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¿Quéharíasinti?SophieSaintRose

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Capítulo1

Ivonne pasó la caja de galletas por el identificador del código debarras y sonrió a la clienta que la observaba con la cartera en lamano.Pasólosespaguetisyelbotedesalsadetomatevolviéndosehacialacaja.

—Veinticuatroconcatorce,porfavor.La mujer sacó la tarjeta de crédito y ella la pasó por la ranura

apartando un rizo rubio platino para meterlo bajo la gorra que laobligaban a llevar. Con el calor que hacía enNuevaYork en elmes deagosto,aquelloeraunaauténticatortura.

—Por favor, firmeen lapantalla.—dijovolviéndoseparameter sucompraenlasbolsas.

Con la bolsa de papel en la mano sonrió a su amigoMarcos, queentrabaenesemomentoenlatiendaempujandounmontóndecarritos.

—Descanso en cinco minutos, chica de ojos azules. — dijo élguiñándoleelojo.

—Vetepreparandoelcafé.Se volvió con una sonrisa a lamujer para comprobar que hubiera

firmado—Quetengaunbuendía.—Gracias.—dijocogiendosusbolsas.Otramujeresperabaalacolayempezóaatenderla,cuandovioque

entrabaunhombreenelsupermercadoconuntrajenegroyunaimpecablecamisablanca.Debíaestarasándose.Distraídapasólascosasdelamujerporellectordecódigos,viéndoleirhacialapartedeatrás.Debíaserunode los contables del supermercado. Le habían dicho que se iba a hacerinventario,porquesehabíanencontradoirregularidadesenlospedidos.

Cuando llegó su descanso, la sustituyó una compañera y salió deledificio por la puerta de empleados que daba al callejón. Allí estabaMarcos sentado sobre unas cajas, pero en lugar de café, a su lado teníaunosrefrescosdecola.

—¿Ymicafé?—Hace demasiado calor. —respondió su amigo del colegio

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mirándola con sus ojos castaños. Se quitó la gorra mostrando su pelomorenototalmenteempapado—Nosécómosoportasesamelenametidaahídentro.

Riendosequitó lagorradejandocaersusespesosrizoshastamitaddelaespalda—Eslacostumbre.—sesentóasuladocogiendounadelaslatasyabriéndolamirandolanuevapintadaquehabíanhechoenlapareddeenfrente—Tehasalidomuybien.

—Gracias.—Un día te vas a quedar sin curro cuando se les ocurramirar las

imágenesdelasvideocámaras.—Sinomehanechadoya,nolocreo.—Por cierto, tengoquepintarmi casa.—Marcosgimió—Vamos,

noesparatanto.Contutalentoloharásenseguida.—¡Laúltimavezmehicistepintartodalacasadeblanco!—Limpioyluminoso.Ybarato.—Tampocoestantaladiferencia.Tengouncolegaque…Lapuertadeempleadosseabrióysugerentesalióconelhombredel

trajenegro.LamirómuyserioeIvonnesetensó.—Ah,estásaquí.Teestababuscando.—dijoelhombreacercándose

aella.—¿Ocurrealgo,señorPeters?—preguntólevantándosemirandode

reojoalhombrequelaobservabafijamente.—No. Al parecer te busca este hombre. Bueno, les dejo solos. Si

necesitasmástiempodedescanso,notepreocupes.Su gerente entró en el edificio sin mirar atrás e Ivonne se volvió

hacia el hombre. Debía tener unos cincuenta, con algunas canas en sussienesmorenas.Seguíasinsudar,algorealmenteincreíbleconcuarentaytresgradosalasombra.

EltipoobservabaaMarcos,perocomonosedioporaludidoalfinaldijo—SeñoritaMartin,¿podríamoshablarsolosenalgúnsitio?

SevolviósorprendidahaciaMarcosqueentrecerrólosojos.—Siespormiamigo,nosepreocupe.Se locontarédespués.—se

encogiódehombrossindarleimportancia.El hombre asintió y extendió la mano—Soy Raymond Welles, el

abogadodesupadre.ConfundidamiróaMarcosqueseacercóaellaqueriendoenterarse

deloquepasaba.

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—¿Elabogadodemipadre?Noteníaconocimientodequemipadretuvieraabogado.¿Estáseguroquequierehablarconmigo?

— ¿Es usted IvonneMartin? ¿Tiene veinticinco años y su fecha denacimientoeselseisdemayo?

—Sí,esasoyyo,pero…—HevenidodesdeAustraliaparacomunicarlelatristenoticiadeque

supadrehafallecidohacecincodías.AIvonneseleparalizóelcorazón,peroaunasídijoatónita—Tiene

que haber un error,mi padre está sano y salvo.He hablado con él estamañanayseibaaltrabajo.

El hombre lamiró sin comprender.Metió unamano en el bolsillointerior de su traje y miró un sobre— Disculpe señorita, pero no hayerror. Usted es hija de JohnMartin, nacida en Landor hace veinticincoaños.

—Sí,sí.NacíenAustraliacuandomispadrestrabajabanallí,peronosoyhijadeeseJohnsinodeJamesMartin.Creoquehayunerror…

Elhombrenegóconlacabeza—No,señorita.JamesMartinnoessupadrenatural.Supadrees JohnMartiny lehadejadounaherenciamuysustanciosa.

Ivonne lemiró con la boca abierta durante unos segundos.Duranteese tiempo el hombre le tendió el sobre. Un codazo deMarcos la hizoreaccionar negando con las manos —No, escuche. Soy hija de JamesMartin, tiene que haber un error. Seguro que la chica de busca, estaráencantadaderecibiresaherencia.NoséquiéneseJohn,peroseguroquequerríaqueesaherenciafueraaparaamanosdesuauténticahija.

—DisculpeseñoritaMartin,peroyonocometoerrores.Ustedes lahijadeJohnMartin,frutodesumatrimonioconEloisaSmith.SecasaronelveinticincodejuniodemilnovecientosochentayochoenLandor.

Almencionar el nombre de sumadre se quedó en shock ymiró aMarcosqueescuchabaatentamentealhombre—Sumadreabandonóasupadredosañosdespuésdesunacimiento.UstedeslahijadeJohnMartinysuherederauniversal.

—Disculpe…—susurrósintiendoquesucorazónibaamilporhora.Se sintió tanmal que tuvo que sentarse— ¿Me está diciendo que el quecreoqueesmipadre,noesmipadre?

—Noséloquelehabráncontado,perosólopuedodecirlequiénessu padre real y que desafortunadamente falleció hace cinco días. Debo

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añadirque si no sabíanadadequiénera supadre, lo sientomuchísimo,porque era un hombre extraordinario. Uno de los mejores que heconocido.

Ivonne no sabía cómo reaccionar. Se llevó una mano a la frenteporque estaba sudando en frío y vio que sumano temblaba. ¿Qué coñoestabapasandoallí?

—Aquí tiene las estipulaciones del testamento. Al parecer habíaintentadoponerseencontactoconusted,peronuncarecibiórespuesta.

Pálidamiróalhombre—¿Quéintentoponerseencontactoconmigo?¿Cuándo?

—Creo que debería hablar con los que considera sus padres. Alparecerlehanocultadomuchascosasyhechosmuyimportantes.—mirócondesprecioeledificiodelsupermercado—Usteddeberíahaberllevadootravidamuydistintaaesta.

—¿Estádiciendoqueesrica?—preguntóMarcosalucinando.—Estoy diciendo que es la heredera de uno de los Ranchos más

importantesdeAustralia.—¡Unrancho!—Marcosseechóareír—¡Alucina,Ivonne!¡Conel

miedoquetedanlosbichos!Ellano sabíaquédecir.Sólopodíapensarque suspadres lehabían

mentidotodasuvida.Lacaradesupadresonriéndoleesamañanacuandosesubíaasucamionetalepasóporlamente.

—Por favor, coja el sobre. — dijo el hombre extendiéndoselo denuevo—Sientohaberlatrastornadotanto,perotengoquecumplirconmideber. Me alojo en el Plaza y estaré allí dos días por si tiene algunapregunta.Tienemitarjetaenelsobre.

—Gracias,señorWelles.—susurrómirandoelsobreycogiéndolocomosifueraamorderleencualquiermomento.

—Espero noticias suyas. Buenos días. — dijo antes de volversedejándolaallísentadaconelsobreenlamano.

Marcoslamirópreocupado—¡Alégrate,eresrica!—Notienegracia.Diosmío,¿quéesloquehanhecho?—Conocesatuspadres.Seguroquehabíaunabuenarazón.—¿Para ocultarmeque soy hija de otro? ¡Tiene que ser una razón

muybuena!—dijoenfadada—¿Cómoselepuedeocultaraunhijoquesupadreestávivoenelotroladodelmundo?

—¿Cómonotehasenteradoantes?Entupartidadenacimiento…

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—¿Mipartidadenacimiento?Nuncalahevisto.—Peroparaelcarnetdeconducir…Joder,esverdadqueno tienes.

—Marcossepusolagorramirándolapreocupado—Deberíashablarcontuspadresyaveriguarloquehapasado.Igualeraunmonstruoytumadretuvoquehuiroalgodeeso.

—Esanoesexcusaparanodecirmelaverdad.—sepusodepieyfuehastalapuerta—Voyapedirpermisoparairmeacasa.

—Sí,eslomejor.Suamigolasiguióhastaeldespachodelgerentequeestabahablando

porteléfono.Esperóimpacientedepieanteelescritoriohastaqueporfincolgó.

—SeñorPeters…— ¿Ya has terminado de hablar con ese hombre? —la miró y

entrecerrólosojos—¿Tesientesbien?—Laverdadesqueno.¿Puedoirmeacasa?—¿Malasnoticias?—Pésimas.Deboirahablarconmifamiliadeinmediato.El señor Petersmiró aMarcos que asintió—Sí, claro. Puedes irte.

Esperoquenoseanadagrave.—dijomuertodelacuriosidad—Marcos,acompáñalaacasa.Asegúratedequellegabien.Notienebuenacara.

—Sí,señor.—dijoaliviado—Volverédespués.—No hace falta que vuelvas hoy. No hay mucho trabajo. Nos

arreglaremos.Marcos asintió y cogió del brazo a Ivonne— Vamos, tienes que

cambiarte.—Gracias,señorPeters.—Notepreocupes.Esperoquetodosearregle.—Yyo.Marcos la acompañó a su casa en silencio. Ivonne vivía en una

pequeña casita en lamismamanzana que la de sus padres enBrooklyn,porqueaquelbarrioleencantabayaunquegranpartedesusueldoseibaen lacasa,nosearrepentíadeser independiente.Observó lacasadesuspadresymiróasuamigoconmiedo.

—Noteachiquesahora.Enfréntateaello.Eslomejor.—¿Vienesconmigo?—Estaré aquí por sime necesitas, pero esto debes hacerlo sola. Es

algomuyíntimoparaqueyoestéporelmedio.—dijopreocupado.

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Ivonneabrazóasuamigo—Siempreestásahícuandotenecesito.Marcosseechóareír—Miraquiénfueahablar.Sinofueraporti,ya

estaríamuertoporlasdrogas.—Va,esolohicistetúsolo.—lediounbesoenlamejillayfuehacia

elpequeñoporchecasiconmiedodeloqueocurriríaapartirdeahora.Entróenlacasadondesehabíacriadoyescuchóruidoenlacocina.

Atravesó el hall y se detuvo en la puerta de la cocina donde su madreestaba fregando una olla. Ni se había enterado que había entrado en lacasa,cuandolehabíadichomilvecesquedebíacerrarlapuerta,peroellasiemprelecontestabaqueelbarriocadavezeramásseguro.

—Mamá.Sumadre gritó sorprendida dejando caer la olla en el fregadero y

mojándoseentera.Lamirócomosiquisieramatarla—Menudosusto.—alver su cara frunció el ceñoy se secó lasmanos con el delantal—¿Quéocurre,hija?¿Tehandespedidoconlosrecortes?

—No.— se sentó en una de las sillas de la cocina y dejó el sobreencimadelamesa.

Su madre se acercó preocupada —Entonces, ¿qué pasa? ¿Estásenferma?

Observóasumadre.Estabaalgomásrellenitaqueunosañosantes,pero seguía siendomuy guapa pues sus ojos azules seguían teniendo elmismobrillodefelicidaddesiempre.Llevabasupelocastañocortadoporlos hombros y siempre lo tenía impecable. Había cuidado siempre suaspecto y hacía auténticos milagros para vestir muy bien con pocopresupuesto.No les sobraba el dinero, pero siemprehabían sido felices.¿Oeratodounamentira?

—¿Quiénesmipadre,mamá?Sumadrepalidecióalescucharlayseapoyóenelrespaldodelasilla

queteníaanteella—¿Cómotehasenterado?— ¿Qué clase de pregunta es esa? ¡Lo normal es que me dijeras

dónde has escuchado esa locura! — Ivonne estaba empezando aenfurecerse.

—Tranquilízate.Hicimosloquenosparecíamejorparatodos.—¿Lomejorparatodosoparavosotros?Losojosdesumadresellenarondelágrimas—Eramuyjoven.¡No

sabíaloquehacía!—¿Podrías empezar por el principiopara quepueda enterarmeyo

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también?—preguntóirónica—¿MipadreesJohnMartin?—Sí.—sumadreseechóallorar—Nomeodies,hija.Todoaquello

fueunalocuray…—Desdeelprincipio,porfavor.—elnudoquesentíaenlagarganta

casinoladejabahablar.Sumadreselimpiólasmejillassentándoseanteella.—CuandoconocíatupadreacababadellegaraAustralia.Decíanque

allí había mucho trabajo y emigré para buscar una oportunidad. Teníadieciocho años y todo era tan nuevo…Había conseguido un trabajo deniñeraenunafamiliaricadeSydneyymeibamuybien.—lamiróalosojosarrepentida,peroIvonnenoabriólabocaimpacienteporenterarsedetodo—Misseñoreshicieronunafiestaeneljardíndesucasaysaquéalosniñosparaquejugaranconotrosniñosqueallíhabía.Entonceslevi.—seencogió de hombros echándose a llorar—Era tan atractivo y tenía unapersonalidadtanarrolladoraquenopudeevitarlo.

—Teenamorastedeél.—Nosésiestabaenamorada.Fascinadamasbien.Esunhombretan

carismático. La gente le admiraba y se enamoró de mí. Fue imposibleresistirme.Meencandiló.AntesdetressemanasestabacasadaycaminoalRanchoMartin. Cuando llegué fue como entrar en otromundo, pues lavidaenelranchoeramuydistintaalaciudad.Noteníanadaquehacerentodoeldía.Cuandoélllegabaestabacansadoyavecesmostrabamuymalcarácter.Hechoqueavecesmeintimidaba.

—¿Tepegaba?— ¡No! Pero cuando se enfadaba lo mejor era salir corriendo.—

hizounamueca—EntoncesaparecióJames.—lamiróalosojos—Jameseradistinto.Eracariñosoydivertido.Noteníaelcarismadesuhermano,pero…

Ivonnepalideció—¿Suhermano?Su madre se asustó— ¡No lo pude evitar! ¡Me enamoré de James!

¡EraparecidoaJohnyteníatodoloqueélnotenía!—Dios mío. — asqueada se levantó de la silla horrorizada— ¡Le

engañasteconsuhermano!—¡Nopudeevitarlo!—sumadreseechóallorar—¡Leamaba!—¡Ytellevasteasuhijadesulado!—¡Nopodíadejarteallí!¡Soytumadre!—¡SimulasteisqueJameseramipadre!¡Meocultasteislaverdad!

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—¡CuandoJohnseenteródequenosíbamos,llegóalacasaycasimataagolpesaJames!¡Nopodíadejarteallí!

—¡Le traicionasteisyos llevasteisa suhija!—sumadre seechóallorar tapándose la cara—Sólo contéstameunapregunta…—sumadrelevantólamirada—¿Intentóponerseencontactoconmigo?

Losojostorturadosdesumadreleindicaronquesí—¿Cuándo?—Cuando se enteró de donde vivíamos, envió un abogado con

intención de pedir la custodia.—a Ivonne se le cortó el aliento— PerocomoenelcertificadodenacimientohabíanescritoJMartinnosepodíademostrarqueJamesnoeratupadre.Suabogadodijoqueélnoteníanadaque hacer contra nuestra palabra, aunque estuviéramos casados.Duranteañosteenviócartasotelegramas,peronuncatelosdimos.

—¿Porqué?—gritódesesperada.—¡Porquesiteenterabasdeloquehabíapasado,nosodiarais!EntoncesIvonnecayóenlacuenta—¿Enviabadinero?—sumadrese

sonrojó e Ivonne se llevó las manos a la cabeza— Dios mío, no teconozco.

—Queríamosformarunanuevafamilia.Sihubiéramostenidohijos,queríamosquepensarasqueerantushermanos.¡Noqueríasepararmedetiporquesiibasaverle,novolverías!

—¡Nomediste laoportunidaddeconocerle!—gritócon losojosllenosdelágrimas—¡Yélnuncameconocióamí!

—Esperaba que se volviera a casar y que tuviera otra familia paraquenosolvidara.

—¡Esonuncaocurrió!¡Mipadrehamuertoynoleheconocido!Sumadrepalideciómirándola—¿Qué?—¡Johnhamuerto!—legritóalacara—¡Nuncapodréconocera

mipadre!¡Ypuedequeatiteimportaraunamierda,peropormipartesemerecíaunaoportunidadytúnoslahasnegado!

—¡Tediotropadre!¡Tediunafamilia!—Quieromuchoapapá.—dijodesgarrada—Pero tambiéndebería

haber conocido a mi auténtico padre. No quiero ni imaginar lo quesentiríadurantetodosestosaños,traicionadoporsuesposaysuhermano,sintenerningúncontactoconsuúnicahija.

Su madre no dejaba de llorar— ¡Deja de llorar! ¡Sabías que estollegaríaenalgúnmomento!¡Laverdadsiempresalealaluz!

—Tienesrazón.

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Sorprendida miró a su padre observándola desde la puerta de lacocinaconunacajadeherramientasenlamano—¿Cómopudisteis?

Supadresonriócontristezadejandolacajaenelsuelo—¿Hasoídoalgunavezqueelamoresegoísta?CuandoconocíatumadrenomepodíacreermimalasuerteporqueJohnlahubieraconocidoprimero.—miróasumujerconamor—Laqueríatantoquehubierahecholoquefueracontaldeestarasulado.

—¡Inclusotraicionaratufamilia!—Ellaeramifamilia.¡Ningunoerafeliz!¿Quéibaahacer?¡Dejara

lamujerqueamabae irme sinella! ¡Cuandoquieres tantoa alguien,nopuedesvivirsinoestásasulado!Asíquehicimosloquecreíamosmejorparatodos.

—¿YJohn?—¡Nolaamabacomoyo!—gritósupadreacercándoseasumujer

—¡Ytampocotequeríacomotequiseyoencuantoteviporprimeravez!Lesmiróasombrada.Sehabíanmentidoasímismostodalavidapara

podervivirconloquehabíanhecho.Habíanvividoconeldineroqueélhabía enviado, pero nunca le habían dado la oportunidad de verla. Si nisiquierahabíaidoalauniversidadporquesuspadresnopodíancostearlacuandosupadrepodíapermitírselo.Aquelloeraunaauténticalocura.

Yanosabíaquédecirles.Atónitaporsucomportamientoegoístalesmirócomosinolesconocierayrealmentenolesconocíasihabíanestadofingiendotodasuvida,ocultándolealgotanimportante.

Fue hasta la puerta de la cocina y su madre chilló histérica— ¿Adóndevas?

—Voyahacer loquedeberíahaberhechohacemuchosaños.Voyaconoceramipadre.

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Capítulo2

Cuando bajaron del avión en Perth, agotados fueron a recoger elequipajecasiarrastrandolospies.

—Menudo viaje. — dijo Marcos mirando distraído la cintatransportadoraquetodavíanoestabaencendida.

—Puestodavíanohemosllegado.—sonriómirandoasuamigoylocogióporloshombros—Ereselmejor,¿losabías?

—Claroquelosabía.—Mealegraunmontónquehayasvenidoconmigo.—dijoantesde

darleunbesoenlamejilla—Nopodíaenfrentarmeaestoahora.—Claroquepodíasenfrentarteaestoyaciencosasporelestilo.Eres

lapersonamáspositivaqueconozco.—lesonrióconesacaradepillo—Ademásviajogratis.Estoesunchollo.

Ivonneseechóareírymiróasualrededor—Esperoquefuerahayaalguienesperándonos.

—Elabogadotedijoquevendríaalguiendelranchoarecogernos.Esunapenaquenopudieraesperarnos.

—Es comprensible.Tenías que sacar el pasaporte y no quería irmesinti.Todavíanomepuedocreerquenoshayamosdespedidodeltrabajo.

—Yaencontraremosotracosa.—dijosuamigoindiferente—¿Estásnerviosa?

—Estoyhechaunflan.Noséloquevoyaencontrarmeyesosiempreasusta.

Marcos se echó a reír— Miras alrededor como si un australianofueraalanzarsesobreticonunmachetecomoenCocodriloDundee.

—Mealegracomprobarqueelviajeno tehaquitadoel sentidodelhumor.

—Esonunca.Puedequedentrodeunashorasmehayadesinfladounpoco.

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Lacintacomenzóaandareimpacientesesperaronsusmaletas.—¡Ahíestálamía!—dijoMarcossonriendodeorejaaoreja.Cuandocogiósumaletaesperaronconelceñofruncidoquesalierala

deIvonne.—No,no.—gimiócuandonosalióningunamás.Sepasólasmanos

porsusrizosrubios—Mierda,estonopuedeestarpasando.—Espera.Vamosapreguntaraaqueltíoqueestáallí.Se acercaron a un trabajador del aeropuerto, que les indicó donde

teníanqueirareclamarsumaleta.Enelmostradortardabanenatenderlosynerviosamiróhacialasalida—Vetetúydilealquenosesperaquesalgoahora.

—¿Estássegura?—Como se vaya, no encontraremos el rancho en la vida. Dile que

espere.—Vale.Su amigo fue hacia la salida a toda prisa tirando de su maleta,

mientras que Ivonne esperaba empezando a cabrearse con la mujer dedetrás delmostrador, que hablaba por teléfono tan despacio que parecíaqueestabasedada.

—¡Oiga!¡Tengoprisa!Lamujer tapó el auricular y lamiró indiferente—Debe esperar su

turno.—ycontodoelmorrosevolviódándolelaespalda.Dandogolpecitosconeldedosobreelmostrador laescuchóhablar

del tiempo, de cómo una amiga suya se había comprado un vestidoprecioso para la boda de su exmarido, y de que esperaba que el fin desemana no le tocara trabajar porque una compañera se había puestoenferma. Ivonne entrecerró los ojos esperandoque la chica estuviera debajaunmesporlomenos,paraquesefastidiara.

Golpeóconlosnudilloselmostradorparallamarsuatenciónylatíamiró sobre suhombroponiendo losojos enblancoantesdedecir—Tellamoahora.Aquíhayunamujerquenotienemodales.

Asombrada la vio colgar— Disculpe, ¿pero está en horario detrabajo?

—Puessí.¿Quédesea?— ¡Mimaleta! ¡Es lo que llevodeseandodesdehacemásdemedia

hora!La mujer cogió una hoja y se la puso delante con un bolígrafo—

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Relleneesteformulario.— ¿No podían mirar en el avión para comprobar que no se haya

quedadodentro?Lamirócomosifueraestúpida—Paraesoeselformulario.Gruñómirandolahojaygimióalverquelepedíanladirecciónde

donde debían llevarle lamaleta en caso de que se encontrara. ¡Tenía lacartadelabogadoenlamaleta!Mierda,aquellocadavezibapeor.Miróalamujer—¿Puedosalirparapreguntarladireccióndondemequedo?

—Nopuedesaliryvolveraentrar.Sonnormasdelaeropuerto.— ¿Y si me acompaña un policía? Mi guía está fuera y no sé la

direcciónadondevoy.Lamujerlamirócomosifueraidiotaychasqueólalenguaantesde

levantarelteléfonodiciendosimplementeseguridad.Unpolicíaseacercóatodaprisamirándoladearribaabajoycuando

la mujer le explicó el problema sonrió relajándose — Claro, yo laacompañaréencantado.

Aliviada correspondió a su sonrisa y fueron hacia la salida. SeencontraronaMarcossoloconsumaletaantelapuertadesalida.Miróasualrededorparaverqueallíyanoquedabanadie—¿Ylapersonaqueveníaabuscarnos?

—Aquínohabíanadie.—Vaya,suviajemejorapormomentos.—dijoelpolicíamirandoa

su alrededor— ¿Venían en un viaje organizado? ¿Quizás puedan hablarconlaagencia?

—No.Unapersonadelranchodemipadreibaavenirabuscarnos.—¿Ynosabeladireccióndelranchodesupadre?Ivonne se sonrojó intensamente— Es una historia muy larga.—se

giróhaciaMarcos—Norecordarásladirección¿verdad?—¿Conesosnombrestanraros?—suamigopusocaradehorror—

¿Tieneslatarjetadelabogado?LosojosdeIvonnebrillaron—¡Sí!Sacósumóvilycomoteníaelnumerograbadollamódeinmediato

sonriendoaliviada—Élsabeladirección.—Estupendo,puesvolvamos.—elpolicíaledijoaMarcos—Tiene

queesperaraquí.—Sí,claro.Ivonne,teesperoaquí.—Vale,vengoahora.

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Afortunadamente el abogado respondió al teléfono y le explicó elproblema.Élledioladireccióndememoria,perocuandolecomentóquenadiehabíaidoabuscarlosnosupoquédecirle.

—Le puedo asegurar que comuniqué al rancho el día y hora de sullegada.

—Seguramente habrá una confusión. — dijo intentando no darleimportancia—Buscaremoslamaneradellegarallí.

—Contrateunaavioneta.Lallevaránhastaelrancho.Nosepreocupeporeldinero.

—Graciasporsuayuda.—Sinecesitacualquiercosa,póngaseencontactoconmigo.Cuandocolgóelteléfonomiróansiosaalamujer—¿Ycuándocree

queencontraránmimaleta?—Pues…siledigolaverdad,nocreoquelaencuentren.Miróalatíaconlabocaabierta—¿Cómo?—Verá…sinoestáenelavión,cosaquenocreo,sehaquedadoen

los Estados Unidos. —la tía se echó a reír— Sería un milagro que lamaleta apareciera. — dijo como si los estadounidenses fueran unoschorizos.

—¡Oiga,meestáempezandoatocarlasnarices!—Mire,uncincuentaporcientonoseencuentran.Espereysidentro

deunosdíasnohaaparecido,reclamesucontenido.Esloúnicoquepuedehacer.

—Muchas gracias.— gruñó antes de mirar al policía que sonreíaobservándolas—Graciasporayudarme.

—Unplacer,señorita.Ivonne ibahacia la salidacuandosevolviódegolpe—Nosabráel

númerodeinformación,¿verdad?—Parainformaciónnacionalcero,uno,siete,cinco.Sonrióradiante—Gracias.Llamóa informacióny lachicaque laatendió ledioelnúmerodel

ranchopasándoladirectamente.SalíaporlapuertaysonrióaMarcosqueparecióaliviadoalverla.

—Espera,estoyllamandoalrancho.—Estupendo.—RanchoMartin.—dijolavozdeunamujer.—Sí…disculpe,pero…

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—¿Oiga?¡Seoyefatal!— ¡Nocuelgue!—gritó Ivonne acercándose a la salidamirando su

cobertura,peroestabaatope.Sevolvióacolocarelteléfonoenlaoreja—¿Meoye?

—Dígame.—¡SoyIvonneMartin!—gritóalteléfono.—¿Quién?—¡IvonneMartin!¿Hanenviadoaalguienarecogerme?—¿Quiénes?—lavozdeunhombrelasorprendió.—Hola,soyIvonneMartinymepreguntaba…—lalíneasecortóen

esemomento.FruncióelceñomirandoaMarcos—Sehacortado.—Vuelve a llamar.No vaya a ser que venga alguien a buscarnos y

nosotrosnosvayamos,cruzándonosenelcamino.Asintióyvolvióallamaralaoperadora.Estavezapuntóelnúmeroy

cuandolapasarondirectamentedescolgóelhombre—¡Diga!—¿Hola?Creoquesehacortado.Soy IvonneMartinyestoyenel

aeropuerto.—¿Y?—preguntóeltíodemaneraagresiva.Ivonne frunció el ceño mirando a su amigo— Me preguntaba si

habíanenviadoaalguienabuscarnos….— ¿Y por qué iba a enviar a alguien? A mí sólo me dijeron que

venían.—Esqueelabogadonosdijoquealguienvendríaabuscarnos.—Yonohehabladoconnadiedeesetema.—¿Yustedes?—Soy el capataz y tengo demasiado trabajo como para hacer de

chófer.—dijoantesdecolgardejándolaatónita.—Tehacolgado.—Sí.—susurróantesdemordersesugruesolabioinferior—Nohan

enviadoanadie.—¿Quiénera?—Elcapataz.Alparecertienemuchotrabajoparahacerdechófer.—Menudos humos teniendo en cuenta que eres la jefa. — dijo su

amigodivertido.—Estáclaroquenoquierenvermeporallíyloentiendo.— ¡No es culpa tuya lo que han hecho tus padres! No te eches la

responsabilidadencima.

