psicoterapia-generativa-octubre-2013
DESCRIPTION
Este artículo propone una mirada novedosa a la práctica dialógica en el contexto de la psicoterapia generativa. En el mismo, esbozamos los rasgos de una práctica terapéutica cuyas bases teóricas provienen del construccionismo relacional y que se destaca por su carácter generativo, la acción conjunta, la innovación y el reconocimiento de que los saberes de los y las consultantes representan un recurso valioso en la psicoterapia. Representa un modo de hacer psicoterapia que hace uso de múltiples recursos relacionales que se derivan de las artes plásticas, escénicas y literarias y de diferentes tradiciones psicoterapéuticas posmodernas y generativas. Estos recursos, forman parte de un proceso dialógico que crea las condiciones para que las personas puedan re-imaginar su vida, gestar futuros alternos, enfrentar desafíos y solucionar los problemas que les aquejan. Con el fin de ilustrar los principios y los recursos dialógicos que utilizamos, e invitar al lector o lectora a reflexionar sobre las posibilidades imaginativas y generativas de nuestro acercamiento, terminamos el artículo con un ejemplo de nuestro trabajo clínico.TRANSCRIPT
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Hacia una psicoterapia dialgica, dramtica y generativa
Edgardo Morales Arandes - Ed.D1, Paloma Torres Dvila - Ph.D (c),2
Solymar Sols Bez - Ph.D (c)3
Universidad de Puerto Rico, Recinto de Ro Piedras
1 Edgardo Morales, Ed.D. Profesor Asociado Departamento de Psicologa Universidad de Puerto Rico, Recinto de Ro Piedras. 2 Paloma Torres Dvila, candidata al grado doctoral en psicologa clnica Departamento de Psicologa Universidad de
Puerto Rico, Recinto de Ro Piedras. 3 Solymar Slis Baz candidata al grado doctoral en psicologa clnica Departamento de Psicologa Universidad de
Puerto Rico, Recinto de Ro Piedras
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Resumen
Este artculo propone una mirada novedosa a la prctica dialgica en el
contexto de la psicoterapia generativa. En el mismo, esbozamos los rasgos de una
prctica teraputica cuyas bases tericas provienen del construccionismo relacional y
que se destaca por su carcter generativo, la accin conjunta, la innovacin y el
reconocimiento de que los saberes de los y las consultantes representan un recurso
valioso en la psicoterapia. Representa un modo de hacer psicoterapia que hace uso de
mltiples recursos relacionales que se derivan de las artes plsticas, escnicas y
literarias y de diferentes tradiciones psicoteraputicas posmodernas y generativas.
Estos recursos, forman parte de un proceso dialgico que crea las condiciones para que
las personas puedan re-imaginar su vida, gestar futuros alternos, enfrentar desafos y
solucionar los problemas que les aquejan. Con el fin de ilustrar los principios y los
recursos dialgicos que utilizamos, e invitar al lector o lectora a reflexionar sobre las
posibilidades imaginativas y generativas de nuestro acercamiento, terminamos el
artculo con un ejemplo de nuestro trabajo clnico.
Abstract
This article presents a novel look at dialogic practice in the context of
psychotherapy. In it, we outline the central characteristics of a therapeutic practice
which is based on relational constructionism and distinguishes itself for its generative
qualities, joint action, innovation and the understanding that the knowledge and
capabilities of consultees are valuable resources in psychotherapy. Its a
psychotherapeutic approach that uses relational resources that emerge from the
performing and the plastic arts, literature and different postmodern and generative
psychotherapies. These resources, form part of a dialogic process that create the
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conditions that allow our consultees to reimagine their lives, create alternative futures,
meet life challenges and solve problems. In order to illustrate the principles and the
dialogic resources that we use, as well as invite readers to reflect on the imaginative
and generative possibilities of our approach, we include in the article a case that serves
as an example of our therapeutic work.
