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Revista Digital de la Pastoral Social. Arquidiócesis de La Plata Area Formación y Difusión de la Doctrina Social. 15 Junio - Julio 2021

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Misión en Red

Sumate a esta red y sé “agente” de la Revista, enviándola a otras personas.

El reenvío de la revista es una invitación a participar en la Misión Diocesana,

Si decidís hacerlo, comunicalo a quien te envió esta Revista AGENTE.

¿ A quién participarás para que sea parte activa en la red?

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Revista Agente

Publicación de la Pastoral Social La Plata Area Formación y Difusiónde la Doctrina Social.

Volumen III - Número 15Junio/Julio de 2021

Dirección:Dra. Ansalas, Marta SusanaIng. Fantasía, José AugustoPro. Gonzalvez, Cristian

Edición:Ing. Fantasía, José Augusto

Asesoría:Cdor. Alonso, EdgardoDr. Lauman, José

Consejo redacción:Acosta, GladisBarragán, JorgeCaruso, NestorGallareta, CristinaPerugini, HugoRezzonico, AlbertoYustón, SaulDifusiónAgentes Pastoral SocialDiseñoAtilio A. Diaz

EditorialMensaje Final Social Semana Social 2021Comisión Episcopal de Pastoral Social

Los transgénicos en la reflexión de Laudato si’ Pbro. Lucio Florio

Cuidadores de la Casa Común Martha Arriola

Historia del Movimiento Católico Mundial por el Clima. Ahora: Movimiento Laudato si’Silvia Alonso

Principios para la paz social aplicados a la resolución de conflictos por el uso del agua. Una mirada basada en los derechos humanos Emilia Bocanegra

Nuestra praxis cristiana como respuesta al llamado de Laudato si’ Romina Liberto y M. Alejandra Marcoval

La importancia del Camino Francisco Flores

La responsabilidad personal en la casa común Jorge Barragán

Gran Asamblea ArquidiocesanaMons. Víctor Manuel Fernández

Mesa Laudato si’ Argentina

Oración para cuidar de nuestra casa común

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INDICE

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Editorial

Luego de la realización de la Semana Laudato si’ 2021, el Área de Formación y Difusión de la Pastoral Social se integró a la Mesa Laudato si’ Argentina, conformada por diversos organismos pastorales, asociaciones y movimientos eclesiales (ver nota en contratapa). Con la finalidad de contribuir con el aporte de este Área, hemos resuelto dedicar la presente edición a “la escucha del clamor de la tierra, cuidar nuestra casa común”. En el marco del Proceso de Escucha de la Asamblea Eclesial de América Latina y El Caribe, dicha temática nos interpela como una de las importantes para nuestra pastoral.Siendo un Área dedicada a la formación y difusión, hemos invitado a participar a autores que pro-mueven y desarrollan esta temática desde el conocimiento, la espiritualidad y la acción. El Cardenal Peter Turkson, Prefecto del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral del Vaticano, ha anunciado la creación de una Plataforma de Acción Laudato si’. Mientras la humanidad se enfrenta a una crisis ecológica, esta Plataforma ofrece un nuevo camino a seguir, uniendo a los católicos y a todas las personas de buena voluntad en el camino hacia un futuro más justo y sostenible. El P. Joshtrom Kureethadam, Coordinador del Sector de Ecología del Dicasterio, dijo “La Plataforma de Acción de Laudato si’ traduce en acciones concretas el sueño del Papa Francisco de crear un movimiento masivo de personas para el cuidado de nuestra casa común desde el ámbito local. Representa un esfuerzo para aprender y animar a las comunidades que han estado liderando los esfuerzos de la Laudato si’ en todo el mundo.” El P. Kureethadam concluyó: “Invitamos a todos a unirse a nosotros para construir juntos un futuro mejor. ¡Caminando juntos! Esta es la comunidad eclesial sinodal que el Papa Francisco nos invita a crear mientras cuidamos de nuestra casa común y de los demás.” La plataforma ofrecerá: • Proyectos Laudato si’, que tu institución, comunidad o familia puede utilizar para discernir y poner en práctica tu respuesta a la Laudato si’ • Un enfoque orientado al proceso que responda al carisma de tu institución, comunidad o familia • Orientaciones sobre las acciones que ayudan a construir un futuro mejor a través de los Objetivos Laudato si’ • Reconocimiento de tus progresos https://plataformadeaccionlaudatosi.org/

“Como anticipo a las notas de autor, presentamos el Mensaje final de la Semana Social Virtual 2021 y la convocatoria de Mons. Víctor Fernández a la Gran Asamblea Arquidiocesana para relanzar la misión permanente, la cual dio origen a la Revista AGENTE.”

Buena lectura.

4 Revista Agente

“La educación ambiental debería disponernos a dar ese salto hacia el Misterio, desde donde una ética ecológica adquiere su sentido más hondo…

Esta educación, llamada a crear una «ciudadanía ecológica», a veces se limita a informar y no logra desarrollar hábitos. Sólo a partir del cultivo de sólidas

virtudes es posible la donación de sí en un compromiso ecológico.” (Carta enc. Laudato si’, 210-211).

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Semana Social Virtual 2021

Nos reunimos en esta Semana Social, una vez más de modo virtual, en la conti-nuación de la pandemia del COVID 19 que aún no cesa, en la que aparecen nuevas cepas, nuevas variables, donde resta mucho tiempo de vacunación a escala global para comenzar a pensar en un retorno a la normalidad que alguna vez conocimos. Por eso justamente nos propusimos el lema “Soñemos con una humanidad nueva”

Advertimos cómo esta pandemia que ha golpeado muy fuertemente a todos, en lo sanitario, familiar, económico, educativo, social, ha sido particularmente virulenta con la población más vulnerable. En este momento la desigualdad se manifiesta en la distribu-ción de vacunas en todo el mundo. La pobreza más desgarradora, convive con la riqueza más inconcebible. Y se ha unido el maltrato a la Tierra. Algo se desmadró para perjudicar a la humanidad.

Escuchamos a empresarios y productores de todas las escalas de producción de ali-mentos. Descubrimos allí coincidencias respecto de que no se puede salir de una crisis de esta magnitud sin la participación del Estado, tanto en la cobertura de las necesidades básicas, como en la educación para la empleabilidad y en la creación de oportunidades que permitan integrarse al mundo del trabajo formal. Con la aspiración de lograr un país industrializado, capaz de procesar su producción primaria y crear empleo, integrando sus redes y combinándolo con políticas de Estado que garanticen un horizonte de consenso en materia de políticas públicas, con una imprescindible reforma impositiva, con el cuidado del medio ambiente y con una profunda mirada federal. Todo ante una vasta población con necesidades básicas insatisfechas, donde la alimentación accesible para todos como urgencia social nos debe golpear y mucho.

Nos conmovió escuchar insistentemente que crear trabajo es la única manera de salir adelante, cambiar el paradigma del subsidio por el paradigma del trabajo. Volver a la dignidad del trabajo. Trabajo formal, registrado, que posibilite desarrollo para todos, al tiempo que realizar un abordaje integral de la economía popular para desplegar estrategias que generen valor a gran escala dado. Es necesario definitivamente reformar la economía y para ello es necesario repensar la política, de manera que sea ésta quien provea las solu-ciones que el pueblo necesita.

Con las dificultades de este tiempo de pandemia, escuchamos reflexiones para que la reactivación económica sea una esperanza y un desafío, en un escenario donde segui-mos arrastrando problemas estructurales que no se resuelven, con más del 60 por ciento de niños y niñas con hambre, donde los jóvenes nos interpelaron sobre la necesidad de un

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Comisión Episcopal de Pastoral Social

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sueño colectivo. La inclusión social tampoco es compatible con la excesiva concentración de la riqueza y el poder.

Reflexionamos además sobre una nueva causa de exclusión en un mundo interco-nectado, la posibilidad de acceso a internet, herramienta indispensable para el acceso a los contenidos educativos, a la salud, al encuentro familiar. Para ello, entendiendo a la conec-tividad como un derecho humano escuchamos que es central plantear la universalización del acceso, en especial en un país muy grande con una demografía muy diversa. Rescatán-dose la existencia de una prestación básica universal a las tecnologías de la información y la comunicación que garantice el acceso a los sectores más vulnerables. Coincidiendo en que el trabajo debe ser en conjunto con todos los actores: el Estado y los actores privados interrelacionados, generando un plan con políticas claras a corto mediano y largo plazo. Aparece imprescindible la articulación de políticas municipales, provinciales y nacionales que, simplificando trabas burocráticas y de todo tipo, favorezcan el despliegue de las redes. Debemos evitar que la brecha social sea, también, la brecha digital.

En este escenario donde la pandemia profundizó las enormes desigualdades exis-tentes, escuchamos la coincidencia en el compromiso de todos los sectores, con la búsque-da del diálogo y la cultura del encuentro.

Como pastores a los que se nos confió esta tarea de iluminar la labor de la pastoral social del episcopado entendemos que no debemos cesar en todos los esfuerzos que sean necesarios para deponer en nuestra sociedad: odios que nos despersonalizan, mentiras y noticias falsas que impiden el sano debate, distanciamientos ideológicos y acusaciones constantes que no hacen más que generar enemistad, descalificación, mediocridad y culpa-bilizaciones sin solución. Solo así podremos construir una fraternidad para salir mejores

Nos confiamos a nuestra Madre que, más que nunca desde Luján hoy nos dice: ¡Argentina! ¡Canta y camina!

Jesucristo, Señor de la historia, te necesitamos.

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Los transgénicos en la reflexión de Laudato si’*

Pbro. Dr. Lucio Florio**

Introducción La cuestión de los organismos genéticamente modificados (OGM; GMO en inglés) o eventos transgénicos en la práctica agrícola desafía a la bioética ambiental1. Este tipo de tecnología biotecnológica aplicado a la producción agrícola ha generado una gran trans-formación en la misma, pero ha producido consecuencias también en el ámbito ecológico, demográfico y sanitario. La encíclica Laudato si’ (LS) aborda explícitamente este problema en el contexto de una preocupación por el sistema relacional de la naturaleza y la vida hu-mana en la “casa común” de la biosfera. Los transgénicos son propuestos vistos como un modo concreto de aplicación de la tecnología en el plano más amplio de un cuidado global de las relaciones ecológicas y humanas. Por ese motivo, se presentará en primer lugar un esbozo de la concepción de la actividad tecnológica en LS, para luego describir la perspec-tiva ofrecida sobre el fenómeno de los transgénicos. Interesa destacar la perspectiva de una epistemología de la complejidad aplicada en el análisis del fenómeno, así como una ética de la responsabilidad ambiental y futura.

1. Los transgénicos dentro del discurso sobre tecnología y tecnocracia

La particular aplicación tecnológica al campo genético para el mejoramiento de la producción agrícola debe ser comprendida dentro de un fenómeno más amplio: el del va-lor y alcance de la tecnología. LS continúa la línea de afirmación sobre la tecnología formulada por el Concilio Ecuménico Vaticano II, donde se la encuadraba en el marco de la autonomía del orden

* Reedición con modificaciones de: L. Florio, “Los transgénicos en la reflexión de Laudato si’. Propuestas para la bioética am-biental”, Ética y Vida 2 (2016), 25-40.** Arquidiócesis de La Plata - Investigador y docente en la Facultad de Filosofía y Letras y en la Fac. de Teología de la Pontifi-cia Universidad Católica Argentina – Inst. Esquiú – Fundación Decyr. – Quaerentibus. Teología y ciencias (www.quaerentibus.org).1 Hemos desarrollado el tema en las siguientes publicaciones: “Más allá de la semilla. Acerca de la reciente Jornada sobre las Nuevas Biotecnologías y el Hambre Cero. Una aproximación epistemológica y pastoral al debate sobre los transgénicos”, Criterio Nº 2376, enero 2012; “La vida como don y los desafíos biotecnológicos. Una reflexión desde la fe bíblica”, Vida Abun-dante / edición septiembre-octubre / Año 117 nro. 5, 15-16; “Agua y fuego sobre los campos argentinos. El modelo transgé-nico nuevamente en cuestión”, ISSN: 0011-1473 – Criterio, marzo 2017, n° 2434, 10-14. (http://www.revistacriterio.com.ar/bloginst_new/2017/03/07/agua-y-fuego-sobre-los-campos-argentinos-el-modelo-transgenico-nuevamente-en-cuestion/); “La biotecnología aplicada a la agricultura. Invitación a un debate serio”, en: AAVV, Alabanza gozosa y labor cuidadosa por nuestro común hogar. Comentarios a la Carta Encíclica Laudato Si’, Editorial Docencia, Buenos Aires 2016, 231-237; “Nues-tra parcela en la “casa común”. La cuestión ecológica en el horizonte de los argentinos”, en: Durán, Juan Guillermo – Barreto, Montserrat (Coords.), República, Federalismo y Ciudadanía en el Bicentenario de la Independencia Argentina, Colección Bicentenario Patrio 2010-2017, EDUCA, Buenos Aires, 2016, 159-172. (ISBN 978-987-620-328-9). Souza Casadinho, Osvaldo Javier y Florio, Lucio, “’El sembrador salió a sembrar su semilla’ (Lc 8,5). Organismos transgénicos y agroecología como tema de discernimiento teológico”, en: Sociedad Argentina de Teología (editores), ¿Dónde estás? Ser humanos en este mundo. Teo-logía, humanidad y cosmos. XXXVI Semana de Teología, Buenos Aires, Ágape, 2018, 131-177.

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temporal que incluía a las ciencias y a la técnica en ello (cfr. GS 34-36)2. Sin embargo, no ignora algunos aspectos peligrosos tales como la energía nuclear, la biotecnología, la infor-mática, el conocimiento de nuestro propio ADN, etc. LS vincula estos peligros con el au-mento del poder sobre la naturaleza y los otros (104). Agudizando el análisis de Gaudium et spes, señala: “Nunca la humanidad tuvo tanto poder sobre sí misma y nada garantiza que vaya a utilizarlo bien, sobre todo si se considera el modo como lo está haciendo” (104). La afirmación continúa con la pregunta: “¿En manos de quiénes está y puede llegar a estar tanto poder? Es tremendamente riesgoso que resida en una pequeña parte de la humani-dad” (104). Este acrecentamiento de poder no está acompañado por un desarrollo ético (105). Se hace necesario el desarrollo de una ética sólida, una cultura y una espiritualidad que “lo limiten y lo contengan en una lúcida abnegación” (105). Subyace en LS una antro-pología que concibe al ser humano como vulnerable, no plenamente autónomo, acechado por las fuerzas del inconsciente y del egoísmo.

Pero el problema de fondo que detecta LS es que lo que interesa hoy es extraer todo lo posible de la naturaleza. Con el pensamiento latente de la infinitud de los bienes natu-rales -común a muchos tecnólogos, economistas y financistas- se avanza en una extrac-ción desmesurada de bienes naturales. Ello conduce a la peligrosa idea de un crecimiento infinito o ilimitado (106) y a la tendencia a constituir la metodología y los objetivos de la tecnociencia en un paradigma de comprensión que condiciona la vida de las personas y el funcionamiento de la sociedad (107). Esto implica un consiguiente empobrecimiento de la biosfera y un reduccionismo de la vida humana y no humana. En una toma de posición de filosofía de la técnica, LS explicita la idea de que “los objetos producto de la técnica no son neutros, porque crean un entramado que termina condicionando los estilos de vida y orientan las posibilidades sociales en la línea de los intereses de determinados grupos de poder” (107). De allí que ciertas elecciones, aparentemente instrumentales, son ya eleccio-nes respecto de la orientación de la vida social.

