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La Revista Conservación Ambiental de la Fundación Ecomabi tiene como objetivo servir como un puente de comunicación entre el mundo académico y la comunidad civil interesada en el desarrollo de temáticas relacionadas con la conservación ambiental. Su foco de atención trasciende las distintas disciplinas involucradas en la sustentabilidad ambiental, incluyendo áreas de la biología, geografía, sociología, ingeniería, arquitectura y otras, cuyos avances puedan estar implicados en la conservación ambiental. La Revista se encuentra abierta a recibir aportes de distintas índoles, publicando desde artículos de carácter netamente científicos, pasando por artículos de difusión y reportajes, hasta notas y comentarios de temas relevantes provenientes de la comunidad académica y civil. Así la Revista Conservación Ambiental se transforma en una plataforma de comunicación para académicos, investigadores, estudiantes, profesionales y personas a fin con los temas medio-ambientales.

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Rev. Conserv. Ambient. ISSN 0719-1618 Fundación Ecomabi

La Revista Conservación Ambiental de la Fundación Ecomabi tiene como objetivo servir como un puente de comunicación entre el mundo académico y la comunidad civil interesada en el desarrollo de temáticas relacionadas con la conservación ambiental. Su foco de atención trasciende las distin-tas disciplinas involucradas en la sustentabilidad ambiental, incluyendo áreas de la biología, geo-grafía, sociología, ingeniería, arquitectura y otras, cuyos avances puedan estar implicados en la con-servación ambiental. Puesto que se trata de una publicación enfocada a un amplio público objetivo, la Revista Conserva-ción Ambiental se encuentra abierta a recibir aportes de distintas índoles, publicando desde artícu-los de carácter netamente científicos, pasando por artículos de difusión y reportajes, hasta notas y comentarios de temas relevantes provenientes de la comunidad académica y civil. Así la Revista Conservación Ambiental se transforma en una plataforma de comunicación para académicos, inves-tigadores, estudiantes, profesionales y personas a fin con los temas medio-ambientales.

Editor en Jefe Ignacio Fernández C.

Comité de Evaluación Científica: -Ignacio Fernández C. -Narkis Morales S. -Giselle Muschett R. -Javier Salvatierra C.

Diseño de Portada: Francisco Ibañez H.

Periodista: Cristián Ibañez C.

Soporte Digital: Luis Olivares D. Este ejemplar de 44 (+3) páginas corresponde al número uno del año uno de esta revista, y fue publicado con fe-cha 28 de Noviembre de 2011, en Santiago, Chile.

Esta revista es publicada sólo en formato digital con periodicidad semestral por la Fundación para la Conserva-ción y Manejo Sustentable de la Biodiversidad (Fundación Ecomabi). ____________________________________________________________________________________________

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Fundación Ecomabi 2011® 2

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Como todo nacimiento, este primer número de la Revista Conservación Ambiental era algo que como Fundación estábamos esperando con ansias. Fueron más de dos años, desde que empezamos a delinear los principales ob-jetivos que queríamos cumplir con esta publicación, hasta llegar finalmente a plasmarlos en esta revista. El tra-bajo fue sumamente arduo, ya que las metas que nos impusimos fueron ambiciosas. Queríamos contar en una sola publicación con una diversidad de artículos que cubrieran distintos tópicos, que fueran relevantes desde el punto de vista de la conservación ambiental, y que por sobre todo se transformaran en un aporte para divulgar los resultados de iniciativas relacionadas con la conservación del medio ambiente. Además teníamos como uno de nuestros principales objetivos lograr incorporar las visiones de distintas personas y disciplinas, de manera de que el contenido de la revista logre ser realmente transdisciplinario. Por nuestra parte creemos haber logrado cumplir con las metas que en un comienzo nos planteamos, y esperamos que nuestros lectores puedan encon-trar en esta revista una plataforma de información y comunicación entre diversas personas e instituciones que estamos preocupados de colaborar con la conservación de nuestro medio ambiente. Dentro del contenido de este primer número contamos con interesantes aportes de profesionales, que desde distintas disciplinas, nos entregan valiosa información, que esperamos sirva para colaborar con la conservación del medio ambiente. En la primera sección, llamada , contamos con cuatro artículos. En el primero tenemos un interesante aporte de un abogado respecto a su visión en relación a la problemática ambiental en Chile, y cuáles son las principales líneas de acción, dentro de la perspectiva jurídica, que se deberían seguir para darles solu-ción. En el segundo artículo dos ingenieros especialistas en conservación del recurso hídrico nos entregan una vi-sión acerca de la relación existente entre las actuales normativas que rigen los derechos de agua en Chile, y sus efectos en la conservación del recurso. En un tercer artículo, tenemos una interesante síntesis de un Biólogo respecto al rol que la cubierta herbácea puede cumplir para la restauración del componente suelo en cultivos hortofrutícolas. Y finalmente el cuarto artículo un arquitecto nos explica de forma simple cómo una mala planifi-cación urbana puede incidir en el aumento de gases de efecto invernadero, y por tanto en el calentamiento glo-bal.

, que corresponde a la parte más dura de esta revista, tenemos dos interesan-tes artículos. En el primero se hace un análisis respecto al beneficio que podría generar la recuperación ambien-tal de los cerros islas de la ciudad de Santiago, pero poniendo énfasis en la capacidad actual de estos cerros para albergar fauna, de manera de sustentar las interacciones ecológicas que permitirían el correcto desarrollo del componente vegetacional en dichos cerros. En el segundo artículo se presentan los resultados de un estudio tendiente a evaluar el efecto de acondicionadores de sustrato en el crecimiento de tres especies de flora nativa en relación a su potencial uso para la fitoestabilización de tranques de relave en la zona centro norte de Chile. En la , se presentan los resultados preliminares de dos iniciativas. El primer artículo tiene relación con la generación de un modelo de evaluación de sitios degradados para la priori-zación de sitios a restaurar, basado en la evaluación de los factores ecológicos claves para la mantención de los procesos ecológicos dentro del sistema. El segundo artículo presenta los resultados de un estudio diagnóstico del componente socio-ecológico de la localidad de Pichidangui, que corresponde a la primera etapa de un pro-yecto que busca solucionar diversos problemas ambientales que actualmente existen en dicha localidad. ____________________________________________________________________________________________

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Fundación Ecomabi 2011®

____________________________________________________________________________________________ En nuestra a a un profesional con amplia expe-riencia en el tema de Energías Renovables No Convencionales (ERNC), quien nos entrega su visión respecto a la matriz energética chilena, la necesidad de aumentar y diversificar las fuentes de generación eléctrica, y el rol que las ERNC podrían cumplir en este ámbito.

e-cientemente titulados, y de un proyecto de título de un arquitecto cuyo trabajo demuestra la importancia de in-corporar los componentes ecológicos en la planificación de elementos urbanos.

En este número, así como en todos los números de las próximas ediciones de esta revista, se presenta una foto de portada cuyo objetivo es dar a conocer algún elemento, situación o inactiva relevante para la conservación del medio ambiente. En este número la portada muestra una foto del Humedal Estero de Pichidangui, ubicado en la localidad del mismo nombre, comuna de Los Vilos, Cuarta Región de Coquimbo, Chile. Pese a la belleza, y la importancia ecológica que posee este cuerpo de agua, éste humedal actualmente se encuentra severamente amenazado por un proyecto no autorizado que pretende rellenarlo (y ya lo ha rellenado en parte) para la construcción de vivien-das. Si bien las autoridades locales, regionales y nacionales están al tanto de dicha aberración desde el año 2009, aún no se han decretado las medidas pertinentes para lograr proteger y conservar este recurso natural, que en términos legales corresponde a un bien nacional de uso público, y que por tanto debe ser protegido y adminis-trado por el Estado. Este hecho no sólo refleja la escasa capacidad del Estado de proteger en forma efectiva el patrimonio natural de dicha localidad, sino que podría representar una situación que puede estarse dando en otras partes del territorio chileno, pero que hasta el momento no han sido denunciadas. Son estas situaciones las que nos hacen sentido a la hora de trabajar para la protección y conservación de nues-tro medio ambiente, y es por ello que a través de esta revista queremos promover la colaboración de todos us-tedes en esta difícil, pero apasionante tarea.

Ignacio Fernández C. Editor en Jefe

Revista Conservación Ambiental

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Año 1/Número 1/Noviembre 2011

ISSN 0719-1618 1

LA PROBLEMÁTICA AMBIENTAL EN CHILE Y SUS PERSPECTIVAS JURÍDICAS

GUSTAVO CRUZAT A. Abogado [email protected] ________________________________________________

simple vista, lo que Mercedes

Soza nos decía en una de sus célebres canciones, nos podría parecer casi una obviedad, porque empíricamente sabemos que todo cambia; nos ponemos cada día más viejos, nues-tros sentimientos hacia otros van cambiando, nuestras costumbres ya no son las mismas, etc. Sin embargo, ha sido tal la velocidad que en los últimos dos decenios ha ido ad-quiriendo la compleja interacción y desenvolvimiento social, que los cambios que en el pasado eran casi imperceptibles y fáciles de sobrellevar, hoy día, por el contrario, son bruscos y de difícil manejo. Y estos cambios repentinos y violentos se han hecho sentir, desde luego, en nuestro frágil medio ambiente.

Así entonces nos hemos terminado habituando a escu-char a través de los medios de comunicación, en conversa-ciones entre amigos, en acaloradas discusiones políticas, en seminarios varios, y en un sinfín de otras situaciones, cues-tiones relativas al cambio climático, a la contaminación, a la destrucción de bosques, a la extinción de especies, y a la escasez de alimentos existente en muchas partes del globo. Es decir, el tema ambiental, que en el pasado no era de ninguna importancia para la sociedad occidental, hoy día parece ser un escollo casi insalvable ante nuestro escaso sentido de adaptación.

Este diagnóstico que se puede hacer de la realidad ac-tual, a mi juicio, debe ser enfocado desde la siguiente pre-misa: la globalización es un fenómeno inevitable y concreto y que, como tal, también requiere que adoptemos medidas y soluciones universales. Me explico. A comienzos de los años 90, todos para ser justos, no todos, pero sí muchos-

e-jaban lo que estaba empezando a ocurrir con cada vez ma-yor fuerza: que la liberalización de las economías y la conse-cuente apertura de los mercados, generaba estrechos e intrincados vínculos entre países ubicados en distintos hemisferios, con distintas culturas y problemas. Y así le posibilitábamos la adquisición de productos y servicios a millones de personas que, sin este fenómeno, no habrían podido adquirir ni disfrutar, o lo habrían hecho en condicio-nes mucho más onerosas.

Todo el que tenga más de 25 años lo comprenderá; di-cha universalización de los mercados fue tan exponencial y

seductora, que se nos olvidó por completo que en la Natu-raleza los equilibrios son delicados y complejos. Precisa-mente durante la década de los 90, al menos en el cono sur, como las economías se desarrollaron en forma implacable (sin respetar ríos, bosques, aire, mares, flora y fauna), los sofisticados mecanismos de equilibrio presentes en el me-dio ambiente fueron desestabilizados gravemente, y en el presente los resultados se están haciendo sentir en forma acuciante.

Desde el ámbito jurídico debemos contribuir a la solu-ción de esta gran crisis ambiental. Y para ello, a mi entender debemos colocar la atención en las siguientes cuestiones, (i) la internacionalización de los conflictos ambientales, (ii) el fomento a la participación ciudadana, e (iii) la creación de un sistema sancionatorio eficaz frente a los transgresores.

(i) La internacionalización de los conflictos

El daño ambiental, de la misma manera que ocurre con el sistema económico, es global, y por lo tanto, también debe haber una reacción generalizada al problema. Es incom-prensible que lo que nos afecta a todos, ya que el medio ambiente no reconoce fronteras, deba ser reducido a nues-tras instituciones nacionales. Y la normativa así lo demues-tra. Existen múltiples tratados y convenciones internaciona-les que han sido reconocidas por Chile y que por lo tanto son vinculantes para nosotros. Y más todavía, tienen jerar-quía constitucional en virtud del artículo 5° inciso 2° de la Constitución Política de la República, en relación al artículo 19 n° 8, lo cual significa que nuestra soberanía encuentra un límite en el respeto a los derechos esenciales (como el de-recho a vivir en un medio ambiente libre de contaminación) y cuyo reconocimiento se encuentre establecido en trata-dos internacionales vigentes y aplicables.

Es este un fenómeno creciente. Y como tal debemos aprovecharlo en nuestro favor, recurriendo a los mecanis-mos que nos proporcionan los distintos instrumentos jurídi-co-internacionales.

(ii) El fomento a la participación ciudadana

Para ser directos, hay que señalar con todas sus letras, que los grandes grupos económicos en Chile han contado con un total beneplácito y ayuda del sector político. Porque no se trata únicamente de que se dicten leyes con títulos me-dio-ambientales, o que se creen Ministerios nuevos. Inter-esa que se fiscalice y aplique la normativa ambiental, lo que no podemos decir que haya ocurrido en forma eficiente. Para que ello así suceda, no podemos suponer que por arte de magia los, eufemísticamentdel pueasí. Son los grupos intermedios, a través de fundaciones, ong´s, académicos y ciudadanos unidos ante la destrucción

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de su entorno, los que deben seguir exigiendo de las autori-dades, que se respete el medio ambiente, de la misma ma-nera que los grandes grupos pelean por un crecimiento a toda costa.

Por ello también se debe fomentar una mayor participa-ción en condiciones de igualdad de los grupos defensores del medio ambiente, cosa que no podemos decir que haya estado ocurriendo. Por más que las leyes hablen de la parti-cipación ciudadana, se necesita que las autoridades encar-gadas de su realización, velen por ello y la favorezcan.

(iii) La creación de un sistema sancionatorio eficaz frente a los transgresores

Es insoslayable el establecimiento de una normativa enérgi-ca para sancionar los daños ambientales, sobre todo cuan-do con ello se afecta la vida de muchos. Y a pesar de que la nueva institucionalidad ambiental contempla un sistema de multas por sumas elevadas, a mi juicio, el problema no se detiene allí. Y la razón es simple. De la misma manera que se aumentan las multas, crecen también las utilidades de las empresas, y entonces es mucho más fácil asumir el costo económico que importa la comisión de un atentado al me-dio ambiente. Incluso más, siempre existirán empresas para las cuales el costo de las multas será ínfimo en comparación a las ganancias que pueden generar dañando el medio am-biente. Piénsese por ejemplo en la actividad minera.

En esa perspectiva, la tipificación de delitos penales es un recurso al que debemos acudir ante esta nueva realidad. No puede ser que el dolo de quienes destruyen ecosistemas centenarios y de valor incalculable, sea una conducta impu-ne y que a lo más se pueda compensar con el pago de mul-tas risibles a conaf, por el resultado de dicho daño. Y en Chile no existen los delitos ambientales, a pesar de que hace años acarreamos con graves desastres ecológicos.

Estos son, a mi juicio, tres aspectos medulares para nuestro avance en el respeto al medio ambiente. Y se trata a su vez de cuestiones de tal importancia, que será muy difícil progresar si es que no se contemplan en las agendas legislativas y de políticas públicas, puesto que ponen acento en todo aquello que los grandes destructores del medio ambiente siempre han querido evitar: que se les ponga atajo a sus acciones inconcientes, destructivas y, lamenta-blemente, institucionalizadas.

CONSERVACIÓN DEL RECURSO HÍDRICO EN EL CONTEXTO DEL MERCADO DE AGUA CHILENO MARÍA EUGENIA MOLINA L. Ingeniero Civil Hidráulico [email protected] JUAN PABLO SCHUSTER V. Ingeniero Civil, M.Sc. ________________________________________________ A partir de la entrada en vigencia de la reforma del Código de Aguas, en el año 1981, se anidaron los cimientos de lo que sería un nuevo mercado en Chile: El Mercado del Agua. El otorgamiento de un derecho de aprovechamiento como bien privado transferible y/o transable, cuyo registro de propiedad se realiza precisamente en el Registro de Aguas del Conservador de Bienes Raíces, determina la firme pro-piedad de un otrora bien nacional de uso público, alejando de esta forma cualquier injerencia del Estado en lo que se refiere a la gestión y regulación del recurso hídrico, limitan-do su participación sólo en el proceso de asignación de los derechos de aguas.

Si bien el contexto social de ese entonces podría haber justificado el fomento al desarrollo económico del país a través de la asignación de derechos de aguas, y en este sentido traspasar la responsabilidad del uso de este recurso al privado, a la fecha resulta difícil poder entender la ges-

del Estado. La declaración de agotamiento de una fuente, ya sea

subterránea o superficial, supone el cese del otorgamiento de derechos de agua por parte de la Dirección General de Aguas, abriendo por lo tanto las puertas a un mercado en el que los más grandes tienen más posibilidades de compra y en el que las actividades de mayor productividad prevale-cen por sobre las de pequeños agricultores o grupos indíge-nas.

Así, la gestión de los recursos hídricos y en particular de las cuencas, como unidad territorial de desarrollo humano, queda en gran parte manejada por las invisibles manos del mercado y pobremente regulada por el aparato estatal. Por lo tanto la regulación y gestión de un sistema hídrico se hace sumamente compleja, considerando que un país re-quiere gestionar y ordenar en forma adecuada y coherente sus recursos naturales, en vista de una lógica ambiental sustentable y sostenible en el tiempo. Además, es necesario destacar que desde el punto de vista económico, el merca-do del agua es un sistema imperfecto al no disponer ade-cuadamente de la información para todos los entes que intervienen, dejando un vacío que es muy bien aprovechado

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por los grupos económicos o usuarios más poderosos, que en muchos casos poseen más información que el mismo ente regulador (Estado), en especial en cuencas de menor productividad.

La gestión del recurso hídrico, dejada en manos del mercado y mirada desde una perspectiva externa y poco activa del Estado, ha empezado a demostrar que es un mo-delo muy poco eficiente y altamente discriminatorio. Ante esta compleja situación, se han iniciado diversas gestiones que permitan regular y coordinar de mejor forma un esce-nario que a vista de muchos, es un gran negocio. Por este motivo, en algunas cuencas se han dado las condiciones

instancia con diversos objetivos de gestión, donde distintos actores (agrícola, industriales, mineros, sanitarias y Estado, entre otros) discuten temas comunes, y que de una u otra forma impactan en una lógica de ordenamiento territorial y desarrollo ambiental. Sin embargo, claramente son instan-cias que no resuelven el problema de fondo, relativo a la gestión y distribución equitativa de los recursos hídricos a todos los actores de una cuenca.

Por otro lado la legislación ambiental, a través del Sis-tema de Evaluación de Impacto Ambiental, permite una intervención directa sobre aquellos usuarios que aunque posean derechos de aguas, pueden estar generando, por medio del ejercicio de este derecho, un perjuicio sobre el medio ambiente directo o indirecto, dado lo cual el Estado, aunque precariamente, ha empezado a hacer uso de la regulación ambiental para la conservación de sitios o secto-res sensibles ambientalmente.

Pero, ¿cómo fortalecer los servicios ambientales que presta un sistema hídrico si ya todos los derechos de agua están asignados?, ¿Cómo fortalecer la gestión ambiental en un sistema prácticamente impenetrable y con una inercia ligada a una visión de mercado?, ¿Es suficiente la restricción del ejercicio del derecho que impone el marco regulatorio del Sistema de Evaluación de Impacto Ambiental?, ¿Es posi-ble que el Estado recupere parte de los derechos de agua en sistemas sensibles ambientalmente?, son interrogantes que surgen en la actualidad, cuando hoy observamos sis-temas explotados prácticamente en su totalidad, como lo son la mayoría de las cuencas del norte y centro del país.

CONSERVACIÓN DEL ESTRATO HERBÁCEO EN CULTIVOS HORTOFRUTÍCOLAS COMO ESTRATE-GIA DE RESTAURACIÓN DE SUELOS: DESAFIOS E INCIATIVAS EN LA INVESTIGACIÓN AGROECOLÓ-GICA GASTÓN O. CARVALLO* Biólogo, M.Sc., Ph.D. [email protected]

*Instituto de Biología, Facultad de Ciencias, Pontificia Universidad Católica

de Valparaíso. Av. Universidad 330, Curauma, Placilla, Valparaíso.

Uno de los servicios ecosistémicos más importantes lo cons-tituye la agricultura, que provee de alimentos de manera sustentable en el tiempo a las poblaciones humanas. Sin embargo, la industrialización de los procesos agrícolas ha generado perdida en la calidad de los suelos lo que pone en peligro el sostenimiento de los cultivos en varios lugares del mundo.

El estrato herbáceo que acompaña a los cultivos agríco-las (Estrato Herbáceo Hortofrutícola, EHH de aquí en ade-lante), por años erradicado a través del uso de herbicidas, constituye un recurso potencial para ser utilizado en la restauración de suelos erosionados y pobres en nutrientes.

Dos factores se conjugan limitando el uso del EHH como elemento que puede incrementar la calidad de los suelos en nuestro país. En primer lugar, el escaso conocimiento bio-lógico que se tiene de éste en relación a la composición de especies, morfo-funcionalidad de las plantas, fenología e interacción con animales que eventualmente pueden actuar como plagas o co-ayudantes de ciertos procesos agrícolas (e.g. polinización). El segundo factor que impide el uso del EHH es la persistencia de tradiciones agrícolas que dificultan la ejecución de innovaciones agrícolas. Ambos factores son difíciles de modificar, pero hay consenso de que cualquier cambio que se quiera realizar en el manejo de cultivos re-quiere de investigación a través de ensayos que propongan protocolos que minimicen los potenciales riesgos en el traspaso de nuevas tecnologías.

En este comentario se proponen los principales tópicos que deben ser abordados a través de la investigación básica en el corto plazo respecto a la conservación del EHH dentro de los cultivos, de forma que constituya una práctica com-petitiva capaz de mejorar las condiciones edáficas y que contribuya a entregar un valor agregado a los productos obtenidos.

Una de las principales innovaciones en la agricultura in-dustrial es la suspensión de la aplicación de pesticidas y fertilizantes artificiales. Esta práctica está enraizada en los

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inicios de la Agricultura Orgánica fundada a principios de siglo XX, entre otros, por el alemán Rudolf Steiner. Esta se basa en el paradigma de que el uso de pesticidas y fertili-zantes degenera y disminuye los productos hortofrutícolas obtenidos (Kirchmann y Bergström 2008). Esta práctica ha sido utilizada por agricultores contemporáneos que han

sistema de producción que sustenta la salud de los suelos, de los ecosisteen principio se puede reconocer el enorme aporte de esta forma de manejo en disminuir los costos de la producción, estudios han demostrado que su práctica reduce la produc-tividad de ciertos productos en algunas regiones del mundo (para una revisión ver Kirchmann y Bergström et al. 2008).

La suspensión de la aplicación de herbicidas trae apare-jado la ocurrencia de un fenómeno inmediato: la formación de un estrato herbáceo, con especies anuales, perennes y arbustivas. Se ha propuesto que este estrato puede rein-corporar nutrientes al suelo cuando es podado y se aplica

su contribución incrementaría la formación de suelo orgáni-co, dispondría de carbono, nitrógeno y fósforo, mantenien-do la humedad y pH (Bavec & Bavec 2007). Sin embargo, el conocimiento acabado del comportamiento del EHH es dependiente de las especies que lo constituyen, las que cambian entre ecorregiones producto de la variación en las condiciones abióticas (tipo de suelo, clima, disponibilidad de agua). Para caracterizar el EHH deben considerarse además los tipos de cultivo y sus requerimientos. Esto lleva a una serie de preguntas básicas, que es necesario resolver, como forma de que el uso de EHH sea una práctica ventajo-sa dentro de la agricultura.

