por siempre gracias benedicto xvi
TRANSCRIPT
PRESENTACIÓN AUTOMÁTICA
durante estos años de pontificado ha logrado
transmitirnos a Jesús con sus palabras y
tímidos gestos –una sonrisa, una mirada, un
saludo con las manos-, eso se debe a que sus
palabras y gestos nos transmitían lo que
lleva en su corazón, pues, “el hombre bueno, del buen tesoro del corazón saca lo
bueno (…). Porque de lo que rebosa el corazón habla su boca” (Lc6,45).
Y el corazón habla al corazón. Este anciano
Pontífice ha logrado llegar al corazón de
muchos hombres y mujeres, incluso de los más
jóvenes –cómo no maravillarse ante el
testimonio de los jóvenes que han estado con él
en el campo de Cuatro Vientos en la JMJ 2011-. Ha
intentado incluso llegar al corazón del hombre
digital aventurándose a llevar a la Iglesia y el
Evangelio de Jesucristo
a Facebook, Youtube y Twitter.
Si nos atrevemos a creer en la vida
eterna, a vivir para la vida
eterna, veremos cómo la vida se torna
más rica, más grande, libre y dilatada.
"En el mundo de hoy, sujeto a rápidas
transformaciones y sacudido por cuestiones de
gran relieve para la vida de la fe, para gobernar
la barca de san Pedro y anunciar el Evangelio, es
necesario también el vigor tanto del cuerpo como
del espíritu, vigor que, en los últimos meses, ha
disminuido en mí de tal forma que he de
reconocer mi incapacidad para ejercer bien el
ministerio que me fue encomendado."
os invito a cada uno de
vosotros a aceptar el
desafío apasionante de la
nueva evangelización.
Vivid de manera
cada vez más plena
vuestra fe con
vuestros familiares
y amigos, en
vuestros barrios y
lugares de
trabajo, así como en
todo el tejido de la
sociedad...
De modo particular,
animo a los padres,
profesores y catequistas a
hablar a los demás, y en
especial a los jóvenes, que
son el futuro del mundo,
de vuestro encuentro vivo
y personal con Jesús
resucitado.
«La fe se fortalece dándola».
(Redemptoris missio, 2).
Sabed que la manifestación
de vuestra fe favorece el
encuentro con Dios, que en su
omnipotencia toca el corazón
del hombre.
De este modo, introduciréis a los jóvenes
en la belleza y riqueza de la fe
católica, ofreciéndoles una sólida
catequesis e invitándolos a participar cada
vez más activamente en la vida
sacramental de la Iglesia.
El mundo necesita este testimonio. Frente a
tantas amenazas contra el carácter sagrado de
la vida humana, y la dignidad del matrimonio y
la familia, ¿no será necesario recordar
constantemente a nuestros contemporáneos la
grandeza de nuestra dignidad de hijos de Dios y
la sublime vocación que hemos recibido en
Cristo?
¿Acaso no necesita la sociedad
recuperar y defender aquellas
verdades morales fundamentales que
son la base de la auténtica libertad y
del genuino progreso?
Que el Señor os confirme, a vosotros y a vuestras
familias, en la fe que actúa a través del amor
(cf. Ga 5,6), y os convierta en testigos gozosos de la
esperanza que no defrauda (cf. Rm 5, 5). Cristo ha
resucitado. Verdaderamente ha resucitado.
¡Aleluya!
La bienaventuranza consiste más bien en
el cumplimiento de una promesa
dirigida a todos los que se dejan guiar
por las exigencias de la verdad, la
justicia y el amor.
Quienes se encomiendan a Dios y
a sus promesas son
considerados frecuentemente
por el mundo como ingenuos o
alejados de la realidad. Sin
embargo, Jesús les declara
que, no sólo en la otra vida sino
ya en ésta, descubrirán que son
hijos de Dios, y que, desde
siempre y para siempre, Dios es
totalmente solidario con ellos.
Comprenderán que no están solos, porque
él está a favor de los que se comprometen
con la verdad, la justicia y el amor.
Jesús, revelación del amor del Padre, no
duda en ofrecerse con el sacrificio de sí
mismo.
Y es justamente al tomar conciencia de las
posibilidades y exigencias de la era digital –
que acorta distancias y tiempos pero exige una
reacción casi inmediata a los sucesos
cotidianos- que con humidad y lucidez nos
dice:
"En el mundo de hoy, sujeto a rápidas
transformaciones y sacudido por cuestiones de gran
relieve para la vida de la fe, para gobernar la barca
de san Pedro y anunciar el Evangelio, es necesario
también el vigor tanto del cuerpo como del
espíritu, vigor que, en los últimos meses, ha disminuido
en mí de tal forma que he de reconocer mi
incapacidad para ejercer bien el ministerio que me fue
encomendado."
Este gesto, esta decisión, nos hablan de un
hombre que en el sagrario de su conciencia y
ante Dios, hace un esfuerzo por leer e
interpretar los signos de los tiempos, tal
como nos lo piden el mismo Jesucristo
(Lc12,54-56) y el Concilio Vaticano II.
Benedicto XVI nos enseña que la Iglesia no es
nuestra, sino de Jesucristo. Y si la Iglesia de
Jesucristo está en nuestras manos es porque el
Señor nos la ha confiado como don precioso para
la humanidad.
