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Edición No. 96

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La dinámica político-estratégica del entorno regional y las amenazas emergentes obligan a la Armada Nacional a efectuar una permanen-te revisión de su Estrategia con el objeto de actualizarla para lograr que esté acorde con las amenazas y desafíos en el futuro a corto, mediano y largo plazo de acuerdo con una evaluación previa muy bien sustentada de la situación actual y de la posible evolución del ambiente estratégico.

IMPLICACIONES ESTRATÉGICAS DEL PROCESO DE MODERNIZACIÓN DE LA FUERZA

Po r : A l m i r a n t eG U I L L E R M O E . B A R R E R A H U R TA D O

Comandante Armada Nacional

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La Armada Nacional deberá implementar en la Estrategia Marítima un proyecto de fuerza que le otorgue las capacidades requeridas y los medios asociados para contribuir eficazmente a cumplir con la fun-ción constitucional de las Fuerzas Militares de defender la soberanía, la integridad territorial, la independencia nacional y la vigencia de las instituciones legítimamente constituidas, de eventuales ame-nazas convencionales y no convencionales tanto internas como de origen externo, consolidando un proceso de planeamiento que per-mita establecer las bases para la Armada del futuro. En este proceso debe balancearse muy bien una estructura ideal de medios con las siempre presentes limitaciones de recursos.

La Institución inició un proceso de modernización de sus medios a través del desarrollo de los proyectos que fueron determinados en el marco general que se estableció en el año 2006 cuyo sustento fundamental fue la inversión de recursos extraordinarios obtenidos mediante la implementación del impuesto al patrimonio con el cual se concretó el Plan “Orión”. En ese proceso el objetivo fue el manteni-miento de las capacidades que se tenían, la recuperación de algunas capacidades que se habían perdido por el normal desgaste de ma-terial y por la obsolescencia de algunos medios y la adquisición de nuevas capacidades que permitieran a la Armada Nacional sostener el esfuerzo operacional contra las Organizaciones Narcoterroristas al tiempo que contribuía a garantizar el mantenimiento de una capaci-dad disuasiva en el entorno estratégico regional.

Sin embargo estos recursos no permitieron la financiación completa de las necesidades, por lo que actualmente se está llevando a cabo un nuevo proceso de planeamiento de fuerza a través del cual se busca finalizar estos proyectos y ejecutar unos nuevos que permitan a la Armada Nacional, mediante la complementación de sus capa-cidades estratégicas, contribuir a mantener una capacidad disuasi-va creíble en la región y además sostener las operaciones contra el narcoterrorismo para neutralizar por completo esta agresión que ha tenido que soportar por décadas el pueblo colombiano.

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E D I T O R I A L

Este nuevo esfuerzo se fundamenta en un contexto político-estra-tégico regional cuyas características diferían en gran medida de las que predominaban en momentos en que se originó el Plan “Orión”. Esta dinámica altamente compleja y con mucho matices de carácter político, ideológico, económico, social y militar es precisamente lo que caracteriza a los procesos de planeamiento naval orientados a la proyección de medios y capacidades que demanda el ambiente estratégico predominante y su proyección en el tiempo.

El proceso de modernización involucra a la totalidad de las Fuerzas Militares y entre sus objetivos está el lograr una mayor compene-tración y complementariedad en el planeamiento y ejecución de las operaciones militares, dado que existe una responsabilidad compar-tida en el cumplimiento de los objetivos estratégicos que son comu-nes. Por tal motivo, una de las más importantes consideraciones es el de lograr elevados niveles de interoperabilidad conjunta, lo cual implica aspectos de orden logístico, tecnológico, doctrinario, pro-cedimental, de interconectividad, de comando y control e involucra muy intensamente la dimensión humana.

Este proceso además no sólo comprende la modernización y adqui-sición de medios. También involucra aspectos como la permanente revisión y actualización de la doctrina tanto al interior de la Armada como la doctrina conjunta y del entrenamiento a todos los niveles y de los programas de las escuelas de formación y capacitación.

La actual coyuntura estratégica es altamente exigente e implica el comprometimiento total de cada uno de los hombres y mujeres que conforman nuestra institución. La Armada Nacional se constituye en pilar fundamental para garantizar que el Estado pueda obtener los beneficios que le otorgan el poseer costas en dos océanos, en una herramienta fundamental de respaldo de su política exterior y en garante, junto con las demás Fuerzas Militares, de la soberanía, la integridad territorial y la defensa nacional.

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CONSEJO EDITORIAL

Capitán de Fragata

MARÍA HELENA PÉREZ VARONADIRECTORA ACCIÓN INTEGRAL ARMADA NACIONAL

Capitán de Fragata

ASUR FABRE GRISALES GUZMÁNJEFE DIVISIÓN DE COMUNICACIONES

Vicealmirante ( r )

CARLOS ENRIQUE OSPINA CUBILLOSPRESIDENTE CONSEJO DE HISTORIA NAVAL

Periodista

JUAN MANUEL ZAMORA BASTOEDITOR GENERAL

Preprensa e Impresión

RASGO Y COLOR LTDA.www.rasgoycolor.com

Las opiniones expresadas en los artículos que se publican en esta edición son de responsabilidad exclusiva de los autores y no constituyen compromiso de la Armada Nacional.

Escribanos sus comentarios al e-mail: [email protected]

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EDITORIAL

IMPLICACIONES ESTRATÉGICAS DEL PROCESO

DE MODERNIZACIÓN DE LA FUERZA . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1

CARÁCTER GENERAL

GUERRAS DE IV GENERACIÓN: EL NUEVO ROSTRO

DE LAS GUERRAS DEL SIGLO XXI. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 6

¿HAY CARRERA ARMAMENTISTA EN SURAMÉRICA? . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 16

ACTUALIDAD

¿CARRERA ARMAMENTISTA SUDAMERICANA? . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 25

CARÁCTER PROFESIONAL

¿SURAMÉRICA EN CARRERA ARMAMENTISTA?. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 35

ORÍGENES DEL CUERPO DE GUARDACOSTAS DE LA ARMADA NACIONAL . . . . 46

HISTORIA NAVAL

UNA GRAN CURIOSIDAD EN NUESTRA HISTORIA NAVAL . . . . . . . . . . . . . . . . . 56

UNA VISIÓN DE LA HISTORIA DE LA ARMADA DE COLOMBIA . . . . . . . . . . . . . . 59

CONTENIDO

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GUERRAS DE IV GENERACIÓN: EL NUEVO ROSTRO DE LAS GUERRAS DEL SIGLO XXI.

Po r : M A R C E LO I G N A C I O PA L M A P. 1

Centro de Estudios EstratégicosArmada de Chile

Introducción.Desde la Paz de Westfalia, signada en 1648, la realidad internacional ha evolucionado. Las ideas, la sociedad, la política, la economía, la tecnología, y ciertamente, la forma de concebir y hacer la guerra, no han estado ajenas a esa evolución.

Los ataques terroristas en contra de Estados Unidos el 11 de septiembre de 2001, no sólo cambiaron la realidad internacional, mostrándola más com-pleja y más volátil, sino que también reveló, de forma violenta y mediática, el rostro de un nuevo “enemigo” común a toda la comunidad interna-cional: el Terrorismo. Si bien el terrorismo como fenómeno es antiguo, el nuevo terrorismo surgido tras el 11 de septiembre, se ha tornado más difícil de identificar y de localizar, ya que su accionar se ha vuelto trasnacio-nal, usando medios y redes propias de la globalización para producir terror.

Este nuevo “enemigo”, rompe con el modelo clásico que los Estados es-taban acostumbrados a enfrentar, y por tanto, contribuyen a modelar un nuevo tipo de guerra. Como resultado de lo anterior, hay quienes sostienen

1 M. Palma P. Cientista Político. Magister en Seguridad y Defensa, con mención en Conducción Político-Estratégica en la A Nacional de Estudios Políticos y Estratégicos. Magister © en RR.II de la U. de Chile. Especialista en RR.II. Becario del Centro de Estudios Hemisféricos de la Defensa, CHDS. Investigador del Centro de Estudios Estratégicos de la Armada.

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que nos encontramos, con todo, frente a un cambio en el paradigma internacional: junto a la guerra que conocimos durante el Siglo XX, con un acento profundamente inter-estatal; a partir de la fecha reseñada se materializa una nueva amenaza global, que se revela con un rostro rayano en el fanatismo, que no distingue combatientes de no combatientes, que expresa una violencia irracional, y que se muestra dis-tante y desafiante de cualquier tipo de Dere-cho. Algunos, la han denominado “Guerras de IV Generación”.

¿Qué son las Guerras de IV Generación?

Nos adelantaremos en nuestras conclusiones, para señalar que las Guerras de IV Generación son, en esencia, producto de una evolución en la forma de entender y ejecutar la guerra; lo que resulta coincidente con la propia evolución del sistema internacional a partir de Westfalia, en 1648.

La Revolución Industrial de mediados del siglo XVIII, no sólo afianzó al Reino Unido como Im-perio, sino que influenció el “arte de la gue-rra”. Éstas eran limitadas, ordenadas y jerarqui-zadas; quizás las primeras manifestaciones de las Guerras de Primera Generación, sean la revolución norteamericana (1775-1783) y las campañas napoleónicas (1792-1815), en donde lo característico era el enfrentamiento entre sólidas líneas de infantería, apoyadas por duelos de artillería y caballería.

Las Guerras de Segunda Generación, coinciden con la Revolución Industrial de me-diados del siglo XIX, la que introduce un uso cada vez mayor de la tecnología al arte de la guerra. Las movilizaciones de tropas y pertrechos se hacen masivas y más rápidas al emplear el ferrocarril y las órdenes fluyen con rapidez por el telégrafo.

El mundo comienza a achicarse. La Guerra Ci-vil de Estados Unidos (1861-1865) y la Guerra Franco-Prusiana (1870-1871), fueron sus pri-meras manifestaciones. Sin embargo, muchos coinciden al sostener que el corolario de esta nueva forma de guerra fue la Primera Guerra Mundial (1914-1918), en donde se perfeccionó la utilización de la potencia de fuego. Así, en Verdún y en el Somme, es común encontrarse en los textos especializados la frase: “la arti-llería conquistó, la infantería ocupó el terreno conquistado”. Otro punto cen-tral de este nuevo tipo de guerra, fue la movi-lización masiva de tropas y medios y, por sobre todo, la innovación en la tecnología militar: la aparición de los tanques (como el Mark II británico), el perfeccionamiento de las ame-tralladoras (como la Vickers), la aparición de los aviones de guerra (como el Albatros D.III alemán, y los bombarderos “estratégicos”, como el Sikorsky Ilya Muromets ruso), el uso de artillería de largo alcance (como el obús Gran Berta de 420 mm. alemán) y el uso de armas químicas (gas mostaza en 1915).

Veintidós años más tarde, los cambios políticos, económicos, y principalmente tecnológicos, en un mundo que comenzaba a globalizarse tími-damente, fueron moldeando el concepto de

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Guerras de Tercera Generación, sien-do la Segunda Guerra Mundial (1939-1945) su punto de inflexión. La velocidad y la sorpresa (“Blitzkireg”), fueron sus principales carac-terísticas. El perfeccionamiento de los arma-mentos (tanques, bombarderos estratégicos, cazas, submarinos y portaaviones), el progresi-vo uso de las operaciones sicológicas, para de-bilitar la moral del enemigo y el uso de fuerzas aerotransportadas, fueron moldeando el arte de la guerra en una nueva dimensión y la agenda internacional hasta el fin de la Guerra Fría. Es, precisamente, a partir del término del conflicto ideológico entre el Este y el Oeste, que la comunidad internacional comienza a percibir un nuevo cambio, evidente y paulati-no, en la forma de pensar y hacer la guerra.

Como concepto, la Guerra de Cuarta Ge-neración (4GW), fue planteado con ese nombre por primera vez en 1989, por el histo-riador William Lind2, en un documento llama-do, “El Rostro Cambiante de la Gue-rra: Hacia la Cuarta Generación”, publicado en el “Military Review” y en el “Marine Corps Gazette”3. En este artícu-lo, que sirvió de precursor al análisis de lo que serían las nuevas guerras que Estados Unidos debería enfrentar en un medio ambiente inter-nacional complejo, con fronteras cada vez más difusas y globalizadas, el denominador común de los futuros conflictos sería, de acuerdo a

2 El artículo fue escrito por Lind, junto con el Tte. Coronel Gary I. Wilson y el Capitán John F. Schmitt, ambos del USMC, jun-to con los Coroneles Keith Nightengale y Joseph W. Sutton, del Ejército de Estados Unidos.

3 Ver articulo de Willilam Lind en: http://antiwar.com/lind/index.php?articleid=1702

Lind, la crisis progresiva en la legitimidad de los Estados; por tanto, los límites y la distinción entre civiles, militares, políticos, en medio de conflictos que en su origen son multidimensio-nales, se tornarían borrosos.

A las ideas formuladas por Lind, se sumaría el pensamiento de Martín Van Creveld4, quién en su obra “La Transformación de la Gue-rra”, publicado en 1991, aporta ciertas claves que nos permiten entender esta nueva mirada a la forma de pensar y hacer la guerra hoy en día. Van Creveld5, apunta a una evolución del arte de la guerra al extremo que, tratar de apli-car las ideas de Claus Von Clausewitz, resulta casi impracticable. En líneas generales, cons-cientes del riesgo de lo que significa el reduc-cionismo, podemos señalar que el pensamien-to de Van Creveld, entre otras cosas, indica un eventual reemplazo de bases y unidades mili-tares por “depósitos” estratégicos; al control de la sociedad civil por medios tecnológicos y también por el terror; a una transformación paulatina de las dimensiones, misiones, me-dios y equipos de las Fuerzas Armadas; a la eventual desaparición de los principales siste-mas de armas convencionales (como los por-taaviones) y la ocurrencia cada vez mayor de los conflictos de baja intensidad o las guerras

4 . Obra Citada de Lind, en el trabajo de Antulio J. Echeverría, “Guerras de Cuarta Generación y Otros Mitos”, el cual se en-cuentra disponible on line en el sitio: http://www.strategic-studiesinstitute.army.mil/

5 . Las ideas de Van Creveld introducen en 1991 con fuerza el concepto de “Guerras de IV Generación”, mediante el su libro “The Transformation of War” (The Free Press. Nueva York. 1991), en donde introduce el concepto de las guerras no trinitarias.

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asimétricas. En este sentido, las asimetrías de organización en las guerras, pasadas y actua-les, proporcionan, definitivamente, grandes ventajas tácticas y estratégicas, aún para un Estado que carece de otras ventajas.

La historia nos entrega ejemplos de lo anterior: la falange de Macedonia, los piqueros suizos, la caballería napoleónica, o las unidades aco-razadas de Guderian. En el futuro, las tropas regulares de un Estado, enfrentarán enemigos no estatales organizados como células inde-pendientes, sin jerarquías establecidas, cono-cidas o permanentes.6

En un comienzo estas ideas no fueron mayor-mente precisadas. Fueron pensadas y escritas para un escenario internacional altamente optimista, debido al fin de la Guerra Fría y el colapso de la Unión Soviética como potencia mundial; de aquí entonces, que nos parece que la percepción de Lind estuvo enfocada al cómo enfrentar los conflictos emergentes tras el término de la misma. No obstante lo anterior, debemos anotar que las primeras señales que confirmaron lo acertado del análisis de Lind y del cambio en la forma de pensar y hacer la guerra, se materializaron en Mogadiscio (So-malia), en octubre de 1993. Sin embargo, no será hasta los atentados en Nueva York y Was-hington en 2001, que la idea de la aparición de un nuevo tipo de guerra, las Guerras de IV Generación, comienza a ser aceptada, y su

6 . Para más información sobre este concepto, véase: Steven Metz: “Armed Conflict in the 21st Century: The Information Revolution and Post-Modern Warfare”. Escuela de Guerra Superior del Ejército de Estados Unidos. Instituto de Estu-dios Estratégicos. 2000. Pp. 56 – 59.

concepción a ser parte, cada vez más, de estu-dios académicos y análisis. Aparece entonces, de forma manifiesta y abierta, un “nuevo enemigo” que reemplaza al enemigo clási-co, vale decir, a otro Estado: el terrorismo. Así, el enemigo ya no tiene fronteras, ni las recono-ce ni menos las respeta. Estados Unidos acuña entonces la idea de “guerra sin fronteras contra el terrorismo”, conocida como, “War on Global Terrorism”. La guerra en Afganistán (2001, hasta hoy) y en Irak (2003), parecen confirmar lo anterior.

Las Guerras de Cuarta Generación, constituyen, a nuestro modo de ver, el mayor cambio desde la Paz de Westfalia de 1648: marcan el fin del monopolio del uso de la gue-rra por parte de los Estados. Representan, si se nos permite la expresión, una suerte de depu-ración y perfeccionamiento de la forma de ha-cer la guerra, pero con nuevas singularidades y no exenta de paradojas.

La creciente pérdida de legitimidad de algunos Estados, con el consiguiente deterioro y destruc-ción de sus instituciones, como sucede en So-malia, produce una pérdida del monopolio del uso de la fuerza por parte de los Estados sobre su propio territorio, lo que configura, de cierta forma, una suerte de regreso a los modos de conflicto comunes más propios a las guerras de la antigüedad. Así, al perder dicho monopolio, el sistema internacional se enfrenta a un siste-ma pre-westfaliano, en donde clanes, tribus, u organizaciones (entidades no estatales) y no los Estados, hacen la guerra. A modo de ejem-plo, los “Señores de la Guerra” somalíes,

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actúan como los Condotieros7 mercenarios del siglo XIV. Los nuevos enemigos en las Gue-rras de IV Generación, utilizan medios y tácticas distintas de las formales: el terrorismo y la inmigración forzada e ilegal, serán medios normales para ellos. Tampoco se apegan a las Convenciones de Ginebra, o a cualquier otro tipo de ordenamiento de las conductas en la guerra.

Desde un punto de vista analítico, las Gue-rras de Cuarta Generación, puede ser vista como un empleo tridimensional de los medios, ya que contienen lo físico (el comba-tiente en sí), lo mental-valórico (creer en el por qué se combate y en la validez de su causa), y lo moral (la cultura y/o la visión religiosa que moldea y refuerza todo lo anterior).

Por otro lado, se caracterizan por la descentra-lización, tanto del mando como de las fuerzas, las cuales en gran parte están organizadas en base a células que no guardan mayor comuni-cación entre ellas y, generalmente, se activan de forma independiente; aunque en algunos casos, como en Afganistán, puede existir una alianza y una mayor coordinación entre estas células (Talibanes y Al Qaeda) para hacer frente a un enemigo mayor (Estados Unidos).

Al ser una guerra mucho más amplia en su concepción, con actores nuevos, alejados de la concepción “estatal” de las guerras, las dife-

7 . Los Condotieros (Condottieri, en italiano) fueron los Capi-tanes de las tropas mercenarias que prestaron servicio a di-versas ciudades estados de Italia desde finales del Siglo XIII hasta mediados del XVI. Provenían principalmente desde regiones de Alemania, Aragón y Cataluña. Juan de Bohemia y Roger de la Flor, destacan entre los principales Capitanes Condotieros.

rencias culturales, no entre Estados, sino entre los individuos y grupos, clanes o movimientos, será vital: no adoptarán las formas de los ejérci-tos regulares ni combatirán de la forma clásica. A nivel global, y en la mayoría de los conflictos activos del mundo de hoy, los ejércitos de Esta-dos Unidos, el Reino Unido, Francia, Rusia, Israel y Colombia, están combatiendo con actores no estatales: Al Qaeda, Talibanes, rebeldes cheche-nos, Hamas y Hezbollah, y las FARC, respecti-vamente. En muchos de estos casos, el Estado, está perdiendo terreno, ya que el diseño y la implementación de las fuerzas militares con-vencionales fueron pensados para ser aplicados frente a un enemigo convencional, y no contra la insurgencia, la guerrilla, o el terrorismo. De esta forma, los equipos, las tácticas, e inclusive el en-trenamiento clásico, resultan a veces improduc-tivos y hasta contraproducentes.

En definitiva, podemos entender las Guerras de Cuarta Generación como una guerra singular, mucho más depurada y global, la cual apunta a erosionar las fortalezas del adversa-rio/enemigo, de forma paralela a explotar sus debilidades, utilizando para ello, métodos que difieren sustancialmente del modo habitual – si se nos permite la expresión – al que nos habíamos acostumbrado durante el Siglo XX.

El desarrollo y el esfuerzo montado para la con-ducción de una Guerra de Cuarta Gene-ración, al igual que en las anteriores, deberá ser integral y coordinado, abarcando lo político, lo militar, lo económico, y lo social, pero integrando ahora y dándole la importancia que corresponde, a aspectos culturales y también religiosos. Así en-tonces, distinguimos como una característica de

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las Guerras de Cuarta Generación, los centros de gravedad que sustentan la arquitectu-ra de determinadas sociedades, las cuales, si bien han evolucionando, giran aún alrededor de un fuerte sentido nacionalista, construido sobre la base de la familia, lo tribal y los clanes; en donde se verifica que el individuo tiene sentido de per-tenencia, en la medida de su compromiso con la lucha en contra de los enemigos señalado como tal por su código de creencias o por su religión. En Afganistán, por ejemplo, los Talibanes reclutan sus milicias por medio del “llamado de Ala a combatir a los infieles que han in-vadido la nación afgana”, usando, en for-ma paralela, el factor nacionalista como cemento social, y la religión como motivador colectivo de que lo que están haciendo, “está bien”.

El desafío para los Estados occidentales, es po-der evitar alianzas entre las células, buscando dividirlas o bien aprovechando las rivalidades entre las étnias, tribus o clanes que componen dichas células, provocando un conflicto entre ellas. Esto lo hemos visto, indistintamente, en el proceder de las coaliciones que han comba-tido en Irak y en Afganistán.

Finalmente, un sello distintivo de las Guerras de Cuarta Generación, será el uso, cada vez mayor, de operaciones sicológicas, las cua-les tendrán por objetivo afectar la moral de la sociedad civil del enemigo para, por este me-dio, controlarla o hacerla variar sus patrones de conducta. En otras palabras, “apuntando al control del cerebro humano”, con el objeto de lograr un dominio paulatino de lo social, de lo político y sobre todo, de lo militar.

