revista del grupo democracia y desarrollo locald sar

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REVISTA DEL GRUPO DEMOCRACIA Y DESARROLLO LOCAL D SA R ENERO 2006 CINCO número El Imperio no negocia, impone… En Hong Kong se salvó la OMC Sociedad civil y partidos: Más allá del corporativismo Lula y los Movimientos Sociales: Encuentros y desencuentros La Argentina: Movimientos sociales e izquierdas El Zapatismo como Movimiento Social “Evo Presidente” de Bolivia. Avances y otros retos De la calle al Palacio: los desafíos de la izquierda boliviana

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Page 1: REVISTA DEL GRUPO DEMOCRACIA Y DESARROLLO LOCALD SAR

REVISTA DEL GRUPO DEMOCRACIA Y DESARROLLO LOCALD SAR

ENERO 2006

CIN

CO

número

El Imperio no negocia, impone…

En Hong Kong se salvó la OMC

Sociedad civil y partidos:

Más allá del corporativismo

Lula y los Movimientos Sociales:

Encuentros y desencuentros

La Argentina:

Movimientos sociales e izquierdas

El Zapatismo

como Movimiento Social

“Evo Presidente” de Bolivia.

Avances y otros retos

De la calle al Palacio:

los desafíos de la izquierda boliviana

Page 2: REVISTA DEL GRUPO DEMOCRACIA Y DESARROLLO LOCALD SAR

contenido

EditorialJuan Pablo Muñoz, Coordinador GDDL 3

Entre tanto¿Hacia dónde vamos? 2006 un año para disputar futuroBetty Tola Bermeo 6

El Imperio no negocia, impone…(Inflexibilidad de EEUU en los acuerdos de libre comercio)Fernando Buendía G. 11

En Hong Kong se salvó la OMCMaría Fernanda Espinosa 16

Entre líneasContribución al debate sobre los movimientos socialesMario Unda 19

Sociedad civil y partidos: Más allá del corporativismoFernando Bustamante P. 25

Movimientos Sociales: Hipótesis para el debateMarc Saint Upéry 31

Movimiento indígena: radicales o moderadosPablo Ospina Peralta 35

Algunos aportes desde el movimiento indígena a lasconcepciones sobre democracia en el EcuadorAna María Larrea M. 39

Lula y los Movimientos Sociales. Encuentros y desencuentrosEmir Sader 42

Brasil: crecimiento socialCarlito Merss 47

La Argentina: Movimientos sociales e izquierdasMaristella Svampa 49

“Chávez deberá escoger entre el MVR y las bases”Entrevista a Roland Denis 54

“Los sectores populares que no tenían vozahora forman parte de la vida política venezolana”Entrevista a Edgardo Lander 58

A diez meses del gobierno progresista uruguayo:¿Es sustentable un gobierno progresista?Marcelo Rosales 61

Entre vistasEl Zapatismo como movimiento socialEntrevista a Bernard Duterme 66

Entre pueblosDe la calle al Palacio: los desafíos de la izquierda bolivianaPablo Stefanoni 69

“Evo Presidente” de Bolivia. Avances y otros retosEsteban Ticona Alejo 73

Page 3: REVISTA DEL GRUPO DEMOCRACIA Y DESARROLLO LOCALD SAR

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entre voces

Coordinador General del GDDLJuan Pablo Muñoz

Consejo EditorialGDDL

Comité EditorialFernando BuendíaVirgilio HernándezPablo OspinaMarc Saint Upéry

Edición GeneralVirgilio Hernández

Fotografía:Santiago González B.Archivo

Diseño y DiagramaciónNora Altuna

Diseño de Portada y ContraportadaDiego Guachilema

ImpresiónObreval ImpresoresEnero 2006

Esta es una publicación delGrupo Democracia y Desarrollo Local

“Entre voces” pretende ser un espaciode debate y discusión; por ello, las opi-niones vertidas por los autores de losartículos son de su responsabilidad y noreflejan, necesariamente, la posicióndel GDDL ni de las instituciones parti-cipantes en el mismo.

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3entre voces

Inauguramos el 2006 con un tema central que consideramos indispensable par-ticularmente en este año electoral: los movimientos sociales y su relación conla democracia y los desafíos de la izquierda en América Latina. Lo hacemostomando en cuenta las relaciones entre la sociedad civil y los partidos políti-cos; entre los movimientos sociales y la política; la acción extrainstitucional yla institucional; los discursos "radicales" y los "moderados". Proponemos unacercamiento no solo a la realidad ecuatoriana sino a los procesos que se vie-nen dando en Argentina, Brasil, Bolivia, México, Venezuela y Uruguay.

Para ambientar el debate, Mario Unda introduce un análisis profundo de losmovimientos sociales situándoles en el contexto de la globalización neolibe-ral, las modificaciones en la estructura de clases, la redefinición de la depen-dencia y la propia democracia, puesto que, según nos dice, los movimientossociales cuestionan la comprensión de la política y resitúan la actualidad de lasdiscusiones estratégicas en la perspectiva de la reconstrucción de una políticarevolucionaria. Marc Saint Upéry en su acostumbrado tono polémico se cues-tiona sobre las posibilidades de los movimientos sociales, al tiempo de propo-ner hipótesis para su comprensión. Fernando Bustamante, también desdeEcuador, se pregunta por la crisis de los partidos políticos y el rol de la socie-dad civil frente a la política. ¿Es posible prescindir de los partidos? ¿Puede lasociedad civil en forma directa suplir ese rol? La respuesta parece ser que elproblema no son los partidos sino la falta de los mismos y su reemplazo poruna especie de clubes que no trascienden los intereses corporativos.

Maristella Svampa y Emir Sader, desde Argentina y Brasil, respectivamente,se suman al análisis; resaltando la necesidad de discutir sobre el rol de los par-tidos y sus relaciones con las organizaciones sociales. Ambos dan cuenta deinteresantes procesos de acumulación social y política en sus países, que inci-den y que a la vez son afectados por las lógicas de los gobiernos "afines". Noscolocan, además, el problema de la fragmentación de los movimientos socia-les; así como la dificultad de generar alianzas en perspectiva de constituir fuer-zas hegemónicas desde los sectores populares.

Gobernar desde la izquierda en los actuales escenarios puede, entonces, forta-lecer la acumulación social y política pero puede también afectarla al no cum-plir con las expectativas generadas. Esto lo abordan de un lado Emir Sader yCarlos Merss de Brasil, como Edgardo Lander y Roland Denis de Venezuela.Sea en el caso de Brasil como en el de Venezuela las lecturas de los articulis-tas y entrevistados son polémicas; si bien hay algunas coincidencias los con-trastes son importantes sobre los gobiernos de Lula y de Chávez.

Lula aparentemente ha generado decepciones; sin embargo los movimientossociales consideran que su derrota en las siguientes elecciones significaría elregreso de la derecha neoliberal. Por eso mantienen el diálogo con el gobier-no pero a la vez ejercen presiones con movilizaciones, tomas de tierra y otrasacciones extra institucionales. Este escenario ha permitido reafirmar la necesi-dad de autonomía entre los movimientos sociales y los partidos, a la vez queuna simultánea voluntad de convergencias entre ellos.

Chávez es cuestionado por su estilo populista, incluso por posibles niveles decorrupción entre sus allegados; pero, de otro lado, es reconocido por losesfuerzos hacia un rumbo distinto al neoliberalismo, a través de significativas

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políticas sociales, en salud, en educación; y, sobre todo, por haber activado untejido social comprometido con la transformación del país. Un problema serioparece ser la dificultad de lograr una expresión política no caudillista, nimesiánica; un partido de masas programático y que practique una verdaderademocracia interna.

A los procesos de Argentina, Brasil, Venezuela, se agrega el caso de Uruguayque impone la pregunta sobre qué significa ser un gobierno de izquierda ahora.Marcelo Rosales regresa al debate centenario entre reforma o revolución. EnUruguay no habría un gobierno de izquierda sino un progresismo, que no afec-ta al poder, que no interviene en las desiguales relaciones entre el capital y eltrabajo. Tesis secular que dificulta una mirada de las especificidades históri-cas, de las correlaciones de fuerzas, de los escenarios internacionales en loscuales hay que hacer hoy gobiernos de izquierda.

Pablo Ospina nos invita a reflexionar precisamente sobre qué entender por"radicalidad" y "moderación" en la acción política y en la gestión del desarro-llo; lo hace a partir de las experiencias de las organizaciones indígenas deEcuador en elecciones y en proyectos. La ejecución de proyectos o la partici-pación electoral pueden ser funcionales al modelo vigente o pueden contribuiral cambio, depende del cómo se enfrenten estas acciones. Ana María Larrea,en cambio, se acerca al tema del aporte del movimiento indígena a la demo-cracia del país, planteando el contraste entre la democracia mercantilista neo-liberal y la visión indígena basada en la tradición milenaria andina de lasasambleas comunitarias y de los consensos.

Tomando en cuenta los planteamientos de Ospina y Larrea, se vuelve urgentediscutir el quehacer del movimiento indígena, en el Congreso Nacional, en losmunicipios y prefecturas que gobierna, en sus organizaciones de segundogrado, en sus federaciones regionales; para dilucidar cómo su cultura, demo-crática ancestral, ha sido practicada casa adentro y cómo esta identidad halogrado recorrer (¿intacta?), en estos últimos diez años, los pasillos de la inter-culturalidad, cuando se ha insertado en la política institucional "clientelar" y"viciada" de mercantilismo .

Siguiendo con la emergencia indígena en la política, desde Bolivia, EstebanTicona analiza el triunfo electoral de Evo Morales planteando algunos antece-dentes históricos. A partir de esa entrada diacrónica, Esteban presagia el avan-ce hacia la constituyente para refundar el país y el triunfo sobre el separatismode Santa Cruz (en el oriente de Bolivia). Coloca entre los grandes desafíos deMorales el desmontar la sociedad racista de ese país. Sin embargo, en formaparadójica, simultáneamente anuncia sus sospechas de tensión entre el indíge-na Morales y el mestizo García Linera, elegido como vicepresidente.

A la luz de lo planteado por Ticona, merece discutirse la construcción intercul-tural de una plataforma ideológica y programática hacia el socialismo, másque dirigir la discusión al tema de la diferencia étnica y la disputa de persona-lidades (presidente indígena y vicepresidente mestizo), como determinantesprincipales. Pablo Stefanoni justamente reconoce, en el triunfo de Morales, elresultado de un largo proceso de la izquierda que, desde una perspectiva cla-sista, ha avanzado a una construcción plural, que va incorporando las diversasidentidades sociales en un proyecto común.

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editoria

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Ese carácter plural, como identidad étnica, política, social, militar, regional,así como un repertorio novedoso de herramientas políticas y de comunicación,han sido considerados característicos del zapatismo de Chiapas. BernardDuterme, sin embargo nos invita a reflexionar sobre el riesgo de fetichizar alzapatismo y no reconocer detrás de esas "novedades", los rasgos de unaizquierda histórica, con sus planteamientos de lucha clasista, anticapitalista yanti imperial. Ruptura y continuidad emergen desde este enfoque como reque-rimientos de la construcción política actual de la izquierda.

Todo este amplio debate está enmarcado en lo que para algunos es ya una ten-dencia irreversible de fin de ciclo del neoliberalismo y de apertura de proce-sos democráticos que irrumpen hacia la izquierda en América Latina. Sinembargo, el neoliberalismo sigue vigente y presionando, sobre todo, a travésde los tratados de libre comercio, de las políticas aperturistas de la OMC.Fernando Buendía y María Fernanda Espinosa abordan estos temas de coyun-tura: la situación de las negociaciones del TLC entre USA y los países andinosque parece entrar en la recta final en clara desventaja para los andinos; asícomo los resultados del encuentro de Hong Kong de la OMC en donde el neo-liberalismo sigue reinando, en contra de la soberanía y las utopías de libera-ción de los pueblos del sur.; a pesar de ello no podemos ignorar el análisis deBetty Tola que marca el año 2006 signado por la coyuntura del TLC y el pro-ceso electoral, como una fecha para disputar sentidos y futuro.

Esperamos con este amplio abanico de enfoques aportar al debate sobre lademocracia, los desafíos de la izquierda, los procesos de acumulación, losrepertorios de la acción política y el ejercicio de gobiernos democráticosahora. Los riesgos de satanizar a los partidos y sacralizar a los movimientossociales o de negar la disputa electoral en un sistema político "viciado" o, deotro lado, priorizar únicamente el electoralismo, parecen ser telones de fondode la izquierda latinoamericana, que esperamos comiencen a superarse.

Como propuso Houtart en el último foro social Continental de Quito: "es nece-sario reconocer la complementariedad entre movimientos sociales y organiza-ciones políticas. Los partidos son instrumentos necesarios del ejercicio delpoder político. Aún si existe la necesidad de transformarlos o de reinventarnuevas formas frente al desprestigio de los partidos políticos. Los movimien-tos, como parte de la sociedad civil de abajo, entran en una dialéctica de inte-gración y de resistencia frente al poder político. Integración para poder cam-biar las cosas. Resistencia para justamente mirar lo que hacen los partidospolíticos".

Y, en cuanto al alcance del programa de la izquierda ahora, Tarso Genro en unreciente artículo considera que es posible, incluso sin una extinción de la alie-nación y sin la ocupación total de los poderes del Estado, iniciar la construc-ción, dentro de la democracia, de una "sociedad conscientemente orientada"que no implica la recíproca anulación entre reforma y revolución, sino másbien su simultaneidad. Sugestiva entrada para superar anquilosados debates,para reconocer que la utopía es referente necesario, pero que el deseo no esutópico, que es concreción y /o frustración cotidiana.

Juan Pablo MuñozTerranueva / GDDL

5editorial

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entre tanto

Revista del Grupo Democracia y Desarrollo Local

¿Hacia dónde vamos?2006 un año para disputar futuro

Betty Tola Bermeo*

Por razones regionales, como laselecciones en varios países de A-mérica Latina, la conclusión delas negociaciones del TLC conEstados Unidos y la elección delos próximos gobernantes en E-cuador, el 2006 se presenta comoun año en el que las fuerzas so-ciales y políticas democráticasdeben jugar un papel fundamen-tal.

América Latina:Un continente en ebullición

Desde hace un poco más de unadécada, cuando los Estados Uni-dos plantearon su estrategia co-mercial para América Latina, através del Acuerdo de Libre Co-mercio para las Américas, AL-CA, todo hacía imaginar que losaños subsiguientes no harían másque consolidar esta iniciativanorteamericana que se sumaba aotras de carácter político- militarcomo el Plan Puebla Panamá y elPlan Colombia, que buscaban

controlar la región dada la in-mensa riqueza en biodiversidad yrecursos naturales existentes,como por ejemplo el agua.

Nada hacía sospechar que Amé-rica Latina asistiría a un cambiogeopolítico profundo. La presen-cia de gobiernos democráticos yprogresistas en varios de los paí-ses del subcontinente, algunos deellos con economías tan impor-tantes como Brasil, Argentina,Venezuela, Chile, y posiblementeMéxico (elecciones en 2006),generan condiciones radicalmen-te distintas para viabilizar pro-puestas de cambio, que en tiem-pos globalizados, sólo puedenpensarse regionalmente. Estasmodificaciones frenaron la estra-tegia norteamericana del ALCAal negarse los gobiernos de Chá-vez y de Lula a avanzar en losacuerdos, por lo que Estados U-nidos recurrió a una estrategia denegociaciones bilaterales.

Si bien cada gobierno tiene suspropias particularidades, las ini-ciativas en cuanto a integraciónregional a nivel energético, co-mercial y en materia de políticassociales (salud, educación), a-bren posibilidades de construiren el mediano plazo una estrate-gia propia de la región que seacapaz de potenciar el desarrollode cada uno de los países, dismi-nuir las grandes desigualdadessociales, profundizar la democra-cia, y plantear relaciones sobera-nas con otros países del planeta.En América Latina se está a-briendo un camino de esperanza.

Ecuador un país en crisis

Una década de crisis política

Diez años llevamos ya de una cri-sis política que no termina deresolverse. En 1995, el Ecuadorfue testigo de la salida del enton-ces vicepresidente Alberto Da-hik, producto de un conjunto dedenuncias de corrupción. Comohoy, en aquel año, ecuatorianos yecuatorianas aspiraban a que laselecciones de 1996, resuelvan losproblemas más acuciantes. Noobstante, la realidad ha sido másdura que cualquier mal pronósti-co: una década de profunda ines-tabilidad política, 6 presidentes,una presidenta por horas y unajunta de salvación nacional, dancuenta de ello. Una década en laque la república ha ido para atrás,pasando de disputar los primerospuestos entre los países más co-rruptos, según Transparencia In-ternacional, hasta perder un valortan preciado para un país como essu soberanía, cuando el entoncesdictócrata presidente se declaróel mejor amigo y aliado de Esta-dos Unidos.

La profunda crisis de representa-ción que se expresa, entre otros,en la falta de legitimidad de insti-tuciones como el Congreso Na-cional, que cerró el año con un3% de credibilidad1, tiene aside-ro, de un lado, en la situaciónsocial que vive el país. Resultaparadójico que en 26 años de ré-

AR

CH

IVO * Ingeniera comercial y activista social

1. Diario El Mercurio, enero 2 de 2006.Cuenca.

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gimen constitucional las condi-ciones de vida de las grandes ma-yorías se hayan deteriorado demanera acelerada, vaciando a lademocracia de su deber funda-mental de garantizar justicia, li-bertad e igualdad a los ciudada-nos.

De otra parte, esta profunda crisisreside en la incapacidad de losgrandes partidos de gobernar pa-ra los intereses del país, debidosobre todo al cordón umbilicalque los une a los grupos oligár-quicos, cuya presencia en el Esta-do ha garantizado el traslado derecursos públicos a manos priva-das (sucretización, feriado banca-rio), el uso de las leyes y la Cons-titución a su arbitrio para precau-telar sus intereses, agotando tam-bién otro de los valores sustanti-vos de un sistema democrático:la búsqueda del bien común.

La revuelta forajida, que conclu-yó con la salida del ex presidenteLucio Gutiérrez, no hizo sinoexpresar la rebeldía de importan-tes sectores de la población, so-bre todo quiteña, frente a un bur-do comportamiento de la clasepolítica tradicional incapaz deescuchar las críticas y demandasciudadanas. Esas voces exigían elretorno a la Constitución y el nosolapamiento a un gobierno dic-tatorial. El reclamo no excluyó alos sectores de izquierda que nohan logrado representar el sentirciudadano y han caído en las vie-jas prácticas de los sectores quedicen cuestionar, privilegiando lanegociación burocrática a unaacción política coherente.

El grito de “Fuera Todos”, sinte-tizó el profundo cuestionamientoa la clase política, a su acción de26 años de democracia restringi-

da y desgobierno; y reivindicó elpoder soberano del pueblo alplantear la urgencia de la convo-catoria a una Asamblea NacionalConstituyente, que ni el Ejecu-tivo ni el Congreso Nacional, hansido capaces de viabilizar.

Una economía especulativa,que no fomenta la reactivaciónproductiva con empleo

Luego de seis años de que el E-cuador renunciara a su soberaníamonetaria, para declarar comomoneda oficial al dólar, y pese alos anuncios de sus promotoresde que la dolarización resolveríalos más importantes problemasde la economía ecuatoriana, losindicadores económicos no ha-cen sino arrojar cifras que refle-jan la imposibilidad de la reacti-vación productiva y por tanto lageneración de empleos.

Para el 2005, entre las 10 empre-sas más grandes2, de acuerdo asus activos, se sitúan las empre-sas petroleras, de telecomunica-ciones y de generación eléctrica,

seguidas con distancia por las decomercio. Esto deja ver que lasactividades productivas a nivelindustrial y agropecuario se en-cuentran bastante relegadas. Deotra parte, y también como un e-fecto de la dolarización, otrossectores de la economía, como elartesanal y pequeño industrial li-gados a la confección de textilesy producción de alimentos hanperdido competitividad frente aproductos colombianos y perua-nos. A todo esto se suma la infla-ción que al cerrar el año llegócasi al 4%, afectando aún más lacompetitividad del aparato pro-ductivo nacional. Por otra parte,las tasas de interés, si bien hanbajado en términos nominales,alentando el consumo, han subi-do en términos reales afectandoel aparato productivo.

En el 2005, el gobierno ha sidoincapaz de impulsar políticasconcretas de reactivación pro-ductiva, pese a contar con recur-sos provenientes de los altos pre-cios del petróleo que a finales deaño bordeó los 50 dólares el ba-rril3, las remesas de los migrantesque llegaron a 1.800 millones dedólares, endeudamiento externoprivado masivo, e inclusive conlos narcodólares. Sin embargo,ninguna de estas oportunidadesfue aprovechada.

Mientras tanto, se continúa favo-reciendo a un empresariado ren-tista dependiente del Estado. ElCongreso aprobó la llamada

7entre tanto

Entre voces No. 5 Enero de 2006

2. Diario el Universo, enero 1 del 2006.Guayaquil

3. Precio promedio del petróleo entreenero y octubre 2005: 40,88 USD. enAgosto rebasó los 50 dólares llegan-do a 51,66USD. www.ildis.org.ec

...como un efecto de ladolarización,

otros sectores de laeconomía, como el

artesanal y pequeñoindustrial ligados a laconfección de textiles y

producción dealimentos han perdidocompetitividad frente aproductos colombianos

y peruanos.

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“Ley Nebot”, que libera del pagodel impuesto a la renta a todos losinversionistas que instalen nue-vas empresas en determinadaszonas, profundizando una políti-ca tributaria altamente regresiva.Recordemos que la recaudaciónde impuestos en el 2005 fue ma-yor que lo proyectado, alcanzan-do 3.929 millones de dólares,siendo el rubro principal el co-rrespondiente al IVA que se ubicóen 2.194,1 millones de dólares,expresando un franco retrocesodel Impuesto a la Renta.

En medio de esta situación, elsector financiero declara impor-tantes utilidades en el 2005, lasdel Banco del Pichincha superanlos 38 millones, seguido por losBancos Internacional, 22 millo-nes, y Produbanco, 21 millones.Es decir, la dinámica de la acu-mulación continúa con un ejeimportante en el capital financie-ro especulativo a costa de unaurgente política de reactivaciónproductiva.

Las desigualdades se incrementan

En un contexto de dolarización,disminución del gasto social,aperturismo comercial, y des-mantelamiento del aparato pro-ductivo nacional, las condicionesde vida de la población se dete-rioran a la par de los índices dedesigualdad. El costo de la canas-ta básica es de 435,77 dólares entanto que el sueldo promedio esde USD 280 y el sueldo básicounificado llega a 150 dólares.

En términos reales, en los últi-mos años asistimos a una conti-nua disminución de la inversiónsocial. En el 2005 se destinó 5%del presupuesto a Salud y De-sarrollo comunitario, 11,7% a E-

ducación y Cultura; y 6,5% aBienestar Social y trabajo, entanto que se destinó el 42% alpago del servicio de la deuda. Enla pro-forma presupuestaria del2006 enviada por el Ejecutivo alCongreso se pretendió eliminarlos recursos destinados al bonode la vivienda. Y el actual Minis-tro Diego Borja, heredero de latradición fondo monetarista, haanunciado que para el 2006, eldéficit fiscal se cubrirá con recor-tes en los rubros de transferenciaa las entidades del régimen sec-cional autónomo y en la inver-sión social.

Esta disminución real en la inver-sión social, tiene efectos concre-tos. En el 2005, 500.000 niños yniñas no pudieron ingresar a laescuela. Los problemas de saludcomo hepatitis, dengue hemorrá-gico, malaria y otras enfermeda-des se presentan precisamente

por la falta de recursos para saludpreventiva. De igual manera lasparalizaciones de maestros y tra-bajadores de la salud tienen rela-ción con el limitado presupuestopara estas áreas.

A esta falta de atención del Es-tado se suman los índices de de-sempleo y subempleo, que en el2005, llegaron a 9,7% y 47,1%4

respectivamente, sin considerarque la migración esconde losíndices reales de estas cifras

La migración, con todo el riesgoque implica por las condicionesde ilegalidad del viaje, y contodas las secuelas que conllevapara la familia y de manera parti-cular para los niños, niñas, ado-lescentes y jóvenes, constituyeuno de los mecanismos más efi-caces para disminuir la presiónsocial al Estado, pues el 40% dela población ecuatoriana se bene-ficia de las remesas, y al menosel 14%, más de un millón de per-sonas, recibe dinero del extranje-ro, con lo cual mejoran los ingre-sos de las familias.

2006 un año paradisputar futuro

El contexto internacional abreimportantes posibilidades paraque una propuesta progresista enel Ecuador tenga viabilidad,incluso en medio de las grandesfracturas sociales, políticas yregionales que se viven. Tresejes5, podrían articular la acciónpolítica del 2006.

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entre tanto

Revista del Grupo Democracia y Desarrollo Local

La migración,con todo el riesgo

que implica por lascondiciones de

ilegalidad del viaje,y con todas las secuelas

que conlleva para lafamilia y de maneraparticular para los

niños, niñas,adolescentes y jóvenes,

constituye uno delos mecanismos más

eficaces paradisminuir la presión

social al Estado

4. Diario el Expreso, especial "27 añosde la Economía en Democracia"

5. Nota: En estricto serán tres loshechos, pues el Mundial de Fútbolserá un acontecimiento importantepara los ecuatorianos.

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Resistencia al TLC

El Gobierno prevé concluir en elprimer trimestre del año las ne-gociaciones del Tratado de LibreComercio con Estados Unidos.Sus últimas declaraciones dejanver la decisión de disminuir lasexigencias ecuatorianas en pro-ductos tan sensibles como el ma-íz, el arroz, la carne de pollo, ypara no quedarse del tren andino,pues Colombia, al igual que lohizo Perú, tiene la firme decisiónde suscribir el Tratado. A la vezel gobierno está sucumbiendo alas presiones de ciertos sectoresde agro exportadores, textileros yfloricultores por apresurar lafirma. En este contexto, lo másprobable es que el TLC pase aconocimiento y resolución delCongreso entre abril y junio.

Esta agenda marca los tiemposde la resistencia. Correspondedesarrollar toda la presión sobreel Congreso Nacional, en la exi-gibilidad de transparentar los tex-tos y del derecho que nos asistepara la realización de unaConsulta Popular que autorice ono su firma.

Reforma política:

El gobierno nacional y la partido-cracia han cerrado toda posibili-dad de convocar a una AsambleaConstituyente con plenos pode-res. Los recientes argumentosseñalan que cualquier cambioconstitucional se realizará en unaño. Sin embargo, el próximoproceso electoral no puede ni de-be convocarse con las mismas re-glas de juego. Se requiere impul-sar un conjunto de propuestasque establezcan mecanismos quemejoren el sistema de representa-ción. Sugerimos, entre otros, los

siguientes:

- Despartidización del TribunalSupremo Electoral y de losprovinciales, que garantice latransparencia del proceso elec-toral.

- Definición de un método deasignación de puestos quedevuelva la relación entrevotos y escaños, garantizandola presencia de las minorías,tal como establece el artículo99 de la Constitución Política.

- Asignación por parte del Es-tado de espacios publicitariospara todos los candidatos ycandidatas, a fin de garantizaruna participación equitativa.

- Rendición de cuentas de partede todas las organizacionespolíticas que han recibido re-cursos del Estado como FondoPartidario.

- Rendición de cuentas de elec-tos en base a programas inscri-tos en el Tribunal Electoral.

- Democratización de los parti-dos.

Elecciones presidenciales:

El tablero electoral no terminaaún de configurarse, faltan lascandidaturas de los dos partidosmás grandes del país, PSC y ID,ambos con graves conflictosinternos, y con limitadísimasfiguras presidenciables. Si ellosno hacen una apuesta presiden-ciable, entenderemos que estánmás cómodos gobernando desdeel poder de las mayorías en elCongreso Nacional, el TribunalConstitucional, y otros órganosde control, como lo han hecho enlos últimos años, el PSC desde1988. Queda por definir tambiénel papel que jugará en este proce-so electoral el PRE.

El empresario Álvaro Noboa,mantiene una alta preferencia enlas diferentes encuestas. Luegode 8 años de campaña parecehaber consolidado un voto duroen base a una relación clientelarcon los sectores más empobreci-dos de todas las regiones del país,aunque son notorias sus limitadasposibilidades en caso de pasar ala segunda vuelta. Esta candida-tura constituye la expresión radi-cal de la oligarquía ecuatoriana.

El ex vicepresidente León Rol-dós, que disputa las encuestascon Álvaro Noboa, se perfila ca-da vez con mayor nitidez como el

9entre tanto

Entre voces No. 5 Enero de 2006

El gobiernonacional y la

partidocracia hancerrado toda

posibilidad de convocara una Asamblea

Constituyente conplenos poderes.Los recientes

argumentos señalanque cualquier cambio

constitucional serealizará en un año.

Sin embargo,el próximo procesoelectoral no puede

ni debe convocarse conlas mismas

reglas de juego.

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representante de una derecha mo-dernizante, sobre todo serrana,expresada en una alianza consectores ligados al ex presidenteJamil Mahuad, Democracia Po-pular, “Quito en Acción” de Ro-drigo Paz, al conservadurismo,entre otros.

El campo popular y democrático,luego de una década de alto dina-mismo social y de resistencia almodelo, en el que se ha defendi-do la seguridad social, las teleco-municaciones y las empresas e-léctricas de los intereses privati-zadores de los diferentes gobier-nos, se encuentra en un momentode reflujo, de débil capacidad or-ganizativa y de movilizaciónExisten dificultades para expre-sarse de manera articulada. Unamuestra de ello es la incapacidadde organizar la recolección de fir-mas para solicitar la consulta po-pular sobre el TLC. A estos pro-blemas se suma la profunda crisisen la que se encuentran las orga-nizaciones políticas (partidos ymovimientos) considerados deizquierda debido a un acción queno permite diferenciarla de laclase política tradicional, que pri-oriza la negociación burocráticaa los postulados y objetivos polí-ticos de mediano y largo plazo.En estas circunstancias de disper-sión, el campo popular debe en-frentar el próximo proceso elec-

toral en condiciones en las que almomento existe ya una larga listade candidatos de la tendencia:Auki Tituaña, Rafael Correa, E-duardo Delgado, Marcelo Larrea,Lenin Hurtado, Enrique AyalaMora.

La gran dispersión existente eneste momento, requiere de unadecisión colectiva para avanzaren la estructuración de un granFrente Democrático entre todas

las organizaciones sociales y po-líticas de la tendencia, que puedaofrecerle al país una alternativareal expresada en una Agenda dePaís, que se constituya en un plande gobierno de transición haciaprocesos más profundos de cam-bio y transformación. Esa agendade reactivación productiva conempleo; de inversión social ensalud, educación y vivienda; delucha frontal contra la corrup-ción; y de soberanía ligada a laintegración regional, deben serlas principales banderas que arti-culen una gran convergencia.

Este proceso pasa también poriniciar una nueva práctica políti-ca. Durante años la sociedadecuatoriana ha demandado conemergencia (no solo con urgen-cia) cambios en el quehacer polí-tico. Requerimos una prácticaque ligue la ética con la política,la transparencia en los acuerdos,evitado las componendas y lasnegociaciones debajo de la mesa.Un paso en ese sentido es convo-car a todos los candidatos y can-didatas de la tendencia a la reali-zación de elecciones primarias,para decidir sobre las diferentescandidaturas, de manera especiallas presidenciales.

El escenario es ese, no podemosevadirlo, asumamos el reto dedisputar futuro.

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entre tanto

Revista del Grupo Democracia y Desarrollo Local

Requerimos unapráctica que ligue laética con la política,

la transparencia en losacuerdos, evitado lascomponendas y las

negociaciones debajode la mesa.

Un paso en ese sentidoes convocar a todos loscandidatos y candidatas

de la tendencia a larealización de

elecciones primarias,para decidir sobre las

diferentes candidaturas,de manera especial las

presidenciales.

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Fernando Buendía G.*

Presentación

El aspecto más trascendente delproceso de la globalización es sinduda la expansión de los merca-dos a través de la aplicación depolíticas de liberalización comer-cial en la relación entre Estados.

Efectivamente, después de onceaños de negociaciones multilate-rales sobre comercio, en 1995 fuereemplazado el viejo GATT conla creación de la OrganizaciónMundial Comercio (OMC), am-pliando su campo de interven-ción a las áreas del comercio deservicios, propiedad intelectual, eincluso a las inversiones. Poste-riormente, durante la PrimeraConferencia Ministerial de laOMC ocurrida en Singapur en1997, se propuso expandir aúnmás su autoridad, extendiéndolahacia los temas de inversiones,política de competencia, transpa-rencia de la contratación públicay facilitación del comercio.

Las Conferencias Ministerialesposteriores ocurridas en Seattle(1999), Doha (2001), Cancún(2003), Hong Kong (2005) y elfracaso de las negociaciones so-bre el Acuerdo Multilateral deInversiones, pusieron de mani-fiesto la resistencia de los paísesde menor desarrollo a aceptar laspolíticas de aplanadora que laspotencias económicas pretendíanimponer en el comercio mundial.

Frente a las resistencias que sehan presentado en el hemisferio

americano, provenientes de lospaíses de economías más grandescomo Brasil, Argentina y Ve-nezuela, manifestadas explícita-mente durante la Cuarta ReuniónMinisterial del ALCA ocurridaen Miami (noviembre 2003) y ra-tificada en Buenos Aires (2005),EEUU viene impulsando desdeel año 2002, acuerdos bilateralesy subregionales, aunque ya en1995 incursionó en este camino através del Acuerdo con México yCanadá, denominado NAFTA.

La estrategia estadounidense de-nominada “Spaghetti Bowl” (bo-la de tallarín) pretende generarun efecto dominó, presionandomediante las negociaciones bila-terales a los países más resisten-tes a incorporarse a los acuerdosregionales y mediante estos, aacelerar los acuerdos generalesdentro de la OMC, rompiendocon ello las barreras y resisten-cias de los países de menor desa-rrollo.

El Ecuador, al igual que los de-más países de la región, se en-cuentra atrapado en esta encruci-jada de dimensiones históricas.El impacto económico, social ypolítico que podría ocasionar lasuscripción de un Acuerdo quetraspasa los linderos exclusivosdel comercio, limitará gravemen-te las posibilidades de planifica-ción, intervención y direcciónpor parte del Estado-nación ecua-toriano.

La formulación de respuestas efi-caces frente a esta amenazantesituación, demanda un análisis

más detallado de las fuerzas queoperan al interior de la potencia,configurando su política exteriory comercial.

Algunas aproximacionesconceptuales

De acuerdo a la teoría marxistadel capitalismo, la ley fundamen-tal de la economía capitalista esla tendencia creciente a la socia-lización de la producción capita-lista, frente a la tendencia a lamayor concentración de la pro-piedad en pocas manos. La lla-mada globalización de la econo-mía mundial ha corroborado estatesis central de la economía polí-tica de Marx.

En El Capital, Marx demuestraque, más allá de las formas feno-ménicas en que se manifiesta elproceso capitalista, su lógica in-trínseca de constante acumula-ción extiende sus límites más alláde las fronteras nacionales, ex-

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El Imperio no negocia, impone…(Inflexibilidad de EEUU en los acuerdos de libre comercio)

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* Subdirector de la Fundación Campe-sina María Luisa Gómez de la Torre.

