revista pastoral popular nº325

12
Enero - Marzo 2012 -Año 61 - Nº 325 - $1.200 IVA incl. REFLEXIONES EN TORNO REFLEXIONES EN TORNO A UNA CRISIS A UNA CRISIS En torno al Congreso En torno al Congreso Nacional Educativo Nacional Educativo "Tu problema es mi problema" PP-325.indd 1 PP-325.indd 1 12/4/12 19:11:56 12/4/12 19:11:56

Upload: centro-ecumenico

Post on 24-Jul-2015

140 views

Category:

Documents


0 download

DESCRIPTION

Revista Ecuménicaque recoge experiencias liberadoras del pueblo al servicio de la esperanza.

TRANSCRIPT

Page 1: Revista Pastoral Popular Nº325

Enero - Marzo 2012 -Año 61 - Nº 325 - $1.200 IVA incl.

● ● REFLEXIONES EN TORNO REFLEXIONES EN TORNO A UNA CRISISA UNA CRISIS

●● En torno al Congreso En torno al Congreso Nacional EducativoNacional Educativo

"Tu problema es mi problema"

PP-325.indd 1PP-325.indd 1 12/4/12 19:11:5612/4/12 19:11:56

Page 2: Revista Pastoral Popular Nº325

22

a r a r -

Pastoral Popular es propiedad de la Corporación de Estudios Teológicos Centro Ecuménico Diego de Medellín.

Suscripción Anual: Chile $6.500, América Latina US$30, Europa US$ 35.

Los artículos fi rmados no refl ejan necesariamente la opinión de la revista.Se autoriza la reproducción siempre que se indique la fuente y se envíe un ejemplar la redacción.

Dirección: Argomedo 40, Teléfono: (56-2) 634 1804 - (56-2) 634 4653 - Fax: (56-2) 635 1096 Casilla 52265, Correo Central.Santiago, Chilewww.diegodemedellin.cl - [email protected]

Pastoral PopularISBN 0716-4769, Santiago de ChileAño 61, Nº 325Enero - Marzo 2012

Director y Representante legalRaúl Rosales

Director AdjuntoManuel Ossa

Consejo EditorialJosé Aldunate s.j., Manuel Ossa, Adriana Palacios, Alvaro Ramis, Juan Sepúlveda, Ute Seibert, Arianne Van Andel,Pedro Zavala.

Consejo RedacciónLoreto Fernández, Doris Muñoz, Manuel Ossa, María Palma, Raúl Rosales, Luis M. Tapia. Diseño y diagramaciónAna Muga Sá[email protected]

ColaboradoresGloria Tobar (Secretaria)Mª Cristina Valencia (Administración) Impresión digitalGráfi ca Funny S.A.Fono: 544 0351 - 5440358Fax: 551 6841Email:[email protected] - [email protected]. Santa Graciela 166Santiago de Chile.

S U M A R I OEditorialHacia nuevos procesos democráticos............................................. 3

Reflexiones en torno a una crisis .................................................4Manuel Ossa

En torno al Congreso Nacional Educativo .....................................8Rafael Agacino

Una opción de cristianos en la política ................................................10Bosco Parra

Así sacó el gobierno de Lula da Silva a 28 millones de brasileros de la pobreza ..............................................................13

“He aguardado muchas noches las primeras señales del día” ...15Testimonio de una aysenina

Carta a la iglesia del Aysén“Que el obispo se dedique a rezar” ..................................................16Obispo Luis Infanti Una teología como escucha. II Parte ..............................................18César Carbullanca

Refl exiones a partir de la lectura de Los Secretos del Imperio Karadima ...............................................23Verónica Salas M.

Aprendiendo y desaprendiendo Desde El Deseo de Jesús ................................................................24María Ángeles Martínez

Era forastero y me acogiste en tu casa .........................................26Hervi Lara

Carta al movimiento social de Aysén y a su ejemplar pastor, el padre Obispo Luis Infanti de la Mora ........................................28Amerindia Chile

PP-325.indd 2PP-325.indd 2 12/4/12 19:12:3812/4/12 19:12:38

Page 3: Revista Pastoral Popular Nº325

3

EditorialEditorial

“Tu problema es mi problema”. Ese lema de los ayseninos lo sentimos todos como nuestro: sus procesos son también nuestros, porque allí, entre las lluvias del sur y gracias a la visión y el aguante de los patagones, parece asomarse el sol de un nuevo día para Chile.

Entre los muchos temas de lo que está sucediendo en esa región, quisiéramos detenernos aquí solo en uno: cómo surge y cómo actúa un dirigente popular, tema que nos toca de cerca dada la orientación de esta revista y del Centro del que ella es portavoz.

Uno de los treinta dirigentes del movimiento social en Aysén es Iván Fuentes. A veintitrés días de desencadenado el conflicto, dio una entrevista a la revista The Clinic1. En ella cuenta que, de ser un niño campesino como tantos de la re-gión, sin futuro por el aislamiento de su tierra y la falta de medios económicos familiares, tuvo la suerte de que una pa-reja de educadores lo descubriera, lo acogiera en su casa, lo estimulara y le diera la oportunidad de educarse. Ahora, tras el camino recorrido y desde la vocería que representa, afirma que no quiere ser político, sino seguir siendo un hombre “co-mún y corriente”, libre para hacer lo que le gusta: “ver crecer a mis hijos...”, “hacer invernaderos, podar árboles y cantar”, “caminar tranquilo por las calles, conservar la amistad con la gente, ... tomarme una cerveza con alguien, ir al estadio con mis hijos de la mano, jugarme una buena pichanga...”

Después de ejercer diversos oficios principalmente en la pesca artesanal, se ha convertido en uno de los portavoces de las mesas de negociación y articulador de los varios lideraz-gos que encabezan el movimiento social. No es un dirigente obsesivo ni duro de cabeza, según la caricatura que del movi-miento y sus líderes han querido hacer los medios de prensa controlados por el Ministerio del Interior. Cuando otros se pa-ran de la mesa de conversación y la abandonan, él se vuelve a sentar. Porque no se queda en pequeñeces. La virtud que le encanta y quiere promover es la “grandeza”. Se trata de la grandeza de alma, la magnanimidad. Es el talante patagónico. Gracias a éste el movimiento sigue adelante. “La grandeza de la Patagonia ha sido el peor enemigo del Gobierno”, es la frase que el periodista destaca como título. Fuera de su contexto, se podría pensar que está hablando de grandeza geográfica o del paisaje. Pero no. Se trata de un alma colectiva que no se deja constreñir en los asfixiantes espacios de políticas partidistas ni de cálculos .electorales.

