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PERDON Y BUDISMO El perdón, a través de las religiones Martes 21 de septiembre de 2010, por Buddhachannel Es., noelia Palma Langues : Es por todos conocidos no solo desde el punto de vista espiritual (no importa cual religión) siempre se nos invita al perdón y lo más interesante es que no se niega la existencia o aparición del rencor, como complementos; el individuo puede estar en cualquiera de éstos dos estados y es él quien elige en cual quedarse ,es decir, el perdonar, no implica que podemos sentir rabia o rencor en determinado momento, la invitación es a per (prefijo latino de perdón, que significa: “ dejar pasar”) y donar (regalar, condonar lo pendiente) . El cristianismo lo expresa de la siguiente manera: “Quítense de vosotros toda amargura, enojo, ira, gritos y calumnia, junto con toda maldad. Más bien, sed bondadosos y misericordiosos los unos con los otros, perdonándoos unos a otros, como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo” (La Biblia Efesios 4:31). Cristo como figura a imitar se presenta como hombre lleno de paz y por ende de misericordia, una capacidad enorme de perdonar, la capacidad de dejar pasar y condonar lo pendiente se nos presenta como una manera óptima e incluso saludable, y requisito de vida eterna.En el Budismo, el perdón se concibe como una práctica para prevenir pensamientos dañinos que puedan alterar nuestro bienestar mental. El budismo reconoce que los sentimientos de odio y rencor dejan un efecto duradero en nuestro karma. De hecho, el budismo promueve el cultivo de pensamientos que dejen una sensación sana. "En la contemplación de la ley kármica somos conscientes de que no hay razón para buscar

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PERDON Y BUDISMO

El perdón, a través de las religiones

Martes 21 de septiembre de 2010, por Buddhachannel Es., noelia Palma

Langues :

Es por todos conocidos no solo desde el punto de vista espiritual (no importa cual religión) siempre se nos invita al perdón y lo más interesante es que no se niega la existencia o aparición del rencor, como complementos; el individuo puede estar en cualquiera de éstos dos estados y es él quien elige en cual quedarse ,es decir, el perdonar, no implica que podemos sentir rabia o rencor en determinado momento, la invitación es a per (prefijo latino de perdón, que significa: “ dejar pasar”) y donar (regalar, condonar lo pendiente) . El cristianismo lo expresa de la siguiente manera: “Quítense de vosotros toda amargura, enojo, ira, gritos y calumnia, junto con toda maldad. Más bien, sed bondadosos y misericordiosos los unos con los otros, perdonándoos unos a otros, como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo” (La Biblia Efesios 4:31). Cristo como figura a imitar se presenta como hombre lleno de paz y por ende de misericordia, una capacidad enorme de perdonar, la capacidad de dejar pasar y condonar lo pendiente se nos presenta como una manera óptima e incluso saludable, y requisito de vida eterna.En el Budismo, el perdón se concibe como una práctica para prevenir pensamientos dañinos que puedan alterar nuestro bienestar mental. El budismo reconoce que los sentimientos de odio y rencor dejan un efecto duradero en nuestro karma. De hecho, el budismo promueve el cultivo de pensamientos que dejen una sensación sana. "En la contemplación de la ley kármica somos conscientes de que no hay razón para buscar

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venganza pero practicando el metta y el perdón, puesto que el agresor es, realmente, el más desafortunado de todos". Cuando surge el resentimiento, la visión budista tiene un proceder tranquilo hacia su dispensación buscando la causa desde su raíz, este se centra en la liberación del sufrimiento y el engaño, por medio de la meditación recibiendo con ella entendimiento de su naturaleza. El Budismo cuestiona la realidad de las pasiones que hacen posible el perdón y los objetos de esas pasiones. "si no perdonamos, continuamos creando una identidad alrededor de nuestro dolor, y esta es la que renace continuamente, esta es la que sufre." El Budismo pone demasiado énfasis en los conceptos de Mettā (tierna amabilidad), karuna (compasión), mudita (gozocompasivo),y upekkhā (ecuanimidad), como medios para evitar el resentimiento en primer lugar. Esas reflexiones son usadas para el contexto del sufrimiento en el mundo, tanto el nuestro como los demás. El islam enseña que Dios (Alah) es "el misericordioso", y la fuente original de todo perdón. El perdón frecuentemente requiere el arrepentimiento de quienes han de ser perdonados. Dependiendo del tipo de error cometido, el perdón puede provenir directamente de Dios, o del ofendido. En el caso del perdón divino, la petición de tal perdón y el arrepentimiento es relevante; en el caso del perdón humano, es importante tanto perdonar como ser perdonado. El libro fundamental del Islam, el Corán, enseña que sólo hay un pecado que Dios no perdona, la asociación de otros dioses a Dios (politeísmo) si se mantiene hasta la muerte, pero sí perdona a quien vuelve a Dios e implora sinceramente perdón y abandona la adoración de los demás dioses (Corán 4:116) Aunque en ciertas ocasiones el Corán autoriza el ataque a los infieles (por ejemplo 9:12), como norma general se interpreta que se refiere a ataques de autodefensa. Cuando es posible, el Corán aclara que es mejor perdonar que atacar. El Corán describe a los creyentes (musulmanes) como aquellos que "evitan pecados y el vicio, y cuando son ofendidos perdonan" (42:37. El Corán, aunque acepta que un justo castigo es razonable, afirma que "quienes perdonan y mantienen la corrección son recompensados por Dios" (42:40). Para ser perdonado por Dios, el Corán exige tres requisitos: Reconocimiento de la ofensa ante uno mismo y ante Dios

Proponerse no repetir la ofensa

Pedir a Dios el perdón

Según las últimas investigaciones científicas, cuando el estado de ánimo se mantiene deseando una revancha o represalia, el cerebro y el cuerpo humano promueven toxinas que actúan sobre el organismo y afectan los sistemas cardiovascular, digestivo y nervioso. El doctor Frederick Luskin, profesor de la Escuela de Medicina de la Universidad de Stanford y fundador del Stanford Forgiveness Project (institución que estudia los efectos del perdón en el ser humano) asegura que perdonar nos libera para vivir a plenitud y con salud de mente, cuerpo y espíritu.

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Según los estudios de Luskin (quien también es autor de la obra "Perdona para siempre") cuando una persona condona una ofensa eleva su vitalidad, su apetito, sus patrones de sueño y su energía. Todo lo que disminuye la ira, el dolor y la depresión, puede reducir también la presión arterial y hacer a las personas más optimistas, energéticas y vitales. Beneficios del perdón

Los investigadores del tema aseguran que al perdonar se obtienen los siguientes beneficios: - Disminución de los niveles de ira y hostilidad. - Aumento de los sentimientos de amor. - Mejor habilidad para controlar la ira. - Incremento en la capacidad de confiar en otros. - Liberación de los sentimientos asociados a eventos del pasado. - Ayuda para evitar la repetición de ciertos de patrones negativos. - Mejoría significativa en los desórdenes de índole psicológico y de la salud en sentido general. - Beneficia tanto a quien lo otorga como a quien lo recibe. - Fortalece y solidifica las relaciones.

Fuente: www.acn.com.ve

http://www.buddhachannel.tv/portail/spip.php?article19732

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PERDONAR A NUESTROS ENEMIGOS.

Ofensas, ataques personales, maledicencias, envidias y puñaladas

traperas por la espalda, por el simple afán de hacer daño. No hay ataque

justificado, ni acto rastrero que pueda ser dignificado. Es muy fácil causar

dolor, herir física o emocionalmente a un semejante, la mayor parte de las

veces amparados en la cobarde máscara del anonimato. La sonrisas

gozosa y triunfal del verdugo es un veneno que acabará contaminando su

vida, así que no vale la pena añadir "más veneno al veneno".

Jesús nos puso el listón muy alto, perdonando a sus verdugos: "Padre,

perdónalos porque no saben lo que hacen". Jesús recomendó

perdonar "setenta veces siete" (Mateo 18:22).

Si no puedes perdonar a una persona, el problema está en ti y tu actitud

prolongará tu propio sufrimiento. Perdonar desde el fondo del

corazón. (Mt 6,14-15). Ese es el camino que deberíamos seguir.

"Jamás habrá paz si dividimos el mundo en dos campos,

incluso entre el violento y el no violento, y permanecemos en

uno de estos campos atacando al otro" (Ayya Khema).

"El amor tiene paciencia y es bondadoso. El amor no es celoso.

El amor no es ostentoso, ni se hace arrogante. No es

indecoroso, ni busca lo suyo propio. No se irrita, ni lleva

cuentas del mal". (1 Corintios 13:4-5). Estas palabras del Evangelio

siempre me han fascinado y emocionado. Resuenan en mi mente cada vez

que las recito.

El perdón debe consistir en renunciar a la venganza y querer, a pesar de

todo, lo mejor para el otro. Perdonar significa terminar definitivamente

con el deseo de devolver el daño ocasionado.

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"La rabia es el fuego de la mente que quema todas nuestras

acciones virtuosas, por eso hay que derrotarla por completo"

(Jae Woong Kim, "Puliendo el diamante").

"Nunca cesa el odio al odiar en respuesta.

Sólo mediante el amor puede el odio llegar a su fin.

La victoria engendra odio;

los vencidos albergan pena y resentimiento.

Aquellos quienes abandonan toda idea de victoria o derrota,

obtendrán la calma y vivirán felices en paz.

Salvemos al avaro con generosidad;

salvemos al mentiroso con la verdad". (Dharmapada).

En el budismo se practica una forma de meditación benevolente que

ayuda a "sentir el perdón", no solamente desearlo. Se llama "Metta".

Aquellos que cultivan el Metta consiguen alejarse del rencor y la

hostilidad.

En el cristianismo se ora pidiendo por nuestros enemigos o por uno

mismo cuando la ira invade nuestra mente. Hay una bella oración

denominada: "La oración del corazón", sobre la cual ya he hablado en

otras entradas.

Meditemos y oremos. Limpiar la mente del deseo de venganza es iluminar

nuestras vidas con la luz de la felicidad. Pero comencemos antes

perdonándonos a nosotros mismos y pasemos a continuación a perdonar

a los que nos han hecho daño. Vale la pena intentarlo. Por ti. Por todos.

http://tantrayana.blogspot.com/2010/04/perdonar-nuestros-enemigos.html

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EL PERDÓN DEL BUDA

EL PERDÓN DEL BUDA

Ozmo Piedmont, Ph.D.

“Aferrándose a la ira es como aferrarse a una brasa candente con el intento de tirársela a

otro; tú eres el que se quema.” Buda, 563-483 B.C.E.

Cuando estamos manejando nuestra vida, ¿quién está conduciendo, nuestro karma o nuestra Naturaleza Búdica? En el Dhammapada se lee que el Buda dijo: “Cuando un

hombre gobierna el surgimiento de su ira como a un carruaje que se va de control, eso es

lo que llamamos un conductor de carruaje. El resto es sólo tener riendas.” (Curto, 2005, XVII, V. 222) La ira es un aspecto de la aversión, uno de los 3 venenos de la mente. Cuando la vida nos presenta situaciones que provocan la aversión, o sea, la ira, la irritación, la frustración, el enojo, la furia, la rabia, la molestia, la preocupación, o el miedo, son todas oportunidades para nuestra práctica espiritual. Estas sensaciones en sí no son el problema, sino nuestro apego a ellas, lo que reafirma patrones y hábitos inconscientes basados en egoísmo e ignorancia. Cuando esto pasa, estamos fuera de control y nuestras acciones pueden causar dolor, pena, y sufrimiento. En otras palabras, hemos perdido las riendas del carruaje de nuestra mente. En vez de adiestrarnos el cuerpo y la mente en cómo guiar el carruaje para resolver un problema con perspicacia, sabiduría, y compasión, de hecho estamos presos de tendencias negativas, las que se repiten miles de veces por nuestro karma negativo. Efectivamente, estamos causando sufrimiento tanto para nosotros como para los demás. En cambio, cuando podemos practicar atención vigilante, como un buen conductor del carruaje, estamos en control de nuestras reacciones, absteniéndonos de las tendencias que nos desvían el carruaje con acciones erróneas, dándonos la oportunidad de guiarlo en la dirección apropiada. No nos desviamos ni a la dirección de la inactividad, ni en la dirección de emociones incontroladas. Al notar el obstáculo en el camino, la situación nos exige actuar en el momento; nuestras sensaciones nos atraen la atención que deberíamos atender a algo. Por ejemplo, si hay un bache en el camino, la sensación de preocupación, irritación, enojo, o miedo nos indica que hay peligro inminente. Hay que evitar el bache. Pero ¿cómo rodearlo? Si estamos apegados a nuestra emoción de aversión, podríamos maldecir y soltar palabrotas al bache, lo que no sirve para nada. Pero al notar la sensación surgiendo, la dejamos pasar, y en vez de dejar la emoción dictar nuestro comportamiento, buscamos la forma más eficaz para evitar el bache. Es el momento en nuestra práctica espiritual que preguntamos al Infinito “Qué es bueno hacer ahora?”, dándonos la oportunidad de considerar todas las opciones, mientras que ponemos fe en una sabiduría más profunda, con una perspectiva más amplia, para que nos aconseje lo que pertenece a nuestra Naturaleza Búdica. Al recibir su directiva, actuamos con pleno corazón. En esta manera, evitamos el bache en el camino, igual como evitamos los choques interpersonales con el mundo de nuestras familias, el trabajo, o la sociedad. Es reconfortante recordar que no estamos solos en este camino de la vida, puesto que el consejo y la ayuda del Infinito son como tener estos sistemas de posicionamiento global en los automóviles. Al apretar un botón, una voz computarizada nos recomienda la ruta más directa para que lleguemos a la

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meta de nuestro viaje, diciéndonos “De vuelta a la derecha en la próxima esquina.” Siempre se puede ignorar la voz, pero confiamos que está guiándonos para nuestro bien. De igual forma, confiamos en El Infinito para guiarnos en la dirección más directa. Por medio de la meditación, la práctica y la atención vigilante, estamos encendiendo el aparato de nuestra intuición espiritual, abriéndonos al consejo disponible en este momento. Al preguntarle al Infinito, “¿Qué es bueno hacer ahora?” estamos apretando el botón que da lo Eterno la oportunidad para guiarnos en la vida cotidiana, ayudándonos para purificar nuestro karma y aliviar el sufrimiento, así llegando por la ruta más directa en nuestras vidas a la meta divina: la paz. Pero eso requiere nuestra capacidad para desapegarnos de los sentimientos negativos.

