recuerdos de clorindo por el arq. carlos sánchez saravia y un grupo de amigos

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paginas 47 a 68 N° 6 año II abril 2013 tapa e-ArquiNoticias N° 6 Clorindo Testa Arquitecto y Artista Plástico (Nápoles, 10 de diciembre de 1923 – Buenos Aires, 11 de abril de 2013) Recuerdos de Clorindo por el arq. Carlos Sánchez Saravia y un grupo de amigos El 11 de abril del 2013 murió un símbolo de nuestra arquitectura, Clorindo. Dejamos de lado una de las notas preparadas para esta edición para poder “hilar” algunos recuerdos de nuestra actividad periodística en relación al “Maestro”

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El 11 de abril del 2013 murió un símbolo de nuestra arquitectura, Clorindo. Dejamos de lado una de las notas preparadas para esta edición para poder “hilar” algunos recuerdos de nuestra actividad periodística en relación al “Maestro”

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paginas 47 a 68

N° 6

año II abril 2013

tapa e-ArquiNoticias N° 6

Clorindo TestaArquitecto y Artista Plástico(Nápoles, 10 de diciembre de 1923 – Buenos Aires, 11 de abril de 2013)

Recuerdos de Clorindopor el arq. Carlos Sánchez Saravia y un grupo de amigos

El 11 de abril del 2013 murió un símbolo de nuestra arquitectura, Clorindo.Dejamos de lado una de las notas preparadas para esta edición para poder “hilar” algunos recuerdos de nuestra actividad periodística en relación al “Maestro”

El 11 de abril del 2013 murió un símbolo de nuestra arquitectura, Clorindo.Dejamos de lado una de las notas preparadas para esta edición para poder “hilar” algunos recuerdos de nuestra actividad periodística en relación al “Maestro”

Desde mis comienzos como productor de contenidos primero en el Cronista Comercial y luego en La Nación y Clarín varias fueron las notas que produje de obras de Clorindo y cuando en el año 2009, comencé a tomarme el atrevimiento, también, de escr ibir ; en la revista LMD Arquitectura, la primera nota que dedique a los Estudios fue sobre el estudio de Clorindo Testa y la titule “Clorindo el mas artista de los arquitectos”, como todo artista un espíritu libre que no se ato ni a modas ni a corrientes de arquitectura.

Recuerdos de Clorindopor el arq. Carlos Sánchez Saravia

este es un pequeño homenaje a los

colores de Clorindo

Clorindo de niño Clorindo en el andamio de una de sus obras

Clorindo junto a un grupo de colegas en la entrega del

Pritzker a Peter Zumthor (2009)

Clorindo junto a su Sra. en la entrega del Pritzker

a Peter Zumthor (2009)

el ing. Jorge Ctibor entrega una distinción a Clorindo

por habersele conferido el Premio a la Trayectoria(2008)

Clorindo y Jorge Glusberg entrando al salón dorado del

Palacio de la Legislatura

El 11 de abril del 2013 murió un símbolo de nuestra arquitectura, Clorindo.Dejamos de lado una de las notas preparadas para esta edición para poder “hilar” algunos recuerdos de nuestra actividad periodística en relación al “Maestro”

Desde mis comienzos como productor de contenidos primero en el Cronista Comercial y luego en La Nación y Clarín varias fueron las notas que produje de obras de Clorindo y cuando en el año 2009, comencé a tomarme el atrevimiento, también, de escr ibir ; en la revista LMD Arquitectura, la primera nota que dedique a los Estudios fue sobre el estudio de Clorindo Testa y la titule “Clorindo el mas artista de los arquitectos”, como todo artista un espíritu libre que no se ato ni a modas ni a corrientes de arquitectura.

Recuerdos de Clorindopor el arq. Carlos Sánchez Saravia

este es un pequeño homenaje a los

colores de Clorindo

Clorindo de niño Clorindo en el andamio de una de sus obras

Clorindo junto a un grupo de colegas en la entrega del

Pritzker a Peter Zumthor (2009)

Clorindo junto a su Sra. en la entrega del Pritzker

a Peter Zumthor (2009)

el ing. Jorge Ctibor entrega una distinción a Clorindo

por habersele conferido el Premio a la Trayectoria(2008)

Clorindo y Jorge Glusberg entrando al salón dorado del

Palacio de la Legislatura

Felix Luna (texto publicado en el año 2009 en la revista LMD)

