pilar parralejo - una segunda oportunidad
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7/18/2019 Pilar Parralejo - Una Segunda Oportunidad
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Una segunda oportunidad
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Una segunda oportunidad
Una segunda oportunidad
Pilar Parralejo
¿Puede una chica con el corazón roto enamorarse de nuevo?
Puede un chico ciego enamorarse de alguien a quien nunca ha visto y dealguien a quién quizás nunca pueda ver?
Mary Jane no pensaba encontrar el amor después de su ruptura con el amor desu vida, Gilbert, con quien tuvo que romper a causa de las amenazas del padre deéste.
Por suerte o por desgracia terminó en casa de Alex Ferrell, un chico asocial
que queda ciego después de un accidente de moto.Pronto el destino empezará a hacer de las suyas poniéndoles situaciones
difíciles, románticas y divertidas.
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ÍNDICEÍNDICE ........................................................................................................................................... 3
Capítulo 1 El comienzo ................................................................................................................... 4
Capítulo 1.1................................................................................................................................ 13
Capítulo 2 - Deshaciéndose de Mary Jane .................................................................................... 14
Capítulo 3 - De nuevo una familia ................................................................................................. 20
Capítulo 4 Reencuentro con Gilbert ............................................................................................. 25
Capítulo 5 El adiós de Gilbert ....................................................................................................... 30
Capítulo 7 Encontrando a Vicenta ................................................................................................ 34
Capítulo 7 Conociendo a Alex ....................................................................................................... 39
Capítulo 8 Cambiando a Alex ........................................................................................................ 44
Capítulo 9 Llevándose bien .......................................................................................................... 55
Capítulo 10 ¿Celos? ...................................................................................................................... 61
Capítulo 11 ¿Soy tuyo? ................................................................................................................. 65
Capítulo 12 Recuperando su pasado ............................................................................................ 70
Capítulo 14 Un secreto que no sospechaban ................................................................................ 86
Capítulo 18 Vuelta a empezar .................................................................................................... 105
Capítulo 20 Recuperando algo perdido ...................................................................................... 114
Capítulo 21 Buscando a Mary Jane ............................................................................................. 120
Capítulo 24 “Cartas a un ciego” .................................................................................................. 131
Capítulo 26 Recuérdame, te lo ruego ......................................................................................... 137
Capítulo 28 Mariposas como las de mi estómago ....................................................................... 142
Capítulo 31 Ese libro… ¿lo escribí yo? ......................................................................................... 154
Capítulo 32 ................................................................................................................................ 159
Epílogo ....................................................................................................................................... 168
Especial...................................................................................................................................... 171
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Capítulo 1 El comienzo
Todo comenzó el día antes del cuarto cumpleaños de Mary Jane. Como
siempre, jugaba con Gilbert corriendo por la casa, en uno de los enormes cuartos de
juego o en los jardines, despreocupados e infantiles como cualquier niño de su
edad.
Esos jardines eran grandes laberintos de paredes bajas con varias salidas, a la
casa, a la piscina, a la enorme fuente central, donde Helen se sentaba a leer en los
días cálidos, a la zona de recreo que habían habilitado para MJ… no era fácil
perderse ya que era sencillo saltar las paredes de setos recortados pasandosimplemente una pierna por encima.
Gilbert era un par de años mayor que ella, tenía unos bonitos ojos claros que
decoraban su bonita cara, su pelo rubio siempre parecía emitir destellos de luz
cuando le daba el sol, a pesar de ser mayor que ella tenían la misma estatura. Era
delgado y de piel pálida. Gilbert era el único nieto Swend, el mayordomo de lafamilia Daniels.
Swend era para Mary Jane como su segundo abuelo, un abuelo que en lugar
de sentarse en un enorme sillón de terciopelo granate se quedaba en pie al lado deéste. Swend era un hombre amable y atento, siempre daba caramelos a la pequeña
MJ a escondidas de sus padres o de Jason, el padre de su padre. Siempre laabrazaba antes de ir a dormir, a diferencia de su verdadero abuelo, que creía que el
carácter se forjaba desde la infancia, él nunca le regalaba tiernas sonrisas ni
apacibles abrazos, en su lugar su abuelo postizo era quien le consentía, quien le leíacuentos o quien le enseñaba cosas nuevas cada día. A pesar de ser una niña
caprichosa Mary Jane nunca le pidió regalos, tenía 3 años pero a pesar de todo lo
que no sabía, sabía quién manejaba el dinero en la casa y era a ellos a quienes pedía
regalos, cuando salían, cuando viajaban...
El día en que todo comenzó jugaban Mary Jane y Gilbert en el la enorme zona
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de recreo cuándo un enorme pájaro negro se estrelló contra la ventana de una de las
muchas habitaciones del segundo piso.
Curiosos corrieron hacia la casa para ver el pájaro, el abuelo Jason estaba
reunido en un gran despacho de aspecto colonial en la planta baja, Gilbert y ella se
detuvieron a husmear por la rendija de la puerta del estudio cuándo una sirvienta
les hizo un gesto poniendo uno de sus dedos sobre sus labios mientras se acercaba a
la puerta en la que estaban agazapados.
― Tshhh, chicos no hagáis ruido, Mary Jane, tu abuelo está en una reunión
importante y ha pedido expresamente que no se le moleste, anda, sed buenos y
salid al jardín…
Gilbert tiró de la manga de la sudadera rosa que llevaba MJ y entre risas
corrieron como gacelas a la segunda planta, dónde después de buscar durante unrato habitación por habitación encontraron al ave inmóvil.
En aquel amplio y largo pasillo comenzaron a escuchar algo.
― No puedo creer que estés embarazada ―decía una voz de mujer a través deuna de las puertas de las habitaciones que no habían revisado.
― Hace tanto que no nos vemos que no había tenido ocasión de contártelo ―
respondió la otra mujer.
Mary Jane idéntico rápido aquella voz debido a que era su madre. ― Habían rumores dado a tu aumento de peso...
― Si bueno... Mary Jane será aún más feliz con un hermanito ―respondió
intentando cambiar de tema.
Helen era una mujer reservada, no le gustaba escuchar chismorreos ni contar
su vida a nadie ajeno a su pequeña familia.
― ¿Patrick sabe de tu embarazo? ―preguntó la mujer.
― ¿Por qué debería saberlo él? ―respondió Helen con tono molesto. ― Bueno, ya sabes… ― dijo con tono de obviedad.
― No, no sé, dime.
― No importa, olvídalo. Helen fingía no saber, fingía haber olvidado su
pasado con Patrick, le dolía demasiado esa etapa de su vida. Gilbert se detuvo cerca
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de la puerta del estudio donde ella había entrado ya y miró curioso a la habitación
de donde debían venir las voces cuando escuchó el nombre de su padre, pero
pronto Mary Jane llamó su atención y corrió entre risas hacia su amiga.
― Vamos MJ, ¿a que no te atreves a tocarlo? ―le retó él dándole un pequeño
empujón con la cadera.
― ¡No!... bueno, sólo si lo tocas tú primero ―le miró ella con un simpático
puchero.
Mientras los pequeños se retaban a ver quién tocaba al pájaro muerto las dos
mujeres pasaron por el pasillo, ignorando que los niños que vociferaban tras la
puerta.
― Debido a tu gordura… ya mismo nacerá el bebé. ¿Sabes si es niño o niña?
― Es niño ―respondió Helen.
Gilbert y MJ se quedaron indiferentes al oír hablar a las dos mujeres hablando
de bebés, su madre estaba más gorda, la pequeña no sabía verlo, pero siempre decía
que su vientre empezaba a abultarse y compraba vestidos nuevos todas las
semanas.
Después del obvio regaño que se iban a llevar y se llevaron por estar jugando
con un pájaro muerto el abuelo Swend les llevó al comedor, pronto seria la hora de
ir a dormir. Sirvieron la cena a Gilbert y a Mary Jane y tras la cena los llevaron a susdormitorios. Esa noche Patrick estaba ocupado con una cena benéfica y Gilbert se
quedaba a dormir en casa de los Daniels.
Helen y Elliot decidieron que debían contar a su pequeña que pronto tendría
un hermanito, cuando la prepararon y la llevaron a su habitación entraron lospadres y mientras la arropaban le contaron que pronto tendría un hermanito, que
estaba creciendo en la barriga de su madre.
― ¿Sabes pequeña? ―le dijo su padre, cuando su padre se sentaba a hablar con
ella siempre se volvía loca, saltaba en la cama, se colgaba en la espalda de supadre…
― Dime, dime ―decía ella saltando en la cama.
― Vamos pequeña, estírate ya, si no te lo contamos ―la regañaba el padre
mientras la madre miraba sonriente apoyada en el marco de la puerta.
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― D éjala Ellio, sabes que nunca te hace caso este pequeño diablillo ―decía su
madre mientras fingía tirarle de un mechón de pelo.
La niña siempre que su madre le hacía eso guiñaba un ojo arrugando toda la
cara como si le hiciese daño.
― Vamos cariño, estírate ―la pequeña obedeció a su madre.
― Decidme, decidme, ¡¡ya estoy estirada!! ―reclamaba la pequeña.
― Pues verás… ― continuó su padre mientras la arropaba ―vas a tener un
hermanito.
Ellio estaba emocionado por su primer hijo varón, le encantaba su hija pero
todo hombre sueña con un hijo varón y esa era su deseado hijo.
― ¿Y dónde está? Quiero verlo ―la pequeña estaba impaciente por ver a suhermanito.
― Está aquí, pequeña ― dijo su madre acariciándose el abultado vientre.
― Quiero verlo ―repitió impaciente.
Los padres se miraron sonrientes, cómo explicarle a una niña de 3 años quehasta que no llegara el momento no nacería el bebé.
― Pues verás, Mary Jane ―decía su padre sin saber cómo explicarle.
― Aún faltan unos días para que lo puedas ver, porque es muy pequeñito y nole puede dar la luz ―explicó convincente Helen.
― ¿Y cuando pasen esos días lo podré ver?
― Si te portas bien podrás incluso cogerlo.
La niña se sonrió y fingió dormirse para demostrar que se estaba portandobien.
Después de despedirse de su pequeña le dijeron que al amanecer sería su
cumpleaños y le regalarían muchas cosas, le pidieron que se durmiera rápido, asíde esa manera llegaría antes la mañana y con ella los regalos. A pagaron la luz y
entre cerraron la puerta para dejar que la luz de los pasillos iluminase suficiente laestancia como para que la pequeña no tuviera miedo.
Esa noche el matrimonio Daniels también tenía esa importante cena benéfica,
de modo que se vistieron elegantemente y se marcharon.
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Estaba soñando con su poni y con Gilbert cuando comenzaron a escucharse
gritos y llantos, salió al pasillo frotándose los ojos y llamó a su madre, ella no
respondía, entonces llamó a su padre pero tampoco respondía, esos gritos la
asustaban, no dejaba de ser una niña pequeña sola en un enorme dormitorio, quería
que se callasen, pero parecían no escucharla por más que gritase, el abuelo Swendfue el único que llegó para consolarla y meterle de nuevo en su cama, en mitad delllanto de la pequeña fue a buscar a Gilbert, que también estaba asustado por el
escándalo, lo llevó con ella para que se hicieran mutua compañía, los metió juntosen la misma cama y ambos acurrucados bajo las gruesas mantas intentaron quitarse
el miedo el uno al otro.
― ¿Te has dormido ya? ― le preguntaba ella a su amigo.
― ¿Aún no, y tú? ―le respondía él.
Pasado un buen rato cayeron rendidos.
Amaneció, todo seguía muy agitado había gente que Mary Jane no conocía,
sus padres y su abuelo no aparecían por ningún sitio, buscaba entre la gente pero
solo conseguía perderse entre la multitud. En un momento la pequeña pensó que
era Halloween, todos vestían de negro, las señoras llevaban sombreros negros conredes que cubrían sus rostros y plumas. Algunas lloraban, otros la miraban con
caras extrañas y otros murmuraban o reían malévolamente. Por fin halló una cara
conocida, Swend, él también vestía de negro y tenía el semblante serio. ― ¿Dónde están mí mamá y mi papá? ―preguntó la chiquilla a punto de llorar.
― Ellos... no sé cómo decírselo, ella es tan pequeña... ―dijo Swend mirando a
su hijo.
― Sólo díselo acabará por entenderlo ―respondió Patrick el tono uniforme.
Patrick no parecía molesto, triste o cualquier otra cosa, estaba ahí,
simplemente, como un mueble más de la casa.
― Tu papá y tu mamá no van a volver, cariño, ellos... ― dijo por fin S wend,con un tono amargo en su voz.
Para Swend, Helen y Ellio eran como sus propios hijos.
― ¿Y el abuelo? ―Mary Jane seguía preguntando por los miembros de su
familia aún con las respuestas negativas que recibía.
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― Está con ellos, pequeña.
― ¿Y mi hermanito? Patrick miró en ese momento a Swend, creyendo no
haber oído bien.
― ¿De qué habla, padre? ―Patrick frunció el ceño mirando extrañado a supadre.
― Helen estaba embarazada, de 6 meses ya...
― No lo sabía...
― En ese momento el gesto de Patrick se volvió serio y pensativo.
― ¿Y mi hermanito? ― volvió a preguntar la niña alzando la voz para que le
respondieran.
― Tu hermanito también Mary Jane, también está con ellos.
― Mira Mary Jane, tus padres están muertos, tu abuelo también y tu hermano
no había nacido aun así que también está muerto.
― Santo cielo Patrick, se más suave, solo tiene 3 años, 4, ya tiene 4.
― Esa era la edad que tenía Gilbert cuando murió su madre, simplemente hay
que decir las cosas como son, de pequeños asimilan las cosas mejor que de adultos,
no podemos ser egoístas y no decir las cosas como son por no sentirnos mal.
Pasó un rato hasta que la limusina pasó a recogerlos y les llevó a un lugarextraño para ella, una iglesia. Aparentemente todos sabían dónde debían sentarse,
al fondo los tres ataúdes que la niña interpretó como que eran 3 cajones, Swend se
acercó a la primera fila con la pequeña de la mano, había flores decorando la iglesia
que junto con el incienso creaban un ambiente extraño. Mary Jane se sentaba
obedientemente al lado del mayordomo mientras éste le sujetaba la mano.
La niña miraba curiosa los tres cajones cuando creyó ver a alguien dentro de
uno de ellos, cuando Swend liberó su mano ella se levantó de un salto y corrió
instantáneamente para ver quien se escondía en los ataúdes. Subió corriendo los 3escalones y se acercó al que le quedaba más próximo, esa persona que creyó que se
escondía se trataba de su padre, todo el mundo la miraba impactado pero a ella ya
no le importaba porque su padre estaba ahí, estiró la mano para tocarlo y que se
despertara.
― ¿Dónde estuvisteis? Papá ―zarandeó a su padre que permanecía inerte
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―¿papá? ― estiró su pequeña mano para tocar su cara pero notó que estaba frío
―¿papá tienes frío? ― sin pensarlo se quitó la chaqueta y se la puso encima para que
no tuviera frío.
Algunas personas se escandalizaron de aquel acto, otras muchas comenzaron
a llorar al ver la ternura con que la niña trataba a su difunto padre.
Swend subió a por ella y la sacó del recinto. Fue tan deprisa que no supo quién
se escondía en los otros dos cajones.
Pasado un rato el hombre del vestido blanco hizo un gesto con la mano, todo
el mundo dijo a la vez una palabra y se pusieron de pie. La niña quiso saber quién
había en los otros cajones pero Swend la sostuvo en brazos y se alejaron hasta la
limusina.
Todo el mudo salió y tras dar las condolencias a la pequeña, que no entendíanada, se alejaron. Subieron al vehículo mientras el uniformado chofer que siempre
les llevaba se alejaba de la iglesia con dirección a la mansión Daniels.
Mary Jane se sentó delante de Swend
― Abuelo, papá irá a casa después con mis regalos, me dijo que cuando se
hiciera de día sería mi cumpleaños y me regalarían muchas cosas.
― Tu papá... él no va a volver, pequeña, él se ha... ido ― Pero si estaba
durmiendo en aquel cajón, irá cuando se despierte... ¿y mamá? ― Ella tampoco ―dijo angustiado.
― ¿Y a la noche? ― insistía sin parar.
― No, ellos no van a venir más.
Patrick observaba pensativo sin decir nada, no quería mostrar ningún tipo de
emoción pero por dentro estaba realmente dolido. Ese día enterraban a tres
personas que habían jugado un papel importante en su vida.
Pasaron las horas y realmente sus padres no llegaban como ella creía queharían, llegó la noche y tenía sueño. MJ se sentó en la parte alta de la escalera demármol del primer piso, las sirvientas iban y venían, parecía invisible, nadie la
miraba, nadie la veía y nadie se dio cuenta de que la pequeña estaba sentada en el
frío mármol. Varios minutos después estaba acurrucada en uno de los escalones.
Swend la encontró ahí dormida y la llevó a la cocina para que le dieran algo de
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cenar y luego la acostaran pero al parecer nadie había cocinado.
― Quédate aquí Mary Jane, buscaré a alguien que te prepare algo y te lleve a
dormir.
― ¿Y Gilbert? ¿N o se queda conmigo hoy? Tengo miedo ― No pequeña, él está con su padre hoy.
― Yo también quiero a mi papá ―comenzó a llorar desconsoladamente ―tengo
miedo…
― No lo tengas, no te pasará nada.
MJ se quedó sentada en la isla de la cocina durante un buen rato, todos
estaban ocupados y nadie fue a atenderla.
Estaba asustada y aburrida, salió al jardín y caminó sin saber dónde ir, empujóla enorme puerta de hierro de la entrada y salió a la calle, todo el mundo la miraba
como si fuera un animal exótico pero nadie se acercaba a pregúntale por qué lloraba
o porqué estaba sola en la calle tan tarde.
Una señora se acercó a la niña, llevaba a un bebé en un carro, se agachó y sacóde un enorme bolso un paquete de pañuelos de papel y con uno de ellos limpió las
lágrimas de su cara.
― Y tus papás, pequeña?
La señora era amable y cariñosa a pesar de no conocer de nada a la pequeña
Mary Jane.
― No lo sé, el abuelo me ha dicho que no volverán, pero tengo miedo.
― ¿Has salido a la calle solita?
― Si ―respondió mientras agitaba la cabeza.
― ¿Dónde vives?
― En mi casa… ―la señora rió como si le hubiera contado algo gracioso.
― ¿Sabes volver a tu casa? ―MJ miró alrededor, todo parecía extraño frente a
ella, no reconocía nada, siempre había salido de la mano de uno de sus padres o de
Swend.
― No ―le respondió mientras comenzaba a llorar de nuevo.
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― No te preocupes, vente conmigo, no deberías estar sola a éstas horas, puede
ser peligroso. ―la señora sujetó su mano al borde del carro de su bebé―No te
sueltes, ¿vale?
Pasaron un rato caminando, la mujer preguntaba continuamente a la pequeña
por su nombre y por su edad, le preguntaba continuamente donde estaban sus
padres y donde los había visto la última vez. Llegaron a una comisaría, se acercaronal mostrador, la mujer les contó que la había encontrado en la calle llorando, les dijo
el nombre de la pequeña y pasado un rato Swend llegó a por ella. Tras agradecer ala señora por su amabilidad el abuelo y la pequeña se marcharon.
Durante varios días fueron a la mansión varias personas pidiendo dinero
diciendo ser familiares, a veces gritaban, otras lloraban y suplicaban, pero siemprese iban sin nada, Swend hablaba con el abogado que se había ocupado de los temas
de la herencia de Jason para intentar darles algo pero el hombre siempre le
respondía que para recibir algo debían aparecer en el testamento.
Unos días después Swend y el resto de los empleados cubrieron todos los
muebles de la casa con enormes sábanas blancas y la mansión se cerró.
El anciano no iba a dejar a la niña a su suerte, de modo que en una maleta puso
algo de ropa de ella y algún juguete y se llevó a la pequeña a su casa, para disgusto
de Patrick.
En aquella casa casi siempre estaban solos los dos pequeños, Patrick debíaencargarse de sus empresas y Swend seguía encargado del papeleo de la herencia
de los Daniels. En aquella casa trabajaba Vicenta, una señora española que había
vivido durante 40 años en aquella ciudad, aquella mujer los cuidaba como si fueran
sus propios nietos.
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Capítulo 1.1
MJ jugaba en el jardín como todos los días, en la lejanía se escuchaba el
lamento de un gatito, curiosa se acercó para ver cómo era el gatito.
A l llegar encontró una pequeña cría de pocos días, tenía los ojitos pegados y
no podía ponerse en pie. MJ sin pensarlo lo cogió con cuidado del suelo y lo arropó
con la camiseta, corrió a la cocina dónde estaba Vicenta.
― ¡Vicenta ¡mira lo que he encontrado!
― Madre mía niña, como se entere Patrick… ―dijo sujetando a aquellacriaturita con dos de sus dedos, ―¿Qué es lo que quieres hacer con él?
― Me lo voy a quedar…
Vicenta pidió permiso un par de horas y salió con la pequeña, llevaban al
gatito envuelto en una toalla pequeña. Llegaron al veterinario, antes de que la niña
se quedase con aquel animal Vicenta quería asegurarse de que estaba sano, no
podía permitir que se pusiera enferma por culpa de un animal enfermo.
A l salir del veterinario la niña llevaba una bolsa con las cosas necesarias para
alimentarlo, leche especial, un biberón del tamaño apropiado y lo esencial, sugatito.
Pasaron días y el gatito abrió los ojos, la niña estaba tan emocionada que casi
le cuenta a Patrick que escondía un gatito en su habitación.
A veces entraba en el estudio con las manos llenas de arañazos, cuando Patrick
le preguntaba siempre le respondía que no sabía lo que era pero un día preguntó a
Vicenta lo que le pasaba a la niña, ésta le contó que Mary Jane solía jugar en el
jardín, y en el jardín había rosas, Patrick se lo creyó y no volvió a tocar el tema hasta
que lo descubrió y lo echó, por suerte el gatito había crecido lo suficiente como para
poderse alimentar por su cuenta.
Patrick en el fondo no era una mala persona, él también había perdido a
alguien, quizá había perdido más, la persona a la que amaba, su esposa y ahora a su
padre.
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Capítulo 2 - Deshaciéndose de Mary Jane
Poco después de que Mary Jane cumpliera 6 años Swend murió, ella jugabadetrás de él cuando ocurrió. El anciano recortaba las hojas secas de las plantas que
bordeaban los caminos, arrastraba un cesto de goma con una mano y sujetaba una
tijera podadora en la otra. Mary Jane siempre iba a su lado, jugueteando con las
hojas secas del cubo, colgándose de la espalda de aquel anciano que la adoraba,
saltando con una comba. D e pronto comenzó a hacer ruidos extraños, la niña dejó
su juguete en el suelo y se agachó a su lado
― Abuelo, ¿estás bien? ―preguntó asustada pero Swend no respondía.
Llamó a los sirvientes a gritos, a Vicenta, a Gilbert y a Patrick, gritó y lloró
pero nadie fue a ver lo que sucedía.
Por más que gritase no conseguía nada, de modo que se agachó de nuevo a su
lado, y colocó sus pequeñas manos sobre el pecho del anciano, esperando que se
pusiera bien sólo con ese gesto, pero al ver que él no reaccionaba trató de tirar de él
hasta la casa, su cuerpo convulsionando era una pesada roca para sus débiles
brazos con todo el esfuerzo del mundo consiguió arrastrarlo un par de metros, pero
no fue suficiente.
Todas las tardes venía una profesora a darles clases a MJ y a Gilbert, pero
dado que la niña tenía 2 años menos que su amigo no podía alcanzar el nivel de
Gilbert y siempre terminaba antes con ella, que corría como caballo desbocado a por
su merienda de todos los días, un enorme bocadillo de crema de chocolate y un
enorme vaso de zumo de frutas que Vicenta preparaba expresamente para ellos.
Cuando la profesora de Gilbert terminó su clase con él, se puso en pie y,
mientras se masajeaba los hombros se aproximó a la ventana para contemplar la
anaranjada luz de la tarde sobre las flores del jardín. Recreaba la vista en lashermosas vistas observó extraños movimientos de la pequeña Mary Jane,
deteniéndose a mirarla curiosa por saber qué era lo que hacía vio que la niña lloraba
desconsoladamente mientras tiraba de algo que parecía pesado, prestando aún másatención al suceso vio que la niña tiraba de Swend que permanecía inmóvil
mientras la pequeña gritaba. La profesora llamó a una ambulancia y corrió escalerasabajo hasta el jardín para ayudar a Swend, hizo un gesto brusco y apartó a la
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Una segunda oportunidad
pequeña como si estorbase, se arrodilló a su lado y comenzó a presionar sobre el
pecho del anciano, que aparentemente ya no respiraba.
Mientras la mujer continuaba con el RCP MJ se agachó a un lado del camino
rodeando sus rodillas con sus delgados brazos y apoyó la frente en sus rodillas.
Gilbert se asomó por la misma ventana que su profesora curioso por saber que la
había escandalizado tanto como para hacerla correr de ese modo y encontró a la
pequeña encogida a un lado del camino y a la mujer masajeando el pecho de su
abuelo. Bajó a toda prisa la escalera, salió por la enorme puerta del jardín y alejó de
allí a la niña, corrió con ella de la mano hasta su habitación, donde la estiró en la
cama para estirarse él a su lado.
― No te preocupes Mary Jane, el abuelo se pondrá bien ―le dijo Gilbert
sabiendo que mentía con el fin de tranquilizarla y calmar su llanto desconsolado.
― Nadie venía Gil, he llamado pero nadie venía ― decía ella casi inentendible
por el llanto.
― No te preocupes, no pasa nada.
Gilbert no dejó salir a la niña de su habitación, escuchaban el ir y venir de la
gente. El muchacho recordó cuando los padres de MJ murieron y no quería que
volviera a vivir algo igual de nuevo, de modo que se quedaron durante horas ahí
encerrados.
Por mucho que la profesora intentó reanimarlo no pudo hacer nada porSwend, cuando la ambulancia llegó solo pudieron certificar su muerte. Un
problema en el corazón se llevó su vida sin que nadie pudiera hacer nada.
D os días después enterraron al anciano.
Gilbert y Mary Jane pasaron aquellos dos días encerrados en la habitación,
primero por voluntad propia, luego porque el padre de Gil no quería que los niños
estorbasen con los arreglos para el funeral y el entierro.
Patrick esperó solo unos meses para enviar a Gilbert a otro país, tenía dobleintención en ello, la primera era apartarlo de Mary Jane, no soportaba la idea de que
su hijo se enamorase de aquella niña sabiendo que él había estado enamorado de su
madre años atrás, la segunda era que su hijo se formase desde joven para poder
gestionar sus empresas cuando él no pudiera, para ello necesitaría varios años y con
suerte Mary Jane ya estaría casada con cualquiera cuando él regresase.
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Una segunda oportunidad
― ¿Has preparado ya la maleta? ―Preguntó Patrick a Gilbert.
Patrick creía que los niños debían aprender a hacer las cosas por ellos mismos,
de ese modo cada vez se desarrollarían más rápido y no dependerían de nadie.
Gilbert con casi 9 años debía preparar su maleta él solo.
― Papá ¿hará frío allí?, ¿qué debo llevar?
― Lleva lo que quieras, hijo.
― Ven conmigo Mary Jane ―dijo Gilbert a MJ que estaba sentada en el alfeizar
de la ventana con un cuaderno y unos colores.
― Ni hablar Gilbert, deja aquí a MJ , no le va a pasar nada, es más, va a tener
que acostumbrarse.
― Pero papá. Patrick se acercó a su hijo y le sujetó por un brazo mientras tirabade él fuera del estudio. MJ miraba sin saber qué hacer. Cuando Patrick regresó MJ
disimuló tanto como pudo y dejando los colores y el cuaderno en la ventana
fingiendo que debía ir al baño, corrió tras Gilbert que estaba sentado en la cama
enfadado.
― Mary Jane, ¡has venido! ―el muchacho abrazó a su amiga unos instantes y la
escondió bajo la mesa del escritorio―va a venir a buscarte, escóndete hasta que yo te
lo diga ―Ambos sonrieron traviesos.
― Gilbert, ¿te vas de viaje? ―preguntó la muchacha mirando la maleta sobre lacama.
― Si ―respondió el muchacho con tono triste.
― ¿Puedo ir contigo? ― preguntó ella.
― No, voy a ir a estudiar, pero vendré a verte todas las vacaciones ―prometió
sin saber los planes de su padre.
― Te olvidarás ― reprochó la niña.
― No, no me olvidaré ― rebuscó en la maleta en busca de algo―¿ves? ―le dijo
enseñándole un marco con una foto de ella que había cogido secretamente delestudio de su difunto abuelo, ―aunque no vengas conmigo en persona estarás
conmigo siempre, y cuando seamos grandes nos casaremos.
La niña salió de su escondite y abrazó a su amigo. En ese momento Patrick
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Una segunda oportunidad
apareció por la puerta, Gilbert escondió la foto nuevamente en la maleta para que
su padre no se la quitase.
― Debí suponer que no irías al baño, pequeña desobediente.
MJ y Gilbert se despidieron con la mirada y con una sonrisa dibujada en elrostro mientras Patrick arrastraba a la niña por el pasillo de vuelta al estudio.
Tras la cena fueron a dormir sin saber el plan secreto del ahora cabeza de
familia.
Antes del amanecer un coche se llevó a Gilbert al aeropuerto, donde cogería
un avión destino a Londres, éste no pudo despedirse de su amiga que a esa hora
dormía inocentemente.
Ya entrada la mañana alguien llamó a la puerta, Patrick se adelantó a los
sirvientes e hizo pasar al desconocido, un hombre de pelo cano que vestía una largagabardina oscura, Mary Jane bajó curiosa para ver de quién se trataba.
― Anna, Chris id al dormitorio de la niña y meted todas sus cosas en una
maleta ― ordenó Patrick.
― De acuerdo señor, pero… ¿todo?
― Si, todo la niña se va de la casa ―respondió severo.
Las dos sirvientas se miraron horrorizadas, temían que sucediese lo que estaba
pasando, Patrick se estaba deshaciendo de la pequeña sin miedo a lo que leocurriese y sin sentimiento alguno por una pequeña que no tenía culpa de haber
perdido a su familia.
Pasados unos minutos bajaron con una maleta, los dos hombres salieron con laniña y con sus pertenencias y se dirigieron al coche.
― ¿Yo también voy con Gilbert? ―preguntó curiosa.
― No.
― ¿Dónde vamos? ― Nadie le respondió.
― A delante, aquí tiene su comisión, espero no volver a verla, ―le dijo Patrick
al hombre con un tono de voz tan frío y seco que estremeció a las dos sirvientas que
esperaban nuevas órdenes a los pies de la enorme escalera unos metros más atrás
de ellos.
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Una segunda oportunidad
El hombre extraño sujetó la mano de la niña que se negaba a caminar de la
mano de aquel individuo, la arrastró intentando no hacerle daño, la metió en el
coche entre llantos y pataleos y se alejó con la pequeña para nunca regresar.
Varias horas más tarde llegaban a un edificio con aspecto antiguo. El hombre
descendió del coche y sacó la maleta del maletero.
― Vamos pequeña, ven conmigo ―le dijo con voz amable.
― ¿Dónde estoy?
― Estás en un orfanato ―respondió con voz afligida.
― ¿Qué es eso?
― Es un sitio donde hay otros niños que no tienen familia.
La niña le siguió temerosa, el hombre entregó un sobre a una de las monjasque había por ahí y tras las órdenes recibidas llevó a la niña hasta la tercera planta,
donde dejó la maleta en una de las habitaciones.
― A hora ésta es tu casa, olvídate de aquella familia y adáptate a la nueva
situación ― le dijo mortificado.
Aquel hombre de aspecto rudo y desaliñado era en el fondo una buena
persona a la que se le partía el corazón cada vez que alguien se deshacía de una
pequeña criatura inocente de aquel modo. Su trabajo en el orfanato era siempre el
mismo, una llamada anónima que avisaba del paradero de algún bebé o de algún
niño abandonado, una llamada de alguien que quería deshacerse de un hijo no
deseado o en éste caso una llamada de alguien que deseaba con su vida deshacersede un pequeño intruso, una niña huérfana que se quedaba sin familia por segunda
vez en su corta vida.
Nancy era su compañera de dormitorio a pesar de ser una niña muy guapa y
adorable ella tenía 12 años y, eso no era una virtud, o algo que valorasen las
personas a la hora de llevarse un niño en régimen de acogida o de adopción,
siempre que alguien iba a adoptar a un niño pedían que fuera siempre un bebé, o al
menos muy pequeño.
Cuando el hombre salió del nuevo dormitorio de MJ Nancy se acercó a la niña,que lloraba bajo el pelo que le cubría la cara.
― Hey, vamos, no llores, tampoco es tan malo estar aquí, eres pequeña, seguro
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Una segunda oportunidad
que alguien te adopta pronto. Dime, ¿cómo te llamas?
― Mary Jane ―respondió entre sollozos.
― Muy bien Mary Jane ¿me acompañas? Te voy a enseñar la casa ―le dijo
mientras le tendía una mano.La simpática muchacha estaba acostumbrada a tener compañeros de
habitación, siempre mucho más pequeños que ella y siempre se marchaban pronto,
de modo que su rutina de siempre era enseñarles el edificio, enseñarles las zonas de
recreo y las aulas…
Mary Jane y ella pronto se hicieron amigas, a pesar de que Nancy doblaba su
edad lo pasaban muy bien jugando juntas, la acompañó y la consoló los primeros
meses, que fueron los más duros para MJ. Aún no era muy consciente de la
situación en la que se encontraba, pero sabía que estaba sola a pesar de tener unaamiga.
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Una segunda oportunidad
Capítulo 3 - De nuevo una familia
Pasaron pocos meses hasta que un matrimonio entró en el orfanato con
intención de adoptar a una niña. Sus requisitos eran claros, necesitaban una niña,
no importaba raza o color, tenía que tener 7 años, la edad de su hija Alice. Llamaron
a varias niñas que se reunieron con ellos uno a uno, les hacían unas preguntas y
luego decidirían qué niña sería la idónea, todos los niños ahí tenían un pasado
traumático en mayor o medida, pero no les importó.
Cuando llegó el turno de Mary Jane comenzaron las preguntas, a pesar de
estar dando las respuestas correcta y educadamente había algo en ella que les
llamaba la atención especialmente, no era su físico ni su forma de expresarse sino el
modo en que intentaba por todos los medios que le eran posibles que adoptasen
primero a su compañera de cuarto. Curiosos por conocer a Nancy la hicieron
reunirse con ellos. Cuando la joven entró en la habitación donde estaban
entendieron el motivo que tenía MJ para que se llevasen a su amiga antes que a ella.
En ese momento lo tenían claro, querían a MJ, pero habían simpatizado con Nancy,de modo que antes de llevarse a MJ buscaron a alguien que adoptase a Nancy, de
manera que la pequeña no se sentiría mal por dejar a su amiga ahí.
Unas semanas más tarde un matrimonio amigo de ellos se llevó a Nancy, y un
par de semanas después éstos se llevaron a MJ.
La llegada a la casa fuetraumática, Alice se negaba a tener a una extraña como
hermana, siempre estaba dispuesta a tirarle de los pelos, a echarle la comida por
encima o a fingir que MJ le había pegado.
Los padres, cansados de la actitud egoísta y malintencionada de su hija.
― Alice, acércate al despacho hija, tu padre quiere hablar contigo, ―gritó su
madre desde una habitación, Alice sospechó que su “hermana” se había chivado,
pero al entrar al despacho su padre le hizo sentarse en el sillón y comenzó a
contarle.
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Una segunda oportunidad
― ¿Sabes hija? ―hizo una pausa, ―sé que no te gusta Mary Jane, porque llegó a
ésta casa después que tú, ¿sabes? Esa niña perdió a sus padres el día de su
cumpleaños, ese mismo día también murió su abuelito y se quedó sola, se la llevó el
mayordomo de la casa donde vivía y cuando éste señor murió su hijo no la quería
en su casa y la mandó a ese orfanato de donde nos la trajimos. Te acuerdas dePinch? ―el padre recordó a Alice un perro que habían tenido.
― Si ―asintió la niña pensativa.
― ¿Qué es lo que ocurrió con su cría cuando Pinch murió?
― Que no tenía mamá y se murió.
― Mary Jane tampoco tiene mamá, ni papá, ni a nadie.
Alice apretó los labios resignándose a tratarla bien.
Cuando Alice salió del despacho de su padre y se dirigió a su habitación, que
estaba después de la de Mary Jane. La puerta de ésta estaba entre abierta, pero no le
importó hasta que pasando de largo escuchó un sollozo, se detuvo y miró al interior
del enorme dormitorio, todo estaba como debía estar. Por un momento pensó queno había escuchado bien y comenzó a caminar de nuevo pero de nuevo un sollozo
ahogado llamó su atención, ésta vez entró al dormitorio y cerró la puerta tras de sí,la puerta del armario se entreabrió y una mano pequeña tiró de ella para cerrarla.
En ese momento Alice pensó que aquella niña que había llegado a su casa no tenía
familia y sintió un poco de lástima por ella. Se acercó al armario y abrió las puertas
de par en par, descubriendo a Mary Jane, que permanecía escondida bajo una
manta blanca.
― Llorando no arreglas nada ―advirtió ésta a Mary Jane, que ni siquiera
levantó la cabeza para mirar.
― ¿Qué quieres decir?
― No lo sé, eso siempre se lo dice mi padre a mi madre cuando llora.
Mary Jane levantó la vista hasta su ahora hermana. Ésta tiró de la manta
dejando caer a Mary Jane al suelo.
― Vamos, levántate. Ven vamos a jugar ―Alice quería ser amable.
MJ se levantó y sin decir una sola palabra siguió a Alice hasta la sala de juegos,
una enorme habitación plagada de juguetes que aquellos amorosos padres habían
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Una segunda oportunidad
habilitado para las dos pequeñas.
Desde ese día Alice empezó a ver a MJ como a su hermana, poco a poco fueron
convirtiéndose en amigas y poco después fueron inseparables.