El entorno Internacional, las Guerras de Cuarta Generación y los espacios marítimos.

Una mirada realista al escenario actual permite observar que, los impactos de la globalización en la economía, la innegable existencia de intereses nacionales asociados a cada uno de los Estados y la existencia de conflictos aún no resueltos, han provocado el surgimiento de amenazas con el potencial de golpear, con inusitada violencia, a los estados sin impor-tar ya su ubicación geográfica. Reconocemos, entonces, que existe un efecto importante y significativo del proceso globalizador, en las áreas de la seguridad y de la defensa, y que la interdependencia de los Estados ya no es una teoría sino un hecho.

La interdependencia a la que nos referimos, constituye, para diversos académicos y estra-tegas del Siglo XXI, la causa que motiva el que se perciba que la intensidad de las amenazas tradicionales parece haber disminuido, sin que ello signifique su desaparición; señalando que también es causa del surgimiento, cada vez con más fuerza y persistencia, de nuevas formas de enfrentamiento y nuevas fuentes de riesgos, marcando así la transición desde una era de predominio de la guerra entre los Estados, a una donde la seguridad colectiva y la cooperación entre los mismos resulta un requisito esencial para asegurar el desarrollo de los pueblos.

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Esta interdependencia, característica del mundo globalizado actual, nos señala que la seguridad de los Estados y por ende su de-sarrollo, están ligados, más que al desarrollo autónomo de sus capacidades individuales a la respuesta que ese estado pueda dar a las políticas que en este ámbito lleven adelante otras naciones. Hoy más que nunca en la his-toria, nos percatamos que los Estados tienden a asumir formas asociativas y cooperativas de seguridad las que a su vez tienden a incre-mentar su dependencia individual respecto del sistema de relaciones internacionales en el que se encuentran insertos.

Esta forma asociativa y cooperativa, actualmen-te está presente en la realidad internacional, ya que dentro de las nuevas amenazas, el terroris-mo marítimo y la piratería internacional, pasan a ser dos aspectos de relevancia, y que si bien, su accionar podrá ser local, sus efectos sin duda alguna, son globales. Ejemplo de lo anterior, lo constituye la Operación Atalanta, desarrollada y liderada por la UE y la OTAN, para contrarrestar la amenaza de la piratería somalí a las aguas internacionales: en pocas palabras, dicha opera-ción ha significado pasar de “pensar global-mente” a “actuar localmente”.

El ejemplo anterior nos coloca en la ruta correcta para abordar el último tópico de nuestro trabajo. Los espacios marítimos comunes, son factores determinantes en la seguridad y estabilidad de casi todos los Estados, debido a la importancia de los océanos para el desarrollo de la huma-nidad. Como muestra de ello, bastan dos datos estadísticos: en el mundo entero, 2.2 billones de personas viven a menos de 100 kilómetros

de la costa; y casi 50 mil buques de gran calado transportan el 80% del comercio mundial. Las amenazas referidas en párrafos anteriores, sin-gulares en su origen, cuando atentan contra esta realidad, terminan impactando a toda la comu-nidad internacional, nutriendo, en gran medida, lo que actualmente percibimos y entendemos como Guerras de Cuarta Generación.

No nos extenderemos mayormente en ello, pero es un hecho que:

1. La Seguridad Marítima es un problema global que requiere de una respuesta in-ternacional, conjunta y coordinada.

2. Ningún Estado por sí sólo puede garanti-zar la seguridad de los espacios marítimos comunes, de ahí que se requiera la coope-ración internacional para enfrentar estas amenazas.

Para su contención y combate, y recordando el artículo de los Almirantes Morgan y Martoglio, “1000 Ships Navy”, aparecido en noviembre de 2005 en la Revista estadounidense “Proc-cedings”, se requiere de un nuevo enfoque mucho más integral y flexible y, entendiendo que la seguridad de los océanos es requisito in-dispensable para el desarrollo y crecimiento del comercio marítimo, de una manifiesta voluntad de cooperación de la comunidad internacional, por medio de sus respectivas Fuerzas Navales, para colaborar en la vigilancia y protección de los espacios marítimos comunes.

Chile no está ajeno a esta realidad compleja que caracteriza al mundo de hoy, y así lo ha asumido, definiendo metas específicas posi-bles de alcanzar, en pos de que ellas generen

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el bienestar y desarrollo armónico de sus ciu-dadanos. La apertura e inserción de nuestra economía, por medio de un estrategia de re-gionalismo abierto exitosa, nos expone ante cualquier riesgo, amenaza o crisis de carácter internacional. Por ello es que Chile pone énfa-sis en la promoción de la paz y la seguridad in-ternacional, asignándole una especial impor-tancia a la estabilidad en el resto de los países, consciente que de esa estabilidad depende en gran parte el propio desarrollo.

Chile apuesta por una mayor cooperación e inte-racción con los demás Estados y Marinas amigas, existiendo además, una voluntad real de cooperar en el cuidado, la vigilancia y la protección de los mares del mundo, toda vez que, abierto al Pacífico y reconociendo su destino marítimo, hace suyo y valora el que el desarrollo está unido íntimamente a la libertad y al libre tránsito por los mares. Este compromiso de cooperación que mueve a la Ar-mada de Chile, esta contenido en su Estrategia de los Tres Vectores, los que contribuyen de forma concreta a la construcción del “Proyecto País”, el cual demanda de un entorno internacional, regional y vecinal, estable y en paz. Esta visión estratégica, herramienta de nuestra Política Ex-terior, está condicionada por la realidad de Chile como Estado singular y soberano, pero también por nuestra realidad marítima, y es, en este punto, donde la Armada contempla su participación en todos aquellos ámbitos en que los intereses y la Seguridad Nacional así lo demanden.

Esta estrategia, en síntesis, apunta a estable-cer las condiciones necesarias para el control del mar en tres condiciones o situaciones di-ferentes:

El Vector de la Defensa Nacional, es de natura-leza conjunta, ya que la Armada actúa de forma conjunta con el Ejército y la Fuerza Aérea, con el fin primordial de proteger nuestro territorio, a sus ciudadanos, sus bienes, y sus derechos, en casos de agresión o amenaza, por medio de una disuasión real y creíble. Bajo esta perspec-tiva, la Armada contribuye a la seguridad integral de Chile, en la consolidación de un entorno estable y pacífico, exigencias fun-damentales para asegurar nuestro desarrollo.

El Vector Marítimo, el cual apunta al fomento y a la protección de nuestros intereses marítimos, promoviendo el uso y explotación racional del po-tencial económico, turístico y deportivo de nuestro mar. En este sentido, la Armada en condiciones normales y de paz, actúa por medio de la Direc-ción General del Territorio Marítimo que, en su calidad de Autoridad Marítima Nacional, opera a través de los medios de las distintas zonas navales a lo largo del país. Al mismo tiempo, apunta, en tiempos de guerra, a asegurar el control del Mar, con la intención de utilizarlo en beneficio de la propia maniobra, y al mismo tiem-po, negárselo al enemigo; y en tiempos de paz, como ahora, asistir al desarrollo nacional y pro-teger la vida de aquellos que trabajan y viven del mar, asegurando la protección de los recursos vivos y renovables, protegiendo el diverso y delicado medio ambiente marino, haciendo cumplir las le-yes del Estado de Chile y de los convenios interna-cionales suscritos, en materias de ámbito marítimo en los casi 30 millones de kilómetros cuadrados entregados a nuestra responsabilidad, dentro de la cual, la principal obligación es la mantención de la seguridad humana en la alta mar.

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El Vector Internacional, se orienta a lograr esa cooperación internacional en ma-terias de seguridad, y en donde la Armada constituye una proyección del poder nacional y herramienta vital de la política exterior de Chile. En este ámbito la Armada actúa de manera combinada junto a otros países en operaciones multinacionales con el objeto final de conser-var la paz y la estabilidad del sistema interna-cional, permitiendo el libre y seguro tránsito de las personas y bienes a través del mar, lo que resulta necesario para nuestro desarrollo y progreso. La realización de los ejercicios Rim-pac8, Panamax9, Teamwork South10,

8 RIMPAC, o Rim of the Pacific, es probablemente el mayor ejer-cicio combinado en el mundo. RIMPAC es dirigido, y constitui-do, por Estados Unidos y Gran Bretaña, pero paulatinamente, ha ido involucrando a los países ribereños del Océano Pacifico. Su objetivo, además de dar mayor seguridad y estabilidad en las aguas del Océano Pacifico, es lograr desarrollar un mayor nivel de interoperabilidad entre las Armadas de los países ribereños del Pacífico. El primer ejercicio RIMPAC tuvo lugar en 1971, y en ella tomaron parte Estados Unidos, Aus-tralia, Canadá. Posteriormente, Gran Bretaña, Chile, Japón, Perú, Corea del Sur, México, y Francia, además de otros países han tomado parte activa en dicho ejercicio.

9 PANAMAX es un ejercicio combinado multinacional creado por iniciativa de Chile, Panamá y Estados Unidos en el año 2003, para dar seguridad a la zona del Canal de Panamá. Desde entonces, Panamax ha venido creciendo en parti-cipación de países: en el 2004, nueve naciones tomaron parte; en el 2005, participaron 15 naciones; en el 2007, 18 naciones participaron de dicho ejercicio; y en el 2008, fuerzas combinadas de 20 países de América tomaron parte de dicho ejercicio, con la presencia como observadores de Francia, España, México y Paraguay. Para la versión 2009 del ejercicio, que se realizará entre el 21 y 22 de septiembre próximo, Chile participará con la Fragata FF-50 “Cochrane”.

10 TEAMWORK SOUTH (TWS), es un ejercicio combinado mul-tinacional que apunta a complementar de cierta forma, lo logrado en UNITAS. Este ejercicio se viene desarrollando des-de 1995 cada dos años (años impares), y tiene por objetivo

Marcot11, Viekaren12, y Unitas13, refuer-zan nuestro compromiso con la seguridad inter-nacional, y al mismo tiempo, consolida su pres-tigio como una Armada de “Aguas Azules”.

mejorar la capacidad de las Armadas en materia de guerra submarina, guerra de litoral y guerra anti aérea, para así au-mentar de forma progresiva el entrenamiento operativo entre las unidades navales de los respectivos Estados participantes en dicho ejercicio. En sus orígenes, este ejercicio agrupaba a las Armadas de Estados Unidos, Canadá, Gran Bretaña y Chi-le, para luego ampliarse incluyendo a Estados como Brasil, Francia, Australia, y España. El ejercicio, en su versión 2009, se desarrollo entre el 22 de junio al 3 de julio, en la zona de Me-jillones (Norte de Chile), y tomaron parte unidades navales y aéreas de Brasil, Francia, Gran Bretaña, Estados Unidos y Chile.

11 . MARCOT (Maritime Combined Operationes Trainig), es un ejercicio multinacional liderado por Canadá. El objetivo de este ejercicio apunta a mejorar las capacidades operativas de las fuerzas multinacionales que operan bajo mandato de Naciones Unidas. Chile, desde 1995, se incorpora a este ejer-cicio naval que integra además, a las Armadas de Estados Unidos, Canadá, Gran Bretaña y Australia.

12 . VIAKAREN, es un ejercicio combinado bilateral entre Chile y Argentina que apunta a lograr una mejor y más estrecha cooperación entre las Armadas de Chile y de Argentina, en materias de búsqueda, rescate marítimo y control sobre la contaminación marina. Junto con ello, este ejercicio apunta a incrementar la interoperabilidad entre ambas Armadas, reforzando los vínculos institucionales y políticos entre San-tiago y Buenos Aires, a partir de las experiencias obtenidas en las prácticas que se desarrollan en dicho ejercicio. Este ejercicio ha sido desarrollado desde el 8 de abril de 1999, y se circunscribe a la región austral compartida entre Chile (Tercera Zona Naval) y Argentina (Área Naval Austral de Us-huaia) En su versión 2008, este ejercicio se desarrolló en el mes de junio.

13 . UNITAS es un ejercicio combinado internacional realizados por la Armada de Estados Unidos junto con las Armadas de América Latina. UNITAS como tal, se origina a raíz de la Primera Conferencia Naval de Panamá en 1959, dentro del marco legal, y político-estratégico, que da el TIAR. En cierto sentido, UNITAS fue parte de la política de la contención ha-cia la expansión, tanto física como ideológica, de la Unión Soviética durante la Guerra Fría. El primer ejercicio de UNI-TAS se realizó en Venezuela en agosto de 1960. Actualmen-te, desde 1999, UNITAS se estructura entorno a tres fases: en el Caribe, en el Atlántico y en el Pacifico.

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C A R Á C T E R G E N E R A L

Así, por medio de una visión tridimen-sional de la seguridad, es que la Amada de Chile determina su accionar en tres tipos de escenarios: un ámbito nacional propiamente naval y marítimo, en el cual actúa en forma independiente, de acuerdo a sus propias doc-trinas; un ámbito nacional conjunto, asocia-do a la defensa de la soberanía e integridad territorial y, ocasionalmente, para la proyec-ción exterior, en el marco de una doctrina que priorice la sinergia entre las fuerzas de diversos tipos que participen; y un ámbito internacional combinado, de operación con Fuerzas Navales extranjeras, de naturaleza naval y marítima.

Un punto clave en nuestra Estrategia, es el hecho de que sostenemos que las Fuerzas Armadas, y particularmente la Armada, son instrumentos que no se agotan en la defensa del territorio nacional, sino que, en un mundo global, constituyen instrumentos activos de la presencia y acción internacional del Esta-do. Es así, que para la Armada de Chile, este compromiso por la protección de los mares, se refleja con su participación en una serie de ejercicios multinacionales, destinados a dar protección y seguridad en determinadas zonas marítimas que representan, tanto para Chile, como para la comunidad internacional, un interés de primer orden.

Efectivamente, la Armada de Chile está pre-sente de forma activa, como ya se mencio-nó, en varias operaciones, como Unitas, Panamax, Rimpac, y en la Patrulla Antártica Combinada con Argen-

tina, con el objetivo fundamental de pro-teger y asegurar las vías de comunicación marítima, la vida humana en el mar, así como del mar territorial y de los recursos na-turales presentes en dichas zonas, las cuales son preocupación máxima de la Armada de Chile.

Es evidente que Chile, así como todos los estados del mundo, dada sus capacidades, por si sólo no puede proteger su comercio internacional, mayoritariamente marítimo, ni tampoco las áreas marítimas comunes, afectadas en muchos casos, por estas nue-vas amenazas, como la piratería y el terro-rismo, que nutren a su vez a las Guerras de Cuarta Generación. Chile, al igual que gran parte de la comunidad internacio-nal, está comprometido con el libre comer-cio, la estabilidad y la paz, el respeto al de-recho internacional, y al orden internacional establecido por Naciones Unidas; y debe, en consecuencia, estar en condiciones de reaccionar en comunidad con otros Estados, frente a eventuales riesgos y amenazas que afecten los intereses comunes.

Valparaíso, Agosto 2009.

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¿HAY CARRERA ARMAMENTISTA EN SURAMÉRICA?

Po r : D o c t o r ; A L E J O V A R G A S V E L Á S Q U E Z 1 YD o c t o r ; C H R I S T I A N Á LV A R E Z G Ó M E Z 2

Durante la ‘guerra fría’ la seguridad y la defensa se basó en el esquema bi-polar de la disuasión mutua asegurada; dos grandes campos, el capitalista y el socialista, con una superpotencia nuclear a la cabeza de cada uno y una alianza militar que las respaldaba, Estados Unidos y la OTAN en el campo occidental y la Unión Soviética y el Pacto de Varsovia en el oriental. Esto suministraba una cierta certeza y estabilidad global. América Latina, con la excepción cubana, era parte integral del campo occidental.

Terminada la ‘guerra fría’ el mundo pasó a un esquema unipolar, con un único hegemón dominante, los Estados Unidos. En el período inicial de la postgue-rra fría, se entró en una fase optimista; se suponía que con el hundimiento del comunismo y el triunfo de la democracia y la economía de mercado, se empezaría una fase de progreso y bienestar global y habría una gradual dis-minución de los enfrentamientos armados. Pero este optimismo duró poco. Ya a mediados de los 90s comienzan a evidenciarse otra serie de amenazas a la seguridad –el narcotráfico, el crimen organizado, los conflictos étnicos y religiosos, entre otras-, los conflictos internos y guerras civiles antes que ten-der a concluir comienzan a degradarse y surge la denominación de ‘nuevas guerras’, para referirse a este tipo de conflictos al interior de los países, pero no necesariamente contra los Estados, sino aún sin la presencia del Estado. Se entra en un escenario de incertidumbre creciente.

1 Profesor Titular Universidad Nacional de Colombia y Director del Grupo de Investigación en Segu-ridad y Defensa

2 Politólogo de la Universidad Nacional, Especialista en Finanzas y Administración Pública de la Uni-versidad Militar Nueva Granada y miembro del Grupo de Investigación en Seguridad y Defensa

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C A R Á C T E R G E N E R A L

Después de los atentados terroristas del 11/9 en Estados Unidos, entramos en el período de la denominada ‘guerra contra el terrorismo’ declarada por George W. Bush como respuesta a los mismos y el terrorismo de alcance global se va a convertir en la principal amenaza para la seguridad, según el discurso de la potencia dominante. La lógica de la ‘guerra fría’, basada en la relación amigo-enemigo, parcialmente se re-instala, suplantando ahora el enemigo comunista por el enemigo terrorista. En Amé-rica Latina esta amenaza se va a adicionar con la del narcotráfico.

Pero en el entretanto en América Latina, si bien la arquitectura de seguridad propia de la gue-rra fría había hecho crisis –especialmente el TIAR-, diversos gobiernos eran ganados elec-toralmente por fuerzas políticas de centroiz-quierda y éstos buscaban una cierta distancia de Washington, pero no era clara la posibili-dad de una nueva arquitectura de seguridad regional –los resultados de la Conferencia de Seguridad Hemisférica de México en 2003 lo mostraron-. Es realmente con la creación de UNASUR y el Consejo Suramericano de Defensa –liderados por Brasil como potencia emergen-te regional- que comienza a vislumbrarse un esquema de seguridad subregional –limitado a Suramérica, por ahora-, pero sin que tensio-nes propias de la lógica de la ‘guerra fría’ hayan desaparecido del todo.

Situaciones como el conflicto interno armado colombiano y su tendencia a regionalizarse, de un lado, y el llamado ‘socialismo del siglo XXI’ del gobierno Chávez, del otro, con su nueva

doctrina de seguridad y defensa, en la cual su principal amenaza es una hipotética interven-ción norteamericana, explican porqué estamos viviendo una situación de seguridad y defensa similar a la de la ‘guerra fría’, a pesar de haberse derrumbado el muro hace veinte años.

Latinoamérica cuenta con algunas característi-cas relevantes hoy 3 : 1) una región democráti-ca; 2) una región inequitativa con grandes sec-tores marginados -33,2% de población vive en situación de pobreza, y de ellos 12,9% están en situación de indigencia-; 3) un área marginal en los temas globales; 4) una alta heterogenei-dad; 5) sin mecanismos regionales efectivos de resolución de conflictos; 6) carencia de lideraz-gos regionales efectivos; 7) hay modelos de desarrollo diversos: i) pro-socialismo del siglo XXI -Bolivia, Cuba, Ecuador, Nicaragua, Para-guay, Venezuela-, ii) pro-mercado -Colombia, Costa Rica, Panamá, Perú-, iii) mercado más políticas sociales –Brasil, Chile, El Salvador, México, República Dominicana, Uruguay-, iv) otros –Argentina, Haití, Honduras-.; 8) alto grado de desconfianza recíproca; 9) una región sin sentido estratégico -no poseen una visión común y no tienen un sentido estratégico com-partido-.

Desde el punto de vista de la seguridad y la de-fensa, América Latina ha sido considerada histó-ricamente con las siguientes características: una región unipolar, la influencia norteamericana ha

3 Con base en ROJAS ARAVENA, Francisco, “América Latina: De-fensa y Seguridad en el S XXI”, Ponencia presentada al Semi-nario sobre “La situación de la Defensa en América Latina y las perspectivas a futuro”, RESDAL, La Paz (Bolivia), Julio, 2009

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sido evidente; una región desnuclearizada y libre de armas de destrucción masiva; con bajo nivel de conflicto interestatal –comparado con otras regiones del mundo-; una región con bajo gasto militar comparado; con profundas asimetrías, no sólo frente a la potencia norteamericana, sino entre grandes países como Brasil y México y los demás; por todo lo anterior, considerada marginal en asuntos estratégicos globales.

Pero existen unas percepciones más recientes acerca de amenazas y dentro de ellas podemos señalar las siguientes: a) crisis de las relaciones civiles-militares, siendo el caso de Honduras el más relevante, pero con antecedentes de inter-venciones militares en otros casos regionales; b) el problema del narcotráfico y la violencia creciente, adicionalmente a la región andina, en México y otros países de Centroamérica; c) la utilización de siete bases militares colombianas por los Estados Unidos; d) el armamentismo cre-ciente en la región con diversas justificaciones.

Comportamiento del gasto militar en SuraméricaComo lo mencionamos antes, tradicionalmente Latinoamérica ha sido considerada la región del mundo de más bajo gasto militar comparativo e igualmente de baja conflictividad interestatal comparada con otras regiones del mundo. Pero hay movimientos en esta temática y cifras de di-versas fuentes lo reseñan –SIPRI, el “Balance Mi-litar de América del Sur 2008” del Centro Nueva Mayoría de Buenos Aires y el “Atlas Comparativo de Defensa en América Latina” de RESDAL 2008-.

El gasto militar mundial en 2007 fue de 1.339.000 millones de dólares corrientes –pasó de 745.000 millones en 1998, a 894.000 millo-nes en el 2002-, de los cuales Estados Unidos re-presentó el 41% (545.328 millones de dólares), seguido de Reino Unido con el 4.7%, Francia el 4.5% y Japón el 3.3.%. Todos los países que componen UNASUR representaron solo el 2.9% (39.143 millones de dólares), lo cual reafirma el escaso peso global que representa la región.

