plumabierta 15 "el viento de la palabra"

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Plumabierta Nº 15 – Diciembre 2009 El viento de la palabra

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Revista literaria y de opinion

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Page 1: Plumabierta 15 "El viento de la palabra"

Plumabierta Nº 15 – Diciembre 2009

El viento de la palabra

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Plumabierta El viento de la palabra

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IIIIlllluuuustrstrstrstraaaacccciiiióóóónnnn p p p poooortrtrtrtaaaaddddaaaa:::: Sergio NuñezSergio NuñezSergio NuñezSergio Nuñez NNNNúúúúmmmmeeeerrrroooo 15151515, , , , DiciembreDiciembreDiciembreDiciembre d d d deeee 2 2 2 2009009009009 DDDDeeeeppppóóóóssssiiiittttoooo L L L Leeeeggggaaaal: Cl: Cl: Cl: CAAAA 326/02 326/02 326/02 326/02 CCCCoooontntntntaaaactctctctoooo: pl: pl: pl: pluuuummmmaaaabbbbiiiieeeertrtrtrtaaaa@y@y@[email protected] NNNNueueueuestrstrstrstroooo bl bl bl bloooog: http://plg: http://plg: http://plg: http://pluuuummmmaaaabbbbieieieiertrtrtrtaaaa.bl.bl.bl.blooooggggiaiaiaia.c.c.c.coooommmm

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Plumabierta El viento de la palabra

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Un buen día nos sorprendisteis abriendo el “Café Puerta del Sol”, lugar bellamente insólito en Arcos de la Frontera, de donde somos muchos de los integrantes de Plumabierta. Gracias Laura y Ángel por vuestra amistad. ¡No podemos olvidarnos de vuestro hijo David ni de vuestro perro Elvis! A los cuatro queremos dedicaros este número de Plumabierta, que con cariño y esmero de nuevo ve la luz.

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Plumabierta El viento de la palabra

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ÍÍÍÍndndndndiiiicccceeee

EEEEddddiiiittttoooorrrriaiaiaiallll

5555

CCCCaaaammmmiiiinnnnaaaandndndndo o o o ssssoooobrbrbrbre ee ee ee ellllllll a a a acccceeeerrrraaaaddddoooo AAAAntntntntuauauauannnne e e e L'jL'jL'jL'jiiiimmmmiiiirrrr

7777

EEEEllll ddddeeeescscscscoooonnnnoooocccciiiiddddoooo PPPPeeeedrdrdrdro o o o PPPPéééérrrreeeezzzz LLLLiiiinnnneeeerrrroooo

8888

A uA uA uA unnnn ppppaaaassssoooo AAAAntntntntuauauauannnne e e e L'jL'jL'jL'jiiiimmmmiiiirrrr

1 1 1 13333

GGGGuuuuststststaaaabbbbaaaa AAAAbbbbeeeellll 14141414

UUUUnnnn chchchchiiiiststststeeee M.M.M.M. I I I I.... GGGGiiiirrrraaaaddddoooo

16161616

IIII MMMMaaaarrrri Ái Ái Ái Ángngngngeeeelllleeeessss VVVVáááázquzquzquzqueeeezzzz

18181818

LLLLoooossss mmmmeeeejjjjoooorrrreeeessss a a a aññññoooossss dddde e e e nnnnueueueuestrstrstrstra a a a vvvviiiidddda: a: a: a: IIIIchchchch bbbbiiiinnnn ei ei ei einnnn BBBBeaeaeaeachchchcheeeerrrr

VVVVííííctctctctoooorrrr GGGGoooonznznznzáááálllleeeezzzz 20202020

YYYYo o o o ssssooooyyyy SSSS AAAAnnnnttttuauauauannnne e e e L'jL'jL'jL'jiiiimmmmiiiirrrr

23232323

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Editorial

EEEEl vl vl vl vieieieientntntnto o o o ddddeeee l l l la a a a ppppaaaallllaaaabrbrbrbraaaa

