revista de historia naval nº36. año 1992

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  • 8/13/2019 Revista de Historia Naval N36. Ao 1992

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    HISTORI N V L

    INSTITUTO DE HISTORIA Y CULTURA NAVALARMADA ESPAOLA

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    INSTITUTO DE HISTORIA Y CULTURA NAVALARMADA ESPAOLA

    REVISTADEHISTORIA NAVAL

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    REVISTA DE HISTORIA NAVALCONSEJO RECTOR:Presidente: Directordel Instituto de Historia y Cultura Naval, JosIgnacio Gonzlez-Aller Hierro, contralmirante.Vicepresidentey Director: JosCervera Pery, coronel auditor de la Armada.Vocales: Secretariogeneral del Instituto de Historia y Cultura Naval, JuanAntonio ViscasillasRodrguez.Toubes.Redaccin: MaraVign Tabar, Lola Higueras Rodrguez, Luisa Martn-Mers,Hugo ODonnell y Duque de Estrada, Isabel Hernndez Sant.Administracin: OvidioGarca Ramos, comandante de Intendencia de la Armada,Cristina Snchez de Neyra Espuch.DIRECCIN Y ADMINISTRACIN:

    Instituto de Historia y Cultura NavalJuan de Mena, 1,2. plta.28071 Madrid (Espaa).IMPRIME:

    Servicio de Publicaciones de la Armada.Publicacin trimestral: primer trimestre 1992.Precio del ejemplar suelto: 650 pta5.Suscripcin anual:

    Espaa y Portugal: 2.600 ptas.Resto del mundo: 30 $ USA.Depsito legal: M. 16.854-1983.ISSN-0212-467X.NIPO: 098-92-007-7.Printed in Spain.CUBIERTA: Logotipo del Instituto de Historia y Cultura Naval.

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    SUMARIOPgs.

    NOTA EDITORIALLa dimensin humana colombina en la obra del profesor Taviani,por Jos Cervera Pery. 7Lascampaas navales de las guerras mdicas (1), por Julio AlbertFerrero11Sob,e las fuerzas navales sutiles espaolas en los siglos xviii y xix,por Carlos Martnez-Valverde31Reflexiones en torno a la situacin de la Armada Espaola hacia1898, por Antonio Tllez Molina 55Naos espaolas en el Pacfico, por Amancio Landn Carrasco 69Revivir la Hispanidad, por Jos Luis Tato81Documento87La EstrategiaNaval en laHistoria: Principiosestratgicosestablecidoshace dos milenios, por F. Fernando de Bordej y Morencos .. 93Noticias Generales, por Dolores Higueras Rodrguez101La Historia Martima en el Mundo, por Luisa Martn Mers 105Recensiones107

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    COLABORAN EN ESTE NMEROJos CerveraPeryes coronel auditor y periodista. Diplomado en Tecnologa de la Informaciny en Derecho Internacional. Miembro de la Real Academia de la Historia y autor de una seriede libros de Historia Naval. Conferenciante y articulista, en la actualidad es jefe del Departamento de Cultura del Instituto de Historia y Cultura Naval, y jefe del Servicio Histrico delCuartel General de la Armada. Actual director de la REVISTA DE HISTORIA NAVAL.Julio Albert Ferreroes vicealmirante de la Armada en situacin de reserva. Especialista entemas estratgicos, ha publicado numerosos trabajos en la Revista General de Marina, siendoigualmente colaborador de la REvIsTA DE HISTORIA NAVAL. Es presidente de la Asociacin deEstudios del Mar.Carlos Martnez-Valverdees contralmirante de la Armada. Prolfico autor, sus aportaciones ala Historia Martima espaola, tanto en la Revista General de Marina, como en la REVISTA DEHISTORIA NAVAL, son sobradamente conocidas. Ha presentado, asimismo, trabajos, tanto detamas histricos como de actualidad, en diversas publicaciones de ndole especializada, colaborando tambin en la elaboracin de la Enciclopedia General del Mar. No es posible dejar demencionar tambin su faceta como ameno conferenciante.Antonio TllezMolina es licenciado en Geografa e Historia por la Universidad Complutense deMadrid y profesor agregado de Bachillerato. Su trabajo se centra en el estudio de la poltica enEspaa a principios de siglo, concretamente en el desastre de Cuba. Ha realizado varias publicaciones en revistas especializadas.Amancio Landn Carrasco, doctor en Derecho, coronel auditor de la Armada (r), miembrocorrespondiente de la Real Academia Gallega y de la Real Academia de la Historia, vocal dela Junta del Patronato del Museo Naval y miembro de honor de la Asociacin Espaola de Estudios del Pacfico,es autor, entre otras obras, de las tituladas Vida y viajes de Pedro Sarmientode Gamboa (1945), Mourelle de la Ra, explorador del Pacfico (1971 y 1978), Islario espaoldel Pacfico (1984), Miscelnea marinera (1984), Galiciayios descubrimientos ocenicos(1991),Descubrimientos espaoles en el Mar del Sur, en colaboracin (1991), y Espaa en el mar.Padrn de descubridores 1992).Jos Luis Tato Tejedor, capitn de navo, ha sido director de la Revista General de Marinadurante los cuatro ltimos aos y anteriormente fue subdirector de la misma. Actualmente, ensituacin de retiro, forma parte de los Seminarios de Relaciones Internacionales del InstitutoEspaol de Estudios Estratgicos (CESEDEN). Estos temas, relativos a poltica internacional,estrategia general y naval e historia, constituyen una constante en sus aportaciones a diversaspublicaciones especializadas en dichas materias. Asimismo, es miembro de la AsociacinAtlntica Espaola y de la Fundacin Humanismo y Democracia.

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    NOTA EDITORIALNo por anunciado fue menos esperado. 1992, con toda la carga emocionalque conlleva, est ya entre nosotros, y la REvisTADEHISTORIANAVAL,queen modo alguno poda ser ajena al acontecimiento, quiere unirse a la serie deconmemoraciones que lo enmarcan como uno de los fastos ms trascendentesde la ltima dcada del siglo.Entre las aportaciones histricas que han de dotar a la conmemoracin delV Centenario del Descubrimiento, figura en lugar destacado la obra del senador, vicepresidente del Senado de la Repblica italiana, honorable profsorPablo Emilio Taviani, uno de los ms profundos tratadistas del tema colombino, a lo largo de una dilatada y admirable produccin editorial. La REvIsTADE HISTORIA NAVAL se complace en dar testimonio de ello, rindindoleunmerecido homenaje con el estudio introductorio que abre las pginas de est

    nmero. Tributo merecido al ilustre hispanista de la nacin latina, que tantoha contribuido a estrechar los vnculos culturalesy. afectivos con nuestro pas.Aunque el tema del Descubrimiento y sus connotaciones hbrn de estarmuy presente en toda la planificacin del ao, y que en este nmero tienentambin su presencia en los trabajos de Amancio Landn y Jos,Luis Tato,con tanta experiencia histrica acumulada, otras facetas del comportamientonaval tan diverso como enjundioso, en su talante historiogrfico, dej&ntambin su impronta. As, los estudios de los almirantes Albert F rero y Martnez-Valverde, sobre las campaas navales de las guerras mdicas; y las fuer:zas sutiles espaolas en los siglos XVIII y XIX, temas, si alejados en el tiempo,unidos por el nexo comn del protagonismo naval. Junto a ellos, AntonioTllez Molina nos traslada al escenario del 98, cuya revisin histrica es tambin un reto pendiente.Una nuevt seccin se incorpora tambin con el ao: La estrategia navalen la Historia, en la que la experta pluma del contralmirante Bordej nossita, con indiscutible autoridad, ante una serie de reflexiones que irn matizando aspectos esenciales de esta importante ciencia en relacin con la actitudnaval ante la Historia, y de la que el hasta hace poco tiempo director del Instituto de Historia y Cultura Naval es un conocedor a fondo.Completan el nmero las secciones habituales de Documento, NoticiasGenerales y la Historia Martima en el mundo, que junto a las Recensionesofrecen desde el escaparate del 92 la rotunda conviccin de que an haymucho que decir.

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    LA DIMENSINHUMANACOLOMBINAEN LAOBRADELPROFESORTAVIANI(Una reflexin en su homenaje)

    Jos CERVERA PERYDirector de la REvIsTA DE HISTORIA NAVALEscribir todava hoy sobre Coln y el descubrimiento entraa grave riesgos si no se tiene la necesaria sensibilidad y firme conviccin para hacerlo,porque pocas figuras existen en la historia de la humanidad tan fascinante,

    profunda y enigmtica, y que ms controversias o apasionadas polmicashayan suscitado que la del almirante de la Mar Ocana. Su personalidad, tanrica en matices, no se ver sin embargo ensombrecida por el aporte de sudimensin humana, de la que no se saben demasiadas cosas. La falta de pruebas documentales de gran parte de sus actuaciones sigue constituyendo unreto histrico al que se enfrentan historiadores e investigadores. Es importante y plausible que persona de tan innegable solvencia y autoridad como ladel profesor Paolo Emilio Taviani trate de profundizar con dos excelentesaportaciones, en el desvelo de los grandes y pequeos misterios que la vida detan eminente como controvertido navegante sigue ofreciendo.Quiz todo elproblema de laconcepcin ypreparacin del viaje colombinomerecera ser nuevamente sometido a examen. Con esta frase, tomada del gegrafo italiano Roberto Almagia, abre su esplndido libro el honorable doctorPaolo Emilio Taviani, vicepresidente del Senado de la Repblica italiana yprofesor de Historia Econmica de la Universidad de Gnova. Y no creo quenadie pueda mostrarse en desacuerdo con esta reflexin que el citado profesor establece en sus pginas introductorias. Se trata de un hecho evidente quemerece la pena destacar con la profundidad y buen tino con que lo hace, y quele permite una objetiva valoracin de su alcance, ya que el mrito inicial consiste esencialmente en haber tenido el coraje suficiente para situar a Coln ensu exacta dimensin humana, naturalmente complicada y pluriforme de pors, pero donde la claridad expositiva constituye el factor primordial de unsugestivo tratamiento, enriquecido con un amplio repertorio de apndicesdocumentales que acreditan la identidad del trabajo desplegado en los archivos.Para el profesor Taviani no existe la menor duda de que efectivamenteCristbal Coln naci en Gnova y con ello confirma los testimonios deilustres historiadores, entre los que de modo destacado sita a don AntonioBallesteros Beretta. En este sentido se muestra profundamente dogmtico,y considera que todas las especulaciones que han surgido en torno al lugar desu nacimiento son consecuencia directa del exagerado nacionalismo de lossiglos xix y xx. No es menos cierto que Coln y los suyos trataron siempre deocultar el lugar de su origen, procurando con ello quiz evitar el conocimientoAo 1992 7