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Introduccin
Durante los ltimos diez aos, hemos desarrollado en Puerto Rico un
acercamiento clnico que se fundamenta en la prctica dialgica y se destaca por sus
dimensiones dramticas y generativas. Sus bases tericas provienen del pensamiento
posmoderno, particularmente de la propuesta de Gergen (2009) sobre el
construccionismo relacional. Tambin, ha sido influenciado por la psicoterapia
sistmica, la psicoterapia narrativa y centrada en soluciones, el trabajo de Milton
Erickson y la nueva hipnosis, y, por la propuesta de Self-Relations de Stephen
Gilligan (Nardone, 2006; Gilligan, 2004; Beyebach, 2006; White y Epston, 1990).
Adems, integra ideas y prcticas que provienen de la Terapia de Metas (Matlin, 1977),
una orientacin psicoteraputica puertorriquea, y otras disciplinas y tradiciones
culturales como lo son las artes literarias, plsticas y escnicas, las artes marciales y la
atencin plena que propone la meditacin budista.
Desde el Construccionismo Relacional, Gergen (2009) destaca el rol de los
procesos relacionales en la construccin de la realidad y la generacin del sentido.
Segn Gergen, construimos el mundo desde una mirada que emerge de nuestra
participacin en una red compleja de relaciones, procesos sociales, tradiciones y
comunidades. Supone que somos agentes activos en la construccin de una realidad
co-creada, cuyas posibilidades permanecen abiertas y que est sujeta a un proceso
contnuo de reconfiguracin, en donde nuestras relaciones con los dems juegan un
papel vital (Gergen, 2009).
Concebimos entonces, la psicoterapia como una prctica cultural
fundamentada en la relacin, que privilegia la conversacin y la co-construccin del
sentido. Esta opera como un teatro de posibilidades que tiene el potencial de gestar
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transformaciones significativas (Keeney y Kenney, 2013). Nuestro acercamiento
particular se fundamenta en la accin conjunta y se distingue por el nfasis que coloca
en la sensibilidad, la innovacin y en la creacin de escenarios sorprendentes. Atiende
adems, la singularidad de cada persona y cada encuentro, y reconoce la importancia
de utilizar los saberes de los y las consultantes como un recurso valioso en la
psicoterapia. Como proceso generativo, tiene como finalidad propiciar un dilogo que
lleve a la persona a cuestionar limitaciones, descubrir recursos, enriquecer relaciones,
disear futuros alternos, explorar posibilidades, y re-autorizar y re-significar aquellas
espacios de vida que ha problematizado (Fried Schnitman, 2008).
En el teatro de posibilidades que es la psicoterapia se gestan y se representan
historias de todo tipo. Asumimos que los relatos que nos cuentan y dramatizan
nuestros y nuestras consultantes no son historias descontextualizadas. No las
consideramos como datos objetivos, ni las tratamos como fichas autobiogrficas.
Reconocemos su carcter cogenerado y el modo en que estn afectadas por la forma
en que el imaginario social define lo que es la psicoterapia y por los discursos sociales
y familiares que le son afines. Reconocemos adems, que estas historias son co-
creadas por la manera en que conversamos y nos relacionamos con nuestros y nuestras
consultantes y por los modelos tericos que utilizamos como terapeutas para guiar y
significar nuestros intercambios.
Las historias que escuchamos en la psicoterapia estn tpicamente saturadas de
dificultades y problemas. Llamamos a la historia en que las personas se encuentran
entrampadas, la historia oficial. Esta, usualmente contiene descripciones
debilitantes, identidades problematizadas y una lgica inflexible y cerrada. Representa
tambin, perspectivas y formas de relacin que limitan las opciones de nuestros y
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nuestras consultantes para solucionar o atender satisfactoriamente los problemas o
desafos que enfrentan. En ella, pueden jugar un papel importante discursos sociales
y familiares que resaltan lo deficitario y lo incapacitante y/o lenguajes profesionales
que convierten en entidades psicopatolgicas a los problemas y dificultades que se
producen en y entre los seres humanos.
