precedentes obispado orihuela 006199_2

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1 GASPAR REMIRO, M.: Historia de Murcia musulmana, Zaragoza, 1905, p. 298. 2 En CASCALES, F.: Discursos históricos de la ciudad de Murcia y su reino, Academia Alfonso X el Sabio, Murcia, 1980, pp. 26-27, podemos hallar información sobre el pacto de Almizra. 3 MANSILLA REOYO, D.: Geografía Eclesiástica de España. Estudio Histórico-Geográfico de las diócesis, Roma, 1994, p. 278. 4 VILAR, J.B.: Orihuela musulmana. Historia de la ciudad de Orihuela, t. II, Murcia, 1976, p. 131. Ídem: Los siglos XIV y XV en Orihuela, Murcia, 1977, p. 369. E ídem: Orihuela, una ciudad valenciana en la España Moderna, Murcia, 1981, p. 769. Las citadas tierras pertenecían a la jurisdicción eclesiástica de la mitra de Barcelona en virtud de un acuerdo suscrito en el año 1058 por Alí ibn Muyahid, emir de Denia y señor de las Baleares, con Ramón Berenguer I. En él, el conde-marqués catalán reconocía solemnemente a Alí como soberano de Denia y las Baleares; y a cambio, el musulmán facultaba al prelado barcelonés para ordenar a los obispos, proveer los demás cargos eclesiásticos, y entender en el gobierno y dirección de tales iglesias. 14 1. Los precedentes del obispado de Orihuela. Historia de un pleito multisecular. 1.1. Los orígenes del Pleito del Obispado. Tras más de quinientos años de dominación musulmana, hacia mediados del siglo XIII las tropas castellanas, comandadas por el infante D. Alfonso -primogénito y heredero de Fernando III el Santo-, irrumpieron a toda velocidad en el Reino musulmán de Murcia y procedieron a su conquista. Sin embargo, la necesidad de orientar todos los esfuerzos militares y logísticos hacia las campañas de Andalucía impidió al príncipe afianzar la autoridad de su padre sobre el referido territorio, de manera que la citada unidad territorial, en virtud de la capitulación de Alcaraz, firmada en 1243, pasó a convertirse en un reino vasallo de Castilla 1 . La ocupación de estas tierras del Sudeste peninsular propició el encuentro de los castellanos con los catalano-aragoneses de Jaime I el Conquistador. La competencia de las dos coronas motivó la revisión de los acuerdos de Tudillén y Cazola, y se plasmó en 1244 en el tratado de Almizra, que redefinió las áreas de influencia y conquista, dejando las tierras del sur de la actual provincia de Alicante en territorio castellano 2 . (Ver mapa 1). Pese a estar inmerso, junto con su padre, en la empresa sevillana, D. Alfonso quiso asumir la tarea de reorganizar las tierras levantinas recién conquistadas. Y pensó que la restauración de la antigua sede episcopal cartaginense podría ayudarle tanto a cristianizar el reino hudita como a favorecer en él el afianzamiento político castellano. Le planteó el proyecto al papa Inocencio IV 3 , y a pesar de que el pontífice recibió con complacencia la petición del infante, los deseos de éste toparon con los intereses de Jaime I, quien antes de emprender su labor reconquistadora había prometido a los catalanes restituir el obispado de Valencia a la jurisdicción del metropolitano tarraconense, y las tierras comprendidas entre Denia y Orihuela a la del prelado de Barcelona 4 . Y el asunto se complicó aún más cuando las sedes de Toledo y Tarragona reclamaron para sí la sufraganeidad de la futura diócesis de Cartagena. Sin embargo, las suplicaciones y diligencias del primogénito castellano acabaron convenciendo a Inocencio IV, y el pontífice decidió dar por zanjada la controversia tras decretar el 31 de julio de 1250 el restablecimiento de la sede cartaginense y el nombramiento del

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Historia religiosa

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  • 1 GASPAR REMIRO, M.: Historia de Murcia musulmana, Zaragoza, 1905, p. 298.

    2 En CASCALES, F.: Discursos histricos de la ciudad de Murcia y su reino, Academia Alfonso X el Sabio,Murcia, 1980, pp. 26-27, podemos hallar informacin sobre el pacto de Almizra.

    3 MANSILLA REOYO, D.: Geografa Eclesistica de Espaa. Estudio Histrico-Geogrfico de las dicesis,Roma, 1994, p. 278.

    4 VILAR, J.B.: Orihuela musulmana. Historia de la ciudad de Orihuela, t. II, Murcia, 1976, p. 131. dem: Lossiglos XIV y XV en Orihuela, Murcia, 1977, p. 369. E dem: Orihuela, una ciudad valenciana en la Espaa Moderna,Murcia, 1981, p. 769. Las citadas tierras pertenecan a la jurisdiccin eclesistica de la mitra de Barcelona en virtudde un acuerdo suscrito en el ao 1058 por Al ibn Muyahid, emir de Denia y seor de las Baleares, con RamnBerenguer I. En l, el conde-marqus cataln reconoca solemnemente a Al como soberano de Denia y las Baleares;y a cambio, el musulmn facultaba al prelado barcelons para ordenar a los obispos, proveer los dems cargoseclesisticos, y entender en el gobierno y direccin de tales iglesias.

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    1. Los precedentes del obispado de Orihuela.Historia de un pleito multisecular.

    1.1. Los orgenes del Pleito del Obispado.

    Tras ms de quinientos aos de dominacin musulmana, hacia mediados del siglo XIIIlas tropas castellanas, comandadas por el infante D. Alfonso -primognito y heredero de FernandoIII el Santo-, irrumpieron a toda velocidad en el Reino musulmn de Murcia y procedieron a suconquista. Sin embargo, la necesidad de orientar todos los esfuerzos militares y logsticos hacialas campaas de Andaluca impidi al prncipe afianzar la autoridad de su padre sobre el referidoterritorio, de manera que la citada unidad territorial, en virtud de la capitulacin de Alcaraz,firmada en 1243, pas a convertirse en un reino vasallo de Castilla1.

    La ocupacin de estas tierras del Sudeste peninsular propici el encuentro de loscastellanos con los catalano-aragoneses de Jaime I el Conquistador. La competencia de las doscoronas motiv la revisin de los acuerdos de Tudilln y Cazola, y se plasm en 1244 en eltratado de Almizra, que redefini las reas de influencia y conquista, dejando las tierras del surde la actual provincia de Alicante en territorio castellano2. (Ver mapa 1).

    Pese a estar inmerso, junto con su padre, en la empresa sevillana, D. Alfonso quiso asumirla tarea de reorganizar las tierras levantinas recin conquistadas. Y pens que la restauracin dela antigua sede episcopal cartaginense podra ayudarle tanto a cristianizar el reino hudita comoa favorecer en l el afianzamiento poltico castellano. Le plante el proyecto al papa InocencioIV3, y a pesar de que el pontfice recibi con complacencia la peticin del infante, los deseos deste toparon con los intereses de Jaime I, quien antes de emprender su labor reconquistadora habaprometido a los catalanes restituir el obispado de Valencia a la jurisdiccin del metropolitanotarraconense, y las tierras comprendidas entre Denia y Orihuela a la del prelado de Barcelona4.Y el asunto se complic an ms cuando las sedes de Toledo y Tarragona reclamaron para s lasufraganeidad de la futura dicesis de Cartagena.

    Sin embargo, las suplicaciones y diligencias del primognito castellano acabaronconvenciendo a Inocencio IV, y el pontfice decidi dar por zanjada la controversia tras decretarel 31 de julio de 1250 el restablecimiento de la sede cartaginense y el nombramiento del

  • 5 POTTHAST, A., Regesta Romanorum Pontificum, 13.145-13.148. SBARALEA, J., Bullarium FranciscanumRomanorum Pontificum..., Roma, 1759, 1, 525 y ss., n 294-297. DAZ CASSOU, P.: Serie de los obispos deOrihuela, Murcia, 1977, p. 16, dice del obispo electo que sus verdaderos apellidos eran Gonzlez y Prez, pero queprobablemente renunci a ellos cuando profes en la orden franciscana, y tom el cognombre de Gallego dado queefectivamente lo era al haber nacido en Santa Mara de Hortigueira.

    6 POTTHAST, A., op. cit., 14.032. MORALES, A. de: Coleccin de privilegios y escrituras de las Iglesias deEspaa, t. XII, f. 305. FITA, F.: Bosquejo histrico de la Sede Cartaginense por el obispo D. Diego de Comontes,en Boletn de la Real Academia de la Historia, n 3 (1883), p. 281.

    7 TORRES FONTES, J.: La reconquista de Murcia en 1266 por Jaime I de Aragn, Murcia, 1987, pp. 109 y ss.MARTN, J.L.: La Pennsula en la Edad Media , Barcelona, 1988, p. 406. VILAR, J.B.: Orihuela musulmana..., pp.199-206.

    8 D. Diego Martnez Magaz sucedi al frente del obispado cartaginense a D. Garca Martnez; ci dicha mitrahasta 1302, segn especifica DAZ CASSOU, P., op. cit., p. 22; y fue un hombre de reconocido ingenio, esprituenrgico y actividades dinmicas, segn apunta VIDAL TUR, G.: Un obispado espaol. El de Orihuela-Alicante,2 tomos, Alicante, 1979, t. I, p. 31.

    9 Archivo Municipal de Orihuela (A.M.O.), Libro Becerro de Privilegios Reales, ff. 9-9v.

    10 MADOZ, P.: Diccionario Geogrfico-Estadstico-Histrico. Orihuela, Madrid, 1849. Libreras Pars-Valencia,Valencia, 1995, p. 25. Esta parroquia fue dedicada al Salvador bajo el misterio de la Transfiguracin y a la VirgenMara.

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    franciscano Pedro Gallego como prelado5, y proponer el 6 de agosto siguiente una frmula decompromiso a la cuestin de la sufraganeidad, declararla exenta, esto es, directamentedependiente de la Santa Sede6. (Ver mapa 2).

    Durante los aos transcurridos entre el acuerdo de Alcaraz y la muerte de Ibn Hud hacia1259, la totalidad del emirato, que haba aceptado el protectorado castellano, vivi en unasituacin de precario equilibrio poltico. No obstante, tras el fallecimiento del emir yaprovechando el rompimiento de Granada con Castilla, en 1264, los mudjares murcianos,confabulados con nazares y norteafricanos, se sublevaron contra el dominio cristiano. Ocupadoel ya rey Alfonso X el Sabio en combatir la sedicin andaluza, no tuvo ms opcin que solicitarla ayuda de su suegro Jaime I para sofocar la insurreccin murciana. El Conquistador se puso alfrente de un gran ejrcito y aplast la rebelin. Y tras asentar en el reino murciano a algunosrepobladores catalanes y aragoneses, lo devolvi a Alfonso X, sin que en nada se modificasen laslneas de frontera7.

    Aos ms tarde, bajo el episcopado de Diego Martnez Magaz8, asistimos a los primerossucesos relevantes de la Iglesia de Orihuela tras la dominacin musulmana. El 10 de marzo de1281 Alfonso X decidi donar a la corporacin municipal de la villa del Bajo Segura, para lasfbricas de sus iglesias, unas rentas que si bien en su origen haban sido eclesisticas, habanpasado a pertenecer a la corona, el tercio de los diezmos9. Y un par de meses despus, el 27 demayo, concedi a la referida poblacin un privilegio que con el tiempo se haba de constituir enla base prstina de las aspiraciones episcopales. Dicho instrumento estableca que la iglesia delSalvador10 haba de ser la mayor de la villa, y que deba tener primaca sobre las otras dosparroquias (la de las Santas Justa y Rufina y la de Santiago). Y adems, conceda a la citadaiglesia el rango de arciprestal, y mandaba poner en ella a un arcipreste que, bajo las rdenes delobispo de Cartagena y su vicario general, podra ejercer jurisdiccin eclesistica en la propia villade Orihuela y en las localidades cercanas de Callosa de Segura, Guardamar, Rojales, Formentera

  • 11 ALENDA, J.: Manual del Archivero de la Santa Iglesia de Orihuela, cap. I. Libro manuscrito que se halla enel Archivo de la Catedral de Orihuela (A.C.O.).

    12 FITA, F.: La Catedral de Murcia en 1281, en Boletn de la Real Academia de la Historia, n 3 (1883), pp.268-269. MORALES, A. de: Privilegios reales, Bulas y otros instrumentos importantes, Murcia, 1751, ff. 74v.-75.CASCALES, F., op. cit., p. 518.