Si las palabras se las lleva el viento, tendremos que

estar atentos a todo lo que nos sopla y robarle aquéllas que

no se ha de llevar jamás…

Sobre la corteza acústica de la palabra, formada por

sonidos articulados (fonemas), y signos gráficos (las letras), se levanta un código arbitrario, el lingüístico, que llamamos lenguaje… éste, se particulariza en cada lengua… y ésta, a su vez, se manifiesta de forma individual en el acto y uso que cada uno hacemos de ella…

Cada palabra guarda, mínimamente, un significado, pero misteriosamente, gracias a la cualidad de poseer ilimitadas combinaciones, tiene el potencial de multiplicarse con la connotación, con la función poética, con la literatura… llegando a conseguir la sugestión de muchos más significados, llegando a la recreación (¿o creación?) de realidades que, en un primer momento, sólo estaban inmersas en la pluma de un escritor, en el aire… y que, como ráfagas del mismo, han de precipitarse hacia un lector que inhala un mundo escrito… Mundos quiméricos, de ilusiones, delirios, de mitos, leyendas, ficticios… realidades etéreas que se propagan, también como el viento, por un medio físico hacia donde nunca sabremos…

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La invención es una manera literaria de revelar la realidad, lo cual, es a veces más eficaz y mejor, que la revelación de la verdad misma.

He aquí, entre tus manos, otro nuevo número de Plumabierta, el 15, un soplo liberto de nosotros mismos y de ti también, cuando nos lees y te pronuncias, compañero.

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CCCCaaaammmmiiiinnnnaaaandndndndoooo s s s soooobrbrbrbreeee eeeell ll ll ll aaaacccceeeerrrraaaaddddoooo

AAAAntntntntuauauauannnne e e e L'jL'jL'jL'jiiiimmmmiiiirrrr

¡Ay, Benedetti!

qué me gustaría quemar las naves,

no tener la oportunidad ni la necesidad de ser un idiota,

pero la gente es inteligente...

y volvería a crearlas, se haría toda una flota, aquí, allí, en un sinfín de islas desiertas.

Al ser humano le gusta

pisar sobre carne y cráneo, no suele caminar sobre tierra.

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EEEEl dl dl dl deeeescscscscoooonnnnoooocccciiiiddddoooo

PPPPeeeedrdrdrdro o o o PPPPéééérrrreeeezzzz LLLLiiiinnnneeeerrrroooo

Aquella mañana, al llegar a las oficinas de El Sindicato,

el Señor Hole descubrió que en el lugar donde debía situarse su despacho, en vez de éste, lo que encontró fue un servicio de caballeros.

Apenas había podido conciliar el sueño la noche anterior. Una reunión, mantenida con unos caballeros que afirmaban ser sus superiores, le había tenido inquieto, llevándole al insomnio, y éste, a su vez, le produjo el terrible dolor de cabeza con el que había amanecido aquella mañana.

"Seguramente me haya confundido de edificio"- pensó. Y pensó bien, pues no se hubiera tratado de la primera vez. Bajó las escaleras, salió a la calle y comprobó que se trataba de la misma fachada de siempre, del mismo edificio en el que llevaba tantos años desempeñando su oficio que prefería no llevar la cuenta. Tantos años, y tan absorbido por sus investigaciones, que al Señor Hole le costaba recordar cómo era su vida antes de conseguir aquel empleo.

Volvió dentro con la intención de buscar su despacho pensando que, posiblemente, debido a causas mayores, éste hubiera sido ubicado en otro lugar sin que nadie hubiera podido notificárselo a tiempo. Pero al comprobar que no daba con la placa que debía figurar en su puerta, decidió preguntar en Recepción, por si allí alguien tuviese constancia de algún cambio efectuado a última hora.

