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a e l i a Número 2 FEBRERO 2009 www.gecor.org Phalaenopsis h í b r i d a L R E V I S T A D E L G R U P O D E E S T U D I O Y C O N S E R V A C I Ó N D E O R Q U Í D E A S

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aeliaNúmero 2 FEBRERO 2009

www.gecor.org Phalaenopsis híbrida

LREVISTA DEL GRUPO DE ESTUDIO Y CONSERVACIÓN DE ORQUÍDEAS

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GECOR N º 2 02/2009

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Desde estas líneas co-mentaros que hace tiempoEmilio nos facilitó informacióna través del GOB (grupo balearde ornitología y defensa de lanaturaleza), sobre la futuradesaparición de una poblaciónde Orchis palustris Jacq.subsp. robusta (Stephenson)Sundermann.

La orquídea palustre esuna especie amenazada queen Europa sólo se encuentraen la zona de s’Albufera de Ma-llorca. La población total estáevaluada en unos 1300 ejem-plares, de los cuales unos 400se encuentran dentro del ám-bito del Parque Natural y losotros 900 se encuentran fuera,en la zona de Son Bosc (muni-cipio de Muro). Esta especiesólo se encuentra en otros dospuntos del mundo (una locali-dad en Argelia y otra en Ma-rruecos).

Se había proyectado larealización de un campo degolf, precisamnete en la zonade Son Bosc, en el municipiode Muro.

Pues bien, el gobierno ba-lear y la empresa han llegadoa un acuerdo para “mover” elhoyo conflictivo , el 8, unos100 metros y salvar esta po-blación.

“Tiene narices”, ¿no sepodía haber pensado antes?. Apesar de todo es una excelente

noticia que compartimos entretodos. De lo único de que sequejan es de que el campo degolf será más pequeño... igualno conocen los minigolf de lasgrandes superficies comercia-les...

Un saludo a todos y gra-cias, Emilio, por facilitarnosesta noticia.

Rubén Velázquez

JUNTA DIRECTIVAGrupo de Estudio y Consevación de orquídeas

Presidente: Natividad Montó[email protected]

Vicepresidente: Sylvia [email protected]ía: Roberto Pozuelo

[email protected]ía: Manuel Lucas

[email protected]:

Diego Martínez [email protected]

Rubén Velá[email protected]

Emilio [email protected]

Socios de honorDª Gemma López Vélez

Dª Angela Mirro

Equipo edición de revista

CoordinadoresManuel Lucas

Rubén Velázquez

Colaboradores:Estela Olmos

Emilio Esteban-Infantes

Maquetación:Rubén Velázquez

Foto portada:Phalaenopsis hibrida

Emilio Esteban-Infantes

Foto contraportada:Masdevallia venusRubén Velázquez

ES NOTICIA...

SUMARIO

Carta de la Presidente Natividad Montón 3Esas insólitas orquídeas Estela Olmos 5El género Phalaenopsis Rubén Velázquez 13Sección Humboldtiana 21Biografía de Darwin Manuel Lucas 22Coeloglossum viride Rubén Velázquez 27Miniexperiencias... AntonioArguello 29Una poesia para cualquier... Estela Olmos 37Calendario de cultivo Rubén Velázquez 38Fuera del Tiesto Fernando Gerundio 40

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Queridos amigos, parece quea pesar de la adversa climatología,nuestras orquídeas están en plenaefervescencia, mostrando señalesinequívocas de que la próxima pri-mavera nos deparará agradablessorpresas.

A nuestro GECOR le ocurrealgo similar, si la gestación y na-cimiento de “Laelia” nos tuvo atodos expectantes deseando ver losresultados de los intensos meses detrabajo, otro acontecimiento vuelvea suscitar el máximo interés.

Desde hace meses se ha es-tado desarrollando la que seránuestra tarjeta de visita, nuestra

ventana al mundo, la página Webde GECOR. (www.gecor.org)

Con ella llevaremos a cabo lapresentación en sociedad de nues-tra asociación. Servirá para dar aconocer nuestros objetivos, traba-jos, inquietudes, todo aquello quede una u otra manera nos propusi-mos realizar cuando fundamos elgrupo, en definitiva en ella veremosplasmadas nuestras señas de iden-tidad.

Desde aquí, deseo agradecerpúblicamente a todos los que deuna manera más o menos directahan intervenido en su elaboración.

Quiero hacer una mención es-pecial a dos amigos sin cuya ines-timable colaboración no habríasido posible realizar este trabajo. AItziar, que desde los inicios deGECOR se brindó a prestarnos suasesoramiento, y a Diego, artíficefinal de la página Web que tras unlargo camino hoy se encuentra avuestra disposición.

Gracias a todos y ¡¡a seguirtrabajando!!

Un abrazo

Natividad Montón

Presidente del “Grupo de Es-tudio y Conservación de Orquídeas”

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REVISTA DEL GRUPO DE ESTUDIO Y CONSERVACIÓN DE ORQUÍDEAS Nº 2 02/2009

CARTA DE LA PRESIDENTE

Agenda de Actividades

7 febrero: Conocimientos bá-sicos sobre orquídeas (I)

.- Introdución

.- Tipos según hábitat y cre-cimiento

.- Sustratos, componentes.- Consulta enfermedades

plantas socios

7 marzo: Conocimientos bá-sicos sobre orquídeas (II)

.- Humedad

.- Riegos

.- Abonos

.-Autóctonas

.- Comentario sobre las es-pecies que veremos en la sa-lida mensual

.- Consulta enfermedadesplantas socios

4 abril:.- Detección enferme-dades orquídeas, soluciones

.- Autóctonas

.-Comentario sobre las espe-cies que veremos en la salidamensual.- Consulta enfermedadesplantas socios

18 abril: Junta general de so-cios

9 mayo:.- Conocimientos bá-sicos sobre orquídeas (III)

.- “Copia su entorno”.- Consulta enfermedades

plantas socios

Tenemos también salidas alcampo que dependen de la fe-nología de las plantas, os ire-mos confirmando fechas, igualque el lugar para realizar lasactividades.

Un saludo a todos

La Junta Directiva

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Vanilla planifolia, una de las especies más aromáticas...

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REVISTA DEL GRUPO DE ESTUDIO Y CONSERVACIÓN DE ORQUÍDEAS Nº 2 02/2009

La familia Orchida-ceae es la más extensa delreino vegetal y cuenta con elmayor número de plantas deflor, se estima que existenentre 25.000 y 30.000 espe-cies.

Entre semejante diver-sidad las orquídeas nos hacensucumbir ante su belleza. Esbien conocido que una vez teadentras en su fascinantemundo te cautivan de talforma que suele ser parasiempre.

Pero existe una caramenos conocida, un lado fas-

cinante y enigmático que nosasombra aún más. Tratamosde mostrar aquí tan solo unaminúscula parte de esas “ex-cepcionales” orquídeas.

Nos dirigimos hacia elSudeste asiático para encon-trar al imponente Gramma-tophyllum speciosum, dedimensiones de hasta 6 me-tros de base y unos 2,5 me-tros de altura. Posee variosrécords, entre ellos el de sutamaño y por tratarse de laplanta más pesada conocida.Se han hallado ejemplares quepesan más de una tonelada en

su hábitat y ni que decir tienecuan extraordinaria es su flo-ración con unas ochenta enor-mes flores por vara.

A Sobralia altíssimase le adjudica el récord de serla más alta del mundo. Estaespecie fue descubierta hacemenos de una década en Perú,donde se localizó un ejemplarque medía 13,40 metros de al-tura. Este género cuanta conunas 100 especies de hábitogeneralmente terrestre y flo-res de corta duración, apenasun día, que se abren sucesiva-mente. La excepción es Sobra-

ESAS INSÓLITAS ORQUÍDEASTextos Estela Olmos

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lia altissima, pues su floraciónse prolonga hasta cerca de unmes.

Para dar con la orquí-dea más pequeña del mundorecurrimos al género platys-tele, concretamente en la es-pecie Platystelejurgenmannioides. Esta pe-queña planta tiene flores mi-núsculas tan solo apreciablesbajo una buena lupa puesmiden apenas un milímetrode ancho. Su hábitat esta enla cálida Costa Rica.

Las orquídeas tienenademás ciertas habilidadespara asegurarse la visita desus polinizadores, una de

estas características es elaroma que exhalan, que sueleser sumamente agradable.

Uno de los más delicio-sos “perfumes” lo emana laPhalaenopsis bellina, endé-mica de Malasia y Borneo. Lasflores ofrecen un olor afrutadomás apreciable a primerashoras del día. Esta atractivaorquídea crece a muy baja al-titud y requiere climas cáli-dos.

Por el contrario otrasproducen olores realmente fé-tidos. Algunas orquídeas delgénero bulbophyllum son lasque mayor fama cosechan eneste campo. Como ejemplomencionar al Bulbophyllum

foetidum localizado en Papuay Nueva Guinea.

Inevitable citar aquípor su exquisito aroma a lavanilla, del castellano “vaini-lla“ como diminutivo de“vaina“. La esencia de vainillase extrae de las cápsulas ma-duras de la Vanilla planifoliay es utilizada como aromati-zante. Hoy día es la base parala creación de innumerablesperfumes y productos cosmé-ticos. De las 120 especies queconforman este género tansolo 15 producen su esencia.

Los antepasados leatribuían muchísimas propie-dades medicinales y era utili-zada como tónica, estomacal,cefálica, afrodisíaca y en unsin fin de tratamientos. Es ori-ginaria de América Central yMeridional, con hábito trepa-dor que alcanza grandes di-mensiones.