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    JOS CERVERA PERYde su modesta estirpe. El propio almirante y su hijo Hernando pusieron todoslos medios para que el enigma quedara sin descifrar, pero dando al mismotiempo las pistas para que otros las siguieran. Hoy el hecho de su nacimientoparece cuestin fuera de toda duda.La personalidad colombina ha sido permanentemente estudiada desde susorgenes, pero el tema no se muestra agotado ni mucho menos. Quiz seaAndrs Bernldez, el cura de Los Palacios, el que mayores datos nos suministre sobre la misma. As como Pedro Mrtr de Anglera nunca menciona susconversaciones con el descubridor, Bernaldez, por haberlo tenido de husped, se ocupa detenidamente de trazar el personaje, ya que nada menos quecatorce captulos de su historia de los Reyes Catlicos, Don Fernando y DoaIsabel, estn dedicados a Cristbal Coln y a su empresa. Su comienzo ya evidencia el respeto que le impone su figura. En el nombre de Dios Todopoderoso. Hubo un hombre de tierra de Gnova, mercader de libros de estampas quetrataba en esta tierra de Andaluca, que llamaron Cristbal Coln, hombre demuy alto ingenio sin saber muchas letras, muy discreto en el arte de la cosmografa y en .el repartir del mundo. Estas observaciones son muy valiosas porvenir de persona que convivi con el biografiado, y que denotan que Coln noera el hombre de cultura notable como a veces ha querido presentarse por susapologistas.De aqu posiblemente surja la idea colombina del descubrimiento, fraguada en una curiosa mezcla de verdad y error. De Marco Polo y de la ImagoMundi, de Pedro de Aylli, obtiene la certeza de que la distancia de Espaadesde donde por fin va a proyectar su gran aventura a la India no es muygrande. El mapamundi de Toscanelli y su derrotero sugera inequvocamenteque la ruta occidental hacia la China y el camino de las especies no era muylargo y bastante seguro. Algunos pasajes bblicos, y adems los versos deSneca de que el mar descubrirmundos nuevos y no ser Thule la ltima tierrale influirn de modo decisivo. Ciertamente no por sus estudios (pues no es uninvestigador ni demostrado cientfico), sino por lecturas improvisadas, con lafe del autodidacta, absorbi Coln la impronta de su tenacidad, rasgo esencial de su carcter, de una firme personalidad presente a lo largo de sus viajesy an despus de ellos.El retrato que Coln hace de s mismo revela que lejos de ser un temerarioirresponsable era un navegante muy experto. Todo lo que fasta hoy se navegaafirma lo he andado. Trato y conversacin he tenido con gente sabia... Enla marinera me hizo nuestro Seor abundoso; de astrologa lo que abastaba,y as de Geometra y Aritmtica y engenio en el nima y manos para dibujar lasesferas...; me abri Dios nuestro Seor el entendimiento con.mano palpable aque era hacedero navegar de aqu a las Indias y me abri la voluntad para laeje

    cucin dello. Ya sabemos que el cura de Los Palacios lo describe como unhombre de alto ingenio y muy diestro en Cosmografa. Por tanto los conocimientos de Coln eran bastante superiores a los cosmgrafos de su poca,pero an as no pudo deshacer el error el ms fecundo error, como ha sidocalificado por Hanke acerca de la proximidad relativa entre las costas occidentales de Europa y las orientales de la India.8 36

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    LA DIMENSIN HUMANA COLOMBINA EN LA OBRA DEL PROFESOR TAVIANIColn se extrava a veces por su inconformismo, fogoso e incapaz de freno, en cuyo nimo aparecen y chocan multitud de ideas y proyectos, no siempre acertados o armnicos; una amalgama ciertamente confusa de grandes

    verdades y grandes errores, que lo definen y afirman desde su dimensinhumana. El hombre por el que tanto se interesa el profesor Taviani sin despojarlo de su ropaje romntico, porque Coln es ante todo un soador, un espritu genial que vio ms all de donde pudieron ver sus contemporneos. As,la vida del genio est contada siempre desde el ngulo humano, sin que pierdanunca su condicin de hombre; sin olvidar que en el hombre existe tambinlo equivocado y arbitrario.Hay un Coln metafsico, que es el que exige acaso ms esfuerzo de comprensin.y que es el Coln de los contrastes; el que vive profundamente ilusionado por culminar la ruta de las Indias y del amargor de verse incomprendidoo tachado de iluso. Ese Coln atormentado que parece quedar cubierto porel enigma que va desde la historia a la leyenda, y que tan mal ha sido tratadopor Madariaga cuando lo califica de hombre misterioso, desptico, ambiciosoy de una avaricia srdida. Sin embargo, si de una vez para siempre se deseacomprender el genio colombino, con todas sus contradicciones, es preciso nodescolocarlo de la Europa de su tiempo ni, pr supuesto, desplazarlo de suvigorosa condicin humana, sensibilizada y dinamizada precisamente atravsdel enigma de su vida. Coln habra de ser, por tanto, un gran europeo, enuna Europa que entonces se llamaba la Cristiandad. Un europeo modernopor sus contactos, sus proyectos y sus relaciones con el entorno continental,y algo quiz por su formacin y su integracin mental en el destino de una ideaeuropea concebida en su totalidad. Porque la Europa que intuye Coln no esya la Europa nica a la manera carolingia o medieval, sino que ha de perfilarse a travs de su Estados nacionales. Fue un europeo por lagran aventurade su vida y por las ciudades de su formacin profesional o experiencia nutica. Vive en la conviccin de que ha de proyectar Europa todava nosabe sia travs de Inglaterra, Francia, Portugal o Espaa ms all de s misma,pero este europeo, de espritu universal, vivir sin embargo a lo largo de suexistencia una situacin cargada de paradojas. Su vida estar marcada por lasnuevas experiencias, y por un cmulo de insatisfacciones que habrn de dejarhonda huella en los rasgos de su personalidad. Consultando sus relaciones,testamento y otros documentos de su pertenencia se advierten las constantscontradicciones. Nada traspasa el misterio, ni ofrece las menores luces parasu aclaracin, porque todo Coln es una hiptesis colosal que desconcierta yaturde; unahiptesis abierta a todas las suposiciones y a todas las conveniencias, con una realidad firme en su vida: Espaa y el descubrimiento.Cabra preguntarse si es ms importante, por tanto, estudiar la fisonomahumana que la dimensin estrictamente histrica de Cristbal Coln. Para elprofesor Taviani ambos conceptos gozan de la misma importancia. Quiendetenidamente penetre en elfondo de sus planteamientos llegar a la conclusin de que es difcil separar la personalidad humana, en sus ricas facetas aveces antagnicas, de la proyeccin histrica del descubridor. Con Coln laAo 1992

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    JOS CERVERA PERYgeografa emprende un camino con perspectivas completamente inditas,pero su drama humano es la pasin del poder. Es, por tanto, una gran figurahistrica, con una conjuncin de hechos y circunstancias que la sitan en unplano muy por encima de sus propias seas de identidad. Puede pensarse queColn haya sido desmitificado por el propio correr del tiempo, en que sonescasas las figuras que se mantienen enhiestas y que no sucumben al juicio crtico de las generaciones que se suceden. Coln, sin embargo, supera cualquier circunstancia coyuntural y su figura sigue popularizada hasta extremosnotoriamente increbles. Se trataba de hacer algo nuevo, diferente, en la historia de la navegacin; algo que de alguna manera transformase el espritucientfico y geogrfico de la poca, y lo logr con creces. La pervivencia delpersonaje, a veces, va ms all de su obra, pero la trascendencia de la mismadiluye en otras la proyeccin de su autor. Es una compleja situacin, de la queno siempre puede salirse airoso.Hago estas reflexiones despus de la lectura de los dos magnficos estudiosde Paolo Emilio Taviani, Cristbal Coln, genio del mar y Cristbal Coln:gnesis del gran descubrimiento, una doble y substancial aportacin quedebiera cerrar para siempre los oscuros horizontes de la incomprensin. Elmito de Colombo, la leyenda y la patria, su origen genovs en los anlisisdocumentales, la familia, la casa, el origen genovs de su cultura, el hombreColombo, protagonista del gran acontecimiento...; facetas todas al encuentrodel personaje, que en Taviani adquieren un talante altamente revelador. Laimpresin que se obtiene tras la lectura es la de contar con una nueva perspectiva de la dimensin humana colombina a travs de un estudio enjundioso queacumula un esfuerzo de aos, concretado en el incesante acopio de documentos y en el dominio de una tcnica narrativa, gil, directa e irreprochable ensu claridad expositiva. Con afirmaciones bien sostenidas y conclusiones convincentes. El concepto europeo de la figura colombina, a salvo de sus distintasconfrontaciones con los reyes de su tiempo, hasta que encuentra el firmeapoyo de los Reyes Catlicos, son aspectos enaltecedores de un esfuerzo queratifica en su calidad y demuestra en su planteamiento, y en el valioso aportedocumental que lo enriquece, el talante meritorio de su ilustre autor.Como ha escrito Lpez Ibor, el hombre se pasa la vida tratando de entenderse a s mismo, y la historia de la humanidad surge desde el gran intento delhombre de realizarse, es decir, de entenderse cabalmente. Coln posiblemente termin entendindose, aunque no lo supiera, y consigui a la postreese halo de gloria a la que slo llegan loshombres fuertes que saben de dolores, fracasos y frustraciones. Y en la vida de Coln, y su dimensin humana,tan magnficamente trazada por el profesor Taviani, hay ms luces que sombras, pese a quien pese.

    Es indudable que Cristbal Coln, genio del mar, lcido y visionario, descubri Amrica, pero no supo o no quiso descubrirse a s mismo. En doslibros impecables, el honorable profesor Paolo Emilio Taviani s descubre alhombre junto a su circunstancia...

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    LAS CAMPAAS NAVALESDE LAS GUERRAS MDICAS 1)Julio ALBERT FERRERVicealmirante r)

    IntroduccinDesde el comienzo del siglo VII a. C. el mar Egeo, una vez eliminada lacompetencia fenicia, se haba convertido en un lago griego. Hasta fines delsiglo VI a. C. impera la aristocracia. La posesin de una cultura y de una len

    gua haca a los griegos dintinguirse de los brbaros. El desarrollo del comercio borr las diferencias entre los habitantes de las distintas regiones, creandouna comunidad tnica y lingstica.La lucha con los persas fue en defensa de una unidad cultural que se aseguraba a travs de la lengua.Las ciudades griegas en la costa occidental de Asia Menor (Mileto, Efeso,Focea) constituan una cabeza de puente en territorio brbaro, limitando conel territorio de Siria. El espritu aventurero griego, unido a las desigualdadespolticas y sociales, produjo una fuerte emigracin que se difundi por todala cuenca mediterrnea. Grecia, que desde el siglo VIII a. C. constitua unaunidad geopoltica, desarroll, gracias a sus colonias, un intenso comerciomartimo favorecido por la existencia de sus costas-recortadas, por sus innumerables islas y dificultado por las difciles rutas terrestres.Los griegos crearon un sistema monetario completo, que ejerci graninfluencia en la sociedad helnica.El choque entre helenos y brbaros, conocido ordinariamente como lasguerras mdicas, proporcion a Grecia la conciencia de su unidad.