Doce años antes, desde su puesto de dirigente de un sin-dicato que él mismo había inspirado y organizado, había he-cho la propuesta de crear un “frente” que unificara todas las peticiones pendientes de los patagones, desde el campo hasta la costa. La palabra “frente” había despertado sospechas en ese tiempo, por su relente popular o izquierdista. Doce años después, puede constatar: “logramos hacer un movimiento de unidad, capaz de proponer no una petición de los pescadores artesanales, ni de los campesinos por separado, sino que con el sentido humano de una partitura colectiva. Ahí están todas las

propuestas. Esta es una petición de la Patagonia.” La imagen maravillosa de una partitura, es decir, de una música escrita en varios pentagramas, como la de un coro polifónico o de una orquesta, sitúa de entrada a estos “pliegos” colectivos en un nivel distinto del de unas reivindicaciones sociales o políticas ordinarias. No se habla de “lucha” salarial, ni de “reivindica-ciones” ciudadanas, sino del variado mundo de la vida, pero un mundo ya organizado con espíritu y afecto, donde la diver-sidad de las voces no produce disonancias ni estridencias, sino armonía, y los movimientos se suceden cada uno a su paso y con su ritmo, respondiéndose el uno al otro y complementán-dose recíprocamente.

Estas declaraciones hechas en la fluidez de una entrevista nos ponen en contacto con una imagen muy distinta de las vociferaciones con que los reporteros controlados por el poder político central nos quieren hacer creer que en Aysén pasa lo de siempre, que se trata de desórdenes callejeros, que al Go-bierno no le queda otra tarea que la de hacer cumplir la legali-dad vigente y que faltaría a su deber si no lo hiciera llevando para ello efectivos policiales ajenos a la región, desconocidos en ella, extraños y casi extranjeros, con carros lanza aguas nunca vistos en Aysén y Coyhaique.

Son declaraciones maduradas a lo largo de un aprendizaje, como el mismo dirigente lo cuenta hablando de la indignación que en su juventud le producía el comportamiento mezquino de los amos de las tierras: “los grandes dueños de las siembras [de papas] echaban las vacas antes que llegara la gente [a ras-trojear]. Uno veía esto con odio. Después he ido aprendiendo que no hay que tenerle odio al capital.” Una frase, esta última, que puede producirle escozor a más de un militante político de las izquierdas tradicionales, pero que al menos da que pensar, dada la práctica sorprendente que la respalda. Pues liberarse del odio no es lo mismo que dejarse caer en la pasividad, la inacción o la indiferencia. Iván Fuentes toma nota, reconoce y refrenda la “rabia” demostrada tan masivamente por la pobla-ción patagónica. Una rabia, interpreta él, que no se dirige a la persona de un político en particular, sino que es “interior”, es decir, incubada, y tiene que ver “con la política general, con el sistema”.

Son algunos de los dichos de un dirigente. Él está res-paldado por muchos en la Patagonia. De alguna manera, él es a la vez producto e inspirador de un movimiento que va para largo. Movimiento como de capas tectónicas, lentas pero irrefrenables, de una sociedad que va haciendo la experiencia de un nuevo poder, el de una comunidad que se descubre y construye a sí misma en el diálogo –“tu problema es mi pro-blema”– igual como ese mismo lema, tan sencillo y decidor que “se le ocurrió a mi colega Misael”, dice Iván, en una con-versación de sobremesa.

Para que lo aprendamos todos. PP

Jueves 8 de marzo 2012.

HACIA NUEVOS PROCESOS DEMOCRÁTICOS

PP-325.indd 3PP-325.indd 3 12/4/12 19:12:4112/4/12 19:12:41

Page 4: Revista Pastoral Popular Nº325

4

E Manuel Ossa

En Europa, la crisis mundial tiene sin aliento a los líderes europeos. Si el marxismo fracasó en el siglo pasado, el neoliberalismo, última versión del capitalismo, está al parecer a punto de caerse en pedazos en estos años que vienen, si no en los próximos meses. En todo caso, ya está dando muestras de poner en tela de juicio principios fundamentales de su propia institucionalidad, como el de la libertad de los mercados y la soberanía de los pueblos. Así se lo vio estos días cuando a Philipp Rösler, ministro alemán de economía, se le ocurrió proponer a debate europeo la exigencia de someter a Grecia a un comisario externo en el manejo de sus finanzas públicas...1 Que la ocurrencia haya sido rechazada o diferida, muestra que al parecer no todo está perdido. Pero ya la sola propuesta es una nueva señal de alarma, no solo para el liberalismo, sino para lo que va quedando de democracia en el occidente europeo.

En Chile hay gente que está más tranquila, en apariencia. El subsecretario de Hacienda no duda en publicar en carta a El Mercurio (4/02/2012) su discrepancia radical

frente a opiniones negativas respecto a nuestra situación como país, vertidas por un apreciado y bien informado entrevistador de TV. En efecto, el subsecretario y otros pueden darse por satisfechos con datos “macro”, como el “espectacular” crecimiento del 6,2% de la economía del año pasado y la baja cifra de cesantía o paro que han mostrado las recientes encuestas. Para algunos eso es lo único que cuenta. Y que los que tienen mucha plata, ¡pues que la gasten en los artículos suntuarios de que quieran rodearse!

Pero la “bonanza” chilena aparece como la máscara todavía sonriente que oculta el rostro de la tragedia que se vive en la trastienda invisibilizada de este país: los mapuche de Arauco, los daños ambientales en el valle del Huasco, la zoonosis de las acuiculturas de Ancud, la falta de agua en Copiapó, los peligros que amenazan a las poblaciones cuesta abajo de Pelambres, los niños y niñas recogidos por el Sename, cuyo destino futuro será lamentablemente la droga y la delincuencia recurrente, la población cada vez más adocenada que pasea cada domingo por los

malls su sobrepeso, su aburrimiento y su angustia de deudas impagas o impagables...

La crisis europea devela, en cam-bio, el rostro ya profundamente an-gustiado de quienes sienten la ame-naza que un día, con los antecedentes que obran en contra, podrá reventar en nuestras playas como un tsunami social y político.

¿De dónde viene la crisis? Si sus causas actúan también sobre nosotros y nos vienen determinando cultural-mente, ¿es posible hacer algo contra ellas, prevenir antes que curar? o re-construir paso a paso, desde ahora, otra sociedad posible?

Dos ideologías fracasadas Comentario y reflexión a partir

de un libro reciente.

El siglo XX vio derrumbarse el muro de Berlín, símbolo urbano de una ideología mal llamada mar-xista. Digo: mal llamada, porque a mi juicio malentendió y sobre todo aplicó mal la crítica y la utopía de Marx. El siglo XXI está viendo cómo se derrumban, de manera tal vez algo más inmaterial, los símbolos de otra

Reflexiones en torno Reflexiones en torno a una crisis a una crisis

PP-325.indd 4PP-325.indd 4 12/4/12 19:12:4312/4/12 19:12:43

Page 5: Revista Pastoral Popular Nº325

5

ideología, el capitalismo.¿Cuál es el origen de estas dos

ideologías en crisis y qué tienen en común?