El mimetismo que ca-racteriza a algunas orquídeascon ciertos insectos nosmuestra el increíble avancede su evolución. Las ophrysson tal vez las orquídeas másespecializadas convirtiéndoseen auténticas falsificacionesde abejas y moscas. Imitancolores, formas e incluso lasvellosidades para lograr serpolinizadas.

Ophrys apifera tieneun gran parecido a una abejahembra pero además, plagiael olor de las feromonas deésta para asegurarse atraer alas abejas macho. Estas en-cantadoras orquídeas terres-tres se encuentranampliamente repartidas enEuropa.

Las orquídeas se danen casi todo el mundo, encon-trándose ausentes tan solo enlos círculos polares y algunosdesiertos.

Bulbophyllum foetidum

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Encontramos una orquí-dea a unos 60º latitud norte,Calypso bulbosa. Se trata deuna orquídea terrestre que ha-bita en la región boreal de Es-tados Unidos y en la regióncircumpolar de Europa, Asia yJapón.

A esta reliquia de la na-turaleza se le atribuye una le-yenda de la mitología griega,cuentan que la belleza de suflor embrujó y mantuvo cau-tivo durante 7 años a Ulises.

Otra amante del frío ytemperaturas frescas es el gé-nero telipogon. Se trata deplantas epifitas o semi-terres-tres que viven en bosques nu-blados de alta montaña yrequieren de humedad cons-tante.

El Telipogon phuyu-patamarcensis, fue descu-bierto en el santuario históricode Machu Pichu (Perú) en elaño 2003, a una altitud de3650 metros.

El nombre de telipogonderiva del griego “telos” quesignifica final y “pogon” se tra-duce como barba, haciendoreferencia a los pelos que seforman en la columna de lasflores.

Como antagónico nosdesviamos hasta Australia enbusca de la Pyrorchis u orquí-dea de fuego. Este génerocomprende tan solo dos espe-cies terrestres, P. nigricans yP. forrestii. Su floración ocu-rre en primavera, pero loasombroso de esta orquídeaes que para lograr la floraciónnecesita sufrir un incendio enel periodo estival anterior.

En cultivo se debe crearun pequeño incendio sobre sustubérculos.

Nos quedamos en Aus-tralia en busca de otra rareza,la Rhizanthella. Este géneroconsta de dos especies que secaracterizan por su condición

saprofita, es decir, no realizanla fotosíntesis y obtienen elalimento de materia orgánicaen descomposición por mediodel rizoma o tubérculo. Vivenbajo tierra en simbiosis conhongos micorriza. Para locali-zar estas plantas en su hábitatse debe buscar en el periodode floración pues únicamenteemerge la flor.

Se dice que nadie hatratado de cultivarla por loque, de momento, se restringea los laboratorios australianos.

En nuestra penínsulaencontramos otra orquídea deconducta saprofita, Neottianidus avis traducido como“nido de pájaro”. El nombrealude a la forma en que se tor-

nan sus raíces, dispuestascomo un nido protegiendo elrizoma. Su habito saprofitollega al extremo de hacer queesta orquídea florezca inclusobajo tierra. Cuando la plantaemerge a la superficie las flo-res se muestran decoloradaspues están privadas de cloro-fila. Su nula necesidad de luznos lleva a los bosques som-bríos donde se emplaza. Am-pliamente distribuida laencontramos, además de ennuestro país, en África, Asia,extendiéndose por SiberiaCentral y el Cáucaso.

Son muchas las orquí-deas que dependen de loshongos micorrícicos para sub-sistir como es el caso de la

Pyrorchis nigricans

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Thelymitra ixiodes

Calypso bulbosa

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Thelymitra, pero esa no es laúnica peculiaridad que noslleva hasta esta especie.

Un color continuamentebuscado por los cultivadoresde todo el mundo con conti-nuas hibridaciones en la fami-lia orchidaceae es el azul.Citamos por esto a la Thely-mitra ixioides como claramuestra de flores de auténticocolor azul, aunque sus colora-ciones pueden ir desde el azulrosado al azul intenso. Estamagnifica orquídea australianatiene en su contra lo difícil desu cultivo pues los intentos demantenerla viva suelen trun-carse en tan solo un par de es-taciones.

La simbiosis de estagran familia no se da tan solocon los hongos micorriza. La

Myrmecophila tibicinis (si-nónimo de Schomburgkia)vive en asociación con ciertaespecie de hormigas que ladefienden de posibles depre-dadores. Es una orquídea muysingular pues los pseudobul-bos huecos son las galerías desus protectoras. Vive bajo elsol de México hasta Venezuelay en las Indias Occidentales.Las inflorescencias abarcanhasta más de dos metros delongitud, por lo que es habi-tual apuntalarla en cultivo. Esen el ápice donde se desarro-llan sus longevas y vistosasflores de tonos pastel.

Son tan robustos los-pseudobulbos de este géneroque en América latina se valende ellos para utilizarlos comotrompetas de llamada. Otraespecie, la Myrmecophila

thomsoniana es utilizada parala fabricación de pipas en lasislas del Gran Caimán.

La familia de las mono-cotiledóneas (clase de plantasde flor a la cual pertenecentodas las orquídeas) nos fas-cina desde hace siglos pero,sin duda, lo que realmente nosseduce de ellas es su floración.

Cabe mencionar aquídebido a sus sensacionales flo-raciones a las orquídeas “másbellas”, las cattleyas. Este gé-nero cuenta con aproximada-mente unas 50 atractivasespecies de admirables flora-ciones, que junto a sus ele-gantes colores y su exquisitoperfume les otorgan el apela-tivo de Reinas de las Orquí-deas.

A Cattleya warsce-wiczii (sinónimo de Cattleyagigas) la encontramos en Co-lombia y como su nombre in-dica se trata de una cattleya“gigante”. Esta epífita unifo-liada es la más grande del gé-nero y cada brote de la mismapuede producir hasta diez flo-res que alcanzan, de pétalo apétalo, unos 30 cms. No obs-tante existen híbridos creadosartificialmente que pueden su-perar estas dimensiones.

Cualquier ejemplar decattleya provoca fascinación,pero son evidencia de delica-deza por la complejidad y co-loración de su labelo laCattleya dowiana aurea(ejemplar Colombiano) y Cat-tleya dowiana (endémica deCosta Rica y Panamá).

Estas dos especies sonconfundidas muy a menudodebido a que la coloración enambas es muy similar. Comodistinción mencionar que Cat-tleya dowiana aurea presentaun dorado más intenso en elborde del labelo. De Cattleyadowiana añadir que la mayoríade los híbridos de cattleyascon pigmentación amarilla

Ophrys apifera

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están emparentados con ella.Estas dos especies son

de difícil cultivo debido a lascaprichosas condiciones queobtienen en su hábitat y unavez se escapan de esos pará-metros se debe hacer un so-breesfuerzo para cultivarlascon éxito.

En la familia Orchida-ceae contamos también conplantas que nos conquistanpor la belleza de sus hojas,nos referimos a las bautizadascomo “Orquídeas Joya”. Ma-codes sanderiana sea quizála más atractiva del género.

Se trata de plantas terrestres,rastreras con hojas de ovala-das a redondeadas de colorverde oliva a bronce, con ner-vios dorados, plateados o ver-des y en el momento que lashojas reciben luz se muestranbrillantes.

Como reseña mencio-nar a Macodes petola, otrabonita muestra del género. Susavia ha sido empleada comocolirio en Filipinas.

Rivalizando con estasbellísimas orquídeas volamoshasta el sur de Florida (EEUU)y Cuba en busca de Den-drophylax (o Polyradicion)lindenii, habitualmente lla-mada “orquídea fantasma“.Esta bella orquídea carece dehojas y tampoco cuenta conpseudobulbos donde almace-nar agua ni alimentos por loque todo el trabajo, como lafotosíntesis, lo realizan única-mente sus raíces. Como con-secuencia de ello el cultivo deesta belleza fuera de su hábi-tat suele finalizar en fracaso.Dendrophylax cuenta con flo-res fragantes, cerosas y muyvistosas con apariencia derana. Vive en zonas muy con-cretas preferiblemente panta-nosas y sobre árbolesrugosos, ásperos, como ce-dros, robles, cipreses o fres-nos; en zonas sombrías y conlimitados márgenes de tem-peraturas. Por otra parte susraíces jamás deben secarsepor mucho tiempo por lo queacostumbra a convertirse enauténtico “fantasma” en mu-chas colecciones.

Las especies citadasaquí son tan solo una ínfimamuestra de la gran familia Or-chidaceae, por lo que en lospróximos meses continuare-mos explorando el lado másenigmático de esas reliquiasde la naturaleza: las orquí-deas.

Polyradicion lindenii en su hábitat

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Dibujo de Macodes sanderiana

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Este género se puede considearr como el rey en la actualidad en pro-ducción de híbridos, nos podremos encontrar con combinaciones de colorescasi imposibles, que unido a su facilidad en hacerlas florecer y de encontraren las tiendas, hacen de éstas las primeras orquídeas que solemos tener encasa.

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Este pequeño géneroasiático ha acaparado la mi-rada, por su cultivo masivo, entodo el mundo, por sus mara-villosas flores grandes, de co-lores muy vistosos y sobretodo por la facilidad de cultivoa gran escala y el corto pe-riodo de tiempo que se nece-sita para conseguir la primerafloración.

En otros géneros cono-cidos, como en Cattleya,desde que se siembra o semeristema hasta que se consi-gue la primera floración pue-den mediar más de 4 años,mientras que en este géneroen sólo año y medio podemosconseguirlo en condiciones óp-timas evidentemente.