    Antecedentes histricosExisten en la historia de Persia dos perodos perfectamente delimitados:el primero de crecimiento hasta la confrontacin con Grecia y el segundo, deconstante decadencia. El forjador de la grandeza persa fue Ciro el Grande,nacido en el ao 580 a. C., dotado de una gran inteligencia poltica y de un singular talento militar. Realiz una brillante campaa militar durante seis aos,ampliando las fronteras del imperio hasta el Mar de Aral y la India. TomBabilonia, consigui el acceso a las fronteras de Egipto, que conquist su hijoCambises. El verdadero constructor de la unidad del Imperio fue Daro, quelleg a ocupar las tierras comprendidas entre la India y el Mediterrneo y consigui transformar las masas armadas en un ejrcito organizado. Persia consider la posesin de las ciudades griegas de Jonia como etapas parauna posterior conquista de tierras europeas con el propsito de llegar hasta el Danubio.Ao 1992

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    JULIO ALBERT FERREROConquist Asia Menor, incluyendo las colonias griegas que bordeaban el MarEgeo. Daro, despus de extender los lmites del Imperio hasta el ro Indo,cruz el Bsforo e invadi Tracia. Al parecer se despleg hacia el norte llegando a las bocas del Danubio, pero esta expedicin no tuvo el xito esperadoaunque consigui el dominio de la parte meridional de Tracia. En general,esta campaa no contribuy a incrementar el prestigio persa.No est claro todava qu fue lo que indujo a Daro a extender sus dominios por Europa. Parece, no obstante, probable que tanto los habitanteslibres de Tracia como los griegos simpatizaban con los griegos de la parteOriental del Egeo y del noroeste del Asia Menor bajo dominio persa, por loque Daro consideraba la necesidad de conquistar la pennsula balcnica parapreservar la paz en la parte occidental de Asia Menor.Debido al poco xito alcanzado en la expedicin al Danubio, algunas ciudades griegas del Bsforo, como Bizancio, Calcedonia y Antandro se sublevaron, consiguiendo Daro la pacificacin de la zona y la conquista de Tracia.Como consecuencia, los marinos jnicos se vieron aislados del Mar Negro,con lo que disminuy su comercio. En estas circunstancias estall la revueltade Jonia en el ao 499 a. C., que cont con el apoyo de Atenas y Eretria queenviaron buques de refuerzo y que termin en el ao 494 a. C. en la que laflota jnica fue destruida en la baha de Lade. La ciudad de Mileto fue tomadaal asalto, sometindose rpidamente las dems ciudades jnicas. La flota

    persa procedi a explotar el xito de esta victoria conquistando las islas-estado del Mar Egeo. Esta revuelta fue la causa de la invasin persa, que sorprendi a las ciudades griegas con sus acostumbradas discordias.En estas circunstancias, Daro envi a su yerno Mardonio, como comandante en Jefe de las fuerzas terrestres y navales, a restablecer el dominiosobre Tracia y a castigar a los griegos en la primavera del ao 492 en un nuevointento de presionar sobre Europa. Se enviaron grandes refuerzos desde lacapital persa Susa hacia el Oeste. Las operaciones tuvieron xito tanto enMacedonia como en la Tracia meridional restablecindose la autoridad persa,pero despus de la conquista su flota fue destruida por un temporal en elMonte Athos, extremo oriental de la triple pennsula Calcdica, por lo que laexpedicin posteriormente no prosper. A pesar de esto, Daro no desisti decastigar a Atenas y Eretria por su ayuda a la revuelta jnica y procedi a modificar el plan de operaciones, ante la experiencia adquirida en la lucha contrala revuelta jnica y ante las dificultades encontradas por Mardonio en el movimiento combinado del Ejrcito y de la Marina a travs de Macedonia.Planes de campaa persa contralos griegosen el ao 490 a. C.

    Las dificultades aludidas, que Mardonio encontr a lo largo de la extendida derrota entre el Helesponto (Dardanelos) y Grecia aconsejaba establecer una derrota ms corta a travs del Mar Egeo desde la isla de Samos aEubea, apoyndose en las numerosas islas del Egeo. Sin embargo esta ruta12 36

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    LAS CAMPAAS NAVALES DE LAS.GUERRAS MDICAS (1)

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    JULIO ALBERT FERREROmartima, a pesar de su poca extensin, haca prohibitiva una expedicin degran envergadura dado la limitada capacidad de carga y de transporte de losbuques de aquella poca. Se necesitaba reponer abastecimientos con frecuencia y un gran consumo de agua. En consecuencia, Daro decidi limitar susobjetivos: Atenas y Eretria, por su ayuda inicial a las revueltas jnicas, auncuando sus miras eran las de conseguir una base avanzada en el Atica para suposterior conquista de toda Grecia.El Ejrcito y la flota persa se concentraron en Cilicia, en la costa sur deAsia Menor, bajo el mando de Datis que reemplaz a Mardonio. AunqueHerodoto no seal el nmero de hombres, sino slo el de buques, 600 trieras, puede estimarse en un total de.72.000 hombres, dados los datos de que sedispone sobre la capacidad de estos buques, del orden de 120 hombres encada uno. Este nmero era de capitn a paje e inclua las tropas de desembarco. Algunos historiadores fijan en 4.000 hombres los que participaron en labatalla terrestre. En cualquier caso no se trataba de una operacin de granenvergadura.Aun cuando las batallas decisivas, tanto en tierra como por mar, transcurrieron durante la segunda expedicin bajo el mando de Jerjes. Estas primeras, bajo el mando de Datis, sirvieron para obtener un mayor conocimientodel armamento, del potencial y de las tcticas enemigas.Batalla de Maratn

    La flota, con el Ejrcito a bordo, sali de Cilicia a finales de julio de 1490a. C. en demanda de la isla de Samos, perteneciente al archipilago de lasEsporadas, en Jonia. Desde Samos se dirigi a la isla de Naxos, donde quemaron la ciudad (sus habitantes huyeron a las montaas) ,tomaron rehenes y tropas de las islas en su ruta hacia la ciudad Eretria, primer objetivo de la expedicin, en la isla de Eubea. Esta ciudad, conocedora de la invasin, haba solicitado ayuda a Atenas, que hizo lo que pudo aunque su ayuda fue modesta.Los persas encontraron resistencia y despus de seis das tomaron la ciudadmediante un acto de traicin, cometiendo pillajes y convirtiendo en esclavosa sus habitantes.Despus de una corta estancia, los persas cruzaron al estrecho de Euripohacia la baha de Maratn, en un punto de la costa de Atica a 25 millas de Eretria y a una distancia de 26 millas por tierra y a 60 millas por mar de Atenas.El punto de desembarco era una playa de unas 5 millas de longitud, orientadadel nordeste al suroeste, protegida del nordeste por el monte Cynosura quese adentraba en la mar ms de una milla. Desde la playa se extiende una llanura tierra adentro entre 1,5 y 2 millas, dividida por un torrente y limitada aambos lados por tierras pantanosas. Dos caminos conducan a Atenas, el msdirecto atravesaba unos montes que le hacan impracticable a la caballera, elotro, por el contrario, bordeaba la costa y resutaba muy apto para la caballera. Las planicies prximas a Atenas eran muy aptas para la accin de la caba14 36

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    LAS CAMPAAS NAVALES DE LAS GUERRAS MDICAS (1)hera, pero presentaban el inconveniente de que su proximidad a la ciudadhaca peligrosa la reaccin ateniense ante el desembarco persa. La situacinpoltica en Atenas proporcionaba una adecuada explicacin de las cusas deldesembarco en la baha de Maratn, puesto que exista una fuerte divisin enlos partidos polticos. El partido Autocrtico, liderado por Milcades, eraantipersa; el partido Democrtico deseaba que Hipias recobrase el control dela ciudad con la ayuda de los persas. El objeto probable de los persas aldesembarcar en Maratn no fue el dar la batalla all precisamente, sino el dehacer salir de Atenas a su guarnicin, mientras ellos podan esperar en Maratn el tiempo necesario para que una accin traicionera resolviera la situaciny en el caso de que la guarnicin griega de Atenas llegase a Maratn. As dispondran de una mayor oportunidad para conspirar en la ciudad. En ambossupuestos, tanto si se produca la batalla como si no, parte desu ejrcito conla flota podra dirigirsea Atenas, que distaba slo 60 millas, mientras que elresto poda contener al ejrcito griego all en Maratn.Previamente, los atenienses haban acordado una ayuda de Esparta. Conforme a ello, al tener noticias de la cada de Eretria, enviaron un mensajeropara conseguir la prestacin acordada. Este volvi inmediatamente anunciando que por razones religiosas los espartanos tenan que esperar hasta laluna llena. Llegaron a Atenas el 1. de septiembre. Los ateniensesse enteraron del desembarco el da 10. La fuerza ateniense estaba mandada por elpolemarca Calmaco. El ms destacado de los generales atenienses era Milciades y es probable que su prestigio afectase a las decisiones del Consejo deGuerra. Aunque no se conoce con certeza la cantidad de las fuerzas atenienses, diversas consideraciones llevan a pensar que se trataba de 7.000 u 8.000hombres, frente a la estimacin de unos 10.000 persas que desembarcaron enMaratn.Cuando las fuerzas atenienses se desplazaban por la carretera interiordirecta pensaron en que se iban a. encontrar con los persas, que contrariamente permanecan estticos en el llano junto a la play en la que habadesembarcado de sus buques, fondeados en las proximidades de la playa. Losatenienses ocuparon las alturas, suposicin era predominante. Los persas nopodan atacar, no quedndoles ms alternativa que desplazarse por lacarretera de la costa, muy apta para la caballera o reembarco. Debi existir unacomunicacin con Atenas, de modo que quedaron enterados que los espartanos iniciaron un movimiento sobre el da 8 deseptiembre despus de la lunallena. El tiempo transcurra sin que en Atenas ocurriese nada, lo que obligabaa los persas a iniciar una accin decisiva antes de la llegada de los refuerzosespartanos, en consecuencia, es probable, aunque Herodoto no lo especifica,que los persas embarcasen parte del ejrcito con toda la caballera para dingirse directamente a Atenas, mientras el resto permaneca en posicin paramantener al ejrcito ateniense fuera de la ciudad.Es probable que el ejrcito persa permaneciese al nordeste del lecho deltorrente, entre ste y la zona pantanosa, con los buques prximos al promontorio de Cynosura para protegerse de los vientos de componente norte y norAo 1992