    13 VILAR, J.B.: Orihuela musulmana..., pp. 69-70, nos muestra el origen de esa enemistad capital. Hacia el ao825, Abd al Rahman II hubo de hacer frente a una de las frecuentes contiendas tribales que enfrentaban a yemenesy sirios en la cora de Tudmir. Tras derrotar a los sediciosos y para prevenir futuras discordias, pens en trasladar losorganismos administrativos de la cora -que se hallaban repartidos entre Orihuela y Helln- a una nueva ciudadfundada por l, que, situada en las inmediaciones de la urbe orcelitana, en adelante la desplazara como capital dela regin. La citada ciudad, a la que no faltaban algunos precedentes prerromanos, recibi el nombre de Murcia -Mursiya-. En el 831, la ciudad estaba ya construida y en ella se instal, por orden del emir, el gobernador Ibn Labid.

    14 BERMDEZ AZNAR, A.: Una perspectiva jurdica sobre la donacin del reino de Murcia a Jaime II deAragn, en Anales de la Universidad de Alicante. Historia Medieval. Actas del Congreso Internacional Jaime II:700 aos despus, Alicante, n 11 (1996-1997), p. 72. Conocemos tal pacto gracias a una carta del propio D. Alfonsode la Cerda -en calidad de rey de Castilla y de Len-, datada en Sern el 3 de febrero de 1296, y dirigida al Conzeioy a los homes buenos de Orihuela A.M.O., Libro Becerro de Privilegios Reales, ff. 9v.-10. Hay copias enMORALES, A. de: Coleccin de privilegios y escrituras..., t. II, f. 682. Y en MARTNEZ MORELL, V.: Cartasde los Reyes de Castilla a Orihuela. 1265-1295, Alicante, 1954, p. 87, quien la trasunt del Archivo HistricoNacional (A.H.N.), cdice 1.267, Privilegia per Serenissimos Reges Civitati Oriole concessa, f. 24.

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    del Segura, Catral, Almoradi, La Daya, Jacarilla, San Bartolom de Almizdrano (Benejzar),Albatera y Cox11.

    Por otra parte, hemos de destacar tambin al obispo Magaz porque fue el principalimpulsor de la traslacin de la sede episcopal de Cartagena a Murcia. Los motivos aducidos porel prelado y el cabildo cartaginenses eran fundamentalmente pastorales. La hasta entonces sedeepiscopal, por su situacin costera, sufra continuas agresiones de los sarracenos. Y, adems, sehallaba aislada del resto de la dicesis, ya que el campo y los caminos entre dicha ciudad y lasierra de Carrascoy se hallaban infestados de ladrones que dificultaban un acceso seguro a ella.Se haca, por tanto, necesaria para la atencin espiritual de los feligreses la traslacin de la sedeepiscopal a otra ciudad, que fuera populosa e insigne, que se hallase en una mejor ubicacinespacial dentro de la dicesis, y que ofreciese mejores vas de comunicacin. Obviamente, laciudad elegida tena que ser Murcia. Las primeras instancias del prelado y el captulo fuerondirigidas al pontfice Nicols III, pero sus peticiones no tuvieron el resultado apetecido hasta1291, ao en que Nicols IV decret la traslacin, con la anuencia del rey Sancho IV el Bravo12.

    Con toda seguridad, la noticia no debi caer muy bien en Orihuela, puesto que a partir deentonces, Murcia, su enemiga capital desde tiempo inmemorial, pasaba a ser la sede del obispado,y a ella habran de acudir los oriolanos a solucionar sus cuestiones de orden eclesistico13.

    El fallecimiento del rey castellano Sancho IV, acaecido en 1295, propici nuevos cambiospolticos en la Pennsula Ibrica. Pese a que el monarca seal como heredero a su primognitoFernando -que era menor de edad-, y le encarg a su mujer, Mara de Molina, la gobernacin delreino, los infantes de la Cerda -D. Alfonso y D. Juan- reclamaron para s la corona tras alegar queel matrimonio de Sancho y Mara no haba sido reconocido por la Santa Sede, por el parentescode los contrayentes. Y comenzaron a buscar aliados.

    D. Alfonso de la Cerda consigui la colaboracin militar de Jaime II el Justo de Aragn,prometindole la cesin del Reino de Murcia, del cual formaba parte -recordemos- la villa deOrihuela y el sur de la actual provincia de Alicante14. El monarca aragons march con un gran

  • 15 El tema de la conquista y anexin de Murcia por Jaime II de Aragn ha tenido un protagonismo destacado enla bibliografa histrica medieval. Adems de la informacin de crnicas como las de MUNTANER, R. (ed. de FSoldevila): Les Grandes Croniques, Barcelona, 1971; o ZURITA, J. (ed. de A. Canellas Lpez): Anales de la Coronade Aragn, Zaragoza, 1969, lib. V, cap. XXI, pp. 501 y ss.; podemos encontrar abundante documentacin editadaen recopilaciones como las de TORRES FONTES, J. (ed.): Coleccin de documentos para la historia del reino deMurcia. Documentos del siglo XIII, Murcia, 1969; o DEL ESTAL, J.M.: El reino de Murcia bajo Aragn (1296-1305). Corpus documental, vol. I/1, Alicante, 1985, y vol. I/2, Alicante, 1990; y numerosos estudios que ofrecenperspectivas novedosas como los de DEL ESTAL, J.M.: Conquista y anexin de las tierras de Alicante, Elche,Orihuela y Guardamar al reino de Valencia por Jaime II de Aragn (1296-1308), Alicante, 1982; y FERRER IMALLOL, M.T.: Notes sobre la conquesta de Murcia per Jaume II (1296-1304), en Homenatge a la memria delProf. Emilio Sez. Aplec d'estudis dels seus deixebles i col^laboradors, Barcelona, 1989, pp. 27-44.

    16 A.M.O., Libro Becerro de Privilegios Reales, f. 43v. Hay una copia de este documento en A.C.O. Armario I,libro n 1, ff. 70-71. GISBERT Y BALLESTEROS, E.: Historia de Orihuela, 3 t., Orihuela, 1901, t. II, p. 7.

    17 DEL ESTAL, J.M.: Historia pol tica, en Historia de la provincia de Alicante, Murcia, 1985, p. 228.HINOJOSA MONTALVO, J.R.: Las fronteras del reino de Valencia en tiempos de Jaime II, en Anales de laUniversidad de Alicante. Historia Medieval. Actas del Congreso Internacional Jaime II: 700 aos despus, n 11(1996-1997), p. 215. En el A.C.O. Armario I, libro n 2, Copia del proces de la Cathredal de la Esglesia de Oriola,ff. 208v.-214v., hallamos copias de la Sentencias Arbitrales de Torrellas y de Elche.

    18 FERRER I MALLOL, M.T.: La Batllia General de la parte del regne de Valncia dell Xixona, en Analesde la Universidad de Alicante. Historia Medieval, n 6 (1987-1988), pp. 279-309. dem: Organitzaci i defensa d'unterritori fronterer. La Governaci d'Oriola en el segle XIV, Barcelona, 1990, pp. 3-59.

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    ejrcito hacia tierras levantinas15. Tom diversas plazas, entre ellas Orihuela, cuyos habitantesle prestaron juramento de sumisin en la iglesia arciprestal el 11 de mayo de 1296, recibiendocomo contraprestacin una serie de privilegios entre los que debemos destacar el compromiso realde defender la villa del Bajo Segura ante cualquier posible atacante y, sobre todo, la promesa deque jams sera separada de la Corona de Aragn, ni volvera a la soberana castellana16. Yprosigui su marcha triunfal, aduendose de prcticamente todos los lugares, poblaciones ycastillos del reino de Murcia y, por ltimo, de la capital de ste.

    Sin embargo, en 1301 los hijos de Mara de Molina fueron legitimados por la Santa Sede,de modo que D. Alfonso de la Cerda perdi su condicin de pretendiente a la Corona de Castilla,y Jaime II el pretexto para su intervencin. Entonces, decidi entablar negociaciones conFernando IV el Emplazado. Las conversaciones tuvieron lugar en Torrellas, en 1304, y en ellaslos dos monarcas pactaron que, en adelante, Cartagena, Guardamar, Alicante, Elche, Elda,Novelda y Orihuela pasaran a pertenecer a la Corona de Aragn; que Murcia, Molina,Monteagudo, Alhama y Lorca, y los dems trminos y lugares del reino de Murcia fuesenrestituidos de nuevo a la monarqua castellana; y que el seoro de Villena quedase en propiedaddel infante D. Juan Manuel -hijo de Alfonso X-. Posteriormente, ya en 1305, los dos reyesvolvieron a negociar en el monasterio de Huerta, y Jaime II propuso ceder graciosamenteCartagena a Castilla a condicin de que Fernando IV diese la villa de Alarcn a D. Juan -el hijode D. Juan Manuel-. Y ese mismo ao, dieron por finalizadas las conversaciones en Elche,despus de fijar el lmite entre los reinos de Valencia y Murcia en las poblaciones del Pilar de laHoradada y San Pedro del Pinatar respectivamente17. (Ver mapa 1).

    La incorporacin formal de los nuevos territorios a la Monarqua aragonesa supuso laimplantacin en ellos del mismo sistema de administracin pblica que era utilizado en el restode los dominios de la Corona18. En los municipios, los tres pilares bsicos sobre los que seconstituy el gobierno fueron el justicia, los jurados y el Consell. Y a nivel territorial, la direccin

  • 19 DEL ESTAL, J.M.: Orihuela, de villa a ciudad, Alicante, 1996, pp. 39-41. La Procuracin ha sido analizadapor CABEZUELO PLIEGO, J.V.: Poder pblico y administracin territorial en el Reino de Valencia, 1239-1348.El oficio de la Procuracin. Alicante, 1996.

    20 BELLOT, P.: Anales de Orihuela (siglos XIV-XVI), Orihuela, 1956, v. II, p. 33. Mosn Bellot califica dedescuido el hecho de que, en las negociaciones de Torrellas y Elche, Jaime II no completara la particin delterritorio con un deslinde de obispados: Cost este descuido innumerables ducados, infinitas pesadumbres, muchosentredichos y descomuniones, que como casi todos los obispos eran castellanos, por cualquier mnima ocasinechaban mano a las armas espirituales....

    21 Sobre los territorios que pertenecan a la dicesis de Cartagena, puede consultarse la obra de MERINOLVAREZ, A.: Geografa histrica del territorio de la actual Provincia de Murcia, Madrid, 1915, p. 54.

    22 VILAR, J.B.: Los siglos XIV y XV en Orihuela..., p. 370. Vilar expone estas mismas razones pero afirma, ennuestra opinin errneamente, que las tensas relaciones de frontera no lograron relegar por completo la cordialidadque tradicionalmente presidi las relaciones de Murcia y Orihuela.

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    de la nueva denominacin administrativa de Reino de Valencia ultra Sexonam se encarg a unllochtinent de Procurador, y para la gestin econmica se cre la Baila General de Orihuela,poblacin en la que se fij la capital de la Procuracin19.

    No obstante, lo que a nosotros ms nos interesa es que el reajuste de los lmites polticosno conllev uno paralelo de los eclesisticos. Y mientras los territorios del Reino de Valenciaultra Sexonam quedaron bajo la soberana de la Corona de Aragn, siguieron dependiendo en elorden espiritual del castellano obispo de Cartagena20.

    Por tanto, es en esta falta de coincidencia entre los lmites civiles y eclesisticos dondehallamos el origen de las futuras reclamaciones episcopales oriolanas. A partir de este momento,en la conciencia de los sucesivos miembros del captulo de la iglesia del Salvador y del Consellde Orihuela fue formndose la idea de la necesidad de conseguir la independencia completa delos castellanos, es decir, de lograr la creacin de un obispado propio, con sede en la villa del BajoSegura, y cuya dicesis estuviese conformada por los territorios del Reino de Valencia que sehallaban sometidos a la autoridad episcopal murciana21. Tenaz aspiracin independentista que,como comprobaremos, compartieron y fomentaron los diferentes monarcas de la Corona deAragn, entre otros motivos, para evitar los frecuentes incidentes fronterizos murciano-oriolanosy, sobre todo, el hecho de que las rentas eclesisticas de sus territorios ms meridionales pasarana acrecentar las arcas del obispado de Cartagena, una Iglesia castellana22.