Habla sosegadamente pero un brillo pícaro le baila en los ojos, bajo los lentes que tiene afirmados en la frente y solo usa para leer.La palabra “divertido” es recurrente en su conversación; será divertido ese juego de laberintos que esta urdiendo con cintas multicolores en las columnas cuyas bases se encuentran ocultas en la Catedral de La Plata. Y es divertido saber que al excavar los cimientos de su Biblioteca Nacional apareció el fósil de un gliptodonte que prefiguraba con millones de años de anticipación la estructura de la biblioteca, un caparazón con cabeza y cola sostenida por cuatro fuertes patas.Es que en sus altos años, la vida de Clorindo Testa es divertida porque es creación pura.A las 8 de la mañana se lo ve en un café cercano a su estudio: es su hora de reflexión e imaginación. Trabaja hasta la una, almuerza en su casa, duerme una siesta moderada. Luego regresa a su estudio, a veces se queda hasta muy tarde, generalmente pintando.Proyectos, planos de obras y creaciones plásticas son la rutina de su creación, movediza, sorpresiva.Clorindo ha llegado al más alto nivel de su profesión.Su obra como pintor ha merecido reconocimientos definitivos y el paisaje urbano de Buenos Aires no sería el mismo sin alguna de sus obras.No pocas de ellas dispararon ardientes controversias. Nunca se quedo en la complacencia, siempre innovo, siempre se atrevió, siempre se arriesgó. Si algo le resulta ajeno, es lo convencional la casa Central del Banco de Londres, El Centro Cultural Recoleta, además de la Biblioteca Nacional y mas allá, el Centro Cívico de Santa Rosa, son unas pocas muestras de su vocación.Su estudio es un enorme piso situado sobre lo que fue la Confitería del Aguila, en Santa Fe y Callao, un laberinto de ordenado desorden lleno de recovecos, pasillos, depósitos y archivos, ambientes llenos de maquetas, pinturas y recuerdos. Un lugar rico en sorpresas, escondrijos y emboscadas aparentemente simple pero, en realidad complejo y misterioso.¿Cómo el espíritu de su dueño?

Felix Luna (texto publicado en el año 2009 en la revista LMD)

Habla sosegadamente pero un brillo pícaro le baila en los ojos, bajo los lentes que tiene afirmados en la frente y solo usa para leer.La palabra “divertido” es recurrente en su conversación; será divertido ese juego de laberintos que esta urdiendo con cintas multicolores en las columnas cuyas bases se encuentran ocultas en la Catedral de La Plata. Y es divertido saber que al excavar los cimientos de su Biblioteca Nacional apareció el fósil de un gliptodonte que prefiguraba con millones de años de anticipación la estructura de la biblioteca, un caparazón con cabeza y cola sostenida por cuatro fuertes patas.Es que en sus altos años, la vida de Clorindo Testa es divertida porque es creación pura.A las 8 de la mañana se lo ve en un café cercano a su estudio: es su hora de reflexión e imaginación. Trabaja hasta la una, almuerza en su casa, duerme una siesta moderada. Luego regresa a su estudio, a veces se queda hasta muy tarde, generalmente pintando.Proyectos, planos de obras y creaciones plásticas son la rutina de su creación, movediza, sorpresiva.Clorindo ha llegado al más alto nivel de su profesión.Su obra como pintor ha merecido reconocimientos definitivos y el paisaje urbano de Buenos Aires no sería el mismo sin alguna de sus obras.No pocas de ellas dispararon ardientes controversias. Nunca se quedo en la complacencia, siempre innovo, siempre se atrevió, siempre se arriesgó. Si algo le resulta ajeno, es lo convencional la casa Central del Banco de Londres, El Centro Cultural Recoleta, además de la Biblioteca Nacional y mas allá, el Centro Cívico de Santa Rosa, son unas pocas muestras de su vocación.Su estudio es un enorme piso situado sobre lo que fue la Confitería del Aguila, en Santa Fe y Callao, un laberinto de ordenado desorden lleno de recovecos, pasillos, depósitos y archivos, ambientes llenos de maquetas, pinturas y recuerdos. Un lugar rico en sorpresas, escondrijos y emboscadas aparentemente simple pero, en realidad complejo y misterioso.¿Cómo el espíritu de su dueño?

Clorindo Testa, el inefable (texto publicado en el año 2009 en la revista LMD)por el arq. Luis Grossman

Hay una serie de rasgos que singularizan de manera especial a la figura y el nombre del arquitecto Clorindo Testa.Empezando por su formación plástica, la que lo ubicó desde hace tiempo entre los artistas destacados de la segunda mitad del siglo XX, continuando por la reiterada condición de ganador de concursos de anteproyectos de arquitectura, y por las características formales que identifican su obra, al punto que hasta quienes no son colegas pueden distinguir su mano en un dibujo o en una fachada.Por último “last but not least” Clorindo (el teclado se empeña en escribir “Clorinda”, otro dato que hace singular a nuestro personaje) es uno de los pocos arquitectos que son reconocidos ya sea por su trazo o por su rostro, mas allá de que quienes lo hagan comulguen o no con su lenguaje tan peculiar.Sin embrago, me parece pertinente contar un episodio que contradice la imagen de un profesional que acondiciona sus diseños al dibujo de las primeras ideas.Con mi hermano Julio colega y socio, solíamos cruzar la calle Suipacha, casi en la esquina Santa Fé, para tomar un café en Blue Horse, un salón penumbroso que tenía más vocación de boliche nocturno. Por esa razón no era muy concurrido, de modo que apenas entramos mi hermano me señaló a Clorindo que estaba solo delante de una mesa, con un café y su por entonces infaltable cigarrillo en mano. Tenía la vista clavada en el vacío, de modo que no nos vio, “Clorindo está proyectando” dijo mi hermano.