Desde la perspectiva del Budismo, el perdón significa la habilidad de renunciar la ira y el resentimiento, sin guardar rencor ni heridas, viviendo en el presente sin distracciones basadas en memorias del pasado ni proyecciones al futuro. Si uno guarda ira, primero se hiere a si mismo, y luego se crea sufrimiento para los demás por la violencia. El Dalai Lama de Tíbet nos recuerda que violencia solo genera violencia, y puede perjudicar nuestra salud: Con el perdón, hay dos niveles aquí. Un nivel: el perdón significa que no deberías desarrollar sentimientos de venganza. Puesto que la venganza perjudica a la otra persona, por tanto es una forma de violencia. Con la violencia, hay normalmente contraviolencia. Esto genera más violencia aún – el problema nunca termina. Esto es un nivel. Otro nivel: el perdón significa que no deberías desarrollar sentimientos de ira hacia tu enemigo. La ira no resuelve nada. La ira sólo trae sentimientos incómodos a ti mismo. La ira destruye tu paz mental. No puedes sentir la felicidad mientras que mantengas la ira. Creo que esto es la razón principal por la que debemos perdonar. Con la mente tranquila, hay más paz mental, más salud para el cuerpo. Una mente agitada nos destruye la salud, es muy dañino al cuerpo. Este es lo que creo yo. (Lama, 2004, p. 234-235) Entonces, en vez de fomentar más y más negatividad, perjudicándonos y a los demás, hay que perdonar, incluso a nuestros enemigos, porque incluso los pensamientos crean mal karma. De hecho, nuestros enemigos pueden enseñarnos las lecciones más importantes en como amar y perdonar. El médico personal del Dalai Lama, Dr. Choedrak, fue encarcelado en 1959 por los chinos durante veintiún años. Sobrevivió tortura y abuso de una forma bien sana por practicar cuatro puntos de comprensión: 1. Aunque tuvo que enfrentar gran sufrimiento e injusticia, podía responder con amor. 2. Sus captores estaban sufriendo en condiciones iguales a él, y por la ley de karma, iban a sufrir mucho más en el futuro, mereciendo su compasión por ellos como seres sufriendo más y más por su ignorancia y confusión. 3. Tuvo que aprender como soltar los sentimientos de orgullo, auto-importancia, y soberbia falsa, puesto que todo ser humano ha hecho igual en el pasado basado en su ignorancia. Si sus captores hubieran sabido mejor, habría hecho diferente. 4. El odio, la ira, y el rencor no terminan nunca si reaccionamos con las mismas emociones. Solo terminan siendo libre de ellas, o sea con amor. (Goldstein, pp. 125-126) Como dijo el Buda en La Dhammapada (Cap. 1, V. 5): “Las ocasiones de odio ciertamente nunca son apaciguadas mediante el odio. Son apaciguadas estando libre de odio. Esta es una ley eterna.” (Curto, p. 26)

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El Buda describió seis virtudes (paramitas) de alguien en el camino espiritual llegando a Nirvana; una de ellas es paciencia. Tenemos que desapegarnos de la ira en nosotros, renunciando todo deseo de venganza o retribución. Así, se puede liberar del dolor y el rencor, transformando lo que es negativo en algo positivo. Eso no implica olvidarnos de lo que pasó. Sólo se puede elegir no continuar con los sentimientos negativos, porque incluso los pensamientos pueden causar karma negativo, lastimando a los demás, y por tanto, lastimándonos a nosotros mismos. El mero hecho de pensar en la venganza y retribución nos causa nuestro propio infierno de dolor y sufrimiento interior (Ratnaghosa, 2012). Pero si podemos generar amor, compasión, y perdón, experimentamos la paz y la harmonía, dos aspectos de la Naturaleza Búdica, lo más puro y libre en nosotros.

Lo importante es resolvernos conscientemente a perdonar para quitarnos de las emociones y los sentimientos enfermos y venenosos, no para hacer el otro sentir culpable, sino para liberarnos de nuestro sufrimiento. Cuando no sufrimos, estamos menos dispuestos a causar sufrimiento a los demás. Se puede ayudar con la recitación de una frase positiva, pidiendo al otro que te perdone y perdonando al otro por el dolor y el daño causados. De hecho, el maestro budista Joseph Goldstein (2002) recomienda que se recite una frase de perdón antes o después de la meditación diaria en voz alta ó en silencio en nuestros corazones como una limpieza continua del rencor y el resentimiento guardados en nuestro interior, repitiéndonos: “Si he herido o lastimado a cualquiera por mis pensamientos o palabras o acciones, pido perdón. Y libremente perdono a cualquiera que me haya herido o lastimado.” (p. 110-111)

Aprendiendo el perdón por los demás, se puede practicar paciencia con uno mismo, recordando que no somos malos por haber experimentado sentimientos negativos. Incluso el Dalai Lama experimenta el enojo de vez en cuando. Pero el punto es que no se apega a la emoción: “Por supuesto hay momentos cuando me enojo, pero en el fondo del corazón, no guardo rencor contra nadie.” Dalai Lama (Goldstein, p. 111) Cuando el veneno de la ira nos enferma, el perdón nos puede curar, revelándonos la paz y tranquilidad de nuestra Naturaleza Búdica.

Obras citadas: Curto, Robert (Traductor). (2005). Dhammapada: Los Aforismos del Dharma.

Longseller: Buenos Aires. Goldstein, Joseph. (2002) One Dharma. Harper and Collins Publishers: N.Y., N.Y. Lama, Dalai y Chan, Victor. (2004). The Wisdom of Forgiveness. Riverhead Books.

Citado en… >>http://en.wikiquote.org/wiki/Forgiveness Ratnaghosa. (2012) The Helpful Enemy.

Transcribed Talks. Entrado 01/03/2012… >>http://ratnaghosa.fwbo.net/kshantithree.html

http://meditacionbudistazen.blogspot.com/2012/04/el-perdon-del-buda.html

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QUIEN AMA, NO NECESITA PERDONAR Enseñanza de Buda Publicado el 1 julio, 2011 por ALISH 7 comentarios

Estaba Buda meditando en la espesura junto a sus discípulos, cuando se acercó un detractor espiritual que lo detestaba y aprovechando el momento de mayor concentración del Buda, lo insultó lo escupió y le arrojó tierra.

Buda salió del trance al instante y con una sonrisa plácida envolvió con compasión al agresor; sin embargo, los discípulos reaccionaron violentamente, atraparon al hombre y alzando palos y piedras, esperaron la orden del Buda para darle su merecido.

Buda en un instante percibe la totalidad de la situación, y les ordena a los discípulos, que suelten al hombre y se dirige a este con suavidad y convicción diciéndole:

-“Mire lo que usted generó en nosotros, nos expuso como un espejo muestra el verdadero rostro. Desde ahora le pido por favor que venga todos los días, a probar nuestra verdad o nuestra hipocresía. Usted vio que en un instante yo lo llené de amor, pero estos hombres que hace años me siguen por todos lados meditando y orando, demuestran no entender ni vivir el proceso de la unidad y quisieron responder con una agresión similar o mayor a la recibida.

Regrese siempre que desee, usted es mi invitado de honor. Todo insulto suyo será bien recibido, como un estímulo para ver si vibramos alto, o es sólo un engaño de la mente esto de ver la unidad en todo”.

Cuando escucharon esto, tanto los discípulos como el hombre, se retiraron de la presencia del Buda rápidamente, llenos de culpa, cada uno percibiendo la lección de grandeza del maestro y tratando de escapar de su mirada y de la vergüenza interna. A la mañana siguiente, el agresor, se presentó ante Buda, se arrojó a sus pies y le dijo en forma muy sentida.

No pude dormir en toda la noche, la culpa es muy grande, le suplico que me perdone y me acepte junto a Usted”

Buda con una sonrisa en el rostro, le dijo: “Usted es libre de quedarse con nosotros, ya mismo; pero no puedo perdonarlo”

El hombre muy compungido, le pidió que por favor lo hiciera, ya que él era el maestro de la compasión, a lo que el Buda respondió:

-“Entiéndame, claramente, para que alguien perdone, debe haber un ego herido; solo el ego herido, la falsa creencia de que uno es la personalidad, ese es quien puede perdonar, después de haber odiado, o resentido, se pasa a un nivel

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de cierto avance, con una trampa incluida, que es la necesidad de sentirse espiritualmente superior, a aquel que en su bajeza mental nos hirió. Solo alguien que sigue viendo la dualidad, y se considera a sí mismo muy sabio, perdona, a aquel ignorante que le causó una herida”.

Y continuó: “No es mi caso, yo lo veo como un alma afín, no me siento superior, no siento que me hayas herido, solo tengo amor en mi corazón por usted, no puedo perdonarlo, solo lo amo. Quien ama, ya no necesita perdonar.”

El hombre no pudo disimular una cierta desilusión, ya que las palabras de Buda eran muy profundas para ser captadas por una mente llena todavía de turbulencia y necesidad, y ante esa mirada carente, el Buda añadió con comprensión infinita:

-“Percibo lo que le pasa, vamos a resolverlo: Para perdonar, ya sabemos que necesitamos a alguien dispuesto a perdonar. Vamos a buscar a los discípulos, en su soberbia están todavía llenos de rencor, y les va a gustar mucho que usted les pida perdón. En su ignorancia se van a sentir magnánimos por perdonarlo, poderosos por darle su perdón, y usted también va a estar contento y tranquilo por recibirlo, va a sentir un reaseguro en su ego culposo, y así más o menos todos quedarán contentos y seguiremos meditando en el bosque, como si nada hubiera pasado”

Y así fue.

http://timefortruth.es/2011/07/01/quien-ama-no-necesita-perdonar-ensenanza-de-buda/

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Todo es transitorio, vale la pena perdonar. Un ejemplo de Buda.

Buda fue el hombre más despierto de su época. Nadie como él comprendió el sufrimiento humano y desarrolló la benevolencia y la compasión. Entre sus primos, se encontraba el perverso Devadatta, siempre celoso del maestro y empeñado en desacreditarlo e incluso dispuesto a matarlo. Cierto día que el Buda estaba paseando tranquilamente, Devadatta, a su paso, le arrojó una pesada roca desde la cima de una colina, con la intención de acabar con su vida. Sin embargo, la roca sólo cayó al lado del Buda y Devadatta no pudo conseguir su objetivo. El Buda se dio cuenta de lo sucedido permaneció impasible, sin perder la sonrisa de los labios. Días después, el Buda se cruzó con su primo y lo saludó afectuosamente. Muy sorprendido, Devadatta preguntó: --¿No estás enfadado, señor? --No, claro que no. Sin salir de su asombro le inquirió: --¿Por qué? Y el Buda dijo: --Porque ni tú eres ya el que arrojó la roca, ni yo soy ya el que estaba allí cuando me fue arrojada. Mensaje: Para el que sabe ver, todo es transitorio: para el que sabe amar, todo es perdonable. Gracias a Dina Barrionuevo que lo publicó en su fb

http://horoscopia.blogspot.com/2012/05/todo-es-transitorio-vale-la-pena.html

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Aprender a perdonar

Una bella historia del Buda sobre el auténtico sentido del perdón:

En la literatura clásica budista se cuenta como en alguna ocasión el Buda se encontraba sentado bajo la sombra de un árbol dialogando con sus discípulos más cercanos, cuando de pronto un hombre se le acercó y sorpresivamente le escupió en la cara. El Buda entonces le dijo: “¿Qué sigue? ¿qué es lo que ahora quieres decirme?” El hombre se mostró perplejo para con la respuesta y cuestionamientos del Buda, ya que él mismo nunca anticipó que al escupir sobre alguien pudiera éste responder con dicho cuestionamiento. En el pasado ya había insultado a otras personas, quienes reaccionaban dominadas por el enojo, o con cobardía, externando una falsa sonrisa, tratando así de comprar su aprobación. Sin embargo, el Buda no era como ninguno de esos hombres, no estaba enojado ni ofendido, como tampoco mostraba debilidad o miedo. Tan sólo replicó “¿Qué sigue?” Sin manifestar reacción emocional alguna.

Naturalmente, los discípulos del Buda se llenaron de ira y así reaccionaron. Ananda, su asistente personal, dijo: “¡Esto es demasiado y no lo podemos tolerar. El hombre debe ser castigado ya que de otra manera todo mundo comenzará a hacer cosas similares!”

Sorpresivamente el Buda le dijo: “¡Mantente en silencio Ananda, el hombre no me ha ofendido como tú ahora lo haces! Él es alguien nuevo, un extraño. Debe haber escuchado de alguna persona algo acerca de mí, que soy un ateo, un hombre peligroso quien distrae a la gente de su sendero, un revolucionario, quizá un corruptor. Así, debe haber formado una idea y opinión acerca de mi persona. Por tanto no me ha escupido, sino lo ha hecho sobre la noción errónea que tiene de mí. Ha escupido sobre la idea ilusoria que de mi persona ha formado, ya que no me conoce de forma alguna. Por tanto ¿cómo puede pensarse que ha escupido sobre mí?”