  • 23 El texto ntegro de la donacin lo podemos consultar en A.M.O., Libro Becerro de Privilegios Reales, ff. 44-50v. Y en GISBERT Y BALLESTEROS, E.: op. cit., t. II, pp. 696-701. De las tierras del Reino de Valencia ultraSexonam nicamente quedaron fuera de los dominios de D. Fernando los seoros de Crevillente y de Elche, quefueron concedidos al infante D. Ramn Berenguer -tercer hijo de Jaime II-, y el de Villena, que perteneca a D. JuanManuel -yerno del citado monarca e ilustre literato-.

    24 Desde el episcopado de D. Diego Martnez Magaz hasta llegar al de D. Alfonso de Vargas, se sucedieron alfrente de la mitra cartaginense cuatro prelados: D. Martn, D. Juan Muoz de Hinojosa, D. Pedro Barroso y D. PedroPearanda.

    25 GISBERT Y BALLESTEROS, E., op. cit., t. II, p. 94.

    26 Sobre este enfrentamiento es indispensable consultar la obra de CABEZUELO PLIEGO, J.V.: La Guerra delos dos Pedros en tierras alicantinas, Alicante, 1991.

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    1.2. La Iglesia oriolana a lo largo del siglo XIV: el nacimiento de lasreivindicaciones episcopales.

    Unos aos ms tarde, en 1328, la situacin poltica de Orihuela se vio de nuevomodificada. Tras la muerte de Jaime II, la corona aragonesa pas a la cabeza de Alfonso IV elBenigno. ste, viudo de D. Teresa de Entenza y de Antilln, contrajo segundas nupcias con D.Leonor de Castilla. La nueva reina trat de conseguir privilegios para sus hijos en perjuicio delheredero al trono, el que ms tarde sera Pedro IV el Ceremonioso. Y logr que el monarca ledonase al primero de sus vstagos, el infante D. Fernando, las poblaciones de Tortosa yAlbarracn, y tambin las de Orihuela, Callosa de Segura, Guardamar, Alicante, Monforte del Cid,Elda, Novelda, La Mola y Aspe, que pasaron a conformar el llamado Seoro de Orihuela23. (Vermapa 1).

    D. Fernando comenz a hacerse cargo del gobierno de la nueva entidad territorial en 1346,al cumplir la mayora de edad. En poco tiempo, instaur un autntico rgimen seorial,subordinando a sus propios intereses los de Orihuela y las dems localidades de sus dominios.Por ello, los aos siguientes no fueron muy tranquilos para los territorios del Seoro. D.Fernando los indujo a participar en todas sus campaas blicas, tanto contra su hermanastro,Pedro IV el Ceremonioso, en un primer momento, como contra Pedro I el Cruel, rey de Castilla,en la guerra que enfrent a ambos monarcas.

    Los primeros roces de la Iglesia oriolana con Murcia tuvieron lugar por esta poca, en1353, siendo obispo de Cartagena D. Alfonso de Vargas24. El racional del infante quiso cobraruna deuda que la iglesia de la villa del Bajo Segura haba contrado con su seor, apropindosede cierta cantidad que haba de ser destinada a otros usos eclesisticos. El arcipreste del Salvadorse quej de tal actuacin ante el mitrado y ste castig a la villa entera con la fulminacin de unentredicho. El perodo de irregularidad espiritual dur poco, gracias a la diligente intervencindel baile general25. Algunos autores, la mayora seguidores de Ernesto Gisbert, han sealado esteincidente como el momento en que surgi el deseo oriolano de separarse de la autoridad espiritualcartaginense. No obstante, contradiciendo dichos pareceres, nosotros nos inclinamos a pensar queel sentimiento independentista no germin como consecuencia de este conflicto en particular, sinoque fue surgiendo de un modo ms progresivo, con la endmica sucesin de censuras que afecta la poblacin de Orihuela.

    Los primeros rompimientos abiertos con los obispos de Cartagena tuvieron lugar unosaos ms tarde, en el contexto de la Guerra de los Dos Pedros26. Durante los aos de la contienda,

  • 27 Hemos encontrado diversas referencias bibliogrficas relacionadas con las actuaciones del obispo Vargas.GISBERT Y BALLESTEROS, E., op. cit., t. II, p. 140-142 y 231-232.. BELLOT, P., op. cit., t. II, p. 301. VILAR,J.B.: Los siglos XIV y XV..., pp. 370-371.Y GEA MARTNEZ, J.R.: Pginas de la Historia de Orihuela. El Pleitodel Obispado. 1383-1564, Orihuela, 1900, pp. 10-11, y apndice, documento n 1, pp. 61-62.

    28 CABEZUELO PLIEGO, J.V.: La Guerra de los dos Pedros..., p. 84. PONT, R.: El Infante D. Fernando, Seorde Orihuela, en la guerra de los dos Pedros, 1356-1363, en Anales de la Universidad de Alicante. HistoriaMedieval, n 2 (1983), pp. 79-85. A.M.O. Libro Becerro de Privilegios Reales, ff. 50-50v., 57v.-59v.

    29 El comportamiento heroico de la poblacin de Orihuela es exaltado con detalle en el privilegio llamado delMorabatn, A.M.O. Libro Becerro de Privilegios Reales, ff. 86v.-88v. Asimismo, dio pie para que el marqus deMolins escribiese un canto pico en 1846. GISBERT Y BALLESTEROS, E., op. cit., t. II, pp. 281-289, insertaalgunos prrafos destacados de la citada narracin.

    30 Hemos hallado una copia autntica del privilegio de Pedro IV en A.C.O. Armario I, libro n 1, Papeles y bulasconducentes a la Catedralia, ff. 71v.-74v. Por otra parte, hemos de aclarar que en el Reino de Valencia, losgobernadores eran la mxima autoridad civil, despus del rey, y del virrey -cuando lo haba-. Haba cuatrogobernaciones, cuyas capitales eran Valencia, Orihuela, Jtiva y Castelln. De ellas, nicamente eran independienteslas dos primeras, mientras que las dos ltimas estaban subordinadas a la que tena su sede en la ciudad del Turia.

    31 Tras la muerte de D. Alfonso de Vargas, le sucedi al frente del obispado cartaginense D. Nicols de Aguilar.El nuevo prelado gobern la inestable dicesis durante una dcada, siendo relevado despus de su fallecimiento porel francs Guilln Gimiel.

    32 BELLOT, P.: op. cit., t. II, p. 35. VILAR, J.B.: Los siglos XIV y XV..., pp. 371-372. El entredicho eclesisticoconllevaba privaciones tan notorias como la imposibilidad de cumplir con el precepto dominical, de recibir lossacramentos, de contraer matrimonio, o de dar sepultura a los muertos en suelo sagrado.

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    el obispo Vargas se dej influir por las cuestiones temporales, defendi los intereses castellanospor encima de los de sus feligreses oriolanos, y lleg a lanzar varios entredichos contra la villa27.Tambin hemos de destacar que durante la contienda, en 1363, el infante D. Fernando fueasesinado a instigacin de su hermanastro Pedro IV, y que los territorios del Seoro de Orihuelapasaron a pertenecer de nuevo a la Corona de Aragn28.

    Poco le dur, no obstante, a la villa del Bajo Segura su nueva adscripcin poltica. En1365, tras una heroica resistencia, que le vali la admiracin de los sucesivos monarcasaragoneses, cay en poder de Pedro el Cruel y sufri un feroz saqueo29. No obstante, el estallidode la guerra civil en Castilla oblig a los conquistadores a abandonar la poblacin el aosiguiente, y las autoridades oriolanas volvieron a jurar fidelidad a Pedro IV, quien premi sulealtad convirtiendo a la villa en la capital de la nueva gobernacin del Reino de Valencia ultraSexonam30. (Ver mapa 1).

    Acabada la Guerra de los Dos Pedros, el obispo de Cartagena -el francs Guilln Gimiel31-y el Consell de Orihuela se enfrentaron en repetidas ocasiones, en cuatro mbitos que tambinseran causa de conflictos en los siglos siguientes:

    1. El rgimen jurisdiccional separado del clero. El primer conflicto surgi cuando losmuncipes oriolanos detuvieron y encarcelaron en las prisiones del Consell a un hombre llamadoAntn Dolcet, que result ser uno de los beneficiados de la iglesia de San Jorge de Lorca.Enterado Gimiel de los hechos, reclam a las citadas autoridades su liberacin. Los mandatariosoptaron por no acceder a las demandas episcopales. Y el prelado decidi excomulgar a quieneshaban intervenido en la detencin, lanz el entredicho sobre la villa e incluso lleg a prohibir alos murcianos que tuviesen trato con los anatematizados32.

    2. Los privilegios tributarios del estamento clerical. Durante la Guerra de los dos Pedros,

  • 33 GISBERT Y BALLESTEROS, E., op. cit., t. II, p. 375. BELLOT, P., op. cit., t. II, p. 14.

    34 GISBERT Y BALLESTEROS, E., op. cit., t. II, p. 398.

    35 BELLOT, P., op. cit., t. II, pp. 302-303. DAZ CASSOU, P., op. cit., p. 42. De los que se entremeten sinlicencia del prelado de su propia voluntad de poner obreros y fabriqueros en las eglesias.

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    el Consell de la villa del Bajo Segura se vio forzado a mandar a todos los vecinos -incluidos loseclesisticos- que contribuyesen, segn sus bienes realengos, para sufragar los costes de defensa.Y los clrigos no slo respetaron estas disposiciones, sino que comprendieron que la obligacinde defender Orihuela pesaba sobre ellos tanto como sobre todos los dems habitantes de la villa.As, adems de pagar las cantidades que les fueron designadas, incluso llegaron a participaractivamente en la lucha. No obstante, en 1377, habiendo ya acabado el enfrentamiento, lacorporacin municipal volvi a reclamarles el pago de la sisa, un impuesto que gravaba elconsumo de algunos alimentos bsicos (como la carne, el pan, el vino, o el pescado). Loseclesisticos oriolanos se negaron a pechar y solicitaron el auxilio del provisor del obispo deCartagena. Los oficiales concejiles, asesorados por doctores valencianos, le enviaron al citadovicario episcopal un significativo memorial, en el que le pusieron de manifiesto que los clrigosoriolanos, al igual que los seglares, tenan el deber de contribuir en los gastos de defensa y deobras pblicas de la villa (reparacin de muros, valles, fuentes, puentes y caminos) y, tambin,que muchos de ellos mantenan en sus domicilios particulares a sus hijos y concubinas; y lepidieron que, ya que se comportaban como laicos, tributasen a la corporacin municipal comotales. La intervencin de personajes bienintencionados hizo que la cuestin no pasara a mayores,pero tambin evidenci la posibilidad de que el pleito de la sisa volviese a resurgir con enormevirulencia en cualquier momento venidero33.

    3. Las apetencias episcopales sobre las rentas de las fbricas, el tercio diezmo real que envirtud de diversos privilegios perteneca al municipio oriolano. En 1378, Gimiel solicit a losfabriqueros de las parroquias oriolanas que hiciesen una derrama para cubrir los gastos deconstruccin de la Catedral de Murcia. El Consell reaccion de inmediato oponiendo a losmandatos episcopales la autoridad temporal del rey de la Corona de Aragn. El prelado decidipresentarse en la villa del Bajo Segura para presionar ms a los muncipes, pero stosperseveraron en su negativa. El entredicho acab cayendo sobre Orihuela y no fue alzado hastaque el mitrado percibi la demandada donacin34.

    Por otra parte, D. Guilln Gimiel tambin intent apropiarse de dichas rentas o, al menos,interferir en su administracin promulgando una constitucin sinodal en la que prohiba, en contrade la costumbre oriolana, que el cargo de fabriquero fuese ocupado por laicos. El Consell le hizollegar sus quejas al prelado, pero el agravio slo pudo ser solucionado gracias a la intervencinde Pedro IV35.

    Y 4. La actuacin de la Inquisicin cartaginense sobre los feligreses oriolanos. En 1381,el prelado, volvi a enfrentarse con las autoridades civiles de la villa del Bajo Segura al tratar deejercer sobre sus habitantes el Santo Oficio de la Inquisicin, algo que, como veremos msadelante, tambin produjo mltiples y graves enfrentamientos entre los obispos cartaginenses ylos referidos muncipes, sobre todo en la primera mitad del siglo XVI. Gimiel mand comparecerante l, en Murcia, a un gran nmero de oriolanos con la intencin de que prestasen testimonioen causas inquisitoriales. El Consell les orden, por contra, que no acudiesen, amparndose enque los mandatos del mitrado iban en contra de los fueros y privilegios de la villa. La reaccindel obispo no se hizo esperar: excomulg a los reclamados, cit a muchos ms y lanz el

  • 36 A.M.O. Libro Becerro de Privilegios Reales, ff. 93-93v. BELLOT, P., op. cit., t. II, pp. 6 y 28.