En comparación con losgrandes géneros como Pleuro-thallis, Dendrobium o Bul-bophyllum que engloban cercade 1000 especies cada uno,éste sólo posee 51 especiesdescritas en la actualidad, coninnumerables sinónimos queno hacen más que llevar a laconfusión al profano.

Pertenecen a la subfa-milia epidendroidea, tribu van-deae y subtribu Sarcantinae.

El nombre genérico pro-cede del griego phalaina, “ma-riposa” y opsis, “parecido”,refiriéndose a las inflorescen-cias de algunas especies, querecuerdan a mariposas en mo-vimiento. Por esta razón, a lasespecies de éste género se lasnombra como las “orquídeasmariposa” y también "orquí-deas boca".

La mayoría son epífitas,aunque las hay también litófi-tas. Como ya he dicho antes,son originarias de Asia, princi-palmente de Filipinas e Indo-nesia, llegando hasta la Indiay el norte de Australia.

En general, en su medionatural se encuentran debajodel dosel forestal en la hume-dad de la parte baja, protegi-das de la luz solar directa.

Las flores aparecen entallos largos y arqueados y enun número de hasta 30. Osci-lan entre 2,5 y 13 cm y pue-den aparecer en cualquierépoca del año, con una dura-ción de hasta tres semanas.En algunos híbridos esta suce-sión de flores puede dar lugara tener una orquídea con flo-res más de 9 meses al año...

Los colores son varia-bles, rosa, rojo violáceo, blan-

cas, amarillentas y todas lascombinaciones que os imagi-néis.

Las Phalaenopsis sonplantas monopodiales. No tie-nen pseudobulbos. Las raícesson gruesas y están recubier-tas por un tejido esponjosollamado velamen que ayuda ala absorción de agua y nu-trientes. Por dentro está la au-téntica raíz, que contieneclorofila y presenta colorverde. El rizoma se desarrollaerecto y en su extremo pro-duce de 2 a 4 gruesas y car-nosas hojas alternas yelípticas cada año. Las hojasbasales más viejas se caen almismo tiempo. La planta re-tiene de éste modo de cuatroa cinco hojas (en híbridos po-dremos encontrar plantas conmás de 10 hojas). Las hojasson de color verde oscuro,moteadas o con manchas azulgrisáceo.

EL GÉNERO PHALAENOPSISTextos Rubén Velázquez, fotografías Emilio Esteban-Infantes y Ana Sánchez

Area de distribución geográfica del género.

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Phalaenopsis amboinensis

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Sus flores aparecen enla base de las hojas, alterna-damente y casi siempre rami-ficadas. El racimo aparece deltallo que surge entre las hojas.Las flores constan de 3 sépa-los similares a los pétalos, 3pétalos con uno de ellos, el in-ferior, distinto, que forma ellabelo y en medio de ellos estála columna (fusión de los es-tambres y pistilos).

Todas las Phalaenopsisque tienen los pétalos más an-chos que los sépalos y apare-cen redondeados en sucontorno, como la Phalaenop-sis amabilis o la Phalaenopsisschilleriana, que producen lar-gas inflorecencias arquedas,son catalogadas como Eupha-laenopsis. Las que tienen lossépalos anchos como los péta-

los, las flores más pequeñas yen forma de estrella como lasPhalaenopsis violacea o Pha-laenopsis amboinensis son ca-talogadas como Stauroglottis.

Según su procedenciapodremos conocer mejor suscondiciones de cultivo, exis-tiendo algunas de climas in-cluso fríos de alta montaña,aunque la mayoría se repartepor las selvas bajas costeras,saturadas de humedad y conmucho calor.

Existen géneros muyafines antes englobados enPhalaenopsis como son las es-pecies de los géneros Doritis,Paraphalaenopsis, Kingidium oSarcoglottis entre otros y mu-chas veces las encontramosenglobadas dentro de éste gé-nero

A continuación pasamosa enumerar las especies reco-nocidas en la actualidad:

P. amabilis, proce-dente desde Queensland, Aus-tralia hasta Indonesia yFilipinas, ceciendo hasta unos1.000 metros de altitud.

P. amboinensis, re-partida en las islas de Ambony las Célebes, en Indonesia,crece a nivel del mar con hu-medad y calor constante.

P. aphrodite, repartidadesde Taiwan a Filipinas, crecehasta los 1.000 metros de al-titud, se confunde mucho conPh. amablis.

P. appendiculata, deMalasia, crece en bosques cos-teros bajos.

P. bastianii, del archi-piélago Sulu, en Filipinas.

Phalaenopsis cornu-cervi

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P. bellina, de Indone-sia, con fuerte olor, crece enzonas costeras con calor y hu-medad alta.

P. borneesis, de Bor-neo, epifita de calor.

P. braceana, del estedel Himalaya, hasta China yVietnam, con colores inusua-les, adaptada a periodos desequia.

P.celebensis, de LasCélebes.

P. chibae, de Vietnam,epifita de pequeño tamaño

P. cochlearis de Sara-wak y Borneo, crece hasta los2.000 metros de altitud yaparece como litófita.

P. corningiana deBorneo, en zonas bajas hastalos 600 metros de altitud.

P. cornucervi, repar-tida desde tailandia hasta In-donesia.

P. doweryensis, deSabah, de pequeño tamaño,epifita reciéntemenet des-crita.

P. equestris, de la islade Luzón en Filipinas, hastaTaiwan, hasta unos 300 me-tros de altitud.

P. fasciata, proce-

dente de Filipinas, crece siem-pre cerca de ríos hasta los500 metros.

P. fimbriata, repartidapor Java, Sumatra y Sarawak.Epifita o litofita en zonas muyluminosas.

P. floresensis, de laisla de Flores, en Indonesia.

P.fuscata, de Tailandiaa Borneo y Filipinas.

P. x gersenii híbridonatural entre P. sumatrana yP. violacea.

P. gibbosa de Laos yVietnam, crece epifita en sel-vas abiertas.

P. gigantea de Sabah,Sarawak y Java, se trata deuna epifita muy grande yadaptada a noches frescas eninvierno con sequía marcada.

P. hierogliphica, dePhalaenopsis javanica

Phalaenopsis kunstleri

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Filipinas, en zonas cálidasbajas.

P. honghenensis, deChina, miniatura reciente-mente descrita.

P. inscriptionensis,

de la zona central de Sumatra,hasta unos 900 metros de al-titud.

P. x intermedia, hí-brido natural entre P. eques-tris y P. amabilis.

P.javanica, epifita deJava

P. kunstleri de Burma(Birmania) y Malasia, hastaunos 1.800 metros de altitud.

Phalaenopsis mannii

Phalaenopsis mariae

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Phalaenopsis tetraspis, var. alba

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P. lamelligera de Bor-neo, probablemente extintasólo se tiene un espécimenconservado en herbario.

P. x leucorrhoda, hí-brido natural entre P. aphro-dite y P. schilleriana.

P. lindenii de la isla deLuzón en Filipinas sobrepasa

los 1.500 de altitud.P. lobbii del este del

Himalaya, Bhutan, Sikkim yAssam.

P. lowii, de Borneo yBurma, en zonas muy cálidas.Litofita o epifita de ramasbajas con sol directo.

P. lueddemanniana,de Filipinas.

P. maculata de Bor-neo, crece hasta los 3.000metros, en climas frescos, epi-fita sobre ramas llenas demusgos.

P. mannii, de India yVietnam, hasta los 1.500 me-tros.

P. mariae, de Borneo yFilipinas, hasta los 2.000 me-tros.

P. micholitzii de Filipi-nas.

P. minus, de Tailandiay Burma, epifita miniatura.

P. modesta, de Bor-

neo, hasta los 1.200 metrosde altitud.

P. mysorensis, del su-roeste de la India, hasta los3.000 metros de altitud.

P. pallens, de Filipinashasta los 1.500 metros.

P. pantherina, de In-donesia, y de cultivo frío.crece como litofita sobre losmusgos que recubren lasrocas.

P. parishii, de la zonahimalaya de la India y Burma.

P. philippinense, deFilipinas.

P. pulchra, de la islade Luzón en Filipinas, crecehasta los 4.500 metros, sepuede tratar como una espe-cie de clima frio.

P. reichenbachiana,de Filipinas, con mucha luz.

P. robinsonii de la islade Ambon, apareció en 1913por primera vez.

Phalaenopsis stuartiana

Phalaenopsis schilleriana

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P. sanderiana de Fili-pinas en Mindanao.

P. schilleriana de laisla de Luzón, epifita bastantegrande.

P. speciosa, endé-mica de la isla de Nicobar,epifita en manglares.

P. stobartiana deChina y Burma, en selvasdensas.

P. stuartiana, de Fili-pinas, crece cerca de ríos, conhumedad alta y mucho calor.

P. sumatrana, de Ma-lasia, Java Borneo, Tailandia ySumatra.

P. taenialis, proce-dente del Himalaya, hasta elsuroeste de China, es una

epifita miniatura.P. tetraspis, de Su-

matra, islas Andaman y Nico-bar.

P. x veitchiana, hí-brido natural entre P. eques-tris y P. schilleriana.

P. venosa de las Céle-bes centrales, Indonesia, decultivo frío, crece por encimade los 3.000 metros.

P. violacea, de Bor-neo y Sumatra, siempre cercade rios con alta humedad am-biental.

P. viridis, de Suma-tra, epifita en ramas bajas olitofita.

P. wilsonii, de China agran altitud, de cultivo frío.

Todas las combinacio-nes de otros nombres que ospodáis encontrar no son reco-nocidas en la actualidad, seconsideran sinónimos.