Alice y MJ cumplieron 15 años. Los padres de Alice lo habían planeado hacíaaños que cuando cumplieran 15 años irían a Londres a estudiar. Estaban muy
emocionadas, eran las mejores amigas y estaban dispuestas a estudiar cuanto fuera
necesario y a divertirse.
Con ellas fueron un par de sirvientas y un mayordomo, el apartamento era un
lujo, todo de diseño moderno, decoración minimalista, suelos de mármol blanco tan
pulido que reflejaba. Las habitaciones eran lo mejor, parecían habitaciones de
princesa, ambas habitaciones daban a una terraza que conectaba las dos
habitaciones.Nada más llegar decidieron salir a pasear por la ciudad, el clima era húmedo y
desapacible pero estaban tan emocionadas que nada podía fastidiarles.
Por el día estudiaban y estudiaban pero por la noche lo pasaban en grande
bailando por toda la casa contándose secretos o escapándose en secreto para salir
con compañeros del instituto.
Una mañana Alice decidió no ir a clase, buscó a su hermana y se escaparonpara ir al cine, ponían una película de dos amigos que eran separados de pequeños
y se reencontraban cuando su vida estaba a punto de terminar 80 años después.
Cuando la película terminó MJ no se encontraba bien y se marcharon a casa.
― Dime MJ, ¿qué parte de la película ha hecho que te pusieras así?
― No ha sido la película.
― No me engañas hermanita ―avisó―Ha sido cuando han separado a los dos
amigos, ¿no?
La conocía perfectamente para saber cuándo engañaba en algo
― Bueno, esto nunca lo he contado a nadie, cuando yo nací el mayordomo de
la casa donde vivía, a quien consideraba mi abuelo tenía un nieto. Siempre jugaba
con él y luego no recuerdo porqué me llevaron a su casa, siempre estábamos juntos.
Luego el abuelo murió y me enviaron al orfanato.
― Si, si, pero… ¿y ese chico?
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Una segunda oportunidad
― Bueno él se llama Gilbert.
Alice estaba emocionada por saber esa parte de su hermana que no conocía.
― ¿Te gusta ese chico?
― Bueno, crecí un tiempo con él.
Mary Jane no quería hablar de Gilbert porque se sentía mal sabiendo que
nunca había vuelto a saber de él.
―Te he preguntado si te gusta MJ ― Alice reprochó que anduviera con rodeos.
― Si, supongo que sí, o al menos pensé mucho en él. Incluso me hizo una
promesa.
― ¡Qué emocionante! ― rebotó en la cama haciendo fuerza con los pies en el
suelo―cuenta, cuenta!!
― Son solo cosas de niños pero… ―se quedó pensativa un momento―se llevó
una fotografía mía y prometió venir a verme todas las vacaciones y que cuando
fuéramos mayores nos casaríamos.
― No me lo puedo creer, ¿en serio? ―Alice estaba tan emocionada que se
abrazó a su hermana adoptiva, ―Gilbert… voy a tener que buscar a alguien así de
romántico para mí misma, ―ambas rieron durante un rato.
Pasaron unos años, las chicas cumplieron 18 años y MJ decidió volver, enLondres estaba muy a gusto, pero el recuerdo de aquel niño de su infanciacomenzaba a inquietarla. Alice la alentaba a irse, le encantaba la idea de conocer
algún día a Gilbert y de saber que su hermana tenía a alguien tan maravilloso como
ésta le contaba.
Después de la emotiva despedida de su hermana Mary Jane volvió. Las
primeras semanas estuvo en casa de los Howard, sus padres adoptivos, pero ella
quería trabajar en el orfanato donde estuvo, quería trabajar allí hasta saber qué
hacer con su vida, tenía claro que no iba a vivir de ellos toda su vida por muy ricosque éstos fueran. Esa fortuna que ellos tenían pertenecía a su hija Alice, a pesar de
que ellos no lo veían de ese modo.
La casa de sus padres quedaba bastante lejos con lo que le dieron dinero para
poder alquilar un apartamento y tener para sus gastos hasta que empezara a ganar
dinero por ella misma.
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Una segunda oportunidad
Un par de manzanas calle arriba encontró un bonito apartamento de una
habitación, era grande y espacioso y quedaba lo suficientemente cerca como para ir
caminando aunque lloviera.
Cuando entró en el orfanato todo seguía igual, el mismo color en las paredes,
el mismo olor… se adentró hasta un salón donde siempre se reunían los profesores
y las monjas que regentaban el orfanato, cuando abrió las puertas dos de las monjas
la recordaron instantáneamente, Mary Jane no había cambiado, seguía teniendo ese
aspecto delicado y frágil, su pelo seguía siendo tan rubio como cuando era pequeña,
corrieron a abrazarla y a darle la bienvenida. Rápidamente le ofrecieron el trabajo
que pedía y así comenzó a trabajar en aquel orfanato que le había dado una familia.
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Una segunda oportunidad
Capítulo 4 Reencuentro con Gilbert
Poco tiempo después que MJ regresara lo hizo Gilbert había completado sus
estudios en Londres y volvía desesperado por encontrarse con ella.
Cuando llegó a su casa su padre no estaba, había ido de vacaciones a una de
sus playas favoritas a miles de kilómetros y no iba a regresar hasta pasado un mes.
Buscó a MJ por todas las habitaciones, no había ni rastro de ella, ni rastro de que
hubiera vivido ahí alguna vez.
Todas las sirvientas que hubieron trabajado ahí alguna vez habían
desaparecido también, salvo una, que reconoció a Gilbert tan pronto como entró en
la cocina.
― Perdona, ¿Vicenta no trabaja aquí?
― No señorito, hace años que ella no está aquí.
Gilbert no sabía lo que pasaba, había desaparecido ella y todos los sirvientes
que había conocido estaba confundido y molesto.
― Usted es el señorito Gilbert, ¿verdad? ― preguntó la sirvienta.
― Si, el mismo.
― Hacía años que no le veía.
El muchacho se quedó extrañado, ella parecía conocerlo pero él no la
recordaba.
― Disculpa, ¿tú conocías a Mary Jane Daniels? Vivió aquí…
― Por supuesto que me acuerdo de la señorita, es una pena que su padre la
mandara al orfanato, era tan pequeña…
― ¿C ómo que al orfanato?
― Si señorito, el mismo día que usted se fue a Londres su padre nos envió a mí
y a Anna a recoger todas sus pertenencias, un hombre vino a por ella y se la llevó.
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Una segunda oportunidad
― ¿Cómo? ¿Un hombre? ―alzó la voz atónito por lo que estaba oyendo.
― Siento mucho si he metido la pata, supongo que si no sabía nada será
porque su padre no quería que supiera.
― Maldita sea, quién sabe dónde esté ella ahora. ― Bueno señorito, se supone que yo no debo saber, pero creo que la llevaron al
orfanato de Richardson Square, el hombre fue muy disimulado en esconder el
logotipo del coche, pero la matricula lo delató.
― Muchas gracias. El chico corrió al orfanato en busca de Mary Jane. Cuando
llegó su turno había terminado y no la encontró. No hubo suerte ninguna de las
siguientes veces que la buscó.
Tras dos semanas de insistencia por fin la encontró. Mary Jane estaba en el
comedor, delante de un pequeño que estaba sentado en una poltrona, Mary Jane
vestía unos vaqueros y una camiseta azul que cubría con un delantal frontal, en lamano tenía un plato de plástico y enseñaba a comer al pequeño que la miraba
embobado mientras ella le explicaba como coger la cuchara.
La miró hasta que ella se dio cuenta de que alguien la observaba. Cuando se
giró y miró hacia la puerta encontró a un hermoso joven que la miraba sonriente, de
pronto no supo reaccionar, se quedó embobada mirándolo.
― ¿No vas a saludar a tu amigo? ¿Ya te has olvidado de él? ― ¿Dios mío Gilbert, eres tú?
El muchacho torció la cabeza de un modo que ella recordaba bien, corrieron el
uno hacia el otro y se abrazaron, en ese momento no existía nada más que ellos enaquel comedor.
― Te eché tanto de menos… ―le dijo él a ella con tono afectivo.
― Yo también a ti Gilbert.
― Siento no haber cumplido la promesa que te hice.
― No te has olvidado de mí, no me importa nada más.
Siguieron abrazados bajo la mirada de monjas y profesores que observaban
incrédulos.
Una de las monjas que pasó por ahí tosió a modo de advertencia, para que se
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Una segunda oportunidad
separasen, y así lo hicieron.
― Por favor no te vayas, espera en la sala del principio, termino en seguida y
nos vamos.
― No voy a ir a ninguna parte sin ti, voy a quedarme aquí mirando hasta quetermines.
Ella asintió y terminó de dar de comer a los niños con una sonrisa que no
conseguía borrar de su cara a pesar de que todos la miraban.
Cuando finalizó su jornada tomó a su amigo por la mano y lo llevó hasta la
calle.
― Tengo un apartamento aquí cerca, ¿quieres venir?
― Mary Jane…¿has perdido tus modales? ―ella abrió los ojos de par en parcomo si realmente le hubiera propuesto algo indecente, él rió ―era broma, nunca
preguntaste para entrar en mi dormitorio o para dormir conmigo.
― Tenía 6 años, de eso hace mucho ―sonrió visiblemente avergonzada.
― Quiero ir a tu apartamento ―dijo el chico con una sonrisa de felicidad.
Ambos comenzaron a caminar en silencio mientras se miraban y sonreían.
A l entrar le ofreció algo de beber y de comer pero sin querer controlar todos
los años que la había echado de menos la abrazó con fuerza, ella estaba tan contentapor verlo de nuevo que respondió a su abrazo con la misma intensidad.
No supieron cuanto rato pasaron así, podían haber sido segundos, minutos o
incluso horas. En ese tiempo ninguno dijo nada, se limitaron a sentir el abrazo del
otro que tanto tiempo habían tardado en darse.
― He pensado mucho en ti MJ.
― Yo también en ti, Gilbert, todo el tiempo.
― Quiero que me cuentes lo del internado ―le dijo apartándola por loshombros.
― Preferiría no hablar de ello ―respondió ella mirando al suelo.
― Necesito que me lo cuentes ―pidió él, elevando la cara de ella por la barbilla.
Pasaron horas hablando. A Gilbert le resultaba imposible que su padre
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Una segunda oportunidad
hubiera actuado tan mezquino. No podía creer el modo en que la había hecho
sufrir. Cuando MJ comenzó a contar lo de sus padres adoptivos se sintió tan
agradecido que no sabía cómo debía agradecerles lo que habían hecho por su Mary
Jane.
Luego le contó sobre Alice, MJ hablaba tan cariñosamente de su “hermana”
que Gilbert se moría por conocerla y que ésta le contase cosas de MJ, de lo que
hacían juntas…
MJ le contó que había estado viviendo en Londres 3 años y él se sintió molesto
por no haberle visitado, hasta que pensó que lo mismo que su padre nunca le dijo
como se había deshecho de MJ a ella nunca le habría dicho que él estaba en Londres.
Llegó la noche y Gilbert debía irse.
― Gilbert, quédate ― pidió ella―tu puedes dormir en mi cama y yo en el sofá. ― No debería quedarme pequeña, recuerda que no somos dos niños, además,
¿en el sofá? ―reclamó burlonamente.
― Si, se convierte en cama y ¡es muy cómodo!
― Ésta noche no será, debo resistirme.
― ¿Resistirte? ― preguntó intrigada. La mirada de él cambió de expresión y se
fi jó en sus labios, ella entendió a lo que se refería y le acompañó a la puerta
ruborizada.
Las próximas semanas no volvieron al apartamento de ella. Salían todos los
días iban juntos a todos lados, desayunaban juntos, comían juntos, cenaban juntos
pero a la hora de ir a casa él siempre la dejaba en la puerta hasta que ella subierasola.
Pasaron los días y con dificultad confesaron lo que sentían, estaban destinados
a estar juntos desde que nacieron y ellos lo sabían.
Patrick regresó de sus vacaciones, al encontrar a su hijo se alegró mucho porverlo, a pesar de hablar todas las semanas hacía 4 años que no se veían; pero pronto
terminaría esa alegría, su hijo le confesó que había buscado a MJ y que estaban
enamorados. Patrick comenzó a gritarle y a maldecirle, no podía creer que la
distancia que puso entre ellos hacía años no hubiera podido separarlos, miles dekilómetros, 11 años sin saber uno del otro y aun así se encontraron.
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Una segunda oportunidad
― Me niego a que sea esa niña.
― No me importa papá, yo la quiero, siempre la he querido.
― No digas idioteces hijo, tenías 9 años cuando te separaste de ella, ahora
tienes casi 21. ― Nunca la he olvidado y, a pesar de tus intentos nunca lo haré.
― No lo voy a permitir, ¿me oyes? Disfruta mientras puedas. ―amenazó,
prometiendo cumplir sus amenazas.
Gilbert, enfadado con su padre decidió marcharse, buscaba un sitio donde
quedarse y sin esperarlo ella le ofreció su piso, quiso mantenerse reticente a aquella
oferta, pero no quería mantenerse alejado de ella ni un minuto más de modo que
aceptó la oferta y comenzaron a vivir juntos.
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Capítulo 5 El adiós de Gilbert
Patrick no soportaba la idea de que su hijo estuviera enamorado de la hija de
Helen, de modo que investigó a familias adineradas y con el tiempo dio con los
Howard, padres adoptivos de MJ, concertó entrevistas y logró convencerlos de
casar a Alice con Gilbert sin decir nada de MJ.
Alice estaba completamente en contra pero ante la imposición de sus padres
no pudo negarse, tuvo que regresar de Londres y dejar sus estudios..
Gilbert en un intento por que su padre se rindiera le dijo que podía intentar lo
que quisiera pero Patrick amenazó con deshacerse de MJ como debía haber hecho
de pequeña y tras contarle que había comprado el edificio donde ella vivía y el
orfanato que tanto adoraba Gilbert asustado aceptó casarse con Alice, a la que no
conocía, a pesar de que Mary Jane siempre le hablaba de su hermana nuncasospechó que sería la misma persona hasta que llegó el día de la reunión que
Patrick había organizado con los Howard.
Habían quedado en el hotel más lujoso de la ciudad, una sala de reuniones
había sido habilitada para los 5 que ahí asistirían esa tarde, los Howard con su hija,
Patrick y su hijo.
Gilbert llegó tarde, entró corriendo por el vestíbulo y corrió al mostrador, un
chico uniformado le acompaño a la sala donde debía encontrarse con aquellas
personas. Al entrar sólo estaban el matrimonio Howard y su padre. Alice no habíallegado aún de modo que esperaron en silencio, Gilbert estaba nervioso, sus piernas
se movían incontrolablemente, sus dedos acariciaban sus labios nerviosamente.
― No estés nervioso, nuestra hija es fantástica.
― Si, eso dicen todos los padres…
Patrick golpeó la pierna de su hijo bajo la mesa mientras se llevaba una mano a
su cara para cubrir con ella la vergüenza que su hijo le acababa de hacer pasar.
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Una segunda oportunidad
Unos minutos más tarde una muchacha uniformada como el chico que había
acompañado a Gil entró en el salón tras tocar a la puerta para avisar que Alice no
iba a asistir a la reunión de manera que la reunión comenzó y terminó sin que
Gilbert pudiera conocer a su futura esposa.
Tras la reunión y bajo la amenaza de Patrick juntó valor para abandonar a MJ.
― MJ tenemos que hablar ―le dijo él con el corazón a mil, ―nos vemos en la
esquina de siempre en un par de horas.
― ¡Genial!, me muero por verte ―dijo ella ignorante de lo que Gilbert quería
hablarle.
Siempre que se encontraban en aquella esquina iban a cenar a restaurantes
elegantes. Hacía un mal día, cielo gris, frío y ventoso pero no le importó para vestir
elegantemente, sacó del armario el vestido que mas le gustaba, un vestido azul queGilbert le había regalado hacía unos meses. S e puso sus zapatos de tacón, se
maquilló y salió para encontrarse con el chico que lo era todo para ella.
Al llegar tuvo que esperar, se había anticipado tanto que llegó una hora antes.
Gilbert llegó, extrañamente tarde y con mala cara.
― He esperado tanto que casi muero de impaciencia ―le dijo mientras se
colgaba en su cuello en un abrazo.
― Tenemos que hablar ― le dijo mientras se ponía rígido. ― Perfecto, ¿vamos a cenar y me cuentas lo que sea allí? ―le dijo tras un beso y
colocándose frente a él.
― No MJ. Yo… te dejo ― su cara estaba sin expresión, sus ojos parecían vacíos.
Con aquella expresión casi podía haberse oído el corazón de Gilbert romperse
en mil pedazos. Por un momento creyó no tener el valor de decírselo a ella, a la
única chica que podía hacerlo feliz de verdad y a la única a la que quería hacer feliz.
― No entiendo, ¿tengo que ir sola a cenar? ―reprochó en broma ella mientrasfruncía el ceño.
― No Mary Jane, te dejo, no podemos seguir juntos, lo nuestro se termina aquí,
―su voz se rompía con cada palabra, mantuvo los ojos abiertos para no dejar caer
las lágrimas que éstos a duras penas retenían.
― ¿Hablas en serio? ― preguntó asustada.
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Una segunda oportunidad
Llevaban 3 años juntos, estaba completamente loco el uno por el otro, y no
podían ser más felices, pero todo aquello se debía terminar, Patrick no iba a dejar
que se salieran con la suya, quizá al principio si huían salieran airosos, pero con el
tiempo la ira de Patrick les alcanzaría, a su hijo quizá no lo torturase como lo haría
con ella, a la que odiaba de verdad. Si Gilbert realmente la amaba haría el sacrificiode dejarla para que no sufriera daños por parte de su odioso padre.
― Lo siento mucho Mary Jane, lo siento tanto… ―le dolía tanto verla sufrir que
no podía mirarle a la cara.
― Por favor Gilbert, dime que no… que… Gilbert… ―MJ lo miró temblorosa
sin color en la cara, temiendo que fuera real lo que su amado Gilbert le estaba
diciendo, buscaba algo en su cara que le delatara, que delatase que era una broma,
una de mal gusto.
― Lo siento… ―el muchacho estiró una mano para acariciarle una mejilla pero
antes de rozarla dejó caer la mano, la miró y apretando puños y dientes se marchó
dejándola sola.
Ella le miraba mientras se alejaba, pronto desapareció en la lejanía. Era tangrande su tristeza que no pudo mantenerse en pie y se dejó caer de rodillas en el
suelo.
La amenaza de lluvia se cumplió y comenzó a diluviar pero ella siguió ahí,
mojando completamente el vestido que tanto le gustaba. Sus lágrimas se mezclabancon las gotas de lluvia que resbalaban por su cara.
Ya había oscurecido y había dejado de llover, pero Mary Jane seguía en el
suelo, con el maquillaje corrido bajo sus ojos y el vestido empapado.
Un coche se detuvo al lado suyo un hombre con voz amable la invitó a subir,ella dudó si irse se ahí, quizá Gilbert lo pensara mejor y volviera a por ella,
continuaba llorando incesante y aquel hombre retomó su marcha.
Pasado un rato el mismo vehículo se detuvo a su lado, aquel hombre volvió ainvitarla a subir, habían pasado horas y Gil no había venido a por ella como
esperaba que hiciese de modo que subió al coche tras la insistente invitación sin
pensar en las consecuencias que podría haber para ella el subir con un desconocido.
Mary Jane solo lloraba, sin decir ni una palabra. Unos minutos más tarde se
detuvieron en la puerta de una casa de aspecto señorial, enormes cristaleras
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Una segunda oportunidad
separaban la calle de aquella majestuosa construcción, guiándola por la espalda
entraron en la vivienda, dos sirvientas corrieron a llevarse el sombrero y la
chaqueta de aquel hombre y cuando éstas se marcharon dejándolos solos en el
vestíbulo estiró el brazo y sujetó el tirante de su vestido para quitárselo, MJ se
asustó y salió a la calle corriendo, cruzando de acera sin mirar.
Tras un estridente chirrido de neumáticos todo de volvió oscuridad para ella.
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Una segunda oportunidad
Capítulo 7 Encontrando a Vicenta
Cuando despertó un día después del accidente se encontró en una casa ajena,
en un dormitorio que no conocía. El aspecto de la habitación era muy señorial, era
amplio y luminoso, la cama en la que encontraba tenía un cobertor de color miel, el
dosel de la enorme cama tenía decoraciones doradas y olor de la estancia era
agradable. A varios metros de la cama había una mesita, con un jarrón repleto de
flores y al lado un teléfono móvil. Salió del dormitorio y se apoyó en la puerta quehabía cerrado tras de sí para terminar de colocarse los zapatos. Miró a su alrededor
y pronto una mujer de aspecto refinado apareció en el amplio pasillo.
― Oh querida ¡has despertado!
― Sí, yo… ¿qué ha pasado? ¿Dónde estoy?
Mary Jane se llevó una mano a la frente, dejando ver con ese gesto la confusión
en la que estaba sumergida
― Oh querida, lo lamento mucho, mi esposo sin querer te golpeó con el cochecuando cruzaste sin mirar, creíamos que habías muerto, pero solo estabas
inconsciente. Quisimos llevarte a un hospital pero no tenías identificación y
preferimos traerte a casa, el médico de la familia te ha hecho un reconocimiento y
dice que todo está correcto… ― explicó la señora.
― Yo… un hombre me llevó a su casa e intentó desvestirme, por eso corría,
yo… lamento si he estropeado su coche.
― ¡Oh no querida!, el coche no es importante, lo importante es que te
encuentres bien, has dormido 29 horas seguidas, ¿quieres que mi esposo te lleve alhospital para que te revise otro médico?
― No… estoy bien. Me gustaría ir… ―calló.
MJ recordó que Gilbert la había dejado, sin explicación alguna y comenzó a
llorar.
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Una segunda oportunidad
― Oh querida, no llores, dime, ¿dónde quieres ir?
― Supongo que… no lo sé, simplemente me marcharé. ¿Podría darme un vaso
de agua?
― ¡Por supuesto! Acompáñame.Mientras ella se dirigía a toda prisa por el pasillo que daba a la cocina Mary
Jane la seguía en silencio por detrás.
Al entrar una señora corpulenta le sirvió un vaso de agua, no le vio la carapero sus manos le resultaron familiares, la sirvienta de la cocina se giró y continuó
cortando zanahorias para la cena, MJ alzó la vista y tan pronto como reconoció elpeinado saltó y abrazó a la cocinera, hecho que dejó boquiabierta a la señora Ferrell.
― Dios mío, Vicenta, ¡eres tú! ―dijo con alegría.
― Señorita Mary Jane ¿es usted? ―respondió incrédula la anciana.
― Sí, soy yo ―le dijo mientras ella se giraba para verla de frente.
―Cuanto tiempo sin verla, ha crecido usted muy hermosamente, se ha
convertido en una preciosa señorita.
La señora Ferrell miraba sorprendida, supuso que se conocían por la reacciónde ambas.
― Pero Vicenta, ¿qué haces aquí? ―preguntó sorprendida. ― Pues verá señorita…
― Por favor, no me llames señorita, solo llámame Mary Jane ―interrumpió a la
cocinera.
― Está bien. Cuando el señor Olsson murió y su hijo envió al señorito Gilbert a
Europa y la envió a usted al orfanato a mí me despidió. Mientras yo buscaba trabajo
los Ferrell buscaban una cocinera y, aquí estoy, hace 14 años que estoy con ellos.
Miró sorprendida a la señora F errell, curiosa por la situación, Vicenta habíacuidado tan bien de ella como lo había hecho Swend y ahora trabajaba para ella.
― N o sabía que os conocíais ―dijo ella al ver que MJ la miraba curiosa.
― Es una larga historia, señora. ―le contó Vicenta.
― Ya veo, la señorita… ― la señora Ferrell miró a la joven, esperando un
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Una segunda oportunidad
apellido, a lo que respondió.
― Daniels. A pesar de haber sido adoptada legalmente Mary Jane nunca tomó
el apellido de los Howard.
― Daniels ―sonrió haciéndole un guiño―debió ser preciosa de pequeña. ― Lo era señora Ferrell, lo era, pero aún lo es, ¿no cree? ―los colores subieron a
las mejillas de MJ ―Aunque su hijo también es un chico muy apuesto.
― ¿Tiene un hijo? ― Preguntó la joven curiosa, en esa casa no parecía haber
rastro de nadie más que las sirvientas y el matrimonio Ferrell.
― Sí, lo tengo, pero después de la desgracia vive solo.
― O h, lo… ¿siento? ― dijo poniendo cara de consecuencia.
La señora Ferrell bajó la mirada y no respondió.
― No se preocupe señorita Mary Jane.
― Solo Mary Jane ― advirtió MJ de nuevo.
― El señorito Alexander no murió, él tuvo un accidente de motocicleta y se
llevó un fuerte golpe en la cabeza, pero no murió, él está...
― O h Dios mío… ― murmuró.
Mary Jane horrorizada se imaginó que habría quedado en coma, o parapléjico
o alguna cosa aún peor.
― El quedó ciego, los médicos no saben aún el motivo ―explicaba Vicenta,
―Después del accidente se negó a ver a nadie y vive recluido en su piso desde hace
3 años.
― Vaya, lo siento, debe ser muy duro para ustedes, ―le dijo a la señora Ferrell
poniendo una mano sobre su hombro derecho.
― ¿Quieres ayudar? ― preguntó de pronto, sorprendiendo a Vicenta y a la
joven.
― ¿Ayudar?
― Sí, eres joven y bonita, cuida de él durante unos días, a ver si se anima.
Mary Jane llevaba cuidando de los pequeños del orfanato desde hacía 3 años,
el tiempo que llevaba con Gilbert, a pesar de ser un trabajo que le gustaba hacer no
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Una segunda oportunidad
creía que tras haber sido abandonada de ese modo pudiera cuidar ni siquiera de ella
misma.
― Debo negarme señora, lo siento, pero lo que me pide es un poco…
embarazoso, ahora mismo ni siquiera sé dónde quedarme.
La joven no quería volver a aquel apartamento donde había compartido tantas
cosas con su amado Gilbert, sabía que si encontraba allí a Gil no podría levantar
cabeza, de modo que lo mejor sería no verlo en un tiempo.
― Pero entonces es perfecto, señorita Daniels, él vive solo en su piso, podrías
quedarte con él.
― Lo siento pero no ―comenzaba a sentirse violenta ante aquella insistencia, la
señora Ferrell no la conocía de nada y quería que cuidara de su hijo ciego…
― Solo ven a verlo una vez y luego opinas.
― Pero es que yo nunca he cuidado de nadie ―omitió que hasta hacía unos
días había estado cuidando de aquellos niños en el orfanato, no tenía ni fuerzas ni
ganas para cuidar a nadie.
― Pero él está solo y se niega a vivir con nosotros…
― No, señora, no… es que de verdad no tengo ánimos tampoco, hasta hace
unos días… ―calló, no quería recordar que Gilbert la había dejado, no podía olvidar
ver como se marchaba y la dejaba sola.
― Hace unos días ya es pasado ―sonrió.
Se le agotaban las excusas y la señora Ferrell era cada vez más insistente,
Vicenta sonreía al verla presionada, pero no era una sonrisa malévola, era más bien
una sonrisa de aprobación, como si realmente estuviera bien que cuidase de un
extraño y se mudase con él de repente, claro que él no solo era un extraño, ademásestaba ciego y no salía nunca de su cuarto, ¿cómo iba a cuidar de alguien así?.
― ¡¡Vamos!! ―continuó presionando de un modo que la incomodaba desobremanera ― por favor, ―su tono decayó de anímico y fingidamente alegre a un
tono de súplica que le partió el alma. Vicenta se dio cuenta…
― Señorita Mary Jane acompañe a la señora Ferrell a ver a su hijo y luego
decida ―la miró con un gesto compasivo hacia la mujer―A demás es un chico muy
guapo, ―le susurró al oído, con una agradable sonrisa en los labios.
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Una segunda oportunidad
Vicenta parecía la abuela que nunca tuvo, y ahora, después de haberlo perdido
todo… la recuperó a ella.
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Una segunda oportunidad
Capítulo 7 Conociendo a Alex
Eleanor abrió la puerta del apartamento, un escalofrío recorrió la espalda de la
joven de arriba abajo, aparentemente era un sitio espacioso pero la oscuridad lo
inundaba todo impidiendo ver incluso sus zapatos.
― Espera que encienda la luz querida, Alexander prefiere todo cerrado y
oscuro.
― Oh ―alcanzó a decir con el hilo de voz que pudo empujar por su garganta.
― Ven, sígueme ―dijo la madre guiándola por un pasillo.
Al fondo había una puerta, Mary Jane supuso en seguida que tras ella estaría
el hijo de Eleanor y comenzó a ponerse nerviosa, en efecto, al abrir la puerta, tras lasmantas, en absoluta oscuridad se encontraba Alexander.
Eleanor la invitó a pasar, pero ella se mostró reticente a entrar en el cuarto
oscuro de un chico al que no conocía.
Su aspecto era completamente descuidado, aparentaba unos 40 años, vestía un
pijama azul celeste, tipo hospital, pelo largo y desgreñado, barba de varias semanas.
Se encontraba de espaldas a la puerta y no se inmutó cuando su madre se adentró
en el enormemente desordenado dormitorio.
― Alexander, hijo, saluda a nuestra invitada...
― Dirás tú invitada, madre ―respondió él hosco, su voz sonó entre cortada y
llena de amargura. ―Entiende de una vez que no soy una mascota de zoo, no me
gusta que me miren. ¡Largaos de una vez! ― Pidió medio en ruegos.Eleanor miró a la chica que se encontraba en el marco de la puerta, se acercó a
ella apagó la luz del dormitorio y cerró la puerta tras de sí.
― Te lo ruego Mary Jane, cuida de él aunque sólo sean unos días, lleva así 3
años, de todas maneras no tienes donde ir y aquí no tendrías que preocuparte de
nada, solo de hacerle compañía. Incluso puedo pagarte si quieres.
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Una segunda oportunidad
― Oh, no, por favor. Yo es que... bueno, está bien, me quedaré, pero sólo unos
días.
― Muchas gracias Mary Jane, de verdad. No hace falta que intentes hablar con
él, con que sepa que hay alguien con él ya bastará.
La señora Ferrell dio un abrazo a MJ y salió del apartamento después de
indicarle donde estaban las cosas.
Cerca del piso de Alexander había tiendas de ropa, Mary Jane adoraba la ropa,
adoraba vestirse con ropa de tiendas juveniles.
― Después de recoger esto un poco iré a por algo de ropa ―se dijo mientras
miraba cuidadosa a su alrededor.
La madre de Alexander la dejó sola en el enorme apartamento hacía cerca de
media hora y aún no se había movido ni un centímetro cuando alguien tocó a la
puerta. Dudó si abrir o no pero un grito al fondo del pasillo la despertó del trance.
― ¿Quieres abrir la puerta? No soporto que venga nadie a mí casa a molestar.
―¿Cómo podía él saber que estaba ahí si no he hecho el menor ruido?
―preguntó en susurros.
Corrió a la puerta pero al abrir no había nadie, sólo un montón de cajas
apiladas.
La señora Ferrell sabía que no llevaba equipaje y compró montones de ropa
que le llevaron directamente desde la tienda.
― ¿Cómo podía ella saber mí talla? ―preguntó de nuevo en susurros mientrassacaba de una caja unos bonitos vaqueros desgastados con adornos de cristales,
―¡¡qué bonitos!!
De pronto sonó su teléfono móvil, en una de las cajas, al levantar la tapaencontró el móvil con una nota adherida a la pantalla.
“Querida, te lo dejaste en la mesita antes de salir de la habitación, era lo único quellevabas ayer. La ropa es un agradecimiento por lo de mi hijo.
P.D.: me he tomado la libertad de añadir nuestro número a tu agenda.”
Mary Jane se sorprendió de no haberlo visto antes de salir. Al despegar la nota
y desbloquear la pantalla encontró 12 llamadas perdidas, solo 2 eran de Gilbert, las
restantes eran todas de Alice, todas las llamadas de Alice tenían mensaje en el
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Una segunda oportunidad
buzón de voz. En ese momento no tenía ánimos para escuchar mensajes de aliento
de su hermana, de modo que recogió la ropa y fue a la habitación que quedaba libre
en aquel enorme apartamento.
La habitación era tan espaciosa como esperaba, toda decorada en gris y blanco.
Era un ambiente serio, no podía ser de otra manera, el cobertor de la cama tenía un
aspecto suave, la ventana estaba cerrada como el resto de ventanas de la casa.
― N o estoy dispuesta a estar en penumbra ―dijo elevando la voz lo suficiente
como para que Alexander la escuchara a través de su puerta.
Levantó las persianas y abrió las ventanas para dejar entrar el aire fresco.
Tardó un par de días en atreverse a entrar en el cuarto del muchacho, pero
cuando se supo con el suficiente valor tras tocar a la puerta pasó al triste y oscuro
dormitorio. El muchacho se acurrucaba bajo un montón de mantas, la comida quela cocinera había dejado en la mesita estaba sin tocar, el suelo lleno de ropa revuelta
y las ventanas cerradas.
― Sé que no te alegras de que esté aquí ―le dijo ella acercándose hasta la cama,
estiró un brazo para tocar el bulto y que él supiera que estaba cerca.
― Pues si sabes que no me gusta que estés aquí no sé porque te has quedado ―
reprochó toscamente el joven.
― Bueno, tengo una razón, estoy agradecida con tu madre por… ― Si estás agradecida con ella vete a su casa. Mary Jane pensó por un momento
que lo mejor sería irse, pero volvió a mirar el desastre de la habitación y decidió que
quería ayudarle al menos a ser un poco más sociable.
Los días siguientes se limitó a sentarse en el marco de la puerta, sin terminar
de entrar.
Se aburría estando ahí sin hacer nada de modo que cuando ya llevaba una
semana tocó a la puerta, él como siempre no respondió, pasó al dormitorio y abrió
la ventana, dejando entrar la brisa matinal y el olor de la lluvia de esos días, recogióla ropa que había en el suelo y se llevó el plato de comida a la cocina.
― Si no vas a comer deberías decir a la cocinera que no preparase comida, de
ese modo no habría que tirarla.
― Y a ti que te importará… ―reprochó él entre dientes.
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Una segunda oportunidad
― Bueno… realmente no es asunto mío, es cierto, pero…
― Corre, llama a quien sea y sal un poco, quiero estar solo ―Mary Jane recordó
los mensajes de Alice y corrió a por su teléfono, volvió a la habitación de Alex y se
sentó cerca de la ventana en una silla.
Los mensajes en el contestador se habían acumulado, ya eran más de 20,
ninguno de Gilbert, cosa que la entristeció. Marcó el número del buzón de voz y
comenzó a escucharlos.
1. M ary J ane, vuelvo a casa, necesito hablar contigo. ― decía la morena con tono
indescifrable.
2. Soy Alice, respóndeme…
3. Mary Jane, ha pasado algo, necesito a mi hermana, por favor, llámame.
Los siguientes 8 mensajes eran iguales, pero llegó uno que dejó a Mary Jane
perpleja.
12. Por favor Mary Jane llámame, papá y mamá han concertado una boda para mí, me
caso en una semana, te necesito.
Alice se casaba, hacía tiempo que no visitaba a sus padres adoptivos pero
jamás le llamaron para decirle nada de una boda para Alice.
13. Al parecer el señor Olsson ha convencido bien a papá de que es lo mejor, realmente
no sé qué hacer, no podré seguir estudiando.
A Mary Jane se le hizo un nudo en la garganta, de vez en cuando carraspeaba
para intentar deshacer ese nudo que le impedía respirar.
14. Dios mío Mary Jane dime que el señor Olsson no es el padre de Gilbert, tu Gilbert.
― Alice sonaba cada vez más acongojada.
Mary Jane comenzó a llorar, Alexander había podido escuchar parte de los
mensajes debido al volumen del altavoz, no entendía lo que le pasaba, el motivo
por el que lloraba pero tampoco se molestó en preguntar. Mary Jane se levantó de lasilla dejando en ella el teléfono que continuaba reproduciendo los mensajes, corrió a
su dormitorio y se tendió sobre la cama. Lloró durante horas.
Por la mañana se levantó decidida a no derramar una sola lágrima más a causa
de Patrick, estaba segura de que Gilbert y ella encontrarían una solución cuando se
calmasen un poco las cosas, al fin y al cabo ni los kilómetros ni los años pudieron
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Una segunda oportunidad
separarlos.
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Una segunda oportunidad
Capítulo 8 Cambiando a Alex
Hacía 2 meses que ella vivía con él. Como cada día entró en su dormitorio, ese
día él estaba especialmente molesto, estaba frustrado por no poder ver a esa chica
que entraba cada día a su habitación y nunca decía nada, estaba frustrado porque la
había oído llorar a través de la habitación y no podía ayudarla. Ella entró y él le
pidió que se fuera.
― Hoy no necesito tu compañía. ¡Vete!
― Pero… yo nunca hablo, ni hago ruidos para no molestarte…
― He dicho que te vayas ―gritó impaciente.
― Solamente me sentaré aquí en la puerta si no quieres que entre…
De pronto Alex cogió la base de mármol de uno de sus trofeos de
motociclismo y lo lanzó contra la puerta a modo de amenaza, pero sin querer lo
lanzó directamente contra la chica, golpeándola directamente en la cara, en el
pómulo izquierdo, justo un centímetro y medio por debajo del ojo. El golpe fue tanfuerte que ella solo pudo decir “lo siento” antes de caer de espaldas contra el suelo.
Cuando Alex la oyó caer se levantó inmediatamente.
― ¿Estás bien? ―Ella no respondió, siguió tendida en el suelo, Alex se acercó
hasta ella y palpando las paredes se agachó a su lado. ― ¿Lo he tirado con mucha
fuerza, estás bien? ― al ver que ella seguía sin decir nada acercó sus dedos a la cara
de ella y notó una humedad caliente que empapó sus dedos. ―¿No me digas que…?
― acercó su mano temblorosa para percibir el aroma del líquido y tan pronto como
notó el aroma ferroso supo lo que acababa de hacer.
