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Próximas Festividades Litúrgicas 27 de Noviembre – Inicio del Año de Gracia 2017- Primer domingo de Adviento (Año A, ciclo impar) 8 de Diciembre – Solemnidad de la Inmaculada Concepción – Día de precepto 12 de Diciembre – Fiesta de Nuestra Señora de Guadalupe 25 de Diciembre- Solemnidad de la Natividad del Señor 30 de Diciembre – Fiesta de la Sagrada Familia A partir de este día es obligatorio el uso del Nuevo Rito para la celebración del Sacramento del Matrimonio. Esta edición de OREMUS está dedicada al Ritual para la celebración del Sacramento del Matrimonio. Este año, una nueva edición de este ritual fue aprobada en inglés para el uso en los Estados Unidos. La version en Español fue aprobada desde el año 2010, pero parece que aún muchos agentes de pas- toral no están familizados con ella. Por lo tanto, este momento de gracia nos da la oportunidad de promover el uso correcto del único rito litúrgico aprobado para nuestras parroquias. Ningún sacerdote o diácono debería utilizar libros litúrgicos de otros países para la celebración del matrimonio, ya que solamente el ritual aprobado para los Estados Unidos es lícito. Pero más allá de la perspectiva del Derecho Canónico, es el maravilloso vínculo que este Sacramento realiza, lo que nos inspira hoy. El Papa Francisco hace eco de la teología que encontramos en la In- troducción (Praenotanda) del Rito, en su Exhortación Amoris Laetitia (La alegría del Amor): “...es importante iluminar a los novios para vivir con mucha hondura la celebración litúrgica, ayudán- doles a percibir y vivir el sentido de cada gesto. Recordemos que un compromiso tan grande como el que expresa el consentimiento matrimonial, y la unión de los cuerpos que consuma el matrimonio, cuando se trata de dos bautizados, sólo pueden interpretarse como signos del amor del Hijo de Dios hecho carne y unido con su Iglesia en alianza de amor. En los bautizados, las palabras y los gestos se convierten en un lenguaje elocuente de la fe. El cuerpo, con los significados que Dios ha querido infundirle al crearlo «se convierte en el lenguaje de los ministros del sacramento, conscientes de que en el pacto conyugal se manifiesta y se realiza el misterio” (Amoris Laetitia, 213)

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Próximas Festividades Litúrgicas

27 de Noviembre – Inicio del Año de Gracia 2017- Primer domingo de Adviento (Año A, ciclo impar) 8 de Diciembre – Solemnidad de la Inmaculada Concepción – Día de precepto 12 de Diciembre – Fiesta de Nuestra Señora de Guadalupe 25 de Diciembre- Solemnidad de la Natividad del Señor 30 de Diciembre – Fiesta de la Sagrada Familia A partir de este día es obligatorio el uso del Nuevo Rito para la celebración del Sacramento del Matrimonio.

Esta edición de OREMUS está dedicada al Ritual para la celebración del Sacramento del Matrimonio. Este año, una nueva edición de este ritual fue aprobada en inglés para el uso en los Estados Unidos. La version en Español fue aprobada desde el año 2010, pero parece que aún muchos agentes de pas-toral no están familizados con ella. Por lo tanto, este momento de gracia nos da la oportunidad de promover el uso correcto del único rito litúrgico aprobado para nuestras parroquias. Ningún sacerdote o diácono debería utilizar libros litúrgicos de otros países para la celebración del matrimonio, ya que solamente el ritual aprobado para los Estados Unidos es lícito. Pero más allá de la perspectiva del Derecho Canónico, es el maravilloso vínculo que este Sacramento realiza, lo que nos inspira hoy. El Papa Francisco hace eco de la teología que encontramos en la In-troducción (Praenotanda) del Rito, en su Exhortación Amoris Laetitia (La alegría del Amor): “...es importante iluminar a los novios para vivir con mucha hondura la celebración litúrgica, ayudán-doles a percibir y vivir el sentido de cada gesto. Recordemos que un compromiso tan grande como el que expresa el consentimiento matrimonial, y la unión de los cuerpos que consuma el matrimonio, cuando se trata de dos bautizados, sólo pueden interpretarse como signos del amor del Hijo de Dios hecho carne y unido con su Iglesia en alianza de amor. En los bautizados, las palabras y los gestos se convierten en un lenguaje elocuente de la fe. El cuerpo, con los significados que Dios ha querido infundirle al crearlo «se convierte en el lenguaje de los ministros del sacramento, conscientes de que en el pacto conyugal se manifiesta y se realiza el misterio” (Amoris Laetitia, 213)

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Aunque el ritual en Español para la celebración del Sacramento del Matrimonio en los Estados Unidos se aprobó en el año 2010, en nuestra diócesis no hubo una promoción suficiente para que todos los agentes de pastoral involucrados lo conocieran bien y lo utilizaran.