Así el Buda afirmó, “si lo piensas detenidamente, ha escupido sobre su propia mente. Yo no soy parte de ella y puedo apreciar que este pobre hombre debe tener algo más que decir, ya que finalmente esta es una forma de decir algo. El escupir es una forma de comunicación. Hay momentos cuando sentimos que el lenguaje es impotente: en el amor intenso, en el enojo candente, el odio y la plegaria. Existen instantes en donde el lenguaje es insuficiente y nos vemos dominados por la necesidad de hacer algo. Cuando estás enojado o intensamente molesto, golpeas a la persona, le escupes, comunicas algo. Puedo entenderlo, por lo que debe tener algo adicional que decir y así le pregunto “¿Qué sigue?, ¿qué es lo que ahora quieres decirme?”

El hombre, más perplejo que antes, escuchó al Buda decir a sus discípulos: “Estoy más ofendido con ustedes porque me conocen, por años han vivido conmigo y aún así reaccionan.”

Confuso y lleno de preguntas el hombre volvió a su casa, no pudo dormir en toda la noche. Cuando uno ve o interactúa con un Buda se hace imposible dormir de la misma manera que

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lo hacíamos antes. Una y otra vez se vio acosado por el recuerdo de la experiencia, no podía explicarse a sí mismo lo que había sucedido, temblaba y sudaba por todo su cuerpo. Nunca se había topado con un hombre como este, alguien capaz de transformar a la totalidad de su mente de sus patrones y su pasado.

A la mañana siguiente, el hombre de nueva vez buscó al Buda, postrándose ahora ante sus pies. El despierto le vio con ojos compasivos y así le preguntó: “¿Qué sigue?, ¿qué es lo que ahora quieres decirme?, esta es también una manera de expresar algo que no puedo ser dicho con el lenguaje. Cuando te acercas y tocas mis pies, estás intentando comunicarme algo que no puede ser externado de forma ordinaria, para lo que todas las palabras son un tanto estrechas, incapaces de contener la totalidad del significado.” Ahora el Buda volteó a su discípulo Ananda y le dijo: “Mira Ananda, este hombre ha vuelto, me está diciendo algo, se trata de una persona de profunda emotividad.”

El hombre dirigió su mirada al Buda y le dijo: “¡Perdóname por lo que te hice ayer!”

El Buda le replicó: “¿Perdonarte? Si ya no soy el mismo hombre a quien le hiciste eso. Así como el Ganges continua fluyendo nunca siendo el mismo, cada hombre es un río. El hombre al que ayer le escupiste ya no está aquí presente, me parezco a él pero no soy el mismo. ¡Mucho es lo que ha transcurrido en estas últimas 24 horas! ¡El río ha fluido tanto! Por ello, no puedo perdonarte ya que no guardo rencor alguno para contigo.

“Tu también eres alguien nuevo, puedo ver que no eres el mismo hombre quien se me acercó el día de ayer para escupirme. Hoy ante mí te postras tocándome los pies. ¿Cómo puede pensarse que eres el mismo hombre? No eres entonces igual, olvidemos lo pasado. Esas dos personas, tanto el hombre quien escupió, así como el que fue escupido, ya no existen más. ¡Por ello acércate más querido amigo y hablemos de otra cosa!”

• Traducción y adaptación: Marco Antonio Karam, Presidente y fundador de Casa Tibet México.

http://www.casatibet.org.mx/noticias/el-buda-sobre-el-autentico-sentido-del-perdon/

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PERDONEMOS PARA SANAR YA MISMO

Estaba el Buda meditando en la espesura junto a sus discípulos, cuando se acercó un detractor

espiritual que lo detestaba y aprovechando el momento de mayor concentración del Buda, lo

insultó lo escupió y le arrojó tierra.

Buda salió del trance al instante y con una sonrisa plácida envolvió con compasión al agresor; sin embargo, los discípulos reaccionaron violentamente, atraparon al hombre y alzando palos y piedras, esperaron la orden del Buda para darle su merecido. Buda en un instante percibe la totalidad de la situación, y les ordena a los discípulos, que suelten al hombre y se dirige a este con suavidad y convicción diciéndole:

-“Mire lo que usted generó en nosotros, nos expuso como un espejo muestra el verdadero rostro. Desde ahora le pido por favor que venga todos los días, a probar nuestra verdad o nuestra hipocresía. Usted vio que en un instante yo lo llené de amor, pero estos hombres que hace años me siguen por todos lados meditando y orando, demuestran no entender ni vivir el proceso de la unidad y quisieron responder con una agresión similar o mayor a la recibida. Regrese siempre que desee, usted es mi invitado de honor. Todo insulto suyo será bien recibido, como un estimulo para ver si vibramos alto, o es solo un engaño de la mente esto de ver la unidad en todo. Cuando escucharon esto, tanto los discípulos como el hombre, se retiraron de la presencia del Buda rápidamente, llenos de culpa, cada uno percibiendo la lección de grandeza del maestro y tratando de escapar de su mirada y de la vergüenza interna. A la mañana siguiente, el agresor, se presento ante Buda, se arrojo a sus pies y le dijo en forma muy sentida -”No pude dormir en toda la noche, la culpa es muy grande, le suplico que me perdone y me acepte junto a Usted” Buda con una sonrisa en el rostro, le dijo: “Usted es libre de quedarse con nosotros, ya mismo; pero no puedo perdonarlo”

El hombre muy compungido, le pidió que por favor lo hiciera, ya que él era el maestro de la compasión, a lo que el Buda respondió:

-“Entiéndame, claramente, para que alguien perdone, debe haber un ego herido; solo el ego herido, la falsa creencia de que uno es la personalidad, ese es quien puede perdonar,

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después de haber odiado, o resentido, se pasa a un nivel de cierto avance, con una trampa incluida, que es la necesidad de sentirse espiritualmente superior, a aquel que en su bajeza mental nos hirió. Solo alguien que sigue viendo la dualidad, y se considera a sí mismo muy sabio, perdona, a aquel ignorante que le causo una herida”.

Y continuó: “No es mi caso, yo lo veo como un alma afín, no me siento superior, no siento que me hayas herido, solo tengo amor en mi corazón por usted, no puedo perdonarlo, solo lo amo. Quien ama, ya no necesita perdonar.”

El hombre no pudo disimular una cierta desilusión, ya que las palabras de Buda eran muy profundas para ser captadas por una mente llena todavía de turbulencia y necesidad, y ante esa mirada carente, el Buda añadió con comprensión infinita: -“Percibo lo que le pasa, vamos a resolverlo, para perdonar , ya sabemos que necesitamos a alguien dispuesto a perdonar, vamos a buscar a los discípulos, en su soberbia están todavía llenos de rencor, y les va a gustar mucho que usted le pida perdón, en su ignorancia se van a sentir magnánimos, por perdonarlo, poderosos por darle su perdón, y usted también va a estar contento y tranquilo por recibirlo, va a sentir un reaseguro en su ego culposo, y así mas o menos todos quedarán contentos y seguiremos meditando en el bosque, como si nada hubiera pasado”

Y así fue.

Comprenden ustedes la brutal ironía de estas palabras de Buda, de su enseñanza,

Que pasaría cuando se les pregunte a ustedes, amigos queridos del alma, a quien te falta perdonar, y en lugar de buscar los rostros y nombres de aquellos que dañaron al ego, ustedes respondiesen, ya no tengo que perdonar a nadie, YA LOS AMO.

Como voy a perder tiempo regresando al jardín de infantes, cuando aprendí a perdonar, si ahora directamente sé amar, puedo amar, y al amor es lo que YO SOY

Preferí acudir a esta anécdota que hace años me impactó, para no dar técnicas sobre como perdonar y quizás tratar de hacer el secundario acelerado y no materia por materia, y entender que el que logra aceptar la perfección divina detrás de tanta situación aparentemente brutal para la mente, logra captar, que en un instante podría liberar años de rencor, resentimiento y destrucción celular.

http://espiritualidaddiaria.infobae.com/perdonemos-para-sanar-ya-mismo/

Page 16: Perdon y Budismo

EL PERDÓN ES TAN INSUSTANCIAL COMO LA OFENSA.

Seguramente es una de las enseñanzas adjudicadas al Buda transcrita inumerables veces, pero que conlleva la esencia del aprendizaje que no puede ser contenida tan sólo en la estrechés de las palabras.

El Buda estaba sentado bajo un árbol hablando con sus discípulos cuando un hombre se acercó, y sin más, escupió en su rostro. Él se limpió y en seguida le preguntó al hombre: "¿Qué sigue? ¿Qué quieres decir a continuación?" El hombre estaba algo confuso porque no esperaba que cuando escupiera en la cara de alguien, éste le preguntara: "¿Qué sigue?" No había tenido una experiencia como ésta en el pasado. Había insultado a muchas personas antes, y éstas habían reaccionado con enojo contra él; o con debilidad, sonriendo condescendientemente. Pero el Buda no estaba enojado ni ofendido, y no mostraba debilidad ni cobardía; sino que con toda naturalidad dijo: "¿Qué sigue?" No hubo otra reacción de su parte. Los discípulos, en cambio, se mostraron enojados, a lo que Buda les dijo: "Guarden silencio. Este hombre no me ha ofendido. Seguramente ha escuchado cosas sobre mi y se ha formado una idea, una noción de mi que lo ha motivado a esto. El no ha escupido en mi, ha escupido en su noción, en su idea de mi. Realmente no me conoce, por tanto ¿Cómo pudo haber escupido en mi?" "Si piensan en esto profundamente" Continuó el Buda "El ha escupido en su propia mente. No soy parte de ella, y lo que puedo ver es que este hombre debe tener algo más que decir, porque escupir es una forma de decir algo. Hay momentos en que sientes que el lenguaje es insuficiente: en el amor profundo, en la intensidad del enojo, en el odio, en la plegaria. Hay momentos intensos en que el lenguaje es impotente. Entonces tienes que hacer algo. Cuando estás enojado, intensamente enojado, golpeas a alguien, escupes en

Page 17: Perdon y Budismo

él, y estás diciendo algo. Puedo entenderlo. El debe tener algo más que decir, por lo que le he preguntado: ¿Qué sigue?" El hombre estaba aún más confundido y decidió regresar a casa. Esa noche no pudo dormir. Cuando ves a un Buda es difícil, o imposible, dormir de la manera en como lo hacías antes. Estaba pasmado por la experiencia, y no pudo explicarse que ocurrió. Nunca antes se había topado con un hombre así. Había deshecho su mente, sus pautas y patrones, todo su pasado. A la mañana siguiente volvió a donde el Buda y se arrojo a sus pies. Y Buda le preguntó de nuevo: "¿Qué sigue? Esto también es una forma de decir algo que no puede decirse con el lenguaje. Al venir y tocar mis pies estás diciendo algo que no puede ser dicho ordinariamente, por lo que las palabras son un poco estrechas y no pueden contenerlo." El hombre miró al Buda y dijo: "Perdóname por lo que hice ayer" El Buda dijo: "¿Perdonar? Pero si no soy el mismo hombre a quien se lo hiciste. El Ganges fluye, no es el mismo río nunca, aunque le llamemos igual. Cada hombre es un río. El hombre a quien escupiste encima no esta más aquí; me veo como él, pero no soy el mismo. Muchas cosas han pasado en estas veinticuatro horas. El río ha fluido tanto. Así que no puedo perdonarte porque no tengo resentimientos contra ti." "Tu también has fluido, eres nuevo" Continuó el Buda "Puedo ver que no eres el mismo hombre que vino ayer, porque ese hombre estaba enojado y escupió, mientras que tu estás postrado a mis pies y tocándolos. ¿Cómo puedes ser el mismo hombre? No eres el mismo hombre, así que olvidémoslo. Esas dos personas, el hombre que escupió y el hombre a quien escupió, no son más las mismas. Hablemos de otra cosa."

http://psicologiacontemplativa.blogspot.com/2011/06/el-perdon-es-tan-insustancial-como-

el.html

Page 18: Perdon y Budismo

"EL BUDA Y EL PERDON"

Un Buda estaba meditando junto con sus dicípulos en el bosque, cuando un hombre de repente lo

empezó a insultar y querer agredir.

Buda salió del trance al instante y con una sonrisa plácida envolvió con compasión al agresor; sin

embargo, los discípulos reaccionaron violentamente, atraparon al hombre y alzando palos y

piedras, esperaron la orden del Buda para darle su merecido.

Buda en un instante percibe la totalidad de la situación, y les ordena a los discípulos, que suelten

al hombre y se dirige a este con suavidad y convicción diciéndole:

-“Mire lo que usted generó en nosotros, nos expuso como un espejo muestra el verdadero rostro.

Desde ahora le pido por favor que venga todos los días, a probar nuestra verdad o nuestra

hipocresía. Usted vio que en un instante yo lo llené de amor, pero estos hombres que hace años

me siguen por todos lados meditando y orando, demuestran no entender ni vivir el proceso de la

unidad y quisieron responder con una agresión similar o mayor a la recibida.

Regrese siempre que desee, usted es mi invitado de honor. Todo insulto suyo será bien recibido,

como un estímulo para ver si vibramos alto, o es sólo un engaño de la mente esto de ver la unidad

en todo”.

Page 19: Perdon y Budismo

Cuando escucharon esto, tanto los discípulos como el hombre, se retiraron de la presencia del

Buda rápidamente, llenos de culpa, cada uno percibiendo la lección de grandeza del maestro y

tratando de escapar de su mirada y de la vergüenza interna.