Ella continuaba inmóvil en el suelo, él acercó la mano a su pecho y palpó con
cuidado para ver si respiraba. Respiraba y tenía pulso, con cuidado acarició suscaderas en busca del teléfono móvil que sabía que siempre llevaba consigo, en sus
bolsillos delanteros no estaba, deslizó la mano derecha hacia los bolsillos traseros yahí lo encontró, al palparlo en busca de teclas vio que su teléfono no tenía.
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Una segunda oportunidad
― Malditos teléfonos táctiles, ¿cómo se supone que he de llamar si no puedo
saber dónde toco?
Alexander se levantó con cuidado de no golpearla aún más y corrió a buscar elteléfono de su casa.
―Madre, ¿puedes venir? ―dijo él con voz nerviosa tan pronto como
descolgaron.
― Dios mío, Alexander, ¿eres tú? ―respondió Eleanor sorprendida al oír la voz
de su hijo al otro lado.
― ¿Puedes venir? ― preguntó impaciente.
― ¿Te va bien si voy en una hora?
― N o, necesito que vengas ahora, es la chica, se ha desmayado. ― Oh Dios mío, ¿tú estás bien?
― Sí, ven rápido ―dijo apresurado, y sin dar tiempo a que su madre
respondiera al otro lado del teléfono colgó. A tientas cogió una toalla del armario y
se acercó a Mary Jane, se agachó a su lado y con cuidado puso la toalla en la herida.
― Yo no quería hacerte daño, solo asustarte… ―con la mano temblorosa acercó
los dedos a la cara de Mary Jane, y encontró la herida, herida en la que entraban las
yemas de sus dedos índice y corazón.
Pasaron solo unos minutos hasta que la señora Ferrell llegó al apartamento de
Alex, entró a toda prisa sin darse cuenta de que toda la casa estaba iluminada y contodas las ventanas abiertas.
― Dios mío Alex, ¿qué ha pasado? ―dijo arrodillándose junto a la chica, que
permanecía inmóvil e inconsciente.
― Yo…
― ¿La has golpeado? ― Eleanor miró a su hijo con horror.
― Yo no quise, lancé el soporte del trofeo de mi mesita y lo lancé para que
saliera de mi cuarto, hoy no quería que ella estuviera ahí, pero lo lancé mal y al
parecer le di de lleno en la cara ― Alex cerró sus puños y los llevó contra su cara,
―de verdad que no quería darle.
― ¿El soporte? Pero santo cielo Alex, ¡¡es de mármol!! ―ella miró a la
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Una segunda oportunidad
muchacha, ―hay que llevarla a un hospital, parece grave, sangra mucho y la herida
está muy abierta.
Poco a poco el ojo izquierdo fue poniéndose morado, la cara comenzó ahincharse poco a poco.
― Quiero ir con ella ― afirmó poniéndose en pie.
―¿Cómo? ―respondió su madre en un tono casi en grito, completamente
sorprendida por la afirmación de su hijo, en 3 años no había querido salir nunca
bajo ninguna circunstancia, ahora él era quien se ofrecía voluntario.
― Quiero ir. ― Cuando llegaron al hospital la trataron inmediatamente, la
herida dejaba al descubierto músculo y parte del hueso maxilar, la radiografía
mostró una fisura importante que requeriría bastante tiempo para curarse.
Eleanor llamó a su casa y preguntó por Vicenta.
― Vicenta, conoces bien a Mary Jane, ¿verdad?
― Sí, señora, ¿ocurre algo? ―preguntó la cocinera extrañada.
― Bueno, ha pasado algo, pero luego te cuento, ¿sabes algo de la familia de
ella?
― Bueno, señora, ella no tiene familia, sus padres y su abuelo murieron
cuando ella tenía tres años.
― ¿Hay alguien a quien pueda contactar?
― Ella estuvo quedándose en la casa de mis antiguos jefes, pero antes de
despedirme a ella la enviaron a un orfanato, luego la adoptó una familia pero no sé
nada de ellos. ¿Ella está bien?
― Sí, bueno, está en el hospital, ella ha sufrido un golpe y la hemos traído al
hospital Alex y yo.
― ¿El señorito ha salido de casa?
― Si Vicenta, ha salido, ¡y por voluntad propia! Cuando llegue a casa te lo
cuento todo.
Después de la sutura de la herida la llevaron a una habitación y buscaron a los
acompañantes, hasta que se despertase solamente podía estar en la habitación la
familia, de modo que la señora Ferrell mintió diciendo que Alexander era su
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Una segunda oportunidad
marido y pudieran subir a verla.
― ¿Familia de la señorita Daniels? ―preguntó una enfermera.
Alexander ni siquiera sabía el nombre de ella, de modo que ni se inmutó, pero
su madre reaccionó de inmediato y él se levantó también. Siguieron a la enfermerahasta la habitación donde la habían ingresado.
― Oh querida, ¿estás dormida? ― La chica no respondió, le habían
suministrado unos antibióticos y unos antiinflamatorios, eso pudo con ella y cayódormida. Llegó la noche y se hacía tarde para volver, de modo que la señora Ferrell
decidió que la dejarían dormir esa noche y por la mañana vendrían a por ella para
cuidarla en casa. ― Vamos Alex, hijo, dejémosla descansar aquí esta noche, mañana
vendremos por ella, pediremos el alta y la llevaremos a casa.
― No madre, yo no voy a ninguna parte, vete tú y descansa, yo me quedo conella.
― Pero Alex…
― Madre, ella está aquí por mi culpa, no la voy a dejar sola.
Eleanor se fue sonriendo, su hijo comenzaba a cambiar, había salido por
voluntad propia e iba a quedarse con Mary Jane toda la noche en el hospital sin que
nadie se lo hubiera pedido.
Pasadas unas horas Alex se había dormido apoyado en la cama de Mary Janesosteniéndole una mano. Cuando ésta se despertó se encontró con el muchacho que
dormía pegado a su cama y que sujetaba su mano, no podía imaginar que fuera
Alex.
―Disculpa… ―Preguntó Mary Jane sujetando con su mano derecha la muñeca
de la enfermera que estaba cambiando el suero.
― Oh perdona, ¿te he despertado?
― No, tranquila… ¿quién es él? ―preguntó asustada señalando con los ojos aaquel “extraño” que sujetaba su mano.
― ¿Él? Tu marido, ¿no? ―preguntó la enfermera confundida.
― ¿Mi marido? ―MJ levantó el tono de voz, cosa que hizo que Alex se moviera
y soltase su mano, de pronto pudo verle la cara y lo reconoció.
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Una segunda oportunidad
― Dios mío señorita ¿no es tu marido?
― Ehm… ¿sí? ―miró confundida a Alex. ―Verás, es que él a causa de un
accidente perdió la vista y nunca sale de casa, por eso me ha sorprendido verle aquí
―ella sujetó la mano de él que fingía estar dormido.
― Supongo que también ha de influir el golpe y las medicinas que te hemos
dado ― la enfermera sonrió.
Mary Jane esperó a que saliera la enfermera, se puso en pie y arrastró el
soporte para el suero hasta el otro lado de la cama, como pudo arrastró a Alex que
seguía haciéndose el dormido hasta el sofá de la habitación para que durmiera más
cómodo.
Cuando MJ se apartó Alex se incorporó.
― Pensaba que dormías ―Le dijo ésta casi en susurro.
― Dormía. A hora duerme tú, por la mañana mi madre pedirá tu alta y
volveremos a casa.
― Perdona, ¿volveremos? Yo no voy contigo a ninguna parte ―advirtió.
― Yo… siento lo de tu cara, no era mi intención darte.
― ¿Y lo de mi marido? ― A pesar de que estaba molesta con él por el golpe y
por dar por hecho que iría con él después de aquello le resultó curioso que mintiera
de ese modo para poderse quedar con ella esa noche en el hospital.
― Eso ha sido cosa de mi madre, para que nos dejasen estar contigo…
― Yo lo siento, pero como te he dicho contigo no voy a ningún sitio, es más,
llama a tu madre y vuelve a tu casa, cuando salga de aquí volveré a por mis cosas.
― Yo… de verdad que lo siento, nunca quise darte a ti, solo quería asustarte…
― No importa Alex, no me asustaste, me diste, pero no importa, quiero que te
vayas.
― Me iré por la mañana, cuando venga mi madre.
Pasaron varias horas sentados cada uno en su sitio, hasta que ella le preguntó.
― ¿Por qué has venido Alex? ¿De verdad llevabas 3 años sin salir? ―la
curiosidad la llevó a romper su silencio.
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Una segunda oportunidad
― 3 años… sí.
― ¿Porque estás aquí?, ¿acaso querías golpearme en la otra mejilla?
― ¡¡Por dios no!! Ya te he dicho que nunca quise darte a ti.
Alexander estaba realmente arrepentido y ella se había dado cuenta, peroquería molestarlo.
― Entonces no lo hubieras tirado, darme a mí era una posibilidad dado a que
no ves y no sabías donde lo lanzabas.
― Lo sé, tienes razón.
― ¿Por qué estás aquí?
― Ya te de dicho que no quería darte, simplemente quería estar contigo, no
quería que estuvieras sola. ― Qué romántico… ―le respondió intentando camuflar una sonrisa.
A pesar de cómo se sentía, molesta y dolorida, estaba satisfecha pensando que
había logrado hacer salir a Alex de su cuarto y de su casa, aunque fuera por esas
circunstancias.
Llegó la mañana, la señora Ferrell entró en la habitación pero Alex no estaba.
― ¿Oh, Mary Jane querida, te duele mucho?
― No te preocupes Eleanor, los sedantes son bastante buenos en su labor,recoge a tu hijo y marchaos, yo… iré a por mis cosas en un par de días, cuando me
den el alta.
― Alexander no está, habrá ido al baño. La señora Ferrell se sentó y esperaron
y esperaron, en vista que Alex no regresaba a la habitación Eleanor salió en busca
de su hijo, por si no sabía qué habitación era la de MJ, pero por más que buscó por
los pasillos y preguntó en los mostradores su hijo no estaba.
Cuando Alexander escuchó la profunda respiración de Mary Jane supo que se
había dormido, se puso en pie y caminó por el largo pasillo, su mano izquierda
rozaba la pared en busca de la puerta de salida.
― Disculpe señor Daniels ―llamó una enfermera a sus espaldas.
― Señor Ferrell, en realidad ―corrigió él.
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Una segunda oportunidad
― Señor Ferrell ―repitió la enfermera con una sonrisa―¿puedo ayudarle?
― Bueno, pues sí, podría llevarme hasta la salida, necesito ir a casa y
cambiarme de ropa.
― S í, sujete mi brazo ―la joven enfermera sujetó la mano derecha del rubio yla llevó hasta su brazo.
Caminaron despacio hasta la salida.
― ¿Necesita que llame a un taxi?
― No hace falta, gracias, ya hemos pedido uno con el móvil de mi mujer
―mintió descaradamente.
― De acuerdo ―ambos sonrieron cortésmente y la enfermera volvió a su
trabajo.Alex caminó y caminó, nunca había experimentado nada igual, percibía
sonidos que nunca antes había escuchado, olores y texturas. Cuando pasaba delante
de una pastelería podía distinguir el aroma de los bizcochos, de los brownies y de
los gofres, podía percibir el olor del caramelo y el olor del horno caliente.
Al pasar por delante de una cafetería llegaba a él el tintineo de las cucharas de
los clientes que movían fogosamente el café de la mañana.
Todo a su alrededor era una sinfonía de cosas nuevas, o cosas a las que jamás
antes le hubiera prestado atención.
Con sumo cuidado y con la ayuda de varios viandantes llegó hasta un enormeparque con jardines a varios kilómetros del hospital, le había llevado 3 horas llegar
hasta allí.
Al entrar por las puertas de acero de la entrada un sinfín de sonidos nuevos lealcanzaron, pajarillos piando por encima de él, el sonido de sus pasos sobre la graba
del camino, el movimiento de las hojas acompasando la brisa matinal, que parecía
susurrarle. Eran tantas las emociones que le producía todo aquello que no pudocontener la emoción, casi podía verlo.
Notaba el sol de la mañana acariciando sutilmente su piel y el peculiar aromadel estanque repleto de patos.
Eleanor había pedido el alta de MJ antes de entrar en la habitación y mientras
buscaba a su hijo la enfermera que había acompañado a Alex hasta la entrada entró
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Una segunda oportunidad
a informar a MJ que su alta estaría lista en unos minutos y ya podría irse. Antes de
salir se dirigió a Mary Jane.
― Espero que su esposo haya llegado bien a casa.
― ¿Qué quiere decir? ― respondió MJ extrañada por aquella afirmación. ― Bueno, hace como 2 horas le acompañé a la entrada, decía que iba a casa a
cambiarse de ropa.
― ¡¿QUE?! ―preguntó exasperada MJ.
N o podía creer lo que estaba oyendo en boca de aquella enfermera.
― Dijo que había llamado a un taxi con su móvil ―afirmó convencida.
― ¿Con mi móvil? Mi móvil está en su casa, ¿sabes? ― preguntó al borde de un
ataque.
― Vaya, lo siento, ¿lleva el bastón, al menos?
― En tres años no ha salido de casa, no tiene bastón ni idea de cómo moverse.
MJ comenzaba a ponerse más nerviosa por momentos, no podía creer lo que
estaba pasando, Alexander se había marchado solo. Se levantó de la cama y
comenzó a quitarse el pijama del hospital.
― Voy a llamar a la policía.
―Tramita mi alta porque voy a salir a buscarle ― reclamó mientras se vestía
con la ropa que Eleanor había traído.
― ¿La señora era su madre?
― Sí, si la encuentras por el pasillo dile que me he ido, si no la ves avisadle por
megafonía.
Unos segundos más tarde MJ salía por la puerta a toda prisa con la cara
amoratada y un gran parche de gasas que cubría la herida suturada.
MJ no sabía por dónde empezar a buscar, comenzó preguntando a los
viandantes.
Extrañamente solamente se acordaban de él las mujeres, de modo que fuepreguntando a todas las que iba encontrando.
― Oh sí, ya me acuerdo, ¿ese muchacho era tu novio?
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Una segunda oportunidad
―No señora, era mi marido ―continuó con la farsa, ―díganme, ¿dónde le han
visto?
― Bajaba por aquella avenida acompañado de unas muchachas, pero de eso
hace ya mucho rato, quizá una hora o más.
― Muchas gracias, ― respondió ella corriendo en aquella dirección sin dejar
que continuasen hablando.
Siguió unas instrucciones, luego otras, llevaba más de una hora dando vueltas
en una y otra dirección, de pronto un grupo de chicas que pasaba por el lado de MJ
iban comentando sobre un tipo con barbas y ojos azules que se hacía el ciego, Mary
Jane descaradamente les preguntó.
― Disculpad, ¿habéis visto a un chico alto y rubio por aquí perdido?
― ¿Tú también quieres verle? ―preguntaron las chicas.
― Bueno… él es mi marido.
― ¿Lo de la cara te lo ha hecho él? ―preguntaron curiosas.
― ¡No!, por Dios, ¿cómo me va a hacer esto él? ―mintió sin saber por qué le
protegía.
― ¿Cómo te lo has hecho? MJ pensó unos segundos como salir airosa de esa
pregunta pero pronto se le ocurrió algo que podía encajar perfectamente.
― Realmente no creo que sea algo que os concierna, pero estaba sacando la
compra del coche y la puerta cerró con el aire y me dio en la cara ― sonreía por
dentro al ver lo bien que le había quedado la mentira.
― El chico está en los jardines al final de la calle, cuando le hemos visto estaba
sentado en el césped riéndose él solo.
MJ no esperó que dijeran nada más y corrió calle abajo a toda prisa, entró en
los jardines buscando desesperadamente.
― Si hubiera sido un poco más amable… ―dijo en voz baja volteando un muro
de arbolitos.
― Me hubiera ido igual ―respondió Alex, que se había sentado en un banco
tras los arbustos.
MJ se sintió tan aliviada por escucharlo y saber que estaba bien, que no dio la
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Una segunda oportunidad
vuelta para verlo.
― Te odio ―dijo mientras se sentaba en el bando al otro lado de los arbolitos,
quedando de espaldas al rubio.
― ¿Por qué has venido a por mí? ―preguntó curioso. ― Imagínate como se habrá puesto tu madre cuando la enfermera le haya
dicho que has salido sin decir nada.
― ¿Has salido sin permiso del hospital solo para buscarme?
― Estaban tramitando el alta, de modo que es como si me hubieran dado el
permiso para salir. Espero que al menos hayas disfrutado el paseo.
Alex no respondió.
MJ dio la vuelta hasta ponerse frente a él, sujetó su brazo y tiró para ponerloen pie.
― Vamos, no preocupemos más a tu madre, primero has desaparecido tú y
luego me he ido yo.
― De modo que te has escapado ―dijo burlón.
― Estaban tramitando el alta ―replicó ella simpática.
Alexander comenzó a reír mientras comenzaba a caminar al lado de ella
sujetando su delgado brazo.
― Algún día me contarás como has llegado tan lejos tu solo. ―preguntó ella al
rato de retomar la macha.
― ¿Te vas a quedar?
― Si quieres que me quede voy a poner normas.
― Me parece justo, pero recuerda que es mi casa.
― Tu madre me dijo cuándo accedí a quedarme que estaba en mi casa... de
modo que voy a poner normas si quieres que me quede.
1. No debe volar absolutamente nada, casi pierdo un ojo por objetos
voladores.
2. Nos llamaremos por el apellido o el nombre, no tu ni oye ni hey.
3. No quiero gritos ni malas caras, somos adultos y hablaremos como
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Una segunda oportunidad
Capítulo 9 Llevándose bien
A pesar de que MJ no pretendía estar mucho tiempo en casa de Alexander
iban pasando los días y con ellos las semanas y los meses. El golpe de su cara se
había curado completamente, dejando solo una cicatriz que se iría con el paso del
tiempo.
Alex no había vuelto a impedirle el paso a su habitación.
MJ solía sentarse en la silla frente a la ventana en el cuarto de Alex, sobre su
regazo colocaba el portátil blanco que Eleanor le había regalado y escribía
incesante.
― ¿Qué es lo que escribes? ―preguntó Alexander curioso.
― Lo mal que te queda la barba y ese pelo sin arreglar ―bromeó ella.
Alexander pensó entonces en arreglarse, siempre había sido un chico muyguapo y lo sabía. Antes del accidente que le hizo perder todo lo que tenía, así al
menos lo consideraba él, las chicas hacían corro alrededor suyo acariciando susbrazos o su pelo hasta que llegaba Michelle y las echaba a todas.
Michelle y él llevaban juntos 5 años y aún se sentía insegura de su novio, era
demasiado guapo y aunque él no hacía caso a ninguna otra siempre se sentía malpensando que si se descuidaba un segundo otra se lo quitaría.
Cuando MJ se marchó a su cuarto a dejar el ordenador Alexander se puso en
pie, fue al baño, buscó la cuchilla y llamó a su compañera, que corrió a ver lo quenecesitaba.
― Voy a afeitarme ―le dijo sonriente. Ella no lo podía creer, a veces era como si
con sus palabras le hiciera recapacitar y eso le hacía sentir bien.
― Me da miedo que te cortes ―le dijo sujetando la mano con la que Alex
sostenía la afilada cuchilla.
― No voy a cortarme, vas a afeitarme tú.
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Una segunda oportunidad
― ¿Yo? ―preguntó sorprendida. Ese chico tenía la habilidad de sorprenderle
con cualquier cosa.
― Yo nunca lo he hecho solo… desde ya sabes… siempre lo ha hecho mi
madre, ahora te toca a ti.
Mary Jane temió por un momento hacerle daño y estuvo a punto de negarse
cuando él la tranquilizó.
― Tranquila Mary Jane, ― el modo en que él decía su nombre le gustaba tanto
que por un momento pensó que sería genial escucharlo por siempre.
― Está bien, pero nunca lo he hecho antes. Él buscó a tientas sus manos y
tras sujetarlas con fuerza intentó suavizar sus nervios.
― No te preocupes si me cortas un poco, ¿de acuerdo? Cuando yo comencé aafeitarme también me cortaba a veces.
―Está bien… Con cuidado repartió la espuma por encima de su barba,perfilando sus bonitos labios, marcando el borde de su mandíbula y comenzó a
pasar la cuchilla dejando al descubierto su final piel.
Continuó hasta dejar la cara completamente desnuda de pelo.
― Y dime Alex…
― ¿Si? ―preguntó tras la pausa de ella.
― ¿Qué vamos a hacer con éste pelo? ―Él rió ante la obvia respuesta.
― Cortarlo, claro… Ella rió pensando que se trataba de una broma pero pasada
una hora Alexander parecía una persona completamente diferente, incluso cambió
el pijama azul que solía llevar por un chándal que le quedaba especialmente bien.
― ¿Sabes Alex? No has salido desde el día del hospital, de eso hace varios
meses y se me ha terminado el helado y el chocolate, ―dijo ella al verlo cuando salió
del dormitorio vestido de ese modo.
― ¿Qué quieres decir?
― Que vamos a ir a comprar.
Alex se quedó estático por un momento, sin dar un paso adelante o hacia
atrás.
― No sé… ―dijo el temiendo salir.
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Una segunda oportunidad
No le gustaban esas gafas oscuras que su madre le había regalado, no por que
pudiera verlas y no le gustase el modelo sino porque todos los que le vieran con
esas gafas sabrían que era ciego y no le gustaba.
― Yo si sé, ¡vamos! ―ella sujetó su brazo e iba tirando de él mientras éste se
resistía.
― No sé Mary Jane, no creo estar preparado.
― Sí lo estás, sólo confía en mí.
Segundos más tarde subían al ascensor del edificio y luego salían a la calle.
Mary Jane no soltaba el brazo de él, gesto que le daba seguridad a ambos, si le
tenía sujeto no se alejaría y no se perdería, si ella le tenía sujeto sabía que iba a
cuidar de que no le pasara nada.
Las puertas del centro comercial se abrieron, hacia la derecha estaban loscarros y tras poner una moneda tiraron de uno de ellos.
― Vamos Alex, sujeta aquí ―le dijo colocando sus manos en la barra transversal
desde donde se empujan los carros de los supermercados.
― ¿Y si me choco? ―dijo el temiendo empujar algo sin saber dónde lo llevaba.
― N o lo harás, yo te guio… ―respondió ella con una sonrisa.
A medida que iban llenando el carro con cosas escuchaban comentarios deseñoras que hacían las últimas compras del día, ya había anochecido pero aún y así
la tienda estaba llena.
― Pobre chico, tan joven y ciego… ―se escuchó a una señora
―Una lástima, una chica tan guapa y que el novio no la pueda ver ―se
escuchaba a otra persona, eso ruborizó a la joven pero por suerte él no podía verla
avergonzada.
Ella aceleró el paso tirando del carro en el que aún estaba sujeto el joven.
― ¿Sucede algo? ―dijo preocupado al ver que ella no decía nada en un rato.
― No, es solo que no me gusta que hablen de nosotros…
― No te preocupes, a mi no me importa.
― Pero creen que soy tu novia, Alex…
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Una segunda oportunidad
― Ya hemos fingido estar casados… ¿no? ―sonrió.
De vuelta a casa Alex llevaba una bolsa en una mano mientras con la otra
sujetaba a su acompañante, ella llevaba dos bolsas y lo guiaba a él.
― Que emoción Alex ― dijo ella soltando las bolsas en la isla de la cocina. ― ¿Que emoción el qué? ―preguntó él.
― ¡Llevarte a comprar! Dime que lo haremos más veces.
―Bueno… supongo que sí… ―respondió acomodándose las gafas sobre la
nariz.
Eleanor visitó a su hijo unos días después que MJ le contase que habían ido a
comprar. Su hijo estaba genial, el carácter ya no era el de un solitario y amargado
ermitaño, disfrutaba de su compañía y eso se notaba en su sonrisa. Estaba casiirreconocible, arreglado, bien vestido y fuera de su dormitorio. A pesar de que la
mayor parte del tiempo seguía encerrado MJ había logrado sacarlo de su
habitación, comía fuera, en la mesa con ella, escuchaban música juntos y bromeaban
a menudo.
Tal y como Mary Jane le había pedido la señora Ferrell llevó dos entradas al
parque de atracciones, ninguna de las dos dijo nada a Alexander.
Sonó el despertador muy temprano, MJ se levantó y se vistió, corrió a
despertar a su compañero, a él le gustaba que ella se acercase a su cama paradespertarle.
― Vamos perezoso ¡levanta!
― ¿Porqué tan temprano?
― ¡Vamos al parque de atracciones!
― Yo no voy, déjame dormir, ―gruñó acurrucándose bajo las sábanas.
― Ni hablar, tu vienes conmigo. A MJ le daba igual cuanto insistiera él en no ir,
sabía que podría convencerlo aunque le llevase horas, pero a pesar de sus negativas
Alex también quería ir. Todo lo que ella le enseñaba era especial para él. Una
persona ciega no ve las cosas del mismo modo y a Alex le gustaba las cosas que
Mary Jane le enseñaba. Con ella todo tenía otro color, a pesar de no ver.
Pasaron por el torno de la entrada, una chica con voz de estar resfriada les
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puso un sello transparente en el reverso de la mano, MJ agarró su brazo y se
dirigieron a las tazas gigantes.
― Te propongo un juego ―le dijo ella en tono juguetón, él sonrió.
― A ver… ― Te voy a llevar a algunas atracciones y sin decirte qué atracción es… tienes
que adivinarla.
― Me parece bien ― sonrió ante la idea de jugar con ella.
A sí pasaron horas, como niños yendo de una atracción a otra.
Compraron fotos de todas las atracciones, él no podía verlas, pero a ella le
hacía ilusión tener un recuerdo de ese día para conservarlas el día que se fuera.
Exhaustos fueron a sentarse en uno de los montículos de césped que rodeabantodo el parque. Había familias comiendo o parejas haciéndose arrumacos o amigos
hablando, ellos dos se sentaron bajo la sombra de un árbol.
― Dime Mary Jane ¿tenías novio antes de venir a mi casa? ―preguntó de
repente.
― Yo… no ―respondió ella con un tono triste. N o esperaba una pregunta así ymenos de Alexander.
― Recuerdo la primera semana de estar en mi casa, entraste en mi habitación yte sentaste en la silla a escuchar tus llamadas perdidas. ¿Eran de él? Ya sé que dijiste
que no hablásemos de temas personales, pero hace 6 meses que vivimos juntos y…
― Tienes curiosidad…
― Sí.
MJ se quedó en silencio unos minutos, mientras recordaba aquellos mensajes
de Alice que nunca respondió.
― Hace meses que deben estar casados… ―pensó en voz alta con la vista fija en
el infinito.
― ¿Casados? ―preguntó él sorprendido por la respuesta. Despertando a MJdel trance en el que se había sumergido.
― No, no tenía novio, ―el tono de ella fue apagándose y él entendió que no
debía volver a tocar el tema―¿Y tu Alex? ― preguntó de pronto.
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― Yo… verás es fácil, tuve el accidente y Michelle me de jó antes de despertar
del coma.
― Lo siento ―dijo ella lamentando lo que le había ocurrido.
― Yo no. No debía quererme tanto como decía cuando me abandonó sin miraratrás, además nunca ha vuelto a contactar conmigo.
La muchacha no supo que responder, en ese momento le vino Gilbert a la
mente pensó que quizá él no la quería como ella creía cuando le dejó.
La tarde comenzó a arreciar, a pesar de estar llegando el verano había tardes
en las que el aire frío estremecía hasta las hojas de los árboles, preparadas para el
caluroso verano que se avecinaba.
Viendo como él tenía la piel de gallina a causa de la bajada de temperaturadescolgó del asa del bolso una sudadera de cremallera que le había cogido antes de
salir y tras ayudarle a ponérsela sujetó su brazo y se marcharon a casa.
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Capítulo 10 ¿Celos?
Llegó por fin el verano y con él las temperaturas abrasadoras, MJ muerta decalor propuso a Alex ir a la playa, él también estaba terriblemente acalorado de
modo que aceptó tan rotundamente que parecía que la iba a obligar a ir a
refrescarse.
Cogieron una toalla tamaño gigante para tenderse en la arena y otra máspequeña para secarse.
Al llegar MJ divisó un hueco entre la muchedumbre y pidiendo a Alexander
que no se moviese y extendió la toalla, ambos se sentaron y comenzaron a
desvestirse quedándose solamente con la ropa de playa que llevaban bajo la ropa,
ella un bikini de rayas de colores y él un bañador también de rayas que parecíaescogido adrede para que pareciera que eran novios.
Esquivando otras toallas llegaron hasta el agua y se remojaron un rato, luego
subieron hasta la toalla y se estiraron en ella para secarse con el sol.
De pronto una pareja se detuvo a delante de ellos, Mary Jane de pronto se
quedó sin habla, mirándolos en modo de disculpa, cuando la morena le sonrió con
lágrimas en los ojos MJ se puso en pie dejando a Alex sentado en la toalla y abrazó asu hermana durante un largo rato.
― Lo siento mucho, ―se lamentó MJ sin soltar a su hermana.
―Yo también lo siento― respondió la morena secándose una lágrima que se
escurría por su mejilla.
Gilbert estaba feliz por verla, se moría por abrazarla y llevársela de allí, no la
recordaba con tan buen aspecto, ella siempre le había parecido preciosa, pero estaba
mucho más guapa que unos meses atrás, cuando la dejó; estaba nervioso y
emocionado pero fingió estar molesto por la falta de comunicación. Le molestaba
que estuviera con otro chico en la playa, además con otro tipo tan guapo.
― ¿Él es tu novio? Dios mío Mary Jane, ¡es guapísimo! ― exclamó la morena
mirando boquiabierta al rubio de la toalla.
― ¡Tshhh! ―corrió Mary Jane para cubrir la boca de su hermana.
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Una segunda oportunidad
― Tampoco es tan guapo ―Dijo Gilbert con desdén, muerto de los celos.
― Y… ¿qué tal os va? ― preguntó MJ, por el tono de su pregunta no hubiera
parecido nunca que había estado toda su vida enamorada de él.
― Supongo que no tan bien como a ti ―respondióGilbert mirando de reojo al acompañante de su amiga.
Alice volvió a abrazar a su hermana con el ansia de los 4 años que no había
podido abrazarla.
― Mary Jane tenemos que hablar ―le dijo.
― Lo sé ― Alex percibió el tono de obligación en su voz y supo que algo no iba
bien con aquella pareja.
Pasaron unos minutos hablando, Alex, a pesar de no haberse levantado de latoalla lo estaba escuchando todo, y los celos comenzaron a hervir en él, parecían
cercanos y el otro chico tenía una voz bonita, ambos se dirigían a MJ con cariño,
quizá él más que ella, cuando se fueron Mary Jane volvió a la toalla, Alex estaba
molesto y le pidió que lo llevase a casa.
La muchacha se vistió quitándose cuidadosamente la arena de la piel para no
llenar el coche de ella, ayudó a Alex a ponerse la ropa, él estaba notablemente
enfadado y cuando ella inintencionadamente le rozaba el brazo o la espalda al
ayudarle con la camiseta él bufaba y se apartaba.
― Alex, ¿qué te pasa? ¿Estás molesto por algo?
― No ―respondió inmediatamente, ―¿ese era tu ex novio?
MJ recogió la toalla de la arena y después de unos minutos, cuando subían al
coche le respondió.
― Él es mi ex novio, ella es Alice mi mejor amiga y mi hermana adoptiva.
Alex no dijo nada en todo el camino de regreso a su casa.
Al entrar aún se le veía más molesto.
― No vuelvas a entrar en mi habitación, ni para despertarme, ni para traerme
comida, cuando yo quiera comer ya saldré, ―dijo mientras se dirigía por el pasillo
hasta su habitación y cerró la puerta de un portazo.
― ¿Pero qué he hecho? ― preguntó Mary Jane sorprendida por la actitud
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Una segunda oportunidad
extraña de Alexander.
Se dirigió al baño, se quitó la ropa y se metió en la ducha, Alex estaba en su
habitación irritado por lo que acababa de pasar y molesto por no entender nada, no
sabía por qué se había molestado de esa manera con ella.
Escuchaba a su compañera en la habitación de al lado y comenzó a irritarse de
nuevo.
― Ni siquiera se ha molestado en presentarme. ¿Tan poco significo para ella?
Si él es su… ―comenzaba a molestarse de que aquel tipo de voz agradable fuera su
ex novio. ―¿Aquella vez lloraba por él?
Mary Jane estaba en su habitación terminando de vestirse cuando de pronto
irrumpió él en la habitación sin avisar.
― Dios, Alex, llama antes de entrar.
Su primer instinto fue cubrirse con cualquier cosa para que no la viera semi
desnuda, pero pronto se dio cuenta de que no podía verla.
― Tengo que hablar contigo.
― Un segundo ― respondió ésta.
Se dio la vuelta y terminó de vestirse mientras él palpaba el aire en busca de lacama para sentarse en ella.
― Dime, ¿de qué quieres hablar?
― Necesito que me cuentes qué pasó con ese tipo.
― ¿Por qué Alex?
― Porque quiero que me lo cuentes ―casi se lo estaba imponiendo
Ni él mismo podía creerse haber irrumpido así en la habitación de ella y estar
exigiéndole que le contase algo que sabía que no quería recordar.
Mary Jane se sentó al lado de Alexander, comenzó contándole sobre lo pocoque recordaba de su infancia, sobre como el padre de Gilbert los había separado y
sobre como la había enviado a un orfanato porque la odiaba demasiado como para
tenerla bajo su mismo techo. Alex empezó a sentirse mal por ella. Le contó sobre
Alice y sus padres adoptivos. Y cuando ella tenía 18 años y Gilbert la encontró, los 3
años que para ella fueron maravillosos y como luego la abandonó por culpa del
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Una segunda oportunidad
padre de él, el mismo que la envió a un orfanato.
Alexander le preguntó por aquel día que comenzó a llorar en su habitación yella le respondió que las llamadas eran de Alice para contarle que sus padres la
estaban obligando a casarse y que su futuro marido era el mismo del que había
estado enamorada MJ toda su vida.
Ella apoyó la cabeza en su hombro.
― Por suerte o por desgracia terminé aquí, contigo ―le dijo ella.
― Lo siento.
― ¿Qué sientes qué Alex?
― Todo, lo que te pasó, que tuvieras la desgracia de venir a cuidar de un ciego
solitario y haberte obligado a contármelo.MJ se puso en pie inmediatamente, se puso frente a él y colocó las manos a
ambos lados de su cara, sujetándola con firmeza para obligarlo a tenerla de frente.
― Venir a tu casa no ha sido una desgracia Alex, no puedes imaginar loagradecida que estoy y lo bien que lo paso contigo ―comenzó a decir mirándolo
directamente a esos preciosos y azules ojos que, aunque sin vida lucían hermosos.
Alex cogió aire profundamente, las palabras de ella habían provocado
sensaciones en él.
― Estoy agradecida con tus padres por traerme aquí y contigo Alex, sobre todo
contigo, lo paso tan bien a tu lado que me olvido de mi pasado y soy feliz.
― Gracias ―le dijo él con la voz entre cortada.
Realmente se sentía a gusto con él, quizá al principio pensó en irse y dejarlo
con su amargura y su ansiada soledad, pero ahora era diferente y le gustaba estar
con él a todas horas, hablar, enfadarse, reír...
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Capítulo 11 ¿Soy tuyo?
Después de los meses que llevaban sin verse Mary Jane y su hermana quedócon ellos para ir al zoo, un día en que podrían disfrutar los tres como nunca antes lo
habían hecho, Alex también quiso ir, no iba a dejar a MJ con su ex novio, sabiendo
que Gil estaba enamorado de ella.
Al llegar ella como siempre iba sujeta de su brazo, pero para darle un pocomás de movilidad deslizó su mano Hasta la de él, cogiéndole de la mano, Alex
sintió un millón de sensaciones en el estómago, su mano era suave y parecía frágil
pero a su vez le sujetaba con firmeza, como si no quisiera dejarle ir. Sin pensarlo dos
veces entrelazó sus dedos con los de ella, Gilbert vio el gesto y cambió su tono devoz, solo Alex se dio cuenta de que estaba molesto.
Caminaban por los amplios caminos de arena deteniéndose en cada recinto.
Alex disfrutaba de la risa de MJ cuando reía por las cosas de algunos animales, uno
de los monos lanzó un chupete que se le había caído a uno de los bebés de la gente
que también miraba a los animales, la puntería quiso que el chupete golpease
directamente en la frente de Alexander, que llevó su mano libre al golpe con cara de
asombro sin saber qué había ocurrido.
― Oh Dios mío Alex, ¿estás bien? ―le preguntó MJ intentando contener la risa.
― Eso, tu ríete, ¡¡que el golpe me lo he llevado yo!! ― respondió burlonamente
conteniendo la risa, ―¿qué ha sido? ―preguntó refiriéndose a qué le había
golpeado.
― No quería reírme, lo siento, ―se contuvo ―ha sido un chupete, lo ha lanzado
un chimpancé ― explicó, quiso soltar la mano de él para mirar de cerca el golpe desu frente pero él se aferró aún más fuerte, ―si no me sueltas no puedo mirarte el
golpe. ― Estoy bien, no es necesario que me sueltes ―ella sonrió ruborizándose
mientras apretaba de nuevo su mano con la de él.
Alice y Gilbert estaban en el recinto de al lado observándolos.
― Hacen una pareja estupenda, ¿no crees? ―dijo Alice a su marido.
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― Él no me gusta para ella.
― Lo sé… ―respondió ella sabiendo que a ojos de Gilbert nunca nadie sería lo
suficientemente bueno, ―pero yo creo que es el adecuado, alto, guapo y la quiere,
sólo fíjate en como sujeta su mano. Parece tan indefenso…
― Seguro que solo lo parece.
Alice sabía que Gilbert seguía enamorado de su hermana. Nunca la había
mencionado, pero ella lo sabía, siempre recordaría la promesa que se habían hecho
de pequeños su MJ y él, y se sentía culpable por la infelicidad que había causado a
ambos pero al menos podía intentar ayudar a su hermana.
Continuaron caminando por los caminos y de pronto las chicas necesitaron ir
al baño.