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Formular una pregunta jamás le había dado tantos quebraderos de cabeza, y es que aquella mañana, todos los empleados que se encontraban en Recepción, todos sin excepción alguna, aseguraban no haberle visto jamás; incluso uno de ellos acabó amenazando con llamar a Seguridad cuando el Señor Hole, un poco fuera de sí, comenzó a alzar la voz exigiendo una explicación a lo que estaba sucediendo.

"¿No me conocen? ¿Hablan en serio? ¿Y todos estos años...?".

Con este pensamiento en su mente decidió dar como fuese con el despacho, y para comenzar volvió al punto de partida.

Efectivamente, allí permanecía el servicio de caballeros, y en esta ocasión el Señor Hole pudo advertir un detalle en el que no había reparado la vez anterior: La bisagra de la tapa del retrete estaba mohosa, al igual que los grifos del lavabo y la cadena de la cisterna. Todo allí dentro, absolutamente todo, incluso las pintadas en la puerta y en las paredes, ofrecían indicios de llevar allí mucho tiempo, lo cual desconcertaba aún más al Señor Hole. Sólo la limpieza, impecable, del retrete, difería levemente del conjunto, difícilmente visible debido a una lámpara de neón a punto de expirar, y que parpadeaba constantemente al tiempo que emitía un ruido molesto, casi ensordecedor.

"No se preocupe, seguro que mañana lo ve todo distinto". Ésa fue una de las últimas frases que uno de aquellos caballeros le había dicho durante la reunión de la tarde anterior. El Señor Hole no creía que aquellas palabras tuvieran una conexión directa con lo que le estaba sucediendo, pero llegados a este punto, ya no sabía qué pensar.

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El Señor Hole, que hasta ese momento sólo se había aquejado de dolor de cabeza, además de éste, que tendía a acentuarse exponencialmente, comenzó a sentir algo de fiebre y cierto mareo.

Un sudor frío recorrió todo su cuerpo, y fue entonces cuando se detuvo un momento y procuró calmarse: "Debo actuar con firmeza, como siempre. Seguro que hay una explicación a todo esto. Debe haberla. Siempre la hay".

Armado de paciencia, comenzó a recorrer el edificio habitación por habitación, despacho a despacho, abriendo y cerrando puertas, encontrando tan sólo personas que aseguraban no haberle visto jamás. Nadie, ni el portero, ni los ascensoristas, ni los contables, ni los del gabinete de abogados... Nadie, absolutamente nadie, le conocía. En todos sus años como Inspector, nadie en El Sindicato había tomado jamás un café con él, nadie le había llevado nunca el correo hasta su despacho, nadie le había dado jamás los buenos días y nadie recordaba haber asistido al funeral de su esposa. El Señor Hole jamás había existido. En El Sindicato parecía no haber constancia de su paso por allí.

El desconcierto inicial experimentado a primera hora de la mañana devino en miedo, y el Señor Hole sintió, por primera vez en todos aquellos años, que aquel viejo edificio ciertamente respiraba.

Una respiración lenta, lentísima, que no se sabía si asmática o poderosa, se propagaba a través de los conductos del aire acondicionado, que parecía lamentarse a lo largo de los pasillos que, aquel día, también por primera vez, se le presentaban como galerías oscuras y tristes.

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"Dios, es como si el edificio roncara, muy dormido o demasiado despierto, y me ha engullido, y yo estoy atrapado en él...".

Del miedo pasó directamente al pánico. No soportaba un minuto más allí dentro.

Apenas podía respirar, una mano gigantesca parecía oprimirle el pecho. Se ahogaba, el Señor Hole, definitivamente, se estaba ahogando y no había nadie que pudiera socorrerle. Era sólo cuestión de segundos, de minutos tal vez. Se ahogaba, se ahogaba y lloraba desconsoladamente, quedando inmóvil en medio de un pasillo vacío, con el cuerpo totalmente encorvado y mirando hacia el suelo, mientras con una mano apoyada sobre la pared intentaba en vano recuperar el aliento. Ya no era cuestión de encontrar su despacho, si es que alguna vez había existido, se trataba de salir de allí como fuese, se trataba de salir vivo.

