perrone giovanni - [1844] tratado de la verdadera religión contra los incrédulos y los herejes

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TRATADO DE LA VERDADERA RELIGION CONTRA LOS INCRIIDULOS Y LOS HEREJES POR EL P. PERRONE, PROFESOR DE TEOLOGIA EN EL . COLEGIO ROMANO. < 17 .3 F h“:1 ri l .1 CE S -71 MADRID: 1844. Imprenta de D. José FEux PALACIOS FO1TOL

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Page 1: Perrone Giovanni - [1844] Tratado de la verdadera Religión contra los incrédulos y los herejes

TRATADO

DE LA

VERDADERA RELIGIONCONTRA LOS INCRIIDULOS Y LOS HEREJES

POR EL P. PERRONE,

PROFESOR DE TEOLOGIA EN EL . COLEGIO ROMANO.

<117.3 F h“:1 ‘ ril.1 CE S

-71

MADRID: 1844.Imprenta de D. José FEux PALACIOS FO1TOL

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INTRODUCCION DEL EDITOR FRA.NCE1,

Muchas obras, y algunas muy estimadas, existen entodas las lenguas de Europa bajo un título casi idénti.co; pero nos parece que ninguna ha resumido hastaaqui las objeciones de la incredulidad con tanta preci-sion , ni las ha rebatido con tanta fuerza.

El autor divide, su tratado en dos partes: en la pri-mera combate á los incrédulos que toman el nombre dedeistas y naturalistas, refutando asi á un tiempo los erro-res de los siglos pasados y del actual, cuya fuente, comoes sabido , está principalmente en la filosofía de los de-lirantes mas á menos célebres de los diversos paises deAlemania. La marcha que ha seguido el autor en estarefutacion, es tan sencilla, como elegante y preciso suestilo. Sienta en primer lugar las verdades de la reli-gion cristiana y desenvuelve sus pruebas: despues pre-senta las objeciones de la incredulidad bajo su formamas sorprendente, sin que pueda jamas echársele encara que las omite y debilita en ninguna cuestion, yva respondiendo victoriosamente á ellas una tras deotra. Su buena fé es tan evidente , su lógica tan firme,tan vigoroso su raciocinio, que penetra la luz en el en-tendimiento por todos lados, y no puede salir de allí.

Negando los adversarios á quienes combate en la

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primera parte de su obra, la posibilidad, la necesidady la existencia de una revelacion divina, consagra elautor un capítulo á cada cuestion de estas. Primera-mente prueba que es posible una revelacion divina ysobrenatural, porque no repugna en nada , sea á la no-cion de Dios que revela, sea á la nocion del hombreque recibe la revelacion, sea á las cosas reveladas. Pro-bada esta posibilidad, demuestra en seguida que existenseñales de una certidumbre absoluta para distinguir es-ta revelacion divina y sobrenatural de cualquier otrarevelacion fraudulentamente inventada por los hom-bres. Divide estas señales en interiores y exteriores:las señales exteriores de la verdad y de la divinidad dela revelacion de Cristo son los milagros y las profecíasque los acontecimientos han verificado: la señal inte-rior es la santidad de la doctrina que ella enseña. Con-siderando despues esta revelacion en la parte de aque-llas doctrinas que no superan de un modo absoluto lafuerza de la inteligencia humana, es decir, en la queabraza los deberes del hombre para con Dios, paraconsigo mismo y para con la sociedad, prueba que estarevelacion es no solamente útil, sino hasta de una ne-cesidad moral absoluta, y apoya esta demostracion entres hechos atestiguados con una fuerza invencible portodos los monumentos históricos. ((El primer hechode estos, dice, es que no ha existido jamás, ni existeuna nacion que privada de esta revelacion dilina ysobrenatural haya tributado á Dios un culto digno, yno haya caido mas ó menos vergonzosamente en erro-res torpes contra los pt iris ipios de la sana moral.» El

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segundo hecho es que adoleciendo los filósofos y sabiosde todos los siglos de tres defectos inherentes á su doc-trina y personas, es á saber;, falta de unidad , falta deautoridad y falta de sancion , no han podido, ni pueden"ni podrán nunca sin esta revelacion apartar á los hora,tres de sus errores mas groseros y perniciosos, hacerlosentrar en el deber ;y mantenerlos en . él. Por último eltercer hecho es que la razon humana despojada de to-do auxilio extraño no puede presentar al hombre mal.tivos suficientes para contenerle en el deber y apartar-le del vicio, aun respecto de las cosas que puede cono-cer por las luces naturales de la razon. Tal. es el resu-men que el mismo autor hace de su obra al fiade la discusiou que :ha sostenido ; pero es necesa-rio ver con, qué vigor y claridad expone los argu-mentos.

Sentados éstos principios se pregunta si hallándoselos hombres en tan grande necesidad, los ha abandona-do enteramente lo bondad divina á sí mismos, ó si alcontrario ha acudido en su auxilio; en otros términos,si Dios les ha hecho una revelacion; y responde alpunto que Dios no ha faltado á los hombres, y que élmismo los ha traido á la verdadera religion y á la sanamoral en la persona de Cristo. Prosiguiendo su demos-tracion pone fuera de duda la divinidad de la mision deJesucristo con argumentos exteriores , es decir , con lasprofecías y milagros que Jesucristo cumplió , y sobretodo con su gloriosa resurreccion de entre los muertos,que es á un tiempo mismo el mayor de los milagros, laprofecía mas patente de las que los acontecimientos han

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8Verificado , y como la confirmacion y sello de todas lasdemas. En esta parte de su obra indignado el autor porla mala fé de los adversarios , ya antiguos , ya moder-nos, redobla el vigor de su estilo y argumentacion. Lascontradicciones, los sofismas, las mentiras de la incre-dulidad quedan descubiertas á la luz del dia , y yo ibaá decir, escarnecidas justamente sin ningun miramien-to. ¿Qué respeto puede infundir la supuesta gloria dealgunos impíos á un verdadero cristiano, cuando Dioses ultrajado abiertamente?

Tales son los argumentos exteriores que emplea elautor en esta cuestion, las profecías, los milagros y laresurreccion de Cristo. En cuanto á los interiores lossaca de la santidad de la doctrina evangélica que procurala gloria de Dios en el mas alto grado, y cuyo sistemaentero es tan adecuado á la naturaleza del hombre, queno deja nada que desear con respecto á la utilidad quele trae , ya relativamente á la doctrina, ya á los moti-vos, ya á la sancion; de suerte que es imposible aña-dir ni quitar nada. A estos argumentos principales ex-puestos coi' gran fuerza de lógica agrega otros que lla-ma subsidiarios, la admirable propagacion de la reli-gion cristiana , conservacion no menos admirable yel testimonio de los mártires , que cuando se le consi-dera en todas sus circunstancias, no puede atribuirsemas que á una causa sobrenatural y divina. Por últimotermina con esta reflexion : « Todas estas pruebas reu-nidas tienen una fuerza tan grande, que no puede resis.tuse á ellas ningun hombre sincero y de buena fé, mu-cho mas cuando estos tres últimos argumentos, la pr

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pagacion, la cónservacion de la religion y la constanciade los mártires, encerrando en sí mismos el cumpli-miento de las predicciones de. Cristo, se reunen natural-mente por un vinculo sagrado é indisoluble á los ar-gumentos principales.

Conócese que el autor ha debido tocar en esta dis-cusion , como era su plan, todas las objeciones suscita-das por los incrédulos contra la autenticidad de la Bi-blia , las profecías, los milagros &c.; y puede decirseque las ha resuelto todas en favor de la religion de unmodo victorioso. Por lo demas , como él mismo dice alconcluir, si de los argumentos empleados por los incré-dulos y los racionalistas para combatir la revelacion di-vina y sobrenatural se quitan la mentira hábilmenteengalanada , las chanzas, las calumnias y todo ese apa-rato vano de falsa erudicion con que las cubren, el res-to inspira un profundo desprecio. En efecto ¿á qué sereducen? Véase aqui su análisis exacta: « El hombrese basta á si mismo como se bastan los otros anima-les. — Toda revelacion está sujeta á una multitud deerrores y engaños. — Hay revelaciones falsas; luegotodas las revelaciones son falsas. — Muchos milagros yprofecías son falsos; luego todos lo son. — Muchoshombres han abusado de la religion ; luego debe des-echarse toda religion. — El paganismo, el islamismo yel protestantismo se han propagado rápidamente y con-servado por causas naturales; luego otras causas na-turales produjeron el misma efecto en favor del cris-tianismo.— Muchos individuos de diferentes sectas hansufrido la muerte por fanatismo; luego los mártires

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cristianos no eran mas que unos fanáticos. — Se hancometido y se cometen aun grandes abusos y hastagrandes crímenes en la religion cristiana ; luego la re-ligion cristiana entera no es otra cosa que una gran se-duccion y engaño.»

Véanse pues los argumentos de los' incrédulos des-pojados de su oropel. Pero ¿ quién no ve, prosigue elautor , que tales argumentos, á pesar del ruido que semete con ellos, y de que se presentan bajo tantas for-mas , no solo no debilitan las pruebas de verdad y di..vinidad en que se apoya la religion cristiana; pero nisiquiera las tocan superficialmente? Porque al fin sila religion cristiana no es otra cosa que un hecho, yeste es un punto demostrado con una fuerza invenci-ble; es evidente que para destruir este hecho debenlos incrédulos echar antes por tierra todos los monu-mentos que prueban su existencia. Mas estos monu-mentos tienen tan alto grado de certeza , •que su rui-na , sí fuera posible, acari-earia en el mismo instantela ruina de la certeza misma.

Despues de descubrir y reducir á la nada los sofismas de los incrédulos pasa el autor á la segunda partede su obra , dirigida enteramente contra los herejes an-tiguos y modernos de todas las sectas. La forma de suargumeutacion es la misma, es decir , que presenta pri-meramente las verdades y luego las objeciones, que dis-cute una despees de otra : solo que siendo en la rea-lidad innumerables los errores de las diversas sectas ylos mas coritradictorios, para no verse precisado á retro-ceder á cada paso sienta un principio general cuya de-

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mostracion basta evidentemente para el objeto que sepropone , la refutacion de todas las herejías. Represen..tan este principio, del qué dimana todo, las dos cuestio-nes siguientes. La primera : ha abandonado Dios surevelacion al juicio individual de cada hombre, ó la hacometido á una sociedad pública , infalible y perpetuaestablecida por él? La segunda : cuál de las sociedadesreligiosas es la que presenta al mundo los títulos legí-timos de donde debe inferirse que le corresponde estaautoridad ? Al desenvolver clara y precisamente el au-tor estas dos cuestiones toca todas las objeciones y lasresuelve con el mismo vigor de estilo y de raciocinioque desplegó en la primera parte.

Sirve de fundamento á su argumentacion una serieprogresiva de proposiciones enlazadas entre sí y que seprestan mutuo apoyo. Trátase de probar que Dios fundóuna sociedad para conservar su revelacion , y que estasociedad es la iglesia católica. Cuáles son las pruebasde estos dos hechos, en vista de las cuales no queda otraalternativa á los herejes que someterse y obedecer á laautoridad de la iglesia establecida por Cristo , ó ser con-denados por su propio juicio ? Estas pruebas son la im-posibilidad moral absoluta de que Dios haya abandonadolas leyes que tuvo por bien de establecer, á la interpre-tacion voluntaria y caprichosa de cada hombre, porqueen esto se hubiera mostrado menos sabio que los legis-ladores humanos, que confian la defensa de sus institu-ciones á magistrados y jueces. En efecto ¿no es absolu-tamente necesaria esta precaucion en todo sistema delegislacion ? y ¿ qué absurdo mayor que querer que el

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código que produce las dificultades, esté establecidopara resolverlas?

Probada asi la necesidad de la autoridad se ocurrenen tropel las pruebas para demostrar que esta autori-dad reside y no puede menos de residir en la iglesia ca-tólica , y serian capaces de convencer el entendimientode los herejes mas obstinados , si no se supiera que estaobstinacion es justo castigo de Dios , cuyos soberanosjuicios no puede escudriñar la flaqueza humana. El au-tor dispone estas pruebas con el orden mas luminoso.Hace valer sucesivamente las palabras de Jesucristo ásus apóstoles , la conducta de estos para con los herejesdel primer siglo , la tradicion , los testimonios de losPadres de todas las edades , los milagros , las profecías,los dones ó gracias magníficas con que favorece Dios ásu iglesia ; testimonios siempre vivos de su asistencia áfavor de ella.

Apóyase luego en la unidad de la iglesia católica deque hace una pintura admirable , y pasa á tratar de lamultiplicidad y division de las sectas. El principio quelas formó , la soberanía de la razon , es el que las des-truye. Conociendo ellas mismas este mal interior quelas devora, hacen esfuerzos para neutralizar su natura-leza disolvente. El autor cuenta muy extensamente yaño por año las tentativas que han hecho para reunirselas dos sectas principales , luteranos y calvinistas , y to-das se han frustrado á pesar de los auxilios , los estímu-los y hasta las amenazas de la potestad civil. Pero lo quese lee especialmente can el mas vivo interés , es la com-

racion que hace el autor entre las misiones católicas Y

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las protestantes. Aquí el raciocinio cede el lugar á loshechos , que en toda materia son sin duda los argumen-tos mas cónvincentes. El protestantismo tiene de su par-te todo el poderío ingles, es decir , la fuerza y la rique-za. El catolicismo no cuenta en su favor sino con la po-breza animosa de sus ministros; y sin •embargo el pri-mero es tan estéril como admirablemente fecundo elsegundo. ¿De dónde proviene esta diferencia? Evidente-mente de la voluntad de Dios. En otros términos, la fe-cundidad perpetua de la iglesia católica es una pruebaperentoria de la divinidad de su institucion y de la pro-teccion que Dios le dispensa , asi como la esterilidad delprotestantismo en su mision entre los infieles es unanueva prueba de su falsedad.

¿Qué importa pues la imputacion de proselitismoque con tanta frecuencia hacen los protestantes á laiglesia católica? ¿ Sienta bien esta acusacion en ellos quegastan enormes cantidades , y esparcen por el mundoentero un número incalculable de Biblias y tratados re-ligiosos ? ¿ Es culpa nuestra que todos sus esfuerzossean estériles? En realidad ¿ de qué nos acusan ? Dehacer lo que ellos quisieran y no pueden hacer. ¿Cómopues ha de tener fuerza un cargo dictado únicamentepor la envidia ?

Al hacer el autor la recapitulacion de su obra cita'un pasaje de S. Agustin que la corona dignamente, alpaso que confirma las doctrinas defendidas en ella. Pa-recenos que este libro forma un todo acabado. No se haomitido nada de lo que era útil al plan del autor , ni hatenido cabida nada de lo que pudiera haber parecido

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11 4inútil. Ha querido probar por un lado la existencia dela revelacion divina contra los incrédulos , y por otrola ,autoridad de la iglesia católica - contra los herejes; ynos atrevemos_ á decir que despues de leido este tratadonadie,dudará que el P. Perrone ha conseguido comple-tamente los dos objetos que se habia propuesto.

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TRATADO

DE LA

VERDADERA RELIGIONCONTRA LOS INCRIDULOS Y LOS HEREJES,

ADVERTENCIA• DEL AIJ

D os clases de hombres se oponen á la religion verda-dera y la combaten, los incrédulos y los herejes. Los in-crédulos á quienes basta la sola religion natural , si to-davia la admiten en su sentido verdadero, desechan todarevelacion como superflua é inventada por el hombre:los herejes, sometiendo la religion al juicio privado, laultrajan y destruyen con sus extravagantes comentarios.Es menester pues demostrar por un lado la necesidad.dela revelacion y su existencia contra los incrédulos, y almismo tiempo abrirles una senda segura y fácil, dondepuedan , si quieren , cerciorarse de la verdad ; y porotro hay que probar contra los herejes la autoridad di-vina de esta iglesia, á quien quiso Dios confiar el depó-sito de su revelacion, y sin cuya ayuda no podemoscomprenderla , ni creerla.

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Asi este tratado se dividirá tn , dos partes: en la pri_mera combatiremos á los incrédulos y á los que se lla-man deistas ó naturalistas , que confesando la existenciade Dios y la necesidad de tributarle un culto piadososreconocen ademas que su providencia castiga ó recom-pensa al hombre segun sus méritos ya en esta vida,ya en la otra. En cuanto á los ateos nós-reservarnoscombatirlos cuando tratemos de Dios y de sus atributos.Aqui pues combatimos únicamente á los que concuerdancon nosotros en todos los puntos que acabarnos de enu-merar ; pero que disienten al afirmar que sola la reli-gion natural, como ellos la llaman, es necesaria al hombre.

En la segunda parte refutaremos á los sectarios óherejes que admiten la revelacion, pero debilitada ymutilada , por decirlo asi : desechan las tradiciones divi-nas , abren el campo á la incredulidad , y niegan que laiglesia haya recibido en depósito , para explicarla, de-fenderla y conservarla pura de todo -error,. la revela-don cuyo conocimiento someten temerariamente al apre,cio del juicio individual.

Esta obra exige que empleemos toda la diligencia yesfuerzos de que somos capaces , á fin de corresponderen• todas sus partes á lo que requiere una tarea tan im-portante. Abrazamos la defensa de la verdadera religión:se trata de la fé _católica ,:de los derechos de la iglesia,de la doctrina de los santos , -de la tranquilidad de losgobiernos , de la salvacion de los pueblos , de laeterna felicidad de los hombres ; cosas todas que envano se buscarian fuera de la verdadera religion,porque todas se encuentran en ella y solamente en ella.

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17-PARTE PRIMERA.

CONTRA LOS INCRÉDULOS.

Maestro primer designio era partir del hecho mismoque se disputa, es decir , de la existencia positiva deuna r_eNelacion divina. En efecto una vez sentada y pro-bada esta existencia caen por su propio peso todas lasobjeciones opuestas por los incrédulos, ya contra su po-sibilidad , ya contra su necesidad ; y es menester confe-sar que este camino seria el mas corto para confundirá sus enemigos. Sin.embargo no queriendo que puedaactisarsenos de haber buscado otro diferente del denuestros antecesores por amor á la novedad , ni privará los jóvenes de los medios empleados ordinariamentepara probar la posibilidad'y la necesidad de una revela-clon divina ; distribuimos la primera parte de este tra-tado en cuatro capítulos principales. En el primero tra-taremos de su posibilidad : en el segundo de su necesi-dad : en el tercero de la verdad de esta revelador' y delo que la distingue de las revelaciones falsas; y en elcuarto de su existencia.

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CAPITULO PRIMERO.

Posibilidad ite una revolaelon divina.

L a palabra revelación en el sentido en que aqui la to-mamos, 'significa manifestacion de una ó muchas ver-dades ; y esta revelador' se llama divina si viene deDios por un medio extraordinario ó fuera de la marchaconocida y acostumbrada de la naturaleza. Dios puedemanifestar verdades á un hombre , ó á varios hom-bres que las transmitan á otros , ó por , fin á todos loshombres 'indistintamente. Si se hace una manifestador''de este género á todos los hombres, se llama revelaciongeneral y comun: si solamente se hace á algunos hom-bres escogidos , se llama particular y privada: si la ha-

ce directamente la divinidad á alguno , se llama inme-diata , y mediata cuando pasa de un hombre á otro.

De las verdades que Dios puede manifestar , lasunas no son superiores á la inteligencia humana : otrasla superan' enteramente y por eso se llaman misterios.

Entre los incrédulos unos niegan la posibilidad deuna revelacion cualquiera: otros admiten una revela-cion mediata, adecuada á nuestra naturaleza y transmi-tida por un hombre á otros : por último los hay quecombaten como absolutamente imposible toda revelacionde misterios. Nosotros respondemos sucesivamente áestas tres clases de incrédulos.

Y en primer lugar debe admitirse como posible una

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revelacion divina inmediata, si no repugna en nada , yase la considere relativamente á Dios que revela , ó re-lativamente al hombre que recibe la rel elacion, á rela-tivamente á la cosa revelada. Con respecto á Dios querevela , infinitamente sabio y poderoso, es evidente quepuede manifestarnos ciertas verdades, y que para dar-nos á conocer su naturaleza á su voluntad tiene infinitosmedios á su disposicion : solo el ateo puede dudarlo. Enefecto si el hombre puede descubrir su pensamiento áotro, ¿cómo no podria hacerlo Dios? Con respecto alhombre inteligente .y dotado de razon nada estorba cier-tamente que pueda recibir la verdad que se le propone:

no la recibe en las comunicaciones habituales con sussemejantes? Con respecto á las cosas reveladas , si es-tas conducen á un conocimiento mayor de Dios porun interes de su gloria , si son útiles á los hombres;¿por qué no habian de ser objeto de una revelaciondivina ? Nada se opone á ello, y el consentimiento uní-versal nos testifica que la especie humana no ha repug-nado jamás admitir revelaciones sobrenaturales.. Lejosde esto la historia nos dice que todos los pueblos las hanrecibido verdaderas ó falsas.

Pero se dirá: nosotros no podemos conocer los me-dios que Dios emplea para manifestar ciertas verdades:ademas toda revelacion es dudosa y ambigua por su na-turaleza: luego nadie está tan seguro de la verdad dela revelacion que ha recibido, que podamos desechar to-da sospecha de error involuntario á supercheria de suparte. Esto es tan cierto que en tódos tiempos han sidoengañados torpemente muchos con inspiraciones de estaespecie , fantasmas de su cerebro enfermo, vanas in-venciones producidas por el estado de sueño. Por último¿no es degradar la majestad divina el abatirla hastahablar á miserables criaturas?

Respondo á estas objeciones que si no podemos de.

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terminar exactamente el modo preferido por Dios, :S lomenos podemos indicar varios como capaces de producireste efecto. Dios puede manifestar su voluntad ó lasverdades de que-quiere instruirnos, ya por medio dezucitos, ya por el lenguaje por signos ó símbolos , yapor otros medios que estar] en su mano y de que es elúnico juez, y no nos toca á nosotros determinar cuáles el mejor de los que haya tenido por bien de em-plear,

Se dice que toda revelacion es incierta por su natu-raleza. Falso : no lo es si se mira al objeto que Dios sepropone. En efecto cuando la verdad que manifiesta Dios,importa á la felicidad del individuo, y con mucha masrazon de la especie entera, puede y debe cerciorar de talmodo á aquel á guíen la. descubre , que no quede lugaralguno á la duda , ni al temor del error. De otro modola flaqueza del hombre podria mas que el poder de Dios.

Los que no han tenido verdadera revelacion, y sinembargo han creido tenerla, se han equivocado torpe-mente ; al contrario los que han tenido una verdadera,no han podido, equivocarse : luego es injusto aplicar elmismo raciocinio á los unos que á los otros. Los prime-ros , vano juguete de la. ilusion , se han figurado tenerlo que no han tenido realmente: los segundos honradosco n una revelacion verdaderamente divina poseen inte-riormente una certidumbre tan absoluta y tan íntima deelJa, que no pueden equivocarse, porque cuando Dios ha-bla ú obra, su sabiduría y prevision que no tienen lf-Miles, dan tales señales de su obra que se disipa y des-vanece en un instante todo temor de error.

Mas ¿cómo distinguiremos el hombre que ha recibi-do una revelacion verdadera „del que la recibió falsa?

Ademas de la certidumbre íntima de que acabamosde hablar, se distinguen tambien los hombres de Dios deun moddseguro por los signos exteriores siguientes : la

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santidad de su vida, los milagros, las -profecias justifica.,J1 das por los acontecimientos, el testimonio de otros pro-

fetas, el objeto mismo de la revelacion, cierta aprobacionuniversal etc.; de suerte que cuando todos estos signosexteriores y otros semejantes concurren á la confirma-cion de las verdades que nos revelan , no puede quedar.ninguna sospecha de fraude.

En cuanto á fa última parte de, la objecion que com,bato, á saber, que se .degrada á la divinidad abatiendolahasta hablar á miserables criaturas; diré que no nos to-ca á,nosotros decidir lo qüe . conviene ó no: á Dios. Pero,suponer que es indigno de su divinidad hablar al hom-bre, principalmente en las cosas que interesan á su di-!cha, es. ocurrencia propia de un insensato ó de un im-pío. 'No fue indigno de Dios criar al- hombre y criarlepara ser feliz; ¿cómo pues habia de ser indigno del mis-mo Señor mostrar el camina. que puede conducirnos á.-la felicidad para que fuimos formadós, y que tan ardiensteniente deseamos?.

De la posibilidad de la revelacion inmediata que he-mos probado , resulta evidentemente la posibilidad dela revelacion mediata. Sin duda puede un hombre co-municar á los (lemas las verdades que ha recibido divi-namente. Si hay alguna dificultad, proviene mas de lacosa revelada, que de los hombres que no quieren dar fi.al revelante. Pero si el revelante es el mismo Dios, y sila revelacion se ha hecho con la mira de la felicidadcomun por los medios determinados mas arriba , prin-cipalmente por lós milagros y las profecias;_Dios hará sinduda que pueda y deba creerse. Supóngase por el con-trario que faltan estos signos exteriores, y nadie estáobligado entonces á creer las predicaciones del re% &ante.

Confirmase esto con el e jemplo de todos los pueblos,que lejos de ver nada absurdo en esta clase de relela-ciones , han escuchado á sus jefes cuando se anunciaban

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como enviados de los dioses para . instruirlos en los debe-res de la religion, darles leyes, y formarlos en las buenascostumbres, como Minos, Licurgo , Numa 'y otros queenseñoreándose asi del entendimiento del hombre se va-lieron de la revelacion para dar mas autoridad á su per-sona y á las instituciones políticas qüe fundaban.

Pero de esto mismo se sigue, dicen los contradictores,que toda revelacion mediata está sujeta á fraudes in-numerables. Véase por qué, continunn , han sido enga-ñados no ya algunos hombres, sino pueblos enteros, y en -gañados con tanta mayor facilidad, cuanto que faltan losmedios para descubrir el fraude , y que, si los hubierano podrian producir nunca mas que una certeza moral,insuficiente para excluir del todo el temor de errar. Asiseria mucho mas provechoso para los hombres que losinstruyese el mismo Dios de todas las verdades que ne-cesitan saber, del mismo modo que de las verdades de la _religion natural que con razun pueden llamarse la reve-lacion primitiva, y que nos enseña por la razon. Entoncesen efecto bastaría consultar esta voz interior que hapuesto Di6s en nosotros , y con su respuesta cesaria alpunto toda controversia religiosa.

¿Con que es cierto, responderé yo á estas dificulta-des, que el hombre no tiene medios para distinguir unarevelacion verdadera de una falsa? Esos pueblos enga-ñados cuyo ejemplo se nos opone, ¿lo fueron por unaimposibilidad absoluta de descubrir el error, ó mas bienpor falta de cuidado y examen? Por último ¿ es ciertoque la certeza moral no puede ser tan plena y perfectacomo la física y la metafísica? Ya he resuelto la prime-ra parte de la dificultad: en cuanto á la segunda loscríticos y los lógicos reconocen unánimes que la certezamoral no , tiene menos fuerza que la de cualquier otrogénero.

Dios, decís deberia dar á cada hombre la verda-

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dera religion por un medio íntimo como le da la rama!Decid para ser consecuente que deberia cambiar la naoturaleza humana , y extinguir en ella la llama interiorde las pasiones; porque si el hombre no ha ces do deabusar de esta luz divina que ilumina á todo hombreque viene á este mundo; si á pesar ó mejor á causa de es-ta luz ha incurrido en mil errores absurdos y crimi-natos al mismo tiempo; ¿cómo no abusada de una re-velacion divina del mismo modo que de la razon? Y en-tonces cuando se valiera de esta revelacion divina paradecorar cosas torpes con un nombre holt] oso , ¿cómopodria acusarsele y convencerle de falsedad? Cada cualconvertida en revelaciones divinas los delirios de suimaginacion , y habria tantas religiones como individuossobre la tierra. Y no se diga que esta es una hipótesispuramente gratuita , porque eso es lo que ha sucedido_constantemente en la religion que los incrédulos llamanla revelacion primitiva. Queda pues sentada y probadala utilidad de una revelacion mediata, es decir, de hom-bre á hombre, en el sentido de que por la unidad y elconsentimiento general de que es madre , viene á ser elfundamento mas sólido y la fianza mas segura de laduracion de toda sociedad humana. Ahi estar las señalesprincipales de la verdadera religion : al contrario si s©admite una revelacion individual ; cada hombre, cuandose apodere de él la duda, deberá exigir al cielo las pro-fecias que le son propias. ¿Quién no ve que esto es lle-var el absurdo mas allá de todos los límites? ¿Quién nove tambien que contra la asercion de los incrédulos, porel hecho solo de ser cada uno juez en causa propia,crecerian indefinidamente las disputas de religion y seabriría un campo ilimitado al entusiasmo , corno loatestiguan las sectas sin número que pululan en Ingla-terra y en los Estados Unidos americanos?

De las pruebas do la posibilidad de una revelacion

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mediata ó mas bien de su verdad y necesidad pasemosá la revelacion de las verdades que superan nuestra in-teligencia, es decir, de los misterios, y probemos contralos incrédulos y deistas que es posible esta revelador).

La palabra misterio que significa una cosa oculta, setoma aqui por una - verdad á donde no pmede llegarnuestra inteligencia, no ciertamente porque se nos ocultedel todo toda verdad misteriosa y cuya expresion cono-cemos sin embargo -, sino porque no concebimos cómose han ligado los dos términos de la proposicion queexpresan el misterio. De ahí proviene su obscuridad. Pe-ro procedamos con ór den.

Hay verdades que exceden las fuerzas de nuestroentendimiento: los deistas que niegan que Dios puedarevelar misterios, no lo niegan. De esta clase es la na-turaleza del hombre y aun la de todos los cuerpos quenos rodean : todo es misterio en el universo. La cienciamoderna á pesar de sus inmensos y reales progresos noha podido levantar el velo. Ha descubierto en verdadleyes y fuerzas ; pero le-son desconocidas las causas deestas: asi lo confiesa ella , y desconfiando de explicarlaslas llama causas ocultas. Ahora bien si la naturalezafinita de este universo tiene sus misterios, ¿cómo no lostendria la naturaleza infinita de Dios? Y si este Señorquiere manifestarnoslos , ya para, ejercitar nuestra fé,ya para probar nnestra obediencia y respeto , ¿qué hayen esto que repugne á la razon?

Pero se dirá que el mismo sentido de la palabra mis-terio excluye su revelacion. Revelar es descubrir lo queestá oculto; luego un misterio revelado cesa de sermisterio. Ademas repugna revelar al hombre lo que surazon no puede comprender. ¿ De qué puede servirleesta revelacion ? ,,No es hablarle una lengua desconoci-da? ¿No es (y estro tiene mas gravedad) suscitar por di-sersion eternas disputas entra los hombres por la obs-

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curidad inherente á todo misterio , como lo prueba por

desgracia el, zelo ciego de los cristianos zelo em-pleado en la defensa ó impugnado)) de la fé ortodoxa,es decir, en combatir obstinadamente por fórmulas va-nas de sentido? Por lo tafito refiriéndonos Locke queniega que nadie está obligado á dar su conformidad áuna proposicion cuyos _términos son absolutamente in-com p rensibles , ya por su-afirmacion , ya por su riega -cion , rehusamos creer en los misterios.

Sin duda la revelacion de un misterio, consideradoen cuanto á su misma naturaleza, implica contradiccionen los términos; pero lo que no la implica es la revela-cion de su existencia. Y ¿no es esto únicamente de loque se trata aqui ? Luego los deistas juegan del vocablocuando objetan que un misterio revelado no es unmisterio.

Esta revelacien de una verdad desconocida y oculta,naden ellos , no puede sernos de ningun modo ()lit —Mas ¿desconocemos absolutamente los misterios que nospropone la revelador)? Cuando decimos que la natura-leza divina tiene tres personas, enunciamos dos ideascuyo sentido nos_ es familiar, solo que no comprendemoscómo puede ser que tres personas distintas esten enuna naturaleza simplicísima. Cuando decirnos que enCristo hay dos naturalezas subsistentes én una personadivina, conocernos bien los dos términos de esta verdad;pero se nos oculta el modo de su reunion. ¿Puede decir-se que nos son inútiles estos misterios, que nos dan ideasmas grandes y sublimes de Dios , sobre las cuales seapoyan las virtudes morales como sobre un fundamentoinmoble, y que nos excitan á la perfeccion? ( Puede.cirse que su revelacion, si pudiera verificarse, para ha-blar el lenguaje de los incrédulos , no seria mas que unruido vano de palabras , que hieren nuestros oídos sinfruto alguno? Qué! Cuando decimos que el hijo de

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Dios se revistió de la naturaleza humana para salvarla,que murió para que' vivamos, ¿hablamos-urja lengua ex`tranjera pira el hombre y que no le ofrece ningunsentido ? Ah! sin duda esta obscuridad de los misteriosha producido miserables -disputas entre los hombres;pero estas disputas ¿ han nacido <le los que desechantoda autoridad legítima , ó de los que la admiten ?No, no han nacido y nacen aun todos los días esascontroversias deplorables de la naturaleza misma delos misterios , sino de la falta de obediencia á la po -testad. constituida por Dios. Ademas ¿se disputasolo sobre los misterios ? La rebeldia del espíritu hu-mano ¿respeta los otros artículos de nuestra santa reli-gion? Vanas declamaciones! j Torpes calumnias de losdeistas! Imputais á crimen á la iglesia el haber defendi-do fielmente de siglo en siglo el santo depósito que lefue confiado , contra toda innovacion; pero si hubieraaflojado en su defensa , si hubiera cedido en un solopunto , ¿qué seria hoy la religion cristiana ? Ruinas yescombros difíciles de conocer. Asi sus armas mas segurasson esas fórmulas de palabras que llamais vanasi viciasde sentido, y jamás debe quitarse -de ellas ni una letra.

El principio de Locke que se nos opone, parece quese sentó por odio á los misterios de la religion cristiana.Felizmente es de todo punto falso, porque si fuera cier-to que hubiera que rehusar la creencia de toda própo-sicion cuyos términos ó mutua relacion desconociésemos,habria que desechar los misterios de la metafísica, de lasciencias exactas y de la misma naturaleza ; misteriosinnumerables como lo prueba Feller , y como lo confie-san los corifeos mismos de los deistas , Voltaire Hume,Diderot y otros mil.' El ciego de. nacimiento no podria serpersuadido á creer el fenómeno de la luz cuya existenciatestifican todos los demas hombres , y el ignorante de-berla condenar como absurdos los teoremas de la geo-

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-,t7rnetria , porque no puede comprender su demostracion.A ese punto conduce el principio de-Locke tan ponde-rado por los. deistas.

El hombre dotado de Tázon , se dice tambien , nodebe - admitir sino lo que h razon le demuestra ser cier-to. Ll inteligencia que Dios le da, es para que la con-sulte y la siga principalmente en materia de religion,porque es la mas importante- de.. todas. Siendo la reli-gion necesaria á todos los hombres , debe ser comun átodos, y por consecuencia tan evidente que pueda com-prenderla aun el mas ignorante. Nosotros no creemos ála fuerza, sino por persua-sion. 1,1 clarida0 y la evidenciade las cosas es la que determina nuestra fé. Pues si unmisterio no es claro, ni evidente, ¿cómo se ha de -creer?Nuestro Dios, dice Rousseau, no es el Dios de las tinie-blas, sino de la luz , y no nos ha dado la inteligencia pa-n no comprender nada , ni la' razon para combatir aque-lla. Bayle por su parte observa en muchos lugares desus obras que los misterios son contra la razon -en elhecho solo de ser superiores á la razon , y apoya estaidea con la comparacion de una torre vista de lejos, quepor la distancia pare 4;e redonda, aunque sea cuadrada;de suerte que me veo obligado á creer en esto la.cion de otro contra el testi Imínio de mis ojos. Por eso nohay religion falsa-que no se suponga revelada y no ten-ga sus misterios, sin duda á Cm de reinar mas fácilmen-te en el ánimo de los ignorantes. De todo esto concluyeGibbon con razon que el arte de fundar una religion haconsistido siempre en presentar misterios incomprensi-bles como fundamentos de la fé, y en establecer ritoscuya causa y motivo no pueden señalarse.

Si el hombre no debiera admitir como verdaderomas que lo que su razon le demuestra ser claro y evi-dente; ¿cuántas verdades no deberla desechar, aun delas naturales ? Dios ha puesto limites á nuestra

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gencia. ¿Cuál es pues el oficio de la razon cuando ensu nombre se le proponen verdades misteriosas? ¿Que-rer penetrarlas? No, si ella se juzga, no puede. Exa-minar la naturaleza de la autoridad que se las propone,y los motivos que tiene de creerlas , ese es su derechoy su deber en tales materias,_ y no tiene ni puede te-ner otro.

Nuestro Dios es sin duda el Dios de la luz; pero conrespecto á él y no con respecto á nosotros. Esta luz ha-ce el mismo efecto en los ojos de nuestra alma , que lallama del sol en los de nuestro cuerpo cuando no puedensoportarla: ¿Cómo pues se sostiene que los misterios re-pugnan á la razon que nos ha dado Dios? ¿Son los mis-terios dos ideas claras, opuestas una á otra , como seriapreciso para que repugnaran á la razon? No, , son su-periores á la razon; pero no estan en oposicion conella. Hay obscuridad ; pero no contradiccion.

Asi es que el hábil lógico Bay le no ha podido pro-bar con todos sus sofismas que los misterios son con-trarios á los principios naturales de la evidencia. Lascosas se presentan aqui bajo tres aspectos que es pre-ciso distinguir cuidadosamente y no olvidar jamás. Lasunas concuerdan con la razon : las otras son contra.rias á-ella; y las otras no tienen reiacion dé conformi-dad , ni relacíon de oposicion con ella , porque sonsuperiores á ella, es decir , de un órden demasiadoelevado para que puedan comprenderse en los lími-tes seiialados á la misma. Bayle mismo sienta comoprincipio que hay una gran diferencia entre no com-prender la posibilidad de una cosa, y comprender suimposibilidad. Por lo primero se niega , y este es elcaso de los misterios; y por lo segundo se afirma. MasBayle no probará nunca que esta atirrnacion puedatener por objeto los misterios. La comparacion de unatorre vista de lejos está mal escogida , y no conduce

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99 —al objeto. Si los sentidos mal aplicados engatinn y re-presentan un objeto de diversa manera de lo que esen realidad , la razon bien aplicada no se eitgaña; por-que aunque una torre cuadrada vista de lejos parezcaredonda en irtud de las lea es- de la óptica ,, sin em-bargo los sentidos no afirman nada preciso sobre suverdadera forma mientras que la distancia no les per-mite distinguir sus ángulos y sinuosidades. Aquel puesque concede por relacion de otro que es cuadrada la'torre de cuya forma está aun incierto, porque la ve delejos, ú omite las leyes de la Óptica aunque las conozca,ó las ignora enteramente. Si las omite solamente, es na-tural que crea en un efecto cuya causa le es conocida:si las ignora, no está obligado mas que á confesar su ig-norancia y creer en el relato de aquel que habienvisto aquella torre, de cerca le afirma que es cuadrada,mientras que él, separado por una distancia tan grande,no puede absolutamente decidir si tiene esta forma ó laotra. Pues asi han de considerarse los misterios: esverdad que se nos oculta su conformidad con la razon;pero una vez que Dios nos asegura que no son contra-rios á ella , debemos admitir su verdad apoyados en es-ta autoridad infalible.

Todas las religiones falsas se suponen reveladas ytodas tienen sus misterios; pero ¿estan estos enlazadosuno con otro y son útiles á la moral como en la reli-gion cristiana ? ¿ En qué se parecen sus fundidores?Esta supuesta semejanza es una de las armas predilec-tas de la incredulidad : conviene pues detenerse un ins-tante en ella. ¿Qué es lo que se hace para engañar álos débiles y á los imprudentes? No solo se compara lareligion verdadera con las falsas, sino que para que lamentira tenga apariencia de verdad , sin lo cual carece-ria de fuerza, se vaciar) revelaciones imaginarias en elmolde de las revelaciones reales, y forjadas asi, se pre-

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- 30 --sentar) descaradamente corno una prueba irresistible dela falsedad . de toda -reVelacion.. Sin embargo penétreseen el fondo, y fácilmente se descubrirá la malicia: severá que las invenciones - del hombre las fallidas de lasupersticion no tienen nada comun con el sistema de lareligion cristiana. En.efecto en _este sistema todo se uney se liga: todo se sigue y enlaza de manéra que forma

, una unidad indisoluble, la cual excita la adiniracion deaquellos mismos que se empeñan en negársela. El mis-terio de la santísima Trinidad es el fundamento del dela Encarna ion: este supone el-misterio del pecado ori-ginal y de la transmisión de este pecado de Adán' -á to-dos sus descendientes; y - de estos tres miste; ios resaltaevidentemente la excelencia de la naturaleza divina ysus _atributos ., de su omnipotencia,. de su sabiduría , desu bondad, de su misericordia , de su justicia, y porúltimo la explicacion, sin eStó . imposible, de las miseriasy contradicciones de nuestra naturaleza... No hay puesque considerar los. misterios...de . un modo abstracto, co-mo hacen los

considerar_ sino tales como nos los propone'

la .religion - , es decir, - sucediéudose y enlaZándose unoscon otros.

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31 -

CAPITULO 11.

Necesidad de la revelarlo»,

Por el nombre de revelacion divina, como se havisto en el capítulo anterior, entendemos aqui aquellaoperacion sobrenatural, por la que Dios instruye á cier-tos hombres que sucesivamente instruyen á los °h os enlas verdades de la moral y de la religion , y losenseñaná praticarlas.

En esta discusion la mas grave de todas tenemosdelante no solo á los . deistas antiguos y modernos, sinotambien á los racionalistas, que no son de ayer, y queniegan cualquier otra revelacion que la natural, es de-cir, - una manifestador) de Dios obrada por la natura-leza misma, y -que idividen en universal ó comun y enparticular. Segun ellos la revelacion universal es pro-ducida por las facultades del espíritu -y por la univer-salidad de las cosas que se prestan en esto mútuo au-

litio. Por ellas es llevado naturalmente el hombre alconocimiento y al culto de las cosas -divinas. En cuantoá la revelacion particular ó mediata se encierra en elcírculo de los acontecimientos que se suceden segun el&den de la naturaleza; acontecimientos de que Dios esautor , y por los cuales son excitados ciertos hombresmas bien que otros á conocer los principios de la s er_dadera religion ., y á enseñarlos con gran fruto despeesde acomodarlos á lo% deseos del vulgo, Tal e‘ el sistema

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---- 32 —expuesto por Wegscheider en sus Instituciones de teo-logía cristiana dogmática , en donde se ve hasta dóndeha avanzado el protestantismo alernan, y cómo se em-peña en destruir absolutamente -toda revelacion divina.

Pero antes de penetrar mas adentro en la cuestionnotemos 'por amor á la claridad que el objeto de la re-velador] pueden ser ya verdades de un órden superiorá la razon humana, como los «misterios , ya verdades cu-yo oonocirniento puede adquirir por sus propias fuerzas,como son la existencia de Dios, la inmortalidad del al-ma , los deberes del hombre para con la divinidad, paraconsigo mismo, para con sus semejantes &c.

Las verdades del primer órden no pueden servirnospara probar la necesidad de la revelacion divina, por-que está reconocido que estas verdades no nos son ne-cesarias"mas que de una manera hipotética y en tantoque ha querido Dios darnoslas á conocer y creer paraasegurar nuestra salvacion. Asi estas verdades, que masbien suponen que prueban la revelacion , no entran enla dernostracion que me propongo.

Restan las verdades de segundo órden; y- cornoestas son del pArimonio de la razon , la cual puedeconocerlas por sí -misma ; es evidente que no puedotener intencion de probar la necesidad absoluta de surevelacion , sino solo la necesidad moral ; y en efectoen este último sentido asiento que es necesaria su re-velacion.

En primer lugar, para' salir de las innumerablesobjeciones de nuestros adversarios , deistas y raciona-listas, que nos acusan de desconocer las fuerzas de larazon y ultrajar la dignidad del hombre para fundarla necesidad de nuestra revelacion sobre su abatimien-to; y ademas para evitar la apariencia de una peticioride principio, de que se quejan de nuestra parte cuan-do suipoilemos que la flaqueza htímana es el triste fru-

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33 —

to del pecado de nuestro primer padre; para evitar,

''di o°, todas estas dificultades y declamaciones , nos haparecido mas cómodo, seguro y breve partir en nues-tros raciocinios de un hecho conocido, público, uni-versal, constante y de que nadie puede apelar , comodudoso.

Dos cosas resaltan evidentemente de todos los mo-numentos de la historia: la primera que el género hu-mano entero, abandonado á st mismo, se apartó mas 6menos vergonzosamente de los caminos de la verdad en.lo que mira á la religion, á las costumbres y á los de-beres: la segunda , que ninguna industria ó sagacidadhumana ha podido jamás atraer los pueblos á los ver-daderos principios. De donde tenemos el derecho de in-ducir que es necesaria al hombre una revelacion sobre-natural , tanto para hacerle entrar en aquellos verda-deros principios , cuanto para mantenerle en ellos unavez que ha entrado. Tal es pues el órden que seguirnosen esta demostracion.

La primera parte de esta proposicion está admitidatan universalmente, que podríamos suponerla -verdaderay pasar adelante sin que nadie reclamase; pero nos pa-

_ rece útil traer rápidamente. á la memoria algunos delos hechos que la apoyan.

En primer lugar todos los pueblos á quienes no hitilustrado la revelacion , han admitido la pluralidad dedioses. Esto es incontestable y no disputado. En Orientelos caldeos , los persas y los fenicios adoraron los astros:los pueblos mas antiguos de aquella parte del rinnalotuvieron por fundamento de su religión y teología ladoctrina de los dos principios, que -todavía profesan losindios y japones. Otros , como los egipcios, doblaron larodilla ante los animales irracionales , los arbustos yhortalizas de sus huertos; y casi todos en fin adoraroncorno dioses vanos simulacros ; porque aunque reconoz.

1 9 , 3

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34 4..

Gamos que no todos fueron tal vez tan insensatos quemiraran como dioses la madera y la piedra ; sin embar-go si vamos de buena fé , si no querernos ponernos encontradiccion con los monumentos mas auténticos , con-fesaremos que aquella creencia era casi general. Losgriegos y romanos , á mas de sus genios, venerabanCambien como dioses á los héroes muertos ó vivos. Lahistoria de esta aberracion del entendimiento humanoes demasiado conocida: asi no alargaremos los ejemplos.

Tambien es cosa averiguada que las naciones paga-nas atribuyeron todas las pasiones y vicios á sus dioses,y las pusieron expresamente bajo su patronato : testi-ficanlo los antiguos poetas , sobre todo Hornero y Virgi,lío. Por último es cierto que todo el culto de los paga-nos, representaciones obscenas, fiestas, sacrificios, don-.de no solamente corría la sangre humana , sino que erainmolado hasta el pudor, las acciones de las divinidades,los templos , los ritos , todo lo que tocaba ó se referíaá aquel culto, no era mas que una excitacion manifiestay perpetua á los crímenes y á los vicios de toda espe-cie ; 6 por mejor decir , aquel culto era la verdaderaapoteosis del vicio y del crimen. No hay quien no seestremezca de horror al leer lo que nos cuentan Oríge-nes , Tertuliano, Clemente de Alejandría y Lactandode aquellas supersticiones obscenas y sanguinarias. Puessi tal era el culto , ¿cuáles debían ser las costumbres delas naciones que le profesaban? Sus teatros y juegos pú-blicos eran escuelas de corrupcion ; y el uso y á veceshasta las leyes sancionaban ciertos vicios infames , en-yos nombres apenas nos atrevemos á recordar ; la forni-cacion , la pederastia y la exposicion de los niños.

Se ve pues, porque seria inútil y aun vergonzoso de-tenernos mas tiempo en esta pintura execrable de lascostumbres paganas, que cualquiera que sea la fuerzade la razon humana 6 para establecer un culto digno de

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-- 35 —Dios , 6 para conocer los principios de la sana moral( fuerza que ponderan tanto los deistas y racionalistas);no por eso deja de-ser un hecho público , universal yconstante que ningun pueblo ya civilizado , ya bárbaro,ha podido en una larga serie de sigios tributar á. Diosun culto digno de él á falta de una revelacion divina,ni evitar el incurrir en los mas torpes errores contralos principios de la sana moral. ¿Y qué se sigue de ahí?Evidentemente la necesidad de un medio superior á larazon humana para fundar legítimamente la raligion ylas costumbres , en- otros términos la necesidad de unarevelacion divina y sobrenatural. Las mismas objecionesque oponen los incrédulos á esta verdad , no hacen sinoconfirmarla mas. Lo probaremos.

El principal atributo de la humanidad , dicen ellas,el que la distingue de los brutos , es la perfectibilidad.Asi aunque los hombres se hayan desviado mucho tiem-po de la justicia y de la virtud , no puede inferirse sinehubiesen continuado siempre en la misma ignorancia ylos mismos errores. !hal los últimos tiempos de la re-pública romana se descubrian indicios de una mudanzapróxima : un desprecio general del politeismo y laschanzas de los filósofos contra todas las supersticionesidolatricas ; chanzas que han llegado hasta nosotros enlas obras de Ciceron entre los latinos y en las de Lucia-no entre los griegos. Por fin hubia una tendencia al mis-ticismo y al retiro, de que da fe entre otros el historia-dor Josefo y con muchos pormenores. Ademas no todosestaban acometidos de esta lepra de la supersticion y delos vicios. La historia nos transmite _muchos ejemplos deeminentes virtudes, dados por hombres y mujeres en di-versas épocas , tanto que el mismo Agustín manifestógrande admiracion á las virtudes de los romanos. Nun-ca feneció enteramente entre los hombres el conoci-miento de un solo y supremo Dios y de la diferencia en-

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.36.tre lo justo y lo injusto : pruebalo el que los criminalesfueron siempre castigados con el desprecio de los parti-culares y los suplicios de la justicia pública. En vanopues se infiere de esta condicion general de los pueblosantiguos la necesidad de una revelacioñ sobrenatural,cuando este medio está enteramente en la naturalezaracional de los hombres , los cuales para valernos de losmismos términos de Wegscheider reclaman todos losconocimientos en materia de religion como su propiedadmas santa y legítima.

Voy á responder á estas objeciones. La perfectibili-dad humana , real hasta cierto punto en las ciencias ylas artes, es una quimera si se aplica á la religion y álas costumbres, mientras haya en los hombres pasionesy propension natural á lo malo por el mal ejemplo. Asi unalamentable experiencia prueba que el hombre abando-nado á sí mismo ha caldo siempre en errores monstruo-sos, ya especulativos , ya prácticos -. De ahí proviene quepara alcanzar la verdad en estas materias no se ha deconsiderar al hombre ó á la humanidad en abstracto,sino tal como es , á saber , instigado y seducido por lasmalas inclinaciones , rodeado de ejemplos perniciosos,imbuido en las preocupaciones de su infancia y arras-trado en fin por un modo -de vivir público , general yuniversal: Ciceron describe en estos términos la fuerzairresistible de estos impulsos al mal: «La naturaleza nonos ha dado mas que débiles rayos de luz , y por nues-tras malas costumbres y opiniones obscurecemos hastatal punto la antorcha que hemos recibido de ella , queen ninguna parte se la ve..... Apenas descubrimos la luz,apenas venimos á este mundo , nos entregamos á todaespecie de errores y á las opiniones mas perversas : casidiría- uno que mamamos el error con la leche de nuestrasnodrizas. El hecho es que entregados á nuestros padresy luego encomendados á los maestros pronto nos imbui-

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3 7 ..-.

rn o s en tantos errores, que la apariencia triunfa de laverdad , y la naturaleza misma cede á las prevencio-nes... Si á esto 1e agrega el mayor de todos los maes-tros, el pueblo , la multitud , que en todas partes con_cuerda con todos los vicios ; entonces nós dejamos infi-cionar de las máximas mas viciosas , y rompemos ente-ramente con la sabia naturaleza.» De donde se sigue in-dudablemente que el hombre abandonado á sí mismo nova á lo mejor , sino á lo peor.

Si la perfectibilidad que se nos objeta se aplicara álas costumbres y á la religion , resultaría que cuantomas adelantase una nacion en la via de la civilizacion,mas puras serian sus costumbres y mas santa su reli-gion ; pero ¿quién no sabe que lós monumentos histó-ricos prueban abiertamente lo contrario ? La infancia delos pueblos es la época de la virtud , y la vejez la delvicio. Asi los chinos cuyo imperio es tan antiguo , de-bieran haber llegado á la mas alta perfeccion , supuestoque no parecen de artes ni de ciencias; sin embargoperseveran en sus supersticiones y en la depravacion desus costumbres; y siguiendo en esto la marcha inevita-ble de todas las sociedades humanas son hoy mucho masdepravadas que en los siglos anteriores.

Los indicios de un cambio próximo que se advertíanhacia los últimos tiempos de la república romana , sola-mente prueban que cediendo al impulso maléfico delepicureismo , se aproximaba rápidamente á una disolu-cion social y religiosa, y que si vivía aun, lo debla á al-.gunas instituciones conservadas de las edades anterioresy á los restos cada di-a mas débiles de la probidad yhonradez naturales. Ademas cuanto mas supersticioneshay en un pais , mas corrompida es la multitud.

Por último si los epicureos y los ateos despreciabanel politeismo , ¿ es cierto que el pueblo y los magistra-dos participasen de este desprecio? Aquellos filósofos no

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- 38-,combatían solamente el politeismo y la idolatría; sinoque parecidos á los deistas de nuestro tiempo y sin du-da por los mismos motivos cornbatian toda religion sinpensar siquiera en sustituir á este vínculo y alma de lassociedades humanas alguna otra cosa que evitara su di-solucion y perecimiento. En cuanto á lo que pensabanlos magistrados y el pueblo del politeismo y' sus torpessupersticiones , bastante lo probaron tres siglos enterosde odio y furor inaudito contra los cristianos.

La propension al misticismo y al retiro que se nos oponecon el fin de apo-yar esta prevision de un cambio para me-jorar por las solas fuerzas de la naturaleza , podia muybien encontrarse en algunos individuos; pero no en lamultitud. Ademas el -historiador Josefo ¿ no habla deesto á causa de su trato con los judios corno judío queera , ó mas bien con los cristianos que comenzaban ádifundirse por todo el imperio romano?

En cuanto al corto número de individuos de uno úotro sexo que se escaparon carpo por milagro de la-cor-rupcion universal, no hubieran podido conseguirlo ja-más por sí mismos, y lo debieron ya á los auxilios de larevelacion primitiva , ya á alguna comunicado!' con elpueblo escogido de Dios. Observemos sobre todo , paradar mayor claridad y evidencia al asunto , que una cosaes hablar de la multitud , y otra de algunos individuos.Cuando decimos que la razon humana por sí misma eraimpotente para corregir estos males , hablamos de lospueblos o la multitud como lo prueba el hecho: encuanto á algunos individuos particulares de la especie.humana podian , absolutamente hablando, evitar la su-persticion universal y la vergonzosa corrupcion de lascostumbres , porque si nadie hubiera podido , hasta losmas corrompidos serian disculpables. Por eso en todostiempos han sobrenadado algunos hombres puros é in-tegros , semejantes á islas flotantes, en' el mar de vicios

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--- 39en que habia naufragado el mundo entero; pero nf con-fesar estas felices excepciones no concederé que aquello%hombres se hayan salvado sin el auxilio de la revelacionprimitiva , cuyo conocimiento llegó á todas las nacionescomo lo probaré mas adelante, d á lo menos sin algunacomunicacion con los adoradores del verdadero Dios. Yde este mismo ejemplo resalta con mas fuerza la necee.sidad de una revelacion sobrenatural.

Los ejemplos sueltos de virtudes en algunas perso-nas no destruyen el hecho constante y general que he-.mos sentado , porque no ha de partirse de una á dos 1-1 c -

I clones ilustres para juzgar el verdadero modo de vivirde los pueblos antiguos , sino de la serie , de la perpe-tuidad y enlace de todos los hechos.

La admiracion de S. Agustin hácia los romanos re-quiere explicarse. Admirabalos en comparacion á losotros pueblos, en los primeros tiempos de su república,y sobre todo prescindiendo del culto de los falsos diosesy de los demonios. Leanse sus palabras: « Aunque 103romanos, semejantes en esto á todas las demas naciones,si se exceptúa únicamente al pueblo julio , adorasen álo:; falsos dioses é inmolasen víctimas , no á Dios , sinoá los demonios ; sin embargo amaban la gloria y des-preciaban el dinero. Aspiraban á una gloria inmensa , yno quedan las riquezas sino en cuanto eran puras y ho-nestas. Amaron pues esta gloria con ardor , quisieronvivir por ella , y no vacilaron en morir por ella , sofo-cando con esta gran pasion todas las demas.» Vease enqué sentido y con qué restriccion elogia S. Agustín áaquel pueblo ilustre. ,Ademas no hay sino echar unaojeada por los primeros libros de la Ciudad de Dios paraver en efecto lo que pensaba de las costumbres ro-manas.

Mese tambien: el conócimiento de un Dios supre-mo y único ha existido siempre entre los hombres. rly

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— 40 —pero desfigurado, sofocado con una multitud siemprecreciente de errores, fábulas y supersticiones, y enninguna parte en su primitiva sencillez. Sin duda no se-remos nosotros los que neguemos este pensamiento deTertuliano que el alma es naturalmente cristiana ; perocon cuántos absurdos comentarios habian desfigurado

Jo ,1 paganos, corrompido y hecho ininteligible esta ideasublime de la unidad de Dios! Lo mismo sucedia conaquellos conocimientos generales sobre lo justo y lo in-justo, sobre la virtud y el vicio , impresos en nuestraalma por la mano omnipotente de Dios. Corrompidos yextraviados de su fuente estos conocimientos que enva-necen con justicia á la naturaleza humana , se habianconvertido en ignominia suya : tan perversa é insensa-ta era su aplicacion en la práctica enmedio de la depra-vacion general!

En vano pues afirman los deistas, considerando alhombre en abstracto para eludir estos documentos de lahistoria, que hubiera podido ailuel reformarse por simismo y sin necesitar de ninguna revelador) sobrenatu-ral : todas las teorías y raciocinios no pueden destruirun hecho constante y universal. Ante este hecho tanevidente como el dio y que no pueden negar sin recha-zar, como ya liemos dicho, todos los monumentos his-tóricos , se hunden ya las objeciones que sacan unas ve-ces de la fuerza nativa de la razon , otras de la ley na-tural , ya sus mas ingeniosos sistemas.

En efecto, y aqui entrarnos en la segunda parte dela próposicion sobre que fundamos la necesidad de la re-velacion divina , es decir , la imposibilidad en que se vióel hombre, una vez caído en el error, de abandonarlepor sí mismo, aunque los sacerdotes de Egipto, los gim-nosofistas de la India , los magos de la Peisia y los fi-lósofos de Atenas y de Roma se dedicasen al estudio dela sabiduría instituyesen escuelas y academias, y for-

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masén sectas por una larga serio de arios y de siglos; sinembargo no pudieron jamás llevar los pueblos al conocí-miento de la verdad y al culto del Dios verdadero. Estaempresa sublime fue superior á sus fuerzas , porquesiempre hubo de su parte tres faltas invencibles: faltade unidad, falta de autoridad y falta de sancion.

Falta de unidad: no solamente las escuelas , sectasy academias , sino cada uno de los filósofos diferian en-tre sí en la enseñanza de la moral y de la religion. Loque una escuela aprobaba , otra lo combatia, y aun áveces se levantaban los discípulos contra los maestros;de suerte que todas aquellas escuelas filosóficas degene-raron en el escepticismo á resultas de la falta de con-sentimiento y unidad. Asi los mismos filósofos se impo-sibilitaban para persuadir á los pueblos.

Falta de autoridad: no habla en ellos una autoridadpersonal , supuesto que no teilian por sí ninguna potes-tad sobre el pueblo: no habla autoridad de doctrina,su-puesto que por muy grande admiradora que infundiesela suya , no bastaba jamas para hacer dejar á lospueblos las vestiduras manchadas de que los hablanrevestido sus pasiones. No habia en ellos una autoridadreal, ó para decirlo mejor, no habla autoridad de ningu-na especie. Y ademas cómo pudieran haber librado álos pueblos del yugo de la supersticion, cuando ellos mis-mos le llevaban voluntariamente y hasta hablan erigidoen principio que era preciso someterse á él y acomodar-se á todas las supersticiones populares , ya para evitarla venganza de los magistrados y los castigos de la ley,ya para conservar su vida y bienes? El mismo Sócrates,considerado ordinariamente como el mártir del mono-teinno, sacrificaba á los dioses de su pais , segun loatestigua Jenofonte , su biógrafo y apologista.

Por último falta de sancion: no teniendo aquellosfilósofos ninluna especie de autoridad no hiñan podido

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proponer ni recompensas , ni penas á los observantes ytransgresores de sus preceptos, y aun destruían con suschanzas toda creencia, comparativamente-util , en loscalabozos del Tártaro y en los campos Elíseos. Pues sinuna sancion cierta ¿ de qué pueden servir á los puebloslos tratados de moral mas elocuentes para atraerlos ála luz de las virtudes ó sacarlos de las tinieblas delvicio'?

He dicho tres faltas , no solo para explicar la im-potencia de los antiguos filósofos, sino tambien paraprobar contra los deistas y racionalistas de nuestros dialque adoleciendo ellos de estas tres faltas no podian nipodrian jamás dejando á un lado la revelacion divina,acudir en socorro de los pueblos, como tampoco Pudie-ron sus antecesores.

Sentado esto continuo y digo: Es un hecho patenteé indudable que ninguna sabiduría é industria humanaha podido sacar á los pueblos privados de revelacion dela depravacion moral y religiosa en que hablan caido.Aun cuando aquellos filósofos lo hubieran deseado al-dientemente , no hubieran podido ú causa de las faltasque hemos enunciado y que les eran inherentes : luegoes absolutamente necesario un auxilio fuera de todos losrecursos humanos y que encierre estas tres condiciones,unidad, autoridad y sancion , de que carecieron los filó-sofos. Y qué puede ser este auxilio sino la revelaciondivina y sobitnatural- en que brillan en sumo gradola unidad mas absoluta , la autoridad mas grande y lasancion mas eficaz ?

Mas ¿qué responden nuestros adversarios? Oigamosá Ammon y á Wegscheider. Es constante, dicen, que larazon , en cuanto es una potencia expresa de concebirlas ideas á por - mejor decir, la idea misma, es una fa-cullad que Dios ha dado al hombre para cultivarla asi-duamente, de suerte que, viniendo en su auxilio ciertas

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43 —circunstancias felices, traídas por la divina providencia,pueda curarse á si misma y librarse de las tinieblas delerror. Por tanto hay que distinguir entre la razon fuerade los hechos y en los mismos hechos. Ademas no puededudarse que casi todas las grandes escuelas filosóficas semostraron admirablemente acordes acerca de las mate-rias mas graves que tocan á la religion y á las costum-bres, como Cambien en cuanto á los preceptos del artede raciocinar ; y aun entre- los escritores que llamamosprofanos , y que los defensores de las tinieblas aborreceny calumnian injustamente, hay muchos cuyos pensa-mientos sobre la religion y la verdadson bellos, admira-bles y poco diferentes de las máximas y doctrinas deJesucristo. Al contrario entre los que se glorian deconfesar y seguir la misma revelacion , se observa grandiversidad de opiniones: y esta autoridad de la revela-clon no ha podido evitar que sus partidarios incurran enuna multitud de errores y supersticiones, unos absurdosy perniciosos los otros. Pero si Dios hubiera queridoque todos los hombres en todos tiempos tuvieran lasmismas ideas de las cosas divinas ; si hubiera queridoque la esencia y la forma de las ideas religiosas fuesenabsolutamente las mismas en todos ; ciertamente queaquel cuya voluntad es omnipotente, hubiera hecho enesto lo que hubiera querido; y los medios empleadospor él hubiesen conseguido el objeto sin que se hubierapodido dudar ni negar.

Respondamos sucesivamente á estas objeciones comohemos hecho hasta aqui. En primer lugar en cuanto á laposibilidad ideal, con que los incrédulos arguyen, de ilus-trarse y dirigirse la razon por si misma, no destruye deningun modo la serdad del hecho sentado por nosotros.No es mas que una teória imaginaria, que trae su ori-gen, como probaremos mas adelante, de la existencia deesta rekelacion que combaten con tanta injusticia. Asi

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nada vale esta teoria contra la realidad; porque ¿quéprodujeron los antiguos filósofos , y qué producen losdistas y racionalistas de nuestros dias en beneficio delos pueblos? A esta cuestion es preciso responder conhechos y no con raciocinios.

Cualquiera pues que sea la fuerza íntima de la ra-zon, la experiencia prueba que es nula en este caso. Nose trata de lo que puede hacer, sino de lo que ha hechohasta aqui.

En cuanto á la supuesta concordia de las escuelas fi-losóficas, sin subir á los sofistas del último siglo, los doc-tores del racionalismo aleman, siempre en pugna unoscon otros en sus escuelas y sus libros , nos manifiestanbastante lo que debemos juzgar de aquella asercion deltodo gratuita. ¿ Se trata de los antiguos filósofos? Losnombres solos de las diversas sectas, estoicas, épicureas,pirrónicas y cínicas responden lo bastante. Por lo que.hace á la relacion entre los preceptos del arte de ra-ciocinar y los de la probidad confieso que no la veo.

Fállanse admirables pensamientos sobre la religionen las obras de los antiguos filósofos; sí, pero ¿en qué sefundan? ¿Cuál es su conexion y objeto ? ¿Forman uncuerpo completo de doctrinas , un sistema unido en to-das sus partes, perfecto y sobre todo practicable ? ¿ Noson mas bien teorias y generalidades sin ninguna apli-cacion posible? Sin duda los antiguos filósofos, y con masrazon los modernos ilustrados por las luces del cristia-nismo, pudieron decir buenas cosas sobre la religion ylas costumbres; pero 1 cuánto distan estos pensamientossue:tos y las disertaciones especulativas y generales deun sistema completo de religion y moral donde se en-cuentran juntamente unidad , autoridad y sancion paraque le sirvan de basa sólida é indestructible , y cuyaaplicacion práctica está enteramente de acuerdo contodos los grandes principios que viven en el corazon del

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hombre! Pues eso es lo que no han producido nunca,ni producirán los filósofos sin la revelacion divina. ja-mas se han puesto de acuerdo sobre el fin del hombre,sobre los principios fijos é inmutables de la moral y deldeber, sobre las reglas que se han de establecer en losdiferentes casos que tocan á la virtud y á la probidad:por fin jamas han separado con exactitud los preceptosde los consejos, determinado los diversos grados de lasculpas, ni presentado motivos suficientes y comunes átodos los hombres para excitarlos á la virtud y apar-tarlos del vicio. En todas estas cosas y en otras mil queomitimos por no ser prolijos, los filósofos , deistas y ra-cioniilistas han manifestado y manifiestan aun en nues-tros días tan gran diversidad de pareceres , que les esabiertamente imposible dar á los pueblos no diré yo unateoría religiosa como ellos la llaman ; pero ni aun unsimple sistema de moral adecuado á sus necesidades. Asipues los amigos de las tinieblas, es decir en su lenguajelos católicos , no aborrecen injustamente, ni calumnianá los escritores profanos : no hacen mas que referir unhecho que no lograrán destruir todos los esfuerzos delos supuestos ami gos de las luces.

Pero, dicen ellos, no hay menos in-certidumbre, difi-cultades , dudas y controversias entre los que admitenla revelacion sobrenatural, que entre los que no la hanconocido ó la desechan : esto es cierto en cuanto á loscristianos separados de la comunion de la iglesia ; perono en cuanto á los que estan sometidos á su autoridad,porque er, el instante que dejan de creer lo que ella cree,dejan de ser católicos, y no pueden atribuirse á la reli-gion verdadera las disputas y errores de sus hijos rebel-des. Es necesario juzgarla por sus hijos y no por susenemigos.

En cuanto á la objecion sacada del poder de Diospara establecer entre los hombres una religion coinun á

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4 6todos, de suerte que si no lo ha hecho es porque no haquerido , supuesto que puede todo lo que quiere; res-ponderé'que Dios no ha faltado jamás al hombre. Massi á pesar de la revelacion primitiva y de la fundacionde la religion , cuyos auxilies dulces y eficaces vienen áfavorecer á n-uestra . razon sin destruir su libertad , hanquerido los hombres desvanecerse con sus propios pen-samientos en vez de creer y obedecer, ¿ á quien son im-putables estas disputas religiosas que los dividen?

Ademas prosiguiendo la demostradon que me hepropuesto despues de haber probado la necesidad de larevelacion divina con este hecho: que ninguna industriaó sabiduria puramente humana ha podido sacar á lospueblos de la corrupcion ; iré mas adelante, y probaréque si no se ha hecho es porque no se ha podido , por-que la razon humana entregada á sus solas fuerzas notiene en sí esa facultad.

Y aqui previniendo á los filósofos, deistas y raciona-listas les concedernos espontaneamente que la razon hu-mana puede conocer por sí misma que el hombre estáobligado á un culto hácia la divinidad suprema : que elalma es inmortal : que la esperan castigos'ó premios des-pues de la muerte: que debe huir del vicio y seguir lavirtud, y otras mil cosas semejantes que.se derivan dela condicion de la naturaleza humana y de sus relacionescon Dios. Pero en cuanto se penetra mas adentro. en lospliegues secretos de nuestra alma, no puede negarse queestas nociones .naturales son insuficientes al hombre pa-ra conducirse de modo que en todas las circunstancias semantenga en el deber y obre segun la virtud.

Digo que estas nociones son insuficientes : 1.° por-que no pueden todos,. rii aun los mas , comprender lafuerza de las demostraciones que prueban su realidad :esto eg tan cierto, que muchos filósofos no soto las pu-sieron en duda, sino que las negaron abiertamente.

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.~«, 4 72." Porque aparecen .circunstancias difíciles en que

dejado el hombre á sí mismo no puede sino con suma di-ficultad ó no puede absolutamente adherirse insensible-mente á la virtud y evitar el cometer una accion injustasi no tiene otros motivos que los 9frecidos por la razon:como por ejemplo cuando se halla en el acceso de unapasion violenta, cuando estan en riesgo su fama y su vi-da , cuando se ve oprimido injustamente por hombrespoderosos ; todas circunstancias difíciles y peligrosas eaque cae uno ordinariamente.

3.° Porque en estos combates ardientes se persuadeuno con facilidad que no está obligado á taló cual.accion:se originan dudas sobre la fuerza y verdad del preceptonatural : se obscurece el entendimiento, y ve solo porentre una nube lo que creia ver claramente:llama en su.auxilio las dudas de los filósofos , y adopta con facilidaduna opinion falsa.

I.° Porque no presentandonos la razon mas queprincipios generales con respecto al culto y á los pre-mios y castigos de la vida futura, no determinando nadasobre cada objeto de estos en particular, ya acerca de laforma del culto que se ha de tributar á Dios para que lesea agradable , ya acerca de la naturaleza de aquellospremios y castigos, ya acerca de su duracion, y afirmandoademas los deistas que no pueden ser eternos; por todosestos motivos es evidente que estos principios pierdenenteramente su fuerza y dejan al hombre en la duda yla perplejidad , lo mismo que si no los conociera , sobretodo cuando el vicio es util, y la virtud está erizada dedificultades, como sucede las mas veces.

5.° Finalmente porque todo esto se confirma con elmodo de visir de los antiguos filósofos, de los modernosdeistas y de todos los que desechando la revelacion di-vina siguen y profesan sus principios. En efecto los masde ellos no observan públicamente ninguna religion,

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abundan en vicios y desatienden en un todo ó desprecianlos actos de amor y caridad para con el prójimo con es-pecialidad en las circunstancias difíciles. Con que si estosucede con los hombres que se jactan de cierta probidady honradez natural , y que en realidad tienen mediosparticulares de vivir virtuosamente , como una instruc-cion doméstica , gran amor á las alabanzas y á la gloria,cierto respeto á lip clase social etc.; ¿qué será de las cla-ses populares sin niugun recurso del mismo género,suponiendo que se hagan comunes para ellas estos prin-cipios detestables? Lo que sucederá -es que la naturalezaentera .sin freno se precipitará en el mal , y 'Como diceel poeta:

Jam vaga prosiliet frmnis natura remotis.Hor. lib. 11, sat. VII.

En efecto en cuanto se da completa libertad á lagpasiones, no hay vicio en que no caigan los malos, la arazon impotente para contenerlos, como lo prueba laexperiencia , les recuerda en vano la existencia de Diosy los suplicios que los aguardan.

Asi concediendo que la razon humana posea en sícierta fuerza para conocer los deberes que obligan al

hombre para con' Dios , para con sus semejantes y paraConsigo mismo; como esta razon no tiene motivos sufi-cientes y comunes á todos que puedan eficazmente y entodas circunstancias determinarnos al bien, lo queprueba la experiencia de todos los siglos , es precisoque los hombres queden entregados á sí mismos sinningun freno con peligro inminente de toda sociedad, óque, exista fuera de la naturaleza humana mi motivopoderoso que le socorra; y ¿dónde ha de encontrarseeste motivo si no en la revelacion divina ? Luego esta esnecesaria aun relativamente á los deberes que nos es

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" 49 dado conocer por las luces de la razon; y esto es lo quehemos querido probar.

Pero, dicen nuestros adversarios, la esencia mismadel espíritu humano y la justa idea que debe formarsede la divinidad suprema , excluyen la necesidad de unarevelacion sobrenatural. En efecto del mismo modo quelos animales estan dotados de fuerzas suficientes al ob-jeto para que fueron criados; asi el hombre , superiorá-todos los animales por la razon , ha recibido la facul-tad de comprender y observar lo que le conduce á susfines sublimes , es decir , sus deberes y la religion.Ademas el hombre llegado á la edad en que tiene con-ciencia de su razon , -está obligado, á considerar esta co-mo el supremo medio de conocer, y á conformarse conlos decretos de ella en todos sus pensamientos y accio-nes. Aquel pues que desechando esta soberanía de larazon concede tal autoridad á una revelacion que supo-ne haber bajado del cielo por medios sobrenaturales,que sea necesario obedecer sin vacilar y por una es-pecie de instinto ciego, obra evidentemente contrala verdadera naturaleza del hombre, y destruye su dig-nidad. El entendimiento humano , obedeciendo á las le-yes del pensamiento innatas en él, se ve precisado á re-ferir todo lo que percibe por los sentidos y descubrepor el pensamiento y la meditacion , ya á alguna causadel mundo sensible, ya á algunas fuentes secretas deconocimientos ocultos en él mismo. Seria pues un orgu-llo insensato en el hombre si porque no descubriese in-mediatamente la causa de un acontecimiento natural 6el origen de la verdadera religion entre los hombresdescubierto por las facultades íntimas del alma , las ne-gase absolutamente, inventando para explicarlas unacontecimiento sobrenatural y maravilloso, que es impo-sible demostrar jamás completamente. Aquellos mismosque tomando la defensa de lo que llaman el sobrenatu.

T. 9

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ralismo racional, sostienen que la religion cristiana estáen perfecta armonía con la razon, y sin embargo danuna causa sobrenatural á esta religion, combaten lasleyes del pensamiento que dió Dios al hombre, porquetoda doctrina religiosa que se supone concordar con larazon , debe por lo mismo concordar con, las leyes na-turales que constituyen la razon. Ademas habiéndosearrogado muchas de las religiones llamadas vulgarmen--te positivas la dignidad de una 'revelacion divina , so-brenatural y milagrosa , no itay otro medio para prefe-rir la una á la otra , á no que se quiera proceder te-merariamente y á ciegas , que examinar con cuidado sisus doctrinas concuerdan . con las de la recta razon quehemos recibido inmediatamente de 'Dios mismo. Estaes la regla indispensable: todo el' que en este examenrehuse someterse á ella y seguirla en la verdad , debetemer que si por casualidad un demonio ó un hombre,imponiéndose enviados de Dios, se atreven á enseñarlelo falso en vez de lo verdadero y el mal en lugar delbien, se lo persuadan y le hagan adoptar las doctri-nas mas injuriosas á la divinidad como reveladas por es-ta misma divinidad. La historia de los pueblos nos en-seña cuántos crímewes se cometieron entre los hombresdurante aquel sueño voluntario de la razon y bajo elyugo de esta creencia sin examen en los dogmas de unarevelacion divina. Recordémos ademas, continúan nues-tros adversarios, que apoyándose toda revelacion , asicomo la historia , en los testimonios de otro, no hay

cininguna que pueda conducirnos á una persuasion tanabsoluta como la que nace de la razon , cuyos decretosintima ,a1 hombre su propia conciencia. Cuanto mas im-presa está naturalmente una religion en el corazon delhombre , mas siente su fuerza 'benéfica en todas las cir-cunstancias en que puede hallarse. Por último el argu-mento mas especioso en que se apoyan los partidarios

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de la revelaciori- divina-, no es mas que una verdade-ra péticionde principios en términos de escuela. Enefecto lo sacan de lo que leen en cierto libro cuya com-posicion , segun ellos, es sobrenatural ; y porque estelibro sobrenatural contiene una revelacion sobrenatu-ral, quieren que demos fé á esta revelacion. fiero ¿quiénno ve que esto es sentar por demostraciou lo que pre-cisamente hay que demostrar ? Tambieii es incurrir sinduda alguna en el mismo defecto de lógica el quererfundar la debilidad de la razonliumana y la insuficien-cia natural en la doctrina del pecado original. Es pro-ceder contra las reglas lógicas el fundar sobre argumen-tos sacados de la razon y de la filosofía una fé religiosaque es completamente agena de Dios, y.que no se quiereque la razou y lá filosofía puedan juzgar por los mediospropios de ellas. Tales son los raciocinios de Wegs-cheider en su obra ya citada para probar su sistema deracionalismo. Si algunos parecen obscuros i los lectores,quéjense al autor alemán : en este párrafo todo es su-yo , pensamiento y forma ; y9 he traducido palabra porpalabro.

Respondiendo primero en general diré que no solono destruyen las objeciones de nuestros adversarios el.hecho sentado por mí, sino que ni le desvirtúan siquie-ra: asi quedan intactas la fuerza del argumento que heinvocado , y las consecuencias que se derivan necesaria-mente de él. Pero ya es tiempo de volver á mi método,y responder punto por punto á las dificultades pro-puestas.

objecion sacada de que el hombre, lo mismo quelos animales , debe tener en sí los medios propios de al-canzar el fin para que fue criado, carece absolutamentede valor. En efecto si es cierto que los animales, obran-do instintiva y necesariamente , deben haber red?bid° todos lo s medios de conseguir el fin que les es pub.

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plo, 'no puede suceder lo mismo con el hombre, que harecibido la razon para elegir y conducirse libremente,Puede pues apartarse, , si quiere, de su fin propio, yciertamente los testimonios de la historia y la expérien_cia prueban lo bastante que respecto del culto que debeá Dios y de las diversas obligaciones que tiene que-cum-plir, .so desvió en' los tiempos antiguos, y se desvía ver,gonzosamenie todos los días. -La misma experiencia nos

•prueba que no ha podido jamás salir de aquel olvido pú-blico y universal de sus deberes sin auxilio extraño, queno solo establezca leyes positivas para recordarselos, sinotambien para hacerselos amar y observar. Por este auxi-lio ageno del hombre es protegida la dignidad del hombrey defendida .contra el hombre mismo: por este auxilio esconducido con Inas seguridad al bien; y en fin por esteauxilio se le da ocasion de ejercitar las virtudes que leson propias , y de conocer mejor las perfecciones admi-rables de la divinidad.

