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Revista Argentina de Medio Ambiente UNMdP
REVISTA ARGENTINA DE MEDIO AMBIENTE
Observatorio de Políticas Ambientales MunicipalesUniversidad Nacional de Mar del Plata
Año II – N. II
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Revista Argentina de Medio Ambiente UNMdP
Observatorio de Políticas Ambientales MunicipalesUniversidad Nacional de Mar del PlataFacultad de Derecho – 25 de Mayo 2855/65 – 7600Mar del Plata - ArgentinaRevista Electrónica - Año II – N. II Editor Responsable: Favio FarinellaAbril de 2014 – ISSN 2347-0925
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SUMARIO
Palabras previas 5
Electro basura: la contaminación por desechos electrónicos
Por Gabriel Raba 7
Antecedentes y evolución del concepto del desarrollo sostenible
Por Favio Farinella 17
El agua: una cuestión entre el poder económico y los derechos humanos
Por Nicolás Medel 35
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Revista Argentina de Medio Ambiente UNMdP
Palabras previas
El segundo número de la Revista Argentina de Medio Ambiente se inicia con un artículo
referido a un tema al que se le presta especial atención en nuestra ciudad de Mar del Plata
desde hace tiempo e independientemente del color político de las autoridades municipales: la
gestión integral de residuos. Dentro de los distintos tipos de residuos existe uno que debe se
existencia a la sociedad tecnológica que habitamos. Son los residuos electrónicos que crecen
en número de manera exponencial conforme la utilización creciente que se hace de los muy
diversos aparatos tecnológicos. Esta basura tecnológica no por nueva carece de legislación.
Gabriel Raba inicia un recorrido que seguramente continuará en las próximas entregas
analizando la legislación existente hasta el momento referida al tema.
En segundo lugar, Favio Farinella analiza detenidamente el surgimiento de la teoría del
desarrollo sostenible. Las preocupaciones ambientales han devenido globales y como tales
exigen soluciones de igual naturaleza. Desde la definición brindada por el Informe Brundtland
que consideraba al desarrollo sostenible como la satisfacción de las necesidades de la
generación presente sin comprometer la capacidad de las generaciones futuras para satisfacer
sus propias necesidades, hasta el presente, mucho se ha andado y declamado, sin
necesariamente haber encontrado soluciones viables y de largo plazo al eventual dilema entre
ambiente y economía.
Finalmente, Nicolás Medel analiza un recurso vital como el agua a la luz del cambio
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climático. A partir de dos cuestiones vitales que comenta -la escasez de agua producto de la
desertificación y desertización y el aumento del nivel del mar- trae al presente el elemento
común que comparten y a la vez las diferencia: el AGUA.
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ELECTRO BASURA
LA CONTAMINACIÓN POR DESECHOS
ELECTRÓNICOS. MARCO LEGAL.
Por Gabriel Raba1
1 ) Abogado, egresado en la Universidad Nacional de Mar del Plata. Investigador categorizado del CONEAU,integrante del Grupo de Investigación Tercera Generación de Derechos y de la cátedra de DerechoInternacional Publico de la Universidad Nacional de Mar del Plata.
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SUMARIO: I. PreHistoria de la Historia. -II. La nueva electro basura.
-III. Marco Normativo de Derecho Interno. -IV. Proyecto de ley de
RAEE en Argentina.
I. Pre Historia de la Historia
En junio de 1951, se puso en marcha la UnivAC I (Universal Automatic Computer I), el
primer ordenador comercial, en los Estados Unidos, de 7.250 kilos de peso y un costo de un
millón y medio de dólares de la época.
Exactamente treinta años después, en el año 1981, se produjo el lanzamiento de la primera
computadora personal. A la fecha, se estima que se han producido más de dos billones de
computadoras.
Quien hubiera imaginado que algo mas de cincuenta años despues, casi cualquier hogar
dispondría de un ordenador personal de sobremesa, a un precio accesible, de muy poco peso,
y de una velocidad extraordinaria. Ni que hablar de los cada día más pequeños, más planos, y
más ligeras y sofisticadas tablets, I-Pads, I-Phones, y todo lo que aún no hemos visto. Estos
compuestos, son capaces de realizar auténticos milagros gracias a los perfeccionamientos
tanto en su hardware como en sus programas, cada vez más complejos y sofisticados.
Como en solo medio siglo, se ha avanzado de tal modo en el campo de la electrónica, que el
mundo que conocieron nuestros abuelos no tiene punto de comparación con el que nos rodea
hoy en día. Cuál será su costo, aún no tenemos ni idea…
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II. La Nueva Electro Basura
La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) califica como
desecho electrónico a “todo dispositivo alimentado por la energía eléctrica cuya vida útil ha
caducado”, y por su parte, la Convención de Basilea, al definir los desechos peligrosos nos
deja como concepto de basura electrónica, a “todo equipo o componente electrónico incapaz
de cumplir la tarea para la que fue inventado o producido originalmente”. Dentro de esta
definición podríamos incluir a heladeras, lavarropas, hornos y otros, pero no ha sido hasta
hace pocos años que la inclusión de componentes electrónicos altamente sofisticados,
empezando por los nuevos televisores, videojuegos y ordenadores, hasta nuestros días con los
teléfonos móviles, tablets, I-Pad´s y demás, que la basura electrónica ha empezado a
convertirse en un problema que se agrava día a día debido, por un lado, al abaratamiento de
los productos, por ende, el acortamiento de su vida útil y, por otro, por las constantes
innovaciones y perfeccionamientos de los nuevos modelos (pantallas planas de leds, sistemas
touch y no frost) y la complejidad y variedad de nuevos programas, siempre más sofisticados,
siempre un poco veloces y cada vez más fiables. Pero, cuando compramos un nuevo
artefacto, qué hacemos con el viejo que dejamos de usar..?
En gran cantidad de ciudades del mundo occidental existen los “puntos verdes”, lugares en
donde pueden depositarse estos artículos, pero cuando el artefacto a desechar es un poco más
grande y más pesado, como por ejemplo una heladera, la cosa cambia…
El 7 de febrero de 1994 entra en vigor el Convenio de Basilea (Suiza)2, la cual establece
normas destinadas a controlar y regular a nivel internacional los movimientos transfronterizos
en cuanto a la eliminación de residuos peligrosos, tanto para la salud humana como para el
medio ambiente de desechos peligrosos.
Básicamente, el Convenio -entendido como el Tratado Multilateral del Medio Ambiente que
se ocupa de los desechos peligrosos- tiene por objeto reducir los intercambios residuales2 http://www.basel.int
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estableciendo para ello un Sistema de Control, tanto de las exportaciones como de las
importaciones de residuos peligrosos, como de su eliminación. Sin lugar a dudas su principal
objetivo es proteger el medio ambiente y la salud humana, contra los efectos nocivos
emanados de la generación, y el manejo, a través de los movimientos transfronterizos, así
como de la eliminación de los desechos peligrosos, y otros desechos.
III. Marco Normativo de Derecho Interno
La Argentina ratificó el Convenio el 27 de junio de 19913, y entró en vigor el 5 de mayo de
1992, dicha Convención se pronuncia a través de la Secretaría de Ambiente y Desarrollo
Sustentable, y la Subsecretaría de Control y Fiscalización Ambiental y Prevención de la
Contaminación, contando con una política de fiscalización, control y preservación ambiental
nacional. Cabe advertir que, presta asistencia al Secretario de Ambiente y Desarrollo
Sustentable en la representación del Estado Nacional ante organismos internacionales e inter
jurisdiccionales, en relación a la política de control y fiscalización ambiental. Asimismo,
existe una dirección dependiente específica llamada Dirección de Residuos Peligrosos que se
encuentra bajo la órbita de la Subsecretaría de Control y Fiscalización Ambiental y
Prevención de la Contaminación, creada en el año 2007, actúa junto con el Registro Nacional
de Generadores y Operadores de Residuos Peligrosos (RN) con vigencia desde 1994, en vistas
a dar cumplimiento a la Ley de Residuos Peligrosos Nº 24.051 y a la Ley Nº 23.922 sobre el
Control de los Movimientos Transfronterizos de los Desechos Peligrosos y su Eliminación.
3 http:/ www.senado.gov.ar
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III.a. Constitución Nacional Argentina
La reforma de nuestra Carta Magna, incluyó en su parte dogmática, Primera Parte – Capítulo
Segundo – Nuevos Derechos y Garantías, el Art. 41. “Todos los habitantes gozan del derecho
a un ambiente sano, equilibrado, apto para el desarrollo humano y para que las actividades
productivas satisfagan las necesidades presentes sin comprometer las de las generaciones
futuras; y tienen el deber de preservarlo. El daño ambiental generará prioritariamente la
obligación de recomponer, según lo establezca la ley. Las autoridades proveerán a la
protección de este derecho, a la utilización racional de los recursos naturales, a la
preservación del patrimonio natural y cultural y de la diversidad biológica, y a la
información y educación ambientales. Corresponde a la Nación dictar las normas que
contengan los presupuestos mínimos de protección, y a las provincias, las necesarias para
complementarlas, sin que aquéllas alteren las jurisdicciones locales. Se prohíbe el ingreso al
territorio nacional de residuos actual o potencialmente peligrosos, y de los radiactivos.”
