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COMENTARIO HISTÓRICO DE TEXTO - JUSTINO, 44, 4
Samuel Fierro Álvarez
Se trata de un texto histórico con un marcado carácter mitológico, obtenido de la
antología sobre la obra Historiae Philippicae libri XLIV realizada por Pompeyo Trogo,
y de la que actualmente no se tienen datos de su existencia. Justino escribe el Epitome
sobre el que se hará este comentario de texto. Tiene un origen privado, pues se trata de
una obra de un personaje particular, en este caso un historiador, que no representa a
ninguna institución (en cuyo caso tendría un carácter público).
El contenido del texto hace referencia a Tartessos, utilizado este término como
referencia de una determinada zona geográfica en el suroeste de la Península Ibérica
(entre las actuales Sevilla, Cádiz y Huelva, teniendo como eje principal el río
Guadalquivir). La cronología dada para la aparición del denominado Reino de Tartessos
se sitúa en el Bronce Final (aproximadamente 1.200 a.C.). En el texto se hace referencia
a los reyes Gárgoris y Habis, pero las referencias sobre ellos son escasas y confusas,
pues solo se tiene la seguridad de la existencia del último rey (o dinastía) llamado
Argantonio. Las menciones a los dos personajes anteriores hay que analizarlas con
cuidado, diferenciando los datos irreales de los reales.
Como ya se ha dicho antes, el texto forma parte de una recopilación de la obra
de Trogo por parte de Justino. El autor Marco Juniano Justino es un historiador que vive
en la Roma del siglo II – III d.C. Tiempo después, la confusión entre este autor y San
Justino hizo que la obra fuera visiblemente utilizada, lo que probablemente ayudó a que
llegara hasta nuestros días. No existen muchos más datos sobre su figura.
Iniciando ya el análisis del texto, es recomendable tener claro una serie de
términos o nombres que, sin su conocimiento, la comprensión se resulta complicada.
Los nombres propios que nos encontramos son el de Gárgoris y Habis, dos reyes
míticos de la zona tartésica. Al primero se le atribuye un carácter agricultor, destacando
la apicultura, y al segundo la creación de leyes. El término de “curetes” tiene problemas
en su interpretación1. Por último, no hay que olvidar que el concepto de Tartessos es
1 GASCÓ, F. ¿Curetes o cunetes? Justino XLIV, 4, 1. Gerión, 1987, nº 5, pp. 183 – 194. En el artículo se
señala que Justino hace referencia con el término a los habitantes de Tartessos, aunque algunos editores
de la obra de Justino indican que lo que en realidad quiso poner fue el término “cunetes”, un pueblo
occidental citado por autores clásicos como Heródoto, a los que otros limitan aún más su zona de
asentamiento a el Algarbe, colindante con Tartessos.
utilizado por los griegos para denominar una zona (también un río o una ciudad) del
suroeste de la Península Ibérica. Una vez aclarado estas palabras que pueden llevar a la
incomprensión del texto, se puede trabajar ya sobre lo que se dice.
Se puede dividir el texto en dos ideas fundamentales: la primera es el abandono
por parte de Gárgoris de un niño que sobrevive a constantes desafíos, y la otra el
ascenso al trono del superviviente Habis y su gestión como rey.
En la primera parte, podemos extraer que existe un rey, aunque no se sabe si su
influencia se da en toda la zona Tartésica o solo en algún sector, que da importancia al
aprovechamiento de la miel. Se cita que su hija soltera tuvo un hijo “produciendo la
vergüenza del rey”. De esta forma se puede entender que la familia (o gens) era un
elemento importante de esta sociedad, hasta el punto de querer sacrificar a ese niño por
considerarse impuro. El niño era abandonado, pero siempre sobrevivía gracias a lo que
podemos denominar “ayuda de la naturaleza”, ya sea por animales que lo amamantan o
una climatología favorable. Estas historias tienen similitudes con otras leyendas de
diversos lugares del mundo conocido. El texto menciona, entre otras cosas, que el niño
fue depositado en una especie de barquilla al mar, y que las divinidades le llevaron a ser
salvados por una cierva que los crio. La historia de Moisés del Antiguo testamento
también menciona que un niño abandonado en el río, pero sin duda la leyenda más
semejante es la de Rómulo y Remo, donde el rey de la ciudad de Alba Longa los
abandonó en una cesta en el Tíber, siendo recogidos, amamantados y criados por una
loba. En segundo lugar, el texto recoge como, tras sobrevivir a todos los peligros siendo
beneficiado por los dioses, el que será llamado Habis pasa a ser el heredero de Gárgoris.
Lo poco que podemos relacionar con la monarquía es que, según el autor, tenía un
carácter hereditario. Se cita que “Habis fue un héroe civilizador”, algo que actualmente
se relaciona con la creación de leyes, significando que hay un buen funcionamiento de
la sociedad y la existencia de ciudades, convirtiendo al “pueblo bárbaro” que había
heredado en un conocedor del trabajo de la tierra con arados tirados por bueyes,
permitiendo la mejora de la obtención de alimentos. Se cita que dividió a la población
en siete clases, quedando excluidos los nobles de trabajo. Esto significa que existía
cierta diferenciación social, cuya base sería la riqueza. Por último se reafirma el carácter
hereditario del cargo de monarca “sus herederos rigieron en destino de Tartessos”.
Para finalizar, destacar que se trata de un texto importante para analizar el
mundo de Tartessos, del que se tienen pocos datos. Justino respeta la obra en la que se
basa sin realizar cambios, solo añadiendo informaciones, por tanto habría que
interpretar la credibilidad del autor anterior, que en mi opinión se limita a recoger
historias de las zonas de las que habla, por lo que los pasajes mitológicos (y por tanto,
desde el punto de vista histórico, con gran subjetividad y pocos datos reales) abundan en
su obra. El relato complementa una serie de leyendas referentes al mundo de Tartessos,
como el viaje de Coleo de Samos descrito por Heródoto de Halicarnaso, o el robo del
ganado de Gerión (que pudo ser un rey anterior a los dos ya citados) por parte de
Heracles (Hércules). Todas estas leyendas nos ayudan a entender mejor el mundo de la
época, siempre que sepamos diferenciar perfectamente la ficción de la realidad, como
pueden ser los reyes que pudieron existir, como era la sociedad o a qué se dedicaban sus
habitantes.