estéticamente en el sentido de cada lugar (Venturi Ferriolo, 1999:59, citado por Scazzosi, 2002: 218).

Pero asumir la biografía del territorio a través del paisaje es también una enseñanza y un compromiso para proyectar el futuro. “La posibilidad de ese recuerdo del pasado armoniza la existencia humana y permite el deseo y la esperanza”, ha escrito el filósofo Emilio Lledó (2000:74). Y la armonía y la esperanza no sólo resultan del respeto y el disfrute de la herencia, sino de la sabiduría que en muchos casos encierra lo heredado para la gestión sustentable de los recursos y para proyectar el territorio con prudencia e inteligencia.

DEL CONOCIMIENTO DEL PAISAJE A LA ACCIÓN PAISAJÍSTICA. ALGUNOS DESAFÍOS METODOLÓGICOS Y PRÁCTICOS.

Desde el punto de vista de la acción pública, el renovado entendimiento territorial del paisaje implica, frente a planteamientos pasados que asociaban su tratamiento de modo casi exclusivo a iniciativas de protección de la naturaleza o del patrimonio histórico-cultural, un compromiso político con todos los paisajes. En unos casos será preciso proteger áreas o elementos del paisaje por su elevado interés, por su representatividad o, simplemente, por el aprecio social que merecen; en otros, ante situaciones de manifiesto deterioro, será necesario restaurar, rehabilitar o crear nuevos paisajes; en muchos lugares, sin embargo, será sobre todo cuestión de gestionar los procesos de transformación, de manera que los cambios puedan integrarse en el paisaje sin menoscabo significativo de su carácter. De ahí que no pueda disociarse la salvaguarda de los valores del paisaje del gobierno del territorio; de ahí también la importancia para el futuro de los paisajes de la planificación territorial y el urbanismo (Zoido Naranjo, 2002), tal y como se expondrá a continuación.

El compromiso genérico de la política de paisaje con todo el territorio se concreta en cinco grandes objetivos, que van desde las imprescindibles tareas de estudio y conocimiento a la acción. Se trata de los siguientes:

Conocer y cualificar los paisajes para educar, sensibilizar y actuar.

Reconocer jurídicamente el paisaje como componente esencial del marco de vida de las personas, elemento de su identidad y expresión de la diversidad de su patrimonio común, natural y cultural.

Definir y aplicar políticas específicas de paisaje para la protección, gestión, recuperación y el acceso público a los paisajes.

Integrar el paisaje en las políticas de ordenamiento del territorio y urbanismo, culturales, ambientales, agrarias y turísticas, y en todas aquellas que puedan tener un efecto directo o indirecto sobre el paisaje.

Desarrollar y aplicar procedimientos de participación pública.

3 De hecho “character” es el término que la Countryside Commission inglesa utilizó para denominar a sus unidades de paisaje (character areas) y para referirse a la diversidad paisajística de su territorio (The Character of England, 1998).

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No es posible abordar en este texto cada una de esas tareas, labor a la que nos hemos aproximado previamente (Mata Olmo, 2006a y b). Sólo se trata aquí, de modo breve, la importancia que para la defensa y gestión de los valores del paisaje tiene su estudio y conocimiento, un conocimiento ajustado a la escala de intervención y a los objetivos paisajísticos que se pretenden alcanzar. La polisemia del paisaje y la existencia de diversos enfoques disciplinares hacen que los estudios de paisaje orientados a la acción presenten todavía un panorama metodológico bastante abierto. No obstante, en los últimos años se está avanzando en la formulación de metodologías compartidas, impulsadas precisamente por la necesidad de dar respuesta a los compromisos de la política de paisaje que el Convenio de Florencia establece (Riesco Chueca, 2010:69 y ss.). En ese sentido, resulta muy ilustrativa la experiencia de agencias públicas que aúnan análisis y acción, como ha ocurrido en el Reino Unido con The Coutryside Agency y Scottish Natural Heritage (Swanwick, 2003; Scottish Natural Heritage-The Countryside Agency, 2002) o The Coutryside Council for Wales. También lo es la experiencia francesa en la elaboración de atlas regionales y departamentales (Brunet-Vinck, 2004).

En los dos últimos decenios se ha fortalecido la noción de “landscape carácter” como concepto central del análisis y la acción paisajística a todas las escalas, consolidándose como principal instrumento paisajístico el denominado Landscape Character Assessment (LCA) 4 . Este último término, utilizado o traducido al castellano como “evaluación”, debe entenderse como el proceso que permite formarse una opinión fundada sobre el carácter del paisaje tras haber sido estudiado cuidadosamente. De la consolidación del LCA en la práctica actual de la Countryside Agency (hoy Natural England), quisiéramos destacar cinco aspectos principales en los cuales fundamentar un método de análisis y valoración del paisaje, extrapolable a otros territorios y atento siempre a sus peculiaridades:

El interés por el “carácter del paisaje” (de cada paisaje), es decir, por lo que hace a un paisaje diferente de otro (y no mejor que otro), y la necesidad de su estudio en profundidad.

El establecimiento de relaciones estrechas entre el carácter y la dimensión histórica del paisaje.

La vinculación del estudio y caracterización del paisaje con la emisión de juicios y toma de decisiones, aunque con plena autonomía de la primera fase analítica del proceso.

El énfasis en el potencial de uso del paisaje a diferentes escalas.

La necesidad de incorporar a los agentes sociales implicados en la construcción y el uso del paisaje.

En el proceso de identificación y caracterización, la experiencia aconseja abordar, por una parte, los elementos o componentes estructurantes del paisaje y, por otra, lo que es propiamente la diversidad paisajística del territorio, resultado de la articulación de tales componentes, expresada en unidades de paisaje. Se trata de un proceso metodológico de intencionalidad paisajística que descompone y analiza las tramas constitutivas del paisaje y las integra después en las que se suelen denominar unidades de paisaje. Una unidad de paisaje es aquella combinación de componentes paisajísticos que genera una fisonomía particular, una organización morfológica diferenciada y diferenciable que hace a una parte del territorio distinta de otra. Como ejemplo de metodología de estudio y evaluación de la calidad del paisaje para la ordenación y gestión de sus valores se incluye el cuadro adjunto, que sintetiza el procedimiento llevado a cabo en la región metropolitana de Madrid, por encargo del Gobierno autonómico 5.

El interés por el carácter del paisaje como objeto de acción pública está promoviendo estudios sistemáticos como el que se acaba de mencionar. A escalas pequeñas, para grandes espacios geográficos, los estudios son habitualmente realizados por equipos de especialistas, sobre todo a partir del conocimiento experto, el manejo de bases de datos y cartográficas, y el trabajo de campo, pero con escasa o nula consulta pública (Wascher, 2005). Pese al reducido papel de la participación pública, tienen la ventaja de ofrecer una panorámica de la diversidad paisajística de un territorio extenso y servir de marco a estudios de identificación de mayor detalle (escalas regional, subregional y local), en los que resulta ya obligada dicha participación. A ese tipo de caracterizaciones paisajísticas de grandes espacios corresponde el Atlas de los paisajes de España, resultado de un trabajo en equipo de más de cinco años, de gabinete y mucho terreno, que tuvimos ocasión de dirigir (Mata Olmo y Sanz Herráiz, 2003) 6 .

La identificación y caracterización del paisaje del conjunto del territorio español permite, a la escala adoptada (1:400.000 para la Península y 1:50.000 para los archipiélagos), una lectura sistemática de la diversidad del paisaje de España. La caracterización y clasificación paisajística del atlas se construye de abajo a arriba, a partir de las 1.262 unidades de paisaje

4 Un interesante y reciente balance del método Landscape Character Assessment puede encontrarse en Rodríguez Rodríguez (2010).

5 Mayor detalle de la propuesta metodológica, análisis y propuestas en Mata Olmo et al. (2009).

6 Otros ejemplos de caracterizaciones de paisaje para grandes territorios puede encontrarse en “Recent developments in mapping Europe’s landscapes” (Wascher, 2005: 5-31).

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identificadas y cartografiadas. Dichas unidades se definen, a la escala de trabajo adoptada, por su homogeneidad relativa (que no excluye en numerosos casos, especialmente en los paisajes de montaña, cierta heterogeneidad morfológica y funcional interna) y sus diferencias con respecto a los paisajes contiguos. Ese millar largo de paisajes se agrupan en “tipos de paisaje” -el segundo nivel de la taxonomía elaborada- , de los que se identificaron, cartografiaron y describieron un total de 116. Cada tipo resulta de la agrupación de unidades cuyas estructuras se repiten en el territorio. A la escala de trabajo del atlas y teniendo en cuenta sus objetivos, los tipos aportan una lectura sintética, pero suficientemente matizada, de las grandes configuraciones paisajísticas de España. En la tarea de identificación y caracterización de los tipos, el hecho regional, entendido como proceso de construcción paisajística a partir de distintas historias territoriales, ha resultado mayoritariamente decisivo. En el nivel más elevado de la taxonomía se han definido “asociaciones de tipos de paisaje” -un total de 34-, que agrupan tipos próximos por su configuración topográfica, por sus características bioclimáticas y por semejanzas en los grandes rasgos de organización de los usos del suelo. Este nivel supera, en la mayoría de los casos, el ámbito regional y da protagonismo a los hechos fisiográficos del territorio, proporcionando un mapa relativamente abstracto en relación con la realidad del paisaje, pero útil como expresión cartográfica general y sintética.

En el cuadro adjunto se recoge un ejemplo del “recorrido metodológico” del Atlas. Se parte de un paisaje concreto –de los más de 1.200 identificados-, la Huerta de Murcia, muy característico de las llanuras mediterráneas, históricamente regadas y con elevada urbanización, incluyéndose una síntesis de su caracterización en torno a los aspectos siguientes: (1) organización del paisaje; (2) dinámicas; (3) percepción del paisaje; (4) valores ecológicos, culturales y perceptivos; (5) e imagen cultural (literaria) del paisaje 7. A ello se suman un mapa de localización y tres fotografías -siempre de los autores y tomadas en el terreno-, que pretenden combinar panorámica, plano medio y elemento significativo del paisaje (este guión se repite en todas las unidades de paisaje caracterizadas en el Atlas).

Tal unidad de paisaje, la Huerta de Murcia, se integra en el tipo de paisaje “Vegas del Segura”, del que forman parte otros cinco paisajes semejantes a la Huerta de Murcia, pero con diferencias de organización morfológica y visual, e identidad propias.

7 La Huerta de Murcia como paisaje periurbano metropolitano fue objeto de un estudio y directrices de ordenamiento del paisaje para el gobierno regional (Mata Olmo y Fernández Muñoz, 2004).

Cuadro 1 Estudio y evaluación del paisaje para la protección y gestión de sus valores en suelos no urbanizables Fuente: Mata Olmo, Galiana Martín y otros, 2009

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Por último, la taxonomía se cierra con las denominadas “asociaciones de tipos de paisaje”, en este caso, las “Vegas y riberas ibéricas”, que incluyen los diversos tipos de paisaje de las vegas regadas y urbanizadas de los grandes ríos de la península Ibérica, diferentes por razones agroecológicas, históricas y culturales, pero con rasgos compartidos, resultantes del modelado humano de llanuras aluviales tradicionalmente regadas y articuladas por sistemas urbanos históricos.

Figura 1 Visión panorámica de la Huerta de Murcia \ Figura 2 Plano medio y estructura del paisaje \ Figura 3 Elemento del paisaje. Molino hidráulico de Funes, s. XVII-XVIII.

Cuadro 2 Recorrido (Metodológico) por la diversidad de los paisajes de España Fuente: Elaboración propia a partir del Atlas de los paisajes de España (2003).

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DEL CONOCIMIENTO A LA ACCIÓN: LA INTEGRACIÓN DEL PAISAJE EN LOS INSTRUMENTOS DE ORDENAMIENTO TERRITORIAL Y URBANÍSTICO.

Sin perjuicio de que la política de paisaje pueda y deba plantearse desde diversos niveles (estatal, regional, local) y ámbitos de la administración pública (espacios protegidos, patrimonio cultural, turismo, desarrollo rural, etc.), se considera que las iniciativas a favor de la defensa y gestión de los valores del paisaje corresponden prioritariamente a las políticas urbanística y de ordenamiento territorial y a los planes e instrumentos que las desarrollan (Zoido Naranjo, 2002; Mata Olmo, 2009). La consideración del paisaje como cualidad de todo el territorio, sus sinergias con numerosos procesos territoriales y la necesidad de llevar a cabo acciones, no sólo de protección, sino también de gestión, mejora y creación de paisajes, conducen inevitablemente al ordenamiento territorial.

Lo importante es que un programa de acción a favor del paisaje, que implica conocimiento y diagnóstico paisajístico, formulación de objetivos sobre paisaje, y estrategias y acciones para alcanzarlos, se incorpore al núcleo del plan, al diseño de lo que suele entenderse por “modelo territorial”, es decir, el proyecto estratégico a medio y largo plazo de un territorio de calidad, más y mejor cohesionado. Para eso, una opción seguida en los últimos años en España –de acuerdo con el ejemplo italiano- está siendo la elaboración de planes específicos de paisaje o, como en Cataluña, que dispone desde 2005 de una Ley de protección, gestión y ordenación del paisaje, de las denominadas “Directrices de paisaje”, que se incorporan preceptivamente a los instrumentos de planificación territorial de escala subregional (Esteban, 2010:53).

Otra opción, cuando no se cuenta con legislación específica en materia de paisaje, pero sí con voluntad política y con un marco normativo en urbanismo y ordenamiento del territorio que reconoce los valores paisajísticos, consiste en introducir el paisaje en la elaboración y desarrollo del propio plan. La experiencia avala (Mata Olmo, 2006b) que la gestión del paisaje, desde la protección de determinadas áreas o conjuntos, a la recualificación de otros, pasando por la fundamental tarea de orientar y armonizar las transformaciones inducidas por los procesos sociales y económicos, tiene plena cabida en el diseño del modelo territorial a través de cuatro ejes de actuación propios de la planificación territorial -en especial, por su escala-, de los instrumentos subregionales, insulares o municipales.

Salvaguarda de determinados paisajes por su relevante valor y/o aprecio social, mediante técnicas de zonificación propias del ordenamiento del territorio y el urbanismo, o a través de otras figuras procedentes de la legislación sectorial (ambiental o de patrimonio cultural), que pueden proponerse desde el plan.

Iniciativas de gestión, recualificación y mejora.

Directrices paisajísticas para las políticas sectoriales de agricultura, explotación forestal, turismo, infraestructuras, etc.

Acceso al paisaje y puesta en valor del patrimonio paisajístico.

UNA EXPERIENCIA DE PROYECTO TERRITORIAL DE PAISAJE. EL PLAN INSULAR DE MENORCA (PTI) (ISLAS BALEARES, ESPAÑA).

El PTI de Menorca, aprobado por la autoridad insular competente (el Consell Insular) el 25 de abril de 2003, actualmente en proceso de revisión tras diez años de vida, y en cuya elaboración técnica participamos coordinando el eje de medio natural, medio rural y paisaje, constituye el instrumento reglado de planificación territorial de ámbito insular, de acuerdo con la Ley 14/2000, de 21 de diciembre, de ordenación territorial, del Parlament de les Illes Balears. El paisaje, mencionado ya en el objeto general del Plan, constituye uno de los asuntos fundamentales que debió abordar el PTI. Se trata, pues, de un caso en el que la ordenación del paisaje se incardina en un instrumento de planificación territorial de escala subregional, sin legislación específica de paisaje, con el Convenio de Florencia como referente y aprovechando todas las posibilidades de la normativa de ordenamiento territorial en defensa de los valores paisajísticos.

Esta experiencia de tratamiento del paisaje en la planificación territorial, pionera en España y que recibió el Premio Nacional de Urbanismo en 2005, responde al compromiso cívico, político y técnico con los valores del paisaje, patente a lo largo del proceso de participación pública y elaboración del PTI, y a la consideración del paisaje como patrimonio común y recurso de un modelo turístico renovado y de calidad (Plan de Ordenación de la Oferta Turística). La asunción de los compromisos “programáticos” del PTI en materia de paisaje, enunciados en los artículos 2 y 62.1ª de la normativa, se concretan de tres formas distintas, pero complementarias:

A través de medidas de ordenación sectoriales con una incidencia positiva sobre los valores del paisaje.

Mediante la declaración de determinado tipo de terrenos de protección especial por razones paisajísticas.

A través de iniciativas y líneas de actuación específicamente paisajísticas.

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Cuadro 3 La acción paisajística en la planificación territorial. Con norma y sin norma específica de paisaje.Fuente: Elaboración propia (publicado en Mata Olmo, 2010).

LAS PROPUESTAS DE CARÁCTER SECTORIAL Y LA DEFENSA DEL PAISAJE.

De las propuestas “sectoriales” del PTI con más clara repercusión favorable sobre el paisaje es preciso destacar las referidas (1) al modelo de crecimiento residencial y turístico, (2) a las infraestructuras viarias y la movilidad y (3) a la regulación y limitación de la edificación dispersa en suelo rural. Se sintetizan a continuación algunas de las iniciativas vinculadas a cada una de las propuestas mencionadas, con indicación de la parte de la normativa del PTI en la que se desarrollan:

Racionalización y control en el espacio y en tiempo del crecimiento residencial y turístico:

Techo de crecimiento de plazas turísticas en diez años y programación del proceso edificatorio y de uso del suelo (Título VI).

Delimitación y régimen de las Zonas Turísticas (Títulos VI y VIII), con el consiguiente acotamiento de los procesos extensivos de ocupación turística del suelo.

Ordenación de los aprovechamientos en las Zonas turísticas atendiendo a criterios de calidad de la oferta turística y de conservación de los recursos paisajísticos.

Consideración de los valores ecológicos y paisajísticos en el régimen especial de la ordenación de las Áreas de Reconversión Territorial (Título VIII).

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PROPUESTAS Y ACCIONES ESPECÍFICAS PARA LA GESTIÓN Y MEJORA DEL PAISAJE Y PARA EL FOMENTO DE SU CONTEMPLACIÓN E INTERPRETACIÓN.

Al PTI le ha correspondido la fundamental tarea de definir una serie de categorías de suelo rústico de especial protección y la ordenación urbanística de las mismas. De las cuatro categorías establecidas, dos son las más importantes tanto desde el punto de vista territorial como paisajístico, a saber:

Las Áreas Naturales de Interés Territorial (ANIT), definidas para la salvaguarda de los valores ecológicos del paisaje y la conservación de la biodiversidad: teselas forestales, conectores ecológicos y márgenes de espacios naturales protegidos (tanto de ANEI, como del Parque Natural de S’Albufera des Grau).

Las Áreas de Interés Paisajístico (AIP), referidas a configuraciones rurales de singular valor y aprecio social, así como a algunos elementos destacados del relieve, no incluidos en uno y otro caso en ANIT.

LA CLASIFICACIÓN DE SUELOS RÚSTICOS DE ESPECIAL PROTECCIÓN POR SUS ALTOS VALORES ECOLÓGICOS Y PAISAJÍSTICOS Y BUEN ESTADO DE CONSERVACIÓN.

Junto a las propuestas anteriores, un plan de ordenación del territorio puede y debe plantear objetivos y acciones específicas sobre la configuración, la visión y el acceso público al paisaje. La propuesta del PTI se centró en el establecimiento de objetivos e iniciativas para la reducción del impacto e integración de determinadas infraestructuras y equipamientos, para la gestión y mejora de ámbitos concretos o elementos de alto significado paisajístico, y para el fomento del acceso al paisaje. Se resumen como sigue, de acuerdo con la normativa del plan:

Minimización del impacto e integración de equipamientos e infraestructuras:

Elaboración de un Plan Especial de Antenas de Telefonía Móvil (aprobado).

Ordenación especial de instalaciones radioeléctricas y de comunicación del Monte Toro (Plan Especial con aprobación definitiva).

Apoyo a las energías renovables (eólica, solar) a pequeña escala y limitación de grandes implantaciones en ANEI, ANIT, AIP. Hasta el momento, sólo se ha autorizado uno de los parques eólicos, de los varios propuestos, en un área relativamente degradada al norte de Port Maó y con carácter experimental para medir su grado de aceptación social.

Soterramiento de infraestructuras generales en red como criterio general.

Conservación y mejora de elementos valiosos de la trama rural y fomento de la actividad agropecuaria con objetivos de calidad de la producción y gestión del paisaje rural:

Incorporación al PTI de los objetivos y líneas de actuación de la Iniciativa LEADER+, Programa Agroambiental de Baleares y de programas sectoriales en materia de agricultura del Consell Insular.

Consideración del paisaje rural como destino preferente de la fiscalidad ambiental o de otras vías recaudatorias (tasas sobre infraestructuras, actividad edificatoria, subasta plazas hoteleras).

Indicación desde el PTI de las áreas y los elementos de preferente orientación de la política sectorial agropecuaria y forestal con objetivos de calidad ambiental y paisajística.

Directivas sobre sostenibilidad ambiental de las actuaciones urbanísticas (Título V, cap. 2).

Movilidad sostenible e infraestructura viaria adecuada a los valores ecológicos y paisajísticos (Título IV, cap. 2):

Criterio general: mantenimiento y mejora del trazado existente, frente a nuevas carreteras o desdoblamientos generalizados.

Prevalencia de la seguridad vial y la conservación del paisaje sobre “ganancia de velocidad en los trayectos”.

Criterios funcionales especiales para las “Carreteras de Interés Paisajístico”.

Regulación y control de los denominados “Núcleos rurales” y “Huertos de ocio” (Título IX, cap. II).

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Mantenimiento y mejora de la calidad de las fachadas urbanas y de los entornos más representativos y frecuentados (recomendaciones para el planeamiento municipal):

Regulación de actividades, infraestructuras y equipamientos de incidencia paisajística, con objeto de evitar apantallamientos, contaminación visual y banalización del paisaje.

Establecimiento de medidas específicas de ordenación de los frentes urbanos y de sus entornos que eviten la transformación, el deterioro o el empobrecimiento de los valores paisajísticos, con especial atención a los de Maó y Alaior.

Desarrollo de criterios y normas de actuación que permitan la integración de elementos o actuaciones en el entorno de los núcleos.

Tratamiento paisajístico del tejido periurbano de los núcleos, orientado a la recualificación formal de dichos espacios.

Establecimiento de medidas específicas de ordenación para las edificaciones aisladas en medio rural y para la conservación de las ya existentes según criterios de integración paisajística y mantenimiento de la tipología constructiva tradicional.

Fomento del acceso público al paisaje y sensibilización social a través del conocimiento y la divulgación paisajística:

Integración de las iniciativas de recuperación de la red de caminos rurales en el diseño de itinerarios de interés paisajístico (Camí de Cavalls, Camí d’en Kane y Camí de Ferreríes, entre otros). Es de destacar la aprobación definitiva del Plan Especial del Camí de Cavalls, como desarrollo de las líneas de actuación del PTI en esta materia (B.O.I.B, 29/05/2004).

Creación de un centro de estudio e interpretación u observatorio de paisaje, enfocado hacia los paisajes mediterráneos y vinculado a las líneas de actuación de la Reserva de la Biosfera.

Elaboración de un Plan de Paisaje, con inclusión de criterios específicos de gestión y buenas prácticas paisajísticas, y una guía interpretativa.

REFLEXIÓN CONCLUSIVA.

El renovado entendimiento del paisaje como carácter del territorio percibido socialmente, modelado a lo largo del tiempo en un proceso permanente de recomposición y rehabilitación de ambientes heredados, hace de los paisajes de cada lugar un camino para proyectar con prudencia y calidad el territorio futuro a partir de las enseñanzas y valores del patrimonio paisajístico recibido. A la vez, el paisaje constituye un objetivo de desarrollo territorial en la medida en que es parte esencial

de la experiencia cotidiana del entorno, un componente importante de la identidad y los saberes de los pueblos y un bien común que, más allá de las regulaciones habituales de los bienes privados, puede y debe contribuir, gestionado de modo participativo, al desarrollo de comunidades y territorios.

Los planes territoriales (incluidos los urbanísticos) tienen la capacidad de superar cierta controversia entre planteamientos estructurales o “de fondo” sobre gestión del paisaje y enfoques de carácter más epidérmico o visual. De hecho, se ha suscitado la polémica entre quienes piensan que no hay problemas exclusivamente paisajísticos, porque el paisaje es el resultado formal y visible de procesos subyacentes, y quienes defienden la pertinencia de una acción específicamente paisajística para intervenir sobre la apariencia del paisaje sin necesidad de alterar su base funcional (Mata Olmo, 2009: 266).

La experiencia del PTI de Menorca ha mostrado la capacidad de un instrumento integral de planificación del territorio para superar esa controversia. Un plan territorial tiene en su mano la posibilidad de controlar y orientar paisajísticamente muchos de los procesos y de los nuevos usos del suelo que suelen provocar pérdida de calidad y carácter del paisaje; en ese sentido, la contribución del PTI parece bastante clara. Pero al mismo tiempo, el Plan ha mostrado su capacidad para intervenir sobre determinados aspectos más visibles o fisonómicos del paisaje, para fomentar el acceso a su contemplación y para sensibilizar sobre sus valores.

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DE LA CARACTERIZACIÓN A LA ACCIÓN. LA EXPERIENCIA DEL OBSERVATORIO DEL PAISAJE DE CATALUÑAFROM CHARACTERIZATION TO ACTION: THE EXPERIENCE OF THE LANDSCAPE OBSERVATORY OF CATALONIA

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Los catálogos de paisaje, elaborados por el Observatorio del Paisaje previo encargo del Departamento de Territorio y Sostenibilidad de la Generalitat de Cataluña, son unos documentos de carácter técnico que la Ley del paisaje concibe como herramientas para la ordenación y la gestión del paisaje desde la perspectiva del planeamiento territorial. Los catálogos de paisaje se están convirtiendo día a día en un instrumento relevante que es aplicado por parte de administraciones diversas, ya sea para integrar el paisaje en la planificación territorial y urbanística, como para diseñar estrategias turísticas o culturales, o para ser integrados en iniciativas de educación de paisaje, entre otras aplicaciones. Los resultados de los catálogos también están contribuyendo al nacimiento de distintas iniciativas de planificación y gestión del paisaje lideradas por la sociedad civil o colideradas con las administraciones locales. El presente texto se sumerge de lleno en los catálogos de paisaje de Cataluña, como instrumento de conocimiento, caracterización y planificación del paisaje, y presenta algunas de las utilidades que la Administración y las sociedad civil les da a estos documentos. También introduce la nueva hoja de ruta del Observatorio (Catpaisatge2020), que enfatiza elementos como la internacionalización, el desarrollo local y la emprendimiento; la valorización de nuevos paisajes, y también la importancia de los valores, la investigación y la comunicación.

Palabras clave: actores, catálogos, paisajes, planificación territorial, urbanismo

The landscape catalogs prepared by the Landscape Observatory by order of the Government of Catalonia´s Department of Territory and Sustainability are technical documents that the Landscape Law intends as tools for landscape organization and management from the perspective of territorial planning. The landscape catalogs are increasingly becoming a relevant instrument used by various administrations, whether to integrate landscape into regional and town planning, to design tourism and cultural strategies, or to be integrated into initiatives in landscape education, among other applications. The catalogs´ results are also contributing to the emergence of various initiatives for landscape planning and management led by civil society or co-led with local authorities. This text fully explores the landscape catalogs of Catalonia as a tool for understanding, characterizing and planning landscape, and presents some of the uses that the administration and civil society give these documents. It also introduces the Observatory´s new roadmap (Catpaisatge2020), which emphasizes elements such as internationalization, local development and entrepreneurship, the appreciation of new landscapes, and also the importance of values, research and communication.

Keywords: actors, catalogs, landscapes, territorial planning, urban planning

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2 Consejo de Europa. Convenio europeo del paisaje. Segunda edición. Barcelona: Consejo Asesor para el Desarrollo Sostenible, Observatorio del Paisaje, 2005. (Papeles de Sostenibilidad, n° 8).

3 Resolución PTO/3386/2004, de 7 de diciembre, por la que se da publicidad al Acuerdo del Gobierno de 30 de noviembre de 2004, y por el cual se constituye el Consorcio del Observatorio del Paisaje y se aprueban sus Estatutos.

4 Ley 8/2005, 8 de junio, de protección, gestión y ordenación del paisaje.

5 Otra de las iniciativas relevantes durante este período de tiempo es la creación el año 2004 de la Dirección General de Arquitectura y Paisaje por parte del Departamento de Política Territorial y Obras Públicas de la Generalitat de Cataluña.

6 Decreto 343/2006, de 19 de septiembre, por el cual se desarrolla la Ley 8/2005, de 8 de junio, de protección, gestión y ordenación del paisaje, y se regulan los estudios e informes de impacto e integración paisajística.

7 Están pensados para desplegar el Plan Territorial General de Cataluña y se centran en tres sistemas básicos de la estructura y la funcionalidad del territorio: sistema de espacios abiertos, sistema de asentamientos urbanos y sistema de infraestructuras de movilidad.

8 Los planes territoriales sectoriales se ocupan de aspectos como las carreteras, los espacios de interés natural o los aeropuertos, entre otros.

9 Instrumentos de concertación de estrategias entre los agentes públicos y los privados, aplicables a escala local, supramunicipal o comarcal, creados por la Ley del paisaje a fin de llevar a cabo actuaciones de protección, gestión y ordenación del paisaje, que tengan por objetivo mantener sus valores.

10 El Decreto que desarrolla la Ley de paisaje define el estudio de impacto e integración paisajística como un documento técnico destinado a considerar las consecuencias que tiene sobre el paisaje la ejecución de actuaciones, proyectos de obras o actividades y a exponer los criterios adoptados para su integración.

11 La Ley de protección, gestión y ordenación del paisaje define el Fondo para la protección, gestión y ordenación del paisaje como un instrumento financiero de la Generalitat de Cataluña destinado a las actuaciones de mejora paisajística.

Los catálogos de paisaje, elaborados por el Observatorio del Paisaje previo encargo del Departamento de Territorio y Sostenibilidad de la Generalitat de Cataluña, son unos documentos de carácter técnico que la Ley del paisaje concibe como herramientas para la ordenación y la gestión del paisaje desde la perspectiva del planeamiento territorial. El principal objetivo de los catálogos de paisaje es contribuir a la incorporación del paisaje en el planeamiento territorial, principalmente en los planes territoriales parciales 7 pero también en los planes directores territoriales y en los urbanísticos, así como en los planes sectoriales 8, preparados por la Generalitat. La incorporación de la variable paisajística en los planes territoriales parciales es un elemento fundamental, sobre todo por el hecho de situarse, jerárquicamente, por encima del planeamiento urbanístico. Los catálogos de paisaje también constituyen una referencia para la realización de cartas de paisaje 9, estudios de impacto paisajístico 10 , campañas de sensibilización social sobre la diversidad paisajística o para la aplicación del Fondo para la protección, gestión y ordenación del paisaje 11 . Además, son útiles para la definición de políticas y estrategias sectoriales como, por ejemplo, las políticas agrarias o las políticas de promoción turística asociadas al paisaje.

INTRODUCCIÓN

En diciembre del año 2000 el Parlamento de Cataluña se adhirió al Convenio Europeo del Paisaje 2, justo dos meses después de su aprobación a iniciativa del Consejo de Europa. En octubre de 2004 se creó el Observatorio del Paisaje 3 como ente de colaboración de la Generalitat de Cataluña para la aplicación del Convenio Europeo del Paisaje. Posteriormente, el año 2005, el Parlamento aprobó, la Ley de protección, gestión y ordenación del paisaje 4, entre otras iniciativas públicas y privadas en beneficio de los paisajes 5. La Ley de protección, gestión y ordenación del paisaje y el posterior Decreto 6 que la explaya pretenden hacer compatible el desarrollo económico y urbanístico con la calidad del entorno, atendiendo a los valores patrimoniales, culturales y económicos del conjunto de Cataluña. La Ley sitúa al paisaje como una prioridad de las administraciones y de la sociedad catalana en general y aparece como una magnífica oportunidad para la reflexión sobre el modelo territorial y de desarrollo del país, reconociendo así lo que constató en su día el Convenio Europeo del Paisaje: “El paisaje es un elemento importante de la calidad de vida de las poblaciones, tanto en los medios urbanos como en los rurales, tanto en los territorios degradados como en los de gran calidad, tanto en los espacios singulares como en los cotidianos” (Consejo de Europa 2005).

El presente texto se sumerge de lleno en los catálogos de paisaje de Cataluña, como instrumento de conocimiento, caracterización y planificación del paisaje, y presenta de forma resumida las utilidades que la Administración y la sociedad civil les da a estos documentos.

LOS CATÁLOGOS DE PAISAJE DE CATALUÑA. UNA HERRAMIENTA PARA INTRODUCIR EL PAISAJE EN LA PLANIFICACIÓN TERRITORIAL Y SECTORIAL

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Figura 1 Portada del Catálogo de Paisaje de Terres de l’Ebre.

Los catálogos de paisaje no son un mero inventario de elementos, espacios o valores, tal y como podría suscitar su nombre. Son mucho más que eso. Son las herramientas que permiten conocer cómo es el paisaje de Cataluña y qué valores contiene, qué factores explican que tengamos un determinado tipo de paisaje y no otro, cómo evoluciona este paisaje en función de las actuales dinámicas económicas, sociales y ambientales y, finalmente, qué tipo de paisaje queremos y cómo podemos conseguirlo. Esto significa que los catálogos de paisaje aportan información de gran interés sobre todos los paisajes catalanes, sus valores existentes y aquellos que podemos potenciar, y contribuyen de esta manera a definir y aplicar políticas de paisaje, que tienen que contar con la connivencia y participación activa de todos los agentes sociales que intervienen en el territorio. Dicho de otro modo, los catálogos traducen la filosofía del Convenio Europeo del Paisaje en un instrumento concreto de planificación territorial, e intentan hacerlo superando la lógica clásica sectorial y articulando formas participativas y transversales de trabajar.

Un aspecto importante de los catálogos de paisaje es que van más allá de la estricta protección de los paisajes, y promueven también su gestión y ordenación. En este sentido, los catálogos no fomentan la inmutabilidad de los paisajes, sino la defensa de unos valores que no deben desaparecer con su evolución, procuran la gestión de su uso y ordenan los cambios que en él se producen.