Podemos ver aquí que, se consagra el derecho de todos los habitantes a gozar de “un ambiente
sano, equilibrado apto para el desarrollo humano y para que las actividades productivas
satisfagan las necesidades presentes sin comprometer las de las generaciones futuras”, como
así también el deber de su preservación. Así se recepta expresamente en el texto
constitucional, el mencionado derecho fundamental, también llamados derechos de tercera
generación, comprendido en la categoría de derechos basados en la solidaridad, sustentado en
los principios elaborados a partir de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Ambiente
Humano, desarrollada en Estocolmo (Suecia) en 1972 y desarrollados ampliamente en la
Cumbre de las Naciones Unidas sobre Medio Ambiente y Desarrollo, llevada a cabo en la
ciudad de Río de Janeiro (Brasil) en el año 1992. Si bien nuestra doctrina, así como nuestra
jurisprudencia, eran contestes en que el derecho al ambiente sano tenía raigambre
constitucional, con anterioridad a la reforma, puesto que se hallaba incluido en los derechos
implícitos (art. 33 de la C.N.), aquí se lo incluye explícitamente.
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III.b. La Legislación Nacional sobre Medio Ambiente
- Ley Nacional Nº 25.612 del 25 de julio de 2002; de Presupuestos Mínimos en materia de
Residuos Industriales.
- Ley Nacional Nº 25.670 del 18 de noviembre de 2002; de Presupuestos Mínimos en materia
de Gestión y Eliminación de PCBs.;
- Ley Nacional Nº 25.675 del 27 de noviembre de 2002; conocida como la Ley General del
Ambiente o Ley sobre Política Ambiental Nacional.
- Ley Nacional Nº 25.688, del 30 de diciembre de 2002; de Presupuestos Mínimos que
aprueba el Régimen de Gestión Ambiental de las Aguas.
- Ley Nº 25.831 del 7 de enero de 2004; sobre Presupuestos Mínimos que aprueba el Régimen
de Libre Acceso a la Información Ambiental.
-Ley Nacional Nº 25.916 del 4 de agosto de 2004; de Gestión Integral de Residuos
Domiciliarios.
En cuanto a la Ley de General del Ambiente (Ley Nº 25.675) además de ser la creadora del
COFEMA (Consejo Federal del Medio Ambiente), la misma define el concepto de
presupuesto mínimo, encuadre bajo el cual se encuentran las leyes referidas, y el que es
establecido en el propio artículo 41 de la Constitución Nacional, como “toda norma que
concede una tutela ambiental uniforme o común para todo el territorio nacional, y tiene
como objeto imponer condiciones necesarias para asegurar la protección ambiental”.
En su articulado se refiere al bien jurídicamente protegido, cuando dice ”La presente ley
establece los presupuestos mínimos para el logro de una gestión sustentable y adecuada del
ambiente, la preservación y protección de la diversidad biológica y la implementación del
desarrollo sustentable”.
Entiendo acertada la posición doctrinaria que considera a la ley 25.675 como una ley marco
en materia de presupuestos mínimos de protección ambiental, revistiendo por lo tanto, no solo
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el carácter de ley mixta, sino constituyendo además, el andamiaje institucional básico y
necesario de interpretación de las leyes sectoriales dictadas y las que se dicten en el futuro. Se
refiere también al presupuesto mínimo, y asimismo reseña que, debe prever las condiciones
necesarias para garantizar la dinámica de los sistemas ecológicos, mantener su capacidad de
carga y, en general, asegurar la preservación ambiental y el desarrollo sustentable. Establece
objetivos, principios e instrumentos de la política ambiental nacional, que deben entenderse
como criterios y herramientas fundamentales para el efectivo cumplimiento por parte de las
autoridades competentes, de todas las jurisdicciones y niveles, y por lo tanto, un deber
constitucional velar por la protección ambiental. Refiere también los principios de política
ambiental adoptados, a los que detalla, y que han surgido en el marco de las conferencias
internacionales, así como de los desarrollos doctrinarios y científicos que dieran lugar a la
formulación de los instrumentos fundamentales del llamado Derecho Internacional Ambiental.
Por su parte, enuncia los instrumentos de la política y la gestión ambiental, atiende también a
la cuestión de la Participación ciudadana, en particular, en las etapas de planificación,
evaluación de resultados y trata también de la Autogestión, estableciendo la instrumentación
de sistemas de protección de la calidad ambiental que estén elaborados por los responsables
de actividades productivas riesgosas.
III.c. Constitución de la Provincia de Buenos Aires y Leyes Provinciales
El Art. 28 establece que “los habitantes de la provincia tienen el derecho a gozar de un
ambiente sano y el deber de conservarlo y protegerlo en su provecho y en el de las
generaciones futuras.
La provincia ejerce el dominio eminente sobre el ambiente y los recursos naturales de su
territorio incluyendo el subsuelo y el espacio aéreo correspondiente, el mar territorial y su
lecho, la plataforma continental y los recursos naturales de la zona económica exclusiva, con
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el fin de asegurar una gestión ambientalmente adecuada.
{…} Asimismo, asegurará políticas de conservación y recuperación de la calidad del agua,
aire y suelo compatible con la exigencia de mantener su integridad física y su capacidad
productiva, y el resguardo de áreas de importancia ecológica, de la flora y la fauna.
Toda persona física o jurídica cuya acción u omisión pueda degradar el ambiente está
obligada a tomar todas las precauciones para evitarlo.”
- Ley Nº 11.723, de Presupuestos Mínimos, que establece la protección, conservación,
mejoramiento y restauración de los recursos naturales y del ambiente en general, existiendo la
obligación de abstenerse de realizar acciones que puedan degradar el ambiente, con la
posibilidad de la actuación de oficio por parte de la Autoridad Ambiental, o de cualquier Juez
con jurisdicción.
- Ley Nº 5965, Ley de protección a las Fuentes de Provisión y a los Cursos y Cuerpos
receptores de agua y a la atmósfera.
- Ley Nº 11347, Ley de Residuos Patogénicos.
- Ley Nº 11720, Ley sobre la Generación, Manipulación Almacenamiento, Transporte,
Tratamiento y Disposición Final de Residuos Especiales en el territorio de la Provincia de
Buenos Aires.
- Ley Nº 12.704, que regula las condiciones para que las áreas sean declaradas “paisajes
protegidos de interés provincias” o “espacios verdes”.
-Ley Nº 10.907, de Reservas Naturales.
IV. Proyecto de Ley de R.A.E.E. en Argentina
Este tipo de residuos peligrosos de origen domiciliario, se encuentran en una zona gris con
relación a la legislación vigente en nuestro país ya que, al contener compuestos químicos
previstos por la Ley de Residuos Peligrosos, cualquier residuo electrónico podría encontrarse
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alcanzado por esta normativa, pero al mismo tiempo por tener origen domiciliario, es tratado
como un residuo sólido urbano común. Por ello la necesidad de una ley de gestión específica,
debido a la especificidad del residuo, cuestión que ya he abordado en el curso del presente.
El problema de la creciente existencia de residuos tecnológicos, y las diversas propuestas de
soluciones a la contaminación que generan, no debe entenderse como una situación particular,
o local, por el contrario, hay que entenderla dentro del marco de políticas ecológicas que se
implementan en todo el mundo, y con significativa relevancia no solo a partir de la creación
de la ONU, sino, y por sobre todo, luego de los principios sentados en las convenciones de
Rio de Janeiro de 1992 y de Johannesburgo del 2002.
Por lo expuesto, entiendo tan importante que en nuestro país contemos con un proyecto de ley
de Gestión de Residuos de Aparatos Eléctricos y Electrónicos (R.A.E.E.).
El proyecto de Ley R.A.E.E., debería receptar los principios de protección medioambientales,
la extensión de las responsabilidades de los productores de aparatos tecnológicos y
electrónicos hasta el final de la vida útil de sus propios productos (responsabilidad extendida
del productor), la prohibición de sustancias contaminantes en la fabricación de nuevos
artefactos, así como la creación de una infraestructura de ámbito nacional para el descarte,
acopio, transporte, reutilización y el reciclado de los RAEE. Deberá proteger el ambiente y
preservarlo de la contaminación generada por los RAEE, promover la reducción de la
peligrosidad de sus componentes; la promoción de la reutilización, el reciclado y otras formas
de valorización.