La razon basta al hombre, añaden, para conocerSus deberes é intimarle motivos suficientes de cumplir-los; pero esta es una hipótesis enteramente gratuitaque la experiencia y los hechos destruyen absoluta-.mente. Esto es lo que se disputa , y los racionalistasmismos cometen esa peticion de principios de que nosacusan , porque dan por .prueha lo que hay que probar,y que ademas es de todo punto falso. No se ha de con-ceder- todo á la razon, ni negarselo todo; y los parti-darios de la revelacion no tocan á los derechos legítimosde aquella.Luego es mala fé , de los racionalistas cuandoafirman que se exige una creencia: ciega en nombre deesta revelucion , que por el contrario recomienda ácada paso el uso de la razon lejos de proscribirle. Lasp rerogativas de la razon con respecto á la revelado!'son examinar los fundamentos en que esta se apoya,y una vez reconocidos aquellos fundamentos como legi.

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53 -timos é inexpugnables su deber es someterse el/ Itti-cosas que exceden las fuerzas del entendimiento. Lamisma razon reconoce como justa - esta distincion. En.cuanto á las cosas que no exceden sus fuerzas, pue-de y aun debe examinarlas y estudiarlas bajo todos,sus aspectos. Este modo de obrar no menoscaba en na-da los derechos de la razon humana , por mas quedigan los racionalistas; al contrario evita la caida de-la razon , que es inevitab l e cuando el hombre está pri-vado del auxilio, de la revelacion divina.

Nuestros adversarios suponen; pero no pruebanque la razon humana privada de un auxilio divi-no se basta á- si misma para conocer sus deberes y,cumplirlos. Los hechos los condenan, ya lo hemos de-mostrado. ¿Qué importa pues que ocupen la trípode,y desde allí- pronuncien sus oráculos.? El hombre seriaun insensato, dicen ellos, si inventara un acontecimien-to sobrenatural para explicar uno natural que no comprendiese. Pero nosotros no inventamos nado: en el su-ceso de la revelacion: esta existe, y hay señales ciertas.para conocer que este acontecimiento es de todo punto.milagroso. Lo probaremos mas adelante con entera evi-dencia. No, es mas cierto que las doctrinas de los católicus esten en oposición con la razon , porque , aquellos-confiesan deber el conocimiento de ciertas verdades á unarevelacion divina. En efecto una cosa es, Guando una vezse han revelado, ciertas verdades contenidas en el. órdeide la naturaleza, reconocer que estas verdades concuer-dan con los principios de Ira recta razon, lo cual no esdificil ; y otra cosa llegar al conocimiento de estas mis-mas verdddes sin el auxilio de la revelacion ; lo que porel contrario es tan dificil, que han quedado á una dis-tancia inmensa de ellas no- solamente pueblos enteros.durante una larga serie de siglos, sino hasta los filóu-fos mas sabios, segun hemos demostrado. Nuestros ad-

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-- 54 —rersarios pues mezclan dos cosas que no deben estarlo:separadlas, y se desvanece la objecion. Ademas la re-velacion , como ellos dicen, no solo entierra verdadesde un órden natural , sino que abarca otras superioresá las fuerzas del entendimiento humano; y asi el racio-cinio de nuestros adversarios cae por sí , porque se fun-da en una suposicion falsa. Todas sus acusaciones ver-san sobre un equívoco perpetuo. Asi los crímenes queachacan á la religion , no han provenido de la revela-clon tal cual realmente es, sino de la revelacion malestudiada y entendida.

La persuasion que nol proporciona esta revelacion,implica la completa certeza tan bien como cualquierotro modo de persuasion. Segun todos los lógicos' haytres especies de certeza: metafísica, física y moral: estaúltima (omito las otras dos que no tienen rclacion conmi objeto) con tal que sea completa , y ofrezca todaslas condiciones requeridas, nos demuestra la verdad contanta fuerza como la certeza metafísica 5 y al cabo seasemeja completamente á ella. Asi yo estoy tan ciertode la existencia de Roma y Paris como de la mia pro-pia, aunque la una certeza venga de mi sentido íntimo,y la otra del testimonio de otro. Pues en esta últimaespecie de certeza se funda la existencia de la re-velacion.

Por último es igunimente falso que la divinidad denuestros libros santos sea el argumento mas especiosode los nuestros. En toda esta discusion no le hemos em-pleado una sola vez, ni aun hecho siquiera alusion á él, yno por eso hemos dejado de probar el hecho de la nece-sidad de una revelacion ¿Qué es pies lo quequeda de las objeciones de nuestros adversarios? Nada,absolutamente nada, y sin embargo en unos argumen-tos de tan poco valor se fundan los profesores de teolo-gía de las universidades alemanas para engañar y sed.

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.ducir á la juventud que les está encargada. Esos hom-bres que se glorian de llevar el nombre de cristianos,echan por tierra Tos fundamentos del cristianismo, qui-tándoselo todo á la revelador' para darselo á la n-um: son deistas, y ¡todavía se dicen cristianos! Talesson los frutos' que ha. producido el protestantismo eu.Alemania.

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CAPITULO

De las señales de la revelaelon divina- y sobrenatural,

En vano habria probado yo la posibilidad y la ne-cesidad de la revelacion divina y sobrenatural , si no es-tableciera ademas señales ciertas para distinguirla delas revelaciones inventadas por el fraude.

Las señales mas seguras de este género son los mila-gros y profecías por consentimiento de todos. Si existenverdaderamente estas señales en apoyo de una doctrinaó de una mision que se anuncia como obra de Dios; de-be desvanecerse toda duda.

No admitiendo los deistas y racionalistas ningunarevelacion sobrenatural, no admiten de consiguiente nin-guna obra sobrenatural para confirmarla.

En el sistema de los racionalistas la religion que sellama sobrenatural , no es otra cosa que la religion na-tural bajo una forma positiva , propuesta en nombre deDios y envuelta en dogmas arbitrarios y en fabulaspara establecer mas fácilmente su autoridad sobre elespíritu de los simples é ignorantes. Asi con respectoal dogma llaman ellos arbitrarias las religiones deMoisés y de Jesucriso; y con respecto á las narracionesque prueban milagros , las llaman mitológicas. Por con-siguiente lejos de admitir ningun hecho milagroso en

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apoyo de la revelácion sobrenatural, 6 ven rábulasen estos hechos, b los explican por las leyes de lanaturaleza.

Siendo tales estos sofismas impíos , ¿ qué hemosde hacer para refutarlos ? Nada mas que definir laspalabras y profecía en el sentido católico;porque con esta sola definicion probaremos que sonlas señales mas seguras de la verdad de una reve-lacion en favor de la cual se - verificaron: solo quesiendo vasta la materia dividiremos nuestra respues-ta en dos artículos principales para evitar la confusion:en el primero hablaremos de- los milagros , y en el se-gundo de las profecías.

En cuanto á los milagros antes de entrar en discu-sion examinaremos las muchas dificultades que se sus-citan contra ellos. •

Viniendo la palabra milagro del verbo admirar,y acostumbrando los hombres admirar todos los efec-tos extraordinarios cuya causa ignoran , ocurre unaprimera dificultad. Si la causa es natural, es decir,si se-encierra en las leyes de esta naturaleza corporaly visible; el efecto será asombroso ó admirable sinser por eso un milagro, y las leyes d-e la natura-leza, que una vez le produjeron, deberán producirlemuchas mas.

De los agentes naturales unos pertenecen al mundovisible, otros al invisible, tales como los lingeles buenosó malos, cuya existencia ( y sea dicho de paso) no admi-ten los deistas y racionalistas sino cuando coricicen su ne-cesidad para combatir la autoridad de los milagros. Aho-ra como desconocemos las fuerzas positivas de estos es-píritus , decirnos que puede suceder á veces que no dis-tingamos bastante en un milagro si proviene de Dios 6inmediatamente por él ' rnisrno ó mediatamente por losángeles; y de ahí nacen algunas dificultades sobre la de-

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- 58 -finicion del milagro. He dicho algunas retes, porque en,efecto hay milagros , como veremos, que solo pueden,atribuirse á la accion inmediata del mismo Dios. Y sin,embargo no siendo todos los milagros de esta última cla-se, es oportuna y necesaria una discusionsobreeste punta.

Supuesto que el milagro propiamente dicho puedeser tal por su naturaleza á circunstancias , la dificultadque procede de la fuerza y eficacia de los ángeles, no,puede recaer sino sobre los milagros que, san tales porsus circunstancias, es decir, como probaremos mas ade-lante, sobre los milagros de segundo. y tercer órden.Mas no pudiendo obrar los ángeles buenos sobre la na-turaleza material sino por órden de Dios, ni los malossin su licencia, desaparece toda dificultad de esta espe-cie. En efecto cualquiera que sea el poder que se supon-ga en los ángeles , es cierto_ que si son buenos obraránmilagros para confirmar la verdad coma ministros deDios; y si son malos na podrán hacer nada para la con-lirmacion del error, á lo menos en el sentido de que no.pueda ser destruido este error , porque se oponen abso-lutamente á ello los atributos morales de Dios. Luegono hay para que nos detengamos mas tiempo en estadificultad.

Conforme .á estas observaciones preliminares no hayinconveniente en definir el milagro con Santo Tomas unacosa hecha fuera del órden de toda la naturaleza criada,ó como él mismo explica su pensamiento en otra parte,solo se debe llamar milagro lo que se hace divinamentefuera del órden comun de las cosas; porque aunque loshngeles esten contenidos en el circulo de las naturale-zas criadas, como sin embargo no pueden hacer nadasin la órden ó licencia .de Dios , siempre será cierto queel milagro es lo que se hace fuera del órden de toda lanaturaleza criada, ya intrínsecamente , ya por sus cir-cunstancias exteriores,- como hemos probado. Si esta de-

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finicion no agrada á algunos espíritus , deScontentadizos;no rehusamos definir el milagro una obra sensible,asombrosa , contraria al . órden acostumbrado de la Pro..videncia y á las leyes de la naturaleza. Con esta cl efini-eion concuerdan , salvo la diferencia de los términos, to-das las que dan del milagro . loS mas de los filósofos y teó-logos , si se exceptuan algunas ó enteramente singula-res, ó dispuestas artificiosamente con el intento expresode engañar. Ademas con esta definicion concuerdan tam-bien los cuatro puntos que se exigen para probar la ver-dad del milagro :_ 1.° que el erecto sea sensible : 2." queninguna causa criada pueda producirle en el órden ex-puesto; :4.° que sea sobrenatural : ft.' que tenga un ob-jeto divino.

Yo no he atribuido esta definIcion á todos los teólo-gos indistintamente , porque es bien sabido que CarlosBonnet y Claudio Houteville tomaron otro rumbo, y se-gun ellos el milagro no es mas que un suceso sorpren-dente, cuyo origen está en las leyes armónicas de la na-turaleza , aunque nosotros no podamos descubrirle. Sinembargo muchos desechan esta definicion del milagro,tal vez con razon. Yo no la juzgo aqui; pero confiesoque la conceptúo poco necesaria para el objeto de aque-llos dos autoras, la rerutacion de los sofismas de Espinosa.

He exceptuado tarnbien algunas definiciones singula-res y dispuestas fraudulentamente con la intencion ex-presa de, engañar : tal es por ejemplo esta de Locke: Elmilagro es una obra sensible que supera el entendimientode los espectadores les parece contraria al curso de lanaturaleza , y la reciben corno una obra divina. Esta de-finicion del milagro destruye su misma . nocion , porquehace depender todo el valor de él del juicio que formanlos espectadores. Otro tanto digo de todas las denlas de-finiciones de esta especie , mas ó menos viciosas, que notengo tiempo de refutar.

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---- 60Asi pues para quitar toda excusa de equiloco recor-

damos los cuatro puntos que se exigen para establecerla naturaleza divina del milagro : que sea una obra sen-sible: que no pueda producirle ninguna causa criada:que suceda contra el arden acostumbrado de la natura-leza ; y que tenga un objeto manifiestamente divino. -

Por la que toca á la division del milagro, la sustan-cia , la materia y el modo , y la otra division que consi-dera si se hizo sobre, fuera ó contra la naturaleza remi-timos á nuestros lectores á la célebre obra de Beriedic-

XIY: Df la bealificacion y eananizacion de los santos.Prosiguiendo pues nuestro camino diremos que de

los adversarios de los milagros unos• niegan con Espino-sa su posibilidad , y otros admitiéndola se resisten ámirar los milagros como pruebas ciertas é invenciblesde la divinidad de una revelacion, ya porque no se tospuede distinguir con certeza de las obras naturales y delas operaciones del demonio. , ya porque no se les puedeprestar asentimiento por la falta de certeza. histórica.Tenemos pues que probar aquí contra nuestros adver-sarios primeramente la posibilidad de los milagros , yluego su fuerza invencible en favor de la divinidad de larevelacion sobrenatural.

Los milagros , decimos , son posibles.. En efecto noes imposible nada de la que no implica contradiccion:es asi que no la implica el que Dios pueda hacer mila-gros: luego estos son posibles.

Dios que crió, libremente el mundo y libremente ledió leyes, puede tambien derogar libremente estas le-yes : ademas una derogacion de esta especie, hecha enel tiempo, no implica ninguna variacion en la voluntadde Dios , que pudo al principio cuando crió el mundo,decretar derogaciones particulares para manifestar sugloria al decretar lñsleyes generales. Dios, dice S. A gus-tin , mudando sus obras no muda de designio. -

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61 --Tales son estas cosas segun el modo de concebir na-

tural al hombre ; pero si se penetra mas adentro y seexaminan mas de cerca , es muy diferente. En efectoDios, hablando con propiedad, no rige los géneros y lasespecies, que no son mas que ideas abstractas; sino. querige á los individuos, únicos que son reales, y no los rigepor leyes universales ,'que tampoco existen mas que ennuestra Imaginacion, sino india idualmente por una vo-luntad particular. De ahí viene que cuando Dios mandaá tal planeta por ejemplo detenerse en su carrera , noderoga por eso una ley establecida por él, sino que man-da solamente á aquel planeta moverse cierto tiempo alrededor del sol , luego detenerse , luego volverse á mo-ver, todo esto corno quiere y le agrada. Ya se-ve queno hay nunca en realidad una derogacion de cierta ley

-unhersal de la naturaleza , ni siquiera puede concebir-se ninguna : solo hay lin acto simplicísimo de la volun-tad divina , por el cual uno de los seres individuales quecomponen el conjunto de la naturaleza , obra de unamanera mas bien que de otra en circunstancias creadaspor Dios. Luego los que parten de aqui para combatirla posibilidad de los milagros , se fundan en una supo.sicion falsa , y miden á Dios por su propia flaqueza.

Primeramente objetan que Dios no puede hacer mi-lagros sin variar. Las leyes que rigen el mundo, dicenellos, son los decretos de Dios mismo, y estos decretosno pueden mudarse sin que él se mude Cambien; lo cuales absurdo. A lo menos , añade Salvador , los milagrosson poco dignos de Dios, porque quién quitaba que alestablecer las leyes universales de este mundo las hi-ciese abarcar todas las circunstancias futuras ? Podiaquererlo: ¿por qué no lo quiso? ¿Acaso Dios, parecido áaquellos le y isladores ignorantes que al fundar sus repú-blicas no pudiendo abarcar su forma entera recurren áexcepciones cada vez que se ven apurados, habria deja-

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do lugar á excepciones fortuitas é imprevistas en el sis-tema del mundo?

Respondo que las leyes que rigen el mundo no sonpropiamente los decretos mismos de Dios, sino los efec-tos de estos decretos ; ó si son estos decretos MiS1110.5,

tienen juntamente por objeto las leyes y las derogacio-nes de ellas ,que han de hacerse en tiempo. Asi cae ladificultad suscitada por Espinosa y prevista y'refutadapor Santo Tornas mucho antes que la propusiera aquelimpío.

Se dice que los milagros son poco dignos de Dios:sí, si los obrase como una eorreccion necesaria del siste-ma defectuoso del universo que no hubiera sabido coor-dinar en todas sus partes; mas no , si se los reservó ylos emplea , corno es cierto, en sorprender el espíritude los hombres adormecidos en un sueno vergonzoso deque no los sacarían los medios ordinarios. Dios estable-ció leyes universales para regir el mundo con órden;pero tuvo por bien de reservarse algunos hechos ex-traordinarios que alteran el órden cornun, para probarmas evidentemente á los hombres su soberanía , su pro-videncia y sobre todo la verdad de la religion que hablaresuelto revelarles.

¿ Es cierto que Dios parecido á un mal legislador,si es que se puede repetir sin impiedad esta blasfemia,cuando obra milagros ,. es guiado de la necesidad de - re-parar faltas imprel islas a su obra , y no por una elec-eion libre y por tina voluntad preexistente de conduciraquella obra 'á sus fines ? ¿ Destruye la ley universal delmundo porque la suspende momentáneamente y en uncaso particular ? Cuando quitó la fuerza al fuego paraque no redijera á cenizas la zarza ardiendo„- destruyóen el mundo entero la ley general que hace que el fue-go queme y consuma Luego todo esto no es inas que.un equívoco y oluntaiio de parte de los incrédulos. Dios

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63 ,—,no introduce excepciones á la ley general para ocurrir áun acontecimiento fortuito é imprevisto; al contrarioprevió estas excepciones , las ligó á su sistema , y sonuna parte regUlar é integrante_de él. Lo que se dice deun mal legislador que recurre á excepciones por faltade ciencia, puede decirse de Dios cuya ciencia es infini-ta , si , con todo deben llamarse excepciones los milagros,porque debajo de este nombre empleado sin razon eneste caso se oculta tarnbien un equívoco?

Hasta aqui he seguido la senda ordinaria trazadapor nuestros, teólogos; por lo-tiernas ella basta y sobracontra las vanas . dificultades tantas veces suscitadas yresueltas,

Las nuevas objeciones con que meten tanto ruido losracionalistas de nuestros dias, se desvanecen con igualfacilidad. Oigamos á los incrédulos hablando por boca deWegscheider : « Los sobrenaturalistas piensan que Diosrige las cosas humanas en el universo por un órden na-tural , y que en cuanto no puede este órden satisfacer suvoluntad , lo remedia con milagros. Los racionalista s alcontrario sientan que Dios desde la eternidad dispuso sa-biamente todas las cosas haciéndolas seguir un curso l'a-guiar y no interrumpido; de suerte que lo que sucediómuchos siglos antes, prepara y produce lo que suced d i nnuestros dias, sin que haya jamás necesidad de interca-lar milagros Asi reconocen toda la fuerza v extensiondel gobierno divino , que en su infinita sab•duria abar-ca simultáneamente las cosas mas ínfimas y mas altas,las mas grandes y las mas pequeñas , las primeras y lasúltimas, mientras que los sobrenaturalistas prefierenver el gobierno divino en algunos efectos singulares, enalgunos sucesos extraordinarios que descubren su pode-río, bien dignos por esto solo de compararse á los hom-bres de las edades ignorantes, en . que se buscaba á Diosmas por la observacion de su fuerza que de su sabidu-

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64 ----ria.» Asi hablan esos impíos desde su trípode, y es difi-cil decidir si descubren mas impiedad que ignorancia; sinembargo ellos se dan unos á otros los títulos de doctosy sabios.

En segundo lugar se objeta con Espinosa : El mila-gro es una cosa que sobrepuja nuestro conocimiento yque nos conduce al conocimiento de Dios ó de algunatributo suyo ; pero no es posible que una cosa que so-brepuja muestro conocimiento, nos lleve al conocimientode otra; porque ¿qué puede inducirse de lo que no secomprende? Luego todo milagro es imposible.

Un incrédulo anónimo ha hecho esta tercera obje-cion: Los milagros son en el órden natural lo que lasmentiras en el órden moral ; y asi como no se creen lasmentiras , tampoco deben creerse los milagros.

Respondo á Espinosa que si el milagro supera -nues-tro conocimiento en cuanto al modo que hace que existapor un poder divino , no le supera en cuanto á su exis-tencia , y que ademas tenemos medios de distinguirlede las obras naturales y de cerciorarnos de su divinidad.Mas adelante deduciré estos medios.

La objecion del incrédulo anónimo rueda entera-mente sobre una ambigüedad. ¿cómo se ha de fundar unraciocinio sobre la paridad insensata entre los milagrosy las mentiras? Los primeros dependen de la _voluntadlibre de Dios , y las segundas no pueden depender ja-más de ella, porque estan en oposicion con sus atributosmorales , la santidad , la justicia etc.

Sentada asi la posibilidad de los milagros tengo queprobar que son la serial mas segura que podemos tenerpara reconocer la verdad de la res elacion divina y sobre-natural.

El milagro segun las definiciones dadas no puede ve-nir mas que de Dios: pues si Dios hace milagros en fa-vor de una revelacion propuesta en su nombre , es evi.

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-- 65 —dente que estos milagros dan la prueba mas cierta de ladivinidad de-aquella revelacion.

Dios es verdad , y no puede nunca ayudar al errorni á la mentira , ni poner á ella el sello de su autoridad,ni aun permitir, si alguno quiere objetarnos el poder dolos demonios , que las obras de estos espíritus malos in-duzcan á los hombres en un error absolutamente in-

vencible. .Dios no puede engañar á los hombres ni por sí, ni

por los otros: con que si emplea los milagros como seña-les infalibles para atestiguar y descubrir la verdad de larevelacion divina y sobrenatural que es su obra , nopuede permitir que los demonios hagan dudosa estaprueba con milagros semejantes á los suyos , y precipi-ten asi á los hombres en un error inevitable. ¿Dóndeestada la justicia del que debe premiar á los buenos- ycastigar á los malos ?

Sin embargo esta seria la única objecion plausible quepodría oponerse á mi proposicion; objecion sacada del po-der de aquellos espíritus malignos, cuya extension igno-ramos, y cuyas obras seductivas podrían en ciertas oca-siones pasar por verdaderos milagros á nuestros débilesojos. Pero si se considera que esta potestad de los de-monios , sea la que quiera , no es libre , sino que estásujeta á la divina providencia en cuanto á sus actos, seconocerá que esta misma objecion no tiene peso ni fun-damento.

Y sin embargo nuestros adversarios no dejan de sus-citar innumerables dificultades sobre este punto, saca-das de la razon, del poder de los demonios , de la histo-ria , de la falta de certeza en los milagros etc. Evitemosla confusion como hemos hecho hasta aquí, y responda-mos por órden.

Objeciones sacadas de la razon. —Nadie conoce to-das las fuerzas de la naturaleza; luego nadie puede juz-

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6 —gar entre una obra natural y una obra milagrosa. Asiet que juzgamos con frecuencia muy falsamente de unacosa que la naturaleza no puede obrarla, y que es con-traria á sus leyes; lo que puede acontecer en especial álos ignorantes , incapaces del profundo exámen necesa-rio en tal caso. Supuesto pues que en los juicios de estaclase subsiste siempre la duda , puede decirse que loamilagros sean una prueba cierta de la divinidad de unarevelacion, y en vano invoca esta el testimonio . de aque-llos. Los discípulos de Kant y los racionalistas adoptanestas ideas de los antiguos deistas, y las deslien de milmaneras diferentes. El entendimiento humano , diceKant, adolece de una especie de orgullo , consideradosin razon por modestia, que le hace atribuir sin vacilaral poder de Dios ó á cualquier otro poder sobrenaturaltodos los acontecimientos extraordinarios del universoque no puede explicar inmediatamente por las leyes fí-sicas y morales. La verdadera modestia por el contrarioconsiste, cuando no se descubren inmediatamente lascausas naturales é intermedias de un acontecimiento,en esperar su explicacion de lo futuro mas bien queatribuirle á un agente sobrenatural; porque este es undelirio de nuestro orgullo y sobre todo de nuestra igno-rancia. Las causas de muchos acontecimientos ó actos dela naturaleza, sus razones y sus leyes suelen ocultarse-nos por debilidad de espíritu ó falta de experiencia nues-tra , como por ejemplo el misterio de la generacion. Sinembargo no puede concluirse que no existan estas cau-sas y leyes , ni que Dios mismo obre de tiempo en tiem-po en este mundo sensible por la intervencion de causasintermedias , es decir , de una manera inmediata y so-brenatural. En efecto Dios estableció el pensamiento hu-mano sobre tales basas , que cuanto acontece en el uni-verso , por extraordinario que sea , debe atribuirlo á lascausas y leyes constitutivas del universo; y solo despues

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de un clamen atento y escrupuloso debe buscarse enDios la causa primera y suprema de las cosas , de dondetodo dimana por una serie no interrumpida de efectos.Asi lo ha dispuesto.todo de manera que no suceda nada queno pueda examinar.el entendimiento humano y com-prenderlo despues de este exámen. Siendo esto asi , alpaso que se conceda que el poder de Dios es superior álas leyes de la naturaleza que él mismo hizo, es menes-ter confesar que el hombre , sujeto á las leyes del pen-samiento innatas en él, no puede entender la fuerza y elpoder divino en el gobierno de las cosas de este mundo,á no ser por el enlace de las causas y de los efectos cu-ya experiencia adquiere con la ayuda de los sentidos.

Nadie sin duda (responderé yo á estas objeciones)conoce bastante las fuerzas de la naturaleza para afir-mar con seguridad en todos los casos hasta dónde se ex-tiende su poder pero la experiencia enseña asi al hom-bre instruido como al ignorante que hay casos en queestas fuerzas de la naturaleza encuentran limites queno pueden traspasar. Asi cuando se traspasan , evidente-mente hay milagro. Y para dar un ejemplo positivo, encuyo terreno rehusan siempre colocarse nuestros adver-sarios á fin de quedar ocultos en las tinieblas de la abs-traccion, aunque confesamos ignorar hasta dónde puedeelevarse el noble arte de la medicina, sin embargosabernoscon plena certeza que ningun médico puede curar á unenfermo por su sola palabra , ni restituir la vida á unmuerto, cuyo cadáver encerrado cuatro dias en la sepul-tura ha entrado ya en putrefaccion. Asi cuando acon-tezcan estas cosas, ¿ quién se atreverá á dudar del mila-gro? ¿No le proclamarian los mismos deistas y racio-nalistas dejando á un lado sus sofismas y razonamientosembrollados? Por fin ¿no podriamos imitar aqui á aquelhombre sensato, que para responder á la negacionabsoluta del movimiento se contenta con echar á andar?

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Se ve pues que si no conocemos todas las fuerzas de lanaturaleza , sabemosio bastante para distinguir en cier-tos casos lo que no puede absolutamente:

Hacese hincapie en la dificultad d£1 exámen y en laimposibilidad de los ignorantes pura-hacerle: en algunoscasos particulares tal vez; pero en los que acabo de enu-merar qué dificultad hay en juzgar de la resurreccionde un muerto? No hay mas que ver. Ademas en los ca-sos difíciles de que no pueden juzgar los ignorantes , de.ben someterse al juicio de las personas instruidas. Añadoque Dios para dar testimonio á la verdad de su revela-cion emplea milagros en que nadie puede equivocarse,porque su misma providencia esta comprometida en ello;de modo que los deistas se forjan dificultades imagina-rias en todo esto.

Desechar todos los milagros por exceso de modestiaé admitirlos todos indistintamente por exceso de orgu-llo, como habla Ktint , no es mas racional lo uno que lootro y y es preciso evitar igualmente los dos extremos.Nosotros mismos , acusados de ser crédulos en demasía,enseñaMos que en materia de milagros no ha de creer-se ligeramente y sin exámen. Pero no seria el colmode la ridiculez si al ver por ejemplo que salia un muer-to del sepulcro á la voz de un hombre, se titubease yse esperase, para fundar su juicio sobre tal hecho, á quela naturaleza y el tiempo le renovasen? Nuestros adver-sarios suponen falsamente, ó á lo menos parece que su-ponen , que los milagros se asemejan á los fenómenosquímicos, eléctricos ó magnéticos cuya causa física pue-de encontrarse , y de consiguiente pueden explicarse;pero no es esa la naturaleza de los milagros que obraDios en apoyo de su revelacion : estos no dejan lugar áninguna duda, ni suspension de juicio; y aun el mas igno-rante no puede engañarse, ni ser engañado, atendidassobre todo las circunstancias en que se obran aquellos.

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69 -Sin duda. hay 'algunos acontecimientos extraordina-

rios que exigen un exámen atento y un estudio pro-fundo de sus causas por parte del hombre; pero ¿sucedeeso con todos los acontecimientos indistintamente? Aca-bamos de probar lo contrario. A si nuestros adversariospecan contra la buena fé y la razon diciendo de todos loque no puede decirse mas que de un corto número , ycolocando en la misma línea lo dudoso y lo que nolo es.

El pensamiento humano , dicen tambien , de acuer-do en esto con las leyes que Dios le dió , refiere forzosa-mente á las causas naturales todo lo que acontece en lanaturaleza ; pero hallándose los milagros fuera de esta¿cómo podría aquel referirlos á ella ? — Con que he-mos de creer con nuestros adversarios que en el sistemaordenado y perfecto cuya sabiduría proclaman ellos mis-mos, lo dió Dios todo al pensamiento humano y no re-servó nada al suyo? Si el hombre en las cosas ordinariasno comprende siempre el gobierno de Dios, ¿ cómo le -comprenderá en las extraordinarias ?

Objeciones sacadas del poder de los demonios.— Losdemonios pueden hacer cosas asombrosas que son mila-gros ó lo menos equivalen á milagros en -cuanto alefecto ; y por consecuencia siempre estaremos inciertossi lo que consideramos como milagro porque excede lasfuerzas de la naturaleza que conocemos , debe atribuirseá una operacion diabólica en vez de atribuirse á una ope-racion divina. En esta duda, antes de formar juicio sobreel autor del milagro, es menester examinar su doctrinay cerciorarse de si es buena ó mala; pero fuera de quelos mas son incapaces de hacer semejante examen, so-bre todo cuando se trata de una doctrina evidentementesuperior á las facultades humanas , no puede decirseque los milagros sean una prueba de la divinidad de unarevelacion , porque hay que juzgar por esta misma re-

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velacion de la divinidad de los milagros que se aleganen su contirmacion.'

Ya he probado que la justicia de Dios se opone ápermitir á los demonios que obren milagros que puedanobscurecer la evidencia de los suyos: con que asi lasdudas con que se arguye en esta parte, no existen real-mente. En erecto es evidentísimo qué si se obra un mi-lagro en apoyo de una doctrina que proporciona junta-mente el bien temporal y espiritual del hombre y lagloria de Dios, este milagro no puede ser obra del de-monio, que es el enemigo de Dios y del hombre. Ade-mas hay que pesar las calidades morales del autor deesas cosas asombrosas, los fines que se propone, y todaslas circunstancias en que se coloca.

Antes de fundar su juicio sobre el autor de un mi-lagro , es menester, se dice, cerciorarse por medio deun examen atento si es buena ó mala la doctrina quepredica : sí , de una manera general y de que sea capazel hombre menos instruido: no , de un modo analítico yerudito. Ademas no se ha de perder nunca de vista queDios no puede permitir á los demonios hacer milagrosde todo punto semejantes á los suyos, sin lo cual seriasiempre imposible en las cosas sobrenaturales distinguirla verdad del error. Pero reconocida la bondad generalde la doctrina , el milagro es como el sello de su divi-nidad.

Sin embargo , continúan nuestros adversarios, laEscritura concede á los demonios el poder que vosotrosles negais, como lo testifican los pasajes siguientes: «Sise levanta entre vosotros un profeta ó alguno que digaque ha tenido una vision , y que prediga un prodigio yuna maravilla , y sucede lo que anunció, y os dice: Va-mos y sigamos á dioses extraños; no escuchareis laspalabras de aquel profeta ó soñador , porque el Señorvuestro Dios os prueba. » En el nuevo testamento dice

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el mismo Cristo: «Porque se levantarán .falsos«Cristosy falsos profetas , y harán grandes prodigios y cosasasombrosas; de modo que seducirán, si fuera posible,á los mismos escogidos. » El Apostol, hablando delhombre del pecado, dice: «Este hombre que vendrásegun la operador' de Satanás, rodeado de poder con sig.nos y prodigios falaces..,...» Por último en el Apocalip-sis se dice de la bestia que lleva dos cuernos en la fren-te como el cordero : « Obró grandes prodigios hastahacer caer fuego del cielo sobre la tierra y sedujo álos habitantes de la tierra con los prodigios que obró ápresencia de la bestia. » Y mas adelante: «Los espíri-tus de los demonios son los que hacen prodigios y vanhácia los reyes de toda la tierra.» Son innumerables,añaden , los pasajes de esta clase , y seria tan prolijocomo inútil citarlos todos.

Sí , respondemos nosotros, la Escritura testifica quelos demonios pueden hacer cosas asombrosas de cuandoen cuando con el permiso de Dios, ya para probar á losbuenos , ya para castigar á los malos aumentando suceguedad; pero no dice en ninguna parte que esos pro-digios tengan todas las señales de los verdaderos mila-.gros, ni sobre todo que no se los pueda absolutamentedistinguir. Así es que la mayor, parte de los teólogosniegan que en los pasajes citados se trate de milagrosverdaderos y propiamente dichos, y se fundan en lasmismas palabras de S. Pablo que llama signos falaces áestos prodigios, como acabamos de ver. Pero aun admi-tiendo que en los textos que se nos oponen se trate deverdaderos milagros, á lo menos con respecto á la de-bilidad del hombre , en este caso siempre acude Dios ennuestra ayuda 6 con milagros mas patentes, ó quitandoá los espíritus malos y á sus ministros toda posibilidadde ejercer su poder maléfico , á precipitándolos en unavergonzosa confusion , de suerte que no pueda prevale.

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794cer el error sobre la verdad. Esto es lo que sucedió álos mágicos de Egipto en presencia de Faraon , cuando110 pudiendo hacer salir mosquitos del polvo se vieronobligados á exclamar : «A qui está el dedo de Dios. » Lomismo aconteció á los profetas falsos de &al á vista detodo Israel congregado; y esto sucederá en los últimosdios del mundo á aquellos profetas falsos que combatanla religion verdadera, sobre todo si reflexionamos queCristo por su prediccion quitó de antemano toda sufuerza á los prodigios que les sea permitido obrar. Deestos prodigios sacará Dios su gloria , el mérito de losjustos y la obcecacion de los malos.

_Dificultades sacadas de la historia. — No hay reli-gion que no se apoye en milagros. Sin duda son verda-deros milagros restituir la vista á los ciegos, dar la vidaá los muertos , curar súbitamente á los enfermos , lle-var agua en una criba , sacar con un ceñidor una navepesadamente cargada y encallada en la arena , cortarun pedernal con una navaja de afeitar, y otras mil cosaspor este estilo. Pues Vespasiano y Adriano restituyeronla vista á algunos ciegos al decir de Tácito, Suetonio yEsparciano: Esculapio resucitó á Androgeo, hijo de

, y á Hipólito, hijo de Teseo , segun nos cuentaDiodoro de Sicilia, el cual afirma tambien que el mismoEsculapio curaba repentinamente las enfermedades detoda género en los templos de Isis que le estaban consa-grados : la vestal Claudia llevó agua en una criba, y sa-c-ó á rastra una pesada nave con solo su ceñidor; yA ttio Navio cortó un pedernal con una navaja deafeitar. Luego ó hay que decir de toda religion que esdivina , ó hay que confesar que los milagros no pue-

- den dar un testimonio sólido acerca de la divinidad deninguna.

No hay religion que no se funde en milagros ; perode estos ¿cuáles son los verdaderos y los falsos ? Esa es

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la cuestion. Los que se nos oponen , no tienen ningunfundamento real en los monumentos históricos. Los au-tores citados no los refieren como testigos oculares, sinopor rumores inciertos y noticias vanas. Ciceron los des-precia, Luciano se burla de ellos, y los mas los atribu-yen á los fraudes de los sacerdotes. Ademas ninguno de

estos supuestos milagros se hizo expresamente para apo.yar una religion falsa , y la mayor parte pueden expli-carse por causas naturales.

A estos prodigios del paganismo se agregan otrosque obraran los herejes; y sobre esto , se cita á Sócratesy Sozomeno que atribuy en diferentes milagros á los no-vacianos y eutiquianos; y se añade que no solo Tertu-liano, sino el mismo S. Agustin creia en la posibilidadde este hecho , supuesto .que quiere que se juzgue de laverdad no por los milagros que los donatistas tercian ásu favor, sino por las señales de la verdadera iglesia.

Por último lo que destruye toda duda en esta parte, sonlos milagros obrados en el sepulcro del diácono Paris,

hereje jansenista; milagros que algunos prelados de laiglesia confesaron ser verdaderos, y cuya relacion exac-ta y circunstanciada nos ha conservado un sacerdote

parisiense.Todas estas dificultades, responderé yo, no tienen

el menor fundamento: los herejes no han obrado jamásmilagros. José Bingham , hereje tambien, lo confiesaingénuamente , y aun prueba muy á la larga que nin-guno de ellos pudo, aunque muchos lo desearon ar-dientemente. Asi se cumplió á la letra aquel pensa-miento de Tertuliano en la comparacion que hace en-tre los herejes y los apóstoles. «Reconózco, dice , to-do el poder de los herejes en imitar malamente á losapóstoles : estos hacian de los muertos vivos, y aquelloshacen de los vivos muertos.» De aqui proviene sin du-da que los protestantes de nuestros días se desatan con

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tanta violencia contra los milagros : como no pueden ha-cerlos , no quieren que los otros los hagan. Por lo de-mas los ejemplos referidos no tienen absolutamente nin-gun valor, como ni tampoco las observaciones con quese confirman. Lo que cuentan Sócrates y Sozomeno enfavor de los novacianos, lo sacaron de los escritos á dela tradicion engañosa de aquellos sectarios , y Sócratesmismo confiesa que su relacion se funda en el testimo-nio de un tal Auxenon, sacerdote novaciano. Ni Tertu-liano , ni S. Agustín , al hablar de los supuestos mila-gros de que se jactaban los herejes, los admitieron ja-más como verdaderos ; y en cuanto á los del diáconoParis, fuera de que han causado la ignominia de lasecta de los jansenistas por lo absurdos é infames, nun-ca los ha reconocido la iglesia , y hasta, los partidariosmas ciegos de aquel los han abandonado al despre-cio publico hace mucho tiempo.

Dificultades sacadas de la falta de certeza. — Su-puesto que yo no he visto los milagros , dice el in..crédulo, estoy obligado á creer por el testimonio deotro , y de consiguiente no puedo averiguar la ver-dad de la revelacion con plena seguridad. En efectosiempre queda en mi ánimo una duda invencible: lostestigos de los siglos pasados que refieren estos mila-gros , ¿se engañaron ellos mismos , ó quisieron en-gañar á los otros ? Y ¿ puede acriminárseme porqueno quiero creer en semejante materia mas que aque-llo de que yo mismo -sea testigo ?

Si hubiera de admitirse la exactitud de esta obje-clon, no habría ninguna especie de certeza moral é his-tórica para el hombre ; y esta .consecuencia arredra ánuestros mismos adversarios. En vano dicen que losmilagros requieren otras pruebas que los sucesos ordi-narios acaecidos en el universo: no ha de examinarseel hecho en sí. mismo , sino la calidad de los testigos

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7 5que le refieren y afirman. Si está probado por su ca-rácter y virtudes que -han sido incapaces de engañar vo-luntariamente, y ademas si se han visto en tales cir-cunstancias que haya sido imposible que se engañasen,su testimonio- requiere forzosamente completa fé denuestra parte.

En efecto no siendo diferentes de nosotros los hom-bres de los tiempos antiguos y gozando de las mismasfacultades; es de presumir que obraron en las circuns-tancias en que se hallaron, del mismo modo que nos-otros mismos hubieramos obrado. Por ejemplo si suple-ramos que ha resucitado un hombre , ¿cómo nos con-.duciriamos? Sin duda examinariamos atentamente elhecho y todas sus circunstancias: querriamos saber siel hombre que se decía haber resucitado, estaba real-

, mente muerto, en qué lugar habia resucitado, de quémodo , por quién. &c. Respecto de un ciego de naci-miento que nos dijesen habia recobrado la vista, y res-pecto de todos los hechos de-esta clase nos conduciriamosexactamente del mismo modo, sobre todo si se hablanefectuado para servir de principal testimonio á la verdadde una doctrina cualquiera; porque todas estas investiga-ciones son peculiares del entendimiento humano , y fá_cilmente pueden hacerse. Es pues de presumir que loshombres que nos han precedido, se condujeron así, áno que queramos suponerlos de otra naturaleza y ca-rácter que los hombres de hoy. Pero semejante su-posicion seria el colmo de la impudencia y de lalocura.

Nuestros adversarios insisten diciendo : Un argu-,, mento que se funda en el testimonio de los hombres,

solo produce una certeza moral, es decir , una certezaincompleta que no puede destruir la posibilidad del he-cho opuesto. Asi aunque se reunan muchos hombrespara afirmar que ha sucedido una cosa, no por eso deja

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76 --de ser siempre pw,ible, abr.olutarnente hablando, queengañen- ó sean engañados. Luego existe una duda queno puede vencerse; y supuesto que la revelador' divinano puede tener señal mas segura que esta certeza mo-ral, no.podemos tener plena y entera fé-en ella.

Sin duda que los hechos no pueden probarse con ra-zonam ientos metafísicos, y aqui se trata de hechos;pero de este principio, que es cierto, deducen los in-crédulos una consecuencia absurda. En efecto la certezase funda en principios no menos evidentes en su claseque aquellos que se emplean para probar la verdad deuna proposicion matemática: por ejemplo estos: la so-ciedad humana no puede subsistir si los hombres no sedan mutua fé: los hombres de las generaciones pasadasno fueron todos insensatos y estúpidos, sobre todo enlas cosas que les concernian positivamente. Digo que es-tos principios y otros semejantes son tan evidentes comolodo axioma de ciencias exactas: para negarlos hay quecomb:itir la evidencia misma .y hacer voluntariamenteviolencia á su sentido íntimo : en otros términos, esmenester ser un insensato.

Cuando dos cosas apoyadas en la evidencia moral,prosiguen los incrédulos, son contrarias entre sí , laprudencia y el sentido comun nos mandan que creamosaquella que tiene á su favor la ma yor fuerza de eviden-cia. Ahora concediendo que de la autoridad de testigosfidedignos nazca una evidencia moral con respecto á laresurreccion de un muerto ejecutada en otro tiempo ála voz y por la voluntad de otro, no puede negarse queresalta una evidencia contraria y mucho mas fuerte deesta experiencia perpetua y sabida de todos, que losmuertos no resucitan. Asi forzado yo á optar entre unay otra proposicion de estas debo creer que los muertosno resucitan , y persuadirme mas fácilmente que loshombres que atestiguan el milagro de la resurreccion,

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77se -engañaron d 'quisieron engarfiar, que admitirle

contra la -experiencia que me prueba la imposibili,

dad de él.Este sofisma de los. incrédulos consiste _en reunir

bajo el mismo punto de,.vista dos objetos de .dife-rente .naturaleza y de -consiguiente cae por si Mis.;-mo. Ademas por probar .demasiado no prueba .nada.De admitirle hay que rehusar el. dar crédito á la his-toria, siempre que refiera un acontecimiento extraor-dinario -en el órden . físico. ó moral. Los hombres porejemplo aman la. vida y todo lo - Sufren- antes que per-derla; hay pues que desechar como fabuloso lo queleernos ó . sabemos de , los suicidios de antes y de abos.r:no se habrá ocurrido ningun metéoro sorprendente.ningun fenómeno extraordinario, aunque perfectamen-te atestiguado : todavia mas , segun los principios denuestros adversarios , aunque viesemos con • nuestrospropios ojos salir un muerto del sepulcro, no 'debe.-riamos creerlo, por ser 'contrario á la experiencia co-mun que resuciten los muertos. Este sofisma es falsohasta no mas, porque estriba en el principio que noacontece nunca nada en la naturaleza ó en la ,socie-dad que no esté conforme con nuestras observacionesprecedentes.

Ademas afirmar que no puede haber ninguna ex--dpcion en los. fenómenos naturales es suponer lo (lile sedisputa. En efecto hágase la suposicion contraria, y todaesta argumentacion cae al instante, y vuelve la enesti4ná su punto natural , es decir -, á -cerciorarse de si los tes-tigos que nos confirman la realidad de un acontecirriien-to , son fidedignos. Obtenida esta seguridad por las re-glas que da la sana crítica, seria .una locura dudar úni-camente porque•la costumbre es que sti e eda lo contrario.Es verdad que la fé de vuestros sentidos produce unaevidencia ; pero la fé de los sentidos en los otros no la

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--78-.produce 'menor, á no que se pruebe que pudieron enga.fiarse ó que quisieron engañar. Estas son dos verdadesdel mismo órden y de ningun modo contrarias entre sí.Los que cuentan la resurreccion de un muerto , no atri-buyen este efecto 'á la naturaleza; lo cual estaria en con-tradiceion con sus leyes; sino que lo dan como un efec-to extraordinario del poder divino.

Cuanto mas extraordinario es un hecho, se dice tam-bien, hace mas probable el error, la astucia y la mentirade los que le refieren ó testifican; por eso el mismo he-cho disminuye la fé de los hombres instruidos á medidaque aumenta la de los ignorantes: ademas la multitudde los testigos no aumenta un grado mas de probabilidadal relato de un acontecimiento extraordinario. Sabido escon qué ardor abraza el vulgo, cuando es ignorante -y su-persticioso fé de los prodigios: sabido es por la his-toria que muchos acontecimientos de esta naturaleza,mirados generalmente en otro tiempo como sobrenatu-rales y milagrosos, se han referido á causas naturalescuando han adelantado las ciencias , y se han explicadosatisfactoriamente en este sentido : de donde se sigueque habiéndolo sido algunos, puede suceder que todos losean , y por consecuencia el testimonio de los hombresen materia de milagros debe ser siempre sospechosopara nosotros.

Entre los hechos extraordinarios, digo yo , hay quedistinguir los que tienen su origen en las leyes de lanaturaleza, y los que le tienen en-el poder de Dios.

En algunos de estos hechos dudosos en sí mismospuede titubear el hombre instruido, sobre todo si se tra-ta de determinar su causa y formar un juicio sobre sunaturaleza ; pero es imposible la vacilacion en todos in-distintamente y cuando se trata del mismo hecho. Porfin es falso que la multitud se componga siempre y ne-cesariamente de ignorantes : ademas la naturaleza pro-

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.... 79digiosa é insólita del acontecimiento hace mas atentos álos testigos y espectadores para examinarle bajo todossus aspectos y buscar la causa de él ; de suerte que sutestimonio en igualdad de las denlas cosas . tiene maspeso en los hechos extraordinarios que en los ordina-rios.

La multitud ignorante se equivoca fácilmente en elaprecio de un suceso; pero en cuanto á la existencia delsuceso en sí mismo juzga tan bien como el hombre masinstruido. Luego cuando la- multitud testifica un hechoextraordinario y le atribuye á una causa sobrenatural,d'hombre instruido no debe desechar por eso el hecho:solo debe examinarle á fin de cerciorarse de si su causareal es en efecto la que le atribuye la multitud.

De que muchos acontecimientos mirados al princi-pio ' como milagrosos se han explicado naturalmentedespues (notemos de paso que nuestros adversarios nolos citan), no puede inferirse que todos los acontecimien-tos de esta clase puedan explicarse del mismo modo. Asiporque se haya descubierto la causa de un metéorocualquiera que el vulgo atribuia á prodigio, se hallarámejor la explicacion de la curacion del ciego de naci-miento y de la resurreccion de Lázaro? Pero se me ol-vidaba que la dialéctica no es la primera dote de losincrédulos y racionalistas.

Nuestros adversarios meten sobre todo mucho ruidocon la objecion sacada de la ignorancia supersticiosa denuestros padres: basta para reducirlos al silencio pro-ponerles la resolucion de las tres cuestiones siguientes:

1.° ¿Por qué despues de la venida de Jesucristo nose jactan ya de Milagros obrados entre ellos los judíos,nacion supersticiosa é ignorante en general y de niugunmodo curada de sus añejas preocupaciones?

2.° ¿Por qué las provincias del Asia , del Africa yde Grecia, aunque muy distantes en el dia de aquella

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-80civilizacion y luces de que gozaban en tiempo de losapóstoles, de los Ciprianos, Agustines y Basilios, han ce-sado de hablar de milagros obrados en su seno comohablaban en otro tiempo?

3.° Finalmente ¿por qué entre las diversas religio-nes que toman el nombre de cristianas, solo la católicapublica milagros verificados en su seno, y esto en nues-tros mismos dias y delante de nuestros ojos , aunqueciertamente no sean los católicos inferiores en las cien_cías, las letras y las artes á los otros pueblos , y aunquela iglesia romana llamada á fallar sobre estos milagrosno lo haga hasta despues de examinar con la mayor pro-lijidad, minuciosidad y rigor los hechos en cuestion, sunaturaleza y todas sus circunstancias (1)?

(1) Basta leer la célebre obra de Benedicto XIV De labeatificacion y eanoniiacion de los santos para cerciorarsede la rigidez extraordinaria de este exánien ; y con este /no-.tivo creemos deber recordar la anécdota siguiente, aunquebien sabida. Un ingles de distincion que profesaba la religionprotestante como los mas de sus compatriotas, fue . á B,nuay entabló amistad con un prelado de la iglesia católica. Ha-biéndole prestado este un .libro que con tenia la relacion Cir-cunstanciada de varios milagros y las pruebas en que seapoyaban, el ingles le leyó.con la mayor satisfaccion, y al de-volvérsele le dijo: «Vea V. ciertamente el modo mas segurode probar los milagros. Si todos los que se:admiten en la iglesia-romana, se fundaran en • pruebas tan evidentes y auténticasconiolo estan estos, no tendriamos nosotros ninguna dificul-tad en aceptarlos, y asi evitarian VV. la burla que hacernosde' sus supuestos milagros.» =--- «Pues sepa V., respondió elprelado, que de todos esos milagros que á V. le parecen tanaveriguados y fundados , no ha admitido la congregacion deritos ninguno, porque no los ha creido suficientemente pro-bados.»,

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-81 Objeciones sacadas de la fuerza y poder íntimos del

hombre.—Los acontecimientos extraordinarios de queel vulgo forma milagros , suponen una fé viva y unaconfianza exagerada en el que los recibe ó en el que losobra-, ó en los dos. Y estos acontecimientos ó milagros¿qué otra cosa son sino curaciones cuya causa debeatribuirse á la imaginacion del enfermo? En efecto secura este porque su imaginacion le persuade vehemen-temente que se curará. Tenemos un sinnúmero (leejemplos de curaciones de está especie. Antes se atri-buinn á la imaginacion que obraba fuera de la natura-leza de los cuerpos : en el dia se atribuyen al magnetis-mo animal ó mesmerismo , _cuyo efecto es tanto mayorcuanto que se une mas cerca á la fé el contacto mediatoó inmediato. Si la fé del operante se mezcla íntimamen-te con la del operado, es decir, la fuerza del magnetismocon la de la imaginacion ; los muertos que se dice hanrecobrado la vida , podrán haber muerto en la aparien-cia solamente ; y el magnetismo animal deberá ser uti-lísimo sobre todo en estos casos de muertes aparentes.¿ Quién sabe si la fuerza de la voluntad y de la fé nopuede producir la lluvia ú otros fenómenos semejantes,como lo creyó Avicena? ¿Quién puede fijar límites á lafuerza de la imaginacion ó del magnetismo? ¿Quién co-noce bastante las Fuerzas de la natura!eza? ¿Qué hombreha descubierto las facultades indefinidas de que él mismoes capaz ? Asi pueden explicarse todos los milagros quetrae la revelador) cristiana en testimonio de su verdad,sin que haya necesidad de recurrir á un poder sobrena-tural. ¿No está probado que Cristo mismo exigia la fé deaquellos en cuyo favor obraba los milagros ? ¿No estáprobado que por carecer su patria de esta fé no pudo ha-cer allí sino pocos milagros? Cristo imponía las manos álos enfermos á quienes curaba , sobre todo á aquel cie-go de quien nos refiere S. Marcos que veia primero á

T. 1 9 .

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- 89 —los hombres como árboles en movimiento, y no sa-nó completamente hasta que se repitió la ceremonia dela imposicion de manos. Asi solamente bajo esta condi-cion transmite á 'sus apóstoles la potestad de curar á losenfermos: «Les impondreis las manos ; dice, y seráncurados.» A lo menos los apóstoles y discípulos no loscuraban tnas que con la uncion del oleo ; y ¿qué cosamas parecida á lo que conocemos del poder del magne-tismo?

Nuestros adversarios 'ven 'siempre la cuestion bajoel punto de vista que les conviene, y nunca bajo el que leses contrario. ¿Qué buena fé hay _en suponer que todoslos milagros sean curaciones cuya causa pueda dependerde la fuerza de la imaginacion ? Ciertamente la multi-plicacion y transmutacion de las sustancias no son deesta clase. Cuando los fautores del magnetismo y susiniciados hayan alimentado y hartado á cinco mil per-sonas con cinco panes y dos peces, ó convertido el aguaen vino, como hizo Cristo;, podrán ponderarnos la pode-rosa eficacia de su imaginacion sin que nadie se opongaá ello. Hasta entonces sus objeciones quedarán reduci-das á 'lo que son , sofismas vanos y pueriles.

Sin duda que en al unos casos se exige una fé viva

como condicion; pero colirio causa eficiente y en todos loscasos jamás. .Por ejemplo si se trata del sugeto del mi-lagro los muertos ó los hombres privados de sus senti-dos no pueden tener esta fé. Supongamos al contrarioque se trate no del sugeto, sino del agente del milagro;empiezo por notar que á veces obra Dios milagros pormeffiacion de hombres malos , no seguramente para la

confirmador) del error, lo cual no puede ser, sino párala manifestacion de su gloria. En efecto él mismo nose n se riu.que los hombres perversos deben clamar en eldia de sus venganzas y justicias: «¿No hicimos muchosprodigios en tu nombre? Si muchas veces se exige la fé

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jl

8 3 --para el cumplimientode'los milagrós, es solo como con-dicion y nunca como causa eficiente del milagro segunsuponen nuestros adversarios. Notemos ademas que es-ta fé, por viva que sea, no tiene eficacia sino en cuantose refiere á Dios mismo , á Cristo ó á sus santos comoobjeto , y que es nula si se refiere á cualquier otro, yapersona humana, ya demonio.

Algunas enfermedades de un género particularpueden curarse por la imaginacion , es decir, que estafacultad tan poderosa de nuestra alma puede en algu-nos casos deshacer lo que habia hecho. Sí, la persuasioníntima de que uno se curará produce á veces la cura-don casi infaliblemente. No tenemos dificultad en con-cederlo, porque no lo reconocen solamente los médicos,sino el mismo Benedicto XIV en su ya citada obra, don-de trata esta cuestion muy por extenso. Por eso la con-gregacion de ritos tiene siempre á la vista este poderparticular de la imaginacion humana al apreciar y juz-gar los milagros. Pero querer extender á todos los ca-bos lo que es peculiar de algunos; querer que las frac-turas de huesos ó de algun miembro , las heridas y lasenfermedades tenidas por incurables puedan -repararseó curarse completamente por la fuerza sola de la ima-ginacion obrando fuera del cuerpo , no solo es una obs-tinacion ridícula, sino hasta una locura, Si en efecto su-cediera asi , si la imaginacion sola tuviera este poder yle tuviera siempre; se destruiria el arte de la medicinay de la cirugia lo mismo que los milagros. ¿Es eso loque quieren nuestros adversarios?

La mayor parte de los efectos atribuidos al magne-tismo son falsos y gratuitos: si algunos son reales, pro-vienen de la persuasion íntima cuya eficacia hemos ad-mitido en algunos casos respecto de las enfermedadesimaginarias. Por lo denlas ni podemos ni querernosexa-minar todos los absurdos y extravagancias de los mas-

111

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netizedores: hay pocos hombres instruidos que tro losdesprecien , y Mesmer, jefe de aquellos, es consideradogeneralmente como un charlatan. r Ademas ¿qué impor-ta á la Tresente discusion que el magnetismo produzcaefectos admirables en todos los casos de muertes apa-rentes.? Nosotros hablamos de muertos reales, de muer-tos resucitados á la voz y por orden del taumaturgo:hablamos de Lazaro encerrado cuatro dial hacia en el.sepulcro y que. ya olía mal.

La experiencia ense-fra -.á todos los hombres qtre na.die puede atracar lalluvia/del cielo por la fuerza sola desu imagrnacion: de otro modo en tiempo de sequía, elremedio seria fácil y pronto. Pero á la verdad es ver-gonzoso responder con formalidad ,á tales locuras. Sen-temos 'pues á nuestra vez una cuestion del mismo géne-ro , y propongamosla á estos disputadores. ¿Quién sabesi los hombr es lograrán, algun dia por la fuerza sola dela imaginación pasarse sin comer ni beber? Este es unexperimento que deben hacer los fautores del magnetis-mo. 1ntretan •to la ridiculez de sus objeciones basta pa-ra destruirlas.

Mese que Cristo exig ir siempre la fé de aquellosen cuyo foor hacia milagros. ¿ Acaso exigia la fé denadie para multiplicar los panes , comedir el agua envino, resucitar al hijo de la viuda de Nairn y la hija deJairo, y otros muchos milagros que omito por bastar estosy no poder referidos todos? El Evangelio no lo dice:¿dónde pues está la prueba de esta asercion? Si á vecesexigió la fé como contlicion, era únicamente porque losmilagros que obraba probaban la divinidad de su mision;pero nunca la exigió como causa eficiente y necesaria.Por falta de esta fé, añaden, no pudo hacer milagros ensu pais. No le faltó el poder, sino la voluntad por ha-berse mostrado sus compatriotas indignos de sus benefi-cios; fuera de que si por esta razon no hizo muchos mi-

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M alos entre ellos, á lo menos es ciertomn-c hizo algunos.d' la imposicion de manos que.empleó Cristo una ó dos-veces para cargar á los enferinos, hocen nuestros adver-sarios una ceremonia general sin la cual , no los curaba,jamás. Que lean el , Evongelio : se detienen con compla-cencia en el ejemplo . del ciego, cuya historia nos cuenta,S. Marcos, y no dicen nada* de aquellas curaciones obra-das por larsola_palabral, aun en ausencia de los e4rmos9,extendiendo asi, segun su costumbre, un cfiso.extraor-dinario á todos los ciernas, auríquetsté probado lo con--í-vario. Bajo esta sola condiciw , dicen tambien,Cristo á. sus discípulos su, maravilloso póder: no., jamás-les prescribió Cristo este cito;-solamente les predijo que,siempre que impilsieran las manos &un enfermo, sana-ria. Estas poiabras de _Cristo con que se, nos argu-ye, no son una órden , sino.-una prediccion.: la prueba,

recusable es el contextorde la historia evangélica. En&la leemos que el cojo sentado delante de la puerta del,templo de Jerusalem fue.curado por Pedro y Juan sin,imposicion de manos y sin. uncion-de oteo : que la som-bra de Pedro curaba al, tiempo de pasar á todos las que.cogia : que las vestiduras de Pablo producian el mismoefecto milagroso etc. Pero el último rasgo de la objecionde nuestros adversarios da completa idea de su buenaf. «Todo esto, dicen, se-parece enteramente á los pro-digios obrados por el magnetismo_. » Pues ¿dónde estanen los milagros del cristianismo ese aparato , esas con-vulsiones, esas contorsiones, ese sueño letárgico, esos_preparativos de toda clase., indispensables á las. opera -dones del magnetismo y sin embargo las mas veces sinefecto corno ellos mismos lo confiesan? ¿No es el colmo.de la impudencia esta comparativo que se atreven áhacer?

Ademas de los milagros- se apoya la revelacion divi-na en las profecias, La profecía se define generalluew-

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te un conocimiento anticipado Y upa prediccion cierta deun suceso futuro que no pueda preverse naturalmente, ómejor aun , la 'manifestacion de una cosa venidera ocul-ta á las . criaturas: De esta definicion resulta que la pro-fecía , para serlo verdadera y propiam-ente„ debe encer-rar las tres-coRdiciónes siguientes: 1. 0 debe ser una pre,diccion clerta'y' no una prediccion . - conjetural r 2.° debeser la prediccion de una cosa futura-, libre ó contingen-te , .que por consecuencia no pueda saberse por 'ningunarte ó ciencia natural:. 3." . esta prediccion debe , deter-minarse de manera- que el acontecimiento no se acomo-de á la profecía, sino que mas bien la - profecía deter-mine 'el acontecimiento. — En otros términos es . menes-ter que la prediccion que forma el objeto de la profecía,no sea vaga ni obscura, ni equívoca, que no se puedaplegar á todo acontecimiento, -ni aplicarse arbitrariamen-te.Siendo estás condiciones las únicas que imprimen, uncarácter divino á la profecía, los tendremos siempre ála vista para- respnnder'á los sofismas de nuestros- ad-versarios. Pero á qué Vienen estos sófismaS? Porquela profecía es un milagíó y aun el nias fuerte de todos,porque lleva' la prueba consigo. En efecto 'cualquierapuede cerciorarse de la verdad de una *profecía, con talque sepa que se hizo antes del. acOntecimiento , y quesus ojos ó su entendimiento conozcan que,se ha verificado.Sigamospties-á - los incrédulos en todos sus rodeos: ellosMegan la posibilidad de la profecía : "demostremos estaposibilidad : ellos combaten su certeza : probemos queesta certeza es forzosa _ ellos- se empeñan . en arran-car á la revelación divina su arma mas poderósa:pongamosla en manos de aquella., y quedarán confun-didos.

Colofonio-, Epicuro y Carneades entre los antiguos,y Espinosa- , los - socinianos _y los racionalistas entre losmodernos. negaron ñ niegan la posibilidad de la profe-

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87 da. Estos son los adversarios que nos salen al encuen-tro , y á ellos tenemos que responder.

Esta proposicion: Dios conoce lo futuro y es dueñade manifestarlo, •es de una 'evidencia incontestable yno hay contradiccion ni repugna,ncia en admitirla. Fún-dase en lá idea misma •ue se forman los hombres deDios, y en, la persuasion íntima en que están y han es,-fado sienre , de que Dios lo s:Ibe todo. Quítese esta fn-cultad:&,Dios,.y no verá ya un tiempo todas las cosasque existen , no abarcará todos los tiempos en la eter-nidad, cesara, de ser petrecto,, en upa palabra no- será,Dios.

¿Con qué sonsmas. tratan los adversarios, de obscurrecen la evidencia de esta proposicion, que prueba in-venciblemente la posibilidad de la profecía? —Lo queno es aun., dicen ellas, no es nada: es asi que el objetode la profecía es lo,que no es aun , es. decir , lo que noes nada , y lo que no es nada, no puede preverse ni pre-decirse ; luego la profecía es imposible. Ademas es difí-cil, por no decir imposible, que el profeta está- po.sitiva-mente cierto de haber recibido de Dios la profecía queanuncia. Mas todavía, toda prediccion divinamente ins-pirada que descubre claramente el destino inevitable deun hombre ó de un pueblo, destino dependiente de cier-ta accion precisa ejecutada por ellos, repugna á la ideade un Dios santísimo y bonísimo, establece la doctrina delfatalismo , y destruye la libertad moral del hombre.

Fácil es la respuesta á- estas objeciones: el objetode la profecía que no existe en las cosas actuales , existeen las cosas contingentes , y por consecuencia es per-ceptible*á la inteligencia infinita y soberana. Las cosasfuturas son con corta diferencia relativamente á Dioslo mismo que las cosas pasadas son relativamente.á nosotros. Las - cosas pasadas no son nada en si mis-mas; sin embargo es cierto que han sido : las cosas fui

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turas no son actualmente; sin embargo es cierto queserán , si es que puede decirse que las cosas son pasadas45 futuras para Dios , en vez de decir que todas estar'presentes á un tiempo ante él. Asi propiamente hablan-do, no hay presciencia en Dios, sino ciencia.

Esimposible , se objeta, que el profeta esté positi-vamente cierto de haber recibido la profecía que anun-cia. Ya he respondido á esta dificultad tratando de laposibilidad de la revelacion divina: no volveré á hablarde ella , mucho mas cuando la profecía lleva la pruebaen sí misma , y el cumplimiento del suceso que anuncia,demuestra su verdad de un modo irrecusable.

En vano alegan los incrédulos en esta cuestion lajusticia y la bondad de Dios só pretexto de fatalismo.En efecto no sucede la cosa porque está prevista y pre-dicha ; pero está prevista y predicha porque está aunpor venir. Luego si las predicciones verdaderamente di-vinas encierran alguna necesidad en sí mismas , es unanecesidad deducida de una causa y simplemente hipoté-tica , porque es menester que una cosa sea antes de ver-se y descubrirse (1).

Considerada la profecía bajo este aspecto tiene mu-cha mas fuerza que el milagro para probar la divinidadde la revelacion. Su luz es tan brillante , que no sabenlos incrédulos cómo apagarla II obscurecerla siquiera.Asi está menos expuesta á sus tiros que el milagro pro-piamente dicho. Freret por ejemplo, ó mas bien e autor

t) Epleuro y Carneades envos argumentos no liarentías que reproducir los racionalistas en su nombre, habíansuscitad, ya esta dificultad que Wegscheider y las suyos pon-deran tanto. Es inútil detener se en una materia agotada. Ci-reron entre los paganos y S. Agust in y,--Santo Tomas entrelos eristianos•no dejan nada que desear en cuanto á la téfuta-cion de este sofisma.

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de la abra publicada en –su nombre, despues de haber.recogido trabajosamente acá y 'acullá argumentos de to.da especie contra las pruebas del cristianismo y contra.su doctrina y milagros, se detiene al llegar á las profe.cfas y las- pasa absolutamente en silencio como si no, lashubiera visto. Pero lo que na hizo Freret ó su homó-n.ima, lo hacen los racionalistas, no perdonando diligen-cia para quitar esta seilal evidente de su origen á la re-velacion divina. y sobrenatural. Examinaremos inmedia-tamente sus argumentos.; pero antes es bueno sentarcon solidez esta- prueba tan decisiva..

La profecía, decimos nosotros., es la seña} mas cier-ta de la divinidad de la revelación sobrenatural. En efec-to no pudiendo venir mas que de Dios toda profecíapropia y verdadera,. cuantas veces hay profecía , otrastantas hay prueba irresistible é invencible. Todas lasnaciones juzgaron asi , y sus sabios consagraron estacreencia comun en un adagio que conservó Ciceion: «Sihay profecía , hay dioses: si hay dioses , hay profecía.»

Esta creencia general de las naciones que puede de-cirse que se funda en el sentido coman, no detiene ánuestros adversarios. Segun ellos toda profecía es elfruto de la imaginacion humana. Dicen que esta facul-tad ardiente excitada mas por alguna pasion extraordi-naria evoca lo futuro ante sí , y se figura que ve pre-sente el objeto de sus esperanzas ó temores: por otraparte lo pasada la instruye, par decirla asi, sin saberloella ; de suerte que hay circunstancias dadas en que losacontecimientos pueden realizar algunas conjeturas pu-ramente humanas ; de lo cual nos suministra muchosejemplos la historia de todos los pueblos.

¡ Can que se nos oponen predicciones inciertas, con-jeturales , indeterminadas que pueden suceder (S no su-ceder! La imaginacian mas viva y excitada con masvehemencia ¿puede tener alguna influencia en las ohm-

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- 90 --tules libres de los hombres y en .sus acciones, que porestar . por venir , no son determinadas por ninguna cau-sa particular ó general ?, Eso es lo. que habria que pro-bar , parque al fin dando, á Dios lo que es de , Mos ¿qui-tamos al hombre lo que es del hombre ? Porque se ve-rifica un acontecimiento predicho, ¿decimos que nece-sariamente es obra de Dios ?Nosotros mismos hacemosprofecías y no. hay hombre que no las haga. Del carác-ter de un niño, -de sus hábitos y de sus inclinacionesconjeturamos su suerte futura, y h de los imperios delas circunstancias políticas en que se encuentran. Unasveces los sucesos realizarunuestras conjeturas , y otraslas contradicen. Y ¿por qué t Porque el hombre , nopuede coma Dios abrazar todos los casos pibes en susprevisiones.

Pero si las profecías vinieran de Dios como afir-mais, nos responden los racionalistas, :deberían ser per-.rectamente claras é ^indudables. Mas en vano buscamosalgunas que lo sean en el antiguo y nuevo testamento:no las hay. La misma prediccion de Jesucristo sobre laruina de la república judía no se enuncia bastante cla-ramente. Ademas de esta falta de claridad las profecíasllamadas divinas encierran otras de toda clase. Unas ve-ces se hallan en boca de hombres manifiestamente indig-nos de la inspiracion divina: otras el suceso no concuer-da con la profecía, y en mil parajes se contradicen unasá otras, ó se fundan en las tradiciones mitológicas ysupersticiosas de los pueblos. Otras veces el artificio delos escritores hebreos consiste en fingidas en vista delsuceso verificado. En otras partes, torcida su significá-cion propia , se acomodan al acontecimiento ó se ponenfraudulentamente de acuerdo cín él. Aun hay mas: elmismo Jesus juzgó poco honoríficamente &los profetashebreos, y los apóstoles confesaron qué las profecías deaquellos son obradoras é imperfectas. Por último Jesus

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siguió en 1a interpretación de las profecías el rnéloaoempleado por los talmudistas' y- rabinos, que hallamosmuy por extenso en las obras de Filon y. Josefo , es de-cir „que se aprovechó hábilmente de que varios orácu-los de las profetas parecia s que ,se referían a su personay acciones para aplicarselos 1. á fin de que los indios cre.-yesen en él persuadiéndose par esta Conformidad enga-.fíosa entre las ideas de aquel/os y los hechos que era elMesías destinado á fundar cierto reino espirituol (1).

(t) Estas proposiciones blasfeynatorias tse dos racionalis-tas van acompañadase muchas citas de nuestras santas es-crituras; pero solamente con la indicacion de los capit tilos. yversículos, cuyas palabras se guardan bien de -copiar Tal essu método, del qne se separan niuv rara vez Obran asi pordos motivos: primero por engallar á los ignorantes y o•ni-.tar mas fácilmente su mala fé ; y segundo para mostrar suciencia en estas materias. El primer motivo ¿' estos es in-digno de un escritor que se tiene en_ algo el segundo es pule.ril , porque no ha v quien no pueda ostentar la misma cienciatomándose el trabajo de hojear la Concordancia de las es-e • íturas. Ahora para dar un eiernplo de la mala fé y de lasaserciones e.nt ,•ramente gratuitas de VVegscheider- en los pasa-jes que cita , bastará observar que la materia del capitu-lo XXIX de Isaias es la- destruccion futura de Jerusalem con-firmada á la letra por los acontecimientos • que el capítu-lo XXXIV predice la venganza de Dios en las naciones ;diction cumplida en los caldeos : que el capítulo LX III, don-de se anuncian el triunfo de Cristo sobre sus enemigos y elabandono de la nacion judía, se ha efectuado plena y entera-mente; y por último que lo mismo sucede con el capitu.

LXVI , donde se profetizan la vocacion de lose gentiles y elabandono 15 reprobacion de los judio 5 ,;l id ccano con el capitu-lo II de Daniel que trata de la stision de Nabucodonosor y delas cuatro monarquías. Lo que digo de estos capítulos, puededecirse de todos. Pero de qué sirve Ole nos detengamos enesto ? Cuando la mala ft; es tan evidente, ¿ no basta indita, la?

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- 9 9Difícil es mentir con mas audacia que lo hacen aqui

los racionalistas. Suponiendo que algunas profecías delantiguo y del nuevo testamento sean obscnras, i; lo son.todas? Las promesas hechas á Abraham que poseerlala tierra de Canaan, que el , pueblo que naciera de MI•

entraria en Egipto , estaria esclavo cuatrocientos añosy seria libertado á la cuarta generacion; la prediccioudel nacimiento de Isaac en el término de un año y con-tra toda esperanza; la promesa de que todas las nulo,nes de la tierra serian benditas en un hijo de Abraham:esas profecías y otras mi-1> , como por ejemplo Vas ame-nazas de Moises á Faraon cuando á la voz de aquel ba-jaban y se retiraban las plagas, ¿ no son bastante claras-.y evidentes? ¿No estan bastante probadas con los suc,e-sos,? Y en el nuevo testamento ¿qué dejan que desearlas predicciones de Jesucristo con respecto á su pasion yá todas las circunstancias que debian acompañarla, á su.resurreccion al tercero dia y á las tres negaciones de,Pedro antes de cantar el gallo> en la noche misma del.suceso?— Mienten pues impudentemente los raciona-listas cuando sostienen esta tesis. La prediccion de Jesu-cristo sobre la próxima rtiiria de Jerusalem y la destrue-clon del templo con que nos arguyen, sirve tambienpara confundirlos Dicen que no es bastante clara; ¿ por(pié no se toman el trabajo de leer atentamente y debuena fé pasaje de S. Lucas y el de S. Marcos en quese refiere aquella , compararla con las circunstancias detiempo, personas etc., y con la historia de la guerra ju-daica que nos ha dejillo Flavio Josefo?

Rícese que las profecías se, hallan á veces en bocade hombres indignos ; mas el don de profecía es un dongratuito que puetle subsistir sin el .de santidad; desuerte que la indignidad de , las personas no quita nadaá la fuerza de la profecía, cuando la verificacion del su-ceso ha demostrado ser verdadera.

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Se atade que metas •profecías no se han cumpli-

do. -4-- Hay muchas que son condicronales: si ho se efec-túa la coraflcion , ¿qué extraño es que la 'profecía aneja-á 'aquella condlcion no, se cumpla ? De este número S611

los oráculos del Apacalipsis que quedan por cumplirse óse cumplen en nuestros dias , los que -se refieren, á laN'oca(-ion de los genti ,les, los que debajo de la 'corteza-dela letra ocultan unsentidO espiritual, aunque no le ,adm,i-tan nuestros adversarios, como lo que se dice de la feli-cidad futura de la sinago ga, del trono de David , -del

• einü del Mesías; cosas t-odas que los racionalistas tienená bien explicar á su antojo y acomodar á sus sistemas,y con que arguyen para probar que el suceso no corres-pondió á-la profecía. Mas si todos los oráculos del anti-guo y Huero testamento son tan obscuros é indetermi-nados corno ellos dicen, ¿cómo pueden afirmar que no sehan cumplido? A esto se responde que para mentir senecesita memoria,

Los escritores judios han forjado sus prediccionesdespues de cumplido el suceso.— Esta es otra mentiraimpudente en contradiccion con todas las reglas de lacrítica y el testimonio general de los judios y cristianos.Entre estas profecías fabricadas artificiosamente cuentaWegscheider lo que leemos en el capítulo XXIII de SanMateo, versículo 35. ¿ Con qué fundamento? Es impo-sible descubrirle (1). No añadiré mas que una reflexion:

(I) Importa dar -aqui otra prueba de la honradez de losracionalistas v de la erudicion bíblica que . sospechan en ellosalgunas personas. Wegicheider al enumerar los pasajes de laBiblia en que segun él se encuentran predicciones forjadasartificiosamente, comprende el Capitulo XXXIX del Génesis;pero este no- contiene ninguna profecía y es todo histórico,porque solamente cuenta que ta mujer de Putifar tentó á José.¿Con . qué fundamento se figura Wegscheider que los orácu.

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94si estas predicciones se hicieron despues del suceso y envista de éi , ¿ cómo es que ninguna es clara ni determi-nada , segun afirma nuestro adversario?

Las profecías han sido torcidas en su significacion, yacomodadas-á los acontecimientos. — Otra mentira ;ro muy útil á la mula fé de nuestros adversarios, lo confe-samos. En efecto ¿qué cosa mas cómoda , cuando nopuede uno destruir la fuerza • de evidencia de una pro-fecía , que afirmar gratuitamente que es fingida y estávaciada en el hecho mismo? ¿Qué cosa mas cómoda que

los que anuncian ,la futura superioridad del pueblo judio so-bre ,los idumeos, son .oráculos forjados? Lo ignoro absolu-tamente. Otro tanto digo de la interpretación de los sueflosde los criados de Faraori hecha por José en su prision y delas bendiciones que Jacob echa á sus- lujos antel de morir.

Por qué no indica el calumniador el tiempo, los autores ylas circunstancias de un fraude tan importante ?

Pero -vengarnos á Daniel desde el capánlo VII hastael Porfirio-antes que- los r'acionalistas Labia - supuestoque un tal Epifall-t! debia haber forjado estos capítulos en laJudea en tiempo de AD-ti-eco. Pero 'ademas -de la tradicion delos judioS en cuyas ruanos estaba el libro de Daniel esta ob-jeción de Porfi •i> hecha á la_ desesperada no puede defe,nderseen vista del testimonio de Fi-avio Josefo. Guentanós este histo-riador que cuando Alejandro el Gra fide - se acercaba á Jeruta-lern, los sacerdotes julios que salieron á recibirle, le enseñaronen el libro de-Daniel la prediccion ele la derrota futura del rey

de los persas por el -de los griegos ( y esta prediecion- se ha,Pa en el capítulo VIII , uno de-- los que se suponen forjados).Es asi que Alejandro el Grande existió mas de ciento ycincuen-t-a arios antes de ~joco: luego-,el libro de Daniel no Pudo coal-ponerse bajo el reinado de este príncipe. Asi desaparee estaobjecion . de Porfirio, que N'Végseheider, no se ha avergonzadode sacar del desprecio eu que . 1tabía caído jintavneute. •

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- 95atribuirle un sentido particular contrario al del escritorsagrado, y afirmar despues que sé torció su significa-

ido% propia deS-pues del acontecimiento? Pero aun aquíse contradice nuestro autor en sus alegaciones. Asi elcapítulo IX de Daniel que pone primeramente entrelos que se compusieron despues del suceso, le colocaluego entre los que, solo se torcieron de su significacionpropia. Podriatnos multiplicar estas citas extraordina-Tias; pero basta con un ejemplo.

Cristo mismo habló de los profetas hebreos en tér-minos poco honroso-s. — Mas ¿qué expresion se hallaen los pasajes citados por nuestros adversarios para fun-dar esta mentira, tal vez la mas impudente de todas?Solo estas palabras: «Entre los laijos de las mujeres'ninguno es mayor que S. Juan Bautista.» ¿Es esto ha-blar en términos poco honrosos de aquellos profetas quetan á menudo cita Jesucristo para apoyar la urdad desu mision

Los apóstoles confiesan que las profecías son obscu-ras é incompletas.— Nunca dijeron los apóstoles seme-jante cosa , y esta es otra mentira gratuita de los racio-nalistas. Estas palabras de S. Pablo en él capítulo XlIf,v. 9, de su primera epístola á los corintios: «Nuestraciencia es imperfecta y nuestras profecías limitadas.»fuera de que no deben tomarse en un sentido absoluto,.sino relativo, se explican tambien por este pasaje deS. Pedro ( 11 epfst., e.- 1, v. 19): «Tenemos ademas elfirme oráculo de los profetas , al cual haceis bien deatender como á una antorcha que luce en un sitio obs-curo, hasta que amanezca el dia, y nazca el lucero de lamañana en nuestros corazones. » .4 qui habla el Apóstolcomo si hiciera la profecía superior aun á la vision quetuvo sobre la montaña santa. Por último leemos en ellibro de los Actos: «No os toca á vosotros conocer lostiempos ó los instantes que el Padre . ha dispuesto en su

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9 6poder.» A la verdad nuestro adversario no hace masque abusar de la autoridad de la sagrada escritura y dela buena fé del lector, y engañar á los ignorantes conimpudente descaro.