La historia oficial trasciende la narracin y la palabra hablada e incluye formas
particulares de dramatizar, interpretar, explicar y relacionarse. Se expresa
corporalmente a travs de los gestos, los ritmos y las tonalidades de la voz y la
emocin. Su puesta en escena depende de diversos recursos y formas de relacin que
operan como un tipo de sistema respiratorio social que contribuyen a su
sostenimiento. Estos recursos que denominamos como los recursos que sostienen el
problema, pueden incluir la audiencia que participa en la puesta en escena del relato
(terapeutas, autoridades, familiares, etc.) y los diferentes discursos, voces y
perspectivas que forman parte del mundo personal y social del consultante. Incluyen
tambin, las explicaciones, y la lgica que sustentan sus creencias y las soluciones que
han resultado infructuosas para aliviar su malestar.
Nuestra orientacin teraputica parte de una idea relativamente sencilla: la
historia oficial es solo una entre mltiples formas de narrar y dramatizar la vida y de
significar y relacionarse con situaciones que han sido problematizadas. Suponemos
tambin, que la identidad del consultante que aparece en la historia oficial es solo una
entre mltiples identidades posibles. El carcter co-construido de la historia oficial,
implica que esta puede ser deconstruda y reconstruida mediante el dilogo y la
relacin. Es por eso que en nuestro trabajo clnico, hacemos uso de un conjunto de
prcticas dialgicas y relacionales para debilitar y socavar las creencias y los recursos
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que sostienen la historia oficial, explorar posibilidades y futuros alternos y reposicionar
al consultante como autor o autora de su vida.
Nuestro acercamiento supone que las personas ni son su historia, ni estn
determinados por la misma. Asume, tambin, que estos y estas poseen conocimientos
importantes sobre su vida y que han vivido experiencias y practican modos de
relacionarse que se dan al margen y son contrarios a la lgica que propone la historia
oficial. Estas excepciones o logros nicos, sirven a su vez como recursos importantes
para socavar la hegemona de la historia oficial y generar opciones nuevas en el dilogo
psicoteraputico. (Anderson, 2007; White y Epston, 1990; Fried Schnitman, 2008)
Nuestro trabajo, tambin supone que los y las consultantes pueden escoger
aquellos asuntos en los que habremos de colaborar juntos y de determinar si el
propsito por el cual asistieron a la psicoterapia ha sido atendido. Trabajamos pues,
desde una postura que asume que interactuamos con seres humanos competentes que
no han abdicado su capacidad para elegir. Es en parte por esto, que establecemos
como gua y punto de partida en la psicoterapia, la elaboracin de un acuerdo que
estipule las bases y los alcances de nuestra colaboracin, las normas que habrn de
regir nuestro trabajo y el propsito o fin comn que habr de guiarnos.
En aras de fomentar la colaboracin y cumplir con el acuerdo que hemos
establecido, asumimos una postura relacional y dialgica que privilegia la curiosidad, el
humor, la sensibilidad al momento interactivo y el no saber. Este no saber tiene
varias implicaciones significativas. Implica, por ejemplo, que no ofrecemos
prescripciones, ni pretendemos tener un peritaje particular sobre como las personas
deben vivir su vida. Representa tambin, una forma de sensibilidad relacional que
atiende la expresin corporal y emocional del o la consultante sin un compromiso
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ideolgico con un esquema particular de interpretacin. Significa adems, un modo
de indagar y dialogar que no se fundamenta en el peritaje del experto y que reconoce
la imposibilidad de predecir con certeza el movimiento especfico en la relacin que
podra propiciar la apertura o el cambio. Es por esto que al conversar utilizamos como
principio el dejar que la respuesta del consultante gue nuestro proceder. Es decir,
suponemos que la forma en que responde la persona a nuestras acciones en la
psicoterapia es lo que determina si una prctica o movida relacional particular merece
ser continuada. En cuanto a esto, le damos una importancia singular a aquellos
momentos en donde se produce una apertura y/o cambios inesperados y generativos
en la psicoterapia. Estas instancias abren horizontes y posibilidades inditas en el
dilogo, por lo que operan como una especie de llave dialgica que confirman la
utilidad de una prctica o estrategia particular (Morales, 2009).