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    LAS CAMPAAS NAVALES DE LAS GUERRAS MDICAS (1)deste. Esta situacin les proporcionaba suficiente espacio de maniobra, tantopara la infantera como para la caballera, y su proximidad a los buques conlas popas hacia tierra les proporcionaba una posibilidad de reembarque anteun caso de emergencia. La parte de las fuerzas que deba contener a los griegos se desplaz hacia una posicin en la orilla derecha del torrente Charadrapara poder tomar la carretera de la costa, al propio tiempo que se aproximabaal enemigo. Esta decisin se llev a cabo el 9 de septiembre.A la llegada a Maratn, los generales atenienses celebraron un Consejo deGuerra que di como resultado la decisin de Calmaco urgido por Milcadesde presentar batalla, si bien sta deba esperar a la llegada de los refuerzos deEsparta. Se decidi que la batalla fuese conducida por Milcades, que eralder de su partido, un distinguido poltico y soldado, aunqu Calmaco norenunci a ocupar su puesto de honor como comandante en Jefe, en el queperdi la vida cuando persegua al enemigo.Al salir para Atenas la flota persa con la caballera y con las fuerzas del aladerecha a bordo, el resto avanz paralelamente a la playa, con los buquessobre la playa a retaguardia dispuestos para el reembarque de las tropas.La tctica persa consista en atacar con armas por el centro y envolver. Enesta ocasin no contaban con la caballera, por lo que probablemente lesoblig a alargar la lnea de batalla. Por parte griega, su tctica consista en lacarga frontal con el combate cercano con lanzas y su punto dbil radiabaenlos flancos. Sin embargo, Milcades reforz los flancos evitando el envolvimiento persa, a expensas de debilitar el centro, y extendi la longitud de sulnea de combate.La vista del embarque de la mitad del ejrcito persa, mientras que la otraala formaba cerca de la carretera de la playa, era claramente la ocasin queMilcades esperaba, descendiendo el ejrcito ateniense de las colinas, formando a una milla de distancia frente a las fuerzas persas y avanzando lentamente hasta una distancia algo mayor del alcance de las flechas, parando yajustando la lnea y al estar preparados se movieron con rpidez probablemente a travs de la zona de fuego, con las lanzas en formacin cerrada. Labatalla fue larga y encarnizada. El dbil centro griego no fue lo suficientemente fuerte para arrollar a los arqueros persas, la lite del ejrcito, que tambin llevaban espadas crtas para el combate cuerpo a cuerpo. Por el contrario, el centro persa fue lo sufiencientemente fuerte para romper la dbil lneagriega y siguieron hacia las colinas. Pero las dos pesadas alas atenienses envolvieron, arrollando las alas persas y cargando sobre el centro. En esta nuevaintentona los griegos debieron estar ms cercanos a la playa que el enemigo,pero no se interpusieron.En esta segunda fase, la accin result completamente favorable a losgriegos, que destruyeron el centro persa, persiguiendo a los enemigos hastala playa y apoderndose de los barcos, en los que los fugitivos trataban deescapar.Los buques que se escaparon con las fuerzas derrotadas se dirigieron a laisla Aegilia a 8 millas de Maratn, donde haban confinado a los cautivos deAo 1992

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    JULIO ALBERT FERREROEretria, embarcndolos con el botn, siguieron a las otras fuerzas embarcadas, doblaron el cabo Sunion hacia la baha de Phalenus, frente a Atenas.Las fuerzas victoriosas griegas volvieron a Atenas con rapidez y acamparon en las colinas del puerto. Los espartanos salieron en luna llena y efectuaron la marcha sobre Atenas, a 140millas en 83 das. Llegaron antes de lo esperado, horas despus del retorno del ejrcito ateniense. Sin duda alguna supresencia contribuy a disuadir a los persas, que despus de una breve estancia en la baha de Phalenus en espera de la incorporacin de la segunda diviSin de la flota que traa a los cautivos de Eretria y a las fuerzas persas derrotadas, salieron para Asia.Las prdidas totales fueron 192 griegos y 6.400 persas; la lucha ms durafue en el intento de apoderarse de los buques.

    Los cautivos de Eretria fueron bien tratados y se establecieron en tierrascedidas cerca de Susa. La toma de Eretria supuso un pequeo triunfo paraDaro, cuya derrota min el prestigio persa necesario para el mantenimientodel Imperio, por eso era indispensable un nuevo intento de conquista sobreGrecia.El resultado de esta batalla no fue importante, aunque ha sido magnificado en la Historia, sin embargo, se ha descrito porque en los primeros tiempos la guerra naval consista principalmente en unos desembarcos anfibios yseguidos de incursiones para conseguir botines y saqueo en los territorios enemigos. Tambin conviene resaltar que las tcticas de la guerra terrestre tenansu aplicacin en la guerra naval. La batalla de Maratn ense a los griegosel xito de las lanzas sobre las flechas y la evitacin del envolvimiento.Preparacin para la nueva campaa

    El nuevo intento de conquista de Grecia requera mucho tiempo, la organizacin del Imperio exiga la movilizacin de tribus que suplementasen alejrcito regular. En el ao 486 a. C. estall la sublevacin de Egipto, en el 485 muri Daro, sustituyndole su hijo Jerjes que concluy la revuelta en el 484y previa consulta con su Consejo decidi iniciar los preparativos de una nuevacampaa contra Grecia, de acuerdo con los deseos de su padre, que duraronunos tres aos. Se acumularon provisiones y municiones a lo largo de la lneade marcha en Tracia y Macedonia, se construy un canal a travs de la pennsula de Athos para evitar su rodeo en caso de mal tiempo. Este canal, de 30metros de ancho y de 1,20 de fondo, con una longitud de 1,5 millas era, segnHerodoto, la demostracin de una ostentacin ms que una necesidad. Dadala gran entidad de la fuerza expedicionaria, imposible de transportarla pormar, se decidi cruzar los Dardanelos y marchar cruzando Tracia y Macedo

    nia, bajo dominio persa, y llegar a Grecia desde el norte. Durante esta marchaa lo largo de la costa, el enorme ejrcito persa se suministrara de los depsitos previamente establecidos en Tracia y Macedonia y tambin de los buquesmercantes que transportaban suministros desde las bases en las costas de AsiaMenor, Siria y Egipto. Estos buques mercantes contaban con la proteccin ycobertura de la flota de combate.18 36

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    JULIO ALBERT FERREROEste plan requera una gran cooperacin entre la flota y las fuerzas de tierra, ya que el ejrcito era demasiado numeroso para obtener un apoyo logstico adecuado con los suministros locales y una derrota naval supondra uncorte en las lneas de comunicacin con las bases persas. Las fuerzas persaspueden estimarse en 180.000 soldados y 130.000hombres a flote, adems delas dotaciones de los buques mercantes, en total unos 350.000 hombres.

    Marcha del ejrcito persaEn el otoo del ao 481 a. C., el ejrcito persa, que haba sido movilizadoen Capadocia, empez a desplazarse hacia Sardes, la capital de Lidia, en elAsia Menor occidental y en la primavera del ao 480 a. C. estaba preparadopara iniciar la campaa contra Grecia. Los contingentes navales procedentesde las satrapas martimas se fueron concentrando en la entrada de los Dardanelos. Sobre el 15 de abril, el ejrcito parti de Sardes y despus de un meslleg al Llano de Troya, sobre los Dardanelos, a pocas millas de distancia delos dos puentes de pontones, cada uno se compona de 300 embarcacionespara soportarlos enormes cables sobre los que se haba construdo la calzada.Aqu Jerjes emple un mes en revistar al Ejrcito y a la Armada, comenzandosu avance sobre Tracia el 15 de junio. Al estar a unas 80 millas de los puentes,el Rey Jerjes detuvo la marcha en la boca del ro Maritza para contar el ejr

    cito, terminando por lo tanto su organizacin. Herodoto fija en 1.700.000hombres, cifra que parece exagerada como ya se ha indicado anteriormente.Esta parada sirvi para varar los buques de la flota, limpiar fondos y carenar-los, en Maritza la flota fue revistada de nuevo y qued organizada en cuatrograndes escuadrones. Segn Herodoto, se compona de 1.027 buques de guerra procedentes de Asia y 120 se incorporaron desde Tracia, despus de lainvasin 3.000 transportes y embarcaciones pequea. Este ltimo nmeropodra ser una cifra aproximada. Cada uno de los escuadrones se componade unos 300 buques e iban bajo mandos persas, que eran hermanos del rey yprncipes del Imperio.Cada buque contaba con un destacamento persa, adems de su dotacinde origen provincial. Se trataba de una fuerza persa y, por tanto, sus mandosse veran inclinados a luchar empleando la tctica persa, es decir, utilizandoarmas arrojadizas, de las que dispona la mitad de la flota, y envolviendo losflancos enemigos.Desde el ro Maritza el ejrcito se dirigi a Salnica, parte de sus efectivoscruzaron las montaas y la mayor parte se desplazaron por la costa. La flotapas por el canal construido en la pennsula Athos, incorporando buqueslocales y tropas en el camino, llegando a Salnica antes que el Ejrcito, distribuyndose a lo largo de la costa hasta el ro Varda. Jerjes, a su llegada a Salnica, embarc en un buque de Sidn escoltado por la flota y se dirigi haciael Sur hasta unas 40 millas de la desembocadura del ro Peneo, en el valle deTempe, de importancia militar. Durante este viaje del rey, una divisin delEjrcito se dedic a abrir un camino a travs de las montaas hacia Tesalia.20 36

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    LAS CAMPAAS NAVALES DE LAS GUERRAS MDICAS (1)Las cosechas recientes estaban al alcance en este rico pas. A mediados deagosto el cuerpo principal del Ejrcito se haba desplazado al menos por dosrutas hacia una nueva etapa de su avance, que le llevaba a entrar en contactocon la lnea de defensa griega.Preparativos griegos

    Durante los aos anteriores a la expedicin de Jerjes, la poltica de Atenasestaba bajo el dominio del demcrata Temstocles, que se haba instalado enel poder a la cada de Milcades, y que estaba convencido de que la derrotapersa de Maratn no termin con las intenciones persas de conquista. Temstocles transform a Atenas en una potencia martima al emplear los ingresosprocedentes de los filones aurferos de Lausin en la creacin de una gran flota. En toda Grecia se haba creado un mito como consecuencia de la victoriade Maratn, por lo que se subestimaba el podero militar persa. Cuando lainvasin pareca inminente l convoc una conferencia de estados griegos enel istmo de Corinto para establecer el plan de resistencia. Se hicieron los planes generales. Resultaba deseable el dejar al enemigo el menor territorioposible. Por esa razn, el establecimiento de una lnea de defensa en el norteresultaba preferible con el fin de hacer participar al mayor nmero de defnsores. Por otra parte, se consideraba que dada la gran entidad de las fuerzaspersas el istmo de Corinto era el nico lugar donde se poda contener al enemigo. Por esta razn los pueblos del Peloponeso, entre los que se encontrabael ejrcito profesional de Esparta, queran atrincherarse en el istmo y presentar batalla all. Por el contrario, los estados del centro y del norte de Greciapreferan, para salvar sus tierras y ciudades, el mantenimiento de una posicin defensiva en el norte. Independientemente de la lnea de accin que sedecidiese, era necesaria apoyarla con la flota, pues de otro modo la flota enemiga podra conducir a su Ejrcito a la retaguardia griega y hacer insosteniblesu posicin seleccionada.

