peoresnada febrero qna ii

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1 el peoresnada Cooperación voluntaria El espacio del estudiante para el estudiante Ciudad Juárez, Chihuahua, México Número 2, Febrero 2015 Dirección y edición: David L. Quintana Rubio Publicación quincenal Composición Compañero de noche Juan Luis Longoria Granados Compañero de noche Vino, compañero de la noche Te mimetizas en la arena fundida Formada como casa de mujer, Me seduces como ella, Para que te tome, Para que te beba. Prostituta morena, Virgen encerrada, Te destapo y sangras, Mil deseos, Mil fervores, Mil dos noches de consumo. Me conservas tú por dentro, Y me pintas y me coses. Compañero nocturno, Compañero de noche, Femenino coraje. Te brindo mi boca, Me brindas tu fuego, Ardamos de noche Vino compañero. ¿Deseas participar? Si tienes una opinión, un fragmento de ensayo, un relato, un poema, una reflexión, que necesita salir al mun- do esta es tu oportunidad. ¿Qué re- quisito debes cumplir? Tan sólo es necesario que contactes a este correo: [email protected] y tu publicación saldrá en la siguiente edición de el peoresnada. Participa y únete a esta iniciativa puramente estudiantil. La letra capital D. Quintana He aquí el número dos de la publica- ción quincenal el peoresnada. Y su primera aparición causó muchas reac- ciones esperadas y unas pocas sorpre- sas. Me preguntaron para qué y por qué, siendo ésta última la más importante de las preguntas. ¿Para qué publicar en una iniciativa estudiantil? Es necesario cultivar las posibilida- des de expresión y organización estu- diantil y la escritura es el medio pro- puesto aquí. ¿Por qué la escritura? Escribir no es sólo un proceso mental donde las ideas se convierten en carac- teres con significado, para posterior- mente impregnar en un material con ayuda de alguna herramienta, los sím- bolos que en concreto representan di- chas ideas. No es un proceso frío. Es un acto ar- tesanal en el que despejamos el espíri- tu y nos abandonamos a los lectores desnudando la intimidad intelectual y poética que yace en cada uno. Pero, ¿para qué desnudar aquella parte íntima de nosotros? La respues- ta aquí es más seca y breve: porque es necesario y es una necesidad, tal vez no de todos, usar las palabras para cultivar el espíritu y el intelecto propio y el ajeno. En este segundo número, Juan Lon- goria se convierte en el segundo estu- diante en utilizar este espacio y lo ha- ce con su poema “Compañero de no- che”. También está la segunda parte de “El tramo infinito” en la sección de Narrativa y se reseña la película “Güeros” en la sección Metraje. Ade- más se estrena aquí la sección de Apuntes y notas con una reflexión de una clase de historia. Apuntes y Notas Superar las modas. D. Quintana La semana pasada, sin haber ini- ciado la clase, el debate ya había comenzado. El pleito ameritaba mucha polémica: ¿el marxismo ha sido superado? Esa fue la chispa y la explosión vino cuando se planteó la cuestión de las ideas de la moda y de la su- peración de las ideas. En una clase, semestres anteriores, participé en una discución acerca de las ideas, las modas y la vigencia. Y en aquella ocasión me quedó claro que las modas pasan y son sustituidas por otras, sin embargo eso no com- promete necesariamente su vigen- cia (entendida ésta, como asociada a su utilidad o capacidad para abordar y explicar la realidad). Una idea pierde su vigencia cuando aparecen críticos que denuncian fallas en su estructura lógica, cu- ando su capacidad explicativa se reduce o se anula. Desde la perspectiva de aquella clase, parecía tener sentido la posi- bilidad de ”superar” las ideas, sin embargo, se plantearón cuestiones espinosas al respecto. Si el marxismo ha sufrido de ma- las lecturas, interpretaciones demasiado libres o convencieras, además de padecer de asociaciones a posturas políticas específicas que tiene razón de ser en la ignorancia del pensamiento de Marx; ¿sería justo emitir un juicio de tal en- vergadura? Y si fuse justo, ¿quién tendría autoridad para emitir semejante evaluación del marxismo?

