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TrompetaEvangelizadora
Agosto 2013
PROTECCIÓN
Contenido
2 Trompeta Evangelizadora │ 08/2013
4 ¿Vacaciones de la fe?
¿Es también una recreación para el alma
el reposo de la vida cotidiana?
5 Vacaciones – respiro del año
6 Bajo protección divina
7 Causa de la caída
Programa radial
10 Guárdame, oh Dios
Bajo el amparo de la protección divina.
13 El horno de fuego
Héroes en la prueba.
22 Maniobra de desviación
23 ¡Precaución, peligro!
Lo que mueve al corazón
8 Seguirle, donde quiera que vaya
Seguir a Jesús posibilita el acceso
a un secreto.
Enseñanzas bíblicas - fácil de comprender
12 El renacimiento
¿Es realmente una vida nueva?
Breve perfil
24 Georg Müller, Bristol
Para muchos él es conocido como
Padre de huérfanos.
16 Jesús ama a los niños
La entrada secreta de Satanás
3 │ Trompeta Evangelizadora 08/2013
Editorial
¡Estimado lector!
El salmista eleva una oración en el salmo 16,1:
“¡Guárdame, oh Dios, porque en ti he confiado!” El
sabía dónde podía acudir en cada dificultad.
¿No posee cada corazón humano este deseo de
protección? Cuando los padres ven que sus hijos
están en peligros, quieren protegerlos.
Cada animal también protege a su cría. Cuantas
veces la gallina, cuando se acerca un gavilán, hace
un llamado de atención. Rápidamente se acogen
todos los pollitos bajo las alas de la madre.
Este ejemplo usó Jesús, al observar la ciudad de
Jerusalén: “¡Cuántas veces quise juntar a tus hijos,
como la gallina junta sus polluelos debajo de las
alas!” Lamentablemente tuvo que reconocer: “¡y no
quisiste!”
Como los polluelos no pueden protegerse solos del
peligro, tampoco nosotros podemos protegernos
solos de las acechanzas del diablo. Pero Pedro
escribe: “[…] que sois guardados por el poder de
Dios mediante la fe”, se podrá alcanzar la
prometida herencia en el cielo.
Pero esta protección divina está sujeta a
condiciones. En primer lugar debemos tener fe,
porque está escrito: “[…] sois guardados por el
poder de Dios mediante la fe”. Incredulidad y duda
nos separan de Dios y de su protección. También
debemos tener una estrecha comunión con Dios,
leer su palabra y prestar atención a su voz. No
tenemos que introducirnos voluntariamente en
peligros. No, la palabra de Dios nos exhorta:
“Aquel que fue engendrado por Dios le guarda, y el
maligno no le toca” (1. Juan 5,18).
Querido lector, en esta edición queremos señalar y
demostrar los peligros de como Satanás nos quiere
engañar y desviar. Pero también, en la palabra de
Dios y su advertencia, somos aludidos para que
podamos servir fielmente a Dios y permanecer
protegidos.
H. D. Nimz
Página juvenil
14 Orar en público
Dios puede
Pregunta juvenil
15 ¿En qué conocemos
la voz de Dios?
Página infantil
17 Una buena lección
Perfil de la iglesia
18 Karagandá, Kazajistán
Mayores
20 La fuente de alegría
Anillo anual
27 ¡Por gracia!
Anuncios
28 Nuestro Dios poderoso es
4 Trompeta Evangelizadora │ 08/2013
PROTECCIÓN
¿Vacaciones de la fe?
¡Estamos nuevamente en la época de vacaciones! El
número de turistas aumenta año tras año, y
seguramente las cifras de gastos son mayores,
debido a que las ofertas y oportunidades de viajar a
otros países, es cada vez mayor. En el ámbito
turístico reporta ventas récord y las empresas de
aerolíneas ofrecen siempre nuevos destinos. En
términos generales, tomarse vacaciones, es uno de los
fenómenos más importantes en nuestros días, y
también incluye a los seguidores de Jesucristo.
La bendición de las vacaciones Nos apartamos de la vida cotidiana con todos los
problemas y preocupaciones. Podemos abandonar
nuestro puesto de trabajo unos días o semanas y salir
del trajín y de la monotonía diaria. Si hemos elegido
nuestro destino de las vacaciones en la cercanía o
lejos, si vamos a un lago, al mar o a las montañas, es
bueno tener un cambio de ambiente y relajarse.
Para el hijo de Dios debe ser un tiempo de
bendición. Debemos tomarnos más tiempo para las
horas en silencio: el alma debe fortalecerse con la
oración y la lectura de la Biblia. Debemos relajarnos,
recobrar fuerzas y estar en silencio interiormente, para
que nosotros también podamos decir: “¡En Dios
solamente esta acallada mi alma; de Él viene mi
salvación!” ¡Qué importantes son estas horas! ¡Qué
hermosas pueden ser unas vacaciones así!
Los peligros de las vacaciones Ciertamente, ningún hijo de Dios se irá con la
intención de: ¡Quiero tomarme también vacaciones de
Dios! Quien tiene a Cristo como Salvador y Señor,
seguramente se propondrá: Quiero estar en alerta
espiritual, y tal vez incluso leer más la palabra de
Dios que en mi casa. Pero, ¿puede el nuevo entorno
crear, con sus muchos encantos y cambios, una
indiferencia de la cual nos dejamos llevar?
En nuestros hogares no nos podemos “dar” algunos
gustos. Pero en las vacaciones, algunos se permitieron
más cosas, si, se pasan los límites. ¿No es esto un gran
peligro, en cuanto al alcohol, las drogas y el sexo
opuesto? Como a menudo se escucha de conocidos
que están de vacaciones sin Dios.
¿Qué significa: “Vacaciones sin Dios?”
Jóvenes o personas más joven buscan, sobre todo en
las vacaciones, experiencias y andanzas. Debido a que
el lugar de vacaciones es desconocido, se deja de lado
las prohibiciones que se imponen en la casa. Pero
quien piensa que está solo y nadie le conoce, se
equivoca, porque Dios está siempre ahí. El que se
toma vacaciones del trabajo y también de Dios,
deshonra a Dios y la fe. Nuestra fe y nuestro
discipulado son un vivo don y una tarea de por vida, y
no se pueden cambiar como una vestimenta. El que se
aparta de la senda divina en las vacaciones, pasa al
camino incorrecto, se aparta de Dios y debe
convertirse. Quisiera mostrarles claramente los
peligros, una vacaciones sin Dios conducen hacia
abajo, a la destrucción. Si conocemos los peligros,
entonces podemos prepararnos y por medio de la
gracia de Dios superar también esto.
Las oportunidades en las vacaciones También hay oportunidades para preservar nuestra fe
en las vacaciones. Podemos descansar. Como
seguidores de Jesucristo, podemos planificar nuestras
horas con utilidad. Nos tomamos el tiempo para la
palabra de Dios y nos fortaleceremos en el Señor. Hay
también oportunidades especiales que podemos
aprovechar. Habrá charlas, y estas es unos de los
lados más hermosos de las vacaciones: que tengamos
tiempo y oportunidad de dar testimonio, del cual
nuestro compañero de charla, reconoce de que espíritu
somos hijos, es decir, hijos del Espíritu de Dios.
Tal vez se dé la oportunidad de caridad. También es
posible pensar en la palabra “¡Según tengamos
oportunidad, hagamos bien a todos!”
En términos generales, cada día y cada vacaciones
traen peligros para nuestra fe, pero también
oportunidades. Debemos considerar las dos cosas.
Para nosotros es importante el conocimiento, de que
para los hijos de Dios, ¡no hay vacaciones de fe, de la
esperanza y del amor divino!
5 │ Trompeta Evangelizadora 08/2013
Vacaciones – respiro del año
“Venid vosotros […] y descansad un poco”.
(Marcos 6,31)
¡Necesito vacaciones! ¡Señor, me alegro de estas vacaciones como nunca antes!
Mi profesión es agradable, y me gusta cumplir con mi
trabajo. Pero estoy cansado y agotado. Me doy cuenta que
me irrito más fácil que lo habitual y con frecuencia
respondo incorrectamente. Mi familia sufre por tal
motivo. ¡Señor, te doy gracias por la oportunidad que me
das de poder relajarme y cargar nuevas fuerzas! Me
alegro de poder descansar, de leer, ir de excursión, de
tener tiempo. ¡Señor, enséñame a emplear las vacaciones
de manera adecuada y responsable!
¡Dame tiempo y calma para reunir los pensamientos!
¡Ven a mi encuentro con tu palabra! ¡Regálame nuevas
alegrías y renovadas fuerzas, para enfrentarme con las
personas de mi trabajo con alerta y amabilidad!
¿Para qué sirven las vacaciones? El mundo en que vivimos, se ha vuelto algo diferente.
Esto nuevo es el hecho, que cada año millones de
personas toman vacaciones a destinos más lejanos. Las
vacaciones pertenecen en nuestros días como una de las
cosas más lógicas, que cada uno planea y lo aprovecha.
Nos preguntamos: ¿Cómo la podemos aprovechar
nosotros? ¿De qué forma planean los cristianos sus
vacaciones?
“¡Descansad un poco!” (Marcos 6,31)
Ese es el primer punto de vista, del cual queremos
considerar nuestras vacaciones. Lo mismo, si viajamos o
quedamos en nuestros hogares, debemos aprovechar este
tiempo de vacaciones para descansar. Debemos dejar
atrás (también se aplica para las amas de casa) los
esfuerzos de la vida en el trabajo con su agotadora
monotonía, para poder relajarnos por completo. Estar
libre de las obligaciones diarias, desprenderse de las
tareas y exigencias cotidianas, esto es un beneficio del
cual debemos estar agradecidos.
“¡Medita en este libro día y noche!” (Josué 1,8)
Este segundo consejo debemos obedecer. Nuestra fe
viene por la palabra; y si no nos alimentamos de ella se
puede desvanecer. Entre las muchas ocupaciones de
nuestra vida cotidiana, no nos es posible encontrar
suficiente silencio para la palabra, como es conveniente e
indispensable. Este “ponerse al día” podemos compensar
en las vacaciones. Debemos planificar nuestro tiempo
libre en las vacaciones para ocuparnos de la palabra. Esto
nos hace bien a todos.
“¡Constantes en la oración!” (Romanos 12,12)
Lo que se dice del estudio de la Biblia, también se aplica
a nuestra vida de oración. Incluso los cristianos se olvidan
a veces, que la oración puede ser mayor que solo un corto
tiempo de oración por la mañana y por la noche o durante
las comidas. Su vida de oración puede arder como una
“pequeña llama”. En las vacaciones debemos tomarnos
tiempo, para ensayar esa silenciosa comunión en nuestro
corazón con el Dios vivo. De la cotidiana dispersión se
recogerá un suave silencio, de la constante tensión surgirá
la paz interior. ¡Qué gran beneficio para nosotros!
PROTECCIÓN
Bajo protección divina
En cada situación, en cada edad, en cualquier lugar estamos expuestos a peligros para
nuestra alma. Y estos ataques son superiores que los que podríamos contrarrestar con
nuestras propias fuerzas. Por lo tanto nesecitamos la protección de Dios.