Ambas ideologías o sistemas na-cieron en una época en que el pensa-miento humano había recién descu-bierto su propia capacidad de pene-trar en los secretos de la naturaleza y, al mismo tiempo, de desarrollar una técnica capaz de calcular todo y de transformar la naturaleza para satis-facer las necesidades humanas.

Pero en ambos sistemas se pasó luego de la satisfacción de necesi-dades a la urgencia de satisfacer los deseos, los cuales fueron creciendo aceleradamente: las necesidades y deseos de una clase explotada, ex-cluyendo a los explotadores, según los unos; los deseos de todos, según los otros, dejando que el libre merca-do realizara la distribución “propor-cional” de los bienes según criterios fijados contractualmente.

Ambos sistemas o ideologías concordaban en la concepción, hoy ya universalmente compartida, según la cual no hay límite para el poder en los ámbitos tecnológico, económico y político. La consecuencia es que hay que servirse del poder a como dé lugar, para satisfacer el deseo, la codicia o la ambición igualmente ilimitados del ser humano. Quien no lo hace, pierde. “Camarón que se duerme...” Un aviso radiofónico nos anuncia, entre un adagio y un allegro, que hay un banco que te da el poder que tú quieres... Por lo demás, si no te lo dan, te lo tomas, igual como lo hacen los “piadosos” empresarios que “repactan” unilateralmente las deudas de miles de sus clientes pobres o casi pobres, para seguir engrosando indefinidamente sus propias ganancias a costa de la ruina de varios miles; o las farmacias, laboratorios y también médicos que se coluden para enriquecerse ellos mismos indefinidamente a costa de la salud de millones; o los cárteles de la droga en pie de la guerra, como en Colombia y México, para extender sus negocios; o las empresas y gobiernos que no paran mientes en la destrucción irrecuperable del medio ambiente, cuando se trata

de hacer “crecer” las empresas privadas para mayor provecho de los propietarios, bajo el pretexto de que así “crece” también la economía nacional - callando, por cierto, que la medición se hace en ocultadoras cifras macroeconómicas.

El uso del poder en mano de quienes lo tienen ha ido convirtiendo al deseo en un apetito literalmente insaciable, - rayano en la avidez y la codicia. Es el dinamismo impa-rable de la técnica, impulsada por el igualmente irrefrenable afán de lucro o la “maximización de la ga-nancia”. Montado en la publicidad de los medios, el deseo se apodera de las multitudes. Así en la cultura contemporánea la persuasión de que el crecimiento debe ser sin límites se ha vuelto una verdad incontroverti- ble. Y lo que es más, en una práctica feroz y hasta muchas veces sangui-naria, haciendo desaparecer a quien le pone límites al deseo.

En la opinión del filósofo y publicista español, Vicente Serrano, tanto el capitalismo desde sus albores, como el fracasado marxismo liderado el siglo pasado por la Unión Soviética, han privilegiado uno solo de los “afectos” humanos,2 el del deseo de poder, descuidando otros que también hacen a la felicidad humana, como los de la “concordia, generados por la justicia, la equidad, y la honestidad”3, el amor, la convivialidad, y en general los que pertenecen a la poética de la vida que es su meollo mismo. 4

En busca de reorientarnos - cambio de mirada o revolución de

paradigma

¿Es posible y pensable reorien-tarnos y reorientar la cultura hacia los “afectos” recién mencionados? No hace aún cuatro siglos que Ba-ruch de Spinoza (1632-1677) los ponía en la base de la sociedad democrática con que él soñaba. Él era holandés. Poco más de un siglo antes, su familia se había refugiado en los Países Bajos tras la expulsión de los judíos de la península ibérica decretada por los reyes católicos el mismo año en que Colón llegaba a

América. Escribía sus reflexiones en los ratos libres que le dejaba su oficio de relojero. Presentía tal vez, como otros de sus contemporáneos, que en su época se estaba instalando un mecanismo perverso de poder y de deseo - el mismo que hoy nos está llevando a la crisis...

A Baruch de Spinoza lo conside-raron hereje, tanto en la sinagoga, de donde salió expulsado, como en las iglesias cristianas. Su supuesta “herejía” consistió en situarse fuera del sistema de pensamiento común-mente admitido. Por eso vuelve a ser actual. Pues para salir de la crisis, tendremos que encontrar un punto de referencia exterior al sistema que nos permita reorientarnos.

¿Qué pensaba Spinoza del poder del intelecto, de la técnica y de las armas que comenzaban a desple-garse en su época?

Al poder como capacidad y esfuerzo, Spinoza los llamó en latín conatus, término que significa el “esfuerzo” o “empeño” que se pone con miras a sacar algo adelante. También lo llamó potentia en el sentido de capacidad o poder de ser.5 A ambos, - esfuerzo y capacidad de ser - los puso en relación con el deseo. Fundamentalmente, se trataba para él del esfuerzo con que se activa el poder de nuestro propio ser para existir y mantenerse en la existencia. Un poder, pues, que para Spinoza estaba al servicio de felicidad a que todos aspiramos como sociedad y como individuos.

La propuesta de un Dios inmanente

Pero no hay felicidad de todos si nadie consiente en limitar su propio deseo, para compartir con otros los afectos y para buscar en común la vida buena. La felicidad posible es participación en una totalidad de la que el ser humano es parte, una to-talidad que es “Dios o la naturaleza” - Deus sive natura -, un Dios que va realizando su infinitud mediante el poder que le otorga a cada persona o ser individual, para que cada cual se realice de acuerdo con sus propias leyes naturales, entre las cuales están

AnálisisAnálisis

PP-325.indd 5PP-325.indd 5 12/4/12 19:12:4412/4/12 19:12:44

Page 6: Revista Pastoral Popular Nº325

6

también las que la razón y el consen-so razonado entre los humanos van experimentando como buenas para una convivencia satisfactoria. Son fundamentalmente las orientaciones éticas.

Spinoza partía de un supuesto holístico, diríamos hoy, porque en vez de separar la naturaleza material, allá afuera, de la espiritual aquí adentro, y de la divina de un legislador lejano o trascendente, vinculaba todos estos niveles de la existencia en el seno de una totalidad que era Dios mismo en todo. Escribe Spinoza: “En la naturaleza no hay sino una sustancia, esto es Dios”6. “Pensamiento” y “extensión” (o “materia”) pasaban a ser para él dos de los infinitos “atributos” de la única sustancia divina, todos los cuales son expresiones de su esencia.7 El atributo del pensamiento acontece en los seres humanos, mientras que el segundo, la extensión de la materia, lo compartimos con la naturaleza entera. La razón es el atributo divino en el que participamos por nuestro intelecto donde se nos revela al amor del prójimo como último criterio del uso de las cosas naturales, de manera tal que la sociedad humana se organice armónicamente.