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Publicación variada estudiantil

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  • 1

    el peoresnada

    Cooperacin voluntaria

    El espacio del estudiante para el estudiante

    Ciudad Jurez, Chihuahua, Mxico Nmero 2, Febrero 2015 Direccin y edicin: David L. Quintana Rubio

    Publicacin quincenal

    Composicin

    Compaero de noche Juan Luis Longoria Granados

    Compaero de noche

    Vino, compaero de la noche

    Te mimetizas en la arena fundida

    Formada como casa de mujer,

    Me seduces como ella,

    Para que te tome,

    Para que te beba.

    Prostituta morena,

    Virgen encerrada,

    Te destapo y sangras,

    Mil deseos,

    Mil fervores,

    Mil dos noches de consumo.

    Me conservas t por dentro,

    Y me pintas

    y me coses.

    Compaero nocturno,

    Compaero de noche,

    Femenino coraje.

    Te brindo mi boca,

    Me brindas tu fuego,

    Ardamos de noche

    Vino compaero.

    Deseas participar?

    Si tienes una opinin, un fragmento

    de ensayo, un relato, un poema, una

    reflexin, que necesita salir al mun-

    do esta es tu oportunidad. Qu re-

    quisito debes cumplir?

    Tan slo es necesario que contactes

    a este correo:

    [email protected] y tu

    publicacin saldr en la siguiente

    edicin de el peoresnada. Participa

    y nete a esta iniciativa puramente

    estudiantil.

    La letra capital D. Quintana

    He aqu el nmero dos de la publica-

    cin quincenal el peoresnada. Y su

    primera aparicin caus muchas reac-

    ciones esperadas y unas pocas sorpre-

    sas.

    Me preguntaron para qu y por qu,

    siendo sta ltima la ms importante

    de las preguntas. Para qu publicar

    en una iniciativa estudiantil?

    Es necesario cultivar las posibilida-

    des de expresin y organizacin estu-

    diantil y la escritura es el medio pro-

    puesto aqu.

    Por qu la escritura?

    Escribir no es slo un proceso mental

    donde las ideas se convierten en carac-

    teres con significado, para posterior-

    mente impregnar en un material con

    ayuda de alguna herramienta, los sm-

    bolos que en concreto representan di-

    chas ideas.

    No es un proceso fro. Es un acto ar-

    tesanal en el que despejamos el espri-

    tu y nos abandonamos a los lectores

    desnudando la intimidad intelectual y

    potica que yace en cada uno.

    Pero, para qu desnudar aquella

    parte ntima de nosotros? La respues-

    ta aqu es ms seca y breve: porque es

    necesario y es una necesidad, tal vez

    no de todos, usar las palabras para

    cultivar el espritu y el intelecto propio

    y el ajeno.

    En este segundo nmero, Juan Lon-

    goria se convierte en el segundo estu-

    diante en utilizar este espacio y lo ha-

    ce con su poema Compaero de no-che.

    Tambin est la segunda parte de

    El tramo infinito en la seccin de Narrativa y se resea la pelcula

    Geros en la seccin Metraje. Ade-ms se estrena aqu la seccin de

    Apuntes y notas con una reflexin de

    una clase de historia.

    Apuntes y Notas

    Superar las modas. D. Quintana

    La semana pasada, sin haber ini-

    ciado la clase, el debate ya haba

    comenzado. El pleito ameritaba

    mucha polmica: el marxismo ha

    sido superado?

    Esa fue la chispa y la explosin

    vino cuando se plante la cuestin

    de las ideas de la moda y de la su-

    peracin de las ideas. En una clase,

    semestres anteriores, particip en

    una discucin acerca de las ideas,

    las modas y la vigencia. Y en

    aquella ocasin me qued claro que

    las modas pasan y son sustituidas

    por otras, sin embargo eso no com-

    promete necesariamente su vigen-

    cia (entendida sta, como asociada

    a su utilidad o capacidad para

    abordar y explicar la realidad).