(i) ¿Qué especies componen el EHH y cuál es su fenología?

La información respecto a las especies que constituyen malezas alrededor del mundo es amplia, identificándose claramente la localización de éstas y el tipo de cultivo a los que se asocian. A nivel local existe un manual que detalla las características botánicas de estas plantas y su distribu-ción política a lo largo de las regiones de Chile (Matthei 1995). Sin embargo, un manejo adecuado de los cultivos requiere conocer cuáles son las plantas de forma específica para cada cultivo por localización geográfica, y caracterizar la fenología que estas plantas presentan. La identificación de malezas a nivel de especies es la información más básica que se puede extraer del EHH y el uso potencial de esta información se discute en los siguientes puntos. La fenolog-ía de las especies permitirá establecer en que épocas se debe manejar el EHH como forma de maximizar su aprove-chamiento en la obtención y el reciclaje de nutrientes, siempre en concordancia con las condiciones climáticas que permitan una adecuada descomposición del mismo. Esta

información debe estar disponible a una escala de resolu-ción aún más alta dentro de un predio, por ejemplo, en el caso de cultivos que usen la técnica de camellones es im-portante diferenciar la composición de especies y su feno-logía sobre y entre camellones dado que las condiciones a escala reducida pueden ser significativas en sus efectos sobre el desempeño y productividad de las especies que se cultivan.

Una vez conocida las especies que crecen en diversos ti-pos de cultivos se podrán establecer comparaciones que permitan evaluar si existen combinaciones de especies no-permitidas ya sea por restricciones ecológicas y/o evolutivas entre las plantas.

Al respecto, durante los años 2009 y 2010 junto a un grupo de investigadores hemos estudiado 67 parcelas agrí-colas en Chile central categorizándolas en dos grupos: par-celas con árboles frutícolas y parcelas con cultivos rastreros anuales. Hemos encontrado una fuerte restricción ecológica a combinaciones de especies que nunca co-existen aunque desconocemos los mecanismos subyacentes a esta estruc-turación (Carvallo et al. inédito); esto se debería, al menos en parte y de forma no excluyente, a efectos alelopáticos y competencia por recursos entre las plantas.

(ii) ¿Qué rasgos de las plantas del EHH contribuyen a mejo-rar las condiciones edáficas?

En la arquitectura de las plantas se reconocen dos estratos: sobre y bajo suelo, o sección aérea y subterránea. Los ras-gos de la sección aérea son los más conspicuos del EHH, permiten la determinación taxonómica de las plantas y debieran contribuir significativamente a la formación de

Es indispensable indagar que tipo de rasgos contribuyen a la producción de suelo. Entre estos rasgos, la biomasa aérea de las plantas, área y volumen foliar, longitud de los vásta-gos, la presencia/ausencia de estructuras que contengan reservas de lignina y la presencia/composición de sustancias químicas que puedan ser tóxicas son características que pueden estar correlacionadas, entre otras, con el porcenta-je de materia veformado, propiedades físicas del mismo (disponibilidad de agua, pH, nutrientes) y la presencia/riqueza/diversidad de la fauna asociada (nemátodos, lombrices).

Por otro lado, entre los rasgos subterráneos de impor-tancia están las raíces. El tipo de morfología radicular con-tribuirá diferencialmente a la formación de suelo depen-diendo si los cultivos presentan una estructura radicular superficial o pivotante; la biomasa radicular debiera ser la variable más importante en ser caracterizada, aunque tam-bién se deben incluir aspectos tales como presencia, abun-dancia y tamaño de nódulos de reserva, especialmente en sitios que albergan especies capaces de fijar nitrógeno (fa-

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milia Fabaceae). Estas variables debieran estar relacionadas con aspectos físicos del suelo como porosidad, aireación de las raíces, potencial hídrico y disponibilidad de nutrientes. Un factor que contribuye a la salud edáfica y que puede estar indistintamente relacionado con características aéreas y/o subterráneas del EHH es la estructura fúngica de los suelos; por lo tanto, también es necesario caracterizar los hongos y presencia de micorrizas.

(iii) El EHH como reservorio de especies animales y su con-tribución a la diversidad biológica

Fuera de los aportes que el EHH puede realizar en mantener especies de fauna asociadas a la salud del suelo, es necesa-rio investigar tres aspectos claves por la importante contri-bución que presentan a las condiciones agroecológicas de los cultivos.

El primero, tiene que ver con el rol del EEH como reser-vorio de plagas dado que pueden albergar especies que bajo ciertas condiciones incrementen sus tamaños pobla-cionales dañando los cultivos de interés; es de especial relevancia observar el comportamiento de especies de la familia Aphididae (áfidos) que son el agente de transporte y reservorio de virus más importante dentro de los cultivos, y de insectos minadores como son las larvas de individuos de los órdenes Coleoptera, Diptera, Lepidoptera e Hymenopte-ra.

En segundo lugar se ha propuesto que las flores de al-gunas plantas del EHH pueden actuar como facilitadoras del proceso de polinización de los cultivos (Ricketts et al. 2008), esto quiere decir que pueden atraer polinizadores a un área particular y éstos visitarían las flores de las plantas del culti-vo incrementando el cuajado de los frutos. Esta estrategia prescindiría de la introducción masiva de abejas exóticas, especialmente Apis mellifera e individuos del género Bom-bus.

Finalmente, la contribución del EHH a la diversidad bio-lógica tiene relación con que es una matriz en la que se incrementan especies de artrópodos y algunas clases de vertebrados, especialmente aves y reptiles de la familia Lacertidae (Bavec y Bavec 2007). Estos tres aspectos no se han investigado en nuestro país y contribuirían a evaluar positivamente la contribución del EHH a la salud del am-biente.

(iv) ¿Hacia dónde va la conservación del EHH en Chile?

La agricultura orgánica es practicada en cerca de 100 países, con 26 millones de hectáreas cultivadas alrededor del mun-do (Bavec y Bavec 2007). En nuestro país la agricultura orgánica es una práctica que esta siendo adoptada por varias empresas vitivinícolas y frutícolas con 134.000 hectá-reas cultivadas a lo largo del país; dada la alta competitivi-

dad del área a nivel mundial existe una normativa asociada que regula la producción de este tipo de productos (Certifi-cación para Productores Orgánicos Agrícolas, Ley No 20.089). Al respecto, es discutible que las actuales empresas estén recurriendo a la compra de semillas de plantas exóti-cas para ser utilizadas como EHH sin indagar en la potencia-lidad de las especies endémicas que potencialmente cum-plan el mismo rol. Sin duda que esto es producto de la ca-rencia de investigaciones que profundicen sobre este tópi-co.

Lograr la caracterización de protocolos de manejo del EHH, identificando claramente especies y manejos que incrementen la competitividad y retorno de los productos producidos es el desafío que presentan los centros de inves-tigación relacionados con la agricultura como el Instituto de Desarrollo Agropecuario (INDAP). Veo con especial interés el trabajo que está desarrollando el Centro Regional de Innovación Hortofrutícola de Valparaíso, CERES (iniciativa del Gobierno Regional de Valparaíso, CONICYT y ejecutado por la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso) en relación a evaluar el rol del EHH sobre varios ámbitos de la producción agrícola, que van más allá del incremento en productividad, relacionándose con buenas prácticas labora-les y cuidado del medio ambiente; sin duda este Centro generará conocimiento de base respecto a este tema, sir-viendo de modelo a otras Unidades desde las que se obten-gan protocolos estudiados experimentalmente que minimi-cen los potenciales riesgos de la innovación en este campo.

Los puntos expuestos en este ensayo constituyen pre-guntas de investigación agroecológicas abiertas, abordables en el corto plazo; los resultados que se puedan obtener debieran ser la base para plantearse manejos agrícolas orgánicos a mayor escala espacial y temporal que sin duda mejorarán el desempeño y calidad de la agricultura en nuestro país. Literatura citada. Bavec, F. & Bavec, M. (2007) Organic production and use of alternative

crops. Taylor & Francis, 245 pp. International Federation of Organic Agriculture Movements (2006) The

Principles of Organic Agriculture. Obtenida el 20/10/2011 desde http://www. ifoam.org/about_ifoam/principles/index.html.

Kirchmann, H., & Bergström, L. (2008) Organic crop production. Ambitions and limitations. Springer, 244 pp.

Ley No 20.089 (2006) Sistema Nacional de Certificación de Productos Orgánicos Agrícolas. Ministerio de Agricultura.

Matthei, O. (1995) Manual de las malezas que crecen en Chile. Alfabeta Impresores, 545 pp.

Ricketts, T.H., Regetz, J., Steffan-Dewenter, I., Cunningham, S.A., Kremen, C., Bogdanski, A., Gemmill-Herren, B., Greenleaf, S.S., Klein, A.M., May-field, M.M., Morandin, L.A., Ochieng, A., Viana, B.F. (2008) Landcape effects on crop pollination services: are there general patterns? Ecology Letters 11: 499-515.

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PLANIFICACIÓN URBANA Y SU RELACIÓN CON EL CALENTAMIENTO GLOBAL

FERNANDO FLORES D. Arquitecto KPF, LEED AP. [email protected] ________________________________________________

El dióxido de carbono (CO2) es un gas componente de la atmósfera en un 0,035% (Baede, et al., 2007), y es conside-rado uno de los gases invernadero en conjunto con vapor de agua, argón, metano, ozono y otros, gases cuyo volumen en conjunto oscilan apenas entre el 1 y 2% de los gases que componen la atmósfera. La presencia de este pequeño porcentaje de gases es fundamental para que haya vida en la tierra, ya que regulan la temperatura terrestre a un rango que permite la existencia de vida como la conocemos.

El alto nivel de CO2 producido como resultado de la ma-nera que habitamos actualmente el planeta sobrepasa la capacidad que este tiene de absorberlo, ya que cerca de un 40% del CO2 producido anualmente no es capturado por la vegetación terrestre ni los océanos (Woodwell, 2002). Esto causa una acumulación de CO2 en la atmósfera creando un desbalance en la cantidad de gases invernadero presentes en ella, lo que se traduce en el fenómeno conocido como calentamiento global. Este fenómeno se ha incrementado desde inicios de la revolución industrial a mediados del siglo XVIII, antes de la cual la concentración de CO2 se considera óptima en conjunto con los otros gases invernadero. Hoy hay un exceso en la concentración total de CO2 de un 30%, y sigue en aumento (Figura 1).

Impacto del Crecimiento de las Ciudades en la Producción de CO2

Al uso de combustibles fósiles (principalmente carbón mi-neral, gas natural y petróleo) se le atribuye un 75% de la producción de CO2. El otro 25% corresponde al cambio de uso de suelos, cuyo impacto se debe a la devastación de áreas naturales debido al crecimiento de las ciudades, lo cual disminuye la capacidad de absorción de CO2 y aumenta su producción (Woods Hole Research Center, 2010). El daño es además retroactivo, porque la mayor parte del CO2 ab-sorbido durante años por las plantas, al ser removidas es devuelto a la atmósfera de forma inmediata en caso que sean quemadas, o lentamente por medio de su descompo-sición.

El crecimiento excesivo de las ciudades no sólo reduce la cantidad de vegetación del planeta por el cambio de uso de

suelo, sino que produce un aumento de producción de CO2 per cápita debido a la creciente necesidad de desplazamien-to desde múltiples puntos. Producto de ello se genera una pérdida en la factibilidad y eficiencia de las redes de trans-porte público, un aumento en el uso de automóviles, y un consiguiente incremento en el consumo de petróleo y gene-ración de CO2.

Figura 1. El grafico muestra la relación entre la concentración de CO2 en la atmósfera [en azul] y temperaturas medias terrestres [en rojo], demos-trando que hay una directa relación entre alzas de CO2 y alzas de tempera-tura. Además indica que en los últimos 200 años ha habido un alza en la concentración de CO2 sin precedentes alcanzando un 30% más que los ápices anteriores (Fuente Bartola et al. 2003).

Las Ciudades extensas imposibilitan el desarrollo de sis-

temas de cogeneración energética de escala urbana, las que requieren de cortas distancias de distribución (e.g. el vapor emitido por una planta termoeléctrica puede ser utilizado para producción de agua caliente de consumo doméstico o para calefacción, reduciendo así el consumo energético para estos fines). Las ciudades dispersas requie-ren de un mayor consumo energético para la distribución de servicios por medio de redes urbanas (e.g. calles, alcan-tarillados, colectores de aguas lluvias, redes de agua pota-ble, red eléctrica, redes de comunicaciones, alumbrado y mobiliario público), dificultan el uso eficiente de plantas de tratamiento de aguas y sistemas de reciclaje de basura, son más propensas a ser afectadas por inundaciones, y están asociadas a segregación social, cesantía y pobreza. Además demandan de un mayor uso de combustibles para la distri-bución de productos de consumo y sus habitantes necesitan recorrer mayores distancias para conseguirlos. También demandan de un mayor uso de materiales de construcción, tanto a escala urbana, debido a la extensión que la ciudad cubre, como a escala de las edificaciones, tomando en cuenta la cantidad de material de construcción requerido por persona para casas unifamiliares en comparación con edificios de departamentos. Esto no sólo implica un costo mayor por habitante, sino que una mayor cantidad de

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energía contenida en la ciudad para su construcción. Todo esto finalmente se traduce en un aumento en la producción y acumulación de CO2 en la atmósfera, tanto por un aumen-to en el cambio de uso de suelos, como por el uso excesivo de combustibles fósiles (Figura 2).

Figura 2. Vista Aérea de Ciudad de México. La imagen muestra la cantidad de polución en el aire en una de las ciudades más contaminadas, y a su vez más extensas del mundo, con una densidad urbana extremadamente baja en relación a la población que alberga (Fuente Marley).

Eficiencia Energética de las Ciudades Compactas

Las Ciudades compactas, eficientes en términos energéti-cos, implican necesariamente una alta densidad de pobla-ción, edificación en altura integrada con parques urbanos, núcleos de usos mixtos donde se pueda encontrar vivienda, servicios, trabajo y ocio, sistemas de transporte público eficientes y la voluntad de vivir en comunidad compartien-do la ciudad. Esto permite desplazarse distancias cortas, eliminando o al menos disminuyendo considerablemente la necesidad de uso del automóvil al igual que todas las inefi-ciencias de las ciudades dispersas descritas anteriormente. Barrios de usos mixtos permiten vivir, trabajar y divertirse en un mismo lugar, manteniendo su infraestructura en uso prácticamente de manera permanente, lo que de otra for-ma genera un uso de la ciudad por sectores, forzando a los habitantes a usar áreas de trabajo y servicios la mitad del tiempo y áreas residenciales la otra mitad, duplicando la cantidad de infraestructura urbana requerida para que la ciudad funcione. Si estas áreas se mezclan, se optimiza el uso de instalaciones urbanas, distancias de traslado, seguri-dad y transporte público. Mejorando estos aspectos se

mejora la calidad de vida de los habitantes, al igual que disminuyen considerablemente la producción de CO2.

Como buenos ejemplos de ciudades compactas en términos de planificación y operación desde un punto de vista de contaminación podemos citar a las ciudades de Barcelona, Londres, Hong Kong (Figura 3), Nueva York, Río de Janeiro y Tokio, entre otras, cuyas respectivas huellas de carbono oscilan entre un 30% y 50% del promedio del resto de las ciudades de sus respectivos países [Dodman, 2009].

Figura 3. Vista del área Central de Hong Kong desde "The Pick". Hong Kong, la ciudad con mayor densidad urbana del mundo tiene límites urbanos tajantemente definidos, los cuales imposibilitan el crecimiento horizontal a no ser que sea por medio de reclamación de territorio marítimo, estimu-lando el crecimiento en vertical y desarrollo sustentable de la ciudad (Fuente, del autor).

Para revertir el fenómeno de calentamiento global no

bastaría con solo disminuir la cantidad de CO2 que produci-mos al mismo nivel que es capaz de ser absorbido por el planeta, sino que a un nivel menor para que el exceso de CO2 acumulado comience a ser absorbido. Es decir, habría que disminuir los niveles de producción de CO2 a índices inferiores a los de principios del siglo XVIII, previo a la revo-lución industrial, pero con una cantidad de población seis veces mayor, y desarrollar planes de reforestación para igualar o superar la cantidad de vegetación presente hace tres siglos.

La escasa planificación urbana que se traduce en el de-sarrollo de ciudades dispersas tiene un gran impacto en la aceleración del proceso de calentamiento global. Para evi-tar dichos efectos es fundamental el desarrollo de políticas públicas que exijan estándares energéticos más altos para

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las nuevas edificaciones, y que además promuevan el uso integral de los barrios. Para ello las políticas deben apuntar a exigir edificación en altura en ciertos sectores, estable-ciendo límites urbanos claros y apoyando la densificación e inversión de privados en centros urbanos con transporte público eficiente, de manera de promover que las áreas de uso mixto sean un éxito, tanto urbanístico como comercial, para todos los agentes que participan de ella.

Una ciudad planificada exitosamente logra que sus habi-tantes quieran estar en ella, acercarse a sus centros, sentir-se acogidos e interesados en participar activamente de ella, disfrutando de recorrerla por medio de entornos atractivos y caminables, o por medio de cortos recorridos en un trans-porte público limpio y eficiente. Por el contrario una ciudad mal planificada hace que sus habitantes traten de "escapar" a vivir en la periferia, destinando una gran parte de sus vidas a desplazarse de un punto a otro.

Las ciudades compactas citadas en este artículo son ex-celentes ejemplos de lugares donde la gente quiere habitar y vivir la ciudad, trayendo como resultado un menor dete-rioro de la atmósfera, retrasando el calentamiento global y

prolongando la capacidad del hombre de habitar la tierra. Son modelos de los cuales hay que aprender y debiéramos seguir al momento de planificar nuestras ciudades.

Literatura citada

Baede A., Van der Linden P., Verbruggen A., 2007. Appendix II: Glossary, p.

76-89. En Pachauri R.K., Reisinger A., Climate Change 2007: Summary Report. Intergovernmental Panel on Climate Change [IPCC] 4th Expert Evaluation Report, Ginebra, Suiza.

Barnola et al., 2003. CO2 and Temperature. Oak Ridge National Laboratory. En www.whrc.org, visitado el 26/07/10. Disponible en http://www.whrc.org/resources/primer_ fundamentals.html

Dodman D., 2009. United Nations Population Fund [UNFPA], Analytical Review of the interaction between urban growth trends and environ-mental changes: Urban Density and Climate Change. 23 pp.

Woods Hole Research Center, Human Impacts on Climate Change. En www.whrc.org, visitado el 26/07/10. Disponible en http://www.whrc. org/resources/primer_human.html

Woodwell G., Woods Hole Research Center, Climatic Disruption in 2002: A Scientific Puzzle and Political Dilemma. En www.whrc.org, visitado el 26/07/10. Disponible en http://www.whrc.org/resources/publica-tions/pdf/ClimaticDisruption.pdf

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LOS CERROS ISLAS COMO HÁBITATS DE FAUNA Y GENERADORES DE SERVICIOS AMBIENTALES PARA LA CIUDAD DE SANTIAGO DE CHILE

IGNACIO C. FERNÁNDEZ Facultad de Agronomía e Ingeniería Forestal, Pontificia Universidad Católica de Chile. Fundación Ecomabi, Ahumada 312, of. 425, Santiago, Chile. [email protected]

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Resumen.

La conservación de los fragmentos de vegetación nativa que han quedado aislados dentro de las ciudades por el desarrollo urbano puede generar diversos servicios ambientales para la ciudad y sus habitantes. La ciudad de Santiago incluye en su plan regulador la presencia de remanentes de vegetació eclave en la solución de los problemas de áreas verdes y contaminación existentes en la ciudad. Sin embargo la viabilidad de estos fragmentos de vegetación está sujeta a la presencia del componente fauna, de manera que se asegure que las inter-acciones ecológicas planta-animal sean capaces de mantener el equilibrio ecológico del sistema. El objetivo de este trabajo es evaluar el potencial de los Cerros Islas para mantener poblaciones de fauna, que permitan hacer viable a estos fragmen-tos de vegetación en el tiempo, y por tanto a los servicios ambientales que podrían brindar. Los factores analizados son: área del fragmento, cobertura arbórea y potenciales corredores biológicos. Los resultados indican que los Cerros Islas tienen grandes potenciales para mantener poblaciones de fauna, sin embargo la falta de una planificación urbana ecológica ha hecho que actualmente los Cerros Islas carezcan de las condiciones para mantener poblaciones de organismos que susten-ten su equilibrio ecológico, y por tanto vean amenazados los potenciales servicios ambientales que podrían generar para la ciudad.

Palabras clave: remanentes vegetacionales urbanos, planificación urbana, ecología urbana, interacciones planta-animal.

Abstract.

rate diverse environmental services for the city and its inhabitants. The city of Santiago includes in its regulating plan the pres-ence of remnants of native vegetation, de

the presence of fauna, allowing that plant-animal ecological interactions maintain the ecological balance of the system. The objective of this work is to evaluate the potential of Island Hills to maintain fauna populations, which make viable these vegetation fragcover and potential biological corridors. Results indicate that these systems have great potentials to maintain fauna popula-tions, however the lack of an ecological urban planning cause that actually Island Hills lacks conditions to maintain faunal populations needed to sustain their ecological balance, and therefore, threatening the potential environmental services that Island Hills could generate for the city.

Key words: vegetation urban remnants, urban planning, urban ecology, plant-animal interactions.

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INTRODUCCIÓN

Los procesos de urbanización constituyen uno de los la más drásticos e irreversibles agentes transformadores de los hábitats naturales, generando pérdida y fragmentación de hábitats, extinción de especies, y una consecuente pérdida

de servicios ambientales producto de la degradación de los sistemas naturales circundantes. En Chile, la zona más po-blada y afectada por el cambio de uso de suelo para desa-

ubicada en la zona mediterránea entre los 30 y 36º S (Díaz et al., 2002). Dentro de la ecorregión del matorral se en-

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cuentra la región administrativa más densamente poblada de Chile (Región Metropolitana), con una población que supera los 6 millones de habitantes, que se espera alcance los 8 millones de habitantes para el 2030 y con una deman-da por territorio estimada en 1200 hectáreas por año (GO-RE-RM, 2005). Esta fuerte demanda por nuevos territorios ha generado importantes impactos sobre valles y quebradas de alto valor ecológico. Así es como en los últimos 20 años, las cuencas del Arrayán, Macul-San Ramón y Chicureo, han perdido más de un 20% de sus hábitats naturales (Romero y Vásquez, 2005). Además producto de la compleja topografía de la ciudad de Santiago y sus alrededores, los procesos de urbanización han sido desarrollados primariamente en valles y cuencas de pendientes suaves, relegando a aquellos terrenos de mayores pendientes y difícil acceso. Como re-sultado, ha medida que la ciudad se ha expandido, varios parches de vegetación natural han sido fragmentados y quedado aislados por una matriz de infraestructura urbana, que los ha ido degradado progresivamente. Dichos parches

Los Cerros Islas pueden proveer diversos servicios am-

bientales para las ciudades, tales como: protección de acuí-feros, control de escurrimiento, regulación térmica, genera-ción de aire limpio y reciclaje de aire contaminado (Romero et al., 2001), además de servir como hábitats para la con-servación de una gran diversidad de especies de flora y fauna nativa.