― Gil, ¿te quedas con él un momento? ―preguntó MJ a su amigo, que estaba
muerto de los celos de que ella no soltase a Alex ni un momento.
― Ni hablar ―respondió con desdén―quédate tú con él.
MJ pareció confusa por unos momentos, pero pronto supo qué hacer. Volvió a
agarrar la mano de Alexander y tiró de él, entrando al servicio de chicas con aquel
hermoso chico.
― ¡Atención chicas! está entrando un chico, pero no puede veros así que no
gritéis y no le tratéis mal, ¿de acuerdo?
― ¿Cómo? ―gritó Alex sorprendido palpando en busca de la salida.
― Gilbert no quiere estar contigo y yo no quiero dejarte solo, así que…
― ruborizada por lo que le iba a decir se acercó a su oído y le dijo, ―quédate
conmigo, no te vayas con ninguna otra, ¿vale?
MJ entró en una de las cabinas, dejando a Alex apoyado en los lavabos del
gran cuarto de baño, fuera escuchaba murmullos, sabía que Alex despertaba
pasiones y eso de algún modo la tranquilizaba, mientras las chicas murmurasen loestarían tratando bien.
― Mary Jane,¡¡Se llevan a Alex!! ―gritó la morena de pronto.
Tan pronto como lo escuchó salió en busca de él, no le dio tiempo ni de
remeter la camisa por el borde del pantalón.
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Una segunda oportunidad
― Perdonad chicas, ―dijo entre jadeos cuando alcanzó a las 3 muchachas que
se lo habían llevado con la excusa de que ella le había dejado ahí tirado. ―Buscaos a
otro para jugar ¿vale? Él es mío, ―matizó esa última palabra, que dejó ir de sus
labios con un tono de posesión que los 4 ajenos a ella entendieron a la perfección.
Las chicas se marcharon a regañadientes, soltando el brazo del rubio.
― Mmm… ¿soy tuyo? ― preguntó él divertido mientras caminaban hacia la
otra pareja.
― Sí, bueno, ya sabes.
― N o… no sé ―afirmó para molestarla.
― Bueno… no es que estuviera diciendo que eres mi novio ni nada de eso, es
solo que… no sé, olvídalo ― comenzaba a ponerse nerviosa por no saber explicar.
― ¿Querías dejar claro que estábamos juntos?…
― Yo… Juntos, juntos… ―respondió ella tímidamente, algo que provocó una
carcajada en él.
Gilbert los miraba desde la distancia corroyéndose de los celos, no podía
seguir viéndola en esa actitud con otro chico.
Después de un rato paseando se detuvieron en la tienda del zoo para comprar
recuerdos. Alice compró postales de animales para sus padres y un enorme peluche
para su antigua habitación, MJ solamente miraba en busca de algo que Alex pudieraidentificar con el tacto cuando de pronto su hermana cogió de una de las estanterías
un peluche de un mono con piernas y brazos largos, rodeó el cuello de Alex con los
brazos del peluche juntando el velcro de los extremos y rodeó el cuello de MJ conlas piernas del mismo, juntando del mismo modo el velcro de las extremidades,
dejando a la pareja unidos por un peluche. Alex palpó intentando identificar lo que
le habían puesto y en el otro extremo encontró a MJ.
― Vaya, ahora parece que no voy a poder separarme de ti ―con esa inocente
frase iba una indirecta que Gilbert entendió a la perfección.
― Si, eso parece, ― respondió la muchacha ruborizada mirando a su hermana
con una sonrisa.
― Os prohíbo que os lo quitéis hasta que no os lo diga ―dijo la morena
sonriente mientras pasaban por caja para pagar todo lo que habían comprado.
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Una segunda oportunidad
Alice quiso ver las ballenas desde que habían llegado al zoo e insistía como
una niña a cada rato, de manera que se encaminaron hacia el acuario con los
peluches y la bolsa con las postales.
El día se había nublado, el sol resplandeciente de hacía unas horas había
dejado paso a las nubes negras que ahora lo cubrían todo, aun así siguieron
paseando tranquilamente por el zoo. Al llegar al acuario la función de las ballenas
ya había empezado y las últimas filas estaban llenas, dejando solo las dos primeras
filas vacías.
La orca saltaba, aleteaba, salpicaba con la boca. El entrenador se subía en su
lomo y lo paseaba por debajo del agua para luego dar un gran salto sobre ella.
En uno de los saltos salpicó abundante agua hacia el público Alex no había
querido ponerse el chubasquero que les habían repartido y se mojó, solo llevabauna camiseta fina y hacía frío como para ir mojado sin pensarlo MJ le rodeó por la
cintura con su brazo para darle calor. Alex colocó sus manos sobre sus brazos con
una tímida sonrisa en los labios.
― ¿No te estás excediendo Mary Jane? ― preguntó Gilbert irritado, ―tampoco
hace tanto frío ―Alice le golpeó cuidadosamente con el codo a modo de advertencia
para que no les interrumpiera.
Alex sujetó su brazo para apartarlo, no quería causar un ambiente incómodo
entre los cuatro. ― No, Alex, ¿qué haces? ―replicó MJ cuando éste apartó su brazo.
― No es necesario, no importa.
― Déjame Alex ―replicó ― solo quiero darte calor, hasta que encontremos una
tienda y pueda comprarte algo para que te cambies ―le dijo volviendo a rodear su
cintura mientras miraba a Gilbert de un modo que nunca había hecho. Alex estaba
feliz, todo lo que hacía con ella le hacía feliz.
S e detuvieron en una tienda y MJ eligió una sudadera de cremallera cruzada yllevó a Alex hasta el probador de la tienda, Gilbert deseó no haber visto como Mary
Jane le ayudaba a ponerse la prenda, era tan cuidadosa con él, tan gentil que
comenzaba a sospechar que no estaba con él solo por ayudarle, la forma en la que le
sonreía, o la forma en la que él buscaba rozar su brazo “accidentalmente”.
A l llegar a casa aún colgaba de sus cuellos el mono de peluche que Alice había
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Una segunda oportunidad
comprado para ellos, se dirigían cada uno a su habitación cuando Alex recordó el
peluche y llevó su mano libre a él.
― ¿Sabes Mary Jane? ― preguntó con un tono juguetón.
― Dime ―respondió mirándole a los ojos. ― Vas a tener que dormir conmigo de ahora en adelante.
― ¿Cómo? ―Exclamó ella con sorpresa cuando escuchó aquella última frase.
― Si, lo que oyes ― bromeó entre risas. Al ver que ella no respondía elevó la
mano de ella hasta su cuello, ―¿ves? Esto no nos lo podemos quitar hasta que Alice
no nos lo ordene… ―sonrió, ella suspiró relativamente tranquila, ―tu hermana me
cae cada vez mejor...
― Dios, no me vuelvas a asustar así ―dijo empujándolo suavemente con unamano en su pecho, el corazón se le había acelerado incontrolable.
Llevó las manos al peluche y se liberó de él.
― Siento comunicarle señor Ferrell… que esta noche dormiré acompañada
como todas las noches… ―hizo una pausa de suspense , ―solamente por mi pijama
y mis mantas.
―Vaya, es una lástima, con lo bien que podríamos pasarlo… ―bromeó
sonriendo de un modo que MJ no podía dejar de mirar, ―Buenas noches Mary Jane
―continuó con un tono tierno y cálido.
― Buenas noches Alex ―sonrió, por un momento miró su sonrisa y se sintió
nerviosa.
A mbos desaparecieron sonrientes tras las puertas de sus dormitorios.
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Una segunda oportunidad
Capítulo 12 Recuperando su pasado
Gilbert fue a casa de su padre, no lo visitaba desde que le obligó a casarse conAlice, éste no estaba y paseando por la casa entró en el antiguo despacho de su
abuelo, sobre el escritorio encontró una carta hecha pedazos, curioso montó la carta
como si de un puzle se tratase, la carta era para Mary Jane Daniels y estaba firmada
por su abuelo, en ella le decía quién era su familia, la casa donde había nacido y
vivido hasta los 4 años y le informaba que él había firmado su herencia, le contaba
que en la caja fuerte que encontraría en aquella casa estaban todos los documentospara pasar a su nombre las posesiones de sus padres y abuelo.
Gilbert recogió aquellos pedazos y corrió a su casa, llamó a MJ tan prontocomo llegó.
― Mary Jane, tengo algo que va a cambiar tu vida, necesito que vengas
inmediatamente, ―dijo él tan pronto como descolgó.
― Un segundo, por favor, ella está dándose un baño y no se puede poner ―dijo
Alex.
― ¿Tú?, ¿por qué respondes tú su teléfono?
― Bueno, insistían mucho y respondía para coger el mensaje y decírselo a ellacuando estuviera disponible.
― Bueno pues es urgente, muy urgente.
― Espera un momento, voy a buscarla
― ¿Al baño? ¿Vas a buscarla al baño? Seguro que está desnuda, déjalo, luego la
llamo de nuevo, ― Alex no respondió.
Gilbert estaba nervioso por la noticia que acababa de recibir con aquella carta
y asustado porque pudiera pasar algo entre Alex y MJ
― Mary Jane ―Dijo Alex.
― Estoy… un segundo… ¡pasa! ―respondió la voz de ella en la lejanía.
― Es para ti, es urgente ―le dijo Alex.
― ¿Ha pasado algo? ― preguntó ella.
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Una segunda oportunidad
― No lo sé, ponte. ― Gilbert no sabía que decir, a él nunca le había dejado
entrar en el baño cuando ella se estaba bañando, ni siquiera la había visto cepillarse
los dientes y ahora estaba al otro lado del teléfono con ella en el baño mientras otro
tipo estaba ahí dentro con ella.
― ¿Diga?
― Ehm… Mary Jane tengo algo muy importante que enseñarte, necesito que
vengas a mi casa cuanto antes, no, cuanto antes no, ¡necesito que vengas ya!
― Yo… bueno vale, me visto y voy para allá, mándame la dirección en un
SMS, ¿vale?
― ¿Estabas en el baño?
― Si, ¿por qué?
― ¿Y has dejado a ese tipo entrar?
― Bueno… ―no sabía que responderle, ―llevo el albornoz y además él… él es
ciego Gil, no podría verme ni yendo desnuda ni yendo vestida de fiesta.
Sin querer y sin pensarlo con ese comentario hirió los sentimientos de Alex,
que amablemente le había llevado el teléfono con esa llamada urgente, salió del
cuarto de baño y se encerró en su habitación.
Cuando MJ colgó fue a vestirse, pensando que Alex la estaría esperando para
salir. Cuando terminó salió y fue al salón, esperó unos minutos pero Alexander nosalía, impaciente por saber que era lo que Gilbert le tenía tan urgentemente buscó a
Alex en su habitación.
Éste estaba estirado en su cama boca abajo.
― Alex, ¿vamos?
― No
― No ¿qué? ―preguntó ella sin saber qué le pasaba.
― Que yo no voy a ninguna parte.
No hizo falta ni una sola palabra más de Alex para que Mary Jane supiera quecon aquel comentario de hacía un rato le había molestado.
― Realmente no pensaba lo que he dicho, Alex ― dijo intentando disculparse.
― Si no lo pensases no habría salido de tu boca.
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Una segunda oportunidad
― Solo intentaba disculparme, además creo que Gilbert se imagina cosas que
no son.
― ¿Y qué más da lo que piense Gilbert, Mary Jane? ¿Tanto te importa?
Ella no supo que responder, evidentemente le importaba, Alexander sabíatodo lo que había compartido con él desde que nació, le importaba, mucho, pero ya
no como Alex creía.
― ¿Entonces… no vienes conmigo?
― No.
― Muy bien, entonces me marcho, volveré pronto, ¿de acuerdo? ―le dijo ella
impaciente.
Alex no respondió, se quedó estirado en su cama escuchando como se iba ydeseando que se diera la vuelta para pedirle que fuera con ella.
La puerta se cerró y Alex se quedó solo, como tantas veces antes había
deseado pero como ahora temía quedarse.
Mary Jane bajó a la calle y pidió un taxi, cuando éste arrancó y ella le dijo la
dirección comenzó a alejarse de la casa de Alex, un apartamento que odiaba dejar
sola desde que había empezado a ir con él a todas partes, a medida que se alejaba se
sentía peor, un nudo en su garganta le impedía respirar con normalidad, no podía
creer que hubiera dicho semejante cosa delante de él, era cierto que no pensaba enaquello, a ella no le importaba que fuera ciego, pero quería justificarlo delante de
Gilbert, no quería que Gilbert pensase nada raro de Alex, no quería que lo acusara
de nada, bastante mal se sentía consigo mismo como para añadir más dolor a su
dolor.
― Hemos llegado señorita ―ella no respondió, se quedó mirando al vacío
hasta que el taxista repitió―¿Señorita? Hemos llegado ya.
― O h, perdone, me había perdido en mis pensamientos, lo siento.
― N o importa. ―sonrió ― ésta es la dirección que me ha dicho.
― ¿Podría llevarme de nuevo donde me ha recogido?
― ¿No quiere hacer lo que fuera para lo que viniera mientras le espero y luego
la llevo de regreso?
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Una segunda oportunidad
― No, prefiero volver. ― El taxista dio la vuelta en dirección al apartamento
de Alex. Cuando llegó le dio bastante propina al taxista por llevarla de vuelta y
subió corriendo al apartamento, al llegar arriba corrió al dormitorio de Alex, que
seguía en la cama, ésta vez de espaldas a la puerta.
― Siento mucho haberme ido sin ti Alex, lo siento ― le dijo ella acercándose
hasta la cama, sentándose a su lado y apoyando una mano en su espalda.
Él no respondió, estaba tan emocionado de que ella hubiera vuelto que temía
que se lo notase en la voz pero a la vez molesto con ella por haberse ido corriendo
cuando otro tipo la había llamado.
― Quiero que vengas conmigo.
― ¿Por qué debería ir? El tema no va conmigo ―fingió estar molesto.
― Simplemente no quiero ir sola, yo te ayudó con tus fantasmas, necesito que
tú me ayudes con los míos.
― Que te ayude ese tipo.
― Vamos Alex, no seas así, acompáñame necesito que estés conmigo.
― ¿Por qué?
― Porque tengo miedo de eso tan importante que Gilbert quiere decirme. Él
nunca ha sido tan impaciente, eso es que debe ser algo grande y no quiero estarsola...
― Lo tienes a él, ¿no?
― Si me obligas a ir sola solo volveré a por mis cosas, ― amenazó ella cansada
de la cabezonería de ese chico.
El muchacho se giró como si pudiera verla y ella vio las lágrimas en sus ojos.
― Dios mío Alex, ¿estás llorando?
― No, bueno es solo... ― ¿Solo?
― Bueno, yo... ―no sabía cómo justificar su emoción.
― Te alegra que haya vuelto a por ti, ¿no?
El asintió, le pareció tan encantador que sin poderlo remediar estiro los brazos
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Una segunda oportunidad
y lo abrazó, cuando Alex la sintió tan pequeña y tan tierna la abrazó con la misma
intensidad. En ese momento no sabían por qué se abrazaban, pero algo los impulsó
a dar un paso más. El muchacho llevó una mano a su cintura, la otra a su mejilla y la
llevó hasta sus labios sin llegar a besarla, el cálido aliento de ella rozaba los
húmedos labios de él intensificando el deseo de ese beso que ambos querían cuandoel móvil comenzó a sonar en el bolso de Mary Jane.
― Lo siento ―se lamentó ella acariciando su cara con una mano.
― N o importa, responde al teléfono ―dijo él.
Ella buscó nerviosa el teléfono, el corazón le latía a mil por hora y las manos le
temblaban, realmente deseaba ese beso que acababa de ser interrumpido.
― ¿Diga?
― ¿Qué ha pasado? Llevó rato esperando y no llegas.
― He llegado Gil, pero había olvidado algo y he vuelto a por ello ―bajo la
mano hasta la de él y la sujetó, el entrelazó sus dedos con los de ella y apretó su
mano para sentirla mejor.
― A hora mismo salimos.
― Salimos...―repitió Gilbert amargamente. MJ tiró de la mano del rubio
poniéndolo en pie. ―Vamos, no pienso ir sin ti a ninguna parte.
Alexander tiró de ella y la abrazó con fuerza solo unos instantes.
― Gracias ―le dijo.
Ella estaba agradecida también por esa gratitud pero simplemente respondió a
su abrazo sin decir nada.
Llegaron a la casa de Gilbert. Éste estaba completamente impaciente,necesitaba contarle lo que había descubierto. A l entrar una sirvienta los hizo pasar
al estudio de Gilbert y una vez allí éste les señaló el sofá para que se sentasen en él
mientras soltaba la bomba que guardaba.
― No sé por dónde empezar Mary Jane…
― ¿Por el principio? ―le sonrió ella amablemente.
Gilbert desvió la mirada inintencionadamente a las manos de ella y de suacompañante, estaban sujetas la una a la otra y eso hacía que se perdiera a la hora
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Una segunda oportunidad
de empezar. Era innegable que Gilbert seguía loco por Mary Jane, no podía olvidar
que había estado enamorado de ella toda su vida pero estaba casado y debía dejarla
ir, aunque no pretendiese dejarla alejarse demasiado.
― Verás Mary Jane, hasta ahora has creído que no tenías nada, ¿no es cierto?
― No tengo propiedades ni dinero propio, si a eso te refieres, hasta ahora he
vivido con lo que me dieron mis padres, adoptivos.
― Pues te equivocas ―le respondió.
Gilbert dio la vuelta al escritorio y abrió el cajón donde guardaba la carta rota.
Sacó un papel troceado pegado con cinta adhesiva.
― ¿Qué es eso Gilbert?
― Ésta mañana fui a visitar a mi padre pero no estaba, hacía años que noentraba en el despacho de mi abuelo pero hoy he entrado y esto es lo que he
encontrado encima de su escritorio.
Gilbert tendió la mano y ofreció a Mary Jane la carta recompuesta.
― Gilbert, ¿esto… es del abuelo?
― Sí, al parecer escribió esto en algún momento antes de morir, pero estaba
rota en su escritorio, de modo que alguien no quería que la recibieras.
― ¿Tu padre?
― Eso parece pequeña. ― Cuando MJ terminó de leer aquella carta sus ojos
estaban húmedos de alegría y tristeza a su vez.
― Tu padre realmente me odia ―dijo ella dejando rodar una lágrima por su
mejilla.
― Pero eso no importa porque solamente es él quien te odia, sabes que el resto
te adora, ―respondió, ―Toma, ésta es la dirección de la mansión Daniels.
MJ y Alex se marcharon de la casa de Gilbert cerca de una hora después.Tomando un taxi fueron juntos hasta aquella dirección en la que había una enorme
verja con aspecto oxidado por el paso de los años. Entró en la abandonada mansión,
todo estaba cubierto de sabanas, polvo y vagos recuerdos.
― ¿Recuerdas algo de ésta casa? ―preguntó Alex al notar que la presión del
agarre de Mary Jane aumentaba.
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Una segunda oportunidad
― No se… creo que si, ― ella hizo una pausa ―aquella escalera… ―dijo
señalando con un dedo, gesto que aunque él no podía ver podía percibir, ―Gilbert y
yo… ―volvió a hacer una pausa, ―había un pájaro que se chocó con una de las
ventanas. Creo que fue de mis últimos días en esta casa.
― Pasasteis mucho tiempo juntos, ¿no? ―preguntó.
― Si, prácticamente todos los días, cuando Patrick trabajaba…
Caminaron por el salón, vagos recuerdos de gente vestida de negro inundaba
sus retinas; una mujer embarazada de la que no recordaba su rostro, un hombre
mayor sentado en el estudio…
Minutos más tarde salieron de allí, Mary Jane se sentía extraña en aquella casa,como si no le perteneciese, como si aquello perteneciera a un sueño extraño. Con los
Howard había vivido envuelta en lujos, no le sería extraño vivir en una casa tanlujosa, pero el sentimiento en aquella casa era indescriptible, como si la vida en ella
se hubiera esfumado en unos minutos.
Alex tenía una revisión en el médico, necesitaban hacerle unas pruebas para
ver el estado de su ceguera, Alex quería que fuese Mary Jane quien fuera
Alex tenía una revisión en el médico, necesitaban hacerle unas pruebas paraver el estado de su ceguera, Alex quería que fuese Mary Jane quien fuera con él,
pero ella se negó, creía que eran sus padres quienes debían acompañarle en esa
visita, de modo que ella se quedó en casa mientras la señora Ferrell acompañaba a
su hijo.Sabiendo que al menos tardarían un par de horas Mary Jane fue a visitar a
Gilbert y a Alice para que no se le hiciese tan larga la espera, estaba tan
acostumbrada a A lex que un rato sin él le parecía una eternidad.
Pasaron las horas y MJ volvió a casa, Alex había vuelto antes de tiempo yfingía estar molesto porque se había negado a acompañarle y había tenido que ir
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Una segunda oportunidad
con su madre.
― Te compensaré ― afirmó ella sonriente.
― ¿De qué manera?
― No se... ¿quieres ir mañana a cenar conmigo? ― preguntó ella.
― ¿Solo nosotros? ― respondió él con otra pregunta.
― Si, solo nosotros.
― Me gusta la idea. ― Realmente le gustaba la idea de salir juntos a cenar, deentrar en el restaurante y que todos supieran que estaban juntos.
― Pero... ―añadió ella.
― ¿Condiciones? ― preguntó elevando una ceja por encima de las gafas
oscuras. ― Solo una grandullón.
― ¿Grandullón? ―ambos rieron.
― Primero iremos al cine, quiero ir contigo al cine.
― Pero MJ , ¿para qué? No puedo... ―Mary Jane cubrió su boca para que no
dijese lo que pretendía decir.
― Solo di que vendrás conmigo, no importa donde…
Las suaves manos de ella contra sus labios provocaban que quisiera besarlas,pero si lo hacía querría continuar por sus brazos, por su cuello y luego por esos
labios que casi besa cuando el inoportuno Gilbert los interrumpió.
Mary Jane acarició aquellos labios que se moría por besar, pero luego pensóque si lo besaba no podría detenerse y desconocía los verdaderos sentimientos de
Alex, de modo que apartó sus manos llevándoselas al estómago donde miles de
sensaciones intentaban calmarse.
Alex pasó ese día deseando poder verla cuando se arreglase o en el cine, quizáriera o se emocionase y no podría ver su sonrisa…
Después de arreglarse MJ y Alexander fueron al cine y a cenar. Mary Jane creía
que el que él no viera no era impedimento para que no se divirtieran juntos, pero
con el paso de los días para él iba convirtiéndose en una tortura, cuando terminaronla cena y salieron, la muchacha lo encontró serio.
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Una segunda oportunidad
― Alex, ¿qué te pasa? ―le preguntó.
― Me hubiera gustado ver la película contigo, poder comentar los escenarios,
la ropa o cualquier cosa, ni siquiera he podido ver tus emociones, no sé si has reído
o has llorado ―confesó.
― Has venido conmigo, ¿no es eso lo importante? ―le dijo ella colocándose
delante de él y poniendo sus manos en las mejillas de él. ―¿Sabes Alex? Yo… ―de
pronto se atrevió a confesar lo que sentía por él.
― Oh, madre mía, ¡eres Alex! ―dijo una muchacha acercándose rápidamente
interrumpiendo la confesión de Mary Jane.
MJ dejó caer los brazos a los lados de su cuerpo.
Cuando él escuchó esa voz no pudo evitar el escalofrío que recorrió su
espalda, buscó a t ie n t as la mano de MJ, que parecía cada vez más confundida.
― ¿Alex? ¿ no te acuerdas de mí? ―preguntó la intrusa
― Oh sí, claro que me acuerdo ―dijo sin un atisbo de emoción en su voz―cómo
olvidarte…
― ¿Y ella quién es? ― preguntó señalando a Mary Jane, MJ no supo qué decir.
― Ella es mi mujer. ― Las dos muchachas lo miraron con los ojos de par en par
sorprendidas por tal respuesta.
― Oh ¿te casaste? ―indagó tan curiosa que ofendía.
― Bueno no realmente ― respondió Mary Jane, ―Es… complicado.
Cuando MJ analizó a la otra muchacha se dio cuenta de lo bonita que era, alta
y delgada, bonitos ojos azul cristalino, pelo negro y largo hasta la cintura, era sexy.Rápidamente supuso que se trataba de Michelle la ex de Alex, encontró el repentino
interés que tenía en él y comenzó a sentirse insegura, tampoco es que fueran novios,
pero lo único que faltaba entre ellos era el estallido de ese impulso irrefrenable que
ambos trataban de contener cuando estaban demasiado cerca uno del otro. D epronto se sintió pequeña. Y se encontró a si misma mintiendo.
― Entonces solo eres su novia. ― Afirmó Michelle quitando importancia a la
relación.
― Hmm… ¿sí?
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Una segunda oportunidad
― Mucho mejor así, así podremos ver quién gana.
― ¿Cómo? ―preguntó él, incrédulo, ―me parece mentira que después de 5
años me dejaras como si nada y ahora te atrevas a…
― Bueno ya conoces a Justin, me convenció cuando tuviste el accidente paraque trabajara en su agencia como modelo y me ha ido muy bien.
― A mí también me va muy bien, ―dijo él pasando la mano que sujetaba la
mano de MJ a su cintura apretándola contra él.
― Te busqué, ¿sabes? ― mintió creyendo que Alex iba a creerla.
― Nunca me cambié de casa.
― Oh, no fui a tu casa, intenté llamarte.
― Nunca cambié de número.
― Bueno es que… lo intenté, ¿sabes? Pero estaba muy ocupada y…
― Vamos MJ, vamos a casa ―interrumpió a su ex.
La pareja se fue dejando a la modelo plantada mientras los miraba rabiosa.
― No te podrás deshacer de mi tan fácilmente, ― le dijo sutilmente mientras se
alejaban.
Esos tres años había alcanzado el extremo de creer que podía alcanzar siempre
lo que se propusiese y ahora ese objetivo era Alex.
Mary Jane fue todo el camino sin decir nada, cuando llegaron a casa corrió a su
habitación. Estaba asustada, no sabía cómo debía reaccionar.
― ¿Qué va a pasar ahora? ¿Y si aún no la ha olvidado? ¿Y si quiere volver con
ella? ¿Y si…? ―se decía a sí misma, ―y yo estaba a punto de… ―dijo mientras se
miraba en el espejo ―no me puedo comparar con ella ―se lamentó.
Alex fue a su dormitorio, se sentó en el borde de la cama y se llevó las manos a
la cara, apoyando los codos sobre las rodillas.
― Maldita seas Michelle, ¿tenías que aparecer ahora?
Pasaron horas hasta que uno de los dos se decidiera a salir.
El primero en salir fue Alexander, esperaba encontrarla en el salón o en la
cocina, o en algún sitio, pero no estaba, no había salido. C aminó sigiloso hasta su
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Una segunda oportunidad
habitación, esperando escucharla hacer algo, cuando estaba contenta bailaba,
cuando estaba triste lloraba y cuando estaba inspirada la oía teclear a toda
velocidad en el ordenador. Ella no hacía nada, simplemente estaba en silencio.
― Mary Jane, ¿puedo pasar? ―preguntó él tras la puerta.
― Es tu casa, supongo… ―le respondió sin ánimo.
― ¿Te pasa algo? ― preguntó preocupado sentándose al lado de ella.
― Yo… ¿qué ha sido lo de antes?
― ¿Lo de antes? ― preguntó él sin saber a qué se refería.
― La chica Alex, la chica.
― Bueno, ella es Michelle mi ex.
― No me refiero a eso, eso lo he deducido yo sola cuando le has dicho lo de los
5 años.
― ¿Lo de que eras mi mujer?
― Sí, eso ―respondió inmediatamente sin saber siquiera lo que le estaba
preguntando.
― Bueno, es solo que…
― ¿Me estabas utilizando para quitártela de encima?―le interrumpió.
― Lo siento, no quería molestarte.
Ambos se quedaron en silencio, ella miraba sus manos, deseando poder
agarrarlas y que su contacto se llevase sus repentinos miedos, pero no hizo nada.
― Es muy bonita ―dijo Mary Jane de repente, rompiendo el incómodo silencio
que parecía quererse instalar permanentemente en aquel dormitorio.
― No lo sé.
― Si lo sabes Alex. ¿Qué pasó? ― Bueno, eso es evidente.
― ¿El accidente?
― Me quedé ciego Mary Jane, ¿te parece eso poco?
― ¿Poco? No, me parece una tontería, solo es un sentido, puedes oír, hablar,
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Una segunda oportunidad
tocar, puedes… puedes… ― quiso decirle que podía amar y ser amado pero no se
atrevió, en ese momento creía que sonaría ridículo.
― Si Mary Jane, pero no todo el mundo ve de la misma manera, ser ciego es
una carencia muy grande podría ser guapísimo y simpático y un millón de cosas
más, pero o lo tienes todo o no tienes nada. Dime, ¿cómo una chica como ella podría
haber seguido conmigo? No podría decirle lo bonita que es, o lo bien que le quedan
esos pantalones o lo bien que le quedaría aquel vestido, no puedo ver ¿sabes? Solo
has de hacer memoria, ¿no dijiste tú algo así una vez?
― Yo… ―de pronto recordó el momento exacto en el que lo dijo.
Mary Jane se quedó helada ante la frialdad de sus palabras, no podía creer que
se menospreciase de ese modo por haber perdido la vista.
― Olvídalo, cuando vuelva, porque volverá... le contaré la verdad, que solovives aquí para hacerme compañía, que estas siendo de mucha ayuda pero que
solamente eres una amiga y nada más.
La segunda parte aún fue peor que la primera, no sabía ni siquiera como
responderle, puede que él pensara que eran amigos, pero para ella él era muyimportante, había olvidado lo que había sentido por Gilbert solo con el paso del
tiempo y su compañía, había recordado lo que era vivir con alguien y discutir portonterías o lo que era salir y disfrutar de la compañía sin necesidad de decir nada
más, le quería, le quería más de lo que era incapaz de reconocer. Alex sin decir nadamás se marchó enfadado a su habitación, sabía que la había herido, sabía que ella
sentía igual que él, que no eran sólo amigos, pero no era capaz de reconocerlo por lo
que había dicho, porque era ciego y jamás podría verla.
Cuando él cerró la puerta tras de sí, la primera de muchas lágrimas golpeó el
edredón gris sobre el que se sentaba.
Un par de horas después llamó a su puerta de nuevo pero ella no respondió,entró y buscó la cama y ahí estaba ella, tendida boca abajo. Acarició su pelo
sabiéndola dormida, deseó poderla ver dormir, poderla mirar durante horas.
― Perdóname por lo que voy a hacer MJ pero me gustas demasiado para estar
contigo, mereces un chico completo, un chico como Gilbert, que pueda verte
dormir, que pueda verte emocionarte, que pueda verte sonreír ―le dolió el pecho
con cada palabra, se acercó a ella y besó su frente, luego se marchó a su dormitorio
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Una segunda oportunidad
reteniendo las lágrimas hasta llegar a su cama.
Pasaron días si hablar más de lo necesario, ella estaba enfadada con él por su
forma de pensar y él estaba molesto consigo mismo por intentar apartarla de su
lado como si hubiera algo mejor para él.
― A noche me llamó Michelle, creo que le daré una segunda oportunidad
―dijo Alex mientras comían en silencio.
MJ no respondió, lo miró confundida unos instantes y devolvió la mirada a su
plato.
― Creo que podríamos empezar donde lo dejamos ― continuó.
― S i, seguro que sí. ― afirmó Mary Jane irónicamente.
― Luego vendrá para que salgamos…Unas horas más tarde sonó el timbre del interfono, MJ abrió la puerta y la otra
muchacha se adentró en el salón haciendo a Mary Jane a un lado.
― Éste piso necesita un toque más… femenino, no entiendo que gusto tan raro
tienes ―molestó la modelo.
― Yo no lo he decorado, está tal y como lo tenía Alex.
― No entiendo como no puedes haber decorado esto, de todas maneras él no
ve, podías haberlo decorado a tu gusto.Alex escuchaba las provocaciones de Michelle desde su dormitorio, deseaba
salir y defender a MJ.
― No es mi casa ¿sabes?
―¿En serio vives aquí? ¿Dónde duermes? si no recuerdo mal este apartamento
tiene dos dormitorios.
― Yo no duermo con Alex, si es lo que preguntas.
― ¡Gracias por la aclaración! ―Sonrió satisfecha.
Él salió de su dormitorio, vestido elegantemente, aún sin ver sabía escoger laropa que mejor le quedaba.
― Madre mía Alex, sigues siendo guapísimo ―Dijo la modelo mirando a su ex
novio.
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Una segunda oportunidad
― ¿Vamos? ―dijo él sonriendo hipócritamente.
Mary Jane se fue a su cuarto a vestirse, supuso que él le pediría que les
acompañase, pero mientras se vestía sonó la puerta y todo se quedó en silencio, se
habían marchado y la habían dejado sola, completamente sola. Las lágrimas
amenazaban con salir, pero terminó de vestirse y salió, Alice y Gilbert siempre la
recibirían en su casa.
Pasada la media noche MJ llegó de vuelta a casa, se había pasado bebiendo y el
mareo comenzaba a hacer tambalear el suelo, a trompicones se acercó a la
habitación de Alex, para asegurarse de que había vuelto, pero no lo había hecho,
revisó las llamadas y el contestador, pero ni rastro.
― Muy bien Alex, pues yo también voy a divertirme.
Una arcada la amenazó con manchar de vómito todo a su alrededor y corrió albaño para no manchar nada. Poco a poco el sueño la venció y se durmió agachada
en el suelo, apoyada en la pared al lado del lavabo.
Por la mañana, a medio día Alex regresó, acompañado de esa intrusa,
Michelle.
― ¡Qué cara tienes!, se nota que lo pasaste bien anoche… ―dijo la molesta
modelo.
― ¿Te encuentras bien? ―preguntó él preocupado. ― Perfectamente ―dijo ella dándose la vuelta y alejándose de ellos―Por cierto,
lo pasé genial ―se giró con desdén y desapareció tras la puerta de su dormitorio.
― ¿Estarás bien? ― preguntó Michelle, colocándole el cuello de la camisa.
― Es mi casa, claro que estaré bien.
― Bueno pues me voy ―la intrusa esperó que él le diera un beso de despedida,
pero no lo hizo, así que se giró golpeando el brazo de él con su pelo y se marchó.
Alexander se quedó allí, en pie, sin saber qué hacer. Realmente estabapreocupado por MJ, quería ir y preguntarle qué era lo que le ocurría, pero no queríaherir más sus sentimientos.
Un par de días después se marchó con su ex novia sin decir una sola palabra al
respecto, sin un aviso, sin una llamada, no podía soportar saber que Mary Jane
estaba sufriendo sin decir nada.
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Una segunda oportunidad
Mary Jane esperó toda la noche a que él volviera, pero no lo hizo, esperó todo
el día siguiente, pero tampoco regresó, llamó una y otra y otra vez a su móvil, pero
no respondía sus llamadas. Después de aquello y tras mucho pensar decidió que ya
era hora de dejar a Alexander con su vida y continuar ella con la suya propia, ahora
tenía una gran herencia de la que encargarse, una mansión enorme con jardines enlos que habían crecido tan alto las malas hierbas que si se adentraba mucho entre
los matorrales no podía ver la construcción, tenía una casa a la que algún día
llamaría hogar y tenía un corazón roto que debía sanar.
Pasó la noche entre lágrimas y pesadillas pero por la mañana se levantó lúcida
y despejada. Aquella sería su última mañana en el piso de Alexander Ferrell y la iba
a pasar empaquetando sus pocas cosas.
Entre el ensordecedor silencio de aquel apartamento de decoración
minimalista se coló el estridente sonido del teléfono. S e acercó a él con temor a quealgo le hubiera pasado a Alex, pero no fue así.
― Hola querida, ¿puedes ponerme con mi hijo? ―preguntó anímicamente
Eleanor.
― Lo siento Señora F errell, pero tu hijo no está ― respondió con tristeza.
― ¿Cómo que no está?
― Supuse que te lo contaría, pero parece que no lo ha hecho, él se fue hace 2
días con Miranda o Melissa o como quiera que se llame ―sabía su nombre a laperfección, pero se negaba a mencionarlo.
― Dime que ella no es Michelle ―suplicó la señora Ferrell.
― Sí, eso, con Michelle.
― ¿Y tú estás sola? ― preguntó medio en gritos.
― Bueno, solo será un momento, estoy terminando de recoger mis cosas, en
cuanto termine me marcho.
― ¿Dónde vas? ― preguntó la mujer escandalizada.
― Eleanor, me voy, quiero decir, vine para cuidar de Alexander, pero él ya
tiene a alguien que lo haga, de modo que ya no me necesita.
― Pero querida… ― replicó.
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― No, lo siento, no intentes convencerme, no quiero quedarme más tiempo,
llevo aquí 8 meses y necesito retomar mi vida.
― Esa chica le abandonó cuando tuvo el accidente y el médico nos comunicó
que por causas desconocidas había perdido la visión, ni siquiera esperó a que se
despertase.
― Lo sé, Alex me contó algo. Eleanor, me ha encantado conoceros, por la tarde
me pasaré a despedirme.
― ¿Él tiene su teléfono consigo?
― Bueno, yo he intentado llamarle un par de veces pero no responde.
― ¿Pero lo lleva con él?
― Llevárselo creo que si se lo ha llevado. ― Vale Mary Jane, querida, luego te veo ―le dijo apresurada, luego colgó.
MJ terminó de recoger sus cosas y tras una leve mirada hacia atrás el silenció
volvió a instalarse en aquel ahora solitario apartamento.
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Una segunda oportunidad
Capítulo 14 Un secreto que no sospechaban
Había hablado con Alice sobre la situación con Alex y ésta le ofreció unahabitación en su casa hasta que su mansión estuviera lista para que se mudase, soltó
la pequeña maleta y las bolsas en el dormitorio que habían habilitado para ella.
S e estiró en la cama por unos minutos para hacerse a la idea de estar en una
casa nueva. De fondo se escuchaba a Gilbert hablando por teléfono y de prontorecordó una conversación que tuvo con él cuando ambos eran pequeños, Gilbert le
dijo que en una conversación entre su padre y su abuelo creyó escuchar que eran
familia de Jason Daniels, su abuelo, MJ de pronto se sintió curiosa, no quería creerlo
por el amor que había sentido por Gilbert, no quería creer que siendo familiaPatrick la hubiera enviado a un internado.