Para favorecer la incorporación del paisaje en el planeamiento territorial, el alcance territorial de los catálogos se corresponde con cada uno de los ámbitos de aplicación de los siete planes territoriales parciales, los cuales son: Alt Pirineu y Aran, Camp de Tarragona, Comarques Centrals, Comarques Gironines, Regió Metropolitana de Barcelona, Terres de l’Ebre y Terres de Lleida. La aprobación de los catálogos por parte de la Generalitat de Cataluña los convierte en una herramienta de uso público para la sociedad y de referencia obligada para cualquier iniciativa pública que tenga incidencia en el paisaje. De los siete catálogos, solo queda aprobar por el gobierno el de la Región Metropolitana de Barcelona y el de Comarques Centrals.

ALCANCE DE LOS CATÁLOGOS DE PAISAJE

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Figura 2 Ámbitos de aplicación de los catálogos de paisaje

Los contenidos mínimos que indica la Ley de paisaje en los catálogos de paisaje son:

Inventario de los valores paisajísticos presentes en su área.

Enumeración de las actividades y procesos que inciden o han incidido de manera más importante en la configuración actual del paisaje.

Señalamiento de los principales recorridos y espacios desde los cuales se percibe el paisaje.

Delimitación de las unidades de paisaje, entendidas como áreas estructural, funcional y/o visualmente coherentes sobre las cuales puede recaer un régimen diferenciado de protección, gestión y ordenación.

Definición de los objetivos de calidad paisajística para cada unidad de paisaje.

Propuesta de medidas y acciones necesarias para alcanzar los objetivos de calidad paisajística.

CONTENIDO DE LOS CATÁLOGOS DE PAISAJE

La elaboración de los catálogos de paisaje supuso –y continúa suponiendo- un gran reto metodológico, ya que en 2005 se trataba de una herramienta nueva en Cataluña y con muy pocos antecedentes a nivel internacional. De hecho, no existía ningún método reconocido universalmente para estudiar, identificar y evaluar los paisajes y su diversidad y, aún menos, para aplicar las directrices resultantes en el planeamiento territorial. Por esta razón, antes de iniciar la elaboración de los catálogos, el Observatorio del Paisaje preparó el Prototipo de catálogo de paisaje 12, que establece un marco conceptual, metodológico y procedimental básico para la elaboración de los siete catálogos de una manera coherente y coordinada.

La metodología de elaboración de los catálogos de paisajes sigue los principios del Convenio Europeo del Paisaje, que se basa en estas cuatro fases: Identificación y caracterización del paisaje; Evaluación del paisaje; Definición de los objetivos de calidad paisajística; Establecimiento de criterios y propuestas de actuación.

LA CONSTRUCCIÓN Y ACTUALIZACIÓN PERMANENTE DE UNA METODOLOGÍA

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12 El prototipo de catálogo de paisaje puede obtenerse desde la web del Observatorio del Paisaje (www.catpaisatge.net).

Figura 3 La participación de la población en los catálogos es básica para identificar los valores del paisaje.

CONSULTA Y PARTICIPACIÓN PÚBLICA

Los catálogos se caracterizan por integrar la participación pública como herramienta para la implicación de la sociedad en gestión y planificación de su paisaje. La participación de la población en los catálogos es básica para conocer las preferencias paisajísticas de los ciudadanos y también para identificar los valores del paisaje más intangibles, imperceptibles desde el análisis de la cartografía existente o desde el trabajo de campo pero imprescindibles para analizar el paisaje de un modo integrado y para percibir todos sus matices.

ALGUNOS RESULTADOS RELEVANTES DE LOS CATÁLOGOSLos catálogos de paisaje representan una extraordinaria fuente de conocimiento de todos los paisajes de Cataluña, una información inexistente antes de la elaboración de dichas herramientas. Por su capacidad de documentar y orientar a las políticas públicas, o bien, por su capacidad pedagógica o de sensibilización a la sociedad, se pueden destacar cinco tipologías de resultados de gran relevancia, los cuales se explican a continuación.

Los catálogos de paisaje parten de una visión integrada del paisaje, que se concibe, a la vez, como una realidad física y la representación que culturalmente nos hacemos de ella. Es la fisonomía de un territorio con todos sus elementos naturales y antrópicos y también los sentimientos y emociones que despiertan en el momento de contemplarlos.

Con el fin de captar el máximo de visiones diferentes sobre un mismo paisaje, la consulta pública de los catálogos se realiza a diferentes niveles y varía en cada catálogo de paisaje. Destacan aquí los siguientes instrumentos: encuestas telefónicas, estudios de opinión, consultas a través de la web del Observatorio del Paisaje, entrevistas con los principales agentes del paisaje, consultas a expertos y sesiones de trabajo con personas que viven en el territorio.

UNIDADES DEL PAISAJE

La elaboración de los siete catálogos de paisaje ha permitido obtener, por primera vez, el mapa de las unidades de paisaje (paisajes) de Cataluña, un mapa con el cual aún no se contaba. Con 135 paisajes, el mapa muestra la gran diversidad y riqueza de paisajes de Cataluña, de las más elevadas del continente europeo, y que convierten el paisaje en un patrimonio de primer orden. Las unidades de paisaje son las áreas que tienen un mismo carácter paisajístico, es decir, caracterizadas por un conjunto de elementos que les confieren una idiosincrasia diferenciada del resto del territorio y contribuyen a hacer que un paisaje sea diferente de otro (y no mejor o peor).

Las 135 unidades de paisaje identificadas se han obtenido a través del análisis de muchos factores y de su interacción (clima, relieve, vegetación, usos del suelo, patrimonio, la milenaria actividad humana sobre el territorio, las dinámicas paisajísticas existentes, los vínculos emocionales, el sentimiento de pertinencia, entre muchos otros factores).

Después del proceso de consulta pública y participación ciudadana, y con la voluntad de acercar las unidades de paisaje a la comunidad, éstas han sido “bautizadas” por la población, con nombres conocidos y populares, arraigados y pertenecientes a la

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Figura 4 Mapa de las unidades de paisaje de Cataluña

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VALORES DEL PAISAJE

Los catálogos de paisaje analizan varios tipos de valores del paisaje, atribuidos por los agentes que intervienen en él y por la población que lo disfruta:

Valores estéticos. Se relacionan con la capacidad que tiene un paisaje para transmitir un determinado sentimiento de belleza.

Valores ecológicos. Se refieren a los factores o elementos que determinan la calidad del medio natural.Valores productivos. Están relacionados con la capacidad de un paisaje para proporcionar beneficios económicos, convirtiendo sus elementos en recursos.Valores históricos. Corresponden a las huellas más relevantes que el ser humano ha dejado en el paisaje a lo largo de la historia.Valores de uso social. Se vinculan a la utilización que hace un individuo o un determinado colectivo de un paisaje.Valores espirituales. Corresponden a elementos del paisaje o paisajes en su conjunto que se relacionan con prácticas y creencias religiosas.Valores simbólicos e identitarios. El valor identitario se corresponde con la identificación que un determinado colectivo siente con un paisaje.

Se puede identificar, asimismo, otros valores de tipo perceptivo o interpretativo. De este modo, un paisaje puede ser seguro, terrorífico, tranquilo, molesto, salvaje, aburrido, inquietante, caótico, remoto…

MIRADORES E ITINERARIOS

Una de las formas contemporáneas de contemplación y goce de los paisajes urbanos y rurales la constituyen los miradores e itinerarios. Los miradores son espacios privilegiados que nos invitan, seducen, estimulan y, evidentemente, nos facilitan la contemplación y la estima por los paisajes, y al mismo tiempo podemos experimentar en ellos verdaderas sensaciones de placer y tranquilidad. No se trata de una contemplación meramente visual, sino también emocional y vivencial.

Con la misma filosofía de fondo de los miradores, los catálogos identifican itinerarios paisajísticos, ya sean rodados como no rodados, que recorren aquellos paisajes o elementos de los paisajes que son más valorados (viñas, espacios naturales, etc.), pero también a través de vías y caminos que puedan poner en valor espacios menos valorados, sobre todo los más degradados.Los catálogos han identificado más de 500 miradores e itinerarios, que permiten descubrir la diversidad de paisajes de Cataluña y sus valores, y cuentan con excelentes capacidades didácticas y de sensibilización social.

En esta labor de identificación la participación de la población ha sido igualmente determinante. He aquí un ejemplo de las aportaciones durante el proceso de participación: “Destaca la carretera de la Jonquera a Roses, desde la cual se ve más viñedo. Pasa por St. Climent, Espolla, Rabós, Garriguella, Vilajuïga, Pau. La orientación de los viñedos, en sentido N-S, tiene un efecto paisajístico de gran belleza, como también lo tienen los cipreses que protegen la viña (por ejemplo, en Cantallops) (CG-08).” 13

memoria colectiva, tales como: Moianès, Pinyana, Vall baixa del Llobregat, Conca de Tremp, Valls d’Olot. Los 135 paisajes son muy importantes porque constituyen las unidades territoriales básicas en las que se aplicarán políticas de paisaje, teniendo en cuenta cada carácter. Tienen una extensión media de 237 km2, adecuada para ser integrada en el plan territorial parcial u otras figuras de planificación. Este hecho, junto con su gran capacidad didáctica y de sensibilización, otorga a las unidades de paisaje que resultan de la elaboración de los catálogos una notoria relevancia.

Es necesario también destacar que los nuevos movimientos sociales y las nuevas formas de leer el territorio que están emergiendo están descubriendo en estas unidades de paisaje una fuente de inspiración para gestionar determinadas áreas.

13 Nogué, Joan; Puigbert, Laura; Sala, Pere; Bretcha, Gemma (eds.) (2010). Paisatge i participació ciutadana. Olot: Observatori del Paisatge de Catalunya; Barcelona: Direcció General de Participació Ciutadana del Departament d’Interior, Relacions Institucionals i Participació Ciutadana de la Generalitat de Catalunya. (Documentació; 1), p. 78.

En la identificación de los valores del paisaje se ha tenido en cuenta que no todos los paisajes tienen el mismo significado para la población y, por otro lado, que a cada paisaje se le puede atribuir diferentes valores y en grados distintos, según el agente o individuo que lo percibe.

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OBJETIVOS DE CALIDAD PAISAJÍSTICA

Los catálogos, finalmente, definen unos objetivos de calidad paisajística para cada ámbito territorial y para cada unidad de paisaje. Los objetivos de calidad paisajística son la declaración de las preferencias paisajísticas de la sociedad, teniendo en cuenta la opinión de los ciudadanos a partir de mecanismos de participación ciudadana. Con estos objetivos se pretende responder a la pregunta “¿qué paisaje queremos?”. Los objetivos de calidad de cada uno de los catálogos de paisaje son coherentes con los objetivos generales de calidad paisajística que el Observatorio del Paisaje ha definido para toda Cataluña, los cuales persiguen principalmente:

Paisajes bien conservados, ordenados y gestionados, independientemente de su tipología y su carácter.

Unos paisajes heterogéneos, que reflejen la rica diversidad paisajística del país y que se alejen de la homogeneización y la canalización.Unos paisajes vivos y dinámicos, capaces de integrar las inevitables transformaciones territoriales sin perder su idiosincrasia.

Unos paisajes siempre respetuosos con el legado del pasado.

Unos paisajes que atiendan la diversidad social y contribuyan al bienestar individual y social de la población.

Cuadro 1

CRITERIOS Y ACCIONES, BASES PARA LA DEFINICIÓN DE LAS DIRECTRICES DE PAISAJEDe los objetivos de calidad de cada uno de los paisajes se desprenden criterios y medidas muy concretas con la finalidad de orientar la planificación territorial y sectorial. La propuesta de criterios y acciones constituye la principal base para la formulación de las directrices del paisaje que deben de incorporarse en los planes territoriales parciales, tal y como se comenta más adelante.

LA APLICACIÓN DE LOS CATÁLOGOS DE PAISAJE

Los catálogos de paisaje se están convirtiendo día a día en un instrumento relevante que es aplicado por parte de administraciones diversas, ya sea para integrar el paisaje en la planificación territorial y urbanística, como para diseñar estrategias turísticas (el paisaje es un activo de primer orden) o culturales, o para ser integrados en iniciativas de educación de paisaje, entre otras aplicaciones. Los resultados de los catálogos también están contribuyendo al nacimiento de distintas iniciativas de planificación y gestión del paisaje, lideradas por la sociedad civil o colideradas con la administración local. Algunas de estas iniciativas se presentan en los siguientes apartados.

PLANIFICACIÓN TERRITORIAL Y URBANÍSTICASegún determina la Ley del paisaje, el Departamento de Territorio y Sostenibilidad debe incorporar con carácter normativo la clasificación y caracterización de los paisajes, así como los objetivos de calidad asociados a cada uno de ellos, y que emanan de los catálogos, en forma de directrices del paisaje, en los siete planes territoriales parciales y en los planes directores territoriales que el Departamento considere oportunos, previa consulta pública. De momento, dicho Departamento lo ha realizado en dos de los siete planes territoriales: Terres de l’Ebre y Comarques Gironines). La traducción de los objetivos de calidad paisajística en directrices de paisaje es uno de los principales retos en toda Europa, pero a la vez uno de los pasos más importantes.

El Plan Territorial Parcial de las Comarcas de Girona recoge estas dos directrices, entre muchas otras, y que pueden servir como ejemplos: “El planeamiento urbanístico y las actuaciones en materia de paisaje deben aportar medidas para la mejora de la calidad paisajística de los accesos de los núcleos urbanos de Girona (por Sarrià de Ter y por Fornells de la Selva), Figueres (por Vilatenim, por Santa Llogaia d’Àlguema y por Vilafant), [...], la Jonquera (N-II) [...], entre otros; Numerosos pueblos y

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Cuadro 2

áreas urbanas en el territorio muestran perfiles característicos perceptibles desde determinadas áreas y recorridos, que constituyen hitos paisajísticos, a menudo de gran valor estético. Es necesario que el desarrollo urbano respete estas imágenes y, con esta finalidad el planeamiento urbanístico debe impedir la implantación de elementos que las desfigure”. 14

Este punto sitúa normativamente el paisaje, por primera vez, en la cúspide de la planificación territorial en Cataluña. Pero aún así es muy necesario precisar más los instrumentos que permitan traspasar estas directrices de paisaje de la escala territorial a la municipal, introduciendo el paisaje en la normativa de urbanismo y edificación y en los instrumentos de planeamiento urbanístico. Empiezan a aparecer algunos ejemplos, como el POUM de Margalef, pero en este sentido queda aún mucho terreno por recorrer.

También se están empezando a integrar resultados de los catálogos en otras iniciativas normativas urbanísticas, como es el caso de Ordenanza municipal reguladora de las condiciones de integración paisajística en suelo no urbanizable del municipio de Espolla, que se basa en una unidad de paisaje y en uno de los fondos escénicos definidos en el Catálogo de paisaje de las Comarques Gironines.

14 Pla territorial de les comarques gironines: aprovació definitiva. Normes d’ordenació territorial. Directrius de Paisatge. Barcelona: Departament de Política Territorial i Obres Públiques de la Generalitat de Catalunya, 2010, p. 87.

POLÍTICAS SECTORIALESEl segundo grupo de políticas que progresivamente toman como referencia los catálogos de paisaje son las sectoriales. Destacan dos ejemplos en el ámbito cultural. Por un lado, el desarrollo del proyecto piloto PaHisCat, en forma de colaboración entre el Observatorio y la Universidad de Lleida, sobre la evolución histórica de cuatro paisajes de Cataluña a partir de la información de las unidades de paisaje. Este proyecto identifica las huellas del pasado presentes en los paisajes contemporáneos para entender mejor su evolución, y poder dar pautas a las políticas urbanísticas, patrimoniales, de turismo o educativas.

Por otro lado, el Departamento de Cultura de la Generalitat ha tomado de base el mapa de las unidades de paisaje para hacer la adaptación del Plan Nacional de Paisaje Cultural a las políticas patrimoniales y de paisaje en Cataluña.

En el ámbito turístico, tanto el mapa de paisajes como algunos criterios definidos en los catálogos se han tenido en cuenta como base para tomar en consideración el paisaje y el entorno de los establecimientos de turismo rural en el momento de definir la categoría a la que pertenecen dichos establecimientos.

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INICIATIVAS LOCALESEl mundo local se interesa cada vez más en el paisaje. Es muy interesante, por ejemplo, el caso del Priorat, paisaje vinícola en el sur de Cataluña, ya que muestra cómo la recuperación de la identidad local y del sentido de pertinencia es una pieza esencial para dar la vuelta a las dinámicas sociales y económicas de un territorio que doce años atrás se estaba despoblando. La sociedad del Priorat ha creído en un territorio, su potencial, sus productos (viña y olivo, entre otros), su imagen, y de esto ha nacido un proyecto colectivo que se manifiesta en forma

Figura 5 Portada del estudio del proyecto “El paisaje transfronterizo de la Cerdanya”.

Otra experiencia que se originó del sector turístico tiene que ver con la creación por parte de la empresa privada Arinnova de una aplicación de smartphone piloto para visualizar y utilizar al máximo los miradores de paisaje a través de realidad aumentada. Esta iniciativa se encuentra aún en una fase inicial.

En el ámbito energético, el Observatorio está colaborando con el Departamento de Territorio y Sostenibilidad en la elaboración de una guía con orientaciones dirigidas a promotores y profesionales para una adecuada implantación de la energía eólica en el paisaje, a partir de los valores del paisaje reconocidos en los siete catálogos.

de carta del paisaje, o de candidatura a Patrimonio de la Humanidad como paisaje cultural (paisaje mediterráneo).

En la misma esfera de los acuerdos voluntarios entre agentes públicos y privados, destaca el plan de paisaje transfronterizo de la Cerdaña, en el que el Observatorio es uno de los actores impulsores. Su objetivo es establecer unas bases de futuro que pongan en valor este paisaje de frontera entendido como un elemento clave para su desarrollo, con la complicidad de los principales actores sociales y económicos locales de ambos lados de la frontera, empezando por los municipios, hasta las asociaciones turísticas y culturales.

Por otro lado, la iniciativa del Consorcio Els Aspres d’Empordà es un magnífico ejemplo de la utilización de una identidad paisajística (identificada en el Catálogo de Paisaje de Comarques Gironines) para ponerse de acuerdo y crear un consorcio con el fin de promover, mejorar y proteger el paisaje, considerado un activo patrimonial de primer orden. Una experiencia de la misma zona es la que realizó el Consejo Comarcal del Alt Empordà, emplazando y promocionando una red de miradores de paisajes, algunos de los cuales fueron extraídos del Catálogo de paisaje citado, así como la información que se divulga en ellos.

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EDUCACIÓNEs fundamental saber transmitir a las generaciones futuras los valores naturales y culturales propios del paisaje. Este ha sido uno de los principales ejes de la actividad del Observatorio del Paisaje en los últimos años, en colaboración con otras entidades y instituciones, que se ha materializado, entre otras iniciativas, con la preparación e implantación en los institutos de secundaria de Cataluña de los materiales “Ciudad, territorio, paisaje”, en colaboración entre el Departamento de Territorio y Sostenibilidad, el Departamento de Enseñanza y el Observatorio del Paisaje. Se trata de unas fichas y una web sobre doce paisajes de Cataluña que constituyen un proyecto de innovación educativa para Educación Secundaria Obligatoria (SEO). La iniciativa, que tomó como base información de los catálogos de paisaje, se implantó durante el curso 2009-2010 en todos los centros de educación secundaria obligatoria de Cataluña para ser utilizado por 450.000 alumnos.

COMUNICACIÓN Y SENSIBILIZACIÓNNo basta con educar en el paisaje, también es necesario saber comunicar el valor de la educación en el paisaje. La comunicación es una pieza clave para la concienciación en las sociedades contemporáneas y, en este sentido, debe aprovecharse el enorme valor comunicativo del paisaje, auténtico portador de mensajes fácilmente descifrables para el conjunto de la ciudadanía. El Observatorio ha interaccionado con un número cada vez más grande de medios de comunicación, audiovisuales o escritos, así como profesionales del periodismo o productores, para poder transmitir el conocimiento y contenido de los catálogos de paisaje. En esa dirección, ha colaborado en dos ocasiones con la televisión pública catalana a través de los programas “El Paisaje favorito de Cataluña” (2009) y “Terreno personal” (2011). Otra muestra de la relación con los medios de comunicación ha sido la iniciativa de la revista de turismo Descubrir Cataluña. El Observatorio cooperó durante un año en la sección “El paisaje del mes”, difundiendo 12 de los 135 paisajes de Cataluña.

LA MIRADA AL FUTURO: CATPAISATGE2020

Desde 2005 el Observatorio del Paisaje ha centrado su actividad en identificar y caracterizar los paisajes de Cataluña y en desplegar las herramientas previstas en la Ley del Paisaje. Con estas líneas prácticamente ya consolidadas, el Observatorio inicia una nueva etapa y marca una nueva hoja de ruta bajo el nombre de CATPAISATGE 2020. La flamante estrategia enfatiza elementos como la internacionalización, el desarrollo local y el emprendimiento; la valorización de nuevos paisajes, y también la importancia de los valores, la investigación y la comunicación. CATPAISATGE 2020 se estructura en las diez líneas de trabajo siguientes, que se presentan como conclusión del presente texto:

1. Internacionalización desde la singularización.2. Vivir y producir en un entorno de calidad.3. Paisaje, creatividad y sectores estratégicos.4. Paisaje y mundo local.5. La creación de nuevos paisajes referenciales.6. Paisaje, ciudadanía y valores.7. Paisaje, ocupación y emprendimiento.8. Cambio climático, energía y paisaje.9. La investigación y la innovación como valores en alza.10. Educación, formación y comunicación.

BIBLIOGRAFÍAConsejo de Europa (2000). Convenio europeo del paisaje [en línia]. <http://www.coe.int/t/dg4/cultureheritage/heritage/landscape/versionsconvention/spanish.pdf> [consulta: 07.10.2014].

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Centro EULA-Chile. Campus Universitario s/n, Concepción. Av. Víctor Lamas 1290, Casilla 160-C, Región del Biobío, Concepción, CP. 4070386. [email protected]

INCORPORACIÓN DEL PAISAJE EN LA GESTIÓN DEL TERRITORIO DE LA PATAGONIA CHILENATHE INCORPORATION OF LANDSCAPE INTO THE LAND MANAGEMENT OF CHILEAN PATAGONIA

MARÍA DOLORES MUÑOZ 1GERARDO AZÓCAR 2

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Este artículo presenta una metodología para el análisis y gestión del paisaje en la Patagonia chilena, un territorio que se destaca por la belleza y diversidad de los paisajes del agua generados por la presencia de grandes lagos, ríos, fiordos, humedales y campos de hielo. El primer caso de estudio es una investigación para evaluar las potencialidades turísticas y territoriales de los paisajes del agua en la cuenca del río Baker. Se utiliza una metodología interdisciplinaria y técnicas de medición, cualitativa y cuantitativa, que permitieran analizar los valores espaciales, ambientales, territoriales y culturales asociados al paisaje. Un aspecto esencial fue incorporar la valoración social del paisaje.

El segundo caso, ubicado en el estrecho de Magallanes, corresponde a una metodología de análisis territorial como base para diseñar un Plan de Manejo Turístico en el Área Marina Protegida Francisco Coloane (que incluye al Parque Marino Francisco Coloane). Comprende el análisis de las condiciones ambientales, las características del paisaje y potencialidades del turismo de intereses especiales asociado al paisaje para respaldar la propuesta de gestión.

En ambos casos, la metodología considera al paisaje como principal recurso territorial y plantea una forma de gestión respaldada por principios de sustentabilidad ambiental y social.

Palabras clave: Paisajes del agua, evaluación del paisaje, Patagonia chilena

This article presents a methodology for the analysis and management of the landscape in Chilean Patagonia, a territory noted for the beauty and diversity of the waterscapes created by the presence of large lakes, rivers, fjords, wetlands and ice fields. The first case study is an investigation to assess the tourism and territorial potential of waterscapes in the Baker River Basin. An interdisciplinary methodology and qualitative and quantitative measurement techniques were used, which enabled the analysis of spatial, environmental, territorial and cultural values associated with the landscape. An essential aspect was the incorporation of the social assessment of landscape.

In the second case, located on the Strait of Magellan, a spatial analysis methodology was used as a basis for designing a Tourism Management Plan for the Francisco Coloane Protected Marine Area, which includes the Francisco Coloane Marine Park. It involved an analysis of the environmental conditions, landscape features and potential for special interest tourism associated with the landscape in order to support the management proposal.

In both cases, the methodology considers landscape to be the main territorial resource and proposes a kind of management supported by principles of environmental and social sustainability.

Keywords: Waterscapes, landscape assessment, Chilean Patagonia

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3 Proyecto FONDECYT Nº10 60 633 Los Paisajes del agua en la cuenca del río Baker: Evaluación de sus potencialidades para el desarrollo turístico y la integración territorial. (Terminado en marzo de 2009)

4 Diseño de un Plan de Manejo Turístico y Mecanismos de Implementación en el Área Marina Costera Protegida Francisco Coloane (Proyecto INNOVA-Chile N° 08CTU01-21).

La región de Aysén comprende 108.494 km2, , equivalentes al 14.3% de la superficie del país; sin embargo, apenas concentra el 0.6% de la población nacional porque tiene 91.492 habitantes, con un densidad de 0.8 hab/km2. Una situación similar se advierte en la región de Magallanes que abarca 132.297,2 km2, correspondientes el 17.5% de la superficie del país, con una

INTRODUCCIÓN

El agua es el recurso más relevante para estructurar la ocupación de un territorio; por esto, la trayectoria urbana de los asentamientos, desde las metrópolis hasta las aldeas más pequeñas del mundo, ha sido orientada por la presencia de ríos, lagos y costas; significa también que los paisajes del agua son esenciales para los procesos culturales. Al respecto, el escritor Jorge Edwards (2006) explica que la presencia del agua ha impregnado de sentido a la poesía chilena porque los paisajes de la infancia de Gabriela Mistral fueron los austeros paisajes del valle del Elqui, amenazados por la escasez de agua y la proximidad del desierto; y esa condición de ascetismo del territorio subyace en su obra poética, que es la poesía de una mujer sedienta, una poesía pausada y precisa como un hilo de agua deslizándose entre montes desnudos de vegetación, en la frontera con la aridez. En contraste, Pablo Neruda, desde niño conoció los lluviosos paisajes del sur de Chile con sus lagos y ríos torrentosos, con cascadas y saltos abriendo caminos de agua entre la vegetación; y la poesía de Neruda es como el agua de estos paisajes porque es una poesía que fluye, se desliza, salta, se precipita y que a veces, aflora a borbotones.

En Chile, la presencia del agua ha dejado su huella el carácter de los poetas; asimismo, ha marcado el carácter de los pueblos, las ciudades y los paisajes. Este trabajo se enfoca en los paisajes del agua de la Patagonia chilena, un territorio mítico y de incuestionable belleza; aunque, por el rigor del clima y su vastedad, también está cargado de hostilidad hacia el hombre. La belleza soberbia y primitiva de la Patagonia es una cualidad distintiva del paisaje en los territorios australes de Aysén y Magallanes; son paisajes estructurados por lagos de dimensiones insondables, por los extensos y desolados campos de hielo y por ríos caudalosos; en la costa, los paisajes marinos de la Patagonia surgen del laberinto de fiordos y canales, de las aguas tormentosas del estrecho de Magallanes y del agua congelada de los glaciares.

La Patagonia es un territorio modelado por el agua que se está revelando, explorando y habitando con intensidad creciente desde que se inició la construcción de la Carretera Austral hace 30 años. Una consecuencia del avance de esta obra ha sido el gradual descubrimiento de nuevos paisajes porque la Carretera Austral no es únicamente una ruta para conectar a centros poblados aislados, también es el camino que ha permitido internarse por territorios inexplorados. Además, se están construyendo rutas transversales que se despliegan hasta los

remotos y gélidos paisajes de los campos de hielo; un ejemplo es el camino de Los Exploradores que comunicará por tierra al lago General Carrera con la laguna y glaciar de San Rafael, donde actualmente sólo es posible llegar navegando por los fiordos de Aysén. En la región de Magallanes, durante los años 2012 y 2013 se construyó un camino que penetra hasta el interior de la Tierra del Fuego, en el borde occidental del lago Fagnano, uno de los principales paisajes lacustres del territorio magallánico, donde las aguas del lago reflejan las imponentes formaciones de hielo de la Cordillera Darwin.

En síntesis, en la Patagonia chilena se está manifestando un cambio trascendente porque hoy es posible llegar hasta lugares que hace unos años o meses eran accesibles; al mismo tiempo se están renovando las visiones sobre la planificación del territorio debido a la creciente valoración de las condiciones ambientales, al sostenido incremento del turismo de naturaleza y a la urgencia de promover el uso sustentable del territorio considerando al paisaje como un recurso esencial.

En esta presentación se exponen dos trabajos realizados en la Patagonia chilena. El primero se llevó a cabo en la región de Aysén y corresponde a un proyecto de investigación para evaluar las potencialidades turísticas y territoriales de los paisajes del agua en la cuenca del río Baker 3. Un aspecto medular del estudio fue construir una metodología para analizar al paisaje desde una perspectiva interdisciplinaria que reconociera sus valores espaciales, ambientales, territoriales y culturales. El otro proyecto se ubica en la región de Magallanes, específicamente en el territorio del estrecho de Magallanes, y consiste en el diseño de un Plan de Manejo Turístico para el Parque Marino Francisco Coloane 4 basado en el análisis y reconocimiento de las condiciones ambientales y las características del paisaje para respaldar las propuestas de gestión.

NUEVOS DESAFÍOS Y RELEVANCIA DEL PAISAJE EN LA GESTIÓN TERRITORIAL DE LA PATAGONIA CHILENA

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población de 150.826 habitantes, que representa al 1% del total nacional y una densidad de 1.1 hab/km2. Estos antecedentes 4 muestran que la Patagonia es uno de los territorios de mayor extensión del país, y a la vez, es el menos poblado. La situación descrita se explica por las dificultades para acceder a enormes extensiones territoriales como consecuencia de las complejidades del relieve austral, lo que influye tanto en la debilidad del poblamiento como en el carácter prístino de la Patagonia.

Algunas zonas de las regiones de Aysén y Magallanes han sido incorporadas a la categoría de Áreas Prioritarias de Gestión que corresponden a territorios de propiedad fiscal, con valor patrimonial y potencialidades para desarrollar proyectos de inversión privada, especialmente ligados al turismo, la conservación ambiental y la investigación científica. Por otra parte, como se ha explicado, la construcción de obras de infraestructura para mejorar la conectividad terrestre en la Patagonia ha permitido llegar hasta lugares desconocidos y sin intervención del hombre. Ambas circunstancias representan un desafío para la planificación, particularmente en lo referente al uso de los recursos territoriales, de modo que el desarrollo productivo esperado no signifique el sacrificio de la cultura tradicional o de las condiciones ambientales, en especial del paisaje y los ecosistemas.

Actualmente, hay consenso en la noción de paisaje como síntesis de las condiciones ambientales y los procesos naturales (geológicos, hídricos, climáticos y biológicos) ocurridos en un determinado territorio. De igual manera, se reconoce al paisaje como resultado de los procesos culturales que derivan de las interacciones entre hombre y naturaleza a través del tiempo. Esta concepción no es reciente porque Sauer (1925), en la segunda década del siglo XX, describió al paisaje como un área compuesta por una asociación distintiva de formas, tanto físicas como culturales. En sentido análogo Milani (2006) plantea que el paisaje es una experiencia de la emoción, de la visión y de la contemplación, pero asimismo del trabajo humano sobre el territorio y el ambiente. Por esto, la historia de un territorio y de sus habitantes queda inscrita en el paisaje; lo anterior explica porqué se considera al paisaje un factor clave para la identidad y el sentido de pertenencia. En los trabajos que se presentan en este artículo, el paisaje es considerado como la expresión de una realidad geográfica-espacial, una construcción cultural, un recurso territorial y un escenario de vida con alto valor afectivo para las comunidades locales.

4 http://www.subdere.gov.cl/división-administrativa-de-chile/gobierno-regional-de-magallanes-y-antártica-chilena. http://www.subdere.gov.cl/

división-administrativa-de-chile/gobierno-regional-de-aisén

5 El lago Bertrand desagua al lago General Carrera, el más extenso del país con 1.047,5 km2 de superficie.

Figura 1 Cuenca del río Baker

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6 Los principales afluentes del Baker son los ríos Nef, Chacabuco, Colonia, El Salto, Los Ñadis, Ventisquero y Cochrane.

METODOLOGÍA DE ANÁLISIS DEL PAISAJE EN LA CUENCA DEL RÍO BAKER

La investigación sobre los paisajes del agua en la cuenca del río Baker en enfocó a construir una metodología para analizar las potencialidades turísticas del paisaje en un territorio donde la presencia del agua es relevante porque los ríos, lagos y glaciares estructuran los paisajes más representativos de las condiciones geográficas y, en forma aislada o en conjunto, han ejercido fuertes influencias en las trayectorias culturales de nivel regional y local. El nombre paisajes del agua concierne a paisajes cuyo principal componente es el agua en sus distintas manifestaciones. Esta categoría incluye a los paisajes fluviales formados por el Baker y sus afluentes 6; a los paisajes lacustres definidos por lagos y lagunas; a los paisajes de hielo asociados a los glaciares y campos de hielo; a paisajes de humedales y a los paisajes costeros en el estuario del río Baker. La categoría de paisajes del agua también comprende paisajes originados por la acción del hombre sobre el territorio a través de los procesos de arraigo a la cuenca; esta modalidad de paisajes del agua se expresan en los poblados ribereños, en los caminos y senderos de acceso a los lagos y ríos, en los miradores y lugares para la contemplación del paisaje, en los espacios públicos y construcciones que denotan el uso del agua (costaneras, puentes, faros, muelles).

El paisaje es una realidad espacial, ambiental, territorial y social-cultural; por lo tanto, los valores paisajísticos incumben a estas distintas expresiones de la realidad. Los paisajes del agua en la cuenca del Baker se caracterizan por su valor estético, derivado de su belleza y singularidad; por su valor ambiental, que concierne a sus cualidades de ámbitos escasamente intervenidos y de alta naturalidad; por su valor territorial como recursos estratégicos para el desarrollo regional; por sus valores sociales y culturales que hacen referencia a los modos de vida y a la historia local. En síntesis, los paisajes del agua tienen una dimensión estética reconocible y visible, son la expresión espacial de una geografía excepcional, indicadores de la condición ambiental de sitios y lugares, recursos territoriales, resultado de la acción humana sobre la naturaleza, integran el patrimonio colectivo, son escenarios de la vida cotidiana y ámbitos vinculados con la identidad, los procesos históricos y las tradiciones.