    No parece que los espartanos, que eran los mejores soldados de Grecia,pero de miras estrechas, comprendieran completamente la importancia de ladefensa del territorio griego en el caso de que la flota griega fracasase en uncotacto on la persa. Temstocles convenci a los aliados para utilizar flotacombinada griega, e insistir en establecer la lnea de defensa en el norte. Laflota persa cubra los movimientos de los buques logsticos, por tanto unaderrota de aquella flota causara la retirada del Ejrcito al faltarle su apoyologstico.Cuando los persas llegaron a los Dardanelos, Tesalia convoc al Consejoen el istmo para pedir ayuda. Los griegos decidieron tratar de retener a Tesalia mediante la defensa del paso de Tempe, a 60 millas al sur de Salnica, yenviaron 10.000 hombres, equipados con armamento pesado, por mar hastael canal Euripo (entre la isla de Eubea y el territorio continental). Desembarcaron en el glofo de Volo, desde all marcharon Tempe, donde acamparonAo 1992

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    JULIO ALBERT FERREROy se les incorpor la caballera de Tesalia. Es probable que despus de su llegada supieran la existencia de otras rutas, adems del paso de Tempe a travsde las montaas y por esto sus posiciones podan ser sobrepasadas. La expedicin volvi al istmo de donde haba partido y Tesalia, viendo que por s solanada poda hacer contra los invasores, envi tierra y agua a Jerjes, en Salnica, en seal de sumisin.La posicin Termpilas-Artemisio

    Despus de regresar la expedicin de Tempe, el Consejo de los Aliadosescogi el paso de las Termpilas como el sitio adecuado para contener lainvasin. Se trataba del nico camino practicable a un ejrcito invasor parapenetrar en Grecia central, en varias ocasiones y en siglos posteriores se hacomprobado que ese era un punto clave. Adems su situacin geogrfica permita la cooperacin eficaz de la flota con el Ejrcito durante el paso.Las Termpilas era una posicin excelente para una accin conjuntadefensiva por tierra y por mar. Est a la entrada de la Grecia central sobre lacosta en el golfo de Malian. Una cadena de montaas impide el paso, dejandoslo un paso estrecho de menos de 15 metros entre el mar y la montaa. Elgolfo se abre en el canal de Euripo entre la isla de Eubea y la costa griega. Laparte norte de esta isla ofreca a los griegos la base necesaria para la flota yuna ensenada segura ante un ataque terrestre.Mientras la flota pudiese permanecer en la zona de Artemisio, en la partenorte de Euripo, la numerosa caballera persa no poda actuar ventajosamente contra el ejrcito griego en las Termpilas, ya que slo poda llevar acabo un ataque sobre un frente de 15 metros. La retirada de la flota supondrael abandono del paso, ya que el numeroso ejrcito persa podra lanzarse pormar directamente contra el flanco y las lneas de aprovisionamiento. La decisin de mantener la lnea Termpilas-Artemisio se tom despus de una grandisputa.

    Los estados del Peloponeso fueron persuadidos con dificultad de que ladefensa del istmo requera la presencia de las fuerzas atenienses con el restode la flota para prohibir el libre uso del mar por el enemigo.Finalmente se convencieron de que para contar con la ayuda de la flotaateniense en la defensa de la lnea final en el istmo deban establecer una lneade defensa en el norte, para salvar a Grecia central. Por esta concesinEsparta exigi el mando combinado en el mar y en tierra. El comandante enjefe de la flota aliada fue el espartano Eurybiades, el de las fuerzas de tierrafue el Rey de Esparta, Lenidas, y se decidi mantener la lnea de defensa enel Norte.Iniciacin de la campaa

    Como se ha indiciado anteriormente, una divisin persa sali de Tesalnica poco despus del 1 de agosto para abrir camino a travs de las montaas22 36

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    LAS CAMPAAS NAVALES DE LAS GUERRAS MDICAS (1)hacia las llanuras de Tesalia. Estas noticias llegaron a los cinco das al istmo,por lo que las fuerzas combinadas aliadas se dirigieron hacia el Norte el da 11llegando a sus posiciones sobre el 18. Lenidas parti del istmo con 3.000hombres de la Liga del Peloponeso, con armamento pesado, que inclua a 300espartanos y algunas tropas con armamento ligero. Se les incorporaron unos2.000 hombres con armamento pesado procedentes de la Grecia central.Tomaron posiciones en el paso estrecho de las Termpilas sobre la costa yestablecieron en el pueblo de Albenoi, a retaguardia la base logstica, dondelos buques de transporte podan llegar mientras la flota aliada estuviese enArtemisio.La flota aliada, compuesta por 271 trieras y7 penteras de 13 estados griegos en coordinacin con el Ejrcito, lleg a Artemisio a unas 40 millas al Estedel paso.Los montes, en el campo del ejrcito griego, permitan avistar el canal de

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    JULIO ALBERT FERREROEuripo hasta Artemisio y las seales de humo durante el buen tiempo permitan el enlace entre ambas fuerzas.

    Artemisio estaba frente a la entrada del golfo de Volo, cuyo uso sera muydeseado por el enemigo. A la llegada de la flota griega a Artemisio, Euribades envi a tres buques en misin de bsqueda hacia el enemigo; se basaronen la isla de Skiathus.Al propio tiempo se tomaron medidas a la entrada de los estrechos convigas y seales desde la isla de Skiathus, que resultaba visible desde la zonade la flota, avistndose la costa del promontorio de Magnesia y de todos losbuques que se aproximaban. Est claro que los del Peloponeso no tenanganas de establecer la primera lnea de defensa fuera del istmo. Por el contrario, los atenienses eran partidarios de la ventaja estratgica que ofreca lalnea de defensa del Norte. En este conflicto diplomtico es probable que losespartanos no estuvieran dispuestos a defender los estados centrales con elejrcito del Peloponeso. Ellos prometieron el envo de refuerzos al Norte despus de los grandes festivales que estaban celebrando, pero a pesar de laspeticiones de Lenidas nunca los enviaron.Probablemente Esparta jugaba un doble juego. Envi a su Rey con los 300hombres de lite como precio por haberse asegurado el mando de la flota y delejrcito. Sin duda esperaba que las selectas tropas que haba mandado induciran a los estados centrales a enviar levas completas y completaran los cuadros con mercenarios. No cabe pensarque el Consejo de Esparta quisieradeliberadamente sacrificar a su propio Rey en las Termpilas.Aun en el caso de que la flota fuese derrotada, las seales de humos y losbuques desplegados podan proporcionar a Lenidas suficiente preaviso y enel peor de los casos podran huir por las montaas sin dar la oportunidad a unapersecucin organizada.Sobre el 13 de agosto, el ejrcito persa sali de Tesalnica camino de lasTermpilas. El ala derecha se dirigi hacia el Oeste, a 40 millas de la costa, yluego avanz directamente hacia el golfo de Malian y las Termpilas, dondelleg el 26 de agosto, pero el ala izquierda, en la que iba el Rey Jerjes, protegida por mar, cruz el paso de Tempe, girando paralelamente a la costa haciala ciudad de Lorissa y luego a Halus, en el golfo de Volo, donde establecicontacto con la flota y probablemente se aprovision.La flota persa destac un escuadrn de reconocimiento, compuesto por 10buques, para explorar el canal Euripo. Este escuadrn encontr a los tresbuques exploradores griegos, eliminndolos, forzando a varar a uno de ellosen la desembocadura del Peneo, capturndolo, aunque la dotacin escappor tierra. Los otros restantes fueron cazados al Sur y capturados a la vista delos vigas griegos en la isla de Skiathos, que informaron del incidente porseales de humo a la flota.Los buques de reconocimiento persas prosiguieron su avance, penetrandoen el canal Artemisio, en donde tres de ellos se perdieron en la entrada de lasRocas de Myrmex. Once das despus de la salida del ejrcito, la flota llegal cabo Sepias, fondeando al da siguiente,el 25 de agosto, en 8 lneas a lo

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    LAS CAMPAAS NAVALES DE LAS GUERRAS MDICAS (1)largo del promontorio de Magnesia por falta de espacio en las playas. Ademsde las 1.324 trieras iran probablemente algunos cientos de transportes, formando convoy para el apoyo logstico del ejrcito en las Termpilas. Durantela noche se levant un fuerte temporal de levante que produjo grandes daos.Muchos buques no pudieron salir a la mar y se perdieron en tierra. La mayorparte de los buques se salvaron alvararlos sobre las playas a los primeros sntomas de temporal, segn la costumbre de la poca. Segn Herodoto se perdieron 400 trieras y un nmero indeterminado de transportes. Estas cifrasparecen algo exageradas.La flota griega no sufri dao alguno por la tormenta. Herodoto dice queal ser capturados los tres buques en las costas de Magnesia, los griegos se alarmaron tanto que abandonaron su posicin en Artemisio, pero esto tambinparece poco probable ya que tenan una posicin clave que haban ocupadodeliberadamente y parece extrao que la abandonasen slo por la prdida de3 buques. Pero no cabe duda que el temporal barri el canal de Euripo y losbuques que no estuviesen varados buscasen refugio, que para los vientos delevante ofrecan abrigo la ensenada de Oreus, a dos o tres millas del canalArtemisio, pero pudo ocurrir que algunos buques pasasen de largo por lasTermpilas, dando lugar a que se informase como abandono de Artemisio.No obstante, como ya se ha indicado, la flota griega no sufri dao alguno.La tormentea dur tres das, durante los cuales las dotaciones persas enlas playas se dedicaron a salvar sus efectos o hicieron defensas alrededor desus buques, varados en las playas para protegerse de los habitantes. Los griegos conocieron el desastre de los persas por sus vigas de las montaas. Eltiempo, en la maana del da 29 de agosto, amain y laflota persa prosiguisu movimiento.Cuando los persas se apercibieron de la presencia de la flota griega enArtemisio, los almirantes resolvieron enviar un escuadrn que diese la vueltapor Eubea, subiese por el canal de Euripo y as evitase la retirada del enemigo. Parece que tanto en estrategia como en tctica los persas eran partidariosdel envolvimiento. De acuerdo con esto, el grueso principal rode el caboSepias y despus de un viaje de 25 a 30 millas fonde en Aphete, en el golfode Volo, mientras se destacaron 200 trieras que navegaron lejos de la islaEubea, circunnavegndola.La flota griega volvi a ocupar su posicin en Artemisio este mismo da yaparentemente no avistaron los movimientos del enemigo. A finales del da,una divisin retrasada, compuesta por 15 buques, rode el cabo Sepias y porerror no sigui a la flota en su fondeadero, avistaron a la flota griega y arrumbaron hacia ella, siendo capturados antes de que pudieran retirarse.Batalla naval de Artemisio El da siguiente, el 30 d agosto, fue descanso para los persas n Aphete,los almirantes inspeccionaron los buques y mientras, esperaban que el escuadrn destacado ocupase su posicin. Un buceador griego, Scillos, que trabaAo 1992