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—Eso ellos no lo saben. No sé lo que se imaginarán, pero por sureacciónnoesnadabueno.

—Bueno, ahora loque tenemosquehacer es llegar allí.Esperemosqueestécerca.

Tuvieron que subirse a otro avión que los acercara aMeekatharra,porque no tenían ni idea de cómo contratar una avioneta y de ahí sesubieronaunautobúsque los llevaraaLandor. Desdeallí tendríanquebuscar alguien que los llevara al rancho que estaba a unos cincuentaquilómetrosdelaciudad,segúnleshabíadichounviajantequeibaenelavión a su lado. Llevaban más de treinta y dos horas de viaje cuandollegaronaLandor.Marcosestabahambrientoydecidieroniracomeralgoporqueyanopodíanmás.

—Diosmío...—dijodejándose caer en el asientode la cafeteríaqueacababadeabrir—Cuandolleguemosvoyadormirunasemana.

Ivonneyano teníanienergíaspara reírseporquede losnerviosnohabíapodidodormirenningúnmomento.Además,lapreocupabamuchoelrecibimientoquetendríanenelrancho.

Unamuchachaseacercóconunasonrisaenloslabios—Buenosdías.—Buenosdías.—dijo extenuada—Un litrode caféyundesayuno

completo,porfavor.—Lomismo.—dijoMarcos indiferentede loque semetería en la

boca.—¿Venísavisitarlaciudad?—No,vamoshaciaelranchoMartin.¿Loconoces?—PoraquítodosconocenalosMartin.—sevolvióhaciauntipoque

estabaenlabarra—¡Eh,Luke!¡EstosseñoresvanhaciaelranchoMartin!Elhombrequedebíatenersesentaañosyquellevabavaquerosyuna

camisa de franela levantó la vista de su taza de café— ¿De veras? —preguntómirandoaMarcosydespuésaIvonneconelceñofruncido—¿Yquéseleshaperdidoporallí?

IvonnemiróaMarcosporsutono—SoyIvonneMartin.Lachicaperdiólasonrisaypusolosbrazosenjarras—Fuera.—Perdón,¿quéhadicho?— ¡Fuera de aquí! ¡No sé cómo tiene el descaro de mostrar las

naricesporlaciudad!—Oigaseñorita…—dijoMarcosconlosojoscomoplatos—¡Usted

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nosabenadadenada!—Marcos,vámonos.—dijoavergonzada.—¡No!Nopuedeecharnos.—¡Llamaréalsheriff!—Lissi,¿quépasa?—preguntóunhombrevestidodecocineroque

salíadedetrásdelabarra.—¡EslahijadeJohn!Elhombrolamiróatónito—¿DeJohnMartin?—Elmismo.—dijoeltalLukemirándolafijamente—Teparecesa

tu madre, aunque tienes el cabello de tu padre. Al menos has heredadoalgodeél.

—Ha heredado mucho más. — dijo la camarera muy ofendida—¡Quédescaro!Hasvenidoapor laherencia, ¿verdad? ¡Élnomerecía lapena,perosudinerosí!

Muertadelavergüenzaselevantódelasiento,peroMarcoslacogiódel brazomuy enfadado— ¡No tiene derecho a hablarle de esamanera!¡Nosabenadadesuvida!

—¡Seráporquenuncasehadignadoaaparecerporaquí!—dijoelcocineroofendido—¡Largodemiestablecimiento!

Agotadayhumilladasaliódelacafeteríachocándoseconalguienensuprisaporsalir.Al levantar lavistavio losojosnegrosdeunhombreque la observaban divertidos. Era realmente guapo y muy fuerte. Sucabello negro como la noche estaba algo alborotado y tenía una sexybarbadedosdías.

—¿Hayfuego?—preguntósonriendoencantadoramente.—Perdón.—dijoocultandolaslágrimasantesdesalircorriendo.ElhombrefruncióelceñoyescuchólosgritosdeMarcosdiciendo

quenoteníanderechoameterseenlavidadenadieyqueseibaencantadodeaquelapestosositio.

Tirandodesumaleta,suamigósalióatodaprisapasandoasuladoparairabuscaraIvonne,quesehabíasentadoenunbancoalfondodelacalle.Marcosseacercórápidamente—Noleshagascaso,Ivonne.

Ellaselimpiólaslágrimas—Mesientomuyculpable.Su amigo se sentó a su ladoy la abrazópor los hombros—Noes

culpatuya,peroeslógicoquetesientasculpable.Eratupadre.—No es justo que se hayamuerto sin poder conocerle.—miró la

calle—Todospensaránloqueesagenteyconrazón.

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—¿Quémásdaloquepienselagente?Túsabeslaverdad.—labesóen la sien haciéndola reír con tristeza— Y no te conocen. Cuando teconozcan,tequerráncomoyo.

—Disculpar.Sevolvieronhaciaelhombremorenoconelquesehabíachocado.

Ivonneselevantódeinmediatopasandolasmanosporsusviejosvaqueros—Perdón.Nolehabíavisto.

—Noeseso.— lamiródearribaabajoconel ceño fruncido—AlparecereresIvonneMartin.

—Sí,¿quépasa?—Marcosselevantóparaprotegerla.ElhombremiróaMarcoscomosifueraunmosquitomolestoantes

devolveramirarla—SoyKeithColbert.Elcapatazdelrancho.Ivonneabriólabocasorprendidayderepenteloviotodorojo—¿Y

acostumbraacolgarelteléfonoporquesí?El hombre se cruzó de brazosmostrando susmusculosos bíceps—

Suelohacerlocuandoyanotengonadaquedecir.—¡Puesesdeunaeducaciónpésima!—Que la hija de Eloisa Martin me diga a mí como debo

comportarme,eslomásdivertidoqueheoídonunca.—¡Nohabledemimadre!—gritó elladandounpasohacia él—

¡Nolaconoce!Keith levantó una ceja— La conozco muy bien. Al menos en lo

importante.—miróaMarcosqueestabacabreadísimoydivertidovolvióamirarlaaella—¿Estunovio?

—Noessuproblema.—dijofulminándoloconlamirada.—Sí, en eso tienes razón. Tengo que hacer unos recados, pero en

unastreshorasvolveremosalrancho.—¿Treshoras?—Marcosnoselopodíacreer—¿Sabeselviajeque

hemos tenido? A Ivonne le han perdido la maleta, nadie ha ido abuscarnos,¿yahoraesto?Oyetío,¿túparaquiéntrabajas?

—Marcos…—Ivonnecogiódelbrazoasuamigoqueestabaapuntodeexplotar—Esperaremos.

—Eso decía, porque no pienso volver ahora. — dijo mirándoloscomo si fueran idiotas paradar unpasohaciaMarcosybajar la cabezaparamirarloalosojosantesdedecir—Amínadiemedaórdenes.Puedeque tu novia sea la dueña, pero no tiene ni puta idea de cómo llevar unranchoyyosoyquienlodirige.Noseteocurravolverahablarmeasísi

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noquieresllevarteunpuñetazoquetepongaentusitio.Marcossepusorojodefuria,peromantuvolabocacerradaeIvonne

suspiródealivio—¿Esperamosaquí?—Pormíhacerloqueosdélagana.—respondióantesdevolverse

hacialacafetería.EltalKeithColbertsesentóenlamesadondehabíanestadoantesy

lesmiró por el escaparatemientras que hablaba con alguien. Ivonne sevolvióhaciaMarcos—Debes tenermásmanoizquierda.Estánencontrademíynopodemosenfrentarnosatodos.—lerogóconlamirada—Esononosllevaráaningúnsitio.

Marcossesentóenelbanco—Perdona,séquenodebíahaberdichonada,peroesquetengolosnerviosaflordepiel.

—Losiento,estásagotadoyhambriento.—miróasualrededoryvioquehabíaunatiendadeultramarinos—Espera,quevoyacómpratealgoparadesayunar.

Cruzólacalleatodaprisayentróenlatiendacomprandounoscafésyunosbollos.Viovariascamisetasqueestabanbiendeprecioytambiénropainterior.Losdosparesdevaquerosfueronalgomáscaros,peroaunasíloscompróporquenoteníamásremedio.Tambiéncompróunligerocamisón de hilo rosa porque no quería dormir desnuda en una casadesconocida.Lapastadedientes,uncepillodedientesyunpeine fue loúltimo en la lista. Esperaba tener bastante dinero en la cuenta. EstabatirandodesusahorrosylosbilletesaAustraliaconlosextrasnohabíansidobaratos.Marcospensabaquesuabogadolehabíaadelantadodinero,peronoeraasí.LehabíamentidoporquenilocaqueríasalirsoladelosEstadosUnidosparaenfrentarseatodoeso.

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Capítulo3

SaliódelatiendasonriendoaMarcosqueestabaenelbancoapuntodedormirsecuandoalgolagolpeóenlafrenteconfuerza.Dejócaerlasbolsas que llevaba levantando una mano hasta ella mientras Marcosgritabacruzandolacalleatodaprisa.Atónitatocóalgohúmedoysemirólosdedos.¡Estabasangrando!SetambaleóyMarcoslasujetóporelbrazoantes de que cayera al suelo. Lamujer de la tienda salió para ayudarlacogiéndolaporelotrobrazo,mientrasquesucapatazsalíadelacafeteríaseguidodeltalLukeycorrieronhaciaella.

—¡Lahevisto!—gritóMarcosfurioso—¿Quétehantirado?¿Unapiedra?

—Nosé.—susurrómirandosumanosintiendoquelasangrecorríaporlafrentellegandoasuceja.

—Siéntala en el suelo.—dijoKeith cogiéndola de la cintura.Sacóalgo de su bolsillo trasero de su vaquero y se lo puso en la frentehaciéndoledaño—Esparadetenerlahemorragia.

—Mierda.—susurróLukemirandoasualrededorantesdegritar—¡Esperaquetecoja,Marisa!

—¿Marisa?—sinpodercreersequeunamujer lehubiera lanzadouna piedramiró en su dirección para ver a una chica de unos dieciséisañosriéndosealfinaldelacalle.

—¿Laconoce?—MarcosmiróaLuke—¡Quierodenunciarla!—Estácabreadaysehapasadodelaraya,esoestodo.—dijoLuke

enderezándose—Noesmalachica.—¡Claro,casileabrelacabeza!KeithacuclilladoanteIvonnelacogióconlamanolibreporlanuca

paralevantarlelacara—¿Temareas?—No,sólohasidolasorpresa.—susurrómirandosusojosnegros

—¿Esmucho?

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Levantóelpañueloyapretóloslabios—Creoquenecesitaspuntos.—Síquelosnecesita.—dijoLukerascándoselacabeza.—Dios.—cerró losojosporquenopodíamás.Todo loquehabía

pasadolosúltimosdíasleestabapasandofactura.—¡Notedesmayes!—leordenóKeithcuandoseescuchólasirena

delcochedelsheriffquesedetuvoanteellos.Unhombremayorbajódelcoche—¿Quéhapasado?—Lehantiradounapiedra.¡UnatalMarisa!—gritóMarcosfuerade

sí—¿Quécoñolepasaaestaciudad?Elsherifflevantóunaceja,perodespuésleignoróagachándosejunto

aKeith—¿Cómoseencuentra,señorita?—Necesitapuntos.Mela llevoconeldoctorDunning.—Keithpasó

subrazobajosuespaldayantesdedarsecuentalahabíasubidoenbrazos—Ivonne,sujetaelpañuelo.

—Puedoandar.—dijolevantandoelbrazoparahacerloquelepedía.—Deja que te lleve, cielo.— dijo lamujer de la tiendamirándola

preocupada—Hasidounbuengolpe.La camarera y el cocinero también estaban en la acera de enfrente

observándolaconelceñofruncido.—Bien,losdemáscontarmequéhapasado.—dijoelsheriffsacando

unblockdenotasdelbolsillosuperiordelacamisa.—Marcos.—sevolvióparamirarasuamigoqueestabacogiendo

lasbolsas.—Estoycontigo.Tranquila.Nomesepararédeti.Keith apretó las mandíbulas yendo hacia una camioneta gris que

estabaenaparcadaenlacalle—¡Luke!—Sí,jefe.—Vete a recoger el pedido de la ferretería y después vuelve al

Ranchoaencargartedetodo.—Hecho.Luke salió corriendo endirección contraria e Ivonnedijo—Tienes

cosasquehacery…—Luke,seencarga.—respondiómolesto.Marcos tirabadesumaletaen lapartedeatrásde lacamionetay la

camareraabriólapuertasorprendiéndola—Gracias.—susurrósinpodermirarlaalacaramientrasKeithlasentabaenelasientodecueronegro.

Cuando su amigo se sentó a su lado, la cogió de lamano—¿Estás

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bien?—Sí.—forzóunasonrisa—Noesnada.Keith se subió a la camioneta y la arrancómirándolos de reojo—

Enseguidallegamos.Estáaquíallado.Ivonneapretó lamanodeMarcos, rogándole con lamiradaqueno

dijeranada.Suamigo,quenoestabaacostumbradoamorderselalengua,lamiróenfurruñadoyellasonriócontristeza.

Cuando llegaron ante lo que parecía una clínica, Marcos abrió lapuertasaltandodelacamionetayextendiendolamanoparasacarla.Keithrodeó la camioneta a toda prisa, pero Marcos la cogió por la cinturamirándolo con odio. Keith apretó los labios y dijo fríamente— Es poraquí.

Siguieron a Keith y como Ivonne se imaginaba era una pequeñaclínica. Una mujer tras el mostrador levantó la cabeza sonriendo y encuanto la vio, salió a toda prisa del mostrador cogiendo una silla deruedas.

—Siéntela aquí.—dijo la preciosa rubia.Marcos la miraba con laboca abierta porque era cierto que la chica era una muñequita con uncabellorubiomuyclaroyunamelenalisalarguísimaqueestabarecogidaenunacoleta—¿Cómoseencuentra?

—Bien.Sólohasidoelsusto.La enfermera miró de reojo a Marcos que las seguía —Deberá

quedarseenlasaladeespera.—Nidebromapiensodejarlasola.Además…Keithlocogióporelcuellodelacamisetatirandodeélhastalasala

deespera—¡Eh,tú!—¡Quédateahí!—lesentóenunasillay salióde la saladeespera

entrando en la consulta donde el doctor había sentado a Ivonne en unacamilla.

Ellamirótrasél—¿YMarcos?—Esperandoendondelehandicho.—dijoacercándose—¿Cómova

eso,Dunning?El doctor que tenía más o menos la edad de su capataz hizo una

mueca—¿Quiénhasidoelcafrequelehatiradounapiedra?—MarisaVoglin.— ¿Está loca? ¡Podía haberle sacado un ojo o darle en la sien y

matarlaenelacto!¡Esachicanecesitaunalección!

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KeithmiróaIvonnequehizoungestodedolorcuandoeldoctorletocólaheridaparalimpiárselaypreguntó—¿Teduele?

—Enseguidatepongoalgoqueadormecerálazona.Asíqueereslahija de John.—Ivonne miró hacia arriba sin darse cuenta y vio que eldoctorsonreíacolocándolebienlacabeza—Notemuevas.

—Perdón.—¿EreslahijadeJohnMartin?—preguntólaenfermeraacercando

aldoctorunabandeja.—Sí.—susurróapretándoselasmanos.—Vaya, la hija prodiga ha vuelto.—dijo él doctor divertido—Tu

padreteadoraba,¿sabes?—¿Qué?—intentómiraraldoctor,peroalgoletiródelapiel—¡Ah!—¡Notemuevas!—Keithlacogióporlabarbillacolocándolabien

ymirándolafurioso.—Sinomeconocía.—susurróatónita.—Bueno,esoescierto.Peronosignificaquenoteadorara.Siempre

hablabadecuandoerasunbebé.ElbebémáshermosodeAustralia.—Es cierto.—dijo la enfermera sonriendo— Los ojos azules más

bonitosquehayasvisto.Yteníarazón.Sonpreciosos.Se sintió fatal al escuchar esas cosas y semordió el labio inferior

agachando la mirada —No te muevas. — dijo Keith levantándole labarbillaforzandoaquelemiraraalosojos.

—AsíquevivíasenNuevaYork.—dijoeldoctorcontinuandoconsutrabajo.

—Sí, en Brooklyn.—frunció el ceño porque el doctor hablaba enpasado.

—¿Yquéhasestudiado?—Nohepodidoiralauniversidad.Nolopodíapagar.Keithentrecerrólosojos—Perdona,¿quéhasdicho?—Que no lo podía pagar. Aunque da igual. Nunca he sido buena

estudiante.—Vaya, qué interesante.—dijoKeith llevándoselo los demonios—

Porque tumadre le dijo a tu padre que necesitaba cuarentamil dólaresparalamatrícula.

—No…—negóconlacabeza—Nopudodecirleeso.—Estoyaestá.Hastenidosuerteycasinotequedarácicatriz.—Gracias,doctor—dijobajándosedelacamilla.Estabaagotadayse

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notabaensusmovimientosqueeranmuylentos—¿Lepagoausted?—Regalodelacasa.—dijoelhombremirándolapreocupado—¿Te

duelelacabeza?—No.Esquehasidounviajerealmentehorrible.—dijointentando

sonreír.—Pues descansa y si te duele la cabeza, que Keith me avise de

inmediato.—Sí,Dunning.Teavisaré.—lacogiódelbrazoylaayudóasalirde

laconsulta.Marcossehabíaquedadodormidoenlasilladeplástico,conlaboca

abiertaylababillacorriéndoleporlabarbilla.—Menudaresistencialadetunovio.—dijoKeithdivertido.—Está muy cansado. —miró de reojo a la enfermera que sonreía

divertida— Lleva muchas horas sin dormir y no es mi novio. ¡Es mimejoramigo!

SeacercóaMarcosyletocóelhombrosuavementesobresaltándole—¡Ivonne!—sonriómirándoleyéllemirólafrente—¿Yaestá?

—Sí,vamos.Comosifueraunniñolecogiódelamanoyélsedejóllevar,pero

cuandovioalaenfermeraseenderezóespabilandodegolpe—Porcierto,soyMarcosRamírez.

—AnneHill.—Estodounplacer.Porcierto¿tienesnovio?—preguntómostrando

susdientesblancosenunaenormesonrisa.Lachicasoltóunarisitanegandoconlacabeza.—Vamos, rompecorazones. — dijo Keith exasperado cogiendo a

Ivonnedelbrazoparasacarladelaconsulta.Laenfermerafuecorriendohaciaelmostradoryescribióalgoenun

papelqueletendióaMarcosquelamirabaembobado—Miteléfono,porsiquieressaliradarunavuelta.

MarcossegolpeóelpechocomosilehubieralanzadounaflechaalcorazóneIvonneseechóareír.Siempresellevabaatodaslaschicasdecalle.

—Increíble.—siseóKeithabriendolapuertadesucamioneta.—¿Quéesincreíble?Marcosesmuydivertidoymuyguapoconese

airelatino.Vuelvelocaalaschicas.—¡Puescuandoseentereelpadredeestachicaenparticular,vamos

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atenerproblemas!Parpadeósinentenderloquequeríadecir,perosimplementemiróa

suamigosubiralacamionetaencantadodelavida—Meheenamorado.Ivonne se echó a reír mientras que Keith gruñía arrancando la

camioneta.MarcosnodejabadehablardeAnne,desusojos,desuboca,deloguapaqueerayqueparecíabuenagente.

— Sí que lo parece. —dijo ella distraída mirando a Keith queentrecerraba los ojos siguiendo la carretera.Marcos siguió parloteandounrato,peroalfinalsequedódormido.

Sinembargo,ellanopodíadormir impacienteporverel ranchodesupadre.

Salieron de la carretera general y entraron en un camino de tierra.Keithlamiródereojoapretandoelvolante.

—¿Nopiensaspreguntarnada?—Llevomásdecuarentahorassindormir.Creoquevoyaesperara

hacerpreguntasaquemefuncioneelcerebro.—¿Teduelelacabeza?—¿Apartedelapedrada,quieresdecir?—preguntódivertida.—Sí.—Sitedigolaverdadmásbienestácomocongestionada.—Sobrelodelauniversidad…—Ahoranoquierohablardeeso.—susurróporqueloqueseestaba

imaginandoleponíalospelosdepunta.Cuando llegó elmomento de solicitar la universidad, ella sabía de

sobraquenopodríair.Además,suspadreshabíanpedidouncréditoparael negocio de reparación de su padre, pues tuvo que comprar unafurgonetanuevaymuchasherramientas,asíqueniseplanteópedirayudaencasa.Simplementecuandoterminóelinstituto,sepusoatrabajar.Ahorateníaqueenfrentarsealarealidad.Quepuedequeeldinerodesuauténticopadrehubieraidoapararalnegociodesufalsopadreyesolerevolvíalastripas.Noqueríanipensarenello.

Suspiró mirando el paisaje antes de susurrar— Hay muchavegetación.PensabaqueAustraliaeradesierto.

—Esteesunpaísdecontrastesyesciertoquehaydesierto,peroelnorte de Australia es muy fértil. Y tenemos algunas de las playas máshermosasdelmundo.

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—¿Quedamucho para llegar?— sus párpados empezaban a pesarporeltraqueteodelcamino.

—Dehecho…Enesemomentosubieronunaligeralomayantesusojosaparecióun

valle inmenso. Frenó lentamente y a Ivonne se le abrió la boca de lasorpresa al ver una enorme casa de madera blanca de estilo románticofrancés rodeadadeun jardín.En laparte traserade la casahabía loqueparecíaungarajeenormeoungranerotambiénpintadoenblanco,peroloque realmente la impresionó fue que estaba rodeada de prados verdeshasta el infinito. Fue amor a primera vista y el corazón de Ivonne saltóporquerealmentesediocuentadequehabíallegadoacasa.

Keithlamirabadereojo—¿Notienesnadaquedecir?Ivonnelemiróalosojosysonrió—Nosémontaracaballo.Sucapatazchasqueólalenguaantesdeacelerar—Estáclaroqueno

tefuncionaelcerebro.—Puesno.Meguíoporinstintoenestemomento.—¿Yquétediceelinstintodelacasa?—Que es hermosa. — susurró sin dejar de mirarla mientras se

acercaban.—Si tehubierasmolestadoenvenirhastaaquí,ya laconocerías.—

dijomolesto—Yya sabríasmontar a caballoymuchasotras cosas. ¡Esincreíble!EresladueñadeunodelosmejoresranchosdeAustraliaynosabesdiferenciarunmachodeunahembra.

Ivonnesesonrojóintensamenteporquenolefaltabarazón,peroaunasílevantólabarbilla—¿Yparaquétetengoati?

Keithlamiróasombrado—¡Miraniñata,túnometienesamí!—sesonrojóaúnmás—¡Simehequedado,hasidoporelrespetoqueleteníaaJohn, pero te aviso desdeya quemevoy enuna semana! ¡Así queya tepuedesponerabuscarcapataz!

—¡Nopuedeshacereso!—gritóindignadadespertandodegolpeaMarcos—¿Quévoyahacersinti?

—Esenoesmiproblema.—siseóapretandoelvolanteconfuerza—¡Yapuedesponertelaspilas!

AquelloeraloquelefaltabaymiróaMarcosquenegóconlacabezapara indicarle que no insistiera. Pero lo que la dejó de piedra fue quecuando llegaron a la casa, unamujerquedebía tenerunos sesenta años,vestidaconunvestidodeflorecitasazulesyzapatosnegrosdecordones,

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esperaba con las maletas en el porche cruzada de brazos. Otra queabandonabaelbarco.Estabaclaroquesequedaríasinpersonalennadadetiempo. Todos la irían abandonando ymas aún cuando supieran que notenía ni idea de ranchos. No se podía creer que sus padres le hubieranhecho aquello, cuando tenían que saber que algún día heredaría eserancho.Y si algo le pasópor la cabeza es queno lo vendería.Desde elmomentoquehabíavistolacasa,supoquesulugarestabaallí.

KeithdetuvolacamionetaantelacasaysebajóatodaprisaaligualdeMarcos.

— Libi, ¿qué haces?—preguntó su capataz acercándose al porchecruzandoeljardín.

—Mevoy.—levantólabarbilla—Nopiensoquedarmeconellaaquí.Esas palabras dolieron a Ivonne, que descendió de la camioneta

lentamente.LamujerlamiródemostrandoquenolaqueríaallíeIvonnesusurróaMarcos—¿Puedescogermelasbolsas?

—Claro.Ivonne se acercó al porche y pasó ante Keith subiendo los cuatro

escalones, deteniéndose ante lamujer. También se cruzó de brazos y lamiró a los ojos, que le sorprendieron por ser de un color ambarinoprecioso—Asíquequiereirse.

—¡Puessí!Ynopodrádetenerme.Puedohacerloquequiera.—Desde luego este es unpaís libre.Nunca semeocurriría intentar

convencerladequesequedara.Esdecisiónsuyaabandonarlacasa.¿Seledebealgo?—lamujerlemirólafrentemientrasnegabaconlacabeza—Keithlaacercaráadondequierair.Graciasportodo.

Pasóanteellayalargó lamanoparacogerelasade lamosquitera,que abrió lentamente. Era la primera vez que entraba en su casa y nodejaríaquenadaseloestropeara.EntróenelhalllentamenteconMarcostrasella,quetambiénmirabaasualrededorasombradollevandolamaletaylasbolsas.

—Vaya…— susurró su amigo mirando un cuadro que había en lapared.

Era un retrato de un hombre con dos hijos que debían tener unosveinte años. Al ver su pelo rubio y su expresión, jadeó llevándose unamanoalpechosindarsecuentaqueKeithyLibilaobservaban.

—¡Songemelos!—chillóhistéricaacercándosealcuadromientrassentíaquesucorazónseretorcía.Sinpoderevitarlosusojossellenaron

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delágrimas—¡Gemelos!—Ivonne…—suamigoasustadoporsuexpresiónseacercóaella—

Tranquilízate.—¿Quémetranquilice?—susojosazulesbrillabandefuriaymiró

elcuadrodenuevo—¡Estonoseloperdonarénunca!—Nodigaseso.Nosabes…Ivonne se volvió furiosa y vio aKeith con lamujer en la puerta—

¡Ustedesnoseiban!—gritófueradesí—¡Pueslargodemicasa!—Ivonne…—Marcosintentócogerladelbrazocuandovolviéndose

hacialasescaleras,Ivonnegritódesgarradaalversobreunamesillaunafotosuyaconquinceañosconelvestidoblancoque llevóa la fiestadelinstituto, enmarcada en un precioso porta fotos de plata. Sonreía a lacámara acariciando la banda morada donde ponía reina del baile. Esasonrisafueloúltimoquevioantesdecaerdesplomadaenelsuelo.

Suspiróalsentiralgofrescoensufrenteyabriólosojoslentamente.Lamujerquehabíavistoanteslepasabaunatoallamojadaporlacara—Pobrecita,estásacalorada.Perotepondrásbienenseguida.

—¿Noseiba?—susurróllevandolamanoalafrente.—¿Ydejarlatiradaenelsuelo?Soycristiana.—dijoindignadapara

despuéssonreírcontristeza.—Notienequemolestarse.—cogiólatoalladesumanoyforzóuna

sonrisa—Graciasporayudarme.Lamujersonrió—Eresorgullosa.Igualquetupadre.—Nosécómoeramipadre.—dijoperdiendolasonrisatotalmente.Miró a su alrededor y se dio cuenta que estaba en una habitación

enorme tumbada en la cama. Al ver una foto suya sobre la mesilla denoche,cerrólosojossintiéndosemuyculpable.Nosabíaporqué,perosesentíaculpable.

Sesentósobrelacamaylamujerselevantó.Alverqueestabansolasentrecerrólosojos—¿DóndeestáMarcos?Élnomedejaríasola.

—EstáconKeith.Saltó de la cama y salió de la habitación. Escuchó murmullos dos

habitaciones más allá e Ivonne fue hasta allí casi corriendo sin darsecuentadequeestabadescalza.Cuandovioasuamigoabriendolamaletamientras hablaba conKeith escuchó decir— Fue una sorpresa enterarsede…

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—¡Marcos!Suamigosevolviósorprendido—¿Estásmejor?Keithapoyadoenelaparadorseenderezóalvercomolofulminaba

conlosojos—YahemosllamadoaldoctorDunningyestaráalllegar.—¡Estoybien!—miróasuamigofuriosa—¿Dequéhablabais?—Denada.Su amigo se sonrojó y se dio cuenta que estaban hablando de ella.

