reseña de casany 257-298
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ESCUELA NORMAL EXPERIMENTAL DE EL FUERTE“PROFESOR MIGUEL CASTILLO CRUZ”
Licenciatura en Educación Primaria
Procesos de alfabetización inicial
Daniel Cassany
Maestra: Rosa Imelda Ibarra Ayala
Integrantes:Alcalá Castillo María Franciela
Bernal Medina Dolores GuadalupeCota Barreras María José
Flores Acosta María Guadalupe
Grupo: 3° B
El Sabino, El Fuerte Sin. Septiembre de 2015
6.5 Expresión escrita
¿Qué es escribir?
Un objetivo principal de la clase de la lengua debe ser que el niño descubra el
interés, el placer y los beneficios que le proporcionará la expresión escrita: el
poder de los signos gráficos, la creación de cuentos e historias (la imaginación, el
humor, la diversión, etc.), la posibilidad de comunicarse a distancia, etc. En
definitiva los alumnos tienen que pasárselo bien escribiendo, lo que les hará sentir
más ganas de escribir, y poco a poco, empezar a apreciar la escritura.
No se tratara tanto de motivar al alumno como de conseguir que el mismo
desarrolle sus intereses. Además no debemos olvidar que las actitudes para la
expresión escritas directamente relacionadas con la lectura y con el placer de leer.
La clase de expresión escrita debe fomentar actitudes más equilibradas sobre la
lengua. Hay que dar a entender al alumno que cualquier error es importante, que
se debe de cuidar tanto la ortografía como la escritura del texto, y que se puede
escribir igual de bien con un estilo formal que con uno colonial. El maestro debe
destacar estos valores durante todo el curso con su actitud y con sus hechos: en
la corrección, corregir los acentos y la claridad de las ideas; en os ejercicios,
alternar varios registros y dialectos, etc.
Procesos de composición
Composición: alumnos y maestros tenemos perjuicios sobre el proceso de
composición de los escritos. Los alumnos suelen concebir a la escritura como el
acto automático de llenar un hoja en blanco con letras: no reflexionan demasiado
sobre lo escriben, nunca hacen borradores, apuntan todo lo que les pasa por la
cabeza, tal como se les ocurre, y se apresuran a llegar al final de la hoja y poder
exclamar victoriosos.
De la misma forma los maestros podemos creer que solo es importante el
producto final de la composición, que los alumnos deben seguir todos el mismo
proceso de redacción (pre-escribir o hacer un esquema o una lista de ideas a
desarrollar, escribir un primer borrador, repasarlo y pasarlo todo a limpio) y que,
además, es necesario corregir todos los errores de todas las redacciones.
Modelo de composición
Cassany 1987 y Camps 1990 explican los diversos modelos de composición
propuestos para expresión escrita: desde la propuesta lineal de distinguir las tres
fases de preescribir, escribir y reescribir, hasta el modelo más sofisticado de los
estadios paralelos, donde los diversos niveles de composición (palabras, frases,
ideas y objetivos) interaccionan entre sí. Pero seguramente el modelo teórico más
difundido y aplicado a la enseñanza es el de Flower y Hayes (1980 y 1981).
Microhabilidades
Las microhabilidades que requiere la utilización del ordenador para la escritura no
son simplemente de orden psicomotriz, sino que abarcan los niveles cognitivos
superiores. Las funciones que ofrecen los programas de procesamiento (editar,
corregir, ortografía, buscar, bloques, etc.) liberan a los autores de los trabajos más
engorrosos y mecánicos, los que les permite concentrarse en los más creativos:
planificar el texto, revisarlo, mejorarlo, etc. para un tratamiento más a fondo de los
aspectos psicomotricidad en la escritura.
Las microhabilidades son todas aquellas que debería saber un escritor ideal. Las
habilidades motrices corresponden a los primeros niveles de enseñanza, mientras
que las cognitivas pertenecen a los últimos. Algunas de estas segundas
habilidades, sobre todo aquello que exigen un elevado grado de conciencia o de
metacognición (punto monitor), pueden corresponder incluso a jóvenes y adultos
de enseñanzas superiores.
Enfoques didácticos
Cassany (1990) distingue cuatro enfoques básicos de la didáctica de la expresión
escrita, a partir de los varios aspectos: objetivos de aprendizaje, tipos de
ejercicios, programación, etc. cada ´planteamiento hace hincapié en un aspecto
determinado de la habilidad:
1. Enfoque gramatical: se aprende a escribir con el conocimiento y el dominio
de la gramática del sistema de lengua.
2. Enfoque funcional: se aprende a escribir a través de la comprensión y la
producción de los distintos tipos de texto escrito.
3. Enfoque procesual: el aprendizaje tiene que desarrollar procesos cognitivos
de composición para poder escribir los buenos textos.
4. Enfoque basado en el contenido: la lengua escrita es un instrumento muy
potente que puede aprovecharse para aprender en otras materias, al
tiempo que se desarrolla la expresión.
