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187 CAP XLVn] MONARQUÍA INDIANA estando algunas veces pensando razones que poder decir a los indios, se le ofrecía juntamente lenguaje con que declararlas. el cual no se acordaba haberlas jamás sabido, ni aprendido; donde se echa muy bien de ver ser este lenguaje administrado de Dios y comunicado a su siervo. Éstos fueron efectos conocidos en los de lo cual se siguió que por momentos crecía el número de los creyentes. y que se convertían multitud de hombres y mujeres. y con grandisísimo fervor y fe traían a su presencia los enfer- mos y faltos de salud para que los curasen. Cierto es que siendo ésta condición de aquellos tiempos apostólicos. y de la primitiva iglesia. lo fue también désta. sacando los indios a bandadas los enfermos para que los ministros evangélicos les pusiesen las manos sobre sus cabezas, con que creían sanar luego de sus enfennedades (como deja- mos dicho). salia gran multitud de gente a oír la palabra de Dios. crecía el número de los creyentes y convertidos. y no sólo los seguían por las canes de los pueblos donde entraban. sino por los caminos por donde iban (como en su lugar se ha visto), yen esta ciudad de Mexico y sus alderredo- res los iban a busCar por agua. en barquillas o canoas, para que los bauti- zasen y confesasen los ya bautizados; que verlos en aquellas ocasiones pare- da lo que dice el evangelio de Cristo,6 cuando se entraba en la mar y le seguían las compañas; y sino podían confesarse en las canoas se echaban a nado. CAPÍTULO XLVII. Que se prueba no haber hecho la total pre- dicación del evangelio por todo el mundo. Y de aquí se sigue no haberle oído estos indios desta Nueva España, los cuales lo ignoraron hasta la venida de los españoles y predicación que de él hicieron los ministros evangélicos O DICHO EN LOS CAPÍTULOS PASADOS me motivo de tratar si la noticia del santo evangelio y conocimiento de la ley de gracia se hizo totalmente luego que lo predicaron los apóstoles o después algún tiempo. O si por ventura no se ha acabado de hacer en todos estos que han corrido, hasta los presentes en que militamos. Y parece, por muchos efectos y causas (en especial por la ignorancia que de él se hall",,- en estas Indias), no haberse predicado totalmente. ni con la suficiencia llecesaria, ni que el mundo ha tenido entera noticia de su ley; y aunque así lo pretendo probar parece por otra parte contradecir a San Pablo. que citando a David. en el psalmo diez y ocho, en la carta que escribe a los romanos,1 dice: El sonido de sus bocas salió por toda la tierra y sus palabras por todos los fines de la redondez del mundo. De este dicho del apóstol han tomado ocasión mu- chos de los doctores. así antiguos como modernos, de trillar este lugar y 'Math. 5. I Ad Rom. 10.

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  • 187 CAP XLVn] MONARQUA INDIANA

    estando algunas veces pensando razones que poder decir a los indios, se le ofreca juntamente lenguaje con que declararlas. el cual no se acordaba haberlas jams sabido, ni aprendido; donde se echa muy bien de ver ser este lenguaje administrado de Dios y comunicado a su siervo. stos fueron efectos conocidos en los ~stoles. de lo cual se sigui que por momentos creca el nmero de los creyentes. y que se convertan multitud de hombres y mujeres. y con grandissimo fervor y fe traan a su presencia los enfermos y faltos de salud para que los curasen.

    Cierto es que siendo sta condicin de aquellos tiempos apostlicos. y de la primitiva iglesia. lo fue tambin dsta. sacando los indios a bandadas los enfermos para que los ministros evanglicos les pusiesen las manos sobre sus cabezas, con que crean sanar luego de sus enfennedades (como dejamos dicho). salia gran multitud de gente a or la palabra de Dios. creca el nmero de los creyentes y convertidos. y no slo los seguan por las canes de los pueblos donde entraban. sino por los caminos por donde iban (como en su lugar se ha visto), yen esta ciudad de Mexico y sus alderredores los iban a busCar por agua. en barquillas o canoas, para que los bautizasen y confesasen los ya bautizados; que verlos en aquellas ocasiones pareda lo que dice el evangelio de Cristo,6 cuando se entraba en la mar y le seguan las compaas; y sino podan confesarse en las canoas se echaban a nado.