Eso la enfureció. Ella no quería dar explicaciones a nadie sobre lo quehabía pasado. ¿De qué servirían cuando de todas maneras ya tenían unculpable?Ella.

—Puesdeesotienesquehablar.¡Denada!—dijoantesdesalirdandounportazo.

Libi la mirabamordiéndose el labio inferior— ¡Keith! ¡Libi no séqué,teestáesperandoparairse!—atravesóelpasilloyvolvióaentrarenlahabitacióndesupadreantesdecerrardeotroportazo.

—¡Smith!—dijolamujerenvozaltaalotroladodelapuerta.Sinimportarleenabsolutosequitólacamisetarosaquellevabaylos

vaqueros,metiéndoseen lacama.Cerró losojos intentandoolvidarsedetodo,perosevolvióaabrirlapuerta.

Miró sobre su hombro para ver comoKeith la cerraba después depasar—¿Quéhaces?

—Asíqueestásmejor.—Estoymuybien,gracias.—Me alegro. — se acercó a la cama y ella se tapó bien con las

sábanas—MeparecequeLibi…—¡Yatehedichoquepuedesllevarlasiquiere!—Esquecreoquesequierequedar.Ellafruncióelceño—¿Porqué?— ¿Por qué no se lo preguntas tú?—preguntómolesto pasándose

unamanoporsupelonegro.Deloalteradosqueteníalosnervios,nisediocuentaqueapartabalas

sábanasmostrandosuropainteriorrosaysaliódelacamapasandoanteél, que sorprendido se la comió con los ojos de arriba abajo. Abrió lapuertadesuhabitaciónyvioaLibienelpasilloapretándoselasmanos—¿Quépasa?¿Ahoratequieresquedar?

Libisesonrojóintensamentemirándolaconlosojoscomoplatos—Sipuedo…

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—¡Alparecerlosaustralianosnohacenmásquecambiardeopinión!—exclamóentrandoensuhabitación.Entoncesrecordóalgoyvolvióasalir—¿Podríastraermealgodecomer?

—¡Yamí!—gritóMarcosdesdesuhabitación.— ¡A Ivonne le llevaré algo en una bandeja porque está delicada,

peroatinotepasanadaenlaspiernas!¡Asíquevetealacocina!—Joder, qué carácter. — dijo Marcos saliendo de la habitación y

mirandoasuamiga—¿Quéhacesenpelotas?Ivonne miró hacia abajo y jadeó tapándose con las manos— ¡No

mires! — gritó caminando hacia atrás chocándose con Keith — ¡Nomiréis!

Keith levantóunacejaantesdedecirdivertido—Marcos,cierra losojos.

—Sí,claro.Serálistoeltío.Chilló exasperada entrando en la habitación y cerrando de golpe.

Gimiendo se tapó la cara con lasmanos cuando llamaron a la puerta—¿Si?

—Tenemosquehablar.LavozdeKeithalotroladodelapuertalahizocorrerhastalacama

ytaparsehastaelcuello—Pasa.Keithparecíaestarapuntodereírseyellaentrecerrólosojos.Vale

quenoestabamuylúcida,perosedabacuentadecuandosereíandeella—¿Nopuedeesperarhastadentrodeunasemana,queserácuandosalgadelcoma?

—Puesmedaqueno.Porque si recuerdas loque tehedichoantes,mevoyenunasemana.

Suspiró dejándose caer en las almohadas— ¿Tú no cambiarás deopinión?

Keithentrecerrólosojos—Dependedeloqueofrezcas.—¿Esqueteofrecenmásdinerouotracosaenotrositio?—Tengoapalabradounterreno.Ella se apoyó en sus codos mirándolo intensamente con sus ojos

azules—¿Cuántotiempollevabastrabajandoparamipadre?—Nacíaquí.—Asíquetevaspormí,porqueestaestucasa.Keithsetensó—Nocreoquenollevemosbien.—Asíqueda igual loque teofrezcaporqueen realidadno tevasa

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quedar.—Yonohedichoeso.—Muybien.—sesentóenlacamaporqueyanopodíamás—¿Qué

quieres?—Lamitaddelnegocio.Lemiró atónita. No tenía ni idea de lo que valía aquello, pero no

estaba loca como para regalarlo a un tío que no sabía si era capaz dellevarel rancho—Todavíanohasdemostrado loquevalesymeparecepedirdemasiado,¿nocrees?

Keith sonrió cruzándose de brazos— Lo llevo demostrando años,preciosa.

—A mí no. — respondió intentando no ponerse colorada por elpiropo.

—Ivonne,conloquesabesderanchoscreoquenotelodemostrarénunca.

—Puedequenosepanadaderanchos,perosédenúmeros.—sonrióde oreja a oreja.—Muéstrame la pasta y puede queme lo piense.— setumbódecostadosuspirando.

—Ivonne…Abrióunojoygimióantesdevolverse.Keithparecíaqueseloestaba

pasandoengrande—¿Recuerdasquenohascomido?Frunció el ceño y confusa pensó en ello. Suspiró al recordar que

acababadepediralgodecomerysevolvióasentarenlacama.LlamaronalapuertayKeithfueaabrir.Ellaforzólospárpadospara

intentarmantenerlosabiertos.Eldoctorentróen lahabitaciónsonriendo—Alparecertehasdesmayado.

—Se puso algo nerviosa al entrar en la casa. — dijo Keithcolocándosealospiesdelacamaycruzándosedebrazos.

—Vamosaveresatensión.—dejóelmaletínsobrelacamaasuladoyloabrió.

Libi entró en la habitación con una bandeja y a Ivonne le rugió elestómago al ver el inmenso desayuno —Tu amigo está desayunandoabajo.

Elmédico lecogióelbrazomientrasLibi leponía labandejaenelotroladodelacama—Gracias,Libi.—susurróalargandolamanoparacogeruntrozodebeicon.

—Ah,ah.

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Miróalmédicoquenegóconlacabeza—Libi,llévateelcafé.—¿Quépasa?—preguntóKeithmuyserio.—Tiene la tensiónmuy alta.— frunció el ceño— ¿Te ha ocurrido

antes?Se encogió de hombros viendo como Libi cogía la jarrita de café

preocupada.—Ivonne,respondelapregunta.—Le pasó en el instituto una vez. — dijo Marcos tras ellos —Le

empezóadolerlacabezayeldolorleduróunosdías.Undíasedespertóyle hormigueaba el lado derecho de la cara. Al parecer era unaconsecuenciadeldolordecabeza.

—Sí, puede ocurrir después de una cefalea. — dijo el doctormirándolamuyserio—¿Teníaslatensiónalta?

—Sí,peronomevolvióapasar.Mehicierondespuésunseguimientoyestababien.

—¿Enesaépocaocurrióalgoquetealteraraotepusieranerviosa?—El profesor de francés la odiaba y pensaba que iba a suspender.

Estabadelosnerviospensandoquenosegraduaríaconlosdemás.— ¿Por qué no le hacen las preguntas a Marcos? — pregunto

tumbándoseagotada.—Ivonne…—lavozdeKeithlahizogemir.—Déjameotedespido.Elmédicoseechóareír.—Sí,dejémosladormir.Puedequeelestrés

delviaje lehayaprovocado la subidade tensión,ademásde todo loquerodeaalviaje.Detodasmaneras,Libiselatomarádosvecesaldía.

—Sí, doctor. — dijo preocupada mirando a Ivonne que se habíaquedadofritasindesayunar—¿Necesitadietaespecial?

—Quenotomeexcitantesynadadeestrés.Quieroestabilizarlaparacomprobarsiesuncasoaislado.

—¿Ysinoloes?—preguntaronMarcosyKeithalavez.—Si no lo es, tendrá que medicarse. Tener la tensión alta es un

riesgo.Esperaréunosminutosyvolveréatomarlelatensión.Marcos, Keith y Libi la miraron preocupados hasta que Marcos

susurró—Esquenohapegadoojoentodoelcamino.Eseso.Eldoctorsesentóasulado.Ivonneniseenteró.Lecogiólamuñeca

paracontrolarelpulsoydespuésdevariosminutosensilenciovolvióatomarlelatensión.

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—Lehabajadounpoco.— Eso es bueno, ¿no? —preguntó Keith viéndole guardar el

tensiómetro.—Sí. Dejémosla dormir. En un par de horas Libi la controlará de

nuevo.—¿CreesquepuedehaberheredadoelproblemacardiacodeJohn?—¿Quéproblemacardiaco?—Marcosseasustó.—Supadremurió de un infarto.—dijo el doctormuy serio—No

adelantemos los acontecimientos. Simplemente le ha subido la tensión.Puedepasarleacualquieraenunasituacióndeestrésydijistequesehabíapuestonerviosacuandoentróenlacasa.Dehecho,sedesmayó.Tenemosqueesperarysimañananoestábien,entoncesleharéunaspruebas.

—Bien.—dijoLibicogiendolabandejaparasalirdelahabitación.

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Capítulo4

Tres horas después Libi cogía el brazo de Ivonne que se habíadestapadodecalor.LetomólatensiónmientrasKeithlaobservabadesdelapuerta—Pobrecita,estáagotada.—susurrólamujermirandosobresuhombroaKeith.

Él apretó los labios viéndola bombear la goma. Cuando miró latensiónsonrió—Esnormal.Catorce,siete.

—Esoesbueno,¿no?—Sí.Recogió el aparato y se levantó cogiendo la sábana para cubrirla,

peroIvonneprotestópasandolapiernaporencimadelasábana,girándoseymostrándoleseltrasero.Libisoltóunarisita.

—Igualitaquesupadre.—¿Deveras?—Libisesonrojó—¿Porquénuncaoscasasteis?—Élnuncameamó.Keithlamirósorprendido—¿Peroquédices?—Estuvo enamorado de sumujer hasta el día de sumuerte. Yo lo

sabíayloaceptéportenerlaoportunidaddeestarconél.Además,yoeramayorqueJohn.Noshacíamoscompañía,esoestodo.Aquísenecesitadevezencuandounabrazo…—miróconpenaa Ivonne—Aveces llorabacomounniñoporloquehabíaperdidoporsumalacabeza.

—¿Ahoraesculpasuya?—Laentendí,¿sabes?Keith se tensó—Le traicionó con su hermano.No hay excusa para

eso.—Túerasmuypequeñoynoteacordarás,peroJameslahacíareír.

Johnsólolareñíapornosaberhacernada.Laadoraba,perosusquejaslevolvíanloco.Jameslacomprendíay…

— ¡Se lo quitaron todo! — dijo levantando la voz haciendo que

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Ivonne se sobresaltara antes de tumbarse boca abajo abrazando laalmohada.

—Salgamosfuera.Libicerrólapuertatrasellosylemiróalosojos—Túnovivíasaquí

entonces. Vivías con tus padres en la ciudad porque tumadre ya estabaenferma.¡Nosabesloquepasaba!

—¡Séloqueélmecontó!—¿Quéquerías quehiciera,Eloisa? ¿Vivir conunhombre queno

quería, cuando tenía al amor de su vida dos puertas más allá? ¿Sabescuántotiemposeresistieron?¡Añoymedio!¡HastaqueJohnseenteróyporpocamataaJamesagolpes!

— ¿Pues qué quieres que te diga? ¡Si me pasa a mí, estaría bajotierra!

Libiapretóloslabios—Poresohuyeronllevándosealaniña.Porquesabíanquenuncaloaceptaríaynolesdejaríaenpaz.EntendíaaJohn,perotambién entendí a Eloisa. Lo que no llegué a comprender nunca, fueporquenodejabaveniralaniña.

—Porqueesunacabronasinsentimientos.—Yocreoqueestabaaterrada.—¿Dequé?Lemiróalosojos—¿Lahasvisto?¿Hasvistocomomirabalacasa?

Comosilasintiera.—Nodigastonterías.—Te lo digo en serio. ¡Está ligada a ella y se matará antes de

perderla!Lohevistoensusojos.—Túytusvisiones.—Poresosepusoasícuandovioelcuadrodesupadre.Porquesabía

quesusitioeraesteyselohabíanquitado.Sumadrelosabía.¡Sabíaquesiveníaaquí,yanovolveríaasulado!¡QueJohnnoladejaríavolver!

Keithfruncióelceñorecordando—Unavezmedijoalgoque…—¿Elqué?—Estábamos trabajando y le pregunté porque nunca iba a Nueva

Yorkaverla.Sabíaqueestabadeseándolo,peromedijoqueellavolveríaa casa.Que su sangre corría por sus venasy esa sangre la haría volverdondedeberíaestar,pueserasudestino.

Libisonrió—Havueltoacasa.—Teapuestoloquequierasaqueenseismesesvendeelrancho.

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—Yyo teapuestoqueencincoañossufamiliaviviráaquíy tendrátresniños.

—Esperemosqueseanchicas.—dijoirónico.—Quegracioso.Esonovolveríaapasar.—¿Túcrees?—No. Porque ella no lo consentiría. James siempre envidió a John

portenerelrancho.Cualquierotrohombresehubieraidorenunciandoalamor,peroélenelfondoquisohacerledañoaJohn.Yloconsiguió.Vayasiloconsiguió.

—¿Creesqueellanosabíanadacomohadichosuamigo?—Sí, ymeparece lomáshorrible que se le puedehacer a unhijo.

Negarlesusraíces.Loqueessuyoporderecho.—CreoquenoledabaneldineroqueenviabaJohn.Libijadeóllevándoseunamanoalpecho—¡Nopuedeser!—Nofuealauniversidadporquenoteníandinero.—Keithsuspiró

pasándoselamanoporelpelo.—Diosmío,Keith.¿Tedascuentaquehanvividodeellatodalavida?

¡Les enviaba el dinero para que le escribieran lasmalditas cartas y eratodomentira!—Libiestabahorrorizada—¡Cuatrolíneasyeranmentira!¡Asíquenosegraduóenempresariales!

Keithnegóconlacabeza—Yameextrañabaamíquenoenviaranlafotode sugraduación en laUniversidad.Creíaque eraporquenohabíaterminadolacarrera,peronisiquieralaempezó.

—Dios mío. ¡No tiene ninguna preparación y tiene uno de losranchosmásimportantesdeAustralia!¿Quévaahacer?—preguntóLibiasustada.

Keith se dio la vuelta para bajar las escaleras—No tengo ni idea,peromevoyatrabajarqueheperdidocasitodoeldía.Lukedebeestardelosnervios.¿Aqueahoranoteparecerátanraroquevendaelrancho?

—¡Notienegracia!¡Tienesqueayudarla!Él se volvió lentamente—Ni hablar. Si quiere queme quede, tiene

quehacermesocio.—¿Tevasaaprovechardeestasituación?—¿Ynoseaprovecharíaellademisconocimientos?Siquiereque

me quede, tendrá que hacerme socio porque tengo las tierras de losWilcoxesperandoaquelascompre.

—¡Esteranchoestucasa!

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—Sí, ya lo he visto.—dijo irónico— ¡Llevo trabajandopara Johndesde losquinceañosynomehadejadonada,cuandomehadichomilvecesqueeracomounhijoparaél!¡Desdequemuriómipadremetratócomoaunhijoymehadejadoenlacalle!

Libilemiróconpena—Seguroquenoesperabamorirtanjoven.—Tuvo veinte años para arreglarlo. Lo que pasa es que no quiso.

Hacecincoañostuvelaoportunidaddeponerunranchopormicuentaehizotodoloposibleparaimpedírmelo.Estoseacabó.Omehacesocioomelargoenunasemana.—salióalporcheyellalesiguió.

— ¡Keith! —bajó los escalones ignorándola— ¡Tengo la soluciónperfecta!

—¡Noquierooírla!—¿Ysitecasasconella?Keithsevolviólentamente—¿Quédices,mujer?¿Estásloca?—¡Seráseldueñodelrancho!¡Noséquétienedelocura!¡Ademáses

preciosa! —Libi sonrió cruzándose de brazos— Imagínate que te hacesocio y que en un año conoce a otro hombre. ¿Te gustaría que otrohombremetiera lasnaricesenel rancho?—Keithfruncióelceño—¿Yqueotrohombrelatoque?¡Séquetegusta!

—¡Estásloca!—sevolvióparaseguircaminandofurioso.—¡Sí,ya!—gritóLibisonriendodeorejaaoreja.

Alguien la tocó en el hombro y gruñó girándose— ¡Levántate,Ivonne!Llevasdormidacatorcehoras.

AbriólosojosysegiródegolpeparaveraKeithmirándolaconelceñofruncido—¿Qué?

—Sonlascincodelamañana.Horadelevantarse.No se lo podía creer. ¿Las cinco de la mañana? Libi entró en la

habitaciónysonriendoseacercóaella—Buenosdías,dormilona.Laviocogerleelbrazoyponerleelvelcrodeltensiómetro—¿Qué

haces?—Controlartutensión.—dijohinchandolabomba.—¿Estoyenferma?—Shusss.Confundida miró a Keith, que las observaba con los ojos

entrecerrados.Esamañana llevaba una camiseta gris con unos vaquerosdesgastados. ¿Estabamás cachas que el día anterior?Eso era imposible.

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Suspirópensandoquéhabríadebajodeesacamiseta.—Estábien.—dijoLibisonriendoencantada.—Yaséqueestoybien.¿Quépasa?—Teníaslatensiónaltaantesdedormirte.¿Norecuerdasaldoctor?Recordaba almédico y haber hablado conKeith—Ah, ya.Así que

estoybien.—Detodasmaneras,tecontrolaréunosdíasparadecírseloalmédico.

—dijoLibiantesdesalirdelahabitación.Keith tomó aire—Bien, como estás en forma, levántate que nos

vamos.— ¿A dónde vamos?— se arrastró fuera de la cama y miró a su

alrededor.—Ivonne.Elbañoestádetrásdeti.—Estoyalgoespesa.Esoestodo.—dijoentrandoenelbañoygritar

almirarseenelespejoyverqueestabacasidesnuda.—¿Quépasa?—Keithentróenelbañoatodaprisa.—¡Saldelbaño!—gritótapándoseconunatoalla.—¿Yaestamosotravez?—preguntódivertido.—¡Sal!—Tienesdiezminutosparabajaradesayunar.—¡Largo!Keith salió del baño riéndose y ella gimió tapándose la cara de la

vergüenza.Sehabíapaseadoenpelotasanteél.¡Yeldíaanteriortambién!¿Quédemonioslepasaba?

—Tranquila Iv, es el cansancio. Pero ahora ya estás bien. Lista ydespejada.

Alargó la mano hacia el grifo de la ducha cuando vio una arañaenormeenunazulejoblancoanteella.Gritódesquiciadatirándosehacialapuertadelbaño,encontrándoseconKeithalotrolado,quelacogióporlacinturareteniéndolamientrasellaseguíagritandodelasco.

— ¡Una araña!— gritó fuera de sí mientrasMarcos entraba en lahabitaciónencalzoncillosyelpelorevuelto.

Keithlacogióporlosbrazos—¡Ivonne,cálmate!Respira.—Ivonnerespirómirandosusojos—Eso,respiraprofundamente.

—Joder,quedramaporunaaraña.—dijoMarcospasandoasuladoparaentrarenelbaño—¡Hostia!¡Esunatarántulaporlomenos!

Keith miró hacia el baño y soltándola entró en él mientras ella se

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retorcíalasmanos.Almirarelsuelosediocuentaqueestabadescalzaygimiendosaltóa lacamamirandodebajode lassábanas, tocándolasconasco.MarcosyKeithsalierondelbañoylavierondandosaltitossobrelacamalevantandolaalmohada.

—Dios mío. Esto no puede estar pasando.— dijo Keith sin podercreérselo.

—¿Lahabéismatado?—Eraenorme,tía.¿Seríavenenosa?—¿Lahabéismatado?—chillóhistérica.—Sí.—respondieronlosdosalavez.Mástranquilahundióloshombrosdejándosecaerenlacamasentada

alestiloindio—Menosmal.—Marcos, ¿por qué no vas a vestirte?—dijoKeith acercándose y

cubriéndolaconlasábana.—Sí,claro.—hizounamuecamirandohaciaIvonnequenegóconla

cabezaparaquenosefuera.Cuando les dejó solos, ella se sintió avergonzada por su

comportamientoybajólavista.— ¡Mírame!—levantó la barbilla lentamente y él la señaló con el

dedomuyenfadado—Eresdeciudad,eseesundefectoquenosepuedearreglarendosdías.—Ivonnejadeóasombrada—¡Peronoesaceptable,queporunaarañadenadatepongascomounaloca!

—¡Eraenorme!—¡Estásenunpaísquehaycientosdeespeciesquenohasvistoentu

vida! ¿Qué vas a hacer cuando veas una serpiente? ¿Dar saltitos? ¡Hayespeciesquetepuedenmatardeunmordisco!

Ivonne se mordió el interior de la mejilla— ¡O te espabilas o yapuedesirvendiendoelrancho,porqueestarásrodeadadeanimalestodoelmalditodía!

Furioso fue hasta la puerta y salió dando el portazo que ella seesperaba.

Se arrastró fuera de la cama, sintiéndose comouna idiota, pero nopudo evitar ducharse mirando a su alrededor y sobresaltándose cuandoveíaunasombra.

Bajó a desayunar vestida con unos vaqueros nuevos, que se leajustabanalcuerpoyunacamisetablancadetirantesencimadesusencilla

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ropade interiorblanca.Comono teníaotracosa, sepuso lasdeportivasdel día anterior y se recogió sus rizos rubios en una cola de caballo.LlevabalaropasuciaenlamanoyalentrarenlacocinavioqueMarcosyKeithyaestabandesayunando.

—Libi,¿dóndepongolaropasucia?Libisonrió—Cariño,puedesdejarlaenelbañoyyolarecogeré.No

tepreocupes.—Puedohacerloyo.—Luegoharélacamay...—Yalahehecho.KeithmoviólasillaqueestabaasuladoyellasesentóencuantoLibi

lecogiólasropasdelasmanos.Sesirvióunastostadas,perocuandoibaacoger el beicon,Keith se lo cogió del plato dejándolo en la bandeja denuevo.

—¿Quéhaces?—Nadadebeicon.Hastaqueeldocnodigaquetienesbieneltemade

latensión,nocomeráscosasdemasiadograsas.Libi le puso ante ella un yogurt con cereales integrales. Miró a

Marcosconlabocaabierta,quesesirviócontodoelmorrocincolonchasdebeicon.Asombradapreguntó—¿Cerealesintegrales?

—Tupadreloscomía.Ivonnesepusoentensión—¿Estabaenfermo?—Muriódeuninfarto,cariño.—dijoLibimirándolaconpena.—Ah.¿Estabamaldelcorazón?—En realidad le atropellóun toro,perono resistió la intervención.

Lediouninfartoenquirófanoymuriósobrelamesadeoperaciones.—¿Nolematóeltoro?—Marcosalucinaba.—Noyesoquelemetiótrescornadas.—dijoKeithconorgullo—

Perono le resistió el corazón.—fulminó a Ivonne con lamirada—Asíqueyasabes,acomersano.

— ¡Entonces le mataron las cornadas! ¡Si el toro no le hubieracorneado,nolehabríadadoelinfarto!

—Pero la conclusión es que le dio un infarto. ¡Da igual la causa!Nadadebeicon.—Ivonneentrecerrólosojosyalargólamanocogiendodoslonchasconlamano.Hizounabolaconellasyselaacercóalaboca—Nihablar.

—Cariño,nohagaseso.—dijoLibidivertida.

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Se la metió en la boca y empezó a masticar retando a Keith en lamirada—Muybien.Harélasmaletasymarcharéhoymismo.

IvonneabriólabocatirandoelbeiconenelplatoalladodelyogurtyKeithsonriósatisfecho—Veoquelovasentendiendo.

Ellagruñócogiendolacucharaparameterlaenelyogurt.Comióunacucharadaynoleextrañabaquesupadresehubieraidoalotrobarriosidesayunaba eso todos los días. Aquellos cereales sabían a cartón. Paratragar,bebíazumodenaranjaporquesehabíanacordadodenoponerleuncafé.

—Elmédicodijoquenonecesitabadieta.—dijoMarcoscuandoyasehabíacomidotodoelbeicon.

Ivonnelofulminóconlamirada—¿Ah,sí?—Sí.—¡Podíashaberlodichoantes!—cogióelcuchillountándoloenla

mantequilla.Keithlequitóelcuchillocasisindarsecuenta—Losiento,perohasta

quenonosaseguremos,harásloqueyotediga.—¿Quétengoquehacerparacomernormal?Él levantó una ceja— Cuando aprendas a llevar el rancho podrás

hacer lo que te venga en gana. O cédeme el cincuenta por ciento delrancho.

—Másquisieras.—cogióelvasodezumoyselobebióentero.—¿Tedascuentaquesitevasalotrobarrioesterancholoheredaría

tumadre?Esoesalgoquenovoyaconsentir.Ivonne palideció al escucharle y lentamente dejó el vaso sobre la

mesa—Osveofuera.Voyatomarelaire.Keithapretóloslabiosviéndolasaliratodaprisa.—Serásgilipollas.—dijoMarcosqueriendomatarle.—Tehaspasado,Keith.¡Discúlpateahoramismo!—¿Porqué?Síeslaverdad.—¿Puedesdejarlarespirarunpoco?—Marcosselevantófurioso—

Eslamejorpersonaqueconozco,¿sabes?¡Yenterartequetufamiliatehamentidotodalavida,noesfácil!¡Descubrirquetienesunpadreenelotrolado del mundo y que no has podido conocerle por el egoísmo de tufamilia,esalgomuydurodedigerir!

—Ladefiendesdemasiado,¿nocrees?—¿Sabespor qué la defiendo? ¡Porque es la únicapersonaqueha

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estadoami lado todasuvida! ¡Inclusocuandomedejé llevarpormalascompañíasymemetíen lasdrogas,ellaestuvoami lado! ¡Yporqueundíaquemeestabanpegandounapaliza, semetióenmediocondieciséisaños y le rompieron un brazo! ¡Y por mil cosas más que no te piensocontar,porquenosonproblematuyo!

Saliódelacocinafurioso.—Igualitaquesupadre.—dijoLibisatisfecha.—Aversialfinalvoyatenerquecasarmeconella.MientrastantoMarcosseacercabaaIvonne,queestabasentadaenlos

escalonesdelporche.Sesentóasuladoylacogióporloshombros.—¿Estásbien?—No sé cómo sentirme. Cada vez que pienso en mis padres me

siento fatal. Como si por un lado les estuviera traicionando y por otroladomesientomalpornohaberleconocido.

—Está claro que ellos se han comportado fatal. No debes sentirteculpable por sentirte así con respecto a John. Es lógico que quisierasconocerleysientoquetehayasenteradotantarde.

EllasonrióyMarcoslebesóenlasien.Lapuertaseabrióyellossevolvieron.

Keith tomó aire como si fueran una auténtica molestia —Bueno,vamosallá.Yoiréacaballo,vosotrosenelcuatroporcuatro.Conducirástú, Ivonne. Así me aseguraré que te aprendes el camino hasta losbarracones.

Ivonnesesonrojóintensamente—Notengocarnet.Keith lamiró como si fuera una extraterrestre y se pasó unamano

por el pelo— Vale, no sabes ni montar a caballo, ni conducir y porsupuestonosabesllevarniunavión,niunhelicóptero.

—¿Tieneshelicóptero?—preguntóMarcosalucinado.—¡No,yonotengohelicóptero,peroellatienedos!IvonnesepusocomountomateyMarcosseechóareírgolpeándola

enlaespaldahaciendoquecasicayerahaciadelante—Coño,losiento.—dijosuamigosujetándoladelbrazo—Hasidolaemoción.

—Puescontrólateunpoco.—dijoKeithmirándolocomosiquisieracargárselo.

Keith se acercó cogiendola de lamuñeca como si fuera una niña ybajaronlosescalones.Marcoslosseguíadivertido.

—Atenta.—dijoKeithcuando llegarona loqueeramitadestabloy

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mitad garaje. En realidad, eran dos espacios independientes en un soloedificio.EntraroneneldeladerechayMarcosabriólosojoscomoplatosalverunMercedes,unPorcheyvariascamionetas.Esopornohablardelosquadsylasmotos—Aquíestántodoslosvehículosdelafamilia.

—¿DequiéneselPorche?—preguntóMarcosacercándosealcochegris.

—¡Mío!¡Niseteocurra!—¿ElMercedeseradeJohn?—preguntósuamigoentusiasmado.Ellamiróelcocheblancoehizounamueca.Keithtiródeellahasta

unacamioneta cochambrosa—Esta será tu camioneta, pero sólopara lafinca.Nopuedessalirdelranchosincarnet.

—Bien.—Aquíseconduceporlaizquierda.—Esoyalosé.Keithabriólapuertadelconductor—Sube.Ellalohizoyéllepasóelbrazopordelantemostrándolelapalanca

alladodelvolante—Noesdemarchas,asíquesóloesadelanteyatrás.Hartaencendióelmotorylevantólaceja—¿Subesovasacaballo?

