respuesta a landa

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SócrateS y la lectura apreciado Sr. Gabriel Zaid: Me siento obligado a señalarle que no existe ni puede existir “un método socrático para enseñar a leer”, como asegura ud. en su artículo “contagios de lector a lector” (Letras Libres, núm. 117). tampoco esa inaudita “campana socrática”, para combatir errores de lectura, de que habla al final de su escrito. la negación socrática a “escribir filosofía” no fue un capricho ni un prurito neurótico. Se debió a la imposibi- lidad de transcribir la experiencia de la verdad: la theoría, la contemplación de la realidad en sí. en concordancia con esa constatación, Sócrates vio en los libros uno de los peores obstáculos para una genuina labor filosófica. Para Sócrates –siempre afanado en los rigores de la dia- léctica y ajeno a todo lo que fuera simple tertulia– los libros eran letra muerta: objetos incapaces de dialogar, al modo requerido por la verdadera filosofía. a juicio del ateniense, los textos escritos no eran “maes- tros muertos”, como les llama Mortimer J. adler, su ins- pirador en estos asuntos. Si algo tienen de maestros los libros, no son en esto mejores que cualquier sofista. como estos, prodigan mucha doxa (opinión infundada) y polimathía (erudición), es decir, las principales fuentes del peor de los males: la ignorancia de quien cree que sabe y, por ello, no procura la verdad. Por eso, aunque parezca extraño, Sócrates condena eso que ud. llama “vicio de la lectura”, como cualquier otra pasión. No creo exagerar un ardite, si le digo que imaginar a Sócrates como inventor de un método para enseñar a leer equivale a imaginar a Gandhi como autor de un manual para aprender a usar armas. ~ atentamente, – Josu Landa reSPueSta a JoSu laNda No habría que explicarle a un poeta y filósofo que la palabra socrático tiene una larga historia, y que el uso lato o figu- rado es perfectamente válido. Sucede lo mismo con leer y vicio. cartas sobre la mesa en el contexto escandalizado con que cita “un método socrático para enseñar a leer”, la frase suena a Sócrates alfa- betizador, una especie de Paulo Freire con un método para enseñar a leer y escribir en 45 días. Pero en el contexto donde la escribí está claro que se trata de otra cosa: “un método socrático para enseñar a leer a los que supuestamente saben. los participantes leen un texto y lo discuten, con un instructor que dirige el debate y les enseña a fijarse bien en lo que dice el texto y escuchar realmente lo que dicen sus compañeros.” llamar socrático a este método no parece escandaloso. Menos aún, si se recuerda el diálogo de Platón donde Sócrates y Fedro leen y discuten un texto de lisias; y Sócrates le hace ver a Fedro que su lectura fue poco reflexiva. tampoco es inaudita la “campana socrática”. Basta con que relea su propia carta con ironía socrática y la escuchará sonar. ~ – GabrieL Zaid Ilustración: letras lIbres / Josel 10 Letras Libres dIcIembre 2008

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Gabriel Zaid

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  • ScrateS y la lecturaapreciado Sr. Gabriel Zaid:

    Me siento obligado a sealarle que no existe ni puede existir un mtodo socrtico para ensear a leer, como asegura ud. en su artculo contagios de lector a lector (Letras Libres, nm. 117). tampoco esa inaudita campana socrtica, para combatir errores de lectura, de que habla al final de su escrito.

    la negacin socrtica a escribir filosofa no fue un capricho ni un prurito neurtico. Se debi a la imposibi-lidad de transcribir la experiencia de la verdad: la theora, la contemplacin de la realidad en s. en concordancia con esa constatacin, Scrates vio en los libros uno de los peores obstculos para una genuina labor filosfica.

    Para Scrates siempre afanado en los rigores de la dia-lctica y ajeno a todo lo que fuera simple tertulia los libros eran letra muerta: objetos incapaces de dialogar, al modo requerido por la verdadera filosofa.

    a juicio del ateniense, los textos escritos no eran maes-tros muertos, como les llama Mortimer J. adler, su ins-pirador en estos asuntos. Si algo tienen de maestros los libros, no son en esto mejores que cualquier sofista. como estos, prodigan mucha doxa (opinin infundada) y polimatha (erudicin), es decir, las principales fuentes del peor de los males: la ignorancia de quien cree que sabe y, por ello, no procura la verdad. Por eso, aunque parezca extrao, Scrates condena eso que ud. llama vicio de la lectura, como cualquier otra pasin.

    No creo exagerar un ardite, si le digo que imaginar a Scrates como inventor de un mtodo para ensear a leer equivale a imaginar a Gandhi como autor de un manual para aprender a usar armas. ~

    atentamente, Josu Landa

    reSPueSta a JoSu laNda

    No habra que explicarle a un poeta y filsofo que la palabra socrtico tiene una larga historia, y que el uso lato o figu-rado es perfectamente vlido. Sucede lo mismo con leer y vicio.

    cartas sobre la mesa

    en el contexto escandalizado con que cita un mtodo socrtico para ensear a leer, la frase suena a Scrates alfa-betizador, una especie de Paulo Freire con un mtodo para ensear a leer y escribir en 45 das. Pero en el contexto donde la escrib est claro que se trata de otra cosa: un mtodo socrtico para ensear a leer a los que supuestamente saben. los participantes leen un texto y lo discuten, con un instructor que dirige el debate y les ensea a fijarse bien en lo que dice el texto y escuchar realmente lo que dicen sus compaeros. llamar socrtico a este mtodo no parece escandaloso. Menos an, si se recuerda el dilogo de Platn donde Scrates y Fedro leen y discuten un texto de lisias; y Scrates le hace ver a Fedro que su lectura fue poco reflexiva.