Si tomamos los presupuestos de defensa de 2008 en Suramérica, con base en datos del SIPRI (Ver Cuadro de Gasto Militar por País) tenemos que Brasil ocupa el primer lugar con 27.477 millones de dólares –incluyendo la inversión por 12.000 millones de dólares en compra de armamento a Francia-, seguido por Colombia con 6.568 millones de dólares, Venezuela con 4.987 millones de dólares –sin incluir los cerca de 7.000 millones de comprar de armamento, probablemente financiados por vía de créditos extrapresupuestarios- y Chile con 4.778. Ecua-dor destinó 1.364 millones de dólares.

En relación con el PIB nacional, y según fuen-tes de RESDAL-Nueva Mayoría, tenemos que el presupuesto de defensa de Ecuador repre-senta el 3,41%, seguido del de Colombia con el 2,97%, Chile con el 2,63% y Brasil con el 1,62%. En Venezuela el presupuesto de defen-sa representa el 1,00%. En relación con el total del presupuesto del Estado, el presupuesto de defensa de Ecuador representa el 10,7%, seguido de Colombia con el 9,3%, Chile con el 8,49%, Uruguay con el 7,31% y Perú con el 5,86%. En Venezuela representa el 5,24%.

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En lo relativo al porcentaje del presupuesto que se dedica a inversión, según RESDAL-Nueva Mayoría, tenemos que Chile es el país que más destina a la misma con 27,48% -por los recursos derivados de la Ley del Cobre este presupuesto pasó de 249 millones de dólares en el año 2004 a 1.390 millones de dólares en el corriente año-, seguido de Colombia con el 12,98%, Ecuador con el 10,16%, Brasil el 6,95% y Venezuela el 5,19%.

En cuanto a los efectivos de las Fuerzas Armadas en la región suramericana, el mayor número lo tiene Brasil con 334.743, seguido por Colombia con 310.567, y Venezuela con 163.364. Ecuador cuenta con 37.448. Los países que conforman el MERCOSUR (Brasil, Argentina, Paraguay y Uru-guay) cuentan con un total de 442.437 efectivos y los que hacen parte de la CAN (Bolivia, Colom-bia, Ecuador y Perú) con 476.235 efectivos. Si se utiliza el indicador de efectivos militares por cada 10.000 habitantes tenemos que el primer lugar lo tiene Uruguay con 74, seguido de Co-lombia con 66, Venezuela con 59, Bolivia con 43 y Chile 42. Ecuador tiene una relación de 27.

Comparativamente, Colombia dispone de la segunda fuerza militar más grande de Suda-mérica, después de Brasil. El pie de fuerza del país creció en un 81% desde 2002, llegando a contar con 310.000 efectivos en 2008, dupli-cando el número de militares venezolanos4 y superando por mucho los apenas 37.000 hom-

4 En 2005 se crearon las milicias bolivarianas, un ejército paramilitar a sueldo que tiene por objetivo defender la República Bolivariana contra cualquier agresión interna y/o externa.

bres ecuatorianos. Más allá del tamaño, las Fuerzas Armadas colombianas parecen poseer una primacía táctica, estratégica y de inteli-gencia frente a sus pares de Venezuela y Ecua-dor –gracias a la experiencia dada por 40 años ininterrumpidos de combate–, demostrada en la citada Operación Fénix, un operativo militar quirúrgico que produjo la muerte de Raúl Re-yes en suelo ecuatoriano sin que los militares de ese país siquiera se dieran por enterados.

¿Podemos hablar de carrera armamentista en la región?

Conforme a las estadísticas presentadas por el Stockholm International Peace Re-search Institute SIPRI, sólo en 2008 la región gastó unos US37.000 millones para fines militares, siendo Brasil, Colombia, Chile y Vene-zuela, los países que mayores recursos utilizaron en cometidos bélicos. Sin embargo, estas cifras no consideran los acuerdos militares ‘extrapre-supuestales’ hechos por Venezuela y Brasil con potencias europeas (Rusia y Francia respectiva-mente) que incrementarían el gasto militar de la región en unos US19.000 millones. Conside-rando estos dineros, el gasto militar de la región creció en más de 230% entre los años 2000 y 2008 Ver Gráficos Evolución del Gasto Militar en la Región 2000-2008 y Participación en el Gas-to Militar Regional 2008). Entre las principales inversiones hechas por los países están las com-pras de aviones de combate, submarinos, bu-

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ques, tanques y sistemas de defensa antiaéreos y radares de detención temprana. La compra de este tipo de armamento, propio de una guerra convencional entre Estados que no se justifica dado el contexto de relativa paz regional, puede ser un indicador del tenso ambiente que se está fraguando en la región. Habría que señalar ade-más el constante incremento en el número de efectivos en las distintas Fuerzas Armadas que, para 2008, sobrepasaron el millón de uniforma-dos estando concentrados un 29% en Brasil y un 27% en Colombia, según datos de RESDAL.

En 2008 Brasil gastó alrededor de US$27.000 millones en asuntos de defensa que lo convier-ten en la primera potencia militar de Sudamé-rica. De estos recursos, unos US12.000 millones corresponden a un acuerdo militar que el país firmó con Francia para la adquisición de 50 he-licópteros de transporte EC-725 y cinco subma-rinos Scorpene, uno de ellos nuclear, los cuales disponen de seis tubos de lanzamiento para 18 torpedos y tienen una autonomía de navegación bajo agua de hasta 50 días. Este acuerdo forma parte del Plan de Defensa Nacional, una políti-ca de modernización de las Fuerzas Armadas implementada por el gobierno de Luis Ignacio Lula que tiene como objetivo la protección de los yacimientos de petróleo y la defensa de la Amazonía. Además de las compras realizadas a Francia, desde 2005 Brasil ha incorporado 15 aviones de combate, 30 helicópteros artillados, vehículos blindados y sistemas de defensa aérea y marítima, y tiene planificado adquirir otros 36 aviones de combate entre 2009 y 2010.

Históricamente Chile ha gozado de una grande capacidad económica que le permite la adqui-

sición de armamento de punta. Gracias a la Ley del Cobre, según la cual un 10% de las ventas internacionales del cobre deben ser utilizadas en inversiones militares, el país se ha puesto en la vanguardia militar de la región y es hoy, después de Brasil, la potencia militar más avan-zada de Sudamérica; de acuerdo al SIPRI, Chile posee unas Fuerzas Armadas equiparables a las de algunos países miembros de la OTAN. En los últimos años, Chile ha consolidado la flota de aviones de combate más grande de la región con la incorporación de los cazabombarderos F-16, además de la segunda Armada regional compuesta por modernas fragatas y patrulleras, submarinos y sistemas de defensa antibuque. Las compras también incluyen helicópteros ar-tillados y tanques Leopold I y II, entre otros equi-pos de guerra de alta tecnología. Las adquisicio-nes chilenas, justificado como modernización y renovación de armamento, ha despertado el re-celo de Perú y Bolivia, países con los cuales Chile sostiene conflictos fronterizos de vieja data. Y es que además de las compras realizadas, recien-temente Chile ha estado realizando constantes demostraciones de su poderío militar en zonas limítrofes del Pacifico que han provocado gran inquietud en sus vecinos acerca de las intencio-nes belicistas australes.

A partir de 2002, el gobierno de Álvaro Uribe ha hecho de la alternativa militar la principal vía para terminar un conflicto armado interno que ha azotado a Colombia por más de 40 años. Consecuentemente, según datos del SIPRI, el gasto militar colombiano se ha incrementado en un 74% entre 2002 y 2008, sobrepasando en el último año los US6.500 millones, un 13,4%

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del total regional. Gran parte de estos recursos han sido destinados para incrementar el pie de fuerza militar y modernizar los equipos de gue-rra utilizados en la lucha contra el narcotráfico y el combate de los grupos armados ilegales. A partir de 2005, Colombia ha comprado 37 heli-cópteros, 25 aviones de ataque ligero y ha repo-tenciado sus aviones de combate Kfir y Mirage-5 y planea comprar otros tantos. Sin embargo esta modernización no tiene un carácter ofensivo y, de hecho, el país no dispone de mayor arma-mento que represente amenaza para los países vecinos (tanques, baterías antiaéreas, submari-nos y buques de guerra modernos).

Venezuela por su parte también ha incrementa-do exponencialmente su gasto militar. Entre el año 2000 y 2008, el gasto en defensa venezola-no ha crecido por encima del 200%, incluyen-do la adquisición de armamento por US7.000 millones durante los últimos tres años. Estas compras están contenidas dentro de un paquete de inversión de US30.000 millones proyecta-do para 2012 en aras de la revitalización de la Fuerzas Armadas Nacionales FAN. Entre las ad-quisiciones venezolanas se cuentan, entre otros, modernos aviones de combate Sukhoi, tanques de guerra, helicópteros artillados, sistemas de defensa aérea y 100.000 fusiles automáticos de asalto. Estas compras han sido justificadas en la necesidad de renovación de los obsoletos ar-mamentos que ya tenían 30 y hasta 40 años de vida útil y también obligada por el embargo de armas decretado por EE.UU. en 2006.

Las consideraciones anteriores han llevado al uso frecuente –entre medios de comunicación

y algunos sectores académicos– de los términos rearme y carrera armamentista para referirse al comportamiento regional de compras de equipos y material de guerra y el incremento del pie de fuerza en algunos países. El fenómeno se presenta especialmente en seis países: Brasil, Colombia, Venezuela, Chile, Perú y Ecuador. En los escenarios Venezuela/Colombia/Ecuador y Chile/Perú, actualmente los países mantienen enfrentamientos político/diplomáticos que mi-nan la confianza mutua y que hacen de la com-pra de armamento una fuente de suspicacia para sus pares, profundizando los dilemas de seguri-dad y las percepciones de amenaza. Por otra par-te, el caso de Brasil corresponde a una lógica de posicionamiento global del país como potencia mundial que obliga al incremento de su poderío militar para la salvaguarda de sus intereses en su zona de influencia. El resto de países sudame-ricanos parecen no dar prioridad a la moderni-zación de sus Fuerzas Armadas, bien porque no perciben amenaza alguna a su seguridad, bien porque tienen preocupaciones más urgentes en sus agendas de gobierno, siendo destacable la relativa apatía armamentista de Argentina, país de una tradicional jerarquía militar.

Pese a los números aún no parece correcto ha-blar de una carrera armamentista. El término se refiere al rearme simultáneo e interrelacionado de dos o más Estados que sostienen una relación hostil –militar o políticamente, por motivos territoriales o ideológicos– y determinan su capacidad militar en función de la del otro. Los países involucrados en una carrera armamentis-ta perciben el conflicto militar como muy proba-ble o inminente por lo cual mantienen un alto

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nivel de preparación para la guerra5. Quizá las carreras armamentistas más recordadas fueron las protagonizadas por las potencias europeas con antelación a la Primera Guerra Mundial y por EE.UU. y la Unión Soviética durante la Guerra Fría. El fenómeno tampoco es ajeno a Sudaméri-ca: a comienzos del siglo XX, Chile y Argentina se enfrascaron en una relación de este tipo enmar-cada en la disputa por los archipiélagos australes de Tierra del Fuego. Esta carrera armamentista, en la que también intervino Brasil, no derivó en un enfrentamiento militar como tal –salvo algu-nas escaramuzas– pero otorgó el liderato en la región en términos militares a estos países.

Afirma Battaglino que la principal variable para explicar cómo un país percibe y legítima la adquisición de armamentos es el tipo de paz que predomina en la región6. En el ámbito sudamericano predominan dos tipos de paz relacionadas directamente con la naturaleza de las relaciones que los países sostienen entre sí. Se señala que las relaciones en el cono sur, especialmente en los países del ABC (Argenti-na, Brasil y Chile) se basan en un estado de paz positiva en la cual se tratan las causas estructu-rales de la violencia interestatal y se eliminan de esta forma las condiciones que favorecen la guerra. Los mecanismos de confianza mu-tua, los métodos estandarizados de medición del gasto militar y las reuniones periódicas de ministros de relaciones exteriores y de defensa, permiten a estos Estados gozar de cierta esta-

5 Ver: Jorge M. Battaglino, “¿Rearme y carrera armamentista en América del Sur?”.

6 Ídem.

bilidad y tranquilidad frente a sus pares, no percibiendo su poder militar como una ame-naza a la propia seguridad nacional.

Otro es el caso de las relaciones Perú/Chile/Bo-livia y Venezuela/Colombia/Ecuador. Las dife-rencias territoriales e ideológicas no resueltas entre estos países crean las condiciones propi-cias de una paz negativa pues si bien existe un contexto de no guerra, el uso de la fuerza con-tinúa siendo una alternativa posible y la hipó-tesis de conflicto se mantiene. Estos escenarios se caracterizan por una sensación constante de amenaza, lo que incrementa en los países los dilemas de seguridad. Chile sostiene diferen-cias territoriales con sus vecinos del norte que lo obligan a apostar un gran poder militar de disuasión en las zonas de frontera, sembran-do así intranquilidad en Perú y Bolivia. El caso de la otrora Gran Colombia puede explicarse principalmente por la existencia de posturas ideológicas polarizadas e irreconciliables entre un modelo neoliberal de centro derecha y una izquierda radical centralista, una oposición tardía este/oeste a pequeña escala. La situa-ción se complica por la expansión del conflicto armado colombiano, que ha dejado de ser un enfrentamiento interno para convertirse en un conflicto regional debido a la internacionali-zación de los grupos armados ilegales que ac-túan sin respetar fronteras. Mientras Colombia aumenta su presupuesto militar con el fin de hacer frente a estos grupos y demanda la co-operación de sus vecinos, Venezuela y Ecuador perciben en la escalada del poder militar co-lombiano y su alianza con EE.UU. una amenaza para la seguridad de sus naciones.

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Consideraciones finales

Aunque los gastos militares de la región se han incrementado significativamente y algu-nos países han impulsado políticas de rearme, este fenómeno obedece a una estrategia de modernización disuasiva. En este sentido no es conveniente calificar de una actual carrera armamentista en la región, pues el aumento de las compras militares chilenas y venezola-nas no ha provocado una respuesta equivalen-te en Perú y Colombia respectivamente. Sin embargo es preocupante que la adquisición de material bélico de avanzada por parte de Chile, el discurso guerrerista de Venezuela y la expansión del problema de inseguridad colombiana, están generan-do un ambiente de inestabi-lidad regional que lleva a los países involucrados a mirar con recelo el rearme del otro y se están produciendo las primeras reacciones al respecto. De continuar esta tendencia se corre el riesgo de romper la paz fría que se vive, asumiendo un estado de paz frágil en la que se considere al vecino como un potencial adversario y su fortalecimiento militar no como simple reemplazo de material de guerra sino como una verdadera amenaza para la seguridad propia.

La creación de UNASAUR y el Consejo Surameri-cano de Defensa, jalonados por la potencia su-bregional, Brasil, muestran que hay búsquedas autónomas de organización y de solución de los conflictos y tensiones regionales. El ejemplo de cooperación de UNASUR en la solución de la crisis interna boliviana el año anterior, podría ser un precedente para que estos organismos de integración subregional puedan ayudar a distensionar la región y a estimular las medidas de confianza mutua que aclimaten la necesaria confianza, dentro de la diferencia, en la región.

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GASTO MILITAR POR PAÍS 2000-2008 En millones de dólares constantes 2005

PAÍS 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008 VARIACIÓN 2000-2008

BRASIL (1) 12.910 14.879 14.998 12.089 12.392 13.381 12.720 14.737 15.477 19.9%COLOMBIA 3.431 3.786 4.023 4.687 4.621 4.782 5.422 5.579 6.568 91.4%CHILE (2) 3.050 3.166 3.377 3.428 3.975 4.266 4.996 4.864 4.778 56.7%ARGENTINA 2.082 2.048 1.692 1.748 1.813 1.912 1.776 1.738 2.077 -0,2%VENEZUELA (3) 1.484 1.500 1.102 1.072 1.520 2.054 2.709 2.262 4.987 236,1%ECUADOR 314 436 573 777 727 954 922 1.243 1.364 334,4%PERÚ (4) 1.078 1.044 975 988 1.047 1.159 1.193 1.145 1.301 20,7%URUGUAY 243 278 242 232 225 233 237 242 273 12,3%BOLIVIA 144 173 175 187 181 175 177 197 175 21,5%PARAGUAY (5) 68 62 59 53 63 56 64 65 72 5,9%TOTAL REGIONAL 24.804 27.372 27.216 25.261 26.564 28.972 30.216 32.072 37.072 49,5%

(1) En el año 2008 no se incluye la inversión por US 12.000 millones que hizo Brasil en compra de armamento a Francia (diciembre de 2008).

(2) Incluye los recursos transferidos por la Corporación Na-cional del Cobre (CODELCO) para compras militares. Desde 2005 estas transferencias se han incrementado considera-blemente debido al aumento de los precios internaciona-les del cobre.

(3) No se incluyen la inversión por cerca de US 7.000 millones que entre 2005 y 2008 hizo el gobierno bolivariano en compras de armamento probablemente financiados por vía créditos extrapresupuestarios.

(4) En el año 2005 no se incluye la transferencia del 20 % de ingresos de la producción de gas de la compañía estatal CAMISEA a las Fuerzas Armada y a la Policía Nacional.

(5) Hasta el año 2007 no se incluyen los recursos destinados a pensiones militares.

Fuente: SIPRI

Inversión 2008 SIPRI

Brasil 1.404Colombia 1.676Chile 1.175Argentina 60Venezuela 117Ecuador 103Perú 101Uruguay 18Bolivia 6Paraguay 4Total Regional 4.664Cálculos propios

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¿CARRERA ARMAMENTISTA SUDAMERICANA?

Po r : Te n i e n t e C o r o n e l d e I . MH E C T O R S A N T I A G O R A M I R E Z M E N D O Z A

Comandante Batallón Fluvial de Infantería Marina Nº 30

América Latina. En los últimos 10 años el gasto militar en la región se ha incrementado en un 50 por ciento. Algunos países alegan renovación de su arsenal, pero ¿qué es lo que hay detrás?

“No buscamos una carrera armamentista”

La frase se repite hasta la saciedad cada vez que un país sudamericano se refuerza militarmente. Pero, ¿es cierto? ¿La hay?

Cuando alguien se rearma genera celos en el vecino. Y esto adquiere un sabor especial en Sudamérica donde varios países mantienen conflictos históricos, luchan por el liderazgo, tienen líderes en las antípodas ideológi-cas y una carga de mutua desconfianza.

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Las siete bases militares que Colombia permiti-rá usar al Ejército de Estados Unidos en el mar-co de un nuevo acuerdo entre ambos países, ha sido el disparador de una nueva polémica sobre si la región está poniendo la mira con demasiada asiduidad en el rearme militar. Se espera que el tema sea tratado en la reunión de Unión de Naciones del Sur, Unasur.

El convenio militar entre Colombia y EE.UU. despertó la desconfianza en varios países de la región y obligó al presidente Colombiano, Doctor Álvaro Uribe Vélez, a salir de gira para explicar los alcances del acuerdo.

La reacción de su par venezolano, Hugo Chávez Frías, no se hizo esperar. Además, de un nuevo rifirrafe diplomático y comercial, el mandatario anunció un nuevo pacto de rearme con Rusia.

Y el ex presidente Cubano, Fidel Castro, salió a defender el derecho de Venezuela a rearmarse para hacerle frente al emplazamiento de las bases Norteamericanas.

En una región sin perspectivas de un conflicto armado serio, ¿Tiene sentido que Chile tenga cientos de tanques de guerra? ¿O que Venezue-la compre 100.000 fusiles Kaláshnikov AK47? ¿Y que Brasil planee la construcción de un submarino nuclear? ¿No es acaso una región pacífica?

Cada vez más armados

En los últimos años el gasto militar en Suda-mérica aumentó considerablemente.

Para el Instituto de Investigación para la Paz Internacional de Estocolmo (SIPRI), el gasto militar fue de US$ 34.000 millones el año pa-sado, lo que representa un aumento del 50% en los últimos diez años.

En tanto, de acuerdo al Instituto Internacional de Estudios Estratégicos (IISS, por su sigla en inglés) con sede en Londres el gasto se incre-mentó un 91% entre 2003 y 2008, si se toma en cuenta a toda América Latina y el Caribe.

Pasó de US$ 24.700 millones a US$ 47.200 mi-llones, de acuerdo al informe Balance Militar 2009 del IISS.

En una región donde alrededor de un tercio de la población es pobre, esas cifras generan, por lo menos, preguntas.

Carrera hacia dóndeCarina Solmirano, investigadora de América Latina para el Programa de Gasto Militar del SIPRI, es contundente: “No hay una carrera ar-mamentista”.

Sin embargo, Robert Munks, editor para las Américas de la revista británica especializada en temas de Defensa Jane’s Intelligence Wee-kly, le aseguró a BBC Mundo que “hay dos si-tuaciones donde podemos considerar que hay una posible carrera armamentista: entre Chile y Perú y entre Colombia y Venezuela”.

Ambos expertos coinciden en el hecho de que el gasto militar en la región es bajo con respec-to a lo que sucede en otras partes del mundo.

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Expertos en el tema Armamentista aclaran que cuando se mide el gasto militar se habla de “adquisición de armas, y se incluye gasto de personal, mantenimiento, investigación y de-sarrollo militar, construcción y ayuda militar”.

Los analistas explican que “muchas de las com-pras, en realidad, son para reemplazar equipos obsoletos”. Y mencionan que otras de las razo-nes del incremento del gasto “es que subieron el precio de los commodities (materias primas) y entonces hay más dinero para gastar”.

Por su parte, para John Chipman, director del IISS, hay tres razones para el rearme Sudame-ricano.

“Los buenos resultados económicos que han llevado a los gobiernos a ajustar su inversión; la necesidad de modernizar sus Fuerzas Arma-das de parte de países cuyos gobiernos civiles no vieron razones o no tuvieron la voluntad de hacerlo en los últimos 20 años, y también la tensión, especialmente en el Norte Sudame-ricano, pues los grandes países de la región, como Brasil, no quieren que sus fuerzas que-den desmedradas”.

Armas, ¿para qué?

¿Qué sentido tiene que las naciones sudamerica-nas se armen? ¿Para qué se usan las Fuerzas Ar-madas en cada país? ¿Cuáles son las amenazas?

“Casi todos los países de la región tienen poca justificación para seguir aumentando su gasto militar”.

Entre las razones, de los expertos del tema, señalan que las amenazas para la región son la “insurgencia” en Perú de Sendero Lumi-noso y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), el Ejército de Liberación Nacional y los paramilitares en Colombia. En el caso venezolano, “la doctrina militar bajo el gobierno de Chávez se basa en una posible invasión de Estados Unidos o de Colombia para justificar sus compras de armas”.