La aparente aporía de la situación radica en que hoy resulta difícil utilizar la tecno-logía sin entrar dentro de la lógica tecnocrática, la cual tiende a incluir dentro de sí todo lo que es humano (108). Se ha consolidado un modelo tecnocrático globalizado (109). El sistema financiero está también integrado al tecnológico, ahogando así la economía real en beneficio del puro rédito. De este modo, no sólo se afecta la economía concreta, sino también el ambiente. La encíclica cuestiona las visiones optimistas respecto de una alianza entre economía y tecnología como modo de solución de los problemas ecológicos y, en general, el conjunto de necesidades humanas. También critica la solución mágica del mer-cado, así como una visión de un “superdesarrollo” derrochador y consumista.

2 “La humanidad ha ingresado en una nueva era en la que el poderío tecnológico nos pone en una encrucijada. Somos los herederos de dos siglos de enormes olas de cambio: el motor a vapor, el ferrocarril, el telégrafo, la electricidad, el automóvil, el avión, las industrias químicas, la medicina moderna, la informática y, más recientemente, la revolución digital, la robótica, las biotecnologías y las nanotecnologías. Es justo alegrarse ante estos avances, y entusiasmarse frente a las amplias posibilidades que nos abren estas constantes novedades, porque «la ciencia y la tecnología son un maravilloso producto de la creatividad humana donada por Dios». La modificación de la naturaleza con fines útiles es una característica de la humanidad desde sus inicios, y así la técnica «expresa la tensión del ánimo humano hacia la superación gradual de ciertos condicionamientos materiales». La tec-nología ha remediado innumerables males que dañaban y limitaban al ser humano. No podemos dejar de valorar y de agradecer el progreso técnico, especialmente en la medicina, la ingeniería y las comunicaciones. ¿Y cómo no reconocer todos los esfuerzos de muchos científicos y técnicos, que han aportado alternativas para un desarrollo sostenible?” (LS 102).8 Revista Agente

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LS reserva el punto 110 a una cuestión más teórica, aunque de fuertes implicacio-nes: la fragmentación de los saberes, donde ubica también las ciencias unidas a la tecnolo-gía. Esta segmentación provoca la dificultad de captar los fines de la aplicación tecnológica y, al final, termina favoreciendo una serie de efectos que se concretan en la crisis ambiental y en la pobreza. A la luz de este marco, se hace evidente que la cultura ecológica no puede consistir sólo en la producción de respuestas urgentes y prácticas, sino que requiere una visión global diferente que confronte al paradigma tecnocrático en los planos teóricos, educativos, políticos y espirituales (111). LS invita a no resignar la pregunta por el sentido (113). Pese a su “no-neutralidad”, la ciencia y la tecnología pueden reencauzarse, porque “nadie pretende volver a la época de las cavernas” (114). Sin embargo, se necesita recupe-rar los valores y los grandes fines arrasados por un “desenfreno megalómano” (114). Este contexto de evaluación de la tecnología podría ser sintetizada de este modo: tecnología sí, tecnocracia no. Desde esta visión simultáneamente positiva y negativa de la tecnología y de su ejercicio tal como se producen en la actualidad permite avanzar sobre la concepción de los transgénicos. Se trata, precisamente, de una aplicación tecnológica nada menos que a la estructura de la vida y con fuertes implicaciones sobre ambiente y ser humano.

2. Los transgénicos en la LS2.1. Experimentación respetuosa de la integralidad de la creación

LS consagra un desarrollo importante al tema de los transgénicos. Lo hace dentro de un apartado más genérico dedicado a la innovación biológica a partir de la investigación (LS 130-136). El tema es de importancia especialmente para los países que han optado por un paradigma de producción agrindustrial determinado por la biotecnología. La encíclica recuerda que todo uso y experimentación “exige un respeto religioso de la integridad de la creación», explicitándolo al mencionar que una intervención legítima es aquella que actúa en la naturaleza para ayudarla a desarrollarse en su línea, la de la crea-ción, la querida por Dios:

La base biológica del fenómeno transgénico es recordada por LS, con una referen-cia a la ciencia biológica y, desde el punto de vista filosófico, a un orden de la naturaleza subyacente. Se puede deducir que la ciencia biológica introduce en una lectura metafísica, pues posibilita descubrir cómo funciona la naturaleza biológica. En ese sentido, en cohe-rencia con el resto de la encíclica, se practica una epistemología realista, donde las ciencias abren la comprensión hacia una visión ontológica de la naturaleza3. En este caso, las inves-3 Cfr., sólo como un ejemplo, los números 22-42, en los que LS utiliza datos originados en las ciencias naturales que luego serán ampliados en visiones generales de la biosfera, así como de su sentido ontológico y teológico. Sobre el uso de las ciencias por la encíclica, cfr. LINARES LLAMAS, PEDRO y ROMERO MORA, JUAN CARLOS, “Laudato si’ y la ciencia”, en: SÁNZ GIMÉNEZ- RICO, ENRIQUE (ed.), Cudar de la Tierra, cuidar de los pobres. Laudato si’ desde la teología y con la ciencia, Maliñao, Sal Terrae, 2015, pp. 105-123.

En este marco debería situarse cualquier reflexión acerca de la intervención humana sobre los vege-tales y animales, que hoy implica mutaciones genéticas generadas por la biotecnología, en orden a aprovechar las posibilidades presentes en la realidad material. El respeto de la fe a la razón implica prestar atención a lo que la misma ciencia biológica, desarrollada de manera independiente con respecto a los intereses económicos, puede enseñar acerca de las estructuras biológicas y de sus posi-bilidades y mutaciones. En todo caso, una intervención legítima es aquella que actúa en la naturaleza «para ayudarla a desarrollarse en su línea, la de la creación, la querida por Dios» (LS 132).

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tigaciones biológicas permiten delimitar los efectos en una dinámica de la vida que incluye un aspecto relacional central: hay otras especies, otros ecosistemas, una biosfera, todos en una dinámica evolutiva. Todo está interrelacionado (cfr. LS 16, 70, 91, 92, 117, 120, 138, 142, 240). De este modo, la ciencia biológica permite descubrir una estructura evolutiva y relacional de los seres vivientes. El orden natural captado científicamente, pues, incluye una visión de una biosfera dinámica e interrelacionada. Asimismo, al integrar la mención de que se trata de la creación querida por Dios, LS invita a percibir la dimensión teológica de la cuestión ambiental. Es cierto que la encíclica está dirigida a todos los habitantes de la “Casa común”, creyentes o no, por lo que se menciona el lado teológico del fenómeno sólo en su dimensión más general, es decir, como realidad creada4. Sin embargo, para los adherentes a la fe bíblica, la referencia a la creación y a su sentido para Dios aporta un elemento agregado para la práctica de un discernimiento ético de la situación ecológica. En este caso, LS invita a formular una consideración global de la biotecnología transgénica a la luz de un proyecto más amplio de la naturaleza y del ser humano.

Al remitir la cuestión de los transgénicos hacia el campo más amplio de los límites éticos de la intervención sobre la naturaleza, la encíclica abre interrogantes que no pre-tende resolver de manera concreta. Por lo pronto, la advertencia de que “una intervención legítima es aquella que actúa en la naturaleza «para ayudarla a desarrollarse en su línea, la de la creación, la querida por Dios»” ha de ser tenida en cuenta, por ejemplo, al momento de evaluar los impactos sobre los ecosistemas de los agroquímicos incluidos necesaria-mente en el paquete tecnológico transgénico. Estos son, por definición, biocidas, es decir, destructores de toda vida circundante5.

2.2. Epistemología de la complejidad

El ejemplo mencionado previamente sirve para remarcar que, de un modo más ge-neral, LS formula interrogantes hacia varios campos epistemológicos: biología, sociología, economía, metafísica, teología6. Se trata de un fenómeno complejo, donde no deberían pre-valecer posiciones cimentadas sobre epistemologías simplistas. De este modo, la encíclica sale al paso de simplificaciones, tales como aquellas que las legitiman desde un horizonte de “hambre 0” que los transgénicos habrían de conseguir en el futuro, u otras que estable-cen la disyuntiva entre este tipo de agricultura -viable y de alta producción- y la agricultura tradicional -destinada a una producción insuficiente para la población planetaria-. Por otra parte, la FAO y otros organismos han confirmado que se produce suficiente ali-mento para alimentar a toda la humanidad, lo que sucede es que muchos no tienen dinero para comprar y se tira más del 30% de lo que se produce. También está desmentido que esta es la única manera de producir en cantidad suficiente para abastecer el crecimiento de la demanda. Además, la calidad de los alimentos producidos en forma natural sigue

4 Al menos en este punto, no así en el cap. 2, “El Evangelio de la creación”, donde explícitamente desarrolla la concepción bíblica de la creación y ensaya una lectura ecológica de los textos de la revelación judeocristiana. 5 Cfr. LOWY, CLAUDIO, “Las falacias de las buenas prácticas agrícolas”, en: FLORIO, LUCIO; GUREVICH, BEATRIZ; URRUTIA ALBISÚA, EUGENIO (editores), DeCyR. Documentos y presentaciones del VIII Congreso Latinoamericano de Ciencia y Religión, 1ª. Ed., DeCyR, Buenos Aires, Junio 2015 (ISBN: 978-987-45880-0-5), http://www.fundaciondecyr.org/book/VIII%20CoLaCyR%20-%20Documentos%20y%20presentaciones%20del%20Congreso.pdf, 248-266.6 Cfr. Florio, L., “Ecología y teología”, en: Figueroa Clerici, Verónica (coord.), Crisis ecológica. Apuntes para una ecología integral, Eucasa, Salta 2020, 78-92.

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siendo muy superior a la de origen transgénico. Por estos motivos, las mencionadas carac-terizaciones no dan cuenta de la complejidad del fenómeno, al que se violenta si se la abor-da sólo desde perspectivas lineales. Precisamente, aproximándose sólo desde una visión “mono-causal” se prescinde de otros efectos de la intervención transgénica, tales como la dependencia intrínseca de agroquímicos, las secuelas ambientales, los eventuales daños sobre las poblaciones fumigadas o consumidoras de los productos, etc.

Por ello, con un criterio de cautela epistemológica, LS señale la dificultad de emitir un juicio sobre el desarrollo de los OGM7. En una apretada síntesis de la cuestión científi-ca, recuerda que las mutaciones genéticas existen en el ámbito natural y que durante siglos han sido orientadas mediante una selección humana (domesticación, obtención de varie-dades alimenticias, etc.). Sin embargo, en la naturaleza los cambios son lentos y no son impuestos, sino que subsisten en juego con un ambiente que descarta la gran mayoría de las mutaciones. La biotecnología, de reciente desarrollo, acelera y generaliza los cambios por medio de una intervención exterior.

2.3. Problemas asociados a los OGM En relación con la afirmación de los partidarios de los OGM acerca de la inocuidad sobre la salud de los alimentos producidos mediante las técnicas transgénicas, la encíclica retoma la línea de prudencia epistemológica. Se trata, en efecto, de una cuestión en la que además de la complejidad de factores intervinientes y consecuencias posibles, se carece de datos suficientes. Recién en los últimos años han comenzado a producirse investigaciones sobre los efectos en la salud o en el ambiente. Algunos de ellos están dando indicadores alarmantes en el campo de la salud8 o del ambiente9.7 Esta posición se encuentra en consonancia con varios documentos, como por ejemplo “Los Límites del Crecimiento” Edi-ción 2012, del Club de Roma, que dice que “no está claro si la ingeniería genética es necesaria para alimentar al mundo ni si es sostenible”.8 Cfr. datos sintetizados en ALONSO, SILVIA, “Complejidades del Modelo Agroindustrial Argentino”, en: GOMEZ DE MIER, EUGENIO (editor), Alabanza gozosa y labor cuidadosa por nuestro común hogar. Comentarios a la Carta Laudato Si’, Docencia, Buenos Aires, 2016, 314-336. Cfr. también: ARANCIBIA, FLORENCIA, “Las palabras y “las sojas”: un enfoque desde la socio-logía de la ciencia y la tecnología”, Apunt. investig. CECYP [online]. 2012, n.22 [citado 2016-09-19], pp. 0-0 . Disponible en: <http://www.scielo.org.ar/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1851-98142012000200006&lng=es&nrm=iso>. ISSN 1851-9814. 9 RONCO, A. E ET ALII. Apartin, Water quality of the main tributaries of the Paraná Basin: glyphosate and AMPA in surface water and bottom sediments, Environ Monit Assess (2016) 188:458. Con respecto a la contaminación de fuentes de agua dulce, cfr. BOURGEOIS, MARCELO J. y BARRAGÁN, HORACIO, L., “Contaminación de cursos de agua dulce”, en: BARRAGÁN, HORACIO (editor principal), Desarrollo, salud humana y amenazas ambientales. La crisis de la sustentabilidad, EDULP, La Plata, 2010, 199-215.

Es difícil emitir un juicio general sobre el desarrollo de organismos genéticamente modificados (OMG), vegetales o animales, médicos o agropecuarios, ya que pueden ser muy diversos entre sí y requerir distintas consideraciones. Por otra parte, los riesgos no siempre se atribuyen a la técnica misma sino a su aplicación inadecuada o excesiva. En realidad, las mutaciones genéticas muchas veces fueron y son producidas por la misma naturaleza. Ni siquiera aquellas provocadas por la in-tervención humana son un fenómeno moderno. La domesticación de animales, el cruzamiento de especies y otras prácticas antiguas y universalmente aceptadas pueden incluirse en estas conside-raciones. Cabe recordar que el inicio de los desarrollos científicos de cereales transgénicos estuvo en la observación de una bacteria que natural y espontáneamente producía una modificación en el genoma de un vegetal. Pero en la naturaleza estos procesos tienen un ritmo lento, que no se compara con la velocidad que imponen los avances tecnológicos actuales, aun cuando estos avances tengan detrás un desarrollo científico de varios siglos. (LS 133).

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Los puntos sobre los que LS, en su número 13410, advierte dificultades importantes son los siguientes:

• la concentración de tierras productivas en manos de pocos debido a la progresiva desaparición de pequeños productores que, como consecuencia de la pérdida de las tierras explotadas, se han visto obligados a retirarse de la producción directa, aumentando la pre-cariedad laboral y el flujo migratorio hacia los asentamientos de las grandes ciudades; • la expansión de la frontera de estos cultivos arrasa con el complejo entramado de los ecosistemas, disminuye la diversidad productiva y afecta el presente y el futuro de las economías regionales.

• la tendencia al desarrollo de oligopolios en la producción de granos y de otros productos necesarios para su cultivo; además, la dependencia se agrava si se piensa en la producción de granos estériles que terminaría obligando a los campesinos a comprarlos a las empresas productoras.

En el punto siguiente (135) señala:

Con respecto a los puntos precedentes, se han formulado algunas evaluaciones crí-ticas. Por una parte, se ha hecho notar la omisión de uno de los cuestionamientos más radicales respecto de los OGMs: que su misma ingeniería consiste en alteración genética de una semilla para ser utilizada con determinados agroquímicos. En el 2015 se autorizó un evento que incluye resistencia a la sequía. Además, en el caso de los transgenes Bt, la misma planta es la que genera el biocida que se encuentra en todas sus partes. En otras

10 Si bien no hay comprobación contundente acerca del daño que podrían causar los cereales transgénicos a los seres huma-nos, y en algunas regiones su utilización ha provocado un crecimiento económico que ayudó a resolver problemas, hay difi-cultades importantes que no deben ser relativizadas. En muchos lugares, tras la introducción de estos cultivos, se constata una concentración de tierras productivas en manos de pocos debido a «la progresiva desaparición de pequeños productores que, como consecuencia de la pérdida de las tierras explotadas, se han visto obligados a retirarse de la producción directa». Los más frágiles se convierten en trabajadores precarios, y muchos empleados rurales terminan migrando a miserables asentamientos de las ciudades. La expansión de la frontera de estos cultivos arrasa con el complejo entramado de los ecosistemas, disminuye la diversidad productiva y afecta el presente y el futuro de las economías regionales. En varios países se advierte una tendencia al desarrollo de oligopolios en la producción de granos y de otros productos necesarios para su cultivo, y la dependencia se agrava si se piensa en la producción de granos estériles que terminaría obligando a los campesinos a comprarlos a las empresas productoras” (LS 134).