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pandiendo por el planeta las rela-ciones capitalistas de producción,respondiendo a los procesos con-tinuos de concentración y centra-lización del capital originados enla competencia y la disputa re-crudecida de los mercados -baseconsustancial del capitalismo- yen el desarrollo científico-técni-co, elemento sustancial de lacompetitividad de las empresas.

El posterior análisis de Lenin en“El Imperialismo, Fase Superiordel Capitalismo” pone de mani-fiesto las formas concretas,mediante las cuales opera la tesisde Marx; básicamente a travésde: a) la fusión del capital indus-trial con el capital bancario queda origen al capital financiero,subordinando la producción a laforma dinero del capital, b) laconformación de las empresastransnacionales como efecto dela expansión del capital financie-ro, c) el recrudecimiento de ladisputa de las fuentes de materiaprima y de los mercados entre lospaíses, respondiendo a las exi-gencias de las élites transnacio-nales, d) la manifestación de gue-rras imperiales como consecuen-cia de la disputa de mercados.

Tras la crisis concurrente del ca-pitalismo conocida como la GranDepresión de 1930, y después dela II Guerra Mundial (1939-1945) asociada a los conflictospor la disputa de la hegemoníamundial, el sistema económico ypolítico mundiales se estabilizan,por un lado, sobre la base delimpulso del modelo económicokeynesiano, y por otro lado, a tra-vés de la creación de organismosmultilaterales que rijan sobre elconjunto de las relaciones inter-nacionales (ONU, FMI, BIRF);

con lo cual se pretendía controlarlos “excesos” del capitalismooponiendo al mercado la fuerzainterventora de los Estados y deorganismo multilaterales que re-gulen, tanto las relaciones econó-micas (comerciales y monetarias)como los conflictos políticos co-rrespondientes.

Estas condiciones se mantuvie-ron durante varias décadas hastalos años 80s cuando la crisis y lacaída del bloque socialista crea-ron la ilusión de la supremacíadel sistema capitalista y la unipo-laridad político-militar estadou-nidense.

La efervescencia de la victoriacapitalista desató las amarras quecontrolaban la expansión de lasempresas transnacionales por elplaneta y convocó a los demo-nios del mercado a través de laimplementación de la nueva polí-tica económica “neoliberal” aus-piciada por el denominado “Con-senso de Washington”, que entres décadas de aplicación haestrangulado las capacidades deintervención estatal en la econo-mía en los países pequeños y haentregado a las empresas priva-

das (transnacionales) la potestadsobre los recursos y los merca-dos.

Mediante los procesos de apertu-ra comercial los países de la peri-feria, luego de que sus Estadosretrocedieron obedientemente ensu soberanía económica, abando-nan la última trinchera de sucapacidad reguladora e interven-tora sobre la economía y socie-dad locales. Los Tratados de Li-bre Comercio consumarán el actofinal de la entrega de los recursosy mercados locales a manos delas empresas transnacionales.

Al igual que aconteció con lassociedades precapitalistas, es-tructuradas en autarquías territo-riales, que se transformaron ennaciones por la fuerza del nacien-te mercado capitalista en la ac-tualidad los Estados Nacionalesexperimentan la presión paradeclinar sus ámbitos de soberaníaa favor de gigantescas Corpora-ciones multinacionales que con-trolan el mercado mundial.

La política imperial de losEstados Unidos

El proceso histórico de confor-mación de los EEUU, impulsadopor una burguesía compuesta porpropietarios de plantaciones es-clavistas, banqueros, comercian-tes e industriales, rompió los la-zos de subordinación con el im-perio inglés, para dar rienda suel-ta a una dinámica acelerada deacumulación capitalista basadaen la explotación de la fuerzalaboral esclava y de los obrerosde los estados del Norte.

La configuración política delestado norteamericano bajo elmodelo “Federalista”, se corres-

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Revista del Grupo Democracia y Desarrollo Local

Los Tratados deLibre Comercio

consumarán el actofinal de la

entrega de losrecursos y mercados

locales a manosde las empresastransnacionales.

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ponde directamente con el carác-ter regional de la acumulacióneconómica y la imperativa con-certación de intereses entre élitesdominantes locales, acordada enun modelo político fuertementedescentralizado. Cada estado dela Federación, dotado de ungobierno propio, asume la mayorparte de competencias sobre laeconomía, la sociedad y la políti-ca, locales.

El sistema presidencialista deEEUU que centraliza el podernacional, se mantiene fuertemen-te controlado por el Congreso,conformado por las representa-ciones locales, y asume las com-petencias negociadas que le otor-gan los estados. Entre las funcio-nes exclusivas que tiene elgobierno central se encuentra lapolítica exterior, siempre supedi-tada al Congreso.

Desprovisto de muchas atribu-ciones y responsabilidades, lamisión principal del gobiernoestadounidense ha girado en tor-no de su política exterior, sinteti-zada en la consigna de la Doc-trina Monroe: ¡América para losamericanos!

Espoleado por la necesidad deimpulsar un agresivo proceso deacumulación de las empresasestadounidenses para saltar en suescala de producción, equiparar aEuropa y posteriormente obtenerla supremacía mundial; la políti-ca exterior de EEUU se ha carac-terizado por un continuo inter-vencionismo, atribuyéndose elrol de “hermano mayor” de lospaíses latinoamericanos. A travésde la conformación de una pode-rosa fuerza naval y haciendo usode este “gran garrote” sustentóuna política de defensa absoluta

de las empresas transnacionalesde bandera local, invadiendonaciones, imponiendo gobiernosy desestabilizando países.

Durante la década de los 80 en elsiglo pasado un grupo de ultraconservadores que ha mantenidouna enorme influencia sobre lapolítica exterior de EEUU difun-dió varios textos denominados“Documento de Santa Fe I, II yIII”, en los que, señalan que laestrategia principal para consoli-dar los intereses de EEUU enAmérica deberá ser la profundi-zación de la apertura comercialen todos los países de la región,la misma que producirá la articu-lación definitiva de las economí-as locales a la orbita de lasempresas y la economía nortea-mericanas.

Las negociaciones comercialesse han convertido en el compo-

nente fundamental de la políticaexterior de EEUU. El andamiajeinstitucional del gobierno se hareestructurado dando la prioridadprincipal a las negociacionescomerciales, que aunque sonimpulsadas en forma centralizadapor el Departamento de Estado,se soportan técnicamente en elDepartamento de Comercio quese ha convertido en un supermi-nisterio con más de ochocientosfuncionarios y cerca de quinien-tos asesores provistos por lasCorporaciones multinacionalesde EEUU.

Igualmente, a través de los orga-nismos multilaterales (FMI, BM,BID) en los cuales el Departa-mento del Tesoro tiene una inci-dencia preponderante, el impulsoy promoción de la Apertura Co-mercial, se ha incorporado alrecetario neoliberal para condi-cionar e imponer a los países dela región mediante los instrumen-tos de presión financiera e inter-vencionismo que disponen estasinstituciones multilaterales.

ALCA y TLCs

El constante déficit comercialque de manera crónica experi-menta la economía de EEUU,que alcanzó la cifra record de500.000 millones de dólares en elaño 2005, ha puesto sobre eltapete las rigideces del aparatoproductivo agrícola e industrialnorteamericanos (fuertementesubsidiado y protegido), y la ne-cesidad imperiosa de construirmercados preferenciales pararecuperar el dinamismo de estossectores. Más aún cuando la con-solidación de la UE como un blo-que económico, así como deJapón y los tigres del Asía, pero

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Igualmente,a través de los

organismosmultilaterales

(FMI, BM, BID)en los cuales el

Departamento delTesoro tiene una

incidenciapreponderante,

el impulso y promociónde la Apertura

Comercial,se ha incorporado alrecetario neoliberal...

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principalmente el dinamismo deChina que crece a un ritmo cons-tante del 10% anual en la últimadécada, pone en graves aprietosla estabilidad comercial y econó-mica norteamericana.

Alcanzar un vínculo preferenciala través de la suscripción de lostratados de libre comercio (AL-CA, TLCs), en palabras del ante-rior negociador, Robert Zoellick,favorecería el acceso a productosy bienes agrícolas e industrialesestadounidenses para un mercadode 800 millones de personas.

Por otro lado, las proyeccionesestratégicas geopolíticas estadou-nidenses identifican la importan-cia determinante que poseen losrecursos naturales y geográficosexistentes en la región de Suda-mérica para la economía y políti-ca norteamericanas. Es un secre-to a voces que las reservas de pe-tróleo liviano del Orinoco y laAmazonía son las fuentes de a-provisionamiento más cercanas yseguras para cubrir la seguridadenergética estadounidense, asícomo también que las fuentes deagua dulce, de oxígeno y de bio-diversidad, localizadas en laregión amazónica son las másimportantes del planeta. Final-mente, en las rutas de comercioAsía-Pacífico-Atlántico que po-seerán un volumen creciente delcomercio mundial, el control delos corredores estratégicos sobreel Océano Pacifico y sobre elcontinente adquieren una impor-tancia determinante.

Los intereses de las corporacio-nes petroleras, de las empresasquímicas, de las multinacionalescuya propiedad intelectual es suprincipal activo (la industrialcinematográfica, farmacéutica,

de software, etc.), de la industriaautomovilística y del sectorfinanciero, constituyen entreotros el segmento hegemónicodel bloque dominante estadouni-dense y han logrado hacerremontar a la política de comer-cio como política de Estado,mediante la acción de los podero-sos grupos de lobby, algunos delos cuales tienen en su lista debeneficiarios a la mayor parte decongresistas estadounidenses(senadores y diputados) a quie-nes financian algunas de sus acti-vidades políticas.

Esta política sin embargo debeenfrentar fuertes conflictos y pro-cesos de negociación con secto-res económicos tradicionales de

EEUU acostumbrados a soste-nerse sobre políticas de subsidioy protección. Los sectores agrí-colas que son los más sensibles ala apertura comercial poseen elpoder suficiente para bloquearlas decisiones en el Congreso ypor ello han recibido un tratoespecial obteniendo por ley -aprobada en el año 2003- unapoyo estatal de 150.000 millo-nes de dólares para 10 años, quese suma a los subsidios específi-cos que recibe la agricultura encada estado (servicios de infraes-tructura, riego, asistencia técnica,créditos preferenciales, preciosde sustentación y garantía decosechas).

Otros sectores reacios a la aper-tura comercial son los sindicatoslaborales que identifican la aper-tura como una amenaza al em-pleo y a la estabilidad laboral,pues, han resentido con fuerza lapérdida de 3 millones de puestosen los últimos tres años, los mis-mos que se han trasladado a laszonas francas de China. Es alec-cionadora la experiencia de laempresa Levy Strauss que semantuvo sosteniendo sus fábricasen California hasta que disminu-yó a la mitad el volumen de susventas, viéndose obligada a ce-rrar y relocalizar sus fábricas enChina pagando salarios inferioresa un dólar diario.

Los Sindicatos como la AFL-CIO con 15 millones de afiliados,poseen una influencia significati-va en el Partido Demócrata y hanprovocado el posicionamiento dealgunos sectores del Partido encontra de los TLCs, manteniendouna constante campaña en contradel aperturismo comercial, por-que, entre otras razones, sienten

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Alcanzar unvínculo preferencial

a través de lasuscripción de lostratados de libre

comercio(ALCA, TLCs),

en palabras del anteriornegociador,

Robert Zoellick,favorecería el acceso a

productos y bienesagrícolas e industrialesestadounidenses para

un mercado de800 millones de

personas.

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amenazadas sus condiciones ygarantías laborales. Impulsandouna oposición continua en contradel ALCA y de los TLCs hanlogrado un importante respaldoen la población estadounidenseque mira con preocupación lainvasión de la manufactura chinay el incremento del desempleolocal.

Otros sectores, vinculados a laagricultura familiar y a la defen-sa del medio ambiente tienentambién una actitud opositora alos procesos de apertura comer-cial, porque son concientes deque el comportamiento pocoético que caracteriza a las corpo-raciones multinacionales arrasarácon los frágiles y valiosos ecosis-temas existentes en AméricaLatina, así como también con lospequeños productores campesi-nos de la región, que suman másde un centenar de millones depersonas.

Las negociaciones desplegadaspor las Administraciones nortea-mericanas de la última décadapara lograr el apoyo favorable dela mayoría del Congreso deEEUU a su estrategia de aperturacomercial, ha marcado con abso-luta nitidez los límites de cual-quier acuerdo comercial, sea estebilateral o multilateral. De estaforma, las negociaciones en laOMC, los acuerdos con México yCanadá (NAFTA), con Chile, conlos países centroamericanos(CAFTA) o el que se esta nego-

ciando con los países andinos;todos ellos plantean con rigidezabsoluta aquello que EE UU pre-tende obtener para las empresasnorteamericanas y también todolo que no van a ceder en ningúncaso para proteger a determina-dos sectores y empresas.

Por ejemplo, en el caso del azú-car, a pesar de que es un produc-to de enorme relevancia para lospaíses de Centroamérica, EEUUapenas ha cedido un contingente

anual (liberado de aranceles) de150.000 toneladas, igual al con-sumo de un día de la poblaciónestadounidense. Y en las nego-ciaciones con los países andinospretende excluir totalmente alazúcar del acuerdo.

Esta posición del negociadorestadounidense es inclaudicable,pues de ello depende lograr elrespaldo de la mayoría de miem-bros del Congreso, que estánfuertemente condicionados porlos grupos de presión empresa-riales en defensa de sus intereses.El estrecho margen de dos votosalcanzado en la votación para laaprobación del CAFTA, sumadoal considerable desgaste políticoexperimentado por los errorescrasos de la administración Bush,producirá un endurecimientomayor de la posición negociado-ra del TLC Andino y que podríaobligar a posponer su tratamientohacia el 2007.

Como han manifestado personasvinculadas al gobierno norteame-ricano, EEUU suscribirá un trata-do de libre comercio con los paí-ses que estén listos para firmarlo,es decir, con los que hayan acep-tados sus términos en el acuerdo.

Los ingenuos que pensaban queera posible obtener condicionesfavorables para los sectores pro-ductivos del Ecuador en el proce-so de negociación del TLC andi-no, se equivocan totalmente, elimperio no negocia, impone.

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...en el caso del azúcar,a pesar de que es unproducto de enormerelevancia para los

países deCentroamérica,

EEUU apenas hacedido un contingente

anual (liberado dearanceles) de 150.000

toneladas, igual alconsumo de un día de

la poblaciónestadounidense.

Y en las negociacionescon los países andinos

pretende excluirtotalmente al

azúcar del acuerdo.

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María Fernanda Espinosa*

El pasado mes de diciembre con-cluyó la sexta Conferencia Mi-nisterial de la Organización Mun-dial de Comercio (OMC) enHong Kong. 147 Ministros deEconomía y Comercio se reunie-ron para tomar decisiones clavesque afectan no solo las condicio-nes del comercio mundial sino laproducción agrícola, la seguridadalimentaria, la transferencia detecnología, el medio ambiente;en síntesis, el desarrollo y futurode nuestros países. Sin embargo,los acuerdos de Hong Kong sehan silenciado y no han merecidocasi ningún comentario de la opi-nión pública.

Extraño pero no tan extraño, pri-mero porque Hong Kong se ca-racterizó por micro encuentrossecretos y a hurtadillas entre lospoderosos y los medianamentepoderosos; negociaciones a altashoras de la noche y a media luz.Las decisiones importantes setomaron siempre a puerta cerraday con ninguna participación niespacio para la sociedad civil.

Por el contrario, se registraronviolentos enfrentamientos conlos altermundistas y los campesi-nos que participaron de la Con-ferencia. Las sesiones plenariasestuvieron llenas de acusacionesmutuas, fuertes intercambios.Las salas alternas se repletaronde eventos paralelos de las ONGsque fluctuaban entre análisissobrios, constataciones resigna-das y exacerbadas posturas con-frontacionales.

Mientras esto ocurría del otrolado del planeta, en el Ecuadordebatíamos que si la AsambleaConstituyente, que si los candi-datos presidenciales, que si lasternas para nombrar al superin-tendente de compañías, que si lahistoria garciamarquiana delNotario Cabrera y la vergonzosacomplicidad de las Fuerzas Ar-madas. En fin, ni tiempo ni espa-cio para preocuparse de la OMC.

Todo hacía pensar que estaCumbre fracasaría como ocurrióen Cancún en el 2003 por falta deconsensos. Sin embargo, enHong Kong hubo acuerdos, perocon grandes costos para nuestrospaíses.

A pesar del tono triunfal de larueda de prensa de clausura y lasdeclaraciones de cierre, el temade la reducción de subsidios agrí-colas y acceso a mercados enfavor de los países en desarrollono se concretó. Se estableció el2013 como fecha límite para laeliminación de las subvenciones.Los países llamados del “SUR”pero grandes potencias comercia-les como China, India o Brasil,

pelearon tenazmente por sus pre-ferencias comerciales, salvaguar-das y excepciones para evitarabrir sus propios mercados uofrecer ventajas comerciales asus “hermanos” africanos o lati-noamericanos.

Recordemos que la ronda deDoha en el 2001 inauguraba unatransición de la OMC hacia unaagenda para el desarrollo, pen-sando en los países más pobres.Pero el desarrollo en el contextodel comercio parece significar laintegración de los países del sural sistema económico mundialsin considerar sus diferencias es-tructurales, políticas, históricas.

Debemos analizar con muchocuidado los acuerdos de HongKong porque como siempre ocu-rre en las negociaciones multila-terales “el demonio se escondeen los detalles”. Por ejemplo, losimpactos de la fallida ronda deDoha ya empiezan a tomar cuer-po: cuerpos hambrientos, silen-ciosos y excluidos de más de tresmil millones de pobres en el pla-neta. No en vano, la idea de coo-peración para el desarrollo deDoha se transformó en HongKong en “ayuda al comercio”. Esdecir, mecanismos para apoyar alos países pobres a exportarcorrectamente, de acuerdo a losestándares y requerimientos delos consumidores del norte. Estoquiere decir más liberalizacióncomercial, más consumo, másdegradación ambiental, menos

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En Hong Kong se salvó la OMC

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* Profesora Investigadora de FLAC-SO. Miembra del Directorio de laFundación Terranueva.

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límites al uso de recursos y alcontrol de los efectos contami-nantes de la producción. Es decir,los ministros de comercio ignora-ron una vez más los costos socia-les y ambientales del crecimientoeconómico, en un espíritu prag-mático y mercantilista.

Hong Kong logró efectivamenteun pacto entre las potencias tradi-cionales del Norte y las economí-as emergentes del Sur. Es decir laUnión Europea y los Estados U-nidos exigieron a cambio de unapromesa de mayor apertura a losproductos agrícolas y manufactu-rados del Sur, un tratamientosimilar a los sectores terciariosdel norte, como la banca, lostransportes, el turismo, y el reco-nocimiento de sus derechos depropiedad intelectual. Esto últi-mo, con la intención de entrar demanera abierta a una tercera divi-sión internacional del trabajobasada en una “economía delconocimiento”. Pero claro, estanegociación no está exenta deriesgos ya que países como laChina y la India se convierten ca-da día en poderosos exportadoresde servicios, las capacidades bio-tecnológicas de Brasil crecenvertiginosamente para convertir-se en fuertes competidores deEuropa y Estados Unidos.

Recordemos también que enSeattle en el 99, los acuerdos sehicieron humo porque los paísesde economías emergentes comolas del sudeste asiático juzgaroninsuficientes las concesiones delnorte en materia de apertura desus mercados agrícolas. En Can-cún, se produjo el segundo fraca-so por la negativa de eliminaciónde los subsidios agrícolas, sobre-todo los subsidios a la produc-

ción de algodón, y en eso estu-vieron juntos las potencias emer-gentes y los países africanos ylatinoamericanos. Lo que ocurrióen Hong Kong es fundamental-mente que las nuevas potenciasterminaron por aliarse a la UniónEuropea y los Estados Unidos ala vez que defendían sus intere-ses. Se llegó a un acuerdo, sinduda. ¡Se salvó la OMC! Losperdedores como era de esperar,fueron los manifestantes alter-mundialistas, los campesinos detodo el mundo que fueron disci-plinados por las fuerzas policia-les de Hong Kong. Pero, sobreto-do, perdieron la agricultura cam-pesina, el autoconsumo, la sobe-ranía alimentaria, la salud públi-

ca, la sustentabilidad de la pro-ducción, el consumo y el sentidocomún.

Es una gran paradoja que el librecomercio tenga tantos efectos enla distribución del espacio, losrecursos, las relaciones interna-cionales y el poder si más de lamitad del comercio internacionalse basa en la importación yexportación de los mismos bie-nes. No se respeta el principio delas ventajas comparativas natura-les ó geográficas. Es verdad queunos países tienen mayores avan-ces tecnológicos que otros y quelas condiciones de producciónvarían, pero lo cierto es que elcomercio tiene poco que ver conla satisfacción de necesidades ócon la salud, el bienestar y la ali-mentación, sino más bien con elmantenimiento de relaciones y elafianzamiento de sistemas depoder.

Además, se debe señalar que el80% del trabajo que consumenlas sociedades occidentales, enforma de bienes y servicios, seproducen en un perímetro inme-diato de 20 kilómetros. ¿Por quéentonces el 20% de bienes y ser-vicios que se producen fuera delos 20 kilómetros aledaños a losconsumidores determinan lasreglas, el acceso, la distribucióndel 80% restante? Aquí existe unfuerte dilema que nos lleva a pen-sar en la legitimidad de un siste-ma de comercio mundial queexacerba el consumismo y sobre-pone los intereses comercialespor sobre la política, la democra-cia y el interés general.

El comercio internacional se topacon varias contradicciones. Noestimula la asignación eficiente

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...Los perdedores comoera de esperar,

fueron los manifestantesaltermundialistas,

los campesinos de todoel mundo que fuerondisciplinados por lasfuerzas policiales de

Hong Kong.Pero, sobretodo,

perdieron la agriculturacampesina,

el autoconsumo, lasoberanía

alimentaria, la saludpública, la

sustentabilidad de laproducción, el consumo

y el sentido común.

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de recursos; no fomenta la distri-bución equitativa de ingresos yempleo; no estimula el manteni-miento de umbrales de produc-ción y consumo que sean sosteni-bles; fomenta el libre tránsito debienes pero restringe, limita ysanciona el libre tránsito de lamano de obra. Como vemos, nohay nada menos libre que el librecomercio.

Además, la geografía del comer-cio internacional estimula el tras-lado de actividades industriales alos lugares con más baja interna-lización de costos (renovación derecursos, contaminación, relacio-nes laborales, etc.), y eso signifi-ca que va hacia los lugares dondeel valor de los servicios ambien-tales es menor o inexistente. Setrata de una situación compleja ycontradictoria, ya que mientras seestablecen políticas y mecanis-mos internacionales de regula-ción ambiental, se obliga a lospaíses pobres a sobrepasar los lí-mites de regeneración y absor-ción de desechos. Por ejemplo, laeliminación de basura peligrosase hace en los países más permi-sivos y con mayores premuraseconómicas.

En Hong Kong, nadie mencionóestas paradojas, nadie habló demecanismos reales de estableci-miento de relaciones horizontalesy solidarias entre el norte y el surcomo por ejemplo la condona-ción de la deuda externa, el reco-nocimiento de la prolongada deu-da ecológica del norte con el sur,o por qué no, el reconocimiento,por medio de incentivos, a losservicios ambientales que prestanlos países megadiversos como el

nuestro al equilibrio y bienestarmundial, es decir, la biodiversi-dad, el balance climático o laprovisión de agua dulce. Ob-viamente estos son mecanismosmás políticos que comerciales.

Ahora bien, es importante señalarque más de la mitad del comerciomundial se desarrolla actualmen-te al amparo de acuerdos subre-gionales o bilaterales con el Tra-tado de Libre Comercio entre Es-tados Unidos y México (TLCAN)

o el Mercado Común del Sur(Mercosur), o la Asociación deNaciones del Asia Sudoriental(ASEAN). Esto quiere decir quelas reglas multilaterales y loscomplejos acuerdos entre 150países o más, cederán espacio apactos como los TLCs de EstadosUnidos con Perú, Colombia yEcuador, que superan los mismosacuerdos de la OMC, en benefi-cio de la parte más poderosa. Lapregunta del millón es entoncessobre el futuro rol de la OMCcomo espacio de grandes marcosy lineamientos para el comerciomundial, que luego son interpre-tados a discreción por los dife-rentes países de acuerdo su nivelde poder, intereses y capacidadde negociación.

Un sistema internacional basadoen la solidaridad, la equidad y laredistribución del ingreso y delempleo no va a venir de la OMC,eso es seguro. Se requiere unatransformación de los sistemaspolíticos y la redefinición de lasestructuras de gobernanza multi-lateral y de las prioridades de lospaíses en el establecimiento deacuerdos que privilegien el bie-nestar interno, las alianzas hori-zontales, la reconstitución de lasdemocracias. Esto tampoco ven-drá del comercio y peor del “librecomercio”, vendrá de la políticaen su sentido más amplio; depen-derá de las correlaciones de fuer-za entre quienes a nivel “glocal”promueven únicamente la acu-mulación de riqueza y quienesglobal, nacional y localmentebuscan un cambio hacia la justi-cia social y la sustentabilidadambiental.

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Un sistemainternacional basado en

la solidaridad,la equidad y la

redistribución delingreso y del empleo nova a venir de la OMC,

eso es seguro.Se requiere una

transformación de lossistemas políticos y la

redefinición de lasestructuras de

gobernanza multilateraly de las prioridades de

los países en elestablecimiento de

acuerdos queprivilegien el bienestar

interno, las alianzashorizontales,

la reconstitución de lasdemocracias.

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Contribución al debate sobre los movimientos sociales

Mario Unda*

1. Los movimientos sociales

Estamos –o deberíamos estar– enun momento de profundos yamplios debates. Los movimien-tos sociales han llenado un perío-do de 10 o 15 años de la historiareciente de las luchas sociales enel Ecuador (y en América Lat-ina). Los movimientos socialeshan tomado formas distintas,desde las movilizaciones organi-zadas hasta las explosiones más omenos espontáneas. Han movili-zado a diversos sectores, desdeindígenas hasta clases medias,pasando por desempleados. Hansido entendidos como moviliza-ciones, rebeliones y levantamien-tos. Se han puesto objetivos va-riados: desde la defensa del aguahasta la revocatoria del mandatode los gobiernos; desde la revo-catoria de un presidente hasta el“fuera todos”. El Ecuador y A-mérica Latina han cambiado pro-fundamente en este período conla presencia de los movimientossociales.

En realidad, se trata de una histo-ria más antigua, pero esta oleadareciente no es una mera continui-dad. Al mismo tiempo, presentamayores puntos de contacto conlas movilizaciones anteriores delo que generalmente se reconoce.De una parte implican una seriede creaciones novedosas en elaccionar social y político; de otraparte, están atravesados por lasmismas limitaciones que han lle-vado a la crisis a las anterioresformas de acción. Los movimien-

tos sociales, como cualquier otrapráctica social son esencialmenteambiguos y contradictorios. Susencrucijadas, su significación,sus potencialidades sólo puedenpercibirse adecuadamente desdeesta condición básica.

Nos interesa resaltar algunosaspectos: los movimientos socia-les ponen en cuestión la com-prensión de la política. Y resitúanla actualidad de las discusionesestratégicas.

2. Los vacíos de la política

Decíamos que los movimientosde hoy no son una simple conti-nuidad de los que le antecedie-ron; en primer lugar, porque seprodujo y creció en un ambientede vacío político, un vacío quefue primero el dejado por la iz-quierda. Como se recordará, enlos años 80 y 90, las izquierdasen el continente fueron afectadaspor una combinación de factoresdiversos; entre ellos, suele men-cionarse mucho la caída del murode Berlín y el descalabro del malllamado “socialismo real”, que e-videntemente tuvo efectos, tantoen la visión que tenía la izquierdasobre sí misma, como en el modoen que era vista por las clasespopulares. Pero no se han señala-do suficientemente los efectos delos procesos de “retorno a la de-mocracia” que se extendieron porel continente en la década de los80, a caballo de la “doctrina Car-ter”, comenzando por el Ecuadoren 1978-1979. Sospechamos queeste fue el elemento nodal de lacrisis de la izquierda. Particular-

mente, y primero, de la izquierdarevolucionaria, que no logró re-solver el tránsito de dictaduras ademocracia, y por lo tanto no lle-gó a formular una política revo-lucionaria frente al advenimientode regímenes “democráticos”.

Las izquierdas reformistas, encambio, fueron absorbidas por eldiscreto encanto de la burguesía,por la vecindad del poder y por labúsqueda de acceso a los ansia-dos “resortes de poder” que lesofrecía la participación en elEstado. Por eso, pasan a compar-tir la suerte de los partidos políti-cos en general y del conjunto delsistema político tradicional.

Pero la crisis de la izquierda nofue sino el primer acto de una cri-sis mayor de la política que seacentuó después, ya entrada ladécada de 1990, y sobre todo,con el cambio de siglo. Estasegunda, fue la crisis de los polí-ticos neoliberales, y sobrevinocasi de improviso, pues en algúnmomento pareció que las dere-chas se entronizarían duradera-

* Sociólogo, profesor universitario einvestigador del Centro de Investiga-ciones CIUDAD.

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mente en los gobiernos latinoa-mericanos, con su mismo rostro ocon el rostro “renovado” que leofrecían los populismos conver-sos. Y por extensión, ha sido lacrisis de todos aquellos que, pre-sentándose como distintos e in-cluso contrarios al neoliberalis-mo, terminaron como meros ad-ministradores de las políticas ne-oliberales.

En pocas palabras, el manejo ne-oliberal develó el vínculo queune al sistema político con el des-potismo del capital. La democra-cia fue utilizada como pretextopara exigir la sumisión a ese des-potismo. La caída de la credibili-dad en los partidos, en las institu-ciones y en la democracia suelenir juntas desde entonces.

La crisis de las izquierdas, la cri-sis de las derechas, la crisis de lospopulismos: cada vez más, el es-cenario fue haciéndose el de unacrisis de la política misma comoesfera relativamente autónomade representación. Detrás de ella,una crisis de credibilidad queafecta no solamente a los políti-cos (y a la política que de ellos sedesprende), sino a las propias“instituciones democráticas”,percibidas como nido que incubaa todos ellos.

Detrás de este vacío político, lacrisis de las políticas. Detrás dela crisis de las políticas, la crisisde la democracia. Porque la de-mocracia se mostró descarnada-mente como régimen de domina-ción de clase, como cara políticade la tiranía del capital, inclusocomo instrumento de interesesparticulares claramente identifi-cados. Neoliberalismo y demo-cracia mal se avienen, como haseñalado ya Atilio Borón.

Sostenemos que todas esas crisisreflejan y, al mismo tiempo, pro-fundizan una real crisis de la hege-monía de las clases dominantesque tienen ya grandes dificultadespara hacer pasar sus intereses par-ticulares por intereses generales dela sociedad. Y por lo tanto, ya nologran obtener el “consenso activode los dominados”.

Esta ola de movimientos socialesaparecen y se desarrollan (aveces orgánicamente, a vecesexplosivamente, normalmentecombinando explosión y organi-cidad) en este preciso contexto.Lo que significa que son, almismo tiempo, un producto y unarespuesta al vacío político. Desdeeste punto de vista, los movi-mientos sociales son e implicanuna crítica práctica a la democra-cia representativa y a la políticacomo ejercicio de representación,es decir, como modelo de separa-ción de lo político y lo social.

3. Movimientos sociales yneoliberalismo

En segundo lugar, porque estaoleada de movilización social se

produce, como acabamos de veren la época de las políticas neoli-berales, en un momento en quelas orientaciones políticas cam-biaron radicalmente desde unmodelo más o menos desarrollis-ta (yerran obviamente quienesquieren calificar de “estado debienestar” a estos modelos que sevivieron en América Latina). Unmodelo “nuevo” en el cual el ca-pital emprende una verdaderaguerra de depredación contra elproletariado y el conjunto de lasclases subalternas. Un modeloduradero, que llegó a convertirseen “política de Estado”, más alláde las modificaciones operadasen los gobiernos contingentes.

El modelo neoliberal, en su apli-cación desigual, pero uniforme,modifica la economía, pero lohace modificando las relacionesentre el capital y el trabajo (a tra-vés, sobre todo, de la flexibiliza-ción laboral), entre el capital y elEstado (a través de las privatiza-ciones, la desregulación y en fin,la “reforma del Estado”, entre elcapital y los consumidores (a tra-vés de la liberalización de pre-cios), entre el centro y la periferia(a través de la apertura de merca-dos, los tratados de libre comer-cio...), y entre capitales grandes ychicos.

En síntesis, es un modelo queextiende y profundiza el dominiodel capital sobre el conjunto de lasociedad, o por lo menos, quepretende subordinar todo a la ló-gica de acumulación del gran ca-pital privado (transnacional). Laconcentración de capitales, lamengua, la desaparición o absor-ción de las empresas pequeñaspor las grandes, el desempleo, laprecarización del trabajo, el em-

La crisis de lasizquierdas, la crisis delas derechas, la crisis

de los populismos: cadavez más el escenario fue

haciéndose el de unacrisis de la políticamisma como esfera

relativamente autónomade representación.

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pobrecimiento y el incremento dela desigualdad son apenas resul-tados de ese proceso.

Lo que no está subsumido for-malmente al capital, acaba subor-dinándose económicamente alpretender ser forzado o converti-do en mercancía. Por supuesto,lejos estamos de la colonizacióncompleta de las actividades hu-manas por el capital. Muchosespacios de resistencia subsisten(las economías comunitarias) ose re-crean (las economías detrueque, etc.). Hay un claroenfrentamiento entre estos mo-dos económicos.

Finalmente, aquello que no pue-de ser subsumido a la lógica eco-nómica es considerado, no obs-tante, objeto de dominio políticoy cultural.

En esta “oscura noche del neoli-beralismo” hemos vivido, por unlado, el amplio fracaso del mode-lo, y al mismo tiempo, su reitera-da implementación. Es verdadque en estos últimos años hemosvisto el aparecimiento de políti-cas más bien heterodoxas (porejemplo con Kirchner). Pero almismo tiempo, hemos visto lacontinuidad de esas políticas bajogobiernos que aparentementedeberían (o podrían) haber toma-do otras orientaciones (comoLula).

Es aún pronto para saber si estasexperiencias indicarán nuevoscaminos o si solamente son pa-réntesis reformistas que buscanaplacar la movilización y el des-contento social. Pero en cual-quier caso, se ha reflejado en unamodificación importante del ma-pa geopolítico del continente. Yse ha tratado de un cambio que se

relaciona directamente con lasmovilizaciones sociales de los a-ños recientes, que fueron los fac-tores de contrapoder que hicieronposible el retorno de los refor-mismos. Evo Morales no seríacomprensible sin la guerra delagua y las movilizaciones quederribaron a dos presidentes; niKirchner sin las rebeliones pi-queteras; ni Chávez sin las movi-lizaciones populares que lo de-volvieron al poder luego del gol-pe de estado empresarial, de clarainspiración estadounidense.