—preguntódandomarchaatrás.—¿Sabesconducir?—¡Tehedichoquenotengocarnet,noquenosupieraconducir!—Laenseñéyohaceaños.—dijoMarcossubiéndosealacamioneta.Keithgruñó cerrando la puerta—No lehabrás enseñado apilotar,

¿verdad?— ¡No!—gritó su amigo riéndose. Le vio salir del garaje por el

espejoretrovisor—Parecequelehasdadounasorpresa.—Creequesoyidiota.—dijosacandolacamioneta.—Esquedesdequeteconocesólohasmontadonumeritos.— ¡Yo no he montado numeritos! — dijo indignada pisando el

aceleradorsinfijarseenelretrovisor.Elgolpelosdejómirándoseconlosojoscomoplatos—¡Mierda!¡Mierda!

Saliódel cocheparaverquehabía empotradoelparachoquesde lacamionetaenlaesquinadelPorche—¡Mierda!¡Mierda!

Seechólasmanosalacabezaporquelehabíarotonosólolosfaros,sinoquelapuertadelportaequipajessehabíadesencajado.

—Tevaamatar.Subeydisimula.Saca lacamionetayhazte la locahastaquelovea.

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IvonnecorrióhastalacamionetayMarcoshizolomismo—Laquenomontanumeritos.

— ¡Cállate!—gritó de los nervios—Dios, ¿cómo puedo tener tanmalasuerte?

—¡Siempretehedichoquetengascuidadoconlospuntosciegos!—Ivonnelemirócomosiquisieramatarle—Vale,mecallo.

—Mevaamatar.—dijodeteniendolacamionetaalasalida.—Entrelapedrada,eldesmayo,laarañayelregaloquelehasdejado

enelcoche,vaapensarqueestásalgodelosnervios.Asíquerelájateydisfrutadetuherencia.Joder,eresrica.¿Porquéestástanagobiada?

— ¡No lo sé! ¡Igual no tener ni idea de lo que voy a hacer con laPonderosaAustralianatienealgoquever!¡Yqueunmacizoquealparecerdirige mi rancho, amenace con dejarme en la estacada en cualquiermomento!Yque…

—Vale.—Marcosseechóareír—Macizo,¿eh?—Joder,estábuenísimo.Noquieroniimaginarcomoestáenpelotas,

porquemevolveráasubirlatensiónymetendrácomiendoesamierdadecereales el resto de mi vida. Y tiene un culito que debería ser delitotipificadoenelcódigopenal.

—Gracias.Se volvió queriendo que se la tragase la tierra para verle casi a su

lado. Fulminó con la mirada a Marcos porque tenía que haberle vistollegar—Yahablaremostúyyo.

La carcajada de Marcos hizo sonreír a Keith sobre el caballomientrasseponíaasualtura.

Ivonne carraspeó ymiró hacia él sonriendo— ¿Nos vamos?— lerecordabaaJohnWayneennoséquépelícula.¿Dedóndehabíasacadoesesombrero?

Élvioloquemiraba—Aquípegamuchoelsol.Nosaldrásdecasasinsombreronunca,¿meoyes?

—Sí,papá.—Habloenserio.—Sí,pa…Keithlevantóunacejainterrumpiéndola—Sígueme.

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Capítulo5

LesiguieronenlacamionetayMarcosdijoconadmiracióncuandoempezóacabalgar—Esunauténticovaquero.

—Sí...— se mordió el labio inferior siguiéndole a una distanciaprudencial.Ya la había cagado bastante—Madremía. En qué líome hemetido.

—¿Quélío?Sinotegustaesto,lovendesypunto.—Lo vendo, ¿eh? ¡Como si hubiera compradores de ranchos

australianos a tiro depiedra! ¡No tengoni ideade cuantos kilómetros ohectáreasopasostieneesto,peromedaquenoespequeño!

—Vale,igualnoesfácildevender.—Ynosóloeso.¡Aquíhayganado!Sinosecuida,semuere,¿sabes?

¡Y si se van los hombres, semorirán porque no habrá quien los cuide,porque yo no tengo ni idea de cómo es una puñetera res! Por cierto,amigo.¿Sabesdóndetengoquevenderelganado?¿Acuántosevende?

—Tía,enquémarróntehasmetido.Le miró como si quisiera matarlo y decidió cerrar la boca hasta

llegarporqueseestabaponiendodelosnervios.Despuésdeunosminutosdijo—Quizásdebería asociarmeconKeith.Valemás tener el cincuenta,quequedarmesinnada.

—¿Porquénotecasasconél?—preguntósuamigoconunasonrisadeorejaaoreja—Seríaperfecto,atitegustayasíteasegurasdequesucincuentaporcientonocaigaenmanosdealgunazorraavariciosa.

Lemiró como si estuvieramal de la cabeza. ¡Si no podía ni verlaporquepensabaquehabíapasadodesupadre!Aunquenoeramala idea.Seríaunmatrimoniodeconveniencia.Sociosalcincuentaporcientoyloheredarían sus hijos. Sólo pensar en hacer hijos con él, le subía latemperatura. ¿Pero en qué estaba pensando? ¡Ni siquiera sabía si estabacasado ya! Mierda, ¿estaría casado? Eso sería una faena. Se mordió el

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labioinferiorviendosuespaldayencómosemovíansusmúsculosbajolacamiseta.Suspirópensandoenquitarlelacamiseta.

Marcos se echó a reír—¿No es un poco temprano para tenerpensamientospecaminosos?

—PensamientospecaminososlosquetuvistetúconAnne.Suamigosonriódeorejaaoreja—Hesoñadoconella.—Serásguarro.—Fueunsueñoromántico.—Sí,seguro.Marcosseechóareíracarcajadas,peroescucharonunsonidoysu

amigomiróalcieloacercándosealalunadelantera—¿Quéeseso?¿Unavión?

El sonido cada vez era mayor y nerviosa miró alrededor de lacamioneta—Notengoniidea.Suenacomositemblaraelsuelo.

Aamboslescayólamandíbulaalcuellocuandovieronunanubedepolvo encima de lamanada de resesmás grande que verían en su vida.Detuvo la camioneta lentamente e Ivonne miró de un lado a otrolentamentemientras observaba a almenos a sesenta vaqueros sobre suscaballoscontrolandoalamanada,quenoteníaniideadedondeterminaba.

— ¡Hostia, tía!— dijo Marcos algo asustado— ¡Cásate con Keithantesdequepidaelsetenta!

Ellaasintióvehementeapretandoelvolantetotalmenteacojonadaporloqueveía.

Estaba claro que ella no podía encargarse de ese trabajo. ¡Si nisiquieramontabaacaballo!

ViocomoKeithdecíaalgoporunaradioqueteníaenelcostadodelvaqueroeIvonnepusoenmarchalacamionetanoacercándosedemasiado.La detuvo y vio que a su derecha, a unos kilómetros, había unosbarracones—Ahídebendormirloshombres.

—Ahoraereslajefa.—seechóareír—SitevieraelseñorPeters.—Querrásdecirsinosviera,porquetúnotemuevesdeaquí.—¿Meestásdandotrabajo?Lemiródivertida—¿Sabesmontaracaballo?—Nopuedesertandifícil.—Vamosallá.BajarondelacamionetayseacercaronaKeithqueseguíasobresu

caballomientrascontinuabahablandoporradio.Laviollegardereojoy

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apartólaradioantesdesilbar.Unodelosvaquerosseacercóatodaprisa—Donald.Ellaeslanuevajefa.IvonneMartin.

El joven vaquero la miró muy serio llevándose una mano alsombrero—Señorita.

—Yélessumejoramigo.Marcos.Vamosaenseñarlesesto.—miróasuamigo—Subeconél.

—¿Enelcaballo?Donald disimuló una risa, pero Ivonne no —Vaya cara que has

puesto.—Muygraciosa.—dijolevantandolabarbillayyendohaciaDonald

queletendióunamano.Ivonne casi se parte de la risa mientras le veía intentar subir al

caballo.Donaldtuvoquebajarparaayudarleasubir,paradespuéssubirseél.MarcossuspiródealiviocomosihubierasubidoelEverest.

—Vamos,Ivonne.Se volvió hacia Keith que extendió la mano y le miró con horror

haciendoreíraMarcos—¿Ahí?¿Contigo?—Vamos, tenemos que irnos. —dijo empezando a perder la

paciencia.Gimiendoalverlograndequeeraelcaballodecercacogiósumano,

peroéllasoltó—No,acércate.Se acercó a su pierna y él se agachó cogiéndola de la cintura y

sentándolaanteélcomosinopensaranada—Pasalapiernaalotrolado.Apoyándoseensuespaldasesentóahorcajadas.Keithcogiendolas

riendasconladerechacogiólaradioantesdegritar—¡Adelante!Fue impresionante como los vaqueros comenzaron a avanzar y la

inmensamanadasemovióasuritmo.— ¡Vaya! — se volvió sonriendo para verle la cara— ¿A dónde

vamos?—Aunospastosdelnorte.Vaalloverenunosdíasynoquieroquese

dispersen.— ¿Va a llover?—miró el cielo totalmente despejado— ¿Lo ha

dichoelhombredeltiempo?—Loa dichoBeni y paramí como si lo hubiera dicho el Papa.—

dijoseñalandoaunhombrealotroladodelamanada.—¿Esaborigen?—¿Sabesalgodelosaborígenes?—preguntódivertido.

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—HevistoAustralia.Lapelícula.Keithrióacarcajadasyellasevolvióconunasonrisa,aunquepensó

que cuando viera su coche no se reiría demasiado. Quizás deberíaproponerlematrimonioantesdevolveracasa.

Miróalfrenteysesujetóensubrazoporquesedesestabilizó.Keithalcogió por la cintura pasando sumano por su vientre para pegarla a él.¡Dios,québiensesentía!

— ¿Qué te parece?—pregunto él en su oído provocándole que siinteriorsecalentara.

—Uhmm. — carraspeó antes de continuar— Impresionante.Realmenteimpresionante.

—¿Creesquepodrásconeltrabajo?—¡Porsupuesto!Keith se echó a reír y ella volvió la cabeza fulminándole con la

mirada—Noahora,claro.—Claro.—Peroenunañoserélamejorvaqueradelcontorno.—Lollevasenlasangre.Nolodudo.—Peromientrastanto…—¿Si?—lamiróalosojosdivertido.—Mientrastantonecesitoalguienqueseencarguedetodo.—Buenasuerte.—miróasualrededorysacólaradio—¡Luke!¡Ala

derecha!—¿Cómoquebuenasuerte?—Sí,porquemevoyenunasemana.—Dijisteque si…—él levantóuna ceja—¿Noquerías el cincuenta

porciento?Lamirócondesconfianza—¿Tevasaasociarconmigo?—Sí,pero…—¿Hayunpero?—Sí.Comodecía…Keithsequitóelsombreroponiéndoselosobrelacabeza.Lellevaba

casihastalascejas—No,gracias.Memolestaenlaherida.—Puestefastidias.¡Teníasquehabercogidounodelacamioneta!—

lemiróindignada,peroKeithcasiseechaareír—¿Quédecíassobremicincuentaporciento?

—Decíaque….—mierda,¿cómose lo ibaaexplicar?—Verás,es

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que…—Menosmalquetenemostodoeldía.Frustradamiróalfrente.Teníaqueserpráctica.Noteníaniideadelo

quehabíaquehaceryéleraunexperto.Noqueríaperderelrancho,pueseraloúnicoqueconservabadesupadre,asíquedebíacogereltoroporloscuernosydecírselo.

Se volvió mirándole muy seria—Sé que te parecerá una tontería,peroquieroquemishijosheredenelranchodesuabuelo.

—Puedoentenderlo.Siyotuvieraunranchoasí,meencantaríaqueloheredaranmishijos.

—Ya,perosi tedoyelcincuentaporcientoyano loheredaránmishijos.

—Creoquenomehasentendido.Hablodelcincuentaporcientodelosbeneficios.—Keith abrió losojos comoplatos—¿Me ibas adar elcincuentaporcientodetodo?

—Oh…elcincuentaporcientodelosbeneficios.—sonriódeorejaaoreja—¡Esoesestupendo!

—¿Quéibasadecir?—Nada.Sevolviómirandoalfrentesuspirandodealivioporquesupropiedad

nosetocaría.Sóloteníaquedarlelamitaddeloqueganaran.Sonriódeorejaaoreja.

—Ivonne…—¿Si?—preguntósinvolverse.—¿Aquéveníaeltemadeloshijos?—Oh, era un comentario. Pero me alegro de haberlo aclarado.—

hizounamuecamirandoalfrenteesperandoquelodejara.—¿Ysihubierapedidoelcincuentadetodo?Ella se volvió fulminándolo con la mirada— ¡Ahora no puedes

cambiardeopinión!Hemoshechountrato.—¿Ah,sí?—Sí.Tequedasporelcincuentaporciento.Yaestá.Keithmiróalhorizonteponiéndoladelosnervios—Nosé.¿Ysino

ganamosnada?Elcincuentaporcientodenadaesnada.—¡Entoncesserásuncapatazpésimoytedaréunapatadaenelculo!—Estosonnegocios,nena.Vamosaver.Sivoyaperdermijuventud

aquí,mehedadocuentaquenecesitoalgomás.

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—¿El qué? ¿Mi primer hijo?—preguntó irónicamirándole a losojos.

—Noesmalaidea.Lodijo tan serioque Ivonne sequedó sin alientomirando susojos

negros—¿Qué?—No voy a trabajar para ti cuando puedo trabajar en mi propio

ranchoparadejarlesamishijosunfuturo.—latraspasóconlamirada—Perosisonnuestroshijos…

—¿Qué?Que fuera lomismo que había pensado ella no tenía nada que ver,

porquedichodesuslabiosaquelloeratanemocionanteyexcitantequeladejabasinpalabras.

—Eltratoeselcincuentaporcientodetodo.Iremosamediascomounmatrimonionormal.Yseránnuestroshijoslosqueheredentodo.

Ivonnesipoderdejardemirarsusojosnegrossintióquesusangrecorríaa todavelocidadporsusvenas.Nuncaensuvidasehabíasentidomásviva—¿Quierestenerhijosconmigo?

—Quieroquenoscasemosyquetengamosunpardemocosos.—¿Ysinonossoportamos?—Enlacamanonosirámal.—dijocortándolelarespiración—Ysi

nonossoportamos,elranchoesgrande.Casininosveremos.—¿Ysiteenamorasdeotraymedejas?—De todasmaneras, nuestros hijos lo heredan todo.— la traspasó

porlamirada—PeroesonovaapasarporqueyonosoyJamesMartin.Lapreguntaes.¿Erestúcomotumadre?

Ivonneentrecerrólosojosyantesdedarsecuentadeloquehacía,lepegóunpuñetazoenlanarizquealtomarledesorpresasoltólasriendaspara taparse la cara y se deslizó hacia atrás, cayendo sobre el polvo deespaldas.Ivonnegimiósentadasobreelcaballo,queseguíacaminandosininmutarseporlafaltadesudueño.

— ¡Ivonne!— gritó él sentándose en el suelo mirándola como siquisieramatarla.

—¿Estásbien?—gritódesgañitadaporqueelruidoeraatronador.Abrió los ojos como platos al ver tras él dos reses que se habían

desviadodelgrupo.Seguramenteporsuculpa.—¡Cuidado!—gritóseñalandoasuespalda.Lukemontadoacaballo,seacercóagalopeobligandoa lasresesa

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meterse en el grupo, mientras Keith se levantaba a toda prisa. AliviadasonriócuandoviocomoLukeseacercabaasucapatazqueestabafurioso.Nerviosa miró hacia delante y susurró— Vale, hay que dar la vueltacaballito. —cogió las riendas del caballo con suavidad y las moviósuavemente hacia la izquierda. El caballo se detuvo y volvió la cabezahaciaatrás—¡No!¡Dalavuelta!—volvióatirarligeramenteyelcaballorelinchó— ¡Vamos, nome fastidies! ¡Tenemos que recoger aKeith!—tiró más fuerte elevando las riendas sin querer y el caballo volvió arelinchar levantando las patas delanteras. Ivonne gritó asustada soltandolas riendas y cogiéndose a su cuello cerró los ojos con fuerza —Porfavor,porfavor.Nomemates.—lesuplicóalcaballoquesequedóquieto.Sonriódealivioygritócuandosintióquesemovíalasilla.AlveraKeithsubiéndosealcaballotrasellacasigritadealegría,perolacaradeKeithindicabaquedebíamantenerlabocacerrada.

Él cogió las riendas rodeando su cintura y le susurró al oído—Yahablaremostúyyocuandolleguemosacasa.

—¡Mehasprovocado!—¡Mehaspegadounpuñetazoenlanariz!—legritóalacara.Ivonne le miró la nariz que estaba ligeramente sonrojada— No te

sangra.Estábien.—ysorprendiéndoloseacercóparadarleunbesoenlapuntadelanariz—¿Aqueahoraestámejor?

Lamirabacomosi lehubieransalidocuernosyrabo—Túnoestásbiendelacabeza.

—¡Telomerecías!Reconócelo.Notemetasconmimadre.—dijomirándolealosojos—¡Puedequehayametidolapata,peroesmimadre!Siyomemetieraconlatuya,tedolería.

—Mimadremuriócuandoerapequeñoyeraunasanta.Ivonne entrecerró los ojos— Estás siendo muy terco. —enfadada

miróhaciadelantedispuestaanohablarconél,peroleempezabaadolereltrasero.¿Cuántotiempomásestaríanacaballo?Bueno,dabaigual.NopensabaquejarseymuchomenosdelantedeKeith.

—Sobrelodeantes…Nomehascontestado.—Nuncaharíaloquehizomimadre.¿Estáscontento?—Noeraesa lapregunta.—lasujetópor lacinturapegándolaasu

pecho.Undisparoseoyóen lapartedeatrásde lamanadayKeithgritóa

Luketensándosetrasella.

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—¡SujétateIvonne!—gritólanzándoseagalope.Asombrada vio que lamanada salía en estampida y se agarró a las

crines del caballo mientras ellos corrían en paralelo. Muerta de miedomiró a su derecha para ver que otros vaqueros hacían lo mismo. Diosmío,¿quéestabanhaciendo?¿Nodebíanquitarsedelmedio?

VioquelamanadaempezabaadispersarseyLukebastanteadelantadode ellos levantaba una pistola para disparar al aire, provocando que lamanadasegirarahacialaderecha.

—¿Keith?—gritóalverqueunadelasresessepegabaasucostadopresionandosupierna.

— ¡Tranquila, nena! —dijo apretando su cintura —¡Ya se estándeteniendo!

Pocoapocofuerondeteniéndoseyellasoltó ligeramente lascrinesenderezandolaespaldamientrasKeithsacabalaradiogritandoporella—¡Luke! ¡Encuentraalquehadisparadoydaleel finiquito! ¡Esegilipollaspodíahabermatadoaalguien!

IvonnemiróasualrededorbuscandoaMarcos,peronoleveíaporningún sitio. El terror la invadió porque no veía a Donald — Keith,¿dóndeestáMarcos?

Keithvolvióelcaballodeunladoaotro,mirandoasushombresconlos ojos entrecerrados. Le habló a la radio — ¡Donald, responde! —Ivonnebuscabaasualrededormuertademiedo,peroentreelpolvoylogrande que era la manada era imposible encontrarlos— ¡Donald,responde!

—Ay,Dios.—dijoapretandoelbrazoquesujetabalasriendas.—Tranquila, igual se ha alejado al ir dos a caballo. Donald es un

vaqueroexperimentado.Querríaponerleasalvo.¿Eso que quería decir? ¿Qué a ella le dieran por el saco? Porque

ellosnosehabíanalejado—Túeresexperimentado,¿verdad?Keithentrecerrólosojos—¿Quéclasedepreguntaesesa?—Comonosotrosnoshemosmetidoenmediodedosmilresesque

van a toda leche….Acabas de decir que Donald es experimentado y sealejaríaalirdosenelcaballo.¿Porquémehasmetidoamíentreellas?—legritóalacara.

Él levantóuna ceja—Pues la verdadno lo sé.—al ver su caradeindignaciónseechóareíracarcajadas.

—¡Eresidiota!

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Keith la cogió por la nuca atrapando sus labios. Ella con los ojoscomoplatosabriólabocasorprendidayélaprovechóparaentrarenellasaboreándola.Lasoltódegolpeyenlugardedarleunaexplicacióncogiólaradiodiciendo—LocalizaraDonald.

—Está al final de la manada. —dijo una voz por radio —Sucompañerosehacaídodelcaballoy sehahechodañoenun tobillo.Yavieneeljeeparecogerleparallevarlealmédico.

—QueDonaldleacompañe.—Quieroir.—dijopreocupada.Keith negó con la cabeza diciendo por radio—Cuando salgan del

médicoquelollevealacasa.—Sí,jefe.Enganchólaradioenelvaquero—¡Quieroir!—¡Enestemomentonopuedesmovertedeaquí!—¿Porqué?—Porque eres la jefa y no puedes irte del trabajo por el tobillo

torcidodetuamiguito.Vasavercomollevamoslasreseshastalospradosydespuésvolverásacasa.

—¡Eljefeerestú!Keithsonrió—Esoescierto,estábienqueloreconozcas.—¡QuieroirconMarcos!— ¡No! — la cogió por la barbilla— Es hora que asumas tus

responsabilidades.Siloschicosnoterespetan,noteharáncaso.—¿Paraquétetengoati?—¿Ysienfermoosimerompounapierna?—Ivonnepalideció—

¿Ysimecorneauntoro?—Nodigaseso.—¡Tienesqueestarpreparadaparatodo!Sus ojos se llenaron de lágrimas de frustración—Yo no sé hacer

nada.Apretó sus dedos alrededor de su barbilla—Eres hija de tu padre y

vasaaprender.Lollevasenlasangre.—labesóconfuerzaponiendosuvellodepuntaysusurrócontrasuslabios—Ahoraquieroqueestésatenta,¿meoyes?

—Sí.—dijomirándoleatontada.—Nena,mirahaciadelante.—Oh,sí.—sevolviósintiendoquesucorazónibaacienporhoray

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cuandoéllecogiólamuñecalaapartósonrojándose—¿Quéhaces?—No quiero que te estreses. ¿Te encuentras bien? ¿No te habrá

subidolatensiónconlaestampida?¿Conlaestampida?¡Laestampidanohabíasidonadaencomparación

asubeso!—¡Estoybien!—Siteencuentrasmal,melodices.

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Capítulo6

Lasdoshorassiguientescasinohablaron.Elcalorempezóaapretare Ivonne estaba sedienta. Además, ya no sentía el trasero. Lo mejor deaqueltrabajo,eraqueteníaaKeithtrasella.Eramásconscientedeélquedeloqueocurríaasualrededor.

—Yahemosllegado.—dijoélconlavozronca.—¿Si?¿Adónde?Allínohabíanadaespecialoalmenosesocreíaporquesolohabía

prados—¿Porquélashemostraídoaquí?—Porquesilluevemucholazonanoseinundará.—¿Hayinundaciones?—Aquícuandollueveesimpredecible.Otracosaquedebesaprender.

Nunca te quedes en una zona que no sepas que está elevada cuandoempiezaalloverconfuerza.Unariadapodríaarrastrarte.

—Cadavezloponesmejor.—dijodivertida.—Detodasmaneras,noquieroquesalgasdecasasola.Siempreirás

acompañadaporsiteocurrealgo.—¿Simeocurrealgo?—Puedenpasartemilcosasyhastaqueteencontraratardaríahoras.

Esositeencuentro.—Repito,cadavezloponesmejor.Keithseechóareírycasiseletiraalcuellocuandovioanteellauna

cantimplora.Laviobeberansiosa—Siteníassed,¿porquénohaspedidoagua?

—Porlomismoquenotehedichoquenosientoel trasero.Pornomolestar.

Keithhizounamueca—¿Nosienteseltrasero?Novata.—Sí,novatasinsensibilidadenlasnalgasyenpartedelaspiernas.—

siguió bebiendo y se atragantó cuando la mano de Keith le acarició el

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traseroapretándoselo.—Parece que eso lo has sentido. — dijo divertido volviendo a

hacerlo.—Pues sí. —le tendió la cantimplora y él se la cogió divertido

soltándolelanalga.Afortunadamente.—Bien,horadevolveracasa.—¿Lasdejamosaquí?¿Solas?—preguntóasombrada.—Puessí.Mischicosvendrántodoslosdíasy lasvigilaréporaire.

Además,tenemosquetrasladaratresrebañosmásaotrossitios.Asombradamirólaenormecantidaddeanimalesqueteníaantesí.¡Y

teníamás!Aquelloestabatotalmentefueradesualcance.AlmenosqueenlospróximoscincoañosaprendieraloqueKeithhabíaaprendidoentodasuvida.

—Keith…—Mmm—cogiólaradioygritó—¿Quéhacenesosdosidiotas?Ellasegiróhaciadondemirabayabriólosojoscomoplatosalvera

dosvaquerospegándosedepuñetazos.¡Encimadelcaballo!Lukesereíaalotroladodelalíneaantesdecontestar—Alparecer

CrisleharobadolachicaaJoss.Keithentrecerrólosojos—Acabaconesooquedandespedidos.No

quieroproblemasentrelosvaqueros.—Ok,jefe.Ella observó como Luke se acercaba a ellos, cogía a uno por la

camisatirándoloalsuelo,acabandoconladisputa.—¿Creesqueporquelesdigasquedejendediscutirsevanallevar

mejor?—Almenosnoloharándelantedemí.—respondiódivertido—¿Lo

hubierashechodeotramanera?—Hubiera despedido al que le robó la novia. No te puedes fiar de

alguienquetraicionaauncompañero.—Interesanteconclusión.Sesonrojóporquesediocuentadeloquehabíadichoyseguroque

lohabía trasladadoa la relaciónde suspadres.Avergonzada susurró—Sobrelodeantes…

—¿Quéparte?Hasidounamañanadelomásinteresante.¿Seestaba riendodeella?Miróhaciaatrásparacomprobarlo—La

partedelosniñosyesascosas.

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—Ah.¿Esosignificaquetequierescasarconmigo?—No, eres tú el que se quiere casar conmigo.—dijomolesta—Y

quedarseconmicincuentaporciento.¡Paratiesunchollo!—Eselprecioquetienesquepagarporteneresteculitotanmonoatu

lado.Sepusocomountomate—Enserio,notesoporto.Keithseechóareír.Variosvaqueroslesmiraronsonriendoyellase

sonrojóaúnmás.—Estásllamandolaatención.—siseóforzandounasonrisa.—No,nena.Aquíquienllamalaatenciónerestú.Amímehanvisto

millonesdeveces.Esolaincomodótodavíamásypermaneciócalladaparanollamarla

atención.DespuésdeunosminutosKeithsusurró—¿Buenoy…?—¿Yqué?—¿Tevasacasarconmigoono?—Claro.Notengonadamejorquehacer.—¿Esoesquesí?Sevolvióparamirarlealosojos—¿Túdirásquesí?—¿Porelcincuentaporciento?Claro.—Serásgilipollas.Keithseechóareír—Nohacefaltaquetepongasasí.—¿Asícómo?¡Noespornada,peromuchosestaríanencantadosde

casarseconmigo!—¿Ycuántossabendirigirunrancho?—preguntópartiéndosedela

risa.Furiosalediouncodazoenlascostillas—Muygracioso.Keithgimiódedolor,riéndosealavezmientrassetocabaelcostado

—Eresmuyagresiva.¿SontodosasíenAmérica?—Otrastehubieranabiertolacabeza.—AsíquevasaserlaseñoraColbert.—No,voyaserlaseñoraMartinColbert.Esteesunmatrimoniopor

necesidad.—lefulminóconsusojosazules—Minecesidadytuavaricia.Élperdiólasonrisa—No.SeráslaseñoraColbert.—Quítameunveinticincoypuedequemelopiense.—¡Nopuedeschantajearmeconeso!¡Matrimonioconapellidoono

mecaso!¡MimujersellamaráColbert!Aquelloeraridículoyfuriosasequitóelsombrerogolpeándolocon

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él— ¡Serás idiota! ¡Antes prefiero casarme con Luke que contigo! —abriólosojoscomoplatos—Claro…

Keithfueperdiendolarisapocoapoco—Niseteocurra.Ellasegirócomosihubieratenidounarevelación—Puedoelegirel

quequiera.—Nena…—ignoró laadvertenciaen lavozdeKeithy repasóa los

vaqueros.Loshabíabastanteguapos—Notienegracia.—Cierraelpico.Hasperdidotuoportunidad.—Esoyaloveremos.—Puedoconseguirotrocomotú.Sólotengoquebuscarlo.—sonrió

radianteporquehabíaencontrado la soluciónperfecta—Ynomesaldrátancaro.

—¿Yquépiensashacer?¿Unconcurso?¡Unconcurso!¡Podíahacerlespruebasparacomprobarquiénseríael

mejormaridoyelmejorcapataz!Semordióellabioinferiorpensandoenello.Despuéselegiríaentrelosfinalistas.¡Eragenial!

