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8/17/2019 Reformando el matrimonio http://slidepdf.com/reader/full/reformando-el-matrimonio 1/76 Reformando el Matrimonio Douglas Wilson Publicaciones Faro de Gracia  P.O. Box 1043  Graham, NC 27253 USA Primera Edición, 2003 Publicado por: Publicaciones Faro de Gracia P.O. Box 1043 Graham, NC 27253 www.farodegracia.org ISBN 1-928980-21-X 

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Reformando el Matrimonio 

Douglas Wilson 

Publicaciones Faro de Gracia 

 P.O. Box 1043 Graham, NC 27253 USA 

Primera Edición, 2003

Publicado por:Publicaciones Faro de Gracia 

P.O. Box 1043Graham, NC 27253

www.farodegracia.org 

ISBN 1-928980-21-X 

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© Copyright, 1995 por Douglas Wilson. Todos los derechos reservados. Orginalmente publicado en el inglés bajo el título, Reforming Marriage.

Published by permission of Canon Press, P.O. Box 8729, Moscow, ID 83843. All rightsreserved.

 Ninguna parte de esta publicación se podrá reproducida, procesada en algún sistemaque la pueda reproducir, o transmitida en alguna forma o por algún medio  – electrónico,mecánico, fotocopia, cinta magnetofónica u otro –  excepto para breves citas en reseñas,sin el permiso previo de los editores.

© Las citas bíblicas son tomadas de la Versión Reina-Valera © 1960 SociedadesBíblicas en América Latina. © renovada 1988, Sociedades Bíblicas Unidas. Utilizadocon permiso.

 Desde luego, este libro es para Nancy. Foedus amorum est. 

Contenido 

Introducción CAPITULO UNO

Una Teología Práctica del Matrimonio 

CAPITULO DOSLa Jefatura y la Autoridad 

CAPITULO TRESDeberes de los Maridos y las Esposas 

CAPITULO CUATROEl Amor Eficaz 

CAPITULO CINCOLlevando Cuentas Cortas 

CAPITULO SEISMisceláneas Tentaciones 

CAPITULO SIETEEl Lecho de Matrimonio es Honroso 

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CAPITULO OCHOMultiplicándose Fructuosamente 

CAPITULO NUEVEEl Divorcio y el Nuevo Casamiento 

Epílogo 

Introducción 

Y andad en amor, como también Cristo nos amó y se entregó a sí mismo pornosotros, ofrenda y sacrificio a Dios en olor fragante. (Efesios 5:2)

¿Cómo describiría usted el aroma espiritual de su hogar? Cuando llegan visitas, antes deiniciar una conversación o de hacer algo, ¿cuál es una de las primeras cosas que ellos notancon respecto a su familia? En muchos casos, será el aroma. ¿Sienten ellos como si algunamala actitud se hubiese metido en un rincón de su casa y hubiese muerto allí? ¿O piensanque alguien estuvo toda la tarde cocinando pan espiritual en el horno?

Tal vez la persona que vive en el hogar no sea la más indicada para responder a esta pregunta, porque los aromas suelen ser cosas a las que uno se acostumbra. Los residentesnormalmente no notan lo que le impresiona al visitante. Así que, cuando hay algún olorofensivo en el hogar, eso puede ser un problema difícil de resolver. Sin embargo, la Bibliatrata esta tema. El texto que se cita arriba dice que cuando los cristianos andan en amor,están imitando a Cristo, y el sacrificio de Cristo es una fragancia agradable delante de Dios.

Del mismo modo, un ambiente crisitano en el hogar produce esta clase de aroma delante deDios y como consecuencia delante de los hombres.

En otras palabras, guardar la ley de Dios de todo corazón (lo cual verdaderamente es elamor) no se ve solamente en la obediencia. El efecto colateral de la obediencia es el aromadel amor. Esta es una fragancia que está fuera del alcance de aquellos que deseanhipócritamente ser conocidos como seguidores de la ley de Dios. Muchos pueden falsificarla obediencia a las normas de Dios, guardándolas de manera externa. Lo que no se puedefalsificar es el peculiar aroma que viene como resultado de agradar a Dios.

En el hogar, ¿dónde debe empezar esta obediencia devota? ¿De dónde debe originarseeste aroma? Jesús nos enseñó con respecto a los individuos, que las tazas se tienen quelimpiar desde adentro para afuera. Si se aplica este principio al hogar, veremos que el

“interior” de una familia es, naturalmente, la relación entre marido y esposa, a medida queellos deliberadamente imitan la relación entre Cristo y la iglesia. El pastor John Bunyanexhortó a que cada marido fuese “un marido tan creyente hacia su esposa creyente que ella

 pudiera decir, ‘Dios no sólo me ha dado un esposo, sino uno tal que cada día me predicacon su conducta la manera en que Cristo trata a su iglesia.’ ” La salud de las demásrelaciones en el hogar depende de la salud de esta relación, y la clave se encuentra en lamanera que el marido trata a su esposa. O en otras palabras, cuando mamá no está contenta,nadie lo está.

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Más adelante en el quinto capítulo de Efesios, Pablo dice a los maridos que amen a susesposas así como a sus propios cuerpos. Luego, les hace notar que cada persona sustenta ycuida a su propio cuerpo. La palabra que se traduce cuida en ese pasaje literalmente quieredecir abrigar . Por eso, una de las obligaciones fundamentales del marido es la de abrigar asu esposa. Cuando eso se hace, el resto del hogar también se calienta. Pero ¿cómo puede él

abrigarla? Note que nuestro texto nos dice que hemos de andar en amor. La esposa noestará abrigada en la seguridad del amor de su marido, si él es errático en su modo deamarla. Si es severo con ella o no le hace caso pero de vez en cuando le muestraamabilidad, no está andando en amor. La clase de amor que requiere Pablo aquí esconstante. Así que el marido creyente y piadoso es un marido constante.

Y tal como aclara el contexto, el amor del que habla este pasaje también es imitativo. Seaprende imitando a Jesucristo. Tal como los niños aprenden al observar a sus padres,también los cristianos aprenderán de Cristo. Esto significa que el marido que ama a suesposa no es un pionero. Todo esto se ha hecho antes. Cristo ha amado a la iglesia tal comodesea que los maridos amen a sus esposas. Lo ha hecho así para darnos ejemplo. El amor yel cariño de Cristo han sido dados únicamente a su pueblo. De la misma manera, losmaridos deben dar su amor solamente a sus esposas. Este es el deber que quiero explicarcon cierto detalle en este libro.

Todo esto debería hacernos saber que la obediencia no se limita a la conformidadexterna con los requisitos de Dios. La obediencia piadosa siempre traerá con ella unamultitud de cosas intangibles. Estas cosas son lo que constituye la fragancia de obediencia,y es esto lo que frustra esos métodos para enriquecer el matrimonio que pretendenfuncionar como un dibujo pintado por números. Por esto, temo que este libro sirva de pocoa quienes simplemente desean seguir una “fórmula” para un matrimonio feliz. En lo que serefiere a las cosas externas, el mero imitador siempre puede decir de sí mismo, lo que pudodecir Pablo cuando aún no estaba regenerado, “en cuanto a la justicia que es por la ley,

irreprensible.” No importa cuán rigurosamente el externalista trate, él no podrá producir elaroma de la santidad. Esta es la razón por la que tanta gente asiste a conferencias dematrimonio y lee libros de matrimonio con tan poco resultado. La obediencia del hombrecristiano no se limita a acciones nuevas –  acciones que, al fin y al cabo, se pueden copiarmecánicamente. Aparentemente este error no es raro ni inusual; muchos cuyos matrimoniosson miserables, son los que han leído todos los libros.

Por supuesto, ciertos hechos que consisten en la obediencia piadosa a mandamientosexternos, deben ser parte de todos los matrimonios saludables; pero para producir estearoma distintivo del amor, las acciones externas deben de proceder de corazones nuevos.Como lo dijo William Tyndale, “Cuando Dios edifica, primero derriba todo. El no hace

remiendos.” Del mismo modo, el amor del marido cristiano no procede de la lectura de los

“libros correctos,” incluyendo éste, o de asistir a las conferencias apropiadas. Dios no le pondrá un remiendo de su gracia a ninguna tontería psicológica y humanista –  aunque esatontería esté expresada y envuelta en terminología cristiana. Ese amor procede de uncorazón obediente, y el anhelo principal del corazón obediente es la gloria de Dios, no lafelicidad de la casa. Si se nos permite usar las palabras del catecismo menor deWestminster, el fin principal del matrimonio es glorificar a Dios y gozar de El parasiempre. La razón por la cual que sufrimos en nuestros matrimonios es que los hemosidolitrado. Pero la gloria de Dios es más importante que nuestra felicidad doméstica.

En el mundo que hizo Dios, si la criatura adora a cualquier cosa que no sea el DiosCreador, finalmente perderá lo que idolatra y adora. Los maridos deben amar a sus esposas;

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no deben adorarlas. Los que pierden su vida la hallan, y los que la buscan, la perderán. Losque colocan a sus esposas antes que Dios, las perderán en el sentido de la felicidad delmatrimonio. Por supuesto, los que glorifican a Dios, le obedecerán demostrando un amorsacrificial hacia sus esposas. No cabe duda que la esposa está bienaventurada grandementecuando su marido ama a Cristo más que a ella. Cuando el marido busca glorificar a Dios en

su hogar, será capacitado para amar a su esposa tal como se le ordena. Y si ama a su esposatal como se le ordena, el aroma de su hogar será realmente agradable.

CAPITULO UNO 

Una Teología Práctica del Matrimonio 

Fundaciones 

Un paseo a través de la sección del matrimonio y la familia de la librería cristiana localdemuestra fácilmente que los cristianos modernos tienen un interés tremendo en el tema delmatrimonio y la familia. Pero este negocio en auge matrimonial (libros, conferencias,seminarios, asesoramiento) es en realidad una señal de enfermedad y no de salud. En unsentido muy verdadero, nuestro interés es morboso, casi patológico. Parecemos un enfermode cáncer terminal, investigando fervientemente los tratamientos alternativos, con laesperanza vana que algo se pueda hacer. Desesperados por la felicidad de nuestrasrelaciones, y descontentos con lo que nos ha dado Dios, les estamos implorando a losexpertos que nos enseñen la salida.

Dios es el Señor. El es céntrico a la integridad de todo, incluso el matrimonio. Tiene la primicia sobre el cielo y la tierra, y todas sus criaturas tienen la responsabilidad moral dereconocer a esa primicia en todo lo que hacen, incluso en como se casan. El hombre y lamujer que juntos tienen esta orientación, en un lazo de alianza, disfrutan de un matrimoniocristiano. Si niegan o no le hacen caso a esta verdad, lo harán por su propio riesgo. Elcristiano maduro entiende que la obligación de todas las criaturas es glorificarle a Dios entodo. Por lo tanto es evidente que tal varón cristiano maduro será también un marido demadurez. Igualmente, la mujer cristiana de madurez será una esposa madura.  La madurez

en el Señor es una condición previa a la madurez en el matrimonio. Al estudiar el tema del matrimonio, debemos empezar con la enseñanza bíblica sobre la

naturaleza y el carácter de Dios. Cuando lleguemos a entender que El es realmente el

Señor, nos volveremos hacia El naturalmente para aprender como se aplica su ley benignaal cimiento y al propósito del matrimonio.

El Pacto 

La naturaleza del Dios Trino se presenta en las Escrituras bajo figura de vínculo entre padre y hijo. Dios es el Padre, y Jesucristo su único Hijo. Antes de establecer la fundaciónde la tierra, el Padre ya había escogido una novia para su Hijo. Esa novia es la iglesia

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cristiana, los escogidos de Dios. “Y vino a mí uno de los siete ángeles… y habló conmigo,diciendo, ‘Ven acá, yo te mostraré la desposada, la esposa del Cordero.’ Y me llevó en el

 Espíritu a un monte grande y alto, y me mostró la gran ciudad santa de Jerusalén, que

descendía del cielo de Dios” (Apo. 21:9 – 10).Pablo nos enseñó que debemos conscientemente considerar nuestros matrimonios como

representaciones menores del matrimonio central, el de Cristo con su iglesia. Esto es ungran misterio, dice él, pero cuando deja el hombre a su padre y a su madre, y se casa con suesposa, hace una declaración con respecto a Cristo y la iglesia. Dependiendo delmatrimonio particular, esa declaración se hace mal o se hace bien, pero siempre se hace.

Por lo tanto comprendemos cómo la fundación del matrimonio tiene que ver con pacto.La relación de Dios con nosotros a través de Cristo es una de pacto  –  es el Nuevo Pacto –  ynuestros matrimonios son una pintura de esa verdad. El cimiento de la vida santamatrimonial es la misma para toda la vida santa –  en todo debemos buscar la gloria de Dios. Nuestro Dios Trino es un Dios que hace pacto y que guarda pacto, y El ha escogido al

matrimonio como uno de los mejores medios por el cual los hombres caídos le puedanglorificar.

Al atacar la naturaleza del matrimonio como pacto, el error del feminismo ha sido muyeficaz. A través de toda la historia de la iglesia, las herejías destructoras se han usado por elDios soberano para obligar a la iglesia a definir todo lo que no estaba claro. El herejeMarción fue él que provocó a la iglesia para que identificara el canon de la Escritura, elhereje Ario que obligó a la iglesia a que testificara claramente de la plena divinidad delSeñor Jesús, y así sucesivamente. Hoy en día el feminismo está proveyendo ese mismoservicio a través de su reto al pacto del matrimonio.

Sin el desafío del error, podemos muy fácilmente dejarnos ir a la deriva, haciendo loque nos parece “natural” o “tradicional.” Miles sin número hacen unas cuantas cosas

 porque “simplemente les parecen correctas.” Sin embargo, siem pre y cuando que se desafíeesa costumbre, el tradicionalista se queda perplejo. “Bueno, realmente no estoy seguro

 porqué hago eso.” Considere, por ejemplo, nuestra costumbre de la mujer tomando el

apellido de su marido. ¿Por qué lo hacemos? ¿ Por qué es que María Sánchez se vuelve enMaría Sánchez de López? ¿Lo requiere la Biblia? Algunos se quedarán sorprendidos, perola Biblia sí enseña que Dios llama al marido y su esposa por el mismo nombre –  el delmarido. Esto respalda completamente tanto nuestra costumbre de tomar un nombre nuevocomo la verdad del pacto que esa costumbre representa.

“Este es el libro de las generaciones de Adán. El día en que creó Dios al hombre, a la

 semejanza de Dios lo hizo; varón y hembra los creó; y los bendijo, y llamó el nombre deellos Adán  , el día en que fueron creados” (Gen. 5:1 – 2). En otras palabras, Dios creó aAdán y a su esposa varón y hembra; los bendijo y los llamó a ellos dos Adán. Desde el principio, ella era participante en el pacto con Dios en nombre de su marido. Dios no lallama Adán a ella sola; la llama Adán junto con él .

Adán se dio cuenta de su falta de una compañera idónea por primera vez después de ponerles nombres a los animales. “Y puso Adán nombres a toda bestia y ave de los cielos y

a todo animal del campo: mas para Adán no se halló ayuda idónea para él. Entonces, Jehová Dios hizo caer sueño profundo sobre Adán, y mientras éste dormía, tomó una de

 sus costillas, y cerró la carne en su lugar” (Gén. 2:20 – 21). Cuando Adán les poníanombres a los animales, no iba pegando etiquetas al azar. En el mundo antiguo, losnombres eran muy significativos, y representaban la naturaleza y el carácter de todo a loque se le ponía nombre. Esta significación es muy evidente en las narraciones de Génesis

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en las cuales se le pone nombre a la esposa de Adán. En ponerle nombres a los animales,Adán no encontró ninguno que pudiera ser ayuda idónea para él.

Después de la creación de su esposa, Adán la recibe, y le pone nombre. “Dijo entonces

 Adán: ‘Esto es ahora hueso de mis huesos, y carne de mi carne; ésta será llamada Varona[Ishshah, no Eva], porque del Varón [Ish] fue tomada.’ Por tanto, dejará el hombre a su

 padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán una sola carne.” (Gen. 2:23 – 24).Como enseña el versículo 24, Adán e Ishshah fueron una pareja paradigmática o de patrón. No fueron simplemente dos individuos cualquiera. Cuando el Señor Jesús nosenseñó sobre el tema del divorcio, apeló a la ordenanza matrimonial desde la creación quese encuentra en los primeros capítulos de Génesis. Nos enseña que  Dios es él que une alhombre y la mujer en matrimonio, y lo que Dios ha unido, el hombre no tiene autoridad para separar. Hay tentación de razonar que en Génesis Dios unió solamente a Adán y Eva –  dos individuos como individuos. Pero este razonamiento resiste a la enseñanza de Cristo,quien insistió que Adán y Eva fueron una pareja paradigmática. Cuando Dios los unió a

ellos, estaba uniendo a cada hombre y mujer que jamás se han unido sexualmente en unvínculo de pacto.

Hay otros hechos que también son obvios en esta ordenanza matrimonial desde lacreación. Porque Dios creó a Adán y Eva, la homosexualidad queda excluida. Porque Adánno encontraba ayuda idónea para él entre los animales, la bestialidad se excluye. Y porqueDios creó solamente una mujer para Adán, el patrón de la monogamia está fijadoclaramente y demostrado a nosotros. La poligamia que se encuentra entre los santos deDios en el Antiguo Testamento no cambia nada de esto. La poligamia fue instituida por elhombre, y no por Dios. La primera mención de una unión poligamia fue la de Lamec (Gen.4:19), y eso sin indicación ninguna de aprobación divina. Pero más importante, la poligamia no está de acuerdo con la ordenanza matrimonial desde la creación, o con la pintura dada en el Nuevo Testamento de Cristo y la iglesia.

Así que, este pasaje de Génesis nos enseña que recibiendo Adán a la mujer, y poniéndole nombre a ella, Dios estableció en el patrón para todos los matrimonios desdeentonces adelante. “Por tanto  , dejará el hombre a su padre y a su madre…” Pues, en estemomento Adán aún no le había dado a su esposa el nombre de Eva. Adán le dio a su esposados nombres individuales. El primero fue Ishshah, o Varona, porque del varón fue tomada.El segundo fue Chavvah –  portadora de vida, o como se dice en español, Eva. “Y llamó Adán el nombre de su mujer, Eva [Chavvah], por cuanto ella era madre de todos los

vivientes.” (Gen. 3:20).En ambos pasajes donde se le da nombre a ella, se afirma claramente que sus dos

nombres revelan verdad acerca de ella. El primero revela su dependencia del hombre  –  delvarón fue tomada. El segundo revela la dependencia del hombre de ella  –  cada hombredesde entonces es su hijo. Siglos después, el apóstol Pablo nos enseña que hayamos derecordarnos continuamente de estas dos verdades en nuestros matrimonios. Cada esposa esun Ishshah, y cada esposa es una Chavvah. Cada una es Varona, y cada una es Eva.

“Pero en el Señor, ni el varón es sin la mujer, ni la mujer sin el varón; porque así  como

la mujer procede del varón, también el varón nace de la mujer; pero todo procede de Dios” (1 Cor. 11:11 – 12). Fíjese de que la progresión de enseñanza de Pablo sigue el mismo patrón que se ve en Génesis. La mujer “procede del varón (Ishshah), así también el varónnace de la mujer (Chavvah): pero todo (Adán) procede de Dios”. 

Dios fue el que llamó a nuestros primeros padres por el nombre colectivo de Adán.Pues, Adán también es un termino genérico por el hombre o la humanidad . Esto muestra

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claramente la costumbre bíblica de incluir a las mujeres bajo semejante descripción. Nuestro uso en español del genérico hombre y humanidad  sigue este ejemplo bíblicoexactamente. Lejos de ser insultante a las mujeres, como lo quieren mantener lasfeministas, refleja el patrón de razón bíblica. La reacción feminista y su rehuso del tomarun apellido nuevo (¡para quedarse con su apellido paterno!), no es simplemente una

tontería. Es la rebeldía fundamental contra Dios. Así cuando la Srta. María Sánchez seconvierte en la Sra. Diego López, eso no es simplemente “algo que se hace.” Es el sello y laseguridad del pacto matrimonial.

Con esta estructura para entender el pacto de matrimonio, podemos empezar aconsiderar los propósitos básicos del matrimonio. La Biblia expone tres razones terrenas y básicas para el matrimonio. Ellas son, cada una a su vez: la necesidad para compañerismoidóneo, la necesidad para descendencia santa, y la evitación de la inmoralidad sexual.

Compañerismo Idóneo y Provechoso 

La Biblia nos enseña que Dios puso a Adán en el jardín y le encargó un trabajo para

hacer. Pero el hombre fue incapaz de realizar ese trabajo solo. Adán necesitaba ayuda, y lamujer fue creada para suplir su necesidad.

Jehová Dios formó, pues, de la tierra toda bestia del campo, y toda ave de los cielos, y lastrajo a Adán para que viese cómo las había de llamar; y todo lo que Adán llamó a losanimales vivientes, ése es su nombre. Y puso Adán nombre a toda bestia y ave de los cielosy a todo ganado del campo; mas para Adán no se halló ayuda idónea para él. EntoncesJehová Dios hizo caer sueño profundo sobre Adán, y mientras éste dormía, tomó una de suscostillas, y cerró la carne en su lugar. Y de la costilla que Jehová Dios tomó del hombre,hizo una mujer, y la trajo al hombre. Dijo entonces Adán: Esto es ahora hueso de mishuesos y carne de mi carne; ésta será llamada Varona, porque del varón fue tomada. Portanto, dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán una solacarne. (Gen. 2:19 – 24) 

Deberíamos ver que la conexión entre el trabajo de Adán de ponerle nombre a las bestias y la frase siguiente –  “mas para Adán no se halló ayuda idónea para él.” La

mentalidad moderna tiende a considerar del “ponerle nombre a las cosas” como una simplecuestión científica de pegar etiquetas. Pero aquí los nombres que Adán les pone a las bestias son apropiados a la naturaleza de cada uno. Como se mencionó más arriba, en el proceso de poner nombre, él se da cuenta de que no ha hallado ayuda idónea –  ningunoentre los animales con una naturaleza comparable con la de él. No hubo ninguno que pudiera ser su ayudante.

En el versículo que viene inmediatamente antes de este pasaje, Dios dijo que no era

bueno que el hombre estuviera solo. Durante todo el proceso de la creación, cada vez que

terminaba Dios una obra, la declaraba buena. Por supuesto, tal declaración del Creadorindica terminación. Pero la afirmación de el Señor que no era bueno que el hombre estésolo es una indicación clara que la creación del hombre estaba aún incompleta. “Y dijo

 Jehová Dios: ‘No es bueno que el hombre esté solo; le haré ayuda idónea para él’  ” (Gen.2:18). Adán estaba incompleto porque no tenía compañera, una quien sería ayuda idónea para él.

El Nuevo Testamento aplica esta verdad en una manera interesante. “Y tampoco el

varón fue creado por causa de la mujer, sino la mujer por causa del varón” (1 Cor. 11:9).

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Como consecuencia del orden de la creación, los hombres y las mujeres están orientados eluno al otro en distinción. Se necesitan uno al otro, pero se necesitan a su forma. El hombrenecesita la ayuda; la mujer necesita ayudar . El matrimonio fue creado por Dios para proveer compañerismo en el trabajo del dominio de la tierra. El mandato cultural, elrequisito a llenar y a sojuzgar la tierra, aún está vigente, y el marido no puede llevar a cabo

su trabajo en aislamiento. El necesita una compañera idónea para él en el trabajo al cualDios lo ha llamado. El está encargado con el trabajo y debe recibir ayuda de ella. Ella estáencargada con el trabajo a través de servirle a él. El está orientado al trabajo, y ella estáorientada a él.

 Niños Santos 

Una de las cosas que el hombre obviamente no puede hacer solo es reproducir, y éste esel segundo propósito del matrimonio. Con respecto a llenar la tierra, lo cual Dios ordenó,un hombre solo está completamente desamparado. Por lo tanto el profeta Malaquías nosdice que otro propósito declarado del matrimonio es la bendición de descendencia santa.

¿No hizo él uno, habiendo en él abundancia de espíritu? ¿Y por qué uno? Porque buscabauna descendencia para Dios. Guardaos, pues, en vuestro espíritu, y no seáis desleales paracon la mujer de vuestra juventud. (Mal. 2:15). 

Dios nos dice claramente aquí que un propósito del matrimonio es la procreación.Además, si el matrimonio es piadoso, su descendencia también ha de ser santa. Diosdeclara que desea descendencia santa, y el profeta Malaquías dice, como medio para estefin, la importancia de tratar a las esposas con honor . Si un hombre trata a su esposa enforma traicionera, es obvio que tendrá un efecto negativo sobre los niños. No se dice quelos niños santos le dan propósito a la paternidad , más bien que son un propósito delmatrimonio.

Protección Sexual 

Adán necesitaba una compañera idónea antes de la caída. También antes de la caída, eraincapaz de multiplicar descendientes solo. Por lo tanto, los primeros dos propósitos delmatrimonio que se mencionan más arriba no son relacionados con la presencia del pecado.Pero la tercera razón que los cristianos deben casarse sí está conectada con la presencia del pecado y la tentación. El apóstol Pablo lo declara de esta manera:

Pero a causa de las fornicaciones, cada uno tenga su propia mujer, y cada una tenga su propio marido. El marido cumpla con la mujer el deber conyugal, y asimismo la mujer conel marido. (1 Cor. 7:2 – 3). 

Vivimos en un mundo caído, y por consecuencia, los cristianos frecuentemente luchancontra las tentaciones del mal, deseo, fornicación, y adulterio. La Biblia no enseña que talestentaciones siempre se van fácilmente a través de un proceso misterioso de “confiar en

Dios.” En realidad, la lucha contra los pecados sexuales les parece a muchos, más comosudar balas que “asoltar y dejárselo a Dios.” La Biblia nos enseña que esta experiencia nonos debe sorprender. Pedro dice que debemos de abstenernos “de los deseos carnales que

 batallan contra el alma” (1 Pedro 2:11). Pablo usa semejantes imágenes violentas cuando

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dice que los cristianos deben de darle muerte a sus “miembros que están sobr e la tierra:fornicación, inmundicia, malicia, mala concupiscencia, y avaricia, que es idolatría” (Col.

3:5).Ahora Dios ha provisto una ayuda muy práctica para los cristianos mientras luchan

contra la tentación sexual; esa ayuda se llama actividad sexual. Para que la pareja tenga

 protección suficiente, las relaciones sexuales conyugales no deben ser infrecuentes. Esnecesario que haya protección frecuente, particularmente para el marido. A la misma vez, el beneficio de las relaciones sexuales no se deben medir simplemente en términos defrecuencia o cantidad. Es necesario que haya protección cualitativa, particularmente para el beneficio de la esposa.

Si las parejas cristianas llegan a entender que el objetivo final de su matrimonio esglorificar a Dios, han tomado un primer paso importante. Luego, si ellas buscan a definirlos objetivos secundarios de su unión como se definen en la Escritura, estarán capacitadas para inculcar la instrucción bíblica con respecto a la actitud que deben tener sobre elmatrimonio, y para recibir instrucción general y particular en la Palabra de Dios conrespecto a sus papeles y deberes en el hogar.

CAPITULO DOS 

La Jefatura y la Autoridad 

Jefatura Ineludible 

Una breve lección de la gramática nos ayudará a entender la naturaleza de la autoridad bíblica en el hogar. Muchas veces, cuando venimos a leer la Escritura, los cristianos amenudo confunden los indicativos con los imperativos. El indicativo es una declaración dela realidad; no hay nada de deber en ella –  la silla es marrón; el barco se está hundiendo; lanieve está llena de terrones. Semejantes declaraciones simplemente quieren decir cómo sonlas cosas. Del otro lado, el imperativo es un mandato; nos dice lo que tenemos que hacer.Por ejemplo, ¡Cierre la puerta! ¡Prenda la computadora! ¡Párate! Por lo tanto, si alguiendijera, “El libro está sobre la mesa,” sería una sencilla declaración de la realidad. Eso esindicativo. Mas si uno dijera, “Ponga el libro sobre la mesa,” sería un mandato –  unimperativo.

El motivo de recalcar esta distinción es que muchos de los cristianos se encuentran

confusos y comprendiendo mal lo que dice la Biblia, porque intentan transformar losindicativos en imperativos. Cuando se trata del evangelio, el corazón carnal quiere cometerese mismo error. Y ¿Qué es el evangelio si no el Gran Indicativo? Los predicadores fielesdeclaran lo que ya ha hecho Dios en la cruz para salvar a los pecadores, mientras hombresimpíos tratan de transformar el mensaje del evangelio en algo que ellos pueden hacer paramerecerse la salvación.

Esa misma confusión gramatical sucede cuando los maridos buscan entender laenseñanza de la Biblia sobre la jefatura y la autoridad en el matrimonio. La Biblia dice que

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el “marido es cabeza de la mujer, así como Cristo es cabeza de la iglesia” (Ef. 5:23). Quedamuy claro que Pablo no dice que los maridos deberían hacerse cabeza de sus esposas. Eldice que ya lo son. En este versículo, el apóstol no nos está diciendo cómo deben funcionarlos matrimonios (eso viene en los versículos siguientes). Más bien nos está diciendo cómoes la relación matrimonial entre el marido y la esposa. El matrimonio se defina en parte

como la jefatura del marido sobre la esposa. En otras palabras, sin esa jefatura, no haymatrimonio.Esto no quiere decir que Dios no le da imperativos al marido. En verdad, los versículos

siguientes nos enseñan un imperativo muy básico –  se manda a los maridos que amen a susesposas como Cristo amó a la iglesia. Pero de ninguna manera se le manda al marido quesea la cabeza de su esposa. Esto es porque él ya lo es, por la misma índole del matrimonio.Si no la ama, es cabeza mediocre, pero cabeza no obstante.

Meditar sobre esto es cosa muy valiosa para los maridos. Puesto que el marido escabeza de su esposa, se encuentra en un ineludible liderazgo de dirección. No puedenegarse a dirigir sin problemas. Si de alguna manera, trata de dimitir su responsabilidad, por su rebeldía podrá dirigir mal. Pero haga lo que haga, o vaya donde sea, lo hará comocabeza de su esposa. Así Dios diseñó el matrimonio. Nos creó varón y hembra de talmanera para asegurar que los hombres siempre tendrán el dominio en el matrimonio. Si elmarido es hombre santo, entonces ese dominio no será severo; será caracterizado por elmismo amor sacrificado que demostró nuestro Señor en la cruz. Si el marido trata de evadirde su jefatura, esa abdicación dominará el hogar. Si toma un avión para el otro lado del paísy allí se queda, dominará en su ausencia y por su ausencia. ¿Cuántos niños no se han criadoen un hogar dominado por la silla vacía a la mesa? Si el matrimonio es uno en que la esposa“lleva los pantalones,” esta misma falta de carácter del marido será la cosa más obvia conrespecto a ese matrimonio, creando matrimonio y hogar miserables. Su abdicación domina.

En este pasaje de Efesios, Pablo nos dice que los maridos, en su papel como cabeza, proveen una pintura de Cristo y la iglesia. Cada matrimonio en todas partes del mundo, esuna representación de Cristo y la iglesia. Por causa del pecado y la rebelión, muchas de esasrepresentaciones son mentiras calumniosas referente a Cristo. Pero el marido nunca puededejar de hablar de Cristo y la iglesia. Si le obedece a Dios, está predicando la verdad; si noama a su esposa, está hablando blasfemia y mentiras –  pero siempre está hablando. Siabandona a su esposa, está diciendo que de semejante manera Cristo abandona a su esposa –  una mentira. Si es severo con su esposa y le pega, está diciendo que Cristo es abusivo dela iglesia –  otra mentira. Si duerme con otra mujer, es adúltero, y además un blasfemo.¿Cómo puede ser que Cristo ame a otra que no sea su propia mujer? Es espantoso ver lamanera en que, por algunos momentitos de placer, hombres infieles así pueden calumniar lafidelidad de Cristo.

Estas son palabras duras. Y aún con la definición limitada, es probable que algunoslectores respondan negativamente a la palabra, dominio, anteriormente mencionada. Estarealidad testifica también a la manera en que la iglesia cristiana ha sido influida por la propaganda del feminismo –  sea de la clase mundana que odia a los varones, o de la claseesterilizada y “evangélica”. Sin embargo, el dominio del marido es una realidad divina; laúnica alternativa que hay se trata de la clase de dominación ejercitada: un dominio amorosoy constructivo, o una tiranía odiosa y destructora. Discutir con la realidad de la jefatura delmarido en el hogar es como tirarse de un precipicio para disputar contra las leyes de lagravedad. Por más que uno ordene sus razonamientos mientras sigue cayendo, al fin seránrefutados en una manera muy desbaratada.