Semanas más tarde, cuando le conté el sucedido, Testa me contó que, efectivamente, estaba en la víspera de un concurso. Que no nos había visto, pero en verdad había estado pensando las dos alternativas que presentaba el programa para aquel proyecto. Todo en la mente.Pasaron no menos de 30 años, o más. Mi hermano ya no está con nosotros, pero aquel momento en Blue Horse me pareció que definía la personalidad creadora de un arquitecto cabal: Clorindo Testa.

Clorindo Testa, el inefable (texto publicado en el año 2009 en la revista LMD)por el arq. Luis Grossman

Hay una serie de rasgos que singularizan de manera especial a la figura y el nombre del arquitecto Clorindo Testa.Empezando por su formación plástica, la que lo ubicó desde hace tiempo entre los artistas destacados de la segunda mitad del siglo XX, continuando por la reiterada condición de ganador de concursos de anteproyectos de arquitectura, y por las características formales que identifican su obra, al punto que hasta quienes no son colegas pueden distinguir su mano en un dibujo o en una fachada.Por último “last but not least” Clorindo (el teclado se empeña en escribir “Clorinda”, otro dato que hace singular a nuestro personaje) es uno de los pocos arquitectos que son reconocidos ya sea por su trazo o por su rostro, mas allá de que quienes lo hagan comulguen o no con su lenguaje tan peculiar.Sin embrago, me parece pertinente contar un episodio que contradice la imagen de un profesional que acondiciona sus diseños al dibujo de las primeras ideas.Con mi hermano Julio colega y socio, solíamos cruzar la calle Suipacha, casi en la esquina Santa Fé, para tomar un café en Blue Horse, un salón penumbroso que tenía más vocación de boliche nocturno. Por esa razón no era muy concurrido, de modo que apenas entramos mi hermano me señaló a Clorindo que estaba solo delante de una mesa, con un café y su por entonces infaltable cigarrillo en mano. Tenía la vista clavada en el vacío, de modo que no nos vio, “Clorindo está proyectando” dijo mi hermano.

Semanas más tarde, cuando le conté el sucedido, Testa me contó que, efectivamente, estaba en la víspera de un concurso. Que no nos había visto, pero en verdad había estado pensando las dos alternativas que presentaba el programa para aquel proyecto. Todo en la mente.Pasaron no menos de 30 años, o más. Mi hermano ya no está con nosotros, pero aquel momento en Blue Horse me pareció que definía la personalidad creadora de un arquitecto cabal: Clorindo Testa.

Clorindo José Manuel Testa, comenzó su trabajo profesional en 1951 –tras dos años de viaje de estudios en Europa-, al ganar (junto con los arquitectos Dabinovic, Gaido y Rossi) el concurso para la sede de la Cámara Argentina de la Construcción. Su primera obra (en 1951) y también su última participación como jurado (en 2013), en el concurso convocado para su aggiornamiento.

Presente siempre la influencia corbusierana, desde los trazos en los dibujos hasta la materialidad, basta recordar que en los sesenta el entonces Banco de Londres, que realizó junto a SEPRA, fue una de las dos obras que puso a la Argentina en la historia de la arquitectura contemporánea (la otra fue el Banco Ciudad de M/SG/S/S) con publicaciones en las revistas de arquitectura europeas.

Es innecesario mencionar un listado de obras, que fueron de toda clase, desde viviendas hasta las más recientes sedes universitarias. El Estado no solo lo cuenta como el autor de la Biblioteca Nacional, sino de los proyectos más recientes para las instalaciones nacionales en las Bienales de Arquitectura de Venecia y San Pablo. Algunos hitos en su trayectoria fueron: Académico de número, Academia Nacional de Bellas Ates, 1976; Premio Trayectoria, Asociación de Críticos de Arte, 1986; Premio Konex de Platino Artes visuales – Arquitectura, 1982; Premio Trienal Arquitectos de América, otorgado por la Federación Panamericana de Arquitectos, 1987; Director Fondo Nacional de las Artes, 1992; Doctor Honoris Causa UBA, 1992; Premio Konex de Platino Artes visuales – Arquitectura, por el quinquenio 1982-1986, 1992; Premio Vitruvio a la Trayectoria, 1994; Profesor Honorarios FADU, UBA, 1996; Premio a la Trayectoria, FNA, 2001: Premio a la trayectoria Sociedad Central de Arquitectos-Batimat Expovivienda, primera edición, 2008 (en conjunto con Mario Roberto Álvarez).

Desde la puerta de su estudio, poblado por sus cuadros, dibujos, instalaciones, sus animales de madera, su mítico dinosaurio, era posible ver a Clorindo en su mesa de trabajo, pensando, dibujando. Y, en seguida, su cálida invitación a pasar. Imposible imaginar su lugar de otro modo.