Los Cerros Islas han estado últimamente en el foco de las autoridades, ya que la reforestación de estos cerros podría ayudar a mitigar la falta de áreas verdes existente en la ciudad, y al mismo tiempo ayudar con los problemas de contaminación que aquejan a la capital durante los meses de invierno (CONAMA GORE-RM, 2003).

Si bien los esfuerzos tendientes a reforestar dichos ce-rros apuntan en la dirección correcta, un punto que se ha pasado por alto es que la sola reforestación de los cerros no asegura que la vegetación ahí presente pueda sostenerse por si misma, ya que los sistemas ecológicos son complejos y necesitan de una serie de interacciones entre los compo-nentes flora-fauna para transformarse en sistemas autosos-tenibles y viables en el tiempo. Dichas interacciones, entre otras incluyen, la polinización de especies vegetales por aves e insectos (dispersión de gametos), frugivoría por aves y mamíferos (dispersión de embriones), depredación inter-específica (control poblacional) y almacenamiento de semi-llas por roedores (siembra accidental), (Zamora et al, 2004; Jaksic & Marone, 2007).

Por tanto, analizar la capacidad potencial del sistema de Cerros Islas de Santiago para mantener poblaciones de fauna, es una tarea fundamental para evaluar si existen las condiciones que permitan generar las interacciones necesa-rias a la hora de implementar los planes de reforestación.

Dentro de los principales factores implicados en la pre-sencia de fauna en los Cerros Islas se encuentran: (1) el área del cerro (parches de mayor tamaño serán capaces de man-tener un mayor número y diversidad de individuos), (2) cobertura vegetacional (una mayor cobertura de la vegeta-ción guarda relación con mayor disponibilidad de refugios y recursos), y (3) existencia de corredores ecológicos (los corredores permiten el movimiento de organismos entre parches, y entre los parches y los hábitats naturales que rodean la ciudad, disminuyendo la endogamia y aumentan-do la variabilidad genética).

Así, el objetivo de este estudio es evaluar la capacidad de los Cerros Islas incluidos en el Plan Regulador Metropoli-tano de Santiago para mantener poblaciones de fauna nati-va que hagan viables a estos parches de vegetación en el tiempo, diferenciando entre aquellos cerros declarados como Áreas de Rehabilitación Ecológica y aquellos declara-dos como Parques Intercomunales. Los factores que se evalúan son: Área del parche, porcentaje de cobertura arbórea, distancia a posibles corredores biológicos y distan-cia al parche o área natural más cercana. Los Cerros Islas en el Plan Regulador Metropolitano de Santiago (PRMS) Los Cerros Islas fueron incluidos por primera vez en el Plan Regulador Metropolitano de Santiago del año 94, e incorpo-rados al Sistema Metropolitano de Áreas Verdes y Recrea-ción de la ciudad. En términos generales los Cerros Isla

ales, restringidos a un cerro, y que se encuentran rodeados en su

que la designación de los Cerros Islas se fundamenta en criterios urbanísticos más que ecológicos, algunos de los cerros incluidos en el PRMS no representan hábitats natura-les (eg. Cerro Santa Lucía, Cerro Navia) y otros ni siquiera podrían considerarse como aislados (e.g. parte del Cerro Manquehue ladera sur, parte del Cerro Punta Mocha), ya que forman parte de continuos de hábitats naturales que rodean la ciudad.

La normativa que rige a estos cerros (artículos 5.2.3.2 y 8.3.1.3 del PRMS) diferencia entre dos tipos de Cerros Islas:

(1) Las de rehabilitación ecológica (ARE); Corresponde al territorio emplazado fuera de las áreas urbanizadas y urba-nizables, que comprende las áreas de interés natural o pai-sajístico y/o que presentan vegetación y fauna silvestre, que constituyen un patrimonio natural o cultural que debe ser protegido o preservado. En ellos se podrá desarrollar planes de reforestación tendientes a su recuperación, asimismo en estas áreas se permitirán además, los siguientes tipos de equipamiento: deportes y recreación; culto y cultura; espar-cimiento y turismo destinados a zonas de pic-nic, piscinas, restaurantes.

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(2) Parques intercomunales (PI); son áreas verdes de uso público o privado que pueden acoger actividades re-creacionales, deportivas, de culto, culturales, científicas, de esparcimiento y turismo al aire libre; su alcance trasciende de los límites comunales de dos o más comunas. Los usos antes mencionados deberán ser complementarios y compa-tibles y no podrán alterar su carácter de área verde, su valor paisajístico y/o su equilibrio ecológico.

METODOLOGÍA

Utilizando como base el Plan Regulador Metropolitano de Santiago y los planes reguladores de las diferentes comunas del Gran Santiago, se realizó un catastro de todas las áreas

la ciudad. Con esta información se procedió a seleccionar todos aquellos Cerros Islas que cumplieran con el criterio de encontrarse rodeados por hábitats alterados antrópicamente, y que no se encontraran directamente conectados con áreas natura-les. Utilizando imágenes satelitales y herramientas SIG se procedió a calcular el área, la distancia a potenciales corre-dores y la distancia al Cerro Isla o hábitat natural más cer-cano. Los potenciales corredores utilizados fueron: cauces fluviales, parques asociados a cauces fluviales, parques asociados a quebradas y áreas de interés silvo-agropecuario, todas ellas incluidas en el PRMS.

La cobertura vegetacional fue calculada mediante la in-terpretación de imágenes satelitales, y posteriormente validada con estudios de cobertura en terreno.

RESULTADOS

En Santiago existen aproximadamente 30 áreas catalogadas como Cerros Islas por los planes reguladores, sin embargo sólo 22 de éstos cumplen con el criterio de encontrarse completamente aislados por una matriz antrópica. De éstos, 5 cerros se encuentran catalogados como Área de Rehabili-tación Ecológica (ARE), y los 17 restantes están clasificados como Parques Intercomunales (PI), (Cuadro 1). Los cerros ARE están conformados por uno o un conjunto de cerros que forman una unidad física independiente, y el gran por-centaje de sus superficies corresponde a remanentes de hábitats naturales. Por su parte, sólo 10 de los 17 cerros PI son unidades independientes, ya que los 7 cerros restantes forman parte de una unidad física mayor, que se encuentra urbanizada y/o que está contemplada para uso urbano. Respecto de la vegetación dominante en los cerros PI, 12 corresponden a remanentes de vegetación nativa, y 5 ce-rros han sido parcial o totalmente reforestados con espe-cies exóticas, y por tanto han perdido su condición de hábi-tat natural (Cuadro 1).

Área El área de los Cerros Islas de Santiago es heterogénea, va-riando desde sólo 2 hectáreas para el cerro Navia hasta 1280 hectáreas para el Cerro Chena, y totalizando 2832 hectáreas de hábitats protegidos (Cuadro 1). En promedio los cerros ARE son de mayor tamaño que los cerros PI (test de Z, p <0.001). Prueba de ello es que pese a que los cerros ARE representan sólo el 22.7% de los Cerros Islas existentes en la ciudad, el área de éstos da cuenta del 82.5% de la superficie actualmente declarada como Cerros Islas.

La superficie de los 5 cerros ARE varía desde 31 hectáre-as para el Cerro Los Morros, hasta 1280 hectáreas para el Cerro Chena, sumando en total 2335 hectáreas de rema-nentes de hábitats naturales que por normativa deben ser protegidas o preservadas. La superficie de los cerros PI varía desde sólo 2 hectáreas para el Cerro Navia, hasta 112 hectáreas para el Cerro Alvarado. Sólo 6 de los 17 cerros PI poseen una superficie mayor que el cerro ARE de menor tamaño (31 hectáreas), y 7 cerros no alcanzan a tener más de 8 hectáreas de superficie (Cuadro 1). En total los cerros PI suman 497 hectáreas, que pese a representar sólo el 17.5% de la superficie total de Cerros Islas, aportan una

Cuadro 1: Características de los Cerros Isla evaluados. ID: número de identificación en figura 4, y OVP: Origen vegetación predominan-te (Nativa/Exótica). *Área en hectáreas.

ID Cerro Isla Tipología OVP *Área

1 Cerro Chena ARE N 1280

2 Cerros de Renca ARE N 850

3 Cerro Negro ARE N 94

4 Cerro Lo Herrera ARE N 80

5 Cerro Los Morros ARE N 31

Total área cerros ARE 2335

6 parte del Cerro Alvarado PI N 112

7 parte del Cerro del Medio PI N 81,5

8 Cerro La Ballena PI N 54

9 parte del Cerro Dieciocho PI N 48,5

10 parte del Cerro Calán PI N 42

11 Cerro Chequén PI N/E 36

12 Cerro Las Cabras PI N 25

13 parte del Cerro Apoquindo PI N 24,5

14 Cerro Blanco PI N 18,5

15 Cerro Adasme PI N 17

16 Cerro Hasbún PI E 8

17 parte del Cerro Los Piques PI N 7

18 Cerro Santa Lucía PI E 6,5

19 Cerro Rinconada PI N 5,5

20 Cerro Jardín Alto PI N 5

21 parte del Cerro San Luis PI N/E 4

22 Cerro Navia PI E 2

Total área Cerros PI 497

Total área Cerros Islas 2832

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superficie importante de áreas verdes y posibles refugios de fauna dentro de la ciudad.

Cobertura arbórea

La cobertura arbórea (árboles y arbustos) varía sustancial-mente entre los Cerros Islas de la ciudad, existiendo cerros con coberturas que van en el rango de 0-19%, hasta cerros con coberturas en el rango de 80-100% (Figura 1). Los ce-rros ARE presentan baja cobertura arbórea, con cuatro cerros en el rango más bajo de cobertura (0-19%), y el res-tante sólo alcanzando el rango 20-39%, lo que es indicador del fuerte impacto que han sufrido estas áreas producto de las acciones humanas. Por su parte los cerros PI presentan una cobertura arbórea más diversa, existiendo representan-tes para cada uno de los rangos de cobertura establecidos. A diferencia de los cerros ARE, donde 4 de los 5 cerros pre-sentan cobertura bajo el 20%, los cerros PI se caracterizan por presentar mayor cobertura arbórea. De hecho en los cerros PI sólo 3 cerros presentan coberturas menores al 20%, siendo los rangos de cobertura más representados aquellos que van entre 20 y 59%. Además 4 cerros presen-tan cobertura mayor a 60%, y de éstos, dos cerros presen-tan coberturas cercanas al 100% (Figura 1).

Distancia a potenciales corredores biológicos

La distancia existente entre los Cerros Islas y un potencial corredor biológico es un factor de suma importancia para evaluar las posibilidades que tienen los organismos de al-

canzar dichos corredores. La distancia que separa a los Cerros Islas de los potenciales corredores, en general es baja. De los 22 Cerros Islas estudiados, 16 se encuentran a menos de 100 metros de un potencial corredor biológico (Figura 2). La totalidad de los cerros declarados como ARE, se hallan contiguos (< 100 metros) a un posible corredor biológico, mientras que de los 17 cerros PI, 11 están a me-nos de 100 metros de un posible corredor, 4 se encuentran a menos de 500 metros y sólo dos cerros se encuentran separados por más de 500 metros de un posible corredor

(Figura 2). Distancia efectiva al parche o ambiente natural más cerca-no La distancia que debe recorrer un individuo para desplazar-se desde un parche a otro, utilizando los corredores biológi-

ser un factor clave en la determinación de las especies ca-paces de utilizar los corredores, ya que producto del efecto borde, algunas especies pueden ser incapaces de realizar grandes desplazamientos Así, de los 22 Cerros Islas de San-tiago, 9 Cerros PI y dos cerros ARE se encuentran a una distancia efectiva de menos de 1000 metros, lo que repre-senta al 50% de todos los cerros islas. De los 11 cerros res-tantes, cuatro se encuentran a una DE de menos de 2000 metros, y los 7 restantes, un ARE y 6 PI, se encuentran a más de 2000 metros del parche o ambiente natural más cercano (Figura 3).

Figura 1: Cobertura arborea en los Cerros Isla de Santiago. Las barras indican la cantidad de cerros incluidos en cada rango de cobertura

Figura 2: Distancia al corredor biológico más cercano (D.C.B.). Las barras indican la cantidad de cerros incluidos en cada rango de distan-cias. Distancias en metros.

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DISCUSIÓN

Pese al fuerte impacto antrópico que han sufrido los Cerros Islas, en la mayoría de ellos aún predomina la vegetación nativa, lo que podría dar pie a planes de recuperación que permitieran utilizar estas áreas como potenciales refugios para la fauna nativa, y al mismo tiempo brindar diversos servicios ambientales para la ciudad y sus habitantes.

El tamaño de los Cerros Islas es una característica clave a la hora de evaluar las especies que podrían beneficiarse de la recuperación de estos hábitats naturales, ya que el área del parche está directamente relacionada con la abundancia y riqueza de especies presentes (Soulé et al., 1992; Bolger, 1997; Connor et al., 2000). En este sentido los cerros ARE, al ser de mayor tamaño, podrían albergar una mayor diversi-dad de especies que gran parte de los cerros PI, sin embar-go esto no implica que un número importante de cerros PI, principalmente aquellos de mayor tamaño, deban ser des-cartados como potenciales refugios de fauna, ya que un número significativo de micromamíferos, pequeños verte-brados, invertebrados y aves pueden verse beneficiados por la recuperación de estos cerros.

Gran parte de los Cerros Islas, y en especial los ARE, se han visto severamente afectados por el hombre, lo que ha repercutido en una merma considerable de su cobertura vegetacional. En vista de ello, actualmente se están des-arrollando planes de rehabilitación ecológica en cerros ARE mediante la reforestación con especies nativas, cuyo objeti-vo es reestablecer los servicios ambientales perdidos y preservar el componente flora y fauna (CONAF, 2006). Sin embargo, los planes que sólo se enfocan en recuperar el componente vegetacional no aseguran la presencia de las especies de fauna necesarias para la mantención del equili-brio ecológico, lo que pondría en riesgo la efectividad de

estos esfuerzos. De hecho los únicos estudios realizados en los Cerros Islas de Santiago demuestran que la buena cali-dad vegetacional de los parches no implica la conservación de la fauna asociada.

Fernández (2008) en estudios realizados en los tres Ce-rros Islas de la comuna de Lo Barnechea presentes en este estudio, demostraron que pese a que estos cerros presen-tan una cobertura y riqueza vegetacional similar a la de parches en zonas naturales, no son capaces de mantener poblaciones de roedores nativos. En otro estudio realizado en aves, Mella y Loutit (2007) dan cuenta que la diversidad de especies de aves nativas está positivamente relacionada con aquellos Cerros Islas con predominio de vegetación nativa, sin embargo sus resultados revelan la ausencia de aves de hábitos terrestres producto del aislamiento de los cerros.

Si tomamos en cuenta que en conjunto estos estudios incluyen a los 5 cerros PI de mayor tamaño, pareciera ser que independiente del estado de la vegetación y del área de los cerros, el hecho de que los cerros se encuentren aisla-dos y rodeados por una matriz impenetrable para la gran mayoría de las especies terrestres, ha provocado extincio-nes locales, modificando la composición de especies, alte-rando interacciones ecológicas y causando un grave dete-rioro de la calidad ambiental de estos parches. En este sen-tido la presencia de corredores biológicos puede ser fun-damental para la recolonización de estos cerros por espe-cies de fauna, lo que a su vez permitiría recuperar el equili-brio ecológico de estos parches. El PRMS no incluye en su planificación la existencia de corredores biológicos, sin embargo la presencia de parques asociados a cursos fluviales, parques quebradas y otras zonas de restricción (no urbanizables), podrían ser de gran utilidad como una potencial red de corredores biológicos dentro de la ciudad (Figura 4).

Si tomamos en cuenta que todos los cerros ARE y 11 de los cerros PI se encuentran cercanos a estos potenciales corredores, y que además muchos de estos corredores conectan a los cerros entre sí y con los ambientes naturales que rodean la ciudad, la elaboración de planes de manejo que incluyan a la vegetación nativa en el paisajismo de las áreas verdes que conectan estos parches, podría generar una red de hábitats naturales interconectados, autosufi-cientes, y que podrían ser refugio de fauna para un gran número de especies que actualmente no se encuentran presentes en los Cerros Islas. CONCLUSIONES

Los Cerros Islas forman un patrimonio natural de gran po-tencial ambiental para la ciudad de Santiago. No obstante, la inexistencia de planes de manejo adecuados, sumado al avanzado grado de deterioro en el que se encuentran,

Figura 3: Distancia efectiva al parche o ambiente natural más cercano (D.E.). Las barras indican la cantidad de cerros incluidos en cada rango de distancias. Distancias en metros.

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hacen que actualmente estos cerros carezcan de las condi-ciones para mantener poblaciones de organismos que sus-tenten su equilibrio ecológico, y por tanto vean disminuidos los servicios ambientales que potencialmente podrían brin-dar. En este sentido, la presencia de potenciales corredores de fauna, brinda una oportunidad única para crear planes de manejo, que no sólo se enfoquen en la reforestación de los cerros como unidades independientes, sino más bien,

que busquen la restauración de estos sistemas como un todo, a través de una planificación que incluya a los diferen-tes componentes necesarios para la mantención del equili-brio ecológico de estos sistemas.

Lamentablemente la falta de estudios relativos a la res-puesta de la fauna nativa frente a la fragmentación por desarrollos urbanos, hace que actualmente los anteceden-tes para la elaboración de planes de manejo en remanentes

Figura 4: Mapa de ubicación de los Cerros Isla y potenciales corredores biológicos de Santiago. Los potenciales corredores biológicos utilizados corresponden a parques asociados a cursos fluviales y parques quebradas (ambos incluidos en el PRMS de Santiago, 2004). El número correspondiente a cada Cerro Isla se encuentra asociado al ID del cuadro 1.

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urbanos sean insuficientes. Por tanto el desarrollo de inves-tigaciones que evalúen los factores implicados en la res-puesta de los diferentes taxa frente a la fragmentación por urbanización, se transforma en una pieza clave para la ela-boración de planes de manejo que permitan la conserva-ción de la flora, fauna y de los servicios ambientales de estos remanentes.

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ESTABLECIMIENTO DE ESPECIES NATIVAS CON POTENCIAL USO ECONÓMICO EN RELAVES DE COBRE ACONDICIONADOS DEL CENTRO-NORTE DE CHILE

CRISTINA ORCHARD G. Facultad de Agronomía e Ingeniería Forestal, Pontificia Universidad Católica de Chile. Vicuña Mackenna 4860, Macul, Santiago, Chile Casilla 306 [email protected]

ROSSANA GINOCCHIO C. Centro de Investigación Minera y Metalúrgica, CIMM

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Resumen.

La actividad minera histórica y actual ha dejado un importante número de tranques de relaves en la zona centro-norte de Chile, los que han impuesto diversos riesgos ambientales al ser abandonados en forma inadecuada. Por ello, las nuevas normativas ambientales mineras establecen criterios de cierre que involucran la estabilización de los tranques de relaves. Dentro de las tecnologías ambientalmente sustentables disponibles, se encuentra la fitoestabilización. En el marco de esta tecnología, el presente estudio evaluó experimentalmente el establecimiento de tres especies vegetales nativas de la zona centro-norte (Caesalpinia spinosa, Eulychnia acida y Alstroemeria pulchra) en relaves de la minería del cobre acondicionados con distintos mejoradores (guano de cabra, biosólidos, orujo de uva y ripio de lixiviación). Estas especies podrían dar mayor valor agregado a los programas de fitoestabilización realizados en la zona centro-norte considerando sus potenciales usos económicos y de subsistencia. Los resultados indicaron que C. spinosa logró un crecimiento mayor en los relaves acondicio-nados que en el relave sin acondicionar, probablemente dado el aporte de materia orgánica y macronutrientes de los acon-dicionadores, aunque la solubilización de cobre y la salinidad habrían limitado su crecimiento. Los acondicionadores habrían favorecido del mismo modo el enraizamiento de las columnas de E. acida en relaves manejados, siendo ésta también afec-tada por la solubilización de cobre y la salinidad. A. pulchra, posiblemente afectada de mayor magnitud por la biodisponibi-lidad de cobre y la salinidad del sustrato que las otras especies en estudio, no reflejó un crecimiento positivo atribuible a los acondicionadores en los relaves manejados. Tanto C. spinosa como E. acida podrían crecer en depósitos de relaves mineros acondicionados de lograrse un mejor control sobre la solubilización de cobre y la salinidad, mediante otras alternativas de acondicionamiento y/o de manejo de los relaves. A. pulchra no sería una especie recomendada para programas de fitoesta-bilización de relaves mineros. Deben realizarse mayores investigaciones tendientes a determinar la metodología de fitoesta-bilización más adecuada para estas especies.

Palabras clave: fitoestabilización, Caesalpinia spinosa, Eulychnia acida, Alstroemeria pulchra, uso sustentable.

Abstract.

Historical and current mining activity has left an important number of tailing storage facilities (TSF) in north-central Chile, which may impose diverse environmental risks as being inadequately abandoned. The new Chilean mining regulations re-quest, however, specific TSF closing actions that involve physical and chemical stabilization of surfaces. Within the available environmentally sustainable technologies is phytostabilization. The present study evaluated the potentiality of three native species of north-central Chile (Caesalpinia spinosa, Eulychnia acida and Alstroemeria pulchra) for being established on cop-per mine tailings amended with different materials (goat manure, sewage sludge or biosolids, grape residues and gravel from copper leaching piles), by means of an experimental laboratory assay. Selected species may give additional added value to phytostabilization programs, given its potential economic and subsistence uses. Results indicated that C. spinosa achieved a mayor growth on amended mine tailings than in non amended tailings, given probably the contribution of or-ganic matter and macronutrient of organic amendments, even though copper solubilization and salinity would have limited its growth. Amendments could have also favored rooting in columns of E. acida in managed tailings, being this specie also affected by copper solubilization and salinity. A. pulchra, possibly more sensitive to available copper and salinity than the

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other evaluated species, did not show a positive growth response, irrespective of amendments used in managed tailings. C. spinosa and E. acida may be established on amended TSF if better control of copper solubilization and salinity are achieved in tailings, by means of other amendment and/or management alternatives of tailings. A. pulchra may not be recommended for TSF phytostabilization programs. Mayor investigations seeking to determine the most adequate phytostabilization methodology for this species should be performed.

Key words: phytostabilization, Caesalpinia spinosa, Eulychnia acida, Alstroemeria pulchra, sustainable use.

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INTRODUCCIÓN

Los tranques de relaves, principales desechos de la activi-dad minera de sulfuros de metales, conllevan potenciales riesgos ambientales, constituyendo un importante proble-ma en diversos países del mundo (Cheng y Wong, 2008), situación que no es ajena a Chile. La industria minera metá-lica, ha dejado un legado de casi 500 tranques de relaves en la zona centro-norte de Chile (29°-35°S), ocupando una superficie de 4.649 ha (SERNAGEOMIN, 1989; 1990). En las condiciones de clima Mediterráneo semiárido imperante en esta zona del país, los tranques post-operativos se deshidra-tan rápidamente (Dold y Fontboté, 2001), dejando el mate-rial particulado susceptible a la erosión y dispersión por el viento y la lluvia. La dispersión permanente de este material al aire, los cursos de agua y los suelos aledaños puede de-terminar riesgos para la salud humana, los ecosistemas naturales y los agrosistemas (Piha et al. 1995; Santibáñez, 2006). Sin embargo, las nuevas normativas establecidas en Chile en el ámbito del cierre de los depósitos de relaves mineros enfatizan que éstos deben ser estabilizados antes de ser abandonados, a través del uso de tecnologías am-bientalmente sustentables, las que permitan evitar los ries-gos ambientales asociados a ellos (Ministerio de Minería, 2004; 2007).