El por qué, es claro. La mayoríade estos movimientos han en-frentado diversas manifestacio-nes políticas o sociales del mode-lo neoliberal y de su aplicaciónen cada uno de los países. Ahorabien, esto nos remite a discusio-nes programáticas ¿qué significaluchar contra el neoliberalismo?¿qué significa proponerse plante-ar alternativas al neoliberalismo?¿hasta dónde deben llegar esasalternativas? Y este es un puntoen el que no se ha avanzado mu-

cho. La economía se ha vueltouna especie de caja negra.

4. Movimientos sociales ymodificaciones en laestructura de clases

En tercer lugar, los cambios en laeconomía han modificado tam-bién la estructura de clases. So-bre esto, faltan estudios y datosque podrían, quizás, clarificar al-gunas cosas. Sin embargo, pue-den adelantarse algunas conside-raciones.

Dos aspectos, entre otros, se rela-cionan con la implementación delnuevo modelo y con las demandasdel capital. Por un lado, la desin-dustrialización (en algunos lados,deslocalización) que se inscribeen un marco más amplio de relo-calización de los capitales, que enbuena parte se ha convertido enparte integrante de los movi-mientos globales del capital. Haypues, una transformación estruc-tural en las clases empresariales,cuyas determinaciones se enlazancada vez más inmediatamente alos capitales globalizados y sesubordinan a él.

Pero la desindustrialización debi-lita también la presencia del pro-letariado, por lo menos, del pro-letariado en el sentido en que noshabíamos acostumbrado a pen-sarlo. El trabajo es profundamen-te modificado. Lo que primero secreyó que era un crecimiento del“sector informal”, se ha reveladocomo un movimiento profundode precarización del trabajo engeneral, con una evidente “infor-malización” de los trabajos ante-riormente formales. Al mismotiempo, una serie de trabajos apa-rentemente independientes no

Lo que no estásubsumido formalmente

al capital,acaba subordinándose

económicamente alpretender ser forzado o

convertido enmercancía.

Por supuesto, lejosestamos de la

colonización completade las actividades

humanas por el capital.

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son sino manifestaciones de pro-letarización disfrazada. De he-cho, aunque suene paradójico,podría afirmarse que la nuevaimagen del trabajo es el desem-pleo.

Pero las modificaciones del tra-bajo no tienen que ver sólo con laeconomía, sino más propiamente,con la economía política. La fle-xibilización ha ido de la manocon una fuerte desintegración devínculos sociales y con un ataquedesembozado a las formas de or-ganización de los trabajadores.La crisis del movimiento sindicales inseparable de las privatiza-ciones, de las modificaciones le-gales que han limitado e inclusoprohibido la sindicalización y lasacciones de protesta laboral, delas oleadas de despidos.

Al mismo tiempo, las clases me-dias han sufrido modificacionesigualmente drásticas. Han vueltoa expandirse las capas “indepen-dientes” de ella, vinculadas anegocios pequeños o medianos.Al mismo tiempo, se han incre-mentado grandemente los ingre-sos de las capas medias vincula-das a las actividades de punta,mientras que otros sectores hanvisto estancarse o reducirse sunivel de vida. Vistas estas reali-dades, es difícil seguir utilizandoel término de “clases medias”con el mismo significado que sele daba en los 60 y 70, o inclusoen los 80.

Por otra parte, los movimientosmigratorios han ido transforman-do de manera acelerada la figuradel trabajador. Nuestros países sehan convertido cada vez en másurbanos, mientras que en ciertaszonas ciudades pequeñas funcio-nan apenas como entorno de las

actividades agrícolas (por ejem-plo en zonas de producción vin-culada a las exportaciones tradi-cionales o “nuevas”). Mientraslas ciudades atraen cada vez máspoblación del campo, los paísesen general, se convierten en ex-portadores de fuerza de trabajobarata, más o menos calificada.También el trabajo se globaliza.

Los movimientos sociales de hoyson una expresión de estas muta-ciones. Son el reflejo de la nuevaestructura de clases. Quizás seanla forma flexible de actuación yexpresión de muchos sectoresque han sido forzados a flexibili-zarse y que, por tanto, encuentrandificultades para organizarse almodo anterior. Desde este puntode vista, no debería resultarextraña la presencia de sectoresmedios en muchas de las movili-zaciones del período.

5. Los movimientos socialesy la redefinición de ladependencia

La implementación del modelo yde las políticas que han incre-mentado empobrecimiento y de-sigualdades están ligadas, a ojosvistas, con otra transformacióndel período: la dependencia.

La globalización económica hacorrido pareja de una redefini-ción de la relación centro-perife-ria. Las periferias somos ahoramás periféricas que antes. Al ha-berse vinculado segmentos de lasclases dominantes con el capitalglobal, se ha interiorizado el con-flicto centro-periferia, y el centroya no es solamente un lugar queestá fuera de nuestros países(bien es cierto que estos fenóme-nos ya se estaban verificando enlas décadas pasadas y habían sidoanalizados por los teóricos de ladependencia; lo que hoy vivimoses un perfeccionamiento y unaprofundización de la conversióntransnacional de la economía yde las burguesías).

La dependencia económica es in-separable de la dependencia polí-tica. Los tratados de libre comer-cio, las normativas de la OMC,los sometimientos a los dictadosdel FMI y del Banco Mundial.Las políticas son cada vez menossoberanas. En esto reside partedel éxito de gobiernos como el deKirchner o de Chávez.

Pero la dependencia económica yla dependencia política enlazancon la dependencia militar. Laproliferación de bases militarespor varios países de la región sonun botón de muestra; así como ladefinición de la acción de lasfuerzas armadas en función de

Pero las modificacionesdel trabajo no tienenque ver sólo con laeconomía sino, máspropiamente, con laeconomía política.La flexibilización

ha ido de la mano conuna fuerte

desintegración devínculos sociales y

con un ataquedesembozado a las

formas de organizaciónde los trabajadores.

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los intereses geoestratégicos deimperio.

Los movimientos sociales res-ponden también, en parte, aun-que desigualmente, a respuestassociales frente a esta redefiniciónde los términos de la dependen-cia. Cada vez más estas deman-das se hacen presentes en la ac-ción social.

6. Nuevamente:los movimientos socialesy la política

Entoces, la significación de losmovimientos sociales debe ser a-nalizada en este contexto particu-lar, y los debates deben situarseen la realidad a la que los mo-vimientos responden. Los deba-tes interpretativos han sido más omenos efusivos, lo que es buenaseñal. Por supuesto, son debatespolíticos, aún cuando a vecesaparezcan como discusiones teó-ricas. Entonces debemos pregun-tarnos primero “¿Qué está enjuego?”.

A nuestro juicio, lo que está enjuego es la posibilidad de recons-trucción de una política revolu-cionaria.

Al haber surgido los movimien-tos sociales en un vacío político,significa en concreto, que las cla-ses populares y, sobre todo, lossectores en lucha, han carecidode una representación que pudie-ran considerar más o menos ade-cuada. Pero la movilizaciónnecesita darse, así sea con míni-mos niveles de coincidencia y deorientación. Los movimientossociales se redescubrieron comoactores políticos casi por necesi-dad.

Esto significó que el proceso deconstitución de sujetos políticosse aceleró. El vínculo entre lopolítico y lo social se modificó.Desde los movimientos se pug-naba por una redefinición de lapolítica desde lo social, y en con-secuencia, se iba en dirección asuperar la división entre lo políti-co y lo social.

(Los intentos de retomar la dife-rencia y señalar la preeminenciapolítica del personal político res-ponden, nos parece, a un movi-miento de expropiación de lapoliticidad de los movimientos,incluso si estos afanes provienendesde dentro de los propios mo-vimientos sociales).

En definitiva, son los sentidos dela sociedad lo que está en juego,en la medida en que está en cues-tión los sentidos de acción políti-ca de los sujetos.

Pero este debate, en la práctica,implica seriamente a los compo-nentes de los movimientos. Se hatraducido, en consecuencia, enprofundas tensiones, disensiones,e incluso rupturas. Las rupturaspueden parecer a veces marcadasmás por intereses inmediatos, yes probable que en muchos casosmucho haya de eso. No obstante,situadas en la perspectiva de lasdeterminaciones objetivas queconstituyen hoy la dinámica delos movimientos sociales, nos pa-rece que responden a temas demayor profundidad. Ya señala-mos uno: el carácter de la consti-tución política de los sujetos.Otro tiene que ver con la defini-ción estratégica.

La politicidad casi espontáneagenerada en la dinámica demovilización se cruza con el sen-

tido tradicional de la política: lasubordinación a los espacios ins-titucionales y la representación.Son dos tendencias que se super-ponen, se niegan, se llaman, peroimplican potencialidades entera-mente divergentes.

Divergentes porque se relacionancon la definición de estrategias.¿Cómo se vinculan las estrate-gias políticas que devienen de laacción social y las estrategias quederivan de la participación, porejemplo, en elecciones? ¿Cómoencontrar un puente entre lasalianzas que surgen naturalmentede la lucha social y aquellas otrasque se buscan en el campo elec-toral?

Porque, mirando la experienciareciente, parecería ser que laslógicas originadas en la luchasocial apuntan claramente a labúsqueda de constituir un bloquesocial de todos los sectores opri-midos de la sociedad (lo que seconstruye no tanto como discur-so, sino como reconocimiento dela extensión de la movilización)y a la independencia social ypolítica de los movimientos conrespecto a las formaciones de lasclases dominantes. Es más, enciertos casos se ha llegado a vis-lumbrar con absoluta claridad unantagonismo de clases claramen-te delineado por la acción tantode las clases subalternas cuantode las clases dominantes. Nue-vamente: lo que se vislumbra seentrevé en la lucha social másque en las elaboraciones discursi-vas: los momentos más altos delas confrontaciones sociales enArgentina, Ecuador, Bolivia oVenezuela dan claras muestras delo que decimos.

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Por el contrario, la acción políti-ca ha tendido a ser mirada comoescalones de acceso al gobiernoy, por lo tanto, las alianzas sonpensadas en términos de votos yde pretendidas proximidades quedesconsideran las líneas dedemarcación e identidades gene-radas en la lucha y en la movili-zación. La independencia de cla-se acaba diluyéndose: sea por lasalianzas con sectores empresaria-les, sea por la declinación deprincipios de política: el precioque se paga por obtener el favorde la alianza. De esta manera, elhorizonte se achica.

Ahora bien: ocurre que ambastendencias existen al mismotiempo al interior de los movi-mientos sociales. La disputa pororientar el sentido de la acción hasido evidente y reiterada en casitodos nuestros países: Argentina,Brasil, Ecuador...

Un trasfondo (y, al mismo tiem-po, un momento) de este debatepolítico práctico es la redefini-ción o reconstitución, según loscasos, de las definiciones políti-cas estratégicas. Resultan obvioslos pasos que en ese sentido handado las corrientes más reformis-tas de los movimientos sociales ypolíticos1. En ellos se delineancon claridad algunos puntos cen-trales: la primacía de los espaciosinstitucionales; la separación delo social y lo político (y la subor-dinación del primero al segun-do); la alianza con sectores em-presariales; el direccionamientodel programa de acción hacia unprograma mínimo que no avancemás allá de los marcos generalesdados; un discurso antineoliberalque se detiene cuando se trata depensar el anticapitalismo (y que

ha llegado incluso a realizar másde una concesión al propio neoli-beralismo); en fin: conductas querecuerdan toda real politik que enel mundo ha sido.

En cambio, en el campo de lasposiciones radicales los avanceshan sido menores. Es verdad quefácilmente pueden seguirse laspulsiones de la multitud para ela-borar aunque sea un esbozo ini-cial de estrategia política. Peroeso aún no ha sido hecho. Lascorrientes radicales, ahora comoal inicio de los períodos demo-cráticas caminan sobre un tensio-namiento que las ha marcado deentonces para acá: avanzar sobrela delgada línea que queda situa-da entre la caída en el reformis-mo y dejarse llevar por las tenta-ciones ultristas –que, ultimatistasfrente a la acción social, terminanpor desconocer en los hechostodos los avances que ha logradoel propio movimiento social.

Un último aspecto para mencio-nar: la democracia. La acciónsocial la ha vuelto a traer a la dis-cusión. Ocurre que los procesosde “retorno” y las participacionesen elecciones y en institucionesfueron creando un cierto sentidode aceptación fácil de la demo-cracia; de la democracia queexiste, con las formas en queexiste: representativa, henchidade fetichismos institucionalistasy juridicistas, acotada por marcosinstitucionales y normativossiempre previamente definidos;la democracia como ejercicioindividual y electoral. Parecíaque no había posibilidad de algodiferente. Incluso se ha habladomucho de retomar “la democra-cia sin adjetivos”.

Pero ocurre que una cosa talnunca ha existido. Habían otrasaspiraciones democráticas quelos movimientos sociales de estetiempo han logrado sacar nueva-mente a la luz del día (y de lanoche). El cuestionamiento de larepresentación es un claro indi-cio; pues se ha llegado a cuestio-nar no esta o aquella representa-ción, sino la representaciónmisma: un sentido muy extendi-do es que no queremos ser repre-sentados, queremos representar-nos nosotros mismos.

De igual manera, el claro cuestio-namiento de la democracia comogobernabilidad, es decir, de lapolítica como acción y atributodel que, en fin, quedan excluidaslas multitudes. Cuando una an-ciana indígena ecuatoriana dice“No estamos de acuerdo con estegobierno: hemos de cambiar no-más”; cuando las movilizacionesmás recientes en la Argentina, enEcuador y en Bolivia han repeti-do “Que se vayan todos”, lo quemuestran es la recuperación de lanoción de democracia como au-togobierno. Y este es un cambiode profunda significación.

En fin: para terminar, repetire-mos que estos significados másaltos y profundos de los movi-mientos no aparecen en estadopuro, y de contornos claros. A ve-ces, sí, la mayor parte de veces,quizás no. Los movimientossociales no son solamente actorescentrales en los conflictos queestamos viviendo: son ellos mis-mos campo de batalla.

1. Utilizamos acá el término reformis-mo en su sentido histórico.

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Fernando Bustamante P.*

En el Ecuador y en muchos otrospaíses del mundo existe abun-dante evidencia de que los parti-dos políticos, tal como los hemosconocido hasta ahora, se hallanen una profunda crisis. Esta crisisreviste varias dimensiones: orgá-nicas, morales, de credibilidad,de funciones y de pensamiento.En suma, existe cada vez másuna difundida creencia de queestas formas de instituir la parti-cipación política sencillamenteno están cumpliendo con el papelque normalmente se les ha enco-mendado y que tradicionalmentese ha esperado que cumplan.

En general, los partidos políticoshan justificado su existencia y suimportancia por el cumplimientode ciertas funciones que parecenindispensables en el marco deuna poliarquía (democracia)moderna1. Estas funciones sonlas siguientes2:

- Representar intereses de susvotantes, simpatizantes, afilia-dos y de segmentos significati-vos de la ciudadanía que confí-an en ellos y les delegan, pormedio del voto, o de otras for-mas de expresión de confianzay consentimiento, la cura yprocuración de demandas ynecesidades, dirigidas al poderpúblico y expresables en elespacio del orden político.

- Permitir y proporcionar un ca-nal de participación en los a-suntos públicos, a sus miem-bros, simpatizantes, afiliados ybases.

- Permitir, promover y propor-cionar un espacio institucionalpara la rendición de cuentaspor parte de los funcionarioselectos.

- Ser la escuela por excelenciade la formación de líderes ycuadros políticos a todos losniveles de la función pública.

- Desarrollar, consolidar identi-dades sociales y políticas, asícomo fomentar el desarrollode cultura(s) cívica(s) a travésde las cuales los actores políti-cos se constituyen y se posi-cionan unos frente a otros.

- Articular y “universalizar” in-tereses, filtrando los particula-rismos para poder formularpropuestas y políticas que re-presenten el interés público yden a la acción estatal una cla-ra orientación de defensa de a-quello que es de interés común.

Al margen de lo que ocurra enotros países, parece muy eviden-te que los partidos políticos ecua-torianos no están cumpliendoidóneamente ninguna de estastareas, y en ciertos casos no lasestán cumpliendo en absoluto3.

Al menos en parte, este fracasoha dado pie para que en muchoscírculos surja – de manera más omenos espontánea-, la idea dereemplazar a los partidos en susfunciones mediante el fortaleci-miento de otras instancias que talvez pudiesen cumplir análogasfunciones a las que históricamen-te las colectividades han venidocumpliendo. Tras de esta postura,hay diversas motivaciones, quevan desde la interesada búsqueda

de hacerse con cuotas de podersin necesidad de pasar por losprocesos de formación de opi-nión y de representación que lospartidos normalmente exigen, obien la impaciencia ante la apa-rente imposibilidad de reconsti-tuir el partidismo o de reformarlos supuestamente insanablespartidos “realmente existentes”.

Pero, sea cual sea el origen delanti-partidismo, la realidad esque este debe- por fuerza-, pro-poner mecanismos alternativosque puedan cumplir simultánea-mente las seis funciones quehemos mencionado más arriba:representación, participación,exigencia de cuentas, formación

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Entre voces No. 5 Enero de 2006

Sociedad civil y partidos: Más allá del corporativismo

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* Catedrático universitario y politólo-go ecuatoriano.

1. El concepto de "poliarquía" fue acu-ñado por Robert Dahl y se refiere a laidea de que la democracia es en rea-lidad un sistema de "poderes limita-dos" y balanceados, que impiden latiranía, pero que no permiten, sino demanera muy parcial, la verdaderaparticipación ciudadana en la con-ducción estatal. Al menos en el senti-do fuertemente normativo de la teo-ría clásica liberal. Ver DAHL, R.A-A Preface to Democratic Theory, theUniversity of Chicago Press, 1.956.

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de líderes/cuadros, articulación/universalización de intereses yconstitución simbólica de identi-dades. A continuación examina-remos brevemente estas alternati-vas y trataremos de mostrar có-mo ninguna de ellas parece ade-cuada. Finalmente, volveremossobre el tema de los partidos ytrataremos de fundamentar la o-pinión de que la cuestión de laconstrucción partidista, lejos dehallarse superada, es hoy día másimportante y más urgente quenunca.

¿La sociedad civil enlugar de los partidos?

En las ideas que se han mencio-nado, se insinúa la posibilidad dedesarrollar la capacidad de lasorganizaciones de la sociedadcivil para realizar las funcionestradicionalmente entregadas a lospartidos. Tales propuestas vandesde la idea de reemplazar larepresentación territorial de elec-torados universalistas por la re-presentación funcional de orga-nismos sectoriales, hasta la apa-rentemente más inicua de poten-ciar las capacidades fiscalizado-ras de la ciudadanía, organizadao no; o de entregar a organizacio-nes no gubernamentales el mane-

jo de ciertos asuntos de interéspúblico o de servicios presumi-blemente estatales.

Es preciso, en primer lugar, pre-cisar qué ha de entenderse porsociedad civil y cotejar dichadefinición con la que cabe dar delos partidos políticos. De maneramuy sencilla, y sin entrar en undilatado debate académico sobrela larga y compleja historia deltérmino, “sociedad civil” se re-fiere a aquel conjunto de organi-

zaciones sociales que reúnen almenos dos rasgos: a) no tienencomo objetivo inmediato el lucroeconómico4, y b) no son parte delEstado, y por tanto no tienen a sucargo la formulación y ejecuciónde “políticas públicas”. De he-cho, en la definición más acepta-da de “sociedad civil”, lo especí-fico de sus organizaciones es queno tienen por objeto competir enelecciones o ganar votos o cargoselectivos. Cuando una OSC hacetal cosa, se convierte, de hecho, -quiéralo o no-, en un partido polí-tico. Es más, podríamos sugerirque algunos partidos políticosecuatorianos, son en efecto,OSC’s que han asumido -de ma-nera por lo demás equivoca-, elpapel de partidos.

La contradicción, por cierto,estriba en que mientras las OSCse articulan para defender losintereses y promover la satisfac-ción de las necesidades de susintegrantes, un partido políticono solo que no busca, sino queNO DEBE buscar el interés desus miembros y militantes. Unpartido constituye una propuestade Gobierno y, por tanto, no le eslícito presentarse como un porta-dor exclusivamente de los deseosde sus integrantes. Prueba de ello

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Revista del Grupo Democracia y Desarrollo Local

2. Para elaborar esta lista se puede recurrir a varias fuentes y entre ellas: Giovanni Sartori, Partidos y sistemas de partidos. Madrid.Alianza Editorial, 1999, Lawson, Kay; Merkl, Peter WHEN PARTIES FAIL. Princeton University Press 1988; Duverger, M.:Los partidos políticos, Fondo de Cultura Económica, México, 1957.

3. Internacional para la Democracia y el Apoyo Electoral (IDEA) Partidos políticos en la región Andina: entre la crisis y el cam-bio; La Paz-Bolivia 2005; ver también, por ejemplo el artículo de Rafael Roncagliolo en:http://palestra.pucp.edu.pe/index.php?id=129 Pachano, Simón, comp., (2005). Partidos políticos en la Región Andina: entre lacrisis y el cambio. Lima, IDEA, Lima, 2005 y Pachano, Simón (2004). "Ecuador: Fragmentation and regionalization ofRepresentation". En: Mainwaring, Scott, Bejarano, Ana María y Pizarro, Eduardo, eds., The Crisis of Democratic representa-tion in the Andes, Kellogg Institute for International Studies, University of Notre Dame. (En prensa)

4. Aunque es muy frecuente y "normal" que muchas OSC's defiendan los intereses de otras organizaciones que SI tienen fines delucro. Un ejemplo muy claro son las Cámaras Empresariales. Estas últimas y en tanto tales no pretenden ganar dinero, aunquesirvan a firmas que si tienen tal propósito. Las firmas son organizaciones con fines de lucro, no así las Cámaras. Por ello pode-mos cómodamente clasificar a las Cámaras como organizaciones de la sociedad civil, pero no así a las empresas que apoyan ysostienen a las Cámaras.

...en la definición másaceptada de

“sociedad civil”,lo específico de susorganizaciones esque no tienen porobjeto competir enelecciones o ganar

votos o cargos electivos.Cuando una OSC

hace tal cosa,se convierte, de hecho,

-quiéralo o no-,en un partido político.

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es que ningún partido, por cínicoque sea, puede decir abiertamen-te que su propósito es el prove-cho de sus miembros. Muy dis-tinto es el caso de las OSC, lascuales pueden legítima y abierta-mente constituirse como promo-toras de la causa de sus afiliadosy bases. De esta forma, la “socie-dad civil” constituiría un espacioequidistante del estado, del mer-cado y de la vida familiar (aun-que cabe hacer la salvedad de queen la sociedad donde la familiasigue siendo una instituciónsocio-política decisiva, y no sola-mente una institución de la priva-cidad y de la esfera intima de laspersonas, esta última precisióndebe ser relajada y relativizada:en sociedades de familia extensa,la familia también forma parte dela sociedad civil)5.

Ahora bien, como puede verse, la“sociedad civil” constituye unespacio en donde las personas ygrupos se organizan para propó-sitos propiamente sociales o vin-culados a la sociabilidad y, asi-mismo, con fines que son, desdeya políticos: Presentar una peti-ción, promover un proyecto deley, intentar poner en agendaciertas demandas grupales, for-man parte de la acción política“normal” de las OSC. Pero, yesto es decisivo: las OSC no sonlas encargadas de “procesar”estas demandas o de poner enmarcha las decisiones públicassobre los temas de su interés.

La razón para ello es la siguiente:todas y cada una de las OSC,tiene como meta y propósito elbien particular de sus asociados:por numerosos que estos sean,solo serán un segmento minorita-rio de la ciudadanía o su interés

cubrirá un segmento limitado delos intereses que sus integrantestienen en tanto personas: el inte-rés del socio de un sindicato, entanto trabajador, no cubre la uni-versalidad de su persona en tantociudadano. El trabajador (al igualque el empresario, el profesional,el estudiante o cualquier otra po-sición identitaria social) no agotasu humanidad en su posición declase (por importante que estaúltima sea). En la vida pública yestatal, es donde toda esta plura-lidad de determinaciones socio-lógicas y personales debe articu-larse y universalizarse, de mane-

ra tal que la persona y sus identi-dades concurran además en supersonalidad ciudadana igualita-ria. La esfera pública es el esce-nario de la igualdad, y es por ello,que solo en la política pública laspersonas adquieren colectiva-mente su realidad humana gené-rica en tanto iguales. La esfera dela sociedad civil, en cambio, es laesfera de la diferencia, en dondecada cual expresa, en cada OSC,una parte finita de su ser comopersona, y en donde cada OSCexpresa tan solo una dimensiónlimitada y finita del interés públi-co. Precisamente lo que es decisi-vo es que debe existir un espacioo ámbito, por encima de la socie-dad civil, que este en condicionesde sacar a las personas de su uni-lateralidad y a los grupos de suexclusivismo, para hacerlos exis-tir como miembros de una comu-nidad política fundamentada enla igualdad.

Es por lo anterior, que un intentode cimentar la representaciónpolítica de manera dominante enlas OSC, simplemente no puedeconstituir una situación estatal yciudadana. Entregar funcionesestatales a las OSC implica dosconsecuencias normativamenteindeseables: por una parte, puedederivar en un pluralismo anárqui-co y, por otra, en un corporativis-mo estamental.

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5. Hay muchos intentos de hallar una definición de la sociedad civil que alcance cier-to consenso. La aquí presentada no es materia de acuerdo generalizado, ver, porejemplo la que realiza David Colas que es aún más sencilla. "Designa la vidasocial organizada según su propia lógica, principalmente asociativa, que asegurala dinámica económica, cultural y política".En http://www.wolton.cnrs.fr/glossaire/esp_sociedad_civil.htmVer también la intervención de Héctor Pesquera en el taller sobre Partidos Políticosy Movimientos Sociales efectuado en el Foro de Sao Paulo, la cual se aproximaaún más a la aquí sugerida:http://www.redbetances.com/cnh/towi/Partidos%20Politicos%20Sociedad%20Civil.htm

...todas y cada unade las OSC, tiene como

meta y propósito elbien particular de

sus asociados:Por numerosos que

estos sean, solo seránun segmento

minoritario de laciudadanía o, su interés

cubrirá un segmentolimitado de los intereses

que sus integrantestienen en tanto

personas

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En efecto: un “gobierno de lasociedad civil” carente de unainstancia articuladora relativa-mente independiente de ésta, sehalla imposibilitado de hallar unterreno de consenso político yvalórico más allá de las deman-das de las componentes. De estaforma, este pluralismo “desenfre-nado” termina en la lucha caba-lística de una miríada infinita-mente divisible de intereses queno hallan un punto de articula-ción en un espacio común denecesidades y consensos. Dehecho, la quiebra de los partidospolíticos se asocia, casi de inme-diato, con el surgimiento de unalucha tendencialmente caóticaentre grupos de interés, y en lacual, no es posible jerarquizarnecesidades, articular valores yestablecer prioridades: vale tantoun interés o una demanda comocualquier otra, y en esta anomia,tan solo el poder de imposiciónviolenta o de chantaje deciden.Mucho de lo que ocurre en lapolítica y en la administraciónestatal ecuatoriana acusa, preci-samente, síntomas de lo mencio-nado.

Simétrico pero diferente al pulu-lar del pluralismo anárquico es elcorporativismo estamental. Enefecto, en esta salida, las OSC sereparten áreas jurisdiccionales desu interés privativo y se estable-cen como una especie de gobier-no segmentado. En el corporati-vismo, diferentes estamentos dela sociedad civil adquieren tutelapolítica y monopolios decisiona-les sobre aquellos sectores de laactividad en los cuales ellos mis-mos tienen especial o particularinterés6. En el corporativismo,desaparece la idea de que la polí-tica pública debe ser imparcial, y

nos hallamos ante la realidad deque el interés preeminente seconvierte en la fuente de la legiti-midad de la tutela de ciertos esta-mentos sobre áreas de la vidasocial o pública. Esto conformadefinitivamente un “estado deestamentos”7, que termina en unmosaico de ámbitos de jurisdic-ción discretos y entendidos comoprivilegios o prebendas reconoci-das públicamente. El problemadel corporativismo, radica preci-samente en que desaparece laposibilidad de una instanciapública que cautele el interés dela ciudadana como tal. Esta faltade imparcialidad termina hacien-do de los sistemas corporativos

básicamente sistemas de compo-sición de privilegios. En estascondiciones no existen ciudada-nos, sino tan solo titulares deconstelaciones discretas de pre-rrogativas, frente a los cuales losexcluidos (la enorme mayoría)aparecen como desvalidos cívi-cos. Los sistemas de status esta-mental son precisamente el uni-verso de las OSC convertidas enpoder estatal directo y particula-rista. En tales condiciones, lo quequiera que tal sistema signifique,ciertamente, no involucra redun-da en la constitución de una de-mocracia, de un orden republica-no, de un ámbito público de tipociudadano.

Existe, en el marco de la socie-dad civil, otro tipo de organiza-ciones que podrían presentarsecomo candidatas a tomar el papelde los partidos: se trata de lasorganizaciones de “abogacía”,las cuales difieren de las OSCclásicas, en que no pretendendefender intereses o derechos desus asociados o empelados, sinoque asumen la lucha por unacausa o por un grupo en cuyonombre actúan o en defensa delcual justifican su accionar.

Estas organizaciones puedentambién ser llamadas “organiza-ciones de empresariado moral”(OEM)8. Tal denominación surgedel hecho de que sus promotoresactúan impelidos por un interésen fabricar y vender una causa o

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Revista del Grupo Democracia y Desarrollo Local

El problema delcorporativismo

radica precisamente enque desaparece laposibilidad de una

instancia pública quecautele el interés de laciudadanía como tal.

Esta falta deimparcialidad termina

haciendo delos sistemas

corporativos,básicamente sistemas

de composiciónde privilegios.

6. Sobre el corporativismo es recomendable leer los textos reunidos en El fin de siglodel corporativismo. Jorge Lanzaro (compilador) Nueva Sociedad, Caracas, 1998,

7. El concepto de "estado estamental" puede hallarse claramente precisado en MaxWeber. Economy and society (Berkeley: University of California Press, 1978), vol.II.

8. Sobre el concepto de empresariado moral: Loseke, D. R. (1999). Thinking aboutsocial problems: An introduction to constructionist perspectives; New York;Aldine de Gruyter

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incorporar esta a una agendapública. Lo que se vende en estecaso no es una mercancía o unservicio, sino que “bienes mora-les” o servicios extra-económi-cos (filantrópicos, benéficos, depromoción de necesidades degrupos vulnerables etc.).

Típicamente, muchas ONG’sasumen este tipo de “empresaria-do” sin fines de lucro y actúan enpresunto subsidio de grupos ovalores incapaces de representar-se a si mismos. Este tipo deOSC’s tienen una cierta preten-sión de altruismo, al no buscarsatisfacer necesidades del empre-sariado que las promueve, sinode terceros putativamente repre-sentados. A diferencia de la re-presentación política, la repre-sentación que hacen las ONG’sde sus clientelas, no deriva de unacto voluntario y presuntamentelibre de la voluntad de los afecta-dos. El representante políticoderiva su legitimidad del actovolitivo, por medio del cual es“elegido” o “escogido” por laciudadanía (en ejercicio de sulibertad de optar) para represen-tarla. El “empresario moral” encambio no ha recibido un manda-to y asume por su cuenta y ries-go, por su propia convicción ointerés; la cura del interés putati-vo del beneficiario. Se trata deuna representación atribuida que,por ello mismo, es siempre con-trovertible y problemática.

Ahora bien, el empresariado mo-ral tampoco puede reemplazar ala esfera de la ciudadanía políti-ca. Y esto por dos razones princi-pales: en primer lugar, porque lasorganizaciones de empresariadomoral, no pueden dar prueba con-cluyente e ínter subjetivamente

validable del carácter de surepresentatividad. Esta es, en elmejor de los casos presunta, y nose deriva de la autonomía de lavoluntad del representado, antesbien supone a esta voluntad encapitis diminutio. La OEM surgeprecisamente de que el represen-tado no puede auto-representarsey requiere de esta representación“impuesta” y presunta. Si elrepresentado pudiese auto-repre-sentarse mediante un acto positi-vo de la voluntad (a través delvoto o de otras formas de auto-expresión), la OEM no seríanecesaria ni pudiese asumir unapostura de “cura” del presuntorepresentado.

De esta forma, la representativi-dad de la ONG (u OEM) nopuede ser de tipo democrático,sino que nos remite –indirecta-mente – a un mundo de (más omenos benevolente y benéfico)paternalismo soterrado.

Por otra parte, no debe olvidarseque el empresariado moral desa-rrolla sus propios intereses priva-dos e investidos en la empresa enla cual gasta sus recursos, capita-les y energía. Las empresasmorales están fuertemente some-tidas a la “latencia de funcio-nes”9. La organización y la vo-luntad particular de sus integran-tes adquieren entidad propia. Nosolo se trata de servir a los bene-ficiarios o a la “causa” que daorigen a la ONG o OEM: la orga-nización y sus miembros estánvitalmente interesados en incre-mentar la dotación de poder,recursos, influencia y credibili-dad de la organización y de suspromotores. La organización seconvierte en fin de si misma y finen si mismo. Esto por cierto inte-ractúa de maneras complejas, y aveces contradictorias, con el fin“manifiesto” de la empresa mo-ral. De esta manera, la ONG nopuede ser vista como plenamenteimputable y responsable frente aun público, frente al cual carecede mecanicismos ciertos de ren-dición de cuentas y de exigibili-dad (como podría ser el tener queenfrentar elecciones o referén-dum frente a sus beneficiarios,clientes o bases putativas).

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Entre voces No. 5 Enero de 2006

...la ONG no puede servista como plenamente

imputable y responsablefrente a un público,

frente al cual carece demecanicismos ciertos derendición de cuentas y

de exigibilidad(como podría ser eltener que enfrentar

elecciones o referéndumfrente a sus

beneficiarios, clientes obases putativas).

9. El concepto de "funciones latentes" recibió un tratamiento todavía clásico enMerton Robert King, La Teoría Y Estructuras Sociales. Editorial. Fondo de CulturaEconómica. México, 1987.

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En suma, las OEM no puedensustituir la función estatal, por-que su origen y relación con laciudadanía son de naturalezamuy diversa y consecuenciasmuy diferentes a aquellas que e-manan de las instituciones de lademocracia. Ellas parten de unaarrogación, que puede ser moral-mente virtuosa, pero que es hete-rónoma desde la perspectiva dela ciudadanía. Las institucionesde la democracia, en cambio,deben partir de la radical deci-sión de aceptar la autonomía dela voluntad ciudadana en todassus consecuencias universalistase igualitarias. Tal cosa no pareceestar al alcance ni de las OSC, nide las OEM.

Volviendo a los partidos

En las páginas anteriores se haseñalado y se ha intentadodemostrar que la sociedad civil ysus diferentes formas más impor-tantes de organización, no pue-den, ni deben pretender reempla-zar o asumir la función de lospartidos. Parece preciso, pues,retornar sobre los partidos a finde encontrar solución a la “crisisde representación” política queaqueja a países como el Ecuador.