Especial importancia reviste el principio de “responsabilidad extendida del productor”,
conocido también como el principio “de la cuna a la tumba”. Este principio señala como
responsables del tratamiento final de los productos a todos aquellos que han contribuido
mayormente a su producción, ampliando el circuito económico tripartito de “producción–
distribución–consumo”, con una nueva y cuarta etapa, referida al “reciclado y la disposición
final” de los aparatos. Se amplía el circuito económico clásico, obligando al productor a una
reparación, en la cuarta etapa, siempre en función de una racionalidad ambiental.
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Es de importancia mencionar, en cuanto a la responsabilidad financiera del productor, que es
más que importante el aporte que puedan hacer los productores para llevar adelante un
correcto y verdadero proceso de reciclaje y reutilización, que no deba ser asumido
económicamente solo por el Estado. Deberá también prever las consecuencias nocivas de la
utilización de ciertos productos, principio precautorio, cotejando científicamente los
eventuales daños, para posibilitar así las modificaciones del proceso de producción y uso del
producto, que sean necesarios.
Se puede apreciar como un ante-proyecto de ley RAEE no solo debe receptar los principios
medio ambientales establecidos en la normativa internacional antes reseñada, sino también los
de nuestra Constitución, así como el concepto de desarrollo sostenible. La futura ley deberá
internalizar inteligentemente, la sostenibilidad, y la no destrucción del medio ambiente en
detrimento de la cultura del progreso y del consumismo.
Bibliografía y Webgrafía
Constitución de la Nación Argentina. Editorial Abeledo Perrot. Undécima edición, enero de
2012, Buenos Aires, Argentina.-
Constitución de la Provincia de Buenos Aires. Editorial Abeledo Perrot. Undécima edición,
enero de 2012, Buenos Aires, Argentina.-
La Pachamama y el Humano, de Eugenio Zaffaroni. Ediciones Madres de Plaza de Mayo,
marzo de 2012, Buenos Aires, Argentina.
http://www.ecosofia.org
http://www.medioambiente.gov.ar/mlegal/tratados/ley23922.htm
http://archive.basel.int/convention
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ANTECEDENTES y EVOLUCION
DEL CONCEPTO DEL DESARROLLO SOSTENIBLE
Favio Farinella
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SUMARIO
I- NECESIDAD DE CALIFICAR CIERTOS TÉRMINOS.
II- ANTECEDENTES DE CARÁCTER HISTÓRICO. III- LA CONCEPCIÓN DEL
DESARROLLO SUSTENTABLE A PARTIR DEL INFORME BRUNDTLAND.
CONSECUENCIAS POSITIVAS. V- NUESTRA POSICIÓN.
I- La necesidad de calificar ciertos términos.
Los términos “sustentable” y “sustentabilidad” irrumpen en el vocabulario internacional hacia
la década del ochenta, en tiempos en que la hoy omnipresente Tecnología de la Información y
Comunicaciones comenzaba a alimentar la preocupación mundial sobre los problemas
globales, tales como la sobrepoblación, las sequías, el hambre y la degradación ambiental,
cuestión ésta que había constituído el tema principal del documento “Los Límites al
Crecimiento” (Meadows, 1972). El Informe Brundtland (1987) refuerza la preocupación
naciente, haciendo referencia en su prólogo a que “lo que se necesita ahora es una nueva era
de crecimiento económico, crecimiento que debe ser provechoso y al mismo tiempo social y
ambientalmente sustentable” (p. XII).
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En los dos documentos referenciados se produce un llamamiento al crecimiento económico
pero se remarca que el mismo debe ser “sustentable”. Surge entonces la pregunta sobre si
puede existir un incremento de la actividad económica sin que naturalmente se produzca un
mayor uso de los recursos no renovables. En otras palabras, ¿puede existir desarrollo sin
crecimiento?. Suena casi absurdo. Pero reformulando la pregunta, ¿pueden imponerse límites
al crecimiento sin que afecten al desarrollo?. Suena de manera más consistente. En realidad
esta última es la afirmación de un segundo documento Meadows “Mas allá de los límites”
(“Beyond the limits”, 1992). Si pretendemos considerar los medios tendientes a instrumentar
tal desarrollo que llamaremos “cualitativo”, previamente será menester definir la denotación
de los términos “social y ambientalmente sustentable”. El crecimiento económico y la
sustentabilidad ambiental aparecen como opuestos toda vez que se intente lograrlos
simultáneamente.
En su sentido más simple, el desarrollo sustentable es aquel basado en patrones de producción
y consumo que pueden ser perseguidos en el futuro mediato sin degradar el ambiente humano
o natural (Ekins y Jacobs, 1995). Requiere por parte de cada nación, conforme sus
capacidades tecnológicas y sociales, un manejo sabio de los recursos y la distribución
equitativa de los beneficios de la actividad económica tanto a nivel interno como
internacional.
Implica en consecuencia una responsabilidad intergeneracional, es decir, de las generaciones
presentes para con las futuras, y otra intrageneracional entre las diferentes sociedades que
habitan el globo. En primer lugar, respecto de la responsabilidad intergeneracional, se
plantean diversas interpretaciones del término sustentabilidad (CEPAL, 2000), conforme los
diferentes criterios respecto de lo que debe traspasarse a las generaciones futuras. Así, (a) las
generaciones futuras deben experimentar como mínimo, el mismo nivel de consumo
ambiental (Jacobs, 1991); (b) deben traspasarse suficientes activos que aseguren un flujo de
consumo no decreciente o bienestar futuro per cápita (Pezzey, 1992); (c) deben recibir el valor
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del acervo de capital con el que cuenta la sociedad (Solow, 1986); o (d) debe mantenerse un
conjunto de oportunidades (Githinji y Perrings, 1992). En segundo lugar, la responsabilidad
intrageneracional, enfatiza los principios de cooperación y solidaridad internacional en la
comunidad internacional, determinando un grado de utilización de recursos en base al nivel de
desarrollo logrado y perjuicio ocasionado al ambiente.
A partir de la concepción del desarrollo sustentable, se ha popularizado el uso del término
sustentabilidad, denotando la eficiencia en el uso de los recursos con que cuentan las
sociedades. Así, lo sustentable es lo “utilizado racionalmente”, según los patrones de la
racionalidad económica de la globalización, la cual es estadísticamente cuantificable.
Una noción práctica de sustentabilidad ambiental conceptúa a esta como la “aptitud del
desarrollo sustentable a fin de optimizar los servicios prestados por el medio ambiente y los
recursos naturales a la calidad de vida”, donde los “servicios ambientales” hacen referencia
tanto al suministro de recursos naturales para las actividades económicas como a la capacidad
del medio ambiente para enfrentar las consecuencias de tales actividades (Artigas, Gómez,
Salgado, 1999). Como todo concepto dinamizador, la sustentabilidad ambiental fue tomada
por otros discursos. Así, desde lo político se expresó: "Renovamos nuestra fe en el
compromiso asumido por América de dejar a nuestros hijos una mejor nación, cuyo aire, agua,
y tierra no se hallen contaminados, y cuyo liderazgo en pos del crecimiento sustentable global
no se vea superado" (USA, EPA 1993) y más cercano a nosotros, se habla de la necesidad que
Argentina cuente con un plan económico sustentable. La definición tuvo también
acercamientos científicos: “las discusiones se han concentrado alrededor de los factores que
determinarán (sic...) un nivel de crecimiento sustentable para la producción agrícola”
(Abelson, 1990). Además del discurso político y científico, encontramos otros usos: (a) el de
los críticos de la globalización, quienes cuestionan el actual grado de progreso de la
Humanidad, afirmando la necesidad de repensar el futuro del hombre y la tierra; o incluso (b)
su utilización como un simple adjetivo que “embellece y atrae” el interés de la gente en
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general, uso ligado a una moda ambientalista. Este amplio espectro de utilización de la
palabra sirve sólo para la confusión.
Semánticamente hay quienes gustan de distinguir entre lo sustentable, lo sostenible y sus
derivados, basados en diferencia de matices en el significado: sustentable hace referencia a lo
que se “mantiene”, en tanto sostenible agrega a esa calidad, la de brindar lo necesario para la
vida. Si se pretende distinguir entre ambos, habría una diferencia de calidad, por cuanto aun
manteniendo la cantidad de recursos en el planeta (sustentabilidad) esa situación podría no ser
sostenible, en tanto no alcanzara para mantener la calidad de vida de manera satisfactoria en
comparación con el pasado. Vemos que la sostenibilidad agrega al recurso una condición de
calidad, compuesta por un elemento subjetivo, apriorísticamente difícil de llevar a la
estadística. A los fines del trabajo utilizaremos indistintamente ambas familias de palabras,
pronunciándonos a favor de una interpretación amplia, esto es en pos de la cantidad y calidad
de “lo que debe ser mantenido”. Veremos en el desarrollo del trabajo el elemento subjetivo es
un aporte de la racionalidad ambiental a la racionalidad económica imperante, y aun cuando
sea difícil de cuantificar, debe hallarse presente.