“Sería cauta con el tema de pensar que Vene-zuela está en una carrera armamentista. En término de números, Chile compra mucho más que Venezuela”,

Es que aunque a veces da la sensación de que Hugo Chávez va a comprar armas a Rusia como quien va al supermercado, en realidad es Brasil el país sudamericano que más gasta en Defensa.

Es el 12° país en el mundo con mayor gasto militar, de acuerdo a los datos del SIPRI. El año pasado desembolsó US$ 23.000 millones, lo que representa el 1,5% del Producto Interior Bruto.

Entre 1999 y 2008 el presupuesto militar au-mentó un 29,9%. Si se toman en cuenta los años de Luiz Inácio Lula da Silva como Presi-dente, el incremento fue del 50%.

El rearme Brasileño tiene varias motivaciones. Entre ellas, el experto en carrera armamentis-ta Solmarino incluyó la “cuestión geopolítica, quiere asentarse en la región como líder natu-ral, y la proyección global, hace años que pelea un asiento permanente en el Consejo de Segu-ridad de Naciones Unidas”.

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También mencionó la defensa territorial de la Amazonia y la presencia de las FARC en la frontera. De hecho, la última adquisición de los militares brasileños es una serie de ocho avio-nes no tripulados, comprados a Israel, con el fin de vigilar las fronteras. Cada uno a un costo de US$4 millones.

Además de que “los nuevos descubrimientos de yacimientos petrolíferos hacen que repien-se su sistema de defensa marítima”. Para ello, Brasil será el primer país de la región en contar con un submarino nuclear.

El caso chilenoLos expertos consultados por BBC Mundo des-tacan la situación militar de Chile.

Munks aseguró que “tiene las Fuerzas Armadas más avanzadas de América Latina”, y destacó la existencia de cazabombarderos holandeses y fragatas británicas, por ejemplo.

“Se puede decir que muchas de las armas en Sudamérica son de segunda mano. Pocos países tienen armamento tecnológicamente avanzado”, subrayó.

En tanto, Solmarino explicó que la existencia de una ley por la que un porcentaje de la venta del cobre chileno se destina a las Fuerzas Ar-madas, permite a Chile darse “el lujo, que pre-ocupa a los países vecinos, de comprar aviones de guerra”.

La rivalidad histórica entre Chile y Perú juega su rol. Días atrás el canciller peruano, José An-

tonio García Belaunde, aseguró que Chile esta-ba incitando una “carrera armamentista”. Y del lado chileno se le respondió que se trataba de una modernización.

Pero Perú también compra. Con el objetivo de que el país tenga “una moderna capacidad di-suasiva”, el presidente Alan García busca rear-mar al Ejército.

A fines de julio anunció que se está cerca de cul-minar una inversión cercana a los US$700 millo-nes para el llamado Núcleo Básico de Defensa.

Los analistas indican que ello significaba, entre otras cosas, la “puesta a punto” de los aviones de la Fuerza Aérea y el recambio de torpedos y misiles de la Marina.

Desde Rusia...

Uno de los grandes proveedores de equipa-miento militar en la región parece ser Rusia. Y Venezuela, su gran comprador.

Entre 2005 y 2008, Caracas le ha comprado a Moscú unos US$4.400 millones en armamen-to. Esto incluye 100.000 fusiles de asalto Ka-láshnikov AK-47 y 24 aviones Sukhoi SU, entre otras cosas.

Si se incluyen las compras a Bielorrusia, China y España, Venezuela ha gastado casi US$ 7.000 millones en los últimos tres años.

Y Chávez se ha pronunciado a travez de los medios de comunicación Nacional un nuevo convenio de rearme con Rusia.

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“Será un conjunto de acuerdos, no sólo de ar-mas, pero será un acuerdo importante de ar-mamento para incrementar nuestra capacidad operativa, la de nuestros sistemas defensivos, de nuestra defensa antiaérea, etcétera...”. Navíos rusos realizaron maniobras militares conjuntas en las costas de Venezuela a fines de 2008.

Por otra parte, la semana pasada Rusia y Boli-via dieron a conocer un convenio que permitirá al gobierno de Evo Morales comprar armas ru-sas y equipamiento para las Fuerzas Armadas por US$100 millones.

El presidente boliviano lo justificó al asegurar: “La verdad, encontré a las Fuerzas Armadas desarmadas”. Y agregó que el equipamiento militar “no será para provocar guerras, sino para defenderse y evitar provocaciones”.

Panorama regionalPara el IISS, en los últimos cinco años los países que más han incrementado el presupuesto de Defensa han sido Venezuela, Colombia, Brasil y Chile.

En el caso colombiano, solamente en 2008 desembolsó unos US$ 5.500 millones para sus compras militares, un 13,5% más que en 2007.

La amenaza de las FARC y la lucha contra el narcotráfico aparecen como las principales razones para el rearme de un país que, según Munks, es de los más avanzados militarmente en el continente.

En tanto, al sur del continente, Argentina y Uruguay mantienen un rol casi accesorio para sus Fuerzas Armadas.

El primero es, en proporción, una de las na-ciones que menos gasta para defenderse en América del Sur.

Y el segundo se destaca por ser el país de la región que más militares destina a las misio-nes de paz de Naciones Unidas, lo que repre-senta el 41% del total regional, de acuerdo al Balance Militar de la Fundación Nueva Mayoría.

¿Y entonces?

Carrera armamentista o no, lo concreto es que no se trata solamente de comprar armas. De hecho, el tema militar ya tiene un órgano polí-tico de coordinación regional.

En marzo de este año los ministros de Defensa de los doce países que forman América del Sur lanzaron el Consejo de Defensa Sudamericano.

Entre sus objetivos se encuentran planificar ejercicios conjuntos, fomentar la capacitación militar de la región y apoyar iniciativas huma-nitarias como la asistencia a víctimas de desas-tres naturales.

Básicamente busca fomentar la cooperación y el diálogo entre las fuerzas armadas de la región, algo útil en América del Sur, donde si bien el riesgo de un conflicto es bajo, parecería que cada vez hay más y mejores armas.

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COLOMBIA: Alerta por armamentismo Ministro dijo que es una amenaza

Al ser cuestionado sobre la donación de seis aviones de combate de Venezuela a Ecuador, el ministro se mostró “respetuoso de las deci-siones” y acuerdos de cooperación y seguridad que puedan establecer los países del área.

“Así como exigimos respeto por las posiciones que asumimos”, también “lo hacemos con los demás países”, aseveró.

Entrenamientos Su homólogo de Ecuador, Javier Ponce, había explicado unas horas antes a la emisora colombiana La FM que los seis aviones Mirage que le donará Vene-zuela serán usados en su mayoría para entrenamiento de pilotos.

Ponce indicó que, en primera instancia, son dos monoplazas de entrenamiento y dos bi-plazas con la posibilidad de que se amplíe a tres cada uno, y desmintió que la donación tenga que ver con la crisis diplomática con Colombia.

“Una cosa es el proceso de diálogo que avanza muy bien con Colombia y otra es nuestra co-operación con Venezuela”, argumentó.

Caracas puso en el “congelador” sus relaciones comerciales con Colombia a raíz de la denuncia de Bogotá sobre un presunto desvío de armas venezolanas para las Fuerzas Armadas Revolu-cionarias de Colombia (FARC).

Quito, por su lado, rompió relaciones diplo-máticas con Bogotá en marzo 2008, luego de que militares colombianos atacaran un campa-mento de las FARC en suelo ecuatoriano, en el

A F P El ministro de Defensa de Colombia, Gabriel Silva dijo que es preocupante la carrera armamentista.

BOGOTA - El ministro de Defensa de Colombia, Gabriel Silva, manifestó su preocupación por la “carrera armamentista” en Sudamérica y ase-guró que constituye “una amenaza a la estabi-lidad regional”.

Contra el progreso

“El armamentismo y la carrera por adquirir cada vez más capacidades bélicas innecesarias es una conspiración contra la derrota de la po-breza, contra el progreso y desarrollo de nues-tros pueblos y una amenaza a la estabilidad regional”, declaró Silva a periodistas.

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que murió el líder rebelde “Raúl Reyes” y otras 25 personas, entre ellas un ecuatoriano.

Sin embargo, la semana pasada los Gobiernos de Ecuador y Colombia anunciaron que iniciarán en octubre un proceso de “diálogo directo” para lograr la normalización de sus lazos diplomáticos.

En relación con el PIB, la inversión en material bélico pasó del 1.67% al 1.77% entre 2007 y 2008. La Comunidad Andina de Naciones (CAN), con 2,20% y 2,66%, supera al Mercosur, que registra el 1,48% y 1,56%.

Ese porcentaje en Chile es del 3,73% en 2008, en Colombia del 3,34% y en Ecuador del 3,81%. Sin embargo, tomado de conjun-to, y teniendo que el índice mundial es del 2,5 %, se observa que se mantiene en general en el subcontinente un reducido esfuerzo en materia de defensa.

Brasil, con un presupuesto estimado para el 2008 de US$27.540 millones es el país que más recursos destina a la defensa, y representa más del 50% de los gastos en ese rubro de la región. Colombia ha pa-sado al segundo lugar con un porcentaje aproximado al 14%, Chile mantiene una participación similar a la colombiana,

y Venezuela aparece en cuarto lugar, con un 6,5% del total de la región.

Brasil ocupa el puesto número doce en el mun-do por gasto militar, de acuerdo con los datos del Instituto Internacional de Investigaciones para la Paz de Estocolmo, Sipri. Entre 1999 y 2008, el presupuesto militar aumentó un 29,9%, y si se toman en cuenta los años de Luiz Inácio Lula da Silva como presidente, el incre-mento fue del 50%.

Si bien el proveedor fundamental del Ejército brasileño sigue siendo Estados Unidos, el país está empeñado en una diversificación de sus abastecedores, desde que Washington se opusie-ra a la venta de unos aviones Tucano a Venezuela.

Arsenal. Tanques rusos como los de la foto, con alto blindaje y equipados con artillería para fuego antiaéreo, son el prin-cipal objetivo de la compras que quiere hacer Venezuela.

En Latinoamérica el único país que invierte más en material bélico es Brasil. Entre el 2007 y el 2008 el gasto militar en la región creció un 30%. Si bien no se puede hablar de una carrera arma-mentista en América Latina, existe un notorio salto en el reequipamiento militar de la región. Según datos del Informe Militar 2008 del Centro para la Nueva Mayoría de Buenos Aires, los presu-puestos militares de la región en el 2007 y el 2008 totalizaron US$39.143 millones y US$51.110 millones, es decir, un salto de un 30% en un año. Dentro de esos incrementos se destacan Venezue-la, con un 29,06%, y Colombia, con un 37,07%.

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En estos momentos tiene lugar una puja por ganar la licitación de compra de aviones ca-zas para la Fuerza Aérea Brasileña, en la que compiten Estados Unidos, Francia y Suecia. El F-18 de Boeing (EE.UU.), el Rafale de Das-sault (Francia) y el Gripen de SAAB (Suecia) fueron seleccionados como finalistas para la licitación que renovará la flota de Mirage 2000 brasileña con un primer paquete de 36 aeronaves, que puede ampliarse en el futuro.

El 7 de septiembre, día nacional de Brasil, Ni-colás Sarkozy visito el país, y es posible que se anuncie la firma de un contrato para la com-pra de cuatro submarinos Scorpène franceses, que comporta la posibilidad de construir en Brasil submarinos de propulsión nuclear. Se maneja una cifra global de US$6.700 millo-nes. El otro contrato para firmar en septiem-bre es la adquisición de medio centenar de helicópteros de transporte de tropas Cougar EC725 de la empresa europea Eurocopter.

Brasil también está negociando con Rusia el intercambio de tecnología para producir u nuevo avión militar junto con Embraer. El año pasado, las dos partes firmaron un acuerdo de cooperación técnico militar, aunque toda-vía no se conocen sus resultados concretos, pero sí se habla de la compra de helicópteros Mi-35, y también existe interés brasileño en aviones de entrenamiento, y otros rubros de producción militar. Sin embargo, Brasil exclu-yó a los aviones Su-35 rusos, de la licitación de cazas en la que compiten Francia, Suecia y Estados Unidos.

Chile fue el primer importador de armas en Sudamérica en el periodo 2004-2008,

ascendiendo a la posición once en el mun-do, desde el puesto 36 que ocupaba, se-gún el Sipri de Estocolmo. Su presupuesto de defensa se duplicó entre 1997 y 2007. Según el Balance Militar 2008 del Centro para la Nueva Mayoría, los fondos aportados por la Ley 13.196 Reservada del Cobre, que permi-ten disponer del 10% de las ventas al exterior de la minería estatal para la compra de arma-mento, permitieron un salto espectacular en la modernización del Ejército chileno, gracias a los altos precios internacionales del metal durante los últimos años. La inversión en ese rubro pasó de US$249 millones en 2004 a US$1.390 millones en 2008.

Este año, Chile planea gastar sobre US$1.000 millones en nuevas compras de material bélico, incluyendo US$500 millones de la Ley del Cobre. Se destaca la compra para la Fuerza Aérea de una segunda partida de 18 cazabombarderos F-16 MLU a Holanda, tres aviones de transporte bimotor CN-235 manufacturados por EADS-CASA de España, cinco helicópteros nuevos Mil Mi-17 rusos, 24 cañones autopropulsados M-109 y equipos de apoyo en Estados Unidos, por un valor de US$275 millones.

La fuerza naval también comprará a EADS-CASA cuatro aviones C-295 de patrullaje y exploración, que se sumarán a tres aeronaves del mismo tipo que fueron encargadas en el 2007.

El crecimiento de las compras chilenas es un factor de alarma en Perú, por el conflicto li-mítrofe entre ambos países. Ello ha llevado al presidente peruano Alan García a modernizar

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su Ejército. Con ese propósito, a fines de ju-lio, anunció que está cerca de culminar una inversión de alrededor de US$700 millones para el llamado Núcleo Básico de Defensa. García indicó que ello significaba, entre otras cosas, la “puesta a punto” de los aviones de la Fuerza Aérea y el recambio de torpedos y mi-siles de la Marina, según el diario El Comercio.

Según datos del Sipri de Estocolmo, Venezue-la fue el segundo mayor importador de armas de la región, por detrás de Chile, y el número 18 del mundo, escalando desde el puesto 55.

“Venezuela se ha centrado en la adquisición de aeronaves tanto de ala fija como rotativa, no obstante haber realizado también el en-cargo de una importante cantidad de buques de vigilancia marítima. A corto y mediano plazos Venezuela tiene presupuestado ad-quirir aviones de transporte, helicópteros de ataque, submarinos, blindados y medios de defensa antiaérea, que de concretarse posi-cionarán a su instrumento militar como uno de los más poderosos de la región”, dice el informe del Centro Nueva Mayoría en Buenos Aires.

La relación militar entre Rusia y Venezuela comenzó a tejerse cuando Estados Unidos restringió en el 2006 la venta de armamen-to a ese país. Entre 2005 y 2007, Moscú y Caracas firmaron contratos armamentís-ticos por un valor de US$4.400 millones. Rusia vendió a Venezuela 24 cazas Sukhoi, 50 helicópteros de combate y 100.000 fu-siles de asalto Kalashnikov, y en 2008 con-cedió un préstamo de US$1.000 millones para la adquisición de nuevo armamento.

En estos días, Chávez anunció la compra de tanques tipo BMP3, MPR y T-72 a Moscú, como reacción al anuncio de la ampliación de la colaboración militar entres Estados Unidos y Colombia.

Esto se suma a las compras de armamento por US$1.531 millones a Rusia y US$27 millo-nes a China entre 2007 y 2008.

Sin embargo, como informa el experto del Centro de análisis de estrategia y tecnología de Moscú, Konstantin Makienko, las cosas no son como parecen: Venezuela estaría ne-gociando la compra de 31 tanques que per-tenecen al Ejército ruso, el cual se está des-prendiendo de ellos y vendiéndolos a terceros países, en su plan de reducción militar.

Nicaragua también ha informado que está in-teresada en comprar entre cuatro y ocho avio-nes, y dos helicópteros rusos para modernizar sus fuerzas aéreas. Rusia ofreció a Bolivia instalar en el país un centro de mantenimien-to para reparar los aviones rusos que vuelan en Suramérica. Como contraprestación, Evo Morales solicitará los rusos un préstamo de US$100 millones para financiar la compra de armas y el nuevo avión presidencial, que cos-tará US$30 millones.

Sorprendentemente, uno de los principales proveedores del Ejército ecuatoriano, alinea-do con Venezuela y Bolivia, no es ni Rusia ni China, sino la moderada Chile, cuyo gobier-no acaba de venderle 14 aeronaves Mirage 50M Pantera, anteriormente utilizadas por la Fuerza Aérea de ese país, aunque los ecua-torianos también manifestaron interés en los helicópteros rusos.

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Los mayores proveedoresEstados Unidos sigue siendo el mayor vendedor de armamentos a la región, con un total de casi US$7.000 millones entre el 2003 y el 2007, pero han empezado a sumarse nuevos proveedores.

Las ventas rusas a América del Sur aumentaron 900% entre 1999-2003 y 2004-2008 y su principal comprador fue Venezuela. Pero también compañías europeas, israelíes, chinas e indias tienen una im-portante presencia, y sacan ventaja de los conflictos ideológicos, o de la negativa de Estados Unidos a vender ciertas tecnologías en la región.

John Chipman, director general de Instituto Inter-nacional de Estudios Estratégicos, dijo en un semi-nario realizado en Chile que “China tiene relaciones militares directas con por lo menos media docena de países en América Latina y ha cooperado con Brasil en tecnología satelital, pero existe poca evidencia de que la diplomacia militar china sea problemática estratégicamente”.

India también está activa. En el Caribe, donde tiene vínculos étnicos, y en Sur América, donde avanza en proyectos de energía y recursos natu-rales, ya realizó su primer acuerdo de exportación de armas a Ecuador en el 2008, vendiéndole he-licópteros ligeros, y con Rusia está promoviendo un misil crucero en la región.

Advierten sobre carrera armamentista en SudaméricaVarios ex líderes políticos y expertos latinoa-mericanos en seguridad mostraron su preocu-

pación por las consecuencias de lo que califican como una carrera armamentística en Sudamé-rica y Nicaragua.

Las inversiones en equipamiento militar en toda Latinoamérica han aumentado casi un 96 por ciento en el último lustro, pasando de 24.000 millones de dólares (16.255 millones de euros) en 2003 hasta 47.000 millones de dóla-res (31.832 millones de euros) en 2008, según precisan analistas políticos en un documento del Foro 2000 que tiene lugar en la capital checa.

Especialistas en el tema matizan que, mientras Colombia y México invierten en armas para atajar sus problemas internos de narcotráfico y efectivos paramilitares, “otros países sin esos problemas internos” se han lanzado a adquirir equipamiento ofensivo.

El ex presidente de Bolivia Jorge Quiroga des-tacó que se trata de “un proceso de rearme en Sudamérica y no en América Latina”, y acusó a Venezuela de llevar a cabo “ el proyecto más peligroso de nuestra historia”, en referencia a la revolución bolivariana que encabeza el pre-sidente Hugo Chávez.

Por su parte, la Junta Interamericana de Seguri-dad, asesor político militar de la Organización de Estados Americanos (OEA) , “no ha dado ningún pronunciamiento sobre esta carrera armamen-tística, de tres o cuatro países, pero debería tener estudios y fomentar medidas de confianza”.

“Lo que América Latina requiere es inversión en desarrollo y no carrera armamentística”, apostillan algunos analistas estratégicos.

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¿SURAMÉRICA EN CARRERA ARMAMENTISTA?

P O R : F E L I P E R Í O S C A S TA Ñ OPeriodista

En el contexto mundial Suramérica históricamente ha sido una región que dedica pocos recursos económicos a la defensa. Exceptuando algunos casos puntuales como la guerras centroamericanas, o los gobiernos militares del Cono Sur.

Sin embargo en los últimos años se ha tenido un punto de inflexión que parece el inicio de una carrera armamentista. Si bien es cierto que el inventario militar suramericano es antiguo y debe ser actualizado, las tendencias expansionistas, el surgimiento de fantasmas de vieja data han atacado directamente la voluntad cooperativa del subcontinente que desde 1.985 con la Declaración de Iguazú firmada entre Brasil y Argentina sumado al Protocolo de Ushuaia de 1.998 (mediante el cual

Equipo KFir C-7 de la Fuerza Aérea Colombiana.

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se adherían Chile y Bolivia), enterraba la desconfianza reciproca y daba nacimiento al Mercosur. Años después demostraba que su alcance era superior a lo económico y co-mercial, dando paso a la cooperación, y de paso permitiendo reforzar las capacidades de defensa de los países, sin que la moderniza-ción de las estructuras de defensa de un país afectara al otro.

En términos de seguridad actualmente Su-ramérica se debate entre los esfuerzos de integración con la Unión de Naciones Surame-ricanas –UNASUR- integrada por 12 países y su Consejo de Defensa Suramericano, las con-ferencias de Ministros de Defensa –CDMA- y las Operaciones de Paz. En Agosto de 2.008 los ministros de defensa de Brasil, Argentina, Chile, Ecuador, Guatemala, Perú y Uruguay, constituyeron la Asociación Latinoamericana de Centro de Entrenamiento para Operaciones de Paz (ALCOPAZ), cuyo objeto es la estandari-zación de procedimientos para la educación y el entrenamiento de los países que contribu-yen en misiones de paz de la ONU. Otro claro ejemplo es la realización de ejercicios conjun-tos entre países que permiten afianzar las rela-ciones y fomentar la confianza regional. Tal es el caso de Chile y Argentina que han creado un batallón combinado para actuar bajo el man-dato de la ONU. Entre los ejercicios combinados más relevantes son: Viekaren, Patrulla Naval Antártica, Integración, Unitas, Atlasur, Araex, Cruzex, Ejercicios Cabañas, Percol y Colbra. Y las tendencias expansionistas demostradas por el actual gobierno venezolano y algunos países que fungen como sus satélites.