El carcter incierto de la relacin psicoteraputica subraya la importancia de la
improvisacin y la accin creativa y de que l o la terapeuta, pueda adaptar lo que hace
a los intereses y caractersticas de cada consultante y cada relacin. Para esto,
utilizamos mltiples recursos relacionales que provienen de las diferentes tradiciones
psicoteraputicas que informan nuestra prctica, as como de tradiciones que
provienen de otros dominios sociales, como lo son las artes literarias, las artes plsticas
y las artes escnicas. Entre estos recursos se destaca la capacidad de no ser uno solo
en la psicoterapia. Es decir, nuestro trabajo requiere que el o la terapeuta pueda a
representar diferentes papeles y cualidades en la relacin con sus consultantes.
Implica tambin, incorporar el humor y la exageracin en el dilogo teraputico, hacer
uso de mltiples voces y tonalidades, y adoptar la prctica de dramatizar y relatar
historias, y de utilizar metforas y analogas. Este juego dramtico solo est limitado
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por nuestras preferencias y capacidades relacionales, nuestra inventiva e imaginacin,
y el sentido o utilidad que puede tener una actuacin particular en el contexto de una
relacin psicoteraputica especfica.
Organizamos nuestro trabajo clnico en distintos espacios de conversacin, que
aunque persiguen propsitos diferentes, en su conjunto, tienen como fin co-generar
alternativas y soluciones a las dificultades, desafos y problemas que nuestros y
nuestras consultantes enfrentan en sus vidas. Estos espacios sintetizan las
caractersticas centrales de un proceso generativo ya que atienden la necesidad de
establecer relaciones matizadas por la confianza y la apertura, a la vez que se
incorporan y se utilizan las fortalezas, capacidades y talentos de los y las consultantes,
como recursos en el dilogo.
Entre estos espacios, se destaca por sus posibilidades generativas, las
conversaciones orientadas a generar una crisis de fe. Estas tienen como fin provocar
el que las personas cuestionen la lgica, las creencias y la razn de ser de las
actuaciones que sostienen la historia oficial. Utilizamos como materia prima para
provocar este cuestionamiento, relatos y formas de pensar y actuar que las personas
han excluidos de su historia oficial. Entre estos se encuentran experiencias que
resaltan competencias y talentos personales, as como recursos relacionales y
referentes biogrficos y culturales que benefician a la persona y que forman parte de
su trayectoria de vida y su mundo social. Ejemplo de esto, son personajes significativos
que han influido positivamente sobre la vida de la persona y personajes e imgenes de
la literatura, el cine, el teatro, la msica y la televisin.
Al acceder a estos recursos, solemos adoptar un estilo indirecto de
conversacin parecido al que se utiliza en las tradiciones de la nueva hipnosis
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(Nardone, 2006). Contrasta este modo de conversar con los modos de intervencin de
orientaciones teraputicas como la Psicoterapia de la Narrativa y la Psicoterapia
Orientada hacia las Soluciones. En stas, se le suele preguntar directamente al
consultante, por ejemplos especficos de excepciones al problema o por logros
nicos (De Shazer, 1994, Freeman, y Lobovits, 1993). Aunque en ocasiones
recurrimos a este modo directo de acceder a historias alternas, preferimos descubrirlas
explorando los distintos espacios vida de nuestros y nuestras consultantes.
Preguntamos por ejemplo, por sus intereses, por las actividades en las que participan y
por detalles de su vida cotidiana que a primera vista pueden estar desligados de la
situacin que les preocupa o no se les identifica como recurso. Este estilo indirecto y
amigable de conversar abona a la relacin, ya que demuestra un inters genuino por
conocer ms profundamente la experiencia y vivencias de la persona. Adems, nos
sirve para posicionar la informacin obtenida en el dilogo de forma inusual y
sorprendente, lo que ayuda a alterar la perspectiva de los consultantes.