Mary Jane, haciendo tiempo para ir a despedirse de los Ferrell fue a visitar a
Patrick, que no la esperaba y se sorprendió al verla.
― Vaya, como te pareces a tu madre ―exclamó al abrir la puerta.
― ¿Sabes quién soy?
― Por supuesto. N o te esperaba.
Patrick a pesar de tener 48 años no aparentaba muchos más de 35, tenía un
porte elegante y serio.
― No te robaré mucho tiempo, solo tengo unas preguntas y cuando sepa la
respuesta me marcharé y si me lo pides no volveré
― Eres tan insolente como tu madre, pero me gusta. Adelante, pasa y siéntate.
Ella entró en el recargado estudio, el escritorio tenía montones de papeles
apilados, las estanterías estaban repletas de libros, la ventana estaba cubierta por
cortinas oscuras y la chimenea encendida.
― No recordaba éste estudio.
― No espero que lo recuerdes. Vamos siéntate y comienza el interrogatorio ―
ordenó sutilmente.
En su cara se dibujó una media sonrisa que arrebató a la chica la poca valentía
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Una segunda oportunidad
que albergaba.
― La verdad es que no sé por dónde empezar ―dijo ella con repentina timidez.
― Muy bien, ¿que tal si te ayudo? ―su mirada se volvió amenazante―¿quieres
saber por qué casé a Gilbert con la hija de los Howard?Quizá esa sea una de las preguntas, ― sí, pero no es la que me inquieta,
supongo que tuviste tus motivos dijo con frialdad, ¿Somos familia? ― preguntó de
repente.
Patrick la miró con los ojos desorbitados, de todas las cosas que esperaba que
le preguntase esa era la última.
― Supongo que no puedo ocultarlo más…
― Entonces ¿lo somos? ― Verás, esto no se lo he contado a Gil.
― Creo que deberías, al fin y al cabo es tu hijo.
Patrick le lanzó una mirada amenazante y llena de odio, se giró hacia unamesita y llenó un vaso de bebida.
― Swend, mi padre, perdió a sus padres cuando era pequeño, los mejores
amigos de sus padres se hicieron cargo de él y lo adoptaron como hijo propio,
Jason, tu abuelo y él crecieron como hermanos, pero cuando sus padres murieronrepartieron las herencias, Swend se llevó su herencia, la que pertenecía a sus padres
biológicos y la mitad de la de sus padres adoptivos.
― Eso a Jason no le gustó… ―afirmó en voz baja
― Exacto, listilla, no le gustó, mi pobre padre sintió que le debía algo y trabajó
como su sirviente. Como su sirviente, ¿entiendes? Le dije mil veces que dejase esa
casa, pero al principio no quiso y luego no pudo.
― ¿Por qué no pudo?
― Porque estabas tú, maldita sea, mi padre te adoraba ―respondió enfadado.
― Patrick, ¿por qué me odias? ―le preguntó curiosa.
― Eso también se lo tienes que agradecer a tu abuelito Jason. Desde los 10 años
estuve enamorado de una chica, desde los 13 hasta los 18 fuimos novios, compré un
anillo y todo, estaba planeando pedirle en matrimonio cuando Jason anunció en
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Una segunda oportunidad
una fiesta de sociedad la prometida de su hijo, ella no lo sabía pero Jason y sus
padres lo planearon todo. En unos meses los casaron, a Elliott y a Helen
― ¿Mi madre?
― Si, tu madre. Patrick caminaba por el estudio con una pose de fingidaautoridad.
― ¿Mi madre y tu…? MJ abrió los ojos como platos
― Si, fuimos novios, incluso después de que se casaran seguí enamorado de
ella, hasta que comprendí que no debía torturarme más, en un baile de sociedad me
ofrecí a los mayores para casarme con sus hijas, en poco más de un año estaba
casado con la madre de Gilbert, ella era increíble y una de las personas más
importantes en su campo, a pesar de ser extremadamente rica trabajaba hasta el
agotamiento. Luego nació Gilbert y unos años después murió en un accidente.
― Pero no entiendo por qué me odias, yo no tengo la culpa de los actos de mi
familia.
― Te odio porque mi hijo ha sufrido por ti como yo por tu madre y ha
terminado casado con alguien a quien no ama por tu culpa, igual que yo, pequeña
insolente.
― Sabías que el Howard son mis padres adoptivos, ¿no es así?
― Por supuesto. Ellos no querían casar a su hija de ese modo, de hecho debessaber que tu medio hermana no quería casarse y lloró hasta que agotó las lágrimas
de toda una vida.
― Yo no soy la indicada para decir algo así, pero esos actos denotan cuanto
quieres a tu hijo, que estás dispuesto a hacerlo infeliz por no serlo tú, y arrastras a
todos los que puedes con tus míseros actos.
A Patrick se le encendieron los ojos de furia, si hubiera podido la hubiera
fulminado con la mirada, levantó un puño en el aire, dispuesto a golpear a MJ
cuando ella se puso en pie.
― Adelante, desahógate, golpéame ―le retó ella.
― Largo, no te quiero en mi casa. ―ella lo miró sin hacer n a d a ―¿No me has
oído? ¡¡Largo!! ―gritó.
Mary Jane salió por la puerta, temblorosa. Estaba realmente asustada, no solo
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Una segunda oportunidad
por la amenaza de Patrick sino por todo lo que acababan de hablar en ese despacho
de aspecto antiguo. Gilbert y ella eran primos, no de sangre, pero si moralmente.
Gilbert podría haber sido su hermano si Jason no hubiera separado a Helen y a
Patrick.
― Maldita sea, esa niña no podría parecerse más a su madre ―dijo Patrick
lanzando el vaso de whisky a las llamas de la chimenea.
Mary Jane volvió a casa de Gilbert para contarle todo.
― ¿Gilbert? ―tocó la puerta de su estudio y entró con urgencia, ―necesito
hablar contigo.
― ¿MJ ha pasado algo? Tienes mala cara, ¿te encuentras bien? ―preguntó
poniéndose en pie detrás de su mesa.
La muchacha se acercó al sofá donde días atrás se había sentado con Alex y
miró a Gilbert con expresión desconcertada.
― ¿Recuerdas aquella conversación cuando éramos pequeños donde me dijiste
que a lo mejor éramos familia?
― No, no me acuerdo, éramos pequeños Mary Jane, de pequeños imaginamos
cosas…
― Lo somos Gilbert.
― ¿Que somos qué? ― preguntó confundido.
― Familia, Gil, somos familia…
― No puede ser ―dijo sentándose de golpe en la silla, ―pero… ¿cómo?
― He recordado aquella conversación y he ido a ver a Patrick.
Los dos se quedaron mirando confundidos.
― Tu abuelo y el mío eran hermanos adoptivos Gilbert ―continuó―pero aún
hay más, ya sé por qué me odia tu padre y por qué eligió a los Howard para tumatrimonio.
― ¿Por qué te odia Mary Jane?
― Tu padre y mi madre… ―tuvo que hacer una pausa para coger aire,
―Gilbert podíamos haber sido hermanos… Patrick y Helen habían estado
enamorados no sé exactamente cuánto tiempo.
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Una segunda oportunidad
Mary Jane continuó contándole lo que había estado hablando con su padre.
Cuando terminó Gilbert estaba traspuesto, casi no podía creer lo que le estaba
diciendo, pero tenía sentido, todo cuadraba cuando pensaba del modo en el que les
había separado en dos ocasiones.
Llegó la tarde y Mary Jane fue a casa de los Ferrell a despedirse de ellos y de
Vicenta, a la que había visitado muy a menudo, sin esperarlo allí estaba Alex,
sentado en un elegante sillón, con sus oscuras gafas cubriendo sus ojos ciegos y sindecir nada.
Mary Jane se despidió de Eleanor y de su esposo. Abrazó a Vicenta como si
fuese parte de su familia y sin querer comenzó a llorar.
― Vamos querida, no llores, puedes venir cuando quieras ―le dijo Eleanor
poniendo una mano en su espalda.
― Gracias ―respondió ella sujetando su mano.
― Señorita Mary Jane ¿dónde va a ir ahora? ― Vicenta te he dicho que no me llames señorita... ―sonrió―de momento voy a
quedarme con Gilbert.
― ¿Con el señorito? Es una pena que su padre lo casase con otra chica, estáis
hechos el uno para el otro.
― Lo sé ―dijo ella mirando a Alex, omitiendo de lo que se había enterado hacía
solo unas horas, el no pudo ver su mirada pero notó en su voz el tono que había
puesto al decirlo, ―pero cuando algo no puede ser o las personas son demasiadocobardes no nos queda más que aceptarlo. ―otra indirecta que Alex cogió al vuelo
―bueno… sintiéndolo mucho he de irme ya.
― Está bien querida. Alex acompáñala a la puerta ― pidió su madre.
― O h, no es necesario, puedo ir sola ―le dijo ella intentando evitar hablar con
él.
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Una segunda oportunidad
― Vamos ―dijo el poniéndose en pie.
Al llegar a la puerta buscó su brazo y la acercó lo suficiente a si mismo como
para poder susurrarle sin que nadie escuchase.
― Por favor no te vayas ―pidió. ― Lo siento Alex ― respondió ella cerrando con fuerza los ojos.
― Por favor...
― No ―respondió enfadada―Espero que te vaya todo bien. Y que encuentres a
alguien que no te quiera por tus ojos.
― Mary Jane no te vayas, ―casi le estaba rogando y ella lo sabía, pero no estaba
dispuesta a ver a Alex con otra.
― Lo siento Alex, pero me están esperando ―le dijo cerrando la puerta tras desi.
Por más que tratase no conseguía quitarse ese nudo en su garganta, estaba
enamorada de él, acababa de darse cuenta y a medida que se alejaba la angustia de
saberlo tras aquella puerta se hacía aún mayor.
Cuando la puerta se cerró y escuchó sus pasos alejarse supo que estabaprofunda e irremediablemente enamorado de ella y que dejarla marchar era el error
más grande de su vida. Se apoyó en la puerta haciendo un esfuerzo enorme por
respirar, su garganta se había encogido con cada paso que ella daba para alejarse.
― Hijo, sabes que ella es la indicada, ¿verdad? ― preguntó Eleanor
apoyándose en el marco del recibidor, viendo como su hijo se había quedado
apoyado en la puerta de la entrada completamente abatido.
― Madre, soy ciego, ella merece algo mejor.
― Hijo eres ciego, pero eres el único que lo ve todo el rato. Os habéis divertido
juntos y ella nunca ha pensado como tú. Te ha llevado al parque de atracciones, a laplaya, al zoo… habéis hecho tantas cosas juntos…
― Lo se madre.
― Ella te aprecia, y no es por tus ojos.
― Le he pedido que se quedase pero no ha querido y, tiene razón.
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Una segunda oportunidad
― Yo me encargaré de que vuelva.
Pasaron varias semanas hasta que Eleanor llamó a MJ Al principio le supo mal
mentirle, pero la mentira salió sola de sus labios cuando la escuchó al otro lado del
teléfono.
― O h Mary Jane querida…
― ¡Eleanor!, ¿ha pasado algo? ―preguntó la joven extrañada por la llamada.
― Es Alex, él se cayó esta mañana y se hizo daño, ahora está en la cama.
― Vaya lo siento mucho, ¿puedo hacer algo?
― Puedes venir ―le dijo de pronto.
Mary Jane pensó que si iba se encontraría a Michelle con él y estaba demasiado
enfadada con él para eso. Titubeó pero al final se negó a ir, a pesar de lasinsistencias de la señora Ferrell.
Al principio MJ se negó pero a medida que iban pasando las horas sus
remordimientos por negarse a verlo nuevamente iban creciendo, de pronto y sin
darse cuenta se encontró llamando al timbre del piso de él.
Subió por la escalera casi en modo automático.
― ¿Cómo está? ― preguntó cuándo Eleanor abrió la puerta.
―Bien, solo fue un golpe, Alex no quería decirte nada, pero creímos quedeberías saberlo ―mintió.
―No entiendo, yo no soy su novia, solo estuve aquí para ayudarle unos meses,
por ciert o, ¿su novia lo sabe? ― preguntó con el ceño fruncido.
Le había extrañado verla en la cafetería en lugar de ahí, al lado de su novio. A
pesar de no aguantar imaginarlos juntos pensaba que ella debía estar con él en esos
momentos, debía hacerle compañía y ayudarlo en todo lo que necesitase, ella lo
habría hecho, nunca se hubiera separado de Alex.
― ¿Su novia?
― Si, Michelle…
― Yo, oh… pues.
― Sé dónde está, al venir la he visto cerca de aquí. A hora vuelvo ―MJ se dio la
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Una segunda oportunidad
vuelta y salió tan deprisa que no dio tiempo a Eleanor de reaccionar.
Eleanor estaba encantada con Mary Jane, siempre la sorprendía, era súper
cariñosa con el servicio, especialmente con la cocinera, había sacado sin
proponérselo a su hijo que se negaba a salir, había conseguido que se arreglase por
voluntad propia, había conseguido un cambio en su actitud…
― No me lo puedo creer, esta chica… ―rió mientras cerraba la puerta e iba a la
habitación de su hijo.
― ¿Era ella? ―preguntó él, impaciente.
― Sí, bueno… era ella, pero ha creído que debía avisar a Michelle y ha ido a
buscarla.
― ¿Cómo? ―preguntó molesto, ―¿a Michelle? ¿Por qué?
― Si hijo, no sé, me he quedado helada también yo.
― Esta chica es tonta. ― dijo decepcionado.
― O demasiado buena. ―respondió su madre con una sonrisa en los labios.
― O demasiado buena ― repitió la afirmación de su madre con un tono cálido.
Cuando MJ llegó a la cafetería donde había visto a Michelle cuando iba al piso
de Alex ésta continuaba en el mismo banco, hablando por teléfono. Se acercó a ella
para decirle lo de Alex, cuando accidentalmente escuchó la conversación quemantenía.
― Ya sabes Justin, totalmente ciego ―hizo una pausa para escuchar al
interlocutor. ―¡P or supuesto!, le convenceré de que lo mejor es que nos casemos, lo
más gracioso es que jamás se dará cuenta que saco dinero de su cuenta. ― Otra
pausa, ―por supuesto cariño, en unos meses pido el divorcio y solo con la mitad de
su fortuna no tendremos que trabajar nunca más, ve mirando casa en las Bahamas,
―rió ―No, ella ya no es rival, nunca lo ha sido en realidad, solo era su criada y quien
lo sacaba a pasear imagínate, como si fuera una mascota. ―continuó.Mary Jane, completamente confundida salió del local sin decir nada a nadie, le
temblaban las piernas. No podía creer lo que había escuchado, aquella arpíapretendía embaucarlo y quedarse con su dinero, quería aprovecharse de él porque
estaba ciego y además ella ya estaba con alguien.
No podía decírselo, era injusto, si realmente quería retomar su relación con
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Una segunda oportunidad
ella, pero a su vez era injusto que el creyera que ella era una buena persona,
solamente quería su dinero.
Caminando sin mirar por donde llegó hasta la mansión Daniels, tenía todo el
aspecto que debía tener una casa abandonada, y un sentimiento de melancolía le
hizo pensar en Gilbert, aquel tiempo en el que se divertían con todo, aquel tiempo
en el que solo querían abrazarse, aquel tiempo que realmente nunca debió ser, eran
familia y a partir de ese momento debían comportarse como tal y olvidar los
sentimientos del pasado sentimientos que había llegado a olvidar en solo unos
meses gracias a Alex.
― ¡Alex! ―Exclamó mirando extrañada a su alrededor, como si hubiese llegado
a Daniels sin darse cuenta.
S e dio la vuelta y corrió al piso de Alex al que llegó 1 hora después de habersemarchado. Subió y al entrar una angustia aparentemente inexplicable comenzó a
hacerla sentir mal, estaba ahí de nuevo, en el piso del chico del que se había
enamorado irremediablemente, un chico que tenía novia, una novia que planeaba
engañarle y quitarle cuanto pudiera, luego, por si fuera poco estaba Eleanor, más
que su madre parecía su amiga y lo único que parecía obsesionarla era juntar a su
hijo con ella.
Alex estaba estirado en la cama, fingiendo estar dormido.
― ¿Dónde se golpeó? preguntó
― Bueno, se hizo daño en un hombro ―I mprovisó la madre.
― ¿Ha ido al médico?
― Si, dicen que en 3 o 4 días se le pasará el dolor ― continuó decorando la
mentira que se había inventado para atraerla de nuevo hacia Alex.
Ambas se quedaron observándolo.
― Que guapo es, ¿verdad? ―preguntó Eleanor.
― Lo es ―respondió Mary Jane con tono melancólico.
― ¿Te gusta mi hijo? ― fue directa al grano aun sabiendo la respuesta.
― Bueno, hay muchas maneras de gustar, me gusta salir con él, ir a sitios,
enseñarle texturas y olores, me gusta protegerlo cuando lo siento indefenso,
sentarme con él en aquella silla ―señaló la silla de al lado de la ventana, donde solía
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Una segunda oportunidad
sentarse, ―me gusta…
Hubiera hecho falta una semana para que MJ terminara de enumerar todas las
cosas que le gustaban de ese chico.
― ¿No te importa que sea ciego? ― ¡No! ―exclamó medio en grito, ―¿Porqué todo el mundo se empeña en eso?
¿Tan importante es para el resto de personas que una solo pueda ver o no?
― Bueno, a su familia no nos importa, no por ello vamos a quererle menos.
― No, señora Ferrell, pero sentís lástima porque antes pudo ver y ahora no ―
respondió directa, ―os compadecéis de él, ―atacó sin intención de hacerlo.
Alexander comenzaba a emocionarse, realmente le estaba defendiendo de su
madre, la persona que estaba programada para quererle y defenderle siempre, leestaba defendiendo incluso de sí mismo.
― Claro que nos compadecemos, ha vivido aquí recluido desde el accidente.
― Yo nunca lo he hecho, quizá por eso lo hemos pasado tan bien, quizás por
eso... ―se interrumpió a sí misma para no decir algo de lo que arrepentiría después.
Las dos se quedaron en silencio, observando a Alex, que se moría por
levantarse y abrazarla.
― ¿Le quieres? ― preguntó directamente y sin rodeos para sorpresa de su hijoy de MJ.
― Bueno, la pregunta no debería ir hacia mí, sino hacia Michelle, ―respondió
deprisa y sin pensar que casi revela lo que había escuchado un rato antes.
Aún no podía creerse lo que había escuchado en boca de Michelle. N o podíacreerse el modo en que pretendía jugar con los sentimientos de ese chico que ya
había sufrido una vez por ella. Pretendía usarlo y luego deshacerse de él de un
modo horrible.
― ¿Por qué la mencionas?
― Porque ella es su novia, no yo ―su voz sonó triste y preocupada.
Alex percibió esa angustia en su voz, esa angustia que le hizo sentir mal y
cuando iba a incorporarse MJ dijo que se marchaba.
― He de irme ―continuó.
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Una segunda oportunidad
― ¿Ya? ¡Pero si solo has estado unos minutos!
― Bueno Eleanor, ya no vivo aquí, tengo otra casa donde regresar.
― ¿Sigues en casa del chico ese?
― S í, estoy con ellos hasta que termine de arreglar unos asuntos.
Alexander supo que se refería a su mansión, a la mansión que había heredado
de su familia.
― Ese chico es importante para ti, ¿verdad?
― Él es… si, es muy importante, demasiado importante, desde que nací estuvo
ahí, cuando mi familia murió me llevaron a su casa, luego fuimos novios unos años,
si nos separamos fue por… bueno ya sabes, por cosas del destino. ―dijo
melancólica, ―Espero que Alex se reponga pronto.Mary Jane se marchó tras despedirse de Eleanor. Ésta quedó impactada
después de ver el cariño con el que MJ recordaba a Gilbert, no podía imaginar aalguien queriendo a su hijo de ese mismo modo.
Pasó un mes entero desde que se vieron por última vez, en esos días MJ contó
las horas y los minutos lejos de Alex. Realmente no vivían muy lejos uno del otro y
a veces paseaba cerca de su casa con la esperanza de encontrarlo aunque fuese con
Michelle. Pasaba los días pensando cómo estarían yendo las cosas con la modelo.
Al fin los papeles de la mansión Daniels decían que le pertenecían y hacía
unos días que vivía allí, había descubierto los muebles, había limpiado el polvo quese había acumulado a lo largo de los años y había retirado algún que otro objeto que
no le terminaba de agradar.
Entraba en su dormitorio y casi podía recordar a sus padres deseándole dulcessueños alguna que otra noche, recordaba perfectamente a Swend, recordaba cómo
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Una segunda oportunidad
la arropaba todas las noches o como se acercaba y entrecerraba la puerta dejando
pasar a su habitación la luz del pasillo para que sus temores se alejaran con ella.
Una mañana se levantó con ánimos para pintar un par de habitaciones y
comprar cosas para decorar el salón y su habitación.
El centro de decoración no quedaba demasiado lejos de su nueva casa y seacercó para comprar aquellas cosas que harían su estancia en aquella solitaria
mansión un poco más alegre.
Mary Jane caminaba por el amplio pasillo central empujando el carrito que iba
llenando con pintura, objetos de decoración y otras cosas cuando se encontró a Alex
y a Michelle.
― Vaya, vaya, ¡mira a quién tenemos aquí! ―dijo la modelo sarcásticamente.
― Oh, hola, ―respondió desganada MJ, Alex no respondió.
― ¿Comprando cosas de decoración? ―preguntó echando una ojeada al carro,
―Yo creía que tu no hacías esas cosas.
― N o con las casas que no son mías ―respondió igual de sarcástica.
Mary Jane no podía apartar la vista de Alex, era mucho más guapo de lo que
recordaba, los días sin él le habían parecido infinitos pero por fin había podidoverlo, aunque fuera una sola vez.
― Tengo una noticia que te va a dejar helada ― Alex sacudió el brazo de
Michelle para que no dijera nada, pero estaba ella tan ansiosa de decir que se iban a
casar como asustada MJ por oírlo.
― Ah…―le dijo mientras notaba que sus manos comenzaban a sudar.
― ¿No quieres saber qué es?
Realmente no quería saberlo, no quería saber cómo de infeliz iba a hacerlo, no
quería saber qué sería de Alex cuando ella desapareciera y se quedara solo de
nuevo.
― Pues no sé… ―dijo dudosa. Alex supo que MJ lo sabía.
― Alex y yo ¡¡nos casamos!! ―Michelle disfrutaba molestando a MJ y sabía que
esa noticia no iba a gustarle.
― Vaya ―quedó sin palabras, no sabía que decirles, ―supongo que me alegro
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Una segunda oportunidad
― respondió dolida.
― ¿Por qué solo lo supones?, ¿acaso no te alegras de que tú… amigo se case?
― Me gustaría que se casase sí, pero…
― ¿Pero?
― Pero nada, no importa, enhorabuena ―hizo una pausa para coger aire y
sentir el suelo bajo sus pies, ―tengo que irme, ― dijo apresurada.
MJ se dio la vuelta y comenzó a alejarse lo más rápidamente posible sin saberdónde ir, solamente quería apartarse de ellos.
― Por cierto, estás invitada, ―gritó la futura esposa, a lo que MJ respondió con
un gesto con la mano a modo de gracias.
Pagó la compra casi sin darse cuenta y salió tan deprisa como pudo, estabamareada, estaba angustiada por la noticia y las ganas de llorar inundaban sus ojos.
D e verdad iba a casarse, iba a casarse con aquella arpía que no le amaba.
Volvió a su casa sin ánimos para decorar nada, sin ánimo para pintar las
paredes y sin ánimo ni siquiera de moverse.
Unos días más tarde Alice llegó a su casa, MJ no esperaba a nadie pero llevabadías sin salir y su hermana estaba preocupada por ella.
― Que mala cara tienes M J ,¿te encuentras bien? ―le preguntó preocupada alver lo desmejorada que estaba.
Llevaba días sin arreglarse, llevaba días sin comer adecuadamente y llevaba
días sin tener ánimos para nada.
― Es solo que llevo unos días sin dormir bien.
― ¿Ha pasado algo?
― No, ¿qué iba a pasar?
Alice miró a la cocina, en el mármol se acumulaban platos y ollas para fregar,el pequeño cubo de basura estaba a rebosar de envases vacíos y al lado de éste, en el
suelo había un sobre dorado elegantemente decorado con un lazo rojo. D ejó el
bolso encima de la mesa y se acercó hasta el sobre, deshizo el lazo y al abrirloencontró el motivo por el que su hermana estaba de esa manera.
― ¿Alex se va a casar?
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Una segunda oportunidad
― S i ―respondió sin un atisbo de emoción.
― ¿Es ese el motivo por el que estás así? ―le dijo elevando la mano con el sobre
abierto en ella.
― Bueno, realmente no es el motivo principal ― respondió con la medioverdad.
― ¿Quieres que llame a Gil y que él te obligue a contarme lo que te pasa? ―
amenazó la morena, sabiendo que eso no era realmente una amenaza para ella.
― No me pasa nada, en serio.
― Si no me lo quieres contar me marcho, ya volveré cuando estés dispuesta a
hablar con tu hermana.
Alice se levantó, recogió su bolso y fue directa a la puerta. MJ corrió tras ella,sujetó su brazo para que se detuviera y se dejó caer al suelo de rodillas.
― Solo le está usando Alice, ella tiene novio ―le dijo con la voz rota.
― ¿Cómo? ―preguntó extrañada.
― ¿Recuerdas cuando Alex se hizo daño y su madre me llamó?
― Si
― Supongo que estaba lo suficiente enfadada con él y fui a buscar a su novia
para decírselo porque ninguno de ellos le habían dicho nada, al llegar a la cafeteríaestaba hablando por teléfono, no quise escuchar pero cuando comencé a oírla no
pude hacer otra cosa.
Recordaba la malicia con la que Michelle le decía a su interlocutor lo que
pretendía hacer con Alex, recordaba tan perfectamente aquella conversación que
había pasado los días atormentándose con aquello.
― Pero ¿de qué hablaba?
― Quería casarse con él, como no puede ver ella iba a sacar dinero de sucuenta, supongo que tanto como ella quisiera, luego le pediría el divorcio y volvería
a dejarle otra vez, solo que ésta vez llevándose consigo la mitad de la fortuna de
Alex.
― Pero… MJ ¡eso es horrible!, no me lo puedo creer… ¿y no le has dicho nada?
― No, no he vuelto a verle hasta hace unos días en el centro de decoración,
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Una segunda oportunidad
cuando ella me dijo que iban a casarse. Por favor Alice no se lo cuentes a Gilbert, ni
a nadie, ¿vale?
Alice quedó horrorizada y cuando volvió a su casa, a pesar de que MJ le habíapedido que no dijera nada a Gilbert ella se lo contó.
Éste al principio pensó que era mejor que se casara, así de una vez por todas se
alejaría de los pensamientos de MJ, pero luego pensó en ella y lo disgustada que
estaría si realmente pasaba lo que había escuchado.
Pasaron unos días y Gilbert decidió actuar a espaldas de Alice y de MJ, fue a
casa de Alexander. De mala gana éste accedió a abrirle la puerta.
― Que haces aquí ― preguntó el invidente.
― Realmente no tenía intención de venir ¿sabes?
― ¿Qué haces aquí entonces?
A ninguno de los dos le gustaba estar frente al otro, ambos eran rivales, ambos
estaban enamorados de la misma chica y ambos se odiaban, cada uno por habercompartido con ella las cosas que compartió, solo que Gilbert sabía que había
perdido, el amor de Mary Jane era de Alex y él no podía hacer nada.
― Pues verás, ―hizo una pausa, ―MJ escuchó algo…
― ¿MJ está bien?
― No, la verdad, no está bien, pero eso ahora no es de tu incumbencia. Solo
vengo a decirte algo que sé, y no te lo digo por tu bien sino por el de ella.
No tenía intención de contarle el estado en el que la había encontrado su
hermana.
― ¿Cómo? ¿Por el bien de ella? ― Alexander no entendía nada.
― Tu novia quiere usarte para casarse contigo, robarte todo el dinero que
pueda y luego divorciarse de ti para quedarse con la mitad de tus pertenencias y
volver con su novio, un tal Jasper, Jason… o
― ¿Justin?
― Eso creo, Justin.
― ¿Ella como lo sabe? ¿Cuánto hace que lo sabe? ― indagó desesperado por
saber.
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Una segunda oportunidad
― Ella lo sabe hace más de un mes, cuando tu madre le mintió diciendo que te
habías caído… ella fue a buscar a tu novia a la cafetería y sin querer escuchó aquella
conversación.
Gilbert supo en seguida que la caída de Alex había sido una farsa para atraerla
de nuevo a su casa, sabía las intenciones de Eleanor incluso sin conocerla. Sabía
también que a Alex le gustaba MJ y supuso que su madre trataría de hacer algún
juego sucio para volver a juntar a Alex y a MJ.
― ¿Por qué no ha venido ella a decírmelo? ―no entendía por qué ella no le
había contado nada.
― Porque no quiere verte Alex, además ella tampoco sabe que yo lo sé.
― ¿Pero por qué no quiere verme?
― Imagínatelo Alex. Sabes que está enamorada de ti. ¿No había una forma más
ruin para sacarla de tu vida que yéndote de aquí y dejándola a ella sola?
― N o me lo recuerdes… ¿Pero qué puedo hacer? me caso mañana…
― Eso a mí me da igual, ¿sabes? Yo no te lo he dicho por ti, te lo he dicho por
ella, al menos te casarás sabiendo lo que pretende hacer tu novia, así al menos MJ
no tendrá que seguir atormentándose con ese tema pensando que te han estafado,
ahora, si te casas con ella sabiendo eso es porque quieres y MJ no tendrá que
atormentarse más pensando en ti.Sin decir una sola palabra más Gilbert salió del apartamento dejando a Alex de
pie frente a los sillones.
Toda una noche sin dormir no era bastante para decidir qué hacer con aquella
intrusa. Alexander no podía creer que apartara de su vida a la única persona a la
que realmente amaba para casarse con una que le había abandonado en el momento
más crítico de su vida y que planeaba volverlo a hacer.
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Una segunda oportunidad
Se levantó y se vistió para la ocasión, al fin y al cabo era el novio y debía ir
presentable.
Eleanor le ayudó con la corbata sin decir nada a su hijo, estaba molesta con
Michelle por lo que había hecho tiempo atrás y molesta con su hijo por haber vuelto
con ella.
El traje blanco hacía resaltar el azul de sus ojos y su 1,95 de altura.
― Madre, necesito que llames al abogado McNeal, y que le llames ahora, hay
algo que debo hacer.
― ¿Eso porqué hijo? ¿Hay algún problema?
― Te enterarás a su debido tiempo.
Una hora antes de la ceremonia Alexander se reunió con el abogado. Iban a
redactar un documento de separación de bienes que ella debería firmar antes del “sí
quiero”. Alexander estaba dispuesto a hacer pagar a Michelle que hubiera pensado
siquiera en utilizarlo. No podían divorciarse en al menos 3 años, vivirían con las
ganancias de ella ya que según lo que la modelo le había contado ganaba muchodinero. Si a él no le apetecía salir ella debía quedarse en casa de modo que no se
vería con su amante, Justin.
Llegaron a la iglesia, Eleanor acompañaba a su hijo al altar donde esperabaimpaciente la futura ex esposa vestida con un hermoso vestido que resaltaba su
espectacular figura.
El cura comenzó la ceremonia cuando Alexander la interrumpió.
― Antes de continuar necesito que firmes esto ―dijo de pronto.
La morena miró sorprendida un sobre blanco que Alexander se sacó del
interior de la chaqueta de esmoquin que vestía.
― ¿Qué es? ―preguntó temerosa. ― Esto, querida, es un acuerdo prenupcial y una separación de bienes.
Ella abrió el sobre y ante la atenta mirada de todos los invitados comenzó a
leer.
― Pero… ―dijo con la voz temblorosa―Maldita sea Alex, ¿porque me humillas
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Una segunda oportunidad
de éste modo? No voy a firmar eso.
― Entonces ya podemos irnos porque no hay boda.
― ¿Cómo? ―gritó ― pensaba que me querías.
― Yo también, pero lo único que quieres de mí es la mitad de mi patrimonio.
― Eso son injurias Alex, yo... yo…
― Si me quieres tanto como dices firma los documentos y continuamos con la
boda.
Alexander sabía que Michelle no iba a firmar.
― Me ofendes Alex, lo siento pero no me puedo casar contigo.
― ¿Te ofendo? ―gritó callando el murmullo de todos a su alrededor, ―ibas aaprovecharte de mí, maldita sea, ibas a robarme mi dinero y a divorciarte de mí
para irte con Justin. 2 veces con el mismo tipo Michelle, ¡¡2 veces!!
Ella comenzó a llorar de rabia y salió corriendo del edificio avergonzada por
haber sido descubierta.
Gilbert y Alice pasaban con el coche por allí sin saber que esa era la iglesia
donde Alexander iba a casarse y vieron salir a la modelo enfadada y pateando el
suelo con cada paso, ninguno de los dos dijo nada, solamente se miraron y
sonrieron, Alice no sabía que Gilbert había contado todo lo que sabía a Alex y pensóque era cosa del destino, Gilbert en cambio estaba satisfecho por haber ayudado a
Alexander, a pesar de no soportarlo pensaba que no merecía que le estafasen por
estar ciego.
En la iglesia Eleanor se acercó a su hijo sorprendida aún por lo que acababa de
pasar.
― Dios mío hijo, ¿cómo lo sabías? ―dijo la señora Ferrell mirando hacia la
puerta de la iglesia por la que había salido la fallida esposa.
― Bueno, la verdad es que esto también es cosa de Mary Jane… desde hace casi
1 año todo lo bueno que ha pasado en mi vida ha sido por ella.
Eleanor supo en seguida que su hijo estaba enamorado de ella, no hacía falta
que se lo confirmase con palabras, su sonrisa y el cariño con el que hablaba de ella
era suficiente.
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Una segunda oportunidad
― Supongo que ahora querrás que vuelva…
― No madre, no la voy a arrastrar conmigo de nuevo, ¿no crees que merece
que la dejemos tranquila? ―dijo
― Pero estarías mejor con ella cerca, ¿no? ― Evidentemente pero no la quiero cerca de nuevo, no sin con ello voy a
destrozar su futuro.
La señora Ferrell podía leer entre líneas aunque su hijo no insinuase nada,
siempre tergiversaba las cosas para que se amoldasen a lo que ella quería oír.
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Una segunda oportunidad
Capítulo 18 Vuelta a empezar
Eleanor llamó a Mary Jane, desesperada por la nueva actitud de su hijo. D enuevo se había encerrado en su cuarto, había bajado todas las persianas de la casa y
llevaba dos semanas sin comer.
Mary Jane no entendía por qué volvían a llamarla, y porqué la llamaba
siempre con cosas de Alexander. S e negaba a volver al piso de él.
Alice y Gilbert le contaron lo de la boda fallida y estaba realmente feliz por
ello, pero no quería volver a ver a Alex, aún estaba demasiado dolida por el modo
en que la había tratado y el modo en que se había ido sin decir nada.
― Mary Jane necesito que vengas, aunque solo sea una vez, ―rogó Eleanor.
― Pero yo prefiero no ir, de verdad.
― Quieres a mi hijo, ¿no es así? Mary Jane sabía que si, aunque se hubiera
propuesto negarlo con su vida si hacía falta.
― Eleanor, lo siento pero prefiero no ir.
― Por favor ―le dijo antes de empezar a llorar. MJ no soportaba hacer llorar a
nadie de manera que aceptó de forma obligada. ― No me voy a quedar, solo iré un rato ―advirtió.
Pasadas dos horas Mary Jane llegó al apartamento de Alex. Estaba realmente
asustada, los nervios se habían instalado en su estómago provocándole calambres
dolorosos. Subió las escaleras más despacio que nunca, haciendo tiempo para
entrar de nuevo en aquel apartamento.
No sabía si Michelle habría decorado aquel piso dejando en él su dolorosa
huella.
Cuando al fin llegó al ático nadie abrió la puerta, tocó y tocó sabiendo que
Alex estaba dentro.
― Oh Mary Jane querida estás aquí ―dijo Eleanor saliendo del ascensor―tienes
mala cara, ¿te encuentras mal?
― No, es solo que me siento rara al venir de nuevo después de tanto…
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Una segunda oportunidad
― Sólo hace 4 meses, tampoco es tanto tiempo… ― afirmó la madre, ―adelante,
pasa, todo está como se quedó cuando te fuiste.
Mary Jane no respondió, accedió al piso tras la invitación y observógratamente como en efecto Michelle no había tocado nada.
Todas las persianas habían sido bajadas, todas las ventanas cerradas y
cubiertas con las cortinas, sobre la isla de la cocina una bandeja con la comida sin
tocar que Eleanor había retirado del dormitorio de su hijo. MJ se quedó de pie, al
lado de la puerta de la entrada sin adentrarse demasiado en el piso.
― ¡Madre te dije que no quería verla! ―gritó Alexander al fondo del pasillo en
el interior de su dormitorio, a MJ se le hizo un nudo en la garganta que le impedía
respirar con normalidad, ella si quería verlo, aunque solo fuera una vez y esa vez
fuera dolorosa. ― Alex, eres ciego, no la vas a ver ―gritó Eleanor. Esa era la primera vez que
había oído a la señora Ferrell elevar el tono de voz y hablarle con tanta dureza.
D e pronto se dio la vuelta para marcharse, se detuvo en la puerta con el pomo
a punto de abrirle paso cuando Eleanor apareció tras ella asustándola.
― A delante, puedes pasar.
― No, yo… mejor me marcho… ―dijo al abrir la puerta.
― No, no vas a ninguna parte ―le dijo Eleanor cerrando la puerta de un golpe, ―tu eres la única que puede ayudar a mi hijo y aunque tratéis de ocultarlo sé lo que
sentís el uno por el otro.
― ¿Cómo? ―respondió ella atónita ante esa agresividad y esa respuesta.
