política regional am. latina (3)

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El primer café del día Publicado en La VANGUARDIA, 17.10.06

La superficie de Brasil equivale a algo más de dos veces la Unión Europea con

sus 10 nuevos miembros. Desde hace ya algún tiempo se le ha considerado

como uno de los líderes “naturales” de América Latina, tanto por su extensión,

como por su economía que representa poco más de la mitad del total del PIB de

la región. Si visita el despacho del canciller de la República hay una obra que

simboliza un mapamundi, inspirado en la cartografía italiana del siglo XVII, que

curiosamente nos parecería a los europeos que está “colgado al revés”, Europa

y Estados Unidos, empequeñecidos, parecen estar a punto de caerse hacia

abajo, todo lo contrario que África y América Latina. No obstante, Brasil, hasta

inicios del siglo XXI, se ha caracterizado por ser un país volcado hacia su

inmenso territorio interior y los asuntos internacionales han quedado a veces en

un segundo plano. Significativo es que hasta hoy, una de las metáforas más

utilizadas para hablar de Brasil sea la de “un gigante dormido”.

Sobre un posible “liderazgo” brasileño, a menudo acaba apareciendo la pregunta

de qué liderar exactamente. Significativas fueron las palabras del embajador de

Brasil en Washington, Rubens A. Barbosa en el año 2000, aventurando que no

existía tal cosa como “América Latina”, sino una “América del Sur”, una “América

Central” y una “América del Norte”. Es posible que la firma del Tratado de Libre

Comercio en 1994 en Norteamérica, que significó el aumento significativo de las

exportaciones mexicanas, hiciera que el gobierno brasileño se cuestionase su rol

más actual en el ámbito político y económico en la región. Intentando no

quedarse, como dice el ganador del premio Ortega y Gasset, Andrés

Oppenheimer en su último libro “Cuentos Chinos”, en “un limbo geográfico en la

nueva economía global”. Un país que simboliza la primera letra de los llamados

países “BRIC” (Brasil, Rusia, India y China, considerados los países que más

aumentaran su papel económico en el siglo XXI) y que es sabida por todos su

voluntad de reformar la ONU y ocupar un puesto permanente en el Consejo de

Seguridad.

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A diferencia de Estados Unidos, Brasil es una potencia que comparte frontera

con 10 otros países. Su política exterior ha sido elaborada intentando evitar las

tensiones diplomáticas y tejer lazos de concordia con sus vecinos

sudamericanos. No es de extrañar que durante el primer debate televisado entre

los dos candidatos a Presidente para la segunda vuelta, uno de los momentos

más “calientes” fuera cuando Alckmin criticó duramente a Lula por su poca

agresividad contra el gobierno boliviano en su intento de nacionalizar los

recursos de la petrolera brasileña Petrobrás. Lula, como si de un “pater familias”

regional se tratase contestó: “Nuestra misión no es la de atacar a Bolivia, sino

ayudar a uno de nuestros países vecinos más pobre, y debemos entender que la

única cosa de la que disponen, son sus gases naturales y minerales”.

Hablar de liderazgos supone hablar también de posibles dificultades y proyectos.

El gobierno brasileño intenta liderar junto con Argentina el Mercado Común del

Sur, (Mercosur), proceso de integración regional iniciado en 1991 con el Tratado

de Asunción. Sin embargo en América Latina los proyectos “regionales” son

varios, y a menudo parecen “incompatibles” por las diferencias políticas entre

sus miembros, los principios fundadores de cada proyecto y sus impulsores. El

ALCA estadounidense, el ALBA venezolana, la CAN andina, parecen ser

demasiados proyectos para al fin de cuentas, un espacio tan grande. Del mismo

modo, la “histórica” rivalidad entre Argentina y Brasil está todavía muy presente.

Pregúntenle a un brasileño que le cuente un chiste y es probable que empiece

así “Va un argentino y…” o sino “Va un portugués y…”.

Otra gran dificultad será lidiar con las economías exportadoras mundiales. Si

bien Brasil experimenta en 2006 su mejor fase como país exportador, los

exportadores chinos se comportan en América Latina como si nunca hubiesen

oído hablar de James Monroe, Presidente de los Estados Unidos en 1823 y de

su famosa doctrina, “América para los americanos”. En los últimos 16 años, el

país asiático ha pasado de controlar el 0,7% del comercio de manufacturados al

7,8% este año, superando a Brasil en la región.

Existen varias tesis sobre el origen de la expresión “América Latina”, una de las

más conocidas es la de John Phelan. El autor afirma en su obra “El origen de la

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idea de Latinoamérica” que la expresión es resultado de imposiciones y

oposiciones históricas en la zona y al igual que la expresión “Iberoamérica” no

es totalmente “neutra”, la expresión “América Latina” pudo ser inventada por el

sociólogo y senador francés Chevalier, abanderado de los sueños imperialistas

franceses contra la cultura anglosajona y protestante en Estados Unidos. En

este sentido, con Brasil despertando lentamente de su letargo y apostando por

un proyecto “suramericano”, será muy sugestivo ver quienes serán los que se

sienten a tomar juntos el primer café del día.