— ¡Ivonne! — la volvió para mirarla a la cara. Estaba realmentecabreado—¡Nopiensoparticipar!Melargoenseisdías.

—Puesbuenviaje.—levantólabarbilla—Sinoquieresparticipar,estuproblema.

—Ningunosepresentaráparahacerelridículo.—¿Acambiodeltreintaporcientodelrancho?Creoquelacolaserá

tanlargaquellegaráaLandor.Élentrecerrólosojos—Nomeretes,nena.—Yasabesloquehay.Miró hacia delante y rió excitada de emoción. Aquello sería

divertido. ¿Quién le iba a decir una semana antes, que organizaría unconcursoparabuscarmarido?Era lomásemocionantequehabíahechoen la vida. Aunque tendría que elegir bien. Era una pena que Keith noparticipara, porque como decía en la cama les iría bien. Había químicaentreellosybesabademuerte,peroteníaqueserpráctica.Realmentenoleconocía. Como no conocía a ninguno. Tenía que escoger almejor. Eseseríasumarido.

Sepasaronsinhablartodoeltrayectodevueltaygimióalnoverlacamioneta donde la había dejado. Tendría que volver a caballo con él,aunquerealmentenoestabantanlejos.Sumidaensuspensamientossobre

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laspruebasque realizaría, ni sedio cuentaqueKeith se separabade loshombresyendohacialacasa.Estabanamitaddecaminocuandodetuvoelcaballocercadeunasrocasysebajóatodaprisa.

Miróasualrededor—¿Quéhaces?¿Porquétedetienes?—¡Porquevamosahablar!—lacogiópor lacinturay labajódel

caballo.Ellagimióporelcambiodeposturaysesujetóasushombros,casiquedándosecolgadadesucuello.

— ¡Mierda! ¡Nome sostengo!— gritó asustada sintiendomiles dealfilerillasensusglúteos.

—¿Ah,no?—apartósusmanosdejándolacaeralsuelodeculo.—¡Auchh!Él furioso paseó ante ella mientras Ivonne movía las piernas

lentamentepararecuperarlasensibilidad.¡Lechecomodolía!— ¡No puedes hacer esto! —distraída se acarició el trasero—

¡Ivonne!—¿Qué?—lemiróenfadada—¡Mehasdejadocaer!—Mira quién fue a hablar. ¡En cuatro horas me has pegado un

puñetazo,mehastiradodelcaballoymehasgolpeadoconelsombrero!—¡Peroyonotehehechodaño!—¡Esoescuestióndeopiniones!—¡Vale,losiento!Peroahorayanodiscutiremosporqueyanoserás

mimarido.—Quítateesaideadelacabeza,¿meoyes?—legritófurioso—¡No

tevasacasarconunocualquiera!—¿Porqué?—¡Atupadrenolegustaría!—¿Cómosabeseso?¿Telodijo?—¡Niseleocurriríataldisparate!—¡Entoncesno losabes!—sepusoacuatropatasyKeith lamiró

asombradocuandodijo—¡Estodueleunmontón!Keith levantó lasmanos pidiendo ayuda cuando la vio enderezarse

para acariciarse el trasero.De rodillas en el suelo lemiró. Parecía quequeríamatarla—¿Qué?

La cogió por las axilas poniéndola de pie y ella se sujetó en susmusculososbrazos.

—Nena…Ellalevantólavistaparamirarlealosojos.Laabrazóporlacintura

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pegándolaasucuerpo,provocandoqueaIvonneselecortaraelalientoalsentir sus pechos pegados a su torso— ¿Crees que esto lo tendrás conotro?—preguntóconvozroncabajandosusfuertesmanosasutrasero.Ella gimió cuando pegó su cadera contra su miembro —Conmigo lotienestodo.—labesósuavementeenloslabios—Vamosnena,medeseas.

—Ytúamí.—dijoellaintentandobesarle,peroélseapartódegolpedejándolaatontada.

— ¡Te lo advierto! ¡Como hagas esta tontería del concurso, yo noparticiparé!

—Eltreintayhaytrato.¡YmeapellidoMartinColbert!— ¡Ni hablar! ¡Socios al cincuenta por ciento! ¡En igualdad de

condiciones!—¡Quéigualdad,niigualdad!¡Siempretienesqueconseguirloque

quieres!Yonotendrénivoz,nivoto.Lamiró sorprendidoy se echóa reír.Confundida lemiró como si

estuvieramaldelacabezayKeithlacogióporlacinturaponiéndolaasualturaparamirarlaalosojos—¿Tedascuentaqueeresunanegociadoradeprimera?

Ivonnesonrióabrazandosucuello—¿Deveras?SemiraronalosojoseIvonnequisobesarle.Bajólavistahastasus

labioslamiéndoseellabioinferioryKeithgimióantesdeatraparsuboca.Se besaron desesperados y cuando Keith bajó las manos a su traserooyeronuncarraspeo.

Ella ensimismada en lo que sentía no escuchó nada, pero KeithdivertidoapartósubocaparamiraraLukequeobservabadesdesucaballocomoellalebesabalabarbillahastallegaralcuello.

LukevolvióacarraspeareIvonnesetensóvolviendolamiradahaciaél.Sepusocomountomateysusurró—Bájame.

—¿Queríasalgo,Luke?—Me preguntaba si tengo que ir al este. Te estaba llamando a la

radio,peronocontestabas.Comosinada,Keithcogiólaradiosinsoltarlaehizounamueca—

Lahe apagado sin darme cuenta.Sí, vete a por las del este y llévalas alnorte.

—Bien,jefe.—sellevóunamanoalsombrero—Jefa.Ivonnesepusocomoun tomate.¿Quépensaríadeella?Acababade

llegaryyalapillabaenbrazosdelcapataz.Ahorateníaquecasarseconél.

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Noqueríanquepensaraqueeraalgosuelta.Muerta de la vergüenza escondió la cara en el cuello deKeith y le

escuchódecirdivertido—Bien,¿cuándonoscasamos?¿Teparecebienelsábado?

Dios,québienolía.Enesemomentoleregalaríaelranchocontaldeque le hiciera el amor. Quizás deberían esperar un poco para pensarlobien.

—¿Quétalsinoslopensamosunosdías?Keithlaapartómirándolacondesconfianza—¿Paraquetebusquesa

otro?Ella ibaanegarcon lacabeza,peroél la interrumpió—Nihablar.

¡Noscasamosmañanaysinodicessíquiero,búscateaotro!—ladejóenelsueloantesdeirhaciaelcaballo—¿Aquéesperas?¡Tengotrabajo!¡Nopuedoestaraquítodoeldía!

—¡Vale,vale!—seacercóalcaballoyesperóaqueélsubiera.Keithlevantóunaceja—¿Suboprimero?

—Yaeshoradequeaprendas.Lohabíavistomilvecesenlaspelículas.Sinofueraporqueledolía

eltrasero,nohubierasidotandifícil.Cuandosesentósobreelcaballoseechóareírdiciendo—Estoestáchupado.

Keithlesacóelpiedelestriboysesubiótrasella.Sepusocomountomatealverqueestabaexcitado.Noexcitado,muyexcitado.Esolaexcitóa ellaque sindarse cuenta se apoyóen el caballopara llevar su traserohacia atrás. Keith gimió sujetándola por la cintura— Nena… ¡Deja demoverteasí!

—¿Movermecómo?—¿Meestásprovocando?—Que típico de los hombres…— dijo molesta de frustración—

¡Siempretenemosnosotraslaculpadetodo!Él gruñó cogiendo las riendas e iniciando el camino de nuevo.

Estabanllegando,cuandovieronaLibienelporcheconunachicadepelocastañoasulado.Keithgruñóporlobajo,peroellalooyó—¿Quiénes?

—Eslaquetetirólapiedra.Ivonnejadeóindignadaalverquesebebíaloqueparecíatéhelado.

¡Tendría cara! ¿Cómo se atrevía a ir a su casa después de tirarle unapiedra?

—Nena…sobreMarian,debestenerpacienciaconella.

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—¿Peroquédices?¿Estásmaldelacabeza?—Era laahijadadeJohny lequeríamucho.Tienediecisieteañosy

nohallevadosumuertemuybien.Sécomprensiva,¿quieres?—¿Igualdecomprensivaquehasidoellaconmigo?—No tenía ni idea de lo que pasaba. ¡Sólo se guiaba por las

apariencias!—Igualquetúantesdeconocerme.¿Creesquesoytonta?¡Nofuistea

recogermealaeropuertoapropósito!Keithtuvoladecenciadesonrojarse—¿Notehepedidodisculpas?—¡Puesno!—Sí,mehedisculpadoalpedirtequetecasarasconmigo.Lemiróatónita—¿Estásmaldelacabeza?¡Soyyolaquetehagoun

favor!¡Ytodavíanotehedichoquesí!¡Nopuedocreerquetepongasdesuparte!¿Esaeslaclasedematrimonioquetendré?

Keithlaobservabaatónitoytodavíamáscuandollegaronantelacasaysebajódelcaballoconagilidad.Lachicaselevantómirándolafijamentemientrasseapretabalasmanos,peroellacruzófuriosaelporchecerrandolamosquiteradeunportazoalentrarencasa.

MarianmiróaKeithconsusojosmarronesyestehizounamueca—Estáalgoenfadada.Selepasará,noesrencorosa.

—¿Quétallamañana?—preguntóLibisonriendo.Dosminutos después Ivonne salió todavíamuy cabreada— ¿No ha

llegadoMarcos?—Nena,ibaalmédico.EstaráhablandoconAnne.—respondióKeith

bebiendodespuésalgodetéqueteníaenlamano.—¿Túnoteníastrabajo?—Vamosacomer.HizoungestoconlamiradahaciaMarianquesehabíalevantadootra

vezyellalamiróconlosojosentrecerrados.Parecíanerviosa,peronoledaba ninguna pena. Como había dicho el doctor, hasta podía haberlesacadounojo.

Secruzódebrazos—Estoyesperando.—Veníaadisculparme.SoyMarianVoglinysientolodeayer.—Puesbienquetereías.—Losiento.Nodeberíahaberlohecho.Perocuandotevienlacalle,

tereconocíymediomucharabiavertesonreírcomosinada.IvonnemiródereojoaKeithqueparecíasatisfechoyLibi también.

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Volvióamiraralachicacondesconfianza,quesesonrojóintensamente—¿Porquéhascambiadodeopinión?

MarianechóunamiradafurtivaaLibieIvonnehizolomismo—Selohecontado.—dijolamujersincortarseunpelo.

—¿Elquélehascontado?—QuenosabíasquetupadreeraJohn.—¡TelohacontadoMarcos!—dijoasombrada.—Tuamigonoseresistiódemasiado.Despuésde tudesmayocantó

rápidamente. —dijo Keith divertido—Estaba de lo nervios y estabadeseandoechárnosloencara.

Libi asintió tendiéndole un vaso de té, pero cuando lo iba a cogerKeithseloquitódelamano—Nopuedesbeberesto.

—¿Porqué?—Eltéesunexcitante.AhoraLibitevaatomarlatensión.—¿Estásenferma?—preguntóMarian.— ¡Tenía una salud de hierro antes de pisar este país! ¡Y aparte de

teneruncosturónenormeenlafrente,estoybien!Todavía no sabía lo que sentía porque supieran que ella no tenía

conocimientodequeJohnerasupadre.Pensabaquehabíancambiadodeopinión al conocerla, pero estaba claro que todo lo que les había dichoMarcos,queseguramenteera todo, leshabíahechocambiardeopinión.EntoncesfulminóaKeithconlamirada—Poresomehaspedidoquemecasecontigo,¿no?—LibiyMarianlomiraronatónitas—Ayernopodíasnivermeyhoy…

—Novoyanegarquesaberlofueunalivio.—¿Lehaspedidomatrimonio?—preguntóLibiemocionada—¡Eso

esestupendo!—¡Puesseacabadequedarsinnovia!—gritófuriosaentrandoenla

casadandootroportazo.

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Capítulo7

Fue hasta el despacho de su padre, que había visto cuando habíarevisado lacasaybuscóunahoja.Furiosaescribiórápidamenteycogiócintaadhesiva.Loschicosestabanentrandoencasa,peroalverlasalirlasiguieron. Keith se cruzó de brazos mientras pegaba el cartel en lacolumnadelporche.

Marian se acercó con curiosidad y leyó en voz alta— Se buscamaridoqueejerzadecapatazacambiodetreintaporcientodelrancho.—abriólosojoscomoplatosymiróaKeithqueapretólasmandíbulas.Lachica continuó leyendo incrédula— Los candidatos realizarán ciertaspruebasdeactitud.DarnombreaLibi.

—Ay,madre.—susurrólaaludida.Ivonne fue hacia la puerta y al pasar al lado de Keith le dijo—

¡Puedeshacerlasmaletas!—Nena,noséporquéteenfadastanto.— ¿Por qué me enfado?— se detuvo en la puerta de la cocina—

¡Será porque pensaba que estabas enfadado conmigo por no ver a mipadreyquemepedías lamitaddelnegocioporquenoconfiabasenmí!Peroresultaqueeresunaprovechadoqueveladebilidadajenayseletiraal cuello. —Keith se quedó entre asombrado y ofendido mientras ellaseñalabalapuerta—¡Porahísesaledemicasa!¡Adiós!

MarianyLibilesmirabanconlosojoscomoplatos.Keithapretólospuños—Voyaperdonarteloquehasdichoporqueestásalterada.

—¡Ja!—entróen lacocinayvioqueLibihabíahecho lacomida.Muerta de hambre por el desayuno que había comido, fue hasta la ollaparaverundeliciosopotaje.

—¡Nihablar!—exclamóélaldarsecuentadeloquequeríahacer.—Pobrecita. Tiene hambre.—dijo Libi acercándose a la nevera de

dondesacóunaensaladaconloqueparecíapollo.—¿Estáismaldelacabeza?—preguntóponiéndosehistérica.

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—Libi,tómalelatensión.—dijoKeithpreocupándose.—¿Latensión?—cogióuncucharónquehabíasobrelaencimeray

selotiróalacabeza.Keithseapartóporunpelo—¡Largodemicasa!Él se acercó a toda prisa cogiéndola por la cintura, reteniendo sus

brazosensupecho—¡Suéltame!¡Libi,llamaalapolicía!—Dejemosalapolicíafueradeesto.—dijoMarianentredivertiday

pasmadaporlasituación.—¡Claro,quéibasadecirtú!Keithlacogióenbrazosllevándolahacialapuerta—¿Quéhaces?—Llevarte a tu habitación hasta que te calmes. Te estás alterando

demasiado.—¡Estoymuytranquila!¡Sólotengohambre!KeithlametióenlahabitaciónyLibilesseguíaconeltensiómetroen

lamano.Cuandolatumbóenlacamaellaintentólevantarse,perolasujetóporloshombros—¡Yaestábien,Ivonne!

Suspiró mirando el techo intentando ignorarlo, pero era casiimposible teniéndolo sentado a su lado. Le miró furiosa— Bueno, ¿yahoraqué?

—¡Ahoratetomarálatensiónydespuéshablaremos!Libiseacercó,peroIvonnesecruzódebrazos—Cariño,déjamever

queestásbien.—dijolamujerpreocupada.Ivonnenoqueríaquesepreocuparaporella,asíquealargóelbrazo

yKeithexasperadoselevantó—¡Asíqueaellalaperdonas,peroamíno!—¡Nomeibaacasarconella!Libisoltóunarisita.—¡Notienegracia!¡EsmáscabezotatodavíaqueJohn!—¡Puestodavíanohasvistonada!—Relájateonoservirádenada.—dijoLibisuavemente—Respira.—Esquemeponedelosnervios.—siseódejandocaerlacabezaen

lasalmohadas.Durante varios segundos todos permanecieron callados y se calmó

visiblemente.CuandosurespiraciónfuenormalLibiempezóahincharlabombaysonrióalterminar.—Perfecta.

—Eso ya os lo había dicho. Estoy bien. Y eso que estar toda lamañana con este, es como una montaña rusa. — abrió los ojos comoplatos—Hastahubounaestampida.

—Diosmío,¿deveras?

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—Comoen laspelículas,peroaúnmás impresionante. ¡Semepusounarespegadaalapierna!

—¿Noteníashambre?—preguntóKeithdivertido.—¡Contigonohablo!—saltódelacamayledijoaLibi—Menudo

morrotiene.Secreequesoytonta.Sisoyunchollo.—Tienesrazón.Eresguapayrica.Lostendrásapatadas.—Esomismopiensoyo.—Libi,nolaanimes.—¡Hayunoenlapuerta!—gritóMariandesdeabajo.—Me cago en la…— Keith salió de la habitación a toda prisa,

adelantándolasybajandolosescalonesdetresentres.Ivonnelesiguiócorriendoybajótrasélparaquenoleespantarasu

posiblepretendiente.Cuandoviounhombredeunossesentaañosconunmonoazul,limpiándoselasmanosdegrasafruncióelceño.Esenohabíaidoacasarseconella.

—Curtis, ¿qué pasa? — dijo Keith algo agresivo abriendo lamosquitera.

EltalCurtislevantóunaceja—Puesverá,jefe…mehabíadichoquerevisaralosfrenosdelPorche,peroresultaquenosonlosfrenosloquetienepeor.

Ivonnegimiódandounpasoatrásalrecordarelgolpedeesamañana.—¿Yquéesloquefalla?¿Latransmisión?Vengahombre,queestoy

enplenadiscusión.ElhombrecillomiróaIvonneychasqueólalenguaalverlelacara—

¿Eslanuevajefa?—Sí.IvonneMartin,élesnuestromecánico.A Ivonne se le encendió la bombilla y replicó—Querrás decir mi

mecánico.—Nena,noempieces.Ivonne sonrió radiante al hombre— Seguro que el coche de Keith

puedeesperarporquetendrámilcosasquehacer.—No,nolastiene.—miróaltalCurtisysecruzódebrazos—¿Qué

lepasaalcoche?—Puesverá…tienesungol…—¡Tengohambre,Libi!—gritóinterrumpiéndolo.Keithsetensó—Termina,quierooírlafrasecompleta.—Tienesungol…

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—¡Libi!—Estoyaquí.—dijotrasellasobresaltándola.—Estásenunlío.—dijoMarisamirándolaapuntodereírse.—Cierraelpico.Keith sonrió—No, no. Si estás insinuando quemi porche tiene un

golpe…—Joderyunoenormeenelfarotraseroizquierdo.Nosésitendrás

querepararhastaelcapodelportaequipajes.Keith se volvió lentamente hacia ella y la fulminó con sus ojos

negros—Nena…—¿Cómosabesquehesidoyo?—¡Porquesonloscochesdelafamilia!Nadiemáshacogidoningún

coche.—Vale,hesidoyo.Tepagarélareparación.— ¡Vaya, gracias! ¿Sabes lo que voy a tener que hacer para

repararlo?—Meimaginoquetendrásquellevarloaunconcesionariooficialy

esas cosas. ¿Está muy lejos? Aquí todo está muy lejos, eso no pasa enNuevaYork.

Keithgruñó—Teestrangularía.—¡Otrabuenarazónparanocasarmecontigo!Curtissonrió—Porcierto,heleídoelcartely…Keith le cerró al hombre la mosquitera en las narices —Ponte a

trabajar.—¿Nopuedoapuntarme?—¡No!—gritóKeithcerrandolapuerta.—No puedes hacer eso. Pobrecito.— Ivonne iba a abrir la puerta,

peroKeithlacogióporelbrazotirandodeellahacialacocina.—Esincreíblequelehayaspegadoungolpeamicoche.Ysólohas

sacadolacamioneta.Enfadada se sentó en lamesay frunció el ceño al ver queKeith se

sentaba en la cabecera, pero decidió no abrir la boca porque su sitio legustaba más. Libi le puso la ensalada ante ella y un cuenco de potaje.Suspiródealivioalverquealmenosledejaríancomerunpoco.

EntrecerrólosojosalverqueaélleservíaunenormeplatodepotajeyaMarianigual.

—¿PongoaCurtisenlalista?—preguntóLibidivertida.

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—Nolaanimes.—Tiene un hijo que no está nadamal.— dijoMarian con la boca

llenamientrasLibisesentaba.—Ciertoyesunjinetedeprimera.KeithgruñómirandoaIvonnedereojo.Encuantotragóatodaprisa

dijo—Tienesquequitarelcartel.—Nihablar.Elcartelsequeda.Tútevas.—¿Quéqueríasquehiciera?—preguntómolesto—¿Aparecesaquí

para recibir tuherenciaycreesqueme ibaaquedar, cuando lohedadotodoporesterancho?

—Eso es cierto. — dijo Libi— El más trabajador que hay por elcontorno.

—Pensaba irme amis propias tierras y tener algomío, pero luegomediceLibiquemecasecontigoytúdiceslodeloshijos…

—¿Quéhijos?—Libilamiróasombrada—¿Tieneshijos?—No,hablabaenelfuturo.Losquetendréconelqueelijadelcartel.—Esonovaapasar.—dijoKeithfuriosoantesdemeterselacuchara

enlabocaotravez.—Keith es muy buen partido. Hasta yo me casaría con él.— dijo

Marianguiñándoleunojo—Aunquemesacaveinteaños.—¡Serásexagerada!Tesacoquince.—Eso.—seencogiódehombroscomosiledieraigual.KeithmiróaIvonne—Noséporquémejustifico.Menecesitasmása

míquealrevés.—Esopensabahastaquemehedadocuentaquevaqueros loshaya

patadasy….—ComomiKeithno.—dijoLibiinterrumpiéndola.—¡Libi!—Vale,sóloescucharé.—No,erespartedelafamilia.—dijoKeith—Puedesopinar.—¿Aqueesuncielo?Ivonnesemetióenlabocaalgodeensaladaymasticómientrasellas

contaban las virtudes de Keith, que empezó a sonreír abiertamenteencantadodeoírlas.

—Y siempre atenderá tus necesidades. —dijo Marian mirándolacómplice—UnaamigamíadeLandordicequeenlacamaes…

—¡Marian!—KeithsepusocomountomateeIvonnelemiróconlos

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ojos entrecerrados— Estaba soltero. No puedes echármelo en cara. AsaberloquehacíastúenNuevaYork.

—Ynolosabrás.Nunca.—dijoaparentadoserdulceantesdemeterleunapatadaenlaespinilla.

—Uhmm.—Uyperdona, perome ha dado un tirón en la pierna.Debe ser de

montar tanto a caballo. Como soy de Nueva York, no estoy aacostumbrada.

—Quémalalechetienes.—Nohasvistonada.Escucharonelmotordeuncocheyellaselevantódegolpesaliendo

corriendodelacocina.AlllegaralporchevioqueerasucamionetayqueMarcos iba charlando en el asiento del copiloto. Sonreía, así que debíaestarbien.

Aliviadabajólosescalonesyencuantosedetuvolacamionetaabriólapuerta—¿Quétehapasado?

—Oh,nada.Unatontería.—seechóareír—Mecaídelcaballoaloíreldisparo.MenosmalqueDonaldfuerápidoensubirmeantesdequesepusierafeodeveras.

EllamiróaDonaldquesonreíabajosusombrero—Gracias,Donald.—Nohasidonada,señorita.VioeltobillovendadodeMarcos—¿Telohasroto?—No, sólo es un esguince. En unos días estaré como nuevo.— la

cogióporelhombroparasalir.—Donald,¿quierescomerconnosotros?Haypotaje.—Sinoesmolestia…—Claro que no. Por favor, pasa.— dijo cogiendo aMarcos de la

cinturaparaayudarloallegarhastalosescalones.Keith les observaba desde el porche con los brazos cruzados y el

ceñofruncido.Donaldsebajódelacamionetaquitándoseelsombrero—Jefe.

—¿Cómohaidotodo?—Nosatendieronenseguida,perosacarde laconsultadelmédicoa

Marcosesmásdifícildeloqueparece.Ivonneseechóareírymiróasuamigo—¿CómoestáAnne?—Nosepuedesermáspreciosaymásdulce…—suspiróenamorado

—Nuncamehabíasentidoasí.

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—Oh, que bonito... — Ivonne fulminó con la mirada a Keith—¡Aprende!

—Estosonnegocios,¿recuerdas?—¿Ylosbesostambién?Donald carraspeó subiendo los escalones, cuando vio el cartel

abriendolosojoscomoplatosantesdedecirtímidamente—¿Libiestáencasa?

KeithdiounpasohaciaélyDonaldalretrocedercasisecaede losescalones—Comeycalla.

—Sí,jefe.—¡Notratesasíamisinvitados!Ivonne estaba indignada. ¿Quién se creía que era? ¡Aquella era su

casa! Refunfuñando por lo bajo, ayudó a Marcos a sentarse a la mesa.SirviéndoleellamismaunplatodecomidaydespuésotroplatoaDonald,quelamiróconadoraciónantesderecibirunacollejadeKeithquepasabatrasél.

—¿Tevasaapuntaralalista?—preguntóMarianencantadaconeltema—Vaaestarmuyreñido.

Donaldcogiólacucharaysonrió—Esunpremiodemasiadobuenocomoparanoapuntarme.¡Unachicaguapayunrancho!

LibiseechóareíreIvonnesesonrojósentándoseotravez,mientrasqueaKeith se lo llevaban losdemonios.Dehecho,no siguiócomiendomirandoaDonaldcomosiquisieradesintegrarlo.

—¿Cómosabesquevaaestarreñido?¿Haymuchosapuntados?—Loacabadeponer.—dijoriéndose—Ereselprimero.DonaldsonrióencantadoymiróaIvonnedereojo—Genial.—¿Quécartel?—Marcosmiróasuamiga.—Aquítuamiga…—dijoKeithentredientes—hapuestouncartel

parabuscarmaridoycapataz.Marcosabriólosojoscomoplatosymiróasuamiga—¿Noselo

haspedidoaél?—Leherechazado.—levantólabarbillaorgullosa.—¿Telohapedido?—Marcosnosalíadesuasombro—Vaya, los

australianosnoperdéiseltiempo.—Estuamigalaquetieneprisa.—Porquetútevas.Alguientienequeencargarsedelrancho.—Nomevoyaningúnsitio.

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—Puesayernodecíaslomismo.—¡Esoeraayer!—Claro.Marcoslosmirabasincomprenderloqueestabapasando,peroLibi

intentabaaguantarlarisa.—Asíqueoshabéisbesado.—dijoMarianvolviendoametercizaña.—Guapa, ¿por qué no cierras un poco esa boquita?—dijo Ivonne

sonrojadaporquetodalamesalesmiraban.—¿Quéculpatengoyodequegritescomounaloca?— ¿Me estás llamando loca? ¡La que va tirando piedras sin ton ni

son!Marian sonrió— ¿A que tengo buena puntería? Pues no me

provoques,guapa.—¿Meestás amenazando?—se levantóde lamesayKeithdioun

golpesobreellasobresaltándolosatodos.—Tengamoslacomidaenpaz.—siseófurioso—SiéntateIvonney

come.Casinohascomido.—¡Estaesmicasa!—Marian…—Eraunabroma.¡Quépicajosaestá!Poruncortecitodenada.—¡Mehandadocincopuntos!—Vale.—lachicasuspiró—Losiento.KeithcogióaIvonnedelamuñecaparaquesesentara,mientrasque

MarcosyDonaldnoseperdíandetalle.Marcosmiróasunuevoamigo—Lotienesdifícil.

—Yaloveo.—leguiñóunojoaLibi—Peronohaynadaimposible.Creoquenoselovoyadeciraloschicos,asíserámásfácil

—Dudoquenoseenteren.—dijoMariandivertida—Lesheenviadounmensajeatodosmisamigos.

KeithgimióparadespuésmiraraIvonnecomosiquisieramatarla—Yonoheenviadoesemensaje.¡Enfádateconella!

—Retiraelcartel.—¡No!—Me cago en la leche. — Keith se levantó furioso y salió de la

cocina.—¡Siloquitaspondréotro!—¿Porquélepicas?—susurróMarcos.

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— ¡Cierra el pico, chivato! — dijo ella haciendo que Marcos sesonrojara.

—¿Dequétehaschivado?—preguntóDonaldenvozbaja.—Telocuentoluego.—Mevoyaduchar.—dijohartadelaensalada.—Cielo, casi no has comido.— dijo Libi preocupada mirando su

plato.—Odiolaensalada.—Cierto.— dijoMarcos—De hecho, odia todo lo que sea verde.

Hastaquitalalechugadelashamburguesas.—Puesesotienequecambiar.Yaleharéyocosasricas…SubíalasescalerascuandovioentraraKeithconelcartelenlamano

—Solucionado.—Estupendo. — se volvió y siguió subiendo hasta el primer piso

yendohacialahabitación.—Nena,¿yahasterminadodecomer?—¡Sí!—gritócerrandodeunportazo.