Sin duda hace falta una atención constante, que lleve a considerar todos los aspectos éticos impli-cados. Para eso hay que asegurar una discusión científica y social que sea responsable y amplia, capaz de considerar toda la información disponible y de llamar a las cosas por su nombre. A veces no se pone sobre la mesa la totalidad de la información, que se selecciona de acuerdo con los pro-pios intereses, sean políticos, económicos o ideológicos. Esto vuelve difícil desarrollar un juicio equilibrado y prudente sobre las diversas cuestiones, considerando todas las variables atinentes. Es preciso contar con espacios de discusión donde todos aquellos que de algún modo se pudieran ver directa o indirectamente afectados (agricultores, consumidores, autoridades, científicos, semilleras, poblaciones vecinas a los campos fumigados y otros) puedan exponer sus problemáticas o acceder a información amplia y fidedigna para tomar decisiones tendientes al bien común presente y futuro. Es una cuestión ambiental de carácter complejo, por lo cual su tratamiento exige una mirada integral de todos sus aspectos, y esto requeriría al menos un mayor esfuerzo para financiar diversas líneas de investigación libre e interdisciplinaria que puedan aportar nueva luz.

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palabras: la modificación incluye la resistencia a biocidas concretos. De esta manera, no se puede prescindir de la relación entre uno y otro. El argumento de que los OGM no dañan a la salud y al ambiente suele restringirse al polo de la semilla modificada, omitiendo el polo, imprescindible, de los agroquímicos correspondientes. Precisamente, uno de los proble-mas visibles en el debate público sobre esta cuestión lo constituyen las denominaciones engañosas que se utilizan para designar a los productos agroquímicos11. Esta relacionalidad entre semilla transgénica y agroquímicos es clave no sólo desde el pun-to de vista de la evaluación concreta del daño eventual producido por la utilización de los OGM en la agricultura, sino también desde un punto de vista epistemológico y ético. La cuestión mencionada obliga a reflexionar en clave relacional el fenómeno transgénico. No hay sólo una semilla modificada, sino también un agroquímico implícitamente vin-culado a aquel. En esta lógica relacional, propia de la realidad ecológica, hay que agregar los ecosistemas impactados por la deforestación excesiva y por el efecto devastador sobre las distintas especies (animales, vegetales, hongos, bacterias, etc.) poblaciones vegetales y animales producidas por los biocidas. En otras palabras, hay que considerar en forma holística y relacionada el fenómeno tecnológico transgénico aplicado a la agricultura, in-cluyendo los otros factores implicados en el mismo. LS invita a promover la investigación para tener en cuenta todos los factores, incluidos aquellos que no son de interés de estudio por parte de los productores.

Esta dificultad, así como las mencionadas en el número 135, suelen ser minimizadas por una conjunción muy sólida de grupos diversos, aunque convergentes en el objetivo común apologético de la matriz biotecnológica. El motivo principal de esta defensa es el fenómeno, al menos temporal, de bonanza económica, parte importante de los ingresos económicos de algunos países (cfr. LS 134). Este apoyo al modelo transgénico incluye in-cluso representantes del mundo académico12, aun en el área católica13.11 “Las empresas que importan, fabrican, fraccionan, envasan y comercializan estos productos, así como los integrantes de ins-tituciones que realizan actividades de intervención agrarias y las asociaciones que agrupan a los productores más capitalizados suelen denominarlos “defensivos”, “fitosanitarios” o “agroquímicos” “agentes para la protección de cultivos” “agentes contra las contingencias”. Se le asigna un nombre que lo relaciona con su utilidad para mantener la sanidad de los cultivos defendiéndolos de sus potenciales enemigos. Estos pueden ser hierbas, insectos u hongos. Es posible que esta denominación desdibuje su real incidencia en la salud humana. Los grupos ambientalistas llaman a estos productos “plaguicidas” “agrotóxicos” enfatizando la posibilidad de matar “plagas agropecuarias”, pero reforzando su carácter peligroso, enmarcado en la terminación “cida”. Esta última hace referencia a aquello “que extermina” o “que mata” o en su carácter de tóxico “veneno” o sustancia que puede dañar los organismos. Por último, los productores y en mayor medida los trabajadores rurales suelen denominar a estos insumos como “producto” “remedio” o “veneno”. Mientras que el termino remedio evoca la posibilidad de curar que poseen los “agroquímicos”, la de eliminar insectos u hongos en los cultivos, el término “veneno” denota su carácter perjudicial” (SOUZA CASADINHO, JAVIER, “Los conflictos ambientales en torno a las pulverizaciones con agrotóxicos, actores, luchas y logros alcanzados”, en: DECYR (editor), VIII Congreso Latinoamericano de Ciencia y Religión, Buenos Aires, 347: www.fundaciondecyr.org/book/VIII%20CoLaCyR%20-%20Documentos%20y%20presentaciones%20del%20Congreso.pdf.12 Sólo como un paradójico ejemplo, se puede mencionar la posición del teólogo Leonardo Boff quien, pese a cuestionar la implementación de una producción de OGM (http://leonardoboff.com/site-esp/vista/2003/set19.htm; consulta 28-07-2016), ha hecho público su apoyo a las políticas de desarrollo brasileñas y argentinas recientes que han incluido las prácticas agrícolas de OGM y la consiguiente deforestación de las últimas décadas (cfr. “Un apoyo al debate”, Página 12, 13-03-20).13 Un ejemplo de ello lo constituye un documento de la Pontificia Academia de las Ciencias, anterior a la publicación de LS que destacaba los aspectos positivos de los OGM sobre la alimentación mundial, en desmedro de sus efectos perniciosos: cfr. “Plan-tas transgénicas para la seguridad alimentaria en el contexto del desarrollo”, Semana de Estudio (15-19 de mayo de 2009, Ciu-dad del Vaticano: www.va/roman_curia/pontifical_academies/acdscien/documents/newpdf/multilanguagestatement.pdf). Los debates del simposio pueden verse en: www.va/roman_curia/pontifical_academies/acdscien/2010/newbiotechnologynov2010.pdf. El texto, sin embargo, invitaba la prudencia (phronesis), calificando esta virtud ética desde la capacidad de predicción. De todos modos, con posterioridad a Laudato Si’, el presidente de la Academiaha continuado expresando la misma opinión del do-cumento: “La revolución agrícola en la Argentina está considerada como una de las contribuciones más importantes que se han hecho en los últimos años. Y consiste fundamentalmente en las semillas transgénicas, en la siembra directa y en la parte social”

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En muchos de estos casos se detecta una simplificación epistemológica, caracteri-zada por la selección de unos pocos factores de análisis, en combinación con una visión economicista o, en algunos casos, con una evaluación ingenua respecto de los efectos deri-vados de la opción por los OGM. Por este motivo, LS 135 insiste en la necesidad de buscar una visión integradora de los factores intervinientes, mediante una sumatoria de infor-mación y una valoración de todos los aspectos éticos implicados en esta temática crucial, llamando “a las cosas por su nombre”. Esto implica colocar la información originada en los diversos campos interesados y con una investigación de todos los factores comprometidos en una modificación de tal magnitud sobre la producción agrícola y el territorio natural y humano. La selectividad informativa proviene muchas veces de intereses que perturban la visión global y neutral del tema. De allí que sea necesario contar con espacios de discusión para todos los directa o indirectamente afectados. Esto incluye a agricultores, consumi-dores, autoridades, científicos, productoras de semillas, poblaciones vecinas a los campos fumigados y otros, a fin de tomar decisiones tendientes al bien común presente y futuro (cfr. LS 135). De más está decir que este programa es, al menos en el actual paradigma económico de algunos países, algo de difícil concreción.

2.4. La investigación del fenómeno como decisión epistemológica y ética

Sin embargo, la información sobre la complejidad del fenómeno no brota por sí sola: se necesita de una investigación sistemática que aporte datos confiables en los diver-sos campos afectados por la aplicación de las nuevas biotecnologías. LS recuerda que: “Es una cuestión ambiental de carácter complejo, por lo cual su tratamiento exige una mi-rada integral de todos sus aspectos, y esto requeriría al menos un mayor esfuerzo para fi-nanciar diversas líneas de investigación libre e interdisciplinaria que puedan aportar nue-va luz” (135). Buena parte de las dificultades actuales en el abordaje del tema transgénico provienen de los desequilibrios en las orientaciones y recursos asignados a la investigación. En efecto, en este campo las mayores asignaciones presupuestarias por parte de los orga-nismos de investigación estatales están destinadas a proyectos aplicados a la biotecnología, quedando en un segundo lugar aquellas que estudian sus impactos ecológicos, sanitarios y sociales. A esto se agrega el hecho de que numerosas investigaciones -algunas de ellas tras-ladadas como fuentes a la legislación- son realizadas por científicos que trabajan para las mismas empresas de semillas transgénicas o los productores. Esto plantea cuestiones éticas respecto de los programas de investigación, algo que suele estar ausente en los debates de las políticas científicas de los países en desarrollo. El control crítico de las prioridades de investigación por parte de los organismos de promoción de ciencia y tecnología estatales, así como de la neutralidad de las investigaciones ligadas a las empresas interesadas en los transgénicos es fundamental. Por otra parte, se plantean también interrogantes éticos en la financiación para investigación a universidades y sus científicos por parte de las empresas biotecnológicas, sobre todo a la luz de que muchos casos éstas hacen firmar convenios de confidencialidad y, cuando los resultados son negativos, retiran los fondos.

(Entrevista a Mons. Marcelo Sánchez Sorondo, La Nación, Buenos Aires, 21.01.16, http://www.lanacion.com.ar/1863961-mar-celo-sanchez-sorondo-es-necesario-mejorar-la-organizacion-social-y-las-condiciones-de-trabajo). Estos planteos tuvieron su réplica a nivel local: cfr. Florio, Lucio, “Más allá de la semilla. Acerca de la reciente Jornada sobre las Nuevas Biotecnologías y el Hambre Cero. Una aproximación epistemológica y pastoral al debate sobre los transgénicos”, Criterio Nº 2376, enero 2012 (www.revistacriterio.com.ar/bloginst_new/2012/01/13/mas-alla-de-la-semilla/)-.14 Revista Agente

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Esto, naturalmente, produce investigaciones menos neutrales. En estas cuestiones relati-vas al financiamiento y direccionalidad de las investigaciones se entrelazan dimensiones epistemológicas y éticas; en efecto, las opciones epistemológicas y su control no son pre-cisamente científicas, sino éticas. En otras palabras, y de acuerdo con la inspiración de LS, hace falta revisar las opciones éticas subyacentes a los programas de investigación sobre OGM. Finalmente, en este contexto, LS agrega crítica a los ecologismos extremos que no res-petan al ser humano y, por ejemplo, aceptan investigaciones sobre embriones humanos (136). Se trata de una observación que, tal como está implícita en el resto de la encíclica, procura no desvincular la ecología natural de la ecología humana. Intenta evitar otro polo funda-mentalista, en las antípodas de la tecnocracia, que es el ecologismo profundo. Sin embar-go, la crítica a los ecologismos radicales no incluye los métodos agro-ecológicos en sus diversas modalidades. Al menos hay que advertir que LS no toma una posición extrema sobre la cuestión transgénica: ni a favor, puesto que destaca ampliamente sus dimensiones potencial o realmente negativas; pero tampoco adopta un camino de negación absoluta de aplicaciones tecnológicas a la producción agropecuaria. En todo caso, la encíclica vuelve a resaltar la relación entre ética y técnica, invitando de este modo a no circunscribir la cues-tión al ámbito meramente científico y tecnológico.

Conclusiones

La tecnología aplicada a la elaboración de eventos transgénicos plantea importantes cuestiones dirigidas a la bioética ambiental. La velocidad de las transformaciones tecnológi-cas y la complejidad de factores intervinientes moderan la elaboración de respuestas simplis-tas. La encíclica Laudato Si’ recoge el tema y lo desarrolla en un marco amplio del cuidado de la “Casa común”. Por ello, invita a una apertura hacia enfoques múltiples, previniendo de soluciones meramente tecnocráticas o economicistas. LS aboga por el discernimiento del uso de las tecnologías, cuestionando especialmente la visión tecnócrata que cifra todas las expec-tativas de desarrollo en recetas tecnológicas. Es preciso, según la encíclica, introducir otros elementos de reflexión, provenientes de otras áreas del conocimiento, incluidas la reflexión ética y los aportes de las religiones y de otras culturas. La tecnología no es solamente un ins-trumento de poder, sino que ha de ponerse en relación con otras dimensiones de la vida y de la naturaleza. El fenómeno transgénico ha de verse en esa perspectiva: se trata, precisamente, de una aplicación tecnológica en el ámbito de la vida vegetal o animal. Debido a la multipli-cidad de efectos ocasionados sobre el ambiente natural y humano, los OGM deben ser estudiados en su complejidad. Desde allí aflora un criterio fundamental: el respeto a la diversidad de dimensiones incluidas en el fenómeno transgénico. No basta con una lectura científica, tecnológica o económica. Se requiere también de estudios biológicos, químicos, sociológicos, jurídicos y éticos sobre los aspectos vinculados a la implementación de la ela-boración y aprobación de eventos transgénicos y de su posterior destino en la producción agrícola. En este tema, LS insiste en la necesidad de una investigación básica independiente de los centros de interés económico. Resulta evidente que la investigación originada en la

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misma industria biotecnológica está permeada de interés económico. Por ese motivo, ésta debe ser complementada con proyectos investigativos autónomos y de nulo interés econó-mico, a saber: los efectos concretos sobre la salud de las poblaciones fumigadas o alimen-tadas por OGM; los ecosistemas amenazados o en vías de extinción por la ampliación de fronteras agropecuarias con finalidades de explotación de transgénicos; la creciente con-centración económica en manos de empresas o grandes productores; el desplazamiento demográfico por la nueva modalidad productiva; la pérdida de biodiversidad; la disponi-bilidad de semillas no transgénicas para los productores orgánicos y agroecológicos; etc. Si no se produce este tipo de investigación, estaremos en una lógica pervertida de ciencia aplicada sin ningún tipo de control experimental. En realidad, habría puro cientificismo, tecnocracia y economicismo, expresiones de proyectos culturales fuertemente contrasta-dos por LS. Sin embargo, las actuales fuentes de financiamiento de proyectos de investiga-ción no contemplan en general estudios serios e integrados sobre las dimensiones negati-vas de la producción transgénica. Una cuestión colateral, pero de gran importancia, es la del rol de las universidades en este campo de investigación14. Es probable que la actividad autónoma de investigación sobre OGM pueda conducir hacia conclusiones que ubiquen esta actividad en un lugar más acorde con la idea de desarrollo sostenible, tal como es tam-bién propuesta por LS 18815. La bioética ambiental está en condiciones de aportar criterios de respeto episte-mológico a la complejidad del fenómeno en estudio. En cierta medida, el cuidado por la complejidad en la investigación constituye un problema ético, además de epistemológico. La bioética puede generar un espacio de discusión entre los diversos agentes intervinien-tes, donde la dimensión académica constituye sólo una de las partes implicadas. Además, puede poner en consideración valores no económicos que suelen quedar diluidos en un terreno donde la economía permea el debate con condiciones de urgencia humanas, tales como el hambre y el crecimiento, dejando en penumbras situaciones ecológicas y de desa-rrollo más amplias. Asimismo, LS parece invitar al ejercicio de una prudencia (frónesis) en el uso de la vida biológica. Ello implica la aplicación seria del estudio de los dinamismos evolutivos, genéticos y ecológicos en juego, así como los relacionados con las necesidades de desarro-llo humanas. Esta prudencia toma expresión jurídica en el principio precautorio16, muchas veces de incierta aplicación en el plano productivo. La encíclica LS recuerda en reiteradas ocasiones el carácter de fragilidad de la biosfera, una “hermana pobre”, vulnerada, llevada hacia situaciones de irreversibilidad de los procesos por la desmesurada pretensión de consumo. En definitiva, lo que está en juego es evaluar si el proceso de transgénicos co-labora o no con la grave situación ambiental. Y allí radica el punto difícil de debate entre posturas demasiado radicalizadas en una y otra dirección. Éste parece ser un desafío para la bioética ambiental actual. 14 En modo particular, surge la inquietud respecto de las universidades católicas, las cuales deberían sentirse fuertemente cuestionadas respecto de su empeño en promover investigaciones sobre estas áreas. El hecho de que parte del financiamiento de estos centros universitarios provenga del área de la producción agrícola o que muchos estudiantes se encuentren preparán-dose para ese tipo de actividades debería ser contemplado de manera explícita por los programas de investigación.15 “Hay discusiones sobre cuestiones relacionadas con el ambiente donde es difícil alcanzar consensos. Una vez más expreso que la Iglesia no pretende definir las cuestiones científicas ni sustituir a la política, pero invito a un debate honesto y transpa-rente, para que las necesidades particulares o las ideologías no afecten al bien común” (LS 188).16 Cfr. TICKNER, J.A. (edited by), Precaution, Environmental Science and Preventive Public Policy Island Press, Washington, 2003. En Argentina, el principio precautorio está citado en el Art. 4º de la Ley 25675 de Presupuestos Mínimos, conocida como Ley General del Ambiente.16 Revista Agente

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Finalmente, la situación actual de pandemia demanda una reflexión aun más pro-funda acerca de las características de producción agrícola, especialmente sobre la intro-ducción de componentes químicos al ambiente. En efecto, los efectos devastadores sobre el ambiente de decisiones tecnológicas no suficiente calibradas pueden alcanzar dimensiones no imaginadas, en particular por el potenciamiento operado por los transportes humanos y de productos alimenticios. Una de las líneas de pensamiento y de acción deseables en la post-pandemia sería la de diseñar un camino menos intervencionista y más agroecológico. No se trata de un camino antitecnológico, sino del uso prudente de la ciencia y la tecno-logía en un planeta que evidentemente aparece con rasgos de vulnerabilidad cada día más manifiestos.