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En el país del “oro blanco” Publicado en La VANGUARDIA, 05.03.07

En 1919, un joven Henry Ford inauguraba la primera fábrica en cadena de

automóviles de su compañía en Brasil, en pleno centro de São Paulo. Venía

interesado por el alcohol producido por la caña de azúcar con más de 400 años

de tradición de cultivo en el país y que, según él, sería el “combustible del

futuro”. El próximo viernes el presidente Bush aterrizará en São Paulo

renovando la apuesta del visionario Ford. Visitará el país con las condiciones

climatológicas y agrícolas más favorables para la producción de la caña de

azúcar y el que más utiliza su combustible limpio derivado. Espera firmar un

acuerdo sobre el biocombustible del etanol con su homólogo brasileño, quién a

su vez, viajará para Estados Unidos a finales de marzo y será el primer

presidente latinoamericano invitado desde 1991 a la residencia presidencial de

Camp David.

El gobierno Bush no pasa por su mejor momento. El último mes de noviembre

su partido perdió la mayoría parlamentaria en el Congreso y en el Senado y en

América Latina, Hugo Chávez empieza a gozar de cierto apoyo latinoamericano

después de la ola electoral del año pasado. Durante su mandato, Estados

Unidos ha perdido gran parte de su prestigio regional borrando de su agenda

política los temas candentes en América Latina y con el fracaso del proyecto de

Área de Libre Comercio (ALCA). No obstante, Bush parece retomar la iniciativa

en el hemisferio. La gira, en la que el séquito presidencial visitará Brasil,

Uruguay, Colombia, México y Guatemala, tendrá como tema principal el

desarrollo de biocombustibles, pero con el objetivo de fondo de recuperar parte

del terreno perdido en el panorama político latinoamericano. La iniciativa,

elogiada por los demócratas, tiene los ingredientes necesarios para convertirse

en política de Estado más que de gobierno.

Tres factores definen la carrera verde por los biocombustibles: intereses

ambientales, la problemática energética y los subsidios agrícolas. Los intereses

ambientales son de sobra conocidos: se trata de encontrar energías limpias y

renovables que disminuyan los gases de efecto invernadero como es el caso

del etanol. La problemática energética gira alrededor de la dependencia del

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petróleo importado, cada vez más caro y vinculado a regiones y países

políticamente inestables. Finalmente, los subsidios y otras barreras tarifarias

proteccionistas en el ámbito nacional pueden acabar jugando un rol

determinante, pues los biocombustibles nacen de materias agrícolas y están en

consecuencia vinculados al sector primario. “El mundo está intentando reducir

su dependencia por un producto cuyo comercio ha sido durante años

absolutamente libre frente a combustibles renovables, más limpios y

socialmente incluyentes, pero que pueden estar sujetos a variantes nacionales”

subraya en un interesante artículo el presidente brasileño del Instituto de

Estudios Comerciales y Negociaciones Internacionales, M. Sawaya Jank. De

allí la importancia en un futuro próximo, por ejemplo, del liderazgo de los países

del sur de Europa en la producción de energía eólica. O de Indonesia y Malasia

en el cultivo de la “palma”, otra de las plantas más rentables para producir

biodiesel.

El objetivo de Lula es transformar el biocombustible en una materia prima

comerciable, como la soja, el café o el azúcar, producidos a gran escala y con

un standard de calidad. Y para eso es necesario crear mercado. Se trata de

una industria inédita y Brasil sabe que pueda jugar un papel principal. A

diferencia de Estados Unidos, que produce biocombustible con el variable y

poco eficiente grano de maíz, Brasil hace años que cultiva la resistente y

rentable caña de azúcar. Por cada litro producido, Brasil se ahorra 8 céntimos

de dólar y su productividad alcanza siete mil litros por hectárea, más del doble

que el maíz. Por no hablar de las diferencias en el resultado energético: la caña

produce 5,5 veces más unidades de energía renovable. “¿Porque producir

etanol de maíz?” se preguntaba el presidente brasileño esta semana, “¿porque

no dejamos el maíz para las gallinas?” en clara alusión a las ventajas del

biocombustible brasileño a base de caña de azúcar.

En Estados Unidos el 20% del maíz cultivado sirve para producir

biocombustibles y los precios de otros productos que manejan dicho grano,

principalmente alimenticios, están resintiéndose de la lógica inflación. En

consecuencia, Lula sabe de sobras que su estrategia debe basarse en

conseguir la mayor disminución de medidas proteccionistas en Estados Unidos

para importar su etanol de caña de azúcar.

Page 6: Política Regional Am. Latina (3)

El ALCA no funcionó por falta de diálogo, de entendimiento entre Brasil y

Estados Unidos principalmente. El alcohol parece una gran oportunidad para

que estos dos países lideren y enmarquen las investigaciones sobre este

nuevo biocombustible. Mientras Bush y Lula negocien un acuerdo a finales de

semana, del otro lado del Atlántico, en Bruselas, se reunirá el Consejo de

Ministros de la Unión Europea. Angela Merkel, presidenta de turno, ha

anunciado que se aplicarán de inmediato las medidas suscritas por los 27 en el

Protocolo de Kyoto para reducir la emisión de gases de efecto invernadero.