A la mañana siguiente, el agresor, se presentó ante Buda, se arrojó a sus pies y le dijo en forma

muy sentida

-”No pude dormir en toda la noche, la culpa es muy grande, le suplico que me perdone y me

acepte junto a Usted”

Buda con una sonrisa en el rostro, le dijo: “Usted es libre de quedarse con nosotros, ya mismo;

pero no puedo perdonarlo”

El hombre muy compungido, le pidió que por favor lo hiciera, ya que él era el maestro de la

compasión, a lo que el Buda respondió:

-“Entiéndame, claramente, para que alguien perdone, debe haber un ego herido; solo el ego

herido, la falsa creencia de que uno es la personalidad, ese es quien puede perdonar, después de

haber odiado, o resentido, se pasa a un nivel de cierto avance, con una trampa incluida, que es la

necesidad de sentirse espiritualmente superior, a aquel que en su bajeza mental nos hirió. Solo

alguien que sigue viendo la dualidad, y se considera a sí mismo muy sabio, perdona, a aquel

ignorante que le causó una herida”.

Y continuó: “No es mi caso, yo lo veo como un alma afín, no me siento superior, no siento que me

hayas herido, solo tengo amor en mi corazón por usted, no puedo perdonarlo, solo lo amo. Quien

ama, ya no necesita perdonar.”

El hombre no pudo disimular una cierta desilusión, ya que las palabras de Buda eran muy

profundas para ser captadas por una mente llena todavía de turbulencia y necesidad, y ante esa

mirada carente, el Buda añadió con comprensión infinita:

-“Percibo lo que le pasa, vamos a resolverlo: Para perdonar, ya sabemos que necesitamos a

alguien dispuesto a perdonar. Vamos a buscar a los discípulos, en su soberbia están todavía llenos

de rencor, y les va a gustar mucho que usted les pida perdón. En su ignorancia se van a sentir

magnánimos por perdonarlo, poderosos por darle su perdón, y usted también va a estar contento

y tranquilo por recibirlo, va a sentir un reaseguro en su ego culposo, y así más o menos todos

quedarán contentos y seguiremos meditando en el bosque, como si nada hubiera pasado”

Y así fue.

http://meditacionesenelmarrojo.blogspot.com/2011/08/el-buda-y-el-perdon.html

Page 20: Perdon y Budismo

Meditación Budismo tres tipos: Perdón, Metta y Vipassana

La Meditación es el camino que conduce a la inmortalidad. Para iniciarte en la práctica de meditación es necesario un lugar que reúna determinadas condiciones. Un lugar que ofrezca el aislamiento necesario para la meditación. Hay lugares ideales en la naturaleza. Cuando se medita en una casa, debe buscarse el lugar más adecuado y usarlo cada vez que medites. Puede usarse una estatua o foto de Buda, flores, una vela o incienso si así lo deseas. Pero estos artículos no son tan importantes como establecer un lugar aislado en donde practicar la meditación siempre y sin demora. La mejor postura para meditar, es sentarse con las piernas cruzadas (loto o padmasana) manteniendo la parte superior del cuerpo erguida. Si esta postura resulta muy difícil puedes sentarte en posición de medio loto colocando una pierna encima de la otra, sin trabarlas. Si, todavía, esta posición resulta difícil te puedes sentar en la posición fácil o birmana colocando una pierna en frente de la otra. Debido a que cierta comodidad es necesaria para llevar a cabo la práctica de meditación, puedes usar un cojín, una silla o un banco. Si bien la posición de piernas cruzadas es la ideal para meditar, deberás decidir cual es la mejor posición para ti. Importante en todas las posiciones es mantener la parte superior del cuerpo erguida y la quietud absoluta. Lo primero que se debe de conocer respecto a la meditación, es que la práctica incluye tres tipos de meditación. La primera es Perdón, la segunda Metta (desear por el bienestar de uno mismo y los demás) y la última Vipassana. Se practica perdón para eliminar el sentido de culpa. Alguna vez hiciste daño a alguien y persiste un sentimiento de culpa. Especialmente cuando estás meditando, deseas mantener tu mente pura, pero estos pensamientos de culpa aparecen una y otra vez y arruinan tu meditación. Borrón y cuenta nueva, primero pide perdón a los demás. Éste es un aspecto. El otro aspecto es perdonar a los demás. Tal vez hay alguien que te hizo daño y tu sientes enojo o resentimiento hacia esa otra persona. Entonces, también hay que eliminar el enojo o el resentimiento. Para poder practicar metta debes poder perdonar a los demás. Si no puedes perdonar, no puedes practicar meditación. De esta manera, metta y perdón van juntos. Si no puedes perdonar a alguien, no puedes enviar metta a esa persona. Elimina el enojo o el resentimiento hacia cualquier persona que te haya hecho daño. Tercero, te perdonas a ti mismo. Algunas veces encontrarás que es más difícil perdonarte a ti mismo que perdonar a los demás. Si no te puedes perdonar a ti mismo, ese mismo sentimiento perturbará la meditación. Por lo tanto, antes de comenzar la meditación tienes que practicar perdón; después puedes practicar metta.

Page 21: Perdon y Budismo

El segundo tipo de meditación, Metta es un tipo de amor, un deseo genuino por el bienestar de todos los seres. La práctica de Metta es amor sin apego o deseo. Es un amor y deseo puros hacia todos los seres incluyéndonos. De tal manera, cuando practiques Metta y desees por tu propia felicidad: "¡Qué esté bien, feliz y en paz!", esto no debería interpretarse como egoísmo; porque, para enviar amor hacia los demás, primero debemos generar estos pensamientos hacia nosotros mismos. Además, cuando envías estos pensamientos hacia ti mismo, se puede considerar como ejemplo. Esto significa que cuando dices: "¡Qué estés bien, feliz y en paz!", tu piensa: "Yo deseo estar bien, yo deseo estar feliz, yo deseo estar en paz. ¡Qué la otra persona también esté bien, feliz y en paz!" Para practicar metta hacia los demás, primero tienes que practicar metta hacia ti mismo. Luego, puedes enviar tus pensamientos hacia los demás. Puedes enviar metta de diferentes formas. Puedes enviar metta a todos los seres por lugar. Puedes enviar amor a todos los seres en esta casa. Todos los seres incluyen animales, insectos, etc. Luego puedes enviar amor a todos los seres en esta zona, ciudad, provincia, estado, país, mundo, universo; y, por último, a todos los seres en general. Al recitar mentalmente las afirmaciones, ten la intención y trata de visualizar los seres que mencionas, bien, felices y en paz. Tus pensamientos de amor estarán dirigiéndose hacia ellos y haciéndolos realmente bien, felices y en paz. Cuando practiques perdón, junta las palmas de sus manos. "El sueño es el nacimiento en la tierra de la Memoria; el nacimiento no es sino un

sueño en el

olvido del Pasado."

http://kundaliniyogahathayoga.blogspot.com/2011/12/meditacion-budismo-tres-tipos-

perdon.html

Page 22: Perdon y Budismo

UNA ORACIÓN BUDISTA DEL PERDÓN: Si he hecho daño a alguien de alguna manera a sabiendas o sin saberlo, a través de mis propias confusiones Pido su perdón. El que me haya perjudicado en modo alguno a sabiendas o sin saberlo, a través de sus propias confusiones lo perdono. Y si hay una situación que aún no estoy listo para perdonar Me perdono por eso. Para todas las formas que me daño a mí mismo, negar, dudar, menospreciar, juzgar o ser cruel para mí mismo a través de mis propias confusiones. Me perdono.

SOBRE EL PERDON

miércoles 9 octubre 2013

POR: PLANETA - WEB

ENVIADO: LA ILUMINACION

El Buda fue el hombre más despierto de su época. Nadie como él comprendió el sufrimiento humano y desarrolló la benevolencia y la compasión. Entre sus primos, se encontraba Devadatta, siempre celoso del maestro y empeñado en desacreditarlo e incluso dispuesto a matarlo.

Cierto día que el Buda estaba paseando tranquilamente, Devadatta, a su paso, le arrojó una pesada roca desde la cima de una colina con la intención de acabar con su vida. Sin

embargo, la roca sólo cayó al lado del Buda y Devadatta no pudo conseguir su objetivo. El Buda se dio cuenta de lo sucedido y permaneció impasible, manteniendo la sonrisa en los

labios.

Page 23: Perdon y Budismo

Días después el Buda se cruzó con su primo y lo saludó afectuosamente.

Muy sorprendido Devadatta preguntó: ¿No estás enfadado, señor?

Claro que no.

Muy asombrado inquirió: ¿Por qué?

Y el Buda dijo: Porque ni tú eres ya el que arrojó la roca, ni yo soy ya el que estaba allí cuando fue

arrojada.

El Maestro dice: Para el que sabe ver, todo es transitorio; para el que sabe amar, todo es perdonable.

Compartido por Guillermo Calderón, México

"Que esté en paz. Que mi corazón permanezca abierto.

Que despierte a la luz la cual es mi verdadera naturaleza. Que sea sanado.

Que sea una fuente de sanación para todos los seres".

{Una oración de amor bondadoso enseñada por el Buda}

Compartido por Janine Fafard en Costa Rica

Page 24: Perdon y Budismo

Del perdón de los pecados a través de la confesión

Publicado por admin 14 enero 2008 en Religiones

Jesús, fue un hombre que formuló la salvación en términos de un Dios creador, y él mismo en relación a esto como el que, a través de amor, salvaría a todo aquel que tuviera fe. Es decir, Jesús toma los pecados de aquellos que le tienen fe. Esto dentro del budismo es un tanto difícil de aceptar. Es difícil de aceptar que alguien (o algo) salve, redima o elimine a alguien de sus fallas independientemente de los esfuerzos personales que lleve a cabo esta persona por salvarse. Dentro de la escatología budista es imposible y puede constituir una creencia limitada.

Si el objetivo es salvarse o llegar a un estado de perfección espiritual (o digamos vida eterna) es solo a través de un esfuerzo personal y de responsabilidad, que uno llegara a lograrlo. Me temo que en esto el Budismo es inequívoco. No hay de otra. Está bien tener fe, pero la fe más importante es en tu capacidad de cambiar a partir del producto natural de acciones congruentes que te lleven a esa meta.

Sería mejor ver a Cristo, para los que lo siguen, no como el que toma los pecados sino como el que aporta e inspira a emular sus cualidades, es decir a él como a un ejemplo supremo a seguir, y no como el que lo va a absolver las fallas de aquellos que crean es esa posibilidad. Si no se ve así al maestro o líder de una religión uno puede llegar a pensar o concebir a la vida espiritual en términos de una transacción reciproca de intereses, “me quieres y yo te salvo” o por el otro lado, provocar un paternalismo trascendental con el consiguiente infantilismo moral.

Espero que esto no sea fuerte de decir y espero, de verdad, que no ofenda sentimientos que tú tienes alrededor de la figura de Cristo.

6 Comentarios para este artículo

1. Alejandro Dice: 9 diciembre 2011

Me parece que en general su observación resume la esencia del budismo, uno debe superar los límites del ego, de los apegos no a traves de un mediador sino por el propio ejercicio de la atencion, la compasion y la meditacion. Sin embargo creo que tambien su vision de lo que es el cristianismo es limitada, me refiero no al cristianismo dogmatico, sino al cristianismo místico, un cristianismo inmanente, ontoteologico, que igual a traves de la devoción a Dios se abre el ego a lo creado, al creador como una solo cosa increada, recreada. Me refiero al cristianismo de san juan de la cruz, samta teresa de jesus, edith stein, eckard, simone weil, dios no como una causa primera, dios como vacio, desde la inexistencia como toda posibilidad de que algo exista, podriamos decir el dharma oculto detras de todos los dharmas, lo inarticulable, el tao, el zen, que para el cristianismo no deja de ser inteligencia, voluntad, creador, pero salvación, reino de dios o nirvana, iluminacion sólo son formas distintas de decir lo mismo en mística, formas que empiezan desde

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perspectivas diferentes pero que vienen de la misma realidad inarticulable. En la devoción, en la oración, en la contemplacion de la comunion, en la confesión puede haber meditación

2. Giovanni Dice: 5 abril 2012

En este tema, solo puedo decir que hay una marcada diferencia entre el cristianismo católico y el protestante.El sacramento de la reconciliación tiene un sentido terapéutico desde la perspectiva psicológica. La catarsis protestante, se hace desde la intimidad con Dios.

Considero que ambas cosmovisiones son validas, cuando estan fundamentadas en un autentico arrepentimiento.Es lo que se llama en ética “metanoia” o cambio de dirección.En palabras de Lonergan, sería: <>

Paz y bien

3. chevo37 Dice: 29 junio 2012

Todos los puntos de vista ,son diferentes vistas de lo mismo. cualquiera que siga de forma perfecta un camino religioso o mistico,aunque en la base parezcan diferentes,en la cima coinciden. si creo que yo solo por mi propio esfuerzo sin ayuda de nadie llego a la perfección. herror clasico de un budista de base,me apego de forma continua a mi yo que lo endioso,no hay renuncia,y a la vez como yo solo puedo no necesito a nadie,mas yo..yoo. herror budista de base. el cristiano que solo con confesarse se cree liberado..herror de base tambien,..las consecuencias siguen esistiendo del mal realizado,eso noo se perdona,,hay que reparar para volver al orden y eso es responsabilidad del cristiano..reparar y identificarse con su maestro dejando su yo,yo..en segundo lugar,,superacion y perfeccion no por mis medios sino a pesar de ellos,..no hay yo ni tu,,se disuelve en cristo y en el amor y compasion universal,,comon se ve hay puntos coincidentes si se profundiza realmente,lo demas son visiones fragmentarias influidas por la mentalidad y constumbres humanas de cada epoca..la fe es libre y es un don..el circulo tiene un punto central pero infinitos radios que llegan a el..queden con Dios,..namaste.

4. KARINA Dice: 23 noviembre 2012

hola como puedo hacer para q la otra persona me perdone,yo pido disculpas y me ha perdonado en mas una ocacion como tambien le fui yo tambien,pero esta vez se me fue de las manos y ya no me cree en todo lo q le digo.