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Sin importar la manera en que los cristianos negocian con el feminismo, tal arreglo no puede deshacer el indicativo que Dios ha dejado por toda la creación. ¿Cómo podría ser deotra manera? Dios ha incorporado la jefatura del marido entre la misma estructura delmatrimonio. Pero lo que tal arreglo con el feminismo sí puede lograr, lo hace muy bien; esdecir, traer la rebelión y el pecado. Tal rebelión impide a los maridos obedecer el

imperativo, lo cual es amar a sus esposas. ¿Cuál es el resultado? Observamos a los maridosnegando su posición como cabeza de la esposa, y rehusando amarlas como se les instruye.

El Amor y el Respeto 

El mayor mandamiento después del primero exige que amemos a nuestros prójimoscomo a nosotros mismos. “Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti

mismo. No hay otro mandamiento mayor que éstos” (Marcos 12:31). Y luego si preguntamos, “¿Quién es nuestro prójimo?,” la respuesta de Jesús es que la persona queestá junto a nosotros es nuestro prójimo. Como aclara la parábola, esto incluye el extranjero por el borde de la carretera, mas incluye también aquellos con quien vivimos. Por supuesto,

se requiere del marido y la esposa amarse por la Escritura.Pero cuando la Biblia les da mandato específico a los maridos como maridos, y hace lomismo para las esposas como esposas, el énfasis en cada mandato respectivo esnotablemente diferente. Por ejemplo, no se manda a las esposas especificamente que amena sus maridos. En un pasaje, las ancianas están exhortadas a enseñar a las mujeres jóvenes aser “amantes de sus maridos.” Pero la palabra griega es una compuesta ( philandros), y laforma de esa palabra para el amor se refiere a un cariño caluroso. La actitud que se le exigea las esposas es una de respeto: “…y la mujer reverencie a su marido” (Efesios 5:33).

Al otro lado, a los hombres se les manda a amar (agapao) a sus esposas hasta el último.Se les presenta dos ejemplos a los maridos, y ambos exigen tremenda abnegación. Primero,los maridos deben amar a sus esposas como a sus propios cuerpos. “Así también los

maridos deben amar a sus mujeres como a sus mismos cuerpos. El que ama a su mujer, a símismo se ama.” (Ef. 5:28). Jamás se odió ninguno a sí mismo, Pablo enseña, y esto nos dauna buena norma para nuestro trato de otros. El marido debería ser tan atento con respectoal bienestar de su esposa, como al de sí mismo. Esto no es nada menos que la Regla de Oroaplicada al matrimonio. Segundo ejemplo, los hombres deben amar a sus esposas comoCristo amó a la iglesia: “Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a laiglesia y se entregó a sí mismo por ella…” (Ef. 5:25).

Aquí la Escritura nos presenta claramente nuestras obligaciones. Las esposas debenrespetar a sus maridos, y los maridos deben amar a sus esposas. Pero aún hay más. Cuandoconsideramos estos requisitos, y observamos la relación entre los maridos y sus mujeres, podemos entender la armonía entre lo que exige Dios y las necesidades de la pareja, tantodar como recibir.

Estos mandatos se nos dan para nuestras respectivas debilidades con respecto alcumplimiento de nuestras obligaciones. Los hombres tienen que cumplir con su deber a susesposas –  tienen que amar. Así mismo, las mujeres tienen que respetar. Pero hablandogeneralmente, los hombres son flojos en esta clase de amor. El famoso autor, C.S. Lewis,hace tiempo comentó que las mujeres tienden a considerar el amor como molestarse porotros (lo cual es mucho más fiel a la definición bíblica), mientras los hombres tienden aconsiderarlo como no molestar a otros. Consecuentemente, los hombres necesitanmejorarse en esto, y se les manda por la Escritura a emprenderlo. De semejante manera, las

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mujeres son capaces de amar plenamente a un hombre, y sacrificar por él, mientras estáncreyendo todo el tiempo que él es un puro y verdadero idiota. Las mujeres son fuertes enesta clase de amor, pero el requisito clave que se les dio a las esposas es que respeten a susmaridos. Cuando las mujeres cristianas se reunen (por ejemplo, para la oración o losestudios bíblicos), a menudo empiezan a hablar de sus maridos en una manera muy

irrespetuosa. Luego, regresan a casa a cocinar, limpiar y cuidar sus niños. ¿Por qué? Porqueaman a sus maridos. Claro, no es nada malo que las esposas amen a sus maridos, pero sí esmalo sustituir esa clase de amor por el respeto que Dios exige.

También vemos que estos mandatos tienen en cuenta a nuestras respectivas debilidadesen otro sentido. Los hombres tienen necesidad de  ser respetados, y las mujeres tienennecesidad de ser amadas. Cuando la Escritura dice, por ejemplo, que los ancianos de laiglesia deben cuidar de las ovejas, es una deducción válida decir que las ovejas necesitan elalimento. De la misma manera, cuando la Escritura enfatiza que las esposas deben respetara sus maridos, es una deducción válida decir que los maridos necesitan el respeto. Lomismo es cierto para las esposas. Si la Biblia exige que los maridos amen a sus esposas, se puede decir con toda seguridad que las esposas necesitan ser amadas.

Pero a menudo nos ponemos como el hombre que le regaló a su esposa una herramienta para la Navidad porque él deseaba una. De igual manera, cuando una esposa está tratandode reparar un matrimonio problemático, le da a su marido lo que desea ella, en vez de loque Dios ha mandado o lo que necesita él. Ella lo ama, y se lo dice. Pero ¿lo respeta y se lodice?

Tenemos problemas porque no seguimos las instrucciones bíblicas. Cuando un hombrecomunica su amor para su esposa (tanto verbalmente como con hechos), debería buscarcomunicarle la seguridad anexa por su compromiso del pacto matrimonial. Así, él proveerá para ella, la alimentará y la cuidará, se sacrificará por ella, y así sucesivamente. Lanecesidad de ella es sentirse segura en su amor para ella. La necesidad de ella es recibiramor de él.

Cuando la esposa respeta y honra a su marido, la relación es completamente diferente.En vez de concentrar en la seguridad de la relación, el respeto de la esposa se dirige a lashabilidades del marido y a sus proezas y logros  –  cuán fuerte trabaja, con qué fidelidadregresa a la casa, qué paciente es con los niños, y así sucesivamente.

Puede ser que los hechos específicos le causen problemas a algunas porque ella piensaque quizás él no regrese a la casa, o cree que él no trabaja lo suficientemente fuerte. Pero elamor se le tiene que dar a las esposas y el respeto a los maridos, porque lo ha exigido Dios,y no porque tal marido o esposa se lo mereció. Es bueno recordarnos en cuanto a nuestras parejas de que Dios exige que nos den mucho más de lo que nos merecemos.

Ella Fue Creada para El 

Como se enseñó en el capítulo anterior, el matrimonio es una ordenanza divina de lacreación; ha seguido desde que se creó la humanidad. Cuando aún se había creado sólo la

media de la humanidad, Dios miró a su obra y dijo, “No es bueno que el hombre esté solo;

le haré ayuda idónea para él” (Gén. 2:18). Cuando estaba Dios creando al mundo, declaróenfáticamente al crear cada cosa que era bueno lo que había hecho. Todo era bueno, hastaque creó al hombre sin la mujer. En ese momento dijo Dios que había algo que no era bueno –  no era bueno que el hombre estuviese solo.

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El Señor había creado a Adán y le encargó un trabajo (Gén. 2:15). Además de cuidar elhuerto de Edén, también Adán había de multiplicarse y llenar la tierra. Había una necesidadobvia para una ayudante, ya que no podía multiplicar la especie él solo. El trabajo que se leencargó a él fue el de sojuzgar y señorear la tierra; y para realizar ese trabajo se necesitabatener muchos descendientes. Pero además de la ayuda obvia de hacer Adán fructífero, Eva

había de acompañarlo en su vocación y ayudarlo en ella.Pero ya sabía el Señor que Adán iba a necesitar esa ayuda. No se le ocurrió a Dios pormedio de la creación del varón, que la creación de la mujer sería una buena idea aunquetardía. La razón por crear a la mujer más tarde era el propósito de establecer, para siempre,la línea de la autoridad en el hogar. Pablo aplica esta lección muy claramente. “Porque el

varón no procede de la mujer, sino la mujer del varón, y tampoco el varón fue creado porcausa de la mujer, sino la mujer por causa del varón” (1 Cor. 11:8 – 9).

En otras palabras, el orden de la creación nos enseña que Adán no fue creado para Eva,sino que Eva fue creada para Adán. Además, la manera en que Pablo aplica esta verdaddemuestra que la relación entre Adán y Eva no fue única para ellos solos como una pareja.Como se menciona antes, ellos proveen un patrón para todos los matrimonios; este modeloes instructivo y normativo para la raza humana. El caso es la intención de Dios en lacreación –  ese caso no depende de la edad cronológica. Hay muchas esposas que sonmayores que sus maridos (llegaron al mundo primero), pero eso no niega el patrónestablecido por la creación de Adán primero, y la creación de Eva después.

Pablo hace su aplicación basada en el orden de la creación. Esa se aplica a los hombresy las mujeres de Corinto, miles de años después de que Adán y Eva vivieron. Y aunquenosotros vivimos miles de años después de los corintios, de todas formas, el orden de lacreación de Adán y Eva se propuso como patrón para todas las subsiguientes generacionesde maridos y esposas.

Este orden de la creación significa que todos los maridos son llamados a una tareadeterminada (en realidad, la palabra vocación viene del verbo latín, voco, lo cual quieredecir yo llamo). Sus esposas son llamadas al papel de ayudarlos y apoyarlos en su vocación.Además, esto significa que el varón fue establecido por Dios como la autoridad en el hogar.Bajo el orden de Dios, él se caracteriza por la obra a la cual está llamado, mientras ella secaracteriza por el hombre a quien está llamada. Así empezando la tarea, ya que la obra es laresponsabilidad de él, ella también es su responsabilidad.

 Naturalmente, esto se pone en conflicto con la idea que los varones y las mujeres tienenel mismo derecho a perseguir sus carreras independientes, mientras ascienden la escala profesional. Lamentablemente, esa suposición es común en la iglesia evangélica hoy en día. No tiene mérito bíblico ninguno, pero este problema fue creado, no por el feminismo, sino por la abdicación de los maridos. Uno de los problemas principales con cual nosenfrentamos en nuestra cultura hoy en día es la timidez general de los hombres cristianos.Han abdicado la fuerza, jefatura, y autoridad que Dios les ha dado. No quieren tomar el papel masculino; no quieren tomar la iniciativa porque han escogido el camino más fácil. Elcumplimiento del mandato divino cultural supone trabajo duro, y los hombres tienen que ponerse duros para hacer ese trabajo. Eso no significa que han de ponerse duros con susesposas; significa que han de ponerse duros para sus esposas.

Los hombres y las mujeres no tienen perspectivas iguales sobre el trabajo; por lo tantono tienen perspectivas iguales sobre la autoridad. Esto está empotrado profundamente en elorden creado, doctrina feminista no obstante. La dogma feminista, ideada por hombresimpíos, ha logrado maniobrar a multitudes de mujeres a introducir la mano de obra fuera

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del hogar. Pero esto no ha cambiado la manera en que los hombres y las mujeres serelacionan el uno al otro. No lo puede. Aunque la fuerza laboral tiene muchas más mujeresque nunca, la autoridad de los hombres permanece muy firmemente. Con toda la polémicay palabrería de la igualdad, las mujeres fueron engañadas a trabajar fuera de la casa;asumieron otro trabajo, y luego no pudieron lograr que sus maridos les ayudaran con la

carga del primero. Ella sigue teniendo que lavar la ropa, cocinar, y todo lo demás. Y porsupuesto el varón egoísta es el beneficiario principal de toda esta liberación de la mujer; élse gana dos sueldos por el precio de uno. Sin embargo, está dispuesto a hacer la tarea desacar la basura.

Debemos confesar que el patrón de Dios, la autoridad piadosa del marido sobre suesposa, tiene sentido. La única alternativa es la opresión abusiva de las mujeres por loshombres. De ninguna manera significa esto que las mujeres no son competentes en muchasde sus tareas fuera de la casa. Una llave inglesa se puede usar para clavar, pero eso no es su propósito. Hay algunas tareas independientes del hogar que las mujeres realizanexcepcionalmente. Pero el hecho de que alguien es capaz de hacer un trabajo, no significaque está llamado por Dios a esa tarea. Una esposa puede realizar muchas tareas en la casa yhallar satisfacción en hacerlas. Su marido, presentado con ese mismo trabajo, también seríacapaz de hacerlo, pero para él será como comer grava. El no hallará ninguna satisfacción;no esta llamado a la tarea de la misma manera que lo está ella.

Por lo tanto en 1 Corintios 11, Pablo declara una realidad que le debe dar temor yrespeto a cada marido: La mujer fue creada para ser ayudante para el hombre. Pero no haynada más repugnante que oír a hombres ignorantes jugando con estas realidades –   bromeando acerca de la sumisión y cosas así. Semejante frivolidad se le oponecompletamente a la Biblia en su carácter. Cuando un hombre se da cuenta de su propósitoen la creación y su vocación y llamamiento a una tarea determinada, eso en sí puede sercosa abrumadora (Ef. 2:10). Pero si luego, se da cuenta de su necesidad de ayuda enrealizar esa tarea, y por lo tanto no está afectado con un terror piadoso, él es un completozoquete.

Por eso, los maridos se deben concentrar en ponerse fuertes por el bien de sus esposas.Hombres corruptos son fuertes por motivos egoísta, y no por el bien de otros. El marido piadoso utiliza su fuerza para beneficiarle a ella; no la emplea para perjudicarle. En unarelación bien ordenada, el marido sabe que fue creado por Dios para realizar una tareadeterminada, y que su esposa fue creada por Dios para ayudarlo en esa tarea. El fue creado para la gloria de Dios, y aunque sea espantoso decirlo, ella fue creada para él (1 Cor. 11:7,9).

La Responsabilidad 

Dada que esta relación es ordenada divinamente, entendemos que el feminismo es unaforma de enseñanza falsa muy dañina. Pero también debemos entender que las mujeres noson realmente el origen verdadero del feminismo. Aunque es cierto que el movimientofeminista se mueve por portavoces femeninas, ellas no son realmente nada más quecómplices, sirviendo de fachada a una mentira masculina. A su fondo, el feminismo es obrade dos clases de hombre –  de los imperiosos y destructivos de un lado y de los alfeñiquesdel otro. Debido a la manera en que Dios creó al mundo, los hombres siempre tienen laresponsabilidad por todo lo que sucede en el mundo femenino  –  quieran o no quieran esa

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responsabilidad, y quieran o no quieran las mujeres admitirlo. Consecuentemente, elfeminismo no es obra de mujeres descontentas; es obra de hombres corruptos.

Cuando me viene una pareja para asesoramiento matrimonial, mi suposición básica essiempre que el marido es completamente responsable de todos los problemas en elmatrimonio. Algunos quizás estén inclinados a reaccionar ante esto, pero se debe fijar de

que la responsabilidad  no es lo mismo que la culpabilidad . Si una mujer ha sido infiel a sumarido, por supuesto tiene ella la culpabilidad de su adulterio. Pero al mismo tiempo, éltiene la responsabilidad por ello.

Para ilustrar, supongamos que un marinero novato desobedece sus órdenes y encalla el buque de medianoche. El capitán y el navegante los dos estaban dormidos y no tuvieronnada que ver con las acciones irresponsables del marinero. ¿Quién es últimamente elresponsable? El capitán y el navegante son los responsables por el incidente. Son oficialesde carrera, y ahora sus carreras están arruinadas. El marinero joven de todas maneras, yaestaba por salirse de la marina en seis meses. A muchos esto les pareciera como injusto, pero sin caber a dudas, así es como hizo Dios el mundo. El marinero es culpable; el capitánes responsable.

Si no se entiende así la responsabilidad, la autoridad se vuelve en algo sin sentido ytiránica. Los maridos son los responsables de sus esposas. Son cabeza de sus esposas comoCristo es cabeza de la iglesia. El hacer los votos de pacto para ser marido, requiere que unotome la responsabilidad de ese hogar. Esto significa que los varones, sea por tiranía oabdicación, son los responsables de cualquier problema en el hogar.

Si los hombres cristianos hubieran amado a sus esposas como Cristo amó la iglesia, sile hubieran dado dirección a sus esposas, si los maridos hubieran aceptado la ayuda de susesposas necesaria en su vocación ordenada por Dios, nunca hubiera quedado lugar paraninguna clase de razonamiento feminista en la iglesia. Los hombres cristianos que niegueno se retiren de su autoridad dada por Dios, o aquellos que se sienten avergonzados de ella,están dejando a sus esposas sin protección.

Vasos Más Frágiles 

La Biblia se les da a los hombres instrucciones muy sencillas sobre cómo vivir con susesposas. Por extraño que parezca, el requisito que los maridos sean atentos se expresa enuna manera que inquieta al lector moderno. “Vosotros maridos, igualmente, vivid con ellas sabiamente, dando honor a la mujer como a vaso más frágil, y como a coherederas de la

 gracia de la vida; para que vuestras oraciones no tengan estorbo.” (1 Ped. 3:7). La Bibliadice que la esposa, en algún sentido, es el vaso más débil. Por lo tanto, el marido debehonrarla. No debe abusar de ella en el papel subordinado en el cual Dios la ha puesto.“Multiplicaré en gran manera tus dolores en tus preñeces; con dolor darás a luz los hijos;

 y tu deseo será para tu marido, y él se enseñoreará de ti” (Gén. 3:16).El matrimonio simplemente amplifica lo que es la persona. Como consecuencia, los

 problemas matrimoniales a menudo se crean muchos años antes del casamiento. Porejemplo, los niños, mientras crecen, observan la relación de sus padres uno al otro. Quizástambién vean ciertos modelos de comportamiento en la escuela. Oyen mucha enseñanza,casi toda de ella falsa, sobre el tema de como la fuerza debe relacionarse con la debilidad.Y cuando la gente recibe enseñanza falsa, sigue malos ejemplos, y luego entra almatrimonio, las consecuencias son generalmente desastrosas.

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Pedro da por hecho que la mujer es más débil en comparación a su marido.Condicionado por el feminismo, el mundo moderno descartará esto como una metida de pata sexista en un libro sexista, pues en parte el mundo tiene razón, porque se le da al varónla posición de poder. Si decimos que el “sexismo” es pecado, entonces la Biblia sería unlibro pecaminoso. Pero el “sexismo” no es un verdadero pecado, pues el pecado se puede

definir solamente en cuanto a la ley de Dios –  no se determina por ley de hombre o demujer.Según la Biblia, no hay pecado en el hecho de que los hombres son más fuertes que las

mujeres. El pecado, si realmente lo hay, está en saber si esa fuerza se está empleando segúnlos requisitos de Dios o no. No debemos olvidarnos de que algunos versículos antes, Pedrole había dado a los maridos este ejemplo para seguir: “Pues para esto fuisteis llamados; porque también Cristo padeció por nosotros, dejándonos ejemplo, para que sigáis sus

 pisadas” (1 Ped. 2:21). Y algunos versículos después, se dirige a lo siguiente: “Asimismo

vosotras, mujeres, estad sujetas a vuestros maridos” (1 Ped. 3:1). Luego, sigueexigiéndoles a los maridos que sean atentos. La palabra clave es asimismo. Los maridos ylas esposas ambos se comportan asimismo como Cristo en su relación uno con el otro. Perodebido a la posición en que Dios lo ha puesto, el varón tiene que comportarse de otra formahacia su esposa para mostrar esta sumisión a Cristo, que su esposa tiene que comportarsehacia él.

El problema queda en la dificultad que tienen los hombres en honrar la “debilidad.”Cuando los hombres se reunen con hombres, a menudo se ponen en competición uno conotro. Y cuando se encuentran en competición, los hombres tratan de explotar la debilidaddondequiera que se aparezca. Si un entrenador de fútbol descubriera que la línea izquierdadel otro equipo está claramente débil, por allí mismo dirigiría cada uno de sus jugadas todala noche. Así que, los hombres tienen esta tendencia natural, y en muchos lugares, estaclase de actitud competitiva se admira grandemente.

Por lo tanto, si hay algún problema en el matrimonio, los hombres frecuentemente se ponen adversos y competitivos con sus esposas. Si no están de acuerdo en algo, y la pobremujer está en algún apuro y lo expresa, el marido que tiene tal mentalidad competitiva le vaa decir, “¡Jamás he oído una cosa más tonta!” La está tratando como si ella fuera el

adversario de la línea izquierda de fútbol. Cuando él responde de esa manera, la estátratando de explotar . Pero Pedro no nos dice que explotemos su debilidad, sino quehonremos a la mujer en ella.

Así que, observamos una desobediencia muy común a este pasaje cuando los hombresven la debilidad de sus esposas y luego tratan de explotarla. A veces, un hombre puedeinvolucrarse en pecado del más horrible, lo cual aflige a su esposa, y aún así la puedeaplastar. Entonces ella se marcha, sintiéndose como si fuera ella la culpable. Se les tienta alos hombres a explotar a sus esposas, teniendo ellos la razón o no, pero especialmentecuando no la tienen. En realidad, algunos hombres están tan dominados por su naturalezacompetitiva que no pueden oír a Pedro cuando dice que las mujeres son más débiles enalgún sentido, sin pensar que de alguna manera han “vencido.” Pero ¿cuál es mejor: unaalmádana de cinco libras o una taza de porcelana? Entre las dos, ¿cuál ganaría unacompetición?

Los hombres naturalmente respetan la fuerza, pero tienen dificultad de respetar ladebilidad. Esto se observa hasta en un campo de juegos. Dos muchachitos empiezan a pelear, uno atropella al otro, y por el resto del día son muy amigos. El uno respeta la fuerzadel otro, mientras el más fuerte respeta la lucha que libró el otro.

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Para que los hombres respeten la debilidad, tienen que reconocerla como  su propia debilidad. La esposa es juntamente con su marido coheredera de una herencia mutua; y sudebilidad es también la debilidad de él. Ella no es su adversaria. La debilidad se halla en elequipo de él ; se halla en la familia de él . Hace tiempo yo hablaba con un hombre que parecía grandemente satisfecho en como sus niños le obedecían a él, por contraste a como

le desobedecían a su esposa. Se placentaba de que cuando él les decía alguna cosa, losniños le obedecían, pero cuando su esposa les daba mando semejante, la negaban. Elactuaba como si estuviera en una “carrera pedestre de la disciplina” contra su esposa, y

 pensaba que estaba ganando.Pero la realidad de que los niños hacían caso omiso de su madre, demostraba que había

deficiencia en la disciplina de él . El problema de ella era el problema de él . El marido tienela responsabilidad de asegurar que cuando los niños aun piensan faltarle respeto a su madre,vean surgiendo detrás de ella la sombra de su padre. La debilidad de ella debe serreconocida como la de él, para que su fuerza pueda llegar a ser la de ella. La debilidad deella es su fuerza, y puede llegar a ser la fuerza de él también. La fuerza de él es sudebilidad, pero si se vence, llega a ser la fuerza de ella.

 Nivelando los Dos Lados 

Toda cultura humana es jerárquica. No todos son iguales de talento, cerebro, belleza,inteligencia, o educación. La Biblia no exige la sumisión de las mujeres a los hombres, sinola de una mujer a un marido. La sumisión de una mujer a un hombre, mucho menos dehacerla sumisa a otros hombres, la protege de obligaciones a otros hombres. Esto la proveecon una cubierta de protección (es decir, su marido) de otros hombres. Ella ha de ser sumisaa su propio marido, y la Biblia nos enseña claramente que nadie puede servir a dos amos.

Decir que el marido debe ser jefe de su esposa no quiere decir que todos los hombresson capaces de ser jefe espiritual, proveedor, consolador, y protector a cualquier y cada

mujer. Algunos argumentan que la doctrina cristiana de la sumisión requiere la creencia quecualquier hombre puede dirigir a cualquier mujer. Mucho más que falso, eso es ridículo.Las mujeres no fueron creadas para responder y someterse a cualquiera persona. Por lo

tanto, la mujer piadosa va a limitar sus opciones. Si ella entiende la Biblia, sabe que fuecreada para depender de y someterse a un hombre. Pues, cuanto más Dios ha hecho porella, y le ha dado a ella, más selectiva debe ser. Se les ha tentado a algunas mujeresinteligentes a hacerse la tonta para obtener un hombre. Eso no está bien; Dios la creó paraser ayudante a cierto hombre, y sus capacidades son algo que necesita él  –  si otros lasnecesite o no. La mujer piadosa no debe rebajar sus criterios, casándose con un hombre queno tiene la fuerza intelectual o espiritual para ser jefe del hogar. Esto es simplemente lamanera de buscar problemas. Abigail no iba bien con Nabal.

Así que, la Biblia enseña la sumisión de una mujer a un solo hombre, y no la de unamujer a todos los hombres. Una mujer puede reconocer alegremente y con gracia que ciertohombre puede ser un jefe cristiano piadoso, pero que no es capaz de serlo para ella. Al otrolado, los hombres realmente piadosos deben admitir que hay muchas mujeres en el mundoque son sus superiores al nivel individuo. Dios las ha creado para someterse a sus propios maridos.

Esta jerarquía existe a pesar del dogma moderno igualitario. Hay diferencias ordenadas por Dios en el mundo, diferencias con sus propios valores. ¿Cuál es mejor: ser inteligente oser tonto? ¿Ser rico o ser pobre? ¿Ser rico espiritualmente o ser pobre espiritualmente?

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¿Cuál es mejor: ser instruido en las Escrituras o no ser instruido en las Escrituras? Lasexpresiones modernas favoritas revelan nuestro deseo de tener un “campo deportivo a

nivel.” Eso es una indicación clara de la envidia, y no refleja de ningún modo la manera enque Dios creó el mundo. Cuando aceptamos con tranquilidad las faltas de equidadordenadas por Dios, empezaremos a entender cómo debemos continuar.

Así pues, el marido cristiano debe respetar la debilidad de su esposa, tratándola comoCristo trata a su iglesia, protegiéndola y cuidándola sin ninguna condescendencia. Ladebilidad de que habla Pedro es por propósito de Dios, y no la culpa de ella.  No es defecto

ninguno. La debilidad es un defecto solamente si no alcanza al propósito de Dios. Unatacita de loza es más frágil que la almádana de que se refirió antes, pero esa almádana nosirve para tomar té.

Esto no significa que las mujeres no tienen fuerza. Hay algunas cosas que las esposas piadosas son capaces de hacer que asombran a sus maridos. Sin embargo, en la relaciónmatrimonial, el marido debe proveer la fuerza fundacional . Y sobre esa fundación, laesposa tiene la libertad de desarrollar sus potencias en servicio a su marido. El marido debeser la fuente de fuerza para su esposa, aun cuando ella sabe mucho más que él referente aalgunas cosas. Y así cuando la esposa es más fuerte que su marido en algo, él debe serfuerte, emocional y espiritualmente, lo suficiente para tomar la responsabilidad en esa cosa.

Por ejemplo, supongamos que un marido hace una decisión basada en información quesu esposa le dio, y esa información trata de una área en la cual ella tiene pericia.Supongamos además que ocurre algún desastre a causa de esa decisión. Si toma plenaresponsabilidad del resultante problema, entonces él comprende este principio. Pero siabdica su papel de jefe, dirá algo como, “¿Por qué hiciste…?” 

El Corazón de un Servidor  

Así pues, los hombres y las mujeres deben casarse prudentemente. La mujer debe

casarse con un hombre al cual respeta, y el hombre debe casarse con una mujer a la cualestá dispuesto a amar y dirigir con un corazón de servidor. El hombre debe ejercer suautoridad para el bien de su esposa, y no para el bien de sí mismo. Debe tomar esaautoridad con un corazón de servidor. En Juan 13:13 – 17, mientras Jesús les lavaba los piesa sus discípulos, les decía:

Vosotros me llamáis Maestro, y Señor; y decís bien, porque lo soy. Pues si yo, el Señor y elMaestro, he lavado vuestros pies, vosotros también debéis lavar los pies los unos a losotros. Porque ejemplo os he dado, para que como os he hecho, vosotros también hagáis. Decierto, de cierto os digo: El siervo no es mayor que su señor, ni el enviado es mayor que elque le envió. Si sabéis estas cosas, bienaventurados seréis si las hiciereis. 

Jesús enseñó que cualquier cristiano que desea ser el mayor, debe ser el siervo de todos.Esto plenamente se aplica a la familia cristiana. El marido debe tomar una decisiónconsciente de utilizar su fuerza para la protección y el bienestar de ella, y no de sí mismo.El puede hacer eso solamente imitando a Cristo. En el hogar cristiano, el modo de entendery desempeñar la autoridad verdadera es a través de servir .

El Marido Evangélico 

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“Y si mal os parece servir a Jehová, escogeos hoy a quien sirváis; si a los dioses a quienessirvieron vuestros padres, cuando estuvieron al otro lado del río, o a los dioses de losamorreos en cuya tierra habitáis: pero yo y mi casa serviremos a Jehová.” (Josué 24:15) 

La palabra evangélica en un tiempo era descriptiva, pero en los últimos años ha sidograndemente mal empleada. Lo que una vez significaba la lealtad al evangelio glorioso de

Cristo, ahora se aplica sin criterio al circo moderno de casi cualquier experiencia religiosaen el mundo. Empleando la palabra en su sentido antiguo, uno tiene que definir sustérminos. Así, con el término marido evangélico, quiero decir el marido que comprende lasana doctrina protestante e histórica, y que vive en la manera conforme a eseentendimiento.

El mundo evangélico está tirando su patrimonio teológico por medio de la infidelidaddoctrinal en los hogares cristianos. Es cierto que los púlpitos de nuestro país están llenos deuna ciénaga y un embrollo de anécdotas, cotorreo sentimental, un culto de brinca y salta,teología inventada al momento; pero los jefes de los hogares cristianos lo han aceptado así.Mientras las expectativas y criterios en el mundo evangélico siguen bajándose, los varonesno se lo han opuesto –  más bien, han dado un suspiro de alivio.

Pero el hombre que habla en nombre de su casa, como hizo Josué, debe ser un hombreque enseña a su casa, un hombre que protege a su familia de la necedad de la incredulidad  –  da lo mismo que esa incredulidad esté vestida en ropa del liberalismo o del evangelio popular. Cuando Jesús nos enseña que sus ovejas no oyeran la voz del extraño, estásuponiendo que las ovejas tienen razón si no siguen otra voz que la del Pastor (Juan 10:5).

Así pues, el primer deber del marido es que establezca su hogar como un hogarconfesional . Eso significa que tiene que saber la verdadera sana doctrina, y tiene quecomunicársela y enseñársela esa confesión de fe a su familia. También es necesario que laconfesión sea detallada. El hombre recién salvo quizás solamente podrá confesar que Jesúses Señor –  eso basta, muchos dirían. Ciertamente basta para la salvación (Rom. 10:9 – 10),mas no es suficiente para el hombre llamado a ser el maestro de su hogar. “Porque

debiendo ser ya maestros después de tanto tiempo, tenéis necesidad de que se os vuelva aenseñar cuáles son los primeros rudimentos de las palabras de Dios; y habéis llegado a ser

tales que tenéis necesidad de leche, y no de alimento sólido” (Heb. 5:12). La Biblia enseñaque el enfoque mínimo a la doctrina debe ser una vergüenza para los cristianos mayores. Larealidad de que hoy en día muchos se glorían de tener una teología truncada, da motivo para pena. La cuestión no es, “¿Cuál es el mínimo que puedo saber y sin embargo llegar al

cielo?” La cuestión para los maridos es, “Dado mi tiempo, mis recursos, y mis capacidades,¿cuánto puedo aprender, y cuánto les puedo enseñar a mi esposa y mis hijos?” 

Quizás el hombre no sea teólogo por vocación, pero en su hogar tiene que ser el teólogoresidente. El apóstol Pablo, cuando les exhorta a las mujeres que guarden silencio en elculto de la iglesia, les dice que “si quieren aprender alguna cosa, pregunten en casa a sus

maridos” (1 Cor. 14:35). Es trágico que muchas mujeres actuales tienen que preguntarse por qué será que la Biblia les manda a preguntar a sus maridos: “ El  no sabe.” Pero elmarido debe prepararse para darle respuesta a las preguntas doctrinales de su esposa, y si no puede, tiene que estudiar para que pueda remediar esa deficiencia. Este pasaje famoso no estanto una limitación para las esposas como un requisito para los maridos. Si él no sabe,tiene que averiguarlo.