Cristo se prevalió de qué algunas profecías comer-nian á él en la apariencia, para aplicarselas positiva-mente. Aqui la impiedad supera á la mentira. Enefecto se presenta á Cristo como un_seductor que abusade la simplicidad de los judíos; y ¡todavía se glorian losautores de estas aserciones impías de llevar el nombrede cristianos! ¡ y todalía enserian impunemente la teo-logía en academias públicas (1)!

Pero no hemos concluido con las objeciones de nues-tros adversarios, que insisten diciendo: El estilo de losprofetas varía segun su espíritu y educacion : no pue-den 'profetizar sin algun aparato ó preparativo:, testigoEliseo en el libro IV de los Reyes , c. III, v. 15: en-tre los hebreos habia escuelas en que se enseñaba el ar-te de profetizar, corno lo demuestra ( lib. 1 de los Re-yes , cap. X) la multitud de profetas que salió á recibirá Saul : algunos, de estos entusiastas cometian accionesvergonzosas, por ejemplo la de presentarse desnudos enpúblico. ¿Cómo pues ha de creerse que eran los intér-pretes inspirados del pensamiento de Dios?

(t) El autor de esta proposicion blasfematoria no laapoya con prueba de ninguna especie en el texto de su obra;pero dice en una nota Asi Josefo, interpretando la Es-critura segun acostumbran los judíos, refiere á Vespasianolos oráculos que conciernen al Mesías. » ¡Y qué ! diremosnosotros, porque Josefo aplique sin razon á Vespasiano losoráculos concernientes al Mesías por una increible aberta-cion de entendimiento y contra la opinion de todos, losdios, ¿se infiere que. Jesucristo, los aplica tambien injustamente á su persona ? ¡Qué buena fé, y sobre 'todo qué modode raciocinar!

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Respondere mos que el estilo de los profetas varía,(5 porque Dios se acomodó á su ingenio , (5 porque sonde diversa naturaleza las cosas que profetizan. El ejem-plo alegado del profeta Eliseo es único y singular: pidióun instrumento músico para tranquilizar su ánimo yno para excitar en él el espíritu profético. Las escuelaspúblicas con que se arguye, no se habian instituido paraenseñar el arte de profetizar, sino para educar en piado-sas doctrinas á los jóvenes entre los cuales se servia Diosmuchas veces elegir á los que habian de anurrciar lo futu-ro. Notemos aqui con Bergier que el nombre de profetatiene muchas acepciones diferentes en los libros santos.Unas veces quiere decir orador, otras cantor de las ala.banzas divinas, otras doctor é intérprete de la ley; di-ferencias que debieran haber estudiado y entendido losincrédulos antes de poner la ciencia profética entre lasartes puramente humanas.

Los profetas cometen acciones vergonzosas , porejemplo la de presentarse desnudos en público. — .10-2,11qué fundan nuestros adversarios esta suposicion? Sinduda en una accion de Isaias; pero cuando este profetapara expresar simbólicamente las calamidades de Egip-to y Etiopia se despojó de su manto , no se quitó lavestidura de debao. Los antiguos orientales decian deuno que iba desnudo, si se presentaba en público sola-mente con esta última vestidura que llamaban Ekranny aun en nuestros días los habitantes de aquella parte delmundo que van en peregrinacion al sepulcro del falso pro-feta Mahoma , van vestidos asi sin escandalizar á nadie.

Objeciones sacadas de las profecías de los pa-ganos. — Todas las religiones tienen sus proferías,adivinaciones y oráculos , y si se comparan con los quetrae la Biblia , casi no se halla ninguna diferencia.¿Quién no sabe lo famosos que eran en la antigaedatlos oláuilos de Júpiter en Dodona de Epiro , de Júpi.

7. 19. 7

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9 8ter Ammon en Libia , de Apolo en Delos, Delfos yotras partes, de Latona en Egipto bajo el nombre dooráculo sebenítico, y otros mil que seria muy prolijoenumerar; pero que pueden verse circunstanciadamen-te en la erudita-obra de Mussa-rd sobre esta materia?¿Quién no sabe ademas que los paganos les pedian y lasmas veces alcanzaban profecías , es decir, respuestas so-bre cosas obscuras, ocultas y enteramente fuera de losacontecimientos humanos? Luego nada tiene de extra-Tio que los paganos hayan mirado aquellas respuestascorno inspiradas por la divinidad. Los paganos y loscristianos admiten igualmente _los versos sibilinos tancélebres; y á lo menos es imposible negar que los de-monios pudieron predecir ciertos acontecimientos queellos mismos debian ejecutar. _

De estas objeciones unas se han destruido con nues-tros anteriores razonamientos , y otras van á serlo. Dí-ese que casi no hay ninguna diferencia entre los orá-

culos paganos y bíblicos : al contrario las hay completa-mente características y esenciales, aunque apoyadosnosotros en tos testimonios de los santos padres no crea-mos con Van-Dale y Fontenelle que deban atribuirsetodos los oráculos gentílicos á los fraudes de los sacer-dotes. Indiquemos solamente algunas diferencias de es-tas, y bastarán y aun sobrarán. Los oráculos y adivina-ciones de los paganos eran algunas de una naturalezasingular, sin enlace ni conexion , relativas á sucesosmuy próximos, á los asuntos de ciertas personas ó pue-blos, y tan ambiguas; que sucediera lo que sucediera,siempre párecia que se habia predicho. Son notables laspalabras de Ciceron á este propósito: «Ahora, dice,vengo á tí , Apolo , porque. Crisipo ha llenado su libroentero de tus oráculos, en- parte falsos, segun mi opi--nion en parte verdaderos por casualidad, en parteequívocos y obscuros &c. »

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- 99 —Al contrario los oráculos bíblicos son muchos y con-

cuerdan perfectamente entre sí: se dirigen á un obje-to comun, grande y digno de Dios: anuncian aconteci.mientos que deben cumplirse en la mas remota posteri-dad: lejos de ser ambiguos son determinados y definidospor ciertas circunstancias y tan claros como se necesi-ta. De este género son las profecías que anuncian conuna armonía admirable la serie de acontecimientos quepor espacio de veintidos siglos se alargaron desdeAbraham á los hebreos y los otros pueblos; oráculosencaminados á probar la mision divina de los profetas,y por esta mision la verdad de la doctrina . de un Diosúnico, perfectamente sabio, próvido y santo, á fin deque conservada esta doctrina benéfica por los hebreoshasta la venida del Mesías que debia nacer de la poste-ridad de David, se propagase despues en su nombrepor todo el universo. La forma de estos oráculos no esN aga y general : los mas se presentan con sus circuns-tancias de tiempo , lugar y persona , sin ninguna ambigüedad , claros y evidentes. Ya hemos citado varios queencierran todas estas condiciones: añadamos por via deejemplo, aunque no lo necesitamos para nuestra causa,los 9.le estan esparcidos en los capítulos XII , v. 2 , 3,XV, v. A, 5, XVII I v. fi, 8 &c. del Génesis, el XXIde Isaias y los L y LI de Jeremias sobre la ruina deJerusalem por los medos y tos persas. Si estos últimosoráculos se cotejan con la narracion de Jenofonte sobreeste famoso suceso; parece que el historiador es sola-mente el comentador de los profetas , segun se ha cum-plido la prediccion de estos en todas sus circunstancialy hasta la última sílaba.

Mas no solo se diferencian los oráculos bíblicos -delos paganos en su esencia misma , sino hasta en lascircunstancias exteriores. La mayor parte de los orácu...los gentílicos eran fruto de la destreza : estaban anejos

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á ciertos lugares como Dodona , Delfos, Delos &c. en-tre los griegos, de modo que se contaban trescientos álo menos en el mundo entero: ademas dependían do

»ciertas estaciones del año ó del vapor que exhalaban lascavernas soterráneas, de una corona de laurel, de la trí-pode, del murmullo de un riachuelo , de una estátuade bronce &c. Ciertos sacerdotes se metian en el tron-co de una encina para pronunciar sus oráculos, yse los ganaba con presentes; lo cual explica a q ueldicho célebre de Demóstenes: la Pitonisa filipiza. Cadauno de estos oráculos y adivinos tenia sus partidariosentre los contemporáneos; pero á medida que adelan-tando el tiempo se descubrian la vanidad y mentira de suspredicciones , caían en el desprecio y en un profundoolvido. Al contrario los profetas hebreos no estaban fi-jos en ningun lugar particular: salían de todas las con-diciones de la sociedad: pronunciaban sus oráculos sinningun aparato ó preparativo: los pronunciaban no solosin ser 'rogados , sino á despecho de los reyes , de !osgrandes y del pueblb: en vez de conseguir alabanzas óprovecho eran despreciados y aborrecidos , perseguidosy amenazados, aprisionados y aherrojados , y condena-dos á crueles suplicios y á la muerte. « ¿Cuál elprofeta, dice S. Estevan á los judíos en el libro de losActos, á quien no persiguieron vuestros padres?» Mu-chos de ellos no lograron que los creyeran sus contem-poráneos, y solo fueron creídos despues de su muertecuando los sucesos hablan realizado tan claramente lasprofecías , que muchos paganos reconocieron la ver-dad de los oráculos de la Biblia.

Asi ¿qué hacen aqui 6 la fe de los paganos ignoran-tes de sus 'oráculos, porque las personas instruidas nolos creían , ó los versos sibilinos enteramente perdidos,sobre los cuales no se puede fundar ningun argumento?porque es imposible formar opinion cierta de ellos,

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Oi

¿ Qué hace el poder de los demonios, supuesto que losatributos morales de Dios se oponen á que induzcaná los hombres en un error invencible, obrando prodi-gios que no puedan distinguirse de los del Señor? Noscausa vergüenza repetir tantas veces las mismas verda-des; pero ya que nuestros adversarios no se avergüen-zan de reproducir sin cesar los mismos errores, fuerzaes seguirlos en el terreno que han elegido.

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CAPITULO IV.

Existencia de la ~dacio"' divina y sobre-natural.

Si la revelacion divina y sobrenatural es posible, sies necesaria , si puede reconocerse y distinguirse de to-das las demas revelaciones por caracteres ciertos é in-dudables , como creemos haberlo demostrado contra losdeistas y racionalistas en los capítulos anteriores; ¿ quénos queda que hacer ? Examinar si Dios ha faltado alhombre, ó si conforme á la bondad suprema que hay en

, ha venido en auxilio de la humanidad por una re-. elacion positiva. En otros términos nos resta examinarsi existe esta revelacion : los deistas y racionalistas loniegan : nosotros lo afirmamos. Tratase de unid cuestionde hecho ; pues por los hechos ha de resolverse. Moises,Cristo y los profetas se anunciaron como enviados deDios para manifestar su voluntad á los hombres : conque si probamos con monumentos ciertos é irrefragablesque Moises , Cristo y los profetas ademas de la utilidady sardidad de su doctrina confirmaron su mision conmilagros y profecías, habremos probado evidentementela divinidad de su mision , la divinidad de la doctrinaque enseñaron á los hombres , en una palabra la exis-tencia de la revelacion sobrenatural.

Toda mision, apoyada en milagros y profecías ver-

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103 —daderas , es necesariamente divina , sobre todo si el ob-jeto de estos milagros y profecías ha sido demostrar laverdad de aquella mision. Pues asi probó Jesucristo lamision que había recibido de su Padre.

Los milagros de Cristo no son pocos, ni sospechosos,ni obrados en secreto: los mas se hicieron en las plazaspúblicas, en el templo , en las ciudades mas célebrespor su poblacion , delante de un gentío innumerable;muchos se obraron en favor de personas ricas ó emi-nentes en dignidad. Por último eran tan célebres en to-do el pais , que excitaron la atencion pública hasta elpunto de ser objeto de un informe del gobierno , delodio de los grandes y de la curiosidad del rey; de suer-te que si hubieran envuelto algun fraude , le hubierandescubierto inevitablemente las personas instruidas , yestas lo hubieran manifestado á las que no lo eran.

La Multitud de estos inilagTos proporcionaba laocasion mas favorable de cerciorarse de su verdad , ydesvanecia todo riesgo de ser engañado. Supongamoscon efecto que hubiera podido probarse que una solade aquellas obras maravillosas era fruto de la habilidadde un chariatan : en el acto perdian su fuerza todas lasdomas, sobre todo cuando Cristo las obraba para probarla verdad de su mision , y las ()punja á sus adver-sarios.

Por fin aquellos milagros eran de tal naturaleza, quebastaba tener el uso de los sentidos para juzgarlos, yque el hombre mas ignorante podia dar testimonio deellos , como que consistian en la curacion de enferme-dades de toda especie con una sola palabra, en la resti-tucion del uso de sus miembros á los paralíticos, en laresurreccion de los muertos etc.

Las profecías de Jesucristo son claras, evidentes y de-terminadas como estos milagros, y ya se han cumplido, 6se estau cumpliendo todos los dias. ¿ Habremos de citar

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11-- 04 ---algunas? Predijo que su Evangelio seria predicado en todoel universo: que la piedad de aquella mujer que derra-mó perfumes sobre su cabeza, se celebraria en todas par-tes: que sujetarla todos los pueblos á las leyes evangélicas;y estas predicciones cuyo efecto apenas comenzaba cuan-do las escribían S. Marcos y S. Mateo, no han cesadode cumplirse, se cumplen y se cumplirán hasta los últimosdias del mundo. Predijo en términos formales que estariasiempre presente con sus apóstoles, concediéndoles el con-firmar su doctrina con prodigios inauditos, y mostrar unaconstancia y firmeza invencibles ante los judios y paganos,ante los magistrados y reyes cuando compareciesen en sutribunal como impíos y sacrílegos , como enemigos delgénero humano. Y ¿quién puede decir que estas profe-cías tan claras, patentes y decisivas no se han cumplidoen todos sus puntos y hasta la última sílaba?

Predijo que su iglesia , combatida perpetuamentepor las olas de la adversidad , permanecería en pie bajoel gobierno de los sucesores de Pedro hasta el fin , delmundo. Esta iglesia está en pie, y sabido es cuántosesfuerzos se han hecho para derribarla. Predijo que Je-rusalem seria destruida: la ciudad y el templo cayeron:circunstancias de tiempo, personas, modo , prodigios,todo sucedió conforme á la profecía , como lo atestiguanlas narraciones de Josefo, Tácito , Plinio y Suetonio.¿Qué mas se quiere ? ¿ Será preciso recordar la tentati-va, tan vana corno insensata, del impío Juliano, y mos-trar á nuestros adversarios, como si no lo vieran consus propios ojos, la nacion deicida miserablemente dis-persa por toda la tierra? ¿Tendrán los ojos para no ter,

como dice un poeta ?Pero todavía tenemos en nuestro apoyo un milagro

mayor, un milagro que lleva la prueba consigo porquefue predicho, y que supera y confirma al mismo tiem-po todos los (lemas: hablamos de la resurreccion de

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Jesucristo, El Serior predijo que resucitaria al tercero diade su muerte : esta prediccion no fue secreta , sino pú-blica y sabida de todos los judios. Estos para impedirque se cumpliera , pusieron guardias al rededor del se-pulcro ; pero todo contribuye á los designios de Dios, yaquella misma precaucion se convierte en beneficio de laverdad.

Este hecho de la resurreccion se prueba con el tes-timonio de los apóstoles que no titubearon en pagarlecon su vida , y con el de mas de quinientos hermanos, delos cuales vivian todavía algunos bajo el reinado del em-perador Trajano , con los prodigios de los mismos após-toles obrados para confirmar aquel hecho , con la con-version de tantos judios y páganos que abrazaron la re-ligion de Jesucristo , á pesar de sus preocupaciones dena(flon , culto y leyes, de las miserias y padecimientoses identes á que se exponian , y de la muerte que losamenazaba siempre y los alcanzaba muchas veces. Ta-les son las pruebas directas de este gran milagro. Lasindirectas son la conducta de los judios con los apósto-les cuando estos les testificaban la verdad de aquel su-ceso, los guardas del sepulcro que no fueron persegui-dos, ni castigados como debieran haberlo sido , y comohubiera sucedido indefectiblemente si por negligenciasuya hubiesen arrebatado los apóstoles el cuerpo deCristo. Otra prueba tambien es la confesion tácita delos judios que encontramos en el libro 1.0 de Orí-genes contra Celso , en la obra de Agobardo sobre lassupersticiones judaicas y en el impuro libelo escrito enlengua hebraica bajo este título: La vida de tiesas 6 lassaetas inflamadas de Satanas.

Aquel sepulcro vacío es un suplicio perenne paranquellos espíritus insensatos. Conociendo toda la fuerzade aquel milagro que los condena , no hay fábula porabsurda que sea que no inventen á no se apresuren á

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adoptar para destruirle y obscurecerle. Los*urtos cuen-.tan que los discípulos de Jesucristo arrebataron su cuer-po de noche : los otros que fue arrojado y arrastradopor las calles de Jerusalen y despedazado por las aves:otros que los mismos judíos te escondieron, temerosos deque comunicara una fuerza mágica á los discípulos. Pe-ro enmedio de todas estas extravagancias nos conceden,sin duda porque se ven forzados á concederlo, que Cris-to fue bajado de la cruz , sepultado en un huerto, cus-todiado por guardas puestos junto al sepulcro , y que ápesar de todo se halló este vacío.

Añadiremos para completar la demostr ►cion que losjudíos confiesan los milagros de Jesucristo , ya en loslibros citados , ya en el tratado del Sanhedrin , aunquelos atribuyen al arte mágica á á otras causas : que lospaganos , aun los mas instruidos y mas enemigos *del

nombre cristiano , como Celso , Porfirio, Ilierocles yJuliano , no los pusieron en duda ; de modo que los apo-logistas de la nueva religion no tuvieron que defenderlabajo este punto de vista. Luego la existencia de los mila-gros obrados por Jesucristo no puede ser cuestionable,porque la reconocen igualmente amigos y enemigos.

Pero, dicen nuestros adversarios, los milagros deCristo se fundan en un testimonio sospechoso , el de losapóstoles. En efecto estos tenias interés en mentir: seproponian un objeto grande , del cual esperaban ó á lomenos podian esperar grande gloria. Ademas es falsoque todos los apóstoles hayan muerto violentamente , ypor consecuencia la prueba de su constancia en los tor-mentos para confirmar la verdad de los milagros notiene el valor que se le da. Aun concediendo que todoshayan muerto de esta manera , no se trató en sus pro-cesos de los hechos atribuidos á Cristo , sino que fueroncondenado; por supersticion, impiedad ó maleficio. Porfin está probadb -eón- el testimonio del mismo S. Lucas

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que esta secta naciente es contradicha en todas

partes.Dícese que el testimonio de los apóstoles es sospe-

choso, y que de aquella mentira esperaban ellos ó po-

dian esperar grandes utilidades. — Pues j qué ¿pudoparecerles ventajoso abandonar su patria, sus parientes,sus amigos, sus bienes , no tener paz , ni sosiego, nimansion segura , estar expuestos á los ultrajes, ser azo-tados , cargados de cadenas , sumidos en horribles cala-bozos, sufrir el hambre y otras necesidades, y padecerpor último la muerte mas cruel enmedio de la algazarade sus verdugos'? ¿ Son esos los bienes, los goces , y lasdelicias que envidian los hombres? ¿Mentirán los após-toles para alcanzar semejantes ventajas en esta vida yconseguir en la otra un suplicio eterno , justo castigo deuna mentira sostenida en el nombre mismo de Dios? Yademas ¿ en qué podian fundar esta mentira ? ¿Quéesperanza racional tenian de hacerla pasar ? Tratábasede hechos públicos , .que cada cual podía examinar, yconvencer de impostores á los que los propalaban.

Mese tambien que todos los apóstoles no sufrieronla muerte. — Sin duda se quiere hablar de S. Juan; pe-ro todos se ofrecieron á ella : ¿qué mas puede pedirse-les? Fuera de esto Clemente de Alejandría testifica quetodos murieron por las iglesias que fundaron: el anti-guo autor de la epístola á los filipenses bajo el nombrede S. Ignacio les da el mismo testimonio; y esta es unade las tradiciones constantes del cristianismo.

No fueron interrogados en sus causas sobre los he-chos de Cristo, porque nadie ponia en duda estos hechospúblicos y universalmente reconocidos; pero en el fondose trataba de los mismos. Las acusaciones de supersti-cion, impiedad-, magia y blasfemia que los judios y pa-ganos entablaban á porfia contra la religion naciente,se dirigían todas á los milagros , acciones y palabras de

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-108 —Jesucristo. En este punto insistían los apóstoles , y estaera la cuestion. ¿ Por qué se arredraron siempre los ju-dios y paganos ? ¿Por qué no aceptaron el -cotnbate eneste terreno?

¿ Se procede de buena fé cuando se nos objetan es-tas palabras de S. Lucas: « Esta secta es contradicha entodas partes? » Si, es contradicha en cuanto á la doc-trina ; pero no en cuanto á los hechos.

Mas se insiste todavía : si los milagros de Cristo re-feridos en el Evangelio fueran verdaderos, todos los ju -dios instruidos hubieran abrazado la religion cristiana;pero solo los creyó la plebe vil , ansiosa de fábulas entodos los paises é incapaz del Mas leve examen por suignorancia. Todas las historias antiguas estan llenas defábulas , y _la misma historia evangélica descubre bas-tante en esto su origen mitológico. Todos los paganosinstruidos la combatieron , y muchos cristianos no laadmitieron. Estos dos hechos importantes se pruebanevidentemente con los fragmentos de obras paganas quenos han conservado los antiguos apologistas , y con laconducta de los primeros herejes que se presentabancomo los reformadores de los apóstoles.

Los magnates judios no creyeron porque estabandominados de las pasiones la cólera , la envidia, el odio,y sobre todo porque los cegaban sus preocupaciones.Apartaron los ojos de la verdad por no verla , y en es-to no hicieron mas que anticiparse á la multitud de in-crédulos que hoy practican lo mismo. Pero esta incredu.lidad de las clases

e'distin cr uidas de la nacion judaica ¿no

tuvo alguna excepcion ?No hay duda que sí, y en estoespecialmente peca la objecion de nuestros adversarios:Jairo, Nicodernus Zaqueo , Lázaro, José de Arimatea,Crispo , Sostenes , príncipe de la sinagoga , el elocuen-te Apolo y el mismo S. Pablo no eran hombree del pue-blo. A.demas bastando tener ojos y oidor para cerciorar-

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se de la verdad de los milagros en que se apoyaba la re-ligion naciente , los hombres del pueblo eran testigostan competentes y fidedignos como los mas instruidos.¿Qué hombre no hace el examen de que se supone inca-paces á aquellos, antes de abrazar una doctrina opuestaá los placeres y á las pasiones, y cuya profesion públicaacarrea casi inevitablemente la pérdida de los bienes yhasta de la vida?

Se dice que la historia evangélica está llena de fá-bulas como todas las historias antiguas; pero en aquellase trata de hechos públicos ejecutados á la vista de to-do un pueblo y referidos por autores fidedignos, que fue-ron testigos oculares de ellos como S. Juan y S. Mateo,ó que los escribieron por la relacion de aquellos mismostestigos, como S. Marcos y S. Lucas. Sin duda que enel dia es antigua la historia evangélica; pero ¿lo era en.:torices? Y aquella época en que florecian las letras y lacivilizacion estaba en su auge, ¿ puede compararse á lostiempos de fábulas., de ignorancia y de obscuridad queenvuelven á los pueblos en-su origen ? Nosotros os mos-tramos los testigos oculares y fidedignos de los primerosmilagros del cristianismo : mostradnos vos6tros los tes-tigos de esas fábulas que nos objetais. ¿Qué escritor lasha visto? ¿Quién es el que al contarlas carga con todala responsabilidad de ellas?

Los paganos instruidos cerraron los oídos á las pre-dicaciones de los apóstoles y de spreciaron la nueva reli-gion. Pero los Serbios Paulos, los Dionisios A reopagitas,los Clementes de Roma , los Hernias, los Ignacios yotros muchos distinguidos por su cuna, riquezas y saber,cuyos nombres encontramos en la historia eclesiásticadel siglo II, ¿eran ignorantes? Si los magnates judíosno quisieron creer por odio, envidia etc., ¿qué extrafioes que unos paganos instruidos, pero corrompidos porlos deleites y el lujo, hinchados con su reptitacion de

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sabios, y avaros de riquezas y de honores rechazasen laverdad, supuesto que rechazándola satisfacian todas suspasiones?

Los herejes no admitieron la historia evangélica, yse presentaron como los reformadores de los apóstoles.Sí, en cuanto al dogma y á la .disciplina : no, por lo quemira á los hechos y su realidad. Y en esto los herejesde los primeros siglos hallaron y hallan imitadores enlos protestantes, los biblistas y sobre todo los racionalis-tas, que prefiriendo su propio sentido á la autoridad dela iglesia han incurrido en absurdos g in número comolo probaremos en su lugar.

Insisten los racionalistas y nos dicen: los escritoressagrados cuentan hechos cuyas circunstancias suelendejar mucho que desear bajo el respeto de la fidelidadde los testigos: confunden los sucesos y el juicio que deellos forman : siguen la tradicion y componen fábulas:cuentan como milagros unos acontecimientos que tienensu origen en las leyes de la naturaleza: por fin confiesansin hacer distincion alguna entre los milagros verdaderosy los falsos que la verdad de la doctrina no depende dela autoridad de los milagros , sino que por el contrariono se puede juzgar de los milagros hasta haber juzgadode la doctrina: reconocen que los prodigios obrados porJesucristo y los apóstoles, lejos de mover a los espec-tadores á creer, los endurecieron mas bien en laincredulidad , y que esta es la causa principal por quéfué crucificarlo Jesucristo. ¿Cómo pues se quiere queestos prodigios que no pudieron producir la fé en losque los vieron , la produzcan en nosotros despees detranscurridos tantos siglos? Jesus no quiere que le creanpor sus milagros , y promete otros mayores que debenobrar sus discípulos; lo cual no concuerda muy bien conotros pasages del Evangelio. La creencia de los milagros

corno sucesos sobrenaturales daña á lá justa idea que

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1 1 1

DOS formamos de la virtud, y destruye la santidad mis-ma de la ley moral. Asi todos estos hechos Tefe idos enla Biblia solo- deben admitirse corno hechos naturalesdispuestos de cierto modo por la Providencia para con-seguir sus fines. Por eso vemos que Cristo no los da co-mo pruebas de la verdad, sino como un medio de hacerimpresion en la multitud 'y atraerla á aquella.

Tales son las objeciones de nuestros adversarios,unas sofísticas , otras absurdas , las mas sin el menorfundamento en los pasages mismos de la Biblia que indican en su apoyo; y de todas puede decirse que son hi-jas descaradas de la mala fé y de la mentira. Perorespondamos á ellas.

Vosotros decís que á veces dejan mucho que desearlas narraciones del Evangelio bajo el respeto de la do 4k

lidad de los testigos; pero los apóstoles cuentan lo quevieron á supieron por testigos oculares, su re!acionlleva la marca de la franqueza, de la sencillez y de labuena fé. ¿Sois vosotros los únicos á quienes no ha per-suadido ese admirable candor ? Realmente hariais malen envaneceros de esto.

Los apóstoles , añadís , siguen la tradicion y de con,siguiente componen fábulas. Y ¿ por qué ? porque ex-plican los escritores sagrados por el espíritu mismo deestos escritores y segun el sentido que siguió toda laantigüedad. ¡Qué cargo! Vosotros sí que componeis fá-bulas , ó mas bien las soriais en todas partes : vuestroorgullo insensato busca en las santas escrituras lo que nohay ni puede haber.

Decis que los evangelistas presentan como milagrososunos acontecimientos na t urales. ¿llablais por ventura dela resurreccion de la hija de miro 6 de la curacion delciego de nacimiento? ¿Tan naturales son en vuestra opi-ilion estos sucesos? Resucitad los muertos, restiltlid lavista á los ciegos de nacimiento : no os queda otro me.

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-112

—diodio de probar la verdad de vuestra objecion; y no creemos que le empleeis tan pronto.

Decís tambien que los apóstoles y Cristo mismo nodan los milagros como pruebas de la verdad ó mas biende la divinidad de la doctrina que enseñan. ¿ A quéviene mentir tan gratuitamente? ¿ Quién os obligaello? ¿No vemos que Jesucristo opone sin cesar susobras maravillosas á los judíos como testimonios convin-centes? En vano atormentais el sentido de nuestros li-bros santos para que digan lo contrario de lo que dicen:hasta los pasajes que no os avergonzais de indicar enapoyo de vuestra opinion, ó no vienen á la cuestion, ú oscondenan. Por ejemplo este: «¿No creeis, dice Jesucristoá los judíos , que yo estoy en mi padre, y que mi padreéstá en mí? Creedlo á lo menos por las obras que hago.En verdad, en verdad os digo que el que crea en mí,hará las obras que yo hago y las hará mayores porqueyo voy á mi padre.» Este otro, en que Nicodemus se di-rige á Cristo en estos términos : « Maestro , sabemosque eres un doctor enviado de Dios , porque ningunopuede hacer los prodigios que haces si no está Dioscon él. » Este otro, cuando dice Cristo acerca del empe-dernimiento de los judíos: «Si yo no hubiera hecho en-tre ellos obras que ningun otro ha hecho, no serianculpables.» i Y nos indicais estos pasajes:tan claros y tandecisivos contra vuestra opinion cabalmente para soste-nerla! ¿Qué diremos de vuestra buena fé? á mejor ¿quéno diremos de vuestras mentiras?

Si uno hubiera de creeros, los milagros han producidola incredulidad en vez de producir la fé. ¡Mil veces des-dichados aquellos en quienes produjeron este efecto !Porlo demas las palabras solas de Nicodemus que acabarnosde citar, bastarian para condenaros, si por otra parte noestuviera demostrado invenciblemente que ningun ja-dio se convirtió antes de haber visto algunos milagros.

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— 113 —

Ultima reflexion: ¿no sabeis que tina cosa es estar con-vencido , y otra convertirse ? Esta es una verdad que sehalla en lo íntimo de muchas conciencias: tal vez si labuscais la encontrareis en la vuestra.

Decís que los milagros que no determinaron la féde los que los vieron, no pueden determinar la vuestra.Acabamos de probar que solo las pasioties vergonzosas,como la cólera, la envidia , el odio y la codicia , habiancegado á vuestros antecesores : ¿os confesais culpablesde las mismas pasiones? llevando el nombre de cristia-nos ¿quereis ser contados entre los verdugos de Cristo?Las dificultades que objetais contra el milagro de laresurreccion , prueban por lo menos que semejantes álos judios le perseguís despues de muerto lo mismo queen vida. Pero examinemos estas supuestas dificultades.

El testimonio de los apóstoles no basta por sí segundicho vuestro para probar la resúrreccion de Cristo, por-que eran sus discípulos y amigos. Unos no pueden con-ásiderarse sino como testigos sueltos, porque estaban es-parcidos por todo el mundo: otros no vieron el hechoque afirman, y nos le transmiten en virtud del testimo-nio de otro y por tradicion.

Para dudar del testimonio de los apóstoles, respon-deré yo á tos incrédulos, es menester dudar de su pro-bidad, y aun vosotros no os atreveis á llegar hasta ese pumeto.Hablais de la amistad de aquellos á su maestro; pero¿podia inducirlos esta amistad á mentir sin ningun pro-vecho propio, ó por mejor decir con detrimento de susbienes , de su honor y de su vida y con la íntima cer-teza de no ser creidos si realmente era falsa la cosa queafirmaban ? Decís que su testimonio es un testimonioaislado y dado á largas distancias uno de otro : asi no sepudo cotejarlos y ponerlos en contradiccion : ese sin du-da es vuestro pensamiento. Mas por desgracia vuestraestá probado que los apóstoles antes de salir de Jerusaw

T. 1 9. 8

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114 —km y esparcirse por el mundo testificaron públicay solemnemente de la resurreccion de Jesucristodelante de toda la sinagoga. La ocasion era precio-sa para convencerlos de mentira: ¿por qué no seaprovechó?

A ñadís que muchos de los autores del nuevo testa-.menio no vierort.los hechos y los escriben por la tradi-don. Sin duda habíais de S. Pablo, S. Marcos y S. Lu-cas Pero Pablo atestigua que Cristo se le apareció des-pues de su resurreccion : Marcos era el discípulo é in-térprete de S. Pedro : Lucas acompañó á S. Pablo entodos sus viajes : lo que escribieron lo habian oido deviva voz á los otros apóstoles y discípulos que lo habianvisto ¿Llamais ya una tradicion'esta relacion de un tes-tigo ocular á otro hombre en el acto mismo de hacerla?A lo menos ciertamente no- es una fábula , que segunvosotros mismos necesita largas generaciones para for-marse.

Continuemos sin embargo y no dejemos nada sinrespuesta: Decís que los discípulos ignoraban que debie-ra resucitar Jesucristo : dudaron despues del suceso quefuese cierta la resurreccion : no creyeron el testimoniode las mujeres que afirmaban haber visto á Cristo, yTomas no creyó el de los otros apóstoles. Por últimose notan muchas contradicciones en la historia de Jesusresucitado.

Ninguna de estas objeciones sufre el examen. Enefecto esta ignorancia de los discípulos sobre la resur-reccion de su divino maestro, con que se arguye , pro-venia únicamente de que no entendian aun el sentidode las escrituras: nondum enim seieband scripturatn,dice S. Juan.

Algunos de ellos dudaron mas ó menos tiempo dela verdad de la resurreccion ; pero no dudaron todos, Y

sobre todo ninguno dudó siempre.

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115 ---La conducta de tos ápóstoles con respecto á las san-

tas mujeres y la de Tomas con los apóstoles prueba con-tra nuestros adversarios que no eran á lo menos tontos,ni crédulos. Sabido es el pensamiento de S. Gregorio elGrande sobre este punto: Plus enim nobis Thome infideli-tas ad fidem, quám lides eredentium discipülorum profuit.

En cuanto á las contradicciones que se nos objetanen las narraciones evangélicas, está probado hace mu-cho tiempo hasta la última evidencia que son simple-mente aparentes y de ningun modo ciertas y reales. Elsolo exámen atento de las circunstancias de tiempo, lu-gar y personas con respecto á las diferentes aparicioneslas desvanece todas al instante.

Objetase ademas que muchas circunstancias tiendená persuadir que la resurreccion de Cristo no fue 'masque un delirio de la imaginacion de los apóstoles quesiempre tenian presente á su maestro. Así ellos mismoscreían ver un espíritu : así los discípulos que iban carni-no de Emmaus no le conocieron mas que en la fracciondel pan : entró en el cenáculo estando cerradas las puer-tas, y- María Magdalena no pudo tocarle. Todas estascircunstancias raras, juntas á las apariciones súbitas ysucesivas que hallamos referidas en el Evangelio, ya ba-jo una forma, ya bajo otra , unas veces como caminan-te, otras como hortelano , casi demuestran la ilusiona

Veamos las respuestas á estas objeciones. Si, losapóstoles en el primer movimiento de sorpresa y espan-to , no concibiendo cómo Babia entrado su maestro enel aposento sin abrirse las puertas , le tuvieron por unespíritu; pero cuando dejó que á su espacio le exami-naran con sus ojos y le tocaran con sus manos , le cono-cieron tan bien , que no titubearon nunca despues , nivariaron en el testimonio que dieron de él; y sabido escon cuánto valor padecieron por sostenerle.

Jesucristo resucitado no quiso que los dos discípulo&

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-116-ric Emmaus le conociesen al pronto: no quiso que Ma-ría Magdalena le tocase: entró en el cenáculo con laspuertas cerradas: 'escogió cierto modo de apariciones su-cesivas y de diferentes especies para instruir á los su-yos : todo esto, prueba su poder; pero ¿prueba que -suresurreccion sea falsa , ni siquiera dudosa?

Los apóstoles, se añade, pudieron ser engañados deotro modo: pudieron tomar por una resurreccion ver-dadera una fingida. En efecto quizas no habla aunmuerto . Cristo cuando le desprendieron de la cruz losdos discípulos de que nos habla Juan. El mismo Pilatomanifestó su admiracion de que hubiese muerto tanpronto. Luego pudieron llevarsele vivo José de Adula-tea y Nicodemus , curarle las heridas y cuidarle , ymanifestarse despues Jesus á sus discípulos como si 'hu-biera resucitado. Los guardas puestos en el sepulcro nodestruyen esta duda : pudo fingirse el enterramiento, ylos sacerdotes y fariseos sellar el sepulcro vacío.

¿Con que Cristo, diré yo, padeció en público y á lavista de sus mas encarnizados enemigos : ademas del su-plicio horroroso de la cruz recibió una lanzada de unsoldado romano en el costado; y todavía se quiere quelos discípulos le desclavasen vivo del madero santo?

Pilato, admirado de que hubiese muerto tan pron-to el Salvador, niega la entrega del cuerpo á los que lepiden , y llama centurion, testigo de todas las cir-cunstancias del suplicio. Preguntado el centurion res.ponde que Jesus está muerto ; y este testimonio de untestigo ocular que basta á Pilato , j no basta á nuestrosadversarios!

José de Arimatea y Nicodernus pudieron fingir quele enterraban, y los sacerdotes y fariseos engañadoscon este artificio pudieron sellar un 'sepulcro vacío.Todas las circunstancias de la narracion evangélica de-muestran plenamente la falsedad de la primera suposi-

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cion, , y en euanto , á la segunda, ¿quién se figura que,las sacerdotes y los fariseos , despues de solicitar contan vivas instancias el permko , de Pilato para poner unaguardia en el sepulcro , con el objeto paladinamente con-fesado- de . impedir cualquiera fraude, fuesen. á, sellaraquel sin cerciorarse , de si estaba vacío?.

Pero todavía se insiste diciendo,: ¿por qué no pidie.ron los apóstoles-á Pilato los testimonios jurídicos de laresurreccion de Cristo, á fin de, que mostrados por ellos.á- todo el- universo probasen donde quiera la verdad deaquel suceso, y obligasen, á creer á los mas incrédulos?¿Tor qué no se persuadió el sanhedrin, aun con el tes-timonio de los soldados-? ¿ Por qué Jesus resucitado no,se mostró á toda la nacion , siendo, asi que durante su.vida habla dado- et milagro de su, resurreccion como la.señal mas evidente ó mas- bien corno el signo expreso. é,infalible de la divinidad de su -mision?-.

¿Por qué no pidieron los apóstoles á Pilato los testi:.monios jurídicos?— Porque los apóstoles lo esperabantodo de Dios y nada de los hombres. Y ciertamente,.piensen lo que quieran nuestros adversarios , los mila-gros que haciaii en nombre de la resurreccion de Cris,to , probaban mucho mas la verdad de esta que los tes-timonios jurídicos cuya autenticidad hubieran podido.poner en duda los hombres,.

¿ Por qué no se persuadió el sanhedrin ?—Nosotroscreemos que lo estuvo plenamente. En efecto lejos decastigar ár los soldados por su descuido los sobornó 4fuerza de- dinero para arrancarles un testimonio falso..Cuando los apóstoles testificaran públicamente la resur-reccion de su maestro, en vez de perseguirlos aquel ycastigarlos como violadores de los sepulcros se conten

-tó con prohibirles predicar la nueva religion , que haciarecaer sobre la-cabeza de los judios la sangre de Cristocrucificado. Otra prueba de esta conviccion del sanhe-

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-118~drin es la conversion de una multitud de sacerdotes alcristianismo.

¿Por qué Jesucristo resucitado no se mostró á todala nacion?— Porque no quiso; y de este no querer notiene que dar cuenta á nadie. Ademas el testimoniopúblico de la resurreccion de Cristo que daban los após-toles á los judios, y los milagros que hacian en su presen-cia, bastaban para convencer á todo hombre de buena fé.

Habiendo llegado á las últimas objeciones de los ra-cionalistas contra el gran milagro de la resurreccion,recordamos primeramente su método fraudulento decitar sin cesar la sagrada escritura indicando solo loscapítulos y versículos sin tomarse el trabajo de probarque es verdadero el sentido que le dan. Algunos ejem-plos bastarán y sobrarán para demostrar que así al fincomo al principio de esta discusión sus únicas armas sonel sofisma y la mentira impudente. Vengarnos á laspruebas. En la narracion- evangélica, dicen ellos, nohay nada que pruebe la naturaleza gloriosa del cuerpode Jesucristó despues de su resurreccion, y en apoyo deesta asercion gratuita citan los cap-Rulos XXIV de SanLucas y XX de S. Juan ; pero en ellos refieren los dosevangelistas que Jesucristo se apareció y desapareció derepente : que entró enmedio de los discípulos estandocerradas las puertas; y .que subió á los cielos. Si estasacciones imposibles para el hombre no demuestran queel cuerpo de Cristo despues de su resurreccion era uncuerpo verdaderamente glorioso y dotado de los donesque enumera el Apóstol. en su primera epístola á los co-rintios; no vemos que pueden significar. Luego es unamentira impudente lo que dicen nuestros adversarios,esos hombres que 1e proclaman á si mismos sabios éilustrados, y podemos aplicarles aquel pasaje de Isaias:« Nuestra esperanza está en la mentirá , y lo mentiraes nuestro apoyo.»

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.;19Casi todos los evangelistas, dicen en otra parte, con-

cuerdan en confirmar la relacion de la resurreccion deJesus Casi todos es, otra mentira : debió decirsetodos. Que nos mutIstren , la excepcion con que arguyen;peros no pueden.

Los racionalistas no se causan de mentir , y yoi mecanso de tachar sus mentiras. Citaré otro ejemplo, y es-toy seguro, que bastará para que se edifique completa-mente el lector en esta materia. Dicen los racionalistasque Jesucristo no-. anunció-su futura resurreccion entérminos formales; y aun suponen que anunció abier-tamente lo contrario,; y. de , esta ignorancia de los discí-pulos deducen su desconfianza de la, muerte del Señory la obstinacion de Tomas, qué no quiso creer hasta ha-ber tocado , con sus manos las cicatrices de las llagas.Pero basta leer los pasajes siguientes para convencersede que Jesucristo pr'edijo su muerte y resurreccion, nouna sola "vev, sino muchas y en términos formales, ysobre todo que los discípulos tenian noticia de esta pre-diccion :.« Resucitó . , dice el ángel á las santas mujeres,_.como. os lo dijo , no está aqui: id , decid á sus discípulosy á Pedro que va delante-de vosotros á , Galilea : allí leviereis_ como os lo- dijo, No está, aquí : resucitó: recordad.cómo os ‘ habló cuando todavía estaba en Galilea diciendo:« Es necesario que- el hijo del hombree sea entregado enmanos de los pecadores y crucificado, y que resucite altercero dia ; y ELLAS SE ACORDARON ENTONCES DE LASPALABRAS DE JESUS.» En otra parte habla el Salvadormismo á sus apóstoles en estos términos « IiÉ AQUÍ LOQUE YO os DEC1A cuando todavía estaba con vosotros:que era menester que se cumpliese todo lo que se haesctito de mí en la ley de Moises , en los profetas y enlos salmos.» Asi reune Jesucristo y hace concordar suspropias predicciones y las profecías del.antigeo testamen-to. Así reconocen los evangelistas unánimes y en los mis-

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-- 120mos términos que les habla predicho su suplicio, muer-te y resurreccion ; y sin embargo lo niegan las racio-nalistas. Y ¿con qué fundamento? Es imposible descu-brirlo. Mas con la conviccion de una mentira tan escan-dalosa ¿ quién querrá en adelante dar fé á sus palabras?¿ quién no despreciará ega supuesta ciencia de nuestrassantas escrituras con que ellos mismos se honran?

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.191

CAPITULO II..

La excelencia y santidad de la .«Ioetrtnaevangélica prueban invenciblemente que

nalsion de Jesucristo es divina y sobre-,natural.

Cuando- un hombre nos propone en el nombre deDios una doctrina que en la teoría y en lá práctica esdigna de Dios, del hombre y de la sociedad; cuando es-ta doctrina encierra dogmas superiores á toda sabiduríahumana; cuando abraza todos los deberes de la ley na-tural, y manifiesta al hombre el modo, y los medios decumplir aquellos sin dejar lugar al error ; .cuando nosolamente rechaza los vicios sino que nos descubretambien su origen, y nos facilita los auxilios necesariospara arrancarlos de raiz de nuestros corazones, si que-remos; cosas todas que no ha imaginado jamás , ni po-dido siquiera imaginar ningun filósofo; ¿no puede de-cirse del hombre que nos propone esta doctrina , que enefecto ha recibido su mision de Dios? Pues tal es ladoctrina que nos propone Jesucristo en nombre de Dios.Vamos á probarlo.

1.0 Jesucristo no nos muestra á Dios solamente co-mo un ser supremo y perfecto, sino tambien como elpadre mas tierno : nos muestra los hombres como hijosde este mismo y único padre, que componen una sola

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122.familia ,.unidos con el vínculo fraternal de la caridad,obligados á la verdad á rendir homenaje y pagar tribu-to á los príncipes., pero por conciencia y como á Diosmismo, -cuyos representantes sobre , la- tierEa, son los prín-cipes, y sin ningun- sentimiento de temor.

2.° Todos los dogmas que nos enseña, se encaminaná dar una idea mas sublime de Dios y unt conocimientomas profundo de la condirion humana., Asi el dogma delpecado original, que- inficionó á todos los hombres, su-pone el dogma de la Encarnacion ó la. red'encion , esteel de la Trinid'ad de las personas subsistente en una mis-ma naturaleza divina; y' estos-tres dogmas reunidos ex-plican de un modo admirable el origen del género hu-mano , su caida ó la pérdida de su dignidad primitiva,manifiestan e todo su esplendor la justkick: y. la bondad"de Dios., y suministran asi el fundamento mas seguro,en que podemos apoyarnos paca_ seguir ,, amar y cum.-plir nuestros-deberes,

3.° lestwristo los abarca todos:eh su enseñanza. Des-pues de sentar que el hombre fue criado, por Dios ypara Dios, le enseña á amar leste Señor sobre todaslas cosas., y á amar á, su prójimo por Dios como- á símismo , y bajo: nombre, d-e prójimo comprende áun tiempo- á todos los hombres , amigos ó enemigos,propios ó extraños. Asi el amor ó la caridad en la, doc-trina evangélica es, por decirlo coma un fluidouniversal, que penetranda todo el cuerpo- social riega yfecunda juntamente á todos y cada uno de sus miem-bros. Este amor es coma una cadena admirable cuyoseslabones son los hombres, -.y cayo remate está en Dios..De este principio tan fecundo: se derivan todos nuestrosdeberes, cuya verdadera naturaleza solo Cristo nos haenseñado y explicado , ya en el maravilloso discurso dela montaña , ya en la multitud de máximas llenas todas.de una sabiduría verdaderamente divina y de una cla.

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193-»ridad y sencillez tan penetrantes, que no hay hombre,de cualquiera condicion que sea, que no pueda com-prenderlas y santificarse conformánflose, con ellas en suconducta y costumbres.

4." No se contentó con . mostrarnos nuestros deberes, sino que añadió. los motivos mas eficaces, asi paraexcitarnos á cumplirlos , como para hacernos temer sutransgresion. Como la mayor parte de los bonibres ig.norantes y casi bárbaros "no pueden hallar en el amorcristiano un motiva suaciente para resistir sus pasio-nes Jesucristo les señaló recompensas eternas paralos buenos en la otra vida y castigos eternos para losmalas. Por último dando el ejemplo con la lecclon sepresentó él mism6 como 'un modelo Infecto y •acabadode todas las virtudes, y para nuestra insiruccion sufriócon admirable dulzura las angustias, dolores y ad-versidades que uos oprimen, ea este' mundo por todaspartes (1). •

.(r) Este carácter inimitable de nuestro divinó maestro

es un argumento de grandísima fuerza á favor de la divini-dad de su mision. Aunque expuesto muchas veces nunca loha sido con tanta elocuencia como en el siguiente pasaje deRousseau. «¡Qué dulzura,. qué .pureza en sus costumbres!exclama el filósoio ino qué gracia persuasiva en susinstrucciones!' ¡qué elevaciou en sus máxírnas!' ¡ qué profun-da sabiduría en sus discursos!' erré presencia de ánimo,qué agudeza y qué precision en sus respuestas! ¡ qué impe-rio sobre sus pasiones! ¿ Dónde está el hornkre, dónde estáel sabio que sabe obrar, padecer y morir sin debilidad y os-tentacion ? Cuando Platon pinta el justo r)ima « inario cubier-to de todo el oprobio del crimen y digno de tod os los P re

-mios de la virtud, pinta á 3esucr. isto lineamiento por n'oca-miento: la semejanza es taxi patente, que todos los santospadres la han advertido, y no es posible equivocar rse. Quépreocupado y ciego es menester estar para atreverse á COM-

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124 ---5,0 Para destruir los vicios descubrió su origen, y

nos le mostró entero en ese amar desordenado que ca-da hombre siente- á si misma, y en esa propension á lascosas sensibles , que hacen que cada hombre se prefiera.á loas denlas y se deje llevar de su propio sentido. A es-te amor propio que- produce todos nuestros males , opa-

parar al hi¡o de Sofronisca. con el' hijo dé Mar/a! ¡ Qué dis,tanda del uno al otro! . Sócrates que moría sin dolor y simignominia,» sostuvo fácilmente hasta el fin su papel ; y si.esta muerte fácil, no hubiera honrado su vida ,., se dudada si,Sócrates con Lodosa talento fue mas que un sofista. Dícese que.inse.ntó la moral: antes de él ta habían practicad otros, yél no hizo sino reducir á lecciones los, ejemplos- de aque-,llos..... Pero Jesucristo ¿dónde habia tomado entre los su-vos aquella moral elevada y pura ,. de que él solo ha dado,lecciones y ejemplo? Del seno: del fanatismo mas furioso se-oyó la mas sublime sabiduría, y la sencillez dé las virtudesmas heróicas honró- al pueblo mas vil del universo. Lamuerte de, Sócrates,, filosofando tranquilamente con- sus.amigos, es la mas dulce que puede desearse: la de Jesus espi-.raudo en los tormentos,, injuriado„ befado y maldecido detod» un pueblo,, es la uvas horrible pie puede temerse. Só-crates,.. al tomar la copa del tósigo, bendice al que se la - pre-senta llorando: . Jesus enotedio de un suplici=o horroroso pidepor sus encarnizados verdugos. Si la vida-• y la muerte 'deSócrates son de un sabio.„ la vida y la. muerte de. Jesus son

un , Dios. ¿airemos que la historia: del Evangelio se in,-venta al capricho? No se inventa En el fondo estoes apartar la dificultad sin destruirla : seria mas. inconce-bible que muchos hombres de acuerdo hubieran, forjado este

que el que- uno solo haya dado materia, para Nin,gura: autor ju hubiera hallado jamás ese tono ni esa mo-ral, y el Evangelio tiene caracteres de verdad tan sorpren-dentes„ tan completamente inimitables,. que su ioventorseria mas asombroso que su héroe.»

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125ne Jesucristo evocno ir abnegacion de sí mismo, inscri-

tos tn el misterio de la cruz con caracteres de amor y

de san are. A esa -propension á las cosas sensibles quearrastra 'al hombre, opo ne el desprecio, del mundo yti deseo del cielo en esto.s . términos: «No amontoneistesoros sobre la Mierra donde los consumen el ,-or:iny los -gusanos, y donde, 'los ladrones cavan y los- ro-ban. Amontonad tesoros en el cielo donde no los con-sumen -el orin , ui los gusanos, ni los ladrones ca-van y se los llevan; porque donde está vuestro teso-ro, allí está vuestro corazon. » • , -

Para sostener 4 los hombres en este-combate con.tra las pasiones les prometió el auxilio de sus gracias,fecundas y poderosas; con cuya ayuda no hay cosa tandifícil y ardua en el camino de la virtud, que no pue-da el hombre acometer y llevar á cabii. Para este efec-to nos ha dejado un sacrificio perpetuo, sacramentosque nos reciben al entrar en el mundo y nos aCompa-fian hasta . el sepukra, en especial el sacramento de laEucaristía que nos alimenta para la vida eterna con lacarne y sangre de Jesucristo,,fortifica nuestra flaqueza,y nos pone en íntima comunicacion con Dios.

Tal es la religion cristiana én la te-ora y _en , lapráctica; pero voy á dejar á S: Agustin acabar el cua-dro , que lo hará mejor que yo. - -

«Si Platon viviera todavía y quisiera que yo leexaminase, ó si durante su vida le hubiera preguntadouno de sus discípulos sobre aquella parte tan elevada ysublime de su doctrina, en que enseña que la verdad esuna cosa á donde no pueden alcanzar los ojos corpora-les , y que solamente se ve con los de un espíritu pu-rificado: que la felicidad asi como la perfeccion de nues-tras almas consiste en adherirse á esta verdad eterna:que nada nos aparta mas de ella que el amor'de los de-leites y las imágenes engañosas, que nos transmiten

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- 6 --las cosas que hieren nuestros sentidos, y vienen á serel manantial de infinitos errores é ilusiones; que esmenester purificar nuestro espíritu para hacerle capazde ver aquella forma primitiva y aquel modelo inimita-ble de todas las cosas , aquélla belleza eterna que essiempre igual y siempre semejante á sí misma; que notiene extension en el espacio, ni está sujeta á las vicisi-tudes del tiempo; sino que siempre es la misma , y sinembargo es tan poco conocida de los hombres , quehasta creen que no es nada , aunque solo ella existeverdadera y soberanamente , porque todas las demascosas no hacen mas que nacer y morir, pasar y desli-zarse, y el poco ser que tienen, le han recibido deaquel' ser eterno á quien llamamos mos que las haproducido'por su verdad : que de todas las sustanciasque ha criado, el alma racional é inteligente es laúnica que ha hecho capaz de gozar de la contempla-cion de su eternidad, y de recibir impresiones quehermoseándola y perfeccionándola la hacen merecer lavida eterna; pero qué cuando el alma se deja llevar delas cosas pasajeras, y se entrega á sus sentidos y á to-das las sujeciones inseparables de esta vida mortal seciega y debilita hasta creer que es una burla decir quehay una cosa muy real que no pueden alcanzar los ojosdel cuerpo , ni las fantasmas de la imaginacion, y queno puede verse sino por la pura inteligencia.

«Si este discípulo de Platon, digo, le hubiera pre-guntado qué -diria de un hombre que consiguiese esta-blecer una doctrina tan elevada en todo el mundo, desuerte que aquellos mismos que no son capaces de com-prender lo que ella nos propone , no dejasen de creer-lo, y que los que tuviesen bastante energía de al-ma para desprenderse de los errores y opinionesfalsas del vulgo , llegasen Cambien á comprenderlo: sieste hombre no le parecería infinitamente superior á

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27los demos , y no le juzgaria digno de los honores quese tributan á la divinidad. Sin-dudn que Platon hubie-ra respondido que no era posible que un hombre hicie-se tal 'mudanza en el mundo , á no ser que Dios mismopor un nrillgro de su sabiduría y ;omnipotencia le hu-biese sacado de la condicion ordittarib de los otros hom-bres para unírsele íntimamente, le hubiese iluminadodesde la cuna no con instrucciones corno las que . loshombres son capaces de dar , sino con una efusion ínti-ma de las luces mas vivas-de la verdad, y le hubieseenriquecido con tantas gracias , fortalecido con tantovigor, y elevado á•tan alto punto de majestad y exce-lencia, que despreciando todo lo que buscan los hom-bres en su depravacion, exponiéndose á todo lo que lescausa mas horror , y haciendo á su vista lo que es mascapaz de causarles admiracion, los atrajese á aquella fétan santa y saludable, tanto con el incentivo del amorcomo con el peso de la autoridad.

«En vano seria consultarle en cuanto á los honoresque deberian tributarse á tal hombre, porque cadacual sabe muy bien los que deberian, rendirse á la sa-biduría misma de Dios; y que como esta habitaria enaquel hombre, y. obrando por él baria entrar á los mor-tales en el camino de la verdadera salud, es indudableque merecerla honores particularísimos y superiores átodos los que pueden tributarse á los hombres.

«Si todas estas maravillas se han • realizado ya ; silos escritos y demas monumentos que conservan su me-moria, las han hecho célebres en toda la tierra; si algu-nos hombres escogidos y enviados á todas partes desdeel único pais del mundo donde era adorado el verdade-ro Dios, y donde convenia que naciese semejante hom-bre , han encendido en todos los ángulos de la tierra elfuego del amor divino por la fuerza de sus palabras yel esplendor de sus milagros; si al partir del mundo

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desputs de haber establecido asi la doctrina de la salva-clon dejaron la luz de estos conocimientos divinos co-mo una herencia á toda la posteridad ; y para no hablarde las cosas pasadas que tal vez no creyeran algunos , sien _el dia se predica en todo el mundo « que en elprincipio era el Verbo , y el Verbo estaba con Dios , yel Verbo era Dios: en el principio estaba con Dios: to-do se hizo por él , y sin -éi no se hizo nada de lo que sehizo; » si para restituir la fuerza y la salud á nuestrasalmas y hacerlas capaces no solamente de sostener elbrillo de estas grandes verdades, sino de comprenderlas,abrazarlas, amarlas y alimentarse con ellas se dice á lasavaros: «No amontonéis tesoros sobre la tierra donde losconsumen el orín y los gusanos, y donde cavan los ladro-nes y los roban; amontonadlos en el cielo-, donde ni losconsusumen el orin y los gusanos, ni cavan los ladro-nes y tos roban: » á los voluptuosol: «El que siembraen la carne , recogerá la corrupcion 1de la carne: el quesiembra en el espíritu , Tecogerá del espíritu la vidaeterna » los orgullosos : « El que se ensalza seráhumillado , y el que se humilla será ensalzado: » á losvengativos: «Si recibís un bofeton, presentad la otra me-jilla; » y á todos los que por su aspereza y animosidadesrompen la union que debe existir entre los hombres:« Amad á vuestros enemigos etc.:» si estas lecciones divi-nas se dan todos los dial á los pueblos en toda la tierra; silas reciben con respeto y amor; si á pesar del esfuerzo delas potestades que handerramado la sangre de tantos már-tires, y las hogueras y otros suplicios en que han perecido,se van multiplicando diariamente las iglesias hasta entrelas naciones mas bárbaras; si hoy es tan comun ver que mi-llares de jóvenes renuncian al matrimonio y profesan unacastidad perpétua , que ya nadie se admira , en vez queFlatos por haber vivido algun tiempo de esta maneratemió tanto los resultados que pudieran acarrearle las

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falsas opiniones de su siglo, que se dice que sacrificósolemnemente á la naturaleza como para expiar seme-jante pecado ; si vemos tan admitidos y respetados enel mundo estos documentos divinos, que en el diá es taumonstruoso combatirlos como en otro tiempo lo pareciael proponerlos; si nadie es admitido á la profesion delcristianismo y á la participacion de los sacramentos sinobajo la promesa solemne de observarlos; si los obisposmandan leerlos y los explican todos, los dias al puebloen las iglesias ; si en todas partes se ve á los que se em-peñan en observarlos y practicarlos, darse golpes depecho delante de Dios con los sentimientos de una santacornpuncion ; si generalmente son tan recibidos y abra-zados que las islas mas desiertas y las soledades mas le-janas Man llenas al presente de una multitud inmune-rabie de personas de toda condicion, que habiendo re-nunciado los honores y riquezas de la tierra se consa-gran de por vida al servicio del único Dios verdadero;si en las ciudades, en el campo , en los pueblos, en lasaldeas y en las casas particulares se ven infinitas perso-nas que procuran apartar su corazon de todas las cosaspasajeras para convertirle enteramente hacia el soloDios verdadero; y si los hombres de casi todas las par-tes del mundo responden hoy á una voz á los pastoresque los exhortan, que tienen el corazon elevado hacia elSeñor; ¿cómo se encuentran todavía hombres que puedencontinuar inficionados del mas leve residuo de la antigualevadura?

En otra parte se dirige el santo doctor á la iglesia áquien habla así:

« Vos sabeis formar los hombres con documentos yejercidos proporcionados á las fuerzas y edad de cadauno: á los niños con instrucciones y prácticas sencillas yfáciles : á los hombres hechos con verdades E118$

elevadas y ejercicios mas sólidos , y -á los ancla..T. 1 y.

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nos con las luces puras y tranquilas de la sabiduría.« Vos quereis que las mujeres esten sujetas á sus

maridos por una obediencia fiel y casta para ayudarlosen la direccion de su familia y de sus negocios , y paradar hijos al mundo y no para satisfacer la sensua-lidad.

« Vos dais á los maridos la autoridad sobre sus mu-jeres no para abusar de la debilidad de su sexo, sinopara gobernarlas. .segun las reglas de .un amor sin-cero.

« Vos sujetais los hijos á los que les dieron el ser,y los manteneis en una especie de servidumbre libre deestos, como el imperio que dais á los padres sobre loshijos es todo > de ternura y amor.

((Vos teneis á los hermanos unidos mas estrecha-mente aun por el vinculo de la religion que por el dela sangre.

« Vos unís por un afecto recíproco á todos los queestan ligados por cualquiera género de parentesco y co-nexion , y haceis que subsista entre ellas la union delos corazones tanto como la; de la naturaleza.

« Vos enseiiais á los criados á interesarse por susamos mucho mas por amor á su deber que por la nece-sidad de su estado.

« Vos inspirais á los ambs benignidad para con suscriados , poniéndoles sin cesar delante de los ojos queDios es el amo comun de los unos y de los otros ; y ha-ceis que se inclinen mas á hacerles bien é instruirloscon bondad , que á castigarlos con dureza.

Vos no os contentais con unir á los ciudadanos deuna misma ciudad, sino que unís tambien á las diferen-tes naciones y generalmente á todos los hombres , noRolo con el vínculo de la sociedad civil, sino recordán-doles que descendiendo todos de un mismo padre todosson hermanos unos de otros.

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«Vos ensetlais . á los, reyes á- gobernar bien á lospueblos, y á estos á obedecer á sus reyes.

«Por último vos enseñais á todo el mundo que se de-be honrar, respetar, amar, temer, instruir , exhor-tar , consolar , reprender , corregir ó castigar , y queaunque no se deba lo mismo á cada uno , se debe la ca-ridad á todos los hombres sin. excepcion , y. que no sedebe jaMás cometer ninguna injusticia con nadie.»

Tal es el cuadro rápidamente bosquejado por el pro-fundo ingenio de S. Agustin : ¿quién- desconocerá aquíla fuerza de la verdad unida á las gracias de la elocuencia?

Por eso este sistema de religioñ tan, perfecto, y . aca-bado en todas sus partes ha , cautivado la admiracionhasta-de sus mas encarnizados enemigos. En efecto ¡quéconexion , • qué continuidad , que enlace! Sus dogmasdependientes los unos de los otros echan primero la ba-sa de todos nuestros deberes: de ahí se enseña toda vir-tud, nTe equivoco, la perfeccion de,toda virtud , y seprohibe todo vicio , tambien `me equivoco, hasta el masleve defecto. Y qué diremos de los motivos tan efica-ces y de los medios tan poderosos que pone en nuestroscorazones y_entre nuestras manos para obrar el bien yhuir del mal? Pero hay mas: establece positivamenteel fin último del hombre, que es la gloria de Dios y labienaventuranza de aquel.: desde luego todo se refiere áél ,‘todo se encamina á él; pero_ con una simplicidad tansublime y tan adecuada á nuestra naturaleza , que to-das las edades y condiciones encuentran la luz y Jatruccion que les conviene , y no importa la variedad in-finita de las circunstancias en que puede colocarnos lasociedad humana. Tal es pues, el. sistema de la doctrinaevangélica; y su excelencia y santidad demuestran for-zosamente que el autor de este sistema es Dios, y porconsecuencia que la rnision de Cristo es 'divina y sobre-natural.

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---- 132 Mas ¿á qué hacer tanto .hincapie en la perfeccion

de la religion cristiana? responden los incrédulos. Nosotros no la negamos ; pero sostenemos que en vez deser útil á la sociedad le perjudica. El cristiano es unhombre perfecto, es decir , un ser privilegiado , y deconsiguiente rarísimo. Envileciéndole á sus propios ojosla religion que profesa , sus virtudes no son suyas, yconoce que las debe á aquella sola. Asi la religion porun lado le levanta sobre la humanidad , y por otro lehace inferior por la abnegacion de todo su ser que leprescribe. Es buena para monjes separados del mundoy que viven en la soledad : es mala para los hombresreunidos en sociedad. La autoridad ó por mejor decirel imperio absoluto de los clérigos , las -minuciosas ymultiplicadas observancias del culto abruman al hom-bre , y se oponen al adelantamiento natural de la indus-tria y dá la libertad : basta para convencerse de estocomparar el catolicismo con el protestantismo. Entre losprotestantes la industria y las costumbres públicas es-tan florecientes: al contrario todo perece entre los ca-tólicos. Alli los progresos naturales de la sociedad ilus-tran á los pueblos : aqui las ceremonias exteriores delculto los mantienen en la ignorancia: allí el comercio sinel cual no puede vivir ninguna sociedad en nuestra épo-ca , es libre y está en auge : aqui es despreciado y hastase halla esclavizado con las leyes severas que ha pro-mulgado y mantiene la iglesia católica contra la usura.

Asi nuestros adversarios , reducidos al absurdo,combaten la religion cristiana porque es perfecta , esdecir, porque es divina ; pero sin hablar de la experien-cia de todos los siglos que prueba que la sociedad civilDo ha estado nunca mas floreciente que cuando aquellareligion ejercia todo su poder sobre los hombres; sin ha-blar del desórdén y confusion en que sumiria al mundosu desaparicion, la prudencia humana les grita: «Sin la

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religion toda potestad políticá no seria mas que unafuerza ciega y material , supuesto que separada de larazon divina careceria de toda conciencia y por consi-guiente de toda justicia. Y_aun puede decirse que eneste estado completo de violencia y embrutecimiento leseria imposible ejercer la menor accion sobre las inteli-gencias y conservar algunos- momentos de existencia:de donde resulta que cuanto mas respetada es la ley divina á la cual está obligada á obedecer y qué constituyesu verdadera fuerza, tiene mas razon , conciencia yequidad En- la religion cristiana es donde ba recibidoesta ley su último incremento; luego en las sociedadescristianas es donde la oposicion moral tiene mas fuerza.En esta sociedad está obligada la potestad política , su-jeta á preceptos que la obligan como al último de lossúbditos , á volver á cada instante , por mas esfuerzosque haga .para traspasarlos, á los límites del órden y dela justicia, á practicar las virtudes que de aqui se deri-van , y á mostrarse inteligente para mandar las inte-ligencias.»

Ademas prescribe la religion indistintamente á to-dos los cristianos la perfeccion qué se nos objeta ? No, eladversario confunde de intento dos cosas que deben es-tar separadas , la perfeccion de precepto y la perfeccionde consejo. La primera que consiste toda en la observan-cia de los preceptos, los cuales en su mayor parte dimanande la misma religion natural, se liga perfectamente contodos los deberes de la sociedad, como lo prueba la expe-riencia : la segunda , aconsejada solamente en la doctri-na evangélica , accidental y accesoria, por decirlo asi,no es propia mas que de unos pocos; y estos, aunque se-parados de la sociedad en la apariencia, le son sin embar-go real é indisputablemente útiles. Sirven á aquella conel cultivo de las letras, la instruccion de la juventud, laasistencia de los enfermos en los hospitales , las oracio-.

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134nes y el ejemplo; de suerte que solo los enemigos de to-da sociedad pueden negar el bien que aquellos hacen,despreciarle. ¡Qué diferencia de estos sofistas modernosá los filósofos verdaderos del siglo XVII , aun los- pro-testantesi Confieso, dice Leibnitz , que siempre heaprobado y admirado las -órdenes religiosas, las congre-gaciones piadosas, las sociedades é institutos de la reli-gion católica. Estas sociedades son verdaderamente unamilicia celestial sobre la tierra , con tal que quitados losabusos que se introducen en las mejores cosas y las de-pravan á la larga , sean gobernadas segun las reglas desus fundadores y dirigidas por el sumo pontífice al biende la iglesia universal. ¿ Qué cosa mas grande ni masgloriosa puede haber que llevar la antorcha de la verdadá las naciones mas remotas atravesando las olas del mar,el fuego y las espadas ; privarse de la dulzura hasta dela conversacion mas inocente para entregarse sin obstá-culo á la contemplacion y meditacion divina de las ver-dades mas profundas; dedicarse á la educicion de la ju-ventud con la única esperanza de conducirla á la cienciay la virtud ; consolar la desesperacion , socorrer á losenfermos , á los pobres y á los presos , acompañar alinfeliz reo hasta el suplicio , y por fin acudiy en socorrode todas las miserias de la humanidad, sin que la dis-tancia ni aun el temor de una muerte inminente des-t'en de este deber, ni apaguen en los corazones la llamaardiente de la caridad ? Ignorais estos generosos sacri-ficios y los'despreciais? Pues no teneis mas que una idea

ulgar de la virtud , me equivoco , no la conoceis siquie-ra: medís las obligaciones del hombre para con Diospor esa fria costumbre del deber que' se cumple maquí-nalmente sin celo , ni calor , sin espíritu , ni verdad.»Asi hablaba y escribia aquel gran filósofo, á quien re-mitimos á nuestros adversarios.

Aedslse á la autoridad sacerdotal y se le pide cuenta

1,1

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. 135de los desórdenes que pueden ocurrir en los paises ca-tólicos. Esta acusacion es una negra calumnia. En efec-to ¿qué exigen los sacerdotes á los pueblos que maslos escuchan? ¿qué les qnseñan ? La sinceridad , la bue-na fe en sus contratos particulares, la justicia en eldesempeño de los empleos públicos , es decir . el cum-plimiento exacto de todos sus deberes sociales. Si seintroducen algunos abusos en el ejercicio de esta au-toridad , la religion los condena. En cuanto al cultoexterior tan frecuente é injustamente combatido nosolo se.instituyó para honrar á Dios, sino tambien paraencender y alimentar la piedad en el corazon de loshombres y unirlos con un lazo mas estrecho. Destruidese culto , , y perecerá tambien la religion , como se vepor el ejemplo del protestantismo que tan pronto hadegenerado en deismó y racionalismo. Se nos ponderanlas buenas costumbres de los protestantes; mas algunosobservadores, exactos y sinceros, apreciadores justos delas cosas, hallan por el contrario que generalmente sonmalas y corrompidas ; y j ojalá que asi no fuese, por-que el cristiano no puede alegrarse de la corrupcion desus hermanos extraviados! Objétasenos tambien la si-tuacion floreciente, del comercio y la 'industria en lospueblos del Norte; pero ese es un efecto del carácter éíndole de las naciones y de las circunstancias. Los cató-licos en Inglaterra , Irlanda, Alemania y Francia noson menos industriosos ni menos cuidadosos de sus in-tereses que los protestantes: en otro tiempo los italia-nos hacian casi solos el comercio del mundo entero, yen el dia hay una parte de Italia en que la industria yel comercio no tienen nada que envidiar á los pueblosseptentrionales. Por último los portugueses católicosfueron en el siglo XV1 lo que son los ingleses enel XIX. Luego la religion católica no ataja el vuelo delaactividad de las siaciónes: las circunstaucias S013 las que

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transportan sucesivamente la actividad de la una á laotra.

Pero á lo menos, se añade, la religion católica des-truye el amor á las letras y sofoca su cultivo. — Estecargo no solamente es una injusticia , sino la mas negraingratitud de parte de nuestros adversarios. ¿ A quiéndeben el cultivo general de las letras y la civilizacioncreciente de que se vanaglorian como si fuera su pro-pia obra , sino á esa religion santa y en sumo gradocivilizadora que persiguen con sus sarcasmos? ¿Quiénagotó sus esfuerzos en la edad media para sacar á lospueblos de la barbarie que oprimia á la Europa entera?La religion católica y. 'sus ministros, y sobre todo lospontífices romanos. Asi esos ingratos vuelven contra sumadre las armas que recibieron de ella. Si somos sos-pechosos á sus ojos, les citaremos con gusto un escritor,cuyo testimonio no recusarán sin duda.

«En ciertos hombres, dice el presbítero Gregoireen su Historia de las sectas , es tan ardiente el odio alpapado, que quisieran exterminar la Italia porque re-conoce al Papa , y apenas perdonan al ,Tiber que bañela ciudad de Roma. Estos insensatos hacen responsableal cristianismo de las faltas de alguna de sus ministros.Con este modo de discurrir se proscribirian el oro por-que hay monederos falsos, y el desinterés y la sobrie-•dad , porque hay avaros licenciosos. Todas las virtudesserian cómplices de los que las ultrajan. Cuando seabren los ojos para ver el mal, ¿ deberán cerrarse parano ver el bien? El cristianismo y sus pontífices fueron,por decirlo asi , 'el cimento que impidió la disolucioade la Europa en la édad media. El clero no pudo pre-servarla enteramente de la barbarie; pero á lo menosconservó (y él solo lo hizo ) algunas reliquias 'de la ci-vilizacion antigua: el ministro del Evangelio es el vínculoque pone en contacto las diversas clases' de la sociedad:

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colocado entre el rico y el pobre apoya las súplicas delnecesitado , y ablanda el corazon del que puede dar. Elclero es un. cuerpo .moderador entre los que mandan ylos que obedecen. En la época en que algunos' potenta-dos sin freno atormentaban á los pueblos , interpo-nían comunmente los Papas para reprimir los abusosde autoridad , reunian los intereses y las volunta-des , y evitaban G apagaban los disturbios. RobertoWard en sus doctas indagaciones sobre las leyes atri-buye la conservacion del estado social al ascendienteque ejercian los Papas , y á los concilios que reconcilia-ban á los pueblos por el intermedio de sus obispos; yhasta los príncipes reclamaban la intervencion pontifi-cia. La historia de Jersey y Guernesey da un ejemplode esto. Por una costumbre establecida de antiguocuando había guerra entre Inglaterra y Francia , loshabitantes de ambos paises no debían insultarse ni pe-lear en toda la extension de mar que, abarca la vistadesde las islas. A solicitud de Eduardo IV el PapaSixto IV en el año décimo de su pontificado lanzó unabula excomulgando ipso facto á los infractores. Juan deMuller , historiador protestante, cree que sin los Papasserian tan extraños 'para nosotros los conocimientos delos antiguos , como las artes y ciencias de los griegospara los turcos que ocupan su territorio. Mientras queesforzados caballeros se gloriaban de no saber escribir,atendida su calidad de nobles; al paso que los baronesde Inglaterra pedian á Ricardo II que ningun villanopudiera enviar su hijo á la escuela , y le forzaban á re-vocar las actas de emancipacion; por todas partes se eri-gían escuelas monásticas que conservaban el fuego sagra-do , y de alli salían rayos de luz.»

Está visto que hasta nuestros enemigos nos defien-den en caso necesario. En cuanto á la imputacion dedespreciar el comercio y sujetarle con la severidad de

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— 138 —algunas leyes, que se hace á la iglesia, es otra calum-nia. En efecto la iglesia católica no prohibe el comercioen lo que tiene de- bueno , justo , l'apesto y útil : lo queprohibe es el lucro inmoderado y usurario , y en esto esútil al mismo comercio y á la sociedad entera , á quienpreservarla si sus preceptos fuesen escuchados , de lamala fé y de la rapacidad de aquellos hombres que es-peculan con la miseria y angustia de sus hermanos.

Pero se insiste diciendo: El cristianismo envilece elentendimiento del hombre , confunde su mon y enca-dena su cuerpo. Y ¿ en qué viene á parar su libertad?Sometido el cristiano á una religion que le muestra latierra como un valle de lágrimas y propende sin ce-sar á desprenderle de esta, es en realidad un cautivo. Supadre verdadero está en el cielo, y para unirse á él esmenester que abandone á su padre y á su madre, y digaá sus hermanos : « No os conozco. » No hay mas patriaque el cielo , y las riquezas que puede adquirir , lejos deabrirle la entrada, se la cierran. Las lágrimas son las quepreparan el camino del cielo, y conducen á él los dolores,las privaciones y el desprendimiento de todas las cosas. A.vista de semejantes máximas se confunde y es inútiltoda ciencia humana. Recomiéndase al cristiano unavigilancia de todas las horas para hacer frente al enemigoque le sitia y anda sin cesar á su rededor como un leonque busca su presa para devorarla. El pensamiento dela muerte no se aparta nunca de él , y los ojos de la di-vinidad que le persiguen por todas partes , penetranhasta los pliegues mas secretos de su corazon. Todas susacciones estan escritas por una mano invisible en un , li-bro misterioso que se le presentará en un dia fijo, y el juezsupremo no baja jámás de su tribunal. El mas leveerror de su entendimiento puede causarle una pérdidairreparable: el menor deseo de una satisfaccion prohi-bida que le pase por la imagina:ion, puede hacer -una

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herida incurable en su alma. «Por último la religioncristiana concede al celibato y á la virginidad los hono-res que otorga el mundo á Ja dignidad paterna. Hastalas recreaciones mas inocentes , necesarias á los hom-bres para pasar una vida honesta y pacífica , no son ásus ojos mas que un tributo deplorable que se paga álas flaquezas de nuestra naturaleza , y de que es cosagloriosa emanciparse. Se ve pues que la doctrina cris-tiana envilece al hombre y le hace incapaz de to-dos los deberes de la sociedad , y sobre todo de laguerra , dejándole absolutamente indefenso contra lostemores que le infunden los ministros de esta religionterrible. .

De estas objeciones unas son falsas y otras exagera-das: muchas recaen sobre doctrinas que tienen su ori-gen en la ley natural y deben admitirse en todo siste-ma de religion.

En primer lugar es falso que la religion cristiana en-vilezca el entendirniento humano, confunda la razon y su-jete la actividad del hombre. Esta es una acusacion ca-lumniosa , desmentida de siglo en siglo por esa multitudde hombres sabios que ha producido la iglesia de suseno. Nunca han tenido las ciencias y las artes liberalesmas nobles progresos que bajo la religion cristiana ycatólica. Roma , centro de esta religion, ha sido siem-pre el centro de las artes; y attn hoy vienen los hom-bres del Norte en tropas á aprenderlas de ella , y de suseno se difundieron aquellas por toda Europa.

Es falso que el cristiano sea cautivo de una re-ligion que no propende á otra cosa que á desprenderlede la tierra. ¿Qué significa la e y presion de cautividad?¿Hablan nuestros adversarios del imperio absoluto dala fé? Mas si la fé exige la sumision de la razon, es so-lamente en casos en que la razon misma exige aquellasumision. ¿Es uno cautivo porque obedece á su razon?

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.140Ademas el amor es el alma del culto cristiano, y elamor no hace cautivos, sino hombres libres con aque-lla libertad que es don del cielo. El Evangelio no haprohibido jamás el uso moderado de los bienes terre-nos: solamente prohibe su abuso y prodigalidad: se nospermite el uso de ellos y se nos prohibe la pasion. Y encuanto á la expresion de valle de lágrimas que se nosacusa aplicamos á la tierra, echad una ojeada eu rede-dor vuestro, y á vista de los males sin cuento que opri-men á la humanidad decid si vosotros mismos no la ha-beis debido emplear muchas veces.