Le acompaan a esta prctica dialgica, otras formas de conversar que pueden
servir para generar una crisis de fe y para abrir espacios en el dilogo que sean capaces
de generar y posibilitar futuros alternos. Entre stas se encuentran, la reformulacin,
la escucha literal, el cambio de la audiencia que responde al problema, la paradoja, la
hiprbole y el humor, el uso de la metfora, el cuestionamiento de la lgica del
consultante y el uso de prcticas asociadas a las artes escnicas, la literatura y las artes
plsticas.
Socavar la hegemona de la historia oficial y la puesta en escena de las
conductas e interacciones que esta implica, es una tarea compartida entre terapeuta y
consultante. Es un esfuerzo y un proceso que no suele ser lineal, ni producto de una
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sola conversacin. Conlleva la celebracin de varios encuentros que se destacan por
su postura irreverente, su carcter generativo, y por la disposicin de las personas a
reconsiderar y a resignificar aquellas situaciones en donde se haban sentido
entrampados.
La seales de una una historia oficial en crisis suelen ser evidentes. Por
ejemplo, comenzamos a escuchar frases tales como no lo haba visto de esa manera
o no se me haba ocurrido que esto fuese posible. La apariencia fsica de nuestros y
nuestras consultantes empieza a cambiar. Lneas de tensin desaparecen de su rostro
a la vez que descubren que pueden rerse genuinamente sobre aquello que antes les
preocupaba.
Acompaan a la crisis de la historia oficial, nuevos rumbos en el dilogo
teraputico que se destacan por la forma en que las personas resaltan y afirman sus
capacidades y ensayan modos alternos de responder a demandas institucionales o a
desafos y problemas personales o familiares. En fin, interrumpir, socavar y escapar
del efecto hipntico y opresivo de la historia oficial, permite recobrar la capacidad y la
fe de que es posible re-autorizar una historia diferente y adoptar un modo de vivir y
pensar sobre la vida y sus desafos que se destaca por su carcter abierto y generativo.
En la prxima seccin de este trabajo, ilustraremos a travs de un relato, la
puesta en escena de nuestro trabajo clnico. Este evidencia en parte, las
caractersticas a las que hemos hecho referencia y ofrecen un atisbo de las
posibilidades imaginativas que implica nuestro acercamiento.
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Rosa Salvaje4
Rosa era una mujer de cincuenta aos que fue referida por un programa
gubernamental de rehabilitacin vocacional para recibir servicios de psicoterapia. El
referido sealaba que la mujer era retardada mental y que tena dificultades
verbalizando sus problemas o necesidades. Adems, indicaba que estaba
desempleada y tena a su cargo una hija que padeca de hiperlexia cerebral. El
programa haba solicitado que se le hiciese una evaluacin psicolgica para determinar
si sta posea las capacidades intelectuales para aprovecharse de un programa de
adiestramiento vocacional y que se le ofreciera psicoterapia para que sta aprendiese a
vivir con su incapacidad.
En nuestro encuentro inicial, Rosa, dramatiz varas de las caractersticas que
aparecan en la historia oficial segn haba sido descrita por el referido. Al hacerle
preguntas sobre la razn de su visita, empez a gesticular rpidamente con sus manos
pero tuvo dificultades para contestar la pregunta. Me indic no se que decir, me
encuentro atorada. Los esfuerzos para sostener una conversacin profesional
resultaron infructuosos. Al darme cuenta de esto, cambi mi acercamiento y empec a
conversar con ella como si furamos dos personas en una sala de espera.
Comenzamos hablar sobre el clima, el lugar donde viva y sobre su vida en general. Fue
entonces, que el tono de la conversacin cambi y pude escuchar la historia de Rosa.