Cuando los “afectos” relacionados con el deseo se convierten en avidez o codicia o en otro afecto que amenace potencialmente a los otros miembros de la sociedad humana o a la naturaleza misma, la razón hace ver la necesidad de contener tales afectos dentro de los límites que permiten convivir, es decir, mantener al todo social - pensante y extenso, humano y material - en la existencia. Es una razón orientada por el criterio último del amor el que, en la visión de Spinoza, mediante un consenso o contrato implícito delega en la autoridad de una asamblea la función de poner y salvaguardar los límites dentro de los cuales cada cual podrá mantener su existencia y expandir sus deseos. Estas leyes consensuadas, igual que las naturales, están inscritas en la misma naturaleza de las cosas o de la razón, e imponen limitaciones desde adentro y no desde afuera de la

común existencia compartida, dentro del gran ser infinito que somos todos y al que todos contribuimos desde nuestra propia finitud al aceptarla. Hablar de la naturaleza, de la que como humanos somos parte, era para él hablar de una totalidad que bien puede llamarse Dios.8 Ese todo que es Dios se realiza, pues, como infinito en la finitud misma de sus atributos parciales, compartidos entre la naturaleza y el ser humano.

Esta visión de una totalidad in-finita dentro de la cual se aceptan los límites naturales de un poder partici-pado que está al servicio del deseo de existir, vivir y ser feliz en comu-nidad, podría ser capaz, tal vez, de inspirar otro modelo de sociedad, un modelo distinto de aquél en el que los seres humanos seguimos siendo “lobos”, como lo describía Hobbes, los unos contra los otros, en una des-tructiva reciprocidad. 9

Este es un pensamiento que bien podría interpretarse de acuerdo con el de la frase de Hechos 17, 28 - “en él vivimos, existimos y somos...” En él hay también mucha afinidad con el pensamiento de algunos de nuestros pueblos Amerindios, como el del altiplano quechua y aymara10. Una visión semejante se ha hecho pre-sente o ha emergido ocasionalmente en pensadores occidentales que han tenido la genialidad y la audacia de pensar fuera de los moldes, como Pierre Teilhard de Chardin. Pero es radicalmente opuesta a la tradición cultural dominante, la que se ha im-puesto en América Latina desde la colonia. Es cierto que renace bajo diversas formas de panenteísmo– vi-siones feministas de un universo que está todo en Dios o es habitado y dinamizado desde su propio inte-rior por un Dios que le pertenece al mismo tiempo que lo engloba como matriz y madre.

Cabe preguntarse por qué la in-manencia de Dios en el mundo, el panteísmo de Spinoza, y de otros, –pues se lo ha sospechado del mismo Teilhard–, ha sido tan atacado desde la filosofía y la teología europea. El panteísmo es una visión que presien-te no solo que todo está en Dios, sino mucho más: que de alguna manera

todo es Dios. A esta visión, la ortodoxia reli-

giosa y filosófica le ha opuesto la trascendencia de un Dios que está fuera del alcance de cualquier con-ceptualización humana. Las elu-cubraciones sobre la trascendencia de un Dios Trinitario que tuvieron lugar en la época en que el Imperio Romano, ya dividido, estaba a punto de derrumbarse, y las formas que han ido tomando las iglesias en sus relaciones complejas con los po-deres estatales, permiten plantearse si ellas no podrían ser una manera de proyectar un supuesto orden ce-lestial sobre jerarquías y hegemonías políticas y económicas existentes y, por consiguiente, de justificarlas y consolidarlas de manera absoluta. En efecto, la trascendencia de Dios asegura mejor la intangibilidad de todo aquél que lo represente autori-tariamente. Por el contrario, si Dios fuera inmanente, es decir, si todos, y no solo los jerarcas, participáramos a partes iguales en el poder del ser sim-bolizado en la divinidad, se le daría el pase, de manera quizá peligrosa-mente anárquica o hermanablemente popular, no lo sabemos, a un sistema democrático participativo, como el que propone también Spinoza en su Tratado teológico-político.11

Más allá de Spinoza, cabría pre-guntarse por qué la imagen bíblica de un Dios personal que acontece en la historia humana - en la comunión del amor - no podría ser compatible con la imagen de una totalidad en la que el acontecimiento de un encuen-tro con Dios no fuera sino la emer-gencia de su Infinitud en la concien-cia histórica de este largo momento del Todo llamado “humanidad”. Esta pregunta se abre sobre una nueva investigación ontológica que articule la tradición sustancialista, a la que adhiere todavía Spinoza, con los elementos de historicidad de los que el pensamiento contemporáneo se ha vuelto más consciente.

Orientar la vida sobre la base y con la energía del eros

El presentimiento de Spinoza so-bre el Ser como una única sustancia

PP-325.indd 6PP-325.indd 6 12/4/12 19:12:4512/4/12 19:12:45

Page 7: Revista Pastoral Popular Nº325

7

CoyunturaCoyuntura

tiene consecuencias prácticas. Serra-no anota que para Spinoza la ética, u orientación a la felicidad, es ya una ontología, esto es, un saber sobre el Ser, y recíprocamente la ontología misma no tiene otra razón de ser que inspirar y orientar la vida humana como acción de auto realización en comunidad12. Es también la función que Spinoza le asigna a la fe en el Tratado ya citado.13 En la fe no se trata de asentir a doctrinas teóricas sobre Dios, sino de la verdad práctica resumida en la obediencia al mandato interno del amor - la gran energía del eros. Es ésta una forma de definir la fe que no se aviene con la ortodoxia de las iglesias cuya superchería Spi-noza supo criticar tan certera como acerbamente. Pero esta definición de una fe laica y autónoma, porque sin jerarquías, permite que los seres humanos, al aceptar que el uso del propio poder está limitado por el deseo del otro, puedan reconocer en el amor a los demás y a la natura-leza la común pertenencia a un Todo Infinito, con lo que el propio poder de ser se dilata hacia un poder en común, en la línea de reflexiones de Hannah Arendt. Así el deseo o eros, al buscar comunicación y comunión, sin convertirse en avidez ilimitada, dejaría de utilizar contra otros el poder destructivo de su terrible aliado, la thanatos, y se volvería co-municación y participación de unos con otros por igual en los diversos niveles en que se constituyen grupos o asambleas.

Notas:1 Cf. Süddeutsche Zeitung, 29.01.2012,

“Athen verweigert Etat-Kontrolle”, www.sueddeutsche.de/politik

2 La herida de Spinoza. Felicidad y política en la vida posmoderna Editorial Anagrama, Barcelona, Premio Anagrama de Ensayo 2011. Serrano es actualmente docente en la Facultad de Filosofía y Humanidades de la Universidad Austral.