Es importante mencionar el renovado interés de potencias extra regionales como Rusia y China en Suramérica. Para el caso de Rusia y por primera vez desde el final de la guerra fría, en 2.008 tuvieron lugar maniobras na-vales conjuntas entre Venezuela y Rusia en el mar Caribe en el marco de la Operación Venrus 2.008, precedida pocas semanas antes por el despliegue de bombarderos estratégicos rusos sobre espacio aéreo venezolano.

Estados Unidos por su parte ha reactivado su cuarta flota naval de superficie y mediante una extensión de los tratados ya firmados con Co-lombia se permitirá usar las bases necesarias para coordinar de mejor manera el esfuerzo antidroga de ambas naciones.

Los últimos cuatro años, Suramérica en ge-neral ha visto un incremento notable en sus presupuestos de defensa, en algunos casos obedece al reequipamiento natural por el vencimiento de la vida útil de los equipos. En otros casos las compras van más allá de la necesidad de renovar equipo, quebrando el balance regional y poniendo en riesgo no solo el comercio natural sino la integración suramericana. No hay que olvidar que la po-lítica exterior de un país descansa sobre sus fuerzas armadas y su capacidad de respuesta o ataque ante una contingencia que amenace los intereses superiores del Estado. Sea por una razón o por la otra lo cierto es que en cinco años, Suramérica debe generar unos re-querimientos de compra, por ejemplo para el caso de los submarinos estos deben concretar compras de 2.015 a 2.018

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En la siguiente grafica se observan los porcen-tajes por destinación en gastos de defensa en Suramérica, observándose a Colombia y Chile

a la cabeza en el rubro de in-versiones. Aquí es importante mencionar que Chile posee la Ley del Cobre cuyo recaudo permite no solo modernizar el aparato militar chileno, sino mantenerlo más o menos constante (aun cuando actual-mente se plantea desmontar-lo). Perú también ha grabado hasta el 10% de los ingresos de los pozos gasíferos de Ca-

misea, para su proyecto NUBE –Núcleo Básico Eficaz-

Mientras que Colombia recurre a impuestos temporales, los demás países usualmente in-crementan los presupuestos generales de la nación destinados al sector defensa.

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En este orden de ideas, los gobiernos surameri-canos en estos últimos años han venido avan-zando diplomáticamente en la integración surame-ricana (excepto Venezue-la en su posición frente a Colombia), de la mano de un fortalecimiento en sus capacidades militares que han visto como se va modernizando sus inven-tarios. Caso ejemplar es Chile que desde el año 2.004 con su Proyecto Puente incorporo en cinco años 1 fragata Tipo 22 Batch, 2 fra-gatas clase M, 2 clase L y 3 Tipo 23, de hecho la Armada Chilena cuenta con las dos únicas fragatas antiaéreas de la región. A su vez re-presenta un enorme reto logístico al integrar cuatro clases diferentes de unidades de su-perficie, así como cinco misiles distintos. Su arma submarina incorporo el primero de dos submarinos Scorpene con sistema Subtics asociado al torpedo italiano WASS Blacks-hark, además del SUT alemán. Ahora inicia el proceso de modernización de sus subma-rinos U-209 (con sistema Subtics y Blacks-hark), ha terminado el primero de cuatro Patrulleros de Zona Económica y se apresta a la compra de petrolero de flota tipo USN Kái-ser, implementación del sistema de mando y control SP2K en buques de la escuadra, mo-dernización de la fragata FF-19 Williams, la construcción de un buque oceanográfico, el estudio y compra de un buque anfibio mul-

tipropósito con dique a popa y cubierta de vuelo, de un rompehielos, de un nuevo misil para ser integrados a las lanchas alemanas e israelíes sustituyendo los Exocet y Gabriel. También está en curso el Programa Alcatraz cuya finalidad es la compra de aviones MPA, ASW y transporte, dotando recientemente a los P-3 de la capacidad de lanzar el misil Arpón (el C-295MP, tendrá la misma capaci-dad). El proyecto Spica completara un total de 12 unidades Dauphin irlandesas con la re-ciente compra de cuatro unidades más. Pero si la Armada de Chile ha sufrido un proceso ejemplar, su núcleo blindado es considerado el mejor de Suramérica, siendo la punta de lanza el Leopard 2 A4 CHL, sin embargo la renovación del material blindado pasa ade-más por la compra de 200 VCI Marder 1A 3, la modernización de sus M-113, Mowag 6x6, algunas unidades Leopard 1Vpara su territo-rio austral. También ha adquirido VCR a Espa-ña. El armamento estratégico y de doble uso se verá beneficiado con la

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Salto de paracaidistas desde dos C-130 Hércules.

Leopard 2A4 disparando

adquisición de nuevas piezas de artillería au-topropulsada de 155mm, vehículos de trans-porte de munición de artillería, 1.200 vehícu-los de transporte de infantería, el inicio de la sustitución de los fusiles de asalto HK-33, 8 su-perpuma EC-225, entre 12 a 18 helicópteros de ataque para cobertura de brigadas acorzadas, artillería antiaérea para proteger las brigadas acorazadas, sistemas antiaéreos, sistemas de visión nocturna de tercera y cuarta generación, UAV de reconocimiento y exploración, así como

comunicaciones de combate, datos, voz e imagen en tiempo real.

La Fuerza Aérea Chilena con 44 F-16, entre ellos 10 nuevos de la clase F-16 Block 50 Pluss, se constituye en la más moderna del subcontinente hasta la fecha, variable que cambiara con la adquisición por parte de Brasil de al menos 36 Dassault Rafale en la marco de su proyecto FX.

Otras compras de la FACH a concretarse serán las de B-412EP, UH-1H, la moderni-zación de sus C-101, un sistema de alerta aerotransportado y un satélite de observación. Y un nuevo helicóp-tero ligero. Actualmente el Congreso norteamericano evalúa la solicitud de Santiago por U$ 275 millones de dóla-res para la adquisición de dos radares AN/TPD 37(V) 3 Firefinder, 2 M-1165 A 1, 12 obuses autopropulsados M-109 A de 155mm, 12 M-109 A3, 18 M-113 A2, 6 puestos de mando M-557 A2,

24 logísticos M-548 A1, dos conjuntos de me-dición metereologica. Su aceptación se da por hecha, de igual forma a comprado 5 Mi-17 a Rusia y 15 Jeep blindados PVP a Francia.

Lo que suena en Chile resuena en Perú, país que bajo la administración de Alan García ha anunciado un plan de modernización y repo-tenciacion de su aparato militar convencional, es así como con una inversión extraordinaria a sus recursos ordinarios de inversión provenien-tes del Fondo de Defensa Nacional y Seguridad Ciudadana, que se nutre de las regalías de los

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yacimientos de Camisea U$ 653 millones de dólares entraran a dar músculo financiero al Proyecto NUBE –Núcleo Básico Eficaz-, este proyecto que ha iniciado su fase contractual ha dotado a las Fuerzas Militares peruanas de 244 misiles antitanque de fabricación rusa 9M 133 Kornet E (AT-14), 244 misiles israelíes Rafael Spike en sus versiones MR y LR. Se firmó un acuerdo con Oboronprom para la instalación de un Centro de Mantenimiento y Reparación de Helicópteros en la ciudad de Lima, en su gé-nesis el citado proyecto fortalecerá la defensa aérea, recuperara la flota de combate, dotará de nuevo armamento a las Fuerzas Especia-les, modernizará las comunicaciones e imple-mentará un sistema de Comando Unificado. La Marina peruana de igual forma adquirió a China misiles antiaéreos portátiles MANPADs Hongying 6 (FN-6) Flying Crossbow

BM-21 del Ejército Peruano.

En relación a los proyectos de modernización de los ítems estratégicos se ha comenzado con la inspección mayor de y modernización de

ocho MIG-29S Fulcrum C, de los Mirage 2000P/DP, Sukhoi 25K/UBK, Mi-25D Hind (a niveles cercanos al Mi-35), y los aviones de transporte Antonov 32B Cline. También ha comenzado el proceso de digitalización de los radares, mas unidades MANPADs (Main Portable Air Defen-ce).

Las cuatro fragatas Lupo adquiridas por Perú en 2.004, están recibiendo una modernización de los radares de control de tiro, al igual que las corbetas clase PR-72P.

Se espera además la incorporación de una cañonera fluvial de 340Ton, seis helicópteros Enstrom F-28C de instrucción y la inclusión de torpedos Atlas Elektronic Sut Mod 3. Se estudia un nuevo vehículo de reconocimiento para su compra, misiles PK 115-2, RPGs, 10.000 fusiles 5.56mm, sistemas de comunicación satelital,

una base fluvial flotante, fusiles 0.50, 3 Lockheed Martin S-3B Viking para patrulla marítima, 8 Sikorsky UH-3H, radares de apertura sintética, aviones para comando, control comunicacio-nes, radares P-18, 2D/3D de medio y largo alcance y vehículos de ataque todo terreno VATT Lobo y entre 60 a 80 blindados Cobra de la empresa turca Otokar. También se analiza la compra de un satélite chino para sus necesidades de información.

Siguiendo el efecto domino de las compras militares convencionales, Ecuador país que ha sostenido dos enfrentamientos con Perú, y que ha decido adquirir más armamento luego de la incursión colombiana en su territorio, ha deno-

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minado a su proyecto de renovación de equipo militar Plan de Soberanía Energética, inyec-tándole U$ 580 millones de dólares adicionales a las compras previstas. La Fuerza Aérea Ecua-toriana ha adquirido a Brasil 24 turbohélices A-29B Supertucano, estudia la compra de radares chinos (posiblemente iguales a los adquiridos por Venezuela JYL-1), busca el upgrade de los 11 KFir C-2 a la versión CE, a la espera de una respuesta de Tel Aviv que no ha visto con bue-nos ojos los acercamientos de Quito con Tehe-rán, la posible negativa a motivado a Caracas a transferir a Quito los Mirage 50 aun en existen-cia –pero sin pilotos- (incluso de especula de la transferencia de AMX-13) que estaban a su servicio, a su vez se da por descontado la com-pra de los Mirage 50M Pantera procedentes de Chile. A su vez está en proceso la recuperación de un C-130 y un L-300-30 de transporte, del rubro anteriormente mencionado ya se ha anunciado la modernización de los Mirage F-1 por un monto cercano a los U$ 80 millones de dólares y llevarlos al estándar M/CT. Ac-tualmente se busca el reemplazo de sus Avro Hs-748 con aeronaves chinas MA-60 o 600. De otra parte no hace mucho Ecuador adquirió a Chile, uno de sus principales proveedores de armas dos fragatas Leander para reemplazar a dos unidades Leander Batch 2b en uso por la armada ecuatoriana pero que se encontraban en pésimo estado, esta adquisición les permi-tirá un margen de 10 años para pensar en la próxima compra de unidades de superficie. En el mismo campo naval Ecuador se apresta a la modernización de sus unidades submarinas vía ASMAR de Chile como prime contractor e

integra el sistema Subtics francés y el torpedo WASS Blackshark con SIDEF también de Chile como subcontratista. Las corbetas misileras también serán sometidas inicialmente a una revisión, ya una de ella la CM-11 Esmeraldas fue sometida a una modernización.

Ecuador ya ha recibido en meses pasados los UAVs de dos clases para su Armada, dos UAVs estratégicos de la clase Herón y cuatro tácticos de la clase Searcher. Adicionalmente se com-praron a Italia 8 lanchas interceptoras, a la In-dia 7 helicópteros HAL y a Rusia 3 Mi-17. Por otra parte es casi segura la compra a Chile de 30 tanques de guerra Leopard 1V. Se encuen-tra en proceso de modernización de sus M-113, AMX VCI, se estudia la adquisición más obuses autopropulsados AMX MK F3 con excedentes chilenos. Ya ha llegado un primer lote de misi-les SA-8 Gecko y 9K-33 Ossa, MANPADs adicio-nales, MAPATs y misiles antitanque chinos HJ-8, 12 vehículos Agrale AM-20 Marrua se suman a los 18 AM-10 ya recibidos y analiza la con-formación de un componente de ataque de ala fija a reacción, posiblemente el A-4 Skyhawk.

El gigante suramericano Brasil ha iniciado un amplio proceso de compras que permitirán proyectar su poder de fuerza por los próxi-mos treinta años. Siendo la única nación del subcontinente en operar un Portaviones, tam-bién será la primera y tal vez única en mucho tiempo en incorporar en el mediano plazo un submarino de propulsión nuclear. Actualmen-te todos los submarinos de la armada brasilera están siendo sometidos a un proceso de mo-dernización cambiando todos los dispositivos

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electrónicos y de guerra electrónica dentro de que se destaca la instalación del sistema de combate Lockheed Martin NA/BYG 501Mod 1, el torpedo MK-48 Mod 6 AT y nuevos sistemas ECM, también se ha anunciado dentro del con-venio firmado con Francia de la compra de cua-tro submarinos Scorpene. Adicionalmente para sus medios navales se verán incrementados con la compra de patrulleros de litoral clase Vi-gilante. También está prevista la incorporación para su infantería de marina de 18 vehículos Mowag Piranha IIIc 8x8.

En cuanto a las unidades navales de superficie el programa Mod Frag contemplo la estandari-zación de las seis fragatas Niteroi, con un nue-vo sistema de mando y control el SICONTA II, radares RAN 20s, directores RTN-30x, el siste-ma Albatross con misiles Aspide, cañones Bo-fors de 40mm Trinity y los misiles Superficie – Superficie Exocet MM-40. Actualmente vienen los trabajos para las fragatas Tipo 22 Batch 1.

De otra parte el Ejército de Brasil se encuentra terminando el proceso de sustitución de su tanque M-41c por el Leopard, y se encuentra en estudio el reemplazo del M-60. En la misma línea se esta comenzando a cambiar el parque de vehículos todo terreno por el Gaucho o el Chivonk 1.200.

El arma de Infantería ha iniciado el proceso de sustitución del fusil FAL 7,62mm por el Imbel MD 97 de 5,56mm, para la artillería se han comprado misiles antitanque MSS 1.2. Se en-cuentra además en desarrollo el radar SABER 200.

La Fuerza Aérea Brasilera, como ya se había mencionado se ha resuelto por la incorpora-ción del Rafale francés como vector quinta generación, así mismo están por incorporarse 12 helicópteros de ataque fabricación rusa Mi-35, se ha iniciado la modernización del F-5A BRM, así como la incorporación de 11 células adquiridas a Jordania, lo mismo la flota de A-4 Skyhawk, AMX A1, 54 C-95 Bandeirante, 10 Hércules C-130H. Ya se ha entregado la carta de intención de compra del S-2T y al menos cincuenta Eurocopter EC-725, quince Sikorsky S-70 que reemplazaran a los UH-1H y Esquilo. Otra compra de consideración es la del equipo C-295, adquiriendo doce unidades se busca sustituir el DHC-5A Buffalo, en el mismo seg-mento se encuentra en proceso de sustitución los HS 125 por EMB 145 y 135. También se han adquirido ocho Phenom 300. También se están incorporando P-3 para reemplazar los EMB-111, estas aeronaves portan el sistema FITS y su modernización se llevara a cabo en las fac-torías de CASA.

La Argentina, aliado extra-OTAN, de las pocas naciones suramericanas con un nivel de desarro-llo en su industria militar, con un conflicto con-vencional con una potencia extracontinental ha visto como sus Fuerzas Militares han caído en el descuido político llevándolas a niveles históricos de subsistencia para no desaparecer. Los planes solo se circunscriben a la modernización del equipo existente y unas pocas compras de ma-terial. En sus planes de ampliación de la vida útil de los equipos y recuperación de equipos se han comprado repuestos para los SK-105, vehículos anfibios LVTP-7, vehículos de rueda Panhard

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ERC, actualización de los cañones de 155mm, potenciación de los camiones Unimos y Reo (en cantidad de 1.000), el retrofit de los APC M-113 a versión A2. Por el lado de los medios aéreos de la Fuerza Aérea se trabaja en la actualización de los transportes F-27, F-28, C-130 y los de combate de bajo y medio rendimiento IA-58 Pucara, IA-63 Pampa. En su ala rotatoria se han adquirido los Kits de modernización de los UH-1H a Huey II. La Armada Argentina ha iniciado el proceso de media vida de su rompehielos ARA Almirante Irizar, del submarino ARA San Juan. Sin embargo el trabajo mas importante que hace la argentina actualmente en sus capacidades estratégicas radica en la modernización de los P-3B Orión a los cuales se les dotara de capacidades ASW y lanzamiento de misiles Exocet.

En cuanto a las adquisiciones de material la argentina ha centrado su exiguo presupuesto de inversión en el sistema sueco portátil an-titanque AT-4, 4 helicópteros SH-3 Sea King, vehículos 4x4 Gaucho blindados, 10 helicópte-ros de entrenamiento primario y el inicio de la construcción de una Guardacostas Fassmer 80 en su astillero Domeq García y la compra de camiones Mercedes Benz MB-1720 e Iveco de transporte táctico y pesado.

Un tema al que Argentina le ha dado especial importancia es a su red de radares, actual-mente alquilados a Estados Unidos y España. Actualmente INVAP desarrolla 11 radares 2D, otros cinco radares 3D serán licitados. En este renglón España ha donado cuatro Bendix AN/TPS-113, y el Ejército esta modernizando los radares Rasit de infantería y 3D Cardion.

Por otra parte la nación argentina cuenta a la fecha con el único UAV, denominado Lipan de reconocimiento y marcación de blancos de Sudamérica. Lo cual hacer parte del lineamien-to estratégico de Buenos Aires de convertir sus Fuerzas Militares en un ente homogéneo, rápi-do desplazamiento (para lo cual esta creando una Fuerza de Despliegue Rápido), y arma-mento individual y de acompañamiento de ul-tima tecnología, así como sus comunicaciones.

Dentro del contexto suramericano, naciones como Bolivia, con un presupuesto de defensa para el año 2.009 de U$ 347 millones ha re-cibido un fuerte respaldo de Venezuela, país que no solo le ha entregado en comodato dos helicópteros Eurocopter AS352AC Cougar, sino además construye y moderniza batallones en territorio boliviano. Este año La Paz logro un crédito militar de Moscu del orden de los U$ 150 millones de dólares para la compra de helicópteros Mi-17 de transporte, ha destina-do un monto importante de su presupuesto a la adquisición de seis aeronaves de media-no rendimiento L-159 a la Republica Checa, esta licitando un sistema de comunicaciones multipropósito, barcazas para su proyecto de Puerto Quijarro que será usado también por Venezuela, ha recibido doscientos camiones para el Ejercito, esta en proceso de adquirir equipo técnico para el Departamento II de Inteligencia, 3 C-212 Aviocar, 6 aviones F-21 Universal y se encuentra en etapa precon-tractual de su buque Escuela para su Armada. Esta inversión en equipamiento militar no se veía en Bolivia desde hace 25 años, y no ha pasada inadvertida por el gobierno de Asun-

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ción (cuyas rencillas de la guerra entre 1.932-35 aun se traducen en alguna desconfianza entre ambas naciones). Y se encuentra esta ultima nación en proceso de modernización de sus ve-hículos EE-9 Cascabel, EE-11 Urutu y M-3 A1, lo mismo que sus blindados semioruga M-2 y M-5 (donados por Argentina al igual que seis cañones antiaéreos Bofors de 40mm L/70 y 20.000 proyectiles de 75mm). Ha comenzado con la reorganización de su Ejercito y a me-diano plazo contara con seis brigadas, cinco de ellas serán de infantería moto-rizada y una de caballería mecanizada distribuida en dos divisiones. Su vecina Uruguay se encuentra se encuentra en gestiones para incorporar a su aviación naval entre tres y cuatro aviones de patrulla marítima Viking, así como al-gunas unidades del T-34C en su versión artillada, termina la puesta a punto de un C-212 MP de patrulla marítima. Otros pro-yectos en marcha son la remotorizacion de 15 M-113, el estudio para la sustitución del RPZ Vodnik y han recibido 65 de un total de 103 Mowag Piranha Grizzlie (previa refacción en Chile) provenientes de Canadá. Así mismo se encuentra en proceso de sustitución de sus fusiles de asalto con una inversión de U$ 18 millones de dólares. Su Fuerza Aérea actual-mente termina los trabajos de instalación y puesta en funcionamiento de los radares 3D Indra Lanza, uno fijo y otro móvil, así como la modernización de su equipo C-130B a la versión H.

Las Fragatas Mariscal Sucre de Venezuela

Su-30Mk2 de la Fuerza Aérea Bolivariana de Venezuela.

El ciclo suramericano se cierra con la actual situación entre Colombia y Venezuela. Nues-tro país inmerso en la decisión política de acabar con la amenaza narcoterrorista, esta entendiendo que para doblegar la voluntad de lucha de las ONT posiblemente deba pa-sar por una confrontación asimétrica con la nación vecina. Si bien es cierto que el gas-to militar en Colombia se ha incrementado considerablemente (ver graficas), también es cierto que los recursos extra-tesoro recibi-dos para la dotación de las Fuerzas Armadas han sido en su mayoría para solucionar los

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problemas de movilidad, inteligencia y au-mento de pie de fuerza para la consolidación del territorio y mantener vigente los equipos estratégicos del país. Esto contrasta con el equipamiento venezolano en razón de sus elevadas adquisiciones a Rusia (24 aviones SU-30MK2, 100,000 fúsiles AK-103, 12 Mi-35, Mi-17, Mi-26, baterías TOR M-1, Igla S), y las compras venideras como son la incor-poración de 10 Mi-28 N, Il -114 ( 20 aviones de patrulla), Il-76MD, Il 78MK y An-74, tres submarinos Varshavianka con torpedos de 533mm y diez misiles Club-s, kh-59 antibu-que y kh-29 aire – tierra. La lista de provee-dores incluye a China, Irán, España y Francia con quien desarrolla la construcción de 12 UAVs. Aun espera completar 20 unidades del Tor M-1, recibir 10 helicópteros Cougar (Francia), 24 K-8 Karakorum (China), 4 pa-trulleros de vigilancia y cuatro buques de vigilancia litoral (España), y como se anun-cio la renovación total de su parque blinda-dos que contara entre otros con: tanques de guerra T-72, vehículos de infantería BMP-3, Sprut SD con cañon de 125mm del tipo 2 A75, lanchas Mirage, Muerna E y helicópte-ros Kamov. También estudia la incorporación de sistemas autopropulsados, mas radares chinos CETE JYL-3D para complementar los sistemas TOR M1.