“Pero fiel es el Señor, que os afirmará y guardará del
mal.” (2. Tesalonicenses 3,3)
La iglesia de Tesalónica atravesó grandes
aflicciones y persecuciones. Esto tuvo su comienzo
cuando el apóstol Pablo llegó allí y predicó el
evangelio de Cristo. Muchos se convirtieron al Señor
rompiendo con las viejas costumbres de vida y
pecados. Eso llamó la atención; amigos se volvieron
enemigos, porque la nueva vida brillaba como una
luz, revelando los pecados. Enojados por esto,
muchas personas persiguieron a los hijos de Dios. En
este conflicto, el apóstol sugirió a estas personas la
oración, para que la anunciada palabra continúe
propagándose y que las personas insensatas, malas e
incrédulas también vinieran todavía a la fe. Lo que les
fue dicho aquella vez, debe ser realizado
también hoy, por la iglesia del Señor, para que
muchos todavía conozcan la salvación de Dios.
Entonces agregó el apóstol: “Pero fiel es el Señor,
que os afirmará y guardará del mal.” Este estímulo
fue necesario, porque en las aflicciones el corazón
tiende a debilitarse. Muchas veces parece ser que ya
no va más. Las fuerzas disminuyen, y la sensación de
quebrarse, paraliza cualquier vigor. Sin embargo,
aquí se muestra el mejor camino: “¡Fiel es el Señor!”
Eso quiere decir: En Él, el Señor, se puede confiar. Él
permanece en su palabra y no la modifica. Eso no es
mencionado solamente a través de la infalible palabra
de Dios, la Biblia, sino también las experiencias de
los hijos de Dios lo comprueban una y otra vez.
Quien vive en la cercanía de Dios, verá siempre su
fidelidad. Y lo que los hombres de la Biblia
experimentaron con su Dios, es también hoy las
experiencias de aquellos que confían plenamente en
Dios. “Ninguno de cuantos esperan en ti será
confundido” (Salmos 25,3).
Porque Dios es fiel, quiere fortalecer y proteger.
Las dos cosas son necesarias para la vida cristiana.
Necesitamos fuerza para seguir a Jesús, pero también
necesitamos su protección divina. Quien lucha con
fuerza propia, será derrotado y será una presa del
maligno. Quien, no obstante, anda en la fuerza de
Dios, conocerá también la mano protectora de su
Dios. Cuán oscuro y lleno de peligros parezca el
camino, que está ante nosotros, el fiel Señor nos
fortalece y protege. Entonces cuando el trayecto del
camino, queda detrás nuestro, nos asombrarnos, de
cómo el Señor nos ayudó. Esto lo habrá sentido
también el salmista, cuando dijo: “Aunque ande en
valle de sombra de muerte, no temeré mal alguno,
porque tú estarás conmigo; tu vara y tu cayado me
infundirán aliento. Aderezas mesa delante de mí en
presencia de mis angustiadores; unges mi cabeza con
aceite; mi copa está rebosando. Ciertamente el bien y
la misericordia me seguirán todos los días de mi
vida” (Salmos 23,4-6).
Pruebas y tentaciones tiene que padecer cada
persona. Con mucha frecuencia vienen del enemigo
del alma. Con su astucia y malicia le pone trampas y
redes al peregrino. Muchas veces tiene éxito, atrapa a
sus víctimas de la juventud, la edad adulta y la
madurez. Pero, ¿tiene que ser eso así? ¡No! De lado
de nuestro Dios está todo ahí, para que podamos estar
protegidos.
En primer lugar, nos regala la salvación del mundo
actual y malvado, y rompe las cadenas del pecado,
para que seamos libres para servir a Dios de todo
corazón. Luego nos regala el Espíritu Santo, que nos
quiere guiar a toda verdad. También nos fortalece y
protege por su fidelidad. “Las cosas que pertenecen a
la vida y a la piedad nos han sido dadas”, dice en la
segunda epístola de Pedro. Y Judas dice en su escrito:
6 Trompeta Evangelizadora │ 08/2013
7 │ Trompeta Evangelizadora 08/2013
“Y a aquel que es poderoso para guardaros sin caída,
y presentaros sin mancha delante de su gloria con
gran alegría, al único y sabio Dios, nuestro Salvador,
sea gloria y majestad, imperio y potencia, ahora y por
todos los siglos” (Versículos 24-25).
¿Por qué pierden algunas personas esta situación de
gracia? Ellas disminuyen la comunión con Dios.
Dejan de orar y rogar seriamente ante Dios.
Comienzan nuevamente con las cosas que una vez
habían renunciado. Se vuelven indiferentes y
conformes consigo mismo, y no toma mucho tiempo,
entonces están nuevamente entrelazados en estas
cosas que una vez les fueron para destrucción. ¡Cuán
triste!
Para nuestra protección, tenemos que contribuir
también nosotros. “Aquel que fue engendrado por
Dios le guarda, y el maligno no le toca”
(1. Juan 5,18). Pero quien se introduce por sí mismo
en el peligro, perecerá en él. Por eso, mantente
cerca del Señor y ora con el salmista: “Guárdame, oh
Dios, porque en ti he confiado” (Salmos 16,1).
Causa de la caída
Después de una tormenta, se podía ver en una parte
una cantidad de árboles caídos y tendidos en el
suelo. Fue interesante descubrir, al observar más
exactamente, que en todos estos árboles, existía una
causa significativa de por qué no pudieron hacer
frente a la tormenta. Un árbol grande, estaba desde
hacía ya un prolongado tiempo podrido en la zona
donde se quebró. Cuando vino la violenta tormenta,
no pudo, a pesar de su aparente fortaleza, brindar la
resistencia necesaria. Otro, tenía muy pocas raíces
fuertes; ellas no estaban suficientemente
desarrolladas. Cuando el viento se volvió tan fuerte,
tuvo un juego fácil. Otro, en relación a su tronco,
tenía una copa demasiado amplia, de modo que el
viento logró quebrar el fino tronco. Así se podía ir de
árbol en árbol y reconocer sin dificultad, cual fue la
causa de la caída de los árboles.
¿No es esa una imagen que podemos usar también
como alegoría para la vida espiritual? Los hijos de
Dios son personas, que también son comparadas con
árboles que llevan frutos. En varias partes de la
Biblia encontramos esta alusión. De modo que
nuestra vida espiritual no transcurre sin muchas
tormentas, acontece también en muchos lugares, una
similar imagen de la descripta arriba.
¿Por qué algunas personas no pueden mantenerse
firme en los tiempos de las tempestades? Cada
derrota espiritual tiene sus causas. La vida sana y
completa que proviene de Dios es tan fuerte, que
puede lograr con éxito la resistencia a todas las
arremetidas del enemigo.
Pero por superficialidad aparece en más de un
creyente, anteriormente sano, una “zona podrida”.
Cuando viene entonces una vez una ráfaga fuerte de
ese lado, falta simplemente, fuerza para resistir.
Cada falta de atención es una oportunidad en la que
el enemigo nos puede hacer frágiles. Si esto no se
cambia, es ese el camino seguro hacia la derrota.
Otros, tienen otra vez una “corona demasiado
grande”. Eso indica a espíritus altivos. La vida, el
hablar y la actitud no está en la proporción adecuada,
como debería ser la condición de un corazón
agradable a Dios. También allí le es, muchas veces,
una cosa pequeña al vendaval derrumbar
juguetonamente a corazones así. La verdadera
humildad de corazón hace a un lado todas las ramas
innecesarias y nos protege de los daños. La altanería
es siempre una señal antes de la caída.
Así existen muchas causas, los cuales ya hicieron
caer a tantos: daños internos del alma; enfermedades
– que son invisibles – pero se demuestran en tiempos
de tentaciones, luchas, imprudencias e
inadvertencias. La vida sana no se podrá quebrar o
desarraigar. Defectuosidades y agusanados a la larga
no van a subsistir.
Nunca podemos echarle la culpa a otros de nuestra
caída. Dios ofrece a cada uno suficiente gracia, que
podemos estar fundamentados, fuertes y sanos. A
cada persona honesta, que toma las cosas seriamente,
Dios deja que tenga éxito.
¿Aún estás en pie? Pruébate a la luz de la palabra
de Dios, y el Señor te ayudará si tal vez hay daños en
tu alma. Él te ayudará en la búsqueda diligente a
Dios y te protegerá de la caída.
8 Trompeta Evangelizadora │ 08/2013
Seguirle,
donde quiera que vaya La autodeterminación y la autorrealización es un ideal de vida, para muchas personas, inalienable.
Muchas definen la libertad como el derecho, si es posible elegir siempre el lado soleado de la vida. A este
Dios le extiende la invitación: “Ven, sígueme” Para seguirle, donde quiera que siempre vaya, le abre la
puerta a una vida rica, plena, y sobre todo feliz.
Cuando Jesús estuvo en la tierra, uno le dijo:
“Señor, te seguiré adondequiera que vayas”
(Lucas 9,57). Sin duda, este hombre estaba
profundamente impresionado por el carácter noble de
Jesús y de su ministerio en la tierra. Pensó, que la
relación con una persona así le traería bendición y
beneficios. Valdría la pena todo esfuerzo, para
simplemente poder ver y escuchar a Jesús. Escuchar
palabras llenas de gracia que enriquecen la mente y
el corazón, y experimentar las grandes maravillas,
elevarlas, eso fue lo que al hombre lo mantuvo con
tanto deseo. Pero la respuesta de Jesús muestra, que
el seguirle implica mucho más de lo que el hombre
lo había considerado. Los caminos de Jesús no
siembre han llevado a lugares agradables. Su
sendero no siempre estuvo cubierto de rosas, las
personas no siempre han encontrado complacer en
Él. No se nos dice si este hombre alguna vez ha
seguido a Jesús, pero seguirle ahora, significa
mucho más que antes para él.
Hoy en día, para muchos, es fácil decir de labios:
“Señor te seguiré”, pero sin comprender el profundo
sentido de las palabras. No era difícil seguir a
Jesús, cuando la multitud clamaba “¡Hosanna!” y
extendía ramas de palmas ante Él. Es fácil seguirle
cuando hay celebración, cuando nuestro mensaje y
nuestro servicio serán de interés y llevamos elogios
y admiración. No es tarea difícil seguirle sobre
el mar cuando Jesús dice “calla enmudece”. ¿Quién
no le seguiría con gusto al monte de la
transfiguración para contemplar su gloria? Pero,
seguirlo “donde quiera que vaya” significa mucho
más que esto.
Tenemos el privilegio de participar de su gloria,
su triunfo y su exaltación, pero como verdaderos
seguidores también debemos seguirle en su
humillación. ¿Estamos dispuestos a permanecer con
Él cuando la multitud se ríe y se burla de
Él? ¿Cuándo no hay más interés por su causa?
¿Cuándo no somos exaltados, sino que recibimos
reproches? ¿Cuándo cosechamos burlas? Entonces
viene la prueba de fuego de nuestro discipulado.
En una ocasión, después de que Jesús había
predicado, la multitud lo abandonó y sólo quedaron
los doce con Él. Incluso hoy en día su palabra para
muchos es una molestia. ¿Estamos dispuestos a
escuchar y aceptar todo? ¿Estamos dispuestos a
obedecer en todas las sosas? Dios busca “donde
quieras que vayas” - a personas, que quieren
escuchar toda la palabra, que crean y obedezcan la
palabra completamente. Si nosotros, por algún
motivo, retrocedemos de la obediencia, escasea la
verdadera postura de discipulado “donde quiera que
vayas”. Cristo vivió una vida de entrega total. Él se
entregó a sí mismo sin reservas a la voluntad de su
Padre y completó su obra. Para Él no había otra cosa
que cumplir el propósito de Dios.