Debido a la gran extensión superficial de los tranques de relaves y al enorme volumen de material acopiado, las es-trategias de rehabilitación enfatizan la estabilización in situ de los metales/metaloides contenidos por sobre la remo-ción de ellos (Petrisor et al. 2004). La tecnología de fitoes-tabilización proporciona una solución eficiente, ambiental-mente sustentable y de bajo costo (Berti y Cunningham, 2000), cuya relación costo-beneficio puede ser mejorada utilizando especies vegetales que proporcionen beneficios adicionales (Ginocchio, 2004). Otros países, como Australia y Estados Unidos, entre otros, se encuentran estudiando especies vegetales con potencial de explotación comercial en la rehabilitación de relaves mineros (Osborne y Doronila, 2005).

Aunque la fitoestabilización ha sido muy efectiva en la estabilización de depósitos de relaves mineros en países industrializados, ésta no ha sido aún utilizada en tranques de relaves abandonados y post-operativos ubicados en la

zona Mediterránea semiárida de Chile. Estudios internacio-nales han mostrado que uno de los factores críticos para el éxito de esta tecnología es la adecuada selección de las especies metalófitas excluyentes (especies tolerantes a metales, eficientes en limitar la translocación de metales hacia los tejidos aéreos; Dietz y Schnoor, 2001). Adicional-mente, la selección y utilización de enmiendas capaces de mejorar las características físicas, químicas y biológicas del sustrato, de modo de reducir la movilidad y la biodisponibi-lidad de los metales, promover la vida microbiana y asegu-rar el establecimiento de la cubierta vegetal, constituye otro factor crítico de la fitoestabilización. De esta manera, sería posible lograr la funcionalidad integral y la autosus-tentabilidad del sistema tanto en el mediano como en el largo plazo (Conesa et al. 2007; Ludeke, 1973; Martin y Ruby, 2004; Miller, 1996; Petrisor et al. 2004; Zhou et al. 1999). Como mencionan algunos estudios, es preferible la utilización de plantas nativas para estos fines, ya que éstas suelen ser más apropiadas que las plantas exóticas a las condiciones ambientales y geográficas de cada lugar y se encuentran integradas a los ecosistemas locales (Conesa et al. 2007; Mahmud et al. 2008).

Si bien existe un gran potencial de que se hayan des-arrollado naturalmente especies metalófitas en la zona centro-norte de Chile, debido a la presencia de numerosos yacimientos de minerales y a la alta exclusividad y aisla-miento de la flora, el conocimiento actual sobre este tipo de especies es prácticamente inexistente (Ginocchio y Baker, 2004). Específicamente, la zona centro-norte de Chile es una zona metalogénica rica en yacimientos de hierro, oro, plata, cobre y manganeso (Henríquez y Vivallo, 2000), la que ha co-existido con la flora nativa y endémica Medi-terránea actual desde millones de años, por lo que es espe-rable la evolución de especies y/o ecotipos tolerantes a esos metales.

Estudios biogeoquímicos realizados recientemente en tranques de relaves abandonados de la zona centro-norte del país han permitido identificar 32 especies metalófitas excluyentes para cobre (León-Lobos et al. 2008). Adicional-mente, es posible que otras especies de la zona que aún no han colonizado los tranques de relaves abandonados, tam-bién posean potencial de metalófitas y, por ende, sean adecuadas para ser establecidas sobre relaves mineros en el

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marco de la tecnología de fitoestabilización. Las zonas ári-das y semiáridas del centro-norte de Chile reúnen la mayor riqueza de plantas vasculares en el país (Squeo et al. 2001; Riedemann et al. 2006), muchas de ellas adaptadas a las condiciones de sequía, de alta radiación solar y a sustratos nutricionalmente pobres. Estas características las hacen candidatas adecuadas para ser establecidas en los tranques de relaves abandonados y post-operativos de la zona a través de métodos de fitoestabilización.

Debido a la escasa información existente actualmente en la zona norte-centro de Chile, se hace indispensable estudiar los recursos fitogenéticos propios de la zona, de forma de poder disponer de herramientas locales adecua-das para ser usadas en forma efectiva en la mitigación de impactos ambientales relacionados con el sector minero. Por ello, a través del presente estudio se busca identificar especies vegetales que, además de ser adecuadas para la estabilización física de la superficie de los relaves, permitan el uso alternativo de la superficie de los tranques de rela-ves, entregando un valor agregado a esta tecnología. Se evaluó experimentalmente la capacidad de establecimiento, de crecimiento y de movilización de metales a los tejidos aéreos de algunas especies vegetales nativas de la zona norte-centro con usos identificados, al ser transplantadas a relaves de cobre acondicionados.

METODOLOGÍA

Especies de estudio

Se seleccionaron 3 especies vegetales nativas de la zona centro-norte de Chile cuyas características ecológicas per-miten suponer que podrían establecerse en depósitos de relaves mineros acondicionados y que son interesantes desde el punto de vista de su utilización: Caesalpinia spino-sa (Caesalpinaceae), Eulychnia acida (Cactaceae) y Alstroe-meria pulchra (Alstroemeriaceae). Con esta elección se buscó abarcar una variedad de formas de vida, de formas de propagación y de usos de la flora de la zona centro-norte de Chile.

C. spinosa (Tara) es una especie ampliamente distribuida en las zonas áridas y semiáridas de América Latina, inclu-yendo la zona centro-norte de Chile. Es un árbol siempre-verde que puede llegar a medir hasta 10 m de altura, el que se propaga por estacas y semillas. Resiste la sequía, heladas, plagas, enfermedades y suelos degradados. La Tara posee potencial medicinal, alimenticio e industrial, siendo de gran utilidad para la producción de hidrocoloides, taninos y ácido gálico a partir de sus frutos. Además, es una especie ade-cuada para las prácticas vinculadas a la recuperación de suelos degradados y es una especie fijadora de nitrógeno, por lo que su utilización favorece la fertilidad de los suelos. Adicionalmente, es una especie ornamental por su follaje,

sus flores y sus frutos (Pastor et al. 1997; Riedemann et al. 2006).

E. acida (Copao) es una especie endémica de las zonas norte y centro-norte de Chile. Es un cactus columnar arbo-rescente, de gran tamaño (4 m de alto) y con numerosas ramas desde la base, lo que le da un gran volumen. Su pro-pagación es a través de semillas y vegetativamente a través de la sección de las columnas (Riedemann et al. 2006). Las cactáceas columnares son adecuadas para la protección de los suelos, disminuyendo la erosión eólica y pluvial, dada las características de su sistema radical amplio y superficial, su adaptabilidad a suelos delgados y/o degradados y la resis-tencia a factores climáticos de aridez. Los usos actuales de esta especie son variados: artesanía (palos de agua), ali-menticio, forrajero, elaboración de productos caseros como miel y shampoo, así como construcción de cercos vivos. Su

nsumo humano destacando su alto contenido de vitamina C, sodio y potasio (Bustamante, 1996).

A. pulchra (Mariposa del Campo) es una especie endé-mica de las zonas centro-norte y central de Chile (Hoff-mann, 1978). Es una planta herbácea geófita cuyos brotes pueden alcanzar 60 cm de altura, provista de un rizoma y de raíces de consistencia carnosa que almacenan almidón. Su propagación es a través de semillas y vegetativamente a través de los rizomas. Su valor ornamental radica en las grandes flores blancas o rosado pálido, siendo comerciali-zadas en caminos, esquinas y puestos de flores durante la primavera (Montenegro, 2000; Muñoz y Moreira, 2003; Riedemann y Aldunate, 2001).

Para el ensayo experimental descrito más adelante, se obtuvieron plántulas de C. spinosa de aproximadamente 7 meses desde el vivero del Instituto de Investigaciones Agro-pecuarias (INIA-Intihuasi) ubicado en la localidad de Vicuña (Valle del Elqui, Región de Coquimbo). Se usaron almacigue-ras plásticas conteniendo un sustrato de 3 partes de relave, 2 de tierra local y una de compost para la propagación indi-vidual de las plantas. En el caso de E. acida se obtuvieron trozos terminales de columnas (aprox. 25-30 cm de largo) a partir de individuos adultos ubicados en la localidad de Gualliguaica (Valle del Elqui, Región de Coquimbo). Los trozos de columnas se mantuvieron durante 17 días al aire libre y a la sombra, para permitir el secado de la zona de corte. Además, se obtuvieron rizomas frescos de A. pulchra de aproximadamente 1 año de edad desde el vivero de INIA-Intihuasi en Vicuña. Para la propagación de los rizomas se usó un sustrato de 4 partes de compost, una de perlita y una de vermiculita, donde se realizó la siembra. Sustratos y mezclas experimentales Se usó relaves del tranque La Cocinera generados por la planta de flotación de sulfuros de cobre perteneciente a la

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Planta Ovalle de ENAMI (ex Cía. Minera de Panulcillo), co-muna de Ovalle, Región de Coquimbo. Los relaves (150 kg) fueron colectados de la capa superficial (0-20 cm de pro-fundidad), en distintos sectores de la cubeta del tranque. Los relaves fueron trasladados al laboratorio de Plantas y Suelos del CIMM donde se produjo una mezcla compuesta por homogeneización mecánica.

Se seleccionaron acondicionadores de relaves tanto orgánicos como inorgánicos, los que constituyen desechos de otras industrias de la zona. Específicamente, se usó gua-no de cabra, orujo de uvas y biosólidos como acondiciona-dores orgánicos, con el objetivo de mejorar la capacidad de retención de agua del relave, de incorporar macronutrien-tes y materia orgánica y de adicionar los microorganismos requeridos para el reciclado de la biomasa vegetal muerta. Estos materiales fueron obtenidos a partir de la industria ganadera extensiva de caprinos (guano), de la industria productora de pisco (orujos de uva) y de la planta de trata-miento de aguas servidas domiciliarias de Tongoy, Región de Coquimbo (biosólidos). Como acondicionador inorgánico se usó ripio de lixiviación, para mejorar la granulometría del relave; este material se obtuvo de la planta de óxidos de cobre de la misma empresa minera que los relaves. Estos materiales fueron usados tal cual se obtuvieron en terreno a excepción del biosólido, el cual fue molido en una proce-sadora de alimentos con cuchillas de acero inoxidable para una mejor incorporación del material al relave en las mace-tas de experimentación.

Con estos materiales se prepararon 3 mezclas experi-mentales, según las proporciones indicadas en la Cuadro 1. Las mezclas fueron preparadas en bidones plásticos de 2 L, con tapa, las que se homogeneizaron en un Roller automa-tizado (velocidad de 20 vueltas por minuto) por 2 horas; las mezclas fueron distribuidas en macetas plásticas de tama-ños adecuados a las distintas especies de estudio. Adicio-nalmente a las mezclas, se consideró como control negativo (C-) el relave sin acondicionar y como control positivo (C+)

un suelo representativo de la zona norte-centro de Chile. El suelo fue colectado en el sector de Vicuña a 50 cm de pro-fundidad y tamizado a 5 mm.

Los sustratos experimentales fueron caracterizados físi-co-químicamente. El nitrógeno disponible se determinó mediante extracción con cloruro de potasio 2 mol L-1, desti-lación con óxido de magnesio (MgO) y titulación, destilación

con Devarda y titulación (método Laboratorio de Análisis de Suelo y Foliar, FAIF-PUC). El fósforo disponible se determinó mediante extracción con solución de bicarbonato de sodio 0,5 mol L-1 a pH 8,5 y posterior determinación colorimétrica de azul de molibdeno usando ácido ascórbico como reduc-tor (Método 6.1; Sadzawka et al. 2004). El potasio disponi-ble se determinó mediante extracción con solución de ace-tato de amonio 1 mol L-1 a pH 7,0 y posterior determina-ción por espectrofotometría de emisión atómica con lanta-no (Método 4.1; Sadzawka et al. 2004).

La determinación del contenido total de metales (cobre, zinc, fierro y calcio) se realizó de acuerdo a un procedimien-to modificado del descrito por US EPA 3052 (US EPA, 1994) de digestión ácida de sustratos, con el empleo de un siste-ma de digestión microondas MILESTONE 1200 modelo Et-hos D. Los metales se determinaron por espectrometría de absorción atómica. Para la determinación del contenido de cobre y zinc en el extracto acuoso, se realizó el procedi-miento descrito por Allen (1997), para cuantificar el conte-nido de metales por absorción atómica.

Los análisis de pH, carbono orgánico, conductividad eléctrica, contenido de sulfatos y capacidad de intercambio catiónico se realizaron de acuerdo a los protocolos descritos

a A, 1996). El análisis de distribución de tamaño de partículas, que determina la textura del sustrato, se realizó con el método del hidrómetro que está basado en la relación de Strokes. Este procedimiento es descrito en SSSA y ASA (Gee y Bauder, 1986).

Cultivos experimentales

Se evaluó el establecimiento y el crecimiento de C. spinosa, E. acida y A. pulchra en los 5 sustratos experimentales usando los propágulos indicados anteriormente. Específi-camente, se trasplantaron 5 plántulas de C. spinosa por tratamiento en macetas individuales de 1 L, las que fueron regadas con 400 mL de agua desionizada luego del trasplan-te. En el caso de E. acida, se plantaron 8 columnas por tra-tamiento en macetas individuales de 3 L. A los 4 días desde el transplante, las macetas con las columnas fueron regadas con 1 L de agua desionizada, para disminuir la posibilidad de entrada de patógenos hacia las columnas por posibles heri-das que pudiesen haberse ocasionado al momento de la plantación. Finalmente, se plantaron 7 rizomas de A. pulch-ra por tratamiento en macetas individuales de 240 mL. Posteriormente se regaron con 100 mL de agua desioniza-da.

Las macetas fueron mantenidas en una sala de cultivo de plantas, con condiciones controladas de temperatura (20 + 4 °C) y de intensidad -2 s-1). El foto-período fue de 9 horas de luz al día durante las primeras 27 semanas y luego se aumentó a 11 horas durante las 10

Cuadro 1. Composición de las mezclas experimentales de relaves y acondicionadores orgánicos e inorgánicos usados en este estudio (porcentaje en base a peso seco, p.s.).

Tratamiento Materiales (%, p.s.)

Ripio lixiviación Güano cabra Biosólido Orujo uva Relave

1 26 3 - - 71 2 26 - 3 - 72 3 - 3 - 2 95

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semanas restantes, para simular en el paso del invierno a la primavera. Las macetas fueron regadas dos veces a la se-mana durante el transcurso del ensayo, con un promedio de 83, 148 y 32 mL de agua desionizada por cada riego para C. spinosa, E. acida y A. pulcra, respectivamente; estas canti-dades de agua permitieron humedecer los sustratos pero sin la lixiviación fuera de las macetas. Una vez a la semana, las macetas fueron reordenadas en forma aleatoria, de forma de evitar efectos de borde. Los ensayos se mantuvie-ron durante 32, 35 y 37 semanas para C. spinosa, A. pulcra y E. acida, respectivamente.

Las variables respuesta evaluadas en cada una de las es-pecies se describen a continuación. Para C. spinosa se midió la altura desde el sustrato hasta la yema apical del tallo principal y el diámetro a la altura del cuello (DAC) del tallo principal, al inicio y al término del ensayo; adicionalmente, se determinó la biomasa seca final tanto de los vástagos como de las raíces. En E. acida se pesó cada sección de columna tanto al inicio como al término del ensayo. Tam-bién se cuantificó la biomasa seca total de las raíces por columna al finalizar el ensayo. Los rizomas de A. pulchra se pesaron tanto al inicio como al término del ensayo y se midió el largo del vástago a lo largo del ensayo. Se cuanti-ficó también la biomasa seca total de los vástagos, el rizoma y las raíces al final del ensayo.

Para cuantificar la biomasa seca total de las partes aére-as, éstas fueron lavadas con agua desionizada, secadas con papel secante y secadas en estufa a 43° C, hasta peso cons-tante. Las raíces y rizomas fueron lavados con agua desioni-zada y con la ayuda de pinceles, para eliminar las partículas de sustrato adheridas. Luego fueron puestas en un vaso precipitado con agua desionizada, el que se introdujo en un sonicador por ultrasonido por 5 minutos. Posteriormente, las raíces y rizomas fueron enjuagados con agua desioniza-da y finalmente secados en estufa a 43° C hasta peso cons-tante.

Finalmente, se evaluó la acumulación de metales (Cu, Zn y Fe) en los vástagos y raíces de C. spinosa, en las columnas y raíces de E. acida y en los vástagos, rizomas y raíces de A. pulchra, usando la metodología descrita a continuación.

Determinación de metales en tejidos vegetales

Para evaluar la translocación de metales desde los sustratos a las distintas estructuras vegetales, los tejidos vegetales de las especies de estudio fueron secados y procesados. Las partes aéreas (tallo y hojas) de C. spinosa fueron molidas en una procesadora de alimentos con cuchillas de acero inoxi-dable, mientras que sus raíces fueron reducidas a porciones pequeñas (no más de 5 mm) con tijeras podadoras. En el caso de E. acida, el tercio central de la columna fue seccio-nado y lavado con agua desionizada; se quitaron las aréolas y se redujo a cubos de aproximadamente 1 cm3, los que

fueron secados en estufa a 45°C por 3 días. Luego se molie-ron en una procesadora de alimentos con cuchillas de acero inoxidable. Las raíces de E. acida fueron reducidas al igual que en el caso de C. spinosa. Los vástagos de A. pulchra fueron cortados con tijera a porciones de menor tamaño en el caso de ser mayores a 2 cm. Tanto los rizomas como las raíces se usaron sin procesar por su pequeño tamaño.

Para determinar el contenido total de metales en las di-ferentes estructuras se realizó una digestión ácida en mi-croondas (MILESTONE, modelo Ethos D), de acuerdo a la metodología indicada por el fabricante. Una muestra de hasta 0,25 g fue digerida en 6 mL de ácido nítrico concen-trado y 1 mL de peróxido de hidrógeno, durante 24 minutos (6 min 250W; 6 min 400W; 6 min 650W y 6 min 250W). Las muestras se enfriaron a temperatura ambiente y se trasvasijaron a matraces de 25 mL, en ambiente ácido nítrico al 0,2%. El contenido total de Cu, Zn y Fe se deter-minó por espectrometría de absorción atómica (US EPA, 1994; USDA, 1996).

Análisis estadístico

Las variables respuestas evaluadas para cada una de las tres especies de estudio fueron contrastadas mediante ANOVA de una vía y test de Tukey como prueba a posteriori, consi-derando un 95% de confianza. Los análisis estadísticos fue-ron realizados con el programa estadístico Statistica versión 6.0 (StatSoft Inc., USA).

RESULTADOS Y DISCUSIÓN Características físico-químicas de los sustratos experimenta-les. Las características físico-químicas generales de los sustratos experimentales se entregan en la Cuadro 2. El tratamiento C-, relave sólo, presenta un contenido muy bajo de N dispo-nible (4 mg kg-1) y un contenido bajo de P disponible (7 mg kg-1), según los valores referenciales para suelos agrícolas indicados por Etchevers (1980). Los contenidos de ambos macroelementos fueron aumentados con la incorporación de los acondicionadores orgánicos. Tanto el tratamiento 1 como el 3 aumentaron el contenido de N, aunque no alcan-zaron los niveles del suelo C+ (26 mg kg-1). Sin embargo, el tratamiento 2, con incorporación de biosólidos, alcanzó un nivel alto de N disponible (55 mg kg-1), superando al del C+. Los tres tratamientos experimentales contienen un nivel excesivo de P disponible (mayor a 25 mg kg-1), siendo el nivel adecuado de P entre 8 y 15 mg kg-1 (Etchevers, 1980). El nivel de P del C+ se acerca a este valor. El exceso de P puede inducir carencias de Zn y Fe, aún cuando estos ele-mentos se encuentren en suficiente cantidad en el sustrato. En cuanto al K, éste se encuentra en niveles adecuados en

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todos los tratamientos y controles. La deficiencia de N y P, así como la adecuada disponibilidad de K han sido reporta-das en otros relaves de cobre, como en Zhong Tiao Shan, China (Zhou et al. 1999).

Los contenidos totales de Cu, Zn y Fe del C- y los tres tra-tamientos son muy superiores a los del C+. En el caso del Cu, los contenidos superan considerablemente el rango normal descrito para suelos entre 2 y 250 mg kg-1 (Alloway, 1990), indicando una alta concentración total de este mi-cronutriente en esos sustratos. Los contenidos de Zn se encuentran en el rango normal para suelos descrito por Alloway (1990) entre 1 y 900 mg kg-1. El Fe, cuarto elemen-to en mayor abundancia en la litósfera, tiene una concen-tración en el suelo que varía entre 0,7 y 55%, encontrándo-se los contenidos registrados en los tratamientos y en los controles dentro del rango normal. Además, es esperable una solubilización de Fe extremadamente baja a pH entre 7,3 y 8,5 (Havlin et al. 1999). Al evaluar el contenido de Cu y Zn solubles (extracto acuoso) de los sustratos experimenta-les, se observa que en el caso del C+, las concentraciones son muy bajas en comparación al C- y a los 3 tratamientos experimentales. Aunque el contenido de metales en extrac-to acuoso no corresponde necesariamente a la fracción de metales biodisponibles, su valor entrega una idea de como se comporta la solubilización de los metales en el sustra-to. Los tres tratamientos con adición de acondicionadores orgánicos muestran una mayor solubilización de Cu, de entre 13 y 26 veces la del C- (Cuadro 2).

La disponibilidad de los metales para las plantas en un sustrato depende de diversos factores químicos, los cuales están gobernados principalmente por el pH, el contenido de materia orgánica y el contenido total de cada metal (McBri-de et al. 1997). En general, la incorporación de materias orgánicas estables a un sustrato rico en metales, como los relaves mineros de cobre, favorece la formación de comple-jos órgano-metálicos, los que no están disponibles para las plantas (De Coninck and Karam, 2008). Sin embargo, la aplicación de algunas materias orgánicas, como los biosóli-dos y los güanos frescos, aumentarían la carga de carbono orgánico disuelto (COD) en el agua intersticial o agua de poro, debido a que la materia orgánica contenida en ellos

no se encuentra en una forma estable; esto redunda en una mayor fracción de cobre total disuelto, debido a la gran capacidad complejante de los cationes de cobre por parte del COD (Bowen 1979; Mc Bride et al. 1997). De esta forma, a diferencia de lo esperado, la incorporación de estas mate-rias orgánicas no estabilizadas aumentaría la biodisponibili-dad de los metales en el agua de poro, en particular del Cu, facilitando la absorción de metales por las raíces de las plantas y el movimiento vertical de metales hacia las estra-tas inferiores (Antoniadis, 1998; Guisquiani et al. 1992; Santibáñez, 2006). En cuanto al zinc, es menos probable que éste pueda ser absorbido y traslocado por las plantas debido a su baja solubilidad y a su fuerte retención en el sustrato (Allen, 2001).

No existen diferencias de pH entre los tratamientos y los controles (Cuadro 2), encontrándose todos dentro del rango de levemente alcalinos (8,06 y 8,57). Estos valores de pH no constituyen un parámetro relevante en cuanto a la solubili-zación de los metales, ya que éstos aumentan su solubiliza-ción hacia pH ácidos (Adriano, 2001; Honorato, 2000), pero podrían limitar el crecimiento de algunas plantas que no toleran sustratos alcalinos.