― Si querida, hace mucho que lo sé. Mary Jane no dijo nada para defenderse,
dejó caer el bolso al suelo como si pesase una tonelada, abrazó a Eleanor y comenzó
a llorar desconsoladamente.
― Le quiero Eleanor, le quiero tanto… ― Lo sé… ―le dijo la madre de él correspondiendo a su abrazo, ―esto también
es por ti.
Pasaron varios minutos hasta que la joven se tranquilizó.
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Una segunda oportunidad
Cerca de una hora más tarde Eleanor se marchó, dejando a su hijo en
compañía de aquella muchacha que siempre estaba dispuesta a ayudarle.
S in saber que hacer Mary Jane se acercó ventana a ventana iluminando todo el
apartamento, Alexander estaba en su dormitorio sin decir nada.
Bajo la puerta de su antiguo dormitorio se filtraba luz y al abrir la puerta
encontró que Alex no había bajado aquella persiana, su habitación estaba iluminada
como a ella le gustaba y de pronto comenzó a llorar de nuevo.
S e acercó a la habitación de él sin atreverse a entrar, tocó la puerta con la yema
de su dedos como acariciándola creyéndolo tendido en su cama.
Alexander la había escuchado llorar en su antigua habitación y estaba
dispuesto a ir a consolarla cuando escuchó que se detenía tras su puerta. Él estaba
de pie a punto de salir cuando ella se acercó, colocó las yemas de sus dedos como sipudiera acariciarla como tanto deseaba, pero se vio a si mismo hiriéndola de nuevo.
― Márchate Mary Jane no necesito que vuelvas a venir ―le dijo cerrando los
ojos y apretando las manos y la frente contra la puerta.
― Yo… ―le dijo en voz baja―le he dicho a tu madre que me quedaría un rato.
S u voz le sonaba tan triste que abrió la puerta de golpe quedando uno frenteal otro.
Ella no le miró, se limitó a bajar la mirada para no tenerlo de frente.
― Sólo me quedaré un rato Alex ―le dijo con un hilo de voz.
S in poderlo controlar estiró los brazos y la abrazó, ella dejó los brazos caídos a
su lado sin saber qué hacer, pero pronto rodeó su cintura agarrándose las manospor detrás de él. Ninguno de los dos dijo nada durante un rato. Hasta que ella
sintiéndose con valor le apartó.
― Lo siento Alex, tengo que irme ―dijo dando unos pasos hacia atrás, el
corazón parecía quererse salir de su pecho, ―Asegúrate de comer y de no preocupara tus padres.
― No te vayas ―le dijo avanzando unos pasos, palpando una de sus manos.
―No te vayas Mary Jane.
Cuando la mano del chico casi toca la suya MJ la apartó, dejándolo frente a ella
palpando el vacío entre ellos.
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Una segunda oportunidad
― Lo siento Alex, pero no me puedo quedar.
― ¿Por qué?
― Porque no quiero. Se alejó de él sin darle la espalda, no podía quedarse, no
quería que pensase que iba a ser tan fácil retenerla después de haberse ido como sefue. Se acercó a la puerta y sin decir una sola palabra más se marchó dejándolo enpie frente a su habitación. Parada en el vestíbulo con el dedo en el botón delascensor sin terminar de presionarlo, dudó entre marcharse o quedarse con él,había adelgazado, su barba había crecido de nuevo y su mirada volvía a parecer
triste como cuando lo vio por primera vez.
― No me lo puedo creer, soy tan débil… ―se dijo con media sonrisa en los
labios. Mary Jane no podía alejarse de ese modo, habiéndolo dejado tan solo en
aquel solitario apartamento. Se acercó a la puerta y se agachó apoyada en ella hastasentirse lo suficientemente fuerte como para volver a su mansión.
Pasó la noche sin haber podido pegar ojo, la visión de Alex en aquel pasillosolo, con ese aspecto dejado era superior a lo que ella podía aguantar. F ue a su
habitación, cogió su maleta, la rellenó con sus cosas y salió de allí en dirección alapartamento de Alex.
Sonó la puerta pero nadie abrió, Mary Jane siguió insistiendo pero Alex seguía
sin abrir. Ella soltó la maleta en el suelo y se sentó encima, en el piso más alto del
edificio sólo había un apartamento, el apartamento de Alex, de modo que no leimportaba pasar las horas sentada ahí porque a nadie le iba a parecer ridícula, al
menos a nadie que la viese.
Llegó la noche pero ella continuaba ahí, sentada en su maleta. De vez en
cuando insistía para que le abriera la puerta pero él seguía sin abrir.
Por la mañana Eleanor fue a ver a su hijo, con la esperanza de que Mary Jane
no se hubiera ido, si su hijo era listo le hubiera pedido que se quedase. El ascensor
se detuvo en el piso 22 y cuando la puerta se abrió encontró a MJ durmiendo en el
suelo, con la cabeza apoyada en su maleta.
― Mary Jane querida, ¿pero qué haces en el suelo? ― preguntó sorprendida.
― O h Eleanor, buenos días, le dijo mientras se desperezaba.
― ¿Qué haces aquí? ― preguntó.
― Bueno ya sabes… después de marcharme tuve la necesidad de volver pero
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Una segunda oportunidad
al parecer él no tenía necesidad de abrirme…
La señora Ferrell abrió la puerta y encontraron a Alex tirado en el suelo tras
ella.
― Dios mío Alex ―gritó la madre. ― ¿Alex? ―dijo ella asomándose por detrás de Eleanor. En ese momento su
mundo se vino abajo.
Llegó la ambulancia, Eleanor fue con él al hospital, Mary Jane se marchó en su
coche.
Al llegar les hicieron esperar en la sala de espera. Pasó una hora hasta que les
avisaron.
― Señora Ferrell diríjase a la puerta número 2, ―dijeron por megafonía, allí
esperaba un médico con una carpeta.MJ se levantó inmediatamente siguiendo con el corazón a mil por hora a
Eleanor, que había perdido el color de su cara.
― ¿Señora F errell? ― le dijo el hombre cuando llegaron MJ y Eleanor ―¿es su
madre? ― preguntó a la mayor.
― Yo soy su madre, ella es su novia ―Mary Jane había dado por hecho que
mentiría para que le dejasen entrar―venimos juntas…
― Está bien, tengo unas preguntas que hacerle, necesito que me responda conla mayor sinceridad.
MJ agarró asustada el brazo de Eleanor.
― ¿Su hijo se ha llevado algún golpe en la cabeza recientemente?
― No, no que yo sepa…
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Una segunda oportunidad
― Señorita, ¿de verdad es su novia?
A pesar de no ser novia de Alexander se sentía como si lo fuera, cuando se fue
con Michelle le dolió como si la hubiera abandonado, cuando Eleanor le llamaba se
preocupaba realmente y cuando lo encontraron en el suelo se sintió a morir.
― Prometida en verdad, soy su prometida ―adornó en vista de la duda de
aquel médico.
― ¿Sabe usted si ha tenido algún golpe recientemente?
― No, no ha tenido ninguno ―respondió con completa seguridad, de haberse
llevado algún golpe Eleanor le habría llamado como siempre.
― ¿Toma medicinas de algún tipo? ―preguntó el médico mirando a las dos.
― No ―respondió Eleanor, ―no toma ningún medicamento. ― De acuerdo, ―marcó con un bolígrafo en un papel. ―¿come correctamente?
―Verá doctor, él lleva 2 semanas sin probar bocado, está atravesando una
depresión y no quiere comer. ―le contó Eleanor preocupada por las preguntas
extrañas del médico.
― ¿Puedo saber el motivo de esa depresión?
― Eleanor miró a MJ esperando que ella le dijese.
― Estamos atravesando un momento difícil en la relación y me había mudadocon mis padres una temporada ―mintió Mary Jane, ―Pero díganos doctor, ¿él está
bien?
― Aparentemente si, sólo ha sufrido un desmayo por la debilidad. Queremos
esperar a que terminen de hacerle las pruebas que les están haciendo para saber si
tiene algo más.
― Gracias a Dios ― suspiró Eleanor.
― ¿Cuándo podremos pasar a verle? ―preguntó impaciente Mary Jane. ― Imagino que en una hora, no se impacienten.
Algo más de una hora después una enfermera salió en busca de Eleanor y de
Mary Jane, que le siguieron silenciosamente sujeta el uno en el brazo de la otra.
A l entrar en la habitación donde estaba Alex el médico les esperaba dentro.
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Una segunda oportunidad
― Se ha despertado hace unos minutos, ahora está durmiendo. Hay dos
posibilidades o lo mantenemos ingresado con suero intravenoso y, le vamos
inyectando todos los nutrientes que le faltan o, puede ir a casa y que alguien esté
pendiente de él y le obligue a comer al menos 2 veces al día.
MJ ni lo pensó y, en menos de 6 horas volvían juntos al apartamento.
― ¿Estarás bien? ―le preguntó Eleanor
― Solo estaré bien cuando él lo esté.
― Eleanor se sonrió viendo la sinceridad de la joven.
― ¿Sabes Mary Jane? N o te lo he dicho hasta ahora pero me alegro mucho de
haberte conocido, me alegro de que hayas entrado en nuestras vidas de esta manera
tan…
― Gracias Eleanor, de verdad, yo también me alegro de haberos conocido.
Ambas se abrazaron sinceramente, sintiendo a la otra parte de su familia.
La señora Ferrell se marchó dejando a Alexander en compañía de su mejor
medicina.
― N o quiero comer Mary Jane, no me apetece, de verdad.
― Alex, no me iré de aquí hasta que te lo comas ―le dijo intentando
convencerle para que comiese. ― ¿Te das cuenta… de que eso no es una amenaza?, si me dices eso me invitas
a no comer. ―le dijo con una débil sonrisa.
― Muy bien, veámoslo de éste otro modo… si no te lo comes… me iré y no
volverás a verme… ―dijo amenazándolo en serio esta vez―no te perdono otro susto
como el de ayer.
― Yo… iba a abrir la puerta pero…
― Casi me muero del susto Alex, creía que de verdad te había pasado algo. ― ¿Por qué te asustaste tanto?
― Porque… bueno ya sabes… ―esa pregunta la intimidaba, no quería
confesarle lo que sentía por él―¿eres mi amigo, no?
― Tu amigo… ―dijo con tono apagado aun sabiendo la verdad.
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Una segunda oportunidad
Alex estaba loco por ella y, el hecho de que hubiera vuelto le hacía tan feliz
que no podía negarse a cualquier cosa que le pidiera, de modo que tomó la cuchara
y comenzó a comer bajo la atenta mirada de la joven.
Un par de días después Alexander había comido bastante y se sentía algo
mejor pero MJ no había descansado apropiadamente en 3 días.
Cuando llegó la noche el cansancio hizo que se estirase en la cama de Alex un
momento mientras él había ido al baño. Cuando el chico volvió la encontró
durmiendo estirada justo en el lugar donde había querido tenerla tantas veces. S e
estiró a su lado, ajustó sus piernas con las de ella, con cuidado la trajo hacia sí y la
cubrió con la colcha. Con una mano en su cintura y apoyado en su nuca se durmió.
Por la mañana MJ se despertó con una agradable sensación de calidez, había
descansado como no hacía desde hace tiempo, él la abrazaba por la espalda, consumo cuidado se libró de su agarre, volvió a arroparle y le besó en la mejilla antes
de salir del dormitorio.
― No me lo puedo creer MJ ―se dijo a si misma mirándose en el espejo del
baño―sin proponértelo ¡has dormido con él! ―los colores subieron a sus mejillas y
las emociones se arremolinaban traviesas en su estómago.
S e miró por unos minutos sin terminar de creer que estaba de nuevo con
Alexander en aquel apartamento, sin terminar de creer que a pesar de todo seguía
queriéndole del mismo modo y sin terminar de creer que aquella noche, a pesar deno haberlo podido disfrutar por el cansancio había dormido bajo aquellas mantas
con los brazos de Alex dándole calor.
Mary Jane preparó esa mañana el desayuno de ambos, dando el día libre a la
cocinera, la sonrisa no se borraba de su cara y no podía esperar para verlo de nuevo,
de modo que terminó de cocinar y tras colocarlo todo coquetamente sobre labandeja fue al dormitorio de su querido señorito Ferrell.
― Pensaba que no ibas a volver a entrar ―le dijo cuando ésta abrió la puerta.
― ¿Por qué no iba a querer entrar?
― Te dormiste en mi cama obligándome a dormir en el suelo… ―bromeó con
una sonrisa en los labios.
― ¿Es muy cómoda sabes?
― Claro que lo sé… ¿olvidas que paso aquí muchas horas al día? ―respondió
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Una segunda oportunidad
él sarcásticamente pero con tono burlón―pero ¿sabes tú una cosa?
― No, dime…
― Mi cama es mucho más cómoda si estás tú en ella ―su voz sonaba seductora.
― Dios Alex, si lo dices de ese modo parece que hubiera pasado algo entrenosotros y solo hemos dormido juntos ―dijo completamente avergonzada por el
atrevimiento de él.
― Voy a tener que llamar a Alice para que nos coloque de nuevo el peluche
que nos prohibía separarnos… de ese modo tendrías que dormir siempre
conmigo…
Mary Jane lo miraba completamente ruborizada, le encantaba el modo en que
jugaba con ella, y le gustaba que le insinuase que no quería separarse de ella.
― Olvídate de esas cosas y come ―pidió ella, desviando la atención.
― Huele diferente, ¿qué es? ―preguntó husmeando el aire.
― E s tu desayuno, claro, pero hoy te lo he preparado yo… ―le dijo satisfecha.
― Uhm… A sí que… ¿después de una noche juntos me preparas el desayuno?
― continuó molestándola sabiendo que se avergonzaba.
― Alex ya… ―MJ estaba a punto de pedirle que lo dejase, que no continuase
avergonzándola, si seguía insistiendo no podría seguir callando y le diría todo loque sentía por él.
― Ven aquí ―le dijo estirando los brazos y abrazándola fuertemente.
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Una segunda oportunidad
Capítulo 20 Recuperando algo perdido
La señora que limpiaba todos los días el apartamento de Alexander no pudo irese día debido a unos asuntos personales, Mary Jane decidió limpiar el piso ella
misma. Se asomó a la habitación de Alex, él fingía estar dormido para ver si ella se
acercaba para despertarle o para decirle algo, pero frente a los ojos de ella estaba
durmiendo, de modo que comenzó a limpiar, barrió, limpió cristales, baños y los
cacharros del desayuno y después de volverse a asegurar de que él dormía y no
saldría de su cuarto comenzó a fregar.
Estaba fregando el suelo del baño cuando un estruendo rompió el silencio del
apartamento, corrió a ver a Alexander para ver si estaba bien, pero estaba de nuevotendido en el suelo, ésta vez en un enorme charco de agua que empezaba a teñirse
de carmesí. Alex quiso sorprenderla, sabía que estaba limpiando la casa y quiso
burlarse de ella, pero no supo que el cubo estaba en medio y tropezó con él cayendo
contra el marco de la puerta, se había golpeado la frente-ceja, a la altura casi de la
sien, el golpe había sido muy fuerte y la herida estaba muy abierta.
MJ no sabía que hacer primero, llamó a una ambulancia mientras arrastraba a
Alexander hacia su cama, llegarían en unos minutos, mientras llegaban y como
pudo cortó la camiseta que llevaba dejándolo semi desnudo y como pudo le pusouna sudadera de cremallera; le quitó los pantalones y le puso unos de chándal
secos, colocó las prendas que le había quitado encima del charco para que los
enfermeros pudieran pasar sin mojarse y fueron al hospital.
Se perdieron entre las puertas y Mary Jane se quedó sola y desesperada en lasala de espera.
MJ llevaba horas intentando contactar con los Ferrell, no había manera.
― Familiares de Alexander Ferrell ―anunció una chica desde las puertas deacceso.
― Yo ―ella levantó la mano y corrió hacia la chica.
― ¿Es usted familiar del señor Ferrell?
― Sí, soy su esposa.
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Una segunda oportunidad
― ¿Cómo ha sucedido?
― Verás, estaba limpiando la casa, me aseguré de que él no se moviese de su
cuarto, estaba durmiendo, me puse a fregar y de pronto sonó un golpe, había salido
de su cuarto y se había caído ―decía deprisa y atropelladamente―Dime, ¿él está
bien?
― Está en coma ― respondió clara y concisa. La impresión fue tan grande que
MJ se desmayó en la sala de espera, la llevaron a la habitación donde lo tenían a él.
Cuando despertó habían localizado a los padres de él y estaban en la
habitación. Estaban preocupados y enfadados
― ¿Ya te has despertado? ―preguntó el padre, molesto.
― Sí, he intentado llamaros pero no estabais.
― ¿Qué ha pasado? ― preguntó Eleanor entre lágrimas.
― Estaba limpiando me aseguré de que no saliera de su habitación pero lo hizo
y se ha caído.
― Está en coma, ¿lo sabes? ―dijo el hombre de malas maneras.
Mary Jane volvió a marearse, no podía creer que estuviera así por su culpa,
por no haberle despertado para decirle que iba a limpiar, que no saliese.
― Yo… no sé qué decir ―dijo angustiada ― No digas nada ―dijo el señor Ferrell realmente enfadado, ―ve a su casa,
recoge todas tus cosas y márchate. No queremos volverte a ver.
Mary Jane se quedó mirando al señor Ferrell completamente impactada.
― Pero querido… ― comenzó a decir Eleanor.
― Ni querido ni nada Eli, nuestro hijo ha podido morir por su culpa, ya has
oído al médico, no sabemos si va a salir de éste coma, no quiero verla por aquí.
― Lo siento querida, no sé qué decir ―se disculpaba la mujer.
― No importa ―dijo MJ resignada.
― ¿Que no importa? Maldita sea… ―continuó replicando el padre.
― ¿Puedo despedirme de él?
― Está en coma, ¿es que eres sorda? ―gritó el señor Ferrell rudamente.
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Una segunda oportunidad
― Adelante MJ esperaremos fuera, ―dijo la madre preocupada por su hijo,
―vamos fuera querido, solo un minuto.
MJ se acercó a Alex, acarició con la yema de los dedos la cara de ese chico,como queriendo memorizar cada curva de su cara, continuó por el brazo hasta su
mano y entrelazó los dedos con los de la mano inmóvil de él. S e acercó y tras darle
un beso en la frente le susurró al oído.
― Alex ponte bien pronto, te lo pido por favor ― paró un segundo pensándose
si decir o no lo que pensaba―no olvides nunca que te quiero.
S e alejó sin apartar la mirada de él hasta la puerta, la abrió y mientras dejaba
la habitación las lágrimas corrieron por sus mejillas.
La señora Ferrell no quería que MJ se fuera, pero no quería ponerse en contra
de su marido y estaba aterrada por el estado de su hijo.
― ¿Son ustedes los padres de Alexander? ―dijo la voz de un hombre detrás de
ellos.
― Si, somos sus padres.
― Vamos a ver, vengo a hablarles sobre el estado de su hijo.
Ellos se miraron asustados y se cogieron de las manos.
― ¿Él está bien?
― De eso quería hablarles, verán, hemos estado durante horas haciéndole
pruebas, salvo porque está en coma todo en él es perfectamente normal, los
escáneres cerebrales no muestran daños, las radiografías no muestran daños deningún tipo.
― El ojo, doctor, lo tiene amoratado, no lo va a perder, ¿verdad?
― No, por supuesto que no, golpes en las cejas son habituales, son muyescandalosos porque sangran abundantemente, se hinchan y se amoratan, pero no,
su hijo no va a perder ni el ojo ni la visión de él. ― Disculpe doctor, él es ciego, quedó ciego tras un accidente de motocicleta
hace 4 años.
― Las pruebas no muestran ningún daño, ni ninguna deficiencia en la visión,
las pupilas reaccionan correctamente a los estímulos lumínicos. D e todos modos
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Una segunda oportunidad
habrá que esperar a que despierte para continuar con las pruebas.
― Muchas gracias doctor.
Los angustiados padres parecieron alegrarse con la noticia, a pesar de cómo
estaba su hijo.Mary Jane llegó a su casa completamente abatida, no tenía fuerzas ni para
llamar a su hermana y contarle todo lo que acababa de pasar. Pasó esa noche y a lamañana siguiente se dijo a si misma que la única manera de permanecer alejada de
Alexander era viajando, le quería demasiado como para que una orden la
mantuviera alejada de su amor. Sus padres tenían varias propiedades en otros
países, Mary Jane eligió el más alejado en el mapa y sacó un billete, solamente de
ida.
― Si le ocurre algo nunca más regresaré, ―decía mientras preparaba unamaleta con algo de ropa.
Horas después miraba a su alrededor para despedirse visualmente de todo.
Cuatro días después del accidente Mary Jane se instalaba en la que sería su
nueva casa, un ático de lujo en una de las ciudades de moda, era increíblemente
espacioso, luminoso y toda la ciudad quedaba a sus pies bajo esa enorme terraza.
Mientras ella disfrutaba de sus nuevas vistas Alexander abría los ojos. Suspadres se emocionaron enormemente al ver a su hijo despertar, intuyendo que nopodría ver no abrió los ojos.
― Dios mío hijo, menos mal que despiertas, nos tenías preocupadísimos.
¿Cómo estás? ¿Cómo te encuentras?
― Bien, estoy bien, ¿donde está Mary Jane? ― Siempre era ella su primer
pensamiento cuando despertaba.
Los padres se miraron culpables. ― Bueno, ella tenía unas cosas que arreglar, quizá venga más tarde, ―mintió su
padre descaradamente.
Por un momento temió la misma escena de 4 años atrás, cuando despertó y su
novia había desaparecido, pero ésta vez confiaba ciegamente en la chica a la que
amaba y sabía que ella no le dejaría por nada en el mundo.
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Una segunda oportunidad
― Tengo que disculparme con ella por… ― Alexander entreabrió los ojos
expresivamente. Su sorpresa fue mayúscula cuando notó que la luz llegaba a ellos.
― ¿Qué ocurre hijo? ―Preguntó el padre confundido, Alexander no respondió,
cerró los ojos de inmediato impactado.
― ¿Alex? ―Preguntó la madre asustada―¿qué te ocurre? ¿Estás bien?
― Madre… ―dijo con la voz entrecortada―creo que…
― Di, habla, no nos asustes más…
Los Ferrell zarandearon el brazo de su hijo para hacerle reaccionar y que les
respondiera de una vez por todas.
― Creo que puedo ver…
― ¿Qué? ―preguntaron los padres al unísono. ― ¡Puedo ver! Eleanor y su esposo corrieron en busca del médico que atendía a
Alexander. Las siguientes horas las pasaron entre prueba y prueba, para asegurarse
de que todo era correcto. Un par de días después Alexander recibió el alta.
Estaba muerto de ganas por llegar y encontrarse con Mary Jane, por conocerla
de nuevo y poder mirarla a esos ojos que se moría por explorar.
Aún no veía correctamente, todo era una mezcla de bultos, colores, luces y
sombras. Le emocionaba redescubrir la forma y los colores de las cosas.Llegó al apartamento, entró con los ojos cerrados y la llamó, MJ no respondió,
buscó su habitación, tocó a la puerta pero no respondió, decepcionado entró en el
dormitorio y lo encontró vacío, Mary Jane se había llevado todas sus cosas. P
reocupado llamó a sus padres.
― ¿Que ha pasado con Mary Jane? ―preguntó esperando la respuesta.
― Bueno hijo, Mary Jane se ha ido.
― ¿Cómo? ¿Pero por qué? ―preguntó disgustado. ― Yo… bueno…
― Dímelo, dime ya lo que sea, ¿qué le ha pasado?
― Ella se ha ido, ― respondió la señora Ferrell con tono nervioso
― ¿Pero por qué? ¿Por qué se ha ido?
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Una segunda oportunidad
― Verás… mira, mejor ven, te lo explicaremos aquí.
Alexander colgó el teléfono, corrió hacia la puerta y a toda prisa se dirigió a la
casa de sus padres. Exigiendo una respuesta.
― Cuando te caíste… bueno ella… ― Eleanor tenía miedo de decirle a su hijoque la única chica que le ha valorado de verdad se había ido a causa de ellos.
― No me habéis hecho venir para andaros con rodeos, decidme de una vez lo
que pasa con MJ ―levantó la voz exasperado.
― No alces la voz Alexander, yo le dije que se fuera y que no regresara ―dijo el
padre con voz áspera, ―por un descuido de ese calibre podrías haber perdido la
vida, la vista o incluso un ojo.
― Maldita sea papá, ¿es que no recuerdas que he pasado 4 años ciego, sumido
en la más profunda oscuridad? No me lo puedo creer, ¿perder la vista? No me
hagas reír.
― Tu padre se preocupó Alex.
― ¿Y tú, madre? ¿También te preocupaste tu?
― Yo también hijo, también me preocupé.
― N o me puedo creer que la metieras a la fuerza en mi casa, que la engañaras
para que volviera conmigo y que luego la echaseis de mi lado por un maldito
accidente que yo provoqué ― Alex estaba tan enfadado que se giró y se marchó sin
decir nada más.
Caminó hasta su casa, intentando recordar la dirección de ella, pero solo
recordaba que ella la llamaba mansión Daniels.
I maginaba cuan dolida podría estar, después del susto que recibió y luego
que sus padres la echaran.
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Una segunda oportunidad
Capítulo 21 Buscando a Mary Jane
Llamó a un taxi, cuando éste llegó le preguntó si sabía dónde estaba lamansión Daniels, el taxista llamó a la central por radio y tras unos minutos le dieron
la dirección.
S e acercó nervioso a la entrada, Mary Jane había mantenido limpio y cuidado
el jardín, al fondo podía verse la elegante casa. D e pronto la puerta se abrió y unachica morena salió cerrándola con llave tras de sí, Alex estaba impaciente por verla
de cerca, nervioso como nunca lo había estado, deseando poder hablar con ella,
poder decirle cuanto sentía ese accidente, como sentía el que sus padres la echasen
del hospital, de su piso y de su vida…
Cuando la muchacha llegó a la puerta le preguntó sorprendida.
― ¿Alex? Dios mío Alex, ¿pero qué haces tú aquí? ― Alex recordó la voz
inmediatamente sintiéndose ridículo por esperar que fuera ella.
― ¿Alice? ―respondió él, mirándola.
De pronto se vio superado ante la posibilidad de que MJ estuviera en aquella
mansión de aspecto señorial.
― No me lo puedo creer Ale x, ¿puedes ver? ―preguntó Alice con los ojos casi
desorbitados.
― Si, ahora puedo ver… ¿Está… está Mary Jane? ―no podía esperar a verla.
― Lo siento mucho Alex, ella no está en el país.
― ¿Cómo? ―preguntó sorprendido.
― Yo… lo siento.
― ¿Pero… por qué? ― Verás, cuando tus padres la echaron del hospital le pidieron que no
volviera, que no querían volverla a ver, ella pensó que la única manera de poderse
mantener alejada de ti era yéndose lejos ― Alex se quedó mirando a Alice como si se
tratase de una broma de mal gusto, ―lo siento.
― No me lo puedo creer ―le dijo con la voz apagada.
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Una segunda oportunidad
Se sintió abatido por la afirmación de Alice, ¿MJ se había ido? N o, no lo podía
creer.
― Créelo Alex. N o me puedo creer que puedas ver, ¡te ves mucho mejor sin las
gafas oscuras! ―exclamó feliz por su recuperación.
― Gracias. Dime… ¿Dónde es que está MJ ?¿dónde ha ido? ―preguntó él
― No lo sé, pero de todos modos nos dijo que aunque lo supiéramos nunca
dijéramos a nadie dónde estaba.
― Maldita sea Alice, pero yo no soy cualquiera, yo soy… soy… yo…
El muchacho comenzaba a desesperarse por verla, por encontrarla.
― Lo sé y lo siento Alex, créeme.
― ¿Puedo ver a Gilbert? ― Alex pensó que ese chico sabría dónde estaba Mary Jane.
― ¿Por qué no vienes a casa ésta tarde? ―invitó Alice anotando la dirección en
un sobre vacío.
Pasó las horas vagando por las calles, intentando imaginar cómo sería, nunca
le preguntó el color de su cabello o el color de sus ojos, sólo sabía que era delgada
por lo que había notado al tenerla entre sus brazos.
Llegó a casa de Gil y Alice como habían acordado, desesperado por saber algode MJ.
Cuando entró en su casa Gilbert esperaba en su estudio, hicieron pasar a
Alexander y esperar en uno de los sillones.
― De modo que es verdad que puedes ver ―dijo Gilbert con desdén.
― Si, sufrí un accidente hace unos días y el golpe que me tuvo en coma 4 días
me ha devuelto la vista.
― Te ves mejor sin las gafas ―Gilbert le dio un cumplido, quizás no era lo quequería, pero era lo que sintió en ese momento.
― Gracias, ya lo había oído. Tu… eres más guapo de lo que imaginaba, no me
extraña que MJ… ―calló antes de continuar.
― Ya. Bueno no tienes que temer por eso, no sé si Mary Jane te ha dicho que
somos familia…
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Una segunda oportunidad
― ¿Familia? No, no me ha contado nada ―respondió Alex sorprendido.
Los últimos meses Mary Jane parecía haber olvidado su pasado con su amigo
y Alex tampoco quería recordárselo con preguntas intrusivas.
― Al fin y al cabo tampoco sabes tanto de ella, supongo. ― Supongo. Pero dime Gilbert, ¿dónde está ella?
― Ciertamente está fuera del país, no nos ha dicho dónde está exactamente.
Sólo sabemos que está bien y que finge ser feliz.
― Necesito hablar con ella, todo esto ha pasado por mi culpa.
― Tú no la echaste del hospital, Alex. Debes entender que no me caes bien,
pero no por eso te voy a culpar de algo de lo que no tienes culpa.
― ¿No te caigo bien porque estoy enamorado de MJ?
Esa afirmación tan repentina dejó perplejo a Gilbert, lo suponía, lo sospechaba
de ambos, pero lo que sentía por MJ era aún demasiado fuerte como para soportar
que nadie más sintiera igual que él.
― Si, bueno…
― Tampoco es que yo esté loco por ser tu amigo Gilbert, pero si no meequivoco los dos queremos lo mejor para ella, y tú no se lo puedes dar. Solo necesito
que me ayudes. ¿Ella tiene un teléfono? ― No ―dijo dolido por la respuesta de Alex, ―siempre llama ella.
Pasaron un rato encerrados en el estudio, en silencio, a pesar de ser rivales por
una chica se sentían a gusto uno con el otro. Cuando Alex no se daba cuenta Gilbertle miraba, intentando buscarle defectos.
No sabía nada de él pero en su cara podía verse todo lo que había sufrido,
quizá no como otras personas pero sí mucho a su manera, tampoco podía olvidar
que Alex había estado ciego, y que se había enamorado de ella de verdad, no por su
riqueza, que llegó después de conocerla, o por su belleza porque nunca la habíavisto. La había conocido de verdad y eso era lo que apreciaba de Alex, a pesar de no
gustarle.
Encima del escritorio había una foto de Gilbert y Alice, y a un lado había unafoto de una niña pequeña, una foto que Gilbert había guardado toda su vida, Alex
no se imaginó que esa pequeña era MJ.
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Una segunda oportunidad
― Yo… he de marcharme ―dijo Alexander con el tono apagado.
― Me parece bien. ― S i habláis con ella… ― rogó.
―Pásate la semana que viene, te contaré todo lo que sepa nuevo de ella.
― ¿De verdad? ― preguntó Alex.
― Sí, de verdad ―afirmó Gil.
― Está bien, pero si ocurre algo antes házmelo saber, por favor.
― Descuida.
Los dos chicos se dieron la mano y Alexander se marchó.
Los siguientes meses Alexander visitó a Gilbert todas las semanas llegando a
forjar una amistad que ninguno quería reconocer pero que existía y cualquiera
podía ver.
Una tarde entre tantas otras en los que se reunían fue Gilbert quien se personó
en la mansión Ferrell. Eleanor solo tuvo que ver lo guapo que era Gilbert para saber
quién era y mientras éste esperaba la llegada de Alexander Eleanor le invitó a ver la
cocina. Para sorpresa de Vicenta, Gilbert también había crecido hermosamente,
entendió de inmediato los sentimientos de MJ las primeras veces que se reunieron.
― ¡Señorito Gilbert! ― exclamó la anciana.
― ¡Vicenta! ―corrió a abrazar a la antigua sirvienta de su casa.
― ¿Cómo ha estado? Supe por la señorita Mary Jane que se había casado… ―le
preguntó cariñosamente.
― Si, bueno ya conoces a Patrick ―dijo refiriéndose a su padre, ―no soportaba
a Mary Jane y nos separó de éste modo.
― Pero se siguen llevando bien, ¿no es así? La señorita Mary Jane es muy
buena.
Gilbert llevó la mirada hasta la puerta, dónde había aparecido Alex.
― Lo es Vicenta ―dijo Alex mirando a Gilbert―¿no es así?
― Ella es la mejor ―dijo con melancolía. Gilbert y Vicenta se despidieron y
segundos más tarde salían los dos jóvenes de la cocina y de la mansión.
Gilbert tenía una reserva en un restaurante de lujo al que iban a cenar de vez
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Una segunda oportunidad
en cuando Alice y ellos. Siempre hablaban de MJ y de otras cosas sin importancia
cuando Alex confesó que iba a ir a buscarla.
― Necesito verla, necesito disculparme y necesito decirle lo que siento.
― Qué romántico Alex ― le dijo Alice emocionada por ver el amor que sentíapor su hermana, ―estoy un poco celosa, los dos hombres más guapos del mundo
están enamorados de mi hermana.
― Pero tú tienes uno para ti sola, ―le dijo Alex simpático.
― Ya bueno… ―dijo mirando a Gilbert, ―pero su corazón no lo es…
Gilbert la miró de forma cariñosa. No sentía por ella lo que había sentido por
MJ pero en cierto modo la quería, tenía la necesidad de protegerla, de cuidarla y deatender todo lo que ella necesitase. Incluso había llegado a desearla en algún
momento.
― Perdona que te corrija pero… no estés tan segura ―le respondió mirando a
Gilbert que la miraba cariñosamente.
― Dime Alex ―dijo Gilbert, ―¿por dónde vas a empezar a buscar?
Alex investigó hasta localizar las propiedades de MJ en el extranjero. Gilbert
nunca supo donde vivía MJ, aun siendo buenos amigos no podía ayudarle.
― Empezaré a buscar en el lugar más lejano ―respondió.
Unos días después de aquella cena con sus ahora amigos preparó la maleta y
comenzó su búsqueda..
― Viajeros con dirección a París por favor, diríjanse a la puerta de embarque
número 17 ― dijo una voz femenina a través de la megafonía del aeropuerto. Alex
acababa de facturar su maleta, era realmente poco lo que llevaba pero no quería
tener que llevar el equipaje hasta el avión. Se sentó impaciente en el asiento número
G3, tenía la esperanza de encontrar a Mary J ane en París.
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Una segunda oportunidad
A l llegar, después de muchas horas de viaje su cuerpo le pedía un descanso,
pero no fue al hotel, tomó un taxi y después de dar al taxista la dirección a la que
debía ir llegó hasta el apartamento de MJ en Francia. El edificio parecía antiguo y
descuidado, la puerta de la entrada de la calle era toda de cristal, una señora le abrió
la puerta y él le preguntó, ansioso de una respuesta.
― Discúlpeme señora, vengo a ver a la señorita Mary Jane Daniels ―le dijo a la
señora que se puso a mirar una lista de las personas que habían en el edificio.
― No señor, la señorita no se encuentra ―le respondió para desilusión de él.
― ¿Cree usted que podría subir a su apartamento? No desconfío de usted pero
necesito dejar una nota bajo su puerta.
― No tengo permitido dejar pasar a nadie sin autorización expresa pero si solo
va a ser dejar una nota… puede pasar.
Alex olvidó que había ascensor (lo tenía de frente mientras hablaba con la
portera) corrió hacia las escaleras y subió casi volando hasta el ático, un 10º piso.
En la última planta del edificio solo había un apartamento, el de MJ. El exterior
de éste era acogedor, había un sofá de raso blanco con una mesita, bajo éstos unaalfombra de pelo blanca. Casi parecía un salón pequeño más que el rellano de un
edificio. La puerta era ancha y de un negro tan brillante y liso que reflejaba. Tocó a
la puerta aun sabiendo que Mary Jane no estaba en casa, quizá esperaba con aquel
gesto que ella supiera que le buscaba, que había volado cientos de kilómetros para
verla, para encontrarse con ella, pero Mary Jane no abrió. Lo tenía previsto, pero le
dolió no encontrarla en París. D ejó una carta bajo la puerta y esperó unas horas en
aquel incómodo sofá. Cansado del viaje y cansado por la espera tuvo que ir al hotel.
Los siguientes días continuó yendo con la esperanza de encontrarla, pero MJ
no estaba en Francia y ese era uno de los destinos que debía tachar de su lista.
Echando una última ojeada a aquella ciudad en la que había estado otras veces
aunque por otros motivos tomó el taxi que le llevaría al aeropuerto para buscar ensu siguiente destino en la lista. Barcelona.
El avión aterrizó y tras recoger la maleta tomó un taxi que le llevó a su hotel.
Alex tenía miedo, tenía miedo de no encontrarla tampoco en España, tenía
miedo de que no estuviera en ninguno de los destinos de su lista. Había olvidado
pedir a Gilbert y a Alice que no le dijesen nada y quizá le habrían dicho que la
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Una segunda oportunidad
estaba buscando, quizá le habrían dicho que ya podía ver y tenía miedo de
enfrentarse a él frente a frente.
Ésta vez no fue a verla directamente, esperó unas horas para tranquilizarse,
necesitaba aire, necesitaba calmar esos nervios que le estaban matando y necesitaba
apaciguar esas ganas locas por tener a su amada MJ delante, ganas de decirle
cuanto la amaba.
Al llegar a la dirección de MJ en Barcelona encontró que también vivía en un
ático, también en un edificio de aspecto antiguo y desmejorado y al subir al
apartamento con permiso del portero encontró que también había una especie de
salón pequeño y tras tocar insistente a la puerta y dejar la segunda carta esperó y
esperó, pero MJ tampoco estaba en Barcelona y la decepción volvió a echar a un
lado a la esperanza.