    37 Esta controversia es analizada por los diversos autores. GEA MARTNEZ, J.R.: op. cit., pp. 11-12. VILAR,J.B.: Los siglos XIV y XV..., p. 372. GISBERT Y BALLESTEROS, E.: op. cit., t. II, p. 411. CHIARRI MARTN,M.L.: Orihuela y la guerra de las Germanas, Murcia, 1963, p. 27.

    38 BELLOT, P.: op. cit., t. II, p. 36.

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    interdicto. La corporacin municipal volvi a suplicar la intervencin de Pedro IV. Y gracias asu presin y a una hbil negociacin con el provisor cartaginense, el conflicto pudo sersolucionado36.

    Las discordias con el mitrado cartaginense pusieron en un primer plano la cuestinnacionalista. La pretensin episcopal de rentas que no eran castellanas o sus intentos de ejercerla jurisdiccin eclesistica en la capital de la dicesis, haciendo cruzar la frontera a los fielesoriolanos, no sentaron nada bien en Orihuela. Y ese resquemor se vio acentuado por nuevosacontecimientos.

    Las posturas diferentes que Castilla y la Corona de Aragn adoptaron ante el Cisma deOccidente repercutieron en las relaciones entre el prelado y la villa, ya que mientras el primeroorden a los clrigos de la poblacin del Bajo Segura que obedeciesen al papa de Avignon,Clemente VII, Pedro IV les mand que mantuviesen una posicin neutral, de indiferencia anteel rompimiento. Todos estos problemas, derivados de la dependencia espiritual de un preladoforneo, coadyuvaron a la gestacin de las ideas independentistas y contribuyeron decisivamentea que por estas fechas tuviesen lugar las primeras reivindicaciones secesionistas. En 1383, unclrigo de Orihuela permut un beneficio que detentaba en la iglesia de Santiago por otro quedisfrutaba un presbtero de Murcia en la parroquia de San Miguel; y mientras el murciano pudoacceder pacficamente a su nueva prebenda, las autoridades eclesisticas cartaginenses le vedaronla posesin de la pieza al oriolano por su condicin de extranjero37. Dicha actitud indign a losmuncipes de la villa del Bajo Segura, y les hizo decidirse a rogar a Pedro IV que suplicase alsumo pontfice la dismembracin de la gobernacin del Reino de Valencia ultra Sexonam de lajurisdiccin de la dicesis de Cartagena, y la ereccin de un nuevo obispado con sede en Orihuela.La peticin, por supuesto, no tuvo ningn xito:

    Item, Seor, per quant son molts y intolerables los agravis que rebem dels bisbesde Cartagena, axi en temps de guerra, com en temps de pas, placia a VuestraMagestat, si es pot, intercedir ab lo papa que dividixca esta partida del regne delbisbat de Cartagena, y instituheixca en ella un bisbat, y que lo que sera elet peragovernarlo se nomene bisbe de Oriola38.Tras el azaroso episcopado de D. Guilln Gimiel, Orihuela vivi un perodo de relativa

    tranquilidad. El nuevo obispo, D. Fernando de Pedrosa, estuvo ms atento a las banderas entrelos murcianos que a sus obligaciones episcopales, y no molest a sus diocesanos del otro lado dela frontera tanto como su antecesor. Adems, el sucesor del Ceremonioso, su hijo, Juan I elCazador, tom partido por los papas de Avignon, de los que-como ya hemos indicado- tambinera partidaria la Monarqua castellana y, por tanto, los obispos de Cartagena, y acab de esamanera con las tensiones que se haban derivado de la obediencia de mitrado y fieles a diferentespontfices.

  • 39 GISBERT Y BALLESTEROS, E., op. cit., t. II, pp. 487, 502. BELLOT, P., op. cit., t. II, p. 37. A.M.O. LibroBecerro de Privilegios Reales, ff. 151v.-152.

    40 GISBERT Y BALLESTEROS, E., op. cit., t. II, pp. 519-520, 534-536 y 570. A.C.O. Armario I, libro n 1, ff.77-77v. A.M.O. Libro Becerro de Privilegios Reales, f. 163. BELLOT, P., op. cit., t. II, pp. 39 y 312.

    41 BELLOT, P., op. cit., t. II, pp. 37-39. CAPPELLI, A.: Cronologia, Cronografia e Calendario Perpetuo, Miln,1983, p. 270.

    42 DEL ESTAL, J.M.: Orihuela. De villa a ciudad..., pp. 69-70.

    43 Hay que advertir que para que una iglesia pudiese ser elevada a la categora de Catedral, haba de ser Colegiata,y que las iglesias colegiales, as llamadas por estar estructuradas en torno a un cabildo colegial, nicamente eranerigidas en poblaciones destacadas que no tuviesen capitalidad diocesana, o en localidades de alto valor histrico.La promocin de una iglesia a Colegiata supona una inmediata magnificacin del culto pues su constitucinbeneficial y su dotacin eran ampliadas de modo considerable. Hemos hallado informacin sobre estas actividadesdel Consell en VILAR, J.B.: Los siglos XIV y XV en Orihuela..., p. 373; BELLOT, P., op. cit., t. II, pp. 39-40; yGISBERT Y BALLESTEROS, E., op. cit., t. II., pp. 651-652.

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    1.3. La iglesia colegial del Salvador y la primera consecucin delVicariato de Orihuela.

    El reinado de Juan I no fue tan dilatado como el de predecesor. Falleci en 1395, y al notener descendencia, fue coronado su hermano, Martn I el Humano. El nuevo monarca se mostrparticularmente celoso de los intereses oriolanos y del predominio de su poder temporal sobre elespiritual de los obispos de Cartagena. Quiso evitar que los vecinos de Orihuela tuviesen que ira dirimir sus cuestiones de orden eclesistico a Murcia, y para ello despach varias provisionesordenando que todas las causas que afectasen a sus sbditos, independientemente de que fuesenclrigos o laicos, haban de ser juzgadas por los oficiales reales. Este menosprecio de lajurisdiccin eclesistica ordinaria motiv la indignacin de los prelados cartaginenses -Fernandode Pedrosa39 y Pablo de Santa Mara40-, y tuvo como consecuencia para la villa del Bajo Segurala interposicin de diversos entredichos.

    Los oriolanos trataron de aprovechar la actitud del rey, y le pidieron que tratase deconseguir la creacin del obispado o, en su defecto, el nombramiento de un vicario general deOrihuela, que tuviese jurisdiccin sobre todos los fieles de la Gobernacin ultra Sexonam. Elmonarca escuch los ruegos de sus sbditos y entabl negociaciones con la Santa Sede. Noobstante, las circunstancias jugaron en contra de los intereses oriolanos puesto que cuando yatena apalabrada la creacin del obispado con Gregorio XII, el sumo pontfice falleci y elproyecto qued paralizado41.

    Adems, poco despus, en 1410, Martn I el Humano muri sin descendencia masculina.Y ello supuso el inicio de una dura pugna por la corona vacante. Orihuela mantuvo con firmezauna actitud neutral, frente a las mltiples presiones que recibi en favor de los candidatos altrono42. Y no se olvid de sus aspiraciones episcopales ya que el ao siguiente envi unaembajada a Pescola, lugar de residencia de Benedicto XIII, con la intencin de solicitarle alPapa Luna la promocin de la iglesia arciprestal del Salvador a la categora de Colegiata; rangoque cualquier iglesia que aspirase a ser Catedral haba de tener43.

    Mientras tanto, en 1412, el futuro de la Corona aragonesa qued clarificado con laproclamacin del Compromiso de Caspe y la entronizacin del candidato castellano, elTrastmara D. Fernando de Antequera, que comenz a reinar como Fernando I. Pronto el nuevo

  • 44 NAVARRO BOTELLA, J.M.: El Primer Snodo de Orihuela. 1569, Alicante, 1979, p. 75. ARQUES, F.G.:Sermn de las gloriosas santas virgines, y martires, Iusta, y Rufina, sevillanas de nacion, patronas de la ciudad deOrihuela, Orihuela, 1983. Edicin facsmil, con estudio preliminar, notas e ndices de Antonio Luis Galiano Prez,p. 73.

    45 La bula original se halla en A.C.O. Armario IX, legajo I, siglo XV, pergamino n 1. Tambin hemos encontradocopias de ella en el mismo A.C.O., libro n 1111, ff. 11-13. Y en MORALES, A. de.: Compulsa de Privilegios, Bulasy otros instrumentos pertinentes a justificar el Patronato real de S.M. [sobre] la Iglesia Cathedral y Parochiales delObispado de Orihuela, 1752, ff. 7-9v.

    46 Lo que les daba acceso al captulo.

    47 Eran beneficios cuyos posesores no tenan la obligacin de encargarse de la cura de las almas.

    48 A.C.O. Armario IX, legajo I, siglo XV, pergamino n 7. Tambin hemos localizado una copia en el mismoA.C.O., libro n 1111, ff. 13-15v.

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    monarca dio muestras de querer congraciarse con sus sbditos, y los oriolanos aprovecharon lacoyuntura para lograr que le suplicase a Benedicto XIII que procediese a la ereccin de laColegial44. Y el antipapa, plegndose a los deseos reales, despach las bulas de promocin ydotacin de la Colegiata en Tortosa el 13 de abril de 141345.

    El cambio de categora de la iglesia del Salvador conllev modificaciones en su estructurabeneficial. sta qued constituida por las siguientes prebendas:

    -Tres dignidades, de las que la primera sera el prepsito o pavorde, que actuara comopresidente del captulo; la segunda sera el tesorero o sacristn, que tendra a su cargo lacustodia y guarda de las reliquias, las jocalias y dems alhajas y ornamentos sagrados, loslibros y las vestiduras sagradas, as como la superintendencia de todos los ministros dela sacrista; y la tercera la detentara el precentor o chantre, que tendra la misin de dirigirlos cnticos corales. Las tres dignidades guardaran esta prelacin a la hora de sentarse enel coro y de tomar la palabra en el captulo. Y tendran, asimismo, anexa una canonja46.-Diez canonjas, sin contar las que detentaran las dignidades, cuyos posesores habran dedecir misa todos los domingos del ao.-Cuatro beneficios simples, que seran adjudicados a sendos presbteros hebdomadarios,que se encargaran de la cura de las almas rotativamente, por turnos semanales.-Un dicono, cuya labor radicara en leer el Evangelio en los oficios divinos.-Un subdicono, que cantara las epstolas durante los actos del culto.-Y cuatro infantes -menores de edad-, con declarada inclinacin al estado eclesistico, quese ocuparan de los oficios menores que tuviesen lugar en la iglesia del Salvador.Las nuevas piezas fueron dotadas con las rentas de los beneficios, los aniversarios

    perpetuos y la mayor parte de las capellanas de la citada iglesia. Y la asignacin de la mensacapitular fue completada con los frutos de los prstamos47 de las iglesias del Salvador, las SantasJusta y Rufina, y Santiago de Orihuela, San Bartolom de Almizdrano (Benejzar), San Martnde Callosa, San Juan de Catral, San Andrs de Almorad, San Miguel de La Daya y Santiago deGuardamar -todas ellas dentro del trmino de la villa de Orihuela-, y de Santa Mara de Ayora,Santa Catalina de Caudete, Santa Mara de Monforte, San Nicols de Alicante, y Santa Mara ySan Salvador de Elche48.

    Por otra parte, adems de establecer la nueva estructuracin beneficial y proceder a ladotacin de la mensa capitular, Benedicto XIII prosigui su tarea promocional reglamentando elgobierno interno de la citada iglesia y la administracin de sus frutos y rentas por medio de unos

  • 49 La bula original est en A.C.O. Armario IX, legajo I, siglo XV, pergamino n 3.

    50 A.C.O. Armario IX, legajo I, siglo XV, pergaminos n 4 y 5.

    51 La bula original est en A.C.O. Armario IX, legajo I, siglo XV, pergamino n 3.

    52 El pavorde presidira los oficios de los das de Navidad, Epifana del Seor, Jueves Santo, Domingo deResurreccin, Pentecosts, Corpus Christi, Asuncin del Seor, Todos los Santos y la Inmaculada. El sacristn seencargara de oficiar la vigilia de Navidad, el da de San Esteban (26 de diciembre), el de la Circuncisin (Ao

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    estatutos, que fueron aprobados el 8 de junio del mismo 141349. Y por ltimo, nombr a losclrigos que habran de ocupar las nuevas piezas, entre los que hemos destacar a D. MiguelMolss, el primer pavorde del Salvador50.