Es falso que nosotros no tengamos otro padre quenuestro padre celestial , y es falso que para ir á él ten-gamos que abandonar á los padres que nos dió la natu-raleza. Cuando Jesucristo nos prohibe llamar á nadienuestro padre sobre la tierra , porque no tenemos masque un solo padre que está en el cielo , no nos prohibetributar á. los autores de nuestro ser los deberes á queestamos obligados hacia ellos. Tan distante está de pen-sar en eso , que reprende severamente á los escribas yfariseos porque desatienden estos deberes bajo un pre-texto falso de religion. Pues ¿qué quiere darnos áentender con aquellas expresiones? Quiere que encomparacion de los autores de nuestra existencia mire-mos y llamemos á Dios como nuestro padre por exce-lencia , porque le debemos mas que á nuestros padresnaturales: quiere que en las circunstancias difíciles enque nos vieremos obligados á optar entre Dios y nues-tros padres, escojamos á Dios sin titubear ; y única-mente en este sentido y en tales circunstancias se nosmanda abandonar á nuestros padres y desconocer ánuestros hermanos. Cuando el amor que les debemos,no puede, subsistir con el amor que debemos á Dios,debe prevalecer este pues bien la misma razon admi-te y aprueba esta distincion.

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lbam I 41Sin duda que la verdadera patria de los crfstianoR

es el cielo ; pero ¿ les quita eso que amen su patria ter-rena ? Y- ¿ es verdad que la posesion de las riquezas lescierre absolutamente la entrada del reino eterno quedeben desear con ardor y hácia el cual se los mandaenderezar todos sus esfuerzos? No, no son las ri-quezas (el mismo Jesucristo nos lo enseña), las que nosexcluyen de la patria celestial , sino el abuso que deellas hacemos., ¿Cuántos poderosos , cuántos príncipes,reyes y emperadores no ha inscrito la iglesia en el mi-mero_cle los santos ? Sin duda es dificil resistir á ' lospeligrosos atractivos de la posesion de las riquezas ; sinembargo nada hay imposible con el auxilio de la -graciadivina. Por eso S. Ambrosio explicando la doctrina delSalvador dice con verdad í «El crimen no está en losbienes mismos , sino en el abuso que se hace de ellos.Estos bienes estorban á los malos y ayudan á los bue-nos para ir al cielo. Esto es lo que deben saber los ri-cos.» No solamente, diremos- nosotros, conducen al cielolas lágrimas y los dolores, sino todas las obras de justicia.

Es falso que toda ciencia humana se desvanezca yconfunda ante las máximas del Evangelio , con tal quese tomen en su sentido verdadero , y que no se tuerzanmalignamente como hacen nuestros adversarios. Por lodemas las obras de tantos hombres grandes que la igle-sia cuenta entre sus hijos, responden suficientementeá esta calumnia.

¿Cómo hay valor para objetarnos la vigilancia con-tinua del cristiano contra las emboscadas del demonio,la ciencia infinita de Dios que ve el fondo de nuestroscorazones, y la cuenta exacta que debemos dar al tiem-po de morir de todas nuestras acciones y pensamientos?¿ No son estas'unas verdades que admite todo hombre áno ser ateo? ¿ No hacen ellas mas prudentes á los mor-tales y mas atentos á velar sobre sus inclinaciones para

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1 4 9 —que no le precipiten en el mal? ¿No le mueven á abra-zar fuertemente la virtud? Arrancadlas del corazondonde las puso el mismo Dios , destruidlas, y el hom-bre no tendrá motivos ni para amar la virtud, ni paradetestar el vicio.

Pero se dice que la religion cristiana castiga hastael pensamiento del mal. Y ¿qué repugna á la razon queel cielo prohiba y castigue este pensamiento malo si elhombre le da acogida y le mantiene con cuidado en sucorazon? ¿No es evidente que , el hombre complacién-dose en el pensamiento del mal es culpable delante deDios? Y ademas si se le acrimina por acoger este petisa-mien», ¿no se le cuenta como mérito el desecharle?Asi solo exagerando las doctrinas evangélicas ó tor-ciendo su sentido verdaderó pueden hallar los incrédu-los materia de acusacion.

Tambien se acusa á la iglesia católica por sus doc-trinas sobre el celibato y la virginidad; pero ¿ rebajaalgo la dignidad paterna por enseñar que la virginidades un estado mas perfecto que el del matrimonio? Alcontrario ¿no reconoce que el matrimonio, es un gransacramento? ¿No son estas la doctrina y las expresionesmismas del Apostol ? Y ademas las solas luces de larazon ¿no habian enseñado á los paganos lo que Jesu-cristo nos enseña en esta parte? Si, la virginidad es unestado mas perfecto que el matrimonio; pero el méritodel uno no quita nada á los méritos del otro. Son dos

,estados diferentes, ambos buenos y conformes con la leyy la voluntad de Dios.

La iglesia • católica, dicen sus enemigos, prohibehasta las recreaciones mas inocentes. Esto es falso: nosolamente las permite, sino que mira como un méritoen sus hijos el difundir á su rededor aquella suave ale-gría que es propiedad de la verdadera virtud, es decir,de la virtud. evangélica.

li

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$43 -Negamos pues todas las Consécuencins que deducen

nuestros adversarios de •lOs, principios falsos que hansentado. No, la doctrina cristiana no degrada al hom-bre á sus propios ojos, ni le hace incapaz de llenar to-dos los deberes que le impone la sociedad , cualesquieraque sean: No, si prohibe y condena el exceso en todogénero, prescribe todas las virtudes públicas y particu-lares, y da ademas á todos los estados y condicioneslos medios mas poderosos de practicarlas. De su senofecundo han salido en todos los paises y edades hom.bres del mayor mérito, que ` han sabido unir los debe-res de la religion y de la sociedad civil en los tribuna-les y en los ejércitos. El mundo entero les ha dado• 'es-te testimonio. Su vida privada no es menos ejemplar yfecundo en virtudes que su vida pública. ¿En qué sefunda la sociedad? En el trabajo. Y ¿qué dice el Ap6s-tol? «Que el que no quiere trabajar', no coma.» ¿Enqué se funda ademas? En la puntualidad de cada uno(le sus miembros para cumplir escrupulosamente losdeberes de su estado. «Si alguno, dice el mismo apos-tol, no cuida de los suyos-, y particularmente de los desu casa, ha renunciado á la fé, y es peor que un infiel »¿Cómo pues una religion que profesa tales doctrinas,habia de hacer malos ciudadanos?

Pero el verdadero cristiano, se añade, nci puedehacer la guerra , porque se oponen sus máximas de ca-ridad universal. Pues Constantino, Teodosio, :arloMagno, Luis IX, el emperador ilenrique, EstevanHungría , el príncipe de Condé, Eugenio de Saboya yuna multitud de grandes capitanes ¿ no supieron conci-liar las virtudes cristianas y militares? Estos grandeshombres ¿ no son tan ilustres por su piedad como porla gloria que adquirieron en los combates? La religioncatólica no prohibe- la guerra, sino los excesos de ella,el deseo, de verter sangre , la seo de rapiña y en espe-

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cial ese odio feroz, causa frecuentísima de que losguerreros no vean en sus • enemigos unos semejan-tes suyos. -

El ministro del Evangelio, se dice tambien, es unSer formidable. — Pues ¿cuál es su potestad ? ¿Quédeberes tiene que llenar ? Ningun otro mas que edifi-car á sus hermanos, procurar la salvacion de sus almasy ser manso y humilde de corazon como su divino mo-delo. Y ¿qué tiene esto de terrible ? Si alpinas vecesse ve obligado á aparecer severo, es menester que loprovoquen y nunca lo hace mas que en el último apu-ro. Por 'otra parte ¿ cuál es el objeto de esta severidad?Siempre y en todas partes el bien del hombre , comoresulta evidentemente de la lectura atenta de la histo-ria, con tal que se lea prescindiendo de las preocupacio-

- nes inveteradas y de las calumnias de nuestros ad-versarios.

Pero la influencia de la religion es absolutamentenula para reformar las costumbres. ¿Qué vicio ha des-truido en Italia y sobre todo en Roma? ¿Qué ha he-cho para mejorar las costumbres en Esparta? Estos dosúltimos pueblos estan colocados en el último escalon dela civilizacion europea , mientras que los pueblos delNorte , libres de esta influencia , se hallan en el prime-ro y. todavía suben. Luego el espíritu religioso es con-trario á los

r3proaresos naturales de los pueblos, y lejos

de impélerlos ála senda de la :civilizacion los detienepor el contrario y los sujeta en el umbral.

Ciertamente, -responderé yo con la historia en lamano, que los antiguos legisladores pensaban de muydiferente manera que nuestros adversarios. Para suavi-zar la dureza de los pueblos, para hacerlos amar elbien , para contenerlos en el deber-, ¿qué medio em-plearon con preferencia á cualquier otro? La piedadpara con los dioses, la religion. Y si de una religion

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falsa se consiguieron tan 'grandes efectos <, ¿qué no sealcanzará de la verdadera? Quítese á los pueblos el fre-no religioso, y al punto volverán á caer en su primiti-va barbarie. A quién deben las naciones europeas esacivilizado!' que no se,avergüenzan nuestros adversariosde oponernos ? Al Evangelio, Si los derechos de laguerra son menos crueles; si casi en todas partes se haabolido la esclavitud, ó á lo menos se regula por reyesmas humanas; si la santidad del matrimonio es respe-tada públicamente; si la licencia de los teatros es me-nos insultante al pudor que en otros tiempos; si loscircos no se tiñen con la sangre de los gladiadores; lahumanidad regenerada lo debe al Evangelio. Apenashay necesidad de estar instruido para saber cuán pro-funda y general era la depravador' de los hombrescuando se les apareció el sol del Evangelio. Por eso di-remos sin temor de ser desmentidos que aun los mis-mos pueblos que han' corrompido ó desechado la doc-trina evangélica, le deben los adelantamientos con quese ensoberbecen , y que sus costumbres son mas ó me-nos malas segun se apartan mas ó menos de las doctri-nas evangélicas.

Sí, la religion ha extirpado de Italia y de Roma to-dos los vicios que acabamos de enumerar; y siendoaquella ciudad el centro de la religion , su ejemplo hainfluido en el mundo entejo. Si todos los vicios no handesaparecido de la tierra, ¿ habrá de achacarse á faltade fuerza é influencia en la religion ? ¿ No es mas bienculpa de esos hombres empedernidos en el mal, que nocontentos con perseverar ellos mismos en él no omi-ten diligencia alguna para que los otros perseveren tam-bien ? Cuando el enfermo rehusa el remedio , ¿estábien que se queje del médico que no le cura?

Dícese que la religion no ha hecho nada para lainstrucciori moral de España. — ¿Se habla de esas lu-

T. 1 9 . 1 o

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- 46ces falsas y de esa licencia torpe del pensamiento, cuyossecuaces y detestables propagadores son los incrédulos?En ese sentido la religíon no ha hecho nada por Espa-ña y se vanagloría de ello. Pero si por el contrario sehabla de la verdadera instrucción, de la reforma real ypositiva de las costumbres; á la influencia de la reli-gion debe aquella region fecunda en hombres gran-des* todos los que la han hecho célebre. Y si ese paisnoble ha pagado corno todos los demas el tributo á laflaqueza humana, repetiremos que no es culpa de la re-ligion católica , sino de los que se han puesto en el lu-gar de esta religion. En cuanto á la inferioridad quenuestros adversarios tienen á bien atribuir á Espa-ña é Italia en punto á la civilización , despreciamosesta alegacion que no tiene otro fundamento que unpensamiento impío y perverso.

No es mi ánimo establecer aqui una compara.cion odiosa entre los paises del norte y del mediodía dela Europa ; con todo diré que aquellos, tan ponderadospor la bondad de sus costumbres, se componen de hom-bres sujetos á las mismas flaquezas que los otros : queno ha de juzgarse por cierta apariencia de probidadmuchas veces engañosa , y que el gusano que devora,siempre está escondido debajo de la corteza ; y añadiréque las relaciones de los viajeros que han visitado aque-llas regiones, no concuerdan de ningun modo con el tes-timonio ventajoso que dan de las mismas nuestros ad-versarios : por último que la corrupcion que se echa encara á Roma y á Italia , es traída las mas veces porhombres del norte; y ¡ ojalá que viniesen menos ámenudo

A las objeciones que acabamos de refutar se añadenlas siguientes: Jesucristo no trajo nada . al mundo que

no hubiese tomado ó de la ley de Moises ó de los anti-

guos sabios de la Grecia. Sus misterios, dogmas y ritos

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los tomó de las diferentes religiones paganas ; el miste-rio de la Trinidad , la Encárnacion, la calda del irom-bre, la' rebelion de los ángeles , el bautismo &c. de losjudios; el precepto de la humildad , él perdon de lasofensas y el amor de los enemigos . de los, chinos. Losegipcios y persas le proporcionaron otros. -A estos dog-mas y creencias DO ha sabido la religion cristiana aña-dir mas que la intolerancia religiosa. Esto es lo únicoque le pertenece; y- ¡ cuántos males no ha producido!,la llama de las hogueras donde han sido arrojados vivostantos hombres, el tribunal terrible de la inquisicion,la noche de S. Bartolomé, las guerras desastrosas quehan despoblado á Europa y la han _puesto á dos dedosde su ruina, la deposicion de emperadores y reyes fa-llada por los Papas, deposicion injusta que _ha ocasiona.do males innumerables , de que han sido única causaaquellos jefes de la iglesia.

Sí , responderemos ^nosotros, Jesucristo tomó mu-cho de la ley de Moises; pero explicándola y perfeccio-nándola. En efecto no siendo esta ley mas que la som-bra , la figura el tipo y la preparacion del Evange_lío debla ser necesariamente obscura é imperfecta enmuchas de sus partes. Pero que Jesucristo no haya en-señado nada suyo á los judios, que no les haya prohibi-do una multitud de cosas que 31oises les habia permiti-do á causa de la dureza de 'su corazon , es una mentiratan evidente, .que nuestros adversarios que de nada seruborizan, deberían ruborizarse de ella. Ademas la di-vinidad de la religion de Moises está tan bien probadapor la moral que enseña, como la divinidad de la reli-gion cristiana; y no hay otra diferencia entre las dosque la de la aurora al dia. Mas ¿ qué diremos de laacusacion de que Cristo tomó sus doctrinas de los sabiosde la Grecia , á quienes no vió ni oyó jamás? ¡Puesqué I las máximas . de estos filósofos, sus principios

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si n órden ni trabazon , mezclados de errores y Reme-jantts los miembros dispersos de un cuerpo des..tmiado, .¿-rabian de haber producido un sistema ad-mirable de religion donde todo está unido , ligado y en-lazado con una perfeccion absoluta ? Se quieren com-parar los dogmas y misterios de las religiones paganas,tradiciones vagas y confusas, conservadas en todos lospu e blos y •nas ó menos desfiguradas por el error, conlos `dogmas y misterios -del Evangelio , aunque separeá unos y otros una distancia tan grande como la quehay del cielo á la tierra? Asi los incrédulos que nieganque el Evangelio nos enseña dogmas y misterios, hallandespues estos dogmas y misterios en las naciones bár-baras., y afirman gut" de ellos dimanan los del Evange-lio. ,¡ Que aabsurdo 1 ¡Qué incoherencia!

En cuanto á la intolerancia religiosa propiamentedicha me reservo hablar de ella en otra parte. Solo di-ré aqui un palabra , que basta para revelar mi pensa-miento: el error y la verdad no pueden subsistirju n tos.

Queda la intolerancia civil; y á este propósito diré quelos crímenes achacados injustamente á la religion seoriginaron las mas veces de la barbarie de los pueblosy de la ambicion de los príncipes. En efecto la intole-rancia religiosa puede muy bien subsistir á lado de latolerancia civil ; y no quiero otra prueba que la multi-tud de judios que viven tranquilamente bajo la domina-cion de los Papas. Al contrario la intolerancia civil quees enteramente distinta de la "religion, depende de laíndole de los príncipes , de las leyes civiles , de las cir-cunstancias , que ya la excluyen , ya la consienten. Porlo demas conviene observar que los sectarios que nosreprochan nuestra intolerancia, son los mas intoleran-tes del mundo. Siempre, en todas partes y á la fuerzacuando pueden, ó con la astucia , la calumnia y la trai.

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don cuando les está prohibido el uso de la fuerza, hanperseguidse y persiguen á los católicos. Si' se cuentan lasvíctimas de una y otra parte, se verá cuáles son losverkaderos perseguidores.

Antes de entrar en la discusión de los- hechos hoyque enunciar algunas reflexiones generales. ciiNo se debeshacer cargo á una doctrina , dice un autor célebre denuestros dios , mas que de sus consecuencias legítimas,y no de las que pueden deducir las pasiones de loshombres'; y aplicando este- principio á la religion , ad-vertiremos que-en esto- como en tódo lo demas es muysuperior- todas las teorías humanas por los caracteres'inimitables que h distinguen. La religion excluye todaconsecuencia mala , y la excluye con - aquella' misma,atitoridadque hace sagrados sus principios; cosa quesolamente» ella puede ejecutar.. Cuando de raciocinio- en.raciocinio se llega á una injústicia, puede uno, estar se-guro de que ha raciocinado mal, ,y el hombre sincera-encuentra en la misma religion la advertencia de que,ha abandonado el camino recto, porque donde quiera.¿pie aparece el m'al, aparece también una prohibicionuna amenaza. Luego si los hombres se han aborrecido ydestruido entre sí', es t'itera de razon achacar 1-a culpa á.la verdad revelada; alicontratio debe decirse: la m'oyen-sion funesta de l'os hombres á aborrecerse y á hacersemútuamente daño es tan fuerte-, que para satisfacerlahan sabido hallar -pretextos hasta en lbs dogmas y ver-dades de una religión toda divina , que- les impone laregla absoluta y sin e'xcepcion de amarse y ayudareunos á otros. La religion católica no ha obrado, ni po-dido obrar jamás- de manera que hay sido, la causa di-recta' y necesaria de las disensiones humanas. Pero enmanos de un furioso todo se convierte en arma. Esasdisensiones religiosas que- han turbado el mundo , nohan ocurrido en paises pacíficos y sujetos al yugo de

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--150 ---las leyes, sino en tiempos bárbaros y en circunstan_cias en que.ardian todas las pasiones. Siempre que seencuentra en la historia un epmplo de la feliz influen-cia de la religion , hay que reconocer por fuerza queaquel es un efecto absolutamente propio suyo. Uno deestas ejemplos admirables es la tregua de Dios, esa vozde paz rcompasion que se levanta entre los gritos devenganza y furor, y separa á los combatientes: esa es lavoz del Evangelio que resuena por la boca de los obis-pos y sacerdotes. Al contrario para explicar' las cruel-dades cometidas só pretexta de religion hay que su-poner un tiempo de ignorancia y mala fé , de ferocidady preocupaciones. rencorosas : hay que suponer en losque cometen estas crueldades, designios ambiciosos yocultos y unas pasiones tan exacerbadas , que ciegan elespíritu y le hacen consentir en lo que proscribe lamisma ley que se propone por regla. S. Ambrosio man-da fundir y vender los vasos de la iglesia Tara socor-rer las necesidades de` los esclavos de la Iliria , la ma-yor parte de los cuales profesaban los errores del arria-nismo : S. Martin de Tours va á buscar al emperador áTréveris para interceder en favor de los priscilianistas,y tiene por excomulgtidos á Itacio y los otros obisposque habian inducido al monarca fi que se encruelecieracontra aquellos sectarios : S. Agustin suplica al procon-sul de Africa por los donatistas , cuyos crímenes sonnotorios, asi como los sensibles perjuicios que causabaná la verdadera iglesia : «Os suplicamos , dice este gran-de hombre al proconsul , os suplicamos que no seancondenadol á muerte, y pedimos á Dios que se con-viertan y se arrepientan de sus errores.» Estos san losverdaderos católicos , y la historia abunda en talesejemplos.

• Se necesitan aun otras autoridades para cerrar laboca á los incrédulos? Les-citaremos un escritor que sin

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duda no. recusarán „,e1 célebre , Montesquieu.. Hé aquísus. palabras. sobre esta materia « Es discurrir . malcontra la religion «el enumerar en una obra dilatada. losmales, que ha, producido , si no se enumeran, los bienesque ha causado: si yo quisiera cornac todos los males.que han ocasionado la monarquía , las leyes civiles yel gobierno republicano., diría cosas espantosas.»

Pero, continuemos. Se habla en especial, de la inqui-sicion. ¿Con qué, fin se instituyó. este tribunal, célebre?_Para conocer errores en materia de fé, y para evitarque se propagasen é inficionasen á. miembros_ fielesde la. iglesia. Segun las reglas constitutivas de este tri-bunal , los jueces eclesiásticos instruyen el proceso; pe-ro los jueces seculares , á quien se remiten siempre los.reos, aplican-: la pena : luego el estado es el que los cas-tiga y no la iglesia. Y ¿por qqé los príncipes, temporaLles han decretado-penas tan, severas contra los herejes?Porque la experiencia les ha enseñado bastante que na-(lie combate la fe y la religion sin una segunda inten-cion de destruir el trono , ó á lo menos de conmoverle.Ademas es bueno recordar,, ya que lo callan nuestros.adversarios , que los tribunales de inquisicion en mate-ria de fé son mucho mas severos entre los herejes queentre nosotros. Con la memoria de las crueldades deIsabel de Inglaterra y de las violencias de los príncipesprotestantes cOntra los católicos deberian callar losque nos acusan , si no, por amor á la verdad, al menosde vergüenza y confusion. ¿ Qué cosas no se hanhecho en Dinamarca y Suecia contra los católicos?¡Con qué furor han perseguido los protestantes: an-glicanos á los arminianos de blanda! Donde quieraque los incrédulos y los protestantes han mandado, hanprocedido lo mismo. Esa Isabel de Inglaterra, á quien lahistoria ha marcado justamente con el epíteto 'de Tibe-rio femenino , hizo perecer mas hombres en cada un

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- 155 -ario de los de su reinado, que el tribunal de la inquisi_don de España desde su t'undulan hasta nuestros dial.Y sin embargo aunque la inquisidor) de España y Por-tugal era mas bien una institucion política que re1igio-sa, siempre la sacan á plaza los incrédulos, y pasan en-teramente en silencio los furores de los sectarios. ¡Québuena fé y qué justicia t «Jóvenes inconsiderados , ex-clama con este motivo el conde de Maistre, cuando to-mais en la mano algun libro de esos hombres perversos,acordaos que la primera cualidad que les falta es siem-pre la probidad.»

Se acusa á la religion de la matanza del dia de SanBartolome; pero ¿mandó ni permitió siquiera la religionaquel crimen po!ítico ? La corte de Francia ¿suscitó elfuror popular contra los calvinistas en beneficio de Lafé y por castigar la herejía? No, la venganza del duquede Guisa contra el almirante de Coligny preparó lacatástrofe, y la precipitó la esperanza de sofocar de ungolpe los disturbios incesantemente reprollucidos quesembraban aquellos sectarios de un cabo del reino alotro. Aqui se ven las pasiones de los grandes que ponenen movimiento á la multitud ignorante so pretextode religion ; pero no se ve á la religion. Y ¿ no es cosasabida que algunos sacerdotes y obispos dieron asilo ensus casas á los proscritos y los libraron asi de la rabiade los verdugos?

Las guerras llamadas de religion no tuvieron otracausa que la matanza del dia de S. Bartolomé , como loconfiesa el mismo J. J. Rousseau en su carta al arzo-bispo de Paris: despues de cuanto hemos dicho bastaremitir á ella nuestros adversarios.

En cuanto á Id deposicion de los emperadores y re-yes por los papas ocurrió en un tiempo y en circuns-tancias particulares que justifican esta medida. Los su-mos poniffHs al restablecer el imperio de Occidente

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rYombrarern tares jefes ó príncipes con ra expresa condi.-cion de que _en todas ocasiones serian los defensores dela iglesia romana. Mas habiéndose convertido los empe-radores de defensores obligados que debian ser de ella,.en sus mas fogosos y encarnizados enemigos , fueron-despojados de su autoridad como infractores del trata-do que habian jurado,. y segun las reglas del derechoeléctoral introducido: entonces en Europa. Esta deposi-cion de los emperadores hecha por los papas no, traiarsus cirígen de una potestad particular que se arrogabanlos papas, sirio de la naturaleza misma fas cosas.Ademas es preciso no olliclar que obrando asi los su-mos pontífices no pugnaban con las opiniones de su si-glo, al contraria se conformaban con ellas. «Si se juzgade aquellas cabezas de la iglesia , dice un autor moder-na, trasladándose con el pensamiento á los tiempos enque vivieron , se formará un juicio muy diferente. Enefecto hay cosas que suseitarian una justa auimadver-sion en nuestros di gas, y que pueden parecer útiles albien general de los hombres bajo otra atmósfera y enun órden social diferente. A veces es prudencia aplicarremedios extremos á los males extremos, y para conte-ner los siglas de hierro se requiere en cierto modo unavara de hierro. Estas son las verdaderas lecciones dela historia para cualquiera lector atento y de bue-na fé.»

La religion no ha sido la causa de las discordiasoriginadas entre las dos potestades civil y religiosa;pero se las imputaban algunos hombres astutos y ambi-ciosos á fin de que recayeran sobre ella los males queagobiaban á los pueblos, y el odio que estos experimen-taban. Mas al juzgar los hechos la sana crítica prescri-be que se distinga cuidadosamente y se separe elxre-texto de la causa. En efecto muchas veces elprerextode una guerra ó de un crimen está á la vista de todos,

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154 --al pasa que su causa real queda oculta y desconocidapara los. mas. Por otra parte aun cuando fueran ciertastodas las objeciones que acabamos de impugnar, ¿quéresultaria de agur?. Solamente una cosa : que la reli-gion cristiana se compone de , hombres que abusen delas mejores instituciones de cuando, en cuando,. Estoscrímenes y otros semejantes provienen de la flaquezay perversidad de los hombres;. pero de ningun moda dela religion que los prohibe y reprueba. Ademas es pro-pio de la malignidad buscar y exagerar el mal ycallar el bien; y esa es evidentemente , la conducta denuestros adversarios..

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CAPITULO VI.-

ILLIproityagaélon. y konservacion de la . reit..gion cristiana,. consideradas. en, todas suselrennstanrlas:,. dan una . prueba Invenci-

ble de la dbilnidad de la ~Ion deJesUeristo*. •

Pongamos esta prueba en toda su evidencia.Jesucristo predijo que' su religion se'propagaria por

todo el universo ; y en menos de tres siglos se cumplióesta prediccion, como la atestiguan monumentos pú-blicos y auténticos, entre otros la célebre carta de Pli-nio ele joven al emperador Trajano. Sabidas son las pa-labras de Tertuliano á los romanas « Nosotros somosde ayer ,. y llenamos ya las ciudades , los templos , elejército mismo , el . palacio, el senado, el foro; y á vos-otros no os hemos dejado mas que vuestros templos.»

Pues qué religion era esta para que fuese tan rá-pida y general su propagacion? Una religión absoluta-mente nueva. ¿ Qué dogmas proponía? Dogmas impe-netrables á la razon humana y contrarios á todas las no-ciones admitidas, tales como los misterios de la Trinidad,de un Dios hecho hombre, muriendo ignominiosamenteen una cruz, y descendiente del linaje aborrecido delos julios. (1 Cuál era su moral ? La abnegacion de símismo , la humildad , el desprecio de la vanagloria.Sus preceptos aterraban por su austeridad. Declaraba

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guerra á todas las pasiones y á todos los %idos: expo-nía á loas que la abrazaban , al odio público y privado:estos eran mirados como los destructores del estado, yno habia plaga ni calamidad que no se les achacase. Asies que siempre estaban expuestos á la muerte y ál lasmas crueles privaciones. Y sin embargo entre unas na-ciones manchadas con' los vicios mas torpes y que gus-taban de la horri-ble ticencia en que vivían se propagó'tan rápidamente una retigien tan severa, sin que ni elorgullo de los filósofos, ni la cólera de los príncipes, nila crueldad de los sacerdotes. pudiesen atajar ni suspen-der aquella revolucion sociatque amenazaba arrebatados.Por fin ¿qué hombres predicaban la nueva ley enmediode tantas dificultades? Doce pescadores ignórantes y ru-dos, unos judios. Por un lado todos los obstáculos imagi-nables; por otro ningun auxilio, ningun apoyo, ningun.medio humano. ¿Qué diremos mas? "Que la mano deDios lo hizo todo.

«Si la propagación de ta religion cristiana ,, diceS. Agustin ,, se hubiera efectuado sin milagros; eie mis-mo, hecho seria el mayor de todos los milagros; » y estees verdad.

Pero ¿ qué importa la evidencia para los incrédulos?-Estan resueltos á no ver. La propagacion de la religioncristiana, objetan ellos , se explica por un concurso felizde causas puramente' naturales. La reunion de una mul-titud' de pueblos bajo el cetro de los emperadores ro-manos , el carácter de la filosofía y la disposicion deánimo de los filósofos en la mayor parte de las sectas en-tonces reinantes, espíritu de entusiasmo. por el misticis-mo, la soledad y la meditacion, espíritu de menospre-cio de las cosas exteriores y de duda con respecto á lareligion pagana , eso es la que propagó la doctrina nue-va á paises remotos , é hiz& que fuese bien recibida.Ademas tomó inctemento con las calamidades del impe-

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157 -a.

rio . sobre todo en el reinado de Galieno: los bárbarosque rabian asolado y devastado las provincias, la abra-za ron en tropas, como lo atestiguan Socoméno,, Teodore-to y Filostorgo. Ademas de estas causas exteriores depropagacion rápida hubo otras interiores de aquel mo-vimiento social , que le eran del todo propias: la disci-plina de los primeros cristianos y su método de vida,las ofrendas voluntarias, los presentes y las distribucio-nes de dinero y viveres entre los nuevos hermanos, losbanquetes, los agapes- y mas adelante las casas de asilopara los infelices , los hospitales y otros mil' estableci-mientos é instituciones semejantes. También contribuyómucho la facilidad con que los cristianos admitían en suseno á los criminales de toda clase, -y la esperanza queles daban de un perdon fácilmente alcanzado : )con cuyomotivo pone Juliano en boca de la misma religion estaamarga ironía : z( Que venga á mí con confianza todoviolador de_mujeres, todo homicida , todo hombre man-chado con los mas horribles sacrilegios: yo le lavaré conesta agua y quedará puro ; y si vuelve á sus crimedes,haré que le baste para expiarlos nuevamente afeitarsela cabeza y golpearse el pecho.» Por último coadyuvóla fama de los milagros que los cristianos se atribuianla potestad de. hacer, sin cesar de ensalzada ; lo cual se-dujo á la multitud. Ya pues consideremos el concursode las causas humanas, ya el carácter particular de la re-ligion cristiana , resulta que esta pudo fundarse y pro-pagarse sin que haya necesidad de recurrir á la inter-vencion de la divinidad.

Tales son las objeciones de los incrédulos, y el his-toriador Gibbon con especialidad ha tomado á su cargoel esclarecerlas y darles valor. Veamos cuál es la fuerzade ellas. Las cosas humanas cuyo concurso se pinta tanfavorable para la fuudaciou de la religion cristiana, ¿pu_dieron producir por sí solas este efecto? No lo creernos

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--- 1'58consideradas separadamente es evidente que no pudie-ron hacer nada : tomadas colectivamente prueban bienque la divina providencia había cuidado de arreglar lossucesos de -manera que facilitasen la propagacion delEvangelio ; pero no prueban que pudiesen mover á loshombres á creer y-abrazar la nueva religion con unapersuasion tan íntima, que estuviesen siempre prontos ásacrificar por aquella sus bienes, sus padres, su patriay hasta su vida.

Si la reunion de los pueblos bajo una misma potes-tad facilitaba la propagacion del Evangelio; tarnbien pro-porcionaba los medios de sofocarla, sobre todo siendo hos-til aquella potestad. ¿ De dónde pues proviene que estasituacion política produjo el primer efecto mas bien queel segundo?

Bien pudieron persuadir á algunos el carácter- par-ticular de la religion cristiana , su dulzura , su caridad,y hacerlos admitir como verdadera una parte á lo me-nos de la moral benéfica que enseñaba; pero hacer abra-zar á una grande multitud de hombres indistintamenteesta moral tan pura , estos dogmas tan severos en todasu integridad á costa de las pasiones mas arraigadas ycon peligro - de la vida , estó- es inadmisible. ¿ Por quélos incrédulos atribuyen aquí á la retigion un poder queno tiene? Para destruirla. Esto da idea de su buena fé,que es tal que para lograr su objeto no reparan en po-nerse en contradicciott con sus amigos y conAigo mismos.

El espíritu filosófico de la época , se dice, preparabalos progresos del cristianismo.— Pues ¿por qué , excep-tuando algunos platónicos , todos los denlas filósofos , ysobre todo los estoicos y epicureos que ocupaban el pri-mer lugar en el imperio romano , se mostraron losenemigos mas encarnizados de la iglesia naciente? Sihubieran tenido alguna inclinacion al cristianismo, ¿lehubiesen combatido con tanto furor y encono?

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159 .....Los bárbaros que asolaron el imperio romano, abra-

zaron la nueva fé.—Pero entre los 'cautivos que lleva-ban tras de sí , no iban algunos sacerdojes paganos?

De dónde procede que,los sacerdotes cristianas pudie-ron' convertir los bárbaros á la religion cristiana , y lossacerdotes paganos no los pudieron reducir á la suya?

Nuestros adversarios insisten sobre la santidad delcristianismo , la vida enteramente divina de los cristia-nos primitivos, sus limosnas ett: esto ya es algo en bo-ca suya , y nos , complacemos en hacerlo constar; peroes una fatalidad para ellos que inmediatamente adoptenlas calumnias del apóstata Juliano , y afirmen con élque aquellos hombres cuya santidad admiran, recibianen su seno los seres mas viles , viciosos y criminales dediversas naciones. Aqui hay una contradiccion patente,de que costarla trabajo á los incrédulos salir honrosa-mente: asi acudiremos nosotros en su ayuda si quieren.Aquella religion cuyo principio era el amor, no el amorterreno, sino la llama divina de la caridad , llamaba in-distintamente á sí todos los malos: ninguno era excluidode su seno ; pero eran admitidos con la condicion dedespojarse del hombre viejo y revestirse del 'nuevo se-gun los preceptos severos del Evangelio, es decir, conla expresa condicion de hacerse buenos. Ahora este pre-cepto tan absoluto y sin cuyo cumplimiento no podianinguno ser admitido entre los discípulos del nuevo cul-to , manifiesta bien la divinidad de la religion cristiana;pero no puede mirarse como la causa necesaria de supropagacion. En efecto tan fácil es atraer al bien y ála virtud los hombres perdidos de vicios , devorados depasiones y empedernidos por el hábito del crimen?

Basta la fuerza del ejemplo , por bueno y admirableque este sea , para determinar la conversion del malo?No , se necesita ademas la mano de Dios; y esto solo eslo que explica como los hombres mas viciosos que

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abrazaron el cristianismo , brillaron de pronto por lapureza de sus costumbres y la santidad de su vida ávista de los paganos confundidos. ¿ Qué importan lasmentiras y calumnias de Juliano el apóstata , supuestoque él mismo en otro pasaje de sus escritos rinde ho-menaje á las virtudes cristianas arrastrado por la fuer..-za de la verdad , y propone por ejemplo á los paganos

la bondad • de los cristianos para con los extraños, suspiadosas diligencias para enterrar á los muertos y lasantidad de toda su vida?»

Dícese que la fama de los milagros obrados en elseno del cristianismo desde el principio y el poder dehacerlos que se atribulan los cristianos , sedujeron á lamultitud ; pero si estos milagros hubieran sido falsos,¿ cómo hubian de haber mittuirido una fama tan gran-de? Y si aquel poder no hubiera sino real ¿ cómo hu-biera podido seducir á nadie? Tamblen los paganos seatribulan el don de hacer milagros: pues .¿cómo es quelos pueblos creyeron á los unos y despreciaron á losotros?

En los primeros siglos de la religion cristiana, pro-siguen los incrédulos, el pueblo solo la abrazó; pero elpeor argumento, dice Séneca, es el que se saca de la mul-titud.

Ya hemos citado los nombres de varios judios y pa-ganos, todos distinguidos por su instruccion , nacimien-to y , riqueza , que abrazaron la nueva fé. Añadamos,una vez que se insiste en esto , los nombres de Policar-pcl, Ignacio, lreneo , Justino, Clemente , Ammonio,Orígenes, Arístides, Apolinar, , Atenágoras, Cuadrato,Apolonio etc., sin hablar de los tiempos posteriores. Aña-diremos tambien Glabrion , magistrado en tiempo deTrajano, Flavio Clemente, consular y primo de Domi-ciano, y su esposa. Flavia Domitila, descendiente del li-naje mismo de Augusto. Añadamos los que Tertuliano

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- 161cuenta públicamente en palacio , en el foro y en el se./nado, y los que confiesa Plinio el joven haber encontra-,do en todas las clases de la sociedad. ¿ Bastan estos? Ylos incrédulos ¿llevarán á mal que bajo su palabra agre-guemos los muchos filósofos que debieron , segun ellos,abrazar la nueva doctrina á causa de la propension almisticismo que era coman á esta con la filosofía queprofesaban aquellos?

Ademas tenemos que oponer á esta objecion tantasveces repetida una respuesta de mas peso. La humildecondicion de la mayor parte de los primitivos cristianosse habla predicho expresamente en las profecías del an-b ollo testamento : luego lo que se nos objeta como undefecto, no es mas que el cumplimiento de una predic-cion divina. Para cerciorarse los incrédulos pueden com-parar el capítulo LX1 de Isaias, v. 1, con el 17 y si-guientes del capitulo 1V de S. -Lucas.

La máxima de Séneca que la multitud es ' el peorargumento no tiene aqui aplicacion. Esta máxima puedeadmitirse cuando se trata de ciertas verdades especula-tivas, indiferentes al pueblo , pero en el caso en cues-tion de qué se trataba ? De que abandonara la multi-tud una religion que habla mamado con la leche , paraabrazar otra nueva, objeto del odio público , enemigade las pasiones, con riesgo (no nos cansaremos de re-petirlo) de perder honra , padres, amigos , fortuna yhasta la vida. ¿ Son estas unas verdades especulativasindiferentes para los hombres? Ademas es cosa averi.guilda que la multitud , el. pueblo , la plebe , para ha-blar el lenguaje de nuestros adversarios , está siempreapegada á la religion que profesa, no importa que seaverdadera 6 falsa , mucho mas que las clases superioresde la sociedad , que los sabios y los nobles. Luego si lamultitud abrazó la religion cristiana, ó le persuadió laevidencia de laa pruebas de aquella religion, ó el auxilio

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omnipotente de la gracia divina , ó mas bien estos dosmedios cuya fuerza y dulzura milagrosamente reunidasvencieron todos los obstáculos.

Los incrédulos objetan tambien que la religion debeuna gran parte á lo menos de sus progresos á las per-secuciones de los emperadores cristianos contra el paga-nismo. —Por desgracia para ellos el cristianismo estabaesparcido por todo el universo antes de la conversionde Constantino , y le profesaban tal vez la mayor partede los habitantes del imperio. Al contrario el estado delpaganismo era tal, que no tuvieron los emperadoresmas que abandonarle á su decadencia para que se ex-tinguiese y desapareciese por si mismo.

Este resultado era evidentemente la obra de unamano mas poderosa que la de los emperadores. Cons-tancio que era arriano , promulgó una ley para prohi-bir bajo pena capital el ejercicio del culto idolátrico; pe-ro en ninguna parte se ve ejecutada. Al contrario des-pues de Constancio se empeñó Juliano con todo su po-der en reanimar la moribunda idolatría ; y por mas quedigan los incrédulos , es cierto que se encrueleció contrael culto que habia abandonado, no solo indirectamentecon las semillas de discordia que él mismo sembró en-tre los obispos,, sino directamente con la fuerza , losdestierros , las confiscaciones y la muerte. Muchos delos mártires inscritos en el martirologio romano pade-cieron bajo el reinado de aquel emperador ; y es sabidoque S. Gregorio Nazianzeno le echó en cara sus cruel-dades. Sin embargo ¿cuál fue el fruto de sus esfuerzos?¿ logró , levantando los altares de los falsos dioses consus manos, restituirles sus adoradores? No, él mismo sequeja en su carta á Arternon de no encontrar nadieque quiera volver al culto de los dioses abandonados; y

escribe al sofista Libanio que todos sus discursos y ex-hortaciones á los habitantes de Berea fueron vanos pa-

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163 3ra determinarlos fi abrazar nuevamente la réligion desus antepasados._ Por último Joviniano , sucesor de Ju-liano , no persiguió á los paganos: Válentiniano los pro-tegió: Valente los, trató con . , dulzura y se encrueleciócontra los católicos; ,y sin embargo apenás se encuen-tran algunas débiles reliquias de paganismo en tódo elimperio bajo los reinados de Teodosio, Arcadio y Bono-rio, y á fines del siglo V casi sé cesa de hacer mencionde este culto.

Todo - esto no . puede _convencer ,á los incrédulos queno quieren 'ver ni oir. El paganismo, el mahometismoy el protestantisbno , dicen ellos, se propagaron á lar-gas distancias con la mayor rapidez : luego la propaga-clon de la religion cristiana , por rápida y extensa quehaya sido, no es_ una prueba de su _naturaleza divina ysobrenatural.' Esta propagacion se explica - tan bien co-mo la de cualquier, otra religion por él amor á la nove-dad á que son apasionados todos los hombres , y por elejemplo de los príncipes. Asi no hay necesidad de re-currir al milagro.

El milagro , respondemos , nosotros , no está - en larapidez misma de la propagacion del cristianismo, sinoen las circu=nstancias en que se eféctuó este grande acon-tecimiento. La comparador' que establecen dos incrédu-los , cae por su basa.- En efect -o qué extraño es que lassupersticiones paganas, apoyadas por un lado, en las pa-siones é inclinaciones de una naturaleza corrompida ypor otra en la autoridad , el poder y las leyes de_ lospríncipes , invadiesen y llenasen el mundo entero?¿ Qué extraño es que el islamismo , secta acomodada álas pasiones y preocupaciones existentes, se haya pi °-pagado con rapidez por medio del alfange y de la matan-za , sobre todo cuandolos dos pueblos en quienes haciasus conquistas , hablan llegado al último grado de ani-quilaniienio de resultas de sus guerras continuas? Ea

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cuanto al protestantismo nadie ignora qué el concursoreunido de diversas causas habia preparado los ánimospara esta innovacion hacia mucho tiempo. Ademas setrataba de una reforma que atraia á los hombres con laesperanza de mayor, licencia en las costumbres y en ladisciplina , que abria la puerta al robo y expoliacion delos bienes eclesiásticos, objeto general de envidia paralos príncipes y para muchos particulares, y que se apo-yaba principalmente en razones y motisos de ambicionpolítica. Añado que hay mucha diferencia entre la in-troduccion de una religion nueva , de todo punto con-traria á la antigua , y el cambio ó mejor la corrupcíonde una religion bajo pretextos falsos, como fue la refor-ma luteraria.,::,Ademas hay que distinguir entre el lute-ranismo propiamente dicho y el protestantismo. El lu-teranismo se extendió poco, y circunscrito á límites es-trechos se dividió bien pronto en numerosas sectas : elprotestantismo , , siendo simplemente negativo , no ex-presa mas que una grari deserción y no una difusionpropiamente dicha:-

Para apoyar la objecion que vamos combatiendo, senos oponen el amor á la novedad, natural al corazon hu-mano, y el ejemplo de los princípes: La novedad de lareligion cristiana, lejos de coadyuvar á su propagncion,era por el contrario el motivo que impedia á los paga-nos el abrazarla: sin cesar le reprochaban esta novedad,y este fue el mayor obstáculo que tuvo aquella quevencer. Si el ejemplo de los príncipes pudiera probaralguna cosa , seria solamente que en los primerossiglos de la iglesia debian los paganos despreciar,abórrecer y perseguir la religion cristiana lejos deabrazarla.

Pero no basta haber sentado que la propagaciondel cristianismo . es_ milagrosa : es menester probar queLO lo es menos su conservacion; para lo cual la exami-

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Daremos rápidamente bajo todos sus aspectos y en todassus circunstancias.

Jesucristo , el salvado, de los hombres , el Diostodopoderoso, no solamente predijo la propagacion desu religion , sino su conservacion : predijo que subsisti_ria hasta la consumacion de los siglos , y que nunca se-ria dado á las puertas del infierno prevalecer contra laiglesia que fundase S. Pedro. ¿ Se ha cumplido estaprofecía '? En este caso la conservacion de la religion esuna prueba , no menos evidente que su propagacion , dela naturaleza divina de su fundador. Y aqui para quitartoda ambigüedad advertimos al lector que entendemospor religion cristiana únicamente la comunion católica,que es la sola cuya conservacion hace brillar la luz delpoder y de la accion divina, como hemos demostrado.

Los mismos obstáculos que se oponian bajo el puntode vista humano á la propagacion de la religion cris-tiana, se oponían evidentemente á su conservacion. Re-cordemos estos obstáculos. El principal sin duda fuerade la dificultad de sus dogmas es la guerra que declaraindistintamente á todas las pasiones : pora eso debió con -batir perpetuamente á dos enemigos , si me atrevo áexpresarme asi, el interior y el exterior. En los tresprimeros siglos de la iglesia católica, sus enemigos exte-riores fueron los paganos que ejercieron horribles cruel-dades contra ellas; crueldades que reprodujo y refiuóJuliano con su astucia y perfidia: en los siglos siguientesel cristianismo tuvo que combatir á los persas y maho-metanos. Los enemigos interiores cuyos omnímodos es-fuerzos para derribarle y destruirle son notorios , sonprimeramente las sectas casi innumerables de herejes,que habiendo nacido con la religion de Jesucristo sehan sucedido unas á otras de siglo en siglo hasta el pro-testantismo y sus hijos los anabaptistas , los socinianos,loi cuákeros, los unitarios, los bíblicos y los raciona-

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- 166listas. Despues vino la multitud de cismáticos , novacia-nos, donatistas , griegos, albigenses y anglicanos , al-gunos poderosos por su número, formidables por la pro-teccion de los emperadores; reyes y príncipes , antes yahora. Finalmente se siguen los apóstatas manifiestos úocultos, que despedazando el seno de su afligida madrele hacen una guerra no menos larga y cruel: jansenis-tas, deistas, ateos, seudo-políticol y otras mil sectassecretas y tan numerosas que es Imposible nombrarlas.Sin embargo no podria perdonársenos que omitieramoslas soiedadel secretas'diseminadas en' Francia , Ingla-terra , España , Alemania é Italia , y que con diversosnombres , hermanos , iluminados , carbonarios etc.,se encaminan al mismo fin, el aniquilamiento de la re-ligion cristiana; para lo cual no perdonan esfuerzos, ni'dinero , ni calumnias.

Pues estos enemigos, ya sueltos, ya reunidos, la hanacometido sin descanso , unas veces abiertamente' y á lafuerza , suscitando horribles persecuciones contra susministros , otras por Medio de la pluma y de la impren-ta, buscando argumentos contra su verdad , no solo enla Escritura y en los monumentos eclesiásticos , sinoen-la historia antigua -y moderna, la cronología , la fí-sica , las matemáticas, la astronomía , la medicina , lageologia , la escultura , la pintura la poesía; de suerteque no hay quizás un solo ramo de las ciencias huma-nas y de las artes liberales de que no hayan abusado yhecho armas para dar los golpes mas funestos á laiglesia.

En fin todas las sectas , cualquiera que sea su nom-bre y los motivos de su disidencia y mútuo odio , se hanunido siempre que se ha tratado de combatir la reli-gion católica , y siempre han mantenido estrechasConexiones con los enemigos interiores de la iglesia; desuerte que la destrucción de esta es el único'obJeto que

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se llevan y han llevado en todas ocasiones los unos y losotros. Contra ella se han reunido constantemente los pa.ganos - , los herejes , los cismáticos , los incrédulos y loshombres mas perversos ; y. no han cesado de vomitar lasmas negras calumnias contra ella, empeñándose en buscaren la política motivos aparentes para hacerla odiosa ósospechosa cuando menos á las potestades de la tierra.Contra ella firman tratados , forman sociedades secretasó públicas , y se obligan personalmente por juramentoá no perdonar gastos , ni molestias, ni viajes, ni ningunmedio que lesa parezca propio para aniquilarla. Para darun ejemplo de la actividad de este odio y de la eficaciade sus medios recordaremos que solo en Francia desdeel año 1811 á 182'i se contaban ya 2.741,400 volúme-nes impresos de las obras de Voltaire , Rousseau , Hel-vecio , Diderot etc., sin hablar de 600,000 esparcidosen las bibliotecas del siglo XVIII; y- en el año 1827ascendia el número de estos volúmenes á 5.000,000.

Y ¿qué resistencia opone la'religion católica contratantos y tan enconados enemigos? Nacida de humildesprincipios, abandonada en diferentes lugares á sus pro-pias fuerzas ha visto muchas veces que sus mismos hi-jos , que hubieran poi s,;,lo socorrerla , la abandonabanindiferentes: otras sus enemigos haciendo una guerrasorda se iritroducian en su seno y le despedazaban ; yotras privada de todo auxilio humano ha quedado sinautoridad sobre sus hijos ni comunicacion con ellos.

Apenas se ven privados el paganismo y las otrassectas de los auxilios exteriores que sostienen su vida;apenas experimentan la mas leve adversidad; caen y pe-recen mas temprano ó mas tarde , y no dejan otra cosaque la infamia de su nombre en el libro eterno de laiglesia. De estas sectas unas no han podido sostenerseni aun con todos los esfuerzos de los * reyes: otrasdivididas en fragmentos infinitos é incomprensibles,

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--168 por decirlo asi , diferentes en un todo de lo que eranen su origen , han muerto interiormente , y el restode vida que al parecer conservan aun , le deben á laspasiones políticas que las engendraron y les sobreviven.

Al contrario la iglesia católica, aunque ha tenido quesostener una guerra perpetua contra enemigos interio-res y exteriores; aunque ha sido puesta á prueba de laespada y de la calumnia , de la barbarie y de la cien-cia , de la pintura , de la escultura y de la impren-ta ligadas contra ella; aunque ha estado sujeta á to-das las vicisitudes de una larga serie de siglos,unas veces abatida , otras triunfante; cada dia ve caerá sus enemigos , mil á su derecha , diez mil á su iz-quierda ; y mientras se levantan otros para perecercorno los que los precedieron, ella siempre la misma,siempre victoriosa , fuerte con sola su fuerza se pareceá un rio caudaloso que cuanto mas se aparta de su ori--gen , mas abundantes aguas lleva ; porque al paso quecorren á desaguar en ella las naciones convertidas á lafé, abriendo su seno á las dispersiones de Israel , ellaacoge indistintamente á sus enemigos de las diferentessectas y á sus hijos extraviados que la abandonaron,siempre que busquen la verdad ti,?, buena fé y de todo co-razon , y deseen ardientemente una doctrina mejor, y eltierno cuidado de su madre. Como una ciudad edificadasobre la montaña sirve de señal á los pueblos que levantanlos ojos á ella; y con nuevo ardor de caridad y con trans-portes de maternal alegria corre solícita á recibir á losque vienen y á los que vuelven , hallando en su satis-faccion una recompensa céntupla de las amargas yabundantes lágrimas que derramó por ellos. Como unsol brillante entre las nubes envia sus rayos nuncios depaz á las extremidades de la tierra , hácia -aquellos queestánsentados en las tinieblas y la sombra de la muerte,para que heridos de esta luz vayan á ella", vean y vivan.

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6 9 -Busquemos la causa de estos efectos tan diferentes

á mas bien absolutamente contrarios. Aqui se trata dehechos que es imposible poner en duda : todas las sec-tas y supersticiones, aunque sostenidas con auxilios hu-manos, se disuelven y perecen. Al contrario la iglesiacatólica , privada á veces de todo apoyo humano y víc-tima de crueles adversidades , no solamente conserva suvida y sus fuerzas , sino que dilata sus conquistas á lar-gas distancias. Tal es la comparacion que da en los ojos.Pues á no querer ser insensatos es preciso confesar queestas sectas y supersticiones, sujetas como todas las cosashumanas á las vicisitudes de los siglos, perecen natural-mente porque son obra del hombre, y que la iglesia ca-tólica , siendo obra de Dios, no puede perecer y vivirásobre la tierra hasta= que transcurrido el curso de los si-glos y del mundo sea trasladada al cielo y entone el cán-tico de la eternidad.

Esta asistencia de Dios á su iglesia está probadasin interrupcion con los dones sobrenaturales y las gra-cias que brillan en una multitud de sus hijos , con lasprofecías y milagros que no han cesado jamás en estaiglesia , por fin-con esas virtudes que llegan , corno sedice , al mas alto grado de heroismo. No ignoramosque los incrédulos, los bíblicos y los racionalistas seburlan de estos dones y los desprecian ; pero qué ex-traño es cuando rechazan las profecías y milagros delantiguo y del nuevo testamento ? Estas burlas y estedesprecio no destruyen unos hechos incontestables y ju-rídicamente examinados y probados. La iglesia despuesdel mas severo examen ha inscrito en cada siglo unasveces dechados de virtudes heróicas , otras milagros yotros dones sobrenaturales en su catálogo de los beatosy santos. Lean los incrédulos esos hechos aprobados porla iglesia : leanlos con el espíritu enteramente despreo-cupado comparenlos con los documentos que tienen á

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la mano; y entonces si dejan á un lado sus sutilezas yraciocinios falsos , me atrevo á decir que estarán tanciertos de la verdad de estos hechos milagrosos, como dela providencia particular con que Dios mismo vela entodos tiempos por la iglesia que fundó.

La religion católica, objetan los incrédulos, debe suunidad y perpetuidad al sistema de autoridad en queestá fundada , pareciéndose en esto al judaísmo y al is-

lamismo. Si han perecido todas las sectas salidas delseno de la iglesia , es porque las personas instruidas lashan despreciado, y la potestad temporal las ha perse-guido. El protestantismo y el jansenismo han quedadoen pie: el primero porque le ha defendido la potestadcivil, y el segundo porque nació en un tiempo en queno se destruía ya á los herejes con . el hierro y el fue-go. Asi la conservacion de la religion cristiana debeatribuirse á una causa puramente natural, lo mismoque la destruccion de las diferentes sectas. Nada hacenaqui los milagros y dones que se llaman sobrenatura-les , ya porque no merecen creerse , ya porque excitanel fanatismo y son indignos de toda razon cultivada.

Tales son las objeciones que tenemos que comba-tir. Primeramente respondemos que el sistema deautoridad vigente en la iglesia es obra del mismoCristo, como lo demuestran las siguientes palabras quedijo á sus apóstoles : cc El que no escucha á la iglesia,sea como un pagano y un publicano para vosotros : el

que os escucha , me escucha; » y mil testimonios tanevidentes. Es pues absurdo atribuir la conservacion dela iglesia al sistema de autoridad en que se apoya, sinhacer caso de la fuente divina de este sistema y. de laproteccion con que le cubre la mano poderosa del Diosque te fundó. De otro modo las sectas antiguas que sal-vo uno ó dos artículos de fé que desecharon , conserva-ron Integro el sistema de autoridad establecido, como

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por ejemplo los arrianos, debieran haber vivido y con -servadose ; y sin embargo han muerto. Al contrario elprotestantismo debiera haber perecido inmediatamenteconforme al principio que se nos ,opone, porque desechatoda autoridad. Asi cae evidentemente esta primeraparte de la objecion de nuestros adversarios. _

Comparase la conservacion de, la religion cristianacon la del islamismo y judaismo ; mas nosotros nega-mos que , sea exacta la comparacion. En primer lugar elislamismo propagado por la fuerza sola - de las armas seha conservado tambien por la misma fuerza ; y lo pruebael que se acrecienta ó disminuye su prosperidad segun esmas ó meneis poderosa la fuerza exterior que le protege.Luego no le mantiene y conserva una fuerza interiorque le sea propia. Ademas no ha - tenido que sosteneresas guerras interiores á que estaba sujeta la iglesiacatólica como acabarnos de probar. ¿Cómo pues han decompararse si se va de buena fé ? En cuanto al judais-mo colocado por la providencia- en otro_órden, su con-servacion hasta que se cumplan los tiempos de las na-ciones , predicha por los profetas y los apóstoles, es untestimonio público y perpetuo tanto de la perfidia delos judíos, corno de la divinidad de la religion cristiana.

Las sectas salidas del seno mismo de la iglesia 1)ere-cieron (sin que lo lleven á mal los , incrédulos'), por-que no eran de Dios.- Los otros motivos alegados nosirven de nada , porque si hubiesen sido de Dios, hu-bieran resistido á todos los obstáculos y salido victorio-sas como la iglesia católica que ha tenido que sostenerguerras y persecuciones cruelísimas.

Pero se dice que el protestantismo ha 'persevera-do , y que su existencia contradice nuestras máxi-mas. Cómo 1 El protestantismo no es hoy mas que unnombre: su existencia es enteramente civil y no tienenada de sociedad religiosa. La política sola le mantiene

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todalia. Sí no ha perecido, es porque ha apelado á laproteccion interesada de las potes tades de la tierra:quítesele esa proteccion, y al instante perecerá y des-aparecerá corno otras tantas sectas que le precedieron.Ademas la naturaleza del protestantismo es entera-mente

z'ne crativa, y mas bien acusa la incredulidad que la

profesionde una doctrina positiva. Dura pues como unadesercion general ó apostasía hasta que los hombres searrepientan y vuelvan á la verdad de que se separaron.Por lo que toca al jansenismo, solo quedan hoy débilesreliquias , y se ve reducido á emplear secretos artificiospara derramar su ponzoña.

Asi pues la conservacion de la iglesia católica no separece en nada á la de estas dos sectas; y si aquellaiglesia existe, aunque debiera haber perecido mil vecessegun el órden cornun de las cosas y todas las previsio-nes humanas, es porque fue fundada sobre la piedrafirme é indestructible contra la cual no prevaleceránjamás las puertas del infierno.

Los incrédulos que niegan la luz enmedio del dia,y se desdeñan de examinar , aunque sea ligeramente,lo que combaten, ¿está bien que vengan á desechar laspruebas que sacamos nosotros de los milagros y de losdemas dones sobrenaturales con que tiene Dios á bienenriquecer á sus santos ? Hablamos nosotros de todoslos milagros indistintamente? No , únicamente nosapoyamos en los que ha admitido y reconocido jurídi-camente la santa sede apostólica. Ahora bien segun he-mos demostrado no puede nadie resistirse á creer estosmilagros asi atestiguados sin destruir los fundamentosde toda certeza moral , supuesto que los mas se hanconfirmado con el testimonio de hombres fidedignos. Yaunque nuestra creencia no se funde en esos milagros,es imposible negar que -sea un testimonio evidente dela asistencia de Dios á la iglesia, en cuya honra se han

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1 73 —obrado. Estos milagros afirman mas nuestra convicciony nos llenan de un. profundo r'egocijo, manifestándonosque estarnos en comuniorí de fé con aquellos varonespoderosos en obras y santidad á quienes se sirve Diosadornar con tales dones, mucho- mas cuando estos do-nes sobrenaturales solo pertenecen á nuestra iglesia yno pueden hallarse en ninguna secta.

Estos milagros, dicen nuestros adversarios , estosdones sobrenaturales son un manantial de fanatismo. --Por parte de, algunos particulares tal vez; pero en laIglesia misma y por su obra expresa es una calumnia.¿ De qué no abusan los hombres ? ¿Habrá , que desecharel pan , -el vino y los otros alimentos porque algunaspersonas los hayan usado inmoderadamente ¿ Habráque proscribir las monedas legítimas porque correnalgunas falsps en el comercio?

Insisten nuestros contrarios diciendo: Si la religioncristiana subsiste por una fuerza divina ; ¿ de quéprocede que se apoya en la_potestad de los príncipes?¿ por qué establece tantos •tribunales ? ¿ por qué celebraconcilios ? ¿ por qué busca auxilios y defensores en to-das partes?

¿Por que ? Porque la divina providencia no exclu-ye los medios humanos para alcanzar el fin que se pro-pone._ Dios nos prometió el pan nuestro de cada dia; sinembargo no debemos esperarle en una ociosa quietud,sino pedírsele todos los dias. En otra parte hemos res-pondido á la obiecion sacada-de la potestad de los prín-cipes y de los tribunales establecidos por la iglesia , yno volveremos á tocar esta materia, porque nos bastarepetir que todos estos medios, que han sido inútiles álas otras sectas para vivir y conservarse, no hubieranimpedido tampoco la muerte de, la iglesia católica siDios mismo no hubiera protegido su causa.

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CAPITULO ITIE

El testimonio de los mártires cristianosconsiderado en todas sus circunstanciasprueba invenciblemente que la mision de

Jesucristo es divina y sobrenatural.

Jesucristo no solo predijo la propagacion , incre-mento y conservacion perpetua de su reiigion , sinotambien las persecuciones presentes , futuras y conti-nuas á que estarian expuestos sus discípulos, la cons-tancia y fortaleza con que las sobrellevarían , y su vic-toria definitiva. Escuchémosle: « Sí el mundo os abor-rece, sabed que me ha aborrecido á mí antes que ávosotros. — Os echarán de las sinagogas , y se acercala hora en que cualquiera que os haga morir, crea seracepto á Dios. — Vosotros tendreis grandes tribulacio-nes en el mundo; pero confiad , yo he vencido al mun-do. — Vosotros sereis testigos por mí en `Jerusalem yen toda la Judea y Samaria y hasta los confines de latierra.— lié aqui que yo os envio como ovejas enme-dio de los lobos Estad prevenidos contra los hombres , porque os harán comparecer en sus juntas, y osazotarán en sus sinagogas , y . sereis conducidos ante losmagistrados y los reyes para darme testimonio anteellos y ante las naciones. Y cuando os hagan coMpare-cer, no os apureis por lo que habeis de hablar y decir:

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- 175-en aquella misma hora-os será inspirado . lo que habei1de decir; porque-no lablais vosotros, sino . el espíritu devuestro padre habla en vosotros..... No los: ternaispues.»

Hemos citado estas palabras, del Evangelio paraprobar por un lado que las persecuciones fueron predi-chas con ttdas sus circunstancias de auxilio divino, fir-meza y victoria en los que las sufrían , y por otro paraconfirmar el objeto mismo del Martirio, que no consisteen la afirmacion de opiniones ó sentencias que haya ennuestra alma , sino en el testimonio de hechos exterio-res y sensibles que uno ha visto con sus ojos, ú oído consus oidor. En efecto el hombre, quien quiera que sea,no puede testificar seguramente mas que hechos de es-ta clase. Y por aqui se demuestra , que solo la religioncristiana, mas aun , la iglesia católica sola ha podido 'ypuede tener mártires , porque solo esta iglesia , insti-tuida y fundada por Cristo, puede ser un testigo oculary auricular de él á causa de la sucesion no interrumpidade hombres fidedignos , que prueban con su testimoniolo chic el Salvador hizo y enseñó, y lo que nos transmi-tieron los apóstoles.

La fuerza de este argumento que nos proponemosdesentrañar aqui, no consiste enteramente en el marti-rio considerado por sí solo , es decir, en la sola pena de muerte sufrida por los testigos , sino en la causamisma del martirio y en las circunstancias que le ro-dean y favorecen , por decirlo asi. Estas circunstanciasprincipales son seis, y no se encuentran juntas mas queen la religion cristiana: L a la multitud de los mártiresy la variedad de sus condiciones : 2. a la crueldad de sussuplicios y su duracion : 3. a la fortaleza de espíritu , laconstancia , el valor y á veces hasta la alegria manifes-tada por los mártires L la ofrenda espontánea démuchos de ellos : 5.' la frecuencia y publicidad de los

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pp

is%a- 176milagros: 6.a por fin el efecto mismo del martirio.

La multitud de los mártires del cristianismo se ex-plica y prueba con las leyes asi directas como indirec-tas vigentes en el imperio romano, que permilian á losgobernadores de las provincias perseguir á los cristia-nos cuando querian sin mas regla que su capricho. En-tre estas leyes hay que contar !as de que habla Cice-ron , por las cuales estaba prohibido el ejercicio de to-da religion extraña en toda la extension del imperio: nilos Césares pudieron abolir estas leyes, como nos lo en-señan Orígenes y Tertuliano, porque se fundaban en lavoluntad general. Tales fueron tambien las que se pro-mulgaron contra los ateos y malhechores bajo cuyonombre se comprendian generalmente los cristianos.Tal era asimismo la ley que publicó Neron , y que nosda á conocer el historiador Suetonio , cuando recor-dando las acciones de aquel emperador dignas de elogioá su parecer, dice : « Los cristianos, casta de hombresdada á una supersticion nueva y dañina, fueron casti-gados con diversos suplicios.» Pues esta ley de Neronno fue abrogada jamás. Finalmente de-esta clase fueronlas leyes de los emperadores siguientes , que eran tan-tas y tan variadas que el jurisconsulto Domicio hizomateria de ellas para su libro séptimo bel oficio delproconsul , y Ulpiano forma de-las mismas un título delcódigo de, las leyes imperiales.

Pruebase tambien esta muchedumbre casi infinitade mártires con las apologías de Cuadrato Arístides,Justino, Tertuliano y A tenagoras, que no puede unoleer sin horrorizarse y compadecerse á vista de los hor-ribles suplicios con que eran atormentados los cristia-nos: prüebase con las palabras mismas de Serenio Gra-niano, de Tiberanio y de Plinio , que escribian á losemperadores: « No es justo castigar sin forma de jui-cio á los cristianos que no son reos de ningun crimen.»

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177 -:-Pruebase con las pesquisas irregulares, los clamores re-pentinos y los tumultos populares , que se vieron mu-chas veces obligados á sofocar los mismos emperadores;y con la necesidad en que 1e encontraron los cristianosde esconderse en cavernas , cuevas y otros lugares so.terraneos para escaparse de sus verdugos. Por últimolos escritores asi sagrados corno profanos atestiguanunánimemente esta verdad_, y no hay otra mejor com-probáda en la historia antigua. Asi escribe Tácito quefue martirizada una multitud infirkita bajo el imperio deNeron. Brucio, citado por Eusebio , refiere que muchoscristianos perecieron entre los horrores del martirio entiempo de Domiciarío, y Xifilino , continuador, ó masbien compendiador de Dion , confirma este testimoniode Brucio. Asi Plinio , despues de haber condenado ámuerte algunos cristianos, asustado de la multitud delos que quedan, y no sabiendo qué hacer, consulta porescrito al emperador Trajano. Asi sin hablar de otrosemperadores atestigua Eusebio en diferentes parajes desus escritos que la multitud de los que' padecieron elmartirio en tiempo de Diocleciano fue inmensa; y ¿pue-de nadie admirarse cuando la persecticion decretada portres monstruos de inaudita ferocidad se extendía, comodice Lactando, á toda la tierra de Oriente á Occidentesi se exceptuan las.Galias?»

Los suplicios con que se atormentaba á los márti-res, eran exquisitos, quiero decir , los mas crueles quepueda el hombre inventar. Neron mandó untar de pez yresma á los cristianos, y que les pegasen fuego para quesirvieran de hachones por la noche en las calles de Roma.Los gobernadores de las provincias emplearon sucesi-vamente toros de bronce hecho ascua, planchas dehierro , peines de acero , sarmientos encendidos , po-tros , tenazas, ruedas de diversas clases , plomo derre-tido , parrillas puestas en la lumbre etc. Cada uno de

T. 19. 1 2

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178.

`estos gobernadores podia encruelecersé y atorknéntat'a su antojo sin contravenir á ninguna ley; y aquel 'quesobrepujaba en crueldad , tenia también mas favor (ion

el jefe 'del imperio. Al paso que los edictos generas

dados contra tos cristianos no ponian ningun limité te_gal á las crueldades de tos magistrados encargados de

rumplimentartos , prometian honores, dignidades, em-pleos públicos y el favor omnipotente de los empera-dores 'á los que se dejasen vencer' n los tormentos yrenegasen de su fé.

Y sin embargo innumerables cristianos de todacondicion , edad y sexo, señores y esclavos, enfermosdebilitados y achacosos , mujeres flacas, niños tími-dos, doncellas temerosas, á quienes era dado optar entréuna vida pacífica y una muerte cruel, eseogian , no esbastante decir la muerte, sino los mas horrorosos supli-cios, tos tormentos mas prolongados, y con tal denuedoy con una alegría tan grande, gire á veces no podía im-pedir que ellos mismos se ofreciesen á morir. « Cordal'á porfia á aquellos combates gloriosos , escribe Sulpi-cio buscaban los honores de un martirio sangrientocon mas ansia que algunos ambiciosos perversos denuestros dias tienen pára disputarse las dignidades daepiscopado.» Y Lactando añade « Mientras que losfacinerosos hechos á la fatiga y á los dolores no pue-den soortar estos tormentos. , y vencidos por los pade-cimientos dan gritos lastimeros ; unos niños , unas mujeres débiles triunfan en silencio de sus verdugos > y niaun el fuego les arranca una sola queja.»

Muchas veces acompañaban al martirio de los cristianos milagros patentes y públicos, como amansarselas Ceras, brillar' de pronto luces en los horrendos ca-labozos , brotar fuentes del suelo etc. La relacion deestos milagros que dejaban pasmados á los mismos pa-ganos, se lee en las actas auténticas de los mártires en

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179 a--

Eusebio , Lactando y otros autores , cuya veracidad haSido siempre indisputable.

El fruto-de estos mártires . fue el acrecentamientoadmirable de la religion cristiana , como lo prueban es-tas palabras dé Tertuliano á los magistrados persegui-dores : «Atormentadnos , castigadnos , condenadnos,destruidnos: cuanto mas nos diezrnais, mas crece nues-tro número , y vuestras crueldades inauditas no sir-l'en sino de dar un atractivo mas poderoso á nuestrareligion.» Asi lo atestiguan Arnobio , Lactando y Teo-doreto, que usa esta bella y feliz comparacion: «Del'mismo modo que cuando unos leñadores armados delhacha talan un bosque, salen de las raíces metidas enta tierra retoños en mayor número que los árboles cor-tados ; asi ¿untos mas mártires calan bajo la segur de

%erdugos , mas véian aumentarse los prosélitos dela religion evangélica. Bien lo llegó d entender el após-tata Juliano , porque como escribe su panegirista Liba-nio , evitó lb que no podia aprobar, soló porque la -per-secución y los suplicios aumentaban la prosperidad dela religion cristiana.

Despues de esta descripcion, aunque rápida y con-cisa , nos creemos con derecho para concluir en estostérminos : Unos hechos atestiguados por muchos y fi-.dedignos testigos, que afirman haberlos visto con sus pro-pios ojos ú oido inmediatamente de los que los vieron,que se obligan por juramento á decir la verdad , que

-por no hacer traicion á esta sufren la pérdida de suhacienda , el destierro y todo género de males ; unoshechos de esta clase , repito , se miran en todas las le-gislaciones no solamente como indudables, sino comociertos en el mas alto grado de certeza es asi que nociento ni doscientos , sino millares", casi infinitos cris-tianos han ,atestiguado en todas las partes del orbe loshechos en que se funda, desde el principio de la reli-

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180gion .y despues sin ninguna interrupcion , y han man-tenido la fé del juramento con que los atestiguaban , ácosta de sus haciendas -y de sus vidas enmedio de los su-plicios mas prolongados y crueles que puedan inven-tar jamás los tiranos mas feroces ; luego el testimoniode los mártires cristianos en favor de la religion cristia-na es tal , que excede al mismo tiempo los límites detoda prueba jurídica y los de la naturaleza y lasleyes.

Aun -hay mas :-si se considera la flaqueza naturalal hombre , se conocerá la imposibilidad , moral á lomenos, de atribuir á una causa puramente humana tan'grande valor, tal mansedumbre de ánimo y tal alegríaenmedio de los 'tormentos Inas horribles , mucho mascuando los sufrieron personas de toda edad, sexo y con-dicion Tor una larga serie de. siglos, y se echará de verasimismo cuán imposible es que no se hubiesen aparta-do los otros 'hombres de abrazar una religion que losexpónia cierto de á la muerte mas dolorosa, si no loshubiera excitado la accion secreta y natural de un po-der divino. Si á estas presunciones tan fuertes que ape-nas puede uno eludirlas, se agregan los milagros pú-blicos y mejor comprobados que es posible, obrados conocasion de estos mártires , cesará toda perplejidad, yhabrá que atribuir forzosamente á una intervencion di-vina, un valor y una firmeza que sin eso serian de todopunto inexplicables.

El martirio de los cristianos, responden los incrédu-los , no prueba absolutamente nada, si se puede y aun"se debe sentar que tiene por causa la estupidez y el fa-natismo, el amor de una celebridad vana ó la esperanzainsensata de un bien futuro. En efecto ¿no se , sabeque los negros , los japones y otros bárbaros se precipi-tan desde lo alto de las rocas y se tienden en el suelopara que pasen por cima las ruedas de los pesados car-

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ros que llevan sus ídolos? ¿Na se sabe que las viudas do-los indios se queman con los cadáveres de sus maridos,„ya para reunirse con ellos en, la otra vida, ya para evi-tar la infamia? Ademas si la causa y. no la pena es la,que hace al mártir , como aseguran los teólogos , en,cuanto- se dice que , la religiou cristiana es verdaderaporque ha tenida mártires , se supone solamente, lo que-se disputa y una suposicion,no prueba nada.

Respoudo á esto que no puede atribuirse á estupi-dez el martirio de los cristianos, porque está probado.que muchos de los que dieron voluntariamente su,vidapor Cristo, eran hombres igualmente versados en, las,ciencias y las letras. En efecto la, instrucciow y la cul-tura eran generales en el imperio.romairo en la épocasen que se encendieron las persecuciones. Ademas no:hay nadie tan, ignorante y estúpido, que cuando, se leda á escoger entre los placeres y los suplicios, entre la,.libertad y las cadenas,,entre la v ida. y. la muerte , no se-pa tomar la determinacion conforme á las inclinaciones_dé la naturaleza ; fuera de que las actas de los santos,mártires demuestran' que derramaron su sangre, porunas causas que conocian perfectamente , y de cuya.verdad estaban íntimamente persuadidos.

La segunda nota que se pone á los mártires es la de-,fanatismo; pero no es mas admisible que la de estupi-dez. En efecto.el que está agitado de la exaltacion delefanatismo corre al peligro, con una ciega impetuosidad;pero la paz y tranquilidad de ánimo que manifestabannuestros mártires en los mas crueles suplicios , sus res-puestas en que rebosaba una sabiduría divina , las sú.plicas que hacian por sus perseguidores en el mismoacto del martirio, la ardiente caridad con que abraza-ban á sus enemigos mismos , los legados de sus propiosbienes que solian dejar á los verdugos que despedaza-ban sus cuerpos , todo esto á la verdad no da sospechas

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11,9

de que fuesen víctimas de un furor ciego é impetuoso.Fuera de eso cuando el 'fanatismo se apgdera de loshombres, ni es - general , ni durable; y sin embargo; enel caso en cuestion debió, arrastrar á las personastruidas é. ignorantes , 4 los nobles y á los plebeyos, A 1,11los ancianos y á los jóvenes y hasta las doncellas, y esto,po,r espacio de tres siglos consecutivos. '¿A. quién po-drán persuadírselo los incrádulo,s ?

El tercer cargo, se funda en un, vano, deseo de glo,-ria de que pudieran haberse dejado arrebatar los már-tires cristianos, pero estos sabían que la reli

ogipp pos

que morían pro,scribe, todo deseo, de esta clase, y que en,. el mero hecho de cederá este motivo prohibido perja- o

rian todo, el fruto. de su sacribficio. Muchos perecieron.de hambre en las cavernas y bosques: muchos ffuerondevorados por las fieras ignorados del mundo entero, ySolo conocidos de Nos. Eran notados públicamente de in-famia, eran, asesinados q uemados muchos juntarne.nte enla completa seguridad die que ni el nombre siquiera de,uno de ellos l:legaria jamás á la posteridad. Por Altimo,temian mas que la espada y la hoguera ese vano, deseo,de gloria , que no, se avergüenzan nuestros adversarios,de imputarles,.

El cuarto cargo fundado. en la esperanza de una ga-nancia terrena ( no, Importa cuM sea ) es mas absurdo,todavía. ¿ Qué bienes terrenos puede uno, esperar cuan-do la muerte más cruel va á. separarle de todos ellos?Di cuanto á la expectativa de bienes futuros ¿quién,puede decir que fuese vana? Ciertamente que si los,mártires cristianos no hubiesen estado íntimamentecoiivencidos de la divinidad de su , fé, no, !a hubieran,firmado jamás con su sangre, porque no Ignoraban es-tas palabras del Apóstol : « Si Cristo. 11Q ha resucitado.,

vuestra fé es varia y nuestra predicacion inútil: si los.

muertos no resucitan 'nosotros somos los hp,rnbri es nkas,

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1483,—

dpsgraciados. Comamos y bebamos hoy, que, mañana,moriremos.»

Se compara á. los mártires'cristianos con las vícti,mas voluntarias de las supersticiones mas insensatas,¿,,Qué semejanza hay e/4re unos hombres que se qui-tan. ellos. mismosla vida en el, acceso,de un furor ciego,_y, los que padecen la muerte por mano de otro para,testiauar la verdad de su religion?, Ademas los már-

tires cristianolno, mueren por una opinion , sino,,por latestiricacion de. un hecho, cuyos espectadores fueron, ó,que. supieron de boca de los_ mismos que le presencia-ron. Las,víctimas de la supersticion son unos insensa-tos los máltires , corno lo indic4sAl 11(91-krl, sok' unos.testigos sinceros y, verdaderos.

¿Caemos nosotros, en upa peticion„de principio,. COIVIG,

dicen los incrédulos, cuando subiendo del efecto á la.causa fundarnos la divinidad, y verdad de la religion,cristiana,, en la, que-, y por la que murieron los már-tires , en 1-a, nniltitud, de estos, en su valor y en todas,las circunstancias. de su generoso. sacrificio .?R ¿Es.contraMs reglas de una sana dialéctica ya bajar de la causaefecto , ya subir de t: efecto á la causa ? Por otra parte.ademas de la prueba que.nos suministra el martirio deslos cristianos considerado en todas sus,circunstancias, se.onfirmau invenciblemente la verdad y divinidad de la,

religion can pruebas asi interiores como exteriores , sa-cadas de los milagros, de las profecías, de la santidad dela doctrina de Jesucristo y de otras que hemos -expuesto en los capítulos anteriores. Por fin se confirmamas y mas esta verdad con motivos de la mayor fuerza,como la propagacion , conservacion etc. de la religion,que no, son mas qUe el cumplimiento, de las mismasprofecías de Cristo. Sin razon pues. se nos objeta quesuponemos lo que se está disputando.

bisisten, nuestros adversarios diciendo: todas las re-

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ligiones , la egipcia, la pagana , la mahometana , tienensus mártires , y en el seno mismo de la religion cris-tiana tienen los suyos los montanistas , donatistas, ana-baptistas y protestantes. De ahí vienen los martiro-logios de los anabaptistas que menciona Bayle, el de losanglicanos, publicado por Fox, y el . de los protestantesque ha compuesto Geddesio entre otros. Ademas desdeel primer siglo de la iglesia se ha disputado sobre lafuerza del argumento que en favor de la religion sesaca de los mártires con que esta se envanece. Y estodebía suceder , porque cuanto mas inflamados estan losánimos, mas ardiente es el deseo de acrecentar unasecta nueva , y mas densas las tinieblas que cubren loshechos concernientes á ella. Asi es que aparecen en losprimeros siglos de la iglesia muchos pastores tan nota-bles por su elocuencia corno por su fanatismo, que sinduda no dejaban de inflamar por todos medios la ima-ginacion de las personas sencillas é ignorantes. Por lodemos este primer ardor del martirio se calmó tantocon el tiempo., que la religion cristiana no puede yadarnos el martirio como una prueba de su verdad y di-vinidad.