En suma, el desarrollo sustentable integra visiones pasadas y presentes (la responsabilidad
intrageneracional) y futuras (la responsabilidad intergeneracional). Las condiciones que se
establecen para el desarrollo de una comunidad refieren la sustentabilidad ambiental de su
desarrollo. Esta finca en conservar el capital natural (medio ambiente) de manera tal que
complementado con el capital tecnológico (tecnología), aseguren ambos a las generaciones
futuras un nivel de bienestar mínimo, semejante al que hoy disfrutan las sociedades
desarrolladas.
La idea gira en torno de conservar el ambiente, continuar con el cambio tecnológico, y
respetar una calidad de vida mínima conforme patrones consensuados globalmente.
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II- ANTECEDENTES DE CARÁCTER HISTÓRICO.
En la inmediata posguerra, los sectores políticos y económicos occidentales vieron en la
economía basada en la tecnología y orientada hacia el crecimiento del consumo, la llave del
cambio global y futuro que reinstalaría la seguridad y la prosperidad perdidas. Muy pocas
voces en aquel tiempo se preguntaron si estas nociones podrían conciliarse con las realidades
ambientales (Daly, 1996 y Markandya y Richardson, 1992). Hacia fines de la década del
sesenta, era claro que ni la tecnología ni el crecimiento económico eran básicamente factores
positivos desde una consideración que contemplara el bienestar general de las diferentes
sociedades. Al tiempo que mejoraba la vida de millones de habitantes de los países
industrializados, también se habían producido efectos trágicos evidenciados a través de la
polución y la depredación de los recursos, sin dejar de considerar la presión demográfica y la
pobreza (Markandya, Richardson y Mihaly, 1995).
Ya a comienzos de 1962, la utilización de pesticidas había sido puesta en duda en tanto su
naturaleza tóxica había sido descripta por Rachel Carson en un libro titulado "Silent Spring."
Con el correr del tiempo, aparecen los movimientos ambientalistas que refuerzan su reclamo,
fundados en las evidencias científicas sobre la vulnerabilidad de la biósfera y los efectos
negativos de los patrones del “consumo del derroche”. Se pone en tela de juicio la unión
“tecnología + economía”, base de la racionalidad económica imperante hasta nuestros días.
Surgen entonces los primeros debates relativos a la necesidad de reformular la racionalidad
del desarrollo contemplando la perspectiva ambiental. En 1971, un grupo de expertos
reunidos en Suiza concluye en que las estrategias ambientales y de desarrollo deberían
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integrarse. Al año siguiente y en base a los problemas de polución en el norte europeo, las
Naciones Unidas deciden convocar a una conferencia internacional en Estocolmo, Suecia.
Aunque en cierto sentido, el desarrollo sustentable pueda ser visto como una versión
actualizada de un movimiento anterior denominado tecnología apropiada (o alternativa), el
concepto aparece por vez primera en un documento internacional en la Cumbre de
Estocolmo (1972). La Conferencia de Naciones Unidas sobre el Ambiente Humano intentó
hallar un compromiso entre los intereses económicos y los imperativos ecológicos. Sus
conclusiones aceptaron el crecimiento económico como positivo, pero reclamaron que fuera
ambientalmente sustentable y equitativo en términos de beneficios arrojados al ser humano.
En el despertar de Estocolmo, las Naciones Unidas asumieron un rol de dirección y
coordinación de los esfuerzos a fin de concitar el interés internacional sobre el ambiente a
través de los organismos, estados miembros y organizaciones adheridas, junto con la creación
del Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA). En el mismo año, se
elabora un trabajo que pondría el alerta mundial respecto de la viabilidad de la continuación
de los hábitos de consumo occidentales en el futuro mediato. El documento “Límites al
crecimiento” (Meadows, 1972), sugería la posibilidad que el planeta experimentara un
desastre ecológico en caso de continuar con los patrones económicos de producción y
consumo seguidos hasta el momento. Hacia mediados de la década de los setenta, cobra
estado público el adelgazamiento de la capa de ozono sobre la Antártida comenzándose a
mencionar la posibilidad de un calentamiento global derivado del efecto invernadero de los
gases situados en la atmósfera terrestre.
En 1980, el término es mencionado en el documento “Estrategia de Conservación Global”,
elaborado conjuntamente por el PNUMA y la Unión Internacional para la Conservación de la
Naturaleza (UICN - IUCN). El documento enfatiza la interdependencia entre la conservación
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y el desarrollo, haciendo hincapié en el concepto de “desarrollo sustentable”. En realidad, la
“Estrategia...” acentuaba la sustentabilidad ecológica, interesándose muy poco por el
desarrollo económico. Su propuesta constaba de tres objetivos principales: (a) el
mantenimiento de los procesos ecológicos; (b) la preservación de la diversidad genética; y (c)
la utilización sustentable de recursos (IUCN, 1980). La Estrategia de Conservación Global
fue criticada por ir contra el desarrollo (Soussan, 1992). Soussan y Millington (1992)
afirmaron que falló en reconocer la relación dinámica entre el desarrollo económico y el
ambiente. El documento adopta solo el enfoque ambientalista que hace hincapié en la
sustentabilidad, sin tomar en cuenta las necesidades de crecimiento económico a fin de
satisfacer las necesidades presentes.
En 1982 la Asamblea General de Naciones Unidas adopta la Carta Mundial de la Naturaleza,
precedida por la Carta de Nairobi (mayo 1982). Ambos documentos guiaron hacia una
reformulación del concepto de desarrollo sustentable. A estos efectos en 1983, las Naciones
Unidas constituyen una Comisión con el propósito de preparar un informe. Nace así la
Comisión Mundial sobre Ambiente y Desarrollo (UNWCED), conocida luego como la
Comisión Brundtland, la cual estudió el problema y mantuvo audiencias públicas. Su trabajo
final se expresó a través del Informe “Nuestro Futuro Común” (1987), documento
considerado fundamental en la evolución de la toma de conciencia del problema global. El
mismo enfatizaba la necesidad de desarrollar estrategias que reconocieran los límites de la
capacidad de los ecosistemas en auto regenerarse y absorber los desechos producidos.
El término desarrollo sustentable como tal fue definido por vez primera en este Informe
como aquel que “satisface las necesidades del presente sin comprometer la habilidad de las
generaciones futuras para alcanzar las propias”. Casi en forma simultánea con el Informe
Brundtland, el PNUMA edita el documento “Perspectivas ambientales para el año 2000 y
siguientes” (1987).
También en la década del ochenta tiene lugar la Declaración del Consejo de Europa (1985),
documento por el cual se avanza sobre los beneficios de establecer un tratamiento común para
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Revista Argentina de Medio Ambiente UNMdP
el ambiente y la economía. Se formula entonces el Cuarto Programa de acción 1987-1992, el
cual menciona por vez primera la necesidad de incorporar la dimensión ambiental en las
políticas europeas tendientes al crecimiento económico. Es de remarcar que el Acta Única
Europea (1986) incluye como objetivo de acción de la Comunidad, el “conservar, proteger y
mejorar la calidad del medio ambiente y la garantía de una utilización prudente y racional
de los recursos naturales”.
Si más allá de los instrumentos mencionados, la cuestión se centrara en pronunciarnos por la
vigencia práctica de los mismos, debemos afirmar que la realidad no fue transformada de
manera evidente. El llamado Tercer Mundo, comienza a inquietarse ante la posibilidad que la
“ansiedad ambiental” de las naciones industrializadas pudiera privarlos de oportunidades de
crecimiento. Se iniciaron entonces acciones de presión a fin que el derecho fundamental de
los pueblos a la industrialización fuera reconocido en la Asamblea General de Naciones
Unidas. Su idea se resumía en que si el desarrollo futuro debía ser ambientalmente viable,
sería menester establecer una alteración fundamental de las relaciones Norte - Sur, en
particular en lo atinente al comercio y las finanzas internacionales.
Llegados a los noventa, el Tratado de la Unión Europea (Maastricht 1993) asigna a la
comunidad en su conjunto, la misión de promover “un crecimiento sustentable y no
inflacionista que respete el medio ambiente”; en tanto el Quinto Programa de Acción de la
Unión (1992-1997) tuvo por título “Hacia un Desarrollo Sustentable”, entendiendo por tal
“una política y una estrategia de desarrollo económico y social continuo que no vaya en
detrimento del medio ambiente ni de los recursos naturales, de cuya calidad depende la
continuidad de la actividad y el desarrollo de los seres humanos”. En la misma época
comienza a sonar con insistencia la necesidad de reformular la relación entre desarrollo y
ambiente, introduciéndose el concepto de desarrollo ambientalmente sustentable, que en
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Revista Argentina de Medio Ambiente UNMdP
principio implicaba la continuidad del crecimiento, pero cuidando de producir consecuencias
negativas (al menos graves) para el ambiente. Un nuevo informe Meadows endereza la
cuestión hacia la compatibilidad de los conceptos: “Mas allá de los límites”, afirma veinte
años después del primer polémico documento que “pese a existir límites al crecimiento, no
tiene por qué haberlos al desarrollo” (Meadows, D.H. y D. L., 1992).
