reseñas bibliográficas sobre libros de leopoldo zea

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408 RESE~AS BIBLIOGRÁFICAS esta historia la concatenación no se rea- liza entre filosofemas o ideas abstrac- tas, sino entre una serie de problemas concretos cuya solución se convierte, a la postre, nuevamenteen problema. Los problemas que el hombre ha tenido que enfrentar y las soluciones que ha venido dando a los mismos, se van encadenan- do en una dialéctica sin fin. Esto es lo que se ha querido hacer patente en este libro" . Sea de todo estolo que fuere, el libro es, sin duda, una excelenteintroducción histórica a la filosofía que prestará in- apreciables servicios, entre otras razo- nes porque, al señalar el horizonte his- tórico de la filosofía, no da por supuesta la información del estudiante que supo- nen los manuales introductorios de origen europeo, corrientes en nuestro medio. JORGE PORTILLA Conciencia y posibilidad del mexi- cano, por Leopoldo Zea. Colec- ción México y lo Mexicano, Po- rrúa y Obregón,México, 1952. América como conciencia, por Leo- poldo Zea. Ediciones Cuadernos Americanos, NQ30,México, 1953_ El Occidente y la conciencia de M é- , xico, por Leopoldo Zea. Colección México y lo Mexicano, Porrúa y Obregón,México, 1953. Los títulos de los tres volúmenes que aquí vamos a comentar dan a simple vista la pauta de las preocupaciones de su autor. Leopoldo Zea, desde el prin- cipio de su brillante carrera, se ha dis- tinguido por la originalidad y agudeza con que ha abordado el tema que nos es más propio: la posibilidad de una -filosofía mexicana, o mejor todavía, la posibilidad de una auténtica filosofía 'americana. Se comentan, pues, -conjun- taménte, estos tres libros porque están animados.por .talespíritu, y por-le- mis- , mo, parten de ciertas bases que les son comunes. Se quiere decir que si se hace una filosofía americana con la sola preten- sión de que sea americana,"tal filosofía estará condenada al fracaso, pues el sentido de esta investigación es conside- rar a lo americano no como fin en sí, sino como punto de partida para lograr un objetivo más amplio; alcanzar una verdad válida para todo hombre que se encuentre en una situación semejante a la nuestra. "Esta nuestra filosofía no deberá limitarse a los problemas propia- mente americanos, a los de su circuns- tancia, sino a los de esta circunstancia más amplia, en la cual estamos insertos como hombres que somos, la llamada Humanidad... Hay que intentar hacer pura y simplemente Filosofía, que lo americano se dará por añadidura." y es que no hemos hecho auténtica filosofía porque hemos reflexionado so- bre lo reflexionado por otros, hemos puesto atención a problemas surgidos en circunstancias ajenas, preocupándo- nos más por saber si somos o no filó- sofos, que por saber si estamos o no en el camino de la verdad, esperando la patente de filósofos que otorga la cul- tura europea. Debemos convencernos; pues, de que hay que filosofar sin pre~ ocuparnos de que esta actividad sea o no reconocida como filosofía; esto es, debemos partir de los problemas que plantea la realidad americana con aspi- ración a lograr una solución humana. El americano tiene ahora motivos es- peciales para interrogarse por la posi- bilidad de una filosofía americana, y con ella, de una cultura también autén- ticamente americana, pues antes no ha- bía tenido necesidad de plantearse esta cuestión: "había vivido cómodamente cobijado por la sombra del árbol de la cultura europea", utilizando el instru- mental que esta cultura proporcionaba, para resolver bien o mal sus proble- mas. Pero un buen día "el hombre eu- ropeo -el cultivador del árbol abriga- dot- lo corta y arroja al.. fuego por

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Revista Diánoia, vol. 2 nº1 (1955). Abelardo Villegas. Reseñas bibliográficas de Leopoldo Zea

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  • 408 RESE~AS BIBLIOGRFICAS

    esta historia la concatenacin no se rea-liza entre filosofemas o ideas abstrac-tas, sino entre una serie de problemasconcretos cuya solucin se convierte, ala postre, nuevamenteen problema. Losproblemas que el hombre ha tenido queenfrentar y las soluciones que ha venidodando a los mismos, se van encadenan-do en una dialctica sin fin. Esto es loque se ha querido hacer patente en estelibro" .

    Sea de todo esto lo que fuere, el libroes, sin duda, una excelente introduccinhistrica a la filosofa que prestar in-apreciables servicios, entre otras razo-nes porque, al sealar el horizonte his-trico de la filosofa, no da por supuestala informacin del estudiante que supo-nen los manuales introductorios deorigen europeo, corrientes en nuestromedio.