3 Baruch de Spinoza, Ethik in geometrischer Weise behandelt in fünf Teilen, 4. “Über die menschliche Unfreiheit oder die Macht der Affekte”, Anhang, § 14 und 15, A. 344, 2 ed. electrónica Direct Media, Digitale Bi-bliothek, Berlin 2003

4 Ver Edgar Morin, Pensar la complejidad. Crisis y metamorfosis, Universitat de Valen-cia, 2010, p. 100; ver del mismo, El Método, t. 5, La humanidad de la humanidad. La identidad humana, Cap. 5 “Más allá de la razón y de la locura”, p. 153 ss., “El estado poético”.

5 Baruch de Spinoza, Ethica ordine geometri-co demonstrata, Pars III, Propositio VII, [ed. latina Internet].

6 “Puesto que en la naturaleza no se da sino una sola sustancia, esto es Dios...”, “Atqui in natura non nisi una substantia datur nem-pe Deus...” (Ethica, Pars I, Propositio XXX) Antes, en la proposición XIV, había escrito que “no puede darse ni concebirse ninguna sustancia fuera de Dios”: “Praeter deum nulla dari neque concipi potest substantia” (Ethica, Propositio XIV). De esta proposi-ción se sigue una consecuencia o un coro-lario, es a saber, que “que Dios es lo único, esto es, que en la naturaleza de las cosas no se da sino una sola sustancia y que ésta es absolutamente infinita”: “Hinc ... sequitur deum esse unum hoc est in rerum natura non nisi unam substantiam dari eamque absolute infinitam esse” (ibid., Corollarium I).

7 Ethica, Pars I, Propositio XI. 8 “Dios es la causa inmanente, pero no una

transeúnte, de todas las cosas”: “Deus est omnibus rerum causa immanens, non vero transiens”, (Ethica, Pars I, Propositio XVIII). Si Descartes admitía, además de la sustancia de Dios, la del pensamiento y

la de la extensión, Spinoza se opone a esa separación de tres entes sustanciales, consi-derando que la extensión y el pensamiento no son sino “atributos” de la única sustancia: “la extensión es atributo de Dios, o sea que Dios es una cosa extensa”: “Extensio attri-butum Dei est, sive Deus est res extensa”, como en la proposición anterior había dicho que Dios era cosa pensante (res cogitans) - en las antípodas de Descartes (cf. ibid., Pars secunda, Propositio I y II)

9 Los argumentos de Serrano en torno a Ho-bbes, Spinoza y Descartes están en la o.c., cap. 3, “El poder de los afectos”, particular-mente en las pp. 57 y ss.

10 “La pachasofía andina considera el univer-so como un conjunto integral de relaciones, dentro de un orden de correspondencia y complementariedad. Esta relacionalidad cósmica es algo ‘sagrado’ que refleja lo di-vino. ...es ‘religiosidad’ (conexión)”, escribe Josef Estermann, Filosofía Andina - Sabidu-ría indígena para un mundo nuevo, ISEAT, La Paz, Bolivia, 2006, ver pág. 285-291.

11 “Hay que definir la democracia como la asamblea que tiene el más alto derecho a todo lo que puede”, traducción propia de la versión alemana del Tratado Teológico-político, (anterior a su Etica), cap. XVI, Theologisch-politische Abhandlung, p. 213, ed. electr. Direct Media, Digitale Bibliothek, Berlin 2003.

12 “La cuestión acerca de lo que las cosas son resulta inseparable de la de la felicidad”, Vi-cente Serrano, o.c. p. 8.

13 Es lo que Spinoza define sobre la fe en su Tratado teológico político, Capítulo XIV: la fe “consiste en saber solo aquello sin lo cual desaparece la obediencia hacia Dios, como también en aceptar todo aquello que va in-cluido en la aceptación de tal obediencia”. (p. 193)... “La Escritura no exige proposi-ciones verdaderas, sino tales que contribu-yan a la obediencia, y que así fortalezcan el alma en el amor del prójimo”, pues “todo se decide según las obras” del amor. “la honra de Dios y la obediencia que le es debida con-siste solamente en la justicia y el amor del prójimo” (p. 193 y 195 de la edición citada en la nota anterior).

PP-325.indd 7PP-325.indd 7 12/4/12 19:12:4512/4/12 19:12:45

Page 8: Revista Pastoral Popular Nº325

8

11. Sobre la necesidad de un espacio deliberativo como lo fue esta instancia, el Congreso Nacio-nal Educativo1, tomando en cuen-ta el éxito de convocatoria y la productividad de las comisiones que trabajaron luego de la prime-ra plenaria.

Como ya lo he afirmado en otras ocasiones, la tarea central del perío-do es construir una referencia polí-tica capaz de arrebatarle la política a los burócratas que definen y de-ciden por nosotros. Una referencia que politice lo social, que regrese la soberanía a las clases dominadas y sectores subalternos y que permita ejercerla desde lo social, de la prác-tica vital inmediata de la gran masa que vive del trabajo propio. Que obligue a los profesionales de la po-lítica (funcionarios - no está de más recordarlo- pagados por nuestros im-puestos) a abandonar el espacio for-mal y reconocer que hay otra fuerza política que vive en la sociedad y que es la única fuente de soberanía.

Por ello no se trata de cualquier referencia; de levantar un partido más para entrar a la carrera política formal cuyo espacio es precisamente aquél definido por tales burócratas, y que mas allá de las buenas intencio-nes, la lógica de esa institucionali-dad terminará devorándolo, si es que ya no lo hizo desde el mismo mo-mento en que comenzó su campaña por la inclusión o por la inscripción.

La República burguesa no hace más que tragarse a sus pro-pios hijos, los domestica, y de nuevo, los de abajo, a fojas cero.

En ese sentido, el ejercicio de-mocrático de construcción de con-sensos, de elaboración de política como el que ha significado este Congreso Social Educativo, es una potente muestra de esta intuición y práctica que circula por todo lados: tanto en los adolescentes y jóvenes estudiantes como en los jóvenes y adultos trabajadores bajo condicio-nes de flexibilidad y precariedad.

Se trata de abrir espacios para la política desde abajo, de estimular el más elemental acto de comunicar anhelos cara a cara, y de ahí al pro-cesamiento social de los intereses diversos, congeniando inteligencias y aunando voluntades en torno a los derechos generales de todos los que vivimos del esfuerzo propio.

La idea de elaborar una política educacional como un acto de cons-trucción colectivo, itinerante, multi-forme y transversal, ha sido una de esas ideas que abren camino. Y lo abren en un doble sentido: constru-yen contenido, es decir, una visión del sistema educativo que queremos,

el programa; pero también el soporte, el sujeto, la fuerza social misma que al descubrir sus anhelos se autocons-tituye como fuerza social organiza-da y, en potencia, en la fuerza polí-tica de la que hablamos más arriba.