Como véis, existen al-gunas especies que crecen agran altitud y por lo tanto ensu cultivo les debemos darfresco en verano... usandoéstas especies en hibridaciónpodremos conseguir plantasmás tolerantes al frio, esdecir, más todoterreno, conflores espectaculares, tal ycomo ya existen en el mer-cado.

Rubén Velázquez.

Phalaenopsis venosa

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HUMBOLDTIANA

Charles Darwin

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Hace unos días, el 12de Febrero, para ser exactos,Charles Robert Darwin habríacumplido 200 años si aun vi-viera. Sin embargo, esa apre-ciación no es del todo exacta:este personaje sigue aun muyvivo entre nosotros. Su obra“El Origen de las Especies“ es,junto con “El Quijote“ y “LaBiblia“, uno de los libros másleídos de todos los tiempos,uno de los más influyentes enla historia de la humanidad, ytanto su polémica como suanálisis siguen en boca de lacomunidad científica en nues-tros días. ¡Feliz cumpleaños,Sr. Darwin!.

SU VIDA.

Vino a nacer enShrewsbury, Inglaterra, en elseno de una familia bien aco-modada y muy bien relacio-nada, no en vano su padreera médico, y muchos de suspacientes habituales pertene-cían a las altas esferas de lasociedad victoriana. Su fami-lia profesaba el unitarismo,pero el padre de Charles deci-dió abrazar finalmente el an-glicanismo. Este datoparecería nimio, pero en rea-lidad marcaría la trayectoriadel jovencito Charles, primerocomo alumno en la escuelaque el propio predicador diri-gía, luego en la escuela angli-cana de Shrewsbury -dondetrabajó como ayudante dedoctor-, y finalmente cur-sando la carrera de medicinaen la Universidad de Edim-burgo.

Lo cierto es que notardó en descubrir que su

profesión no era la que supadre pretendía para él: du-rante sus años universitariosse dedicó a cualquier otracosa relacionada con las Cien-cias Naturales antes que conla medicina. Así, en su se-gundo curso ingresó en la“Plinian Society”, formada porestudiantes de historia natu-ral, y aquí conoció a RobertEdmund Grant, con quienpudo discutir las primeras te-orías de corte evolucionista deJean Baptiste Lamarck (sibien Darwin ya había leídotrabajos en esa línea por

parte de su abuelo, ErasmusDarwin, todo un librepensa-dor).

De todos modos, suspadres no estaban por lalabor de que Charles aplicarael bisturí a calamares y lom-brices en vez de a prestigio-sos pacientes, así que en1828 decidieron que si nopodía ser médico se converti-ría entonces en predicadoranglicano, llevando al joven acursar estudios en el ChristCollege de Cambridge. Ni poresas: Darwin coleccionaba es-

Charles DarwinTexto de Manuel Lucas

Retr Charles Darwin

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carabajos y otros invertebra-dos, estudiaba taxonomía ve-getal, y se entregaba acualquier actividad sobre pie-dras, animales, y plantas, con-virtiéndose en discípulo delprofesor John Stevens Hens-low, para quien el trabajocientífico era una forma de te-ología natural.

Pero recordemos queDarwin estaba en la universi-dad para adquirir una buenaformación que luego le permi-tiera convertirse en predica-dor, y no para distraerse congusanos y helechos, de modoque tuvo que aprender bien la“Teología natural“ y “Eviden-cias del Cristianismo“ de Wi-lliam Paley, que explicabacómo los seres vivos evolucio-nan discretamente ante unplan creacionista y preconce-bido de Dios. Pero tambiénleyó el “Viaje a las regionesequinocciales del Nuevo Con-tinente” de Alexander vonHumboldt; y aprendió el mé-todo inductivo basado en laobservación, que propugnabaJohn Herschel. Las CienciasNaturales se encontraban enun proceso de renovación ymodernización sin preceden-tes, y Charles Darwin estabaen medio de ese torrente de

nuevas ideas y conceptos.

A tal punto había lle-gado su fiebre, que se convir-tió en el promotor de un viajecientífico a Tenerife (Islas Ca-narias) a donde pretendía lle-garse con sus compañeros defin de curso. Se trataba de ex-plorar un medio tropical sin irdemasiado lejos de casa, ypara que su profesor y mentor,John Stevens Henslow, nopensara que se trataba de unsimple arrebato pasó variosmeses estudiando geología yde prácticas en Gales.

Darwin no podía imagi-nar la aventura que le espe-raba.

Entonces, Henslow pro-puso a su pupilo una experien-cia bien distinta y aun mayor:Embarcarse con el capitán Ro-bert Fitzroy a bordo del “Bea-gle”, en un viaje decircunnavegación del globo.

Si ya su padre veía conmalos ojos la aventura inicialde Tenerife, peor le sentó estaotra. Así, el doctor Robert Dar-win aseguró que su hijo seharía a la mar en el Beaglesolo cuando “alguien con sen-tido común fuese capaz deaconsejar tal viaje”. Ese al-guien con sentido común nofue otro más que su tío JosiahWedgwood -que con el tiempose convertiría en su suegro-,quien efectivamente habló asu cuñado Robert, y ganó sufavor.

EL PERIPLO DEL BEA-GLE.

El 27 de Diciembre de1831, el joven Darwin zarpóde Davenport a bordo del “Be-agle“, un bergantín acondicio-nado para la misión científicaque iba a emprender, y en laque nuestro protagonista de22 años oficiaría de cartó-grafo. Desde allí pondrían proa

a Bahía (Brasil) y luego aco-meterían toda la costa de Ar-gentina, cruzando el Estrechode Magallanes y ascendiendopor la costa de Chile hasta lle-gar a Ecuador para saltardesde ahí a las Islas Galápa-gos, en medio del Océano Pa-cífico. Desde allí se dirigiríansiempre hacia el Oeste, reca-lando en Australia, las IslasCocos, y Mauricio. Luego do-blaron el Cabo de Buena Espe-ranza para recorrer la costaafricana durante un breve tre-cho y cruzar nuevamente elOcéano Atlántico en direccióna Bahía. Desde este punto die-ron el último salto hastaPlymouth (Inglaterra), dondeatracaron el 2 de Octubre de1836, tras casi cinco años deviaje.

Brasil, el primer puntode recalada en esta granaventura, cautivó a Darwin.Hasta entonces no había te-nido conocimiento vivo de laselva tropical y su increíble va-riedad de flora y fauna. El pro-pio Darwin tenía una buenabase en cuanto a entomologíae invertebrados marinos, perodio la razón a su maestro,Henslow, cuando éste le habíaconsiderado meses antes un“preparado pero incompletonaturalista” para ese viaje.

No se sintió abrumadopor ello. Antes bien, mientrasel capitán Fitzroy medía lascorrientes oceánicas, Darwintomaba notas de todo cuantoveía, y se hacía a tierra conti-nuamente para emprender in-vestigaciones geológicas,recoger muestras, y enviar aCambridge lo que buenamentepodía -que no era más queuna pequeña parte de lo queatesoraba en el barco-; se diceque sus compañeros de viajele acusaban de haber conver-tido el navío en un almacén depiedras, plantas, y rarezas, yle preguntaban si acaso no sehabía propuesto hundir el Be-

"Emma Darwin". Acuarela de GeorgeRichmond (1840)

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agle con tanto sobrepeso.

En la Patagonia argen-tina descubrió los restos devarios mamíferos extinguidos,megaterios, mastodontes,macrauquenias, gliptodontes,osos, etc., así como grandescúmulos de conchas, éstos úl-timos a veces en llanuras yotras en la cima de las coli-nas.

Darwin se planeó con-secuentemente la razón de laextinción de las especies, asícomo el significado de molus-cos marinos tierra adentro.Asumió que estos lugares setrataban de “centros de crea-ción” donde la voluntad crea-dora de Dios daba nacimientoa nuevas especies, y allí teníalugar la dispersión de éstaspor el planeta (todo ello con-forme a las teorías creacionis-tas en boga). Sin embargo,tardó poco en darse cuentaque la variabilidad de las es-pecies no era obra de Dios,sino de las distintas condicio-nes de vida, clima, hábitat,así como por la propia sepa-ración geográfica. Luego, laobservación que hizo de losindios fueguinos (nativos dela Tierra del Fuego, en el surde Argentina) le permitió de-ducir que entre las personas ylos animales había un nexocomún, como lo hay entre uncerdo domesticado y un jabalísalvaje.

Se preguntó nueva-mente sobre el significado defósiles de mejillones en la cor-dillera andina, así como xiló-palo (madera fosilizada) en lalínea de costa barrida por lasolas. ¿Por qué hace miles deaños pudo crecer ahí un árbolsin que le afectara el oleajemarino?: “Pues porque enton-ces no había mar ni lo huboallí durante miles de años“.Llegó a la conclusión de quelas islas oceánicas se habían

hundido en algún momentode su formación, mientrasque de los lechos marinos ha-bían nacido montañas y vallescontinentales. Así fue comopudo explicar la formación delos atolones: mediante elhundimiento de antiguas cal-deras volcánicas, luego colo-nizadas por el coral, ynuevamente emergidas delmar para convertirse en unpequeño grupo de islas entorno a una mayor.

LAS ISLAS GALÁPA-GOS Y AUSTRALIA.