En segundo lugar, él tiene que saber por qué cree así, para que pueda comunicarlo yenseñarlo a su familia también. Esto es imposible aparte de la lectura continua de la Biblia,

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repetidas veces. Además de la lectura de la Biblia, el marido evangélico debecomprometerse a la lectura de libros de enseñanza doctrinal y sólida, escritos por hombrescapacitados y sanos. No solamente debe meditar sobre la Palabra personalmente, sinotambién debe aprovecharse de los maestros que Dios le ha dado al cuerpo de Cristo.

Mientras estudia su Biblia, por supuesto crecerá en su entendimiento de la grandeza y la

soberanía de Dios en todas las cosas. Mientras lo hace, debe ser bastante humilde como para desechar todas las doctrinas erróneas que ha mantenido previamente, debe pedirle perdón a su familia por haberlos despistado hasta ese punto, y les tiene que enseñar denuevo. En ningún concepto se le permite al marido evangélico mantenerse en error, aunquelos cambios se hagan con gran esfuerzo.

En el tercer lugar, él tiene que cultivar en la casa ciertas virtudes que están basadassobre esta confesión de fe. Estas virtudes, o gracias, han de ser establecidas en el hogar. LaBiblia enseña que toda doctrina se debe poner en práctica, y nuestra manera de realizarla, asu vez debe adornar tal doctrina.

En el hogar instruido por un marido evangélico, deben de haber muchas benevolenciasque son simplemente parte del aroma penetrante por todo el hogar. Tal hombre nunca debehablarle a su esposa sin cariño y cortesía. Nunca debe ponerse de malhumor cuando estácorrigiendo a los niños. Cuando peca, debe hacer toda la restitución apropiada. Debe seruna roca en su hogar, una piedrita que por la gracia de Dios representa la Piedra que esCristo.

CAPITULO TRES 

Deberes de los Maridos y las Esposas 

Los Privilegios del Deber Matrimonial 

Pensando sobre el matrimonio, muchas veces creemos que las acciones espontáneas songenuinas, mientras otras que se hacen por sentido de obligación son sofocadas, artificiales,e inventadas. Razonamos de esta manera especialmente si estamos considerando cuestiones“del corazón.” Cumplir nuestras responsabilidades por el sentido de obligación se considerarestrictivo al amor verdadero.

Pero la Biblia define el amor como el guardar de todo corazón los mandamientos deDios. Sin duda alguna, la demostración más alta del amor fue la muerte de Cristo por su

 pueblo, y esa acción de amor no se caracterizaba por el romanticismo o emocionalismo.Fue una amarga congoja para Cristo que tomase la copa de la ira de Dios, pero esa congojano disminuye nada de su amor para nosotros; más bien, lo aumenta.

Cuando cumplimos nuestras obligaciones con gusto, nos ayuda a disciplinar lasemociones. Llegando a esos deberes reconociendo que Dios los ha formado para nosotros,y nos ha asignado a todas las responsabilidades matrimoniales en sabiduría, podemosalegrarnos de su bondad. Esto no resulta en la negación de la espontaneidad, más bien es ladisciplina de ella.

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Los Deberes Bíblicos del Marido 

Tanto en el hebreo del Antiguo Testamento como en el griego del Nuevo Testamento,la palabra para marido es normalmente nada más que la palabra para “varón,” y el contextodemuestra que es un marido de que se trata. Sin embargo, otra palabra relativamente comúnen el hebreo para marido es baal , la cual significa “amo,” o “señor.” Y en el griego,

encontramos por lo menos dos ejemplos de esta clase de lenguaje: kurios, que significa“señor,” y hupandros, que significa “varón encima.” La palabra inglesa para marido es unamaravillosa, la cual abarca a todas estas descripciones bíblicas del hombre casado. Hay laconnotación del señorío, pero de un señorío que supone gran cuidado, labor, sacrificio, yternura.

El marido siempre debe recordarse de que como marido, él es una pintura viva delSeñor Jesús. Ese recuerdo es su primer deber en el matrimonio. Como marido, el hombreestá comunicando constantemente la naturaleza de la relación entre el Señor y su pueblo, y por eso debe de comunicarse veridicamente. La manera en que el hombre trata a su esposadeterminará si está hablando la verdad con respecto a Cristo o no. Pero él no tiene la opciónde quedarse silencioso; está comunicándose todo el tiempo. Eso es debido a que el Señor es

un marido, y por lo tanto todos los maridos son una representación de Él.Puesto que su relación habla de Cristo y la iglesia todo el tiempo, el marido tiene que

aprender a imitar a Cristo en su carácter también. Esto señala a la segunda obligación delvarón. La Biblia dice claramente que el Señor es marido de su pueblo: “Porque tu marido

es tu Hacedor; Jehová de los ejércitos es su nombre” (Isa. 54:5; vean también Jer. 31:32;Apo. 21:2; Ef. 5:23). Así como el marido trata de imitar al Señor en sus obligaciones, debeser un labrador para su esposa. Esto quiere decir que debe sustentarla y cuidarla de lamisma manera que cuida a su propio cuerpo (Ef. 5:29). La palabra “sustentar” es ektrepho,la cual significa “alimentar, criar a madurez.” La palabra “cuidar” es thalpo, y significa“calentar, abrigar con amor cariñoso.” El marido que no demuestra un cuidado particular y

tierno a su esposa, y luego espera que ella sea fructífera y bella, no es labrador verdadero;

él es un idiota –  la palabra griega para eso es probablemente cabezón. El hombre debe amara su esposa en una manera sacrificada (Ef. 5:25), y a menos que cultive su jardín con uncuidado extraordinario, no debe esperar nada más que mala hierba.

Esto nos conduce a la tercera obligación, la cual es el tener celos. Puede ser que estosacude a nuestra sensibilidad moderna; a menudo consideramos al celos como un problema personal, y no una virtud para alentar y cultivar. Esta opinión, o reacción, es simplementemás evidencia de cuan lejos hemos caído de las convicciones bíblicas sobre el matrimonio.El marido debe ser celoso, y debe ser protector. Pablo usa esta imagen del marido bueno para exhortarles a los cristianos corintios a ser fieles. “Porque que os celo con celo de

 Dios; pues os he desposado con un solo marido, para presentaros como una virgen pura a

Cristo” (2 Cor. 11:2). Siguiendo al Señor, los varones cristianos deben recordarse que el

nombre de Dios es Celoso: “…Jehová, cuyo nombre es Celoso, Dios celoso es” (Exo.34:14). Es cierto que el hecho de tener celos puede ser malo y destructivo cuando su motivoes la amargura, el resentimiento, o la malicia. Pero lo mismo se puede decir de muchasotras actitudes; si se mezclan con el pecado, ¡se vuelven pecaminosas! La actitud de tenercelos no tiene que ser mezclado con el pecado. Y en numerosas circunstancias, es un pecado no ser celoso.

Pero también hay deberes muy terrenales en la vida de un marido piadoso. Por ejemplo,el marido debe proveer a su esposa del alimento necesario. Esto se ve en la ley dada a Israel

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antigua, cuando no se le permitía al varón defraudar a su primera esposa de sus derechosmatrimoniales a causa de su poligamia. “Si tomare para él otra mujer, no disminuirá su

alimento, ni su vestido, ni el deber conyugal. Y si ninguna de estas tres cosas hiciere, ella

 saldrá de gracia, sin dinero.” (Ex. 21:10 – 11) Aquí entendemos que una de las obligacionesdel marido es ésta de asegurar que su esposa tiene el dinero necesario para los comestibles.

En otras palabras, el hombre no se puede librar de sus deberes matrimoniales básicos,simplemente tomando otra mujer. Se entiende que la provisión del alimento es una de estasobligaciones. El Nuevo Testamento enseña que el hombre que no cuida a los de su familiaes peor que un incrédulo (1 Tim. 5:8). Por lo tanto, ¿qué debemos pensar de él que no cuidani de los de su propia casa, descuidando a su esposa? Así descuidando de la esposa de estamanera es equivalente a la apostasía  –  es negar a Cristo, quien sustenta a su desposada. Dela misma manera, la Biblia exige que el marido le provea a su esposa el vestido que necesita(Ex. 21:10).

El marido también tiene que cumplir con las necesidades sexuales de su esposa (1 Cor.7:3 – 4; Ex. 21:10). En cuanto a esto, su cuerpo le pertenece a ella, y el lenguaje bíblico esmuy fuerte. Dice Pablo que en esta cosa, la esposa tiene autoridad  sobre su marido. “El

marido cumpla con la mujer el deber conyugal, y asimismo la mujer con el marido. La

mujer no tiene potestad sobre su propio cuerpo, sino el marido; ni tampoco tiene el marido potestad sobre su propio cuerpo, sino la mujer.” (1 Cor. 7:3 – 4)

De esta manera y un solo ejemplo de esto, el marido no debe negarle a su esposaoportunidad de tener hijos. “Entonces Judá dijo a Onán: ‘Llégate a la mujer d e tuhermano, y despósate con ella, y levanta descendencia a tu hermano.’ Y sabiendo Onán

que la descendencia no había de ser suya, sucedía que cuando se llegaba a la mujer de su

hermano, vertía en tierra, por no dar descendencia a su hermano.” (Gén. 38:8 – 9). Luego,el Señor le quitó la vida a Onán, no por causa de alguna relación sexual, más bien por causadel engaño que realizaba. Debemos recordarnos de que las relaciones sexuales no se trataen la Biblia como recreación deportiva. No es simplemente recreación; tiene que ver concrear de nuevo. La obligación de proveer oportunidad a la mujer de tener hijos quizás parece extraña a la mentalidad moderna. Pero eso simplemente demuestra lo poco que losmaridos modernos sustentan y cuidan a sus esposas.

La Biblia habla claramente sobre otra obligación de los maridos. El tiene que estar satisfecho con su esposa (Prov. 5:15 – 23; Mat. 5:28). Se le prohibe que codicie a la mujer deotro. “No codiciarás la mujer de tu prójimo.” (Éx. 20:17). Y no solamente se le prohibedesear la esposa de otro hombre, sino se le ordena en forma positiva que esté satisfecho conla mujer que tiene.

Bebe el agua de tu misma cisterna, y los raudales de tu propio pozo. ¿Se derramarán tusfuentes por las calles, y tus corrientes de aguas por las plazas? Sean para ti solo, y no paralos extraños contigo. Sea bendito tu manantial; y alégrate con la mujer de tu juventud.

Como cierva amada y graciosa gacela, sus caricias te satisfagan en todo tiempo, y en suamor recréate siempre. (Prov. 5:15 – 19) 

Especificamente, al hombre se le ordena que esté satisfecho con las caricias de suesposa, recreándose en su amor. Comparar a su mujer con otras, sea en silencio o en vozalta, sea con palabras o con acciones, siempre es destructivo. Y entre más que se hacen lascomparaciones, lo menos contento se puede estar. Así, el marido tiene que contentarse conella en cada área; por lo tanto, todas las comparaciones se tienen que evitar, sea conrespecto a la belleza, cocción, inteligencia, interés sexual imaginado –  lo que sea. Para los

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hombres es particularmente importante que estén satisfechos en cuanto a las relacionessexuales. Esto se hace más fácil si el marido está realizando lo que debe en sus otras áreasde responsabilidad.

Otra obligación del marido tiene que ver con la responsabilidad continua de examinar yaprobar los compromisos que hace su esposa.

Todo voto, o todo juramento obligándose a afligir el alma, su marido lo confirmará, o sumarido lo anulará. Pero si su marido callare a ello de día en día, entonces confirmó todossus votos, y todas las obligaciones que están sobre ella: los confirmó, por cuanto calló a elloel día que lo oyó. Mas si los anulare después de haberlas oído, entonces él llevará el pecadode ella. (Núm. 30:13 – 15) 

Debemos reconocer que cuando el marido no dice nada, ya ha aprobado y dirigido  pornegligencia. Sea que hable o que esté callado, el marido no puede dejar de ser cabeza delhogar. Hágalo bien o hágalo mal, no puede evitar la responsabilidad que Dios le ha dado.

Los Deberes Bíblicos de las Esposas 

En cualquier discusión de los deberes de la esposa, se debe entender el contexto de esasobligaciones. La sección anterior no nos dirigió solamente a “la parte del marido” con esta

sección dándonos “la parte de la esposa.” Más bien las responsabilidades de la esposanotadas más adelante se pueden añadir a la lista de responsabilidades del marido. No solotiene él la responsabilidad delante Dios de realizar su trabajo, sino también delante Diostiene que asegurar que ella realice el suyo. Y sin embargo, eso no se hace por mangonearla;se hace sustentándola y cuidándola.

Primero, como se dijo antes, la esposa debe respetar a su marido (Ef. 5:22, 33). El deberfundamental del marido es amar a su esposa. Por contraste, el deber fundamental de laesposa es respetar  a su marido. El hombre y la mujer están orientados uno al otro tandistintos que sus obligaciones fundamentales el uno al otro también son diferentes. En estasituación el respeto que la mujer debe a su marido supone tanto el honor  como laobediencia. Y por supuesto las esposas han de amar a sus maridos porque la Biblia exigeque todos los creyentes amen a sus prójimos como a sí mismos. Pero cuando la Biblia vienea tratar las obligaciones de mujer casada en particular, se fija en el respeto, no el amor.

También bajo la providencia de Dios, la esposa debe engendrar hijos. “Pero se salvará

engendrando hijos, si permaneciera en fe, amor y santificación, con modestia.” (1 Tim.2:15). Además, ella debe criar esos niños y cuidarlos con gran ternura. “Antes fuimos

blandos entre vosotros, como la que cría, que regala a sus hijos.” (1 Tes. 2:7). Esto no seda simplemente como ejemplo; se da como mandamiento positivo: “Que enseñen a las

mujeres jóvenes a ser prudentes, a que amen a sus maridos, a que amen a sus hijos” (Tito2:4).

La esposa no debe quejarse de su fertilidad. La labor de tener y criar hijos esfrecuentemente trabajo durísimo. ¿Cómo no? Sin embargo, es obra de Dios (Gén. 3:16), yes la obligación de la esposa someterse a la voluntad de Dios y engendrar hijos para sumarido alegremente.

Además, tampoco debe ella jactarse de su fertilidad. Toda jactancia debe ser en elSeñor. A veces, de reacción a la mentalidad “contra-niños” del mundo moderno, algunasmujeres cristianas han engendrado hijos casi como acto de desafío u obstinación. Pero no

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debemos ser reaccionarios contra el mundo; más bien debemos todos vivir delante de Dios.La respuesta bíblica a la fertilidad es la de alegría.

La Biblia también les da a las esposas el deber de ser trabajadora en casa. Pablo leinstruye a Tito que “las ancianas asimismo sean reverentes en su porte; no calumniadoras,no esclavas del vino, maestras del bien; que enseñen a las mujeres jóvenes a amar a sus

maridos y a sus hijos, a ser prudentes, castas, cuidadosas de su casa [ o como dice laversión antigua: que tengan cuidado de la casa], buenas, sujetas a sus maridos; para quela palabra de Dios no sea blasfemada” (Tito 2:3 – 5). Se instruye a las mujeres jóvenes aque sean amas de casa, trabajando en ocupaciones domésticas. No solamente deben estar en casa, más bien deben ser productivas en casa. La diligencia en el hogar significa trabajoduro: limpiando, cocinando, criando niños, etc. Así es posible desobedecer a Dios pornegligencia de lavar los trastes.

Por supuesto esto es trabajo duro, especialmente cuando los niños están chiquitos.Muchas esposas, cuando pasan por esta experiencia, consideran el estado de cansanciocomo si fuera algún síntoma de algo malo. Más bien, es síntoma de haber hecho muchascosas bien.

Si la mujer es competente, y lo debería ser, a su debido tiempo su diligencia la llevaráfuera de la casa (Prov. 31:10 – 31). La Biblia no enseña que el lugar de la mujer es en elhogar; la Biblia exige que el hogar sea su prioridad , pero ella no está limitada solamente ala casa.

Otro deber consiguiente exige que la esposa mantenga el hogar bien surtida decomestibles y ropa. “Es como nave de mercader; trae su pan de lejos. …No tiene temor de

la nieve por su familia, porque toda su familia está vestida de ropas dobles.” (Prov. 31:14,21). Si su marido trabaja fuerte para proveerla con el dinero para estas necesidades (comose le obliga hacer), entonces ella debe ser administradora responsable de lo que él da. Ellano debe ser frívola. Las compras se deben entender, no como entretenimiento y lujo, sinomás bien como trabajo. Como administradora interesada en el trabajo, ella debe serdiligente.

También, la esposa debe satisfacer las necesidades sexuales de su marido (1 Cor. 7:2 – 

5). Esto quiere decir más que ser “complaciente” cuando “él lo desea”; ha de ser una

amante sensible e interesada.

Como el manzano entre los árboles silvestres, así es mi amado entre los jóvenes: bajo lasombra del deseado me senté, y su fruto fue dulce a mi paladar. Me llevó a la casa del banquete, y su bandera sobre mí fue amor. Sustentadme con pasas, confortadme conmanzanas; porque estoy enferma de amor. Su izquierda esté debajo de mi cabeza, y suderecha me abrace. Yo os conjuro, oh doncellas de Jerusalén, por los corzos y por lasciervas del campo, que no despertéis ni hagáis velar al amor, hasta que quiera. (Cánt. 2:3 – 7) 

Dios ha ordenado la relación sexual en el matrimonio como protección contra la

inmoralidad. Es cosa importante que las esposas en particular se acuerden de este propósito.Las mujeres tienden a sentirse insultadas por las tentaciones de sus maridos, y una esposarencillosa y ofendida no ofrece protección ninguna.

La esposa debe esforzarse a evitar las quejas, rencillas y contiendas. Se nos dice queson “gotera continua las contiendas de la mujer” (Prov. 19:13). Salomón también nosrecuerda que “gotera continua en tiempo de lluvia y la mujer rencillosa, son semejantes: pretender contenerla, es como refrenar el viento, o sujetar el aceite en la mano derecha”

(Prov. 27:15 – 16). Dios les ha dado a las mujeres grandes habilidades de lengua, y deben

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usar esa habilidad para ayudar  a sus maridos. La mujer prudente sabe el poder de sus palabras, y por eso las somete a la Palabra de Dios. “Abre su boca con sabiduría, y la ley

de clemencia está en su lengua.” (Prov. 31:26). La mujer necia se cree que su casa necesitaun ambiente ruidoso, y derriba todo con su lengua.

La Biblia también nos enseña que la esposa debe ser discipulada de su marido.

“Vuestras mujeres callen en las congregaciones; porque no les es permitido hablar, sinoque estén sujetas, como también la ley lo dice. Y si quieren aprender algo, pregunten encasa a sus maridos; porque es indecoroso que una mujer hable en la congregación:” (1Cor. 14:34 – 35). El marido debe instruir y enseñar a su esposa, y ella no debe menospreciarsu obligación en esto, buscando otro sitio para esa instrucción. No hay ningunainconsistencia entre la sumisión y la inteligencia. Con respecto a esto es bueno que lasesposas se recuerden de Abigail, una mujer bella, sumisa, y también inteligente (1 Sam.25:3, 41).

La esposa cristiana debe ser trabajadora de obras de caridad y misericordia. Sobre estola Biblia habla muy claramente. Cuando Pablo está considerando la clase de viuda que puede ser mantenida por la iglesia cristiana, establece un criterio alto.

Sea puesta en la lista sólo la viuda, no menor de sesenta años, que haya sido esposa de unsolo marido, que tenga testimonio de buenas obras; si ha criado hijos; si ha practicado lahospitalidad; si ha lavado los pies de los santos; si ha socorrido a los afligidos; si ha practicado toda buena obra (1 Tim. 5:9 – 10). 

También tenemos el ejemplo de la productividad de la mujer piadosa de los Proverbios.“Alarga su mano al pobre, y extiende sus manos al menesteroso.” (Prov. 31:20).

La mujer que comprende todos estos deberes, y que trabaja fielmente en ellos, esverdaderamente una mujer de inestimable valor . Su marido ha recibido una gran bendición,como bien lo sabe. Así también los niños, y todos los que vienen a tener contacto con esacasa. “Mujer virtuosa, ¿quién la hallará? porque su estima sobrepasa largamente a la de

las piedras preciosas.” (Prov. 31:10).

CAPITULO CUATRO 

El Amor Eficaz 

El Amor Concede Belleza 

Una suposición común en el mundo es que las mujeres tienen que “conservarse lindas” para guardar un hombre. En el mundo de atraer y ser atraída, se les enseña a las mujeresque se consideren a sí mismas principalmente responsable de su propia atracción, o belleza.Ese punto de vista se les inculca desde el principio. Antes, las muchachitas jugaban conmuñecas bebé, viéndose en papel de la madre criante; ahora se pueden hallar jugando conmuñequitas Barbie, viéndose a sí mismas en lugar de la muñeca. Y por supuesto, la

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muñeca es a la vez guapa y también curvosa. Las chicas vienen a sentirse presionadas, y asíse queda la situación.

 No queremos decir que es mal que las mujeres deseen ser atractivas o bellas. La perversión queda en la separación moderna de la belleza de la mujer, de la relación de su padre y su marido con ella. No hay nada malo en desear un jardín precioso; hay muchísima

necedad en desear un jardín precioso que se atienda y se mantenga a sí mismo. La Bibliaenseña que el marido cristiano es responsable de la belleza de su esposa. Antes de casarsela mujer, su padre es el responsable de su belleza. Cuando se casa la mujer, su maridoasume esa responsabilidad. El ejemplo para el marido en ese amor es Jesucristo.

“Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia, y se entregó a símismo por ella, para santificarla, habiéndola purificado en el lavamiento del agua por la palabra, a fin de presentársela a sí mismo, una iglesia gloriosa que no tuviese mancha niarruga ni cosa semejante, sino que fuese santa y sin mancha.” (Ef. 5:25– 27) 

Por lo tanto Dios exige que los maridos amen a sus esposas con efecto. Al amar anuestras esposas, no hemos de imitar ese amor superficial y sentimental de aquél ídolomoderno, “jesús suavecito,” más bien debemos de imitar el amor eficaz  del Señor Jesucristoquien vino a la tierra para redimir a su pueblo, salvándolo de sus pecados. En la gracia deDios, Cristo hizo a su pueblo bello; no los halló bellos –  “Porque Cristo, cuando aunéramos débiles, a su tiempo murió por los impíos. Ciertamente apenas morirá alguno por

un justo; con todo, pudiera ser que alguno osara morir por el bueno. Mas Dios muestra su

amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros.” (Rom.5:6 – 8). Cristo vino y sufrió para asegurar la salvación de su pueblo de sus pecados. No vino para tratar  de salvarlos.

Así que cuando un hombre aloja a una mujer en su hogar, todos que los conocen han desuponer que ella florecerá y crecerá en belleza durante los años siguientes. Si su ceremoniade boda se refirió en lo más mínimo al quinto capítulo de Efesios, ¿no fue esto lo que él prometió hacer? Mientras el marido trata a su esposa en la manera bíblica, es de esperarseque ella crezca más y más bella; no porque el marido se lo ha merecido, más bien porquemediante la gracia de Dios, ha sido bienaventurado. La única causa de crecimiento algunoes Dios mismo (1 Cor. 3:6). Mas el Dios soberano utiliza los medios designados, y para elcultivo de la belleza en las esposas, es el amor atento y abnegado de parte de los maridos.

En este pasaje de Efesios, Pablo no exige que los maridos imiten al Señor en su mero sentimiento para con su iglesia; han de imitarlo en Sus obras respecto a ella. Y esas obrasson eficaces: logran el pro pósito. En esta imitación, al marido se le exige primero, que “se

entregue a sí mismo para ella.” Ha de imitar a Cristo que santifica y limpia la iglesia, asíaplicando a su manera, el lavamiento del agua mediante la Palabra, con el fin de presentársela a sí mismo como una gloriosa y hermosa mujer. Ningún marido es suficiente para estas cosas, y sin embargo la gracia de Dios es fuerte y poderosa, y puede obrar enmaridos pecadores, y puede transformar matrimonios pecaminosos. El necesario punto de partida es el reconocimiento del patrón de imitación requerido por Dios para el matrimonio.Es crucial que los maridos lleguen a entender que tienen que asumir la responsabilidadcompleta de la belleza de sus esposas.

La Realidad de la Belleza Física 

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Tocaremos la importancia de la belleza interior en la sección siguiente. Pero viviendonosotros en una cultura que está obsesionada con la belleza exterior, los cristianos a veceshan reaccionado y pensado que cualquier atención a la belleza física es “mundana”, y quelos cristianos deben preocuparse solamente por las cualidades espirituales. Tambiénviviendo en una época del igualitarianismo difundido, otros cristianos se han objeccionado

a ciertos ideales de la belleza femenina como “injusto.” Ambos enfoques pueden par ecermuy espirituales y muy santos, pero en realidad, ninguno es el cristianismo espiritual enabsoluto. De un lado, es el menosprecio gnóstico del mundo material; y del otro, es larebeldía envidiosa contra los designios divinos.

Una consideración breve de muchos pasajes bíblicos demuestra que la belleza femeninaes una realidad. Abraham, por ejemplo, tuvo una esposa muy guapa. “Y aconteció quecuando estaba para entrar en Egipto, dijo a Sarai su mujer: He aquí, ahora conozco que

eres mujer de hermoso  aspecto.” (Gén. 12:11). Y cuando llegaron a Egipto, la reacción delos egipcios demostró que Abraham no estaba imaginando algo no real. “Y aconteció que

cuando entró Abram en Egipto, los egipcios vieron que la mujer era hermosa en gr anmanera .” (Génesis 12:14)

Isaac también se casó con una mujer bella: “Y la doncella era deaspecto muyhermoso  , virgen…” (Gén. 24:16). Ella era en realidad tan bella, que Isaac repitió el mismo

engaño que hizo Abraham con respecto a su relación como marido y mujer  –  por suseguridad (Gén. 26:7).

En cuanto a este tema general, los patriarcas sabían lo que hacían: Jacob también amó auna mujer hermosa. Fue engañado a casarse con Lea, pero su primera preferencia fueRaquel. “Y los ojos de Lea eran delicados, pero Raquel era de li ndo semblante  y de

hermoso parecer .” (Gén. 29:17). Esta historia bíblica de la belleza fenomenal de lasesposas de Abraham, Isaac, y Jacob será de importancia más adelante cuando lleguemos ala enseñanza de Pedro sobre el tema de la belleza, y las santas mujeres del “otro tiempo.”

La belleza que provino de un espíritu afable y apacible no se puede considerar como elequivalente bíblico de tener una “personalidad simpática.” Mas bien se relacionaba con una

 belleza exterior –  una que cautivaba a sus maridos, y a veces, tropezaba a otros.Dios también se refiere a la belleza femenina de algunas de las cautivas de Israel. Habla

de tal manera: “…y vieres entre los cautivos alguna mujer hermosa, y la codiciares, y la

tomares para ti por mujer…” (Deut. 21:11).El historial de la Escritura también nos da un relato de una emparejada tremendamente

mala la cual se mencionó antes. Nabal era un bruto que tenía una esposa sinceramente muy buena para él. Abigail era bella e inteligente a la vez. “Y aquel varón se llamaba Nabal, y su mujer, Abigail. Era aquella mujer de buen entendimiento y de hermosa apari encia  , pero

el hombre era duro y de malas obras;” (1 Sam. 25:3).David cayó en adulterio y el encubrimiento de homicidio porque Betsabé era hermosa.

“Y sucedió un día, al caer l a tarde, que se levantó David de su lecho y se paseaba sobre elterrado de la casa real; y vio desde el terrado a una mujer que se estaba bañando, la cual

era muy hermosa.” (2 Sam. 11:2).También hay otros ejemplos bíblicos iguales. La hermana de Absalón, Tamar, era

hermosa (2 Sam. 14:27). La Escritura está de acuerdo con el gran rey de Persia: la reinaVasti era una mujer hermosa (Ester 1:11). La mujer que la sustituyó, Hadasa o Ester,también era hermosa y de buen parecer (Ester 2:7). Las hijas de Job no solamente eranhermosas, eran más hermosas que todas las mujeres en toda la tierra (Job 42:15). La noviadel Cantar de Salomón también es “hermosa… como Tirsa; de desear, como Jerusalén;

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imponente como ejércitos en orden” (Cant. 6:4). Dios compara a la inf iel nación de Israelcon una mujer muy hermosa que se deja seducir y apartar por su misma hermosura (Eze.16).

Quizás todo esto parezca como extendernos sobre lo obvio –  “todo el mundo sabe quehay mujeres bonitas” –  pero es algo importante para los maridos entender. Cuando los

maridos emprenden la responsabilidad asignada de amar a sus esposas de tal manera queellas crecerán en belleza, tienen que entender que los resultados serán visibles. Esto noquiere decir que, con el marido correcto, todas las mujeres podrán ser igualmente hermosas.Algunas mujeres tienen la ventaja de una mayor hermosura natural, y otras han tenido padres excepcionales –  hombres que trataron bien a sus hijas. Pero sí quiere decir, que elhombre que se casa bíblicamente debe esperar que su esposa sea visiblemente más bella ensu décimo aniversario –  y si ella no lo es, se sabe que él  es el responsable. Y como elresponsable, tiene que saber de donde comienza la hermosura verdadera.

Hermosura Verdadera 

Jesús comparó a los Fariseos a sepulcros bonitos por fuera, que por dentro estabanllenados de corrupción. “¡Ay de vosotros, escribas y Fariseos, hipócritas! porque sois

 semejantes a sepulcros blanqueados, que por fuera, a la verdad, se muestran hermosos,mas por dentro están llenos de huesos de muertos y de toda inmundicia.” (Mat. 23:27).Desde el principio hasta el fin, la Biblia nos enseña que el varón mira al exterior, mientrasDios mira al corazón. Pero la Escritura no presenta el corazón como lo único digno de laconsideración, sino más bien es el punto de comienzo. La verdadera belleza femenina noempieza y termina con el corazón; más bien, comienza con el corazón y termina con unverdadero atavío exterior.

Pues, aunque no debemos aceptar al concepto pagano que solamente lo “espiritual”tiene valor, también debemos guardarnos de la contraria trampa pagana. Esto es la idea que

 solo lo material y lo exterior tiene valor alguno, y que la belleza espiritual e interior notiene importancia. A veces, se cree que la mujer nada más tiene que usar la cremahidratante indicada, el maquillaje propio, que vestirse bien, que mantenerse apuesta, y asíentonces será hermosa. La Biblia enseña que eso no es necesariamente cierto –  una mujerhermosa que no tenga discreción presenta la misma clase de incongruencia que un camellocon barra de labios (Prov. 11:22). La Biblia también les prohibe completamente a lasmujeres cristianas tomar ese enfoque externo a la belleza.

Por ejemplo, Pablo enseña que las mujeres cristianas “se atavíen de ropa decorosa, con

 pudor y modestia; no con peinado ostentoso, ni oro, ni perlas, ni vestidos costosos” (1 Tim.2:9). Lo importante es notar que él no está prohibiendo el atavío; más bien está exigiendoque las mujeres se atavíen de cierta manera. Está prohibiendo cierta clase de pompaostentosa. En el siglo primero, las mujeres trenzaban su cabello con alhajas, o lo rociabancon polvo de oro. Esta clase de ostentación le repugnaba a Pablo; es hoy día una cosarepugnante, y le fue igualmente repugnante al profeta Isaías. Aparentemente él veía a lashijas de Sión, sin vergüenza, paseando coqueteando. “Asimismo dice Jehová: ‘Por cuanto

las hijas de Sión se ensoberbecen, y andan con cuello erguido y los ojos desvergonzados;cuando andan van danzando, y haciendo son con los pies” (Isa. 3:16). Porque eranorgullosas y altaneras en su belleza exterior, el Señor juró que les quitaba el cabello (v. 17),su dignidad (v. 17), su gala (v. 18), los adornos de los pies (v. 18), las rendecillas y laslunetas (v. 18), los pendientes, los brazaletes, y los collares (v. 19), las cofias (v. 20), los

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atavíos de las piernas y las cintas (v. 20), los frascos de perfume y los amuletos (v. 20), losanillos (v. 21), los adornos de la nariz (v. 21), los vestidos elegantes (v. 22), los mantos ylas capas (v. 22), las bolsas (v. 22), los espejos (v. 23), las telas finas (v. 23), las gasas y lostocados (v. 23).

En otras palabras, cuando las mujeres son bellas e impías, su belleza es una provocación

al Señor. “Y en lugar de los perfumes aromáticos vendrá hediondez; y cuerda en lugar decinturón, y cabeza rapada en lugar de la compostura del cabello; y en lugar de ropa de gala ceñimiento de cilicio, y quemadura en vez de hermosura.” (Isa. 3:24). Dios no puedeser burlado; Él odia la hermosura cuando es fea interiormente. Además, causará que loexterior corresponda con la contaminación interior.