Clorindo, siemprepor la arq. Marta García Falcó

La actitud juvenil de Clorindo que lo mantuvo creando en su estudio hasta hace pocos días, la misma que lo llevaba a participar en todo concurso le pareciera interesante, es la que seguramente todos llevamos más fresca en la memoria. La imagen de verlo activo en su mesa de trabajo, con esos dibujos que crecían a medida que él explicaba una obra, una idea, o simplemente cómo llegar a algún sitio. Y esos dibujos, inseparables complementos de su conversación, se poblaban de referencias, de hitos, ilustraciones gráficas y verbales iban a la par. El tono coloquial y cálido, la sonrisa con que siempre recibía los innumerables pedidos para participar en algún proyecto colectivo, exposición o acción institucional solidaria, charla, mesa redonda, inagotable a pesar del lógico cansancio. E invariablemente criterioso, en la arquitectura y en la vida que determina cómo encararla.

Clorindo José Manuel Testa, comenzó su trabajo profesional en 1951 –tras dos años de viaje de estudios en Europa-, al ganar (junto con los arquitectos Dabinovic, Gaido y Rossi) el concurso para la sede de la Cámara Argentina de la Construcción. Su primera obra (en 1951) y también su última participación como jurado (en 2013), en el concurso convocado para su aggiornamiento.

Presente siempre la influencia corbusierana, desde los trazos en los dibujos hasta la materialidad, basta recordar que en los sesenta el entonces Banco de Londres, que realizó junto a SEPRA, fue una de las dos obras que puso a la Argentina en la historia de la arquitectura contemporánea (la otra fue el Banco Ciudad de M/SG/S/S) con publicaciones en las revistas de arquitectura europeas.

Es innecesario mencionar un listado de obras, que fueron de toda clase, desde viviendas hasta las más recientes sedes universitarias. El Estado no solo lo cuenta como el autor de la Biblioteca Nacional, sino de los proyectos más recientes para las instalaciones nacionales en las Bienales de Arquitectura de Venecia y San Pablo. Algunos hitos en su trayectoria fueron: Académico de número, Academia Nacional de Bellas Ates, 1976; Premio Trayectoria, Asociación de Críticos de Arte, 1986; Premio Konex de Platino Artes visuales – Arquitectura, 1982; Premio Trienal Arquitectos de América, otorgado por la Federación Panamericana de Arquitectos, 1987; Director Fondo Nacional de las Artes, 1992; Doctor Honoris Causa UBA, 1992; Premio Konex de Platino Artes visuales – Arquitectura, por el quinquenio 1982-1986, 1992; Premio Vitruvio a la Trayectoria, 1994; Profesor Honorarios FADU, UBA, 1996; Premio a la Trayectoria, FNA, 2001: Premio a la trayectoria Sociedad Central de Arquitectos-Batimat Expovivienda, primera edición, 2008 (en conjunto con Mario Roberto Álvarez).

Desde la puerta de su estudio, poblado por sus cuadros, dibujos, instalaciones, sus animales de madera, su mítico dinosaurio, era posible ver a Clorindo en su mesa de trabajo, pensando, dibujando. Y, en seguida, su cálida invitación a pasar. Imposible imaginar su lugar de otro modo.

Clorindo, siemprepor la arq. Marta García Falcó

La actitud juvenil de Clorindo que lo mantuvo creando en su estudio hasta hace pocos días, la misma que lo llevaba a participar en todo concurso le pareciera interesante, es la que seguramente todos llevamos más fresca en la memoria. La imagen de verlo activo en su mesa de trabajo, con esos dibujos que crecían a medida que él explicaba una obra, una idea, o simplemente cómo llegar a algún sitio. Y esos dibujos, inseparables complementos de su conversación, se poblaban de referencias, de hitos, ilustraciones gráficas y verbales iban a la par. El tono coloquial y cálido, la sonrisa con que siempre recibía los innumerables pedidos para participar en algún proyecto colectivo, exposición o acción institucional solidaria, charla, mesa redonda, inagotable a pesar del lógico cansancio. E invariablemente criterioso, en la arquitectura y en la vida que determina cómo encararla.

Fotos de Fabio Borquez

Fotos de Fabio Borquez

Adiós al Maestro

¡Difícil esta despedida de Clorindo! Cuando en febrero de 2012 convocamos en Cancillería a los titulares de las instituciones representativas de los arquitectos en todo el país, junto con otros colegas de reconocida trayectoria, Clorindo fue elegido curador jefe del envío que inauguraría en agosto el Pabellón Argentino en los Arsenales de la Bienal de Venecia. La elección fue espontánea y absolutamente unánime en el seno de ese comité organizador recién nacido. Frente a la sencillez casi tímida con que él se rehusaba, lo confronté con afecto –“No podes decir que no, Clorindo. Sos el comandante natural de esta nave-, y su respuesta fue “yo sólo soy un marinerito”…A la semana siguiente, sin que mediara exigencia alguna, Clorindo llegó con sus rollos bajo el brazo y tuvimos el primer dibujo -¡inconfundible sus trazos y colorido!- de la instalación que se convertiría en una memoria dinámica, interactiva, desde el presente: “Arquitectura argentina: identidad en la diversidad”.Estas imágenes, como muchas otras que nos regaló Clorindo Testa a quienes tuvimos el don de tratarlo, lo pintan cabalmente. Porque artistas, arquitectos, intelectuales talentosos hay muchos, pero maestros son pocos. Eso lo distinguió siempre al arquitecto, al artista, al personaje Clorindo Testa: el talento, la chispa del genio, unidos a una generosidad de corazón que abría espacio a los otros, que sabía escuchar y dialogar con ellos, que disfrutaba sembrándose en sus discípulos.Por eso nos resistimos a decirle adiós a este arquitecto que, nacido en Italia, siempre eligió ser argentino y representarnos con excelencia en el mundo.