La experiencia de Dar-win en el archipiélago de lasGalápagos sería decisiva paralas deducciones que le lleva-ron a desarrollar su obra cum-bre, “El Origen de lasEspecies“. Los estratos geoló-gicos de estas islas son jóve-nes, muy jóvenes, y su faunano siente el menor temor orecelo del hombre. Descubrióque una misma tortuga pre-sentaba diferencias morfoló-gicas en diferentes islas, demodo que las de un sitio no sedaban en las demás. Igual lesucedió al observar los pinzo-nes (hoy conocidos genérica-mente como “pinzón deDarwin”), que siendo aparen-temente iguales, el tamañode su cuerpo y forma variabaen función de sus nichos eco-lógicos: Partiendo de una es-pecie de “pinzón tipo”,algunos de sus primos habíanevolucionado sutilmente pararobustecer la cabeza y pico yespecializarse en semillasduras, mientras que otros ha-bían disminuido su tamaño yse había dotado de picos másgráciles, especializados encapturar insectos. Era comover al mismo pájaro conveinte “trajes” distintos.

Se sorprendió con rare-zas tales como cormoranesápteros, e iguanas marinas,

idénticas a sus parientes te-rrestres que vivían en lamisma isla, e iguales a su veza las arborícolas que vivían enel continente: Es el entorno elque hace al ser vivo y no eldiseño preconcebido de unSumo Creador.

En Australia, estudió alos “bienhumorados y agrada-bles“ aborígenes, y nueva-mente se mostró sorprendidopor las adaptaciones de faunay flora: Los nichos ecológicosque en el resto del mundo sonocupados por mamíferos evo-lucionados, aquí pertenecen alos marsupiales, algunos deellos con formas tan extrañas-como el ornitorrinco- que ca-bría pensar que el “Dios dise-ñador” se había equivocadode diseño o dejado su trabajoa medio hacer. La existenciade canguros arborícolas sinlas adaptaciones típicas de losanimales trepadores, le llevóa pensar que la adaptación seconvierte en innecesariacuando no existe competenciaen un mismo medio ni tam-poco presión por parte de de-predadores.

Al llegar a las IslasCocos, el capitán Fitzroy ob-servó que las conclusiones deDarwin sobre la formación deatolones coralinos se ajusta-ban a sus propias observacio-nes, por lo que solicitó deljoven científico sus cartas ydiario personal y los incluyóen la crónica oficial del viajeque Fitzroy tenía encomen-dada.

En Ciudad del Cabo co-noció a John Herschel, otroseguidor de las teorías unifor-mistas de Charles Lyell (Dar-win había leído conanterioridad las obras de ésteúltimo durante sus cursos deGeología), y concluyeron quelos fenómenos geológicos quehan alterado la tierra se pro-

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ducen con demasiada lentitud,lo que significa que la Tierraha de ser por fuerza muchomás vieja de lo que es, y laevolución de las especiescuenta con un margen en eltiempo mucho mayor de loque hasta ahora se había con-siderado.

A su regreso a Inglate-rra, publicó el “Diario del Viajedel Beagle“ convirtiéndose enuna celebridad científica, y ga-nándose el respaldo y amistadde intelectuales de primerorden, tales como CharlesLyell (geólogo), Thomas Hux-ley (biólogo), y Joseph DaltonHooker (el botánico más emi-nente del siglo XIX).

TRABAJO, LIBROS,FAMA... Y MATRIMONIO.

Desde su llegada aPlymouth, la vida de Darwindio un giro radical. Poner enorden sus hallazgos, notas,conclusiones, e incluso ampliaréstas con nuevas investigacio-nes, absorbieron todo sutiempo... y también su salud(a esto último ayudó su carác-ter hipocondríaco).

En 1838 tuvo la oportu-

nidad de leer el ensayo deMalthus sobre sociedad. Mal-thus aseguraba que de crecerla población con tal progresiónaritmética, los recursos delplaneta quedarían agotadosen muy poco tiempo, y en esasuperpoblación sólo los másfuertes y mejor situados con-seguirán sobrevivir imponién-dose a los más débiles. Darwinobservó que tal situación ya sedaba en la naturaleza, espe-cialmente en hábitats cerradosque exigen una gran adapta-ción. Y partiendo de esta base,comenzó a desarrollar la teoríasobre la selección natural y elorigen de las especies, que ledaría fama mundial.

En ese mismo año con-trajo matrimonio con su primaEmma Wedgwood, hija deaquel Josiah Wedgwood que leaconsejara embarcarse en el“Beagle”. Emma vino a añadircierta tranquilidad a su vida, yparticularmente a sus muchosachaques. Se trasladaron a su“Down House”, en las afuerasde Kent, donde Darwin encon-traba la placidez necesariapara sus meditaciones y largasjornadas de trabajo. Se dedicódurante los siguientes ochoaños al estudio de cirrípedos(percebes) llegando a la con-clusión de que mínimas altera-ciones de los organismospermiten a éstos cumplir nue-vas funciones en nuevas con-diciones o entornoscambiantes. Corría ya el año1853, y Darwin se había con-vertido en uno de los biólogosmás notables del mundo.

El 24 de Noviembre de1859 se puso a la venta la pri-mera edición de su libro “ElOrigen de las Especies“, conun total de 1.250 ejemplares,que se vendieron por completoal cabo de las horas. Sus teo-rías convulsionaron el pensa-miento moderno puesto queabordaban no solo lo biológico,sino también lo religioso y lo

social.

Falleció el 19 de Abril de1882 de un ataque al corazón,mientras se encontraba en sucasa. Sus restos se conservanen la Abadía de Westminster,junto a los de John Herschel eIsaac Newton. Dejaba enton-ces ocho hijos (tuvo diez), ymás de una veintena de librosy publicaciones (entre otros,“La Fecundación de las Orquí-deas“).

“No tengo miedo a lamuerte. Recuerda qué buenaesposa has sido para mí. Dilesa todos mis hijos que recuer-den lo buenos que han sidotodos conmigo”. Ultimas pa-labras de Darwin a su esposa,Emma.

Y CON EL LLEGÓ LAREVOLUCION.

Las teorías uniformistasno eran exclusivas de Darwin(recordemos que eminenciascomo Charles Lyell, ThomasHuxley, y Joseph Dalton Hoo-ker ya se habían pronunciadoa favor de éstas con anteriori-dad), pero él había conseguidoengranarlas con la evoluciónde las especies, y contraponertodo ello a las teorías catastro-fistas del paleontólogo GeorgeCuvier, quien sostenía que laTierra tenía tan solo 6.000años, y su formación se debíaa grandes catástrofes natura-les (terremotos, volcanes,etc). Estas consideracionespodrían parecer ingenuas aldía de hoy, pero entonces sig-nificaban mucho más, al en-troncar de lleno con la religión,filosofía, política, y sociedad.Si el fervor religioso de enton-ces sostenía que Dios creó lasespecies conforme a un diseñopreconcebido por Él, las colocóen la Tierra donde estimó con-veniente, y el mundo se formóen apenas unos miles de añossin tiempo alguno para la evo-lución, Darwin mostraba su

Caricatura de Darwin tras la publica-ción de su libro "El Origen de las Es-pecies""

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convencimiento de que todasesas teorías eran erróneas: laTierra se ha formado lenta ypaulatinamente a lo largo demillones de años, y las espe-cies que la habitan se han idoadaptando a los cambios,evolucionando en función desu entorno (competidores, ca-zadores, comida, tempera-tura, etc) y extinguiéndose lasque no lo hicieron a tiempo.Este argumento atacaba di-rectamente no solo las teoríascreacionistas y fijistas, sinotambién la idea del “diluviouniversal” a que se refiere laBiblia, la extinción de todaslas especies que no entraronen el Arca de Noe, y las crea-ciones sucesivas (tuvo quehaber otro acto de creacióndivina tras la gran extinciónque supuestamente produjoel diluvio universal). Y atacar

todo eso suponía contradecirnada menos que un libro sa-grado inspirado por Dios. Porello, exponer todas estasideas revolucionarias no eraun acto meramente científico,sino de necesaria valentía,considerando la influencia dela religión en la sociedad vic-toriana.

A todo ello cabe añadirque Darwin no era un biólogocon la formación académicade otros de su tiempo. En re-alidad no lo fue nunca si en-tendemos como tal a ése queobtiene la licenciatura en laUniversidad al cabo de variosaños de estudio. Sin em-bargo, Darwin había contadocon una experiencia y campode prácticas únicos (¡nadamenos que un viaje de cincoaños alrededor del mundo!), y

además de su afán por estu-diar y aprender cualquier cosaen el ámbito de la historia na-tural, tenía una capacidadasombrosa para el análisis ydeducción a partir de una pre-via observación. Darwin seconvirtió por mérito propio enun genio de las Ciencias Natu-rales y en científico de primerorden. Y con el tiempo, supeso y carisma no ha hechomás que crecer.

Teorías actuales comolas del “Darwinismo social”,“Gen egoísta”, y otras tantas,nacen de aquellos postuladosde hace 150 años, con la pu-blicación de “El Origen de lasEspecies“. Y la polémica con-tinúa, por supuesto.

Manuel Lucas

Darwin y la orquídea: Cierto día le mos-traron un ejemplar de Angraecum sesqui-pedale, una original orquídea deMadagascar gracias a su espolón -o necta-rio- de 30 cm de largo. Se le planteó enton-ces a Darwin una pregunta de difícilrespuesta: si esa estructura está diseñadapara atraer al insecto polinizador ¿qué ani-mal podría llegar hasta el final de tan largoy angosto espolón?. Su respuesta fuefirme: "Tiene que ser una mariposa con unatrompa de más de 30 cm". Nadie le creyóentonces, puesto que no se tenía noticia deun insecto así, pero el tiempo le daría larazón. Cincuenta años más tarde se descu-brió al polinizador de Angraecum sesquipe-dale. Se trataba de una mariposa nocturnacon una trompa tan larga como Darwinhabía predicho, por lo que en su honor re-cibe el nombre de Xanthopan morganiipraedicta.