Al recorrer un pasillo, no importaba dónde comenzase, la puerta del fondo siempre se encontraba a la misma distancia. No importaba cuánto avanzase, cuántos pasos diese hacia delante, aquella puerta permanecía siempre allí, inalcanzable.

A lo largo de cada pasillo se distribuían treinta puertas, y cada una de ellas comunicaba directamente con otro pasillo, idéntico, con sus treinta puertas todas iguales...

Sacando fuerzas de flaqueza, el Señor Hole, torpemente, corría, y corría, y no cesaba de correr con la vana esperanza de encontrar una salida. El ruido del aire acondicionado le oprimía el pecho más y más, y sentía como si el corazón fuese a estallarle de un momento a otro. El dolor de cabeza era ya tan insoportable que el Señor Hole sintió que su momento había llegado. Finalmente se desplomó, cayendo rendido y sin respiración a los pies del Señor MacKey, el Director de Planta.

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"¿Señor Hole, qué demonios hace en el suelo? ¿Se encuentra bien? Venga, le acompaño a su despacho, que es donde debería estar".

Su despacho se encontraba exactamente en el mismo lugar donde lo había dejado la tarde anterior. Ni retrete, ni pintadas, ni lavabo; tan sólo su escritorio, su teléfono y montañas de papeles que, por aquellos meses, debido a un exceso de trabajo en sus investigaciones, habían llegado a conformar prácticamente una cordillera.

El Señor MacKey, que le había llevado del brazo como quien acompaña a un enfermo terminal, le sentó en su sillón y, con sumo cuidado, empujó éste para acercarle al escritorio.

"Bien, le dejo con sus ocupaciones. Creo que, dadas las circunstancias, no es necesario que le recuerde que aún estamos a la espera de su informe sobre el Caso Remanto". El Señor MacKey abandonó el despacho, al tiempo que el rítmico y eterno sonido de sus llaves se tornaba más y más leve conforme se alejaba por el pasillo.

El Señor Hole no había pestañeado un solo instante. Seguía pálido e inmóvil, con la mirada perdida en el infinito, como si quisiese desbrozar el alma a la vieja máquina de escribir.

Parecía que por fin todos volvían a reconocerle, pero eso importaba más bien poco; en realidad ya no importaba nada, pues ahora era él quien no los conocía a ellos. Los recordaba, eso sí, pero jamás los había conocido. Aún así, algo parecía cierto: El edificio seguía respirando, con una respiración omnipresente, excitando las paredes, que temblaban como posesas, y recordaba a Hole que en cada pasillo hay treinta puertas, que cada puerta comunica directamente con un nuevo pasillo, y que él jamás volvería a salir de allí.

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AAAA uuuun pn pn pn paaaassssoooo

AAAAntntntntuauauauannnne e e e L'jL'jL'jL'jiiiimmmmiiiirrrr

A veces pienso… si estoy a sólo un paso

si tus nervios serán fríos

ante la carne de mis labios, el desparpajo y el desvarío del misterio y la persona

ante este yo que eclosiona sin mesura ni sopor, espada ni corona para regalarse clemente ante este granuja convaleciente que dulce se carameliza

mientras siente que son ingentes sus sentidos a tus pies, intensos

a veces pienso si tienes bastante piel para los tantos besos

que te voy a regalar

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GGGGuuuuststststaaaabbbbaaaa

AAAAbbbbeeeellll

Gustaba mirarla cuando le hacía el amor, detenerme en sus facciones, en sus ojos, llenos de deseo, sentir la transformación de su cuerpo. Porque ella era especialmente guapa en aquellos momentos: su piel era más tersa y suave, sus labios se engrosaban, las leves líneas expresivas, que alrededor de sus ojos empezaban a aparecer como finísimos filamentos apenas perceptibles incluso teniéndola cerca, se atenuaban entonces, se acentuaban sus femeninas redondeces, se le endulzaba el sabor de su boca, y de su sexo… Su natural perfume, agudizado, me excitaba con tanta furia que era incapaz de sentirlo sin poseerla. Tal era el poder que sobre mí ejercía aquella mujer.