Cada uno tiene en su vida un propósito principal
en sus acciones. Pero muchas veces hay detrás de
ello los gustos propios y la necesidad, hallar
decisiones de complacerse a uno mismo, a seguir el
curso de nuestra propia elección. Todo motivo
C. W. NAYLOR - LO QUE MUEVE AL CORAZÓN
determinante en el corazón de todo verdadero
seguidor es el mismo que en la vida de Cristo –
cumplir con la voluntad y el mandato del Padre.
Quien deja uno de las dos cosas, debe preguntarse,
si realmente es un seguidor de Jesús. Cristo
sacrificó todo por nosotros, incluso su vida. Un
cristiano que sigue a Cristo, “donde quiera que
vaya” tiene el mismo espíritu de sacrificio; no se
mezquinará a sí mismo y lo que posee. La iglesia
primitiva se regocijó, “por haber sido considerada
digna” sufrir por Cristo. Miremos hoy en el interior
de nuestro corazón y comprobemos si estamos
animados con el mismo espíritu. Este espíritu es un
espíritu muy diferente del que se ve en los que se
sienten ofendidos por una palabra o una mirada, y
que están dispuestos a resentir el más mínimo acto
que menoscabe sus derechos. ¡Qué vacío es el
testimonio de muchos que profesan ser seguidores
de verdad! Ellos van hasta donde les conviene, pero
en cuanto hay algo que no sucede a su gusto, se
retiran.
Cristo no tenía lugar donde reclinar su cabeza. No
tenemos ninguna evidencia que tenía algo más que
la ropa que llevaba puesta. Quien sigue a Jesús a
todas partes, no se avergüenza en presencia de los
pobres, y si él mismo es pobre, no se avergüenza de
su pobreza. Pero Cristo no fue siempre pobre.
Leemos que “se hizo pobre”. Se sacrificó a sí
mismo para que otros puedan ser enriquecidos. El
mismo espíritu de sacrificio nos hará más dispuestos
a ofrendar con gusto, para enriquecer a otros. Si
tendríamos más de esta clase de personas
dispuestas a ofrendar. La designación de obreros no
fallará, no faltará el recurso y el apoyo financiero
para continuar con la obra del Señor. Un pequeño
“donde quieras que vayas” - ¡Seguidor! - ¿Coincide
esta combinación? Sin embargo, muchos que
profesan ser seguidores, faltan a su deber de
contribuir a la causa de Dios.
Hagámonos la pregunta a nosotros mismos.
Examinemos nuestro corazón y nuestra vida.
¿Estamos dispuestos a seguir a Cristo en todos
lados, aun si somos rechazados con burlas y
desprecios por nuestros amigos y familiares? Tal
vez estamos dispuestos a caminar con Él sobre las
aguas, pero ¿se puede aplicar esto también para
Getsemaní? Comemos con gusto los panes y los
peces, ¿pero estamos dispuestos a ir con Él al
palacio del sumo sacerdote? Tal vez nos gustaría
tomar el buen vino en Caná, ¿pero aceptamos
también la corona de espinas? Nos gustaría
sentarnos con Él en el trono, ¿Pero cargamos con Él
la cruz hasta Gólgota? Nos encanta seguirle, cuando
el camino es fácil y nos llena de felicidad. Pero
queremos seguirle incluso cuando el cielo está
oscuro, y enfrentar con valentía todas las difíciles
circunstancias. Seamos fieles. Si nuestro camino
está lleno de piedras o cubierto de espinas, igual, si
las nubes están bajas, o si todo es brillante y
alentador. Desechemos toda tibieza y digamos de
nuestro corazón y vida, “Te seguiré adondequiera
que vayas.”
Dios busca “donde quieras que vayas” - a
personas, que quieren escuchar toda la palabra,
que crean y obedezcan la palabra completamente.
9 │ Trompeta Evangelizadora 08/2013
10 Trompeta Evangelizadora │ 08/2013
Mensaje Radial Mensaje de Salvación Friedrich Krebs, Kitchener (CA)
“¡Guárdame, oh Dios!” “Guárdame, oh Dios, porque en ti he confiado” (Salmo 16,1). –“Yo los guardaba en tu nombre; a los
que me diste, yo los guardé, y ninguno de ellos se perdió, sino el hijo de perdición” (Juan 17,12).
¡Cuántas personas habrán llamado así a Dios en sus necesidades y aflicciones!
Nuestro primer texto bíblico viene de la agitada vida
de David. Quien conoce la imagen de su vida, sabe
que tuvo que sufrir mucho la persecución del
entonces rey Saúl. Referido de las muchas amenazas
y temores, se volvió a sus perseguidores y dijo:
“¿Tras quién ha salido el rey de Israel? ¿A quién
persigues? ¿A un perro muerto? ¿A una pulga?”
Humildemente protestó su inocencia que lo
demostró claramente. Pero esto no cambió la maldad
y los celos de Saúl. El sabía, que después de él,
David fue designado por Dios como rey de Israel.
Pero su envidia se encendió contra David por lo que
se propuso a quitarlo del camino. ¡Alrededor
de trece años duró esta situación! Uno se puede
imaginar lo que este inocente David tuvo que
padecer durante este tiempo. ¡Cuántas veces habrá
rogado por la protección divina en sus dificultades y
caminos sin salida! Nuestro texto bíblico lo
confirma: “¡Guárdame, oh Dios, porque en ti he
confiado tú eres mi Señor; no hay para mí bien fuera
de ti!” Podemos decir, ¡que él ha experimentado la
maravillosa protección de Dios! En Salmo 34,4-6
testifica: “Busqué a Jehová, y él me oyó, y me libró
de todos mis temores. Los que miraron a él fueron
alumbrados, y sus rostros no fueron avergonzados.
Este pobre clamó, y le oyó Jehová, y lo libró de
todas sus angustias”. ¡Qué testimonio reconfortante!
La protección divina también está disponible para
nosotros. ¡Muchas personas la buscaron y la han
experimentado! Ya de mi niñez he visto y
experimentado durante la guerra esta búsqueda y
oración. De hecho, esta necesaria ayuda y protección
solo se podía esperar de Dios. La extravagante o
incluso burlona afirmación: “Ayúdate a ti mismo
para que Dios pueda ayudarte”, no se escuchaba en
esa situación de emergencia. He oído a personas
indefensas clamar a Dios con lágrimas y angustias,
que probablemente, nunca antes habían hecho.
¡Nosotros mismos, hemos experimentado esta
verdadera e inolvidable protección! Un repatriado
contó, que estaba temblando por su vida cuando
estaba al frente del pabellón, que fue atacado
repentinamente por aviones enemigos. Cerca de él
vio un cráter producto de una bomba y trató de
salvarse en el. Apenas había entrado allí, sintió
claramente una voz interior, retírate rápidamente de
aquí, ¡Obedeció la voz de alerta y rápidamente salió
de allí! ¡Y unos minutos más tarde, una segunda
bomba cayó exactamente en el mismo cráter! Supo
inmediatamente que no se trataba de otra cosa que
una protección divina. Nunca más, en toda su vida,
se ha olvidado de eso. ¡¿Quién no valoraría tal
experiencia como una verdadera protección divina?!
Dice Neander en su himno: “Alabado sea el Señor,
el poderoso Rey de honra”, en la tercera estrofa.
¡“En cuantas dificultades el poderoso Dios nos ha
extendido sus alas”! ¿No nos recuerda como una
“protección divina”? ¿No deberíamos pensar
agradecidos por esto? Alguien escribió: “Mi colega y
yo hicimos un tour en bicicletas. Era en Allgäu,
donde la región va cuesta arriba y cuesta abajo.
Descendiendo rápidamente en una calle se rompió la
horquilla de mi bicicleta. Hice un salto y culminé con heridas
en el hospital. Algunas heridas tuvieron que ser suturadas.
Después que estuve en mi habitación, me pregunté, por qué me
tuvo que suceder eso justo a mí. Luego me enteré que cuando
me hicieron las radiografías, se activó en mí una prematura
enfermedad pulmonar. Ahora lo comprendí claramente que el
Señor tiene todo en sus manos. Sin este accidente, mi grave
enfermedad se habría descubierto mucho más tarde o tal vez
muy tarde. “Aquí la protección de Dios se pudo experimentar
prácticamente en doble sentido”.
La protección divina no se limita sólo a nuestro cuerpo y vida
exterior. Por más valioso e importante que sea, ¡la protección
del alma es significativamente mayor! Es que esto no es sólo un
valor temporal sino eterno. Este hecho nos orienta a nuestro
segundo texto bíblico, de la oración sacerdotal de nuestro
Señor. Con cuanta seriedad Jesús había orado aquí
intercediendo al Padre por sus discípulos. Con notable
preocupación pensó en la continua vida de ellos, en sus tareas,
así como sus luchas y sufrimientos en este mundo. “El mundo
los aborrece”, dice Jesús; “No ruego que los quites del mundo,
sino que los guardes del mal” (Juan 17,14y15). Jesús oró aquí
expresamente por la protección de sus discípulos en este
mundo. En este ruego sacerdotal y la preocupación del alma,
estan todos sus sucesores y nosotros mismos.
¡Qué grande y maravilloso consuelo, que extraordinario
conocimiento!
¡Pero por uno Jesús tuvo pesar y tuvo que lamentar! ¡Había
perdido uno del rebaño! ¡Este se había alejado y separado del
corazón del salvador! Fue Judas, su traidor, que
conscientemente optó por este acto vergonzoso y por lo tanto
eligió el camino de la perdición. ¡Por esta razón se fue a la
perdición! Sabe: ¡No hay resultado diferente para nadie en el
mundo! ¡Quien elige el camino de perdición y permanece en el,
se va a la perdición! Se dice de Judas: “Entonces uno de los
doce fue […] y les dijo: ¿Qué me queréis dar, y yo os lo
entregaré? […] Y desde entonces buscaba oportunidad para
entregarle (Mateo 26,14-16). ¡Oh, si este Judas, en ese
momento, hubiese tomado la decisión de buscar la protección
divina! ¡Eso lo habría salvado del camino de la muerte y
perdición eterna! Pero él había reconocido su equivocada
decisión muy tarde y no encontró más tiempo para arrepentirse.
En este “hijo de perdición” reconocemos el valor y la
importancia de la protección divina de nuestra alma.
La palabra de Dios también nos habla de la necesidad de la
auto preservación. Juan escribe: “Aquel que fue engendrado por
Dios le guarda” (1. Juan 5,18). Conocemos la situación y los
peligros de este mundo, por lo tanto también sabemos cuánto
necesitamos la protección divina. Si Jesús pudo decir de sus
discípulos “yo los guardé”, así también nos puede guardar a
nosotros. Por lo tanto podemos pedir como David: “¡Guárdame,
oh Dios, porque en ti he confiado!”
│ Trompeta Evangelizadora 08/2013 11
“
12 Trompeta Evangelizadora │ 08/2013
ENSEÑAN ZAS BÍBLICAS - FÁCIL DE COMPREN DER │ LECCIÓN 27
El Renacimiento ¿Es realmente una vida nueva?
En las Escrituras una persona que vive en pecado se
nos presenta como muerto espiritual. Por ejemplo,
en Efesios 2, 1-3: “Y él os dio vida a vosotros;
cuando estabais muertos en vuestros delitos y
pecados, en los cuales anduvisteis en otro tiempo,
siguiendo la corriente de este mundo, conforme al
príncipe de la potestad del aire, el espíritu que ahora
opera en los hijos de desobediencia, entre los cuales
también todos nosotros vivimos en otro tiempo en
los deseos de nuestra carne, haciendo la voluntad de
la carne y de los pensamientos, y éramos por
naturaleza hijos de ira, lo mismo que los demás.” Él
está muerto espiritualmente, porque la conexión con
Dios se ha separado por el pecado. A través de la
redención se restablece esta conexión. La persona
espiritualmente muerta revive otra vez. Por
consiguiente la palabra refiere este proceso como
“Renacimiento” (Tito 3,5).