Por cierto, el proceso no está terminado y es frágil. En Chile hay escasa tradición de este tipo de estra-tegia de construcción, y los esfuer-zos por recuperar la otra historia, aquélla a la que podríamos apelar para dar más sustento a los esfuer-zos de hoy, aún no se han masifi-cado; predomina la historia oficial, sea republicana o estalinista, ambas tributarias de la matriz sustitutoria o “sustitucionista” del poder popular, del poder de las masas conscientes y organizadas. Por ello, la vitalidad del movimiento en marcha está ame-nazada por la propia racionalidad re-publicana que, rayando una línea en-tre lo político y lo social, quiere obli-garlo a adecuarse a las reglas de la política formal, al orden del estado.

Difundir, evaluar, desarrollar las experiencias como el Congreso So-cial Educativo - así como otras ini-ciativas tales como las de los liceos auto gestionados durante varios de los largos meses de la movilización estudiantil- es una tarea de primer or-den en el camino de la emancipación.

2. Sobre la urgencia de pen-sar un modelo de desarrollo que responda a las necesidades y pro-blemáticas de la gran mayoría y no únicamente de quienes osten-tan el poder político y económico.

Su pregunta obvia un punto cla-ve: las condiciones socioculturales en que esas “grandes mayorías” declaran sus necesidades y proble-máticas. Estará de acuerdo conmigo en que si no nos interrogamos sobre tales condiciones, sobretodo en la sociedad actual, reducimos el pro-blema - por cierto, ya muy comple-jo - a la pura definición del modelo alternativo. Pero usted y yo sabe-mos que el capitalismo chileno, bajo la forma neoliberal de acumulación y reproducción social, desestructuró profundamente a los sujetos sociales colectivos y a la propia sociedad, por

En torno al Congreso Nacional Educativo

Rafael Agacino

PP-325.indd 8PP-325.indd 8 12/4/12 19:12:4512/4/12 19:12:45

Page 9: Revista Pastoral Popular Nº325

9

CoyunturaCoyuntura

lo cual es casi una obviedad afirmar que las “grandes mayorías” actuales son las “grandes mayorías del mer-cado”, las engendradas por la propia contrarrevolución neoliberal madura.

Entonces, si hacemos abstrac-ción de este hecho, corremos el riesgo de sufrir una miopía socio-lógica que puede conducirnos a una práctica social y/o política que más que acercarnos al camino de la emancipación puede contribuir directamente a reproducir la frag-mentación que el sistema ha natu-ralizado por múltiples mecanismos vitales: desde el trabajo al consumo y desde la educación a la política.

Por ejemplo, aunque pueda pa-recerle impropio el caso, la lucha por los aumentos salariales –una demanda explícita y justa de la in-mensa mayoría de los trabajadores– bajo condiciones de baja conciencia política, ecológica y hasta bio-lógi-ca, puede favorecer el consu-mis-mo, dañar la salud y deteriorar el ecosistema social y ambiental. En efecto, más salarios pueden impli-car más alimentación basura, más educación basura, más diversión ba-sura, etc., las que a la larga no solo desencadenan un ostensible deterio-ro estructural de la salud y del me-dio ambiente social y natural, sino también una degradación cultural masiva de los propios “beneficia-dos”, lo que facilita la dominación

capitalista. Una mirada panorámica al Chile actual muestra a grandes segmentos de trabajadores y secto-res medios integrados al consumo y a la cultura neoliberal, ejemplares del individualismo, del hedonismo, de la falta de solidaridad, de sujetos neuróticos y enfermos. La clave en-tonces es atravesar el velo del dinero y de la propia canasta de consumo, de las mercancías, para llegar al nú-cleo de la explotación capitalista ac-tual: la manipulación de las necesi-dades y el control de las capacidades productivas del trabajo individual y colectivo. ¿Por qué necesitamos, como ya alguna vez escuché decir a Max-Neef, 30 tipos de shampoo, y agrego yo, 40 tipos de crema dental, 50 tipos de zapatillas o 60 modelos de celulares, etc.? Ya la Heller nos habló de un sistema que opera como “dictadura de necesidades”, pues, bien, ¿Qué es sino el capitalismo actual que, bajo la apariencia de la libertad de elegir, se revela como una verdadera dictadura de las necesi-dades, necesidades impuestas por el capital? Se nos dice qué comer, qué vestir, qué valorar, qué desear, en fin qué, cómo y para qué vivir. Tras esto, el mismo capital está usando a su antojo la capacidad productiva social, la capacidad productiva hu-mana, el trabajo social e individual.

Así, un nuevo modelo de desarro-llo, que a fin de cuentas no es sino un

nuevo modo de vida, debe ocuparse de subvertir las condiciones bajo las cuales se definen las supuestas ne-cesidades de las “mayorías”. Debe recuperar la soberanía de esas mayo-rías sobre sus propias necesidades y sus satisfactores, o lo que es lo mis-mo, recuperar la soberanía para de-cidir racionalmente y en función de los intereses de la humanidad y no del capital, cómo y en qué utilizar las capacidades productivas humanas, el trabajo individual y colectivo. Un modelo de desarrollo, emancipador, sostenible social y ecológicamente, supone pues, soberanía para definir qué, cómo y para quién producir, y ello no es sino la manifestación de la soberanía política en el espa-cio vital, inmediato a la vida social, y no una actividad monopolizada por los burócratas de la política.

Es evidente entonces, que el Con-greso Social Educativo y otras ini-ciativas similares, nos muestran una modalidad de construcción que a la par que construye contenidos, cons-truye los sujetos políticos sociales capaces de llevarlos a cabo. Apos-temos entonces, sin eludir las ame-nazas de la tendencia sustitutoria o “sustitucionista” liberal, socialdemó-crata o del estatismo o “estatalismo” de izquierda, a que florezcan mil y un congreso y asambleas populares, mil y una mancomunales, mil y un colectivos, mil y un grupos de apo-yo mutuo y acción directa... esos son el tejido del poder soberano, y tam-bién como ha señalado recientemen-te Salazar, el poder constituyente.

Nota:1 Respuestas de Rafael Agacino, Inves-

tigador de la Plataforma Nexos, a pre-guntas formuladas por Paula Figari, pe-riodista de “El Ciudadano”, 30 de enero de 2012, en torno al Congreso Social Educativo, una iniciativa de debate po-pular realizado en Concepción, Valdivia y Santiago en el último trimestre del 2011. Convocado por ACES; CONFE-CH y otras organizaciones estudiantiles y sociales, donde participaron estudian-tes, trabajadores y pobladores. Más in-formación en: http://www.youtube.com/watch?v=Jj1Tlc409CI).