― Estoy seguro que te encontraré MJ ―dijo con la voz rota mientras se
marchaba mirando por última vez la puerta de aquel apartamento.
Viajó a Paris, a Oslo, a Tokio, Nueva York, Barcelona, en todas las propiedades
esperaba durante horas para ver si volvía, dejaba una carta con la dirección del
hotel donde se hospedaba, esperaba días por una respuesta y viajaba a otro país.Buscó incansable en decenas de ciudades pero MJ parecía haberse esfumado del
mapa, Gilbert no sabía dónde estaba y él era incapaz de encontrarla.
En unos meses creyó que ya era bastante tortura y se rindió, había gastadomucho tiempo en buscar a alguien que se escondía de él.
Después del tortuoso viaje tocaba la vuelta a casa, la vuelta a ese solitarioapartamento en aquel que había tenido a la chica de sus sueños pero el mismo
apartamento en el que nunca la había podido ver.
Con la esperanza de poder sentir un poco de su esencia se metió en el que una
vez fue el dormitorio de MJ , observó cuidadosamente aquella estancia, fría pero
cálida a la vez.
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Una segunda oportunidad
Caminó por la habitación como si quisiera despedirse de ella, como si quisiera
recordar pero olvidar al mismo tiempo. A carició esa cama en la que solo había
dormido ella, se asomó por la ventana y bajó la persiana hasta la mitad. S e sentó en
el escritorio y abrió el cajón esperando que ella hubiera dejado algo olvidado, su
sorpresa fue mayúscula cuando en el cajón encontró una pequeña tarjeta dememoria.
La cocinera estaba terminando de fregar los enseres de cocina que había
manchado cuando Alex la sorprendió.
― Dime, Miranda ―que así es como se llamaba, ―¿esto…? ―le dijo dejando
sobre la isla de la cocina la pequeña tarjeta, ―¿esto es tuyo?
― Supongo que no señorito, si fuera mío no estaría en su casa.
― Estaba en la habitación de Mary Jane, dime… ¿cuánto hace que está allí? ―lepreguntó desesperado por una respuesta.
― Ah, ya recuerdo… cuando la señorita Mary Jane se marchó esa cosita de
plástico se quedó en el suelo bajo su cama y cuando entré a limpiar la encontré ―le
explicó la mujer ― parecía algo importante porque siempre lo dejaba junto a su
ordenador.
De pronto Alex recordó haberla oído teclear a toda velocidad, recordó el día
que le preguntó por lo que escribía y ella le respondió que le quedaba mal la barba.
Rápidamente se fue a su habitación, encendió el ordenador y tras meter la
tarjeta de memoria descubrió lo que escribía, un diario en forma de cartas hacia
Alex.
“Estimado Alex:
S é que nunca leerás estas letras, no porque no quieras, sino porque quizás nunca
puedas volver a ver.
Hoy ha sido un día difícil para mí, he despertado en una casa extraña donde al parecer
he dormido bastantes horas.
Hace unos días alguien a quien amaba con todo mi corazón me abandonó, no pensaba
que eso pudiera pasar jamás pero pasó, me quedé sola y destrozada.
H e terminado en tu casa casi por obligación, tu madre se ha portado bien conmigo
alojándome en su casa en lugar de dejarme en un hospital o peor aún, en la calle.
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Una segunda oportunidad
Es una casualidad que en casa de la señora Ferrell, tu madre, trabaje alguien a quien
quería mucho, Vicenta, ella me trataba muy bien cuando era pequeña, casi como si fuese mi
propia abuela.
Es un poco raro escribir esto de éste modo, lo sé, pero es un modo de desahogarme y tu
bienvenida no ha sido muy cálida, me has hecho sentir mal por haber irrumpido así en tu
tranquilidad…
Alex estaba temblando de la emoción, no podía creer lo que estaba leyendo,
esas eran las palabras más sentidas que nunca había leído, pero solo era el
comienzo.
Espero que algún día podamos llevarnos bien, aunque me vaya a marchar pronto y
espero también poder ayudarte aunque sea solo un poco.”
― N o ha sido un poco MJ, no ha sido poco ―dijo mirando al monitor como sipudiera verla a ella.
Pasando más archivos adelante abrió otro.
“Querido Alex:
Hoy ha sido un día… emocionante, creo que podría decir.
Hemos ido a la playa, al principio me daba un poco de vergüenza quitarme la ropa
delante de ti, pero estaba realmente acalorada… he de reconocer que me he puesto un poco
nerviosa cuando te has quitado la camiseta, nunca hubiera parecido que te pasas los díasacostado…
Cuando he visto a Alice y a Gilbert casi me muero, llevaba meses sin saber de ellos,
cuando llegué a tu casa desconecté por completo de mi vida y comencé poco a poco a
olvidarme de mi familia, si, aunque Gilbert y yo hubiéramos estado enamorados ahora es mi
familia, bueno, en verdad siempre lo fue, al menos en mi corazón.
Siento mucho no haberte presentado como es debido pero no sabía cómo explicarles que
estaba viviendo en tu casa y bueno, tampoco quería que se dieran cuenta de cuánto me gustas.
Sí, me gustas, me gustas mucho.
A veces quisiera abrazarte. Cuando has entrado en mi habitación para exigirme que te
contase lo de Gilbert te hubiera abrazado y te hubiera dicho que te olvidases de él, que él ahora
ya no importa, o no al menos de ese modo.
Oh y terminar en tu casa no ha sido mala suerte Alex, de hecho incluso pagaría para
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Una segunda oportunidad
poder estar contigo.”
Alex estaba emocionado, leía atentamente cada palabra, sentía profundamentecada sentida frase. N o podía entender por qué no se habían confesado antes
ninguno de los dos, era más que evidente que llevaban el mismo tiempo sintiendo
lo mismo el uno por el otro.
Leer las cartas que se suponía nunca iba a leer estaba siendo una tortura, saber
que ella había estado sintiendo lo mismo y que no había podido mantenerla a su
lado le mataba, pero aun así decidió abrir una más.
Ésta no empezaba con un estimado, un querido o un amado, empezaba de la
peor manera que podía empezar una carta.
“Me estoy muriendo, me estás matando lenta y dolorosamente.
Esa frase hizo que se le encogiese el alma.
Llevo tres días con miedo y nunca había tenido miedo Alex. Te estoy perdiendo sin
poder hacer nada al respecto.
Hace 3 días cuando apareció Michelle me sentí a morir, al principio me emocioné
cuando dijiste que era tu mujer, me emocioné pensando que quizás me querías de la misma
manera que yo te quiero a ti, pero luego me recordaste la llamada de Gilbert donde le dije que
no me podías ver porque estabas ciego y eso me partió el corazón, realmente no sentía lo que
dije, me sentí mal después y me has hecho sentir mal de nuevo.
Por si no fuera esa bastante herida te has ido con ella, no has venido en todo el día y me
estoy volviendo loca pensando que quizás ella estará besando esos labios que me muero por
besar desde hace tiempo.”
El chico comenzó a llorar apretando los puños cerrados contra la frente.
― Maldita seas Michelle… no sabes cuánto te odio ―dijo Alex en voz baja
mientras intentaba no seguir leyendo.
Te he llamado cerca de 100 veces pero no respondes, ¿por qué no respondes Alex?
He intentado convencerme de que no siento nada por ti, pero no puedo lograrlo. Cada
vez que veo tu habitación, cada vez que veo alguna prenda que vestía estando contigo, cada
vez que percibo un olor… Maldita sea Alex, estoy en tu casa y tú no estás en ella.
He estado pensando, quizás sea tarde para reaccionar, pero si no vuelves esta noche
mañana por la mañana me marcharé."
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Una segunda oportunidad
Esa carta no era como ninguna de las otras, esa carta le había llegado a lo más
hondo de su ser.
N o sabía cómo encontrarla pero lo necesitaba, necesitaba disculparse por todo
ese sufrimiento, necesitaba poder decirle que siempre ha sentido como ella y que la
quería, que la quería más que a nada en el mundo.
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Una segunda oportunidad
Capítulo 24 “Cartas a un ciego”
Alex pasó los días encerrado en su dormitorio, leyendo aquellas cartas que
nunca debió leer, Mary Jane no las había escrito esperando que él las leyera algún
día, las escribió para decirle lo que en verdad no podía decirle, para desahogarse
cómo no podía hacerlo, por vergüenza, miedo o inseguridad. Esas cartas habían
provocado tantos sentimientos en él que decidió intentar encontrarla de nuevo,
pero ésta vez sería de otro modo, ésta vez iba a intentar que fuera ella quién viniese
a él. Imprimió todas sus cartas y con paciencia y amor respondió todas y cada una
de ellas. Contactaría con una editorial, una buena manera de llamar su atención era
publicando aquel diario. Sentía como si la estuviese traicionando, pero necesitaba
encontrarla, a pesar de haber decidido rendirse y no buscar más no podía
permitirse perderla, la quería demasiado.
“Mi querida Mary Jane:
El día en que entraste por primera vez en mi vida volví a nacer, sin haberlo planeado me
arrancaste de la oscuridad en la que estaba completamente sumido.
He de reconocer que al principio no te quería en mi casa, ahí nadie podía juzgarme por
estar ciego, nadie podía burlarse de mí, nadie me recordaría con un par de ojos sanos y ahí
entraste tú, poniendo patas arriba mi mundo.
N o tengo palabras para agradecerte el bien que me has hecho, no tengo palabras para
agradecer a mi madre que te haya empujado a mi.
Quizá en su momento no te diera una grata bienvenida, pero te invito a volver, a volver
y a quedarte para siempre.”
“Mi amada Mary Jane:
También yo creo que el día que fuimos a la playa fue especial, quizás no de la misma
manera para ti que para mí.
Aquel día fue el primero en el que me di cuenta de cuánto me gustabas, aquel día sentí
celos de Gilbert, sentí por el tono de vuestras voces cuanto os queríais, quizás ya no lo amabas
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Una segunda oportunidad
de la misma manera, pero era un cariño que quería solo para mí, y no quería compartirlo con
ningún otro hombre.
Las presentaciones no eran necesarias aunque he de reconocer que me molestó que ni
siquiera les dijeras mi nombre.
Cuando salí de tu cuarto sentí haberte obligado a hablarme de tu pasado, sabiendo
cuanto te dolía hablar de ello, pero lo que más sentí fue haber salido sin haberte abrazado como
deseaba hacer.”
“Mi deseada Mary Jane:
Ojalá no te hubieras ido aquel día, ojalá hubieras estado ahí para hacerme recapacitar
solo con tu presencia.
A pesar de todo lo que lamento lo ocurrido, lo que más lamento es haberte hecho sufrir,
haberte hecho llorar y haberte perdido.
Cuando veo tu habitación imagino que estás dentro, descansando o con tus cosas, esa es
la única manera de sobrellevar esta soledad y éste vacío que has dejado en mi.”
Pasado un mes tenía el libro orientado a como quería que fuera. Q uería que
fuera impactante, que quien lo leyese sintiera la necesidad de que MJ y Alexestuvieran juntos para siempre y no volvieran a hacerse daño. Tenía pensado hasta
el título del libro “Cartas a un ciego” ― Señor F errell, tengo que serle sincero, nosotros nunca hemos publicado un
libro de éstas características, sí diarios, pero nunca de estas características.
― Puedo pagarles, de hecho no tenía intención alguna de publicar un libro demanera gratuita.
― No, vamos a ver, señor F errell, nosotros no trabajamos así, nosotros leemos
los manuscritos y después de una selección elegimos lo mejores y los publicamos,
su libro no es malo, por favor, no me malinterprete, es simplemente que no sabemos
qué éxito podría tener.
― Es de vital importancia que me publique éste libro.
― Hagamos una cosa, déjeme el manuscrito, lo leerán unos cuantos de
nuestros agentes y ellos serán los que actúen de jurado, si les gusta lo editamos y lo
publicamos, eso no va a ocasionarle gastos, es más puede incluso hacerle ganar
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Una segunda oportunidad
que no sabía qué camino tomar.
Mary Jane llevaba fuera de casa un año, del que 10 meses había vivido en
India.
Allí había vivido con una familia extremadamente pobre a la que había
comprado una casa enorme, en esa familia eran 15 personas y habían estadoviviendo en una chabola.
MJ había sido para la gente de la zona como una especie de benefactora, con
poco dinero había logrado que aquel barrio marginal, dónde todos vivían en las
calles y las moscas se alimentaban de sus platos de comida, se convirtiera en un
sitio respetable. A llí no vivía nadie importante, ni famosos, ni ricos, ni gente
notable por la sociedad, pero para Mary Jane esa gente se había convertido en gente
importante, la trataban como a una reina, una reina que había convertido suschabolas derruidas en casas con habitaciones, baños y cocinas.
Los Rai, la familia con la que MJ vivía tenían una hija, una joven de 19 años
con la que se llevaba muy bien. Indhira, como se llamaba estaba embarazada y apunto de dar a luz.
La familia de la joven querían tanto a MJ que le dijeron que debía ser lamadrina del bebé, a lo que MJ se ofreció encantada, lo que desconocía era la
tradición de la zona en la que si a la madre le pasa algo la madrina o el padrino
tienen que hacerse cargo de la criatura. Unos meses después nació el bebé.
Faltaba solo un mes para que Mary Jane volviera, había decidido que ya estababien de esconderse. Estaba como loca por ver a Alex pero a pesar de ello no iba a
hacerlo, seguía temiendo cómo disculparse por el accidente. A pesar del miedo que
tenía de encontrarse a Alex tenía ganas de ver y abrazar a su hermana y a Gilbert y
eso fue lo que le impulsó a querer volver.
Indhira y ella fueron a Bombay, un médico tenía que revisar al bebé cada dos
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Una segunda oportunidad
semanas y ese día era su tercera visita.
Caminaban por la calle cuando vieron una tienda de ropa de niños, sinpensarlo dos veces entraron y compraron un montón de cosas, ropa, peluches,
colonias, pañales… Salieron una hora después. Completamente felices con una
compra enorme en las manos.
A lo lejos MJ vio a una chica que le recordó a su hermana y tuvo la necesidad
de llamarla, ésta vez no iba a esconderse más y usó su teléfono móvil para
comunicarse con ella.
― Dios mío MJ ¡eres tú!
― Si, ¡soy yo!... ―le dijo anímicamente―sé que hablamos ayer, pero me
apetecía hablar contigo hoy también.
― ¡Me encanta que me llames! Te hecho mucho de menos MJ quiero quevuelvas ya…
De pronto el conductor de un coche que conducía ebrio perdió el control delcoche y subió a la acera atropellando a varias personas, incluidas MJ , Indhira y el
bebé.
La llamada con Alice se cortó y ésta quedó completamente paralizada por los
gritos de horror que había escuchado. Intentó llamarla cientos de veces más pero
MJ no respondió.Alice estaba desesperada, su hermana, la persona a la que más quería en el
mundo no respondía a su móvil después de esa llamada, no sabía dónde estaba y le
aterraba que algo pudiera pasarle.
Varias horas más tarde el estridente sonido del teléfono rompía el silencio de
su casa para darle una noticia que le destrozaría el alma.
― ¿Es usted familiar de la americana?
― ¿De la americana? Soy hermana de Mary Jane Daniels… ¿Ella está bien?
―Bueno… Ella ha sufrido un terrible accidente y está en estado crítico, no
sabemos lo que pueda pasar, agradeceríamos que vinieran a por ella en el caso de…
― ¡No!, no lo diga… pidió Alice con desesperación en su voz―¿Dónde está
ella?
― En el hospital, claro…
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Una segunda oportunidad
― Discúlpeme, la ciudad, ¿en qué ciudad está?
― Bombay, India. Alice estaba destrozada, su hermana estaba en un hospital
en India, a miles de kilómetros de su familia, estaba herida y sola.
De pronto entró Gilbert en la casa y encontró a su esposa llorando, sentada enel suelo al lado del teléfono. N o sabía lo que tenía pero no quiso preguntarle, la
levantó en brazos y la llevó a la habitación. D e repente dejó de llorar y sacó del
vestidor un par de maletas.
― Llama a Alex, nos vamos a India ―dijo acelerada, como si jamás hubiera
derramado una lagrima, como su carácter hubiera pasado de amable y alegre a
alguien oscuro y agresivo.
― Alice, ¿te encuentras bien? ―preguntó Gil preocupado.
―Es MJ, ha sufrido un accidente y está en estado crítico en un hospital de
Bombay. No te puedo dar más detalles porque no los sé. Llama a Alex, viene con
nosotros ―pidió.
― Oh dios mío… ¿y él lo sabe?
― No, se lo vas a decir tú, pero llámalo, ¡ahora! ― ordenó.
Gilbert nunca había visto en ese estado a su mujer, a pesar de llevar casados
casi dos años nunca la había visto tan nerviosa y angustiada.
Llamó a Alex y en unas horas estaban rumbo a Bombay.
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Una segunda oportunidad
Capítulo 26 Recuérdame, te lo ruego
Al llegar buscaron en uno y en otro hospital. Parecía que se la hubiera tragadola tierra, en ningún sitio la reconocían o sabían de ella.
A punto de darse por vencidos alguien se acercó a ellos.
― ¿Son familia de la señorita Daniels? ―preguntó un hombre ajeno.
― Si, lo somos ―exclamó su hermana.
― Vengan por aquí. El hombre se metió por una calle que daba a otra mucho
más ancha, los tres se miraron preguntándose dónde estaría MJ. Entraron en un
edificio que parecía en ruinas y subieron a la tercera planta.
Alex estaba completamente nervioso, hacía 2 años que conocía a MJ pero por
fin iba a verla, por fin iba a conocerla de verdad.
En la 4ª puerta había una cama y una cuna, en la cama estaba MJ con un brazoy una pierna escayolados, un collarín y un vendaje en la cabeza que le cubría media
cara, el ojo que quedaba descubierto lo tenía amoratado por los golpes del atropello,
respiraba con ayuda de una máquina de respiración asistida.
― Oh dios mío ―gritó Alice cuando la vio, se acercó inmediatamente a suhermana y sujetó su mano mientras, sin poder evitarlo, comenzaba a llorar.
Alex se quedó en la puerta sin atreverse a entrar, había ansiado tanto ese
encuentro que le resultaba imposible parar los nervios en su pecho.
― Alex, ¿no vas a entrar? ―le dijo Gilbert, ―Te advierto que no es uno de sus
mejores momentos ―fingió una sonrisa que ocultaba su más absoluta preocupación.
― Yo… he esperado tanto éste momento…
― Lo sé Alex, créeme que lo sé. Vamos, entra, está dormida, creo.De pronto les asaltó un médico en medio del pasillo.
― ¿Son ustedes los familiares de la americana?
― ¿Si? ―respondió Alex.
― Vengan conmigo, tienen que rellenar unos papeles.
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Una segunda oportunidad
Gilbert y Alex siguieron al médico sin que el segundo hubiera podido ver a
MJ.
― Verán, son varios los documentos que necesito que firmen, la denuncia, la
adopción, su ingreso y las facturas de su tratamiento.
― Perdón, adopción ― dijo Gilbert extrañado.
― Si, sabrán que la madre del bebé ha fallecido y la americana es su madrina,
de modo que tiene que hacerse cargo de la niña.
Los dos jóvenes se quedaron mirándose incrédulos, pero después de leer y
firmar varios documentos entendieron a lo que el médico se refería.
Mary Jane, que aún permanecía inconsciente debía hacerse cargo de un bebé
que aún no tenía un mes de vida, su madre, Indhira, había fallecido por culpa delatropello junto con otras dos personas más, Mary Jane tuvo la suerte de chocar
contra el cristal de un escaparate que se rompió, eso ayudó a que no muriera,
aunque había quedado en ese estado.
― Deseamos llevárnosla a casa ―dijo Gilbert al médico.
― Sacarla del país en ese estado es peligroso ―le respondió éste―quizás al
menos deberían esperar a que se despertase y que comenzase a respirar por sí
misma.
Gilbert no quería dejar a MJ en aquel hospital, haría lo que fuese necesariopara llevársela.
Los dos chicos fueron a la habitación dónde estaban Alice, MJ y el nuevomiembro de la familia, el recién adoptado bebé. A l entrar MJ había despertado y se
quejaba de que le molestaban los tubos, al parecer estaba mejorando y quizá ya no
necesitaba esa maquinaria que le ayudaba a respirar.
Alex y ella cruzaron las miradas y el silencio se instaló en la habitación.
Alexander tenía el pulso tan acelerado que casi podía el latido de su corazón en
todo el hospital quería correr hacia ella y abrazarla por siempre pero el miedo a unareacción negativa lo mantuvo anclado al suelo. La mirada de MJ sin expresión
alguna pasó de Alex a Gilbert, que la miró con una sonrisa radiante.
― Menos mal que te despiertas, dormilona ―dijo feliz porque hubiera
despertado.
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Una segunda oportunidad
― Alice, ¿quiénes son ellos? ―preguntó a su hermana mirándolos como a
extraños, al parecer recordaba toda su vida a excepción de Gilbert y Alex.
― Mary Jane cariño, no bromees, estaban tan preocupados como yo, Alex
incluso más…
― ¿Alex? ―preguntó mirando a los chicos, como si se supusiera que debíasaber cual era.
Alex salió de la habitación con lágrimas en los ojos, no podía creer lo que
estaba pasando, MJ no le recordaba y eso le dolía incluso más que el tiempo que
había estado escondida de él. Gilbert se quedó completamente helado, después de
lo que habían pasado al parecer tampoco lo recordaba a él, de pronto saliócorriendo en busca del médico que la atendía.
― Disculpe doctor, necesitamos que vea a la señorita Daniels cuanto antes. ― ¿Ha pasado algo? ¿Ha despertado?
― No sólo ha despertado… vamos venga ― pidió histérico.
Después de varias pruebas los resultados fueron positivos, n o había daños
cerebrales de ningún tipo y que no reconociera era algo pasajero.
Pasada una semana en la que Alex no se movió de al lado suyo a MJ le
quitaron la venda de la cabeza y el collarín, la inflamación de sus ojos había
desaparecido y los moratones comenzaban a desaparecer, se sentía mejor y másanimada aunque un poco extraña por tener que cuidar al bebé de Indhira, a la que
recordaba perfectamente.
― Dime Alex, ¿de qué nos conocíamos? ―preguntó ella.
Hacía días que Alex estaba ahí, tenía bastante confianza con su hermana y consu cuñado y le resultaba muy atractivo.
― No lo pienses, ya me recordarás ―le dijo él con una sonrisa.
― Pero dime, ¿de qué nos conocemos? ―volvió a preguntar curiosa. ― No te lo diré ―jugó con ella aunque con un tono tristón del que ella se
percató, ―tendrás que recordarme tú.
Una semana y media después estaban de regreso a América.
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Una segunda oportunidad
Hacía días que habían vuelto y Alex había preferido dejar las cosas tranquilas
por unos días, MJ tenía que cuidar un bebé y Alice y Gilbert estaban con ella, no
quería verla de nuevo hasta que no estuviera recuperada del todo para evitarle el
estrés de tener que lidiar además con un extraño.
Alice le mantenía informado de todo lo que hacían y de su mejoría, de hecho
ya iban a quitarle las escayolas y se había recuperado bien de sus heridas.
Pasados unos días sonó de pronto el timbre del apartamento de Alex,pensando que se trataba de su madre abrió la puerta sin mirar y volvió a su
habitación dónde estaba terminando de vestirse, MJ se quedó en la puerta con el
carrito del bebé, esperando a que le invitara a pasar pero no lo hizo y se quedó
esperando.
Después de unos minutos Alex salió para ver por qué su madre no entraba y
encontró a MJ con una sonrisa radiante.
― O h, Dios mío Mary Jane, ¿pero qué haces tú aquí? ― Sin poderlo evitar
corrió a abrazarla, abrazo que devolvió tímidamente.
Vestía unas botas de cowboy con unos vaqueros ajustados de una forma muy
sexy y una camiseta rosa recortada por la cintura que dejaba su ombligo al
descubierto, su pelo rubio y ondulado caía hasta la cintura y sus bonitos ojos azules
se habían iluminado al verlo.
― ¿Cómo sabías donde vivo? ¿Has recordado? ―dijo repleto de emoción.
― No aún no, ha sido Alice quién me ha dado tu dirección, pero dime Alex,
¿por qué no me siento extraña? ¿Por qué tengo la sensación de haber estado aquíantes? ― preguntó mirando a su alrededor.
Casi no podía creer que pudiera recordar de un momento a otro.
― Ven, te voy a enseñar el resto de la casa ―le dijo tomándola de la mano,
―puedes dejar al bebé aquí.
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Una segunda oportunidad
MJ le siguió incondicional, como si sintiera que podía fiarse de él. La llevó
hasta el que fue su dormitorio, que no había cambiado ni un poco, la llevó a su
habitación, allí aún sintió más esa sensación de haber estado ahí antes.
― Me siento extraña ―le dijo con el ceño fruncido a modo de confusión―tengo
sensación de Déjà vu, pero… no sé qué es lo que me hace sentir así.
― ¿Soy yo quién te hace sentir rara? ―preguntó preocupado.
― ¡No! Me haces sentir bien ―sonrió
Las ganas de abrazarla superaban sus fuerzas para contenerse pero debía
aguantarse, no podía asustarla, no debía olvidar que ahora él era un extraño.
Pasadas unas horas el bebé necesitaba comer y tuvo que marcharse a casa.
― Dime Alex, ¿vendrás a vernos? ¿Sabes dónde vivo? ― Por supuesto, si me lo pides iré a veros todos los días y, por supuesto que sé
dónde vives ―sonrió guiñándole un ojo.
― Pues… te pido ―pidió ella tímidamente.
Para Alex tener a MJ delante, poder verla y poder sentirla era más de lo que
podía soportar, si antes estaba enamorado de ella el sentimiento ahora se había
multiplicado por mil.
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Una segunda oportunidad
Capítulo 28 Mariposas como las de mi estómago
Comenzaron a pasar los días y Alex empezó a visitar a MJ cada vez con másfrecuencia, preparaba los biberones, cambiaba los pañales de la pequeña, se
comportaba como si ese bebé fuese también su hija.
MJ lo miraba siempre disimuladamente, solo con su presencia comenzaba a
ponerse nerviosa pero no entendía el por qué.
Después de varios días Alice fue a por ellos, quería que salieran juntos como lo
hacían antes, cuando Alex estaba ciego así, quizás, con ese método conseguía que su
hermana se diese cuenta de lo que en realidad pasaba, que se estaba enamorando se
Alex sin recordar nada de él.
― Vamos chicos, vestid al bebé, hoy tenemos entradas para el mariposario
―dijo Alice con una sonrisa.
― Pero con la niña… ― replicó Mary Jane, ―sería mejor que nos quedásemos
en casa.
― Mary Jane, Mary Jane… lo que tú quieres es estar sola con Alex, no es así ―
descubrió la morena.
― Por favor, no digas eso… ―respondió ruborizándose al ver que Alex la
miraba sonriente.
― Vamos Mary Jane ―le dijo Alex cogiéndola de la mano, ―prepara tú el bolso
y yo la visto.
― Parecéis un matrimonio con vuestro primer bebé ―dijo Alice riéndose a la
vez que Alex se giraba y la miraba sonriente.
Estaban en la habitación mientras Alice observaba desde la puerta, su
hermana nunca había podido engañarla, siempre podía leer en sus gestos lo quepensaba y sus gestos le decían que le gustaba Alex, que sentía algo por él, aunque
no lo recordase.
Pasada media hora Gilbert tocó al timbre y un momento después estaba en lapuerta de la habitación junto con su mujer.
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Una segunda oportunidad
― ¿No te parece tierno? ―le preguntó ella a su marido.
― Me parece increíble que ahora de repente tenga que cuidar de ese bebé.
― Hace ya 3 meses del accidente que casi nos la roba, a cambio tenemos una
sobrinita. ― Parece feliz ―sonrió é l, mientras la miraba con esa niña.
― Lo es… observa como mira a Alex ―decía ésta emocionada.
Gilbert comenzó a sentir celos repentinos, no entendía como una personapodía enamorarse de otra 2 veces, pero a su vez estaba emocionado de ver lo bien
que estaba, había sufrido tanto por Alex que ahora merecía ser feliz, aunque no le
recordase.
Cuando entraron en el recinto de las mariposas parecían haber entrado en unmundo mágico, un mundo donde parecía que nada podía hacerles daño, hacia elfondo se extendían puentes y cascadas, árboles y plantas, y mariposas, miles de
mariposas.
Alex llevaba ahora el carro con la niña y MJ miraba embobada como una cría
todas las mariposas que revoloteaban cerca de ella.
―¡Mira Alex! ¡Esa es naranja! O ¡esa parece una hoja! ―señalaba
completamente alucinada.
Caminaba sin mirar dónde ponía los pies tropezando a cada rato con las
farolas que decoraban el recinto o con los troncos con los que estaban hechos los
puentes.
Alice le pidió a Alex que le dejase llevar al bebé, de manera que pudiera
adelantarse e ir con su hermana. De pronto ésta tropezó, Alex tuvo reflejos y la
sujetó inmediatamente para que no cayese al riachuelo artificial que había.
― Ya está bien señorita, no puedo dejar que te tropieces otra vez, de modo
que… ―se interrumpió a si mismo levantando a MJ en brazos , ―a partir de ahoraharás la visita en mis brazos.
― No Alex, ¡suéltame! ― pidió avergonzada, temía que él se diera cuenta de
los efectos que causaban en ella.
― N o te voy a soltar, y si no quieres que te cargue en brazos súbete en mi
espalda.
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Una segunda oportunidad
― ¡N o! Bueno, en la espalda mejor ―rió. La visita al mariposario terminó y
volvieron a casa caminando, realmente parecían un matrimonio. Mary Jane había
estado sintiendo mariposas en el estómago, tantas que creía haberse comido un
millar de ellas, parecían calmarse cuando se alejaba del rubio, pero cuando Alex se
acercaba…
A l llegar a casa Alexander bañó al bebé y después del biberón la metió en su
cuna.
― Yo… he de irme MJ, es tarde.
― Alex, son las 10, ¿te apetece quedarte a dormir?
― ¿En tu cama? ―dijo para molestarla, le encantaba molestarla, le recordaba
esos meses pasados en los que ella había estado en su casa y la molestaba con
tonterías.
― ¡Oh no! Tengo más habitaciones, ¿sabes?
Alex rió a carcajadas cuando escuchó su respuesta, era exactamente la misma
chica que él recordaba, a pesar de que él no la había visto y ella ahora no recordaba
esos meses que pasaron juntos.
― Creo que me iré a casa, de verdad me apetece quedarme, pero será mejor
que me vaya.
S in querer dio un golpe a la silla donde MJ tenía colgado su bolso y éste secayó, dejando fuera un libro.
― O h, lo siento… ―dijo mientras lo recogía del suelo―¿Te gusta leer?
― ¡Claro! ¡A quién no! ― sonrió― Este va de una chica que escribe un libro
basado en la vida de alguien a quién ella no conoce pero que en verdad es real…
― Interesante, si ― fingió, a él no le gustaban las novelas románticas donde al
principio todo es una tortura y luego todo es felicidad, le parecían puras fantasías,
pero no pensó que su vida era exactamente así. ― Ojalá pudiera escribir un libro que llegase al corazón de todo el mundo
―dijo fantaseando con el libro entre los brazos.
Alex recordó entonces que su plazo para publicar “Cartas a un ciego”
caducaba en un par de días.
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Una segunda oportunidad
― Bueno MJ, mañana nos vemos, ¿de acuerdo? ―ella respondió con una media
sonrisa y tras un abrazo se marchó, dejando a Mary Jane con las ganas de haberlo
tenido ahí un rato más al menos.
Cuando llegó a casa se fue directamente al sofá, ahora estaba en una
encrucijada, en una de verdad, si publicaba ese libro cumpliría el deseo de MJ de
“llegar al corazón de todo el mundo”, y quizá, con suerte iría recordando poco a
poco. Por otro lado sentía que si publicaba ese libro la estaba traicionando.
Después de varias horas sentado y a oscuras dio con una solución, algo que
realmente deseaba hacer y, con su decisión tomada se fue a dormir.
MJ llevaba cerca de una semana sin ver a Alex y comenzaba a desesperarse,
había ido a su casa todos los días, Alice le había dicho que esa semana estaba muy
ocupado con un asunto. Estaba un poco molesta por que le hubiera contado a su
hermana pero no a ella, pero a pesar de su enfado no podía evitar el deseo de verlo
de nuevo.
Alex estaba tramitando la publicación del libro y no tenía tiempo de visitar a
su querida MJ y a su adorada niña. Durante la semana tenía reuniones, visitas,
trámites, firma de documentos y cuando por fin tenía un rato libre era por la noche,
pero a pesar de su deseo por verlas no quería molestar.
Después de los días de tortura en los que no se habían visto se publicó el diarioen forma de cartas que había escrito MJ.
Alex se estaba vistiendo para ir a visitar a MJ cuando alguien llamó a la puerta,
como la vez anterior creyó que era su madre y abrió sin mirar volviéndose amarchar a su habitación, ésta vez MJ y él tenían bastante confianza como para que
entrase sin permiso en su apartamento.
De pronto el bebé comenzó a llorar y Alex que no había terminado de vestirse
salió corriendo para ver a MJ , sabiendo con total certeza que era ella.
― ¡No te esperaba!, estaba… ―se miró el torso desnudo con cara de
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Una segunda oportunidad
consecuencia, como si le diera vergüenza que ella le viera así.
S in pensarlo y sin terminar la frase se dio la vuelta para ir a su habitación y
terminar de vestirse.
― Estoy enfadada contigo Alex ―le dijo ella para que no terminase deirse―termina de ponerte la camiseta aquí ―le dijo señalando la mano de la que
colgaba la camiseta que iba a ponerse.
― ¿Enfadada? ― preguntó él.
― Creía que teníamos bastante confianza como para que me contases las
cosas... pero veo que no.
― N o entiendo ―afirmó él sin saber a lo que se refería.
― Ibas a estar toda una semana tan ocupado como para no venir a vernos… ¿yno pudiste decírmelo?
Aquella última frase provocó en él unas ganas incontenibles de abrazarla, de
modo que sin pensarlo se dejó llevar y la abrazó rodeándola con sus largos, fuertes
y cálidos brazos.
― Perdóname… hubiera pagado por conseguir tiempo para pasarlo contigo,
créeme, pero estaba realmente ocupado y cuando tenía tiempo ya era muy tarde
por la noche…
― Pero aunque fuera tarde… hubiera preferido verte aunque solo fuera un
rato…
Alex apartó a MJ por los hombros dejándola justo de frente.
― Mary Jane, ¿te gusto? ―preguntó.
S i la conocía tan bien como creía le daría exactamente la respuesta que le dio a
su madre tiempo atrás “hay muchas maneras de gustar, me gusta salir con él, ir a
sitios con él”…, en cambio sólo se ruborizó y asintió tímidamente. En ese momento
Alex creyó que se trataba de un sueño, no podía creer que estuviera admitiéndolo,que tuviera delante a la persona a la que más amaba en el mundo y, que esa persona
estuviera admitiendo que le gustaba.
― Pero no me gustas como hombre ―mintió deliberadamente―me gusta salir
contigo, ir a sitios contigo... ―de pronto él comenzó a reír a carcajadas.
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Una segunda oportunidad
― Dios, lo sabía ― continuó riendo, para confusión de ella.
― ¿Que sabías qué?
― Olvídalo, ¿vamos a casa?
A casa… esas palabras la hacían sentir bien, ni siquiera se había dado cuentade que se había acostumbrado tanto a Alex que no podía pasar un solo día sin él.
― Podías mudarte con nosotras… ―dijo sin pensar.
― No… no quisiera ser una molestia.
― No lo serás, me ayudas mucho con el bebé.
― De modo que… ¿solo es por la ayuda del bebé? ― preguntó jugando, con el
entrecejo arrugado.
― ¡No! Es solo que… bueno así no tendría que venir hasta aquí para verte…
―sonrió, intentando justificar su atrevida propuesta, realmente quería verlo a cada
momento, aunque no fuesen pareja.
Sin pensarlo demasiado le pidió que esperase unos minutos y en una bolsa de
deporte, de cuando hacía motociclismo metió un par de mudas, su cepillo de
dientes, su portátil…
A l llegar a la mansión D aniels Alex llevó a la pequeña hasta su cuna y pidió a
MJ que le mostrase cuál sería su cuarto, sin pensarlo le llevó a un dormitorioenorme de la segunda planta, uno que quedaba justo al lado de ella, la cama la tenía
situada justo en el lado opuesto de la pared donde MJ tenía la suya, de manera que
cuando estuviesen cada uno en su cama lo único que les separaría sería esa pared.
― ¿A l lado tuyo? ― preguntó él.
― S i, claro, es la segunda habitación más cercana a la escalera, ¿ves? ― dijo
volteándose para enseñarle y para ocultar los colores de sus mejillas.
― Uhm… veo que la cama está pegada a la tuya… afirmó mirando al interior
del dormitorio.
― ¿Perdona? Está pegada a la pared ―respondió con el ceño fruncido―pegada
a la pared…
― Ya veo… espero que no ronques ―bromeó.
Ella golpeó con su puño en el brazo de él a modo de respuesta.
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Una segunda oportunidad
Pasaron unos días, Alex tenía ya publicado su libro, habiendo hecho ciertos
trámites para aparecer como autor anónimo, recibió varias copias que llevó a su
apartamento, pero tomó una, quizás la más importante para él, la copia que iba a
regalarle a MJ.
A l llegar a casa dejó el libro en una mesa, esperando que MJ lo encontrase y
así lo hizo, por la nota adhesiva de la cubierta supo que era para ella
“Hoy he encontrado éste libro pasando por una librería, al parecer es interesante, espero
que te guste”
Sin poder esperar un momento más buscó un lugar tranquilo, y comenzó a
leer completamente metida en la historia
“Estimado Alex:
S é que nunca leerás estas letras, no porque no quieras, sino porque quizás nunca
puedas volver a ver.