    JORGE PORTILLA

    Conciencia y posibilidad del mexi-cano, por Leopoldo Zea. Colec-cin Mxico y lo Mexicano, Po-rra y Obregn,Mxico, 1952.

    Amrica como conciencia, por Leo-poldo Zea. Ediciones CuadernosAmericanos,NQ30, Mxico, 1953_

    El Occidentey la conciencia de M-, xico, por Leopoldo Zea. Coleccin

    Mxico y lo Mexicano, Porra yObregn,Mxico, 1953.

    Los ttulos de los tres volmenes queaqu vamos a comentar dan a simplevista la pauta de las preocupaciones desu autor. Leopoldo Zea, desde el prin-cipio de su brillante carrera, se ha dis-tinguido por la originalidad y agudezacon que ha abordado el tema que noses ms propio: la posibilidad de una-filosofa mexicana, o mejor todava, laposibilidad de una autntica filosofa'americana. Se comentan, pues, -conjun-tamnte, estos tres libros porque estnanimados.por .tal espritu, y por-le-mis- ,

    mo, parten de ciertas bases que les soncomunes.

    Se quiere decir que si se hace unafilosofa americana con la sola preten-sin de que sea americana,"tal filosofaestar condenada al fracaso, pues elsentido de esta investigacin es conside-rar a lo americano no como fin en s,sino como punto de partida para lograrun objetivo ms amplio; alcanzar unaverdad vlida para todo hombre que seencuentre en una situacin semejante ala nuestra. "Esta nuestra filosofa nodeber limitarse a los problemas propia-mente americanos, a los de su circuns-tancia, sino a los de esta circunstanciams amplia, en la cual estamos insertoscomo hombres que somos, la llamadaHumanidad ... Hay que intentar hacerpura y simplemente Filosofa, que loamericano se dar por aadidura."y es que no hemos hecho autntica

    filosofa porque hemos reflexionado so-bre lo reflexionado por otros, hemospuesto atencin a problemas surgidosen circunstancias ajenas, preocupndo-nos ms por saber si somos o no fil-sofos, que por saber si estamos o no enel camino de la verdad, esperando lapatente de filsofos que otorga la cul-tura europea. Debemos convencernos;pues, de que hay que filosofar sin pre~ocuparnos de que esta actividad sea ono reconocida como filosofa; esto es,debemos partir de los problemas queplantea la realidad americana con aspi-racin a lograr una solucin humana.

    El americano tiene ahora motivos es-peciales para interrogarse por la posi-bilidad de una filosofa americana, ycon ella, de una cultura tambin autn-ticamente americana, pues antes no ha-ba tenido necesidad de plantearse estacuestin: "haba vivido cmodamentecobijado por la sombra del rbol de lacultura europea", utilizando el instru-mental que esta cultura proporcionaba,para resolver bien o mal sus proble-mas. Pero un buen da "el hombre eu-ropeo -el cultivador del rbol abriga-dot- lo corta y arroja al.. fuego por

    ingridTypewritten TextDinoia, vol. 1, no. 1, 1955

  • RESEAS BIBLIOGRFICAS

    intil" y el americano se encuentra "degolpe" con la historia, con la necesi-dad de hacerla, de crear una culturapropia. Americano y europeo se hallanen una situacin semejante,ante el pro-blema de resolver qu nuevas formasde vida han de adoptar frente a lasnuevas circunstancias, que se presentancomo cuestiones insolubles a la culturaque desaparece.

    Para poder adoptar una actitud res-ponsable ante la crisis actual es menes-ter que tomemos conciencia de nuestrarealidad mexicana y americana. Estatoma de conciencia se entiende de dosmaneras: una, que es la asimilacin pormexicanos y americanos de un pasadoque se han empeadoen negar; el ame-ricano, al examinar su historia y con-frontarla con la historia europea, la harechazado por inferior, no ha queridoreconocer en ella una de sus dimensio-nes y, por tanto, ha rechazado una par-te de su propio ser, una experienciaque, por no ser asimilada -hecha pro-pia-, tiene el peligro de volver a re-petirse. Tenemos que negar, s, nuestropasado, pero "con la mejor de las ne-gaciones, la histrica. Si no queremosrepetir la experiencia de nuestros ante-pasados vivindola, es menester que laconvirtamos en historia, en autntica ex-periencia". Cuando se tiene esta con-ciencia, se alcanza tambin la compren-sin histrica, que es la capacidad paracolocar un determinado hecho en ellugar preciso que le corresponde enel presente, y a la vez, la capacidadde saber los motivos por los cuales estehecho sucedi y no puede volver a re-petirse, a menos que se niegue la his-toria.