    Una idea pierde su vigencia cuando

    aparecen crticos que denuncian

    fallas en su estructura lgica, cu-

    ando su capacidad explicativa se

    reduce o se anula.

    Desde la perspectiva de aquella

    clase, pareca tener sentido la posi-

    bilidad de superar las ideas, sin embargo, se plantearn cuestiones

    espinosas al respecto.

    Si el marxismo ha sufrido de ma-

    las lecturas, interpretaciones

    demasiado libres o convencieras,

    adems de padecer de asociaciones

    a posturas polticas especficas que

    tiene razn de ser en la ignorancia

    del pensamiento de Marx; sera

    justo emitir un juicio de tal en-

    vergadura?

    Y si fuse justo, quin tendra

    autoridad para emitir semejante

    evaluacin del marxismo?

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    Narrativa

    El Tramo Infinito

    (Segunda parte) D. Quintana

    scar trata de entender lo

    que ocurre. Pero no puede

    explicar el estar perdido.

    Ya ha pasado ocho veces el

    mismo sealamiento de

    curva peligrosa y comienza

    a memorizar el tramo que

    parece repetirse. Una curva

    a la derecha, una a la iz-

    quierda, pasa un retorno y

    devuelta al sealamiento

    de curva peligrosa. Est

    por pasar una hora desde

    que comenz a notar el D-

    j vu y resuelve que no

    puede seguir igual.

    Toma una decisin y opta

    por detenerse y avanzar en

    sentido contrario. Pero lo

    nico que consigui fue

    sentir un escalofro intenso

    y atroz que le recorri cada

    fibra sensible de su cuerpo.

    Quit el pie del acelera-

    dor, quit las manos del

    volante, retir las llaves del

    orificio, puso la palanca de

    cambio en la posicin P. Y el auto no slo no reaccio-

    naba, sino que continuaba

    avanzando, a la misma ve-

    locidad, con los faros encen-

    didos, a 93 kilmetros por

    hora. El tramo se repeta

    una y otra vez, cual pelcu-

    la rebobinada.

    scar piso a fondo el pe-

    dal de freno y el tablero

    enloqueci por completo.

    Las agujas de todos los ins-

    trumentos comenzaron a

    moverse de manera aleato-

    ria y catica. Decidi

    arriesgarse y usar el freno

    de mano sin importar la

    alta velocidad. Pero la pa-

    lanca tuvo tanto efecto co-

    mo cualquiera de los otros

    intentos. Su cuerpo se ten-

    sa, su cabeza est al borde

    de la desesperacin y una

    lagrima cae en su mano

    derecha advirtiendo la per-

    dicin.

    Pero scar es un escpti-

    co. Su vida es su trabajo, su

    esposa, sus hobbies y l no

    da crdito a lo que ocurre.

    l est soando y no le ca-

    be la menor duda. La reali-

    dad no se distorsiona de

    esta manera, ni de ninguna

    otra forma. Est convenci-

    do de que la vida real es

    aburrida pero segura. Y

    que lo nico que pas es

    que no recuerda el haberse

    quedado dormido. En los

    sueos la incredulidad des-

    truye el grueso umbral que

    no permite que la realidad

    se revuelva con los deseos

    profundos, con las aspira-

    ciones y con el verdadero

    ser. Su vida no corre peli-

    gro y mucho menos su esti-

    lo de vida. scar recoge los

    pies y baja el respaldo.

    Eso s funciona como

    debera Piensa en voz alta.

    Mira su reloj digital que

    muestra lo mismo que el

    odmetro digital del table-

    ro: un montn de smbolos

    aleatorios ilegibles que no

    parecen seguir un ritmo ni

    secuencia comprensible.

    scar sin temor alguno,

    se recuesta y comienza a

    contar los sealamientos

    repetidos en sustituto de

    las poco efectivas ovejas.

    Un estremecimiento le

    hace levantar uno de los

    prpados. Y ve ante s el

    televisor de 40 pulgadas

    sobre el estante de madera

    mal pulido. Est de vuelta

    en su hogar, muy lejos de

    aquella retorcida imitacin

    de la realidad que decidi

    hacer su imaginacin. El

    abanico del techo gira a

    gran velocidad.