Posteriormente en la Conferencia de Naciones Unidas sobre Ambiente y Desarrollo reunida
en Río de Janeiro (CNUMAD 1992), la comunidad internacional toma cuenta de los
problemas y aspiraciones de los países en vías de desarrollo. Al terminar los debates, 182
gobiernos habían aceptado formalmente la necesidad de cambio, conviniendo en 27 principios
que componen la Declaración de Río sobre Medio Ambiente y Desarrollo y adoptando la
Agenda 21 o Programa de Acción para el Desarrollo Sustentable Global, documentos que
serían luego evaluados y reforzados a través del Plan de Seguimiento de la Aplicación del
Programa 21 (1997). Fuera del foro oficial de Río, se concluyeron otros importantes
documentos internacionales que en su mayor parte encauzaron el tratamiento de las
principales cuestiones ambientales.
En lo orgánico, también hubo cambios de magnitud. Nace la Comisión sobre Desarrollo
Sustentable (ONU), cuya principal misión consiste en coordinar y supervisar la
instrumentación de los Acuerdos de Río y monitorear su evolución. Se vigoriza al PNUMA, y
se decide que el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) promueva y brinde
ayuda al Tercer Mundo de manera coordinada con el anterior.
En la CNUMAD, valorando la totalidad de los documentos allí adoptados, se precisa el
concepto de desarrollo ambientalmente sustentable, calificándolo de “humano”. Así, el
Principio 1 de la Declaración de Río sobre Ambiente y Desarrollo, afirma que "el ser humano
se encuentra en el centro de las preocupaciones del desarrollo sustentable. Son los titulares
del derecho a una vida sana y productiva en armonía con la naturaleza."
26
Revista Argentina de Medio Ambiente UNMdP
Casi inmediatamente después de Río, el término desarrollo humano sustentable vino a
reemplazar en gran parte de la discusión política y normativa, el anterior y más estrecho de
desarrollo sustentable a secas. La nueva expresión acuñada refleja de manera más concreta la
convicción referida a que la pobreza, la iniquidad y la explosión demográfica se hallan en la
raíz de las crisis ambientales. La misma CNUMAD adopta la clásica definición del Informe
Brundtland, en tanto el Principio 3 de la Declaración de Río expresa: "El derecho al
desarrollo debe ser completado de forma tal que se alcance equitativamente las necesidades
ambientales y económicas de las generaciones presentes y futuras." A partir de Río entonces
se reconoce que el desarrollo humano sustentable comienza con la gente, especialmente la
marginada: pobres, mujeres, niños, discapacitados y aborígenes. Esto es relevante en tanto
veremos posteriormente la importancia reconocida a diferentes grupos sociales en la
instrumentación del concepto. Conforme lo dicho, se incluye actualmente dentro del concepto
de desarrollo humano sustentable a un conjunto de requerimientos mínimos para las
sociedades, que comprenden una alimentación adecuada, vivienda, empleo, salud y
educación.
La CNUMAD produjo un llamamiento al cambio de relaciones económicas entre el
Desarrollo y el Tercer Mundo, considerando que la consolidación del sistema de libre
comercio e industrialización, fuerza a los participantes débiles a descansar cada vez más sobre
la explotación de sus recursos naturales a fin de proveer a las esenciales exportaciones de
commodities, produciéndose un continuo agravamiento de los términos de intercambio en
perjuicio de estas últimas. A partir de la CNUMAD, la estructura toda de Naciones Unidas se
permeó de las prioridades establecidas a partir del desarrollo humano sustentable, trabajando
para la concreción de acuerdos e instrumentos legales vinculantes que incorporaran tales
principios.
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Revista Argentina de Medio Ambiente UNMdP
III- LA CONCEPCIÓN DEL DESARROLLO SUSTENTABLE A PARTIR DEL INFORME
BRUNDTLAND. CONSECUENCIAS POSITIVAS.
Aun cuando el eslogan cobrara vida a comienzos de los setenta, no es sino con posterioridad a
la publicación del Informe Brundtland (Nuestro Futuro Común, 1987), que la frase
"desarrollo sustentable" logra popularidad internacional. La intención del reporte fue el dar
con una definición práctica, que condujera a "cambios en el acceso a los recursos y en la
distribución de costos y beneficios" (UNWCED, 1987:43). Recordamos la hoy clásica
definición: "aquel desarrollo que satisface las necesidades de las presentes generaciones sin
comprometer la habilidad de las futuras para satisfacer sus propias necesidades". Esto es, un
proceso de cambio evolutivo a través del cual la explotación de los recursos, la dirección de
las inversiones, la orientación de los desarrollos tecnológicos y el cambio institucional deben
lograr hallarse en armonía, mejorando así el potencial actual y futuro a fin de alcanzar las
necesidades y aspiraciones humanas.
En primer lugar, el reporte se centra en estrategias prácticas para lograr un crecimiento
renovado tendiente a satisfacer las necesidades esenciales (alimentación, agua, energía,
trabajo, servicios sanitarios); asegurar un nivel adecuado de población; sustentar, y si es
posible acrecentar los recursos básicos; re-orientar las tecnologías y manejar los riesgos
asociados a ellas; integrar las decisiones ambientales con las económicas y reformar las
relaciones económicas internacionales enfatizando la cooperación internacional. Los escasos
elementos teóricos brindados por el Informe, dejan como saldo de análisis solo el conjunto de
presupuestos de carácter básicamente operativo enunciados. Llamado a ser un documento
práctico, un plan para el trabajo efectivo de agencias internacionales y gobiernos reales, el
Informe formuló una cantidad importante de “seudo – compromisos”, que intentaron ligar a
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Revista Argentina de Medio Ambiente UNMdP
gobiernos y líderes de instituciones privadas de economías desarrolladas con los líderes de los
países subdesarrollados, valiéndose de una “buena voluntad” que luego se evidenciaría como
escasa.
Cuello y Durbin (1997) remarcan la lucha que existió entre sectores que aspiraban a utilizar la
sustentabilidad como un eslogan para reactivar el viejo estilo de desarrollo y otros que
genuinamente creían poder incorporar los objetivos ambientales a las políticas que
instrumentarían el desarrollo sustentable. Ambos intereses estuvieron presentes y por esto,
el informe tiene algo de cada uno. Sin embargo, aun cuando la cadena de compromisos sea
extensa, el Informe posee más coherencia que la sugerida por sus críticos. En esencia, es un
compromiso entre las concepciones que favorecen el crecimiento que reclama la economía
global y aquellos intentos de balancear tal desarrollo económico con algún tipo de
racionalidad ambiental. Reconociendo la “acelerada interdependencia ecológica entre las
naciones”, la Comisión enfatizó la unión entre el desarrollo económico y las cuestiones
ambientales, identificando la erradicación de la pobreza como requisito fundamental para un
desarrollo sustentable y ambiental. Se intentó llamar a un cambio de actitud en relación con el
desarrollo económico, en el cual la calidad y cantidad del crecimiento fueran vistas de igual
manera (Soussan, 1992), instalándose la importancia de conservar la calidad además de la
cantidad de recursos.
Un segundo logro de la definición fue el incluir a las futuras generaciones en el cálculo de
los costos del desarrollo económico presente, circunstancia que luego originaría la concepción
de la responsabilidad intergeneracional.
Un tercer aspecto positivo lo constituyó el hecho de reconocer que la instrumentación de
cualquier tipo de estrategias, requeriría de cambios en las estructuras económicas, sociales y
políticas de cada nación y del conjunto de la comunidad internacional, integrando al
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Revista Argentina de Medio Ambiente UNMdP
desarrollo sustentable dentro de sus metas de gobierno y adoptando sus principios como guías
de sus políticas. Fue este el inicio del discurso de la racionalidad ambiental que hoy
proponemos como complemento de la económica.
Una cuarta virtud del Informe fue la de considerar las necesidades esenciales de las
poblaciones, particularmente las de las más pobres del mundo (UNWCED, 1987:43). El
desarrollo no debería beneficiar a los menos a expensas de la mayoría, o en su caso, del futuro
de la Humanidad toda. Esta idea devendría luego en las responsabilidades diferenciadas de las
sociedades, lo cual alienta la instrumentación de la responsabilidad intra – generacional, que
obliga a las sociedades desarrolladas a cooperar en beneficio de las naciones más pobres.
En quinto lugar, fue útil en despertar en la opinión pública global, la conciencia sobre la
condición ambiental contemporánea. Munn (1989) enfatiza que el desarrollo puede calificarse
de sustentable solo si se basa en principios y prácticas ecológicas. Esto significa que ni el
ambiente ni la economía pueden ser vistos como “mutuamente excluyentes” o en competencia
entre si, sino que deben ser tratados como íntimamente relacionados e interdependientes
(Suzuki 1993).