    Tras la conformacin del nuevo captulo colegial, los citados estatutos comenzaron aregular la actividad de la iglesia del Salvador. Por ello, consideramos interesante analizarlos,aunque sea de una manera muy concisa51.

    En cuanto a la dotacin de los prebendados, las ordenaciones establecan que los frutosque se recaudasen de los prstamos unidos a la mensa capitular fuesen repartidos comodistribuciones cotidianas segn la participacin diaria de los diferentes clrigos en los oficiosdivinos, de modo que las tres dignidades percibiesen por su asistencia a cualquiera de dichosactos el doble que los cannigos simples, y que stos cobrasen, a su vez, el duplo que loshebdomadarios, el dicono y el subdicono.

    Asimismo, aparte de estas rentas, las ordenaciones estipulaban que todos los citadosclrigos habran de percibir anualmente como prebenda una determinada cantidad fija de florinesde oro de Aragn: 170 el pavorde, 100 el sacristn, otros 100 el chantre, 30 cada uno de loscannigos, el dicono y el subdicono, y 40 cada uno de los presbteros hebdomadarios.

    Y para evitar la existencia de discordias y fraudes, los estatutos crearon la figura delmayordomo, que habra de ser elegido anualmente por el captulo de entre sus miembros, y quese encargara de la recaudacin, administracin y distribucin de los frutos de la mensa capitular.

    Por otra parte, las ordenaciones tambin prestaban atencin a otros aspectos de ordeninterno del captulo como la estricta obligacin de mantener en el ms riguroso secreto lasdeliberaciones y las decisiones que fuesen tomadas en las reuniones capitulares, la severapenalizacin de las conductas y actuaciones irrespetuosas hacia la condicin eclesistica quepudiesen tener los clrigos de la Colegial, el castigo que habra de imponerse a los que seapropiaran de rentas de la mensa que no les correspondiesen, o la existencia de un arca o cofrecomn en el que fuesen guardados el sello, los libros de cuentas y todos los documentos de valordel captulo.

    Y tras estas cuestiones de carcter ms bien temporal, las ordenaciones prestaban suatencin a la reglamentacin de los aspectos espirituales.

    Establecan como obligatoria la asistencia de los diferentes miembros del cabildo,ataviados con capas y casullas sacras, a todos los oficios divinos que tuviesen lugar en la iglesiadel Salvador. Y sealaban que durante las celebraciones, las dignidades, los cannigos y losbeneficiados habran de estar en su lugar correspondiente del coro, cantando salmos devotamente,y que no podran moverse de la ubicacin que les hubiese sido asignada ni siquiera en el caso deque fuese necesaria su presencia para oficiar.

    Adems, fijaban con gran minuciosidad los das en que los diferentes capitulares habande ejercer el oficio sacerdotal, de modo que las dignidades, segn su jerarqua, se encargaran depresidir los actos de culto de las festividades principales del calendario litrgico52, los cannigos

  • Nuevo), el da de la Purificacin de la Virgen (2 de febrero), el Viernes Santo, el Lunes de Pascua, el da de laAscensin, el Lunes de Pentecosts, el da de Santiago Apstol (25 de julio), el da de San Juan Bautista (24 dejunio), y el de San Pedro y San Pablo (29 del mismo mes). El chantre, por su parte, haba de ocuparse de lascelebraciones el 27 de diciembre, el da de la Encarnacin del Seor, el Domingo de Ramos, el Sbado Santo, elMartes de Pascua, la vigilia de Pentecosts, el Martes de Pentecosts y el da de los difuntos (2 de noviembre).

    53 La informacin sobre el pleito de la sisa en 1415 la podemos hallar en GISBERT Y BALLESTEROS, E., op.cit., pp. 637-641. Y en BELLOT, P., op. cit., pp. 14-18.

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    se ocuparan de los oficios de los domingos y las fiestas secundarias, y los hebdomadariosdirigiran por turnos semanales las celebraciones religiosas de los dems das del ao.

    Asimismo, los estatutos ordenaban que todas las maanas del ao los hebdomadarios ylos cannigos cantasen misa por la salvacin de los difuntos. Y, finalmente, en honor a lamemoria de Benedicto XIII, establecan que mientras el pontfice estuviese vivo, durante la misadiaria los oficiantes rogasen por su salud y por la unin de la Santa Iglesia Romana; y que una vezmuriese, pasasen a celebrarse dos aniversarios anuales que habra de dirigir el pavorde.

    Retomando el curso de los acontecimientos, hemos de incidir en que los deseos de la villade Orihuela no se vieron colmados con la ereccin de su iglesia en Colegial. Tras la concesinpontificia siguieron gestionando ante Fernando I y ante Benedicto XIII la separacin del obispadode Cartagena, con cuyas autoridades seguan existiendo disensiones, principalmente por laintencin municipal de que los tonsurados pagasen la sisa53.

    Y mientras los mandatarios oriolanos dedicaban sus esfuerzos a conseguir tales objetivos,D. Pablo de Santa Mara fue trasladado a la mitra de Burgos, siendo sustituido al frente delobispado cartaginense por el franciscano Diego de Mayorga, ms comnmente llamado Diegode Bedn.

    Asimismo, por tales fechas, el 2 de abril de 1416 falleci Fernando I de Antequera, y fuesucedido por su hijo Alfonso V el Magnnimo, que fue uno de los monarcas aragoneses que msfavoreci la causa episcopal oriolana.

    Uno de los primeros objetivos que se plante el nuevo rey fue favorecer la conclusin delCisma de Occidente. Por ello, le neg a Benedicto XIII la obediencia de la Corona de Aragn, eintervino decididamente para que el Concilio de Constanza lo declarase cismtico pertinaz yhereje. Tras la muerte de Gregorio XII, la divisin de la Iglesia Catlica qued solucionada en elreferido Concilio general con la eleccin del cardenal de Colonna, que tom el nombre de MartnV.

    Con la destitucin del Papa Luna sobrevinieron nuevos problemas para la villa deOrihuela, que se unieron a los ya considerables que tena con motivo del pleito de la sisa. Comoconsecuencia de la inhabilitacin de Benedicto XIII y de la eleccin del nuevo romano pontfice,la poblacin del Bajo Segura se vio forzada a legitimar la ereccin de la Colegiata del Salvador.Por ello, envi al pavorde Miguel Molss a negociar ante Martn V la confirmacin de la citadapromocin eclesistica.

    Por otra parte, los primeros aos del episcopado de D. Diego de Bedn estuvieronmarcados por continuos conflictos. Situaciones variadas como la polmica del pago eclesisticode la sisa, la violacin del derecho de asilo de la Colegiata por las autoridades municipales, lallamada a Murcia de tonsurados oriolanos o un nuevo intento episcopal por hacerse con parte delas rentas de las fbricas, propiciaron la fulminacin de mltiples entredichos sobre la villa del

  • 54 Toda la serie de conflictos y disensiones estn reseados en GISBERT Y BALLESTEROS, E., op. cit., t. III,pp. 11-13. Y en BELLOT, P., op. cit., t. II, pp. 41-43.

    55 BELLOT, P., op. cit., t. II, pp. 43-46, reproduce ntegramente dicho informe.

    56 A.C.O. Armario IX, legajo I, siglo XV, pergamino n 11. Tambin hemos encontrado una copia en el mismoA.C.O., libro n 1111, ff. 30-33.

    57 A.C.O. Libro n 1111, ff. 33-41.

    58 A.C.O., Armario IX, legajo I, siglo XV, pergamino n 18. Tambin hay una copia de dicho instrumento en elmismo A.C.O. Libro n 1111, ff. 41-50.

    59 A.C.O. Armario IX, legajo I, siglo XV, pergamino n 22. Y legajo II, siglo XV, pergaminos n 25, 27 y 28. GEAMARTNEZ, J.R., op. cit., apndice, documento n 3, pp. 64-68. BELLOT, P., op. cit., t. II, pp. 48-49.

    60 BELLOT, P., op. cit., t. I, pp. 324-325.

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    Bajo Segura54. Y movieron a los muncipes a informar al monarca Magnnimo y al romanopontfice de todos los males que devenan sobre ellos por la adscripcin eclesistica aCartagena-Murcia, con el propsito de que el primero recomendase y el segundo decretase ladismembracin de la Gobernacin ultra Sexonam de la dicesis de Cartagena, y la creacin delobispado de Orihuela, o, al menos, la ereccin de un vicariato general, independiente del obispo,que tuviese facultad para sentenciar todas las causas que pudiesen surgir en la parte oriolana dela referida dicesis55. La iniciativa no tuvo ningn xito, pero hizo arraigar en la mentalidadoriolana la necesidad de lograr la segregacin.

    Por el contrario, quien s logr sus objetivos fue Miguel Molss. Sus diligencias ante laSanta Sede se plasmaron en la expedicin por Martn V de una bula dada el 19 de abril de 1418,en la que cometa al oficial de Valencia, Juan Gastn, que analizase las causas y las repercusionesque habra de tener la ereccin de la Arciprestal del Salvador en Colegial, y le mandaba que enel caso de que considerara conveniente la promocin, procediese a su confirmacin perpetua56.Gastn realiz diversas pesquisas, hasta que el 8 de marzo de 1421 decidi hacer pblica laconfirmacin de la ereccin de la Colegiata, y de su dotacin y sus estatutos, segn fue instituidapor Benedicto XIII57. La parte cartaginense apel a la Sede Apostlica contra tal disposicin, perosus demandas fueron intiles ya que poco despus, el 27 de enero de 1422, el nuevo oficialvalentino, Gauderico de Soler, volvi a confirmar la colegialidad del Salvador58.

    Durante los aos inmediatamente posteriores, las relaciones con el obispo Bedn siguieronempeorando. La defensa de la citada colegialidad y la oposicin de las autoridades oriolanas a quelos vecinos de la villa fuesen a dirimir sus cuestiones eclesisticas a Murcia provocaron unanueva sucesin de entredichos, que fueron contestados por Alfonso el Magnnimo con sucesivasrdenes de secuestro de las rentas del obispo y el cabildo de Cartagena en el trmino del BajoSegura59.

    Los desajustes poltico-religiosos hacan cada vez ms evidente a los habitantes de la zonaque la independencia espiritual de los castellanos era absolutamente imprescindible para hallarla tranquilidad y el sosiego. Por ello, los muncipes de Orihuela decidieron solicitar la ereccincatedralicia de la Colegial del Salvador, o, en su defecto, la designacin de un vicario generalforneo, con poder espiritual sobre los fieles de la Gobernacin, en un nuevo marco: las Cortesde la Corona de Aragn que tuvieron lugar en Traiguera a finales de 1429 y principios de 143060.

    Llegados a esta situacin, hemos de hacer un breve inciso para comentar que, en adelante,

  • 61 A.C.O. Armario IX, legajo II, siglo XV, pergamino n 30.

    62 GISBERT Y BALLESTEROS, E., op. cit., t. III, pp. 120-121, 128, 131-132. BELLOT, P., op. cit., pp. 49-52.

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    los mandatarios oriolanos trataron casi siempre de aprovechar la convocatoria de Cortes parareclamar la satisfaccin de sus reivindicaciones espirituales. Las reuniones estamentarias seconvirtieron en coyunturas especialmente favorables, pues les proporcionaban la posibilidad depresentar sus splicas con el apoyo de los brazos de las naciones componentes de la Monarqua,de manera que los reyes no pudiesen sino aceptar tales demandas si es que queran conseguir sussubsidios.

    Por otra parte, tambin hemos de apostillar que el recurso a la suplicacin en las Cortescobr una mayor trascendencia a partir del reinado de los Reyes Catlicos, a raz de la unificacinde las coronas de Castilla y Aragn, pues Fernando el Catlico, Carlos I y Felipe II habran aatender las importunaciones tanto del obispo y el cabildo de Cartagena, y la ciudad de Murcia,como de la Iglesia y la -ya- ciudad de Orihuela, y los ruegos elevados en las sesionesparlamentarias tendran una mayor fuerza que las rutinarias representaciones en la corte,habitualmente localizada en territorio castellano.

    Las reclamaciones en las Cortes de Traiguera conllevaron importantes beneficios para losoriolanos: el monarca se convenci de la necesidad de tomar medidas para lograr la pacificacinde sus dominios meridionales. Entonces, otro factor vino a jugar en favor de las aspiracionesindependentistas. El obispo de Valencia, D. Alfonso de Borja, le rog tambin al Magnnimo quele suplicara al papa Martn V la separacin de las tierras de la Gobernacin de la subordinacinespiritual cartaginense, e intercedi despus en favor del Consell de Orihuela ante el secretariodel legado pontificio en la Corona de Aragn, solicitndole la constitucin en dicha partida deun vicario general perpetuo, cuyo oficio estuviese anexo a la prepositura, y que tuviese poder paradeterminar todas las causas que surgiesen en la citada demarcacin, sin que sus fieles tuviesenque desplazarse a Murcia.