De hecho, el anti-partidismo senutre de un malentendido: lasfallas de las organizaciones condenominación de partidos, seachacan y se atribuyen al concep-to mismo de partido. Si nos ate-nemos a dicho concepto, nospodremos fácilmente dar cuenta,que, con muy pocas y débilesexcepciones, las organizacionesque se llaman a si mismas parti-dos, no cumplen con ninguna delas condiciones que hacen a unpartido político, ser, en efecto, y

no solo de manera nominal; unpartido.

El problema, así planteado, noson los partidos, sino su ausen-cia, y la conculcación que sulugar propio sufre a manos deorganizaciones que solo tienen de“partidos” el nombre. El proble-ma, por tanto, consiste, primeroen desnudar el hecho de que estosgrupos denominados “partidos”no son sino usurpadores del lugarque le cabría al partidismo. Pue-de sostenerse que se trata, de he-cho, de empresas electorales detipo familiar (o sea “firmas”),que a través de la acción política,buscan conquistar posiciones es-tatales que les permitan monopo-lizar y extorsionar recursos paraalimentar a la propia empresa po-lítica y al sistema prebendal queesta alienta y en la cual se sostie-ne. De esta forma, este tipo depseudo-partidos, no pertenecesino al ámbito del interés privadoy se mueve en la esfera de lacolusión monopólica, con el pro-pósito de obtener ventajas parti-culares de tipo material y simbó-lico para sus propietarios. Setrata de empresas crematísticas ypolíticas particulares que parasi-tan al estado para reproducir susredes económicas y de poder, yutilizarla para extraer más rentasdel estado y de la explotaciónpolítica de la ciudadanía.

Otros partidos, en cambio, repre-sentan una velada institucionali-zación del corporativismo. Setrata de OSC’s travestidas en par-tidos y que se presentan a las

elecciones para ganar algunosdiputados o representantes quepueden defender en los espaciosde decisión pública, los interesesparticulares (grupales) de susasociados y de sus bases. Su hori-zonte, no es sino el de una defen-sa gremial, pero dislocada de suespacio propio y específico (elcabildeo de la Sociedad civil), yconsagrada a ocupar posicionesen el estado, a fin de colonizarloprebendalmente y reproducir unvergonzante sistema de tipo esta-mental.

La tarea ciudadana, es pues, des-corporativizar y desprivatizar elestado, a fin de, en un mismomovimiento, constituir partidospolíticos (ahora ausentes) y abrirel espacio para su posible acciónpolítica efectiva10.

A la sociedad le compete, notanto soslayar o eludir el tema delpartidismo, y mucho menos su-marse a un anti-partidismo abs-tracto y estéril; sino más bien,abocarse a la ardua y paciente do-ble tarea de construir el partidis-mo y construir partidos. Ello noimplica tan solo “montar” organi-zaciones de este tipo, sino que re-constituir una praxis y unas ruti-nas operacionales que sean lasapropiadas a la efectiva institu-cionalización del partidismo co-mo tal. La crisis de las organiza-ciones que llevan el membrete de“partidos” proporciona el mo-mento y la ocasión para repensary reaprender lo que es un partidoy, desde allí iniciar el camino desu construcción.

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10.Fernando Bustamante "En Los Arrabales del Estado de Naturaleza"; en EcuadorDebate; Nº 64; Quito-Ecuador; Abril.

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Marc Saint Upéry*

Argumenté en un artículo ante-rior que parte del atractivo de losmovimientos sociales entre losintelectuales de la izquierda radi-cal responde a una mezcla defrustraciones y de nostalgias in-confesadas que, a menudo, leslleva a percepciones sesgadas yfantasiosas de la dinámica empí-rica de dichos movimientos. Co-mo escribía entonces: “Hoy endía, no se sabe muy bien qué es larevolución, ni quiénes son losrevolucionarios y los reformistas,entonces la mejor manera de dis-tinguir lo ‘puro’ de lo ‘impuro’puede ser defender la virginidadde movimientos sociales ideali-zados contra cualquier contami-nación institucional”1. De ahíque el debate sobre movimientossociales y política institucional seencuentra enredado en una seriede reflejos condicionados y depresupuestos inexplicados. Co-mo lo señalan Pablo Ospina y suscoautores en una encuesta encurso de publicación sobre elmovimiento indígena ecuatoria-no y sus gobiernos locales, “unode los defectos de la tesis de losdecepcionados por el debilita-miento del potencial contestata-rio y anti–capitalista del movi-miento indio, es que no hay sufi-cientes evidencias de que hubieseexistido una intención semejante‘antes’ de haber sido anulada‘ahora’ por efectos de la partici-pación electoral”2. Eso vale paramuchos casos, incluso en ampliamedida para el movimiento obre-ro clásico. Sin embargo, la espe-

ranza que los movimientos socia-les puedan ofrecernos una espe-cie de “plusvalía” de radicalidadprometedora de nuevas alternati-vas políticas y sociales tiene unacierta racionalidad y legitimidaden vista de la profunda frustra-ción legada por las grandes expe-riencias de transformación socialdel siglo XX. Vale la pena volverbrevemente sobre estas experien-cias.

La socialdemocracia clásica pre-conizaba un matrimonio de razóncon un capitalismo nacional quenecesitaba nuevos equilibriossociales. En el marco de lo quealgunos describen como el “com-promiso fordista”, alcanzó enalgunos países del Norte nivelesde bienestar, de reducción de lasdesigualdades y de democratiza-ción sociales bastante envidia-bles y nítidamente superiores aldesempeño de los despotismosburocráticos de tipo soviético3.Sin ni siquiera explayarse sobrelas decenas de millones de muer-tos de la colectivización forzada,de las purgas stalinistas y delgulag, o sobre los campos de ree-ducación chinos, la barbarie de laRevolución cultural o del genoci-dio camboyano, el fracaso gene-ralizado de las economías de tiposoviético se manifestó por unaincapacidad notable de superar lafase supuestamente transitoria dela acumulación extensiva (y san-guinaria)4, que el propio Leníndefinía en abril del 1918 comonecesaria imitación “de la escue-la del capitalismo de Estado ale-mán, aplicándonos a asimilarlocon todas nuestras fuerzas, sin

escatimar los procedimientosdictatoriales para implantarlo enRusia más rápido aún de lo quehabía hecho Pedro I para los cos-tumbres occidentales, sin vacilarfrente al uso de métodos bárbarospara luchar contra la barbarie”.Mientras algunos se satisfacíande la explicación de tamaña ca-tástrofe por un simple problemade aplicación defectuosa de prin-cipios sanos e indiscutibles, otrosse dejaron convencer que la víareformista gradual elegida porlos socialdemócratas, si supieseañadir a su recetario ingredientescomo la equidad de género, eldesarrollo sustentable y las an-sias de participación ciudadana,podría ofrecer una alternativadecente en la espera de tiemposmejores.

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Entre voces No. 5 Enero de 2006

Movimientos Sociales: Hipótesis para el debate

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.

* Periodista e Investigador social fran-cés radicado en el Ecuador.

1. Marc Saint-Upéry, “Los límites delos movimientos sociales: Una refle-xión intempestiva”, La Insignia, no-viembre del 2004 (texto también pu-blicado bajo el título “La mistifica-ción de lo social” en la revista Ba-rataria de La Paz).

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Sin embargo, como lo señalaTarso Genro, “la socialdemocra-cia, como organización socio-económica completa, solo existecomo experiencia restringida enpocos países, si bien algunascláusulas del contrato social-de-mócrata fueron implementadasen varias naciones del globo.Hoy, la mayoría de esta experien-cias está en crisis y proceso de‘adaptación’ a las recetas neoli-berales, lo que demuestra la bají-sima capacidad de resistencia dela social-democracia a las exi-gencias reaccionarias del capitalfinanciero globalizado”5. De he-cho, con la “tercera vía” blairistay sus equivalentes, ya no se tratade un matrimonio de razón, sinode un matrimonio de amor con uncapitalismo nómada y especulati-vo sin ningún compromiso socialserio, y los socialdemócratas selimitan a menudo a defender lamodernización de la infraestruc-tura económica y los intereses dela nuevas clases medias.

Mientras tanto, en el mismo Nor-te desarrollado, hay cada vez másgente que rechaza la inseguridadeconómica generalizada, la colo-nización de la existencia por elmercado e incluso la privatiza-ción biotecnológica de la vida. Elmal llamado movimiento antiglo-balización expresa el deseo depreservar los derechos sociales,proteger los equilibrios naturalesamenazados y tener una demo-cracia más participativa, tendien-do puentes con las luchas de lospueblos del Sur. Surgen en elmundo nuevas líneas de fracturaque parecen desmentir la validezde un enfoque gradualista mode-rado. La agresividad redobladade la potencia norteamericanaparece vinculada a un inicio de

declive imperial, tal una largaagonía de bestia herida que lapuede volver aun más peligrosa.El nacionalismo mesiánico y uni-lateralita de los neoconservado-res se combina con las perspecti-vas catastróficas que anuncian lacreciente fragilidad energética yfinanciera de EE.UU., el aumen-to de las desigualdades internas,la degradación de las infraestruc-turas y la automutilación de lacapacidad de intervención públi-ca (cf. el huracán Katrina). El au-ge espectacular de China y de In-dia, la posible consolidación deun polo nacional-desarrollista enla fachada atlántica de Sudamé-rica, cohabitan con el caos me-dio-oriental, el lento hundimientode África, la multiplicación delas alertas ambientales y epide-miológicas que amenazan convolver aun más ingobernable la

divergencia entre Norte desarro-llado y Sur empobrecido. Un es-cenario que parecería confirmarlo que se solía definir como “laagudización de las contradiccio-nes del capitalismo” –en realidadno sólo las del capitalismo, sinotambién la contradicción entre eldesarrollo industrial en general yla segunda ley de la termodiná-mica. Pero al contrario de lo quese solía decir, estas contradiccio-nes no garantizan ninguna vía desuperación automática, sino quepueden perfectamente ser meta-bolizadas por el mismo sistema ydesembocar en una combinaciónde democracia restringida y libe-ralismo autoritario (Locke paralas élites y Hobbes para lasmasas, como decía un analistaperspicaz) con un “turbocapita-lismo” ultra-flexible que seg-menta y recompone sin fin la so-ciedad en islotes incomunicadosy privatizados cuyo único imagi-nario común es el liquido amnió-tico del espectáculo mediático,con sus efectos narcóticos de ge-neración de una creciente inma-durez colectiva. Con todos losmatices y las diferencias acumu-ladas entre los países del centro yde la periferia (ellas mismas rela-tivizadas por la emergencia de un“Norte” dentro del “Sur” y de un“Sur” dentro del “Norte”), elescenario se podría describir máso menos como sigue: para losprofesionales calificados y lasclases medias más o menos com-petitivas, la auto-explotación“creativa” al servicio de la sub-sunción real de las redes de inte-ligencia colectiva por el capita-lismo cognitivo; para la plebe sincalidades, la exclusión y/o laneo-domesticidad precarizadadentro de una economía post-for-

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Revista del Grupo Democracia y Desarrollo Local

...Surgen en el mundonuevas líneas de

ractura que parecendesmentir la validez deun enfoque gradualista

moderado.La agresividadredoblada de la

potencianorteamericana parecevinculada a un inicio de

declive imperial,tal una larga agonía de

bestia herida que lapuede volver aun más

peligrosa.

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dista de servicios y de servidores–o más bien de siervos desterrito-rializados.

En este marco poco alentador,¿qué papel pueden jugar los mo-vimientos sociales?, a sabiendasde que son marcados por limita-ciones que he tratado de describiren otra ocasión: el hecho de que,si bien pueden tener una influen-cia indirecta, son estructuralmen-te ajenos a los mecanismos cen-trales de formación de las políti-cas públicas, que se encuentrangeneralmente minoritarios en lasociedad y entre los mismos sec-tores populares y subalternos, yque no tienen ninguna perspecti-va clara y garantizada de socie-dad alternativa6. Propondría co-mo hipótesis las perspectivas si-guientes:

- La repolitización de los pro-blemas técnicos y supuesta-mente “gerenciales” y la fisca-lización de los mecanismos dedecisión, lo que no significacomplacerse en la ignoranciapopulista o la remoción ideo-lógica de los problemas decoordinación, de eficiencia yde sustentabilidad de la pro-ducción económica y de lareproducción social.

- La reconquista de los espaciospúblicos contra el embate pri-vatizador del capital y del indi-vidualismo consumista, lo queno significa la negación de laesfera de la autonomía indivi-dual ni de la legítima separa-ción entre público y privado7,aún menos el alistamiento detodas las energías individualesen una sociedad de moviliza-ción permanente y de satura-ción del cuerpo social por las

fantasías heroicas del “líder” ode la “vanguardia”.

- La resistencia a la coloniza-ción del mundo de la vida porel fetichismo de la mercancía yla división del trabajo, lo queno significa ceder a un sueñoinfantil de regreso a una pleni-tud comunitaria pérdida, detransparencia y homogeneidadsocial tranquilizadora y devoluptuosa fusión con la ma-dre naturaleza8.

Más allá de una siempre posibleinvolución hacia un gremialismoo un corporatismo sin horizonte,ahí estaría el espacio de interven-ción de los movimientos sociales.

O sea que no se trata de concebir-los como sustituto de una van-guardia leninista, lo que es más omenos el modo en que Atilio Bo-rón, en el Foro Social de Quito de2004, describía el MST, “orga-nización de cuadros revoluciona-rios profesionales” supuestamen-te capaz de hegemonizar las fuer-zas más avanzadas del campo po-pular, olvidando su carácter demovimiento campesino sectorialen una sociedad con más de 80%de población urbana. Tampoco setrata de ver los movimientos so-ciales como contra-sociedad aje-na a todas las perversiones jerár-quicas y competitivas del sistemaimperante, lo que parece ser lavisión un poco angelical y conso-ladora de un autor como RaúlZibechi y de los admiradores deJohn Holloway.

Ahora bien, como lo señalaba enel artículo citado, “por sí misma,la dinámica de la autoorganiza-ción social no diluye los dilemasde la lucha por el poder estatal,de la formación conflictiva de lavoluntad general, de la institucio-nalización de las reglas de convi-vencia social y de deliberaciónpública, de la administración e-quitativa de los recursos, de larepresentación de los ciudadanosy de su participación activa en losasuntos públicos”. Este es el es-pacio propio de lo político, cuyafrontera con lo social es por su-puesto porosa, cambiante y obje-to de disputa permanente entrelos mismos actores sociales. Sin

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6. Para los detalles de este análisis, ver Marc Saint-Upéry, “Los límites de los movi-mientos sociales”, op. cit.

7. Una conquista irrenunciable de la Ilustración, si bien hay que deconstruir su ocul-to sesgo de género, como bien lo han demostrados las teóricas femninistas.

8. Ver el recuadro adjunto: “El espejismo comunitario”.

Más allá de unasiempre posible

involución hacia ungremialismo o uncorporatismo sin

horizonte, ahí estaría elespacio de

intervención de losmovimientos sociales.

O sea que nose trata de

concebirlos comosubstituto de una

vanguardialeninista...

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embargo, la democracia –y esoincluye una democracia poscapi-talista– como construcción socialde un espacio público, donde lasreglas plasman los conflictos yéstos reestructuran las reglas ytransforman a los mismos actoresy sus intereses exige, también o-tros instrumentos de intervenciónpública e institucional que la dia-léctica reivindicativa e identitariade los movimientos sociales.Plantear el tema de la especifici-dad de la organización política nosignifica para la izquierda que sedeba retomar la forma-partidoclásica, sea en su versión refor-mista o revolucionaria. De he-cho, la flexibilidad y la pluraliza-ción de los modos de identifica-ción social, las formas de articu-lación en red facilitadas tanto porla tecnologías de comunicacióncomo por la cultura antijerárqui-ca y “horizontalista” de los nue-vos actores sociales (la juventuden particular), la misma comple-jidad estructural de las socieda-des contemporáneas, implican re-pensar las modalidades de rela-cionamiento y coordinación entreactores político-institucionales ycolectivos sociales autónomosdentro del campo popular.

Desde este punto de vista, resulta-ría interesante analizar los logrosy las limitaciones de experienciasorganizativas novedosas y a vecesmuy poco conocidas o estudiadascomo la que el filósofo y activistamarxista venezolano AlfredoManeiro, fundador de La CausaRadical, había ideado en los años70 y 80 bajo la forma de una coor-dinación política relativamentedescentralizada (“conjura de igua-les”) de cuatros focos de organiza-ción autónomos: las luchas barria-les y vecinales del gran Caracas,

el nuevo sindicalismo democráti-co y combativo de Guayana, lalucha estudiantil y los núcleos deconstrucción de debate ideológicoy programático en el campo inte-lectual y cultural. Para citar unejemplo diferente y más contem-poráneo, en Italia, una organiza-ción política de izquierda como elPRC (Partido de la RefundaciónComunista) decidió hace pocoabandonar totalmente los rezagosde estructuración leninista o ko-minterniano y abrir sus espaciosde debate interno y representacióninstitucional a una cuota mínimade colectivos y actores sociales in-dependientes, ellos mismos arti-culados en redes de alcance y geo-metría variables. En el Ecuador,recoger y sistematizar estas ideaspodría ser parte del trabajo dereflexión y de proposición de loque se podría llamar una necesaria“constituyente de la izquierda”.

Por supuesto, la innovación orga-nizativa no puede sustituir lareflexión sobre los retos estraté-gicos del poder, la formulaciónde políticas públicas transforma-doras y la construcción de unahegemonía duradera. Tampocoresuelve las angustiantes interro-gantes que suscita la involuciónbárbara del capitalismo posmo-derno y la relativa impotencia yatomización de las fuerzas socia-les antagonistas. Pero ofrece laperspectiva de una articulacióncompleja entre lo político y lo so-cial que supere las dicotomíasmíticas entre poder y contrapo-der, las simplificaciones ideoló-gicas excluyentes y lo sectaris-mos posicionales9. Así mismo,podría fortalecer la receptividadde la inteligencia colectiva a ladoble necesidad de trabajar desdeahora dentro de los límites de loposible –definiendo estos límitessin dejarse intimidar por los pre-juicios abstractos del moderantis-mo friolento o del radicalismomágico y de mantenerse atentos alos desplazamientos sísmicosmás o menos perceptibles de lageología social y al eventualretroceso de las fronteras de loimposible.

9. Si bien esta autora plantea su pers-pectiva con un matiz tal vez más radi-cal y desde las mismas entrañas de losocial, me parece que este enfoqueconfluye con la preocupación deMaristella Svmapa (ver su artículo eneste número de Entre Voces) de “ten-der puentes y articulaciones entre loselementos más positivos y aglutinan-tes de las diferentes vertientes de laizquierda –la tradición nacional-popular, la tradición clasista y lanarrativa autonomista.”

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...resultaríainteresante analizar

los logros y laslimitaciones de

experienciasorganizativas

novedosas y a vecesmuy poco

conocidas oestudiadas como la

que el filósofo yactivista marxista

venezolanoAlfredo Maneiro,

fundador de La CausaRadical, había ideado

en los años 70 y 80

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Pablo Ospina Peralta*

Las evaluaciones de los resulta-dos de la participación políticaelectoral del movimiento indíge-na ecuatoriano son muy contras-tadas. Una de las versiones críti-cas más frecuentes insiste en laanulación del potencial contesta-tario y subversivo que el movi-miento tenía antes de aceptar lasreglas torcidas del sistema políti-co ecuatoriano. En esta percep-ción de las cosas, las organiza-ciones indígenas ecuatorianas de-sarrollaron una acción contesta-taria hasta 1994 y luego fueronprogresivamente cooptadas y bu-rocratizadas por efectos de suscompromisos electorales. Otraversión, influyente entre los pro-pios dirigentes indígenas, insisteen el debilitamiento organizativoy las divisiones internas que laparticipación electoral ha supues-to. Ambas lecturas de los resulta-dos de la participación electoralpodrían tal vez confluir en la ideade que si el movimiento indígenapretendió democratizar el Estadoecuatoriano, lo que ocurrió fuemás bien que terminó “estatizán-dose” él mismo.

Este problema es perfectamentepercibido por los dirigentes delMovimiento Indígena y Campe-sino de Cotopaxi (MICC), tantoen la base como entre los altosresponsables políticos. Entre lasmujeres, por ejemplo, este pro-blema se identifica con la “politi-quería”:

Para mí el concepto de politique-ría (es)…que ya la gente no hacelas cosas por bien o provecho

para la comunidad sino por bieny provecho personal primero, ydespués por bien o provecho deun grupo pequeño o minúsculo,entonces manipula incluso leyeso fórmulas políticas, las manipu-la para ellos salir en ventaja yasí queda como siempre relegadaotra vez la gente (...) Y veo queha debilitado muchísimo lasorganizaciones porque han den-trado muchos politiqueros a ofre-cer …con harina, con arroz, contantas cosas y hay veces, comodecía alguna de las compañeras,hay veces que el hecho de viviren la pobreza le obliga (a la gen-te) a coger, no? (Arboleda 2005).

Mentira, privilegio personal, de-bilitamiento de organizaciones yrelaciones clientelares. Esas sonlas prácticas que dentro y fueradel movimiento indígena se iden-tifican como los costos de la par-ticipación en elecciones e institu-ciones de un Estado caduco.

En estas interpretaciones pesi-mistas, la cooptación electoral esdecisiva pero no es la única fuer-za de moderación de las deman-das y las prácticas anti – sistémi-cas de los indígenas. Un lugarprivilegiado en la cooptación yburocratización del movimientolo cumplen las agencias de desa-rrollo y el mismo discurso deldesarrollo, que, se supone, ahogalas prácticas anti – capitalistasque duermen en el seno de lasociedad indígena. Un ejemplode esta interpretación lo da MaríaFernanda Vallejo (2005: 19):

La historia de la UNOCANC,ilustra claramente este patrón:bajo el lema de “Tierra, justicia

y libertad”, esta organizaciónque acompañó las luchas campe-sinas por el control de los recur-sos productivos y la construcciónde derechos, experimenta unarápida trasformación funcionalque responde a un proceso de so-metimiento al mercado. El acce-so a educación como nuevorecurso de acumulación - resis-tencia, produce al mismo tiempoejecutores de la modernidad, loscuadros “ilustrados” se convier-ten en vehículos para la intro-ducción del paquete verde pro-movido por el capital, el discursode la producción individual parael mercado y la sustitución de lainsurgencia para la obtención denuevas tierras por la figura mer-cantil de la compra. El sujetocolectivo es presionado a su for-malización/ individualización1.

No hay ninguna duda de que unsistema social secularmente in-

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Movimiento indígena: radicales o moderados

AR

CH

IVO

* Investigador del Instituto de EstudiosEcuatorianos y profesor del área dehistoria de la Universidad AndinaSimón Bolívar.

1. En un plano más general, ésta es lalínea de argumentación de VíctorBretón (2001: 235-44, y 254).

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justo como el que vivimos dispo-ne de poderosas herramientas deabsorción, cooptación y anula-ción política de los procesos yactores que buscan subvertirlo.Eso ocurre mucho más en unaépoca como la actual en la que eltriunfo conservador parece ina-pelable. Pero hay que examinarmás de cerca la transformaciónde las energías de cambio socialque están contenidas en el movi-miento indígena y en cualquiermovimiento social contestatario.

Un primer defecto de la tesissobre el debilitamiento del poten-cial contestatario y anti – capita-lista del movimiento indio, esque no hay suficientes evidenciasde que haya existido una inten-ción semejante “antes” de habersido anulada “ahora” por efectosde la participación electoral o elproyectismo. Como dice LeónZamosc (2005: 210), aunque elcontenido fundamental de lasluchas de los años noventa fue deresistencia al neoliberalismo, deénfasis en los contenidos “declase” de la lucha social, “en elEcuador el contenido del conflic-to de clases dista mucho de serradical. Las luchas populares noapuntan a cuestionar la estructuraagraria o la economía capitalista(...) son luchas puramente defen-sivas, focalizadas en impedir elempeoramiento de la situación delos sectores más empobrecidos”.Desde un inicio, la CONAIEmostró una estrategia que combi-naba la protesta social con la cre-ación de espacios propios dentrodel Estado. La actitud de laCONAIE antes de 1990 fue deconstantes y “prudentes” nego-ciaciones con el Estado, hasta elpunto que firmó en 1989 unacuerdo para hacerse cargo de la

educación bilingüe: muchos pen-saron entonces que la organiza-ción había sido “cooptada” (Za-mosc 1993: 284-5). El levanta-miento de 1994 contra la Ley A-graria terminó en una negocia-ción bastante moderada de unanueva Ley consensuada que nologró modificar su intención ge-neral original: clausurar el proce-so de reforma agraria abierto en1964. No se trata de convertir a laCONAIE de inicios de los no-venta en un modelo de reformis-mo negociador, sino de criticar laidea de una organización contes-tataria que habría existido antesde la participación electoral y elsurgimiento súbito de una organi-zación contemporizadora des-pués.

Algo similar ocurre con los efec-tos políticos del proyectismo. LaUNOCANC no se formó “antes”por la acción movilizadora de lalucha por la tierra y “después” sedebilitó por el proyectismo mo-dernizador y moderador de lasdemandas, como parece sugerirMaría Fernanda Vallejo. La U-NOCANC nació desde el princi-pio como resultado de la íntimaasociación entre la lucha por latierra y los proyectos de desarro-

llo liderados por CESA en losaños 1970. La entrega de las tie-rras de la hacienda Cotopilalópor parte de la curia ambateña sehizo en conjunción con proyectosproductivos asociativos e indivi-duales e incluso con compras deterrenos individuales a los here-deros de varias haciendas locales(Eguiguren 1995; Martínez1987).

Ocurrió que el liderazgo que laCONAIE logró condensar en lasluchas de clase “adquirió unenorme valor instrumental parael movimiento indígena” (Za-mosc 2005: 212). Luego de lasprotestas durante los años 1990,donde las principales reivindica-ciones no eran específicamenteindígenas, se entablaba la nego-ciación y allí la CONAIE incluíainvariablemente las demandasespecíficamente indígenas:

Así, las movilizaciones naciona-les se convirtieron en un canalimportante para alcanzar metaspuntuales (...). Es muy difícilimaginar que tales conquistashubieran sido posibles si laCONAIE se hubiera comportadocomo lo esperaban los teóricosde los nuevos movimientos socia-les; es decir, preocupándoseprincipalmente por la identidadcultural de los indígenas, eva-diendo los conflictos de clase ysin meterse demasiado en la polí-tica (Zamosc 2005: 213 y 214).

Una vez conquistados los espa-cios propios y consolidados suslogros económicos y políticos, secreaba un nuevo frente de lucha:la defensa de lo adquirido enluchas pasadas. Es lo que ocurriócon Lucio Gutiérrez entre 2003 y2005. “En cierto modo, la CO-NAIE se había convertido en un

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Revista del Grupo Democracia y Desarrollo Local

La actitud de laCONAIE antes de 1990

fue de constantes y“prudentes”

negociaciones con elEstado, hasta el

punto que firmó en1989 un acuerdo para

hacerse cargo de laeducación bilingüe.

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rehén de su propio éxito: el temorde perder lo que el movimientohabía ganado emergía ahoracomo un factor que podía inhibirsu carácter contestatario” (Za-mosc 2005: 218). La CONAIE ysus organizaciones se ven coloca-das en una posición “defensiva”,no solo por la potencia de lasreformas neoliberales (contra lascuales sus solas fuerzas no hanalcanzado a pesar de los esfuer-zos), sino por el imperativo de noretroceder en el manejo de losespacios institucionales conquis-tados: el CODENPE, la Direc-ción de Educación Bilingüe, laDirección de Salud Indígena,entre otras. No es tanto la coopta-ción lo que transforma las condi-ciones de la acción política delmovimiento indígena, sino susconquistas sociales reales.

Algo similar ocurre con el pro-yectismo de las OSG. Tenemosejemplos contrastados en los cua-les estas organizaciones no lo-gran convertirse en las mediado-ras eficaces de intervencionesexternas. Visión Mundial, porejemplo, es una ONG de inspira-ción evangélica que en muchoscasos ha eludido a organizacio-nes que considera demasiadovinculadas a la Iglesia Católica.En la parroquia Flores, de Chim-borazo, desconoció a la UCIF yésta tenía a inicios de los noven-ta, muchas dificultades paralograr el vínculo con sus bases(Carrasco 1993: 57). En Pujilí, suintervención para dividir a laCOJACAP y fundar la UOPICJJfue decisiva y su mismo funcio-namiento cotidiano gira alrede-dor de los programas de esa ONGinternacional (Vallejo 2005a: 9-12). En términos generales pare-

ce ocurrir que el proyectismotuvo efectos disgregadores, divi-sores y de debilitamiento políticoen regiones como Chimborazo(que estudia Víctor Bretón) y enPujilí, mientras que en otroslugares, como Suscal, Cotacachio Saquisilí, sus resultados sonmenos claramente una absorcióno cooptación.

Organizaciones como la UNO-CANC en Toacazo o la UNOR-CAC en Cotacachi, han logradoeficientemente instalarse comomediadoras casi exclusivas de losfondos y las propuestas producti-vas, construyendo un papel redis-tribuidor nodal sin el cual suentramado organizativo, como haocurrido en muchos otros luga-res, se hubiera debilitado. ¿Hasignificado eso el abandono porparte de la UNORCAC y la U-NOCANC de las reivindicacio-nes redistributivas (redistribu-ción de tierras y agua) a favor delproyectismo del desarrollo? ¿Ce-den las dirigencias “políticas” ellugar a dirigencias “tecnocráti-cas”? La UNORCAC cuenta conun conjunto de recursos materia-

les y de capacidades técnicasnotables. El local que actualmen-te ocupa la organización pertene-ció a una ONG quiteña. Está cer-ca de la plaza principal, tienecuatro cuartos amplios, dos ba-ños, y dos áreas una donde traba-ja la organización y otra dondeestá actualmente trabajando laONG Ayuda en Acción. Hay unaoficina de las contadoras y finan-cistas. Cuentan con un áreadonde trabajan los dirigentes, dossalas de reuniones amplias, y laoficina del presidente. Hay inter-net y tienen más de doce compu-tadoras. Al salir del local tienenuna bodega y el garaje donde seguardan cinco camionetas (dosdoble cabina y tres simples).Además tienen cinco motos paralos promotores que se desplazancasi a diario a las distintas comu-nidades (Santillana 2005).

La verdad es que las dirigenciasde estas dos organizaciones pue-den manejar alternativamente losdiscursos reivindicativos y lostécnicos. En las recientes movili-zaciones contra la posible firmadel TLC en la semana del 14 al22 de noviembre de 2005, laUNOCANC (uno de cuyos diri-gentes “tecnocráticos” es actual-mente presidente del MICC) pro-porcionó una gran parte de lasbases movilizadas en una mani-festación que volvió a colocar ala CONAIE en el centro de lamovilización nacional. Los diri-gentes de la UNORCAC, inclui-dos sus cuadros técnicos, insistenreiteradamente en reivindicacio-nes distributivas de tierras, aguay problemas de linderación ylegalización de terrenos. Proyec-tismo y reivindicación no se ex-cluyen necesariamente.

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En términos generalesparece ocurrir que el

proyectismo tuvoefectos disgregadores,

divisores y dedebilitamiento político

en regiones comoChimborazo

(que estudia VíctorBretón) y en Pujilí.

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El imperativo político de las diri-gencias y de las organizacionesétnicas no era solamente mante-ner la coherencia ideológica.Había otro igualmente importan-te: si se mantiene una actitudintransigente de lucha callejera yno se consigue ningún logromaterial concreto para sus basessociales empobrecidas, las pro-pias bases se cansan, se alejan delas dirigencias y se debilitan lasorganizaciones. Para la CONAIEno había opción: tenía que usarsu capital movilizador y éticopara impulsar conquistas concre-tas y metas alcanzables. Esasconquistas se tradujeron en pro-gramas económicos en las comu-nidades y en instituciones desdelas que se impulsaran sus deman-das, además de contribuir alretraso de la aplicación de medi-das neoliberales.

Por esto, el proceso político deun movimiento social no puedeconfundirse con la aplicacióndirecta de principios de parte deuna dirigencia más o menoscorruptible por un sistema socialperverso. El sistema social esperverso y todas las dirigenciaspolíticas y sociales son corrupti-bles, sin duda ninguna. Tambiénes cierto que las más perversastendencias a acomodarse a “loposible” son dominantes y quepara los “posibilistas” lo “posi-ble” nunca dista mucho del mun-do de muerte a manos llenas queahora existe. Pero formular la crí-tica de manera tan general comosi fuera el resultado inevitable dela participación electoral o delproyectismo, nos deja como ú-nico camino político la absten-ción y la protesta. La gente puedeaceptarlas por un tiempo, pero nolo hace eternamente.

La vieja pregunta de una políticarevolucionaria sigue siendo lamisma: ¿cómo hacer que las con-quistas concretas y que las refor-mas parciales contribuyan a uncambio social radical en lugar desustituirlo? Ambas cosas sonposibles: que las reformas apun-talen un cambio profundo o quelo impidan. El problema no es,entonces, el proyectismo deldesarrollo o la participación elec-toral en general, sino el modo dehacerlo y el camino de largoplazo que ayuda a recorrer. ¿Enqué casos la participación electo-

ral y los proyectos de desarrollodividen a las organizaciones,minan las dirigencias, y anulansu potencial transformador? ¿Enqué casos y en qué condiciones,al contrario, llegan a favorecer elcontrol social de los territorios, laacumulación de fuerzas y la for-mación de dirigencias políticasque saben ser radicales en elmomento necesario? Radical noes el que proclama más alto ymás rápido las metas más impo-sibles, sino el que hace de cadaoportunidad de lo real, un paso alideal.

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Revista del Grupo Democracia y Desarrollo Local

Bibliografía

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Ana María Larrea M.*

El paradigma liberal sobre lademocracia ha sido cuestionadodesde distintas perspectivas teó-ricas y políticas. En esta tarea, lascontribuciones de los movimien-tos sociales han permitido nosolamente enriquecer la reflexióny el debate, sino contar con uncúmulo de experiencias que de-muestran las posibilidades con-cretas de inventar una nuevademocracia más allá del paradig-ma liberal. En el caso del movi-miento indígena ecuatoriano, loscuestionamientos a la democra-cia liberal se asientan en prácti-cas ancestrales de profunda basecomunitaria, prácticas que hanlogrado sobrevivir a pesar de losdistintos procesos de dominaciónque los indígenas han sufridodurante siglos y que sin duda, enlos momentos actuales, se hanconvertido en invalorables estra-tegias de resistencia a la acultura-ción, a la dominación y al neoli-beralismo.

Si bien en las realidades presen-tes de las comunidades andinasestas prácticas y las concepcio-nes de ellas derivadas han sufridoprofundos procesos de cambioque han ido desconfigurandomuchos de los planteamientos,nos parece importante recoger lofundamental de estos aportes conel fin de construir una democra-cia para todos y todas que décuenta de la identidad de nues-tros pueblos y de nuestras raíceshistóricas.