Considerando las diferentes dimensiones del paisaje, en la metodología se incorporaron visiones interdisciplinarias y técnicas de medición cualitativa y cuantitativa; estas miradas convergentes permitieron definir un sistema de relaciones mensurables que incluye a los principales valores paisajísticos

La cuenca del río Baker es un territorio excepcional por sus características físicas y dimensiones. Con su superficie de 26.726 Km2 es la segunda más extensa del país; el 78% se desarrolla en territorio chileno y el 22% en Argentina. El río Baker es el principal es el elemento de la amplia red hídrica, con un caudal medio de 1.500 m3/seg, drena un área de 17.159 km2 en Chile. El río nace en el extremo sur del lago Bertrand 5 , en un paisaje de singular belleza por el color del espejo de agua y la morfología de su entorno, para desembocar en el golfo de Penas a través de un extenso delta, que origina paisajes de características exclusivas porque los brazos del río se confunden con los fiordos costeros. En su recorrido de 170 kms, el Baker y sus ríos tributarios estructuran una sucesión heterogénea de paisajes fluviales conformados por los cuerpos de agua, los sistemas cordilleranos patagónicos y las masas de bosque que cubren la accidentada orografía generada por los procesos tectónicos de hundimiento continental.

El territorio de la cuenca también comprende numerosas lagunas y grandes lagos que constituyen de paisajes lacustres representativos de los peculiares rasgos geográficos de Aysén. El lago General Carrera -compartido con Argentina con el nombre de Lago Buenos Aires- es el más profundo del país y por su superficie de 978,12 km2 también es el mayor de Chile y segundo de Sudamérica. Su tamaño influye en la formación de un microclima de temperaturas templadas y baja pluviosidad, cercana a 250 mm anuales; esta característica explica la ocupación de los bordes lacustres. En su ribera norte se localizan Puerto Ibáñez, Puerto Cristal, Puerto Sánchez y Puerto Bahía Murta; en el borde occidental se ubica Puerto Tranquilo y en la ribera sur están Chile Chico y Puerto Guadal. El nombre de estos centros poblados revela que eran puertos integrados a las rutas de navegación por el lago General Carrera, que fueron reemplazadas por rutas terrestres con la construcción de caminos ribereños durante la segunda mitad del siglo XX.

El territorio de la cuenca del río Baker comprende al Campo de Hielo Norte y parte del Campo de Hielo Sur, formaciones que originan singulares paisajes de agua asociados a los glaciares. Los más importantes del Campo de Hielo Norte son los ventisqueros San Rafael, San Quintín, La Colonia y Steffens; en el Campo de Hielo Sur se destaca el ventisquero Montt. El variado elenco de paisajes del agua también incluye a los extensos humedales que se forman en el estuario del Baker, en los deltas de varios ríos y en las riberas lacustres.

ANÁLISIS DEL PAISAJE PARA LA GESTIÓN TERRITORIAL EN LA CUENCA DEL RÍO BAKER

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no como suma de cualidades sino como una totalidad integral e indivisible. Mediante trabajos en terreno, catastros, análisis cartográfico, encuestas a la comunidad y estudio de relatos históricos se construyó un método de análisis y valoración donde los paisajes del agua fueron observados como una realidad múltiple que debía evaluarse desde diversas perspectivas. Este enfoque plural permitió identificar y jerarquizar: i) las cualidades distintivas de los paisajes del agua expresadas en sus valores espacial, ambiental, social y territorial; ii) las interrelaciones entre las cualidades y funciones del paisaje y iii) los cambios del paisaje como estructuras dinámicas que influyen en la actividad humana y, a la vez, son modeladas por las intervenciones del hombre. El trabajo también consideró las potencialidades del paisaje como recurso territorial relacionado con el turismo, un sector económico clave para la región de Aysén, cuyo desarrollo puede responder al aumento en la demanda de paisajes naturales. Esta circunstancia es relevante porque la mayoría de los visitantes viajan hasta Aysén en busca de naturaleza.

Los ríos, lagos y glaciares que definen los paisajes del agua son representativos de la morfología regional y han sido fundamentales para la designación de áreas protegidas que totalizan 5.162.000 hectáreas; esta significativa extensión conforma el mayor sistema de áreas protegidas del país y refleja la importancia estética, ambiental y territorial del paisaje en Aysén 7. Por otra parte, el 80% del territorio regional es propiedad del Estado y el 61% de las tierras estatales son áreas silvestres protegidas 8. Estas características generan oportunidades para la planificación y explica porqué los gobiernos regionales se han esforzado por implementar métodos de planificación acordes con esta condición; al respecto, se debe señalar que Aysén es la única región chilena donde se elaboró un Plan de Ordenamiento Territorial de escala regional con el fin de orientar la formulación de otros instrumentos de planificación urbana o rural. En Aysén se está invirtiendo tiempo, inversiones y esfuerzos para conocer mejor el territorio.

Los paisajes del agua de la Patagonia son claramente apreciados por las comunidades locales y los visitantes. La investigación de Robinsón Torres (2008) sobre la relación entre turismo, naturaleza y cultura en Aysén contiene información acerca de las preferencias de los turistas. Al respecto, el 36,3% de los encuestados señaló como prioridad a un paisaje, el 34,1% nombró un área protegida y el 29,4% prefirió un centro poblado. El primer nivel de preferencias se centró en los paisajes del agua: ríos, glaciares y lagos. En el segundo nivel de preferencias se mencionaron áreas protegidas con fuerte presencia del agua: el Santuario de la Naturaleza Capillas de Mármol (ubicada en la

Figura 2 Lago General Carrera \ Figura 3 Lago Cochrane

7 En la región de Aysén hay 19 Áreas Silvestres Protegidas Estatales (5 Parques Nacionales, 12 Reservas Nacionales y 2 Monumentos Naturales), http://www.conaf.cl8 http://www.intendenciaaysen.gov.cl/geografia.html

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9 Nombre que recuerda a Francisco Nef, comandante de la nave Magallanes en la exploración de 1900.

10 Homenaje a Hans Steffen, geógrafo alemán y descubridor del ventisquero, quien realizó expediciones por la región entre 1892 y 1902 como perito contratado por el Gobierno Chileno en el contexto del Tratado de 1891, por el cual Chile y Argentina fijaron el límite binacional con el arbitraje del Rey de Inglaterra.

Figura 4 Caleta Tortel

en la información entregada por las personas y comunidades, porque sus relatos y puntos de vista permitían investigar temas como el significado y valor social del paisaje.

En Aysén, la toponimia revela el carácter del paisaje. El nombre del ventisquero Los Leones no es casual porque es el glaciar ruge cuando se desprenden los témpanos, y las personas dicen “parece que el ventisquero es un animal vivo y se escucha de lejos”. El nombre del río Ventisqueros revela la importancia de los paisajes de agua originados en los campos de hielo que dominan el territorio occidental de la región. Lago Esmeralda y Laguna Verde aluden a las características cromáticas de los cuerpos de agua; los nombres de río Barrancoso, río Furioso, río Derramado, río El Salto y estero Cólera hacen referencia a los cauces torrentosos así como los nombres de lago Tranquilo, río Vagabundo y río Manso sugieren la condición opuesta; los nombres de lago Juncal, laguna Cisnes y laguna Flamenco reflejan el valor ambiental de los paisajes del agua y su función de hábitat de avifauna. Otros nombres recuerdan a los exploradores pioneros de la cuenca del Baker como ocurre con el río Exploradores, el río Nef 9 y el ventisquero Steffen 10.

isla Panichini del lago General Carrera), la Reserva Nacional Cerro Castillo (atravesada por el río Ibáñez y su red de tributarios), el Parque Nacional Laguna San Rafael (laguna y glaciares) y las Reservas Naturales Jeinimeni y Lago Cochrane (lagos). En el tercer nivel de preferencias se mencionaron 11 centros poblados de la región de Aysén, ocho pertenecen a la cuenca del río Baker y son valorados por su ubicación en riberas de ríos o lagos y por la hospitalidad de sus habitantes; Caleta Tortel concentró casi el 50% de las preferencias por su singular estructura urbana en base a una red de senderos y puentes en madera de ciprés (árbol nativo de la zona) que reemplazan a las calles.

Además de las cualidades estéticas y ambientales del paisaje, que los habitantes de la región y los visitantes valoran positivamente, también se reconoce que el paisaje ha influido en decisivamente en las formas de poblamiento y en la cultura local. Al inicio del proyecto aplicamos un método de análisis para descifrar las narrativas territoriales expresadas en el paisaje mediante sistemas clásicos (elaboración de cartografía temática, aplicación de sistemas de información geográfica, etc); no obstante, según avanzaba el estudio, fue necesario enfocarse

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Figura 5 Caleta Tortel

11 Por su particular estructura, en el año 2001, el Consejo de Monumentos Nacionales incluyó a Tortel dentro del patrimonio protegido, mediante la declaración de Zona Típica según decreto del Ministerio de Educación.

En su despliegue desde los sistemas cordilleranos andinos hasta la costa del océano Pacífico, el Baker atraviesa diversas situaciones geográficas; alimentándose de los ríos que descienden de los montes y cordilleras arrastrando témpanos y sedimentos de los glaciares; en las zonas más bajas inunda enormes extensiones como ocurre con el humedal en la confluencia del Baker con el río Los Ñadis, nombre que alude a la estructura del paisaje porque ñadis significa humedal, mallín o pantano. Así, el río Baker, es el eje que configura distintas realidades geográficas y culturales; un ejemplo notable es Caleta Tortel, asentamiento ubicado en el estuario del río que se destaca como adaptación al paisaje costero y a los ecosistemas de turberas; su estructura urbana -compuesta por una red de puentes, pasarelas y escaleras construidas en madera de Ciprés de las Güaitecas- es una original expresión de arraigo 11.

A partir de las características naturales y culturales de la cuenca del río Baker, en el análisis y evaluación de los paisajes del agua se consideraron los valores, las cualidades y los indicadores que se señalan en la tabla siguiente.

Una dificultad del análisis fue establecer la jerarquía de algunas cualidades del paisaje como la singularidad porque en la cuenca del río Baker todos los paisajes presentan rasgos exclusivos; esta cualidad se observa en situaciones excepcionales como los monumentales paisajes de hielo, en paisajes fluviales que son resultado de una especial circunstancia natural (Bosque Muerto del río Ibáñez) o en paisajes que reflejan procesos culturales únicos (costanera de Caleta Tortel); incluso cada una de las numerosas lagunas poseen atributos de singularidad porque su morfología es inconfundible (Laguna Larga) o integran un conjunto lacustre particular (Lagunas Mellizas).

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En% su% despliegue% desde% los% sistemas% cordilleranos% andinos% hasta% la% costa% del% océano% Pacífico,% el%Baker%atraviesa%diversas%situaciones%geográficas;%alimentándose%de%los%ríos%que%descienden%de%los%montes%y%cordilleras%arrastrando%témpanos%y%sedimentos%de%los%glaciares;%en%las%zonas%más%bajas%inunda%enormes%extensiones%como%ocurre%con%el%humedal%en% la%confluencia%del%Baker%con%el% río%Los%Ñadis,%nombre%que%alude%a% la%estructura%del%paisaje%porque%ñadis%significa%humedal,%mallín%o%pantano.%Así,%el%río%Baker,%es%el%eje%que%configura%distintas%realidades%geográficas%y%culturales;%un%ejemplo%notable%es%Caleta%Tortel,%asentamiento%ubicado%en%el%estuario%del%río%que%se%destaca%como%adaptación% al% paisaje% costero% y% a% los% ecosistemas% de% turberas;% su% estructura% urbana% ecompuesta%por%una%red%de%puentes,%pasarelas%y%escaleras%construidas%en%madera%de%Ciprés%de%las%Güaitecase%es%una%original%expresión%de%arraigo10.%%%A% partir% de% las% características% naturales% y% culturales% de% la% cuenca% del% río% Baker,% en% el% análisis% y%evaluación% de% los% paisajes% del% agua% se% consideraron% los% valores,% las% cualidades% y% los% indicadores%que%se%señalan%en%la%tabla%siguiente.%%%

VALOR) CUALIDADES) INDICADORES)DE)REFERENCIA)(para)la)medición)cuantitativa))

Espacial%Estético%

Legibilidad%(L)%

Amplitud%cuenca%visual%(lectura%del%paisaje%como%totalidad)%%%Grado%de%protagonismo%de%los%componentes%del%paisaje%%

Heterogeneidad%(H)%

Variedad%morfológica%del%relieve%y%los%cuerpos%de%agua%%Variedad%de%textura%y%color%de%los%componentes%del%paisaje%%

Singularidad%(S)%

Rasgos%originales%de%la%estructura%espacial%del%paisaje%%Originalidad%de%los%principales%componentes%del%paisaje%%

Ambiental%

Integridad%(In)%

Estado%de%conservación%de%los%ecosistemas%(naturalidad)%Estado%de%conservación%del%patrimonio%cultural%

Fragilidad%(F)%

Grado%de%intervención%componentes%naturales%del%paisaje%Grado%de%intervención%componentes%culturales%del%paisaje%

Resiliencia%(R)%

Capacidad%de%recuperación%del%patrimonio%natural%Capacidad%de%recuperación%del%patrimonio%cultural%

Biodiversidad%(BD)%

Variedad%de%ecosistemas%visibles%al%observador%Variedad%de%especies%visibles%al%observador%

Social%Cultural%

Diversidad%cultural%(DC)%

Variedad%de%estructuras%culturales%que%configuran%al%paisaje%%Variedad%de%expresiones%culturales%perceptibles%al%observador%

Identidad%(Id)%

Presencia%de%elementos%culturales%representativos%del%arraigo%%Presencia%de%elementos%asociados%a%procesos%culturales%%

Reconocimiento%social%(RS)%

Tipo%de%protección%institucional%del%paisaje%%Nivel%de%preferencia%del%paisaje%(comunidad%y%visitantes)%

Representatividad%cultural%(RC)%

Presencia%de%elementos%del%paisaje%denotativos%del%arraigo%%Presencia%de%elementos%del%paisaje%asociados%a%la%historia%local%

Territorial%

Uso%del%paisaje%(UP)%

Infraestructuras%y%equipamiento%que%apoyan%el%uso%del%paisaje%Presencia%de%estructuras%y%elementos%para%la%contemplación%%

Especialización%funcional%(EF)%

Intrumentos%de%planificación%territorial%que%incluyen%al%paisaje%%Existencia%de%instrumentos%para%fomentar%el%turismo%

Conectividad%(C)%

Estructuras%de%conexión%para%acceder%a%paisajes%del%agua%%%Senderos%y%rutas%turísticas%para%la%contemplación%del%paisaje%

%

Una% dificultad% del% análisis% fue% establecer% la% jerarquía% de% algunas% cualidades% del% paisaje% como% la%singularidad%porque%en%la%cuenca%del%río%Baker%todos%los%paisajes%presentan%rasgos%exclusivos;%esta%cualidad% se% observa% en% situaciones% excepcionales% como% los% monumentales% paisajes% de% hielo,% en%paisajes%fluviales%que%son%resultado%de%una%especial%circunstancia%natural%(Bosque%Muerto%del%río%Ibáñez)%o%en%paisajes%que%reflejan%procesos%culturales%únicos%(costanera%de%Caleta%Tortel);%incluso%cada% una% de% las% numerosas% lagunas% poseen% atributos% de% singularidad% porque% su% morfología% es%inconfundible%(Laguna%Larga)%o%integran%un%conjunto%lacustre%particular%(Lagunas%Mellizas).%%

%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%10 Por su particular estructura, en el año 2001, el Consejo de Monumentos Nacionales incluyó a Tortel dentro

del patrimonio protegido mediante la declaración de Zona Típica (D.E. N°282 del 23/05/2001).%

Cuadro 1 Síntesis de los valores paisajísticos, cualidades e indicadores de referencia

VALORACIÓN SOCIAL DEL PAISAJE EN LA CUENCA DEL RÍO BAKERUn aspecto esencial del estudio fue la valoración social del paisaje porque los glaciares, ríos y lagos son paisajes de belleza indescriptible, cuya contemplación genera intensa emoción; pero, también es conmovedor observar cómo los habitantes de Aysén han construido enérgicos discursos para defender su derecho irrenunciable al paisaje. La valoración social del paisaje se explica por su importancia para la identidad de las comunidades con el lugar que habitan. Para ellos, el paisaje se relaciona con la construcción del arraigo, con sus historias familiares y las herencias culturales que se transmiten en los relatos. Los paisajes del agua de la cuenca del Baker también son valorados y protegidos institucionalmente porque estructuran los principales parques nacionales de la región.

Los habitantes de Aysén reconocen la belleza y singularidad del paisaje y su relevancia como recursos básicos para sostener

el turismo; sin embargo, el mayor valor que les asignan se refiere a su significado de lugares con los cuales se identifican afectivamente; por esta razón, los paisajes del agua de la cuenca del Baker son anclajes del arraigo al territorio, un territorio inhóspito, donde se han construido modos de vida innovadores para ajustarse a la compleja realidad territorial.

Los paisajes del agua que surgen de la acción del hombre son resultados de un proceso colectivo de adaptación a una naturaleza implacable. En este sentido, las narrativas territoriales contenidas en el paisaje son reveladoras expresiones del proceso de colonización y creación de lazos afectivos con el lugar; por esto, el análisis de los relatos familiares y trabajos de los historiadores locales fue fundamental para la comprensión del paisaje como construcción cultural. En Aysén hay un interés permanente por referir la historia de la colonización y mantenerla activa como respaldo a los procesos culturales contemporáneos; por otra parte, la historia de la cuenca no puede sintetizarse en un relato único porque en el proceso de

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12 Después de varios años de discusión y polémicas, el megaproyecto hidroeléctrico que había ingresado al Sistema de Evaluación Ambiental el año 2008, fue rechazado por el Consejo de Ministros en junio del 2014, decisión que detuvo su tramitación y ejecución.

arraigo a los paisajes del agua se entrecruzan varias historias: la historia de las estancias ganaderas inmersas en la vastedad, la historia de la minería en los acantilados del lago General Carrera, la historia de las exploraciones por la Patagonia, las historias individuales y colectivas de los chilotes y mapuches que llegaron a la cuenca con sus saberes y sus tradiciones, la historia de los colonos europeos, la historia de la navegación por el lago General Carrera y el río Baker, la historia de la frontera y la historia de cada centro poblado. Estas distintas historias están plasmadas en el paisaje, formando parte de los escenarios de la vida cotidiana y evidenciando un proceso diferenciador se exterioriza en la morfología específica de los asentamientos y en el particular significado de cada paisaje.

Una muestra categórica de la valoración social del paisaje fueron las masivas manifestaciones en defensa de la naturaleza de Aysén y oposición a un mega proyecto para la construcción de cinco centrales de generación hidroeléctrica con embalses; dos en el rio Baker y tres en el río Pascua. La primera central en el río Baker (Baker 1) se ubicaría 1 km aguas arriba de la confluencia de los ríos Baker y Chacabuco; el diseño incluía un embalse que inundaría 710 hectáreas; originalmente se proyectó una zona de inundación de 2.300 hectáreas. La segunda central (Baker 2) se localizaría en la angostura conocida como El Saltón, 9 Km aguas abajo de la confluencia del río Baker y el río Los Ñadis, inundando 3.600; en la propuesta inicial se contemplaba un área de inundación de 5.600 hectáreas. El conflicto con el proyecto se detonó apenas se anunció la posibilidad de construir las represas porque, antes del ingreso del proyecto al sistema de evaluación ambiental, los habitantes de Aysén declararon su enérgica oposición a la construcción de las represas y a la instalación de torres de alta tensión (con 2.000 kilómetros de líneas de transmisión y una servidumbre de paso de 60 m ) porque se contraponían con la idea colectiva sobre el desarrollo de Aysén 12 basado en la conservación de la naturaleza y el paisaje. La investigación sobre los paisajes del agua se inició en el momento en que comenzaba el proceso de evaluación el proyecto de las represas y, por esto, generó expectación en los habitantes de la región; esta fue una circunstancia favorable porque las personas estaban interesadas en conocer nuestro trabajo, en participar y dar su opinión.

Figura 6 Garganta Baker, sector El Manzano \ Figura 7 Río Baker, tramo antes del salto \ Figura 8 Salto del Río Baker

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IMPORTANCIA DEL PAISAJE COMO RECURSO TERRITORIAL DE LA CUENCA DEL RÍO BAKER

La importancia del paisaje forma parte del debate sobre el desarrollo regional en Aysén, donde la percepción colectiva ha variado desde la visión del paisaje como un bien que “no se debe tocar” hasta los enfoques que lo consideran un recurso básico para impulsar el ecoturismo y turismo rural. En esta situación radica la urgencia de establecer criterios y formas de gestión que definan el uso múltiple del territorio combinando el desarrollo del turismo con otras actividades productivas (acuicultura, agricultura y pesca), fijando las condiciones más adecuadas para proteger al paisaje y las culturas locales que son esenciales para la sustentabilidad del turismo. Los visitantes llegan a la región de Aysén en busca de naturaleza y en sus recorridos conocen paisajes que parecen no tocados por el hombre, pero también encuentran a comunidades hospitalarias con particulares modos de vida estrechamente vinculados al paisaje; de este modo, el conocimiento del paisaje como contexto y modelador de la cultura patagónica forma parte de la experiencia de viaje.

Para los habitantes de la cuenca, los paisajes del agua son los escenarios de su vida cotidiana y se relacionan con la identidad y el arraigo; para los visitantes, estos paisajes representan una ruptura con lo habitual y el alejamiento de la artificialidad de las ciudades. El dialogo intercultural entre los habitantes y visitantes

Figura 9 Confluencia Ríos Baker y Nef

ha sido fundamental para enriquecer la experiencia del otro y generar nuevas interpretaciones del paisaje. Los visitantes descubren que el paisaje no es sólo naturaleza, también es un entorno de vida con valor afectivo para sus habitantes y las comunidades locales descubren que algunos paisajes insuficientemente valorados por ellos –paisajes de humedales- poseen cualidades ambientales y una belleza austera pero tan notable como los espectaculares paisajes de hielo.

Los paisajes del agua son recursos territoriales con potencial para sustentar la economía en base al turismo; también son fundamentales para la identidad de las comunidades con el territorio que habitan. No obstante, los valores del paisaje pueden debilitarse como consecuencia del desarrollo del turismo y otras actividades que dependen del agua -generación de energía hidroeléctrica- de modo tal que el paisaje pierda belleza, calidad ambiental y hasta su significado como elementos de identificación de las comunidades con su entorno. Además, el turismo intensivo puede vulnerar la naturalidad de los paisajes del agua y afectar las formas de vida en la cuenca. En este contexto, era indispensable construir una metodología para evaluar las potencialidades de los paisajes del agua, creando bases cognoscitivas que sirvieran a las instituciones, empresas y comunidad para impulsar iniciativas turísticas sustentables y competitivas.

En la cuenca del río Baker, las rutas más conocidas se organizan en base a los atractivos naturales y algunas tienen el interés

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adicional de penetrar los territorios más desconocidos de la región como los campos de hielo; además, se complementan con recorridos hasta los centros poblados donde se concentran atractivos culturales. En el contexto regional, es fundamente que el mejoramiento de rutas existentes o la implementación de nuevos recorridos permitan enriquecer los trayectos y contribuía a integrar áreas desarticuladas relacionando atractivos aislados; incluso la habilitación de nuevas rutas puede apoyar el mejoramiento de la conectividad interregional e internacional. Considerando la importancia de la historia local y las tradiciones, un resultado de la investigación se refiere a la conveniencia de invertir en el diseño de rutas turísticas relacionadas con el proceso histórico de colonización para subrayar que el paisaje no es sólo una imagen de la naturaleza sino que básicamente es y ha sido un escenario de vida. Así, además de enlazar atractivos naturales, las rutas pueden fortalecer la identidad, colaborar en la protección del patrimonio natural y cultural, contribuir al fomento productivo y a la educación ambiental.

En nuestra investigación se analizaron las rutas consolidadas y las rutas emergentes para proponer formas de integración entre ambas. Asimismo, se diseñaron nuevas rutas basadas en la presencia de atractivos con potencial para estructurar recorridos vinculados a las principales características naturales y culturales de la cuenca. Un ejemplo es la ruta de Hans Steffen, que se despliega desde el nacimiento del Baker y siguiendo el curso del río hasta su desembocadura. La ruta atraviesa el territorio regional desde los sistemas andinos hasta el golfo de

Figura 10 Humedal río Chacabuco

Penas, enlazando diversos paisajes del agua. La ruta integra una variedad de paisajes fluviales que incluyen al nacimiento del Baker en el lago Bertrand, al Salto del Baker, una serie de paisajes generados por la confluencia del Baker con sus principales tributarios (ríos Nef, Chacabuco, Barrancoso, El Salto, Los Ñadis y Vagabundo) y los paisajes del estuario del río Baker con Caleta Tortel como principal expresión del arraigo al territorio de la cuenca. Entre los paisajes lacustres que pueden asociarse a la ruta de Hans Steffen se destacan los lagos Bertrand, Cochrane, Esmeralda, Chacabuco y Vargas. En la zona costera, la ruta incluye la travesía hasta los paisajes de hielo del glaciar Steffen.

La ruta recuerda al geógrafo alemán Hans Steffen, un explorador pionero en la región de Aysén, y puede vincular distintos lugares relacionados con el proceso de ocupación histórica de la cuenca del Baker incorporando a una serie de poblados (Puerto Bertrand, Cochrane y Caleta Tortel) y a la Isla de los Muertos, un sitio de valor cultural relacionado con la colonización del estuario Baker. Asimismo, el recorrido puede ser definido y documentado según la información proporcionada por Steffen (1910) en un libro que recoge los resultados de su exploración por la cuenca; esto permite comparar al paisaje de la época de la expedición12 que Hans Steffen describe detalladamente- con el paisaje actual; así, la ruta tiene potencial para observar y descifrar las narrativas territoriales inscritas en el paisaje; además, enlazaría hitos naturales, sitios históricos y lugares donde la cultura patagónica se manifiesta en la forma de adaptación al entorno. Finalmente, es una ruta que puede apoyar la educación

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13 Steffen exploró el valle del río Baker entre los años 1898 y 1899

14 El área marina costera protegida AMCP Francisco Coloane y Parque Marino homónimo se crearon el 5 de agosto de 2003, mediante Decreto Supremo Nº 276 del Ministerio de Defensa.

EL PAISAJE EN LA GESTIÓN TERRITORIAL DEL AREA MARINA PROTEGIDA FRANCISCO COLOANE

La región de Magallanes y de la Antártica Chilena posee cualidades morfológicas, ambientales y culturales únicas. Es la más austral del país y tiene carácter bicontinental porque abarca una parte del territorio continental de Chile y una fracción del continente Antártico. Su compleja geografía integra montañas, fiordos, canales, pampas, archipiélagos, lagos, ríos y un conjunto de grandes islas que incluye a la mítica Tierra del Fuego.

El año 2003 se crea el Área Marina Costera Protegida Francisco Coloane (AMCP-FC), que alberga al primer parque marino de Chile 14 , como parte de una iniciativa impulsada por el gobierno chileno en conjunto con el Fondo Mundial para el Medio Ambiente, en inglés Global Environment Facility (GEF), a través de la ejecución del proyecto GEF-Marino.

El AMCP-FC tiene 73.795,8 hectáreas de superficie, de las cuales 1.506 corresponden al Parque Marino Francisco Coloane. Se ubica en la zona del estrecho de Magallanes, específicamente en la Isla Carlos III y los canales adyacentes; está a 180 km al suroeste de Punta Arenas, ciudad capital de la región de Magallanes. Por su posición geográfica recibe influencias de los océanos Pacífico y Atlántico; es parte de un corredor biológico de cetáceos y el principal sitio de alimentación de la ballena jorobada en el sur de América, fuera de las aguas antárticas; también contiene lugares de nidificación del pingüino de Magallanes. Los rasgos territoriales más notables del AMCP-FC son la abundancia de recursos naturales, paisajes de innegable belleza y singularidad, sectores con alta biodiversidad (marina y terrestre), lugares de elevada calidad ambiental y espacios inexplorados.

ambiental y el conocimiento del territorio porque Steffen 13 explica la geografía de la cuenca describiendo las cordilleras que encajonan al Baker, las angosturas del río con sus rápidos, la selva nativa que se desarrolla en las zonas altas del valle fluvial, los témpanos que el río Ventisqueros arrastra desde los glaciares, los sistemas montañosos que configuran el valle, la vasta depresión donde el río Baker se ramifica en varios canales y los extensos humedales de las zonas bajas. Igualmente, Steffen describe las formaciones rocosas, los procesos geológicos visibles en los estratos minerales, los sistemas lacustres y cambios de la vegetación.

Figura 11 Río Los Ñadis \ Figura 12 Nacimiento río Baker

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El valor espacial del paisaje del AMCP-FC proviene de las formidables estructuras geográficas que circunscriben al estrecho de Magallanes y su enmarañado sistema de canales y fiordos; también se relaciona con la diversidad morfológica de las montañas, islas, penínsulas, bahías, glaciares y lagos. El valor ambiental del paisaje se refiere a la alta naturalidad del AMCP-FC, donde existen paisajes sin huellas de la presencia humana. El valor social del paisaje concierne a su carácter de espacio vital para las culturas ancestrales y de contexto donde transcurre la historia de la navegación y las exploraciones por el estrecho de Magallanes. El valor territorial del paisaje está vinculado al conocimiento científico del territorio austral y al turismo, una de las escasas actividades del área, basada en la existencia de atractivos destacables como los paisajes marinos, cetáceos y aves.

La observación de mamíferos marinos, en particular ballenas, muestran las tasas de crecimiento más altas del turismo de intereses especiales a nivel global. Sin embargo, en el AMCP-FC, la oferta turística actual se reduce a cinco embarcaciones que transportan entre 6 y 20 pasajeros, con un total de 300 visitantes en temporada alta (noviembre a abril). Es indiscutible que el AMCP-FC tiene condiciones adecuadas para ejecutar proyectos de inversión pública de apoyo a emprendimientos turísticos asociados a la abundancia y diversidad de mamíferos y aves marinas, a las condiciones ambientales y a la existencia de paisajes marinos excepcionales.