Rosa me habl sobre su vecindario, me describi la enfermedad de su hija y su
experiencia como retardada mental, condicin que se le haba diagnosticado de nia
4 Una versin en ingls de este caso fue publicado en Morales-Arandes, E. (2010) Therapeutic
Heresies: A relational-constructionist approach to psychotherapy. Human Systems: The Journal of Therapy, Consultation & Training, 21(3), 420-443.
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y de la cual estaba convencida que padeca. En cuanto a esto me dijo que la gente le
deca que no poda hacer cosas porque era estpida e incapaz y que tema hablar en
frente de otros por temor a que se burlaran de ella. Adems, dijo sentirse sola y
temerosa de ser evaluada porque anticipaba que los resultados de la prueba indicaran
que era incapaz de trabajar.
Mientras conversamos, fui descubriendo experiencias de vida que no aparecan
en su historia oficial. Por ejemplo, Rosa me indic que haba completado su educacin
secundaria y haba obtenido un diploma y que tambin, haba asumido la
responsabilidad de cuidar una hija con una condicin mdica muy seria. Adems,
descubr que Rosa tena un talento para la jardinera, actividad que llevaba a cabo
diariamente, particularmente cuando se senta abrumada o sola. Not que cuidar a su
hija y la jardinera eran actividades en donde se desenvolva capazmente y que en el
caso de la ltima, operaba como una experta.
Al conversar con mi supervisor sobre lo que haba descubierto en mi primera
sesin con Rosa, este me sugiri alterar la identidad que haba asumido y explorar un
modo alterno de relacin en cuanto al tema de la jardinera, colocndola a ella como
perito y ubicndome yo como ignorante. Esta posicin no requera un gran ejercicio
dramtico de mi parte, ya que en aquellos momentos, en mi hogar no sobreviva nada
verde. Pensamos tambin, que en el contexto de la psicoterapia su relacin con las
plantas podra operar como una metfora viviente de su relacin consigo misma y con
su vida y que por lo tanto, podra servir como un recurso conversacional para la
transformacin.
En mi prxima conversacin con Rosa le indiqu que tena inters en aprender
de jardinera y le describ la suerte desafortunada de las plantas que haba intentado
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cultivar en mi hogar. Le expliqu que desconoca la cantidad de agua que una planta
requera o si esta debera estar dentro o fuera de la casa. Rosa me contest que las
plantas tenan su propio lenguaje y que tenan mltiples formas de indicarnos lo que
necesitaban. Los cambios de color, por ejemplo, significaban que necesitaban ms o
menos agua, la textura y la composicin de las hojas te decan si deberan estar
dentro o fuera del hogar. Segn Rosa, todo esto se poda aprender a travs de la
experiencia y si uno le prestaba atencin a las plantas. Al hablarme sobre este tema
not que era muy articulada y conversaba cmodamente. No haban pausas y
dificultades cuando hablaba en este lenguaje!
Al dialogar con mi nueva mentora, descubr que a travs del uso de metforas
propias de la jardinera ella poda hablar articuladamente sobre lo que senta, sobre sus
dificultades y sobre las diversas experiencias que enfrentaba en su vida cotidiana. Por
ejemplo, al hablar sobre la falta de un orden en su vida, se comparaba con una yerba
mala que crece desordenadamente en el patio de su casa y que aunque uno la corta
sigue creciendo por todas partes. Sin embargo, tambin indicaba, que como portavoz
de su hija, al igual que la yerba mala, ella se meta donde fuese necesario para
defenderla. Al referirse a su hija la describa como una orqudea, muy bella pero muy
frgil. Al describir como crea que otras personas la perciban indic que la vean
como un clavel barato pero que ella se consideraba como una rosa salvaje porque
era bella, una vez uno poda sobreponerse a las espinas.
Hablar sobre el lenguaje secreto de las plantas nos permiti contrastar su
forma de relacionarse con stas, con su nerviosismo e inseguridad al comunicarse con
otras personas. Al explorar los modos en que poda descubrir lo que cada planta
necesitaba y lo que le funcionaba en su relacin con cada una de ellas, pudimos
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examinar la forma en que poda utilizar esas habilidades al hablar y relacionarse con
otros seres humanos.