    CAPTULO XLVII. Que se prueba no haber hecho la total predicacin del evangelio por todo el mundo. Y de aqu se sigue no haberle odo estos indios desta Nueva Espaa, los cuales lo ignoraron hasta la venida de los espaoles y predicacin

    que de l hicieron los ministros evanglicos

    O DICHO EN LOS CAPTULOS PASADOS me d motivo de tratar si la noticia del santo evangelio y conocimiento de la ley de gracia se hizo totalmente luego que lo predicaron los apstoles o despus algn tiempo. O si por ventura no se ha acabado de hacer en todos estos que han corrido, hasta los presentes en que militamos. Y parece, por muchos efectos

    y causas (en especial por la ignorancia que de l se hall",,- en estas Indias), no haberse predicado totalmente. ni con la suficiencia llecesaria, ni que el mundo ha tenido entera noticia de su ley; y aunque as lo pretendo probar parece por otra parte contradecir a San Pablo. que citando a David. en el psalmo diez y ocho, en la carta que escribe a los romanos,1 dice: El sonido de sus bocas sali por toda la tierra y sus palabras por todos los fines de la redondez del mundo. De este dicho del apstol han tomado ocasin muchos de los doctores. as antiguos como modernos, de trillar este lugar y

    'Math. 5.

    I Ad Rom. 10.

  • 188 JUAN DE TORQUEMADA [LID XV

    decir unos1 uno Y otros, otro, pretendiendo a cada uno reducir la inteligencia de la Sagrada Escritura a su propsito.

    Pero para proceder con la claridad que siempre en estos mis escritos he pretendido (en especial por no llevar estilo de telogo, sino de mero historiador) es fuerza tomar esta corrida de la intencin del psalmo, desde sus principios, diciendo con hombres doctos que su sentido literal es tratar de los cuerpos celestiales que en su manera tienen lengua y a su modo nos hablan,2 como dicindonos en su hermosura, buen orden y concierto, la grandeza, de Dios y su maravillosa sabidura; dando a todas las cosas el ser que tienen y disponindolo con tal arte y bizarra que sola su buena y ordenada disposicin predica su mucho saber y omnipotencia; y nos da a entender la providencia divina con que influye en todo lo criado. Pero dado caso que ste sea su natural y literal sentido, tiene otro que, aunque algunos le dan nombre de mstico y alegrico, es tambin literal y de ms subida inteligencia, entendido de los apstoles y de la obra para que fueron enviados de Cristo, que fue a la predicacin del evangelio. Que as lo entiende el apstol San Pablo,3 diciendo dellos que su sonido sali por todo el mundo y que sus palabras cercaron la redondez de la tierra. Pero porque parece que quiere deCir el apstol, por la citacin deste texto del psalmo, haberse ya hecho la suficiente predicacin del evangelio, en el tiempo que lo citaba y escriba. Es necesario tratarlo como los que por una y otra parte lo defienden, el elocuentsimo Chrisstomo, Euthimio y Theofilato, comentando el captulo veinte y cuatro del evangelista San Mateo, afirman haberse ya predicado el evangelio de Cristo por todo el mundo, en !iempo .de los apstoles, y antes de la destruicin de Jerusaln y cautiverio de los Judos, hecho por los emperadores Tito y Vespasaiano. Porque de aquellas palabras de Cristo nuestro seor que dijo: Este evangelio ser predicado en todo el universo mundo en testimonio a todas las gentes y luego vendr la consumacin.4 Estos dichos autores interpretan esta consumacin ser dicha de la destruicin y ruina de la ciudad de Jerusaln, y de toda su tierra, hecha por los romanos. Y dicen haber sido predicado antes el evangelio a todas las gentes, de tal manera que despus de aquel tiempo no hay gente que no tenga o haya tenido noticia dl, por la predicacin de los apstoles. sta su opin, prueban y confirman con decir que el apstol San Pablo refiere las palabras de David de la predicacin hecha por los apstoles. As lo dice el Tostado que debe entenderse. Y escribiendo el mismo apstoI,5 a los colosenses, dice que oyen la palabra del evangelio como en todo el universo mundo se ha predicado, en el cual crece y frutifica. Y ms abajo, animndolos a la guarda de la ley de Cristo nuestro seor, dice ql,le estn firmes en el evangelio que han odo, como se ha predicado a toda universal criatura que milita debajo del cielo. Esto confirma San Crisstomo, con el testimonio del mismo apstol San Pablo, diciendo: Si un solo. Pablo pre

    2 Div. Ambr. Hexam. cap. 4. Pererius in cap. 10. Ad Rom. disputo 4. verso 18. 3 Div. Ambr. Epist. 85. Pererius in cap. 10. Ad Rom. disputo 4. titelm. in annotat.

    incognit in hunc. PsaI. Lira ibid. Iansenius ibid. 4 Math. 24. s Ad Col. 1.