No sólo sigue vivo en obras gigantescas, emblemáticas de la arquitectura local, como el ex Banco de Londres o la Biblioteca Nacional. También en las pinturas que revolucionan los espacios burocráticos de nuestro ministerio o lucen en las paredes de tantos amigos. Pero sobre todo en la ternura de sus gestos.En medio de la hoguera de vanidades que a menudo nos ofrece el mundo de la cultura, pródigo en fuegos artificiales, el maestro Clorindo Testa emerge y seguirá presente en el talento de sus obras y en la inteligencia comprensiva y la mirada vivaz con que captaba todo y podía leer bajo el agua, en el humor cómplice con que su benevolencia bendecía a los demás y era exigente consigo mismo, al quebrar muchas convenciones.Querido Clorindo, extrañaremos tu sonrisa cálida y la sencillez con que desvestías de solemnidad todas las situaciones. Estarás siempre en la libertad de tus obras y en la memoria de quienes te conocimos disfrutando de la vida al hacer de ella una permanente construcción cotidiana.

Adiós al Maestro

¡Difícil esta despedida de Clorindo! Cuando en febrero de 2012 convocamos en Cancillería a los titulares de las instituciones representativas de los arquitectos en todo el país, junto con otros colegas de reconocida trayectoria, Clorindo fue elegido curador jefe del envío que inauguraría en agosto el Pabellón Argentino en los Arsenales de la Bienal de Venecia. La elección fue espontánea y absolutamente unánime en el seno de ese comité organizador recién nacido. Frente a la sencillez casi tímida con que él se rehusaba, lo confronté con afecto –“No podes decir que no, Clorindo. Sos el comandante natural de esta nave-, y su respuesta fue “yo sólo soy un marinerito”…A la semana siguiente, sin que mediara exigencia alguna, Clorindo llegó con sus rollos bajo el brazo y tuvimos el primer dibujo -¡inconfundible sus trazos y colorido!- de la instalación que se convertiría en una memoria dinámica, interactiva, desde el presente: “Arquitectura argentina: identidad en la diversidad”.Estas imágenes, como muchas otras que nos regaló Clorindo Testa a quienes tuvimos el don de tratarlo, lo pintan cabalmente. Porque artistas, arquitectos, intelectuales talentosos hay muchos, pero maestros son pocos. Eso lo distinguió siempre al arquitecto, al artista, al personaje Clorindo Testa: el talento, la chispa del genio, unidos a una generosidad de corazón que abría espacio a los otros, que sabía escuchar y dialogar con ellos, que disfrutaba sembrándose en sus discípulos.Por eso nos resistimos a decirle adiós a este arquitecto que, nacido en Italia, siempre eligió ser argentino y representarnos con excelencia en el mundo.

No sólo sigue vivo en obras gigantescas, emblemáticas de la arquitectura local, como el ex Banco de Londres o la Biblioteca Nacional. También en las pinturas que revolucionan los espacios burocráticos de nuestro ministerio o lucen en las paredes de tantos amigos. Pero sobre todo en la ternura de sus gestos.En medio de la hoguera de vanidades que a menudo nos ofrece el mundo de la cultura, pródigo en fuegos artificiales, el maestro Clorindo Testa emerge y seguirá presente en el talento de sus obras y en la inteligencia comprensiva y la mirada vivaz con que captaba todo y podía leer bajo el agua, en el humor cómplice con que su benevolencia bendecía a los demás y era exigente consigo mismo, al quebrar muchas convenciones.Querido Clorindo, extrañaremos tu sonrisa cálida y la sencillez con que desvestías de solemnidad todas las situaciones. Estarás siempre en la libertad de tus obras y en la memoria de quienes te conocimos disfrutando de la vida al hacer de ella una permanente construcción cotidiana.