Ahora que el Ritual en Inglés ha sido aprobado, se nos presenta la oportunidad para verlos juntos, y usarlos como es debido.

Queremos destacar algunos puntos que son de utilidad no sólo para quienes presiden la celebración, sino también para otros ministros de la liturgia y quienes colaboran con la preparación prematrimonial.

La Introducción general (Prenotanda) ha sido enriquecida.

Los primeros once párrafos de la Introducción ofrecen elementos teológicos y de la enseñanza de la Iglesia que pueden ser de gran utilidad para la preparación prematrimonial y para la preparación de las homilías.

Más lecturas y un detalle nuevo sobre ellas

Se han agregado algunas lecturas en el Leccionario para la celebración del Matrimonio:

Antiguo Testamento: una lectura del Libro de los Proverbios.

Nuevo Testamento: Cuatro nuevas lecturas: Romanos 15: 1b-3a, 5-7, 13 - Efesios 4:1-6 –Filipenses 4: 4-9 -Hebreos13:1-4 a

Lo que es nuevo, y muy interesante, es que ahora se establece que hay que elegir siempre “por lo menos una lectura que hable explícitamente del matrimonio. Estas lecturas están marcadas con un asterisco en el Ritual.

Los ritos introductorios de la Liturgia: el ritual es muy diferente a lo que usualmente vemos

Lo primero es que el sacerdote debe saludar a los novios (y sus acompañantes) antes de la procesión inicial. Este salu-do antes era opcional. Ahora no lo es.

La procesión de entrada debe realizarse como una procesión litúrgica, donde los novios participan como ministros del sacramento. No es un desfile. No debe el novio estar “escondido en la sacristía para no ver a la novia”. Los números 45 – 50 del Ritual explican las dos opciones para el inicio de la celebración. Este punto requiere de mucha catequesis y de preparación, para supercar no sólo las ideas preconcebidas y conceptos que parecen más de una película que de una celebración Cristiana, e incluso algunos rastros de superstición.

Otra nota importante, es que el acto penitencial se omite. Esto porque el recibimiento de los novios por parte del sac-erdote toma su lugar, tal y como sucede en otras celebraciones (por ejemplo, cuando se celebran bautismos dentro de la misa, la recepción de los niños también sustituye al acto penitencial).

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El ritual anterior, de 1991, daba por entendido que el Gloria se canta cuando la Misa Ritual del Matrimonio se celebra (excepto durante Cuaresma y Pascua). En esta nueva edición del rito, sobre todo la edición en inglés o bilingüe, explic-ita que debe cantarse el Gloria (con las excepciones ya mencionadas).

Otras oraciones

El rito provee diversas opciones para las Colectas, la bendición de los anillos, la Bendición de los esposos, así como para las oraciones sobre las ofrendas y para después de la comunión, todas de acuerdo a lo que ofrece el Misal Roma-no.

Adaptaciones culturales: una “novedad no tan nueva…”

Quienes celebran el Sacramento en inglés, se han encontrado con dos adaptaciones culturales que no existían en el rito del matrimonio en inglés, pero que ya existían en la version española: la bendición y entrega de las arras, y la bendición e imposición del lazo o velo.

El rito sugiere la bendición del lazo o velo al terminar la Plegaria Eucarística. Este espacio parece ser el más apropiado, pues los nuevos esposos pueden permanecer de rodillas (ya lo estaban para la Plegaria Eucarística) durante este mo-mento, así como para la bendición nupcial. Sin embargo, el rito establece que se puede realizar la imposición del lazo o velo “según las costrumbre locales”.

Otras notas interesantes

El consentimiento de los novios se puede realizar de tres maneras distintas. Las opciones en inglés y español son básicamente las mismas, pero no son una traducción exacta.

En el Misal en Español, hemos tenido siempre la conmemoración de los esposos en todas las Plegarias Eucarísticas I, II y III. Sin embargo es hasta ahora que también aparecen en el Misal en Inglés.

El ritual menciona que la firma del Acta del Matrimonio se puede firmar en presenia del pueblo o en la sacristía, pero no debe hacerse en el altar.

Los Anexos del Ritual han cambiado y se han enriquecido. Ahora tenemos allí dos ritos importantes:

El Rito de la bendición de los prometidos (que también podría celebrar un laico), y

El rito de la bendición de los esposos dentro de la misa para las celebraciones de los Aniversarios de matrimonio, que incluye la renovación del vínculo matrimonial y la posibilidad de bendecir los anillos (los de la boda o nuevos). Se in-cluye también una bendición semejante a la de la celebración del sacramento.

