perfeccionismo
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Trabajo para Periódico Mural de la ICPTRANSCRIPT
¿Perfección?
Hoy en día mucha gente se pregunta si es posible lograr la perfección en todos los
aspectos de la vida. Todo el mundo habla sobre la perfección, la calidad de vida. En la
iglesia, la santidad de vida es una exigencia para tod@ cristian@a. Constantemente se
oyen preguntas como estas: ¿Se puede ser perfecto?, ¿Cómo alcanzar la perfección?,
¿Quiénes alcanzan la perfección?. Se citan, en forma muy escasa, ejemplos de
personas casi perfectas que motivan a seguir sus ejemplos. Es decir, es una inquietud
que está en la mente de muchas personas, religiosos o no. Incluso a nivel profano se
oyen palabras como Excelencia o Perfeccionismo, porque muchas empresas desean que
sus productos y su personal reflejen está característica.
¿Cómo alcanzarla? Es simple: Josué 1:8
RV60: “Nunca se apartará de tu boca este libro de la ley, sino que de día y de noche
meditarás en él, para que guardes y hagas conforme a todo lo que en él está escrito;
porque entonces harás prosperar tu camino, y todo te saldrá bien”.
NVI: “Recita siempre el libro de la ley y medita en él de día y de noche; cumple con
cuidado todo lo que en él está escrito. Así prosperarás y tendrás éxito”.
¿La cita dice que lo hagamos si queremos o que lo hagamos al “hay se va”? para nada,
nos dice que sea siempre, que nunca dejemos de hacerlo, pero hacerlo con cuidado,
conforme a las instrucciones, y de nuevo caemos en que es un tema sobre la
obediencia.
Una obra maestra se considera así porque tiene cuidado los detalles, Dios quiere hacer
una de estas con nuestras vidas. Somos una obra en bruto, bueno yo soy más bruto
que obra, el Señor tenga misericordia.
Muchos conocen al menos la porción de la cita “que tu si sea si”, pero este principio lo
dejo manifiesto nuestro Señor en Mateo 5:37: “Cuando ustedes digan 'sí', que sea
realmente sí; y cuando digan 'no', que sea no. Cualquier cosa de más, proviene del
maligno”. Ya sabemos que andar de tibios (mediocres) no conduce más que a las manos
del chanclas (copyright Hno. Alfonso). Si seguimos virando hacia un lado en los
problemas o incluso hacia atrás, entonces solo nos alejamos de nuestra perfección.
¿cuál es la respuesta que debemos dar l@s cristian@s desde la perspectiva de la
palabra de Dios? Solo hay de dos sopas… ¡y la de fideos ya se terminó! Así que o
vamos en pos de la estatura del varón perfecto o somos mediocres.
Quiero hacer una comparación entre lo que significa la perfección y la mediocridad, ya
que la práctica de una de ellas evidenciará la calidad de nuestro caminar… algunos no
seguimos las huellas pasamos de ladito o las andamos de puntitas que ni parece que las
seguimos (hablo por mi… y solo por mi, todo parecido es mera coincidencia).
Perfección Mediocridad
Saber discernir entre el bien y el mal Vivir practicando lo malo siempre.
Elegir la verdad antes que la mentira Practicar constantemente la mentira.
No se rebaja a sí mismo Vivir en total degradación.
Hacer un inventario personal de su vida Temor a revisar los antecedentes.
Elaborar un proyecto de vida Vivir la vida tal como viene.
No hacer comparaciones con nadie Excusar los resultados obtenidos.
Aceptarse tal como se es No reconocer los errores y las
limitaciones.
Asociarse con personas de alta estima Juntarse con personas de baja estima.
Utilizar un buen lenguaje al expresarse Utilizar un lenguaje soez.
Mejorar la apariencia personal Vestir en forma desordenada y
desaliñada.
Enfrentar los temores con valentía Huir de la realidad y de los problemas.
Renovar los proyectos personales No hay lugar a cambios. Todo está
perdido.
Pedir siempre ayuda a Dios Dios no es una realidad en su vida.
Una definición de perfección es : “la suma de las cualidades de cada persona”. Ojalá
pudiéramos multiplicar nuestras virtudes, pero la tendencia es a restar cualidades y
dividir para dizque sean menos duros los problemas. Algunos sumamos 1+1 y con
trabajos no nos da 3, por que hasta en eso negamos resultado o queremos hacer
trampa para que sea nuestra “santa” voluntad.
Tenemos la opción de poder practicar valores para lograr una mejor calidad de vida
que conlleve a la perfección. No practicar dichos valores genera un estado de vida de
baja calidad que se manifiesta en la mediocridad. En todo este proceso es necesario
destacar que la madurez es el estado que nos lleva a reconocer que la realidad es tal
como es y nos permite luchar para alcanzar una meta. Es aceptar que Dios nos ha
dado capacidades y talentos para un solo fin: el obedecerle. Lamentablemente en el
transcurso de nuestra vida se inmiscuyen factores que limitan o perturban nuestro
bienestar. Salir al frente y afrontar esas adversidades depende de la fe que
tengamos, no de dientes para fuera o más bien de lengua para afuera, puede ir con
todos los dentistas que quiera para que le pongan una dentadura bonita, pero de nada
servirá si se carga una lengua de carretonero… quizá no tanto, ya no hay muchos, de
chofer sería el equivalente.
Un verdadero discípulo de Cristo debe ser fácilmente identificado por su manera de
vivir, por su manera de expresarse. En la conversación con nuestros semejantes,
más aún, los hombres reconocían a Pedro por su forma de hablar. “Un poco después,
acercándose los que por allí estaban, dijeron a Pedro: Verdaderamente también tú
eres de ellos, porque aun tu manera de hablar te descubre” (Mateo 26:73). Si es
nuestro agrado seguir a Jesús, porque hablamos como Simón, antes de ser Pedro.
Incluso creemos que por usar modismos estamos en la modernidad y caemos en la
mundanidad.
No es fácil llevar una vida de santidad equivalente a la perfección, se requiere
humildad y ponerse en las manos de nuestro Señor, para que Él moldee nuestra vida y
nos permita tener fe en que nuestros proyectos serán realizados por su voluntad y
misericordia. La perfección no depende de nuestros esfuerzos humanos solamente,
depende cuán dependiente somos de la voluntad de Dios. La perfección cristiana es un
proceso de vida y tiene como meta final: la plenitud de vida en Cristo. Lograrla
dependerá de nuestra relación con el Señor y de nuestra capacidad de esforzarnos por
llegar a la meta.
Si verdaderamente se quiere seguir a Cristo, se debe estar dispuesto a pagar el
precio, esto quiere decir estar dispuesto a hacer todo lo que el Maestro le demande.
Como es bien claro que el precio por nuestra salvación estaba fuera de nuestro alcance
y fue necesario que el mismo Hijo de Dios se sacrificara por nosotros, para pagar el
precio para nuestra redención. Sin embargo debemos entender lo que Jesucristo mismo
demanda de todo aquel que quiera ir en pos de Él en Mateo 16: 24: “Luego dijo Jesús
a sus discípulos: --Si alguien quiere ser mi discípulo, tiene que negarse a sí mismo,
tomar su cruz y seguirme.
Ya no deje para mañana lo que puede hacer hoy, pero hacerlo bien, con todo cuidado y
sin perder detalle a fin de que podamos ser las obras maestras de nuestro Señor. No
perdamos la oportunidad de ser ejemplos de santidad en medio de nuestra sociedad
que se debate en medio de la mediocridad y no sabe cómo lograr un mejor estado de
vida. Que el Señor nos acompañe en esta difícil tarea. Amén.