Clorindo TestaUn maestro de la arquitectura, del arte y de la vida Por el Arq. Carlos L. F. DibarMi primer encuentro con Clorindo fue en su estudio de Santa Fe y Callao, donde lo entrevistamos junto con Claudia Rispo, para una de las primeras notas de nuestro Suplemento de Arquitectura del Cronista Comercial. El 3 de diciembre de 1986, además de publicar su reciente proyecto para el Conjunto Balneario de La Perla en Mar del Plata, lo introducíamos, parafraseando a Oriol Bohigas, como “un arquitecto sin angustias” y definiéndolo, al decir de Marina Waisman, como “difícil y fascinante porque cada obra suya es una aventura de la imaginación que merece ser descubierta”. Con su imagen formal, de infaltable traje y corbata, detrás de un escritorio de estilo desbordado por montañas de papeles, sobresalían sus característicos e inconfundibles croquis. En pocos trazos veíamos la idea original, que mágicamente coincidirían con la obra terminada. Después de haber sido su arquitectura un modelo y referente en nuestros años de aprendizaje -donde el Banco de Londres, el Centro Cultural Recoleta y la incipiente Biblioteca Nacional eran los modelos obligados de nuestra admiración a los que ni remotamente nos animábamos a copiar- nos resultaba casi imposible imaginar qué le podíamos preguntar para iniciar la entrevista. Así surgió el tímido: -¿Cómo procesa las primeras ideas? “Cuando haces un dibujo, no es sólo un dibujo, sino que ya estás pensando en todo el edificio, en todo lo que tiene. Imaginar y dibujar la totalidad es algo que se puede aprender practicando”. Me llamaba la atención cómo las primeras ideas en el papel coincidían asombrosamente con el resultado final, sin muchos cambios. “Esto me pasa un poco siempre, la imagen que tengo desde el primer momento es la definitiva, ya que lo que me imagino es real, es posible, no hay nada que no se pueda hacer después...”También le preguntamos sobre las ideas inicíales y si surgieron en el lugar: “No, más o menos lo conocía, y viendo las fotografías vas recordando lo que viste. Me lo imagino, es como si estuviera sentado en le escollera, pero acá en el bar de abajo. O como si desde el mar, en un barquito, viera las formas sinuosas de la costa”. Cuando le preguntamos sobre la evolución de su arquitectura, enseguida nos habló del tiempo que pasa, de los cambios formales y de concepto: “Ahora la arquitectura es más libre, como también es la pintura. Las posiciones no son tan rígidas como antes. El arte estaba encasillado en abstracto, concreto, figurativo. Ahora hay más libertad y no solamente acá sino en general, y tanto en la pintura como en la arquitectura. La única censura es la que vos te haces, tu autocrítica”. “El racionalismo frenó mucho, había cosas que podían hacerse y otras que no porque se suponía que estaban mal, que no tenías que hacer eso”.

Clorindo TestaUn maestro de la arquitectura, del arte y de la vida Por el Arq. Carlos L. F. DibarMi primer encuentro con Clorindo fue en su estudio de Santa Fe y Callao, donde lo entrevistamos junto con Claudia Rispo, para una de las primeras notas de nuestro Suplemento de Arquitectura del Cronista Comercial. El 3 de diciembre de 1986, además de publicar su reciente proyecto para el Conjunto Balneario de La Perla en Mar del Plata, lo introducíamos, parafraseando a Oriol Bohigas, como “un arquitecto sin angustias” y definiéndolo, al decir de Marina Waisman, como “difícil y fascinante porque cada obra suya es una aventura de la imaginación que merece ser descubierta”. Con su imagen formal, de infaltable traje y corbata, detrás de un escritorio de estilo desbordado por montañas de papeles, sobresalían sus característicos e inconfundibles croquis. En pocos trazos veíamos la idea original, que mágicamente coincidirían con la obra terminada. Después de haber sido su arquitectura un modelo y referente en nuestros años de aprendizaje -donde el Banco de Londres, el Centro Cultural Recoleta y la incipiente Biblioteca Nacional eran los modelos obligados de nuestra admiración a los que ni remotamente nos animábamos a copiar- nos resultaba casi imposible imaginar qué le podíamos preguntar para iniciar la entrevista. Así surgió el tímido: -¿Cómo procesa las primeras ideas? “Cuando haces un dibujo, no es sólo un dibujo, sino que ya estás pensando en todo el edificio, en todo lo que tiene. Imaginar y dibujar la totalidad es algo que se puede aprender practicando”. Me llamaba la atención cómo las primeras ideas en el papel coincidían asombrosamente con el resultado final, sin muchos cambios. “Esto me pasa un poco siempre, la imagen que tengo desde el primer momento es la definitiva, ya que lo que me imagino es real, es posible, no hay nada que no se pueda hacer después...”También le preguntamos sobre las ideas inicíales y si surgieron en el lugar: “No, más o menos lo conocía, y viendo las fotografías vas recordando lo que viste. Me lo imagino, es como si estuviera sentado en le escollera, pero acá en el bar de abajo. O como si desde el mar, en un barquito, viera las formas sinuosas de la costa”. Cuando le preguntamos sobre la evolución de su arquitectura, enseguida nos habló del tiempo que pasa, de los cambios formales y de concepto: “Ahora la arquitectura es más libre, como también es la pintura. Las posiciones no son tan rígidas como antes. El arte estaba encasillado en abstracto, concreto, figurativo. Ahora hay más libertad y no solamente acá sino en general, y tanto en la pintura como en la arquitectura. La única censura es la que vos te haces, tu autocrítica”. “El racionalismo frenó mucho, había cosas que podían hacerse y otras que no porque se suponía que estaban mal, que no tenías que hacer eso”.

Reconocimientos y galardones

Clorindo siempre fue reconocido, tanto en nuestro medio como en el internacional. En marzo de 1988 anunciábamos su nominación como “Arquitecto de América” galardón otorgado por la UIA, Unión Internacional de Arquitectos. El mundo de la arquitectura descubrió en sus obras de mayor trascendencia la importancia asignada a la estructura urbana existente y no sólo desde el punto de vista formal sino, ante todo, como un hecho de naturaleza sociocultural. Sus trabajos lo acercan a Le Corbusier -el único, según él, a quien ha reverenciado- no por similitudes estilísticas, si no por la común actitud ante el fenómeno estético. Su arquitectura es exclusiva, difícil de encasillar a pesar de la diversidad de recursos que utiliza para materializarla. Sus espacios surgirán de una serie de parámetros particulares. Lo que sí está determinado de antemano es que deberá tratarse de un ámbito de alta calidad plástica.