Gustaba encender la luz cada vez que a ella me acercaba con lascivas intenciones, para disfrutar, saboreando al máximo, aquellos momentos. Ella prefería la oscuridad, pero siempre consentía priorizando con ello mis fantasías. Cerraba sus ojos para sentir con más intensidad, aquellas incipientes sensaciones vehementes que conmigo descubrió por vez primera; fui yo quien despertó la mujer que dentro llevaba, quien le mostró maravillas, una tras otra, que jamás imaginó. Así empezó la aurora de aquella historia que apuntaba hermosa.

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Gusté mirarla cuando le hacía el amor, para comprobar si aún había deseo y me enfurecí al no encontrarlo. No supe en qué momento empezó a abrir los ojos en estas ocasiones, reflejando en ellos impaciencia y aturdimiento, intolerancia y miedo. Complacencia forzada, sonrisa a medias, labios finos y apretados, sexo seco. Gusté expiar mi culpa con sangrienta hazaña.

Gusto ahora, tendido en mi litera, mirar al techo y recordar aquello, y saberla rota, anulada, desintegrada, inexistente al fin, pues fue el motivo de mi locura en aquellos últimos tres años que su desgracia buscó.

Gusto saberme libre de aquel vértigo furioso que me hizo demenciar hasta límites extremos. Gusto reírme a carcajadas de aquel engaño que nunca descubrió.

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UUUUn chn chn chn chiiiiststststeeee

M. M. M. M. IIII. G. G. G. Giiiirrrraaaaddddoooo

El primer chiste que me contaron en esta vida, fue el médico asistente en mi nacimiento, "es un niño totalmente sano, señora", dijo él. Después me dio dos palmadas en el culo y mandó a que me quitaran la sangre de la cual estaba impregnado.

Toda mi vida he sido una persona muy complicada. Tengo la impresión de no conocerme a mí mismo. Pero claro, esto no es tan sencillo… el médico dijo, "es un niño sano" y punto. No dijo "tome, señora, su hijo y el libro de instrucciones correspondiente. Si no queda satisfecha tiene 3 años de garantía…" ¡No! No lo dijo. O al menos yo no me acuerdo. Quizás lo dijera y no me enteré, siempre he sido muy despistado. Claro que yo no voy a decirle a mi madre que me cambie por otro, es absurdo…

Por otro lado, puede que yo no sea del todo complicado, sino que lo sea la vida. Y yo no encaje aquí.

Si intento psicoanalizarme llego a la conclusión de que soy negativo, tímido, antisocial, frío, y otra cosa más… cómo era… esa cosa… ¿¡creo que la tenía Hitler…!?

¡¡Dios no puedo ser tan malo!! Quizás yo sólo me vea así. ¿No?

A lo largo de mi vida, me han contado numerosos chistes más aparte de ése que conté antes, como por ejemplo, eres lo más guapo que hay encima de la tierra (por mi madre), churra

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de oro (por mi madre también), o "sí, te quiero pero como amigo" (x)… qué grandes momentos, se me saltaron las lágrimas en todos ellos…

Es curioso que realmente las cosas que más feliz me hagan algunas veces sean también las más estúpidas, eso no me convierte en antipático ¿no? O también es curioso cómo hago chistes de la nada, cómo establezco conversación con alguien que no conozco de nada, cómo hago cosas por los demás que no haría nunca por mí... Pero aun así me veo negativo, frío, y etcétera. Es contradictorio.

Quizás el problema esté en pensar demasiado… Pensar demasiado en sí mismo. Puede que quizás sea una persona demasiado egocéntrica, y en lugar de pensar en otras cosas me devane los sesos pensando en mí, en cómo soy y en cómo debería haber sido. Puede que si en lugar de pensar en mí mismo hubiera pensado en los demás, en el bien, el mal etc. estuviese ahora ganándome la vida como un Nietzsche cualquiera…

La verdad es que una cosa está clara por encima de todo y es que, tú eres tú, y yo soy yo. Y eso es irrefutable. No podemos pensar por o como los demás, porque nosotros somos diferentes y debemos pensar por nosotros mismos.