Nuestro Señor Jesús enseñó este hecho cuando
habló a Nicodemo en la noche. Queremos animarte,
a ti querido lector, a leer todo el pasaje de Juan 3,1-
21. Imagínate la situación y presta atención de cómo
Jesús explica esto de “nacer de nuevo”. Luego no
alejes demasiado la Biblia. Es bueno que tú mismo
reveas todos los pasajes bíblicos que citamos en esta
lección.
En el diálogo con Nicodemo Jesús enseña tres
cosas fundamentales acerca del renacimiento:
1. Sólo el renacimiento nos lleva al reino de Dios.
2. Renacer es una obra espiritual, no podemos
entenderla, pero podemos observar el efecto.
3. Nacemos de nuevo para la vida eterna.
Respecto a eso todavía podemos leer Juan 1,12-13 y
ver que los que creen en el nombre del Hijo de Dios,
son nacidos de Dios, y por lo tanto tienen el derecho
de ser llamados hijos de Dios. Luego Pablo escribe a
los Corintios: “De modo que si alguno está en
Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he
aquí todas son hechas nuevas” (2. Corintios 5,17). El
renacimiento nos muestra aquí como un cambio
radical en las personas. Aquí se cumple la promesa
de Ezequiel 36,26-27.
Al igual que un alumbramiento natural, el
renacimiento marca el comienzo de una nueva vida.
La vida natural es una fuerza, cómo la delicada
operación de una bellota, después un árbol joven y
más tarde se hace un enorme roble. Así es el
renacimiento, el inicio del desarrollo del hombre
espiritual. Por eso leemos en la Biblia de los recién
nacidos, que necesitan la leche de la Palabra de Dios
(1 Pedro 2,2). Leemos acerca de niños, jóvenes y
padres en Cristo (1. Juan 2,12-14). Así es nuestro
objetivo como nacidos de nuevo: “Hasta que todos
lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento
del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de
la estatura de la plenitud de Cristo, para que ya no
seamos niños fluctuantes, llevados por doquiera de
todo viento de doctrina, por estratagema de hombres
que para engañar emplean con astucia las artimañas
del error” (Efesios 4,13-14).
¿Cuáles son las insignias de esta nueva vida?
Cuando nacemos de nuevo, lo primero que tenemos
es una nueva relación filial con nuestro Padre
Celestial y nos dejamos guiar por su Espíritu
(compara Romanos 8,14-16). Creemos que Jesús el
Cristo es Dios. Le amamos a quien nos dio a luz y
amamos también a nuestros hermanos (1. Juan 5,1).
Vencemos al mundo (1. Juan 5,4) y hacemos lo que
es recto delante de Dios (1. Juan 2,29). No nos
involucramos con el pecado, nos resguardamos y
tenemos la promesa de que el adversario no nos va a
tocar (1. Juan 3,9 y 5,18).
Estimado lector, todo esto nos muestra, que la
doctrina del renacimiento es esencial para el
cristianismo. Una persona que no ha nacido de
nuevo, no puede ser llamado realmente un cristiano.
Un cristiano es semejante a Cristo – que no puede
decirse de un pecador. El debe ser salvo de sus
pecados por la gracia y ser liberado, antes de ser
semejante a Cristo. Precisamente esta
transformación, que es causada por el Espíritu de
Dios, la Biblia llama nuevo nacimiento o
renacimiento.
Robert Witt (DE)
│ Trompeta Evangelizadora 08/2013 13
PROTECCIÓN
El horno de fuego
Nabucodonosor, rey de los gentiles, había mandado
realizar una figura de oro, y luego ordenó que, al
sonar de las trompetas, clarines, etc., todas las
personas debieran inclinarse y adorar esta imagen.
También ordenó que todos los que rechazaran adorar
a esa imagen, debían ser arrojados al horno de fuego.
Pero tres hombres estaban decididos a adorar al único
Dios verdadero y servirle a Él, incluso cuando eso
significaba el horno de fuego para ellos. Entonces le
fue informado al rey que estos hombres judíos no
habían respetado su mandamiento. Así él mandó
llamar a su presencia a los transgresores y les dijo:
“¿Cómo? ¿Ustedes, Sadrac, Mesac y Abed-nego, no
honráis a mi dios, ni adoráis la estatua de oro que he
levantado?” Él les ofreció gracia, si ellos, al sonar
una vez más la orquesta, se inclinarían y adorarían la
imagen.
Esto, en la práctica, era una prueba difícil para los
tres hombres hebreos. Pero ellos no temieron, y no
dudaron. Confiaron en Dios y respondieron al rey:
“He aquí nuestro Dios a quien servimos puede
librarnos del horno de fuego ardiente; y de tu mano,
oh rey, nos librará. Y si no, sepas, oh rey, que no
serviremos a tus dioses, ni tampoco adoraremos la
estatua que has levantado.” (Daniel 3, 17-18).
Esta respuesta enfureció al rey. Él ya había dicho
antes: “Porque si no la adorareis, en la misma hora
seréis echados en medio de un horno de fuego
ardiendo; ¿y qué dios será aquel que os libre de mis
manos?” (Versículo 15). Y entonces, por orden del
rey, el horno fue calentado siete veces más de lo
acostumbrado. A continuación los tres hombres
fueron echados en él.
El horno estaba tan caliente, que los hombres que
conducían a los jóvenes hebreos para echarlos dentro,
perecieron antes de poder alejarse del horno.
El rey observaba, y para su sorpresa tuvo que ver,
como los tres hombres que habían sido arrojados
atados, ahora caminaban libres, sin ataduras en el
horno. Leemos: “Entonces el rey Nabucodonosor se
espantó, y se levantó apresuradamente y dijo a los de
su consejo: ¿No echaron a tres varones atados dentro
del fuego? Ellos respondieron al rey: Es verdad, oh
rey. Y él dijo: He aquí yo veo cuatro varones sueltos,
que se pasean en medio del fuego sin sufrir ningún
daño; y el aspecto del cuarto es semejante a hijo de
los dioses.” (Daniel 3, 24-25).
Dios, el todopoderoso, hizo manifiesto su gran
poder y protegió a estos tres hombres que confiaron
en Él. El rey pagano y todos en su patio, tuvieron que
reconocer, que Dios había realizado un gran milagro.
Dice: “Entonces Nabucodonosor se acercó a la puerta
del horno de fuego ardiendo, y dijo: Sadrac, Mesac y
Abed-nego, siervos del Dios Altísimo, salid y venid.
Entonces Sadrac, Mesac y Abed-nego salieron de en
medio del fuego. Y se juntaron los sátrapas, los
gobernadores, los capitanes y los consejeros del rey,
para mirar a estos varones, cómo el fuego no había
tenido poder alguno sobre sus cuerpos, ni aun el
cabello de sus cabezas se había quemado; sus ropas
estaban intactas, y ni siquiera olor de fuego tenían.”
(Daniel 3, 26-27). El fuego no demostró ningún
poder en el cuerpo de estos hombres.
¡Oh, qué gran y poderoso Dios tenemos! Querido
lector, ¡cobra ánimo! Si Dios, en este maravilloso
ejemplo, pudo rescatar a esos hombres del horno
incandescente, así también puede rescatarte a ti del
fuego de tribulación, si confías en Él y le obedeces
en todos los aspectos. Él ha dicho: “Cuando pases
por las aguas, yo estaré contigo; y si por los ríos, no
te anegarán. Cuando pases por el fuego, no te
quemarás, ni la llama arderá en ti.” (Isaías 43,2).
¡Qué valiosa promesa!
L.B.
Trompeta Evangelizadora │ 08/2013 14
PÁGINA JUVENIL
ORAR EN PÚBLICO
A nosotros jóvenes hermanos, nuestro inolvidable
viejo predicador Carl Burbulla nos sorprendió una
vez con la pregunta: “¿Por qué no oran en las
reuniones de oración de la iglesia?”
En principio no tuvimos ninguna respuesta,
porque la idea de orar en voz alta en los cultos, aún
no había llegado a nosotros en absoluto. Oramos en
la hora juvenil, ¿pero en la congregación? - Eso era
totalmente nuevo para nosotros.
Así que dimos como respuesta que somos
demasiado jóvenes, y el orar en los cultos es para
los hermanos mayores y con más experiencia. Pero
el padre Burbulla no dejó ser valedero. “Qué creen,”
dijo él, “¡cómo se alegra la congregación cuando
oyen sus jóvenes voces! Y cómo eso vivifica al
espíritu de oración, al pronunciar sus breves y
específicas peticiones. Yo creo, que el Señor a
veces se complace más por un torpe balbuceo, que
por las oraciones 'hábiles'”. Pero todavía nos hizo
otra objeción. Antes, a menudo escuchábamos la
frase: “¡el que se sienta exhortado, nos guíe en la
oración!” Nosotros no oramos, porque simplemente
no nos sentíamos exhortados.
Con esto tampoco fuimos aprobados por nuestro
padre amigo. Había gente, dijo, que siempre se
sentía “exhortada” y muchas veces sería mejor, si
se mantuvieran callados. “La oración es cuestión de
voluntad, y no de sentimiento”, nos enseñaba. “El
Señor quiere que oremos. Y no necesitamos esperar
un impulso especial. ¡Simplemente desde el
principio debemos hacerlo! ¡A la reunión de oración
se va para orar!”
Lo hicimos, porque le amamos. Y entonces nos
dimos cuenta, que él tenía razón.
DIOS PUEDE
“Y poderoso es Dios para hacer que abunde en
vosotros toda gracia, a fin de que, teniendo siempre
en todas las cosas todo lo suficiente, abundéis para
toda buena obra” (2.Corintios 9,8).
Como un hilo brillante se extiende a través de toda
la Biblia: ¡Qué grande es Jesucristo el Señor! De
cada milagro nos resuena: “¡Él puede!” Para Él nada
es demasiado grande o muy pequeño. Él puede y
siempre quiere ayudar. Él es el médico y ayudador
del cuerpo y del alma. Qué maravilloso es saber: El
gran Dios ha venido y tiene cuidado de mi y de tu
vida.
Durante la historia de la alimentación a los cinco
mil, una maestra de escuela dominical pregunta:
“¿Qué puede hacer Jesús?” y obtiene rápidamente
una respuesta: “¡Todo!” Para Él realmente nada es
imposible. Solo está ligado en sí mismo. Todas las
preguntas de tu vida encuentran respuesta en Él. Él
entiende tus problemas que tú no puedes solucionar.
Sabe la solución, donde no puedes ver el objetivo.
Cuántas veces permanecemos ahí dudando y nos
preguntamos: “¿Puede el Señor también ayudarme
esta vez? ¿Sabe un camino para mí?” Puedes confiar
en Él completamente, en Él, que todo lo puede.
Dios puede hacer algo a partir de la nada, de una
pequeña cantidad mucho, pero también de un
montón hacer poco. De una violenta tormenta que
amenaza tu vida, puede hacer una agradable brisa.