Figura 13 Seno Ballena

El gobierno de Chile, en el marco del proyecto GEF Marino Conservación de la biodiversidad de importancia mundial a lo largo de la costa chilena, elaboró el Plan General de Administración y constituyó la Unidad de Gestión y Administración de AMCP-FC, generó información biofísica básica y definió una zonificación preliminar del área protegida. El Informe final del proyecto GEF Marino indicaba la necesidad de diseñar e implementar un Plan de Manejo Turístico para identificar y regular las actividades a realizar, los productos o servicios turísticos a implementar en cada zona o unidad de gestión y la definición de un método para determinar la capacidad de carga turística del territorio sujeto a planificación. De acuerdo con estas premisas, el Centro de Ciencias Ambientales EULA-Chile elaboró el Plan de Manejo Turístico, financiado por la Corporación de Fomento de la Producción (CORFO), orientado por los siguientes objetivos: i) Diseñar metodología de análisis de los valores paisajísticos como base para zonificar el AMCP-FC en unidades de paisaje; ii) Elaborar un diagnóstico del paisaje y un estudio de aptitudes y usos turísticos en el AMCP-FC basado en las potencialidades y limitaciones territoriales; iii) Identificar áreas prioritarias de desarrollo turístico en función de los atractivos principales (fauna marina y terrestre, ecosistemas y paisaje) y actividades a realizar; iv) Identificar circuitos turísticos y proponer infraestructura de apoyo; v) Determinar la capacidad de carga del sistema natural sujeto a planificación considerando actividades turísticas de intereses especiales y bajo impacto; v) Diseñar un Plan de Manejo Turístico del AMCP-FC y áreas aledañas incorporando a

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las unidades de gestión establecidas en el proyecto GEF Marino; vi) Diseñar un Plan de Gestión del AMCP-FC con medidas para la protección y conservación de sus características naturales, en especial los corredores biológicos y paisajes marinos y vii) Identificar, seleccionar y difundir los instrumentos, privados y públicos, de fomento al desarrollo del turismo de bajo impacto.La principal atracción turística de las áreas protegidas es la fauna, especialmente cetáceos, otros mamíferos y aves. A nivel mundial, las zonas polares y templadas del hemisferio norte concentran a los visitantes relacionados con el turismo de naturaleza y en ellas se han diseñado normativas y guías de manejo para fomentar el turístico sostenible. En Chile no se han desarrollado experiencias equivalentes o planes de manejo específicos para orientar el turismo en áreas marinas y costeras protegidas; no obstante, hay planes de manejo y estudios para determinar la capacidad de carga en algunas áreas protegidas terrestres (Parque Nacional Torres del Paine, Parque Nacional Cerro Castillo) que sirven de referencia. Por otra parte, aunque en Chile no se habían formulado planes de manejo turístico para las áreas marinas y costeras protegidas debido a la reciente creación de estas áreas, existen modelos de gestión que podían guiar la propuesta del AMCP-FC; es el caso de los planes de manejo del Glacier Bay National Park de Alaska, que sirvieron de orientación a pesar de las diferencias en los marcos reguladores de los

Cuadro 2 Componentes vulnerables del AMCP-FC

%%%Tabla%2.%Componentes%vulnerables%del%AMCPeFC%%Componente)) Recursos)a)proteger) Ámbitos)territoriales))

%%Fauna%

Mamíferos%marinos%(ballenas)% Seno%Ballena%Aves%(pingüinos,%carpintero%negro)% Paso%Shag,%Isla%Rupert%Fauna%terrestre%con%problemas%de%conservación%(huemul)% Valle%del%río%Batchelor%

Suelo% Suelos%vulnerables%a%la%erosión% Pendientes%y%turberas%

%%Vegetación%

Especies%nativas%con%problemas%de%conservación% Ambientes%terrestres%del%AMCPeFC%

Cubiertas%vegetales%sensibles%(turberas)%Península%de%Brunswick%Isla%Carlos%III%Isla%Riesco%

%Agua%

Senos%y%canales% Ambientes%marinos%del%AMCPeFC%Ríos% Todos%los%sistemas%fluviales%Lagos% Todos%los%sistemas%lacustres%Glaciares% Ambientes%marinos%del%AMCPeFC%

%%Paisaje%

Paisajes%fluviales% Río%Batchelor%Paisajes%lacustres% Lagos%Caballero,%Titus%y%Botella%

Paisajes%de%hielo% Glaciares%del%Seno%Helado%%Glaciares%del%Seno%Ballena%

Paisajes%representativos%de%canales%y%fiordos%

Canal%Bárbara%Fiordo%Cóndor%Fiordo%Núñez%Seno%Helado%%Seno%Ballena%

Paisajes%representativos%del%Área%Protegida% Bahía%Mussel%en%Isla%Carlos%III%%

Imagen%19.%Isla%Rupert%en%Paso%Inglés.%%%Importancia)del)paisaje)en)el)Plan)de)Manejo)Turístico)del)área)protegida)Francisco)Coloane))El%Plan%de%Manejo%Turístico%del%AMCPeFC%contiene%los%fundamentos%biofísicos,%socioeconómicos%y%legales%que%sustentan%la%gestión%del%área;%proporciona%estrategias%para%alcanzar%objetivos%y%metas%(de%corto,%mediano%y%largo%plazo);%cronograma%de%actividades%comprometidas;%marco%conceptual%y%operativo% en% que% se% insertan% los% programas% y% acciones% vinculadas% al% desarrollo% sustentable% del%turismo;%además,%incluye%un%Plan%de%Seguimiento%con%indicadores%de%gestión%y%de%impacto.%Una%de%las%principales%actividades%del%Plan%de%Manejo%Turístico%fue%el%análisis%y%evaluación%del%paisaje,%que%debía%orientarse%a%establecer%las%potencialidades%territoriales,%proponer%acciones%para%fomentar%el%turismo%y%exploraciones%científicas,%promover%la%navegación%a%lugares%específicos%y%determinar%las%condiciones%para%proteger%el%ambiente.%%%El%AMCPeFC%no%es%homogénea;%al%contrario,%es%un%territorio%de%alta%fragmentación%y%complejidad,%características% que% se% expresan% en% la% diversidad% del% paisaje.% Inclusive% las% elementos% geográficos%dominantes%–canales%y%fiordose%que,%a%primera%vista,%presentan%semejanzas%morfológicas,%poseen%cualidades% (espaciales,% ambientales,% culturales% y% territoriales)% que% los% diferencian% como% paisajes%individuales.%Por%esta%razón,%el%diseño%del%Plan%de%Manejo%Turístico%se%basó%en%la%estructuración%del%AMCPeFC% en% unidades% de% paisaje% definidas% como% divisiones% espaciales% donde% los% componentes%principales%del%paisaje%tienen%fisonomías%comunes%y%coherencia%en%su%integración.%Para%delimitar%a%las%unidades%de%paisajes%se%consideraron%dos%criterios%básicos:%a)%la%discontinuidad%espacial%y%b)%los%límites%de% las%cuencas%visuales.%El%estudio%de% la%discontinuidad%espacial%permitió%diferenciar%a% los%distintos%ámbitos%paisajísticos%entre%sí%por%cambios%del%relieve%que%señalan%el%paso%de%una%realidad%morfológica% a% otra;% en% este% caso,% fue% posible% distinguir% a% los% paisajes% de% canales% como% unidades%espaciales%reconocibles%y%también%a%los%cruces%de%canales%porque%indican%el%comienzo%de%un%nuevo%

respectivos países. El territorio de Glacier Bay es similar al AMCP-FC por la presencia de especies carismáticas, las características ambientales y las estructuras de paisaje; por esto, el desarrollo del proyecto incluyó trabajos de colaboración con el Glacier Bay National Park, amparado en un Acuerdo de Hermanamiento con el AMCP-FC, establecido con el Servicio de Parques Nacionales (National Park Service) de Estados Unidos para fortalecer la cooperación en la gestión de áreas protegidas, conservación de recursos y educación ambiental.

En el AMCP-FC y su entorno se conjugan diversas formas de protección legal de los territorios terrestres y marino-costeros. La principal es su condición de Área Marina Costera Protegida que integra al Parque Marino Francisco Coloane y a tres Destinaciones para la Conservación (ubicadas en la Isla Carlos III, Isla Rupert y Lote Fiscal Bahía Tres Islas). En terrenos adyacentes al AMCP-FC hay dos áreas protegidas: el Parque Nacional Alberto D’Agostini y la Reserva Nacional Alacalufes. Por esto, las competencias administrativas de estas áreas radican en cuatro instituciones públicas, lo que suponía una complejidad porque los objetivos de protección debían alcanzarse mediante una gestión integrada que permitiera la gobernabilidad en la administración del territorio.

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IMPORTANCIA DEL PAISAJE EN EL PLAN DE MANEJO TURÍSTICO DEL ÁREA PROTEGIDA FRANCISCO COLOANE

El Plan de Manejo Turístico del AMCP-FC contiene los fundamentos biofísicos, socioeconómicos y legales que sustentan la gestión del área; proporciona estrategias para alcanzar objetivos y metas (de corto, mediano y largo plazo); cronograma de actividades comprometidas; marco conceptual y operativo en que se insertan los programas y acciones vinculadas al desarrollo sustentable del turismo; además, incluye un Plan de Seguimiento con indicadores de gestión y de impacto. Una de las principales actividades del Plan de Manejo Turístico fue el análisis y evaluación del paisaje, que debía orientarse a establecer las potencialidades territoriales, proponer acciones para fomentar el turismo y exploraciones científicas, promover la navegación a lugares específicos y determinar las condiciones para proteger el ambiente.

El AMCP-FC no es homogénea; al contrario, es un territorio de alta fragmentación y complejidad, características que se expresan en la diversidad del paisaje. Inclusive las elementos geográficos dominantes –canales y fiordos- que, a primera vista, presentan semejanzas morfológicas, poseen cualidades (espaciales, ambientales, culturales y territoriales) que los diferencian como paisajes individuales. Por esta razón, el diseño del Plan de Manejo Turístico se basó en la estructuración del AMCP-FC en unidades de paisaje definidas como divisiones espaciales donde los componentes principales del paisaje tienen fisonomías comunes y coherencia en su integración. Para delimitar a las unidades de paisajes se consideraron dos criterios básicos: a) la discontinuidad espacial y b) los límites de las cuencas visuales. El estudio de la discontinuidad espacial permitió diferenciar a los distintos ámbitos paisajísticos entre sí por cambios del relieve que señalan el paso de una realidad morfológica a otra; en este caso, fue posible distinguir a los paisajes de canales como unidades espaciales reconocibles y también a los cruces de canales porque indican el comienzo de un nuevo paisaje. Para definir los límites de las cuencas visuales en tierra firme se consideraron las alturas máximas del relieve tomando como frontera espacial a la divisoria de aguas.

A partir de esta definición y teniendo como referencia a la morfología del relieve como atributo principal, se identificaron doce unidades de paisaje, que se representan en la imagen siguiente.

La caracterización de las unidades de paisaje incluyó la identificación de zonas con concentración de fauna marina (ballenas, delfines y lobos marinos), fauna terrestre (como el huemul, un ciervo chileno emblemático) y aves (pingüinos, cormoranes, albatros y otras especies), el estudio de los sitios arqueológicos y cartografía para identificar a las rutas de

navegación históricas y ancestrales, el análisis de los relatos de viajes y los informes de los exploradores para localizar lugares de interés histórico y el estudio de la toponimia para indagar sobre el significado de los nombres. Por otra parte, las unidades de paisaje se analizaron considerando que sus valores (estético-espacial, ambiental, cultural y territorial) no son independientes entre sí y por lo tanto, la caracterización de las unidades de paisaje debía ser integral; desde esta perspectiva, la metodología de análisis se enfocó en la ponderación equilibrada de los valores mencionados.

Respecto del método de evaluación y jerarquización del paisaje, se consideraron sus cualidades y los indicadores de referencia asociados a cada valor paisajístico (indicados en la tabla 1). También se diseñaron y/o adaptaron metodologías basadas en el uso de criterios, matrices y ponderaciones de los aspectos evaluados que permitieran vincular a las cualidades paisajísticas con los atributos naturales y culturales del AMCP-FC que constituyen atractivos turísticos; es el caso de las unidades de paisaje donde la presencia de mamíferos marinos es un atractivo fundamental para la actividad turística de intereses especiales. Lo anterior se complementó con criterios y propuestas de acción para el manejo sustentable de los recursos naturales y culturales con mayor potencial turístico (ballena jorobada, pingüinos, glaciares y sitios arqueológicos). En la segunda etapa, los aspectos identificados se integraron en una Matriz de Síntesis Territorial para obtener una jerarquización de los atractivos e identificar a las Áreas de Desarrollo Turístico Prioritario del AMCP-FC. En el análisis de la matriz se sintetizaron los principales atributos de cada área de desarrollo, jerarquizados y vinculados con los potenciales productos y servicios turísticos a desarrollar.

La identificación de productos y/o servicios turísticos factibles de desarrollar se fundamentó en los siguientes aspectos: i) resultados de la evaluación y jerarquización de las unidades de paisaje y sus atributos naturales y culturales; ii) limitaciones y potencialidades de las Áreas de Desarrollo Turístico Prioritario definidas a partir del concepto de producto turístico de intereses especiales y el estudio de experiencias internacionales; iii) análisis de la oferta territorial en el AMCP-FC. Los productos a ser desarrollados incluyen actividades y diseños de rutas en sectores específicos.

La oferta territorial corresponde a la disponibilidad actual y potencial de territorios en función de los objetivos de preservación y conservación para el AMCP-FC y los territorios adyacentes. De este modo, el análisis reconoció los objetivos y usos específicos establecidos en la normativa asociada que protege a los principales ecosistemas y recursos naturales y culturales del área.

La identificación de potencialidades y limitaciones territoriales para la actividad turística se llevó a cabo mediante la recopilación y sistematización de información existente y el

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análisis de modelos de desarrollo del turismo de intereses especiales. Los resultados de este análisis se enriquecieron con la información obtenida en talleres participativos y encuestas a los operadores turísticos de la región para incorporación de sus intereses dentro de los objetivos de desarrollo para el AMCP-FC.

Respecto al estudio de Capacidad de Carga, además de una exhaustiva revisión bibliográfica, se analizaron experiencias exitosas enfocadas a identificar la metodología más adecuada para evaluar los potenciales impactos del desarrollo turístico en el AMCP-FC y territorios adyacentes. Se optó por el método del Límite de Cambio Aceptable, en combinación con un sistema de indicadores que permitieran monitorear en forma continua los impactos asociados al turismo y los cambios en los valores paisajísticos o atributos naturales y culturales del AMCP-FC. Este procedimiento incluyó las actuales actividades turísticas en la zona y las propuestas para las Áreas de Desarrollo Turístico Prioritario. El análisis comprendió talleres de trabajo participativo y entrevistas a funcionarios públicos, científicos y empresarios turísticos que operan en el área protegida. En los talleres se alcanzaron acuerdos sobre la implementación de un sistema de monitoreo de la actividad turística con indicadores para medir los cambios del paisaje, los ecosistemas, la fauna terrestre y marina, sitios de interés cultural y características ambientales; a la vez, se incorporaron indicadores para evaluar la experiencia turística de los visitantes.

El Plan de Manejo Turístico del AMCP-FC, además del informe principal que recoge la información generada en el estudio, contiene varios anexos: Cartografía, Informe del proceso participativo y los talleres, Oferta territorial del AMCP-FC, Estudio de Capacidad de Carga y Sistema de Monitoreo de Indicadores, Limitaciones y oportunidades para el desarrollo turístico. El plan incluye varios productos de apoyo como el Manual para Avistamiento de Mamíferos Marinos, Manual para Avistamiento de Aves, set de cartografía con los principales atractivos naturales y culturales, dos publicaciones con información sobre las características naturales y culturales de las cuatro Áreas de Desarrollo Turístico Prioritario (valle del río Batchelor, bahía Mussel en la isla Carlos III, fiordo Cóndor y fiordo Núñez, donde el recorrido marino se complementa con rutas terrestres) y una guía con información sobre el paisaje y la historia en el AMCP-FC con descripción de las rutas marinas incluyendo al Seno Ballena y Seno Helado.

Finalmente, se realizó una evaluación económico-financiera de los productos y servicios turísticos que se propone implementar en las Áreas de Desarrollo Turístico Prioritarias. Específicamente, se consideraron las inversiones requeridas, capital de trabajo, escenarios de créditos, costo de oportunidad de uso de los recursos, componentes de la oferta y demanda de productos turísticos, evolución de escenarios y modelación económica y factores críticos de los productos turísticos identificados en cada área de desarrollo.

Figura 15 Area de Desarrollo Río Batchelor \ Figura 16 Paisaje Fiordo Cóndor \ Figura 17 Paisaje Río Batchelor

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ANÁLISIS DEL PAISAJE Y PROPUESTAS DE GESTIÓN

La metodología de análisis del paisaje, basada en un enfoque holístico, comprendió la medición equilibrada de los valores paisajísticos; así, la evaluación integral de las unidades de paisaje, se llevó a cabo mediante una sumatoria de los puntajes ponderados que se asignaron a las variables más representativas del valor espacial, ambiental, social y territorial.

En lo referente al estudio del paisaje se consideró como referencia básica al valor espacial porque muestra las principales diferencias que identifican a cada unidad de paisaje. El valor ambiental es similar en todas las unidades porque los paisajes del AMCP-FC no muestran intervenciones que efecten su integridad o la naturalidad de sus componentes. Respecto al valor cultural del paisaje, se consideró que fundamentalmente está relacionado con las rutas de navegación de los pueblos ancestrales y las exploraciones históricas por el área desde el siglo XVI. Los antecedentes sobre estas características se consignaron en fichas independientes para cada unidad de paisaje. El valor territorial, por la baja ocupación del AMCP-FC, se expresa escencialmente en las potencialidades de las unidades paisaje para sostener usos que no impacten sus cualidades (turismo de intereses especiales e investigación científica).

El análisis del valor estético del paisaje se enfocó en la estructura espacial de los canales y fiordos, que son los paisajes más representativos y legibles del área marina protegida. El mayor puntaje se otorgó a los paisajes del agua –canales, fiordos y ventisqueros- con particularidades físicas que los distinguen como expresiones singulares de paisajes marinos.

El AMCP-FC se caracteriza por la existencia de paisajes sin señales visibles de la acción humana; por esto, son estructuras de alta fragilidad. Para medir el valor ambiental del paisaje además de las condiciones de integridad y grado de intervención, se consideraron la presencia de ecosistemas y hábitats de fauna emblemática.

El valor cultural-social del paisaje en el AMCP-FC depende del reconocimiento social, que en este caso se manifiesta en su designación de área protegida. Asimismo, y de acuerdo con las cualidades específicas del área marina, es consideró que un antecedente clave para medir el valor cultural del paisaje es la existencia de huellas paleontológicas o arqueológicas que son evidencias de procesos culturales atávicos. El valor social del paisaje también se refiere a su importancia como escenario de procesos históricos relacionados con la historia de la navegación por el estrecho de Magallanes.

El valor territorial del paisaje en el AMCP-FC se estableció considerando sus funciones y condición de recurso que sustenta

determinadas actividades. En este sentido, el área protegida se identifica nítidamente con la navegación; asimismo, se consideró el potencial del paisaje para apoyar usos turísticos y de investigación científica vinculados a sus características propias. Otra variable para medir el valor territorial del paisaje fue la accesibilidad a los distintos sectores del AMCP-FC y el uso de protección, que se considera relevante y expresivo de las condiciones territoriales.

Los paisajes del AMCP-FC son resultados de trasformaciones geológicos y cambios estacionales; en este sentido, constituyen la memoria sedimentada de los procesos naturales que han estructurado la morfología austral. No obstante, siguiendo lo planteado por Gómez Sal, estos paisajes también son palimpsestos donde es posible reconocer y descifrar vestigios de antiguas escrituras (Gómez Sal, 2006) que, en este caso, son las huellas arqueológicas depositadas por los pueblos canoeros y las huellas culturales que revela la toponimia porque el nombre de los lugares y los elementos geográficos hablan del origen de los exploradores que recorrieron el laberinto de canales y fiordos para desentrañar sus misterios geográficos. Los paisajes también pueden ser el resultado de las intervenciones del hombre sobre el territorio, que Simón Marchan describe como paisajes de la acción, aquellos donde la naturaleza no está intacta sino que ha sido intervenida por el hombre (Marchan, 2006). Sin embargo, los paisajes del AMCP-FC se relacionan sustancialmente con la contemplación porque son paisajes con escasas huellas de la presencia del hombre, que no se intervienen, sólo se contemplan desde los senderos de agua –rutas de navegación- y miradores naturales. Los principales recorridos por el área protegida son las travesías por canales o fiordos, que se complementan con recorridos terrestres por las rutas que se definieron en las cuatro Áreas de Desarrollo Turístico Prioritario, donde es posible desembarcar en puntos específicos definidos según la morfología costera y la fragilidad del paisaje. La experiencia de la contemplación de los paisajes desde las rutas marinas y terrestres se enriquece con la observación de la fauna; por esto, el Plan de Desarrollo Turístico comprende la construcción de senderos, miradores y equipamiento menor en las Áreas de Desarrollo Turístico Prioritarias así como el diseño de manuales para el avistamiento de ballenas y aves.

Los paisajes más relevantes para el diseño de las rutas corresponden a los paisajes de canales y fiordos que son los ámbitos básicos para los recorridos, los paisajes de islas porque son referencias para los recorridos marinos y los paisajes de bahías porque, aún cuando son parte de los canales o islas, constituyen lugares protegidos aptos para la pausa en los recorridos marinos.

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Figura 20 Glaciar Seno Ballena

PRINCIPALES ACCIONES PARA LA GESTIÓN DEL ÁREA PROTEGIDAZonificación del AMCP-FCCorresponde al ajuste de la zonificación preliminar, fue definida con una metodología participativa y considerando como variables más relevantes a los siguientes aspectos: a) características de las unidades del paisaje, b) las condiciones ambientales y necesidades de protección de cada zona, y c) estructura de propiedad de los terrenos. El resultado fue un Plano de Zonificación consensuado con la comunidad. La zonificación del AMCP-FC, en base a las unidades de paisaje, incluyó ámbitos marinos costeros y ámbitos terrestres con el objetivo de fomentar una gestión ambiental unitaria. La zonificación del AMCP-FC fue incluida en la Zonificación del Borde Costero Regional.

Potencialidades turísticas por concentración de atractivos: Se establecieron a partir de las características distintivas de los atractivos (naturales y culturales) registrados en los inventarios específicos (fichas). Un aspecto importante fue localizar posibles proyectos y productos turísticos mediante el análisis de la cartografía que muestra la distribución de los principales atractivos existentes en el AMCP-FC.

Presencia de fauna carismática y paisajes singulares: Identificación de sectores marinos y terrestres con abundancia de especies de fauna emblemática (lugares con abundancia de mamíferos marinos, aves y especies terrestres protegidas), paisajes marinos y terrestres que se destacan por sus cualidades singulares, lugares con ecosistemas y flora nativa representativa del AMCP-FC.

Factibilidad de realizar actividades turísticas nuevas o complementarias a las existentes: Identificación de áreas donde la morfología del relieve y las condiciones de accesibilidad poseen condiciones favorables para desarrollar circuitos terrestres con potencial para articular a diversos atractivos naturales y culturales.

Factibilidad de implementar infraestructura y servicios de apoyo al turismo: Definida en base al análisis de los atractivos presentes en sectores con potencial para fomentar el turismo de intereses especiales y condiciones ambientales adecuadas para instalar infraestructura y servicios de apoyo. La identificación de Áreas Prioritarias de Desarrollo Turístico en el AMCP-FC se basó en el análisis sistémico de las contribuciones de los investigadores desde sus perspectivas disciplinarias propias y los aportes de la comunidad.

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POTENCIALIDADES DEL TURISMO DE INTERESES ESPECIALES EN EL AMCP FRANCISCO COLOANE

El AMCP-FC posee cualidades relacionadas con la belleza y singularidad de sus atractivos turísticos (entre los que se destacan la fauna marina y el paisaje) y con su carácter de destino turístico de alta naturalidad que no contiene evidencias visibles de la intervención del hombre, con excepción de algunos faros y restos de una antigua explotación minera, incluso existen enormes extensiones desconocidas o escasamente exploradas. Estas características positivas se contraponen con otras condiciones que pueden afectar el desarrollo del turismo tales como el aislamiento geográfico, la difícil accesibilidad a determinados atractivos y la falta de infraestructura y servicios de apoyo. Por esto, seleccionar las

áreas prioritarias para promover el turismo en el AMCP-FC también implicaba identificar las limitaciones con mayor incidencia en el uso de los recursos territoriales.

Los atractivos turísticos del AMCP-FC forman constelaciones o núcleos (agrupaciones menores de atractivos de diferente jerarquía que, por su condición de aislamiento territorial, tienen un valor turístico relativo) y áreas turísticas que concentran diversos atractivos con potencialidades para estructurar espacios turísticos. A pesar de constituir territorios aislados entre sí, las áreas (marinas y terrestres) definidas como prioritarias pueden contribuir al desarrollo turístico equilibrado del AMCP-FC porque son complementarias a los principales atractivos (mamíferos marinos y paisajes de canales y glaciares) y tienen posibilidad de relacionar, mediante la implementación de circuitos terrestres, a diferentes unidades territoriales.

Figura 21 Glaciar Seno Ballena

Cuadro 3 Distribución espacial de las Áreas Prioritarias de Desarrollo Turístico seleccionadas

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Los circuitos turísticos terrestres con mayor potencial de desarrollo en el AMCP-FC corresponden a senderos que integran diversos atractivos. Los recorridos se inician en lugares costeros donde es posible el desembarco y transcurren por un relieve que permite acceder a distintos atractivos. Esta circunstancia implica que los circuitos, aparte de relacionar atractivos turísticos dispersos, pueden ser estructuras de interconectividad al interior del AMCP-FC y con territorios externos (estuario Wickham y seno Otway). La integración territorial es un aspecto clave porque, desde la perspectiva de su carácter de espacio turístico, el AMCP-FC no debe estructurarse como sumatoria de lugares aislados; al contrario, las áreas, circuitos y proyectos asociados fueron concebidos de modo que, además de aprovechar los atractivos, permitieran integrar a distintas unidades turísticas marinas y terrestres y fomentar actividades para ampliar el tiempo de permanencia de los visitantes en el área, promoviendo el uso sustentable del área protegida bajo un marco de regulaciones orientado a conservar sus condiciones ambientales.

En el AMCP-FC, las rutas turísticas se organizan en base a la navegación por los canales, donde los atractivos naturales de mayor relevancia corresponden a sitios de alimentación de ballenas jorobadas, lugares de nidificación y alimentación de aves marinas migratorias y paisajes estructurados por elementos representativos de la estructura geográfica austral, como los glaciares. Algunas de estas rutas penetran los territorios más

Figura 22 Lobos en Carlos III

desconocidos de la región de Magallanes; es lo que ocurre con los recorridos marinos por canales y fiordos escasamente explorados. Por otra parte, las rutas marinas tienen posibilidad de complementarse con rutas terrestres asociadas a lagos y territorios interiores que concentran atractivos naturales y culturales. La complementación de los circuitos marinos con las nuevas rutas terrestres que se proponen es fundamental porque permite enriquecer la experiencia turística en los trayectos desde un destino a otro y puede contribuir a relacionar atractivos aislados y/o unidades territoriales turísticas distantes; inclusive, la habilitación de circuitos terrestres que son prolongaciones de los recorridos marinos puede apoyar la conectividad con la capital regional, consolidando nuevas rutas de acceso al AMCP-FC, como es la ruta marina por el estuario Wickham, a través del seno Otway.

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Figura 25 Paisaje Seno Ballena

CONCLUSIONESLos paisajes del agua analizados en este trabajo son estructurados por los ríos y lagos de Aysén o por los canales y fiordos del estrecho de Magallanes. Estos paisajes terrestres y marinos son la expresión de síntesis de los sistemas cordilleranos patagónicos y los principales cuerpos de agua. La vegetación que contribuye a la formación de estos paisajes, con extensas superficies cubiertas de turberas y bosque nativo. Ríos que arrastran sedimentos y témpanos desde los ventisqueros, lagos azules, glaciares de morfologias impredecibles, canales y fiordos con sus aguas agitadas por las corrientes marinas, las potentes cascadas que fluyen desde las cimas cubiertas de nieve y los vastos humedales son parte del elenco de paisajes del agua.

La sublime belleza del paisaje es realzada por las excelentes condiciones ambientales del territorio austral y la presencia de elementos del patrimonio cultural integrado por sitios históricos, lugares de valor arqueológico, poblados ribereños, costaneras, muelles y un conjunto de faros que son las únicas referencias de la presencia del hombre en los desolados paisajes magallánicos.

La cuenca del río Baker y el Área Marina Costera Protegida Francisco Coloane poseen condiciones territoriales excepcionales por la presencia de paisajes singulares, fauna emblemática y un valioso patrimonio cultural. Los proyectos

presentados son ejemplos de gestión territorial basadas en el estudio y valoración del paisaje como estructura representativa de las características geográficas, ambientales y culturales de la Patagonia chilena y como recurso territorial con potencialidades para desarrollar el turismo en lugares remotos y alejados de los espacios turísticos tradicionales. La habilitación de circuitos turísticos en la cuenca del río Baker y el estrecho de Magallanes con el paisaje como principal recurso propone una forma de gestión territorial respaldada por principios de sustentabilidad ambiental y social.

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Arquitecta, Personal Investigador en Formación UPM, Departamento de Urbanística y Ordenación del Territorio, Escuela Técnica Superior de Arquitectura, Universidad Politécnica de Madrid. Av. juan de herrera 4, Madrid, 28040, Españ[email protected]

Arquitecta, Doctoranda, Departamento de Urbanística y Ordenación del Territorio, Escuela Técnica Superior de Arquitectura, Universidad Politécnica de Madrid. Av. juan de herrera 4, Madrid, 28040, Españ[email protected]

THE MASTER PLAN OF LA VEGA BAJA, TOLEDO, SPAIN: HERITAGE LANDSCAPE, ECOLOGICAL LANDSCAPE, URBAN LANDSCAPE

AGUSTÍN HERNÁNDEZ AJA 1FERNANDO ROCH PEÑA 2NEREA MORÁN ALONSO 3CRISTINA FERNÁNDEZ RAMÍREZ 4

EL PLAN DIRECTOR DE LA VEGA BAJA DE TOLEDO, ESPAÑA: PAISAJE PATRIMONIAL, ECOLÓGICO Y URBANO.

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La Vega Baja de Toledo constituye un gran vacío urbano que, por avatares históricos, se ha mantenido al margen del crecimiento de la ciudad, rodeada por el casco histórico de Toledo, los barrios del ensanche norte y el río Tajo. Su localización privilegiada, junto a la riqueza patrimonial y ecológica del espacio, han sido las bases de la propuesta del Plan Director de la Vega Baja (PDVB).

El objetivo del PDVB ha sido articular este vacío y abrirlo a la población, a la vez que proteger y regenerar sus valores ecológicos y culturales. Para ello ha sido necesario integrar distintos elementos: la fachada urbana de Toledo, el río Tajo con su vegetación de ribera y sus bienes patrimoniales que testimonian la sucesión de aprovechamientos históricos, y como cuerpo central del ámbito, el yacimiento arqueológico de lo que puede ser una gran ciudad visigoda.

El planteamiento general del PDVB ha sido tratar el espacio como un continuo abierto, una sucesión de paisajes con su propio carácter, que alberguen distintos usos y funciones: Desde el jardín clásico que rodearía al circo romano, llegando hasta el río, con una vegetación, mobiliario y recorridos acordes con las ruinas existentes; pasando por el jardín patrimonial del yacimiento, para el que se proponen plantaciones e itinerarios efímeros que cambien a la par que avanzan las excavaciones; hasta el paisaje más puramente agrícola del vivero o paisaje de ribera, de gran valor ecológico en relación con la fauna aviar.

Palabras clave: arqueología, itinerarios, jardines, medio ambiente, paisaje urbano

Toledo´s la Vega Baja is a great urban void that due to historical changes has remained on the periphery of the city´s growth, surrounded by the old town of Toledo, the expanding northern suburbs and the Tagus River. Its privileged location together with the patrimonial and ecological wealth of the space, were the basis of the proposed Master Plan for la Vega Baja (PDVB).

The objective of the PDVB has been to organize this empty space and open it to the public, while protecting and restoring its ecological and cultural value. To this end, it has been necessary to integrate different elements: Toledo´s urban facade, the Tagus river with its riparian vegetation and patrimonial assets that have witnessed a series of historical uses, and most importantly, the archaeological site of what may be a great Visigoth city.

The general approach of the PDVB has been to treat the space as an open continuum, a series of landscapes with their own characters, which have different uses and functions: from the classic garden that surrounded the Roman circus, to the river, with vegetation, urban amenities and paths according to existing ruins; through the archaeological site’s patrimonial garden, for which are proposed new plants and temporary itineraries that change as excavations advance; to the more purely agricultural garden or riverside landscape of high ecological value in relation to avian fauna.

Keywords: archeology, itineraries, gardens, environment, urban landscape

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LA VEGA BAJA DE TOLEDO, UN VACÍO EN LA CIUDAD

La Vega Baja se sitúa al norte del centro histórico de Toledo, España. Es un gran vacío urbano, que pese a su situación privilegiada, a los pies del casco histórico, se ha mantenido libre hasta la actualidad. La principal causa de ello radica en el uso militar que del recinto realiza la Real Fábrica de Armas, que se mantiene en uso desde su construcción en el siglo XVIII hasta el cese de su actividad militar a finales de los años 90, cuando se convierte en la nueva sede de la Universidad de Castilla La Mancha, mediante un convenio del Ministerio de Defensa y el Ayuntamiento de Toledo. El suelo adyacente se recalifica para la construcción de 1300 viviendas y equipamientos.

Sin embargo, este nuevo ensanche urbano se paraliza en 2005, cuando los estudios arqueológicos confirman la presencia de lo que parece ser una gran estructura urbana de época visigoda. La Junta de Comunidades de Castilla La Mancha adquiere los terrenos y declara el espacio Bien de Interés Cultural. En 2007 se crea la empresa pública Toletum Visigodo (Junta de Comunidades de Castilla La Mancha y Ayuntamiento de Toledo), que coordinará las labores arqueológicas y las actuaciones en el lugar. En este contexto, se considera necesario definir una propuesta integral para la ordenación del área, integrando los elementos patrimoniales existentes y solucionando aspectos como la relación del ámbito con el resto de la ciudad, el tratamiento del río, la ordenación de usos y la regulación urbanística. Este es el cometido del Plan Director de la Vega Baja – PDVB.

EL PAISAJE Y LA VEGA BAJA

La aproximación al paisaje que se realiza desde el PDVB, se podría enmarcar en las definiciones del Convenio Europeo: “cualquier parte del territorio, tal y como es percibida por las poblaciones, cuyo carácter resulta de la acción de los factores naturales y humanos y de sus interrelaciones” (Consejo de Europa, 2000) y de la Carta de Cracovia: “Los paisajes como patrimonio cultural son el resultado y el reflejo de una interacción prolongada a través de diferentes sociedades entre el hombre, la naturaleza y el medio ambiente físico. Son el testimonio de la relación del desarrollo de comunidades, individuos y su medio ambiente. En este contexto su conservación, preservación y desarrollo se centra en los aspectos humanos y naturales, integrando valores materiales e intangibles” (2000).

La configuración de los distintos paisajes que se han sucedido a lo largo de la historia en la Vega Baja es resultado de la

relación de las distintas civilizaciones con el río y su vega fértil. El mismo paisaje de ribera, pese a su carácter más natural, está configurado por la intervención humana en la gestión de los sotos de ribera, y en el aprovechamiento hidráulico que “ha sido, desde antiguo, un apreciado mecanismo para la generación de energía y para la captación de agua” (Magdaleno, 2011:95).

En este ámbito se han sucedido los paisajes suburbanos de la época romana, en la que la Vega se utiliza como espacio de recreo, con termas, circo, teatro y villas como “la villa de la Fábrica de Armas, con mosaicos fechables en el s. II, a la que surtiría el estanque de opus caementicium documentado en la Consejería de Obras Públicas” (Peris, 2009:23). Con posterioridad, en el periodo visigodo (años 410-711), se construyen basílicas y probablemente se eleva una ciudad palatina atravesada por una calzada procesional. La invasión musulmana transformará el espacio incidiendo en los aprovechamientos agrarios, con múltiples instalaciones hidráulicas que riegan los huertos de las vegas (Peris, 2009; Ramos, 1998). El territorio será castigado durante la reconquista y sufrirá un progresivo deterioro por la ruina de las instalaciones de riego, hasta transformarse en erial. En el siglo XVII se construirá la Real Fábrica de Armas, que incorpora nuevas infraestructuras de aprovechamiento hidráulico (presa y molino) aplicadas a la producción de espadas. En definitiva, nos encontramos ante

“un territorio que acoge muchos espacios y lugares diferentes, de tiempos diversos que configuran esta zona urbana, esta ciudad entendida como concatenación de lugares, lugares en los que la arquitectura funciona como instrumento primario de la memoria y lugar de estratificación de la misma. En la compleja relación entre permanencia y modificación se ha ido construyendo la realidad de la Vega Baja. “

(Peris, 2011:80).