Como es sabido el régimen de Chávez ha crea-do su sistema de milicias que espera lleguen a un millón de personas, de igual forma el pie de fuerza de la FAN se ha incrementado en 129.150 hombres siguiendo el modelo cubano.

Ante la carrera armamentista iniciada en el subcontinente y sin precedentes en la historia reciente, Colombia no debe ser inferior a los re-tos de equipamiento de sus Fuerzas Armadas, y de esta forma continuar con el proceso inicia-do por la administración Pastrana y reforzada con la Política de Seguridad Democrática y de Consolidación de la Seguridad Democrática del presidente Uribe, esta política debe ser con-vertida en política de Estado y de esta forma complementar las necesidades en material de defensa de la nación. Estar preparados para la asimetría de la confrontación, pero de igual forma contar con elementos como tanques de guerra y sistemas de defensa antiaérea que cubra los diferentes rangos que comprometan la defensa del espacio aéreo, que nieguen la superioridad aérea y disuadan al contrincante de cualquier aventura expansionista.

Gasto Militar Suramericano 2.009ARGENTINA: U$ 2.640BOLIVIA: U$ 347BRASIL: U$ 32.450PERU: U$ 1.505CHILE: U$ 6.420ECUADOR: U$ 934PARAGUAY: U$ 287URUGUAY: U$ 317VENEZUELA: U$ 4.176COLOMBIA: U$ 8.848

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ORÍGENES DEL CUERPO DE GUARDACOSTAS DE LA ARMADA NACIONAL

Po r : C a p i t á n d e N a v í o R I C A R D O G A R C Í A B E R N A LDel Consejo de Historia Naval

Guardacostas # 1. 1912. Ilustración Revista “El Gráfico” de Bogotá

Antecedentes generales

En 1912, siendo Presidente de la República el Dr. Carlos E. Restrepo, el gobierno adquirió cuatro Guardacostas; lallegada a Cartagena y ceremonia de bautizo del primero de ellos, a mediados de 1913, constituyó un acontecimiento social, que culminó con un baile ofre-cido por el comandante del crucero “Cartagena”, los oficiales del bu-que, y los oficiales del regimiento Sucre. Estas pequeñas unidades,

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adquiridas para servicio de la Aduana , que por aquellos días dependía de la Ca-pitanía del Puerto, habían sido comprados por el gobierno ante la necesidad de ”… celar debidamente el contrabando en el Atlántico …”. [1]

La fotografía corresponde al Guardacos-tas No.1, y sus características eran: eslora 24.40 mts, manga 2.80 mts, calado máxi-mo 1.16 mts, y una velocidad entre 14 y 15 nudos, posible gracias a un motor a gaso-lina, además del velamen que se muestra, y que le dan una silueta poco común.

Como adelantos de la técnica de entonces, los buquecitos, que en realidad eran sim-plemente unas lanchas, estaban dotados de un cañón de tiro rápido “Hotckiss” y un “dínamo” (generador eléctrico), para ilu-minación interior y dos reflectores o “fo-cos de inspección”, así como botes a motor para “exploraciones”.

No existen referencias sobre los servicios prestados por estas unidades, por cuanto no habiendo pertenecido al Ministerio de Guerra, no figuran en sus archivos, y su historia se perdió en el olvido. Al parecer, por falta de un adecuado mantenimiento fueron quedando fuera de servicio hasta desaparecer cerca de 1926. Igualmente, poco se sabe de sus tripulaciones, pero una anotación del capitán de fragata Agustín Smith en la obra citada puede dar una clave al respecto.

Escribe el capitán Smith, refiriéndose al después capitán de corbeta Virgilio Mas-trodoménico, uno de los graduados de la clausurada Escuela Naval fundada por el Presidente Rafael Reyes en 1907, que luego de completar sus estudios en la Armada Chilena , Mastrodoménico “ … para ejercer su profesión, debió servir de capitán de guardacostas a lo largo de casi 20 años … le correspondió capitanear pe-queños barcos como por ejemplo los Guar-dacostas No.1 y No. 2, que se impulsaban gracias a motores de gasolina y portaban aparejo auxiliar de velas … “.[2]

Por lo anterior se puede afirmar que en efecto, el capitán Virgilio Mastrodoméni-co, fue uno de los comandantes de estas raras embarcaciones, de las cuales, fuera de lo anteriormente mencionado, es bien poco lo que se conoce.

Según afirma el guardiamarina Pablo E. Nieto en el libro de la referencia, por la misma época (entre 1912 y 1926) ejercie-ron el comando de las otras embarcacio-nes similares, tanto él como otros oficiales de la Escuela Naval de 1907, tales como los “capitanes” (en ese tiempo, “guardias marinas”) Froilán Valenzuela, Mario Cai-cedo Camacho y Luis María Galindo.

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Las primeras unidades operativas: a la guerraEn 1925 el gobierno presidido por el Dr. Pedro Nel Ospina ordenó construir en los astilleros “Chantiers et Atteliers” en Saint Nazaire, Francia, 3 unidades que original-mente fueron destinadas al servicio de aduanas como Guardacostas, y habían sido bautizadas como “Pichincha”, “Boyacá” y “Carabobo”, siendo sus principales caracte-rísticas: [3]

Desplazamiento: 120 toneladasEslora: 30.48 mts., manga 6.29 mts.Potencia: 300 caballos, velocidad máxima 13 nudos.Tripulación: 2 oficiales, 35 tripulantesArmamento: 1 cañón de 75 mm . en la proa, 1 cañón de 37 mm . en la popa.

Estos tres guardacostas fueron posterior-mente trasladados (1932) al Ministerio de Guerra, y uno de ellos, el “Pichincha” fue destinado poco después a los ríos del sur, habiendo tomado parte en el conflicto con el Perú, en el cual, bajo el comando del subte-niente de navío Bertrand Taylor, oriundo del archipiélago de San Andrés, participó en la incruenta pero significativa toma de Tarapa-cá (15 de febrero de 1933).

De la guerra a la paz.

Terminado el conflicto en los ríos del sur, el “Pichincha” retorna al Caribe, los otros caño-neros vuelven a quedar bajo el control del ministerio de Hacienda, y con todos ellos se reactiva el Cuerpo de Guardacostas del Res-guardo Nacional de Aduanas, dentro de la organización de dicho ministerio, situación que continuó hasta 1950.

En este lapso se incor-poró a ésta flotilla al menos un Guardacos-tas adicional, pues de acuerdo con un docu-mento informal aporta-do por el contralmirante Luis Carlos Jaramillo, el 22 de marzo de 1940, estando acoderado en la Base Naval MC “Bolí-var” (para entonces es-Cañonero “Pichincha”. 1933.

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taba en servicio el muelle de “ La Machina ”) a uno de los nuevos destructores Yarrow, a bordo del Guardacostas “Gonzalo Restrepo”, estalló un incendio que se volvió in-controlable, por lo que debió ser remolcado hacia el sector de Bocagrande, en donde fi-nalmente estalló.

Por la época el problema de la represión del contrabando se había recrudecido, lo que unido a la inoperancia de la Justicia Penal Aduanera, y a la corrupción en algu-nos niveles, obligó al Estado a tomar me-didas de emergencia que a la postre tam-poco funcionaron, pues entre el común de la gente, el contrabando no se consideraba una actividad ilícita, y en algunas regiones como la Guajira gozaba de cierta acepta-ción social.

Ante tal situación el Gobierno Nacional dispuso que las unidades de la Armada Nacional emprendieran operaciones de re-presión del contrabando; una de las unida-des menores de la Armada asignada a esta misión fue el ARC “Capitán Binney”, de 23 toneladas de desplazamiento, 20 metros de eslora, 3.2 mts de manga, y armada con una ametralladora de 20 milímetros , construida en los talleres de la Base Naval de Cartagena en 1947. Esta unidad también prestó servicios en el mantenimiento de fa-ros y boyas.

El uso de unidades de guerra en tareas de re-presión de contrabando, además de producir controversia sobre su constitucionalidad dio motivo para que alguna de estas entrara al folclor nacional.

En efecto, en 1950, una tripulación de presa de la Fragata ARC “Almirante Padilla”, uni-dad que había sido incorporada a la Arma-da Nacional en 1947, en el área de Puerto López incautó un gigantesco contrabando, lo cual afectó gravemente los intereses económicos de un conocido personaje de la región llamado “Pipe” Socarrás, y a su vez dio ocasión para que el popular compositor y juglar Rafael Escalona compusiera un po-pular vallenato titulado “el Almirante Padi-lla”, en el cual lamenta la exitosa operación, y expresa su deseo de que “ un submarino la voltee en Corea“, lo cual para fortuna de la Armada Nacional , evidentemente no su-cedió, y la fragata pocos años después pudo cumplir con éxito su misión en las aguas de dicho país.

ARC “Capitán Binney”. Cartagena 1947. Archivo Armada Nacional.

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Fragata ARC “Almirante Padilla”. 1947. Archivo Armada Nacional.

Durante el gobierno del General Gustavo Ro-jas Pinilla (1953-1957), para darle dinamis-mo a la lucha contra el contrabando, fueron nombrados sucesivamente directores gene-rales de aduanas, el Capitán de Navío Luis Baquero Herrera, y el contralmirante Fran-cisco Muñoz. Por estos días el gobierno ad-quirió en Alemania los Guardacostas “Rafael Reyes” y Vázquez Cobo”, de 120 toneladas, y artillados con dos piezas de 40 milímetros , y tripulados por dos oficiales y 14 tripulan-tes, personal en servicio activo de la Armada Nacional.

Guardacostas “Rafael Reyes”. 1957. Fotografía Jane´s Fighting Ships 1972

Estos Guardacostas, construidos en los asti-lleros alemanes de Lürsen Werft, Vagesack,

tenían 35.4 mts. de eslora por 7 de manga, fueron en-tregados a Colombia en mayo de 1956, y tenían números de casco AN 01 y AN 02 respectivamente; te-

nían 1,000 millas de autonomía.

A pesar de los éxitos operacionales logra-dos, exclusivamente en la represión del contrabando, la existencia de una situación ambigua de unidades tripuladas por per-sonal en servicio activo, y utilizando ins-talaciones de la Armada , pero cumpliendo misiones que no eran las de la Fuerza Naval , no se consideró conveniente, por lo que se dispuso que en adelante los Guardacostas deberían ser tripulados por personal de la reserva naval, situación que quedó cumpli-da hacia 1957.[4]

En 1964 se compraron unos nuevos Guarda-costas alemanes de 110 toneladas, bau-tizados “Esteban Jaramillo”, número de casco 205, “Car-los E. Restrepo”, nú-mero de casco 206,

y “Pedro Gual”, número de casco 204. Estas embarcaciones tenían 20.6 mts de eslora por 3.6 de manga. Tenían una ametralladora Browing de .50, y podían alcanzar hasta 20 nudos.

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Poco después se incorporaron a la flotilla tres unidades, de características similaresa las anteriores, esta vez construidas en Finlandia,

Guardacostas “Pedro Gual”. 1965. Fotografía Jane´s Fighting Ships. 1972

y se bautizaron “Carlos Albán” y “Soto del Co-rral” y “Ñito Restrepo”.

Hacia el año de 1979, los buques, debido principalmente a fallas en su mantenimien-to, fruto de las restricciones presupuestales a que fueron sometidos por parte del minis-terio de Hacienda y Crédito Público, fueron degradándose y perdiendo capacidad opera-cional, quedando la mayoría prácticamente inservibles en el muelle de “ La Bodeguita ”, en Cartagena.

En 1980, siendo ministro de Hacienda el Dr. Abdón Espinosa Valderrama, y Director General de Aduanas el Dr. Guillermo Franco Camacho, (este cargo lo ejercería posterior-

Guardacostas “Carlos Albán”. Fotografía Jane’s Fighting Ships. 1972

mente el Contralmirante (R) Eduardo Melén-dez Ramírez), se llevó a cabo un inspección técnica del material disponible; concluyendo que de las 6 unidades existentes, solamente eran recuperables tres.

Como consecuencia de lo anterior la “Carlos E. Restrepo”, que era la que se hallaba en mejores condiciones fue trasladada al Ca-ribe, donde continuó operando; la “Carlos Albán” y la “Ñito Restrepo” fueron reparados en el Astillero de CONASTIL a un costo de 12 millones de pesos; estas unidades fueron complementada con cuatro lanchas “Ber-

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trand”, cedidas por el gobierno de los Esta-dos Unidos, el cual prestó, bajo la dirección del entonces embajador Diego Asencio, una valiosa ayuda.

Por estos días ejercía como Comandante de la Flotilla de Guardacostas el Teniente de Fra-gata ingeniero (R) Mario Valderrama Mutis, quien fue reemplazado posteriormente por el Capitán de Corbeta (R) César Rojas Franco. El último oficial naval retirado que ejerció éste cargo fue el Capitán de Corbeta Jorge Rojas Jaramillo, quien fuera asesinado en Cartagena en 1968.

Hacia 1982, se presentó ante el gobierno nacional, un ambicioso programa para optimizar el servicio de Guardacostas, con-sistente en la adquisición de 6 alíscafos (hidrolala) de los cuales se construirían 1 en Italia y 5 en Cartagena; 6 Aviones de Pa-trullaje Piaggio; 6 helicópteros; una red de radares costaneros y un centro de comando y control en Cartagena. Debido a restriccio-nes presupuestales, este proyecto nunca se llevó a cabo.

Nuevas realidades, nueva organización.

Hasta ahora las actividades de las unida-des Guardacostas se venían limitando a la represión del contrabando, pues no era otra la función que el Ministerio de Hacienda y

Crédito Público, el cual las financiaba y bajo cuyo control operacional estaban, esperaba que cumplieran, ni tampoco les competía otra clase de misiones.

A partir de la década de 1970 aparecieron o se hicieron más notorios en la vida nacio-nal, fenómenos tales como el narcotráfico, el tráfico de personas, de armas y de otros elementos con destino a los grupos subver-sivos, o la delincuencia común organizada, la piratería en el mar etc.

Lo anterior, unido a que se fue perfeccionan-do el concepto de que las unidades de Guar-dacostas deberían desempeñar funciones tales como la protección del medio ambiente y de los recursos naturales nacionales, segu-ridad de la vida en el mar (búsqueda y res-cate) la salvaguardia de la soberanía en las aguas jurisdiccionales etc., hicieron que el gobierno nacional viera la necesidad de en-carar estas obligaciones, (que hasta ahora de alguna manera venía cumpliendo la Armada Nacional ), por medio de una organización especializada.

Tan importante como lo anterior fue la pro-mulgación de la Ley 10 de 1978, conocida también como la “ley del mar”, que definió el mar territorial y la zona económica ex-clusiva. Esta Ley dio al gobierno nacional las facultades necesarias para estructurar el sector marítimo y proveer los medios para la vigilancia de los recursos del mar y sus aguas jurisdiccionales.

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En uso de estas facultades, el gobierno na-cional promulgó el Decreto 1874 del 2 de agosto de 1979, que ordenó la creación del Cuerpo de Guardacostas, disposición que sólo vino a aplicarse años más tarde, en 1991, cuando la Directiva Presidencial 005 estableció los parámetros para la organiza-ción del Cuerpo, definiendo que sería una dependencia orgánica de la Armada Nacio-nal.

Se designó como su primer comandante, al Capitán de Navío (q.e.p.d.) Augusto Matallana Rodríguez, para organizar este cuerpo, que funcionaría con un Comando en Bogotá, y comandos subalternos en el Atlántico y en el Pacífico. La Misión de cada cuerpo subalterno es la de: “Con-ducir operaciones de control, vigilancia, interdicción marítima contra el narcotrá-fico y búsqueda y rescate con el propósito de hacer cumplir la Ley , salvaguardar la vida en el mar y coadyuvar en el control del orden público, integridad territorial y soberanía” [5]

Nace también el concepto de Estación de Guardacostas, cuyas funciones, además del apoyo logístico a las unidades asignadas, serían:

• Inspección,controlyregistrodeembarca-ciones e instalaciones relacionadas con la actividad marítima

• Registrodelascertificacionesdeembarca-ciones

• Operacionesdebúsquedayrescate

• Registrodesiniestrosmarítimos

• Operaciones contra actividades ilícitas detodo orden

Se crearon en primera instancia Estaciones Primarias en el Atlántico en Cartagena, Tur-bo, San Andrés, Barranquilla y Santa Marta, y en el Pacífico, en Buenaventura y Bahía Málaga. En la medida de las necesidades y las posibilidades económicas está prevista la creación de Estaciones Secundarias en otros puertos de los dos litorales. La creación del Cuerpo de Guardacostas dio como resultado inicial el traspaso a esta nueva e importante organización de las siguientes unidades de la Armada , entre otras:

ARC “Quitasueño” , ARC Alburquerque, ARC Crispiniano Henao ARC “José María Palas”, ARC “S2 Jaime Ramírez Castro, ARC “Juan Nepomuceno Peña”, ARC “David Salas”, ARC “Manuela Sáenz”, ARC “Espartana” y ARC “Jaime Rook”.

En 1994 se incorporaron al cuerpo de Guar-dacostas las patrulleras “José María García de Toledo” y “Juan Nepomuceno Eslava”, unidades de 116 pies , de procedencia norte-americana, con tripulación de 4 oficiales y 16 suboficiales, y construidas en aluminio.

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En mayo de 1996 se incorporó una patrulle-ra de la clase CORMORAN, construida en los astilleros españoles de la Empresa Nacional BAZAN, y destinada a operar en aguas de San Andrés y Providencia. La “Espartana” que así se bautizó desplaza 350 toneladas, pue-de desarrollar una velocidad máxima de 33 nudos; tiene 55 metros de eslora y 7.54 de manga; está armada con un cañón de 40 mi-límetros y una ametralladora de 20 milíme-tros ; su tripulación se compone de 5 oficiales y 30 suboficiales.

Este buque es el tercero de la Armada Nacio-nal que lleva este nombre, en homenaje a una valerosa unidad que actuó en la batalla naval de Maracaibo, y prestó otros importan-tes servicios a la armada patriota en la gue-rra de independencia; el segundo, que lleva el número de casco 100, fue construido en el astillero naval de Cartagena en la década

de 1950, y se encuentra como monumento recordatorio en los patios de la Escuela Naval “Almirante Padilla”.

Palabras finales

Los sucesos aquí narrados son solamente el nacimiento de un importante componente de la Armada Nacional. La incorporación de nuevas unidades, la evolución de su infra-estructura terrestre, los notables resultados operacionales y su cooperación con las Fuer-zas Militares colombianas y de países ami-gos, la colaboración recibida del Cuerpo de Guardacostas de los Estados Unidos escapan del marco cronológico y de la orientación es-tablecida para el presente relato.

El Cuerpo de Guardacostas de la Armada colombiana, y su actual situación como

Guardacostas “José María García de Toledo”. Fotografía: Revista “Armada”.

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C A R Á C T E R P R O F E S I O N A L

una organización dinámica y definitiva en el ambiente marítimo nacional, han sido el resultado de la evolución de su institución “madre” y de la necesidad de hacer frente a nuevos retos y responsabilidades naci-dos tanto de la aparición y globalización de

amenazas internas como la subversión y los tráficos ilegales de todo orden, como de las obligaciones impuestas por el Derecho Inter-nacional Marítimo y los convenios de los que hace parte nuestro país.

Referencias.• ArchivoArmadaNacional

• Entrevistaconeltenientedefragata(R)MarioValderramaMutis,Barranquillajuniode2009.

Bibliografía.• Jane’sFightingShips.Edición1972

• MinisteriodeDefensaNacional.Elconflictoamazónico1932/1934.VillegasEditores.Bogotá,1994.

• NietoPabloE.Guardiamarina. Historia de la Marina en Colombia. 1967.

• Revista“ElGráfico”Bogotá,juliode1912.

• Revista“Armada”Edición#79.Bogotá,juliode2001.

• RománBazurtoEnrique.Capitándenavío.AnálisishistóricodelDesarrolloMarítimoColom-biano. Armada Nacional. Cartagena, 2005.

• SmithCerrutiAgustín.Capitándefragata.HistoriadelaArmadaNacional1930-1967.Obrainédita.

[1] Revista “El Gráfico”, julio de 1913.[2] Smith Agustín. Op.Cit. Pag. 162.[3] Ministerio de Defensa Nacional. Op. Cit. Pag. 72.[4] Román Bazurto Enrique. Op,.Cit. Pag. Tomo II, Vol2. Pag. 110 y sss.[5] Revista Armada Nacional. Pag. 9

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UNA GRAN CURIOSIDAD EN NUESTRA HISTORIA NAVAL

Po r : C o n t r a l m i r a n t e ( h ) J U L I O C É S A R R E Y E S C A N A L

Un hecho completamente desconocido hasta ahora en Colombia es el de que las primeras líneas de la historia de nuestra moderna Ar-mada fueron escritas en el gran bar del Club Naval y Militar “The Inn & Out and the Canning”, situado en Londres en la dirección No 4 St. James Square, London SW1Y 4JU, sede insospechada donde nació y se organizó la Misión Naval Inglesa, haciéndose allí todos los trámi-tes de entrevistas y firmas de los contratos de los 25 oficiales y 231 suboficiales y marineros que vinieron a Colombia en mayo de 1934 tripulando los destroyers “MC Antioquia” y “MC Caldas” para fundar la nueva Armada y darnos un poder naval que no teníamos para el conflicto con el Perú por la invasión de Leticia. Este hecho ignoto vino a ser conocido por el Autor gracias a una muy afortunada y ex-traordinaria coincidencia que es preciso relatar.

Mi nieto Pedro Manuel Reyes Venegas trabaja en Miami, Florida, para la sucursal de ACE Group, gran compañía reaseguradora ingle-sa, cuyo gerente es Mr. Clive Baker, súbdito británico. Un día en una conversación casual el Gerente indagó a mi nieto sobre sus ances-tros y cuando supo que yo había sido oficial naval le dijo que él había sido socio de un Club Naval en Londres, donde ser recordaba el nom-bre de un capitán Bell Salter y del papel que había jugado su Club en la refundación de la Armada Colombiana en 1934.