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5. laura Dice: 26 noviembre 2012

hola Karina dando mi punto de vista a tu situacion solo te puedo decir que, por experiencia, no le tienes que decir nada a la otra persona… no tiene caso hablar,sino actuar! al llevar a cabo acciones que demuestren con hechos tu arrepentimiento y sobretodo, que demuestren que eres una persona confiable…es una labor muy ardua pero vale la pena . solo asi recuperaras poco a poco la confianza del otro.y sobretodo no volver a mentir..eso dania mucho una relacion de cualquier tipo.habla siempre con la verdad auque sea dura.al principio cuesta trabajo, pero con el tiempo se vuelve un buen habito. namaste.

6. JULIO CHAMORRO E. Dice: 30 junio 2013

Confio siempre en Dios y El es la maxima autoridad, lo unico que El pide es cambios y si cambias el te perdona.

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Perdón De Wikipedia, la enciclopedia libre

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El perdón es la acción por la que una persona, el perdonante, que estima haber sufrido una ofensa, decide, bien a petición del ofensor o espontáneamente, no sentir resentimiento hacia el ofensor o hacer cesar su ira o indignación contra el mismo, renunciando eventualmente a vengarse, o reclamar un justo castigo o restitución, optando por no tener en cuenta la ofensa en el futuro, de modo que las relaciones entre ofensor perdonado y ofendido perdonante no queden afectadas o queden menos afectadas. El perdonante no "hace justicia" con su concesión del perdón, sino que renuncia a la justicia al renunciar a la venganza, o al justo castigo o compensación, en aras de intereses superiores. El perdón no debe confundirse con el olvido de la ofensa recibida. Quien la olvida no perdona, pues no adopta una decisión de perdonar. Tampoco perdona quien no se siente ofendido por lo que otras personas considerarían una ofensa.Tampoco perdona quien deja de sentirse ofendido tras las explicaciones del presunto ofensor que hacen ver la inexistencia originaria de ofensa alguna. El perdón es obviamente un beneficio para el perdonado, pero también sirve al perdonante (que también está interesado en ver recompuestas total o parcialmente sus relaciones con el ofensor y en ocasiones cumple al perdonar una obligación moral o religiosa) y a la sociedad, pues contribuye a la paz y cohesión sociales y evita espirales de venganzas, motivo por el que religiones y diversas corrientes filosóficas lo recomiendan.

También se habla en un sentido impropio de perdonar un castigo, una deuda u otro tipo de obligación, en el sentido de renunciar a exigirla.

Índice

• 1 Elementos del perdón • 2 Factores que facilitan la obtención del perdón • 3 Tipos de perdón • 4 Concepciones religiosas, espirituales o filosóficas del perdón

o 4.1 Judaismo o 4.2 Cristianismo

� 4.2.1 Perdón entre los hombres en el Antiguo Testamento � 4.2.2 El perdón divino en el Antiguo Testamento � 4.2.3 El perdón en el Nuevo Testamento

o 4.3 Iglesia católica � 4.3.1 El Credo � 4.3.2 Padre nuestro � 4.3.3 Absolución de los pecados en la Iglesia católica

o 4.4 Budismo o 4.5 Islam

• 5 Perdón en el ámbito jurídico o 5.1 El indulto o 5.2 El perdón de deudas civiles o condonación

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o 5.3 El perdón del ofendido en los asuntos penales � 5.3.1 Consideraciones generales de política criminal. � 5.3.2 Derecho penal vigente español sobre el perdón del ofendido

• 6 El Perdón en la política o 6.1 Leyes de punto final o 6.2 Leyes de amnistía y compensación o 6.3 La "clemencia" como muestra e instrumento del poder político. o 6.4 Las peticiones de perdón de políticos o autoridades. La ética protestante y las

peticiones de perdón de los políticos en los EEUU. o 6.5 La llamada "autocrítica" en los sistemas totalitarios.

• 7 Véase también • 8 Referencias • 9 Bibliografía • 10 Enlaces externos

Elementos del perdón[editar · editar código]

La acción de perdonar conlleva la existencia de las siguientes situaciones o hechos:

1. Existencia de una ofensa de cualquier tipo; 2. Conocimiento de la ofensa por el ofendido, por la "confesión" del propio ofensor o por

otros medios; 3. El perjudicado por la ofensa se siente ofendido; 4. Se modifica la actitud del ofendido hacia el ofensor (resentimiento, situación de enfado); 5. (eventualmente) conocimiento por el ofensor de la afectación de las relaciones entre

ofensor y ofendido; 6. (eventualmente) el ofensor siente y/o manifiesta su vergüenza y/o arrepentimiento; 7. (eventualmente) el ofensor reconoce su error y culpa y/o solicita el perdón y/o da una

satisfacción al ofendido para hacerse merecedor del perdón;quien pide perdón reconoce ante si mismo su propio error y culpa, vence su orgullo y se humilla ante el ofendido, solicitándole la gracia del perdón (lo que puede afectar a la autoestima); se arriesga a haber reconocido la culpa o responsabildad para eventualmente no recibir el perdón solicitado.

8. El ofendido decide perdonar al ofensor, y, (eventalmente) se lo comunica expresa o tácitamente.

Factores que facilitan la obtención del perdón[editar · editar código]

Aunque el ofendido es teóricamente libre de perdonar o no, y el perdón es por tanto en teoría un acto graciable que no puede ser exigido, de hecho aumentan para el ofensor las posibildades de ser perdonado:

- cuando el ofensor explicita su pesar o arrepentimiento,

- cuando ha solicitado el perdón, sobre todo si se lo hace públicamente,

- cuanto menos grave fuera la ofensa,

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- cuando se ha compensado al ofendido por el daño,

- cuanto más importante sea su relación con el ofensor,

- cuando el ofensor manifiesta su ánimo de enmienda,

- cuando el ofendido considera el acto de perdonar como una obligación moral o religiosa.

Tipos de perdón[editar · editar código]

• Perdón pleno/parcial: En el perdón pleno, el perdonante "perdona y olvida", es decir, no sólo decide no odiar al perdonado, sino que recupera la relación de confianza o amor con el perdonado, como si la ofensa no hubiera tenido lugar. En el perdón parcial, el perdonante decide no odiar al perdonado por la ofensa recibida, pero no se recomponen totalmente las relaciones preexistentes.

• Perdón condicional/incondicional: En el perdón condicional, el perdonante subordina

algunos o todos los efectos del perdón al seguimiento por parte del perdonado de ciertas

reglas de conducta o al cumplimiento de cualquier otro tipo de condición.

• Perdón expresado/tácito/no expresado: El perdonante puede optar por comunicar expresamente al perdonado la concesión del perdón, o bien por hacérselo ver por hechos más o menos concluyentes, o bien optar por no comunicarle de modo alguno la concesión del perdón.

• Perdón espontáneo/solicitado: El perdón solicitado es el que se produce tras la petición de disculpas del ofensor, el espontáneo tiene lugar sin tal petición.

• Perdón humano/divino: Según quién sea quien perdona, Dios o el ofendido, el perdón será divino o humano.

Concepciones religiosas, espirituales o filosóficas del perdón[editar · editar código]

Pitaco, Rey de Mitilene (640-568 a. C)., uno de los 7 Sabios de Grecia, dejó en libertad al asesino de su hijo, expresando: «El perdón es mejor que el castigo».

Aristóteles, en su Ética a Nicómaco afirmó que "cuando un hombre da pruebas de juicio en las cosas que son del dominio de la prudencia, es porque es inteligente, tiene buen sentido, y caso necesario sabe ser indulgente y perdonar; porque los procedimientos honrosos y benévolos son los que emplean todos los hombres verdaderamente buenos en sus relaciones con los demás hombres".

El filósofo estoico romano Séneca, en su obra "De la Clemencia", desaconsejaba el perdón como contrario a la justicia, pero sí que aconsejaba la clemencia: "Diré por qué no perdonar. Establezcamos primeramente qué es el perdón, para convencernos de que el sabio

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no puede concederlo. Perdón es remisión de castigo merecido. ¿Por qué no debe concederlo el sabio? Ampliamente desarrolladas se encuentran las razones en los que han tratado de esto. Por mi parte, lo diré con brevedad, como refiriendo opinión ajena. Se perdona al que debería ser castigado: ahora bien, el sabio no hace nada de lo que no debe hacer, ni omite nada de lo que debe realizar: así, pues, no remite la pena que debe imponer, pero lo que quiere obtenerse por el perdón lo concede por camino mucho más honroso; porque el sabio tolera, aconseja y corrige. Hace lo mismo que si perdonara y no perdona, porque perdonar es confesar que se omite algo que debería hacerse. Reprenderá a uno, pero no le castigará, atendiendo a su edad, que le permite enmendarse: a otro, a quien su crimen expone al odio público, asegurará la salvación, porque delinquió seducido o embriagado. Despedirá a los enemigos con la vida salva, algunas veces con elogios, si empuñaron las armas por honroso motivo, por la fe jurada, por alianza, por la libertad. Estas cosas no serán obras de perdón, sino de clemencia. La clemencia tiene libre albedrío: no juzga por fórmulas, sino por el bien y la equidad. Permitido le está absolver y tasar los castigos en el precio que le conviene. Al obrar de esta manera no pretende anular la justicia, sino que sus sentencias se ciñan a lo más justo. Ahora bien, perdonar es no castigar lo que se juzga perdonable. Perdón es remisión del castigo debido: el primer efecto de la clemencia es declarar que los indultados no debían padecer otra pena. Es, por consiguiente, más completa y honrosa que el perdón. En mi opinión, esta es controversia de palabras; pero se está de acuerdo en cuanto al asunto. El sabio remitirá gran número de castigos; conservará considerable número de hombres de mente enferma, pero que pueden sanar. Imitará al diestro agricultor, que no cultiva solamente los árboles rectos y elevados, sino que aplica puntales para enderezar aquellos que una causa cualquiera ha torcido. Poda los unos para que las ramas no detengan su crecimiento; abona a los débiles que languidecen en suelo empobrecido, y a aquellos que están cubiertos por extraña sombra, les abre el cielo. Siguiendo estos ejemplos, el sabio perfecto examinará de qué manera debe tratarse cada espíritu para atraer al bien a los que se han pervertido"

Todas las "religiones universales" recomiendan:

a) Perdonar a los demás

b) Pedir perdón por las ofensas a los demás y

c) Solicitar el perdón divino de los pecados, así como no sentir rencor por los castigos o

designios divinos, eventualmente crueles o incomprensibles para los humanos.

Judaismo[editar · editar código]

Artículo principal: Judaismo.

El Yom ha kipur, o día del Perdón se celebra el 10 de Tishrei, 10 días después del Año Nuevo. Es la festividad más solemne y respetada del calendario judío. Este día se inicia como todas las fiestas judías la tarde del día anterior. Se observa un ayuno riguroso, es un día que se dedica a la plegaria y al arrepentimiento por las faltas cometidas durante el año, esperando el perdón de Dios, que ha de perdonar a todos quienes se arrepienten sinceramente.

Page 32: Perdon y Budismo

Cristianismo[editar · editar código]

Artículo principal: Cristianismo.

Perdón entre los hombres en el Antiguo Testamento[editar · editar código]

El perdón como virtud no obligatoria

El Dios del Antiguo Testamento hace múltiples referencias al perdón de Dios, pero no insiste en reclamar que los hombres se perdonen entre sí; se lo considera no como un imperativo moral sino como algo loable pero realmente no exigible. En las oraciones contenidas en los Salmos se contienen numerosas peticiones de misericordia o perdón por los propios pecados, pero también peticiones de que Dios castigue duramente a los inicuos o a los enemigos del orante o del Pueblo de Israel

Él aplastará a nuestros enemigos

Salmo 108:15

[...] por tu amor, aniquila a mis enemigos, destruye a mis opresores, pues soy tu siervo

Salmo 143:12-13

¡Entrega pues a sus hijos al hambre, abandónalos a merced dela espada! ¡Quédense sus mujeres sin hijos y sin maridos! ¡Mueran de peste sus hombres y sus jóvenes atravesados por la espada en la guerra! ¡Óiganse salir gemidos de sus casas cuando de improviso mandes tú contra ellos hordas de saqueadores!

Jeremías 18,21

lo cual parece indicar la legitimidad de no perdonar a los ofensores, sino solicitar a Dios su castigo, sobre todo cuando pertenecen a otros pueblos distintos de Israel. Sin embargo, es loable perdonar. En Génesis 45,4 se ensalza la conducta de José, al perdonar a sus hermanos:

Entonces José dijo a sus hermanos: -Acercaos a mí, por favor. Ellos se acercaron, y él les dijo: -Yo soy José vuestro hermano, el que vendisteis para Egipto. Ahora pues, no os entristezcáis ni os pese el haberme vendido acá, porque para preservación de vida me ha enviado Dios delante de vosotros. Apresuraos, id a mi padre y decidle: "Así dice tu hijo José: ’Dios me ha puesto como señor de todo Egipto. Ven a mí; no te detengas. Habitarás en la zona de Gosén, y estarás cerca de mí, tú, tus hijos, los hijos de tus hijos, tus rebaños, tus vacas y todo lo que tienes. Allí proveeré para ti, pues todavía faltan cinco años de hambre; para que no perezcáis de necesidad tú, tu casa y todo lo que tienes.

Génesis 45:4-11

Page 33: Perdon y Budismo

Pero José les respondió: -No temáis. ¿Estoy yo acaso en el lugar de Dios? Vosotros pensasteis hacerme mal, pero Dios lo encaminó para bien, para hacer lo que vemos hoy: mantener con vida a un pueblo numeroso. Ahora pues, no tengáis miedo. Yo os sustentaré a vosotros y a vuestros hijos. Así les confortó y les habló al corazón."