A la inversa, cuando una mujer es bella en su espíritu, su belleza no se puede contener.Hasta encanta a su marido –  aún aquellos que no tienen temor de Dios.

Asimismo vosotras, mujeres, estad sujetas a vuestros maridos; para que también los que nocreen a la palabra, sean ganados sin palabra por la conducta de sus esposas, considerandovuestra conducta casta y respetuosa. Vuestro atavío no sea el externo de peinadosostentosos, de adornos de oro o de vestidos lujosos, sino el interno, el del corazón, en el

incorruptible ornato de un espíritu afable y apacible, que es de grande estima delante deDios. Porque así también se ataviaban en otro tiempo aquellas santas mujeres que esperabanen Dios, estando sujetas a sus maridos; como Sara obedecía a Abraham, llamándole señor;de la cual vosotras habéis venido a ser hijas, si hacéis el bien, sin temer ninguna amenaza.(1 Ped. 3:1 – 6) 

Ahora pues, este mansedumbre interior es algo que Pedro le exhorta a las esposas. Peroteniendo en cuenta toda la enseñanza de la Escritura, entendimos que la mujer se fija enesto bajo la vigilancia amorosa de su marido. Mientras él la ama, ella da fruto. Mientras ellada fruto, él se deleita. En ese deleite él la ama más, y ella da más fruto. La esposa debecooperar completamente, recibiendo ese amor, pero él tiene la responsabilidad de dárselo.

La Cortesía 

El marido bíblico ha de intentar cultivar la hermosura de su esposa en todas las cosas,sean cosas grandes o pequeñas. Una área que les parece insignificante a los hombresmodernos es la costumbre de la cortesía con respecto a las mujeres. En el libro deRomanos, el apóstol Pablo instruye a todos los cristianos sobre la obligación que tenemosde ser cortés los unos a los otros. “El amor sea sin fingimiento; aborreciendo lo malo,

llegandoos á lo bueno; Amandoos los unos á los otros con caridad fraternal;previniéndoos con honra los unos a los otros …” (Rom. 12:9 – 10 versión antigua).

Pedro también exige que los maridos se comporten con consideración atenta y cortés para con sus esposas. “Vosotros maridos, igualmente, vivid con ellas sabiamente, dando

honor  a la mujer como a vaso más frágil, y como a coherederas de la gracia de la vida, para que vuestras oraciones no tengan estorbo.” (1 Ped. 3:7).

Pero los maridos modernos han caído en la trampa de igualar y de reducir. Estereduccionismo se demuestra en la tendencia igualitaria en cuanto a los modales o cortesía.Creen que todo el mundo tiene que ser igual, y todo tiene que ser idéntico. No creemos quees necesario someternos (con señal manifiesta) en ninguna manera a nadie. Por lo tanto, haymucha gente hoy en día que jamás le han demostrado acción de honor y deferencia a nadie.

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En tal ambiente cultural, no parece asombroso que muchos maridos nunca han honrado asus esposas.

Si se le pregunta a un hombre cristiano, diría que sí honra y respeta a su esposa en sucorazón. Pero la Biblia no nos exige simplemente a honrar y respetar a otros en nuestroscorazones. Nos exige a honrarlos y respetarlos. Claramente el corazón es donde todo debe

comenzar, pero si no se demuestra en comportamiento exterior, no es el honor y respeto bíblico. El honor bíblico se debe demostrar en manifestaciones verbales y visibles quevienen del corazón, pues no se mantienen encerrados en el corazón.

Puesto que somos criaturas, y Dios nos ha dividido en diversas naciones y culturas, lasseñales de respeto y honor que demostramos variarán de cultura a cultura. Evidentemente,no hay problema bíblico ninguno con estas diferencias culturales. Pero no se prescinde tanfácilmente del requisito a honrar. Por ejemplo, los militares británico saludan de otra formaque los militares estadounidenses. La Biblia no nos dice qué tipo de saludo debemos usar, pero sí exige tal cosa como el saludo. La Escritura nos exige a demostrar la deferencia y elrespeto. No hay tal cosa como honor o respeto invisible.

Todos somos pecadores y naturalmente bajo la ira de Dios. Pero si Dios nos hacambiado, esa nueva creación se va a manifestar visiblemente al mundo, así como elhombre viejo se manifestó visiblemente. El marido no puede decir, “A pesar de micomportamiento, aún honro a mi esposa, aunque nunca lo demuestro.” Los maridos tienen

que honrar a sus esposas.Esta demostración dentro del matrimonio es una actitud que deberíamos observar

también en la iglesia:

Y a aquellos del cuerpo que nos parecen menos dignos, a éstos vestimos más dignamente; ylos que en nosotros son menos decorosos, se tratan con más decoro. Porque los que ennosotros son más decorosos, no tienen necesidad; pero Dios ordenó el cuerpo, dando másabundante honor al que le faltaba, para que no haya desavenencia en el cuerpo, sino que losmiembros todos se preocupen los unos por los otros. (1 Cor. 12:23 – 25) 

La Biblia exige que los fuertes honren y respeten a los débiles. En el mundo, los fuertesabusan de los débiles; pero en la iglesia, los fuertes han de respetar a los débiles. Esto nocambia nada de la línea básica de la autoridad que ha creado Dios. Cabezas de familiadeben ser respetados por sus esposas, y es una obligación bíblica que las esposas seansumisas a sus maridos. La Escritura no está invirtiendo el significado de la fuerza y ladebilidad. Pero lo extraordinario del cristianismo es que el honor y el respeto se exigen enambas direcciones. Es natural que el débil le rinda honor al fuerte. Pero que el fuerte lerinda honor al débil requiere la gracia de Dios.

A través de los años, nuestra cultura ha iniciado unos modos tradicionales de demostraresta clase de honor. Muchas de estas expresiones de honor se han destruido casicompletamente durante los últimos decenios. Demostraciones culturales del honor y el

respeto se han desaparecido en gran medida en el mundo contemporáneo. Con respecto almatrimonio, recuperarlas es una responsabilidad bíblica de los maridos cristianos. Esarecuperación quizá sea torpe y dificil, pero será mejor recuperarlas que inventar algunaseñal de honor y respeto de la nada. Y aunque han recibido una paliza, todavía hay algunascosas profundamente establecidas en nuestra cultura, las cuales se pueden recuperar conéxito. Los maridos cristianos tienen que comenzar la recuperación de las costumbrescorteces en su relación con sus esposas.

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Aquí tocamos el tema de la etiqueta o del amor en las nádires, el amor en las pequeñeces. Los minimalistas dirán, “No importa si el marido le abre la puerta del coche a

su esposa.” Por supuesto, en el esquema cósmico, Dios no le ordena a los maridos a que lesabran las puertas a sus esposas. Pero, sí les ordena que honren a sus esposas. ¿Y cómoobedecerá el marido a esa orden, mostrándole a su esposa y al mundo que la honra y la

respeta, si no en lo que dice y lo que hace?, puesto que la biblia no le dice algún modelocultural de comportamiento específico.Esto quiere decir que los hombres deben honrar a sus esposas en maneras palpables.

“¡Cómo! ¿Que tengo que caminar al otro lado del coche para abrir las puertas?” Sí, y esto

constituye solamente una parte. El tiene que honrarla delante de los niños, e insistir queellos lo imiten en ese honor. En sus palabras y sus hechos, él debe cubrirla de alabanzas yhonrarla en público continuamente (Prov. 31:28).

Esta revolución de modales no comienza exigiendo que los otros que nos deben respetoa nosotros empiecen a mostrarlo. Comenzará cuando nosotros empecemos a mostrarrespeto y honor cuando sea necesario. Si se cultiva esta clase de honor, los resultados sonhermosos. Forman parte de la cultivación de la belleza y hermosura de su esposa, por cualel marido es responsable. Mucho se ha perdido; nos va a dificultar el volver a las normas decultura sin sentir alguna incomodidad. Sin embargo, debemos tener en cuenta que elcorazón de la cortesía verdadera es la manera que tratamos a otros. Y el mejor lugar paracomenzar a recuperar semejante benevolencia constante, es la manera en que el maridotrata a su esposa.

El Amor Romántico 

En su libro, La Alegoría del Amor, C.S. Lewis hizo comentarios sobre la tradición delamor romántico en la cultura occidental. Dijo:

Si al principio esta cosa nos escapa, será porque estamos tan acostumbrados a la tradición

erótica de Europa moderna que equivocamos el amor por algo natural y universal, y por lotanto no preguntamos de su origen.… Nos parece …natural que el amor (bajo ciertascondiciones) sea considerado una pasión noble y ennoblecido: sólo es cuando nosimaginamos tratando de explicarle este concepto a Aristóteles, Virgilio, San Pablo, o elescritor de Beowulf , que nos damos cuenta de cuán lejos es de lo natural. 

La sección anterior trató de la importancia del amor cortés en el matrimonio cristiano.Se hizo en primer lugar porque la Biblia lo enseña (y sí  que es importante), pero también sehizo como preparación para el campo minado sobre cual caminaremos ahora. Esto es, laenseñanza bíblica sobre el amor romántico.

El amor romántico, así como se sobreentiende comúnmente, es un ídolo moderno de lamente, de las emociones, y del corazón. Porque muchos de los maridos y de las esposas

sirven a este ídolo, no se sorprende que les causa gran descontento a los matrimonios,expectativas imposibles, disputas, peleas, y por supuesto, divorcios. La idolatría sucedecuando miramos a la cosa creada con la esperanza de que sea y haga lo que solamente elDios viviente puede ser y hacer. Esta idolatría en particular es la de confundir la reacciónemocional y biológica muy normal (mas transitoria) con el amor duradero y obediente quenos da Cristo.

La cortesía, el honor y el amor visible naturalmente se les exige a los maridos en laEscritura. También se les exige tener ardor y ternura para con sus esposas. Pero aún

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diciendo esto, nuestro error moderno del amor se pone a manifiesto, porque la reacciónmuy común a esta manera de expresarse sería, ¿Se exigen? ¿El ardor y la ternura se exigen?¿Pero no deben ser estas cosas espontáneas y naturales? La respuesta es que no.

Cuando los maridos obedecen a Dios en la manera en que tratan a sus esposas, sushogares son agradables, y sus esposas se mantienen cuidadas. Pero esta práctica constante

del amor sacrificado en el hogar, no es igual al calor inicial que llamamos “enamorarse.” Esuna cosa completamente distinta.Se nos dice, y no solamente por unos pocos, que los cristianos tienen que mantener las

“chispas románticas” en sus matrimonios. Si quiere decir que los cristianos deben tener

matrimonios buenos, el punto está bien, y no debemos sutilizar sobre palabras. Pero amenudo quiere decir que los cristianos deben esperar y exigir que el mismo nivel eintensidad de emoción romántica inicial se mantenga durante todo el matrimonio, y que sino es así, algo está muy mal.

La debilidad de este concepto se demuestra por dos problemas básicos. El primero es laimposibilidad de mantener la intensidad emocional de “la primera vez” durante el curso deuna relación. La relación debe madurarse. Esta madurez significa el crecimiento ymejoramiento, no el murmullo constante del arrebato inicial.

El segundo problema referente es que no considera los diferentes papeles en lanaturaleza de la relación que Dios ha incorporado en sus hijos e hijas. La Biblia enseña quelos hombres y las mujeres están orientados el uno al otro en forma distinta. “Porque el

varón no procede de la mujer, sino la mujer del varón. Porque tampoco el varón fuecreado por causa de la mujer, sino la mujer por causa del varón.” (1 Cor. 11:8 – 9). Las preposiciones en estos versículos tienen importancia. La mujer fue creada por causa delvarón. El varón no fue creado por causa de la mujer. Pues, Pablo nos habla aquí de lamanera en que Dios nos hizo. Sus instrucciones también sobre los deberes de hombres ymujeres están basadas en lo que somos como hombres y mujeres, y en cómo estamosorientados. La orientación fundamental del hombre obediente es su vocación bajo de Dios.En circunstancias normales, no puede realizar su llamamiento solo –  necesita ayuda. Laorientación fundamental de la mujer obediente es dar esa ayuda. O en otras palabras, laorientación del hombre es hacer su tarea con la ayuda de ella, mientras la orientación deella es ayudarlo a realizar esta tarea. El está orientado a la tarea, y ella está orientada a él.

Ahora pues, ¿qué tiene que ver todo esto con lo romántico? Cuando un hombre al principio emprende a cortejar una mujer, parece que está orientado de la misma manera quelo está ella. Sin embargo, cortejar y casarse son simplemente su tarea inicial, pero ellasupone que su comportamiento refleje una orientación permanente y compartida. Y pocodespués de casarse, ella se encuentra preguntándose que le ha pasado a él y a toda esaatención romántica que le prestaba. Pero él, habiendo terminado su “tarea” de conseguir

una esposa, ahora la está descuidando neciamente, y se ha envuelto en otras tareas.Ella está descontenta porque se cree que su orientación debe gobernar la relación. El

está inconsciente del descontento de ella, porque se cree que la orientación de él debegobernar la relación. Los dos están equivocados. Ella quiere que él tome mucho más tiempodedicado directamente a ella. El quiere tomar demasiado tiempo en su trabajo. Ella tiene lasuposición tradicional (y empalagosa) que el hombre y la mujer fueron creados por Dios para tener orientación igual el uno al otro –  aquél de estar perdidos en mirándose el uno alotro hasta el fundido de la película. Por otro lado, él quiere tomar mucho menos tiempoamándola de lo que requiere la Biblia.

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En épocas pasadas, las expectativas masculinas de la relación matrimonial eran lasnormativas. En estos días, la expectativa femenina es la normativa. Esto no quiere decir quelas mujeres reciben lo que esperan, sino simplemente que las expectativas femeninasdeterminan lo que nuestra cultura en gener al llama “un matrimonio bueno.” Pero ambas sonfalsas. Como cristianos, debemos conformarnos al patrón y las normas bíblicas. No nos

debe sorprender que la Biblia prohibe tanto la tiranía de las expectativas masculinas, comola usurpación de las expectativas femeninas –  y coloca cada conjunto de expectativas en su propio lugar.

Por supuesto, esta verdad no se debe usar por ningún marido cristiano como excusa para descuidar a su esposa y familia. La orientación de ella respecto a él es algo creado porDios, y es lo que la hace tan capaz de ayudarlo en la tarea que Dios le ha llamado a realizar.Si él la descuida, se está realmente destruyendo a sí mismo. El que ama a su esposa, se amaa sí mismo (Ef. 5:28). Pero es de igual importancia que el hombre no descuide su vocación –  lo que Dios le ha llamado a realizar.

Así que el marido y su esposa no han de estar hombro a hombro, marchándose atrabajar en la tarea juntos. Ni tampoco han de estar ellos dos en la casa todo el tiempo,eternamente cara a cara y perpetuamente “enamorados.” Más bien, con el hombre y lamujer igualmente comprendiendo sus respectivos papeles, él mira hacia el futuro y suvocación bajo de Dios, y ella, a su lado, mira hacia él.

Los hombres han de amar a sus esposas como Cristo amó a Su esposa –  sacrificándose.Han de hacerlo reconociendo que el amor comprendido bíblicamente, no se refiere alsentimiento ni a la emoción; más bien el amor es una serie de acciones que transforman aambos. El amor bíblico es eficaz. Los maridos han de amar a sus esposas, reconociendo queles afectará en la esfera del espíritu. Mientras la esposa cultiva un espíritu afable y apacible,se vuelve más bella. El la trata en la manera de Cristo en todo, tanto lo grande como lo pequeño. Ella crece en belleza, y esa belleza es atractiva a su marido. Pero este amor no esigual al enamoramiento que sentían cuando por primera vez se conocieron  –  no lo puedeser. Es algo mucho más maduro. Por lo tanto, no se debe confundir con el amor romántico;es algo mucho mejor.

CAPITULO CINCO 

Llevando Cuentas Cortas 

El Problema del Pecado 

 Nuestro problema es que los maridos y las esposas son pecadores. Los problemasmatrimoniales son indudablemente problemas del pecado –  la falta de conformarse a laPalabra de Dios en nuestros pensamientos, nuestras palabras y nuestros hechos. Y cuandono andamos conforme a la Palabra, las personas más íntimas, los miembros de nuestrasfamilias, se dan cuenta primero de aquellos problemas.

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Esto quiere decir que el matrimonio está en apuros, si no sabe tratar a la vez con latentación y el pecado. Para mantener un matrimonio saludable, tanto el marido como laesposa tienen que comprender lo que es el pecado, lo que es la provisión de Dios para el pecado en la cruz, y lo que es necesario hacer cuando se pecan contra Dios en la relaciónmatrimonial. Una gran parte de la desviación moderna de la doctrina bíblica referente al

matrimonio es el minimizar el problema del pecado. Por lo tanto, una gran parte de lareforma del matrimonio debe ser el restablecimiento de la confesión bíblica del pecado.Llevando cuentas cortas quiere decir que un individuo no demore la confesión del

 pecado si esa confesión es necesaria. Esto se aplica en primer lugar a la relación entre la persona y Dios. Si alguien no está confesando su pecado a Dios, no podrá disculparse propiamente con otros. El pecado se debe confesar en cuanto uno se da cuenta de su ofensa.“Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y

limpiarnos de toda maldad.” (1 Juan 1:9).La confesión de los pecados es como recoger algo que se ha dejado caer al piso. Si uno

aprende a recoger las cosas inmediatamente, se pueden dejar caer mil cosas al piso, y lacasa aún quedará limpia. Mas si solo se recogen las cosas cada seis meses, el resultado seráun trabajo abrumador de limpieza. Continuando esta ilustración, hay hogares tandesordenados, que los que tienen la carga de limpiarlos ni siquiera saben como empezar. No es que les gusta que sea así, mas que están simplemente abrumados. Pero tales cosassiempre se acumulan una por una. Si se hubieran recogido tan pronto como se dejaron caer,entonces el hogar se hubiera quedado limpio.

De la misma manera, “las cosas” se tienen que recoger con respecto a las relaciones. La

confesión de maldad siempre se debe hacer de inmediato. “El que encubre sus pecados, no

 prosperará: mas el que los confiesa y se aparta, alcanzará misericordia.” (Prov. 28:13).Jamás se ha realizado algo bueno demorando la confesión. Si en un momento se ha dejadocaer algo al piso, se debe recoger en el mismo momento. Se deben llevar cuentas cortas; entodas las relaciones es necesario evitar la demora de la confesión.

En esta enseñanza sobre la confesión es importante enfatizar que al convertirnos,nuestros pecados están perdonados, y estamos justificados completamente. Nuestra justificación, nuestra posición como hombres y mujeres perdonados, nunca está alterada por lo que hacemos o lo que no hacemos, incluso si confesamos nuestros pecados o no losconfesamos. Un verdadero hijo de Dios está perfeccionado en Cristo sea sucomportamiento lo que sea. Pero negándose a confesar el pecado sí afecta su gozo en eldeleite de su justificación. Cuando David cayó en el pecado grave de adulterio y homicidio,todavía era hombre justificado durante el tiempo entero. Pero ciertamente no andaba en elgozo de su salvación. “Vuélveme el gozo de tu salvación…” (Sal. 51:12). La realidad de surelación con Dios no fue amenazada, pero en esa relación experimentaba la miseria hastaque por fin confesó su pecado.

Del mismo modo, muchos cristianos se derivan en pecado no confesado, y así pierdenel gozo de su salvación. Mientras continúan en su pecado, se vuelven más y más miserablesen esta triste condición. Durante el mismo tiempo, siguen asistiendo a la iglesia,aprendiendo las canciones y los himnos, recitando toda la jerga, sonriendo y dando la manocomo hipócrita, fingiendo tener el gozo del Señor. Nunca se les ocurre que la mitad de esagente también está fingiendo, igual que ellos. Y por supuesto, de vez en cuando entra a laiglesia un cristiano completamente nuevo reventándose de alegría, y este descubre a loscristianos mayores y “más maduros” tirados en los bancos y murmurando, “Ya veremos, él

aprenderá.” Hay algo esencialmente mal con todo esto. El pecado no confesado les roba a

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los cristianos de su gozo en la relación preciosa con el Padre celestial. Esto se demuestra patentemente en nuestra relación con Dios.

Pero el mismo principio se aplica también a todas las otras relaciones, incluso lasrelaciones entre la familia. Si un niño está enojado con sus padres, ese niño no deja de serhijo de sus padres. La realidad  de la relación no cambia. Pero por supuesto el pecado sí

afecta la calidad de esa relación –  le quita el gozo de esa relación. Si el pecado noconfesado se permite acumular, dificultará las relaciones más y más.En la relación matrimonial, se aplica el mismo principio. Supongamos que un hombre

llega del trabajo a la casa, y su esposa lo saluda alegremente. El tuvo un día dificil, por esola regaña y se marcha al cuarto de estar. Enojado, allí lee el periódico por diez minutos. Enese momento, no puede calmarse, entrar a la cocina y decir, “¡Hola, guapa! ¿Qué hay de

comer?” No puede portarse como si nada hubiera sucedido. Su pecado afecta el gozo de larelación. La realidad  de su relación no está afectada –  siguen marido y esposa –  pero lacalidad de la relación sí lo está. No pueden tener la comunidad verdadera hasta que tratenese pecado. Pero ¿cómo se trata el pecado?

Enderezando Lo Que Está Mal Una vez dándonos cuenta de la necesidad de confesión, todavía se necesita aprender

cómo confesar y pedir perdón. Trágicamente, muchos de los que necesitan pedirles perdóna sus esposas por numerosas ofensas, no hacen nada más que aludir por las orillas. Pero lasdisculpas verdaderas nos hacen bien; nos edifican en la fe cristiana.

Una de las mejores maneras de disciplinarnos en la evitación del pecado es quehagamos restitución completa. Primero, la restitución es necesaria por derecho propio. Sialguna cosa fue robada, no solo se debe confesar a Dios, la cosa robada entonces se tieneque devolver a su propietario legítimo. La confesión del pecado no transfiere derechos de propiedad; no causa que lo que se robó sea posesión del ladrón. Segundo, la humildad que

resulta de hacer restitución es igualmente buena para el alma. La restitución es tanhumillante que realmente nos enseña a pensar dos veces, antes de volver a pecar de lamisma manera.

Así que, si un hombre le grita a su esposa, no arregla la situación leer el periódico ycalmarse un poco. Cuando Zaqueo se convirtió, prometió hacer restitución. Dentro delmatrimonio, una forma muy importante de la restitución es la de disculpa piadosa. Pero losmatrimonios pueden caer fácilmente en la forma de disculparse, que se utiliza más parasalvar las apariencias, que para enderezar lo que está mal con la otra persona.

Además, a menudo la otra persona también está de acuerdo con esa charada, porque nosabe ofrecer el perdón verdadero, nada mejor que el que pecó sabe disculparse. El perdón presupone verdadera maldad de parte de la otra persona. El problema es que se nos hacedifícil perdonar las maldades verdaderas. Por eso, muchos se disculpan como si el “yo

verdadero” no fuera el culpable. “Lo siento,” dicen. “Estaba enfadado y dije algunas cosassin querer.” Esto se puede perdonar fácilmente porque la otra persona lo hizo sin querer .Pero el pecado se puede perdonar siempre y cuando la persona confiese que lo hizo con querer –  es realmente pecado –  y se puede perdonar. El que se disculpaba debiera decir,“Estuve mal en lo que dije y lo que hice esta mañana. Estaba enfadado, y no era bueno.

Dije esas cosas porque quería causarte dolor. En ese momento, yo lo dije en serio, y lo quedije y quise decir fue ofensivo a Dios y hiriente a ti. Por favor, perdóname.” Esto es la

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disculpa verdadera, y hace posible el restablecimiento verdadero de comunidad en larelación. Y también es una cosa humillante y difícil.

Si el marido y su esposa han estado en rencillas por mucho tiempo, tendrán que sentarse por un tiempo y disculparse el uno al otro con todo detalle. No quiere decir que cada casode ofensa se tiene que mencionar de nombre, pero sí quiere decir que se tiene que tratar

cada área de ese pecado. Por ejemplo, si por años un hombre estaba codiciando a otrasmujeres, no es necesario que le diga a su esposa, “Entonces había esa ocasión en el año1988…” Pero sí que tiene que confesar su infidelidad mental, y pedirle a ella que lo

 perdone.Si la pareja mantiene su comunión con Dios, también harán lo mismo el uno al otro.

“Pero si andamos en luz, como él está en luz, tenemos comunión unos con otros, y la sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado.” (1 Juan 1:7). Cuando una parejaestá en comunión el uno con el otro, en principio, no hay ningún problema muy grande pararesolver juntos. Por lo tanto, es necesario mantener el matrimonio libre de aquellos pecadosque obstaculizan la comunión.

Cuando el pecado no se confiesa en la casa, la comunión se impide. La Biblia dice quelos cristianos deben confesar sus ofensas unos a otros (Sant. 5:16). Si alguien lleva suofrenda al altar, y allí se acuerda de que su hermano tiene algo contra él, debe ir y ponerseen paz con su hermano (Mat. 5:23 – 24). Esto se requiere para con todos, pero tenemos queentender cuanto más importa el vivir de esta manera dentro del hogar . El pecado rompe lasrelaciones, jamás “se olvida” con el tiempo. Si sólo el paso del tiempo pudiera resolver el problema del pecado, el Hijo de Dios murió en vano. Los hombres cristianos debenconfesar sus pecados a sus esposas, y ellas deben confesar sus pecados a sus maridos.

También, si el pecado no se perdona en la casa, se impide la comunión. A veces, larenuencia de confesar los pecados queda en el hecho de que la otra persona pudieraenojarse por el pecado confesado, o si ya lo sabía, se puede resentir y negar a perdonar. Sies así, anteriormente había un solo pecado; ahora hay dos. “Y perdónanos nuestras deudas,

como también nosotros perdonamos a nuestros deudores.” (Mat. 6:12). Cuando el maridoy su esposa guardan el rencor el uno al otro, es obvio que están impidiendo la comuniónmatrimonial. No importa lo que hizo la otra persona; el ofendido aún no tiene derecho para

 guardar la actitud implacable.Otro aspecto también importante, cuando el pecado no se confiesa y perdona

inmediatamente, la comunión se impide. Dios nos manda a confesar y a perdonar. Y nosmanda a hacer ambas cosas ahora mismo. Es cosa interesante que Dios jamás nos manda ahacer lo bueno mañana, o el domingo, o después de asesorarse, o de concluir un programade doce etapas. Siempre debemos hacer lo bueno ahora mismo. Aunque estemos decididosa hacer lo bueno con respecto a nuestro cónyuge más tarde, mientras tanto, nuestracomunión está impedida, y nuestros pecados nos inundan como un río. Cuando demoramosla confesión, siempre resulta en más pecado para confesar. No hay razón ninguna paradilación.

Las esposas necesitan cuidarse de no usurpar el liderato espiritual en esto. La Bibliadice, “Así que, como la iglesia está sujeta a Cristo, así también las casadas lo estén a susmaridos en todo ” (Ef. 5:24). Las esposas han de sujetarse a sus maridos también en esto.Empujar un hombre a ser líder espiritual no lo hará uno. Quizás le falte mucho para serlíder, pero líder suficiente es, como para no ser dirigido a la jefatura por una mujer. Naturalmente, eso no quiere decir que el marido tiene derecho a continuar en su abdicación.Cuando el hombre se queda ocioso, como peso muerto espiritualmente, la comunión se

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impide. Los maridos tienen la responsabilidad de “sustentar y cuidar” a sus esposas (Ef.5:29), y sentarse embobados frente a la televisión hasta que llegue el tiempo para el sexo noes uno de los medios dados por Dios para hacerlo.

Parte del problema en el caso de muchas parejas es la dificultad de ponerse de acuerdocon respecto a lo que es el problema. Quizás la esposa cree que haya algo mal con todo,

mientras el marido cree que haya solamente dos o tres problemas con algunas cosas. Peroen todo caso, el matrimonio está sufriendo por causa del pecado que no se ha confesado. Nuestra generación ha conocido muchísimo de asesoramiento matrimonial y de “consejo”

 para las relaciones problemáticas. No es ninguna exageración decir que el asesoramientomatrimonial ha llegado a ser un gran negocio. Pero en este negocio, casi nada se dice sobreel pecado. Quizás, el consejo parezca bien, pero también es muy general y neblinoso. Elconsejo vanidoso y egocéntrico que aumenta la autoestima no funciona en casa, donde másse necesita la ayuda. El matrimonio problemático no muestra síntomas de enfermedad; noes ningún síndrome; no es nada más que puro egoísmo pecaminoso.

Cuando una pareja desea resolver el problema en verdad, los dos reconocen su maldelante de Dios como pecado, y recibiendo Su perdón le dan gracias. Si su pecado le hahecho daño a otra persona, es necesario hacer la restitución. Si una esposa ha regañado a sumarido, entonces le tiene que pedir perdón. No debe excusarse a causa de todo lo que él hahecho o no ha hecho, que la ha provocado. Lo mismo se le aplica a el marido; él debeconfesar sus pecados, y no los de ella. Así mismo debe ella confesar sus pecados, y no losde él. Cada uno podría confesar sin término los pecados del otro, y su gozo no se lerestablecerá. El tiene que confesar que le ha hablado a ella bruscamente, que ha deseadootras mujeres, que ha gastado dinero irresponsablemente, que no ha ejercitado el liderazgoespiritual, y que ha pasado demasiado tiempo frente a la televisión. Ella debe confesar queha tenido espíritu criticón y rencoroso, que le ha faltado respeto a su marido en público, quele ha faltado respeto y obediencia en el hogar, y que ha intentado ser jefe espiritual en elhogar.

El que quiere confesar sus pecados debe hacerlo con la convicción de ser explícitodelante del Señor. Cada caso se debe confesar delante de Dios y nombrar como es. Lalascivia es lascivia, la malicia es malicia, y así. Cuando el pecado le ha afectado a otra persona, el que se disculpa, debe hablar solamente de su propio pecado. La disculpa nodebe convertirse en una manera ambigua de obligar al otro a disculparse.

Reglas Para Mantener Cuentas Cortas 

La confesión del pecado simplemente hace actual una cuenta. Al principio de nuestromatrimonio, mi esposa y yo decidimos mantener ciertas reglas para ayudarnos a caminar juntos. Fueron propuestos para ayudarnos a mantener cuentas cortas. Las reglas seaplicaban cuando pasábamos por un “tope.” 

La primera regla: Nunca sepárense hasta que todo esté resuelto. El marido y la esposahan de quedarse juntos. El no se va a trabajar, ella no se va de compras. Lo resuelven todoahora. Esto no quiere decir que él llegará tarde a su empleo cada día. Una pareja puedereconciliarse tan pronto como se enojaron. Lo que se requiere es la confesión del mal. Si el“tope” fue relacionado con el talonario de cheques, no es necesario cuadrarlo antes de salir,

 pero el pecado sí que se tiene que confesar.La segunda regla: Nunca permitan que nadie entre a la casa cuando no hay armonía. 

 No dejen que nadie entre a su casa si ustedes no están en comunión. Si una pareja está en

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“medio del tope,” y viene alguien a la puerta, no deben abrir la puerta hasta que vuelvan areconciliarse. Si está lloviendo, deben hacerlo pronto.

La tercera regla es semejante a la previa: Nunca salgan a ningún sitio cuando están en

conflicto. Si tienen “tope” rumbo a la iglesia, deben resolver el problema en el coche antesde entrar al culto. Y si rumbo a la casa de un amigo, no deben entrar a su casa hasta que

todo esté resuelto.La cuarta regla requiere alguna explicación: A menudo una pareja está entre amigos, yuno dice algo que ofende al otro. Si el pecado fue obvio a todos, entonces la confesión yreconciliación se debe hacer delante de todos. La restitución siempre debe ser tan públicocomo fue la ofensa. Pero muchas veces, los matrimonios se ofenden sin que nadie de losotros se de cuenta de que algo ha sucedido. La explosión visible ocurre más tarde en elcoche mientras regresan a casa. Cuando ocurre algún problema en la presencia de otragente, la pareja debe tener alguna señal que significa “Perdóname,” y una respuesta que

significa “Te perdono.” La regla es –   Nunca esperen hasta más tarde para resolver los

 problemas, aunque estén rodeados de gente. Otra regla más les ayudará al marido y su esposa a caminar juntos y con el Señor.

 Nunca tengan relaciones sexuales mientras estén fuera de comunión. Esto evitará lahipocresía en lo que Dios destinó para ser una experiencia unificadora y maravillosa.

La aplicación de estas reglas tendrán un impacto tremendo sobre las relaciones de la pareja con respecto a sus amigos y su familia. Sin estos encierros, los amigos y la familiavan a saber cuando la pareja tiene problemas. Mas si se practican estas cosas, nadie verá ala pareja, sea junto o individualmente, cuando no haya armonía. Dios quiere que el hombrey la mujer funcionen como uno en el mundo, y esta clase de conducta los ayudará a hacerlo.Tienen una armonía que no es hipocresía, porque ellos estarán realmente en comunión.Todavía limpian la casa, pero no frente al mundo. Y una obediencia estricta a estas reglasayudará a evitar que los problemas del pecado se acumulen.