En suma, es posible hallar en el Informe Brundtland los orígenes de varias de las actuales
derivaciones del desarrollo sustentable. Esto, sin dejar de aceptar la existencia de cierto grado
de vaguedad en relación cono una definición concreta, producto de las tendencias
negociadoras en conflicto. Tanto los intereses que debieron respetarse en la negociación como
la naturaleza esencialmente dinámica del concepto fuerzan a esta parcial vaguedad.
Existen otras concepciones diferentes de la aportada por el Informe Brundtland. Todas ellas,
críticas de la “versión oficial”, se han encargado largamente de poner de relieve ciertas
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Revista Argentina de Medio Ambiente UNMdP
falencias. Las exponemos a continuación.
IV- NUESTRA POSICIÓN.
La propia definición oficial del desarrollo sustentable y las estrategias propuestas tendientes a
su instrumentación han generado no pocas controversias. Quienes no lo rechazan de plano,
fundan sus críticas básicas en que la concepción iniciada con el Informe Brundtland peca por
ser sumamente ambigua respecto de las cuestiones ambientales principales (Mannion, 1992 y
Galtung, 1994).
En un extremo se argumenta que el mundo enfrenta una severa escasez de recursos. La
consecuencia directa consiste en la necesidad de reducir el consumo. Desde el extremo
opuesto se afirma el absurdo de tales predicciones, en tanto la situación actual de los recursos
no es desesperante, y en todo caso los cambios tecnológicos se encargarán de acortar las
diferencias. Entre los extremos mencionados pueden hallarse los puntos de consenso,
reparando en el balance de tres necesidades: crecimiento económico, manejo ambiental y
responsabilidad social.
Desde el ámbito político - económico se afirma la posibilidad de un desarrollo creciente y
constante de las sociedades, lo cual ciertamente constituye el fundamento de los procesos de
globalización. Este discurso evita confrontar con las necesidades de manejo ambiental. A este
fin, incluye la cuestión ambiental como un matiz más del progreso humano. Esta inclusión es
peligrosa porque elimina a la problemática ambiental como contrapeso del progreso,
subsumiéndola como con cualquier otra mejora económica o social, que se alcanzará cuando
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Revista Argentina de Medio Ambiente UNMdP
la persona acceda a un mayor número de bienes o a mejor calidad de servicios.
Lógicamente el discurso político – económico proveniente de la racionalidad económica
imperante enfatiza sólo el cambio de los hábitos, pero jamás la disminución del consumo per
se. La propuesta del consumo diferente se basa en pautas tales como la esencialidad de
mantener el libre mercado global, así como también el generar un clima normativo que aliente
y proteja la innovación tecnológica a fin de tomar decisiones que se funden en los niveles
científico - técnicos propiciando una libertad absoluta para el consumidor global.
La visión de la racionalidad económica que comentamos deja traslucir la desaparición del
Estado nacional como ente regulador y/o fiscalizador de las acciones que se sucedan en su
ámbito territorial y potencialmente puedan ocasionar perjuicio al ambiente.
Sin embargo, la racionalidad económica no es la única existente a fin de pensar el futuro.
Nuestro presente cuenta con dos racionalidades bien diferenciadas aunque no
contradictorias.
La racionalidad económica enfatiza la continuidad del progreso humano en los estándares
actuales, proponiendo sin más la regularidad del crecimiento económico (James y otros,
1989). Desde esta percepción, Toman (1992) afirma que tanto los recursos naturales como el
ambiente son importantes, pero constituyen solo una parte de la historia. La tecnología debe
también ser integrada a la necesidad de progreso ilimitado como una aliada, ya que
posibilitará la continuidad del mismo sin perjuicios sensibles al ambiente.
La racionalidad ambiental (o enfoque ambientalista) repara en los recursos físicos o
naturales como base de la economía, afirmando el deber de mantenerlos a través del tiempo
(Toman, 1992). Esta segunda perspectiva expresa la preocupación sobre la preservación del
estatus y función de los sistemas ecológicos en su conjunto. Intentando una visión más
amplia, pregunta si la Tecnología servirá para disminuir las consecuencias perjudiciales no
solo a nivel regional, sino global, contemplando aquellos lugares en los cuales no se cuenta
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Revista Argentina de Medio Ambiente UNMdP
con acceso a la misma. En realidad no se propone como enfoque contradictorio o alternativo,
sino básicamente complementario de la racionalidad económica prevaleciente. Su utilidad
consistirá conforme lo intentaremos demostrar en el trabajo, en la posibilidad de integración
de ambas.
Hemos partido desde los antecedentes histórico - normativos del desarrollo sustentable y su
posterior interpretación occidental. De las concepciones críticas de la versión nacida a partir
del Informe Brundtland, consideramos criterioso tomar varios elementos a fin de integrarlos a
la noción tradicional. Con estos agregados, el desarrollo sustentable se vigoriza en su
pretensión de ser presentado como teoría.
Avanzamos por sobre la definición del Informe Brundtland, calificando como humano al
desarrollo sustentable, tal como lo ha sugerido la CNUMAD 92. Este agregado pretende
implicar lo ecológico, en función de esa unión íntima establecida entre la naturaleza y el
hombre (tesis biocentrista), por la cual nada puede ser bueno para la persona si perjudica su
entorno. Ahora sí, afirmamos que el concepto oficial del desarrollo humano sustentable
(Informe Brundtland + CNUMAD 92) debe incorporar:
a) procedimientos estadísticos objetivos suficientes para distinguir las conductas de los
valores, sin dejar de lado la importancia de los últimos igualmente necesitados de un
patrón de cuantificación;
b) la consideración de la pobreza y la presión demográfica como consecuencias de las
presiones de la economía global, y no como causas del deterioro ambiental, a fin de
privilegiar una diferenciación de sustentabilidades basada en el principio de las
responsabilidades diferenciadas;
c) la visión holística de la naturaleza que propone considerar al hombre como integrado
al mundo natural, a fin de tratar uniformemente el capital natural y el tecnológico,
integrando a la racionalidad ambiental en la toma de decisiones;
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Revista Argentina de Medio Ambiente UNMdP
d) la consideración de los aportes culturales de los habitantes originales de cada uno de
los territorios, sobre todo en las regiones en desarrollo, a fin que éstos participen en
los procesos de toma de decisiones, y se les conceda responsabilidad en el monitoreo
y gestión de su problemática ambiental regional.
Finalmente, integrando la concepción tradicional con los elementos de las críticas
mencionadas, avanzaremos hacia la explicitación de una teoría posible de ser validada.
Partimos entonces a la conformación de las hipótesis, sumando la intención de investigar su
efectiva posibilidad de instrumentación en la realidad del desarrollo sub-regional del
MERCOSUR. Como parte del esquema comentado, repararemos especialmente en el rol que
cabe asignar a la Tecnología, en tanto sea considerada un paradigma dirimente para la
validación de la teoría en regiones en desarrollo.
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Revista Argentina de Medio Ambiente UNMdP
EL AGUA:
UNA CUESTIÓN ENTRE EL PODER ECONÓMICO Y
LOS DERECHOS HUMANOS EN UN MUNDO EN
PLENO CAMBIO CLIMÁTICO
por Nicolás R. Medel4
4 Abogado, docente e investigador de la Universidad Nacional de Mar del Plata.
35
Revista Argentina de Medio Ambiente UNMdP
I. Introducción
El ser humano es la culminación de la evolución de la vida en la Tierra. Podríamos
considerarnos como el resultado de un esfuerzo que ha durado millones de años en
evolucionar y, sin embargo, algunos piensan que somos el virus que está destruyendo la vida
en la Tierra.
No hay dudas que en el mundo que vivimos se está produciendo un cambio, que la
temperatura asciende desde hace un centenar de años, que aumenta el nivel del mar, que los
hielos marinos árticos retroceden abruptamente, que el deshielo de los glaciares es un hecho,
que los corales viven un proceso de extinción, entre otros cambios o transformaciones que
ponen en evidencia un “cambio climático”.
La expresión cambio climático fue acuñada por el estadounidense Frank Luntz 5 en el
año 2003, y hace referencia a una transformación a largo plazo de los patrones del tiempo
sobre aquellos períodos que van de décadas a millones de años, produciéndose de forma
natural constantemente.
Ahora bien, si decimos que el cambio climático se da de forma natural ¿por qué
estamos tan preocupados por lo que el hombre hace o deja de hacer por el medio ambiente?
La respuesta parece sencilla, el “cambio climático” del que hablamos se aplica a la
5 Consultor político, encuestador, asesor de comunicación del Partido Republicano y experto en el uso del lenguaje.
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Revista Argentina de Medio Ambiente UNMdP
época moderna y pasa a denominarse cambio climático antropogénico, es decir, aquel cambio
causado por la actividad humana y cuya definición exacta sería “un cambio de clima
atribuido directa o indirectamente a la actividad humana que altera la composición de la
atmósfera y se añade a la variabilidad natural del clima observada a lo largo de periodos de
tiempo comparables”6
Más allá de las diversas pruebas existentes que nos demuestran claramente que se
están produciendo grandes, profundos y rápidos cambios en nuestro medio ambiente, quiero
remarcar dos puntos: la escasez de agua producto de la desertificación-desertización y el
aumento del nivel del mar. Ambas cuestiones tienen un elemento común que comparten y que
a la vez los diferencia: el AGUA.