Desde las montañas que obstruyen tu vida, hace un
camino recto. Y te encuentras desesperado por el
peso de tu pecado, llévalos a Él. Él los toma de ti y
perdona todas tus transgresiones. Te regala un
corazón limpio, alegre, valentía, fuerza y gracia
suficiente para tu joven vida.
¡Dios puede hacer! ¡Qué palabra tan maravillosa!
¡Qué glorioso, glorioso Salvador!
PREGUNTA:
¿En qué reconocemos la voz de Dios?
RESPUESTA:
Para nosotros los seres humanos, es una de las
bendiciones más preciosas de Dios que podemos
escuchar su voz y entenderla. La Biblia confirma
esto en varios lugares. Por ejemplo, así dice en Juan
10,27: “Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco y
me siguen.” Una idea similar se expresa en el mismo
capítulo en el versículo 4: “... y las ovejas le siguen,
porque conocen su voz.” Sabemos que Jesús es la
imagen utilizada en la parábola del pastor y las
ovejas, y sugiere la relación entre éste y el hijo de
Dios. Es decir, los seres humanos somos capaces de
reconocer su voz y de escucharla.
Si somos capaces de reconocer su voz, debemos
tener ciertas características - que ella hace. La
naturaleza de Dios nos da a entender que su voz
siempre está llena de amor. Dice: Dios es amor (1.
Juan 4,16). Aún cuando Dios nos reprueba o incluso
nos castiga, este hablar de Dios nos mostrará al
mismo tiempo su amor para con nosotros; porque Él
quiere que todos los hombres sean ayudados.
Precisamente por esta razón debe - como los padres
a sus hijos - a veces reprender (duramente).
Por otra parte, a menudo la Biblia informa que
precisamente la voz de Dios se percibe en el silencio.
Allí, donde estamos en comunión con Dios. De esto
podemos deducir, que no vamos a escuchar esta voz
cuando no estamos preparados para romper nuestro
“ruido cotidiano” y tomarnos tiempo para Dios y la
comunión con Él. Su voz está siempre en armonía
con la Biblia. El deber que Él nos muestra, el camino
que Él indica, las cosas ante las cuales nos advierte
- todo se puede confirmar a través de su palabra. La
hermosura de esto, es que la voz de Dios es clara y
no nos lleva a confusión. La dirección de Dios va
acompañada de una maravillosa certeza - ¡aunque no
siempre sabremos donde terminará esta vía
(vea Hechos 20,22-23)! Si estamos inseguros,
debemos pedir a Dios sabiduría. Ello debe ser un
estímulo especial para nosotros, que Dios nunca nos
mentirá. Ésta es también una característica de su
hablar a nosotros.
Pero, ¿cómo habla Dios? ¿Cómo le podemos oír?
Sus posibilidades de hablar con nosotros, son
inagotables. ¿Alguna vez, has experimentado que
Dios te ha hablado a través de un arco iris? ¿Qué es
lo que ves en un arco iris? ¿Un hermoso fenómeno
climático? ¿Quiere Dios que esto realmente nos
transmita un mensaje de ánimo? La Biblia nos dice
que Dios habló por medio de los profetas, por
ángeles, a través de su creación, en los sueños, por
circunstancias de la vida y muchas cosas más. Del
mismo modo hoy también a nosotros se nos ofrecen
inmensurables posibilidades para escucharlo. Su
hablar no sigue ningún patrón específico. Pero: el
que le quiere oír, es capaz de escucharlo. El profeta
Jeremías les dijo a sus oyentes en nombre de Dios lo
siguiente: “Clama a mí y yo te responderé, y te
enseñaré cosas grandes y ocultas que tú no conoces”
(Jeremías 33,3).
Por desgracia, también puede suceder que Dios
calla. Una posible causa puede ser que le hemos
entristecido. Tal vez hemos rechazado su hablar en
el pasado. Otro conlleva un pecado visible desde
hace mucho tiempo en su vida y se pregunta, por qué
Dios no habla más... Dios quiere que su silencio
tenga algún propósito. Nos quiere hacernos
comprender algo. Si su hablar nos es importante,
comenzaremos a buscar la causa de su silencio. Pues
vemos, que Dios mismo puede hablar a través de su
silencio.
¿Escuchamos su voz?
Helmut Brose, Herford (DE)
│ Trompeta Evangelizadora 08/2013 15
PROTECCIÓN
Jesús ama a los niños
Una niña, de aproximadamente seis años, caminaba
tranquilamente por la vereda de una ciudad
montañosa, llevando de la mano a su hermanito. La
estuve observando de frente por una ventana. De
repente, la niña toma a su hermanito del brazo y pasa
la calle corriendo hacia mi vereda. En este mismo
instante bajaba un auto a gran velocidad, chocando
contra la cerca, justo en el lugar, donde segundos
antes se encontraban los niños. Asustada corrí hasta
ellos y le pregunté a la niña: “dime, ¿por qué has
pasado realmente a este lado de la calle, si tú te
dirigías a la panadería del otro lado?” “Si”, respondió
pensando la niña, “Sabes, yo ni siquiera quería pasar
a este lado”. Y el rostro de la niña resplandecía, “eso
era el buen salvador, Él me ha empujado
rápidamente a este lado, para que a Bubi no le
acontezca nada. Sabes, Él lo ve todo desde el cielo.”
En el periódico estaba escrito: “De casualidad, dos
niños pasaron la calle, cuando…”
“Porque os digo que sus ángeles en los cielos ven
siempre el rostro de mi Padre que está en los cielos”
(Mateo 18,10).
Trompeta Evangelizadora │ 08/2013 16
La entrada secreta de Satanás
En una mañana de verano, estaba observando por la
ventana, para mi sorpresa, vi una liebre
tranquilamente sentada entre hermosos coliflores,
dándose un festín. ¿Cómo pudo haber entrado? Si
nuestra huerta está cercada con muros y alambrados.
En algún lado debió haber encontrado una entrada
secreta. Esto lo debo investigar para poder salvar
mis restantes coliflores de un huésped no deseado.
Corrí hacia la huerta para espantar a la liebre,
viendo como se escapaba, pasando por debajo del
portón de la huerta. ¡Ahá! Esta era la entrada secreta.
Lo clausuramos con alambre. Ciertamente, esto nos
hace pensar, una entrada secreta, por la cual los
invasores pueden introducirse en el jardín de nuestra
vida interior, en el jardín de nuestra familia, en el
jardín de la iglesia. En Efesios 4,27 se nos menciona
una “entrada secreta del diablo”: “ni deis lugar al
diablo”. Que peligroso es cuando se introduce, sin
que nos demos cuenta en nuestro hogar, en la iglesia
¡que en total secreto, comienza su misteriosa
destrucción! ¿Dónde debe estar esta entrada secreta,
para que la podamos descubrir y cerrarla? El
versículo anterior nos dice: “Airaos, pero no
pequéis; no se ponga el sol sobre vuestro enojo”
(Efesios 4,26). La entrada secreta de Satanás puede
ser la no reconciliación, el suministro y conservación
de resentimiento contra nuestro prójimo en nuestro
corazón. Por medio de esta entrada secreta,
encuentra el enemigo el acceso a nuestras familias,
nuestros amigos y nuestras iglesias.
La ocasión puede ser muy discreta, si, casi
inofensiva. El descuido de una palabra, una mirada
con fingimiento, un gesto mal interpretado, una
equivocación, el olvido de un saludo, un olvido de
gratitud. El asunto parece ser un poco ridículo.
Nadie tiene en cuenta esto. Pero la entrada secreta
está allí, y el enemigo no dudará en utilizarla. Una
raíz de amargura crece en total silencio, produce
discordia, y muchos son envenenados (Hebreos
12,15). Inesperadamente comienza una pequeña
grieta y culmina en una amplia zanja, los frentes se
endurecen; otros son involucrados, cada frente
insiste en sus derechos. Ninguno quiere mencionar la
palabra de perdón y tampoco quieren extender la
mano de reconciliación. El “viejo enemigo” se
deleita, gozando con alegría del triunfo que logró.
¿Qué debemos hacer? Debe ser clausurada la
entrada secreta de Satanás, mencionar la palabrita
“¡perdóname! Se debe tener en cuenta la gracia de
Dios. Así podremos mantener al enemigo afuera y
resguardar el hogar, la familia y la iglesia de su obra
destructora, que detendrá cada bendición.
│ Trompeta Evangelizadora 08/2013 17
PÁGINA INFANTIL
Una buena lección
Un padre vio jugar a su hijo con unos chicos que
eran descorteses y groseros. Hace tiempo se había
dado cuenta que su hijo adquirió el mismo mal
comportamiento. Estaba muy triste por ello y le
advirtió, pero Pablo no le hacía caso.
Un día el padre trajo seis rozagantes manzanas,
las puso en un plato y se las dio a Pablo. Este estaba
feliz por la bondad del padre y le dio las gracias.
“Debes dejar las manzanas unos días para que se
vuelvan suaves” dijo el padre. Pablo llevó el plato
con manzanas a la despensa, cuando las dejó allí, el
padre puso entre las seis una séptima manzana que
estaba podrida y le dijo a Pablo que la dejara ahí.
“pero papá” dijo Pablo “¡la manzana podrida va
echar a perder a las otras!”
¿Lo crees? ¿Porqué más bien las manzana buenas
no sanan a la podrida? Dijo el padre, y con estas
palabras cerró la puerta de la despensa.
Ocho días más tarde, el padre mandó traer las
manzanas. Pero, ¡qué aspecto! Las seis manzanas
que estaban sanas y rozagantes, ahora estaban
podridas casi en su totalidad y emanaban un olor
fétido.
“Padre”, dijo Pablo, “¿no te dije que la manzana
podrida iba arruinar a las sanas?, ¡pero tú no me
hiciste caso!”
“Hijo mío”, contestó el padre, “¿no te dije yo
muchas veces que tu amistad con esos chicos malos
te vuelve malo a ti también?” sin embargo no me
escuchas. “Fíjate lo que le sucedió a estas
manzanas, eso te sucederá a ti si sigues
manteniendo amistad con ellos.”
Pablo nunca olvidó aquella lección y en lo
sucesivo evitó relacionarse con eso impíos y malos
muchachos. Incluso, a menudo agradece al padre
por tan buena lección.
Trompeta Evangelizadora │ 08/2013 18
Karagandá, Kazajistán
Durante la segunda guerra mundial, los alemanes
que estaban asentados en las regiones de las
fronteras de la URSS (Kaukasus, Ucrania, ASSR
alemanes del Volga) fueron llevados para su
reasentamiento forzado en Siberia, Kazajistán y Asia
central. Todos los hombres entre 16 hasta 60 años,
aptos para trabajar, muchas mujeres y jóvenes tenían
que abandonar a sus familiares, y fueron
incorporados al ejército de trabajos. Así fueron
llevados muchos hermanos alemanes de la iglesia de
Dios con sus familias a Karagandá. El comienzo de
la iglesia de Dios surgió por medio de algunos
jóvenes hermanos en los años 1949/1950,
comenzando con reuniones en hogares en un sector
de la ciudad Kirsawod (olerías). Al poco tiempo
vinieron hermanos de las iglesias bautista y
luteranas, los que aceptaban las verdades bíblicas,
agregándose al grupo. Con el tiempo se realizaban
también reuniones en hogares en el sector de
Majkuduck, Michajlowka, Schachtinskij y en el
sector de la segunda mina de carbón.
En los primeros años no había medio de transporte.