PP-325.indd 9PP-325.indd 9 12/4/12 19:12:4612/4/12 19:12:46

Page 10: Revista Pastoral Popular Nº325

10

R

Rebeldía y solidaridad creativa

Hay por lo menos dos formas distintas y contradictorias de leer los textos bíblicos. La mayoritaria es la ortodoxa, jerárquica, especialmente católica, que los interpreta acomo-dándolos a los poderes dominantes, y por ende, al capitalismo. La segun-da manera es minoritaria, se la tilda de herética, en el sentido en que lo fueron los Waldenses, por ejemplo, pues no tiene nada que ver con las posiciones oficiales. Esta segunda forma se plantea como una crítica y comprende, a mi juicio, dos pro-cesos simultáneos: uno el de sentir la urgencia de optar por los despo-seídos en lo cotidiano, sin esperar a que “se den las condiciones” o a que “la historia se desarrolle...” Es una urgencia rebelde y denunciante. El segundo proceso es que estas formas heréticas desembocan también en la creación, también cotidiana, de di-versas formas solidarias de produc-ción y reproducción de la vida, de satisfacción inmediata y autónoma de las necesidades impostergables

de los desposeídos.Ambas prácticas, la denuncia

permanente a partir de la rebeldía, y la creación permanente de insti-tuciones materialmente perceptibles son análogas a las formas primi-genias que adopta el movimiento obrero. Estas prácticas coinciden a veces temporalmente con las del movimiento obrero y otras veces las preceden1.

Sinopsis del problema: la IC asociación de comunidades o

partido político.

La intención que hubo en la fun-dación de la IC se explica por una especie de “simpatía” con la segun-da lectura, la lectura herética y mi-noritaria de los textos sagrados. Se explica por una relación emocional de admiración ante experiencias tan distintas y lejanas entre sí como la de Tomás Münzer, los Anabaptistas y las guerras campesinas alemanas del siglo XVI, por un lado, y, saltán-dome unos siglos, la de los Trape-ros de Emaús en Santiago de Chile

y otras ciudades, esa comunidad de técnicos e intelectuales, discípulos del Abate Pierre quien en algún mo-mento convulsionó la sociedad fran-cesa al mostrarle la existencia de desposeídos, de gente que ya no te-nía remedio de inserción social, y se propuso transformar lo más humilde de lo humilde en una sociedad pro-ductiva. Aquí en Chile se lo trans-formó en una protesta política, hacia la izquierda y la extrema izquierda. Algo de eso es lo que a uno le gusta-ría hacer y le ha entusiasmado.

Pero la IC se frustra, a mi juicio, cuando, al adoptar la forma de par-tido político, lo hizo en desmedro de su inspiración inicial de consti-tuir una asociación de comunidades para la construcción cotidiana del socialismo. En ese mismo momen-to trató de justificarse, ahora sí que utópicamente, mediante una partici-pación exitosa en la gestión estatal del capitalismo pospinochetista. La IC optó entonces, a mediados de los 80, por una participación en las ne-gociaciones de lo que iba a consti-tuirse posteriormente en una manera

UNA OPCIÓN DE CRISTIANOS EN LA POLÍTICA Bosco Parra

En el marco de una investigación histórica sobre la izquierda chilena en el siglo XX, un Grupo de Trabajo de

la Corporación Plataforma Nexos le pidió a Bosco Parra una charla sobre los orígenes y la inspiración de la Izquierda

Cristiana. En una coyuntura como la actual, donde ni los partidos políticos ni las iglesias se juegan por la causa

popular, puede ser útil compartir y discutir las intuiciones, evaluaciones y críticas de uno de los fundadores de un partido que primero quiso ser solo una agrupación de

comunidades dentro del movimiento social y político de los años 60. Su charla fue más extensa que los extractos

aquí publicados. Estos extractos sirvan de anticipo de una próxima publicación del texto completo. PP

PP-325.indd 10PP-325.indd 10 12/4/12 19:12:4612/4/12 19:12:46

Page 11: Revista Pastoral Popular Nº325

11

de gestionar el capitalismo. Para ser invitados a las “reuniones del Car-denal” (Mons. Fresno), había que tener prestigio, buenas costumbres, buena presentación, que es lo que se obtenía mediante la formalización del partido político que se las amaña para inscribirse y acepta la Consti-tución. Cuando Althusser califica a los partidos políticos como aparatos ideológicos del Estado, no anda muy fuera de blanco.

Justificación de la Izquierda Cristiana como fracción

dentro del PDC

¿Qué es lo que justificó que la Iz-quierda Cristiana, fracción del Parti-do Demócrata Cristiano, se separara del mismo?

Enfocamos la respuesta a esta pregunta como un problema ético –y quien lo subrayaba era el camarada J. Enrique Míquel, a quien vuelvo a rendir homenaje–: solo y recién en el momento en que adquiriéramos la convicción de que el núcleo dirigen-te histórico abandonaba la postura de radical anti derechista, constituti-va de la historia de la Falange.

El momento llegó, en efecto, cuando fue rechazada una propues-ta que formulé algo dramáticamente en una sesión del Consejo Nacional de la DC: la de prohibir expresa-mente toda alianza social y política con la derecha y con Patria y Liber-tad que ya estaba en marcha. En tal caso, agrego, reafirmamos nuestra militancia y reforzamos el apoyo a una dirección que, sabemos, deberá enfrentar una crisis interna severa. Pero la propuesta no fue aceptada. Salimos, pues, porque las bases de la DC se habían derechizado y la di-rección DC no se atrevió a enfren-tar una lucha interna dramática que, ésa sí, habría contado con el apoyo nuestro.

Peculiaridades de la IC como integrante del movimiento de la

Unidad Popular.

El aporte que pretendíamos ha-cer al movimiento social y político de los años 60 podría resumirse en

los siguientes puntos:Uno: mantener el escepticismo

frente a la pretensión que tienen algunos marxistas de calificar una proposición política contingente como obediencia a una ley científi-ca. En el campo del marxismo hay corrientes que atenúan o desahucian la correspondencia mecánica entre leyes y operaciones políticas. Quien no tiene más que leyes, es incapaz de negociar.

Dos: Distanciarnos críticamente del juicio de la izquierda sobre el “poder incontenible de las masas”,2 según el cual , el problema decisorio consistía en determinar quién asegu-raba la dirección correcta de masas siempre intactas, poderosas y fieles. El “ultrismo “ y el “reformismo” re-sultaban alternativamente responsa-bles del fracaso.

Tres: predominio de la visión éti-ca en la en la confección de la pro-posición política. Desde mi juventud comencé a guiarme por dos ideas fundamentales de Maritain, textual-mente: 1. que “el capitalismo es el sistema que produce miseria como producto normal de su funciona-miento”. Tarea de los científicos es ubicar hacia qué lado se va o donde se acumula la miseria que es produc-to normal del funcionamiento capita-

lista. 2. “El pueblo es la comunidad de los no privilegiados”. Es también una frase franciscana. “Comuni-dad”, hay que formarla, pero existe de hecho. Vean Gabriel Salazar que describe las “formas comunitarias” que van y vienen en el interior de la comunidad de los no privilegiados. Es como un algoritmo binario. Fren-te a un problema, hay que pregun-tarse fundamentalmente cuál, entre dos opciones opuestas, es la opción que favorece la acumulación de la miseria típica del capitalismo. Los chinos, por ejemplo, han optado por acumularla no sólo en la explotación de la propia fuerza de trabajo, sino en la sobreexplotación del planeta.