II. Un Derecho Humano condicionado
No podemos poner en dudas que el agua será, sino lo es, uno de los grandes problemas
que la humanidad deba sortear en las próximas décadas. Se dice, que las guerras del futuro
serán por el oro transparente. Seguramente, y con el avance de la tecnología se encontrarán
maneras de conseguir agua en abundancia por ejemplo, a partir de los océanos, pero en estos
momentos sólo unos pocos países, y no precisamente los más pobres, pueden darse el lujo de
abastecer a sus habitantes del preciado bien cristalino a través de este método complejo y
costoso.
La Organización de Naciones Unidas (ONU) predice que para el año 2030 la
población mundial necesitará por lo menos un 35 por ciento más de alimentos, un 40 por
6 Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, Artículo 1°, inciso 2, Nueva York, año 1992.
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Revista Argentina de Medio Ambiente UNMdP
ciento más agua y un 50 por ciento más de energía7.
En la actualidad, 1100 millones de personas no tienen acceso al agua potable y 2400
millones carecen de sistemas de saneamiento; 1,8 millones de niños mueren cada año de
infecciones transmitidas por agua insalubre8.
En el año 2000, los países de las Naciones Unidas acordaron los Objetivos de
Desarrollo del Milenio (ODM) como una hoja de ruta para mejorar la calidad de vida de la
población en los países empobrecidos y en vías de desarrollo. El ambicioso objetivo de
reducir a la mitad, antes de 2015, el índice de habitantes sin acceso a agua potable se cumplió
5 años antes de lo previsto, siendo uno de los objetivos que primero se alcanzó. A pesar de
este progreso, el resto de los objetivos del Milenio no serán alcanzados bajo ningún punto de
vista.
Esto es así por cuestiones económicas y de financiamiento que condicionan el éxito de
los objetivos del Milenio para el Desarrollo. El agua no es prioritaria en los gastos públicos:
los Estados, en promedio, le dedican menos del 1% de su PBI. A modo de ejemplo, el
presupuesto militar de Pakistán, es 50 veces superior a los fondos que ese país destina al agua
y a su saneamiento.
El Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) le ha solicitado a los
Estados que coloquen la cuestión del agua y el saneamiento al máximo de sus prioridades y
que, asimismo, se duplique la ayuda económica internacional, es decir, que sume US$ 4000
millones adicionales cada año9.
En julio de 2010, 121 países reconocieron finalmente el papel fundamental que el agua
y el saneamiento juegan en las vidas de las personas y, a través de la Resolución 64/29210, la
Asamblea General de las Naciones Unidas reconoció explícitamente el derecho humano al
7 Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD). Informe sobre Desarrollo Humano 2006. Poder, Pobreza y crisis global del agua.
8 Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD). Informe sobre Desarrollo Humano 2006. Poder,Pobreza y crisis global del agua.
9 Portal del agua de la UNESCO. Sitio web: http://www.unesco.org/new/es/natural-sciences/environment/water/
10 http://www.un.org/ga/search/view_doc.asp?symbol=A/RES/64/292&Lang=S
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Revista Argentina de Medio Ambiente UNMdP
agua y al saneamiento, reafirmando que un agua potable limpia y el saneamiento son
esenciales para la realización de todos los derechos humanos11.
Como no podía ser de otra manera, la Resolución exhorta a los Estados y
organizaciones internacionales a proporcionar recursos financieros, a propiciar la capacitación
y la transferencia de tecnología para ayudar a los países, en particular a los países en vías de
desarrollo12.
Pero a pesar de este importante paso, la situación en muchos países sigue siendo muy
grave, y esto es consecuencia de la falta de financiamiento y cooperación internacional.
No tengo dudas que reconocer formalmente al agua y al saneamiento como un derecho
humano esencial y expresar la voluntad de dar contenido y hacer efectivo dicho derecho,
puede ser una manera de estimular a la comunidad internacional y a los gobiernos para que
redoblen sus esfuerzos para satisfacer las necesidades humanas básicas y para la consecución
de los Objetivos de Desarrollo del Milenio. Sin embargo, esto no se logrará sin el apoyo
financiero de la comunidad internacional, y en especial de los países desarrollados.
III. Las aguas no deseadas
El reconocimiento al acceso a una fuente de agua potable como un Derecho Humano
esencial es un hecho como hemos visto anteriormente. Ahora, el aumento en los niveles de
aguas marinas no es tomado con simpatía por la comunidad internacional y sobre todo, por
11 RESOLUCION 64/292, Artículo 1°: “Reconoce que el derecho al agua potable y el saneamiento es underecho humano esencial para el pleno disfrute de la vida y de todos los derechos humanos”
12 RESOLUCION 64/292, Artículo 2°: “Exhorta a los Estados y las organizaciones internacionales a queproporcionen recursos financieros y propicien el aumento de la capacidad y la transferencia de tecnología pormedio de la asistencia y la cooperación internacionales, en particular a los países en desarrollo, a fin deintensificar los esfuerzos por proporcionar a toda la población un acceso económico al agua potable y elsaneamiento”
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Revista Argentina de Medio Ambiente UNMdP
aquellos habitantes de zonas costeras o insulares, que lo ven con gran preocupación por
afectar su vida cotidiana y en muchos casos, poner en riesgo los hogares de millones de
personas.
Los océanos se calientan en latitudes medias y en los trópicos, y se han detectado
enfriamientos en las zonas alrededor de los polos y en zonas del Pacifico, pero las corrientes
pueden generar variaciones anuales. En algunos lugares, aumenta la salinidad, y la acidez
pone en peligro los corales; en otros, se encuentran amenazadas las corrientes marinas que
bañan las zonas pesqueras más importantes.
El mayor problema, no obstante, es el aumento del nivel del mar, que encuentra sus
causas en el deshielo como consecuencia del innegable calentamiento global o,
temporalmente, por tormentas muy intensas, como huracanes o tifones que arrastran el agua
del mar tierra adentro e inundan miles de kilómetros costeros.
El nivel del mar aumentó un promedio de 3,1 mm. anuales entre los años 1993 y 2003.
En el siglo XX, la subida fue de 18 cm. De estos, 4 cm. se deben a la expansión del agua por
el calentamiento y 14 cm. se deben al deshielo continental.13
Las consecuencias de la elevación de los niveles del mar, tal y como lo ha estado
sucediendo en los últimos tiempos, puede tener consecuencias devastadoras en los hábitats
costeros. No sólo porque obligaría a abandonar sus hogares y a mudarse a otras zonas a
cientos de millones de personas que viven en lugares que cada vez serán más vulnerables al
riesgo de inundaciones, sino porque además, puede generar consecuencias catastróficas como
la erosión, las inundación de humedales, la contaminación de acuíferos y de suelo agrícola, y
la pérdida del hábitat de peces, pájaros y plantas. Sin mencionar las islas de poca altitud que
quedarían completamente sumergidas, generando, entre otras consecuencias, miles de
desplazados ambientales, cuyo status jurídico aun no ha sido reconocido por la comunidad
internacional.
La atenuación del cambio climático será esencial si se desean evitar los efectos más
13 Hoja de datos e informe “Los Océanos”. Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Desarrollo Sostenible Río+20, Río de Janeiro, República Federativa del Brasil, año 2012.
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severos del aumento del nivel del mar en todo el mundo, en particular si continúa la dilatación
térmica del océano14 o si se produce un hundimiento parcial de los bancos de hielo de
Groenlandia o de la Antártida o de ambos.
Los conocimientos que tenemos sobre el aumento y la variabilidad del nivel del mar
han progresado considerablemente durante los últimos años, en gran medida gracias a las
mejoras de los sistemas de observación y satelitales, y a la mejora de los modelos del sistema
climático. Sin embargo, la amplia variedad de las actuales proyecciones para el siglo XXI del
aumento del nivel del mar promediado mundialmente refleja principalmente un conocimiento
inadecuado e ineficaz de los factores que controlan ese aumento y su distribución regional y
global.
La gran incertidumbre, actualmente, está en averiguar en qué medida los bancos de
hielo de Groenlandia y de la Antártida contribuirán al aumento del nivel del mar durante el
siglo XXI y en años posteriores.
IV. La Ingeniería al servicio del hombre, contra el Cambio Climático
El panorama sobre el medio ambiente y el acuciante e innegable cambio climático no
es muy alentador. No hay dudas que nuestro mundo esta sufriendo drásticos y permanentes
modificaciones y, como habitantes de este planeta, tenemos la responsabilidad individual de
llevar adelante acciones que permitan atenuar estos cambios.