Los hermanos caminaban a veces hasta 15 km hacia
los lugares de reunión, en el verano con un calor de
30° y en el invierno con frío de -30°. No se dejaban
detener por calor, frío o tormentas. El fuego del
amor de Dios ardía tanto en sus corazones, que no
los detenía ni la distancia ni el clima. Más tarde
podían venir con bicicletas. Años más tarde fueron
construidos medios de transporte como buses y
tranvías.
En los tiempos de opresión, los hermanos que
estaban al frente en Karagandá se salvaron. Mientras
que en otros lugares de la URSS las reuniones
fueron clausuradas y muchos hermanos que estaban
al frente fueron detenidos y exiliados, pero seguían
con pequeños grupos de reuniones en las casas.
Desde 1953 hasta 1970 fue anciano de la iglesia el
CO N G R E G A CI Ó N E N K A R A G AN D Á E N 1 9 5 0 A P R O X .
PERFIL DE LA IGLESIA
hermano Adolf Koch. Varios hermanos y una
hermana colaboraban con el anuncio de la palabra de
Dios. Dios bendijo el trabajo de los hermanos
agregando muchas almas a la iglesia. En las
reuniones asistían más de 100 hermanos y visitantes.
Cuando el hermano Adolf Koch enfermó
gravemente, fue ordenado como anciano el hermano
Jakob Scharton. En el año 1971, el Padre celestial
llamó al hermano Koch a las moradas eternas. En los
años 90, por cuestiones de salud, entregó el hermano
Scharton la responsabilidad de la iglesia y de la
imprenta a un hermano más joven. En enero de 1996
fue ordenado, por los dirigentes de la iglesia, el
hermano Harry Reinick.
La iglesia local fue visitada por muchos hermanos,
pastores evangelistas y hermanos de otras iglesias
locales de la URSS. En los años 1986-1989 – el así
mencionado “Perestrojka” – fue entonces posible,
estar en contacto y comunión con las iglesias de
Dios de Alemania y Canadá. En junio de 1991 nos
visitaron los hermanos H. D. Nimz y Heinrich
Semenjuk por primera vez en Karagandá.
Desde aquel entonces, ya transcurrieron más de 20
años, en los cuales cada año nos visitan hermanos de
Canadá y Alemania.
Hasta los años 80, las reuniones se llevaban a cabo
principalmente en alemán, luego parcialmente en
ruso y más tarde solamente en ruso.
A partir de 1990 nos fue permitido publicar una
literatura de la iglesia de Dios en ruso, bajo el título
“Jewangelskaja Truba” (Trompeta evangelizadora).
Que los primeros números se copiaban con
máquinas de escribir. Por medio del aporte de la
misión alemana de Canadá, fue posible adquirir una
impresora, con la cual se imprimen 2500 ejemplares,
otros libros cristianos y tratados. Como hermanos en
Karagandá, estamos inmensamente agradecidos a
Dios y a los hermanos de Canadá por su ayuda.
También a los hermanos de la imprenta
“Posaunenruf” (Clarín) de Alemania, los que nos
ayudaron a publicar la revista, libros y tratados.
En los años 1990-1998 emigraron la mayoría de
los hermanos alemanes con sus familias a Alemania.
Pero gracias al trabajo misionero entre los habitantes
de habla rusa, no quedó vacía la casa de oración,
porque el Señor bendijo este trabajo. Vinieron
muchas almas nuevas y fieles, principalmente de
descendencia rusa.
Aproximadamente en 1967-1968 comenzó el
hermano O. Maier con la hora de música y canto
para jóvenes, las cuales fueron de gran bendición.
Desde 1983-1984, aparte de las reuniones de oración
y estudios bíblicos, se realizan reuniones de jóvenes
y hora para niños. Ahora tenemos 45 chicos
divididos en 3 grupos en la escuela dominical.
Estamos agradecidos a nuestro Señor y Salvador
por toda su gracia y bendición, la cual nos ha
regalado y siempre lo sigue haciendo. Pedimos a
todos los lectores que oren por nuestra iglesia aquí
en Karagandá.
Harry Reinick
V I S I T A N T E S A G O S T O 2 0 1 2
P A S T O R E S Y H E R M A N O S
D E K A R A G A N D Á 1 9 9 7
│ Trompeta Evangelizadora 08/2013 19
Página para mayores
La fuente de Alegría
Como las estaciones de primavera, verano, otoño e
invierno se dividen en la naturaleza, así también es
en la vida humana: primero el tiempo de la infancia,
después la juventud, la madurez y la vejez. La
mayor parte de la infancia es un tiempo feliz, alegre
y despreocupado, seguro en el cuidado de los
padres. También la juventud trae mucha alegría y
grandes expectativas. Se pasa a la edad de la
madurez, donde todas las metas y deseos se
cumplen. Entonces el hombre sale a la vida donde
toma decisiones y responsabilidades. El matrimonio
y la formación de la familia, una vida llena de
trabajo para el sustento, y siempre el deseo de la
felicidad eterna.
Luego viene el tiempo de las canas, más rápido de
lo que se esperaba, un periodo de madurez con
muchas experiencias. Los niños y algunas personas
de la aldea aprecian la ayuda que entonces es
posible. Es el tiempo para dar el ejemplo de lo que
uno ha aprendido en la vida. La edad se hace sentir,
las fuerzas ya no son como antes. Los hijos
crecieron y se han ido de la casa. El otoño ha
llegado. El tiempo ha transcurrido
indescriptiblemente rápido. También llegan
enfermedades, que no son fáciles de curar,
molestias, sufrimientos. Parece que disminuye la
alegría de vivir. Pues llegan los años que “no nos
agradan”. El que mide la vida únicamente por la
fuerza física para disfrutarla, puede sentir la
edad madura como un invierno con árboles
desnudos.
El hombre creado por Dios no puede ser
verdaderamente feliz sin Él. Y este profundo deseo
de felicidad, esta sed por la verdadera felicidad solo
se puede calmar, cuando se haya encontrado la
fuente de alegría.
La fuente de la alegría es Cristo. Dichoso es el
hombre, que ha encontrado en su infancia esta
fuente de vida. El que puede tomar en abundancia
alegría, felicidad y bendiciones de Dios. El salmista
dice: “aún en la vejez fructificarán; estarán
vigorosos y verdes para anunciar que Jehová mi
fortaleza es recto, y que en él no hay injusticia.”
(Salmo 92, 15-16)
Pero esto solo se puede decir de personas que
descansan en Dios y en silencio permanecen en Él.
Una vejez feliz es un estado, en el que a pesar de
toda carga y dolencia, no se ha perdido la alegría. El
término “feliz” suena fresco y alegre. Como se
siente el niño feliz y alegre en la presencia de los
padres, así también el hombre en la relación con
Dios.
Dios nos guía individualmente. El conoce tus
necesidades personales, los peligros y las pruebas de
tu vida. Pero seguimos en la fuente de la vida, no
perdemos nunca la alegría del corazón. Jeremías 17,
8: “El será como un árbol plantado junto a las aguas,
que junto a la corriente echará sus raíces, y no verá
cuando viene el calor, sino que sus hoja estará
verde; ni dejará de dar frutos.”
Hace poco visité a un hermano que en el 2013
llegó a la edad de 93 años. Por una grave
enfermedad está postrado. Dios ya ha llevado a su
amada esposa. Y luego se encontró en diversas y
duras pruebas - y resplandecía radiante alegría, Sus
brillantes ojos y sus palabras hablaban de gratitud y
satisfacción a Dios.
Otro hermano nos ha dejado un ejemplo duradero.
Quedó paralizado después de un accidente cerebro
vascular a los 37 años y había perdido su lenguaje.
Pero sus amables ojos mostraban una radiante
alegría y felicidad también en esta dura prueba.
Tuvo el acceso sin dificultades a la fuente de alegría.
El secreto de alegría en la edad avanzada, es la
postura de nuestro corazón hacia Dios y en la
verdadera comunión con Dios, por medio de nuestro
Señor Jesucristo.
Walfried Igel, Kirchberg (DE)
Trompeta Evangelizadora │ 08/2013 20
Anillo anual
Un niño, para darme una alegría, me regaló de sus bloques
de construcción un disco de madera de 4 cm de grande.
Ahora este pedazo de madera esta sobre mi escritorio. De
vez en cuando lo tomo en mis manos y ciento la interfaz
suave como la ceda. No sé de qué clase de árbol es, que al
cortarlo queda tan velloso y al moverlo debajo de una luz
brilla con un brillo de acabado mate, que automáticamente
tienta en ser acariciado. Los anillos del crecimiento son muy
agradables de ver. En la escuela hemos aprendido: Si la
madera del árbol crece en anchura, los anillos de crecimiento
son de densidad variable, dependiendo siempre si fueron
creciendo en el verano o el invierno. Esto los hace más claro
o más oscuro, y a través de ellos podemos determinar la
edad de los árboles.
También nuestra vida tiene anillos anuales. Varían en
tiempos de luz y de oscuridad, aunque no con tanta
regularidad como la del árbol. En retrospectiva si, en el
recuerdo, hablando sobre “¿Te acuerdas de...?” podemos
recordarlo.
Mi pieza de madera está rodeada por una protectora
corteza. El centro se puede ver – fijado rodeado de una
ancha y brillante cornisa – el núcleo original de crecimiento,
el centro, del cual emana todo su crecimiento y va formando
círculos.
Los anillos claros son siempre un poco más anchos que los
oscuros. Estos nos hacen pensar y comparar con la vida. El
crecimiento interno puede ser doloroso, y seguramente los
anillos oscuros son necesarios para darle más fortaleza a la
vida del árbol. Pero cuando pienso, a pesar de todo: ¿No
predomina, lo claro? Es muy importante que nuestra vida
tenga un centro fijo, alrededor del cual todo se construye, lo
bueno como lo difícil, - nuestros anillos anuales, nuestro
crecimiento espiritual.
Por ultimo: ¿no sentimos que nuestra vida está bien
rodeada, sujeta por una fuerza superior? Ella nos protege,
como el árbol que está protegido por la corteza. Mientras
que esta protección está intacta, somos invulnerables.
Incluso cuando somos heridos, cuando nuestro corazón
sangre como un árbol, la resina debe secretar alrededor para
curar nuevamente al tronco, así también preparó el creador
la curación para nosotros, que nuevamente nos devuelve la
seguridad por el abrazo de su fidelidad.
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Trompeta Evangelizadora │ 08/2013 22
PROTECCIÓN
Maniobra de desviación
“Nadie os prive de vuestro premio” (Colosenses 2,18)
En la antigua Grecia, eran famosos los juegos
olímpicos, que se celebran en honor a los dioses
cada cuatro años. Como prioridad estaba la carrera.
Al vencedor le esperaba una corona de ramos de
olivos, lo cual consideraban como un honor
envidiable de ser glorificado, no solo al
beneficiario, sino que glorificaba a su familia y a su
ciudad natal.
Sucedía que mientras competían, los espectadores
tiraban pequeñas bolitas de oro entre los pies de los
corredores. ¿Para qué? No como recompensa, sino
para desviar sus ojos de la meta, para que se
inclinen por el oro. ¡Maniobra de desviación! Pero a
quien le importaba la corona de honor, despreciaba
esta tonta tentación y se dirigían resueltamente
hacia la meta.
El apóstol Pablo compara la postura del cristiano
con una competencia en el estadio (1. Corintios
9,24-27). Para recibir el premio, la corona
incorruptible, no es suficiente haber comenzado la
carrera. Debemos comportarnos de tal manera,
durante esta competencia y conducir nuestra actitud
cristiana, para que Cristo pueda coronarnos, “No en
el comienzo, solamente en el final es coronado el
luchador cristiano.”