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THE RCIA: Building a Church

Traducido y adaptado por el Pbro. Alexander Castillo a partir de The Newsletter del Comité de Liturgia de USCCB. Vol. LII, Agosto 2016

No, no ha habido ningún cambio en este respecto. De la misma forma en que la edición

anterior del Ritual no establecía la posibilidad de incluir a un ministro no Católico, el

Nuevo rito tampoco lo especifica. Por ello es necesario buscar fuera del rito para obtener información correcta

sobre este punto. En este caso, el Directorio para la Aplicación de los principios y normas sobre Ecumenismo,

publicado por el Consejo Pontificio para la promoción de la Unidad de los cristianos en 1993. Los números 143-

160 hablan sobre los matrimonios mixtos, y el n. 158 da algunas directrices: “A solicitud de la pareja, el Ordinario

puede permitir que un sacerdote católico invite al ministro de la parte no católica a participar en la celebración del

matrimonio, leyendo alguna de las Lecturas, dando una breve exhortación y bendiciendo a la pareja.

Entonces, aunque se requiere el permiso del Obispo, los detalles de cómo esas opciones se pueden integrar en la

celebración católica del matrimonio no han sido especificadas.

Hay algunos cambios notables en la descripción de la procesión de entrada. El rito prevee que la procesión inicial

debe ser semejante a la de otras celebraciones eucarísticas, y no tanto un “desfile”.

Las dos maneras en que se establece la procesión de entrada están explicados en los números 45-50.

En ambos casos, hay un momento en que el sacerdote se dirige a los novios, en privado, “los saluda afablemente,

haciéndoles saber que la Iglesia comparte su alegría.” Este saludo, que anteriormente era opcional, ahora es re-

querido.

Los detalles sobre la organización de la procesión, sin embargo, se dejan un tanto libres, de acuerdo a las costum-

bres del lugar, para que pueda haber flexibilidad en la manera en que los novios se acercan al altar.

No hay ninguna provisión sobre la manera en que debe realizarse la procesión final, lo cual da espacio para intro-

ducir algunas costumbres locales. Por ejemplo, después de la bendición final podría la pareja llevar el ramo de flo-

res a la Virgen, y luego salir en procesión.

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Esta es una de las preguntas más frecuentes, sobre todo entre los fieles de habla inglesa.

Sabemos que el ritual ha incluido ya (tanto en español como en inglés ) la bendición e intercambio de las arras, así

como el lazo y/o el velo, pero no hay mención alguna a la vela de la unidad, que es en realidad una costumbre

nacida recientemente y no explícitamente fundamentada en ninguna tradición de la fe católica o de ninguna

tradición Cristiana.

Es importante distinguir entre tradiciones que provienen de la riqueza cultural y étnica, y aquellas que son más bien

resultado de la industria comercial y secular, que es precisamente el caso de la “vela de la unidad”.

También vale la pena recordar que la Liturgia de la Iglesia posee ya una riqueza invaluable en símbolos y tradi-

ciones, y que son éstos los que deben profundizarse, no sólo en la catequesis sino en la preparación de la cele-

bración, de manera que tanto los novios como todos los participantes puedan recibir la gracia que proviene de este

Sacramento.

Icono: Las bodas de Caná

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Introducción

La “Corona de Adviento” o “Corona de las luces de Adviento” es un signo que expresa la alegría del tiempo de preparación a la Navidad. Por medio de la bendición de la corona se subraya su significado religioso. La luz indica el camino, aleja el miedo y favorece la communion. La luz es un símbolo de Jesucristo, luz del mundo. El encender, semana tras semana, los cuatro cirios de la corona muestra la ascension gradual hacia la plenitude de la luz de Navidad. El color verde de la corona significa la vida y la es-peranza. La corona de Adviento es, pues, un símbolo de la esperanza de que la luz y la vida triunfarán sobre las tinieblas y la muerte. Porque el Hijo de Dios se ha hecho hombre por nosotros, y con su muerte nos ha dado la verdadera vida. Nótese que el Rito de bendición en los libros litúrgicos en inglés colocan la bendición después de la homilía. Sin embargo, la tradición litúrgica hispana lo coloca al inicio de la celebración. La Corona de Adviento, que se ha instalado en la Iglesia, se puede bendecir al comienzo de la Misa. La bendición se hará del saludo inicial, y toma el lugar del acto penitencial.

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Monición introductoria

Hermanos: Al comenzar el nuevo año litúrgico vamos a bendecir esta corona con que inauguramos también el tiempo de Adviento. Sus luces nos recuerdan que Jesucristo es la luz del mundo. Su color verde significa la vida y la esperanza. La corona de Adviento es, pues, un símbolo de que la luz y la vida triunfarán sobre las tinieblas y la muerte, porque el Hijo de Dios se ha hecho hombre y nos ha dado la verdadera vida.

El encender, semana tras semana, los cuatro cirios de la corona debe significar nuestra preparación, paso a paso, para recibir la luz de la Navidad. Por eso hoy, primer domingo de Adviento, bendecimos esta co-rona y encendemos su primera vela.