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    JULIO ALBERT FERREROjaba en los naufragios en Sepias, se escap e inform a los mandos griegos deldesastre y especialmente del viaje del escuadrn de circunnavegacin. Comoconsecuencia de estas noticias se convoc un Consejo, que decidi dirigirsehacia el sur esa noche y atacar al escuadrn destacado persa alrededor deEubea. Este plan fue pronto abandonado, dejando al ejrcito griego en lasTermpilas preparado para atacar por tierra y por mar. Se trataba de sacarventaja a la dispersin de fuerzas del enemigo, que estaba desplegado envarias bahas en el golfo de Volo. Era posible que los buques de combate estuviesen en la parte oeste y que los transportes estuviesen adentrados en el golfopara suministrar a la parte oriental del Ejrcito que pas con Jerjes por la ciudad de Halus.El plan griego consista en emplear toda su flota contra un enemigo dividido. Los griegos cruzaron los estrechos, a unas 8 millas de distancia, buscandouna accin por la tarde con la esperanza de que el combate terminase en lanoche y antes que el enemigo pudiese concentrar sus 900 buques contra los271 griegos.La tctica griega consista en buscar el combate cercano mediante el abordaje y la lucha de las armaduras metlicas con las lanzas de 2,5 metros y lossables cortos de los griegos, que aventajaran a los escudos de lino acolchadode los arqueros persas. Los persas salieron con plena confianza y contendieron con los griegos sucesivamente. Al principio, los griegos tuvieron ventajacapturando 30 barcos, pero al aumentar el nmero de buques hostiles formaron los griegos en crculo con las proas hacia fuera, los persas los rodearonesperando una victoria fcil pero la formacin circular griega evitaba el envolvimiento, es decir, que no presentaba flancos a los persas, ya que los costadosy las popas de cada buque griego estaba protegido por un buque vecino y deeste modo la superioridad numrica de los persas no supona ventaja algunaexcepto para relevo de las dotaciones exhaustas.Despus de los primeros xitos de los griegos, el creciente nmero de losenemigos consigui igualar el resultado del combate, que se interrumpi conla llegada de la noche.Ambas flotas volvieron a sus zonas, dejando sorprendidos a los persas,que no haban conseguido nada. A su vez, los griegos tampoco tenan motivospara estar satisfechos. Haban comprobado que buque contra buque, y lancero griego contra arquero persa, los griegos resultaban superiores, pero labravura del enemigo y su elevado nmero haca, a pesar de la superioridad delas armas griegas, la lucha desigual. La noche les haba salvado y el escuadrnpersa que rodeaba Eubea evitara el prximo da una huida hacia el Sur.El da 31 de agosto lleg a Artemisio, procedente de Atica, un escuadrngriego compuesto por 53 buques y al mismo tiempo llegaron noticias de la prdida del escuadrn que rodeaba Eubea frente a Hollows a causa de una fuertetormenta. Esta noticia cambi la situacin y anim a los aliados, decidiendorepetir la accin del da anterior, saliendo de da tarde, lanzando un ataque yretirada bajo el amparo de la noche. El escuadrn persa de Cilicia, compuestopor 100 buques, ocupaba una posicin avanzada, los griegos cayeron sobre26 36

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    LAS CAMPAAS NAVALES DE LAS GUERRAS MDICAS (1)ellos hundiendo varios buques; este combate no lleg a ser una accin generalizada y la flota regres a Artemisio cuando lleg la noche.El tercer da, eli de septiembre, los persas no esperaron a ser atacadoscomo anteriormente, salieron a medioda y cruzaron la posicin griega en laplaya del sur, donde los griegos estaban esperndoles. De nuevo, como el primer da, los persas desplegaron en una formacin en forma de media luna enun intento de envolver al enemigo. Es dudoso que obtuviesen xito en esteintento. Los griegos probablemente apoyaran sus flancos sobre la costa demodo que el enemigo no tuviese suficiente espacio para pasar por dentro yatacar desde la retaguardia.Segn Herodoto, los persas, en un desesperado intento, presionarondemasiado en la lucha, de tal modo que los buques actuaron desordenadamente, interfirindo entre ellos y a pesar de que no cedieron en la lucha consideraron una desgracia no haber vencido a un enemigo tan inferior.Los griegos sufrieron muchas bajas, tanto en buques como en hombres,pero las prdidas persas fueron todava mayores. La accin no fue decisiva yambos bandos, terminado el combate, regresaron a sus fondeaderos. Lamitad de los buques atenienses quedaron averiados.Como leccin tctica de estos tres das de combate, puede obtenerse elque la superioridad individual de los griegos no fue suficiente para superar laventaja numrica persa.Los griegos no pudieron vencer, en mar abierto, porque estuvieron abrumados por la posibilidad de quedar envueltos. Adems, la gran superioridadnumrica de los persas indudablemente permiti los relevos en la lucha. Elesfuerzo de la batalla fue exhaustivo, tanto para los combatientes como paralos remeros.Batalla de las Termpilas

    El ejrcito persa lleg el 26 de agosto, como se ha indicado anteriormente,a su posicin frentea los griegos en el paso, ocupando la llanura de Malian.Su aproximacin a las Termpilas provoc la alarma entre los griegos y Lenidas envi mensajeros al istmo solicitando refuerzos al ejrcito principal quepermaneca all, que nunca se le enviaron.Jerjes esper durante cuatro das, creyendo que los griegos abandonaransu posicin sin lucha. Mientras tanto se le incorpor la retaguardia del ejrcitoy probablemente aprovech este retraso para establecer contacto con su flota, que lleg el da 29 al golfo de Volo a slo 3 das de marcha para los carrosdel ejrcito.El da 30 de agosto los persas atacaron la posicin enemiga en el viejomuro construido por los focenses en el paso de las Termpilas. Aunque suprincipal arma era el arco, atacaron con lanzas cortas y puales. A pesar delos refuerzos, el ataque fue duro, no hicieron mella en los griegos a pesar delas prdidas sufridas. FinalmenteJerjes envi a los denominados inmortalesAo 1992

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    JULIO ALBERT FERREROde su guardia personal, que fracasaron sin conseguir avance alguno y as finaliz el da.La disciplina de combate griega fue francamente buena, no se limit a ladefensa, sino al contraataque para retirarse y hacer que los persas alcanzaranlas partes estrechas del paso y atacarles de nuevo cuando estuviesen apiadosall.Al da siguiente, el 31 de agosto, los persas atacaron de nuevo, creyendoque el corto nmero de los enemigos estaran incapacitados por los heridos yel cansancio, pero el da no les trajo mejor suerte y de nuevo se retiraron sinxito.Lenidas envi a 1.000 soldados focenses a los altos de un desfiladero queestaba a unas 17 millas sobre una garganta, con paredes verticales y en la queslo se poda pasar en una sola fila, estaba a unos 1.000 metros de altura, bloqueando la fuerza que intentase pasar por la garganta y, por tanto, impidindole luchar en el paso.La situacin era grave para los persas. Los griegos haban infringido el daanterior prdidas a la flota y haban destrozado a los buques de Cilicia ese da.El ejrcito persa necesitaba suministros y el retraso de la flota en su rutahacia el sur exiga que hiciese rpidamente su difcil intento. En caso de xito,destacara fuerzas a Calcis para amenazar las lneas logsticas de la flota griega, lo que provocara su retirada inmediata. Por eso Jerjes decidi enviar coneste objeto los 10.000 inmortales, autnticas tropas de lite segn Herodoto.Comenzaron en la obscurecida y alcanzaron el difcil paso durante lanoche, llegando a las proximidades del campo de los defensores focenses enlas luces del da 1 de septiembre. Estas no haban establecido puestos avanzados y la salida del enemigo estaba oculta por un robledal, pero el ruido de laspisadas alarmaron a los focenses, que corrieron a tomar las armas mientrasapareca el enemigo, que abri un duro fuego de flechas contra los defensores, que se retiraron rpidamente hacia el lado montaoso, permaneciendoall pero dejando el camino abierto que conduca al mar y a la retaguardia dela posicin principal griega.Mientras tanto los fugitivos informaron a Lenidas que el enemigo habaconsiguido alcanzar la parte alta del paso. Este escogi 1.400 hombres, entreellos los 300 espartanos de lite, mantenindose en posicin frente al enemigo, enviando el resto de sus fuerzas a retaguardia y aunque se inform questas se enviaron para salvarlo de un sacrificio, parece ms probable que fuesen enviados rpidamente para que desde las montaas contendiesen con lospersas en el paso del bosque, en donde 2.500 hombres decididos podan detener el avance de un enemigo ms numeroso. Sea cual fuere la intencin deLenidas, este destacamento no se encontr con el enemigo.

    Sobre las 11 de la manaa, Jerjes inici el avance. Hasta ese momento losgriegos haban mantenido su posicin en el muro, pero a partir de entoncessalieron hacia la parte ms estrecha del paso. En esta ocasin la batalla tuvolugar fuera de la parte estrecha; numerosos persas cayeron. Los comandantespermanecan detrs de las compaas, con ltigos en sus manos, urgiendo28 36

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    LAS CAMPAAS NAVALES DE LAS GUERRAS MDICAS (1)continuamente a avanzar a sus hombres. Muchos de ellos cayeron al agua y seahogaron, y todava un nmero mayor muri pisoteado por sus propios camaradas. Los griegos, descuidando su seguridad y desesperados, ya que sabanque una vez que el enemigo cruzase las montaas su destruccin estaba prxima, luchaban con gran furia y valor. Las lanzas de la mayor parte hechaspedazos y con sus sables cortaban las filas persas y aqu, durante la lucha, cayLenidas luchando bravamente junto con otros famosos espartanos, cayerontambin persas famosos entre ellos los hijos de Daro, hermanos del rey Jerjes. Los griegos se retrasron hasta la parte ms estrecha del paso, retirndosedetrs del muro, apostndose en una colina donde formaron un solo cuerpo,con excepcin de las fuerzas de Tebas. Aqu se defendieron hasta el final,resistiendo con manos y dientes, hasta que los persas, que en parte habanpresionado en el muro, les atacaron frontalmente rodendolos tambin desdecada lado, abrumando y enterrando a los restantes bajo una lluvia de flechas.Este fue el desarrollo de una de las batallas ms clebres de la antigedad.Es interesante la analoga de sus caractersticas tcticas a las del combatenaval del mismo da en Artemisio. El coraje fue idntico en los dos bandos,las armas griegas fueron superiores pero la desproporcin numrica fuemayor que la que pudo hacer la superioridad en armas. En la lucha en el mar,con una ventaja de tres a uno, la contienda finaliz por agotamiento y mutuoconsentimiento, pero en el paso no hubo relevos en el frente de los griegoscomo lo tuvieron los persas. Para stos hubo al principio mayor matanza,pero finaliz cuando los griegos se agotaron. La lucha en tierra se prolongporque los griegos obligaron al enemigo a actuar de un modo desfavorable asus armas. El esfuerzo habitual persa era rodear al enemigo y abrir fuego conballestera. Pero aqu el camino era estrecho; por una parte la empinada montaa y por la otra, la del sendero, la profundidad del agua. Al parecer laballestera fue relativamente ineficaz en un ataque estrictamente frontal. Losgriegos efectuaban los relevos en el frente de lucha con hombres agotados;por el contrario, los persas, a pesar de las bajas, contaban con refuerzos inagotables.