Cuando se acoge a
Jesucristo, Hombre y
Dios, se vive la experiencia
gozosa de un don inmenso:
compartir la vida misma
de Dios, es decir, la vida de
la gracia, prenda de una
existencia plenamente
bienaventurada. En
particular, Jesucristo nos
da la verdadera paz que
nace del encuentro
confiado del hombre con
Dios.
La vocación que cada uno
de nosotros ha recibido
por el Bautismo es un don,
y la vocación que cada uno
de nosotros vive en la
Iglesia, sea la del
ministerio episcopal o
sacerdotal, la del
matrimonio, la de la vida
consagrada o laical, es un
don.
Y es un don para vivirlo con toda la alegría y la
belleza que ello implica, así como con toda la
seriedad de la misión que se nos ha confiado.
la paz presupone un humanismo abierto a la
trascendencia. Es fruto del don recíproco, de un
enriquecimiento mutuo, gracias al don que brota
de Dios, y que permite vivir con los demás y para
los demás.
Una condición previa para la paz es el
desmantelamiento de la dictadura del
relativismo moral y del presupuesto de una
moral totalmente autónoma, que cierra las
puertas al reconocimiento de la imprescindible
ley moral natural inscrita por Dios en la
conciencia de cada hombre.
La paz es la
construcción de
la convivencia en
términos
racionales y
morales, apoyán
dose sobre un
fundamento cuya
medida no la
crea el
hombre, sino
Dios: « El Señor
da fuerza a su
pueblo, el Señor
bendice a su
pueblo con la
paz », dice el
Salmo 29 (v. 11).
La paz concierne a la persona humana en
su integridad e implica la participación
de todo el hombre. Se trata de paz con
Dios viviendo según su voluntad.
Paz interior con uno mismo, y paz exterior con el
prójimo y con toda la creación.
La negación de lo que constituye la verdadera
naturaleza del ser humano en sus dimensiones
constitutivas, en su capacidad intrínseca de conocer
la verdad y el bien y, en última instancia, a Dios
mismo, pone en peligro la construcción de la paz.
Benedicto XVI me ha
enseñado que el
cristianismo es un don, un
don para vivirlo con
alegría y compartirlo, y
por eso quiero hoy
expresarle mi gratitud
con estas palabras, con
mi oración y con mi
continuo compromiso de
seguir amando con él a la
Iglesia de
Jesucristo, seguir amando
con él y con Cristo a los
hombres y mujeres que
buscan un hogar en este
don que es el
Sin la verdad sobre el hombre, inscrita en
su corazón por el Creador, se menoscaba
la libertad y el amor, la justicia pierde
el fundamento de su ejercicio.
Para llegar a ser un auténtico trabajador por
la paz, es indispensable cuidar la dimensión
trascendente y el diálogo constante con
Dios, Padre misericordioso, mediante el cual se
implora la redención que su Hijo Unigénito nos ha
conquistado.
Así podrá el hombre vencer ese germen de oscuridad y de
negación de la paz que es el pecado en todas sus formas: el
egoísmo y la violencia, la codicia y el deseo de poder y
dominación, la intolerancia, el odio y las estructuras
injustas.
EL PAPA BENEDICTO XVI
HA DEJADO EL DESPACHO
PARA SIEMPRE… LA
OFICINA PAPAL HA SIDO
CERRADA….
LA ORACIÓN, EL SILENCIO, LA MEDITACIÓN Y EL DESEO DE SEGUIR
CONTRIBUYENDO CON SUS ESCRITOS, ASI COMO HASTA AHORA NOS DEJA
70 LIBROS, UN MILLAR DE DISCURSOS Y UN CENTENAR DE ENCÍCLICAS….
HACEN DE ESTE HOMBRE, EL PAPA BENEDICTO XVI… EL GUARDIAN DE LA
FE… EL HOMBRE DEFENSOR DE LA PAZ….
TE ACOMPAÑAREMOS CON NUESTRAS ORACIONES EN TU NUEVA VIDA
LLENA DE RENUNCIAS….
Cuando no se camina al lado de Cristo, que nos
guía, nos dispersamos por otras sendas, como la de
nuestros propios impulsos ciegos y egoístas, la de
propuestas halagadoras pero
interesadas, engañadas y volubles, que dejan el
vacío y la frustración tras de sí
La fe no es la simple aceptación de unas
verdades abstractas, sino una relación
íntima con Cristo que nos lleva a abrir
nuestro corazón a este misterio de amor
y a vivir como personas que se saben
amadas por Dios…
LA CAPILLA SIXTINA ESTÁ PREPARADA
PARA EL MOMENTO DEL CONCLAVE… LOS
ESPÌRITUS SE RECOGEN PARA DECIR….
« HABEMUS PAPAM…»
Solamente Cristo puede responder a
vuestras aspiraciones. Dejaros
conquistar por Dios para que vuestra
presencia dé a la Iglesia un impulso
nuevo
Joseph Ratzinger
Una realización de:
PRODUCCIONES RODRIMUSIC S.A.
Copyrigth 2.013
JORGE ELÍECER RODRÍGUEZ CASTRO