Una vez un humorista de la tele me preguntó justo cuando salía de una piscina (sí, sé que la situación es absurda pero es cierta), ¿Qué es para ti la vida?, en aquel momento le dije que era un sueño. La verdad es que ahora no dudaría a la hora de decir la respuesta, y es que la vida para mí es un puto chiste, el cual tú te puedes tomar de manera mejor o peor, pero es un chiste. Y como tal sólo podemos hacer una cosa, reírnos de ella.

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IIII

MMMMaaaarrrri Ái Ái Ái Ángngngngeeeelllleeees Vs Vs Vs Váááázqzqzqzqueueueuezzzz

“Que la vida iba en serio uno lo empieza a comprender más tarde

-como todos los jóvenes, yo vine a llevarme la vida por delante”.

Jaime Gil de Biedma

Que era todo un juego, que lo es, uno empieza a comprenderlo después,

tras haberse herido, tras haber sangrado, llorado,

tras haberse caído y levantado…, uno comprende que es así,

comprende que debe aceptarlo, que los juegos están

para jugarlos, ¿y qué más da perderlos

o ganarlos?

Que todo es una dicha, que lo es, uno empieza a entenderlo tarde,

tras haberse entristecido, lamentado y sufrido,

al final, uno entiende que es así, que debe aceptarlo,

y entiende que la dicha no es más que un trazo minúsculo en el tiempo

que todo lo toca.

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Que la vida es… eso, es, uno sabe asumirlo poco a poco,

tras haberse despertado y acostado mucho; uno asume que se es sumando cada paso,

y empieza a comprender, que todo es

como un juego extraño, donde la dicha,

entre rincones y casillas, se esconde o aparece

durante la partida que vivimos.

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LLLLoooos ms ms ms meeeejjjjoooorrrreeees s s s aaaaññññoooos ds ds ds deeee n n n nueueueuestrstrstrstraaaa vvvviiiiddddaaaa: : : : IIIIch bch bch bch biiiin n n n eieieiein Bn Bn Bn Beaeaeaeachchchcheeeerrrr

VVVVííííctctctctoooorrrr GGGGoooonznznznzáááálllleeeezzzz

Esta mañana, después de haber pasado seis semanas en

Barcelona, Ella se iba a Valencia, para pasar allí dos semanas más, antes de regresar a Alemania. Apenas nos habíamos visto en tres ocasiones, pero desde que Miss Canadá me la presentó aquella noche de San Juan, inmediatamente me había sentido algo atraído por Ella.

Como a mí me era imposible quedar ayer debido a que iba a ir a un festival, decidimos celebrar su despedida el jueves. En principio, la idea era quedar los tres juntos, pero nos fue imposible localizar a Miss Canadá (ahora sé que le robaron el móvil) así que quedamos únicamente Ella y yo.

Después de tomar unas copas en el sensacional Manchester decidimos ir a bailar a la discoteca. Sin embargo, debido a que apenas pasaban de las doce, el lugar resultó estar vacío, así que le propuse salir a un bar cercano a hacer una copa y volver algo más tarde.

Nada más entrar en el bar, notamos como si fuéramos el centro de atención. Sin duda debido a su presencia, como sospeché enseguida, y como posteriormente nos confirmó Mr. Pakistán, cuando finalmente se acercó a nosotros, y tras cruzar primero varias palabras con Ella, se dirigió a mí y nos dijo: "Se puede hablar con ella, en cuanto os vi entrar pensé: es el destino... hacéis muy buena pareja". Ella se ruborizó un

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poco, pero quedó todo en un buen ambiente de broma (lo cual no impidió que Mr. Pakistán repitiera variaciones del mismo comentario una y otra vez).