    Ambas circunstancias animaron a las autoridades oriolanas a enviar a Roma al pavordeMiguel Molss, a fin de lograr la impetracin de las bulas del vicariato. Y gracias a su diligenciay a los apoyos del rey y del prelado Borja, logr que el 28 de enero de 1430, Martn V cometieseal mencionado legado apostlico, el cardenal Pedro de San Esteban en Celiomonte, la institucindel vicariato general forneo y el nombramiento del propio Miguel Molss; hechos ambos quetuvieron lugar el 1 de mayo siguiente61.

    Tras conocer la ereccin del vicariato, el obispo y el cabildo de Cartagena, y la ciudad deMurcia iniciaron en la Santa Sede una nueva serie de acciones judiciales.

    Mientras tanto, por su parte, Alfonso V decidi seguir apropindose de las rentasepiscopales y orden en repetidas ocasiones a los oficiales reales que las embargasen. El Consellde Orihuela se quej de dicha actitud pues tras la creacin del vicariato, la villa haba quedadoabsuelta de todas las censuras anteriores, y no deseaba tener nuevos problemas con el preladocastellano. Sin embargo, de nada sirvieron sus ruegos, el Magnnimo mantuvo su propsito, ylos sucesivos secuestros movieron al obispo Bedn a fulminar a la poblacin del Bajo Segura conun nuevo entredicho62.

    Entonces, un nuevo acontecimiento contribuy al incremento de las tensiones. Tras elfallecimiento de Miguel Molss, en 1433, el papa Eugenio IV nombr pavorde de la Colegiata

  • 63 Desgraciadamente no hemos hallado la bula, pero su nombramiento es citado en GISBERT Y BALLESTEROS,E., op. cit., t. III, p. 132. Y en BELLOT, P., op. cit., t. II, p. 53.

    64 Hemos hallado copias de dicho ejecutorial en A.C.O. Armario I, libro n 2, ff. 307v.-312. A.C.O. Armario X,libro n 1096, ff. 43-45v.

    65 A.M.O. Libro Becerro de Privilegios Reales, ff. 141v.-142. El privilegio ha sido copiado y traducido enrepetidas ocasiones. En primer lugar, lo hizo GISBERT Y BALLESTEROS, E., op. cit., t. III, pp. 165-171. Tambinpodemos hallarlo en DEL ESTAL, J.M.: Orihuela. De villa a ciudad..., pp. 117-134. Hemos localizado otras copiasdel privilegio en A.C.O. Armario IX, legajo XX, parte 1, documento n 7. Y A.C.O. Armario I, libro n 1, ff. 98v.-79(copia del escribano del Consell, Juan de Fontes, realizada el 30 de enero de 1438).

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    del Salvador y vicario general de Orihuela y su partida a Jaime Despuig63. El prelado cartaginensepresion al electo para que no aceptase el nombramiento, pero Despuig, apoyado por elgobernador D. Pedro Maza, el baile y los muncipes, decidi acatar la disposicin apostlica ycomenz a ejercer su nuevo oficio.

    Superado este obstculo, advino otro mayor. Las argumentaciones cartaginenses en laSanta Sede y la voluntad del rey de Castilla movieron a Eugenio IV a despachar una sentencia encontra del vicariato. Sin embargo, la fortuna se ali con la parte oriolana, ya que los embajadoresmurcianos decidieron ganar tiempo enviando el rescripto pontificio en barco, y no consiguieroncon ello sino retrasar su cumplimiento ya que el navo naufrag, y la revocatoria se perdi en elMediterrneo.

    El contratiempo acuci an ms a los emisarios cartaginenses, quienes en 1436consiguieron tres nuevas sentencias pontificias en contra del vicariato64. Sin embargo, cuandoquisieron hacerlas efectivas, las autoridades oriolanas les impidieron la entrada en la villa, y losremitieron al rey de Navarra, que haba sido designado mximo representante de la autoridad realen los reinos de Aragn y Valencia por Alfonso V, al tiempo de su partida para Italia. Y, actoseguido, enviaron sendas embajadas a las cortes del monarca navarro y del soberano aragons.Esta ltima alcanz un importantsimo objetivo. Los sndicos, el jurista Jimeno Prez y el vicarioJaime Despuig, le solicitaron al Magnnimo la ereccin de la villa de Orihuela en ciudad(segunda premisa indispensable, junto con la colegialidad del Salvador, para lograr la creacindel obispado). Y el rey, teniendo en cuenta el creciente desarrollo econmico y social que venagozando la poblacin desde haca muchos aos, gracias al auge de las actividades mercantiles eindustriales, a su pujante sector horto-agrcola y a su destacable renacimiento urbano; la fidelidadque los oriolanos haban mostrado a la Corona de Aragn, incluso en situaciones extremas -comodurante la Guerra de los Dos Pedros-; los mltiples beneficios y ventajas de diversa ndole(poltica, econmica, social, religiosa) que devendran a la ciudad; y, por ltimo, la utilidadestratgica de la medida, dada la situacin de la localidad respecto al Reino de Murcia-Coronade Castilla, y al Reino de Granada; decidi acceder a sus splicas, y en virtud de un privilegiodespachado en Gaeta el 11 de septiembre de 1437 erigi la villa en ciudad, prometiendo, adems,que tanto l como sus sucesores trataran de conseguir la creacin de un obispado separado deCartagena, con sede episcopal e iglesia catedral en Orihuela65.

  • 66 GISBERT Y BALLESTEROS, E., op. cit., t. III, p. 197.

    67 BELLOT, P., op. cit., t. II, pp. 65-66. GEA MARTNEZ, J.R., op. cit., apndice, documento n 6, pp. 69-70.A.C.O. Armario I, libro n 2, ff. 2-3v.

    68 SEGOBIA, Johannis de: Historia gestorum generalis synodi Basiliensis, lib. XVI, cap. 35. Edicin deSTEHLIN, G. y otros: Monumenta conciliorum saculi decimiquinti, vol. III, p. 512. Citado por MANSILLAREOYO, D.: La reorganizacin eclesistica espaola del siglo XVI. I. Aragn-Catalua, en Anthologica Annua ,4 (1956), pp. 105-107.

    69 Desgraciadamente, no nos ha sido posible hallar estas bulas ni en el Archivo de la Catedral de Orihuela, ni enel Secreto Vaticano. Hay referencias al rescripto conciliar en la bula revocatoria de la ereccin expedida por EugenioIV el 11 de octubre de 1443, que analizaremos posteriormente. Y tambin en MANSILLA REOYO, D.: Lareorganizacin eclesistica espaola..., pp. 106-107.

    70 Recordemos que desde la institucin del vicariato, Orihuela y la Gobernacin ultra Sexonam haban vivido bajoun continuo entredicho, slo salvado por algunas suspensiones temporales.

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    1.4. La primera creacin del Obispado de Orihuela.

    Durante los aos siguientes, Jaime Despuig actu como vicario general en la parte de ladicesis sita en el Reino de Valencia66. Ante dicha circunstancia, los clrigos murcianosmultiplicaron sus gestiones en las diferentes cortes y consiguieron provisiones favorables del reyde Navarra, de Eugenio IV, e incluso de un mal informado Alfonso V. Sin embargo, no pudieronsacar de ellas ningn provecho ya que a finales de 1439 el Magnnimo volvi a defender lacontinuidad del vicariato. Y cumpliendo con su promesa, comenz a efectuar diligenciasconducentes a la creacin del obispado de Orihuela67. Eugenio IV, ms influido por el monarcacastellano, se mostr contrario a tal disposicin, por lo que el aragons decidi elevar sus splicasa los padres del Concilio de Basilea, rebelados contra el pontfice68. Las solicitudes de AlfonsoV tuvieron como referencia fundamental el grave peligro que suponan los continuosdesplazamientos a Murcia para los habitantes del Reino de Valencia, dada la proximidad y elriesgo de los ataques sarracenos. Empero, no fue este motivo el que decidi a los padresconciliares a satisfacer los ruegos del monarca, sino el afn por lograr su apoyo contra EugenioIV. A principios de 1442, tras el asenso del antipapa Flix V, las comisiones conciliaresdespacharon las ansiadas bulas promulgando la separacin de Cartagena, la creacin del obispadode Orihuela y el nombramiento como primer prelado de D. Pedro Ruiz de Corella, hijo de D.Jimeno Prez de Corella, conde de Cocentaina y gobernador del Reino de Valencia69.

    La nueva ereccin episcopal tuvo como principales repercusiones la concesin de todoslos honores de la dignidad catedralicia para la iglesia del Salvador, la conformacin de la dicesiscon los territorios pertenecientes al Reino de Valencia anteriormente adscritos a la sedecartaginense, la exencin de sus feligreses de la jurisdiccin del obispo y el cabildo de Cartagena,la asignacin de todos los diezmos y rentas que hasta ese momento haba recaudado la citadamitra en las tierras de la nueva unidad diocesana, la absolucin de cualquier censura eclesisticaque pesase sobre los referidos fieles70 y, en fin, el cumplimiento de un sueo para la poblacinde toda la Gobernacin y, en especial, para la de Orihuela.

    La reaccin del anciano obispo Bedn y del cabildo cartaginense fue fulminante.Excomulgaron a todos los habitantes de la Gobernacin, y enviaron una embajada urgente aEugenio IV. Las medidas murcianas apenas inquietaron a los oriolanos. En cambio, s sepreocuparon cuando Alfonso V, viendo que el Concilio de Basilea haba perdido la disputa

  • 71 AMETLLER Y VINYAS, J.: Alfonso V de Aragn en Italia y la crisis religiosa del siglo XV, 2 tomos, Gerona,1903, t. II, p. 444. OSIO, L.: Documenti diplomatici tratii dagli archivi milanesi, Miln, 1872, t. III, p. 288, n 261.

    72 Hemos hallado copias de la bula en Archivo Secreto Vaticano (A.S.V.). Registri Vaticani, n 367, ff. 284-286.MANSILLA REOYO, D,: La reorganizacin eclesistica espaola..., pp. 203-208. A.C.O. Armario I, libro n 2,ff. 312-319. Y armario X, libro n 1096, ff. 45v.-49.

    73 A.S.V., Obligationum et Solutionum, n 72, f. 13.

    74 A.S.V. Registri Vaticani, n 379, ff. 117-118v.

    75 BELLOT, P., op. cit., t. II, pp. 67-68. A.C.O. Armario IX, legajo XX, parte 1, documento n 8.

    76 GISBERT Y BALLESTEROS, E., op. cit., t. III, p. 332.

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    eclesistica, trat de congraciarse con Eugenio IV, plegndose a sus designios71. Y pese a quelleg a suplicarle que legitimase la ereccin del obispado y la separacin perpetua de la dicesisde Cartagena, tuvo que aceptar que el pontfice prefiriese premiar la fidelidad de Juan II deCastilla decretando la anulacin de las disposiciones conciliares al respecto, por medio de unabula expedida el 11 de octubre de 144372.

    Los oriolanos no se contentaron con la revocacin. Al contrario, ms deseosos que nuncahasta entonces de librarse del yugo castellano, en 1445 volvieron a pasar a la ofensiva. Le rogaronal Magnnimo que le suplicase al pontfice la creacin del obispado, arguyendo que la falta delegitimidad de las medidas adoptadas por el Concilio de Basilea no era bice para anular unadecisin tan trascendental. Y enviaron una embajada a Roma con el propsito de presentar susreivindicaciones de modo directo.

    Las diligencias combinadas del monarca aragons y los sndicos oriolanos pronto setradujeron en progresos. Eugenio IV quiso conocer la situacin de la irregular dicesiscartaginense y cometi el conocimiento de la causa a los cardenales Morinense y de San Marcelo.Entretanto, el pontfice le busc una salida honrosa del obispado al ya decrpito y enfermo Diegode Bedn y el 1 de abril de 1446 decidi trasladarlo a la dicesis palestina de Cesarea, nombrandoen su lugar al arcediano de la Catedral cartaginense, D. Diego de Comontes73. Y cansado deesperar la resolucin de los curiales diputados, opt por ordenar al cannigo mantuano D.Antonio de Strozzi que se dispusiese a viajar a las tierras de la conflictiva dicesis para estudiarin situ el conflicto74. Sin embargo, la muerte del pontfice a principios de 1447 dej sin vigor lacomisin de Strozzi, y paraliz temporalmente el negocio, a la espera de que el nuevo papa,Nicols V, quisiese retomarlo.