    La apertura del paso no pudo ser seguida por un avance inmediato delejrcito persa, que no pudo moverse hasta que los buques logsticos llegasencon los vveres. No se comprende que los persas no enviasen los mercantes.alas Termpilas, a la retaguardia de los buques de guerra, mientras sostenanla lucha contra los griegos el tercer da.Conclusin

    La expedicin persa del rey Daro en el ao 490 a. C, primera campaade las Guerras Mdicas, constituy un fracaso al no lograr la misin: la deconquistar una base avanzada e el Atica para una posterior conquista deGrecia.Ao 992 29

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    JULIO ALBERT FERREROLa batalla de Maratn no fue decisiva, min el prestigio del Imperio persay su resultado fue magnificado por los griegos. En ella se impuso el genio militar de Milcades al conseguir envolver a las fuerzas persas con un xito espectacular (6.400 bajas persas frente a 194 bajas griegas).La batalla de Maratn fue una operacin anfibia en la que no se consolidla cabeza de playa, lo que di lugar a la fase de reembarco en retirada.La marcha persa del rey Jerjes en el ao 481 a. C., correspondiente a lasegunda campaa de las Guerras Mdicas, constituy una operacin conjuntaen la que la flota persa realiz un apoyo logstico de gran complejidad, adems de proporcionar al Ejrcito una adecuada cobertura estratgica y tctica.La batalla naval de Artemisio, a pesar de la superioridad numrica debuques persas (en proporcin de 3 a 1), correspondi a una situacin de dominio del mar en disputa. Los griegos llevaron la iniciativa, aplicando el principio de concentracin sobre una fuerza naval enemiga dividida. La tcticanaval griega consisti en buscar el combate mediante el abordaje y el establecimiento de formaciones compactas circulares, que evitaban el envolvimientopersa, fundamento de la tctica naval de los persas.Aun cuando las prdidas persas fueron mayores, la superioridad tcticagriega no fue suficiente para superar la ventaja numrica persa. La batalla termin por agotamiento de ambos bandos sin resultado decisivo. No obstante,sirvi a los griegos para adaptar su doctrina tctica en las futuras confronta

    ciones, como fue la batalla naval de Salamina, objeto de nuestro prximo artculo.

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    SOBRE LAS FUERZAS NAVALESSUTILES ESPAOLAS EN LOSSIGLOS XVIII Y XIXCarlos MARTNEZ-VALVERDEContralmirante

    GeneralidadesSiempre fueron utilizadas eficazmenteen la guerra martima las embarcacionespequeas, menores, convenientementearmadas segn la misin que haban dedesempear, operando con mayor omenor proteccin, a veces sin ninguna, delos buques mayores propios. Siempre lopequeo ha pasado ms desapercibido delenemigo hasta el momento del contacto,permitiendo un mayor acercamiento alobjetivo para herirlo con mayor contundencia. Esas embarcaciones, manejadas con audacia, podan tambin

    meterse por sitios de paso imposible para las mayores y tambin navegar poraguas ms someras. Eran, pues, mssutiles y de ah que fuesen as llamadas.Las embarcaciones menores de los buques con gente armada sirvieronsiempre, incluso antes del empleo de la artillera en la mar, para atacar al contrario al abordaje de diferentes maneras, simultaneando su accin algunasveces con la sostenida por los buques peleando borda con borda. Cuando segeneraliz el empleo de la artillera en la mar, entonces, esas embarcacionesfuerza sutil, vamos a ir llamndola as fueron aumentando las ocasionesde su empleo. As, en los tiempos que consideramos tomaron gran auge.Unas veces se aprovecharon, artillndolas, embarcaciones de los puertos yaexistentes para otros usos; otras se construyeron especialmente para esafuerza sutil, que iba revelndose tan eficaz especialmente en ataques nocturnos; as surgieron las lanchas caoneras ideadas por Barcel para el ataque aGibraltar; otras veces se artillaron las lanchas de los mismos buques (empleadas para el barqueo con tierra y para remolcarlos a remo en momentos de calma). En esto ltimo fueron vanguardistas los espaoles, dando lugar a lo quelos franceses llamaron flotilles a lespagnole. Y stas veremos entusiasmaron a sus mandos con ocasin de ser nuestros aliados, en Brest y Boulogne.De ser caoneras las lanchas, armadas de caones de tiro rasante, pasarona armarse tambin con obuses, armas de tiro curvo, permitiendo as batir alenemigo tras obstculos: sus propias obras defensivas en tierra o los malecones de las drsenas de los puertos, gran defensa para sus cascos. Las caoneras y las obuseras fueron grandes elementos tanto en la defensiva como en laAo 1992 31

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    SOBRELASFUERZASNAVALESSUTILES ESPAOLAS, ENLOSSIGLOSXVJ11YX Xofensiva, en la defensiva permitiendo las acciones ofensivas de que siempreaqulla debe surtirse, esto es contra buques enemigos, mas tambin permitieron el apoyo cercano a las fuerzas de un ejrcito propio operando junto a lacosta u ofendiendo al del enemigo operando en dichas condiciones.Bien patente es que las fuerzas sutiles, especialmente las mviles, tuvieronuna limitacin de utilizacin debido a su tamao y al estado de la mar. Consta agitada, la puntera no se haca bien debido a su poca estabilidad de plataforma. El mal estado de la mar poda hacer imposible, incluso, la utilizacinde las embarcaciones pequeas. En el historial de estas fuerzas se registrannumerosos naufragios. Se habl antes de fuerzas sutiles mviles; constituanstas el mayor volumen pero pueden incluirse en estas fuerzas pequeos pontones y barcazas, artillados, que fondeados se emplearon en las defensas depuertos formando conjunto operativo con las unidades mviles.Podemos considerar que entre las fuerzas sutiles hubo gran variedad deembarcaciones; salvo las que vimos fijas (las menos), todas tenan que teneruna buena facultad de maniobra y poder ser empleados los remos para su propulsin. No obstante, tambin se empleaban las velas cuando el viento y lascircunstancias tcticas lo permitan. Una vez que en el siglo xix se emple elvapor, hubo muchas embarcaciones, pequeos caoneros, movidas por l.Aunque n se pueda poner un lmite rgido en el tamao de las embrcaciones de fuerza sutil podemos considerar como las mayores, por lo generallos faluchos, armados con uno o dos caones; stos de 12 a 24 libras. Los obuses eran de un calibre de hasta de 20 cm., disparando proyectiles explosivoslas ms de las veces. Las embarcaciones ms adecuadas para el empleosutileran las lanchas, y no muy grandes, de ah el xito que tuvieron las de losbuques cuando las arm Mazarredo con caones de a 24, cuand fueronempleadas en Cdiz (1797) y en Brest y en Cherburgo (1799).A veces las fuerzas sutiles tuvieron adjuntos buques para su inmediatoapoyo, bergantines o goletas; a veces formaron conjunto con fragatas, elloocurrira con frecuencia durante nuestra guerra de la Independencia, en suaccin contra las fuerzas francesas ocupando las costas de la Pennsula.Fue norma muy frecuente que en lasfuerzas sutiles se batiesen codo a codotropas del Ejrcito y de la Armada. Esta pona, naturalmente, la marinera,tambin soldados, y el mando de las flotillas y de la mayor parte de las unidades.En el historial que sigue quedarn ampliados los conceptos expuestosanteriormente (1).

    (1) Por el momento recogemos un resumen: la definicin de fuerzas sutiles expuesta en elDiccionario Martimo Espaol (Lorenzo-Murga-Ferreiro), de 1864 (an haba fuerzas sutilesclasificadas como tales): escuadra sutil es el conjunto de barcos chicos, de vapor o de remos, armados para la defensa de algn puerto y de sus costas inmediatas o para favorecer las operacionesmilitares que se practican; (armados para o reunidos para...).Ao 1992

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    SOBRE LASFUERZASNA VALESSUTILES ESPAOLAS, ENLOSSIGLOSXVIIIyXIXPROCESO DE EMPLEO

    Tnez, Gibraltar, Argel...En uno de los grabados de la obra Civitatis Orbis Terrarum, en el qe serepresenta Tnez, escoge un momento de su historia: el ataque de los turcos(1574).Estos combaten la fortificada Goleta y avanzan sobre Tnez; en la lagunase aprecian lanchas caoneras espaolas que baten el flanco de los enemigosque marchan sobre Tnez y al parecer les hacen dar un gran rodeo al hacerque se aparten de la orilla por su fuego batido. Este empleo (si fu as) puedetenerse por vanguardista. Cuando toma auge el empleo de las lanchas cao

    neras es en tiempos de Barcel. Este era ya brigadier de la Real Armada,tena el mando de las fuerzas navales que por mar atacaban Gibraltar, mientras que por tierra lo haca Martn Alvarez de Sotomayor, Conde de Colomera. Barcel concibi el ataque por mar y elbloqueo martimo llevando laparte principal en ambas lanchas caoneras. Corra el ao 1779. Ide unaslanchas con propulsin a vela y remo (14 por banda), con ca.ndea 24 sobrecurea de marina. Sus dimensiones eran 56 pies de quilla, 18 de mangamxima y 6 de puntal. Iban protegidas por un parapeto que se alzaba dos piessobre la borda, forrado de corcho, susceptible de ser alzado o abatido. Despus ide otras ms perfeccionadas y protegidas con forro de hierro, el casco,que llegaba ms abajo de la lnea de flotacin; por encima de ella era parapetoque se inclinaba ligeramente hacia adentro para que resbalasen los proyectiles en los posibles impactos. Dice el capitn Sayer, comentarista ingls delsitio, que estas lanchas, una vez puestas en servicio (las de una y otr clase)noche tras noche enviaban sus proyectiles por todos lados de laplaza..., primeramente las bateras de la defensa trataron de deshacerse de las cao eras disparando al resplandor de su fuego; despus se advirti que se gastaban intilmente las municiones (2).Barcel arm algunas lanchas con obuses y lleg a reunir 40 caoneras y20 obuseras. Una vez relevado Sotomayor por el Duqe de Crill, elGobierno, no ste, decidi el ataque por bateras flotantes con resultadonefasto debido a su incendio. Durante aqul las caoneras cubrieron los intervalos entre bateras formadas a sus flancos, complementaron su fuego, y prestaron auxilios importantes cuando aqullas fueron incendiadas por efecto delas balas rojas disparadas por la plaza. Las obuseras formaron una segundalnea.

    (2) Dice el capitn Sayer que las caoneras de Barcel al principio causaron risa, mas notranscurri mucho tiempo en que se reconociera que constituan el enemigo ms temible (de losque por mar atacaban). Hay constancia de la eficacia de 13 ataques intensos con lanchas entrelos meses de abril a noviembre de 1781. El ataque de las flotantes fue en septiembre del aosiguiente. Lstima fue que no se siguiese con los procedimientos de Barcel en vez de seguir losde Monsieur dAron, que fueron desastrosos.Ao 1992

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    C. MARTNEZ-VALVERDELas lanchas de Barcel perduraron, tomando parte en otras acciones deguerra posteriores; se les denominaron de fuerza (3).Y continu el empleo de fuerzas sutiles, previamente organizadas en todaocasin de combate contra objetivos enemigos situados en una costa. Hubodos ocasiones de importancia regidas precisamente por Barcel. Fueron losbombardeos de castigo sobre Argel, por su actuacin pirtica contra nuestranavegacin y contra nuestras costas (1783 y 1784).Barcel, en estas ocasiones, manda una escuadra con pocos buques mayores: 4 navos, 4 fragatas y 12 jabeques; como buques de tamao menor (medios), 3 bergantines, 3 balandras y 4 brulotes. Como fuerzas sutiles un falucho, 19 lanchas caoneras, 22 obuseras y 10 embarcaciones de abordaje. Lascaoneras y las obuseras eran las embarcaciones dedicadas a desarrollar elesfuerzo principal en el bombardeo, acercndose cuanto ms posible a losobjetivos. Se arrojaron sobre la ciudad 7.000 proyectiles en el primer bombardeo.En la segunda expedicin las cosas estuvieron ms difciles, pues los argelinos dispusieron una fuerza sutil que impidiese el acercamiento de la nuestra.Barcel diriga sus fuerzas a la brava, recorriendo las lneas en una fala. Estafue alcanzada por un proyectil enemigo y el general estuvo a punto de perecer, salvado ya cuando estaba en el agua. A pesar de todo fueron arrojadossobre la ciudad y sus defensas ms de 20.000 proyectiles.Y llegamos al clmax del empleo de las lanchas. Puede considerarse aqulel que se alcanza en la baha de Cdiz, en contra de los ingleses (4).