Si observamos en la historia de la iglesia de Jesús,
de algunas vidas individuales, nos sorprende
dolorosamente cuantos fracasan y pierden de vista
la gloriosa meta. ¿Por qué? ¡Oh, fueron
víctimas de la maniobra (método) de desviación
satánica! ¡Cuánta lucha padeció el apóstol Pablo
con los cristianos en Galacia! “Estoy maravillado de
que tan pronto os hayáis alejado del que os llamó
por la gracia de Cristo, para seguir un evangelio
diferente” (Gálatas 1,6). “¿quién os fascinó?” –
“Vosotros corríais bien; ¿quién os estorbó?”
Ten en cuenta, estimado lector, en especial tú,
principiante en la fe, que lo que produce la
desviación de parte del mundo y los anteriores
amigos: Te dejas engañar con bolitas de oro, ¡con
los placeres temporales del pecado! Después te
dejas detener y finalmente desviar de la gloriosa
meta. ¡Distracción conduce a desviación! En
ninguna época como hoy, disponía el enemigo de
tantas posibilidades y medios, para desviar a los
decididos cristianos de la correcta senda, si es
posible sacarlos de la vía. Hoy en día es
extremadamente difícil, concentrarse en este un
punto “sólo una cosa es necesaria”. Son miles los
intereses que abordan, inquietudes y demandas,
incluyendo las supuestas obligaciones del
hombre moderno. Lo humillan, aquel que debería
ser una persona con propósito, culminó siendo
“Juan de la calle”, uno más de la multitud, uno de
los lanzados de un lado al otro por el espíritu del
tiempo por sus inquietantes compañeros.
Todas las imágenes coloridas de la calle, la
ruidosa vida cotidiana, la radio, los parpadeos de la
pantalla del televisor, internet, atacan los sentidos y
los pensamientos y distraen la mente con frecuencia
solamente a las cosas pasajeras. El mundo de hoy,
es semejante a un gigante carrusel, que gira en un
furioso torbellino. ¿Hacia dónde? Siempre
alrededor. Si finalmente se detiene, se está sentado
en el mismo lugar – a pesar de todo el alarde de los
avances de la humanidad.
¿Permanecemos nosotros, como los llamados para
la vida eterna, intactos a las maniobras de
desviación? Aún estamos en el mundo. Justamente
aquel, que practica la espiritualidad, le será un
dilema moral, que el espíritu del tiempo le ofrece
todo para detenerlo de la carrera al tesoro celestial.
Desviaciones de pensamientos y consideraciones no
se detienen ni en nuestro aposento de oración,
tratando de romper el hilo de la misma. Los
domingos estamos sentados bajo el mensaje de la
palabra de Dios. ¿Ha quedado afuera nuestra
ocupación cotidiana? ¿Se ha detenido la rueda de
preocupaciones? Se necesita muy poco, y los
pensamientos toman otro curso. La mirada al
vestido de la mujer que está sentada delante de ti ya
es suficiente, y ya te ocupas de la moda. O
repentinamente, en medio de la predicación, te
atormenta la pregunta: ¿Desconecté el horno
eléctrico, cerré la garrafa de gas antes de salir?
Ningún área de la vida ha sido excluido en la
carrera cristiana, mucho menos en lo espiritual.
Muchos corren en zigzag, porque le falta el corazón
fuerte, que descansa en la gracia. Como la aguja
magnética de la brújula puede ser desviada de norte
a sur, por causa de tormentas eléctricas, así oscilan
muchos cristianos preocupados de un lado al otro,
porque se abren a todas las influencias posibles. Se
dejan llevar “por doctrinas diversas y extrañas.” En
vez de mirar firmemente hacia Cristo, siguen
dependiendo de los “falsos profetas, con vestidos de
ovejas”, se apasionan por las falsas doctrinas que se
esconden detrás del nombre de Jesús – y son
engañados. Este es el objetivo satánico y el final de
cada distracción.
¡Querido lector! No se puede dejar de tomar
suficientemente seria la situación a la que estamos
expuestos. Nuestra consigna debe ser: “¡Hacia el
cielo, solamente al cielo debe ser nuestro caminar!”
Por lo tanto debemos velar y orar y tener cuidado de
nosotros mismo, y alentarnos y animarnos unos a
otros: “¡Corramos con paciencia la carrera que
tenemos por delante!” (Hebreos 12,1).
¡Precaución, peligro!
Con que frecuencia vemos carteles de precaución y
similares en lugares peligrosos, en los distintos
lugares de nuestras transitadas calles, en los cruces y
lugares similares. Cada uno sabe lo imprescindible
que son. Pero también en nuestro camino a la
eternidad, sobre el cual se encuentra cada persona,
Dios ha establecido sus señales de advertencia.
¡Bienaventurado aquel que los observa y se deja
advertir!
¡Querida alma, redimida o no; estas advertencias
divinas son para ti! Si se ignora una advertencia
natural y no sucede nada, entonces uno se vuelve
muchas veces apático y desprevenido. Pero justo ahí,
cuando las personas se sienten más seguras y son
insensibles a todos los peligros, puede suceder
repentinamente la desgracia. Ellos ven muy tarde el
error que han cometido al omitir la advertencia.
Nadie puede decir que es para su propio bien el
ignorar la advertencia, sin tener que padecer las
consecuencias. Esto es válido en el ámbito natural
como en el espiritual.
Más de un hijo de Dios, que en vez de alegrarse por
su maravillosa experiencia de la salvación y de la
comunión con Dios, no se ha dejado amonestar y
castigar por el Espíritu Santo, cuando le amenazaba
el peligro. Creía que estaba seguro. Pero justo allí,
cuanto más seguro se sentía, dio el paso que le llevó a
la oscuridad, y perdió la comunión con Dios.
No se dejó advertir cuando el peligro amenazaba.
Y el hombre que ignora las advertencias y no presta
atención a las invitaciones del Espíritu Santo,
acarreará las consecuencias toda su vida, si, incluso
por toda la eternidad, por su indiferencia al amor de
Dios.
Una seria advertencia en la Biblia es: “¡Pues todo lo
que el hombre sembrare, eso también segará!” Oh,
cuantos acudieron de prisa en su vida sin tener en
cuenta las advertencias de la Palabra o del Espíritu de
Dios, y pronto su destino fue sellado. Ya era
demasiado tarde para aceptar alguna advertencia. La
destrucción pasó sobre ellos y ahora tienen una larga
eternidad para lamentarlo amargamente, por no
haberse dejado advertir.
Si nuestro propósito es, servir a Dios
correctamente, y también tomar lo que el mundo nos
ofrece, entonces, Satanás, el enemigo de nuestra
alma, se preocupará, llevarnos allí, a que cedamos un
poco y que el servir a Dios ya no sea con tanta
precisión. Y si lo logra, que seamos un poco
descuidados en nuestro diario caminar, entonces tarde
o temprano no prestaremos más atención a las
importantes enseñanzas o advertencias, que nos
indican los peligros en la senda de la vida.
Pongamos todo nuestro empeño en agradar a Dios y
servirle de manera correcta; entonces no seremos
“¡ociosos y sin fruto en cuanto al conocimiento de
nuestro Señor Jesucristo, […] porque haciendo estas
cosas, no caeréis jamás!” (2. Pedro 1, 8y10)
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BREVE PERFIL
Georg Müller “Mi Dios, pues suplirá todo lo que os falta conforme a sus
riquezas en gloria en Cristo Jesús” (Filipenses 4,19)
Johann Georg Ferdinand Müller vivió desde 1.805 hasta 1.898.
Él era evangelista, misionero y filántropo, un hombre de fe y oración.
En Bristol, Inglaterra, fundó el complejo de
orfanatos “Ashley Down” y la sociedad para la
distribución de Biblias en el país y el extranjero.
Apoyó el trabajo de D. L. Moody en Chicago,
trabajó junto a Charles Spurgeon e influyó en el
trabajo misionero de Hudson Taylor en China. La
mayor parte de su vida la pasó en Bristol, Inglaterra,
y fue allí, por más de 68 años pastor y predicador.
Nunca ha pedido dinero prestado y nunca tuvo
deudas. Todas sus necesidades las trajo a Él en
oración de fe.
Georg Müller nació en Prusia. Su juventud no
tenía el sello de la piedad, no, todo lo contrario. El
era un ladrón, un mentiroso, un apostador. Inclusive
a los 16 años estuvo preso durante un corto período
debido a un robo. También fue desobediente al padre
y realmente se podría decir que vivía la vida del hijo
pródigo. Aún cuando era estudiante de teología en la
universidad de Halle, Alemania; de acuerdo con
algunos testimonios vivía constantemente en
pecados.
Pero en un día inolvidable del año 1.825, fue
invitado por un compañero de estudios a una reunión
de oración. Luego de cantar juntos un himno todos
se pusieron de rodillas y oraron. “Esto, de ponerse
de rodillas causó en mí una profunda impresión.”
Reconoció más tarde, “porque hasta entonces nunca
había visto a nadie que se arrodillara para orar,
tampoco yo lo había hecho antes.” Fue esa reunión
de oración que el Señor utilizó para empezar su obra
de gracia en el corazón de Georg Müller.
Más tarde escribió: “a principios de Noviembre de
1825 me convertí en un creyente del Señor
Jesucristo. Pero en Julio de 1.829 me entregué a su
merced de todo corazón. Honor, placer, dinero, mi
fuerza física, mi capacidad mental, todo lo puse a los
pies de Jesús. Desde aquél día la palabra de Dios fue
para mí valiosa y la amé por sobre todas las cosas.”
En 1.833 Georg Müller fue a Inglaterra, y al año
siguiente fundó la sociedad para la propagación de
literatura. El objetivo de esta sociedad era la difusión
de Biblias, tratados, libros y con ello la ayuda
financiera a misioneros, la promoción de seminarios
bíblicos y ayuda para los niños huérfanos, para
educarlos, atenderlos y sustentarlos – todo sin ayuda
secular. Nunca debían rogar por dinero, nunca
contraer deudas y ni elegir alguna comisión. Más
bien todo debía conseguirse por fe en nuestro Señor
Jesucristo. Hasta la muerte de Georg Müller la
asociación tuvo un ingreso de 7,5 millones
gestionándola. Entre otras cosas con ese dinero se
repartieron cerca de 282.000 Biblias, 1.500.000
nuevos testamentos y se sustentó a casi 10.000 niños
huérfanos. Incluso hoy en día existe esa
organización bajo el nombre de “Fundación benéfica
Georg Müller.”
En 1.836 empezó a trabajar con niños huérfanos
junto a su esposa. Para 1870 ya habían construido
cinco orfanatos grandes, donde se alojaban 1.722
niños. La parcela de aproximadamente 6 hectáreas
(13 acres) con esos orfanatos en Ashley Down
Bristol, es un gran monumento que habla de lo que
se puede lograr mediante la fe sencilla en Dios.
Cuando Dios puso en el corazón de Georg Müller
albergar niños huérfanos para sustentarlos, él solo
tenía 15 centavos en el bolsillo. Pero confió en la
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promesa: “Para Dios no hay nada imposible” (Lucas
1, 37). En el estado actual de las cosas, la suma de
dinero que le fue enviado durante su vida, como
ofrendas voluntarias se tasó en un monto de 150
millones de dólares. El nunca pidió apoyo
financiero, nunca contrajo deudas, tampoco pidió
cosas o alimentos públicamente, pero se atrevió a
confiar en Dios: “Clama a mí, y te responderé, y te
enseñaré cosas grandes y ocultas…” (Jeremías33, 3).