Se nos objeta que todas las religiones han tenidosus mártires, y lo concedemos gustosos con tal quenuestros adversarios quieran confesar que estas vícti-mas de la supersticion no tienen ninguno de los carac-téres que distinguen al mcírtir cristiano. En efecto sonpocos esos supuestos mártires que nos oponen los incré-dulos: las mas veces no estar unidos entre si por nin'-guita comunion de fé ó de religion semejante : comba-tieron por su propio pensamiento, por su opinion, masbien que por la religion , ó á lo menos no fue por ates-tiguar la verdad de ciertos hechos sino per defenderopiniones especulativas ó contemplativas á (in de fundarsus propias ideas eu, el ánimo de los denlas. La innor

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t8,5parte perecieron por un justo castigo en razon de- losenormes crímenes que habían cometido, sin .que', bivio-,ran libertad para evitarle. De este número fueron en-tre los herejes los donatistas, los anabaptistas y los pro-testantes en tiempo de Carlos V, en Francia y en otrospaises , y entre los incrédulos Cesar Vanini por ejem

-plo , condenado á muerte por los delitos con que se ha-bla manchado, en una vida licenciosa y corrompida. ¿ Dequé serviria multiplicar estos ejemplos ? Tales son mas

menos los héroes cuyos nombres han escrito los incrédulos en sus fastos. Guardenlos para sí ; que nosotrosno se los envidiamos. Esos martirologios .de la anibicion,la demencia y el crimen no. rebajarán nada la gloriapura y enteramente divina del martirologio verdaderode la iglesia católica.

Tambien se nos objetan las discusiones promovidasen la iglesia primitiva sobre el mérito del martirio.Estas discusiones recalan todas sobre esta d•stincion,si debe juzgarse del martirio por la pena que sufre eltestigo , ó por la causa en cuya defensa se presenta á lamuerte. Esta objeciou de los incrédulos únicamente esadmisible en este sentido que no prueba nada para sutesis; porque al contrario es cosa sentada que el verda-dero martirio se ha considerado siempre, asi en aquellostiempos como en los nuestros, por uno de los argumen-tos mas fuertes de la divinidad de la religion cristiana:testificanlo los primeros padt'es de la iglesia , Clemen-te de Roma, Justino , !remo, Cipria no , Gerónimo,Lactando y otros mil. Basta recordar estas palabras deS. Gerónimo: s Cuando se ve á los mártires de pie de-lante de sus verdugos sufrir los tormentos mas horro-rosos con una firmeza tan invencible , al punto os ocur-r e la idea secreta de que si el Evangelio no fuera ver-dadero , no se hubieran hallado jamás hombres que ledefendieran á costa de su sangre. »

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Los incrédulos no, se. cansan: de oponernos ese furorrepentino, que. se apodera á, veces de los hombres y loscipp , esas opiniones extravagantes qie ocupan súbita,-mente. lp, ima rl inaci9n de. muchos de_ ellos.; pero, que sedesvanecen yde$aparecen casi con tanta rapidez como,nacipron. ¿3e_ alfa el cristianismo, eR este. caso? iiEs_exacta la. comparaciOn ?,7 Evangelio, traido almundo; tinieblas, y opiniones extravagantes ?', Trescientos.,aros de. persecucioves ppdierop cansar aun un,solo diga. lA constancia de. muestres.: máftires,, y en todo,el universo, las, víctimas vencieron á los verdngos. Encuanto ái esol hombres,.pederosof, por su elocuencia, que.

41 decir de los calumniadores in,,spiraron el fina- 11)!filmo lo$ simples, é. ignorantes,, les cliEemos:-¿.con que.fobia hombres elocuentes; entre los primitivos cristia-

nos, y poco, hui se. negaba ? Si sola, la, plebe mas,,abyfIcta., olabia abrazadp,41p . f , ¿cómo es . eso?-. ¿;.(10.responder estas, co.ntradjcciopes? Por un lado. que la,

se minti& á si,:mi&ma por Oro, que. njngurna 'elocuencia humana es bastante poderosa ppra deter-rffinar á, las personas, de toda edad, sexo. y concljelon á.sufrir la pérdida de,sus bienes, el destierro . ,.101. s.upWcios y.: la muerte. por. una. larga serie de años._

El ardor del: martirio, cesó, cop , las, persecuciones;pero, , siempre que, se. encendjerop, estas 4e nuevo, vol-vieron á. aparecer la multit4 de mártires. En las,nece-sidades de la iglesia manca` ha faltado. el testimoniosangriento. de los_ mártires.. En, apoyo, de, esta asercion¿habrá. que. recordar las.. ilustres víctimas de-la tiraníasupersticiosa de. los emperadores, ó de los diferentes re-

' lrrianos. iconoclastas_etc.T Pero ¿por qné'.hemos deyes • 1,

hablar solamente de los tiempos antiguos? Asi como, losmártires. no. han faltado, nunca á. la iglesia, del mismomodo esta no ha carecido, jamás de perseguidores.. Enlos tiempos modernos. los mártires del Jppon por su nú-

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mero, y cwu y por la atrocidad, de los tormento&son los émulos y los retratos enterameyte parecidos de.sus ilustres Antecesores en esta carrera sangrienta : en..Anglaterra é Irlanda millares de hombres, escogidos est-pecialmenke_on los órdenes del, clero, y d,e nobleza, hansufrido, casi hasta nuestros Bias .vejaciones de toda clase,por la fé católica: en, Francia á fines del siglo último„segun lo, hemos notado, ya,, can número , infinito, de cató.-líos , entre los cuales se co,ntaban religiosos, monjas:,.sacerdotes y obispos, ostentaron un valor y firmeza he-róicos en defensa de la misma causa. Por manera que.siempre que los enemigos, de la iglesia la han combati-do., los la vencildo, ella, y celebrado, nuevos triunfos, yDada vez que, la acometan, ser ,n vencidos.

Pero los máftires, cristianos, dicen nuestros adver-sarios, no, murieran por su religiop,, y si, sulrieron,suplicios públicos fue por los diversos crímenes que se.hes imput9,19,n como, incendio,, ateismo t. supersticionmaléfica : por ejemplo bajo , el reinado, del emperadorAdriano, fueron perseguidos y castigados con ocasionla secta de los carpocrapianos , CQMQ incestuosos, antro,-p4fagos é. infanticidas: por último, las, leyes imperia-les los, proscribian como, perturbadores (10 , <,,r(Ipn pú-blico.

Si, les; diremos, ha sucedido, alg.unas veces que nuca-tros mártires han perecido bajo pretextos aparentes yespeciosos ; pero, no por eso, dejaba de ser la causa de susuplicio, su fé en Jesucristo. Si se. quiere una prueba,leanse los testimonios siguientes. Justino habla á losemperadores en estos términos: « Nosotros pedimosque todo hombre convicto de un crimen sea castigado.como malvado, y no corno cristiano.» Tertuliano por suparte dice: « Ningun cristiano comparece aqui sino,como cristiano. » Asi se expresan las actas de los márti-res y tolla& lo apologías. Ademas todos saben que bajo

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los nombres de ateismo y supersticion maléfica designa-lyin la religion cristiana los paganos obcecados con suspreocupaciones. El mismo Tácito cuenta que el inc-elidiode Roma puesto por Neron sirvió'a este de pretextopara perseguir á los cristianos. Las acusaciones de in-cesto , antropofagia é infanticidio eran puras calumnias;y si dieron márgen á ellas los errores de los carpocra-cianos ú otras sectas, no tardaron en desaparecer ávista de las doctrinas y ejemplos de la iglesia cat4lica,_que los paganos mismos, segun refiere Eusebio, mira-ban como superior á todas las lemas ,. y siempre la dis-tinguieron de las sectas y cismas que desgarraban elseno de aquella. Otra prueba de que tos cristianos noeran perseguidos y condenados sino por lea profesion desu fé, es que si cimsentian en t bjurarla , eran absuel-tos y declarados inocentes de todos los crímenes de quese los. acosaba. Finalmente por qué eran mi`radoscomo perturbadores -públicos sino porque respondiansus verdugos: Nosotros debemos obedecer á Dios masbien que á los hombres ? Añado que si los cristianos su-frieron suplicios por supuestos críMenes, no corrieroná la muerte, como dicen los deistas, , por la esperanza deganancia tempbral , ni por amor de la vanagloria , nipor la ambicion de acrecentar su secta , ni por fanatis.mo, porque aquella muerte adefflas de cruel iba acom-pañada de oprobio é infamia. ¿ Cuál pues era , cual po-día ser el movil que los determinaba á derramar susangre? Sin duda el amor solo d'e la verdad; pero, de laverdad una , divina y eterna.,

Pero muchos, se nos dice, renegaron de su fé enY

todos tiempos.Y bien , respondemos nosotros, la apostasía de unos

pok .os ¿, prueba la debilidad de los argumentos en queestriba la verdad de la religion que aquellos tuvieron ladesgracia de abandonar ? ¿Quién so atreveria á soste-

ll

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verlo? Solo prueba unas veces la flaqueza de los apósta-tas , otras su amor á las riquezas, los honores y los de-leites; y no pasa dé Ademo, en estos combates san-grientos en que se ponen en ejercicio todas .las pasioneshumanas, la cobardía de los vencidos hace aparecermas grande la constancia de los vencedores, y demues-tra casi por sí sola que esta constancia era divina. Enefecto propio es del hombre ser vencido por los tormen-tos ; mas es propio del cristiano el vencerlos. Fuera deesto dos circunstancias prueban incontestablemente quelos vencidos lo eran por cobardía contra su persuasion yel grito interior de su conciencia.. La primera es quemuchos de ellos, despees de recobrar nuevas fuerzas,aparecieron otra vez voluntariamente en la liza san-grienta ; de manera que vencidos en el primer combatetriunfaron en el segundo. La otra circunstancia es quelos lapsos, en cuanto se restituia la paz á la iglesia, sepresentaban en tropa á los obispos, acosándolos casi ysuplicándolos .que concedieran el perdon de su crimená sus lágrimas y gemidos ; y á fin de alcanzar un per-don deseado con tanto anhelo se sujetaban á las pruebasmas duras de una penitencia públida y contínua.

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E _LAS PROÚOSÍCÍOÑES PRECEDENTES

tONCLÚSION.

imorta para itérmihat re`subir todos tos puntós de`esta discusión contra los incrédulos, á fin de manifestarpor un lado la fuerza y enlacie de los argumentos 'énque estriba nuestra doctrina; as i eomo las consecuenciat'que tenemos derecho á 'sadar le cita , y por 'otro e'vi-denciar`con el cotejo de nuestros argumentos y los su-yos toda la futilidad de los que emplean contra 14teligion.

En nue'stro primer 'capítulo hemos 'sentado que aráposible una revelacion divina y sobrenatural , porqueno repugnaba en nada ya relativamente á Dios que re-vela , ya relativamente al hombre que recibe la revela-don , ya relativamente á las cosas reveladas. Sentada 'es-ta- posibilidad hemos demostrado despees en otro capí-tulo que existían señales de una certeza absoluta paradistinguir asta revelacion divina y sobrenatural de cual-quier otra •revelacion fraudulentamente inventada porlos hombres. Hemos dividido estas señales en interioresy exteriores, apoyándonos juntamente en la naturalezamisma de esta revelacion y en 'el consentimiento geneje,,,ral de todos los pueblos. Hemos dicho que las señales'exteriores de su verdad y divinidad son los milagros yprofecías justificados por los acontecimientos: « la señalinterior es la santidad de la doctrina que enseña, porque

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esta doctrina abinta al mismo lidinph ta 'gtória de biós1

y lel bien del liOmbre. Considerando sdesSeS esta reve-

llacion en aquella parte solarn'ente de •skis doctrinas /qu'e

no supera de n n modo- absoluto las fuerzas de la inteli-gencia humana, es decir 'én la qué abraza 'los deberesdel hombre para Con Dios, 'Córisigo O rismo y pararon la sociedad; hemos probado en, el tercer capítuloque esta revelacion era neo sülaráente 'sino hasta déabsoluta necesidad moral y 'héniós arbyactO esta demos-tracion con tres hechos a'téstiguados incontestablementepor todos lOs monumentos histéricos. El primero es queno ha existido jamás ni_ existe nación alguna, que pri,alada de esta revelacion' divina y sobrenatural hayaprestado un culto digno á DiOS, y .no haya caldo mastá Menos torpemente en "errores -gróserós contra _losprincipios ,de la sana moral. El segundo hecho es quelos filósofos y sabios de todos los' siglos que adoleciande tres faltas inherentes á - -stdottrina. y personas, nohan podido,sni pueden , ni podrán jamás sin esta revé-ladón apartará los hombres de sus 'errores mas grose-ros y perniciosos , colocarlos en el camino del deber,: y,mantenerlos en él. Por último el tercero es que la ra-zon humana deSpolada de todo auxilio extraño no pue-de presentar motivos suficientes al hombre para conte-nerle en el deber y sacarle del vicio-, 'aun con respectóá las cosas que le es dado conocer por las luces natura-/es de la raz'oft.

Sentados estos principios hemos indagado si hallán-dose los hombres en una necesidad tan grande, loshabia abandonado enteramente á si Mismos la bondaddivina, b si habia acudido en. su ayuda por medio deuna revelacion; é inmediatamente hemos demostrado

• que Dios no habia faltado á los hombres, sino queenviándoles su Cristo los habia llamado por este á laverdadera religion y á la sana moral. De ahí prosiguie

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192 —do nuestra demostracion hemos puesto fuera de todaduda la divinidad de la mision de Cristo, primeramentecon argumentos exteriores, á saber, las profecías y mi_lagros cumplidos por Jesus , en especial su gloriosa re-surreccion de entre los muertos , que es justamente elmayor de los milagros y de las profecías y como la con-firmacion y sello de todos los dunas. Tales son los ar-gumentos exteriores que hemos empleado : en cuanto álos interiores los hemos sacado de la santidad de la.doc-trina evangélica, que procura la gloria de Dios en elmas alto grado , y cuyo sistema entero es tan adecuadoá la naturaleza del hombre, que no deja nada quedesear tocante á la utilidad que le trae , ya con res-pecto á la doctrina, ya con respecto á los motivos , yaen fin con respecto á la sancion; de suerte que es com-pletamente imposible añadir nada á él.. A estos argu-mentos principales hemos agregado otros subsidiarios,si se puede hablar asi, como la admirable propagacionde la religion cristiana , su conservacion no menos ad..,mirable y el testimonio de los mártires, el cual consi-derado en todas sus circunstancias no puede atribuirsemas que á una causó sobrenatural y divina ; y hemosañadido que todas estas pruebas juntas tienen una fuer-za tan grande, que no puede resistir á ellas ningunhombre sincero y de buena fé, mucho mas cuando en-cerrando en sí mismos estos tres últimos argumentos

(la propagacion y conservacion de la religion y la cons-tancia de los mártires) el cumplimiento de las profecíasde Jesucristo , pueden fácilmente enlazarse con los ar-gumentos principales.

Mas una vez que Jesucristo es el fin de la ley ; unavez que se refieren * á él la ley, de Moises y losprofetas por los cuales probó la divinidad de su rni-sion contra los judios; ademas una vez que la ver-

dad es necesariamente una , y solo el error puede

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.193 -oponerse á ella ; tenernos derecho para concluir :

1.° Qué la rnision de Moises y de los profetas de laantigua ley es una mision igualmente divina , y que ladoctrina que propusieron á los hombres, lá propusie-ron verdáderarnente en nombre de Dios.

2.° Si Jesucristo fue el fin de la -ley , y si-la ley ylos profetas tuvieron su cumplimiento, en él; la ley deMoises que no era mas que una especie de preparador'á Cristo, está abrogada hace mucho tiempo; luego losjudíos se lisonjean con una falsa esperanza cuando es-peran al Mesías que vino ya; y resulta tambien, que lacondicion actual de los judios es una prueba incontestablede su propia perfidia_, del cumplimiento de los antiguosoráculos de los profetas y -de la, divinidad de la religioncristiana.

3.° _ Luego los paganos , los mahometanos , los deis-tas , los incrédulos y todos los que esta' Cuera déla re-ligion de Cristo, se hallan por - este solo hecho fuera,del camino de la verdad.

Supuasto que las pruebas deducidas de la pro-pagacion de la religion cristiana ,- de_su conservador) yde sus mártires no se hallan mas que en la iglesia cató-lica , y todos estos acontecimientos maravillosos fueronpredichos por Jesucristo; es igualmente justo confesarque los herejes no pueden valerse de estas pruebas con-tra los incrédulos sin perjudicar á su propia causa: espreciso confesar que sola la iglesia católica constituye elcristianismo entero, y que las sectas separadas de ellano presentan mas que fragmentos„ reliquias, peda-zos: que no pueden prevalerse de los caracteres divinosimpresos por Cristo en la religion que fundó; y por úl-timo que las prúebas y argumentos que hacen á unocristiano, deben en el acto hacerle católico.

Analizados los argumentos con que combatenincrédulos y racionalibtas la revelacion divina y sobre-

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194 —natural , si 'se quita la mentira hábilmente dispuesta,las chanzas , las calumnias y todo el vano aparato deerudieion falsa con que las rebozan , se reducen á estos:El hombre se basta á sí mismo como se bastan [os otrosanimales. — Toda revelacion está sujeta 4 una multitudde errores ó engaños. — Hay revelaciones falsas; luegotodas las revelaciones son falsas. — Muchos milagros yprofecías son falsos; luego' todos lo son. — Muchos hom-bres han abusado de la religion; luego toda religion de-be desecharse. — El paganismo, el islamismo y el pro-testantismo se han propagado rápidamente, y conser-vadose por causas naturales; luego estas han producido elmismo efecto en favor del cristianismo. — Muchos hom-bres de todas las sectas se ofrecieron á morir por fana-tismo; luego los mártires cristianos no eran mas queunos fanáticos. — En la religion cristiana se han come-tido y se cometen todavía grandes abusos y crímenes;luego la religion cristiana entera no es mas que unagran seduccion y nna gran mentira.

Y ¿quién no ve que semejantes argumentos no solono debilitan las pruebas de verdad y divinidad en quese apoya la religion, sino que ni aun las tocan superfi-cialmente? Porque al firl si la religion cristiana entera noes mas que un hecho, y lo hemos demostrado; es evi-dente que sus adversarios no pueden destruir este he-cho sin derribar antes todos los monumentos que testifi-can su existencia; mas estos monumentos tienen tanalto grado de certeza , que su ruina , si fuera posible,acarrearia la ruina de la certeza misma.

Hay mas:: los hechos de la , religion cristiana estanunidos entre sí con un vinculo tan sólido, que admitien-do la verdad y divinidad 'de aquella se 'explican fácil-mente todos , y al contrario negándola 'vienen á serinexplicables , corno lo seria un efecto sin causa.

Pero como la duda y ' la incredulidad estan en con-

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195tradiccion con la naturaleza misma del hombre; es pre-ciso que los que profesan la duda y la incredulidad, sehagan perpetua violencia á sí mismos, sin que su áni-mo inquieto pueda hallar jamás la tranquilidad. Los in-crédulos sin duda pueden forjarse ilusiones por alguntienvo, en especial cuando sus pasiones estan en todosu vigor; pero al cabo la razon- ha de recobrar sus fue-ros. Por eso muchos de ellos, cuando- su espíritu estálibre de[yugo de -esas pasiones tumultuosas, pesandocon calma las 'pruebas de nuestra religion, vuelven áprofesar mejores sentimientos; y de los mas puede de- •cirse que llegados-á su última hora y encontrándose defrente con la muerte , se echan en los brazos de la reli-gion que despreciaron y ultrajaron en vida. Solo unospocos son tan empedernidos que perseveran en la jure--dulidad hasta el último aliento; y estos sonó los me-nos instruidos, ó los mas corrompidos, que no habiendoreflexionado nunca ó casi nunca en el fin último paraque fueron criados, por no ser turbados en la falsa pazde que parece disfrutan, huyen de toda religion con elmismo cuidado que de un reptil ponzoñoso.

Sin embargo avenganse esos desventurados á examinar los fundamentos de la religion cristiana: compa-ren sus pruebas con los argumentos que le oponen:den de mano á todas sus preocupaciones, como convie.ne sin duda en materia tan grave. y pidan á Dios lasluces que han menester con fervorosas súplicas, con.un espíritu humilde y sincero; y volverán ciertamenteá aquella religion divina que por su desgracia aban.donaron.

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SEGUNDA PARTE.

CONTRA LOS HEREJES.

Bajo el nombre de herejes se comprenden todas lasRetas (cualquiera que sea por otra parte su comunioné denorninacion particular), que ya en tiempos anti-guos, ya en nuestros Bias se separaron y separan de ladoctrina de la iglesia católica - en muchos á en algunosartículos de fé. Seria sumamente prolijo y apenas po-sible marcar uno por uno los innumerables errores detodas y cada una de dichas sectas en particular. Por lotanto b discusion que nos proponemos entablar , debeasentar por basa un principio general de donde "todo -dimana, digámoslo asi, por sí mismo y sin ninguna difi-cultad. Mas despues de haber probado incontestablementela existencia positiva de la revelacion divina contra losincrédulos, ¿ qué nos -queda que hacer? Examinar siDios, en el mismo instante que descubria maravillosa-mente su doctrina y su voluntad á los hombres, aban-donó esta revelacion al juicio individual de cada uno deellos, ó por el contrario si la cometió y encomendó éuna sociedad pública , infalible y perpetua establecidapor él , para que la conservase'é interpretase. Admitidaesta - última hipótesis falta-aun indagar cuál de las so-ciedades religiosas es la que presenta al mundo los títu-

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j97-los legítimos , de donde debe inferirse que le correspon-

de aquella autoridád divina. En la ex poslcion naturalde estas dos

"inda riaciones se tocan , ilustran y por Use

destruyen todas las objeciones , supuesto que reconoci-dos por verdaderos estos dos puntos principales no que-da ya otro recurso que someterse y obedecer la autori-dad infalible establecida por el mismo Jesucristo. Pon-dremos pues el mayor cuidado en explanar este argu-mento de una manera clara y sólida , y para conseguirmejor nuestro objeto abrazaremos toda la discusion enuna serie progresiva de proposiciones que se enlazan yapoyan mutuamente.

PROPOSICION PRIMERA.

Las razones mas poderosas demuestran que en el órden co-mun la revelacion divina drbe ser defendida y propuestapor una autoridad divinamente instituida é infalible.

Segun los términos mismos de esta proposición esevidente que no se trata-aqui de una revelación actualó de una manifestacion actual de ciertas verdades, sinode una revelacion ya hecha y consignada en libros ótransmitida de viva voz, en otros términos de la colee-don misma y del cuerpo , por decirlo asi , de una reve-lacion ya hecha.

Sentadas estas premisas , resalta de la naturalezamisma de la cosa cuestionada la evidencia de la siguien-te proposicion: Si una autoridad pública , exterior é in-falible no nos propusiera la revelacion divina, nos seriaimposible reconocer de un modo infalible la identidadde la misma revelacion , y siempre fluctuaríamos en laduda de si Dios habia revelado ó no, si se habla añadi-do ó quitado algo á la revelacion. Esta duda inevitablese aumentarla tambien y se mantendría con la refielion

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de que todos los ejemplares autógrafos del antiguo y delnuevo testamento habian perecido desde los primerossiglos del cristianismo. Ahora bien como la fé no debeser menos divina é infalible en el medio por el cual senos propone, que en su objeto y motivos; es evidenteque una autoridad infalible y divina debe proponernosla revelacion.

La misma consecuencia resulta de la necesidad enque está el hombre de determinar el sentido legítimode esta revelacion. En efecto habiéndose dado estaal hombre para su bien y en su favor, ha debido nece-sariamente expresarse con palabras y signos para que lacomprendiese. Pero las palabras tienen las mt vecesdiversas significaciones, y expresan pensamientos dife-rentes y aun á veces contrarios, de modo que presentanun sentido equívoco ó á lo menos sujeto á ambigüedad:de donde se sigue que si no nos fuera propuesta la res e-lacion divina por una autoridad infalible y que recibesus poderes del mismo Dios , siempre estariamos incier-tos y dudosos respecto del objeto verdadero de aquellarevelacion , y siempre se nos ocultarían su sentido realy su inteligencia , sobre todo en los misterios impene-trables á la razon humana en que tan fácil es forjarseilusion. Asi lo confirma una experiencia perpetua y de-plorable en todos aquellos que abandonando la senda dela autoridad se han elegido á si mismos por sus propiasguiar. La duda voluntaria en que fluctúan, se ha conver-tido en una especie de desesperacion. En vano registranasiduamente y sin descanso los libros sagrados en quese contiene la revelacion : á vista de tantas interpreta-ciones , tan diferentes , tan contradictorias , llevadosunas veces de un lado, otras de otro, no saben ya ni loque deben negar, ni lo que deben afirmar.

Tarnbien resalta la misma consecuencia de la perpe,tuidad de la revelacion divina. En efecto esta no se hizo

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1 9 9solamente para los hombres y para el siglo en que aparecióen el mundo, sino para todos los hombres y todos, los si-glos sin exceptuar uno solo'. Por lo tanto si no hubiera unaautoridad divinamente inspirada , perpetua y siempreviva para - conservar pura , aquella revelacion , y defen-derla de las novedades- introducidas por los particulares,de las intercalaciones é interpretaciones abusivas, de quecornos diariamente testigos; estarian siempre compro-metidas su verdad é integridad en nuestro entendi-miento. De ahí dimanarian disputas y controversias queserian interminables. Mas la idea misma que, uno seforma de, un legislador sabio, no permite suponer -quepueda abandonar el código de sus leyes al juicio y apre-cio arbitrario de cada individuo. Para hacer esto masclaro con un ejemplo, supongamos cque un viajero re-corra dos ciudades que reconocen al mismo legislador áquien miran como perfectamente sabio, y que se glo-rian igualmente de la bondad de las leyes y reglamentosque han recibido de él. El viajero les pregunta qué im-gistrados, qué tribunal ha instituido aquel hombretan sabio para conservar intacto el código de sus leyes,y qué intérprete ha establecido para resolver las difi-cultades y juzgar los pleitos que no dejan jamás de, ori-ginarse. en toda sociedad hulnana. La primera ciudadmuestra al punto jueces y magistrados instituidos por ellegislador: la segunda afirma que este no nombró otrojuez ni otro intérprete de sus leyes que las mismas le-yes. En virtud de esta respuesta ¿qué pensará el viaje-ro? ¿ qué ciudad le parecerá que dice la verdad? Sin du-da la que afirma tener en su seno magistrados y jueces,porque esto concuerda mas con la sabiduría y pruden-cia que reconocen ambas en su legislador. Ademas ¿noes esta una precaucion necesaria en todo sistema de le-gislacion? Las mas de las dificultades ¿ no nacen de lasdiferentes interpretaciones del mismo código? Pues el

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querer que este código que produce las dificultades seael juez de ellas, ¿no es el mayor de los absurdos?

Asi los motivos mas poderosos demuestran que en elórden , comun de las cosas, y á no ser que Dios proveapor . un medio extraordinario , es preciso que haya unaautoridad divinamente instituida ; y que esta autoridadsea infalible y, perpetua á fin de conservar la revelacion,proponerla é interpretarla segun su sentido verdadero ylegítimo.

¿Qué es lo que responden nuestros adversarios? An-tes de la venida de Jesucristo, dicen , no habia autori-dad de esta naturaleza , infalible y encargada de pro-poner la revelacion divina á los hombres; luego no la hahabido despues.

Y ¿qué valor tiene esta objecion? ¿Quieren decirnuestros adversarios que la providencia de Dios supliaesta falta de autoridad por medios extraordinarios ,suponen que no había autoridad de ninguna especie?En el primer caso estan en lo cierto : en el segundo seengañan ó mienten. En efecto ó se trata del tiempo delos patriarcas, ó del tiempo- siguiente bajo Moises conrespecto á los hebreos y á los gentiles. Pues tocante ála primera época es cierto que Dios cuidaba de conser-var la integridad y el verdadero sentido de la revelacionya hecha por medio de apariciones inmediatas y repe-tidas á mentido. En cuanto á los tiempos posteriores,fuera de que ya estaban instituidos la sinagoga y el sa-cerdocio de Aaron , depositario público y perpetuo de laley de Moises , es igualmente cierto que Dios acudió enauxilio de su revelacion por una -serie no interrumpidade profetas hasta la venida de Jesucristo , y que gober.nó milagrosamente su pueblo de modo que este pueblopudiese conservar y conservase intacto el depósito san-to de su revelacion. Por eso no dió á aquel pueblo masque muy pocos artículos de fé como indispensables á la

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201salvacion(la unidad de un Dios criador y remuneradory la esperanza de un libertador futuro ) , á fin que pu-diesen transmitirse fácilmente estas creencias de padreá hijo, hasta la mas remota posteridad. En efecto la re-velacion divina no era completa todavía. Si algunos hom-bres la borraron de su corazon por su culpa propia , so-lo á sí mismos debéis sin duda atribuir la pena en queincurrieron. Pero si por el contrario esta culpa no fuesuya personal ; si se hallaron en un estado de ignoran-cia invencible respecto de - algun articuló de fé , sobretodo de los últimos promulgados ; es de todo punto in-dudable que Dios en su bondad vino en su . auxilio contal que 'observasen la ley natural. Y si todavía en nues-tros dias se hallan algunos hombres en el mismo caso,la bondad divina no puede menos de socorrerlos derra-mando en su corazo•ese espíritu de fé, esperanza y ca-ridad, sin el cual ningun hombre , piensen lo que guíe-rari los racionalistas, puede conseguir su último fin,es decir, la eterna bienaventuranza.

Por lo lemas es manifiestamente imposible que Dioshaya abandonado en ningun tiempo su revelacion al jui-cio y á la interpretacion de los hombres , de suerte quecada uno de ellos pudiese exponerla y tomarla en elsentido que le conviniese.

Pero se insiste diciendo: Los paganos no pujieronconocer la revelacion mas=que por una tradicion privaday familiar , es decir , sin ningun modo de autoridad pú-blica é infalible; y , solamente un corto número de losjudios vieron á los profetas y los oyeron inmediatamen-te : ¿habrá de decirse por eso que ni los unos ni losotros tuvieron n ingun . conocimiento de la verdadera re-I igion?

Los paganos, diré yo, sofocaron con una multitudde comentarios la revelacion que habian recibido:; y sila tradicion la conservó pura en algunos individuos, fue

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— 902 —por medios ó circunstancias extraordinarias propias so-lamente de ellos, porque es imposible admitir que

nacion pagana la haya conservada en toda su iute_g:'idad. En los tiempos mas próximos á la revelacionprimitiva se consersó esta mas pura; pero á medidaque se fue alejando aquella época,, se desfiguró y profa-nó en tales términos la revelacion , que apenas queda-ron algunos restos dispersos como los fragmentos de unanave que ha naufragado : estos restos dispersos que lossabios recogieron aquí y, acullá- con el mayor trabajo,demuestran dos cosas: 1. a que en .otro tiempo se hizocierta revelacion á los hombres: 2. 1 que los hombrespor una negligencia culpable la dejaron corromperse. Yde aqui se sigue que si Dios no hubiera velado por laco ► servacion de esta revelacion escogiendo un puebloparticular para entregarsela como un depósito preciosoque habia de guardar y defender , hubiera perecido en-teramente esta revelador', del mismo modo que- ennuestros dias sin la iglesia católica apenas quedarian al-

4.Y,unas piedras dispersas del e grande edificio que levantóJesucristo sobre la tierra para la felicidad y salvaciondel género humano. Si unos poquísimos paganos conser-varon pura la revelacion que habian recibido; debeatribuirse tanto al corto número de artículos que se lesproponian para creer , como al auxilio particular de lagracia divina , que no permitió que se perdiese entera-mente entre los hombres la memoria de aquellos artí-culos de fé necesarios absolutamente para la salvacion.Es menester observar ademas que en aquel tiempo nose trataba como en nuestros dias del código entero de laTev elacion , que Jos hombres por consiguiente no hubie-ran podido interpretar, ni corromper , sino solo de al-gunos artículos de fé encomendados á la memoria, comoya lo hemos notado. Asi tan lejos está de que pueda

inducirse de aqui algo contra nosotros, que al contra-

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903 —rio se confirma nuestra asercion. En efecto una 'vez quese trataba en los tiempos antiguos de una revelacionparcial bastante sencilla y • clara para transmitirse fá-cilmente de edad en edad por la via de la tradicion , ysin embargo esta claridad y sencillez no pudieron pre.servarla de la corrupcion ni del olvido; es evidente quelos pueblos la corrompieron y olvidaron únicamenteporque faltaba entre ellos una autoridad establecida pa-ra defenderla y conservarla intacta. Y si esta autoridadera necesaria para conservar una. revelacion particularcompuesta de artículos sencillos, claros y fáciles; ¿cuán-to mas, no debe serlo cuando 1e trata de una revela-clon completa y consignada en unos libros que andan enmanos de todo el mundo, sin hablar de los puntos par-ticulares que sola la tradicion nos ha transmitido?

En la segunda parte de la objecion que vamos com-batiendo , se funda la presunta inutilidad de una auto-ridad pública é infalible eri- materia de religion , en quelos judios no necesitaron ver ú oir inmediatamente ásus profetas para profesar la _ley divina. Pero ¿ cuál erala mision principal de los profetas julios? ¿ Venial) ápredicar á los hombres la revelacion primitiva necesariapara su salvacion ? venian para contener á los hom.bres en el deber, conservar la revelacion divina recibi-da ya por ellos, ó manifestarles alguna voluntad particu-lar de Dios. Tal era el objeto de su mision. Asi siempreque fue necesario enviar profetas á los julios , ya espe-cialmente para atraerlos á la observancia de la ley , yapara manifestarles alguna voluntad particular de Dios,su mision fue independiente de la aprobacion de la si-nagoga. Y ¿por qué? Porque no estaban encargados deproponer nuevos artículos de fé , sino de confirmar masy mas la verdad de los ya profesados, explicarlos entodas sus circunstancias , corregir las interpretacionesde los particulares que obscurecían el sentido de aque•

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lbs, desvanecer las dudas si se originaban algunas, ypor último mantener y excitar la fé en todos los espí.ritus sosteniendo. la esperanza general de la próximavenida del libertador prometido. Ademas resulta tam-bien de esta mision de los profetas, mision perpetua cu-yo objeto era conservar la integridad y la pureza de larevelacion ya hecha, que es absolutamente necesaria unaautoridad pública é infalible para el sosten de la religion,En cuanto salian á luz los escritos de los profetas , lasinagoga 6 el sanhedrin mandaba copiarlos y guar-darlos en los archivos de la república , á fin que se con-servasen intactos sin que pudiese dudarse jamás racio-nalmente de su autenticidad. Como todas las demas na-ciones carecían de estos auxilios, perdieron las verdadesreveladas ó las corrompieron torpemente , aunque te-niendo el mismo origen las habían recibido de Noé ys.us hijos lo mismo que los judios. De aqui resulta masy mas la necesidad absoluta de una autoridad que guar-de é interprete la revelacion divina.

Los herejes nos arguyen con esta otra objecion: Ex-cepto nuestros primeros padres que recibieron la reve-lacion primitiva inmediatamente .de Dios mismo, losotros hombres no tuvieron conocimiento de esta masque por ellos. Pues nuestros primeros padres y susdescendientes inmediatos no constituyen una autoridadpública é infalible.

Ya hemos dicho que Dios suplia esta falta de auto-ridad por una providencia particular á fin de conservarintacta su revelacion. Ademas habiendo recibido deDios nuestros primeros padres y los otros patriarcas áquienes se manifestó, las verdades que debian creer, sufé era evidentemente divina; y en cuanto á los demoshombres teniendo noticia \de estas, manifestaciones deDios por, una certeza moral elevada al mas alto arado,su fé era tambien de la misma naturaleza por venir de

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5105 --la misma causa. Por otra parte Dios no se desvió jamásde aquella providencia extraordinaria que empleaba enlos primeros dias del mundo-, á fin que se perpetuaseviva é íntegra esta fé de generacion en generacion has-ta que cumplidos los tiempos envió á su hijo que com-pletó la revelacion primitiva y la llevó á su cabal per..feccion.

PROPOSICION SEGUNDA.

Solo la iglesia establecida por Jesucristo posee esta, autoridadinfalible.

Bajo 91 nombre de iglesia no comprendemos aqui lacofigregacion de todos los fieles , que obedientes á suspastores legítimos bajo la direccion del romano-pontífi-ce profesan con ellos la misma fé y participan de losmismos sacramentos, sino que entendemos el episcopa-do universal , por decirlo asi, en toda su plenitud , estoes , el cuerpo de los pastores unidos al Papa.

El episcopado recibió inmediatamente de Jesucristoy del Espíritu Santo la revelacion divina en la personade los apóstoles que fueron los primeros obispos , y enla de Pedro, su cabeza y su príncipe, y la recibió com-pleta. Ademas el Salvador envió sus apóstoles á todo elmundo á -predicar la fé divina que les habla dado, y lesprometió su asistencia hasta el fin de los siglos. Veansesus palabras: « Id, instruid á todas las naciones en-señándolas á guardar todas las cosas que os he confiado;y yo estoy con vosotros todos los dias hasta la consuma-clon de los siglos Y yo pediré á mi padre, y él os daráotro consolador para que permanezca eternamente convosotros El espíritu de verdad permanecerá con voso-tros y estará en vosotros Cuando venga este espíritu

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— 206de verdad , os enseñará toda verdad Asi como mi pa_dre me ha enviado , yo os envio á vosotros.»

Citamos estas palabras con solo el título de monu-mentos históricos , no considerando aquí á los autoresque afirman haberlas recibido inmediatamente del mis-mo Jesucristo, como testigos divinamente inspirados,sino como testigos oculares y auriculares, fidedignos.En una palabra sentamos el hecho de una sociedad ins-tituida y fundada por Jesucristo para que fuera la de-positaria expresa de su doctrina ; sociedad á quien élmismo encargó de enseñar á todos los pueblos por me-dio de una instruccion de viva voz. En efecto Jesucristono dijo á los apóstoles: Id , escribid; sino: Id, enseñad, yles dio esta órden no por cierto tiempo, sino para siem-pre, es decir, mientras que hubiese ,pueblos que con-vertir , ó pueblos ya convertidos que mantener en ladoctrina que abrazaron. Asi este gobierno religioso de-be ser perpetuo. Los apóstoles- ó sus discípulos no escri-bieron sus comentarios mas que ocasionalmente, y debeobservarse sobre este punto que el objeto de los evan-gelistas no fue transmitir á la posteridad el código ente-ro y completo de la doctrina de Jesucristo y de sus le-yes , _sino solamente uu comentario histórico de sus pa-labras y acciones , comentario hasta compendiado é in-completo; -de modo•que no pueden mirarse los Evange-lios cómo el código ó á lo menos como la regla absolutade lo que debernos creer y obrar. De donde resulta queJesucristo no quiso dejar á las naciones convertidas óque se convirtiesen, otra regla próxima de su fé que elgobierno público ,-perpetuo y vivo de la iglesia.

Asi el sistema de autoridad está tan ligado con lamisma revelacion, que es preciso absolutamente ó dese-char toda la revelacion- , que ademas de las verdades deun órden natural impone tambien á los hombres la obli-gacion de creer verdades sobrenaturales y guardar pre-

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ceplos positivos, 6 si se admite esta revelacion, hay queadmitir tambien un medio cierto, infalible y perpetuo,

col, cu yo auxilio puedan los hombres conocer` sin temorde equivocarse aquellas verdades y preceptos que lesestá mandado creer y profesar. Ahora bien este mediono es otro que la autoridad establecida por Dios mismo,es decir , la iglesia, de la , cual _sabemos que los librosllamados santa escritura por nosotros son verdaderos éinspirados por Dios , y ella nos explica el verdaderosentido de las palabras y máximas que en dichas ,escri...turas se contienen.

Asi pues las palabras mismas de Jesucristo sientanestos tres -puntos: 1.° la mision de los apóstoles parainstruirá las naciones en las cosas, de la fé y las cos-tumbres : 2.° la asistencia perpetua de Cristo á los após-toles y sus sucesores hasta la consumacion de los siglosen un ministerio siempre semejante: 3.° la potestadeterna del Espíritu Santo permanente siempre con ellos.

Asi los apóstoles ó la iglesia no solamente ha reci-bido de Cristo la revelacion, sino que tambien ha reei:-bido de Cristo y del Espíritu Santoel verdadero Sentidode esta revelacion.

Asi no solamente los apóstoles, sino tambien sus le-gítimos sucesores, en otros términos la iglesia de todoslos siglos goza las mismas prerogativas de infalibilidady autoridad para proponer , defender é interpretar estarevelacion como una persona moral perpetuamente vivahasta la consurnacion de los siglos , y tambien para con-servarla por un gobierno fijo y *regular en su purezaprimitiva y su integridad , á la cual sola está prometidala vida eterna.

Asi pues los apóstoles ó la iglesia ya establecida yapoyada en las solemnes promesas de Jesucristo queacabamos de citar, y que aun antes que se escribieseningun libro del nuevo testamento , la dotaron de la

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208potestad perpetua de infalibilidad ; la iglesia , vuelvo ádecir , manda á la misma Escritura que aprueba comodivina y cuyo verdadero sentido conoce ella sola , ya 4epalabra por Jesucristo, ya con el auxilio de una asistenciadivina, particular, y ella sola ha recibido inmediatamen-te de Dios las tradiciones divinas para defenderlas fiel-mente hasta los últimos dias del mundo.

Asi la peticion de principio, el círculo vicioso de quenos acusan los protestantes cuando objetan que la igle-sia se prueba por la Escritura , y la -Escritura por laiglesia , no existe mas que en su imaginacion , y le des-truyen la naturaleza de las cosas y los mismos hechos:porque cuáles son las escrituras ( hablo del nuevo tes-tamento) que, ha admitido y aprobado la iglesia ? Lasque ha encontrado en su seno , las que había recibidode Jesucristo , las que estaban conformes con la doctri-na que ella profesaba. Y ¿ por qué ?_Porque estas es-crituras son simplemente como actas públicas que con-servan sus derechos de propiedad legítima, de suerte quesu misma autenticidad descansa en su testimonio, yporque encuentra allí - las -prerogativas que le dió Cristoy que gozaba ella antes que -se escribiesen , aprobaseny publicasen dichas actas. Sí , antes que se publicase el

Evangelio, tenia la iglesia su propiedad , su mision di-vina , su gobierno, su infalibilidad y su autoridad: Pe-dro poseia ya su derecho de primacía , y los otros após-toles estaban sujetos á él. Y como la iglesia está siem-pre viva , se basta á sí misma. En cuanto á las escritu-ras del antiguo testamento la iglesia aprendió de Cristomismo_que son divinas.

Supuesto pues que l'a iglesia ha comprendido siem-pre que los divinos oráculos citados por nosotros le atri-buyen las prerogativas de la autoridad y la infalibiljdad•usa de su derecho obligando á los infieles á quienes ad-mite éa su seno á recibir bajo su palabra los doksaiits

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—e. 209 -J.—de la iglesia cristiana como otros tantos artículos de fé:Usa del mismo derecho cuando la defiende con un valorinvencible contra los novadores de todos los siglos á finde conservarlos en su pureza é integridad ; y por último'usa tambien ,de él cuando fulmina anatema contra lossectarios obstinados que persisten en su propia opiniony se empeñan en arrancar á aquella la propiedad de es-tas verdades divinas que pertenecen á ella sola.

Las lecciones de Jesucristo ponen en toda su pers-picuidad la evidencia de esta proposición, cuando man,da mirar'como paganos y publicanos á todos los que seresistiesen á obedecer á la iglesia; cuando declara queel que escucha á la iglesia le escucha á él mismo , queel que 'despreciá á la iglesia le desprecia , y por consi-guiente condena cómo rebeldes á Dios á los que son re-beldes á la autoridad de la iglesia. Por lo cual confor-me á esta doctrina que la iglesia ha entendido siempreen el mismo sentido , el apóstol Pablo entregó ilime-neeo y Alejandro á Satanás para que aprendiesen á noflasfemar , porque eran de aquellos que hablan roto lanave que conduela el destino de la fé. El mismo apóstolexhorta can frecuencia á Timoteo y Tito que eviten álos novadores y herejes como pervertidos* y condenadospor su propio género. Asi hablan todos los apóstoles,sobre todo S. Pedro en su" epístola segunda, S. Judasen su epístola católica que versa toda entera sobre estamateria , y S Juan asi en sus epístolas como en el Apo.calipsis. Conforme tambien á esta doctrina la iglesia des-echó de su seno desde el siglo'primero de su existenciaá los simonianos, ebionitas, corintianos , gnósticos y átodos los demas novadores y protestantes; y en los si-glos siguientes hasta nuestros dial no se han apartadode esta cónducta.

Luego solo la iglesia católica (5; el cuerpo.de los pas-tores entero con el Papa que es su cabeza , posee una

T. 19, 14

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-21o _autoridad infalible para proponer la revelacion , inter-pretarla y conservarla en toda su pureza.

Esta proposicion , responden los herejes, estriba enuna suposicion falsa : en efecto se supone que -Cristofundó su iglesia bajo la forma de una sociedad -ó de uncuerpo cuyos . miembros todos tienen mutua relacion en-tre sí , y quédependen á lo menos de una sola y únicacabeza. Suponese que la mision divina es una preroga-tiva absoluta y exclusiva en favor de aquel solo cuerpoó sociedad : que el gobierno de esta debe ser perpetuoy ordinario ; y por último que ella sola debe proponerla revelacion. Mas todas estas suposiciones son falsas:1.° los apóstoles enseñaron la revelacion cada uno porsí y sin contar los unos con los otros, y fundaronotras tantas sociedades independientes : 2.° los apósto-les no representaban solamente el .episcopado cuandorecibieron la mision de Jesucristo , sino la universali-dad de los fieles, y por consecuencia estos recibieroninmediatamente su mision de Cristo mismo: 3.° estaforma de gobierno fue solamente temporal, supuestoque las palabras con que Cristo prometió su asistenciaá los fieles , nD hacen relacion mas que á aquellos tiem-pos en que los apóstoles necesitaban los prodigios y se-ñales para difundir y propagar el Evangelio ; lo que seprueba con el último capítulo de S. Marcos: I° porúltimo la revelacion es siempre propuesta individual-mente por hombres particulares y aun muchas veces porlegos.

Antes de responder á cada una de estas objecionesde por sí es necesario hacer una observacion general;y es que los apóstoles ó la iglesia que recibió inmedia-tamente de Jesucristo la revelacion con la mision depropagarla y defenderla; ha entendido siempr.e esta

mision de otro modo que nuestros adversarios 9 porque

ha reducido á regla y á práctica las palabras y la

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—.211'—institucion de Jesucristo como -ya lo hemos probado.

Pero - respondamos _ artículo por artículo segun elmétodo que hemos adoptado. Decís que los apóstoles noformaban una sociedad regular cuyos . miembros todosestaban en relacioh: unos con otros y bajo la subordina-cion coman , de una sola y 'misma cabeza, y añadísque fundaron otras tantas sociedades separadas é inde-pendientes Pues:¿ cómo es que Cristo encomendó todosu rebaño nominalmente á Pedro , de modo que puededecirse que cuando los otros-apóstoles adquirian hijospara la iglesia , los adquirian para Pedro ? ¿Cómo esque todas aquellas iglesias ó . sociedades parciales se con-fundian en- una sola bajo el gobierno de Pedro , tantoque aun en los tiempos -apostólicos todos conocianaquella iglesia con el nombre de iglesia católica ó uni-versal?

Decís que los apóstoles representaban la universa-lidad de todos los fieles: en cierto-sentido convengo;pero ¿es admisible esto siempre , hasta . en los deberesde su ministerio'y en la mision de.predicar el Evange-lio.? Porque si fuera -asi, en vano habria establecidoCristo un órden particular de ministroS: en vano ba-bria escogido expresamente el Espíritu Santo á Pablo yBernabé para la obra del ministerio: en vano habrianordenado los apóstoles-obispos para entregarles el depó-sito de la fé : en vano los habria cónstituido el EspírituSanto para gobernar la iglesia de Dios; y por últimoen -vano habria mandado Cristo á los fieles que escu-chen. á sus ministros , los obedezcan,.y.esten sumisos áellos; deberes- que no cesan de recomendar todos los

. apóstoles á los fi-eles - en casi todas sus epístolas. Y enefecto si todos son maestros, ¿ dónde estan los discípu-los? Si todos son pastores, ¿ dónde está el rebaño?

Decís que esta forma de gobierno era temporal, ypara probarlo echais . .mano de un pasaje del Evangelio

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........X12 --de S.-Marcos. Mas la iglesia de Jesucristo siempremenester de asistencia y socorro , y S. Marcos no diceque los milagros deban cesar jamás en el seno de aque-lla. Afiadase que Cristo prometió á sus apóstoles y suce-sores el Espiritit de verdad que les enseñaría toda verdady permaneeeria eternamente con ellos; y que la prome-sa del Salvador contenida en el último capitulo delEvangelio de S. , Marcos se cumple hasta aqui en suiglesia.

Por último decís que la revelacion es propuestasiempre por 'hombres particulares ; pero estos hombresparticulares ¿hablan siempre como individuos solamentey enn-su nombre propio 45 como ministros públicos de laiglesia y en nombre de esta iglesia que los envia ? Soloen este «último sentido. Pues -asi como los príncipes, lasrepúblicas y las asambleas supremas transmiten las -masveces sus órdenes y decretos, ya 'á sus súbditos, ya -álos extranjeros, no en persona , sino por medio de en-viados y -embajadores; del mismo modo la iglesia anun-cia á las naciones el Evangelio de Cristo y les proponela revelacion divina por sus ministros.

Luego hasta un -hereje, replican los -herejes , podriapredicar la fé en nombre de la iglesia, y los pueblos es-tarjan obligados á creer su predicacion. -Mas quién nove que esto es absurdo?

Un hereje que predicara la fé en nombre de la igle-sia , seria sin duda un embustero , y su mision no ten.dria nada de verdad en sí; sin embargo si los infielesá quienes predicase, pensaban de buena fé que era unministro de la iglesia , estarian obligados á creer ; peroen esta hipótesis no creerían por él-, sino por la iglesiacuyo nombre usurpaba para su predicacion. Estos pue-blos instruidos asi pertenecerian á la iglesia de Jesucris-to como los niños bautizados por los herejes y como losadultos que estas de buena fé ó sumergidos en una ig-

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— 2113 —

norancia invencible; porque como, dice S. Agustín, la igle-sia da á-luz hips para Cristo hasta• del seno de las escla vas.

Pero á lo menos, se dice , los infieles no tienenningun motivo exterior &infalible por el . cual puedanser forzados-á producir un acto de fé y Icreer con 15divina las cosas que se-les proponen.

Respondo que Dios suple su ignorancia con el dymde milagro concedido álos ministros de su iglesia , á conla eficacia de su gracia interior , en fin cuando seanuncia el Evangelio álos infieles , los ilustra por esosdos medios reunido', los mueve , los persuade y hastalos atrae con una fuerza irresistible,. de modo que abra-zan los artículos de té que 'se les, proponen , con unaconviccion tan profunda y sincera corno si en efecto selos propusiera l'a iglesia misma. Ademas estos pueblospueden conocer de un modo cierto y en muy poco tiemi.po la existencia de la iglesia y las prerogativas que go..za. Por otra parte si estan de buena fé, es imposible quese engañen ellos mismos , á sean engañados por losotros. Asi nos lo asegura la bondad divina. En-efec-to no puede Dios permitir que los que buscan la ver-dad de buena fé y de todo corazon , no.la hallen. Escur-chemos otra vez á S. Agustin á quien nos gusta citar enmaterias tan elevadas: Si todas las facultades del al-ma-, dice aquel gran doctor, no desean la verdad , esimposible hallarla; pero si, se busca como se debe , nopuede esconderse y ocultarse á- los deseas de los que laaman. Por el amor es solicitada , por el amor es busca -da , por el amor es tocada ,, por el : amor es revelada , yen fin por el amor permanece en el que la ha en-contrado. Ojalá que pudierais entender estas palabras!Al punto desechariais todas las ilusiones de alma y decuerpo, y entrariais todos juntos en el seno maternal dela santísima iglesia católica con una viva alegría , unamor sincero y una fé incontrastable.

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-214 --

PROPOSICION TERCERA.

Solo la iglesia católica es la depositaria é intérprete infaliblede la revelacion divina , ya transmitida de palabra portradiciun , ya consignada en libros.

Esta proposicion es como_ el corolario de la ante-rior ; porque en efecto si jesucristo no encomendó elcuidado de propagar y conservar su religion á unoshombres particulares , sino á aria cliongregacion de pas-tores ó á la iglesia fundada por él; si prometió á esta suasistencia perpetúa para que pudiera cumplir aquel en-cargo conforme á sus intenciones ; si le, dió el Espíritude verdad para que permaneciese ,eternamente con ella;si los -apóstoles , entregaron el depósito de la revelacioná hombres escogidos , es decir, á sus legítimos suceso-res , como lo prueban las palabras mismas que dirige elApóstol á Timoteo , nombrado obispo de la iglesia deEfeso por él : « Guarda este precioso depósito con elauxilio del Espíritu Santo que habita en nosotros.... yguardando lo que has aprendido de mí delante de mil-

' chos téstigos , dalo en depósito á hombres fieles , quesean capaces de instruir á otros.... ¡Oh Timoteo 1 guar-da el depósito que se te ha confiado, huyendo de lasprofanas novedades de palabras y las objeciones de unaciencia falsa , porque los que han profesado - esta creencia vana , se han descarriado de la fé....»; si asi se ex-presa ~el Apóstol; si da los mismos ‘ consejos y órde-nes á su otro discípula Tito , consagrado obispo deCreta; es evidente que la .iglesia sola es la depositariay el intérprete infalible y perpetuo de la revelacionvina que se le en' comendó , y no unos hombres particu-lares á quienes se prescribe siempre la obediencia sobretodo en materia de fé y de costumbres , á no ser que

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-21.5 —

estos hombres,quieran salirse voluntariamente del senose t mirados justamente como pagarlos,de la iglesia y.

publicanos y herejes.Ademas la res elaeion en parte se consignó erg li-

bros escritos , en parte se transmitió de viva _VOZ cornolo prueban estas pa/abras del Apóstol en su epístola.segunda á los, tesalonicenses: « Guardad, les dice., las..tradiciones que habéis recibido, ya por nuestros discur-sos , ya por nuestra epístola.» S. Juan declara en el úl -timo capitulo de su Evangelio haber omitido muchasacciones de Jesucristo en su narracion-, y en sus epís-tolas segunda y tercera confiesa que todavía tiene.mu-chas casas que escribir; pero dice que prefiere decirlasde palabra. Por último queriendo S Pablo reprimir áalgunos díscolos les recuerda la costumbre de la iglesiaen estos términos: « Ni nosotros, ni la iglesia de Dios,tenemos tal costumbre.»

Con fundamento pues decimos que solo la iglesiaestablecida por Jesucristo es la depositaria de una y otraEscritura y de la trildicion, su custodio é intérprete in-falible desde el principio hasta la consumacion de lossiglos,.porque ella sola puede manifestar títulos legíti-rnos de propiedad á todos.

De donde, se sigue 1.° que todos los cristianos debenadmitir como_canónicos, y divinos todos los libros de laEscritura que la iglesia admite y reconoce como tales.El santo concilio de Trento da el catálogo de estos li-bros en su sesion 4.a:

2.° Que todos los fieles deben tener por divinas lastradiciones que la iglesia de Jesucristo admite y veneracomo tales :

3.° Que la iglesia usa de un derecho que á ella solale pertenece , ya cuando no aprueba indistintamente to-das las versiones de la Escritura , sino solo aquellasque reconoce como auténticas y fieles , ya cuando no

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permite publicar y leer las tradones de la Escrituraen lengua vulgar , sino bajo ciertas condiciones:

&° Que las" herejes no tienen ningun derecho sobrela E scritura y la tradielm, y mucho menos sobre su in-terpretacion , porque son refractarios y estart fueradel seno, de la iglesia', coma lo. probaremos mas ade-lante

5.° Que los simples fieles pueden leer con fruto lassantas escrituras, porque todo está coordinado para subien y utilidad en la iglesia-, y aun pueden explicarlasé interpretarlas segun las reglas de la iglesia , con talque sus interpretaciones y explicaciones se contenganen los limites "de una opinion privada, y se sujeten aljuicio de la iglesia , supuesto que á esta ski correspon-de dar la explicacion é interpretacion auténticas deaquellas.

Las herejes suscitan las siguientes objeciones coneste motivo.: 1.° la Escritura , dicen , es un patrimoniocomun que Diós mismo legó en herencia á sus hijos, yá ruegos de los fieles escribieron los evangeltstas elEvangelio.: 2.° los apóstoles dirigieron sus epístolas ádiferentes congregaciones de fieles : 3.' recomendaronla lectura de las santas escrituras á todos los fieles:4.° el' apóstol S. Pablo escribe á todos los fieles de laiglesia de Tesalanica , y á todos los manda guardar lastradiciones. Luego. la depositaria é intérprete legitimano es la congregacion de los pastores, sino. la congrega-cion de los fieles..

A eso digo. que sin duda la sagrada escritura es elpatrimonio de todos los fieles; pero bajo la direccion dela iglesia que recibió de Jesucristo y del Espíritu Santola revelacion al mismo tiempo que la inteligencia autén-tica y legitima de todas las doctrinas que contiene aque-lla revelacion. En efecto es cierto que Jesucristo, paraservirme de los mismos términos del evangelista S. Lti:-

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117eas e r el versículo 15 del cap. XXIV ,abrió el espírituá los apóstoles para que entendiesen el sentido de lasescrituras del antiguo, testamento,; y en cuanto á lasdel nuevo, es Cambien cierta que la iglesia las ha apro-bado.como.v.erdaderas y 'divinas., A.si se ve que el prín-cipe de los apóstoles S. Pedro aprueba. ( epist. II,cap.. v. 15) todas las epístolas, de S. Pablo , y almisma tiempo condena las. interpretaciones abusivasque -l'ocian' de ellas algunos particulares.

Ademas , diré yó tarnbien , los sacramentos consti-tuyen asimisMO, el patrimonio y heredad de todos losfieles; y sin embargo los simples: beles no tienen dere-cho de administrarlos. En efecto, ¿quién ha de figurarseun legislador tan loco que abandone el Código de sus te-yes á. la guarda é ., interpretado!' de cada particular?¿Quién nave que si , pudiera introducirse semejante usoentre los hombres, se acabarla toda

'5leaislacion?,

En cuantO & objecion que se funda. en que losapóstoles dirigieron sus epístolas á diferentes congrega-cio,rtes de fletes respondo:que las di rigja n 45 á la igtesiouniversal-,, ó á iglesias_ particulares compuestas de lospastores y los fieles; y en-estas mismas epístolas reco-miendan perpetuamente los apóstoles á los simples fielesla sumisian á sus pastores y. la dependencia de ellos. Porúltimo_ si los apóstoles escribian á, simples particulares,no los relevaban de las deberes de la institucion general,que eran segun las palabras del libro de los Actos, ca-pitulo XX, versículo 28, obedecer á aquellos que consti-tuyó el Espíritu Santo obispos para gobernar la iglesiade Dios; por el contrario les decian : «Gbedeced,á vues-tras guiar y estadles sumisos porque velan por el biende vuestras almas- como. que deben dar cuenta deellas» ,

Dícese que los apóstoles recomendaron la lectura dela santa escritura á todos los fieles, y S. Pablo en parti-

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cular mandó á todos los de la iglesia de Tesalonica queguardaran las. tradiciones. Sí ciertamente ; pero todasestas órdenes se dieron bajo la direccion de la iglesiacomo. acabarnos de explicar , á la iglesia y no á los sim-ples fieles considerados. individualmente. Ademas losapóstoles, al escribir asi á los fieles para mantenerlosen la verdadera comunión, ejercian las funciones delministerio pastoral; y con esto mismo, se confirma lanecesidad de estar sujetos á. una autarIdad legitima , nosea que alguno caiga en el error á por su propia flaque-za , ó por la malicia de los otros.

La Escritura ,- añaden los herejes , no es otra cosaque la declaracion de la voluntad de Dios: pues á todoslos hijos corresponde interpretar la voluntad de su padre.

¡Cómo! diré yo , ¿hasta contra las reglas que prescribió el mismo padre y segun la voluntad caprichosade cada unQ de ellos?, Pero entonces si se suscita algu-na disputa entre los hijos , qué medio habrá para ter-minarla ? Sin duela ninguno. Por eso el apóstol S. Pe-dro nos dice á todos: « Estad persuadidos ante todas co-sas que ninguna profecía de la Escritura se explica POR

UNA INTERPRETACION PARTICULAR, porque las profe-cías no han dimanado dé la voluntad de los hombres,sino del movimiento del Espíritu Santo, por el cual ha-blaron los hombres inspirados de Dios.»

Pero si la iglesia , insisten nuestros adversarios,fuera realmente la depositaria, la guardadora y el inter-prete infalible de la revelador); no se hubiera suscita-do jamás ninguna controversia sobre el número y au-tenticidad de los libros canónicos; y nadie hubiera pues-to nunca en duda la verdad de la tradicion. Sin embar-go desde los primeros siglos -del cristianismo hubo unadiscusión acalorada entre las diversas iglesias acercade estos artículos , y íos mismos padres estad muy lejos

de concordar-sobre estos dos puntos.

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-- 219Las discusiones con .que se -nos arguye se explican

por los hechos siguientes. Los apóstoles entregaron larevelacion que hablan recibido de Jesucristo, á indivi-duos escogidos , tales como los obispos, ó á iglesias par-ticulares que ellos fundaron , y á las_ cuales escribiande cuando en cuando. Mas no les entregaron. esta reve-lacion toda á un tiempo y en un cuerpo completo dedoctrina , sino que segun lo exigia la ocasion , la expla-naban unas veces mas, otras menos, excepto los princi-pales artículos de fé que era precisa absolutamente sabery profesar para ser cristiano. De aqui provino natural-mente que cada obispo cada iglesia particular , cuyareunían compuso la- iglesia universal y ,la compone lo-davla , no pudo cerciorarse inmediatamente de la pro-porcion y exactitud comun de las doctrinas que les ha-bian enseriado los. apóstoles, ya de palabra , ya por es-crito; y asi nacieron esas disputas en diferentes tiem-pos, unas veces sobre el número de los libros canónicos,otras sobre la verdad de alguna tradicion , otras sobreel sentido lwitima de algun pasaje de la Escritura, has-ta que habiendo reunido la iglesia universal los votos,y apoyada con el auxilio divino determinó por un falloauténtico lo que debe creerse ó desecharse.

Esta respuesta prueba , me dicen los herejes, que lafé de la iglesia ni ha sido siempre la misma, ni uniforme,y esto solo basta para darnos ganado el pleito y conde-naros á vosotros.

Si se tratara de una - diferencia positiva en las doctri-nas , de modo que entre nosotros unos creyesen una co-sa,, y otros otra; esta objecion de los herejes tendriaacaso unkapariencia de buena fé , sobre todo tocante álas iglesias particulares. Pero se trata de una diferenciaenteramente negativa y que no ha habido en las doc-trinas de la iglesia universal. Llamo diferencia negativaese modo diferente de comprender de donde nacían y

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— 44U ---

nacen aun unas discusiones sobre materias que no esta nbastantemente aclaradas y definidas. Estas áricusioilesprovienen mas bien de, una falta de conocimiento .que deu' is conocimiento positivo cualquiera; á lo. que añadiréque todos:, los fieles á- pesar de estas discusiones estabaninclinados en otro tiempo, corno, lo estar aun hoy , ácreer implititame-nte todos las cosas.que, les proporhiá ópropone la iglesia comckdivinamente reveladas., una. vezque las ha definido expresamente.

PROPOSI€ION CUARTA.

La iglesi& J,esucristo•es-anal visible y perpetua,

No es nuestro designio trataraqui de ras notas 6 se,hales de-la verdadera iglesia , sino únicamente de poneren toda su evidencia las, propiedades interiGres y esen,-ciales que l distinguen, y bastan aqui, para la refota-cion de los herejes.-

Para venir pues á- nuestro objeto diremos- que laiglesia es la congregación fondada por Cristo para pro-fesar su religion , y que él mismo› es su autor y cabe-za invisible. Y como, Cristo fundó ,su- religion para lautilidad y bien comun d tos hombres, es evidenteque esta iglesia ha de- ser una , visible y perpetua.

Es meneAer que esta iglesia sea una, corno es unala religion y una la fé que enseñó Jesucristo á loshombres, y que quiso que estos profesen. La religionla fé, del mismo moda que Fa verdad, es una é indivisibley no consiente ninguna mezcla ni transaccion con lafalsedad á el error: estas dos cosas se excluyen mu-tuamente , porque como observa con mucho acierto SanAgustin la verdad es lo que es realmente, y el errorlo que no es. Luego todos los que se apartan de la fé queJesucristo confió á su iglesia, se apartan por este

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99/mero hecho de la verdad y de la unidad : luego laiglesia de Cristo-es esencialmente una corno son unasesencialmente la fé y la verdad.

¿Qué mas pruebas se 'quieren? Cristo llama á suiglesia un aprisco , la llama su reino ; la llama su igle-sia. El Apóstol emplea estas palabras: un solo Señor,una sola fé, un solo bautismo: por último en el sím -bolo de los apóstoles se nos manda creer en la igle-sia católica.

Componiéndose de hombres toda sociedad debe sernecesariamente visible y exterior; y corno la iglesiainstituida por Cristo es así , no solo es una , sino visi-ble. De do -nde se sigue que ademas de la fé interiorCristo exige tambien á los hombres la profesion exte-rior de la fé: «Todo el qiie me confesare delante delos hombres, dice Jesucristo, yo le confesaré delantede mi padre; y el que me negare delante de los hom-bres, yo le negaré delante de mi padre que está en loscielos.» El Apóstol dice escribiendo á los romanos:«Es preciso creer de corawn para alcanzar la justicia,y confesar de boca para conseguir la salvacion. » Porúltimo Cristo dió símbolos exteriores á los fieles, lossacramentos, el sacerdocio y sus ministros: les pres-cribió obedecer á los pastores constituidos sobre ellos,y al mismo tiempo prescribió á los pastores velar sobreel rebaño de cuya guarda estaban encargados: quisoque todos los fieles entrasen en el seno de la iglesia ba-‘jo la amenaza de los suplicios eternos, y que fuesen ex-cluidos y arrojados de ella los desobedientes y obstina-dos; cosas todas que suponen una sociedad visible yex terior.

De los mismos principios se deriva la necesidad desu perpetuidad. Jesucristo fundó su religion para todoslos hombres, es decir, para los hombres de todos lostiempos y lugares, y quiso que en todos tiemporvinie-

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22/ --sen á la iglesia y se le uniesen los infieles á quienes seanunciara el Evangelio, y que en todos tiempos fuesenechados de su seno los obstinados y rebeldes. De dondese

'5si cfme que la iglesia fundada por Cristo para los hom-

bresde todos los tiempos y lugares debe subsistir tam-bien en todos los lugares y tiempos.

Pero como porfia suceder por la flaqueza , la maliciaá la perversidad de los hombres que pereciesen entera-mente á en parte las verdades enseñadas por Cristo;como era posible que la congregacion que fundaba , sedisolviese por la influencia de las mismas causas; Cristoprometió á su iglesia, que la protegerla y defenderlaeternamente, de suerte que todos los esfuerzos de loshombres y aun de los demonios no pudieran destruirlajamás. «Las puertas del infierno no prevalecerán jamáscontra ella,» dice en S. Mateo, y en otro lugar añade:«Mirad , yo estoy con vosotros todos los días hasta laconsumacion de los siglos.» La iglesia ha entendidosiempre estos oráculos y otros semejantes que á cadapaso se encuentran en los evangelios, de su existenciaindefectible y de la infalibilidad que le concedió Jesu-cristo hasta el fin del mundo.

Asi pues queda sentado por todo lo que acabamosde decir:

1.° Que habiendo concedido Cristo solamente á launidad todas las prerogativas, ya de autoridad , ya deinfalibilidad; no pueden pertenecer estas prerogativasá simples particulares.

2.° Que mucho menos pertenecen estas prerogati-vas á las innumerables sectas que se han separado de launidad en diversos tiempos , y que deben mirarse comootras tantas ramas desgajadas de un grande arbol, comoriachuelos desviados de sus fuentes, como miembrosviolentamente separados ó cortados del cuerpo que Jesdaba la vida; y en este sentido hablan los santos padres,

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- 293principalmente S. Cipriano en su tratado de la unidadde la iglesia. Asi las sectas carecen de vida y de todo

principio de vida:3." Que es- un sueño vano de los herejes afirmar,

para encubrir la vergüenza de su desercion, que siem-pre ha existido no sabemos qué sucesion y comunioncon los justos, es decir, con los herejes de los tiemposanteriores, que segun ellos componen la verdadera igle-sia fundada por Jesucristo.

4.° Resulta de aqui la falsedad evidente de la- dis-tincion in g eniada por Jurieu entre artículos fundamen-tales y artículos no fundamentales;' distincion que losprotestantes adoptaron á toda prisa, y cogieron á dosmanos , si puedo hablar asi , corno una tabla que lossalvaba de un naufragio inminente , alegando conformeá este principio falso que todos los que recibían los artí-culos llamados fundamentales, pertenecían á la iglesiade Jesucristo ó á la unidad , aun cuando desechasen to-dos los demas artículos de fé: porque sin hablar de losotros motivos se manifiesta por sí misma la futilidad dee la distincion, supuesto que quita algo de la unidadé integridad de la fé que mandó Cristo á todos los fielesindistintamente profesar entera bajo la direccion de laiglesia que_ instituía:. « Enseñad á todas las naciones,dice á sus apóstoles , á guardar todo lo que os he enco-inendado...... El que no crea, se condenará. »

5." Resulta también que la unidad debe perpetuar--se tal como la - fundó Cristo. Mas el Señor no quisosolamente que su iglesia subsistiese por la identidad deuna misma fé y la participacion de los mismos sacra-mentos , sirio que quiso tarnbien que se la reconociese •por la unidad de gobierno y en especial por la unidadde una cabeza visible, que él mismo puso al frente de laiglesia universal, quiero decir , Pedro, á quien sabernosque dirigió Jesucristo estas palabras: « Y yo te digo que

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tú_ eres Pedro , y sobre esta piedra edificaré yo mi igle-sia , y las puertas del infierno no prevalecerán contraella. Yo te daré las llaves del reino de los cielos; y todolo que atares sobre la tierra, quedará atado en el cie-lo; y todo lo que desatares en la tierra, quedará des-atado en -el cielo.» Sabemos tarnblen que dijo al mismoapóstol : Apacienta mis corderos. Apacienta mis ove -jas Es asi que la iglesia universal ha entendidosiempre estas palabras de la superioridad de potestad,honor y jurisdiccion concedida por Jesucristo al apóstolS. Pedro y á sus sucesores ; luego resulta que todos losque se han separado Ó se separan de esta cabeza ó cen-tro de unidad , son cismáticos, y por consiguiente nopuede pertenecer á la iglesia de Cristo ninguno de losque no se adhieran á Pedro y á sus legitimos suceso-res. Resulta asimismo que los obispos no tienen ningunpoder en la iglesia en lo relativo á gobernar , sino escon Pedro y bajo Pedro, porque con ésta sola condi-cion gozan de los privilegios y prerogativas que Cristohizo anejos á las funciones del obispado.

Los herejes nos oponen los raciocinios siguientes:La iglesia es santa tanto como una. Mas á la maneraque la perversidad de costumbres en los individuos noquita nada á la santidad de la verdadera iglesia; delmismo modo no quita nada á su unidad la diferencia ócorrupcion de la fé y de la doctrina.

Para-reducir este sofisma á su justo valor hay quedistinguir entre la perversidad de las costumbres yla perversidad de las doctrinas, entre la perversidadparticular ó individual y la perversidad pública ógeneral que viniese de la enseñanza misma de laiglesia. En el primer caso' la perversidad de costum-bres en los individuos no perjudicarla efectivamenteá la santidad de la iglesia: en el segundo al contrariosi la perversidad era ó doctrinal, ó pública, se resentirla

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99,la santidad de la iglesia , porritie esta santidad no 'me-nos depende de la , regla dé costumbres , que" de la re-'gla de fé; de suerte que si la iglesia enseriase un solodia á sus hijos una doctrina mala en cuanto á las cos-tumbres, es evidente que cesaría de ser santa ,. lo mis-mo que si las enseñase malas con respecto á los dog-mas. Y - con todo eso si algunos particulares pecasen eng us acciones contra la fé ó la moral, su error, ignoran-cia ó malicia no quitarian nada á la unidad y santidadde la iglesia, y no perjudicarian mas que á ellos solos.

• La unidad, objetan tambien, los herejes, se formamuchas veces de elementos diferentes y aun contrarios:pues -¿por qué no ha de suceder así con la unidadde fé?

Porque la unidad de fé no es una unidad física, si-no una unidad moral, inmutable , simple , indivisible,eterna como la verdad misma que está en Dios, y deque es una emanacion. •

Pera, insisten aquellos, la , religion primitiva, yanatural, ya judaica, subsistia una y entera , aunquelos que la profesaban pensasen . de muy diferente Modosobre una multitud de artículos. „A si sin hablar de lospaganos cuyas diferencias de opinion en materia ' de re-ligion conoce todo el mundo,' los judíos_ mismos estabandivididos, por ejemplo los saduceos acerca de . la re-surreccion de los muertos, los fariseos sobre la liber-:tad humana y algunas tradiciones, y los samaritanossobre los libros canónicos.

. Esta objecion de los herejes no tiene absolutamenteningun valor , ya con respecto á los« paganos, a conrespecto á los judíos. En primer lugar por lo que tucaá los paganos, los errores con que se mancharon pocoá po.'o , erarr los errores de hombres párticulares, deindividuos que . se habian apartado de la regla de la I.Corno esta deserción crecia cada dia mas, Dios , con el

. 1 9 . 5

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— 29.6

fin de que no pereciese enteramente la religion entrelos hombres, escogió un pueblo particular en Abrahamy sus descendientes para que fuera como el depositariopúblico de la verdadera religion y de la fé , y para quese perpetuase asi la verdadera iglesia sin interrupcion;y todo hombre que entre las gentes profesaba la reli-gion verdadera por alguna tradicion antigua conservadade familia en familia, pertenecía á aquella iglesia per_petua, á lo menos en espíritu. Si entre los judíos sedesviaban algunos individuos del sendero de la verdad,y combatian algunos de los artículos de fé que profesa-ba positiva y expresamente la verdadera iglesia , se ha-clan culpables, de suerte que en espíritu á lo menos ce-saban de pertenecer á la iglesia , y aun á veces eranechados públicamente de su seno. Asi pues la verdade-ra iglesia ha subsistido siempre una, indivisible, inmu-table no obstante aquellas deserciones particulares queperjudicaban á los que las cometian voluntariamente, sinperjudicar á la fé de. la iglesia , á su integridad, ni ásu unidad, defendidas siempre por Dios y conservadaspor una providencia particular hasta la venida de Je-.sucristo.

Bretschneider i autor aleman , suscita otra objecion.«La uniformidad en el modo de concebir las verdades_de la fé es absolutamente imposible: en esta parte de lareligion todo se vuelven variaciones continuas. La uni-dad de. que se gloría la iglesia católica; no es otra cosaque una unidad de palabras que se encuentra igualmen-te en las profesiones de fé de la iglesia evangé:ica; perola palabra no es mas que un sonido vano que no puedeconstituir una unidad intelectual: por ejemplo no hayninguna diferencia entre todos nosotros para pronun-ciar estas palabras: Creo en Dios; y sin embargo ¡quédiferencia en nuestras ideas con respecto á la divinidad!Luego la fuerza y la autoridad no producen en último

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227resultado mas que una unidad de palabras, y vale mu-cho mas no ádmitir otra autoridad que la de la mon,única que- puede - concordar al. Mismo tiempo con el es-píritu de la religion' y la dignidad del hombre. Cual-quiera puede ademas llegar - por sí misionó arconocimien-to cierto de la verdad : por - consiguiente privar á Iodos-los hombres de este derecho que les da la naturaleza;porque algunos - han -abusado de él; seria tan absurdocomo prohibirles á todos la navegacion , porque hannaufragado. algunos.

1, Se destruye la uniformidad en los puntos de fé,como lo afirma el profesor aleman „porque las materiasse comprenden mas ó menos bien segun el. grado de in-teligencia de cada uno? No, la sustancio de la fé quedala misma,- y todos los hombres pueden creer unifornie-mente los mismos dogmas que la fé les propone , aun-que puedan percibir estas verdades con mas ó menosperfeccion segun la .fuerza mas O'nnenos viva . de su en-tendimiento y .la mayor á menor extensiori de su ciencia.Lo-propio sucede con. las ciencias naturales : asi el la-brador y el astrónomo tienen la misma idea de, la sus-tancia del sol y de la . lima ; peró. el astrónomo tieneconocimientos particulares sobre este objeto , que no-pue-de tener el labrador.

El cargo- de variaciones en estas materias con quearguye el adversario , cae sobre . - los hombres que handesechado la autoridad .de la iglesia, y no sobre los ver-daderos cristianos que han permanecido"fieles á aquella.En efecto la iglesia católica ha creido siempre , tenidoy enseriado siempre las mismas doctrinas en las cosasque tocan á la fé: si los disidentes de toda especie, he-rejes, protestantes y racionalistas, han estado siempre yestar aun variando continuamente; ya con respecto alsentido de la Escritura , ya en cuanto á dogmas parti-culares , deben atribuirlo á la falta de la autoridad que

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— 228 —han desechado , y nó á la autoridad misma, que por elcontrario es la única que hace que nosotros no estemosvacilantes é inciertos ni nos dejemos llevar de todo vien-to de doctrina.