Aunque esto se consiga, es de suma importancia e incluso necesario adoptar medidas
de adaptación apropiadas que puedan reducir considerablemente las repercusiones del cambio
climático, en este caso, la falta de agua potable y el aumento del nivel del mar, ya que la
adaptación planificada es más eficaz en términos de costo y causa menos trastornos que la
adaptación forzosa en respuesta a los efectos de los fenómenos extremos.
14 Se denomina dilatación térmica de los océanos al aumento de volumen que sufren las aguas oceánicas debido al aumento de temperatura que se provoca en ellas como consecuencia del calentamiento global.
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Revista Argentina de Medio Ambiente UNMdP
En conclusión, debemos tomar conciencia que son dos los frentes de batalla en
relación al cambio climático, el de atenuación y el de adaptación.
De los numerosos proyectos de ingeniería que se están llevando adelante en el mundo
para adaptarse a las nuevas realidades y a los problemas ambientales que hoy en día tenemos,
seleccioné los que considero los tres más importantes, ya sea en tamaño, finalidad y costo
económico y humano.
No todo esta perdido, aunque está más que claro como veremos a continuación, que
cuesta mucho dinero.
V. República Popular China
Proyecto de Trasvase de agua Norte-Sur
El agua, y no el petróleo, es el recurso más estratégico en la República Popular China.
A fin de cuentas, el oro negro es sustituible, mientras que el agua no. La demografía juega en
contra del país asiático, que aunque posee las sextas reservas hídricas del mundo, tiene que
repartirlas entre más de 1.300
millones de habitantes. Esto
significa que cada persona recibe
2.000 metros cúbicos al año, es
decir, una cuarta parte del
consumo promedio per cápita
mundial. En otras palabras,
China, con el 20% de la
población del planeta, posee
sólo el 7% de sus recursos hídricos. Las sequías constantes y la aceleración de la
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Revista Argentina de Medio Ambiente UNMdP
desertificación como consecuencia del cambio climático agravan el problema15.
La sequía y las inundaciones son dos efectos extremos de una situación que ya se ha
hecho crónica en China. El norte muere de sed y ve cómo el desierto avanza sin piedad,
mientras que el sur se ahoga en temporada de lluvias.
Según datos oficiales, China cuenta actualmente con 2,8 billones de metros cúbicos de
agua, de los que sólo 840.000 millones pueden ser utilizados. La demanda actual es de unos
560.000 millones de metros cúbicos anuales. Si la sed continúa creciendo al ritmo actual, en
una década China no tendrá qué beber.
Para hacer frente a esta crítica situación, ya hace medio siglo que el gobierno de Pekín
delineó un plan nacional denominado Trasvase norte-sur. El proyecto, que cuenta con tres
rutas diferentes para el transporte del agua, estará finalizado a mediados de este siglo.
Actualmente se está trabajando en las dos primeras fases, que estarán operativas este año y
que incluyen la construcción de casi 5.000 kilómetros de canales.
Conectará cuatro de los principales ríos del país, y desviará nada menos que 44.800
metros cúbicos de agua, es decir 4,48 billones de litros de agua al año, sobre todo del río
Yangtsé, hacia el norte del país.
Será el mayor trasvase de aguas de la historia, y tendrá un costo superior a los 47.000
millones de euros. Habrá que reubicar a un total de 400.000 personas, y el impacto ecológico
es impresionante. Pero, si se cumple con lo previsto, solo de esta forma es posible dar de
beber a unas 400 millones de personas.
15 Ma Jun, China’s Water Crisis (La Crisis del Agus en China), Eastbridge, Norwalk, Connecticut, Estados Unidos, 2004.
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Revista Argentina de Medio Ambiente UNMdP
VI. Ciudad de Venecia
Proyecto Mose
La bella ciudad de Venecia esta ubicada en el noreste de la República de Italia, situada
en el conjunto de las islas mas grandes de la Laguna que lleva su mismo nombre.
Todos los ciudadanos de Venecia saben, desde noviembre de 1966, cuando amplias
partes del casco viejo quedaron anegadas, que las pequeñas pasarelas y los sacos de arena no
son suficientes a largo plazo para salvar esta urbe situada a tan sólo un metro sobre el nivel
del mar.
Desde entonces, las inundaciones se producen cada pocos años. Los edificios de
Venecia, construcciones que pesan muchas toneladas, fueron levantados sobre un suelo
arenoso y fangoso. De ahí
que la ciudad se hunda unos
milímetros cada año,
sumando un total de 23
centímetros a lo largo del
siglo pasado. Actualmente,
muchas plantas bajas ya no
son habitables porque son
anegadas constantemente.
Una década después
de que empezara su
construcción, el Proyecto Mose se pondrá en marcha este año. Su objetivo no es otro que
salvar a Venecia y su laguna de los estragos que genera el crecimiento del nivel del mar. Estas
inundaciones causadas por la elevación del nivel del Adriático, que ha ido aumentando por el
calentamiento global, anegan en otoño y primavera las zonas bajas de la ciudad y a veces
otras muchas áreas: el 31 de octubre de 2004 el mar subió 135 cm y cubrió el 80 % del
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trazado urbano.
El entramado del Modulo Sperimentale Elettromeccanico o MOSE, consta de 78
compuertas alojadas en las bocas de Lido, Malamocco y Chioggia, que unen la laguna véneta
con el Adriático. Están formadas por un armazón de metal de 20 m de ancho, 19 m de largo y
entre 3,6 y 5 m de espesor, y van unidas a una estructura de hormigón armado que aloja el
sistema que permite su movimiento.16
En principio, los compartimentos están llenos de agua; esta, con la pleamar, es
expulsada por aire comprimido, lo que hace subir la compuerta e impide que el mar entre en
la laguna. Cuando la marea baja, las compuertas se llenan y vuelven a su estado inicial.
Con un costo total de 5493 millones de euros, Mose es uno de los más importantes,
significativo y costosos proyectos de ingeniería del mundo respecto a protección costera y
urbana ante el gran problema del aumento de los niveles del mar producto del cambio
climático.
VII. Emiratos Árabes Unidos
Planta desalinizadora de agua Fujairah I
La volátil situación política en Medio Oriente ha estado por mucho tiempo
determinada por las fluctuaciones de un solo producto: el petróleo. Pero cuando esta región
bendecida por ese oro negro se quede sin agua, se producirá un cambio en el panorama
político que podría desatar nuevos conflictos.
La paradoja de la región fue muy bien descrita por un alto funcionario kuwaití que una
vez afirmó: "En cualquier lugar donde cavamos en busca de agua, hallamos petróleo".
Los Emiratos Árabes Unidos no es ajeno al problema de la escasez de agua en la
región, a tal punto que el príncipe heredero de Abu Dhabi, el jeque Mohammad Bin Zayed Al
16 Fuente: http://www.mosevenezia.eu/
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Nahyan al inaugurar la Primera Cumbre Internacional del Agua, celebrada en Abu Dhabi en el
2013, dijo: "Para Emiratos Árabes Unidos, el agua es hoy más importante que el petróleo".
De esta manera y teniendo en cuenta que la cuestión de obtener fuentes de agua
potable es una cuestión de Estado para los Emiratos Árabes Unidos es que ha concretado
varios proyectos de ingeniería a esos fines, siendo uno de ellos la Planta desalinizadora de
agua Fujairah I.
La planta Fujairah 1 se
sitúa a unos 180 kilómetros de
Dubai, a 20 km al norte de la
ciudad de Fujairah en la costa
de Omán, la cual entró en
funcionamiento por primera vez
en junio de 2004.
Se trata de una planta de
desalinización híbrida con
tecnologías de destilación la cual se encuentra actualmente en fase de ampliación para
incrementar la capacidad de desalación a otros 136 millones de litros de agua por día.
Cuenta con una central de energía, así como instalaciones de desalinización con una
capacidad en generación de agua de 450 millones de litros por día. Además, Fujairah 1
también cuenta con un avanzado sistema de potabilización y cinco tanques con una capacidad
de almacenamiento de 90 millones de litros cada uno.
Mediante un presupuesto de 150 millones de euros, las obras de ampliación se
iniciaron en junio de 2013 y se espera que finalicen para el primer semestre de 2015. Un
proyecto sin duda de vital importancia ya que cumplirá con las crecientes necesidades de agua
para cerca de 500.000 personas en Abu Dhabi y los Emiratos del Norte.
Una vez que el período de ampliación quede concluido, será la mayor planta de
desalinización de Medio Oriente.
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BIBLIOGRAFIA:
GOMEZ, Teo. y ROMANILLOS, Pere, El Cambio Climático. Pasado, presente y futuro de un
mundo nuevo, Barcelona, Editorial Océano, 2012.
GABETTA, Carlos, El Atlas del Medio Ambiente: amenazas y soluciones, Buenos Aires,
Capital Intelectual, 2008.
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