Muy a menudo recibía alimentos sin que los hubiera
solicitado justo antes del horario en que los niños
debían comer.
“Siento molestarlo”, así empezó a hablarle una
mañana la madre sustituta, “pero todos los niños
esperan el desayuno y en la casa no hay
absolutamente nada.” ¿Qué debo decirles a los
niños? – 300 niños estaban obedientemente parados
detrás de sus sillas. Las mesas estaban puestas: para
cada niño un plato, una tasa y una cuchara. Pero no
había nada para ver en los platos.
Una pequeña niña susurró: “¿Dónde está la
comida?” “Dios ya lo va a proveer” le aseguró Georg
Müller. Cuando todos los niños inclinaron sus
rostros, Müller oró: “Querido Dios, te damos gracias
por lo que nos darás de comer. Amén” Müller
levantó el rostro después de la oración y miró
bondadoso a los niños. “Ahora se pueden sentar” él
tampoco sabía de donde saldría la comida; pero una
cosa si sabía, que Dios no decepcionaría a los niños.
Por lo tanto los 300 niños estaban obedientemente
sentados antes sus platos vacíos.
Poco tiempo después alguien llamó a la puerta.
“Señor Müller” empezó diciendo el panadero, “no
pude dormir esta noche, reiteradamente pensé que
tal vez esta mañana usted necesitaría pan. Entonces
me levanté a las dos de la mañana y preparé 3
porciones de masa y horneé para usted, espero que le
sirva.”
Mientras los niños comían el pan recién salido del
horno, alguien llamó por segunda vez a la puerta.
Ahora era el lechero. “Señor Müller, yo necesito su
ayuda. A mi carro se le quebró una rueda, justo
frente sus instalaciones. Pero para poder sustituir la
rueda debo descargar el carro. Tengo 10 grandes
jarrones de leche, ¿podría usarla?”
Cuando Georg Müller cumplió 70 años, se le hizo
realidad un anhelo que tenía desde hacía muchos
años, de trabajar como misionero. Así que los
siguientes 17 años pudo recorrer 200.000 kilómetros
en 42 países, predicando el evangelio en varios
idiomas y anunciándolo a alrededor de 3 millones de
personas en diferentes naciones. En sus mensajes
predicaba la salvación, exhortando siempre que los
hijos de Dios deben confiar en el Dios vivo.
Testificó que oraba mucho para poder presentar
sus mensajes. A menudo oraba toda la semana para
proclamar la palabra y no sabía cual sería su mensaje
hasta que se paraba detrás del púlpito. Si, él oraba
por todo y esperaba también que cada oración
tuviera una respuesta.
Al cruzar el Atlántico en 1.877, el barco había
entrado en un banco de niebla espesa. Le dijo al
capitán que debía estar en Québec, Canadá el sábado
por la tarde y era miércoles. El capitán le dijo que
resultaría imposible, ya que por seguridad sólo
podían navegar muy despacio y con muchos
cuidados. Probablemente Müller no llegaría a tiempo,
a lo que él contestó, que en sus 57 años nunca había roto
una promesa. Así que pidió permiso para entrar a la
sala de juegos y orar allí, para que se disipe la
niebla. El capitán siguió a Müller, pero creía que eso
sería una perdida de tiempo.
Más tarde el capitán relató: “El se puso de rodillas
y rezó una oración muy simple. Yo pensé para mis
adentros: 'Esto serviría en una clase de niños
escolares, cuya edad no supere los 8 o 9 años'. Su
oración era más o menos así: '¡Oh Señor, si está de
acuerdo con tu voluntad, por favor elimina la niebla
en cinco minutos. Tu sabes que me he
comprometido a predicar la palabra en Quebec, yo
creo que esa es tu voluntad!' cuando el terminó de
orar, yo también quise hacerlo pero el puso su mano
en mi hombro y me pidió que no lo hiciera.
'Primero', dijo él, 'tú no crees que Dios quiere hacer,
y segundo, yo creo que Él ya lo ha hecho. Por lo
tanto no es necesario que tu también ores'.”
Mientras los dos hombres subieron a la cubierta, la
niebla había desaparecido, y el sábado por la tarde
Georg Müller estaba en Quebec.
Cuando el pastor Charles R. Parsons entrevistó,
durante los últimos años de vida a Georg Müller, le
preguntó: “¿Has encontrado a Dios fiel en sus
promesas?”, Müller contestó: “¡Siempre! ¡Nunca me
ha dejado avergonzado! Casi 70 años el Señor se
mostró fiel en cualquier necesidad que tuviéramos
en este trabajo. A los 9.500 niños huérfanos, desde
el primero hasta hoy, nunca les ha faltado una
comida. Cientos de veces hemos empezado el día sin
ningún centavo; pero el Padre Celestial nos mandó
la ayuda en el momento preciso. En ningún
momento tuvimos que experimentar la falta de una
comida nutritiva.
Recién cuando permití que Dios provea por mí,
entonces me aferré en su palabra. Sencillamente
confié en Él, para mí personalmente, para mi
familia, mis niños huérfanos, para los costos de mis
viajes y en cualquier necesidad que se presentara.
Dios ha demostrado ser fiel, y yo no tuve ninguna
necesidad - nunca nos faltó nada. Si, tenía mis
tentaciones, mis problemas y mis bolsillos vacíos,
pero Dios se mostró siempre fiel. Nadie puede
acusarme de haberle pedido un centavo. Todo lo he
recibido a través de la oración por fe”.
Parsons le preguntó si pasaba mucho tiempo de
rodillas, Müller respondió: “varias horas todos los
días. Pero yo vivo en el espíritu de la oración. Oro
cuando camino, cuando me acuesto, cuando me
levanto. Las respuestas siempre llegaban. Decenas
de miles de veces mis oraciones han sido
contestadas. Cuando estoy convencido que la causa
es justa, entonces no dejo de orar hasta que esta sea
escuchada. ¡No me doy por vencido! Es muy
importante nunca darse por vencido, hasta que la
respuesta llegue. Las promesas de Dios son
inmutables y en ellas me aferro. El gran error de
muchos hijos de Dios es que no persisten en la
oración. No oran sin cesar y no resisten. Si desean
algo que será para la honra de Dios, entonces deben
orar hasta que lo reciban”.
El dijo en una ocasión: “No sirvo a un maestro
estricto, y esto quiero testificar alegremente, porque
quiero alabar su santo nombre y animar a los demás
peregrinos a que confíen en Él. Esa es mi principal
preocupación”.
Resumiendo podemos decir que: el objetivo de
Georg Müller era glorificar a Dios para que otras
personas tomen a Dios por su palabra. Por ese
motivo satisfacía él su propia alma con las palabras
de las sagradas escrituras. Cotidianamente pasaba
horas en oración y leyendo la Biblia. Leyó su biblia
más de 200 veces, la mitad de ese tiempo sobre sus
rodillas. Testificó que estaba seguro que fueron
contestadas 50.000 oraciones especiales; súplicas
que expuso únicamente delante de Dios.
Aunque la vida de Müller estaba repleta de
preocupaciones y conflictos, su fe nunca fue movida.
Su padre no era creyente, su madre falleció cuando
él tenía 14 años. Incontables veces estuvo
gravemente enfermo. Tuvo que sepultar dos nacidos
prematuros, a un hijo de un año, a su único hermano,
y a su hija Lydia. Predicó en el entierro de su
primera esposa cuando tenía 64 años, y para la
sepultura de su segunda esposa predicó con 90 años.
Con 92 años, no mucho antes de que falleciera, escribió:
“Me fue posible realizar mi tarea todos los días
dispuesto y feliz – y eso desde hace 70 años.”
La noche del miércoles 9 de marzo de 1.898,
dirigió la reunión de oración. Al día siguiente a las 7
de la mañana cuando le llevaron una taza de té a la
habitación del orfanato Nº 3, donde vivía, no
recibieron respuesta después de tocar la puerta. Fue
encontrado muerto al lado de su cama.
“La fe no opera en el campo de lo posible. Donde se encuentran las posibilidades humanas, no hay lugar para la gloria de Dios. La verdadera fe comienza, donde termina el poder humano.”
Georg Müller
Trompeta Evangelizadora │ 08/2013 26
Año 119
La TROMPETA EVANGELIZADORA es una escritura cristiana que se presenta clara y decididamente para la plena salvación en Cristo, la unidad de los hijos de Dios, y revelar todas las verdades de la Santa Palabra. Publicado en intereses de la Iglesia de Dios. Editor responsable: Hans-Dietrich Nimz (CA) Colaboradores: Harry Semenjuk (CA), Sieghard Schulz (CA), Dieter Jeske (DE), Hermann Vogt (DE) Los editores se reservan el derecho de resumir o no publicar los artículos recibidos. Preguntas o sugerencias pueden ser enviadas a: [email protected]
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PIE DE IMPRENTA
│ Trompeta Evangelizadora 08/2013 27
¡Por gracia!
¡Por gracia salvo puedo ser!
¿Corazón, lo crees o no?
¿Por qué te comportas tan rebelde?
Es verdad, la Biblia lo promete,
así también esto debe ser verdad:
¡Por gracia el cielo mío será!
¡Por gracia! Aquí no vale ganancia,
las propias obras desvanecerán.
El intercesor, que vino en carne,
tiene como premio la gloria,
que su muerte nos trajo
y que por gracia nos salvará.
¡Por gracia! Recuerda esto: ¡Por gracia!
Lo que el pecado te hace sufrir,
y con cuanta cargas te encuentras;
y tu conciencia acusándote está:
lo que la mente no pueda percibir,
¡te ofrece Dios por gracia a ti!
¡Por gracia! Este fundamento quedará,
mientras tanto Dios es verdad. -
lo que Jesús y apóstoles relataron,
lo que en la palabra de Dios resaltaron,
donde se fundamenta toda nuestra fe,
Es: ¡Gracia por la sangre del cordero es!
ANUNCIOS
Congresos 2013
Canadá
Congreso en Edmonton: 12 al 14 de Octubre de 2013
Curso Bíblico en Aylmer: 12 al 23 de Agosto de 2013
Argentina
Congreso en Buenos Aires: 10 al 15 de Septiembre de 2013
Congreso en Oberá – Misiones: 17 al 22 de Septiembre de 2013
Nuestro Dios poderoso es
Dios mora en una luz, que nadie puede llegar.
De su rostro divinal, nos separa el pecar.
Nuestro Dios es poderoso e inmortal,
aunque reyes haya mil, Él es Señor principal.
Con todo esto lejos no está, a nosotros se acercará.
Si bien creó la luna, estrellas y el sol,
con todo lo que hizo, de ti no se olvidará,
quiere saber de ti, contando tus días y años está
Todos los cabellos de tu cabeza numerados están.
Permanece maravilloso, nada pequeño ignorará.
Que ni los mares y montañas lo detendrán,
ha dejado su reino, para hacerse hombre acá.
Hace que le gente temerosa está- al juicio final –
pero tiene un deseo a ti, sin al pobre olvidar.
De su resplandor y luz se introduce en tu lobreguez:
¡Y todo desvanece lo que te hace padecer!
Podrás vivir en Él y solo nunca más estar,
puedes respirar, moverte y permanecer con Él.
Quien nadie ha visto y ni en futuro verá,
quiere a tu lado estar y a la patria celestial llevar.
JOCHEN KLEPPER
Año 119