A nuestro juicio los aportes fun-damentales del movimiento indí-gena para concebir un nuevo tipode democracia descansan en lacentralidad de lo comunitario ycolectivo en la vida andina, quecuestiona profundamente losplanteamientos centrados en lafragmentación y el individualis-mo, característicos de la sociedadde mercado.

La comunidad como fuentede poder: Autogobiernos ydemocracia participativa

El paradigma liberal de democra-cia se sustenta en la separaciónentre estado y sociedad como es-feras diferenciadas. De este mo-do, surge la tensión entre la nece-sidad de contar con un Estadoque por una parte, establezca lí-mites a los excesos de los ciuda-danos (derechos positivos) y porotra, garantice los derechos y laslibertades individuales (derechosnegativos), evitando a su vez losexcesos por parte del Estado. Lademocracia representativa es elpunto de encuentro ante esta ten-sión, estableciendo una serie deprocedimientos y contrapesosque limitan el poder del estado ygarantizan las libertades indivi-duales.

Por su parte, la tradición indígenaandina de gobierno descansa enla comunidad como fuente depoder. El cabildo es la expresióndel autogobierno de la comuni-dad, al más clásico estilo de lademocracia antigua. No existeuna separación entre la comuni-

dad y sus niveles de gobierno. Lacomuna es la comunidad política,que establece mandatos y contro-la a sus autoridades pudiendo encualquier momento revocarles elmandato. El principio de “man-dar obedeciendo” tan promovidopor los zapatistas opera clara-mente en el mundo andino. No escasual en este sentido que las“directivas” de las organizacio-nes de segundo, tercer y cuartogrado sean llamadas “Consejosde Gobierno”. El nombre reflejauna vocación de autonomía ygobierno propio, que de algunamanera se expresa en el plantea-miento sobre nacionalidades ypueblos de la CONAIE.

Como ya lo observaron Andolinay otros (2005: 144) para el casode Bolivia, se trata de un sistemade democracia directa limitada.Es directa porque la asamblea esla máxima autoridad para la tomade decisiones y es limitada por-que generalmente son solo los

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Algunos aportes desde el movimiento indígena a lasconcepciones sobre democracia en el Ecuador

* Directora del Instituto de EstudiosEcuatorianos. Miembra del ComitéDirectivo de CLACSO-

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jefes de familia (hombres indíge-nas) quienes forman parte de laasamblea. Se privilegian los pro-cesos deliberativos y la genera-ción de consensos, el voto comomecanismo para la toma de deci-siones no existe o es secundariodentro del sistema, por el contra-rio, priman la deliberación y lanecesidad de que las decisionessean consensuadas. El rol de losamautas (sabios) ancianos es fun-damental en los procesos delibe-rativos, su palabra es buscada yrespetada.

Las experiencias locales de go-biernos indígenas, recurren aestos planteamientos y se nutrende otras experiencias como laspromovidas por el Partido de losTrabajadores en el Brasil y supropuesta de construcción de unpoder dual. Se plantea entoncesrecoger y potenciar las prácticasandinas de democracia directa enespacios interculturales con el finde construir un poder dual quepueda poco a poco, desde las or-ganizaciones sociales, disputarlos sentidos del accionar público.De este modo nacen las propues-tas de Asambleas Cantonales oParlamentos Indígenas y Popu-lares, como formas de construc-ción de un contrapoder a partir dela existencia de un poder dual.

¿Ciudadanías comunitarias?

En la democracia liberal son losindividuos, los ciudadanos, quie-nes “representan una esfera autó-noma de acción privada, cuyosderechos y libertades deben sergarantizados frente a cualquierforma de ejercicio del poder. Es-tas bases filosóficas son la garan-tía del funcionamiento de unrégimen de libertad política y de

la formación del Estado de dere-cho” (Villavicencio, 2003: 83).

La democracia liberal “No creeen la existencia de actores socia-les definidos a la vez por unosvalores y unas relaciones socia-les. Cree en los intereses y en laspreferencias privadas y procuradejarles el mayor espacio posi-ble, sin atentar contra los intere-ses y las preferencias de losdemás” (Touraine, 2000: 70). Sebasa en el principio de dar a cadacual el mayor espacio posiblepara su realización, siempre ycuando no interfiera en la realiza-ción de los otros. Esta concep-ción excluye la idea misma delpoder, pues deja de lado las cre-encias y los conflictos. La socie-dad es vista como un gran merca-do, regulado por la ley (Cfr.,Ibíd.: 70 - 71).

A diferencia de la democracialiberal, en la cosmovisión indíge-na no hay cabida para la concep-ción de la ciudadanía basada enel individuo. Los pueblos indíge-nas plantean un ejercicio colecti-vo de ciudadanía, que a la largapermita transformar el estado y elmercado. Una ciudadanía inspi-rada en la comunidad andina. El

colectivo es fuente de poder, perotambién soporte del individuo,incapaz de ser y de pensarse a símismo sin la fuerza y el sustentoque le da la comunidad. De ahíque el peor castigo dentro delmundo andino sea la expulsiónde la comunidad, que significa eldesarraigo, la pérdida del soportey el sustento que da el colectivo.

Los pueblos indígenas cuestio-nan la categoría de ciudadaníaliberal por homogeneizadora yprovocan una profunda reflexiónsobre la importancia y la necesi-dad de pensar los grandes temasde la ciencia política a la luz de lacategoría de diversidad.

Por consiguiente, para la cons-trucción de un nuevo tipo dedemocracia es fundamental tra-bajar una nueva concepción deciudadanía que reconozca ladiversidad social existente y lasmúltiples identidades de los suje-tos sociales.

Los valores de la democracia

Frente a los valores de igualdad,libertad y fraternidad, la tradiciónliberal ha reducido a la democra-cia a un simple procedimientopara elegir gobernantes y a una“mera ideología legitimadora dela supremacía del capital” (Bo-rón, 2003: 92).

La libertad entendida como elmedio para garantizar el derechoa la propiedad privada ha pasadoa constituirse en el valor funda-mental de las democracias libera-les, en desmedro de la igualdad yla fraternidad, retomando las yaclásicas concepciones de Lockesobre el Estado y la democracia.Para John Locke “la razón por laque los hombres entran en socie-

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Frente a los valores deigualdad, libertad y

fraternidad, la tradiciónliberal ha reducido a lademocracia a un simple

procedimiento paraelegir gobernantes y auna “mera ideología

legitimadora de lasupremacía del capital”

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dad es la preservación de su pro-piedad” (1962: 127, citado porBorón, 2003 88). El contenidoigualitario que caracterizaba losescritos de Aristóteles y Rou-sseau es reemplazado por el pen-samiento liberal, fiel a Lockepara quien la igualdad, la sobera-nía popular y la democraciadirecta eran inadmisibles. Se pa-sa de este modo a privilegiar losprocedimientos en desmedro delos atributos sustantivos de laciudadanía. Con ello, la demo-cracia perdió su médula igualita-ria y se convirtió en un mecanis-mo formal (Cfr., Borón, 2003:88, 89, 91).

La jerarquización realizada por elliberalismo de la libertad sobre laigualdad trae como consecuenciauna diferenciación entre dere-chos civiles y políticos por unaparte y derechos económicos,sociales y culturales, por la otra.De este modo el pensamientoliberal apuntala el sesgo indivi-dualista de los derechos, desha-ciendo el eje social que los cruza.Esto lleva a que en la práctica losúnicos derechos verdaderos seanlos civiles y políticos, y los otrossean solo deseos poco realistas(Cfr., Díaz Polanco, 2005: 57).Los pueblos indígenas al plantearel tema de los derechos colecti-vos no solamente han cuestiona-do al pensamiento liberal, sinoque además están sentando lasbases para la construcción de unnuevo tipo de estado.

A más de separar los derechos, elliberalismo los ha jerarquizado.Nuevamente la libertad tieneprioridad sobre la igualdad.Entonces, “existen derechos sus-tantivos (que son inalienables) yadjetivos (que pueden pasarse

por alto, al menos hasta que serealicen plenamente los prime-ros)” (Ibíd.: 58). Esta arbitrariajerarquía ha sido un obstáculopara que la mayoría de la huma-nidad disfrute una vida plena.“Los derechos humanos así jerar-quizados no responden a ningúnimperativo universal; constituyenel punto de vista particular de unadoctrina, asumido por grupos deintereses también muy determi-nados” (Ibíd.). Esta visión se haconcretado en una defensa de lalibertad (léase ciertos derechosciviles entendidos desde los valo-res dominantes) en detrimento dela justicia entendida como igual-dad, que era la médula de losderechos humanos proclamadosen 1948.

Los pueblos indígenas incorpo-ran un valor que no había sidotomado en cuenta en la construc-ción democrática occidental: la

diversidad. Con ello, cuestionanprofundamente ya no solamentela concepción liberal de la demo-cracia, sino los andamiajes delpensamiento liberal en su con-junto ya que el enfoque liberal“es la doctrina que ha llevadomás lejos la pretensión de con-vertir todas sus concepcionesparticulares del bien en normasgenerales … Su universalidad,más bien, proviene de la voluntadpoderosa de un tipo de sociedadque decide que su visión delmundo debe ser reconocida uni-versalmente como la vida buena:la única forma legítima, demo-crática, etc., de ordenar la socie-dad y sus instituciones” (DíazPolanco, 2005: 56).

Al introducir la diversidad comoun valor y un principio, cualquierpretensión de universalidad escuestionada.

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Bibliografía

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- Villavicencio, Susana, 2003.“La (im) posible república”. En Borón, Atilio (Comp.), FilosofíaPolítica Contemporánea: Controversias sobre civilización, imperio yciudadanía, Buenos Aires: CLACSO.

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Emir Sader*

En un documental de Joao SallesJr., Lula aparece diciendo que sucandidatura y su gobierno seríanmuy diferentes de los otros, pre-cisamente por la fuerza que pro-venía de los movimientos socia-les que lo apoyaban. Se refería ala Central Única de losTrabajadores (CUT), al Movi-miento de los Trabajadores sinTierra (MST) y al conjunto de losmovimientos que habían prota-gonizado, junto con el PT y otrasfuerzas, la lucha de resistencia ala dictadura primero y al neolibe-ralismo, después.

Lula no se equivocaba en esto.La particularidad del PT viene,ante todo, de sus vínculos con losmovimientos sociales. ¿Qué re-presentaban estos vínculos? Lapolítica tradicional opera unaruptura – típica del liberalismo –entre el plano económico-socialy el plano político. Todas las de-sigualdades, las injusticias, in-cluidos los mecanismos que lasgeneran, quedan recluidos en laeconomía y en el plano social. El

liberalismo trata que no “conta-minen” la política, que debería a-parecer como el cielo impolutoen el que desaparecen todas lasdesigualdades, para que todos sedeclaren mágicamente “igualesante la ley”. Esto es el fundamen-to de la “democracia liberal”: i-gualdad entre los desiguales, po-lítica separada de los planossocial y económico.

El PT como expresión de losmovimientos sociales

El PT nació como expresión polí-tica de los movimientos sociales.El propio Lula resistió muchoantes de aceptar la necesidad defundar un partido político. Ycuando este fue fundado, la refe-rencia “de los trabajadores” bus-caba inscribir en la propia deno-minación del partido al sectormás importante del movimientosocial en aquel momento. Losmovimientos sociales, a su vez,se sentían políticamente repre-sentados por el PT, diferencián-dose en el grado de articulacióncon el partido. La fuerza del PTvenía de esta relación.

El papel central del movimientoobrero del ABC en la quiebra deleje de la política económica de ladictadura –el bloqueo de los sala-rios– demostraba el potencial queun movimiento social de baseposeía para interferir en el planopolítico. Pero la transición entrela dictadura y la democracia polí-tica abría espacios de lucha queel PT resolvió disputar, sin perdersu característica de expresión delos movimientos sociales, como

sello de autenticidad de la luchapolítica, como factor que lo dife-renciaba de la política tradicio-nal. En el inicio, para demostrarque su campo de acción no eraabsorbido por la institucionalidadpolítica, el PT elegía sus dirigen-tes con sus propios criterios y nocon los de los tribunales electora-les. Posteriormente, esta diferen-cia fue eliminada.

El PT y los movimientossociales en la lucha deresistencia al neoliberalismo

Los movimientos sociales fueronlos principales protagonistas enla lucha de resistencia al neolibe-ralismo. Junto al PT, articularonuna fuerza capaz de impedir que,en el Brasil, se produzca una ver-sión del proceso de privatizacióntan radicalizada como la quesufrió Argentina, donde, por faltade oposición en la izquierda -yaque el peronismo fue el protago-nista del neoliberalismo, arras-trando consigo al movimientosindical-, prácticamente todo elpatrimonio publico fue privatiza-do, incluso la empresa estatal depetróleo, YPF.

Las movilizaciones de masas, laacción de la bancada del PT, lalucha ideológica desarrollada porlos intelectuales y los dirigentespolíticos y de los movimientossociales, generaron un marco deresistencia al neoliberalismo. Laspropuestas del gobierno de Fer-

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Revista del Grupo Democracia y Desarrollo Local

Lula y los Movimientos Sociales. Encuentros y desencuentros

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* Director del Laboratorio de PolíticasPúblicas de la Universidad Estadualde Río de Janeiro.

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nando Henrique Cardoso eranconsideradas como contra-refor-mas, vinculadas al proyecto delBanco Mundial. Eran condena-das porque afectaban directa-mente los intereses de los traba-jadores, conquistados a través delargas jornadas de lucha.

El gobierno Lula y losmovimientos sociales

La relación del gobierno de Lulacon los movimientos sociales noestá determinada por los ministe-rios sociales, sino por la políticaeconómica. Al optar por la conti-nuidad del modelo económicoheredado, el gobierno definió,automáticamente, su relación conlas políticas sociales y con losmovimientos sociales. Algunoscapítulos esenciales de esta rela-ción son la (contra-)reforma delseguro social, la política de me-dio ambiente, la política indige-nista, la política de reforma agra-ria, las cuales, entre otros aspec-tos, produjeron un distanciamien-to entre los movimientos socialesy el gobierno. Estas políticas sonproyecciones de las orientacioneseconómicas esenciales asumidaspor el gobierno. El ajuste fiscalbloquea los recursos necesariospara las políticas sociales, al mis-mo tiempo que la política de ex-portación adoptada por el gobier-no privilegia la producción agrí-cola con transgénicos y perjudicala agricultura familiar.

Las alianzas buscan sumar fuer-zas. Pero como la realidad escontradictoria -y, en el Brasil, elpaís más injusto del mundo, esaún más contradictoria-, lasalianzas con un sector rompen oimpiden alianzas con otros. Optarpor un modelo económico que

extiende puentes hacia una alian-za con el capital financiero, a tra-vés del mantenimiento de la polí-tica económica anterior, significabloquear la posibilidad de laprioridad de lo social. En la prác-tica, eso significó optar por elcapital financiero en detrimentode los movimientos sociales.

La relación más clara es la delMST, cuya posición refleja laconciencia de que ha habidocambios significativos entre elgobierno Fernando HenriqueCardosos y el gobierno de Lula,pero que el eje central de la ges-tión no ha cambiado, por la pre-servación de la política económi-ca heredada. Revela también laconciencia de que, si la reformaagraria no se realiza bajo estegobierno, tendrá aún menos posi-bilidades de concretarse bajootros gobiernos. De ahí la articu-lación entre las varias moviliza-ciones por la reforma agraria,contra los transgénicos, por la

soberanía alimentaria, por lasexpropiaciones de grandes ha-ciendas, por la obtención de re-cursos para los asentamientos decampesinos sin tierra y por laresolución de sus problemas.

La CUT critica la política econó-mica del gobierno, propone unademocratización de la composi-ción del Consejo MonetarioNacional, concentra sus críticasen los elevados niveles de lastasas de interés y en sus efectosen el nivel de desarrollo econó-mico y en el empleo. Representauna oposición más moderada a lapolítica económica del gobierno,pero define sus distancias enrelación al gobierno.

Aún con diferencias en el tono delas críticas y en las propuestas,los movimientos sociales brasile-ños dieron una gran demostra-ción de fuerza y de madurez alformular la Carta al PuebloBrasileño, publicada el 21 dejunio del 2005. En ella, hacenuna análisis de la crisis actual,buscan sus raíces en la políticaeconómica mantenida por elgobierno, se pronuncian por lainvestigación radical de todos loscasos de corrupción, incluidoslos del gobierno anterior, por ladepuración de todos los miem-bros del gobierno implicados, asícomo de los sectores conservado-res que sólo buscan sacar venta-jes de la confusión. Llaman a unarecomposición de la base social ypolítica de apoyo al gobierno enbase a la lucha antineoliberal y ala puesta en práctica una serie demedidas que permitirían recupe-rar el prestigio y el apoyo popu-lar del gobierno.

Entre estas medidas, proponenprioritariamente cambios en la

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Entre voces No. 5 Enero de 2006

La relación másclara es la del MST,

cuya posición refleja laconciencia de que ha

habido cambiossignificativos entre el

gobierno FHC y elgobierno Lula,

pero que el eje centralde la gestión no hacambiado, por la

preservación de lapolítica económica

heredada.

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política económica, eje del carác-ter conservador y continuista delgobierno, con una disminuciónde la tasa de interés y del superá-vit primario, destinando losrecursos públicos para la garantíade los derechos básicos de lamasa de los trabajadores, dedi-cándolos a políticas de empleo,salario mínimo, salud, educación,vivienda, reforma agraria, medioambiente, y de demarcación detierras indígenas y quilombos(palenques) afrobrasileños.

La Carta plantea la realización deuna reforma política democráticaque asegure la fidelidad partida-ria (fin de los “camisetazos”), elfinanciamiento público de lascampañas, la eliminación de lascláusulas de barrera, la presenta-ción de candidatos en listas ce-rradas con alternancia de géneroy de etnia, conforme a criteriosde representación pluriétnica ymultinacional. Reivindica tam-bién la inmediata reglamentaciónde los procedimientos de realiza-ción de plebiscitos y referén-dums, conforme a la propuesta dela CNBB (Conferencia Nacionalde los Obispos) y de la OAB(Orden de lo Abogados) al Con-greso Nacional. Propone enfren-tar el monopolio de los mediosprivados de comunicación, con elfortalecimiento de las redes pú-blicas y comunitarias, el controlsocial sobre las empresas estata-les y de economía mixta, para lasocialización de las decisiones depoder. Al mismo tiempo, planteael fortalecimiento de iniciativaslocales a favor de la ciudadanía,de la participación y de la educa-ción popular.

La Carta al Pueblo Brasileño estáfirmada por decenas de entidades

de la Coordinación de los Mo-vimientos sociales, entre ellas, laCUT, el MST, la UNE (UniónNacional de Estudiantes), la ABI(Asociación Brasileña de Em-presas), la Coordinación de losMovimientos Populares, laCNBB, la Pastoral Obrera Na-cional, el Grito de los Excluidos,la UBES (Unión Brasileña de losEstudiantes de Secundaria), laConfederación Nacional de losTrabajadores de la Educación, laConfederación Nacional de losTrabajadores en Establecimien-tos de Educación, la ComisiónPastoral de la Tierra, el CIMI(Consejo Indigenista Misionero),el EDUCAFRO (Educación yCiudadanía para Afro descen-dientes y Necesitados), la Co-rriente Sindical Clasista, la Fe-deración Nacional de los Eco-nomistas y muchas otras más.

La Carta es una demostración dela fuerza y de la capacidad deunificación, aunque sea en unmarco democrático de diversi-dad, de los movimientos sociales,que representan la base de apoyoalternativa a las alianzas elegidaspor el gobierno. Los movimien-tos sociales apuntan a un proyec-to alternativo y a un arco dealianzas, el único que puede lle-var a la superación del neolibera-lismo en el Brasil.

Conclusión:conflicto y diálogo

Los movimientos sociales brasi-leños viven, en el gobierno deLula, situaciones muy diferentesa las que conocieron bajo gobier-nos anteriores -sea durante la dic-tadura militar (1965-1985), seadurante los gobiernos que lleva-ron a cabo el programa neoliberalen el Brasil (Fernando Collor deMello- 1990/1992; FernandoHenrique Cardoso- 1994/2001).El triunfo de Lula, predicando laprioridad de lo social como suprincipal objetivo de cambio enel país, generó grandes expectati-vas y, por primera vez, llevó a losmovimientos sociales brasileñosa un diálogo directo con el go-bierno, sobre varios temas de suinterés.

Sin embargo, desde el comienzodel gobierno de Lula, se manifes-taron nuevos desencuentros ydistancias, especialmente a partirde la propuesta de reforma delSeguro Social, articulada con lapolítica económica neoliberalmantenida por el nuevo gobierno.Esta reforma suscitó ya en el pri-mer año del gobierno una movili-zación de los trabajadores del

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El triunfo de Lulapredicando la

prioridad de losocial como su

principal objetivo decambio en el país,

generó grandesexpectativas y,

por primera vez,llevó los movimientos

sociales brasileños a undiálogo directo con elgobierno, sobre varios

temas de su interés.

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sector público, que se dabancuenta de que esta propuestahacía parte de la segunda genera-ción de reformas del BancoMundial. A pesar de las promesasgubernamentales de colocar laspolíticas sociales en el centro desu acción, los recortes presupues-tarios posibilitaron sólo progra-mas de carácter asistencial, entreellos el programa “hambre cero”,posteriormente substituido por elde “beca familiar”. Lo mismo pa-sa con la política salarial delgobierno, que promovió aumen-tos poco significativos en los dosprimeros años de gobierno, en-contrando la oposición de la Cen-tral Única de Trabajadores, a pe-sar de su orientación moderada.

El Movimiento de los Trabajado-res sin Tierra (MST) es quienprotagoniza de forma más siste-mática y movilizadora la presiónsobre el gobierno, incluso paraque este cumpla metas de asenta-mientos de trabajadores ruralesbastante inferiores a las que elmismo movimiento propone. ElMST organizó sucesivas campa-ñas nacionales de movilización,con ocupaciones de tierras y depredios administrativos públicos,presionando por el cumplimientode las promesas y por la libera-ción de recursos. Periódicamen-te, el gobierno concede algunosrecursos para los campesinos sintierra, si bien son insuficientes.Sin embargo, se mantienen tantoel diálogo como las movilizacio-nes.

Si las políticas sociales padecende los recortes presupuestarios, lareforma agraria y la políticaambiental son también víctimasdel papel que la agricultura deexportación y los agro negocios

desempeñan en la política econó-mica del gobierno. El dinamismoeconómico brasileño tiene en laexportación de productos agríco-las -la soya en particular-, su fac-tor más importante. Pero estochoca con la agricultura familiar,con la política de seguridad ali-mentaria, contando con la oposi-ción del MST y de los ecologis-tas.

De esta forma, la relación entrelos movimientos sociales y elgobierno Lula es de conflicto ydiálogo. La existencia de minis-tros comprometidos con las rei-vindicaciones de estos movi-mientos en varias áreas, como lade la reforma agraria, educación,salud, del Ministerio de las Ciu-dades, de la cultura, y del medio

ambiente, demuestra la diferen-cia existente entre los gobiernosanteriores y el actual. Los movi-mientos se suman a la reivindica-ción de estos ministros por másrecursos e inclusive por otra polí-tica económica. Sin embargo,mantienen su autonomía, criti-cando, promoviendo moviliza-ciones contra varias políticas delgobierno.

Algunos sindicatos se desvincu-laron de la Central Única de losTrabajadores, siguiendo la lógicade los que rompieron con elPartido de los Trabajadores ybuscando la construcción de unafuerza política alternativa al go-bierno de Lula y al PT. Son sec-tores minoritarios, ya que lamayoría del movimiento socialcontinúa expresándose dentro delPT, de la CUT, del MST y de losque desarrollan una política decrítica y diálogo con el gobiernode Lula.

La crisis más reciente del gobier-no de Lula y del PT, con las de-nuncias de corrupción que impli-caron a la dirección del PT yministros del gobierno, planteanuevos desafíos para los movi-mientos sociales. Por un lado, laofensiva de la derecha y de suspartidos tradicionales, así comola de la unanimidad de los gran-des medios privados, e incluso degrupos y políticos que se preten-den de izquierda, se sumó en unfestival de denuncias – reales ensus fundamentos, pero exacerba-das en la ocupación de todos losespacios mediáticos, haciendodesaparecer todos los otros pro-blemas y buscando destruir al PTy la izquierda, aprovechando susdefectos para acabar también consus méritos. Esta situación plan-

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...la relación entre losmovimientos sociales yel gobierno Lula es de

conflicto y diálogo.La existencia de

ministroscomprometidos con las

reivindicaciones deestos movimientos envarias áreas, como lade la reforma agraria,

educación, salud,del Ministerio de las

Ciudades, de la cultura,y del medio ambiente,

demuestra ladiferencia existenteentre los gobiernos

anteriores y el actual.

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teó a los movimientos sociales lanecesidad de defender el gobier-no de Lula, con un tono parecidoal de las dramáticas banderolasexhibidas en la ultima manifesta-ción de apoyo al gobierno deAllende, antes del golpe militar:“Es un gobierno de mierda, peroes mi gobierno”.

Si no se sienten identificados conlas políticas centrales del gobier-no de Lula, saben que su eventualderrota significaría el retorno dela derecha dura y pura, ya que laizquierda fue incapaz de cons-truir su alternativa propia. Sabenque la lentitud de la reformaagraria del gobierno se sustituiríade nuevo por la represión estatalcontra el MST. Saben que sería elretorno de la política de privati-zación desenfrenada en la educa-ción, el retorno de la políticaexterna de sumisión a EE.UU.,de una retirada aún mayor delEstado en las políticas culturales.Por eso no pueden darse el lujoque se permiten una parte de losintelectuales y de la propiaizquierda, quienes se suman ale-

gremente a las denuncias y críti-cas al gobierno Lula, siendo utili-zados por la derecha para asestarduros golpes a la izquierda.

Pero al mismo tiempo, los movi-mientos sociales asumen las

duras denuncias contra el gobier-no, luchan por la moralidad en lapolítica, pero también por la prio-ridad de lo social, por los avancesen la reforma agraria, contra elfavorecimiento de los transgéni-cos y del agro negocio, por losderechos de los pueblos indíge-nas. Saben que la raíz de lasalianzas espurias del gobierno deLula está en una concepción mer-cantilizada de la política, queinvadió la dirección del PT y setrasladó hasta el gobierno. Asíque sus movilizaciones son por ladefensa del gobierno de Lulacontra los planos golpistas de laderecha, pero al mismo tiempopor el cambio de la política eco-nómica, ofreciendo al gobiernoapoyo y alternativas, como la ex-presada en el documento Mani-fiesto al Pueblo Brasileño, plan-teando a Lula propuestas de unavuelta drástica en el gobierno,caso en el qué podría contar conel apoyo popular para superar lacrisis actual y dar una nueva caraa su gobierno y a su relación conlos movimientos sociales.

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...los movimientossociales asumen las

duras denuncias contrael gobierno, luchan por

la moralidad en lapolítica, pero tambiénpor la prioridad de losocial, por los avancesen la reforma agraria,

contra el favorecimientode los transgénicos y

del agro negocio,por los derechos de los

pueblos indígenas.

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Carlito Merss*

Antes que el presidente LuizInácio Lula da Silva ocupe elPalacio del Planalto, la preocu-pación de muchos analistas po-líticos y económicos era la po-sibilidad de un agravamientode la complicada situación ma-croeconómica del país. Segúnellos, el gobierno de centro-izquierda no tendría condicio-nes para posicionarse frente alas turbulencias del mercadointerno y externo. La apuestapor el caos fracasó. Todos losmás recientes indicadores se-ñalan un cuadro de estabilidadcon crecimiento sustentable,baja inaudita del índice de in-flación y un superávit primariocapaz de garantizar consisten-cia hasta el punto de poder eli-minar las deudas con el FMI(Fondo Monetario Internacio-nal) y el Club de París.

Ahora nos dicen que el asuntoes la política social. Critican alactual gobierno porque no seinvierte, según ellos, en estaárea fundamental para el desa-rrollo de los ciudadanos. Sin lajusticia social, por supuesto, nohabrá una nación sólida y pre-parada para asumir una posturasoberana ante los otros países ybloques económicos. Sin com-partir los recelos de una oposi-ción que no está dispuesta adigerir resultados tan positivosen el área económica, mequedo con las palabras del pre-sidente Lula en lo que se refie-

re a lo social: "En mi gobierno,la política social dejó de sersólo un condimento y pasó aser el plato principal".

Estoy confiado que, a partir delaño que viene (2006), habrá unsalto cualitativo que consolida-rá los programas en ejecución,con inversiones presupuesta-rias superiores en educación ysalud, por ejemplo. El presi-dente ya anunció también queel Ministerio de DesarrolloSocial tendrá 22 mil millonesde reales a su disposición en el2006. El programa Beca Fami-lia ya atiende a 8,5 millones defamilias, o sea un total de 40millones de personas de todoslos municipios del Brasil. Es elmayor programa de transferen-cia de renta/ingreso de la histo-ria de este país. Incluso, sirvede ejemplo para otros.

Las desigualdades sociales enel Brasil están disminuyendo.Lo señala el IBGE (InstitutoBrasileño de Geografía y Esta-dística) a través de datos con-seguidos por la Pnad (EncuestaNacional por Muestras Domi-ciliarias). El informe del IBGEcomprueba que "Brasil estáavanzando en el campo de losderechos sociales, reduciendola pobreza y combatiendo coneficiencia las desigualdades entodos los niveles". Para teneruna idea, la participación en larenta del ingreso del 50% máspobre pasó en el período entre2002 y 2004 de 14,4% a15,2%. Los 5% más ricos de la

población conocieron unareducción de 33,8% a 32,5%en el mismo período.

Soy relator general para el pre-supuesto federal en debate en elCongreso, y afirmo que no secompadece con la verdad pre-tender que hay disminución derecursos para los programassociales. Para la salud, por e-jemplo, incluyendo los gastosde personal, están presupuesta-dos 41,100 mil millones de rea-les1 - un aumento nominal de4,3 mil millones en relacióncon 2005. En educación tam-bién, el gobierno pretende in-vertir más. Están previstos parael 2006, 8,01 mil millones dereales, lo que es superior, a los7,16 mil millones de 2005. Enmateria de saneamiento públi-co se registra un crecimiento de27% en relación al 2005 y seinvertirán 906 millones de rea-les de recursos presupuestarios.Con los recursos del FGTS(Fondo de Garantía del Tempode Servicio) y del FAT (Fondode Amparo del Trabajador), lle-gamos a un monto de 6,2 milmillones de reales, 14 vecesmás que lo que invirtió Fernan-do Henrique Cardoso en su se-gundo mandato.

El programa de viviendas deinterés social está estimado aun total de 561,3 mil millones,reduciendo el déficit de vivien-da de 1,8%. Ya, el Fondo deGarantía dispone para este sec-tor 1,2 mil millones de reales alque hay que sumar varias otras

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Brasil: crecimiento social

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formas de crédito y subsidionacional y regional.

Pero sin ninguna duda, una delas metas sociales más impor-tantes alcanzada por el actualgobierno es la generación deempleos. En treinta y seismeses, se crearon 3,7 millonesde empleos con contrato fijo.En los cuatros años del segun-do mandato del ex-presidenteFernando Henrique Cardoso,surgieron sólo 400 mil nuevospuestos de trabajo. Por lo tanto,el resultado del gobierno Lulaes 12 veces mejor que el delgobierno anterior. No sólo haymás empleos, sino que tambiénmejoró el poder de compra delos salarios. Este año el salariomínimo tuvo un reajuste de15%, contra una inflación de5%. El aumento de la oferta deempleos es más que un ele-mento económico que com-prueba el acierto del gobiernode Lula, es también un indica-dor de inclusión y estabilidadsocial, así como un factor fun-damental para garantizar elreparto de la riqueza y el acce-so a los bienes de consumo y aderechos sociales inalienables,como la vivienda, la educa-ción, la salud y las actividadesrecreacionales.

Esta situación de desarrolloeconómico y social no es sóloel reflejo de un crecimientopermanente y sustentable, sinoque expresa la validez de polí-ticas sociales y económicas o-rientadas hacia la diversifica-ción productiva y el incremen-

to del crédito y de la competi-tividad.

El gobierno enfrentó con de-terminación la irresponsabili-dad económica heredada delprecedente régimen, en particu-lar la avalancha del endeuda-miento público. Hubiera podidoutilizar el recurso fácil de pasarla factura de la deuda a lasgeneraciones futuras, am-pliando el costo social delendeudamiento. Prefirió elcamino de la austeridad fiscal,del control riguroso de las cuen-tas públicas y de una políticatributaria selectiva, ofreciendoexoneraciones a los sectoresproductivos y apretando la tuer-ca a los evasores. Redujimos lavulnerabilidad externa y contro-lamos la inflación.

La cuestión de los intereses dela tasa Selic sobre la deudapública es todavía uno de losproblemas agudos que hereda-mos de la política monetariadesastrosa aplicada por elgobierno anterior. La gestiónactual enfrenta este problemacon mucha responsabilidad. Apesar de una cautela exagera-da, el proceso es conducido sindemagogia, a través de unareducción progresiva y consis-tente de las tasas de interés. El

cambio es fluctuante y defini-do por el propio mercado, sinintervenciones que equivaldrí-an a un subsidio público haciasectores privados. Pero estapolítica económica, tan critica-da por los que prefieren elderroche y el no cumplimientode los contratos firmados,demuestra, a través del empleoy del crecimiento sustentable,que el gobierno está en elcamino correcto.

Son necesarios algunos ajus-tes, pero no podemos dejar dereconocer los aciertos que semanifiestan en la reducción dela relación deuda/PIB, en elaumento de las exportaciones(record de superávits comer-ciales), en las inversiones so-ciales y en las perspectivasdiferenciadas de renta nacio-nal y capacidad productiva. Lacrisis política, que debe serenfrentada con rigor y serie-dad, no puede ignorar que elpaís ya es otro gracias a laestabilidad económica y a lastransformaciones sociales. Es-te contexto no puede ser des-valorizado en función de obje-tivos electorales ocultos, conlo cual se intenta socavar lagobernabilidad y la represen-tatividad popular del gobiernoLula.

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*. Carlito Merss es economista, diputado federal del PT por el Estado de SantaCatalina, miembro de la Comisión de Finanzas y Tributación y de la ComisiónMixta del Presupuesto del Congreso. Es relator general del PresupuestoFederal para el 2006.

1. La tasa de cambio es de 2,35 reales por dólar

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Maristella Svampa*

Por un lado, la Argentina actualaparece recorrida por una prolife-ración de conflictos y movimien-tos sociales, en torno a temas co-mo el reclamo salarial, las de-mandas de los desocupados y ladefensa del habitat, entre otros.Este conjunto de acciones colec-tivas, en gran parte, presenta unfuerte anclaje territorial, unaclara propensión a la organiza-ción asamblearia y abarca unamultiplicidad de organizaciones.Por otro lado, pese a la tan men-tada crisis del sistema institucio-nal y de los partidos, los movi-mientos sociales presentan unagran dificultad por constituirseen una nueva alternativa político-social, o incluso por conseguiruna real vinculación entre losdiferentes actores sociales y polí-ticos movilizados. Las eleccionesparlamentarias de octubre de2005 vieron la consolidación“desde arriba” de una suerte de“peronismo infinito”, fortalecidotanto por el debilitamiento de losotros partidos tradicionales comopor la pérdida de los pocos esca-ños que poseía la izquierda parla-mentaria. Mientras que “desdeabajo” el desarrollo de una fuertepolítica asistencial y clientelar yla crisis de las organizaciones dedesocupados afianzaron la repro-ducción de la relación del partidojusticialista con los sectorespopulares más vulnerables.