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H I S T O R I A N A V A L

Pedro Manuel le regaló el libro “Contra Viento y Marea” y el Gerente, en su próximo viaje a Londres visitó el Club para comentar al respecto y consiguió un ejemplar del bo-letín mensual de febrero del 2008 que trae un articulo escrito por el capitán NIC Kett-lewell RN. Mr. Baker le entregó en Miami el boletín a mi nieto para que me lo hiciera llegar y este a su vez se lo dio a una prima que regresaba a Colombia para que me lo trajera pero la niña no entendió la impor-tancia del documento y lo extravió.

Pedro Manuel viajó unas semanas después a Londres y fue al Club a regalarles el libro “Contra Viento y Marea” recibiendo en re-tribución otra vez el mencionado boletín lujosamente editado a todo color, con el articulo titulado “Another South American Connection for The Inn & Out and the Can-ning”, con errores y verdades que el lector naval reconocerá de inmediato, y que se traduce a continuación:

“Hace mas o menos 50 años los subte-nientes que venían a Londres para el fin de semana y se alojaban en el “Inn & Out” escuchaban las historias de un capitán de fragata Vaughan Williams. Una de ellas revelaba como la moderna Armada Colom-biana había venido a nacer en el gran bar del Club en 1935.

El Capitán Bell Salter había traído del Me-diterráneo su acorazado de la clase “R”

sabiendo que su retiro era inminente. Al pasar Gibraltar, la bandera del Oficial más Antiguo en Gibraltar recibió el saludo de rigor. Algún tiempo después el Capitán fue invitado para reclutar oficiales que ma-nejaran 4 destroyers que estaban siendo construidos para la Armada Colombiana por Vickers; las tripulaciones fueron envia-das desde Colombia 1 pero había una falta completa de oficiales nativos. El gran bar fue el sitio ideal para reunir los candidatos, con o sin la ayuda del Secretario Naval, ya que había un buen número de oficiales in-gleses que estaban siendo retirados.

Después de afirmar los pabellones y efec-tuar las pruebas Bell Salter zarpó para Sur América con sus buques y la historia regis-tra que quedó muy complacido al recibir un saludo del Oficial más Antiguo en Gi-braltar, cuando hizo escala allí.

En 1962, yo era Oficial de Comunicaciones del “Lion”, buque insignia de CinC SASA`s Special Squadron que estaba circunna-vegando a Suramérica. Durante la visita a Cartagena mi Comandante fue invitado con sus oficiales a navegar en el yate pre-sidencial 2 por los vericuetos de la costa

1 NOTA DEL TRADUCTOR: esto como es muy bien sabido es un completo error. Nosotros no teníamos un solo oficial, subofi-cial o marinero para tripular los buques.

2 Este yate había sido obsequiado por un industrial antioque-ño al Presidente, general Gustavo Rojas Pinilla, quien a su vez lo cedió a la Armada. Siendo quien esto escribe Coman-dante de la Fuerza Naval del Atlántico en el año 1960 le fue cambiado el nombre de “Yate Presidencial”, sin designación

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de Henry Morgan y sus piratas. El yate, un “Palacio de la ginebra” se llamaba “Armada República Colombia Bell Salter” y tenía una fotografía del Almirante colgada en el sa-lón. Recientemente yo le conté esta histo-ria a Alan Tabbush, antiguo Presidente del Canning Club quien obtuvo para mí la ex-plicación de fuentes colombianas respecto a la escasez de oficiales en 1935.

La historia del Colegio Naval Colombiano se remonta a 1811, cuando Cartagena declaró la independencia absoluta de Es-paña. Una Armada fue improvisada con la ayuda de filibusteros británicos y france-ses que confrontaran los buques españo-les de guerra que tenían sus bases en La Habana y Santa Marta. Entre los oficiales había unos graduados en una Escuela Náutica fundada en Cartagena en 1808, la Escuela de Pilotaje y Matemáticas que perduró hasta 1813.

Otros intentos para instituir una Escuela Naval fueron hechos en 1833 y en 1866 en Cartagena pero las entidades no duraron. En 1907 el Presidente de la República Ra-fael Reyes fundó la Escuela Naval Nacional dirigida por el Capitán de Corbeta Alberto Asmussen de la Armada Chilena, pero ella

naval por el de “ARC Contralmirante Bell Salter” y yo conse-guí que el Contralmirante, con quien había retomado el con-tacto lejano, después de un año de búsqueda difícil, obtuve que èl me enviara dos retratos firmados de su imponente figura, uno para el salón del yate y otro para mi biblioteca.

solamente duró 2 años y medio y produjo 8 Guardiamarinas.

En 1935 el presidente Alfonso López Puma-rejo estableció la Escuela Naval permanen-temente con la admisión de 2 cadetes por Departamento (Provincia) y 5 cadetes por la capital, Bogotá. La organización en esta nueva etapa de la Armada Colombiana fue confiada al Capitán Basil Owen Bell Salter, de la Armada Real y el Capitán Ralph Do-uglas Binney, RN fue nombrado Director de la Escuela.

Los primeros 25 oficiales fueron graduados el 11 de noviembre de 1938. En 1939, la Misión Británica regresó a su país y el Ca-pitán Froylán Valenzuela, quien se había graduado en 1910 bajo el gobierno del general Rafael Reyes, vino a ser Director de la Escuela.

Desde 1961 la Escuela Naval fue estableci-da en la Isla de Manzanillo en la Bahia de Cartagena; se la conoce como Escuela Na-val “Almirante Padilla” y desde 1977 tiene el rango de Universidad.

El Almirante José Prudencio Padilla ganó la batalla Naval de Maracaibo contra los españoles el 24 de Julio de 1823 y es el más grande héroe de la historia naval co-lombiana. Firmado capitán de navío NIC Kettlewell RN.”

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UNA VISIÓN DE LA HISTORIA DE LA ARMADA DE COLOMBIA

Po r : C a p i t á n d e N a v í o ( R ) R I C A R D O G A R C Í A B E R N A L

Antecedentes

A raíz de las invasiones napoleónicas en 1808, la difícil situación política y económica que vivía España se proyectaba sobre sus colonias en Améri-ca; los ejércitos de tierra y las flotas marítimas españolas requeridas para mantener el dominio sobre las colonias se vieron limitadas en sus opera-ciones; el vacío de poder resultante estimuló los deseos de las colonias de separarse de la metrópoli.

Sin embargo, no todas las comunidades fueron partidarias de cortar los lazos con España, y así, mientras ciudades como Bogotá, Socorro, Mompox y Cartagena quisieron independizarse de España, otras como Pasto y San-ta Marta se mostraron realistas. Esta situación llevó a un enfrentamiento entre Cartagena y Santa Marta, en el cual además de los aspectos políticos, había un trasfondo económico, y estimuló la formación de la marina de guerra patriota.

En 1810 era el gobernador de la plaza de Cartagena de Indias el Oficial español Francisco Montes, quien el 14 de junio de tal año, fue depuesto por un grupo de ciudadanos, encabezado por José María García de Toledo; la ciudad quedó gobernada por un cabildo, al que se denominó Suprema Jun-ta Provincial, a cuya cabeza quedó García de Toledo, en calidad de presiden-

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te. El 21 de enero de 1812, García fue también depuesto, y en su reemplazo fue nombrado José María del Real Hidalgo, quien solamente gobernó unos dos meses, y en su lugar, con el título de “Presidente Dictador”, fue elegido por 5 años Manuel Rodríguez Torices.

Deportado el gobernador Francisco Montes, el comandante militar de la plaza, Capitán de Fragata Andrés Orive, renunció, y huyó con sus oficiales para España. Rodríguez Torices, por medio de decreto del 17 de septiembre de 1810 suprimió el apostadero, (denominación militar de la plaza), y en su lugar creó la Comandancia General de Marina, primera dependencia de la nueva marina de guerra de la ciudad.

A falta de Oficiales navales criollos, se nombró como Comandante al Capitán de Navío de la Armada Española Juan Nepomuceno Eslava, hijo del Virrey Sebastián Eslava. El nuevo Co-mandante debería organizar, dirigir y operar la nueva armada, administrar los pocos recursos existentes, expedir patentes de corso, y obte-ner embarcaciones y tripulaciones, según lo dispuesto en la Ordenanzas Navales (hereda-das de la armada española), y las orientacio-nes de la junta de gobierno. Como ayudante de la Comandancia fue designado el Teniente de Navío, también español, Rafael Tono Llo-pis. Estos dos primeros oficiales le prestaron importantes servicios a la marina de guerra de Cartagena de Indias, la institución fue evolu-cionando así:

De 1810 a 1815, se denominó “Armada Patriota de Cartagena”,

De 1816 a 1830, fue denominada “Armada Pa-triota de la Gran Colombia”.

Otros Oficiales que permanecieron fieles a la junta de gobierno, y fueron los pioneros de su nacimiento y desarrollo fueron el Teniente de Fragata Arturo Cerra, y los tenientes de navío Rafael del Castillo Nicolás Valest y Matías Al-dao.

En los sucesos del 11 de noviembre de 1811, cuando Cartagena de Indias declaró su inde-pendencia absoluta de España, se destacó un marino rioachero, veterano de Trafalgar, y entonces Contramaestre del Apostadero de Cartagena. Se llamaba José Padilla, y se dio a la tarea de reclutar tripulaciones entre los pescadores, y en los primitivos astilleros de la ciudad inició la construcción de lo que sería la armada de Cartagena de Indias; en esta forma, en1815, se disponía de una variada flota, así:

Fragatas: “Amilcar”, “Americana” e “Indagado-ra”.Goletas “India”, “Los dos amigos”, “Intrépido Patriota”, “Nuestra Señora de las Mercedes”, “Nuestra Señora del Carmen”, “La veloz”, “Vale-rosa Momposina”.

Bergantines “Alejandro”, “San José” e “Indepen-diente”.

Corbetas: “Dardo” e “Indagadora”, que fue cap-turada a los españoles.

Pailebotes: “Ejecutivo. Flecheras. Entre muchas otras, las llamadas “Barinesa”, “Guñeres” y Ca-riaqueña”

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A finales de 1812 llegó a Cartagena, exiliado de su nativa Venezuela, un joven llamado Si-món Bolívar. Rodríguez Torices lo incorporó a la fuerza patriota y le asignó el grado de “Coronel Vivo”. Su nombramiento no fue bien visto por el “coronel” Pierre Labatut, aventure-ro francés, que ante la escasez de mandos de mandos criollos, estaba al frente de las fuerzas de defensa de Cartagena, y veía en Bolívar una amenaza para sus ambiciones. Así, el joven Coronel Simón Bolívar, aparentemente para aislarlo, fue designado como Comandante de un pequeño puesto militar en Barrancas, unas pocas leguas aguas arriba de Calamar, sobre la ribera izquierda del río Magdalena, con la instrucción de permanecer allí, en espera de órdenes, mientras Labatut se dirigía a Tomar a Santa Marta.

No estaba en el carácter impulsivo de Bolívar quedarse inactivo en este pequeño pueblo, entonces reclutó y organizó voluntarios, y formó una co-lumna transportada en champanes y otras embarcaciones fluviales, y con la cual en una campaña de dos semanas a finales de 1812 se apoderó de todo el bajo Magdalena, desde Calamar hasta La Gloria. Esta fulgurante campaña conocida como la “Campaña del Bajo Magdalena” fue el preludio de la llama-da “Campaña Admirable” que se inició en Ocaña y Cúcuta, siendo su objetivo final liberar a Venezuela, lineamiento

estratégico que había fijado el mismo Bolívar en el documento conocido como el “Manifiesto de Cartagena”.

Los corsarios

Preocupado el gobierno de Cartagena por reforzar la limitada fuerza naval, garantía de supervivencia ante los ataques de las fuerzas españolas y de su vecina Santa Marta, se de-cidió acudir a los buques corsarios, para inter-ferir el comercio marítimo enemigo, procurar ingresos al fisco, y proteger el comercio propio.

El uso de buques corsarios era una práctica bastante extendida en el área del Caribe. Sus capitanes y tripulaciones prestaron una defi-nitiva, aunque no desinteresada ayuda en las campañas navales. De una extensa lista de ta-les capitanes se deben mencionar a Luis Brion, acaudalado comerciante y armador marítimo

Flechera. Dibujo del CC Guilermo Fonseca Truque en “El Caribe Mar de la libertad� del CN Enrique Román Bazur-to.

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curazoleño, después almirante y organizador del almirantazgo, el mexicano Nicolás Joly, el norteamericano de origen francés Renato Be-luche y Luis Aury. Todos éstos últimos llegaron a ostentar el grado de Capitanes de Navío.

Por el año de 1814, operaba con bandera de corso de Cartagena una buena cantidad de buques, sin que se sepan a ciencia cierta sus características: goleta “Intrépido Patriota”, em-barcaciones “Cometa”, “ Amilcar”, “El Presiden-te”, “El Conejo”, “La Antepresa”, “El Gustavo”, “El Defensor de la Patria”, “La estrella”, “Piñeres”, “La Republicana”, “Dardo“ y “Nuestra Señora de la Popa”.

El sitio de Cartagena

Terminada la invasión francesa a España, Espa-ña decidió recuperar sus dominios en el nuevo mundo, para lo cual puso a órdenes del general Pablo Morillo una gran fuerza expedicionaria que incluía unos 10,600 combatientes de tie-rra y un componente naval que constaba de un Navío de línea, el “San Pedro de Al-cántara”, las Fragatas “Diana” e “Ifi-genia”, 14 buques de combate menores, y 41 buques de transporte.

Esta formidable fuerza estableció un férreo cerco a Cartagena de Indias a partir de 22 de agosto de 1815, el cual terminó por agotar las provisiones para la población civil, y la pólvora para las armas. La ciudad vivía horrores inima-ginables; los muertos por inanición llegaron a sumar miles, además de los producidos por los

combates, y por las enfermedades que asedia-ban a la ciudad. Las disputas internas entre la ciudadanía y las autoridades patriotas, las duras condiciones del asedio, y los descalabros militares en las afueras de la ciudad fueron minando la disciplina y la capacidad defensiva de la ciudad, hasta que el 27 de noviembre se optó por abandonar la plaza.

Así la cosas, el Capitán corsario Luis Aury orga-nizó una operación para evacuar la máxima cantidad de habitantes posible. En unas 15 embarcaciones se apiñaron unas 2,000 perso-nas para abandonar la ciudad. Por la condicio-nes del tiempo, algunas de las embarcaciones se dispersaron, yendo a parar a Panamá, al Darién a San Andrés y sufrieron grandes pena-lidades.

De los 2,000 evacuados, unos 1,500 jamás re-gresarían a la ciudad. Solamente los ocupantes de la goleta “Constitución”, que coman-daba el Capitán corsario Aury, la “Sultana” y posteriormente la goleta corsaria “Presi-dente”, a órdenes del Alférez de Fragata José Padilla lograron arribar a las costas de Jamaica.

A finales de noviembre de 1815, también ha-bía zarpado de Cartagena, burlando el bloqueo de Morillo, el Capitán corsario Luis Brion, con la Corbeta “Dardo”. Su intención era poner sus buques y su fortuna al servicio de la causa libertadora, dada la admiración que sentía por Bolívar. Conocedor éste de las penalidades que estaba sufriendo Cartagena, dispuso que un buque, de propiedad de Brion, zarpara para llevarle auxilios y pertrechos, obtenidos en

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Haití y en Jamaica, gracias a la generosidad del presidente Petion, y de otros personajes como los comerciantes Hyslop, Pavajeau y Juan Ber-nardo Elbers. Hacia Cartagena navegaba el bu-que, cuando en el mar se enteraron de la caída de Cartagena en manos de Morillo; se cambió el destino del buque, y se daría así el comien-zo formal de la guerra de independencia en el Caribe.

Operaciones navales patriotas en el caribe.

A partir de la caída de Cartagena la marina de guerra patriota desarrolló operaciones navales en el Caribe contra las fuerzas realistas y sus corsarios o seguidores, las que se desarrollaron 4 etapas o fases así:

• OperacióndeLosCayos.Marzoadiciembrede 1816.

• CampañadelOrinoco.Entrejuniode1817y enero de 1819.

• Campaña del Caribe. De julio de 1819 ajunio de 1822.

• CampañadeMaracaibo.Denoviembrede1822 a julio de 1823.

Operación de Los Cayos.

Los sobrevivientes del sitio de Cartagena, incluyendo a Brion y Aury, se reunieron con Bolívar en la población de Los Cayos (Haití) bajos los auspicios de su Presidente, el General

Alejandro Petion. En primer lugar debió ser re-suelto un problema de mando por la oposición de Aury a que Bolívar fuese el Comandante de la expedición planeada. Este conflicto fue re-suelto a favor del futuro Libertador, gracias al incondicional apoyo de Brion. Aury en protes-ta, retiró sus buques.

Se reunió una fuerza de unos 250 hombres, financiada principalmente por Petion; la for-maron las goletas “General Bolívar” (comandante Renato Beluche) en ella se em-barcaron Bolívar, Brion y sus estados mayores; goleta “Brion” (comandante José A. Rosa-les), goleta “Presidente” (propiedad de Brion, y comandada por el Alférez de Fragata José Padilla) y otras 4 Goletas, comandadas por marinos franceses.

El primer objetivo de la operación era la Isla de Margarita, para organizar allí su base de operaciones, lo cual se cumplió a principios de mayo de 1816. Las subsiguientes operaciones no tuvieron gran éxito, debido a que parte de los corsarios de Brion se retiraron estando en Ocumare (Venezuela), habiendo retornado después. La pequeña escuadra deambuló por el Caribe, en operaciones de corso, y retornó a Margarita en diciembre de 1816. Por su actua-ción en la campaña Bolívar ascendió al grado de Almirante a Brion; a Beluche al de Capitán de Navío, y a Padilla al de Teniente de Navío.

Durante esta época Brion, como jefe supremo de la Armada de la República, y capitán ge-neral de los Ejércitos de Venezuela y la Nueva Granada, sentó la organización de la marina de guerra; estableció en la isla de Margarita

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el almirantazgo, creó el Tribunal de Penas y estableció una severa reglamentación para el control de la actividad de corso (otra cosa es que se cumpliera).

Campaña del OrinocoDemostrando su visión estratégica Bolívar ha-bía visto la necesidad de dominar la Guayana y las vías fluviales de Orinoco como llave para entrar a los llanos de Colombia y Venezuela, y apoyar las fuerzas terrestres de los generales Páez, Santander y Urdaneta, y posteriormente entrar al occidente y centro de la Nueva Grana-da cruzando la cordillera de Los Andes.

Como acciones previas se desarrollaron ope-raciones de corso en la zona adyacente, y la construcción y dotación de una flota de “fle-cheras”, para operar con las fuerzas sutiles que a órdenes de Brion entraron al Orinoco en junio de 1817 para reforzar la Escuadrilla Patriótica que asediaba la ciudad de Angostura (hoy ciu-dad Bolívar).

Angostura fue evacuada por los realistas, y Bolívar tomó posesión el 11 de agosto de 1817; se orga-nizaron las fuerzas sutiles al mando del Capitán Antonio Díaz, y como segundo el Capitán José Padilla. Al abandonar la Guayana, se tomaron 2,000 prisioneros, y una apreciable cantidad de pertrechos, y buques, que fueron útiles para refor-zar la escuadra patriota. A fines de 1817, Brion fue nombrado secretario de Guerra y Marina.

Desde principios de 1818 las fuerzas patriotas al mando de Brion dominaban el golfo de Pa-

ria y el delta del Orinoco hasta Güiria, lo que le permitía llevar a cabo el comercio marítimo e impedir el uso del Orinoco a los realistas; por su desempeño en esta tarea, en junio de 1818, José Padilla fue ascendido al grado de Capitán de Fragata, y se le ordenó asumir el comando del bergantín “Colombia”.

El 1º de enero de 1819 Bolívar convocó el que se conoció como Congreso de Angostura; poco tiempo después sería nombrado Presidente de la República, y emprendería la campaña liber-tadora que culminaría en el Puente de Boyacá el 7 de agosto de 1819 con la derrota española y la libertad de la Nueva Granada

Campaña naval del Caribe.

Desde 1819, por medio de operaciones de cor-so, y gracias a la decadencia del poder de las fuerzas españolas, las fuerzas navales patrio-tas fueron consolidando su dominio del Caribe; quedaban ahora por conquistar los grandes centros urbanos y las regiones costeras para llevar las operaciones al interior.

Para este efecto, la fuerza naval patriota, compuesta por unos 26 buques zarpó desde Margarita en marzo de 1820 a órdenes del Almirante Brion; incluía al Coronel venezolano Mariano Montilla al mando de una parte de la Legión Irlandesa; su misión era tomar a Rioha-cha para luego emprender operaciones contra las fuerzas realistas en Maracaibo, Santa Mar-ta y Cartagena.

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Las circunstancias variaron el plan inicial; la escuadra se dirigió a Barranquilla y tomada ésta, volcaron sus operaciones contra Santa Marta que fue tomada el 14 de noviembre, posteriormente Cartagena fue recuperada en el combate que conoció como la Noche de San Juan, el 25 de junio de 1821.

En este período afloraron grandes problemas de relaciones personales y de mando entre Montilla y Padilla. Esta gratuita enemistad por parte de Montilla sería perjudicial para las operaciones, y fatal para el ahora Capitán de Navío riohachero y Comandante de la Escuadra Marítima en reemplazo de Brion, cargo que le fue asignado contra la oposición de Montilla.

La campaña de Maracaibo.

Para principios de 1822, el Brigadier español Francisco Tomás Morales, Comandante de las fuerzas realistas se había apoderado de Puerto Cabello, y posteriormente de Maracaibo, con lo que en septiembre de ese año dominaba toda la provincia; quedaba, a sus órdenes en el in-terior del lago una poderosa flotilla naval, pero sus condiciones no eran buenas; además de los problemas de mando, enfrentaban grandes dificultades en el apoyo logístico, por lo cual desde el año anterior se habían venido retiran-do de plazas fuertes como La Guaira y Cumaná.

Ante esta situación, Padilla, quien el 11 de abril de 1823 había sido ascendido General de Bri-gada, (Contralmirante) decidió forzar la barra

de Maracaibo, para enfrentar dentro del lago a la flotilla a órdenes de Morales y destruirla, en coordinación con las fuerzas de tierra y, apro-vechando que a las fuerzas navales realistas que habían llegado de La Habana y operaban en el Caribe a órdenes del Capitán Angel La-borde y Navarro, se le dificultaría entrar al lago en auxilio de Morales, por el calado de sus bu-ques mayores.