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Fue en 1996, atravesandoa pie la cordillera cantábrica,entre León y Asturias, cuandoen unos prados con “cabanasde teitos”, me llegó un intensoolor a ciruelas maduras... Bus-qué entre la hierba para verque planta podría emanar eseolor, y cuál no fue mi sorpresaque descubrí una orquídea quenunca había visto, camufladaentre las gramíneas que po-blaban el prado alpino.

Era una pequeña planta deapenas 12 cm de altura y conlas flores totalmente verdosas,pero con un olor intenso. es-taba rodeada de Aceras antro-phorum y muchas Nigritellasen flor, por lo que de no serpor su olor habría pasado to-talmente desapercibida paramis ojos.

Este género compuestopor 5 especies se reparte portodo el Hemisferio Norte.

La especie que nos ocupa,es una planta perenne, herbá-cea, con dos pesudobulbos otubérculos ovoides. Los tallosson erctos, cilíndricos, foliososy verdes. Las hojas son nume-rosas, en la base del tallo, lan-ceoladas y dispuestashelicoidalmente.

La inflorescencia alcanzalos 30-40 cm de longitud, esmultiflora, densa y con brác-teas no envainadoras y foliá-ceas.

Las flores presentan tona-lidades que van desde el verde

al rojizo. Los sépalos son máso menos erctos, los pe´taloslaterales son más cortos quelos sépalos. El labelo es bilo-bado, con un pequeño dienteen el medio, es productor denéctar y tiene un espolóncorto. Desprende un aromamuy fuerte a ciruelas madu-ras.

El hábitat principal de laespecie son los prados alpinoso zonas más o menos húme-das cerca o en las riberas de

los ríos, sobre sustratos cali-zos. Es una especie de mon-taña, salvo ene l norte deEspaña donde se la puede vercerca del mar. A nivel mundialse reparte por el norte deAmérica, buena parte de Asiay Siberia, el Himalaya, Japón,y casi toda Europa. En la Pe-nínsula aparece en el norte lle-gando al sistema ibérico. Esfrecuente en los Pirineos y enla Cordillera Cantábrica.

Rubén Velázquez

COELOGLOSSUM VIRIDESERIE ORQUIDEAS IBÉRICAS Textos Rubén Velázquez, fotos Emilio Estéban_Infantes

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MINIEXPERIENCIAS...Textos y fotografias Antonio Arguello

MINI-EXPERIEN-CIAS, MINI-EXITOS YMINIATURAS DEL GE-NERO DENDROBIUM

Para situarnos unpoco comenzaremos pordecir que el género Dendro-bium, comprende alrededorde 1000-1400 especies y esuno de los más numerososen el fascinante reino de lasorquídeas, comparable ennúmero a las del géneroBulbophylum, Pleurothallisy Epidendrum. Las especiesdel genero Dendrobium seclasifican a su vez en variassecciones.

Encontramos minia-turas en las secciones Ca-llista, Cuthbertsonia,Cadetia (con unas 50 espe-cies diferentes), Eleuthero-glossum (4 especies),Microphytanthe (con el D.bulbophylloides y D. mar-garetae, nativos de NuevaGuinea, cuyos pseudobul-bos de 3 a 7 mm de largo y3-5 mm de ancho desarro-llan una sola hoja y son delas mas minis del genero),Oxyglossum y Latouria (conespecies muy atractivas,pues las flores son de largaduración y grandes en com-paración con al tamaño dela planta. Indicadas para elcultivo en invernadero frio-intermedio. Ejemplos: D.masarangense, D. cyano-centrum). Por lo tanto si es-tamos pensando en nuestrapróxima adquisición de mi-niaturas tendremos que di-

rigirnos a alguna de estassecciones, ver lo que nosgusta, y elegir la orquídeaconforme a nuestras posibi-lidades de cultivo. Tengoque confesar que solía de-jarme llevar por los ojos, nopensaba en mis condicionesde cultivo y las que la orquí-dea necesitaba, pero creoque he aprendido a hacerloal revés. Y digo “creo”, por-que posiblemente mas deuna adquisición haya sidocompulsiva después de laexposición de orquídeasque tuvo lugar en Madrid,en Octubre de 2008 (Orqui-madrid’08).

¿Y cómo he llegado aaficionarme a las miniatu-ras? Muy sencillo, en micaso el espacio ha sido elfactor determinante, dondeantes tenía un Zygopetalumahora pongo 5 miniaturas.Qué razón tenían todos

aquellos socios veteranos alos que escuchaba comen-tarios del tipo: “al principiocuanto más grande mejor”,“burro grande ande o noande”, etc. Tambien decíanque con el tiempo, las com-pras compulsivas y la faltade espacio, cambiarían misgustos. Bueno, pues en micaso se ha cumplido. Ahorami colección ha pasado aser de unas cuantas minia-turas a las que he apren-dido a no atosigar (antes nodejaba de mirar y mimar-las), y es que son como laspatatas fritas de la sartén:cuanto más las observasmás tiempo tardan en fre-írse. Ya sabréis que el cul-tivo de orquídeas es cultivarpaciencia. Debe ser por esoque no las aguanto cuandoestoy estresado y ansioso.

Entre mis pertenen-cias “orquideotas” me po-

D. bulbophylloides

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seen miniaturas del generoDendrobium como D. Bellatu-lum, D. laevifolium, D. strio-latum, D. jenkinsii, D.scabrilingue, y D. cruentum(a pesar de que estas dos úl-timas no son del todo “minis”,para mi siguen siendo “misminiaturas”).

Para su cultivo, cuentocon dos tipos de “chalet”: Laresidencia de verano, que noes más que un pequeño in-vernadero de pared montadoen un ático con orientaciónnoreste y en el que instalédos aspersores conectados auna pequeña bomba y la tí-pica estantería de “Ikea”. Y lade invierno, una terraza-ten-dedero acristalada y en la quedurante este periodo es im-posible transitar y tender, yaque las orquídeas invaden elespacio. ¿Por qué 2 sitios?Porque aun no he perdido lacabeza como para instalar unradiador durante todo el in-vierno que permita que michalet de verano no bajehasta temperaturas bajocero. Es por eso que en in-vierno pasan al tendederodonde la temperatura nosuele bajar de los 10º.

Hasta ahora y bajoestas condiciones de cultivohe conseguido floraciones enD. bellatulum, D. jenkinsii y

D. scabrilingue, este últimocon una floración que duróunos tres meses y con unafragancia exquisita. Apren-diendo de mis propios erroresdel tipo “hoy la pongo aquímañana la pongo allá”, queno permiten que la orquídeasse adapte a ningún lugar y,sobre todo, porque cuandocomencé, la insuficiencia deluz no permitía que las orquí-deas floreciesen (tan solo ve-getaban y -como no- con unagenerosa dosis de paciencia,que es el mejor fertilizante).Claro que no todo son éxitosy sino que se lo digan a esascochinillas que se han comidomi preciosa Oerstedella cen-tradenia y que ahora estánintentándolo con el Dendro-bium tenebrosum.

Son mini-experienciasy mini-éxitos, pero en estemini-acercamiento a las mi-niaturas del genero Dendro-bium, tuve que invertir unapaciencia -que es la madre dela ciencia- no menor que paracon las orquídeas grandullo-nas: Desde luego que las pa-tatas fritas no se hacen antesmirándolas, pero necesitasmirar para sacarlas en supunto.

D. cyanocentrum

D. jenkinsii

C. flavum C. franchetii

D. laevifoliumD. bellatulum

D. bellatulum

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REVISTA DEL GRUPO DE ESTUDIO Y CONSERVACIÓN DE ORQUÍDEAS Nº 2 02/2009

MI PRIMERA PHA-LAENOPSIS

Las phalaenopsis sonsin ningún genero de dudaslas orquídeas más comunes yfáciles de encontrar en cual-quier floristería o centro co-mercial, este artículo dedicadoa ellas no va a tratar aspectoscientíficos; persigue única-mente dos objetivos muy con-cretos: que tu planta crezcasana, y que florezca puntual-mente cada año, y te aseguroque si sigues estas fáciles nor-mas de cultivo que vas a leera continuación, seguro que lovas a conseguir.

Aspecto general

Cuando vas a compraruna phalaenopsis en primerlugar es muy importante queprestes atención a su aspecto

general, normalmente tendrásvarias para elegir y, por su-puesto, se trata de que te lle-ves la mejor. Fíjate en que lasflores no tengan puntitos ne-gros (botritis, o sea, hongos),observa la punta de la varafloral y comprueba que nohaya capullos amarillentos oarrugados, y si la maceta estransparente mira bien las ra-íces: deben tener un color quepuede ir del gris al verde, peronunca compres una phalae-nopsis con las raíces ocres,marrones, o negruzcas.

Es normal que tenga al-gunas raíces fuera del tiesto(raíces aéreas) que en ningúncaso deben enterrarse ni cor-tarse.

Ubicación

Cuando llevemos la

planta a casa es fundamentalacomodarla en un lugar ade-cuado, nunca cerca de un ra-diador o fuente de calor,evitando también las corrien-tes de aire y los sitios con pocaluz.

Luz

Las Phalaenopsis prefie-ren una luz viva, sin el sol di-recto del mediodía. Para ellose pueden situar junto a unaventana orientada al este o aloeste, con un visillo o cortinafina de por medio. La luz di-recta del sol puede quemar lashojas, aunque en pleno in-vierno pueden soportarla,siempre que se las acostum-bre poco a poco.