Los actores y las luchas:piqueteros, sindicatos, fábri-cas recuperadas

Entre los actores sociales organi-zados que más traspiés han sufri-do los últimos años están los de-socupados. La emergencia de unconjunto de movimientos de de-socupados (piqueteros), a partirde 1996/97, ha sido uno de loshechos más significativos y ori-ginales de las últimas décadas.Desde sus orígenes, estos movi-mientos antineoliberales estuvie-ron atravesados por diferentescorrientes político-ideológicas,que incluyen desde el populismonacionalista hasta una multiplici-dad de organizaciones de corteanticapitalista, ligadas a las dife-rentes vertientes de la izquierda.Sin embargo, más allá de la hete-rogeneidad, estos grupos recono-cen un espacio común recorridopor determinados repertorios deacción, entre los cuales se en-cuentra el piquete o corte de ruta,la inscripción territorial (el traba-jo comunitario en el barrio), lademocracia directa y, por último,la institucionalización de unarelación con el Estado, a travésdel control de planes sociales(subsidios de 50 dólares) y delfinanciamiento de proyectos pro-ductivos (huertas comunitarias,panaderías, emprendimientostextiles, cooperativas de agua yde construcción, entre otros).

Desde el inicio, las relaciones delos sucesivos gobiernos con lasorganizaciones piqueteras com-binaron diferentes estrategias,alternando la negociación con

una política de disciplinamientoy represión, siempre acompañadapor la judicialización del conflic-to social, traducida en más de4.000 procesamientos. Ello noimpidió ni el crecimiento ni lavisibilidad cada vez mayor de losmovimientos de desocupados,que alcanzaría su climax entre el2000 y 2003, años de gran efer-vescencia social. Sin embargo,luego de la asunción de N. Kirch-ner, en 2003, la situación cambióostensiblemente. Los primerosgestos políticos del gobierno ac-tual, así como su retórica “pro-gresista” (que muchos asimilan aposiciones de centro-izquierda)generaron una gran expectativasocial, otorgándole un margen deacción más amplio respecto delos gobiernos anteriores.

Luego de la fuerte devaluaciónde 2002, el crecimiento de la eco-nomía argentina ha sido impor-tante (en 2005 fue del 9,3%).Gracias al superávit fiscal, re-cientemente el gobierno argenti-no decidió cancelar la deuda que

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La Argentina: Movimientos sociales e izquierdas

* Socióloga y activista social argentina

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tenía con el FMI, un total de9500 millones de dólares, quepese a constituir solo un 9% de ladeuda externa del país, ha tenidouna repercusión muy positiva enla sociedad. Sin embargo, lapobreza y la desocupación conti-núan afectando a franjas impor-tantes de la sociedad argentina.El gobierno de Kirchner ha veni-do mostrando escaso interés porllevar a cabo una política redistri-butiva que beneficie a los traba-jadores ocupados, castigados portres lustros de precariedad ybajos salarios (a lo cual se sumauna inflación que alcanzó el12,3% en 2005), o por desarrollaruna verdadera política de inclu-sión, hacia los desempleados,más allá del renovado clientelis-mo afectivo peronista o de lospequeños emprendimientos pro-ductivos.

El resultado de esta política hasido tanto la integración de lasorganizaciones afines a la matrizpopulista, como el control, divi-sión y disciplinamiento de lasagrupaciones más movilizadas(izquierda partidaria e indepen-diente). Para ello, el gobierno seapoyó en el estado de la opiniónpública, fuertemente apuntaladopor los grandes medios de comu-nicación, que no vacilaron en rea-lizar una cruzada antipiquetera,teñida de un claro maniqueísmo.Dicha situación no puede ser diso-ciada de la demanda de “normali-dad” que recorre fuertemente lasociedad argentina. El escenariode esta batalla política entre orga-nizaciones piqueteras y gobiernofue la ciudad de Buenos Aires.Fue en sus calles, en sus plazas, ensus edificios públicos, más aún,frente a la propia legislatura porte-ña, a la hora de discutir el Código

Contravencional propuesto para laciudad de Buenos Aires (16 dejulio de 2004), que tuvo máximaexpresión y corolario esta pujadesigual entre aquellos que llama-ban a la institucionalización y exi-gían el repliegue de las fuerzasmovilizadas (la demanda de loinstituido), y los diferentes actoresmovilizados (la demanda de losexcluidos). El corolario de ellofue el avance de la judicializacióny criminalización en el tratamien-to de los conflictos sociales y,sobre todo, la instalación de unfuerte consenso antipiquetero enamplias franjas de la opinión pú-blica.

Por otro lado, en los últimos dosaños, se multiplicaron las luchassindicales en demanda de incre-mentos salarial es (no sólo comoconsecuencia de la inflación, sinocon el objetivo de reducir las dis-paridades salariales entre los tra-bajadores de un mismo sector,fomentadas por el tercerismo y lapolítica de flexibilidad salarialimpuesta en los ´90), así comolos reclamos ligados a la defensade la educación y la salud públi-

ca. En 2005, los conflictos labo-rales que terminaron en huelgas osuspensión de servicios se tripli-caron con relación al año anterior(819 conflictos sindicales contrasólo 249 en 2004). Éste ha sido elíndice más alto desde 1990, añoen que se implementaron las pri-meras reformas neoliberales.

Se trata claramente de un nuevociclo de acción sindical, protago-nizado por cuerpos de delegadoscombativos, en algunos casos,por fuera de la dirigencia de lossindicatos o de las centrales reco-nocidas. Hasta la propia CTA(Central de Trabajadores Argen-tinos), reconocida por su carácterantineoliberal y cuyo rol de opo-sición fuera crucial en los ´90, seha visto desbordada por la radi-calidad que adoptaron los nuevosconflictos en varios sectores. Ci-temos entre otros el de la telefo-nía (Telefónica Argentina), lasalud pública (hospitales), ali-mentación (carne), docentes (detodos los niveles), transporte(metro de Buenos Aires; pilotos ytécnicos de Aerolíneas Argenti-nas), así como en ciertos sectoresmás tradicionales, como la meta-lurgia y las plantas automotrices(Daimler-Chrysler, Ford y Volks-wagen).

No son pocas las acciones sindi-cales que adoptan un formatopiquetero (inmediatamente aso-ciado al corte de calles), lo cualconlleva también a una rápidaestigmatización. Así, es frecuenteque la lectura de los conflictospromovida por el gobierno y losgrandes medios de comunicaciónsubraye prima facie las conse-cuencias negativas de las accio-nes de protesta (obstrucción deltránsito, problemas de transporte,

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Revista del Grupo Democracia y Desarrollo Local

El gobierno deKirchner ha venidomostrando escaso

interés por llevar acabo una políticaredistributiva que

beneficie a lostrabajadores ocupados,

castigados por treslustros de precariedad y

bajos salarios...

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pérdida de días de clase, riesgode desatención en los hospitalespúblicos, etc.) o apunten a de-nunciar su carácter “eminente-mente político”. En el caso de losreiterados paros realizados por elpersonal no-médico del HospitalGarrahan (el centro pediátricomás importante del país), elgobierno lanzó una campaña dedesacreditación contra uno de suslíderes sindicales (pertenecientea un pequeño partido trotskista) eintentó ilegalizar el conflicto,mientras que el ministro de lasalud tildaba a los huelguistas de“terroristas sanitarios”...

Sin embargo, la escalada sindicalcontinúa. Durante 2004 y 2005,pese a las represalias patronales ya la escasa visibilidad mediáticaque tienen ciertos conflictos -so-bre todo los que ocurren en elinterior del país-, muchos deellos han terminado con el triun-fo de las demandas de los traba-jadores. En su mayoría se trata deacuerdos por empresas, entre loscuales no suele faltar la exigenciade la no divulgación pública delmismo, a fin de no crear un “e-fecto arrastre” en otros sectores.Salvo excepciones, hay que seña-lar la escasa vinculación de estasexpresiones sindicales con otrosactores, en especial con los deso-cupados, tan estigmatizados hoyen día.

Por último, hay que recordar queen Argentina existe un importan-te movimiento de fábricas recu-peradas, que continúan luchandopor la vía judicial y legislativa afin de obtener la ley de expropia-ción y el reconocimiento comocooperativa de trabajadores. Enla actualidad, existen más de 150fábricas recuperadas, nucleadas

en diferentes corrientes, y consti-tuidas en cooperativas. A diferen-cia de la experiencia piquetera,las fábricas recuperadas han con-citado desde el inicio una fuertesimpatía y apoyos sociales, quefueron fundamentales para suexpansión y consolidación. Lasfábricas recuperadas se conside-ran a si mismas como “movi-mientos”, en tanto la recupera-ción (el acto de resistir) es equi-parada a la protesta social. Enrealidad, salvo casos excepciona-les (entre los cuales se encuen-tran dos casos emblemáticos,como cerámica Zanón, en el nor-te de la Patagonia y el Hotel Ba-uen, en la ciudad de Buenos Ai-res), las fábricas recuperadas nohan encontrado una fuerte resis-tencia por parte del Estado. Sehan registrado varios intentos dedesalojos y de entrega a los anti-guos propietarios, pero más bienla crisis abrió nuevas oportunida-

des políticas, primero a través deuna oficina del estado (el INAES–Instituto Nacional de Asociati-vismo y Economía Social-, quecreó una unidad ejecutora paralas empresas recuperadas); luego,facilitando la formación de coo-perativas y la expropiación enfavor de los trabajadores.

No olvidemos que la expropia-ción solo es temporaria y que noson pocas las empresas recupera-das que se encuentran en una di-fícil situación económica y sustrabajadores, en condiciones deverdadera autoexplotación. Losobstáculos remiten tanto a la faltade apoyo del Estado en el proce-so de comercialización de losproductos, como a la fragmenta-ción organizacional que presentadicho movimiento. Hoy existen 4corrientes, de las cuales las másimportantes son el MovimientoNacional de Empresas Recupe-radas (MNER) y el MovimientoNacional de Fábricas Recupera-das por sus Trabajadores(MNFRT), que poseen aceitadosvínculos con el gobierno actual.

Las diferentes tradicionesideológicas en el campomilitante

¿Cuáles son los principales obs-táculos que presentan los movi-mientos sociales en su proceso dearticulación político-social? A-cerca de los factores externos,sólo quisiera hacer mención a laproductividad política del pero-nismo, la cual se nutre menos deuna supuesta vocación de poderque estaría ausente en sus oposi-tores, que de un hábil liderazgopresidencial que sintetiza legadodecisionista y eficacia populista,

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Entre voces No. 5 Enero de 2006

Sin embargo,la escalada sindical

continúa.Durante 2004 y 2005,pese a las represalias

patronales y a la escasavisibilidad mediática

que tienen ciertosconflictos -sobre todolos que ocurren en el

interior del país-,muchos de ellos han

terminado con el triunfode las demandas de los

trabajadores.

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así como de una demanda de nor-malidad vehiculada por unasociedad golpeada por el desva-necimiento de la ilusión neolibe-ral (la pertenencia a un supuesto“Primer Mundo”) y la posterioramenaza de disolución social, vi-vida bajo la gran crisis de 2001-2002. Señalemos además el con-texto de fuerte crecimiento eco-nómico que atraviesa el país.

Me gustaría, en cambio, delinearcon más detalle algunos de losfactores propiamente internosque dificultan una verdadera arti-culación del campo militante. Sinduda, lo más notorio dentro delespacio militante ha sido la cre-ciente fragmentación organiza-cional ligada a las posiciones ydiagnósticos asumidos por lasdistintas vertientes de la izquier-da. Lejos de buscar las conver-gencias estratégicas, las diferen-tes tradiciones ideológicas hanpotenciado el conflicto interno y,con ello, han fomentado la divi-sión infinita entre movimientos yorganizaciones.

En primer lugar, en todo este pro-ceso cabe una responsabilidadmayor a la izquierda partidaria,sobre todo las diferentes varian-tes del trotskismo, que presentael mayor grado de dogmatismoideológico respecto de sus defini-ciones del poder, del sujeto polí-tico y de la estrategia de cons-trucción. A esto se añaden noto-rios errores de diagnóstico políti-co: la no percepción del cambiode oportunidades políticas (rede-finición del escenario político apartir de 2003) y la subestima-ción de la productividad políticadel peronismo han sido funda-mentales en el agravamiento dela crisis de ciertos movimientos,

tanto de las asambleas barriales(durante 2002) como principal-mente en el proceso de deslegiti-mación y aislamiento social delas organizaciones de desocupa-dos (2003-2005). Por otro lado,las inveteradas tentativas de laizquierda partidaria por forzaruna suerte de hegemonía dentrodel campo militante suelen termi-nar, más temprano que tarde, enfuertes implosiones organizacio-nales e ideológicas, traduciéndo-se en un vaciamiento del capitalpolítico y simbólico de los nue-vos movimientos. Por último, entiempos electorales los partidosde izquierda suelen acentuar elénfasis instrumental respecto delas organizaciones sociales, endetrimento de su autonomía deci-sional y del desarrollo de unalógica de construcción más terri-torial (ligada al trabajo comunita-rio y los emprendimientos pro-ductivos).

En segundo lugar, podemos seña-lar el rol más reciente que puedeadjudicarse a la izquierda popu-lista, que ha terminado por reac-tivar los elementos más negati-vos de la tradición nacional-popular, a partir de su alianza conN. Kirchner. La tradición popu-lista argentina retoma elementosdiferentes de aquellas otras expe-riencias que recorren el continen-te, como es el caso de Bolivia,donde la tradición nacional-po-pular reaparece ligada a las de-mandas de nacionalización de loshidrocarburos, que proclaman elconjunto de los actores moviliza-dos. Asimismo, pese a todas lasafinidades –más deseadas queefectivamente existentes–, elmodelo kirchnerista poco tieneque ver con el proyecto propug-nado por Chávez en Venezuela,cuyo carácter controvertido yambivalente nos advierte ya acer-ca del carácter multidimensionalde esa experiencia. En Argentina,la tradición populista tiende adesembocar en el reconocimientode la primacía del sistema institu-cional, a través del protagonismodel Partido Peronista, por sobrelos movimientos sociales.

Esta inflexión responde a unacierta concepción del cambiosocial: aquella que deposita laperspectiva de una transforma-ción en el cambio en la orienta-ción política del gobierno, antesque en la posibilidad de un ree-quilibrio de fuerzas a través delas luchas sociales. La primacíadel sistema político-partidariotiende a expresarse en una fuertevoluntad de subordinación de lasmasas organizadas a la autoridaddel líder y una notable descon-fianza hacia las nuevas formas de

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Revista del Grupo Democracia y Desarrollo Local

...pese a todas lasafinidades –más desea-das que efectivamente

existentes–,el modelo kirchneristapoco tiene que ver conel proyecto propugnado

por Chávez enVenezuela,

cuyo carácter contro-vertido y ambivalentenos advierte ya acerca

del caráctermultidimensional de esa

experiencia.

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autoorganización de lo social ysus demandas de empoderamien-to y autonomía. Como para laizquierda partidaria, para la tradi-ción populista argentina y susherederos actuales, la cuestión dela autonomía de los actores cons-tituye un punto ciego, impensa-do, cuando no se percibe inclusocomo “artificial” en función denuestra geografía de la pobreza.Esta no-tematización denota queel populismo argentino, en todassus facetas, tiene un gran desco-nocimiento de las nuevas tenden-cias organizativas globales. Novalora las nuevas prácticas políti-cas ni el impacto positivo queéstas podrían ejercer en un proce-so de reformulación del contratosocial, en un sentido incluyente.

En tercer lugar, subrayemos el rolque han tenido aquellos gruposque componen el heteróclitoespacio de las organizacionesindependientes y autónomas.Estas nuevas experiencias mili-tantes –sobre todos en los jóve-nes- se nutren de un ethos comúncimentado en el imperativo de ladesburocratización y democrati-zación de las organizaciones y enuna gran desconfianza respectode las estructuras partidarias ysindicales. No es casual la fuerteresonancia que en Argentina hatenido lo que genéricamente seha venido denominando “autono-mismo”. Esta nueva narrativapolítica, que atraviesa un conjun-to de colectivos y movimientoscontra la globalización neolibe-ral, se nutre también del pensa-miento de un sector de la filoso-fía política italiana, especialmen-te en la obra de Toni Negri yPaolo Virno y, a nivel continen-tal, reconoce su modelo de refe-rencia en la experiencia y el dis-

curso zapatista1. Pese a que elcampo de la autonomía es muchomás amplio y variopinto que loque las referencias anterioresindican, lo cierto es que enArgentina éste tuvo su inflexiónhiperbólica, especialmente entrelos movilizados años 2002 y2003.

Si la izquierda partidaria y popu-lista tienen dificultades paraentender las nuevas formas deauto-organización de lo social,por su lado, el autonomismo secaracteriza no sólo por su visióndemasiado unidimensional delpoder y de la relación con elEstado, sino por la negación de laposibilidad de pensar la instanciade la articulación política comoalgo mas que una coordinaciónhorizontal de movimientos. In-clusive, para muchos militantesautonomistas, la noción mismade “hegemonía” -cuyo sellogramsciano tanto marcó el pensa-miento de la izquierda argentinahace unas pocas décadas- se haconvertido en una suerte de cris-talización de todos los males...

Lo cierto es que la tentaciónhegemonizante de los partidos deizquierda no hizo más que poten-ciar los elementos extremos delcampo autonomista, que enmuchos casos confundió ladefensa de la diferencia con elllamado a la pura fragmentacióny tendió a disolver la lógica polí-tica en la pura acción contracul-tural, o en una suerte de ontologi-zación de lo social carente demediaciones. Finalmente, dichoexceso generó también una reac-ción inversa, sobre todo dentrodel campo piquetero y las organi-zaciones contraculturales, dondese registra una suerte de involu-

ción por parte de ciertos grupos ycolectivos militantes decepciona-dos de la poca repercusión políti-ca que han tenido las promesasde democratización y horizonta-lidad del autonomismo (pues lapolítica de Kirchner ha traídoconsigo una profundización delclientelismo en el mundo de lossectores populares). Frente a estenuevo cierre de las oportunidadespolíticas, algunos tienden a hun-dirse en una defensa por demásortodoxa y dogmática de losprincipios revolucionarios clási-cos, en su modalidad leninista yguevarista.

La posibilidad del surgimiento deun nuevo sujeto político quepudiera encarnar la fuerte expec-tativa de cambio que recorría lasociedad argentina de principiosdel nuevo milenio se desvaneció,tanto por la vuelta a la normali-dad institucional encarnada porel “peronismo infinito”, comopor la divergencia entre las dife-rentes tradiciones ideológicaspresentes entre las organizacio-nes sociales. El proceso de estig-matización de las luchas socialesentre 2003 y 2005 plantea laimportancia de la disputa culturaly simbólica, así como la necesi-dad de tender puentes y articula-ciones entre los elementos máspositivos y aglutinantes de lasdiferentes vertientes de laizquierda -la tradición nacional-popular, la tradición clasista y lanarrativa autonomista.

1. Ha sido muy influyente también laversión más simplificada que presen-ta el libro de John Holloway, Cambiarel mundo sin tomar el poder, BuenosAires, Herramienta, 2001.

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Entrevista a Roland Denis*

Roland Denis Boulton, licencia-do en filosofía de la UniversidadCentral de Venezuela, es miem-bro fundador del Movimiento 13de Abril (en referencia al 13 deabril del 2002, cuando el pueblovenezolano salió a la calle parareclamar el regreso del presiden-te Hugo Chávez derrocado el 11de abril y derrotó a los golpistas),que se propone reagrupar secto-res radicales del movimiento so-cial bolivariano en base a la de-mocracia directa, la autonomíaorganizativa y la lucha contra laburocracia y el electorerismo.Fue viceministro de Planifica-ción regional del gobierno boli-variano entre septiembre 2002 yfebrero 2003. Es autor de dos li-bros: Los fabricantes de la rebe-lión. Movimiento popular, cha-vismo y sociedad en los años 90,Caracas, Editorial conjunta Pri-mera Línea y Nuevo Sur, 2001, yRebelión en Proceso. Dilemasdel movimiento popular luego dela rebelión del 13 de abril, Ca-racas, Ediciones Nuestra Amé-rica Rebelde, 2005. Siendo Ro-

land Denis un luchador social in-tachable y uno de los más lúcidosy respetados analistas de la rela-ción entre el proceso “constitu-yente” de la auto-organizaciónsocial y el poder bolivarianoconstituido, nos pareció intere-sante reproducir esta entrevista.Ofrece una visión por cierta polé-mica y debatible, pero que crista-liza el malestar que se está difun-diendo cada vez más en variossectores de la base chavista y sereflejó en la enorme abstenciónque marcó el proceso electorallegislativo del 4 de diciembre2005, al punto de llevar HugoChávez a llamar sus tropas ahacer una autocrítica.

P. ¿Cómo juzga el reiterado dis-curso del presidente Chávezsobre el socialismo del sigloveintiuno?

R.Que Chávez haya abierto eldebate sobre el socialismo, anivel nacional, me parece quees muy importante y positivode su parte; algo que nadie leestaba pidiendo, él lo activópor propia iniciativa. Y es po-sitivo, más que por razonespersonales del Presidente, por-que nos da los signos de estostiempos; es decir, hay una ra-dicalización evidente dentrodel proceso social venezolanoy la conciencia política quevienen tomando muchas co-munidades, y que obligan a ra-dicalizar también el lenguajedel mandatario quien, desdelos años noventa ha queridoser el vocero de los oprimidos.De allí la relación muy directaque ha existido siempre entre

el discurso político de HugoChávez y el proceso de radica-lización que se está dando enlas organizaciones populares.Pero, eso no comienza con él,se inicia con la subversiónsocial que tiene su primer esta-llido en febrero de 1989.Cuando Chávez abre el debatesobre el socialismo del sigloveintiuno, el socialismo for-mal, como modelo de sociedady como tesis está en decaden-cia, muere con la caída delMuro de Berlín. No está plan-teada en el mundo una peleade ideologías sino que estamosluchando por la salvación de lavida; y eso quiere decir, queexiste la necesidad por partede los pueblos de reapropiarsede las riquezas que le han sidoarrebatadas por los grandesmonstruos del capitalismo.

P. ¿Cómo se puede entender esesocialismo?

R.Ya te dije, como un procesoradical de socialización, de ri-queza, de conocimientos, detecnologías; muchas veces nosconfundimos y creemos quevamos a concluir una obra re-volucionaria dentro de nuestropaís, no, esa es una tarea detodos los no capitalistas a nivelmundial.

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“Chávez deberá escoger entre el MVR y las bases”

* Entrevista realizada por FernandoOlivares Méndez y publicada en elsemanario La Razón (Caracas), 25 deseptiembre 2005.

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En estos momentos no hayrevolución

P. Ahora, ¿estamos en vías de u-na revolución en Venezuela?

R.No, en estos momentos no; loque existe es un movimientopopular que acrecienta su fuer-za y su potencia. Chávez hacontribuido a potenciar esemovimiento; y hay una maqui-naria de Estado que sabotea ytrata de frenar el ímpetu trans-formador que existe en lasbases.

P. ¿Es coherente ese discursocuando petróleo, gas y carbónson explotados por transna-cionales?

R.Políticamente, el gobierno esantiimperialista, pero econó-micamente es complaciente;por otra parte, hay una granconfusión en los sectorespopulares: entre finales del2001 y el 2004 (golpe de Es-tado, paro petrolero, plaza Al-tamira, referendo) vivimos unasituación donde las bases tení-an muy claro quién era el ene-migo, dónde estaba ubicado ylos sitios de divulgación (me-dios de comunicación priva-dos) en que ese enemigo seexpresaba y se sigue expresan-do. Luego del referendo lascontradicciones comienzan aser mucho más intensas; des-graciadamente, en el discursodel Presidente se hacen cadadía más abismales las relacio-nes entre discurso y prácticade gobierno. Es verdad, el dis-curso de Chávez es referen-cial, inspirador y amplía hori-zontes de conciencia, más noes útil para transformar reali-

dades concretas. El es el Pre-sidente y dirige un Estado, u-nas instituciones que en estosmomentos sufren una regre-sión desde el punto de vista delas leyes, frente a lo que es laConstitución. Todas las leyes,la de tierras, de cultura, deaguas, la de fronteras, regresanal marco privatizador y neoli-beral.

P. Alianzas estratégicas como enla Sierra de Perijá donde lastransnacionales del carbónestán arrasando con el hábi-tat...

R.Exacto; las comunidades indí-genas decidieron defender has-ta con la vida su derecho a lavida, a la tierra, el ambiente, ala cultura, a un territorio queles pertenece ancestralmente,frente a las transnacionales es-tadounidenses, canadienses ybrasileras que quieren apro-piarse de ese terreno para ex-plotar el carbón; y ser parte deun juego geopolítico-energéti-

co que no solamente tiene quever con el carbón, también conlas aguas, el gas y el petróleo,en función de las necesidadesenergéticas de Estados Uni-dos. El gobierno se compro-metió, a través de una comi-sión, a realizar un estudio en laregión de Perijá, los resultadosfueron clarísimos: que am-biental, cultural y socialmentehay un impacto enorme, ungran deterioro, por la explota-ción del carbón. No obstante,la explotación sigue, la Guar-dia Nacional entra nuevamentea los territorios y se comportaigual que la vieja máquinarepresiva que siempre ha sido,nunca ha cambiado. Mira, te-nemos un Estado aliado a lasgrandes cúpulas económicasque tratan de salvar su propiacondición y sobrevivencia uti-lizando el discurso de unarevolución popular que no lepertenece a ningún hombre enparticular, nos pertenece atodos.

Las contradicciones se estánintensificando

P. ¿Acaso las contradiccionesno se están intensificandocuando las bases critican alpropio partido de gobierno, alMVR?

R.Es que la carencia de represen-tatividad del MVR es gigan-tesca; este partido es un mons-truo insoportable dentro de lasdinámicas de organización yconstrucción social. Es un par-tido clientelar; independiente-mente que allí hay muchaspersonas que actúan de buenavoluntad y que no atacan a las

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Luego del referendo lascontradicciones

comienzan a ser muchomás intensas;

desgraciadamente,en el discurso del

Presidente se hacencada día más abismales

las relaciones entrediscurso y práctica de

gobierno.

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bases, su dirigencia se com-porta como la típica organiza-ción de control, captación ycorrupción generalizada.

P. La decisión unilateral de lascúpulas al margen de la parti-cipación popular es un ele-mento del pasado que perma-nece igual...

R.Voy a poner un ejemplo connombre y apellido, DiosdadoCabello: el gobernador del es-tado Miranda fue quien prácti-camente manejó todo el listadode diputados que aspiran a unacurul en la Asamblea Nacio-nal. No quiero generalizarpero él, entre muchos otros,con ése inmenso poder en latoma de decisiones, se ha con-vertido en uno de los grandescapitalistas que gira alrededordel gobierno. En el Movi-miento Quinta República haysectores progresistas y trans-parentes, pero el partido, conWilliam Lara y Diosdado Ca-bello a la cabeza, están ma-nejando esa maquinaria de unamanera claramente contrarre-volucionaria.

¿Hacia un choque de trenesviolento?

P. ¿Qué presagia todo aquelloque usted plantea?

R.Un choque de trenes, inevita-ble; allí es donde Hugo Chá-vez deberá decidir cuál es suposición ante una realidad quees imposible negar. Si él sigueaceptando que alrededor de él,gobernadores, alcaldes, minis-tros y militares se conviertanen multimillonarios a travésdel trabajo militante de cente-

nares de personas, se verá enuna situación sumamente deli-cada. Nosotros estamos con elproceso bolivariano y lo de-fendemos, apoyamos la posi-ción de Chávez como Presi-dente; pero no aceptaremosque detrás de nuestro esfuerzoy luchas, algunos pocos quegiran alrededor de las designa-ciones presidenciales, continú-en convirtiéndose en mons-truos capitalistas. Aspiro a queel choque de trenes sea lo me-nos violento o sangriento;Chávez tiene la inmensa res-ponsabilidad que esa violenciano llegue y que la situación sedilucide mediante un procesorápido de depuración y de de-finición de políticas. Por ejem-plo, en Perijá tendrá que deci-dir entre los indígenas a quie-nes le destruyen su hábitat ylas transnacionales del carbón,

detrás de las cuales están ven-didos Corpozulia Carbozulia.

P. ¿Acaso el líder de este proce-so político no capta eso queusted ha expuesto?

R.Lo capta pero é1 vive una tra-gedia; esta medido en el proce-so y aquí nadie es inocente.Quien te habla también esabsolutamente responsable delo bien o mal que nos llegue afuturo. A Chávez le está suce-diendo lo que a otros líderesque condujeron procesos detransformación en el mundocomo Lenín, o Mao; el proce-so social comienza a desbor-darlo, y no solamente a él, atodos quienes hemos sido diri-gentes, bajos, medios, altos. Sedebe entender que los movi-mientos populares pulsan por-que las transformaciones ycambios no se queden simple-mente en la planificación deuna cúpula. El presidente tieneuna inmensa responsabilidaden toda esta situación.

Experiencias truncadas

P. ¿Qué objetivo se plantea elmovimiento al que usted per-tenece?

R.Somos una corriente revolu-cionaria que en estos momen-tos tiene la oportunidad deconvertirse en un movimientoorganizado en lo que ya hemosdenominado ejército de multi-tudes; y no es que aspiramos aser gobierno, queremos gober-nar, las bases quieren gober-nar.

P. Usted fue viceministro dePlanificación (2202-2003)

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Revista del Grupo Democracia y Desarrollo Local

Nosotros estamoscon el proceso

bolivariano y lodefendemos, apoyamosla posición de Chávez

como Presidente;pero no aceptaremosque detrás de nuestro

esfuerzo y luchas,algunos pocos que

giran alrededor de lasdesignacionespresidenciales,

continúenconvirtiéndose en

monstruos capitalistas.

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durante la gestión de FelipePérez. ¿Por qué salió de ahí?

R.Eso habría que preguntárselo alpresidente Chávez. Lo que sipuedo decir es que, siendoviceministro, viví experienciasbellísimas; durante el paro pe-trolero del 2002, estuve presen-te en la reactivación de la plan-ta de Azuay con la participa-ción de ingenieros, técnicos,obreros, pescadores, mujeres.Azuay es un gigante tecnológi-co que a partir de manuales per-didos e informaciones sueltas,comenzó a reactivarse; el geniocolectivo, cuando actúa, seconvierte en una inteligenciafabulosa que supera cualquiertecnocracia o meritocracia.

La izquierdaderrotada de Pdvsa

P. Alí Rodríguez (ex presidentede PDVSA, hoy canciller dela República Bolivariana) hadicho que la directiva dePdvsa, junto a las accionesemprendidas por el gobiernodurante y después del paro,recuperó la industria…

R.Rodríguez, de alguna maneraRafael Ramírez (actual presi-dente de Pdvsa), Vierma, Ber-nard Mommer y todos aque-llos que han tenido algún car-go de dirección en la industriapetrolera, se mueven sobre losviejos códigos de una izquier-da frustrada, abatida y derrota-da. Uno puede reconocer enellos algunos valores de iz-quierda, al menos en el len-guaje de soberanía y justiciasocial; pero, sencillamente, es-tán afianzados en el espaciocapitalista para luego pasar a

una etapa hipotética y comple-tamente utópica de socializa-ción de la riqueza. Es unaizquierda que trabaja en base ala desaparecida ortodoxia so-viética. El presidente Chávez,es triste decirlo, ha reactivadoeso e intentado darle vida aalgo que ya no lo tiene, a algoque fue desaparecido por lahistoria y los movimientospopulares. Nos están condu-ciendo al desastre. Esas viejasizquierdas ya no tienen ningu-na ética en su comportamien-to. Siguen cobrando treinta ycuarenta millones de bolíva-res, no les da ninguna pena queellos, revolucionarios, ganencantidades millonarias y unpobre diablo que es tan o másrevolucionario que ellos ganeun millón1, lo mínimo para lle-

var a su casa, en el caso quetenga trabajo. Se comportancomo una tecnocracia más,como una cúpula que se enri-quece con privilegios y lucros;es decir, reproducen un pasadoque tanto criticaron. En Pdvsa,estas personas han sido seduci-das por el poder; se reactiva-ron allí todos los privilegios dela élite, los viajes “shopping”internacionales de sus familia-res que viajan a Moscú, a Pe-kín, a Europa.

P. ¿Están funcionando las mi-siones sociales?

R.La misión clave, la VuelvanCaras (formación de núcleosde desarrollo endógenos y eco-nomía social), que se dirigehacia la transformación estruc-tural de las relaciones de pro-ducción o de propiedad, estáfracasando. Aplican, en esamisión, un esquema autorita-rio, verticalista, ajeno a lo queson las dinámicas comunita-rias de formación de coopera-tivas; estas, muchas veces, noson tal sino instrumentos dereciclaje de riquezas por partede quien la da y quien la reci-be. Durante nuestra estadía enel gobierno, propusimos la for-mación de comunidades auto-gestionarias en áreas como lavivienda, a nivel de control o-brero, entre otros; aunque sonprocesos largos y difíciles, sien aquél momento se hubiesecomenzado, hoy tendríamosun cuarenta por ciento de lapoblación organizada en co-munidades autogestionarias.

1. Tasa de cambio: 2150 Bolívaes cada -dólar.

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Entre voces No. 5 Enero de 2006

El presidente Chávez,es triste decirlo,

ha reactivado esoe intentado darlevida a algo queya no lo tiene,a algo que fue

desaparecido porla historia y los

movimientos populares.Nos están

conduciendo aldesastre.

Esas viejas izquierdasya no tienen ninguna

ética en sucomportamiento.

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Entrevista aEdgardo Lander*

El sociólogo venezolano Edgar-do Lander, profesor de la Univer-sidad Central de Venezuela(UCV), es uno de los más impor-tantes intelectuales latinoameri-canos de la actualidad y uno delos principales organizadores delVI Foro Social Mundial Policén-trico de Caracas 2006. Nos da suvisión de las principales conquis-tas del proceso de cambio queestá viviendo Venezuela y de lasdificultades que enfrenta.