Así, 12 unidades de combate patriotas, entre bergantines y goletas, además de fuerzas su-tiles, el 8 de mayo de 1823 forzaron la barra y penetraron al lago, dando origen a una serie de escaramuzas, que se prolongaron hasta el 24 de julio del mismo año. El 16 de julio el ca-pitán Laborde forzó también la barra con tres Goletas y dos mercantes; no pudieron hacerlo 3 unidades mayores: una Fragata, una Corbeta y un Bergantín. Fondeó frente a Maracaibo, re-unió sus fuerzas con las de Morales y procedió con reconocimientos de las posibles áreas de operaciones.

En la mañana del 24 de julio, a órdenes de Pa-dilla la escuadra patriota en formación perfec-ta enfrentó a la realista, que se encontraba al ancla. En la tarde se trabó el combate entre las dos fuerzas, compuestas así:

• Patriotas: 3 Bergantines (incluyendo al “Independiente”, buque insignia); 6 Goletas armadas, fuerzas sutiles que constaban principalmente de 3 flecheras y varias unidades menores.

• Españolas: Al iniciar el combate se ha-llaban al ancla: 3 Brgantines, 10 goletas,

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2 pailebotes, y fuerzas sutiles compuestas principalmente por flecheras y piraguas.

La batalla de Maracaibo, más que un enfrenta-miento entre las naves, lo fue de las tripulaciones y fuerzas de abordaje. Finalizando el día dejó para los españoles 11 naves capturadas y una destruida por una explosión, además de cientos de muertos, y heridos y prisioneros; las pérdidas para los pa-triotas, aunque no despreciables, fueron mucho menores. El Capitán Laborde, la misma noche del combate huyó hacia Cuba en uno de los buques que no había logrado forzar la barra.

La marina de guerra con que España había trata-do de reconquistar sus dominios en la Nueva Gra-nada, ahora Gran Colombia, estaba derrotada. Las fuerzas patriotas recuperaron a Maracaibo el 8 de noviembre, lo cual consolidaría la libertad de Venezuela; España nunca podría reconquistar sus colonias, y por lo tanto en Maracaibo se selló definitivamente nuestra independencia. Bolívar podría emprender posteriormente las campañas del sur para liberar a Ecuador y Perú; por tal mo-tivo la batalla de Maracaibo no fue un combate de efectos locales solamente, sino que tuvo una proyección continental.

Gloria y ocaso de una marina.

Con las mejores intenciones de proyectar una marina para el futuro formando sus cuadros de mando, el 15 de julio de 1822 se fundó en Cartagena una academia naval, dirigida ini-

cialmente por el Capitán de Navío Rafael Tono y su ayudante, el Alférez Pedro María Iglesias. En este año se promulgaron reglamentaciones sobre administración de personal, sobre la ca-rrera de los Oficiales y Suboficiales, Infantería de Marina, reclutamiento, comercio marítimo, capitanías de puerto, abolición del corso etc.

La aguerrida marina que triunfó en Maracaibo, tuvo un corto período de prestigio y figuración, llegando a combatir contra fuerzas realistas en aguas de Cuba, y a forjar quiméricos planes para actuar en la liberación de otros países como México, Puerto Rico y Cuba. También, en el mar-co de Congreso Anfictiónico de 1826 realizado en Panamá, el país fue firmante de un pacto para la formación de una fuerza multinacional de apoyo contra un nuevo intento de España para recupe-rar sus colonias, iniciativa que no prosperó.

En octubre de 1826 un fuerte temporal al norte de Cuba destruyó y dispersó casi totalmente la Fuerza Naval Española en el Caribe; la desapa-rición de esta amenaza, junto con las grandes limitaciones económicas del Estado, que aún se hallaba en proceso de organización fueron detonantes para que el 24 de noviembre de éste año, por medio de un decreto se desman-telara la casi totalidad de la naciente Armada.

Lo anterior suponía sacar de servicio casi todos los buques, entre los cuales estaban las dos po-derosas Fragatas “Colombia” y “Cundi-namarca” recientemente adquiridas en los Estados Unidos, licenciar o relocalizar las tropas de infantería de Marina, licenciar Oficiales y tripulaciones, y clausurar las instalaciones de tierra, incluyendo a la academia naval de 1822.

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El Contralmirante José Padilla, quien el 24 de julio de 1826 había sido ascendido a General de División (Vicealmirante) se opuso a estas medidas que acababan con la Armada, lo cual fue tomado como insubordinación. Padilla cayó en desgracia ante Bolívar, quien ordenó a Montilla arrestarlo, lo cual cumplió el 1º de abril de 1828, y lo envió a Bogotá.

En la capital se completó su desgracia pues sus enemigos, con Montilla y el general venezolano Rafael Urdaneta a la cabeza, lo acusaron de estar involucrado en el atentado contra Bolívar en la “noche septembrina” (25 de septiembre de 1828). Un juicio muy cuestionable decretó la sentencia a la pena de muerte, previa su degradación.

Esta injusta e infamante sentencia se cumplió el 2 de octubre de 1828 en Bogotá; así, las envidias profesionales y las rencillas políticas acabaron con la vida del hombre que dedicó su vida a crear la marina de guerra y llevarla a sellar la independencia de su país. Este ideal quedó condensado en el grito que lanzó en el momento de su fusilamiento: ¡ VIVA LA REPÚ-BLICA, VIVA LA LIBERTAD ¡.

Un siglo de ausencia.

El desmantelamiento de la otrora marina vic-toriosa, tuvo consecuencias duraderas. Duran-te el resto del siglo XIX, la nación colombiana debió conformarse con mirar impasible, ante la ausencia de una Armada que respaldara sus derechos, cómo buques extranjeros acudían a nuestros puertos en defensa de los intereses de sus conciudadanos.

Así, a finales del siglo XIX, unas pocas reliquias de buques, exclusivamente en el Caribe, fueron incapaces de hacer nada ante la más sangrienta de éstas guerras civiles, la llamada “de los mil días,” que facilitó los sucesos que dieron como resultado la separación de Panamá, auspiciada por los Estados Unidos, que sí supieron valorar la importancia del istmo, de la terminación del canal interoceánico y del dominio las líneas ma-rítimas de comunicación a éste asociadas.

Un hombre de amplia visión que entendió la necesidad de mirar hacia el mar y de dar un vuelco a las instituciones militares, dadas la poca profesionalidad y la politización del Ejér-cito, llegó a la presidencia de la República el 7 de agosto de 1904. Era el general Rafael Reyes Prieto, quien emprendió la “reforma militar”, que comprendía, entre muchas otras tareas, la reorganización del Ejército, y de muchas acti-vidades en el ámbito militar.

Entre éstas tareas estaban la fundación de la Es-cuela Militar de Cadetes, de la Escuela Naval y la Escuela Superior de Guerra. Para este propósito fueron contratadas misiones especializadas del Ejército y de la Armada de Chile. En ésta forma, el Teniente 1º chileno Alberto Asmussen Cortés, a quien se le concedió el grado de Teniente de Navío, fue el encargado de organizar y dirigir la Escuela Naval Nacional creada por el decreto 793 del 6 de julio de 1907.

Bajo la dirección de Asmussen, la escuela co-menzó a funcionar en Cartagena, con 33 alum-nos, a bordo del transporte “Presidente Marroquín”; posteriormente en el crucero “Próspero Pinzón”, y finalmente en las

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dependencias de la Universidad de Cartagena. El 13 de febrero de 1910, recibieron su grado de “guardias-marinas” los 8 primeros y últimos ofi-ciales de esta Escuela Naval. Todos ellos fueron enviados a continuar sus estudios en las marinas de España o de Chile, pero a su regreso, ante la inexistencia de una marina de guerra debieron buscar su futuro en otras actividades.

Por falta de recursos económicos (pero principal-mente por la falta de visión de los gobiernos), la Escuela Naval Nacional fue clausurada el 28 de di-ciembre de 1909, y con ello, la esperanza de tener una marina de guerra o una marina mercante. De nuevo, Colombia quedaba huérfana de mar.

El conflicto colombo peruano.El 22 se septiembre de 1932, unos ciudadanos peruanos tomaron la población de Leticia, lo cual originó un conflicto fronterizo, pues aunque en sus comienzos esta toma fue una iniciativa privada, poco después el Gobierno en Lima lo respaldó y oficializó. Este conflicto sorprendió al país, que estaba convencido de que con el tratado “Salo-món- Lozano” de 1922 que-daba definida la cuestión limítrofe con el Perú.

La Armada de Colombia no existía, y solamente hacían sus veces alguna unidades auxiliares y los cañoneros

fluviales “Cartagena”, “Barranqui-lla” y “Santa Marta “, que habían sido construidas en Inglaterra y llegaron al país en 1929, con el fin de controlar el río Magdalena. A finales de 1930 el “Cartagena”, y el “San-ta Marta” fueron trasladados al río Putuma-yo, y llegaron a Caucayá (hoy Puerto Leguízamo) en enero de 1931. (posteriormente también lo sería también el “Barranquilla”)

En 1925 el gobierno había contratado en Francia la construcción de 3 Guardacostas de 150 toneladas, bautizados “Pichincha”, Boyacá” y “Carabobo”. Esto era lo único que se parecía a una marina de guerra. Entonces, a marchas forzadas la nación debió adquirir en todo el mundo, una serie de bu-ques usados que en su momento se bautizaron como “Córdoba”, Mosquera”, “Bo-gotá”, “Boyacá”, “Junín” y “Maris-cal Sucre”; los dos últimos mencionados eran uno pequeños Cañoneros. Se adquirió también un buque fluvial sin propulsión, que fue acondicionado como buque hospital, con el nombre de “Jamary”, y sirvió en esta condición muchos años después del conflicto.

Guardacostas “Junín”. 1932

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Con las limitaciones impuestas por las edades de los buques, su estado de mantenimiento y el manejo de las tripulaciones mercenarias, Ésta improvisada flota suplió la necesidad de transportar los hombres y materiales requeri-dos y adelantar las operaciones militares en los ríos Putumayo y Amazonas, para hacer fren-te al conflicto, y que permitieron hacer valer nuestros derechos en la frontera sur; así, el 24 de mayo de 1933 se firma el Protocolo de Río de Janeiro, que ratifica el tratado Salomón Lo-zano. En tal forma finaliza el conflicto, dejando al país, en el aspecto naval, una lección que por fortuna no se perdió: la necesidad de poseer una marina de guerra para respaldar los dere-chos establecidos por los tratados.

Los destructores Yarrow y la misión inglesa

En el curso del conflicto en la frontera sur, la diplomacia colombiana logró negociar con la firma inglesa Vickers-Armostrong & Co., dos magníficos destructores, llamados “Tejo” y “Douro” que se estaban terminando de construir para la Armada de Por-tugal, en los astilleros de Yarrow en Lisboa. Los nuevos buques fueron incorporados a la Armada colombiana (que aún no existía, pues los asuntos navales se manejaban en

una dependencia denominada Sección de Flo-tillas y Aviación del Ministerio de Guerra).

Estos “destroyers”, operados por tripulaciones inglesas, bajo contrato con el gobierno de Co-lombia se bautizaron M.C “Antioquia” y M.C. “Caldas”; llegaron a Cartagena en abril y en mayo de 1934, incorporaban los últimos adelantos de la construcción naval. A partir de ahora, serían la columna vertebral de la Armada. El gobierno modificó el contrato con las tripulantes ingleses, para que constitu-yeran una misión oficial para organizar y dirigir la nueva Marina de Guerra de Colombia. Se nombró como jefe de ésta misión, al Contral-mirante del Basil O. Bell-Salter.

También durante el conflicto en los ríos del sur, el gobierno había adquirido un buque de “medio pasaje” (pasajeros y carga), que se bautizó como MC “Cúcuta”, y llegó a Puer-to Colombia el 11 de mayo de 1934. El buque zarpó en una misión de transporte de tropas hasta Leticia (Amazonas); en ruta hacia allá, llegó a Belem de Pará exactamente el día en que finalizó el conflicto.

Destructor MC “Caldas”. c.a. 1932

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El buque regresó a Cartagena, y por disposición del gobierno el 3 de julio de 1935 comenzó a funcionar a bordo la Escuela Naval bajo la dirección del capitán de navío Ralph Douglas Binney, miembro también de la Misión Ingle-sa. La escuela funcionó a bordo del “Cúcu-ta” entre 1935 y 1941, cuando se trasladó a los edificios construidos al efecto en Bocagran-de, y en abril de 1961 quedó definitivamente en las instalaciones de la isla de Manzanillo. En 1968 se incorporó a la Armada el Velero ARC “Gloria” que desde entonces cumple su función en el entrenamiento de Cadetes y Grumetes como complemento a la labor de las escuelas de formación.

En abril de 1934 se fundó la “Escuela de Maqui-nistas y Grumetes”, que comenzó a funcionar a bordo de MC “Boyacá”. Esta importante ins-titución tuvo que funcionar también a bordo del transporte MC “General Mosquera”. Entre agosto de 1938 y diciembre de 1940 tuvo su sede en la edificación en la Base Naval MC “Bolívar”, que sido construida para ser la sede de la Escuela Naval; después a bordo del M.C. ”Cúcuta” y en los antiguos cuarteles de In-fantería de Marina en Cartagena, hasta que en junio de 1944 fue trasladada, a la Base Fluvial de Barranquilla, ocupando los terrenos e instalacio-nes que fueron de la empresa SCADTA.

Buscando una organización

Empezaría ahora el largo camino de adop-tar una organización y dotarla del elemento

humano requerido. Siendo Presidente de la República, el Dr. Enrique Olaya Herrera, por medio del Decreto 1834 de 1934, desligó de la “Sección de Flotillas y Aviación” del ministe-rio de Guerra el personal y los elementos que cumplían funciones inherentes a una marina, y creó con ellos el Departamento de Marina, bajo dependencia directa del ministerio de Guerra.

Posteriores disposiciones, principalmente en 1934 y 1935 establecerían la estructura orgá-nica, las plantas de personal, la reglamenta-ción de carrera de oficiales y suboficiales, las escalas de remuneración, las equivalencias con las otras fuerzas, las dotaciones de personal de las unidades terrestres y a flote y en fin, una serie de disposiciones que configurarían la nueva organización. Posteriormente, la Ley 105 de 1936 constituyó un elemento funda-mental de la institución.

En esta nueva etapa, el primer Jefe del Depar-tamento de Marina fue el coronel del Ejército Victor A. Cogollos, y el comandante en Jefe de las Fuerzas Marítimas el contralmirante DEL Basil O. Bell-Salter; el Mayor Julio Guarín fue el primer jefe de la sección de Flotillas Fluviales. El coronel Luis Acevedo Torres sería el primer oficial en desempeñar el cargo de Director Ge-neral de Marina (equivalente a Comandante de la Armada), que sustituyó al de Jefe del Depar-tamento de Marina.

Al finalizar eL conflicto, fueron incorporados a la Armada Oficiales y Suboficiales, comen-zando por los egresados de la escuela de 1907, y que prestaron sus servicios durante éste, así

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como también Oficiales del Ejército, en su ma-yoría pertenecientes al arma de artillería, que también intervinieron en el conflicto e igual-mente ciudadanos que se quisieron vincular a la Armada en nacimiento.

Así, el decreto 2122 de 1936, que establecía grados y antigüedades para 2 Capitanes de Corbeta, 9 Tenientes de Navío y 11 Subtenien-tes de Navío de la especialidad de cubierta, 7 Oficiales de máquinas y 5 Oficiales de sanidad, constituyó el primer escalafón de Oficiales. Algunos de estos oficiales fueron destinados a hacer cursos de adaptación naval en Inglate-rra, y todos ellos constituyeron los cuadros de mando que rigieron la Armada, y a quienes en noviembre de 1938 comenzaron a sumarse los egresados de la nueva Escuela Naval, nacida a bordo del M.C. “Cúcuta” en julio de 1935.

Las instalaciones terrestresAtendiendo las necesidades de la nueva or-ganización, el gobierno nacional destinó las instalaciones del antiguo terminal marítimo de Cartagena en “La Machina”, que habían sido parcialmente destruidas por un incendio, para el establecimiento de una base naval, necesi-dad prioritaria de una marina de guerra, que venía haciéndose patente por la llegada de los destructores ingleses, y de los buques que participaron en el conflicto en los ríos de sur.

En el sitio en que se encuentra actualmente, se fundó la “Base Naval de Cartagena”; aunque en

la documentación oficial, el Capitán de Fraga-ta Frederick John Hancock Lloyd, de la Misión Inglesa, figuraba como Jefe del Estado Mayor, este Oficial se desempeñó también como primer Comandante de la Base Naval. En abril de 1935 la denominación de la base se cambió por “Base Naval MC “Bolívar”. La denominación “A.R.C” en toda la Armada se comenzó a utilizar en 1944.

En marzo de 1938 es nombrado Comandante de la base el Capitán de Fragata Luis María Galindo, egresado de la Escuela Naval de 1907.Fué el primer Oficial naval colombiano en ejercer este cargo; en este momento era el Oficial de mayor antigüedad en la Armada. Por la época, la base de Cartagena, con excepción de la Dirección General en Bogotá era la única repartición de la Armada; todos los traslados de personal y los recursos presupuestales se dirigían hacia allí; de ella dependían la Escuela Naval de Cadetes y la de Maquinistas y Grume-tes, y hasta cierta fecha posterior también la flota marítima.

En resumen, la base de Cartagena era el centro de la Armada; en 1944 el gobierno destinó a la Armada Nacional las instalaciones existentes en Caucayá (después Puerto Legúizamo), que desde el conflicto con el Perú venían siendo utilizadas por el Ejército. Allí se fundó la Base Fluvial, que posteriormente vino a ser el asien-to de la Fuerza Naval de Sur.

Desde aquellos días ya se estaba estudiando el establecimiento de una base naval en el Pacífico; la Fuerza Naval del Pacífico tenía su asiento en Buenaventura, pero no se disponía de los servicios de apoyo que requería; esta

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sentida necesidad pudo ser solucionada con la construcción de la Base Naval de Bahía Málaga, que fue inaugurada en 1989.

La flota de mar

En la medida en que fue evolucionando la tec-nología de los buques de guerra, y naturalmente de acuerdo con las posibilidades económicas del país, las unidades de combate de la flota de mar fueron siendo reemplazadas; la siguiente es una relación de las épocas en que se incorporaron las unidades mayores de combate que ha tenido a su servicio la Armada colombiana.

Década de 1930: Destructores ingleses “Cal-das” y “Antioquia”

Décadas de 1940, 1950 y principios de 1960: Fragatas norteamericanas “Almirante Padilla”, Capitán Tono” y “Almi-

rante Brion”, que participaron como parte de las fuerzas de las Naciones Unidas durante la guerra de Corea, entre1951 y 1955

Década de 1950: Destructores suecos de la clase “Halland” “20 de julio” y “7 de Agosto”

Décadas de 1960 y 1970. Destructor norteame-ricano de la clase “Fletcher” “Antioquia”; destructores transportes (APD) “Almiran-te Padilla”, “Almirante Brion”, Capitán Tono” y “Córdoba”.

Décadas 1970 y 1980. Destructores norte-americanos “Caldas”, “Santander” y “Boyacá”

Década 1970. Submarinos oceánicos “Pijao” y “Tayrona”.

Década de 1980. Fragatas Misileras “Almi-rante Padilla”, “Independiente”, “Antioquia” y “Caldas”.

Destructor clase Fletcher, ARC “Antioquia”

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El cuerpo de Infantería de Marina

El desarrollo de la Infantería de Marina ha corrido paralelo con el resto de la fuerza; las primeras operaciones anfibias se dieron en la

denominada Campaña del bajo Magdalena entre 1812 y 1813. El primer batallón fue crea-do en 1812, con el mismo pie de fuerza de los batallones de Infantería del Ejército, y cuyas compañías se distribuirían en los diferentes departamentos de la Marina de la época, se-gún sus necesidades.

Destructor clase Halland ARC “20 de julio”, esta fotografía muestra al buque con bandera sueca debido a que se tomó el día que se efectuó la última prueba de mar antes de entregarse a la Armada Colombiana

Fragata ARC “Almirante Padilla”. Entró al servicio de la Armada de Colombia en 1947; participó en la guerra de Corea.

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El batallón “Zulia,” de Infantería de Mari-na tuvo su bautizo de fuego en la batalla de Maracaibo el 24 de julio de 1823; en el abordaje sobre las unidades realistas se presentaron las primeras bajas, el tenien-te Pedro Herrera, el subteniente Antonio Sánchez, el sargento Pedro Mandiola, y el infante Santiago Morales, entre otros. Después de Maracaibo la Infantería corrió la misma suerte que el resto de la Armada y fue desactivada.

El cuerpo fue creado de nuevo mediante la ya mencionada ley 105 de 1936, y el de-creto 050 de 1937. Se incorporó entonces una compañía, que tenía como objeto “ … la defensa de costas, puertos, bases y arsenales navales, lo mis-mo que para el ataque y la defen-sa en tierra ..”. En 1937 se aumentó el cuerpo hasta 2 compañías, una en Carta-gena, y otra en Puerto Ospina (Putumayo), y en 1940 se aumenta a nivel de batallón, con compañías en Cartagena, San Andrés y Puerto Leguízamo.

En 1948, con motivo de los sucesos del 9 de abril, una compañía fue destacada en la capital, y a partir de la década de 1950 la situación de orden público interno requirió involucrar la Infantería de Marina en ope-raciones en el Tolima (compañía “Antares) y posteriormente en los llanos orientales y otras regiones del país. En 1956 se creó la Escuela de Suboficiales en Turbaco (Bo-

lívar), y a finales de 1958 egresó de la Es-cuela Naval de Cadetes el primer curso de oficiales de Infantería de Marina; todos los que los antecedieron procedían del Ejército Nacional.

La década de 1960 trajo el crecimiento de la fuerza, las diferentes unidades se esta-blecieron ya en Buenaventura, Coveñas, Orocué, Puerto Carreño, Providencia y los Cayos etc. La infantería de Marina fue in-volucrándose en las operaciones fluviales (Comandos de Selva o Flotilla Avispa), y tomando parte en operaciones mayores de orden público tales como la operación Anorí, y ejerciendo presencia en todos los ríos. Esto ya es parte de la fuerza de la ac-tualidad.

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