En la actualidad, sin embargo, este recinto se muestra como un espacio desordenado y sin carácter propio. Ordenarlo sin hacer tabla rasa sobre la riqueza de referencias históricas y culturales, requiere aplicar una estrategia similar a la que Joaquín Sabaté propone para territorios de mayor escala con una fuerte carga patrimonial:

“Si aspiramos a afrontar el reto de proyectar estos territorios no urbanos, hemos de llenar previamente un enorme vacío de conocimientos. Hemos de estudiar cuidadosamente los territorios entendidos como factores y no como simple soporte de su transformación, entenderlos a partir de su estructura formal, de su imagen física y de su construcción histórica. Aprender a leer el paisaje como compendio de la historia de transformación del territorio. “

(Sabaté, 2002:13)

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Con esta premisa, el autor plantea los paisajes culturales y parques patrimoniales (industriales, agrarios, arqueológicos…) como estrategia de desarrollo territorial, en los que, más allá de una simple protección de los elementos construidos, se integren funciones educativas, recreativas o turísticas, entendiendo estos lugares como “espacios comunicativos, que atesoran y transmiten información” (Sabaté, 2007:65). En este sentido, las tareas clave a desarrollar serían “el inventario de los recursos, su jerarquización e interpretación en función de una determinada historia, y la construcción de una estructura soporte que mediante itinerarios los vincule entre sí y con centros de interpretación, museos y servicios” (Sabaté, 2007:56). Un enfoque similar ha sido aplicado en la ordenación propuesta por el PDVB, utilizando los espacios libres como hilo conductor para la integración de los distintos espacios y elementos patrimoniales en un paisaje multidimensional.

PROBLEMAS EN LA PERCEPCIÓN DE LA VEGA BAJA

La percepción de la Vega Baja como unidad es actualmente muy difícil ya que se halla constituida por una adición de espacios sin relación unos con otros, cerrados y volcados hacia su interior. Así, pese a que en su mayor parte no está edificada, un paseante situado en la Vega Baja la percibirá como un espacio cerrado, difícil de recorrer y rodeado de áreas inaccesibles. Algunas zonas además han sufrido un proceso de abandono y degradación y han acabado ocupadas por usos oportunistas, principalmente, aparcamientos en superficie. No existen hitos de referencia ni variedad de recorridos en el ámbito, el que presenta serias dificultades en su conexión física y visual con el río, con la ciudad circundante y con el casco histórico.

La relación de la Vega Baja con Toledo. Desde algunas de las zonas más elevadas del casco, se tiene una perspectiva global del ámbito donde queda patente la proximidad entre

Figura 1 Análisis perceptivo y de accesibilidad.

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el río, el campus universitario y los grandes vacíos de la Vega Baja. Entre estos puntos de observación, cabe mencionar el Paseo de Recaredo que recorre la parte oeste de la muralla. También, desde el interior de la Vega Baja, se pueden observar perspectivas interesantes del casco toledano, su zócalo, muralla y edificaciones representativas, como la Diputación provincial o el conjunto de Puerta del Cambrón y San Juan de los Reyes o el Hospital Tavera.

Inaccesibilidad y bloqueo visual del río. El paso del río Tajo por Toledo es clave en la imagen de la ciudad. La relación del río y de los espacios de ribera con el casco histórico se plasma en la diversidad de elementos de patrimonio hidráulico y ha configurado un paisaje fluvial característico que adquiere hoy en día un carácter recreativo, cultural y patrimonial. Sin embargo, desde la Vega Baja no se tiene referencia visual del río, y la accesibilidad física es precaria. Existen numerosos obstáculos que actúan como barreras visuales y evitan la vista del río, todos los recintos que lo bordean se encuentran vallados y no permiten ni el paso ni la perspectiva más allá de los viarios. El acceso se lleva a cabo por dos puntos, unidos por un camino encajonado entre la ribera y los elementos que delimitan las parcelas, ya sean cercas, tapias o alambradas.

ÁREAS DE ORDENACIÓN

El Plan Director propone una serie de áreas de ordenación, apoyadas en criterios urbanísticos y respetando la delimitación de Bienes de Interés Cultural (BIC) catalogados, incluyendo las delimitaciones de protección patrimonial existentes y los espacios exteriores a ellas que se consideran necesarios para el desarrollo coherente del ámbito. Las áreas de ordenación son las siguientes:

BIC VEGA BAJACirco Romano. Área ocupada en la actualidad por distintos usos más o menos consolidados, como dotaciones educativas y deportivas, vivienda, terciario y áreas de aparcamiento irregular. La traza del circo aparece atravesada por un viario. Solo una parte de las ruinas se conserva dentro de un parque urbano, con un mantenimiento deficiente.

Yacimiento visigodo. Sujeto a trabajos de excavación en los que se han encontrado restos desde el siglo V al X.Polvorines. Esta área está formada por un parque público y una parcela dotacional que pertenece a la Universidad. Situado en la ribera opuesta, el acceso a esta zona solo se puede realizar en

Figura 2 Ámbitos de ordenación PDVB

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momentos puntuales debido a que el puente está cerrado entre semana.

Vivero forestal. Perteneciente a la Junta de Comunidades de Castilla la Mancha, se sitúa entre el yacimiento y el río Tajo. Cerrado visual y físicamente, supone una barrera al tránsito peatonal.

BIC Fábrica de Armas. La sede toledana de la Universidad de Castilla la Mancha se localiza en los edificios de la Fábrica de Armas, que se ha ido rehabilitando a medida que se ha requerido más espacio para alojar sus crecientes actividades. El principal problema del espacio universitario es su aislamiento funcional de la ciudad, pese a su proximidad a la misma. La universidad se recluye en un recinto de gran calidad ambiental, pero cerrado al exterior y a la ribera.Borde urbano. En la actualidad, el espacio urbano es de lectura confusa, presenta un límite desordenado, avanzando sobre el vacío de la vega con distintos usos y ocupándose con un sistema de grandes aparcamientos.

EL VACÍO HABITADO. SUCESIÓN DE PAISAJES EN EL PLAN DIRECTOR DE LA VEGA BAJA.

El PDVB ha trabajado a partir de las áreas vacías del ámbito (corredor fluvial, vivero forestal, yacimiento, circo romano), de sus piezas urbanas (Universidad y borde urbano) y de las dimensiones transversales que lo surcan: ecología y arqueología.

“Las relaciones que se pueden desarrollar a partir de estos elementos se formalizan dentro de la idea general de jardín integrado, en el que se sucedan espacios verdes diversos de carácter histórico o natural, que acogen renovados usos ambientales, hidráulicos, recreativos y culturales” (Hernández y Morán, 2013: 617).

La paralización de la construcción de las viviendas en el área permite desarrollar una nueva propuesta que cambie la perspectiva de planificación de este espacio, entendiéndolo no solo como un suelo más sobre el que urbanizar, sino analizando las posibilidades que le otorga su localización concreta, como espacio de unión entre río y ciudad, y explorando sus potencialidades funcionales como soporte de procesos ecológicos y sociales. Este proyectar desde el vacío y reterritorializar las propuestas urbanas, ligándolas a la riqueza local, supone en palabras de Alberto Magnaghi “un vuelco conceptual” en la planificación urbanística:

“Los «vacíos», los espacios abiertos residuales y relictos, se convierten en las figuras generadoras de nuevo orden territorial

y urbano. El diseño de los «vacíos» (el proyecto del territorio agrícola y forestal; el proyecto de los corredores bióticos, de los sistemas hidrográficos, de las llanuras aluviales, de las redes ecológicas, de las franjas agrícolas periurbanas, etc), reinterpretados como sistemas de ecosistemas, ordena y restituye la forma y las proporciones virtuosas también al propio diseño de los «llenos» (el espacio construido, las ciudades, las infraestructuras, etc.).”

(Magnaghi, 2010:189)

Planificar desde el vacío o, más bien, desde la suma de vacíos que componen el área de la Vega Baja, implica hacerlo integrando los distintos enfoques ecológicos, culturales y sociales del territorio. La premisa de actuación sería el desarrollo de un gran espacio accesible, de conexión, tanto desde la perspectiva más claramente ecológica (refuerzo y ampliación de los corredores bióticos), como desde un punto de vista urbanístico (conectar ciudad y río) y cultural (conectar a la sociedad con su historia).

El significado patrimonial de los distintos elementos presentes en la Vega se valoriza y se reinterpreta mediante su integración en un nuevo sistema de áreas libres que propone una lectura más compleja del espacio, tratando de “superar un concepto sectorial y atomizado de los llamados bienes culturales, ampliando el campo de actuación desde los objetos singulares a las tramas complejas de las relaciones que estructuran y dan forma visible al territorio”. (Mata Olmo, 2006:16)

Los vacíos urbanos existentes en el ámbito del Plan Director tienen la potencialidad de configurar una red de espacios libres de distinto carácter, que se sucedan en la transición desde los verdes urbanos a las áreas forestales de ribera. Cada espacio está destinado a adquirir su propia identidad y, por tanto, los usos asociados son distintos: recreativos, en los parques de carácter urbano, culturales y formativos, en los de protección patrimonial, y ecológicos, en las áreas más naturales. Un aspecto importante en este sentido es la elección de la vegetación: se ha considerado la vocación natural de cada uno de los espacios para proponer especies vegetales adecuadas al clima y a las condiciones locales, que requieran el mínimo mantenimiento.

LA TRANSFORMACIÓN DE LAS ÁREAS LIBRES

Las propuestas concretas para cada una de las áreas de ordenación son las siguientes:

BIC VEGA BAJACirco romano. Recuperación de su traza e inserción en un gran parque urbano, de carácter clásico. Las especies vegetales

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adecuadas para enmarcar los restos del circo serían las clásicas del jardín mediterráneo: olivos, granados, cipreses, laureles, pinos, encinas, boj. Aprovechando la cota superior a la del resto de la vega en la que se sitúan el circo y su entorno, un mirador permitiría unas vistas privilegiadas sobre el complejo del yacimiento arqueológico.

El entorno del Cristo de la Vega se concibe como espacio de transición entre el área más formal del Circo romano y la más natural del río, por lo que podría acoger distintos usos recreativos, como huertos de ocio, merenderos y zonas estanciales con vistas hacia la ribera.

Yacimiento visigodo. En el yacimiento arqueológico es fundamental tener en cuenta la demora temporal que supone el periodo de excavaciones, pues hasta que éste no concluya no se podrá desarrollar un diseño concreto para el espacio. Mientras tanto, es necesario aplicar un tratamiento paisajístico al área, dada su extensión y su visibilidad desde distintos puntos del casco histórico. Se realizaría mediante la introducción de especies herbáceas (trigo, amapolas), que creen un tapiz vegetal efímero, con lógica estacional, potenciando el valor paisajístico del área. En lugares que no afecten a los restos arqueológicos, se podrían plantar ejemplares arbóreos a modo de hitos en el paisaje (cipreses, olivos).La integración del yacimiento en el ámbito, se soluciona mediante una red de recorridos de uso público, que lo permeabilicen peatonalmente, facilitando el acceso desde la ciudad consolidada a la ribera del Tajo a través de los restos visigodos. A medida que avancen las excavaciones, los itinerarios variarán, permitiendo contemplar las áreas ya excavadas y trasladar el trabajo a otras.

Los usos compatibles en el yacimiento serán los correspondientes a los equipamientos públicos, tanto locales como relacionados con el estudio de los vestigios arqueológicos (museo y centro de interpretación), los cuales contarán con un estudio previo que asegure la integridad de los restos.

Polvorines. El área forma parte del corredor fluvial, por lo tanto, su tratamiento se realizará siguiendo las determinaciones para el mismo. Se estudiará la posible incorporación de dotaciones universitarias, mediante nuevas edificaciones de actividades compatibles con los valores medioambientales del entorno.

Vivero forestal. Manteniendo el carácter productivo de este espacio, se plantea la incorporación de usos ambientales, orientando la producción del vivero a las plantas autóctonas destinadas a la revegetación de ribera, y prácticas recreativas, permitiendo recorridos públicos en su interior y destinando parte del suelo a huertos de ocio municipales, o a usos académicos mediante la creación de un arboreto o un jardín botánico.

BIC Fábrica de Armas. En la Fábrica de Armas se plantea la apertura de pasos y la cesión de espacio público en la ribera para facilitar el acceso y el disfrute del área fluvial, así como la recuperación de los elementos de patrimonio hidráulico situados en el recinto.

Borde urbano. Se requiere la reorganización de las parcelas urbanizables estableciendo una fachada urbanizada nítida y clara. Para ello, se propone la organización de los recorridos viarios, tanto peatonales como rodados, y la apertura de un bulevar que conecte el barrio con la universidad, atravesando una zona que se sugiere para usos dotacionales, ya sea para equipamientos locales -con lo que se solucionarían ciertas carencias actuales (deportivas y culturales)-, como también para usos ligados a la universidad, que complementen las instalaciones del recinto de la Fábrica de Armas -con lo cual se contribuiría a la inclusión de la vida universitaria en los barrios circundantes.

PROPUESTAS TRANSVERSALES

La integración de naturaleza y patrimonio en el nuevo proyecto de la Vega Baja se puede ilustrar con una serie de actuaciones transversales.

Senda fluvial. El objetivo de la intervención en la ribera es proteger y mejorar su dimensión ecológica, para lo que se plantea la sustitución de las especies vegetales alóctonas, asegurando que las masas de vegetación proporcionen refugio y alimento a las distintas especies de aves. Además, se propone la adecuación de itinerarios peatonales, en los que se incorporen elementos interpretativos como miradores, mobiliario y señalización, que permitan un acercamiento de la población al funcionamiento del sistema fluvial y a la evolución histórica de su paisaje. Finalmente, y de modo que no interfieran con los procesos ecológicos ligados al río, se recomienda ganar en su entorno espacios estanciales y recreativos, como los propuestos para el Cristo de la Vega o el Vivero.

Itinerarios patrimoniales. Las actuaciones en la Vega Baja ofrecerían nuevos elementos para reforzar la conexión, ahora débil, entre esta y el casco histórico, mediante itinerarios patrimoniales. La principal oportunidad es el yacimiento y el museo visigodos, como final lógico de un itinerario que recorra los vestigios de patrimonio visigodo en el casco. Otra posibilidad es ofrecida por la mejora de la senda fluvial que se insertaría en el Gran Recorrido (GR) que transcurre por las orillas del Tajo alrededor de la ciudad, y en el que se puede seguir el rastro de los aprovechamientos hidráulicos mediante los elementos que persisten (molinos, azudes, canales, acequias, dragas) y las referencias de los que han desaparecido (baños, pasos de barcas).

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Gestión hidráulica. Desde el punto de vista del ciclo hidrológico en la Vega, y para proteger el patrimonio descubierto en el yacimiento, es fundamental minimizar la erosión y asegurar un drenaje eficiente de su superficie. Esto puede hacerse reinterpretando los paisajes ligados a los aprovechamientos históricos, esto es, desarrollando un sistema compuesto por una red de acequias que recoja las aguas provenientes de las zonas impermeables, y las conduzcan hacia depósitos de almacenamiento temporal o hacia filtros verdes antes de ser vertidas en el río.

Corredores ecológicos. La elección de la vegetación en todo el ámbito no atiende solo a criterios estéticos, sino fundamentalmente a su adecuación a las condiciones locales. Si bien el tratamiento vegetal es diferenciado en los distintos espacios, los objetivos comunes de todos ellos serán la conformación de corredores transversales al río, la mejora del corredor longitudinal y de las áreas de refugio de aves que favorece su curso, y la formación de ambientes variados.

CONCLUSIONESPor lo general, el planeamiento se ha ocupado de la ordenación de los usos urbanos, atendiendo principalmente a las condiciones de urbanización del territorio. Planificar desde los vacíos, con el fin de conservarlos, regenerarlos y dotarlos de sentido permite la integración del paisaje con sus múltiples dimensiones (ecológica, patrimonial, social) dentro del sistema urbano.

La actuación sobre el ámbito de la Vega Baja, además de ordenar los distintos espacios en función de su identidad patrimonial, ofrece la oportunidad de resolver una cuestión que la estructura urbana actual obvia: el reencuentro de la ciudad con el río. Este contacto se plantea desde una perspectiva multifuncional, integrando naturaleza e historia en una sucesión de paisajes patrimoniales, recreativos y naturales, desde los verdes urbanos a las áreas forestales de ribera.

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Arquitecta, doctoranda del Programa de Posgrado en Arquitectura y Urbanismo de la Universidad Federal de Minas Gerais. Rua Paraíba, 697 - Funcionários 30130-140 Belo Horizonte [email protected]

FROM THE COUNTRY TO THE CITY: LANDSCAPE AND IDENTITY IN THE PARDO RIVER VALLEY, NORTH OF MINAS GERAIS, BRAZIL.

FABIANA OLIVEIRA ARAÚJO 1

DEL CAMPO A LA CIUDAD, EL PAISAJE Y LA IDENTIDAD EN EL VALLE DEL RÍO PARDO, AL NORTE DE MINAS GERAIS, BRASIL.

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El norte de Minas Gerais está recibiendo emprendimientos mineros que implican una nueva organización regional, junto a cambios en la organización territorial. En este contexto, se evaluó el posible impacto de la actividad económica en el territorio y en el paisaje cultural, con el área espacial del Valle del Río Pardo.

El concepto de paisaje cultural adoptado en esta investigación abarca las nociones de memoria, identidad, tiempo y espacio y, sobre todo, las interacciones del ser humano, las relaciones sociales que se realizan y su percepción del lugar.

El Río Pardo y sus afluentes son los principales elementos estructurales del paisaje cultural y la cultura económica del Valle del Río Pardo. Lo que mejor define e identifica el territorio y el paisaje cultural de este valle es su carácter rural y no urbano. Por esto último, constituye un punto de conexión y mediación entre el mundo local y regional, así como un punto de contacto con el resto del mundo.

La característica principal del Río Pardo está dada por sus largos períodos secos que varían de año en año, por lo cual es a la vez el héroe y el villano de la zona, pues según las etapas de sequía puede mantener a la región y su base agrícola, o bien, hacer perder todo lo que se produce.

Con la llegada de la minería, un gran número de agricultores cambiará la incertidumbre del campo por un trabajo estable en las empresas mineras. En este trabajo se analizan las consecuencias en el paisaje cultural del Valle del Río Pardo, provocadas por esta transformación de la actividad económica de la población.

Palabras clave: Paisaje Cultural, Rural, Minería, Identidad Cultural

The concept of cultural landscape used in this research encompasses the notions of memory, identity, time and space and, above all, the interactions of human beings, the social relations they carry out and their perception of the place.

The Pardo River and its tributaries are the major structural elements of the Pardo River Valley´s cultural landscape and economic culture. What best defines and identifies the territory and the cultural landscape of this valley is its rural, not urban character. In this way, it is a point of connection and mediation between the local and regional worlds, as well as a point of contact with the rest of the world.

The main characteristic of the Pardo River is its long dry periods that vary from year to year. For this reason, it is both the area´s hero and villain; depending on the periods of drought, it can sustain the region and its agricultural base, or cause the loss of all that is produced.

With the advent of mining, a large number of farmers will exchange the uncertainty of the countryside for a stable job in the mining companies. This paper analyzes the impact of the transformation of the population´s economic activity on the Pardo River Valley´s cultural landscape.

Keywords: Cultural Landscape, Rural, Mining, Cultural Identity

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INTRODUCCION

El norte de Minas Gerais está a punto de recibir proyectos mineros que implican, en un futuro muy próximo, una nueva organización de la red urbana, los cuales probablemente provocarán cambios, tanto en el territorio, como en el paisaje y en la identidad cultural de la región.

El valle del Río Pardo, perteneciente al norte de Minas Gerais es una de las regiones que se verán afectadas por la minería y constituye precisamente el foco de este trabajo.

Cuatro de estos proyectos se encuentran en estudio. El Minería Riacho dos Machados - subvencionado por la empresa canadiense Carpathian Gold INCO – ha obtenido una concesión minera por parte del Departamento Nacional de Producción Mineral (DNPM) en mayo de 2009 y anuncia la extracción y el procesamiento de pepítas de oro de la ciudad del Riacho dos Machados. En el municipio de Porteirinha, la compañía VALE tiene previsto desarrollar la exploración de mineral de hierro. La Sul Americana de Metais (SAM)- perteneciente a la división del Grupo Votorantim Nuevos Negocios -prevé la extracción de mineral de hierro y el despliegue de la planta de concentración cerca de las ciudades de Salinas y Grão Mogol, además de un

Figura 1 Lago General Carrera

mineroducto hasta el puerto de Ilhéus (BA). En el municipio de Rio Pardo de Minas, La compañía Minas Bahia (MIBA), proyecta el establecimiento de la unidad de minas y el procesamiento de mineral de hierro, así como un corredor logístico. Algunos datos de estos proyectos se presentan en la Tabla 1.

EL PROCESO DE OCUPACIÓN DE ALTO La ocupación de Alto Río Pardo comenzó en el siglo XVII, a partir de la apertura de los caminos para la circulación de mercancías y ganado para abastecer a la región minera, desde el noreste de Brasil. Sin embargo, desde finales del siglo XVIII y principios del siglo XIX, el declive de la minería y el cambio en el flujo de comercio en las provincias de Bahía y Goiás para Río de Janeiro y la Zona da Mata de Minas Gerais, dieron lugar a modificaciones en el desarrollo de los asentamientos existentes, la red urbana y la economía local.

El final de ese flujo comercial contribuyó a un cierto aislamiento de las ciudades de esta región, debido sobre todo a la mala accesibilidad y al bajo nivel de desarrollo económico.

Desde un enfoque lefebvriano, referente al origen de lo

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Cuadro 1 Los proyectos mineros que se desplegarán en el norte de Minas Gerais Fuente: Departamento de Desarrollo Regional y Urbano de Minas Gerais-SEDRU/ MG. Febrero de 2012.

urbano, se puede decir que las ciudades de Alto Río Pardo se desarrollaron como centros mercantiles, fuertemente influenciados por la actividad agrícola desplegada en las zonas rurales, y así permanecen hasta hoy.

Lefebvre (1999) describe este proceso de “creación” y crecimiento de lo urbano a través de un eje que se desarrolla temporal y espacialmente, que inicia con la ausencia total de la urbanización, transita por las etapas que denomina de la ciudad política, la ciudad comercial e industrial, para finalizar en lo propiamente urbano.

La ciudad política se caracteriza por el dominio de la ciudad, el control político por parte de la clase dominante a través del excedente producido en el campo. Es decir, es el lugar que permite que esta clase dominante pueda extraer y dominar el excedente rural.

El superávit generado en el campo, que se vende en la ciudad, marca la entrada de la economía de mercado y de la burguesía como clase dominante, la transformación de la “ciudad política’’ a la “ciudad mercado”. Esta ciudad marca la subordinación del campo a la ciudad, que a su vez se convierte en el lugar de negociación y de reunión de persones. Como resultado, el espacio de la ciudad se dispone sobre la base de los conceptos de forma, función y estructura. El mercado deviene el lugar central de esta ciudad, substituyendo al ágora y al foro, en la ciudad política.

A continuación, con el desarrollo de la industria, adviene la ciudad industrial, que marca la subordinación total del campo a la ciudad. Sin embargo, para Lefebvre, la industria creó una “no-ciudad” (Lefebvre, 2008: 23), borrando las huellas de lo que existía en ella anteriormente y produciendo la subordinación

del espacio urbano a la actividad productiva. Para el autor, el crecimiento de la industria transforma la realidad urbana que, a su vez, modifica las relaciones de producción. La ciudad explota, crece, pero no contiene la fiesta (la reunión de las personas), el poder (la ciudad política) y el excedente (la zona del mercado). Al mismo tiempo, hay un movimiento inverso de implosión, con la aparición de una centralidad restringida donde permanece la tríada poder, fiesta y excedente.

Para Lefebvre, lo urbano ocurriría después de la ciudad industrial y sería una virtualidad, una dirección a seguir, una meta a alcanzar, contra la ciudad explosionada-implosionada y a favor de una sociedad urbana donde todo se llevaría a cabo a través de la mencionada tríada.

En “La vida cotidiana en el mundo moderno” (Lefebvre, 1991: 55), el autor afirma que la disociación urbanización y industrialización es una transacción dudosa, ya que, para él, una no existe sin la otra, y es la vida urbana, lo cotidiano, la que da sentido a la industrialización, que, a su vez, genera cotidianidad.

Incluso sin haber pasado por un proceso de industrialización y desarrollo urbano, congruente con el eje lefebvrista, se puede decir que las ciudades de Alto Río Pardo han experimentando actualmente una transición de la ciudad comercial a la urbana.En el caso del Alto Río Pardo, pasar de la ciudad mercado a la urbana no significa, sin embargo, la industrialización. Esta aparece en la pequeña escala intra-municipal/regional.

La discusión hasta ahora tratada en este trabajo, que refiere a la relación de predominancia de lo rural a lo urbano, no determina que esta relación se mantenga tal cual a partir de la nueva actividad económica. Podrá haber una reducción en las actividades agrícolas y, de alguna manera, una modificación de

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FORMACIÓN Y TRANSFORMACIÓN DE LA IDENTIDAD CULTURAL Y EL PAISAJE EN MICRORREGIÓN ALTO RÍO PARDO.

En este apartado, se optó por trabajar con los conceptos de identidad y paisaje por separado, pero teniendo en cuenta el fuerte vínculo entre ellos. Ambos permiten completar la caracterización del Alto Río Pardo. La definición de identidad, de acuerdo con Castells (1999), es un atributo construido, colectivo o individualmente. En el caso de la identidad colectiva, relevante en este trabajo, es una fuente de significado y la experiencia de un pueblo, construido por elementos de la historia, la geografía, la memoria colectiva, las fantasías de las personas, entre otros. Por lo tanto, es una construcción social.

Costa (2002), por su parte, señala que la identidad del norte de Minas Gerais, incluido el Alto Río Pardo, se distingue por la exclusión, como si fuera un territorio que no le pertenece ni a Minas Gerais ni a Bahía, lo cual ha llevado a denominar a sus habitantes “baianeiros”.

Algunos aspectos han contribuido a la construcción de la identidad del Alto Río Pardo. En primer lugar, las ciudades no se han desarrollado en relación con el mercado, de acuerdo con el enfoque lefebvreriano, citado antes. Estas ciudades fueron fuertemente influenciadas por la actividad agrícola desplegada, por supuesto, en las zonas rurales, y así permanecen hasta hoy. Estas peculiaridades han contribuido a una identidad ligada a la

vida en el campo. El aislamiento, ya se ha dicho, ha hecho que las comunidades construyan sus propios “estados de bem estar social (na ausência de políticas governamentais responsáveis por fazê-lo)” (Castells, 1999:82). Este aislamiento fue crucial en las relaciones sociales, económicas y de consumo, y contribuyó al predominio de la agricultura. Cabe señalar que el Río Pardo guiaba estas relaciones, así como los mercados y ferias, lugares de encuentro y de intercambio del excedente producido en el campo.

En este contexto de las actividades agrícolas desarrolladas y de aislamiento, las ciudades se convirtieron en puntos de conexión entre lo rural y lo urbano, y de este último con el resto del mundo. A lo largo de la historia, este ha sido un sello distintivo de la identidad microrregional.

Para abordar el paisaje cultural, el concepto adoptado en esta investigación va más allá de la historia y los monumentos. Se basa en nociones que abarcan la memoria, la identidad, el tiempo y el espacio y, en especial, las interacciones del ser humano, las relaciones sociales y su percepción del lugar llamado así.

“A abordagem plena deste conceito demanda uma definição no espaço e no tempo que, associada às relações sujeito-objeto leva à necessidade de contextualização da análise da paisagem cultural, uma vez que é resultado da sobreposição de memórias, histórias, acontecimentos, narrativas, identidades e valores”

(cultura). (Carsalade et al., 2012, p.6)

La cita se refiere al concepto de enfoque de paisaje adoptado aquí, lo que corrobora el significado contemporáneo de “paisaje cultural”, en este caso, el entorno construido, significativo para la comunidad que lo habita. Como resultado de la vida social y cotidiana no estática, el paisaje está sujeto a cambios, lo que sugiere que está en constante construcción. Su sostenibilidad “pode significar controle de mudanças e escolhas de direções que tire partido mais efetivo do patrimonio passado” (Fairlough, 2001, p.23).

El Río Pardo y sus afluentes son los principales elementos estructurales del paisaje cultural y la cultura económica del Alto Río Pardo, basada en la agricultura familiar. Los llamados agronegocios – de orientación forestal, frutas y granos- aportan en gran medida a la economía de la región, por medio de la generación de empleo e ingresos, principalmente desde la década de 1970. No obstante es la agricultura familiar la que mejor define la cultura económica de esta zona, ya que, como se ha dicho, se fortificó durante el período de aislamiento, ocupa una gran parte de la población y en la actualidad es responsable de la conexión entre el campo y la ciudad.

la ciudad hoy, entendida como un punto de conexión, lugar de encuentro e intercambio de los excedentes, que pasaría a priorizar las necesidades de la nueva empresa.

Debido a las incertidumbres en el campo del empleo, los períodos de sequía y desaparecimiento de cursos de agua, es posible que parte de la mano de obra disponible para actividades agropecuarias en la actualidad mude, en busca de trabajo y un mejor salario, hacia la actividad minera o, incluso, hacia la prestación de servicios que se debe implementar para cumplir con ella. También puede haber un cambio de los usos de la tierra destinada a la actividad agrícola hoy en día hacia la minería. Si se confirman las especulaciones sobre los desarrollos mineros, se espera que ocurra un éxodo rural y la consiguiente disminución de la producción agrícola. El campo se conviertirá en secundario y las ciudades serán los puntos de conexión, puntos centrales de la micro región.

En cuanto a la vida cotidiana, la ciudad será probablemente el lugar de reunión, pero si consideramos los temores de Lefebvre, puede convertirse también en el lugar de paso entre el trabajo y la residencia.

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La característica principal del Río Pardo es que los períodos de larga sequía varían de año en año. El río es al mismo tiempo héroe y villano, ya que mantiene la base agrícola de la región, pero a menudo echa a perder todo lo que se produce. Sus períodos de sequía son responsables de la disminución de la producción agrícola y el éxodo rural. Según los informes de los expertos de la Asistencia Técnica y Extensión Rural del Estado de Minas Gerais -EMATER / MG-, existe un importante número de pequeños productores que cambiaría la incertidumbre del campo para un trabajo estable en la ciudad. Aún más, hay una gran cantidad de personas que cada año se mueve hacia el sur de Minas Gerais y al estado de São Paulo para trabajar en la caña de azúcar, café y tomate, principalmente, en busca de seguridad financiera para el período la sequía.

Hecha esta caracterización del paisaje y identidad del Alto Río Pardo, es necesario contextualizarla en contraposición a los proyectos mineros que están a punto de ser implementados.

La minería constituye un elemento transformador, una fuerza económica que puede ejercer su potencial para inducir cambios en las relaciones territoriales y, en consecuencia, en el paisaje, como indica Accioly:

“[...] a mineração é capaz de alterar substancialmente a estrutura e configuração de agrupamentos sociais e comunidades, visto que reconfigura o território por completo e suas relações, (des)construindo referências espaciais e culturais. Há situações onde observamos a completa destruição de lugares, desvinculando as raízes e identidade de famílias e grupos com o lugar. “

(Accioly, 2012, p : 20)

Hasta aquí, en términos de nuestro tema, la relación urbano- rural, ya se puede predecir que la nueva actividad económica, la minería, modificará el papel del campo. Esto también significa que puede haber un cambio de las actividades agrícolas -y, de alguna manera, de la ciudad entendida como un punto de conexión, lugar de encuentro e intercambio de los excedentes- a la hora de priorizar los requerimientos de la nueva empresa.

Debido a las incertidumbres en el campo de trabajo, los períodos de sequía y cursos de agua que se secan, es probable que parte de la mano de obra disponible en la actualidad para actividades agropecuarias migre a la actividad minera o, incluso, a la prestación de servicios que se debe implementar para cumplir con ella, en busca de empleo y mejor salario. Asimismo, puede haber una transformación en el uso de tierra destinado hoy a la actividad agrícola, a favor de la minería.

Si se confirman las especulaciones sobre los desarrollos mineros, se espera el éxodo rural y la consiguiente disminución de la producción agrícola. El campo se convertirá en secundario y las ciudades no serán más puntos de conexión, sino los puntos

centrales de la microrregión.En cuanto a la vida cotidiana, la ciudad no será probablemente un lugar de encuentro, pero si se confirman los temores Lefebvre, puede convertirse en el lugar de paso entre el trabajo y la residencia.

CONSIDERACIONES FINALES

El Alto Río Pardo está a punto de recibir empresas mineras con el potencial de cambiar su estructura urbana y regional. Históricamente, la zona se constituyó de fincas ganaderas que, incluso, alimentaron la región minera y contribuyeron a su base económica.Todavía hoy se centra en actividades predominantemente rurales y posee una de las ocupaciones más diversa del estado de Minas Gerais.

Las empresas mineras deben entrar en fase de operación a partir de 2013 y algunas conclusiones acerca de sus posibles (y probables) impactos sobre el paisaje ya se pueden prefigurar.

La baja capacidad educativa y técnica de la población de los alrededores de las instalaciones es un obstáculo para las empresas mineras que, a su vez, precisan de profesionales capacitados oriundos de otras regiones. Incluso con la eventual formación de mano de obra local, es probable un flujo de migración, como es común en nuevas fronteras económicas. Además, las compañías dicen que incluso calificando la mano de obra local, esta es insuficiente para satisfacer la demanda y necesariamente tendrán que “importar” trabajadores, en particular, los más capaces de asumir funciones especializadas. Por lo tanto, se puede generar un flujo de migración con una fuerte demanda de vivienda, que incentiva a la especulación inmobiliaria - esto se refleja en un auge de la construcción de una vivienda vacante de espera de probables inquilinos y la consiguiente transformación de los paisajes urbanos.

A pesar de tener un río como el principal elemento estructurante del paisaje, el agua es en la actualidad uno de los principales obstáculos para el desarrollo de esta región. En 2012, por ejemplo, ocurrió una de las peores sequías de la historia, con la consiguiente escasez de agua para el consumo humano, además de las grandes pérdidas en la actividad agrícola y, por tanto, en toda la economía regional. Se sabe que la actividad minera es una gran consumidora de agua, pues sirve para el proceso de tratamiento del mineral o, como en el caso de la empresa SAM, para el transporte a través de ductos. Sin embargo, todos los representantes de las empresas entrevistadas en este estudio fueron unánimes al afirmar que “el agua no es un problema”. Este es uno de los signos de interrogación que dificultan aún más la especulación -y sobre todo una evaluación más precisa- de lo que realmente sucede, esto es, que la escasez de agua se agravará, o bien, que por medio de medidas de mitigación, se desarrollarán embalses o nuevas formas de

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capturar y reservar. La gente del lugar deber seguir este proceso, estimular el debate y las soluciones de los problemas; y el Estado debe mediar en esta relación de confrontación entre las empresas, el medio ambiente y la población para que prevalezca el diálogo y la promoción del desarrollo en favor de todos los involucrados, incluso del paisaje, y asegurando, desde luego, la integridad y determinados beneficios para los más pobres. Las decisiones tomadas sobre el uso del agua tienden a ser las principales responsables de la transformación del paisaje, ya que los cambios modificarán el ambiente, lo social y lo económico.