Los acondicionadores orgánicos incorporados al relave aumentaron el porcentaje de materia orgánica (cuantifica-do a través del porcentaje de C orgánico total) con respecto al C-, llegando a valores similares e incluso superiores (en el caso del tratamiento 3) a los del suelo C+. La materia orgá-nica tiene efectos sobre las propiedades físicas, químicas y biológicas del suelo y es especialmente importante en el desarrollo de los organismos del suelo, por lo tanto, es esencial en la obtención de un ecosistema autosustentable (Honorato, 2000). En términos del ensayo, sus efectos más relevantes tienen relación con la mayor disponibilidad de macronutrientes, la mayor capacidad de intercambio catió-nico y la mayor capacidad de retención de humedad (Cua-dro 2).

De acuerdo a la escala de salinidad de la USDA (1996) el C+ constituye un suelo no salino, mientras que los 3 trata-mientos y el C- corresponden a sustratos muy salinos (CE entre 8 y 12 dS m-1), lo que podría afectar el establecimien-to, crecimiento y sobrevivencia de la vegetación (Conesa et

Cuadro 2. Características físico-químicas generales de los sustratos experimentales

Sustrato Macronutrientes

Disponibles (mg kg

-1)

Metales Totales (mg kg

-1)

Metales en extracto

Acuoso (mg L-1)

pH COT (%)

CE (dS m

-1)

Sulfato (mg L

-1)

CIC (meq 100g

-1)

Textura (%)

N P K Cu Zn Fe Ca Cu Zn < 2 µm

2-50 µm

50-2000 µm

T1 9 57 544 5238 335 114155 26901 4,40 0,06 8,28 1,02 11,00 3208 5,1 10,6 18,2 71,2

T2 55 32 140 5824 384 123449 37062 8,68 0,16 8,07 0,95 9,75 5574 3,3 10,0 17,0 73,0

T3 7 57 612 5408 300 136050 54240 7,71 0,06 8,28 1,43 10,48 4952 5,0 9,5 17,7 72,8

C+ 26 16 346 61 106 38117 22809 0,09 0,06 8,06 1,15 1,94 836 23,9 12,9 23,7 63,4

C- 4 7 161 5661 304 129930 29020 0,33 0,08 8,57 0,77 8,09 2225 2,2 11,7 34,9 53,4 COT, carbono orgánico total; CE, conductividad eléctrica, CIC, capacidad de intercambio catiónica

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al. 2007; Ho et al. 1999). La salinidad del sustrato puede estresar a las plantas de dos maneras; la alta concentración de sales solubles en el sustrato puede dificultar la extrac-ción de agua por parte de las raíces y la alta concentración de sales en las plantas puede generar efectos de toxicidad o de deficiencias nutricionales (Bernstein, 1975; Munns y Tester, 2008). Sin embargo, dependiendo del tipo y concen-tración de sales en el sustrato, se pueden producir o no efectos tóxicos en las plantas o deterioro en las propieda-des físicas del suelo, disminuyendo la provisión de oxígeno y la infiltración del agua, como en el caso del Na intercambia-ble (Honorato, 2000). En general, los iones Na+ y Cl-, que pueden causar toxicidad directa, no son comunes en los relaves mineros y no constituyen las sales solubles predo-minantes en los acondicionadores orgánicos utilizados. Por otra parte, el Ca+2 puede contrarrestar los efectos del Na+, por lo que el problema de estas sales no sería relevante en este ensayo.

A pesar de no haberse realizado un detallado análisis sobre las sales solubles contribuyendo en los niveles de salinidad, el origen de los acondicionadores orgánicos per-mite inferir cuales serían las sales interactuando en los sustratos. Tanto los biosólidos como los güanos son mejo-radores orgánicos salinos ricos en compuestos nitrogenados (Chiu et al. 2006; Kihanda et al. 2004) que podrían estar contribuyendo con la presencia de nitratos y por ende au-mentando la CE de los tratamientos con respecto al C- (Cuadro 2). Del mismo modo, el alto contenido de K en el güano de cabra y en el orujo de uva (datos no presentados) podría estar afectando la CE de los tratamientos. Es espera-ble entonces, que la alta salinidad de los tratamientos podr-ía estar generando una limitante en la extracción de agua por parte de las raíces al disminuir el potencial osmótico de la solución del suelo (Bernstein, 1975), y no una toxicidad directa en las plantas, a excepción de una posible toxicidad por sulfatos, los que pueden generar problemas cuando sobrepasan las 1000 mg kg-1 (Navarro y Navarro, 2000). El alto contenido de Ca tanto en el relave sólo como en los tratamientos podría permitir la neutralización de los sulfa-tos presentes, produciéndose sulfato de calcio (CaSO4) o yeso, el que por su reacción neutra y por su baja solubilidad no genera acidificación del sustrato ni toxicidad en las plan-tas. Sin embargo, no es posible asegurar la ocurrencia de estas reacciones en los sustratos experimentales de este estudio.

Según el triángulo textural de la USDA (2008), todos los sustratos tienen una textura franco arenosa, a pesar de que los 3 tratamientos tienen un mayor porcentaje de partículas más g ación con ambos controles (Cuadro 2). La capacidad de intercambio catiónico (CIC) es una propiedad vinculada a la arcilla y el limo de la fracción mineral, y a la fracción coloidal de la materia orgánica (Honorato, 2000). Es entonces esperable

que las arenas de relaves, deficientes en la fracción de limo y arcilla del suelo, así como de materia orgánica, tengan una CIC muy baja. Existe una fuerte correlación negativa entre la CIC y la solubilidad de los metales, relación que también es afectada por el pH (McBride et al. 1997). La baja CIC de los tratamientos, sumado a la incorporación de desechos orgá-nicos no estabilizados, explicarían la solubilización de cobre detectada y, por ende, aumentarían su biodisponibilidad.

Cabe destacar que el análisis físico-químico de los sus-tratos experimentales se realizó al inicio del ensayo, por lo que ciertos parámetros podrían haber variado a lo largo del estudio, como por ejemplo el N disponible, el que proba-blemente aumentó producto de la mineralización en el tiempo con liberación de nitrato y amonio.

Especies vegetales

Caesalpinia spinosa

En general, los parámetros evaluados indican que los tra-tamientos experimentales proporcionan un sustrato más adecuado que el C- (relave solo), pero el C+ (suelo) consti-tuye el sustrato más favorable (Figura 1). Al comparar los incrementos en altura de las plantas, se observa que existe un incremento mayor de las plantas en los tratamientos experimentales en comparación al C-, pero sólo el trata-miento 3 es significativamente mayor (Figura 1A). Una res-puesta similar ocurre con la biomasa aérea y radicular de las plántulas (Figura 1B); los tratamientos alcanzan biomasas mayores que la del C-, pero éstos alcanzan una menor acu-mulación de biomasa que el C+; sólo el tratamiento 3 tiene diferencias significativas con respecto al C-. En el caso del diámetro basal del tallo no se detectaron diferencias entre los tratamientos y el C-, pero todos ellos fueron significati-vamente menores que el diámetro alcanzado en las plántu-las del C+ (Figura 1A).

Estudios recientes han permitido determinar que la Tara es sensible a concentraciones elevadas de Cu (Ginocchio, datos no publicados). De este modo, la mayor solubilización de Cu detectada en los tratamientos (Cu en extracto acuo-so; Cuadro 2) y la acumulación de este metal en las raíces (Cuadro 3) podrían explicar el menor crecimiento de las plántulas de C. spinosa en los tres tratamientos, en compa-ración con el C+, por efecto de toxicidad. Las raíces de las plántulas del C- también tienen una importante acumula-ción de Cu, aunque menor que en los 3 tratamientos (posi-blemente debido a un menor desarrollo radicular), lo que podría explicar, sumado a otros factores, el pequeño creci-miento de las plántulas. Los niveles de Cu acumulados en las raíces de las plántulas en los tres tratamientos y en el C- exceden considerablemente el nivel crítico de Cu en las plantas, de 100 mg kg-1, sobre el cual es muy probable que existan efectos de toxicidad (Kabata-Pendias y Pendias,

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1984; citado en Alloway, 1990). Sin embargo, no se pudo detectar síntomas que avalen la toxicidad por Cu en el sis-tema radical más allá de su escaso desarrollo (Adriano, 2001; Navarro y Navarro, 2000). La coloración café normal de las raíces impide apreciar a simple vista signos de toxici-dad por metales. No obstante, fue posible constatar el me-nor crecimiento de las plántulas en los tratamientos y el C- en comparación con el C+, además de producirse clorosis, tamaños reducidos y senescencia de los folíolos, signos y síntomas que podrían corresponder a toxicidad por Cu (Adriano, 2001). No se detectó mayor translocación de metales (Cu, Zn y Fe) hacia las partes aéreas de las plántulas crecidas en los tres tratamientos y en el C-, en comparación a las del C+.

Los niveles de Zn y Fe acumulados en las raíces no cons-tituirían factores detrimentales en el crecimiento de las plántulas, aún cuando los valores de ambos elementos son mayores en los tratamientos y en el C-, en comparación con C+ (Cuadro 3). Las concentraciones registradas de Zn se encuentran incluso bajo el límite de toxicidad para tejido foliar (400 mg kg-1; Mendez y Maier, 2008), por lo que un menor crecimiento de las plántulas no sería atribuíble a una toxicidad por Zn. En el caso del Fe, la toxicidad por este metal se da en pocos casos, salvo en condiciones de ane-

gamiento (Virgili, 1996). Es probable también que el menor crecimiento alcanza-

do por las plántulas en los tres tratamientos en compara-ción con el C+ se deba a las altas conductividades eléctricas presentes en los tratamientos. Las plántulas de Tara pueden ser afectadas por la salinidad del sustrato (De la Cruz, 2004), posiblemente dificultando la extracción de agua por parte de las raíces dada la naturaleza de las sales potencialmente presentes.

El mayor crecimiento alcanzado por las plántulas en los tratamientos en comparación con el C- puede deberse al mayor contenido de N y P disponible (Cuadro 2), nutrientes esenciales en la formación de nuevos tejidos estructurales y en los procesos metabólicos (Bellairs, 1999; Bradshaw, 1999). Por otra parte, la adición de mejoradores en los tratamientos permitió aumentar el porcentaje de C orgáni-co total, incidiendo aquello en un posible aumento en la liberación paulatina de nutrientes, un aumento en la reten-ción de humedad y una mayor aireación del sustrato (Chiu et al. 2006).

La exitosa colonización de comunidades microbianas en sustratos deficientes en microorganismos, como los relaves mineros, puede estimular fuertemente el desarrollo de la vegetación, siendo la actividad microbiana la responsable

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(A) (B)

Figura 1. (A) Incremento en altura del vástago y en diámetro del tallo principal (a la altura del cuello) de plántulas de Caesalpinia spinosa. (B) Bioma-sa aérea y radicular (en base seca) de plántulas de Caesalpinia spinosa. Se muestran los valores medios y el error estándar (N=5). Letras distintas indican diferencias significativas entre los tratamientos.

Cuadro 3. Contenido total de metales en el vástago y raíces de Caesalpinia spinosa. Se muestra el valor medio y el error estándar (N=5); letras distintas indican diferencias significativas entre los tratamientos.

Tratamientos Vástago (mg kg-1) Raíces (mg kg-1)

Cu Zn Fe Cu Zn Fe

T1 29 ± 8,7 a 26 ± 2,9 a 186 ± 61,3 a 4157 ± 808 a 135 ± 13 ab 4611 ± 790 a T2 13 ± 1,7 a 27 ± 2,6 a 62 ± 27,1 a 2593 ± 378 a 184 ± 28 a 2916 ± 959 ab T3 13± 2,6 a 22 ± 0,8 a 80 ± 21,7 a 3489 ± 757 a 174 ± 27 a 4689 ± 276 a C+ 13 ± 7,1 a 18 ± 3,2 a 88 ± 45,5 a 278 ± 33 b 57 ± 7 b 1877 ± 265 b C- 16 ± 2,4 a 19± 1,0 a 84 ± 13,8 a 2101 ± 293 ab 109 ± 37 ab 2593 ± 321 ab

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de la liberación de importantes nutrientes (Petrisor et al. 2004). Aunque la Tara es capaz de fijar el N atmosférico a través de una asociación simbiótica con bacterias del géne-ro Rhizobium, ellas deben estar presentes en el sustrato, o bien, ser incorporadas para que la fijación ocurra. No se visualizaron nodulaciones en las raíces de las plántulas en ninguno de los sustratos luego de la finalización del ensayo, lo que sugiere que los acondicionadores orgánicos incorpo-rados carecían de bacterias del género Rhizobium, o que podrían existir otros factores que inhibieran la nodulación. Estas relaciones simbióticas han sido usualmente la fuente más valiosa de N en la remediación de áreas degradadas (Bradshaw, 1999).

Aunque los resultados de los parámetros evaluados en las plántulas de los tratamientos se alejan considerable-mente de los alcanzados por aquellas en el C+, las plántulas en los tratamientos lograron desarrollos significativos con respecto al C-, es decir, el acondicionamiento del relave permitió incrementar el crecimiento de las plántulas. Cabe destacar que incluso en el C- las plántulas lograron crecer. De este modo, se sugiere que C. spinosa podría crecer y desarrollarse en depósitos de relaves mineros acondiciona-dos. Sin embargo, para optimizar su crecimiento debería lograrse una mayor reducción en la solubilización del Cu y en la salinidad del sustrato.

El estudio de Petrisor et al. (2004) apoya la hipótesis que la inoculación bacteriana de relaves mineros incrementa la resistencia de las plantas frente a elementos contaminan-tes, efecto que se debería a la disminución de la absorción de elementos fitotóxicos y al aumento en la absorción de nutrientes. En este sentido, la inoculación artificial de las plántulas podría contribuir en la disminución de los efectos de toxicidad por Cu en las plantas susceptibles, como C. spinosa, al mismo tiempo que se favorece la fijación de N.

Por otra parte, una manera efectiva de disminuir la so-lubilización de metales sería mediante el compostaje de los desechos orgánicos previa incorporación de ellos en los relaves, lo cual aumentaría la fracción de materia orgánica humificada y estable, capaz de complejar los metales (San-tibáñez, 2006), o bien, incorporar otros materiales orgáni-cos e inorgánicos estabilizantes capaces de reducir las con-centraciones de metales solubles. Se ha demostrado que los aluminosilicatos, como las zeolitas y las montmorillonitas, tienen una gran capacidad de retención de cationes mono-valentes y divalentes, y pueden ser utilizados como agentes inorgánicos estabilizantes capaces de reducir las concentra-ciones de metales solubles y de mejorar el crecimiento vegetal en áreas contaminadas por metales. Además, entre los adsorbentes de iones metálicos de bcosto, las zeolitas han sido identificadas entre las más eficientes, por lo que pueden ser de gran utilidad en la rehabilitación y remedia-ción de sustratos con problemas de toxicidad por metales pesados como Cu, Zn, Cd, Ni, Mn, Fe, Pb, As, Cd y Hg (Babel

y Kurniawan, 2003; Curi et al. 2006; Garcia-Sanchez et al. 1999; Lothenbach et al. 1997; Martin y Ruby, 2004). El chi-tosán, un polisacárido producido por la deacetilación del chitin (elemento estructural del exoesqueteto de crustáceos y otros artrópodos), es también un excelente adsorbente de metales. Se reportó que 1 g de chitosán podía adsorber 13 mg de Cu+2 en condiciones de equilibrio a pH 5,5 (Annach-hatre et al. 1996, citado en Babel y Kurniawan, 2003). Es indispensable, entonces, evaluar otras alternativas de acondicionamiento de los relaves a partir de materias orgá-nicas e inorgánicas disponibles a bajo costo en la zona para lograr un mejor establecimiento de la Tara en relaves mine-ros.

Una alternativa que podría disminuir la salinización del relave acondicionado es el lavado previo a la incorporación de los desechos orgánicos, produciendo una lixiviación de las sales (Ho et al. 1999). Cabe mencionar que en condicio-nes de terreno, riegos abundantes permitirían la lixiviación de sales hacia estratas inferiores fuera del alcance de las raíces. Esto podría haberse evaluado en el ensayo aplicando una menor cantidad de riegos con un mayor volumen de agua, de manera de permitir la lixiviación de las sales fuera de las macetas experimentales.

Eulychnia acida

La evaluación del incremento en la biomasa (en base fresca) de las columnas de E. acida indicó que este parámetro es significativamente menor en los tratamientos T2, T3 y C- en comparación con el C+ y el tratamiento T1 (Figura 2A), don-de se produjo un incremento positivo de la biomasa de las columnas. Se observó una descomposición de la porción basal de algunas de las columnas en los tratamientos T2 y T3 y en el C- al final del ensayo, lo que explicaría la disminu-ción en biomasa fresca. La biomasa radicular (base seca) muestra los mismos resultados (Figura 2B); los tratamientos con biomasa radicular significativamente menor son los tratamientos T2 y T3 y el C-. De esta forma, las columnas que desarrollaron un sistema radicular más extenso, como las del tratamiento T1 y el C+, lograron tener un crecimiento positivo, reflejado en el incremento en altura de las colum-nas (datos no presentados) y en el incremento de biomasa fresca de las columnas.

Estudios preliminares han mostrado que E. acida es sen-sible a concentraciones elevadas de cobre (Ginocchio, datos no publicados), lo que explicaría la inhibición en el desarro-llo de las raíces desde las columnas. La menor solubilización de Cu detectada en el tratamiento T1, en comparación a los tratamientos T2 y T3 (Cuadro 2), podría explicar el mayor enraizamiento e incremento en biomasa de las columnas detectado en este tratamiento. Es importante destacar que muchas de las columnas, en especial aquellas de los trata-mientos T2, T3 y del C-, estaban iniciando la generación de

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raíces al momento de finalizar el ensayo, apoyando la teoría de que la mayor solubilización de estos sustratos se encon-traría afectando el enraizamiento de las columnas.

En cuanto a los contenidos de metales en los tejidos de esta especie (Cuadro 4) se encontró que los contenidos de metales en las columnas fueron similares, indicando que no hubo traslocación de metales hacia tejidos aéreos. Es posi-ble en todo caso, que de extenderse la duración del ensayo, pudiese detectarse traslocación de metales hacia tejidos aéreos. Los contenidos fueron significativamente mayores en las raíces del C- y de los tres tratamientos. Específica-mente, las raíces de los tres tratamientos y el C- alcanzaron valores superiores a los 500 mg kg-1 de Cu y valores supe-riores a los 4.400 mg kg-1 de Fe, aunque este último metal podría no estaría produciendo una toxicidad directa al ser posiblemente oxidado fuera de la endodermis radicular (Smolders y Roelofs, 1996). Se observó necrosis de los me-ristemas radicales apicales, particularmente de las colum-nas del C- y en los tratamientos T2 y T3, lo que indica síntomas de toxicidad por metales (Adriano, 2001).

Las cactáceas son excelentes evasoras del estrés hídrico, en vista de que son capaces de inducir el metabolismo ácido de crasuláceas (CAM por su sigla en inglés), evitando la pérdida de agua durante la fotosíntesis. Incluso, son capaces de mantener los estomas cerrados durante el día y

realizar reciclaje intracelular de CO2, aunque ello en perjuicio del crecimiento (Lüttge et al. 1989). De este modo, es posible que las columnas expuestas a altas concentraciones salinas, como en los tres tratamientos y en el C-, hayan tenido un menor desarrollo tanto radicular como aéreo como resultado de una respuesta ante un bajo potencial osmótico. Por otra parte, a pesar de esta capacidad de las cactáceas, no es descartable que E. acida pueda verse afectada ante altas concentraciones de sulfatos. Así, la menor cantidad de sulfatos en el tratamiento 1 también podría explicar el mayor desarrollo de las columnas revelado en este tratamiento, ya que la presencia de Ca no necesariamente neutraliza la totalidad de los sulfatos.

A pesar de que el C- presenta menor CE, menor concentración de sulfatos y menor contenido de Cu en extracto acuoso que los tres tratamientos, el crecimiento alcanzado por las columnas en el C- se asemeja al alcanzado en los tratamientos. De ello se desprende que probablemente hay otros factores incidiendo en este escaso crecimiento, entre los que podrían encontrarse la menor disponibilidad de N y P, y el menor contenido de materia orgánica presente en el C- en contraste con los tratamientos.

Si el ensayo de E. acida se hubiese prolongado por un

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Figura 2. (A) Incremento en biomasa (en base fresca) de las columnas de Eulychnia acida. (B) Biomasa radicular (en base seca) de Eulychnia acida. Se muestran los valores medios y el error estándar (N=8). Letras distintas indican diferencias significativas entre los tratamientos.

Cuadro 4. Contenido total de metales en las columnas (N=4) y raíces (N=3) de Eulychnia acida. Se muestra el valor medio y el error estándar; letras distintas indican diferencias significativas entre los tratamientos.

Tratamientos Columnas (mg kg-1) Raíces (mg kg-1)

Cu Zn Fe Cu Zn Fe

T1 4 ± 0,8 a 30 ± 4,9 a 80 ± 13,3 a 875 ± 90 a 43 ± 6 a 7437 ± 1356 a T2 6 ± 0,9 a 26 ± 2,0 a 79 ± 14,0 a 679 ± 43 a 49 ± 5 a 4432 ± 538 ab T3 4 ± 0,7 a 28 ± 1,8 a 71 ± 13,3 a 515 ± 79 a 23 ± 4 ab 5488 ± 1128 ab C+ 4 ± 0,4 a 26 ± 0,5 a 42 ± 10,7 a 13 ± 2 b 11 ± 1 b 1237 ± 195 b C- 6 ± 0,5 a 24 ± 2,0 a 47 ± 8,4 a 817 ± 168 a 44 ± 10 a 5649 ± 1347 ab

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tiempo mayor, probablemente los resultados variarían a los entregados en este estudio, entregando incrementos positivos en la biomasa y en la altura de las columnas, además de mayor biomasa radicular. De todos modos, los resultados obtenidos en el ensayo nos permiten vislumbrar el comportamiento de esta especie en programas de fitoestabilización de relaves mineros, y afirmar que aunque el potencial de crecimiento de esta cactácea a partir de trozos de columnas se ve limitado en relaves acondicionados, su crecimiento y desarrollo es posible. El ensayo además permitió identificar los factores positivos y negativos de los sustratos experimentales en relación al crecimiento y desarrollo de E. acida en relaves acondicionados.

Los estudios sobre cactáceas en programas de recuperación de áreas contaminadas por la actividad minera han sido escasos. Sin embargo, un programa de estabilización de los taludes de un tranque de relave de cobre realizado décadas atrás por la compañía minera Pima localizada en el sur del estado de Arizona, EUA, incorporó el transplante de cactus recuperados del lugar antes de que el área fuese cubierta con relaves. Carnegiea gigantea, Opuntia bigelovii y Echinocactus grusonii figuran entre las especies que fueron trasplantadas, las que junto a especies de poáceas y leguminosas sembradas, fueron capaces de controlar la erosión causada por el viento y el agua (Ludeke,

1973). Por otra parte, estudios en Chile han logrado identificar una especie de la familia, Echinopsis chiloensis, colonizando un tranque de relave en la provincia del Limarí, Región de Coquimbo (León-Lobos et al. 2008), apoyando la posibilidad de establecimiento y desarrollo de E. acida en relaves mineros acondicionados. Al igual que C. spinosa, E. acida podría ser establecida a través de propagación vegetativa en depósitos de relaves fitoestabilizados, siempre y cuando se logre una mayor reducción en la solubilización del cobre y en la salinidad del sustrato.