Recursos didácticos
Al margen de los distintos enfoques, la didáctica de la producción del texto escrito
se puede analizar desde otras ópticas: tipos de unidad lingüística, trabajos
intensivos/extensivos, técnicas didácticas, etc.
Las unidades lingüísticas menores (palabra y frase) se relacionan sobre todo con
los contenidos gramaticales, mientras que las demás propiedades textuales deben
trabajarse forzosamente a niveles más globales (párrafo, texto). Es imposible
trabajar con frases sueltas.
La distinción entre las actividades intensivas/extensivas es solo funcional y
práctica. Las intensivas son ejercicios de duración corta (una hora una, una clase
o incluso menos tiempo), analíticos y centrados en aspectos concretos y locales
del texto (ortografía, un proceso de composición, una propiedad textual, etc.); las
extensivas son propuestas más largas (dos o más clases, semanas, meses, un
curso), globales y centradas en el proceso completo de producción de textos. Las
primeras son las más útiles para desarrollar los conceptos y algunos
procedimientos completos (generar, hacer esquemas, etc.). En cambio las
segundas son mucho más efectivas a largo plazo, ya que fomentan nuevos
hábitos de composición, crean motivación o desarrollan actitudes positivas hacia la
cultura escrita.
La redacción
Los textos comunicativos y la redacción son propuestas didácticas
complementarias que deben coexistir en la clase de la lengua. La práctica
comunicativa prepara para la vida real y enseña a usar la lengua escrita en las
situaciones habituales; pero la redacción permite aprender a usar el lenguaje para
estudiar cualquier tema y, por lo tanto de alguna manera enseña a aprender. La
redacción tiene todas las características de los textos académicos y es un buen
vehículo para que el alumno desarrolle los procesos cognitivos necesarios para
poder procesar este grupo tan importante de textos.
El taller
La idea básica del taller es buscar un tiempo (una clase de una o dos horas), un
espacio (el aula) y un tema (cualquiera de los anteriores) para que los alumnos
desarrollen un texto escrito y para que el maestro les ayude realmente a hacerlo.
Los objetivos didácticos son la práctica de los diversos procesos y subprocesos
cognitivos que componen la composición de textos escritos. Si los textos
producidos son cuentos, narraciones o poesías, el taller se llamaría literario o de
creación y pondrá énfasis en los géneros y los recursos estilísticos de la literatura.
Pero también se puede escribir cualquier otro tipo de textos, y entonces el ejercicio
se llamara taller o taller de expresión escrita.
La corrección
La corrección es una de las cuestiones metodológicas más importantes de una
expresión escrita. Los maestros dedican mucho tiempo a corregir ejercicios de los
alumnos y lo hacen a menudo, rutinariamente, sin convicción y con aburrimiento. A
margen de que esta actividad pueda desagradarnos, no tenemos demasiada
confianza en ella, ya que sabemos por experiencia que los alumnos no se fijan en
todo lo que quisiéramos en nuestras anotaciones y que, al final, acaban
repitiéndolos mismos errores de siempre. Por su lado los alumnos esperan
siempre ser corregidos y así lo piden, al margen del caso que haga la corrección.
Tal vez nos sintamos muy insatisfechos de esta situación, pero generalmente no
hacemos nada para cambiarla. Acabamos pensando que es así, que es un mal
menor y que no podemos hacer nada por evitarlo.
La evaluación
Al margen de los diversos tipos de evaluación y de los tipos con que se pueda
efectuar, para valorar la capacidad de expresión escrita, hay que considerar dos
aspectos complementarios y relacionados: el producto escrito, o los textos que un
individuo es capaz de redactar, y el proceso de composición, o el método de
trabajo y las estrategias que utiliza para producirlos. La tradición escolar se ha
centrado casi exclusivamente en el primer aspecto, pero el segundo, según todo lo
que se ha apuntado en el capítulo, no es menos importante.
Evaluación de producto
La técnica más conocida y utilizada para valorar la calidad del producto escrito es
la prueba de expresión, donde el alumno tiene que redactar un texto o más.
Habitualmente, esta prueba o examen se realiza con poca preparación por parte
de los maestros y alumnos. Pero para iniciar una prueba, que sea válida y fiable,
hay que tener en cuenta los aspectos siguientes, ordenados de forma lógica:
objetivos ejercicios y tipo de texto de la prueba, criterios de éxito y baremos, y el
sistema de corrección.
Evaluación del proceso
La evaluación del proceso de composición del alumno consiste en valorar el
método de redacción del alumno: las estrategias que utiliza, los procesos
cognitivos, las técnicas, etc. en definitiva se evalúan los procedimientos de la
habilidad de la expresión escrita.
Se trata de evaluación nueva y bastante desconocida aun en el mundo escolar.
Además de ser aspectos investigadores recientemente presentan el problema de
tener que evaluar un sujeto, un proceso dinámico y cambiante, en lugar del objeto
escrito, que es estadístico.