Las palabras ¿son solamente un ruido vano forma-do por la voz humana y vacío • de sentido, como dicenuestro adversario? por el contrario ¿no son los signosde las ideas del entendimiento , como lo enseñan todoslos lógicos? Ciertamente, diremos nosotras , cuandoCristo y los apóstoles entregaron y confiaron la fe cris-tiana á la iglesia á fin de que la defendiese y conserva-se intacta hasta la consumacion de los siglos, no pensa-ban transmitirle y confiarle solamente un sonido vano devoz vacío de sentido , sino verdades expresadas con pa-labras y cuando los mártires derramaron su sangre, noera tampoco por conservar tina fórmula material de pa-labras que no correspondiese á ninguna idea deter-minada. •

Sabido es que el Apóstol recomendaba á Timoteo:«Guarda la sana doctrina cine te enseñaron mis pala-bras tocante á la fé.» Y ¿quién noove que seria vana es-ta recomendacion si en efecto las palabras no fueranmas que un sonido vacío de sentido? Cuándo los legisla-dores, dan leyes- á los pueblos ; cuando los príncipespromulgan decretos; cuando los médicos prescriben re-medios á los enfermos; todo esto , en la hipótesis de nues-tros adversarios no seria mas que Fórmulas materialesde palabras, en que no pódria el entendimiento fijarningun sentido real y determinado'. ¿Para qué he de de-

cir mas? Copiaré las palabras del Evangelio: «Cuando elhijo pide pan, podria darle su padre una piedra , un es-corpion por un, huevo y una serpiente, por un pez:» taninsensatos son forzosamente los que combaten la unidadde la iglesia. Adencias negamos que la que toma el nom-bre de evangélica, muestre.á los hombres la unidad de

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— 9.9,9 —

que se gloría la verdadera iglesia , ya porque Segun lanaturaleza misma del protestantismo la iglesia llamadaevangélica no posee realmente ninguna autoridad parahacer que sus sectarios abracen- las mismas reglas de fé,ya porque las diversas iglesias encerradas en el seno delprotestantismo tienen diversas profesiones de fe, que va-rian, como ellos miSmos lo dicen ,. segun la diversidadde los tiempos y el progreso de las ciencias , ya en finporque estas iglesias no admiten generalmente ningunlibro simbólico.

Ademas todos lo1 hombree han mirado siempre laspalabras como los signos de los pensamientos del almay como el medio necesario para comunicarse unos áotros sus ideas„Destruyase esta nocion de la palabrahumana, y se acabó la sociedad y toda ciencia. Al ins-tante deberian desecharse todas las obras de física ymatemática por 110 encerrar ningun sentido, ni esta-blecer ningun sistema y resucitaría la confusion de latorre de dabel entre los hombres que se hablarian sinentenderse. Añado que hay palabras que presentan unsentido determinado y único, por ejemplo , los nom-bres que usan los geómetras y que designan un circulo,un triángulo etc.; y otras cuya significacion mas flexi-ble se extiende ó se limita-al antojo de los que las em-plean, aunque representen cierta idea .fundamental so-bre la cual estan de acuerdo todos los hombres.

Confieso que todos estos no tienen la misma ideade la divinidad relativamente á los diversos grados deciencia á que cada uno de ellos puede llegar ; pero to-dos sin excepcion , sabios é ignorantes, tienen la mismaidea de la sustancia divina , por mas que diga nuestroadversario, de suerte que los que pronuncian estas pa-labras: Creo en Dios , comprenden todos lin ser sobera-no, perfecto y principio de todas las cosas bajo la no-clon general de Dios.

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230En cuanto á lo que añade nuestro adversario que

vale mucho mas no admitir otra autoridad que la de larazon, respondo que esta no tiene ninguna autoridadsobre las materias de fé propiamente dichas, y que enesto debe-obedecer y no mandar en una palabra noprecede á la fé sino que la sigue. Asi sentados los dog-mas de la fé, la razon puede hallar muchos motivosque los ilustren y prueben , y demuestren que no hayninguna repugnancia en admitirlos: la razon humana notiene otro derecho, otro deber ni otra autoridad en lasmaterias, que tocan á la fé. De donde resulta evidente-mente que el adversario está en un error" cuandosuponeque en la religion católica ‘ los hombres no deben -hacerningun caso de las luces de la razon que reciben deDios , sino admitir las verdades de la fé, como lo ha--rian unos autómatos , sin discernimiento ni reflexion.Jamás ha sido este el espíritu de la religion cristiana:esta no ha quitado jamás nada á la dignidad natural delhombre. La misma razon de que se hace arma con-tra nosotros, nos enseña que debemos recibir con lamas alta veneracion unas verdades que se nos propo-nen como .divinamente reveladas por una autoridadinfalible que nos habla en nombre de Dios; y tal esla autoridad de la iglesia católica segun hemos demos-trado.

Dícese que todo hombre puede llegar por sí mismoal conocimiento de la verdad. — Si se habla de lasverdades del órden natural, lo concedo de buen grado;por el contrario lo niego' absolutamente de las verdadessobrenaturales y reveladas , y ya he probado que teniaderecho de negarlo.

Tan absurdo seria, se añade, prohibir la navega-clon á todos los hombres porque algunos han naufraga-do , como quitarles un derecho natural que reciben dela razon, só pretexto que algunos han abusado de él.

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3 1 —Respondo que los hombres no tienen absolutamenteningun derecho sobre las materias de la fé; al contra-rio esta ► obligados á un deber de surnision y obedien-cia. En efecto todos los que arrogándose un derechoengañoso han emprendido esta navegacion sin otro pilo-to que ellos mismos, para valerme de la comparaciondel adversario, han naufragado en la fé como Himeneoy Alejandro, segun lo atestigua el Apóstol. Ciertamentecuando Cristo envió sus apóstoles para predicar la fé almundo, no les habló de este supuesto derecho comoperteneciente indistintamente á todo hombre , sino . queles dijo simplemente: «Id , predicad el Evangelio á to-da criatura : el que crea se salvará; y el que no crea, secondenará.» Cuide nuestro adversario de no ser del ntl-ro de estos últimos.

Benjamin Constant suscitó esta tercera objecion:«Jesucristo no instituyó ninguna iglesia determinada yparticular, ningun sacerdocio exterior y propiamentedicho , sino que solamente envió ministros indepen-dientes unos de otros , para anunciar á los pueblos sudoctrina que va dirigida mucho mas al corazon que alentendimiento. En efecto la religion no consiste masque en un afecto de corazon puramente sentimeetal, ypor consecuencia es inmutable en su esencia , aunquepueda tornar diversas formas accidentales; do suerteque la diversidad de estas no quita nada á la uni-dad de aquella. A esta objecion de Benjamin Cons-tant añade Bretschneider que es preciso distinguirentre la iglesia y la cristiandad, porque Jesucristo fun-dó sí el cristianismo; pero no fundó ninguna de susformas, sea católica , sea ,griega , sea evangélica. Porúltimo Felix Bodin en su resúmen de la historia deFrancia se aprovecha de estas dos objeciones, y concluye en estos términos: « Las iglesias fundadas por losapóstoles eran unas sociedades distintas entre sí é indo-

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pendientes unas de otras, cuyos jefes eran escogidosentre los fieles mas ilustres , y aquellas repúblicas sa-gradas comunicaban con la iglesia de Roma del mismomodo que tos estados federalistas de la América del11011C comunican con un presidente general.»

Rechazo igualmente las premisas y la conclusion deesta objecion. Benjamin Constant, Bretschneider y Bo-din han acudido á este medio demasiado tarde para-inven-tar esos sistemas irreligiosos y destructivos de toda re-velacion , ignorados de los apóstoles y de toda la anti-güedad que no soñó jamás semejante cosa. S. Pedro ysus sucesores ejercieron una verdadera jurisdiccion so-bre la iglesia universal. Esta es una propiedad personalde esta iglesia , una posesion que no podrán arrancarlejamás los herejes, los racionalistas ni los incrédulos. To-dos los monumentos eclesiásticos condenan estas aber-raciones , estas locuras de nuestros adversarios, por-que no puede darSeles nombre mas blando. Los papasS. Cemente , Estevan y Victor ejercieron esta autori-dad en diversas circunstancias y , contra diferentes sec-tas: S. Ireneo y los obispos de Asia reconocieron yatestiguaron -esta superioridad de la iglesia romana ódel suco pontifice'que es su cabeza , y de todas partesse llevaron multiplicadas apelaciones á la santa -sede.Ademas las palabras de Jesucristo se resisten absoluta-mente al, sentido que place á nue.stros adversariosdarles'.

En cuanto á lo que añade Bretschneider, que hayque distinguir entre la iglesia . y la cristiandad ú elcristianismo, digo que esta distincion es enteramentevana. En efecto ¿ qué es el cristianismo sino la socie-dad de los que profesan la doctrina de Cristo, y laprofesan en toda su integridad , tal CONO Cristo la en-comendó á sus apóstoles para que la predicaran á todaslas uadones? Y cuál puede ser esta sociedad sino la

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- 233 -misma iglesia? En ningun paraje del Evangelio se leeque Cristo fundase el cristianismo, y mil veces se lee

en . términos expresos que fundó su iglesia. «Yo edifica-.ré , dice, mi iglesia.... El que no escucha á la iglesia,sea para vosotros como un pagano y un publicano;»de suerte que toda la discusion entre los protestantes ylos católicos versa sobre esta, sola cuestion de tres si-glos acá: ¿Cuál es la verdadera iglesia de Cristo? Por elcontrario nunca se había puesto en duda que Jesucristohubiese instituido ó no una iglesia : solo en estos ,ül.timos tiempos la han suscitado Benjamin Constant, losbíblicos y los racionalistas , que habiendo perdido todafé recurren á un afecto del corazón que llaman senti-mental , en otros términos á la caridad , mientras queJesucristo dijo expresamente: «El que no crea, se con-denará.»

Por lo que toca á ias formas que nuestros adversa-rios llaman accidentales , católica , griega y expngélica,respondo que Jesucristo no fundó realmente mas queuna sola iglesia , á fin .que esta profesase toda su doc-trina y nada mas bajo los pastores legítimos y bajo elpríncipe ó cabeza instituido por él: «Sobre esta iglesiaedificaré yo mi iglesia.» Pues esta iglesia es la católica,llamada así desde los tiánpos apostólicos , como yá lohemos notado , que es la única que abraza y ha abra-zado en todo tiempo y lugar el cristianismo entero , yesta es no una forma variable y accidental, como quierennuestros adversarios suponer, sino una propiedad in-trínseca y esencial de la verdadera iglesia de Cristo. Alcontrario todas las otras sociedades religiosas que pro-fesan un cristianismo parcial , han debido tomar unadenominacion particular , y revestirse de una formadeterminada segun los tiempos y lugares. En la propo-sicion siguiente direpaos lo que ha de juzgarse de estasformas.

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Los herejes insisten diciendo: «Si Jesucristo concedióá la unidad las prerogativas de autoridad , infalibilidady perpetuidad, es evidente que no siendo S. Pedro ysus sucesores mas que una parte del todo , no gozan deninguna prerogativa especial. Ademas las promesas deCristo pueden no haber sido mas que condicionales, co-mo parece que lo indican las siguientes palabras delv. 8 , cap. XXIII. de S. Lucas: «Cuando venga el Hijodel hombre , creeis'que halle aun fé -sobre la tierra?»Del mismo modo el Apóstol , hablando del tiempo queha de preceder al reinado del Antecristo, escribe á lostesalonicenses : «Este dia no vendrá hasta que hayallegado antes la apostasía.» Y de ahí procede tambienque S. Gerónimo no vaciló en decir del siglo en que vi-via : «Ved ahí que la fé de Nicea ha sido condenada poraclamador): todo el universo lo ha deplorado , y se haadmirado de encontrarse arriano.»

Si Pedro y sus sucesores fueran mirados como per-'onas particulares , no tendrian en efecto, ninguna pre-rogativa; pero Pedro es la cabeza de la iglesia , el pas-tor universal , el centro de la unidad. «Donde está Pe-dro , dice S; Ambrosio, allí está la iglesia. La iglesiaestá en el obispo , dice S. Ciprianod y Así las prerogati-vas que corresponden á Pedro, corresponden tambien ála iglesia; porque la iglesia está fundada sobre Pedro.Esta union indisoluble de: Pedro y de la iglesia formasola la unidad católica. Cuando la iglesia obra, define,etc., obra, define necesariamente por Pedro y en Pe-dro, es decir, en el romano pontífice que es su cabezaviviente , pensante y agente, porque un cuerpo no pue-de obrar sin cabeza. Jesucristo entregó primero sepa-radamente á Pedro todas las facultades cuestionadas porlo.; herejes , y ,Pedro las transmitió despues al colegioapo;tólico ó á la iglesia , que debe ser dirigida y go_

bernada por su cabeza , sin poder jamás enseñar, man-

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235 -dar ni hacer nada prescindiendo de esta cabeza.

Dícese que las promesas de Jesucristo pudieron sercondicionales Solamente; pero ¿ como pudiera ser estosupuesto que la iglesia fundada por los apóstoles quehabian recibido las promesas del Salvador , las ha erttendido siempre de una manera absoluta y positiva? Laspalabras .del Evangelio que se nos objetan en este punto,hablar) de muchas deserciones particulares y no de unadeserciori total de la misma iglesia.. En cuanto á las palabras de S. Gerónimo, no sonmas que una hipérbole sugerida por el dolor. En efec-to ¿ en qué ocasí.on las pronunció? Cuando los padresdel ` concilio de Rímini , no entendiendo la fuerza de lapalabra griega omoiousion , engañados ademas por- lasastucias de los arrianos, y forzados por la violencia,consintieron aquella expresión; pero en cuanto se des-cubrió el fraude , los mas se retractaron. El romanopontífice no asistió á aquel concilio , ni en persona , nipor un legado , y la mayor parte de los obispos dela iglesia católica faltaron Cambien: por último losque asistian , suscribieron aquella declaracion de fé ar-riana únicamente por las' violencias que ejerció conellos el emperador Constantino. Nadie sin duda se la-menta ni se admira de ser lo que sabe y quiere serrealmente , y . supuesto que los padres del concilio deRímini se lamentaron y admiraron, segun S. Geróni-mo , de pasar por arrianos , es evidente que no lo eranni de corazon, ni por una confesion voluntaria exterior:de otro modo no hubieran manifestado dolor ni admi-racion.

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-23G

PROPOSIC1ON QUINTA.

La iglesia católica es la única iglesia verdadera de Jesucristo.

Esta proposicion se deriva necesariamente de la an-terior. En efecto si la verdadera iglesia es solamenteaquella que el mismo Cristo fundó en la unidad de la féy del gobierno , y que por una sucesion no interrumpi-da de pastores legítimos debe durar hasta el fin delmundo; es evidente que siendo la iglesia católica la úni-ca que desde los apóstoles ha llegado hasta nosotros enla unidad de una misma fé y de una misma cabeza; estambieh la única iglesia verdadera de Jesucristo.

Esta unidad de fé en la iglesia católica se pruebaprimeramente, porque los herejes de todos los sigloshan combatido esta misma fé en cuya posesion se halla-ba ya la iglesia en el instante mismo ej.' que ellos se se-paraban .de ella, protestando unos contra un artículode aquella fé , otros contra otro, al paso que la iglesialos conservaba todos sin excepcion y rechazaba comonovadores y usurpadores á los sectarios que se empeña-ban en privarla de un solo artículo de aquellos, fuesecomo fuese. Y no solamente rechazó á los que quedansuprimir algo de la fé, sino tambien á los que de cuan-do en cuando probaron á añadir algo transportando ásu hered td los despojos de los egipcios. Asi pues ha re-chazado toda novedad , ya positiva , ya negativa ; por locual ha permanecido tranquila espectadora del nacimien-to y de la muerte de todas aquellas sectas , y ha podidorepetir siempre estas palabras : «Ved que los que bus-caban mi alma han muerto; » ó estas del salmista : ((Vial impío elevado y triunfante , pasé y ya no existia.»

La unidad de fé en la iglesia católica se pruebatanibien por el consentimiento y el testimonio de los

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937mismos herejes. En efecto estos que no han estado nunca

de acuerdo entre lo han estado siempre con la iglesiasobre todos y cada uno de los artículos de fé que noechaban expresa-mente. Asi todos los herejes , salvo lospuntos en que erraban, han confesado siempre que ,laiglesia católica habla mantenido la verdadera fé en to-dos los demaS; de donde se sigue que si recorrernos elcírculo de los artículos que ha profesado ó profesa auncada una de las sectas heréticas en comun con la iglesiacatólica , tendremos el cuerpo.completo- y absoluto de ladoctrina católica y de todos los dogmas de nuestra fély por consiguiente los -rnis.mos herejes , aunque á -pesarsuyo-, dan el testimonio mas evidente en favor de la Ver-daderalé.que ha profesado siempre la iglesia católica.En cuanto á las verdades que han impugnado separada-mente, por qué habriamós de creerlos acerca de estasmas bien .que acerca de las otras.? Reunamos en efectolos artículos que han negado: examinemoslos uno poruno; y veremos que delodos los artículos de que secompone - la fé . cristiana,- no ríos" quedará uno solo cierto,sino innumerables contradicciones en su lugar. - • • .

Esta misma verdad que defendemos resalta . tambiénde la discusionperpetua .. -que iexiste:entrelos herejes .áfin de fijar la época precisa y.. determinar el verdaderoautor de las innovaciones qué. segun ellos se introduje--ron en la iglesia católica en" otro tiempo. Los centuria--dores de Mugdeburgo se contradicen a - sí mismos Hos-piniano acusa á S. Gregorio el Grande de ser el autorde la stipersti -cion y de la idolatría : el ministro protes-tante Glande cuenta el siglo séptimo entre los siglos deoro- de la iglesia: Andres -Rivet asegura que es una opi-mon comun entre los protestantes y los calvinistas queel Antecristo levantó públicamente su estandarte en laiglesia seiscientos arios despues del nacimiento de Cris-to : otros retrasan íos dias de oro de la iglesia y los tras-

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238ladan comunmente al siglo V á VI: d'Aubigné con elconsentimiento de los ministros calvinistas toma por re-gla en las materias de fé los cuatro primeros siglos en-teros : Gibbon afirma que ningun erudito puede resistirá la evidencia de los testinionios históricos que pruebanque durante los cuatro primeros siglos eran ya admiti-dds en la teoría y en la práctica los principales puntosde la doctrina católica : Newton confiesa que las semi-llas del papismo se esparcieron aun desde la época apos-tólica. Asi pues probamos incontestablemente esta uni-dad perpetua de fé en la iglesia católica con la confesionmisma de sus adversarios y su proceder, y eso sin ne-cesidad de recurrir á los testimonios particulares y po-sitivos con respecto á cada uno de los artículos de fé, deque trataremos en el, curso de esta obra. Afiado . que to-das las hipótesis de los herejes discuerdan dé las pro-mesas de Jesucristo, y que es facil probárselo , porquecomo dice Belarmino, en toda variacion aun la mas levese descubren fácilmente estas cinco cosas: el autor , eldogma , la época ,_los defensores y los impugnadores.

Por lo que mira á la unidad de gobierno ó de la su-`cesion no interrumpida' de lis pastores ó de los obisposdesde Jesucristo hasta nosotros , la serie de los pontífi-ces romanos con los cuales comunicaron los obispos detodas las iglesias particulares , es un monumento irre-fragable de la perpetuidad y de la unidad de gobiernoen la misma iglesia.

Tertuliano , Cipriano, frene°, Eusebio de Cesarea,Optato de Milevis y Agustín nos dejaron , el catálogo delos pontífices romanos sucesores de S. Pedro , cada unohasta su tiempo, y los escritores siguientes continuaroneste mismo catálogo hasta nuestros dias.

Los monumentos de todos los siglos atestiguan queel pontífice de Roma ha sido mirado en todos tiemposcorno la cabeza de toda la iglesia católica y corno el

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239 ---principio, el fundamento, la fuente y el centro de-uni-dad del gobierno eclesiástico.

S. Ireneo escribe de la iglesia de Roma : « Es ne-cesario que cualquier otra iglesia y los fieles de todoslos paises concuerden con esta iglesia á causa del pri-mado que le corresponde; » y exponiendo en seguidala sucesion de los pontífices romanos desde S. Pedrohasta Eleuterio concluye en estos términos : « Por estaserie y sucesión , se han perpetuado hasta nosotros latradicion de los apóstoles y su predicacion.»

Tertuliano , aunque ya era montanista , llama obis-po de los obispos al pontífice de Roma ; de modo queesta denominacion era entonces coman en la iglesia pa-ra designar al_ pontífice de Roma , ó cuando menos to-dos admitian la autoridad suprema de este pontífice en laiglesia universal, corno lo advierte Fleury con ocasion deeste texto de Tertuliano.

Orígenes afirma que la piedra ó el pontífice de Ro-ma y la iglesia son una 'misma cosa. Proponese estacuestion: «La piedra y la iglesia ¿son una sola y mismacosa?» Y al punto responde en estos términos : « Notemo afirmarlo , porque las puertas del infierno no pre-valecerán ni contra la piedra sobre , que fundó `Cristo suiglesia , ni contra esta misma iglesia.»

• S. Cipriano llama fl la iglesia de Roma el orígen yla madre de la iglesia católica da al pontífice roma-no el nombre de cabeza de una llola iglesia : ademas lla-ma á la de Roma la iglesia principal de donde ha salidola unidad del sacerdocio.

El concilio de Aquileya , celebrado en el año 381 ypresidido por S. A mbrosio, se explica asi hablando de lasilla de Roma : «De aqui se derivan sobre todos los fie-les los derechos de la cornunion que deben respetar.»Ya he citado las célebres palabras de S. Ambrosio á es-te P ropósito « Donde está Pedro , allí está la iglesia.»

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240S. Gerónimo compara la iglesia ó la silla de Roma

con el arca de Noe, fuera de la cual perecieron todos loshombres , y con la casa fuera de la cual todo el que co-me el cordero es profano. Leanse las palabras de estesanto doctor en su carta al Papa Dámaso : « Yo me aso-cio á la comunion de vuestra beatitud , es decir, á lacomunion de la cátedra de Pedro „piedra sobre la cualsé que fue fundada la Cualquiera que come elcordero fuera de' esta casa , es profano. Si alguno no es-tá en el arca con Noe , perecerá en las aguas del di-luvio.»

S. Optato de Milevis habla asi « Solo una cátedraes la primera entre todas por los dones que ha reci-bido Pedro fue el primero, que se sentó en ella: áPedro sucedió Lino, á Lino Clemente, &Clemente Ana-cleto..... á Dámaso Siricio , por el cual todo el universoestá en sociedad de comunion con nosotros:»

S. A gustin , hablando en el mismo sentido de la su-ce. sion --de los pontífices romanos y de la silla de Pedro,á fin de Confundir á los cismáticos donatistas, escribe:« Esta es la piedra de que no triunfarán las • soberbiaspuertas 'del infierno.»

S. Pedro Crisólogo se expresa-en estos términos: «Elbienaventurado Pedro que vive y preside en la silla quele pertenece , y manda á los que buscan la verdad parasu provecho.»

Adoptando el concilio ecuménico de Calcedonia estadoctrina exclama: « Pedro ha hablado por Leon.» Yhablando de la epístola de S. Agaton « Pandaque solamente fuese papel y tinta; pero Pedro hablabapor Ágaton.» Por último los obispos de Oriente escri-biendo al pontífice Simmaco le dirigen estas palabras:« Vos á quien instruye cada dia vuestro santo doctorPedro en apacentar en todo el orbe habitable las ovejasde Jesucristo que os ha encomendado.»

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2 4 11El concilio ecuménico de Letran celebrado en el

ario 1213 dice: «Hemos ordenado que despues de laiglesia romana que por disposicion del Señor obtieneel primado sobre todas las otras iglesias como la madrey la maestra de todos los fieles de Jesuristo &c.» Enel concilio ecuménico celebrado en Leon , el año 1274,deseando volver los griegos al seno de la iglesia católicahicieron públicamente esta profesion de fé : La iglesiaromana posee una soberanía plena y entera sobre todala iglesia católica; soberanía que nosotros reconocernoshumilde y verdaderamente haberle sido transmitida porel mismo Señor en la persona del bienaventurado Pedro,príncipe de los apóstoles , cuyo sucesor es el romanopontífice.» Por último el concilio ecuménico de Floren-cia define esta suprema potestad de los papas: La san-ta sede apostólica ó el romano pontífice posee el primaldo sobre todo el universo: este mismo pontífice romanoes el sucesor del bienaventurado •Pedro, príncipe de los-apóstoles, el verdadero vicario de Jesucristo, la cabezade toda la iglesia, el padre y el doctor de todos loscristianos; y nuestro Señor Jesucristo le entregó en lapersona del bienaventui ado Pedro una plena potestadde apacentar conducir y gobernar la iglesia uni-.versal.»

Es pues evidente por todos estos testimonios y porotros no menos auténticos que pudieran reunirse de to-dos y cada uno de los siglos del cristianismo, que laiglesia universal ha mirado siempre al romano pontífi-ce , sucesor de S. Pedro , como el origen , la fuente , lacabeza y el centro de la unidad eclesiástica. Asi aun-que haya habido y haya aun muchos obispos diseminadospor todo el mundo, sin embargo por la íntima adhesionde todos ellos al pontífice romano no ha habido nuncamas que un solo epíscopado y una sola iglesia, que paravalernos de los términos del Papa Simmaco ejerce un SO-

Y. 19. 16

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242 .

lo sacerdocio por muchos pontífices como la Trinidaddivina ejerce un solo poder.

S. Cipriano usa la misma comparacion para explicarla unidad del episcopado, de que cada obispo posee in so-lidum una parte , y concluye en estos términos : « Porlo tanto el Señor nos enseña y establece la unidad de laautoridad divina cuando dice : «Mi padre y yo somosuno , » y pone esta unidad en su iglesia cuando añade:« Habrá un solo rebaño y un solo pastor. » Y el santodoctor dice á este propósito: *«Si no hay mas que unrebaño , ¿ cómo podría contarse entre las ovejas del re-baño el que no está en el rebaño?»

Sentado esto tenemos evidentemente un derecho pa-ra concluir : La iglesia de Jesucristo está fundada so-bre la unidad de gobierno que reside en Pedro y en sussuéesores: mas solamente en la iglesia católica se en-cuentra esta sucesion_perpetua y no interrumpida delos pontífices romanos y de todos tos demas obispos quehan comunicado con ellos-, subiendo desde Grego-rio XVI que hoy gobierna la iglesia , -hasta Pedro, esdecir, hasta los apóstoles y hasta el mismo Jesucristo:Luego la iglesia católica es la única iglesia que poseeesta unidad de gobierno; ó lo que es la consecuencia decuanto acabarnos de probar , si la verdadera iglesia deCristo es: necesariamente una , visible y perpetua por lanaturaleza misma de su institucion , en cuanto se prue-ba que la Iglesia católica sola posee estas tres cosas, que-da tambien probado que la iglesia católica es la únicaiglesia verdadera de Jesucristo.

Mi todas las comuniones separadas de esta iglesiason , valiéndome de la expresion de S. Juan , otrastantas sinagogas de Satanás, monumentos de orgullohumano , y no iglesias de Jesucristo.

De ahí procede tambien evidentemente que de tan-tas sectas que han aparecido en el mundo , ninguna ha

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2 4 3osado usurpar el nombre glorioso de iglesia católica,oponiéndose á ello con una fuerza irresistible el mismotestimonio de su 'conciencia ; de suerte que aquelnombre ha quedado siempre y queda únicamente á laantigua iglesia que persevera la misma desde Jesucristohasta nosotros. Todas aquellas sectas han tomado dife-rentes nombres: unas los de sus autores, v. g. los sabe-lianos , arrianos , macedonianos, calvinistas y jansenis-tas : otras han sacado la denominacion de otro orígen,como los gnósticos , los noeciános , los reformados , losapostólicós , los evangélicos,, los protestantes &c. Puesestas sectas son lo que Bretschneider y B. Constant lla-man formas accidentales; y ciertamente lo son enel sentí lo estricto de la palabra , formas produ-cidas por el espíritu de orgullo. Asi siempre que estossectarios, al rezar el símbola de los apóstoles, confiesanque creen en la iglesia , se juzgan y condenan á sí mis-mos , porque ellos no forman mas que fracciones sepa-radas y sectas particulares.

De aquí resulta tambien que si la fuente y el origende la unidad del episcopado y de la iglesia estas en elpontífice romano ; los griegos cismáticos , los anglica-nos &c. y todos los obispos separados del pontífice deRoma no pertenecen á la unidad de la iglesia , y porconsiguiente no pueden pertenecer á la iglesia de Je-sucristo.

Asi ningun concilio verdaderamente ecuménico, esdecir, que represente á la iglesia universal , puede ce-lebrarse sin el pontífice romano que siendo la cabeza.delcuerpo de la iglesia es por lo mismo la cabeza del con-cilio ecuménico que debe representar á esta iglesia; sinlo cual, el concilio seria acéfalo;

Por último es evidente que es una verdadera nece-dad de algunos escritores facciosos decir que el pontíficeromano es el signo , la banderael portaestandarte , el9

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244gefe ministerial de la unidad , en vez de decir simple-mente que jes la cabeza, el centro y el origen de la mis-ma unidad.

Los herejes nos hacen las objeciones siguientes so-bre esta cuestion. La fé ha podido variar poco á poco éinsensiblemente en la iglesia como sucede de ordinariohasta que se haga universal esta variacion ; luego no esextraño que no se pueda señalar una época fija de esta.Ademas el progreso del tiempo ha podido obscurecerciertas verdades y ciertos'dogmas, y en esta obscuridaduniversal el error ha hallado naturalmente medio de in-troducirse y propagarse.

Respondo que esto es manifiestamente imposible;de otro modo hubiera fallado Jesucristo á sus prome-sas ; lo cual no puede decirse sin impiedad. En efectola ignorancia y el error pueden muy bien hallarse enlos individuos; pero jamás en la misma iglesia. Jesucris-to , como hemos dicho mas arriba , no concedió sus pro-mesas y privilegios á algunos individuos, sino á la uni-dad : sin esto estariamos siempre, en la duda.

Esa supuesta obscuridad universal con que se argu-ye, es una vana fábula inventada por los jansenistas ycondenada justamente por Pio VI en su constitucionAuctorem fide. Jesucristo vela siempre por su iglesia,la guarda , la defiende y está siempre con ella.

Pues ¿á qué vienen, responden los herejes, tantas in-dagaciones y tantos pareceres diferentes cuando se sus-,cita una nueva controversia ?

Porque Jesucristo no viene en auxilio de su iglesiapot: modo de inspiracion sino de asistencia , como ya lohemos notado ; de suerte que para alcanzar el fin quese propone, no excluye-los medios lturnanos como elestudio , la instruccion etc. A la manera pues que loshombres , obligados á probar sus derechos de propieldad, buscan sus títulos por todas partes con .el mayor

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cuidado; asi» la iglesia para probar su propiedad perso-nal consulta difigentementelos monumentos de la Es-critura y la tradicion para oponerlos á la audacia de losnovadores y ayudar á aquellos cuya flaqukza titubea.

Pero ¿para» qué he de insistir mas tiempo? En el cónd-ilo de Jerusalem ¿ no se suscitó una gran cuestion en-tre los apóstoles y los ancianos con motivo de la obser.vancia de las prácticas legales, aunque todos los após-toles eran personalmente infalibles ?

Otra objecion. — Los obispos , dicen los herejes, sonlos sucesores de los apóstoles que recibieron inmediata-mente su mision , y mision ilimitada, de Jesucristo , desuerte que la iglesia se fundó no menos sobre ellos quesobre Pedro , como lo prueba este pasaje de S. Pabloen su epístola segunda á los efesios : « Los fieles son unedificio construido sobre el- fundamento de los apóstolesy de los profetas,» y este de S. Juan en el Apocalipsis:-« La muralla de la santa Jerusalem ( la iglesia ) teniadoce fundamentos , y sobre ellos los nombres de los doceapóstoles del cordero. » En vano pues se afirma que launidad del gobierno eclesiástico depende de la unidadde una cabeza ó del romano pontífice.

A esto diré que los obispos considerados en cuerposon en efecto los sucesores de los apóstoles ó del conse-jo apostólico; pero si se los considera cada unode por síhay que distinguir entre la_ potestad de órden y la dejurisdiccion , , porque tienen la primera ; mas de ningunmodo la segunda. Ademas aunque la potestad de losapóstoles fuese extraordinaria , no era sin embargo ili-mitada é independiente. A la verdad los apóstoles reci-bieron de Jesucristo esta potestad extraordinaria ; perosubordinada á Pedro, que fue el único que recibió laplenitud de la potestad para transmitirla á sus sucesorescomo ordinaria. Esta es la diferencia entre la potestaddada á Pedro y la potestad dada á cada uno de los otros

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246 —apóstoles: una y otra fue entera y universal ; sio em-bargo la potestad de Pedro fue orclinaria , suprema éindependiente, mientras que la de los otros apóstoles fueextraordinaria y subordinada á Pedro en cuanto almodo de ejercerla , y por cbnsiguient.e debió acabarsecon ellos: porque esta potestad extraordinaria se otorgóá los apóstoles para fundar b iglesia y les era absoluta-mente necesaria en aquellos primeros tiempos; perofuera de aquella potestad extraordinaria se concedió áPedro una potestad ordinaria para conservar la unidadde la iglesia; potestad perpetua por consecuencia, ó co-mo dice Tertuliano , .que daba al que la poseia legíti-mamente el derecho de transmitirla á otros.

Por eso escribía el mismo Tertuliano: «Recordadque el Señor dejó las llaves á Pedro , y por Pedro á la

» ¿ Qué nombres dan los 'santos padres á Pedroen sus obras ? Le llaman la cabeza el presidente , elpríncipe , el pastor de los apóstoles y de la iglesia.Oigamos á S. Cipriano en su Tratado de la unidad de laiglesia: « La unidad , dice , es el punto de partida, y áPedro se le dió el primado para manifestar que no haymas que una iglesia de Jesucristo y una sola cátedra. To-dos son pastores ; pero no hay mas que un solo y mismorebaño, que deben gobernar en comun todos los apósto-les para testificar tambien que la iglesia de Jesucristoes una... La iglesia está en el obispo.... El Señor dióprimeramente la potestad á Pedro , y despues hablótambien á los apóstoles.... Sobre Pedro fundó su iglesia,y de ahí viene la eleccion de los obispos y la razon deser de la iglesia. » E inmediatamente añade: « Nohay mas que una iglesia fundada por nuestro Señor Je-sucristo sobre Pedro , cuyo origen y razon de serson la unidad.b En otros varios- lugares de sus obrassno cesa de insistir en esta verdad. La . doctrina de San

Agustín en estas , materias es la misma que la de San

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Cipriano... tqVaCilaremos, dice- aquel. santa padre, enpermanecer en' el 'seno. de , esta iglesia que eiinwdiode la gritería. de los herejes incesantemente . - levantadacontra._ ella no. ha cesada jamás de ejercer un poder su-prema: sobre todo.. el. universo. cristiana. -por una serieno. interrumpida de obispos en la silla apostólica ?»Pera aqui . me- detengo., porque seria muy prolijotar los innumerables. testimonios de todos los santospadres.

Dicese- que, los fieles son un edificio, construido sobre el fundumentO de los apóstoles y los profetas,: si,pero este fundamentó-.es la f0 predicha por los. profetasy predicada por los apóstoles, que•fundaron las diferen-tes iglesiasr.con esta predicacion.;Tal es el. sentido de los

-pasajes de la. santa. escrituracitados por nuestros adver-sa ríos.

Sin embargo, estos insisten: ¿No dice S. Ciprianoque ,-no hay mas. que un. episcopado, de que cada obispoposee una. -parte in solidum? ¿No añade: «Los otrosapóstoles eran ciertamente lo que era el. mismo.. Pedro,

- dotado de u.n -mismo honor y de una misma potestad enuna sociedad igual? «Por último el. siguiente pasaje deS. Gerónimo ¿no-decide la ciiestion á nuestro favor?« Aunque ... todos los apóstoles reciben las llaves delreino de los cielos , y la potestad. de la iglesia se apoya -igualmente en cada uno. de ellos.....»

Respondo. que el texto alegado . de S. Ciprianono hay mas que un episcopado de que cada obispo poseeuna parte In solidum , debe entenderse de la unidad in-dividual del mismo episcopado y de la iglesia , la cualno padece division por la multitud de los obispos, quecon Pedro- y debajo de Pedro_ poseen y apacientan laparte del rebaño confiado á su cuidado. Es indudable elsentido que damos á este pasaje , por las palabras quoinmediatamente le preceden en el texto del santo doc.-

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tor , y á ellas remitimos nuestros adversarios. Ademassi quieren tomarse la molestia de leer su Tratado de launidad de la , encontrarán otras muchas expre-siones que aclaran el sentido de estas , y los edificaráncompletamente sobre este punto.

En el otro pasaje de S. Cipriano alegado por los he-rejes para probar que los apóstoles eran iguales áS. Pedro parece que el santo mártir no pensó masque en la dignidad sola del apostolado , y bajo estepunto de vista puede decirse en efecto que los otrosapóstoles eran en cierto modo iguales á Pedro, aunqueen esta dignidad misma estaban subordinados á él se-gun S. Cipriano, porque añade al instante : « El puntode partida es la unidad, y á Pedro se le dió el prima-do para manifestar que no hay mas que.una sala iglesiade Cristo y una sola cátedra. » Si nuestros adversariossuponen que S. Cipriano habla de la dignidad ó de lapotestad episcopal, diremos que los apóstoles y los obis-pos pueden considerarse bajo dos puntos de vista , cornorepresentando un _cuerpo con su cabeza , y como miem-bros de este cuerpo considerados separadamente. Bajoel primer punto de vista todos estan dotados de la mis-ma potestad, corno los miembros de un senado que cons-tituidos bajo un jefe ó presidente poseen todos la potes-tad suprema , legislativa etc. Al contrario bajo el se-gundo punto de vista no tienen otra potestad que la quese les concede ó comunica. Pues esta potestad extraor-dinaria, dada por Jesucristo á los apóstoles para ejercer-la con sujecion á Pedro, es la que el romano pontíficeconcede y comunica á los obispos de las diócesis. Lomismo sucede con el texto de S. Geránimo, el cualañade inmediatamente : « Cristo elije uno entre Josdoce para que establecida y reconocida la cabeza sequite toda ocasion de cisma. »

Las iglesias orientales y apostólicas , continúa n los

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4 9 ....__herejes, han sido siempre independientes de la iglesiade Roma y de su cabeza.

Esta objecion se - funda en una mentira cómo otrasmuchas En efecto los pontífices romanos han ejercidosu autoridad sobre las iglesias orientales siempre quesella ofrecido la ocasion ó lo ha exigido la necesidad:asi lo demuestran todos los monumentos eclesiásticospor confesion misma de Fleury. Aquellas iglesias hanrecurrido muchas veces á la santa sede: los patriarcasde Antioquía , Alejandría y Jerusalem se han presen-tado muchas veces ante la misma sede ó le han enviadodiferentes Apelaciones; y el pontífice de Roma ha solidodeponer á aquellos patriarcas. S. Atanasio expulsado desu silla por las maquinaciones de los arrianos apeló áRoma S. Sofronio de Jerusalem y Sergio de Constan-tinopla , enviaron á Roma para el asunto de los mono-telitas. Lo mismo sucedió con el cisma de Antioquía.Por último este uso era general aun en los primeros si-glos de la iglesia como lo han confesado Wetstein yGibbon.

Tambien se nos objeta que acontece á veces no po-der distinguirse cuál es el legítimo pontífice de Roma:que la iglesia romana está muchas veces sin pastor porhallarse la sede vacante ; y' que por consecuencia laiglesia no tiene cabeza ni centro de autoridad en estoscasos.

En todos ellos, respondemos nosotros, no cesan lasiglesias particulares de comunicar con la santa sede , ysegun una costumbre perpetua la decision de los nego-cios-urgentes es de la jurisdiccion de las congregacionesy de los cardenales hasta la eleccion del nuevo pontíficeó hasta el reconocimiento del legítimo cuando hay cis-ma.. En cuanto á los tiempos de.este , el cristiano quese adhiere de buena fié á un pontífice mas bien que áotro , está puro de toda culpa, y virtualmente á lo me-

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— 250 —nos corresponde á la verdadera cabeza de la unidad

Pero se dice tarnbien que los concilios de Basilea yConstanza no tuvieron á su frente al romano pontíficecomo cabeza y centro. de la unidad.

Es cierta; mas estas concilios; suponiendo, que seanecuménicos can respecto á sus decretos concernientes ála autoridad del poutftice romana, lo que niegan conrazon muchos teólogos , no por esa dejan de admitir alpapa coma centro. de la unidad ; y la discusion suscitadaen el seno de ellos versaba tí p icamente sobre la mayoró menor latitud de- l'a autoridad pontificia. Ademas elconcilio de BaSilea es mirado generalmente- como cis-mático en esta parte; - y el de Gonstanza,se celebró entiempo de cisma , . de suerte- que sus decretos se des •echan en general ó á la menos son de autoridad dudo •sa , y por consiguiente no, tienen fuerza alguna.

PROPOSICION SEXTA.

Todos los hombres que en cualquiera tiempo siguen los ca-prichos del juicio individual y se oponen á la autori-dad de la iglesia católica , sin rebeldes, sectarios y nova_

dores. -

El origen de todas las herejias es el mismo , es de-cir , el sistema del juicio individual ó de lcs hombresparticulares que se declaran, contra la autoridad legíti-ma, divinamente establecida para enseñar la fé , pro-pagarla y conservarla .intacta hasta la consurnacion delos siglos ; y esta autoridad no es otra que la iglesia ca-tólica, como hemos demostrado en nuestra proposicionanterior.

Ya hemos visto que Jesucristo dejó su mision á la

iglesia sola doctrinante , establecida por él para que sea

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5 Ila depositaria perpetua de la fé y la maestra de todaslas naciones. La iglesia, usando de esta facultad por susmini;tros de un modo soberano, es decir , en nombredel mismo Jesucristo, enseña en todos tiempos y á todoslos pueblos las verdades que le fueron confiadas, é ins-truye á sus hijos Así á la iglesia toca -enseñar, y á losindividuos ser enseñados y creer, ó corno habla el Após-tol, someter su espíritu á la obediencia de Cristo y obe-decer á la fé. Luego la, fé ó la verdad está necesaria-mente toda entera en la autoridad legítima ; al contra-rio la herejía 6 el error está en el juicio individualopuesto á aquella auto-ridad. Esta oposicion de los indi-viduos particulares encierra una rebelion , y por consiguíente todos los que se separan de la iglesia católicapara adherirse á' las opiniones de los hombres particu-lares , caen en un estado de rebelion , y se convier-ten en sectarios, novadores ó cómplices de los nova-dores. -

De estos escribían así los apóstoles congregados enconcilio en la ciudad de Jerusalem: « Porque hemos sa-bido que algunos de los nuestros os han inquietado consus palabras turbando vuestras almas sin haberles dadonosotros órden , nos ha parecido etc.» De ellos escribiael Apóstol á los gálatas: « Hay algunos hombres queintroducen la turbacion entre vosotros y quieren variarel Evangelio de Jesucristo. Pero aun cuando nosotrosmismos os anunciasemos, ó cuando un angel venido:delcielo os anunciase un Evangelio diferente del que oshemos anunciado , sea anatema.» De ellos Cambien diceel mismo apóstol á los tesalonicenses : « Os conjura-mos.... que nadie os seduzca en ninguna manera. » Porúltimo de ellos escribe á Timoteo: Habrá hombresamantes de si mismos , avaros, arrogantes , soberbios,b lasfemos.... que se resisten á la verdad , corrompidosen el espíritu y pervertidos en la fé.» Pero de qué

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--252 —serviria citar todos los testimonios de. esta especieparcidos en nuestras santas escrituras ? Realmente soninnumerables. Jesucristo mismo en el Apocalipsis cen-sura al obispo de Pérgamo y le hace severos cargosporque tiene eu su iglesia sectarios de la doctrina de losnicolaitas. Se ve pues que la doctrina de Cristo y delos apóstoles es esta : c( Todos los que se rebelan contrala autoridad legítima , á fin de sustituir sus propiasopiniones á las de aquella, son. otros tantos pe rturbado-res , seductores , corruptores de la doctrina evangélica,hombres soberbios , corrompidos en el espíritu y per-vertidos en la fé

., todos sectarios , todos anatemas, to-

dos herejes indistintamente, porque el Apóstol no hablasolo de los herejes presentes , sino de todos los venide-ros, pues que comienza su _epistola á Timoteo sobre estepunto con -estas palabras: Sabe que en adelante vendrántiempos peligrosos etc:» Todos pues y cada uno de losque en todo tiempo y bajo cualquiera pretexto siguien-do las huellas de los novadares oponen los delirios de larazon individual á la doctrina recibida por la iglesia, sonunos rebeldes, unos seductores, unos perturbadores,unos hombres pervertidos en la fé y condenados porella ;y lo que son hoy , lo serán hasta la consumacionde los siglos.»

En las materias de fé se ve uno obligado á atenerseá la autoridad legítima ó'á la razon privada. Si se con-cede que es preciso atenerse á la autoridad legítima , esevidente que supuesto que no hay otra que la iglesiacatólica instituida por Jesucristo, como hemos demos-trado , y supuesto que esta iglesia ha condenado y pros-crito indistintamente á todos y cada uno de los novado-res , todos indistintamente son rebeldes y sectarios co-menzando por los nicolaitas á quienes reprobó Cristo,hasta los unitarios y metodistas. En efecto por qué ra-zou se atreverian los metodistas y los protestantes á pre-

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253ferirse á los - nicolaitas, 'á los gnósticos, á los cerintia-nos, á los carpocracianos, los arrianos y dunas here-jes, como sus antecesores hubiesen incurrido verda-deramente en el error , y ellos por el contrario no sehubiesen separado del camino de la verdad? ¿Quin se-rá el juez? Luego es menester ó que todos sean recha-zados como rebeldes , ó que todos sean admitidos comopartidarios de la verdad y verdaderos discípulos de Ye.stwristo : mas no pudiendo admitirse esta última p`ro-posicion á no acusar al Salvador y á sus apóstoles dehaber errado, una vez -que condenaron y separaron álos herejes de la comuuk'fl de la iglesia; evidentementees verdadera la primera , porque no hay medio.

Si nuestros adwrsarids sostienen que en las mate-'rias de 1 debe uno atenerse al juicio privado, ó parahablar el lenguaje del dia, á la razon individual de 'ca-da hombre; cuántos absurdos é impiedades no se deri-van de esta opinion ! Si en efecto fuera asi, en vano ha-brian sido condenados todos los novadores ó herejesdesde los tiempos apostólicos hasta los nuestros: nos-otros deberiamos admitir todos los errores mas contra-dictorios que - ha -inventado la razon delirante de algu-nos hombres: se destruirla toda verdad, y no quedadaen pie ningun dogma. Asi habria en Dios tres personasy una solamente: Jesucristo seria Dios y no lo seria:habria en Jesucristo dos naturalezas y una solamente,dos personas y nada rúas que -una : Dios seria y no seriael autor del pecado: el hombre tendria libertad y ne-cesidad; ó á lo menos seria indiferente para cada unode nosotros creer las cosas mas diversas y hasta las mascontradictorias; y corno los sectarios no han respetadomas la moral ó la doctrina práctica 'que el mismo dog-ma , se seguida que podríamos mirar como cosas lícitase! homicidio , el adulterio, la fornicacion, el inces-to,porque hasta los crímenes mas torpes y horribles'

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han encontrado apologistas asi en los herejes antiguoscomo en los modernos. Admítase ese sistema tan extra-vagante como culpable , y la iglesia fundada por Jesu-cristo quedará sin dogmas y sin moral. Pero entonces¿de qué _sirve la revelacion? ¡Con qué los súbditos fie-les y los rebeldes, la iglesia católica y la sinagoga deSatanás, los discípulos de Cristo, y de Belial , la fé uni-versal y el delirio mas exagerado de algunos hombres,todo lo mas opuesto, contrario y contradictorio, todoes sincero , verdadero, y digno de los mismos elogios ydel mismo respeto!

¿Qué se sigue de todo esto?1.° Que siempre que unos hombres. no importa

quiénes sean, han protestado contra la iglesia católica,han protestado contra la verdad y contra Dios mismo:

2.° Que siendo el /protestantismo un acto de rebe-lion contra la autoridad de la iglesia , todos los herejesque ha habido y hay, han sido y son otros tantos pro-testantes , porque les conviene á todos el mismo nom-bre como reos de un mismo crímen:

3.° Que siendo el protestantismo una expresion en-teramente negativa que significa un acto de protestacontra los artículos de fé definidos por la iglesia , cuan-to menos cree un hombre ó mas artículos desecha , masprotestante, es y mas le conviene esta denominacion;de suerte que el incrédulo perfecto ó el racionalistaes el protestante mas perfecto:

4.° Que el protestantismo parcial es una incoheren-cia plena y formal , porque si el juicio particular esla, regla de la fé, no hay razone para admitir un soloartículo de .fé' á causa de la autoridad de la iglesia: dedonde se sigue que el protestantismo parcial no tieneninguna consistencia .en sí. En efecto todo el que seaparta de la fé católica , no puede permanecer en unestado medio, sino que cae inevitablemente por una

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inclinacion natural en el deismo y el racionalismo, queson el último (brillo del protestantismo.

Los herejes nos hacen las objeciones siguientes áeste propósito: S. Cipriano , y los mas de los obispos delAfrica, dicen ellos, estaban en desacuerdo con el pon,tílice romano y por consiguiente con la iglesia univer-sal sobre la validez del bautismo administrado por losherejes; .siu embargo no fueron considerados corno re-beldes. Lo mismo sucede con los semipelagianos , loscuales, aunque estaban en el error sobre la necesidadde la gracia para producir la fé, no fueron condenadospor eso. Ademas las discusiones sobre los artículos dela fé son frecuentes en la misma iglesia católica , y ensu seno hay diversas escuelas, tomistas,, cougruist.as,agustinianos, que disputan entre sí con ardor, 'sin queninguna de las partes contendientes pase por rebelde.Por otro lado ¿no escribió el mismo Apóstol: «Cadacual abunde en su sentido ?» Luego-no es necesario con-formarse con la autoridad en las materias que perte-necen á la fé.

Respondo que. S. Cipriano y los obispos de Africaestuvieron en discordancia con la - iglesia antes que estahubiese fallado, sobre el caso en cuestion, y fulminadoanatema contra los que enseñasen una doctrina contra-ria á la suya: era antes y no despues; lo que es muydiferente. En efecto una cosa es equivocarse , y otraperseverar voluntariamente en su error ó resistir á lasdecisiones de la autoridad legítima. Ahora bien los obis-pos de Africa erraban antes de la decision; , y mientrasdudaban si su doctrina era contraria á la doctrina dela iglesia, eran inocentes, y solo hubieran dejado de ser-lo, una vez dada aquella decision : por eso se sometieronrealmente á ella. Por lo demas conviene advertir quemuchos sabios teólogos han mirado esta cuestion de losrebautizantes mas bien como una cuestion de disciplina

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- 9256que como una cuestion de fé. Y por eso sin duda seconservó aquella costumbre en muchas iglesias aun des-pues del concilio de Nicea.

Los semipelagianos no constituyeron jamás una sec_ta, porque apenas el Papa S. Celestino dió su rescrip-to para que cesase esta controversia, se sometieron to-dos los que estaban inficionados de aquel error.

Este ejemplo de los semipelagianos basta para re-solver la dificultad sacada de las-discusiones que ocurrenentre los teólogos católicos. Estas son unas d;scusio-nes familiares y amistosas, en que se trata libremen-te de la fé ó de los artículos. de fé sobre los cuales noha fallado expresamente la iglesia, y solamente versala discordancia sobre el modo de explicarla. Ademas to-dos los teólogos católicos estan prontos en todas estascuestiones á someter su propio dictamen á la decisionde la iglesia si llegase á darla.

Por lo que toca á las palabras del Apóstol «que ca-da cual abunde en su sentido,» deben entenderse dealgunas costumbres, sobre todo de 'disciplina, en lasque' la iglesia deja libre á cada fiel ;` . pero no puedenentenderse de las materias de fé. En efecto esto seriauna cosa inaudita en la iglesia; y el Apóstol, segunlo prueba todo el texto , habla del libre uso de los man-jares y de ciertas observancias legales.

El espíritu del Evangelio, añaden los herejes, esun espíritu de libertad-; y cuando Jesucristo vino almundo, hizo con respecto á la religion degenerada delos judios lo que Lutero probó á hacer en el siglo XVIcon respecto á la religion católica, vergonzosamentecorrompida por las usurpaciones de los Papas y el espí-ritu de persecucion de los frailes de la edad media.

A. esto responderé que sin duda el espíritu delEvangelio es un espíritu de libertad relativamente á laley de Moises y á las observancias legales y por oposi-

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— 957 ‘--•don al espíritu de temor y servidumbre de aquella leypero_este espíritu de libertad ¿debe tomarse en el sen-tido de - que cada cual sea libre de creer y pensar segunsu capricho y de innovar á su antojo en materia de fé?¿No seria este un absurdo? y la libertad que cada _cualposeyese de creer' indistintamente lo • que quisiese, esdecir, lo - verdadero ó lo falso, ¿no seria destructiva de

toda ley ? _¡Atreverse á comparar á Jesucristo con Lutero!

¿Qué comparacion mas blasferna pudiera discurrir elespíritu de impiedad? ¿Quién, á no ser un deista ó unateo, Osada comparar un apóstata , el mas corrompidoy manchado de -crímenes - .que hubo jamás , cuyo des-enfrenado orgullo rasgando la túnica de Cristo trastor-.rió la iglesia y sublevó los hijos contra la madre ; quién,repito , osada compararle . con el hijo único de Dios,que vino no á destruir la ley,' sino á,cumplirla? ¿Dón-de estan las señales de lá mision de . aquel apóstata?¿Dónde sus profecías y milagros? A."1710 que quieran losincrédulos por colmo de impiedad presentar en su lugarsu furor verdaderaniente diabólico, sus fornicaciones,sus adulterios y sacrilegios,

Si Jesucristo abrogó la ley ceremonial y judicial,sustituyendo á la sombra la realidad; debió necesaria-mente abrogar el antiguo sacerdocio, porque la ley yel sacerdocio son relativos y se corresponden ; pero almismo tiempo instituyó un sacerdocio nuevo cuyos mi-nistros quiso que se' perpetuasen' en su iglesia por unasucesion no interrumpida hasta la consumacion de lossiglos con toda la plenitud de potestad que puso en elepiscopado segun el sentido ya expuesto.

Si de cuando en cuando nacen algunos abusos en laiglesia con respecto á las reglas de la disciplina (3 á lascostumbres de los individuos; ¿quién podrá extirpar es-,tos abusos sino la iglesia misma , que es la única que

T. 19, 7

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recibió la potestad de Cristo para ello? Unos particula-res no pueden tener jamás el derecho de ejercer unapotestad cualquiera en la iglesia. Luego los que se arro-gan este derecho deben ser considerados como sacríle-gos y rebeldes, y detestados como usurpadores , to-da vez que quieren variar la fé aprobada por laiglesia.

La Escritura , dicen -tambien los herejes , supo-ne en todas partes la libre discusion de doctrina yel exámen por parte de los fieles que deben probar silos espíritus son de Dios, como dice el apóstol S. Juanen el cap. I de su epístola cuarta. S. Pablo les da tam-bien la misma arden en estos términos: (, Probadlo to-do: adheríos á lo que es bueno.» — «Cuidad de queno os seduzca alguno, dice en otro lugar.» Por último seles manda no someterse á ninguna autoridad exterior,porque el Espíritu Santo enSeña á cada uno de ellos in-teriormente lo que es necesario para la fé. « Por vues-tra parte, dice S. Juan, conservad la uncion que habeisrecibido de Cristo, y no necesitareis que nadie os ins-truya; pero como su uncion os lo enseña todo, y ella esla vedad y no la mentira, perseverad en lo que os haenseñado.» Este pasaje de S. Juan'concuerda perfecta-mente con la antigua profecía de Jsaias: «Yo haré quetodos tus hijos sean instruidos por el Señor; U y Jesucris-to mismo nos ha enseñado que esta profecía habla reci-bido su cumplimiento en la nueva ley , supuesto queprohibe que ninguno de sus discípulos sea llamadomaestro « porque vosotros, dice con esta ocasion , noteneis mas que un maestro, que -es Cristo. »

Estos testimonios de nuestras escrituras, entendidossiempre por la iglesia en un sentido diferente, no prue-ban nada en favor , de la asercion de nuestros adver-sarios. En efecto el objeto de estos testimonios es pre-servar á los fieles de los doctores sospechosos , que

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aun en vida de los apóstoles habian .comenzado ya áesparcir dogmas_ falsos y 'corromper la pureza :de ladoctrina evangélica. Por lo tanto los , apóstoles, comopastores -vigilantes , no cesan de advertir al rebañoencomendado á su zelo el peligro que le amenaza , yla necesidad de obedecer' á la autoridad legítima siquieren estar á cubierto ' del error y de la seduccion.« Yo os he escrito, dice S. Juan , con motivo "de losque os seducen. Y sobre este pasaje de S. Juan elcardenal Belarmino hace la preciosa reflexion:siguiente:« Lo que S. Juan escribe aqui , todo católico _lo escribiria á católicos oprimidos y turbados por la he-rejía. Diriales : «No necelitais que ñingun luterano ócalvinista os enseñe la doctrina de Jesucristo, porquecuanto es necesario que sepais , lo habeis aprendidopor la predicacion de la iglesia con el auxilió de la- un-cion del Espíritu Santo.»

Jesucristo rió quiere que sus discípulos tomen elnombre de maestro. -- 'Pero ¿ qué quiere enseñarloscon esto? El desprecio de una gloria_vana ; porque sicon estas palabras excluyera á los maestros de su iglesia,¿cómo hubiera dicho á los apóstoles : Id , enseñad? Ade-mas de que se anuncie él como el único maestro, .no sesigue que excluya la autoridad de la iglesia. A- este res-peto observa juiciosamente S. Agustin que se llamapropia y principalmente maestro aquel que enseñasu doctrina propia , y no él que enseña á los otros unadoctrina que ha recibido de otro. Ahora bien la igle-sia no enseña á sus hijos mas que lo que le enseñó Je-sucristo. .

Pero ¿qué respondereis prosiguen los herejes , áestos dos pasajes del Apóstol : « Nosotros no mandamos ávuestra fé ,» y «El hombre espiritual lo juzga todo, yno es juzgado por nadie?»

Respondemos que con las palabras nosotros no man-

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960 damos quiere decir el Apóstol: No intentamos, porqueos hemos predicado la fé, ejercer sobre vosotros unadominacion arbitraria con ostentacion de poder. Enefecto este sentido es el único que resalta naturalmen-te de la materia del capítulo en que se encuentran estas palabras, y de toda la 'serie del texto como loconfiesa el mismo Rosenmauller. Y ciertamente Dios so-lo es el que domina nuestra fé: la iglesia no hace masque enseñarnos lo que Dios le ha re ll ciado.

« El hombre espiritual lo juzga todo , y él no ajuzgado por nadie.» — Sí , lo juzga todo; pero no defi-nitiva é independientemente de la autoridad de la igle-sia , porque si tal fuera el sentido de este pasaje, SanPablo estaria evidentemente en contradiccion consigomismo. Añadase que muchos teólogos entienden porlas palabras del texto en este lugar el juicio que dabande la religion cristiana los paganos y los profanos,porque ningun cristiano puede ser acusado de errorrespecto de la doctrina que profesa, y el texto con-cuerda naturalmente con esta explicador'. Mas aun¿admitiendo que el Apóstol hable del fiel iluminado in-teriormente por el Espíritu Santo, no se puede sa-ber jamás de positivo cuál es este hombre espi-ritual.

Las cosas que miran á la salvador', dicen tain-bien los herejes, deben pesarse con el mayor cui-dado y discutirse libremente por cada hombre , á noquo queramos violar los derechas de la misma na-turaleza. Debe pues elegir cada uno ó adherirsela opinion de la iglesia, ó apartarse de ella , segunque su conciencia le prescriba lo uno ó lo otro. -

Antes que se haya abrazado la fé cristiana , es de-cir, mientras que uno es infiel , sin duda tiene el de-recho, de examinar los motivos de credibilidad; perodesde el instante en que sé abraza la fé, se extingue

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961por sí mismo este derecho natural. En erecto no pue-de permitirse al fiel ningun examen dubitativo cornose le llama, porque ningun exámen de esta clase pue-de subsistir con la verdadera fé. Solamente se . permiteun exánien de discrecion á los que son capaces dw hacer-le, á fin de confirmarse mas y mas en la fé.

A lo menos (insisten los adversarios) debe ser licitoá todo hombre examinar cuál es la , verdadera iglesia:sin esto cada uno podria y aun deberia adherirse á lasecta Cristiana -en que ha nacido; lo cual es absurdo. Ysi este eXámen dubitativo es necesario para conocer laverdadera iglesia , ¿por qué no lo seria relativamente álos otros dogmas de la fé?

Digo que este exárnen dubitativo en lo que toca ála verdad de la iglesia es permitido , y hasta es necesa-rio á todos los que tienen la desgracia de estar fuera delseno de la iglesia católica ; pero no lo es á los católicosmismos. La razon de esta diferencia entre unos y otrosda en los ojos. En esta cliestion tienen los católicos desu parte la sucesion no interrumpida de los obispos des-de los apóstoles hasta nosotros y el testimonio incon-trastable de todos los monumentos públicos , es decir,una certeza moral llevada al mas alto grado de eviden-cia. Al contrario los herejes conocen con esta mis-ma la época en que sus antepasados se separaron dela iglesia para formar una nueva sociedad que se opusoya á la autoridad, ya á la fé que abandonaron ó,de quefueron excluidos á causa de su obstinacion. Por consi-guiente los católicos estan seguros,-y seguros por _la fé,de la infalibilidad de su propia iglesia que Jesucristoprometió defender y protejer hasta la consumacion delos siglos , mientras que los sectarios no pueden reco-nocer en sí esta infalibilidad , á no que quieran arrogar-se lo que niegan á la iglesia universal, de la que se hanseparado, Asi los católicos segun sus propios principios

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--- 269 -no pueden dudar, y los sectarios deben segun los suyos.

PROPOSICION SEPTIMA.

La fé en los que rechazan la autoridad de la igl esia paraseguir las inspiraciones del juicio particular, no es unafé verdadera , sino solo una opinion ó una duda.

Antes de pasar á las pruebas -que confirman la ver-dad de esta proposition , nos parecen indispensables al-gunas reflexiones preliminares.

1. 1 Segun la doctrina admitida universalmente , elacto de fé .se compone de dos partes , á saber, su ob-jeto mater- ial- ó las mismaá verdades reveladas, y sucausa determinante ó la autoridad y la veracidad deDios que revela; y estas dos-cosas con el auxilio de lagracia divina se exigen y bastan para" probar el acto defé teológica. Luego cuando nosotros decimos con tela-_

don á los que det5echan la autoridad de la iglesia cató-lica , á. fin de seguir las inspiraciones del\ juicio.parti-cular, que -su fé no -es la fé verdadera , lo decimosen sentido de que carecen de una regla á sus alcances,universal , infalible, que nos 'proponga á los católicoslas verdades reveladas y el verdadero sentido de la re-velacion : de suerte que es imposible que seamos enga-ñados de cualquiera modo que sea con respecto á su ob-jeto material. En efecto que la revelacion natural hayasido inspirada divinamente , y que el sentido de estarevelacion sea este y no aquel , es un hecho de que nopueden-cerciorarnos mas que aquellos que Dios se sir-vió establecer para ser testigos , depositarios ,é intér-pretes , como lo fueron desde el principio los apóstolesjuntamente con Pedro , en los cuales comenzó la iglesiadoctrinarte, siempre visible y siempre gobernando sin

Interrupeion en los pontífices romanos, sucesores de Pe-

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263 —dro , y en los obispos que estan unidos y subordinadosá ellos.

2.' No hablamos aqui de un acto particular de féque un hombre podria hacer con relacion á una de lasverdades reveladas , prescindiendo de la autoridad de laig l esia , porque aquel acto de fé podria tener por causaá los ojos de este hombre, ya ciertos motivos de credibi-lidad , cómo se los llama , ya una certeza moral eviden-te nacida de alguna verdad revelada'', ya por fin el sen-tido general y natural de esta revelacion. Pero nos-otros hablamos aquí del sistema entero de la fé , es de-cir, de todos los artículos que estamos obligados á creercomo revelados por Dios. En efecto Jesucristo , segunhemos visto, encomendó á su_ iglesia el depósito enterode la fé , á fin de que enseñase á todos los pueblos has-ta la consumacion de los siglos esta fé que recibió desus manos. «Enseñadlos , dice , á guardar todo lo queyo os he enseñado.» Aquí pues se trata del objeto ma-terial entero de la fé y no de una de sus partes sola-mente. Sin embargo , y hay que observarlo con cuida-do , nadie puede positivamente, hacer un acto de fé fue-ra de la autoridad de la iglesia , que á lo menos en elorigen fue la única que le enseñó la existencia de la re-velacion y el sentido cierto de cada una de las verda-des de esta revelacion. Y si los protestantes creen á ve-ces positivamente alguna cosa , lo creen por un princi-pio católico , por decirlo asi, y son católicos en estaparte de su creencia ; lo- que debe decirse igualmentede los sectarios de toda especie , porque nadie es pro-testante ó hereje sino por lo que quita ó aumenta á ladoctrina de la iglesia.

3.' Sostenemos que los que oponen ó sustituyenlas opiniones del juicio particular al gobierno y á laautoridad de la iglesia fundada por Jesucristo , no pue-den poseer en su integridad el objeto material de la fé,

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y no pueden por las dos causas siguientes, : la primera,porque desechan las reglas de la fé, corno por ejemplo laEscritura y la tradicion de que no pueden juzgar pres-cindiendo del testimonio de la iglesia : la segunda, por-que el verdadero sentido de la Escritura y de la tradi-cion pertenecen tambien á la misma iglesia, y no pue-den conocerle sin ella. Esto es lo que vamos á intentardemostrar á priori y á posteriori como se dice, ó por elderecho y por el hecho , segun el método de los pro-testantes mismos. Preparado asi el terreno pasemos álas pruebas que confirman nuestra proposicion.

El sistema de la fé es un sistema de autoridad. Enefecto la fé en sí misma no es otra cosa que el consenti-miento de otro dado á una persona á causa de la autori-dad que esta posee. Ahora bien los apóstoles instruidospor Jesucristo en las verdades de la fé transmitieron es-tas verdades á unos sucesores escogidos por ellos , á finde que estos las transmitieran igualmente hasta la masremota posteridad, íntegras y sin discusion, tales comolas habian recibido.

Los apóstoles y sus sucesores propusieron luego es-tas verdades á las naciones infieles; y como todo estesistema sobrenatural superaha la inteligencia de la ra-zon , produjeron milagros x5 expusieron motivos de cre-dibilidad bastante poderosos para que la obediencia delas naciones infieles atraidas á la fé fuese una obedien-cia racional. En lo que mira á estas verdades tales co-mo son en sí , los apóstoles y sus sucesores exigieronsiempre á aquellos á quienes evangelizaban , que some-tieran su inteligencia á aquellas verdades y las creye -sen só pena de los castigos eternos para los que no lascreyeran. Asi pues todos los que las creyeron, lo hicie-ron á causa de la autoridad de la iglesia que afirmabahaberlas recibido de Jesucristo es decir , del mismoDios.

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Luego esta autoridad infalible de la iglesia católica,que viene de Dios , ha hecho Ihe-los fieles han creídocomo otros tantos artículos de fé las verdades que lesha enseñado , y no otras: que han admitido como divi-'n'as las tradiciones de esta iglesia y no otras: que hanreconocido como inspirados por Dios los libros queaquella tiene por canónicos y no otros., todo conformeá la célebre máxima de S. Agustin: «Por mi parte nocreería en el Evangelio, si no me moviese á creerle laautoridad de la iglesia católica.» S. Ireneo antes de SanAgustin habia expresado el mismo pensamiento cuan-do dijo que no debe buscarse la verdad en otra parteque en la iglesia. Véanse sus palabras: «En su senopusieron los apóstoles el rico depósito que contieneabundantemente todo lo que pertenece á la verdad': allíestá la fuente de la vida donde puede ir á. beber cadacual si quiere: por allí se entra en la vida...» Expo-niendo despues la sucesion de las iglesias apostólicas yprincipalmente de la de Roma , concluye en estos tér-minos: «En este órden y por esta sucesion han llegadohasta nosotros la tradicion apostólica y la predicacionde la verdad.» S. Ireneo apoya su dictámen con el deS. Policarpo que le habia precedido , varon de mayorautoridad, dice, y de mas acendrada veracidad que Ya-lentin , Marcion y otros cuya doctrina está corrompida.«Porque S. Policarpo, añade , ha enseriado siempre loque rabia aprendido de los apóstoles , lo que le habiatransmitido la ; y esto solo es verdadero.» Ante«de Agustín , Ireneo y Policarpo habia defendido estaopinion Clemente de Roma, de quien dice Ireneo quehabla visto á 'los apóstoles y platicado con ellos , desuerte que tenia aun vivas delante de sus ojos la predi-cacion y tradicion de aquellos. Tal habia sido Cambienel sentir de S. Ignacio mártir, de quien nos manifiesta elhistoriador Eusebio que exhortaba á los fieles á confor-

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966 —marse exclusivamente á las tradiciones de los apóstoles:tales fueron mas adelante las opiniones de Orígenes,Eusebio y Tertuliano en su libro de las Prescripciones,que versa todo entero sobre esta materia , de Cirilo deA lejandría , de Capreolo de Cartago , de Vicente Leri-nense etc. En una palabra todos estos padres de las di-versas edades insisten unánimemente sobre la necesidadabsoluta tanto como sobre la verdad del principio de laautoridad en la iglesia católica, ya para conocer cuálesson los libros de la Escritura verdaderamente inspirados,y cuáles son las tradiciones apostólicas, ya para determi-nar el verdadero sentido de los unos y de las otras. Porconsiguiente eI mismo motivo universal, quiero decir, laautoridad Infalible de la iglesia que ha hecho que losinfieles abrazaran el cristianismo, ha hecho tambienque creyeran todas y cada una de las verdades que lespropuso la misma iglesia: en otros términos por el mis-mo motivo que-se hicierori cristianos, se hicieron cató-licos.

Luego si la regla legítima de nuestra fé es la auto-ridad de la iglesia que propone ó ejerce la autoridaddivina sobre nosotros;' y si esta condicion es tal que sinella no podemos conocer de un modo positivo é infali-ble cuáles son los artículos de fé que debemos creer yprofesar; es evidente que todo el que desecha esta igle-sia ó protesta contra su autoridad , no puede poseer lafé verdadera. En efecto una vez admitido el método deljuicio particular, no hay ninguna razon para creer talartículo de fé mas bien que cual otro, y por la mismacausa que se desecha uno , pueden tambien desecharsetodos. Por eso decia Tertuliano: «Lo que- pudo hacerValentin , pueden sin duda hacerlo los valentinianos;y los marcionitas pueden hacer lo que pudo Marcion,porque si los maestros han tenido derecho de innovaren la fé , ¿por qué no le tendrian los discípulos? » Aho-

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267 ---ra bien, siendo falible en sí y sujeto á error y engalloel juicio particular, es evidente que no existe ningunaregla infalible para los que desechan la autoridad de laiglesia, sola basa inmutable de una fé siempre la mis-ma , quiero decir, divina ; de suerte que todo lo queadmiten ó desechan los herejes, sujeto á un pensa-miento mudable , se encierra en el círculo variable delas opiniones humanas sin poder salir jamás de él. Ade-mas no pudiendo nadie mirar como absolutamentecierto su propio pensamiento , ni desechar como abso-lutamente falso el pensamiento de otro que es opuestoal suyo , sobre todo en las cosas que superan al en-tendimiento humano ; es tambien evidente que de estásustitucion del juicio particular á la autoridad de laiglesia debe nacer una duda universal con relacion á lascosas de la fe; y que en este estado de duda es imposibletodo acto de fé, á no ser que le produzca el principiocatólico, como ya lo hemos notado.

Estas verdades se confirman mas y mas con la doc-trina y conducta de los protestantes mismos. Asi Lute-ro desechó primero algunos dogmas, Calvino negó otros,Zuinglio otros, y los anabaptistas otros: por último vi-nieron los socinianos , metodistas , racionalistas y deis-tas que los desechan todos. Los pastores de, Ginebrase han apartado tanto de las opiniones de Calvin() , queen estos últimos años han suscitado una guerra no aca-bada todavía cuando escribimos esto, contra ciertos doc-tores ó ministros de su comunion , porque estos docto-res, desviándose del sistema que se les proponia, se em-peñaban en defender y conservar algunos dogmas, co-mo por ejemplo los del pecado original , de la Trinidady de la divinidad de Jesucristo.

En la Revista protestante se define el protéstantis-mo un acto de independencia de la razon humana enmateria de religion. Segun el anglicano Watson el Pro-

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- 268testantismo es un acto por el cual cada uno cree lo citequiere, y profesa lo que cree: finalmente en el últimocatecismo anglicano publicado el protestantismo es ladetestacion del papismo" y la exclusion de los papistasde todo empleo eclesiástico y civil. Segun esta defini-cion , aunque se rechacen todos los dogmas de la fé,aunque se trastornen de arriba abajo todos los princi-pios de la moral , con tal que se deseche la iglesia ca-tólica, todos pueden ser protestantes , sean julios,mahometanos y'aun paganos. Durante la controversiaque ocurrió .últimamente en- los Estados Unidos de laAmérica del norte , Breckenridge definió el protestan-tismo en estos términos: « La religion reformada yopuesta á la iglesia romana en cuanto á la doctrina , lamoral., el gobierno, la disciplina y el culto.» Y en otraparte : «La religion revelada que vive de su concordan-cia con las santas escrituras, como las únicas reglas dela fé y de la moral , y que protesta contra !os errores ycorrupciones de la iglesia romana.» Todas estas defini-ciones concuerdan entre sí, porque hacen consistir laesencia misma del protestantismo en la interpretacionprivada de las escrituras y. la protesta contra la iglesiacatólica. Muchos protestantes , insistiendo en estosprincipios, desechan unas veces un capítulo ,. otras otrode nuestros libros santos , y aun todo un libro entero:otros niegan absolutamente la inspiracion de aquellos:algunos afirman que el cristianismo no tiene nada útilSr necesario mas que su moral : por último no faltaquien sostenga que no hay acciones inmorales por símismas , aunque puedan ser ilegales segun las leyes ypactos de la sociedad: que no hay «don subjetiva inmo-

ral , sino que todo está sujeto á la necesidad de la natu-raleza , y que no puede haber oposicion entre la sensi-bilídad y la razon. Mas ¿quién no ve que esta licenciade obrar y pensar destruye fundamentalmente el edifi-

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/69 ---do del cristianismo, y solo deja una sombra y aparien-cia de él?

Resulta pues de todo lo que queda sentado: 1. r> queel protestantismo no es otra cosa , para valerme de untérmino químico l que un principio disolvente de la reli-gion cristiana , cuya vida entera está en la iglesia .cató-lica con la cual se identifica en cierto modo.

2.° Que los protestantes , y por consiguiente todoslos herejes, sean quienes fueren, no tienen ningun vín-culo de unidad religiosa entre sí fuera de la autoridadcivil y política ó del odio comun que profesan á la igle-sia católica de la que se han separado.

3.° Que si aun quedan entre los herejes algunosvestigios de cristianismo , y si el protestantismo no haproducido todos sus frutos naturales en el espíritu delos pueblos , ha de atribuirse ya á la conducta incohe-rente de los pastores y ministros que desechando la au-toridad de la iglesia católica sustituyeron á esta la suyapropia , ya á la influencia profunda que aquella iglesiaconserva á lo menos indirectamente sobre todas lassectas rebeldes y separadas violentamente de launidad.

4.° Por último que estamos en lo cierto-al afirmarque el racionalismo ó el naturalismo es el fruto real,natural y necesario del principio en que descansa la re-forma ó el protestantismo_, quiero decir, el principio deindependencia absoluta y completa de la autoridad legí-tima ó de-la iglesia católica , á, quien Jesucristo institu-yó única guardadora , intérprete infalible , depositariay testigo de su doctrina 'y religion.

Los protestantes nos responden con las objecionessiguientes : Nosotros no desechamos la autoridad de laiglesia instituida por Jesucristo : solamente desechamosel ahuso de esta autoridad que se ha corrompido en es-tos últimos siglos. Los reformadores de las cosas sagra.

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das, en cualquiera tiempo que hayan aparecido, no haninnovado nada en las materias de la fé : no han hechomas que protestar contra las novedades que se hablanintroducido en la iglesia atrayendo los fieles á la simpli-cidad de la primitiva.

Esta objeción es una supbsicion de nuestros adver-sarios sin el menor fundamento. En efecto conforme álas promesas que hizo Jesucristo á su iglesia , no puedeintroducirse en el seno de esta ningun abuso relativo ála integridad de la fé y de las costumbres. Esta presun-clon orgullosa de volver la iglesia actual á la iglesia pri-mitiva no es mas que un vano pretexto con que los he-rejes á quienes no debe llamarse los reformadores, sinolos corruptores de las cosas sagradas, se han empeñadosiempre en encubrir su rebelion para cegar mejor á lospueblos. En efecto admitamos por un instante el racio-cinio de nuestros adversarios : ¿qué resultará de ahí?Que los ebionitas los elceseitas, los simonianos, los ni-colaitas , los cerintianos t los gnósticos hablan clamadocontra las novedades introducidas por los apóstoles , yhablan apelado á la iglesia tal cual estaba cuando Jesu-cristo vivia aun entre los hombres.

la independencia religiosa de los protestantes, pro-siguen , no es absoluta : está circunscrita en los librosdel antiguo y del nuevo testamento , que son el códigode la revelacion. Asi cuando creen una cosa, la creen ácausa de la autoridad de . las escrituras que contienen ensí con la mayor claridad todos los artículos de que secompone la fé protestante: asi esa independencia reli-giosa , entendida como ellos la entienden , no quita quesu fé sea divina. Hay mas : se prueba, asi que la iglesiaprotestante es ,una Cambien como la iglesia romana,pues que une á todos los fieles en una misma fé y enla administracion de los sacramentos segun el espíritude su fundador (Cristo), como lo ha demostrado muy

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27 1bien Otto ; ó como lo explica Tittman , la _unidad, de laiglesia protestante se funda. en que reconoce la Escrituracomo la única, fuente de la revelacion , y admite la pro--pagacion perpetua de la verdad y el progreso indefinidode la iglesia cristianas

Todo esto no es mas que suposicion , porque .unavez desechada la autoridad de la iglesia católica , ¿ c6.-mo pueden saber los protestantes de un modo ciertocuáles son los libros divinos, cuál es su parte inspirada,supuesto que el juicio particular segun ellos es el únicojuez independiente de la inspiracion? ¿Nó borró Lute-ro libros enteros del número de las escrituras divinas?y despues de Lutero algunos 'protestantes de Alemania¿ no han negado formalmente en estos últimos tiemposla inspiracion de la mayor parte de las escrituras y has-ta de la Escritura entera? Por último Benjamin Cons-tant cuya opinion ha sido adoptada por la Revista pro-testante' ¿ no sostuvo abiertamente que -el espíritu sa-cerdotal de Esdras, á quien habia irritado la desgracia,alteró en su mayor parte los libros del antiguo testa-mento?

¿ Cómo pues podria la fé protestante ser una fé di-vina ? Si el juicio particular es el único intérprete, elintérprete independiente de los libros santos , _siendocada uno dueño de escoger, adoptar ó desechar, habránecesariamente tantos símbolos de fé como individuos:aun mas, como todo hombre suele variar de opinion,lo que hoy es de , fé- no lo será mañana.. No hay puesnada fijo ni constante en este sistema sino su inconstan_.cia misma: no hay otra regla de fé que la persuasionprivada , en otros términos , la opinion ó la duda:asi lo prueban la experiencia y la historia en el masalto grado.