Con respecto a la red urbana de la microrregión del Alto Río Pardo, ella debería fortalecerse, fundamentalmente a través de actividades repartidas por todo el territorio. Las actividades deberían incluir medidas para fomentar la producción agrícola, que abastecería a la población actual y a los inmigrantes, y evitaría la mudanza de ocupación de trabajador rural a empleado de minería.

Si estos incentivos para mantener a la gente en el campo no se materializan o no son eficaces, es posible que parte de la mano de obra empleada en este ámbito se traslade ahora a la actividad minera. Esto ocurriría debido a las incertidumbres del trabajo en el campo y a los largos períodos de sequía, lo que acentuaría la independencia de la minería de la base de producción local de alimentos y, en consecuencia, produciría un aumento en las importaciones de bienes y servicios en otras regiones, es decir, también acentuaría la situación de enclave que tiende a hacer que las regiones mineras sean mono-industriales.

El fortalecimiento de la red urbana, no obstante, puede resultar en un cambio en la relación campo-ciudad. Si el descenso de la producción agrícola se produce, el campo se convierte en secundario y no habrá más puntos de conexión en las ciudades, sino puntos centrales en la microrregión.

Si se confirma esta hipótesis, en relación con la vida cotidiana, la ciudad será probablemente el lugar de reunión, pero considerando los temores de Lefebvre, puede convertirse en el lugar de paso entre el trabajo y residencia.

Una evolución como la que se desplegará en el norte de Minas Gerais, debe ser monitoreada para que el desarrollo de la región pueda internalizar sus beneficios y reducir al mínimo la carga. Se sabe que los impactos son inevitables: la degradación del medio ambiente, la intensificación del proceso de migración y el desmantelamiento de las redes de seguridad social, entre otros.

En este contexto, hay que tener en cuenta los intereses del gran capital y, al mismo tiempo, asegurar la participación local en las decisiones importantes, mantener el control de las transformaciones urbanas tratando de conciliar, a través de las políticas de planificación urbana y regional, los intereses de los stakeholders con las necesidades locales.

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CULTURAL LANDSCAPES, TERRITORY AND THE CULTURAL HERITAGE OF MINING IN THE “QUADRILÁTERO FERRÍFERO” (“IRON QUADRANGLE”) OF MINAS GERAIS, BRAZIL.

JEANNE CRISTINA MENEZES CRESPO 1

PAISAGENS CULTURAIS, TERRITÓRIO E PATRIMÔNIO CULTURAL MINEIRO NO QUADRILÁTERO FERRÍFERO DE MINAS GERAIS, BRASIL.

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El Quadrilátero Ferrífero es una región de 7.500 km ² localizada en la provincia brasileña de Minas Gerais, principal zona productora de mineral de hierro en Brasil, con una economía industrializada, cuyos paisajes contemporáneos revelan un proceso de deterioración urbana que debe ser contenida e invertida. Tales actividades de exploración, parte integrante del histórico de formación de esta zona, al mismo tiempo que contribuyen a dicho proceso de degradación socio ambiental, son también responsables de la creación de lugares de memoria social y de identidades de sus localidades, por lo tanto, configuradores de este territorio. Este hecho se puede observar en sus paisajes contemporáneos, principalmente en sus diversos tipos de patrimonio histórico edificado, así como variados rasgos culturales de la región.

Así, el objetivo de este trabajo es analizar la localidad de Miguel Burnier, en la municipalidad de Ouro Preto, integrante del Quadrilátero Ferrífero. Con ello, buscaremos discutir los impactos socio-culturales derivados de la instalación de las actividades mineras e industriales en un determinado territorio, a partir del estudio la construcción de su identidad territorial y de su patrimonio cultural minero e industrial; elementos estos, configuradores de sus paisajes culturales contemporáneos.

Palabras clave: areas patrimoniales, asentamientos industriales, mineria, paisaje urbano,territorio.

The Quadrilátero Ferrífero (Iron Quadrangle) is a 7,500 km² region located in the Brazilian state of Minas Gerais. It is the main iron-ore-producing area in Brazil and has an industrialized economy whose contemporary landscapes reveal a process of urban deterioration that must be contained and reversed. The mineral exploration activities that were an integral part of the historical formation of this area, while contributing to the process of social and environmental degradation, were also responsible for creating places of social memory and identity for its localities, and therefore shaping this territory. This fact can be observed in its contemporary landscapes, mainly in its diverse types of historical built heritage, as well as various cultural features of the region. Thus, the aim of this article is to analyze the town of Miguel Burnier, in the municipality of Ouro Preto, a part of the Iron Quadrangle. The socio-cultural impacts arising from the establishment of mining and industrial activities in a given territory will be discussed starting from the study of the construction of its territorial identity and its cultural heritage of mining and industry, as these elements shaped its contemporary cultural landscape.

Keywords: heritage areas, industrial settlements, mining, Urban Landscape, territory

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INTRODUÇÃO

Miguel Burnier pertence à Microrregião de Ouro Preto, compreendida na Mesorregião Metropolitana de Belo Horizonte, integrante do Quadrilátero Ferrífero do Estado de Minas Gerais, maior região exportadora de minério de ferro do mundo (Carsalade et all, 2012). Distando aproximadamente 40 km da sede municipal, constitui-se em um distrito situado em uma área cuja paisagem vem sendo modificada desde o século XVIII devido às ações antrópicas relacionadas à exploração dos recursos naturais locais.

No século XVIII, o ouro era explorado na região. A partir da década de 1880, a localidade começou a ganhar nova dinâmica com a inauguração da Estação Ferroviária de Miguel Burnier, transportando tanto cargas quanto passageiros, no ramal ferroviário que fazia a ligação entre Outro Preto, então capital da província de Minas Gerais, e Rio de Janeiro, capital do Império na época. Pouco depois, os recursos minerais da região e a situação privilegiada da localidade como importante entroncamento ferroviário confluíram para despertar o interesse de Carlos da Costa Wigg, lá instalando, em 1893, a Usina Wigg, destinada à extração de minério de ferro, produção de ferro gusa e extração de manganês. Na década de 1970, a Usina Wigg foi vendida

Figura 1 Mapa de Localização do Quadrilátero Ferrífero. Fuente: http://ppegeo.igc.usp.br/img/revistas/ted/v8n1/html/1a03f01.jpg.

para o grupo empresarial que instalou a siderúrgica Barra Mansa no distrito, cujas atividades favoreceram economicamente a população local até os anos de 1980. Na década seguinte, concomitante ao declínio das atividades da siderúrgica, iniciou-se o processo de arruinamento da malha ferroviária. Desde então, esta localidade permaneceu sem nenhum tipo de atividade econômica até a década de 2000, quando algumas mineradoras assumiram a exploração de minério de ferro no distrito, estabelecendo-se tanto na área rural quanto em sua sede.

A trajetória de enclave siderúrgico e a deficiência da presença e de investimentos públicos na infraestrutura na localidade favoreceram uma ambiência paisagística da sede distrital caracterizada por alterações desordenadas na topografia do terreno, desmatamento da cobertura vegetal, arruamentos irregulares com pavimentação falha, conjuntos dispersos de edificações tecnicamente simples e mal conservados, além de focos de vazios urbanos subutilizados. Ainda, há uma grande deficiência de mobiliário urbano e na oferta de bens e serviços à população, além da grande quantidade de edificações abandonadas e em processo de arruinamento, principalmente, aquelas que compõem o conjunto histórico arquitetônico de Miguel Burnier. Este distrito também passa por uma situação

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Figura 2 Vista Geral das estruturas remanescentes da antiga Usina Wigg. Foto: Raul Lanari. Fuente:: https://picasaweb.google.com/lh/photo/Hih-QF0-MfxANPaOJzFBFQ.

de baixa dinâmica econômica para a população local, uma vez que não é aproveitada como mão-de-obra para as atividades minerárias que se desenvolvem na área, não tendo outras oportunidades de inserção no mercado de trabalho local, gerando um quadro preocupante de êxodo urbano.

Paradoxalmente, estas diversas fases mineiro-industriais pelas quais passaram o distrito em questão, ao mesmo tempo em que contribuíram para a degradação ambiental da região, foram também responsáveis pela expansão e conformação do espaço urbano, estando presentes na paisagem local e na memória coletiva da população local, devendo, por isto, serem considerados bens patrimoniais, não só pelo que representaram no passado, mas pelo que ainda representam e interferem na vida da localidade. Constituem um acervo de importância fundamental ao desenvolvimento do distrito, defi nindo características particulares pelos traços culturais, modo de vida e apropriação do espaço, o que pode reafi rmar a ideia de uma identidade social constituída.

ESPAÇO E TERRITÓRIO

De acordo com Milton Santos (1999:86): “o espaço é a síntese, sempre provisória, entre o conteúdo social e as formas espaciais, sendo a sociedade, isto é, o homem, que anima as formas espaciais atribuindo-lhes um conteúdo”. Para este autor, a organização do espaço se dá a partir dos elementos geográfi cos naturais existentes e as diversas formas como as sociedades interagem com eles, em diferentes períodos históricos. Os objetos sociais são resultado dos processos de acumulação de atividades de muitas gerações, combinando objetos naturais e objetos fabricados. Essa organização espacial concebida por Milton Santos, a nosso ver comporta um ou vários grupos sociais em sua porção físico-espacial determinada. Tal entendimento propõe a junção de aspectos físicos com as ideologias, dos grupos sociais e das forças políticas locais, confi gurando um quadro formal de representações e sistemas de valores das comunidades que o habitam, confi gurando, desta forma, um território.

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Figura 3 Mapa cadastral da malha urbana da sede do distrito de Miguel Burnier. Fuente:: http://www.ouropreto.mg.gov.br/patrimonio/upload/Miguel%20Burnier_mapa%20ipac.

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O território seria, então, um lugar compartilhado no cotidiano, criador de raízes, laços de pertencimento e símbolos que lhes dão sentido e motivam seus movimentos internos, ou seja, segundo Ribeiro (Ribeiro e Milani, 2009), um espaço de construção social, política, econômica e simbólica. Trata-se, portanto de locus privilegiado onde a vida comunal acontece, com a multiplicidade de relações possíveis que lhe conferem unicidade e personalidade próprias. Revela as relações de poder, quer do Estado, quer de grupos dominantes, o que o configura como espaço de lutas sociais cotidianas e em constante transformação. A dinâmica e a transformação são, portanto, duas de suas características intrínsecas. O território representa, assim, as relações socioeconômicas no espaço.

Ainda de acordo com Santos (2004), é nos territórios que atuam as forças globais e locais. Para se referir a tais forças, este autor se utiliza dos conceitos instrumentais de verticalidade e horizontalidade. A verticalidade ocorre quando os macro atores - empresas que comandam todo o processo de produção de fora da área onde estão presentes os atores locais - determinam as ações internas que irão se estabelecer naquela área, organizando o modo de produção local. Tal sistema de produção resultante configura uma rede, caracterizando-se por sua exigência de fluidez e velocidade (Santos, 2004:106). Todos aqueles que fazem parte da rede devem adaptar comportamentos locais aos interesses, ao ritmo e ao poder desses macro atores (interesses globais) e as “macro empresas acabam por ganhar um papel de regulação do conjunto do espaço. Junte-se a esse controle a ação explícita ou dissimulada do Estado, em todos os seus níveis territoriais” (Santos, 2004:106). Essa ação estatal, por sua vez, destinar-se-ia a favorecer às macro empresas e aos interesses externos. Resulta disso que decisões essenciais concernentes aos processos locais são estranhas ao lugar e obedecem a motivações distantes.

Debruçando-se sobre o histórico de Miguel Burnier é possível perceber que as “verticalidades” agiram de maneira muito impactante sobre o território local, uma vez que os objetos marcantes e configuradores, tanto da malha urbana distrital de tal localidade (a implantação da ferrovia e os sucessivos “surtos” de industrialização - Usina Wigg, Siderúrgica Barra Mansa, Gerdau S.A.), quanto da sua área rural (existência de grandes mineradoras e empresas produtoras de carvão), constituem-se em empreendimentos e atividades que estão subordinados à inserção econômica do Brasil nos respectivos contextos político-econômicos pelos quais passaram a economia mundial desde o final do séc. XIX até a contemporaneidade.

Quanto às “horizontalidades”, estas podem surgir também em consequência das mesmas “verticalidades” aí atuantes através da imposição de lógicas exógenas, alheias ao território por parte de vetores da globalização:

“ As horizontalidades são tanto o lugar da finalidade imposta de fora, de longe e de cima, quanto o da contra finalidade, localmente gerada. Elas são o teatro de um cotidiano conforme, mas não obrigatoriamente conformista e, simultaneamente, o lugar da cegueira e da descoberta, da complacência e da revolta.”

(Santos, 2002:286)

Na horizontalidade os laços de cooperação baseiam-se numa solidariedade orgânica, espontânea, nascida nas relações vividas no cotidiano, no corpo a corpo, homem a homem (Ibid.). São relações fundadas na similitude, na complementaridade das produções e no exercício de uma existência solidária, graças a essas relações, conscientes ou não, há um aumento da “produtividade econômica e também política do território” (Santos, 2008:51).

Contudo, como vimos, horizontalidade e verticalidade coexistem indissociavelmente e estão permanentemente sujeitas ao movimento da história. As forças hegemônicas tanto do mercado globalizado quanto do Estado, grande regedor das ações determinantes das novas realidades espaciais, provocam um incessante “processo de entropia” que mudam os contornos e os conteúdos dos subespaços impondo novos mapas ao mesmo território (Santos, 2008:89). Para Santos (2009), a horizontalidade desenvolve forças centrípetas que agem como fatores de agregação, de convergência e coesão. No estudo deste conceito, o cotidiano se constitui categoria fundamental que se presta ao tratamento do mundo vivido, envolvendo objetos, ações, técnica e tempo (Santos, 2009). As relações inter-humanas com ou sem o uso da técnica incluem ainda a territorialidade, aqui entendida como as interações humanas com o espaço. O sujeito relaciona-se com as cristalizações das experiências passadas, as formas sociais, as configurações espaciais e a paisagem.

As horizontalidades são assim, o alicerce de todos os cotidianos, isto é, de indivíduos, coletividades, firmas e instituições, cimentadas pela similitude das ações ou por sua associação e complementaridade. Melhor dizendo, as horizontalidades são o “domínio de um cotidiano territorialmente compartilhado com tendência a criar suas próprias normas, fundadas na similitude ou na complementaridade das produções ou no exercício de uma existência solidária” (Santos, 2008:50).

Na horizontalidade os laços de cooperação baseiam-se numa solidariedade orgânica, espontânea, nascida nas relações vividas no cotidiano (Santos, 2009) e exercidas sobre um território comum (Santos, 2010), enfim nas relações pessoais. Graças a essas relações, conscientes ou não, há um aumento da produtividade econômica e também política no território (Santos, 2008).

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A trama das horizontalidades e verticalidades pode, portanto, ajudar a compreender o tecido social de Miguel Burnier e as repercussões desse tecido no espaço. Para o caso em questão, consideramos que as horizontalidades estão expressas na criação de espaços de educação (escola) e de convívio religioso e social da comunidade (igreja, clubes, locais de esporte) que, embora se constituam como condições de estabelecimento de grupos sociais na localidade, foram criados pelas empresas vetores das verticalidades, como estruturas necessárias para a reprodução da lógica organizacional do capital exterior. Estes grupos, por sua vez, motivados pelos mais diversos interesses, constituíram-se aliados das empresas capitalistas, por contribuírem para a consolidação de tal sistema de exploração mediante o produto de sua força de trabalho, mas que, dialeticamente, também se organizaram independentemente, criando momentos de embate com as forças dominantes. Percebe-se isto no momento em que as classes trabalhadoras se organizavam para reivindicar melhores condições salariais e de trabalho, durante as greves que ocorreram no começo do séc. XX, inclusive até o momento atual, onde alguns moradores, principalmente os mais antigos, ainda insistem em permanecer no distrito, a contragosto dos interesses econômicos que atuam sobre o local.

PAISAGEM, IDENTIDADE E PATRIMÔNIO CULTURALA nosso ver, foram as relações estabelecidas entre os grupos sociais que interagiram no território de Miguel Burnier, assim como as marcas espaciais deixadas por estas, que confi guraram a identidade burniense e constituíram as paisagens locais. Dias (2006:121) considera que a ação do homem imprime nas paisagens o resultado de sucessivas combinações de sociedades sobre o espaço, referenciando-se na perspectiva espaço-temporal (Dias, 2006: 121). Desta forma, a paisagem seria:

“[...] uma interação constante entre os grupos humanos e o território, em produção dialética e constante de signifi cados, com a particularidade de que esses signifi cados não são novos, pois estão profundamente enraizados no processo histórico. Deve, portanto, ser considerada a partir da especifi cidade dos valores que lhe são atribuídos, considerando os diversos elementos que a compõem e a constante evolução dos padrões e valores que refl ete e que acabam por fazer com que ela seja a expressão da própria imagem da(s) sociedade(s) que a construíram... Esta experiência, além das nuances subjetivas e individuais, é constituída por uma sociedade em constante transformação, evidenciando, portanto, a infl uência exercida pelas paisagens na qualidade de vida e na construção cultural.”

(Carsalade et all., 2012:36).

No presente caso de estudo, as condicionalidades industriais estão no cerne do desenvolvimento territorial e comunitário da localidade em questão e, também por isso são fortes símbolos de identidade e memória para as comunidades nascidas em seu entorno, sejam elas locais, relacionadas com as com grandes indústrias, cidades empresas, bairros operários, ou outros. As rugosidades deixadas no tecido urbano de tais sítios, por sua vez, vão sendo constituídas a partir do cotidiano dos grupos sociais que trabalham e habitam tais espaços, cotidiano este que se materializa nas atividades desenvolvidas e vivenciadas pelo homem a partir de sua condição de ser individual e de ser genérico, se estabelecendo num lugar e assumindo uma dimensão espacial. Tais rugosidades em localidades industriais, por sua vez, quando simbolicamente apropriadas pela cultura, constituem-se em patrimônio material industrial.

A constituição de um referencial teórico do Patrimônio Industrial a nosso ver, é um fenômeno característico de uma sociedade imersa num modo de produção capitalista, já que o histórico dessa atividade tem a ver com a própria trajetória humana no domínio das técnicas, tecnologias, uso e apropriação

Figura 4 Panorâmica da Rua João Gonçalves, no entorno da Estação Ferroviária de Miguel Burnier. Fuente: Jeanne Crespo, 2012.

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econômica do espaço. Ao mesmo tempo, relaciona-se com aspectos inerentes à organização sociocultural e a formação de identidades e memórias, em uma relação interdisciplinar entre os aspectos culturais, sociais e econômicos. O entrelaçamento dos conceitos de história, memória, cultura e paisagem é uma possibilidade de entendimento das relações e práticas do trabalho e sociedade, entremeadas por suas consequências socioeconômicas e culturais.

Vinculada tanto ao conceito de patrimônio industrial quanto ao de paisagem, existe a problemática da consolidação de um conceito mais focado, próprio de uma atividade bem específica, que é o do patrimônio minerário.

De acordo com M. I. López (2012:56), deste tipo de patrimônio é possível distinguir duas categorias, usualmente reconhecidas na literatura contemporânea sobre o tema. A primeira, conhecida como patrimônio geológico mineiro, refere-se a uma combinação de patrimônio natural relacionado às formações geológicas (que se apresentam como formas didáticas para se entender processos de formação e evolução do planeta, além de seu valor plástico e contemplativo) com o patrimônio “artificial” (que se associa com ao legado da atividade humana). A segunda categoria, o patrimônio mineiro-metalúrgico,

Figura 5 Estação Ferroviária de Miguel Burnier. Fuente: http://eucurtominas.com.br/miguel-burnier-recebe-a-5aedicao-do-festival-cultural

reconhece os legados materiais e imateriais deixados pela atividade minerária em certos sítios ou territórios, ressaltando a estreita vinculação entre a mina e o lugar de exploração.Outra categoria associada à temática é o de paisagem mineira, que, de acordo com Puche Riart (2003:61) seria “qualquer parte do território que tenha suportado a atividade extrativa de minerais ou rochas, seja em que estado esteja”. O mesmo autor ressalta que tal termo engloba uma dimensão física permeada por valores estéticos, uma cultural permeada por valores socioculturais, uma histórica, além de outras permeadas por outros valores, como o ecológico e o econômico (Puche Riart, 2003:60).

CONCLUSÕES

Após o exposto, percebemos que as paisagens contemporâneas na Sede de Miguel Burnier vêm sendo constituídas desde o final do séc. XIX, por verticalidades e horizontalidades que deixaram rugosidades em seu tecido social e urbano.

A história da indústria e das tecnologias é uma história feita especialmente de avanços que constantemente canibalizam

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o passado, implicando em uma história de substituições constantes de práticas, de produtos e técnicas. Neste ínterim, há uma tendência para os complexos industriais que vão se tornando obsoletos a serem abandonados, esquecidos ou mesmo destruídos, acarretando em enormes áreas abandonadas nas cidades e regiões urbanas.

Por outro lado, com a concepção do conceito de património industrial, há tomada de consciência do valor destes locais, paisagens e equipamentos fora de uso. E notadamente, tal segmento do património passa a ser percebido como fundamento para novas políticas de desenvolvimento para as regiões possuidoras de tais rugosidades.

A partir da perspectiva do patrimônio industrial, verifi camos que há outra, a nosso ver possuidora de uma especifi cidade própria, conforme anteriormente mencionado, que é o estabelecimento do conceito de patrimônio minerário. Tal conceito, por sua vez, deve abarcar desde as questões geológicas, passando pelas questões econômicas, sociais e culturais formadoras destas paisagens.

De qualquer forma, tanto para o patrimônio indústria como para o minerário, a discussão sobre gestão e possíveis reutilizações

Figura 6 Área de mineração na sede distrital de Miguel Burnier. Fuente: Jonas Freitas de Oliveira e Silva, 2012.

está sujeita aos conceitos éticos do presente, uma vez que a história da cultura industrial pode ser sinónimo de poluição, insustentabilidade e péssimas condições de trabalho, devendo ser sua reinvenção contemporânea, sinônimo de ecologia, bem-estar social e desenvolvimento sustentável.

Voltando à defi nição de património industrial da Carta de Nizhny Tagil, o patrimônio industrial vale essencialmente pelo meio em que se insere, pela paisagem em que se revela como ícone, pelas relações que estabelece com o espaço e as memórias.

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PAISAJE CULTURAL Y PATRIMONIO: FRAGILIDAD PAISAJÍSTICA COMO PROPUESTA DE ANÁLISIS DEL PATRIMONIO Y EL PAISAJECULTURAL LANDSCAPE AND HERITAGE: LANDSCAPE FRAGILITY AS A PROPOSAL FOR THE ANALYSIS OF HERITAGE AND LANDSCAPE.

CAROLINA OJEDA LEAL 1

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Un concepto articulador entre el patrimonio construido e inmaterial y el espacio habitado es el paisaje cultural, el cual es concebido por los habitantes de un territorio y construido socialmente. Algunos de los modelos de evaluación y gestión de paisajes, ambiente y patrimonio han sido propuestos en el presente artículo: Alfonso Garmendia, Luis Castelli, A. Muñoz-Pedreros, y finalmente, el Laboratorio del Paisaje Cultural Andaluz. Estos autores presentan sus métodos de evaluación y gestión de forma sencilla y para proyectos de diversos alcances. La autora además presenta el estudio que se realizó anteriormente sobre la fragilidad paisajística en la ciudad universitaria de Concepción, Chile. Este es un estudio que muestra cómo se puede estudiar el patrimonio a través del paisaje, y su fragilidad, es decir, cuán importante es para una sociedad este tipo de lugares, artefactos y espacios construidos.

Palabras clave: Patrimonio, Paisaje Urbano, Evaluación, Diagnóstico Ambiental, Ciudades Universitarias.

Cultural landscape is a linking concept between built and intangible heritage and living space. It is conceived by the inhabitants of a territory and socially constructed. This article reviews some of the proposed models of evaluation and management of landscapes, environment and heritage (Alfonso Garmendia, Luis Castelli, A. Muñoz-Pedreros and Laboratorio del Paisaje Cultural Andaluz). Their methods of evaluation and management, which are formulated simply and for projects with diverse scopes, are considered to be articulators between the notions of heritage and landscape. The author also presents a previous study on landscape fragility in the main campus of the University of Concepción (UDEC), Chile, that shows how heritage can be studied through landscape and its fragility, that is to say, how important such places, artifacts and built spaces are for a society.

Keywords: Heritage, urban landscape, evaluation, environmental assessment, university campus

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INTRODUCCIÓN

Un concepto articulador entre el patrimonio construido e inmaterial y el espacio habitado es el paisaje cultural, el cual es concebido por los habitantes de un territorio y construido socialmente (Sauer, 1963; Busquets, 2009).

El patrimonio y el paisaje cultural son dos elementos que se cruzan cotidianamente (Ojeda, 2011b), sin embargo, se estudian por separado a través de los estudios patrimoniales y los análisis de paisaje, mediante cátedras universitarias, revistas especializadas y un mar de información en Internet (Ballart, 2001:15). A pesar de ello, comparten muchas cosas en común, dentro de las cuáles se destacan:

compartir un espacio creado por el ser humano para el ser humano;poseer profundos significados para sus habitantes/ocupantes;resguardar ciertos momentos/personajes/lugares que representan algún valor especial para quienes habitan/ocupan un territorio;son potenciales recursos para un desarrollo económico sostenible para la comunidadson objeto de estudio para una infinidad de profesionales de distintas ciencias;y, adquieren o pierden valor/significación a través del tiempo, es decir, son dinámicos.

Estos objetos y a menudo estos paisajes -porque también conservamos lugares y paisajes- se presentan a nuestra consideración de forma muy diversa (Nogué, 2010). Algunos mantienen un uso que apenas se diferencia del uso que han tenido siempre, otros se nos presentan aislados, encerrados en un museo, otros exhibidos en exposiciones (UNESCO, 2011). Aún existen otros que son lugares como el paraje donde tuvo lugar tal o cuál batalla o el rincón de la ciudad en el que sucedió un rememorado acontecimiento (Ballart, 2001:16).

Por otra parte, Nassauer, establece ciertos principios aplicables a los paisajes culturales, los cuales ayudan a estudiarlos de mejor manera (Nassauer, 1995):

La percepción, cognición y valores humanos afectan directamente al paisaje, y viceversa.Las convenciones culturales influyen fuertemente en los patrones de paisaje, tanto en los inhabitados como en los aparentemente naturales.Los conceptos culturales de naturaleza son diferentes de los conceptos científicos de las funciones ecológicas. La apariencia de los paisajes comunica valores culturales.

OBJETIVO GENERAL.

Revisión literaria y metodológica de variados métodos de análisis de paisaje y patrimonio, destacando aquellos que posean métodos integradores entre ambos conceptos.

Metodología. Mediante una extensa revisión bibliográfica, se han escogido algunos de los modelos de evaluación y/o gestión de paisajes, ambiente y patrimonio más relevantes e integradores de ambos conceptos: Alfonso Garmendia, Luis Castelli, A. Muñoz-Pedreros, y, finalmente, el proyecto del Laboratorio del Paisaje Cultural Andaluz. Estos autores presentan sus métodos de evaluación y gestión de forma sencilla y para proyectos de diversos alcances, además se consideran articuladores entre las nociones de patrimonio y paisaje. La autora de esta presentación, asimismo, presenta su estudio previo sobre la fragilidad paisajística en la ciudad universitaria de Concepción, Chile.

Resultados.El respeto por nuestro patrimonio alcanza tanto a los edificios como al medio ambiente que los rodea, marco natural o construido que influye en la percepción de los mismos, formando un todo coherente en el que se integran las actividades humanas, los volúmenes y las zonas contiguas (Bocco et al., 2013: 12).

En definitiva, la preservación y rehabilitación de las obras y su entorno es una acción destinada a mejorar principalmente la calidad de vida de la sociedad que las habita (Gross, 2001).

Un concepto articulador entre el patrimonio y el territorio es el paisaje cultural, el cual es concebido por los habitantes de un territorio y construido socialmente (Palenzuela, 2000:89). Es por ello, que la unidad entre ambos conceptos es muy importante de mantener y de seguir estudiando a futuro (Ojeda, 2013). Algunos de los modelos de evaluación y gestión de paisajes, ambiente y patrimonio han sido propuestos en el presente documento. A continuación, se presenta esquemáticamente el resumen de sus principales postulados:

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Evaluación de Impacto Ambiental de Paisaje. Alfonso Garmendia.

La inclusión del paisaje en los estudios de impacto ambiental se debe al uso que le dan las personas para su disfrute estético, lo que se traduce en utilización para el esparcimiento, turismo, las actividades al aire libre o la residencia (Garmendia et al., 2005:156-162). Principalmente, se busca proteger sus cualidades (calidad paisajística), sus elementos únicos (singularidad paisajística) y su vulnerabilidad (fragilidad paisajística) (Tabla 1). Además, se procura proteger los posibles lugares o centros patrimoniales de aquellos proyectos que intervengan el territorio de forma invasiva o irreversible.

Evaluación de Impacto Ambiental y Planificación de Paisajes. Luis Castelli.

A través de su ‘Manual para la Evaluación de Impacto Ambiental y Paisaje’ editado por la Fundación de Naturaleza para el Futuro (FUNAFU), Luis Castelli desarrolla de forma impecable una metodología factible de utilizar en cualquier proyecto (Castelli, 2007:75). Se basa en las técnicas de Screening y Scoping que normalmente se usan en las evaluaciones de impacto ambiental aprobadas legalmente en la mayoría del continente. Su proceso para la EIA se divide en dos grandes áreas paralelas: Diseño y Consulta (Fig. 1), las cuales tienen, a su vez, otras etapas vinculantes entre sí.

Figura 1 Método de evaluación de paisajes desarrollado por Luis Castelli. Fuente: Castelli, Ibídem, 34

Cuadro 1 Fases propuestas para la evaluación de impacto ambiental del paisaje. Fuente: Adaptación de Garmendia et al., 2005,156-162.

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Cuadro 2 Fases propuestas para un método mixto de evaluación del paisaje. Fuente: Muñoz-Pedreros, 2004:140

Participación social en los paisajes culturales. Laboratorio del Paisaje Cultural Andaluz.

Los pasos a seguir que se recomiendan para la incorporación del proceso participativo en la gestión sostenible de los paisajes culturales son (Laboratorio Paisaje Cultural, 2011:9-14):

Diagnóstico: consiste en conocer el estado de la realidad social a través de los agentes y entidades presentes en la región-ciudad en que se pretende implementar un plan de gestión. Se recomienda utilizar un mapa de agentes sociales y el diagnóstico sobre su estado.

Planificación: es un proceso amplio en el que están presentes un conjunto de participantes del propósito colaborativo. Una vez obtenidos los objetivos de calidad paisajística, se constituye un marco general de actuaciones a partir del cual se procede a la adquisición de compromisos por parte de los participantes en el proceso. Implementación: existen dos cuestiones básicas que permiten explicar el éxito o fracaso en la implementación de planes de gestión participativa: los plazos y el grado de protagonismo e implicación de los diferentes actores y sectores sociales participantes.

Evaluación: consiste en el seguimiento y evaluación de las acciones implementadas en la etapa anterior para realizar una crítica y mejora de las actuaciones. Dicho control debería llevarse a cabo de forma sistemática durante su puesta en marcha,

incluyendo una valoración global al finalizar las acciones.

Fragilidad paisajística y Patrimonio. Estudio de una ciudad universitaria patrimonial chilena.

El estudio se da en tres grandes etapas (Ojeda, 2011a). La primera de ellas es la revisión bibliográfica, la cual tiene por objeto una búsqueda de material teórico para generar un sustrato que guíe la información recolectada y la hipótesis de investigación. La segunda es la del trabajo en terreno, el cual se subdivide en otras dos fases: el cálculo del acceso visual y la calidad paisajística, la realización de encuestas para conocer la percepción de los estudiantes acerca de estos temas de acuerdo a su género, y finalmente la elaboración de mapas que grafiquen las Unidades de Paisaje resultantes (Fig. 2). La última etapa es la de la elaboración y análisis de resultados –fragilidad paisajística- y la presentación del informe final.

Los resultados mostraron, principalmente, que la valoración que hacen los individuos de sus paisajes o lugares se da en la medida en que viven un proceso de aprehensión de ellos de manera cotidiana. Además el sentido de “belleza” que ellos perciben de estos lugares o edificios considerados como patrimoniales o de conservación histórica, es profundamente cultural. También se destaca como un resultado importante, que la mencionada valoración se diferencia entre los individuos de acuerdo al sexo/género al que pertenecen (Fig. 3). En general, el campus que presenta cuatro grandes unidades paisajísticas con una fragilidad alta: UP1, UP2, UP3 y UP4, coincidentemente estas cuatro unidades conforman el casco antiguo del campus

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Figura 2 División del campus Concepción en Unidades Paisajísticas (UP). Fuente: Ojeda, 2011a, Ibídem, 20

Figura 2 Diferencias entre los promedios de las calificaciones finales por UP entre hombres y mujeres. Fuente: Ojeda, 2011a, Ibídem, 12.

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Figura 4 Cálculo de la fragilidad paisajística resultante separada por Unidad de Paisaje. Fuente: Ojeda, 2011a, Ibídem, 14

2 Tour Virtual por el campus de la Universidad de Concepción http://www.udec.cl/tv_manoman/co0.html

y además son las que poseen un acceso más directo desde la avenida Chacabuco. El casco antiguo del campus 2 es el que más fragilidad paisajística posee, incluyendo dentro de él muchos monumentos de la ciudad y nacionales, los cuales son preservados y conservados especialmente, al igual que las extensas áreas verdes que posee el campus.

La accesibilidad visual del campus es limitada en algunas partes por los cerros que lo rodean haciendo dificultoso una mayor visibilidad hacia los sectores periféricos (Fig. 4). Además, la visibilidad se encuentra disminuida debido a la gran altura que poseen las edificaciones del mismo campus, las cuales cortan la posibilidad de un espacio abierto; es por ello que muchas zonas del campus poseen una calificación visual baja a pesar de tener otros atributos estéticos o arquitectónicos importantes.