Hoy ha sido un día difícil para mí, he despertado en una casa extraña donde al parecer
he dormido bastantes horas.
Hace unos días alguien a quien amaba con todo mi corazón me abandonó, no pensaba
que eso pudiera pasar jamás pero pasó, me quedé sola y destrozada…”
S e emocionaba tanto con algunas partes que no podía contener las lágrimas…
Cuando Alex llegó la encontró llorando en la cocina mientras se servía un vasode agua.
― Dios mío Mary Jane ¿estás bien? ―preguntó preocupado, ella dejó el vaso
sobre el mármol de la cocina y corrió a abrazarlo.
― Muchas gracias por el regalo Alex ―le dijo hundiendo la cara en su pecho― ,
es un libro precioso.
― Me alegra mucho que te guste ―dijo intentando ocultar su repentina
tristeza, ―¿lo has leído entero? ― No aún no… si no paraba se me iban a secar los ojos, ―rió alegre.
De pronto Alex sintió un repentino miedo, miedo a que su plan no surtiese
efecto, miedo a que no recordase nada, pero ese miedo comenzó a desaparecer
cuando ella se acercó y le besó en la mejilla.
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Una segunda oportunidad
― Gracias otra vez ―en su boca había dibujada una sonrisa y en sus ojos
gratitud por el regalo, pero él veía algo más, algo que provocaba en él un deseo
incontrolable por besarla.
Alex se dejó llevar colocó sus manos en su cintura y en su cuello y la trajo
hacia él.
― Ojalá me recordases ― le susurró en los labios antes de besarlos.
MJ estaba sorprendida, no podía creer que la estuviera besando, que la
estuviera besando tan dulce y apasionadamente a la vez, quiso apartarse pero le
gustaba, le gustaba sentirse tan pequeña rodeada por los brazos de ese chico.
De repente sonó el móvil de ella, rompiendo ese momento mágico que por fin
estaban viviendo.
― Maldito Gilbert ― murmuró.
― ¿Cómo sabes que es él Alex?
― Porque siempre que tenemos un momento de cercanía ahí está él para
interrumpirlo.
MJ se quedó pensativa, por un momento pensó que quizás Alex y ella se
habían besado ya tiempo atrás, ese tiempo que no recordaba, pero tuvo que
interrumpir esos pensamientos para atender su llamada. N o era Gilbert pero sí
Alice. ― ¡Alice! ―exclamó feliz.
― Mary Jane ¿está Alex en casa? ―preguntó tajante.
― Sí, claro.
― Pásamelo, necesito hablar con él inmediatamente ― reclamó.
Alice acababa de pasar por una librería en la que anunciaban un libro, un libro
en el que los protagonistas se llamaban Alex y Mary Jane.
― Dime Alice ―pidió molesto por la interrupción.
― Alex tenemos que hablar. D e ese libro. ―dijo, su voz sonaba áspera.
― ¿Cómo lo has sabido? O s lo iba a decir esta misma tarde… ―explicó.
― Lo están anunciando en la librería que hay camino de mi casa...Dime que lo
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Una segunda oportunidad
― Tengo que atender a la niña ―dijo él intentando zafarse de la reprimenda.
― Si, muy oportuno, pero mi hermana es su madre adoptiva y tú no eres nada
para ella solo un amigo ― Alice lo dijo sin querer herirlo, lo dijo sólo para darle a
entender que ella era quién debía hacerse cargo del bebé, no él.
Alex sintió como si su amiga le clavase un puñal, hacía más de un año que se
conocían y un año desde que salían los 3 juntos y en ese momento, en ese preciso
instante sintió que no era nada, que realmente no le apreciaba, no al menos como lo
hacía él con ella y con Gilbert.
― S i, lo sé. Yo… debería mejor irme a mi casa y olvidarme, dejar tranquilas a
Mary Jane y a la niña ―dijo saliendo por la puerta
― ¡Alex! ―gritó Alice, pero éste corrió escaleras arriba para ir a su habitación.
Metió su ropa en la bolsa de deporte y se marchó de la casa sin decir nadacerrando la puerta de un portazo.
― Alice, ¿qué ha pasado? ―preguntó MJ al haber escuchado el golpe en la
puerta―¿dónde ha ido?
― Yo… lo siento MJ , es solo que he dicho algo que no debía ―se disculpó.
― ¿Alex, se ha molestado?
― Y se ha marchado, me temo.
― ¿Cómo?
Mary Jane corrió sin pensarlo a la calle, esperando encontrar a Alex pero no lohizo, volvió a casa extrañada, no sabía que le había molestado tanto como para
marcharse de ese modo.
Alexander llegó a su apartamento con el ánimo por los suelos, no esperaba
que Alice, que siempre le había dado ánimos con su hermana ahora le hubiera
dicho que él solo era un amigo, se sentó en el sofá y lanzó la bolsa con la ropa contra
la puerta. A poyó la frente sobre sus manos y los codos sobre las rodillas.
― Maldita sea, ya sé que solo soy un amigo, pero daría lo que fuese por ser
más que solo eso.
A hora debía añadir cómo iba a disculparse con MJ por marcharse de esaforma, sin decir nada, sin despedirse.
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Una segunda oportunidad
Alice nunca había visto a Alex tan molesto, parecía realmente ofendido y se
sintió culpable por haber dicho algo así y antes de marcharse pidió a su hermana
que fuera a verle.
Después de despedirse de su adorada hermana subió con el bebé, cambió su
ropa cuidadosamente, la peinó y la perfumó.
Caminó todo lo deprisa que pudo, arrastrando el carrito con la niña para
encontrarse con Alex.
A l llegar a su piso tocó incesante el timbre, llamó a la puerta incontables veces
pero él no abría. Alex supuso que Alice querría disculparse por el modo en que le
había hecho sentir y en ese momento estaba demasiado dolido como para poderhablar civilizadamente. Había buscado un hotel en la parte más lejana de la ciudad
y se había instalado para pasar allí la noche.D os horas después llegaba a Daniels de nuevo con la pequeña, era extraño no
ver a aquel imponente chico de 1,95m paseando por la casa con la niña o en la
cocina sirviéndose un zumo… se acercó a la que había sido su habitación,
habitación de la que se había llevado casi todo, como si no fuese a volver. Buscó su
teléfono móvil y le llamó una y otra, y otra vez vez más, una docena de veces, hasta
que por fin respondió.
― Dios mío Alex, por fin respondes, no sabes lo asustada que estaba pensando
que te había ocurrido algo… ― dijo ella feliz al escuchar que descolgaba. ― Estoy bien Mary Jane siento mucho haberme marchado de ese modo, pero
por favor no me llames en unos días… ―respondió él con tono triste.
― ¿Pero por qué? ¿Qué es lo que ha pasado? ¿Qué te ha dicho Alice?
―¿Te importa si lo hablamos en otro momento? Me temo que en este momento
no es conmigo con quien puedas tener una conversación agradable. Lo siento
mucho, pero he de dejarte, te llamaré dentro de unos días, ―le dijo antes de colgar
mientras cerraba con fuerza los ojos, y apretaba la mandíbula y los puños.Mary Jane se quedó mirando la pantalla del móvil completamente asombrada
por lo que acababa de pasar, no solo había cortado la llamada, además le había
pedido que no le llamase y que ya contactaría él. Molesta lanzó el teléfono contra la
cama maldiciéndolo sin sentir lo que decía.
Poco a poco iban pasando los días, los minutos parecían horas y las horas días,
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Una segunda oportunidad
pero lentamente iba avanzando el reloj y con él el calendario.
Eran ya 3 días los que Alex no daba señales de vida, a pesar de su petición MJno podía evitar llamarle, quería hablarle, escuchar su voz, pero él no respondía.
―Está bien Alex, ¿no quieres hablar conmigo? Me parece bien… ―se decía , ―no, no me parece bien… no sabes cuánto te odio… ― se mintió a sí misma paraconvencerse de quitarse a Alexander de los pensamientos.
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Una segunda oportunidad
Capítulo 31 Ese libro… ¿lo escribí yo?
Pasaron unos días, después de pensar y descansar estaba más tranquilo, habíaorganizado sus pensamientos y sus prioridades, así que, cuando se supo con valor
volvió a casa de MJ . Necesitaba hablar con ella, necesitaba decirle lo que sentía y
pedirle que salieran juntos como pareja pero MJ estaba enfadada, le rehuía, quería
hacerle pasar por ese castigo por el que él le había hecho pasar esos días sin que ella
hubiera hecho nada para merecerlo.
― Lo siento Alex, pero ahora soy yo quien necesita unos días, no vengas y no
me llames, ya contactaré contigo cuando se me pase.
― Lo siento MJ, sé que me excedí un poco, sobre todo porque no tenías la
culpa.
― N o tenía la culpa pero me lo hiciste pagar a mí…
― Lo sé, lo siento, perdóname…
― N o sé… ya te llamaré ―dijo cerrando la puerta y dejando al rubio en la calle.
Alex no se lo podía creer, MJ estaba actuando de un modo que nunca se
hubiese imaginado pero tenía razón, él se había molestado con Alice y era a MJ a
quien había hecho pagar.
A pesar de sentirse de un modo extraño cuando Alex no estaba continuó con
su vida de un modo casi normal.
Siguió leyendo ese libro que Alex le había llevado, ese libro que le hacía
sonreír y llorar, cada vez con más frecuencia tenía sueños que parecían recuerdosrotos en los que nadie tenía cara pero en los que ella sufría y reía, cada vez más ese
libro le parecía más una especie de memorias, en las que la protagonista no era una
extraña sino ella misma. ― Alice… ―dijo a su hermana cuando ésta descolgó―creo que recuerdo algo…
―continuó, cerrando el libro a la vez que sus ojos―recuerdo a un chico… alguien
que me hizo una promesa, pero no puedo recordar su cara…
― Dios mío MJ ,¿estás bien? ―preguntó su hermana asustada.
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Una segunda oportunidad
― Estoy feliz Alice, parece que por fin podré recordar… ―dijo emocionada―tu
eres mi hermana, ¿sabes algo de ese chico?
Alice no podía decirle quién era aquel chico que le había hecho aquellapromesa, tenía miedo de que a su hermana le ocurriese algo si recordaba de pronto,
a parte había otro motivo oculto que se negaba a reconocer, se había enamorado de
Gilbert, ese chico al que su hermana había querido toda su vida y que había perdido
por su culpa.
S in saber muy bien qué hacer llamó a Alex, debía informarle que su hermana
comenzaba recordar, era poco, solo un recuerdo de su infancia con Gilbert, pero era
un recuerdo que estaba retomando una parte de sus recuerdos de donde nunca
debió borrarse.
― Soy Alice ―dijo ésta cuando él descolgó―no me cuelgues. ― N o lo haré Alice, dime, ¿para qué me llamas? ― preguntó con monotonía.
― Bueno, sé que es un poco tarde, pero discúlpame por lo de la otra vez…
― N o hay nada que perdonar, tenías razón, en la vida de tu hermana solo soy
un amigo.
― No eres solo eso Alex, lo sabes, sabes que ella te quiere…
― ¿Es ese el motivo de tu llamada?
― N o, es MJ , creo que empieza a recordar algo.
― ¿Cómo? ―preguntó sorprendido.
S in pensarlo cortó la llamada y fue hasta su habitación, no podía creerlo,
comenzaba a recordar. S e vistió a toda prisa y corrió hasta la mansión D aniels,
necesitaba verla, necesitaba estar con ella.
A l llegar tocó al timbre insistentemente pero MJ no abrió. J usto frente a la
puerta de entrada había un banco y, sabiendo que ella miraba desde una ventana se
sentó con la esperanza de que se apiadase de él y le dejase entrar. ― S é que me estás viendo, voy a quedarme aquí hasta que me abras ―susurró
mientras tomaba asiento frente a su casa.
Mary Jane lo miraba desde la ventana, tenía un nudo en el estómago que leimpedía respirar con normalidad, le quería demasiado como para dejarlo en la
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Una segunda oportunidad
calle, pero estaba molesta por haberse ido de aquel modo y por haberle pedido que
no le llamase. Cerró la cortina mientras una lágrima caía por su mejilla y se dijo a sí
misma que iba a ser fuerte y no le iba a abrir.
Llegó la noche y, tal como decían las previsiones comenzó a nevar, Alex había
dicho que no se iba de allí y a pesar del intenso frío y de la nieve seguía sentado
frente a la mansión.
Eran más de las 2, a pesar de llevar más de 3 horas en la cama no podía dormir
pensando que quizás Alex seguía allí sentado y aunque deseaba con todas sus
fuerzas que no se hubiera ido lo mejor era que se hubiera resguardado de la nevada.
S e puso en pie, se cubrió con una fina manta y se acercó a la ventana.
― Dios mío, ¡estás loco! ―dijo mientras corría para hacerle entrar, su corazón
estaba agitado sabiendo que en pocos segundos más iba a tenerlo cerca otravez―¡Alex! ― llamó desde la puerta, tenía los pies desnudos hundidos en la nieve.
― Yo… ―dijo él sin poder decir nada más a causa del frío.
― Pasa… ―le dijo señalándole hacia la puerta.
A l ponerse en pie estaba entumecido, las piernas no le respondían y MJ
comenzó a sentirse mal por él. S e acercó y le rodeó con la misma manta que ella.
Mientras le sujetaba por la cintura le ayudó a entrar.
― ¿Estás loco? Podrías ponerte enfermo por esto.
― Estaba dispuesto a hablar contigo, aunque hubiera tenido que dormir una
semana en ese banco.
― S i, ¡¡definitivamente estás loco!! ―sonrió nerviosa.
Le ayudó a subir al dormitorio que había ocupado Alex, y a pesar de la
vergüenza que sentía le ayudó a quitarse la ropa mojada, tenía el pecho al
descubierto y la miraba de un modo que la ponía nerviosa, de pronto Alex agarró
una de sus manos y la colocó justo en medio de su pecho, tenía la piel fría y elcontacto con su mano caliente hizo que se le erizase la piel.
― Date una ducha caliente Alex ―le dijo mientras temblaba, tenía miedo de
que quisiera continuar lo que estaba empezando.
― Estoy bien así MJ ―le dijo mirándola a los ojos mientras apretaba su cálida
mano contra su pecho.
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Una segunda oportunidad
libro.
― Alex, ese libro… ¿lo escribí yo antes de perder la memoria? ―preguntó de
repente.
Alexander supo que pasaba algo, la pregunta que le había hecho por la nocheno le había dejado dormir.
― S i, lo hiciste ― respondió sereno.
― ¿Por qué no me lo dijiste? ¿Por qué no me dijiste que el Alex del libro eras
tú? ¿Por qué no me dijiste que te quise de ese modo?
― Yo… ―dudó un momento si contarle o no la verdad, pero ya que había
empezado no podía parar―verás MJ , cuando te marchaste se quedó en tu
dormitorio tu tarjeta de memoria, en ella guardabas esta especie de diario en forma
de cartas hacia mí, no quería, pero te extrañaba demasiado, las leí y creí que sería un
buen cebo para que volvieses, retuve la publicación del libro pero luego tuviste ese
accidente en India y creí que podría usarlo para que recuperases la memoria, para
que me recordases…
De pronto MJ se puso en pie y abofeteó al muchacho en la cara.
― No me puedo creer que hicieras algo tan bajo ―le dijo con desprecio,
―¿publicaste mi diario para atraerme a ti? ¿Aunque fuese enfadada?
― Lo siento, yo… ― Alex no sabía cómo disculparse, tenía sus bonitos ojosazules llenos de lágrimas y la voz se negaba a salir.
― Alex vete, vete de mi casa. Hasta que te perdone no quiero volver a verte
―pidió dolida.
El chico obedeció, se puso en pie y se marchó una hora más tarde
completamente aterrado, aterrado porque ella no quisiera volver a verle, aterrado
porque no le perdonase esa traición.
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Capítulo 32
Mary Jane no se hacía a la idea de que el libro lo hubiera escrito ella, además,Alex había respondido todas y cada una de las cartas, haciéndola sentir aún peor
por haberse enfadado. Pasó varias semanas llorando por la marcha de Alex, una
marcha forzada ya que ella era quién le había echado, se moría por verlo, le costaba
conciliar el sueño y le costaba comer con normalidad.
Alice comenzó a preocuparse por su hermana, un tiempo atrás la había vistodel mismo modo, un tiempo en el que le angustiaba saber que Alex iba a casarse.
Fue para ayudarle como todos los días pero ese día se cansó de ver a su
hermana tan deprimida de modo que la obligó a llamar a Alex o a ir a su
apartamento para verle mientras ella se hacía cargo de la pequeña.
― ¿Sabes? Ésta es la segunda vez que te encuentro así de deprimida.
― L a segunda? ― preguntó MJ
― Supongo que no está de más si te lo cuento, de todos modos has leído el
libro, ya debes saberlo. Cuando Alex iba a casarse con aquella… chica, Michelle,
estabas tan deprimida que no te tenías en pie.
― Pero yo no estoy deprimida… ―mintió.
― Mary Jane, Mary Jane… soy tu hermana y por si no te has dado cuenta te
conozco mejor que tú misma… tienes que hablar con Alex, ponte un poco en su
situación, está tan loco por ti que publicó el libro incluso bajo su misma tortura, élsabía que te ibas a molestar pero aun así quería que le recordases, todos queremos
que le recuerdes…
Mary Jane abrazó a su hermana, ella era la única que parecía entender a todo
el mundo y comprendía a la perfección los sentimientos de MJ y los de Alex.
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Una segunda oportunidad
Estaba en la duda, no sabía si ir al apartamento de Alex o no hacerlo, pero el
deseo de verlo podía con cualquier sentimiento que rechazase esa idea, de modo
que subió a vestirse. Alice iba a quedarse con la pequeña el rato que fuese necesario
mientras ella arreglaba las cosas con aquel chico del que se había enamorado dos
veces.
A l llegar al apartamento de Alex llamó al ascensor, esperó completamente
impaciente que llegase hasta el ático, pero cuando las puertas se abrieron una chica
esperaba ese ascensor en el que ella estaba, vestía un elegante traje de chaqueta con
una minifalda que dejaba al descubierto casi todas sus largas piernas, la chaqueta
insinuaba el peligroso escote que llevaba debajo, llevaba su melena color chocolate
recogida en un moño, elegantes gafas de pasta y tacones de vértigo. En una mano
sujetaba un maletín y en la otra una carpeta.
Cuando MJ la vio al abrirse las puertas se sintió a morir, Alex llevaba unosdías sin insistir en verla, no la llamaba, no iba a su casa y tampoco llamó a Alice.
― Buenos días ―le dijo pasando al interior del ascensor mientras la rubia la
observaba ―¿bajas?
― ¿E h ?―dijo despertando del trance―No, perdón, no bajo.
S alió del ascensor casi de un salto mientras la otra chica presionaba el botón
con sus larguísimas uñas rojas.
MJ no se atrevió a llamar al timbre, estaba tan nerviosa por haberseencontrado a esa chica que esperó de nuevo el ascensor y se marchó de allí sin
hablar con Alex.
A l llegar a casa su hermana esperaba impaciente por una respuesta, deseaba
de verdad que se arreglase la situación entre Alex y ella. MJ pasó a la cocina dónde
Alice preparaba un biberón para la pequeña.
― ¿Y bien? ―preguntó mirándola prestando toda su atención.
― ¿Bien? No… ― ¿N o has hablado con él? ¿No estaba? MJ se sentó en uno de los taburetes de
la isla de la cocina y apoyando la cabeza en los brazos dejó ir un suspiro.
― Supongo que es demasiado tarde…
― ¿Tarde?
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Una segunda oportunidad
― Cuando llegué había una chica despampanante fuera de su apartamento
esperando el ascensor.
― ¿En el ascensor… del piso de Alex? ―preguntó exaltada.
Seguro que tenía que haber una explicación aunque… podría tener sentidoque tuviera novia, Alex era increíble, sus profundos ojos azules enamorarían acualquiera, su voz era sensual y su forma de moverse invitaba a cualquiera a
enamorarse de él, además llevaba varios días sin dar señales de vida, ya ni siquiera
llamaba.
Pasaron algunos días Gilbert invitó a Alex a su casa, hacía varias semanas que
los dos amigos no se reunían.
Cuando Alex llegó al lugar de la cita, su casa, esperó que Alice hubiera
avisado a MJ y estuviera allí, la joven abrió la puerta y se encontró con él. ― ¡Alex! ―dijo sorprendida―yo… no te esperaba, no sabía que venías ―
continuó invitándole a pasar.
― ¿N o te dijo Gilbert que venía?
― No… Alex se sonrió, pensando que se trataba de una broma y esperando
encontrarse a la rubia sentada en uno de los sillones. Pasaba el rato pero MJ
realmente no estaba allí, en verdad Gilbert no había dicho nada acerca de su
reunión. ― ¿Qué tal te va Alex? ― preguntó Alice.
― N o lo sé, supongo que bien…
― ¿Supones? ¿Qué tal con tu nueva novia? ―preguntó, no quiso molestar pero
estaba enfadada de esa actitud distante que tenía con su hermana y sin querer le
molestó.
― ¿Perdona? ―preguntó Alex frunciendo el ceño―¿nueva novia?
― Bueno, es solo que MJ estuvo en tu casa hace un par de días y se encontrócon una chica saliendo de tu apartamento.
― ¿Una chica? Quizás era la cocinera ―preguntó
― Por la descripción no era la cocinera, era más bien una especie de ejecutiva
sexy…
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Una segunda oportunidad
Alex hizo memoria y recordó a la chica en cuestión, no recordaba el tipo de
ropa que llevaba, no supo decirle si el adjetivo de sexy estaba bien aplicado.
― Verás Alice, la señora Curtis vino a traerme un cheque con los primeros
beneficios del libro.
― ¿Cómo?
― Si, no es ni mi nueva novia, ni una amante, ni nada por el estilo, es lasecretaria y creo, la esposa del director de la editorial.
― Lo siento, yo… Alex se sentía mal, MJ estaría pensando que aquella joven
que salía de su apartamento se trataba de su novia cuando en el mundo nada podría
reemplazarla. Cuando terminó la cena se despidió de Alice y Gilbert y comenzó a
pasear. S in querer recordó el día que salió del hospital sin avisar a nadie y MJ
incluso con un vendaje en la cara salió a buscarle hasta que le encontró. Pensó quequizás ese era el día en el que había empezado a sentir algo por ella.
Ya era de noche pero aun así paseó por las calles por las que había pasado
estando ciego.
― Qué diferente resulta todo cuando uno tiene los ojos sanos… ―dijo
tristemente.
Sin darse cuenta llegó a Daniels, por un momento dudó si llamar al timbre o
no, pero quizás MJ no solo estaría enfadada sino también decepcionada.Caminó y caminó hasta llegar a su casa. Estaba a punto de ir a dormir cuando
su móvil hizo un pitidito.
“Me ha dicho mi hermana que la chica que vi en tu apartamento no era nada tuyo…
siento mucho haber pensado mal Alex, perdóname”
N o quiso contener más las ganas de ir a verla. Corrió y corrió por las calles ya
desiertas hasta llegar de nuevo a Daniels, a través de la verja de la puerta se veíauna ventana con una luz encendida.
― ¿Estás despierta? ― preguntó en voz baja sonriendo mientras veía la silueta
de MJ moverse inquieta por la habitación.
Sacó su móvil del bolsillo del abrigo y comenzó a teclear el mensaje que le ibaa devolver.
“N o podría reemplazarte nadie MJ, mis ojos solo te ven a ti y solo te verán a ti”
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Una segunda oportunidad
MJ se alejó de la ventana y él sonrió, teniendo la certeza de que estaba leyendo
su mensaje. De nuevo sonó un pitido.
“¿Quizás me sobrepasé?”
Alex no sabía a lo que se estaba refiriendo, con esa frase podía referirse acualquier momento en el que ella se enfadó o se fue.
“¿Con qué?”
Respondió.
“Con todo Alex, si el libro es fiel a la realidad sólo me trataste mal una vez y fue para
protegerme”
Alex estaba intentando encajar ese mensaje cuando sonó otro.
“Quiero verte”
Solo dos palabras fueron suficientes para acelerar su corazón, estaba frente a
su casa, con el deseo de verla y ella también quería verle a él. Tocó el timbre
instantáneamente. MJ abrió la puerta y corrió hacia él. A brió la puerta sin decir una
sola palabra y él entró cerrando la puerta tras de sí mirándola sin apartar la vista.
Cuando entraron dentro de la mansión ninguno de los dos quiso contener el
deseo de besar al otro, ella entrelazó sus dedos detrás de su nuca atrayéndolo hacia
ella, haciendo que él tuviera que agacharse, acercó sus labios a los del r u b i o sin
llegar a tocarlos.
― ¿Lo recuerdas? ―le preguntó mirándola a los ojos con sus enormes manos
en su cintura.
― No sé a qué te refieres ―mintió sonriendo. En el libro hablaba de ese casi
beso que Gilbert había interrumpido.
Poco a poco fue acercándose hasta que sus labios se rozaban. Él no quiso
esperar más para besarla así que tiró de su cintura trayéndola hacia sí,
profundizando ese beso. ― Nunca más me pidas que me marche o te vayas tú, no nos hagas sufrir,
sabes que nuestro destino es estar juntos ―le dijo apartándola solo unos centímetros
para tenerla de frente.
MJ solo negó con la cabeza y volvió a apoderarse de sus deseables labios.
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Una segunda oportunidad
Pasaron la noche juntos, sin decir una sola palabra, solo estando juntos,
recuperando las caricias y las miradas perdidas.
La niña comenzó a llorar y en ese mismo momento alguien llamó al timbre,
ambos se miraron y empezaron a reír.
― Tú la puerta y yo la niña ―le dijo ella sonriendo.
― Pero pueden creer que vivo aquí… ―le respondió él. ― ¿Y no vas a volver? ― le sonrió torciendo un poco la cabeza mientras se
ponía en pie frente a él.
― S i me lo vuelves a pedir así jamás podrás deshacerte de mí ―le dijo con una
sonrisa mientras colocaba las manos en su cintura.
― N o quiero deshacerme de ti ―le dijo sujetando su cara y besándolo en los
labios antes de ir a ver a la pequeña.
En la puerta esperaba Alice, que se sorprendió de encontrar al rubioabriéndole.
― ¡Alex! ―exclamó.
― Si… ―sonrió él.
― N o me lo puedo creer, ayer mismo…
― Si, ayer mismo ―dijo él, feliz. Alice se refería a su enfado y él a su
reconciliación
Cuando Alice entró vio a su hermana bajando las escaleras con una amplia
sonrisa, ésta no pudo evitarlo y corrió para abrazar a MJ.
― Me alegro tanto de que volváis a… ―le dijo.
― Yo también A lice… no pienso volver a dejarlo ir ― respondió a su hermana
mirándolo.
― No deberías.
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Una segunda oportunidad
Alex debía ir a firmar unos documentos y MJ quiso tomar un poco de aire.
Vistió y perfumó a la pequeña y salió a pasear.
Caminó por el paseo marítimo. E l día había amanecido perfecto, pero poco a
poco se había estropeado, unas nubes negras cubrían el cielo y un viento
desagradable levantaba polvo y despeinaba su pelo. A rropó a la niña para que no
cogiese frío y continuó su marcha, de regreso a casa esta vez.
― Vaya vaya, mira a quién tenemos aquí ―dijo una voz femenina.
― Oh Michelle, eres tú… ―justo al decir su nombre se quedó helada, hubiera
jurado que era la primera vez que la veía pero sin embargo sabía su nombre.
― Tienes un bebé… ― dijo ésta mirándola con desprecio.
― Si, ya ves, cosas del destino ―no terminaba de resultarle familiar pero
hablaba con ella como si la conociese, ―¿y Justin?
― ¿Cómo sabes tú de Justin? ―le preguntó cambiando el tono de voz.
― No lo sé, si te digo la verdad… ni siquiera te conozco ―respondió sincera.
― ¿Te lo ha contado Alex?
Ese nombre en boca de esa chica hizo que se marease, corrió a buscar un bancopara no caerse cuando de pronto centenares de recuerdos llegaron a su mente,
Gilbert, Patrick, Vicenta, Eleanor, Michelle y sobre todo Alex, su Alex.
Recordó todo, cada detalle, cada sentimiento, cada palabra, cada sitio al que
fueron juntos… todo, lo recordaba todo, lo recordaba todo como si hubiera pasado
el día anterior.
― Oh Dios mío… ¡¡Alex!! ―dijo comenzando a llorar.
Michelle pensó que se había vuelto loca, y se marchó de allí sin siquiera
preguntarle si estaba bien.
MJ estaba nerviosa, ver a ese chico que le había robado el corazón dos veces le
ponía tan nerviosa que no sabía cómo iba a reaccionar, era como verlo por primeravez después de mucho tiempo pero a su vez era como si nunca lo hubiese perdido.
A l llegar a casa él aún no había llegado y comenzó a impacientarse, necesitaba
verlo, lo necesitaba de verdad.
Aún no quería contarle a Alice que había recuperado sus recuerdos, a pesar de
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Una segunda oportunidad
ser una de las personas más importantes de su vida primero quería decírselo a él, a
su amado Alex.
Por fin llegó, sonó la puerta y MJ se colocó de espaldas a ella para no verle
directamente.
―Hola preciosa ―le dijo abrazándola por detrás, ―te he echado de menos ―se
agachó lo suficiente como para besarle el cuello.
― Alex tenemos que hablar, ―le dijo fingiendo estar seria.
― No me asustes MJ, te lo ruego, ―pidió asustado.
―Quiero que hagamos una cosa, ―le dijo girándose para tenerle de frente,
―quiero que te vengas con nosotras, pero no temporalmente, quiero que vivas aquí,
conmigo, para siempre...
― ¿Cómo? ―dijo sorprendido.
― No te voy a perder de nuevo.
Alex la rodeó por la cintura y la alzó del suelo, mirándola con felicidad y
satisfacción.
―Pero antes he de decirte algo ―dijo mientras la bajaba, le miró a los ojos, a sus
preciosos y azules ojos e impulsivamente saltó, se colgó de su cuello y empezó a
llorar. ― Alex perdóname por el accidente, perdóname por marcharme en lugar de
enfrentarte, perdóname por no contarte a tiempo lo de Michelle, lo siento.
― MJ yo… ¿lo de Michelle? ―preguntó extrañado.
― Te quiero Alex, y… ¿sabes lo mejor? Te recuerdo, recuerdo cada cosa de ti,
he recordado todas y cada una de las cosas que hemos pasado juntos...
― Mary Jane… ― Alex la apartó para mirarla a los ojos, no podía creer lo que
estaba oyendo, ―¿pero cómo?
Lo llevó hasta la sala, se sentaron en el sofá y le contó cómo había sido, lo que
había sentido, lo que sintió cuando todos los recuerdos la alcanzaron. Alex se
emocionaba con cada palabra, con cada mirada, cuando ella sujetaba las manos de
él...
S in querer volver a estar separados nunca más se abrazaron y se besaron
como si fuera la primera vez, prometiéndose que nunca nada los separaría de
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Una segunda oportunidad
nuevo.
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Una segunda oportunidad
Epílogo
Estaba ayudando a la pequeña Indhira a ponerse su vestidito, era el primer díade colegio y Alex y MJ estaban impacientes por llevar a la niña, estaban impacientes
por saber cómo sería dejarla allí, como se sentiría la niña al conocer a muchos otros
niños con los que jugar…
Conducía Alex mientras MJ, en la parte de atrás del coche ajustaba la chaquetade Indhira para que no tuviera frío. De pronto ésta sintió un mareo, un mareo
extraño que la llevó a buscar la mirada de Alex.
― ¿Qué te ocurre? ― preguntó asustado al verla pálida.
― Nada, es solo un pequeño mareo, ¿recuerdas que estos días he tenido
nauseas? ― él asintió nervioso, ―creo que le daremos un hermanito o una hermanita
a nuestra pequeña Indhira ―dijo ella abrazando a la pequeña.
― ¡Tenemos que asegurarnos! ―dijo Alex nervioso.
Él adoraba a la niña, la quería como si fuera suya, como si fuera parte de él,
pero se imaginó acunando a un bebé suyo y de la chica a la que más había amado entoda su vida y sintió unos nervios extraños, una anticipación que no podía explicar.
A l dejar a la niña en el colegio llevó a toda prisa a MJ al coche, debía llevarla alhospital para que le hicieran las pruebas pertinentes.
A l llegar al hospital no vieron en la sala de espera a Gilbert y a A lice, esta
presentaba síntomas parecidos, nauseas, mareos… pero ellos si los habían vistoentrar nerviosos en busca de alguien que la atendiera.
Gilbert no sabía cómo había pasado pero con el tiempo se enamoró
perdidamente de su mujer, se sentía ridículo al pensar el tiempo que había ignorado
su belleza por su obsesión con MJ. Alice era toda ternura, todo comprensión yganas de ayudar a los demás y eso comenzó a atraerle hasta el punto en el que ya nohabía marcha atrás, estaba enamorado de ella, más de lo que había podido amar
nunca a nadie, ni a su Mary Jane.
― ¿Estarán aquí por lo mismo? ―susurró ella mirando los ojos emocionados de
su marido.
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Una segunda oportunidad
― N o lo sé pero sería gracioso ―sonrió besando su mejilla.
Alguien salió y llamó a las dos muchachas para hacerle las pruebas, al verse
sonrieron y se abrazaron emocionadas.
Horas más tarde salieron con los resultados, evidentemente ambos eranpositivos y no pudieron controlar la felicidad al ver a sus parejas.
Para sorpresa de todos Alex estaba a punto del desmayo, estaba tan
emocionado que sintió la necesidad de sentarse para no caer.
― ¿Puedes llegar a emocionarte de esa manera Alex? ―preguntó Gilbert entre
risas, burlándose de una emoción que él mismo sentía en su propia piel, la emoción
de saber que en el vientre de su mujer había algo suyo creciendo.
― Sabes la sensación que es, Gil, vamos a ser padres, ¡padres! ―emocionado se
puso en pie y abrazó a las dos chicas que lo miraban sorprendidas―ven aquí tú
también ―estiró el brazo y atrajo al abrazo a Gilbert, que correspondió abrazando a
las chicas.
― Ahora solo queda que os caséis ―dijo Alice en broma.
― ¡Alice! ―exclamó MJ frunciendo el ceño simpáticamente a su hermana.
―Eso tiene solución. ― dijo Alexander ―Llevo meses pensando en cómo
preguntártelo, llevo meses deseando pedirte algo, llevo meses nervioso por la
respuesta a una pregunta… Mary Jane Daniels, ¿quieres casarte conmigo? ―preguntó arrodillándose en el suelo con un precioso anillo en sus manos.
― Dios mío Alex, ¿tenías el anillo hace meses? ― él asintió.
― Dime, ¿quieres? ¿Quieres ser la señora Ferrell? ¿La esposa de quien se
enamoró ciegamente de ti? ¿La esposa de quien te quiere hasta el extremo de hacer
cualquier cosa por tu amor?
Mary Jane lo abrazó con todas sus fuerzas.
― Sí, quiero, claro que quiero, tendría que estar loca si no quisiera… te quierotanto Alex… ―le dijo antes de besarle.
La felicidad era plena para los 4, ambas parejas estaban enamoradas y ambas
parejas iban a ser padres.
Lo difícil estaba hecho, ahora solo debían amarse por siempre y no dejar que
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las dificultades que pudiesen presentarse les hicieran dudar de su amor.
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Una segunda oportunidad
Especial
La carrera estaba a punto de comenzar estaban ayudándole a colocarse lachaqueta de piel y las botas mientras los mecánicos terminaban de ajustar tornillos
y abrazaderas.
Alex adoraba las motos, correr en carreras profesionales en circuito cerrado
era su sueño y hasta ahora siempre había sido el mejor.
Hacía 5 años que tenía novia, la adoraba, Michelle era atractiva y egocéntrica
pero no podía pedir más, le gustaba el modo en el que ella se sentía insegura e
infantil cuando tenía celos de que otras chicas le rodeasen.
La carrera iba a dar comienzo, después de un beso a sus padres y a su novia
Alex ajustó su casco y se acercó con la moto al punto de salida.
Decenas de motos acelerando ensordecían a cualquiera, pero Alex disfrutaba,
se sentía feliz, aceleraba y comprobaba marcadores.
Bang!
Todas las motos aceleraron al mismo tiempo alejándose de la línea de salida,
Alex iba cuarto, nunca le preocupó que le adelantasen unos cuantos
rivales, sabía y confiaba en que iba a ganar.
Todo iba como la seda, terminó 4º la primera vuelta, terminó 3º la segunda
vuelta… se acercaba al rival que tenía a solo unos metros cuando algo se
desprendió de la moto de delante y le golpeó directamente en el casco. Alex perdió
el equilibrio y cayó, la moto dio una primera vuelta con él aun encima, y una
segunda golpeándole en el casco.
Un numeroso equipo de emergencia se acercó a asistir el accidente, unos con
extintores evitaban que la moto ardiese, otros recogían los pedazos de plástico delsuelo.
Alex no se movía, aparentemente no respiraba, todos los espectadores se
quedaron en silencio ante la duda de si el campeón Alex Ferrell había muerto.
Un helicóptero voló a toda prisa sobre la pista, se detuvo al lado del
accidentado y con sumo cuidado lo subieron a la camilla, lo metieron en el
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helicóptero y éste despegó dejando a todos con la intriga.
Minutos más tarde los Ferrell llegaron al hospital acompañados de Michelle,estaban aterrados porque le hubiera pasado lo peor pero después de 3 horas las
puertas se abrieron y de allí salió un médico.
― ¿Familiares de Alexander F errell? ―preguntó alzando la voz lo suficiente
como para que todos en la sala pudieran escucharle.
Eleanor, su marido y la novia se acercaron corriendo ante el llamado.
― Nosotros, somos nosotros ―dijeron casi al unísono.
― Bien, su hijo ―hizo una pausa de suspense, ―veamos, ha recibido un fuerte
golpe en la cabeza, a causa de ello se encuentra en coma.
― Oh dios mio… ― exclamó la madre. ― ¿Podemos verle? ― preguntó el señor Ferrell.
― Por supuesto, no va a ser muy agradable puesto que está conectado a… ya
saben Síganme