CAPITULO SEIS 

Misceláneas Tentaciones 

El Síndrome del Tipo Simpático 

María cree que el hombre con quien se casó es un tipo muy simpático, así que ella no

sabe exactamente por qué se siente tan frustrada con él. Cada vez que se enfada con él, sesiente culpable –  no por causa del enojo, sino porque ello no tiene ningún motivo aparente.Ella se siente profundamente descontenta, y sin embargo le parece que nadie le podráexplicar por qué se siente tan frustrada. ¿Cómo podrían otros entenderlo, cuando ella no loentiende? ¿Por qué será que se siente tan enfadada con un tipo tan simpático?

En el mundo cristiano de hoy en día, incontables matrimonios realmente no han sidoconsumados espiritualmente. Se ha hecho el pacto matrimonial, y se ha realizadoconsumación física, pero el matrimonio aún no está bien. No está bien porque ningún

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matrimonio se puede consumar espiritualmente si el marido se comporta como un eunucoespiritual. Tal eunuco es uno que está impotente de su masculinidad –  algo que se distinguede ser varón, lo cual es algo simplemente biológico.

Cuando el marido tiene este problema, el resultado para la esposa es una tentación a lafrustración profundamente arraigada y rencorosa. Cuando ella cede a esa tentación, los

síntomas de la frustración se pueden manifestar de varias maneras, pequeñas y grandes.Algunas de las manifestaciones más grandes pueden incluir la glotonería y la borrachera.Lo irónico es que tales eunucos espirituales casi siempre son tipos simpáticos. Y como

los síntomas de este abandonamiento espiritual aparecen evidentemente en la esposa, elmundo observante normalmente se pregunta “¿Qué le ha pasado a ella?” Por consiguiente,ella se siente aún más frustrada y resentida. Hay más que suficiente ejemplos de estemodelo para darle un nombre –  el Síndrome del Tipo Simpático.

Ahora pues, por supuesto es importante definir esto. No todos los maridos con esposasagitadas son “tipos simpáticos.” La Biblia aconseja a los hombres que no sean ásperos consus esposas (Col. 3:19). Pero este Síndrome del Tipo Severo no es difícil de identificar;cuando una mujer tiene un hombre que la trata como a una zapatilla, no hay misterio de porqué ella está infeliz. Este capítulo se trata de aquellas situaciones en que la mujer se sientecompletamente frustrada en el matrimonio con un hombre simpático  –  y por consiguienteestá confundida.

Innumerables hombres cristianos simpáticos tienen esposas en esta condición defrustración continua. Y entre más frustrada que se sienta la esposa, más simpático trata deser el marido. Desafortunadamente, esta “simpatía” no es la bondad bíblica. No es el amor

de que se habla más arriba; es abdicación, o ser un “pelele”. De vez en cuando, la situación

se vuelve demasiado molesta aún para él, y se pone furioso a causa de la frustración de ella.Pero él sabe que eso está mal, y por consiguiente se disculpa, y regresa a su costumbre deconsentir los caprichos de su esposa, en vez de amarla mediante la jefatura.

Como enseña Pedro, las mujeres deben entender que están dirigidas por un señor .“Como Sara obedecía a Abraham, llamándole señor; de la cual vosotros habéis venido a ser hijas, si hacéis el bien, sin temer ninguna amenaza.” (1 Pedro 3:6). Lamentablemente,muchas mujeres son dirigidas (si a esto se le puede llamar dirección) por hombres quelucen como nada más que “disculpas” caminantes, hablantes, vivientes y respirantes. ¿Acuántas mujeres cristianas hoy en día se les puede considerar como hijas de Abraham?¿Cuántas de ellas se pudieran imaginar diciendo a sus maridos señor  sin reírse? ¿El? Peroun marido es uno que cultiva el respeto con autoridad.

Pues, huelga decir que esa autoridad se debe ejercer por el hombre, con la disposiciónsemejante a Cristo para servir. No debe ejercer su autoridad en una manera egoísta. Pero latiene que ejercer; él es marido. Es una tragedia que en nuestra cultura, la palabra marido nose entiende más que un varón enlazado legalmente (por unos pocos años) a una hembra particular. Pero la palabra trata de mucho más. Ser marido es administración cuidadosa derecursos –  es mayordomía. Y cuando un varón se responsabiliza de casar con una mujer,debe entender que no lo puede hacer a menos que se comporte con autoridad.

El debe actuar como uno que tiene todo derecho a estar donde está. El es señor del jardín, y ha sido ordenado por Dios a atenderse a que ese jardín dé mucho fruto. Eso no se puede realizar por “haraganear” en el jardín, siendo simpático. El jardín se tiene que

administrar, y gobernar, y mantener, y cultivar. Para muchos de los maridos, esto es unconcepto extraño; ellos seguramente pasan todo su tiempo en el jardín, disfrutando de

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cualquier fruto que por casualidad  crece allí, pero siempre tienen el aspecto furtivo de unoque es culpable de haberle entrado ilegalmente.

Para tener un jardín lleno de maleza, no se necesita cultivo. Y para tener una esposallena de frustración, tampoco hay necesidad de hacer nada. Lo único que un hombre tieneque hacer es dejarla sola. Y los tipos simpáticos son expertos en dejar sus esposas solas.

El hombre severo entra al jardín para pisotear todo. Tiene una presencia destructora.Trágicamente, hay hombres que corresponden a esta descripción. Pero en la iglesia cristianade hoy, muchos más tienen el problema contrario. Estos no hacen nada directamente destructivo, pero haraganean mirando mientras crece la maleza. Están inseguros de suderecho de estar allí, y al empezar a arrancar esa maleza significará que han asumidoalguna responsabilidad de la condición del jardín –  ¡ay! mejor no hacer eso. Tal abdicaciónes abdicación de mayordomía; es abdicación de cultivo. Y la esposa se siente frustrada porque tiene un marido en nombre, pero es eunuco espiritual.

Algunos hombres objetarán diciendo que sus esposas exigen que las dejen en paz, y poreso simplemente buscan respetar el deseo de sus esposas. A esto se le puede dar doscontestaciones. Primera, sea o no que la esposa exige que la deje en paz, eso no cambia elmandato de Cristo que exige que a ella no se le deje sola. “Maridos, amad a vuestras

mujeres, así como Cristo amó a la iglesia, y se entregó a sí mismo por ella.”  (Ef. 5:25). Lacabeza del hombre es Cristo. Y Cristo ha mandado a los maridos que lo imiten a El  –  y estoexige un amor que no se marcha, y que no haraganea. Segunda, las esposas se tienen quedirigir con una mano firme. A menudo ellas ponen a prueba a sus maridos en alguna cosa, yson profundamente desilusionadas (y frustradas) si él se rinde. Es crítico que el marido lede a su esposa lo que la Biblia dice que ella necesita, y no lo que ella dice que necesita.

Así pues el marido piadoso es un señor piadoso. La mujer que entiende esta verdad bíblica y dice marido a cierto hombre, también le está diciendo señor . Lo trágico es que laabdicación total de parte de los hombres modernos ha hecho la idea del señorío en el hogaruna cosa tan ridícula. El hombre no puede progresar solamente con buenas intenciones. No puede progresar simplemente con una conducta simpática. No puede progresar con unadisposición afable. No puede progresar con la buena reputación que tiene en la iglesia o enel vecindario de ser un buen tipo. En un mundo de eunucos espirituales, es bueno hallar aun hombre que es más que simplemente macho.

Así pues, esta es la naturaleza del problema: muchos varones cristianos son tipossimpáticos, pero no proveen la fuerza de jefatura que Dios exige y que sus esposasnecesitan. “Pero quiero que sepáis que Cristo es la cabeza de todo varón; y el varón es la

cabeza de la mujer; y Dios la cabeza de Cristo.”  (1 Cor. 11:3).Pero la diagnosis del problema no es lo mismo que resolverlo. Muchos maridos pueden

entender fácilmente que abdican el liderazgo y la mayordomía en una manera que nodeben, pero no saben precisamente lo que hacer. La primera cosa que hacer es confesar el problema general a Dios como pecado. Dios ha establecido la clase de gobierno en lafamilia, y nosotros no tenemos la autoridad para cambiar o modificar lo que El ha hecho. No importa si el cambio se hizo deliberadamente por rebelión, o si se hizo sencillamente por debilidad. Se tiene que confesar si no está conforme con el patrón que Dios haestablecido.

La segunda cosa es identificar áreas específicas de abdicación. Cuando se identifiquen,también se lo tiene que confesar como pecado. Algunos ejemplos específicos se dan másabajo, pero son sólo ejemplos. De ningún modo se debe considerar esta lista comocompleta:

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· Cuando la esposa pide consejos: Hay muchas ocasiones cuando la esposa se siente enapuros con respecto a alguna dificultad, y viene a su marido y le dice, “¿Qué debo hacer?”

El marido que abdica su responsabilidad le dirá, que a él no le importa y que ella debehacer lo que quiera. Pero cuando una esposa pide consejos de su marido,  siempre deberecibir los consejos. Cuando ella viene a su marido y le pide una decisión, él siempre debe

tomar  una decisión.Cuando una mujer viene a mi esposa a pedir consejos, una de las cosas que ella le pregunta generalmente es, si su marido sabe y ha aprobado de que ella esté buscando esteconsejo. Y cuando están hablando sobre lo que les preocupe a las mujeres, a menudo miesposa les pregunta lo que dice su marido sobre ello. Regularmente ha oído tales cosascomo, “El me dijo que la decisión era mía.” Y esta clase de abdicación no está limitada acosas triviales –  ha incluido cuestiones de importancia vital, como el uso del control de lanatalidad.

· Yo lo intenté una vez: Los maridos que están dispuestos a abdicar se defenderían de lamanera siguiente: “Una vez mi esposa hizo esto. Me vino para que yo tomara una decisión,y yo tomé la decisión. Pero luego, ella la resistió. Yo concluía que ella realmente no queríami decisión, así pues dejé el asunto como estaba.” Esto es un error fácil de cometer, pero unerror no obstante. En esta situación la esposa no necesita que él simplemente tome unadecisión; necesita que él tome una decisión firme. 

A menudo las esposas quieren que sus maridos tomen jefatura en el hogar. Así pues, les piden una decisión, y el marido toma una decisión. Pero luego, la esposa se pone a pensar siesa decisión era una a la cual su marido se ha comprometido realmente, o si es una que éltomó solamente para callarla a ella. Así pues, ella resiste la decisión. A veces, no es porquerechaza su jefatura, sino porque ella quiere asegurarse de que él está ejerciendo una jefatura

verdadera. Si entonces él se derrumba, ella entiende que él realmente no tomó ningunadecisión.

· Te lo dije: Supongamos que se tiene que tomar una decisión, y el marido y su esposadifieren en opiniones. Después de discutirlo, el marido abdica, y ellos hacen lo que laesposa quería hacer. Supongamos además que de consecuencia todo les sale mal. Laabdicación del marido se puede ver en su reacción al desastre. Si dice (o pien sa), “Mira lo

que ha pasado por hacerlo ‘de tu manera,’ ” entonces demuestra que él ha abdicado su jefatura.

Ahora bien, un marido piadoso podrá decidir, después de tomar en cuenta las preocupaciones de su esposa, a hacer todo “de la manera de ella.” Pero en un hogar piadoso, tan pronto como él hace esto, se vuelve la decisión de él. El se responsabilizacompletamente de ella. Una vez que se toma la decisión, esa decisión es suya. Si su esposatrata de echarse la culpa de como resultaron las cosas, él debe impedirla  –  “No, mi amor.

Esto lo hice yo.” Puede que era la idea de ella en la discusión, pero en el hogar bíblico, laidea de hacerlo fue la de él.

· Haciendo su propia cosa: Algunos maridos dispuestos a abdicar pensarán que sondecisivos porque hacen sus decisiones y acciones sin consultar con sus esposas en absoluto.“¿Que compraste qué?” Tal cosa está demasiado lejos de la jefatura bíblica; si piensa quehace bien con alguna cosa, el marido piadoso no huye de discutirlo con su esposa antes de

hacerla. Cuando el marido actúa sin consultar con su esposa, es comúnmente porquereconoce que ella tiene derecho de veto en el hogar. Y puesto que esta cosa en particular esalgo que él realmente quiere hacer, la hace sin dejarle saber a ella antes. Eso no es jefatura;eso es abdicación egoísta.

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¿Cómo puede un hombre escaparse de este modelo? Ya hemos demostrado laimportancia de confesar el problema como pecado. Mientras el problema se atribuye a nadamás que diferencias de personalidad, o excusado como diferentes orígenes culturales entremarido y esposa, el problema permanecerá. Pero un hombre que no ha sido el jefe de suhogar tiene que confesar su abdicación como pecado –  tiene que tratarlo igual que trataría

el robo o el adulterio. Es desobediencia.Al confesar todo pecado reconocido que esté relacionado con el problema, el próximo paso es analizar y orar concerniente al problema. El marido responsable debe preparar unalista con dos categorías.

La primera categoría debe enlistar todas las áreas en la casa en que suceden cosascontrarias a los deseos expresados del marido. Por ejemplo, supongamos que él ha dicho envarias ocasiones, que cree que los niños no deben mirar la televisión. Ellos miran latelevisión de todos modos, así pues él debe incluir eso en la lista. Si él expresa que suesposa no debe pedir tanto consejo a su padre, pero ella se empeña en eso, entonces se debeincluir en la lista. Así, él incluye aquellas áreas en que sus decisiones no se respetan.

La segunda categoría debe ser una lista de todas aquellas áreas en que las acciones en lacasa suceden por causa de la ausencia de jefatura de parte de él. Supongamos que la esposaestablece las normas de la disciplina para los niños, pero sin querer  –  ella le ha pedido a élrepetidas veces por su consejo, y él solamente le ha dicho, “No sé. Me parece que tu lo

estás haciendo bien.” Supongamos que ella le ha pedido tiempo en la Palabra juntos, pero élnunca parece tener tiempo para ello. También debe incluir eso en la lista.

Mientras organiza esta lista, él debe ponerse concienzudo. La primera categoríacontendrá aquellas áreas de la vida familiar en que su jefatura no se respeta. La segundacategoría incluirá todas aquellas áreas en que su jefatura nunca se ejerció. Mientras piensasobre su lista, debe recordar de nuevo su necesidad de perdón. Debe darle gracias a Dios por Su gracia a los pecadores, y fiarse del hecho de que Dios nos ha concedido la justicia perfecta de Su Hijo.

Es importante no permitir que su lista se convierta en una lista de quejas contra suesposa. El motivo no es salir del pecado de la abdicación, para entrar luego en el pecado dela amargura y el resentimiento. El marido es el culpable que abdicó su jefatura, y ahorasimplemente está identificando aquellas áreas específicas que se tienen que corregir.

Al terminar la lista, él debe orar por ella varios días. Durante este tiempo, quizás sehallará añadiendo o quitando cosas. Así, tomando el tiempo para hacer esto, evitará unaconfrontación irreflexiva o poco atinada con su esposa. Cuando tenga confianza de que lalista describe el problema precisamente, él debe sentarse con su esposa y hablar con ella.Probablemente tendrá que reservar unas cuantas horas para poder discutir a fondo el problema con ella. Si tienen hijos mayores (adolescentes), quizá será necesario sentarse conellos en una manera semejante.

El debe decirle a su esposa que ha confesado su pecado de abdicación a Dios, y quequiere pedirle perdón a ella también. No debe atacarla o culparla. La conducta debería seruna de humildad. El ha sido injusto con ella, y ahora tiene que hacer enmienda. Si ellatambién ha pecado en el asunto (como es probable), él todavía no es capaz de servir comoel que corrige (Gál. 6:1).

Deberían examinar la lista juntos. La parte más importante es la categoría en que lasdecisiones o los deseos expresados no se respetaron, y el marido no hizo nada paracorregirlo. El debe pedirle a ella perdón y su ayuda mientras trata de corregir el pecado. Alterminar, deberían orar juntos.

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Al hacer esto, es muy probable que tanto el marido como la esposa se sentirán muchomejor. Pero el problema no se ha solucionado todavía. Dentro de una semana, el maridodebe escoger de la lista, una de las áreas de menos importancia en que han tenido problemas. Luego, debe tomar una decisión sobre aquello. Si la costumbre antigua de nohacerle caso se empieza a manifestar, él debe tomarle aparte a su esposa y reconvenirle de

que no quiere volver a caer en su costumbre anterior de abdicación. Ocurra lo que ocurra,no debe cambiar su decisión. Si su esposa se enfada, él no debe echarse atrás. Si ellaexplica que ésta situación es diferente porque… él no debe de cambiar su decisión. Esto escrucial.

Por supuesto, él debe prepararse suficientemente en reflexión y oración ante estadecisión para asegurar que su decisión no sea necia o egoísta. Pero aún si su decisión no fuela mejor posible, la cuestión en sí no es su capacidad para hacer la decisión perfecta, sino suderecho y responsabilidad para tomarla. El asunto de que se trata es la recuperación de jefatura piadosa en el hogar.

La razón por la cual él debe comenzar con una cuestión de relativamente pocoimportancia es sencilla. Si uno fuera a empezar el ejercicio de pesas, no empezaría contodos los pesos del gimnasio sobre la barra. Si uno fuera a empezar a correr, no lo haríacorriendo veinticinco kilómetros. Tales cosas aseguran el fracaso, y uno se desanima dehacer intentos futuros. Lo mismo vale con esto. El marido sencillamente está quitándoseuna mala costumbre. Esto será difícil sin todas las complicaciones adicionales que resultan por una decisión mayor. Por lo tanto, él debe comenzar con la cuestión de cual restaurantevisitarán esa tarde, y no con la de vender la casa y mudarse al Yukon.

Y cuando ha tomado una decisión con éxito, tiene que tomar otra. Está aprendiendo aejercer jefatura, y pronto descubrirá que es como aprender a caminar –  se hace poco a poco.

Las Diferencias Entre los Hombres y las Mujeres 

Vivimos en una cultura igualitar ia que aborrece distinciones “injustas” de toda clase.Aunque esta postura pareciera evidente a la mentalidad moderna, se le oponecompletamente a la biblia. Si Dios nos ha creado con ciertas diferencias y distinciones, ycierto que lo ha hecho, desdeñamos a esas distinciones por nuestra cuenta y riesgo. En particular eso se aplica en cuanto a las diferencias entre los hombres y las mujeres.

Sin embargo, al hacer distinciones entre clases de gente, es necesario generalizar paradefinir las clases. Por lo tanto, debemos probar la legitimidad de algunas formas degeneralizar. En Tito 1:12, Pablo declara lo siguiente: “Uno de ellos, su propio profeta dijo:

‘Los Cretenses, siempre mentirosos, malas bestias, glotones ociosos.’  ” Así, Pablogeneraliza diciendo que los cretenses son siempre mentirosos, malas bestias, glotonesociosos. Pablo se siente libre para hacer esta generalización, aunque no sea cierto en cadacaso. Uno de los propios profetas de los cretenses evidentemente no fue un mentiroso, porque sus palabras aquí son ciertas. Este profeta en particular era una excepción a la regla, pero la generalización permanece legítima.

Cuando hacemos generalizaciones sensatas no implica que somos irracionales. Miramosel mundo y observamos que diferentes clases de personas tienden a comportarse conformea ciertos modelos. Al hacer la observación, podemos tratar de entender cuales diferenciasvienen de Dios y cuales diferencias son pecaminosas y se tienen que cambiar. Lascaracterísticas distintivas de los cretenses que mencionó Pablo eran pecaminosas, y Pabloescribía para que Tito dirigiera su ministerio con el fin de que ellas se cambiaran.

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También podemos generalizar de los hombres y las mujeres, los maridos y las esposas.Por ejemplo, los hombres son más altos que las mujeres (y claro que no siempre). Sinembargo, la generalización es legítima. Pero, debiéramos entender y alegrarnos de lasdiferencias bendecidas entre los hombres y las mujeres. Aunque hay unas diferencias quetienden a causar reacciones pecaminosas uno al otro.

Algunas de las diferencias tienen que ver con los papeles que Dios les asignó a loshombres y las mujeres. Por ejemplo, un martillo y una llave inglesa son diferentes, pero lasdiferencias no son arbitrarias. Alguien inventó tanto el martillo como la llave, cada cual para su propio uso. Las diferencias entre ellos son diferencias de diseño. Del mismo modo,los papeles diferentes asignados tanto a los hombres como a las mujeres explicarán muchasde las diferencias. Tales diferencias pueden manifestarse de muchas maneras.

Por ejemplo, supongamos que el marido llega a casa del trabajo, y se le ocurre (aún aél) que muy posiblemente su esposa no tuvo un día particularmente bueno. Pues, él le pregunta si algo le pasa, y ella le dice que no le pasa nada. Con esto ella quiere decir queson tantas las cosas que están mal que no es posible señalar una sola, y además, cualquiertipo podría ver que algo está mal. Pues, él dice, “Que bueno. Por un momentito creía que

algo estaba mal,” y se marcha a ver las noticias. Por supuesto, más tarde descubre su graveerror –  tienen una gran riña. Ella cree que él se debía haber dado cuenta que en realidadalgo estaba mal, y él mantiene que le preguntó y pues, ella respondió que no le pasabanada. Los hombres y las mujeres tienen distintas maneras de hablar el castellano. Cuandonos falta traducir apropiadamente nuestras palabras y pensamientos, seguramente vamos atener problemas.

Como he mencionado antes, los hombres y las mujeres están orientados en formadiferente (1 Cor. 11:19). Pero una de las maneras fundamentales en que nos expresamosnuestra orientación es mediante el lenguaje. Si las parejas no toman en cuenta las variasaplicaciones del castellano, van a tener problemas muy serios en comunicarse. Pero, sitoman aquello en cuenta, y lo vienen a entender, pueden gozar de sus diferencias. De otramanera, tales diferencias serán una gran fuente de tentación. La equivocación de lo que elotro quiere decir invita al pecado de mal juzgar motivos. Y cuando mal juzgamos motivos,impedimos nuestra comunión. La Biblia enseña que el amor “todo lo sufre, todo lo cree,

todo lo espera, todo lo soporta” (1 Cor. 13:7). El amor no saca conclusiones precipitadas, nitrata de adivinar los motivos del corazón de la otra persona. En cualquier clase de conflicto,es muy fácil equivocarnos con respecto a los motivos de la otra persona, y muy rara veztener la razón.

Los hombres y las mujeres también razonan en forma diferente. A veces la esposa estámuy turbada por alguna causa, y el marido se cree que debe sermonearla por qué todosucedió así. Pero, por mas agudos que sean los dones analíticos de él, no le servirán en esasituación. En ese momento, ella no necesita información –  necesita un abrazo. El debedecirle que todo saldrá bien, y al hacer eso, entonces debe callarse la boca. Esto no quieredecir que sus capacidades analíticas no son útiles. Más tarde él puede venir a ella diciéndoleque estaba pensando y orando sobre lo que sucedió ayer, y que tiene algunas ideas paraevitar este problema la próxima vez, y ella estará muy agradecida.

Las diferencias de razonar se manifiestan en otras maneras también. Las mujeresaparentemente tienen mentes de vía múltiple y pueden saltar desde una vía a la otra sinfullar. Parece que los hombres normalmente tienen mentes lineales y de una sola vía. Unavez mi esposa y yo íbamos de coche a mirar casas; veíamos una que nos interesaba, yhablábamos de ella por un tiempo. Tres días después Nancy continuaba nuestra

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conversación donde la habíamos dejado, sin absolutamente ningún antecedente; huelgadecir que yo no sabía de lo que hablábamos. Al mismo tiempo, qué extraño es la manera enque las mujeres hablándose una a la otra de esta forma, no se confunden. Las mujeres sonmucho más flexibles en la manera en que se relacionan las unas a las otras. En sus mentestodas las cosas están conectadas. A los hombres se les hace más fácil desconectar un tema

del otro. Consecuentemente, si a una mujer le molesta alguna cosa en cualquier área de lavida, es más fácil que esa cosa surja en otra área completamente diferente. Y el marido seconfunde porque está tratando de comprender cómo se fueron de un tema al otro.

Por lo tanto, las mujeres deben tener cuidado de no dejar que vayan aumentando lasmolestias por algunos tres meses, para luego explotar. Tan pronto como ella resiste latentación de pecar por causa de alguna molestia, se debe fijar en presentarlo a su marido ala primera oportunidad. Si ocurre pecado manifestándose como problema de actitud (uno secomporta molesto), pues las disculpas se tienen que hacer inmediatamente. Si ocurretentación de molestarse, se debe renunciar y tratar con ella a la primera oportunidad paraque se pueda aprovechar del bien.

También muchas mujeres desean que sus maridos hagan cosas comprensivas conespontaneidad, y no porque alguien les enseñó así. Tomemos el ejemplo de un marido quecompra flores para su esposa –  los hombres no harán tales cosas con espontaneidad. Si ello parece ser espontáneo, pues significa que se le enseñó bien y desde joven. Si un hijo se críacorrectamente y su padre le enseña a hacer tales cosas para su madre, cuando se vaya acasar, pues ello será espontáneo para él . El debe tratar de aprender la espontaneidad , y elladebe aprender a dejar que lo aprenda. 

La Abdicación y la Deuda 

 Ni sea prestador, ni tome prestado;Pues se pierde tanto préstamo como amigo,

Y tomar prestado desfila el buen desempeño …  Shakespeare

Aunque Dios ha establecido al marido como el gerente de la familia, muchos maridoscristianos en las nupcias han asumido la designación, sin asumir las correspondientesresponsabilidades y obligaciones.

Dios nos ha creado varón y hembra; por lo tanto, tal abdicación de parte de los hombreses contrario a como somos creados. Así pues, esta desobediencia de parte del marido en elhogar genera una culpa fundamental y muy profundo. Y cuando los hombres se sientenculpables, y no buscan al Señor con arrepentimiento, siempre buscarán algún otro modo deexpiar la culpabilidad por sus obras. Si no confían de corazón en el pago de Cristo por el pecado, su reacción natural será la búsqueda de alguna manera de ofrecer un pago ellos

mismos. Aparte de fe en el Gran Sacrificio por las culpas, los hombres inventarán ymultiplicarán otros varios sacrificios. Estos sacrificios alternativos por la culpa a menudoson financieros, y en un mundo de crédito fácil, se le hace fácil al marido culpable deabdicar, meterse en serios problemas financieros.

El problema es doble. Primero, los maridos que han abdicado su gerencia, también porlo general tendrán la tendencia a abdicar en cuanto a los límites financieros para la casa.Por consiguiente, permiten que sus esposas gasten más de lo que la familia puede sostener;esto es parte del problema mayor de la abdicación. Ya que el marido teme decir que no en

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cualquier asunto de la casa, obviamente vemos que él no puede decir que no en los asuntosfinancieros.

Pero el segundo aspecto de este problema es aún más serio. Los maridos a menudoincitan a sus esposas que gasten más de lo que la familia puede sostener. Este es elresultado del marido tratando de disculpar su culpabilidad. Cuando el marido no está

atendiendo a la necesidad espiritual de su esposa del liderazgo firme, fácilmente puede caeren la alternativa de darle cositas en su lugar. Y en este mundo de crédito amplio, resultaque los maridos dimitentes pueden creerse proveedores mucho mejores de lo que realmenteson.

Cuando el marido dimitente le da la tarjeta de crédito a su esposa, y la envía a gastarmás de lo que tienen, las compras de ésta son el símbolo apropiado de la relación con sumarido –  provisión de la nada. Pero en todo caso, cuando las cosas se compran con fondosno existentes, es muy posible que haya un corazón de hurto. Sin embargo, Dios aúngobierna al mundo; los rateros y tunantes llegarán a la esclavitud. Sigue cierto que lo que sesiembra, se cosecha.

La Biblia enseña que “el que toma prestado es esclavo del prestador” (Prov. 22:7), y

que los cristianos no deben hacerse esclavos (1 Cor. 7:23). Muchos hombres han llegado aesta condición de servidumbre a sus prestadores fuera de la casa, porque ya habían llegadoa esa misma posición dentro de ella.

Efectivamente, los maridos piadosos sirven a sus esposas, pero lo hacen con laautoridad del amor sufrido y la autonegación. El verdadero labrador es gerente que seentrega a sí mismo para su esposa y familia con autoridad . Nuestro Señor Jesús teníasemejante corazón de siervo, pero eso no le quitaba su autoridad; más bien era el cimientode ella. La servidumbre que resulta de la abdicación es algo completamente diferente.

Ejercer responsabilidad como cabeza de la familia requiere diligencia, labor, y valor. LaBiblia enseña que la capacidad de dirigir el hogar responsablemente es un requisito previo para el liderato de la iglesia. “Pues el que no sabe gobernar su propia casa, ¿cómo cuidará

de la iglesia de Dios?” (1 Tim. 3:5). Así como la responsabilidad en el hogar prepara a unhombre para la responsabilidad en otro sitio, la irresponsabilidad dentro del hogarocasionará irresponsabilidad fuera de ella –  en este caso, a los acreedores.

El problema se tiene que resolver en su origen. Es demasiado fácil lamentarse de losrecibos –  como si fueran el resultado de algún fenómeno astrológico. Pero no los son; sonel resultado de la irresponsabilidad financiera de malgastar. Y en esta situación, se malgastamucho dinero porque se dedica muy poca diligencia a la gerencia. Como en el caso de todoel pecado, la solución queda en el arrepentimiento delante de Dios, y la confesión de eseasunto para con aquellos que fueron afectados por este pecado. En este caso, el marido debeconfesar su abdicación a Dios como pecado, y debe tener una conversación seria con suesposa sobre su falta de ser un marido en verdad gerente para ella. Pero esto solo no basta.

El marido no conocerá ningún cambio permanente hasta que se ponga a estudiar laPalabra de Dios –  toda ella. Muchos ojean las páginas de la Biblia, como si estuvieranhaciendo selecciones en un bufet. Pero nuestra responsabilidad es instruirnos en todo elconsejo de Dios (Hech. 20:27). Para cabezas de familia, es claro que este estudio tiene queincluir el tema de la deuda y las finanzas. Sin embargo, muchos Cristianos responden quedesean soluciones bíblicas de sus problemas, pero que no tienen tiempo para estudiar laBiblia. Esto no es nada más que tontería rebelde. Todos nosotros, seamos como seamos,tenemos que vivir y morir conforme a la Palabra.

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La Pornografía 

Uno de los problemas principales con la pornografía es el daño que esta ha causadomediante sus mentiras con respecto a la sexualidad. La mentira central en la pornografía esque dice que los hombres y las mujeres tienen cuerpos diferentes pero cerebros iguales.Dice que las mujeres son tan ávidas del sexo como los hombres, y lo consideran de lamisma manera que ellos. Esto es la mentira central de la pornografía. En su libro,  Los

Cuatro Amores, C.S. Lewis dice que cuando un hombre esclavizado por la lascivia, diceque desea a una mujer, eso es realmente lo menos que desea. El no realmente desea unamujer, sino una cierta sensación sexual de la cual una mujer es el aparato necesario. Si loque deseaba en realidad fuera una mujer, pues también desearía una casa con jardín, unascortinas, tres niños, y el resto de su vida con esta misma mujer. El hombre dominado por lalujuria meramente desea una compañera sexual, dispuesta a fingir que no es mujermentalmente y emocionalmente. Por ejemplo, una prostituta obviamente se comporta comohembra, pero tiene que repudiar su feminidad. Por la razón que sea, ella está dispuesta afingir que no es mujer por dentro.

Si fuéramos a entrevistar a mil hombres promiscuos, encontraríamos que hay milhombres con falta de dominio propio con respecto a la lujuria sexual. Sin embargo, sifuéramos a hacer lo mismo con mil mujeres promiscuas, no encontraríamos mil mujerescon el problema de la lujuria, sino con el problema de la falta de seguridad. Por lo general,ellas no buscan gran satisfacción sexual, sino seguridad emocional.