El color de las hojas nosindicará si reciben una luzadecuada. Si esta es excesiva

EL RINCÓN DEL PRINCIPIANTECultivo de Phalaenopsis Textos y fotografías Emilo Esteban-Infantes

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las hojas serán amarillo ver-doso, mientras que si es es-casa se tornarán en hojasverde oscuro.

Temperatura

Esta orquídea se des-arrolla bien con las tempera-turas normales de las casas,entre 14 y 35 °C, aunqueevitaremos cambios bruscosprocurando su aclimatación(no se puede exponer unaplanta de invernadero directa-mente a 35º ni a 14º si se hacultivado entre 19-26 ºC).

Humedad

La humedad relativa esla capacidad del aire deretener o capturar humedad y

depende totalmente de latemperatura (os recomiendoreleer el artículo “El motor os-mótico” en el nº 1 de Laelia).

Las Phalaenopsis sonfelices con una humedad rela-tiva en torno al 60%, algobastante difícil de conseguiren zonas alejadas de la costa.

Para aumentar el nivelde humedad pueden utilizarsevarios métodos:

Poner la maceta sobreuna bandeja con bolitas dearcilla (4 ó 5 centímetros) conagua en el fondo cuidandoque la maceta no entre encontacto con ella.

Agrupar varias plantaspara que se den humedadunas a otras creando una es-

pecie de microclima.Vaporizar el follaje de

vez en cuando (no por lanoche)

Utilizar un humidifica-dor

Riego

Lo mejor es utilizaragua no calcárea, sin cloro, ya temperatura ambiente; unbuen truco es dejar reposarel agua 24 horas en un reci-piente de boca ancha paraque el cloro se evapore y lacal se precipite al fondo.

Riega por la mañanatemprano.

La forma más sencillade controlar el riego cuandose utiliza maceta transparentees guiarse por el color de lasraíces: cuando están verdesno necesita agua, cuando seponen grisáceas es el mo-mento de regar.

Un buen método essumergirlas durante 10 minu-tos y luego dejarlas escurrir.

Nunca dejaremos unaphalaenopsis sobre un platocon agua sobrante del riego,y nunca dejaremos agua ensu corona (el punto dondenacen las hojas). El resultadosería una pudrición segura.

AbonoLa necesidad de abono

en las orquídeas es muy bajay en general aplicaremos unabono normal diluyéndolo enel doble de agua de lo indi-cado para otras plantas. Las formulaciones empleadasen las Phalaenopsis son: 30-10-10 cuando esta emitiendobrotes o raíces, 20-20-20equilibrada (mayor parte delaño) y 10-30-20 cuandoemite el primer capullo parafavorecer la floración. (losnúmeros se refieren a la pro-porción de N-P-K: Nitrógeno,Fósforo y Potasio).

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VentilaciónLas Phalaenopsis

agradecen un ligeromovimiento de aire para unóptimo crecimiento. En condi-ciones de humedad elevada elmovimiento del aire evita laaparición de hongos.

Reglas de proporciónA mayor temperatura

la planta necesita mayorhumedad ambiental, más rie-gos, más abono y más venti-lación.

Floración

¿Y entonces porqué nome florece?

Para conseguir queuna phalaenopsis florezca,tiene que pasar un poco defrío por la noche durante unas2-3 semanas. Bastará con

que en otoño duerma cercade una ventana abierta quecerraremos por la mañana.

Cuando aparezcan losbotones florales, no la cam-bies de lugar.

Clava una guía en labase de la planta (procurandono pinchar las raíces), ysegún la espiga vaya cre-ciendo, ve sujetando la varafloral sin forzarla con alambreblando o rafia.

Poda de la vara floral

Cuando las últimas flo-res de la Phalaenopsis sehayan marchitado, corta lavara por encima de la tercerao cuarta yema, de esta puedebrotar otra nueva vara floral.

Si toda la vara sevuelve amarilla, córtala desdesu base.

Reproducción

La reproducción porsemillas es prácticamente im-posible para un aficionado.Por lo cual, el método másfácil es mediante “keikis” (hi-juelo que la planta madreemite en la vara floral, tras lafloración). Su aparición puedeestimularse, pero este temalo veremos en otro artículodedicado a la reproducción deorquídeas.

¿Cuándo separar elkeiki?. Seguiremos “la reglade tres”: cuando la plántulatenga por lo menos tres hojasy tres raíces que midan almenos tres centímetros.

A partir de ese mo-mento puede cortarse (deján-dole un par de centímetros devara) y transplantarle a unamini-maceta con sustrato de

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granulometría muy fina.

Trasplante

Cada 2 años aproxi-madamente, dependiendodel estado de descomposi-ción del medio de cultivo ydel desarrollo de la planta,debe efectuarse después dela floración y cuando se noteel comienzo de un nuevoperíodo vegetativo exceptoque se observen plagas o en-fermedades en cuyo caso eltrasplante debe efectuarsede inmediato aunque laplanta esté en plena flo-ración. En dicho caso cam-biaremos totalmente elmedio de cultivo desechandoel viejo.

Antes de plantar, tenpreparado el sustrato y empa-pado en agua previamente.Nunca utilices sustrato secopara “enmacetar“.

Desprende la planta delrecipiente con sumo cuidado(conviene sumergirla en reci-piente con agua por espacio

de algunos minutos) para pro-ducir el menor daño en lasraíces, cortar todas las queestén muertas o descompues-tas (utiliza una herramientadesinfectada con alcohol) yllevarla a un baño de agua confungicida o bactericida, enconcentración indicada paradesinfección, por espacio de10-15 minutos (¡no más de20!). Retirar, colocar en lugarfresco y sombreado en formainvertida para permitir que seescurra bien y una vez seca,proceder a plantar.Coloca la planta en el centrode la maceta y distribuye lasraíces uniformemente. En-tonces comienza a llenar lamaceta con el sustrato hastacerca de un centímetro delborde. Asegúrate de que lamezcla quede apretada.

Macetas

En la naturaleza lasPhalaenopsis crecen pegadasa los árboles en un ambientehúmedo y cálido con una brisatenue y lluvia diaria. Las raíces

se proveen constantemente dehumedad y siempre estánaireadas, ambos elementos in-dispensables para su cre-cimiento. En casa lo mejor esutilizar macetas de plástico,ayudan a mantener lahumedad más tiempo, requie-ren menos riegos en grandesintervalos, y al ser transparen-tes nos permiten ver el estadoy color de las raíces.

Es importante asegurarun buen drenaje, no es conve-niente el uso de recipientes decristal sin agujeros pues lahumedad sin ventilacióngeneraría hongos o pudrición.

Sustrato

El sustrato básico secompone fundamentalmentede corteza de pino, al que sele puede añadir pequeñas can-tidades de arlita, carbón ve-getal (natural), bolas de arcillaexpandida, “corcho blanco”,sphagnum, trocitos de es-ponja, etc.

El grueso de las raícesnos indicará el tamaño delsustrato (fino, medio o

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grueso). Utiliza un calibre finopara raíces finas, como en elcaso de plántulas, y unogrueso para raíces gruesas.

El “sustrato paraorquídeas” que venden enfloristerías no es adecuadopara las phalaenopsis, peropuede utilizarse si se pasa por

un colador de agujeros gor-dos eliminando toda la tierraque trae, añadiéndole algo decorcho blanco, y controlandolos riegos, pues retienemucha humedad.

Después del cambio detiesto, esperar unos díasantes de emprender el ritmo

normal de riegos (vaporizarentretanto el envés de lashojas).

Espero que con estosconsejos de cultivo vuestrasphalaenopsis crezcan sanas yflorezcan todos los años.

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Que fácil lo tiene el aire querespiras

Que te llega y te llena de vida

Que suerte el agua que se tepega

Y aunque poco algo de ti selleva

Que bonito el sol por la ma-ñana

Que tu piel toca como si nada

Y la luna se pega con el sol

Porque ella también quieredarte color

Ahora entiendo lo que sienteuna flor cortada

En la basura, abandonada, ig-norada

Un día soñó con conquistartecon su belleza

Pero sin agüita ignorada seseca

Y sus pétalos pierden color

Porque se los ha regalado a laluna y el sol

Para que cuando las estrellaste vean

Te rocíen del color que nopudo darte ella

Estela Olmos

Una poesia para cualquier orquídeaTexto Estela Olmos, fotografias Rubén Velázquez

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CALENDARIO DEL CULTIVADORTextos y fotografías, Rubén Velázquez

El final del invierno y el co-mienzo de la primavera, im-plican en nuestras latitudesun aumento progresivo de laintensidad lumínica, por loque las plantas y nuestras or-quídeas comienzan a desper-tar de su letargo invernal. Engeneral el mes de Marzo siguesiendo un mes seco en mu-chos hábitats de orquídeas ala vez que empiezan a subirlas temperaturas.

El incremento de la luz puedehacer quemar las hojas conextrema facilidad, por lo quehay que estar vigilante. En elmedio natural la aparición denuevas hojas en el dosel ar-

bóreo, hace que las plantasestén en sombra, por lo quehay que imitar en lo posibleeste hecho.

La humedad por consiguiente,debe tenerse por encima del40%; se puede conseguir jun-tándolas en grupos, sobreplatos con arlita y agua queincrementan la evaporación, opor el uso sistemático de hu-midificadores.

Como los nuevos crecimientosaún no están maduros hayque cuidar el riego para evitarodiosas pudriciones que lle-gan a ralentizar el crecimientode las orquídeas o incluso

matarlas.