Los colores de Clorindo

Podríamos decir que los colores son una constante en su arquitectura. Difícilmente una obra suya no esté identificada por una multiplicidad de elementos dentro de la gama multicolor. Las columnas del Buenos Aires Design; el Museo del Libro; el Auditorio de La Paz; las escaleras, instalaciones y cañerías del Banade, En oportunidad de esta obra, junto con Jorge Glusberg, hablando de semiótica decíamos que “así como hay arquitectura que es como una conferencia o como un discurso, nosotros creemos que esta arquitectura de Clorindo es como una charla, como un diálogo informal….Acá, dentro de esta espacio encontramos elementos pintados de vivos colores que podrían ser una firma de Clorindo Testa, ellos hacen que dialoguemos de otra manera con su arquitectura. Recuerdo que ante una pregunta sobre cómo el color respondía a alguna de sus normas de diseño, siempre desconcertante, nos contestó: “No, sólo se nos ocurrió que era más divertido pintar las instalaciones en forma decorativa, para que los caños que son siempre aburridos recorran el edificio verticalmente con rojos, naranjas, azules, violetas, lilas, celestes…“. - Clorindo, si yo tuviera que asociarte con un color, lo haría precisamente con ese, el celeste, que está en tantas obras tuyas, generalmente en los remates confundiéndose con el cielo. Clorindo asiente: “Si, es un color que yo uso mucho, precisamente como decís, para unirlo con el cielo y no hacer tan pesados los otros elementos, produciendo una mimetización entre ellos, unos si y otros no”.

Centro Cívico La Pampa 1958-1963 (1° etapa) - 1972-1976(Legislatura) - 2004-2006 (Biblioteca)

Banco de Londres - (1959)Hospital Naval

Testa-Lacarra-Genoud (1970)

Biblioteca Nacional - (1961 - 1993)

Reconocimientos y galardones

Clorindo siempre fue reconocido, tanto en nuestro medio como en el internacional. En marzo de 1988 anunciábamos su nominación como “Arquitecto de América” galardón otorgado por la UIA, Unión Internacional de Arquitectos. El mundo de la arquitectura descubrió en sus obras de mayor trascendencia la importancia asignada a la estructura urbana existente y no sólo desde el punto de vista formal sino, ante todo, como un hecho de naturaleza sociocultural. Sus trabajos lo acercan a Le Corbusier -el único, según él, a quien ha reverenciado- no por similitudes estilísticas, si no por la común actitud ante el fenómeno estético. Su arquitectura es exclusiva, difícil de encasillar a pesar de la diversidad de recursos que utiliza para materializarla. Sus espacios surgirán de una serie de parámetros particulares. Lo que sí está determinado de antemano es que deberá tratarse de un ámbito de alta calidad plástica.

Los colores de Clorindo

Podríamos decir que los colores son una constante en su arquitectura. Difícilmente una obra suya no esté identificada por una multiplicidad de elementos dentro de la gama multicolor. Las columnas del Buenos Aires Design; el Museo del Libro; el Auditorio de La Paz; las escaleras, instalaciones y cañerías del Banade, En oportunidad de esta obra, junto con Jorge Glusberg, hablando de semiótica decíamos que “así como hay arquitectura que es como una conferencia o como un discurso, nosotros creemos que esta arquitectura de Clorindo es como una charla, como un diálogo informal….Acá, dentro de esta espacio encontramos elementos pintados de vivos colores que podrían ser una firma de Clorindo Testa, ellos hacen que dialoguemos de otra manera con su arquitectura. Recuerdo que ante una pregunta sobre cómo el color respondía a alguna de sus normas de diseño, siempre desconcertante, nos contestó: “No, sólo se nos ocurrió que era más divertido pintar las instalaciones en forma decorativa, para que los caños que son siempre aburridos recorran el edificio verticalmente con rojos, naranjas, azules, violetas, lilas, celestes…“. - Clorindo, si yo tuviera que asociarte con un color, lo haría precisamente con ese, el celeste, que está en tantas obras tuyas, generalmente en los remates confundiéndose con el cielo. Clorindo asiente: “Si, es un color que yo uso mucho, precisamente como decís, para unirlo con el cielo y no hacer tan pesados los otros elementos, produciendo una mimetización entre ellos, unos si y otros no”.