Cuando yo era niño, nuestra familia fue a visitar algunos amigos de mis padres.Mientras volvíamos a casa de noche, mi padre le dijo a mi madre que estos amigos suyosiban a tener problemas serios con la hija cuando ella se hiciera mayor, es decir problemascon los varones. Lo dijo porque tan pronto como se sentaba en su hogar, la jovencita se leechaba encima. Tristemente, esa profecía se cumplió. Si un varón extraño entra un hogar yla niña se le sienta en sus rodillas, algo anda mal. Esa niña tiene un gran hueco en su vida  –  tiene necesidad de atención masculina –  lo cual su Padre no está satisfaciendo. Ella tiene

sed de atenciones masculinas, y cuando llegue a la adolescencia, descubrirá de pronto queahora tiene una mercancía con la cual puede negociar, y va a sentirse tentada a usarla. Estoes porque todavía tiene necesidad de seguridad, y también un vacío que aún se tiene quesatisfacer con atenciones masculinas. Ahora, los varones de pronto le están prestandoatenciones. Antes, como niña, ella era una pesadez, yendo detrás de los varones; ahora vanellos detrás de ella. Por supuesto, ellos vienen buscando una cosa, mientras ella busca otra.Consecuentemente, hacen un intercambio que no les hace feliz, ni al uno ni a la otra.

La Crítica 

En conversaciones matrimoniales, tales palabras como “nunca” y “siempre” son

 palabras de ataque. Supongamos que la esposa le dice a su marido que ella se siente comosi estuviera llevando el hogar sola, mientras él se queda sentado, leyendo el periódico. Siella le empieza a gritar, pues van a tener una pelea. Pero si ella expresa sus preocupacionessin usar palabras acusatorias tales como “siempre” y “nunca”, él estará mucho más

dispuesto a responder de una manera piadosa. La Biblia nos exige que seamos prontos paraoír, y tardos para hablar. En este caso, si el marido hace eso, ya está para resolver unasituación potencialmente peligrosa.

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La mayoría de nosotros necesitamos la práctica para ser prontos para oír. Supongamosque la esposa presenta su preocupación, y lo hace sin contiendas. Si el marido respondedefendiéndose (teniendo razón o no, da lo mismo), entonces probablemente no se está poniendo pronto para oír. Pero si la escucha a ella, y luego dice algo como, “Déjameentenderte. Tú piensas que…” Resulta que después de eso, responda él como sea, ella por

lo menos sabrá que él oyó y que la entendió. Esto es obedecer el mandamiento a ser rápido  para oír.Oír de esta manera trae dos beneficios. El primer beneficio es que ayuda a eliminar un

 problema posible. Es difícil pelear con alguien que nos está escuchando comprensivamente.Segundo, cuando esto se hace, es difícil que la otra persona caiga en alguna acusación de“nunca”, tal como “Tú nunca oyes lo que te tengo que decir.” 

Los maridos y las esposas tienen problemas entendiéndose el uno al otro por la mismarazón que tienen otras gentes –  no se escuchan uno al otro. “Por esto, mis amados

hermanos, todo hombre sea pronto para oír, tardo para hablar, tardo para airarse;” (Stg.1:19) La Biblia nos exige a considerar muy importante la escucha. Un modo eficaz paradisciplinarse al respeto, es repetir lo que se ha dicho por la otra persona. Esto asegura a laotra persona que en verdad estuviéramos escuchando. Esto es importante especialmente para los hombres, porque generalmente son peores en comunicarse con sus esposas de loque se debe. Las mujeres se interesan mucho más en comunicarse con sus maridos, y sonnormalmente superiores en ello que los hombres, aunque ellas también tienen sus problemas. Los hombres, por más diestros que sean en la análisis, a menudo no entiendenlo que dice la mujer. Tal vez ellos tendrán que repetir dos o tres veces, lo que ha dicho ella,antes de que pueda decir, “Sí, correcto”. 

Cuando uno ofrece una crítica, es difícil ser pronto para oír, y tardo para hablar. Amenudo el que critica desea una respuesta inmediata, pero por lo general, no es prudenteofrecérsela, porque la respuesta tendrá tendencia a ser defensiva y no objetiva. Supongamosque la esposa tiene una preocupación básica sobre la disciplina de los niños. (“Me siento

como si los estoy criando yo sola.”) Ella se lo expresa a su marido, y entonces él se lo

repite a ella. Así pues, o él es culpable, o es inocente. Si es culpable, pues puede ser que elSeñor le hable a su conciencia inmediatamente –  él debe reconocer el problemainmediatamente. Pero si es inocente, no debe defender su inocencia en tal momento. En sulugar, debe ser tardo a responder y tardo a defenderse.

Pero si el marido tiene una defensa razonable, lo último que debe hacer es presentárselaen este momento. Debe mostrar que él entiende lo que son las preocupaciones de ella,repetir cada una, y luego decir que quiere discutir el asunto más tarde. Requerirá mástiempo para pensarlo y orar sobre ello. Luego, si concluye que su esposa está equivocada,ha de hacerlo cuidadosamente y con oración, tomando el debido tiempo. Si es obvio queella tiene razón, eso se debe reconocer inmediatamente. De cualquier modo se evita ladisputa.

El objetivo no es ganar la discusión, sino sostener la relación. Cuando el marido gana15 a 3 en disputas entre marido y esposa, los dos pierden. Pero si esas disputas se evitan,hay buena probabilidad que los dos llegarán a darse cuenta de la legitimidad de las dos perspectivas, tanto masculinas como femeninas, y de que el equilibrio se halla en el medio.

Los recién casados se imaginan a menudo que ser cercanos e íntimos supone compartirtodo lo que por casualidad les entra a la mente, incluso sus tentaciones. Nada resultará endar vueltas como esto de compartir las tentaciones. Si uno de ellos se siente tentado a pecar,y lo confiesa al otro, pues eso le presenta tentación a éste. Estar tentado no es pecado. No es

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necesario disculparse de cualquier pensamiento que por casualidad se le ocurre a uno. Si losmatrimonios comienzan la rutina de confesar las tentaciones, comenzarán tremenda caza.

De otro lado, se podría compartir una tentación, con tal que la otra persona no la estácausando actualmente. Supongamos que cada vez que el marido tira sus calcetines enmedio de la sala, la esposa está tentada a enojarse. Si él lo acaba de hacer, y su esposa ve

ello, ese no es el momento para decir nada. Sin embargo, hay otra línea de acción que laesposa puede tomar. Poco tiempo después, ella podría decir, “Mi amor, ¿te puedo hablarsobre algo que es una tentación para mí?” Y entonces él le da permiso, lo cual quiere decir

que le ha pedido su opinión. Ella entonces le dice, “Esto no es una tentación en estemomento, pero sí que me preocupa”. No hay mejor manera de convertir la tentación al pecado, como compartir tentación en el momento de la tentación.

Los Celos 

Los maridos cristianos han de imitar el amor del Señor para Su pueblo en la manera quetratan a sus esposas. Por supuesto, hemos de hacerlo en todos los aspectos. Pero el camino

de esta imitación no será siempre previsible. De vez en cuando nos va a dirigir en caminosque no habíamos supuesto.“Porque no te has de inclinar a ningún otro dios, pues Jehová, cuyo nombre es Celoso,

 Dios celoso es.” (Ex. 34:14). El Señor que servimos se llama Celoso; y no sólo exige queSu pueblo se abstenga del adulterio espiritual, sino que también se abstengan de los flirteosy coqueteos “inocentes”. El no tiene tolerancia hacia la infidelidad de cualquier forma. Eles celoso.

El apóstol Pablo usa el ejemplo de celos en el contexto del matrimonio como imagen dela iglesia. “Pues que os celo con celo de Dios; porque os he desposado con un solo marido,

 para presentar os como una virgen pura a Cristo.” (2 Cor. 11:2) La figura es noble; noevoca imágenes de un apóstol envidioso, tratando irracionalmente y a hurtadillas de

“controlar” o “manipular” a los corintios. Muy fácilmente nos podemos probar para ver si entendemos el valor positivo de loscelos. Supongamos que un hombre joven estuvo prometido a una señorita, y luegodescubrió que ella no era virgen. Esto era importante para él; así que, después de muchaoración, rompió el compromiso. Si tomamos la actitud: “¡Que idiota!” o “¡A que él mismo no es ningún virgen!” o algo comparable, tenemos un problema serio. Hemos caído en latrampa de creer que, mientras la virginidad es buena, eso no quiere decir necesariamenteque no ser virgen es malo.

Por supuesto, el joven no está obligado a romper el compromiso. Pero si lo hace, yluego empezamos a culparlo a él , meramente demostramos que no entendemos la razón porla cual la Biblia califica a José como hombre justo (Mat. 1:19).

Es cierto que la virtud de los celos se puede desvirtuar como cualquier otra cosa. Elamor puede dejar de ser amor a través de la indulgencia. El mando puede dejar de sermando a través de la tiranía. El trabajo puede dejar de ser trabajo a través del bullicio. Estees un mundo caído, y todo en ello se puede corromper, incluso la necesidad piadosa delcelo.

Así pues, ¿cómo es que los celos se desvían a extremos? Volveremos a nuestro ejemplodel joven de antes. Supongamos que él decidió que sí querría casarse con la señorita, y secasaron. Supongamos además que la historia sexual anterior de ésta no le molestó a éldurante el noviazgo, pero al poco después de que se casaron, él se puso muy obsesionado

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 por el tema de la previa fornicación de su mujer. Quiere saber nombres, quiere saberdetalles, quiere saber de sus actitudes para con él , y así. La acosa a ella continuamente pordetalles, y como dijo Churchill en su caracterización del fanático, no puede cambiar lamente, y no quiere cambiar el tema.

La tentación podría ser dejarlo por perdido. Esto no es a causa de que nuestro mundo

sostiene una gran opinión del perdón, sino una opinión evidentemente floja del pecado.Tenemos que entender que el problema de aquel marido no es que toma muy en serio el pecado previo de su mujer. Eso, en sí mismo, es bueno. Su problema es que se toma a símismo demasiado seriamente. El pecado sucedió en el pasado, antes de que él llegó a ser sumarido, y el único que puede tratar del pasado es nuestro Señor y Salvador Jesucristo. Losmaridos no son capaces de proteger a sus esposas contra el pasado. Sólo Dios puede perdonar el pecado. 

Lo irónico es esto: al tratar de protegerla contra el pasado (lo que él no puede hacer), laestá dejando sin protección en el presente. Los celos piadosos de un marido buscan protegera la mujer ahora. Pero la única protección que tal esposa necesita en este momento es unacontra el marido irracional. Por lo tanto, los celos retroactivos son malos, no porque se tratade los celos, sino porque un hombre finito está buscando arreglar lo que no tiene capacidadde arreglar. A causa de ello, la pobre mujer se queda en una situación de profundainseguridad. Por contraste, los celos piadosos dan seguridad. Son constructivos, porquedefienden y la protegen a ella que tiene necesidad de la misma protección.

Los celos bíblicos nos ayudan a entender el valor de la sumisión. La Biblia enseña quela esposa debe sujetarse a su propio marido. No enseña que una mujer debe sujetarse a loshombres en general. Es cierto que cuando las esposas son sumisas a sus propios maridos,ello será evidente en la cultura por lo general, tanto en la sociedad como en la iglesia. Perouna de las cosas más evidente en la enseñanza de la Biblia es que la sumisión a un solohombre excluye la sumisión a otros hombres. Cristo nos enseño que nadie puede servir ados amos; la misma verdad se aplica a las mujeres. La sumisión a cierto hombre significalibertad de la sumisión a innumerables otros hombres.

Así pues, cuando un hombre está celoso de su esposa en una manera bíblica, la está protegiendo de la sumisión a otros hombres. Cuando una hija tiene a un padre que estáceloso de su pureza, él estará velando por el bienestar de su hija. Y cuando tal padre da suhija en matrimonio a un hombre digno de tomarla como esposa, el nuevo marido le prometea ese padre que va a ser igualmente celoso. Así que, cuando una mujer piadosa se somete asu marido, está liberada a través de la protección de un varón piadoso.

El hecho de que esta verdad enfurezca a las feministas no nos debe molestar enabsoluto. Las mujeres inevitablemente tienen necesidad de tal protección; la únicadiferencia entre las feministas y los cristianos es que los cristianos ponen la obligación de la protección sobre los padres y los maridos, mientras las feministas ponen la obligación de la protección sobre varios organismos del gobierno federal, los cuales son dominados porvarones. La lección ha de ser muy clara. Los hombres cristianos están llamados a cultivar lavirtud bíblica de los celos.

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CAPITULO SIETE 

El Lecho de Matrimonio es Honroso 

En Guardia 

Al escribir sobre las costumbres sexuales de los humanos, hay peligro de expresarnosde manera impropia, de no estar bíblicamente autorizados, o de estar sencillamenteequivocados. Los cristianos que leen tal materia deben estar siempre en guardia, aunque seaescrita por cristianos. Lamentablemente, los cristianos tienen una tendencia de suponer quetodo lo que viene de una editorial evangélica tiene que ser bíblicamente sana.Trágicamente, esto es lejos de la verdad.

Los cristianos a menudo enseñan mal sobre este tema (en sus sermones, libros,conferencias, etc.) porque siguen al mundo, con algún intervalo respetable de cinco a diezaños, más o menos. Cuando el mundo pretende “progreso” en alguna cosa, los cristianos amenudo lo siguen, pero con decencia, manteniéndose a una distancia atrás. Y por supuesto,

una cosa principal en que los observadores mundanos han pretendido mucho “progreso”, escon respecto a nuestro comportamiento sexual. Hemos sido liberados de la pudibundez ygazmoñería de antes, para gozar de la nueva “franqueza.” 

En esta cosa, el mundo se avienta a enseñar. Las doctrinas humanísticas llegan a seraceptados, y gradualmente entran a la iglesia. Y como la iglesia no enseña bíblicamente sobre este tema, los cristianos aceptan por ignorancia una perspectiva humanística. Cuandola iglesia al fin empieza a enseñar sobre las relaciones sexuales, descubrimos que suenseñanza es más bien un eco del razonamiento del mundo, que una contestación.

Por consiguiente, mucha gente resiste cualquier intento a discutir bíblicamente elcomportamiento sexual. La disciplina y restricción del sexo ofende a muchos, mientras lalibertad ofende a los demás. Lo que sigue es un intento, hecho con el reconocimiento de

que puede ser demasiado “restrictivo” para algunos, y demasiado “liberal” para otros. Sinembargo, se nos requiere vivir y amar en base a toda palabra que sale de la boca de Dios.Para los cristianos, no debe importar si el instrumento del Señor para traernos esta palabrafue Salomón o Pablo. Los dos enseñaban lo que venía de Dios, y por eso sus enseñanzasconcuerdan completamente. Quizás, para los cristianos cansados de ser apaleados por lasmentiras engañosas del mundo y las reacciones insensatas de algunos cristianos, la doctrinatal vez será un alivio.

La Voluntad de Dios y la Satisfacción Sexual 

La Biblia enseña que Dios exige la pureza sexual de Su pueblo. “Pues la voluntad de

 Dios es vuestra santificación; que os apartéis de fornicación; que cada uno de vosotros sepa tener su propia esposa en santidad y honor; no en pasión de concupiscencia, como losGentiles que no conocen a Dios;” (1 Tes. 4:3 – 5). Esta expresión de la voluntad de Dios esnecesaria de aprender por muchos de los hombres cristianos. Muchos no han aprendido aamar a su esposa de una manera pura y honorable. Vienen al lecho de matrimonio con lamisma lujuria apasionada que caracteriza a los impíos. Pero aquí Pablo nos enseña que loscristianos deben distinguirse en como aman, y no sólo en quien aman.

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El modernismo nos ha enviado a todos en una búsqueda frustrada de la perfectaexperiencia sexual, y esta vana búsqueda ha cogido en trampa aun a muchos matrimonioscristianos. Se nos dice, y no sólo por los no creyentes, que estamos obligados a tener“dinámicas vidas sexuales”. Pero este engaño sutil tendrá uno de dos resultados: uocasionará una búsqueda frenética de la máxima experiencia sexual, u ocasionará una

resignación frustrada y descontenta con las relaciones sexuales “normales”. Pero losmodernos apóstoles de la sexualidad, que fomentan este tipo de placer dinámico como lanorma, se han olvidado de dos factores referentes: el primero es el hecho de la inflaciónemocional, y el otro es nuestra naturaleza finita.

Primero, si todo es especial, pues nada lo es. Si todo es “dinámico,” pues lo dinámico sevuelve en lo ordinario. Se tiene que buscar continuamente alguna nueva sensación, paramantener el “imperativo del dinamismo”. El principio de rendimientos decrecientes entraen vigor, y se tienen que buscar otras novedades, sólo para mantener la misma intensidadde sensación. Así que los hombres cristianos, no sabiendo tener una esposa en una manera pura, lo hacen con la lujuria apasionada (y frustrada) de los impíos. Esta búsqueda frustradadel “Orgasmo Perfecto Cada Vez” ha cogido en trampa a muchos matrimonios cristianos.

Fácilmente, esta desvirtuación puede causar varias perversiones, en el frenetismo de más ymás placer sexual. Ahora bien, al llegar a este punto, algunos lectores se preguntaran si estosignifica que los casados no deben disfrutar del sexo “dinámico”. Claro que lo deben, a

veces. Pero si todo tiene que ser “dinámico”, pues tendrán que buscar continuamente algunasensación nueva, que usualmente se trata de algo extraño, para mantener el “imperativo deldinamismo”. 

El segundo problema con todo esto es nuestra naturaleza finita. Somos criaturas finitas,y por consiguiente nuestra capacidad de placer sexual tiene sus límites. Pero la lujuria pornaturaleza, es incapaz de reconocer tales límites. La lujuria exige algo de las cosas finitas,lo que sólo el Dios infinito puede proveer. Por lo tanto, cuando una persona dominada porla lujuria se tropieza contra esta pared de su propia naturaleza finita, exige alternativas. Estarebeldía contra los límites del placer sexual, ha producido toda clase de perversionessexuales. Por consiguiente, Pablo nos dice que guardemos el lecho matrimonial contra lafilosofía de tales perversos. Todo lo que tiene que ver con la lujuria sexual es vano, y buscaatrapar el viento.

El hombre y la mujer que aceptan su finitud y que tratan de honrar a Dios en la maneraque se aman, por supuesto se gozarán sexualmente. Pero ese placer tendrá el alcance

normal  que se espera de cualquier placer físico. A veces ellos disfrutarán de una “cena de

 bistec,” y todo será realmente extraordinario. Otras veces todo será muy ordinario,“macarrones”, pero aún agradable. ¿Deberían ellos disfrutarse de experiencias sexuales

extraordinarias? Claro que sí, a veces. Pero en ningún momento deben aceptar la mentiraque su placer sexual es subnormal a menos que sea igual a las normas establecidas por loshumanísticos terapeutas de la sexualidad. Los cristianos deben reconocer que los“científicos” con sus cuadernos que observan a otros teniendo relaciones sexuales, en

realidad no tienen ninguna comprensión de lo que significa normal .Esta rebelión contra nuestra finitud está relacionada con la rebelión contra el propósito

biológico de la unión sexual, lo que es la procreación de niños. Pues, al reconocer este propósito biológico no quiere decir que cada acto sexual tiene que tener el objetivo de procrear niños, ni tampoco requiere una prohibición del control de la natalidad. (Ladiscusión del control de la natalidad se encuentra en el próximo capítulo.) Pero por ahora,

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lo importante es resistir el deseo moderno de establecer una separación permanente entre launión sexual y el nacimiento de niños.

El propósito biológico del alimento, el cual es darle al cuerpo la energía necesaria, nosda un buen punto de comparación. Esta función biológica del alimento se pudiera realizarsin ninguna consideración de los placeres del sabor. Dios pudiera haber causado que todo

alimento tuviese sabor a pábulo, y que sea sin embargo nutritivo. No lo hizo, y le damosgracias por ello. Pero los placeres del sabor no obstante, el propósito de la comida no seacaba simplemente porque hemos disfrutado de ciertas sensaciones sabrosas en nuestras bocas.

La frustración con la finitud y la rebelión contra los límites biológicos, por el intento dedarle al sexo una continua “patada supercarburante”, al fin destruirá al placer sexual. Mirazonamiento en esto consecuentemente es una defensa del placer sexual, y no un ataquecontra ello. Pero es una defensa del placer sexual así como Dios nos lo dio, un obsequiomaravilloso a sus criaturas. Exigir más allá de tales límites fijos es para destruirlo.

Por supuesto que esta enseñanza está sujeta a grandes torcimientos y desfiguraciones.Muchos creen que la gente que honra a las fronteras divinas rodeando las relacionessexuales son gazmoños puritanos, incapaces de divertirse ni ellos mismos ni desean quenadie más se divierta tampoco. Pero supongamos que un cristiano está hablando con unamigo, y que surge el tema de alimentos. Este le pregunta al creyente, “¿Qué crees tú que es

el propósito de comer?” El cristiano responde que el propósito del alimento es para darle alcuerpo la energía que necesita. El incrédulo se ríe, diciéndole: “¡Bobo fundamentalista!¿Me quieres decir que tú no disfrutas de comer?” 

Claro que disfruta de comer. Pero ¿por qué come? A veces come porque tiene hambre,a veces porque su esposa le ha preparado un comida magnífica, y a veces simplemente porque el alimento está allí. Pero estas razones de comer no son lo mismo que la razón delalimento. Uno tendría muchas razones legítimas de comer, pero jamás debería rebelarsecontra o negar el propósito biológico del alimento. Si lo hace, al final dejará de disfrutar elcomer. Si los placeres de comer se separan de la función biológica del alimento, pues los placeres que proceden de comer no durarán mucho. Todas las cosas creadas dejan decumplir su potencial, si se trasladan del lugar que Dios les ha asignado. Los trastornosalimentarios demuestran la realidad de que muchos pueden esclavizarse a cierta actividad, ya la vez destruyendo su propia capacidad de disfrutar de ella misma.

Del mismo modo, un matrimonio cristiano tendría varias razones para sus relacionessexuales en una determinada ocasión, extendiendo desde el sencillo apetito sexual, hasta elconsuelo emocional. Pero nada de esto cambia el propósito biológico y básico, que es la posibilidad de tener niños, el cual permanece inalterado por los otros propósitos y beneficios. El que intenta servir sólo el placer es como el hombre que cree que el propósitode labrar es broncearse.

La Bienaventuranza del Lecho de Matrimonio 

Al establecer una vigilancia contra la filosofía de la lujuria, el cristiano bíblico tambiéndebe guardarse del otro lado. Mientras el placer sexual se perjudica por los incrédulos quese abalanzan hacia ello, desafortunadamente se perjudica también por la gente “decente”

que, francamente, le tienen miedo y huyen en la otra dirección. Pero tal reacción contra eldesenvuelto placer sexual, le hace caso omiso a la enseñanza clara de la Biblia, tanto comoel error anterior. El lecho de matrimonio cristiano debe ser a la vez disciplinado  y liberado.

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Pero los criterios de los dos deben proceder de las Escrituras, y sólo de las Escrituras. Nodebemos buscar a ser “liberados” por el mundo y su lujuria, y tampoco debemos ser

“disciplinados” por alguna rudimentaria gazmoñería victoriana en la iglesia. Ambos sonantibíblicos.

Ya hemos observado que somos criaturas finitas, y que esta finitud afecta a nuestra

capacidad de placer sexual. Esto tiene límite, digan o exijan lo que sea, aquellos que estándominados por la lujuria. Pero con eso no quiere decir que nuestra capacidad de placersexual es pequeña. El rechazar la frenética y pagana precipitación en busca de una continuaexcitación sexual, no excluye la cultivación disciplinada y cristiana del placer sexual. Eneste punto, podemos fijar nuestra atención en el ejemplo claro enseñado por el Cantar de losCantares de Salomón.

Al hacerlo, no tengo la intención de presentar un comentario del libro en su totalidad. El propósito por lo presente es mucho más limitado y se trata de la respuesta a una pregunta básica: ¿Qué nos indican las imágenes del Cantar de Salomón acerca del decoro sexual enel lecho matrimonial?

En primer lugar, lo evidente. El Cantar de Salomón es un poema de amor erótico. Nuestro propósito en examinar ciertas porciones por lo presente es ayudar a losmatrimonios cristianos que aceptan las fronteras de su finitud, pero que también quierensaber exactamente lo que son estas fronteras. Una lectura cuidadosa del libro demuestra,casi inmediatamente, que las fronteras no fueron establecidas de ningún modo por algunasolterona gazmoña, sino por el Dios que creó el contacto sexual. En algunas partes, elsentido del poeta no se puede escapar, y para cristianos gazmoños, la claridad de esesentido es aún más vergonzoso. Pero sentirse avergonzado no es una reacción apropiada para los cristianos; toda la Escritura es inspirada y útil para instruirnos.

En otras partes del Cantar, el sentido es suficientemente indirecto que resulta ser sujetoa debate. Sin embargo, aun el hecho de que hay oportunidad para discusión es útil, porqueel beneficio que se gana del Cantar no es una lista de reglas o técnicas, sino un actitud hacialas relaciones sexuales.

Una de las primeras cosas para aprender del Cantar es la licitud de aprender de estamanera. Es válido leer y aprender de la literatura erótica del Cantar. Esta literatura eróticano es gráfica, ni obscena, pero sí que es claramente y inequívocamente sexual. En otras palabras, la Biblia contiene pasajes literarios, que se nos permite leer, en las cuales otra pareja está haciendo el amor apasionadamente. Sin embargo, sólo se nos permite observar por un velo. Parte de la razón que esta escritura no se puede considerar gráfica (ni pornográfica) tiene que ver con el problema común que tienen algunos al interpretar ellibro. Los lectores del Cantar generalmente se quejan de que es difícil saber quién es quiénentre los personajes. Por ejemplo, ¿quién es el amante de la mujer, Salomón, u otra persona? Pero esta ambigüedad nos ayuda mucho. No sería decente entrar en la alcoba dedos individuos cómo individuos; lo que tenemos en el Cantar es una pareja paradigmática,que nos da un ejemplo que puede ser lícitamente estudiado, observado e imitado. Pero laimitación no es una imitación de varias técnicas, sino una imitación de conducta y actitud.

Como consecuencia de tal imitación, aprendemos ciertos aspectos importantes de lasrelaciones sexuales bíblicas. Primeramente, el amor en el Cantar es plenamente sensual,significando que se trata de mucho más que solamente el tacto. Sólo en los primeros tresversículos se mencionan dos de los sentidos –  el gusto y el olfato. “¡Oh si él me besara conbesos de su boca! Porque mejores son tus amores que el vino. A más del olor de tus suaves

ungüentos, Tu nombre es como ungüento derramado; Por eso las doncellas te aman.” 

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(Cant. 1:2 – 3). La fragancia no es solamente un ambiente por lo general agradable, sinoseguramente parte de su cópula. “Mi amado es para mí un manojito de mirra, que reposa

entre mis pechos.” (Cant. 1:13).Por eso el ambiente general también es importante. No sólo debe ser atractivo el

amante, sino también el ambiente. El hombre y la mujer no son animales en celo; su amor

es civilizado. “He aquí que tú eres hermoso, amado mío, y dulce: nuestro lecho es de flores. Las vigas de nuestra casa son de cedro, y de ciprés los artesonado s.” (Cant. 1:16 – 17).

Pero la mujer no dice solamente que su amor es como degustar, dice que su amante sesaborea. A riesgo de extendernos sobre lo obvio, este saboreo no se hace con labiosapretados. Ni la mujer ni el hombre esta bebiendo vino por un sorbete. “Como el manzanoentre los árboles silvestres, así es mi amado entre los jóvenes: bajo la sombra del deseado

me senté, y su fruto fue dulce a mi paladar.” (Cant. 2:3). El hombre también conoce elmismo placer de saborearla a ella; él sabe que la boca de su mujer es un pozo de encanto.Esto es besar bíblicamente. “Como panal de miel destilan tus labios, oh esposa; Miel yleche hay debajo de tu lengua; y el olor de tus vestidos como el olor del Líbano” (Cant.4:11).

En la descripción de este libro, la mujer es un jardín, y la mujer también tiene un jardín.Primeramente, vemos que la mujer es un jardín: “Huerto cerrado eres, hermana mía,

esposa mía; fuente cerrada, fuente sellada” (Cant. 4:12). Pero hay un jardín interior dentrode este jardín. Esto es lo que lo más le atrae a él, y ella está deseosa de que él venga a gozarcompletamente. Ella invoca al viento que lo traiga a donde ella. “Levántate, Aquilón, y ven

 Austro: soplad en mi huerto, despréndanse sus aromas. Venga mi amado a su huerto, y

coma de su dulce fruta” (Cant. 4:16). Es evidente que ella también disfruta de su amante.En todo esto podemos ver la superioridad de la descripción bíblica de la cópula. El

liberado moderno, con la ceja fruncida del tecnócrata frustrado, quiere hablar sobre lasvarias posiciones de la ingeniería sexual, acompañado de sus gráficas, diagramas y textostécnicos –  conjuntamente con lecciones severas y gráficas a todos nosotros puritanosreprimidos. Pero la descripción bíblica de tales cosas tiene las virtudes de claridad y decoroa la vez. Los cristianos deben a la vez leer el Cantar así como las implicaciones en elCantar. Si lo hacen, no necesitan apropiarse de nada del mundo.

El amante desea todo el cuerpo de su mujer. “¡Cuán hermosos son tus pies en loscalzados, oh hija de príncipe! Los contornos de tus muslos son como joyas, obra de mano

de excelente maestro. Tu ombligo, como una taza redonda, que no le falta bebida. Tu

vientre, como montón de trigo, cercado de lirios” (Cant. 7:1 – 2). Con toda evidencia eslícito que el marido piadoso admire, bese, saboree, y acaricie a su esposa por donde élquiera.

El también habla francamente acerca de su admiración por ella. “Tus dos pechos, como

 gemelos de gacela, que apacientan entre lirios.” (Cant. 4:5; 7:3). Luego él la compara conuna palmera, y sus pechos son como los racimos de la vid. El resuelve subir el árbol paraalcanzar ese fruto, asciende el cuerpo de su mujer para alcanzar y saborear los racimos.Llega a su boca, la cual tiene el olor de manzanas, y entonces saborea y se bebe el vino queencuentra allí. La mujer está claramente contenta de ser tal árbol, que su boca sea tal copa,y se alegra en cuán suave es su vino al sabor de su amante.

Tu estatura es semejante a la palmera, y tus pechos a los racimos. Yo dije: Subiré a la palmera, asiré sus ramas: Deja que tus pechos sean como racimos de vid, y el olor de tu

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boca como de manzanas; y tu paladar como el buen vino, que se entra a mi amado

 suavemente, y hace hablar los labios de los viejos. (Cant. 7:7 – 9) 

Como amantes cristianos, nuestro placer en las relaciones sexuales debe ser profundo yduradero. El gozo del sexo, sobre cual el mundo habla demasiado y sabe muy poco, es unobsequio que Dios nos ha dado. Porque Dios es bueno con nosotros, el hombre da y recibe,

y la mujer recibe y da, tremendo placer. “Su izquierda esté debajo de mi cabeza, y suderecha me abrace.” (Cant. 2:6)

Una Sola Carne 

El contacto sexual es un aspecto de nuestras vidas tan íntimo que se tiene que protegersi nosotros hemos de estar protegidos. Tiene que tener una alta valla de pactocompletamente alrededor. Pero como la unión de una sola carne ocurre cada vez que haycontacto sexual, sea ello moral o inmoral, debemos santificar y sellar ese contacto sexualcon un juramento de pacto. Cuando el contacto sexual se sella con un lícito juramento de pacto, se llama matrimonio.

Cuando se forma una familia nueva, se forma basada en la relación sexual. La Biblianos enseña que esta relación matrimonial representa a Cristo y la iglesia. Tal como elmarido y su esposa están unidos físicamente como uno, Cristo y la iglesia también estánunidos espiritualmente. Cuando el marido y su esposa tienen una unión física junta conarmonía espiritual, eso es una buena representación de Cristo y la iglesia. Un matrimonioque tiene esta unión física, pero pelean constantemente, están mintiendo constantemente sobre Cristo y la iglesia.

El marido y su esposa no tienen la opción de decir nada sobre Cristo y la iglesia. Si elmarido y su esposa van en el coche y alguna mujer que anda casi desnuda pasa por delantede ellos, y él por poco se desvía del camino, pues el mundo entero sabe que la esposa hasido insultada. Pero el mundo no sabe realmente por qué. El marido está diciendo que,

aunque Jesús ha escogido un pueblo, y entonces derramó Su sangre para Sus escogidos, Elaún está dispuesto a mirar embobado a extranjeras. Esa mentira dice que Cristo les es infiela Sus escogidos. Así pues, la infidelidad mental o física es una mentira acerca de lafidelidad de Jesús a Su pueblo. Los matrimonios cristianos deben proteger su armoníasexual y espiritual, manteniéndose libre de todas rupturas de esa unidad. Si no, le mentimosal mundo sobre Cristo y la iglesia.