Luego el sacerdote, con las manos extendidas, dice la oración de bendición:

Oremos:

La tierra, Señor, se alegra en estos días, y tu Iglesia desborda de gozo ante tu Hijo, Señor, que se avecina como luz esplendorosa, para iluminar a los que yacemos en las tinieblas de la ignorancia, del dolor y del pecado. Lleno de esperanza en su venida, tu pueblo ha preparado esta corona con ramos del bosque y la ha adornado con luces. Ahora, pues, que vamos a empezar el tiempo de preparación para la venida de tu Hijo, te pedimos, Señor, que mientras se acrecienta cada día el splendor de esta corona, con nuevas luces, a nosotros nos illumines con el splendor de aquel que, por ser la luz del mundo, iluminará todas las oscu-ridades. El, que vive y reina por los siglos de los siglos.

R./ Amén.

Y se enciende el cirio que corresponda a la semana de Adviento.

Inmediatamente después, el sacerdote regresa a la sede, si ha hecho la bendición en otro lugar, y hace la oración colecta.

Adaptado del Bendicional. Conferencia del Episcopado Mexicano, Ed. Buena Prensa, 2007.

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Su Excelencia Michael C. Barber, S.J., Obispo de Oakland.

Pbro. Alexander Castillo, Director

Sr. Mark Hernbroth, Editor

L A S A N T Í F O N A S «O»

Las antífonas de la O son siete, y la Iglesia las canta con el Magnificat del Oficio de Vísperas desde el día 17 hasta el día 23 de dic-iembre. Son un llamamiento al Mesías recordando las ansias con que era esperado por todos los pueblos antes de su venida, y, también son, una manifestación del sentimiento con que todos los años, de nuevo, le espera la Iglesia en los días que preceden a la gran solemnidad del Nacimiento del Salvador.

Se llaman así porque todas empiezan en latín con la exclamación «O», en castellano «Oh». También se llaman «antífonas mayor-es».Fueron compuestas hacia los siglos VII-VIII, y se puede decir que son un magnífico compendio de la cristología más antigua de la Iglesia, y a la vez, un resumen expresivo de los deseos de salvación de toda la humanidad, tanto del Israel del A.T. como de la Ig-lesia del N.T.

Son breves oraciones dirigidas a Cristo Jesús, que condensan el espíritu del Adviento y la Navidad. La admiración de la Iglesia ante el misterio de un Dios hecho hombre: «Oh». La comprensión cada vez más profunda de su misterio. Y la súplica urgente: «ven»Cada antífona empieza por una exclamación, «Oh», seguida de un título mesiánico tomado del A.T., pero entendido con la plenitud del N.T. Es una aclamación a Jesús el Mesías, reconociendo todo lo que representa para nosotros. Y termina siempre con una súplica: «ven» y no tardes más.Leídas en sentido inverso las iniciales latinas de la primera palabra después de la «O», dan el acróstico «ero cras», que significa «seré mañana, vendré mañana», que es como la respuesta del Mesías a la súplica de sus fieles.

Se cantan -con la hermosa melodía gregoriana o en alguna de las versiones en las lenguas modernas- antes y después del Magnifi-cat en las Vísperas de estos siete días, del 17 al 23 de diciembre, y también, un tanto resumidas, como versículo del aleluya antes del evangelio de la Misa.

J. ALDAZABAL

Oh Sabidurí a, que brotaste de los labios del Altí simo, abarcando del uno al otro confí n y ordena ndolo todo con firmeza y suavidad, ¡ven y mue stranos el camino de la salvacio n!

Oh Adonai, Pastor de la casa de Israel, que te apareciste a Moise s en la zarza ardiente y en el Sinaí le diste tu ley, ¡ven a librarnos

con el poder de tu brazo!

Oh Renuevo del tronco de Jese , que te alzas como un signo para los pueblos, ante quien los reyes enmudecen y cuyo auxilio implo-ran las naciones, ¡ven a librarnos, no tardes ma s!

Oh Llave de David y Cetro de la casa de Isra-el, que abres y nadie puede cerrar, cierras y nadie puede abrir, ¡ven y libra los cautivos que viven en tinieblas y en sombra de muer-te!

Oh Sol que naces de lo alto, Resplandor de la Luz Eterna, Sol de justicia, ¡ven ahora a iluminar a los que viven en tinieblas y en sombra de muerte!

Oh Rey de las naciones y Deseado de los pueblos, Piedra angular de la Iglesia, que haces de dos pueblos uno solo, ¡ven y salva al hombre que formaste del barro de la tierra!

23 Diciembre – O Emmanuel

Oh Emmanuel, Rey y Legislador nuestro, esperanza de las naciones y salvador de los pueblos, ¡ven a salvarnos, Sen or Dios nues-tro!