    Lluvia est a su lado, dor-

    mida, inerte y envuelta en

    una sbana verde que cu-

    bre justo las curvas que

    esculpen su cuerpo trigue-

    o y delgado; cuerpo que

    intenta ser apreciado por

    scar, pero decide disfrutar

    del momento de alivio y paz

    que sabra que llegara en

    algn momento.

    El sol penetra con dificul-

    tad en la habitacin, atra-

    vesando torpemente las

    gruesas cortinas color caf.

    Un rayo de sol ilumina la

    cara de Lluvia. scar en-

    tonces recuerda que hay

    cosas que hacer. Hay im-

    puestos que pagar, hay loza

    rota que sustituir, hay uni-

    forme que preparar para el

    trabajo y comida que coci-

    nar y compartir con Lluvia.

    Retira la sbana que le

    cubre y ve que tiene la mis-

    ma ropa puesta cuando co-

    menz el viaje de regreso

    de las vacaciones. Inmvil

    observa que la televisin se

    enciende y despus de unos

    pocos instantes de esttica

    ve en la pantalla el para-

    brisas del auto. Ya empa-

    ado y dejando a la vista y

    a duras penas el mismo

    tramo: la curva a la dere-

    cha, la curva a la izquierda,

    el retorno y el maldito se-

    alamiento de curva peli-

    grosa, por vigsima vez.

    An sin moverse por cobar-

    da y ansiedad, cierra los

    prpados con toda la fuerza

    que puede y al abrirlos se

    encontraba de nueva cuen-

    ta en el asiento de la camio-

    neta, el tablero sigue igual

    de catico, al velocidad pa-

    rece ser la misma, lo nico

    distinto es que todos los

    vidrios estn completamen-

    te empaados, no se poda

    ver nada.

    El sueo haba terminado

    y la pesadilla era real y

    apenas haba comenzado.

    Continuar

    Metraje

    Geros D. Quintana

    Pelcula mexicana dirigida

    por Alonso Ruizpalacios y

    rodada en 2014 es un es-

    fuerzo por decir lo que los

    citadinos sabemos, pero no

    decimos. Vivimos encerra-

    dos entre concretos y din-

    micas siempre ms all de

    nuestro alcance, a veces

    cmodos pero siempre insa-

    tisfechos. El largometraje

    protagonizado por Tenoch

    Huerta, Leonardo Ortiz-

    gris, Sebastin Aguirre

    e Ilse Salas, pone de inme-

    diato sobre la mesa el con-

    flicto principal de la pelcu-

    la: hay dos maneras de li-

    diar con los problemas

    reales, esos que ponen el

    reflector sobre nosotros y

    nos hace dudar de nuestro

    porvenir; una es encarn-

    dolos y otra es concentran-

    do la atencin y los esfuer-

    zos en hacer cosas que no

    tienen importancia, pero

    que matan el no tan valio-

    so tiempo.

    En su primer largometra-

    je, Ruizpalacios toma deci-

    siones sobre la foto, el soni-

    do y la edicin que vuelven

    a la pelcula interesante de

    ver aunque percib que te-

    na la clara intencin de no

    dejar participar al especta-

    dor en la obra, an cuando

    los actores rompen la cuar-

    ta pared para hacerse una

    auto referencia y una crti-

    ca a s mismos y al cine

    mexicano o sobre Mxico.

    La vida urbana es el te-

    ma central de la cinta, por

    lo que se explotan esas par-

    ticularidades de la vida en

    las ciudades: los barrios, la

    superficialidad, el azar, las

    personas, sus historias, el

    desconocimiento de ambas,

    las incertidumbres, las in-

    satisfacciones personales y

    colectivas, la frustracin, el

    estrs y una carencia de

    objetivos y de disciplina

    para conseguirlos, la espon-

    taneidad, entre otras cosas

    ms. Es una cinta que cala

    hondo por su simpleza. As

    de simples somos?