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LANDSCAPES OF MARITIME-COASTAL COMPLEXITY: TERRITORIAL ACTORS, DYNAMICS AND SCENARIOS IN THE QUINCHAO DISTRICT, CHILOÉ ISLAND.

CARLOS HIDALGO GARRIDO 2FRANCISCO THER RÍOS 3

PAISAJES DE LA COMPLEJIDAD MARÍTIMO-COSTERA: ACTORES, DINÁMICAS Y ESCENARIOS TERRITORIALES EN LA COMUNA DE QUINCHAO, ISLA GRANDE DE CHILOÉ.ARCHIPELÁGICA 1

1 Este documento presenta los avances no concluidos de una tesis del Magíster en Ciencias Sociales, mención estudio de procesos y desarrollo de las sociedades regionales, Centro de Estudios Regionales (CEDER), Universidad de Los Lagos, Chile. Esta investigación se enmarca, además, en el proyecto Fondecyt Regular N° 1121204: “Geoantropología de los imaginarios del Mar Interior de Chiloé: itinerarios de temporalidades y apropiaciones socioculturales marítimas”, ejecutado por el programa de investigación ATLAS de la Universidad de Los Lagos (http://complejidadterritorial.ulagos.cl/).

2 Programa ATLAS, Universidad de Los Lagos, Avenida Fuchslocher 1305, Campus Osorno, CP 5311157, Casilla 933 – Osorno, Chile, E-mail: [email protected] 3 Programa ATLAS, Universidad de Los Lagos, Avenida Fuchslocher 1305, Campus Osorno, CP 5311157, Casilla 933 – Osorno, Chile, E-mail: [email protected]

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La presente ponencia pretende explorar la emergencia de paisajes socioterritoriales en un escenario contextual específico: el mar interior de Chiloé y, más específicamente aún, el sistema archipelágico de la Comuna de Quinchao. Utilizando un modelo teórico que recoge reflexiones e ideas de diversas disciplinas de conocimiento (filosofía, ecología social, antropología y geografía), articuladas bajo cuatro entradas teóricas (Complejidad, Estrategias de subsistencia, Modos de Habitar y Paisajes) se intenta responder la siguiente interrogante: ¿Qué paisajes emergen en la comuna de Quinchao, Isla Grande de Chiloé, a partir de los cambios experimentados/percibidos en las estrategias de subsistencia y modos de habitar?

Estratégicamente, hemos decidido operar en base a unidades referenciales específicas, focalizándonos en algunas modalidades de la interacción socioambiental, como son actividades artesanales en las Áreas de Manejo y Explotación de Recursos Bentónicos (AMERB´s) y en la industria acuícola salmonera, como referentes de la actividad antrópica sobre el espacio.

El objetivo principal de esta presentación es elucidar procesos de construcción de paisajes marítimos-costeros, indagando dos hipótesis: i) existen emergencias territoriales en las relaciones socioespaciales, a partir de la instauración de la industria salmonera que actualizan las opciones de estrategias de subsistencia y modos de habitar; ii): existen elementos fundamentales en la construcción de paisajes que están ligados íntimamente al proceso de “afford” o enacción, los cuales posibilitan reconocer diversas identidades del ambiente.

Palabras clave: paisajes; antropología cultural y social; etnografía; geografía humana.

This paper explores the emergence of socio-territorial landscapes in a specific contextual setting: the interior sea of Chiloé (Gulf of Corcovado and Gulf of Ancud) and more specifically, the archipelago in the Quinchao District. Using a theoretical model that includes reflections and ideas from various disciplines of knowledge (philosophy, social ecology, anthropology and geography) brought together under four theoretical concepts (Complexity, Subsistence Strategies, Ways of Inhabiting and Landscapes), it attempts to answer the following question: What landscapes emerge in the Quinchao District, Chiloé Island, from the changes experienced/perceived in subsistence strategies and ways of inhabiting?

Strategically, the authors have decided to operate on the basis of specific reference units and focus on some forms of socio-environmental interaction as referents of human activity on space, such as traditional activities in the Areas of Management and Exploitation of Benthic Resources (AMERB’s) and in the salmon aquaculture industry.

The main objective of this work is to elucidate processes of construction of maritime-coastal landscapes by investigating two hypotheses: i) there are territorial emergencies in socio-spatial relations due to the establishment of the salmon industry that update subsistence strategy options and ways of inhabiting; ii) there are fundamental elements in the construction of landscapes that are closely linked to the process of “afford” or enaction, which make it possible to recognize the environment´s different identities.

Keywords: landscapes; cultural and social anthropology; ethnography; human geography.

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¿POR QUÉ PAISAJES DE LA COMPLEJIDAD?

Parte de las transformaciones que han experimentado las ciencias sociales y las investigaciones interdisciplinarias durante las últimas décadas se ha realizado utilizando o aprovechando las ventajas de nuevos conceptos o términos que permitieron romper antiguas ataduras constrictoras del pensamiento. Uno de estos nuevos conceptos de un importante potencial es el de ‘paisajes’. Al igual que uno de los objetivos de este simposio, el objetivo de esta ponencia es poner de manifiesto el cómo es posible reconocer las cualidades de este concepto en la investigación social y, por supuesto, en nuevas formas de visibilizar procesos territoriales. Para esto pensamos altamente conveniente recurrir, en primer término, a una reflexión a partir de las transformaciones en los modelos teóricos de las ciencias socio antropológicas, en cuyo seno se ha incubado el lugar que actualmente posee esta noción como promesa o clave para imaginar y comenzar a construir conocimientos aplicados y abiertos a la interdisciplina. ¿Por qué paisajes de la complejidad? Creemos pertinente la utilización del pensamiento complejo (Morin, 1995), la cibernética de segundo orden (Ibáñez, 1991) y la teoría de la emergencia (Johnson, 2003) para el análisis territorial, teniendo en cuenta los siguientes supuestos: considerar la información de los actores observándose en tanto observadores; y considerar o problematizar variables emergentes de los sistemas, no derivables del análisis aislado de alguno de sus componentes.

Este no será un análisis teórico exhaustivo y extensivo, sino más bien una invitación a posicionar el concepto de ‘paisaje’ a partir de algunas perspectivas del pensamiento antropológico y geográfico. Como veremos a continuación, enraizado en ambas disciplinas, nuestro término adquiere importantes implicancias teóricas y aplicadas que permiten e invitan a una reflexión mayor o más amplia y exigen, a su vez, iguales puentes de comunicación y debate con otras disciplinas de conocimiento. Intentaremos mostrar cómo la investigación geoantropológica puede construir estos vínculos con otras áreas aplicadas y académicas, como la urbanística, ampliando los nodos comunes que, creemos, aún no se encuentran suficientemente visibilizados.

ACERCA DE LA PERCEPCIONES Y LOS PAISAJES: LOS CAMINOS PARALELOS DE LA ANTROPOLOGÍA Y LA GEOGRAFÍA CULTURAL

Como ya hemos esbozado, lo que aquí pretendemos es realizar una pequeña revisión de la discusión que ha originado o que permite comprender el concepto de paisaje y para

esto debemos recurrir a una breve exposición acerca de algunos cambios en los modelos teóricos que han impactado tanto en antropología como en geografía cultural. Para esto comenzaremos con la antropología, particularmente con una nueva vertiente de la antropología ecológica y cuya mejor síntesis corresponde al trabajo desarrollado por el antropólogo inglés Tim Ingold en su libro The perception of the environment: essays on livelihood, dwelling & skill (2000). Allí el autor señala su distanciamiento con la ecología tradicional y defiende un nuevo tipo de foco en la investigación ecológica: “[…] una que considerara a todo el organismo-en-su-ambiente […] organismo más ambiente como una unidad indisoluble” (19). Esta unidad constituye un sistema en desarrollo o crecimiento (developmentalsystem) y es una ecología de la vida la que debe hacerse cargo de la dinámica de ese sistema. Entonces, si nos preguntásemos qué es organismo más ambiente, la ecología tradicional respondería aditivamente, adoptando una postura profundamente antiecológica. En la segunda parte del texto, el autor profundiza la reflexión sobre los procesos de inmersión del organismo-en-su-ambiente, en tanto condición ineludible de existencia, y operativiza su propuesta con la consideración de algunas entradas teóricas: Antropología social y cultural; Antropología cognitiva; Teoría de la práctica (particularmente mediante el concepto de habitus de Pierre Bourdieu (1990) y las críticas que aporta a los postulados de la antropología cognitiva tradicional, demostrando cómo el conocimiento cultural, en vez de ser importado por la mente a contextos de experiencia, es generado en estos contextos); Ciencia Cognitiva (donde se expone la hipótesis de la analogía computacional de la mente); Psicología Ecológica; y Fenomenología. De todas estas entradas, el particular interés de Ingold en el trabajo del psicólogo norteamericano James Gibson (1979), resulta fundamental. Gibson ataca la definición de la percepción en tanto operación de la mente sobre un cuerpo de información y la analogía computacional de la mente de la ciencia cognitiva, rescatando y relevando el movimiento y desenvolvimiento de todo el ser -mente y cuerpo-, de un organismo en su ambiente y, por ende, también la función directa nuestro actuar en el mundo, acuñando el concepto de Affordance, o la relación epistémica entre sujeto y su medio en cuanto a las oportunidades para la acción. Este tipo de planteamientos no hace más que cuestionar algo hasta hace poco raramente cuestionado en ciencias sociales, algo que Leticia Durand (2008) ha llamado la “visión bifásica” de la percepción. Ésta se sustenta en una hipótesis que se encuentra presente no solo en algunas corrientes de psicología sino también en el popular construccionismo sociocultural, y que establece una distinción entre la recepción (lo físico) y la organización (lo sociocultural) de lo percibido. Por supuesto, tanto el trabajo de Ingold como el de Gibson encuentran correlación y beben de reflexiones filosóficas previas, como las de Martín Heidegger (1971) y Maurice Merlau-Ponty (1962), ambas empeñadas en invertir la ontología cartesiana mediante la idea del ‘habitar de los sujetos-en-el-mundo’. De las implicancias de mayor trascendencia que

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pueden extraerse de esta parte de la obra de Ingold destaca que ya no pareciera sostenerse un argumento que separa la antropología de la psicología: pensar, percibir, actuar, deben ser estudiados en los contextos ecológicos de los vínculos de los sujetos con sus ambientes, cosa que los cientistas sociales han tendido a contravenir, estudiando personas en diferentes contextos y extrapolándolas (artificialmente) a situaciones equivalentes, y discordando con la perspectiva de la psicología gibsononia, que, a juicio de Ingold, ofrece la posibilidad de comenzar a superar la dicotomía entre la naturaleza dada y los mundos construidos culturalmente. Para Gibson ‘affordance’ (o como lo traduciremos aquí, “enactivación”) es una propiedad que puede lesionar las dicotomías, las cuales, según él, han atentado contra la psicología social: “[the affordance] cuts across the dichotomy of subjective and objective’, being ‘equally a fact of the environment and a fact of behaviour. It is both physical and psychical, yet neither. An affordance points both ways, to the environment and the observer” (Gibson, 1979: 129). Una teoría del conocimiento social, por tanto, debiese reconocer que en las interacciones cara-a-cara con otros percibimos lo que otras personas nos ‘enactivan’, durante el curso de esa actividad (interacción). De acuerdo a lo sugerido por Gibson, la enactivación o el “affordance” refiere a propiedades del sistema organismo-ambiente. En este sentido, la teoría de la reciprocidad entre percepción-acción es una contrapartida de la ‘teoría del espectador del conocimiento’. Ahora bien, conviene preguntarse dónde o cómo entra aquí el concepto de paisaje y qué relación existe entre él y la antropología ecológica de la percepción-acción de Ingold, y para eso debemos volcarnos brevemente a la historia de la teoría de la geografía social y cultural.

Conviene aclarar que el concepto de ‘paisaje’ ha sido conceptualizado especialmente por la geografía humana, y que en su devenir ha experimentado considerables mutaciones en su definición conceptual y en la operacionalización a la hora de investigarla. El ‘paisaje’ ha estado indisolublemente ligado a la idea de espacio, y éste último, siguiendo a Lindón, Aguilar y Hiernaux (2006), desde sus raíces etimológicas del griego spatium y el alemán raum, hace referencia a su producción antrópica. Para comprender la nueva geografía cultural y la re-elaboración del concepto del paisaje, debemos contextualizarla dentro de un paraguas más amplio, que Alicia Lindón (2007a) llama constructivismo geográfico. Éste se habría nutrido de una amplia gama de variedades de geografía humana (geografía posmoderna, geografía de las representaciones, geografía social compleja, entre otras). Si bien Lindón suele centrarse en el concepto de ‘lugar’ por sobre el de ‘paisaje’ –como lo expresa

en su propuesta de los hologramas espaciales-, podemos tomar algunas de sus consideraciones generales para perfilar nuestros conceptos claves. Sirviéndose del concepto que en 1976 Armand Frèmont llamaría “espacios vividos”, la autora señala la necesidad de hablar de las “experiencias espaciales” de los individuos y la forma en que se colectivizan estas experiencias por medio de la comunicación. Como señala Kramsch (1999), desde los ochenta la nueva geografía cultural reformula el enfoque saueriano, expandiéndolo mediante una innovación: incorporar el análisis simbólico o textual sobre los paisajes, pasando a entenderlos como una compleja construcción sociocultural y no sólo como los habría de concebir la geografía hegemónica de mediados del siglo XX, es decir, como las manifestaciones empíricas de la adaptación histórica de un grupo social con su medio. Esta versión de los “paisajes” incorpora indudablemente –aunque aún de manera muy inexplorada-, los aparatos cognitivos con los que se aprehende la realidad (Santos, 1996), y también –precisamente en lo que se centrará esta investigación-, en cómo se perciben colectivamente la combinación de elementos abióticos, bióticos y antrópicos sobre un espacio (Nogué y Vicente, 2004). Podría decirse que esta definición del paisaje se asemeja bastante al concepto de territorio propuesto por Claude Raffestin, para quien se trata de la semiotización del espacio (Lindón, 2007a). Con el fin de vincular esta definición con las entradas teóricas anteriores, diremos que los paisajes serán entonces las percepciones colectivas que se establecen en los procesos cognitivos de la relación sociedad-medio, particularmente en las estrategias de subsistencia y modos de habitar, y serían posibles de capturar empleando la estrategia de la lectura simbólica de los procesos comunicativos de estos procesos 4, es decir, no sólo los discursos o transmisiones lingüísticas sino que también prácticas colectivizadas e imbricadas en los contextos donde acontecen. Aquí reside la cuestión fundamental que une los caminos transitados por la antropología ecológica de lo que podríamos llamar el modelo de Gibson-Ingold y el concepto de paisajes como es entendido por parte de la geografía cultural actual: si creemos a Lindón cuando dice que en teoría de geografía cultural el concepto de paisaje está íntimamente asociado al paraguas del constructivismo geográfico, nuestra propuesta consistiría en movilizar el o los paisajes hacia una definición más amplia y que permita desbordar las ataduras de un constructivismo aún “bifásico”. Durand (2008) lo plantea de la siguiente manera: en investigación social conviene más utilizar el concepto de perspectiva ambiental antes que el de percepción social, considerando que en este último el rol de las experiencias individuales es mucho mayor. Nosotros pensamos que un

4 Entendiendo la comunicación en un sentido amplio muy similar a la escuela de Palo Alto dirigida por Gregory Bateson (1973 y 1980).

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concepto que puede relevar tanto las experiencias individuales como colectivas entre sujetos y su medio ambiente –de manera similar al de percepciones-, es el de paisajes, con la ventaja de que este último enfatiza todavía más las cualidades del espacio y el rol del medioambiente en la forma en que los fenómenos son percibidos y experimentados. En definitiva, cobra sentido la idea o concepto de los paisajes que corresponden al mundo como es conocido por aquellos que lo habitan, por lo que pueden trazarse o esbozarse algunos reparos a la forma en que suele observarse el ambiente en su dimensión material y funcional, gobernado por reglas demográficas y económicas, y también ante el dualismo naturalismo-construccionismo: al ser la vida-proceso también constituye un proceso de formación de paisajes en los que las personas viven, se propone una “perspectiva del habitar”, fundamentada en el conocimiento de la experiencia inmediata, que privilegia el entendimiento que adquiere la gente en su diario desenvolvimiento en el mundo.

COMPLEJIDAD EN PAISAJES EN SISTEMAS ARCHIPELÁGICOS-LITORALES: ESTUDIO DE CASO EN LA COMUNA DE QUINCHAO, ARCHIPIÉLAGO DE CHILOÉ.

Según ya hemos presentado de manera sintética, las reflexiones teóricas por la cuales hemos desembocado en el concepto de ‘paisajes’ y alguna de sus implicancias, conviene ahora exponer el cómo hemos operativizado esta propuesta con los avances de una investigación en curso en el sistema archipelágico de la comuna de Quinchao 5, ubicada en el mar interior del Archipiélago de Chiloé, Región de Los Lagos. El objetivo será revisar algunos aspectos del proyecto que consideramos relevantes para la problematización del concepto de paisajes en investigación social y cómo esto puede extrapolarse a los objetivos de este particular seminario, es decir, como herramienta para el diálogo interdisciplinario. Así, nos hemos planteado la siguiente pregunta de investigación: ¿qué paisajes emergen en la comuna de Quinchao, Isla Grande de Chiloé, a partir de los cambios experimentados/percibidos en las estrategias de subsistencia y modos de habitar? Nos hemos focalizado, asimismo, en las actividades artesanales en Áreas de Manejo y Explotación de Recursos Bentónicos (AMERBs) y en la industria acuícola salmonera, como referentes de la actividad antrópica sobre el espacio. Quinchao se ha enfrentado las últimas décadas (particularmente las últimas dos) ante un nuevo

panorama en su condición litoral, desde el momento en el que las actividades de subsistencia pesqueras de pequeña escala (o pesca artesanal, como es denominada por la Ley General de Pesca y Acuicultura del año 1991), ligadas a un modo de habitar el territorio asentado en conocimientos adquiridos durante siglos por sus ancestros, han comenzado a coexistir con un nuevo tipo de actividades y estrategia de subsistencia (Industria Salmonera, en adelante IS), desplegada, en gran parte, por actores sociales alóctonos, que se han asentado en este territorio de manera muy reciente. Este escenario esconde diversas incógnitas, siendo una de ellas la que se ha trazado aquí: ¿qué ha sucedido desde entonces con las formas de habitar el territorio, de percibirlo?

En base a una metodología que combina aspectos y técnicas cualitativas (particularmente etnográficas) y cuantitativas (Análisis de Redes Sociales), es posible referirnos a algunos resultados de interés. Para comenzar, debemos aclarar que nos enfocamos en dos tipos de ocupaciones como manifestación o síntesis de la actividad antrópica-litoral: las AMERB y la Industria Salmonera, como manifestación palpable de los procesos de expansión de una modalidad de economía globalizada y transnacional. Pese a operar en estas dos actividades de manera específica, uno de los fundamentos que interesa explicitar aquí es el no compartir, en lo absoluto, la perspectiva socio-antropológica que dicotomiza los comportamientos culturales en las categorías discretas de ‘tradicional’ y ‘moderno’. Por el contrario, creemos que la emergencia de un nuevo escenario contextual, donde el sistema observado resulta algo inabordable desde la mera adición o yuxtaposición de sus componentes, hace que resulte poco conveniente a deducir que en Quinchao convive un mundo “tradicional” con un homólogo opuesto “moderno”, pues esto no hace sino transformar una variedad muy amplia de comportamientos socioculturales en dos categorías discretas. En otras palabras, la existencia de estas dos actividades normalizadas (AMERB e IS) no supone la existencia de dos tipos de construcciones del territorio, uno tradicional y otro moderno, sino que permiten la emergencia de múltiples formas de combinación de estrategias de subsistencia y modos de habitar el territorio (que incorporan elementos de ambas). Uno de estos fenómenos emergentes corresponde a la transformación del tejido espacio-temporal de las prácticas económicas o estrategias de subsistencia. Tal transformación corresponde, en definitiva, a la contracción espacial y la elongación temporal. En efecto, ambas instituciones económicas han contribuido, primero, a un modo de habitar el territorio más sedentario o focalizado en espacios mucho más delimitados

5 La comuna de Quinchao corresponde a un sistema archipelágico ubicado en el mar interior de Chiloé, compuesto por las siguientes islas: Quinchao, Lin-lin, Meulín, Llingua, Quenac, Cahuach, Teuquelin, Alao, Apiao y Chaulinec.

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–contracción espacial- y, luego, a la introducción de una lógica económica y del habitar en base a actividades acuícolas, es decir, con tiempos y ritmos análogos al del cultivo de la tierra, y periodos claramente definidos en etapas de siembra y cosecha –elongación temporal-, cualitativamente muy disímiles a los modos de habitar previos a la instalación de dichas instituciones económicas, que se basaban en una modalidad de economía costera de pesca y recolección diaria. Esto resulta fundamental, puesto que la percepción/acción ha mutado bajo la forma de paisajes emergentes caracterizados por esta reconfiguración espacio-temporal, algo más evidente y menos engorrosa de observar si analizamos algunas evidencias de la propia investigación. Por ejemplo, los resultados parciales de la aplicación de un Análisis de Redes Sociales (ARS) diseñado para observar las relaciones socioespaciales y las rutas o trayectorias

cotidianas que los habitantes de la comuna experimentan, indica que las trayectorias se han acotado y pasaron de realizarse bajo la forma de un amplio repertorio, caracterizado por una movilidad en base a ejes norte-sur (comunicándose con el Seno de Reloncaví por el norte y el Golfo de Corcovado y Guaitecas por el sur) y este-oeste (principalmente con importantes vínculos e intercambios económicos y sociales con Chaitén y Chile continental), a una movilidad cotidiana muy restringida a viajes a la capital comunal Achao. Se presenta a continuación los resultados gráficos del ARS en base a redes de modo 2 entre las islas que componen la comuna de Quinchao y la muestra de encuestados 6.

6 Una red de modo 2 se caracteriza por no presentar una congruencia entre actores en filas y columnas (redes de modo 1). En este caso, nuestra red de modo 2 considera a los encuestados en la columna de la matriz y las localidades en las fila de ésta. La muestra fue construida considerando tres tipos de actores por isla: dirigentes de organizaciones sociales y productivas (3 encuestados por isla), habitantes de la isla (10 habitantes por isla) e informantes extra (como trabajadores de servicios públicos, informantes clave, entre otros: 3 encuestas por isla). En este documento presentamos los resultados parciales de la investigación, por encontrarnos aún en la etapa final de la investigación en terreno, de modo que los resultados presentados no reflejan la totalidad de la muestra deseada.

Figura 1 Área de estudio, Comuna de Quinchao Diseño cartográfico: Zamir Bugueño, Geógrafo del Departamento de Ciencias Sociales, Universidad de Los Lagos.

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Figura 2 Redes socioespaciales comuna de Quinchao. Red de modo 2 con nodos islas/encuestados.

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Los resultados del ARS precisan e ilustran el interesante caso de la conectividad en la comuna de Quinchao, donde podemos apreciar que, en términos generales, los habitantes de cada isla (distinguidos por color en la imagen) se vinculan con personas de su propia isla y con la isla de Quinchao. Por esta razón el nodo Quinchao aparece con un significativo mayor tamaño, puesto que la mayoría de los habitantes de las otras islas mantienen relaciones con la capital comunal en la vida cotidiana. El análisis de información cualitativa permite comprender mejor esta situación, particularmente si consideramos la interrelación de estas rutas cotidianas con la instauración de las nuevas actividades económicas formalizadas: AMERBs e IS. Éstas no han hecho sino profundizar la dependencia de Achao como centro de intercambio, abastecimiento de insumos para el trabajo, realización de trámites, entre otras. Además han fortalecido a Achao como centro de intercambio comercial, lesionando las antiguas conexiones directas entre el resto de las islas. Sin embargo, la principal transformación o, al menos, la de mayor interés reside en la conceptualización del mar que han instaurado. Consideremos que pareciera que los habitantes de las islas de la comuna nunca dependieron en gran medida de actividades pesqueras-extractivas, sino más bien de una combinación de agricultura de subsistencia y recolección de mariscos y algas por orilleo. Esto se traducía en la poca relevancia que adquiría el estado de contaminación y conservación del mar, situación que ha cambiado drásticamente, principalmente por la instauración de la IS y la contaminación que ha provocado tanto en el fondo marino, como en columnas de agua y playas de las islas. Podríamos decir que, de acuerdo a los propios discursos de los habitantes entrevistados, el mar y su estado o condición (no condición climática, sino más bien su estado de contaminación) ha sido relevado de manera significativa. El mar dejó de ser un obstáculo entre las comunicaciones y rutas diarias y más bien comenzó a ser observado y definido en tanto fuente de recursos para la subsistencia de los habitantes isleños. No es que esto antes no ocurriera, sino que ha ido adquiriendo mayor relevancia.

Volviendo al concepto que nos ocupa e interesa, el paisaje en tanto percepción/acción en y desde las relaciones sociedad/medio ha experimentado un cambio singular, palpable no sólo en los cambios de la movilidad, sino también en las actividades y definiciones de los elementos bióticos y abióticos que componen el medio ambiente (tal y como mencionamos en la definición ofrecida por Nogué y Vicente (2004).

CONSIDERACIONES FINALES

Llegado el momento de establecer algunos comentarios finales debemos aclarar cómo nuestro modelo teórico y trabajo de investigación pueden contribuir al diálogo interdisciplinario. Quizás, por ahora, sólo podemos entregar una respuesta parcial y tentativa: de este ejemplo investigativo en un contexto rural-isleño se pueden extrapolar sus componentes esenciales a investigaciones urbanas, jugando un rol clave en los procesos

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NOGUÉ, Joan y Vicente, Joan. Landscape and national identity in Catalonia. Political Geography, 2004, nº23, pp. 113-132.

de ordenamiento del territorio considerando que el concepto de paisaje no hace sino re-equilibrar las relaciones entre: i) seres humanos y medio ambiente; y ii) experiencias individuales y experiencias y colectivas. También creemos posee potencial extrapolable a estudios territoriales rurales continentales pues permite – a los menos, pretende - develar los modos de habitar cotidianos, cumpliendo un importante rol axiológico con implicancias académicas y aplicadas a la gestión: la visibilización de prácticas y símbolos emergentes, a veces tan cotidianos que se ocultan a la vista de una ciencia que suele reducir fenómenos sociales a su matriz económica o a folklorizar sólo algunos ritos de las relaciones socio-ambientales.

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SINERGIAS AFECTIVAS. EL PAISAJE COMO ORIGEN DE UN PROCESO DE INTERMEDIACIÓN ECOLÓGICO-CULTURAL.AFFECTIVE SYNERGIES: LANDSCAPE AS THE ORIGIN OF AN ECOLOGI-CAL-CULTURAL INTERMEDIATION PROCESS.

Facultad de Arquitectura y Construcción, Universidad Autónoma de Chile. Avenida Alemania 01090, Temuco 4810101, Novena Región de La Araucanía, Chile. [email protected]

CONSEJO, DE EUROPA. Convenio europeo del paisaje. Council of Europe, Florencia, 2000.

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Eventos como “tomemos Wall Strett”, las “primaveras árabes” o el “15M” en España, que poseen un claro carácter de reivindicación social y de búsqueda de la recuperación, por parte de la población, del poder de elección sobre las cuestiones más cotidianas (trabajo, vivienda, educación, ocio, etc.), nos hablan del resurgir de una necesidad colectiva de reapropiación de la ciudad y el territorio, a través de una mayor comprensión e implicación en los procesos que repercuten diariamente en la calidad de vida de sus habitantes.

El objetivo principal de esta reflexión será la de aportar un nuevo punto de vista basado en aquella necesidad actual de buscar y definir nuevos mecanismos e instrumentos de diálogo y de relación, de integración e intermediación que, desde la arquitectura y el diseño territorial, permitan, a través de la creación y reactivación de las nuevas y antiguas sinergias y relaciones afectivas existentes en el territorio, la re-definición y recuperación de una escala local y un sentimiento de domesticidad y de apropiación, por parte de las poblaciones que habitan dichos territorios.

En particular, partiendo de la reinterpretación del concepto de paisaje llevada a cabo por la Comisión Europea, proponemos indagar el origen de estas estrategias, no en los ámbitos urbanos, sino, al contrario, fuera de la ciudad, en los límites de esta, en ciertas áreas “naturales-rurales”, que mantengan aún, ya sea la escala adecuada vinculada a la conservación y desarrollo de una cotidianeidad, o bien la capacidad y el potencial simbólico-afectivo necesario para convertirse en la raíz de toda una serie de nuevas relaciones y procesos dialécticos y creativos.

Palabras clave: Metodología, Calidad de vida, Aspectos Sociales, Identidad cultural

Events like Occupy Wall Street, the Arab Spring or the 15-M Movement in Spain, all of which were clearly carried out due to the social demands of populations seeking to recover the power of choice over the most quotidian issues (work, housing, education, leisure, etc.), speak of the resurgence of a collective need to reappropriate cities and territories through greater understanding and involvement in processes that affect their quality of daily life.

The main objective of this reflection is to provide a new point of view based on this current need to find and define new mechanisms and instruments for dialogue and relationships, and integration and intermediation. Starting from architecture and territorial design and through the creation and reactivation of new and old synergies and existing affective relationships in a territory, these strategies will enable on a local level the redefinition and restoration of a sense of domesticity and appropriation for the populations that inhabit these territories.

In particular, based on the reinterpretation of the concept of landscape brought about by the European Commission, it is proposed that the origin of these strategies be sought not in urban areas but rather outside of cities, on their edges, in certain “natural-rural” areas that still possess the appropriate scale, which is linked to the preservation and development of everyday life and the ability and symbolic-affective potential needed to become the source of a number of new relationships and dialectical and creative processes.

Keywords: methodology, quality of life, social factors, cultural identity

Capítulo I, Artículo 1:Por «paisaje» se entenderá cualquier parte del territorio tal como la percibe la población, cuyo carácter sea el resultado de la acción y la interacción de factores naturales y/o humanos 2

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3 PERE JAUME, La Obra y el Miedo: Barcelona: Galaxia Gutemberg. 2009

4 KOOLHAAS, Rem: “Junksapace”. Quodlibet. Macerata. 2006

INTRODUCCIÓN

“No hay duda que, para las generaciones anteriores a la nuestra, el entorno natural era una referencia sólida, segura y que duraba en el tiempo. Esto, en la mayoría de los casos, no es ya así: los seres humanos viven más años que el paisaje concreto que los rodea y, por lo tanto, tenemos una relación trágica con nuestro territorio. En cierto modo, la tierra ha adelantado al hombre en el cambio”.

La obra y el miedo. Perejaume.

Eventos como “tomemos Wall Strett”, las “primaveras árabes” o el “15M” en España, que poseen un claro carácter de reivindicación social y de búsqueda de la recuperación, por parte de la población, del poder de elección sobre las cuestiones más cotidianas (trabajo, vivienda, educación, ocio, etc.), nos hablan del resurgir de una necesidad colectiva de reapropiación de la ciudad y el territorio, a través de una mayor comprensión e implicación en los procesos que repercuten diariamente en la calidad de vida de sus habitantes.

Del mismo modo, la multitud de catástrofes naturales relacionadas, muchas de ellas, con cuestiones como el cambio climático y la necesidad imperante de nuestro planeta de que generemos nuevos modelos de desarrollo más sustentables y respetuosos, han logrado que–como bien nos explica Perejaume 3 en el epígrafe-, ya no reconozcamos en nuestro entorno una referencia sólida y estática destinada a perdurar más que nosotros. Efectivamente, en los últimos años, nuestro contexto, tanto social como ambiental nos ha superado en su velocidad de cambio.

Es ante esta situación que aquí planteamos, a través del estudio de conceptos como el del paisaje, un giro a la hora de considerar el papel de la arquitectura en general –y del arquitecto en particular-, que implica pasar de ser el único origen de los procesos de cambio, a considerarla/nos una herramienta capaz de constituirse y construir un verdadero proceso de intermediación en el contexto de este constante cambio social y ecológico que venimos describiendo. Dicha labor conlleva, en primer lugar, concebir la arquitectura como instrumento fundamental para la lectura y comprensión de las claves que están en la base de un proceso de transformación cultural; concepción en la que se vuelve crucial

el concepto de percepción. Y, en segundo, una consideración de las poblaciones hacia ellos mismos y hacia el territorio donde habitan, que nos permitirá, frente a la actual globalización, estandarización y continua producción de “genericidad” 4 , conseguir la construcción y redescubrimiento de una especificidad y un carácter concreto del lugar y de la sociedad que lo habita.

Deberemos considerar la percepción por lo tanto, como origen de una nueva interpretación del término paisaje, el cual se constituirá como representante simbólico de una nueva forma de entender la implicación y la capacidad de elección de los habitantes en los cambios de dicho territorio. Una nueva noción que se alejará de la idea artístico-elitista actual destinada a la representación y la interpretación que de la cotidianidad hacen unos pocos, para dar paso a través de una nueva sensibilidad, a la construcción de una realidad más abierta, democrática e integradora.

Dicho de otro modo y evocando el famoso libro de Ítalo Calvino, Las ciudades invisibles, la principal intención de esta propuesta de trabajo, consistirá en llamar la atención sobre la importancia de redescubrir y sacar a la luz, además de los paisajes visibles –los más estudiados y valorados hasta hoy-, todas esas formas de paisajes percibibles –y con frecuencia invisibles- que nacen normalmente junto a esos paisajes invivibles en que se han convertido muchos de nuestros territorios. Paisajes percibibles -entendidos como paisajes culturales y llenos de valores intangibles- que deberán ser conocidos, estudiados y revalorizados por la sociedad en general, y por los diversos estudiosos en particular, convirtiéndose en la fuente de formas alternativas de vivir, compartir, disfrutar y con ello, reconocernos y apropiarnos de los lugares donde habitamos.

UNA NUEVA DEFINICIÓN DEL CONCEPTO DE PAISAJE

“Paisaje 1. m. Extensión de terreno que se ve desde un sitio. 2. m. Extensión de terreno considerada en su aspecto artístico. 3. m. Pintura o dibujo que representa cierta extensión de terreno.”