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Cuidadores de la Casa Común

Martha Arriola Nace en septiembre del año 2015, cuando nos anoticiamos de la Carta Encíclica Laudato si, a través de Monseñor Jorge Lugones, obispo de Lomas de Zamora, hoy Pre-sidente de la Comisión de Pastoral Social de la CEA, en un encuentro en la Ciudad de La Plata. A algunos de nosotros esa noche, se “nos voló la cabeza”, como dicen los pibes. Probablemente la ternura del pobre de Asís y el rigor jesuítico generaron en nuestro cora-zón y en nuestras voluntades, las ganas y necesidad de pensar las prácticas de trabajo con los jóvenes en clave Laudato Si.

No imaginamos de qué manera iba a marcar nuestra vida esa inspiración. Por un lado, la necesidad de profundizar la lectura de lo que sufre nuestra casa común. Tomar conciencia de vivir en un gran seno materno. Lo que las mitologías de los pueblos origi-narios de oriente y occidente llamaron Tierra: la gran madre de los mil senos, conciencia que luego se vería constatada por la ciencia. En el año 2001 dos científicos: Lovelock y Margulis, descubrieron que la tierra es un inmenso organismo vivo, que mantiene un sutil equilibrio entre todos sus elementos. Baste un par de ejemplos para comprenderlo. La tierra tiene un 0.03 % de CO2 mientras que Venus y Marte por ejemplo lo tienen en proporciones que superan el 96%. Tiene un 21% de oxígeno en su atmósfera, mientras Venus y Marte tienen 0 y 0.15% respectivamente. Solo la tierra puede albergar y generar vida, ya que tiene las proporciones justas de estos elementos para que la vida se cree y se multiplique. Si el O2 se elevara a 25%, se producirían incendios en toda la superficie de la tierra. Pequeñas modificaciones en estas relaciones, generarían catástrofes irreparables. Sutil y delicado equilibrio en este organismo vivo que habitamos. Sutil y delicado equili-brio que esta humanidad hemos roto.

Esta misma hipótesis sostiene que Gaia, esta entidad compleja y viva, reacciona como macro organismo ante las agresiones. La biografía de la tierra nos dice que ha su-frido cinco extinciones en masa desde su nacimiento. A los 570 millones de años, la ex-tinción Cámbrica en la que desaparece el 80% de las especies; a los 245 millones de años, la Pangea, reagrupamiento territorial que implica un 75% de extinciones de especies. Hace 67 millones de años, en el cretácico, un meteoro habría impactado a una velocidad de 65 veces la del sonido la superficie de la tierra provocando una extinción del 65% de las es-pecies del momento. Y en el pleistoceno, 730.000 años antes, otro impacto cósmico habría provocado la gran última extinción. Hoy estaríamos ante la inminencia de lo que los in-vestigadores llaman una sexta extinción en masa: el Antropoceno. La gran Gaia se quiere desprender de quienes le causamos los mayores daños: la especie humana. Estos grandes daños también los provocamos a otros seres humanos, completando el círculo perverso y de profundo deterioro entre nosotros y en la relación con la madre tierra. El 1% más rico del planeta recibe el equivalente al 75% de lo que reciben los más pobres.18 Revista Agente

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“Las mismas ideologías que explotan y excluyen a los que menos tienen, están también devastando toda la comunidad de la vida y minando la bases ecológicas que sustentan el planeta tierra. Para salir de esa situación dramática somos llamados de una manera muy real a reinventarnos como especie. Para eso necesitamos la sabiduría que nos lleve a una profunda liberación/transformación personal, pasando de ser amos a ser hermanos y her-manas de las cosas. Esa reinvención implica una liberación/transformación colectiva a través de un nuevo diseño ecológico que nos lleve a respetar y según los ritmos de la natu-raleza y los ciclos de la Madre Tierra” (Boff, Leonardo, Una ética de la madre tierra. Cómo cuidar la casa común.2016, p.29)

Algunas naciones han avanzado en este camino. Tal el caso de Bolivia y de Ecuador, que han concebido constituciones nacionales en las que se celebra y respeta la Pachama-ma, reconociendo sus derechos y bregando por el buen vivir, muy alejado del vivir bien del capitalismo.

Podríamos decir que la síntesis de la inspiración de Laudato Si en nuestras prácticas se expresa en que “un verdadero planteo ecológico se convierte siempre en un planteo social, que debe integrar la justicia en las discusiones sobre el ambiente, para escuchar tanto el clamor de la tierra como el clamor de los pobres”. (Papa Francisco, Carta Encíclica Laudato Si, 49)

Aquí Francisco alerta acerca de que el deterioro del ambiente y la degradación social afectan sobre todo a los más débiles del planeta pero, a pesar de esta aseveración, ni siquie-ra hay conciencia clara de cuáles son esos problemas, los que afectan a los excluídos. Más bien, se los presenta como apéndice, como “una cuestión que se añade como obliga-ción o daño colateral”, dirá Francisco.

Estamos hablando entonces de la perspectiva, desde dónde se miran estos proble-mas, con qué ojos, desde qué territorio, desde qué trayectos de vida.

Cuidadores de la Casa Común intenta posicionarse en ese lugar. Levantando los problemas desde la mirada de los excluídos, en especial desde la mirada joven.

2- ¿Qué es Cuidadores de la Casa Común?

Cuidadores de la Casa Común es una estrategia que camina contra corriente, que disputa culturalmente el lugar que ocupan los jóvenes vulnerados en la sociedad y que pretende aportar concretamente a le invitación de Laudato Si:

1) Elige a los pibes que nadie quiere ni ver, a los que dan miedo, a los que se quiere punir por verlos desde temprana edad como delincuentes

2) Busca trabajo digno para ellos en un tiempo en el que el trabajo digno es la mo-neda más escasa y mucho más para los que nada tienen

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3) Busca mejorar la calidad educativa: terminalidad y capacitación en los oficios del cuidado de la casa común

4) Genera o intenta generar proyectos de trabajo de calidad con valor tecnológico, dis-putando nichos de mercado que están solo para los sectores de mayor capacidad adquisitiva

5) Levanta el paradigma del Cuidado, que parte de proponer que nos aprendamos a cuidar en primer lugar a nosotros mismos, a nuestros vínculos, al barrio, a la casa común. 6) Genera conciencia, pertenencia, identidad: un lugar donde ser y existir con otros.

7) Forma integralmente. Hablamos de lo que Francisco llama “Itinerario pedagógi-co”. Desde la educación popular desarrollamos talleres que forman y redescubren la espi-ritualidad, la conciencia crítica, la solidaridad y la fraternidad.

2.a Trabajo digno:

Hoy la relación entre mercado laboral y juventud de sectores populares es suma-mente disfuncional y problemática. Muchas experiencias fracasan al presuponer que se trata de capacitarlos y mejorar sus condiciones de empleabilidad porque existe un mer-cado laboral que los espera si esas condiciones se cumplen. En el mejor de los casos los esperan changas con magras remuneraciones y condiciones indignas, cuando no degra-dantes. Hoy forman el ejército de los descartados. Dice Francisco “Los excluídos ya no son los explotados sino los residuos y sobras. Ya no se trata simplemente del fenómeno de la explotación y de la opresión, sino de algo nuevo: con la exclusión queda afectada en su misma raíz la pertenencia a la sociedad en la que se vive, pues ya no se está en ella abajo, en la periferia, o sin poder, sino que se está fuera. Los excluidos no son «explotados» sino deshechos, «sobrantes». (Exhortación apostólica Evangelii Gaudium, 53).

Laudato Si invita a generar nuevos modos de producir. A discutir y disputar el ca-pitalismo y mucho más el capitalismo salvaje. Dice Francisco que el sistema económico y social es injusto en su raíz, que debemos decir no a la economía de la exclusión y la des-igualdad social, que esta economía mata.

Cuidadores se inscribe como propuesta de economía social. Se pretende discutir el modelo distributivo actual desde una práctica nueva. Es muy arduo y difícil porque jus-tamente todos y todas, pero particularmente los pibes - puesto que en sus vidas se instala dramáticamente que el tener más es ser más-, estamos atravesados por la cultura del dios mercado, por la sed de consumo, por la lógica del capitalismo deshumanizante. En este aspecto, el de generar nuevos modos de producción y de consumo, encon-tramos y proponemos alianzas estratégicas con las universidades, los espacios de tecnolo-gía aplicada, los centros de formación profesional que se han especializado en encontrar nuevos nichos de trabajo y entonces, de nuevos oficios. Es decir, buscamos disputar en la

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cancha grande: la del conocimiento y producción de nuestra época. Ingresar en las discu-siones estructurales, por ejemplo, la de la matriz energética.

2. b Trabajo digno en Tareas del Cuidado de la Casa Común.

Definimos que todas las tareas que hacemos los seres humanos son, o pueden ser, tareas del cuidado de la casa común. Pero hay algunas que lo son en forma más directa. Las primeras experiencias nos llevaron a definir siete grandes ejes en donde agruparlas: a) Cuidado de la tierra (huertas agroecológicas, cultivo de flores, fabricación de compost, entre otros)

b) Cuidado del agua (limpieza de cauces de arroyos y ríos, producción de gírgolas para la biorremediación de aguas contaminadas, técnicos del agua)

c) Energías limpias (construcción de calefones solares, de biodigestores)

d) Productos e industrias culturales (serigrafía, música, grabación, producción de materiales audiovisuales)

e) Alimentación saludable (integrando elementos naturales y orgánicos)

f) Reciclado (de telas, de maderas, de papel, plástico, etc.). g) Ecoturismo Comunitario (revalorización del patrimonio natural, cultural e his-tórico desde la tarea de verdaderos guías de turismo comunitario)

La ejecución del proyecto se gestiona a través de la Fundación de Estudios Regiona-les (FER) desde 2015 y de la Cooperativa e Trabajo Cuidadores de la Casa Común, brazo organizativo a nivel nacional, desde el año 2020. Por otro lado y progresivamente se van generando alianzas estratégicas con Univer-sidades (Lanús, La Plata, Lomas de Zamora, UADER de Entre Ríos, Universidad del Lito-ral), con instituciones que agregan valor tecnológico a la propuesta (Ministerio de Ciencia y Técnica) entre otros.

El diagnóstico que trae Laudato Si en el primer Capítulo: Lo que le está pasando a nuestra casa se abre a cinco asuntos ambientales graves: a) Contaminación y cambio climático, (basura y cultura del descarte), el clima b) La cuestión del agua y c) la pérdida de biodiversidad. e) Deterioro de la calidad de la vida humana y degradación social; f) Inequidad planetaria y a dos consideraciones finales: g) Debilidad de las reacciones y h) diversidad de opiniones. El desafío consiste justamente en leer en clave Laudato Si cada territorio de intervención, identificar las problemáticas ambientales junto a la comunidad académica, a las organizaciones y sectores y con los jóvenes y, desde allí avanzar en la ge-

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neración de proyectos de trabajo que aborden algunas de las posibles respuestas.

Algo más sobre el cuidado:

Es la práctica en el desarrollo del proyecto la que nos ayuda a ir aprendiendo a ser cuidadores y cuidadoras de la casa común. Si no cuidamos nuestra relación con el otro, el lugar de un compañero, si hacemos de él un marginal, lo deshumanizamos y en el mismo acto, nos deshumanizamos. Pues solamente nos hacemos humanos a través del otro y con el otro. Enseñanza de la iglesia a través de la experiencia histórica de Jesús. Enseñanza de la práctica social y política. La Patria es el otro. Es la sabiduría contenida en la categoría tan fecunda que nos viene de África, el Ubuntu, que quiere decir “yo sólo me convierto en yo a través de ti”.

Ir siendo cuidadores implica entrarle a esa dinámica. Es un permanente aprendiza-je. Inquietud y desasosiego por el destino del otro. De ese otro que, en este proyecto, son los pibes, los gurises, los changos.

2.c Jóvenes en situación de vulnerabilidad psico social:

Los jóvenes con los cuales trabajamos son aquellos con los que casi nadie quiere trabajar. Sufren exclusión educativa, económica, social, laboral; sufren la discriminación con inusitada violencia, suelen padecer consumo problemático de sustancias y de alcohol, provienen de historias de fragmentación y deterioro en la calidad de sus vínculos. Por eso les cuesta generar vínculos o los vínculos que generan son lábiles.

Son adolescentes y jóvenes que muchas veces terminan incurriendo en transgresio-nes y delitos. A veces cometen o han cometido delitos graves. Están o estuvieron privados de libertad. No manifiestan demasiado interés por las propuestas que solemos hacerles desde el Estado o en las comunidades donde viven. Los estigmatizamos en forma siste-mática. Por proveniencia barrial, por portación de rostro. Porque no somos capaces de enfrentar las causas profundas de los problemas, nos da temor y entonces los volvemos chivos expiatorios. “Son peligrosos”.

En nuestra práctica de Cuidadores, nos alejamos de estos mitos, los discutimos. El lenguaje diario se puebla de nombres de pibes, de gurises, de changos: Tato, Facu, Che-lo, Racu, Mica, Flor, Belén, Ema. Vamos entrelazando en la diaria sus vidas con las nues-tras. Vamos de desasosiego en desasosiego, de alegría en alegría. Apostamos a cuidarlos, a hacer palpable la apuesta por vincularnos desde el cuidado.