Alstroemeria pulchra

La brotación de los rizomas de A. pulchra se vio retrasada tanto en los tres tratamientos como en el C- al compararla con la ocurrida en el C+. La brotación comenzó en el C+ a los 18 días luego de ser trasplantados los rizomas, mientas que ésta no comenzó sino después de 39, 60, 74 y 78 días en los tratamientos T2, T3, C- y T1, respectivamente. Esta diferencia se ve reflejada en las biomasas finales alcanzadas por los vástagos en los distintos tratamientos experimentales (Figura 3A), donde la biomasa en los tratamientos T1, T2, T3 y en el C- son significativamente menores que la del C+. El mismo patrón se detectó en la biomasa radicular (Figura 3B), aunque la biomasa radicular del C+ fue mucho menor a la biomasa aérea. Al evaluar la

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100

200

300

400

500

T1 T2 T3 C+ C-

Incr

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mas

a (m

g)

a a a a

b

a a a

b

a

a

a

ab

b

a

(A) (B) (C)

Figura 3. (A) Biomasa (base seca) del vástago de Alstroemeria pulchra. (B) Biomasa (base seca) de raíces de Alstroemeria pulchra. (C) Incremento en biomasa (base fresca) de rizomas de Alstroemeria pulchra. Se muestran los valores medios y el error estándar (N=7). Letras distintas indican diferencias significativas entre los tratamientos..

Cuadro 5. Contenido total de metales en vástagos, raíces y rizomas de Alstroemeria pulchra (muestras compuestas)

Tratamientos Vástagos (mg kg-1) Raíces (mg kg-1) Rizomas (mg kg-1)

Cu Zn Fe Cu Zn Fe Cu Zn Fe

T1 60 24 674 3405 185 8123 549 52 3004 T2 35 13 373 3091 170 14697 304 37 897 T3 42 11 404 4834 124 9371 159 23 456 C+ 9 21 53 112 42 5769 15 16 256 C- 29 22 214 624 75 6912 60 20 285

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variación en la biomasa de los rizomas a lo largo del ensayo (Figura 3C) se encontró un gran aumento en la biomasa del C+, mientras que el aumento fue significativamente menor en el C- y los tratamientos T2 y T3. En el caso del tratamiento T1 se detectó incluso una disminución en la biomasa de los rizomas, disminución que puede atribuirse a la deshidratación o la pudrición de tres de los rizomas.

Conjuntamente al retraso en la brotación de los rizomas, al reducido crecimiento de los vástagos, a la menor acumulación de biomasa radicular y al menor incremento en biomasa de los rizomas, se observó una importante necrosis de las hojas en los tres tratamientos y en el C-. Lo anterior sugiere que A. pulchra podría haber sido afectada por la alta salinidad de los tratamientos experimentales, considerando que las plantas susceptibles a la salinidad disminuyen o detienen su crecimiento y pueden presentar síntomas visuales, entre los que se encuentra la necrosis de los tejidos (Bernstein, 1975; Honorato, 2000). Generalmente, una conductividad eléctrica superior a 4 dS m-2 limita severamente el crecimiento de la mayoría de las plantas, aunque la intensidad de los efectos negativos que pueda producir la salinidad sobre las plantas está en relación con la tolerancia a la salinidad de las especies o de las variantes genéticas (Ho et al. 1999; Honorato, 2000; Munns y Tester, 2008).

Probablemente, los altos niveles de Cu soluble en los tratamientos también hayan afectado el crecimiento y bro-tación de los rizomas. El Cuadro 5 muestra los contenidos de metales en los tejidos de A. pulchra. Se observa que ocurrió una importante traslocación de Cu hacia tejidos aéreos en los tres tratamientos y, en menor medida, en el C-, además de acumularse en rizomas y raíces de los tres tratamientos en concentraciones muy altas. La concentra-ción elevada de cobre en los tejidos subterráneos, por sobre los 100 mg kg

-1 definido como valor crítico para las plantas

por Kabata-Pendias & Pendias (1984; citado en Alloway, 1990), podría estar generando problemas por toxicidad (Adriano, 2001).

Es probable que tanto la salinidad como la solubilización del Cu se encuentren limitando el crecimiento de A. pulchra en relaves acondicionados, los mismos factores que estar-ían afectando el crecimiento de las otras dos especies en estudio. Sin embargo, en el caso de A. pulchra las diferen-cias encontradas entre el C+ y los tratamientos con respecto a los parámetros evaluados son considerables. Se pudo apreciar el desarrollo de vástagos débiles, arrocetados, necróticos y senescentes tanto en el C- como en los trata-mientos. Además, se produjo una importante acumulación de Cu en los tejidos aéreos, lo que constituiría un riesgo ambiental producto de la potencial incorporación de meta-les en la cadena alimentaria de la vida silvestre. Unido a ello, es importante resaltar que el material de propagación utilizado para esta especie fue el rizoma, por lo que es posi-

ble que la generación de vástago se deba a los nutrientes almacenados en el rizoma, más bien que a un real estable-cimiento de la especie en el relave acondicionado.

De esta manera, dadas las condiciones de este ensayo, A. pulchra no sería una especie recomendada para progra-mas de fitoestabilización de relaves mineros. No obstante, es posible que el deficiente crecimiento y desarrollo de la especie a partir de rizomas pueda ser maximizado a través de un distinto acondicionamiento y manejo de los relaves. Sería recomendable indagar en el cultivo de otras especies nativas en relaves mineros acondicionados, dando prioridad a aquellas especies descritas por su tolerancia a la salinidad o a aquellas recientemente identificadas como metalófitas excluyentes para cobre (León-Lobos et al. 2008).

CONCLUSIONES

El alto contenido de cobre soluble y la salinidad de los tra-tamientos experimentales (T1, T2 y T3) serían los principa-les problemas asociados al cultivo de C. spinosa, E. acida y A. pulchra en relaves mineros de cobre acondicionados, problemas magnificados dadas las condiciones del ensayo en macetas y la inestabilidad de los acondicionadores utili-zados. Sin embargo, otras alternativas de acondicionamien-to y manejo de los relaves, que permitan abatir estos pro-blemas, podrían promover el establecimiento y crecimiento adecuado de estas especies en tranques de relaves aban-donados y post-operativos. C. spinosa y E. acida serían es-pecies capaces de establecerse y desarrollarse sobre relaves mineros acondicionados, mientras que A. pulchra no sería una especie recomendada para programas de fitoestabiliza-ción en etapa inicial. Deben realizarse mayores investiga-ciones, no sólo de laboratorio sino que también de campo, de forma de determinar la metodología de fitoestabilización más adecuada para estas especies vegetales.

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PROPUESTA METODOLÓGICA PARA LA EVALUA-CIÓN FUNCIONAL DE SITIOS DEGRADADOS CON POTENCIAL DE SER RESTAURADOS

IGNACIO C. FERNÁNDEZ* Biólogo en Recursos Naturales, MSc. [email protected]

MARICARMEN FERNANDEZ A.* Bióloga en Recursos Naturales.

*Fundación para la Conservación y Manejo Sustentable de la Biodiversidad. Ahumada 312, of. 425, Santiago, Chile.

_________________________________________________

INTRODUCCIÓN

Los ecosistemas naturales no son entidades estáticas, sino que por el contrario se encuentran en constante cambio producto de los impactos provocados por diversos agentes de perturbación. Frente a estas perturbaciones los ecosis-temas poseen diversos mecanismos que les permite recu-perarse y retornar a una condición similar a las que poseían previo a la ocurrencia del evento perturbador, capacidad que es conocida como resiliencia (Westman 1978; Elmqvist et al. 2003). Sin embargo cuando la frecuencia o intensidad de las perturbaciones es modificada por acciones de origen antrópico en rangos superiores a los que podrían ser consi-derados como naturales, la capacidad de resiliencia de los ecosistemas podría verse sobrepasada, disminuyendo la capacidad de éstos para recuperarse a su estado original, transformándose en un ecosistema distinto, que muchas veces posee menor complejidad, alberga menos biodiversi-dad, y genera menos servicios ecosistémicos (Folke et al. 2004).

Para lograr que un ecosistema que ha sido degradado a tal punto que ha perdido su capacidad de resiliencia logre retomar su trayectoria hacia un estado similar al considera-do como previo a la perturbación, será necesario tomar acciones y definir estrategias que permitan asistir activa-mente al ecosistema en su recuperación. Si bien existen diversas aproximaciones utilizadas comúnmente para recu-perar ecosistemas degradados (e.g. reemplazo, reforesta-ción, rehabilitación), sólo la Restauración Ecológica tiene como objetivo último restituir la diversidad y complejidad de los componentes del ecosistema hacia un nivel similar al original (Rey Benayas et al. 2009). Así la Restauración Ecoló-gica puede definirse como una actividad intencional que inicia o acelera la recuperación de un ecosistema nativo con respecto a su salud, integridad y sustentabilidad. En térmi-nos generales se trata del proceso de ayudar al restableci-

miento de un ecosistema que ha sido degradado, dañado o destruido (SER 2004).

Una de las etapas claves para lograr el éxito en un pro-yecto de restauración es la etapa de planificación, que co-rresponde a la primera de las cuatro etapas que deberían estar implicadas en un proyecto de esta índole (Fernández et al. 2010). En esta etapa previa, es necesario realizar una evaluación del sitio para poder establecer el grado de de-gradación del mismo, y definir las estrategias y acciones que deberán llevarse a cabo para retornar al ecosistema a su trayectoria ecológica. Si bien la planificación corresponde a una etapa clave para la evaluación del sitio y la definición de los objetivos del proyecto de restauración, muchas veces esta fase es sub-abordada, limitándose casi exclusivamente a una evaluación de la riqueza y abundancia de especies presentes en el sitio, dejando de lado elementos ecológicos que podrían dar información de suma relevancia para de-terminar la potencialidad de recuperación del sitio, y las acciones que deberán ser llevadas a cabo. Dentro de estos factores se encuentran aquellos ligados con el contexto en el que se inserta el sitio de estudio; i.e. escala de paisaje (e.g. matriz circundante, tamaño del parche, presencia de propágulos en parches cercanos, distancia a los parches circundantes), y aquellos ligados a la funcionalidad del área a restaurar; i.e. escala de sitio (e.g. presencia de especies nodrizas, tasas de germinación, existencia de estructuras percha, condición del sustrato, existencia de especies de fauna dispersoras de semillas).

Tomando en cuenta que el objetivo principal de la Res-tauración Ecológica es lograr que el ecosistema degradado retorne a su trayectoria original (SER 2004), una vez evalua-do el sitio es de vital importancia definir cuáles son los prin-cipales factores limitantes que impiden que el ecosistema haya perdido su funcionalidad y no pueda recuperarse por si sólo. En base a ello podremos definir la mejor aproxima-ción a utilizar (i.e. restauración pasiva, activa, o la integra-ción de ambas) teniendo presente que los costos y resulta-dos de la estrategia definida estarán directamente relacio-nados con el estado de degradación del sitio a restaurar y el nivel de conocimiento que tengamos sobre los factores ecológicos claves implicados en la funcionalidad del mismo.

En este trabajo se presentan los avances de un proyecto de investigación cuyo objetivo principal es desarrollar, eva-luar y proponer una metodología integral de evaluación de sitios degradados en ecosistemas mediterráneos, tanto a escala de sitio como de paisaje, orientada a establecer aquellos factores ecológicos críticos que deben ser restitui-dos en un sitio a restaurar dado para que retorne a su tra-yectoria ecológica, de manera de hacer el proyecto eficien-te en términos de uso de recursos y efectivo en sus resulta-dos. En ese sentido la máxima de esta propuesta es generar una metodología simple que permita trabajar en base a la

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evaluación de procesos ecológicos, y no sobre un diagnósti-co estático del sitio que se pretende restaurar.

PROPUESTA METODOLÓGICA

La propuesta metodológica en la que se está trabajando tiene como objetivo principal diseñar una guía de evalua-ción de sitios degradados basada en el grado de disrupción de factores ecológicos claves necesarios para la funcionali-dad del ecosistema. En este sentido nuestra propuesta se enfoca principalmente en determinar la presencia/ausencia y calidad de factores ecológicos claves, tanto a nivel del sitio que se quiere restaurar, como en la matriz circundante. Para ello la evaluación se realiza en dos escalas de análisis: (1) Escala de Paisaje, en la cual se busca identificar, calificar y cuantificar los elementos y patrones del paisaje que podr-ían facilitar o limitar la restauración del sitio, y (2) Escala de Sitio, la cual tiene como objetivo identificar, calificar y cuan-tificar los distintos componentes estructurales del sitio (suelo, flora y fauna) que pueden facilitar la restauración del mismo.

Procedimiento metodológico a Escala de Paisaje

Para realizar esta parte de la metodología de debe recurrir a algún programa de información geográfica y la utilización de mapas de vegetación y/o de imágenes satelitales del área. La primera etapa es definir el área que se pretende restau-rar y fijar sus límites de forma precisa. Después de ello se debe realizar una categorización de la matriz circundante en función de las características de los tipos de parche que están presentes (e.g. agrícola, forestal, urbanizada, matorral nativo, bosque nativo, nativo degradado) de manera de poder clasificar los distintos parches en relación a su efecto facilitador o limitador sobre la restauración del sitio a res-taurar (el número de tipos de parches a definir dependerá del nivel de precisión con que se quiere evaluar). En este sentido parches de bosques nativos probablemente facili-tarán la restauración de sitio ya que podrán actuar como parches fuente para las diversas especies que deben coloni-zar el sitio a restaurar. Por el otro lado una matriz agrícola o urbanizada probablemente limite la recuperación del sitio, al actuar como barrera para la dispersión de especies nati-vas, y promover la invasión de especies exóticas. En esta

restaurar, es decir definir los límites territoriales que se integrarán al análisis. Para ello creemos que lo mejor es definir la distancia máxima probable desde la que podrían llegar propágulos (teniendo en cuenta el tipo de dispersión de semillas y la existencia y características de los respecti-vos vectores), utilizando dicha distancia, en forma radial desde el sitio a restaurar, como el área de influencia de la matriz.

Una vez que se han definido y categorizado los parches presentes en la matriz se procede a cuantificar los patrones del paisaje mediante la utilización de métricas fácilmente calculables. Dentro de las métricas que proponemos están: porcentaje de área cubierta por cada categoría de parche, tomando en cuenta cuál es la categoría de parche que facili-taría la restauración (e.g. a mayor cantidad de bosque nati-vo en la matriz, mayor probabilidad de que un sitio a res-taurar con bosque reciba propágulos); distancia a la cate-goría de parche de interés más cercano; distancia promedio a los parches de interés; tamaño del parche de interés más cercano; y tamaño promedio de los parches de interés.

La cuantificación de las métricas de paisaje antes men-cionadas busca evaluar de forma objetiva la posibilidad de que el sitio que se pretende restaurar pueda recibir un input de propágulos desde los potenciales parches fuentes. Es importante mencionar en este punto que está metodología se encuentra en etapa de propuesta, y por tanto es factible de ser modificada en función de los resultados que se ob-tengan en una próxima fase de validación.

Procedimiento metodológico a Escala de Sitio

La metodología propuesta para evaluar el estado de degra-dación a escala de sitio está basada principalmente en esta-blecer el grado de viabilidad de los procesos ecológicos propios del ecosistema que se pretende restaurar. Para ello primero es necesario establecer cuáles son los elementos claves del sistema ecológico, de manera de focalizar los esfuerzos en su evaluación y análisis. Dentro de los principa-les componentes a evaluar que incorpora nuestra propuesta se encuentran aquellos ligados a las interacciones planta-planta y planta animal.

En relación a la primera interacción es vital desarrollar un muestreo de vegetación que permita identificar y cuanti-ficar las potenciales especies nodrizas, y aquellas invasoras que puedan limitar la germinación y/o el desarrollo de las nativas (e.g. Rubus ulmifolius, Pinus spp. Eucaliptus spp.). Junto con ello es necesario evaluar la estructura de la co-munidad vegetacional, de manera de establecer si existen individuos de diferentes clases etáreas y evaluar las tasas de regeneración de las plántulas propias del ecosistema, ya que ambos factores se pueden relacionar con la ocurrencia de procesos sucesionales. Para ello la metodología de muestreo que proponemos corresponde al uso de transec-tos de vegetación. Mediante el método del transecto es posible obtener la cobertura total y relativa (por especies) del sitio, además de identificar y cuantificar el número de individuos presentes, y la estructura de la comunidad (esti-mada a través del DAP y/o u altura de las plántulas inter-ceptadas en caso de ser muy pequeñas). Estos transectos deberán estar georeferenciados, ya que de esa forma es posible obtener en forma complementaria la distribución de

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los diferentes individuos prospectados en terreno, lo que a su vez nos dará información respecto a si existen patrones de agregación sucesionales (los procesos de sucesión en climas mediterráneos usualmente ocurren en forma de islas de vegetación). El número de transectos dispuestos en terreno deberá procurar cubrir la máxima área posible, utilizando como un índice de éxito, llegar a la saturación de la curva especie-área.

En relación a las interacciones planta-animal, existen dos mecanismos principales que proponemos deben ser evaluados, herbivoría y dispersión de semillas mediante frugivoría. Para la primera relación es necesario hacer un muestreo que logre identificar y cuantificar la presencia de las especies de fauna que pudieran tener algún efecto en el reclutamiento de especies. En este sentido la evaluación y cuantificación de especies invasoras asilvestradas como conejos y liebres es de suma relevancia, como también establecer si en el sitio existe ramoneo de vegetación por parte de la potencial presencia de ganado. Si bien estable-cer con claridad en una sola campaña de muestreo estas variables puede ser difícil, es posible estimar su incidencia en función de la presencia de fecas. Para ello resulta útil la cuantificación de fecas a través de grillas de muestreo dis-puestas en el suelo y/o estimaciones de abundancia en función de observaciones durante el muestreo de vegeta-ción. La presencia de micromamíferos nativos resulta rele-vante a la hora de evaluar el sitio, ya que su composición y abundancia es un buen bioindicador del grado de conserva-ción o deterioro de las cadenas tróficas del sistema. Además de ello en algunas ocasiones pueden actuar como disperso-res accidentales al almacenar semillas que al no ser consu-midas pueden encontrar condiciones de humedad y protec-ción óptimas para germinar. En este sentido es relevante hacer un análisis del ensamble de micromamíferos, en rela-ción a que una proporción elevada de roedores introduci-dos (i.e Rattus spp.) podría ser un indicador de un fuerte nivel de depredación sobre algunas semillas. Para el mues-treo de micromamíferos se recomienda la utilización de trampas sherman dispuestas en transectos con estaciones dobles, de manera de abarcar distintos micrositios. El número de trampas utilizadas debe responder al tamaño del área de estudio y jornadas que se utilizarán para des-arrollar el muestreo, buscando llegar a la saturación de la curva individuos-área. En ese sentido resulta útil realizar una técnica de marcaje que permita establecer directamen-te la abundancia de micromamíferos (número total de indi-viduos distintos atrapados durante el muestreo), sin tener que desarrollar cálculos en base a modelos de marcaje-recaptura.

Determinar la presencia y abundancia de potenciales especies de aves dispersoras de semilla también correspon-de a un punto clave, ya que en muchas ocasiones éstas son los únicos vectores que podrían estar facilitando la llegada

de semillas desde otros parches fuentes de propágulos. Del mismo modo también podrían jugar un rol preponderante en la dispersión de semilla dentro del área que se pretende restaurar. Para ello es de suma importancia conocer la ma-triz de frugivoría planta-ave del lugar que se está estudian-do, de manera de poder relacionar la presencia de las espe-cies de aves con las potenciales especies de plantas que podrían estar dispersando, tanto dentro, como hacia el área a restaurar. La estimación de la abundancia y composición del ensamble de aves puede realizarse a través de muestre-os de punto fijo y/o transectos, pero dependiendo del nivel de complejidad del sitio de estudio también es posible recu-rrir al uso de redes de niebla.

Finalmente un punto que actualmente se encuentra en desarrollo es la incorporación de la variable suelo dentro de los factores a evaluar. Pare ello se está analizando buscar algún(os) indicador(es) de fácil medición que permita(n) establecer y cuantificar el nivel de disrupción de los princi-pales procesos a nivel de sustrato que deben existir para la mantención de condiciones para el desarrollo del compo-nente vegetacional.

Modelo de Integración para Resultados Obtenidos

Como resultado final de este análisis nuestra propuesta pretende incorporar los resultados obtenidos de la evalua-ción en una matriz numérica estandarizada, de manera de poder obtener un modelo matemático que permita cuanti-ficar el estado de degradación funcional de un sitio. De esta forma se podrá comparar el estado de degradación de dis-tintos sitios de un ecosistema particular, de manera de evaluar cuál de los sitios en estudio posee el mejor poten-cial para ser restaurado con éxito.

AVANCES Y RESULTADOS PRELIMINARES

Durante el mes de agosto del presente año se comenzó a trabajar en terreno para realizar una evaluación diagnóstica de los principales puntos presentados en la metodología a escala de sitio. Para ello se estableció como sitio de estudio un remanente de vegetación nativa que se encuentra en el sector norte del Parque Metropolitano del Cerro San Cristóbal, que actualmente se encuentra en un avanzado estado de deterioro, pero que existe interés por parte de los administradores de recuperarlo como un atractivo para la comunidad. Dentro de los principales resultados que se obtuvieron respecto a la prospección de sitio, tomando en cuenta que dicha prospección preliminar buscó evaluar aquellos factores claves para el funcionamiento del ecosis-tema, se pueden resumir de forma general los siguientes: El sitio presenta una baja cobertura de copa vegetacional (cercana al 30%), sin embargo la cobertura relativa de las

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especies nodrizas identificadas representa más del 80% de la cobertura relativa. Si bien la cobertura vegetacional es indicador de un estado de degradación elevado, existe la presencia de 11 especies fanerófitas (árboles y arbustos) propias de la comunidad de referencia identificada para el sector, en su gran ma-yoría de especies dispersadas por semillas. Al realizar un análisis de la estructura de edades mediante análisis de DAP por especies es posible establecer que en general las especies presentes son relativamente jóvenes, lo que indica que trata de un sitio que no hace mucho tiempo atrás fue severamente degradado, y que en el último tiempo ha sido capaz de regenerar parte de su ma-terial vegetacional. Si bien en los sitios sin cobertura de copara arbórea existe escasa presencia de plántulas, bajo las especies nodrizas si es posible observar regeneración de plántulas, principal-mente de aquellas dispersadas por aves. Dentro de las es-pecies nodrizas, el espino es el que presentó mayor inci-dencia en la regeneración. Existe una alta presencia de fecas de lagomorfos, lo que indica una fuerte presión de herbivoría por especies de este orden. Este hecho además es corroborado por la im-portante presencia de herbáceas con evidencia de ramo-neo en el área. El ensamble de micromamíferos es sumamente pobre, con presencia únicamente de especies introducidas, y en baja abundancia. Esto indicaría que el componente fauna del sitio se encuentra altamente alterado, lo que podría incidir negativamente en las posibilidades de recuperación del área. Finalmente, en relación al ensamble de aves para evaluar la matriz planta-frugivoría, se encontraron presente sólo 4 especies descritas como dispersoras de semillas en el eco-sistema mediterráneo de Chile (Zonotrichia capensis, Tur-dus falcklandii, Mimus thenca y Anairetes parulus). De éstas, las tres primeras especies mostraron alta abundan-cia, lo que podría facilitar la dispersión de semillas dentro del sitio, y lo que es coherente con el hecho de encontrar plántulas debajo de plantas nodrizas que también pueden actuar como perchas para las aves.