Fue poco después cuando Ella, señalando mi mano, me dijo que siempre que veía un chico con un anillo como el que yo llevaba pensaba que estaba prometido o casado. Yo hice un intento de poner cara seria y le contesté: "Tengo que confesarte algo... estoy prometido". Tras las risas iniciales le pregunté si había pensado eso cuando nos conocimos aquella noche en la playa, a lo que Ella contestó: "No, esa noche enseguida supe que no tenías novia". Me quedé muy sorprendido y le pregunté el porqué, a lo que Ella me respondió que era debido a Miss Canadá. "¿Pero cómo? ¿Qué te dijo ella?" le pregunté. Ella respondió algo así como "No fue por nada de lo que me dijo, sino porque os vi. Las chicas nos fijamos mucho en esas cosas".

Así que nos había visto... supongo que mi actitud en general y, muy posiblemente, mi intento de besarla en el agua. Aquello me sorprendió, y sin duda no me dejaba en una situación óptima para intentar nada con Ella. Aún así no le di demasiada importancia, algo me decía que Ella también estaba algo interesada por mí.

Pero en cuanto volvimos a la discoteca, mis esperanzas se vieron frustradas, o mejor dicho bloqueadas, por una serie de putos espontáneos que, literalmente, me la quitaban de las manos en cuanto me despistaba. Era impresionante ver como los tíos le entraban a la menor ocasión cual tiburones sedientos de presas. A Ella, debido a su carácter abierto y amable, le era imposible negarles un baile y yo les dejaba, entre sorprendido y resignado. Llegué a preguntarme qué cojones estaba haciendo yo allí, apenas quedaban dos horas para tener que irme a trabajar, y sólo podía bailar

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intermitentemente con Ella, debido a la presencia de tanto capullo.

Decidí irme a casa, pero al decírselo Ella me respondió que también se iba. Me dijo que estaba demasiado cansada para ir en metro y que cogería un taxi, a lo que yo me ofrecí a acompañarla sin dudarlo.

Una vez en el portal, nos abrazamos y nos despedimos, varias veces. Creo recordar que la besé en el hombro y el cuello cariñosamente, pero no estoy seguro. Los recuerdos están un poco difuminados. Lo que sí que recuerdo perfectamente es que en un momento dado, la abracé por debajo de la cintura y la levanté del suelo. Y teniéndola así en el aire le propuse subirla en brazos los cinco pisos de su casa en el caso de que su ascensor no funcionara (alguna vez había ocurrido, me había comentado). Ella aceptó divertida, pero en cuanto entramos en el portal y comprobó que sí que funcionaba, abrió la puerta y se despidió de mí por tercera vez, siempre muy educada. Yo le fui a dar un beso de despedida, pero desvié expresamente la trayectoria y fui a estrellarme en su boca, la cual inicialmente estaba cerrada, pero enseguida se abrió para dejar que mi lengua interactuara con la suya.

Hay algo en esta chica que me atrae bastante, y no me refiero a algo meramente físico. Creo que en parte puede tener que ver con su jovialidad y su forma de hablar en español, con las faltas típicas de quien habla un idioma que no es el suyo, a pesar de que lo domina bastante, construyendo frases gramaticalmente correctas, pero que suenan extrañas para un nativo, como por ejemplo lo que me dijo al despedirse: "En todos los casos, te escribiré".

Barcelona, 14 de Julio del 2007

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YYYYoooo s s s sooooy Sy Sy Sy S

AAAAntntntntuauauauannnne e e e L'jL'jL'jL'jiiiimmmmiiiirrrr

Soy ése que se consume

con el uso y puede ser sustituido

por otra cosa de la misma

clase. Me llamo,

Fungible Serrano.

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"Manifiestos, escritos, comentarios, discursos,

humaredas perdidas, neblinas estampadas,

¡qué dolor de papeles que ha de barrer el viento,

qué tristeza de tinta que ha de borrar el agua!"

Rafael Alberti