    tampoco es inaudita la campana socrtica. Basta con que relea su propia carta con irona socrtica y la escuchar sonar. ~

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    10 Letras Libres dIcIembre 2008

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  • cartas sobre la mesa

    Sr. director:Que una persona cualquiera cumpla ochenta aos es razn suficiente para celebrarlo en familia; si se trata de una per-sona exitosa como escritor, muy merecida una recepcin pblica. Si adems algunas de sus obras son emblemticas para nuestro pas, la celebracin honra. No as los excesos. los ochenta aos de carlos Fuentes se han convertido en un certamen de elogios y lugares comunes que lleg ya a un nivel abominable. Participan desde el presidente de la repblica, con evidente matiz poltico, hasta cronistas de sociales como la seora loaeza, con la ms pattica cursilera. en el medio quedan ex rectores, profesores, investigadores, escritores de todas las tallas, amigos y dizque amigos, ex presidentes y obligados solidarios, digamos, para abreviar la lista. lo aborrecible del caso es que en el alud de homenajes, a base de demagogia acadmica y parrafadas farisaicas el autor ha quedado muy por arriba de su obra; en algunos casos, en la voz de personas que quiz ni lo han ledo. estamos frente a un multitudinario ejercicio de megalomana. Salvo que se trate de un ser humano con ms cera en los odos que la que utiliz odiseo contra las sirenas, una persona sensata no admitira las desmesuras apologticas a que se ha sometido a Fuentes en estos das. Se necesita mucho ms que una alma de acero para resistir tanta perorata celebratoria sin perder el piso. el atlntico y las dimensiones del continente no han sido factor para impedir el acarreo de elogiadores. y apenas empiezan las celebraciones, porque todo el mes, ha decre-tado el gobierno federal, estar dedicado al escritor. Puede ser tambin que estemos frente a un hombre tan perfecto como creador que no sea posible sealar ni el ms mnimo tropiezo profesional, como tal vez sostengan sus apologistas incondicionales. Pero, como la escritura literaria es la casa del jabonero, yo lo dudo.

    la produccin literaria de Fuentes me parece desigual y reiterativa, con libros abusivamente pretenciosos, como Cambio de piel, y a veces adems farragosos, como Terra nostra. en su totalidad, su obra parece haber excedido la mesura. Si publicara menos leeramos mejores novelas suyas. como ensayista es magnfico, aunque cuando habla de s mismo por lo regular es megalmano y hasta mitmano: a los trece aos, viendo Ciudadano Kane, se me revel el mundo, me inici sobre las piernas de alfonso reyes. Sus obras realmente fuentesianas, es decir: producto legtimo de su talento lite-rario, pueden ser Los das enmascarados, Cantar de ciegos, Gringo viejo, Una familia lejana, Agua quemada y pocas ms. libros mag-nficos en verdad, sin ser obras maestras. Cambio de piel y Terra nostra, cuando menos, son producto de momentos literarios poco afortunados, como Instinto de Ins. Sobre algunos de sus libros ms conocidos cae una sombra muy pesada que les resta originalidad y les confiere la categora de remake, como

    se dice en cinematografa, es decir, son obras hechas a partir de otras: La regin ms transparente tiene sobre ella la grave som-bra de John dos Passos y su Manhattan Transfer; la tiene Aura de Los papeles de Aspern, de Henry James; La muerte de Artemio Cruz, de La muerte de Ivn Ilich, de tolsti; la ya citada Instinto de Ins tiene una doble sombra: la pelcula que en espaol se titul Pide al tiempo que vuelva (Somewhere in Time, 1980) y que protagoniz el desaparecido Superman, christopher reeve, y otra vez: la sombra de Henry James, quien al momento de morir trabajaba en una novela que plantea la posibilidad de transportarnos al pasado con el solo poder de la mente. tema sobre el que garabate lobsang rampa (cyril Henry Hoskin, de oficio fontanero, dicen) en El cordn de plata, y sus populares novelas de los aos cincuenta y sesenta. el propio Fuentes nos ha dado la pista sobre Instinto de Ins que intent leer al menos cinco veces y que no pude terminar gracias al uso y abuso de frases de extraordinario malabarismo retrico pero que no dicen nada: es la historia de una mujer que se entera de la existencia de un hombre, pero ese hombre no est en su poca y tendr que buscarlo en otro tiempo. la msica es la clave que le permitir encontrarlo. en la mediocre pelcula de reeve el tema musical es Rapsodia sobre un tema de Paga- nini, de rajmninov.

    lamentablemente, el caso del cumpleaos de Fuentes no es el primero en los meses recientes. cuando Monsivis, otro carlos, cumpli setenta aos se cometieron los mismos excesos, con los mismos resultados. ojal que haya cordura para con quienes siguen en la fila. Nadie nos va a creer que tenemos tantos genios. en el pasado no se hizo ni con octavio Paz ni con alfonso reyes, para citar dos casos con todos los merecimientos.

    en fin, que hasta Garca Mrquez parece ms pequeo de lo que es al participar en los fastos dedicados a Fuentes, cuando su obra es mucho ms slida. la veladora quem al santo. Parafraseo a Fuentes: en Mxico no hay amistad, todo se vuelve cochupo. ~

    Vctor ManueL caMposeco

    dIcIembre 2008 Letras Libres 11

    loS ocHeNta aoS de carloS FueNteS

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