Esperemos que de reojo aprovechen para tomar nota de la cumbre en São

Paulo, y eventualmente, cartas en el asunto. Europa no puede permitirse entrar

en el siglo XXI sin una política energética propia.

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Exportar diálogo Publicado en La VANGUARDIA, 05.05.07

Mañana por la noche se cerrará la Simulación de las Naciones Unidas Brasilia

2007, organizado por estudiantes de postgrado en relaciones internacionales

de la Universidad de Brasilia donde curso mi especialización y que cuenta con

el apoyo oficial de diversas entidades privadas y públicas.

El evento reúne unos 300 alumnos de bachillerato que defienden la posición

político-económica del país que representan en cada uno de los diferentes

“comités” simulados de la ONU, como la Agencia Internacional de Energía

Atómica, el Consejo de Seguridad o el Consejo Económico y Social.

Uno de los temas más estudiados últimamente en el ámbito de las relaciones

internacionales es el “Derecho Internacional”. El monopolio que ostentaban los

Estados de las relaciones internacionales está siendo modificado por la

aparición de nuevos actores influyentes en el ámbito supranacional. Las

ONG’s, la llamada “sociedad civil organizada”, la comunidad científica, las

organizaciones internacionales o las uniones comerciales y económicas

regionales son un ejemplo de ello. Una línea en el mapa y algunos gendarmes

sobre ella ya no bastan para proteger un país de los efectos de la pobreza en el

exterior, de la inestabilidad económica del otro lado del planeta o simplemente

de los efectos del cambio climático. La lógica de poder cambia y con ello

también cambiaran los mecanismos de decisión política. Hay vida más allá de

nuestros Estados. Ulrick Beck recuerda en uno de sus últimos artículos que “los

ciudadanos deben conocer el funcionamiento de sus instituciones políticas no

solo porque es su deber, sino porque en ellas se defenderán sus intereses”. En

ese nuevo marco de “ciudadanía global” sabemos demasiado poco sobre el

funcionamiento de la ONU, de la Unión Europea, de la Corte Penal

Internacional, de las ONG’s. Ayer, después del debate en Francia, todos los

redactores jefe de los periódicos franceses coincidían: “Como es posible que

tanto Sarkozy y Segolène no mostraran el mínimo interés en discutir con

profundidad sus políticas internacionales”.

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Los Estados se verán en la obligación de formar bloques, despertar el interés

de países vecinos, lograr posiciones comunes y buscar constantemente una

sinergia de grupo. Las instituciones nacionales deberán evaluar los inmensos

costes de actuar unilateralmente. No se trata de algún tipo de filantropía

moderna, ni de justicia global, ni de solidaridad internacional. La experiencia ya

nos muestra nuestra absoluta mediocridad en ese campo. Se trata

simplemente de un cálculo interesado y en él, los mejores negociadores

tendrán las mejores cartas. Aquella región o aquel país, como Brasil con

pretensiones de ocupar un asiento permanente en el Consejo de Seguridad,

capaces de formar líderes políticos, empresariales, sindicales o incluso

científicos con competencias en el ámbito de la negociación tendrán l’as de

ganar. Paradójicamente, en la era de la obsesión por coleccionar diplomas

como “prueba” de una mayor preparación técnica, las capacidades

transversales y humanas acabaran jugando seguramente un rol fundamental.

Y negociar no es tan fácil. Y más cuando están sobre la mesa “intereses

nacionales” o “símbolos de nuestra cultura”. La tolerancia será un elemento

determinante. En su pequeño y brillante ensayo titulado “Las fronteras del

diálogo”, Claudio Magris define esta aptitud a la tolerancia como “la capacidad

de auto-ironía, desmitificación de todos los ídolos, hasta de los propios y

ponerse en el lugar del otro”. Un posible entendimiento no conlleva

obligatoriamente un “mismo patrón” cultural, social, religioso o económico. El

hecho de poner en pie de igualdad todas las diversidades que existen

actualmente en el mundo puede suponer una amenaza para la defensa de

“derechos universales” pero del mismo modo que es enormemente peligroso el

fenómeno de atomización de dichas diversidades. En ese sentido los eventos

como las simulaciones, con especial atención a la que se ha desarrollado estos

días en Brasília, o la oportunidad de conocer día a día otras culturas otorgan

cierta ventaja a la hora de negociar.

Algunos críticos sobre las Simulaciones comentan que son “teatro”, que solo

sirven si “quieres trabajar en relaciones internacionales”, que eso en la realidad

“nunca pasa”. Mañana cada comité formado por una cincuentena de jóvenes

brasileños, entre ellos el que simula el Consejo de Ministros de la Unión

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Europea, presentara sus proyectos de resolución final después de un largo

proceso de siete meses de estudio sobre el tema en sus respectivos institutos.

Tal vez tengan razón los críticos, pero no sabría decir cuantos jóvenes

cursando el bachillerato en España tienen alguna noción sobre el Mercosur. Tal

vez solo unos pocos.