P. ¿En qué fase se encuentra elproceso venezolano? ¿Se haconsolidado?

R.Hay tres momentos de con-frontación con la oposición,que significaron una consoli-dación y el avance del procesoen Venezuela. El primero fueel fracaso del Golpe de Estadomilitar del 11 de abril de 2002por la reacción multitudinariade los venezolanos que restitu-yen a Chávez, esto constituye

la derrota de la totalidad desectores de oposición: la igle-sia, los partidos políticos de laoposición, los medios privadosde comunicación, sectores dela fuerzas armadas, el sectorempresarial y el sindicalismocorrupto, que apostaron por laruptura del régimen constitu-cional y la salida del presiden-te Chávez. Un segundo mo-mento se produce el 2 de di-ciembre del 2002 cuando losmismos sectores apuestan otravez por la ruptura con el paropetrolero y empresarial con elobjetivo de paralizar el país,detener la producción y distri-bución de petróleo, y forzar ladimisión del presidente Chá-vez. Nuevamente la capacidadorganizativa y la disposiciónde lucha hizo que fuera derro-tado el paro patronal y que elpaís no se detuviera, y logroque se recuperara la industriapetrolera, saliendo el gobiernoy el proceso fortalecidos mien-tras que la oposición sufrióuna segunda derrota. El tercermomento, fundamental para laconsolidación del proceso, fueel referendo del 15 de agostodel 2004; los dirigentes de laoposición habían convencido asu militancia de que el gobier-no del presidente Chávez esta-ba aislado y no tenía apoyopopular porque la mayoría dela población lo rechazaba,cuando vieron que no era así yque el 60% de la poblaciónapoyaba a Chávez, se elevó elnivel de desmoralización de la

oposición y el fraccionamientode la misma, la perdida delegitimidad de esta dirigenciaque había engañado a su segui-dores llevo a una situación decrisis profunda a la oposiciónde la que no se ha recuperado.

P. ¿Qué es lo que quiere la opo-sición?

R.Querían básicamente una a-proximación mayor con Es-tados Unidos, un distancia-miento de Cuba y genérica-mente un proyecto de cuñoneoliberal. No iban más allá deeso, ya que estos sectores notienen un proyecto políticocomún. Ellos quieren derrotarel gobierno, derrotar el pro-yecto, derrotar las transforma-ciones económicas y socialesque están ocurriendo en elpaís, y derrotar el proceso deconcienciación y organizaciónpopular. Quieren una capitula-ción total que les permita cam-biar el régimen constitucionalactual, los objetivos reales noson el cambio de gobierno y lasustitución del presidenteChávez, la oposición venezo-lana no quiere sólo la salida deChávez, su objetivo es derrotarla organización popular y elcambio de régimen hacia elneoliberalismo.

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Revista del Grupo Democracia y Desarrollo Local

“Los sectores populares que no tenían vozahora forman parte de la vida política venezolana”

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IVO

* Profesor de la Universidad Centralde Venezuela y Coordinador del ForoSocial Mundial Policéntrico de Ca-racasTomado de: www.voltairenet.org

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P. ¿Cuáles son los principaleselementos positivos del proce-so de cambio que está vivien-do Venezuela?

R.Primero, los procesos de orga-nización social de base y latransformación de la culturapolítica, estas son las cosasmás importantes que han ocu-rrido en estos años. El procesode construcción de ciudadanía,en un sentido de creciente pre-sencia y sentido de “ser partede”, de incorporación de sec-tores amplios de la poblaciónque habían estados muy ex-cluidos del sistema político.Los sectores populares que notenían voz ahora forman partede la vida política venezolana.Hubo una valorización de laautoestima de estos sectores,este es el cambio más impor-tante que el gobierno Chávezpromovió. Después, el impac-to tan importante que han teni-do las políticas públicas, laspolíticas sociales en el ámbitode la salud, de la educación, delas redes de alimentación, quehan supuesto enormes cam-bios en las condiciones de vidade los sectores populares, enlos elementos centrales de lavida social, de una forma sig-nificativa. Los programas deeducación han conseguido,entre otros éxitos, eliminar elanalfabetismo de Venezuela;los programas de salud, sobretodo lo que representa lamisión Barrio Adentro, con lapresencia masiva de médicoscubanos en módulos de saluden todas las zonas popularesurbanas y rurales de todo elpaís, significan un cambio im-portante para la gente en rela-ción al tema del derecho yacceso a la salud; las redes de

comercialización de alimentosse han extendido y proporcio-nan fácil acceso a una ampliagama de alimentos a preciosmuy inferiores a las cadenasde comercialización privadas;etc. Todo esto hace que la gen-te se identifique, y este sea sugobierno, su proyecto, una op-ción donde la gente es impor-tante mientras antes no lo era.Hay otras áreas donde losavances son muchos más len-tos y complicados, sobre todoen las transformaciones en laestructura productiva, hay in-versiones importantes en laproducción agrícola y un pro-ceso de reforma agraria enmarcha, pero la dependenciade importaciones todavía esmuy elevada, aún no se ha lo-grado la soberanía alimentariaa la que aspiramos. Hay áreasproductivas que tienen que vercon el impulso de pequeñasempresas y cooperativas, todoel sector de la economía so-cial, que se espera que seacapaz de generar bienes para elmercado interno y mayorescapacidades de empleo.

P. ¿Qué dificultades enfrenta elproceso y cuales son las pers-pectivas de cara al futuro?

R.En el plano económico, laprincipal dificultad es: ¿cómose construye un proyecto eco-nómico alternativo? En lasgrandes empresas e industriaspublicas del país se va avan-zando lentamente, en el sectorde la mediana empresa y laeconomía social todavía no sesabe si se obtendrán los resul-tados previstos y si el proyectoes viable, y sobre el ampliosector de mediana y gran em-presa e industria privada eso es

un asunto que no esta claro enel proyecto del proceso políti-co venezolano. La constitu-ción recoge un modelo mixto,con tres sectores productivos:publico, social y privado; peroen las nuevas discusionessobre el Socialismo del sigloXXI aun no está claro si hayuna intención de cambio derumbo en relación a esto, porlo que el modelo tendrá quedefinirse en el futuro. En elplano político, la carencia másimportante es la ausencia deestructuras políticas de inter-mediación entre el estado y laamplísima organización popu-lar que existe. Yo reivindico elhecho de que el estado tengauna precariedad organizativapor un lado, y que en los parti-dos políticos del proceso noexistan estructuras verticaleseficientes, porque eso haceque las organizaciones socia-les de base tengan elevados ni-veles de experimentación, di-versidad y autonomía que sonmuy positivos por la extraordi-naria riqueza, pluralidad queaportan al proceso venezolano,pero también se puede vercomo una dificultad por lafalta de capacidad del estadopara controlar la organizaciónsocial, y también al contrario.

P. ¿Qué papel tienen los parti-dos políticos en el procesovenezolano?

R.Cuando se hace la [Asamblea]Constituyente se elimina elfinanciamiento público de lospartidos, esto forma parte delimaginario antipartido por lacrisis de los partidos tradicio-nales, pero significa tambiénque se asume desde posicionesde izquierda lo que en realidad

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es producto de una políticaideológica neoliberal muyfuerte contra los partidos polí-ticos. Entonces ¿cómo seconstruye democracia cuandoel financiamiento de los parti-dos no es público y son lospartidos que tienen mayoresrecursos privados los que pue-den hacer campañas y propa-ganda? obviamente los parti-dos que están con el procesode cambio si no es por el apo-yo que reciben del gobiernoestarían en desventaja. Lospartidos anteriormente hege-mónicos, Acción Democrática(AD) y COPEI, han perdidoapoyo, son parlamentarios yno se basan en la moviliza-ción. En el caso de los partidosdel proceso con mayor apoyoelectoral, el Movimiento VRepública (MVR) no es pro-piamente un partido y tieneuna estructura muy vertical, elpeso de la decisiones del presi-dente Chávez es sobredetermi-nante y no existe “vida de par-tido”; y el partido más organi-zado, más grupal, más “leni-nista”, que es el partido PatriaPara Todos (PPT), también haabandonado la estructura de laorganización porque sus prin-cipales cuadros dirigentes es-tán en el gobierno. No existengrandes estructuras partida-rias, existen pequeños partidosbien organizados como el Par-tido Comunista de Venezuela(PCV), pero en el conjunto nosignifican mucho, no tienenmucho peso. Esto supone unoslímites, porque esto se producecon un liderazgo político delas masas muy fuerte por partedel presidente Chávez que tie-ne aún dimensiones no de-mocráticas, la toma de decisio-

nes es tremendamente vertical,y eso no genera experiencia dedemocracia, no se aprende de-mocracia. Esto plantea retospara el futuro porque en Ve-nezuela hay mucha organiza-ción social, diversa y múltiple,pero las formas de articulaciónpolítica de esas organizacionessociales autónomas con res-pecto al estado son muy preca-rias.

P. ¿Cuál es el carácter políticode la revolución bolivariana?¿Cual es su ideología?

R.Hasta la caída del Muro deBerlín los perfiles de la políti-ca eran o parecían muy níti-dos; que era socialismo, queera socialdemocracia; que eraliberalismo, y si alguien seplanteaba un proceso de trans-formación socialista tenía queutilizar necesariamente unaserie de instrumentos de esacaja de herramientas. Tras lacrisis del socialismo real y eldesconcierto que significó estopara las organizaciones de iz-quierda, se planteó cuales eranlas alternativas a la hegemoníadel orden neoliberal imperan-te, si era posible un capitalis-mo más humano y menos sal-vaje, o la alternativa es una so-

ciedad no capitalista. En la iz-quierda transformadora hayacuerdo en que la alternativaes una sociedad no capitalista,pero ¿en qué consiste hablarde una sociedad no capitalista?antes era automáticamente elsocialismo que se estaba prac-ticando en ese momento, esteestaba ya escrito en la historia,y eso no es así. Ya es imposi-ble pensar en que la historiaestá preescrita, que tiene unguión, la sociedad que se cons-truye como alternativa la reali-zan los seres humanos con supropia lucha. Parece evidenteque la sociedad capitalista estáen un momento de profundacrisis, probablemente una cri-sis terminal que se prolongaráno se sabe cuanto tiempo, noencontramos en tiempo de tur-bulencias, de guerra, pero nosabemos lo que viene después,si va ha ser mejor o peor, nohay garantía alguna de que seael socialismo.

Por todo esto nos planteamos laidea del Socialismo del sigloXXI, que significa plantearse laposibilidad de una sociedadalternativa no capitalista, noestatista, no industrialista, nodesarrollista, que reconozca ladiversidad de patrones de vida,formas de conocimiento, pa-trones culturales, diversidad dela vida humana, este es nuestroreto que está abierto para lapolítica, para la teoría, ese es elsentido de lo que plantean loszapatistas: “vamos a construirun mundo donde quepan todoslos mundos”, es de una dificul-tad enorme imaginarnos esopero tenemos que hacerlo nece-sariamente. Es un debate abier-to para Venezuela y para elmundo.

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...hay mucha organización social,diversa y múltiple,pero las formas de

articulación política deesas organizaciones

sociales autónomas conrespecto al estado son

muy precarias.

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Marcelo Rosales*

Tabaré Vázquez fue investido ensu cargo de presidente de laRepública Oriental del Uruguayel 1 de marzo de 2005. El discur-so con que cerró los actos de esedía histórico cambió el lugar dis-cursivo del Poder Ejecutivo.Hizo hincapié en las discontinui-dades con los anteriores gobier-nos conservadores, lo cual fuebien recibido por los votantes dela izquierda. El énfasis puesto enlos derechos humanos en un paísque ha entronizado y mantenidola más persistente impunidadhacia los militares criminales delesa humanidad durante los añossetenta, cambia radicalmente ellugar del sentido común políticosobre el cual se construyó el dis-curso dominante de la transicióndemocrática.

Otras discontinuidades se mar-can, pero algunas de las expecta-tivas de cambio puestas en juegopor los ciudadanos han sidodefraudadas, por ejemplo: elmantenimiento de los principalesaspectos de la política económicay la continuidad de los vínculoscon Estados Unidos. Pero estascontinuidades y discontinuidadesson señaladas como inconsisten-tes con el discurso del FrenteAmplio cuando era oposición yse rotula como un corrimiento al“centro político”. En este senti-do, más que ese “corrimiento”, loque ha cambiado es el lugar delcentro político hacia un discursodiferente. Lo que hasta hace unas

horas era lo impensable se trans-forma en lo razonable como efec-to de un acto de imposición sim-bólica del novel Presidente de laRepública. El campo del poderempieza a reconfigurarse desdela institucionalidad política, locual es inevitable en un esquemade funcionamiento democrático,en el que los derechos ciudada-nos y el vínculo de éstos con elEstado comienzan a ocupar unlugar central. El mercado y lasinversiones dejan de ocupar elcentro de la escena y del discursogubernamental; pero no así de lasprácticas gubernamentales.

Breve recorrido histórico

Antes de establecer algunos deestos acontecimientos que mar-can cortes más o menos radicalescon el pasado liberalismo conser-vador que rigió los destinos deUruguay desde fines de los añossesenta, trazaremos un panoramade la izquierda uruguaya queconforma el “gobierno progresis-ta”. El Frente Amplio surge en1971 como la alianza sin exclu-siones de los diferentes sectoresde la izquierda política en un pro-ceso de acumulación históricoque también logró la unificaciónde los sindicatos en una centralúnica de trabajadores haciamediados de los años 60.Existían consensos entre laamplia mayoría de los intelectua-les uruguayos acerca de la nece-sidad de una unificación de laizquierda junto a los sectoresprogresistas de los tradicionales

partidos Blanco o Nacional yColorado, partidos catch all quese habían alternado en el poderdesde el surgimiento de Uruguaycomo país independiente.

La dictadura militar de 1973,producto de una alianza de partedel elenco político liberal conser-vador junto a la mayoría del esta-mento militar, significó una bru-tal represión al Frente Amplio,con miles de encarcelados políti-cos, más de un centenar de desa-parecidos y decenas de miles deexiliados. El presidente del Fren-te Amplio, General Líber Sereg-ni, preso durante casi todo elperiodo, se constituyó en el sím-bolo viviente de la resistencia a ladictadura.

Concluido ese régimen (1984,elecciones nacionales con políti-cos proscritos; 1985, asuncióncomo Presidente del Partido Co-lorado, el doctor Julio María San-guinetti, vencedor de esos comi-cios), el Frente Amplio, que no

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A diez meses del gobierno progresista uruguayo:¿Es sustentable un gobierno progresista?

* Profesor de la Universidad de la Re-pública de Uruguay.

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para de crecer elección tras elec-ción, enfrenta a la Ley de Ca-ducidad de la Pretensión Punitivadel Estado (o ley de impunidad),sometiendo a referéndum dichaley, la cual es aceptada por lamayoría del electorado (1989).Quedaba así entronizada la impu-nidad a los militares violadoresde los derechos humanos, másallá del derecho a la justicia queimpone la Declaración America-na de los Derechos, transgredidapor la citada ley.

Tras la impunidad, ya en los añosnoventa, el elenco gubernamen-tal, en este caso del Partido Na-cional, pero no menos liberalconservador, impone una ofensi-va neoliberal incluyendo diversasprivatizaciones, las que son so-metidas a referéndum por la cam-paña de recolección de firmas delos sindicatos. La Ley de Em-presas Públicas es parcialmentederogada por la voluntad popular(1992). Con ello asistimos a un“neoliberalismo amortiguado”.Para ese tiempo, el Frente Am-plio obtuvo la Intendencia Mu-nicipal de Montevideo (1990)con el Dr. Tabaré Vázquez comoIntendente. A partir de ese mo-mento el Frente Amplio cuentacon una figura de singular caris-ma y autoridad, y por la mismarazón, un líder cuestionado sotovoce por varios intelectuales deizquierda que lo ven como undirigente populista ajeno a la tra-dición de esta tendencia.

En esos años de derrumbe del lla-mado socialismo real, el FrenteAmplio crece a pesar de divisio-nes internas y de un rumbo de lahistoria que no se mostraba muyauspicioso para la izquierda. En1995, el Dr. Sanguinetti obtiene

un segundo mandato presidencialy se produce al interior del FrenteAmplio un debate entre los lla-mados “renovadores” y los “orto-doxos”. En el escaso espacio dis-cursivo dejado para la izquierda,todo lo revolucionario y antiim-perialista es reducido a esloganpor una alianza de hecho entrelos doxófosos neoliberales (algu-nos de ellos formados en laizquierda) y otros de los llama-dos renovadores que empiezan acreer, al igual que los anteriores,que democracia y mercado man-tienen un vínculo indisoluble. Enesos años de crecimiento econó-mico y de venta explosiva de au-

tomóviles cero kilómetro y elec-trodomésticos importados, bajala pobreza, pero aumenta la mar-ginalidad social y se destruyegran parte del entramado produc-tivo con la afluencia sin barrerasde los productos importados. Almismo tiempo, el Frente Ampliosigue creciendo como fuerzaelectoral, convocando a sectoressociales que anteriormente leeran muy refractarios, como losproductores rurales y los peque-ños empresarios.

Este Frente Amplio (más ampliosocialmente) llega al gobierno enlas elecciones del 31 de Octubredel 2004. El Frente es tambiénpolíticamente más extenso por-que incluyó a nuevos sectoresprovenientes de los partidos tra-dicionales y de viejas escisionesdel propio Frente que volvieron asus filas (así, la denominaciónelectoral de la fuerza política cre-ció ridículamente hasta “FrenteAmplio – Encuentro Progresista– Nueva Mayoría”). También enel programa de gobierno delFrente Amplio y en el énfasis desu discurso pre-electoral, se apre-cia ese encuentro de clases socia-les e intereses. De allí puede ex-traerse una definición de lo pro-gresista como un lugar de en-cuentro más que de confronta-ción (“Encuentro Progresista”),que se apreciará en un gabineteministerial que integra a unafigura independiente provenientedel campo empresarial como Mi-nistro de Industrias junto a dos exguerrilleros tupamaros (Minis-tros de Trabajo y de Ganadería,Agricultura y Pesca) y de unamaestra comunista al frente delrecién creado Ministerio de De-sarrollo Social.

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Tras la impunidad,ya en los años noventa,

el elencogubernamental, en este

caso del PartidoNacional, pero no

menos liberalconservador, impone

una ofensiva neoliberalincluyendo diversas

privatizaciones, las queson sometidas a

referéndum por lacampaña de recolección

de firmas de lossindicatos.

La Ley de EmpresasPúblicas es

parcialmente derogadapor la voluntad popular

(1992).

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La voluntad de poder y lavoluntad de cambio

Hasta ahora el presidente, que hademostrado una gran voluntad depoder, ha desarrollado una políti-ca progresista, esto es, mantenerequilibrios entre el carácter trans-formador de los sectores quepugnan por un mayor ritmo enlos cambios y los que buscanmantener determinados aspectosdel statu quo, sobre todo en loque se refiere a las relaciones in-ternacionales del país y la con-ducción económica. Pero tam-bién hay otros temas controver-siales y no todos los sectores sealinean automáticamente.

En todo caso, quien ha tenidomayor osadía para cuestionar lasdecisiones del Poder Ejecutivoha sido el Partido Comunista,que, sin embargo, se mantiene enel seno del gobierno y lleva ade-lante una de sus políticas centra-les como es el Plan de Emer-gencia Social. Dicho Partido cri-tica el “posibilismo” en la iz-quierda al tiempo que denunciael “infantilismo” de la crítica dela izquierda extra-parlamentaria.El posibilismo se centraría en lavisión que domina en el Mi-nisterio de Economía y que man-tiene atado al gobierno a un es-quema económico que subordinaal país a los dictados de las insti-tuciones trasnacionales de crédi-to (Banco Mundial, FMI, BID).La crítica del posibilismo recla-ma un programa económico másjugado en la renegociación de lapesada deuda externa y vincula-do a los socios del MERCOSURque al alineamiento a los organis-mos trasnacionales de crédito y alos Estados Unidos.

Cabe señalar que fue el PartidoComunista el único sector parla-mentario de la izquierda que nodio su voto para el tratado de pro-moción de inversiones que firmóUruguay con Estados Unidos, loque generó una crisis al interiordel gobierno. El sector con ma-yoría relativa en el Frente Am-plio, el Movimiento de Partici-pación Popular, dirigido por JoséMujica, ex guerrillero tupamaro,también pretendió votar en con-tra del tratado por decisión de sudirección política y sus bases,pero terminó apoyando al Ejecu-tivo por la habilidad para alinear

al sector que muestran sus princi-pales dirigentes.

En entrevista con el semanarioneoliberal “Búsqueda” (5-1-2006), el ministro de EconomíaDanilo Astori (recientemente ga-lardonado como mejor ministrode Economía por “The Banker”),acaba de declarar que postularápor la firma de un tratado de librecomercio con Estados Unidos1,lo cual lo aleja aún más de laposición comunista. El ministrode Economía tiene un alto respal-do por el unánime apoyo que leotorgan al unísono los partidostradicionales y los sectores em-presariales y financieros. Es co-munista en cambio el principaldirigente del PIT-CNT (centralsindical única).

Las relaciones entre elcapital y el trabajo

Consideramos a un gobierno re-volucionario si logra reconfigu-rar el campo del poder alterandosustancialmente las relacionescapital-trabajo y las relacionesinternacionales puestas en juegopor los esquemas trasnacionalesde dominio. Un gobierno sólopuede ser progresista durante unbreve lapso, en especial si esta-mos en un país periférico: o evo-luciona hacia uno revolucionarioy antiimperialista o se transforma

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En todo caso, quien hatenido mayor osadíapara cuestionar las

decisiones del PoderEjecutivo ha sido elPartido Comunista,que, sin embargo,

se mantiene en el senodel gobierno y llevaadelante una de sus

políticas centrales comoes el Plan de

Emergencia Social.

1. Según versión del Diario uruguayo la República del 17 de enero: Uruguay no fir-mará ningún TLC con Estados Unidos. El presidente Tabaré Vázquez habló ayerunas dos horas en el Consejo de Ministros para descartar totalmente un posibleTratado de Libre Comercio con los Estados Unidos, como se había difundido enlos últimos días. Este tema llevó casi tres horas de la sesión. Tabaré Vázquez recor-dó que él tiene "dos biblias" para gobernar: la Constitución y el Programa deGobierno del Frente Amplio. La Constitución postula la integración regional,mientras el programa habla de "país integrado comenzando la integración por laregión y extendiendo el Mercosur a la región sudamericana".

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en nuevo instrumento al serviciode una configuración dominanteapenas maquillada.

Todavía nos encontramos en laevanescente “era progresista”, yen ese sentido, se han obtenidoderechos para los trabajadores yrecuperado otros que se habíanperdido. Se ha vuelto a las anti-guas negociaciones colectivas(Consejos de Salarios), se derogóun decreto represivo acerca delas ocupaciones sindicales y sevotó una ley de fuero sindical,disposiciones que han sido cele-bradas por los trabajadores y queya han permitido un enormerepunte en las afiliaciones a lossindicatos y en la afirmación delmovimiento sindical como elprincipal movimiento social uru-guayo. Al mismo tiempo, dichasconquistas sindicales han sidocuestionadas por las cámarasempresariales y los partidos tra-dicionales.

Las relaciones internacionalesdel progresismo

Las relaciones internacionalesson un lugar propicio para inda-gar el rumbo de un gobierno pro-gresista. Los equilibrios debenrealizarse en dos frentes: en el dela opinión pública nacional y enel equilibrio que debe mantenerun país pequeño y periférico. Elgobierno se inicia con el restable-cimiento de relaciones diplomáti-cas con Cuba y cierra el 2005 conel reconocimiento de la Repú-blica Árabe Saharaui Democrá-tica. Ambas decisiones son com-partidas por todo el espectro de laizquierda. Sin embargo, lo mástrascendente se vincula con lasrelaciones internacionales corres-

pondientes con asuntos económi-cos nacionales como el tratado deinversiones con EE UU o loslazos con las organizaciones tras-nacionales de crédito.

Además, el gobierno ha jugadocomo tradicionalmente lo hahecho el país: abierto a recibirtodo lo que viene de afuera, y deVenezuela, con Chávez a la cabe-za, ha existido apoyo e inversiónen lo que va del año. No se handescuidado tampoco las buenasrelaciones con todos los socioscomerciales, en especial con Es-tados Unidos, lo cual genera difi-cultades entre la militancia deizquierda.

Capítulo aparte merecen las com-plicadas relaciones con Ar-gentina. La polémica instalaciónde plantas de celulosa de origeneuropeo (Botnia, finlandesa y

Ence, española) en un territoriouruguayo lindero con Argentinaha generado controversia con lospobladores y el gobierno argenti-no que los apoya, también conlos ecologistas uruguayos que noquieren dicha instalación. Lamagnitud de la inversión y lanecesidad de empleo han logradoapoyo a favor de las plantas en laregión donde se instalarán. Estose estrella, lógicamente, con losintereses argentinos, que sólorecibirán la contaminación queestas industrias provocarán inevi-tablemente. En pleno verano lapolémica ha subido de revolucio-nes a raíz de las medidas de luchade los argentinos que incluyen elcorte de rutas a los turistas quequieren veranear en las playas u-ruguayas y que son demoradospor los ecologistas argentinos.

Sistema tributario ypresupuesto nacional

El presupuesto nacional reciente-mente aprobado contiene avan-ces sustanciales en cuanto a losfondos de Salud y EducaciónPública. A ellos se suma una re-forma en Salud Pública que evo-lucionará hasta llegar a un Sis-tema Nacional que deberá opti-mizar los recursos sanitariosnacionales. En Educación se co-menzará el año entrante un De-bate Educativo Nacional con mi-ras a la aprobación de una nuevaLey. Al mismo tiempo, hay dudasrespecto al presupuesto de la car-tera de Obras Públicas que vioretaceados sus fondos en un mo-mento en que se necesita inver-sión pública para aumentar elempleo, mejorar la red vial y detransportes para el proyecto depaís productivo.

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El presupuesto nacionalrecientemente aprobado

contiene avancessustanciales en cuantoa los fondos de Salud y

Educación Pública.A ellos se suma una

reforma en SaludPública que

evolucionará hastallegar a un

Sistema Nacionalque deberá optimizar

los recursossanitarios nacionales.

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Respecto del sistema tributario,se plantea una reforma que inclu-ye un impuesto a la renta de laspersonas físicas, lo cual es unavieja propuesta de la izquierda, altiempo que se rebajan los gravá-menes al consumo como el Im-puesto al Valor Agregado. Pero laimplementación de dicho tributose encuentra cuestionada, tanto alo interno del gobierno comodesde la oposición, lo cual augu-ra largos debates en este año.Estas discusiones definirán engran medida la suerte del go-bierno para la obtención de re-cursos con mayor justicia tributa-ria. De todos modos, estos sonescasos respecto de las necesida-des y las cargas vinculadas a ladeuda externa del país son unbloqueo para las posibilidadesnacionales.

Perspectivas

En Uruguay no falta la crítica. ElFrente Amplio no es un conglo-merado acrítico. Desde su crea-ción ha sido un instrumento dereflexión y esto es visto por susmilitantes como parte de la pra-xis política. En el 2005 mucho seha hecho desde el gobierno pro-gresista. Se partía de un estado decosas vinculado a gobiernos con-servadores sin políticas sociales

claras que materializaran dere-chos ciudadanos y hoy existe unrumbo respecto a ellas. Es desdeel propio Frente Amplio que secritica fuertemente la implemen-tación del Ingreso Ciudadano y elrumbo del Plan de Emergencia.No había leyes que protegieran alos trabajadores sindicalizados yhoy existen. No había políticasculturales nacionales y ahoraempieza a haberlas. Son los pro-pios frenteamplistas los que seencargan de marcar la cancha yreclamar la existencia de hechosy discursos políticos coherentes.

Michael Hardt, citando a Deleu-ze, dijo recientemente en Monte-video que no hay gobiernos deizquierda pero que puede habergobiernos que posibiliten el desa-rrollo de la misma. Lo realizadohasta ahora por el gobierno deTabaré Vázquez parece confir-mar sus dichos. Nosotros pensa-mos que un gobierno es de iz-quierda cuando tiende a transfor-mar profundamente la realidadsocial, a ser revolucionario. Hoyen día el gobierno uruguayo es ungobierno progresista de concilia-ción entre clases que no afectaprofundamente el estado de lasmismas en el campo del poder.Esto evolucionará hacia la iz-quierda si sigue en el rumbo debeneficiar al trabajo en desmedrodel capital, que en el caso uru-guayo, es en gran medida capitaltrasnacional.

Este año, coinciden todos losanalistas, será clave para poderver mejor el rumbo que toma elgobierno, si continua el caminode los cambios y de la unidadlatinoamericana o si retoma eldel anterior gobierno conserva-dor, de la mano de Estados U-nidos. En un sentido o en el otro,el progresismo no cuenta con loscinco años del gobierno del Dr.Tabaré Vázquez.

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Este año, coincidentodos los analistas,

será clave para poderver mejor el rumbo que

toma el gobierno,si continua el caminode los cambios y de la

unidad latinoamericanao si retoma el delanterior gobiernoconservador, de la

mano deEstados Unidos.

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Entrevista aBernard Duterme*

En el fondo, ¿qué es el EZLN?¿Un movimiento político-mili-tar, un movimiento político, unmovimiento social, una especiede partido étnico-regional? Y,conforme a esta o estas defini-ciones, ¿cuál es el balance deestos últimos 12 años de lucha yde actividad?

Todo depende por supuesto de loque uno quiere decir con estasdesignaciones no controladas.Cada escuela sociológica o cadacapilla política tendrá sus prefe-rencias, incluso puede existircierto fetichismo de las categorí-as. En los primeros años quesiguieron su penetración en laselva lacandona (inicio de losaños 1980), el EZLN sí fue unnúcleo político-militar formadopor algunos universitarios noindígenas, urbanos y guevaristas.Desde el levantamiento del 1 deenero del 1994, el mismo EZLN,o más bien la rebelión zapatistaen su conjunto, se impuso pro-gresivamente, con altos y bajos,

como un movimiento social ypolítico importante, tanto en elnivel regional, nacional, e inclu-so internacional, entre otras cosasgracias a la efervescencia de unavasta nebulosa "zapatizante".

Sin embargo, la imagen un pocosimplificadora y lineal de un gru-púsculo inicial convertido en eltrascurso de 10 años en un movi-miento social rebelde sobre untrasfondo de injusticia y depobreza no es sostenible. Lodemuestran los trabajos históri-cos y sociológicos inspirados porAlain Touraine - en particular losde Yvon Le Bot1. Explican como,antes del 1994, todo un conjuntode procesos sociales y culturalesllevaron a un sector de la pobla-ción indígena del este de Chiapasa elegir el recurso de las armas ylanzarse en una lógica insurrec-cional. El "salto" de 1994, lejosde ser la expresión más alta delmovimiento social, su desenlaceo apoteosis, aparece como lamanifestación de un impedimen-to, como una entre las opcioneselegidas por un sector social blo-queado en su proceso de emanci-pación en curso desde dos o tresdécadas, confrontado a los calle-jones sin salida de la moderniza-ción y del desarrollo, víctima dela represión y del racismo...

Estoy menos convencido porTouraine y Le Bot cuando serehúsan a designar al zapatismopost-1994 como "movimientosocial" y hablan más bien de"deseo de movimiento social". Aveces, en los analistas de los"nuevos movimientos sociales",hay una celebración exagerada de

lo nuevo por sí mismo. Eso sevuelve la justificación y la condi-ción exclusiva del interés mani-festado por el objeto de estudio,en este caso el zapatismo: nove-dad de las formas de organización(democráticas, horizontales, reti-culares…), de los repertorios deacción (simbólicos, mediáticos,expresivos…), de los valores(dignidad, diversidad…), de lasreivindicaciones (autonomía, re-conocimiento…), de la relacióncon lo político (contrapoder ci-vil…) y de las identidades movi-lizadas (culturales, de género…).Sin embargo, basta examinar condetenimiento la dinámica zapatis-ta para relativizar su originalidad;o más bien, tal vez, para situarlacomo una articulación de formasnuevas con formas más antiguas,en la medida en que las actitudesverticalistas y autoritarias, losmodos de expresión clásicos, losanhelos igualitarios de redistribu-ción de las riquezas, las reivindi-caciones estrictamente socio-eco-

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El Zapatismo como movimiento social

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* Periodista y sociólogo, director delCentro Tricontinental (CETRI) deLovania (Bélgica), jefe de redacciónde la revista Alternatives Sud. Hasido investigador-formador de laUniversidad Centroamericana deManagua de 1989 a 1992 y coordina-dor de la plataforma europea deapoyo a la Comisión Nacional de In-termediación entre el EZLN y elgobierno mexicano, presidida por elobispo Samuel Ruiz, de 1995 à 1997.Autor de Indiens et zapatistes: myt-hes et réalités d'une rébellion en sur-sis (Bruselas, Luc Pire, 1998).Entrevista realizada por el equipo dela revista Entre Voces

1. Yvon Le Bot, Subcomandante Mar-cos, El sueño zapatista, Barcelona,Anagrama, 1997.

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nómicas, la obsesión por el poderestatal y las identidades de claseestán todavía muy presentes en elmovimiento zapatista.

El balance de la rebelión está vin-culado a esta articulación origi-nal de identidades (sociales, étni-cas, territoriales), de reivindica-ciones (culturales, políticas, eco-nómicas) y de modos de acción(masivos, simbólicos, pacíficos)que estuvieron a menudo antinó-micos en la historia de las luchassociales. Una articulación origi-nal, pero también circunstancialy frágil. Por un lado, no haymucha exageración en decir quelos zapatistas fueron los artíficesde la caída (en el Chiapas y en elDF) del partido que controlabatodo el poder desde los años1920, el PRI; fueron también unode los motores de una dinámicaindígena nacional, incluso tal vezlatinoamericana, de carácter afir-mativo y democrático, así comolos pioneros de una nueva inter-nacional plural conocida comomovimiento anti-globalización, o"altermundialista". El reconoci-miento mundial de los méritos delos zapatistas alimenta su digni-dad recuperada, y a la vez senutre de ella… Por otro lado, sinembargo, los resultados de unalarga década de conflictos más omenos abiertos y de negociacio-nes entre rebeldes y gobierno sonmás ambivalentes. Más allá delcarácter insignificante del poten-cial militar del EZLN, el anclajesocial del movimiento en Chia-pas conoce un cierto desgaste.Aparece un tanto amenazado, eincluso en los puntos de anclajemás fuertes de la rebelión, no hayun solo municipio que pueda pre-tender ser 100% zapatista. El ate-rrizaje del EZLN en el escenario

político mexicano nunca acabade aplazarse. En cuánto a la arti-culación "intergaláctica" con lasconvergencias altermundialistas,si estaba ambivalente ayer, estáhoy evanescente; no cumplió suspromesas.

Para el EZLN, ¿quiénes son losactores del cambio social? ¿Quépapel tiene la dimensión étnica?¿Cuál es el objetivo final: unaforma de socialismo, una demo-cracia radical más o menos ins-titucionalizada, una pirámide deentidades comunitarias autoges-tionadas?

Vista desde arriba, la dinámicazapatista puede ser presentadacomo una nueva perspectiva e-mancipadora en construcción(cercana a la perspectiva "alter-mundialista"), en la medida enque, en sus discursos como ensus actos, intenta conciliar variosenfoques heredados o renovados:el enfoque republicano de la de-mocracia política y de la ciuda-danía, el enfoque socialista y ter-cer-mundista de la justicia entrelos grupos sociales y entre lospueblos, el enfoque cultural delreconocimiento de la diversidad,los enfoques ecologista, feminis-ta, pero también un enfoque indi-vidualista que cuestiona el esta-tuto del individuo dentro delcolectivo y valoriza la emancipa-ción del sujeto individual… Eldiscurso de la rebelión se nutretambién ampliamente de la éticay de la temática de la dignidad, yla cultura experimental del cam-bio social (que se construye aquíy ahora en las autonomías localesconcretas) cuestiona en loshechos la relación jerárquica clá-sica (jacobina, marxista-leninistao social-demócrata) entre institu-

ciones partidarias y movimientossociales.