Génesis 50:19-21

El perdón divino en el Antiguo Testamento[editar · editar código]

La dialéctica Dios justiciero/Dios misericordioso

En su relación con los hombres, Dios en el Antiguo Testamento aparece en ocasiones como justiciero, cruel y vengativo, y sin embargo también capaz de perdonar. En Éxodo, 34, 6 y ss. se se dice de él, de un modo algo paradójico para el lector moderno, que es "clemente y misericordioso, tardo para la ira, y lleno de lealtad y fidelidad, que conserva su fidelidad a mil generaciones y perdona la iniquidad, la infidelidad y el pecado, pero que nada deja impune, castigando la maldad de los padres en los hijos y en los nietos, hasta la tercera y cuarta generación". El Salmo 86-15 denomina a Dios "Señor misericordioso y compasivo", pero luego también se lo denomina "Dios justiciero" (Salmo 94-1), y se afirma de él que realiza castigos colectivos al pueblo de Israel por sus pecados (Salmo 106, "culpas y castigos del pueblo"). En Jeremías 18, 7 afirma Dios:

A veces, yo decido, contra una nación o contra un reino, arancarlo, destruirlo o aniquilarlo, pero si esa nación contra la que he hablado, se convierte de su iniquidad, también yo me arrepiento del castigo que iba a ponerle

Jeremías 18, 7

Para obtener el perdón divino, el AT exige:

• el reconocimiento y confesión de los pecados (2 Crónicas 7,14, Nehemías 9,2-37, Jeremías 18,7-11), con sinceridad (Isaías 58, 3-10)

• penitencia, en forma de sacrificios o ayuno (Levítico 5 nº 15, 22.28, Samuel 12, 13-16)o limosna (Daniel 4, 24,; Tobías 4,7-11)

El perdón en el Nuevo Testamento[editar · editar código]

El perdón como imperativo moral, y ya no como mera virtud potestativa.

En el NT, Dios es misericordioso y está mucho más presente, y perdonarse los unos a los otros se considera un imperativo moral, pues el perdón a quienes nos ofenden y nos odian es uno de los mayores ejemplos de amor al prójimo; así como en el Antiguo Testamento escasean las referencias al perdón entre los hombres, éstas abundan en el Nuevo Testamento, que recomienda poner la otra mejilla y amar a nuestros enemigos:

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Jesús recomendó perdonar "setenta veces siete" (Mateo 18:22), es decir, no cansarse de perdonar.

Rembrandt – “El Regreso del Hijo pródigo"

La Parábola del hijo pródigo enseña las diferencias del perdón entre los seres humanos y su analogía con Dios como perdonador, para quienes buscan de su perdón.[1]

Perdónanos nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a nuestros ofensores. Y no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal... Porque si perdonáis a los hombres sus ofensas, vuestro Padre celestial también os perdonará a vosotros.

Mateo 6:12-14

Entonces Pedro se acercó y le dijo: -Señor, ¿cuántas veces pecará mi hermano contra mí y yo le perdonaré? ¿Hasta siete veces? Jesús le dijo: -No te digo hasta siete, sino hasta setenta veces siete.

Mateo 18:21-22

Mirad por vosotros mismos: Si tu hermano peca, repréndele; y si se arrepiente, perdónale. Si siete veces al día peca contra ti, y siete veces al día vuelve a ti diciendo: "Me arrepiento", perdónale.

Lucas 17:3-4

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Quítense de vosotros toda amargura, enojo, ira, gritos y calumnia, junto con toda maldad. Más bien, sed bondadosos y misericordiosos los unos con los otros, perdonándoos unos a otros, como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo.

Efesios 4:31,32

Y cuando os pongáis de pie para orar, si tenéis algo contra alguien, perdonadle, para que vuestro Padre que está en los cielos también os perdone a vosotros vuestras ofensas.

Marcos 11:25-26

El amor tiene paciencia y es bondadoso. El amor no es celoso. El amor no es ostentoso, ni se hace arrogante. No es indecoroso, ni busca lo suyo propio. No se irrita, ni lleva cuentas del mal.

1 Corintios 13:4-5

Sobre todo, tened entre vosotros un ferviente amor, porque el amor cubre una multitud de pecados.

1 Pedro 4:8

Hermanos, en caso de que alguien se encuentre enredado en alguna transgresión, vosotros que sois espirituales, restaurad al tal con espíritu de mansedumbre, considerándote a ti mismo, no sea que tú también seas tentado.

Gálatas 6:1

Si alguno ha causado tristeza, no me ha entristecido sólo a mí, sino en cierta medida (para no exagerar) a todos vosotros. Basta ya para dicha persona la reprensión de la mayoría. Así que, más bien, debierais perdonarle y animarle, para que no sea consumido por demasiada tristeza. Por lo tanto, os exhorto a que reafirméis vuestro amor para con él. Porque también os escribí con este motivo, para tener la prueba de que vosotros sois obedientes en todo. Al que vosotros habréis perdonado algo, yo también. Porque lo que he perdonado, si algo he perdonado, por vuestra causa lo he hecho en presencia de Cristo; para que no seamos engañados por Satanás, pues no ignoramos sus propósitos.

2 Corintios 2:5-11

Iglesia católica[editar · editar código]

Artículo principal: Iglesia católica.

Santo Tomás de Aquino, impresionado con la oración a menudo por él mencionada y que es la oratio de la misa del X domingo después de Pentecostés, que dice:"Deus qui omnipotentiam tuam parcendo maxime manifestas" "Oh Dios que manifiestas tu

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omnipotencia sobre todo por el perdón..."), afirma que "el perdón de Dios configura un poder superior al hecho de crear los cielos y la tierra".

Las oraciones más importantes para el cristianismo, el "Kyrie Eleison", el "Credo" de la Iglesia católica y el tradicional "Padrenuestro" mencionan el perdón de las ofensas y de los pecados:

El Credo[editar · editar código]

Creo en Dios Padre Todopoderoso,

Creador del cielo y de la tierra, Creo en Jesucristo su Hijo Nuestro Señor,

Que fue concebido por obra y gracia del Espiritu Santo, Dios de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero,

engendrado, no creado,de la misma naturaleza del Padre, por quien todo fue hecho; que por nosotros los hombres, bajó del cielo,

y por obra del Espíritu Santo se encarnó de María la Virgen, y se hizo hombre; y por nuestra causa fue crucificado en tiempos de Poncio Pilato,

padeció y fue sepultado, y resucitó al tercer día, según las Escrituras, y subió al cielo, y está sentado a la derecha del Padre;

y de nuevo vendrá con gloria para juzgar vivos y muertos, y su reino no tendrá fin. Creo en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida,

que procede del Padre y del Hijo, que con el Padre y el Hijo recibe una misma adoración y gloria,

y que habló por los profetas. Creo en la Iglesia, que es una, santa, católica y apostólica.

Confieso que hay un solo bautismo para el perdón de los pecados. Espero la resurrección de los muertos y la vida del mundo futuro.

Amén.

Padre nuestro[editar · editar código]

Padre nuestro, que estás en el cielo,

santificado sea tu Nombre; venga a nosotros tu reino;

hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo. Dános hoy nuestro pan de cada día;

perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden;

no nos dejes caer en la tentación,y líbranos del mal.

Amén

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El Kyrie Eleison (Señor, ten piedad) es uno de los cantos más antiguos del canto gregoriano (esto se deduce por su texto en griego). Tiene una estructura de triple exclamación:

a. Kyrie eleison. b. Christe eleison. a. Kyrie eleison.

Su texto es el siguiente:

Latín

(ed. Burntisland, 929)

Castellano

(traducción)

Kyrie, rex genitor ingenite, vera essentia, eleyson. Kyrie, luminis fons rerumque conditor, eleyson. Kyrie, qui nos tuæ imaginis signasti specie, eleyson. Christe, Dei forma humana particeps, eleyson. Christe, lux oriens per quem sunt omnia, eleyson. Christe, qui perfecta es sapientia, eleyson. Kyrie, spiritus vivifice, vitæ vis, eleyson. Kyrie, utriqusque vapor in quo cuncta, eleyson. Kyrie, expurgator scelerum et largitor gratitæ; quæsumus propter nostras offensas noli nos relinquere, O consolator dolentis animæ, eleyson.

Señor, rey y padre no engendrado, verdadera esencia de Dios, ten piedad de nosotros. Señor, fuente de luz y creador de todas las cosas, ten piedad de nosotros. Señor, Tú que nos has marcado con el sello de Tu imagen, ten piedad de nosotros. Cristo, verdadero Dios y verdadero hombre, ten piedad de nosotros. Cristo, sol naciente, a través de quien son todas las cosas, ten piedad de nosotros. Cristo, Perfección de la Sabiduría, ten piedad de nosotros. Señor, espíritu vivificador y poder de vida, ten piedad de nosotros. Señor, aliento del Padre y el Hijo, en a quien son todas las cosas, ten piedad de nosotros. Señor, purificador del pecado y limosnero de la gracia, te rogamos no nos abandones a causa de nuestras ofensas, consolador del alma dolorida, ten piedad.

El pecado es una ofensa a Dios, que por tanto también tiene algo que perdonar, a través del sacramento de la confesión o penitencia. A través de los sacerdotes se obtiene el perdón divino por medio de la llamada "absolución". La Iglesia católica sostiene esta capacidad del sacerdote en las palabras que el evangelio pone en boca de Jesús: "Recibid el Espíritu Santo. A quienes perdonéis los pecados, les quedan perdonados. A quienes se los retengáis les quedan retenidos" (Jn 20, 23).

La Biblia destaca mucho más como obligación religiosa perdonar que pedir perdón. Pese a la multitud de ocasiones en las que en la Biblia (particularmente en el Nuevo Testamento) se recomienda perdonar a los demás, no se encuentran referencias similares ordenando pedir perdón a los demás ofendidos, salvo a Dios, por ejemplo en los Salmos.

Page 38: Perdon y Budismo

Absolución de los pecados en la Iglesia católica[editar · editar código]

Como indicó la católica "Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, en su circular de 20 de marzo de 2000: "La constitución divina del Sacramento de la Penitencia comporta que cada penitente confiese al sacerdote todos los pecados mortales, así como las circunstancias que lo especifiquen moralmente y que recuerde después de un atento examen de conciencia [4]. Por esta razón, el Código de Derecho Canónico establece con claridad que ‘la confesión auricular y secreta y la absolución es el único medio ordinario por el que un fiel que tenga conciencia de pecado mortal es reconciliado con Dios y con la Iglesia. Sólo excusa de la confesión la imposibilidad física o moral. Al especificar esta obligación, la Iglesia ha reiterado insistentemente que "todo fiel que haya alcanzado el uso de razón está obligado a confesar fielmente sus pecados mortales, al menos una vez al año". ‘Deben realizarse enérgicos esfuerzos para evitar cualquier riesgo de que la práctica tradicional del Sacramento de la Penitencia caiga en desuso’Por otra parte, en este Año Jubilar los católicos son llamados de modo particular ‘para encontrarse con la experiencia únicamente transformadora que es la confesión individual e íntegra y la absolución’. De acuerdo con el derecho y la práctica de la Iglesia, el fiel debe confesar oralmente sus pecados (confesión auricular), excepto en los casos de una verdadera imposibilidad física o moral (por ejemplo, una mudez extrema, o una condición física que inhiba del habla, impedimento en el habla, etc.). Esta disposición excluye las celebraciones comunitarias del sacramento en las que los penitentes son invitados a presentar una lista escrita con sus pecados al sacerdote confesor. Se debe hacer notar que tales innovaciones también conllevan el riesgo de comprometer el inviolable secreto de la confesión sacramental...El santo Padre ha señalado que la naturaleza personal del pecado, conversión, perdón y reconciliación como la razón por la que el Rito de la Reconciliación de varios penitentes con confesión y absolución individual ‘pide la confesión personal de los pecados y la absolución individual’. Como la confesión individual e íntegra de los pecados es no sólo una obligación, ‘sino también un derecho inviolable e inalienable’ del fiel, debe ser eliminada cualquier innovación que interfiera con el cumplimiento de esta obligación, tales como invitar a los penitentes o encarecerles a nombrar tan sólo un pecado o a nombrar un pecado representativo"

El Catecismo exige para la obtención del perdón divino: 1.- Examen de conciencia; 2.- dolor de corazón; 3.- propósito de enmienda; 4.- decir los pecados al confesor, y 5.- cumplir la penitencia.

Budismo[editar · editar código]

Artículo principal: Budismo.

En el Budismo, el perdón se concibe como una práctica para prevenir pensamientos dañinos que puedan alterar nuestro bienestar mental.[2]

El budismo reconoce que los sentimientos de odio y rencor dejan un efecto duradero en nuestra karma. De hecho, el budismo promueve el cultivo de pensamientos que dejen una sensación sana-

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"En la contemplación de la ley kármica somos conscientes de que no hay razón para buscar venganza pero practicando el metta y el perdón, puesto que el agresor es, realmente, el más desafortunado de todos".[3] Cuando surge el resentimiento, la visión budista tiene un proceder tranquilo hacia su dispensación buscando la causa desde su raíz, este se centra en la liberación del sufrimiento y el engaño, por medio de la meditación recibiendo con ella entendimiento de su naturaleza. El Budismo cuestiona la realidad de las pasiones que hacen posible el perdón y los objetos de esas pasiones.[4] "si no perdonamos, continuamos creando una identidad alrededor de nuestro dolor, y esta es la que renace continuamente, esta es la que sufre."[5]

El Budismo pone mucho énfasis en los conceptos de Mettā (tierna amabilidad), karuna (compasión), mudita (gozo compasivo), y upekkhā (ecuanimidad), como medios para evitar el resentimiento en primer lugar. Esas reflexiones son usadas para el contexto del sufrimiento en el mundo, tanto el nuestro como los demás.

En respuesta del 9/11, Ajahn Jayasaro, un monje budista, les recordó a sus alumnos, "cuando le damos una consideración seria a nuestra compañía en el nacimiento, entrados en edad, en enfermedad, y muerte con los demás seres en la tierra, nos da un una nueva perspectiva...."