Diccionario de la Real Academia Española de la Lengua (RAE) Edición 2012.

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Muchos son los ejemplos que nos hacen notar cómo nuestra realidad necesita de nuevos instrumentos que permitan vislumbrar un desarrollo futuro más respetuoso, equitativo y justo. Así, el predominio del sentido de la vista debido a la influencia de las nuevas tecnologías y la victoria de la imagen como herramienta principal (y prácticamente única) en la transmisión de ideas, deseos y miedos, está haciendo que nos olvidemos continuamente de toda otra serie de alternativas ligadas al resto de los sentidos e, igualmente, impidiendo que estos intervengan en la construcción de nuestra cotidianeidad.

Uno de estos intentos de buscar nuevas alternativas, lo encontramos en la reinvención llevada a cabo en los últimos años de un concepto tradicional y, hasta ahora, utilizado solo por unas pocas disciplinas, como es el “paisaje”. Más concretamente, el giro en la comprensión e importancia de dicho concepto se realizó el 19 de julio de 2000, momento en el que una comisión de expertos europeos decidió en Florencia (Italia), transformar radicalmente la concepción que hasta ese momento se tenía del “paisaje”, pasando de ser un término ligado únicamente a uno de los sentidos – el de la vista- y a una interpretación artística, posible de concretar solo por unos pocos, a ser uno más democrático y participativo, capaz de incluir directamente el resto de los sentidos–dado que se refiere expresamente a la “percepción”- y de hacer partícipes de dicha apreciación a todas las poblaciones -es decir, a todos los habitantes, sin discriminación alguna- que habitan dicho territorio.

Una concepción del paisaje que se relaciona además con otras cuestiones de gran interés como la calidad de vida o el derecho universal (y humano) de todas las personas, sin distinción, al bienestar y la satisfacción personal.

De esta forma, y gracias a actuaciones como la de la Convención Europea del Paisaje, este concepto se ha convertido en uno de los campos de investigación actuales más importantes a nivel mundial, así como el punto de partida fundamental a la hora de plantear modelos de desarrollo urbano y territoriales más sustentables y respetuosos, ya sea con el medio ambiente que con las distintas poblaciones que residen en un determinado territorio. Cambios y nuevas premisas que poco a poco se han ido incorporando a las políticas europeas y nacionales de cada uno de los países, modificando o incluso generando flamantes normativas vinculadas a la ordenación y gestión de los distintos territorios.

Desde este punto de vista, basta analizar brevemente la normativa chilena actual para advertir que estos temas, actualmente en plena discusión a nivel mundial, se encuentran aquí todavía en una fase incipiente. Y aun cuando existe un número cada vez mayor de investigadores trabajando en ellos, no se ha realizado el trasvase necesario entre dichos entes

de investigación y las instituciones destinadas a gestionar los recursos correspondientes. Así, es posible constatar que en la mayor parte de la normativa territorial relevante ni siquiera se menciona el vocablo de “paisaje” y se usan términos como “zonas típicas o pintorescas”, “conservación del carácter ambiental” (Ley de Monumentos Nacionales, Art. 30 y 29 respectivamente), o bien, se habla de la necesidad de definir “áreas de protección de recursos de valor natural o patrimonial cultural” (OGUC, art 2.1.18) y en las normas donde se usa (como es el caso del Reglamento del Sistema de Evaluación del Impacto Ambiental), se hace sin tener en cuenta los avances llevados a cabo en este campo, encontrando por ejemplo que en dicho documento (mas concretamente en el Título I, artículo 2, letra f ), todavía se definen las “zonas de valor paisajístico” como: “porciones de territorio, perceptibles visualmente, que poseen singular belleza escénica derivada de la interacción de los elementos naturales que la componen” .

Sin embargo, existe en Chile un gran potencial medio ambiental y, dada la configuración geográfica del país, una enorme diversidad natural y paisajística.

Recordemos que nos hallamos en un país donde el 20% de su territorio está constituido por Áreas Silvestres Protegidas. Algunas de ellas de un gran valor ambiental, productivo y cultural, reconocidas como tal por estamentos de gran prestigio internacional como la Unesco y siendo incluidas dentro de la catalogación de Reserva de la Biósfera.

Más específicamente, en Chile existen a la fecha 100 áreas silvestres protegidas, las cuales ocupan 14,5 millones de ha. De estas áreas, 29 forman parte de la denominada Reserva de la Biósfera, ocupando una superficie total de 10.738 ha. Destaca aquí la IX Región por poseer el mayor número –no la mayor superficie- de áreas protegidas incluidas en dicha catalogación.

Por todo esto, creemos fundamental concebir el concepto de “paisaje” en general y, particularmente, para el caso de Chile, como un instrumento crucial para el estudio y comprensión no sólo de la problemática existente en nuestros territorios -crecimiento desmedido de nuestras ciudades, consiguiente falta de identidad de los nuevos desarrollos o destrucción de recursos culturales, naturales e históricos-, sino sobre todo como generador de nuevas alternativas de desarrollo más sustentables, equitativas y respetuosas con las especificidades sea del territorio, que de las poblaciones que lo habitan.

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Figura 1 Ejemplo de cómo el uso del arte, en este caso del Landart dentro de un espacio protegido como el Parque Natural Bahía de Cádiz, podría proponerse como un camino hacia la consideración de esta área como un espacio bello y por tanto apreciado por la población. Imagen tomada del proyecto subvencionado por la Junta de Andalucía “Rehabilitación de bordes urbanos y la sostenibilidad de la identidad. Fuente: Ángel L. González Morales

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Figura 2 Generación de nuevos usos. Determinación de los elementos fundamentales desde un punto de visto productivo y económico vinculados a las necesidades y capacidades profesionales de la población. Imagen tomada del proyecto subvencionado por la Junta de Andalucía “Rehabilitación de bordes urbanos y la sostenibilidad de la identidad. Fuente: Ángel L. González Morales

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LA CREACIÓN DE SINERGIAS AFECTIVAS: “PAISAJES PREDILECTOS QUE TODOS QUERRÍAMOS REPRODUCIR EN LOS AMBIENTES DONDE HABITAMOS”

“... Es posible citar ejemplos de formas visibles a esta escala más amplia, que no son tomadas de la ciudad. Prácticamente todos podemos llamar a la memoria paisajes predilectos, que tiene esta diferenciación y esta claridad formal que querríamos reproducir en los ambientes donde habitamos.”

(Hablando del paisaje de la Toscana): LYNCH, K: “L’immagine della città”. Marsilio: Venezia. 2006

En definitiva, esta reflexión tiene su germen en las premisas aportadas por la nueva definición de “paisaje”, y su fin es generar un nuevo punto de vista, basado en dos aspectos fundamentales: la innovación que conlleva el partir de la comprensión, reconocimiento y definición de un territorio desde un concepto amplio y holístico como es el de “percepción”–frente al cerrado y monótono que implica el de “visión”- y la innovación que esta concepción del “paisaje” implica con respecto a la importancia y al papel jugado por los habitantes en los procesos de toma de decisiones.

Tanto la mayor implicación de los habitantes y de su poder de elección, como la apropiación del renovado concepto de “paisaje”, conducirá a estudiar nuevos modelos centrados en áreas de trabajo alejadas de los ámbitos urbanos, situadas en los márgenes de éstos.

Proponemos, en concreto, llamar la atención sobre las áreas naturales o rurales. Áreas con grandes problemáticas, pero poseedoras al mismo tiempo de los recursos productivos, ecológicos y culturales innovativos capaces de generar un desarrollo económico equilibrado y justo, así como una mejora de la calidad de vida de sus habitantes. Motores económicos sostenibles 5, que funcionarán, a su vez, como contenedores de los signos físicos capaces de ser usados por la arquitectura para definir y representar espacial, temporal y simbólicamente el carácter y la especificad cultural de un lugar.

Un paisaje común y compartido, resultado de una serie de procesos creativos generados por y para los habitantes, capaces de reactivar y generar nuevas relaciones afectivas -sea entre las personas que conforman una sociedad, como entre éstas y el

territorio donde habitan-, posibilitando no sólo la conservación de dicha especificidad y su evolución en el tiempo, sino además la generación de toda una serie de mecanismos de diálogo e interacción con un contexto social y ambiental concreto.

GENERACIÓN DE UNA METODOLOGÍA DE TRABAJO: EL PAISAJE COMO ORIGEN DE UN PROCESO DE INTERMEDIACIÓN.

Será por lo tanto el objetivo principal de esta reflexión proponer el considerar la búsqueda y definición de un paisaje elegido, como origen de un proceso de intermediación ecológico-cultural, el cual basándose en un concepto como es el de la percepción de los propios habitantes, nos permitirá frente a los modelos urbanos actuales basados todos ellos en modelos utópicos, la de conocer y trabajar con relaciones reales.

De esta forma, y en función del estudio de esta realidad, plantearemos en primer lugar el entender de ahora en adelante el proyecto -arquitectónico y urbano- como un instrumento al servicio de una población determinada, el cual a través del estudio de la construcción de los signos que definen su identidad y su carácter, permitirá a dichos habitantes el paso de la simple acción de “conocer” a la de “conocerse”, y a través de procesos y estrategias participativas que potencien su invención y su creatividad, de este “conocerse”, a un concepto todavía más importante como es el de “reconocerse”, haciendo de esos mecanismos de potenciación de esa afectividad una alternativa de proyecto.

Para todos es evidente que se valora más y es más sencillo generar sentimientos de apropiación y de reconocimiento hacia aquellas actuaciones u objetos que consideramos hermosos. Así, será la primera premisa de la estrategia de proyecto propuesta, la obligación de hacer que nuestras actuaciones lleguen a convertirse en punto de unión de las expectativas, gustos y deseos de una población concreta. Es decir, dicho de otro modo, el trabajar desde la realidad y el afecto nos llevará a plantear que todas las actuaciones deberán pasar obligatoriamente por una necesaria búsqueda de la belleza.

Una vez definida esta primera premisa, debemos tener en cuenta que, sobre todo en situaciones de degrado y

5 GONZÁLEZ, Angel. L. Los Parques Naturales. Motores económicos Sostenibles: Revista perteneciente a la Asociación de Amigos del Parque Natural Bahía de Cádiz, con deposito legal CA-590/98.

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marginalidad, existe una segunda consideración fundamental a tener en cuenta, y es el necesario valor de uso de las actuaciones propuestas. Ninguna intervención urbana, será lo suficientemente hermosa para evitar que, ante una situación de crisis y de necesidad económica, sufra el ataque y la expoliación, si dichos ataques generan algún tipo de beneficio material inmediato.

Es decir, será necesario entender el patrimonio natural contenido en estas áreas como una llave hacia la sobrevivencia económica y cultural -y no solo como un instrumento hacia el ocio y el bienestar físico o mental-, que permita a dicha población su desarrollo social y económico relacionándolo directamente con un sentimiento de pertenencia y de apropiación de un lugar.

Por lo tanto y como conclusión, vemos cómo partir de la consideración del paisaje como un instrumento de potenciación y defensa de una diversidad –sea social, que ambiental- nos llevará obligatoriamente a tratar y estudiar las relaciones ecológicas, económicas y sobre todo emotivas y afectivas, existentes en un territorio. Relaciones cuya generación, re-invención o conservación será crucial para la creación de modelos de desarrollo urbano más equilibrado, respetuosos y justos.

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PAISAJE Y PROPUESTAS A LAS DECISIONES POLÍTICAS PARA EL DESARROLLO SOSTENIBLE.LANDSCAPE AND PROPOSALS OF POLITICAL DECISIONS FOR SUSTAINABLE DEVELOPMENT.

1 Corporación Patrimonio y Paisaje, Los Clarines 3030, Macul. Santiago. 7810945. Chile. [email protected]

2 Corporación Patrimonio y Paisaje, Los Clarines 3030, Macul. Santiago. 7810945. Chile. [email protected]

3 Corporación Patrimonio y Paisaje, Los Clarines 3030, Macul. Santiago. 7810945. Chile. [email protected]

MÓNICA MORALES NÚÑEZ 1RICARDO RIVEROS CELIS 2MÓNICA PALMA VERGARA 3

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Desde un punto de vista político se concibe aquí el paisaje como un bien común público y capital territorial para el Estado de Chile, generalizado a todo el territorio, objeto de derecho de las poblaciones que lo perciben y para cuyo disfrute democrático es preciso generar actitudes no sólo de protección, sino también de gestión, ordenación y legislación.

El paisaje en Chile, ha experimentado un incipiente interés en la sociedad. El origen de esta preocupación está vinculado a tres factores determinantes: (1) la visión del paisaje como un recurso económico, (2) la ordenación y gestión de las transformaciones en el territorio y (3) la revalorización social, producto de las dos primeros factores. Como recurso económico, el paisaje ha contribuido al desarrollo de actividades como la minería, energía, agroindustria y turismo. Todas orientadas al crecimiento económico, sin embargo, éstas se han desarrollado descuidando los aspectos significativos del paisaje, sin considerar que es un bien común y un patrimonio. A partir de transformaciones en el territorio, el paisaje se ha visto degradado por las actividades humanas provenientes del ámbito público y privado, lo cual está generando una inicial, pero palpable preocupación. Las diversas capas sociales, en forma intuitiva, consideran este bien como común y escaso, y su pérdida, causa de deterioro del entorno y la calidad de vida. La dimensión de paisaje sano, comienza a incorporarse al planeamiento territorial en el mundo. Chile debe sumarse a esta política para el resguardo del bien común.

Como revalorización social, el paisaje se contempla como un elemento determinante del bienestar humano y de la calidad de vida. Asimismo, constituye un factor de identidad y patrimonio, que permite reconocer la diversidad de paisajes y cultura de nuestro país.La propuesta, por tanto, se enmarca en la comprensión del paisaje como un bien común y en la idea de en un Deber compartido: “Los ciudadanos y el Estado deben juntos velar por el bien común y la convivencia”.

Palabras clave: Paisajes, Derecho, Desarrollo, Leyes, Gestión.

From a political perspective, landscape is conceived here as a common public good and territorial capital for the Chilean State. It is generalized throughout the country and subject to the rights of the populations that perceive it and for whose democratic enjoyment attitudes not only of protection but also of management, organization and legislation must be generated.

The landscape in Chile has experienced growing interest from society. The origin of this concern is related to three determining factors: (1) the vision of the landscape as an economic resource, (2) the organization and management of changes in the country, and (3) social revaluation as a result of the first two factors. As an economic resource, the landscape has contributed to the development of activities such as mining, energy, agro-industry and tourism, all of which are geared toward economic growth. However, they have neglected the significant aspects of the landscape and have not taken into account that it is common property and heritage. Due to transformations in the territory, the landscape has been degraded by human activities in the public and private sectors, which is generating initial, but palpable concern. The various social strata intuitively consider this as a scarce, common good, and its loss, the cause of deterioration of the environment and quality of life. The dimension of healthy landscape has begun to be incorporated into territorial planning worldwide. Chile should adopt this policy to safeguard the common good.

In social revaluation, landscape is seen as a decisive element in human welfare and quality of life. It is also a source of identity and heritage, which makes it possible to recognize the diversity of landscapes and culture of this country. Therefore, the proposal is framed by the understanding of landscape as a common good and the idea of a shared duty: “Citizens and the state must together ensure the common good and coexistence.”

Keywords: Landscapes, law, development, laws, management

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INTRODUCCIÓN

“Son momentos de cambio en Latinoamérica.Es crucial que se pueda establecer si el rumbo que se está tomando en el momento actual es un fenómeno que vaya a durar en el tiempo, o simplemente algo que se extinguirá con el cambio de algunos líderes, por la vía democrática claro está”.“Cuando América Latina se subió al caballo de la globalización y el neoliberalismo, todos pensaron, bueno, casi todos, que finalmente había llegado el momento tan ansiado por los pueblos de este continente para encontrar el desarrollo y llevar a sus ciudadanos a niveles mejores de vida, mas la mayoría no logró plasmarla en una mejora sustancial de su calidad de vida”.

(Valdivia García, 2009).

“La realidad Latinoamericana exige no nuevos partidos, sino una nueva política. Un nuevo pensamiento político, desde donde surjan las nuevas instituciones, el nuevo Estado y los nuevos partidos”.

(Cortés Lutz, 2006).

A partir de las dos reflexiones que encabezan este artículo y que de algún modo comparten muchos analistas políticos respecto de la Latinoamérica actual, cabe detenerse en las nuevas visiones, los nuevos factores, que pueden generar cambios capaces aunar voluntades, equidad y desarrollo, y que impliquen miradas y gestiones transversales. Desde la perspectiva de la Corporación Patrimonio y Paisaje de Chile (CPyP), el paisaje natural y cultural es uno de estos factores, al cual, dada su condición de territorio que sustenta la creación natural y cultural, por ser cuna de identidades, diversidad biótica y abiótica y porque vivirlo es el acto más democrático con el que contamos, es hora de volver la mirada, una que lo considere factor de desarrollo transversal y como tal, objeto de derecho. En estos momentos que nos enfrentamos a una nueva elección presidencial en Chile, la CPyP, comparte la propuesta “paisaje y medioambiente sano, como factor de desarrollo transversal”, iniciativa que esperamos despierte una acción concreta en la política contingente.

Sonó el despertador, ¿quién lo puso?

LA ALERTA, LAS LUCES ROJAS

Entre nosotros, arquitectos del paisaje de América, hemos conversado mucho, convenido, estudiado y enseñado, acordado, organizado, develado, valorizado, actuado, teorizado y difundido sobre el paisaje, pero aun así, este no ha sido instalado en el Estado chileno ni como concepto ni menos aún como derecho; ¿por qué? Múltiples son las razones que pueden dar luces de este efecto: las hay externas pero también internas, las que nos preocupan en primera instancia, están las que nos hablan desde

feudos encapsulados en títulos y grados, otras que aluden a modas y elites, otras asociadas a la apropiación de la actividad desde distintas disciplinas, y también están las comerciales y económicas. Esta atomización de razones no solo ha frenado el desarrollo de la actividad profesional, sino que, más importante, ha generado una neblina que no nos ha permitido ver más allá, volviéndonos un poco miopes, un poco soberbios y egoístas, al concentrarnos en nuestros propios intereses. Hemos descuidado el factor más importante y relevante a nuestro juicio, “el paisaje como una experiencia de los sentidos que debe mantenerse rica en el día a día para todos y cada uno de los habitantes de un lugar” (CPyP), un regalo transversal e igualitario porque es un regalo de la madre naturaleza y no del hombre, que nos enseña y debe seguir enseñándonos que en la transversalidad e igualdad florece lo mejor del ser humano.

Sonó el despertador, ¿quién lo puso?

EL LLAMADO A LA ACCIÓN

Al menos en Chile, la sociedad civil es la que demanda acciones, desde la intuición, desde el día a día menoscabado, empobrecido, develando otra pobreza, la pobreza de tener que vivir en espacios naturales y culturales alterados para beneficios de unos pocos, sin conciencia sin la necesaria sensibilidad y empatía de como es vivir en espacios pobres como experiencia de los sentidos; la sociedad nos reclama los malos olores, los ruidos, los suelos degradados, la visión gris y triste, la falta de naturaleza comportándose armoniosamente, el descuido a nuestro valores de identidad cultural, locales, regionales, nacionales.

Sonó el despertador, ¿quién lo apaga?

LA REACCIÓN

Todos y cada uno reaccionamos. En concreto, la Corporación Patrimonio y Paisaje, reconociendo los signos desde lo básico y relevante, inicia un camino hacia un paisaje protegido, hacia un derecho al paisaje, y desarrolla una propuesta al seno de una candidatura presidencial (aquella que nos pareció más sensible y empática con esta visión).

PROPUESTA “PAISAJE Y MEDIOAMBIENTE SANO COMO FACTOR DE DESARROLLO TRANSVERSAL”.

Objetivos:

Entendimiento político del paisaje. Convertir el paisaje en

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un bien común público y capital territorial para el Estado de Chile, generalizado a todo el territorio, objeto de derecho de las poblaciones que lo perciben y para cuyo disfrute democrático es preciso generar actitudes no solo de protección, sino también de gestión, ordenación y legislación.Esta visión del paisaje no está presente en la legislación chilena.

Protección del paisaje. Proteger los “aspectos significativos o característicos de un paisaje justificados por su valor patrimonial derivado de su configuración natural y/o la acción del hombre” (Consejo de Europa, 2000: Art.1, d.).

Compromiso del Estado: Desde lo local y comunitario, identificar nuestros propios paisajes en todo nuestro territorio, analizar sus características y las fuerzas y presiones que los transforman, para luego calificarlos y clasificarlos, teniendo en cuenta sus valores particulares (ibídem, Art.6, c.).Visión hacia el establecimiento de Cartas de Paisajes regionales. (Carta de paisaje: instrumento de concertación de estrategias entre los agentes públicos y privados, aplicables a escala local, supra municipal y comunal, con el fin de llevar a cabo actuaciones de protección, gestión y ordenación del paisaje que tengan por objetivo mantener sus valores. (Ley de protección, gestión y ordenación del paisaje. España)

Formación de especialistas. Formación de especialistas en la valoración de los paisajes e intervención de los mismos. Formación en política, protección, diseño, gestión y ordenación de paisajes e inserción en la estructura administrativa del Estado (Consejo de Europa, 2000: Art.6, b).

DESARROLLO

El diagnóstico es claro entre nosotros: profesionales y militantes del paisaje más no en la sociedad. La demanda y resguardo del paisaje es aún carente de un concepto claro y palabra decidida, es decir, aún la sociedad no habla conscientemente de “paisaje” como concepto holístico y objeto de derecho. El paisaje en nuestro país, especialmente en las últimas décadas, ha experimentado un incipiente interés en la sociedad. El origen de esta preocupación está vinculado a tres factores determinantes: (1) la visión del paisaje como un recurso económico, (2) la ordenación y gestión de las transformaciones en el territorio y (3) la revalorización social, producto de las dos primeros factores (Hernández, 2009). Como recurso económico, paisaje y medio ambiente han contribuido al desarrollo de actividades tales como la minería, energía, agroindustria y turismo, entre otras. Todas orientadas al crecimiento económico,

sin embargo, se han llevado a cabo descuidando los aspectos significativos del paisaje, sin considerar que ambos son un bien común y patrimonio de todos los chilenos. Como transformaciones en el territorio, el paisaje se ha visto degradado por las actividades humanas provenientes tanto del ámbito público como privado. Estas profundas transformaciones generan una inicial, pero palpable preocupación por la degradación del paisaje. Las diversas capas sociales chilenas, en forma intuitiva, consideran este bien como común y escaso, y cuya pérdida conlleva el deterioro del entorno y la calidad de vida. La dimensión de paisaje sano, comienza a incorporarse al planeamiento territorial en el mundo. Chile debe sumarse a esta política para el resguardo del bien común.

Como revalorización social, el paisaje se contempla como un elemento determinante del bienestar humano y de la calidad de vida de los chilenos. Asimismo, se constituye como factor de identidad y patrimonio, teniendo en cuenta la diversidad de paisaje, medio ambiente y cultura de nuestro país.

La propuesta, por tanto, se enmarca en un deber compartido, que concibe el paisaje como un bien común: “Los ciudadanos y el Estado deben juntos velar por el bien común y la convivencia (Promoción de lo común)” (Propuesta Programática Michelle Bachelet Presidenta, 2013).

PROPUESTA

Paisaje como derecho y factor transversal de desarrolloGarantizar el paisaje como un bien común: Es necesario ampliar el marco legal para el resguardo del paisaje como bien común. El marco regulatorio actual del paisaje chileno no garantiza el resguardo de la gran diversidad paisajística de nuestro territorio. Lo anterior se ve reflejado en las diversas intervenciones globalizadas, que no han atendido los aspectos significativos de cada paisaje, ni la valorización que tienen de estos los ciudadanos locales; acciones que, hasta ahora, han privilegiado la rentabilidad económica por sobre el bien común que constituye el paisaje.

En suma, se debe incluir la perspectiva de paisajes diversos en Chile, definiendo sus aspectos significativos y particulares.

Sensibilizar el valor del paisaje como un nuevo recurso de desarrollo:Es necesario instalar el valor del paisaje sano como un factor de desarrollo social, económico y ambiental. En ese sentido, se advierte su cualidad de albergar nuevos nichos, los cuales pueden diversificar la matriz de actividades económicas en el territorio, sobre todo, en regiones con problemas de desarrollo, cuyo principal recurso es un paisaje menos alterado que el de las regiones desarrolladas.

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Como factor de desarrollo social, lo anterior contribuiría a la retención de la población local, a mitigar los desequilibrios territoriales que caracterizan a estas regiones menos desarrolladas, a la descentralización y a la invitación de nueva población y profesionales. En calidad de factor de desarrollo ambiental, esta propuesta contribuye a regular y resguardar los recursos del paisaje, en el mediano y largo plazo en el entendido de un bien común.

Así, el Estado debe reordenar transversalmente las herramientas de planificación y gestión del territorio, tanto administrativas, normativas y financieras para incorporar el criterio de paisaje como un bien común de todos los chilenos.

Valorar los aspectos significativos del paisaje como patrimonio:Es necesario poner en valor la relación perceptual de los ciudadanos con su paisaje como generador de cultura e identidad. Al factor productivo y económico, se suma el valor emotivo que es percibido por los ciudadanos y que se vincula al paisaje como factor de identidad frente a respuestas homogéneas que derivan de la globalización. La creciente manifestación intuitiva de los grupos sociales sobre el valor afectivo de estos paisajes, se ha traducido en movimientos sociales que denuncian estas acciones. Estas transformaciones y alteraciones, por lo general, son producidas por actores externos a la comunidad local, quienes influyen en los procesos de pérdida de calidad e identidad de paisaje. Para los ciudadanos, esto no es visto solamente desde una perspectiva ecológica, sino también (y ahí está el factor de cambio) desde el punto de vista de los valores de calidad de vida, la memoria colectiva y la identidad local. Estos valores de identidad, natural y cultural, sumado a los valores de paisaje, constituyen su propia base, por tanto, patrimonio de todos los chilenos en lo general y particular.

Se debe, por consiguiente, adaptar y desarrollar metodologías que sistematicen los valores y relaciones ecológicas, culturales y perceptuales del paisaje con los ciudadanos, para guiar el desarrollo de las transformaciones sobre el bien común, garantizando el disfrute del paisaje.

Dotar de capital humano:Es necesario incorporar a la estructura del Estado, capital humano profesionalizado para enfrentar los desafíos del resguardo, puesta en valor y acción en los temas de paisaje. La dotación de recursos humanos es clave para el desarrollo de la temática planteada y es sabido que el capital humano determina la capacidad de ofrecer calidad, eficacia e innovación. Sin embargo, se observa un bajo número de profesionales idóneos para acometer el desafío en paisaje, quienes además no están incorporados a la estructura organizacional del Estado.

De este modo, se requiere incorporar a los profesionales del paisaje y medio ambiente en la estructura del Estado para dar

cumplimiento con calidad y eficacia a los desafíos que plantea abordar paisaje conforme a la altura de los planteamientos. Asimismo, Se debe incentivar la educación de pregrado y posgrado en materias de paisaje y medio ambiente, ya que una mayor cantidad y calidad en la oferta de estudios de pregrado y posgrado en tales materias, garantizarán una dotación suficiente de profesionales idóneos para el desarrollo de los temas planteados.

Las medidas concretas para el avance de la propuesta están sujetas a plazos definidos por el periodo de tiempo que concierne a un gobierno, y se han elaborado en dos etapas: sociabilización e instalación.

1ª Etapa de sociabilización: Rol anticipador del Estado a conflictos ambientales. (1er-2do año).

Esta fase tiene como fin la integración del criterio de paisaje a los instrumentos de planificación urbana y territorial vigentes, como forma de asimilar el razonamiento adecuado para el manejo del paisaje a los instrumentos ya existentes sobre ordenamiento territorial.

Estudio del valor del paisaje en la matriz económica y social de Chile.

Plan de paisaje como factor de desarrollo transversal.

2ª Etapa de instalación: Desarrollo de la política. (3er-4to año). Política y Ley del Paisaje (regulación jurídica). Planes de paisaje a partir de las cartas de paisaje: Compromiso del Estado desde lo local y comunitario, orientado a identificar nuestros propios paisajes en todo nuestro territorio, analizar sus características y las fuerzas y presiones que los transforman, para luego calificarlos y clasificarlos, teniendo en cuenta sus valores particulares (Consejo de Europa, 2000: Art.6, c).

Formulación de la Ley de Paisaje.

Integrar el paisaje en políticas e instrumentos. Protección del paisaje: proteger los “aspectos significativos o característicos de un paisaje justificados por su valor patrimonial derivado de su configuración natural y/o la acción del hombre” (Consejo de Europa, 2000: Art.1, d). Se debe definir aspectos significativos o característicos de un paisaje.

Educación, formación de especialistas y capital humano. Formación de especialistas en la valoración de los paisajes e intervención de los mismos. Formación en política, protección, diseño, gestión y ordenación de paisajes (Consejo de Europa, 2000: Art.6, b).

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Participación pública.

Finalmente, ¿por qué y cómo acometer la tarea de situar al paisaje como objeto de derecho? A continuación se abordan dos fundamentos, el primero particular del caso chileno, el cual apunta hacia el capital que el paisaje significa para un país como Chile, país que se distingue ante el mundo por su rica diversidad de paisajes. En consecuencia, dependerá del resguardo que el país y Estado asuma con su paisaje, el fortalecimiento del mismo como recurso en el desarrollo del país. Para este primer caso, se hace necesario prestar especial atención en el antecedente, ya que no es poco probable que este pueda ser extrapolable a gran parte de la realidad latinoamericana, en términos de los modelos económicos y políticos que nos gobiernan.

El segundo fundamento es universal, ya que sitúa el foco en la experiencia del disfrute del paisaje, acto primitivo que se vuelve uno de los más democráticos que aún puede experimentar el hombre.

Paisaje como capital territorial: recurso de desarrollo transversal.Chile posee una superficie total de territorio continental e insular de 75.609.110 hectáreas, cuya mayor parte es de propiedad fiscal 1. Por otra parte, la misión del Plan Gestión 2010-2014 del Ministerio de Bienes Nacionales declara: “El Ministerio administra más de 17mil propiedades fiscales tanto urbanas como rurales, lo que le impone una función y responsabilidad de Estado en el desarrollo económico, función social y protección medioambiental. En la práctica esto significa orientar las políticas hacia la incorporación de este patrimonio al desarrollo económico regional y del país”. Mientras, en los objetivos estratégicos del documento, su letra B declara “preservar, proteger y desarrollar el patrimonio natural e histórico de Chile en territorio fiscal”. Sin embargo, según este mismo plan de gestión gubernamental, el 27% del territorio chileno fiscal disponible está en este momento a la venta a la mejor oferta económica, sin obligaciones en el 91% de los casos.

Como recurso económico, el paisaje es el soporte tangible e intangible al desarrollo de actividades tales como la minería, energía, agroindustria y turismo, entre otras. Todas dirigidas al crecimiento económico, no obstante, se han llevado a cabo descuidando los aspectos significativos del paisaje, sin considerar la sustentabilidad y su sostenibilidad, y tampoco su condición de bien común y patrimonio de todos los chilenos. En relación a las transformaciones en el territorio, el paisaje se ha visto degradado por las actividades humanas provenientes tanto

del ámbito público como privado. Estas profundas mutaciones generan una incipiente, pero palpable, preocupación por la degradación del paisaje en la comunidad. Por lo tanto, el paisaje debe ser reconocido, incorporado y tutelado legalmente dentro de la política, gestión y manejo territorial del país.

Paisaje como capital de calidad de vida: patrimonio e identidad y experiencia democrática del paisaje y su disfrute.

El paisaje es una experiencia de los sentidos, libre, igualitaria y democrática. También es un valor de referencia y control de las transformaciones, por su asociación con la memoria ancestral, colectiva y los significados culturales, naturales y simbólicos que contiene 2” (Latin American Landscape Initiative, 2012). Empero, la falta de reconocimiento específico y explícito, y de regulación por parte del Estado, ha determinado que la riqueza del disfrute del paisaje no sea igualitaria, ni democrática.

De acuerdo a estos antecedentes, referentes y la situación actual de esta visión de paisaje, se aprecia la carencia en el reconocimiento y regulación por parte del Estado en las múltiples políticas, programas, planes y proyectos del ámbito urbano, rural y natural. En consecuencia, en la cotidianeidad se observa que la experiencia del disfrute del paisaje de los habitantes es restringida y menoscabada, lo cual nos enseña una pobreza no develada.

RESULTADOS ESPERADOS

Se espera tener plena acogida y receptividad en la nueva administración y dirección política del país que se avecina para el próximo período presidencial 2014 2018, de la presente propuesta, para contribuir con el gobierno, el Estado y aportar a la sociedad.

De igual modo, se espera generar los cambios necesarios que aúnen voluntades, equidad y desarrollo, e impliquen miradas y gestiones transversales con estas nuevas visiones y nuevos factores, de manera que signifiquen una acción concreta en la política contingente.

Se quiere instalar la disciplina en las distintas instancias del quehacer nacional, para aportar en las decisiones y líneas programáticas de las políticas gubernamentales y de Estado, para dar los pasos necesarios que permitan realizar la gestión del paisaje de manera sustentable y sostenible.

1 El 51% del territorio chileno es de propiedad fiscal, del cual el 27% corresponde a Bien Fiscal Disponible (Censo 2002, INE. Dicha superficie no contempla las aguas marítimas interiores, hasta línea de costa, ni el territorio marítimo costero a partir de las Líneas de Base Recta. (Decreto Nº416, 14 de julio de 1977 Min. Relaciones Exteriores). Excluye superficie de territorio Chileno Antártico e incluye Isla de Pascua y Archipiélago Juan Fernández.

2 LALI (Latin American Landscape Initiative).

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Con la propuesta se busca también consolidar el concepto de Derecho al Paisaje, garantizarlo como un bien común y sensibilizar sobre su valor como un nuevo recurso de desarrollo, valorando sus aspectos significativos como patrimonio.

Por otra parte, se espera la aplicación de metodologías que sistematicen los valores y relaciones ecológicas, culturales y perceptuales del paisaje con los ciudadanos, para guiar el desarrollo de las transformaciones sobre el bien común.En definitiva, se persigue iniciar un camino de construcción sólida e integrada para generar las políticas de paisaje en todos los países de Latinoamérica.

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