Desde otra perspectiva, el movi-miento zapatista es también unaespecie de cóctel circunstancialde culturas políticas (locales,nacionales, religiosas, indígenas,guevaristas…) en el que domina,hacia afuera, el toque del subco-mandante Marcos, convertido enun gran maestro en el arte dehacer de la necesidad virtud.Cuando llegó a Chiapas, Marcosera bastante "cuadrado" en susconcepciones y sus certidumbres.Pero muy rápidamente, primeropor el contacto con la realidadindígena preñada por la utopíaliberadora de la iglesia chiapane-ca, después del 1994 por lasvarias peripecias del conflicto "de baja intensidad " con la autori-dades, el subcomandante se vol-vió un predicador de la indefini-ción, de la improvisación y de laadaptación a las circunstancias,con inflexiones más o menos ra-dicales, más o menos incluyen-tes, más o menos intransigentes.Aunque el objetivo inicial pare-cía claramente "socialista", nohay un verdadero "objetivo final"como tal: oficialmente, se tratade construirlo en el camino, estásustituido por un simpático "radi-calismo democrático" que lograseducir más que comprometer.Desde el 1 de enero de 1994, tan-to en lo que se refiere al modelode autonomía para armar en elterreno concreto, como en lo queatiene a las vías de una verdaderademocratización del Estado y dela sociedad mexicanos, el EZLNha multiplicado las invitaciones adebatir pacíficamente, a inter-cambiar puntos de vista, eso entodas las direcciones… Sin em-bargo, una metodología no basta

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para hacer una política. Si bien elfin ya no justifica cualquiermedio, los medios tampoco pue-den sustituirse al fin.

¿Qué espacio de estrategia y dealianzas define la Sexta Decla-ración de la Selva Lacandonaentre la lucha armada y la luchainstitucional-electoral, ambasaparentemente descartadas?¿Asume el EZLN la idea de"cambiar el mundo sin tomar elpoder", o es sólo una extrapola-ción propia de John Holloway2?¿Cómo se explica el grado devirulencia de los ataques deMarcos contra López Obrador?¿Cuáles son lo retos o las opor-tunidades de una eventual victo-ria del PRD para el EZLN?

La Sexta Declaración de la SelvaLacandona (junio del 2005) y la"Otra Campaña" que la sigue (e-nero de 2006) constituyen unanueva iniciativa zapatista, que se-ñala a la vez una continuidad y unacierta ruptura con las múltiples ini-ciativas tomadas desde 1994.

Una continuidad porque intentade nuevo sacar el zapatismo deChiapas, existir políticamentemás allá de los municipios indí-genas autónomos, movilizar losactores potenciales de un contra-poder civil en el nivel nacional,articular las luchas socialesmexicanas, " acumular fuerzas ",unir a los campesinos, obreros,amas de casa, estudiantes, a losgays, etc. (En general, las prece-dentes iniciativas se agotaron enuna cierta ausencia de resultadospolíticos, en las rivalidades entrepersonas o fracciones de laizquierda militante - de la queprovienen los creadores delEZLN -, en la indefinición o en lafalta de agenda y de perspecti-

vas...) Pero es también una ruptu-ra, porque nunca como ahoraMarcos había dibujado con tantaprecisión el perfil político delnuevo frente para armar: "deizquierda", "anticapitalista" y nopartidario.

Esta convocatoria tiene un aspec-to paradójico en la medida en quese presenta a la vez como inclu-yente y excluyente. El EZLNinsiste que no quiere dirigir elproceso, pero delimita comonunca los criterios de participa-ción. La intransigencia culminaen el ultimátum dirigido porMarcos a los mexicanos quedesean votar por el candidato delPRD en las próximas eleccionespresidenciales (y que está porahora encabezando las encues-tas): "Los que van a votar porLópez Obrador no pueden estar anuestro lado". ¡Con él o connosotros! El rechazo definitivo alPRD tiene sus razones: conflictosesporádicos y sangrientos enChiapas entre indígenas zapatis-tas e indígenas perredistas, votodel PRD en 2001 a favor de una"ley indígena" que "traiciona" el

espíritu de los acuerdos de SanAndrés de 1996 entre EZLN ygobierno, actos de oportunismopolítico y corrupción notorios enel PRD, ambigüedades del pro-grama económico de López O-brador, etc. Sin embargo, esta ac-titud contrasta con lo que solíaser la "neutralidad" o el "distan-ciamiento" del EZLN durante losperíodos electorales, y descon-cierta a muchos electores de iz-quierda. Es difícil evaluar el im-pacto potencial de esta campañazapatista anti-López Obrador,pero podría hacerle juego a la de-recha y decepcionar a los latinoa-mericanos que esperen del Mé-xico una confirmación de la vuel-ta hacia la izquierda del subconti-nente.

En cuanto a las reflexiones etére-as de Holloway ("cambiar elmundo sin tomar el poder"), estánmucho más allá de las posicionescircunstanciales de los zapatistas,aunque estos puedan ocasional-mente encontrar en ellas una cier-ta validación teórico-política. Enel mismo Chiapas (donde loszapatistas sí "tomaron el poder"en unos treinta municipios ruralespara "cambiar la vida") como enel nivel nacional (donde dan laprioridad a la construcción de uncontrapoder social al margen delas vías democrático- electoralesque ellos juzgan ineficientes en elcontexto de las relaciones de fuer-zas actuales), hacen hincapié en el"cambio desde abajo". Si bien estaestrategia cuestiona las orienta-ciones actuales del "cambio desdearriba", no trastoca mucho su rea-lidad.

2. John Holloway, Cambiar el mundosin tomar el poder, Buenos Aires,Herramienta, 2001.

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Es difícil evaluar elimpacto potencial de

esta campaña zapatistaanti-López Obrador,pero podría hacerlejuego a la derecha ydecepcionar muchoslatinoamericanos que

esperen del México unaconfirmación de la

vuelta hacia laizquierda del

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Pablo Stefanoni*

Evo Morales ingresó el 18 de di-ciembre pasado por la puertagrande de la historia boliviana.No solamente se transformó en elprimer presidente indígena (ycocalero) sino en el mandatarioque llega con más cantidad devotos al Palacio Quemado desdela recuperación de la democraciaen 1982. Cultivador de coca,amigo de Fidel Castro y HugoChávez -a quienes llama “co-mandantes de las fuerzas liberta-rias del continente”- Morales a-rrasó en las elecciones presiden-ciales con el 53,7% de los votos ypulverizó no sólo a la derechaconservadora (con una ventaja de25 puntos sobre el ex presidenteJorge “Tuto” Quiroga) sino a u-nas encuestadoras que siguen sinmedir el pulso de la Bolivia pro-funda, secularmente excluida porsiglos de dominación colonial yneocolonial. Además de una em-bajada norteamericana que ve enEvo Morales un nuevo Chávezen una región atravesada porrenovados vientos nacionalistas yfuertes cuestionamientos a laspolíticas del Consenso de Wa-shington.

“Bolivia se ha levantado, esta esuna revolución democrática y hadado una señal clarísima aAmérica Latina y al mundo queapuesta por cambiar este país, ylo va a hacer de manera estructu-ral, sin medias tintas, respetandoel mandato del pueblo”, declaróel vicepresidente electo Álvaro

García Linera apenas conoció losresultados, imprevistos inclusopara los más optimistas entre lasfilas del Movimiento al Socia-lismo (MAS). No hubo festejospopulares (reservados para lainvestidura de Evo Morales el 22de enero) y el “día después” en-contró un país en calma, como sitanto los vencedores como losvencidos intentaran digerir el“tsunami azul” que llevará alsillón presidencial a un bolivianotan parecido a sus compatriotas,que no es bilingüe español-ingléssino trilingüe español-aymara-quechua.

Nueva hegemonía

Después de un largo “empatecatastrófico”, entre fuerzas indí-geno-populares y conservadoras,se visualiza una nueva hegemo-nía en ciernes de la izquierdacomo continuación de las casidos décadas de hegemonía neoli-beral, cuya duración dependeráde la forma en que el MAS admi-nistre el capital político que tieneentre las manos. La votaciónmasista puso de relieve la trans-versalidad clasista, étnica y re-gional de la demanda de cambiofrente al enorme desprestigio delos partidos tradicionales y de lainstitucionalidad política cons-truida en los últimos 23 años dealternancia entre un conjunto departidos que hace rato perdieronla voluntad transformadora queen algún momento delataron sussiglas (nacionalismo o izquierdarevolucionarios)2 y conformaron

la “democracia pactada” que ga-rantizó con éxito la hegemoníaneoliberal y la desactivación delpensamiento crítico. Los resulta-dos del 18 de diciembre –que ins-tituyen una novedosa polariza-ción izquierda-derecha en elpaís– no pueden explicarse sintomar en cuenta el ciclo de acu-mulación política del movimien-to indígena-popular en el últimoquinquenio, desde la expulsiónde la empresa de aguas Bechtelde Cochabamba, en abril de2000, pasando por las sucesivasasonadas populares de octubre de2003 (caída de Gonzalo Sánchez

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De la calle al Palacio:los desafíos de la izquierda boliviana1

* Periodista e investigador social. Co-rresponsal en La Paz del Diario Pági-na 12.

1. Este artículo retoma algunos argu-mentos presentados en "Revolucióndemocrática en Bolivia", Le MondeDiplomatique, Cono Sur, enero de2006 y en algunas crónicas publica-das en el diario Página/12.

2. Los tres partidos que hegemonizaronel ciclo neoliberal fueron el Movi-miento Nacionalista Revolucionario(MNR), el Movimiento de IzquierdaRevolucionario (MIR) y Acción De-mocrática Nacionalista (ADN).

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de Lozada) y mayo-junio de2005 (renuncia de Carlos Mesa).Y, en paralelo a este ciclo de con-testación plebeya, la consolida-ción de un nuevo “sentido co-mún” anti-neoliberal, que recu-pera selectivamente elementosdel viejo nacionalismo revolucio-nario de los años ‘50, entre ellosla división del país entre lanación (el pueblo) y la antinación(la oligarquía), ésta última unasuerte de quintacolumna de inte-reses foráneos opuestos al desa-rrollo autónomo de las potenciasinternas de la nación. La convo-catoria a los empresarios “patrió-ticos” y la contradicción princi-pal entre la nación y el imperia-lismo se inscriben también en latradición populista que marcó lahistoria política boliviana desdemediados del siglo XX y hoy esreactualizada por el MAS y arti-culada con la crítica al “colonia-lismo interno” desarrollada por elmovimiento katarista-indianistaen los años ’70.

La izquierda que vuelve al poderdespués del fracaso de la UnidadDemocrática Popular (1982-1985), ya no es la izquierda“criolla”, partidaria y marxista deantaño sino un archipiélago demovimientos sociales y sindica-les –una especie de simbiosisentre partido y sindicatos– conritmos, culturas políticas y objeti-vos no siempre coincidentes yfáciles de articular, y con fronte-ras ideológicas más amplias ypragmáticas. En gran medida, eléxito masista fue articular unconjunto de corporaciones popu-lares, cuyas formas organizativascombinan la forma comunidadcon la forma sindicato, a partir dela operación populista descritapor Ernesto Laclau (La razón

populista, 2005): el intento deconstruir al “pueblo” como actorhistórico a partir de una plurali-dad de situaciones antagónicas,en este caso a partir del liderazgode Evo Morales, superficie deinscripción de una multiplicidadde frustraciones acumuladas decorta y larga duración.

En todo caso, una diferenciaimportante con otras experien-cias de articulación populista“clásicas” es que aquí no se tratade un líder que “constituye” al“pueblo”, sino de un líder surgi-do de los propios movimientossociales, que bajo el nuevo go-bierno “de poncho y corbata” re-actualizarán una lógica de cogo-bierno con el Estado –surgidaluego de la Revolución Nacionalde 1952– y cuyo devenir no esposible definir a priori. El gobier-no masista deberá ir resolviendo–en la práctica– la tensión entreexpansión hegemónica y replie-

gue corporativo de los movi-mientos sociales que conformanel “instrumento político”, y ellocomenzará a expresarse en laconformación del gabinete: laConfederación Sindical Única deTrabajadores Campesinos deBolivia (CSUTCB), en boca deRomán Loayza, ya reclamó va-rios ministerios para la organiza-ción, al igual que la federación decooperativistas mineros, que re-clamó el Ministerio de Minería.

En pocas palabras, las medidasde gobierno del MAS determina-rán si se avanzará hacia una re-forma intelectual y moral de lapolítica o hacia un nuevo tipo declientelismo popular, que reem-place parte del personal delEstado sin cambiar de manerasustancial la forma de hacer polí-tica en el país. Adicionalmente,la gestión del Estado informarásobre la capacidad de la izquier-da indígena para transformar enuna nueva institucionalidad y unnuevo modelo económico post-neoliberal la avalancha de votosdel 18 de diciembre. En este sen-tido, García Linera se pronunciópor la implementación de un“capitalismo andino-amazónico”que transfiera parte del exceden-te de los hidrocarburos nacionali-zados hacia la economía “infor-mal” (familiar y comunitaria),dada la imposibilidad de absor-ción de la plataforma económicatradicional por la moderna. Entemas sensibles como la propie-dad de la tierra el MAS promue-ve una política moderada, enfati-zando que sólo afectará a las tie-rras “improductivas”, al tiempoque ha señalado que favorecerá alos empresarios “productivos”con créditos estatales que viabili-cen un “shock productivo”.

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En temas sensiblescomo la propiedad de latierra el MAS promueveuna política moderada,

enfatizando que sóloafectará a las tierras

“improductivas”,al tiempo que ha

señalado quefavorecerá a los

empresarios“productivos”

con créditos estatalesque viabilicen un

“shock productivo”.

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Para el vicepresidente electo, laimposibilidad del socialismo enBolivia se basa en dos constata-ciones: la implosión de las eco-nomías comunitarias en econo-mías familiares –estructuras delas últimas rebeliones sociales– yel repliegue político y organizati-vo de la vieja clase obrera, reem-plazada por un nuevo proletaria-do precarizado y des-sindicaliza-do. A estos “factores objetivos”,quizás convenga agregar los“subjetivos”: la inexistencia decorrientes socialistas entre losmovimientos sociales bolivianos.En todo caso, la distancia entre lamoderación y la radicalidad serefiere al grado de profundidadde la nacionalización –léase esta-tización– de la economía, ademásde la corriente utilización del dis-curso “radical” (de los movi-mientos a la “izquierda” delMAS) como una estrategia delegitimación en espacios locales.El fracaso de la incorporación alMAS de organizaciones como laFederación de Juntas Vecinales(Fejuve) o la Central ObreraRegional (COR) de la ciudad deEl Alto no se debió a diferenciaspolíticas sino a los desacuerdosen relación a las candidaturas ydistribución de los espacios depoder. Otra pata del pragmatismoes la Participación Popular (queincluye la municipalización delos recursos públicos), donde lasorganizaciones “radicales” cons-truyen su poder local a través desu acceso a recursos estatales –nosiempre transparente– y en unaconvivencia “pacífica” con lasautoridades locales.

En gran medida, la votación alMAS expresa las mismas deman-das que recogió el centroizquier-da (con más o menos resultados)

en otras de sus variantes conti-nentales: mayor transparencia enla gestión pública y reconstruc-ción de un Estado pulverizadopor dos décadas de aplicacióndogmática de políticas neolibera-les que precarizaron aún más lasya difíciles condiciones de vidade los bolivianos (por ejemplo,producto del aumento de las tari-fas de los servicios públicos pri-vatizados).

Frente a estas demandas de cam-bio, la derecha conservadora–encabezada por Jorge “Tuto”Quiroga– apareció como “más delo mismo”. Adicionalmente, laagrupación Poder DemocráticoSocial (Podemos) debió enfrentarel rechazo social a la conforma-ción de sus listas –que fueron elreceptáculo de infinidad de“tránsfugas” que encontraron enPodemos un refugio frente a lapulverización de sus partidos– y

a la “guerra sucia” desatada con-tra la izquierda, que hablaba depérdida de mercados externos yexpansión del narcotráfico si EvoMorales llegaba a la Presidenciay hasta acusaba al candidato delMAS de no pagar la cuota ali-mentaria de sus hijos.

“Salida pactada”

Es un lugar común comparar esteregreso de la izquierda al podercon su más inmediato anteceden-te, la Unidad Democrática Popu-lar (UDP) (1982-1985), expulsa-da del poder por el sabotaje de laderecha empresarial (hiperinfla-ción) y las presiones de la iz-quierda radical encarnada en laCentral Obrera Boliviana (COB).Pero el contexto parece presentarmás diferencias que similitudescon el de los años ‘80. Además deencontrar una situación ma-croeconómica “equilibrada” fren-te a la crisis de los ‘80, EvoMorales no tiene enfrente a unaCOB con un potencial de movili-zación capaz de vetar políticasestatales, como tuvo Hernán SilesSuazo, sino a una organización enla que los recuerdos de anterioresgestas heroicas pesan más que sudebilitada realidad actual. Tam-poco el caudillo aymara FelipeQuispe, que obtuvo menos del3% de los votos, parece en condi-ciones de desafiar al liderazgoemergente del cocalero.

A la legitimidad social del próxi-mo gobierno –producto de la pro-pia biografía de luchador socialde Evo Morales, “no podemosbloquear a nuestro propio gobier-no”– se suma un paraguas delegitimidad política derivada delresultado plebiscitario del triunfoelectoral, que se expresará par-

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En temas sensiblescomo la propiedad de latierra el MAS promueveuna política moderada,

enfatizando que sóloafectará a las tierras

“improductivas”,al tiempo que ha

señalado quefavorecerá a los

empresarios“productivos”

con créditos estatalesque viabilicen un

“shock productivo”.

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cialmente en el plano de las insti-tuciones: mientras el MAS conta-rá con una mayoría absoluta enDiputados, en el Senado tendrá12 bancas frente a 13 de Pode-mos, 1 del MNR y otra de Uni-dad Nacional (UN) de SamuelDoria Medina. Resulta aún in-cierto si las prefecturas (goberna-ciones), de las cuales el MAS ob-tuvo sólo tres de nueve (Oruro,Potosí y Chuquisaca), se trans-formarán en un escenario propi-cio para la “resurrección” de unaderecha expulsada del poder na-cional, o si los intereses persona-les de los prefectos electos losconducirán a reacomodos que losacerquen pragmáticamente a unoficialismo que podría facilitar-les su gestión local y que ya haconvocado a un “pacto de gober-nabilidad”. El electo prefecto pa-ceño y ex alcalde de El Alto, JoséLuis Paredes, aliado de Quiroga,había expresado, incluso antes dela elección, su disposición a “tra-bajar con Evo Morales”.

Dos desafíos marcarán, desde losprimeros días de su gobierno, laagenda política del nuevo gobier-no, caracterizado por una signifi-cativa escasez de cuadros:

1. El de los cultivos de coca que,en palabras de Evo Morales,“parieron el instrumento polí-tico de liberación” y que, almismo tiempo, son una de lasfuentes de inquietud deWashington.

2. La cuestión petrolera, que pro-vocó la caída de dos Pre-sidentes desde el 2003. Mora-les señaló que no habrá expro-piaciones, pero que las trans-nacionales serán socias y nodueñas de los energéticos, yserá el Estado el que controle

el negocio hidrocarburífero,incluyendo las exportaciones.Para implementar el control“efectivo” del Estado, el MASdeberá lograr la firma de nue-vos contratos de exploración yexplotación acordes a la ley dehidrocarburos aprobada enmayo de 2005, que las empre-sas califican de “confiscatoria”y causa del congelamiento delas inversiones.

La “nueva Bolivia” que postulaEvo Morales, deberá ponerse enmarcha en la próxima AsambleaConstituyente, convocada parajulio de 2006 y receptáculo de los

sueños populares de transforma-ción radical del país y de las pesa-dillas de la burguesía boliviana,que teme que esta instancia“refundacional” sea el escenariode una “revancha indígena” queponga en riesgo sus intereses fun-damentales, como la propiedad dela tierra. Algunos hablan de unaConstituyente “chavista” que pro-yecte la victoria electoral de laizquierda hacia una revolución demayores alcances. García Lineraintenta despejar estos recelos se-ñalando que el nuevo gobiernoimpulsará “una salida pactada, enla que los intereses de los derrota-dos serán, en parte, reconocidospor los victoriosos”. Y Evo Mo-rales consiguió varios aplausos enel seno del Comité Cívico cruce-ño prometiendo que respetará lasautonomías departamentales ycontinuará con licitaciones comola de la reserva de hierro y man-ganeso del Mutún, la más impor-tante del país, reclamada por elempresariado cruceño. Una de lasconsecuencias de esta elección esla constatación de la porosidad dela hegemonía autonomista: elcandidato presidencial del MAS,acusado de enemigo de SantaCruz, obtuvo un tercio de losvotos y un senador.

Con el triunfo del MAS, Boliviase suma a los vientos “antineoli-berales” que soplan en el conti-nente. A diferencia de otras expe-riencias latinoamericanas en estecaso la victoria electoral va de lamano de un ciclo de movilizacio-nes aún en ascenso, que sin dudaplanteará una novedosa articula-ción entre lo político y lo social:ni “cambiar el mundo sin tomarel poder”, ni “tomar el poder sincambiar el mundo”.

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La “nueva Bolivia” quepostula Evo Morales,

deberá ponerse enmarcha en la

próxima AsambleaConstituyente,

convocada para julio de2006 y receptáculo de

los sueños populares detransformación radical

del país y de laspesadillas de la

burguesía boliviana,que teme que esta

instancia“refundacional” sea el

escenario de una“revancha indígena”

que ponga en riesgo susintereses

fundamentales, como lapropiedad de la tierra.

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Esteban Ticona Alejo*

“No sólo podemos ser electores,sino elegidos, bien por nosotros,empecemos por la diputaciónpara después llegar a la Presi-dencia de la República, puestoque somos mayoría”, profetizabael aymara Manuel Chachawaynaen 1927, en ocasión de su candi-datura a diputado (Ticona2002:67-76).

El largo recorrido por indígenasen la política boliviana

La presencia de indígenas, prin-cipalmente aymaras y quechuasen la política nacional bolivianaes de larga data. A pesar de laausencia indígena en la funda-ción de la república en 1825,cierto sector de la clase políticaq’ara o criolla-mestiza, siempreha tratado de “añadirlos” al que-hacer político y a la democraciaoccidental.

Antes de la revolución nacionalde 1952, hay un par de experien-cias dignas de destacarse, comola primera postulación indígena adiputado de Manuel Chachaway-na, aymara de Achacachi y elnombramiento de otro indio co-mo subprefecto de una provinciapaceña, a mediados de la décadade los años veinte y principios delos treinta.

La revolución de 1952, posibilitómayor presencia del indio en lapolítica nacional. Aunque los pri-meros años de la revolución del52, éstos fueron subordinados delMovimiento Nacionalista Revo-

lucionario (MNR), bajo el deno-minativo de “diputados campesi-nos”. El movimiento katarista eindianista, inició el cuestiona-miento al carácter inconcluso dela revolución, además de instituirla autonomía organizativa y fun-dar la Confederación SindicalÚnica de Trabajadores Campe-sinos de Bolivia (CSUTCB) en1979. A partir de esta experien-cia, el movimiento indígena-campesino reivindicó la ciudada-nía y la identidad plena comopueblos, e inauguró con ella, unaespecie de matriz político ideoló-gica anticolonial contemporánea,plenamente vigentes en el actualescenario político nacional.

La experiencia de los primerosdiputados indianistas, comoConstantino Lima y Luciano Ta-pia del Movimiento Indio TupajKatari (MITKA) (Tapia 1995) ola presencia de los kataristasVíctor Hugo Cárdenas y WalterReinaga del Movimiento Revo-lucionario Tupaj Katari (MRTKL),abrieron la presencia real e indí-gena en la política nacional en laetapa denominada “proceso de-mocrático”, iniciada en los añosochenta. En esta misma década,son nombrados los primerosministros indígenas, como ZenónBarrientos, Mauricio Mamani,Simón Yampara, entre otros.

En los años 90, nuevos populis-mos como el desaparecido Con-ciencia de Patria (Condepa), vana coadyuvar para la aparición dealgunas mujeres líderes aymarasurbanas “de pollera” como Re-medios Loza. Algunos partidostradicionales, como el MNR, en

el primer gobierno de Sánchez deLozada y su interés de dar “rostroindio” a las políticas neolibera-les, mediante la ley de Partici-pación Popular o de municipali-zación, multiplicaron la presen-cia indígena como alcaldes yconcejales (hombres y mujeres)en casi todas las provincias delpaís.

Después de la “guerra del gas” de2003, el gobierno de Carlos Me-sa, a fín de tejer algún puente decomunicación con la poblaciónindígena paceña y particularmen-te de la ciudad de El Alto nombróal aymara Nicolás Quenta comoPrefecto del departamento de LaPaz. En esta coyuntura se abrenotros espacios para los indígenascomo el de embajadores, son loscasos de Elsa Guevara que fuerepresentante en Cuba y otroindígena guaraní en Paraguay.

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Entre voces No. 5 Enero de 2006

“Evo Presidente” de Bolivia. Avances y otros retos

* Aymara y boliviano. Sociólogo y an-tropólogo. Es docente en las carrerasde antropología y arqueología de laUniversidad Mayor de San Andrés deLa Paz y autor de varios libros sobremovimientos indígenas y política. E-mail: [email protected]

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Esta pincelada general de laexperiencia indígena en la políti-ca boliviana, nos muestra suescasa presencia, tomando encuenta que Bolivia tiene unamayoría de población indígena,según el censo de 2001, el 62%se autoidentifica como pertene-ciente a algún pueblo indígena.

La elección del aymara VíctorHugo Cárdenas, como vicepresi-dente del agringado GonzaloSánchez de Lozada (1993-1997),obedeció principalmente a un es-tudio de marketing político. Elacompañante de Goni debía tenerlas cualidades opuestas a las delcandidato presidencial, que eraun empresario minero, parte de laoligarquía q’ara o criolla y muyrelacionado con los Estados U-nidos (Albó 2002:70). Es decir,aquello que no tenía Goni, loindio y la pobreza de los sectoresmayoritarios del país, representóCárdenas. Esta experiencia sim-bólica, fue sin lugar dudas la másimportante de la presencia de unindígena, aunque su imagen indí-gena fue muy bien utilizada paraimponer las políticas neoliberalesen el país.

“Evo Presidente”

Las elecciones nacionales del 18de diciembre de 2005 y la obten-ción del Movimiento Al Socia-lismo (MAS) de Evo Morales el53,74% de la votación (CNE2006), atípico en las experienciaselectorales del país, materializapor primera vez que un aymaraconquiste la presidencia de larepública, bajo las reglas de lademocracia.

Este hecho no es más que la con-creción de la nación movilizada

desde octubre de 2003, ahoraexpresada mediante el “voto uni-versal” y que permite dar un pasomás hacia la refundación del paísmediante la Asamblea constitu-yente. En otras palabras, serobustece la fuerza de la naciónmovilizada “desde abajo”, a tra-vés del voto de la ciudadanía,depositando su confianza en unode sus hijos más representativos:Evo Morales, producto de losúltimos 23 años de oposición alas políticas desnacionalizadoras.

Evo Morales, a comparación deVíctor Hugo Cárdenas, no es unindio “ilustrado en la universi-dad”, sino alguien que proviene“de abajo”, desde “la universidadde la vida, de la experiencia”;pero con “conciencia social”,como suele decir en muchas oca-siones. Evo, nació en el ayllu

Isallavi del cantón Orinoca delsur del departamento de Oruro, lapobreza y la marginalidad im-puesta a muchas comunidadesandinas por el Estado boliviano,obligó a emigrar junto a su fami-lia al Chapare de Cochabamba,donde inició sus actividades sin-dicales como secretario de depor-tes, desde donde ascendió verti-ginosamente hasta ser nombradoen 1985 secretario general de susindicato y posteriormente en1988 como secretario ejecutivode la Federación del Trópico ydesde 1996 fue presidente delcomité de coordinación de lasseis Federaciones del Trópico deCochabamba (Contreras 2005:10). Ferviente defensor de la hojade coca y contra toda política deerradicación de la misma, por lotanto un antiimperialista consu-mado. En otras palabras, repre-senta la experiencia de la nuevalucha sindical y política delmovimiento campesino e indíge-nas aymaras, quechuas, guaranísy mestizos pobres de Bolivia.

Avances y retos

El triunfo de Evo Morales y elMAS disipó las ideas separatistasde la oligarquía de Santa Cruz ypuso fin al ciclo de vida de variospartidos tradicionales y conser-vadores, como el Movimiento dela Izquierda Revolucionaria(MIR) de Jaime Paz, la NuevaFuerza Republicana (NFR) deManfred Reyes, Acción Demo-crática Nacionalista (ADN) delextinto Hugo Banzer y la UniónCívica Solidaridad (UCS), otro-ras fortines de las clases domi-nantes, que implementaron polí-ticas económicas neoliberales enel país desde 1985.

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Evo Morales,a comparación de

Víctor Hugo Cárdenas,no es un indio

“ilustrado en launiversidad”,

sino alguien queproviene “de abajo”,

desde“la universidad de la

vida, de laexperiencia”;

pero con“conciencia social”,como suele decir enmuchas ocasiones.

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Aunque el Movimiento Nacio-nalista Revolucionario (MNR) deGonzalo Sánchez de Lozadalogró la cuarta ubicación con el 6% de electores (CNE 2006). Unade las explicaciones para esto esque “Goni” y su entorno invirtie-ron mucho dinero en la campañaelectoral para captar votos y noquedar anulado, y así patalear enel poder legislativo el juicio deresponsabilidades que está encurso sobre la masacre en la“guerra del gas” de 2003, dondemurieron cerca de 80 personas yun centenar de heridos, por orde-nes de Sánchez de Lozada.

Por otro lado, la embajada deEstados Unidos no tuvo otraopción que reconocer la gran vic-toria electoral de Morales Aymay con ella aceptar su derrota deintromisión en países latinoame-ricanos como Bolivia. Ahora,resulta que Evo, aquel acusadode narcotraficante y delincuentees buscado por el embajador nor-teamericano para iniciar el dialo-go diplomático.

El Estado q’ara o criollo bolivia-no está en sus postrimerías. Evotiene la misión de convertirse enel primer Presidente indígena;pero a la vez en el último de laactual república excluyente.Construir el puente hacia la A-samblea Constituyente y con ellare-fundar otro modelo de Estadobasado principalmente en la ex-periencia política de sus pueblosindígenas, campesinos y mesti-zos pobres, es uno de los grandesretos. Además hay otros desafíosinmediatos, como el de naciona-lizar los hidrocarburos, redistri-buir las tierras a los indígenas ycampesinos, afectando a losgrandes latifundistas asentados

en el oriente, la amazonía y elchaco boliviano.

Sabemos que desmontar el Es-tado y descolonizar la sociedadracista no serán tareas fáciles.Pero después de las eleccionesdel 18 de diciembre de 2005, secomienza a respirar cierto aire decambio y esperanza. Discutir endistintas esferas sociales, temascomo el de la vestimenta de Evoel día de su asunción del mando,el próximo 22 de enero, es signode que algo está pasando. Esteargumento es un buen termóme-tro para analizar la disputa entrelas esferas formalizadas aúndominantes y las nuevas formasde gobernar “desde abajo”, a laque representa Evo.

El “buen vestir” ligado al “terno yla corbata” es muy peculiar enpaíses aún coloniales, porquerepresenta el símbolo del poderpolítico, el status socioeconómicoy de raza. Evo Morales viene dela costumbre de vestir la “chompao jersey”, “chamarra” o “chaque-ta”, que ha puesto en figurillas aesa “buena gente” y a los expertosen “etiqueta y protocolo”. Evo ensu visita a varios países de Amé-

rica Latina, Europa y Africa, vis-tió “como siempre” y eso ha cau-sado cierto desagrado en paísescomo España, que no ha perdidola costumbre colonizadora dedecir “qué se debe vestir y quéno”. En esta coyuntura de cam-bios, Evo ha comenzado a com-batir los elementos simbólicos delpoder de la “élite corbatuda”.

Otro potencial problema de Evoes con el vicepresidente GarcíaLinera. En el fondo es una rela-ción del indígena con el mestizo,que quiere coadyuvar a la desco-lonización. Lamentablemente lasgrandes experiencias políticasdel pueblo indígena con los mes-tizos son negativas. Por ejemplo,la alianza entre Pablo ZárateWillka, otrora comandante de lasfuerzas armadas indígenas en larevolución federal de 1900 y JoséManuel Pando, un ambiciosomilitar que quería el poder paralas elites paceñas. Zarate Willka,fue el principal artífice para eltriunfo de Pando y la derrota delejercito sureño de Fernández A-lonso. Pero Pando, una vez enca-ramado en el poder a costa de laindiada, lo hizo encarcelar y ase-sinar a Zárate Willka (CondarcoMorales 1982).

Estamos convencidos que esimprescindible la relación deindígenas con los mestizos, pero¿cómo hacer que esas relacionesno estén basadas solo en el usofuncional y prácticas de colonia-lismo interno? El gobierno deEvo y García tiene el mérito deiniciar la caminata por estasenda; pero a la vez, abren lagran incógnita de cómo se desa-rrollará más adelante. Hasta a-hora aparecen algunas muestraspreocupantes de la supremacía

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Otro potencialproblema de Evo

es con el vicepresidenteGarcía Linera.

En el fondo es unarelación del indígena

con el mestizo,que quiere coadyuvar a

la descolonización.

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mestiza, que ha empezado a usu-fructuar el poder a costa delindio, y la gran ausencia indígenay campesina en el entorno de Evoy el MAS.

Conclusión

Jichhapi jichaxa o “ahora escuando”, fue la consigna electo-ral de Evo Morales y el MAS. Enesta nueva etapa poselectoral yde futuro gobierno, habría queagregar a esa frase el de Jichhapijichaxa mayaki sartañani janjisk’achasisa o “ahora es cuandotenemos que caminar juntos, sindiscriminarnos”.

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Bibliografía

- Albó, Xavier. 2002. Pueblos indios en la política. La Paz: Cipca y Pluraleditores.

- Corte Nacional Electoral. 2006. Resultados. Elecciones generales y dePrefectos 2005. La Paz: CNE.

- Condarco Morales, Ramiro. 1982. Zarate el “Temible” Willka. La Paz:Imprenta renovación.

- Contreras Baspineiro, Alex. 2005. Evo Morales. Una historia de digni-dad. La Paz: Ecos.

- Tapia, Luciano (Lusiki Qhispi Mamani). 1995. Ukhamawa jakawisaxa.Así es nuestra vida. Autobiografía de un aymara. La Paz: hisbol.

- Ticona Alejo, Esteban. 2002. Memoria, política y antropología en LosAndes bolivianos. Historia oral y saberes locales. La Paz: Agruco-Plural-Carreras de antropología-arqueología.

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