Citas (para mas citas wikiquote)

‘El abusó de mí, me golpeó, me venció, y robó’

— Y aquellos que albergan tales pensamientos el odio nunca cesará

‘El abuso de mí, me golpeó, me venció, y robó’

— Y en aquellos que no albergan tales pensamientos el odio cesará

(Dhammapada 1.3-4; trans. Radhakrishnan)

Islam[editar · editar código]

Artículo principal: Islam.

De Dios (Alá) se predica constantemente que es El Clemente, El Misericordioso (al-Rahman al-Rahim). El Corán, la Escritura de los musulmanes, deja claro que Dios castiga, pero también perdona. El islam enseña que Dios es "el misericordioso", y la fuente original de todo perdón. El perdón frecuentemente requiere el arrepentimiento de quienes han de ser perdonados. Dependiendo del tipo de error cometido, el perdón puede provenir directamente de dios, o del ofendido. En el caso del perdón divino, la petición de tal perdón y el arrepetimiento es relevante; en el caso del perdón humano, es importante tanto perdonar como ser perdonado.

El libro fundamental del Islam, el Corán, enseña que sólo hay un pecado que Dios no perdona, la asociación de otros dioses a Dios (politeísmo) si se mantiene hasta la muerte,

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pero sí perdona a quien vuelve a Dios e implora sinceramente perdón y abandona la adoración de los demás dioses (Corán 4:116)

El Corán recomienda insistenteente pedir. Dios perdón por los pecados: "…e implorad el perdón de Al-lah. Ciertamente Al-lah es Absolvedor, Misericordioso." [Corán 2:199]; "Y os exhorta a que pidáis perdón a vuestro Señor y os arrepintáis." [Corán 11:3];; "Quien obre mal o cometa iniquidad y luego pida perdón a Al-lah, encontrará que Al-lah es absolvedor, misericordioso." [Corán 4:110]. El Profeta Nuh (Noé) dijo a su gente "Implorad el perdón de vuestro Señor, pues es remisorio". [Corán 71:10]. También el Profeta Saleh dijo: "¿Por qué no pedís perdón a Allah para que se os tenga misericordia?"[Corán 27:46]. El Profeta Shu’aib dijo "Pedid perdón a vuestro Señor y arrepentíos, ciertamente mi Señor es misericordioso, afectuoso" [Corán 11:90].“Quienes controlan su cólera y perdonan a los hombres, sepan que Allah ama a los benefactores” (3:134); “perdona [las faltas de los hombres] con un perdón generoso” (15:85); “quien perdone [a su enemigo] y haga las paces, su recompensa es asunto de Dios –pues, ciertamente, Él no ama a los malhechores.” (42:40). “Sabed que [Allah recompensará a quien por tener entereza y resolución es paciente y sabe perdonar” (42:43). "[¡Oh, Muhammad!] Ante todo, elige perdonar, ordena el bien y apártate de quienes se comportan contigo en forma ignorante.” (Corán 7:199)

Cuando alguien se convierte al Islam, Dios le perdona todos sus pecados y malas acciones previas. Un hombre llamado ‘Amr llegó donde el Profeta Muhammad,, y le dijo: “Dame tu mano derecha para que pueda jurarte lealtad”. El Profeta estiró su mano derecha, entonces ‘Amr retiró la suya. El Profeta, la paz y las bendiciones de Dios sean con él, le dijo: ¿Qué sucede ‘Amr? El respondió: “tengo una condición”. El Profeta pregunto: “¿Que condición pretendes?” ‘Amr dijo. “Que Dios perdone mis pecados”. El Profeta, la paz y las bendiciones de Dios sean con él, le dijo: “¿Acaso no sabes que al abrazar el Islam se borran todos tus pecados anteriores?”.

Aunque en ciertas ocasiones el Corán autoriza el ataque a los infieles (por ejemplo 9:12), como norma general se interpreta que se refiere a ataques de autodefensa. Cuando es posible, el Corán aclara que es mejor perdonar que atacar. El Corán describe a los creyentes (musulmanes) como aquellos que "evitan pecados y el vicio, y cuando son ofendidos perdonan" (42:37. El Corán, aunque acepta que un justo castigo es razonable, afirma que "quienes perdonan y mantienen la corrección son recompensados por Dios" (42:40).

Sin embargo, "No corresponde que el Profeta ni los creyentes pidan perdón por los idólatras aunque se trate de sus parientes, después de que se evidenció que ellos serán castigados en el Infierno". [Corán 9:113]

En a llamada "noche del perdón" (Laylat al-Barh), que se celebra el décimo quinto día del octavo mes, Dios determina el destino de cada persona para el siguiente año. La gente se perdona los pecados mutuamente y pasa la noche en oración.

Para ser perdonado por Dios, el Corán exige tres requisitos:

1. Reconocimiento de la ofensa ante uno mismo y ante Dios 2. Proponerse no repetir la ofensa

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3. Pedir a Dios el perdón

Perdón en el ámbito jurídico[editar · editar código]

Por perdón en el ámbito jurídico pueden entenderse tres cosas bien distintas:

a) El perdón del ofendido por un delito o falta penales

b) El perdón de las deudas, técnicamente llamada "condonación"

c) El perdón de las penas concedido discrecionalmente por el Estado, por medio del

llamado "indulto"

El indulto[editar · editar código]

La facultad de castigar y perdonar se ha considerado tradicionalmente como una de las prerrogativas esenciales del soberano, y como muestra de civilización, como contraria a una carácter justiciero o vengativo del poder y como muestra de "clemencia", que evitaría añadir al mal causado por el delito el mal causado por la pena. El indulto (también conocido como perdón) es una causa de extinción de la responsabilidad penal, que supone el perdón de la pena. Lo concede un poder soberano, como un rey o jefe de estado (hoy en día lo conceden en realidad los gobiernos, aunque formalmente lo haga el Jefe del Estado en la mayoría de los países). El perdón es diferente a la amnistía, que supone renunciar a perseguir el delito; sólo puede indultarse a quien ya ha sido condenado, en cambio puede amnistiarse a quien no lo ha sido. Hoy en día, el perdón y el indulto se conceden en muchos países cuando los individuos llegan a demostrar que han pagado su deuda con la sociedad, o cuando por otras razones los encargados de concederlos entienden que son merecidos (por ejemplo cuando se sospecha un error judicial o se entiende que la ley penal por la que se condenó era injusta). El perdón es concedido por ello en ocasiones a personas a las que se ha acusado injustamente. No obstante, puesto que suele ser requisito para el indulto que el condenado o un tercero lo solicite, y la solicitud constituye implícitamente la aceptación de una falta, en ocasiones el ofrecimiento es rechazado. El indulto puede ser total (de toda la pena) o parcial. El indulto parcial supone la remisión de alguna o algunas de las penas impuestas o su conmutación por otras menos graves. A su vez puede ser general (se le concede a un tipo de criminales) o particular (a favor de una persona determinada). En España están prohibidos los indultos generales. El indulto total comprende la remisión de todas las penas a que hubiere sido condenado el reo y que aún no hubieren sido cumplidas. En Argentina, la Constitución Nacional incluye el indulto como una de las atribuciones del Presidente, en delitos sujetos a la jurisdicción federal con excepción de los casos de acusación por la Cámara de Diputados, es decir, en caso de juicio político.[6]

El perdón de deudas civiles o condonación[editar · editar código]

Perdonar a un deudor una deuda de modo gratuito es equivalente a una donación, por lo que se la denomina "condonación".

Page 42: Perdon y Budismo

El perdón del ofendido en los asuntos penales[editar · editar código]

Consideraciones generales de política criminal.[editar · editar código]

En la mayoría de los delitos (los llamados delitos "públicos" o "perseguibles de oficio", basta con que la autoridad conozca la existencia del delito para que esté obligada a perseguirlo y a castigarlo, incluso sin denuncia del ofendido y aunque el ofendido no coopere con la persecución mediante su testimonio, e incluso si el ofendido manifiesta su falta de voluntad de que se persiga el hecho. Ello se debe a que el llamado "ius puniendi" (derecho a castigar) es en el Derecho Moderno un derecho del Estado, no de los particulares, que sólo tienen derecho en su caso a denunciar, y si el correspondiente ordenamiento así lo prevé, a participar activamente como partes acusadoras en el procedimiento penal y solicitar una indemnización como víctimas. En los "delitos públicos", el perdón del ofendido no tiene efectos jurídicos, o como mucho puede equivaler a la renuncia a la exigencia de responsabilidades civiles (indemnización y/o recuperación de las cosas objeto del delito). En los delitos "semipúblicos", es precisa la denuncia del ofendido para que pueda persequirse el delito, pero el perdón de la víctima no extingue la responsabilidad penal. En los llamados "delitos privados", la denuncia del ofendido y su voluntad de que se persiga al autor se configuran como requisito imprescindible para que el Estado pueda perseguir y castigar, y el perdón del ofendido extingue la responsabilidad penal.

La regulación de los efectos del perdón del ofendido es una delicada decisión que ha de adoptar el legislativo de cada estado. Éste ha de decidir si configura cada uno de los delitos como públicos, semipúblicos o privados, y cuáles serán los efectos que consiguientemente haya de atribuirse a la concesión del perdón del ofendido o víctima del delito, y si exige o no con cara´cter general o en ciertos casos la autorización judicial del perdón como medida de precaución; igualmente ha de decidir el legislador si el perdón puede tener lugar sólo antes de que el delincuente haya sido condenado, o si los efectos del perdón pueden tener lugar también tras la condena penal. Para decidir si se otorga efectos al perdón del ofendido hay que considerar a) hasta qué punto están implicados los intereses públicos en la persecución del delito y b) hasta qué punto puede entenderse que dar efectos al perdón puede someter a la víctima a nuevas presiones del delincuente para obtener de la misma el perdón. Ejemplo: El delito de injurias es en muchas legislaciones, por ejemplo en España, un delito privado, pues se entiende que el interés fundamental de que se persigan es el del ofendido (por ello sólo se puede perseguir penalmente previa denuncia del ofendido) y dada la relativamente escasa gravedad del hecho, no es de esperar que el denunciante retire la denuncia por presiones del ofendido. En los delitos de malos tratos familiares, sin embargo, el Derecho Español ha optado (sin que falten críticas por ello) por calificarlo como delito público, de modo que el perdón de la mujer maltratada no produce efecto alguno. Se estimó que la misma, por su situación de dependencia económica, y dependencia emocional, podría no sentirse lo suficientemente libre para perdonar con entera libertad, por lo que el legislador no le atribuye efecos a su perdón (sin embargo, en la práctica forense vemos que muchas mujeres, que han denunciado a sus esposos, "retiran las denuncias" y se niegan a declarar contra sus esposos (La Ley de Enjuiciamiento Criminal española les concede eses derecho por ser esposas) cuando los ven detenidos y conocen que por su denuncia ellos podrían ser condenados a una pena de prisión y prohibición de acercamiento a la esposa,

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con los tremendos efectos familiares de tal hecho; en tales casos, la práctica forense suele archivar los asuntos - sobreseimiento provisional por falta de pruebas- siempre que no existan lesiones no pruebas distintas de la declaración de la esposa). Por ello algunas voces solicitan que las esposas maltratadas puedan ser legalmente obligadas a declarar como testigos incluso contra sus esposos; otros se oponen, afirmando que con ello se obligaría a la mismas a cometer falso testimonio para proteger a sus esposos. Otros piensan que la imposibilidad de conceder el perdón destroza familias que podrían salvarse, y que quedan destruidas si el esposo resulta ser condenado a prisión (dejando al resto de la familia sin sustento) o a una pena de alejamiento (alejamiento no querido por la esposa, que pasa a ser una víctima de la justicia en vez de ser protegida por la misma). Este ejemplo revela lo complejo de la decisión del legislador de conceder o no al perdón efectos jurídicos.

Derecho penal vigente español sobre el perdón del ofendido[editar · editar código]

(Actualizado a julio de 2012).- El art. 130 del Código Penal Español dispone que "la responsabilidad criminal se extingue (...) por el perdón del ofendido, cuando la Ley así lo prevea. El perdón deberá ser otorgado de forma expresa antes de que se haya dictado sentencia, a cuyo efecto el juez o tribunal sentenciador deberá oír al ofendido por el delito antes de citarla. En los delitos o faltas cometidos contra menores o incapacitados, los jueces tribunales, oído el Ministerio Fiscal, podrán rechazar la eficacia del perdón otrogado por los representantes de auéllos, ordenando la continuación del procedimiento, con intervención del Ministerio Fiscal, o el cumplimento de la condena. Para rechazar el perdón a que se refiere el párrafo anterior, el juez o tribunal deberá oír nuevamente al representante del menor o incapaz". El legislador, la regular con carácter general los efectos jurídicos del perdón en el Derecho Penal, exige que la concesión del perdón tenga lugar antes de la sentencia, pero posteriormente, al regular los delitos concretos, según veremos, prevé casos en los que se extinguen también las penas ya impuestas en sentencia.

Art. 191 del Código Penal: "El perdón del ofendido en delitos contra la libertad sexual no extingue la acción penal ni la responsabilidad penal". El legislador de 1995 ha cambiado la concepción tradicional de perdón en los delitos sexuales, en los que el perdón del ofendido solía extinguir toda responsabilidad. El art. 201,3 del Código Penal, que sanciona el delito de descubrimiento o revelación de secretos dispone que hace falta la denuncia del ofendido para poder perseguir tal delito, y que el perdón del ofendido extinguirá la acción penal "o la pena impuesta". El art. 215 CP. dispone qeu en los delitos de calumnia e injuria se exigirá querella del ofendido para posibilitar la persecución penal; y el culpable de calumnia o injuria "quedará exento de responsabilidad penal mediante el perdón de la persona ofendida por el delito o su representante legal". De conformidad con el art. 267 CP., en el delito de daños (por cuantía de más de 80.000 €) causados por imprudencia grave ( si no llegan a tal cuantía los daños imprudentes no son delito), se exige denuncia del ofendido como condición de perseguibilidad, y el perdón del ofendido extingue la "pena o la acción penal". Art.639: "El perdón del ofendido en las faltas perseguibles sólo a instancias de la persona agraviada" (que son la falta de injurias y vejaciones, y la falta de lesiones por imprudencia) extinguirá la acción penal o la pena impuesta".