Fuehastaelbañoysequitólaropa.Hizounamuecaalverlosuciaqueestaba.Esperabaquesumaletaaparecierapronto,porquesinotendríaque ir a comprar más ropa. Se dio una ducha con agua fría y suspirópensandosiestabahaciendobien.Alfinyalcabo,Keitheraelmejordelcontorno.Sino supadreno lohabríahechocapataz, ¿no?Además, teníaunos labios que la volvían loca. Vale que le había pedido matrimoniodespuésde saberque ellano sabíaque supadre existía, pero era lógicoquenoselopidieraantes,yaquenolatragaba.Además,acababadellegar.Seechóareírpensandoquetampocoesquehubieraesperadodemasiadoy ella tenía la misma idea. ¿Debería casarse con él? Quizás deberíaacostarse con él primero. Sí, así sabría si eran compatibles en la cama.ComodecíasupadreJames,sitecomprasuncoche,lopruebasprimero.Sí.Selodiría.

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Capítulo8

Salió de la ducha decidida y se pasó la toalla a toda prisa por sucuerpo.Dormiríalasiesta.Todavíaestabaalgocansadaconelcambiodehorarioy lamañana tanmoviditaquehabía tenido.Alsalirdelbañofuehastaelarmariodondeteníasuspocasposesionesycogióelcamisóndehilorosaquehabíacomprado.Estabacubriendoeltraseroconélcuandoescuchóelclicdelacerraduradelapuerta.

SevolviósorprendidaycasichillaalverallíaDonald—Disculpe,señorita.—dijocomiéndoselacon losojos—Peroesquequeríahablarconustedunmomento.

—¿Dequé?—¿Creequetengoalgunaposibilidad?Porqueesquetengonoviaen

elpuebloylapobrenolollevaríamuybien…—¡Keith!—gritóatónita.—¡Yamevoy,yamevoy!LapuertaseabriódegolpecasiestrellandoaDonaldcontralapared.Keith apretó los puños y lo cogió por la camisa levantándolo del

suelo—¡Nohehechonada!¡Sóloteníaunapregunta!—Pueshaberpreguntadoabajo, imbécil.—dijoKeithsacándolode

lahabitaciónaempujones.Ellasiguiéndolessemordióellabioinferiorantesdedecir—¡Nole

hagasdaño!Nomehahechonada.—¡Esquesitehubieratocado,nosalíavivodeaquí!Donaldpalideció—Juroquenolehetocadounpelo,jefe.—Puesyapuedesdecirlesatodosqueestánadvertidos.¡Cómoveaa

alguienaparecerporaquí,lepegountiro!—Sí,jefe.Keithleempujóhacialasescalerasylasbajótanrápidoqueparecía

quehabíapegadounsalto.Parpadeósorprendidadelodeprisaquehabíasalido de la casa. Él se volvió hacia ella y emanaba una violencia que

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provocó que diera un paso atrás forzando una sonrisa—Bueno, yomevoyadormirunrato.

ÉlgruñódandounpasohaciaellaeIvonnechillóechandoacorrer,pero antes de poder cerrar la puerta él metió la bota en medio,empujándolayentrandoenlahabitación.CuandocerrólapuertaconllaveIvonnetragósaliva,perocuandolevioquitándoselacamiseta,selesecólabocaalversuspectorales.Tirólacamisetaalsueloyseacercóaella—¿Vasadarteunaduchao…

—O.Seleaceleróelcorazón—¿Ymitensión?—Tela tomarédespués.—respondiócogiéndolade lacinturapara

pegarlaaélbesándolacomosiquisieradevorarla.Ivonneembriagadaporloquesentía,leabrazóporelcuellopegándoseaél.Acariciólapieldesucuellomareadaporsuaromaygimiócuandoélllevólasmanosdesdesucintura hasta sus pechos, acariciándolos con pasión por encima de laligera tela de su camisón. Sorprendiéndola la cogió por la cinturaelevándola y apartó su boca para mirarla a la cara mientras caminabahastalacama.

Hipnotizadaporsumiradanisediocuentadecomoladejabadepiesobrelacamaycomosusmanosacariciaronsucaderahastallegaralbajode su camisón. Gimió cerrando los ojos al sentir su tacto en la partesuperior de sus muslos y por el placer que la traspasó cuando su rocellegó a su cintura elevando su camisón. Se lo quitó y la cogió por lacinturabesándolaentrelospechos.Intentandosostenerse,sesujetóensushombros mientras las manos de Keith abarcaban su trasero. Todo sucuerpotemblabadeplacerygritódesorpresacuandosubocaabarcósupecho, doblándosele las rodillas sin darse cuenta. Keith la tumbóatravesada en la cama, besando su vientre hasta llegar a su ombligo,provocando que se retorciera de placer. Atontada gritó de la sorpresacuando sintió sus labios sobre su sexo moviendo su cadera sin darsecuenta.Keithlaretuvoconfuerzaprovocándoleeléxtasis.

Secolocósobreellaylabesóenloslabiossuavemente.SintiócomoentrabaenellalentamenteeIvonneperdióelalientoabrazandosucuello.Abrió los ojos para sumergirse en sus ojos negros, sintiendo que sucuerpoyanoerasuyosinodeél,mientrasKeithcomenzabaamoversuscaderas lentamente provocando que su interior se tensara buscandoliberación. Él la llevó hasta el límite sintiéndose al borde del abismo y

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aceleróelritmo,hastaqueconunúltimoyfuertemovimientodecaderalaestremeciódeplacer.

SedespertóalsentirquealgopresionabasubrazoymolestalevantólacabezaparaveraLibitomándolelatensión.

—¡Oh,porDios!¡Estoybien!—dejócaerlacabezaenlaalmohadarecordando lo que había pasado. Se puso como un tomate tocandodisimuladamente la sábana que la cubría, suspirando de alivio al darsecuentaqueestabacubierta.

—Estásperfecta.—dijoLibilevantándoseconunasonrisaenlacara—¿Televantarásahora?Hasdormidounasiestamuylarga.

—Sí,claro.—Porcierto,haydieciséisenlalistaperohanllamadoporteléfono.

—seechóa reír—Alparecer sehacorrido lavozque lespegaríanuntirosiaparecíanporlacasa.

—Estupendo.—susurrópensandoenquédebíahacer.

La respuesta llegó a la hora de la cena. Estaba sentada en el sofácharlandoconMarcosqueseguíaencandiladoconAnne,cuandoescuchóllegaruncoche.Miróporlaventanaynoloreconoció,comoeralógico.Se levantó para saludar a su invitado cuando vio a un hombre de unoscuarentaañosmirandolacasaconsatisfacción.Elcocheerade lujo.Noreconocíalamarca,perosabíaqueeramuycaroyélvestíaconuntrajehechoamedida.

— ¿Quién es?—le preguntó a Libi que salió de la cocina con untrapoenlasmanos.

—Notengoniidea.Salieronalporcheyelhombresonriódeorejaaoreja—Pareceun

vendedordeseguros.—susurróLibi.—¿Conesecoche?—Buenastardes.¿LaseñoritaMartin?—Soyyo.—Soy Robert Gillis. Me he atrevido a venir porque me puse en

contacto con su abogado al enterarme del fallecimiento de su padre. Laacompañoenelsentimiento.

—Muchas gracias. — susurró confundida mirando a Libi que loobservabacondesconfianza—¿Quierepasar,porfavor?Levendrábien

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unvasodetéhelado.—Sí,gracias.LehizopasaralsalónyMarcosletendiólamanopresentándose.—Bueno,señorGillis.—dijomientrassesentabaenelsofáallado

deMarcosycogíaunvasodetédelabandejaqueLibihabíallevado—¿Quérazónhabríaparaquesepusieraencontactoconelabogadodemipadre?¿Hayalgunafacturapendiente?Porquemicapataz…

—No, no. — dijo dejando el vaso sobre la mesa de centro yapoyando los codos en las rodillas—La verdad es que estaba buscandotierrasporestapartedelpaís.Tengodosranchosenfuncionamientomásalsur,perodeganadoovino.Megustaríametermeenelmercadovacunoy su rancho sería perfecto por ubicación e infraestructuras. Estoydispuesto a hacer una ofertamuy justa por sus tierras si está interesada.Tengo entendido que no es de por aquí y que todo esto es nuevo parausted.

Ellasonriócogiendosuvasodeté.ConmocionadaLibinileprohibióbebersentándoseasuladoenelotrosofá.

—Y dígame, ¿cuánto cree usted que valen estas tierras? — dijomirandodereojoaMarcosquesonreíaabiertamente.

—Según el valor demercado y teniendo en cuenta que estamos encrisis,yoleofreceríaveintemillonesdedólaresestadounidenses.

Marcosabriólosojoscomoplatos.Libientrecerrólosojos.—Libi,¿cuántashectáreasdetierraheheredado?—Masdemediomillón.—Asíquemepaga…déjemepensar…acuarentapavoslahectárea.—Esunpreciojusto.—Nolodudo.—¿Cómovaaserjustocuarentapavoslahectárea?—dijoMarcos

indignado—¡Leche,niqueporaquíregalaranlatierra!—Si las vendiera por separado igual le pagarían más, pero sería

engorroso y puede que no se deshiciera de todo. Sin embargo, yo leofrezco quitarle todas las tierras del medio. Veinte millones, esa es mioferta.

—Pues se lo agradezco mucho, pero no estoy interesada. —dijolevantándosedandoporterminadalaconversación.

—Pienseque llevarunafincadeeste tamañoserámuyengorrosoyusted no tiene experiencia. —su sonrisa de sabelotodo la puso de los

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nervios.—Fíjese, pero mi prometido sí que la tiene.— dijo con ganas de

soltarlecuatrofrescasporsuatrevimiento.—¿Suprometido?—Sí,yo.TodossevolvieronaKeithquemirabaal tipocomosiquisieraque

desapareciera.—Hola,cielo.—dijoellasonriendodeorejaaorejaacercándosea

élybesándoleenloslabiossuavemente.Keith la cogió por la cintura sonriendomientras el señorGillis se

levantaba.—Vaya,no teníani ideadeque fueraacasarse.ElseñorRaymond

Wellesnomehadichoquesefueraacasar.—Oh,fueamoraprimeravista.—dijoellaabrazandoaKeithporla

cintura.—¿Nollegóayer?—Sí.—soltóunarisatonta—¿Aquehetenidosuerte?Elhombremiró aKeith entrecerrando losojos.Seveía claramente

queveníadetrabajarpuesestabasudadoyllenodepolvo—Sí,todaunasuerte…paraél.

—¿Quéinsinúa?—dijoKeithtensándose.—Nada.—sonrióconironíaysacóunatarjetadelbolsillo interior

delachaquetadejándolasobrelamesilla—Sicambiadeopiniónledejominúmero.Consúlteloconlaalmohada.

—Graciasporvenir.—dijoellamolestaperdiendolasonrisa.Gillisseacercóalapuerta,peroantesdesalirsedetuvoanteella.La

miróalosojosyledijo—Estaesunatierramuydura,señoritaMartin.Avecesladesesperaciónnosllevaacometererrores.Estenoessumundoypuedequesedécuentaenseismesesoen tresaños.Pero terminaráporentenderlo.Ledeseosuerteporquelavaanecesitar.

Levantólabarbillaantesdedecir—Sinecesitoayuda,paraesotengoamimaridoyamisamigos.

—Buenastardes.Los cuatro le vieron subirse a su coche a través de la ventana—

Menudoagorero.—dijoMarcosenfadado.—Tienerazón.LaspalabrasdeKeithlatensaron—¿Quéquieresdecir?

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—Ayermismopensabaqueenseismesesvenderíaselrancho.Todoestoesunalocura.—sevolviósubiendolasescalerashaciasuhabitación.

Nerviosasepasólasmanosporsusrizosrubiosapartándoselosdelacara.

—Veteahablarconél.—dijoMarcospreocupado.—Sí,cielo.Veteahablarconél.Corrióhastalasescalerasybuscósuhabitaciónqueestabaalladode

lasuya.Estabaconlasmanosapoyadasenelmarcodelaventanamirandohaciafuera—Lacasasesujetasola.

Élsonrióenderezándose—Peroquégraciosa.— ¿Vas a explicarme lo que acabas de decir? — se acercó a él

sentándoseenlacama.— ¿Te das cuenta que llegaste ayer por lamañana? ¿Y ya estamos

pensandoencasarnos?—¿Loestáspensando?—¡Sabesloquequierodecir!—Estosonnegocios.Túlodijiste.—No,lodijistetú.—¿Yquémásdará?—selevantóylecogióporelbrazoparaquela

mirara—¿Tequierescasarono?—No.Fuecomosilehubierapegadoconunmazoenlacabeza.Asombrada

se volvió porque le dolía su respuesta. Sentir eso no se lo esperaba. Lacogió del brazo volviéndola y le dijo furioso— ¡No quiero sentirmenuncamáscomohaceunosminutos!

—¿Quéquieresdecir?— ¡Como si fuera un aprovechado que se casa contigo para ser el

jefe!—¡Yquéteimportaloquepienseesetío!¡Tútendrásloquequieres

yyotendréloquenecesito!¡Losdosnosbeneficiamosdeesto!¿Quévoyahacersinti?

Keithentrecerrólosojos—Escierto.Tehagounfavor.—¡Tampocotepases!¡Tengodieciséisenlalista!—¿Ah,sí?¡Puedesdeberíasllamarles!Ellaleabrazóporelcuello—Podríahacerlo.Peroesque…—¿Qué?—lacogióporlacinturalevantándola.Ivonneseechóareír—Esqueeresmuybuenoenlacama.

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Keithlevantóunaceja—¿Nomedigas?—Yquierorepetir.—susurróbesándoleenlabarbillahastallegara

sus labios—¿Túno quieres?—él no contestaba y ella se apartó—¿Noquieres?

—Nomenubleseljuicioconelsexo.—dijoapartándose.Estetíoeraidiota.—Vamosaver.¿Yahoradequétequejas?—¡Nolosé!¡Sóloséqueloquehasucedidoconesetío,nomeha

gustadonada!—Vale.¡Puesnonoscasamos!—fuehastalapuertafuriosa—Yame

buscaré a otro que no tenga tantos prejuicios y que no se nuble con elsexo.

—¿Esoqué coñoquiere decir?—cerró de un portazo y empezó abajarlasescaleras—¡Ivonne!

IvonneentróenlacocinadondeLibiestabapreparandolacenaydijo—¿Dóndeestáesalista?

Marcossentadoenlamesadelacocinalevantóunahojamoviéndoladeunladoaotro.

— ¿Qué ha pasado ahora? —Libi puso una mano en la caderamirándolacomosifuerasumadre.

—Queelseñoritoahoranoquierecasarse.—seacercóasuamigoycogiólahojaleyéndolaporencima.

—¿Cómoque no quiere casarse?—exclamó escandalizada— ¡Nopuedehacereso!

—Libi,márcame losque seanmásomenosdemi edadyque seanbuenosvaqueros.Queseanresponsablesybuenosfuturosmaridos.

Libiseacercóalalistayselaarrebatódelamanodejándolaatónita—¡Déjatedetonterías,subeahíarribayseduceatuhombre!

—¡Yaloheintentado!Peronoquiere.—señalóconlacabezalalista—¿Cuálteparecemásapropiado?

—¡Keith!— ¡Sí, pero no quiere!Y se va en cinco días, así que tenemos que

darnosprisa.—Estásenfadada.—dijoMarcosdivertido.—¡Claroqueestáenfadada!¡Sehaacostadoconélhaceunashorasy

ahoraKeith se arrepiente!— furiosa lamujermiró la lista y apretó loslabios leyéndola de nuevo. Después de leerla veinte veces se dio por

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vencidamirandoaIvonne.—¡Nopuedesertanmalo!—Dostienenproblemasconlabebida,cuatrosonmuyjóvenespara

ti,seisdeberíanestarenlacárcel.—Ivonneabriólosojoscomoplatos—Otrostressondemasiadomayores.

—¿Yelquequeda?—Teníaentendidoqueestabacasadoyteníatreshijos.—Mierda. — se dejó caer en la silla. Levantó la mirada — ¿Y

Donald?—Llamóporteléfonoparaqueleborraradespuésdesusalidadela

casa.—Chica, tienes la tarjeta de ese tipo. ¿Por qué te complicas? —

preguntóMarcoscomiendounagalleta.Miró a su amigo furiosa — ¡Esta es mi casa! ¡Y no pienso

malvenderla por miedo a perder el rancho! ¡Si tengo que buscar uncapataz,loharé!HablaréconLuke,puedequeleintereseelpuesto.¡Ynotendréquecasarme!

SatisfechaporhaberencontradolasoluciónmiróaLibi,queevitabamirarlaalosojos—¿Yahoraqué?—preguntóexasperada.

—Lukeesmuyagradable.Eseeselproblema.—¿Quéquieresdecir?—Para dirigir a tantos vaqueros, hay que tenermala baba.— dijo

Marcosdivertido—Sinosetesubenalachepa.—¿Quieresdecirquenotienebastantecarácterparaeltrabajo?—Nolohubieradichomejor.Sabecumplirlasórdenescomonadie.

Perocomotengaqueordenarél…estovaaseruncaos.—¿Noestarásponiéndolespegasatodosparaqueintenteconvencer

aKeith?—Noestaríademásquevolvierasaintentarloporquemichicoesel

mejor.¡Ytegusta!Gruñendosevolvióalevantar—¡Esincreíble!¡Soyunchollo!¡No

entiendoqueahorasepongaasí!—Esetíohiriósuorgullo.—dijoMarcosconlabocallena.—Diosmío,¿esporeso?—Libilamirópreocupada—¡Puestendrás

queconvencerledequelenecesitas!Mascullando que encima tenía que arrastrarse, cuando le estaba

regalandomásdediezmillonesdepavoshaciéndoleeldueñodelamitad

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del rancho, subió las escaleras de mal humor. Abrió la puerta de suhabitación sin llamar y le vio recién duchado con unos pantalonesvaqueroslimpiosamedioabrochar.

—Vale.—dijohaciéndolesonreír—Tengounaidea.—¿Si?—Cómpramelamitad.Esolehizoperderlasonrisa—Nopuedopagarlamitaddetufinca,

nena.—Me lo pagarás con tu trabajo. —se sentó en la cama mirándole

fijamenteesperandounarespuesta—Telopondréauninterésmuybajo.—Seríaigualquesimeloregalaras.—dijomolestoponiéndoseuna

camisaazul.—¡Joder,Keith! ¡No tevalenada! ¡Primeromedicesque tedoy la

mitadotevas!¡Despuésmepidesmatrimonioyahoramedejastirada!—Notevoyadejartirada.—molestoempezóaabrocharselacamisa

—Mequedaréhastaqueencuentresunsustituto.—¿Ycómovoyasaberquelohacebien?Élapretóloslabios—¡Puestendrásqueaprender!—¡Esopensabahacer!—levantólabarbillaorgullosa—¡Nosépor

quéteponesasí,porlaspalabrasdealguienqueclaramentesíquequeríaaprovecharse de mí! ¡Deberías darte cuenta que estaba molesto por nosalirseconlasuyayhasoltadoesecomentarioparalograrprecisamenteesto! ¡Que me dejes tirada! —de repente se sintió superada por lasituación.NoqueríaperderlafincadesupadreytampocoqueríaperderaKeith. Si él se iba, tendría que vender la finca porque no sabría lo queestabahaciendoyenunranchodeesetamañolosgastosseríanenormes.Alsentirelnudoenlagargantayquesusojossellenabandelágrimas,selevantódeunsaltosaliendoatodaprisadelahabitaciónevitandomirarle.

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Capítulo9

Fue hasta su habitación y cerró la puerta con llave queriendo estarsolaunosminutos.Miróasualrededorfrustradalimpiándoselaslágrimasyseacercólentamentehastalafotoquesupadreteníasobrelamesilladenoche.Se sentó sobre la camamirando su imagenmordiéndoseel labioinferior. Abrió la mesilla y vio una pipa antigua. Sonrió porqueseguramente era de su abuelo. La puso sobre la mesilla y sacó lo queparecíaunafotovueltadelrevés.Lediolavueltaytragósalivaalverasuverdaderafamilia.SumadrelateníaenbrazosyJohnsonreíaalacámarabesándolaenlamejilla.Ellareíaenbrazosdesumadreintentandocogerasupadredel cuello.Parecíanuna familia feliz, peroya sabíaque en esepunto las cosas no iban bien. Acarició la cara de su padre deseandohaberle conocido. Le gustaría saber qué haría él si se encontrara en sulugar. Sabía lo que haría James y deseaba llamarle porque siempre lahabía aconsejado en todo, pero no lo haría. Seguramente le diría quevendieraelranchoyvolvieraacasa.Cosaquenopensabahacer.

Dejólafotosobrelamesillaysacóvariospapeles.Erananálisisdesangre y un informe médico. Al parecer tenía la tensión algo alta ycolesterol.Losdejósobrelamesillaintentandoaveriguaralgomássobresupadre.Viounsobreyselecortóelalientoalreconocerlaletradesumadre.Loabrióatodaprisayviounanota—Haterminadoelinstituto.Teenvíofotodegraduación.—Dios,quefrialdad,pensótemblandomientrasestrujabalanotaentresusmanos.Abrióelsegundocajónyviounmontóndesobresconlaletradesumadre.Lasnotasalolargodelosañoserandelmismo estilo. Su cumpleaños,Navidades, bailes de fin de curso. Entodas leenviabaunasola fotoquenoestabaallí.Asíquesupusoque lastenía en algún álbum. Sacó todo lo que había en las mesillas sin darsecuenta que estaba llorando y medio desquiciada empezaba a sacar lascosasdesuaparadorcuandollamaronalapuerta.

—Nena,lacenaestálista.

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—No tengohambre.—dijo intentandoaparentaruna calmaquenosentíamientrascogíaconmanostemblorosasundibujosuyo.Recordabacuando lo había hecho. Su profesora les había pedido que dibujaran sulugar ideal y ella había pintado un rancho. Se echó a llorarmirando eldibujodondehabíadibujadoasumadre,aJamesyaellamismaalladodeuncaballo,gallinasydosovejas.AlverdebajodeJamesescritoconsuletrainfantillapalabrapapá,sellevólamanoalestómagoporloquetuvoquesentircuandosumadreseloenvió.

—Ivonne,abrelapuerta.¿Quéestáshaciendo?—¡Déjamesola!Lapuertaseabriódegolpesobresaltándolayalverloqueteníaenla

manoseacercópreocupado—Nena,dejaeso.— ¡Cómopudieronhacerle eso!—dijodesgarradamostrándole el

dibujo— ¿No tienen corazón? ¿Qué clase de personas hacen algo así?¡Sabíaquellamabapapáalhombrequeledestrozólavida!¿Cómodebíasentirse?

—No tienes que torturarte por algo que no fue culpa tuya.— dijoquitándoleeldibujodelasmanos.

Ivonnemuynerviosamiróotravezelcajón,peroKeithlacogióporlacintura—¡No,déjame!—intentórevolverse—¡Déjame,Keith!¡Quieroversuscosas!

—Déjala.—susurróLibienlapuertaapretándoselasmanosalversuangustia—Debepasarelduelo.

—¡Noquieroquesepongaenferma!—¿Yatiquéteimporta?—gritófueradesí.Abriólosojoscomo

platosalverenelcajónunoszapatitosdebebéencolorrosayseechóallorar porque los había guardado todos esos años, como todo lo demásqueerasuyo.

—Libi,llamaaDunning.—dijopreocupadocogiéndolaenbrazosysacándoladelahabitación.Lametióensuhabitaciónylatumbósobrelacamasentándoseasulado—Vamos,nena.Relájate.Nollores.

—Noloentiendo.—susurrócongestionadadetantollorar.—Notienesqueentenderlo.Sóloacéptaloysigueadelante.—Heperdidoamifamilia.Mesientocomosileshubieraperdidoa

todos.LibiseechóallorarsaliendodelahabitaciónyKeithlaabrazóaél—

Setepasaráeinclusolesperdonarás,aunqueahoranotelocreas.Porque

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sontufamiliaylesquieres.—Puedequelesperdoneeldañoquemehanhechoamí,peroelque

lehicieronaélnoseloperdonarénunca.Keithacariciósuespaldasincontestar.Nofueconscientedeltiempo

que había pasado y cuando vio al médico entrar en la habitaciónpreocupado,sesorprendió.

—Vaya,veoqueestásalgoalterada.—Estoybien.—Keith,déjamereconocerla.La tumbó suavemente en la cama y el doctor se sentó a su lado

ocupandosusitio.KeithlesobservabapreocupadoyunmovimientoenlapuertalellamólaatencióndondeMarcosmirabaasuamigapálido—Sepondrábien.

—Claroquesí.Esmuydura.Ellamiróasuamigodesdelacamamientraselmédicoletomabala

tensión y sonrió con tristeza emocionándose al verle tan preocupado,pensandoqueeraelúnicoquenolafallabanunca.

—Ey,ey…—dijoelmédico—Alparecerestásmuysensible.Horadeunsedante.

—¿Tienelatensiónalta?—preguntóKeithtensándose.—Nadafueradelonormalenestascircunstancias.Nocomoelotro

día.—elmédico lamiró a los ojos—Al parecer no te has tomado lascosasconcalma.

—¡Síquelohehecho!—Sí, claro.Nada como una estampida para relajar el ánimo.— se

sonrojóalescucharle.EldoctorselevantómirandoaKeithfijamente—¿Cómoseteocurre

llevarlaaarrearganado?—¡Estababien!¡Le tomamosla tensiónantesdesalir!—semovió

incómodo— ¡Incluso ha dormido la siesta!— Ivonne se puso como untomatealrecordarsusiesta—¡SehapuestonerviosaalverlosrecuerdosdeJohn!

—Tienequetomarselascosasconcalma.— ¿Cómo voy a tomarme las cosas con calma? ¡Las cosas vienen

comovienen!Elmédico chasqueó la lengua—Durante los próximos tres días no

quieroquesalgasdecasa.

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—¡Nopuedohacer eso! ¡Keith sevay tengoqueaprender todo loquepueda!

—Nomevoyaningúnsitio,asíquenotepreocupes.—¿TevasdelranchoMartin?—preguntóelhombreacercándosea

Keith—¿Porqué?—¡Esomismodigoyo!—dijoellaenfadadasentándoseenlacama

—¡Seloheofrecidotodo!—¿Ah, sí?—el doctor reprimióuna sonrisa, pero ella entrecerró

losojossabiendoloquepensaba.—¡Puessí!Yahoranoquierecasarseconmigo.—Vaya, vaya. — dijo el médico cruzándose de brazos mirando a

Keithdivertido—¿Asíqueesaestumaneradequemipacientedescanse?—Méteteentusasuntos,doc.—¿QuédiríaJohndetodoesto?—Quetengomuybuengustoydespuésmepegaríauntiroentreceja

yceja.—Keithsonriósinpoderevitarlo.Elmédico se echóa reír—Sí, seguramente.—miróa supaciente—

Tienes que descansar. Cenarás algo ligero y tomarás un sedante que tehará dormir de un tirón. Tres días sin salir a arrear ganado. Volveré areconocerteysitodovabien,iniciarástuvidanormalmente.Sinoesasí,tendréquehacertevariaspruebas.Peronecesitoquedescanses.Hansidounosdíasmuyestresantes.

—Tranquilo,doc.Yomeencargo.—dijoKeithmirándoladereojo.—Tambiénteencargabasantesymiracomohaido.Habloenserio.—Estoybien.Melotomaréconcalma.Keith entrecerró los ojos al verla sentarse en la cama. El doctor

cogió un bote de pastillas de sumaletín—Una esta noche y si mañanaestásigualtómateotra.

—Vale.—se levantóde lacamayKeith levantóunaceja—¡Voyalbaño! —al ver que iba a salir de la habitación, la cogió por el brazoguiándolahaciasubaño—¡Voyamibaño!

—Nena, no te pongas rebelde. — dijo metiéndola y cerrando lapuerta.

Atónitamiró la puerta cerrada y entrecerró los ojos. ¿De qué iba?¿Ahora quería cuidarla? No había quien le entendiera. Sin darse cuentasonrió.

AlsalirdelbañosóloestabaMarcossentadoenlacamaconlapierna

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estirada sobre ella—Vaya dos.— dijo echándose a reír—Australia noestádejandohechospolvo.

—¿Estásbien?Estabapreocupadoyellaseacercósentándoseasulado—Sí,estoy

bien. — se acercó y le susurró al oído—Ese médico es un pocoexagerado.

Marcosseechóareír—Sí,claro.SemiraronalosojosyMarcoslecogiólamano—Metienesamí,

¿sabes?—Claroquelosé.—Notienesqueagobiarte.Siseponedifícil,vendeselrancho.—Nomegustaríatenerquedesprendermedeél.—Losé.Teenamorastedelacasaencuantotebajastedelcocheeldía

denuestrallegada.Lovientusojos.—Esunasensaciónmuyrara.—Peronodebesdejarqueesasensacióntenubleeljuicio,Iv.Tienes

quedartecuentaqueaquítienestufuturoynosabesllevarelrancho.Conese dinero vivirías desahogada el resto de tu vida. E incluso tus hijosviviríandesahogadoselrestodelasuya.