En cuanto á la unidad-de la iglesia protestante ¿quées una unidad nominal y pegativa que no puede tener

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nada de real, á no ser que se quiera comprender bajo unasola y misma fé todo cuanto hay mas contradictorio enel mundo ? Cuando un protestante haya dicho : Jesu-cristo es Dios; y. otro le haya respondido: Jesucristo noes Dios; estará bien que se reunan estos dos hombrespara venir á decirnos : Nosotros profesamos la mismafé, y nuestra iglesia es una? ¿ Estan mas acordes acercade los otros artículos de la religion que acerca de la di-vinidad de Jesucristo? De ningun modo. Por eso provo-cados muchas veces á producir una profesion comun defé no han podido hacerlo jamás: y ¿por qué? porque seopone absolutamente á ello el fundamento mismo del pro-testantismo, En efecto si la basa, la naturaleza, la esen-cia del protestantismo consiste, como lo han confesado losprotestantes con frecuencia , en la independencia reli-giosa individual en materia de fé ,. ¿ cómo seria posibleque el protestantismo poseyese la unidad de la fé? ¿có-mo seria posible siquiera que poseyese la fé , pues quela fé en este sistema depende toda de la persuasion sub-jetiva de cada- hombre, que por consiguiente es falaz éinconstante`? De donde se sigue que no hay en el protes-tantismo otra unidad que una unidad negativa , consis-tente en el derecho que se arrogan de negar los unos lafé de los otros,

Los tres argumentos alegados por Tittman paraprobar la unidad de la iglesia protestante no tienen estevalor, ya se examinen separadamente , ya se tomenjuntos. En primer lugar no basta para probar su unidadque la iglesia protestante tenga la santa escritura por lafuente única de la revelacion: de lo contrario los soci-p ianos y los metodistas, los unitarios y los racionalis-tas &c. que desechan todos los dogmas de la Trinidad,de la divinidad de Jesucristo, de ja Encarnacion , de latranstnision del pecado original, de la presencia real &c.,constituirian una sola iglesia y profesarian la unidad de

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273la fé con los luteranos y los protestantes sobronatura.listas que conservan aun aquellos dogmas , porque todoslos sectarios que acabamos de nombrar, miran tambienla Escritura como la fuente única de la revelacion. Haymas: los herejes de todos los siglos que han inventado ydefendido tantas paradojas impuras, no por eso hubie-ran dejado de conservar la fé y la. unidad de la iglesia,únicamente porque consideraron la Santa escritura co-mo la única fuente de la revelador!: y ¿quién no -veque semejante sistema es absurdo y no puede defen-derse?

En segundo lugar ¿ qué quieren decir estas palabrasdel doctor protestante , la propagacion eterna 'de laverdad? Evidentemente son unas palabras vacías de sen-tido, -ó si tienen alguno no significan otra cosa que lapropagacion eterna de la confusion y del caos , porquesegun hemos visto, hay tantos pareceres en el protes-tantismo como cabezas: el uno afirma lo que niega elotro , hasta que llevados de la desesperacion los masdesechan todos los libros simbólicos y toda profesion defé. Y sin embargo Tittman habla de la propagacioneterna de la verdad, aunque ignora completamente cuáles el objeto de esta.

En tercer lugar ¿cómo bastaria decir para probar launidad de la iglesia protestante que admite el progresoindefinido de la iglesia cristiana , una vez que este pro-greso en el protestantismo no es otra cosa absolutamen-te que el progreso de un error á otro error ? Exceptoel principio fundamental de la independencia indivi-dual , no está tan distante el protestantismo de nues-tros dias del primitivo , como el cielo de la tierra? Losprotestantes actuales ¿no han desechado todas las ver-dades que los primeros protestantes hablan conservado ensu poder? Y para encubrir esta última desercion ¿ no losvemos inventar un supuesto principio de perfectibilidad,

Tig. i8

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- 974que no es otra cosa que un principio perfecto 'de des..truccion?

Asi los tres argumentos del doctor Tittman, consi-derados cada uno de por sí , no prueban nada :á favorde la unidad de la iglesia protestante. Y ¿prueban masreunidos ? De ninguna manera , porque no hay secta ála cual no puedan convenir lo mismo que al protestan-tismo. Por ejemplo los simonianos y nicolaitas hubieranpodido igualmente arrogarwe esta supuesta unidad,aunque la verdadera iglesia que ha quedado .en pie éinmoble , los ha visto desaparecer hace mucho tiempo,corno desaparecerá á su vez el protestantismo á pesarde su propagacion perpetua de la verdad y su progresoindefinido.

Pero á lo menos , insisten los herejes , no podeis ne-gar que no baste creer implícitamente todas las cosasque enseñó Jesucristo , ó como habla Otto, tener la fésegun el espíritu de su fundador.

No , responderé yo , esto no basta , porque es nece-sario creer lo que enseñó Jesucristo por el ministerio dela iglesia : asi lo quiso el fundador de la religion cris-tiana : asi lo mandó muchas veces, como lo demuestranlos pasajes de los libros santos que hemos citado ya. Enefecto sin esta precaucion seria completamente inútil larevelacion: nosotros ignorariamos el objeto de nuestrafé : las verdades de la religion no tendTian ninguna in-fluencia sobre nosotros, y quedariamos fluctuando enuna perpetua duda , mucho mas cuando la ignorancia deque aqui se trata, es una ignorancia voluntaria que na-ce de la rebelion y de una terquedad culpable.

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PROPOSICION OCTAVA.

Los herejes y los cismáticos declarados estau fuera de laiglesia de Jesucristo.

No hablamos aqui , como lo manifiestan los términosde nuestra proposicion , de los que estan en el cisma óla herejía por una ignorancia invencible como se di-ce de buena fé. Nadie duda que estos herejes involun-tarios pertenecen á lo menos en espíritu á la verdáderaiglesia de jesucristo , asi como los niños bautizados se-gun las formas requeridas. Tampoco hablamos de los he.rejes y de los incrédulos todavía ocultos ó que la iglesiano ha declarado tales por una decision solemne; porquemientras no son separados de la iglesia é- expulsadospor ella, pertenecen á lo menos á su cuerpo. Solamentepues hablamos en esta octava proposicion de aquellosque separados exteriormente de la iglesia forman unasociedad entre sí que es distinta de aquella, y esto poruña desercion voluntaria y culpable.

Ahora es fácil demostrar que estos hombres dequienes hablamos aqui, no pertenecen de ningun modoni al 'cuerpo de la iglesia , como dicen , ni á la iglesiamisma. Ya hemos visto que los sectarios y cismáticosson como otras tantas ramas cortadas de aquel gran ár-bol que plantó Jesucristo para que creciese hasta la con-sumacion de los siglos: son otros tantos riachuelos se-parados de sus fuentes , otros tantos miembros despren-didos de su cuerpo. La iglesia los ha condenado y sepa-rado de la unidad como rebeldes y obstinados en supropio sentido contra las definiciones de la misma igle-sia. Esta conformándose con el precepto de Cristo lostiene por paganos y publicanos , y siguiendo en esto ladoctrina y el ejemplo de S. Pablo y de los otros apósto-

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--276.les los . evita como condenados y pervertidos por supropio juicio: no comunica de ninguna manera conellos , -ni permite que comuniquen sus hijos en to-do lo que dice relacion á las cosas espirituales. Se vepues que los herejes y cismáticos voluntarios son tanextraños al espíritu de la iglesia como el error esextraño á la verdad , la confusion al órden y el indivi-duo á la unidad : son tan extraños al cuerpo de la igle-sia como el miembro al cuerpo de que ha sido separado,como una rama cortada del árbol y como el riachuelodesviado de su origen, como unos rebeldes y refracta-rios expulsados violentamente de la sociedad que turba-ban. Y como no puede existir ningun convenio entre Je-sucristo y Bella', ni ninguna sociedad entre la luz y lastinieblas ; del mismo modo los herejes y cismáticos notienen parte con Jesucristo y su reino , es decir, con laverdadera iglesia de Jesucristo.

Tales fueron el pensamiento y la costumbre de todala antigüedad , apoyadas en la misma revelacion. Jesu-cristo dirige severos cargos en el Apocalipsis, como yahemos notado , al angel ó al obispo de la iglesia de Pér-gamo , porque toleraba en su iglesia sectarios de la doc-trina de los nicolaitas , y le manda hacer penitencia deeste pecado. El apóstol S. Pablo pronuncia anatemaen su epístola á los gálatas contri los hombres que en-señaron una doctrina diferente de la que él mismo leshabía enseñado. S. Juan escribe á Electa y á sus hijos:«Si alguno viene á vosotros y no enseña esta doctrina,no le recibais en vuestra casa ni le saludeis, porque elque le saluda participa de _sus malas acciones. » Con.forme á esta doctrina , desde los tiempos apostólicoseran ya separados de la iglesia los cerintianos , los ebio.Bitas etc. segun testimonio de Ireneo. Habiéndose en-contrado casualmente S. Juan con Cerinto en una casade baños , dijo : «Huyamos de aqui no sea que se hun.

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- 977 —da y nos coja esta habitacion en donde se halla elenemigo de la verdad.» S. Policarpo , discípulo de SanJuan , respondió á Marcion , cuando este saliéndole árecibir fuera de Roma le pedia que le reconociese : «Yote reconozco como, el hijo primogénito de Satanás.»Eusebio que menciona este hecho, añade al ¡muto la re-flexion siguiente: « Tan religiosamente cuidaban losapóstoles y sus discípulos de no comunicar, ni aun depalabra , con los que corrompian la verdad. Orígenesabandonó la casa de una señora que le rnantenia ; y pre-firió quedar pobre y sin morada ,fija , á -habitar mastiempo aquella, porque habitaba tambien alli un hereje,y eso que tenia el mayor cuidado de no encontrarse conél, Tertuliano apostrofaba asi á los herejes: « ¿ Quiénesseis vosotros , y de dónde venís?» Y luego añadia:« Que muestren, el origen de su iglesia, y que expon-gan despues la serie de sus obispos ; de suerte que de-jen sentado por una sucesion no interrumpida desde el,principio hasta nosotros que el primero de ellos tu-vo por consagrante y predecesor , ya á, uno de los mis-mos apóstoles, ya á uno de aquellos varones apostólicosque no se separaron jamás de los apóstoles. » De ahívienen los catálogos de los herejes que publicaron SanIreneo , S. Epifanio, S,. Águstin y otros hasta nuestraépoca. Luego los herejes y cismáticos han sido miradosen todos tiempos COMO , enteramente extraños en laiglesia. -

Y la razon es evidente. En efecto si sucediera otracosa , la iglesia de Jesucristo seria una mezcla confusade la verdad con todos los errores y todos los absurdosque hubieran podido inventar jamás la ignorancia y laperversidad humanas ; y sabido es si los novadores detodos los siglos han dejado de entrar en esta senda obs-cura y sin salida. Si cada uno pudiera innovar á su anto-jo é impunemente, ¿ qué medio quedarla á los hombres

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978 —

para conocer y conservar intacta la verdad que Jesu-cristo trajo del cielo á la tierra , y que encomendó á suiglesia para que la enseñara á todas las naciones ? ¿ Có-mo en esta confusion de palabras y creencias, en estadiferencia , en esta variedad siempre creciente , en estelaberinto de opiniones habla de encontrarse el camino, yconocerse positivamente lo que se ha de creer y obrarpara salvarse? ¿ Qué cosa mas absurda , ni mas injurio -sa al fundador de esta santa religion ? En efecto adrni-tase la opinion de nuestros adversarios, y se acabó lamisma revelacion en otros términos el Dios mismo quela dió, habia asegurado al propio tiempo su ruina:

Luego es una verdadera locura de los protestantespresumir que pertenecen á la iglesia de Jesucristo úni-camente porque creen en él : porque es menester adi!-mas (y esto es evidente) que pertenezcan á la unidad defé y de gobierno tal corno la constituyó Jesucristo : esmenester que profesen la doctrina que enseñó el Salva-dor á los hombres por su iglesia.

Y ¿ cómo se ha de dudar esto cuando enmedio delas perpetuas variaciones que produce su sistema, N'e-

mos que los protestantes , desesperados de no poderhallar la verdad , proclaman una tolerancia religiosauniversal para todas las máximas , opiniones y parado-jas , sea de la secta que quiera, que se apoye cornoellos en el principio de independencia de toda auto-ridad-?

Este es el origen de ese odio con que todos losprotestantes , cualquiera que sea su nombre , persiguenen comun á la iglesia católica que no cesa de oponerleslas palabras mismas de Jesucristo: (c No os conozco, » yque se resiste á recibirlos en su unidad y comunion. Porúltimo los herejes y los cismáticos se han separado enverdad de la iglesia ó han sido excluidos por ella ; y sinembargo ni sus errores , ni su rebelion han podido des-

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garrar jamás, ni. aun.. herir la. unidad. de . la iglesia deCristo.

Los, here¡es- nos- responden con las, objeciones si-guientes Si los• herejes y. los cismáticos no. estuvierandentro de la iglesia . , esta no.,podria ejercer. ninguna ju.-risdiccion sobre" ellos: mas en el -sentir de-los católicoseste derecho, corresponde« á. la, iglesia : ¿ cómo pues sepuede« decir que los herejes no- son de la' iglesia , y.que esta tiene derecho de 'ejercer su 'jurisdiccion sobretilos ?.•

Digo. que sin.duda nalendria la iglesia ningutt de-rechasobre los herejes: si estos no perteneciesen á aque-lla por ningun título..; pera.se hicieron súbditos .suyospor el bautismo, y. habiéndoles. impreso este sacramento.un -caracter perpetuo é- indeleble,. la iglesia_ tiene un de-

-re-cha- perpetuo- é«:« inalienablesobre- ellos, ; y aunque sonrebeldes , este derecho.. existe mientras viven con masfuerza- aun , que el que conserva un príncipe sobre sus.súbditos rebelarlos.,_

Pero si la iglesia misma los-desecha y excluye , mereplican , ¿cómo. pueden, eantinuar. sujetos á. su juris-diccion

La iglesia - tos desecha; y excluye para.. castigarlos,.corregirlos , y apartar el peligro, del contagia. de sus.jos que han permanecido,fieles; pero, obrando. asi noabdica aquella su derecha, que- segun hemos dicho es

Continúan nuestros adversarios : Los saduceos á pe-sar de los errores mas. graves en materia de fé y aunlas diez tribus á. pesar de su. cisma no, hablan cesado depertenecer á. la iglesia judia que« era_ entonces la verda-dera iglesia asi pues los-. herejes. y cismáticos, aunqueseparados de la fé y de- la unidad de la iglesia católica,no cesan de pertenecer á la verdadera iglesia de Jesu-cristo.

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280 —Respondo que los saduceos, no habiendo sido ex-

cluidos de la sinagoga por una decision solemne, perte-necían todavía al cuerpo de la verdadera iglesia ; perono pertenecian ya á su espíritu, Hallabanse bajo esterespeto en la misma situacion que una multitud de in-crédulos de -nuestros Bias Sabemos ademas por el testi -monio del historiador Josefo que los judíos ortodoxos noencomendaban ningun cargo público á los saduceos, á noque enseñasen públicamente que las almas sobreviven álos cuerpos , es decir , á no ser que no reconociesen ladoctrinas de los fariseos.

En cuanto á los israelitas pertenecientes á las dieztribus cismáticas hay que distinguir entre los que con-servaron la fé y los que cayeron en la idolatria. Losprimeros que siempre fueron bastantes en número, con-formándose con las prescripciones de la ley de Moises ysubiendo á Jerusalem en el tiempo ordinario para adorará Dios, á no ser que la violencia los impidiese cumplireste deber , pertenecian al cuerpo y al alma de la igle-sia ; al contrario los segundos no pertenedan á ella porningun titulo. Ademas es de todo punto falsa la compa-racion establecida por nuestros adversarios, porque Cris-to instituyó su iglesia por un órden de cosas entera-mente diferente.

Todos los que creen en Jesucristo , continúan mies-tros contrarios , y tienen caridad para con el prójimo,son verdaderos discípulos de Jesucristo: el Señor mis-mo lo dijo: «Vosotros creeis en Dios: creed tambien enmí.— El que cree en mí tiene la vida eterna.— Todasconocerán que sois mis discípulos, si os amais anos áotros. » Estos pasajes prueban evidentemente que todoslos que creen en Jesucristo y aman á su prójimo, estanen la verdadera iglesia del Señor.'

Para estar en la verdadera iglesia de Jesucristo nobasta creer en Jesucristo, sino que hay que creer tan-

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bien todas las cosas que él enseñó , y creerlas por y conla iglesia , es decir, de la manera que Jesucristo quiereque se crean. «Id , dice el mismo á sus apóstoles , en-señad TODAS LAS COSAS , que yo os he confiado.» NQ espues una parte de estas cosas y corno cada uno quiere,sino todas y corno quiere Jesucristo. Añado que los he-rejes ignoran lo que es Jesucristo , si es Dios ú hombresolamente etc.

En cuanto á estas p alabras del Salvador: «Todos co-nocerán que sois mis discipulos si os amais unos áotros,» no quieren decir que la caridad sola baste paramanifestar que son discípulos suyos sino que deberáconocerselos por verdaderos discípulos suyos si á la pro-fesion de fé juntan tarnbien las buenas obras, siendo lasprincipales las de caridad. En efecto el Señor quiereque sus discípulos se den á conocer por buenas obrasque recomienden su fé; porque hay algunos; como diceel Apóstol, que hacen profesion de conocer á Dios; pe-ro que renuncian á él por sus acciones. En el mismosentido decia el Apóstol Santiago : «Yo os mostraré mifé por mis obras.» Debe añadirse que los herejes notienen ni pueden tener el verdadero amor de la cari-dad. Sin la fé es nula la caridad , y hay que guardarsede confundirla con la beneficencia , como lo prueba estepasaje del Apóstol : «Y aun cuando yo. distribuyese to-das mis riquezas para mantener á los pobres , si no ten-go caridad , todo esto no me sirve de nada,»

Objétasenos ademas que muchos hombres en dife-rentes épocas han vivido y muerto en ¿cisma , y sinembargo no han sido mirados como extraños en la igle-sia de Jesucristo , y aun algunos han sido inscritos enel catálogo de los santos , tales corno Melecio y Paulino,ambos obispos de Antioquía , Lucifer de Caller y mu-chos de los que se adhirieron al cisma de Acacio.

Digo que estos cismáticos que la iglesia no desechó

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estaban de buena fé y en la duda con respecto al pontí-fice que debian reconocer como legítimo. Ya hemos ad-vertido, que hay circunstancias en que puede ser ino-cente esta duda. Meted° y Paulino eran unos santosvarones, y Ulf10• y otra comunicaban á lo, menos inme-diatamente con la iglesia universal. Esta no. ha colocadoentre los santos,á Lucifer de Caller; ademas que g mu-rió en la unidad , (5- se- arrepintió antes. de morir. Lomismo sucede con todos los que se adhirieron al cismade Acacia: ninguno_ ha sido, inscrito en el catálogo delos santos. Hay mas: los nombres de M'etnia y Mace-donio , patriarcas- de Constantinopla, fueron borradosde los sagrados dípticos , porque habian conservado enellos el nombre de Acacia.

PROPOSICIGN NOVENA..

El origen del protestantismo y las diversas variaciones queha experimentado,. demuestran su falsedad.

Asi como el origen , estabilidad y perpetuidad de laiglesia católica prueban incontestablemente que es deinstitucion divina: del misma moda el origen del protes-tantismo, sus variaciones'perpetuas y las alteracionesque ha sufrido , no menos que todas las sectas rebela-das en diversos tiempos contra la iglesia, demuestranplenamente su falsedad. •

Una obra divina lleva consigo unos caracteres di-vinos, de suerte que fácilmente se la distingue de to-do lo que procede de los hombres. Pues tal es la iglesiacatólica , en pie desde su origen, inmutable, siempre lamisma , manifestando siempre los testimonios patentesde aquella asistencia divina pie le prometió su funda-dor. Y al ver esto hay forzosamente que exclamar:

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- 983«Las obras, de Dios san perfectas y no hay en él mil,danza ni vicisitud'.»

Mas ¿cuál es el orígen del .protestantismo?' Sabi-da cosa es nue nació en el siglo XVI, y le produjo elodio privado del. apóstata Lutero. ¿Cómo, se- acrecentóesta secta? Tambien es sabido que po:r • la terquedad yrebelion de aquel apóstata contra la const.ituci©n en queLean X. condenaba sus errores.* Entonces en dedo escuando, por primera vez proclamó aquel reformador delag cosas sagradas el prhicipia fundamental del prdies-tantisma,. quiero decir, la' independencia absoluta deljuicio individual , opuesta de frente á la autoridad de laiglesia. Con este principio conmovió á su antojo todo eledificio- de la religión cri g iarra. Desechó las indulgen-cias, el purgatorio, la misa rezada y la necesidad delas buenas obras:: sentó su doctrina-de la sola fé justifi-cante , y quitó casi todas los sacramentos. A esto a-odióla alteracion de las escrituras, borrando muchos librosdel catálogo de los hagiógnros, sin cuidarse de estaracorde consigo mismo, 'porque unas veces afirma loque antes habla negado, otras niega lo que habia afir-mado, y tan arrebatado de las pasiones vergonzosasde todo género y en tanto grado hinchado de orgullo,que -paree-e muchas veces dirigido por un espíritu de Sa-tanás:

El principia del-protestantisma, principio destructivoque habla sentado Lutero el primero, produjo inmedia-tamente nuevos reformadores de las cosas sagradas.Zuingiio en Suiza , Calvino en Francia , Carlostadio enAlemania y Munster en Westfalia reformaron, se-gun su sentido , lo que les habla dejado que reformarLutero, ó mas bien derribaron lo que este habia dejadoen pie. Pero estos nuevos reformadores fueron reforma-dos tambien por los cuákeros, los hermanos bohemios,los pietistas, los herrnhutas , los swedenborgianos, los

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28 4 .....arminianos y los socinianos; y estos precipitados sucesi.vamente del puesto que habian usurpado, fueron refor-mados por los iluminados y los filósofos y en fin por losracionalistas .y los naturalistas. pividióse pues el pro.testantismo desde el principio en una multitud de sec-tas casi innumerables , que no solamente se . condenabany anatematizaban á porfia, sina , que se perseguian demuerte unas á_ otras donde quiera que podian.

Tal era el estado del protestantismo, cuando los lla-mados reformadores, volviendo á concebir ideas massanas, comenzaron á reflexionar seriamente sobre los medios de establecer una alianza entre sí, sobre todo entrelas dos principales sectas, los luteranos y los calvinistas.Por una y otra parte se publicaron muchos libros , se ce-lebraron conferencias religiosas en Leipsick el año 1631y en Maulbrun el de 1651; pero todo inútilmente. Aprincipios del siglo XVIII, se hicieron nuevas tentativascon el mismo objeto y con el apoyo del rey de Prusia, porcuya órden se levantó en-Berlin un templo comun á lasdos comuniones. Este proyecta de reunion se frustrótambien por -la obstinada resistencia de los luteranos. Enel año 1786 salieron á luz otras obras acerca de esta ma-teria y sobre todo algunos edictos del rey Guillermo Ide Prusia , que mandaban á los calvinistas renunciar álea dodrina de la predestinacion s, y á los luteranos abs-tenerse de las costumbres de la iglesia católica conser-vadas aun entre ellos, hasta que el rey Federico resti-tuyó una plena y entera libertad á todas las-sectas enel año 1740. En este mismo tiempo aunque el reyFederico no hizo ninguna tentativa directa para es-tablecer la uuion -en que se pensaba , sin embargopropagurudose rápidamente la filosofía, el racionalismoy el naturalismo á todos los entendimientos, -pa reciaque no quedaba ninguna dificultad. Pero ni aun á estacosta adquirieron los sectarios la paz que deseaban.

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- 285 --Guillermo III; sucesor de Federico, dió un edicto en18 de junio de 1788 proponiendo una liturgia nuevapara uso de las dos comuniones; pero sin imponer nit una ni á otra la obligacion de aceptarla. Este edictono produjo otro efecto qué hacer proclamar á los ratio=nalistas el triunfo, corno si esta medida hubiera pro-ducido lg union; y los escritores de dicha secta se em-peñaron en persuadírselo á todos. En el año 1817 altiempo de Celebrarse el jubileo de la reforma los jefesde esta ceremonia declararon públicamente el -27 desetiembre que deseaban que se efectuase la union cuan-to antes: prescribiéronse pues diversas cosas paraestablecerla y consolidarla: se convocaron sínodos:los calvinistas y los luteranos celebraron la santa cenaen Berlin y en otros lugares en el mismo templo , conla condicion que cada uno de ellos creeria aquello deque estaba persuadido antes con respectó á la presenciareal, es decir, que habria unos que creyeran recibirel cuerpo real de Jesucristo, y otros solamente pan.Esta union que fue parcial, tomó el nombre de iglesiaevangélica en el año 1818. Propúsose á los sínodos lanueva colistitucion de esta iglesia, y en 1820 se publi-có también una nueva liturgia , que vino 4 ser el librosimbólico de la iglesia unida •, recomendado « por entoncesá todas las iglesias. Se les mandó expresamente que laaceptaran en 183'i; pero en este mismo año escribiócontra aquella liturgia D. J. G. Scheibel.

Tales son las variantes de las_sectas protestantes ensi mismas, y aun son mas numerosas é importantes enlo que toca á la doctrina. Ladero habia desechado variosdogmas: sus discípulos de-,echaron muchos mas, hastaque aparecieron extinguidas la fé entera y la misma re-ligion revelada bajo la influencia de los naturalistas in-gleses y franceses, de los latitudinarios , de Federi-co II y del filósofo Kant.

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rd-- 286 —En efecto segun el sistema de este la verdadera re-

ligion debe distinguirse de la religion ó de la fé ecle-siástica. La verdadera religion no es otra que la religionde la razon, única que puede admitirse: la fé eclesiásti-ca es la fé que se da á las verdades . de la revelacion po-sitiva. Mas la réligion revelada no puede ni debe sersino un simple medio para llegar mas fácilmente á lareligión de la razon, ó corno la llama el filósofa, á la féreligiosa, cuyo verdadero objeto basta la razon de cadahombre para descubrir. A medida que esta fé religiosase haga mas pura y universal, se extinguirá sin esfuer-zos y por decirlo asi insensiblemente la fé eclesiástica.De ahí proviene esta regla establecida por el . filósofo conrespecto á las santas escrituras: que no se debe buscaren ellas mas que la religion de la razon: todo lo denlasno es sino una, especie de cubierta temporal , cierta cosaacomodada á la opinion del vulgo, á-la época en que sepublicaron los libros santos , y aun á la opinion particu-lar de los diversos autores que compusieron aquellos li-bros. Todavía hay mas: segun Jacobio y sus partidarios,la religion como cualquier otra ciencia filosófica consis-te en una fé natural inmediata , en la percepcion de laverdad aparte de toda prueba sobrenatural, es decir,en una ciencia intuitiva : esta revelacion interior es laúnica que existe, y no puede haber en ella ningunaforma exterior de religion. Este último sistema con-cuerda á lo menos en parte con la filosofia de la identi-dad enseñada por Schelling y su discípulo.Dauh , asicomo con la doctrina de lo absoluto.

De ahi ha nacido esa nueva exegesis de los librossagrados , segun la cual se niegan todos los mi-lagros y profecías , se introducen los mitos , y se adop-ta el sistema de conciliacion. Los jefes principales deesta escuela son Paul , Hetzel , Eichhorn , los dos Ro-

senmuller Koppe, Heinrichs y Kui noel.

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287Semler impugna la inspiracion de las santas escri-t

turas, quita del canon muchos libros, derrama el despre-cio á macros llenas sobre el antiguo testamento, y :opo-ne la religion interior y la moral privada á la religionexterior y -á la fé pública eclesiástica.. Gruner defiendeque á 'fines del siglo I estaba ya corrompido el cristia-nismo en sus principales doctrinas por la doctrina pla-tónica, y en consecuencia desecha los misterios cristia-nos. Eckermarrn se empeña en probar que la doctrinade Jesus no es otra cosa que una instruccion popularrelativamente á la moral y al culto razonable que se hade tributar á la divinidad : afirma ademas que los evan-gelios estan alterados, y que las epístolas apostólicascontienen interpretaciones falsas y erróneas.. Hencke sequejaba del progreso demasiado extendido de la cris-tolabla como de un obstáculo para. una revoluciongrande y benéfica en las creencias religiosas Weigs-cheider, , cuya obra dogmática tantas veces citada en laprimera parte de este tratado miran como clásica los.racionalistas, declara que la revelacion sobrenatural noes necesaria ni aun posible. -A la misma clase de incré-dulos pertenecen Roekr , Boehme, Schultess , Schott,Bretschneider y. de Vette: este último no ve en losdogmas cristianos sino una expresion simbólica de lasideas religiosas.

En vista de tales pormenores nadie preguntará sinduda qué piensan los protestantes , sobre todo los ra-cionalistas y naturalistas, con respecto á los diversosartículos de la fé cristiana. Basta-observar que muchosde ellos han llegado hasta el extremo de no rnborizar-se de decir que Jesucristo y S. Juan Bautista estabande acuerdo para representar el uno el papel dé precur-sor, y el otro el del Mesías.-j,Para qué decir mas? Nohabido entre ellos quien ha escrito la apología de Ju.das Iscariotes?

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- 288 —Estos insensatos ó han desechado la mayor parte de

los libros del antiguo y (lel nuevo testamento, ó han pues-to -en duda su autenticidad En la época misma en que elprotestantismo se daba el nombre de iglesia evangélica,Libia muy pocos protestantes, corno observa Reinhard,que no desechasen la autoridad de la Escritura y delEvangelio. Entre los libros del antiguo testamentoel Pentateuco es sobre todo el que mas combaten,y miran como nula su autoridad histórica. Valer yGesenio juzgan que se compuso en tiempo de Da-vid y Salomon : de Vette le considera como una especiede epopeya. Otros como brida y Nachtigal enseñan abier-tamente que todo el' antiguo testamento se escribióen época muy posterior. No se han guardado masconsideraciones al- nuevo que al antiguo. Ei(hhorn daá los cuatro evangelios un origen mucho mas próximo ánosotros de lo que se cree: Vogel, Horst , Ballenstedt yBretschneider atribuyen el Evangelio de S. Juan á cier-to gnóstico. Schleiermacker, el gran apologista del reyde Prusia , quita al apóstol S. Pablo su primera epísto-la á Timoteo: Eichhorn desecha las dos y ademas la delmismo apóstol á Tito. Segun el mismo autor el Apoca-lipsis no es mas que un drama en que se pintan la calday la ruina del judaismo y del paganismo. Antes queEichhorn habla desechado Somier el Apocalipsis comoobra de un autor tocado de la locura. Los tres prime-ros evangelios, es decir , los de S. Mateo, S. Marcos yS. Lucas, se han sacado, segun Lessing, Semler etc., ysobre todo Kuinoel , de cierto original comun siro-cal-daico, que llaman urevangelium. Pues lo que han hechocon los libros enteros, con mucha mas razon lo han eje-cutado con cada una de sus partes, de suerte que apenashay una - sola que uno ú otro de estos impíos no acusede plagio ó intercalacion. La cosa es manifiestamenteasi ; pero seria fastidioso probarla articulo por artículo.

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2 89adérnas estos pormenores ,, ,con todo 'de ser tan

rápidos y concisos,,, acerca , del origen - del prótéstantis-mo de sus _variantes. perpetuas de los frutos natura-les_ que ha,,producido, ya en la doctrina teórica - y prác-tica , ya en la exegesis y en -la crítica sagrada . , bastan ySobran para darme el derecho de sentar y.,exponer.tesis en estos términos : Lo. que saca su origen de u iiprincipio malo y destructivo ;, lo que produce por su'naturaleza la division de las opiniones y Ja multitud delas sectas.; lo- que . propende á sofocar toda fé y porconsecuencia k destruir enteramente toda religion reve-lada ; lo que engendra . inevitablemente .una especie de.duda universal sobre todo - y en todas partes lo que cor-rompe las costumbres del hombre; esto ciertamente nopuede venir del mismo Dios qué nos dió la/ verdaderarevelacion , y lleva consigo las pruebas completas y: pe-rentorias de_ su falsedad. Jesucristo dijo: «Un ar-bol bueno no puede producirmalos frutos.... Porsus frutos los conoce •eis. » Luz condenacion -del, pro-testantismo está en' esas palabras del autor de toda.verdad.'

Se ve pues que la naturaleza del- protestantismo esla division; division interior y esencial , que -no permite.á las diversas sectas reunirse , sino- por mutuas cónce-siones , dejando á cada una la facultad de pensar lo quequiere sobre la religiori- para sí y para cada miembrosuyo , como sucedió , segun acabamos de verlo, en elconvenio celebrado entre los luteranos y los calvinistas,donde parecia que se trataba de la particion -de una he-redad. Síguese pues que la naturaleza misma del pro-testantismo se opone esencialm ente á la unidad.

Tambien se sigue que -ningun protestante , si seadhiere al principio ,esencial de la reforma , tiene dere-cho de condenar las opiniones religiosas de otro cornoimpías y absurdas.

T. 1 9.

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En vano se glorían muchos protestantes de que elfundamento y la regla del protestantismo es la sola pa-labra de Dios; porque sin la autoridad de la iglesia¿cómo pueden conocer esa palabra de Dios, supuesto queno hay , digamoslo asi , ningun libro cuya autenticidadno hayan puesto ó no pongan en duda , supuesto quedesechan la inspiracion divina si no de toda la Biblia, álo menos de su mayor parte , y supuesto que la palabrapura de Dios depende segun ellos de la interpretador)particular de cada individuo. Segun este método ex-travagante , no hay un error ni una paradoja que nopueda fundarse en la palabra de Dios comprendida yexplicada asi , como hacen los anabaptistas , los cuake-ros , los socinianos , los metodistas y otros novadores.Ademas ¿cómo la palabra de Dios escrita- y consignadaen libros puede ser la regla de la fé, si la discusion re-cae casi siempre enteramente sobre el sentido ‘erdade-ro de aquella palabra ? Cuando se sigue un pleito entredos partes , cada cual cree que la ley está en su favor,y si no hubiera juez -para fallar , el pleito no se acabarlajamas. No ha existido nunca un hereje que no Se glo-riara de tener la palabra de Dios, en su favor: esta pre-suncion la tuvieran sucesivamente los gnósticos , los ma-niqueos , los arrianos , en suma todas las sectasque se han separado de la iglesia ; y Sin embargo todashan fenecido.

Por esta razon tantos particulares y tantos prínci-pes, distinguidos por su ciencia , ,no pudiendo soportarpor mas tiempo este caos natural- al protestantismo,han vuelto á entrar en el serio, de la iglesia católica queabandonaran sus padres, á fin de hallar la tranquilidadde Conciencia que 'labial) buscado en vano entre tantasdudas y variantes. Al contrario ¿qué prosélitos ha hechoel protestantismo entre los católicos? Solo un cortonúmero de sacerdotes indignos , de co-stutnbres des-

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ordenadas y cansados del celibatóy de la .. vocaciorr quehabían abrazado.

Sin embargo ¿qué nos responden nuestros adversa-rios? Tiempo es' que los dejemos, hablar. La iglesiacatólica , dicen , ha sufridó tambien vicisitudes y varia-cioneS. Las definiciones de fé quede , tiempo en tiem-po ha -dado esta iglesia,- son otros tantos .-argumentosen favor del sistema . de . progreso. y perfectibilidad quehan adoptado los 'protestantes.. "Ademas ¿qué son esosdogmas de fé de que, se gloría la iglesia católica? luyen_ciones'de los-santos padres ó fórmulas vacías de -sentido.No habiendo aparecido la verdadera luz .hasta el siglo XVI,desde entonces no ha cesado de despedir raOs mas vi-N . os y brillantes para disipar las tinieblas que habia der-ramado sobre la tierra la iglesia ó engasando ó engañada , y que el fanatismo y la ambición se hablan empe-hado en propagar y conservar hasta que . [os reforma-dores de las cosas sagradas , quebrantando las prisionesde aquel vergonzoso cautiverio, restituyeron juntamen-te la libertad á sí 'y á nosotros. Asi se explica esa . apa -rienda 'de inconstancia y- fluctuacion que se advierte áveces en los reformadores y en sus primeros discípulosrelativamente á un número mayor ó menor de artículosde fé que continuaron profesando, porque no les bastóun instante para despojarse como dé una vestidura detodas las ideas en que se habian criado 'desde su infan-cia. Y no se nos opongan el racionalismo y el naturalis-mo, -porque si bien se mira , el racionalismo es el mis-mo sistema de la iglesia católica , y la cabeza de la ig!e-sia romana debe considerarse como un puro racionalis-ta. En efecto esta cabeza .afirma que su pensamiento in-terior y su razon pueden con ayuda de una" insj)iracion

inMediata.producir y dar al mundo cristiano le-yes que dirijan la fé de un modo absoluto , aun cuandola &critura guarda silencio sobre estas llamadas leyes á

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- 292está en oposicion con ellas. Del mismo modo los carvi..líos de la iglesia católica son naturalisticos , racionalisti-cos , es decir, que su potestad es toda de imaginacion,en cuanto confirman sus propios decretos no solamentecon la regla infalible de la palabra escrita de Dios, sinocon una falsa luz interior y con la supuesta inspiraciondel Espíritu Santo , como ha hecho con especialidad yentre todos los demas el concilio de Trento.

Respondo que las variaciones que hán ocurrido enla iglesia católica , han recaido todas sobre la disciplinacuyas formas son variables y accidentales , y ningunasobre la doctrina de la fé y de las costumbres. Masnuestros adversarios nos conceden que en el primer si-glo se encuentran , los principios generales del. catolicis-mo; y cuando les pedimos con instancia que se sirvanindicarnos la época de la supuesta variacion de que seprevalen contra nosotros , no podemos sacarles respues-ta. Ciertamente es cosa fatal , cuando se entabla unaacusacion , no-poder probarla. -

La iglesia ha dado en diferentes épocas muchas de-finiciones de fé para la acta racion y defensa de los dog-mas ya admitidos , y no para introducir otros nuevos.Cuando su'doctrina era combatida temerariamente, soymetía el artículo controvertido á un examen mas atento,y la definicion que recaia , era juntamente la adop-cion de aquel punto de fé y la condenacion del novador.Tal ha sido la conducta de la iglesia en todos tiempos,y á fin de ponerse á cubierto de toda impugnacion legí-tima en esto ha recordado á los disidentes los monu-mentos antiguos y la fé ya admitida; de lo cual puedecerciorarse cualquiera con la lectura de la historia delos concilios. Al contrario el protestantismo no ha usa-do su llamado sistema de perfectibilidad mas que paradesechar uno tras otro todos los dogmas de la fé, hastaque habiendo desaparecido el nombré Mismo de fé pue-

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293 .

de lisonjearse de haber llegado al mas alto grado deperfeccion que haya deseado jamás , entre las ruinasque le, rodean.

Dicen nuestros advers'arios que los do -gmas.de la fe dela iglesia católica no son mas que invenciones de los santospadres ó fórmulas , de palabras vacías de sentido. Res-Olido que estos dogmas son otras tantas verdades reve-ladas divinamente, que la iglesia recibió de Jesucristopara transmitirlas á los hombres de generacion en gene.racion , puras é intactas , con órden de preservarlas delespíritu maléfico de los noVadores ; y alado que estaiglesia apoyada en los 'auililios celestiales ha llenadohasta aqui este deber yle llenará hasta la consumacionde los siglos segun las promesas de 'Su fundador. Alegarque estos dogmas divinos fueron supuestos ó inventadospor los santos padres, es una aser,lon' enteramentegratuita de nuestros adversarios , sin ningun fundamen-to y contradicha por todos los documentos históricos.Ya decia S: Agustin en su tiempo de los padres de laiglesia : Lo que han encontrado en la iglesia , lo hanmantenido y conservado : lo, que han aprendido , lo hanenseriado : ló que han -recibido de los padres , lo hantransmitido- á los hijos.» Y mucho antes que S. Agustiridecia Tertuliano : «1 En qué estriba nuestra proposi-cion? En la doctrina que la iglesia ha recibido de losapóstoles, los apóstoles de Jesucristo , y Jesucristo deDios.» Y de aqui parda para separar á los católicos dela turba de los herejes 'que se atrévian á mancillar laantigua doctrina de la iglesia universal con sus noveda-des. Son innumerables los ejemplos de la misma especie,y todos testifican contra nuestros adversarios , cuyamentira es tan evidente, que solo puede inducir á errorá los hombres mas ignorantes'. Por lo que toca á lasfórmulas de palabras vacías de sentido, ya he respondi-do en uno de los párrafos anteriores, y me pa-

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rece del todo inútil volver á hablar ,de esta materia.La bri que apareció en el siglo XVI, no eratan nue-

va como suponen nur►stros adversarios : antes de - apare-cer á Lutero, se habia manifestado á los simonianos, álos nicolailas y á los otros sectarios que . habian. prec-é-d'ido al apóstata atenan. Pero ¿quién habia producidoesta luz? ¿Jesucristo ó el demonio? Esa es la cueslion.Oigamos á Tertuliano. «¿Quién. debe - interpretar lasopiniones confusas de los herejes?' El diablo, cuyo oficioes hacer tomar la verdad por - el error.» Seria sin dudaun - tanto extraño que Jesucristo no hubiera velado porla salvacion . de su . iglesia , sino desde . el tiempo de Lu-tero y dé los cómplices de sti rebelion y apostasía ; desuerte que hubiese sido énteramente .desconocido porespacio de diez y_ seis siglos el supuesto principió de re-generación que sentó aquel impío. Es-cuchemos_otra vezá Tertuliano á este propósito: ¿(Lo que se halla funda-do en una creencia Comun y casi universal, no puedeser un error , sino una tradicion.-¿Quién se atreverá ádecir que se hayan engañado los primeros autores deesta tradicion? ¿ Cón que ; Mientras no hubo herejesreinó el error sobre la tierra ? La verdad cautivaaguardaba á loS:marcionitzs y valentinianos(loase losluteranos y calvinistas) para alcanzar sil libertad. Antes

.de ellos se evangelizaba mal , se creia mal, el agua san-t)ta del bautismo no tenia virtud , las obras- de la fé sepracticaban mal, las virtudes y las gracias eran malas,se-desempeñaban mal las funciones del- sacerdoció, -ylos mismos Mártires eran 'coronados injustamente.))Mas ¿qué diremos de la libertad que afirman los secta-

rios haber dado; al mundo cristiano? Es- una exen-ción impfa de todo frenó - legitimo , el aniquilamiento de

la surnision debida á la ley evangélica y_ á. los preceptosdivinos , _una:licencla desordenada en comparaciOn cie lacual es imperceptible la- de lbs musulmanes . , de ha-

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cer y creer todo lo que se le antoja á cada uno.Si los jefes de la herejía del siglo XVI y sus inme-

diatos discípulos so detuvieron en su obra de destruc-don , se vieron forzados, ó por el grito íntimo é irre-sisti ble de su conciencia , ó por la disposicion generalde los ánimos , con la que temieron chocar abierta yenérgicamente. Quizás no descubrieron tampoco alpronto los llamados reformadores todas las consecuen-cias desastrosas del , principio que habian sentado: qui-zás poco firmes todavía en la impiedad se horrorizaronellos mismos, semejantes á aquellos viajeros impru-dentes que conducidos á la orilla de un precipicio enel peligro, y no teniendo fuerza para evitarle, intentandetenerse enmedio del camino que han emprendido. Pe-ro el abismo estaba abierto : ellos mismos habian da-do el impulso; y sus discípulos, siguiendo el enlace ne-cesario de todas aquellas consecuencias, llevados siem-pre hacia adelante por el ejemplo de sus predecesores,despees de muchas fluctuaciones recogieron al fin todoslos frutos que debla producir aquel principio destruc-tivo. Asi como un cadáver conserva todavía algun tiem-po las facciones humanas , y luego se corrompe y sedisuelve; asi hizo el protestantismo. Bossuet y Ferie-Ion habian previsto y predicho esta disolucion del pro-testantismo , y los hechos han confirmado la predic-clon.

La justicia no puede subsistir con la iniquidad , nila luz con las tinieblas, ni Cristo con Belial. Si el ra-cionalismo es la doctrina propia de la iglesia católica,como lo afirma el imprudente autor á quien combati-mos , ¿cómo es que la iglesia católica condena y anate-matiza el racionalismo , y que los racionalistas despre-cian y aborrecen á la iglesia católica? ¿No es esto daral dia el nombre de noche, y hacer de Jesucristo elAntecristo? Ademas no hay necesidad de grandes es-

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fuerzos para rechazar esta calumnia. Por eonfesion delos protestantes mismos el protestantismo ha produci-do el racionalismo, y se glorían de ello. Weigscheiderá quien he citado tantas veces en el curso de esta obra,ha formado el catálogo de los autores de este sistemaimpío , y solo se hallan nombres protestantes. Pero ¿áqué insistir tanto? El filósofo Kant , á quien sin dudase puede llamar el verdadero padre del racionalismo,¿no es protestante? ¿No lo son todos esos autores cuyasobras han engendrado el misticismo y el. fanatismo?Devolvamos pues á los protestantes lo que les corres-ponde de pleno derecho: asi como asi es el efecto natu-ral de la gran luz que apareció en el siglo XVI, el fru-to de la libertad que Lutero y los otros reformadores delas cosas sagradas introdujeron en el mundo.

Nuestro adversario afirma que el papa y los conci-lios de la iglesia son racionalistas, naturalistas etc., sópretexto que dan definiciones por una inspiracion in-mediata sin la Escritura y aun contra la Escritura. Pe-ro ¿á quia podrá persuadírselo? Las, definiciones de fédadas por el papa y los concilios se fundan todas en lapalabra de Dios ó en la revelacion divina llegada hastanosotros , ya por la Escritura , ya por la tradicion : elpapa y los concilios no deciden nada por sí mismos:solamente son los testigos de la doctrina enseñada porJesucristo y tra! smitida por los apóstoles , como hemosexpuesto mas arriba. Una cosa es la asistencia divina(le que está en posesion la iglesia segun las promesasde Jesucristo, y otra la inspiración divina inmediata deque habla nuestro adversario. Mas el papa y los conci-lios no se han atribuido jamas , esta en las definicionesde fé que han dado; y ¿cómo ,pudieran haberlo hechocuando los católicos no la conceden sino á los escri-tores hagiégrafos? En cuanto á la asistencia divina queposeen, ya el papa cuando decide ex cathedrd corno se di-

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29?ce , ya la iglesia , dispersa ó reunida , significa en elsentido católico la providencia especial con que Dios ve-la sobre su iglesia, no permitiendo que, caiga en error,sin que importe por otra parte qué medio emplea paraconseguir este efecto, porque al fin es preciso que se cum-plan plena y enteramente estas palabras de Jesucristo:«Las puertas del infierno no prevalecerán contra ella:»«Ved que yo estoy con vosotros hasta la consumaciortdejos siglos;» y todas las de la mismas especie. Si nues-tro adversario hubiese leido el concilio de Trento ,hiera visto que no hay un solo decreto de fé que no seapoye en testimonios sacados de la Escritura ó de latradicion.

PROPOSICION DECIMA.

La esterilidad del protestantismo en sus Misiones entre losinfieles es una nueva prueba de su falsedad.

Entre los caracteres divinos y los dones magníficosque distinguen, la verdadera iglesia , hay que contar lapotestad fecunda de convertir que ostenta en beneficiode las naciones infieles. Desde que recibió esta órden deCristo : «Id por todo el mundo, predicad el Evangelioá toda criatura,» no ha cesado jamás de enviar sus hijosá los diferentes paises para llamar á los hombres de lastinieblas de la infidelidad-á la luz del Evangelio. Innume-rables operarios, llenos de un espíritu verdaderamenteapostólico, salieron de su seno, y propagaron la viñadel Señor , unas veces regándola con su sangre, otrasglorificándola con el poder de las profecías y de los mi-lagros de que muchos de ellos estaban dotados , no so-lamente en los primeros tiempos del cristianibmo, sino

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- 298 —de siglo en siglo hasta nuestros dios. Ningun reino,provincia, ciudad r ni aun lugar ha venido á la fé deCristo, sino por medio de estos obreros de la iglesia ca-ttSlica, y los anales de la historia eclesiástica nos mues-tran casi en cada siglo el fruto de sus afanes en la agre-gacion de algun pueblo infiel al catolicismo.

Al contrario el cielo ha castigado á las sectas heré-ticas con la esterilidad , de suerte q-ue ninguna de ellaspuede gloriarse de haber atraido un solo pueblo á la féde Jesucristo en ningun tiempo Intimamente convenci-dos los herejes de esta esterilidad han desatendido enun todo la conversion de infieles, ó si la han intenta

-do, pronto han desmayado con lo infructuoso de sustentativas,. y han dirigido todos sus esfuerzos á la per-version de los católicos ; porque, como decia ya en sutiempo Tertuliano, es propio de los herejes no convertirá los paganos, sirio pervertir á los fieles : gloríense dederribar á los que estan de pie, y no de levantar á losque estan en el suelo. Su obra es solamente la destruc-cion de la verdad, -y no cosa alguna que sea suya. Conlas ruinas de nuestra casa edifican la suya. — Tal hasido el carácter y la conducta de la herejía en todasépocas.

El protestantismo no se ha conducido de otro modo.Desde el principio de la reforma los protestantes nopensaron ni por asomo en la conversion de los infieles:todos sus esfuerzos se fijaron en los medios de perver-tir á. los católicos y destruir la fé antigua. Por eso aun-que muchas repúblicas protestantes tuvieron numerosasescuadras, y fueron señoras del mar, ninguna ele ellaspensó en emplear aquel poderío para propagar ta religionde Jesucristo entre los paganos, prefiriendo aplicarle á ladestruccion de las misiones católicas , como lo hicieronlo.-; holandeses , y desgraciadamente con buen éxito ,el Japon sobre todo y en las Indias orientales. Sin em-

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-- 999 —bargo avergonzándose los protestantes á pesar suyoesta falta de zelo- por la própagacion del Evangelio, de-clararon para disculphrse que no 'es lícito, turbar á lospaganos en su fé , y cuando -el siriodo de Dordrecht,habiéndoseles, hecho una objecion á este propósitó, res-pondieron en estos, términos : «El que anuncia el Evan-gelio á los paganos sin una vocacion particular , atraesobre su cabeza la tacha del apóstol Pedro, es decir,que se entremetes en negocios que no le tocan , y tientaá Daos arrostrando un peligro tan grande sin vocacion.»Mas adelante afirmaba el deán - de Cantoriiery en undiscurso pronunciado delante del rey de Inglaterra queno es lícito á nadie combatir la religion de ningun" país,por falsa que pueda ser , ni desviar á los hombres de laprofesion de ella contra -la voluntad de los magistrados,á no ser que haya recibido como los apóstoles , y puedaprobar haber recibido, un encargó extraordinario paraeste efecto. -

Mas al cabo los protestantes admirados de los triun-fos gloriosos de los católicos comenzaron á fines del si-glo XVII á reflexionar seriamente en los medios dofundar á su vez misiones en los paises infieles. Ya en elaño 1647 se habia' formado la primera sociedad en In-glaterra con este objeto, y el parlamento la habla apro-bado; sin embargo no comenzó sus operaciones hastamas adelante. En el año 1701 Federico IV de Dina-marca fundó una mision para su colonia de Tranquebaren las Indias orientales ; y en el de 1708 el venerableJuan Egede predicó el Evangelio en Groenlandia. Losanabaptistas principiaron sus misiones en 1792. Porúltimo la Inglaterra , sobre todo al principio del pre-sente siglo , tomó ocasioñ de las misiones de los ana-baptistas y de los metodistas para desplegar por suparte el mayor zelo. En el mismo pais se formaron mu-chas sociedades generales' y particulares para propagar

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300las misiones , y desde el ano 1807 apuran sus esfuerzospara convel tir á los negros de Sierra Leona en Africa.Al mismo tiempo la sociedad británica , nacional y ex-tranjera , formada en Londres el año 1801 para lapropagacion de la Biblia, ha visto acrecentarse susfuerzas con la agregacion sucesiva de otras varias so-ciedades.

Despues de esta ojeada sobre el origen y progresosde las misiones protestantes examinemos rápidamentelos medios de que disponen estas sociedades, y los frutosque han conseguido.

Primeramente si consideramos el número de losmisioneros protestantes, hallamos que en el año 1821tenia cuatrocientos diez y nueve en ejercicio la sociedadanglicana : los metodistas_ contaban seiscientos veinti-tres en el mismo año , y las dos sociedades juntas em-pleaban mil cuarenta y dos misioneros. Si ajustamosahora la misma cuenta respecto de las otras sociedadesde que hablaremos al punto, hallaremos tres mil cua-trocientos cuarenta y dos misioneros solo en Inglaterra:las sociedades americanas ocupan mil por lo menos; desuerte que sin hacer caso de los que envian los otrospaises protestantes , tenemos el número total de cuatromil cuatrocientos cuarenta y dos operarios. Ademasaunque los misioneros de la sociedad - para la propaga-cion del Evangelio estén obligados, segun Menor de sudiploma , dado el 16 de junio de 1801 , á dedicarse es-pecialmente á la instruccion de las colonias inglesas, sinembargo es sabido que los ciento veintidós misionerosy noventa y seis maestros de escuela- se -dedican tam-bien á la conversion de los infieles,

En Inglaterra , en los -Estados Unidos de América,en Francia , Alemania ; Holanda y Suiza hay diez ynueve sociedades principales de las que envian anual-mente dinero y libros para la Obra de la couversion de

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- 301los infieles, á las que hay ,que agregar cuatro institutosespeciales para la distribucion de Biblias , tratados reli-giosos, libros de rezo y homilías de la iglesia anglicana.Cada sociedad de estas tiene innumerables ramas ó ra-mificaciones que tornan el nombre de auxiliares. EnFrancia sola hay doscientas, y en Inglaterra no puedencontarse. En 1821 estas sociedades distribuian yaanualmente unos 9.262,700 francos , es decir , cerca de18,800 al dia ; y como los misioneros se quejaban toda-vía de la insuficiencia de estas distribuciones, se au-mentaron las rentas_ anuales de dichas sociedades á18.527,400 francos. La sociedad bíblica distribuye ade-mas innumerables ejemplares de la sagrada escritura,traducida en casi todos los idiomas y dialectos del mun-do , por manos de sus empleados y viajeros que puedenconsiderarse como- otros tantos misioneros. Solamenteen el año de 1830 se repartieron 632,676 ejemplaresdel nuevo testamento; y este es el medio que los pro-testantes juzgan mas útil para la conversion de los in-fieles.

A estos recursos de las sociedades hay que añadirlos socorros extraños de toda clase que poseen las mi.siones protestantes; el favor de los magistrados y de lasleyes , el apoyo de los gobernadores, la publicacion delos periódicos etc. Hay mas : la mayor parte de los pai-ses en que se establecen , pertenecen á la Gran Breta-ña ; y si alguna vez quieren penetrar en regiones salva-jes y bárbaras , tienen á sus órdenes el poder militar dela provincia. Las escuelas que abren son gratuitas, y lospremios se distribuyen á los alumnos con pompa y apa-rato. Asi es que el doctor Buchanan , gran panegiristade esta clase de misiones, pudo escribir con verdad:« Ninguna nacion cristiana ha tenido delante de sí uncampo tan vasto para propagar la fé de Jesucristo, co-mo el que nos abre nuestra influencia en el lnduslaii

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- 302 —donde reinamos sobre cien millones de hombres. NiR-gun pueblo, digo, ha poseido ventajas semejantes á lasnuestras para conseguir este objeto. En efecto estas na-ciones á quienes podemos llamar á la fé , no nos oponenninguna resistencia , y se someten libremente á nos-otros respetando nuestros principios y mirando nuestradominacion como una bendicion del cielo « Siendo puestales los medios , los auxilios y las ventajas que tienenen sus manos los protestantes para propagar la fé evan-gélica entre las naciones infieles , restarlos examinarcon qué fruto los han empleado hasta aqui.

Por confesion misma de los protestantes y de losfautores mas ardientes de estas misiones son nulos ócasi nulos los frutos que sacan de ellas despues de tan-tos afanes y dispendios : apenas cuentan algunos indivi-duos convertidos, á quienes atraen las ventajas de unavida cómoda , ó que han sido desterrados de su patriapor sus paisanos. Sus -mismos misioneros se desanimanen vista de las dificultades insuperables que encuentraná cada paso, de suerte que no hay un solo estableci-miento suyo, por decirlo asi, que no vaya en declina-cion, y muchos han perecido. Las relaciones de estosmisioneros guardan casi siempre silencio soke las con-versiones ya hechas , y se extienden en hablar con exa-geracion de las ' esperanzas de mejoras futuras. Si decuando en cuando especifican el número de los indiNduos convertidos , inmediatamente se los convence dementira. Y no es esta una falta peculiar de una secta yde una parte del mundo mas bien que de otra ; al con.trarío es general y comun á todas las sectas, en cual-quiera region .en que se establecen aquellos misioneros.Asi es . que el autor de, la historia de las misiones pro-testantes no vacila en concluir su narrador con estaspalabras notables : « Al terminar esta obra cuyo objetoera referir la propagacion de la religion cristiana , per-

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— 303deriames enteramente el ánimo si dependiera esta pro-pagacionrdel fruto de las tareas que hemos emprendidohasta aqui, y quedan descritas en estos volúmenes.» Noes menos notable la confesion que hizo el doctor Bir-kerset , iniciado en todos los secretos de la sociedadmisionera de la iglesia anglicana , en un discurso quepronunció el talo 1823 : En el cursó de los diez añosprecedentes , dice, la sociedad no 'ha tenido noticia deun solo individuo que haya pasado de la idolatría alcristianismo.» (Despees de veinte años de afanes, diceen otro lugar, el estado actual de las cosas no es segu-ramente una prueba de que nuestras tareas sean acep,=tas á Dios » Realmente son innumerables las declaracio-nes de la misma especie, y tan sabidas que es inú-til citadas. De ahí proviene sin duda que en estos úl-timos años el gobierno ingles que , torna con mucho em-peño la conversion de sus colonias , habiendo perdidotoda esperanza de conseguir este objeto por medio delos misioneros protestantes, ha favorecido indirectamenteá lo menos el establecimiento de las misiones católicas.Asi á pesar del número tan considerable de sus misio-neros, de los enormes dispendios y de la distribuciortcasi inaudita de sus biblias es cosa averiguada que losprotestantes no han sacado absolutamente ningun fruto,á no ser que cuenten por tal el haber 'destruido los es-tablecimientos católicos ó impedido sus progresos cuan-to les ha sido posible.

Al contrario los misioneros católicos sin ningun apo-yo de los magistrados y de los reyes , faltos á veces dedinero y de todo recurso humano, penetran solos enpaises salvajes y bárbaros; y allí enmedio de peligrosespantosos que amenazan continuamente su existencia,recogen abundante mies para Jesucristo. Solo S. Fran-cisco Javier bautizó por su mano mas de un :M'Ion dehombres , hizo abrazar la religion cristiana á prínci-

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— 304 —pes y reyes y edificó iglesias que subsisten aun, á pesarde las atroces persecuciones de los holandeses y de losotros herejes que apuraban sus esfuerzos para derribarlo que habia edificadó el santo. Pero para venir á lostiempos modernos , aun omitiendo las misiones del Pa-raguay , del Brasil, de la Nueva Francia ó Canadá , deque nos ha dado el P. Muratori una excelente historia,muchos misioneros han extendido últimamente susafanes con el mayor fruto á la Virginia, entre los iroque-ses y otras naciones salvajes de la América del Norte,y todavia se hallan alli continuando su obra santa y con-virtiendo millares de hombres de las tinieblas (bolpaganismo á la luz del Evangelio. , Donde quiera quehan penetrado una vez ,- si sucede que sean expulsadospor la malicia de los europeos , los naturales los echanmenos y los piden. Hasta el presidente de los EstadosUnidos de América , aunque protestante , ha protegidoúltimamente el establecimiento de las misiones católicasque producen ya los mas copiosos frutos : lo mis-mo sucede en las Indias orientales. El doctor Bu-chanan confiesa -que en el espacio de unos pocos anosy á pesar de las persecuciones mas crueles se habiaaumentado el número de católicos de la isla de Ceylanen mas de cincuenta mil al paso que se habianextinguido sin resultado las misiones protestantes. Lamisma comparador' puede hacerse con respecto á las dela China. Aunque no ha cesado apenas la persecuciondesde 1800 á 1821 , se cuentan 22,000 paganos bauti-zados en la soló provincia de Sucinen , y ha crecido elnúmero de católicos casi en la misma proporcion en lasotras provincias del imperio , Kansii ,_Kaukowan , Zo•kien , Kiansi , Canton y Kouansi ,

''evan efelizadas por re-

ligiosos de diversas órdenes ó por sacerdotes seculares.Los mismos triunfos se han alcanzado en las provinciasdel Tibet y del tunquin en la Cochinchiná y en el reino

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- 305 ---de Siam ; y alli tambien han sido y son infructíferostodos los esfuerzos de los protestantes, en términos quepuede decirse que no han convertido hasta aqui unsolo individuo á la fé cristiana. Por eso decía un pro-testante escocés que 'labia venido de la India : Si seexceptuan los misioneros católicos , no he conocido ánadie que obrara conversiones.» Detengamonos , porqueesto basta sin duda para demostrar la infinita diferen-cia que hay entre los frutos de las misiones católicas yno católicas en todos los siglos y en todos los paises delmundo.

fintado esto continúo asi: Donde una fuerza -natu-ral grandísima no produce mas que un efecto muy pe-queño, y al contrario donde una fuerza natural muypequeña produce un efecto grandísimo, no puede atri-buirse este efecto á una causa natural: es asi que segunlas circunstancias explicadas mas arriba .y otras muchí-simas que he omitido por no ser prolijo, está bien pro-bado que los protestantes tienen á su favor fuerza,auxilios , ventajas humanas de todo género , y sin em-bargo sus resultados son nulos ó casi nulos en compara-clon de los que consiguen los católicos ; luego es evi-dentemente sobrenatural la causa de esta diferencia. Y

dónde se encontrará sino en estas palabras que Jesu-cristo dirigió á la iglesia cuyo fundador es: «Id, enseñad:asi como me envió mi Padre, os envio yo á vosotros: os hepuesto para que produzcais fruto, y vuestro fruto seapermanente: yo os haré pescadores de hombres: ved queyo estoy con vosotros?» Al contrario los herejes no son« de aquel linaje de hombres por quien ha venido la sa..lud á Israel ; y de ellos está escrito: «No os conozco:no se quiénes sois: apartaos de mí los que obrais la ini-quidad: escribid que este hombre es esteril.» En otrostérminos la fecundidad perpetua de la iglesia católica esuna prueba perentoria de la divinidad de su institucion

T. a9, 20

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--- 306y de la proteccion de Dios sobre ellos, asi como 'la este.rilidad del protestantismo en sus misiones entre los in-fieles es una nueva prueba de su falsedad.

Veamos ahora cuáles son las consecuencias natura-les y positivas de cuanto acabamos de probar :

1.° La imputacion de proselitismo que con tantafrecuencia hacen los protestantes á la iglesia católica,no solo es uu testimonio patente de la fecundidady de la gloria de dicha iglesia, sino tambien una prue-ba sin réplica de la increible esterilidad y de la faltaabsoluta de esperanza de que adolecen todas las sec-tas protestantes; y de ahí proviene que á vistde laimpotencia de sus esfuerzos y del estado cada vez masinfeliz de sus misiones se secan de envidia, por decirloasi , estas sectas, y acriminan á la iglesia católica porlo que ellas mismas _quisieran y no pueden hacer.

2.° Si los protestantes quieren conformarse com-pletamente con el principio esencial y fundamental desu llamada reforma, quiero decir , con la independenciaabsoluta del juicio individual en materia de fé, no pue-den establecer misiones entre los infieles; porque te-niendo cada uno de ellos el derecho de formarse unareligion, es evidente que no pueden menos de decir álos paganos cuando les presenten la Biblia: Formaos deahí una religion ; sin embargo absteneos de enseñar ávuestros hijos lo que hayais aprendido , porque tienenel mismo derecho que vosotros de formarse su reli-gion. Hay mas : los protestantes no pueden afirmarque el libro que presentan á los paganos contiene enefecto la pura palabra de Dios , porque cada uno deellos no solamente tiene el derecho de juzgar del ver-dadero sentido de las santas escrituras , sino tambien elde decidir cuáles son los libros auténticos , inspirados y

que han llegado íntegros hasta nosotros &c. Tales sonlos derechos que. se arrogan. Es pues cosa clara que 61

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- 307 -en la conversion de los infieles abandonan el principiode exámen para sustituirle su propia autoridad, estanen contradiccion consigo mismos, y destruyen la esenciamisma del protestantismo.

3. 0 La sociedad bíblica, al distribuir Biblias á losinfieles para convertirlos , combate por un lado el prin-cipio fundamental de la reforma, y por otro' perjudica ála propagacion del Evangelio; porque sin hablar de losotros motivos , no pudiendo los infieles por sí mismoscomprender las santas escrituras , se escandalizan masbien que se edifican con las diversas narraciones quedichas escrituras contienen , y preocupado asi su enten-dimiento , es mas difícil atraerlos á la religion de Jesu-cristo; lo que acontece generalmente en las Indias, co-mo lo atestigua y prueba con hechos incontestables elpresbítero Dubois que ha pasado treinta años en las mi-siones católicas de aquellos paises.

4.° La infinita cantidad de dinero que reunen detodas partes los demandadores de las sociedades protes-tantes para aumentar el uilinero de las misiones ó me-jorar su estado , no es otra cosa por confesion de algu-nos hombres de aquella secta que el producto de unrobo hecho á personas sencillas y bien intencionadas,víctimas de charlatanes indignos; porque cuando estasse lisonjean de cooperar á la obra santa de la conver-sion de los infieles y de la propagacion de la palabra deDios , su dinero no sirve mas que para alimentar la co-dicia de unos sofistas, que saben bien que no puedenconvertir á los infieles sin contravenir al principio esen-cial y constitutivo del protestantismo.

5.° No puede ser verdadera ni digna del nombrede cristiana una comunion que si hubiese existido so-la no hubiera podido sacar al mundo de las tinieblas delpaganismo , como lo prueba su impotencia absoluta deanunciar y propagar el Evangelio. Por último el mismo

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308 ---protestantismo no existiría si no viviera de la rebeliony perversion de algunos católicos como todas las demassectas.

Los protestantes nos responden con las objecionessiguientes : «En primer lugar , dicen , es falso que lasmisiones protestantes adolezcan de esa esterilidad deque se les antoja á los católicos acusarlas; al contrarioestan florecientes en todos los paises. Asi en 1830 la re-

vesleiana ó metodista contaba 39000 prosélitos,y ''la sociedad de la propagacion del Evangelio en lospaises extranjeros 5000: Jo mismo sucede con las mi-siones de las otras sociedades , sobre todo con las de loshermanos moravos. ¿ Quién ignora los felices resulta-dos de las misiones de Ziegenbalg , de Schulze y de.Schwartz? Ademas estos triunfos ¿no son la promesa se-gura de mayores adelantamientos en lo futuro? Y auncuando el fruto de tantos afanes y dispendios no fueramas que la salvacion de una sola alma ; ¿ no quedarianbien recompensados aquellos? En fin ¿no es de notorie--dad pública que los misioneros protestantes encuentranen todas partes por delante á los de la iglesia romana,que excitan la indignada) de los cristianos y de los in-fieles contra nosotros, de modo que impiden que nos re.Liban? ¿Qué tiene pues de extraño que las misionesprotestantes no hayan producido todavía todos los fru-tos que deberiamos esperar si no encontraramos estosobstáculos?

Esos prosélitos de que os gloriais , preguntaré yó ánuestros adversarios , ¿son verdaderos prosélitos ? Sedfrancos una vez : ¿ no contáis su número por el de lasBiblias que habéis distribuido, ó por el de los discípulosque frecuentan vuestras escuelas? No podeis negarlosegun las relaciones mismas de vuestros misioneros.Mas esa manera de contar ¿os es favorable? Esas Bibliasque repartís con tanta profusion ¿ en qué las emplean

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309 los- que las recibén 4! las mas veces en diferentes usos do.-mésticos y como dice Horacio..

Et piper e.t quidquid ehartis amicitur ineptis.

Y en cuanto á los discípulos que frecuentan vues-tras escuelas, cualquiera que sea su número, sabéis:muybien que en tanta que:vuestros misioneros les- re-parten comestibles y dinero, los escuchan fielmente;pero que los abandonan y aun hacen burla de ellos asique cesa aquella distribucion. De esta multitud de pro--sélitos nin-gano:se hacé cristiano , y todos vuelven á susMolas. Tales son en realidad los triunfos de vuestros.misioneros: tales son los frutos de vuestras sociedades,bíblicas. ¿Es esto para vanagloriarse?

Nos oponeis con especialidad los resultados ventaja.sos de los hermanos moravos. Sí , los hermanos moravosse dan muy buena prisa á fundar colonias industrialesy á establecer fábricas , y poco ó nada les importa laconversion (le los infieles. ¿ Cuál era el objeto de suscélebres misiones de Sarepta? ¿ganar hijos á Cristo?No, sino ganar dinero, como lo afirma Klaproth, testi.go ocular. Sus misiones al pie 'del Cáucaso no produ-jeron absolutamente ningun efecto: asi es que el empe-rador Alejandro de Rusia derogó en 1822-la aprobacion.de dichas misiones de hermanos moravos ya en Sarepta,ya en otras partes de su dilatado imperio , y desde en-tonces perecieron todas corno otras muchas fundada&por la diligencia de los herejes.

Tambien se 'nos oponen los frutos de los. Ziecren--bala , de los. Schulze y de los Schwartz. Un solo Jecho.demostrará la naturaleza de aquellos y la importanciareal que debemos darles. Nadie ignora con qué trans-portes de alegría y can qué eNageracion contaron losprotestantes los primeros triunfos de los tres supuestos

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- 310, -apóstoles en Tranquebar, Trichnípolis , • Tanjor y Tra-vancor. El obispo protestante Heber acostumbraba decirsegun refiere el doctor Robinson : « Allí está la fortale-za de la causa cristiana en las Indias. » Si se los cree,nunca habia estado el cristianismo tan floreciente enninguna parte del mundo; y sin embargo ¿en qué sefundaban estos gritos de triunfo? Veamoslo: despees decincuenta años de afanes , enmedio de las circunstan-cias políticas mas favorables ha dejado Schwartz sietemil hijos espirituales, si hemos de creer al mismo obis-po Heber ; y yendo siempre á menos este número, so-lo quedaban no há mucho cincuenta en la iglesia mis-ma de Tanjor donde está enterrado aquel falso após-tol. Apenas quedan vestigios de esta mision tan célebreentre los protestantes: ¿á qué pues hemos de hablarde las dermis?

Los progresos que hemos hecho, añaden- nuestrosadversarios, son la prueba evidente de los que liaremostodavia. Al contrario nosotros pensamos, y creemoshaberlo probado, que si los triunfos pasados son la medi-da de los venideros , los protestantes no deben esperar-los de ningun género en esta clase de tareas. «La viñaque no plantó con sus manos el padre celestial, diceS. Ignacio mártir, no puede producir frutos de vida.»¿Qué mas hemos de decir? Recordaremos la observa-cion que haciamos no há mucho: es costumbre discul-parse exageradamente con las esperanzas de futurasmejoras cuando en la actualidad no se puede mostrarnada cumplido; y en efecto este fraude es comí' á to-dos los misioneros protestantes con el objeto de enga-ñar á las personas sencillas y confiadas y hacerlas con-tribuir á la siembra de una tierra que ellos saben muybien no ha de producir ninguna mies. ¡Conducta hon-rosa por cierto y muy digna de tales apóstoles!

La salvacion de un solo-hombre obrada por su din,

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.311gencia , dicen nuestros adversarios , bastaria y sobrariapara recompensar todos sus afanes y dispendios. — Sí,si co© ellos pudiera salvarse, aquel hombre; pero esmuy de temer, que las siguientes palabras de Jesucristose dirijan precisamente á ellos: «Desgraciados de vos-otros los que recorreis la tierra y los mares para hacerun solo prosélito , y cuando lo habeis conseguido le ha-ceis dos veces mas digno del infierno que vosotros. » Escosa sabida que los mas de estos llamados prosélitos sedeterminan á profesar la religion cristiana con la espe-ranzo de vivir con mas libertad ó de sacudir enteramen-te el yugo de Ta servidumbre que los oprime. Otros ene,gran número ( hablo .aquí de las misiones de los' cuá-keros y anabaptistas) son admitidos en la sociedad cris-tiana antes de recibir el bautismo. -Muchas veces se lesadministra la santa eucaristía con ron puro;, porqueeste licor es mas barato que el vino en aquellos paises,y á. veces se mezcla con agua por la misma razon debaratura. T ease si tales apóstoles harán unos cristianosexcelentes. Por eso los mas de sus prosélitos llevan unavida tan. escandalosa , que los mismos magistrados pro-testantes rehusan conferirles cargos públicos; y este esel caso de recordar lo que he dicho mas arriba , que es-tas supuestas misiones son otros tantos impedimentospara la predicacion y propagacion del verdadero cris-tianismo.

Mayores serian nuestros triunfos, dicen los protes-tantes, á no ser por los obstáculos de toda especie quenos oponen tos misioneros católicos. — A lo menos confe-sareis, les responderé yo, que estos obstáculos no exis-ten en las dilatadas regiones sujetas á la dominacion devuestros gobiernos. Ademas á este propósito ad; iertoen primer lugar que los misioneros católicos no hacenmas que cumplir su deber trabajando para alejar loslobos de los apriscos encomendados á su guarda : en se-

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-312-gundo lugar que no son los misioneros católicos soloslos que expulsan á los predicadores cuákeros y meto-distas, sino los ricos propietarios y los mismos magis-trados públicos, para que nó exciten á los esclavos á re-belarse y á huir, ,y para que su predicador> no intro-duzca el desárden y la turbadorr en las colonias. Porotra parte las misiones protestantes van declinando cadavez mas aun en los paises donde gozan del favor y pro-teccion de los reyes. Si estos nuevos apóstoles ardiesenverdaderamente en deseos de conseguir el martirio, nodeberian arredrarlos unos obstáculos que no arredran álos misioneros católicos; pero aprecian demasiado suvida para arrostrar el menor peligro, y no deb,e extra-ñarse que ningún() de ellos haya derramado hasta aquisu sangre por ta causa del Evangelio.

Insisten nuestros adversarios diciendo: «A lo me-nos no pueden negarse los infinitos progresos que hahecho la religion cristiana por el zelo de los misionerosprotestantes en las islas Sandwich del Oceano pacíficoy en otras del mismo mar , conocidas con el nombrede islas de los Amigos. En efecto son tales estos pro-gresos, que pueden mirarse aquellos paises como unnuevo Paraguay.

Pero ¿ es cierto que los afanes de los misionerosprotestantes hayan propagado la religion de Jesucristoen aquellas islas? ¡Ah ! no, y los que nos los ponderanlo saben tan bien como nosotros: estos afanes no hanhecho mas que debilitar las excelentes disposiciones deaquellos pueblos. Una ojeada bácia atrás bastará paraprobarlo. vs sabido que el rey y los caciques de aque-llas regiones baldan apartado ya á sus vasallos de la ido-latría,' cuando deseando tener ministros de la religioncristiana los pidieron á los ingleses, quienes se apresu-raron á enviarles misioneros protestantes, sobre todode la secta de los puritanos. Estos segun lumbre

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- 313-llevaran consigo trabajadores y artesanos de toda clase,y no tardaron en reinar en todos aquellos paises la se-duccion , la licencia, la pereza y los vicios mas ver-gonzosos bajo la influencia de los corrompidos europeos.Júzguese por un hecho histórico de la santidad de lasinstrucciones que ios llamados misioneros daban á susprosélitos. Cuando murió en Londres Riho-Iliho, reyde las islas Sandwich, ya hacia cinco años que habiarecibido el bautismo, y sin embargo aun vivía en lapoligamia y en el incesto, porque entre sus mujerescontaba á su propia hermana que ha muerto como élen . Londres. Bien pronto se arrepintieron los caciquesde las islas Sandwich , asi como Pomaré, rey de las delos Amigos, de haber llamado á aquellos predicadores,que como el granizo y el viento abrasador habian lle-vado todo género de males á aquellos paises por con-fesion de los mismos protestantes. Llamáronse puesnuevos misioneros, es decir, misioneros católicos quellegaron en el año 1827, y al siguiente supimos pornoticias auténticas que ya habian conseguido mitigarlas desgracias y padecimientos de los naturales, y quelos protestantes casi habían perdido toda influencia so-bre aquellos pueblos. ¿Cómo han de extrañañe estosdiferentes resultados? ¿No es propio de la he '11.11a pro-ducir la desolacion y la muerte, asi como de lá-verdadel dar ó restituir la vida?

PROPOSICION UNDECIMA.

Los que mueren criminalmente en la herejía, el cisma ó laincredulidad , no tienen que esperar salvacion: en otrostérminos, fuera de la iglesia católica no ha y salvacion.

Esta proposicion que tanto irrita á los sectarios éincrédulos, se funda no solamente en la autoridad de la

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Escritura en el sentido que le ha dado . siempre la ifYle-sia católica , sino tambien en la misma razon ; y de artamodo tan evidente, que es menester estar ciego para nodescubrir la verdad. Hablamos aqui, cómo se ve por tostérminos mismos de nuestra proposicion , de los queviven criminalmente en la h.erejia , el cisma ó la incre-dulidad , y no de los que imbuidos desde su niñez enpreocupaciones y errores no sospechara siquiera (pie sehallen en tan funesto estado-, ó que buscan inmediata-

. fi si pormente-la verdad con sinceridad y de todo corazo n poracaso se origina esta duda en su. entendimiento. Deja-mos estos al juicio de Dios, á quien pertenece sondear yescudriñar los- pliegues secretos del corazon humano.Dos es la bondad misma, y no puede consentir que na-die sea condenado á castigos eternos por una culpa in-voluntaria. Afirmar lo contrario- es contradecir la doc-trina expresa y autorizada de la iglesia católica.

Mas decimos que los sectarios que se han rebeladocontra lo que -enseña la iglesia, y que han perseveradoobstinadamente separbdós de la unidad,, no pueden con-seguir la salvacion. decimos que estan destinados alfuego eterno ;` y -para decirlo, tenemos la autoridad deJesucristo mismo. Este. Señor dice por boca de S. Ma-teo, cap. XVII , versículo 17: « Si alguno no escuchaá la iglesia, sea para vosotros como gentil_ y publicano:»por boca 'de S. Lucas cap. X, versículo 17 : «El que osdesprecia á vosotros, me desprecia á mí ; y el que medesprecia á mí, desprecia á aquel que me envió:» porboca de S. Marcos en, el capítula último: ‹, El que nocrea se condenará:» y por último por boca de S. Juan,cap. versículo 18: El que no cree esta ya juzga-do » Por lo cual el apóstol S. Pablo llama á los heredes« hombres pervertidos y. condenados por su propio jui-cio:» el apóstol S. Pedro: « Doctores falsos que inflo-ducen sectas perniciosas , y que r renunciatido sal Senor

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3 1 5atraerán sobre si una -ruina. repentina :» San Juan:

Antecristos seductores. » -y escribe á sus queridos dis-cípulos cuya salvador) torna con empeño : u -5%4)d sobrevosotros mismos para que-no perdais las buenas obrasque ha beis hecho: el que no -perseverá en la doctrinade Jesucristo, sino que se aparta de ella , no posee áDios. «- El apóstol S. Judas en su epístola los llama se-ductores, á los cuales está reservado un torbellino detempestades para la eternidad. «Miradlos , dice masadelante, como juzgados y condenados.» Estos testimo-nios son tantos , tan claros y de suyo tan evidentes, queno necesitan comentario.