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El Perdón en la política[editar · editar código]

Leyes de punto final[editar · editar código]

Diversos países han sufrido períodos de convulsiones sociales o de opresión dictatorial durante los que se producen graves violaciones de los derechos humanos. Restablecida la situación normal, se plantea cómo proceder con los autores de crímenes generalizados en tales situaciones excepcionales. El castigo ordinario de los culpables es en ocasiones imposible, por el gran número de responsables o porque se dejaría al país sin posibilidades de recuperación; en otras ocasiones, los criminales gozan de un cierto apoyo social o entre las fuerzas armadas, o su castigo podría producir nuevas rebeliones o el resurgimiento de movimientos terroristas. Además, en otras ocasiones, el castigo podría impedir la reconciliación entre las diversas facciones de un previo conflicto civil, y el perdón podría servir para negociar el fin de movimientos terroristas. Para tales casos se dictan la llamadas "leyes de punto final", que suponen una amnistía total o parcial (por ejemplo, perdón a los que no hayan cometido "delitos de sangre"), condicionada o no, a los autores de los delitos referidos, o prevén sanciones distintas a las ordinarias para los delitos cometidos.

Ejemplo de las anteriores, la legislación de desnazificación alemana tras la II Guerra Mundial, la "Ley de Punto Final" chilena aprobada para regular la situación posterior a la dictadura de Pinochet y las "desapariciones" (secuestros, asesinatos, rapto de menores, etc) de aquella época, la Ley de Amnistía española tras la muerte del dictador Franco (Real Decreto-ley 10/1976, de 30 de julio, sobre Amnistía, y Ley 46/1977,[7] de 15 de octubre, de Amnistía, o la Ley sudafricana dictada tras el fin del apartheid, que exige la previa confesión de los crímenes en comisiones de reconciliación nacional como requisito para el perdón, o la legislación británica relativa al proceso de paz con el IRA. En este tipo de leyes, si bien sufre la justicia en el sentido propio, importantes consideraciones de utilidad general aconsejan renunciar a la potestad sancionadora del Estado o moderarla. La legitimidad y eficacia de estas leyes es sin embargo discutible cuando son los mismos criminales quienes estando aún en el poder las dictan, con el fin de procurarse la impunidad tras la cesión o pérdida del poder (caso chileno), lo cual ha dado lugar a alguna declaración de nulidad de tales leyes.

En Argentina, la Ley 23.492 de Punto Final estableció la paralización de los procesos judiciales contra los imputados como autores penalmente responsables de haber cometido el delito complejo de desaparición forzada de personas (que involucró detenciones ilegales, torturas y homicidios agravados o asesinatos) que tuvieron lugar durante la dictadura militar del autodenominado Proceso de Reorganización Nacional de 1976–1983. Fue presentada por los diputados Juan C. Pugliese, Carlos A. Bravo y Antonio J. Macris, y promulgada el 24 de diciembre de 1986 por el presidente Raúl Alfonsín.1 El Congreso la declaró nula en 2003. La ley dictaminaba que "se extinguirá la acción penal contra toda persona que hubiere cometido delitos vinculados a la instauración de formas violentas de acción política hasta el 10 de diciembre de 1983". Dado que sancionaba la impunidad de los militares por la desaparición de varios miles de opositores y guerrilleros de izquierda (casi 9.000 según el informe del Nunca Más de 1984 y hasta unos 30.000 de acuerdo a los organismos de Derechos Humanos), fue en su momento objeto de una viva y acalorada polémica. Sólo quedaban fuera del ámbito de aplicación de la ley los casos de secuestro de

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recién nacidos, hijos de prisioneras políticas destinadas a desaparecer, que eran por lo general adoptados por militares, quienes les ocultaban su verdadera identidad biológica. La ley, junto con su complementaria, la de Obediencia debida, fueron anuladas por el Congreso Nacional en 2003. Esta anulación fue convalidada por la Corte Suprema de Justicia, que las declaró inconstitucionales el 14 de junio de 2005. Las leyes de Punto Final y Obediencia Debida, junto a los indultos realizados por Carlos Menem (1989–1990), son conocidas entre sus detractores como leyes de impunidad.[8]

En Sudáfrica, en una Ley de 1994, para sanar y curar las heridas del país entero durante los años del apartheid, estableció un organismo (Comisión para la Verdad y la Reconciliación), semejante a un tribunal de Derecho, cuyo objetivo era la reconciliación nacional. No se mencionaba en aquella norma la necesidad de lograr el perdón personal de las víctimas a sus verdugos, ni se expresaba principio religioso alguno, pero se proponía que unos y otros relatasen sus experiencias en sesiones de carácter público. Para los primeros se creó el Comité para las Violaciones de Derechos Humanos; para los segundos, el Comité de Amnistía, presididos por el arzobispo anglicano Desmond Tutu, y que contaban con otras figuras religiosas del país. Las audiencias, en la que los miembros de la Comisión estimulaban y alababan las peticiones y concesiones públicas de perdón, se retransmitieron en directo por televisión y contaron con una atención completa de todos los medios de comunicación.

Leyes de amnistía y compensación[editar · editar código]

La finalización de una dictadura precisa la creación de unas condiciones que permitan la celebración de elecciones en libertad, lo que implica la previa liberación de los presos políticos, por medio de la correspondiente legislación ad hoc.

Igualmente una vez finalizada una situación de opresión dictatorial, se plantea usualmente la cuestión de cómo compensar a las víctimas de condenas injustas impuestas por regímenes dictatoriales. Las distintas legislaciones de amnistía intentan por un lado, perdonar a los criminales cuya persecución podría perjudicar el restablecimiento de la normalidad, y por otro lado, cancelar penas, antecedentes penales u otras desventajas sufridas injustamente por personas sometidas a un régimen injusto (particularmente en relación con los llamados "delitos políticos"); así por ejemplo, en España, se extiguieron responsabilidades penales y administrativas derivadas de delitos políticos cometidos durante el franquismo, y se dictaron normas complementarias en matera de Seguridad Social, pensiones, compensaciones por situaciones injustas de prisión, etc. para compensar en parte a los perjudicados.

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La "clemencia" como muestra e instrumento del poder político.[editar · editar código]

El Emperador romano Marco Aurelio mostrando clemencia anta las tribus vencidas, Museo

Capitolino, Roma

La facultad de imponer sanciones penales ha sido históricamente una de las prerrogativas esenciales de los soberanos. Sin embargo, la facultad de perdonar, renunciando por tanto a hacer justicia, mostraba paradójicamente de un modo aún más patente el poder del soberano que la de hacer cumplir las leyes, pues a) no era una actividad reglada como la de sancionar, sino discrecional; y b) mostraba públicamente que el soberano "se podía permitir" tales actos de clemencia. Por ello, los actos públicos de clemencia han sido utilizados tradicionalmente para mostrar poder y ganarse el aprecio de los súbditos, con el fin político último de ayudar a los mandatarios a mantenerse en el poder.Rome)]]

Las peticiones de perdón de políticos o autoridades. La ética protestante y las peticiones

de perdón de los políticos en los EEUU.[editar · editar código]

"Lo siento mucho. Me he equivocado y no volverá a ocurrir". Estas once palabras pronunciadas en abril de 2012 por Juan Carlos I, Rey de España, con gesto apesadumbrado (tras ser descubierto por la prensa con su amante en una carísima cacería de elefantes en Botswana, en plena crisis económica española y siendo presidente de honor de una organización ecologista de ámbito mundial) hicieron que todos los medios llevaran a sus portadas el hecho insólito y sin precedentes entre los monarcas españoles de que uno de ellos hubiera pedido públicamente perdón.

Que los políticos o autoridades pidan perdón por hechos cometidos en el ejercicio de sus funciones o en su vida privada o empresarial es infrecuente en casi todos los países, pues se

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suele entender la petición de perdón únicamente como la humillante prueba definitiva de la culpa o el error (necesaria sólo para aplacar la ira del público contra el político o su partido, pero sin esperar que sirva para recuperar la carrera política de quien reconoce su culpa), o como explicación debida de los motivos de una dimisión, que suele retrasarse lo más posible. Que los políticos pidan perdón por sus errores es propio de democracias avanzadas con gran control público de sus actividades y conducta; pero por motivos culturales y la tradición ética protestante es particularmente frecuente en los EEUU., donde se espera ejemplaridad en los políticos también en su vida privada y que se muestren capaces de aprender de los errores y superarlos encuentra aprecio público, y donde la cultura política vigente permite al político sinceramente arrepentido esperar mayor indulgencia que en otras culturas políticas y pedir a los votantes que le den una nueva oportunidad. En los EEUU. es por ello frecuente ver a políticos y personalidades disculparse emotivamente en público por infidelidades matrimoniales, visitas a prostitutas, consumo de drogas en la juventud, etc., pudiendo obtener de tales confesiones incluso réditos políticos, al mostrarse cercanos, humanos, humildes, susceptibles de pensamientos morales, o incluso como "cristianos renacidos". La frecuencia y sinceridad con la que en el ámbito político se pide perdón en los EEUU. es un reflejo de la fecuencia y sinceridad con la que igualmente se pide perdón en privado en las sociedades del ámbito cultural protestante, en contraposición a las católicas, en las que se pide perdón a Dios en privado o a través del sacramento de la confesión.

La llamada "autocrítica" en los sistemas totalitarios.[editar · editar código]

Determinados sistemas dictatoriales han utilizado históricamente las confesiones y peticiones públicas de perdón de disidentes (obtenidas por medios coactivos y previas a su castigo ejemplar y brutal) como medida de represión política. Los casos paradigmáticos son los del estalinismo y la China maoísta. Las confesiones sirven al sistema para justificar públicamente la necesidad de represión y para propagar el terror preciso para el control social, y las peticiones públicas de perdón sirven como mucho a los detenidos para evitar la pena capital.

Véase también[editar · editar código]

• Amabilidad • Amor incondicional • Arrepentimiento • Autoreflexión • Clemencia (diosa) fue la diosa del perdón y la misericordia en la Mitología romana. • Condición humana • Compasión • contrición

Referencias[editar · editar código]

1. ↑ The Parable of the Prodigal Son in Christianity and Buddhism

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2. ↑ www.psychjourney.com (2006). «Psychjourney – Introduction to Buddhism Series» (en inglés). Consultado el 22, 07 de 2008.

3. ↑ «Abhayagiri Buddhist Monastery - Universal Loving Kindness» (2006). Consultado el 19-06-2006.

4. ↑ «Spirit of Vatican II: Buddhism – Buddhism and Forgiveness» (2006). Consultado el 19-06-2006.

5. ↑ «Abhayagiri Buddhist Monastery - Preparing for Death» (2006). Consultado el 19-06-2006.

6. ↑ Constitución de la Nación Argentina, Cap. III, "Atribuciones del Poder Ejecutivo", Art. 99 párr.5.

7. ↑ Ley 46/1977, de 15 de octubre, de amnistía 8. ↑ http://es.wikipedia.org/wiki/Ley_de_Punto_Final

Bibliografía[editar · editar código]

• Balancing the Scales of Justices with Forgiveness and Repentance, Randall J. Cecrle, 2007, ISBN 1-60266-041-7

• Radical Forgiveness: Making Room for the Miracle, Colin Tipping, 1997, ISBN 0-9704814-1-1

• Forgiving and Not Forgiving: Why Sometimes It's Better Not to Forgive, Jeanne Safer, 2000, ISBN 0-380-79471-3

• Hein, David. "Regrets Only: A Theology of Remorse." The Anglican 33, no. 4 (October 2004): 5-6.

• Hein, David. "Austin Farrer on Justification and Sanctification." The Anglican Digest 49.1 (2007): 51–54.

• Kramer, J. and Alstead D., The Guru Papers: Masks of Authoritarian Power, 1993, ISBN 1-883319-00-5

• Lampert, K.(2005); Traditions of Compassion: From Religious Duty to Social Activism. Palgrave-Macmillan; ISBN 1-4039-8527-8

• Schmidt D. (2003); The Prayer of Revenge: Forgiveness in the Face of Injustice; ISBN 0-7814-3942-6

• Toxic Parents: Overcoming Their Hurtful Legacy and Reclaiming Your Life, Susan Forward, 1990.

• The Railway Man: A POW's Searing Account of War, Brutality, and Foregiveness, Eric Lomax,

• López, Ricard. (2011). Todos los corazones son Uno. España. ISBN:978-84-9981-841-2 • Robin Casarjian. (2009). Perdonar. España. ISBN:978-84-7953-065-5

Enlaces externos[editar · editar código]

• En castellano • Un método psicológico espiritual para perdonar • [1]

• En inglés

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• "What Is Forgiveness?": an article in the TLS by Roger Scruton, December 12 2007 • Institute for Radical Forgiveness • The Campaign for Forgiveness Research, doing research and providing education on the

dynamics of forgiveness • The Fetzer Institute, doing research and providing education on the dynamics of

forgiveness • Forgiveness web • theforgivenessproject.com • "Bitterness & Vengeance vs. Gratitude & Forgiveness" from Project Worldview • A new spiritual symbol based on the hold trinity and the seven pillars of the Cross of

Forgiveness • Greater Good magazine Peace Center at berkeley.edu • Learning To Forgive Website for Director of the Stanford Forgiveness Program and leading

books on forgiveness • Apology and Forgiveness

• Wikiquote alberga frases célebres de o sobre Perdón. Wikiquote

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