—Sí.—apretósumano—Peroloquequieroesquemishijospuedanviviraquí.

Marcos suspiró —Vale, ahora no te preocupes por eso.Encontraremoslasolución.

—Yaestoyaquí.—dijoLibientrandoconunabandejaenlasmanos.—Perosipuedocenarabajo.—Noprotestes,niña.Despuéstomaslapastillayadormir.Tetraeré

elcamisón.—Yairéyoa…—Libisaliódelahabitaciónatodaprisa—¡Perosies

lahabitacióndeKeith!—Mira,unaexcusaparadormiraquí.—dijoMarcoslevantándose.—Ja, ja.— aunque pensó en ello y tenía razón—Uff, qué cansada

estoy.Marcosseechóareírsaliendodelahabitación—Hastamañana.Te

quiero.—Te quiero.— dijo mirando la cena. Un caldo y una pechuga de

polloalaplancha.Esadietasíqueibaaacabarconella.Se empezó a quitar la ropa y cuandoLibi llegó con el camisón, la

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ayudó a ponérselo como si fuera una niña y la metió en la camacolocándole encima la bandeja. Escuchó un ruido en su habitación y sedetuvoconlacucharaenalto—¿Hayalguienenmihabitación?

—No.—dijocolocandosuropasobrelasilla.Se encogió de hombros empezando a cenar, pero después de unos

minutos volvió a oír un ruido y varios murmullos. Miró a Libi quedisimulópreguntándole—¿Estábueno?

—¿Quéestánhaciendo?—Nada.Seránlosratones.— ¿Ratones? ¿Los ratones hablan? — movió la bandeja para

levantarsedelacama,peroLibiseloimpidió.—¡Keith!—¿Quéestánhaciendo?Los pasos de Keith acercándose la hizo mirar hacia la puerta y

cuandoapareciósonrióalverlaenlacama—¿Quépasa,nena?—¿Quéhacesenmihabitación?—Nada.Docmehadichoquelebusqueunosanálisisdetupadre.—

entrecerrólosojosporquenosabíasicreerle—Eneldespachoséquenoestán,asíquebuscabaensuhabitación.

—¿Yparaquélosquiere?—Paranoséquéestudiosqueestáhaciendoentrefamiliares.—dijo

sinmirarlaalosojos.—¿Meestásmintiendo?—¡No!¿Porquéibaahacerlo?Sí,seríaunatonteríaporqueterminaríaenterándose—Estánsobrela

mesilladenoche.¿Notieneunacopiaensuconsulta?—Alparecerno.Además,estoyrevisandolapuertaparaarreglarla.—Ah,claro.Continúocomiendoyellossonrieroncomosifueraunaniñabuena.—Nena,habíapensadoquemequedaréunmes.Yteayudaréabuscar

alguienquemesustituya.Libi lemiró como si fuera idiota, pero Ivonneno sedioni cuenta.

Acababadeperder totalmenteelapetito.Asíquealfinalse iba.Nosabíapor qué.En realidadno le conocía, pero se sentía como si realmente laabandonarasumarido.Algorealmenteridículo.Forzóunasonrisaydijo—Nohace falta.Tienes apalabradas esas tierras de las que hablabas, asíquenohagasesperarmásaesehombre.Nosarreglaremos.

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Libiseacercóyletendiólapastilla—Anda,tómatelaydescansa.Yapensarásenesomañana.

—Sí, claro.— se la tomó a toda prisa y Libi retiró la bandeja. Setumbóy sediocuentaque sehabía tumbadoen sucama—Oh,perdona.Serámejorquemevayaamicama.

Keithlamiróexasperado—Quédateahí.—No,deverdad.Serálomejorparanoconfundirlascosas.—salió

delacamarápidamenteypasóanteellos.LibisiseóaKeithviéndolasalir—Serásidiota.—Sí, estoy empezando a pensar que soy idiota. — fue tras ella y

cuandollegóalahabitaciónyaestabametidaenlacamamirandoeltecho—Nena,noteníasquehaberlohecho.

—Nopasanada.—susurrócerrando losojos.Loquemenosqueríaeraquesesintieraobligadoadormirconella—Hastamañana.

Keithapretóloslabiosantesdedecir—Hastamañana.Cuando Keith llegó abajo, Marcos y Libi le miraban como si

quisieranmatarle.—Joder, tío… en serio, abres la boca y la cagas. No sé cómo te

arreglas.—dijoMarcosmolesto.—¡Noosmetáisenesto!—sesentóenlamesayLibiletiróelfilete

enelplatodemalamanera—Hagolomejorparatodos.—¿Lomejorparatodos?¡Nosésitehasdadocuenta,peronoeslo

mejorparaella!—Serálomejoralalarga.—dijocortandoelfileteconenergía.Marcos yLibi semiraron.Marcos le hizo un gesto a lamujer que

preguntó—¿Porquénotecasasconella?—¡PorquepasodequetodoelmundopiensequemecasoconIvonne

porelrancho!—¿Ysivolvéisalplanoriginal?Sociosalcincuentaporciento.— ¿Y soportar ver que sale con otros tíos?— les miró como si

estuvieranmaldelacabeza.—Joder,estáshechounlío.¿Tegustaonotegusta?Élgruñólevantándosedelasilla—¡Dejarmeenpaz!Leobservaronsalircomountorofurioso.—Vale,¿quéhacemos?—preguntóLibipreocupada—Estánhechos

elunoparaelotro.—Creo que lo mejor es encontrar un capataz. — dijo Marcos

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malicioso—Ysiesguapomejor.—¡No!—Claro que sí. Un tío guapo que pueda hacer su trabajo y se le

quitarántodaslastonteríasdelacabezaalverquelapierde.—Puescomonohagamosunmilagro.Porquenocreoquehayanadie

quesupereaKeith.—Vamos.EstoesAustralia.Estállenadetíosenormesyguapos.Libiseechóareír—¿Esaeslaimagenquetenéisdenosotros?—Másomenos.Sesentóanteél—Hayalguien,peronosé…—¿Quiénes?—EselcapatazdelranchoHill.Marcosentrecerrólosojos—¿Elranchoqué?—ElpadredeAnne.—¡Nopodemosrobarlesucapataz!¡Nopodrániverme!—Nopodráverteigual.¡Asuprincesitanolatocanadie!—Puesempezamosbien.—Habloenserio.ElseñorHillesunmalbichocuandotetieneentre

cejayceja.Tiene famadesermuyduroconsusvaquerosyundía tuvouna bronca con John que acabó en puñetazos porque una de sus resescruzóelcercadoyleechólaculpa.

—¿Sepeleanporunarescuandotienenmillones?—Marcosnoselopodíacreer.

—Aquísetomanestascosasmuyapecho.Noquieronimencionarteunavezquehubounproblemadelindesyseacabóatiros.—leseñalóconeldedo—¿Cómocreesquesetomaráquesuúnicahijasalgaconuntipoquenosabepordóndeseordeñaunavaca?—Marcoshizounamueca—Si hablamos con su capataz, que por cierto está harto de él y se loquitamos, no podrá volver porque el señor Hill no lo readmitirá pororgullo.

—Entiendo.Eltiposequedaríasintrabajo.Nomegustajugarconeltrabajodenadie.

—Pero si insinuamos a Keith que puede estar interesado ennosotros…

—Claro.Sólotendríamosqueponerlelazanahoriadelanteyguiarloenladireccióncorrecta.

—Exacto. Que piense que ese tipo sí estaría interesado en trabajar

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aquí.No lo soportará.Son rivales desdehace años.Pensar que estará alladodeIvonne,lepondrádelosnervios.

EscucharonlapuertayLibicorrióhaciaelteléfonodescolgándolo—Sí, claro. En este momento está descansando, pero le diré que la hasllamado.Adiós.

—¿Quiénera?—preguntóKeithmirándolafijamente.—Oh, era Carlton Stuart. —dijo colgando el teléfono— Quería

hablarconIvonne.—sonrióradiante—Fíjatequeigualsearreglatodo.—¿Deverdad?¿Porquélodices?—preguntóMarcosdisimulando.—Es un capataz de primera y su jefe es un gruñón. Igual tenemos

suerteyquierecambiardetrabajo.—NuncadejaríaaHill.—dijoKeithtensándose.—¿Yesoporqué?Heoídoqueúltimamentediscutenmucho.—Porque…—miró de reojo aMarcos que entrecerró los ojos—

HayrumoressobrequeélsíquequiereelranchoHill.Libilomiróconlabocaabierta—Esbroma.—No, todo elmundo sabe queHill quiere que su hija se case con

Carlton.Dehecho,Johnbromeabadiciendoqueeralasoluciónperfecta.—sonriódivertido,peroluegoperdiólasonrisa—Decíaqueyaqueellanosabíanada,élseencargaríadelnegociofamiliar.

Se quedó callado unosminutos— ¡Joder!—salió de casa dando unportazo.

—¿Yahoraquéhapasado?—Marcosnosalíadesuasombro.—Sehadadocuenta.—¿Dequé?—Dequealnodejarlenadaeneltestamento,Johnqueríaobligarlea

haceraKeithlomismo.—¿Qué?—SiaKeithlehubieradejadopartedelnegociocomotodoelmundo

esperaba, simplemente hubieran sido socios porque él cuidaría de suspropiosinteresescuidandodelrancho.

—Perosinoledejabanada…—Sinoledejabanada,habíadosopciones.Queselargaracabreado

oqueintentaraprotegerlacuidandodelnegocio.Yteníarazónporquenotardó ni veinticuatro horas en darse cuenta que era la solución perfectaparaambos.

—Perotuvoquellegaresetipoajoderlotodo.

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—Exacto. Ahora está hecho un lío y más aún porque ella le atraemucho.Quierecasarseconella,peronosoportaquetodoelmundopiensequeseestáaprovechandodesusituación.

—Peroellanopiensaasí.—Elorgullomasculinoesdemasiadofrágil.MarcosmiróaLibiatentamente—¿Johnhablódeestocontigo?—Lohablamosmuchasveces.—sonriónostálgica—Dequépasaría

cuando Ivonne volviera a casa… de qué pasaría con Keith…nada lehubiera gustado más que verles juntos. Pero la vida no le dio esaoportunidad. Por supuesto si Ivonne hubiera aparecido y no se hubieranllevadobien, Johnsehabríaolvidadodelasunto,pero leshasvisto.Sonperfectoselunoparaelotro.MedicuentaencuantovilacaradeKeithalverlagritarenelhall.YvoyahacertodoloquepuedaparaqueelsueñodeJohnsehagarealidad.PoresoleinsinuéaKeithquesecasaraconella.

Marcos se echó a reír— Yo se lo dije a Ivonne. No se le habríapasadoporlacabezasinoespormí.

—Estáclaroquenosnecesitan.—Bien,¿yahoraquéhacemos?

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Capítulo10

Ivonnesedespertóbocaabajomoviendolapiernaderechayfruncióel ceño cuando su muslo rozó algo blandito. Abrió los ojos al darsecuenta que su pierna estaba entre las deKeith que dormía plácidamentebocaarriba.Asíquealfinalhabíadormidoensucama.¡Tendríamorro!Selargaba,perobienquedormíaconella.¡Yestabadesnudo!

Dispuesta a darle una lección, cerró los ojos y movió su muslorozando sumiembro.Keith se tensó, pero ella siguió aparentando estardormidadejandoelmusloenesaposiciónmientraselmiembrodeKeithse despertaba con energía. Él se movió intentando apartarse e Ivonneprotestófarfullandoacercándosemásasucuerpoyrodeandosutorsoconel brazo. Como no estaba cómoda volvió a protestar yKeith levantó elbrazo abrazándola para que colocara la cabeza sobre su torso. Ivonnesonriósatisfechaapretandosuspechoscontraél,rozandosumiembroconel muslo cortándole el aliento. La otra mano de Keith fue a parar a sutraseroqueacariciósuavemente.Laverdadesqueelmuypuñetero teníaunasmanosquelavolvíanloca.Sindarsenicuentasuspiróapretandosucadera contra él yKeith la colocó sobre su cuerpo.Estaba claro lo quequeríayellaapuntodeclaudicarabriólosojos.

—Buenosdías.—dijoélsonriendo.—¿Quécoñohaces?Keith llevó la otra mano a su trasero y se lo acarició— ¿Tú qué

crees?EllasepusoahorcajadassobreélyKeithgimiótensándosecuando

sus sexos se rozaron —Vaya, estás muy excitado. —dijo ella con vozroncamoviendosucaderasobresumiembro.Keithapretólasmandíbulasgimiendo—¿Teocurretodaslasmañanas?

—Nena…—Cariño,¿nosesuponequetevasenunmes?—movióotravezla

caderasintiendoquesuvientreardíadedeseoporél.

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—¿Tenemosquehablarde eso ahora?— la cogiópor las caderasintentandoretenerla,peroellavolvióamoversesobreélhaciéndolojurarporlobajo.

—Esque…ahoranomeapetece.—seapartódejándoloconlabocaabierta. Se levantó de la cama y fue hasta el bañomordiéndose el labioinferiorintentandoignorarsupropiodeseo.

—Escoña,¿no?Sevolviódesde lapuertadelbañoparaverle sentadoen la camay

sonrió—Sonlascinco.Horadelevantarse.Cerró la puerta aliviada. Era lo más difícil que había hecho en su

vida. Ese hombre la tocaba y perdía el norte. Pero se lo merecía. Seacostabaconellaydespuésdecíaqueladejaba.¡Yesonoseloibaahacermás! ¿Pero quién se creía que era? ¡Estaba bueno y era un hacha en lacama,peroaIvonneMartinnoletomabanelpelo!

Cuando salió lo hizo en pelotas decidida a provocarle todo lo quepodía para fastidiarle y Keith entrecerró los ojos todavía sentado en lacama—Nena…

—¿Si?—Venaquí.—Ah, no. Creo que lo mejor es que bajemos a desayunar. Estoy

muertadehambre.—cogiósusujetador—Aunquenomeextrañaconloquehecomidoestosdías.¿Sabes?Creoqueheadelgazado.

Chillócuandolacogieronporlacinturalanzándolaalacama.Keithgruñó tumbándosesobreella.AIvonnese lecortóelalientocuandosuspechosrozaronsutorso—Nodebemosacostarnos.—susurrócasisinvoz—Tevasairy…

—Podemos aprovechar el tiempo. — dijo antes de besarlasaboreándolamientrassehacíaespacioentresuspiernas.Entróenellaconfuerzaprovocandoquegritaradeplacerensuboca.Rodeósucuelloconlosbrazosysuscaderasconlaspiernas,queriendounirseaéllomáximoposible.Keithapartósuboca,apoyándoseensusantebrazosparamirarlaalosojosmientrassemovíaconfuerzaunayotravez,cadavezconmásímpetumientrasellaseaferrabaaéldesesperabapormás.Dedetuvoderepenteyellaseretorció—Dimequequieresesto.—dijoélmoviendolacaderaunasolavez.

—Sí.Keith volvió amover la cadera haciéndola gemir y la besó en los

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labios—Nunca vuelvas a provocarme para luego dejarme amedias.—susurrócontrasuboca—Notienesresistencia,cielo.

—¡Muéveteya!—gritóelladesesperadaporél.Keith sonrió alejando su cara para mirarla bien. Se movió

ligeramente provocando que la tensión la recorriera de arriba abajo ycuando volvió a entrar en ella, lo hizo con fuerza precipitándola a unmundodemaravillosassensacionesquelaembriagaron.

Keithseechóareírylabesóenloslabios—Vamos,cielo.Hayquedesayunar.¿Noteníashambre?

—Idiota. — le mordió el labio inferior suavemente para luegolamérselo con suavidad—¿Me traerás el desayuno a la cama?Reposo,¿recuerdas?

Éllamiróalosojos—Nolosé.¿Teportarásbien?—Noséquéquieresdecir.Keith se echó a reír— Nena. Eres transparente. Debes descansar,

¿recuerdas?—Pero debo revisar la contabilidad y todas esas cosas. Debería

pasarmeporeldespacho…—Cielo,lacontabilidadlallevaunaempresa.—Ah.Peroalgotendréquerevisar.Nosé…¿Esquepapásepasaba

todoeldíaacaballo?—Prácticamente. — divertido se apartó de ella levantándose de la

cama.—Mepodríasenseñar.—dijoilusionadalevantándosetambién.—Dentrodetresdías.—Vamos,esonomeestresará.¡Serádivertido!—Dentrodetresdías.—dijoponiéndoselosvaqueros.—Bueno,puespuedoaprenderotracosa.¿Quéotrascosastengoque

aprender?—Nena,mejorpreguntaquénotienesqueaprender.—¡Oye,quesoymuylista!Keithsonrió—Esoya lo sé.Tu jueguecitodeestamañaname loha

dejadoclaro.—Listo tú, quequieres acostarte conmigoydespués largarte a esas

asquerosastierras.

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—Vaya…yyoquecreíaquedemostrabaquetedeseabaapesardetusasquerosastierras.

—Ah.—Habloenserio.—dijocogiendounacamisetadelarmario.¿Desde

cuándo tenía ropa en su habitación?—No utilices el sexo para discutirconmigo.

—¡Noloutilizabaparadiscutircontigo!—legritóalverlesalirylesiguió con intención de discutir un rato, pero se detuvo en la puerta aldarsecuentaqueestabadesnuda—¡Loutilizabaparadarteunalección!

—¡Eslomismo!—¿Ymidesayuno?—¿Noqueríashacercosas?—preguntódivertido.— ¡Oh, por Dios! ¡En esta casa no se puede dormir! — protestó

Marcosdesdesuhabitación.—¡Sonlascinco!—gritócerrandodeunportazo.—Igualitaquesupadre.—escuchódeciraLibi.

Sepasótodoeldíaenlacocinaaprendiendoahacerpastelesychillóde alegría cuando un coche se acercó con el logotipo de la compañíaaérea—¡Mimaleta!¡Hallegadomimaleta!

Marcosseechóareíralverlatancontentatirandodesumaletahaciael piso de arriba. Decidió ponerse guapa para la cena. Y se duchódejándose el pelo suelto y se puso un sencillo vestido rosa con unassandaliasblancas.Nosemaquillódemasiado,sólosepusoalgodesombradeojosysepintóderosaloslabios.

Sepasó el restode la tarde colocando su ropa en el armario. Iba acolgarunvestidocuandofruncióelceño.Juraríaqueallíeldíaanteriorhabía ropa de su padre.Abrió la otra puerta y vio que estaba vacío. Sevolvióhaciaelaparadorytuvounpresentimiento.Loabrióatodaprisayestaba vacío. Corrió hacia la mesilla e igual. ¡Habían sacado todas lascosasdesupadre!¡Poresonoqueríanquedurmieraensuhabitación!

Bajóalpisodeabajoyentróenlacocina—¿Dóndeestánsuscosas?Libi se volvió—Están guardadas hasta que doc nos diga que estás

bien.Sinolasves,noteemocionarástanto.—Peroestánguardadas,¿no?Nolashabéistirado.—Cariño, ¿cómo vamos a tirarlas? Son tuyas. Sólo te las hemos

quitadodelmediohastaqueteencuentresmejor.

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—Vale.—Qué guapa te has puesto. Qué bien, porque hoy tenemos un

invitado.—¿Uninvitado?—Sí,esCarltonStuart.ElcapatazdelranchoHill.—¿Escapataz?—Oh, sí.Y uno de los buenos.—dijo colocando sobre lamesa la

ensalada—Puedequeleintereseelpuesto.Yosóloleheinvitadoacenar,perohadichoquesírápidamente.

—¿Lehasinvitadotú?—Bueno, le llamé para hacerle una preguntita de nada y una cosa

llevóalaotray…—Leinvitasteacenar.—Para que te conociera, ya que eres nueva en la zona. También

vendráMarian.Estámontandoacaballoysiempresequedaacenar.—¡Hola!—Marianaparecióenlacocinacomosifueraladueñay

fue hasta la nevera para sacar un refresco de cola— Estás muy guapa.¿TienesunacitaconKeith?

—Puesno.Pasademí.¿Nolosabías?—Va,tonteríasdelostíos.Batealaspestañasyguíñaleunojo.Caerá

derretidoatuspies.—Loprobaré.—dijodivertida—¿Túlohasprobado?—Pueslaverdadesquesí.Yfunciona.—¿Deveras?—preguntódivertida.—Sí. Y una lagrimita diciendo que no me haces caso, también

funciona.—Menudarompecorazonestenemosaquí.¿Tienesnovio?—En este momento no, pero tengo uno en mente. Está como un

queso.—saliódelacocina—Iv,¿meprestasunvestido?—Sí,cogeloquequieras.—miróaLibiasombrada—Menudapieza.—Sí,yaveráscuandollegueCarlton.—seechóareír—Lotraede

cabeza.—¿Nomedigas?—Sí, cuando va a la ciudad lo persigue y cuando vamos a alguna

fiesta,loobligaabailarconella.Estaninsistentequealfinalcaerá.Elquelasigue,laconsigue.

—Nosésitienesrazóneneso,peroestenaz,nohayduda.

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AyudóaLibiycuandollegóKeithparecíahechopolvo—Hola,nena.—miró lamesa—¿Tenemosinvitados?—lediounrápidobesoen loslabios.

—UntalCarltonStuartyMarianqueestáenmihabitaciónatracandomiarmario.

—¡Quépreciosidad!—escucharondesdeelpisodearriba.—¿CarltonStuartvieneacenar?—preguntótensándose.—Sí.Leconoces,¿no?—preguntódivertida—Eselcapatazde…—ElpadredeAnne.Síquelosé.—¿EselpadredeAnne?¿LaAnnedeMarcos?—¿AhoraeslaAnnedeMarcos?—Claroqueloes.—dijoindignada—¿Porqué?¿Sabesalgoqueyo

nosé?Noseráunalagarta,¿no?Keith se echó a reír—Te aseguro que no hay nadiemenos lagarta

queAnne.—Bien.—dijomástranquila—AMarcosnadielehacedaño.—Noseatreverían.—cogióuncanapéyselometióalaboca—Voy

aducharme.Vaserunanochedelomásentretenida.—¿Notemolestaniunpoquito?Porquesiloquieres,elpuestoaún

estuyo.—lemiródereojo,peroparecíatantranquilo.—¡No!Estucasa.Invitasaquienquieras.GruñóviéndolesaliryLibiserió—Tranquila,cambiarádeopinión.—¿Cómolosabes?—Esperayverás.Escucharonunacamionetacuandoestabanapuntodeiralsalónpara

tomaralgoantesdelacena—Yaestáaquí.—dijosaliendohaciaelhall.Miróescalerasarribaygritó—¡Marian,acenar!

—¡Yavoy!Salióalporchesonriendoylohizomásampliamentecuandoviolo

guapoqueera.SeparecíaaKeith,peroerarubioymuymorenodepiel.SediocuentaquedebíateneralgúnañomenosqueKeith,peroeraigualdemusculosoyalto.Bajódelacamionetasonriendo—Buenasnoches.

—Buenasnoches,Carlton.—dijoLibisonriendo—TepresentoalanuevadueñadelranchoMartin.—élseacercóatodaprisaalosescalonesquesubióágilmenteyextendiólamanosonriendo—IvonneMartin.

—Encantado de conocerla. No se habla de otra cosa en la ciudad.Perodebodecirqueesmuchomásbonitaqueloquedicen.

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—Muchasgracias.—Carl.¿Porquétienesquesertanlisonjerocontodas?—preguntó

Marian saliendo al porche con un vestido blanco ajustado quemostrabatodassuscurvas.Ivonneselohabíacompradoparairdediscotecayteníaquereconocerqueaellaqueeramásjovenlequedabaperfecto—¿Amínomedicesnada?—preguntóbatiendolaspestañas.

—Sí,hola.FuetansecoqueaIvonneporpocoledalarisaporlacaraquepuso

Marian—Puestúestásmuyguapoconesacamisablanca.Vamosajuego.—leguiñóunojoyLibisoltóunarisitamientrasqueCarltoncarraspeabaincómodo.

—Pasemosatomaralgo.—dijoIvonneadvirtiéndoleconlamiradaaMarianparaquesecortaraunpoco—¿Quéquierestomar?

—Cerveza, por favor. —dijo a punto de sentarse en el sofá conMariandetrás,peroaldarsecuentaquesesentaríaconél,fueatodaprisahaciaelsillón.Mariannosedioporvencidaporquesesentóenelsofálomáscercaposibledeél.

LibilessirviólasbebidaseIvonnedijo—AlparecereselcapatazdelranchoHill.

Marcos yKeith aparecieron en la puerta del salón y él se volvió alevantar—Hombre,Keith…siestásaquí.—dijoalgoincómodo.

—Vivoaquí.—respondióKeithfríamenteacercándoseparadarlelamano—¿ConocesaMarcos?EsamigodeIvonne.

—Ah,suamigo.—Sí, cielito. Su amigo. No imagines cosas. Excepto si lo haces

conmigo.—Marianvolvióabatearlaspestañas.—Cuidado con esta cuando tenga veinte años. — susurró Libi

pasandoalladodeIvonnequeintentabacontenerlarisa.—Encantado.— dijo Carlton rojo como un tomate, tendiéndole la

manoaMarcos,queasuvezlomirabacondesconfianza.—Anneesmía.Elpobrehombremiróasualrededorsinsaberquédecir—¿Perdón?Libi se echó a reír yMarian sonrió radiante—Ya sabía yo quemi

cielitopasabadeella.Carltonenderezóloshombros—Medalasensaciónqueestacenaes

unaespeciedeencerrona.—No, amigo. — dijo Keith divertido—Sólo quieren ofrecerte

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trabajo,peroyanohayvacante.— ¿Ah, no?— Ivonne puso lamano en la cadera viendo como se

sentabaenelotrosillón—¡Oye!¡Sabesqueestejueguecitotuyomeestáempezandoatocarlasnarices!¿Tequedasotevas?

—Mequedo.AIvonnelediounvuelcoelcorazón—¿Deverdad?¿Nocambiarás

deopiniónmañanaopasadomañana?—No.—¿Ylascondiciones?—Hepensadoquelomejoresquesigamoscomoestabacontupadre.—Pero,¿ytustierras?—Lashecomprado.—asombradasesentóenelbrazodesusillón.—¿Qué?—Sí,perotranquila.Puedollevarlotodoalavez.TengoaLukepara

quemeayude.—Asíque ibaasustituirtepormí.—dijoCarltondivertido—Yyo

queveníaapedirtrabajo.Todos se quedaron en silencio, pero fue Keith quien reaccionó

primero—¿Yeso?—Porque Hill está pensando en vender sus tierras a una empresa

americana.Supongoquesehabránpasadoporaquíporquehanvisitadoatodoelmundode losalrededores.HillestámayorycomoaAnneno leinteresa…

—¿Unaempresaamericana?—KeithestabamuytensoeIvonnesepusoalerta—¿Quéempresa?

—Sí, es lo que te imaginas.—dijoCarlton bebiendo después de sucerveza—CCK.

—¡Mierda!—selevantódelsofápasándoselasmanosporelcabello.—Keith,¿quépasa?—preguntóponiéndosenerviosa.—Es una empresa que abarata costes hundiendo el mercado. Nos

sacarándeél.—Quierencomprarungranlatifundioparasacaralosrancherosdel

mercado. Nosotros engordamos con pastos, pero ellos también utilizanpiensos de engorde, así que lo hacen mucho más rápido y abaratandocostes.—aclaróCarlton.

—Entiendo,asíqueestamosenproblemas.— ¡No podemos competir con una empresa así!—Keith se había

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puestomuynervioso.Aquellonoteníabuenapinta—Lohanhechoantes.Seterminanquedandoconelmercadoalhundirlospreciosdelacarne.

—¿Nopodemoshacernada?Esacarnetienequeserdepeorcalidad.KeithmiróaCarlton—¿Quiénhavendido?—Demomentocreoquenadie.Variosseloestánpensando,peroson

pequeñoscomparadosconHillyconvosotros.—Pero si no terminan haciéndolo aquí. Lo terminarán haciendo en

otraparte,¿no?—preguntóMarcosconfundido.—EstassonlasmejorestierrasdetodaAustralia.Si lohacen,saben

quetienenquehacerloaquíparaasegurarselospastos.Másalsurlatierraesmásáridayloscostessubiríanporlafaltadeagua.

—Así que lo hacen tiene que ser aquí o nada.—preguntó ella cadavezmáspreocupada.