La experiencia de relacionarse como una experta en una relacin con una
profesional produjo un sentido de confianza y de afirmacin propia que le hizo
cuestionar su retardo mental y la llev a concluir que era capaz de hacer cosas.
Comenzamos entonces, a conversar sobre aquellos momentos en su vida que haba
demostrado talentos y capacidades que la distinguan. Rosa habl sobre su logro al
graduarse de la escuela superior, la diversidad de flores que haba cultivado en el
jardn de su casa, la forma en que haba criado, cuidado y protegido a su hija y el
esfuerzo que haba hecho para evitar que sta fuese institucionalizada. Estas
conversaciones llevaron a Rosa a concluir que al igual que otros seres humanos, ella
tena fortalezas y debilidades y la hicieron cuestionar la idea de que era una persona
incapaz, estpida y retardada.
Este cambio de perspectiva gener posibilidades para su futuro desarrollo que
no haban sido anticipadas. Por ejemplo, co-generamos un plan que se aprovechara
de sus fortalezas, le servira para participar en nuevas actividades y situaciones
sociales, y la preparara para un empleo en la jardinera. Fue durante el proceso de
implantacin de este plan que termin nuestra relacin en terapia. Unos meses ms
tarde, recib una llamada de su consejero vocacional indicndome que Rosa haba
terminado un programa que la haba certificado para emplearse en la jardinera. El
consejero dijo estar sorprendido que esta mujer que haba padecido de tantas
dificultades ahora luca diferente y transformada. Me indic que en sus
conversaciones con esta nueva mujer ella le recordaba que en cuanto a su inters
por las flores posea un talento y pasin por algo que pocos dominaban.
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Conclusin
Este relato ilustra las posibilidades de realizar un trabajo clnico que se
fundamenta en un dilogo generador de posibilidades. A travs del mismo, se ilustran
procesos conversacionales que co-generan la apertura y un espacio social novedoso e
innovador que sirve para deconstruir identidades y roles tpicos y estereotipados. En
este espacio se adoptan formas nuevas de hablar y conversar que privilegian la accin
conjunta y la conexin entre las personas. Facilita adems, el que se recuperen o se
resignifiquen recursos que haban sido invisibilizados por la lgica cerrada de la historia
oficial. Este espacio generativo tiene el potencial de propiciar un cuestionamiento
profundo de ideas y discursos limitantes y opresivos que haban dominado a la persona
o a la familia. Esto a su vez permite la cogeneracin de un conjunto de alternativas
inditas que operan para abrir nuevos caminos, y producir cambios significativos en la
identidad y el campo de accin de las personas.
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Referencias
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ways to go on en H. Anderson & D. Gehart (Eds.), Collaborative therapy (pp. 7-19).
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Suzuki, S. (1973) Zen mind, beginners mind. New York: Weatherhill
White, M. y Epston, D. (1990). Narrative means to therapeutic ends. New York, NY:
Norton.
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Anexo 1. Comentarios de los compaeros del diplomado sobre el trabajo de Edgardo,
Paloma y Solymar
Comentarios del grupo de Paran - Virginia Bravo e Ibar A. Martnez Melella
Nos result interesante la integracin entre las diferentes miradas
construccionistas con elementos de otras tradiciones como las artes marciales y la
meditacin budista. La lectura del texto nos hizo acordar del concepto de ecologa de
historias de Sluzki y el de improvisacin de Keeney. Consideramos clave cuestionar
los estereotipos acerca de lo que los terapeutas deben ser como se propone en este
artculo. De otra forma, se limita o se encorseta rgidamente la improvisacin
teraputica. En el caso Rosa Salvaje, se materializa esta forma de improvisar, de crear
otras formas de ser terapeuta. Result positivo para el despliegue de la historia que la
terapeuta no converse como terapeuta sino como alguien en la sala de espera.