    Conciencia es tambin convivencia, esun saber en comn, un saber de los otrosy con los otros. En latn, concienciasignifica complicidad, es decir, partici-pacin de los unos con los otros; me-diante la toma de conciencia cada unode nosotros, como hombre, tratar dehacerse cmplice de la existencia de losotros, o de hacer a stos cmplices de

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    la propia existencia. Este proceso, dif-cil y doloroso, se da a travs de unaserie de afirmaciones y negaciones,puescada hombre le niega la humanidadal semejante al tratar de "cosificarlo"-convertirlo en til, ponerlo a su ser-vicio-, y al propio tiempo se la afirmaal exigir que ste reconozca la propia.Esta toma de conciencia se realiza enlos hombres y en las culturas. Amricaha venido tomando conciencia de surealidad mediante un movimiento dia-lctico en el que se ha enfrentado a lasopiniones de Europa sobre su ser ylas que ella misma ha deducido al con-frontarlas con lo que es en s misma.

    El azar no cuenta para nada en eldescubrimiento de Amrica. Amrica,dice Zea, fu buscada y descubiertapor-que el hombre europeo la necesitabapara proyectar sus nuevos ideales, yaque stos no podan ser proyectadosen el cielo, pues ste,gracias a la Nue-va Fsica, se haba convertido en algofro e ilimitado, en un infinito muerto,mecnico. Amrica es vista por la con-ciencia en crisis del hombre europeocomo una tierra de promisin, comouna tierra sin historia, corno una tierraen la cual se poda iniciar una nuevavida, en la cual se poda volver a nacer,a re-nacer. Sin embargo, sus hombres ypueblos se ofrecen a la vista del eu-ropeo como criaturas extraas, ajenastotalmente a sus puntos de vista y, porlo tanto, incomprensibles. de acuerdocon sus categoras culturales. Y al nopoder comprenderlos, les niega a estoshombres la calidad de humanos; la cul-tura de los pueblos americanos es vistapor sus "cristianos ojos" como "frutodemonaco". Dios no pareca que hu-biese podido crear un mundo cuyoshbi-tos y costumbres venan a ser comola negacin permanente de una moralque l mismo haba dictado. El Occi-dente, al considerar este mundo comoobra del demonio, arrasa su culturaponiendo -superponiendo, pues no lo-gra arrancarIa- la propia.

    En Mxico, la dominacin espaola

  • 410, RESEflTAS BIBLIOGRFICAS

    impone, superpone, un orden social du-rante la colonia, en el que se distinguencuatro clases sociales: los' indios, queestn en la base de esa sociedad; los mes-tizos, que oscilan entre lo espaol y loindgena y son rechazados por ambosextremos; los criollos, que aspiran a lospuestos pblicos ms elevados, y los pen-insulares que, en cuanto toman con-tacto con esta tierra, sienten a su pesarque se transforman. La dialctica de laconciencia en Mxico se va a realizar,por tanto, en dos sentidos, uno "horizon-tal" en que se va a luchar contra lospueblos imperialistas -Espaa, los Estados Unidos y Francia- y uno verticalen que las diversas clases sociales van apugnar entre s.

    El primer sector que responde a laincitacin espaola es el sector de loscriollos; ellos. realizan la independenciapoltica de Mxico, pero no alteran elorden social establecido por Espaa;simplemente pasan a ocupar los puestospolticos tan anhelados. La segunda res-puesta es dada por los mestizos que, alintentar remediar su ambigua posicin,se dan cuenta de que es la educacin ele-rical la que mantiene el orden impuestopor Espaa, y llevan a cabo la Reformaemancipando la mentalidad mexicana delos moldes que la haban conformado.La tercera es dada por los indios que,por primera vez en III historia mexi-cana, reclaman una mejor posicin den-tro del conglomerado social. Esto noquiere decir que la Revolucin Mexica-na haya sido exclusivamente realizadapor los indios; su importancia radicaprecisamente en que todas las clases so-ciales participaron en ella, pero llevandoel signo del indgena como lema: "Tie-rra y libertad." Las aspiraciones msurgentes del indio nos descubren el sen-tido de la Hevolucin.