Otra manera de plantearse la pregunta es si la solución escogida cancela privilegios o no. Porque la forma clásica es la de sustituir unos privilegios a otros, trasladando los privilegios de un grupo hacia otro que queda entonces privilegiado. Por eso la pregunta que hay que plantearse radicalmente es si la op-ción escogida efectivamente cancela o no cancela privilegios.

Proyectándonos como izquierda...

Volviendo a la época actual, la del hipercapitalismo, según expre-

ANALISISANALISIS

PP-325.indd 11PP-325.indd 11 12/4/12 19:12:4712/4/12 19:12:47

Page 12: Revista Pastoral Popular Nº325

12

sión de Diamela Eltit: habría que desarrollar políticas que le pongan atajo a la búsqueda ilimitada de ri-queza - en la tradición aristotélica de la política - con el fin de vivir bien y de sobrevivir. La izquierda debería olvidarse de las discusiones sobre reforma y revolución para enfocar su esfuerzo constante, urgente, defi-nitorio en ponerle límites al desarro-llo del capitalismo, con miras a la sobrevivencia. Reivindico la calidad esencialmente ecologista de la iz-quierda. La izquierda, en la medida en que es anticapitalista - porque sa-bemos que hay una izquierda que no es anti, sino que quiere gobernar el capitalismo - en esa misma medida tiene que ponerle límites al capita-lismo.

Entre los dos movimientos que han sido publicitados recientemen-te, el de Magallanes y el estudiantil, el único anticapitalista es el de los estudiantes porque le pone límite al lucro, necesidad intrínseca del ca-pitalismo. El capitalismo no acepta límites. Tenemos que investigar bajo qué formas el capitalismo no acepta límites. En la experiencia chilena, el capitalismo no acepta límites cuando comete actos delictuales que quedan impunes. Este sería el trabajo de la izquierda: investigar los actos impu-nes del capitalismo, sin miedo a la conclusión de asumir que nosotros mismos vamos a castigarlos.

Aquí viene un acto muy radical, el único que justifica una izquierda nueva. La sobre determinación del capitalismo es el poder de mando al exigirle a la sociedad las categorías del dinero y del plusvalor. Aquí el capitalismo no puede dejar de co-meter delitos, calificados como ta-les por la moral y la legislación de cada país, pero delitos que perma-necen impunes. Si rastreáramos en la historia, veríamos que la impuni-dad que la izquierda concede a los delitos capitalistas tiene múltiples manifestaciones. ¿Qué otra cosa sig-nificaban las “burguesías nacionales progresistas”? La izquierda no toca la explotación que hacen ellas.

Si impedimos con la fuerza fí-sica que se extienda el lucro en la educación, estamos haciendo una

acción anticapitalista que sirve de modelo para acciones semejantes en los otros dominios delictuales del capitalismo. Una izquierda de todos los días tendría que hacerse un exa-men de conciencia respecto a qué acciones micro está emprendiendo para impedir actos delictuales del crecimiento del capitalismo - como lo hicieron por ejemplo esas niñas alemanas que se pusieron a vivir en-cima de árboles que el capitalismo quería abatir para producir celulo-sa... La realización de estas acciones micro debería servir de guía teórica para aplicarlas a escala “macro”.

Cuatro: Volviendo a lo que la IC subraya como elemento de peculia-ridad: el cuarto es que el socialismo real, el de la “fabricación fraternal del pan”, el socialismo del mutualis-mo existe antes y durante el capita-lismo. No hay capitalismo que pue-da prescindir del socialismo real en la medida en que los proletarios se niegan a pasar hambre, a quedarse sin casa. Un ministro comunista me decía: “Muchos me condenan por indisciplina. Pero la indisciplina que me achacan es que yo me construí mi propia casa”.

La esencia del socialismo es la “creación fraternal de pan”. Puede haber producción capitalista de pan. Pero la fabricación fraternal de pan es socialista, y no es auto explota-ción como se dijo durante años, proclamando que al capital le toca la reproducción de la vida del traba-jador, entregándole por tanto, entre otras cosas, la vivienda, la salud, el alimento. Cada vez que los obreros solucionan por cuenta propia estas necesidades que deben cargarse a la acumulación de capital se estarían auto explotando, según ellos.

Este socialismo que estoy descri-biendo no espera la autodestrucción del capitalismo, aunque sí es posible que este socialismo resulte siendo la única manera de vivir una vez que el capitalismo desarrolle todas sus potencialidades, también las que no conocemos, y por lo tanto termine catastróficamente su tarea en la tie-rra.

Se está hablando cada vez más del agotamiento de los bienes de la

naturaleza, de la mundialización. La idea del mercado mundial es coetá-nea con todo el marxismo. El capita-lismo, al no aceptar límites, tiende a ser lo que los antiguos escolásticos decían del Estado y de la Iglesia, que son organismos perfectos, es decir, autosuficientes, tienen dentro de sí todos los recursos que necesitan para cumplir con su tarea específi-ca. El único límite pensable para el capitalismo es la catástrofe, ya no la crisis.

Si el movimiento de izquierda no concibe su labor inmediata como límite inmediato a la conversión de las cosas en mercancías, y no le pro-híbe al capitalismo su crecimiento sin límites, bajo la única forma posi-ble que es la ilegalidad de la acción directa, va a llegar el día en que, produciendo ganancia, produciendo ricos, el capitalismo llegue al límite que es la destrucción del planeta. Y entonces, al terminar catastrófica-mente su tarea en la tierra, intente lo que ya planea: un vuelo a lo Titanic hacia otros espacios. La salida ló-gica de la burguesía es que quienes se pueden pagar el pasaje salgan a otros planetas. Los demás, que se mueran.

Notas1 En su Historia del Pensamiento So-

cialista en varios volúmenes, G.D.H. Cole suele destacar esta coincidencia y a veces precedencia cronológica de formas cristianas de protesta y de au-toconstrucción inmediata (Cole, G. D. H. A History of Socialist Thought (ISBN 10: 140390264X / ISBN 13: 9781403902641), 2002.

2 Pablo Oyarzún ha estado publicando obras de Walter Benjamin que es nece-sario tener en cuenta: Benjamin, Wal-ter. (2009). La Dialéctica en suspenso. Fragmentos sobre la historia. Traduc-ción, introducción y notas de Pablo Oyarzún. Segunda Edición. Santiago: Lom; Walter Benjamin, El Narrador. Introducción, traducción, notas e ín-dices de Pablo Oyarzún R. Santiago de Chile: Ediciones Metales Pesados, 2008

PP-325.indd 12PP-325.indd 12 12/4/12 19:12:4712/4/12 19:12:47