2.d Formación integral

Es un proceso permanente que integra y refuerza las capacidades socio laborales y técnicas específicas. Trabaja en profundidad Laudato Si a partir de materiales educativos elaborados a tal fin desde la educación popular. Francisco dice que la “verdadera sabiduría no se consigue con una mera acumulación de datos, que satura y obnubila (contaminación

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mental) sino que es producto del diálogo, de la reflexión y del encuentro generoso entre las personas. Genera conciencia del daño que sufre nuestra casa común. Discute el paradigma dominante y las formas de poder que derivan de la tecnología. Cuestiona el consumismo y la cultura del descarte. Ahonda el sentido humano de la ecología y la propuesta de un nuevo estilo de vida. Para lograrlo apostamos a sostener varias claves: 1) un Itinerario pedagógico: Los talleres Laudato Si, los talleres de capacitación es pecífica, los encuentros entre pares, los campamentos y eventos especiales;

2) la presencia permanente de educadores/as y tutores - pedagogía de la presencia-;

3) la generación de hábitos de trabajo, de cumplimiento horarios, de disciplina, de normas de convivencia;

4)el encuentro de saberes (popular, académico, de las organizaciones, de la gestión pública)

Elaboramos un Manual de Formación de Cuidadores, a partir de identificar asuntos de principal interés para los jóvenes desde la metodología de la Educación Popular. Este Manual se organiza en tres Módulos. En el Módulo I: Nos llegó una carta. Habrá que responder, trabajamos qué es una Encíclica, el género epistolar en nuestras vidas, la invitación de Francisco, Qué significa Cuidar, qué es Casa Común para nosotros.

En el Módulo II abordamos “El problema es grave. Habrá que pedir ayuda”. Allí profundizamos en el contenido del Capítulo 1 de Laudato Si: Lo que le está pasando a nuestra casa común. Las siete plagas del modelo de ganancias a cualquier costo. El Len-guaje de la sabiduría. Saberes ancestrales La riqueza que las religiones pueden ofrecer para adentrarnos en una ecología integral. Y nos introducimos a lo que Francisco dice: llamen a todos, esto es muy grave. Por eso apelamos al Vengan Santos Milagrosos del Martín Fie-rro. Y de allí a los ejemplos de vidas jugadas y decisiones valientes para defender la casa común: Luis “Cosita” Romero: Su lucha en defensa del Río Paraná. Pescador y baqueano del río que está participando de la experiencia de Cuidadores de la Casa Común en Entre Ríos; No hay amor más grande: El asesinato de Berta Cáceres. Las/os mártires de la Casa Común. Transitamos aquí Del Gauchito Gil a San Francisco de Asís.

En el Módulo III: Hermanita Madre Tierra trabajamos el concepto y significados de Madre y de Hermana. De la Diosa Madre a la Pachamama, las tres Marías en América (La Guadalupe y Juan Diego, Nuestra Señora de Copacabana. La Coyeta del lago sagrado de Titicaca y Nuestra Señora de Itati, Reina del Paraná). Madres de América: Madres y Abue-las de la Plaza de Mayo, Mujeres del Desierto de Atacama (Mujeres de Calama), Madres de migrantes. En cuanto al concepto de hermana tierra, nos preguntamos y reflexionamos: ¿Por qué Hermana?, el dulce nombre de hermano, hermana, del que nos hablara San Francisco y promovemos entablar con la Tierra una relación fraternal. El módulo termina

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afirmando la respuesta a la carta de Francisco: Aquí estamos, somos los Cuidadores, ¿Qué es ser un Cuidador de la Casa Común? y ¿Qué hace un Cuidador de la Casa Común?

Hacemos celebraciones y gestos. Impregnamos de ritualidad nuestros encuentros. Vamos trabajando estos talleres en forma integrada con las prácticas de capacitación espe-cífica en cada proyecto elegido.

2.f Conversatorios

El proyecto es ambicioso, necesita muchas y diversas manos. Requiere de alianzas entre distintos actores para llegar a los objetivos. Como señala Francisco “necesitamos una conversación que nos una a todos porque el desafío ambiental que vivimos y sus raíces humanas nos interesan e impactan a todos”. Descubrimos que todo está conectado. Sa-bemos que un proyecto como Cuidadores de la Casa Común no se hace realidad desde el voluntarismo, sino desde el concurso activo de todos los sectores y aliados que logremos convocar. Estos espacios se llaman Conversatorios. En ellos ponemos en común Laudato Si y el proyecto Cuidadores de la Casa Común. Francisco nos ha dicho: conversen sobre estos problemas.

3) ¿Dónde estamos, qué hacemos?

El proyecto actualmente se lleva adelante en 18 provincias, en lo que llamamos Nú-cleos Territoriales.

En Provincia de Buenos Aires: La Plata, donde nació nuestra propuesta porque es el proyecto en el que trabajamos hace más de 40 años: La Casita de los pibes de Villa Alba; Arturo Seguí, Avellaneda, Quilmes, Lomas de Zamora, Almirante Brown, Guernica, San Martín, San Pedro, Mar del Plata, Miramar, Maipú, Tapalqué. En CABA. En Provincia de Entre Ríos: Se trata de la única provincia en la que el gobierno se ha comprometido con el proyecto y lo ha plasmado como política pública, llegando a 11 localidades. En Paraná, en el Barrio Volcadero Municipal, el basural a cielo abierto más gran-de de la provincia, que recibe 300 toneladas diarias de residuos sin ningún tratamiento, convirtiéndose en la principal contaminación del aire, del agua y del suelo. Allí, el grupo de Cuidadores de la Casa Común, redescubrió la belleza de los humedales, contrastante e imponente. Es uno de los proyectos que más se ha afianzado. Y junto a él, Victoria, Gua-leguaychú, Santa Elena componen parte de la Red de Ecoturismo Comunitario del litoral; atravesando las provincias de Corrientes, Misiones, Chaco y Formosa. En Chaco, además se consolida una experiencia de forestación en convenio con Vialidad Provincial.

En Santa Fé se avanza con un proyecto de Turismo Comunitario en dos enclaves: Monte Vera y Coronel Bogado.

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Provincia de Río Negro, en Viedma, Bariloche y General Roca. Trabajo con la tierra, producción de energías limpias, construcción en madera.

Córdoba: se trabaja con Granja Siquem. Una experiencia de núcleo conviviente y productivo de más de 20 años de vida. También en Embalse Río Tercero y en Córdoba Ca-pital. En San Luis Capital con jóvenes que han sufrido privación de libertad y reciente-mente la han recuperado.

Comparto algunas frases de las entrevistas realizadas a los Cuidadores de la Casa Común llevadas a cabo por el Equipo Técnico del Ministerio de Desarrollo Social de Entre Ríos durante el año 2016. Los pibes son capaces de decirnos: “por qué no vinieron antes”, “Cómo no llegaron antes”, ante la situación de la comisión de un delito muy grave previo a la llegada del proyecto al barrio. O “llegó un momento en que le levantaba la mano yo a mi mamá y me arrepiento, lloro cuando me acuerdo de eso y ahora los valoro, los cuido”. Nos dicen que valoran el espacio diario, al punto de decir que “si no hubiera sido que le dieron una oportunidad en el proyecto, estaría muerto”, relatando que quiso atentar contra su vida.También nos muestran sus heridas: “yo este año voy a dar todo, ya empecé un primer paso, me dejé de drogar un poco”, “la droga te hace olvidar, te flashea”

Rescatan haber hecho tareas comunitarias, haber protagonizado la feria de ventas en Navidad y el día de la mujer. Valoran y gustan del espacio diario. Proyectan sueños; muchos de ellos hablan de poder tener la piecita propia.

Finalmente soñamos con que ellos y ellas sean los protagonistas de este movimiento, que puedan hacerse eco de las palabras que el papa Francisco dijera en los dos Encuentros mundiales de movimientos populares, en julio del año 2015:

“solo el protagonismo de los pobres puede generar esas soluciones innovadoras que necesitamos urgentemente” «Pueden hacer mucho. Ustedes, los más humildes, los explota-dos, los pobres y excluidos, pueden y hacen mucho. Me atrevo a decirles que el futuro de la humanidad está, en gran medida, en sus manos, en su capacidad de organizarse y promover alternativas creativas [...] y también, en su participación protagónica en los grandes procesos de cambio, cambios nacionales, cambios regionales y cambios mundiales» (Bolivia. 2015. II Encuentro de Movimientos Populares).

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Historia del Movimiento Católico Mundial por el Clima Ahora: Movimiento Laudato Si’

Silvia Alonso

El Movimiento Católico Mundial por el Clima nace el 14 de enero del 2015, en Fi-lipinas, a días de la visita del Papa Francisco a ese país, que había sido devastado a fines del año 2013 por el Tifón Haiyan, dejando miles de muertos, desaparecidos y millones de personas sin hogar. Un palpable ejemplo de los eventos extremos exacerbados por el cam-bio climático.

El Cardenal Luis Antonio Tagle, entonces arzobispo de Manila y actual Presidente de Caritas Inernacionalis y Prefecto de Congregación para la Evangelización de los Pue-blos, fue el patrocinador episcopal de la fundación del MCMC y un activo colaborador.

Entre las personas y organizaciones argentinas que fueron cofundadoras del movi-miento, estaba el actual director ejecutivo a nivel global, Tomás Insua.

La decisión del Papa Francisco de firmar la Encíclica Laudato Si’ en 2015 no fue casual. Se anticipaba a dos eventos mundiales de gran importancia que tendrían lugar ese mismo año: la COP21 que consagraría el Acuerdo de París relativo al cambio climático y la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible que establecería los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible.

Asumiendo nuestra responsabilidad, iniciamos ese mismo año la Petición Católica por el Clima instando a los líderes políticos a que se comprometan con una acción climá-tica ambiciosa y resolvieran la crisis urgente. Con inmensa alegría vimos cómo el Papa Francisco apoyaba nuestra petición que decía:

Entre otras acciones que realizamos, podemos mencionar el Compromiso Laudato Si’ que invita a rezar por y con la creación, vivir con sencillez y abogar por el cuidado de nuestra casa común.

El cambio climático afecta a todos, pero especialmente a los pobres y las per-sonas más vulnerables. Impulsados por nuestra fe católica, les pedimos que reduzcan drásticamente las emisiones de carbono para mantener el aumento de la temperatura global por debajo del peligroso umbral de 1,5ºC y ayudar a los más pobres del mundo a hacer frente a los impactos del cambio climático.

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Pronto nacerían las primeras capacitaciones para convertirse en Animador Laudato Si’, los Círculos Laudato Si’ y la Generación Laudato Si’. Comenzaríamos a celebrar la Se-mana Laudato Si’ y también el Tiempo de la Creación.

De unas pocas personas y organizaciones cofundadoras, pasamos a ser cientos de organizaciones y miles de Animadores Laudato Si’ en cinco continentes y más de 100 paí-ses, que actuamos en las tres dimensiones que se muestran en el gráfico siguiente, cada una de acuerdo con sus capacidades y carismas:

En nuestro país, luego de la consolidación del Capítulo Nacional realizamos un pro-ceso de regionalización, pues ya contamos con Animadores Laudato Si’ en casi todas las provincias. Contamos, también, con un Consejo Asesor formado por diversas institucio-nes que acompañan nuestro camino, con quienes nos reunimos todos los meses. El equipo coordinador quedó conformado como se muestra a continuación:

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Estamos presentes en distintas redes sociales:

Quienes deseen ponerse en contacto con nosotros pueden hacerlo a:

Volviendo al movimiento a nivel global, los valores establecidos originalmente fueron evolucionando. Actualmente nuestros valores, inspirados en la Encíclica Laudato Si’, son:

• Anclados en nuestra fe, • Comprometidos con la transformación, • Cuidamos los unos de los otros, • Somos proféticos, • Tenemos un enfoque integral, • Cultivamos unidad en la diversidad, • Estamos en la Iglesia y en el mundo, • Construimos puentes, • Abrazamos la contemplación y la acción, y • Vivimos en la esperanza

También evolucionó la misión, que quedo definida como sigue: Inspirar y movilizar a la comunidad católica para cuidar nuestra casa común y lo-grar la justicia climática y ecológica.

También se fue ampliando el foco de nuestras acciones, siempre inspirados por la encíclica, ante la compleja problemática que enfrenta el mundo, además del cambio climá-

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Redes Sociales

@vivelaudatosiargentina

@vivelaudatosiargentina

@vivelaudatosiar

https://chat.whatsapp.com/HDm0iv7IqcCHdRnoCiOJNE

Correos Electrónicos

Animadores Laudato Si' [email protected] [email protected]

Círculos Laudato Si' [email protected]

Generación Laudato Si' [email protected]

Equipo de Comunicaciones [email protected]

Voluntarios [email protected]

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tico (pérdida de biodiversidad, contaminación, falta de agua, exclusión, extractivismos...)

Así es que, luego de un proceso sinodal de discernimiento que comenzó en 2019, con la participación de todos los sectores involucrados y con la bendición del Papa Fran-cisco, firmada proféticamente el día de Pentecostés, decidimos cambiar nuestro nombre por el de MOVIMIENTO LAUDATO SI’,

“Con un nuevo nombre, valores mejor definidos y una declaración más clara de su misión, el MCMC espera ampliar la forma en que los católicos y las personas de buena voluntad de todo el mundo llevan Laudato Si’ a la vida cada día en sus comunidades.”

“No hay dos crisis separadas, una ambiental y otra social, sino una sola y compleja crisis socio-ambiental” (LS 139) que demanda “asegurar una discusión científica y social que sea responsable y amplia, capaz de considerar toda la información disponible y de llamar a las cosas por su nombre”

En esta nueva etapa de nuestra travesía, todo el equipo del MOVIMIENTO LAU-DATO SI’ Argentina se pone a disposición para “entrar en diálogo con todos” e iniciar juntos el camino hacia una verdadera y profunda conversión ecológica integral.

Como un hito en este camino compartido, los invitamos a firmar y difundir la Peti-ción Católica: Planeta Sano, Gente Sana con el objetivo de mostrar a los líderes del mundo que se reunirán en las próximas COP15 de Biodiversidad y COP25 de Cambio Climático de Naciones Unidas que es imprescindible y urgente actuar para evitar procesos irrever-sibles que sigan alterando los ciclos vitales de la casa común y todas sus creaturas, porque todo está conectado.

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Principios para la Paz Social Aplicados a la Resolución de Conflictos por el Uso del Agua Una Mirada Basada en los Derechos Humanos

Emilia Bocanegra

El agua es un recurso finito y vulnerable, esencial para el sostenimiento de la vida, el desarrollo humano y el medio ambiente. A pesar de ser abundante, debido a su desigual distribución tanto en tiempo como en espacio, resulta ser escasa para la satisfacción de las necesidades humanas permanentemente crecientes. Los conflictos por el agua son el resultado de la multiplicidad de demandas y pre-tensiones o aspiraciones que confluyen sobre los limitados recursos hídricos y que no pueden satisfacerse simultáneamente. Estos conflictos materializan relaciones antagónicas que surgen de la colisión de posiciones e intereses en torno a la cantidad, calidad y opor-tunidad de agua disponible por los diferentes actores (CEPAL, 2015).

La Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium (EG) (Santo Padre Francisco, 2014) presenta cuatro principios relacionados con tensiones bipolares propias de toda realidad social, que orientan el desarrollo de la convivencia social y la construcción de un pueblo donde las diferencias se armonicen en un proyecto común.

En este trabajo se presentan algunas claves que ayuden a aplicar los principios para la paz social a la resolución de conflictos por el uso del agua.

Claves para la resolución de conflictos por el uso del agua

Una síntesis del análisis entre los principios que conducen a la paz social y las claves que pueden contribuir a resolver los conflictos por el uso del agua se presentan en la tabla 1.