—Sí.—miróaCarlton—¿CreesqueHillnosvenderíasustierras?— ¿A nosotros? — Ivonne abrió los ojos como platos— Keith,

¿piensasenloquedices?—Si no lo intentamos, en cinco años estaremos en la ruina

igualmente.Carlton entrecerró los ojos— Joder, qué pelotas tienes. ¿Tienes

treintamillones?—Yono.—miróaIvonnequeseempezóaponermuynerviosa.—Keith, deja este tema para después de la cena. — dijo Libi

mirándoladereojo.Entonces ella se dio cuenta que a Hill le habían ofrecido treinta

millones—¿LafincaHillesmásgrandequeesta?—No,eslamitadmásomenos.—respondióCarltonconfundido.—¡Seránaprovechados!—dijoindignadalevantándoseparairala

cocina,perovolviórojadefuria—¡Mequeríantomarelpelo!—Ledijistequeno.—Keithsonrióalverlatanindignada.—No tiene gracia. Se van a enterar esos cabrones. ¡Que soy de

Brooklyn!—Nena,noteexcites.—¿Quénomeexcite?¡Menudotimo!—Biendicho.—dijoMarcossatisfecho—¿Quévasahacer?¿Pedir

unahipoteca?—Carlton, llama aHill.— dijoKeith cogiéndola por los hombros

sacándoladelsalón—¿Libi?

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—Yavoy.— ¡Estoy bien! ¡Nome puedo creer que la gente tenga tanta cara!

¡Esperaque lopille, porqueelmuycapullo estarápor ahí con su cochegrisintentandotimaralagente!¡Levoyameterlacamionetaporelculo!

—Igualita que su padre. — dijo Libi sentándola en la mesa de lacocinadispuestaatomarlelatensión.

Keith se acuclilló ante ella—Nena, relájate o tendréque llamar aldoc.

—Estoybien.—noeracierto,estabarealmentenerviosa.Ibaaponerenriesgolaherenciadesupadre,peroconfiabaenKeith.Siéldecíaquehabíaquehacerlo,nolodudaba.

—Hill, viene para acá. —dijo Carlton entrando en la cocina conMariandetrás.

—Nada alarmante. — dijo Libi satisfecha mirando la pantalla deltensiómetro—Dentrodelonormal.

Keithsuspiródealivioy lediounbesoen los labios—Vale,ahoravamosacenarcomolaspersonasnormalesydespuéshablamos.

—Keith,¿treintamillones?—Hablaremosluego.AntesveremosquédiceHill.Puedequeyano

podamoshacernada,asíquenonospreocupemosantesdetiempo.—¡Tenemosquehaceralgo!¿Cómovoyadejarquesequedencon

lastierrasdemipadre?¡Despuésdelintentodetimo,noselasvenderíanimuerta!

Libisonriómoviendolacabezadeunladoaotrosinpodercreérselo,mientras Marian sonreía satisfecha— Yo vendré a trabajar después declase.

—No, túdespuésde clasevas a estudiar.—dijoCarltonmirándolaseriamente—¿Mehasentendido?

—Sí,cariño.Claro.—despuéshizoungestoparaquenolehicierannicasoyélpusolosojosenblanco.

—Sentémonosacenar.—Libisonrió—Hehechocordero.—¡Cordero!—aIvonneselehizolabocaagua.Alverlamiradade

Keithsiseó—Niseteocurra.Él se echó a reír incorporándose y sentándose en la cabecera. Por

muchoque lo intentaron laconversaciónsiemprevolvíaalmismotema,pero como ella estaba saboreando el delicioso cordero, no quería quenadase lo fastidiara.Estabancomiendo la tartaqueellahabíaayudadoa

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hacer, cuando escucharon una camioneta acercándose.Miró aKeith quehabía estadomuycalladodurante toda la cenay se levantó cuandoél lohizo.Marcosy losdemásnodijeronpalabramientrassalíana recibiralseñorHill.

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Capítulo11

A Ivonne le sorprendió su aspecto, porque era pequeñito y parecíaenclenque, pero se notaba que era puro nervio. Tenía el pelocompletamente blanco y cuando subió las escaleras, cogió su manobesándosela como si fuera todo un caballero, vestido con vaqueros ycamisa de cuadros— Siento muchísimo la muerte de su padre. Era unhombrecomolosqueyanoquedan.

—Muchasgracias,señorHill.—dijomirandosusojoscolorámbariguales a los de su hija sabiendo que era sincero—Por favor, llámemeIvonne.

—Gracias,Ivonne.PuedesllamarmeCharles.Keith levantó una ceja viéndolo entrar en su casa—Nadie le llama

porsunombredepila—susurróensuoído—NiCarlton.Ellasonrióencantada.Esosignificabaquelehabíacaídobien.SesentaronenlamesadelacocinayelseñorHillmiróaMarcoscon

elceñofruncido—¿Túereselqueestátonteandoconmihija?Suamigosepusocomountomate,perolevantólabarbilla—Puessí.—Yahablaremostúyyo.—dijoentredientescomosifueraapegarle

unapaliza.—Es muy buen chico. — dijo ella sentándose a su lado— ¿Ha

cenado?Tenemosuncorderoexquisito.—No,gracias.Perometomaríaunpedazodetarta.Tieneunaspecto

estupendo.—Enseguida.—dijoLibicortandountrozo.—Se preguntará por qué le hemos llamado.— dijoKeithmirando

fijamentealhombre.—Meloimagino.—¿Vaavender?—Meloestoypensandoseriamente.Miniñanopuedehacersecargo

del rancho y no le gusta vivir allí. No tengo más hijos y yo quierojubilarme.Lomejoresquevendaporqueyanosoyjovenparapelearcon

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ellos.Yvienepelea,chicos.Vaasermuyduro.—Nosotrosqueremospelear.—dijoellamirándoloalosojos.—Niña,acabasdellegarynotienesniideadeloquehaces.—No quiero perder las tierras de mi padre. Puede que no lo

conociera,peronovoyaperderloúnicoquemeligaaél.Charleslamirófijamentealosojosevaluándolayapretóloslabios

emocionándose—Eresdignahijadetupadre.—¿Mevenderíaamílastierras?—¿Vaisacompetirconellos?—parecíaatónito.—Si conseguimos comprar sus tierras y las de lo Warner, si las

piensan vender, no tendrán posibilidad de instalarse aquí. —dijo Keithconvencido.

Charlesapretó los labiosentrecerrando losojos.Partióun trozodetartayselometióenlabocamasticandolentamentemientrastodalamesaloobservaba.

—Osdiré loquevoyahacer.—dijodespuésdeunosminutos—Siconseguísque losWarnernovendanoqueosvendanavosotros,yonovenderé…—Ivonnesonriódealivio—demomento.

—¿Quéquieresdecir,Charles?—preguntódejandoatodalamesaconlosojoscomoplatos.

—Al final tendré que vender o venderá mi hija. Tenéis quegarantizarmequelascomprareisvosotrosporlomismoquemeofrecenellos.

—Entonces no las venderás de momento. — sonrió radianteabrazando al viejo por el cuello y dándole un beso en la mejilla —Gracias.

Elhombresesonrojó—Perosóloosestoydandotiempo,porquealfinaltendrásquesoltarlapasta.

—Sí, sí.—miró aKeith ilusionada, pero él parecía preocupado—¿Quéocurre?

—Denosunosdíasparapensarlo.—dijodejándoladepiedra—Haymuchas cosas que considerar antes demeterse en una operación de estaenvergadura.

—Sí,por supuesto.Endosdíasquierovuestra respuesta.—miró aMarcoscomosiquisieradesintegrarlo—¿Ytúquéintencionestienes?

—Lasmejores.—Buena respuesta. ¿No sabrás llevar un rancho? Todo sería más

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fácil si los chicos se casaran, pero no. Tienen que complicarlo todo yclaro,aminiñanopuedoobligarla.

—¡Claro que no!— dijo Marian indignada— Carl se casara conquienquiera.—lemiróconadoración—¿Verdad?

—IgualqueAnne.—CharlesmiróaMarcosychasqueólalengua—Más vale que sepas ganarte bien la vida, chaval. No quiero vagosrondandoaminiña.

Marcos se puso como un tomate e Ivonne dijo a toda prisa—Trabajaráaquí.

—Bien,lavidaaquíteendureceráelcarácter.Vasaaprenderaserunhombreypuedequeencincoañosdejequeoscaséissimesatisfaceloqueveo.—se levantódejándolosa todoscon labocaabierta—Ven,chaval.Quetevoyaabrirlosojos.

Marcos se levantó mirándola de reojo y fue cojeando hasta él—¿Peroquétepasaenelpie?¡Andacomounhombre!

—Tengounesguince.—¿Está roto? ¡Pues si no está roto camina comounhombre!—le

diounapalmadaenlaespaldaquecasilotiraalsueloeIvonnejadeó,peroKeithlacogiódelamanoreteniéndolahastaquesalieron.

—¿Hasvistocomo…?—VeteacostumbrándoteporqueHillesde laviejaescuela.Hevisto

hombrestrabajandoconbrazosrotos.—¿TeacuerdasdelviejoAlbert?Lepasóuntoroporencimayhasta

quenoloencerrónofuealmédico.Teníacuatrocostillasfracturadasyelhombro dislocado, pero hasta que no encerró al maldito bicho no sequejó.—dijoCarltonriendo.

Marianlemiróconadmiración—Tútambiénlohashecho.—Eraundedoroto.—dijoperdiendolarisa—¿Ytúcómolosabes?—Losétododeti.LibiseechóareíralvercomoCarltonbizqueaba,mientrasqueKeith

cogíade lamanoa Ivonne levantándolade la silla—Vennena,vamosahablar.Despídete.

—Hastamañana.—Graciasporlacena.—dijoCarltonlevantándose.—Puedes venir cuando quieras.— reprimió la risa porqueMarian

descaradamentelemirabaeltrasero—Marian,tútambiénpuedesvenir.—Gracias,chata.

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Se echó a reír al ver la cara de Carlton y al salir dijo— Pobrehombre.—alverqueKeithnosereíaleabrazóporlacintura—Anímate,estamosmejorqueantes.

—Apenas.Subieron a la habitación de Keith y él cerró con llave— Siéntate,

cielo.—¿Quépasa,Keith?¿Noestáscontento?Ellasesentóenlacamayéllohizoasulado—¿Estásseguradeque

quieresviviraquí?—¿Quétepreocupa?—Mepreocupaquedentrodeseismesestedescuentaqueodiasvivir

rodeada de vaqueros todo el día, sin algo más excitante que hacer quemirar lapuestadesol.—leacarició lamejilla—QuizásdeberíasvendertambiényvolveraNuevaYorkenlugardeendeudartehastalascejas.

—¿Quieresquemevaya?—Joder,¿quierescontestaralapregunta?—preguntódelosnervios.EntoncesIvonnesediocuentaquesiellaseiba,ledejaríasoloante

esaempresayprobablementeloperderíatodo,peroaunasísepreocupabade que tomara la decisión conscientemente. ¡No podía perder a esehombre!

Ellasonrióradiante—¿Quierescasarteconmigo?Lamiróatónito—¿Qué?—Me acabo de dar cuenta queme he enamorado de ti y no quiero

perderte.Ynoporquehagasmuybientutrabajooporquepuedassalvarelrancho,sinoporquetepreocupaspormíymevuelvesloca.—lecogiólamanoy lemiró con susojos azulesbrillandode alegría—¿Tequierescasarconmigo?Nipiensesenel rancho.Piensasolamenteenmí.Séquenomequieres,perosisientesalgoparecido,diquesí.Te juroqueharétodoloquepuedaparaquemeames.

Keithsonrióantesdecogerlaporlanucaybesarlaconpasióncomosiquisierafundirseconella.Seseparómirándolasatisfechoyselevantóhinchado el pecho como si hubiera hechounaproeza,mientras que ellaatontadaporsubesolevioirhacialapuerta.Cuandosediocuentaquenolehabíacontestadohabíasalidodelahabitación.

¿Esoquésignificaba?¿Quesíoqueno?Miródeunladoaotrodelahabitación esperando que volviera, pero como no lo hizo empezó acabrearse.Despuésdediezminutosselevantódelacamayabriólapuerta

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furiosa—¡Keith!—¿Si?Asombradalevioenelpisodeabajosaliendodelsalónconunacopa

enlamano—¿Cómoquesí?¿Quéhacesahí?—HablarconCarltonquetodavíaestabaaquí.Siantesestabaenfadadaahoraestabafuriosa—¿Yaestá?¿Esoeslo

quetienesquedecir?— ¿Decir? Cielo, ya lo hemos hablado.— la miró preocupado—

¿Hascambiadodeopinión?Porquesinonoleofrezcoeltrabajo.—¿Dequédiabloshablas?—abriólosojoscomoplatos—¿Tepido

matrimonioytúteponesahablarconCarltondetrabajo?Él se dio cuenta que había metido la pata y dejó el vaso sobre la

mesilla antes de empezar a subir las escaleras— Nena, no te pongasnerviosa.

—¡Noempieces!¡Tevasacasarconmigoono!— ¿Cómo voy a rechazar una proposición así? — dijo divertido

cogiéndoladelacinturaymetiéndolaenlahabitación—Yatehabíadichoquesí.

—¿Enserio?¿Cuándo?—Cuandotebesé.¿Notequedóclaro?Fruncióelceño—¿Esoesquesí?Puesesperabaalgomásromántico,

laverdad.—Nena,nosoyun tipo romántico.—labesóenelcuellodejándola

sobre lacama—Ahora tómateunapastillitayadormir.Ya tedespertaréluego.Ahoratengoquehablardenegocios.—labesósuavementeenloslabiosysaliódelahabitaciónatodaprisa.

—Puesvaya.—susurróconfundidayalgodecepcionadamirando lapuertacerrada.

Nosetomólapastillayesperóaquesubiera,peroelsueñolavenciódespuésdecuatrohoras.

Cuando se despertó estaba sola y al tocar la parte donde dormíaKeith,sediocuentaqueallínohabíadormidonadie.Despuésdeiralbañoyducharsesepusounosvaquerosyunacamisetaverde.Eranmásdelascincodelamañanaycuandollegóa lacocinaLibi lamirósonriendo—Buenosdías,dormilona.

—¿YKeith?—Trabajando.Sehapasado toda lanoche trabajandoconCarltony

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hanidoahablarconlosWarner.—Estupendo. — susurró sentándose en su silla, pero se volvió a

levantar—Necesitouncafé.—Cariño,estatardevamosaLandor.—¿Estatarde?¿Paraqué?—Necesitamos suministros. Ahora somos muchos y necesitamos

comida.—Oh, lo siento. ¿Te estamos dando mucho trabajo? Dime lo que

quieresquehagayteayudaré.Notecortes.Estoyacostumbradaatrabajar.Libisonrió—Nonecesitoayuda.Hellevadoestacasacomounreloj

duranteañosyasíseguirásiendo.Peroloquesínecesitoescomida.—Vale,estatardevamosalsupermercado.Enesemomentosonóelteléfonodelacasayellacorrióadescolgar

porsieraKeith—¿RanchoMartin?—¿Ivonne?¿Ivonneerestú?Selecortóelalientoalescucharlavozdesumadre—¿Mamá?—Quéaliviooírtuvoz.¿Estásbien?Nohabíahabladoconelladesdequehabíandiscutidoenlacocinade

su casa y no sabía qué decirle—Hija, háblame.— sumadre se echó allorar—Séquehicimosmuchascosasmal,peronosqueríamos…

—¿Dóndeestámidinerodelauniversidad?Sumadreseechóallorarmásfuerte—Lonecesitábamos.Jamesno

podía realizarmuchos trabajosporqueno teníaelmaterialy…losiento,hija.

SintióqueelmundoselecaeríaencimaencualquiermomentoyLibilamiróconpenaalversusojoscuajadosenlágrimas,porqueellanuncapodríaperjudicaraunhijodeesamanera,peronopodíadecirquenolahabíanquerido.Quizás lahabíanqueridodemasiadoyaqueerasuúnicahija.Ahorayanosepodíahacernada,peroseguíasintiéndolomuchísimoporsupadre—Losiento,mamá.Perotienesquedarmetiempo.

—Loentiendo.Estoesloquehetemidosiempre,porquesabíaquealfinalteenteraríasdetodo.Peronuncahemosqueridohacertedaño.

—Sí, ya lo he entendido.Hicisteis lo que creías que eramejor pornosotroscomofamilia.Peroesquemifamiliaeramuchomásgrande.

Sumadre llorabadesconsoladay James sepusoal teléfono—Hija,¿estásahí?

—Sí,papá.—respondióintentandonollorar.

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Libiseechóallorarysemetióenlacocina.—Losiento,hija.Siemprehequeridocontártelo,peronotuvevalory

nunca hubiera pensado que tu padre se iría tan joven. Lo sientomucho.Hemoshechotantascosasmal…losientomuchísimo.

—¿Mereciólapena?—preguntósinpoderevitarlo.—Sí.Porellahubierahechocualquiercosa.Loquefuera.Yespero

quealgúndíaencuentresaalguienquetequieradelamismamaneraqueyoquieroatumadre.

AIvonneselecortóelalientoytragósalivaantesdedecir—Tengoquedejarte.

—Hija,esperoquealgúndíapuedasperdonarnos.—Darmetiempo,porfavor.—yanopudoretenerelllanto—Nome

agobiéisporquesiqueréisqueosdigaenestemomentoquetodovabien,noesasí.Loúnicoquesemevienealacabezasonesasnotastanfríasquele enviabais ami padre y que recibíais su dinero,mintiéndome durantetodamivida.Asíquenomepresionéisydejarmeiramiritmo.

—Está bien. Pero no olvides que te queremos y que eres lo másimportantedenuestravida.

—Nomientas,papá.Lomásimportantedetuvidaestumujer.—dijollorandoantesdecolgar.

Libi salióde la cocina limpiándose las lágrimas conunpaño—Losiento.

—¿Porqué?—Porqueenestaguerratúestabasenmedio.DebídecirleaJohnque

lucharaporti.Debíinsistirleparaquefueraaverteporqueeralocorrecto.—¿Porquénofueaverme?—Estabaconvencidodequesabíasqueexistíayquenoqueríasverle,

envenenada por lo que decían tus padres de él. Pero también estabaconvencidoquealgúndíavendrías.Cuandoestuvieraspreparada.

—Oh,Diosmío.—seapretóelvientredoblándoseyLibiseasustócogiéndoladelacintura,ayudándolaallegaralasilladelacocina.

—¿Teencuentrasmal?¿Llamoaldoctor?—Estoy bien. Sólo que esas palabras me han impresionado. Que

pensara eso de mí cuando no tenía ni idea de que existía, me haimpresionado.

—Élestaríamuyorgullosodeti,¿sabes?—¿Porqué?—preguntómirándolaalosojos.

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—Porproteger su rancho comoél haría.Porhacer loposibleparaque sobrevivamos. Que protegieras su legado le emocionaría mucho yquelohagasjuntoaKeithmástodavía.

—Gracias.— ¿Por qué, cielo?— preguntó limpiándole las lágrimas como si

fueraunaniña.—Por decirme eso.Aunque no lo creas,me sientomejor sabiendo

queélpensaríaqueeslocorrecto.Libi sonrió—Ahora vas a desayunar que sino Keith me echará la

bronca.—Tequierecomoaunamadre.Noteregañaríanunca.Libisonrió—Ciertoysilohiciera,ledaríaunacolleja.Ivonne se echó a reír relajándose visiblemente yLibi la besó en la

mejillaantesdelevantarse—Ytevoyahacerhuevosconbeicon.—¿Deverdad?¡DateprisaantesdequellegueKeith!

Marcos,queyaseencontrabamuchomejor,lasacompañóaLandorhablandodelacharlaquehabíatenidoconélsuposiblefuturosuegro.

—De verdad, el ancianito damiedo cuando temira fijamente a losojos.Poneunacaradepsicópataquetehacetemblarhastaeltuétano.

Ivonne se echó a reír a carcajadas mientras Libi hacía lo mismoconduciendolacamionetahaciaLandor.

— ¡Y cuando me dijo que era capaz de matar una liebre a cienmetros, pensé que me caía redondo allí mismo! —las carcajadas lahicieron llorarpor sucaradehorror—Mira, sabesquenome intimidopor nada, pero te juro que por poco me cago encima cuando sacó uncuchillodelabota,diciendoquetambiénpodíadespellejarlaliebredeunsolotajo.MeimaginabaqueyoeralaliebreyesehombrecillomeseguíacorriendoconelcuchilloenlamanoportodaAustralia.

—PorDios, para.—dijoLibi riéndose amásnopoder— ¡AsínollegaremosaLandor!

—Enserio,nomeextrañaqueAnnenotenganovioporqueesetíotelosponeporcorbata.

—Puesamímepareciómuyagradable.—¡Yunaleche!Tieneunavenapsicópata,telodigoyo.—Estáacostumbradoaque sehagan lascosasa sumanera.—dijo

Libidivertida—Rodeadodevaqueros,hatenidoquetenermuymalaleche

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paraquenoletomaranportonto.—Sí, supongo que sí.—dijoMarcosmirando a su alrededor—No

meacostumbroaverconducirporelladocontrario.Tendréquepracticar.Novayaaserquemedespisteyacabeenelotrocarril.

—Voyasacarmeelcarnet.—dijoellamirandohaciaatrásdondesuamigosonreíasatisfecho—¿Aquetesorprende?

—Despuésdetodoloqueteheenseñado,yaerahora.—NoséloquediríaKeithdeeso.—dijoLibidivertidaentrandoen

laciudad—Yahemosllegado.Pasaronunsupermercado,peroIvonnesupusoqueaLibilegustaba

iraotro.Cuandosedetuvoanteunaiglesiadijo—¿Vamosamisa?—Tengo que confesarme. No os importa, ¿verdad? Serán unos

minutosypodéisverlaiglesiaqueesmuybonita.—Claro.Nosotrosíbamostodoslosdomingos.—dijobajandodela

camioneta. Marcos la siguió apoyándose en su hombro y subieron losescalones. Ivonne se miró discretamente el vestido rosa que Libi habíainsistidoquesepusiera.Ahoraentendíalarazón.Noqueríaquefueraalaiglesiaenvaqueros.

Entraron en la Iglesia yMarian apareció a su lado sobresaltándola,dándoleunramoderosasblancas.

—¿Quéhacesaquí?¿Tambiénvasaconfesarte?MarianleguiñóunojomientrasMarcoslacogíadelbrazo.Cuando

empezóasonarlamarchanupcialabriólosojoscomoplatosmirandoasuamigoyseabriólapuertaquedabaaccesoalaIglesiaqueestaballenade flores y velas encendidas. Todo estaba precioso. Al final del pasilloestabaKeithvestidoconuntrajegrisyunacamisablancaconcorbataazulcobalto,mirándolaconunasonrisaenloslabios.Nuncalehabíavistotanguapo.

—Ydecíaquenoeraromántico.—susurrómirándoloconamor.—Lleva toda la noche organizándolo. —dijo Libi emocionada

pasandoanteellaparacolocarseensupuestodemadrinadelaboda.Elcuraesperabaenelaltaryvariaspersonasestabansentadasenlos

bancos.Noconocíaacasininguno.ExceptoaCharlesyaldoctor.Inclusoestaba Anne al lado de su padre. También estaban las personas de lacafeteríayLukevestidodetraje.

Caminó al lado de Marcos sonriendo tímidamente y él sacerdotepreguntó—¿Quiénentregaalanovia?

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—Yo la entrego.— la besó en lamejilla antes de darle sumano aKeith que se la apretó suavemente. Estaba nervioso y ella sonrióemocionadamirandosusojosnegrosporquesabíaqueestabahaciendolocorrecto.

Sevolvieronalsacerdotequesonriódiciendo—Queridoshermanos,estamos aquí reunidos para unir a este hombre y esta mujer en elsacramento del matrimonio. Debo decir que me sorprendió un pococuandoKeithmepidióqueoficiaralabodaconlahijadeJohn.—miróaIvonne a los ojos—Nadame ha alegradomás que saber que Ivonne sehabíaenamoradodeélyqueríacompartirsuvida.

Ellamiró aKeith sonriendo y élmuy nervioso apretó sumano—Ivonne…—ellamiróalsacerdote—Keithquieredecirteunaspalabras.

MiróaKeithqueforzóunasonrisa,peroalmirarsusojossecalmóun poco antes de decir—Nunca imaginé que alguien podía enamorarseconunamirada.Peroesomepasóamícuandochocaste conmigoen lapuertade la cafetería. Inclusopasóantesde reconocertey cuandomedicuenta de quién eras quise odiarte. — Ivonne sonrió emocionadaentendiéndole perfectamente— Es difícil no quererte y más aún cuandotodoentimeatrae.Medijequemecasaríacontigoporelrancho,peromedicuentaqueloquequeríaeraquemeamarasymeechéatrásencuantopude.Tequierotantoqueestabadispuestoadejarteiraunquemedoliera,siconelloerasfeliz.Perovolvisteasorprendermemientrastedecíaqueregresarasacasaymeconfesastequemeamabas.Medijistequeharíasloquefueraparaquetequisierayyateníastodomiamor,cielo.

—Serémuyfelizatuladoporqueteamo.—dijoemocionadaporqueesoeraelverdaderoamor—Túmehacesfeliz.

Éllaabrazóconfuerza—Nena,tequiero.Tejuroquenotefallaré.—Sólo tienesquedecirmequemeamarásporencimade todoyyo

harélomismo.—Porencimadetodo.—labesósuavementeenloslabiosysevolvió

haciaelsacerdotequelosobservabaemocionado.

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Epílogo

Ivonnemiraba a su hijo que estaba despierto en la cuna levantandolospiesylasmanos,intentandollegarhastaelavióndeplásticoqueteníacolgado sobre él. Las manos de su marido la cogieron por la cinturaabrazándola y diciéndole al oído— Tienes que dormir. Sino mañanaestarásagotada.Johnsedormiráenseguida.

—Sí. — se volvió mirando de reojo la cuna de su hermana quedormíaplácidamente—Sondosangelitos,¿verdad?

—Separecenatientodo.—labesóenlasienyencuantosalierondelcuartodelosniñoslacogióenbrazos—Noseparecenamí.Mipadredecíaqueberreabatodoeltiempo.

—Melocreo.—dijoriéndose—TodavíamepitanlosoídosporlosgritosquelehasmetidoaCarltonporlodeltoro.

—Nena,hemosinvertidomuchísimodineroenesetoro.Sisehubierarotounapataeneltraslado,noquieronipensarencómonosperjudicaría.

—Todovabien.—leabrazóporelcuellopreocupada—Noquieroque te estreses tanto.Trabajasmuchoynoquieroque tepasenada. ¿Meprometesquetendráscuidado?Tienesunamujerytreshijosquecuidar.

—Nena,erestúlaqueestásagotada.—dijodivertido—Tenemosdos,doshijosquecuidar.

—No.Yonomeequivoco.Nomeequivoquéalpedirtematrimonioynomeequivocoahora.

Keithlamirósorprendidoantesdeecharseareír—¿Otro?—Esperemosquenoseandosdegolpeotravez.—Si son tan preciosos como esos, tendremos veinte. —la besó

suavementeenloslabios—¿Llamarásatumadre?—elladesviólamiradaysumaridoladejósobrelacama—Cielo,essuabuela.

—Simellevaraalosniños,¿cómotesentirías?Él se sentó su ladomirándolamuy serio—Me doleríamuchísimo.

Noquieroniimaginarloquesintiótupadre.

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—Entoncesahítieneslarespuesta.—seibaadarlavueltacuandolacogióporelhombrosuavemente.

—Miamor,perotambiénmehepuestoenelotrolado.—¿Quéquieresdecir?—Si te hubiera conocido cuando ya estabas casada y tú me

correspondieras no sé lo que haría. Si no quisieras a ese hombre ymeamarasamí,nohabríanadaqueseinterpusieraentrenosotros.—losojosdeIvonnese llenarondelágrimas—Estoydeacuerdoquenoteníanquehaberte mentido y alejarte de tu padre, pero se alejaron todo lo quepudieronycreyeronqueera lomejorparavosotros.Fueunerror,peroJohn tambiénseequivocóalno lucharpor ti.—Keith suspiró—Nosé.Despuésdetodoloquehapasado,esmuyfácilopinar.

—Nosésipodréperdonarles.—¿Tedascuentaqueestásprivandoatushijosdesusabuelos?¿De

losúnicosquetienen?MiróasombradaaKeithyseechóalloraraldarsecuentaquetenía

razón.Ellahabíahecholomismoconellos.Sumaridolaabrazó—Nena,nollores.—Nomehabíadadocuenta,lojuro.Pensabaenmíypapá…—Lo sé. — le acarició la espalda— Tranquila. Todavía son muy

pequeñosynolohannotado.—¡Peroellossí!Keithhizounamueca—Llámalos, nena.Yquevengan a conocer a

susnietos.—Tequiero.¿Quéharíasinti?—Notendrásqueaveriguarlo,miamor.Notendrásqueaveriguarlo.

FIN

SophieSaintRoseesunaprolíficaescritoraquetieneentresuséxitos“Planesdeboda”o“Vilox”.Próximamentepublicará“Madredementira”y“Sólomía”

SiquieresconocertodassusobraspublicadasenformatoKindlesólo

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