    El mexicano es lo que su historia loha hecho y, por lo mismo, buena omala, tenemos que aceptarla, pues delo contrario estamos negando una partede nuestro propio ser, Por lo dems,nuestra situacin actual no es una stua-

    cin cerrada como la del europeo. Elmexicano es un hombre inserto en unasituacin lmite, "porque est dentro deesa lnea que separa formas contradic-torias de lo humano, lnea en la quetodo puede ser posible. Agudo y difcilfilo 'en el cual es imposible un 'largoequilibrio y s la permanente cada ha-cia un lado o hacia el otro". Lo quesepara esa lnea es lo que llamamos loculto y lo brbaro, lo anquilosado afuerza de organizacin y prevencin detodas las actitudes, y la libertad de mo-vimientos sin sujecin racional alguna,como fuerza natural sin trabas. "Ennuestro pueblo se encuentran todos losextremos sin que prevalezca ninguno deellos. Podemos, por un lado, compren-der los ms altos valores universales y,por otro, ser estrechamente provincia-nos. Dentro de esa lnea en que nosencontramos se confunden an lo m-gico con lo cientfico, lo imaginario conlo real, el tab con el obstculo natu-ral, la comunidad con la sociedad, la leycon la voluntad, lo mtico con lo reli-gioso, la muerte Con la vida."

    El azar juega en este filo de posibi-lidades su mejor papel. Nada puedeser previsto aunque se formule todo loposible, pues nuestra existencia obede-ce no a un "deber ser", sino a un "que-rer ser". Sin embargo, en medio deesta zozobra e inconsistencia, el mexi-cano se esfuerza inconscientemente porcaptar lo que puede ser permanente den-tro de la vida del hombre, aspira a re-conciliar todos los afectos y todas lasposibilidades. En esta actitud adivinauna totalidad que puede ser la solucinde todas sus 'inseguridades. "Hombre demil caras, tantas como la movible cir-cunstancia le impone, sabe intuitivamen-te que stas no son sino mscaras de-trs de las cuales est un hombreque, al igual que todos los hombres, as-pira a permanecer en sus obras rom-piendo los lmites que le han impuestolas circunstancias." Viviendo al da, apesar de todo, pero viviendo siempre,el mexicano puede ya ofrecer a la ahora

  • RESE~AS BIBLIOGRFICAS

    en crisis cultura occidental -que tantole ha regateado su humanidad- unagran experiencia, una experiencia quepuede ser vlida para estemundo que pa-rece haber gastado su patrimonio de so-luciones trascendentales. y que se ve ohli-gado a vivir dentro de soluciones decarcter limitado que habrn de ser con-tinua y permanentemente renovadas.

    Una evolucin semejante a la nuestraparecen haber sufrido el resto de lospases hispanoamericanos. Tambin en-tre ellos hubo hombres que defendie-ron su humanidad del regateo que deella haca el Occidente; hubo quienesprotestaron contra el injusto rebajamien-to del indgena en el XVI, contra la dis-criminacin que la modernidad europeahizo de nuestro continente, contra losreproches infundados del historicismohegeliano en el XIX, y hay quienes seaplican a desentraar el problema queha provocado el uso y el abuso de latcnica por la Amrica Sajona.

    Esta ltima cuestin conduce a Zeaa tratar el tema de las relaciones entrelas dos Amricas. Mientras Hispanoam-rica se empeaba en desgarrarse a smisma tratando de arrancarse una partedel propio ser, todo aconteca de unamanera natural en los Estados Unidos;la libertad haba sido alcanzada comofruto maduro sin que implicara de-masiados problemas, lo mismo que lasms perfeccionadas instituciones pol-ticas. Para el latinoamericano, la cons-titucin de la Amrica del Norte tenaalgo que le daba esa seguridad nuncaalcanzada por Hispanoamrica. Qu fue-ra ese algo, constituy una de sus prin-cipales preocupaciones. "Por esta ra-zn, quiz no se encuentra en la historiaun ejemplo de la forma como un pueblopuede estar en la conciencia de otrocomo los Estados Unidos en la concien-cia de los pueblos hispanoamericanos."Unas veces simbolizando el mximo mo-delo de sus ideales, otras como la nega-cin suprema de ellos, Norteamrica hasido tambin para Hispanoamrica unade las fuentes de su sentimiento de infe-

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    rioridad, ya que nuestros intentos de sercomo ellos han culminado en ruidososfracasos.