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PrincipiosEl tiempo es superior al espacio

La unidad es superior al conflicto

El tiempo es superior al espacio

El todo es superior a las partes

ClavesLa sostenibilidad

La solidadaridad

El derecho humano al agua

La gestión integrada de los recursos hídricos

Tabla 1 - Claves para la resolución de conflictos por el uso del agua en relación a los principios de la paz social

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1. El tiempo es superior al espacio

Darle prioridad al tiempo es ocuparse de iniciar procesos más que de poseer es-pacios (EG 223). El uso del agua en un mismo territorio puede ocasionar conflictos por usos actuales, como el riego, el abastecimiento de agua potable, la industria, la minería y el petróleo, conflictos por nuevos usos debidos a modalidades extractivas novedosas o aprovechamientos que implican un uso más intensivo, conflictos por afectar reservas para aprovechamientos futuros, y afectación de caudales ecológicos que aseguran la subsistencia de los ecosistemas.

La clave es la sostenibilidad.

Es necesario implementar prácticas sustentables en todas las actividades producti-vas. En el consumo doméstico, los hábitos ahorradores y las instalaciones eficientes en los hogares, edificios y empresas pueden disminuir significativamente el consumo de agua potable y eliminar una buena parte de la contaminación que se vierte a las redes de sa-neamiento. En el riego, las buenas prácticas implican un manejo del recurso que permite la perduración del agua en el tiempo, en suficiente cantidad y calidad, asegurando que se aplica una cantidad de agua lo más ajustada posible para cubrir las necesidades de los cultivos. En la industria, realizar la inspección periódica de las instalaciones para detectar fugas, evitar sobreconsumos y contaminación. En la minería y el petróleo es necesario de-sarrollar nuevas alternativas que favorezcan el uso eficiente en las operaciones, incluyendo la recirculación, y el control de los vertidos. Estas buenas prácticas son acciones consistentes y sostenidas en el tiempo que per-mitirán la conservación de la calidad de las aguas o el cumplimiento de metas progresivas de restauración de dicha calidad.

2. La unidad es superior al conflicto

Hay que aceptar sufrir el conflicto, resolverlo y transformarlo en el eslabón de un nuevo proceso, y de este modo, se hace posible desarrollar una comunión en las diferen-cias (EG 227,228).

La diversidad de usos del agua puede dar lugar a rivalidad en los aprovechamientos. Un conflicto es una clase de relación social cuyos participantes persiguen objetivos incom-patibles entre sí.

Las aspiraciones sobre el recurso que esgrimen los actores en conflicto son por un lado la pretensión, que es la posición de quien intenta modificar un determinado status quo de distribución o aprovechamiento del recurso hídrico y por otro lado, la resistencia que expresa la oposición de los usuarios que se enfrentan al desarrollo de proyectos pro-ductivos que puedan afectar la calidad, cantidad o disponibilidad de agua que les corres-ponde.

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Los conflictos entre usuarios involucran conflictos entre empresas y grupos vulne-rables, conflictos entre usuarios tradicionales y usuarios formales, y conflictos entre usua-rios actuales y potenciales.

La clave es la solidaridad.

La dimensión ética en el manejo del agua se logra incorporando a la gestión la equi-dad, la participación efectiva, la comunicación, el conocimiento, la transparencia y la ca-pacidad de dar respuesta a las necesidades.

La hidrosolidaridad busca lograr un involucramiento ético por parte de los ciudada-nos en sus interacciones con el agua para garantizar la paz y la convivencia. Se fundamenta en la solidaridad, la justicia, la ética y la equidad en el intercambio y reparto de los recursos hídricos comunes.

El uso equitativo del agua implica asegurar el acceso a los servicios básicos de agua potable y saneamiento a toda la población urbana y rural, asignar recursos hídricos a pro-yectos de interés social y promocionar el aprovechamiento de los usos múltiples del agua buscando alcanzar el equilibrio entre los aspectos sociales, económicos y ambientales in-herentes al agua (COHIFE, 2003).

La hidrosolidaridad ofrece un enfoque colaborativo, inclusivo y participativo para la solución conjunta de problemas, retos y desafíos hídricos, con beneficio para todos.

3. La realidad es superior a la idea

Se debe instaurar un diálogo constante evitando que la idea termine separándose de la realidad. La idea desconectada de la realidad origina idealismos. (EG 231, 232).Los paradigmas que enmarcan las posiciones dentro de un conflicto son (CEPAL, 2015): a) el Paradigma económico centrado en el papel productivo del recurso hídrico, otorga a particulares derechos de uso de agua pública con el fin excluyente de maximizar la capaci-dad económica de los sujetos como modo de conseguir el desarrollo socioeconómico ge-neral, b) el Paradigma ambiental centrado en la preservación de los ecosistemas a través de la prevención, precaución, equidad intergeneracional, responsabilidad, sustentabilidad y cooperación y c) el Paradigma social centrado en la satisfacción de las necesidades básicas del ser humano, dando prioridad absoluta a los usos de subsistencia para abastecimiento humano frente a todos los demás destinos.La aplicación de un paradigma crea tensiones con las demandas de los otros.

La clave es el derecho humano al agua.

La Resolución 64/292 de la Asamblea General de las Naciones Unidas (2010) reco-noce que el acceso al agua potable y al saneamiento constituye un derecho humano esen-cial amparado por el derecho internacional.

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En la asignación del agua debe concederse prioridad al uso para fines personales y domés-ticos. El acceso a los recursos hídricos con fines agrícolas para el ejercicio del derecho a una alimentación adecuada, también goza de prioridad. Se debe hacer un esfuerzo para que los agricultores desfavorecidos y marginados tengan un acceso equitativo al agua.

Los sujetos de especial atención son los grupos vulnerables conformados por per-sonas y grupos que tradicionalmente han tenido dificultades para ejercer este derecho, en particular, mujeres, niños, grupos minoritarios, pueblos indígenas, refugiados, desplaza-dos internos, trabajadores migrantes.

Los Estados tienen la obligación de diseñar y poner en práctica sistemas de asigna-ción de derechos de uso de agua que aseguren el acceso para esos fines, y deben adoptar todas las medidas necesarias para evitar que terceros contaminen o extraigan el agua de modo inequitativo. La solidez de la capacidad regulatoria del estado y la participación de los actores son claves para la prevención y resolución de los conflictos por el agua.

4. El todo es superior a las partes

El todo es más que la parte, y también es más que la mera suma de ellas. Siempre hay que ampliar la mirada para reconocer un bien mayor que nos beneficiará a todos (EG 235).

En gran parte de los conflictos por el agua el epicentro de la controversia es la re-lación entre la comunidad, las empresas y el Estado. Existen disputas entre los diferentes actores públicos y privados cuyos ámbitos de actuación impactan en la gestión y el apro-vechamiento del agua. Hay una falta de coordinación entre las autoridades del agua y áreas encargadas de obras de infraestructura, medio ambiente, ordenamiento territorial, planificación, generación de energía, servicios de agua potable, agricultura, ministerios de salud. En el plano privado, se aprecia el surgimiento de intereses sectoriales y grupos de presión. En general existen connotaciones culturales, históricas, territoriales, sociales, políticas, económicas y distributivas que son esenciales para la comprensión y resolución de los conflictos, haciendo necesarios los abordajes interdisciplinarios.

La clave es la gestión integrada de los recursos hídricos.

La gestión integrada de los recursos hídricos es un proceso que promueve el de-sarrollo y gestión coordinados del agua, la tierra y los recursos relacionados, para maxi-mizar el bienestar económico y social resultante de forma equitativa, sin comprometer la sostenibilidad de los ecosistemas vitales (GWP, 2000). La gestión integrada de los recur-sos hídricos trata de resolver los conflictos entre usuarios y usos mediante la innovación institucional y el manejo de la demanda. Resulta esencial reconocer que gestionar el agua implica trabajar con la gente, los usuarios del agua y de la tierra, de manera que las dimen-siones socioeconómicas (gestión de la demanda) son tan importantes como la dimensión hidrológica (gestión de la oferta), y que siempre se requiere integrar ambas.Es necesario alcanzar una buena gobernanza del agua para implementar la gestión inte-

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grada, basada en el compromiso y el accionar conjunto de todos los actores involucrados, organismos de gobierno y usuarios, para democratizar todas las instancias de la gestión hídrica.

Conclusiones

El agua es un recurso natural limitado y un bien público fundamental para la vida y la salud, que debe tratarse como un bien social y cultural, y no principalmente como un bien económico. La utilización del agua debe ser sostenible y su aprovechamiento debe realizarse en el marco de la paz social basada en los derechos humanos y la dignidad de las personas, que surja como fruto de la solidaridad y del desarrollo integral de todos.

Referencias

CEPAL (2015). Análisis, prevención y resolución de conflictos en América Latina y el Caribe. Serie Recursos Natu-rales e Infraestructura N° 171. Publicación de las Naciones Unidas. Santiago de Chile.

COHIFE (2003). Principios Rectores de Política Hídrica de la Argentina. Acuerdo Federal del Agua. Consejo Hídrico Federal. Buenos Aires.

GWP (2010). Principios de Gestión Integrada de los Recursos Hídricos. Global Water Partnership.Santo Padre Francisco (2014). Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium del Santo Padre Francisco sobre el Anuncio del Evangelio en el Mundo Actual. Libreria Editrice Vaticana.

Santo Padre Francisco (2014). Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium del Santo Padre Francisco sobre el Anuncio del Evangelio en el Mundo Actual. Libreria Editrice Vaticana.

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Nuestra Praxis Cristiana como Respuesta al Llamado de Laudato SiCamino al X Congreso Latinoamericano de Ciencia y Religión (COLACyR)

Romina LIBERTO,y M. Alejandra

MARCOVAL Se trata de la “conversión ecológica” a la que ha invitado el papa Francisco con su en-cíclica ‘Laudato si’. En dicha Encíclica, el Papa hizo un llamamiento a todas las personas de buena voluntad para el cuidado de la casa común, (oikos), un llamado a una «transición ener-gética» para evitar mayores cambios climáticos que podrían comprometer el bienestar y el futuro de la familia humana y su casa común. Dice el Papa “Esta es una gran oportunidad para mejorar el acceso a la energía de los países más vulnerables, e ir en pos de energías renovables”. Por eso, todos: industriales, inversores, investigadores y usuarios somos necesarios en esta transición. Combatir la contaminación, erradicar la pobreza y promover la equidad social, van de la mano y son objetivos para los cuales es necesario asumir la perspectiva de los derechos de los pueblos y las culturas (cf. Laudato si’, 144).

En 2012 tuvo lugar la Cumbre Río+20 (a 20 años de la celebración de la Cumbre para la Tierra en 1992), según los organizadores era una “oportunidad para trazar los caminos hacia un mundo más seguro, más equitativo, más limpio, más verde y más próspero para todos”. La Cumbre para la Tierra, en la que los países aprobaron el Programa 21 era un “punto de par-tida para repensar el crecimiento económico, promover la equidad social y garantizar la pro-tección ambiental”, las Naciones Unidas reunieron de nuevo a los gobiernos, a las instituciones internacionales y a los principales grupos (las mujeres; los niños y los jóvenes; los pueblos in-dígenas; las organizaciones no gubernamentales; las autoridades locales; los trabajadores y los sindicatos; el comercio y la industria; la comunidad científica y técnica; y los agricultores) para acordar una serie de medidas encaminadas a “reducir la pobreza y promover el empleo digno, la energía no contaminante y un uso más sostenible y adecuado de los recursos”. Río+20 daba la oportunidad de corregir algunos hábitos y poner manos a la obra para “acabar con la pobre-za, hacer frente a la destrucción del medio ambiente y construir un puente hacia el porvenir”.

En septiembre de 2015, tuvo lugar la Cumbre de Desarrollo Sostenible en Nueva York para adoptar una nueva agenda de desarrollo sostenible. Para lograrlo, era crucial armonizar: crecimiento económico, inclusión social y protección del medio ambiente. El ámbito acadé-mico estaba siendo parte de la transición puesto que está estudiando que “es más barato evitar la contaminación que tratarla” y “la educación es el nexo entre sociedad y los gobiernos para lograr un mundo sostenible” (Lorraine Vianna y Francisco Tomatis, becarios de Fundación Carolina participantes de la COP25 Madrid).

No casualmente ese mismo año, denunciaba el Papa que “El problema es que no dispo-nemos todavía de la cultura necesaria para enfrentar esta crisis y hace falta construir liderazgos

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que marquen caminos, buscando atender las necesidades de las generaciones actuales inclu-yendo a todos, sin perjudicar a las generaciones futuras” (Laudato si’, 53).

En 2018 el Santo Padre Francisco en la conferencia “Transición energética y cuidado de nuestra casa común” manifestaba sobre la urgencia de esta situación: “No hay tiempo que perder: hemos recibido la Tierra del Creador como una casa-jardín, no la transmitamos a las generaciones futuras como un lugar salvaje” (cf. Laudato si’, 160).

A nueve años de Río+20, en medio de una emergencia sanitaria global el mundo sigue discutiendo sobre la urgencia de un mundo más equitativo que pueda garantizar la preserva-ción de los bienes comunes para generaciones futuras y así garantizar no sólo el “desarrollo sostenible” sino la propia subsistencia humana a corto plazo. Sin embargo, pareciera que sigue primando los intereses del mundo financiero, la brecha entre países de primera y de segunda o tercera. Todos queremos un mundo mejor, equitativo y respetuoso de la casa común pero pareciera que nadie quiere poner mucho de su parte para lograrlo, puesto que claramente los intereses económicos que entran en juego son muchos. “Sólo una acción inmediata e integral que abarque: una profunda descarbonización complementada con medidas políticas ambicio-sas, protección y mejora de los sumideros de carbono y la biodiversidad, y los esfuerzos para eliminar el CO2 de la atmósfera, nos permitirán cumplir con el Acuerdo de París”, aseguran los científicos.

Pero ¿cómo afecta ésto a países en vías de desarrollo? por ejemplo en Argentina rige des-de diciembre del 2019 la Ley de Presupuestos Mínimos de Adaptación y Mitigación al Cambio Climático Global. El fin de ésta es poder cumplir con los Objetivos del Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas (ODS). Bien sabemos que en países en desarrollo mitigar es muy com-plejo porque aún dependemos de las industrias basadas en combustibles fósiles. Y la inequidad social es tan grande que resulta casi utópico poder destinar fondos para políticas de estado coherentes con los compromisos internacionales adquiridos. De hecho hoy se evalúa la pros-pección petrolera en el mar argentino. Sin embargo, nuestro país ya había tomado postura sobre el tema puesto que suscribió el Acuerdo de París en 2015 y también forma parte desde 1992 la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático, incorporada por la Ley 24.295. Uno de los principios del Acuerdo de París es El Principio de Responsabilida-des Comunes pero Diferenciadas que implica la persecución de un objetivo común, y que los Estados asuman diferentes obligaciones, dependiendo de su situación socio-económica y/o de sus contribuciones históricas al problema ambiental (Andrea Lucas Garín, 2019).

La Biblia es señalada desde siempre por muchos pensadores de ser la responsable de la dominación del hombre sobre la Creación. Es claro que la Biblia no considera en explícita-mente la cuestión ecológica, pero la teología ha dado herramientas desde la perspectiva bíblica sobre la creación que pueden ser aplicadas sobre el cuidado del ambiente (Pbro. Dr. Lucio Flo-rio, 2012). Si bien resulta obvio lo limitado que resulta hacer una interpretación literal de cual-quier texto –en este caso, el Antiguo Testamento-, todo indicaría que ha sido muy influyente la consolidación del capitalismo occidental como modelo imperante que el Antiguo Testamento mal interpretado.

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En tiempos de pandemia, nos encontramos como pocas veces con oportunidades para reflexionar sobre lo verdaderamente importante en nuestra vida. Repensar nuestros hábitos consumo. Reformar el sistema financiero teniendo en cuenta el riesgo climático, el eje social y también el ambiental como parte de la ecuación (Lic Paz González Universidad Nacional de Tres de Febrero Observatorio Latinoamericano para la Acción Climática). En medio de esta pandemia se puede decir que si algo enseñó el COVID19, es la posibilidad una reducción de las emisiones en corto plazo, es posible un cambio de hábitos y también es posible que las fuer-zas políticas se alineen detrás de la ciencia.