Centro Cívico La Pampa 1958-1963 (1° etapa) - 1972-1976(Legislatura) - 2004-2006 (Biblioteca)

Banco de Londres - (1959)Hospital Naval

Testa-Lacarra-Genoud (1970)

Biblioteca Nacional - (1961 - 1993)

La casa de Pinamar

En otra visita a su estudio, en octubre del año 1987, Clorindo sólo quería hablar de “Capotesta”. –“Esta casa de Pinamar está en unos terrenos que me cedieron cuando hice el loteo de esta parte del balneario. El lugar es muy lindo, alto y está cerca del mar. Prefería no estar sobre la playa, ya que la costanera de Pinamar muestra un aspecto lamentable. Se llena de autos y parece una playa de estacionamiento. Por eso, preferí edificar unos cien metros hacia adentro. Es un gran cubo con los dormitorios en la planta baja y el estar arriba para que se viera el mar. Yo me levanto y, a menos que esté enfermo, nunca tomo el desayuno en la cama. Mucho menos en el dormitorio. Sólo voy allí a la noche, así que sería lo mismo que fuera un pozo. El lugar de estar es el más importante y desde el se puede ver el mar. La azotea en el tercer nivel es una gran terraza. En Pinamar la gente vive mucho en la terraza, e incluso come en ella; nosotros, por más terraza que tengamos no subimos nunca ni a tomar el té, ni a almorzar, ni a nada. La terraza sirve para mirar el paisaje, para ver cómo está el mar o la tormenta que viene. Después me vuelvo a un lugar cerrado, que es donde siempre estoy mejor.”

Dentro de lo anecdótico, esta casa de Clorindo fue motivo de una nota de La Columna Excéntrica del Suplemento del Cronista, porque contrastaba fuertemente con la arquitectura que imperaba entonces en el Pinar, durante la década del '90. Ladrillo a la vista y grandes techumbres de teja esmaltada de negro, pobladas de lucarnas. La infaltable comparación de ellas con la agraciada arquitectura de Clorindo obviamente no fue bien recibida por sus propietarios, ni por sus autores.

La Capotesta La casa de Clorindo en Pinamar (1983-85)el sketch es de Diego Jappert

La casa de Pinamar

En otra visita a su estudio, en octubre del año 1987, Clorindo sólo quería hablar de “Capotesta”. –“Esta casa de Pinamar está en unos terrenos que me cedieron cuando hice el loteo de esta parte del balneario. El lugar es muy lindo, alto y está cerca del mar. Prefería no estar sobre la playa, ya que la costanera de Pinamar muestra un aspecto lamentable. Se llena de autos y parece una playa de estacionamiento. Por eso, preferí edificar unos cien metros hacia adentro. Es un gran cubo con los dormitorios en la planta baja y el estar arriba para que se viera el mar. Yo me levanto y, a menos que esté enfermo, nunca tomo el desayuno en la cama. Mucho menos en el dormitorio. Sólo voy allí a la noche, así que sería lo mismo que fuera un pozo. El lugar de estar es el más importante y desde el se puede ver el mar. La azotea en el tercer nivel es una gran terraza. En Pinamar la gente vive mucho en la terraza, e incluso come en ella; nosotros, por más terraza que tengamos no subimos nunca ni a tomar el té, ni a almorzar, ni a nada. La terraza sirve para mirar el paisaje, para ver cómo está el mar o la tormenta que viene. Después me vuelvo a un lugar cerrado, que es donde siempre estoy mejor.”

Dentro de lo anecdótico, esta casa de Clorindo fue motivo de una nota de La Columna Excéntrica del Suplemento del Cronista, porque contrastaba fuertemente con la arquitectura que imperaba entonces en el Pinar, durante la década del '90. Ladrillo a la vista y grandes techumbres de teja esmaltada de negro, pobladas de lucarnas. La infaltable comparación de ellas con la agraciada arquitectura de Clorindo obviamente no fue bien recibida por sus propietarios, ni por sus autores.

La Capotesta La casa de Clorindo en Pinamar (1983-85)el sketch es de Diego Jappert

casa en las barrancas de Martinez (1992-93)

Centro Cultural Recoleta (1979-80) Recoleta Design Center (1992)

BANADE (1979) Museo del Libro y de la Lengua (2010)

La tumbona Ostende (1986)

Universidad DiTella (2004) Colegio de Escribanos (1998-99)

Templo Soka Gakkai Auditorio de la Paz - (1992-1993)

casa en las barrancas de Martinez (1992-93)

Centro Cultural Recoleta (1979-80) Recoleta Design Center (1992)

BANADE (1979) Museo del Libro y de la Lengua (2010)

La tumbona Ostende (1986)

Universidad DiTella (2004) Colegio de Escribanos (1998-99)

Templo Soka Gakkai Auditorio de la Paz - (1992-1993)

Clorindo en su casa

C l o r i n d o j u n t o a l a S r a P r e s i d e n t aen la presentación de su proyecto para la Bienal de Venecia 2012

Clorindo con amigos

velorio de Clorindo en la SCA, dibujo de Clorindo sobre su ataud

dibujos, dejados por amigos, colegas y alumnos de Clorindo,

Autoretrato

Clorindo en su casa

C l o r i n d o j u n t o a l a S r a P r e s i d e n t aen la presentación de su proyecto para la Bienal de Venecia 2012

Clorindo con amigos

velorio de Clorindo en la SCA, dibujo de Clorindo sobre su ataud

dibujos, dejados por amigos, colegas y alumnos de Clorindo,

Autoretrato

año 2 - numero 6 - abril de 2013