Cuando la mentira está presente, los niños del hogar por lo general la observanclaramente. Si los niños de esta unión sexual han de tener una buena opinión de la iglesiacristiana, se les tiene que demostrar y enseñar a tener una buena opinión de su madre. Si sumadre es amada y bien tratada por su padre, como Cristo ama a la iglesia, pues su padre lesestá diciendo la verdad con respecto a Jesús y la iglesia. Este testimonio incluye la

devoción sexual.La Biblia nos dice claramente que no hemos de tener nada que ver con la inmoralidadsexual. Hemos de evitar hasta los chistes verbales sobre la inmoralidad: “Pero fornicación

 y toda inmundicia, o avaricia, ni aun se nombre entre vosotros, como conviene a santos; ni palabras deshonestas, ni necedades, ni truhanerías, que no convienen; sino antes bien

acciones de gracias” (Efesios 5:3 – 4).Pero a algunos les parece que la instrucción bíblica en este punto quiere decir que nunca

se debe mencionar la moralidad del sexo tampoco. Mas la Biblia dice que en la comunidad

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cristiana no se debe ni insinuar de la inmoralidad  sexual. Debemos ser puros en nuestrasconversaciones y en nuestro entretenimiento. No dice, “…pero entre vosotros no se debe ni

insinuar del contacto sexual.” La relación sexual entre el marido y su esposa no esinmoralidad sexual. No hay nada malo en que los niños sepan que su padre es varón y sumadre hembra, y que tienen una relación sexual. Sí que hay algo malo en que no lo sepan.

Trágicamente, hay muchos niños que fácilmente pueden imaginarse de que sus padres sesienten frente la televisión a reírse de chistes sucios, mientras no pueden comprender que sumadre y padre tengan una relación sexual. No pueden imaginarse de que sus padres tengancontacto sexual moral , pero sí les pueden imaginarteniendo que ver con la inmoralidad.Esto es profundamente trágico.

Que hay una relación sexual al centro del hogar, debe ser evidente a todos los que vivenallí –  abrazos, besos, y atención romántica. Si los niños saben que hay una unidadfundamental entre el marido y su esposa, fácilmente pueden entender la analogía espiritualde Cristo y su pueblo. “Grande es este misterio; mas yo digo esto respecto de Cristo y de la

iglesia” (Efesios 5:32).Los cristianos a menudo tienen una impresión desvirtuada de las relaciones sexuales,

 porque se han dejado llevar por la propaganda de los espectáculos mundanos. Perosupongamos que un día llega un vecino a la casa de un cristiano y le dice algo así:

“Deseamos invitarlos a ustedes esta tarde…” “¡Muchas gracias!” contesta este cristiano, muy inocentemente. “Un momentito, eso no es todo. Deseamos invitarlos a entrar a nuestra alcoba para

observarnos a nosotros mientras tenemos relaciones sexuales. Podríamos todos gozar untiempo muy excitante.” 

El cristiano lo rechaza con horror. “Eso no será posible. Nosotros somos cristianos.”  “Ah, sí, claro,” dice el otro con perplejidad. “En ese caso, pues, por supuesto que sería

un poco atrevido para ustedes. Vamos a hacer esto: Nosotros tenemos una cámara devideos. Lo grabamos en cinta magnética, y se la traigo por la mañana. Así la pueden vercuando quieran.” 

El cristiano le explica que esto tampoco será posible.“Bueno, yo no me explico,” el vecino le dice, todavía perplejo. “La semana pasada

ustedes nos invitaron a su casa y nos sentamos todos a ver esa película en su VCR. Ellatenía unas cuantas escenas de desnudez. ¿Cómo puede ser que estás dispuesto a mirar a lamujer de otro hombre, pero no a la mía? Claro que mi mujer no es la más guapa…” 

Al llegar a este punto el pobre cristiano interrumpe para explicarle que la belleza o faltade belleza de su mujer no tiene nada que ver con el asunto. Le explica además que no soncristianos ordinarios. Pertenecen a una clase muy especial  –  los hipócritas.

¿Sería ‘hipocresía’ una palabra demasiado fuerte? Yo no lo creo. Muchos de los

cristianos están dispuestos a ver, por medio de la cámara cinematográfica, lo que no seatreven ver en persona. Jamás entrarían a un bar de camareras con los senos al desnudo, pero asisten a películas alegremente en las cuales se ve mucho más. ¿Estarían dispuestos lamayoría de los hombres cristianos a dar vueltas por el vecindario, mirando a las mujeres por las ventanas? Claro que no. Pero ¿cómo será si encontraran una mujer que supiera de su presencia y estuviera dispuesta a desnudarse delante de la ventana? Eso sería peor. ¿Y siella estuviera a sueldo por hacer todo esto? Peor, más peor, y aun cada vez más peor. ¿Y sise le pagara a ella mucho dinero, y tuviera ella un productor y un director, e hiciera todoesto para las cámaras cinematográficas, teniendo millones de hombres mirándola por su

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ventana y deseándola? Ah, pues, eso sería diferente, y ahora se ha vuelto en un asunto“complicado.” 

Algunos tratan de excusar esta clase de comportamiento a base de normascontemporáneas. Unos cristianos no quieren ser especiales en lo que ven. No quierenreconocer que su discipulado se aplica también a esta área. Y tampoco quieren confesar que

la sexualidad y la desnudez en la pantalla de cine los excita sexualmente.Pero los que niegan que tales cosas les afecta, se están engañando a sí mismos. No es posible ver –  para diversión  –  escenas sexuales y exposiciones de desnudez sin ser afectadonegativamente de alguna manera. Pero hay hombres que niegan que tales cosas les afectan.Tales negaciones proceden de dos clases de hombres. El primer grupo son los mentirosos.O se están mintiendo a sí mismos o a los que les escuchan, y probablemente a ambos. Elhombre se siente excitado o despertado sexualmente por lo que ve, pero siendo cristiano,sabe que decirlo no es aceptable por la cultura cristiana. Así pues sale del teatro con suscompañeros cristianos, hablando de esta manera: “Esa película estaba muy buena. Sin

embargo, qué lástima que tuvieron aquella escena”. Pero en su corazón, aquella escena fuesu bocado de cardenal.

Hay también otra clase de hombre que niega que esto le afecta, y este está diciendo laverdad. Y ¿por qué no se siente despertado sexualmente? Porque tiene un corazóninsensible, y una conciencia contaminada y cauterizada. “Todas las cosas son puras para

los puros; mas para los corrompidos e incrédulos nada les es puro: pues hasta su mente y

 su conciencia están corrompidas.” (Tito 1:15) Éste tiene la conciencia tan insensible quenecesitaría mucho más que eso para excitarse.

Pero el corazón es muy engañoso. Hay una tercera manera de pecar en asuntos comoestos. Esta reacción reconoce el efecto que tal materia puede tener, e intenta usarla. Amenudo la gente, aun los cristianos, justifica la mirada o lectura de materia inmoral,diciendo que les ayuda en sus vidas sexuales en casa. “No importa de donde venga el

apetito, con tal de que uno coma en casa”. Este enfoque por lo menos tiene la virtud de la

honradez. Reconoce que la materia sexualmente explícita es excitante. Pero razonaterriblemente mal.

Primero, la Biblia plenamente les dice a los hombres donde deben encontrar lasatisfacción y la excitación sexual: debe estar sólo en sus esposas. Una vez hablaba yo conun cristiano acerca de las clases de películas que veía. El se justificaba así: “Cuando yo veoel cuerpo de otra mujer en una película, imagino que tiene la cara de mi esposa.” Pues, la

Biblia claramente niega tal razón: “…y alégrate con la mujer de tu mocedad …sus pechos

te satisfagan en todo tiempo; y en su amor recréate siempre”  (Prov. 5:18 – 19 VersiónAntigua). Esto significa que el hombre debe asegurar que  sólo su esposa sea la base de suexcitación y satisfacción sexual. Otras mujeres, sea en películas, libros, o revistas, no debenser la fuente de su despertar. Tan pronto como entren otras mujeres a los pensamientos deun marido, la prohibición clara de Cristo se aplica: “Pero yo os digo, que cualquiera quemira a una mujer para codiciarla, ya adulteró con ella en su corazón” (Mat. 5:28).

Segundo, negamos categóricamente que cosas como éstas ayudan a las parejas en susvidas sexuales. Introducir a otros en una relación sexual (sean del cine u otros) no puede serotra que una fuente de frustración a largo plazo. Eso es porque inevitablemente introducecomparaciones, y tales comparaciones son dañinas y destructivas en una relaciónsantificada del pacto.

Con esto, no se niega la excitación a corto plazo que tales cosas introducen. Si esto nofuera excitante, pues la gente no lo haría. Pero la breve excitación e intensidad no justifican

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tal costumbre. Diez rameras le pueden dar a un hombre más placer en la cama que una solamujer, por un tiempo. Pero esto es simplemente adquirir un breve placer intenso, a costo deun pesadumbre a largo plazo. Estas mujeres no le pueden ofrecer a ese hombrecompañerismo beneficioso, o criar a sus niños mejor que una sola mujer.

Una pareja puede excitarse a corto plazo con películas, libros, o revistas, abarcando

desde lo insinuante hasta lo explícito, pero no quiere decir que ello es recto. La lujuriasiempre exige más excitación –  ¡siempre más y más! Por lo tanto, la lujuria procura obtenerde una cosa finita, lo que sólo lo infinito puede proveer. El canje de esta excitación es lafrustración y el descontento a largo plazo. La esposa no puede ser tan excitante como estasvacas amaestradas de Basán, y el marido no tiene el vigor sexual o la habilidad que talesmaterias insinúan que él debiera tener. Así pues, el hombre y la mujer han consentido encompararse a una mentira. Las relaciones sexuales en el mundo real no son iguales con lasfantasías que han llegado a aceptar del mundo de la ficción sexual. Pero aceptando lamentira que “lo normal nunca será suficiente”, siempre estarán descontentos con lo queDios les ha dado.

El fundamento de todo es éste: para disfrutar de la bendición de Dios, tenemos que

aceptar nuestras limitaciones como criaturas. Si se aceptan estas limitaciones sabiamente,las mismas se reconocerán como una bendición.

¿Cuáles son algunas de estas limitaciones? Un hombre está limitado a una sola mujer.Un hombre está limitado a un grado finito de placer sexual. El es finito, y todas estaslimitaciones son una gran bendición de Dios. En resumen, ser una criatura es bueno. Lamanera en que razonamos tiene consecuencias a largo plazo; esto,  y sólo esto, es unadefensa de un duradero placer sexual.

Los hombres en rebeldía contra Dios tienen problemas entendiendo la importancia dedistinguir entre el Creador y la criatura. Así que la raíz de toda rebelión contra Diosúltimamente se basa en el deseo de sustituirlo a El. Los hombres no simplemente quierenhuir de la autoridad de Dios; lo quieren derribar. Esto no quiere decir necesariamente quesiempre tienen el deseo consciente de destronar al Creador. Ni tampoco quiere decir queDios está preocupado por la posibilidad de que ellos tengan éxito. Pero ciertamente quieredecir que, sean conscientes o no, estos fallidos atentados a “ser como Dios” resultarán en el

caos en las vidas de los rebeldes. Y si la naturaleza de la rebelión es sexual, también lanaturaleza del caos será sexual.

El problema principal con la lujuria es la rotunda negativa a tolerar los límites. Como semencionó, la lujuria es el deseo de exigir de una cosa finita lo que sólo puede proveer loinfinito. Es el deseo de elevar lo creado (la actividad sexual) al nivel de Dios. Pero puestoque somos finitos, nuestros placeres sexuales también son finitos. Quiere decir que tienenque tener algún término. Pero la lujuria es incapaz de decir “basta”. Siempre ha de tener

otra cosa, algo más. Hay placer –  pero no la satisfacción. Así que la lujuria siempre llega amanifestarse en varias perversiones. Una vez sacado todo el placer posible de los límitessexuales finitos que Dios nos ha dado, la lujuria exige nuevo territorio. El hecho de que esenuevo territorio amenaza al verdadero placer sexual, no disuade a la persona dominada porsu lujuria. Sale corriendo, sin saber que va destruyendo la misma cosa a la que le estárindiendo culto.

Tenemos que volver de nuevo a 1 Tesalonicenses 4:3 – 5: “Pues la voluntad de Dios es

vuestra santificación: que os apartéis de fornicación; que cada uno de vosotros sepa tener su propia esposa en santidad y honor; no en pasión de concupiscencia, como los gentiles

que no conocen a Dios;” Es importante que nos fijemos en la conexión de la moralidad

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sexual con el conocimiento de Dios. Si se niega al Dios trino e infinito, llegará el momento(por lo menos en la mentalidad de los hombres rebeldes) en que se buscará otra cosa conque sustituirlo a El.

Para los que están dominados por la lujuria, la cosa creada que idolatran es lasexualidad. Y el destino de esta cosa creada es igual al de otras cosas creadas que se habían

elevado a “deidad”. Incapaz de ser Dios, se convierte en una criatura deformada, a la cual ledan culto y le sirven sus fanáticos, otras criaturas torcidas y deformadas. Pero este ídolo,igual que todos los ídolos, tambaleará y caerá. Igualmente, tiene ojos que no pueden ver,oídos que no pueden oír, y manos que no pueden amar.

La Biblia nos manda que seamos renovados en nuestro entendimiento (Rom. 12:1 – 2).Tenemos que aprender a razonar en forma distinta referente a nuestra conducta, y jamás nosdebemos olvidar de que nuestra naturaleza sexual y nuestra cópula constituyen una parte nomuy pequeña de nuestras vidas. Por lo tanto, los cristianos deben de evitar toda transigenciacon el mundo en este punto. No debemos transigir con el mundo ni en su conductadesenfrenada, ni en la reaccionaria y gazmoñera. En otras palabras, debemos ser distintos, ocomo la Biblia lo expresa, santos. Esto quiere decir que los cristianos tienen que perseguirla santidad sexual.

La Disciplina de la Fidelidad 

Dios nos creó varón y hembra. Eso es obvio; pero la manera en que lo hizo fueinstructiva. Cuando el Señor Jesús enseñaba sobre el tema del divorcio, hizo referencia alrito de matrimonio desde la creación, lo que se encuentra en los primeros capítulos deGénesis. Nos enseña que Dios es el que une a un hombre y una mujer en matrimonio, y loque Dios juntó, el hombre no tiene autoridad para separar. La tentación es razonar que enGénesis Dios unió solamente a Adán y Eva –  dos individuos. Pero este razonamientocontradice la enseñanza de Cristo, quien insistió que Adán y Eva fueron pareja

 paradigmática. Cuando Dios los unió a ellos, estaba uniendo a todos los hombres y lasmujeres que habrían de juntarse sexualmente en un lazo de pacto.También hay otros hechos obvios en este rito de matrimonio desde la creación. Pues

Dios creando a Adán y Eva, la homosexualidad se excluye. Porque Adán no halló ayudaque estuviese idónea para él entre los animales, la bestialidad se excluye. Y Dios creandosolamente una mujer para Adán, el patrón de la monogamia fue establecido y demostrado.

Por lo tanto, el argumento con respecto a la monogamia sería fácil, si no fuera por la poligamia que ocurre en el Antiguo Testamento entre los santos de Dios. ¿Cómo se debeentender esto? Primeramente, se ve que la poligamia fue instituido por el hombre, y no porDios. La primera mención de una unión polígama fue la de Lamec (Gén. 4:19), y ésta sinindicación alguna de aprobación divina. No obstante, aún tomando en cuenta el origen de la poligamia, se ve que muchos santos de Dios en el Antiguo Testamento tenían más de unamujer a la vez, Abraham, Jacob, David, etc.

Al tratar de la cuestión, se tiene que reconocer primeramente que ella no es meramenteespeculativa. No se trata de naderías. Estamos viviendo en una cultura en que se le da ungran asalto a la definición bíblica de la familia. Si no tenemos una reforma bíblica denuestra cultura, las uniones polígamas serán legales dentro de poco en los Estados Unidos.Cuando esto suceda, ¿cuál será la actitud de la iglesia? ¿Y  por qué? No se puede respondercon tópicos victorianos; nuestra contestación tiene que ser completamente bíblica. Tenemos

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que construir una teología del matrimonio que tome en cuenta toda la Escritura, incluso la poligamia de los santos del Antiguo Testamento.

El primer punto de contestación es acordarnos del rito de la creación. Dios nos creó para vivir como parejas. Como cristianos, nuestro deseo debe ser el vivir en conformidadcon ese modelo.

En segundo lugar, en el Nuevo Testamento se nos enseña que cada matrimonio es unarepresentación de Cristo y la iglesia. Los matrimonios pecaminosos y rebeldes no estánmeramente destruyendo sus propias vidas, sino también mintiendo de Cristo. Cristo es elEsposo, y la iglesia es Su Esposa. Ya que Cristo tiene sólo una Esposa, un matrimonio polígamo es una representación defectuosa y deformada de El. Por lo tanto, la poligamia esalgo que cada cristiano fiel debe evitar; es algo que deshonra al Señor y su fidelidad.

En tercer lugar, este entendimiento del matrimonio da razón a los requisitos de laBiblia, que un anciano de la iglesia cristiana sea “esposo de una sola mujer” (1 Tim. 3:2;

Tito 1:6). Los ancianos han de ser modelos y ejemplos para los demás santos (Heb. 13:7,17). Consecuentemente, la Biblia prohibe la poligamia absolutamente a los dirigentes de laiglesia. Sin embargo, en una cultura en que la poligamia es legal, se le puede permitir a un polígamo ser miembro de la iglesia. Por ejemplo, si un hombre de una tribu primitiva contres esposas se convierte, ¿qué se debe hacer? A diferencia de un adúltero o homosexual, el polígamo no puede dejar atrás su pecado. El debe quedarse casado con las tres. El hombre puede evitar la poligamia solamente a través del divorcio, lo que es otro pecado. A talhombre así no se le puede permitir jefatura en la iglesia, porque esto no es el modelo delmatrimonio cristiano. Sin embargo, los ejemplos del Antiguo Testamento nos enseñan quela poligamia se puede tolerar en una manera limitada.

Mientras nos preparamos para ese tiempo, los cristianos deben aprender a disciplinarsereferente a la fidelidad a sus propias esposas. “Pues la voluntad de Dios es vuestra santificación: que os apartéis de fornicación; que cada uno de vosotros sepa tener su

 propia esposa en santidad y honor; no en pasión de concupiscencia, como los gentiles que

no conocen a Dios;” (1 Tes. 4:3 – 5). Hay dos facetas claras de este asunto.La primera es resistir la infidelidad, o como lo dice Pablo, abstenerse de la inmoralidad.

Cristo fue franco con respecto al tema de la lujuria y codicia, y nosotros vivimos en unacultura que realmente no motiva a las mujeres a vestirse decentemente. Vivimos todosrodeados de toda clase de prostitución visual –  en las revistas, las películas, los libros.Tenemos numerosas tentaciones cada día a ser infiel. La palabra de Dios a los hombrescristianos es clara –  apártense, absténganse. 

El segundo aspecto de la instrucción de Pablo requiere atención dedicada para con lasesposas. En este pasaje, la atención que se les muestra es por supuesto sexual. La tenenciade la mujer de cada hombre ha de ser realizada en “santidad y honor”. El autor de Hebreos

dice lo mismo: “Honroso sea en todos el matrimonio, y el lecho sin mancilla; pero a los

 fornicarios y a los adúlteros los juzgará Dios” (Heb. 13:4).También hay peligros fuera de la mente. Los maridos a menudo dejan de construir una

valla suficientemente alta alrededor de la relación matrimonial de pacto, permitiendorelaciones íntimas con el otro sexo fuera de la familia. A veces, un hombre permite que unarelación se desarrolle –  cuando esa mujer no sea su esposa, su madre, su hermana, su hija, osu abuela. Igualmente, una esposa puede sentirse muy cercana con un hombre que no sea suesposo, su padre, su hermano, su hijo, o su abuelo. Esto es temerario; cuando dos personassólo están en guardia contra la intimidad física, permiten que crezcan indefensamente otras

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formas de intimidad. Para guardarse contra esto, un matrimonio debe recibir amistades yfuncionar socialmente , como pareja. 

Los hombres cristianos no deben abstenerse de las contaminaciones que nos rodean porque se oponen a las relaciones sexuales; deben abstenerse porque se oponen aldesenfrenado vandalismo de ellas. Nuestra cultura le está haciendo a las relaciones

sexuales, lo que la gente que mastican con la boca abierta le hacen al alimento. La Bibliaenseña que las relaciones sexuales han de ser honradas entre los cristianos; honrar significaque lo estimamos mucho. Aquellos cristianos que han reaccionado ante la inmoralidad pública retirándose a una mojigatería puritánica son seguramente parte del problema.

CAPITULO OCHO 

Multiplicándose Fructuosamente 

La Bendición de Tener Hijos 

Si uno fuera a buscar en una concordancia, el asunto del control de la natalidad, derepente sería desilusionado. Nada en la Escritura trata explícitamente del tema. Pero eso noquiere decir que la Escritura guarda silencio sobre él. El control de la natalidad es unaactividad que al fin y al cabo intenta regular la cantidad de hijos que tienen los casados, ysobre ese tema la Biblia habla bastante.

Como muchos de los cristianos han venido a reconocer, la cultura moderna tiene unaactitud muy mala respecto a los niños. Y como esa actitud mala se manifiesta patentemente,

los cristianos han reaccionado contra este pecado, llegando a sostener la idea que la familiaamplia es una bendición sin reserva, sea lo que sea. Por supuesto, esto se acerca a la verdadmucho más que la mentalidad en contra de niños, pero aún con eso, hace falta.

La familia amplia puede ser una bendición. Así pues, la Biblia enseña claramente, ycuando oímos de alguna familia con siete hijos, no tenemos base de poner los ojos al cielo yhacer comentarios sarcásticos, “Y ¿no saben ellos lo que causa eso?” Trágicamente,

semejantes comentarios a menudo se oyen, hasta en la misma iglesia, pero de cristianos quese han corrompido profundamente por la actitud hostil del mundo respecto a los niños.Aquellos van a tener sus asignados 1.7 niños, los meterán en una guardería infantil a lasseis semanas, y continuarán sus doble carreras. Pero respecto a los niños, la Escritura nos presenta un concepto que es completamente opuesto a eso. “He aquí, heredad de Jehová

 son los hijos; cosa de estima el fruto del vientre. Como saetas en mano del valiente, así sonlos hijos habidos en la juventud. Bienaventurado el hombre que llenó su aljaba de ellos; no será avergonzado cuando hablare con los enemigos en la puerta.” (Sal. 127:3 – 5)

Así pues, es bueno que más y más cristianos han venido a entender cuán horrible es quela iglesia cristiana tenga una actitud intolerante respecto a los niñitos. Mas hay otro aspectodel asunto que los cristianos reaccionarios no entienden tan claramente. La Biblia enseñatambién que los hijos son una bendición –  o una maldición. Es lógico que el tener muchoshijos puede ser una gran bendición –  o una gran maldición. “El hijo necio es pesadumbre

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de su padre, y amargura a la que lo dio a luz.” (Prov. 17:25) Cuando los niños se crian enel Señor, y andan con El siendo adultos, la bendición que se les trae a los padres esinexpresable. Y cuanto más suceda esto, mejor. La familia amplia y obediente es una bendición. Pero cuando los niños son desobedientes, entre más tengan, peor. Samuel nohubiese sido más bendecido si hubiera tenido cinco hijos corruptos en vez de dos (1 Sam.

8:3). Con Joel y Abía bastaba.El pasaje de Salmos 127 citado arriba, se usa a menudo por los cristianos cuando hablande las bendiciones de la familia. Eso es bueno, pero debemos darnos cuenta de lo queconsta la verdadera bendición. El salmo no habla de pasitos de niñitos por la casa (aunque, por supuesto, eso es bueno). El salmo dice que los hijos son como flechas para el hombreque contiende con sus enemigos en la puerta. La bendición a que se refiere es la bendiciónde hijos crecidos, bien criados, y preparados para la lucha. Esto es el resultado de unhombre que se ha dedicado a la educación de sus hijos por unos cuantos decenios. Si unhombre tiene numerosos hijos, y no los ha criado debidamente, pues tendrá su aljaba llena, pero llena de penas –  flechas dobladas y destrozadas.

¿Qué es necesario para tener muchos hijos? Todo lo que se requiere es un varón y unahembra de madurez física. Pero para recibir la bendición que menciona la Biblia respecto alas familias amplias, se requiere mucho más que la pura capacidad biológica de reproducir.El compromiso a la bendición de una familia amplia significa que el hombre igualmentedebe estar comprometido al amor, a trabajar duro, a la solicitud, la abnegación, lasensibilidad, y la disciplina durante muchos años.

Algunos maridos creen que están comprometidos al concepto bíblico de la familiameramente porque son varones, obstinados, y no les gusta los condones. Estos son losmismos que tendrán problemas (en la forma de hijos necios) y causarán la amargura en susesposas. Nuestro Señor habló de la locura del hombre que comienza a construir una torresin tener los recursos necesarios para concluir la tarea. Cuanto más es la locura cuando latarea que se emprende es la que concierne a su familia. La presunción en cuestión deconcebir muchos hijos no es ninguna virtud. Si el Señor no construye la casa, el que trabajalo hace en vano (Sal. 127:1).

Por supuesto, esto no es fomento del control de la natalidad. Es meramente unreconocimiento de que cualquier enseñanza o doctrina bíblica se enfrentará siempre condoble amenaza. La primera, por supuesto, es la amenaza presentada por aquellos quedirectamente resisten y se oponen a la enseñanza. Desgraciadamente, muchos de los que profesan ser cristianos resisten las bendiciones de la familia. Pero nos tenemos que protegercontra el error común de luchar contra las tentaciones de otros. Si aceptamos la enseñanza bíblica respecto a la bendición de tener hijos, es necesario preguntarnos cuáles serían lastentaciones de nuestra perspectiva.

Tales preguntas son necesarias porque la segunda amenaza contra cualquier enseñanza bíblica se presenta en los que declaran que la creen, y que luego proceden a destruirla. Alos que resisten la verdad, no se les da instrumento más poderoso para calumniar que este:que los seguidores de la “verdad” hacen lo que puede hacer cualquier tonto, santo,sinvergüenza, sabio o adolescente (es decir, engendrar a un niño), y luego no lo crían en eltemor de Dios. Engendrar a un hijo es fácil y supone mucho placer. Criarlo en el temor deDios es difícil y supone mucha pena, abnegación como el de Cristo, y amor  –  es decir,mayordomía.

El Señor dijo que cuando alguien escandaliza a un niño, mejor le sería que lo echaran almar con una gran piedra de molino atada al cuello. Entonces ¿qué deberíamos pensar del

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varón que procrea niñitos y no los educa, engendra hijos y no los alimenta, produce progenitura y no los cuida? Como si no fuera suficiente sólo una piedra de molino, pareceque aquél varón ha pedido más. El Señor es justo; se lo otorgará.

Cuando venimos a entender la gravedad de la obligación, naturalmente nuestratentación es huir con nuestro talento y esconderlo en tierra. Al principio, nuestro Señor

 puede parecer como un “hombre duro”. Nos sentimos tentados a reaccionar a la enseñanzade la Biblia de la misma manera que los discípulos de Cristo reaccionaron a Su enseñanzasobre el matrimonio –  “¡No conviene casarse!” Decimos (o tal vez lo pensamos), “Si así

son las cosas, ¡no conviene tener hijos!” Mas la irresponsabilidad no nos da refugio alguno –  da lo mismo si esa irresponsabilidad se ve por no tener hijos, o por tener siete hijos queestán abandonados y sin pastor.

Así que esto no se escribe para asustar a los jóvenes a no desear las bendiciones de lafamilia. Más bien se escribe para demostrar que la bendición no se consigue fácil oautomaticamente. El Señor nos brinda bendecir muchísimo por nuestros hijos, y a quienesmucho se les da, también se les pedirá mucho.

A lo Largo Plazo Se levantan sus hijos, y la llaman bienaventurada; y su marido también la alaba:

‘Muchas mujeres hicieron el bien; mas tú sobrepasas a todas.’  (Prov. 31:28 – 29)Más y más de las parejas jóvenes han decidido a confiar en Dios con respecto a la

 planificación familiar –   preparados para recibir cuantos “nos mande Dios.” Al momento detomar la decisión, estaban los dos contentos. Pero después de cinco años, ese marido jovense encuentra con cuatro niñitos preescolares y una esposa con muchas dudas.

¿Cómo puede un marido en tal situación animar a su esposa? Primero, debe tratar dedeterminar lo que son algunas de las causas del desánimo de su mujer. En lo siguiente, doyalgunas sugerencias de cómo darle ánimo, especialmente dirigidas a las tentaciones que se

les presentan a mujeres cristianas que están teniendo hijos.Una de las principales causas del desánimo es el agotamiento. Si una madre estátrabajando responsablemente en su hogar con sus niñitos, por supuesto se va a sentir muchomás cansada físicamente de lo que estaba antes de tenerlos. ¿Qué puede hacer el marido?

Primero, la puede ayudar de dos maneras: ayudándola con los niños y tambiénabsteniendo de comportarse él mismo como un niño. Además, debe ayudar a cuidar a losniños mientras su esposa sale, por lo menos una vez a la semana. También debe conseguirregularmente la ayuda de una niñera mientras él sale con su mujer  –  ella necesita reposo.

Segundo, debe reconocer que los niños sacan muchos esfuerzos físicos de su esposadurante todo el día: quieren mamar, quieren que los aguanten y abracen, quieren suatención continua. Esto quiere decir que él tiene que considerarla y ser comprensivo en susatenciones sexuales. No debe presentarse como otra demanda más.

Tercero, debe enseñarle a su esposa a fijarse en la bendición a largo plazo, tanto en estavida como en la próxima. Las ganancias más importantes de criar niños en esta vida, no sereciben durante los primeros cinco años. Cuando los niños están pequeñitos, requierenmucho tiempo y mucha energía. Pero si se educan bien y se disciplinan también, mientrascrecen contribuirán mucho más a la familia de lo que reciben de ella. Nacimos a estemundo teniendo una sola boca y dos manos. Así que, si somos fieles a Dios, produciremosmás de lo que consumimos. Pero al principio, siendo recién nacidos y niñitos, sólocontribuyen a la carga de trabajo.

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Por consiguiente, el marido debe animar a su esposa, recordándole del valor eterno de laobra que hace. Cuando ella y los hijos han estado allí diez mil años brillando cual sol,entonces aquel montón de ropa sucia perderá su importancia.

La maternidad puede desanimarle también a causa de la hostilidad del mundo y decristianos “bien intencionados”. Por ejemplo, un día mi esposa andaba con sólo dos de

nuestros niños, y una mujer mayor en la calle le dijo, “¡Madre mía! Parece que ustedes noson partidarios del control de la natalidad, ¿o si?” La imagen mental de los mundanosincrédulos hacia la mujer fecunda es como si se hubiera arrastrado por todos lados, con unamultitud de mocosos agarrándose de su falda rota. Dado tales hostilidades, el aliento que elmarido tiene que proveer es evidente. El no sólo debe apreciar la obra que ella hace por él,sino también debe expresárselo continuamente.

Relacionado con esto es la importancia de honrar el embarazo. En toda la Escrituravemos que la fecundidad se exalta. Una de las cosas más valiosas que yo aprendí de mi padre, fue la belleza de una mujer embarazada. Así que en vez de burlas y chistes, loscristianos deben de honrar a aquellas que Dios ha bendecido. Y también es importante queel marido cristiano honre a su esposa en maneras prácticas. Una cosa de esa índole tieneque ver directamente con la tentación de la esposa de sentirse “desaliñada”. La Bibliaenseña que una de las responsabilidades principales del marido es mantener a su esposavestida (Ex. 21:10). No es necesario que vista ostentosamente (efectivamente, tal cosa está prohibida), pero el marido debe asegurar que su esposa pueda vestirse atractivamente todoel tiempo, más particularmente durante su embarazo.

Otra fuente del desánimo se encuentra en la tentación de suponer e imaginarsedemasiado con respecto a la providencia de Dios en el futuro. Siempre hemos escuchado delos mundanos contra-niños que si una pareja con deseos sexuales normales se abstiene deusar control de natalidad, el resultado será necesaria e inevitablemente más o menoscuarenta y dos niños antes de la menopausia. Pero entendemos que no es necesariamenteasí. Y cuando hay más de unos pocos niños en la familia, Dios sigue siendo fiel  –  nuncanos defrauda. Por ejemplo, el Señor nos bendijo a nosotros con tres hijos dentro de cincoaños después de casarnos. En tales circunstancias, la esposa fácilmente puede comenzar acalcular los sumos, como en los problemas de la materia matemática. (Una mujer tiene un bebé cada 18 – 24 meses por cuatro años. Le quedan 20 años más de fertilidad. ¿Qué le pasaa esa mujer?) El problema en razonar así es que está fundado en una base falsa e impía quedice que el universo es un sitio impersonal y que la providencia de Dios no tiene nada quever con las bendiciones que recibimos. Respecto a nuestro caso, aunque tener más hijoshubiera sido una bendición oportuna, el Señor no nos ha aumentado más durante losúltimos 14 años.