No es poco común que la explotación de la naturaleza vaya siempre en complicidad con la explotación del ser humano. La encíclica Laudato Si denuncia profundamente cuestiones de corte socio ambiental que de una u otra forma nos involucran a todos (creyentes y no cre-yentes), porque está dirigida a hombres y mujeres de buena voluntad. La biósfera se encuentra hoy en estado de máxima vulnerabilidad, se podría afirmar que ya no queda algún rincón de nuestro planeta sin intervención humana de algún tipo, pues como dice el Papa “todo está conectado”. Haciendo propias las palabras de Boff, existe un antropocentrismo fuerte (que genera que el 1% de la población mundial concentra el 45 % de la toda la riqueza y el 45 % de la población sólo cuente con el 1 % de riquezas; esta inequidad lleva al ser humano a una situación de injusticia. Esta reflexión tan dura y real hace un llamamiento a la reflexión sobre la dignidad del Ser más allá de su utilidad. Puesto que entre la vida no humana como así tam-bién los bienes que sostienen la vida en sí misma se sucede un perfecto equilibrio dinámico u homeostasis ecosistémico que no requiere del Homo sapiens para completar sus ciclos vitales y/o biogeoquímicos. Mientras que el ser humano sí necesita de este equilibrio dinámico para sobrevivir.

Muchos reaccionan como si el ser humano no fuera una parte del todo dejando de lado algo fundamental: sin equilibrio biosférico no hay posibilidad de vida humana. Esto lleva a pensar indefectiblemente en la ética de nuestro pensar y luego de nuestro hacer: por un lado, ser ombligos del mundo y al mismo tiempo nos desentendemos de la problemática como si nuestro ser y actuar no tuvieran impacto de algún tipo en la biosfera. En muchos casos esta-remos frente a una población sumergida en la angustia de no saber qué hacer, pero hay otros muchos que esconden detrás de esta máscara la verdadera razón de su no acción: una soberbia y en egocentrismo tal que los inhabilita a poder tomar medidas. Puesto que ello implicaría re-nunciar a muchas “situaciones y seguridades” que en lugar de ser puestas en el ser y su autoco-nocimiento se colocaron en “las cosas y los modos”, esto suele indicar a las claras la incapacidad de comportarse como adultos responsables. Pero también existe un antropocentrismo débil que favorece prácticas reflexivas sobre tecnología, manejo sustentable de bienes comunes, etc. y que (tal como lo dice el Papa y la tradición de la Iglesia) considera que somos todos hijos de Dios, y necesitamos urgentemente aceptar la diversidad de culturas como un bien valioso en sí mismo, aprender a ser solidarios y complementarnos sin fundamentalismos, aprendiendo la cultura del diálogo en la búsqueda de la verdad. Reflexiona Boff, es tan grave la extinción de una especie que se pierde como lo es un pueblo y su cultura ancestral (Boff, 2020). Es urgente empezar a hablar de nosotros ya que somos una gran hermandad en convivencia permanente en ésta: nuestra casa común y donde debemos y podemos entrar todos y el ser humano es una parte más de la biosfera. El principio de equidad en el mencionado artículo 4 del Acuerdo

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de París, al final, hay una referencia a “sobre la base de la equidad y en el contexto del desarro-llo sostenible y de los esfuerzos por erradicar la pobreza”, y se agrega el principio de equidad intergeneracional al contexto de este instrumento internacional (Andrea Lucas Garín, 2019). Las distintas religiones, nos dice el Papa Francisco en Fratelli Tutti, a partir de la valoración de cada persona humana, ofrecen un aporte valioso para la construcción de la fraternidad y para la defensa de la justicia en la sociedad. Necesitamos constituirnos en un “nosotros” que habita la casa común. Ante los grandes desafíos de hoy, entre ellos el cambio climático, la necesidad de un desarrollo sostenible y la contribución que la religión puede aportar a la crisis ambiental, es esencial romper con la lógica de la explotación y el egoísmo, y promover la práctica de un modo de vida sobrio, sencillo y humilde.

Por fidelidad al evangelio y a la ética cristiana es imperioso escuchar el grito de los po-bres y de la tierra, dejándose impactar e interpelar por él. La respuesta desde la fe a este grito implica la disponibilidad a vivir una conversión pastoral, cultural, ecológica y sinodal y un compromiso decidido por una ecología integral. En el Sínodo se afirmó: “Ante la situación del planeta y de la Amazonía, la ecología integral no es un camino más [...], es el único cami-no posible, pues no hay otra senda viable para salvar la región” (DF 67).(Ecología integral en tiempos de pandemia. Una reflexión desde el Sínodo de la Amazonía Birgit Weiler).

La pandemia es una ocasión para la revisión ecológica del cristianismo de renovar o comenzar nuestro compromiso con el cuidado de la casa común. Este compromiso ayuda a descubrir el sentido profundo de interdependencia que tenemos con la creación, y va más allá de la simple administración responsable del resto de los seres y cosas. (El sentido profundo de la interdependencia. Ecoteología en tiempos de Pandemia Román Guridi O. Facultad de Teo-logía Pontificia Universidad Católica de Chile).

En tiempos donde el exitismo y el individualismo nos quitan el sueño, es un buen mo-mento para recordar palabras de Galeano sobre el poder de las pequeñas acciones de las que todos podemos participar...

“Son cosas chiquitas, no acaban con la pobreza, no nos sacan del subdesarrollo, no socializan los medios de producción y de cambio, no exploran las cuevas de Ali Babá. Pero quizás desencadenan la alegría de hacer, y la traduzcan en actos. Y al fin y al cabo, ac-tuar sobre la realidad y cambiarla, aunque sea un poquito, es la única manera de probar que la realidad es transformable”.

“Que nuestras luchas y nuestra preocupación por este planeta no nos quiten el gozo de la Esperanza” (cf. Laudato si’, 244).

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La importancia del Camino

En los días previos al 1 de mayo de este año (2021), durante los preparativos para la grabación del video de “Oración por nuestra Tierra” en Catedral, en jornadas intensas de planificación, de pruebas de software y equipos, de confirmaciones y disconfirmaciones, de altibajos de salud propios y ajenos, de incertidumbre de nuevas restricciones... o incluso el mismo día de la grabación: en las largas horas de armado y desarmado o en los tiempos muertos de frío y cansancio entre las tomas, me pregunté: ¿quién me mandó a meterme en este baile, en plena pandemia? ¿qué caminos, ocultos o no, me hicieron confluir con un puñado de amigos y locos ese sábado de Mayo, en la Catedral de La Plata? La respuesta no es simple. No fueron caminos sencillos, sino muchos que confluyeron en un largo viaje. Y como en todo viaje, no importan los protagonistas, sino el camino. Así que, si tienen ganas, los invito a recorrerlo en estas líneas, prescindiendo del protagonista y sus limita-ciones para encontrar, en el camino mismo, el sentido de la trama.

Corría el año 88 u 89 (del siglo pasado, obviamente). Yo era un alumno más de un secundario laico en Bolívar; pero, como en todo pueblo, todos nos conocíamos. Y ocurrió que unas amigas de uno de los colegios religiosos del pueblo estaban sumidas en cierto es-candalete doméstico: les habían proyectado una película en la hora de Catequesis (materia que yo en aquel momento desconocía por completo, y tal vez ahora también) les habían proyectado, decía, una película que las había dejado un tanto alteradas, por decirlo de manera elegante, y no precisamente por su contenido piadoso. Resulta que en la mencio-nada película, en cierto pasaje, el joven protagonista se desnudaba. Pido a los lectores que se sitúen mentalmente en la época y el lugar para comprender tanto revuelo. Pero, para complicarla, varias alumnas gritaron cosas poco convenientes, la profe se enojó, y todo llegó a varios padres que se quejaron. Y nosotros, los que ni siquiera sabíamos de qué se trataba la materia Catequesis, quedamos con la curiosidad de saber si la escena daba para tanto revuelo. ¿Cuál era la película en cuestión? No era otra que la ingenua “Hermano sol, hermana luna”, de Franco Zeffirelli. Estrenada el mismo año de mi nacimiento, era una versión hippie de San Francisco de Asís, con la célebre escena del santo devolviendo las ropas a su padre, que tanto había escandalizado a varios. La polémica, como siempre sucede en los pueblos, se diluyó rápi-

Francisco Flores

Sobre lo que significó participar, con Filocalia, con el video de “Oración por nuestra Tierra” filmado en la Catedral de La Plata, en la transmisión internacional por el 6to Aniversario de la Encíclica Laudato si´.

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damente. Algunos se escandalizaron, otros se rieron, mis amigas se acaloraron un poco, yo me convertí. La película no me entusiasmó demasiado, pero si la vida del santo de Asís. A partir de ahí empecé a profundizar en la espiritualidad franciscana. Más adelante encontré otras películas que me gustaron más, como “Francesco” (1989) de Liliana Cavani, direc-tora también de la miniserie “Francesco d´Assisi”, de 1966. Mi profundización de la fe fue creciendo de la mano de mi conocimiento de la vida de algunos santos fundamentales, y uno de ellos fue sin dudas San Francisco de Asís. Su relación con el arte y la naturaleza no fueron elementos menores en ese camino. Su mirada de todas las creaturas como her-manos nuestros es toda una anticipación de las preocupaciones ecológicas de las últimas décadas: eso me entusiasmó mucho, al punto de volverme, durante el secundario, en casi un activista ecológico: desarme nuclear, deforestación, reciclado... temáticas que ya abor-dábamos con el centro de estudiantes del Colegio Nacional de Bolívar, en épocas que no había internet y que para mantenerse al día había que viajar a conferencias o armarse de paciencia y remitirse al correo postal. Había, sin embargo, un problema: las movidas ecológicas de fines del siglo pasado eran difíciles de compatibilizar con la fe que de a poco iba madurando en mi interior (al menos con la fe expresada en el Magisterio de la Iglesia, y la que aún tengo): en general proponían agresivas campañas antinatalistas (aborto incluído) y no se metían con las pro-fundas desigualdades sociales ni con las grandes corporaciones, causantes de los princi-pales mecanismos de contaminación. Tampoco se cuestionaban la sociedad consumista, la agroindustria, la obsolescencia programada, el modelo extractivista de explotación de recursos naturales, y una larga lista de etcéteras. Parecía que la movida ecológica global estaba más ocupada en una especie de ingeniería social destinada a regular la población a toda costa y mantener los privilegios y desigualdades, que en la proyección de una socie-dad más justa y sostenible. Salvaban las focas pero condenaban a los seres humanos. O al menos a determinado tipo de seres humanos, que quedaban fuera de su proyecto social. Muchos seguían presos de una mirada etnocéntrica y elitista; o, simplemente, buscaban cooptar, para propio beneficio del sistema, las preocupaciones sinceras de mucha gente.

Ahí estaba sin embargo el video oficial de “Guerrero del arco iris” (1991), de Rata Blanca, con esas imágenes épicas del Rainbow Warrior de Greenpeace (el mismo que fue hundido por agentes franceses en 1985 para evitar las protestas por las pruebas nucleares de en el Pacífico) y las acciones de muchas personas valientes y comprometidas que eran verdaderamente motivadoras. Me formé, profundicé en el tema, incluso participé en algu-nas movidas, pero había cosas que me seguían haciendo ruido: percibía cierto antihuma-nismo en la ideología de algunos ámbitos ecologistas, y también lo que yo pensaba eran nuevas formas de colonialismo: control poblacional agresivo para países pobres, cuestio-namiento de las formas de producción de los países en desarrollo (lo que ahora llamaría-mos más apropiadamente el “sur global”), nunca de los países desarrollados, poca o nula participación de las comunidades locales, los recursos naturales puestos en custodia de poderes trasnacionales. Recuerdo una conferencia en el Coliseo Podestá, en el 90 y pico, organizada por la Rock & Pop y con Mario Pergollini en el panel, en la cual hice una pre-gunta sobre estas cuestiones que me preocupaban; cuando el disertante leyó la pregunta del papel, simplemente se negó a contestarla.

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Está claro que el enfoque ecológico que describo no era el único, y tal vez ni siquiera el mayoritario, pero fue el más agresivo sin dudas en esos años; pero bueno, el tema de este artículo no es hacer una historia de las diferentes posturas ecologistas a lo largo del tiempo. Sí puedo decir que el Foro Social Mundial, en sus diferentes ediciones, comenzó a transitar un camino diferente. Y luego la encíclica “Laudato si´” vino (para mi y para muchos) a llenar un vacío y dar un marco apropiado. Y también a tender un puente con el pensamiento del Foro Social, con autores como E. Dussel y Boaventura de Sousa Santos, y también con los participantes de los Encuentros Mundiales de Movimientos Populares (el mismo Papa Francisco participó de uno en Bolivia en 2015). Claro que el Papa ha sido bastante cuestionado por algunas de estas cosas: pontífice cuestionado por tender puentes.

La “Laudato si´” es un documento importantísimo para nuestra época: conjuga las preocupaciones climáticas con las urgencias sociales, rescata los valores de las comunida-des originarias, los derechos al medio ambiente, diagnostica problemas desde sus causas, intuye soluciones, plantea un nuevo modelo de sociedad y, para nosotros, los creyentes, integra todo eso dentro de una espiritualidad, que podemos referenciar en San Francisco de Asís, pero que no es otra que aquella del Dios que se encarna, que viste a los lirios del campo, alimenta a las aves del cielo y tiene contados todos nuestros cabellos. Leerla fue, para mi, transitar un camino conocido y anhelado. La música de la oración final, “Ora-ción por nuestra Tierra”, surgió naturalmente. No tuvo más motivo que la simple devoción personal, una forma de rezar cantando. Un par de años después, para la primer “Semana Laudato si´”(2020) alguien me preguntó si tenía alguna canción sobre el tema, y pensé que ya era hora de sacarla a la luz. Lo demás fue todo providencia. La grabé solo en menos de una semana, justo a tiempo para el inicio de la primer semana Laudato si´; luego vinieron las demás versiones.

De la grabación de este año en Catedral podría decir muchas cosas: lo importante que fue para todos los que participamos, lo mucho que costó hacer el video en la víspera de nuevas restricciones por la pandemia, lo difícil que fue gestionar todos los recursos, y en particular el más importante y complejo de ellos (el humano), que hubo que poner mucho dinero del propio bolsillo y que Dios, como siempre, proveyó lo necesario, que llevó un intenso laburo de edición, que hay una lista enorme de gente a quien agradecerle... pero si tuviera que responder concisamente a la pregunta que dio origen a este artículo: “¿Qué significó presentar un video musical representando a América en un evento del Vaticano?”, respondería tres cosas:

• que trabajando con amigos y en equipo, de manera comprometida y sostenida, todo es posible;

• que participar en un evento así es un orgullo pero también una responsabilidad, porque la preocupación por nuestra Casa Común no es una moda: es una urgencia; y el amor a la Creación, el ver en su belleza la mano del Creador (Sab. XIII) no es una espiri-tualidad hippie, es parte integral de lo que creemos;

• que Dios teje un hilo sutil en nuestra vida que conecta nuestros sueños más genui-

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nos y lo que somos, con nuestro futuro, y que si lo seguimos nos lleva hacia Su encuen-tro. En mi caso, el hilo que une aquel adolescente de la década del 80´que fui, con tantos sueños y búsquedas, que encontraba a Dios entre los eucaliptos, y esto que intento seguir siendo, más de 30 años después, con mis errores y contradicciones.

Espero que hayan podido seguir este viaje prescindiendo de las limitaciones del via-jero. Porque, al fin y al cabo, lo importante de un viaje no son los protagonistas del viaje, sino el camino. Dios es el camino.