Despus de la lectura del caso, es posible realizar la siguiente puntuacin:
primero la terapeuta hace un movimiento, corrindose de su rol profesional, para
ubicarse como alguien que conversa en la sala de espera y luego, va emergiendo una
gran variedad de metforas que utilizan la riqueza del reino vegetal para re definir y
ampliar la identidad de Rosa. Dicho de otra forma, pudimos ver emerger en la
conversacin nuevas identidades en ambas partes de la dada, lo cual nos pareci
maravilloso.
Muchas gracias por compartir su trabajo!!!
Comentario de Dora Fried Schnitman (Argentina):
El artculo ofrece recursos novedosos. El poder transformativo
de reconsiderar el tipo de conversacin como contexto que bloquea o facilita es un
excelente recurso transformativo. Tambin la deconstruccin y el cuestionamiento de
la historia oficial a travs de la creacin de un nuevo escenario y ecologa social que
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cuestiona los parmetros bsicos de la organizacin de dicha historia tambin tiene un
enorme poder transformativo. La creacin de escenas y escenarios que ponen en juego
emocionalidades diversas (tiernos o dramticos) disrumpe la lgica de construccin de
la historia oficial. Son participaciones que requieren un terapeuta muy activo,
dispuesto a incluirse en la construccin de escenas, participar y a iniciar
transformaciones, altamente innovador e involucrado. Me parece muy interesante el
ejemplo como un perfecto modelo de proceso generativo en la terapia.
Anexo 2. Reflexin de Edgardo Morales y Paloma Torres Dvila acerca de nuestra
experiencia de aprendizaje en el Diplomado:
Nuestra participacin en el diplomado enriqueci e hizo aportaciones
significativas a nuestro trabajo. Por un lado, formar parte de una comunidad de
aprendizaje y de un espacio social caracterizado por la inclusin y la colaboracin
provey un sentido de pertenencia y un lugar para aprender y pensar en voz alta. En
nuestras sesiones de grupo hubo una marcada preferencia por lo emergente y por la
apertura a las mltiples voces y perspectivas que conformaban nuestra comunidad. En
estas, se propici la reflexin conjunta y se resalt el papel central del dilogo y sus
posibilidades productivas y generativas. Esto, nos permiti examinar con curiosidad y
con una postura inquisitiva las conexiones entre las iniciativas presentadas y sus
implicaciones sobre nuestra propia prctica.
Por otro lado, conocer las mltiples formas en que se aplica la prctica
dialgica en distintos escenarios sociales, localidades y lugares geogrficos, nos
estimul a pensar en sus posibilidades transformativas. Nos invit adems, a
examinar y repensar nuestra prctica y la forma en que la conceptualizamos y la
llevamos a cabo. Nos dimos cuenta de los diversos modos en que nuestro trabajo se
vinculaba y se asemejaba al trabajo de otros. Vimos particularmente, como la prctica
dialgica se entreteja con nuestro acercamiento en la psicoterapia. Vimos sus
sutilezas, el modo en que puede integrar saberes y prcticas de diversas tradiciones y
saberes culturales, y su capacidad para generar escenarios verdaderamente
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transformadores. Esta experiencia, tambin aport nuevos lenguajes para entender y
hablar sobre lo que hacemos. Nos ayud por ejemplo, a reconocer y darle un mayor
nfasis a las implicaciones generativas de nuestra prctica psicoteraputica.
Finalmente, el artculo y la colaboracin en triadas, gener un espacio de
reflexin e integracin. Revisitamos nuestra presentacin, aprendimos de las
aportaciones de otros, integramos en el texto nuevos entendidos que no haban
formado parte de nuestro trabajo original e hicimos una alteracin al ttulo para
resaltar la dimensin generativa de nuestro acercamiento a la psicoterapia. Nos dio
tambin, la oportunidad de contribuir al trabajo de nuestros compaeros y
compaeras de trada, de afirmar nuestros vnculos y explorar nuevas oportunidades
en el dilogo generativo.