    Mientras tanto, en la dicesis, las competencias y jurisdicciones del vicario Despuig seconvirtieron en el trasfondo de las discordias entre cartaginenses y oriolanos, y llevaron a D.Diego de Comontes a imponer diversas censuras contra la poblacin del Bajo Segura75.

    Durante los aos 1448 y 1449, las relaciones entre las coronas de Castilla y Aragnvolvieron a verse turbadas por diferentes conflictos, y el Pleito del Obispado pas a un segundoplano. Sin embargo, a principios de 1450, la Iglesia y la ciudad de Orihuela pretendieron dar unnuevo auge a sus reivindicaciones episcopales, y volvieron a conseguir que el monarcaMagnnimo retomase la cuestin y le suplicase al pontfice la dismembracin de la dicesiscartaginense y la ereccin del obispado de Orihuela, aduciendo que con tal medida pondra fina las discordias entre las instituciones representadas por Comontes y Despuig76.

    La influencia de Juan II de Castilla sobre Nicols V volvi a frenar en seco lasaspiraciones separatistas. El 14 de julio de 1451, el pastor universal despach una bula

  • 77 Hemos hallado dos copias de esta bula en el A.C.O. Armario I, libro n 2, ff. 319-327, y en el armario X, libron 1096, ff. 49-53v.

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    confirmando la revocacin de la ereccin del obispado de Orihuela, anulando el vicariato generalforneo y obligando a los fieles de la Gobernacin a aceptar la autoridad cartaginense77.

  • 78 GISBERT Y BALLESTEROS, E., op. cit., t. III, p. 359. BELLOT, P., op. cit., t. II, p. 71.

    79 CAPPELLI, A., op. cit., pp. 271 y 550. Recordemos que D. Alfonso de Borja intervino en la consecucin dela bula de institucin del vicariato en 1430.

    80 GISBERT Y BALLESTEROS, E., op. cit., t. III, pp. 368-369. BELLOT, P., op. cit., t. II, p. 72.

    81 GISBERT Y BALLESTEROS, E., op. cit., t. III, p. 377. MONTESINOS PREZ MARTNEZ Y ORUMBELA,J.: Antigedades, Nobleza y Blasones de la ciudad, t. IV, cap. VI duplicado. FITA, F.: Bosquejo histrico de la SedeCartaginense..., p. 293. La mayora de las fuentes consultadas (Bellot, Gisbert, Fita) sealan que la muerte deComontes se produjo en 1458. Disenta en ello, empero, DAZ CASSOU, op. cit., pp. 56-58, quien afirmaba que elfallecimiento del prelado tuvo lugar cuatro aos despus. Pese a que ambas tesis aportan una base documental, lacita de Bellot nos hace inclinarnos a pensar que D. Diego efectivamente muri en 1458.

    82 CAPPELLI, A., op. cit., pp. 272 y 548. GISBERT Y BALLESTEROS, E., op. cit., t. III, p. 379.

    83 A.S.V., Obligationum et Solutionum, n 76, f. 166.

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    1.5. La instauracin perpetua del Vicariato General de Orihuela.

    Los oriolanos se negaron a aceptar la validez del rescripto de Nicols V, por lo queincurrieron en todas las penas especificadas en l, entre las que estaba el entredicho sobre laciudad. De inmediato, Jaime Despuig hizo pblica su intencin de seguir ejerciendo su oficiovicarial, de acuerdo con los mandatos reales, y ello tranquiliz las conciencias de muchoseclesisticos y aminor los escrpulos de los laicos ante la irregular situacin. Y los muncipes,por su parte, siguiendo tambin las rdenes del Magnnimo, procedieron a la intervencin ysecuestro de todos los diezmos que pertenecan al prelado cartaginense en los territorios de laBaila oriolana. As comenz un nuevo perodo de embajadas y representaciones por ambaspartes78.

    Durante dicho lapso, hemos de destacar dos noticias necrolgicas, que tuvieron ciertaincidencia en el transcurso del Pleito. Ex una, el fallecimiento de Juan II de Castilla en 1454. Yex alia, la muerte de Nicols V el ao siguiente -1455-. Ambas nuevas resultaron favorables paralas aspiraciones oriolanas. La corona castellana fue heredada por el hijo del finado, Enrique IVel Impotente, quien poco despus de emprender las tareas de gobierno firm la paz con Juan I deNavarra y con Alfonso V de Aragn. Y el solio pontificio pas a ser ocupado por un viejoconocido y partidario de la causa episcopal: D. Alfonso de Borja, Calixto III79.

    En 1456, las diligencias oriolanas ante el Magnnimo y ante el papa Borja propiciaron unimportantsimo logro: la confirmacin definitiva del vicariato general80. La clereca cartaginensereaccion de inmediato, pero su ofensiva se vio cortada de raz por la muerte de D. Diego deComontes81. La favorabilsima coyuntura anim entonces a las autoridades de la ciudad del BajoSegura a tratar de conseguir la creacin del obispado. Pero sus expectativas de xito se vinieronabajo en 1458, cuando acontecieron las muertes casi seguidas de Alfonso V y Calixto III82.

    Tras un par de aos de estancamiento, el Pleito del Obispado lleg a uno de sus hitosprincipales. La poltica pacifista del monarca castellano propici el inicio de las negociacionesentre el nuevo obispo Lope de Rivas83 y el cabildo de Cartagena, por una parte, y el captulo delSalvador y las poblaciones de Orihuela, Alicante, Elche y Ayora, por otra. Y el encuentro tuvosu culminacin el 2 de julio de 1461, cuando los contendientes firmaron la Concordia deLogroo. El acuerdo solvent las diferencias relacionadas con la cuestin del vicariato. Comocontraprestacin por la devolucin de los frutos episcopales secuestrados, el obispo de Cartagena

  • 84 A.S.V. Registri Vaticani, n 518, ff. 176-180.

    85 DAZ CASSOU, P., op. cit., pp. 63-66.

    86 No hemos hallado ninguna referencia cronolgica que nos permita datar la muerte de Despuig y la eleccin deDesprats.

    87 BELLOT, P., op. cit., t. II, pp. 76-77.

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    se comprometi, entre otras concesiones menores, a nombrar en la capital de la Gobernacin aun vicario general, de entre una pareja de candidatos que le sera presentada por el pavorde y elcaptulo del Salvador. Dicho vicario general tendra la potestad correspondiente a su cargo, ycontara con amplios poderes a la hora de resolver causas y cuestiones en caso de guerra entre lasCoronas de Castilla y Aragn. No obstante, su independencia respecto al obispo no era total,puesto que en todo momento poda ser corregido y castigado por la autoridad episcopal.

    Para dar una mayor firmeza al acuerdo, las partes concordadas acudieron a Po II para quedecretase su confirmacin, lo que hizo el pontfice por medio de una bula dada en Roma el 10 deabril de 146284.

    La Concordia de Logroo dio paso a un perodo de estabilidad y paz en la dicesis deCartagena; un lapso que se prolong durante aproximadamente un cuarto de siglo. En dichointervalo, como es bien conocido, la situacin poltica peninsular vari de una manera casiinimaginable poco tiempo atrs. La unin de las coronas castellana y aragonesa por medio delmatrimonio de Isabel I de Castilla y Fernando II de Aragn supuso tambin cambios importantesen relacin con el Pleito del Obispado. Orihuela y Murcia tendran en adelante los mismosmonarcas, y la bsqueda de apoyos para las tesis de unos y otros se convertira en una continuasucesin de embajadas y representaciones, y en una lucha econmica que agot los recursosmunicipales y eclesisticos de ambas poblaciones.

    Asimismo, hemos de resear que durante este perodo, a la muerte de Lope de Rivas, lamitra cartaginense pas a ser detentada por el valenciano D. Rodrigo de Borja, sobrino delrecordado Calixto III85. Tambin debemos sealar el fallecimiento de Jaime Despuig y la pacficapromocin al cargo de vicario general de su teniente, Francisco Desprats86.

    En 1485, volvieron a resurgir las tensiones en la dicesis. Dos fueron las causas: laintencin del Consell de Orihuela de volver a hacer pagar la sisa a los eclesisticos de la ciudady su trmino, y el procesamiento en Murcia de un oriolano que haba arrendado los frutosepiscopales en la ciudad del Bajo Segura, y no haba podido cumplir los plazos de los pagos87.En ambos casos, las desavenencias fueron solucionadas rpidamente, gracias a la eficazintervencin del vicario Desprats y el cannigo Pedro Argensola, y a la buena voluntad de laspartes en las negociaciones. No obstante, lo que nos interesa resaltar es que, tras muchos aos desosiego, sirvieron para recordar a los fieles oriolanos que, a pesar de las reclamaciones, de losesfuerzos, del dinero dispendiado en la causa episcopal, y de los logros parciales conseguidos,an estaban bajo el yugo castellano. La unificacin de Castilla y Aragn era un acto meramentepersonal y en modo alguno murcianos y valencianos se consideraban compatriotas. Por ello,creemos que el propsito de conseguir el obispado independiente no lleg a desaparecer de lospresupuestos ideolgicos de los habitantes de Orihuela. Al contrario, las rencillas nacionalistassiguieron existiendo, y se convirtieron en la principal causa impulsora de las aspiracionesepiscopales oriolanas, aun por encima de los aspectos econmicos.

    Y poniendo de manifiesto estas afirmaciones, la Edad Moderna entr con toda su fuerza;con un nuevo enfrentamiento que reaviv las citadas reclamaciones independentistas y que

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    contribuy a originar la segunda dismembracin del obispado de Cartagena.

  • 88 BELLOT, P., op. cit., t. II, pp. 77-78.

    89 GISBERT Y BALLESTEROS, E., op. cit., t. III, p. 559.

    90 ALDEA VAQUERO, Quintn y otros: Diccionario de Historia Eclesistica de Espaa. Madrid, 1972, p. 1004.MANSILLA REOYO, D.: Formacin de la provincia eclesistica de Zaragoza, en Hispania Sacra, 18 (1965), pp.254 y siguientes. CASTELL MAIQUES, V.: La provincia eclesistica valentina. Precedentes y justificacinhistrica, en Anales del Centro de Cultura Valenciana , Valencia, 1970, pp. 60 y siguientes. Citado por MANSILLAREOYO, D.: Geografa Eclesistica de Espaa..., p. 422. A.S.V. Registri Vaticani, n 536, ff. 144-144v.

    91 A.S.V. Archivio Concistoriale, Acta Camerarii, n 1, f. 32.

    92 GEA MARTNEZ, J.R., op. cit., apndice, documento n 7, pp. 71-73.

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    1.6. La segunda fundacin del Obispado de Orihuela.

    La discordia apuntada tuvo su origen en el fallecimiento en 1490 del vicario FranciscoDesprats. De acuerdo con la Concordia de Logroo, el captulo del Salvador le present a D.Rodrigo de Borja a dos candidatos -Pedro Argensola y Francisco de Rocamora- y le suplic queescogiese al que considerase ms capacitado para ejercer las funciones del cargo vacante. Elprelado, influido por el cabildo de Cartagena, hizo caso omiso a la solicitud88. El Consell deOrihuela le rog en varias ocasiones que procediese al nombramiento, y un par de aos despusconsigui que el valenciano cambiase de opinin y accediese a cumplir con los trminos delacuerdo logros. Sin embargo, la designacin del nuevo vicario no lleg a producirse pues elmitrado, en lugar de proceder personalmente a la nominacin, le encarg el nombramiento alprovisor del obispado y ste, apoyado por el cabildo cartaginense, respondi con dilaciones atodas las demandas oriolanas89.

    A mediados de 1492, muy lejos de la ciudad del Bajo Segura, en Roma, tuvo lugar unhecho que conllevara importantes repercusiones para el desarrollo posterior del Pleito delObispado. Inocencio VIII, poco antes de morir, decidi elevar la Catedral de Valencia a lacategora de Iglesia Metropolitana, promovi a sus prelados al rango de arzobispos, y dictaminque las dicesis de Mallorca y Cartagena, que hasta esa fecha haban sido exentas, esto es,directamente dependientes de la Santa Sede, pasasen a ser sufragneas de la nueva metrpolivalentina90. Esta ltima disposicin supuso una provechossima alternativa jurdica para los fielesde la parte de la dicesis perteneciente al Reino de Valencia: la posibilidad de interponer protestaso recursos en segunda instancia contra las decisiones del obispo y el vicario general de Cartagena,o de elevar suplicaciones al metropolitano de Valencia, en lugar de acudir directamente a Roma.Dicha novedad debi constituir todo un alivio para las autoridades civiles y eclesisticas oriolanaspuesto que, adems de reducir considerablemente los gastos y la duracin de las embajadas,ofreca la posibilidad de solicitar ayuda a un superior regncola, que, en teora, habra de serms sensible a sus problemas y reivindicaciones espirituales.