Notas y backstage: https://youtu.be/YstFEHV5ZhE

Video en Catedral y saludos del Obispo: https://youtu.be/DQNWErXsUoI

Video colaborativo, con participantes de toda América y Europa: https://www.youtube.com/watch?v=n1z_o-smGco

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Los dichos populares suelen encerrar verdades, por ejemplo: El que vive en rancho sucio, termina ensuciándose”, otro que dice “Uno cosecha lo que siembra y otro muy pa-recido: “El que siembra tormentas, cosecha tempestades. La sabiduría popular es muy rica porque nace de la relación del hombre con la realidad y descubre en ella la responsabilidad de las acciones del hombre.

En la vida comunitaria, estos dichos que, proceden de la experiencia humana, son una enseñanza que se trasmite de generación en generación, reflejando la relación que se tiene con la creación o, para decirlo de otra manera, con “la casa común” que es el hábitat en el que nos movemos y existimos. Si no cuido lo que siembro, no tendré para comer o si no amo a mi familia, a mi prójimo, a mi comunidad, nunca sabré que es el amor porque no podré amarme a mí mismo.

Esto, pude pensarse, lo sabemos todos y podríamos responder ¿lo sabemos? Y si lo sabemos ¿por qué vivimos tanta confrontación y egoísmo? ¿Porqué los excluidos, el ham-bre, la desigualdad social, la especulación financiera, la pobreza, la depredación del medio ambiente? ¿No es esta nuestra casa común, la que todos necesitamos para transcurrir los años de nuestra vida mortal?

El hombre tiene conciencia, fue creado con conciencia, los minerales no la tienen, los vegetales tampoco y aun los animales carecen de ella, sólo el hombre. Dice Luigi Gius-sani en su libro “El Sentido Religioso” pág. 101: “Y es precisamente así como define al yo el sentido religioso: como el lugar de la naturaleza donde se afirma el sentido de todo.” Esa conciencia otorga al hombre la libertad de su responsabilidad, pues lo transforma en custodio, tanto de sus hermanos como del resto de la creación, pues esta responsabilidad nace de la conciencia que no se hace a sí mismo, de su relación con toda la creación como parte ineludible de su existencia terrena. El 16 de noviembre del 2015 Monseñor Víctor Fernández, en un encuentro de rectores en la UBA, refiriéndose a la Encíclica Laudato Si, nos habla de las claves reflexivas necesarias para tener una mirada del conjunto, para comprender también la estructura de fondo. No pretendo desarrollar las cinco claves que propone Monseñor, sino solamente citar un fragmento de la primera: “Una primera clave es el convencimiento de que cada ser de este universo tiene algún sentido, algún signifi-cado, alguna utilidad y algún mensaje que comunicarnos.” Aclara poco después “El Papa reconoce que a veces la centralidad otorgada al ser humano ha llevado a pensar que las

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La Responsabilidad Personal en la Casa Común

Jorge BarrgánEnvía tu Espíritu Creadory renueva la faz de la tierra.

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demás creaturas son prescindibles. A su vez, «el antropocentrismo moderno, paradóji-camente, ha terminado colocando la razón técnica sobre la realidad [...]” Aquí se nos describe la verdad que la realidad encierra y el egoísmo que deriva de la con-cepción del poder que ha creado “el antropocentrismo moderno”. El 27 de julio de 2014 Monseñor Fernández pronunció una conferencia en la UCA donde recomienda tener en cuenta el capítulo III de Laudato Si, el cual comienza diciendo: “101. No nos servirá describir los síntomas, si no reconocemos la raíz humana de la crisis ecológica. Hay un modo de entender la vida y la acción humana que se ha desviado y que contradice la realidad hasta dañarla. ¿Por qué no podemos detenernos a pensarlo? En esta reflexión propongo que nos concentremos en el paradigma tecnocrático dominante y en el lugar del ser humano y de su acción en el mundo”

Esto resalta la responsabilidad que todos tenemos, en mayor o menor medida, ante la creación y ante nuestros hermanos y hermanas. El uso de las cosas, el poder, el mercado, la ciencia y la tecnología, ¿tiene como objetivo el bien común o la acumulación de poder y riquezas a cualquier precio? Pregunta fundamental para comprender que camino toma-mos. Y en esto, como en todo, formular las preguntas implica conocer lo que buscamos y queremos. ¿Dónde estamos poniendo nuestro corazón? Son preguntas simples y sencillas, que encierran el sentido de la propia vida. No olvidemos que nuestra civilización nació de estas preguntas, que forjaron, crearon cultura: arte, música pintura, ciencia, filosofía, etc. Porque las preguntas nos urgen a dar una respuesta que manifiesten nuestras intenciones últimas.

Dice el Papa en la Encíclica: “105. Se tiende a creer «que todo incremento del poder constituye sin más un progreso, un aumento de seguridad, de utilidad, de bien-estar, de energía vital, de plenitud de los valores, como si la realidad, el bien y la verdad brotaran espontáneamente del mismo poder tecnológico y económico. El hecho es que «el hombre moderno no está preparado para utilizar el poder con acierto», porque el inmenso crecimiento tecnológico no estuvo acompañado de un desarrollo del ser humano en responsabilidad, valores, conciencia. Cada época tiende a desarrollar una escasa autoconciencia de sus propios límites.

La pandemia ha hecho volar por los aires el aturdimiento que produce la vertigino-sa vida del consumo y la distracción, ha puesto de manifiesto que nosotros no hacemos la realidad, sino que ella existe fuera de nuestro dominio, de nuestra voluntad, nos desafía e increpa a reconocer el verdadero sentido de la vida, a reconoce el Tu, con mayúscula, que constituye nuestro yo y, por ende, nos saca del centro y nos abre ante la realidad de los otros, nuestros semejantes. Despierta la conciencia social, la dignidad del prójimo, la economía al servicio del bien común y la riqueza no para el deleite egoísta, sino como responsabilidad para la creación de trabajo. Nuevamente es conveniente citar la Encíclica: “117. La falta de preocupación por medir el daño a la naturaleza y el impacto ambiental de las decisiones es sólo el reflejo muy visible de un desinterés por reconocer el mensaje que la naturaleza lleva inscripto en sus mismas estructuras. Cuando no se reconoce en la realidad misma el valor de un pobre, de un embrión humano, de una persona con discapacidad –por poner sólo algunos ejemplos–, difícilmente se escucharán los gritos

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de la misma naturaleza. Todo está conectado. Si el ser humano se declara autónomo de la realidad y se constituye en dominador absoluto, la misma base de su existencia se des-morona, porque, «en vez de desempeñar su papel de colaborador de Dios en la obra de la creación, el hombre suplanta a Dios y con ello provoca la rebelión de la naturaleza». “Todo está conectado”, estas palabras nos llevan nuevamente a reflexionar sobre la responsabili-dad de nuestras acciones, ambiciones y deseos, nos pone nuevamente ante el significado de la vida en la tierra ¿Es el fin último de la vida aprovecharme de los más indefensos, acumular por un pequeño espacio de tiempo, poder, bienes y riquezas a costo de cualquier cosa inclusive la violencia? ¿Este es el sentido que pretendo darle a mi existencia? Nuestra actitud es la que cambia al mundo por pequeña que esta sea, como decía la Madre Teresa de Calcuta, lo que uno aporte al mundo puede compararse a una pequeña gota de agua en el mar, pero sin esa contribución al mar le faltaría una gota.

La enseñanza social de la Iglesia es el testimonio de los cristianos en su relación con Cristo, que se hace diálogo con la realidad de toda la creación, tomando lo positivo de las reflexiones interculturales y religiosas, valorar la riqueza que proviene de la ecúmene y nutre el saber de los hombres. Por esta razón se podría hablar de un ecumenismo ecológi-co, que es el tiene capacidad evangelizadora, pues todo cristiano posee un testimonio para dar, en la palabra y en la acción, respondiendo, en el anuncio de Jesucristo a las necesida-des de los más pobres y a la promoción de la justicia.

Es importante traer a nosotros lo que dice la D.S.I. sobre la globalización que aparece en el siglo XX y se desarrolla aceleradamente en el XXI “366...Especial atención debe con-cederse a las especificidades locales y a las diversidades culturales, que corren el riesgo de ser comprometidas por los procesos económico-financieros en acto: “La globaliza-ción no debe ser un nuevo tipo de colonialismo. Debe respetar la diversidad de las cul-turas que, en el ámbito de la armonía universal de los pueblos, constituyen las claves de interpretación de la vida. En particular, no tiene que despojar a los pobres de lo que es más valioso para ellos, incluidas sus creencias y prácticas religiosas, puesto que las con-vicciones religiosas auténticas son la manifestación más clara de la libertad humana.”

Para la Iglesia el actuar irresponsablemente, espoleando la naturaleza y humillan-do al prójimo ofende a Dios, porque arruina su obra, daña la realidad y a los demás y se daña a sí mismo. La acción de cada persona tiene consecuencias en el mundo entero y si su responsabilidad es mayor, también lo son las consecuencias. El dolor del inocente tiene su origen en el mal causado por el que más poder y responsabilidad tiene. El mundo está interrelacionado, por lo tanto el hombre no es autónomo, dependemos unos de los otros, nos guste o no. No existe la persona sin ataduras. En el bien y en el mal somos responsables de cómo está el mundo; por el bien que se haga él será más luminoso y por el mal estará más sucio, más obscuro.

No todo es sombra tenemos que recorrer un camino que repare los excesos come-tidos, que el hombre vuelva a retomar una relación fraterna con la naturaleza y en espe-cial con el prójimo. La D.S.I. nos habla de ese reencuentro: “465 El Magisterio subraya la responsabilidad humana de preservar un ambiente íntegro y sano para todos: «La

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humanidad de hoy, si logra conjugar las nuevas capacidades científicas con una fuerte dimensión ética, ciertamente será capaz de promover el ambiente como casa y como recurso, en favor del hombre y de todos los hombres; de eliminar los factores de conta-minación; y de asegurar condiciones de adecuada higiene y salud tanto para pequeños grupos como para grandes asentamientos humanos. La tecnología que contamina, tam-bién puede descontaminar; la producción que acumula, también puede distribuir equi-tativamente, a condición de que prevalezca la ética del respeto a la vida, a la dignidad del hombre y a los derechos de las generaciones humanas presentes y futuras».”

El Papa Francisco ha profundizado la enseñanza de la Iglesia en la encíclica “Lau-dato Si” trayéndola al momento actual, poniendo énfasis en la dignidad de los más des-protegidos y resaltando la presencia redentora de Cristo que, partiendo de las periferias lleva la Buena Nueva hasta el centro. Nos propone reencontrarnos con “nuestra hermana” Creación, centrando la responsabilidad en el cuidado de ella como legado de Dios. Es cier-to que es llamada “Encíclica Ecologista”. Pero debemos considerarla como mucho más que eso, ya que propone un diálogo entre las ciencias y las religiones para la defensa de la “casa común” .El Valorar la Creación nos llama a una conversión ecológica global. Nos convoca a reconocer la vigencia, en el presente, del Evangelio, dando testimonio cristiano ante la indiferencia de los Estados y el egoísmo de la riqueza desmedida, proponiendo desde el diálogo interreligioso una mirada que abarca al hombre en su totalidad.

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Queridas/os amigas/os:

Ahora que tenemos la posibilidad de celebrar con un aforo mayor en los templos, también podemos unirnos en una celebración diocesana en la Catedral. Creo que es el momento de relanzar la misión permanente y para ello los convoco a todos, algunos presencialmente, otros virtualmente, para el sábado 28 de agosto de 16.00 a 17.30 hs.

Allí ofreceré una meditación que pueda motivarnos, y compartiremos un momento de adoración comunitaria. Asistirán a la Catedral representantes de todas las parroquias y de algunas instituciones. A todos los párrocos he pedido que designen entre 2 y 5 personas para representar a sus comunidades. Pero invito a todos a seguir el acto por Internet.

A las parroquias les ruego que antes de esta Asamblea se realice alguna reunión para pre-parar un breve material que los delegados traerán a la Asamblea. Les propongo que sugie-ran tres actividades parroquiales y tres actividades diocesanas que puedan realizarse entre este año y el año próximo, teniendo en cuenta que todavía habrá algunas limitaciones debidas a la pandemia. Deben ser tres actividades concretas que puedan dar nueva vida a la tarea misionera y alimentar nuestro camino de santificación. Luego de la Asamblea se analizarán las propuestas y se verá cuáles han tenido mayor consenso.

En esta ocasión también entregaré a los delegados de las parroquias un Rosario que me ha dado el Santo Padre con su bendición para cada una de las comunidades parroquiales de nuestra Arquidiócesis.

Seguramente el Señor utilizará este encuentro para bendecir a la Arquidiócesis y a todas sus comunidades, porque él ha prometido que el Padre escuchará lo que le pidamos cuan-do nos unamos para orar (Mt 18, 19).

Con afecto en el Señor.

Gran Asamblea Arquidiocesana

Mons. Víctor Manuel Fernández. Arzobispo

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A mediados del año 2019, ante el 5° aniversario de la Encíclica Laudato si’, en comunión con el Papa Francisco, nació la iniciativa de convocar a una mesa de movimientos, instituciones, organizaciones para visibilizar y profundizar el compromiso de cuidar la creación, obra de Dios.

En ese marco, nació la MESA LAUDATO SI ARGENTINA, donde diver-sos organismos pastorales, asociaciones y movimientos eclesiales de Argentina promueven y comparten iniciativas para profundizar en el contenido de esta Encíclica Social y participar y hacer conocer las propuestas locales, regionales y globales que se llevan a cabo para movilizar acciones concretas, comenzando por nuestros hogares, parroquias y ámbitos de participación.

La misma es impulsada por Acción Católica Argentina, Renova+, Scouts de Argentina -COPASCA-, DEPLAI, CADISCA (Departamento de Laicos de la Conferencia Episcopal Argentina), Pastoral de Juventud de la CEA, Comisión Nacional de Justicia y Paz de la CEA, Instituto Nacional de Formación en Pasto-ral de Juventud Cardenal Eduardo F. Pironio, Pastoral Social de Mercedes-Luján, el Movimiento de Focolares, Movimiento Católico por el Clima, Jóvenes Agus-tinos Recoletos, Movimiento Círculos de Juventud, Pastoral Social de Neuquén, Reconquista, Río Gallegos y La Plata, participan en ella entre otros, adherentes.

La Mesa es un espacio de comunión llamado a crecer en el encuentro, el intercambio y las propuestas en común de quiénes deseen asumir y proponer la conversión ecológica integral y un cambio en el estilo de vida, de modo tal de colaborar con la transformación que nuestro mundo necesita. Quienes deseen sumarse a este cambio y esta propuesta pueden inscribirse en aquí y serán contactados para mayor información.Los canales disponibles para conocer y aportar iniciativas Facebook / @laudatosiargentina Youtube / Laudato Si Argentina Instagram / @laudato_si_argentina Twitter / @laudatosiargen1

Mesa Laudato Si’

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Oración para cuidar de nuestra casa común

Padre de todos,creador y gobernante del universo,

nos confiaste tu mundo a nosotros como un don.Ayúdanos a cuidar de él y de todas las personas,

para que vivamos en relación correcta: contigo,

con nosotros mismos, entre nosotros,

y con la creación.

Cristo nuestro Señor,tanto divino como humano,

viviste entre nosotros y moriste por nuestros pecados.Ayúdanos a imitar tu amor por la familia humana

reconociendo que todos estamos conectados, a nuestros hermanos y hermanas de todo el mundo,

a los que viven en pobreza impactados por la devastación ambiental, y a las generaciones futuras.

Espíritu Santo,dador de sabiduría y de amor,

infundes vida en nosotros y nos guías.Ayúdanos a vivir de acuerdo a tu visión,

moviendo a la acción los corazones de todos, individuos y familias, comunidades de fe,

y líderes civiles y políticos.

Dios Uno y Trino, ayúdanos a escuchar el clamor de los que viven en pobreza, y el clamor de la tierra, para que juntos cuidemos de nuestra casa común.

Amén.Revista Agente 49