Muchas plantas han comple-tado la floración y están enpleno proceso de crecimientode raíces y nuevos pseudobul-bos, por lo que hay que darseprisa en terminar los trasplan-tes, antes de que la plantaeche sus raíces en el nuevosustrato. Este trasplante esnecesario para evitar que lasnuevas raices se pudran conun sustrato muy descom-puesto que suele retenereagua en exceso y estar satu-rado de sales nocivas.Por grandes familias vamos adar unas recomendacionesgenerales:

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Phalaenopsis: algunas floraciones ya hanacabado, si es así, es el mo-mento de comenzar a tras-plantar, normalmente cada 2años. Hay que incrementar elriego, normalmente una vezpor semana en el interior deuna casa, si el ambiente no esmuy seco, y hay que abonar almenos dos veces al mes conuna disolución muy débil amedida que las temperaturasvayan subiendo.

Paphiopedilum:Seguimos con el trasplantepara los que lo necesitan. Secomienza a ver nuevos creci-mientos por lo que hay queaumentar los riegos y el abo-nado. Comienzan a aparecerplagas como las cochinillas olos pulgones por lo que hayque estar atentos para realizarlos tratamientos oportunos.

Dendrobium:las especies australianas y delsudeste asiático ya muestransignos evidentes de creci-miento por lo que hay queregar más. Realizaremos eltrasplante si es estrictamentenecesario. Las especies prove-nientes del Himalaya tambiéncominezan a moverse, por loque hay que acabar con suetapa de sequedad y empeza-mos a regar débilmente alprincipio. No les gusta muchoel trasplante.

Zygopetalum:Hay que completar el tras-plante y aumentar el riego y elabonado.

Cymbidium:Se acaba la floración en la ma-yoría de híbridos. Hay queregar bastante después dehaber pasado un invierno se-misecos. Por lo mismo aumen-tamos el riego a medida que

los nuevos crecimientos vayanmadurando. Los trasplantes sehacen necesarios en estaépoca, y no hay que demo-rarse mucho.

Cattleya:Algunas siguen en flor. Hayque completar el trasplante ylas divisiones, unido a un au-mento de los abonados, quedeben ser aún débiles.

Los ataques de cochinillas sue-len causar estragos en estaépoca por lo que hay que com-batirlas al menor atisbo de supresencia.

Oncidium y aliados:Las mismas condiciones quepara las Cattleya. A estos losataques que se presentan sue-len ser de pulgones. Combatircon insecticidas específicos.¡Hasta el siguiente número!

Rubén Velázquez

Subiendo a Guadalupe

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Ya conocen a mi Luisa,mi señora; esa no necesita depresentaciones. Pero no cono-cen a mi perra, Elwing. Elnombre puede parecer algosofisticado pero fue idea deLuisa, y no mía. Significa“Rocío de estrellas” en la an-tigua lengua sindarin de loselfos, o así lo dice el magistralJ.R.R. Tolkien en su libro “ElSilmarillion”. Y es que desdehace unos 15 años, todobicho que entra oficialmenteen mi casa lleva por nombreuno escogido de entre los mu-chos que ese genial escritornos dejó en ese libro, o en “Elseñor de los Anillos”. Hecho elinciso y las presentaciones.

Bueno, no. Me faltadecir que Elwing es de razarottwailler, dulce, cariñosa, yobediente.

Ahora sí, hechas laspresentaciones.

Pues en esa insistenciade que todo se pega, resultaque mi perra se me ha decla-rado orquidófila (tela mari-nera).

De momento, com-parte conmigo las horas deorquidario, discreta, postradacerca de mí pero observandomuuuuy atenta... Con su ca-beza entre las dos patas, per-fectamente alineada, sustonos anaranjados contrastancon el negro brillante delresto del pelaje, como unahoguera en medio de lanoche.

Elwing me mira en si-lencio, callada, haciendo bai-lar a un lado y a otro suspupilas curiosas, oscurascomo ella, y esbozando esaleve sonrisa de complicidadque se hace de alegría com-

pleta cuando jadea. Me mira,sí. Y frunce el ceño, agita elhociquillo, y hasta resoplacuando se me cae algo desustrato al suelo.

“¿Ves, Elwing?, cuandoquieras retener algo más dehumedad en el sustrato, nohay nada mejor que un pocode viruta de palmera...” ledigo. Y ella, levanta ligera-mente la cabeza como enar-cando las cejas, escrutadora,como si hubiera algo que se leescapara y no quisiera per-dérselo.

En ocasiones noto quese me despista, y entoncesrepito la operación, para quese le quede bien grabado elmodo y de qué manera. Ella -aunque no siempre- se incor-pora para un último examen.Levanta su cuerpecillo, ro-busto a pesar de sus seismeses de edad, y se acercahasta la planta, una cattleyahíbrida que mi cuñada Ernes-tina me trajo de Londres. Lahuele. De arriba a abajo, vi-ciada por su fragancia. Lamira y la remira a tan solodiez centímetros de distancia,preguntándose cómo demo-nios se las ingeniará paramezclar el blanco níveo, conel carmesí y ese amarillo in-tenso. No lo entiende, claro.

No se crean, que miperra es más lista que mu-chos humanos, y si no lo en-tiende no es porque sea dealma canina, o jovencita, o lefalte experiencia. No lo en-tiende porque esas cosas nohay quien las entienda, Y dehecho, a mí tampoco meentra en la cabeza.

Pero me asombra ladelicadeza con que Elwing se

acerca a mis orquídeas, cómose desliza entre tiestos yplantas para no pisar lo queno debe. Ahora para adelante,ahora para atrás, mediavuelta reculando... ¡Qué cui-dado el suyo!, ¡Y además,como tiene el rabo corto nohay peligro de que me barraalguna por un mero ataque dealegría!

“¿Te gusta, Elwing?.Esta es la favorita de Luisa,una Prostechea cochleata quele compré por cuatro duros ami amigo Rubén, pero a míme gusta más esta Psycopsispapilio, que aguanta las mis-mas perrerías -no, no te ofen-das, no tiene nada que vercontigo- y da una flor que escasi clavada a una mariposa.Ah... ¿Nunca has visto una?.Mira, te enseño una fotogra-fía, aunque en breve podrásverla de verdad. Papilio signi-fica, literalmente, “mariposa”.Es latín clásico, ¿sabes?.Bueno, tú no lo sabes porqueeres demasiado joven, perodentro de poco empezarás aentenderlo, y te darás cuentade que ese es el lenguaje delsaber, de la cultura -eso decíami maestro, Don Joaquín, lamar de ducho para meternosen la cabeza una declinacióntras otra-. Sin el latín, la cien-cia se queda en poco o nada,y es lo que ahora nos hacehermanos de cualquier botá-nico, no importa si en Suma-tra o en el Perú.”

Ella me asiente. Parecetener claro que una vez queconozca toda mi barahúndade resoplidos, gruñidos, ycontracciones, y coja al vueloel español de Cervantes, ten-drá que meterse entre pecho

FUERA DEL TIESTOTodo se pega (hasta la locura). Segunda parte.

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y espalda el diccionario delatín para apreciar mejor elsignificado de los nombrescientíficos.

“¿Sabías que tú y turaza sois tambien un productode los antiguos romanos?.Pues sí. Descendéis de loscanis pugnaces, o sea, los “pe-rros de lucha” que acompaña-ban a las legiones romanaspor toda Europa para guardarsus caballos, bueyes, y lo quese les encomendara. ¡Por esosois como sois!: sobrios, sufri-dos, resistentes, disciplinados,y muy conscientes de lo quese espera de vosotros, o sea,como el perfecto legionario.Ahora debería hablarte dellimes, de lo burros que eranlos germanos, y de cómo lle-gasteis a la ciudad alemana deRottwaill, pero eso es unaclase de Historia, y ahora es-tamos hablando de botánica.No, de orquídeas, mejordicho.”

Elwing deja escapar unjadeo corto, brusco, una risilla

anuente, como diciéndome “lohe pillao, Fernando”. Yo en-tiendo a mi perra con solo mi-rarla, del mismo modo que soycapaz de escuchar las vocessilenciosas de mis orquídeas.

“Pero confiésame unacosa: seguro que tú no sabíasque esto llegaría a gustarte.Me refiero a las orquídeas,claro. Seguro que hasta hacenada tú pensabas que llevaríasuna vida canina, tan insulsacomo la de un enano yorkshirede piso, mimado por unadueña esnob y fondona. Puesya ves que no. En esta casacuidamos orquídeas. Hacemosmuchas cosas pero, sobretodo, cuidamos orquídeas.

Entonces fue cuando El-wing hizo algo más que mi-rarme. Rozó mi mejilla con sutrufa fría y húmeda, y mehabló. No son imaginacionesmías. Les juro por mis sietehijos que me susurró al oído:

“No, Fernando. Nuncalo pensé, y aunque soy tansolo una niña, mis sueños dan

para mucho. Pero te aseguroque me encanta ese mundo deflores con olores, formas, ycolores imposibles. Te mirocomo si tus manos fueran lasmías, como tambien hagomíos todos tus placeres, y es-pecialmente éste. Estoy se-gura de que cuando meescogiste ya fantaseabas conque jugábamos juntos, vivía-mos aventuras en el monte, odábamos largos paseos. Todoeso forma parte de los sueños,sí. Pero... ¿Imaginaste algunavez que yo podría compartircontigo la devoción por las or-quídeas?.”

Les debo confesar queme dejó de piedra. La res-puesta es “no, nunca, ni se mehabría pasado por la cabeza”.

Así que besé su hociqui-llo, en silencio, e hice comoque continuaba con las plan-tas. Mentira: en mi interior nodejaba de repetirme “eres untipo con suerte, Fernando”.

Fernando Gerundio

Prostechea cochleata

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