    Cdiz (1797)Manda la escuadra espaola el general Mazarredo, la mantiene en situacin de bloqueo, el que desarrolla la escuadra britnica del almirante Jervis.Mazarredo apresta una abundante fuerza sutil. A la reunida en el puerto (entre la que hay lanchas de fuerza de las de Barcel), une las lanchas, artilladas,de los navos y de las fragatas. El capitn de fragata D. Francisco de Moynaera el autor del proyecto. Mazarredo lo mejor aumentando el calibre de loscaones. De Moyna los propona de a 12 y l los aument a que fuesen de a24. Los comandantes acogieron el proyecto con entusiasmo y una vez preparadas las lanchas tomaron el mando directo de las flotillas (integradas por las(3) El fervor que el pueblo senta por Barcel se plasmaba en canciones, una es la tan conocida: Si el Rey de Espaa tuviese cuatro como Barcel Gibraltarfuera de Espaa, que de losingleses no.(4) Pasamos algo por alto la situacin de Rosas (1785), en la que Gravina apoya a las fuerzasde nuestro Ejrcito acosadas por los convencionistas franceses. Las lanchas de la escuadra espaola son ms bien empleadas (muy bien y con gran riesgo) en el barqueo de aprovisionamientoy en la evacuacin final. En el manejo de estas embarcaciones se distingue el teniente de navoD. Antonio Miralles, que veremos actuando despus en Brest y en Boulogne, siendo admiracinde los franceses, entonces nuestros aliados.

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    SOBRE LAS FUERZAS NAVALES SUTILES ESPAOLAS, EN LOS SIGLOS XVIII y XIX

    Combate entreembarcacionesde fuerzasutil espaolay britnica,enCdiz(1797).Nelson,enpersona, mandaa los ingleses,embarcadoen un botede suescuadra.La lanchaespaolaquepresent el dibujanteesde mayorporte.

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    C. MARTNEZ-VALVERDEde los buques y las del puerto), los generales subordiados: Gravina, Villavicencio, el brigadier Escao (mayor general) y el capitn de navo Valds (5).

    Se reunieron 167 unidades de fuerza sutil repartidas del siguiente modo:34 lanchas de navo con can de a 24; 10 lanchas de fuerza (como las de Barcel); 12 barcos de puerto con can; 4 lanchas bombarderas, de puerto; 64lanchas y botes, de abordaje; 31 botes, de servicio; y 8 tartanas, con can yhornillo para bala roja. El espritu de las dotaciones era muy elevado. Estafuerza era la que iba a ejercer la ofensiva, dentro de la situacin defensiva aque estaba sometida la escuadra y tambin la ciudad de Cdiz y su puerto. Elfervor popular recoga el entusiasmo. Se cantaba:De qu sirve a los inglesestener fragatas ligerassi saben que Mazarredotiene lanchas caoneras?Abundaron los combates. Los ingleses hicieron dos tentativas de bombardeo de la ciudad .-Enrealidad s hubo bombardeo, aunque rechazados los atacantes.El primero de estos ataques tuvo lugar en la noche del 3 de julio. La torre

    de Tavira seal el movimiento de un dogger y de una lancha bombardera(trados de Gibraltar). Se hizo desde el norte. El general Gravina y el brigadier Escao (mayor general de la Escuadra) salieron con las lanchas alencuentro de los baros. La flotilla de la Caleta, mandada por el teniente denavo Irigoyen, se haba adelantado, y antes de que le llegasen las rdeneshaba salido a batir u navo enemigo (haba de mantenerse un frente rectilneo en la reaccin). Al adelantarse cay en una celada: gran nmero de lanchas y botes armados le esperaban, tapados por la punta de San Sebastin. Irigoyen se bati bravamente; tuvo muertos y heridos en abundancia antes deque las dos lanchas que llevaba fuesen tomadas al abordaje. Nelson en persona conduca a los enemigos y se bata a brazo partido (6). Mientras, ms aleste, las cosas iban bien; los elementos bombarderos enemigos fueron puestos en franca huida perseguidos por Gravina y por Escao, tan slo habapodido disparar 16 bombas sin causar grandes efectos en Cdiz.El segundo ataque de bombardeo tuvo lugar en la noche del da 5, tambin de julio. Fue lanzando esta vez desde el sur, ms o menos, las bombardas(dos) frente a Torre Gorda. Le hizo frente el general Villavicencio con lan-(5) Dn Cayetano.Los apostaderos se establecieron: En Rota, en la Caleta, en el Puertode Santa Mara y en Sancti Petri. Se practic un canal para dar salida a las de la Caleta al Mardel Sur (mas no en los primeros momentos).(6) Caballerescamente Nelson devolvi a los oficiales prisioneros (que estaban heridos)con una misiva dirigida a Mazarredo. recomendndoles por el valor demostrado en el combate.De l mismo dijo: perhaps my personal courage was more conspicuous than any otherpart of mylife. Ello dice mucho de la calidad de los oponentes, los nuestros. Una lucha hand in hand withswords.

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    SOBRE LAS FUERZAS NAVALES SUTILES ESPAOLAS. EN LOS SIGLOS XVIII y XIXchas que desde la Caleta hubieron de dar la vuelta a San Sebastin y a suextensin de bajos. Cuando puso en retirada a las bombardas enemigas stasya haban disparado 19 bombas, de las cuales 8 cayeron en Cdiz. En realidadnuestras lanchas ya estaban un poco afuera, apoyadas por unos bergantines,

    Mazarredo. Comandante General de la Escuadra del Ocano (1797). Fue gran impulsor de susfuerzas sutiles. Orden la substitucin de los caones de las lanchas de navos y fragatas, de a12 libras por otros de a 24.Ao 1992 39

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    C. MARTNEZ-VALVERDEpero hubieron de dar un gran rodeo. Para evitarlo, en caso de repeticin, sehizo el canal de paso en el istmo que a San Sebastin conduce.De estos combates y todos los dems, que fueron muy numerosos y costaron a los enemigos dos navos, una fragata y numerosas embarcaciones menores, da puntual cuenta Escao en los diarios de Mayora de la Escuadra. Insistir nosotros sobre ellos alargara mucho esta exposicin, aunque los nuestrosmucho lo merecen, pero tomemos de Escao: En todo el tiempo que dur elbloqueo no se present ocasin de hacer dao al enemigo, en que no tomaseparte la fuerza sutil; y es muy recomendable el celo y actividad con que sirvieron todos los empleados en ella. Esta fuerza hizo que el bloqueo fuese muyabierto y que no impidiese la navegacin de cabotaje. Defendieron tambinlas fuerzas sutiles a los buques de la escuadra en situacin en que no era aconsejable que stos saliesen a enfrentarse con la escuadra enemiga, superior eneficacia, por mltiples razones de peso, cuya exposicin alargara tambinmucho los lmites de este trabajo (7).El bloqueo de Cdiz y de la escuadra de Mazarredo se levant cuando seacerc la francesa del almirante Bruix y pas al Mediterrneo. La inglesa,bloqueadora, la sigui y a continuacin pas a dicho mar la de Mazarredo.Bruix no iba con la firme determinacin de conseguir la batalla naval, msbien iba, en una amplia maniobra estratgica, a amenazar a Npoles, aMenorca; a levantar el bloqueo de Egipto posterior a la batalla de Abouquir.

    La escuadra de Mazarredo encontr muy malos tiempos, que le hicieronentrar en Cartagena a reparar averas. Al fin tambin entr en dicho puertola,de Bruix y se constituy una de esas grandes escuadras combinadas; comola que con Crdoba haba limpiado de ingleses el canal de la Mancha, comola que posteriormente haba de batirse en Trafalgar.El Gobierno frncs consigui del Rey de Espaa que la escuadra delOcano, la de Mazarredo, siguiese a la de Bruix a Brest para estar dispuestaspara apoyar una posible expedicin a Irlanda. Esta despus se cambiara porla amenaza de un supuesto desembarco en Inglaterra. Ya haba en Rochefortuna escuadra espaola, que haba partido desde el Ferrol, con tropas previstas para el proyecto de la invasin de Irlanda (8). Al desistirse del proyectohaba quedado bloqueada. La escuadra combinada haba de levantar ese bloqueo. La idea era que la de Mazarredo regresase a Espaa con ella, pero nohaba de ser as. Habran de transcurrir ms de dos as antes de que ellosucediese (algunos buques pasaran secuestrados as se dijo ms de tres).Somtidos los nuestros a los intereses de Napolen Bonaparte, que imponasu voluntad sobre el Directorio y sobre el Rey de Espaa.(7) Escasez de dotaciones, estado de los buques y de sus-repuestos... podemos avanzar...Hubo que desarmar algunas unidades por su psimo estado.(8) Una escuadra pequea, compuesta por 5 navos y una fragata; con un grupo de buquesde transporte que llevaba una divisin de tropas mandada por el teniente general D. GonzaloOFarrel, de origen irlands, as como cierta parte de sus soldados. Esta escuadra fue bombardeada; hizo al fin una salida, dirigindose a Brest para unirse con el resto de las fuerzas, la escuadra combinada; pero al ver bloqueado aquel puerto se dirigi al Ferrol, a donde lleg (octubre,

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    SOBRE LAS FUERZASNAVALES SUTILESESPAOLAS, EN LOSSIGLOSX VIII yXixBrest; BoulogneLa escuadra combinada franco-espaola, despus de una corta estancia enCdiz, compuesta de 32 navos, fonde al fin e Brest (agosto de 1799).Mazarredo se traslad a Pars para limar diferencias con Napolen (no habriade volver a Brest). Qued al mando de la escuadra espaola el general Federico Gravina. Pronto los ingleses establecieron el bloqueo de aquel puerto.Era muy importante su aprovisionamiento por mar por el mal estado de loscaminos y por el bloqueo terrestre mantenido por los realistas vendeanos.dravina pronto pens en la constitucin defuerzas sutiles que hiciesen posibleel comercio de cabotaje, como se haba conseguido en Cdiz. Contaba con unjefe de gran vala para esas fuerzas, ya acreditado en Rosas yen Cdiz, el capitn de fragata Antonio Miralles. Las lanchas de los buques seguan an preparadas con las correderas para montar los caones. Se va a organizar lo quelos franceses llamaron floti//es a iespagnole.Ya se tena la experiencia de Cdiz. Exista un cdigo de seales muycompleto, que permita comunicarse a las unidades de la fuerza sutil entre s,y tambin con los buques mayores y lasbateras de costa. Nose haba perdidola destreza en la maniobra para que el esfuerzo pudiese ser conjunto. Cuandovenan a Bre