CONCLUSIONES

Si bien estos resultados preliminares constituyen sólo una primera aproximación diagnóstica respecto a la metodolog-ía propuesta para el estudio a nivel de sitio, es importante recalcar que en términos generales aportan importante información respecto al grado de deterioro que existe en algunos elementos ecológicos claves para el funcionamien-to del sistema. Aún falta trabajar en cuantificar cada una de las variables identificadas para asignarles valores que des-pués puedan ser incorporadas al modelo matemático de

evaluación del sitio, así como también desarrollar nuevas campañas de terreno en este y otros sitios para hacer com-paraciones de los resultados, y de ese modo validar y ajus-tar el modelo en el que se está trabajando. En este sentido actualmente se está trabajando de forma paralela en el análisis a escala de sitio, y posteriormente esperamos repli-car la metodología en al menos dos sitios más, de manera de poder tener datos suficientes para poder definir los pon-deradores de las diferentes variables y de esa manera pre-sentar un modelo de evaluación de sitios que se transforme en una herramienta útil para la restauración ecológica de los ecosistemas mediterráneos de Chile. Literatura citada. Elmqvist, T., C. Folke, M. Nyström, G. Peterson, J. Bengtsson, B. Walker, &

J. Norberg. 2003. Response diversity, ecosystem change, and resilience. Frontiers in Ecology 9: 488-494.

Fernández I. C., L. Olivares, N. Morales, J. Salvatierra, M. Gomez & G. Montenegro. 2010. Restauración Ecológica para Ecosistemas Nativos Afectados por Incendios Forestales. PUC-CONAF. Santiago, Chile. 162 pp.

Folke, C., S. Carpenter, B. Walker, M. Scheffer, T. Elmqvist, L. Gunderson & C. S. Holling. 2004. Regime shifts, resilience and biodiversity in ecosystem management. Annual Review of Ecology Evolution and Systematics 35:557-581.

Rey Benayas J. M., A. Newton, A. Diaz & J. Bullock. 2009. Enhancement of biodiversity and ecosystem services by ecological restoration: A Meta-Analysis. Science 325: 1121-1124.

SER (Society for Ecological Restoration) International Science & Policy Working Group. 2004. The SER International Primer on Ecological Resto-ration (www.ser.org). Society for Ecological Restoration International, Tucson, Arizona. 15 pp.

Westman, W. E., 1978. Measuring the inertia and resilence of ecosystems. Bioscience 28: 705-710.

I-CIATIVA PARA CONSTRUIR CONOCIMIENTO Y COMPRENSIÓN DE UN SISTEMA SOCIO-ECOLÓGICO VERÓNICA MORALES I.* Ingeniero Civil Industrial. [email protected] *Fundación para la Conservación y Manejo Sustentable de la Biodiversidad. Ahumada 312, of. 425, Santiago, Chile.

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INTRODUCCIÓN

La protección y conservación de los recursos naturales es un tema de creciente relevancia para el país. Si bien la respon-sabilidad de su protección recae legalmente en instituciones

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del Estado, éstas han demostrado ser incapaces de avanzar a un ritmo suficiente para solucionar la variedad de conflic-tos ambientales que hoy en día amenazan la biodiversidad. En respuesta a ello, actualmente existe un creciente interés y participación de la comunidad civil por dar respuesta efec-tiva a estas problemáticas, y hoy son varias las instituciones de carácter no gubernamentales que focalizan sus esfuerzos en ello.

El presente artículo presenta los principales resultados de la primera etapa de un proyecto dirigido por la Funda-ción Ecomabi, que tiene como uno de sus objetivos princi-pales la Recuperación de un humedal costero ubicado en la localidad de Pichidangui, IV Región de Coquimbo.

ANTECEDENTES DEL PROYECTO

Estero de Pichidel mismo nombre, constituye un recurso de gran interés para la comunidad local, sin embargo producto de la falta de información y de la inexistencia de un plan de gestión ambiental, este cuerpo de agua actualmente se encuentra severamente deteriorado. Este hecho ha llamado la aten-ción de la comunidad local, razón por la cual la Fundación ECOMABI en conjunto con los actores sociales locales, se han propuesto desarrollar un plan integral de recuperación de dicho humedal. El mencionado proyecto incluye trabajar en los tres ámbitos inherentes al desarrollo sustentable (Ambiental, Económico y Social), de manera de que el pro-yecto permita conservar la biodiversidad, incentivar el desa-rrollo económico y estimular el desarrollo cultural de la comunidad local.

Si bien el proyecto antes referido se enmarca dentro de un marco integral de recuperación, las acciones de esta primera etapa fueron enfocadas principalmente en aquellos objetivos relacionados con el desarrollo socio-cultural de los habitantes locales. Para ello se definieron los siguientes objetivos: 1) Analizar las necesidades locales para la inser-ción del proyecto en el contexto social. 2) Educar a la co-munidad local respecto a la importancia de los humeda-les.3) Trabajar con la comunidad local para instalar capaci-dades que les permita recuperar, proteger y conservar el humedal y 4) Generar instancias de comunicación intersec-toriales de manera de forjar los nexos que permitan asegu-rar el éxito del proyecto en el largo plazo.

Subsistema Social y Económico

Pichidangui es una localidad costera ubica en la zona sur de

administración depende de la Ilustre Municipalidad de Los Vilos. Debido a su carácter de balneario, Pichidangui posee una población que varía sustancialmente entre el período invernal y la temporada estival. La población estable esti-

mada para el año 2009 es de alrededor de 3.300 personas, aumentando hasta cerca de 6.000 habitantes durante los

meses de enero y febrero. Como gran parte de las localidades costeras de Chile, las

actividades pesqueras juegan un rol importante dentro de las actividades económicas que se desarrollan en Pichidan-gui. Sin embargo en la actualidad el principal motor econó-mico del lugar se encuentra relacionado con labores que dependen directa o indirectamente del turismo asociado a la temporada estival. Así las características biogeográficas del sector, con una playa de arenas blancas que se extiende por más de 4 kilómetros asociada a un ambiente con hábi-tats de gran valor ecológico, brindan una oportunidad única para desarrollar iniciativas ligadas al turismo recreativo de bajo impacto ecológico. Subsistema Ambiental Los humedales son uno de los ecosistemas productivamen-te más ricos del planeta y constituyen sistemas ecológicos clave para el sustento de diversas funciones ecosistémicas. Así los humedales componen un hábitat crítico para innu-merables especies de flora y fauna, formando parte esencial de los ciclos hidrológicos. Entre los servicios ecosistémicos que nos ofrecen se encuentra: la recarga de aguas sub-terráneas, la depuración de agua o los valores estéticos y culturales. Principalmente considerando los cambios climá-ticos ocurridos últimamente, los humedales costeros con-tribuyen a atenuar el daño de las crecidas, de las que se pronostica aumentará su frecuencia conforme vaya aumen-tando el nivel del mar, las precipitaciones y las tormentas.

El sector de Pichidangui ha sido reconocido por la Comi-sión Nacional de Medio Ambiente (CONAMA), actual Minis-terio de Medio Ambiente, como uno de los Sitios Priorita-rios en condición de Urgente para La Conservación de la Biodiversidad en la Región de Coquimbo (CONAMA, 2002). Esto, producto que presenta hábitats con una alta biodiver-sidad y endemismo de especies, estando fuertemente pre-sionados por actividades de origen antrópico, como desa-rrollos inmobiliarios, sobrepastoreo por ganado caprino, acumulación de escombros e incendios forestales. Dentro de estos hábitats destacan el bosque relicto del Cerro Santa Inés, las formaciones de matorral costero y el sistema de humedales temporales y permanentes ubicados en la zona costera. En relación a los humedales, Pichidangui cuenta con un sistema de tres humedales costeros permanentes situados en torno a su bahía, conocidos como humedal Desemboca-dura Río Quilimarí, Humedal Estero de Pichidangui y un tercer humedal de pequeñas dimensiones sin nombre (Figu-ra 1). Producto del uso indiscriminado de estos cuerpos de agua y de la inexistencia de planes de gestión ambiental, los humedales se encuentran seriamente impactados, ocu-

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rriendo la extinción local de algunas especies, y disminu-yendo ostensiblemente la capacidad de estos espejos de agua como atractores para el desarrollo turístico de la zona.

Problemática de orden Legal

En paralelo al trabajo que se ha desarrollado con la comu-nidad, y teniendo presente el rol que las instituciones públi-cas deben tener en la resolución de los conflictos ambienta-les detectados en el Humedal, la Fundación ECOMABI, des-de el año 2009 ha presentado denuncias ante los organis-mos con pertinencia en dicho conflicto, entre ellos la Direc-ción General de Aguas (DGA), la Directemar, I. Municipali-dad de Los Vilos, Ministerio de Medio Ambiente (MMA) y Ministerio de Bienes Nacionales (MBN). Esto tomando en cuenta que el principal impacto sobre el Estero Pichidangui es generado por el relleno sistemático del afluente que ha realizado de forma intencional una propietaria colindante con dicho Estero.

Como resultado de las denuncias se obtuvo una Resolu-ción de la DGA, Región de Coquimbo, que reconoce la con-dición de bien nacional de uso público de todo el sector que en sus creces ocupa el Estero Pichidangui, constatando que las obras efectuadas en el lugar, representan una modifica-ción de cauce natural, que representa una alteración al régimen de escurrimiento normal de las aguas, y que po-tencia el riesgo de inundaciones y la generación de daños a terceros, ordenando restituir el cauce que ocupa.

Sin embargo, y en base a los antecedentes recabados por la respuesta del MMA y MBN, la problemática es más compleja, ya que no existen registros de este cauce de agua como bien del Estado, y por tanto no hay ningún cuerpo legal que en la actualidad fije los límites del estero, de ma-nera de poder establecer acciones para su protección y gestión.

Este hecho revela la complejidad del problema expuesto y resalta la necesidad de desarrollar un trabajo integrado con la comunidad local y los diferentes actores involucrados en la solución del conflicto ambiental aquí presentado.

METODOLOGÍA

La metodología desarrollada para la ejecución de esta etapa del proyecto se enfocó en tres áreas principales: gestión del conocimiento, desarrollo organizacional y construcción de resiliencia. Los tres ejes definidos para el manejo adaptativo de ecosistemas bajo incertidumbre según Olsson et al. (2004) fueron claves para la construcción de las líneas de acción: 1) Construir conocimiento y comprensión de los recursos y las dinámicas ecosistémicas, 2) Desarrollar prácticas que interpreten y respondan a los feedbacks ecológicos y 3) Apoyar instituciones y organizaciones dis-puestas al cambio y procesos de manejo adaptativo.

Como primer paso se realizaron visitas a terreno identi-ficando los actores claves y organizaciones formales e in-formales relacionados directa e indirectamente con activi-dades de desarrollo social, económico, ambiental y cultural en Pichidangui. A través de entrevistas personales y en-cuentros informales de contactos previos se levantó una base de datos y una red de actores validada a medida que los nombres se repetían en más de tres oportunidades. La Ilustre Municipalidad de Los Vilos, como institución respon-sable de administrar los bienes municipales y nacionales de uso público, incluido su subsuelo, existentes en la comuna, como también colaborar en la fiscalización y cumplimiento de las disposiciones legales y reglamentarias correspondien-tes a la protección del medio ambiente, dentro de los lími-tes comunales, como lo explicita la letra C) del artículo 5° de la Ley Orgánica Constitucional de Municipalidades, fue re-presentada por los profesionales relacionados a las áreas de desarrollo turístico, educativo, comunitario y rural.

Contando con la identificación se llevaron a cabo las adas con

cada organización, donde se buscó conocer la visión y com-prensión general sobre conceptos y hechos ambientales, a través de un lenguaje utilizado comúnmente tanto por actores externos públicos como por tomadores de decisio-nes en la comunidad. C s-

fueron utilizadas para ello. Además se identificaron cuales acciones desarrolladas en la comuna se asociaban como favorables o perjudiciales para

Humedal Desembocadura Río Quilimarí

Humedal Sin Nombre

Humedal Estero Pichidangui

Figura 1: Sistema de humedales permanentes asociados a la bahía de Pichidangui (Imagen Google Earth)

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el medioambiente, así también el cómo se imaginaban la localidad de Pichidangui en un marco de protección am-biental.

En un marco de acuerdo de necesidades se consultó por la disposición de los integrantes de las organizaciones a contribuir al cuidado y protección del medioambiente, iden-tificando un listado de acciones que según ellos se podrían desarrollar.

Con el fin de construir una relación clara con cada uno de los sectores, la Fundación ECOMABI presentó su misión y objetivos, y su visión sobre los temas previamente consul-tados, marco que debía marcar los límites del ámbito de acción, con el fin de no confundir los roles de este tipo de organizaciones sin fines de lucro con la responsabilidad de organismos gubernamentales u otras instituciones públicas, quienes deberían ser los responsables de velar por el bien-estar socio-ecológico del territorio.

Teniendo clara la visión de las organizaciones entrevis-tadas, los acuerdos de necesidades y la relación de la Fun-dación con Pichidangui, se procedió a indagar en los obje-tos-proyectos que ECOMABI podría llevar a cabo, conside-rando la participación de cada uno de los demandantes, y registrando el interés y disponibilidad de éstos para partici-par en las propuestas de la Fundación.

Finalmente se sistematizó la información, generando cuatro áreas de acción de las cuales la Fundación podría hacerse responsable, considerando para ello la multidisci-plinariedad de los profesionales que la integran. Para ello se agruparon los cuatro focos de acción bajo un único proyec-to denominado , en el cual la Municipalidad debería tomar un rol protagónico en las acti-vidades comprometidas.

En relación a lo anterior se invitó a cada uno de las or-

más otros actores identificados en el transcurso del proyec-to, dicha instancia se generó una exposición del escenario medioambiental de la Región de Coquimbo (escala regional) y de Pichidangui (escala local), educando sobre el contexto ambiental, el porqué de la importancia de esos ecosistemas, las amenazas a las que se ven enfrentados, los servicios ecosistémicos y finalmente el sentido de conservar la biodiversidad. Junto con ello se presentó a la comunidad los resultados de las Mesas Secto-riales, resaltando los cuatros focos de acción surgidos de ellas, y explicando detalladamente en qué consistía cada uno. Finalmente los asistentes se agruparon según foco de interés validando las necesidades y acciones presentadas, priorizando las acciones que se deberían llevar a cabo en corto y mediano plazo, e identificando posible financia-mientos y responsables.

RESULTADOS

e-sas Secdatos con nombre de los integrantes y teléfono y/o e-mail de contacto, han sido agrupados según Sector: Público, Pescadores, Comercio, Educación, Asociación Civil con el fin de trabajar en una segunda etapa los niveles de influencias y centralismos en la relación local-regional (Cuadro 1).

participantes y Sector asociado a cada una. (DIDECO: Dirección de Desarro-llo Comunitario, DAEM: Dirección de Administración de Educación Munici-pal, DDR: Dirección de Desarrollo Rural).

Organización N° Participantes Sector

Asociación Gremial de Pescadores de Pichidangui.

2 (Presidente y Secreta-rio)

Pescadores

Ilustre Municipalidad de Los Vilos.

10 (Administrador, DAEM, DIDECO, DDR, Responsable Turismo)

Público

Profesores Escuela Ercolé Bencini

8 (Básico 1er y 2do ciclo) Educación

Luisa Pérez Cabrera (Arte-sana, limpieza de playa y humedal)

1 Comercio

Cámara de Comercio y Turismo

12

Grupo La Única (Artesanas) 15

Corporación de Adelanto de Pichidangui (Veranean-tes)

1 (Presidente) Asociación Civil

Junta de Vecinos La Noria 2 (Presidente y Señora)

Centro de Madres Paulina Pinto de Cuevas

14

o-

existe una diversidad importante en la comprensión de ambos conceptos. P imera vez que escucho la palabra Desarrollo Sustentable o la he escuchado, pero no

económi stenta-ble para nosotros y para los recursos, porque si se acaban

ado directamente con unos de los principales problemas de Pichidangui: mante

Dada las respuestas a los pasos seguidos se identificaron siete temas relacionados a los beneficios, perjuicios, nece-sidades y relaciones de los habitantes de Pichidangui con su medio ambiente (Figura 2). En relación a los temas defini-dos y dada las áreas de trabajo de la Fundación, se obtuvie-ron cuatro Focos de (cuadro 2). Complementariamente se individualizaron las

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principales organizaciones interesadas, y que deberían estar involucradas en el desarrollo de actividades de dicho plan.

representantes trabajaron en cada uno de estos planes definiendo cuáles serían los pasos más importantes a seguir, y en el caso específico de la Municipalidad, evaluar posibles fuentes de financiamiento.

Para el caso particular de la Municipalidad de Los Vilos se evidenció la necesidad de educar y concientizar a los profesionales de los diferentes Departamentos, incluido el Alcalde, quien teniendo en claro la presencia y aumento de las actividades mineras en su comuna, más la escasez del recurso hídrico en la Cuenca del Valle del Quilimarí, por el momento no realiza ningún esfuerzo por tener un profesio-nal a cargo de las temáticas ambientales, menos dando prioridad a las demandas de este tipo presentadas por la comunidad de Pichidangui. Sí resultó bien recibida a través de la DIDECO la propuesta de generar un Acuerdo de Cola-boración con la Fundación ECOMABI para la Conservación y Manejo Sustentable de Biodiversidad en la Comuna de Los Vilos.

Cuadro 2: Focos de acción proyecto Pichidangui Sustentable

Plan de Recuperación y Conservación de Ecosistemas Na-tivos. Plan de Gestión Ambiental para el Manejo de Residuos Domiciliarios. Recuperación y Desarrollo de Áreas Verdes para la Co-munidad. Plan de Fomento de Turismo Sustentable.

PASOS A SEGUIR Y RECOMENDACIONES

La Fundación ECOMABI junto a las organizaciones involu-n-

opuestas al Fondo de Protección Ambiental (FPA) del Ministerio de Medio Ambiente: 1) Plan de Gestión Ambiental para la Conserva-ción y Uso Sustentable del Sitio Prioritario Humedal Desem-

bocadura Río Quilimarí, y 2) Red para la Promoción, Protec-ción y Conservación del Sitio Prioritario Cuenca del Valle de Quilimarí.

En términos interinstitucionales se debe aclarar que co-mo parte del proceso reiteradamente existió una demanda hacia la Fundación ECOMABI por acciones que correspond-ían a servicios públicos, tanto gubernamentales como mu-nicipales, hecho que pone de manifiesto el escaso rol que las instituciones del Estado están cumpliendo actualmente en este tipo de materias en dichas localidades.

Con lo que respecta a la experiencia relacionada con el marco legal de las problemáticas que busca desarrollar este proyecto, luego de las denuncias entregadas a diferentes organismos públicos en el año 2009 por la Fundación ECO-MABI, hasta el día de hoy no existen respuestas concretas de las entidades estatales con competencias en la materia, que nos permitan trabajar en dar una solución definitiva al problema del humedal. Por su parte la I. Municipalidad de Los Vilos no ha ejercido sus roles y responsabilidades que la legislación vigente le confiere en la solución de este pro-blema, y lo que aún es peor, en el desarrollo de su nuevo Plan Regulador Comunal (PRC) estipula convertir parte del suelo del Estero de Pichidangui y otros terrenos de enorme valor ambiental, para desarrollos inmobiliarios.

Dado lo anterior reiteramos la necesidad de contar con autoridades públicas educadas para asumir su deber en materias medioambientales. En este sentido es vital que los municipios cuenten al menos con un profesional especialis-ta en temas medioambientales, cuyos ámbitos de acción incorporen fuertemente las áreas de conservación de la biodiversidad y trabajo comunitario. Sin embargo, también es necesario que afiancen alianzas con universidades, ONG u otras instituciones ya que no cuentan con suficiente re-curso humano capacitado para abordar las múltiples de-mandas que genera la puesta en práctica de políticas am-bientales. Ello puede convertirse en una herramienta es-tratégica que permita multiplicar los esfuerzos y hacer más efectivas las acciones de conservación impulsadas desde diferentes ámbitos. Literatura citada

Conama, 2002. Propuesta estrategia Regional y plan de acción de la Biodi-

versidad IV Región Coquimbo. 20 pp. Olsson, P., Folke, C., Berkes, F. 2004. Adaptative Comanagement for Build-

ing Resilience in Social - Ecological Systems. Environmental Manage-ment Vol. 34, N°1, pp.75-90

Figura 2: Temas relacionados a las demandas de los participantes en las o

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LÉCTRICA MAS EFICIENTE ES AQUELLA QUE NO ES NECESARIO CONS

Entrevista a Felipe Pichard A., Ingeniero Civil, Master en Gestión Energética, y especialista en eficiencia energética y centrales hidroeléctricas de pasada. Actualmente se des-empeña como gerente técnico de TBE Chile. _________________________________________________

Por CRISTIÁN IBAÑEZ C. Periodista cibañ[email protected]

Desde hace algún tiempo las temáticas sobre la matriz energética, su diversificación, y el rol de las energías reno-vables no convencionales (ERNC) como potenciales vías de generación eléctricas, se han instalado fuertemente en el acontecer nacional. Preguntas como ¿es realmente necesa-rio aumentar la producción eléctrica?, ¿Qué opciones tene-mos para suplir los requerimientos de electricidad?, y ¿Cuá-les son los costos de las diferentes opciones?, son cuestio-namientos que a todos nos inquietan.

En esta entrevista contamos con la opinión de un espe-cialista en proyectos de eficiencia energética y desarrollo de centrales hidroeléctricas de pasada sobre este tema de gran relevancia para el desarrollo de Chile.

¿Qué tan necesario para Chile es aumentar la generación

energética en el corto plazo?

Desde mi perspectiva la necesidad es bastante urgente. En base a los antecedentes que manejo, las proyecciones esti-man un crecimiento de la demanda de energía eléctrica de entre un 5 a 6 % por año. Si hablamos de esos porcenta-jes respecto a los más de 12.000 Megawatts (MW) que actualmente hay insta-lados, significa que por año se necesitarían entre 600 y 700 megas extras, lo que equivaldría a construir una central Ralco por año. En general se piensa que gran parte de la demanda de nuevas energías se debe únicamente a la industria minera, sin embargo y pese

a su crecimiento ellos han mantenido relativamente cons-tante su participación en la torta de distribución eléctrica, mientras que en conjunto los consumos residencial y co-mercial han aumentado notablemente. Hoy la señora Juani-ta, que antes tenía una sola ampolleta para iluminar su casa, tiene diez, un microondas, un hervidor, una lavadora y un refrigerador (ver figura 1). Lamentablemente esta nece-sidad energética está produciendo que los costos sean cada vez más altos, de hecho en Chile son de los más altos de la región.

¿Qué tan vulnerable es la matriz energética que Chile po-

see actualmente y qué factores podrían ponerla en riesgo?

La matriz en la que está basada la producción de energías en Chile es sumamente vulnerable, ya que cerca del 70% de la energía que producimos proviene de materias importa-das. Es decir que nuestra energía depende en mayor medi-da de factores externos, como de los precios internaciona-les, coyunturas políticas, y de si hay o no crisis. ¿Cuáles podrían ser los caminos para combatir esta vulne-

rabilidad?