    CAP XLVII]

    dic el evangelio de Crist~ dems, hasta llegar a EspafJlj esta epstola, piensa bien t1ll sus compaeros. A ello pJji a sus discpulos: Id por t~ toda criatura. Yen los actdil en Jerusaln y en toda Judll lo mismo siente Nicolao dc~ Mateo: y declarando el ~ de San Pablo escrita a los ~ cuestin noventa y dos, sob.l!

    Pero Orgenes y San A~ y tienen no haberse acabad gelio, no slo en el tiempo dO no haber tenido su entero 1~ ciendo: Cerca de la consurq en todo el mundo el evangU que muchos no slo de los I ahora no han odo ningun~1 en todas partes ser prediai evanglica y no quede ningi@ y acabamiento del munao:;~ evangelio de Cristo en t

  • !

    CAP XLVII] MONARQufA INDIANA 189

    dic el evangelio de Cristo. desde Jerusaln. por todos sus lugares y los dems. hasta llegar a Espaa. como el mismo apstol lo dice, en el fin de esta epstola. piensa bien t los lugares que correran los dems apstoles sus compaeros. A ello parece aludir lo que dijo Cristo por San MarcoS a sus discpulos: Id por todo el universo mund y predicad el evangelio a toda criatura. Y en los actos de los apstoles les dice:7 Seris mis testigos en Jerusaln y en toda Judea y Samaria. y hasta lo ltimo de la tierra. Y lo mismo siente Nicolao de Lira. sobre el capitulo veinte y cuatro de San Mateo: y declarando el psalmo diez y ocho de David y sobre la epstola de San Pablo escrita a los colosenses. Y lo mismo siente el Tostado en la cuestin noventa y dos, sobre este captulo veinte y cuatro de San Mateo.

    Pero Orgenes y San Agustn glorioso sienten lo contrario desta sentencia, y tienen no haberse acabado de hacer totalmente la predicacin del evangelio. no slo en el tiempo de los apstoles. pero ni aun cuando ellos vivan no haber tenido su entero y final cumplimiento. Esto prueba Orgenes diciendo: Cerca de la consumacin y acabamiento del siglo ser predicado en todo el mundo el evangelio. el cual antes no habia sido predicado; porque muchos no slo de los brbaros infieles. pero de nuestras gentes, hasta ahora no han odo ninguna palabra de nuestra cristianidad; pero entonces en todas partes ser predicado para que todas las gentes oigan la doctrina evanglica y no quede ninguno que no la haya odo, y entonces ser el fin Y acabamiento del mundo. Y ms abajo dice: An no est predicado el evangelio de Cristo entodo el mundo, porque segn se dice no est predicado a los etiopes, ni a los seres, ni a los britano s, ni germanos, que viven junto al ocano, ni a los dacos, ni srmatas, ni scythas. De todos los cuales muchos no han odo la palabra del evangelio, pero han de orla antes que se acabe el mundo. Esto es de Origenes.

    El excelentsimo doctor de la iglesia San Agustn afirma lo mismo en el libro de la unidad de la iglesia catlica, y en el de naturaleza y gracia. y ms en particular en la carta que esCribi a Hesychio, cuyas formales palabras son: Lo que piensas (le dice) que ya es predicado el evangelio por todo el mund, por los apstoles, no pienso ser as, lo cual pruebo por estos documentos. Junto a nosotros (conviene a saber) en frica hay innumerables gentes brbaras a las cuales no se les ha predicado el evangelio, como por razn y dicho de los que se traan cautivos se sabe, y estn mezclados con los que sirven a los romanos. Y no es razn (dice luego) que se diga que las tales gentes sean incapaces y ajenas de las promisiones y gracia de Dios. Porque Dios en el juramento que les hizo a los descendientes de Abraham, no slo se prometi a los romanos, sino a todos los gentiles juntamente; y en las gentes que no conocen iglesia, es necesario que la haya y que conozcan esta misericordia de Dios. Y luego prosigue: no es pues hecha cumplidamente esta predicacin por solos los apstoles, pues vemos heber gentes que an no tienen noticia desta predicacin y doctrina.

    6 Marc. 16.

    7 Ac. Apost. 1.

  • 190 JUAN DE TORQUEMADA

    Siguie