    Sin embargo, la admiracin ha idomenguando cada vez ms, debido' a laactitud agresiva que en diversas ocasio-nes ha tomado el pueblo anglosajn parasostener sus intereses materiales. En-tonces, por qu unas veces los admira-mos y otras los rechazamos? Lo quesucede es que todo pueblo tiene siemprems de una faceta, que se hace patenteen su trato con los otros. "Hispanoam-rica ha sentido y sentir siempre admi-racin por la Norteamrica de las li-bertades, por la Norteamrica de unWashington afirmando los derechos delhombre, por la de un Lincoln aboliendola esclavitud, por la de un Rooseveltentendiendo la democracia en un senti-do universal." Pero existe tambin otraNorteamrica frente a la cual el hispano-americano se siente superior, "la expre-sada en ambiciones territoriales, la quehabla de un 'destino manifiesto', la delas discriminaciones raciales y todos losimperialismos". Norteamrica, en su do-ble faceta, ha servido, pues, para queel hispanoamericano tome conciencia des mismo: frente a la N orteamrica po-sitiva se han hecho patentes sus grandesdefectos; frente a la negativa sus gran-des cualidades.

    Una falsa interpretacin de la Norte-.amrica negativa ha hecho pensar quelos Estados Unidos slo poseen una ca-pacidad material y no una espiritual,atribuyndole a Hispanoamrica propie-dades contrarias; tal interpretacin es.falsa, pues cabe pensar que ambas Am-ricas tienen capacidades semejantes, sloque ambas han dibujado sus propiosperfiles, poniendo el acento en aspectosdiferentes, segn les ha convenido. Bienpuede decirse, entonces, que los hom-bres de la Amrica Sajona se caracteri-zan por ser "idealistas prcticos", mien-tras los de Amrica Latina por ser "prc-ticos idealistas", Unos han adaptado lasideas a su realidad, de donde su segu-ridad, y otros han tratado de adaptar

  • 412 RESEAS BIBLIOGRFICAS

    su realidad a las ideas, de donde su ac-cidentalidad. El camino a seguir en lasrelaciones entre ambas Amricas es elcamino de la comprensin mutua, paraque alguna vez, libres de antagonismos,podamos hablar con justicia de unacultura americana sin ms.

    Cul es, entonces, la tarea para unaposible filosofa americana? Al eu-ropeo, como se ha dicho antes, se- lehan cerrado casi todas las posibilida-des; segnSartre, en ciertas situaciones,slo le cabe una alternativa, que es lamuerte. Sin embargo, se trata de que,como en otras ocasiones, puede elegirla vida. Amrica, por su posicin par-ticular, puede aportar entonces a lacultura la novedad de sus experiencias.Estas experiencias dilucidadas y clarifi-cadas por nuestra filosofa puedenapor-tar la verdad de Amrica, una verdadque no podr ser ni inferior ni supe-rior, sino simplementesu verdad, su au-tntica y sincera verdad.y an hay ms; debemos darnos

    cuenta de que la causa fundamental dela crisis europea es la ruptura de lasrelaciones'entre la teora y la prctica.Toda comunidad necesita tener un fun-damentomoral de sus actos materiales,pues una humanidad sin ideas que jus-tifiquen tales actos poco se diferenciade la animalidad. "La filosofa tienecomo misin la de abstraer estas ideasde la propia realidad que la circunda

    elevndolas a modelos que SIrvan degua y justificacin a actos puramentemateriales." Por esto las crisis siemprehan sido crisis de ideas; la solucin delas crisis slo puedendarla nuevas ideas.El hombre, tanto en su aspecto indivi-dual como en su aspecto social, ha reco-brado, en diversas ocasiones de su his-toria, el equilibrio necesario gracias auna metafsica que ha desempeadolatarea sealada.

    As, una posible filosofa americanadebe tratar, independientemente de sucircunstancia, "de alcanzar una nuevacoordinacin de los campos metafsicoy real. El mundo necesita de esta coor-dinacin y Amrica debe cooperar enella". No debe detenerla el temor deun supuesto fracaso, ni tampoco exage-rar sus pretensiones partiendo de unasupuesta superioridad. "En esta formano slo resolver sus propios proble-mas, en lo mucho en que tales problemasle tocan por su relacin con la culturaoccidental en crisis, sino, adems, to-mar el justo puestoque le puedecorres-ponder en esta cultura y en la que he-mos llamado cultura universal, en laque se conjugue la cultura de todos lospueblos.

    Ser a partir de estemomentocuandoel mundo, como dice nuestro AlfonsoReyes, empezar 'a contar con nos-otros'."

    ABELARDO VILLEGAS