Nosotros estamos convencidos que el desarrollo de las energías renovables no convencionales es una de las aristas que deben ser incluidas con seriedad en la discusión. Tene-mos potencial eólico, solar, hidroeléctrico, mareomotriz y miles de kilómetros de volcanes para desarrollar energía geotérmica. Por ejemplo, en 600 kilómetros cuadrados del desierto de Atacama tenemos el potencial eléctrico para cubrir las necesidades de todo el país. Por tanto tenemos grandes posibilidades de desarrollar nuestras propias energ-ías, las que nos permitirían llegar a un nivel de indepen-dencia mucho más alta. ¿En ese sentido, cuáles opciones de ERNC serían las con

mayor potencial para desarrollarse en el país?

En general, los expertos propo-nen que la solución es diversifi-car la matriz abarcando distin-tas opciones y no enfocándose en una sola. En Chile existe el potencial para desarrollar varios tipos de ERNC, pero es muy difícil decidir actualmente si alguna es más conveniente que otra, ya que no existe claridad con respecto a como van a evolucionar los costos de im-plementar las distintas alterna-tivas. Por tanto lo que se deber-

Figura 1. Consumo residencial de energía eléctrica per-cápita en Chile para el período 2002-2007. Rojo: Región Metropolitana, Azul: Zona Centro, Amarillo: Zona Norte, Verde: Zona Sur (Fuente INE, 2008)

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ía hacer es aventurarse a explorar las diferentes opciones de manera de tener las capacidades de desarrollarlas una vez que los costos para su implementación se hagan atracti-vos. Por ejemplo en la energía solar los paneles han bajado muchísimo más rápido de lo que se esperaba. Los expertos estimaban que las curvas de precios llegarían a un punto competitivo en alrededor de 15 años, sin embargo ya esta-mos llegando a ese punto.

¿Cuáles son los motivos por los que todavía las ERNC no se

han masificado en Chile?

El motivo principal de esto es que todavía resultan conside-rablemente más caras que las formas convencionales de generación eléctrica. Por ejemplo las centrales hidroeléctri-cas de paso, que son consideradas como ERNC, poseen un costo de 3 millones de dólares el MW instalado, mientras que una central hidroeléctrica convencional tiene un costo de 1,5 millones por MW. Claramente por el momento son energías menos competitivas económicamente, pero eso probablemente puede cambiar en el mediano plazo.

Hoy día puedes tener la interrogante de implementar una termoeléctrica a carbón, cuyo costo por MW actual es de 70 dólares, o poner una central eólica cuyo costo es de 110 dólares el MW. Obviamente que al día de hoy la alter-nativa a carbón es más económica, pero el asunto es que si el carbón sigue aumentando su precio y la tecnología eólica disminuyendo sus costos, va a existir un momento en que la alternativa eólica va a resultar más conveniente, pero la-mentablemente ya te vas a haber decidido por la termo-eléctrica. Y el problema de los países es que tienen que planificar a largo plazo, sin saber realmente como van a evolucionar estos costos.

En los países nórdicos más modernos probablemente las energías tradicionales ya son más caras en forma compara-tiva. Seguramente existe una incorporación de las externa-lidades negativas dentro de los análisis de costos, lo que hace que las ERNC hayan aumentado considerablemente en esos países. Lamentablemente acá en Chile esas externali-dades no se incorporan directamente en los análisis de costos, por lo que de alguna manera la sociedad estamos subsidiando las energías más sucias.

¿Cómo nos encontramos en Chile respecto al capital

humano necesario para desarrollar este tipo de energías?

Desde mi percepción, existe una importante carencia de expertos en casi todas las áreas. Si bien existen profesiona-les que pueden tener algunas experiencias con este tipo de energías, en general los expertos provienen todos del ex-tranjero. Es probable que tengamos profesionales altamen-te capacitados en temas de proyectos hidroeléctricos de gran escala, ya que como país tenemos historia de larga

data en la materia, sin embargo a la hora de buscar especia-listas para proyectos hidroeléctricos de pasada, que por sus características requieren de conocimientos diferentes, la-mentablemente quedamos en deuda. Con respecto a las centrales eléctricas de pasada ¿Cuáles

son sus ventajas respecto a los clásicos proyectos hidro-

eléctricos de gran escala a los que estamos acostumbrados

en Chile?

Una de las principales virtudes de este tipo de centrales, es que prácticamente no es necesario generar un dique para la acumulación de agua. En este tipo de centrales el agua está continuamente pasando, y tú sólo desvías una pequeña fracción del cuerpo de agua para la generación eléctrica, agua que obviamente después es devuelta al caudal. Se podría decir que esa es la mayor diferencia con las grandes centrales, las cuales inundan grandes extensiones, alteran el flujo regular del agua, interrumpen el paso de peces, gene-ran una gran acumulación de sedimentos, y en muchas ocasiones generan desplazamiento de personas.

Además la ventaja de este tipo de energías es que se pueden poner pequeños centros de generación cerca de los consumidores, y eso tiene una serie de ventajas. Hay ahorro en los costos de transmisión, se puede llevar energía a pe-queñas localidades, se diversifica la matriz, y además se genera independencia energética. Además con un sistema basado en nodos de pequeños puntos de generación eléc-trica se reducirían bastante las posibilidades de volver a tener apagones como el producido en septiembre de este año. ¿Cómo ves el futuro de las centrales hidroeléctricas de

pasada en nuestro país?

Se ve bastante interesante. Como país tenemos un enorme potencial para desarrollar proyectos hidroeléctricos de pequeña escala, ya sean de uno, veinte o treinta megas. Uno normalmente asocia la hidroelectricidad a los ríos de gran caudal, que efectivamente poseen un gran potencial, pero no se da cuenta que tenemos una cordillera de gran altura que hace que en pequeños ríos la velocidad de baja-da del agua desde los 3000 o 4000 metros sea tremenda. Por ello vemos muchas posibilidades de instalar pequeñas centrales en sectores cordilleranos, que en general se en-cuentran deshabitados, y que por el tipo de centrales no deberían ser mayormente impactados. ¿Cuál ha sido la respuesta desde el mundo político a este

tipo de proyectos?

Yo diría que a nivel político ya no hay nadie que pueda estar en contra de las energías renovables no convencionales. Es

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más, creo que actualmente sería políticamente incorrecto estar en contra de este tipo de energías. La discusión ac-tualmente se enfoca en evaluar si nos podemos dar ese lujo, es decir si podemos priorizar recursos en el desarrollo de ERNC en vez de destinarlos para solucionar otras pro-blemáticas que actualmente posee el país, y que necesa-riamente deben ser cubiertas para que Chile pueda seguir desarrollándose.

¿Si nosotros lográramos ser más eficientes en el uso de la

energía, podríamos disminuir la necesidad de instalar

nuevas fuentes de electricidad?

Existe un cliché que dice que es aquella que no se consume la central de generación eléctrica más eficiente es la que te ahorra, la que no es necesario construir. En Chile todavía existe un enorme po-tencial de ahorro energético, sin embargo aún quedan mu-chas demandas energéticas por suplir. Por ejemplo cuando se instala una vivienda habitacional mal aislada, estás gene-rando un sistema para gastar y usar de forma ineficiente la energía. Porque el aislante es tan malo que estás produ-ciendo una pérdida energética que va a estar consumiendo energía por treinta años. Independiente de ello, es un hecho que Chile va a necesitar consumir más energía. Si tú te comparas con países de Europa que poseen altos están-dares de eficiencia energética, nosotros todavía estamos consumiendo mucha menos energía que ellos. Pero necesa-riamente como parte de su desarrollo, Chile aumentará su consumo energético.

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Año 1/Número 1/Noviembre 2011

ISSN 0719-1618 41

MANEJO SUSTENTABLE DE LOS RECURSOS NA-TURALES EN LA RESERVA MUNDIAL DE LA BIOS-FERA, OASIS DE LA CAMPANA: POTENCIAL DE JUBAEA CHILENSIS PARA LA PRODUCCIÓN DE MIEL MONOFLORAL

JAVIER SALVATIERRA C. Ingeniero Forestal, MSc. [email protected] ________________________________________________

Resumen Tesis de Magíster en Recursos Naturales, Facultad de Agronomía e Ingeniería Forestal, Pontificia Universidad Católica de Chile. 2011, Santiago, Chile. 61 pp. ________________________________________________

En un mundo sobrepoblado, basado en el uso insustentable de los recursos naturales que ha llevado a la pobreza de las mazas, debido a la escasez creciente de elementos básicos para la subsistencia como comida y agua, y a la disminución de las poblaciones de muchos de los organismos que com-ponen la biodiversidad del planeta, que ya cuenta con múltiples extinciones por causas antropogénicas, la necesi-dad de desarrollar estrategias de manejo sustentable se hace urgente.

En este escenario, la apicultura, actividad milenaria que integra la producción con la conservación, surge como una actividad que permite rentabilizar el bosque nativo con un impacto mínimo sobre las especies que lo conforman.

Para que esta actividad incremente su rentabilidad, se hace interesante lograr producir mieles monoflorales de especies amenazadas. Este es el caso de la palma chilena (Jubaea chilensis), especie con problemas serios de conser-vación, cuya miel monofloral aun no se produce.

La tarea es difícil, puesto que las diversas especies vege-tales que han evolucionado junto a los insectos polinizado-res, compiten para atraerlos, causando que al someter las mieles de la abeja melífera (Apis mellifera) al análisis meli-sopalinológico, se encuentre una gran variabilidad de póle-nes que determinan un origen botánico polifloral.

La presente tesis muestra los resultados de un estudio realizado en la Región de Valparaíso, específicamente en la Reserva Ecológica Oasis de la Campana, área protegida privada que junto al Parque Nacional La Campana, fue de-clarada Reserva Mundial de la Biosfera por la UNESCO.

El objetivo del estudio es fomentar la conservación de J.chilensis a través de su manejo sustentable basado en la apicultura. Generando información base para estudios del origen botánico de las mieles, definiendo el potencial de J.chilensis para producir miel monofloral y evaluando el

impacto que tiene la competencia entre especies vegetales por polinizadores, sobre los contenidos polínicos en las mieles. Se realizaron 13 muestreos en el área de estudio entre el 26 de octubre de 2007 y el 31 de enero de 2008 y varios meses de análisis en el Laboratorio de Botánica de la Facul-tad de Agronomía e Ingeniería Forestal de la Pontificia Uni-versidad Católica de Chile. Obteniendo los rangos de flora-ción y una palinoteca física y digital de 64 especies vegeta-les. Se corroboró el transporte y uso de J.chilensis para la producción de miel por A.mellifera. Se sometieron a análisis melisopalinológico, mieles maduras e inmaduras a lo largo de todo el período, encontrando concentraciones polínicas de J.chilensis, interesantes pero insuficientes para declarar-las como monoflorales. Y se determinó que Aristoletia chi-lensis es la especie que potencialmente más negativamente incide sobre el contenido de J.chilensis en las mieles. Se espera la presente tesis aporte información valiosa para el desarrollo de una estrategia de manejo sustentable basada en la producción de miel monofloral de J.chilensis, para la conservación del bosque nativo de Chile Central y las poblaciones de palma chilena que ahí se encuentran.

CONOCIMIENTO QUE TIENEN LOS USUARIOS DE LAS ÁREAS NATURALES PROTEGIDAS DEL SITIO PRIORITARIO ALTOS DE CANTILLANA Y SUS OPI-NIONES SOBRE EL ROL DEL ESTADO EN LA CON-SERVACIÓN

RODRIGO DELPIANO B. Periodista, MSc. [email protected] ________________________________________________

Resumen Tesis de Magíster en Recursos Naturales, Facultad de Agronomía e Ingeniería Forestal, Pontificia Universidad Católica de Chile. 2011, Santiago, Chile. 60 pp. ________________________________________________

Este estudio trata sobre el grado de conocimiento que po-seen los visitantes a las áreas naturales protegidas de la V Región y Región Metropolitana, sobre la existencia del Sitio Prioritario para la Conservación Altos de Cantillana, y su opinión sobre algunos temas relacionados con políticas públicas asociadas a las áreas protegidas. Para esto se rea-lizó una encuesta estratificada en seis áreas protegidas. En el primer capítulo se analizó el perfil de los visitantes de las áreas estudiadas y su grado de conocimiento, sobre la exis-tencia de Altos de Cantillana. Los resultados arrojaron que el público que visita las áreas es heterogéneo, existiendo

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diferencias entre unidades y que Altos de Cantillana es la menos visitada, luego del Parque Nacional Palmas de Co-calán. En el segundo capítulo se analizó, la percepción de los encuestados sobre el rol del Estado en la conservación de áreas protegidas y la opinión de éstos sobre la realiza-ción de actividades extractivas al interior de las áreas prote-gidas. Como resultado se obtuvo que casi la totalidad de los encuestados le otorga un rol preponderante al Estado como impulsor de áreas protegidas y que éste debería favorecer la creación de áreas protegidas privadas mediante diferen-tes mecanismos, especialmente exenciones tributarias. También se concluyó que la para el 80% de los encuestados no es compatible la conservación con la actividad minera y que el mismo porcentaje rechaza la realización de activida-des extractivas al interior de las áreas protegidas.

PARQUE HUMEDAL ESTERO PICHIDANGUI

FRANCISCO IBAÑEZ H. Arquitecto. [email protected] ________________________________________________

Resumen Proyecto de Título, Facultad de Arquitectura y Estudios Urbanos, Pontificia Universidad Católica de Chile. 2011, Santiago, Chile. 53 pp. ________________________________________________

Pichidangui es un área urbana costera rodeada por diversos ecosistemas que constituyen el hábitat de una alta biodi-versidad y endemismo de especies, todas ellas con la carac-terística común de estar fuertemente presionadas por acti-vidades de origen antrópico (ser humano). Bosques relictos, humedales y zonas que contienen especies en peligro de extinción han sido reconocidas por instituciones guberna-mentales y privadas como ecosistemas prioritarios para la conservación de la Biodiversidad dentro de la Región de Coquimbo.

Con proyecciones de crecimiento bastante importantes, el área urbana ya ha comenzado a afectar irreversiblemente a parte de su entorno natural. Quizás el ejemplo más claro de esta problemática es un humedal costero que ha queda-do inserto en la zona urbana. Gradualmente la zona urbana ha comenzado a ganar terreno al humedal, personas han ido rellenando y secando mediante diversas técnicas estos terrenos inundables, afectando gravemente a la flora y fauna del lugar, así como a su morfología.

Ambas zonas son completamente distintas, apuntan a cosas diferentes. Mientras la zona urbana buscara crecer,

en especial orientada hacia el mar (turismo, principal atrac-ción), la zona protegida del humedal idealmente debe con-servarse, ser alterada lo menos posible. Esta diferencia es fundamental, y es la principal razón de choque entre am-bas. Una manera interesante como se podría plantear el problema es que si ambas zonas se benefician mutuamente se tenderán a respetar y podrán vivir en armonía.

Como proyecto, se plantea generar una nueva relación entre este ecosistema natural y la zona urbana, abordándo-se la problemática no sólo desde el ámbito ambiental, sino también desde el social y el económico. El proyecto indaga el roce entre ambas zonas, su interrelación, y los beneficios que pueden generarse mutuamente, teniendo como fin último preservar el humedal. Se entiende entonces que aun cuando el proyecto apunta a conservar y mostrar el hume-dal, se deberá trabajar a partir de la zona urbana. Como premisa fundamental, se trabaja pensando que alguien no puede cuidar lo que no conoce, proponiéndose por ende una manera de conservación en la que el lugar no se aísla de las personas, muy por el contrario. En este con-texto, la arquitectura debiera ayudar a descubrir los dife-rentes atractivos y características del humedal, generando situaciones que potencien la percepción sensorial dentro del recorrido del parque propuesto. Dicho recorrido no debería alterar en absoluto el natural funcionamiento del ecosistema, tanto de la flora como de la fauna, lo que cons-tituye un gran reto. En otras palabras, la intervención tiene vocación de espacio público, pero debe ser sutil y medida para que no pierda su carácter natural.

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La Revista Conservación Ambiental se encuentra abierta a recibir artículos durante todo el año. Para ello los artículos deben tener como foco alguna temática concerniente a la conservación del medio ambiente, y ser desarrollado para alguna de las seis secciones con que cuenta la revista:

1-. Notas y comentarios Su objetivo es que personas que posean un grado de expertise elevado en ciertas materias ambientales hagan una reflexión referente a algún tema de relevancia para la contingencia ambiental del país. (máx. 750 palabras o una plana, sin abstract).

2-. En Proceso Su objetivo es hacer difusión de algunos resultados preliminares de iniciativas o investigaciones relacionadas con el ámbito de acción de la conservación ambiental. También busca servir como una herramienta de divulgación para proyectos que se encuentran en ejecución. (máx. 2000 palabras, más abstract de 200 palabras en español e inglés)

3-. Ciencia Ambiental Corresponde a la sección más técnica de la revista. En ella se buscan publicar artículos de carácter científico no publicados o versiones resumidas de artículos ya publicados. El formato es similar al de las revistas de área (introducción, método, resul-tados, discusión) poniendo énfasis en aquellos artículos que no tienen cabida en el foco de las revistas existentes. (máx. 5000 palabras, más abstract de 300-350 palabras en español e inglés)

4-. Reportaje Esta sección busca desarrollar un análisis periodístico de algún tema de relevancia para la conservación ambiental. Pudiendo desarrollarse en formato de entrevista o como una investigación periodística de algún tema que se crea importante. (sin formato preestablecido)

5-. De los estudiantes Esta sección busca abrir una ventana para que los estudiantes universitarios que desarrollan actividades y/o proyectos rela-cionados con la conservación ambiental publiquen sus logros, incluyendo resúmenes de tesis de pregrado e iniciativas reali-zadas en conjunto con otros estudiantes. (máx. 1500 palabras, más abstract de 200 palabras en español e inglés).

6.- De la comunidad Sección destinada a aquellas personas que sin estar directamente ligadas con el mundo de la academia o proyectos medio-ambientales se encuentran interesados en la conservación del medio ambiente. Este espacio se abre para contar experien-cias, proponer iniciativas, reflexionar sobre un tema, hacer llamados de atención y/o hacer denuncias sobre algún problema ambiental que conozcan. (máx. 750 palabras, sin abstract)

ENVÍO DEL ARTÍCULO

Los artículos deben ser enviados a la casilla de correo [email protected] en una sola carpeta nombrada con el nombre del autor principal y con las respectivas subcarpetas que se detallan a continuación:

1. Carpeta Texto:

A. Archivo 1. Incluir título del artículo en español (e inglés sólo para la sección ciencia ambiental), Autor(es) en orden en que aparecerán, Filiación de los autores, mail de alguno de los autores para contacto. Formato word (.doc), letra arial 10, espa-ciado sencillo. B. Archivo 2 (sólo sección ciencia ambiental). Abstract en español e inglés, más 5 palabras claves en ingles y español. Forma-to word (.doc), letra arial 10, espaciado sencillo.

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C. Archivo 3. Texto del artículo (sin título ni autores). Formato word (.doc), letra arial 10, espaciado 1,5. Títulos principales en negrita, titulos seundarios en negrita cursiva, titulos terciarios en cursiva. Las tablas deben ser citadas como "cuadro x" entre paréntesis sin las comillas y todas las demás imágenes (gráficos, fotografías, mapas, esquemas, etc.) deben ser citadas como "figura x" entre paréntesis sin las comillas. La forma de citar en el texto es la siguiente:

Referencia a publicación de un solo autor; (apellido del autor, año publicación). Si son dos autores (autor 1 & autor 2, año). Más de dos autores (autor 1, et al., año).

Para varias referencias a una misma frase las citas deben separarse por punto y coma, y ordenarse cronológicamente. Ejemplo (Wilson, 1998; Benitez et al., 2001; Flores & Guitierrez, 2008).

Referencia a varios trabajos de un mismo autor, poner el apellido y los años de los diferentes trabajos separados por comas, distinguiendo por letras (a, b, etc.) aquellos trabajos que haya publicado en el mismo año (Lyon, 1995, 1997a, 1997b).

Si el nombre del autor forma parte del texto, entre paréntesis sólo irá el año: En el estudio de Benitez et al. (2001) se señala...

D. Archivo 4. Referencias. Formato word (.doc), letra arial 10, espaciado sencillo. Las referencias deben ir numeradas en orden alfabético. En caso de que en las referencias se repita un mismo autor se numerará primero aquella publicación más antigua. En aquel caso en que una referencia posea más de 7 autores se pondrán los 7 primeros autores seguidos de la sigla et al.

La forma de escribir las referencias es la siguiente:

Artículos de revistas: Autor(es), año. Titulo del artículo. Revista, número o volumen; página inicio-pagina final. Ejemplo: Rojas CE, Bitar ARD & Gomez J, 2004. Conservación ex-situ de Oncifelis colocolo en poblados rurales del sur de Chile. Re-vista Conservación Ambiental, 1; 21- 25.

Capítulo de Libros: Autor(es), año. Título del capítulo, páginas que comprende el artículo o capítulo dentro del libro. En autor(es), editor(es) o encargado(s) del libro, Título del libro. Editorial, Ciudad y país de publicación. Ejemplo: Button CG & Loutit VJ, 2002. Biorremediación de tranques de relave, p. 470-523. En Taylor JJ, James KT & Nixon H, Recuperación de Faenas Mineras. Springer-Verlag, Amsterdam, Holanda.

Libros completos: Autor(es), año. Título del libro, páginas. Editorial, Ciudad y país de publicación. Ejemplo: Taylor JJ, James KT & Nixon H, 2002. Recuperación de Faenas Mineras, 733 pp. Springer-Verlag, Amsterdam, Holanda.

Páginas Web: Autor(es) o institución responsable. Título de la página web. En nombre del sitio web principal, fecha de consulta. Disponible en direción web de la página. Ejemplo: Valladares J. Proponen medidas para mitigar el cambio climático. En www.fao.org, visitado el 12/11/09. Disponible en www.fao.org/documentos/cambio_climático/12.html.

2. Carpeta Imágenes.

Archivo 1. Incluir todas las imágenes asociadas al documento (cuadros y figuras) en archivo JPG o BMP. Cada archivo de ima-gen debe ser nombrado con un número correlativo a su aparición en el texto, (ej. imagen 1, imagen 2, ...) Archivo 2. Incluir en un solo archivo word (.doc) los textos asociados a cada una de las imágenes enviadas en el archivo 1, en párrafos separados precedidos por el número correspondiente a la imagen que hacen referencia. Dichos textos deben tener el título de la imagen (no poner tabla ni figura), seguido de una explicación acerca del contenido de la imagen a la que hace referencia.

REVISIÓN DEL ARTÍCULO

Una vez recibido el artículo este se compaginará y será enviado al comité editorial para su revisión y pre-aceptación. Una vez que el comité editorial vise el artículo y dependiendo de la profundidad de los tópicos que en el se desarrollen, el artículo podrá pasar a una segunda revisión por uno más correctores externos especializados en dicha materia. Una vez que acabe el proceso de revisión el artículo podrá ser aceptado, aceptado con modificaciones, devuelto para correcciones o desistido. En caso de ser desistido se enviarán los motivos por el cual no pudo ser admitido en la revista.

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Revista Conservación Ambiental es una publicación bianual en formato electrónico divulgada por la Fundación para la Conservación y el Manejo Sustentable de la Biodiversidad.