Algunos matrimonios que no usan control de natalidad tienen diez hijos, algunos tienentres, y algunos no han sido bendecidos con niños. La Biblia enseña que la cantidad noresulta por azar; es el Señor quien otorga a las mujeres los hijos. No estoy diciendo que elcontrol de natalidad no es lícito. Pero si los cristianos lo usan, no lo deben hacer porque hanabrazado las mentiras de los paganos con sus malas opiniones de los niños.

Así que para mantenerla animada, la prioridad del marido debe ser el contentamientoespiritual y emocional de su esposa. Debe orar por ella, y ella debiera saber de susoraciones por ella. Frecuentemente, él debe abrazarla, consolarla, aconsejarla, y instruirlaen la Palabra de Dios. Aunque algunos en el mundo la menosprecian en su llamada yvocación, él la debe alabar en esto con frecuencia y gratitud. Ella está llamada a unavocación gloriosa: “Pero se salvará engendrando hijos, si permaneciera en fe, amor y

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 santificación, con modestia” (1 Tim. 2:15). En vez de un aspecto desaliñado y una grancantidad de niños demostrando al cínico cuántas veces hace el amor, su aspecto bello y susniños bien arreglados demostrarán cuán amada ella realmente es.

Entonces, ¿Qué del Control de Natalidad? 

En un sentido, el hecho de que el tema del control de natalidad se está discutiendo denuevo en la iglesia es una buena señal. Significa que los cristianos ya no suponenautomaticamente que una costumbre difundida en la cultura mundana tiene que ser válida.Sin embargo, el mero hecho de que los mundanos hacen alguna cosa, no significaautomaticamente que es ilícita. Por lo tanto, ¿cómo se trata de esta cuestión?

Primero, tenemos que entender lo que la Biblia enseña directamente sobre este tema. Yaquí queda claro que ciertas formas del control de natalidad están prohibidas expresamenteen las Escrituras. Al empezar con las más obvias, excluimos el infanticidio y el aborto. LaBiblia excluye todas estas costumbres en la manera más directa posible  –  “No matarás”.Quizás, muchos no se dan cuenta de que este mandamiento también excluye ciertos

aparatos del control de natalidad, tales como píldoras abortivas o el DIU. Estos aparatosimpiden que suceda la fecundación después de la concepción, y por consiguiente, usarlos esilícitamente matar a una vida humana poco después de su comienzo.

¿Y qué de otras clases de aparatos? ¿Habla la Biblia sobre la licitud de que un hombre ysu esposa limiten la cantidad de hijos que tienen, o de que los espacíen? La respuesta es sí yno. No hay nada en la Escritura que diga que el hecho de usar control de natalidad en sí esilícito. Sin embargo, la mayoría de los casos del control de natalidad hoy en día es malo ensus motivos y aplicaciones. Para entender esto, primero tenemos que mirar otro temarelacionado.

Aunque la Biblia no dice nada sobre el control de natalidad, como se dijo antes, sí queenseña mucho sobre el tema de los niños y la familia. Por lo tanto, antes de preguntar si

cierto caso del control de natalidad es lícito, se tiene que preguntar si resulta de unentendimiento de, y una sumisión a, la enseñanza de la Biblia sobre la familia. Y ya quetodas las situaciones son diferentes, a veces la decisión resulta de esto, pero mucho deltiempo no.

Vamos a empezar con un ejemplo de una situación en que el uso del control denatalidad no es bíblico. Supongamos que una pareja piensa de esta manera: “Sabemos quelos niños son una molestia, nuestras carreras siguen bastante bien, el mundo estásuperpoblado, y además, luego podemos dejar de usar la píldora.” No hay nada másevidente que la realidad de que esta pareja se ha tragado como por una manguera todo loque dice el mundo.

Ahora tomamos un ejemplo contrario: “El Señor nos ha bendecido bondadosamente con

seis niños, y todos han sido un encanto a nosotros. Pero recientemente hemos consideradoel control de natalidad, porque se nos hace más y más difícil cuidarlos como requiere laBiblia. Se nos ha hecho difícil alimentarlos a todos, y el costo de matrícula de unaeducación bíblica (o los esfuerzos de educarlos bíblicamente en el hogar) sigueaumentándo.” 

Puede ser que esta segunda pareja está equivocada en sus suposiciones (respecto a sucapacidad de cuidar siete niños, digamos). Pero tal suposición equivocada no es lo mismoque la actitud pecaminosa y rebelde que demuestra la primera pareja. Por contraste, se ve

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una familia que cree que los hijos son una bendición, y que se comporta de acuerdo con esacreencia.

Ya que la Biblia no trata directamente del control de natalidad, nuestra evaluación setiene que basar en la motivación de una acción, si está motivada por una actitud bíblica conrespecto a lo que sí trata directamente la Biblia –  los niños y la familia.

Algunos han mantenido que el caso en Génesis de la muerte de Onán quien vertía susimiente en tierra, es ejemplo del castigo de Dios sobre el control de natalidad. Claro queasí fue, pero aquí nuestro punto (respecto a la prioridad de los motivos) tiene respaldo. Loinaceptable del hecho de Onán fue su intento deliberado de robarle la posteridad a suhermano, mientras estaba teniendo a su esposa (Gén. 38:9). En otras palabras, el castigovino porque sus motivos eran malvados. Por consiguiente, los que practican el control denatalidad con motivos antibíblicos siguen en las pisadas de Onán. Pero se necesita bastanteingenio para relacionar este motivo malvado de Onán con el motivo de una pareja piadosaque practica el control de natalidad para espaciar y llevar al máximo la cantidad de niñosque tienen (por ejemplo, si ella tiene que dar a luz por operación cesárea). Entonces, cuandono hay enseñanza clara en la Escritura sobre un tema de comportamiento moral y ético,tenemos que mantenernos callados. No se nos permite condenar como pecado a alguna cosaen sí, simplemente porque la mayoría de los que la practican tienen malos motivos.

Pero esto no quiere decir que un matrimonio cristiano que practica el control denatalidad, automaticamente puede suponer que hace bien. Por cierto, como se mantiene másarriba, la cuestión entera se tiene que entender a la luz de nuestros motivos, y de nuestrasumisión a la doctrina bíblica de la familia. También es cierto que respecto a los motivos,somos responsables ante Dios, y sólo a El. La cuestión del control de natalidad no esningún caso en que pueden meterse el magistrado civil o los pastores de la iglesia.

Si hay una actitud antibíblica respecto a los niños y la familia que sea visible y patente,eso debe ser asunto de los pastores de la iglesia. Pero ellos lo deben tratar de la mismamanera en que tratan una situación semejante (es decir, alguien que tiene una actitudantibíblica respecto al alcohol –  algo que no es pecaminoso en sí, pero que puede serabusado).

Los padres son mayordomos ante Dios, y Dios les encarga los niños a ellos. Algunos padres recibiendo los recursos que les da Dios, crian muchos hijos para servirle, y están bendecidos grandemente. Otros padres quizás limiten los niños que tienen, pero creen quelos que tienen son una gran bendición, y ellos también los crian a servir al Señor. Estos padres también son bendecidos por Dios. Cuando Jesús dio la parábola de las minas, nomencionaba ninguna disputa entre el hombre que tenía diez minas y el que tenía cinco. Elque tuvo problemas (sólo con su amo, y no con sus consiervos) fue el que tuvo miedo,encargado con alguna responsabilidad. Aquél escondió en tierra lo que tenía, y fuecondenado por su señor. Así han hecho muchos matrimonios cristianos hoy en día. Noquieren la responsabilidad de tener hijos, aunque ha dicho Dios que los hizo uno con el propósito de procurar una descendencia para Dios (Mal. 2:15).

Así que, el debate moderno respecto al control de natalidad desafortunadamente se hadirigido hacia el método que se usa, en vez del motivo que lo impulsa, como si el siervo perezoso hubiera podido justificarse señalando que su acción de esconder dinero en unhoyo en la tierra no fue pecaminoso en sí misma. Eso es cierto, pero no tiene nada que vercon la cuestión señalada.

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La Biblia no dice en ninguna parte que el uso del control de natalidad es pecaminoso.Por tanto, está mal decir que lo es. Ciertamente la Biblia dice con firmeza que tener hijos esuna bendición del Señor. Y es un pecado decir que no lo son, o actuar como si no lo fueran.

CAPITULO NUEVE 

El Divorcio y el Nuevo Casamiento 

El Divorcio 

El divorcio es la disolución de un matrimonio. Y como ya hemos visto, un matrimoniose constituye cuando se ha hecho una unión sexual en el contexto de juramento de alianza

(Mal. 2:14). Cuando ese pacto se viola, pues el mismo matrimonio ha sido violado.Un matrimonio no existe simplemente porque una pareja se ha hecho un solo cuerpo en

la unión sexual. Pablo también se refiere a un cuerpo para describir la relación de unhombre con una prostituta (1 Cor. 6:16), evidentemente lo que no es ningún matrimonio.Un matrimonio existe cuando una relación heterosexual ha sido santificada con un juramento. Así pues, el matrimonio requiere que una pareja se haga un cuerpo, perotambién requiere un juramento de pacto.

Esto nos ayuda entender la razón por la cual Dios aborrece al divorcio. “Porque Jehová

 Dios de Israel ha dicho que él aborrece el repudio…” (Mal. 2:16a). Dios aborrece aldivorcio porque un propósito principal del pacto de matrimonio es procurar unadescendencia consagrada (Mal. 2:15). El divorcio desperdicia la oportunidad que tienen los

 padres de criar niños consagrados al Señor. Además, ya que el divorcio es una violación del pacto de matrimonio, Dios aborrece la falsedad que supone. Es Dios fiel a sus pactos, yaborrece la fraude de los pactos que la deslealtad significa en el matrimonio.

Puesto que Dios aborrece al divorcio, no es de extrañar que algunos han concluido queel divorcio siempre es pecado. Desafortunadamente, esa perspectiva no toma en cuenta laenseñanza entera de la Biblia respecto al tema. Por supuesto, el divorcio siempre es pecadode parte de uno de los cónyuges, por lo menos. Y normalmente es pecado de parte de losdos. Sin embargo, a veces es una acción recta de parte de la persona ofendida e inocente.

Con esto no se quiere decir que el divorcio es automaticamente una acción válida parala persona inocente. Puede ser válida, pero a menudo no la es. Hay una distinción entretener razón y ser recto. La persona ofendida puede ser inocente respecto al punto de la

infidelidad, pero no quiere decir que es inocente en su comportamiento llegando a ese punto. Tampoco quiere decir que la “persona inocente” se comporta sin amargura o rencor

durante el proceso del divorcio. Así pues, alguien podría tener el derecho, y aun laobligación de divorciarse de su cónyuge, sin embargo estar mal en su manera de hacerlo.

Como ejemplo concreto, supongamos que una mujer cristiana tiene diez años casada.Su marido (que no es cristiano) ha sido homosexual desde hace cinco años. Ella se lo acabade enterar, y él no se quiere arrepentir. ¿Tiene ella el derecho de divorciarse de él? Claro

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que sí, y probablemente lo debe hacer. Y si lo hace, pues también tiene derecho de volver acasarse.

Mas no quiere decir que ella no está sujeta a la tentación de pecar en la manera que procure el divorcio. Si peca o no depende de la manera que se comporta. ¿Lo hace con eldeseo de hacer todo lo recto delante de Dios? ¿O lo hace con amargura, malicia y rencor?

La tentación será siempre decir, “¡Pero mira lo que me hizo él a mí!” Pero aun ensituaciones tan difíciles como esas, ella todavía tiene que fijarse en la actitud del perdónque ordenó Jesús para sus seguidores cuando se les maltrataban. El perdón verdadero se puede ofrecer sólo si se ha sufrido un verdadero mal. Y el comportamiento de ese marido síestá verdaderamente mal.

A menudo la mujer en tal situación se niega a perdonar, porque supone que si lo perdonara, tendría que quedarse con él. Pero eso no es cierto en sí. Todo depende de otrascircunstancias: si el marido ha dejado su homosexualidad, si tiene SIDA, si se haconvertido en cristiano, y etcétera. Pues, aun así, la decisión es de ella  –  con tal de que seesté comportando bíblicamente y no tratando de justificarse en su amargura por medio deun texto bíblico.

Al mismo tiempo, ella debe examinar su propio comportamiento durante los diez añosdel matrimonio. ¿Trataba de ganárselo al Señor como instruye la Biblia (1 Ped. 3:1 – 6), ovivía con él de su propia manera y bajo sus propias condiciones? Si es así, pues tiene quereconocer ese pecado delante de Dios, antes de decidirse a buscar el divorcio. De otramanera, ella no entiende las causas del fracaso del matrimonio en los años que precedieronla violación del pacto matrimonial de parte de su marido.

Tal vez algunos se objeccionan diciendo que eso resulta que ella se sienta culpable de laseparación, cuando el marido fue el responsable. Pues, claro que él tiene la responsabilidad.El marido es la cabeza de la familia, que quiere decir que él es mayordomo de la alianza,aunque no sea cristiano y no tenga ninguna idea de lo que significa la alianza. Sin embargo,ella todavía tiene que entender la manera en que no le ha obedecido a Dios como cristiana.En ninguna manera se disminuye la gravedad del pecado del marido, simplemente le permite a ella a decidir lo que debe hacer con la vista clara que procede del perdón y laPalabra de Dios.

Ya que el marido es el mayordomo de la alianza matrimonial, el género de la personainocente importa en las decisiones respecto al divorcio. La comunidad cristiana está llenade mujeres cristianas y piadosas que tienen maridos impíos. Hombres cristianos y piadososque tienen esposas impías son mucho más raros. Esto demuestra cuan grande es lainfluencia que tiene el marido sobre la condición espiritual de su matrimonio.

Con respecto al divorcio, esto quiere decir que es mucho más probable que las esposassean maltratadas por sus maridos que lo contrario. Si un hombre no le es fiel a su esposa, esmuy posible que ella ha sido la clase de esposa que Dios desea. Pero si la mujer le es infiela su marido, es mucho menos probable que él ha estado cumpliendo con susresponsabilidades debidamente.

Esto no quiere decir que él no se puede divorciar de ella, pero sí quiere decir que éltiene que aceptar toda la responsabilidad de lo que se ha hecho (o más posiblemente, de loque no ha hecho). Si acepta esa responsabilidad, estará mucho más preparado para hacer loque Dios quiere. En otras palabras, si el individuo inocente es el marido, es muy posibleque su inocencia lleva algunas tachas significantes.

Esto no significa una ley universal, pero sí que es un modelo general. Naturalmente,hay algunas excepciones que tocan situaciones en que el matrimonio se había desintegrado

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antes de que él se convirtiera. En tal situación, puede que ya no haya remedio para elmatrimonio, o que la esposa no quiere nada que ver con Cristo. Pero lo importante esrecordar, por regla general, que el individuo inocente (sea hombre o mujer) tiene muchosrecursos en la forma de enseñanzas bíblicas, y esos recursos muy poco se usan.

Es raro observar una situación en que el individuo inocente entra al proceso de divorcio

con una actitud amorosa y correcta. He visto varias situaciones en que existían razones bíblicas para el divorcio, pero muy rara vez he visto que la situación se manejaba con unaactitud bíblica. De vez en cuando, eso se ha podido remendar por la gracia de Dios, ynormalmente cuando esa actitud se cambia, la posibilidad de una reconciliación bíblica esmucho más probable.

Motivos Bíblicos para el Divorcio 

Antes de dirigirnos a los motivos del divorcio, tenemos que reconocer una distinciónentre los que entienden la ley de Dios desde fuera y los que la entienden del interior. Losque la entienden desde fuera, la usarán simplemente como una lista: “¡Bueno! Aquí está. Es

 permitido divorciarme de él.” Pero los que entienden que la naturaleza del matrimonio esuna de pacto y alianza, entenderán las razones por las cuales Dios ha establecido susrequisitos. Y también estarán preparados para la posible reconciliación.

Sin embargo, hay tres categorías básicas de requisitos. Es natural también, que hayanalgunos traslapos.

Primero, en Mateo 5:31 – 32, Jesús dice: “También fue dicho: Cualquiera que repudie a su mujer, dele carta de divorcio. Pero yo os digo, que el que repudia a su mujer, a no ser

 por causa de fornicación, hace que ella adultere; y el que se casa con la repudiada, comete

adulterio.” La palabra traducida “fornicación” en este pasaje refiriéndose a la inmoralidad sexual es

“porneias”. Quiere decir impureza sexual, o toda clase de sexo fuera del matrimonio legal.

 No es la misma palabra usada especificamente para adulterio más tarde en el pasaje, aunque por supuesto, el adulterio se incluye como una clase de porneias. También, incluye lainmoralidad sexual de antes de casarse, aunque la pareja no sepa nada. “Y José su marido,como era justo, y no quería infamarla, quiso dejarla secretamente” (Mat. 1:19). AunqueJosé se equivocaba sobre los hechos de la situación, y el matrimonio aún no se habíaconsumado, este pasaje todavía nos instruye. Si un hombre creía que se estaba casando conuna virgen, y a los tres meses de estar casados sucede que ella esté embarazada de seismeses por otro hombre, la cláusula sobre la porneias se puede aplicar.

 Porneias es un término general. Se aplica a la inmoralidad sexual antes de matrimonioy después. En el Antiguo Testamento en griego, la palabra está estrechamente relacionadacon la idolatría. Dado la naturaleza de la idolatría pagana, esa relación no es completamentefigurativa, ya que la idolatría a menudo involucraba la inmoralidad sexual durante el culto.

Puesto que el matrimonio es una alianza rodeando la relación sexual, la inmoralidadsexual ataca el fondo de esa alianza. En tal caso, se le permite a la persona inocentedivorciarse de su cónyuge. Pero si hay alguna oportunidad de reconciliación piadosa,también se debe fomentar.

El segundo motivo bíblico del divorcio se trata en 1 Corintios 7:12 – 16. Pablo dice:

Y a los demás yo digo, no el Señor: Si algún hermano tiene mujer que no sea creyente, yella consiente en vivir con él, no la abandone. Y si una mujer tiene marido que no sea

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creyente, y él consiente en vivir con ella, no lo abandone. Porque el marido incrédulo essantificado en la mujer, y la mujer incrédula en el marido; pues de otra manera vuestroshijos serían inmundos, mientras que ahora son santos. Pero si el incrédulo se separa,sepárese; pues no está el hermano o la hermana sujeto a servidumbre en semejante caso,sino que a paz nos llamó Dios. Porque ¿qué sabes tú, oh mujer, si quizá harás salvo a tumarido? ¿O qué sabes tú, oh marido, si quizá harás salva a tu mujer? 

En este pasaje el asunto es el desamparo del pacto. Si el cónyuge no creyente consienteen vivir dentro del pacto matrimonial bíblicamente entendido (en la medida que lo puede elno cristiano, es decir, en una manera externa), pues es santificado. Quiere decir que élrecibe una bendición externa de acuerdo con su conformidad externa a la norma de Dios. No quiere decir que puede ser salvo sin confiar en Cristo. Pero si decide a abandonar a sucónyuge, la cristiana no está obligada a quedarse casada con él. Es más, no se le permite alcristiano resistir el divorcio. Esto quiere decir que el cristiano está libre –  para casarse denuevo, para quedarse soltero, y para reconciliarse con su cónyuge (con tal que no se hayaestablecido ningún otro matrimonio durante ese tiempo [Deut. 24:1 – 4]). No estar sujeto aobligación, quiere decir lo que dice.

El tercer caso tiene que ver con la violación de leyes bíblicas que llevaban a la pena demuerte. Por ejemplo, en una sociedad justa, el que comete asesinato será ejecutado. En lanuestra, eso sucede muy raramente. Y ¿qué del cónyuge del homicida?

Si el gobierno civil estuviera haciendo lo que Dios le ha designado (es decir, castigandoal malhechor con la espada [Rom. 13:4]), pues el divorcio hubiera ocurrido por medio de laejecución. Pero si el gobierno civil se niega a cumplir su propia tarea designada, pues losdos gobiernos que quedan (la familia y la iglesia) tienen que tomar una decisión.

El hecho de que no ocurren ejecuciones bíblicas por el gobierno civil, no debe disuadira los demás que no llevan el poder de la espada. La iglesia debe excomulgar, y el cónyuge piadoso puede divorciarse. Ambas acciones no significan la separación de la personaculpable del pacto indicado. Ellas simplemente establecen legalmente de que aquella

 persona se ha separado por sí misma.Esto no es meramente teoría. La Biblia nos da un ejemplo de algunas familias y de laiglesia tomando medidas exactamente de esta manera. En Esdras 9:1, la Biblia dice,“Acabadas estas cosas, los príncipes vinieron a mí, diciendo: El pueblo de Israel y los sacerdotes y levitas, no se han separtado de los pueblos de las tierras, de los cananeos,

heteos, ferezeos, jebuseos, amonitas, moabitas, egipcios y amorreos, y hacen conforme asus abominaciones .” 

Esdras estuvo horrorizado, y en el próximo capítulo requería que los varones Israelitasque habían pecado de esta manera se divorciaran de sus mujeres extranjeras. Es importantereconocer que el asunto en este caso no fue la raza de aquellas mujeres (acordémonos deRut y de Rahab). El asunto era las abominaciones o las costumbres detestables. Ya que losexiliados que regresaban estaban bajo la autoridad legal del imperio persa, la pena civilrequerida en la ley del Antiguo Testamento para tales costumbres no fue aplicada. Pero esono dio razón a la iglesia y las familias a que no la pudieron aplicar, y en el libro de Esdras,eso es exactamente lo que hicieron.

Así pues, aunque es cierto que el cristiano no se debe divorciar de su cónyuge nocreyente, eso se aplica siempre y cuando éste consiente en quedarse casado bajo losrequisitos de Dios. Pero si el no creyente es culpable de ofensas escandalosas (ofensas que

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llevaban la pena de muerte bajo la ley bíblica), el cristiano tiene que reconocer lo que ya hasucedido.

Hasta que la iglesia venga a reconocer todo esto, continuaremos a tener una posturasobre el divorcio que es una vergüenza exegética y teológicamente. Así como está lasituación en lo actual, muchos grupos permitirían el divorcio a causa del adulterio, pero no

la permitirían si el cónyuge culpable es un homicida repetido. Esta miopía de ética es elresultado de estudiar los pasajes sobre el divorcio en una manera aislada (ignorando él deEsdras, por ejemplo). Al contrario, toda la Escritura se debe considerar en el estudio deltema.

El matrimonio no es un pacto absoluto. Es algo santificado porque la palabra de Dios loha santificado. Por tanto, no se debe convertir en un medio para contradecir la palabra deDios. Muchos de los cristianos han soportado cosas malvadas, porque se creen que losvotos matrimoniales lo requiere. Eso no es cierto. Los votos matrimoniales requieren quedejemos la vida egoísta. Los maridos tienen que amar a sus esposas, y las esposas tienenque respetar a sus maridos. Tenemos que negarnos a nosotros mismos, no la Palabra deDios.

 No Yo, Sino el Señor  

En 1 Corintios 7:10 – 11, Pablo dice, “Pero a los que están unido s en matrimonio,

mando, no yo, sino el Señor: Que la mujer no se separe del marido; y si se separa, quédese

 sin casar, o reconcíliese con su marido; y que el marido no abandone a su mujer.” La clave para entender este pasaje es la frase “no yo, sino el Señor.” Esto no quiere

decir, como han creído algunos, que Pablo está afirmando que esta enseñanza fue inspirada,mientras el pasaje siguiente en el versículo 12 (“yo digo, no el Señor”) no es inspirado. 

Quiere decir que Jesús (durante su ministerio en la tierra) enseñaba directamente sobreel divorcio, y en este caso Pablo está aplicando esa enseñanza. Se prohibe el divorcio, y si

sucede, alguien está en pecado. Lo que Dios ha unido, el hombre no tiene derecho aseparar. Esto quiere decir que el divorcio no puede ser justificado “por cualquier causa”. La palabra de Dios debe gobernar nuestro comportamiento en todo.

Pero las enseñanzas de Jesús, aunque dando la fundación de todo lo demás, no hablaronde cada situación imaginable. Esto fue particularmente evidente mientras la iglesiacontinuaba avanzando en el mundo pagano de los gentiles. “Yo nunca quise un divorcio, pero ahora él me ha abandonado…” Así pues, Pablo amplifica la instrucción como debe

responder un cristiano en situaciones en que un cónyuge no creyente se aparta.El pecado en cuanto al pacto matrimonial no solamente es causa de angustia personal,

sino también de mucha controversia teológica. El problema es la legitimidad del nuevocasamiento. La mayoría de los maestros cristianos no insistirán que uno viviese con alguienque no desea, y viceversa. Pero algunos aún dirán que la persona inocente no tiene derechoa volverse a casar. Eso es semejante decir que cometer el robo es malo, pero que si se nosroba de nuestro equipo electrónico, no se nos permite comprar uno nuevo. Eso ignora elhecho de que el ladrón es el culpable de cometer el pecado. Los que violan el pactomatrimonial siempre están en pecado. Pero la gravedad de la culpa debe caer sobre el quees culpable de la violación, y no sobre la persona inocente.

Entendimos pues, que se prohibe el pecado que causa el divorcio, sin excepción. Losque violan el pacto siempre están en pecado, y son estos los que causan el divorcio. Pero laBiblia enseña que es válido reconocer por trámite legal lo que ya han hecho estos

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violadores del pacto. También es válido que el cónyuge inocente ponga a manifiesto elestado del ofensor.

Así pues, si el trámite del divorcio es el reconocimiento piadoso de la rebelión de la otra persona contra Dios, el tramitar no puede ser rebelión contra Dios. Pero si un divorcio setramita sin ninguna base en la Palabra de Dios, pues ese divorcio es pecado. Para ser justo,

un divorcio tiene que estar atento –  atento a Dios y sus preceptos sobre el pecado delcónyuge.El hecho de que hay maestros bíblicos que no están de acuerdo con esto, no quiere decir

que es una opinión liberal del divorcio. Existen dos maneras de juguetear con la Palabra deDios. La primera es aumentar la enseñanza de la Biblia, y la segunda es quitarla. Existenmuchos cristianos bien intencionados que han establecido criterios sobre este tema, másseveros que los de la Biblia. Y no es realmente conservador ser más severo que Dios.

¿Y qué de aquellos, que antes de llegar a leer este libro, ya han hecho todo mal? Yaestán casados por tercera vez y se sienten angustiados por la culpa. La buena noticia es queDios nos levanta de donde estemos, no de donde habríamos de estar. En Cristo siempre hay perdón. Los que se encuentran en tal situación deben confesar el pecado, recibir el perdónde Dios por fe, y comenzar a vivir en conformidad a la Palabra de Dios.

Epílogo 

 Nuestra cultura se caracteriza por varones que se niegan de ser hombres. En nuestranecedad, nos hemos apartado de la enseñanza de la Biblia sobre la masculinidad, y suimportancia central para los hogares cristianos. Con toda la sabiduría de hombres necios,

hemos tratado de sustituir la dureza de la masculinidad por la delicadeza de las mujeres.Las consecuencias para nuestros matrimonios y nuestras familias — y por lo tanto, paranuestra cultura — no han sido nada menos que desastrosas.

Los hombres están desatinados por el mundo que los rodea, y por las responsabilidadesque tiene un hombre de Dios en tal mundo. Algunos se someten dócilmente a la rebelión denuestra cultura contra la masculinidad; otros se enojan en silencio sin saber lo que hacer;otros responden con machismo como medio de apoderarse de las mujeres; y otros secontentan con las migajas y los restos que se les tiran. Muchos de estos se creen que no hanrendido su masculinidad, simplemente porque pasan mucho tiempo en deportes, conautomóviles, y en cantinas. Pero la masculinidad tiene que demostrarse verdadera, y tieneque demostrarse dentro del hogar.

La castración de los hombres cristianos, y la afeminación consiguiente de la familia, laiglesia y la cultura, comenzaron en serio durante el siglo pasado, cuando el poder de uneficaz evangelio de gracia se abandonaba, y se establecía en su lugar el sentimientoreligioso. En nuestra rebeldía doctrinal, la respuesta femenina de fe se confundía con lainiciativa masculina de Dios en el evangelio. A los maridos, a quienes se les exige en laEscritura que imiten el amor de Cristo, se les enseñaba el error de que el amor de Cristo para su pueblo fue impotente. Entonces se abandonó la eficacia del amor, y se entronizó el

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sentimiento del amar. Y los hombres se volvieron impotentes en su imitación de un Señorimpotente.

En la cruz, Cristo conquistó el pecado y la muerte, y redimió para sí a un pueblollamado por Su nombre. En resumen, la cruz fue eficaz, y en tiempo pasado la iglesiaevangélica era testigo fiel a esa verdad. Cuando a los maridos se les exhorta a imitar a

Cristo en Su amor para la iglesia en la manera en que aman a sus esposas, ellos seencargarán de imitar un amor eficaz, si entienden el evangelio verdadero. Pero en el siglo pasado, la iglesia poco a poco se fue apartando de este entendimiento bíblico de la cruz. El poder de la cruz para salvar a los pecadores se empezó a negar, pero para los evangélicos lacruz aún tenía que decir algo. Y por consiguiente, la iglesia comenzó a acentuar elsentimiento del cariño de Cristo en lugar de la eficacia del amor de Cristo. Jesús nos iballamando dulcemente y con ternura, y los evangélicos en masa, empezaron a irse del hogar.

Consecuentemente, cuando se les exhortaba a imitar el amor de Cristo para con Suiglesia, los hombres no tenían nada que imitar más que esta enseñanza errónea del amor deCristo. Las consecuencias ruinosas se ven por todos lados. Tal vez el que tiene una lágrimaen el ojo no está bajo el poder de Dios, pero sin embargo siente algo. Puede que pasen añossin que descubra el engaño. Han pasado los años en nuestra cultura, y hemos descubiertoque el fruto es realmente amargo — adulterio, esposas irrespetuosas, maridos ásperos,divorcio, niños rebeldes, aborto, sodomía. Con todo y con eso, todavía no hemos entendidoque ese fruto amargo viene de un árbol plantado por nosotros.

Tenemos que reconocer y confesar que la rebelión actual de nuestra cultura contra elAltísimo, tenía su origen entre las familias de la iglesia, entre aquellos que confesaban elnombre del Señor. Si la sal se desvanece, los hombres la pisotean. Los maridos que noimitan el amor eficaz de Cristo verán también a sus familias holladas. Durante el siglo pasado, es precisamente lo que hemos visto.

Mientras continuamos en oración por la reforma del matrimonio, también tenemos queorar que el marido cristiano llegue a renovar o a cumplir los compromisos básicos en el pacto con el Señor.

Primero, él debe determinar que se informará a fondo sobre lo que la Biblia enseñaacerca del matrimonio, la jefatura, y la familia, que se someterá a ello con mucho gusto, yque lo pondrá en práctica en su casa. Por primera vez, se encontrará capaz de decir conentendimiento, “que yo y mi casa serviremos a Jehová.” 

Amará a su esposa así como Cristo amó a la iglesia, y se entregará por ella. Asumirá laresponsabilidad de su belleza.

 No encargará la responsabilidad de la condición espiritual, emocional, física ofinanciera de su casa a sus padres, su esposa, sus hijos, la iglesia o la sociedad. Delante deDios, él tomará toda la responsabilidad del hogar que Dios se le encarga, y le rogará lagracia para mantenerse firme.

 No permitirá que sus niños sean instruidos, educados o criados por los que viven yinstruyen la rebelión contra Dios. Sacará a sus niños de las escuelas del gobierno, y loseducará en casa o en una escuela bíblica.

 No apartará a su esposa de sus obligaciones principales como la madre y subgerente dela casa. El la traerá a casa para sus hijos, al lugar ordenado de Dios para ella, y la alentará yamará en esa vocación. La establecerá en el lugar donde podrá alcanzar la grandeza, ycuando ella la haya conseguido, se levantará y la llamará bienaventurada.

 No se equivocará en confundir el amor para su esposa que Dios exige, con la“amabilidad” falsa que abdica su responsabilidad de ejercer jefatura. 

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Instruirá a su esposa en la Palabra de Dios, y juntos ellos instruirán a los niños.Trabajará duro para que su esposa pueda cubrir y alimentar a la familia.Se dedicará a su esposa sexualmente, tratándola con sensibilidad y sabiduría.Establecerá el carácter del hogar por medio de su paciencia, su reverencia, su dignidad,

su bondad, y su cortesía.

Y le dará gracias a Dios por Su misericordia por medio del Señor Jesucristo.

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