    Volviendo a la cuestin del vicariato, la nominacin del sucesor de Desprats quedaplazada sine die a mediados de 1492 puesto que tras la muerte de Inocencio VIII, result elegidonuevo romano pontfice el propio Rodrigo de Borja, que adopt el nombre de Alejandro VI. Losmandatarios oriolanos tuvieron que esperar para reanudar sus splicas hasta el nombramiento delnuevo obispo cartaginense, D. Bernardino de Carvajal, hecho que aconteci en 149391. Noobstante, tampoco tuvieron ningn xito92.

    Dos aos despus, decidieron cambiar de tctica y le solicitaron ayuda al metropolitano

  • 93 BELLOT, P., op. cit., t. II, p. 79.

    94 A.S.V. Archivio Concistoriale, Acta Camerarii, n 1, f. 41.

    95 GISBERT Y BALLESTEROS, E., op. cit., t. III, pp. 581-582.

    96 Ibidem, p. 582.

    97 BELENGUER CEBRI, E.: Cortes del reinado de Fernando el Catlico, Valencia, 1972, p. XV. BELLOT,P., op. cit., t. II, pp. 306-307.

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    de Valencia. ste nombr vicario general del Orihuela a Pedro Argensola, pero la pertinazoposicin del provisor de Cartagena impidi que se hiciese efectiva la nominacin. Ante laactitud del provisor y el cabildo cartaginenses, los mandatarios oriolanos hicieron llegar susprotestas, por medio del nuncio Francisco Desprats, al propio Fernando el Catlico, quien ordenal vicario cartaginense que reconociese el nombramiento de Argensola. El oficial persever ensu negativa, y las autoridades de la ciudad del Bajo Segura optaron por elevar sus quejas a la SedeApostlica y al obispo Carvajal93. El prelado reprendi la rebelda del cartaginense, pero stevolvi a dar largas a las reclamaciones oriolanas. Y consigui evitar el reconocimiento de laautoridad de Argensola gracias a que la promocin de Carvajal a la mitra de Sigenza dej sinvigor sus rdenes anteriores.

    As, en 1495, la mitra de Cartagena pas a Juan de Medina, embajador de Fernando elCatlico en la Ciudad Eterna94. Medina no viaj a la dicesis hasta 1499, por lo que el provisormurciano pudo proseguir su oposicin al nombramiento del nuevo vicario de Orihuela. De nadasirvieron las diferentes gestiones de las autoridades de la poblacin del Bajo Segura, los mandatosreales o las disposiciones del arzobispo de Valencia95.

    Por otra parte, en dicho ao 1495, los muncipes oriolanos tambin tuvieron queenfrentarse con otra problemtica. Alejandro VI le concedi a los Reyes Catlicos un subsidiode rentas eclesisticas para contribuir a sufragar los gastos que generaba la lucha contra losinfieles. En la dicesis de Cartagena, el vicario general, en ausencia del prelado, se encarg derealizar el reparto de los tributos que haba de pagar cada una de las iglesias de la dicesis. Yasign una determinada cuota a las fbricas de la ciudad del Bajo Segura y su distrito, que, comosabemos, eran bienes laicos, de realengo, y no estaban sujetos a percepcin eclesistica alguna.La corporacin municipal oriolana hizo llegar sus protestas a los Reyes Catlicos y pese aconseguir de ellos una provisin favorable, el citado provisor cartaginense procedi contra losfabriqueros, y como stos apelaron, los excomulg96.

    Los muncipes aprovecharon la convocatoria de las Cortes en San Mateo, en 1496, parasuplicar justicia en la cuestin de las fbricas. Sin embargo, la resolucin de los comisariosgenerales del subsidio (los obispos de Salamanca y vila) fue negativa y las fbricas tuvieron quepagar la contribucin97.

    No se desanimaron los mandatarios oriolanos. En 1497 enviaron nuevas embajadas a lacorte para tratar las cuestiones del vicariato y las fbricas, y lograron provisiones favorables tantode Fernando el Catlico como del obispo Medina. Ambos aceptaron el nombramiento de PedroArgensola como vicario general de Orihuela, y anularon la condena de los fabriqueros ydecretaron la restitucin de las rentas de las fbricas. El provisor cartaginense acept ladisposicin relacionada con el subsidio, pero no el nombramiento de Argensola, por lo que losoriolanos tuvieron que volver a enviar emisarios a Roma, donde lograron una provisin apostlica

  • 98 GISBERT Y BALLESTEROS, E., op. cit., t. III, pp. 587-588 y 597.

    99 A.M.O. Libro n 2210, Libro de Procedimientos. 1504-1593, f. 96.

    100 A.S.V. Archivio Concistoriale, Acta Camerarii, n 1, f. 106.

    101 BELLOT, P., op. cit., t. II, p. 81.

    102 A.M.O. Libro n 2210, Libro de Procedimientos. 1504-1593, ff. 96-102. A.M.O. Libro n 47, Cartas adiferentes personas y autoridades. 1527-1531, ff. 162-164. BELLOT, P., op. cit., t. II, p. 82.

    103 BELLOT, P., op. cit., t. II, pp. 82-83.

    104 A.S.V. Registri Lateranensi, n 1129 B, f. 121. GULIK, G. van-EUBEL, C.: Hierarchia Catholica medii etrecentioris aevi sive summorum pontificum, s.r.e. cardinalium, ecclesiarum antitistum series. Patavii, 1960., t. III,p. 154. DAZ CASSOU, P., op. cit., pp. 73-74.

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    que ratificaba la provisin del citado Argensola98. El obstinado oficial apel contra dichadisposicin, pero el fallo del recurso favoreci a la Iglesia y la ciudad del Bajo Segura, y tras sieteaos de oposicin, el cabildo de Cartagena se vio obligado a aceptar la designacin del nuevovicario general de Orihuela99.

    En 1502, D. Juan de Medina fue trasladado al obispado de Segovia, por lo que fue enviadoa la sede cartaginense un castellano de marcado signo nacionalista, D. Juan Daza100. Y desde esemomento, la situacin eclesistica de los territorios de la Gobernacin del Reino de Valenciaultra Sexonam se fue deteriorando de un modo brutal. Antes de llegar a la dicesis, el nuevoprelado dio orden a su provisor de que no presentase sus bulas colativas en las poblacionessituadas al este de la frontera, aduciendo que estaban ubicadas en un reino extrao, de diferentelenguaje101. Despus se neg a aceptar la autoridad del vicario Argensola, y se dedic aencarcelar a cuantos emisarios le enviaron los mandatarios civiles y eclesisticos de Orihuela102.

    La situacin lleg a ser tan tensa que en 1503, aprovechando que Fernando el Catlicose hallaba en Valencia, el Consell de la ciudad del Bajo Segura le envi una destacadarepresentacin para suplicarle que, para evitar las molestias, vejaciones y malos tratos que sufranpor parte de los prelados cartaginenses, intercediese ante la Santa Sede para que se procediese ala dismembracin del obispado de Cartagena, a la creacin del de Orihuela, y a la promocin dela Colegial del Salvador al rango de Catedral, o, en su defecto, que al menos mandase que serespetase la Concordia de Logroo y el vicario general de Orihuela y su partido no hallase tantosimpedimentos en el ejercicio de su jurisdiccin103.

    La informacin de los sndicos oriolanos fue provechosa. Viendo que las discordias noterminaran estando Daza al frente de la dicesis, en 1505 el rey decidi trasladarlo a otra sedemenos conflictiva, y le recomend a Julio II su promocin a la mitra de Crdoba, as como lanominacin de D. Juan Fernndez de Velasco para el problemtico obispado de Cartagena. Elpontfice accedi inmediatamente a sus splicas104.

    El perodo del episcopado de Velasco fue muy tranquilo para los fieles de la dicesiscartaginense. Ello parece ciertamente extrao si tenemos en cuenta el cariz de las relacionesmurciano-oriolanas desde el fallecimiento del vicario Desprats, o los repentinos giros polticosde la Monarqua Hispnica tras las muertes de Isabel I de Castilla y Felipe el Hermoso. El sosiegopermiti a las autoridades de la ciudad del Bajo Segura proseguir las gestiones independentistas.Durante dicho lapso, las reclamaciones episcopales oriolanas a Fernando el Catlico no cesaron,y fueron creando en el monarca la conciencia de la necesidad de tomar alguna medida para

  • 105 A.S.V. Registri Lateranensi, n 1214, ff. 176v.-177, 179v.-180. A.M.O. Libro n 37 bis, Contestador de 1509-1510, f. 54.

    106 A.M.O. Libro n 37 bis, Contestador de 1509-1510, ff. 48-49.

    107 A.M.O. Libro n 37 bis, Contestador de 1509-1510, ff. 45v., 50-50v., 53-53v., 54, 55-55v. Por otra parte, estarivalidad la analizamos en CARRASCO RODRGUEZ, A.: La enemistad capital entre las poblaciones de Orihuelay Murcia dentro del marco del pleito del Obispado en los albores del siglo XVI, en FERNNDEZ ALBADALEJO,P. (ed.): Monarqua, Imperio y Pueblos en la Espaa Moderna. Actas de la IV Reunin Cientfica de la AsociacinEspaola de Historia Moderna, Alicante, 1997, pp. 539-550.

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    solucionar las endmicas discordias.A finales de 1508, Velasco fue trasladado al obispado de Calahorra, al mismo tiempo que

    un nuevo eclesistico de renombre, el arcediano de Talavera, D. Martn Ferrndez de Angulo,cubra la vacante por l dejada en la mitra cartaginense105.

    Unos meses despus, a mediados de 1509, el captulo del Salvador y la ciudad de Orihueladecidieron que haba llegado el momento de volver a solicitar la creacin del obispado106. Yenviaron a dos sndicos, Juan Martnez y Bernardino Masquefa, a la corte, a presentarle almonarca las reivindicaciones segregacionistas. stas se centraron en los problemas de carcterjurisdiccional que solan enfrentar a los obispos cartaginenses y sus oficiales con las autoridadesde la ciudad del Bajo Segura, en los abusos de poder episcopal, y en los conflictos quecotidianamente se producan entre los habitantes de Orihuela y Murcia, a causa de la enemistadcapital que exista entre ambas poblaciones, aprovechando la excusa de las discordiaseclesisticas107.

    Los argumentos presentados por Martnez y Masquefa impactaron vivamente en laconciencia del monarca, que conoca bien todas las diferencias que haban suscitado lasparcialsimas actuaciones del obispo Daza, y que estaba, asimismo, al corriente de la plurianualproblemtica del vicariato general de Orihuela, derivada del persistente incumplimiento delAcuerdo de Logroo por parte de la parte cartaginense. Entonces, el Catlico comenz a recelarque las discordias pudiesen llegar a convertirse, por su interpretacin nacionalista, en un elementodesestabilizador o de riesgo para el proceso de integracin estatal que haba puesto en marchajunto a su difunta esposa. Y por ello encarg algunas investigaciones para estudiar la viabilidadde una posible dismembracin del obispado de Cartagena, con la idea de crear una nueva mitra,cuya sede residiese en Orihuela y cuya dicesis estuviese conformada por los territorios del Reinode Valencia que formaban parte del citado obispado cartaginense.

    Acabadas las pesquisas, el monarca se top con dos dificultades principales. En primerlugar, que el obispado cartaginense no estaba vacante, y que, por consiguiente, para proceder auna modificacin de su estructura era necesario el consentimiento de su prelado. Y en segundolugar, que la separacin de las tierras del Reino de Valencia, que conformaban una porcinconsiderable de la dicesis, supondra gravsimos perjuicios econmicos para el obispo y elcabildo de Cartagena: ex una, porque una parte no desdeable de los ingresos de sus respectivasmensas proceda de las tierras que se iban a escindir, y aunque mantuviesen el derecho a percibirdichas rentas, hallaran con toda probabilidad extremas dificultades a la hora de proceder a sucobranza; y ex alia, porque perderan otra nada despreciable -aunque ilcita- fuente de pecunias,pues no podran seguir obteniendo los ingresos jurisdiccionales que conseguan haciendocomparecer a los habitante