Los padres apostólicos, adhiriéndose á estos princi-pios , no se-desviaron jamás- de ellos; y del mismo modoque los apóstoles habían excluido del seno de la iglesiay entregado á las penas- eternas á los nicolaitas, cerio-tianos, imaginarios y ebionitas, si no ,se arrepentian; asitambien los padres apostólicos amenazaron sucesha-mente con el fuego del infierno á los menandrianos, ba-silidianos saturnianos , marcosibnos , valentinianos,gnósticos y denlas trovadores y protestantes de aquellosprimeros tiempos de la iglesia; Asi obraron S. Ignacio,Policarpo , Ireneo , Justino , Teófilo etc. « No os enga -beis, hermanos mios , dice S. Ignacio: si alguno sigue áun jefe cismático, no alcanzará la herencia del reino deDios. Si alguno camina en una doctrina extraña , no seconforma coa la pasion.» Y explica asi su pensamiento;«porque lobs loSque son de Dios y de Jesucristo, estarcon el obispo ; y tambien todos los que se arrepientany vuelvan á la unidad de la iglesia, serán de Dios. «Enotro lugar llama el santo martir á los herejes fieras cu-biertas de forma humana, maestros de muerte mas bienque de verdad , abandonados por Cristo , que ignoran áCristo; » y afirma , de ellos que es muy raro y dificilque se muevan á penitencia. Enseña ademas que es-

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tos hombres presentan á los fieles una pócima mortal,,contra la cual deben sus pastores tenerlos siempre pre-cavidos, porque toda el que- bebe esta pócima con gusto,.bebe al mismo tiempo la muerte. Tales- eran las [cedo,nes de S. Ignacio con respecto- á los herejes de su tiem,.po. S. Policarpo tenia tanto horror á los sectarios detoda especie,. que oyendaun dia algunas novedades con-tra la doarina recibida , se tapó los oilos y exclamóz

vo«¡Dios mio! ¡ en qué tiempo me habeis condenadaá -•vir 1 ¡que me vea yo, forzada á air tales cosas!» Y alpunto, huya- precipitadamente.. S Justina no. titubea en,llamar á los herejes ateos , impios, hombres inicuos yfuera de la ley ; y añade que son precisamente aquellosque labia anunciada Jesucristo con los- nombres de lo-bos cubiertos de- la piel de ovejas , Cristos falsos, após-toles falsos, seductores de los fieles , y que facilmentese las conoce porque llevan las, nombres de los impíos.de que cada una de estas. sectas trae su origen. (‹ A si,dice, las unos se- llaman- marcianos , valentiniatios, ha-silidianos y saturnianos: los otras de otra. manera , ypor fin cada uno. segun el nombre dela cabeza y autorde la secta á que perte-nece.. «Luego los compara á. losfalsas prafetas de los judíos, que enseñaron y enseñan loque les Babia inspirado el espiral' impura del demonio.S. Teó,filo, destines de comparar magrifficamente las san-tas iglesias esparcidas por toda el universo á unas islasfecundas en frutos y ricas en aguas- saludables y enpuertos cómodas y seguros, á donde se refugian en tiem-po de borrasca los que buscan la vida y aman la verdad;compara por el contrario los herejes á unas islas sinagua y sin frutas, llenas de peñascos y de monstruos fe-roces, escollas arrojados en el Océano para la perdicionde los navegantes, cuyas naves se estrellan allí sin queninguna de los que las tripulan pueda escaparse de lamuerte.. rt Tales san, concluye , las doctrinas del error,

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317 ---iniero decir , las herejías que causan la muerte de to-dos los que se acercan á ellas.» Lo que los padres am-tólicos enseñaron unánimemente , lo han enseñado'cambien tos padres de los siglos posteriores ; de suerteque en esta materia estan de acuerdo todos sin excep-tuar unosolo.

Asi es inútil acotar en esta discusion los testimo-nios de cada uno de ellos en particular ; sin embargo nopuedo resistir al deseo de citar aun algunos pasajesde S. Cipriano, en cure 'tole basta enseñar 'que los após-'toles detestaron á los herejes, ni hacer una pintura aca-bada de estos sentando que destruyen la verdadscon el

Ihierro y el veneno, negando que sean cristianos, y afir-mando que traen consigo la perdicion de una multitudde hombres, llamándolos con los nombres mas ignomi-niosos, peste pública , fieras, ladrones, salteadores, ase--sinos ; sino que atribuyendo -el principio y origen detodas las herejías á la separacion de la cabeza de la igle-sia, al desprecio del primado de Pedro .y al abandonode una sola cátedra, de una sola iglesia y de un soloepiscopado ( es menester notar especialmente esto, por-que seríamos culpables si lo pasáramos en silencio), di-ce: «Vedlos ahí dando á la noche el nombre del dia,á la muerte el de la vida , á la desesperacion el de laesperanza , á la perfidia el de la fé , al Antecristo el deJesucristo para destruir mejor la verdad con unas inven-ciones que tienen la apariencia de ella. ¿ Cuál es lacausa de este mal , mis muy amados hermanos? porqueno suben á la fuente de la verdad, porque se separan dela cabeza, porque no guardan la doctrina del divino legis-lador. Si quiere tino fijarse en estos principios, no se nece-sita ni larga discusion ni malas pruebas. Fácil es cono-cer dónde está la fé; basta interrogar brevemente á laverdad. El Señor dijo á Pedro: «Tú eres Pedro etc.» Ymas adelante se explica asi: «Nosotros no los liemos de-

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318 —jado : ellos son los que formando conciliábulos secretoslejos de nosotros han abandonado á la cabeza y la fuen-te de la verdad (es decir , el sumo pontífice de quienacaba de hablar el santo doctor), é introducido cismas yherejías. » En fin concluye -en estos términos: « Espi-ren los herejes y los cismáticos , si quieren , entre lostormentos de la persecucion y Confesando el nombre deJesucrísto : la mancha de su apostasía no se lavará con

efusion de su sangre. Fuera de la iglesia no hay ver-dadero martir. No puede nadie ser llamado á rei-nar en el cielo cuando abandona á la que debe reinaren él.v

Por lo demas apenas hay necesidad de recurrir á laautoridad para probar una verdad que la razon sola de-Muestra con la última evidencia. Todo hombre quemuere en estado de pecado mortal, es pasible de la con-denacion eterna ; pues pecado mortal es, y el mas grave

-de todos, adherirse voluntariamente al cisma , á la he-rejía y á la incredulidad , rechazar la verdad que ospropone creer el mismo Dios, despreciar la autori-dad que él estableció, no escuchar á la iglesia y obsti-narse en su propio sentido contra la doctrina que enseñaesta iglesia.

De aqui juzgo que proviene que los protestantesque se irritan contra nosotros con motivo de este dogmade nuestra té: que fuera de la iglesia católica no haysalvacion , han enseñado tambien una doctrina semejan-te casi hasta estos últimos tiempos. Aunque siempreestan en la duda respecto de la cuestion muy dificilpara ellos , si los católicos se salvan en su comunion , yaunque unas veces lo han afirmado y otras lo han ne-gado; sin embargo es incontestable con referencia albaron de Stark , protestante tambien , que la mayorparte de ellos piensan que su iglesia , ó mejor dicho • su

secta es la que obra solo la salvacion. ,Subier afirma haber

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9 1•

leido en un edicto de un magistrado suizo , dado elaño 1740, que la iglesia -reformada es considerada comola única que obra la salud : ademas hace observar queEnrique Dowel enseña» en el siglo XVII que solo losmiembros de la iglesia episcopal podían tener una es-peranza cierta de conseguir una bienaventuranza eter-na doctrina que excluye de la salvacion á todos losprotestantes reformados, presbiterianos y no confor-mistas. La iglesia anglicana conserva aun el símbolo co-nocido con el nombre de símbolo de S. Atanasio, queexcluye de la esperanza- de conseguir la salvacion , nosolamente á los unitarios , lnetochstas y racionalistas,sino tambien á los griegos 'cismáticos que niegan que elEspíritu Santo procede -del Padre y del Hijo. En nues-tros dios asegura un ministro protestante haber cono-cido á otros varios ministros de la misma secta , quie-nes decian no poder persuadirse que se salven losque no creen el dogma de la Santísima Trinidad. ¿ Enqué fundamento se apoyan los protestantes de las dife-rentes sectas para pensar asi ? No lo entiendo-, y me-nos aun con qué objeto , siendo todos igualmente nova-dores y partidarios del principio absoluto de la inde-pendencia religiosa, han hecho y rehecho tantas prore.siones de fé diferentes , cuyo catálogo había formado yaBossuet en su tiempo y podria continuarse y aumentar-se mucho en nuestros días. Por lo demas seria perderel tiempo y el trabajo el querer poner á los protestan-tes acordes entre sí. Lo que he querido probar es queno tienen ningun motivo de irritarse contra nosotros,porque enseñamos en esta materia lo que ellos mismoshan enseñado hasta es-tos últimos tiempos. Si luego hanvariado de parecer en esto como en todo lo demos, ¿ esuna razon para que nosotros los católicos variemos tam-bien ? El error puede variar , la verdad no.

De los principios que hemos expuesto resulta :

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320 -t.° Que no cuida uno de su propia salvacion en el

instante que afirma que no es propio de un hombrehonrado abandonar la religion en que ha nacido y se hacriado ; porque los idÓlatras pudieran- haber suscitadoesta objecion contra los ,apóstoles, y los mismos y los ma-hometanos suscitarla aun en nuestros dias contra la doc-trina de la iglesia. Sino es propio de un hombre honradoabandonar la religion en que ha nacido, ¿por qué distri-buyen los protestantes tantas Biblias? ¿por qué se tomantantos afanes y gastan tanto dinero para) propagar yfundar misiones en todos los paises del mundo ? ¿porventura no habrán adoptado este supuesto principiohasta que han visto que sus sectas se disolvian unas des-pues de otras, esperando retener entre ellos con estevano pretexto de honor el número siempre crecientede los sectarios que vuelven al seno de la iglesia católi-ca ? En efecto, ¿, no es mucho mas honroso para unhombre franco y de probidad abrazar la verdad que des-cubre , que persistir en un error que se le demuestra?Aunque á decir verdad los herejes, cismáticos é incré-dulos al adherirse á la fé de la iglesia -católica no ha-cen mas que volver á los tiernos brazos de su madre,que ellos ó sus antepasados abandonaron por el mayor'de los crímenes.

9.° Resulta que todos estan obligados á examinarsegun sus fuerzas las dudas que se originan de cuandoen cuando en su entendimiento , á buscar la verdad yabrazarla asi que la han hallado, á no que quieran pasarsu vida en el est:ido criminal mas grave y exponerse alpeligró evidente de una condenacion eterna, ponien-do por sí mismo dilaciones é impedimentos á su con-

version.3.° Conforme á los mismos principios los que retie-

nen la verdad de Dios en la injusticia y hacen tráfico y

mercancía de la condenacion de las almas, son sin duda

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321reos del crimen mas grande ; pero ademas todos los queno ponen el cuidado mas asiduo en buscar la verdaddescuidando asi el negocio mas importante de todos de-ben imputarse á sí solos su condenacion eterna si des-conocen aquella y no vuelven al seno de la iglesia poruna ápatía culpable , por una tardanza voluntaria, ysobre todo por la indiferencia en rogar á Dios.

Nuestros adversarios nos oponen en primer lugareste: pasaje del Apóstol : -«Nadie puede sentar otro fun-damento que el que se ha sentado; y este fundamen-to es Jesucristo. Si alguno erige sobre este fundamentooro, plata , piedras preciosas, madera ,''heno y paja;se manifestará la obra de cada uno.... el fuego probarála obra de cada uno...., y aquel cuya obra se consumapor el fuego, sufrirá detrimento ; sin embargo no de-jará de salvarse ; pero como por el fuego. » Con estepasaje nos arguyen nuestros adversarios en estos tér-minos: « Los que levantan madera y paja sobre el fun-damento de Cristo ,.. son sin duda los que enseñan doc-trinas erróneas; mas el Apóstol dice que deben ser so--lamente probados por el fuego y no que deban ser cas-tigados con tormentos eternos. »

Una sencilla explicacion destruye este sofisma. Losherejes no edifican ; al contrario arruinan y derribanel fundamento de Cristo , como lo prueban las pala-bras siguientes del versículo 17 donde dice el Apóstol:« Dios los destruirá.» Asi en este pasaje que se nosopone, solamente habla el Apóstol de los doctores queedifican en efecto, y enseña que los que predican ladoctrina buena y verdadera serán recompensados; ypor el contrario los que predican una doctrina vana éinútil por grangearse gloria, sufrirán la pérdida de suobra. La explicacion que ha dado el mismo Rosenmu-ller de este pasaje, no se diferencia mucho de la que yodoy aqui.

T. 19. 3

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- 322 migo

Aunque los sectarios , se nos dice tambien , esten enel error pensando de otro modo que la iglesia ; sin ern--bargo estan verdaderamente persuadidos que creen co-mo deben creer y que obedecen á Cristo; luego la here-jía es un error involuntario, y por consiguiente si es undelito es el mas digno de perdon de todos los delitos. Na-die profesa voluntariamente el error , y si se mide lagrandeza del delito por la libertad de la eleccion , nopuede negarse que la herejía es el menor de todos losdelitos.

A esto respondo que la herejía no consiste precisa-mente en la aberracion del entendimiento ó en la igno-rancia, sino en una voluntad obstinada que se opone algobierno de la iglesia ; y esta obstinacion es causa deque se prefiera el juicio propio_á la autoridad legítimainstituida por Jesucristo. De ahí nace la rebelion , elcrimen mayor de todos en su clase. Fuera de eso los queconducían á la muerte á los apóstoles y á los mártires,-creian tambien obedecer á Dios; ¿ y se dirá por eso queson disculpables ?

Se insiste todavía diciendo : ¿ No es una dureza yuna inhumanidad repugnante condenar á suplicios eter-nos por diferencias de opinion á una multitud casi infi-nita de hombres , muchos de los cuales rebosan en cari-dad y arden en zelo evangélico llevado al mas alto gra-do? ¿No es contrario á la caridad el principio de quefuera del seno de la iglesia católica no hay salvacion , yno descubre un odio perpetuo contra el prójimo?

Los herejes- que nos proponen estas cuestiones, sabenmuy bien que si son condenados á las penas eternas noserá por una diferencia de opiniones , sino por su tercaresistencia y su rebelion contra la iglesia ; y en este úl-timo sentido no se puede tachar de crueldad y de inhu-manidad la coridenacion de nadie , á no decirlo tambiende todo hombre que muere en pecado mortal; mas Je-

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•~P b23

sucrtsto y 104 noystoles lo ensefu,„ ost; Megopuede contradecir sin acusar de crueldad é injusticia ladoctrina de Cristo mismo : vean nuestros adversariossi les conviene proferir tal blasfemia. Arrepientanselos culpables, vuelvan á la fé que abandonaron , y notendrán ya motivo para quejarse. Si no quieren arre-pentirse y en consecuencia perecen por toda la eterni-dad , á nadie deben imputado sino á sí mismos. Si cadauno pudiera innovar en materia de fé, se acabaria estay la unidad establecida por Cristo. Por lo que toca alzelo y á la caridad en que suponen inflamados á muchosde los suyos, ya hemos visto lo que pensaba S. Cipria-no ; y si todavía necesitan nuestros adversarios otrotestimonio , les recordaremos lo que escribia S. Agus-tín de un hereje y de un cismático voluntario: « Estan.do como estais vos fuera de la iglesia y separado delvínculo de la unidad y de la caridad , sereis castigadocon un suplicio eterno, aunque fuerais quemado vivopor el nombre de Cristo.»

Dícennos los adversarios que el principio que defen-demos es contrario á la caridad, y descubre un odioprofundo contra el prójimo. —¿ Con que es aborrecer ásu prójimo advertirle que corre un peligro mortal sipersevera en la senda en que se ha metido? Ademas laiglesia no cesa ni siquiera un instante de desear la con-version de los herejes, de los cismáticos y de los incré-dulos , y de pedirla á Dios con fervientes súplicas; y losexhorta incensantemente al arrepentimiento y á llo-rar su ruina , porque no siendo la verdad otra cosa quela caridad , aborrece sin duda el error y ama á los queyerran.

Mas ¿ no basta para alcanzar la salvacion, se nosobjeta tambien, vivir virtuosamente y ejercer las obrasde misericordia con el prójimo? Jesucristo en el dia úl-timo ¿no castigará mas bien á los que hayan vivido mal

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324que á los que hayan errado en la fé ? ¿ no debe -explicnr-se asi este pasaje del Evangelio : «Tuve hambre y no medisteis de comer &c?» -

El mismo Jesucristo respondió á esta objecion conlas siguientes palabras : « El que no crea se condenará.»No basta pues vivir virtuosamente , como lo suponíanen otro tiempo, segun testimonio de S. Agustin, los mis_mos paganos, qu'e bajo este pretexto no querían abra-zar la religion cristiana: no, no basta esto, porque tespreciso ademas vivir una vida sobrenatural que solola fé puede producir : «Sin la fé es imposible agradará Dios .... El justo vive ide la fé.»

El Salvador en el pasaje que nos objetan los con-trarios, Tuve hambre y no me disteis de comer , expusosin duda uno de los motivos de condenaciou eterna ; pe-ro al exponer este ¿ quiso decir que' no habia otros? Nociertamente, porque entonces los adúlteros , los licen-ciosos , los ladrones, mas aun, los judios, los mahometa-nos y los idólatras que ejerciesen las obras de miseri-cordia mencionadas en este-pasaje del Evangelio, se sal-varían; lo cual es absurdo. Lo que Cristo quiso enseñar-nos es que la fé sola no nos salva sin las obras; doctrinacontraria á la de Lutero , padre del protestantismo , áquien Grocio mismo tachaba esta máxima extraña:Pecca forliter et crede fortius. Pero si Jesucristo nos en-seña aquí que la fé sin las obras no salva, en otra partenos enseña que las obras sin la fé no salvan , como eneste pasaje de S. Juan: «El que no cree , ya estájuzgado.»

La sublime civilizacion del siglo actual , prosiguenlos adversarios , no puede sufrir con paciencia unas doc-trinas tan duras y crueles , que dan una idea de Diosenteramente indigna. Esas son fábulas de los tiempos deignorancia inventadas por la supersticion. Desechemos

-las pues lejos de nosotros porque desdicen demasiado

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del filantropía, de la dulzura de las costumbres públk,cas, en una palabra del espíritu de la misma humanidad.

Asi en sentir de nuestros adversarios deberiamoshacer que la doctrina de la fé caminase de siglo en sigloacorde con la sabiduría del hombre; y la sabiduría delhombre se adelantarla á la sabiduría de Dios. Mas en,tonces se acabaría la misma fé , y se acabarian los pre-ceptos del decálogo-, porque muchos de estos son ins.o-portables á la sabiduría del mundo. Dejaremos pues estasabiduría á los protestantes , racionalistas é incrédulosde toda especie , que siendo ellos la regia y la ley de símismos pueden con este principio.cómodo variar siem-pre y cuando les place; y por nuestra parte continuare-mos atenidos á la luz- que trajo Jesucristo al mundo,porque no conocemos ni queremos conocer otra. Muchoshombres sepultados en densas tinieblas rehusaron enotro tiempo abrir los ojos á aquella, luz, y muchos larechazan aun prefiriendo seguir unos falsos resplando-res mas acomodados al delirio de sus pasiones : no suce-de asi con. nosotros. En, efecto otra fue la doctrina de losapóstoles y otro el sentir de toda la antigüedad y delos protestantes mismos , hasta que brilló á sus ojos lanueva luz filosófica. Aun rabian ido mas allá que noso-tros en esta doctrina que nos echan en cara , porquecomo es propio de los que no siguen ,ninguna regla pa-sar de un extremo á otro , hablan excluido de la salva-clon ácuantos no se adherian áí su propia secta ,. auncuando una ignorancia invencible los retenia en otra.

Tambien se nos tacha que la máxima que defen-demos da una idea indigna de Dios, y que no es masqueuna fábula inventada por la supersticion en tiempos deignorancia.

El primero de estos cargos es propio de un incrédu-lo ó de un insensato , porque es sentar que Dios obrainjustamente condenando á las penas eternas al hombre

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— 396 que muere sin arrepentirse en estado de pecado mortal.

En cuanto al segundo respondo que el dogma encuestion , lejos de ser una invencion de la supersticiony de la ignorancia, está contenido manifiestamente en larevelacion y en la simple palabra de Dios escrita, que seglorían los protestantes de tener por regla única de lafé. Pero esta inconsecuencia de su parte no debe admi-rar, porque siempre que la palabra de Dios escritacontiene algo que no concuerda con los principios de es-tos supuestos sabios , ó la desechan ó eluden su sentido,prefiriendo á la doctrina de Jesucristo los raciociniosvanos de la filosofía ó de la incredulidad.

Tales son los argumentos ó mas bien las declama-ciones que nos oponen los sectarios en este asunto de lamas alta importancia. Trátase de su salvacion eterna, yla exponen por una duda : ¿qué sucederá si se enga-ñan? A ellos les toca el pensarlo.

PROPOSICION DUODÉCIMA.

La tolerancia religiosa es impía y absurda.

Hay dos especies de tolerancia : la tolerancia polí-tica .y civil que puede llamarse exterior , y la teológicay religiosa que puede llamarse interior. La toleranciapolítica es la libertad que el gobierno , príncipe ó repú-blica concede á los ciudadanos de profesar la religion quecada cual prefiere; y la tolerancia religiosa es el recono-cimiento expreso ó tácito que hacen los mismos gobier-nos de la verdad de todas las religiones y de todas lassectas; con cuyo reconocimiento declaran que todas ellasson igualmente verdaderas , igualmente buenas y deconsiguiente igualmente útiles y saludables al hombre.Segun este principio ninguna religion ni secta puedeacusar á otra de falsa y desecharla ; y de aquí nace loque se llama indiferentismo hácia todas las religiones,

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327porque pudiendo todas ser buenas , verdaderas y divi-

nas, importa poca profesar una mas bien que otra. No.hablamos aqui de la tolerancia política , porque haycircunstancias tales en que no solamente es permitida,sino. aun necesaria.

En cuanto. á la tolerancia religiosa la llamamos im-pía y absurda, y lo. probamos: 1.° Si se admite, viene áser enteramente inútil la revelacion; porque 4, á qué- Iva-bria de haber manifestado Dios su voluntad á los hom-bres si son igualmente buenas y saludables todas las re-ligiones cristianas y anticristianas? ¿ A qué- habia dehabernos amenazado, con suplicios eternos si nos resis-fiamos á su voluntad'? No serian unas contradiccionesvanas? Mas Dios no, es como, el hombre para mentir,ni como el hijo del hombre para variar. X ¡qué ¿ dijo,y no ,hará ? ¿habló, y no. cumplirá?.

2.° En la hipótesis de nuestros adversarios unavarias verdades serian contrarias entre sí ; lo. cual es-absurdo, hasta el mas, alto- punto. La verdad es tina yesencialmente simple , y no puede combatirse á sí: mis-ma, ni tiene- otro enemigo, que el error. La verdad,vuelvo á decir, no puede de modo alguno subsistir conel error y la falsedad , y los excluye necesariamentecomo la luz á. las tinieblas..

3.° En esta hipótesis Dios protegeria igualmente laverdad y el error : amada y salvarla igualmente á losque le obedecen y á los que se resisten voluntaria y cri-minalmente á sus órdenes desechando las verdades que élmismo les propuso_ creer; y seria indiferente á la verdady al error , á la virtud y al vicio, It la obediencia y á larebelion. ¿No es esto destruir la nocion misma de la di-vinidad é introducir en el mundo el Dios de Epicuro?

It.° Jesucristo en la misma hipótesis de nuestros ad-versarios, si hablamos aqui de las diferentes sectas cris-tianas, seria el autor y revelante de todas las opiniones

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- 328contrarias que corren en estas diversas y casi innume-rables sectas , no solo separadas de la iglesia católica,sino divididas entre sí. Jesucristo habría revelado quees Dios y no lo es , ó á lo menos le seria indiferenteque se creyese lo uno ó lo otro, es decir , que se leadorase como Dios ó se le mirase como una simple cria-tura ; y lo que digo de este punto de la fé, hay que de-cirlo de todos los lemas. Asi le seria indiferente queuno enseñase á creyese absolutamente lo contrario de loque él mismo enseñó, y no por ignorancia , sino poruna perfidia y obstinacion voluntarias. Y ¿ quién no veque estas consecuencias y otras mas que podriamos sa-car de la hipótesis de nuestros adversarios, demuestranplenamente que la tolerancia religiosa es no solo falsa,impía é injuriosa á Dios , sino Cambien absurda, comocontraria á.la revelacion y á la razon misma?

Asi lo habian entendido los protestantes casi hastaestos últimos tiempos. De ahí provienen tantos sínodosentre ellos , donde sus diferentes sectas se anatematiza-ban entre sí con furor , dándose una á otra el nombrede heréticas y rebeldes sin ninguna esperanza de salva _cion ( y por esta vez á lo menos decian verdad }. Deahí, porque dejo á un lado épocas mas antiguas , vieneese sínodo de presbiterianos celebrado en Irlanda elaño 1828, en el que fueron proscritos los nuevos arria-nos y los unitarios. Pero los protestantes en sus dispu-tas no se han contentado con palabras, sino que pasan-do á los hechos han perseguido generalmente comoreos de un crimen capital á todos los que llegaban ápensar de otro modo que la secta á que pertenecian. Lahistoria del protestantismo suministra innumerablesejemplares de hombres atormentados , despedazados yhasta quemados vivos por esta causa; y hablo aqui deprotestantes condenados á muerte por otros protestan-tes, porque respecto de los católicos es cosa demasiado

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329 —sabida .que el protestantismo , sin exceptuar ningunasecta , les ha hecho desde su nacimiento una guerratan constante como atroz, que todavía dura en algunospaises no obstante el sistema de tolerancia universalintroducido últimamente por ellos , porque hay Ve te-ner entendido que siempre son exceptuados los católi-cos de esta tolerancia. En efecto muchos protestantes novacilan en manifestar con palabras y hasta con accionesel odio que les profesan. Y sin embargo ¿á qué es eseodio, á qué' ese zelci ardiente de proselitismo y esas mi-siones establecidas con tantos dispendios en paises remo-tos, si todas las religiones son igualmente buenas yaceptas á Dios, ó cuando menos le es indiferente quese profese una mas bien que otra ? Si todo hombre pue-de salvarse en' su comunion, ¿de donde procede que seafanan tanto por propagar la suya , y que persiguencon tanto ardor á los que vuelven al seno de la iglesiacatólica? Quieran ó no los protestantes, es evidente quese contradicen á sí mismos , y que á lo menos en lapráctica su conciencia se manifiesta convencida del ab-surdo é impiedad de esa tolerancia religiosa que tanfalsamente han inventado de poco acá.

Síguese de todo esta:1.° Que la tolerancia religiosa universal es perjudi-

cial á todas las religiones, porque suponiéndolas todasigualmente verdaderas , las declara todas falsas ó á lomenos dudosas.

2.0 Que solo pueden defender esta tolerancia laspersonas que no tienen fé ni religion , como los ateos,los deistas y los protestantes, á quienes su perpetuaincertidumbre obliga á buscar asi una especie de tran-quilidad y paz de conciencia que no pueden hallar enotra parte. Ademas es bueno observar que los protes-tantes no han proclamado esta tolerancia , hasta queprogresando rápidamente el racionalismo y la nueva

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-330filosofía entre ellos, desapareció del todo la fé en la re-ligion revelada. Esto dió origen á la sociedad instituidapara emprender la reforma de sus tres iglesias principa.les,-y corregir á Lutero, Zuinglio y Calvino.

3 Que la paz buscada par los indiferentistas y lostolerantes no es una verdadera paz del alma, sino, unalanguidez, un sueña poco diferente de la muerte mis-ma. Agradanles las tinieblas, ó á lo menos no les des-agradan la muerte y la nada. Gustan de la tranqui-lidad del sepulcro, y 'esta enfermedad del corazon y delentendimiento de que adolecen, es tanto mas grave é in-curable , cuanto que la descuidan , la ignoran ó se laocultan á sí mismos. ¿Qué ha de hacerse con un hom-bre que no quiere curarse, que niega que está enfer-mo, y que en el instante en que le amenaza la muertese cree sano y piensa solamente que no es inmortal?Su herida es desesperada, para valerme de las palabrasdel profeta Miqueas.

4.° Tal es la causa principal por qué los deistassectarios de toda especie tienen tanto horror á estamáxima: Fuera cte ta iglesia católica no hay salvacion.Sumergidos en un sueño de muerte se hallan gustososy no quieren que se los despierte. Hacen mas: seme-jantes á aquellos enfermos que se irritan contra su mé-dico, se indignan contra nosotros porque no queremosunir nuestra voz á la suya cuando, proclaman su tole-rancia religiosa. Mas á pesar del odio y de los sarcasmoscon que nos acosan, no nos cansemos de cumplir estedeber de caridad con ellos, y repitámosles sin ce-sar aquella máxima saludable. Aunque ahora losturba y los inquieta, tal vez esa turbacion los salve.La duda que agita la conciencia, es ordinariamente elprimer paso que dan hácia la verdad los que estasen el error. Por eso debe sentirse vivamente que algu-nos escritores modernos se atrevan apenas á defender

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331abiertamente este dogma de nuestra fé, y le debiliten entérminos que pierda toda su utilidad, no sabemos por quéfalso pretesto y por qué vana esperanza , sobre lodoen los paises en que el mal, por ser mas grande y gene-ral, exige un remedio mas eficaz. Asi acontece que losprotestantes no sacan ningun fruto de esos lenitivostemerarios que encubren la verdad , y los católi-cos vacilantes en su fé estará expuestos cada dia á unpeligro mas inminente..

Respondernos nuestros adversarios que la diferen-cia de las religiones, lejos de excitar la cólera de Dios,le agrada por el contrario. Dios se complace con estavariedad de ritos y ceremonias que emplean los hom-bres para reverenciarle: -asi nos embelesa la variedadde frutas y flores en nuestros jardimes asi los empe-radores sentados en su trono reciben con gusto la obe -diencia que expresan de diversos modos los numeiosospueblos sujetos á ellos.

Esta objecion apenas merece respuesta. Dios quees la verdad , no puede complacerse con la falsedady el error, ni por consiguiente con la diferencia dereligiones. La variedad Je flores en nuestros jardinesy de empleos en los palacios de los príncipes va enca-minada al mismo objeto: los diversos modos de obe-diencia pueden agradar á los re) es_ si se conforman conel respeto que se les debe; pero la verdad , la reli-gion y la supersticion no pueden convenir entre bímas que el desprecio con el respeto, y la obedienciacon la rebelion.

La tranquilidad pública, prosiguen nuestros con-trarios , exige que cada uno profese la religion de supais : de otro modo son despreciadas las leyes del esta-do : de ahí provienen esas guerras, esas sediciones,esos desastres que tantas veces ha producido la intoleran-cia de los católicos. Pero si no debe seguirse la religion

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--332de su pais, y la religion cristiana es la única en quepuede uno obrar su salvacion, será urjo digno de unapena eterna por no, creer en la revelacion, aun cuandono haya oido hablar jamás de ella. Y corno, esto esabsurdo, hay que, confesar que el que profesa una reli-gion falsa creyéndola verdadera , está por esto sololimpio de toda culpa , y que puede ser tan agradable áDios corno el que profesa una religion verdadera, por-que Dios nos juzga á todos por la intencion. Se puedepues servir y honrar al Señor en todas. las religiones, yalcanzar la salvacion eterna en todas..

La primera parte de esta objecion pudiera volversecon ventaja contra los deistas y los primeros reforma-dores. En efecto si la tranquilidad pública exige quenadie obre ni escriba contra la religion de su pais, losdeistas y los primeros protestantes que publicaron tan-tos escritos contra la religion católica, que entonces erala de su pais, fueran,evidentemente unos rebeldes ypecaron contra el mismo Dios:

Pero para responder directamente á esta objeciondiremos que la tranquilidad pública no. exige que cadacual siga la religion de su pais cuando esta es falsa. Loshombres no deben dar jamás su consentimiento á lamentira. Tan poco derecho tienen los príncipes á admi.tir una religion falsa en sus estadas, que por el contra-rio estas obligados expresamente á. abrazar la verdade-ra. Por lo, lemas aunque nadie deba abrazar una reli-gion falsa, aun cuando lo mandasen las leyes humanasy prohibiesen profesar la verdadera, debe mantenersela paz de modo que no se turbe el arden público. Entodos estos casos ha de oponerse la resistencia pasiva,corno lo enseña la religion y como lo practicaron losprimeros cristianos. Obrando asi no se altera la tran-quilidad pública, sin que haya necesidad de profesar lareligion falsa del pais que uno habita.

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333Pero á lo menos, se me responde, eso es negar la

obediencia á las leyes del estado. — Sí, pero es negar-la porque no está uno obligado á prestarla: tales le-yes son esencialmente nulas porque se han hecho con-tra Dios; y cuando un hombre nos manda cosas con-trarias á la voluntad de Dios, debemos responder conel Apóstol: «Couviene obedecer á Dios antes que á loshombres.»

Esas guerras, esas sediciones, esas matanzas que senos oponen, no han sido fruto de la intolerancia reli-giosa, sino de la civil: ya lo hemos probado en su lu-gar. Ademas si el modo de discurrir de nuestros ad-versarios probase algo; seria solamente que ocurrentales circunstancias de tiempo y de lugares, en que elestado debe tolerar la diferencia de -religion, lo que notenemos ningun reparo en conceder.

La religion católica condena á las llamas eternas áaquellos mismos que Do han podido conocerla, por nohaberla profesado. — Esta es una de las mentiras masimpías de Rousseau. La doctrina de la iglesia católicapor el contrario enseña que si alguno está en el errorpor una ignorancia invencible de la verdadera fé, esinocente bajo este respeto y no está expuesto á ninguncastigo, porque Dios no manda lo imposible. Así es quelos teólogos enseñan que la infidelidad negativa no especado.

El que profesa una religion falsa juzgándola verda-dera, es inocente delante de Dios, porque Dios nosjuzga á todos por la intencion; de suerte que el Se-ñor puede ser reverenciado igualmente con todos loscultos, y en todos puede el hombre conseguir su salva-cion. — El hombre que sigue una religion falsa repu-tándola por verdadera, es sin duda inocente bajo esteconcepto cuando su ignorancia es invencible, como aca-bamos de decir; pero si se admitiera 'la consecuencia

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x;336 que deducen de ahí nuestros adversarios, se seguirlaque no menos adorarian á Dios los que ofrecen sangrehumana á falsas divinidades, que los que tributan al Se-ñor un culto legitimo; y es tan horrible el decir esto,que hasta los Nidos de los incrédulos se ofenden.

Nuestros adversarios nos hacen otra objecion. To-das las religiónes , dicen, parecen á lo menos verdade-ras en el sentido de que son otros tantos idiomas dife-rentes, por los cuales la criatura flaca expresa su respe-to, reconocimiento y amor hácia el soberano domina-dor del unir erro. Cualquiera que sea la ignorancia 15 labarbarie del hombre , por grandes que sean los erroresque obscurecen su inteligencia , no por eso van menosdirigidos á Dios sus homenajes : siempre los recibe elDios del universo bajo cualquiera nombre que se leofrezcan. Los pueblos salvajes y bárbaros reconocen laaccion de Dios en el rayo que manifiesta su ira , subondad en la lluvia que fertiliza los campos , su provi-dencia en la calentura que debilita las fuerzas del hom-bre , y en esa corteza saludable del árbol de Américaque le restituye la salud. Buscan á Dios y creen ha-berle hallado unas veces en sus chozas, otras en elbosque inmediato, muchas en un peñasco informe, untronco de árbol, una ave &c. Estos pueblos se equivo-can sin duda ; pero sin embargo mientras ofrecen susoraciones á estos diversos objetos , tienen en el pensa-miento el ser invisible cuya accion es invisible á lo me-nos ; ser mas poderoso que el hombre á quien recom-pensa ó castiga y cuya proteccion imploran. Pues esteser es el único que es en el mundo.

Esta objecion es la misma bajo otra forma que aca-barnos de refutar. Ciertamente si Dios no hubiera ma-nifestado su voluntad sobre el culto que le es agradabley que exige al hombre : de cualquiera manera que esteexpresara su veneracion y respeto hácia su criador,

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335 —con tal que la forma de este homenaje no repugnase ála recta razon , cumplirla el hombre igualmente su de-ber. Pero si el modo con que Dios quiere ser honrado,y que él mismo ha prescrito, es conocido del hombre,no puede este variarle: de lo contrario se hace reo dedesobediencia. Asi cae la vana argumentacion de nues-tro-adversario, que no es otra cosa que una descripcionpoética, tómese como se quiera. Ese hombre salsaje éignorante que se imagina buscando á Dios en su choza,en el bosque próximo &c., es por decirlo asi, un ser abs-tracto; porque es imposible que un hombre , si vive en lasociedad de sus semejantes , no llegue á conocer el errorgrosero en que está sumergido, y que algunos rayos deuna luz interior no le adviertan que se engaña cuando to-ma por criador verdadero de este universo un tronco dearbol ó un peñasco informe. Pero hay mas: si busca á Dioscon un espíritu sincero y un corazon recto, es induda--ble que este Dios vendrá en su ayuda , é impedirá á lomenos con una luz interior que caiga en una idolatríatan torpe. De ahí viene esta máxima recibida en nues-tras escuelas: « Dios no niega su gracia al que hacetodo lo que está en su mano.» Por lo cual no hay ig-norancia, por mas profunda que se suponga , que seainvencible, ó á lo menos que lo sea siempre de ahíprocede tambien el juicio diferente que formó elapostol S. Pablo sobre el culto idolátrico y los « quehan convertido la gloria del Dios incorruptible en laimagen del hombre corruptible, de ases , cuadrúpedosy serpientes.» Y no basta , como suponen nuestros ad-versarios, que el culto se refiera por interpretacion alDios único y verdadero, á. no ser que suceda esto por ,una ignorancia invencible , si es que puede existir talignorancia ; sino que es menester que el culto se dirijaabiertamente , ó en términos de escuela , formalmenteal verdadero Dios: de lo contrario hasta la m . torpe orpe

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- 336 —idolatría, la que mancha los altares con sangre humanay ritos obscenos, seria un culto inocente, agradablee ymeritorio delante de Dios.

Pero se insiste diciendo: el cristiano convencido deque puede equivocarse no emplea jamás la fuerza paraque los demas adopten sus propias opiniones: esto se-ria segun su pensamiento precipitados en las llamaseternas. No desechará jamás- de su comunion á unoshombres cuyas creencias pueden ser mas puras y me-jores qué las suyas , y que tal vez son preferidos á élpor Jesucristo. Siempre respetará las opiniones de sushermanos ,, guardándose muy bien de mirarlos comoherejes , de perseguirlos con su odio , y de echarlos le-jos de sí á causa de su fé. Tal es el raciocinio del mi-nistro ginebrino Chastel , el cual refiere ademas quela iglesia á que pertenece , ha declarado que todos losque admiten á Dios, Jesucristo y las Escrituras r sonverdaderos cristianos. Despues de recordar esta decla-racion prosigue en estos términos: «Todos los reforma-dos , de cualquiera manera que entiendan y expliquenlas santas escrituras , deben mirarse como hermanos,apartar de sí los anatemas , los cismas y las disputas,y por fan amarse y respetarse mútuamente como her-manos en Jesucristo. En cuanto á los católicos si losdesechamos de nuestra comunion, no es á causa de susdogmas ó de sus ceremonias , sino por ese espíritu deintolerancia que profesa su iglesia , y por el sistemade autoridad humana que está en vigor entre ellos.»

Lo que el ministro ginebrino dice aqui del cristianoprotestante , no puede decirlo en ninguna manera delcatólico. Sí , si el protestante quiere estar acorde consi-go mismo y con el principio fundamental de la reforma,no tiene ningun derecho de acusar á los-otros de error,de rechazarlos , de anatematizados , de exigirles ciertaprofesion de fé etc. ¿ Cómo ha de tener este derecho

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- 337-cuando es regla entre ellos que cada cual puede creerlo que quiere? Sí los primeros autores del protestantis-mo violaron este supuesto derecho; si Calvino entreotros mandó quemar vivo á Serveto porque este queríausarle, y aunque era un verdadero cristiano , segun ladeclaracion de la iglesia de Ginebra, por reconocer áDios, á Jesucristo y las escrituras; si los otros reforma-dos siguieron generalmente este detestable ejemplomientras se conservó entre ellos el verdadero espíritudel protestantismo ; ¿deberemos nosotros felicitadospor haber pensado asi antes y pensar hoy de otra ma-nera ? Es propiedad del error ser versatil y mudable.Leas católicos, apoyados en una autoridad infalible , nopueden mezclar asi todas las doctrinas y todos los deberessin dejar de ser católicos en el mismo hecho.

La iglesia de Ginebra ha usado de su derecho enesta declaracion, y ha reformado á sus reformadores.Tal vez no está lejano el tiempo en que declare esamisma iglesia que no deja uno de ser cristiano por des-echar las escrituras, como lo hacen ya muchos reforma-dos. Segun esta declaracion de la iglesia de Ginebralos mahometanos son verdaderos cristianos , porque re-conocen á Dios á Jesucristo ( como un gran profeta delmismo modo que la iglesia de Ginebra ) y las escritu-ras, á lo menos en parte. Se ve pues que la iglesia deGinebra ha aumentado mucho su importancia y su ex-tension con esta declaracion.

En cuanto al amor que deben profesarse mútua-mente los cristianos, y á la paz que debe reinar entreellos, estamos enteramente de acuerdo con el ministroginebrino en todo esto; pero le preguntaremos cómopueden conciliarse este amor y esta paz con lo queTertuliano escribia de los herejes de £u tiempo. « Tur-ban , dice , la paz en todo y en todas partes. Poco lesimporta ser juntos de diferente parecer, con tal que ca-

T. !9. 2

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- 338da uno de ellos haga la guerra á la verdad. El cisma essu unidad. » Tan cierto es que el mismo espírituha movido á los protestantes y á los herejes en todoslos siglos.

Por lo demas los católicos no se quejan de ser des-echados de la comunion de los herejes y rechazados por,ellos: no se tome el ministro ginebrino ningun cuida-do por nosotros. Ni buscamos ni deseamos ser recibidosen la comunion de los llamados reformados , y auncuando nos lo ofrecieran voluntariamente, lo rehusaría-mos. Bastanos la autoridad que nuestro adversario lla-ma una autoridad humana y somos tan intolerantesque la preferimos á cualquier otra.

Todavia insisten los herejes diciendo : La religionno es un dogma: consisté en la relacion del - hombre consu Dios , y de ningun modo en la nocion que cada unode nosotros se forma de la divinidad, ó en las palabrasque expresan esta nocion. La religion és cierto afectodel alma y no una ciencia=: es la expresion misma deimor que la produce.

A esto digo que la religion no es un dogma; peropropone dogmas á nuestra fé. Es una virtud moral queinclina al Jombre á tributar á Dios el culto que le esdebido , y el objeto de este culto son los dogmas que elmismo Dios nos ha revelado y mandado creer. Todohombre que rehusa dar fé á. Dios que revela , ó á laiglesia por la cual nos transmite aquel su revelacion, re-husa evidentemente adorar á Dios del modo con que elSeñor quiere serlo. Pues sobre esta fé estriba como so-bre su único fundamento la relacion que el hombrotiene con su Dios, porque por ella le ha enseñado esteá conocerle verdaderamente , y por ella Cambien le en-seña los mas de los términos de que el hombre debeusar para expresar este conocimiento.

El afecto del alma de que se nos habla, no es la re-

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339 —ligion misma , sino el fruto á el efecto que produce lareligion. No deben confundirse las nociones de las co-sas para que no se introduzca la confusion en los en -tendimientos. Asi la expresion del amor es un senti-miento qué nace de la religion y no la produce, porquela religion , absolutamente hablando , puede existir sinesta expresion.

El judio Salvador hace la última objecion que te-nemos que combatir. «Dios mismo , dice , manda latolerancia religiosa. En el principio quiso criar el cieloy la tierra para el bien comun de los hombres. —Hizoalianza con Noé, de donde descendemos todos. — No seve que Moisés intentase por ning,un medio desviar á susuegro del culto de sus dioses.— La buena Noemi de-cia á sus nueras: id , volved á vuestros pueblos y ávuestros dioses.—Los embajadores de Jefté hablan con_respeto de Kamos, dios de los amonitas ; y por fin Mi--queas llega á profetizar del modo mas formal y positi-vo los tiempos de la tolerancia general. « Un dia , dice,cesarán todos los pueblos de combatir y se complaceránen la paz : cada uno caminará invocando el nombre desu Dios: Israel siempre el nombre de Jehova.»

Sin duda quiso Dios criar el cielo y la tierra parael bien de todos los hombres , es decir , para que todoslos hombres colmados de beneficios por él le rindiesenun homenaje digno de obediencia y amor ; pero de estaproposicion, sentada por nuestro adversario, y quenosotros aceptamos , ¿ se sigue que la tolerancia reli-giosa sea acepta á Dios , en otros términos que hayaquerido aprobar y recibir con complacencia los home-najes que han inspirado al ;hombre las supersticionesvergonzosas ? ¿ Quién puede concebir un pensamientosemejante, á no ser, el ateo mas empedernido ? Suponga-mos que este raciocinio del filósofo judío Salvador , envez de ser una impiedad escandalosa, tenga en efecto al.

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-340~gun fundamento : qué resultará de aqui ? Que los hos 0.,„micidios , los robos , las blasfemias, los vicios de todaclase á que se abandonan tan fácilmente los hombrescorrompidos, agradan á Dios, porque no menos crió elcielo y la tierra para estos hombres que para los de-nlas , y porque hace llover igualmente sobre los justosy los injustos. Sin embargo .es bueno recordar al sofistaque impugnamos, que Dios crió tambien el paraiso y elinfierno á fin de recompensar ó castigar á cada hombredespues de esta vida segun sus méritos. Sin duda Diosdesea que se salven todos los hombres y que vengan to-dos al conocimiento de la verdad ; pero si los hombresSe apartan de ella y prefieren entregarse á sus pasio-nes ; si adoran la obra-de sus propias manos y olvidanal úaico Dios verdadero que los hizo ; este, aunque ha-ya criado el cielo y la tierra para ellos, los castigaráciertamente por toda la eternidad, aunque se arrepien-tan antes de su muerte.

La alianza que hizo Dios con Noé, significaba que el- linaje humano no perecerla ya todo en el dilivio, y le-jos de ser el objeto de esta alianza establecer la toleran-cia religiosa sobre la tierra renovada , Dios á fin quelas invenciones del hombre no pusieran en olvido ó des-figuraran la verdadera religion, eligió en A bráham yen su - posteridad un pueblo particular, á quien quisoconfiar su revelacion hasta que viniese la plenitud delos tiempos en que todas las naciones debian ser lla-madas de sus errores al conocimiento y amor delSeñor.

Del sofisma que es una mentira disfrazada, pasa elautor judío á la mentira descarada. Moises , dice , nopersuadió á su suegro que abandonara sus dioses.—Pero ¡ como ! si Jetro era adorador y aun sacerdo-te del verdadero Dios, y le ofreció holocaustos yvíctimas en el desierto, segun se ve en el cap. XVIII,

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3 1versículo 12 del Exodo. ¿Cómo pues pudiera Moises ha-ber persuadido á Jetro que dejara el culto de los fal-sos dioses á quienes no adoraba? Ademas es otra men-tira que Moises no persuadiese á su suegro que se unie-ra al pueblo de Israel y abrazara su culto ; y para con-vencerse de esto basta leer los versículos 29 y 31 delcap. X del libro de los Números , donde le exhorta áello con instancia , prometiéndole grandes bienes. ¿ Esesta la buena fé judia ó mas bien filosófica de que sejacta el íntegro-Salvador ?

Las palabras que pone este sofista en boca de Noe-mi , ó no se hallan en la Biblia, ó está tokrjiversado susentido. No dice Noemi como Je hace decir áquel: id,volved á vuestro pueblo y á vuestros dioses , sino sola,mente: volved hijas mias y marchaos. Luego que la de-jó Orfa dijo Noemi á Ruth : « Mira que tu hermana seha vuelto á su pueblo y á sus dioses , vete con ella;» esdecir, vuelvete tú tambien á tu patria. Y segun-todoslos intérpretes si Noemi habló asi á Ruth fue para pro-bar su constancia y resolucion. ¿Oué hay pues en estoque tenga relacion con la tolerancia religiosa?

En las instrucciones dadas por Jefté á los embaja-dores que envia al rey de los mondas y moabitas , ha-bla de los falsos dioses de estos pueblos bajo el punto dovista de los mismos: esto es evidente. Supongamos porejemplo que en una discusion con un mahometano ledijeramos : Si vuestro profeta Mahoma os ha prescritoesto etc.; habrá de iuferrirse de aqui que nosotros mi-ramos á Mahoma como un verdadero profeta y que ha-blamos de él con respeto ? No lo creo asi. Pues tal esel sentido claro y positivo del pasaje de la Biblia en quese funda nuestro adversario.

No es este mas feliz , ó mejor dicho , no empleamas buena fé en la interpretacion de las palabras delprofeta -Miqueas. Mease el verdadero sentido de estas:

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Aunque todas las naciones caminan en la vanidad de suspensamientos adorando falsos dioses é ídolos; nosotrossin embargo caminamos y caminaremos siempre ennombre de Jehova nuestro Dios.»—Se ve cuán contrarioes este sentido al que le atribuye el filósofo judio : heaqui cómo Rosenmuller , tantas veces citado por Salva-dor , traduce este pasaje del profeta : cc Porque todoslos pueblos caminan en nombre de su Dios; pero nos-otros caminamos en nombre de Jehova, nuestro Dios, enel siglo y en la eternidad.» Y parafraseando despees elpasaje en cuestion se expresa asi: cc Pues que Jehova osda la esperanza de una restauracion tan gloriosa , con-fiad y apoyaos en sus promesas, perseverad en su cul-to, aunque los otros pueblos sirvan á sus dioses y seenvanezcan de sus supersticiones.» El sentido que da elparafrasta caldeo á este pasaje, es casi el mismo: «Por-que todos los pueblos , dice , caminan unánimemente enla ádóracion de los ídolos; pero nosotros por nuestraparte confiamos en la palabra de Jehova , nuestro Dios,en el siglo y en el siglo de los siglos.» El filósofo judiodebia tener noticia de estas explicaciones. ¿Dónde estápues la prediccion positiva y mas formal , segun sus tér-minos , de una tolerancia general en lo venidero ? Norespondo á la cita que hace del cap. II de Isaias , en elversículo 4 , porque no veo que tenga la menor rela-cion con la materia de que se trata.

La intolerancia civil , prosiguen los incrédulos , nopuede distinguirse de la intolerancia religiosa. Estas dosespecies de intolerancia son indivisibles , porque es im-posible vivir en paz con unos hombres á quienes se mi-ra como enemigos de Dios.

Niego esta objecion'en todas sus partes. No sola-mente pueden , sino que deben distinguirse esencial-mente Mas dos clases dé intolerancia, como se distin-gue el objeto temporal del objeto espiritual. Correspon-

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de á los reyes y magistrados decretar penas y aplicar-las á los ciudadanos que turban la seguridad de la re-pública: corresponde á la religion declarar cuáles sonlos que por sus errores caminan fuera de la senda desalvador); pero al mismo tiempo le corresponde sobretodo sufrirlos , amarlos, hacerles bien y procurar susalvacion por todos los medios posibles á ejemplo deJesucristo y los apóstoles , que no solamente vivieronen paz con los incrédulos mas obstinados , sino que loscolmaron de todo género de beneficios á fin de ganar-los. Tal es pues nuestro deber , mucho mas cuando ig-noramos si estos desgraciados que estan actualmente enel error , se arrepentirán algun dia y volverán á la ver-dad. En tanto que viven, nos complacemos en alimentarla dulce esperanza de srr conversion ; y esta esperanzase ha realizado felizmente muchas veces.

CONCLUSION.

La discusion precedente prueba bastante que el sis-tema entero de la religion cristiana está fundado en laautoridad. Dios quiso que el hombre, ser limitado y su-jeto al error, sometiese su razon al ser infinito é infa-lible que le crió; y coi este objeto ademas de las ver-dades naturales que puede comprender su razon, le re-veló ciertas verdades sobrenaturales que son muy supe-riores á su inteligencia y alcances , enseñándole asi quesu deber es someter su razon á las cosas de la religion yde la fé, porque la fé es la que ha de salvar el mundo.

Dios mismo por una providencia extraordinariaconservó pura é intacta la revelacion que 'labia hechoal hombre hasta que vino la plenitud de los tiempos.Llegados estos tiempos , ek; decir , cuando envió á suhijo para arrancar á los hombres dt/ las tinieblas de la

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ignorancia en que se hablan sumergido ellos mismosy atraerlos á las verdades gut habla tenido á bien ma-nifestarles en otro tiempo, y ellos hablan olvidado , á lomenos en su mayor parte, quiso que hubiese en ade-lante una autoridad doctrinante , infalible, visible yperpetua sobre la tierra, que los dirigiese con seguridadpor el camino de la salvacion, y- los impidiese abandonarla senda de la verdad , como lo hablan hecho antes.Puso esta autoridad en la iglesia que fundó Jesucristoy adquirió con su sangre, y quiso expresamente que elfundamento de esta' iglesia, edilicio indestructible le-vantado para la salvacion de los hombres , estribase to-do entero en la congregacion de los pastores bajo el go-bierno de una sola y misma cabeza visible, que animasetodas las partes de aquel. Quiso ademas que todos loshombres estuviesen sujetos á esta iglesia , só pena deer mirados como gentiles y publicanos, es decir, como

excluidos de esta sociedad santa instituida por él , comoreos de rebel ion , y por consecuencia destinados á lasllamas del infierno.

Entregó á esta iglesia el depósito de la revelacion, yla mandó predicar en su nombre el Evangelio á todacriatura , es ' decir , en todo tiempo y lugar , prome-tiéndole su asistencia para que pudiera desempeñarperpetuamente este gran ministerio sin diminucion nierror. Quiso que por prueba patente de la asistenciaque le prornetia, y que no le faltada jamás , mostraseá los hombres milagros , profecías , dones ó graciasmagníficas y sobre todo ese poder fecundo , no sola-mente de adquirir nuevos hijos todos los dias, sino tam-bien de guiarlos á la mas alta santidad.

Ahora bien habiendo durado sin interrupcion yllena de vigor hasta nuestros dias esta iglesia que co-menzó en Pedro y en los apóstoles, semejante á unapersona moral , fortalecida con las promesas divinos;

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345 —durará tariabien siempre una , siempre infalible hastala consumacion de los siglos , llenando todos los lugaresy todos los tiempos , y llevando siempre delante de sílas pruebas y testimonios de la proteccion del Altísimo.Ella ha permanecido en pie firme é invencible contralas maquinaciones del infierno que se le hablan predi-cho, contra las guerras exteriores que le han hecho lospaganos y los infieles, y contra las guerras civiles quealgunos hijos ingratos han promovido en su seno. Bas-tándose á sí misma, ó mas bien fortalecida con el auxi-lio divino y con las promesas infalibles que ha recibido,se halla tan independiente del favor de los hombres co-mo de su fuerza. Mira la proteccion humana como unmedio en que no se apoya, y las persecuciones y el odiocorno una prueba que no teme. Atravesando los siglosde triunfo en triunfo, y produciendo sin interrup-clon frutos prodigiosos de santidad , quiero decir , hom-bres admirables á quienes adorna de todas las virtu-des y dones de la gracia , no cesa de enviar nuevoshijos al cielo, hasta que habiéndose completado el nú-mero de los elegidos vaya ella misma , sin arruga ysin mancha , á reinar por eternidades de eterni-dades.

Pero asi corno Dios quiso que la unidad de su igle-sia se fundase eri el principio de autoridad; del mismomodo las sectas , al separarse de esta autoridad divina-mente instituida por seguir el pensamiento indepen-diente de la razon individual , sustituyeron un princi-pio de disolucion y division á la autoridad de la iglesia.Una vez sentado este principio ha sucedido que estas sec-tas no han podido jamás conservar la unidad de doctrinaentre si , ni ser constantes mas que en- su inconstanciamisma yendo de novedad en novedad y de error en error,y publicando sin cesar nuevas confesiones de fé, hastaque divididas en' fracciones casi imperceptibles se las

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vió consumirse y perecer por sí mismas como la sal se di..suelve en el agua. Esto acontecia á las sectas antiguas, yesto acontece en nuestros di-as á las nuevas, que concluyenen el naturalismo ó el racionalismo, esa última herejía co-mo la llama Leibnitz. Si á veces y por un tiempo mas ámenos corto parece que se ha establecido una especie deunidad entre los protestantes,'herejes antiguos y rrioder-.nos , ha sido porque ellos mismos han abandonado suprincipio sustituyendo abierta ú ocultamente su au-toridad propia á la de la iglesia que habian dejado.En efecto quítese esta autoridad y necesariamentedesaparecerá la unidad : digo mas, es preciso que dejede existir el principios de unidad y por consecuencia laiglesia misma , porque una vez quitada esta autoridadno queda mas que la libertad individual ó el sentidoparticular de cada uno. Rompese el vínculo comun queune al cuerpo los diferentes miembros de que se com-pone ; de suerte que todas estas sectas no son mas queuna agregacion tumultuosa de individuos sin otro lazoentre sí que un principio de disolucion y division , enotros términos una unidad negativa, que no es otra cosaque la privacion esencial y absoluta de todo vínculo yde toda unidad.

Y no hay que decir, como hacen los protestantes,que la autoridad de la Escritura suple á favor de ellosla falta de la autoridad de la iglesia católica , porqueademas de no poder conocer ellos con certeza el núme-ro , la integridad y la inspiracion divina de los librossagrados ó de sus diversas partes sino por el testimoniey autoridad de la misma iglesia católica cuyos lazos seglorían de haber roto , para hablar su lenguaje, desdeque á ejemplo de' todos los protestantes antiguos sientanpor principio fundamental el derecho de admitir y des-echar aquellos libros que les agradan ó no les acomo

dan; es evidente que. presentan como remedio lo que oi

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origen del mal , porque . , segun habla observado muybien S. Agustin, las herejías y los dogmas perversos quecautivan las almas'y las precipitan en el abismo, hannacido únicamente de que se han interpretado mal lasescrituras que son buenas en sí mismas, y de que estasinterpretaciones malas se han sostenido con audacia yteineridad._ Y es tanto mas sorprendente por su ver-dad la explicacion del santo doctor, como que noha habido una sola secta de herejes qué no hayaapoyado sus errores con alguna autoridad en lasescrituras.

Sin embargo Dios permitió por una providencia ad-mirable que naciesen sectas y herejías aun en vida, delos apóstoles, para que por el modo con ,que se conduje.ran estos con los novadores de su tiempo, conociesen lossiglos siguientes sn poder equivocarse cuál era el orí-gen de toda herejía , y cómo debla tratar la iglesia álos herejes ó protestantes que la turbasen en lo sucesi-vo, con el fin de que los expulsase de su seno, defendiese ásus hijos fieles de las violencias y artificios f de aquellos,y les anunciase la certeza absoluta de su castigo eternosi no se* arrepentian, no distinguiendo entre las herejíasde diversas clases, sino condenándolas todas sin excep-cion. ,En efecto todo el que es culpable de protestantis-mo, es decir , de protesta contra la iglesia que institu-yó Jesucristo, depositaria perpetua de la revelacion,maestra é intérprete, ó como dice S. Pablo, columna yfundamento de la verdad , es digno' tambien de las lla-mas del infierno.

Ademas no ha sido una leve ventaja para la iglesiacatólica ver nacer y morir á su rededor tantas sectasdiversas por su propia movilidad. Primeramente los er-rores que en diferentes tiempos han inundado el orbecristiano, han presentado siempre á aquella la ocasion deexaminar mas atentamente su propia fé , y exponer la

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- 348verdadera doctrina en términos mas claros y explícitos:asi se ha evidenciado mas y mas la conexion íntima detodas las verdades que profesa , y siempre ha aparecidomas brillante la belleza del sistema católico despues decada una de estas pruebas. `En segundo lugar este com-bate de todos los dias y todos los instantes que se veforzada á sostener con los herejes , dispierta mas suvigilancia y afirma mas su .autoridad ; porque á la ma-nera que el odio de los malos prueba al justo y da á susvirtudes mas vivo esplendor , asi tambien la iglesia apa-rece mas hermosa y brillante enmedio de las maquina-ciones , de los artificios , de las calumnias y aun á ve-ces de las hogueras y de las espadas con que la comba-

, ten sus enemigos. Aun hay mas: la estabilidad de laiglesia, comparada con la movilidad de las obras huma-nas y su disolucion las mas veces tan rápida , demues-tra á todos los hombres dónde estan realmente, las pro-mesas de Dios. Las sectas heréticas son tan estériles co-mo la iglesia católica fecunda; y tambien se ve la manode Dios en este resultado , porque como dice la Escri-tura : « Si Dios no edificare la casa, en vano trabajanlos que la edifican, — No vale nada el que planta ó elque riega, sino Dios que da el incremento.» Finalmen-te la última ventaja de esta diferencia entre la iglesiacatólica y las diversas sectas es enseñar á los hombresque la fé es un don gratuito de Dios, que no puede ad-quirirse ni con la ciencia, ni con ningun talento , habi-lidad é industria , virtudes ó fuerzas humanas , quenuestros sectarios ponen en el mas "alto grado; y lesmanifiesta que nadie debe presumir do sí mismo, con-forme á estas palabras del Apóstol: « El que cree estarfirme, cuide de no caer.» En efecto Dios entregó lospresuntuosos á los deseos de su corazon , y mientrasellos se decian ángeles, se volvieron insensatos , trope-zando acá y acullá bajo la mano de Dios como unos

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349 —hombres, ebrios. Por eso no hay cosa tan monstruosaque no hayan aventurado estos llamados sabios , asi enla teoría como en la práctica , ui contradiccion tan tor-pe en que no hayan incurrido; y de aqui resulta estaverdad, que la humildad y la orador' son los únicos me-dios de *conseguir la fé y perseverar en ella; porque co-mo nos dice el apóstol Santiago, Dios resiste á los so-berbios, y da la gracia á los humildes. Si alguno se ad-»mira de ver tan grande multitud de hombres en la he-rejía y en el cisma, debe reflexionar, y cesará su admi-racion , que antes de la a'venida de Cristo habla dejadoDios á todas las naciones caminar por sus caminos á ex-cepcion del pueblo judío; pero que despees del Salvadorhan sido llamadas por el contrario todas las naciones ála fé , y solo el pueblo judío ha sido abandonado á laceguedad de corazon y entendimiento en que él mismocayó.

En resumen la discusion entre nuestros adversariosy nosotros se reduce á esto : solamente hay dos caminospara llegar á la verdad : estos dos caminos son la auto-ridad y la razon: ¿cuál es el bueno? Todas las disputasde religion vienen á parar forzosamente á este punto:

ha de preferirse la autoridad á la razon ó la razon ála autoridad en las materias religiosas? O mas claro, ¿sedebe proceder en estas materias por via de investiga-don y de exámen prescindiendo de toda autoridad , ópor via de fé y sumisión á la autoridad pública y legí-tima de la iglesia? Por último ¿ es preciso atenerse á laautoridad de la iglesia católica, ó dejando á un lado es-ta autoridad dar á cada hombre el derecho de admitir éinterpretar las escrituras segun su sentido propio y par-ticular , es decir , de formarse él mismo su religion so-bre Opiniones mas ó , menos probables? He dicho expre-samente la autoridad de la iglesia católica, porque si seadmite el sistema de autoridad , no cabe duda que esta

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- 3504~iglesia, superior á todas las demas por'su antigüedad, suuniversalidad su unidad y su armonía , aventaja á to-das ellas en autoridad en términos que ninguna puedecompararse ni aun remotamente con ella.

Supongamos por el contrario que admitamos la viadel sentido particular : al punto caemos en todos los ab-surdos indicados circunstanciadamente mas arriba , loscuales conducen al hombre á una pérdida total de la fé,y le precipitan en el-mas completo escepticismo religio-so. En este estado no sabe ya ni lo que ha de creer, nilo que ha de desechar ; y la mayor ó menor probabili-dad de las cosas viene á ser su única regla de fé, es de-cir , que se extingue toda fé. En efecto una vez admiti-do este principio es lícito disputar sobre la religion, delmismo modo que los filósofos de la Grecia disputabanen otro tiempo. La religion no es ya mas que un sistemafilosófico, y las sectas otras tantas academias y escuelasfilosóficas, donde cada uno puede libremente creer yprofesar lo que le parece bien. Ahora pregunto: ¿-esposible que un hombre cuerdo y en- su cabal juicio sepersuada que Dios dió su revelacion con tales condicio-'tes , y que la entregó indefensa á los caprichos de loshombres, permitiéndoles disputar sin regla sobre el ver-dadero sentido de aquella revelacion y sobre su existen-cia misma, turbándolo y confundiéndolo todo, de mane-ra que degenere la religion en pirronismo, es decir, enuna vana cuestion de filosofía? En este sistema el pro-testante separado de la iglesia universal de todos los si-glos, sin estar asociado siquiera con los cómplices de surebelion, cada uno de los cuales tiene el derecho de for-marse su religion_, el protestante, repito , está solo, pa-recido á un escollo situado enmedio de los mares , queazotan las olas y las tempestades por todos lados. ¿Quéesperanza pues, ni qué consuelo puede proporcionarlesu religion ? ¿Qué sucederá si se equivoca? ¿ Qué juicio

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-351-ppuede esperar de Jesucristo despues de sir muerte? To-do en este sistema inspira profundamente el temor y elhorror. Al contrario el católico vive en plena seguridadbajo el sistema de autoridad : está en comunicacion conla iglesia de todos los tiempos y de todos los lugares, yen sociedad con los apóstoles, los mártires y los santosde todas las edades. La profesion de su religion no pue-de hacerle correr ningun riesgo , á no ser que pudiesecorrerse alguno en el seno de la iglesia católica univer-sal; lo cual es completamente absurdo. Mirase como unmiembro de esa gran familia , cuya cabeza invisible esJesucristo , que nos dejó su imágen en Pedro y los pon-tífices sus sucesores : en esta familia todos los bienes soncomunes: un amor universal lo anima y gobierna todo:subsiste un órden admirable bajo lá mano de Jesucristodesde el principio hasta nosotros , y todos se sientan ála -mesa eucarística; y si se contraen algunas manchaspor la fragilidad humana , basta una humilde confesionde sus culpas hecha con arrepentimiento y sinceridadpara alcanzar un perdon lleno de consuelo y de dulzuradel padre mas tierno. El protestante está siempre solo:„el católico no lo está jamás ni en la vida ni en la muer-te. Como tiene con todos sus hermanos un mismo Dios,una misma fé, un solo bautismo y un mismo espíritu,tiene tambien con ellos una sola y misma esperanza,cada uno segun su vocacion. Ni aun despees de su muer-te es abaldonado, porque continúa comunicando ya conla iglesia militante que le ayuda con sus sufra g ios, yacon la triunfante que le tiende los brazos y le llama ha-cia ella.

Asi ó ninguna religion ó la sola religion catdlica: nohay término medio , ó si los hombres establecen uno,vio es mas que una completa contradiccion ; porque siDios existe , si su divina providencia lo gobierna torio,resalta forzosamente la verdad de la fé católica del enla-

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352ce de todas las cosas y de la fuerza misma de la razon.

Sin embargo para concluir apelamos otra vez ogusto al testimonio y á la autoridad del gran doctor SanAgustín , cuyo ingenio viene en ayuda de nuestra pe-queñez. En unas cuantas líneas llenas de vigor , de ver-dad y de elegancia resume todas las cuestiones que no-sotros hemos presentado y expuesto largamente en lasdos partes de esta obra.

« Si la providencia de Dios, dice, no dirige las co-sas humanas, inútil es pensar en la religion; mas si porel contrario el aspecto de la naturaleza que nos rodea yque debemos creer, sin duda emanada de alguna fuentede perfecta y suma belleza; si no sé qué concienciaterior grita á los entendimientos mas privilegiados enpúblico y en particular, por decirlo asi, que es menes-ter buscar á Dios y servirle ; debemos esperar que estemisma Dios haya establecido una autoridad , con cuyoauxilio podamos subir con toda seguridad y de gradoen grado hasta él. Pues esta autoridad, dejando á un la-do la razon de que ya hemos dicho repetidas veces quees muy difícil que los ignorantes hagan un uso legíti-mo, nos persuade y nos mueve de dos maneras , partecon los milagros , parte con la multitud de los que esta!'sometidos á ella..... Llamo milagro todo lo que es difíciló insólito , de modo que sobrepuja ya á la expectacion,ya á la inteligencia del espectador; y en este género na-da hay mas acomodado-á la índole del pueblo y del vul-go que lo que hiere los sentidos. Sin embargo en estegénero mismo hay dos especies de milagros: los unossolo causan admiracion, y los otros juntamente con laadmiracion inspiran la gratitud y el amor. Por ejemplo,si uno ve volar á un hombre , como este espectáculo nole trae ninguna utiliáad, solamente le causa admiracion.Al contrario si alguno padece una enfermedad grave ydesesperada, y con una sola palabra recobra inrnediata;_.

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- 353 -mente la salud ; la admiracion que le inspira su cura.

qion, cede á la gratitud y al amor que siente hácia el que

le curó Pues estos últimos milagros son los que vie-ron los hombres cuando humanado el mismo Dios semanifestó y vivió entre ellos. Los leprosos fueron cura-dos y purificados, los cojos echaron á andar , los ciegosrecobraron la vista , y los sordos el uso del nido. Loshombres de aquel tiempo vieron el vino convertido enagua , cinco mil personas saciadas con cinco panes , losmares atravesados á pie enjuto , y los muertos resucita-dos. De estos milagros unos eran útiles á los hombrespor un beneficio evidente y manifiesto para el cuerpo,otros por una accion secreta sobre el espíritu , y todospor el testimonio majestuoso que daban del que los pro.ducia. Asi la autoridad divina persuadia entonces y lla-maba á sí las almas de los mortales entregados al error.¿ Por qué , me decís, no suceden estas cosas en nuestros-alas? Porque no nos rnoverian si dejaran de ser asombro-.sas. La sucesion alternativa del dia y de la noche, el cur-so constante de los cuerpos celestes , las hojas dé los ár,-boles que caen y vuelven á nacer , la fortaleza secreta éinfinita de las semillas echadas en la tierra, la hermosurade la luz , la variedad de los colores y sabores, suponedque alguno con quien podamos hablar , las vea y sientapor la primera vez , queda mudo y pasmado de admira-cion á presencia de estos milagros; y nosotros casi losdespreciamos, no ciertamente por la facilidad de com-prenderlos, porque nada hay mas incomprensible quelas causas que producen estos efectos , sino por la cos-tumbre de verlos. Los milagros pues de que hablamospoco há, ocurrieron en la ocasion mas oportuna paraque reuniéndose por ellos una multitud de creyentes ypropagándose á paises lejanos, penetrase la autoridadque mantiene la fé , y se introdujese en las costumbresmismas. Estas tienen tan gran poder sobre el espíritu

T. 19.

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humano , que como sucede las mas veces cuando nos ar-rebatan las pasiones, nos es mas fácil desaprobar y de-testar lo que es malo , que abandonarlo y enmendarnos.¿Creeis que importa poco á la humanidad que no seanya solamente unos pocos doctos entre los doctos los quedisputando entre sí de la naturaleza de Dios dicen queno es nada terreno , nada que esté sujeto á los senti-dos , y que únicamente es perceptible al alma, sino quael vulgo ignorante de ambos sexos crea y predique estagran verdad en tantas naciones diferentes? ¿ Creeis queimporta poco á la humanidad que el espíritu haya ven-cido á la materia hasta el punto de haber llegado elayuno á la abstinencia completa de todo alimentopor muchos dial, la castidad hasta el menosprecio delas satisfacciones conyugales y paternales, la pacienciahasta no hacer

"nin ef un caso de las cruces y las hogue-

ras , la liberalidad hasta distribuir su patrimonio á loa,pobres , y por fin el desprecio absoluto de todas lassas de este mundo hasta desear la muerte? Pocos hom-bres sin duda hacen estos sacrificios , y menos aun loshacen como se debe : pero la multitud ve, aprende,aplaude y ama al cabo: se acusa con amargura de no poderhacer estas cosas grandes, y esta confesion de su flaque-za no carece de alguna aspiracion provechosa del alma há-cia Dios, y de algun destello de virtud. Pero ¿quién hahecho esto? La Providencia divina. ¿Cómo lo ha hecho?Con los oráculos de los profetas , con la humanidad y ladoctrina de Cristo, con las peregrinaciones de los apósto.les, con los oprobios, la cruz, la sangre y la muerte de losmártires, con la vida admirable de los santos y con esosmilagros innumerables, en que brillan las virtudes masresplandecientes y diversas segun la oportunidad de lostiempos. Al aspecto de estos auxilios divinos tan podero-sos y de estas ventajas tan grandes y visibles ¿ podremostitubear en entrar en el seno de la iglesia, que por una

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sucesion no interrumpida de obispos desde los apóstoleshasta nosotros ha poseído y posee aun la autoridad su-prema por confesion del género humano entero, á pesarde los clamores de los herejes que se extremecian á su re-dedor , y cuyos errores fueron condenados parte por eljuicio del pueblo mismo, parte por la sabiduria impo-nente de los concilios , parle por la fama soberana delos milagros? Negar á la iglesia la obediencia que se ledebe entre todas las demas, es el colmo de la impiedad óde la presuncion mas insensata; porque si para llegar á lasabiduría y á la salvacion es necesario que la fé abra elcamino á la razon , cómo puede mostrarse el hombremas ingrato hácia Dios que rehusando los auxilios quele ofrece el mismo Dios , es decir , resistiendo á la auto-ridad que fundó con tanto cuidado? Y si cada ciencia,por sencilla y fácil que sea, exige sin embargo un maes-tro para que la enseñe; ¿ qué cosa hay mas orgullosa ytemeraria que no querer conocer los libros:sagrados porsus intérpretes , y condenar los que no se ersticirden?Por lo tanto si la razon ó nuestra exhortacion os per-suade; si como creo os interesa el cuidado de vuestrasalvacion; ojalá que me escucheis confiando con fé, es-peranza y caridad en los maestros legítimos de la cris-tiandad católica, y no cesando de pedir á aquel Dioscuya bondad nos crió, cuya justicia nos castiga, y cuyaclemencia nos liberta. Asi no os faltarán ni las leccionesy explicaciones de hombres doctos y verdaderamentecristianos, ni los libros, ni aun los buenos pensamientospara conseguir fácilmente el objeto á que os enea-minais.»

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r

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DE LAS MATERIAS CONTENIDAS

EN ESTE LIBRO.

k ntroduccion. . • • t . • • • • i • • a 44 •

Advertencia del_e_ autor. . • • . • • • • • • . • • • • •PRIMERA PARTE. Contra los incredulos. . . • •

CAPÍTULO PLUMERO. 4— Posibilidad de una revelacion di-vina• • • * • • . • • • • 0 • ** 81

Necesidad de la revelacion 31III. — Señales de la revelacion divina y sobrenatural. 56íV.xistencia de la revelacion divina y sobrena-

tural. ó . • . • . • • o • • • lo 'o • • • • • 102

V. — La excelencia y la santidad de la doctrina evangélicaprueban incontestablemente que la mision de Jesucristoes divina y sobrenatural. • . • . b • . 1 2 I

VI. — La propagacion y la conservador' de la religiosacristiana en todas sis circunstancias dan una prueba in-contestable de la divinidad de la misia "' de Jesucristo. i 55

VII..- El testimonio de los mártires cristianos, considera-do en todas SUS circunstancias, prueba incontestablemente que la mision de Cristo es divina y sobrenatural. 174

Resumen de las proposiciones anteriores y conclusion. 190SEGUNDA. PARTE. Contia ICS herejes. • • • • a • i geiunoPosicioN PRIMERA. 1.ns ra7,unes mas poderosas de-

muestran que en el &den ordinario di be una autoridaddiv inaluente instituida é infalible defender y proponer larevelacion . . . . . ...... • • 197

'7

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- 358PROPOSICTON sEGutma. Solo la iglesia fundada por Jesu-

cristo-posee esta autoridad infalible. . . . 205PitoPoszetort TERCERA. Solo la iglesia católica es la guar-

dadora é intérprete-infalible de la revelacion divina, yatransmitida de viva voz por tradicion , ya consignadaen libros. * • • . . • • • • • ..... • . • • . 2 I 4

PftoPosfetox tüaRTA,. La iglesia de Jesucristo es una, visi-ble y perpetua. . . . . . . • .. . . . . n 2o

PROPOSICION QUINTA. •— La iglesia católica es la única iglesiaverdadera de Jesucristo. i se*. es 236

PROPoSIcION SEXTA. Todos los hombres que en cualquiera

tiempo siguen los caprichos del juicio individual y seoponen á la verdadera iglesia de Cristo, son rebeldes, sec-ta rjo* y novadores. . . . . . • . . . . . . . . 250

PRopoSICION SÉPrzmite — La fé no es una fé verdadera I si-no solamente una opinion ó una duda en los que dese-chan la autoridad de la iglesia para seguir las inspira-ciones del juicio particular. . e... 262

P11-9P0EICTOS OCTAVA, Los herejes y los cismáticos decla-rados estau fuera de la iglesia de Jesucristo. . . . 275

PaopoSICION NOVENA. — El orígen del protestantismo y lasdiversas variaciones que ha experimentado, demuestransu falsedad. . . . . • . • . • • • • • 2 8 2

PROPOSICION DÉCIMA. — La esterilidad del protestantismoen sus misiones entre los infieles es una nueva prueba desu falsedad, . . • . . • • • . •• • • .• •. 297

PROPOSIC1ON UNDÉCIMA. — Los que mueren criminalmente

en la herejía , el cisma ó la incredulidad, no tienen queesperar salvacion : ó en otros términos , fuera de laiglesia católica no hay salvacion. . . . . . , . . . 3:3

PRoPoS/CION- DUODÉCIMA. — La tolerancia religiosa es impía

y absurda; . . • • • • • • e•• • • • • • • • 326

Conclusion. • . ** • • • . ... . 343

FIN.

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Notas sobre la edición digital

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Universidad de Sevilla. Biblioteca de la Facultad de Derecho. Javier Villanueva Gonzalo. [email protected]